ALEGATO de ELVIO ZANOTTI I- Que en mi carácter de representante, apoderado conjuntamente con la Dra. Lyllan Luque, de la Sra. Artemia Myriam FUNES y por la participación acordada como querellante en estos autos caratulados “VIDELA JORGE RAFAEL Y OTROS p.ss.aa. Imposición de tormentos agravados y homicidio calificado, de los que resultara víctima Jose Cristian FUNES, vengo en esta oportunidad prevista por el art. 393 del CPPN, a formular las conclusiones finales: II- Imputados: Los imputados que acusamos son: 1- VIDELA JORGE RAFAEL. Ya filiado en autos, quien se desempeñaba como comandante general del ejercito y presidente de la nación. 2- MENENDEZ LUCIANO BENJAMIN. Ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como Comandante del III Cuerpo del Ejército y Comandante del Área 311, con el grado de General de División. 3- MELI, VICENTE, ya filiado en autos, quién desde el 21 de junio de 1976 era el Jefe del Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con el grado de Coronel. 4 -PONCET, MAURICIO CARLOS, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como miembro del Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G1 a cargo de Personal. 5- FIERRO, RAÚL EDUARDO, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como miembro del Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G2 a cargo de Inteligencia. 6- GONZÁLEZ NAVARRO, JORGE, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como miembro del Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G5 a cargo de Asuntos Civiles. 7- PINO CANO, VÍCTOR, ya filiado, quien con el grado de Teniente Coronel, ejercía la jefatura del Regimiento de Infantería Aerotransportada 2 de la 4º Brigada con el grado de Teniente Coronel, excepción hecha del período que va del 4/5/76 al 27/7/76. 8- HUBER EMILIO JUAN, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como Jefe de la Compañía de Policía Militar 141 con el grado de Mayor. 9- ALSINA, GUSTAVO ADOLFO, ya filiado, quien al momento de los hechos se desempeñaba como Teniente a cargo de una Sección de la Compañía de la Policía Militar 141. Cumplió funciones de custodia en la UP1. 10- MONES RUÍZ, ENRIQUE PEDRO, ya filiado, quien al momento de los hechos se desempeñaba como Teniente en una sección de la Compañía Comando del Regimiento de Infantería Aerotransportada 2 General Balcarce. Cumplió funciones de custodia en la UP1. 11- PÉREZ, CARLOS HIBAR, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos se desempeñaba como Cabo 1º y prestaba servicios en la Compañía de Policía Militar 141 y cumplió funciones en la UP1. 12- PAREDES, JOSÉ ANTONIO, ya filiado, quien al momento de los hechos revistaba como Cabo 1º y prestaba servicios en la Compañía de Policía Militar 141 y cumplió funciones en la UP1. 13- PÉREZ, MIGUEL ÁNGEL, ya filiado en autos, quien al momento de los hechos revistaba como Cabo del Regimiento de Infantería Aerotransportada II General Balcarce y cumplió funciones en la UP1. III ANTECEDENTES Con el fin de comprender y contextualizar los hechos que están siendo objeto de esta acusación, se describirá en primer lugar los caracteres generales del Terrorismo de Estado preparado antes e instaurado durante la última dictadura militar, destacando especialmente la estructura operativa implementada a los fines de lo que dio en llamarse como la “lucha contra la subversión”. En segundo lugar se hará referencia en particular a los hechos que fuera víctima José Cristian Funes, individualizados con las exigencias previstas en nuestro Código Procesal y nominados como Hecho Tercero y Hecho Séptimo. El Dr. Fresneda desarrollará también parte del contexto general y específicamente todo lo referente a lo relacionado con los hechos y la estructura y funcionamiento de la UNIDAD PENITENCIARIA Nº 1 de la Provincia de Córdoba en el marco del plan estatal sistemático y represivo, que en lo pertinente adherimos y que se deberá tener como parte integrante de esta querella. Posteriormente la Dra. Luque desarrollará la valoración de la prueba en relación a la existencia material de los hechos, la participación punible que en ellos han tenido los imputados, como asimismo las especificaciones respecto a la participación criminal por dominio del hecho en un aparato organizado de poder con sus características específicas. Para culminar, argumentará en relación a la calificación legal de los hechos que estimamos probados con certeza y los respectivos pedidos de condena. Todo ello correlacionado con la exposición del Dr. Oroz que en lo pertinente adherimos. 3-1. EL TERRORISMO DE ESTADO INSTAURADO POR EL AUTODENOMINADO "PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL”. Como es público y notorio, el 24 de marzo de 1976, mediante un hecho de violencia institucional, la Junta Militar integrada por los comandantes de las tres armas, Videla, Massera y Agosti, usurpó la conducción del Estado argentino y Videla fue designado Presidente Sus miembros, creídos que eran la nación dentro de la nación, dominados por el fundamentalismo, llamaron al golpe de Estado, Proceso de Reorganización Nacional. Su denominación es claramente indicativa de su propósito: querían cambiar toda la Nación según su propio modelo social, cultural, económico y jurídico que definían como "occidental y cristiano" según la proclama que emitieron y con el método de la fuerza que no dijeron. Fuerzas armadas asaltaron el poder y pretendieron militarizar la sociedad toda. Convirtieron al país en una guarnición y al Estado en un cuartel. Y esto no es una metáfora. Fábricas, colegios, universidades, sindicatos, asociaciones, etc. fueron intervenidos y ocupados por los uniformados. La dictadura disolvió todos los órganos del poder legislativo tanto nacionales como provinciales, se removieron a los miembros de la Corte Suprema de la Nación, al Procurador General de la Nación, y a los integrantes de los Tribunales Superiores de Justicia provinciales y se declaró en comisión a todos los jueces a la par que gran cantidad eran cesanteados. Todos los gobernadores fueron reemplazados por militares. Los empleados judiciales y los empleados públicos podían ser despedidos por razones de “seguridad” y a todos los trabajadores se le suspendió el derecho de huelga y la protección de sus sindicatos. Además directamente prohibieron numerosos partidos políticos y suspendieron las actividades de todos los restantes y de casi toda forma de organización de la sociedad civil, centros de estudiantes, centros vecinales, gremiales y de profesionales. Dirigentes políticos –la propia ex presidente- y gremiales fueron encarcelados y confinados. Se suspendió el derecho de opción y luego se lo reglamentó de tal modo que se tornó casi inexistente. La opción era de ellos, no del afectado y en muchos casos su uso fue deliberadamente dispuesto para personas que terminaron siendo asesinados. La pena de muerte se extendió como si fuera una panacea. Sin embargo nunca fue aplicada legalmente. Se censuró la radio, el cine, la televisión, la educación, la ciencia y se retrotrajo al país – uno de lo más cultos de Sudaméricaal medioevo: se creó un index de libros, obras, autores y artistas prohibidos. Las famosas listas negras. Para que no quedaran dudas el imputado Menéndez quemó públicamente innumerables libros. Los ciudadanos en el ámbito privado de su hogar se veían obligados a meditar sobre la conveniencia de suprimir de la biblioteca, por ejemplo, el libro de ensayo “Sobre el cubismo”, ante la eventual dificultad de explicar a la autoridad militar, la diferencia entre un movimiento artístico que encabezó el español Pablo Picasso, con el movimiento revolucionario que encabezó el cubano Fidel Castro. Se clausuraron diarios y se censuró la prensa hasta el abuso del eufemismo: verbigracia para mencionar un grupo guerrillero había que decir Organización terrorista declarada ilegal en 1º o Segundo Término. Para que no quedaran dudas el comunicado nº 19 del 24 de marzo de 1976 estableció el delito de prensa y de opinión: “Será reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el que por cualquier medio divulgare, difundiere o propagase comunicados o imágenes provenientes o atribuidos a asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados a actividades subversivas o al terrorismo. “Será reprimido con reclusión de hasta diez años el que por cualquier medio divulgare, difundiere o propagase noticias, comunicados o imágenes con el propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de las fuerzas armadas, de seguridad o policiales. El terror se hizo real en la sociedad y conceptual en los medios de propaganda del régimen. Sabe Ud. donde está su hijo ahora? se inquiría desde la publicidad oficial y se pregonaba ”El silencio es salud”. La sociedad argentina quedó regida por esperpentos seudojurídicos: 1) El Acta para el Proceso de Reorganización Nacional, conocida oficialmente el 29 de marzo de 1976, por la que se formaliza la Junta Militar, integrada por los Comandantes en Jefe de cada arma, la que asume el Poder Político de la república. 2) El Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional del 31 de marzo de 1976 que establecía normas fundamentales a las que se debía ajustar el Gobierno de la Nación en cuanto a la estructura de los Poderes del Estado. 3) El Acta del 31 de marzo de 1976 que fija el propósito y los objetivos básicos del Proceso de Reorganización Nacional entre los cuales se incluye "erradicar la subversión". El sustento doctrinario del régimen instaurado por los comandantes, fue buscado inicialmente, en la llamada Escuela Francesa, cuyos conceptos surgen de las experiencias militares en las colonias francesas de Indochina y Argelia en los años 40 y 50 – o sea en Asia y Africa- y que se expresan como "Guerra Total" o guerra moderna y finalmente, como guerra contrarrevolucionaria. El aporte de dicha escuela es no sólo técnica (la división del territorio en zonas y áreas, la tortura como método de obtención de información y degradación y el asesinato clandestino para no dejar huellas) sino dogmática: se trata de una lucha entre el bien y el mal. El peligro inminente es el comunismo ateo que tiende a “socavar los fundamentos de la civilización Cristiana” y “niega toda jerarquía y toda autoridad establecidas por Dios”. Ya que se fueron tan atrás y tan lejos bien pudieron abrevar en un clásico que se enseña en todas las academias militares: El arte de la Guerra del general chino Sun Tzu que tiene una antigüedad de 2.500 años: Allí establece los factores fundamentales para la guerra y pone la doctrina al último precisamente para que ésta no enceguezca al comandante. Y las virtudes de éste están antes que la doctrina: Así dice: “Las cualidades del comandante son la sabiduría, la sinceridad, la benevolencia, el coraje y el carácter estricto” Salvo el último… Aquel sustento francés, fue complementado por la denominada "Doctrina de la Seguridad Nacional". Inspirada en la política exterior de los Estados Unidos tendía a que las fuerzas armadas de los países de América latina se dedicaran exclusivamente a preservar el orden interno, combatiendo aquellas ideologías, organizaciones o movimientos que, dentro de cada país, pudieran favorecer o apoyar al comunismo en el contexto de la Guerra Fría, legitimando la toma del poder por parte de las fuerzas armadas y la violación sistemática de los derechos humanos. La misma Iglesia Católica se vio obligada referirse a ella con una precisión inusual, aunque bastante tardíamente: recién en 1979 en el Documento de Puebla, realizado bajo la guía del Papa Juan Pablo II, se expresaba en los siguientes términos: “En los últimos años se afianza en nuestro continente la llamada «Doctrina de la seguridad nacional», que es, de hecho, más una ideología que una doctrina. Está vinculada a un determinado modelo económico-político, de características elitistas y verticalistas que suprime la participación amplia del pueblo en las decisiones políticas. Pretende incluso justificarse en ciertos países de América Latina como doctrina defensora de la civilización occidental y cristiana. Desarrolla un sistema represivo, en concordancia con su concepto de «guerra permanente». En algunos casos expresa una clara intencionalidad de protagonismo geopolítico. Con dichas doctrinas combinadas se produjo una desviación de la idea militar de defensa frente a un hipotético enemigo exterior, hacia el concepto de "enemigo interior" y se estableció el laxo, ambiguo e indeterminado concepto de subversión. IMAGEN LA NACION VIDELA pag. 149 Videla, el 8 de setiembre de 1976, ratificaba la extensión omnicomprensiva del concepto: “dijo que la subversión no se agota en el campo militar. Tiene también una dimensión política, económica, social y cultural. Así, la heterogeneidad de los grupos considerados como una amenaza se extendió a militantes universitarios, sacerdotes tercermundistas, trabajadores, delegados gremiales, maestros de escuela, militantes políticos y sociales, entre otros. A los “subversivos” los llamaban delincuentes pero no les aplicaban la ley. Hablaban de guerra pero se negaban a emplear las convenciones de Ginebra. Se pusieron al margen de la ley y por encima de la ley. La única ley que respetaron era un sarcasmo, la ley de fuga, no era ley ni era fuga, que como bien dijo la Dra. Sanchez. Tan al margen de la ley, Sr. Presidente, que fue una globalización de la ilicitud. Además de los graves hechos de tormentos calificados, tormentos seguidos de muerte y homicidios calificados que se le imputan formalmente en este juicio, un rápido examen de algunos testimonios, permiten señalar hechos que prima facie configurarían alguno de los siguientes delitos: Malversación de caudales públicos cuando reducen las raciones Omisión de denuncia en el caso de Molina. Falsedad ideológica en los comunicados Prevaricato: en el caso de los juzgados militares Hurto: cuando Alsina se queda con un libro de un detenido. Robo: innumerables de la policía y en el caso de Funes por parte del Ejército Abusos sexuales como en el caso de Galarraga Violación: en el caso de Muñoz Incumplimiento de los deberes de funcionario público. Violación de domicilio: innumerables Privación ilegítima de la libertad. innumerables Lesiones, lesiones graves, lesiones gravísimas. Amenazas Abuso de autoridad Usurpación de títulos y honores cuando fingían un grado mayor Daño cuando destruían muebles y propiedades Abuso de armas Injurias Encubrimiento Y siguen las firmas Pero también se pusieron por arriba de la ley: pretendieron cabalgar sobre el derecho interno y el derecho internacional. Sobre el derecho militar y el derecho civil. Sobre todo derecho. Es escalofriante escuchar 65 años después, la misma frase: en este lugar está prohibido todo. La primera vez la recordó de un carcelero Primo Levi ( Primo Levi si esto es un hombre pag.31) sobreviviente de Auschwitz. La segunda la pronunció este año de 2010 un testigo en este juicio, en referencia a la UP1. El 30 de marzo de 1976 en un mensaje por radio y televisión, Videla dijo que su asunción como Presidente, “era para asegurar la protección de los derechos naturales”. Aunque seguramente no lo sabe, el discurso remite por lo similar al que los atenienses dirigieron a los melios, los habitantes de una pequeña isla que habían tenido la desventurada idea de no alinearse con la poderosa Atenas. En adelante -establecieron los embajadores del estado ateniense- las relaciones entre nosotros no se regirán por la convención que es ley entre iguales, sino por la ley de la naturaleza. Los isleños preguntaron ¿Cuál es esa ley? Lo sabéis muy bien, es ley de la naturaleza que el cordero sea devorado por el lobo” El episodio está narrado en Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso. Libro V Videla, el mismo que antes del golpe había anunciado: “En Argentina, deberán morir todas las personas que sean necesarias para restaurar la paz en el país (La opinión, del 24 de octubre de 1975). Un lobo con piel de cordero. OCULTAMIENTO E IMPUNIDAD Las operaciones de acción sicológica ( Directiva 1/75, Directiva 404/75, Reglamento RC-9-1) habían construido del dúo Videla-Menéndez la versión militar del policía bueno y el policía malo, el moderado y el duro. Ambos coincidían en lo esencial: la represión absoluta Y SIN LÍMITES de la subversión. IMAGEN CLARIN PAG. 121 En la imagen del 23 de abril de 1976, se observa a Videla en Córdoba -en uniforme de combate- junto a Menéndez. El epígrafe dice: Videla se reunió con jefes y oficiales del III Cuerpo y aseguró que seguirá siendo prioritaria la lucha contra la subversión cualquiera sea la forma que ella adopte y que será llevada a cabo con la máxima energía en todos los terrenos. Sus subordinados entendieron el concepto de máxima energía en todos los terrenos: Una semana después, el 30 de abril asesinaron en la D2 a Daniel Eduardo Bártoli, María Eugenia Irazusta y Víctor Hugo Chiavarini Como parte también de esa acción sicológica –tan luego ellos que renegaban de Freud- el gobierno que encabezaba Videla forzó una serie de contactos con publicitarios y personalidades de la cultura, del deporte, etc. IMAGEN LA NACION PAG. 125 EN LA PANTALLA SE PUEDE OBSERVAR a Sábato y Borges quiénes tuvieron incluso algunas palabras de comprensión para el recién advenido Presidente. Años después Ernesto Sábato terminó presidiendo nada menos que la CONADEP que denunció y acreditó los delitos horrendos de Videla y Cía. Jorge Luis Borges insospechado de izquierdismo, luego de concurrir ya en 1985 a una audiencia del juicio a las juntas, definió el método criminal en cinco palabras. Se comieron a los caníbales. Los dictadores olvidaron la frase de Abraham Lincoln que recordó Winston Churchill ante el avance del nazismo: Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo; pero no se puede engañar a todos todo el tiempo". Las denuncias de las terribles violaciones a los derechos humanos, fue llamada campaña antiargentina y desde el Ministerio del Interior de la presidencia de Videla, se imprimieron 250.000 obleas con la leyenda Los argentinos somos derechos y humanos” estimulando su pegatina en vidrieras y automóviles. Esa perversión de los hechos y del lenguaje era producto de la concepción de la llamada acción sicológica. Al agonizar el proceso sancionaron la LEY 22.924 de autoamnistía y mandaron quemar todo lo referido a la lucha antisubversiva. En la democracia, juzgadas las cúpulas comenzaron las presiones al Ministro de Defensa y al gobierno, que primero diò instrucciones a los fiscales, luego el Congreso sancionó la Ley de Punto final y no conformes se sublevaron en Semana Santa, levantamiento que contó con la participación destacada de uno los aquí imputados y con la sanción de la ley de obediencia debida y los indultos, el círculo de la impunidad parecía anudado. Para implementar ese sistema de terror, Desconocieron las mejores tradiciones de su Institución. Durante mucho tiempo en el Ejército, en el momento simbólico de la entrega del sable se les recordaba a sus integrantes el compromiso escrito en las hojas de los aceros toledanos que rezaba: "No me saques sin razón, ni me envaines sin honor" ¿Hay acaso honor en clavarle, literalmente, un puñal por la espalda a un detenido inerme y despreocupado como en el caso de Birt. ¿Hay acaso honor en pasarle el filo del cuchillo de paracaidista sobre las heridas del detenido Sgandurra. ¿Hay acaso honor en introducirle la vaina de un cuchillo en la vagina a una detenida? ¿Hay razón en las vejaciones, los tormentos, en los asesinatos a sangre fría de una persona caída como Bauduco, estaqueada, como Moukarzel, totalmente indefensas como el resto de los asesinados? IMAGEN FOTO DE MENENDEZ Hay acaso razón alguna en el rostro extraviado por el odio de quién lo empuña?. NO, NI RAZON NI HONOR. También Desconocieron normas primordiales que dieron sentido y fundaron a nuestra nación: Al año siguiente de la revolución de Mayo, el 23 de noviembre de 1811 se sancionó el Decreto de seguridad individual. Decía en su Art. 5 : Ningún reo estará incomunicado después de su confesión y nunca podrá dilatarse más allá del término de diez días. Y en el Art. 6: Siendo las cárceles para seguridad y no para castigo de los reos, toda medida que, a pretexto de precaución, sólo sirva para mortificarlos, será castigada rigurosamente. Este texto se mantuvo en casi todas las constituciones, proyectos y reglamentos posteriores y fue el antecedente directo del Art. 18 de la Const. Nac..- Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice. Da vergüenza retrospectiva recordar este artículo ADEMAS, Desconocieron y Renegaron de las enseñanzas de sus hombres más preclaros: Durante la permanencia de Belgrano en el Alto Perú, tomóse prisionero en Santa Cruz de la Sierra al coronel español Antonio LANDÍVAR. Había sido éste uno de los agentes más despiadados de las venganzas de Goyeneche, y en consecuencia el GENERAL le mandó formar causa “no por haber militado con el enemigo en contra de nuestro sistema (dice en su auto) sino por las muertes, robos, incendios, saqueos, violencias, extorsiones y demás excesos que hubiese cometido contra el derecho de la guerra”. Reconocidos los sitios en que se cometieron los excesos y levantaron los cadalsos por orden de Landívar, se comprobó la ejecución de 54 prisioneros de guerra cuyas cabezas y brazos habían sido cortados y clavados en las columnas miliarias (mil pasos) de los caminos. El acusado declaró que sólo había ajusticiado 33 individuos contra todo derecho, alegando en su descargo haber procedido así por órdenes terminantes de Goyeneche, las que exhibió originales. En vista de esos descargos, la defensa fue hecha con toda libertad y energía por un oficial de Granaderos a Caballo, quién refutó con argumentos vigorosos las conclusiones del fiscal de la causa, invocando el principio de fidelidad que debía a sus banderas aún cuando fuesen enemigas, y la inviolable obediencia de los prisioneros de guerra. Tal es la causa que con sentencia de muerte fue elevada al General el 15 de Enero de 1813, y que él con la misma fecha mandó ejecutar inscribiendo de su puño y letra “Cúmplase”. … El General escribía al gobierno: Aseguro a V. E. que a pesar del horror que tengo a derramar la sangre de mis semejantes, estoy altamente convencido que ya es de absoluta necesidad el hacer un ejemplar de esta clase. Los enemigos se creen autorizados para exterminar hasta la raza de los revolucionarios, sin otro crimen que reclamar estos, los derechos que ellos le tienen usurpados. Nos hacen la guerra sin respetar en nosotros el sagrado derecho de las gentes y no se embarazan en derramar a torrentes la sangre de los infelices americanos... Sigue el autor del libro: “Este grito vibrante del criollo americano debía resonar por largos años en los campos de Salta, y repercutir en las montañas del Alto Perú obligando a los antiguos amos a reconocer a los partidarios como a soldados regulares y a tratar a los revolucionarios como a individuos amparados por el derecho de gentes. Obviamente, el general que mandó a fusilar al criminal español -coronel Landívar, es el criollo americano General José de San Martín, quién reemplazaba al mando de ese Ejército, al abogado Manuel Belgrano, también general, por exigencia de la patria. Y es obvio también que ese Ejército era el Ejército del Norte. Me acongoja decir la última obviedad, quizás no tan conocida. El III Cuerpo de Ejército se llama Ejército del Norte, el Cuerpo que debió ser el continuador de las glorias de aquel y garante de su libertad y por el contrario fue el que sin respetar en nosotros el sagrado derecho de las gentes, derramó a torrentes la sangre de los infelices americanos... Tengo para mí Sres. Jueces, que San Martín los hubiera fusilado, los hubiera fusilado. Afortunadamente, ya no hay pena de muerte, este es un Tribunal civil y San Martín descansa en paz, sin haber derramado sangre de sus compatriotas. El autor del libro es nada menos que otro general y también presidente, Bartolomé Mitre. La obra fue escrita en 1887 y se ha enseñado durante décadas en los institutos militares y es el clásico “Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana.” Esta edición es del año 1950, cuando se cumplían 100 años de la muerte del Libertador. Debo hacer una salvedad: Es seguro que en la fecha de la sentencia hay un mínimo error de imprenta en el año: se trata sin duda de 1814, del 15 de enero de 1814 y no de 1813 como se lee en el texto. Pero lo que resulta inmodificable, incontrastable, es que tanto ya en 1814 como en 1887, existían dos conceptos esenciales: la obediencia debida no justifica los crímenes atroces y aberrantes y, que es una obligación tratar a los revolucionarios como a individuos amparados por el derecho de gentes. No son conceptos inventados por trasnochados juristas y humanistas en el Siglo XXI. Son conceptos del Siglo XIX, de un general que estaba convencido que la subordinación y la obediencia eran el alma del sistema militar, pero que tenían un límite infranqueable: sus armas no estaban destinadas a usarse contra la población. Fue una conducta invariable por parte de San Martín. Cuando en 1819, su amigo y compañero de la logia, el director supremo Juan Martín de Pueyrredón, lo requiere para que se haga cargo con su Ejército de los Andes, de la represión de los caudillos del litoral, San Martín se niega en lo que se conoce como la genial desobediencia y le escribe a Artigas y a López “Mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas” aunque no compartía en absoluto las ideas de éstos. 10 años más tarde, después de haber liberado el Perú y luego de su primer exilio, en 1829, regresa al país pero no desembarca en Bs. As. y se dirige a Montevideo. Lavalle le propone por intermediarios que se haga cargo de la situación. San Martín la rechaza y le aconseja a Lavalle “en la situación en que Ud. se halla una sola víctima que pueda economizar a su país, le servirá de un consuelo inalterable”. Y en cartas posteriores manifiesta su negativa a ser el “verdugo de mis conciudadanos” por que de otro modo me vería obligado a llorar la victoria con mis vencidos. Se reembarca hacia Europa sin haber pisado suelo patrio. Alguno de los reos se ha quejado aquí que se somete a juicio a un Ejército vencedor. El enunciado está dotado de una inmejorable ignorancia jurídica y militar. Desde el punto de vista del derecho desconoce que una persona jurídica no puede ser sometida a proceso penal. Sólo las personas físicas son punibles. Desde el punto de vista militar desconoce el concepto de victoria pírrica, acuñada en función de una victoria aparente que debido a su alto costo termina siendo en rigor una derrota. El costo de la masacre que los militares le propinaron a la población argentina, fue insoportable y su victoria una ilusión, porque la derrotada fue la sociedad civilizada misma. Para comprender las responsabilidades no es suficiente analizar solamente la conducta de militares. Es cierto que el partido militar, como le gustaba decir a Perón, fue esencial en ese proceso en que se configuraron como la guardia pretoriana de los Martínez de Hoz, de los dueños de los bancos extranjeros y de los propietarios del gran capital. Pero para ello contaron con la colaboración de numerosos funcionarios civiles, desde miembros de la Corte hasta Ministros, secretarios etc.. Para eso los llamados liberales estuvieron en la primera fila y fueron los destinatarios principales de los beneficios que les dio el sistema dictatorial. Decía Juan Bautista Alberdi: Los liberales argentinos son amantes platónicos de una deidad que no han visto ni conocen. El liberalismo como hábito de respetar el disentimiento de los otros ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe en la cabeza de un liberal argentino. El disidente es enemigo: la disidencia de opinión es guerra, hostilidad que autoriza la represión y la muerte. Pero esa colaboración no se limitó a los liberales, que se quedaron si con la mejor tajada.. Según informaba el diario La Nación En el caso de los Intendentes, un gran número fue aportado por partidos políticos: 804 fueron las intendencias gobernadas por figuras conocidas y reconocidas por su pertenencia a los partidos políticos, a saber: Unión Partido Partido Movimiento Fuerza Movimiento Partido Partido Partido Cívica Radical: Justicialista: Demócrata Progresista: de Integración y Desarrollo: Federalista Popular: Popular Neuquino: Demócrata Cristiano: Intransigente: Socialista Democrático: 310 169 109 94 78 23 16 4 1 También hubo responsabilidad de parte de Instituciones empresariales, profesionales, de la prensa y particularmente de la Iglesia y la Justicia, que desarrollará más adelante el Dr. Fresneda. Ello coadyuvó para que el plan de terror, de desaparición forzada de personas, de detenciones ilegales, de aplicación de Tormentos y de asesinatos, instrumentado sobre la población argentina, se desarrollara bajo la inspiración del decreto nazi naucht und nebel (noche y niebla) Los familiares de las víctimas fatigaban los tribunales de justicia de la Nación y recurrían finalmente ante los organismos internacionales. Miles de hábeas corpus y denuncias por privación ilegítima de la libertad se presentaron ante la justicia argentina, con resultado negativo, ya que no se evitaron los Tormentos, ni los asesinatos ni se logró la aparición con vida de los desaparecidos. Esta ineficacia se debía a la negativa en las respuestas dadas a los hábeas corpus por las fuerzas armadas y de seguridad, ebrias de impunidad como así también a la complacencia del Poder Judicial que no cuestionaba la acción de la represión ilegal iniciada por el Estado. Los presos por razones políticas se encontraban a disposición exclusiva del Área 311, del P.E.N y de los Juzgados Federales. Tanto las probanzas realizadas en el juicio seguido a los ex comandantes de las Juntas Militares en al año 1985 por la Cámara Federal Criminal y Correccional de la ciudad de Buenos Aires en la causa 13/84, así como las denuncias e informaciones recopiladas por la CONADEP, como las conclusiones de la visita in loco realizada por la CIDH de la OEA y por diversas y numerosas investigaciones realizadas posteriormente, evidencian que decidieron apresar o exterminar a todas aquellas personas que se opusieran a tal ideal o que, mediante sus opiniones o acciones, pudieran llevar al país hacia un camino distinto al elegido por la Junta Militar. LOS PRESOS POLITICOS: La dimensión inconmensurable de la tragedia de los desaparecidos, a veces parece poner en segundo plano otros aspectos de la represión por parte del terrorismo estatal pero que son inseparables de aquella metodología que lo caracterizó. La persecución política “legal”, los encarcelamientos, los asesinatos de detenidos disfrazados de fugas o enfrentamientos, los miles de torturados, las decenas de miles de personas forzadas a exilarse, son también los rasgos que completan el rostro de la dictadura. Ello no implica olvidar que existían situaciones intermedias que habitualmente consistían en que el detenido era conducido a “otros centros clandestinos”, donde aguardaba la decisión de sus verdugos de ingresar al sistema legal de detención o permanecer en el sistema clandestino. La persecución política, por las ideas y las acciones de miles de personas que se oponían, que cuestionaban o que simplemente no apoyaban la dictadura se reflejan en las detenciones en las cárceles legales: Por las cárceles de Córdoba, Coronda –Sta Fe-; Resistencia – Chaco-; Rawson –Chubut-; La Plata y Magdalena Bs. As. y Capital Federal, entre noviembre de 1974 y junio de 1979 habían pasado 8.713 detenidos políticos, de los cuales 5.182 (60%) ingresaron después del golpe de 1976. Informe Oficial de Ministerio del Interior publicado en Clarín el 30-7-79. IMAGEN CUADRO PRESOS Datos similares obran en las constancias de este juicio. Más precisamente en el informe de la CIDH. Dice tal órgano de la OEA: Posteriormente, por nota de 20 de noviembre de 1979, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, informó a la Comisión los nombres de las 1.638 personas que, al 31 de octubre de 1979, se encuentran detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Según informaciones suministradas por el Gobierno a la Comisión, la evolución de la aplicación de las detenciones durante la vigencia del Estado de Sitio ha sido: Arrestos Desde 06 Nov. 74 al 23 3546 Marzo 76 Ceses 584 Desde 24 Marzo al 31 3464 diciembre 76 Año 1977 1505 1275 1879 386 1069 54 842 Totales 8725 5879 DIF. 2.846 Año 1978 Año 1979 Faltan 1.208 El General Videla no sabía sumar. La existencia de tal cantidad de presos políticos “legales” a disposición del PODER EJECUTIVO, sería un escándalo en cualquier país civilizado y por si sola es demostrativa del grado y la magnitud de la persecución de la disidencia política. Pero esto son solamente los presos a disposición del P.E.N. Faltan los innumerables presos que tenían sólo causas judiciales o militares de los cuales nunca hubo información “oficial” más o menos detallada. Con ellos la cifra real de detenidos se incrementa notoriamente. A esta macabra contabilidad, deben añadirse los detenidos-desaparecidos. Para reflejar la situación de las cárceles baste indicar las situaciones más graves que sucedieron en el país: SALTA: El día 6 de Julio de 1976, tuvo lugar en Salta la Masacre de Palomitas, ocurrida cuando un grupo de once presas y presos políticos fueron sacados durante un apagón intencional en el Penal de Villa Las Rosas, trasladados en forma violenta y posteriormente asesinados a mansalva a un costado de la Ruta Nº 34, en un paraje conocido como Palomitas (Departamento General Guemes), a más de 30 de km. de la capital salteña. Dicha causa tramita ante los Tribunales Federales de Salta, a cargo del Dr. Carlos OLIVERA PASTOR, juez subrogante del Juzgado Federal Nº 2 de Jujuy). CHACO El 13 de Diciembre de 1976, en proximidades de la Localidad de Margarita Belén, a un costado de la Ruta Nac. Nº 11, cerca del kilómetro 1042, fueron asesinados veintidós (22) presos políticos por los personeros de la Dictadura Militar en el Chaco. Varios de ellos fueron sacados de la UP 7, de la Alcaidía y de la Brigada de Investigaciones y previamente torturados brutalmente, algunos casi hasta la muerte. Simularon para ello un presunto enfrentamiento con un grupo guerrillero. Diecisiete (17) de las víctimas están identificadas y de los otras cinco (dos mujeres y tres varones) aún hoy no se conocen sus identidades. Actualmente se está tramitando el juicio por ante el Tribunal Oral Federal de Resistencia presidido por la Dra. Gladyis Yunes, secretaría del Dr. Francisco Rondan. LA PLATA. El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a los catorce ex penitenciarios que trabajaron en la Unidad 9 (UP9) durante la última dictadura militar. A su máximo responsable lo condenó por “tormentos en perjuicio de 57 personas; homicidio calificado por alevosía reiterada en cinco oportunidades en concurso real; tortura seguida de muerte en 1 caso; privación ilegal de la libertad agravada en tres casos”. Asimismo, ordenó investigar “las autoridades militares que habrían participado de estos hechos así como también de los jueces mencionados en las audiencias”. Entiendo que dicha sentencia obra en la documental incorporada en este debate, y de cuya lectura surgirá que en esa cárcel de La Plata también fue torturado un detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional desde el 5 de abril de 1977 hasta fines de junio de 1978. Esa persona recibió en 1980 el Premio Nobel de la Paz por su lucha pacífica en defensa de los derechos humanos contra la dictadura y se llama, como todos sabemos, Adolfo Pérez Esquivel. CASEROS, RAWSON y SIERRA CHICA. La cárcel de Caseros, la más moderna construida por la dictadura, a semejanza de Alcatraz, fue inaugurada por el gobierno militar de Jorge Videla el 23 de abril de 1979. Contaba con dos torres de 22 pisos y dos subsuelos, con un total de 85.000 metros cuadrados cubiertos, para los presos no tenía vista al exterior ni luz solar y se estaba en las celdas 23 horas al día. Una cárcel que era una tortura en si misma, terminó siendo demolida en 2007 justamente por su inhumanidad, que aunque posterior a los hechos, es demostrativa del criterio carcelario del imputado Videla. La de Rawson con el antecedente tenebroso de los 16 asesinatos del 22 de agosto de 1972, la más alejada del país y con un régimen extraordinariamente duro y SIERRA CHICA, una cárcel tenebrosa con castigos varios. Casi todos los testimonios brindados aquí sobre dichos institutos, refieren los tratos crueles, inhumanos y degradantes que tuvieron que sufrir. También relatan los traslados de unas a otras en condiciones de absoluta vejación. Todo ello, con las particularidades propias de cada establecimiento, revela un plan común y generalizado para atormentar a los detenidos políticos. La transferencia de prisioneros entre distintas cárceles de distintas jurisdicciones para ser tenidos como rehenes, evidencia una conexidad represiva que sólo puede estar dispuesta por las más altas autoridades dentro de una programación general. Resulta entonces un hecho evidente la existencia de un sistema de tormentos y asesinatos en casi todas las prisiones importantes del país, como parte de esa “lucha contra la subversión”. Claro que Córdoba tristemente se destaca por la brutalidad de los tormentos, por la cantidad de traslados homicidas y por el número de personas asesinadas en la UP1 En relación al sistema de tormentos y asesinatos carcelarios, debo resaltar dos cuestiones: Como es sabido Salta pertenece a la Jurisdicción del III Cuerpo de Ejército. El aquí imputado Menéndez también esta procesado en esa causa de la Masacre de la Palomitas que como dije tramita ante los Tribunales Federales de Salta, a cargo del Dr. Carlos OLIVERA PASTOR, juez subrogante del Juzgado Federal Nº 2 de Jujuy. El Dr. Cuesta Garzón me corregirá si hay en esta somera descripción algún imprecisión técnica. Pero lo que quiero mostrar es que la ecuación del terror sobre las cárceles no culminaba en Córdoba sino que se extendía en el ámbito del III Cuerpo. La otra cuestión a resaltar es que en la Causa 13 de año 84 seguida contra las 3 últimas juntas militares, la Cámara Nacional de la Capital Federal condenó en 1985 por sentencia firme, al aquí imputado Videla, entre otros, por 13 homicidios agravados por alevosía y 13 tormentos, a la pena de reclusión perpetua por los casos 670 a 683 (La Sentencia Tomo II fs. 655 a 675) todos ellos referidos a los crímenes de Margarita Belén en el Chaco, cuyas víctimas fueron detenidos políticos. Ello confirma según dicha sentencia que la metodología de represión, tormentos y homicidios en las cárceles fue parte del plan sistemático. La certeza de esta conclusión fue refrendada 15 años después nada más ni nada menos que por el teniente general Ricardo Brinzoni cuando La Nación difundiera, parte de una entrevista efectuada por el diario Norte, de Resistencia, en la cual el jefe del Ejército confesaba que la denominada masacre de Margarita Belén, ocurrida en 1976 en el Chaco, durante la cual murieron 22 personas, "fue una operación militar para eliminar delincuentes terroristas". "No fue un enfrentamiento, fue un fusilamiento encubierto de detenidos que estaban en la cárcel U-7", dijo Brinzoni, que en aquellos días tenía rango de capitán y se desempeñaba en la Secretaría General de la gobernación del Chaco. A esa provincia había llegado dos años antes destinado al Grupo de Artillería 7. La Nación, Viernes 11 de mayo de 2001 3-2. LA ESTRUCTURA OPERATIVA IMPLEMENTADA A LOS FINES DE LA “LUCHA CONTRA LA SUBVERSIÓN”. Las Fuerzas Armadas y de Seguridad actuaron orgánica y sistemáticamente. En la Argentina existió un Plan Criminal sistemático y generalizado. Las Fuerzas Armadas una vez instaurado el gobierno militar el 24 de marzo de 1976, con el objetivo de “aniquilar al enemigo” montaron una estructura de funcionamiento clandestino. En Córdoba en particular, como también en Tucumán y en Villa Constitución, la implementación del Plan Sistemático, Generalizado y Criminal desde el Estado había comenzado antes del 24 de marzo de 1976, tal como lo permite establecer entre otras evidencias, las reuniones de la Comunidad Informativa de Inteligencia que desde fines de 1975 encabezaba Menéndez, la existencia del Campo de concentración ilegal de detenidos que comenzó a funcionar a fines del año 1975 en el ámbito de la Prisión Militar ubicada en La Rivera, el accionar de los Comandos Libertadores de América dirigidos por el Destacamento de Inteligencia General Iribarren 141, la utilización como lugar de detención ilegal y tortura de las dependencias de la tristemente célebre D2 en las adyacencias del Cabildo Histórico de Córdoba, donde estaba radicada la Jefatura de la Policía Provincial, entre otros, hechos a esta altura de público y notorio en algunos casos o en otros como conclusión del abundante material probatorio agregado a la causa. Como así también la utilización de los establecimientos penitenciarios de la Provincia de Córdoba tales como la Unidad Penitenciaria Nº 1, de Bº San Martín y la Cárcel de mujeres “Buen Pastor”, que con posterioridad se desarrollará en lo que respecta a su funcionamiento en el esquema represivo del comando del III cuerpo de ejercito. IMAGEN ORGANIGRAMA SASIAIÑ Fs. 1051 Uno de los rasgos más importantes de esta organización clandestina, fue la división de todo el territorio nacional en zonas de seguridad. Esta división es lo que se conoce como esquema de zonas, subzonas, áreas y subáreas de seguridad. Se cuadriculó el territorio como señalara el ex represor Díaz Bessone en declaraciones públicas de profusa difusión. A raíz de la organización estructural adoptada por el gobierno, el país ya se había dividido en cinco zonas de Defensa, que a su vez se dividían en subzonas y áreas de seguridad (directiva del Comandante General del Ejercito Nº 404/75 fs. 201/202). En lo que a esta causa respecta, la Provincia de Córdoba integraba junto a otras nueve provincias la Zona 3, a cargo del Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, cuyo comandante era el General de División Luciano Benjamín Menéndez. Esta provincia era denominada Área 311 (también comandada por el mencionado Menéndez) que creó, como estructura represiva, a los fines de llevar adelante el ”Aniquilamiento a la subversión”, como llamaron al Plan Sistemático y Generalizado de exterminio de la Oposición Política. Esta división en zonas había sido ordenada por normativa directa de quien era el comandante en jefe del ejército Jorge Rafael Videla 3-3.Estructura militar dependiente del área 311 Conforme a la estructura militar jerárquica y vertical resulta importante destacar el organigrama realizado por el entonces Comandante de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada y Jefe de Estado Mayor de dicha Área, Juan Bautista Sasiaiñ obrante a fs 1051 de autos, en el que aporta con claridad meridiana, que el Área 311 tenia la siguiente organización: El Jefe del Área 311, era a la vez el titular del Tercer Cuerpo de Ejercito, General de División, Luciano Benjamín Menéndez. El Jefe del Estado Mayor (o segundo Jefe) del Área 311, era quien tenía a su mando la IV Brigada de Infantería Aerotransportada. Del Área 311 dependían 1) Brigada de Infantería Aerotransportada IV. 2) Grupo de Artillería 141. 3) Batallón de Comunicaciones Comando 141. 4) Destacamento de Inteligencia 141 Gral. Iribarren. 5) Batallón de Arsenal 141 Río IV. 6) Fabrica Militar Villa María 7) Fabrica Militar Río III. También dependían del Área 311, la Prisión Militar (La Rivera), la Fabrica Militar de San Francisco, el Liceo Militar Gral. Paz, el Distrito Militar Córdoba, el Distrito Militar Río IV, la Escuela de Suboficiales de Gendarmería Nacional de Jesús María y la Policía de la Provincia de Córdoba, colocada bajo su control operacional. Según el mismo organigrama obrante a fs 1051 de autos, esta jurisdicción es dividida en siete subáreas, estas eran: Capital (3111), Jesús María (3112), San Francisco (3113), Villa Maria (3114), Río IV (3115), Río III (3116) y José de la Quintana (3117). Así mismo la Subárea 1 Córdoba Capital, se dividía en cuatro sectores a cargo del Regimiento de Infantería Aerotransportada 14, a) Grupo de Artillería 4, b) Batallón de Comunicaciones Comando 141, c) Liceo Militar General Paz d) un sector independiente (acta de acuerdo) a cargo de la Fuerza Aérea Argentina. Dentro del Área 311 funcionó una estructura de coordinación entre los organismos de Inteligencia de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales, denominada “Comunidad Informativa de Inteligencia del Área 311”. Fs Funcionaba semanalmente para la subárea 3111 (local) y quincenalmente, cuando se reunían conjuntamente con el resto de subáreas de la Provincia de Córdoba (regional). En estas reuniones, presididas por los mas altos jefes del Área 311 a las que concurrían los altos jefes de inteligencia de las fuerzas armadas, de seguridad, SIDE, policiales (federal y provincial) e instancias del gobierno de la Provincia, se trataban temas relacionados con lo que se denominaba “lucha antisubversiva”. En ellas se determinó qué organizaciones eran consideradas “enemigas”, la determinación y selección de los “blancos” (es decir personas que supuestamente pertenecían a las organizaciones enemigas), hacer la inteligencia previa a su detención, la consulta previa antes de esos procedimientos, o el chequeo entre dos o más servicios de inteligencia de los componentes de esa Comunidad, cuando fuera necesario intervenir sin previa autorización, debiendo siempre ser comunicada la novedad en forma inmediata al Comando del Área. Habiendo quedado establecido que toda la estructura del Plan Sistemático, Generalizado y Clandestino de eliminación de la oposición Política tildada de subversiva en Córdoba, funcionaba bajo el mando y las ordenes directas del entonces Jefe del Área 311 Luciano Benjamín Menéndez, resulta ahora de suma trascendencia para esta causa, explicar el funcionamiento y rol que desempeñaba la IV Brigada Aerotransportada como Estado Mayor del Área 311 mencionada. 3.3.1. Estructura y funcionamiento de la brigada de infanteria aerotransportada IV de la provincia de córdoba. Tal como se encuentra probado en autos, la IV Brigada de Infantería Aerotransportada desempeñaba, según el organigrama agregado a fs 1047, el Estado Mayor del Área Militar 311, cuya jefatura era ejercida al momento de los hechos que se investigan, por el entonces Coronel Juan Bautista Sasiaiñ que a su vez era el Comandante Aerotransportada de la mencionada. IV Brigada Desde la de IV Infantería Brigada Aerotransportada se impartían las directivas a seguir en la denominada “Guerra Antisubversiva”. Dicho departamento trabajaba en forma organizada, coordinando tareas, y bajo las órdenes de los jefes del Ejercito –Jefe del IIIº Cuerpo de Ejercito y Jefe del Area 311- los que, en virtud de la organización jerárquica en la que se encontraban, determinaban el desarrollo de las actividades a realizar por la Policía de esta provincia, siendo además quienes lideraban las reuniones de La Comunidad Informativa, las que eran realizadas periódicamente a los fines de llevar adelante el accionar anti subversivo y en las cuales se debatían y planificaban los procedimientos a realizar, prestando el apoyo y respaldo necesario para el cumplimiento de dicho objetivo (ver memorandos fs. 3722/3734, 3969/86) y Prueba de la existencia de la comunidad informativa 6403/10 Y los detenidos especiales en los servicios penitenciarios no estaban exentos de ser victimas de los mencionados objetivos, a pesar de que en la mayoría de los casos estén bajo disposición conjunta del Poder Ejecutivo Nacional (PEN) Ver Memo del 75 a Fs 6405 y/o de un Juzgado Federal actuante. Ahora bien, cabe detenernos en analizar cual era la estructura orgánica de la propia Brigada de Infantería Aerotransportada IV. Del organigrama agregado por el Teniente Coronel Heraldo Ernesto Biolatto a fs 6263/64 correspondiente al año 1976, surge con claridad que dicha fuerza tenia la organización jerárquica que a continuación se describe: Un comandante de Brigada ejercido por el entonces Gral. de Brigada Juan Bautista Sasiaiñ durante el período ( 06 de febrero de 1976 al 30 de diciembre de 1976), por debajo de este estaba el segundo Comandante de Brigada y al mismo tiempo Jefe del Estado Mayor, que al momento de los hechos que se investigan fue ejercido por el Coronel Miguel Ángel Marini ( 01 de diciembre del 1975 al 17 de junio de 1976), desde el 17 de junio de 1976 hasta el 15 de diciembre de 1976 este puesto no fue ocupado por ningún oficial mayor y desde el 15 de diciembre de ese año lo ejerció el Coronel Luís Santiago Martella. Asimismo la Jefatura del Estado Mayor fue ejercida por el Coronel Vicente Meli desde el 21 Junio de 1976 al 15 diciembre de 1976. Por debajo de estos, según el organigrama se encuentra el Juzgado de Instrucción Militar Nº 73 y 74. Por otra parte existe una División de Personal al momento de los hechos a cargo del Teniente Mauricio Carlos Poncet (también denominada G-1); Una División de Inteligencia al momento de los hechos a cargo del Teniente Raúl Eduardo Fierro, (también denominada G-2); Una División Operaciones, que al momento de los hechos estaba a cargo del entonces Teniente Aldo Coronel José Barrufaldi y seguido por Néstor Asdrúbal Romero, (también denominado G-3); Una División Logística, que al momento de los hechos fue ejercido desde diciembre de 1976 por el Mayor Emilio Juan Huber, (también denominada G-4); Una repartición encargada de Relaciones de Ejercito o Asuntos Civiles, que al momento de los hechos que se investiga fue ejercida por el entonces Teniente Jorge González Navarro (también denominada G-5), finalmente una Sección Contaduría y una Compañía Comando. Cada una de éstas divisiones se encuentran mencionadas específicamente, como sus roles y funciones, a fs. 182 y ss del para agregar nº1, Toda esta estructura de organización de la Brigada de Infantería IV se ve confirmado por los reglamentos, RC-3-30, “Organización y Funcionamiento de los Estados Mayores”, RC-3-1 Tomo I, RC-3-1 Tomo II, de los legajos personales de los imputados que revistieron como funcionarios de la repartición de referencia. Así también de las declaraciones indagatorias de Carlos Enrique Villanueva en los autos caratulados “Bruno Laborda” de fecha ocho de octubre del año 2008, en las que sus consideraciones lejos de utilizarlas en su contra, entendemos que solo aportan al esclarecimiento respecto a las funciones y competencias que estaban a cargo de los distintos miembros del Estado mayor de la IV Brigada. La prueba permite, asimismo establecer la responsabilidad que le cupo en relación a los hechos acusados contra los detenidos denominados “especiales y/o subversivos” que se encontraban alojados en la por ese entonces Unidad Penitenciaria N° 1, cárcel de San Martín. Hemos señalado elementos probatorios sustanciales, sin desconocer que esa responsabilidad será analizada in extenso en el desarrollo de este proceso, en las resoluciones que se han adoptado y que brevitatis causae damos por reproducidas y probadas. No obstante con posterioridad se pondrán de relieve las conductas individuales desplegadas por cada uno de los imputados en el ejercicio de sus funciones dentro de la estructura del estado mayor de la IV Brigada Aerotransportada. Contundentes son las pruebas documentales agregadas en autos tales como la Directivas Nº 404/75 y Organigrama obrantes a fs 201 y 541/557 apéndice 3 anexo 2, del para agregar. Del Punto 2.b.3 se puede advertir con claridad que el Plan anti-subversivo en Córdoba estaba a cargo de la IV Brigada de Infantería Aerotransportada. También a fs 198 y ss del para agregar obra un Documento titulado “Acciones de Guerra” en la denominada segunda fase, asignando la concreta responsabilidad a la mencionada IV Brigada de Infantería Aerotransportada. Esto se puede corroborar a partir de las innumerables declaraciones testimoniales que se encuentran agregadas en autos, entre ellas la de Baronetto Luis Miguel a fs 175/,176 vta, quien menciona que …desde el 11 o 13 de abril de 1976 que entraron los militares a la cárcel fue continuo el accionar delictuoso -palizas, torturas, etc.- efectuado siempre por personal del ejército o gendarmería y dentro del ejercito personal de la IV brigada aerotransportada; participaban oficiales, suboficiales y en una oportunidad soldados de la policía militar. Como asimismo, la de Paredes Mario Angel, en la cual manifiesta “….que presenció el 11 de abril de 1976, el ingreso de personal de Gendarmería Nacional a la Cárcel y específicamente al pabellón nº 8, en donde se encontraba alojado en esos momentos. También ingresó personal de la IV Brigada Aerotransportada quienes que efectuaron la mayor cantidad de golpizas. 3.3.2. Estructura y funcionamiento del regimiento de Infantería Aerotransportada Nº 2 “General Balcarce” correspondiente al año 1976 En función de las responsabilidades derivadas de las cadenas de mando que se evidencian del material probatorio en estudio es que el Regimiento de Infantería Aerotransportada Nº 2, se encontraba bajo las órdenes directas de la Brigada de Infantería Aerotransportada IV y ésta a la vez, de la Jefatura del Área 311 del Comando del III cuerpo de Ejercito. Aclarado dichas cadenas de mando, nos detendremos a analizar el organigrama que se encuentra agregado a fs 6268/70 aportado por el Teniente Coronel Heraldo Ernesto Biolatto, en el cual describe la estructura y organización del mismo que sintéticamente se detalla: Un Jefe (que al momento de los hechos fue desempeñado por el teniente Coronel Víctor Pino) y segundo jefe de regimiento y una Plana Mayor, por debajo se encontraba una Compañía de Comando y las compañías A, B, C. Como así mismo una Compañía de Servicios. Ahora bien, cabe hacer una somera mención de la responsabilidad funcional que les cabía a los miembros de este Regimiento, Ya la Excma. Cámara de Apelación de la Provincia de Córdoba, había dicho que “… Esa estructura es la que posibilita, en definitiva, la articulación de los dos extremos que dan cuenta de la eficacia y verticalidad de su funcionamiento: por un lado, la orden emanada de la superioridad y, por otro, la acción concreta ejecutada -en general- por personal subalterno…”. Finalmente podemos asegurar que la mencionada estructura en relación a los hechos que se investigan cumplió una función fundamental en la cadena de mando, tanto a los fines de trasmitir las ordenes criminales, como en la consecución del objetivo final de eliminar a los opositores políticos y garantizar impunidad para toda la cadena. Extremos que se ven confirmados tanto por el organigrama mencionado, por lo reglamentos y por lo legajos individuales de los encartados que formaron parte de de la repartición mencionada. Asimismo, en la declaración testimonial de Díaz Roberto Eduardo, se menciona particularmente, que las unidades que estuvieron en la UP1- fueron: “… policía militar, RI II unidad de paracaidistas apodada yuca….”. Coincidentes con ello son los testimonios de Gerardo Otto y el por entonces subteniente Esteban, entre otros numerosas declaraciones. También se evidencia con las propios dichos de integrantes de ese Regimiento como los imputados Mones Ruiz y D’Aloia. No caben dudas entonces que efectivos del R. I. Aerot. II estuvieron en la UP1 bajo las órdenes de su Jefe y dentro de la órbita de la 4ª Brigada. 3.3.3. Estructura y funcionamiento de la compañía de policia militar 141, correspondiente al año 1976 La compañía de Policía Militar 141, tenía al momento de los hechos su propia organización jerárquica y dentro de la natural cadena de mando del gran organigrama diseñado para llevar adelante la ilícita “lucha contra la subversión”, Dicha Compañía que originariamente dependía del III Cuerpo a partir del 23 de Marzo de 1976 se encontraba por debajo de la Brigada de Infantería Aerotransportada IV. O sea bajo las órdenes del Área 311 y su Estado Mayor. Vemos que a Fs. 6271/72 existe agregado un organigrama aportado por el Teniente Coronel Heraldo Ernesto Biolatto, en el que se puede advertir que dicha Compañía Militar estaba a cargo en el año 1976 de un Mayor del Ejercito, quien ejercía la Jefatura de la Compañía, que al momento de los hechos era el My Emilio Juan Huber desde el 07 de diciembre de 1974 hasta el 12 de diciembre de 1976. Por debajo de este existían Jefes de Sección, que al momento de los hechos eran ejercidas por el imputado Tte. Gustavo Adolfo Alsina, Tte. Abelardo Sebastián Ramos Monso, Tte. Luciano Teodoro Parsczik y con el ingreso posterior del Tte. José Luis Blanquet. Así mismo del organigrama surge que había un Grupo Comando y otra Sección o Grupo Servicios. Esta Compañía Militar, tal como se encuentra probado en autos, prestaba una activa colaboración con la IV Brigada Aerotransportada, cumpliendo la función de “custodia de detenidos especiales” en la Unidad Penitenciaria Nº 1, a través de la comisión de personal que prestaba servicios de guardias. Todo lo indicado se ve confirmado por abundantes elementos probatorios tales como declaraciones testimoniales, entre ellas la de Fermín Rivera, la de Paredes Mario Ángel, la de Díaz Roberto Eduardo, la de López Héctor Gerónimo Enrique, la de Daniel Eduardo Bozzano entre muchas otras. Adquiere importancia la declaración del soldado conscripto Roberto Hugo Avalle quien menciona que en la compañía – Policía Militar- los hacían cumplir funciones en distintos lugares como ser en la Penitenciaría. Todo lo afirmado asimismo se puede corroborar en el Reglamento RC-9.1 en su disposición 4012, como también en los legajos personales de los imputados que revistieron en esta compañía y finalmente en el anuario o Libro Histórico de la Compañía de la Policía Militar que obra a fs 541/557 es Fs. 7929 del para agregar. EXCURSO SOBRE EL COT, el ESTADO MAYOR y LA CADENA DE COMANDO Varios de los imputados han expresado su preocupación por que a los civiles nos cuesta entender los temas militares. Se han pasado horas explicándonos elementalidades como si fuéramos incapaces de comprender una estructura propia de cualquier organización jerárquica. En el caso de la organización militar es cierto que la disciplina y la obediencia son elementos relevante pero ahora pretenden ejercer su defensa ocultándose entre los meandros de la burocracia, esto es lo que no podamos entender. El ex jefe del R.I 2 acompañó a último momento un anexo donde da su versión del funcionamiento de la 4ª Brig. El organigrama de Pino le tira de sisa. Hay un C.O.T. totalmente inflado, agrandado que deja apretados y chiquititos no sólo al Reg. Inf. Aerot.2 sino a todo el resto de los componentes de la Unidad y además desaparecen todas las secciones orgánicas de cada compañía; son reemplazadas fantasiosamente por secciones Rayo. Quedó claro que la Sección Rayo era una sección de reserva que estaba presta durante 24 horas, sus hombres vestidos y listos con su equipo, cuando, como su nombre lo indica debía responder velozmente cuando era requerida de urgencia. (Una salvedad: Esto no quita que eventualmente alguna sección Rayo hubiera sido utilizada para operaciones ilegales o que oficiales de distintas secciones con motivo del denominado pacto de sangre, intervinieran de consuno en diversos crímenes). Pero las secciones que estuvieron en la UP1 no eran secciones Rayo, eran secciones orgánicas del R.Inf. Aerot. 2. No durante 24 hs. sino durante 7 días, de Viernes a viernes. Eran las secciones del Tte. Mones Ruiz, del subtte. D’aloia, del subtte Esteban, etc. bajo las ordenes y con el conocimiento de su Jefe de Regimiento, el Tte. Cnel. Víctor Pino. La pretensión entonces de que el finado Sasiaiñ y un ignoto oficial jefe y un desconocido suboficial del COT sean los responsables de los tormentos y de la muerte de 31 personas, no resiste ningún análisis. Contraviene las reglas de la lógica y de la experiencia, los reglamentos y las prácticas militares y están refutadas por toda la prueba documental y testimonial. En ese sentido el testimonio de Carlos Daniel Esteban, es muy valioso, puesto que al momento de los hechos, como subteniente, estuvo en la UP1 y era integrante del Regimiento. Además de haber sido condecorado con la medalla al valor en combate en Malvinas, llegó al grado de Coronel integrado el Estado Mayor del ejército argentino. Es decir maneja la teoría y la práctica. En relación a la UP1 dijo el ejército había asumido una responsabilidad mayor, se que hubo requisas para asegurarse que no hubiera armamento. Se que había una misión que era hacer traslado de detenidos, el personal venía de afuera con una orden de autoridad militar. El C.O.T. era un turno de un oficial jefe que lo desempeñaba por 24 hs. Presidía la situación general y se operaba y todo con la consideración, la anuencia del cte. de la brigada. En horario de actividades normales lo mas normal es que el Comandante de Brigada lo llame al jefe de Unidad y le impartiese la orden de lo que hubiese que hacer. También era común que el jefe del COT que es el representante del cte. de la brigada cuando este no está pudiese impartir las órdenes a los elementos. El jefe del COT habla por el Cte. de la Brigada. En ese momento recuerdo haber leído una orden del Comando de Brigada, que en ese caso fue bajada por mi jefe de regimiento, que establecía perfectamente cual era la misión de cada organización... cuando una subunidad recibía la orden de un traslado de detenidos en el Regimiento, la orden iba de la Brigada a la Jefatura del regimiento y de allí a las subunidades. Respecto al G1 en caso de guerra se ocupa del tema traslado de detenidos con asesoramiento del G2. Las funciones no han cambiado aproximadamente desde la década del 70. El G2 es Inteligencia, en operaciones es el que reúne la información y luego coordina con el G1 los movimientos que sean necesarios de detenidos. El estado mayor asesora al comandante que hay que trasladar a un detenido, el dice trasládenlo y se imparte la orden al jefe de la unidad. Preguntado (Gonella) por el motivo del traslado de los detenidos que solía ser “…por razones que estimaba conveniente el Estado mayor por estudios de inteligencia.. El Cte. torna operativa la orden, si es horario habitual a través directamente del jefe de unidad y si es horario fuera de lo habitual a través del COT. Cuando se tenía una novedad se informaba en forma simultánea al COT y a la línea del Comando para que se entere la jefatura del Regimiento y el Cte. Brigada, y también por otro lado llega al COT. Pero salgamos de la abstracción de la estructura reglamentaria y vamos a las personas concretas: Dice Esteban: “Durante el año 76, el estilo de mando del Tte. Coronel Pino, un hombre muy estricto, muy personalizado no toleraba que no le reporten. El imputado MELI: la cadena de mando es vertical, no solo hacia abajo sino también hacia arriba. El por entonces Tte. 1º LISTORTI: ratifica el sentido de la cadena de comando. Él obedecía al Jefe de Regimiento y el COT es quien coordina y recibe la información del cumplimiento de tales órdenes. Si un oficial subalterno recibe una orden de otro superior, siempre debe informarle a su Jefe de Unidad. SubTte. ESTEBAN es más preciso todavía: El jefe del COT no impartía ninguna orden a un jefe de subunidad del Regimiento si no se le avisaba al Jefe del Regimiento, autorizado por el Jefe vuelve y si el COT le quiere extender la orden él no puede comenzar la misión si no se presenta al Jefe de Regimiento y dice: me están ordenando realizar una misión que no fue la que Ud. me autorizó. Puede que venga una orden del Cte. Puede venir con su firma solamente o con la firma de los G. En las órdenes se usa el sello escalera y firman los G y el comandante. El imputado QUIROGA: El COT era una oficina de 4 x 4 de un oficial y un suboficial. El 12 de agosto por el jefe de Regimiento le llega la orden que debe trasladar al Consejo de Guerra a un grupo de detenidos de la UP1 y que tiene que notificarse de los detalles en el COT. Al COT lo equipara a un parlante, que transmite órdenes Eduardo MARION quién se desempeño como Teniente en el Liceo Militar Gral. Paz quién trasladó a un detenido de la UP1 al Juzgado Militar, dijo que las órdenes bajaban por lo canales naturales: El comando de Brigada hacía el requerimiento a la Dirección del Instituto y le llegaba a él. El informaba al finalizar la misión al C.O.T. y a su jefe. El subteniente Gerardo PASSENNHEIM también trasladó a un detenido desde la UP1 hasta la Prisión Militar del Bº San Vicente. La orden la recibe a través de la cadena de comando de su batallón, (de Comunicaciones) informa por Radio al COT de la Brigada de la operación en ejecución. Instrucción para Operaciones de seguridad RE10-51 FS. 7072 IMPONE LA OBLIGACIÓN de producir INFORMES DE RUTINA EN UN HORARIO FIJO Y TENDRÁN LA FINALIDAD DE MANTENER INFORMADO AL SUPERIOR INMEDIATO DEL DESARROLLO DE LAS ACTIVIDADES . ART. 5021 Se ha descripto como se veía desde abajo, esto es por los subordinados, el COT, la cadena de Comando y el Estado Mayor. Veamos ahora como se describe desde arriba. En 1984, cuando todavía estaba intacta la omnipotencia, Juan Bautista SASIAIÑ, en su indagatoria (obrante a fs. 1047) por la detención y muerte de Amelia Nélida Insaurralde en Abril de 1976, dice que es su expresa voluntad declarar. Preguntado Quién le informa el suceso ( la muerte) dice que a través de una comunicación que realiza el segundo comandante de Gendarmería Nacional SIMÓN. Preguntado: De quién dependía el Comandante Simón. Que dependía del Area 311, que entiende que era Gonzalez Navarro. (Ya sabemos que Gonzalez Navarro es miembro del Estado Mayor de la 4ª Brig. como jefe del G.5. Queda claro también que integra el Área 311 y que incluso cumple un plus funcional. Luego dice Sasiaiñ: La Intervención militar en Cosquín (que es adonde se la detiene a Insaurralde) es motivada por un pedido de la Policía de la Provincia formulada el 7 de abril a la noche, ante presuntas manifestaciones públicas donde se habría incitado a la violencia y a la alteración del orden; ese requerimiento lo recibe el Centro de Operaciones de la Brigada y se lo ratifica a su pedido el Comisario Telleldín. En ejercicio de las facultades de la ley 21.264 ordena la intervención de efectivos militares (Regimiento 2) Hecho Tercero Que sólo a los fines de dejar claro el iter criminis, comienzo con la detención. En efecto con fecha 27 de enero de 1976, José Cristian Funes fue detenido por personal policial, en momentos en que arribaba a un domicilio en el centro de la ciudad, con la hermana menor de su novia y luego trasladado al Departamento de Informaciones de la Policía provincial (D2). Como la casi totalidad de los detenidos políticos que pasaron por ahí, fue torturado, según surge de los testimonios de su hermana Myriam Funes, de su abogado el Dr. Luis Reinaudi, de las declaraciones de Paredes y según se observa en la foto del expediente. Se encontraba a disposición del Juzgado Federal Nº 1, en autos caratulados “FUNES José Cristian y otros por ss.aa. de asociación ilícita, portación de armas y municiones de guerra, tenencia de explosivos e infracción a la ley 20.840 (Expte. 19-F76). Fue indagado en la policía recién el 2 de febrero. El día 7 de febrero de 1976 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria nº 1 ubicada sobre calle Colombres 1300 de esta ciudad de Córdoba. El día quince de 15 de marzo de 1976 fue indagado judicialmente en el Juzgado Federal. Esto parece una perogrullada, pero no lo es. Fue alojado en esa Unidad Penitenciaria, en planta baja, en el pabellón 6, celda 4, es decir laúltima celda, situada conforme se ingresa al pabellón, al fondo a la derecha, antes de los baños. Después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 -y con el correr del tiempo-, esta celda que originariamente tenía capacidad para 6 detenidos con sus camas, llegó a tener 17 alojados (Otto) De la recopilación de los dichos de los testigos, surge la identificación de los 17 presos políticos de la celda 4: Además de FUNES, estuvieron Gerardo OTTO, Juan Carlos RABAT, Guillermo FRENCIA, Daniel PITUELLI, David LANUSCOU, Héctor LÓPEZ, Guido GUIDI y un hermano de este, Carlos M. AVILA, Reinaldo CANTONI, Héctor Ramón MORCILLO, LUNA, BORGHI, HEREDIA, RODRÍGUEZ y GARCIA, hacinados, con colchones en el suelo y un tarro para hacer las necesidades dentro de la celda. Después del 2 de abril y hasta el 30 de junio de 1976 en dicha Unidad Penitenciaria Nº 1, en numerosas oportunidades Funes fue vejado, amenazado y torturado de distintas formas, por efectivos de la Compañía de Policía Militar 141 a saber: Teniente Gustavo Adolfo Alsina, Sargento Carlos Hibar Pérez y Cabo 1º José Antonio Paredes con el conocimiento y bajo las órdenes de su jefe Mayor Emilio Juan Huber y efectivos del Regimiento de Infantería Aerotransportada 2 –- a saber: Teniente Enrique Pedro Mones Ruiz, Cabo Miguel Ángel Pérez, con el conocimiento y bajo las órdenes del jefe de Regimiento, Teniente Coronel Víctor Pino. Ello en función de la aplicación de un “régimen interno” de extrema violencia y rigor (fs. 4503/05) formulado contra todo derecho, desde la propia cúpula del Área de defensa 311 por su Jefe de Estado Mayor, General de Brigada Juan Bautista Sassiaíñ (ya fallecido), inmediatamente después de instaurada la dictadura militar a través de una directiva de carácter “reservada” del 02-04-76. Así sometieron a Funes -junto a otros “detenidos especiales”, a condiciones infrahumanas de detención consistente en: absoluta incomunicación - prohibición de visitas, de esparcimiento, de todo tipo de contacto extramuros incluso con su abogado- a deficiente alimentación, y asistencia médica, a inexistentes condiciones de higiene (obligados a efectuar sus necesidades fisiológicas en recipientes de lata y dentro de las mismas celdas donde estaban alojados y en condiciones de hacinamiento. Asimismo les aplicaron, en forma continua y sistemática, torturas físicas y psíquicas consistentes en golpes con palos, culatazos de armas de fuego, trompadas, puntapiés y pisotones a la vez que los forzaban a hacer los llamados ejercicios vivos, conocidos como “bailes”. También aplicaron a Funes tormentos psicológicos consistentes en encierro casi sin poder ver la luz natural, improperios e insultos indignantes, amenazas de sufrir males físicos e incluso de muerte. Todos estos procedimientos, de manera asidua, intempestiva, e inesperada y siempre con extrema violencia, se efectuaban en los pabellones, en todas las celdas, en los pasillos e incluso en ocasiones en los patios del penal. Cabe destacar uno de ellos por su ferocidad, ocurrido aproximadamente el 11 de abril de 1976. Todo ello en medio de la tentativa de los torturadores de asegurarse –infructuosamente- la impunidad, ordenando, -igual que hacen los delincuentes: “no me mire, la cabeza contra la pared, mirando la pared o el piso. Además José Cristian Funes, el 11 de junio de 1976, al ser trasladado al denominado Campo de la Ribera conjuntamente con Hugo Miguel Vaca Narvaja y Federico Víctor Bazán, fue llevado con ellos, en condiciones de seguridad extremas, golpeado a culatazos y víctimas de terribles amenazas. La orden fue impartida por Sasiaiñ, consta el sello con el código 321 de González Navarro y el cumplimentado con la firma y aclaración de Alsina. Tales hechos tormentosos, crueles, despiadados, inhumanos y degradantes contra los presos políticos, llamados “detenidos especiales” de la “UP1”, fueron perpetrados en el marco del plan diseñado e implementado con el alegado propósito de la llamada “lucha contra la subversión”, por las autoridades del Ejército argentino, en particular por su Comandante en Jefe General Jorge Rafael Videla y por quienes –siguiendo la cadena de mandodirigían y supervisaban el funcionamiento del Área 311 -organizada especialmente para esa “lucha”-, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y a su vez Comandante del Área, General de División Luciano Benjamín Menéndez, por el Comandante de la IV° Brigada de Infantería Aerotransportada y a la vez Jefe de Estado Mayor General del Área 311, General Juan Bautista Sasiaiñ (fallecido con anterioridad), por el Estado Mayor General de la IV° Brigada de Infantería Aerotransportada, integrado a la época por el Coronel Miguel Angel Marini ( fallecido) –Jefe de Estado Mayor desde el 1 de diciembre de 1975 hasta el 17 de junio de 1976, por el Coronel Vicente Meli –Jefe de Estado Mayor desde el 21 de junio de 1976- con funciones de dirección y supervisión del Estado Mayor; por el Teniente Coronel Mauricio Carlos Poncet –Jefe de la División Personal (G1)- con función asignada en todo lo concerniente a la custodia y trato de los prisioneros de guerra, Teniente Coronel Raúl Eduardo Fierro –Jefe de la División Inteligencia (G2)- con responsabilidad en el ámbito operacional, el enemigo y la dirección de todas las acciones especiales de acción psicológica, inteligencia y contrainteligencia y Teniente Coronel Jorge González Navarro –Jefe de Asuntos Civiles (G5)- con intervención asignada en los traslados de detenidos. El Estado Mayor, en su conjunto, contribuía al cumplimiento de las responsabilidades del Comandante de la Brigada y, así, se ocupaba de asesorarlo, preparar el detalle de sus planes y transformar sus resoluciones en órdenes, haciendo que las mismas se transmitan a los demás integrantes de la fuerza y sean ejecutadas tanto por militares como por personal de la Policía de la Provincia de Córdoba, ésta última actuando bajo control operacional del Ejército. Dichos oficiales en sus distintas áreas de competencia y jerarquía, planificaron, reglamentaron, dispusieron, e hicieron ejecutar las ordenes ilegitimas y las conductas de sus subordinados que tipifican como delitos de tormentos agravados según se verá, utilizando para ello todos los arbitrios que las fueras armadas disponían y de los recursos del Estado que habían asaltado. Hecho Séptimo Ya se señalo en el hecho anterior que José Cristian Funes, el 11 de junio de 1976, fue trasladado al denominado Campo de la Rivera conjuntamente con Hugo Miguel Vaca Narvaja y Federico Víctor Bazán, por una orden impartida por Sasiaiñ, donde consta el sello con el código 321 de González Navarro y el cumplimentado con la firma y aclaración de Alsina. En la Prisión Militar de la Rivera, Funes fue seriamente amenazado de muerte según las declaraciones de varios testigos, que lo escucharon de boca de aquel al regreso a la UP1. Ese procedimiento del traslado de Funes a la Rivera había generado inconvenientes con el Servicio Penitenciario por estar Funes detenido solamente a la orden del Juzgado Federal. Por ello, para tratar de sortear la falta de orden judicial, el propio MENÉNDEZ emitió y firmó el día 28 de junio la “orden de entrega de FUNES y Rosetti de Arqueola para ser interrogados” pese a que al momento de los hechos, no existía causa alguna en ninguno de los juzgados militares con jurisdicción del III cuerpo de ejército, ni consejo de guerra abierto en contra FUNES. De acuerdo a los testimonios, el 29 de junio en horas de la noche, se pretendió ejecutar la orden de MENÉNDEZ pero la oposición de Torres la frustró, pese a Funes que ya había sido sacado de su celda. Al regresarlo a ella le avisaron que al día siguiente lo matarían. El propio SASIAIÑ ese mismo 29 remitió un oficio a Zamboni Ledesma, juez interviniente, quien lo receptó el 30 de junio a las 8:00 hs. y lo diligenció en el acto. En función de ese oficio, esa mañana, personal de la unidad penitenciaria nº1 de esta ciudad entregó al detenido José Cristian Funes a personal del ejército, quien para no identificarse firmó el correspondiente recibo de detenidos bajo el falso nombre de Jorge López Lecube o Leconte L.E. 8.252.841 u 8.752.841, Posteriormente personal no identificado lo colocó junto a su compañera en el infortunio en algún vehículo que no se ha podido identificar. Detenido, inerme, sus manos atadas, sus ojos vendados, fue torturado y luego asesinado en la vía pública, cumpliendo el macabro anuncio que le efectuaran el día anterior. La partida de defunción da cuenta que la muerte ocurrió el día 30 de junio de 1976 a las hs: 12 en el hospital militar, por hemorragia por arma de fuego. Este hecho lugar bajo el control, conocimiento y responsabilidad, y operativamente, conforme a las órdenes del Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército y, a la vez, Jefe del Área de Defensa 311, General de División Luciano Benjamín Menéndez, impartidas en el marco de acciones diseñadas e implementadas con el alegado propósito de reprimir la subversión. Tal es así que con fecha 1 de julio de 1976 con la finalidad de hacer parecer lo ocurrido como un intento de fuga de las víctimas, el Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín Menéndez mediante comunicado publicado en el diario “La Voz del Interior” en la referida informó que: “El Comando del IIIº Cuerpo de Ejército, por medio de un comunicado Informó sobre un grave suceso ocurrido ayer en la mañana en nuestra ciudad. El texto del documento el Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército comunica que el día 30 de Junio siendo aproximadamente las 11.30 horas en circunstancias en que los delincuentes subversivos Marta Carmen Rossetti de Arqueola y José Cristian Funes eran trasladados a fin de prestar declaración. Aprovechando un desperfecto mecánico del vehículo que los transportaba, intentaron darse a la fuga luego de herir a uno de los custodias y apoderarse del arma reglamentaria del mismo. Iniciada la persecución y luego de resistirse por el fuego y no acatar las órdenes impartidas por el personal de custodia fueron abatidos.” Estos hechos fueron perpetrados en el marco del plan diseñado e implementado con el alegado propósito de la llamada “lucha contra la subversión”, por las autoridades del Ejército Argentino, en particular por su Comandante en Jefe General Jorge Rafael Videla y por quienes –siguiendo la cadena de mandodirigían y supervisaban el funcionamiento del Área 311 -organizada especialmente para esa “lucha”-, Comandante del III° Cuerpo de Ejército y a su vez Comandante del Área, General de División Luciano Benjamín Menéndez, por el Comandante de la IV° Brigada de Infantería Aerotransportada y a la vez Jefe de Estado Mayor General del Área 311, General Juan Bautista Sasiaiñ (fallecido con anterioridad), por el Estado Mayor General de la IV° Brigada de Infantería Aerotransportada, integrado a la época por el Coronel Vicente Meli –Jefe de Estado Mayor desde el 21 de junio de 1976- con funciones de dirección y supervisión del Estado Mayor, el Teniente Coronel Mauricio Carlos Poncet –Jefe de la División Personal (G1)- con función asignada en todo lo concerniente a la custodia y trato de los prisioneros de guerra, Teniente Coronel Raúl Eduardo Fierro –Jefe de la División Inteligencia (G2)- con responsabilidad en el ámbito operacional, el enemigo y la dirección de todas las acciones especiales de inteligencia y contrainteligencia y Teniente Coronel Jorge González Navarro –Jefe de Asuntos Civiles (G5)- con intervención asignada en los traslados de detenidos. El Estado Mayor, en su conjunto, contribuía al cumplimiento de las responsabilidades del Comandante de la Brigada y, así, se ocupaba de asesorarlo, preparar el detalle de sus planes y transformar sus resoluciones en órdenes, haciendo que las mismas se transmitan a los demás integrantes de la fuerza y sean ejecutadas tanto por militares como por personal de la Policía de la Provincia de Córdoba, ésta última actuando bajo control operacional del Ejército. A su modo LA UP1 ES EL SÍMBOLO del salto del Terrorismo paraestatal al Terrorismo de Estado. Hasta el 24 de marzo de 1976 la Penitenciaría aún con todos sus déficits, funcionaba dentro de los parámetros de la normalidad institucional. Luego tomada por las fuerzas militares y convertida en un campo de concentración, el resabio de legalidad no sirvió para impedir los crímenes, apenas para dejar constancia del delito. Las 3 AAA habían sido reemplazadas por las 3 armas.