en Pdf - El Diario del Juicio

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ALEGATO de ELVIO ZANOTTI
I- Que en mi carácter de representante, apoderado
conjuntamente con la Dra. Lyllan Luque, de la Sra. Artemia Myriam
FUNES y por la participación acordada como querellante en estos
autos caratulados “VIDELA JORGE RAFAEL Y OTROS p.ss.aa.
Imposición de tormentos agravados y homicidio calificado, de
los que resultara víctima Jose Cristian FUNES, vengo en esta
oportunidad prevista por el art. 393 del CPPN, a formular las
conclusiones finales:
II- Imputados: Los imputados que acusamos son:
1- VIDELA JORGE RAFAEL. Ya filiado en autos, quien se
desempeñaba como comandante general del ejercito y presidente
de la nación.
2- MENENDEZ LUCIANO BENJAMIN. Ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos se desempeñaba como Comandante del III
Cuerpo del Ejército y Comandante del Área 311, con el grado de
General de División.
3- MELI, VICENTE, ya filiado en autos, quién desde el 21 de junio
de 1976 era el Jefe del Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería
Aerotransportada, con el grado de Coronel.
4 -PONCET, MAURICIO CARLOS, ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos se desempeñaba como miembro del
Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con
el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G1 a cargo de
Personal.
5- FIERRO,
RAÚL EDUARDO, ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos se desempeñaba como miembro del
Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con
el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G2 a cargo de
Inteligencia.
6- GONZÁLEZ NAVARRO, JORGE, ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos se desempeñaba como miembro del
Estado Mayor de la 4º Brigada de Infantería Aerotransportada, con
el grado de Teniente Coronel, como Jefe del G5 a cargo de Asuntos
Civiles.
7- PINO CANO, VÍCTOR, ya filiado, quien con el grado de Teniente
Coronel,
ejercía
la
jefatura
del
Regimiento
de
Infantería
Aerotransportada 2 de la 4º Brigada con el grado de Teniente
Coronel, excepción hecha del período que va del 4/5/76 al 27/7/76.
8- HUBER EMILIO JUAN, ya filiado en autos, quien al momento de
los hechos se desempeñaba como Jefe de la Compañía de Policía
Militar 141 con el grado de Mayor.
9- ALSINA, GUSTAVO ADOLFO, ya filiado, quien al momento de
los hechos se desempeñaba como Teniente a cargo de una
Sección de la Compañía de la Policía Militar 141. Cumplió
funciones de custodia en la UP1.
10- MONES RUÍZ, ENRIQUE PEDRO, ya filiado, quien al momento
de los hechos se desempeñaba como Teniente en una sección de
la
Compañía
Comando
del
Regimiento
de
Infantería
Aerotransportada 2 General Balcarce. Cumplió funciones de
custodia en la UP1.
11- PÉREZ, CARLOS HIBAR, ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos se desempeñaba como Cabo 1º y prestaba
servicios en la Compañía de Policía Militar 141 y cumplió
funciones en la UP1.
12- PAREDES, JOSÉ ANTONIO, ya filiado, quien al momento de
los hechos revistaba como Cabo 1º y prestaba servicios en la
Compañía de Policía Militar 141 y cumplió funciones en la UP1.
13-
PÉREZ, MIGUEL ÁNGEL, ya filiado en autos, quien al
momento de los hechos revistaba como Cabo del Regimiento de
Infantería Aerotransportada II General Balcarce y cumplió funciones
en la UP1.
III ANTECEDENTES
Con el fin de comprender y contextualizar los hechos
que están siendo objeto de esta acusación, se describirá en primer
lugar los caracteres generales del Terrorismo de Estado preparado
antes e instaurado durante la última dictadura militar, destacando
especialmente la estructura operativa implementada a los fines
de lo que dio en llamarse como la “lucha contra la subversión”.
En segundo lugar se hará referencia en particular a los
hechos que fuera víctima José Cristian Funes, individualizados con
las exigencias previstas en nuestro Código Procesal y nominados
como Hecho Tercero y Hecho Séptimo.
El Dr. Fresneda desarrollará también parte del contexto
general y específicamente todo lo referente a lo relacionado con los
hechos
y
la
estructura
y
funcionamiento
de
la
UNIDAD
PENITENCIARIA Nº 1 de la Provincia de Córdoba en el marco del
plan estatal sistemático y represivo, que en lo pertinente adherimos
y que se deberá tener como parte integrante de esta querella.
Posteriormente la Dra. Luque desarrollará la valoración de la prueba
en relación a la existencia material de los hechos, la participación
punible que en ellos han tenido los imputados, como asimismo las
especificaciones respecto a la participación criminal por dominio del
hecho en un aparato organizado de poder con sus características
específicas. Para culminar, argumentará en relación a la calificación
legal de los hechos que estimamos probados con certeza y los
respectivos pedidos de condena. Todo ello correlacionado con la
exposición del Dr. Oroz que en lo pertinente adherimos.
3-1. EL TERRORISMO DE ESTADO INSTAURADO POR EL
AUTODENOMINADO
"PROCESO
DE
REORGANIZACIÓN
NACIONAL”.
Como es público y notorio, el 24 de marzo de 1976, mediante
un hecho de violencia institucional, la Junta Militar integrada por los
comandantes de las tres armas, Videla, Massera y Agosti, usurpó la
conducción del Estado argentino y Videla fue designado Presidente
Sus miembros, creídos que eran la nación dentro de la nación,
dominados por el fundamentalismo, llamaron al golpe de Estado,
Proceso de Reorganización Nacional.
Su denominación es claramente indicativa de su propósito:
querían cambiar toda la Nación según su propio modelo social,
cultural, económico y jurídico que definían como "occidental y
cristiano" según la proclama que emitieron y con el método de la
fuerza que no dijeron. Fuerzas armadas asaltaron el poder y
pretendieron militarizar la sociedad toda.
Convirtieron al país en una guarnición y al Estado en un
cuartel.
Y esto no es una metáfora. Fábricas, colegios,
universidades, sindicatos, asociaciones, etc. fueron intervenidos y
ocupados por los uniformados. La dictadura disolvió todos los
órganos del poder legislativo tanto nacionales como provinciales, se
removieron a los miembros de la Corte Suprema de la Nación, al
Procurador General de la Nación, y a los integrantes de los
Tribunales Superiores de Justicia provinciales y se declaró en
comisión a todos los jueces a la par que gran cantidad eran
cesanteados. Todos los gobernadores fueron reemplazados por
militares. Los empleados judiciales y los empleados públicos podían
ser despedidos por razones de “seguridad” y a todos los
trabajadores se le suspendió el derecho de huelga y la protección
de sus sindicatos.
Además directamente prohibieron numerosos partidos
políticos y suspendieron las actividades de todos los restantes y de
casi toda forma de organización de la sociedad civil, centros de
estudiantes, centros vecinales, gremiales y de profesionales.
Dirigentes políticos –la propia ex presidente- y gremiales fueron
encarcelados y confinados. Se suspendió el derecho de opción y
luego se lo reglamentó de tal modo que se tornó casi inexistente. La
opción era de ellos, no del afectado y en muchos casos su uso fue
deliberadamente dispuesto para personas que terminaron siendo
asesinados. La pena de muerte se extendió como si fuera una
panacea. Sin embargo nunca fue aplicada legalmente.
Se censuró la radio, el cine, la televisión, la educación, la
ciencia y se retrotrajo al país – uno de lo más cultos de Sudaméricaal medioevo: se creó un index de libros, obras, autores y artistas
prohibidos. Las famosas listas negras. Para que no quedaran dudas
el imputado Menéndez quemó públicamente innumerables libros.
Los ciudadanos en el ámbito privado de su hogar se veían
obligados a meditar sobre la conveniencia de suprimir de la
biblioteca, por ejemplo, el libro de ensayo “Sobre el cubismo”, ante
la eventual dificultad de explicar a la autoridad militar, la diferencia
entre un movimiento artístico que encabezó el español Pablo
Picasso, con el movimiento revolucionario que encabezó el cubano
Fidel Castro.
Se clausuraron diarios y se censuró la prensa hasta el abuso
del eufemismo: verbigracia para mencionar un grupo guerrillero
había que decir Organización terrorista declarada ilegal en 1º o
Segundo Término.
Para que no quedaran dudas el comunicado nº 19 del 24 de
marzo de 1976 estableció el delito de prensa y de opinión: “Será
reprimido con la pena de reclusión por tiempo indeterminado el
que por cualquier medio divulgare, difundiere o propagase
comunicados
o
imágenes
provenientes
o
atribuidos
a
asociaciones ilícitas o personas o grupos notoriamente dedicados
a actividades subversivas o al terrorismo. “Será reprimido con
reclusión de hasta diez años el que por cualquier medio divulgare,
difundiere o propagase noticias, comunicados o imágenes con el
propósito de perturbar, perjudicar o desprestigiar las actividades de
las fuerzas armadas, de seguridad o policiales.
El terror se hizo real en la sociedad y conceptual en los medios
de propaganda del régimen. Sabe Ud. donde está su hijo ahora? se
inquiría desde la publicidad oficial y se pregonaba ”El silencio es
salud”.
La sociedad argentina quedó regida por esperpentos
seudojurídicos: 1) El Acta para el Proceso de Reorganización
Nacional, conocida oficialmente el 29 de marzo de 1976, por la que
se formaliza la Junta Militar, integrada por los Comandantes en Jefe
de cada arma, la que asume el Poder Político de la república. 2) El
Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional del 31 de
marzo de 1976 que establecía normas fundamentales a las que se
debía ajustar el Gobierno de la Nación en cuanto a la estructura de
los Poderes del Estado. 3) El Acta del 31 de marzo de 1976 que fija
el propósito y los objetivos básicos del Proceso de Reorganización
Nacional entre los cuales se incluye "erradicar la subversión".
El sustento doctrinario del régimen instaurado por los
comandantes, fue buscado inicialmente, en la llamada Escuela
Francesa, cuyos conceptos surgen de las experiencias militares en
las colonias francesas de Indochina y Argelia en los años 40 y 50
– o sea en Asia y Africa- y que se expresan como "Guerra Total" o
guerra moderna y finalmente, como guerra contrarrevolucionaria. El
aporte de dicha escuela es no sólo técnica (la división del territorio en
zonas y áreas, la tortura como método de obtención de información y
degradación y el asesinato clandestino para no dejar huellas) sino
dogmática: se trata de una lucha entre el bien y el mal. El peligro
inminente es el comunismo ateo que tiende a “socavar los
fundamentos de la civilización Cristiana” y “niega toda jerarquía y
toda autoridad establecidas por Dios”.
Ya que se fueron tan atrás y tan lejos bien pudieron abrevar
en un clásico que se enseña en todas las academias militares: El
arte de la Guerra del general chino Sun Tzu que tiene una
antigüedad de 2.500 años: Allí establece los factores fundamentales
para la guerra y pone la doctrina al último precisamente para que
ésta no enceguezca al comandante. Y las virtudes de éste están
antes que la doctrina: Así dice: “Las cualidades del comandante son
la sabiduría, la sinceridad, la benevolencia, el coraje y el carácter
estricto” Salvo el último…
Aquel sustento francés, fue complementado por la
denominada "Doctrina de la Seguridad Nacional". Inspirada en la
política exterior de los Estados Unidos tendía a que las fuerzas
armadas
de
los
países
de
América
latina
se
dedicaran
exclusivamente a preservar el orden interno, combatiendo aquellas
ideologías, organizaciones o movimientos que, dentro de cada país,
pudieran favorecer o apoyar al comunismo en el contexto de
la Guerra Fría, legitimando la toma del poder por parte de las
fuerzas armadas y la violación sistemática de los derechos
humanos.
La misma Iglesia Católica se vio obligada referirse a ella con
una precisión inusual, aunque bastante tardíamente: recién en
1979 en el Documento de Puebla, realizado bajo la guía del
Papa Juan Pablo II, se expresaba en los siguientes términos: “En
los últimos años se afianza en nuestro continente la llamada
«Doctrina de la seguridad nacional», que es, de hecho, más una
ideología que una doctrina. Está vinculada a un determinado
modelo económico-político, de características elitistas y verticalistas
que suprime la participación amplia del pueblo en las decisiones
políticas. Pretende incluso justificarse en ciertos países de América
Latina como doctrina defensora de la civilización occidental y
cristiana. Desarrolla un sistema represivo, en concordancia con su
concepto de «guerra permanente». En algunos casos expresa una
clara intencionalidad de protagonismo geopolítico.
Con dichas doctrinas combinadas se produjo una desviación de
la idea militar de defensa frente a un hipotético enemigo exterior,
hacia el concepto de "enemigo interior" y se estableció el laxo,
ambiguo e indeterminado concepto de subversión.
IMAGEN
LA NACION VIDELA pag. 149
Videla, el 8 de setiembre de 1976, ratificaba la extensión
omnicomprensiva del concepto:
“dijo que la subversión no se agota en el campo militar. Tiene también
una dimensión política, económica, social y cultural.
Así, la heterogeneidad de los grupos considerados como una
amenaza
se
extendió
a
militantes
universitarios,
sacerdotes
tercermundistas, trabajadores, delegados gremiales, maestros de
escuela, militantes políticos y sociales, entre otros.
A los “subversivos” los llamaban delincuentes pero no les
aplicaban la ley. Hablaban de guerra pero se negaban a emplear las
convenciones de Ginebra. Se pusieron al margen de la ley y por
encima de la ley. La única ley que respetaron era un sarcasmo, la
ley de fuga, no era ley ni era fuga, que como bien dijo la Dra.
Sanchez.
Tan al margen de la ley, Sr. Presidente, que fue una globalización
de la ilicitud. Además de los graves hechos de tormentos
calificados, tormentos seguidos de muerte y homicidios calificados
que se le imputan formalmente en este juicio, un rápido examen de
algunos testimonios, permiten señalar hechos que prima facie
configurarían alguno de los siguientes delitos:
Malversación de caudales públicos cuando reducen las raciones
Omisión de denuncia en el caso de Molina.
Falsedad ideológica en los comunicados
Prevaricato: en el caso de los juzgados militares
Hurto: cuando Alsina se queda con un libro de un detenido.
Robo: innumerables de la policía y en el caso de Funes por parte
del Ejército
Abusos sexuales como en el caso de Galarraga
Violación: en el caso de Muñoz
Incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Violación de domicilio: innumerables
Privación ilegítima de la libertad. innumerables
Lesiones, lesiones graves, lesiones gravísimas.
Amenazas
Abuso de autoridad
Usurpación de títulos y honores cuando fingían un grado mayor
Daño cuando destruían muebles y propiedades
Abuso de armas
Injurias
Encubrimiento
Y siguen las firmas
Pero también se pusieron por arriba de la ley: pretendieron
cabalgar sobre el derecho interno y el derecho internacional.
Sobre el derecho militar y el derecho civil. Sobre todo derecho.
Es escalofriante escuchar 65 años después, la misma frase:
en este lugar está prohibido todo. La primera vez la recordó de un
carcelero Primo Levi ( Primo Levi si esto es un hombre pag.31)
sobreviviente de Auschwitz. La segunda la pronunció este año de
2010 un testigo en este juicio, en referencia a la UP1.
El 30 de marzo de 1976 en un mensaje por radio y televisión,
Videla dijo que su asunción como Presidente, “era para asegurar la
protección de los derechos naturales”.
Aunque seguramente no lo sabe, el discurso remite por lo
similar al que los atenienses dirigieron a los melios, los habitantes
de una pequeña isla que habían tenido la desventurada idea de no
alinearse con la poderosa Atenas. En adelante -establecieron los
embajadores del estado ateniense- las relaciones entre nosotros no
se regirán por la convención que es ley entre iguales, sino por la ley
de la naturaleza. Los isleños preguntaron ¿Cuál es esa ley? Lo
sabéis muy bien, es ley de la naturaleza que el cordero sea
devorado por el lobo” El episodio está narrado en Tucídides,
Historia de la Guerra del Peloponeso. Libro V
Videla, el mismo que antes del golpe había anunciado: “En
Argentina, deberán morir todas las personas que sean necesarias
para restaurar la paz en el país (La opinión, del 24 de octubre de
1975). Un lobo con piel de cordero.
OCULTAMIENTO E IMPUNIDAD
Las operaciones de acción sicológica ( Directiva 1/75, Directiva
404/75, Reglamento RC-9-1) habían construido del dúo Videla-Menéndez
la versión militar del policía bueno y el policía malo, el moderado y
el duro. Ambos coincidían en lo esencial: la represión absoluta Y
SIN LÍMITES de la subversión.
IMAGEN CLARIN PAG. 121
En la imagen del 23 de abril de 1976, se observa a Videla en
Córdoba -en uniforme de combate- junto a Menéndez. El epígrafe
dice: Videla se reunió con jefes y oficiales del III Cuerpo y aseguró
que seguirá siendo prioritaria la lucha contra la subversión
cualquiera sea la forma que ella adopte y que será llevada a cabo
con la máxima energía en todos los terrenos.
Sus subordinados entendieron el concepto de máxima energía en
todos los terrenos: Una semana después, el 30 de abril
asesinaron en la D2 a Daniel Eduardo Bártoli, María Eugenia
Irazusta y Víctor Hugo Chiavarini
Como parte también de esa acción sicológica –tan
luego ellos que renegaban de Freud- el gobierno que encabezaba
Videla
forzó
una
serie
de
contactos
con
publicitarios
y
personalidades de la cultura, del deporte, etc.
IMAGEN LA NACION PAG. 125
EN LA PANTALLA SE PUEDE OBSERVAR
a Sábato y Borges quiénes tuvieron incluso algunas palabras de
comprensión para el recién advenido Presidente. Años después
Ernesto Sábato terminó presidiendo nada menos que la CONADEP
que denunció y acreditó los delitos horrendos de Videla y Cía.
Jorge Luis Borges insospechado de izquierdismo, luego de concurrir
ya en 1985 a una audiencia del juicio a las juntas, definió el método
criminal en cinco palabras. Se comieron a los caníbales.
Los dictadores olvidaron la frase de Abraham Lincoln que recordó
Winston Churchill ante el avance del nazismo: Se puede
engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo; pero
no se puede engañar a todos todo el tiempo".
Las denuncias de las terribles violaciones a los derechos humanos,
fue llamada campaña antiargentina y desde el Ministerio del Interior
de la presidencia de Videla, se imprimieron 250.000 obleas con la
leyenda Los argentinos somos derechos y humanos” estimulando
su pegatina en vidrieras y automóviles. Esa perversión de los
hechos y del lenguaje era producto de la concepción de la llamada
acción sicológica. Al agonizar el proceso sancionaron la LEY 22.924
de autoamnistía y mandaron quemar todo lo referido a la lucha
antisubversiva. En la democracia, juzgadas las cúpulas comenzaron
las presiones al Ministro de Defensa y al gobierno, que primero diò
instrucciones a los fiscales, luego el Congreso sancionó la Ley de
Punto final y no conformes se sublevaron en Semana Santa,
levantamiento que contó con la participación destacada de uno los
aquí imputados y con la sanción de la ley de obediencia debida y
los indultos, el círculo de la impunidad parecía anudado.
Para implementar ese sistema de terror,
Desconocieron las mejores tradiciones de
su Institución.
Durante mucho tiempo en el Ejército, en el momento
simbólico de la entrega del sable se les recordaba a sus
integrantes el compromiso escrito en las hojas de los
aceros toledanos que rezaba: "No me saques sin razón, ni
me envaines sin honor"
¿Hay acaso honor en clavarle, literalmente, un puñal por la espalda
a un detenido inerme y despreocupado como en el caso de Birt.
¿Hay acaso honor en pasarle el filo del cuchillo de paracaidista
sobre las heridas del detenido Sgandurra.
¿Hay acaso honor en introducirle la vaina de un cuchillo en la
vagina a una detenida?
¿Hay razón en las vejaciones, los tormentos, en los asesinatos a
sangre fría de una persona caída como Bauduco, estaqueada,
como Moukarzel, totalmente indefensas como el resto de los
asesinados?
IMAGEN FOTO DE MENENDEZ
Hay acaso razón alguna en el rostro extraviado por el odio de quién
lo empuña?.
NO, NI RAZON NI HONOR.
También
Desconocieron normas primordiales que
dieron sentido y fundaron a nuestra nación:
Al año siguiente de la revolución de Mayo, el 23 de noviembre de
1811 se sancionó el Decreto de seguridad individual.
Decía en su Art. 5 : Ningún reo estará incomunicado después de
su confesión y nunca podrá dilatarse más allá del término de diez
días.
Y en el Art. 6: Siendo las cárceles para seguridad y no para castigo
de los reos, toda medida que, a pretexto de precaución, sólo sirva
para mortificarlos, será castigada rigurosamente.
Este texto se mantuvo en casi todas las constituciones, proyectos y
reglamentos posteriores y fue el antecedente directo del
Art. 18 de la Const. Nac..- Quedan abolidos para siempre la pena
de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los
azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para
seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda
medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más
allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.
Da vergüenza retrospectiva recordar este artículo
ADEMAS, Desconocieron y Renegaron de las
enseñanzas de sus hombres más preclaros:
Durante la permanencia de Belgrano en el Alto Perú, tomóse
prisionero en Santa Cruz de la Sierra al coronel español Antonio
LANDÍVAR. Había sido éste uno de los agentes más despiadados
de las venganzas de Goyeneche, y en consecuencia el GENERAL
le mandó formar causa “no por haber militado con el enemigo en
contra de nuestro sistema (dice en su auto) sino por las muertes,
robos, incendios, saqueos, violencias, extorsiones y demás excesos
que hubiese cometido contra el derecho de la guerra”.
Reconocidos los sitios en que se cometieron los excesos y
levantaron los cadalsos por orden de Landívar, se comprobó la
ejecución de 54 prisioneros de guerra cuyas cabezas y brazos
habían sido cortados y clavados en las columnas miliarias (mil
pasos) de los caminos. El acusado declaró que sólo había
ajusticiado 33 individuos contra todo derecho, alegando en su
descargo haber procedido así por órdenes terminantes de
Goyeneche, las que exhibió originales. En vista de esos
descargos, la defensa fue hecha con toda libertad y energía por un
oficial de Granaderos a Caballo, quién refutó con argumentos
vigorosos las conclusiones del fiscal de la causa, invocando el
principio de fidelidad que debía a sus banderas aún cuando fuesen
enemigas, y la inviolable obediencia de los prisioneros de guerra.
Tal es la causa que con sentencia de muerte fue elevada al General
el 15 de Enero de 1813, y que él con la misma fecha mandó
ejecutar inscribiendo de su puño y letra “Cúmplase”. …
El General escribía al gobierno: Aseguro a V. E. que a pesar del
horror que tengo a derramar la sangre de mis semejantes, estoy
altamente convencido que ya es de absoluta necesidad el hacer un
ejemplar de esta clase. Los enemigos se creen autorizados para
exterminar hasta la raza de los revolucionarios, sin otro crimen que
reclamar estos, los derechos que ellos le tienen usurpados. Nos
hacen la guerra sin respetar en nosotros el sagrado derecho de
las gentes y no se embarazan en derramar a torrentes la sangre
de los infelices americanos...
Sigue el autor del libro: “Este grito vibrante del criollo americano
debía resonar por largos años en los campos de Salta, y repercutir
en las montañas del Alto Perú obligando a los antiguos amos a
reconocer a los partidarios como a soldados regulares y a tratar a
los revolucionarios como a individuos amparados por el derecho de
gentes.
Obviamente, el general que mandó a fusilar al criminal español
-coronel Landívar, es el criollo americano General José de San
Martín, quién reemplazaba al mando de ese Ejército, al abogado
Manuel Belgrano, también general, por exigencia de la patria.
Y es obvio también que ese Ejército era el Ejército del Norte.
Me acongoja decir la última obviedad, quizás no tan conocida.
El III Cuerpo de Ejército se llama Ejército del Norte, el Cuerpo
que debió ser el continuador de las glorias de aquel y garante de su
libertad y por el contrario fue el que sin respetar en nosotros el
sagrado derecho de las gentes, derramó a torrentes la sangre
de los infelices americanos...
Tengo para mí Sres. Jueces, que San Martín los hubiera fusilado,
los hubiera fusilado.
Afortunadamente, ya no hay pena de muerte, este es un Tribunal
civil y San Martín descansa en paz, sin haber derramado sangre de
sus compatriotas.
El autor del libro es nada menos que otro general y también
presidente, Bartolomé Mitre. La obra fue escrita en 1887 y se ha
enseñado durante décadas en los institutos militares y es el clásico
“Historia de San Martín y de la Emancipación Sudamericana.” Esta
edición es del año 1950, cuando se cumplían 100 años de la muerte
del Libertador. Debo hacer una salvedad: Es seguro que en la fecha
de la sentencia hay un mínimo error de imprenta en el año: se trata
sin duda de 1814, del 15 de enero de 1814 y no de 1813 como se
lee en el texto.
Pero lo que resulta inmodificable, incontrastable, es que tanto
ya en 1814 como en 1887, existían dos conceptos esenciales: la
obediencia debida no justifica los crímenes atroces y aberrantes y,
que es una obligación tratar a los revolucionarios como a individuos
amparados por el derecho de gentes.
No son conceptos inventados por trasnochados juristas y
humanistas en el Siglo XXI. Son conceptos del Siglo XIX, de un
general que estaba convencido que la subordinación y la obediencia
eran el alma del sistema militar, pero que tenían un límite
infranqueable: sus armas no estaban destinadas a usarse contra la
población.
Fue una conducta invariable por parte de San Martín.
Cuando en 1819, su amigo y compañero de la logia, el director
supremo Juan Martín de Pueyrredón, lo requiere para que se haga
cargo con su Ejército de los Andes, de la represión de los caudillos
del litoral, San Martín se niega en lo que se conoce como la genial
desobediencia y le escribe a Artigas y a López “Mi sable jamás se
sacará de la vaina por opiniones políticas” aunque no compartía en
absoluto las ideas de éstos.
10 años más tarde, después de haber liberado el Perú y luego de
su primer exilio, en 1829, regresa al país pero no desembarca en
Bs. As. y se dirige a Montevideo. Lavalle le propone por
intermediarios que se haga cargo de la situación. San Martín la
rechaza y le aconseja a Lavalle “en la situación en que Ud. se halla
una sola víctima que pueda economizar a su país, le servirá de un
consuelo inalterable”. Y en cartas posteriores manifiesta su negativa
a ser el “verdugo de mis conciudadanos” por que de otro modo me
vería obligado a llorar la victoria con mis vencidos. Se reembarca
hacia Europa sin haber pisado suelo patrio.
Alguno de los reos se ha quejado aquí que se somete a juicio a un
Ejército vencedor. El enunciado está dotado de una inmejorable
ignorancia jurídica y militar.
Desde el punto de vista del derecho desconoce que una persona
jurídica no puede ser sometida a proceso penal. Sólo las personas
físicas son punibles.
Desde el punto de vista militar desconoce el concepto de victoria
pírrica, acuñada en función de una victoria aparente que debido a
su alto costo termina siendo en rigor una derrota. El costo de la
masacre que los militares le propinaron a la población argentina, fue
insoportable y su victoria una ilusión, porque la derrotada fue la
sociedad civilizada misma.
Para comprender las responsabilidades no es suficiente analizar
solamente la conducta de militares. Es cierto que el partido militar,
como le gustaba decir a Perón, fue esencial en ese proceso en que
se configuraron como la guardia pretoriana de los Martínez de Hoz,
de los dueños de los bancos extranjeros y de los propietarios del
gran capital. Pero para ello contaron con la colaboración de
numerosos funcionarios civiles, desde miembros de la Corte hasta
Ministros, secretarios etc..
Para eso los llamados liberales estuvieron en la primera fila y fueron
los destinatarios principales de los beneficios que les dio el sistema
dictatorial. Decía Juan Bautista Alberdi: Los liberales argentinos son
amantes platónicos de una deidad que no han visto ni conocen. El
liberalismo como hábito de respetar el disentimiento de los otros
ejercido en nuestra contra, es cosa que no cabe en la cabeza de un
liberal argentino. El disidente es enemigo: la disidencia de opinión
es guerra, hostilidad que autoriza la represión y la muerte.
Pero esa colaboración no se limitó a los liberales, que se quedaron
si con la mejor tajada..
Según informaba el diario La Nación
En el caso de los Intendentes, un gran número fue aportado por partidos
políticos: 804 fueron las intendencias gobernadas por figuras conocidas y
reconocidas por su pertenencia a los partidos políticos, a saber:
Unión
Partido
Partido
Movimiento
Fuerza
Movimiento
Partido
Partido
Partido
Cívica
Radical:
Justicialista:
Demócrata
Progresista:
de
Integración
y
Desarrollo:
Federalista
Popular:
Popular
Neuquino:
Demócrata
Cristiano:
Intransigente:
Socialista
Democrático:
310
169
109
94
78
23
16
4
1
También
hubo
responsabilidad
de
parte
de
Instituciones
empresariales, profesionales, de la prensa y particularmente de la
Iglesia y la Justicia, que desarrollará más adelante el Dr. Fresneda.
Ello coadyuvó para que el plan de terror, de desaparición forzada de
personas, de detenciones ilegales, de aplicación de Tormentos y de
asesinatos, instrumentado sobre la población argentina, se
desarrollara bajo la inspiración del decreto nazi naucht und nebel
(noche y niebla) Los familiares de las víctimas fatigaban los
tribunales de justicia de la Nación y recurrían finalmente ante los
organismos internacionales.
Miles de hábeas corpus y denuncias por privación ilegítima de la
libertad se presentaron ante la justicia argentina, con resultado
negativo, ya que no se evitaron los Tormentos, ni los asesinatos ni
se logró la aparición con vida de los desaparecidos. Esta ineficacia
se debía a la negativa en las respuestas dadas a los hábeas corpus
por las fuerzas armadas y de seguridad, ebrias de impunidad como
así también a la complacencia del Poder Judicial que no
cuestionaba la acción de la represión ilegal iniciada por el Estado.
Los presos por razones políticas se encontraban a disposición
exclusiva del Área 311, del P.E.N y de los Juzgados Federales.
Tanto las probanzas realizadas en el juicio seguido a los ex
comandantes de las Juntas Militares en al año 1985 por la Cámara
Federal Criminal y Correccional de la ciudad de Buenos Aires en la
causa 13/84, así como las denuncias e informaciones recopiladas por
la CONADEP, como las conclusiones de la visita in loco realizada por
la CIDH de la OEA y por diversas y numerosas investigaciones
realizadas posteriormente, evidencian que decidieron apresar o
exterminar a todas aquellas personas que se opusieran a tal ideal o
que, mediante sus opiniones o acciones, pudieran llevar al país hacia
un camino distinto al elegido por la Junta Militar.
LOS PRESOS POLITICOS:
La dimensión inconmensurable de la tragedia de los desaparecidos,
a veces parece poner en segundo plano otros aspectos de la
represión por parte del terrorismo estatal pero que son inseparables
de aquella metodología que lo caracterizó. La persecución política
“legal”,
los
encarcelamientos,
los
asesinatos
de
detenidos
disfrazados de fugas o enfrentamientos, los miles de torturados, las
decenas de miles de personas forzadas a exilarse, son también los
rasgos que completan el rostro de la dictadura.
Ello no implica olvidar que existían situaciones intermedias que
habitualmente consistían en que el detenido era conducido a “otros
centros clandestinos”, donde aguardaba la decisión de sus
verdugos de ingresar al sistema legal de detención o permanecer
en el sistema clandestino.
La persecución política, por las ideas y las acciones de miles de
personas que se oponían, que cuestionaban o que simplemente no
apoyaban la dictadura se reflejan en las detenciones en las cárceles
legales:
Por las cárceles de Córdoba, Coronda –Sta Fe-; Resistencia –
Chaco-; Rawson –Chubut-; La Plata y Magdalena Bs. As. y Capital
Federal, entre noviembre de 1974 y junio de 1979 habían pasado
8.713 detenidos políticos, de los cuales 5.182 (60%) ingresaron
después del golpe de 1976. Informe Oficial de Ministerio del Interior
publicado en Clarín el 30-7-79.
IMAGEN CUADRO PRESOS
Datos similares obran en las constancias de este juicio. Más
precisamente en el informe de la CIDH. Dice tal órgano de la OEA:
Posteriormente, por nota de 20 de noviembre de 1979, el Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto, informó a la Comisión los
nombres de las 1.638 personas que, al 31 de octubre de 1979, se
encuentran detenidas a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.
Según informaciones suministradas por el Gobierno a la Comisión,
la evolución de la aplicación de las detenciones durante la vigencia
del Estado de Sitio ha sido:
Arrestos
Desde 06 Nov. 74 al 23 3546
Marzo 76
Ceses
584
Desde 24 Marzo al 31 3464
diciembre 76
Año 1977
1505
1275
1879
386
1069
54
842
Totales 8725
5879 DIF. 2.846
Año 1978
Año 1979
Faltan
1.208
El General Videla no sabía sumar.
La existencia de tal cantidad de presos políticos “legales” a
disposición del PODER EJECUTIVO, sería un escándalo en
cualquier país civilizado y por si sola es demostrativa del grado y la
magnitud de la persecución de la disidencia política.
Pero esto son solamente los presos a disposición del P.E.N.
Faltan los innumerables presos que tenían sólo causas judiciales o
militares de los cuales nunca hubo información “oficial” más o
menos detallada. Con ellos la cifra real de detenidos se incrementa
notoriamente. A esta macabra contabilidad, deben añadirse los
detenidos-desaparecidos.
Para reflejar la situación de las cárceles baste indicar las
situaciones más graves que sucedieron en el país:
SALTA: El día 6 de Julio de 1976, tuvo lugar en Salta la Masacre de
Palomitas, ocurrida cuando un grupo de once presas y presos
políticos fueron sacados durante un apagón intencional en el Penal
de Villa Las Rosas, trasladados en forma violenta y posteriormente
asesinados a mansalva a un costado de la Ruta Nº 34, en un paraje
conocido como Palomitas (Departamento General Guemes), a más
de 30 de km. de la capital salteña. Dicha causa tramita ante los
Tribunales Federales de Salta, a cargo del Dr. Carlos OLIVERA
PASTOR, juez subrogante del Juzgado Federal Nº 2 de Jujuy).
CHACO El 13 de Diciembre de 1976, en proximidades de la
Localidad de Margarita Belén, a un costado de la Ruta Nac. Nº 11,
cerca del kilómetro 1042, fueron asesinados veintidós (22) presos
políticos por los personeros de la Dictadura Militar en el Chaco.
Varios de ellos fueron sacados de la UP 7, de la Alcaidía y de la
Brigada de Investigaciones y previamente torturados brutalmente,
algunos casi hasta la muerte. Simularon para ello un presunto
enfrentamiento con un grupo guerrillero. Diecisiete (17) de las
víctimas están identificadas y de los otras cinco (dos mujeres y tres
varones) aún hoy no se conocen sus identidades. Actualmente se
está tramitando el juicio por ante el
Tribunal Oral Federal de
Resistencia presidido por la Dra. Gladyis Yunes, secretaría del Dr.
Francisco Rondan.
LA PLATA. El Tribunal Oral Federal 1 de La Plata condenó a los
catorce ex penitenciarios que trabajaron en la Unidad 9 (UP9)
durante la última dictadura militar. A su máximo responsable lo
condenó por “tormentos en perjuicio de 57 personas; homicidio
calificado por alevosía reiterada en cinco oportunidades en
concurso real; tortura seguida de muerte en 1 caso; privación ilegal
de la libertad agravada en tres casos”. Asimismo, ordenó investigar
“las autoridades militares que habrían participado de estos hechos
así como también de los jueces mencionados en las audiencias”.
Entiendo que dicha sentencia obra en la documental incorporada en
este debate, y de cuya lectura surgirá que en esa cárcel de La Plata
también fue torturado un detenido a disposición del Poder
Ejecutivo Nacional desde el 5 de abril de 1977 hasta fines de junio
de 1978. Esa persona recibió en 1980 el Premio Nobel de la Paz
por su lucha pacífica en defensa de los derechos humanos contra la
dictadura y se llama, como todos sabemos, Adolfo Pérez Esquivel.
CASEROS, RAWSON y SIERRA CHICA. La cárcel de Caseros, la
más moderna construida por la dictadura, a semejanza de Alcatraz,
fue inaugurada por el gobierno militar de Jorge Videla el 23 de abril
de 1979. Contaba con dos torres de 22 pisos y dos subsuelos, con
un total de 85.000 metros cuadrados cubiertos, para los presos no
tenía vista al exterior ni luz solar y se estaba en las celdas 23 horas
al día. Una cárcel que era una tortura en si misma, terminó siendo
demolida en 2007 justamente por su inhumanidad, que aunque
posterior a los hechos, es demostrativa del criterio carcelario del
imputado Videla. La de Rawson con el antecedente tenebroso de
los 16 asesinatos del 22 de agosto de 1972, la más alejada del país
y con un régimen extraordinariamente duro y SIERRA CHICA, una
cárcel tenebrosa con castigos varios.
Casi todos los testimonios brindados aquí sobre dichos
institutos, refieren los tratos crueles, inhumanos y degradantes que
tuvieron que sufrir. También relatan los traslados de unas a otras en
condiciones de absoluta vejación.
Todo ello, con las particularidades propias de cada
establecimiento, revela un plan común y generalizado para
atormentar a los detenidos políticos. La transferencia de prisioneros
entre distintas cárceles de distintas jurisdicciones para ser tenidos
como rehenes, evidencia una conexidad represiva que sólo puede
estar dispuesta por las más altas autoridades dentro de una
programación general. Resulta entonces un hecho evidente la
existencia de un sistema de tormentos y asesinatos en casi todas
las prisiones importantes del país, como parte de esa “lucha contra
la subversión”.
Claro que Córdoba tristemente se destaca por la brutalidad de
los tormentos, por la cantidad de traslados homicidas y por el
número de personas asesinadas en la UP1
En relación al sistema de tormentos y asesinatos carcelarios, debo
resaltar dos cuestiones:
Como es sabido Salta pertenece a la Jurisdicción del III
Cuerpo de Ejército. El aquí imputado Menéndez también esta
procesado en esa causa de la Masacre de la Palomitas que como
dije tramita ante los Tribunales Federales de Salta, a cargo del Dr.
Carlos OLIVERA PASTOR, juez subrogante del Juzgado Federal Nº
2 de Jujuy. El Dr. Cuesta Garzón me corregirá si hay en esta
somera descripción algún imprecisión técnica.
Pero lo que quiero mostrar es que la ecuación del terror sobre
las cárceles no culminaba en Córdoba sino que se extendía en el
ámbito del III Cuerpo.
La otra cuestión a resaltar es que en la Causa 13 de año 84
seguida contra las 3 últimas juntas militares, la Cámara Nacional de
la Capital Federal condenó en 1985 por sentencia firme, al aquí
imputado Videla, entre otros, por 13 homicidios agravados por
alevosía y 13 tormentos, a la pena de reclusión perpetua por los
casos 670 a 683 (La Sentencia Tomo II fs. 655 a 675) todos ellos
referidos a los crímenes de Margarita Belén en el Chaco, cuyas
víctimas fueron detenidos políticos.
Ello confirma según dicha sentencia que la metodología de
represión, tormentos y homicidios en las cárceles fue parte del plan
sistemático.
La certeza de esta conclusión fue refrendada 15 años después
nada más ni nada menos que por el teniente general Ricardo
Brinzoni cuando La Nación difundiera, parte de una entrevista
efectuada por el diario Norte, de Resistencia, en la cual el jefe del
Ejército confesaba que la denominada masacre de Margarita Belén,
ocurrida en 1976 en el Chaco, durante la cual murieron 22
personas, "fue una operación militar para eliminar delincuentes
terroristas".
"No fue un enfrentamiento, fue un fusilamiento encubierto de
detenidos que estaban en la cárcel U-7", dijo Brinzoni, que en
aquellos días tenía rango de capitán y se desempeñaba en la
Secretaría General de la gobernación del Chaco. A esa provincia
había llegado dos años antes destinado al Grupo de Artillería 7. La
Nación, Viernes 11 de mayo de 2001
3-2. LA ESTRUCTURA OPERATIVA IMPLEMENTADA A LOS
FINES DE LA “LUCHA CONTRA LA SUBVERSIÓN”.
Las Fuerzas Armadas y de Seguridad actuaron orgánica y
sistemáticamente. En la Argentina existió un Plan Criminal
sistemático y generalizado. Las Fuerzas Armadas una vez
instaurado el gobierno militar el 24 de marzo de 1976, con el
objetivo de “aniquilar al enemigo” montaron una estructura de
funcionamiento clandestino. En Córdoba en particular, como
también en Tucumán y en Villa Constitución, la implementación del
Plan Sistemático, Generalizado y Criminal desde el Estado había
comenzado antes del 24 de marzo de 1976, tal como lo permite
establecer entre otras evidencias, las reuniones de la Comunidad
Informativa de Inteligencia que desde fines de 1975 encabezaba
Menéndez, la existencia del Campo de concentración ilegal de
detenidos que comenzó a funcionar a fines del año 1975 en el
ámbito de la Prisión Militar ubicada en La Rivera, el accionar de los
Comandos Libertadores de América dirigidos por el Destacamento
de Inteligencia General Iribarren 141, la utilización como lugar de
detención ilegal y tortura de las dependencias de la tristemente
célebre D2 en las adyacencias del Cabildo Histórico de Córdoba,
donde estaba radicada la Jefatura de la Policía Provincial, entre
otros, hechos a esta altura de público y notorio en algunos casos o
en otros como conclusión del abundante material probatorio
agregado a la causa. Como así también la utilización de los
establecimientos penitenciarios de la Provincia de Córdoba tales
como la Unidad Penitenciaria Nº 1, de Bº San Martín y la Cárcel de
mujeres “Buen Pastor”, que con posterioridad se desarrollará en lo
que respecta a su funcionamiento en el esquema represivo del
comando del III cuerpo de ejercito.
IMAGEN ORGANIGRAMA SASIAIÑ Fs. 1051
Uno de los rasgos más importantes de esta organización
clandestina, fue la división de todo el territorio nacional en zonas de
seguridad. Esta división es lo que se conoce como esquema de
zonas, subzonas, áreas y subáreas de seguridad. Se cuadriculó el
territorio como señalara el ex represor Díaz Bessone en
declaraciones
públicas
de
profusa
difusión.
A
raíz
de
la
organización estructural adoptada por el gobierno, el país ya se
había dividido en cinco zonas de Defensa, que a su vez se dividían
en subzonas y áreas de seguridad (directiva del Comandante
General del Ejercito Nº 404/75 fs. 201/202).
En lo que a esta causa respecta, la Provincia de Córdoba
integraba junto a otras nueve provincias la Zona 3, a cargo del
Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, cuyo comandante era el
General de División Luciano Benjamín Menéndez. Esta provincia
era denominada Área 311 (también comandada por el mencionado
Menéndez) que creó, como estructura represiva, a los fines de
llevar adelante el ”Aniquilamiento a la subversión”, como llamaron
al Plan Sistemático y Generalizado de exterminio de la Oposición
Política. Esta división en zonas había sido ordenada por normativa
directa de quien era el comandante en jefe del ejército Jorge Rafael
Videla
3-3.Estructura militar dependiente del área 311
Conforme a la estructura militar jerárquica y vertical
resulta importante destacar el organigrama realizado por el
entonces
Comandante
de
la
IV
Brigada
de
Infantería
Aerotransportada y Jefe de Estado Mayor de dicha Área, Juan
Bautista Sasiaiñ obrante a fs 1051 de autos, en el que aporta con
claridad meridiana, que el Área 311 tenia la siguiente organización:
El Jefe del Área 311, era a la vez el titular del Tercer Cuerpo de
Ejercito, General de División, Luciano Benjamín Menéndez. El Jefe
del Estado Mayor (o segundo Jefe) del Área 311, era quien tenía a
su mando la IV Brigada de Infantería Aerotransportada. Del Área
311 dependían 1) Brigada de Infantería Aerotransportada IV. 2)
Grupo de Artillería 141. 3) Batallón de Comunicaciones Comando
141. 4) Destacamento de Inteligencia 141 Gral. Iribarren. 5) Batallón
de Arsenal 141 Río IV. 6) Fabrica Militar Villa María 7) Fabrica
Militar Río III. También dependían del Área 311, la Prisión Militar (La
Rivera), la Fabrica Militar de San Francisco, el Liceo Militar Gral.
Paz, el Distrito Militar Córdoba, el Distrito Militar Río IV, la Escuela
de Suboficiales de Gendarmería Nacional de Jesús María y la
Policía de la Provincia de Córdoba, colocada bajo su control
operacional. Según el mismo organigrama obrante a fs 1051 de
autos, esta jurisdicción es dividida en siete subáreas, estas eran:
Capital (3111), Jesús María (3112), San Francisco (3113), Villa
Maria (3114), Río IV (3115), Río III (3116) y José de la Quintana
(3117). Así mismo la Subárea 1 Córdoba Capital, se dividía en
cuatro
sectores
a
cargo
del
Regimiento
de
Infantería
Aerotransportada 14, a) Grupo de Artillería 4, b) Batallón de
Comunicaciones Comando 141, c) Liceo Militar General Paz d) un
sector independiente (acta de acuerdo) a cargo de la Fuerza Aérea
Argentina. Dentro del Área 311 funcionó una estructura de
coordinación entre los organismos de Inteligencia de las Fuerzas
Armadas, de Seguridad y Policiales, denominada “Comunidad
Informativa de Inteligencia del Área 311”. Fs
Funcionaba
semanalmente para la subárea 3111 (local) y quincenalmente,
cuando se reunían conjuntamente con el resto de subáreas de la
Provincia de Córdoba (regional). En estas reuniones, presididas por
los mas altos jefes del Área 311 a las que concurrían los altos jefes
de inteligencia de las fuerzas armadas, de seguridad, SIDE,
policiales (federal y provincial) e instancias del gobierno de la
Provincia,
se trataban temas relacionados con lo que se
denominaba “lucha antisubversiva”. En ellas se determinó qué
organizaciones eran consideradas “enemigas”, la determinación y
selección de los “blancos” (es decir personas que supuestamente
pertenecían a las organizaciones enemigas), hacer la inteligencia
previa a su detención, la
consulta previa antes de esos
procedimientos, o el chequeo entre dos o más servicios de
inteligencia de los componentes de esa Comunidad, cuando fuera
necesario intervenir sin previa autorización, debiendo siempre ser
comunicada la novedad en forma inmediata al Comando del Área.
Habiendo quedado establecido que toda la estructura
del Plan Sistemático, Generalizado y Clandestino de eliminación de
la oposición Política tildada de subversiva en Córdoba, funcionaba
bajo el mando y las ordenes directas del entonces Jefe del Área 311
Luciano Benjamín Menéndez, resulta ahora de suma trascendencia
para esta causa, explicar el funcionamiento y rol que desempeñaba
la IV Brigada Aerotransportada como Estado Mayor del Área 311
mencionada.
3.3.1. Estructura y funcionamiento de la brigada
de infanteria aerotransportada IV de la provincia de córdoba.
Tal como se encuentra probado en autos, la IV
Brigada de Infantería Aerotransportada desempeñaba, según el
organigrama agregado a fs 1047, el Estado Mayor del Área Militar
311, cuya jefatura era ejercida al momento de los hechos que se
investigan, por el entonces Coronel Juan Bautista Sasiaiñ que a su
vez
era
el
Comandante
Aerotransportada
de
la
mencionada.
IV
Brigada
Desde
la
de
IV
Infantería
Brigada
Aerotransportada se impartían las directivas a seguir en la
denominada “Guerra Antisubversiva”. Dicho departamento trabajaba
en forma organizada, coordinando tareas, y bajo las órdenes de los
jefes del Ejercito –Jefe del IIIº Cuerpo de Ejercito y Jefe del Area
311- los que, en virtud de la organización jerárquica en la que se
encontraban,
determinaban el desarrollo de las actividades a
realizar por la Policía de esta provincia, siendo además quienes
lideraban las reuniones de La Comunidad Informativa, las que eran
realizadas periódicamente a los fines de llevar adelante el accionar
anti subversivo y en las cuales se debatían y planificaban los
procedimientos a realizar, prestando el apoyo y respaldo necesario
para el cumplimiento de dicho objetivo (ver memorandos fs.
3722/3734, 3969/86) y Prueba de la existencia de la comunidad
informativa 6403/10
Y
los
detenidos
especiales
en
los
servicios
penitenciarios no estaban exentos de ser victimas de los
mencionados objetivos, a pesar de que en la mayoría de los casos
estén bajo disposición conjunta del Poder Ejecutivo Nacional (PEN)
Ver Memo del 75 a Fs 6405 y/o de un Juzgado Federal actuante.
Ahora bien, cabe detenernos en analizar cual era la
estructura
orgánica
de
la
propia
Brigada
de
Infantería
Aerotransportada IV. Del organigrama agregado por el Teniente
Coronel Heraldo Ernesto Biolatto a fs 6263/64 correspondiente al
año 1976, surge con claridad que dicha fuerza tenia la organización
jerárquica que a continuación se describe: Un comandante de
Brigada ejercido por el entonces Gral. de Brigada Juan Bautista
Sasiaiñ durante el período
( 06 de febrero de 1976 al 30 de
diciembre de 1976), por debajo de este estaba el segundo
Comandante de Brigada y al mismo tiempo Jefe del Estado Mayor,
que al momento de los hechos que se investigan fue ejercido por el
Coronel Miguel Ángel Marini ( 01 de diciembre del 1975 al 17 de
junio de 1976), desde el 17 de junio de 1976 hasta el 15 de
diciembre de 1976 este puesto no fue ocupado por ningún oficial
mayor y desde el 15 de diciembre de ese año lo ejerció el Coronel
Luís Santiago Martella. Asimismo la Jefatura del Estado Mayor fue
ejercida por el Coronel Vicente Meli desde el 21 Junio de 1976 al 15
diciembre de 1976. Por debajo de estos, según el organigrama se
encuentra el Juzgado de Instrucción Militar Nº 73 y 74.
Por otra parte existe una División de Personal al
momento de los hechos a cargo del Teniente Mauricio Carlos
Poncet (también denominada G-1); Una División de Inteligencia al
momento de los hechos a cargo del Teniente Raúl Eduardo Fierro,
(también denominada G-2); Una División Operaciones, que al
momento de los hechos estaba a cargo del entonces Teniente Aldo
Coronel José Barrufaldi y seguido por Néstor Asdrúbal Romero,
(también denominado
G-3); Una División Logística, que al
momento de los hechos fue ejercido desde diciembre de 1976 por el
Mayor Emilio Juan Huber, (también denominada G-4); Una
repartición encargada de Relaciones de Ejercito o Asuntos
Civiles, que al momento de los hechos que se investiga fue ejercida
por el entonces Teniente Jorge González Navarro (también
denominada G-5), finalmente una Sección Contaduría y una
Compañía Comando. Cada una de éstas divisiones se encuentran
mencionadas específicamente, como sus roles y funciones, a fs.
182 y ss del para agregar nº1,
Toda esta estructura de organización de la Brigada
de Infantería IV se ve confirmado por los reglamentos, RC-3-30,
“Organización y Funcionamiento de los Estados Mayores”, RC-3-1
Tomo I, RC-3-1 Tomo II, de los legajos personales de los imputados
que revistieron como funcionarios de la repartición de referencia.
Así también de las declaraciones indagatorias de Carlos Enrique
Villanueva en los autos caratulados “Bruno Laborda” de fecha ocho
de octubre del año 2008, en las que sus consideraciones lejos de
utilizarlas en su contra, entendemos que solo aportan al
esclarecimiento respecto a las funciones y competencias que
estaban a cargo de los distintos miembros del Estado mayor de la
IV
Brigada.
La
prueba
permite,
asimismo
establecer
la
responsabilidad que le cupo en relación a los hechos acusados
contra los detenidos denominados “especiales y/o subversivos” que
se encontraban alojados en la por ese entonces Unidad
Penitenciaria N° 1, cárcel de San Martín. Hemos señalado
elementos probatorios sustanciales, sin desconocer que esa
responsabilidad será analizada in extenso en el desarrollo de este
proceso, en las resoluciones que se han adoptado y que brevitatis
causae damos por reproducidas y probadas.
No obstante con posterioridad se pondrán de relieve
las conductas individuales desplegadas por cada uno de los
imputados en el ejercicio de sus funciones dentro de la estructura
del estado mayor de la IV Brigada Aerotransportada.
Contundentes
son
las
pruebas
documentales
agregadas en autos tales como la Directivas Nº 404/75 y
Organigrama obrantes a fs 201 y 541/557 apéndice 3 anexo 2, del
para agregar. Del Punto 2.b.3 se puede advertir con claridad que el
Plan anti-subversivo en Córdoba estaba a cargo de la IV Brigada de
Infantería Aerotransportada. También a fs 198 y ss del para agregar
obra un Documento titulado “Acciones de Guerra” en la denominada
segunda fase, asignando la concreta responsabilidad a la
mencionada IV Brigada de Infantería Aerotransportada.
Esto se puede corroborar a partir de las innumerables
declaraciones testimoniales que se encuentran agregadas en autos,
entre ellas la de Baronetto Luis Miguel a fs 175/,176 vta, quien
menciona que …desde el 11 o 13 de abril de 1976 que entraron los
militares a la cárcel fue continuo el accionar delictuoso -palizas,
torturas, etc.- efectuado siempre por personal del ejército o
gendarmería y dentro del ejercito
personal de la IV brigada
aerotransportada; participaban oficiales, suboficiales y en una
oportunidad soldados de la policía militar. Como asimismo, la de
Paredes Mario Angel, en la cual manifiesta “….que presenció el 11
de abril de 1976, el ingreso de personal de Gendarmería Nacional a
la Cárcel y específicamente al pabellón nº 8, en donde se
encontraba alojado en esos momentos. También ingresó personal
de la IV Brigada Aerotransportada quienes que efectuaron la mayor
cantidad de golpizas.
3.3.2. Estructura y funcionamiento del regimiento
de Infantería Aerotransportada Nº 2 “General Balcarce”
correspondiente al año 1976
En función de las responsabilidades derivadas de las
cadenas de mando que se evidencian del material probatorio en
estudio es que el Regimiento de Infantería Aerotransportada Nº 2,
se encontraba bajo las órdenes directas de la Brigada de Infantería
Aerotransportada IV y ésta a la vez, de la Jefatura del Área 311 del
Comando del III cuerpo de Ejercito. Aclarado dichas cadenas de
mando, nos detendremos a analizar el organigrama que se
encuentra agregado a fs 6268/70 aportado por el Teniente Coronel
Heraldo Ernesto Biolatto, en el cual describe la estructura y
organización del mismo que sintéticamente se detalla: Un Jefe (que
al momento de los hechos fue desempeñado por el teniente Coronel
Víctor Pino) y segundo jefe de regimiento y una Plana Mayor,
por debajo se encontraba una Compañía de Comando y las
compañías A, B, C. Como así mismo una Compañía de Servicios.
Ahora bien, cabe hacer una somera mención de la
responsabilidad funcional que les cabía a los miembros de este
Regimiento, Ya la Excma. Cámara de Apelación de la Provincia de
Córdoba, había dicho que “… Esa estructura es la que posibilita, en
definitiva, la articulación de los dos extremos que dan cuenta de la
eficacia y verticalidad de su funcionamiento: por un lado, la orden
emanada de la superioridad y, por otro, la acción concreta
ejecutada -en general- por personal subalterno…”.
Finalmente podemos asegurar que la mencionada
estructura en relación a los hechos que se investigan cumplió una
función fundamental en la cadena de mando, tanto a los fines de
trasmitir las ordenes criminales, como en la consecución del
objetivo final de eliminar a los opositores políticos y garantizar
impunidad para toda la cadena. Extremos que se ven confirmados
tanto por el organigrama mencionado, por lo reglamentos y por lo
legajos individuales de los encartados que formaron parte de de la
repartición mencionada. Asimismo, en la declaración testimonial de
Díaz Roberto Eduardo, se menciona particularmente, que las
unidades que estuvieron en la UP1- fueron: “… policía militar, RI II
unidad de paracaidistas apodada yuca….”. Coincidentes con ello
son los testimonios de Gerardo Otto y el por entonces subteniente
Esteban, entre otros numerosas declaraciones. También se
evidencia con las propios dichos de integrantes de ese Regimiento
como los imputados Mones Ruiz y D’Aloia. No caben dudas
entonces que efectivos del R. I. Aerot. II estuvieron en la UP1 bajo
las órdenes de su Jefe y dentro de la órbita de la 4ª Brigada.
3.3.3.
Estructura
y
funcionamiento
de
la
compañía de policia militar 141, correspondiente al año 1976
La compañía de Policía Militar 141, tenía al momento
de los hechos su propia organización jerárquica y dentro de la
natural cadena de mando del gran organigrama diseñado para
llevar adelante la ilícita “lucha contra la subversión”, Dicha
Compañía que originariamente dependía del III Cuerpo a partir del
23 de Marzo de 1976 se encontraba por debajo de la Brigada de
Infantería Aerotransportada IV. O sea bajo las órdenes del Área
311 y su Estado Mayor. Vemos que a Fs. 6271/72 existe agregado
un organigrama aportado por el Teniente Coronel Heraldo Ernesto
Biolatto, en el que se puede advertir que dicha Compañía Militar
estaba a cargo en el año 1976 de un Mayor del Ejercito, quien
ejercía la Jefatura de la Compañía, que al momento de los hechos
era el My Emilio Juan Huber desde el 07 de diciembre de 1974
hasta el 12 de diciembre de 1976. Por debajo de este existían Jefes
de Sección, que al momento de los hechos eran ejercidas por el
imputado Tte. Gustavo Adolfo Alsina, Tte. Abelardo Sebastián
Ramos Monso, Tte. Luciano Teodoro Parsczik y con el ingreso
posterior del Tte. José Luis Blanquet. Así mismo del organigrama
surge que había un Grupo Comando y otra Sección o Grupo
Servicios.
Esta Compañía Militar, tal como se encuentra
probado en autos, prestaba una activa colaboración con la IV
Brigada Aerotransportada, cumpliendo la función de “custodia de
detenidos especiales” en la Unidad Penitenciaria Nº 1, a través
de la comisión de personal que prestaba servicios de guardias.
Todo lo indicado se ve confirmado por abundantes
elementos probatorios tales como declaraciones testimoniales,
entre ellas la de Fermín Rivera, la de Paredes Mario Ángel, la de
Díaz Roberto Eduardo, la de López Héctor Gerónimo Enrique, la
de Daniel Eduardo Bozzano entre muchas otras. Adquiere
importancia la declaración del soldado conscripto Roberto Hugo
Avalle quien menciona que en la compañía – Policía Militar- los
hacían cumplir funciones en distintos lugares como ser en la
Penitenciaría. Todo lo afirmado asimismo se puede corroborar en
el Reglamento RC-9.1 en su disposición 4012, como también en los
legajos personales de los imputados que revistieron en esta
compañía y finalmente en el anuario o Libro Histórico de la
Compañía de la Policía Militar que obra a fs 541/557 es Fs. 7929
del para agregar.
EXCURSO SOBRE EL COT, el ESTADO MAYOR y
LA CADENA DE COMANDO
Varios de los imputados han expresado su preocupación por que a
los civiles nos cuesta entender los temas militares. Se han pasado
horas explicándonos elementalidades como si fuéramos incapaces
de comprender una estructura propia de cualquier organización
jerárquica. En el caso de la organización militar es cierto que la
disciplina y la obediencia son elementos relevante pero ahora
pretenden ejercer su defensa ocultándose entre los meandros de la
burocracia, esto es lo que no podamos entender.
El ex jefe del R.I 2 acompañó a último momento un
anexo donde da su versión del funcionamiento de la 4ª Brig. El
organigrama de Pino le tira de sisa. Hay un C.O.T. totalmente
inflado, agrandado que deja apretados y chiquititos no sólo al Reg.
Inf. Aerot.2 sino a todo el resto de los componentes de la Unidad y
además desaparecen todas las secciones orgánicas de cada
compañía; son reemplazadas fantasiosamente por secciones
Rayo.
Quedó claro que la Sección Rayo era una sección
de reserva que estaba presta durante 24 horas, sus hombres
vestidos y listos con su equipo, cuando, como su nombre lo indica
debía responder velozmente cuando era requerida de urgencia.
(Una salvedad: Esto no quita que eventualmente alguna sección
Rayo hubiera sido utilizada para operaciones ilegales o que oficiales
de distintas secciones con motivo del denominado pacto de sangre,
intervinieran de consuno en diversos crímenes). Pero las secciones
que estuvieron en la UP1 no eran secciones Rayo, eran secciones
orgánicas del R.Inf. Aerot. 2. No durante 24 hs. sino durante 7 días,
de Viernes a viernes. Eran las secciones del Tte. Mones Ruiz, del
subtte. D’aloia, del subtte Esteban, etc. bajo las ordenes y con el
conocimiento de su Jefe de Regimiento, el Tte. Cnel. Víctor Pino.
La pretensión entonces de que el finado Sasiaiñ y un ignoto oficial
jefe y un desconocido suboficial del COT sean los responsables de
los tormentos y de la muerte de 31 personas, no resiste ningún
análisis.
Contraviene las reglas de la lógica y de la experiencia, los
reglamentos y las prácticas militares y están refutadas por toda la
prueba documental y testimonial.
En ese sentido el testimonio de Carlos Daniel Esteban, es muy
valioso, puesto que al momento de los hechos, como subteniente,
estuvo en la UP1 y era integrante del Regimiento. Además de haber
sido condecorado con la medalla al valor en combate en Malvinas,
llegó al grado de Coronel integrado el Estado Mayor del ejército
argentino. Es decir maneja la teoría y la práctica.
En relación a la UP1 dijo el ejército había asumido una
responsabilidad mayor, se que hubo requisas para asegurarse que
no hubiera armamento. Se que había una misión que era hacer
traslado de detenidos, el personal venía de afuera con una orden de
autoridad militar. El C.O.T. era un turno de un oficial jefe que lo
desempeñaba por 24 hs. Presidía la situación general y se operaba
y todo con la consideración, la anuencia del cte. de la brigada. En
horario de actividades normales lo mas normal es que el
Comandante de Brigada lo llame al jefe de Unidad y le impartiese
la orden de lo que hubiese que hacer. También era común que el
jefe del COT que es el representante del cte. de la brigada cuando
este no está pudiese impartir las órdenes a los elementos. El jefe
del COT habla por el Cte. de la Brigada.
En ese momento recuerdo haber leído una orden del
Comando de Brigada, que en ese caso fue bajada por mi jefe de
regimiento, que establecía perfectamente cual era la misión de cada
organización... cuando una subunidad recibía la orden de un
traslado de detenidos en el Regimiento, la orden iba de la Brigada a
la Jefatura del regimiento y de allí a las subunidades.
Respecto al G1 en caso de guerra se ocupa del tema traslado de
detenidos con asesoramiento del G2. Las funciones no han
cambiado aproximadamente desde la década del 70. El G2 es
Inteligencia, en operaciones es el que reúne la información y luego
coordina con el G1 los movimientos que sean necesarios de
detenidos. El estado mayor asesora al comandante que hay que
trasladar a un detenido, el dice trasládenlo y se imparte la orden al
jefe de la unidad.
Preguntado (Gonella) por el motivo del traslado de los detenidos
que solía ser “…por razones que estimaba conveniente el Estado
mayor por estudios de inteligencia.. El Cte. torna operativa la orden,
si es horario habitual a través directamente del jefe de unidad y si
es horario fuera de lo habitual a través del COT.
Cuando se tenía una novedad se informaba en forma simultánea al
COT y a la línea del Comando para que se entere la jefatura del
Regimiento y el Cte. Brigada, y también por otro lado llega al COT.
Pero salgamos de la abstracción de la estructura reglamentaria y
vamos a las personas concretas: Dice Esteban: “Durante el año 76,
el estilo de mando del Tte. Coronel Pino, un hombre muy estricto,
muy personalizado no toleraba que no le reporten.
El imputado MELI: la cadena de mando es vertical, no solo hacia
abajo sino también hacia arriba.
El por entonces Tte. 1º LISTORTI: ratifica el sentido de la cadena
de comando. Él obedecía al Jefe de Regimiento y el COT es quien
coordina y recibe la información del cumplimiento de tales órdenes.
Si un oficial subalterno recibe una orden de otro superior, siempre
debe informarle a su Jefe de Unidad.
SubTte. ESTEBAN es más preciso todavía: El jefe del COT no
impartía ninguna orden a un jefe de subunidad del Regimiento si no
se le avisaba al Jefe del Regimiento, autorizado por el Jefe vuelve y
si el COT le quiere extender la orden él no puede comenzar la
misión si no se presenta al Jefe de Regimiento y dice: me están
ordenando realizar una misión que no fue la que Ud. me autorizó.
Puede que venga una orden del Cte. Puede venir con su firma
solamente o con la firma de los G. En las órdenes se usa el sello
escalera y firman los G y el comandante.
El imputado QUIROGA: El COT era una oficina de 4 x 4 de un
oficial y un suboficial. El 12 de agosto por el jefe de Regimiento le
llega la orden que debe trasladar al Consejo de Guerra a un grupo
de detenidos de la UP1 y que tiene que notificarse de los detalles
en el COT. Al COT lo equipara a un parlante, que transmite órdenes
Eduardo MARION quién se desempeño como Teniente en el Liceo
Militar Gral. Paz quién trasladó a un detenido de la UP1 al Juzgado
Militar, dijo que las órdenes bajaban por lo canales naturales: El
comando de Brigada hacía el requerimiento a la Dirección del
Instituto y le llegaba a él. El informaba al finalizar la misión al C.O.T.
y a su jefe.
El subteniente Gerardo PASSENNHEIM también trasladó a un
detenido desde la UP1 hasta la Prisión Militar del Bº San Vicente.
La orden la recibe a través de la cadena de comando de su
batallón, (de Comunicaciones) informa por Radio al COT de la
Brigada de la operación en ejecución.
Instrucción para Operaciones de seguridad RE10-51 FS. 7072
IMPONE LA OBLIGACIÓN de producir INFORMES DE RUTINA EN
UN HORARIO FIJO Y TENDRÁN LA FINALIDAD DE MANTENER
INFORMADO AL SUPERIOR INMEDIATO DEL DESARROLLO DE
LAS ACTIVIDADES . ART. 5021
Se ha descripto como se veía desde abajo, esto es por los
subordinados, el COT, la cadena de Comando y el Estado Mayor.
Veamos ahora como se describe desde arriba. En 1984, cuando
todavía estaba intacta la omnipotencia, Juan Bautista SASIAIÑ, en
su indagatoria (obrante a fs. 1047) por la detención y muerte de
Amelia Nélida Insaurralde en Abril de 1976, dice que es su expresa
voluntad declarar. Preguntado Quién le informa el suceso ( la
muerte) dice que a través de una comunicación que realiza el
segundo
comandante
de
Gendarmería
Nacional
SIMÓN.
Preguntado: De quién dependía el Comandante Simón. Que
dependía del Area 311, que entiende que era Gonzalez Navarro.
(Ya sabemos que Gonzalez Navarro es miembro del Estado Mayor
de la 4ª Brig. como jefe del G.5. Queda claro también que integra el
Área 311 y que incluso cumple un plus funcional.
Luego dice Sasiaiñ: La Intervención militar en Cosquín (que es
adonde se la detiene a Insaurralde) es motivada por un pedido de la
Policía de la Provincia formulada el 7 de abril a la noche, ante
presuntas manifestaciones públicas donde se habría incitado a la
violencia y a la alteración del orden; ese requerimiento lo recibe el
Centro de Operaciones de la Brigada y se lo ratifica a su pedido el
Comisario Telleldín. En ejercicio de las facultades de la ley 21.264
ordena la intervención de efectivos militares (Regimiento 2)
Hecho Tercero
Que sólo a los fines de dejar claro el iter criminis,
comienzo con la detención. En efecto con fecha 27 de enero de
1976, José Cristian Funes fue detenido por personal policial, en
momentos en que arribaba a un domicilio en el centro de la ciudad,
con la hermana menor de su novia y luego trasladado al
Departamento de Informaciones de la Policía provincial (D2). Como
la casi totalidad de los detenidos políticos que pasaron por ahí, fue
torturado, según surge de los testimonios de su hermana Myriam
Funes, de su abogado el Dr. Luis Reinaudi, de las declaraciones de
Paredes y según se observa en la foto del expediente.
Se
encontraba a disposición del Juzgado Federal Nº 1, en autos
caratulados “FUNES José Cristian y otros por ss.aa. de
asociación ilícita, portación de armas y municiones de guerra,
tenencia de explosivos e infracción a la ley 20.840 (Expte. 19-F76). Fue indagado en la policía recién el 2 de febrero.
El día 7 de febrero de 1976 fue trasladado a la Unidad Penitenciaria
nº 1 ubicada sobre calle Colombres 1300 de esta ciudad de
Córdoba.
El día quince de 15 de marzo de 1976 fue indagado
judicialmente en el Juzgado Federal. Esto parece una perogrullada,
pero no lo es.
Fue alojado en esa Unidad Penitenciaria, en planta baja, en el
pabellón 6, celda 4, es decir laúltima celda, situada conforme se
ingresa al pabellón, al fondo a la derecha, antes de los baños.
Después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 -y con el
correr del tiempo-, esta celda que originariamente tenía capacidad
para 6 detenidos con sus camas, llegó a tener 17 alojados (Otto)
De la recopilación de los dichos de los testigos, surge la
identificación de los 17 presos políticos de la celda 4: Además de
FUNES, estuvieron Gerardo OTTO, Juan Carlos RABAT, Guillermo
FRENCIA, Daniel PITUELLI, David LANUSCOU, Héctor LÓPEZ,
Guido GUIDI y un hermano de este, Carlos M. AVILA, Reinaldo
CANTONI, Héctor Ramón MORCILLO, LUNA, BORGHI, HEREDIA,
RODRÍGUEZ y GARCIA, hacinados, con colchones en el suelo y un
tarro para hacer las necesidades dentro de la celda. Después del 2
de abril y hasta el 30 de junio de 1976 en dicha Unidad
Penitenciaria Nº 1, en numerosas oportunidades Funes fue vejado,
amenazado y
torturado de distintas formas, por efectivos de la
Compañía de Policía Militar 141 a saber: Teniente Gustavo Adolfo
Alsina, Sargento Carlos Hibar Pérez y Cabo 1º José Antonio
Paredes con el conocimiento y bajo las órdenes de su jefe Mayor
Emilio Juan Huber
y efectivos del Regimiento de Infantería
Aerotransportada 2 –- a saber: Teniente Enrique Pedro Mones
Ruiz, Cabo Miguel Ángel Pérez, con el conocimiento y bajo las
órdenes del jefe de Regimiento, Teniente Coronel Víctor Pino.
Ello en función de la aplicación de un “régimen interno” de extrema
violencia y rigor (fs. 4503/05) formulado contra todo derecho, desde
la propia cúpula del Área de defensa 311 por su Jefe de Estado
Mayor, General de Brigada Juan Bautista Sassiaíñ (ya fallecido),
inmediatamente después de instaurada la dictadura militar a través
de una directiva de carácter “reservada” del 02-04-76.
Así sometieron a Funes -junto a otros “detenidos especiales”, a
condiciones infrahumanas de detención consistente en: absoluta
incomunicación - prohibición de visitas, de esparcimiento, de todo
tipo de contacto extramuros incluso con su abogado- a deficiente
alimentación, y asistencia médica, a inexistentes condiciones de
higiene (obligados a efectuar sus necesidades fisiológicas en
recipientes de lata y dentro de las mismas celdas donde estaban
alojados y en condiciones de hacinamiento. Asimismo les aplicaron,
en forma continua y sistemática, torturas físicas y psíquicas
consistentes en golpes con palos, culatazos de armas de fuego,
trompadas, puntapiés y pisotones a la vez que los forzaban a hacer
los llamados ejercicios vivos, conocidos como “bailes”. También
aplicaron a Funes tormentos psicológicos consistentes en encierro
casi sin poder ver la luz natural, improperios e insultos indignantes,
amenazas de sufrir males físicos e incluso de muerte. Todos estos
procedimientos, de manera asidua, intempestiva, e inesperada y
siempre con extrema violencia, se efectuaban en los pabellones, en
todas las celdas, en los pasillos e incluso en ocasiones en los patios
del penal. Cabe destacar uno de ellos por su ferocidad, ocurrido
aproximadamente el 11 de abril de 1976. Todo ello en medio de la
tentativa de los torturadores de asegurarse –infructuosamente- la
impunidad, ordenando, -igual que hacen los delincuentes: “no me
mire, la cabeza contra la pared, mirando la pared o el piso.
Además José Cristian Funes, el 11 de junio de 1976,
al ser trasladado al denominado Campo de la Ribera conjuntamente
con Hugo Miguel Vaca Narvaja
y Federico Víctor Bazán, fue
llevado con ellos, en condiciones de seguridad extremas, golpeado
a culatazos y víctimas de terribles amenazas. La orden fue
impartida por Sasiaiñ, consta el sello con el código 321 de González
Navarro y el cumplimentado con la firma y aclaración de Alsina.
Tales hechos tormentosos, crueles, despiadados,
inhumanos y degradantes contra los presos políticos, llamados
“detenidos especiales” de la “UP1”, fueron perpetrados en el marco
del plan diseñado e implementado con el alegado propósito de la
llamada “lucha contra la subversión”, por las autoridades del Ejército
argentino, en particular por su Comandante en Jefe General Jorge
Rafael Videla y por quienes –siguiendo la cadena de mandodirigían y supervisaban el funcionamiento del Área 311 -organizada
especialmente para esa “lucha”-, Comandante del III° Cuerpo de
Ejército y a su vez Comandante del Área, General de División
Luciano Benjamín Menéndez, por el Comandante de la IV°
Brigada de Infantería Aerotransportada y a la vez Jefe de Estado
Mayor General del Área 311, General Juan Bautista Sasiaiñ
(fallecido con anterioridad), por el Estado Mayor General de la IV°
Brigada de Infantería Aerotransportada, integrado a la época por el
Coronel Miguel Angel Marini ( fallecido) –Jefe de Estado Mayor
desde el 1 de diciembre de 1975 hasta el 17 de junio de 1976, por
el Coronel Vicente Meli –Jefe de Estado Mayor desde el 21 de
junio de 1976- con funciones de dirección y supervisión del Estado
Mayor; por el Teniente Coronel Mauricio Carlos Poncet –Jefe de la
División Personal (G1)- con función asignada en todo lo
concerniente a la custodia y trato de los prisioneros de guerra,
Teniente Coronel Raúl Eduardo Fierro –Jefe de la División
Inteligencia (G2)- con responsabilidad en el ámbito operacional, el
enemigo y la dirección de todas las acciones especiales de acción
psicológica, inteligencia y contrainteligencia y Teniente Coronel
Jorge González Navarro –Jefe de Asuntos Civiles (G5)- con
intervención asignada en los traslados de detenidos. El Estado
Mayor, en su conjunto, contribuía al cumplimiento de las
responsabilidades del Comandante de la Brigada y, así, se ocupaba
de asesorarlo, preparar el detalle de sus planes y transformar sus
resoluciones en órdenes, haciendo que las mismas se transmitan a
los demás integrantes de la fuerza y sean ejecutadas tanto por
militares como por personal de la Policía de la Provincia de
Córdoba, ésta última actuando bajo control operacional del Ejército.
Dichos oficiales en sus distintas áreas de competencia y jerarquía,
planificaron, reglamentaron, dispusieron, e hicieron ejecutar las
ordenes
ilegitimas y las conductas de sus subordinados que
tipifican como delitos de tormentos agravados según se verá,
utilizando para ello todos los arbitrios que las fueras armadas
disponían y de los recursos del Estado que habían asaltado.
Hecho Séptimo
Ya se señalo en el hecho anterior que José Cristian
Funes, el 11 de junio de 1976, fue trasladado al denominado
Campo de la Rivera conjuntamente con Hugo Miguel Vaca Narvaja
y Federico Víctor Bazán, por una orden impartida por Sasiaiñ,
donde consta el sello con el código 321 de González Navarro y el
cumplimentado con la firma y aclaración de Alsina. En la Prisión
Militar de la Rivera, Funes fue seriamente amenazado de muerte
según las declaraciones de varios testigos, que lo escucharon de
boca de aquel al regreso a la UP1. Ese procedimiento del traslado
de Funes a la Rivera había generado inconvenientes con el
Servicio Penitenciario por estar Funes detenido solamente a la
orden del Juzgado Federal.
Por ello, para tratar de sortear la falta de orden judicial,
el propio MENÉNDEZ emitió y firmó el día 28 de junio la “orden
de entrega de FUNES y Rosetti de Arqueola para ser
interrogados” pese a que al momento de los hechos, no existía
causa alguna en ninguno de los juzgados militares con
jurisdicción del III cuerpo de ejército, ni consejo de guerra abierto
en contra FUNES.
De acuerdo a los testimonios, el 29 de junio en horas
de la noche, se pretendió ejecutar la orden de MENÉNDEZ pero
la oposición de Torres la frustró, pese a Funes que ya había sido
sacado de su celda. Al regresarlo a ella le avisaron que al día
siguiente lo matarían. El propio SASIAIÑ ese mismo 29 remitió
un oficio a Zamboni Ledesma, juez interviniente, quien lo receptó
el 30 de junio a las 8:00 hs. y lo diligenció en el acto.
En función de ese oficio, esa mañana, personal de la
unidad penitenciaria nº1 de esta ciudad entregó al detenido José
Cristian Funes a personal del ejército, quien para no identificarse
firmó el correspondiente recibo de detenidos bajo el falso nombre
de Jorge López Lecube o Leconte L.E. 8.252.841 u 8.752.841,
Posteriormente personal no identificado lo colocó
junto a su compañera en el infortunio en algún vehículo que no se
ha podido identificar. Detenido, inerme, sus manos atadas, sus
ojos vendados, fue torturado y luego asesinado en la vía pública,
cumpliendo el macabro anuncio que le efectuaran el día anterior.
La partida de defunción da cuenta que la muerte ocurrió el día 30
de junio de 1976 a las hs: 12 en el hospital militar, por hemorragia
por arma de fuego. Este hecho lugar bajo el control, conocimiento
y responsabilidad, y operativamente, conforme a las órdenes del
Comandante del Tercer Cuerpo de Ejército y, a la vez, Jefe del Área
de
Defensa
311,
General
de
División
Luciano
Benjamín
Menéndez, impartidas en el marco de acciones diseñadas e
implementadas con el alegado propósito de reprimir la subversión.
Tal es así que con fecha 1 de julio de 1976 con la finalidad de hacer
parecer lo ocurrido como un intento de fuga de las víctimas, el
Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército, Luciano Benjamín
Menéndez mediante comunicado publicado en el diario “La Voz del
Interior” en la referida informó que: “El Comando del IIIº Cuerpo de
Ejército, por medio de un comunicado Informó sobre un grave
suceso ocurrido ayer en la mañana en nuestra ciudad. El texto del
documento el Comandante del IIIº Cuerpo de Ejército comunica que
el día 30 de Junio siendo aproximadamente las 11.30 horas en
circunstancias en que los delincuentes subversivos Marta Carmen
Rossetti de Arqueola y José Cristian Funes eran trasladados a fin
de prestar declaración. Aprovechando un desperfecto mecánico del
vehículo que los transportaba, intentaron darse a la fuga luego de
herir a uno de los custodias y apoderarse del arma reglamentaria
del mismo. Iniciada la persecución y luego de resistirse por el fuego
y no acatar las órdenes impartidas por el personal de custodia
fueron abatidos.”
Estos hechos fueron perpetrados en el marco del
plan diseñado e implementado con el alegado propósito de la
llamada “lucha contra la subversión”, por las autoridades del Ejército
Argentino, en particular por su Comandante en Jefe General Jorge
Rafael Videla y por quienes –siguiendo la cadena de mandodirigían y supervisaban el funcionamiento del Área 311 -organizada
especialmente para esa “lucha”-, Comandante del III° Cuerpo de
Ejército y a su vez Comandante del Área, General de División
Luciano Benjamín Menéndez, por el Comandante de la IV°
Brigada de Infantería Aerotransportada y a la vez Jefe de Estado
Mayor General del Área 311, General Juan Bautista Sasiaiñ
(fallecido con anterioridad), por el Estado Mayor General de la IV°
Brigada de Infantería Aerotransportada, integrado a la época por el
Coronel Vicente Meli –Jefe de Estado Mayor desde el 21 de junio
de 1976- con funciones de dirección y supervisión del Estado
Mayor, el Teniente Coronel Mauricio Carlos Poncet –Jefe de la
División Personal (G1)- con función asignada en todo lo
concerniente a la custodia y trato de los prisioneros de guerra,
Teniente Coronel Raúl Eduardo Fierro –Jefe de la División
Inteligencia (G2)- con responsabilidad en el ámbito operacional, el
enemigo y la dirección de todas las acciones especiales de
inteligencia y contrainteligencia y Teniente Coronel Jorge González
Navarro –Jefe de Asuntos Civiles (G5)- con intervención asignada
en los traslados de detenidos. El Estado Mayor, en su conjunto,
contribuía
al
cumplimiento
de
las
responsabilidades
del
Comandante de la Brigada y, así, se ocupaba de asesorarlo,
preparar el detalle de sus planes y transformar sus resoluciones en
órdenes, haciendo que las mismas se transmitan a los demás
integrantes de la fuerza y sean ejecutadas tanto por militares como
por personal de la Policía de la Provincia de Córdoba, ésta última
actuando bajo control operacional del Ejército.
A su modo LA UP1 ES EL SÍMBOLO del salto del Terrorismo
paraestatal al Terrorismo de Estado. Hasta el 24 de marzo de
1976 la Penitenciaría aún con todos sus déficits, funcionaba dentro
de los parámetros de la normalidad institucional. Luego tomada por
las fuerzas militares y convertida en un campo de concentración, el
resabio de legalidad no sirvió para impedir los crímenes, apenas
para dejar constancia del delito.
Las 3 AAA habían sido reemplazadas por las 3 armas.
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