® Una publicación de la Universidad Autónoma de Nuevo León Dr. Jesús Áncer Rodríguez Rector Ing. Rogelio G. Garza Rivera Secretario General Dr. Juan Manuel Alcocer González Secretario Académico Lic. Rogelio Villarreal Elizondo Secretario de Extensión y Cultura Dr. Celso José Garza Acuña Director de Publicaciones Dra. María Luisa Martínez Sánchez Directora de la Facultad de Filosofía y Letras Mtra. María Dolores Hernández Rodríguez Editora Responsable María de Jesús Rodríguez Flores Ilustraciones Víctor Ramírez Cortez Revisión Rosalinda Cantú Cantú Diseño de portada Julián García Pérez Formato Circulación y Administración Cathedra Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UANL, Año 9, No. 18, julio-diciembre 2013. Es una publicación semestral, editada por la Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Filosofía y Letras. Domicilio de la publicación: Facultad de Filosofía y Letras, Ciudad Universitaria, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, México, C.P. 66451. Teléfono y fax (01-81) 8352-4259 y 8352-4250 ext. 109. www.filosofia.uanl.mx. Editora responsable: María Dolores Hernández Rodríguez. Reserva de derechos al uso exclusivo No. 04-2009-061817564800-102. ISSN 2007-2198 ambos otorgados por el Instituto Nacional del Derecho de Autor, Licitud de Título y Contenido No. 14,908 otorgado por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilus tradas de la Secretaría de Gobernación. Registro de marca ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial: 1,183,735. Impresa por: Grafo Print Editores, S.A., Av. Insurgentes 4274, Colinas de San Jerónimo, C. P. 64630, Monterrey, N.L., México. Fecha de terminación de impresión: 24 de noviembre de 2013. Tiraje: 500 ejemplares. Distribuida por: Universidad Autónoma de Nuevo León, a través de la Facultad de Filosofía y Letras, Ciudad Universitaria, San Nicolás de los Garza, Nuevo León México. C.P. 66451. Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura de la editora de la publicación. Prohibida su reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de la Editora. Impreso en México Todos los derechos reservados ©Copyright 2013 [email protected] Revista de la Facultad de Filosofía y Letras, UANL® Quinta época, Año IX, No. 18, julio-diciembre 2013, Periodicidad: Semestral Artículo Ensayo JOSÉ MARÍA INFANTE BONFIGLIO Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje 7 DALINA FLORES HILERIO Sobre la literatura llamada juvenil 57 JUAN NICOLÁS PADRÓN Jorge Teillier: la segunda mirada 17 AROLDO JOSÉ DE ABREU PINTO El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones 23 ORLANDO VALDEZ VEGA Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa 29 CARLOS GERARDO CASTILLO ALVARADO De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado 35 Creación LETICIA HERRERA Poesía 47 TZITEL PÉREZ AGUIRRE La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos 61 JULIO HERNÁNDEZ MALDONADO Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde 69 Reseña LUIS ARMENTA MALPICA Las transparencias del tiempo 79 ROBERTO KAPUT GONZÁLEZ SANTOS La babel como utopía 81 MARÍA EUGENIA MARTÍNEZ FLORES Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción 85 Consejo Editorial: Nora María Berumen de los Santos / Martha Casarini Ratto / María Eugenia Flores Treviño / Miguel Ángel González Quiroga / María Luisa Martínez Sánchez / José Luis Martínez Canizález / Rebeca Moreno Zúñiga / Rolando Picos Bovio / Lidia Rodríguez Alfano / Guadalupe Rodríguez Bulnes. Consejo Editorial Externo: Alfonso Rangel Guerra / Herón Pérez Martínez / Alejandra Rangel Hinojosa En su edición número 18 la revista Cathedra está ilustrada con la obra de María de Jesús Rodríguez Flores. Técnica que se utilizó en las obras que ilustran esta revista: dibujo digital a mano alzada sobre pantalla. María de Jesús Rodríguez Flores. Maestra en Educación Preescolar por la Escuela Normal de Educadoras del Centro de Estudios Universitarios, Licenciada en Educación Especial en el área de Deficiencia Mental por la Escuela Normal de Especialización del Estado de Nuevo León y Licenciatura en Pedagogía por la Universidad Pedagógica Nacional. Maestría en Artes, con especialidad en Educación en el Arte, por la Universidad Autónoma de Nuevo León. Se ha desempeñado en el área de educación como directora de diferentes planteles. Fue catedrática de Posgrado en la Facultad de Artes Visuales de la UANL y ha impartido cursos sobre educación y arte en diferentes instituciones públicas y privadas. Ha presentado su obra plástica en diferentes exposiciones individuales y colectivas y ha sido viñetista para diversas revistas. Artículo Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje José María Infante Bonfiglio Resumen En este trabajo se analizan las relaciones entre economía y política en la crisis mundial de estos años, mediadas por el lenguaje. Se estudian los distintos factores que dieron lugar a la crisis global desde hace un quinquenio y las explicaciones que se han dado, tanto entre dirigentes políticos como entre intelectuales y académicos. La historia nos permitirá hacer un balance adecuado de esta crisis y sus efectos; en este trabajo sólo se adelantan algunas ideas. Palabras clave: performativos, reificación, crisis financiera, discurso político, sociología política. I En los últimos años, la economía de casi todos los países ha atravesado dificultades para lograr, de manera conjunta y combinada, crecimiento económico y estabilidad, uno de los mitos de los economistas clásicos neoliberales. El FMI sigue recomendando las mismas fórmulas desde hace tiempo y nadie en esa organización parece darse cuenta de que las recomendaciones no funcionan: si hay algunos países que han podido lograr ciertos éxitos (siempre relativos), es porque se han apartado de esas claves ortodoxas. La crisis económica global es un fenómeno demasiado conocido para quienes estamos atentos a los sucesos del mundo contemporáneo y no se hará aquí un minucioso examen de ella; sólo se mencionan algunos hechos para ubicar los elementos que interesan a este análisis, en el campo del comportamiento político y económico. Como todos los procesos sociales, políticos y económicos, no surgió imprevistamente sino que tuvo un periodo relativamente largo de gestación que en parte se inició con las medidas de desregulación del sistema financiero impuestas por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en la década de 1970. Un aporte adicional lo hizo Bill Clinton cuando en 1999 eliminó la diferencia entre bancos de inversión y bancos de depósito, presionado por los grupos financieros estadounidenses. El resultado inmediato fue que Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 los ejecutivos de los segundos especularon en inversiones que daban mayores ganancias, pero que no tenían sustento en una economía basada en una producción efectiva. En diciembre de 2007 la actividad económica estadounidense culminó un ciclo de expansión de 73 meses consecutivos (Carrillo 2008b). En el año 2008 la economía mundial entró en una fase de deterioro que puede ser considerada de las peores de la historia occidental. Ese año estalló la llamada, metafóricamente, burbuja financiera, que se había desarrollado como consecuencia de la concentración del crédito hipotecario vinculado a las actividades inmobiliarias en Estados Unidos; el proceso se centraba en la transformación de hipotecas basura1 en derivados crediticios y vehículos de inversión. En los Estados Unidos la concentración del crédito se produjo en un número reducido de estados y principalmente en California. Este estado tiene un PIB (producto interno bruto) que es un tercio más grande que el español y su economía, de ser la de un país independiente, sería una de la diez más grandes del mundo (Walker 2011). En ocho años, las asociaciones de crédito de California emitieron hipotecas originales y préstamos refinanciados por un valor superior a los tres billones de dólares, lo que supone la quinta 1 Hipotecas basura es otra metáfora donde se combina la idea de dinero con el rechazo hacia él. 7 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio parte del crédito hipotecario global de los Estados Unidos; además, las hipotecas subprime2 emitidas por California en dos años antes del 2007 eran 56% del total nacional. Todo ello produjo una espiral incontenible; los empleos asociados al ramo de las finanzas, seguros y bienes inmuebles aumentaron a una tasa superior a todos los demás y ello significó una expansión del mercado financiero que movilizaba inversiones desde Wall Street, por la que cientos de miles de personas se dejaron engañar por hipotecas basura; una derivación no inocente de ello es que el precio de la vivienda también aumentó, la gente hacía malabarismos para poder comprar viviendas por encima de su valor real. Aun cuando California presenta condiciones particulares, que no serán ahondadas aquí, el fenómeno abarcó a todo el país y trascendió las fronteras. Con la ruptura de la burbuja, toda la actividad económica relacionada con el negocio inmobiliario cayó abruptamente: empleos en la construcción y el sector inmobiliario, bancos y demás. Para finales del año 2009 se habían embargado 2.5 millones de viviendas en todo Estados Unidos y para el verano de 2010 se registraban 2.3 millones de hipotecas “sumergidas”,3 o sea, las que tenían un valor por encima del de la vivienda hipotecada. Los historiadores económicos deberán analizar las relaciones entre estos fenómenos y las guerras de George W. Bush (o Bush el peor) que significaron un aumento desmesurado de la deuda pública estadounidense. En Estados Unidos y otros países, las medidas adoptadas por los gobiernos para intentar revertir las condiciones de la especulación financiera sólo agravaron la situación, y terminaron siendo las principales afectadas por esa misma especulación: entre 2007 y 2009 los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y la zona del euro aumentaron la deuda pública entre 20 y 40% del PIB, lo que produjo grandes déficits en la cuenta corriente 2 Las hipotecas subprime son el mejor ejemplo de irracionalidad capitalista: concedidas a quienes se sabe tienen muchas dificultades para pagar, los prestadores recurren a ellas porque proporcionan una tasa de rendimiento muy superior a las pagadas por la economía normal. Entre los problemas derivados de esto, está la negación de asumir las consecuencias de esta conducta irresponsable por parte de los banqueros. 3 ¡Otra vez la metáfora! ¿Es que algunos economistas no son capaces de crear un lenguaje propio? 8 de los países (Blackburn 2012). Como principal efecto de la baja de la productividad económica se acentuó el déficit público y los gobiernos no supieron apelar a otra medida que la de contraer más deuda; deuda por la que se debía pagar cada vez mayores costos, dada la “desconfianza” de los mercados. Desconfianza de los mercados es otra metáfora animista (es decir, propia del pensamiento infantil, según lo explica Piaget). Y como ha señalado claramente el premio nobel de economía Daniel Kahneman (2012), la confianza (y la desconfianza) de los individuos se asienta, en la mayoría de los casos, en intuiciones infundadas. Las intuiciones son aptas sólo cuando se dan dos condiciones básicas: un entorno relativamente regular que permita un cierto grado de previsibilidad y el conocimiento de estas regularidades a través de una práctica prolongada. Para él, tanto los politólogos como los inversionistas deben hacer previsiones en un plazo más o menos largo de incertidumbre, operando en un contexto de validez nula. Al final de la presidencia de George W. Bush se habían tomado una serie de medidas para “calmar a los mercados”, pero la evolución era errática, ya que los inversores siempre presentaban excusas para arrastrar los valores del mercado a la baja (Carrillo 2008a). Lo más grave de esto es la construcción ideológica que se ha venido acrecentando y extendiendo y por la cual vastos sectores de opinión pública están asimilando sin cuestionamiento la idea de que el estado de bienestar es demasiado caro y burocrático. Se ha impuesto austeridad a los países más débiles, mientras, por todos lados se adopta el dogma de la liquidación del déficit (que como suele ocurrir con casi todos los dogmas, se proclama para los otros pero se cumple para uno mismo con adaptaciones racional narcisistas). Esta continencia en el gasto, como lo han señalado eminentes analistas económicos –incluyendo laureados con el Nobel– sólo hace y hará más compleja y prolongada la recuperación. No es el propósito de este trabajo comentar las posibles soluciones a esta crisis económica, pero sin duda la solución deberá pasar por un incremento sabiamente impulsado de la demanda agregada global, es decir, sin montar burbujas que producen ilusiones de crecimiento artificial donde sólo ganan, como siempre, los especuladores. Una de las tantas paradojas de esta situación ha sido que Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio los ideólogos neoliberales, tan afectos a rechazar cualquier intervención del estado en la actividad económica, se volcaron masivamente a pedir a los agentes estatales que los salvaran tomando medidas o ejecutando acciones de fuerte intervención estatal en la economía. Hacia fines del año 2009, la política económica dio un giro brusco: cuando las principales economías apenas estaban recuperándose, la creación de empleos dejó de ser una prioridad y los gobiernos comenzaron a centrarse en la reducción de los déficits presupuestarios. Lo que algunos asesores de inversión decían era que se hacía necesario controlar a los vigilantes de los bonos, que dejarían de aportar dinero a los gobiernos despilfarradores; esa acción consistía en aumentar los costos de los préstamos, obligando a recortes de gastos a los gobiernos, en una acción que, además de contradictoria con sus propias declaraciones previas, sólo llevaba a aumentar el sufrimiento de grandes masas de población (Krugman 2010). Este gran engaño, que no tomaba en cuenta que en los países a los que se acusaba (Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia GIPSI), el promedio de la proporción deuda/PIB, en realidad, había descendido hasta el año 2007; fue difundido por políticos y funcionarios alemanes, dirigentes del Banco Central Europeo y líderes de opinión del sector financiero; se basa en una visión moral propia del autoritarismo de derecha y no se sostendría en una apreciación adecuada de la realidad (Krugman 2012). Se trata, pues, de un imaginario construido a partir de declaraciones de individuos que gozan de cierto reconocimiento y prestigio social y que por ello son tomadas como reales. No entraré en una discusión económica en este punto, pero uno de los problemas consiste en que Europa es una colección de países, sin integración fiscal, donde cada cual posee su propio presupuesto y su propio mercado de trabajo pero cuenta con su propia moneda. La crisis europea no sería posible en los Estados Unidos, ni en Japón ni tampoco en el Reino Unido; lo interesante es ver cómo los políticos se aferran a tomar las mismas decisiones que se ven inadecuadas, pero parecen tener miedo a ensayar otras opciones, enfrentando el descontento popular con una autoimagen de héroes incomprendidos: dado que “no hay mal que dure cien años…” argumentarán que la historia les ha dado la razón, sin conta- Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 bilizar el sufrimiento inútil y desmedido que provocaron (esto sin analizar aquí que no siempre la culminación de la crisis se da en una etapa superior). Si se tiene en cuenta la distribución de la renta, parece haberse reproducido el ciclo que dio lugar a la crisis de finales de la década de 1920 en la economía mundial: en 1928 1% de la población estadounidense controlaba 8.2% de la renta, lo que cayó a 1.9% en 1973 y para el 2000 se situaba en 7.3% (es decir que se retornaba al ciclo de desigualdad); más allá de las cifras, lo que parece indudable es la codicia insaciable de los más ricos, que no suelen autolimitarse en sus ambiciones. Esto ha estado asociado con las distintas formas de desregulación que los gobiernos de ideología neoliberal (que se consolidaron con Margaret Thatcher y Ronald Reagan), desregularización que también es parte de las condiciones que generaron la crisis financiera mundial. En el año 2010 se hizo público que Grecia tenía serios problemas con su deuda y se pretendió comparar su condición con el estado de California, comparación que no se sostiene, dadas las condiciones en que se desenvuelven las dos economías, pero siempre hay analistas que suelen trabajar con analogías metonímicamente falsas, confundiendo los signos a tomar en cuenta. Algo marca la diferencia, y es el funcionamiento de algunos sectores de la economía, como el déficit fiscal agravado por la evasión, una alta proporción de la economía informal y un funcionamiento ineficiente de los organismos públicos debe notarse, no obstante, que otros países que también están soportando la crisis no padecen de estos males (al menos en la misma proporción), de manera que las explicaciones son, para decir lo menos, incoherentes. Y algo más que seguramente no alcanza los mismos niveles en California: en Grecia se observa una corrupción generalizada entre sus habitantes, que incluye compra de temarios de exámenes para acceder a las mejores universidades europeas, las diferentes cantidades de dinero “en negro” que se pagan para agilizar trámites, favores o servicios públicos o privados, aumentando la suma de la evasión fiscal (se calcula que si esta cantidad de dinero emergiera y se integrara al sistema regulado de la economía, se alcanzaría una suma equivalente a 10% del PIB) (Sánchez-Vallejo 2010). 9 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio En julio de 2012 la prima de riesgo 4 española subió por encima de los 600 puntos, desconcertando al gobierno español; éste creía que la firma de un convenio para el rescate bancario podría moderar la propensión a la máxima ganancia de los inversionistas, pero no fue así (Cué 2012). Los reporteros recogieron las declaraciones de la vicepresidente del gobierno, según la cual esa prima de riesgo se debía a un bloqueo de la Unión Europea (UE); pero sin micrófonos dijo que se descartaba la intervención de la UE. Los intentos de varios reporteros de obtener una opinión sobre la prima de riesgo sólo consiguieron evasivas y algunas fuentes del gobierno explicaron que no se puede dar una respuesta explícita dado que hay muchos interesados en lo que se diga. Curiosa situación: un gobernante no puede decir con claridad qué está pasando y cuál es su posición porque ello creará algún tipo de perturbaciones, es proporcionar un argumento circular y de bajo nivel intelectual: no hay respuestas sin interesados. Que el discurso de un político deba ocultar la realidad para evitar consecuencias adversas, es una interpretación particular de la acción política. El punto es que el código del discurso político no opera con los pretendidos criterios del código científico, el de la oposición verdadero/falso (Vallespín 2012). Al decrecer la producción económica, también disminuyen, por lógica, los recursos que el gobierno recauda. esta lógica elemental no parece estar en la conciencia de muchos gobernantes, pero sí la discusión sobre la necesidad o no de efectuar una operación de rescate; el ministro de economía español rechazaba, hacia fines de julio de 2007, cualquier operación de rescate de la economía española, alegando que la situación se debía a una enorme “incertidumbre” que lleva a “planteamientos irracionales” y a “situaciones de extremo nerviosismo” (Carcar 2012), explicando la realidad económica por la psicología social, un defecto común a los 4 Se trata de la rentabilidad extra que se exige a cualquier deuda pública (en este caso la deuda española) en un plazo de 10 años, comparándola con la alemana. Curioso razonamiento de inversores y economistas. Esa tasa de riesgo había sido negativa a fines del año 2004 y entre 1998 y 2007 se situó por debajo de 50 puntos. 10 economistas cuando no saben dilucidar los fenómenos económicos por medio del lenguaje de la economía. El 26 de julio de 2012 se produjo un acontecimiento no previsto (al menos en los hábitos del funcionamiento de los mercados): las declaraciones de Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo, modificaron de manera sustancial las tendencias de los llamados “mercados” (Pérez 2012b). La Bolsa de Valores de España había mostrado una tendencia a la baja durante largo tiempo, y ese día presentó una subida de 6% (la mayor en dos años), la prima de riesgo cayó 50 puntos y también bajaron los intereses del bono español. Verdadero performativo (Verón 1987), doblemente difícil de evaluar, ya que ni siquiera enunció una acción sino sólo la intención de hacerlo (“El BCE hará lo necesario para sostener el euro. Y, créanme, eso será suficiente”). Ello impulsó una serie de especulaciones fantasiosas sobre lo que realmente haría Draghi (Gazcón 2012, Balckstone y Horobin 2012), pero al mismo tiempo frenó otras especulaciones que se habían diseminado sin control sobre la economía europea, el euro y la condición de la economía española. Una sola frase ambigua mueve a todos los mercados mundiales. Lo interesante es que unos días después, cuando Mario Draghi no ofreció medidas concretas para frenar la crisis, se produjo una gran caída en todos los mercados bursátiles europeos (Milenio 2012). Pero a las pocas horas hubo una imprevista y desmesurada recuperación, sin que hubiera existido entonces ninguna declaración o medida que lo hiciera previsible (Ontiveros 2012). Los mercados demostraban, así, su capacidad restringida para incorporar a la formación de precios toda la información disponible pero, además, la falsedad de la afirmación de la capacidad de su autorregulación, es decir, de la necesidad de decisiones y acciones por parte de agentes con cierta racionalidad. Otra institución de dudosa competencia (en el sentido de capacidad racional), el Fondo Monetario Internacional (FMI), hizo públicas, el 27 de julio de 2012, una serie de pronósticos económicos que presentaban una evolución negativa de la economía, pero lo más interesante son sus recomendaciones al gobierno español: “Las medidas más contundentes, como imponer las recomendaciones de una delegación de expertos y poner a la región Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio bajo la administración nacional, deberían ser aplicadas tan pronto como las leyes lo permitan” (Bolaños 2012). En otoño de 2011, la asamblea del FMI decía que 2013 sería el año de la recuperación de la economía española, previendo un crecimiento de 1.8%. Un año después, en octubre de 2012, decía que habría una caída de 1.3% del PIB (Jiménez 2012). Pero se habían hecho todas las tareas que el FMI exigía, de manera que es evidente que no se puede confiar en los consejos del FMI. Las oscilaciones comprenden ir desde consejos tales como ajustar el gasto hasta de impulsar el gasto al máximo posible, según los vientos. La crisis se ha prolongado y se mantiene: en el primer semestre de 2013, la venta de vehículos había caído más de 10% en todos los países de Europa, mientras el desempleo crecía en la zona del euro de 10.9% a 12% en el año (Garicano 2013); en otras palabras, la economía europea sigue en franco deterioro, y todas las políticas fiscales y monetarias que se han aplicado no han tenido ningún resultado positivo. Mientras los otros bloques económicos del mundo parecen ir superando, aunque con dificultades, los efectos de la crisis, la eurozona, países de la UE que han adoptado el euro como moneda común, permanece hundida en una mezcla confusa de caída de la producción, desaceleración industrial, aumento del desempleo a niveles de sufrimiento, escepticismo, recelo y, en especial, intransigencia entre sus principales responsables para buscar soluciones por otras vías (Pérez 2013). Además de no poder revertir las tendencias y superar la crisis, la institución de la democracia (o las instituciones democráticas, si se prefiere) ha sido severamente dañada. Los gobiernos de casi todos los países europeos han tomado medidas que les han sido impuestas por organismos supranacionales, en contra de la opinión y el interés de sus ciudadanos y en ocasiones, en contra de sus propias ideas y programas electorales. La idea de que una democracia es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo se convierte cada vez más en un imaginario sin sentido. II Un primer elemento que me gustaría destacar es la relación entre declaraciones y procesos Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 socioeconómicos. Como estoy intentando demostrar, los políticos hacen declaraciones que intentan producir efectos, pero los efectos suelen ser aleatorios, es decir, a veces operan en lo que parece ser la dirección deseada y otras en sentido contrario. Y no sólo cuenta la opinión de los expertos, sino también el imaginario de la opinión pública: en los Estados Unidos, dado que se ha hecho un tópico que todo gasto gubernamental es una forma de dilapidar los fondos de los contribuyentes, los sectores en los que el gasto público es fundamental, se han visto perjudicados, como es el caso de la educación. Pero el círculo infernal no acaba allí: habrá menos jóvenes que puedan continuar estudios de nivel superior, pero los que los concluyan tienen menos oportunidades de trabajo. En el mediano plazo, esto tendrá efectos devastadores para la economía y para la población estadounidense, que verá desvanecido el imaginario que forjó la historia de los Estados Unidos. A principios de 2010 se puso en funciones una Comisión destinada a investigar la crisis financiera estadounidense, que comenzó a recibir testimonios de banqueros y ejecutivos financieros (Krugman 2010a); uno de éstos, Lloyd Blankfein, de Goldman Sachs,5 dijo que se trataba de una especie de accidente natural (como un huracán) que nadie podía haber previsto. Metáfora falsa (que sin embargo le permitió evadir sus responsabilidad): los huracanes pueden preverse con suficiente anticipación como para minimizar sus daños. Para Krugman, no hay nada accidental, ya que la liberalización y un clima político de fomento de la avaricia hicieron que el sistema se encontrara cada vez más descontrolado. Las recompensas para los banqueros que generaran ganancias de corto plazo mayores (sin pensar en las consecuencias negativas 5 Goldman Sachs es probablemente el banco de inversión más importante del mundo y que tuvo, por varios motivos, un papel sumamente relevante en toda la crisis. Varios de sus anteriores directores y ejecutivos pasaron a asumir puestos de alta responsabilidad política en el proceso de la crisis, como es el caso de Henry Paulson, secretario del Tesoro de George W. Bush; Mark Carney, presidente del banco de Canadá desde 2008; Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo; Mario Monti, primer ministro de Italia en el periodo de renegociación de la deuda italiana. 11 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio o perversas de largo plazo) impulsaron estos descuidos en los controles, llevando tanto a banqueros como a ciudadanos a acumular cada vez más deuda como forma de superar los problemas. Los testimonios, por su parte, no aportaron mucho para explicar lo sucedido ya que, obviamente, cada cual expresó su visión de las cosas en función de sus propios intereses. III Los modelos económicos clásicos parten de un ser humano mitológico y formulan todas sus teorías a partir de allí. Ese ser humano es concebido imaginariamente como un individuo racional que toma decisiones racionales en un mercado de opciones ilimitadas. Por otra parte, los políticos de muchos países, en especial los de alto nivel de desarrollo, tienen una política del PIB, es decir, la idea de que si el PIB crece, todo lo demás funcionará bien; se subordinan entonces el resto de las políticas (laboral, en especial) a ese cometido, descuidándose la protección del empleo, la educación, la salud y demás (Krugman 2009b). Esta idea es lógicamente absurda, pero no tomaron en cuenta sus implicaciones; en todo sistema cerrado (y estos efectos la Tierra lo es) el crecimiento sin control de cualquiera de sus subsistemas lleva a la destrucción total de todo el sistema. El problema es que nuestros políticos actúan como si creyeran que cuando el sistema explote, ellos ya no estarán allí. Es casi un dogma que los gobiernos (al menos los de los países de la esfera capitalista occidental) terminarán rescatando a las instituciones bancarias y financieras importantes cuando se produzca una crisis. Pero cuando se confía en la hechicería fascinante del mercado para salvar a los bancos suele terminarse en el caos o en un peligroso desorden. Paul Krugman (2010b) nos recuerda que ya Adam Smith lo sabía: la regulación bancaria era absolutamente necesaria y debían prohibirse los préstamos de alto riesgo y alto interés, lección confirmada reiteradamente por la historia. Para J. Bradford DeLong (2012), se sabe, o debería saber, cómo construir las instituciones políticas que puedan proporcionar estabilidad macroeconómica y al mismo tiempo, generar las condiciones que permitan 12 asumir riesgos financieros y distribuirlos. Pero hasta ahora, los gobernantes no parecen haber encontrado la solución a estos desafíos. Uno de los pensadores de las instituciones influyentes en la toma de decisiones de los políticos europeos, Wolfgang Münchau, de un think tank6 que opera en Bélgica y se llama Eurointelligence, declaraba que las medidas de austeridad representan una auténtica locura, porque prolongan y profundizan la recesión, al mismo tiempo que se mostraba sorprendido porque los gobernantes repitieran errores cometidos desde hacía varias décadas (Pérez 2012a). ¿Por qué los gobernantes no toman en cuenta, en este caso, las opiniones de expertos? ¿Cuál es el miedo? Es poco entendible, porque han demostrando que no es a sus votantes a quienes les temen, ya que una y otra vez los traicionan o los defraudan. Uno de los elementos protagonistas de estos procesos económicos son los llamados fondos de inversión, en especial su variante más especulativa, conocida como hedge funds (o fondos de cobertura, también conocidos como fondos de inversión libres). Según parece, aparecieron en 1949 cuando la revista estadounidense Fortune, interesada en la posibilidad de predecir el comportamiento de los mercados, encargó a un sociólogo, Alfred W. Jones, una investigación sobre el problema (Fernández 2012). La solución de Jones consistió en recomendar la combinación en un mismo fondo de inversión las posibilidades de largo y corto plazo, naciendo así estos fondos de cobertura. La operación típica en el corto plazo consiste en pedir prestadas acciones de una compañía, venderlas y esperar que su precio caiga para recomprarlas a un precio menor y acreditarse las ganancias. Ray Dalio, 6 Los think tank no existen en México (al menos oficial o visiblemente) y la expresión, por lo tanto, no tiene un equivalente en lengua española. Es una expresión que apareció en el léxico político inglés en la década de 1960 y se refiere a dos tipos de instituciones: las organizaciones que ayudan en la coordinación estratégica de políticas gubernamentales, estableciendo prioridades relativas y ofreciendo nuevas opciones políticas y, por otro lado, organizaciones que tienen un interés partidario o sectorial específico en ofrecer consejos o asesoramiento a determinados grupos o sectores en el gobierno (McLean y McMillan, 2003). Es evidente que se refieren a instituciones que tiene cabida en la política estadounidense, dado su particular funcionamiento. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio propietario de Bridgewater, un fondo especulativo que supera los 100 000 millones de euros, dice que “la Bolsa es un juego que suma cero. Para ganar más que la media tienes que coger el dinero de aquéllos que se equivocan” ¿Cómo calificar el comportamiento que se esconde bajo esta declaración? Lo cierto es que el euro, la moneda única europea, es una construcción que presenta serias fallas (Krugman 2012b). Después de su declaración sobre la defensa del euro, Draghi decía “El euro es como un abejorro … este es un misterio de la naturaleza porque no debería volar, pero lo hace. Y el euro era un abejorro que ha volado muy bien durante varios años” y para que pudiera seguir volando, era necesario “transformarlo en una abeja de verdad” ¿Qué significan este juego de metáforas? Si no deberían volar, la analogía con el abejorro es inadecuada. ¿Los abejorros dejan de volar? ¿Cómo sucede eso, porque se mueren?¿moralmente son inferiores a las abejas, por eso es necesario transformar el euro, en la analogía? Querer ser didáctico no impide a Draghi ser contradictorio y la explicación sobre cómo funciona el euro y sobre cómo debería funcionar nos deja en ascuas. Entre los argumentos usados para salir de la crisis económica está el de no aumentar los impuestos, ya que ello desincentiva el ahorro y la inversión productiva derivada de tal ahorro, argumento que no presenta ninguna evidencia que lo avale (Navarro 2012). Es decir que se trata de un imaginario que circula justificando el comportamiento de ciertas personas, en especial los gobernantes, y que interpreta de manera subjetiva el comportamiento de los ricos. Lo que la evidencia muestra, sí, es que sólo 2% de la cantidad de dinero de que disponen los súper ricos va a inversiones de la economía productiva; el enorme resto se destina a inversiones personales más o menos especulativas. Otro de los mitos que circula en el imaginario de las elites sociales y políticas es que los muy ricos tienen una moral solidaria hacia los demás, que se preocupan por beneficiar a los necesitados. Investigaciones psicosociales demuestran que los ricos son menos solidarios que los pobres, tienen poca empatía hacia las necesidades humanas y muestran, en general, conductas más egoístas que los que poseen menos dinero (Grewal 2012, Miller 2012). Para Joseph Stiglitz (2012c) Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 además del control gubernamental de las fuerzas del mercado, las normas y las instituciones sociales poseen una gran parte de competencia en el aumento de la desigualdad social: las normas sociales de muchas sociedades llevan a los más necesitados a sufrir diferentes formas de discriminación. Para hacer más severa y ofensiva la condición, la Comisión Antimafia Europea ha reconocido que la crisis económica representa una oportunidad para el aumento de la criminalidad organizada, en especial el lavado de dinero de fondos provenientes del comercio de artículos falsificados, del tráfico de drogas, de la venta de armas y de otros productos de procedencia ilegal (Llorente 2012). Más acá de los imaginarios, lo cierto es que la posición de los Estados Unidos en la economía mundial está en declive, pero además sus habitantes sufren; el sueldo de un asalariado adulto estadounidense, en la actualidad, es inferior al que había en 1968 (Stiglitz 2012b). La economía o, para decirlo mejor, los sistemas de producción económica y las relaciones sociales derivadas, está sufriendo un cambio estructural profundo del que la mayoría de los políticos y dirigentes sociales no parecen tener noticias; entre otros, la creación de nuevos empleos no es capaz de sustituir los salarios de los destruidos, y por lo tanto, la clase trabajadora gana cada vez menos dinero mientras que en el otro polo, los ricos se hacen cada vez más ricos. Otro cambio estructural es que mientras se crean empleos para personal con muy alta calificación, los obreros semicalificados son sustituidos por máquinas o uso de tecnologías y no tienen posibilidad de reinsertarse en el sistema de empleo por falta de calificación. IV En 2008, Beck (2008) señalaba que el mercado libre se había convertido en una ficción y que los banqueros (a quienes denomina banksters) estaban reclamando que el estado asumiera el pago o el resarcimiento de sus pérdidas. Los seres humanos, cuando se trata de defender lo que creen sus intereses, son capaces de omitir las inconsecuencias de su ideología. Cuando la crisis se hizo evidente, la respuesta del gobierno de Bush fue tomar una serie de medidas fuertemente intervencionistas para tratar de solucionar el problema. 13 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio Algunos especialistas sostienen que uno de los inconvenientes fue la idea de Bush (el peor) de que los estadounidenses se esfuerzan más cuando poseen una casa asociada a su idea de que los mercados tienen mejor competencia cuando no se interviene en ellos (Becker, Stolberg y Labaton 2009). La primera responde a una psicología popular sin ningún fundamento científico, pero así piensan muchos de los políticos; la segunda es un mito persistente que la realidad desmiente una y otra vez (Stiglitz 2009). El político que lideró el rescate de las entidades de ahorro y préstamo en 2009 William Seidman, dijo del gobierno de Bush que había tomado decisiones que permitieron al libre mercado funcionar como un pleito de cantina y no como una pelea de box profesional, remarcando que debe haber muchas reglas cuando se necesita que el mercado funcione de manera adecuada (Becker y otros 2009). Metáfora interesante: ¿son los mercados peleas reguladas? ¿qué tipo de peleas y qué tipo de regulaciones?¿cómo se estructuran o constituyen esos niveles diferentes? Con relación al trabajo de los banqueros, Paul Krugman (2009a) encuentra una dificultad en el modo como opera el sistema de remuneración para los ejecutivos del sector de las finanzas, ya que reciben premios y ganancias muy grandes si consiguen beneficios a corto plazo, pero no hay ningún castigo si estas ganancias provocan pérdidas a plazos más largos, lo cual los estimula a asumir riesgos excesivos, que los lleva a obtener grandes ganancias, las que acaban desbaratando a las empresas llevándose de paso al sistema financiero. La solución sería, sin duda, reformar el sistema de remuneración de los banqueros, pero la política no siempre logra sus objetivos. Un elemento que ha mantenido la acción social estadounidense es el mito de ser una tierra de oportunidades donde cualquier persona, cualquiera sea su condición inicial, puede alcanzar grandes metas si se esfuerza lo suficiente. Este imaginario ha comenzado a ser desmentido por los datos duros (Stiglitz 2012a). En el momento actual se presenta una tendencia a la concentración de los ingresos en la parte alta de los niveles socioeconómicos, un desmantelamiento de los sectores medios y un aumento de los niveles de pobreza en las clases bajas. Durante el periodo de la llamada “recuperación”, entre los años 2009 14 y 2010, los estadounidenses que perciben los mayores ingresos 1% se quedó con 93% del aumento de la renta. Joseph Stiglitz señala que en la parte alta de la pirámide se encuentra un conjunto muy grande de buscadores de renta, individuos que obtuvieron su riqueza mediante el uso monopólico del poder, o directores ejecutivos que hicieron un uso especial de las deficiencias de las estructuras corporativas para apropiarse de una cantidad excesiva de las ganancias empresariales y otros más que utilizaron sus conexiones políticas para aprovecharse de condiciones magnánimas del funcionamiento estatal para obtener ventajas poco asequibles a los comunes mortales. Y, más todavía, explotaron a los pobres mediante prácticas cuasi salvajes de otorgamiento de préstamos y aprovechamiento en el uso de tarjetas de crédito. No han faltado voces, cada vez más numerosas, que tratan de encontrar responsabilidades en uno u otro sector de los que están obligados a proponer las soluciones: cambiar la clase política, cambiar el sistema electoral, cambiar los mecanismos administrativos, pero todavía no alcanzan a formular una estrategia viable y coherente. Para decirlo con palabras de Joseph Stiglitz (2012c), uno de los campos de batalla decisivos es el de las ideas, pero no el del debate académico entre individuos presuntamente racionales que oponen y sopesan argumentos, sino de convicciones y de encuadre, donde no se pretende encontrar una certeza o certidumbre, sino comprender cómo se forman las percepciones y los imaginarios de los ciudadanos e influir sobre ellos. La captación de los políticos, comerciantes de ideas, es fundamental para mantener el control de los imaginarios: los políticos y la gran mayoría de los llamados intelectuales no crearán ideas, sino que harán un “guiso de pobre” con lo que recogen del mundo académico tratando de obtener una sazón que sea del gusto de sus partidarios y sus votantes. Pero estos marcos cognitivos modelan los sistemas perceptuales y se produce así un efecto de dominación ideológica hegemónica (Hoff y Stiglitz 2011). Es claro que los economistas no son sancionados por los errores que cometen o por los defectos de sus recomendaciones, lo que no ocurre en la mayoría de otras profesiones, donde la mala praxis es severamente sancionada y los yerros rara vez se perdonan (Zaiat Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio 2013). Un estudiante de la Universidad de Massachusetts Amherts eligió la investigación de dos prestigiosos académicos de Harvard para replicar una investigación, según la tarea que le había encomendado un maestro. Se trataba de un estudio de Kenneth Rogoff y Carmen Reindhardt (exaltos economistas del FMI que se desempeñan como profesores de Harvard en la actualidad) sobre el crecimiento en épocas de endeudamiento, donde se llegaba a la conclusión de que el crecimiento de un país disminuye de manera pronunciada cuando la duda pública de un país supera 90% del PIB. El alumno, Thomas Herndon, encontraba inconsistencias en el trabajo pero, típicamente, pensaba que el error era suyo porque no se podía dudar de dos académicos distinguidos de una prestigiosa universidad; sin embargo, tanto él como su maestro debieron aceptar que los que habían cometido el error por así decirlo eran los autores de la investigación original, que presentaba por lo menos tres errores graves, 1) habían incluido sólo 15 de los 20 países en la hoja de cálculo, excluyendo Australia, Austria, Bélgica, Canadá y Dinamarca, justamente fundamentales para la alteración del resultado final; 2) para otros países, se excluyeron cifras básicas, como las de Nueva Zelanda, con periodos de crecimiento cuando la deuda era superior a 90%; 3) se sesgaron promedios, otorgando, por ejemplo, el mismo peso a un año malo. La publicación del análisis de Thomas Herndon provocó una avalancha mediática y tuvo repercusiones en círculos académicos que lo llamaron para desarrollar trabajos conjuntos en pro de atacar la idea de que cuando existe un alto endeudamiento se frena el crecimiento económico (Pozzi 2013). Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Pero no recibió la llamada de ningún político. Los autores del trabajo publicaron una réplica que constituía una defensa de sus ideas que, sostenían, en muchos casos habían sido malinterpretadas (Reinhart y Rogoff 2013). Aceptaban que habían cometido un error de codificación pero que muchas interpretaciones de sus conclusiones eran equivocadas y señalaban que la austeridad por sí misma no funciona si no va acompañada de reformas estructurales y cuando éstas se diseñan mal, se puede afectar desproporcionadamente a los sectores de ingresos medios y bajos. Dudar de profesores de Harvard, se puede convertir en una falta grave en todo el mundo: las listas de méritos de las universidades suelen colocar a aquella en los primeros lugares. Pero los profesores de Harvard, como se ve, no están exentos de interpretaciones subjetivas de ideas e informes sobre la realidad. Un efecto colateral (o externalidad, como dirían los economistas) es la disminución de las denuncias por violencia machista. Las mujeres que la sufren presentan menos denuncias o las retiran más a menudo. Debido a la dependencia económica, muchas esposas maltratadas se desisten de llevar a la justicia a sus maltratadores por temor a no poder subsistir económicamente (Tobella 2013). El elemento imaginario seguirá funcionando siempre, en cualquier sociedad, pero son los académicos e intelectuales quienes están obligados a evidenciar su grado de irrealidad o utopía. La distribución más equilibrada e igualitaria de la riqueza es posible y para ello los políticos deben escuchar menos el discurso de los poderes fácticos y más a quienes parecen más interesados en el bienestar general. 15 Crisis económica, sociedad, comportamiento humano y lenguaje / José María Infante Bonfiglio Referencias Beck, U. (2008). Estado de excepción económico. El País, año XXXIII, n° 11460, 29 octubre 2008. Becker, J., Stolberg, S., y Labaton, S. (2009). Atiza filosofía de Bush una hoguera hipotecaria. The New York Times (El Norte, año LXXI, n° 25608, 17 enero 2009). Blackburn, R. (2012). Crisis 2.0. New Left Review, n° 72, ene-feb 2012, pp. 31-59. Blackstone, B., y Horobin, W. (2012). El BCE lanza una fuerte señal de confianza sobre el futuro del euro. The Wall Street Journal Americas/El Norte, año LXXIV, n° 26890, 27 julio 2012. Bolaños, A. (2012). El FMI prevé una recesión más dura por el último ajuste del presidente Rajoy. El País, año XXXVII, n° 12816, 28 julio 2012. 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La casa no existía, se había caído, y en su lugar levantaron cuatro o cinco más pequeñas; había desaparecido el gran patio de mis juegos, el jardín de mis sueños, los colores que tanto había evocado en la imaginación; los espacios que conservaba en el recuerdo eran completamente irreconocibles: me quedé sin palabras, desolado, al notar que la realidad había arrasado totalmente con mi memoria. Entonces recordé la poesía de Jorge Teillier (Chile 1935-1996) y reconstruí, con él, la desintegración de lo que fue. Frente a una segunda mirada, hay que rehacer en la imaginación, con voluntad obsesiva, un universo que no existe, tratar de dejarlo igual a como era en el pasado, único tiempo y posibilidad para que continúe durando; cuando uno ha sido un ‘exterrado’, aunque sea por un lapso breve, y se encuentra con esa tierra natal que ya no existe como uno la ha conservado en sus sueños, hay que inventarla definitivamente con restos de los elegibles elementos del recuerdo, que, por cierto, no serán iguales nunca a los del pasado. Y ese fue el empeño de Teillier: acudir a una memoria selectiva e incorporar escondijos secretos y rincones ocultos del alma que se fueron elaborando lejos de allí y de aquel tiempo, para la construcción de un espacio y tiempo míticos. Agradecí al poeta el método para consolarme ante la catástrofe de los territorios donde alguna vez fui feliz. Naín Nómez (1992) ha definido con precisión el marco donde se desenvuelve la poética de Teillier y ha constatado el valor que tiene la creación de un mito partiendo de una cotidianidad elemental, justamente en dirección contraria a la mayoría de los poetas Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 integrantes de su generación: que apostaban por las ciudades mientras él se concentraba en el sur –mítico y lluvioso–, intentando hallar símbolos para tanta melancolía: La poesía de Teillier descansa en principio en la tradición de la representación lárica (poesía del lar, del origen, de la Frontera), aunque su obra trasciende el rótulo del arraigo lárico, cuyos antecedentes se encuentran en Chile en Efraín Barquero y Rolando Cárdenas. Sus poemas arrancan del recuerdo ingenuo y la nostalgia con una cierta esperanza de asir el pasado perdido, el cual paulatinamente se desintegra y se convierte en pura imagen soñada. Adelanto que no repetiré el término lárico, que solo ha servido para encasillar, y por tanto, catalogar –que de alguna manera significa archivar, es decir, guardar–, y de paso olvidar una obra, un método y una proyección que necesitan de otras lecturas a la luz del presente siglo, aunque el propio Teillier contribuyera a esa clasificación. El poeta fue testigo visionario de un mundo que se desintegraba, y su voluntad por conservarlo tuvo resultados personales para sentirlo suyo y amarlo; la búsqueda de huellas perdidas se ha resemantizado y adquiere un nuevo contenido con los tiempos que corren. Los más beneficiados por clasificaciones, que se convierten en absolutas por cómodas –sobre todo para académicos norteamericanos y europeos que aspiran a entender nuestra literatura–, fueron algunos seguidores que nunca estuvieron a su altura. Más que con el arraigo a un paraíso perdido, que sería un punto de vista exclusivo desde la perspectiva cristiana, preferiría abordar de manera más amplia esta elaboración artística de su mundo sin realidad, partiendo del predominio de una imagen soñada por encima del restablecimiento de cualquier paraíso. Teillier levanta velas también con variados 17 Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón y evidentes referentes culturales: los libros de aventuras de Julio Verne y Emilio Salgari; el sentido trágico del ser humano en Panait Istrati; la imaginación folclórica de los cuentos de hadas; la mágica atmósfera de Alain Fournier; la tradición poética de Rubén Darío y Paul Verlaine; la experiencia del descubrimiento de la provincia en el mexicano Ramón López Velarde y en el colombiano Luis Carlos López; la exigencia creativa de Vicente Huidobro; el legado chileno de Omar Cáceres y Carlos Pezoa Véliz, entre algunos; así como la tradición poética española de Jorge Manrique o la tensión subjetiva de Rainer María Rilke, Friedrich Hölderlin o François Villon; la imaginería natural de Dylan Thomas, el simbolismo desolado de SaintJohn Perse y el universo de la cultura beat de Allen Ginsberg, entre otros. Utilizó los íconos de su generación para la búsqueda de una utopía que no se forja en una idea de progreso citadino asociado a las máquinas, ni está vinculada con el consumo como ‘desarrollo’. El poema emerge porque se ha memorizado una anécdota del pasado asociada a su lugar, a un tiempo de infancia o adolescencia, y porque ha encontrado la música de las palabras necesarias para relacionarlo al mensaje de una anécdota. Memoria e instinto para fundar una poética que prevalece y se repite desde el primero de sus libros hasta el último, con una heroica persistencia por resucitar lo transitado. Repasemos lo que el propio Teillier afirmó sobre su experiencia con la poesía, que para él era igual a vivir en el mundo donde verdaderamente habitaba; en primer lugar, estaba convencido de que “ninguna poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias”; postulaba un apotegma que todavía no ha querido ser aceptado en las sociedades más necesitadas de asimilarlo: “no importa ser buen o mal poeta, escribir buenos o malos versos, sino transformarse en poeta, superar la avería de lo cotidiano, luchar contra el universo que se deshace, no aceptar los valores que no sean poéticos, seguir escuchando el ruiseñor de Keats, que da alegría para siempre”. Esta condición salvadora, “una manera de ser y actuar” cuestionadora de que la miseria física conduce a la miseria espiritual, es su llamado ante la pérdida de valores de la civilización occidental, porque: 18 Lo que importa no es dar en el blanco, sino lanzar la flecha. Y de nada vale escribir poemas si somos personajes antipoéticos, si la poesía no sirve para comenzar a transformarnos nosotros mismos, si vivimos sometidos a los valores convencionales (Trilce 1968-1969: 13-17). Pareciera hoy todavía una herejía repetir la proyección que el poeta le daba a su ejercicio: La burguesía ha tratado de matar a la poesía, para luego coleccionarla como objeto de lujo … El poeta es un ser marginal, pero de esta marginalidad y de este desplazamiento puede nacer su fuerza: la de transformar la poesía en experiencia vital, y acceder a otro mundo, más allá del mundo asqueante donde se vive (Trilce 1968-1969: 13-17). El reclamo esencial del poeta quizás no fue muy bien entendido en su momento; abogaba “por un tiempo de arraigo”, que significa la lucha por el sentido de la pertenencia, que lleva directamente a la identidad cultural. Posiblemente el arma más poderosa para luchar con eficacia contra la globalización neoliberal que desde los finales años del siglo pasado se ha extendido como pandemia en el planeta y amenaza con arrasar los valores culturales de los pueblos al homogeneizarlos y convertirlos sólo en mercancías. Su prédica no podía ser la de un nacionalista, ni mucho menos la de un provinciano o poeta localista, si su proyección y alimentos espirituales fueron siempre universales; su previsión se fundaba en la creciente renuncia a echar raíces en la tierra natal, fenómeno que ya estaba ocurriendo en su época, junto al desarraigo de la emigración, una especie de destierro autoimpuesto por quienes generaban cultura y que a la larga no sólo se volvería contra el lugar al que renunciaban, sino también contra ellos mismos. Las razones de Teillier fueron las de un iluminado en los momentos cuando las ciudades de Europa y de los Estados Unidos continuaban creciendo y llenándose de escritores latinoamericanos: Un creador debe estar siempre alerta frente al diálogo con los creadores de otras latitudes. Pero los que eligen el éxodo no serán sino zombies, no estarán ni aquí ni en ninguna parte, serán los hombres desarraigados. El Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón autodestierro indica falta de confianza en sí mismo, y es a la vez un peligroso estado de yaconismo intelectual. Si un escritor se considera revolucionario (y siempre todo verdadero escritor ha estado en pugna contra los órdenes sociales injustos), elegirá la lucha contra su medio ambiente, tratará de superarse y superarlo por todos los medios (El Siglo, 1966: 15). La convocatoria de Teillier en una época de euforia cosmopolita y competencia maquinista, partía de un estudio de la naturaleza de no pocos poetas de origen rural o provinciano que ascendían a la fama y adoptaban ciertas máscaras para asumir un mundo al que no pertenecían, y tarde o temprano regresaban a sus orígenes aunque no fueran a vivir a sus lugares de origen o se identificaran con esos sitios de idéntica manera a como lo habían hecho; entonces, se preguntaba: ¿Por qué esta vuelta? No basta para explicarla, creemos, el origen provinciano de la mayoría de los poetas, que atacados de la nostalgia, el mal poético por excelencia, vuelven a la infancia y a la provincia, sino algo más, un rechazo a veces inconsciente a las ciudades, estas megápolis que desalojan el mundo natural y van aislando al hombre del seno de su verdadero mundo (Boletín de la Universidad de Chile 1965: 48-62). La explicación conlleva la identificación de un proceso nacido en los años 60 del siglo XX que se asoció también, como cualquier periodo intenso del racionalismo de la modernidad, a una obsesión por la hegemonía tecnológica, y junto a ello, al temor creciente por el incremento de la carrera armamentista y el peligro nuclear. El poeta fue un crítico de lo que se ha llamado ‘desarrollo’ de la civilización occidental, y percibió desde muy temprano las deformaciones que entrañaban sus relaciones de dominación y hacia dónde conducían. De vida con costumbres provincianas y bautismo de capital, Teillier nunca dejó atrás un paisaje que jamás le sirvió para esconder su realidad, sino que su origen permanecía victorioso por encima de cualquier deslumbramiento; los personajes de su aldea se imponían y el poema luchaba porque se sentía el guardián del mito. Y frente al caos que veía venir, aseguraba: Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Por omisión, se repudia entonces el mundo mecanizado y estandarizado del presente, en donde el hombre medio sólo aspira a las pequeñas metas del confort como el auto, la televisión; en donde el habitante de nuestros países pierde su individualidad gracias al lavado mental de la propaganda y el deslumbramiento impuestos por el ejemplo y la propaganda de formas foráneas de vida (esas formas que causan millones de neurosis en nuestro ‘Gran Vecino del Norte’); en donde el burócrata ‘técnico en planeamiento’ o locutor de radio, o político de maquinaciones en oscuros pasillos, ha desplazado de la conducción de los pueblos al héroe; en donde la ciencia al servicio de intereses económicos amenaza con llevarnos a una destrucción atómica al final (Boletín de la Universidad de Chile mayo de 1965: 48-62). II Bajo una, entonces inédita, tesis de la modernidad, el poeta afirmaba que Pablo Neruda o Braulio Arenas habían sido exsurrealistas que al final se habían mantenido fieles a su tierra. Denunciaba la asfixia del panorama literario por la absorción de las editoriales comerciales extranjeras y especialmente por la falta de lectores; el tiempo transcurrido desde entonces sólo ha servido para ampliar y profundizar esta realidad. Había revelado su condición de marginales a los poetas, y para no serlo se refugiaban en las imperfecciones de la maquinaria de la burocracia o se escapaban a un lado de la vigilancia administrativa, aún formando parte del sistema; si no podían, sufrían los golpes de la represión estatal o de la descalificación de la cultura oficial. En el mejor de los casos: profesores; con más dicha, pero con más peligros de convertirse en oportunistas, diplomáticos; siguiendo un camino de aniquilación, burócratas o empresarios. Teillier siempre desconfió de esas máscaras y también descubría las ‘delicuescencias adolescentes’ de esos empeños de seudopoetas que se amparaban cortando renglones de un trasnochado vanguardismo para hacerlo pasar por experimentación. Así mismo ocurría con las «antojolías» que frecuentaban y aún suelen publicarse, que lejos de constituir selecciones de criterio y rigor, se refrendan con nombres promovidos por esa maquinaria 19 Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón y responden a intereses ajenos a los valores intrínsecos de la poesía. Veía al poeta como una especie en extinción (Plan 1967: 23) y los problemas esenciales de la poesía por esos años los centraba en la falta de comunicación y en las dificultades editoriales para una promoción adecuada; pensaba que los críticos estaban sometidos a demasiados compromisos extraliterarios, que la ayuda condicionada del Estado no resolvía el dilema y los propios poetas tenían un comportamiento aislacionista o de ‘ombliguismo’, es decir, se consideraban el ombligo del mundo. La salida propuesta por Teillier frente a este caos, al menos la que él se dio personalmente, fue la de arrojar una segunda mirada sobre la iniciación. Pero no podía ser igual su escritura después de tanta experiencia adquirida. La lectura era esencial para la construcción de su obra, tan necesaria como el propio recuerdo del que partía o como la estructura que asumía para la existencia del poema; él mismo cuenta que leer lo sumergía en una abstracción semejante a la observada por Boris Pasternak en los trenes a los moscovitas en plena Segunda Guerra Mundial, cuyos pasajeros, ajenos al cercano cañoneo de los alemanes, leían como si nada estuviera sucediendo. La reconstrucción del sur con sus bosques y nieblas, sus lagos y pozas con escarcha, pájaros diversos y briosos caballos, y el omnipresente vino de las nostalgias, requerían de una elaboración mítica del paisaje para superar la larga historia de poesía descriptiva o descriptivista ya desgastada. Amplio y profundo lector, observador hasta la provechosa contemplación en su búsqueda serena por lo ignoto o lo inasible, mantuvo una alta responsabilidad con su obra, pues cuando se dispuso a publicar, ya estaba maduro como poeta. Sabía que su universo se localizaba entre la cordillera y el océano, desde el sur entre la tierra y la noche, y que debía hacerlo universal en lo telúrico y en la nocturnidad; su realismo oculto no se exponía fácilmente, se rehacía sobre un mundo perdido, con otro orden y bajo el dominio de la melancolía, sin neocriollismo ni las pretensiones de erigir al poeta como centro del universo, inauguradas por Huidobro y seguidas con fervor, pero de otra manera, por Neruda; estaba convencido de que su papel era ser “hermano de las cosas”, usar lugares comunes con palabras sencillas salvadas por un “centro 20 emotivo o verbal”. La búsqueda de esa “edad de oro” no era exactamente la infancia, se trataba de un “país sin nombre” que no tenía principio ni final, un lugar sin tiempo ni geografía, como para indicar con una flecha la dirección contraria a la que se marcaba entonces como “progreso”. (Las citas de este párrafo, en: Boletín de la Universidad de Chile 1965). La necesidad de crearse un mito para sobrellevar la cotidianidad o el hambre de sueños y complementar la vida en el villorrio, provocó iluminaciones que no podían ser descubiertas bajo la inocencia de las primeras edades; entonces subyace una sociedad secreta, una naturaleza dormida que se iba descubriendo y se despertaba a la segunda mirada a esos lugares que se habían perdido, a cosas que ya no se usaban, a seres desaparecidos. Vida y obra se juntan con cierto neorromanticismo a cuestas más allá de la constatación del recuerdo, especialmente en la relación con el paisaje, y se impone preservar la realidad de la imaginación; este procedimiento que se repetía una y otra vez en su obra quizás sea una reminiscencia de la fundación del sur en Chile. Una vez le oí explicar a un profesor de historia que la obsesión del invasor Pedro de Valdivia, llamado conquistador de Chile, no era llegar al Estrecho de Magallanes, sino algo más poético y glorioso: encontrarse con el Paraíso que suponía en la Antártica. De ser cierta esta hipótesis, no tan descabellada si recordamos que tras la irrupción y ocupación de América latía la aspiración de hallar el Paraíso, explicaría además el camino largo y estrecho de Chile, la equidistancia de las ciudades del sur como si se tratara de asentamientos para relevos, o el nombre de un puerto que visto desde el Virreinato del Perú, anunciaba claramente una dirección: “Va-al-paraíso”. Esta atmósfera mítica fundacional del sur en Chile es retomada por Teillier desde sus historias personales y familiares, en coherencia y continuidad con sus ancestros. Jaime Giordano había afirmado: “Los adjetivos romántico, neorromántico o el último romántico no le han sentado del todo mal. Se le concede –sin mucha oposición– el principazgo poético de las provincias sureñas” (Poesía chilena (1960-1965): 1966). La hibridez de un mundo inventado que también existió y el hecho de recurrir a la memoria e incorporarle elementos de su cultura, hacen Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Jorge Teillier: la segunda mirada / Juan Nicolás Padrón también que el poeta se mueva en una frontera difusa que aprovecha en los últimos libros para apoderarse de un estilo definitivamente personal. Mientras se acerca a una realidad efectiva y afectiva, al mismo tiempo se aleja de esa posibilidad porque el lugar cantado constituye una ficción; su énfasis realista se frustra por el acento ficcional, y la atmósfera artística creada alrededor de paisajes y personajes que existieron hace de cada poema un confín mítico cuyos límites son muy difíciles de precisar. Esa frontera ambigua es uno de los valores constantes de su obra, más allá de cualquier clasificación por sus temas. Eduardo Llanos Melussa (1992) lo enfatizó: Esta oscilación entre el mundo propio y el trasmundo … entre la realidad propia y la ajena, entre la vivencia y la memoria, entre la circunstancia precaria y la plenitud de un paraíso perdido y a medias recobrable, es lo que mejor caracteriza su poesía. El mundo del cine mudo, las revistas viejas, los discos antiguos, la caja de música o el organillo, las noticias sobre piratas o del Oeste, las imágenes y el sonido del jazz, consiguen acentuar el carácter mítico y de frontera de una poesía que ha encontrado una metarrealidad asentada en la tradición bien aprovechada de su individualidad romántica. No en balde Alone, posiblemente el más respetado crítico de su tiempo en Chile, incluyó siete poemas de Teillier entre las 100 mejores poesías chilenas y lo llamó «el primero de su generación». Definitivamente es el poeta de la continuidad de una tradición mucho más antigua de lo que se cree; no hay rupturas, pero ya hemos advertido que hay una evolución creadora apegada a múltiples y diversos símbolos, y un sentimiento que al acercase a la infancia insinúa también una cercanía a la muerte. Teillier soluciona la desolación de Gabriela Mistral, potenciada en el sur, por caminos míticos y fronterizos en que los que funde a su experiencia cultural fragmentos de su pasado para conquistar un espacio Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 funde a su experiencia cultural fragmentos de su pasado para conquistar un espacio recóndito. Ni tradición de vanguardia, ni rupturas de neovanguardia; sencillamente una experiencia de la memoria hacia el reencuentro de lo ilusorio. El reconocimiento como poeta de la tradición ha sido general; sin dudas es el continuador más genuino del mejor legado poético chileno, pues decantó la experimentación formal y la sintetizó en experiencia literaria de alto nivel estético para cualquier lugar del planeta, sin los predecibles resultados de tantos poetas que recrean como tema y sustancia el lugar donde nacieron. Con su procedimiento inédito y su perspectiva hacia un mundo artístico poco pragmático para su tiempo, también lanzó una flecha hacia el futuro, pues se convertía en uno de los primeros en renunciar a una modernidad que casi todos los de su generación asumieron; quizás por desconcierto los críticos le acuñaron el cartel que él mismo había proclamado, como para salir del paso, sin mucho más estudio; pero en realidad, nunca se ha sabido si fue el último romántico fuera de su tiempo o el antecedente más visible de quienes comenzaban a combatir una modernidad que nos ha traído no sólo un cúmulo de problemas sociales casi insolubles, sino también el deterioro continuado y ya dramático del ambiente natural. En ese sentido, la obra de Jorge Teillier necesita una segunda mirada, es decir, nuevas lecturas. Bibliografía Boletín de la Universidad de Chile (mayo de 1965). Núm. 56. Santiago de Chile. Nómez, N. (1992). Poesía chilena contemporánea. Breve antología crítica. Santiago de Chile: FCE, Andrés Bello. Trilce (1968-1969). No. 14. Valdivia. El Siglo. (13 de noviembre de 1966). Santiago. “La poesía de Jorge Teillier” (1966). En Poesía chilena (1960-1965). Santiago de Chile: Trilce. 21 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones Aroldo José de Abreu Pinto Resumen: El objetivo es presentar los intersticios e intersecciones en los cuentos de Ricardo Ramos. El cuento brasileño ha ganado rasgos que agregan lo paradójico, lo ambiguo, lo irónico, lo alusivo y, al mismo tiempo, remiten a los meandros de las fragilidades humanas por la introspección implicada. Hay que comprender el juego de vocablos y conceptos que involucran las condiciones humanas. Lo identificado como corriente franquea y/o desnuda cuestionamientos y juicios sobre el mundo. Lo no dicho, pero aprehendido por los sentidos, posee más fuerza de representación que lo efectivamente presente en la narrativa. Palabras-clave: Literatura brasileña; cuento; Ricardo Ramos; multisignificación. Ensayo, cuento, crónica, documento, fantasía. La situación límite de los dramas aprendidos se configuran en las fronteras del género, no cabe dentro del área que tradicionalmente se le reservaba y, por eso mismo, invade el espacio del otro, para decir de ellos con más empeño y libertad. José Carlos Garbuglio Hace tiempo que investigamos la producción ficcional de Ricardo Ramos, con especial enfoque hacia los textos cortos del escritor, buscando ubicarlos entre las tendencias contemporáneas. Específicamente, la preocupación ha sido demostrar que el escritor posee una manera singular de percepción y representación de la realidad en sus cuentos, novelas, crónicas. Lo que particulariza su estilo, es un proceso que toma lo trivial, lo habitual, lo cotidiano, como pretexto para representar una realidad marcada por el desnudamiento de las fragilidades humanas. El resultado obtenido por el escritor, en una acepción más amplia: es la exacerbación y la cristalización de una tensión al nivel del lenguaje, esto lo ubicaría entre los grandes escritores de la segunda mitad del siglo pasado. Tal postura crítica se ha revelado consistente para comprender la inmanencia de su producción, pero al investigar dentro de un todo orgánico, la disposición de los elementos esenciales que componen los objetos de ficción tomados como fuente de estudio, se observa Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 que existe en la producción de Ricardo Ramos, una ‘tercera orilla’ a considerar – si nos lo permite la imagen de Guimarães Rosa a partir de “La tercera orilla del río”, de Primeiras estórias (1978). En otras palabras, más allá de una primera orilla que revela un modo particular de representación, hay una segunda que ofrece un contenido representado; y una tercera más intrincada a la cual nos somete el ‘canoero’ ricardino y que parece situar la obra en un lugar, o mejor dicho, en un entrelugar –acepción más filosófica y actualizada– más cercano o tal vez más aplicable a la narrativa contemporánea. Así, nos permite explotar y reflejar sobre algunas fronteras en la literatura o, todavía, dar cuenta de las influencias y/o confluencias entre mundos jerarquizados, o no, que constituyen cierto zeitgeist1 de inserción de su producción. Explícita o implí- 1 Término que, como se sabe, puede traducirse, si bien que precariamente, como “espíritu de la época” predominante en cierta región y/o cultura. 23 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto citamente, el principio operador del término, en contraste y/o complemento de lo que se denomina interioridad –esa experiencia y evidencia de acción que legitima la ejecución de una obra artística y garantiza su autonomía–, tiene el poder de producir un efecto de particularizar un cierto objeto artístico. Por supuesto, hay una dimensión externa y objetiva de concepción que sostiene directa o indirectamente toda la narrativa estéticamente elaborada, sea en el polo de la producción o de la recepción de determinado objeto. Pero la cuestión es poner en evidencia, discutir, sistematizar y problematizar algunos de esos límites sin perder de vista lo esencial: el texto ficcional y su carácter lúdico ante todo. Para ejemplificar, o más apropiadamente para elucidar la discusión, podríamos retomar aquí, como punto de partida, algunas propuestas de Antônio Cândido (1965), en Literatura e sociedade, sobre las tensiones en las formas de manifestación del pensamiento de la literatura nacional que redundaron, en cierto momento de nuestra historiografía, en lo que el crítico denominó “dialéctica del localismo y del cosmopolitismo”, vivificado más hondamente en los periodos denominados Romanticismo y Realismo, extendiéndose hasta el Modernismo, principalmente hasta la generación de 1930. Está claro que nuestras conjeturas no intentan apuntar hacia una discusión en los mismos modelos de Antônio Cândido, sino retomar esa cuestión nos parece importante para la comprensión del proceso de formación cultural/literario brasileño y, acto continuo y de modo más puntual, para buscar comprender y ubicar la percepción de Ricardo Ramos sobre ese zeitgeist característico y presente en determinado momento de su producción. Ricardo Ramos no hace parte directamente de la discusión señalada por el crítico Antônio Cândido, pero hay ciertamente presente, dentro de su obra, un choque, una tensión de fuerzas, que remite hacia una búsqueda constante de una identidad propia y no sólo aquella presente, como ya se ha dicho, intrínsecamente al texto ficcional, sino manifestada en toda su producción de ejercicio de intelecto por un modo específico y auténtico de percibir y recorrer las realidades coetáneas. Que se revela, en una esfera más amplia, incluso en su actividad intelectual como periodista, editor, profesor de publicidad y propaganda, y crítico literario, como es posible averiguarse, por medio de investigaciones, 24 en documentos existentes en su acervo particular, disponible hoy en la Universidade del Estado de Mato Grosso, campus regional de Alto Araguaia. Si Cândido (1993: 23) apunta hacia “tendencias universalistas y particularistas” en relación con la literatura brasileña, en el caso de Ricardo Ramos tal vez se podría pensar en una preocupación en manifestar un ‘sobrevivir’, un venir o acaecer a posteriori, pues el escritor estrena en 1954 con la publicación de narrativas cortas en obra que recibió el título Tempo de espera y, en un momento en que tales tensiones en las formas de manifestación del pensamiento de la literatura nacional parecen ya sobrepasadas, el escritor parece todavía cargar el peso de la superación de esa visión, pues integra una forma de expresión claramente manifiesta y tal vez denunciadora de una sensación de falta de capacidad de reacción a una situación de dependencia cultural, económica, social y política que debilita, fragiliza a los individuos de una sociedad organizada, particularmente la de los intelectuales y demás integrantes de la sociedad brasileña de las décadas de 1950 a 1990, periodo cuando se asienta su producción ficcional. Para mejor comprensión de lo que involucra tal cuestión, recurrimos a Cândido (1965: 131-132): Si fuera posible establecer una ley de evolución de nuestra vida espiritual, podríamos tal vez decir que toda ella se rige por la dialéctica del localismo y del cosmopolitismo, manifestada de maneras más diversas. Ora la afirmación premeditada y por vez violenta del nacionalismo literario, con veleidades de crear incluso una lengua diversa; ora el declarado conformismo, la imitación consciente de los patrones europeos. Esto ocurre en el plan de los programas, porque en el plano psicológico profundo, que rige con mayor eficacia la producción de las obras, vemos casi siempre un ámbito menor de oscilación, definiendo alejamiento más reducido entre los extremos. Y más allá de la intención ostensiva, la obra resulta en un compromiso más o menos feliz de la expresión con el patrón universal. Lo que hemos atestiguado de más perfecto como obra y como personalidad literaria (un Gonçalves Dias, un Machado de Assis, un Joaquim Nabuco, un Mário de Andrade); representa los momentos de equilibrio ideal entre las dos tendencias. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto Y todavía sobre nuestra condición, por así decir, ‘colonial’, acrece: Se puede llamar dialéctico este proceso porque él tiene realmente consistido en una integración progresiva de experiencia literaria y espiritual, por medio de la tensión entre el dato local (que se presenta como substancia de la expresión) y los moldes heredados de la tradición europea (que se presenta como forma de expresión). Nuestra literatura, tomado el término en el sentido restricto y en el amplio, ha, en este aspecto, consistido en una superación constante de obstáculos, entre los cuales el sentimiento de inferioridad que un país nuevo, tropical y ampliamente mestizado, desarrolla ante los viejos países de composición étnica estabilizada, con una civilización elaborada en condiciones geográficas bastante diferentes. El intelectual brasileño, buscando identificarse a esta civilización, se encuentra, empero, ante particularidades de medio, raza e historia, no siempre correspondientes a los patrones europeos que la educación le propone, y que por veces se elevan delante de ellos como divergentes, aberrantes (Cândido, 1965, p. 131-2). De los fragmentos de arriba, se destaca, entre las palabras de Cândido, la información de que las oscilaciones extremistas de visiones de algunos autores en determinada época ocurren con mayor intensidad en el plano de los programas, pero que en el plano psicológico profundo ocurre menor oscilación. Ricardo Ramos parece alinearse con ese segundo bloque de autores que se alejan de los extremos, intentando un resultado “más o menos feliz de la expresión con el patrón universal” (131), o sea, Ricardo Ramos no opta ni por un apego crudo a cuestiones nacionales –al contrario, busca desnudar los sentimientos humanos en su esencia– ni tampoco asume una postura conformista, principalmente en lo que atañe a la imitación de este o de aquel arquetipo histórico/cultural, principalmente los patrones europeos. Tal como los autores citados por Antônio Cândido (Gonçalves Dias, Machado de Assis, Joaquim Nabuco y Mário de Andrade), Ricardo Ramos busca su ‘personalidad literaria’, equilibrando la representación de un cierto sentimiento ya arraigado de privación de vivencia expresiva de valores que definen el conocimiento seguro Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 y profundo de los matices que componen una sociedad organizada, característicos de un país nuevo como Brasil, con su capacidad de lanzar imágenes que van mucho más allá de las fronteras geográficas; o sea, sin abandonar particularidades distintivas del medio, raza e historia, inherentes a su convivio en determinado ambiente y no siempre correspondientes a ciertos patrones, el autor busca sobrepasar algunas barreras con la representación de un ser ficcional individual que remite, al mismo tiempo, a lo colectivo de las relaciones humanas. No hay, empero, cómo olvidar, según aclara Cândido (1987: 154): Sabemos, pues, que somos parte de una cultura más amplia, de la cual participamos como variedad cultural. Y que, al contrario de lo que suponían a veces ingenuamente nuestros abuelos, es una ilusión hablar en supresión de contactos e influencias. Porque, en un momento en que la ley del mundo es la interrelación y la interacción, las utopías de la originalidad aislacionista en una fase de formación nacional reciente, que condicionaba una posición provinciana y umbilical. Discutir o evocar tales cuestiones, como sabemos, significa pensar en las condiciones de producción y en un objeto que considera el discurso literario y no sólo el texto en sí, lo que nos remite hacia la observación de la literatura de carácter estético de forma que ésta revela una cultura articulada de la cual surge un producto y para la cual se destina. Entre ese sujeto y el objeto hay un pequeño espacio que se entreabre para una gama de perspectivas muchas veces no pensadas anteriormente, ni por un remitente ni por un receptor, pero que pueden reunir, incorporar e incluso superar la discusión de los choques entre lo dicho y lo no-dicho o entre el juego del sentido y del no-sentido de determinado objeto. Creemos que ha quedado claro que no se pretende un discurso tautológico, siquiera logocéntrico.2 Al contrario, se busca conjeturar sobre cómo la centralidad de las ideas y de los so entre-lugares resultan un espacio propicio para reflexionar, imaginar e identificar una nueva identidad para una cierta producción 2 Término en la acepción de Jacques Derrida (1930). Santiago, Silviano (superv.) Glossário de Derrida. Rio de Janeiro: Francisco Alves, 1976. 25 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto ficcional, lo que puede, acto continuo, redefinir la idea misma de sociedad o contestarla, una vez que permite el vislumbre de otras señales indicativas de identidad. Por supuesto, el escritor no usa su texto abiertamente para profesar cuestiones relativas a una identidad latinoamericana. Tal problematización ocurre en el ámbito del discurso literario. Surge, emerge, por lo tanto, de una situación y de una necesidad de expresión estimulada por el funcionamiento de una cultura todavía marcada por cierto tipo de sujeción o tal vez falta de conciencia de la propia identidad en los sectores económico, político y cultural. Elementos de esa frontera, que no son el remate sino el comienzo de un proceso de supervivencia o restauración de una tercera orilla establecida todavía solamente por la capacidad imaginaria de revelar un producto desde señales, están abiertos a la reflexión. Ramos alude a situaciones abiertas pero logra delinear contornos. Mucho más que proponer fundar, ensalzar o condenar diferencias, desigualdades, anormalidades, irregularidades, lleva espontáneamente a un movimiento de vaivén. Es justo en ese movimiento oscilatorio donde se refigura la realidad en sus textos ficcionales. Todavía en el ámbito de las fronteras, hay que recordar que ellas no siempre están estáticas, lo que dificulta una reflexión o un juicio más o menos confiable. Así, al tratar de la obra de Ricardo Ramos, hay que considerar la porosidad y la elasticidad de configuraciones a las que está sometido ese objeto, para sólo entonces pensarlo en la esfera de lo imaginario. Sea como forma de inmersión o de esquivar de manera astuta, tal sensación de incompletud inherente al ser humano; sea como representación consciente o inconsciente de nuestra utopía de una sociedad ideal, todavía hoy presente en gran parte de Occidente, las narrativas de Ricardo Ramos componen un panel de nuestro tiempo, trayendo en sí toda la tensión entre los fenómenos mentales y emocionales propios de la naturaleza humana. En las palabras de José Carlos Garbuglio (1984), el escritor funcionaría como una cámara en movimiento, enfocando los aspectos más comunes de la sociedad y, gracias al ejercicio de la fantasía, irrumpiendo el bloqueo de los condicionamientos sociales y desnudando todo el proceso de no acabado inherente al ser humano. 26 Generalmente queda la impresión de que a la narrativa preexiste una experiencia que recorta el hecho y activa la dosis de realismo. Vivida por el narrador aquella experiencia del evento (claro, se trata de una estrategia adoptada por el contador de historias, exactamente para provocar el sentido de aproximación entre los dos vértices de la realidad) facilita el pasaje de la observación a la invención, que es al mismo tiempo estimulada y estimulante de las situaciones límites en que se completan la fantasía y observación. Provocadas, las aspiraciones personales contenidas por las varias formas de coerciones rompen las camadas de contención y afloran, mientras se ilumina el juego del astillarse social y la creación se inventa (Garbuglio 1984: 8). En un dominio más amplio, esa fragmentación y desnudez de la sociedad irán a darse, en la contemporaneidad, por la negación de lo homogéneo y de lo que se presenta como lógico o racional. Hay como una indefinición de las descripciones y el flujo del pensamiento del sujeto del discurso aglutina una abundancia de frases, expresiones y términos que se barajan, se licuan, se sobreponen, se entrecruzan en un todo paradójico. Lo singular y lo plural se mezclan y, de esta manera, una visión maniquea de la realidad pierde lugar decisivamente. En ese universo de orden y desorden, se establece un juicio al mismo tiempo endógeno, porque tiene su origen en el interior de una estructura o sistema establecido, y universal; porque refleja la supremacía intelectual enraizada en un determinado ambiente. Una lectura de un cuento de Ricardo Ramos El cuento “El tercer hermano”, publicado inicialmente en Circuito fechado (1972), constituye un relato que expone, con sagacidad y agudeza, un universo en donde son contrapuestos valores puestos cotidianamente en la sociedad. Narrativa corta, posee como hilo conductor la conducta de dos hermanos de rasgos opuestos; la inserción de un tercer hermano –en realidad un ser irreal– provoca un efecto singular y desestabilizador del orden, lanzando al lector en un terreno movedizo de cuestionamientos sobre conductas y rutinas arraigadas en la sociedad. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto Narrativa corta, posee como hilo conductor la conducta de dos hermanos de rasgos opuestos; la inserción de un tercer hermano –en realidad un ser irreal– provoca un efecto singular y desestabilizador del orden, lanzando al lector en un terreno movedizo de cuestionamientos sobre conductas y rutinas arraigadas en la sociedad. En el inicio del cuento, se hilvanan indicios de conductas, sentimientos, anhelos y pretensiones repetitivas y previsibles que el narrador imparte al lector. Hay dos marchas distintas y al tiempo complementarias en el enredo: la maduración personal de cada uno de los personajes, alternada por la narración de conflictos y visiones distintas entre ambos, y el inicio y fin de los tiempos marcados en el comienzo del cuento por la mención a la creación del mundo por Dios, y la retomada de la misma idea en el final. Que se destaque igualmente el hecho de que sean tres hermanos; número que, por sí solo, remite a toda una configuración bíblica: la tripartición en Dios padre, Dios hijo y Espírito Santo. No se atribuyen, empero, nombres a los personajes. Se indica simplemente: “el mayor”, “el menor” y, en seguida, “el tercer hermano”. Tal gradación resulta una forma singular de marcarse las diferentes percepciones del mundo y la construcción de caracteres presentes en una sociedad. Resulta importante observar que el supuesto tercer hermano, que se pone como conciliador entre los dos primeros hermanos, irónicamente tiene un solo ojo, pero posee la facultad de divisar la realidad y ver más lejos que los demás. En estos momentos Ricardo Ramos va en dirección a un modo característico y meticuloso de oposición; o sea, el narrador y los personajes concebidos en sus textos cortos exigen, al mismo tiempo, la atención de un lector virtual para lo que es común en las conductas y acciones humanas, pero también una conciencia mental de lo pormenorizado, de lo particular, que, en el sentido riguroso del término, desnuda y dramatiza, de manera directa o indirecta, la ambigüedad de las relaciones colectivas. A pesar de la clara referencia del narrador a lugares, modales y palabras de los personajes, más importante que el relato explícito de cosas menudas, está el drama humano reducido a lo esencial y ofrecido en un vocablo o en una expresión. Lo podemos entrever en esta cita del cuento: Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Cuando hizo doce años, el hermano mayor ganó una pelota y jugó al fútbol. El hermano menor ganó un libro y lo leyó. A veces, uno llamaba al otro: –¿Vamos a jugar? –¿No quieres leer? Ninguno de los dos aceptaba. El menor, callado, bajando la cabeza. El mayor, irritándose: –No sales, no corres, no haces ejercicios. –¿Para qué? No tengo ganas. Y seguía leyendo. El otro maldecía: –¡Maricón! Él contestaba, sin demudarse: –La madre. El tercer hermano, el que tenía una pierna, comentaba con cierta alegría: –Sois diferentes como dos hermanos. (Ramos 2012: 22) En la narración de arriba, lo que se destaca es la frase quirúrgica del tercer hermano, que tenía una sola pierna: –“Sois diferentes como dos hermanos”. La facultad intelectual para juzgar, evaluar correctamente, de discernimiento se le atribuye al tercer hermano, pero éste siempre dice un vocablo o frase cargada de nuevos sentidos y la imagen se entreabre de nuevo a las reflexiones del lector. Las ponderaciones del tercer hermano demuestran equilibrio mental, pero queda igualmente claro que es como si este personaje no existiera en el conjunto de las relaciones humanas. Le queda al lector, como se ha dicho, la responsabilidad de rellenar los vacíos del texto. Las contradicciones en el interior del texto entre los personajes se repiten. El diseño de la experimentación de valores que componen una sociedad organizada va aclarando un modo característico de representación de experiencias propias de un país capitalista. Las imágenes creadas van más allá del relato simplista de la condición de un país sudamericano como Brasil. Ellas definen un sistema económico correspondiente a ciertos patrones de dominación vigentes en un ámbito todavía mayor. La narrativa resulta comprendida en términos de contradicción social a la cual están expuestos la sociedad y el individuo en la contemporaneidad. Artísticamente, tales contradicciones provocan, en la obra de Ramos, sujetos ficcionales que, a pesar de estar fragmentados, deshacen e indagan sobre lo cotidiano. Indirectamente es posible entender el conjunto de choques como un modo de referirse irónicamente y críticamente a 27 El cuento de Ricardo Ramos: intersticios e intersecciones / Aroldo José de Abreu Pinto la absoluta falta de límites en las relaciones capitalistas. El narrador o los personajes provocan al lector para, entre otras cosas, darse cuenta de que no hay melodía alguna en el proceso de cosificación del hombre. Caminando hacia el final, la narrativa gana contornos que refuerzan más todavía tal punto de vista singular del narrador. Veamos la cita: Cuando llegó a la mayoridad, el hermano mayor estaba al término del curso científico e iba a cursar medicina. El hermano menor se iniciaba en el clásico y pensaba en filosofía. El primero tenía una novia, y el segundo. a muchas, Uno se vestía con cuidado, se afeitaba la barba cuadrada, se ponía colonia en el pañuelo, El otro usaba los mismos pantalones descoloridos, el pelo despeinado y largo, gafas redondas. En las comidas, el mayor comía mucho y crecía, aumentaba, fuerte y sólido, mientras el menor no tanto, olvidado, delgado, algo frágil (Ramos 2012: 23). Se establece entrambos una relación que intenta evidenciar todavía más un pragmatismo o no, en la manera de tratar cuestiones filosóficas, estéticas, físicas, científicas. A partir de determinado momento, empero, ya no se sabe a quién atribuirse las hablas. Se puede, a partir de huellas del narrador, conjeturarse a quién pertenece cada afirmación, pero, en lo general, queda la impresión de que, hacia el final, el narrador quiere delegarles la tarea de presentar los hechos a los personajes para demostrar que, a pesar de las diferencias, todo se mezcla en un conjunto que constituye la diversidad humana en sus débiles relaciones. 28 En fin, los tres hermanos, cada cual a su manera, pintan con maestría un cuadro de la sociedad contemporánea, haciendo más visibles las fronteras de una situación perceptible en los meandros de la literatura brasileña de la segunda mitad del siglo pasado. Aunque tratemos aquí de un solo autor en específico y desde recortes muy distintos, hay un cierto entrelugar en la ficción de Ramos que apunta hacia las realidades sociales objetivas y/o subjetivas de los individuos que viven en determinado espacio geográfico. La experiencia de alternarse sustancialmente o de descomponerse la identidad humana en astillas gana relevancia de tal manera que las estructuras textuales, a ejemplo del cuento escogido para estas reflexiones, demuestran cuán múltiples son las experiencias que acompañan la representación del hombre en la literatura contemporánea. Bibliografía Candido, A. (1987). A educação pela noite e outros ensaios. São Paulo: Ática. Candido, A. (1993). Formação da Literatura Brasileira: momentos decisivos. 7. ed. Belo Horizonte/Rio de Janeiro: Itatiaia. Candido, A. (1965). Literatura e sociedade: estudos de teoria e história literária. São Paulo: Nacional. Garbuglio, J. C. (1984). “Ricardo Ramos, o sobrevivente”. En: Ramos, Ricardo. O sobrevivente. São Paulo: Global, (Coleção Múltipla). Lodge, D. (2011). A arte da ficção. Tradução: Guilherme da silva Braga. Porto alegre, RS: L&PM. Ramos, R. (2012). O terceiro irmão. En Circuito fechado. São Paulo: Globo. Rosa, J. G. (1978). “A terceira margem do rio”. En Primeiras estórias. Rio de Janeiro: José Olympio. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa Orlando Valdez Vega Resumen El objetivo de este trabajo es describir una investigación donde se propone un método de autorregulación que permita al alumno progresar durante el proceso de aprendizaje del francés. Se busca lograr una consolidación de los elementos fonéticos y de los usos prosódicos de esta lengua, mediante el diseño de un taller remedial que combine el uso de estrategias didácticas y recursos tecnológicos para una mejor adquisición de la competencia comunicativa. Palabras clave: competencia comunicativa, fonética, elementos prosódicos. Aprender una lengua no es tarea fácil, sobre todo si este aprendizaje se entiende en su dimensión globalizadora de la adquisición de la competencia comunicativa. El Marco Común de Referencia Europeo lo dirá con mucha fuerza al poner en plena luz sus tres componentes: el lingüístico, el sociolingüístico y el pragmático (MECR 2002:13). Si nuestra atención se orienta hacia estos tres componentes comprenderemos la importancia de la adquisición de una destreza fonética y fonológica de la lengua que se aprende ya que cada sistema de lengua posee, por un lado, fonemas específicos que deberán ser aprendidos y, por otro, elementos prosódicos particulares que toman un gran peso en los componentes pragmático y sociolingüístico. Desafortunadamente, en la enseñanza de lenguas, poco se enfatiza la importancia de los elementos prosódicos de una lengua. Se llega a considerar que el dominio de los elementos fonéticos basta y, si bien es cierto que la fonética es imprescindible en el estudio de una lengua al tener como objeto el estudio científico de los sonidos del lenguaje en su emisión y su recepción (Chiss; Filliolet; Maingueneau, 2001:37), no bastaría dicho conocimiento intelectual y práctico para el logro de la competencia comunicativa. En Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 efecto, la competencia comunicativa va mucho más lejos que el simple dominio de los fonemas de una lengua ya que sus tres componentes implican cada uno de ellos la transmisión de conocimientos, destrezas y habilidades, de manera específica a cada lengua. Ahora bien, para poder justificar la importancia de la integración de la dimensión fonológica de una lengua a la enseñanza habría que ver primeramente el lugar que ocupa la adquisición de esta competencia en el componente lingüístico de la competencia comunicativa según el MCER. Presentación del proyecto sobre mejora de la pronunciación del francés La presente reflexión se desprende de un trabajo de investigación-acción que desarrolla el autor, referente a la corrección fonética del francés para alumnos de licenciatura que se forman como futuros profesores de la lengua francesa mediante un taller remedial. a) Cuestionamientos y supuestos La realización de un taller remedial parte de la búsqueda de solución a los siguientes cuestionamientos: 29 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega 1. ¿Cuáles son los errores típicos en la pronunciación del francés de los hispanohablantes del noreste de México? 2. ¿Cómo disminuir las interferencias de la lengua materna o de una segunda lengua como el inglés al momento de aprender el idioma francés? 3. ¿Qué actividades específicas seleccionar y adaptar para remediar las dificultades fonéticas de hispanohablantes de esta región? 4. ¿Cuáles son los criterios de selección y adaptación que se utilizarán para la elaboración del taller remedial? Para dar respuesta a estas interrogantes se parte de los siguientes supuestos: 1. Un aspecto que es vital entender al momento de enseñar el francés es tomar conciencia de que las interferencias y dificultades fonéticas en la pronunciación del francés no son las mismas para los diferentes grupos lingüísticos, por lo que es necesario reconocer los errores fonéticos típicos de los hispanohablantes del noreste mexicano, para orientar el taller hacia la corrección de dichos errores de manera específica. Cabría ahondar si los mexicanos tienen alguna dificultad específica en contraste con las demás naciones hispanohablantes. 2. Por otra parte, es importante subrayar que, desde el punto de vista acústico, cada lengua se mueve en una banda de frecuencia diferente, por tanto, al aprender un nuevo idioma se debe exigir al oído humano adaptarse a la banda de frecuencia específica del idioma que se aprende. Se debe trabajar, desde un inicio, dicha adaptación al francés para disminuir las interferencias debido a la repercusión en la pronunciación que afecta frecuentemente la comprensión. 3. Para lograr dicha adaptación y disminuir las interferencias de la lengua materna es pertinente implementar un taller remedial que contenga un programa con actividades orientadas a resolver esas problemáticas específicas a la par del aprendizaje inicial del idioma. 30 b) Objetivo general Se pretende fortalecer la correcta producción de los fonemas del francés y de los usos prosódicos específicos de esta lengua para favorecer una mejor comprensión y evitar los vicios de pronunciación que se generan al inicio del aprendizaje de FLE a partir del diseño de un taller remedial de fonética del francés. c) Objetivos específicos 1. Reconocer los errores fonéticos típicos de los estudiantes hispanohablantes del noreste de México para enfocar la intervención en los errores específicos del grupo. 2. Seleccionar y adaptar las actividades para remediar las dificultades fonéticas detectadas, así como las necesarias para la práctica de los elementos prosódicos del francés. Para conseguir tales propósitos, se requiere elaborar una propuesta para la implementación de un taller que dé solución a las dificultades de adaptación del oído al idioma francés con el fin de mejorar la pronunciación. A continuación se aborda la trascendencia del perfeccionamiento de la producción fonética y de los elementos prosódicos en la lengua francesa. La competencia fonológica: parte integral de la competencia comunicativa El componente lingüístico implica la adquisición de las competencias léxica, gramatical, semántica, fonológica, ortográfica y ortoépica propuestas por el MCER (2002:107). Enfocándonos en la competencia fonológica que nos ocupa, definamos, en primer lugar, la fonología como la ciencia que estudia los sonidos, no en ellos mismos, sino desde el punto de vista de su función distintiva en el sistema de la lengua (Chiss; Filliolet; Maingueneau 2001: 37), es decir, el sonido vinculado a un significado dentro de un sistema de lengua. En segundo lugar, subrayemos que la competencia fonológica consiste en la adquisición de destrezas a nivel de la percepción y de la expresión oral que son enlistadas por el MCER: Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega Las unidades de sonido (fonemas) de la lengua y su realización en contextos concretos (alófonos). Los rasgos fonéticos que distinguen fonemas (rasgos distintivos; por ejemplo: sonoridad, nasalidad, oclusión, labialidad). La composición fonética de las palabras (estructura silábica, la secuencia acentual de las palabras, etcétera). Fonética de las oraciones (prosodia): Acento y ritmo de las oraciones. Entonación. Reducción fonética: Reducción vocal. Formas fuertes y débiles. Asimilación. Elisión (2002: 113-114) Frente a las destrezas arriba enlistadas cabe señalar que las rúbricas de evaluación de la producción oral de los exámenes DELF y DALF consideran una progresión en el dominio del sistema fonológico de la lengua correspondiendo a los seis niveles del MCER como se muestra a continuación: DOMINIO DE LA PRONUNCIACIÓN C2 Como C1. C1 Varía la entonación y coloca el énfasis de la oración correctamente para expresar matices sutiles de significado. B2 Ha adquirido una pronunciación y una entonación clara y natural. B1 Su pronunciación es claramente inteligible, aunque a veces resulte evidente su acento extranjero y cometa errores de pronunciación esporádicos. A2 Su pronunciación es generalmente bastante clara y comprensible, aunque resulte evidente su acento extranjero y los interlocutores tengan que solicitar repeticiones de vez en cuando. A1 Su pronunciación de un repertorio muy limitado de palabras y frases aprendidas la pueden comprender con cierto esfuerzo los hablantes nativos acostumbrados a tratar con hablantes del mismo grupo lingüístico al que pertenece el usuario o alumno. Tabla 1. Progresión en el dominio de la pronunciación propuesta por el MCER (2002: 114). Desafortunadamente, la enseñanza de la pronunciación de la lengua francesa es un aspecto que se trabaja comúnmente en los niveles de inicio y, al integrarlo sólo como parte de la enseñanza en los primeros niveles, se manifiesta así, de manera frecuente, en los manuales para el aprendizaje de la lengua francesa una carencia de esta progresión poniendo una clase de barrera entre la competencia fonética y la competencia fonológica, lo cual resulta sorprendente frente a las evidentes dificultades que persisten de manera recurrente en los alumnos en la adquisición de estas competencias (Abry & Veldeman 2007: 7-8) y que, en definitiva, hacen parte de los aspectos requeridos como parte integral del componente lingüístico de la competencia comunicativa. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Adaptación de los criterios del MCER a la enseñanza de lengua Cabe señalar que el MCER no es más que un referencial que funge como guía acerca del nivel de competencia en la adquisición de lenguas y, a la vez, como punto de referencia para la unificación de directrices para el aprendizaje, la enseñanza y la evaluación de las mismas. Y si bien, es una referencia que fue creada para los países europeos, hoy día, es el instrumento que se utiliza en México para medir el nivel de competencia de la lengua francesa. En ese sentido, se debe definir dentro de los programas académicos para la enseñanza de lengua el nivel de competencia que se desea alcanzar al término de la instrucción 31 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega y que, en los mismos, se vea reflejada la enseñanza de esta habilidad de manera progresiva a través de los diferentes niveles previstos por la institución. Para determinar el nivel de competencia deben tomarse en cuenta diversos factores como la edad de los alumnos, las necesidades de los mismos, las exigencias y limitantes del establecimiento escolar donde se enseña la lengua, el número de horas previstas por la institución educativa, el nivel de necesidad en el plano profesional, entre otros. Ahora bien, la adquisición de la competencia fonológica es fuertemente deseable, en particular, para quien se dedicará, a nivel profesional, a la enseñanza de la lengua francesa. Por lo que la necesidad de desarrollar esta habilidad lingüística es preponderante para este tipo de público y que, por lo demás, es un aspecto que se verá evaluado al momento de la certificación del nivel de lengua alcanzado y que, en los niveles C1 y C2 se exige variar la entonación y colocar el énfasis de la oración correctamente para expresar matices sutiles de significado. Frente a este desafío es importante proporcionar al docente de lengua a nivel licenciatura herramientas suplementarias que le permitan lograr el cumplimiento de la adquisición de esta habilidad en sus estudiantes. Elementos prosódicos de la competencia fonológica Tratemos de comprender ahora los diferentes componentes de la competencia fonológica para tratar de entender su función lingüística y supralingüística, así como su trascendencia en los procesos comunicativos y, por consiguiente, la importancia de su enseñanza. Respecto a la prosodia, subrayemos que estos elementos prosódicos, rítmico-melódicos o también llamados suprasegmentales (Rolland 2011: 45), se refieren al estudio específico de las variaciones de altura, de intensidad y de duración en la organización de enunciados con una cierta longitud: sílaba, palabra, grupo de palabras, oración. Entre los elementos prosódicos esenciales de la lengua francesa se encuentran la melodía, los acentos, el ritmo, el tempo y las pausas los cuales Pietro Intravaia (2000) define con mucha fineza: 32 La mélodie concerne les variations de hauteur sur un énoncé, c’est-à-dire les montées et les descentes de la voix pendant la production de la parole … Quand la courbe mélodique s’élève, la fréquence du ton laryngé augmente, quand la courbe mélodique s’abaisse, le nombre de vibrations diminue (169). Como se menciona en la cita la melodía se enfoca a las variaciones de altura en un enunciado, es decir, en los altos y bajos de la voz durante la producción de la palabra. Y, de este elemento, se puede observar aspectos característicos de cada lengua que introducirán una variación semántica ya que la melodía determinará en una lengua el modo del enunciado. En efecto, un enunciado puede ser pronunciado bajo un modo declarativo, interrogativo o imperativo, y modificar así el sentido de lo que se quiere comunicar. Por ejemplo, la oración je veux te voir, en el modo declarativo se utiliza una melodía que baja y se trata simplemente de una aserción. La misma oración con melodía ascendente se transforma en modo interrogativo, y por último, se podría pronunciar con melodía descendente pero más abrupta y transformarse en modo imperativo. Otro de los elementos prosódicos esenciales de la lengua francesa son los acentos que Pietro Intravaia define como sigue: Les accents sont des mises en relief de certaines syllabes par renforcement de durée, de hauteur ou d’intensité. En français, de ces trois éléments acoustiques, la durée est le paramètre le plus étroitement lié à l’accent (Delattre citado por Intravaia 2000: 170). El acento se refiere entonces al énfasis que se le da a ciertas sílabas para resaltarlas intensificando la duración, la altura o la intensidad. En este sentido, es importante subrayar que el francés es una lengua de acento fijo (Intravaia 2000:170) ya que siempre se acentúa la última sílaba de la palabra o de la frase pronunciada a diferencia de otras lenguas como el español. Por ejemplo, en la frase Le professeur se acentuará la última sílaba, mientras que en la frase Le professeur de mathématiques se acentuará la última sílaba de la palabra mathématiques y la palabra professeur perderá su acento. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega Para ahondar en lo anterior, cabría hacer una distinción entre el acento tónico y el acento de insistencia. El tónico se refiere a la intensidad mientras el acento de insistencia a una función expresiva denominada fonoestilística (Intravaia 2000: 170). Así pues, en la pronunciación de la frase Le professeur de mathématiques se trata de un acento tónico y este acento de intensidad hace parte de las estructuras de pronunciación específicas de la lengua francesa. El acento de insistencia, por su parte, puede tener una función distintiva. Faure (citado por Intravaia 2000: 172) proporciona un ejemplo que deja en evidencia dicha función: C’est bien ce que tu dis? Esta pregunta nos deja claro que lo que se busca es corroborar la conformidad entre lo dicho por el locutor y lo que haya sido expresado antes por el interlocutor. Ahora bien, si al enunciado anterior se le introduce un acento de insistencia: C’est bien ce que tu dis, cambia completamente el sentido volviéndose la expresión de un juicio favorable de lo que el interlocutor acaba de decir. Otro elemento prosódico es el ritmo, el cual se refiere a la alternancia de silabas acentuadas e inacentuadas que pueden existir en una lengua y, el ritmo del francés, de manera específica, se caracteriza por el uso de un acento final en la última sílaba de la oración que corresponde entonces a un acento de grupo rítmico, así como por la igualdad de duración y de intensidad de las sílabas inacentuadas (Intravaia 2000: 171). Esta perspectiva nos permite comprender que cada palabra perderá su acento propio en provecho del acento final del grupo rítmico que se colocará invariablemente en la última sílaba del mismo. Veamos lo anterior representado en un ejemplo: Le professeur, le professeur de mathématiques, le professeur de mathématiques du lycée. Pietro Intravaia (2000:170) insiste sobre la importancia de no confundir el ritmo con el tempo, el cual se refiere a la velocidad de elocución y, en esto, las pausas juegan un rol importante ya que son interrupciones que marcan regularmente el fin del grupo rítmico. Cabría citar aquí a Georges Faure quien nos hace entender la función lingüística de los diferentes elementos prosódicos implicados en el idioma francés: Chaque groupe accentuel qui correspond en français à une double unité à la fois sémantique et syntaxique est individualisé par le détachement mélodique de sa dernière syllabe articulée (citado por Intravaia 2000: 173). Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 En efecto, el dominio de los elementos prosódicos son fundamentales en muchos contextos de la lengua francesa ya que si en un contexto escrito, los cambios de sentido se pueden remediar con los signos de puntuación, en el contexto oral, sólo los elementos suprasegmentales permiten hacer tales distinciones y proporcionar así un valor sintáctico y semántico distinto (Intravaia 2000:174). Por ejemplo: La voiture s’est arrêtée… Devant la gare, Marie attendait son fils. La voiture s’est arrêtée devant la gare… Marie attendait son fils. Función de la prosodia en los procesos comunicativos Uno de los componentes lingüísticos indispensables en la competencia comunicativa es precisamente el componente fonológico que, de manera última, permite aportar precisiones de sentido mediante las variaciones prosódicas. Ahora bien, para poder entender la importancia de la enseñanza de la prosodia, es conveniente hacer una distinción entre la función lingüística y la función supralingüística de los elementos prosódicos. En efecto, en la función lingüística nuestra atención se centra en las dificultades de comprensión en la comunicación ligadas al valor semántico y sintáctico, mientras en la función supralingüística se tendrá en cuenta los matices que introducen los componentes sociolingüísticos y pragmáticos específicos de la competencia comunicativa de cada lengua. Pietro Intravaia, por su parte, insistirá sobre el carácter específico de la prosodia en cada sistema de lengua: Chaque langue dispose d’une gamme extrêmement diversifiée de ressources prosodiques et comportementales qui permettent d’exprimer toutes sortes d’états psychiques: satisfaction, mécontentement, mépris, déception, colère, etc. Il s’agit ici de la fonction supralinguistique, émotionnelle, expressive de la prosodie (Intravaia 2002: 176). En este sentido, habría que interrogarse sobre la importancia de la incorporación de la dimensión prosódica de una lengua en la enseñanza de la misma. Para responder a este cuestionamiento, hay que subrayar que, por una parte, las funciones lingüísticas y supralingüísticas nos permiten, por ellas 33 Importancia de la corrección fonética y los elementos prosódicos en la competencia comunicativa de la lengua francesa / Orlando Valdez Vega mismas, ver el carácter necesario de su enseñanza en las clases de lengua debido a su repercusión en la variación de sentido que se puede entremezclar en los procesos comunicativos, y por otra parte, cabe señalar que el MECR concibe, de hecho, una progresión en el desarrollo de la capacidad que tiene un estudiante de utilizar los recursos lingüísticos y supralingüísticos hasta la adquisición de un nivel elevado en el C2 donde “saca provecho de un dominio amplio y fiable de un completo repertorio de elementos lingüísticos para formular pensamientos con precisión, poner énfasis, diferenciar y eliminar la ambigüedad. No manifiesta ninguna limitación de lo que quiere decir” (MCER 2002:107). Uso de la tecnología Para dar solución a la corrección fonética y prosódica se recurre con frecuencia al uso de la tecnología al hacer escuchar a los estudiantes ejercicios auditivos que les permitan discriminar los fonemas de la lengua meta; sin embargo, frecuentemente, el estudiante no logra producir los fonemas y elementos prosódicos de la lengua con corrección. Se considera necesario buscar nuevas alternativas, que, en combinación con la tecnología, ayuden a lograr que los estudiantes mejoren efectivamente su pronunciación tanto de los fonemas como de los elementos prosódicos. Al respecto, en la investigación de la que se desprende este trabajo, se sugiere la implementación de un taller remedial complementado mediante el uso de las tecnologías, que coadyuve al estudiante al afianzamiento de la producción eficiente, de los elementos fonéticos y prosódicos en un contexto determinado. En fin, frente al desafío que representa el dominio de una segunda lengua es impor- 34 tante señalar, para quien desea adquirirla con un nivel avanzado, que el Marco de Referencia considera al término de la formación de una lengua haber adquirido una adecuación lingüística, sociolingüística y pragmática de la lengua meta, y, para lograr un dominio elevado, es importante considerar la enseñanza de la competencia comunicativa en estos tres componentes. En estas páginas hemos subrayado la importancia del dominio de los elementos suprasegmentales para lograr la adquisición de la competencia comunicativa a un nivel avanzado. Igualmente hemos descrito como la deficiencia en la competencia fonológica afecta, en definitiva, cada uno de los ámbitos de la competencia comunicativa a nivel del sentido e interpretación que se suceden en los procesos comunicativos. Bibliografía Abry, Dominique & Veldeman-Abry, Julie, (2007). La phonétique. Audition, prononciation, correction, CLE International, Paris. Delattre, Pierre, (1939). «L’accent final en français: accent d’intensité, accent de hauteur, accent de durée» en The French Revieuw, 12 (2), pp. 141-145. Faure, Georges, (1968). Accent, rythme et intonation, Le français dans le monde, 57, pp.15-19. Intravaia, Pietro, (2000). Formation des professeurs de langue en phonétique corrective. Le système verbo-tonal, Didier Érudition, Paris. Rolland, Yvon, (2011). Apprendre à prononcer. Quels paradigmes en didactique des langues?, Éditions Belin, Paris. Marco común europeo de referencia para las lenguas (2002). Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/ marco/cvc_mer.pdf (Consultado el 20 de mayo de 2013). Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado (Para el tercer semestre del nivel medio superior) Carlos Gerardo Castillo Alvarado En el discurso de los textos literarios convergen elementos culturales, históricos, políticos, ideológicos; intrínsecos y extrínsecos, que van conjugándose, entremezclándose, y en un análisis más allá de lo estético evocan la condición histórica del tiempo cuando fue creada la obra, además de otorgar significado a la condición y definición como individuo de quien lee. La cultura permanece dinámica en el discurso literario en espera de ser analizada a través de la lectura literaria desde diversas perspectivas, colaborando en la formación de una identidad cultural o de una mejor comprensión e interpretación del contexto en el que se ha vivido (Chaves 1999) y de lo que podría hacerse, en todo caso, para tratar de mejorarlo. La acepción discursiva de la literatura contempla el lenguaje como mediador social en la forma de discurso que construye el mundo; a través del lenguaje se articula y se desarticula el sujeto y su contexto, sus características, sus condiciones, los elementos que lo conforman, delimitan (Palermo 2000). Al desentramar las formas textuales, literarias, la forma en que se dice y por qué se dice, puede articularse la dimensión social del sujeto. Razón suficiente por la cual se le otorga fundamental importancia a la enseñanza y al aprendizaje de la literatura, como agente motivador de la reflexión y posterior acción del sujeto lector. Lectura como el análisis, no sólo estético, sino sociocultural, de la literatura y de la condición del individuo, que permita también lograr el objetivo educativo del desarrollo de habilidades de lectura y escritura que favorezcan la expresión autónoma y transformadora de los participantes, profesores y estudiantes, del acto de educar. Al respecto, en este trabajo presento algunos de los fundamentos teóricos que sustentan la propuesta didáctica, así como las consideraciones que para su aplicación creo convenientes y expongo a continuación. En el ámbito educativo se acentúa paulatinamente un conflicto social y pedagógico: Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 la aversión hacia la lectura que tienen por lo general los adolescentes, desde el momento mismo que acceden al texto. Pueden concentrarse durante largos periodos en juegos virtuales, películas, y conversaciones por chat, pero no pueden hacerlo apropiadamente con unas cuantas páginas de un texto. Por desánimo o aburrimiento, no son capaces de concluir la lectura que inician, pero paradójicamente lo hacen luego con la lectura de resúmenes o sinopsis que encuentren en la Internet. Y con ello creen que han accedido al texto literario. De acuerdo con Gallarado (2009), la falta de interés por la lectura apunta hacia el tipo de urgencias culturales de la actualidad que han cambiado con el tiempo. Ahora existen otras formas de concebir y vivir el mundo. La escuela no motiva a los alumnos, y desmotiva cada vez más a los responsables de la enseñanza (Cassany 1994). Esto sólo es parte de una coyuntura sociocultural e ideológica no fácil de soslayar, la cual se debiera atender una vez que se consideraran también otros factores relevantes como la formación del profesorado y los lineamientos escolares de las instituciones. Por ejemplo, la prioridad al abordar el estudio de la literatura sigue siendo el análisis formal y estilístico, lo de menos es su significado profundo. Luego, entre las lecturas obligadas y las que se hacen por voluntad existe un abismo casi difícil de salvar. Por lo regular, además se desestima la literatura en el curriculum escolar como consecuencia del descrédito general de la enseñanza de las humanidades, consideradas como residuo del pasado, un adorno y no una necesidad. Esta seria situación desalienta tanto a profesores como a estudiantes para poner en práctica innovaciones de enseñanza y aprendizaje en literatura. Ser estudiante y ser lector son cualidades que no siempre son coincidentes; en la escuela y en el aula se refuerza la condición de estudiante en detrimento de la de lector (Villarrubia 2010). 35 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado Se sabe, como parecen indicar evaluaciones internacionales como el PISA (por sus siglas en inglés Programme for International Student Assessment) Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes, que en México la mayoría de los jóvenes de 15 años son capaces de decodificar un texto, pero no de interpretarlo y, tampoco, de hacerle frente críticamente (López Bonilla 2006). Otro referente se halla en el nivel de secundaria en España (lo que podría equipararse con nuestro nivel de preparatoria), en la región de Navarra, en donde se han evaluado las competencias lectoras1 que poseen y carecen sus estudiantes; y coinciden con las competencias reflejadas en los procesos de lectura y escritura que se suscitaron en clase, y conforme a la producción de trabajos escolares de los estudiantes acorde a nuestra experiencia docente, durante dos semestres (agosto de 2008 a junio de 2009) en la preparatoria No. 25 Dr. Eduardo Aguirre Pequeño, de la Universidad Autónoma de Nuevo León: Competencias lectoras que dominan los alumnos: Comprenden la información explícita (con gráficos). Saben responder preguntas literales siempre que estén localizadas en el texto. Comprenden globalmente el texto. Captan las características de una historia narrada, sólo si son evidentes. Pueden identificar la idea principal del texto si son guiados. Comprenden los textos en sus aspectos más literales y explícitos, siempre y cuando no precisen de conocimientos previos complejos (académicos y de vida). Competencias lectoras que no dominan los alumnos: Encuentran dificultades en un tipo de lectura que exige más profundidad y precisión de pensamiento. Al discriminar posibilidades eligen aquellas opciones que se refieren a la finalidad en general, sin matices, sin profundizar. Proyecto para la mejora de las competencias implicadas en la lectura. En el nivel de educación secundaria. Gobierno de Navarra. Departamento de Educación, 2008. 1 36 Tienen dificultad para deducir sin ayuda la idea principal del texto. Tienen problemas para organizar jerárquicamente la información. Fallan en tareas que les exige considerar información que aparece distribuida a lo largo del texto. Tienen dificultades para la comprensión de la estructura del texto: identificar sus partes, de qué tratan y su relación. Tienen dificultades cuando deben buscar información en el texto para justificar una premisa o comprobar una suposición o hipótesis. Tienen dificultades cuando tienen que buscar información en el texto que cumpla varios requisitos. Se les dificulta relacionar sus conocimientos, tanto de la vida como académicos, para interpretar la información del texto. Tienen problemas para emitir juicios críticos sobre el contenido del texto a partir de sus conocimientos de vida y académicos. Se ha concebido a la lectura como una especie de interacción entre el significado de la página escrita y la mente del lector. Más que una interacción, la lectura es un proceso de selección y construcción, de contenidos y significados, que sucede en un tiempo y contexto particular. La relación entre lector y signos contenidos en el texto es un cíclico vaivén que va de uno a otro lado, durante el cual cada uno es afectado incesablemente por la contribución del otro (Rosenblatt 2002). La lectura de textos literarios implica el uso de códigos específicos para ser interpretados; los juegos virtuales, las películas y las conversaciones por chat también los emplean aunque diferentes, dado que las nuevas necesidades los han cambiado, o impuesto, acorde al contexto tecnológico y comunicativo en donde nos encontramos ahora. Una de las características de estos nuevos códigos es que no se encuentran regidos por la palabra impresa, por la escritura, mucho menos por el libro; predominan en ellos lo audiovisual y la interacción física, se trata de textos virtuales con acción y movimiento que precisan otro tipo de habilidades para codificarlos, decodificarlos, y sobre todo disfrutarlos. Habilidades que las nuevas generaciones han conocido y con las que han Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado crecido: la televisión y la Internet (Gallardo 2009). El libro impreso ha dejado de poseer el significado de las generaciones pasadas, ha perdido importancia como objeto cultural, siendo suplido por otros que portan las características que la informática y las telecomunicaciones requieren. No obstante, el acto de leer, aunque ha cambiado su forma, conserva su vigencia e importancia, por lo que es un acto que debe enseñarse y aprenderse a la par de los nuevos saberes. La lectura literaria es un instrumento de conocimiento que analiza, critica, pero sobre todo, divierte. Leer un texto es comprender e interpretar el entorno a través de él, es una forma útil de entenderlo y transformarlo. Podríamos deducir tempranamente que los adolescentes no gustan de leer no porque les disguste hacerlo, sino porque no saben decodificar el texto impreso, ya que sus habilidades de decodificación están desarrolladas y orientadas hacia el texto virtual e interactivo de lo audiovisual: “A nuestro juicio, se trata de la crisis de ciertas formas tradicionales de entender y fomentar la lectura de textos literarios y, no, necesariamente, de una crisis de la lectura, en general” (Ostria 2005). Es aquí donde los profesores deben encontrar la forma en que los adolescentes puedan acceder al texto escrito mediante competencias lectoras que incluyan este tipo de codificacióndecodificación de textos. Además, debe enseñársele al adolescente la importancia de la lectura literaria desde una perspectiva diferente, según la actualidad informática y telecomunicativa. La intención de abonar en propuestas didácticas constructivistas y multidisciplinarias tiene la intención de proporcionar al estudiante, a través de la lectura literaria, la herramienta necesaria no sólo para satisfacer las tareas escolares, sino para analizar, aprehender, comparar y tratar de transformar su realidad y entorno, accediendo al conocimiento explícito e implícito que el texto literario puede, indudablemente, proporcionarle. Lo que se ha escrito respecto de la enseñanza, didáctica y metodología de la literatura, es diverso y disímil (Venegas 2011). La literatura se ha centrado más en la enseñanza de su historia estrechamente vinculada con la enseñanza de la lengua más que como un objeto de estudio múltiple, con posibilidades reales de formación integral del estudiante, en cuanto a no sólo conocimientos, sino habilidades sociales que permitan el planteamiento y ejecución de habilidades para la resolución de problemas. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Entre tanto, se busca concebir una didáctica de la literatura que sea comprendida y entendida como un conjunto definido de lineamientos metodológicos, acordes a cada contexto y participantes, que puestos en práctica en el aula, organicen la enseñanza de la literatura, así como el aprendizaje de las formas de análisis, lectura, escritura y comprensión de la obra literaria. Se persigue una enseñanza integral, interdisciplinaria y plurisignificativa que genere en el estudiante el gusto y el hábito por la lectura, y le permita crear habilidades y competencias para abordar el estudio de la literatura en cuanto a su percepción estética, pero también en su percepción sociohistórica y cultural. En una indagación bibliográfica panorámica hemos encontrado diversas referencias afines. La mayoría de los autores revisados coinciden en que la didáctica de la literatura implica diferentes procesos del desarrollo humano, ya que el individuo es una totalidad compuesta de diversos y particulares elementos inseparables de su proceso de formación implícitos en enseñanza y aprendizaje de la literatura. Así mismo, consideran que el desarrollo de la competencia lecto-literaria no sólo debe centrase en el estudio de la literatura con sus teorías de análisis estético, sino debe existir interacción entre literatura y otras ciencias, historia, sociología, psicología, para expandir el espacio de enseñanza y aprendizaje. El replanteamiento de la didáctica de la literatura desde una perspectiva integral, interdisciplinaria y plurisignificativa, lleva varias décadas y se ha cristalizado en diversas propuestas pedagógicas, en autores como Delmiro (2010), Gracyda (2010), Jover (2010), Ochoa (2010), Sierra (2010), Villarrubia (2010), Ramírez (2007), Palanco (2009), Lomas (2009), y Cassany (1994), Durán y Manresa (2008), entre otros. El trabajo didáctico de la literatura no se había asociado con una descripción y análisis de la literatura como producto lingüístico y comunicativo, considerando la abundante posibilidad que significaría el texto literario como objeto de estudio (teoría), como objeto de enseñanza (metodología) y como objeto de aprendizaje (práctica). Ahora, la perspectiva didáctica, como la describen los autores referidos, comienza a integrar otras propuestas, otros lineamientos metodológicos de la literatura, para vincular la teoría y la práctica con experiencias pedagógicas que en realidad trasciendan y formen integralmente al estudiante. 37 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado Un objetivo perentorio de la enseñanza de la literatura, en preparatoria, es relacionarla con otras artes afines y otras manifestaciones de la inteligencia humana: cine, música, pintura, teatro, fotografía, historia, filosofía. Artes y ciencias que poseen un referente histórico y cultural, implícito en los textos literarios, vinculados entre sí y que merece la pena ser (re)conocidos. Ensanchar la mirada de los estudiantes, enseñarles a relacionar aquello que se fragmenta con rigorismos escolares y se desvirtúa o ignora por atavismos y prejuicios. Se defiende la idea de la interdisciplinariedad y diversidad al momento de abordar la literatura, que ésta no es un arte o disciplina aislada, sino se relaciona con todo tipo de arte, ciencia o disciplina. Debe existir una correlación entre la enseñanza de la literatura y de otras asignaturas. Es así como se construye el conocimiento humano (conceptos, teorías, leyes, términos, fórmulas, etcétera), con las aportaciones de diversas disciplinas; todo orientado hacia el objetivo común de comprender y (re)conocer nuestra realidad (Villarrubia 2010). La obra literaria no es estática, puede decirse que vive en la relación que se establece entre el lector y el texto: “el lector infunde significados intelectuales y emocionales a la configuración de símbolos verbales, y esos símbolos canalizan sus pensamientos y sentimientos. De este proceso complejo emerge una experiencia imaginativa más o menos organizada” (Rosenblatt, 2002). La experiencia literaria guarda diversos aspectos; por un lado, la literatura aborda y sirve la vida y necesidades humanas. Por otro lado se encuentra el aspecto estético, el propio del ejercicio literario que es la forma artística. En este último, el escritor no elabora propiamente una apreciación indirecta de la vida, sino que le añade una nueva experiencia mediante la obra de arte. La perenne diversidad de la literatura apoyada en la complejidad del ser humano, determinan la necesidad de preparar al alumno para adentrarse en el proceso personal de ir descubriendo la obra literaria a partir de su lectura. El profesor de literatura debe estar consciente de la amplia percepción de la naturaleza compleja que implica la experiencia literaria, ya que si no logra que el estudiante considere los elementos estéticos y sociales de esta experiencia implica incapacitarlo para que la comprenda de manera fructífera (Rosenblatt 2002). 38 Una propuesta didáctica para su enseñanza, debería plantear la construcción de prácticas educativas innovadoras para el abordaje de los contenidos con un énfasis lúdico que faculte al alumno para el autoaprendizaje incorporando técnicas de aprendizaje (González García 2005). En este sentido, el docente es el actor del proceso educativo con habilidades para guiar y encauzar a los estudiantes, identificando el contexto de aprendizaje, el reconocimiento de la realidad cambiante de los estudiantes acorde con su edad, para que ellos generen su propio aprendizaje en el quehacer docente de llevar a cabo actividades como tutoría, enseñanza, guía, investigación, administración, certificación del aprendizaje, desarrollo e incorporación de nuevas estrategias que faciliten el proceso de enseñanza-aprendizaje. Dentro de estas estrategias se encuentra la lectura literaria, una actividad cognitiva compleja que implica una interacción entre el lector y el texto (Gallardo 2009). Mediante la lectura, “el lector interpreta los contenidos textuales de acuerdo con sus conocimientos y las expectativas presentes” (Martínez 2002). La lectura es un “acto de la comprensión de un mensaje en una situación de comunicación diferida a través de textos escritos” (Colomer 1997). Requiere conocimiento léxico, gramatical y fonético, y supone significado (Iza 2008). Sintéticamente, la literatura puede definirse como el arte de la expresión por medio de la palabra y como el conjunto de las producciones literarias de un país, de una época, de un género (Derrar 2005). Pero también, la literatura es la manera en que éstas se relacionan con las personas. Así, se podría considerar literario, cualquier texto que tenga una significación social, se relacione con cierto entorno, e influya en el tipo de actividades humanas. Considerando esta cualidad de la literatura, en lo educativo, puede contribuir al proceso de maduración de la personalidad del estudiante, al desarrollar su capacidad crítica y creadora, y su sentido lúdico y creativo (Palanco 2009). La lectura es una actividad cognitiva compleja que implica la interacción entre el lector y el texto; pero la escritura también constituye una herramienta para acercarse a la literatura. Se debe brindar a los estudiantes la oportunidad de escribir, de investigar, de redactar diversos materiales como imitación y recreación de textos literarios (Villarrubia 2010). La intención es que el proceso didáctico funcione como un agente formador de con- Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado ciencia, de pensamiento, reflexión y acción, principalmente en los alumnos adolescentes de tercer semestre de preparatoria, a quienes va dirigida, así como a los profesores encargados de implementarla. Lo anterior requiere una visión distinta de la labor docente: una formación gradual sólida en cuanto al campo de conocimiento que se enseña, así como una selección y organización pertinente de los contenidos, coherente con el tipo de contexto y de estudiantes, y una actitud y disponibilidad para trabajar en su propio aprendizaje por parte de los estudiantes. Esta propuesta será vital para reflexionar acerca de las condiciones en que se dan los procesos de enseñanza y aprendizaje de la literatura, así como agente que coadyuve el despertar de la conciencia del alumno por conocer su realidad. En el nivel medio superior de educación, uno de los principales retos pedagógicos al trabajar con adolescentes es proponerles y vincularles contenidos y actividades de interés prioritario para su vida. Así, no es tarea fácil habituarlos a la lectura literaria con el propósito de conocer su persona y su entorno, comprenderlo y tratar de mejorarlo. Se trabaja con individuos que presentan características y singularidades que vale la pena tomar seriamente en cuenta al momento de iniciar la interacción educativa. Ésta se articula de acuerdo con la forma como los adultos percibamos e interpretemos a los adolescentes y sus comportamientos, y con ello, les adjudicamos significado a sus conductas y visualizamos potencialidades o limitaciones (Funes 2003). La percepción predominante acerca de los adolescentes es la de individuos inmersos en situaciones problemáticas que precisan mucho que aprender. No obstante, también se distinguen importantes características de conocimiento y madurez, como la autosuficiencia, y a necesidad de descubrir y experimentar, quizás no reconocidas por ellos mismos ya que se encuentran en una etapa clave de transformación: lo que son y lo que descubren desean ser. Esto matiza sus relaciones con sus congéneres, impactando en sus concepciones, posibilidades, sus pretensiones, y sus limitaciones. No poseen mayores apegos, pero su entusiasmo es periódico e influenciado por sus estados de ánimo (Funes 2003). Al tratar de educarlos es necesario considerar este complejo mundo personal en proceso de construcción. La labor pedagógica con adolescentes consiste en diseñar formas de Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 intervención que modifiquen, en la medida de lo posible, sus situaciones problemáticas. No obstante, este proceso no está exento de dificultades. El propósito pedagógico de una propuesta integral es que el docente logre, de acuerdo con Lomas (2009): Acercar la literatura a los adolescentes; fomentar hábitos de lectura y actitudes de aprecio de las obras literarias y del uso creativo del lenguaje; asegurar el conocimiento de parte de nuestro patrimonio literario, obras y autores representativos; instruir a los alumnos en el análisis de los textos; comprensión el texto literario (capacidad de análisis e interpretación) y apreciación de la literatura, provocando el placer estético y literario; y emancipar en lo posible a los adolescentes a través de la lectura literaria. Por otra parte, se persigue que el alumno pueda, con base en Cassany (1994): Alcanzar gradualmente una competencia literaria, convertirse en un buen usuario de la literatura; disfrutar la lectura literaria; reconocer el arte de la literatura; saber leer e interpretar un texto literario; poseer criterios para seleccionar un libro según sus intereses y sus gustos; incorporar la literatura a su vida cotidiana conociendo gradualmente autores, obras, épocas, estilos. Una propuesta didáctica ideal tendría que retomar el desarrollo de las competencia lectoliteraria que consiste en la capacidad de localizar y extraer información de un texto, de interpretarlo, de reelaborarlo personalmente, de hacer valoraciones personales y críticas respecto del contenido de la lectura y de reflexionar sobre los aspectos formales y lingüísticos del texto (Gobierno de Navarra, 2008). Es el conjunto de capacidades cognitivas, lingüísticas y culturales que permiten a un lector realizar el acto eficaz de lectura (Mendoza Fillola 2001). Así mismo, esta competencia compleja, implica la adquisición de conocimientos, el desarrollo de habilidades, de procesos cognitivos y de actitudes que favorezcan procedimientos como leer, escuchar, hablar, escribir, interpretar, analizar, relacionar, valorar y comparar textos literarios; favorecer su análisis en tanto identificar y relacionar los elementos que los componen; y actitudes de sensibilidad, crítica, reflexión y acción (Cassany 1994). 39 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado Adentrarse en la literatura a través de la lectura, acorde con el equipo intelectual y emocional que posea el individuo y lo que éste pueda aprehender de este arte, incide de alguna manera en el pensamiento y praxis del individuo, al coincidir sus experiencias de vida y lenguaje con las que identifique en la obra literaria. Proceso que no es sencillo, pues tanto en la vida como en la lectura soslayamos elementos de importancia de acuerdo con nuestras carencias: La vida presenta una masa confusa de detalles de los cuales seleccionamos, para prestarles atención, sólo aquellos que se relacionan con nuestros intereses prácticos. Incluso en ese caso nuestra atención no se centra en los detalles mismos sino en su valor práctico… Sin embargo se reconoce cada vez más el hecho de que, de manera subconsciente, respondemos a menudo de forma cualitativa al ambiente que nos rodea. En nuestra aproximación a una obra de arte el interés está centrado precisamente en la naturaleza y la calidad de lo que se nos ofrece (Rosenblatt 2002). A partir del planteamiento de la propuesta didáctica De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado, se pretende motivar y desarrollar en el estudiante de bachillerato, habilidades para la lectura literaria por medio del acceso diversificado al texto literario y del reconocimiento de la condición mexicana contenida, como curso de capacitación y nivelación, y se establecen los siguientes objetivos: 1. Promover el hábito de la lectura literaria a través del análisis diversificado –apoyado en artes afines como la música y el cine– de obras literarias y sus propuestas, de reconocidos autores mexicanos y latinoamericanos. 2. Distinguir algunos de los rasgos de la realidad contenida en la obra literaria que se refleja en la experiencia de vida y de lenguaje propios de los lectores. 3. Facilitar el cambio de actitud en los alumnos hacia la literatura a través de la lectura literaria, apoyada en el análisis diversificado, describiendo los rasgos de la realidad aprehendidos en el texto, vinculados con su experiencia de vida y lenguaje, expresándolos mediante un escrito propio. 40 La dinámica de implementación de la propuesta didáctica consiste en desarrollar e incorporar habilidades de lectura a través del análisis y reconstrucción de algunos textos de literatura que incluyen elementos distintivos de la realidad propia del texto y aquella del lector, impregnada en su experiencia de vida y de lenguaje, así como desarrollar habilidades de crítica analítica a través de la comparación y discriminación de algunos de estos elementos distintivos. Lo anterior, mediante la implementación y ejecución y evaluación de técnicas y actividades como: interrogatorio diagnóstico a los estudiantes con el propósito de conocer los conocimientos, ideas, pensamientos y actitudes que posean ante el texto literario y su temática que se abordará; discusión entre las estudiantes acerca de temáticas desprendidas del cuestionario y de la lectura guiada; presentación de la obra literaria seleccionada y su autor y su apreciación, dirigida por el profesor; lectura dirigida de manera individual y grupal del texto literario abordado; (re)interpretación del texto literario abordado con la producción opcional por parte de los estudiantes de un producto integrado de aprendizaje mediante la redacción de escrito de corte reflexivo, redacción literaria de trama alterna de obra, composición plástica, literaria y/o musical (opcional), y presentación de un trabajo escrito. Comentarios finales Desde la antigüedad, Comenio planteaba que el acto de enseñar debe atender primordialmente tres cosas: tiempo, objeto y método; desplegándose entre enseñar-aprender, palabras-cosas, leer-escribir. La importancia del lenguaje, de la palabra escrita y pronunciada mediante la lectura, cobra relevancia dentro de la formación integral –no sólo de aprehensión de la doxa– del ser humano. Dentro de este planteamiento, el maestro debe encarnar el método de enseñanza, pero también él mismo ser modelo para sus alumnos (Comenio 2007). La importancia de enseñar y aprender a través del acceso a la palabra, mediante la lectura y la escritura, es un requisito para los participantes, profesores y alumnos, del acto educativo. En la actualidad existe total consenso en señalar la exigencia de una nueva función en la concepción y en la formación en el sistema educativo, una función que propicie Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado la congruencia con la realidad cambiante a través de un mayor acercamiento. Esta nueva función implica desafíos para la formación evitando seguir centrándose en la mera transmisión de conocimientos y habilidades, sino en generar también capacidades, eje central y noción principal de la formación, la cual transforma y hace progresivas las capacidades, las cuales se orientan a lo cognitivo, lo psicomotor, lo comunicativo y lo interactivamente social, implicando la capacidad de adaptación al cambio, la de raciocinio, la de comprensión y la de solución de situaciones complejas. En conjunto, las capacidades, las habilidades y los conocimientos constituyen las posibilidades de aprendizaje del individuo, con lo cual se forman las competencias (Ruiz 2007). La competencia es un saber hacer con conciencia. Es un saber en acción. Un saber cuyo sentido inmediato no es describir la realidad, sino modificarla; no definir problemas sino solucionarlos; un saber qué, pero también un saber cómo. Se desarrollan a través de experiencias de aprendizaje en cuyo campo de conocimiento se integran tres tipos de saberes: conceptual (saber conocer), procedimental (saber hacer) y actitudinal (saber ser). Son aprendizajes integradores que involucran la reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje (metacognición). Las competencias son, por tanto, propiedades de las personas en permanente modificación que deben resolver problemas concretos en situaciones de conflicto (Villa 2007; Hawes 2004). Sintéticamente podemos decir que la literatura es el producto de un uso comunicativo lingüístico de carácter social y cultural, que puede ser empleada como instrumento de asentamiento de las competencias comunicativa y lectora –y también literaria– de la lengua (Diez 2003). Residen en ella elementos de diverso orden que, al reconocerla e interpretarla, permiten comprender el contexto histórico determinado al cual pertenece. A través del acceso a la literatura, mediante la lectura, el individuo puede conocer su realidad presente y pasada, y de alguna manera vislumbrar la futura. Acceder a la palabra, conocerla, interpretarla, transformarla. Freire señala (Palacios 1999) que en la medida como el individuo reflexiona sobre su contexto y se compromete, se construye a sí mismo y llega a ser sujeto; el individuo llega a ser sujeto al reflexionar sobre su situación, sobre su ambiente. Educar no es someter, es crear conciencia, y para que la Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 acción educativa sea válida debe ir precedida forzosamente de una reflexión sobre el individuo y de un análisis del medio de vida concreto de los individuos a educar. El vehículo es la palabra, dado que el ser humano es un ser de comunicación, se hace en la palabra ligada a la acción y a la reflexión (lo que saca de su interior al exterior); en el diálogo se afirma. La palabra es la praxis para transformar el entorno. Existir como ser humano es pronunciar al mundo y transformarlo. El objetivo de la educación implica crear la capacidad de actitud crítica permanente, la cual permita al individuo captar su situación como limitante y transformable. Educar no es transmitir conocimientos hechos y estáticos; es crear una situación pedagógica en donde el individuo se descubra a sí mismo y haga conciencia de su entorno, reflexionando y descubriendo las posibilidades de reestructurarlo y modificarlo; consiste en la aprehensión crítica de la realidad y su transformación, donde la reflexión y la acción son elementos básicos, inseparables, del proceso educativo. Y el acto de leer es un método para educar. Pero leer no sólo implica pasar los ojos por las letras y conocer el significado de las palabras; posee mayor complejidad, implica algo entender el sentido de cada una de las palabras, darles un sentido dentro del texto, interpretarlas, relacionarlas con el entorno, comprender su estética, relacionarlas con el contexto en donde fueron producidas, buscarles sentido dentro de su experiencia, pero gozándolas y disfrutándolas (Ruffinelli 1998). Leer es una habilidad comunicativa que el estudiante tiene que conocer y dominar para desenvolverse en la sociedad (Gallardo 2009). Leer es conocer a otros individuos y otros entornos gracias a las palabras que se encuentran en un texto y que puede contrastarse con el aquí y el ahora del estudiantelector. Es un acto interpretativo del mensaje escrito, partiendo de la información que el texto proporciona, como de los conocimientos que el lector posea (Gallardo 2009). Acorde con Freire, la función del educador es la de despertar y desarrollar la conciencia crítica de los educandos; posibilitar el análisis problematizado de las relaciones interactuantes en la organización de la vida y el medio. Su tarea no encaja en el esquema de transmisiónasimilación del proceso educativo tradicional de entregar al alumno conocimientos terminados y asimilados pasivamente. La práctica educa- 41 De la motivación por la lectura literaria mediante su análisis diversificado / Carlos Gerardo Castillo Alvarado tiva debe conducir a una auténtica liberación del individuo mediante el uso de la palabra, rechazando la mera transferencia y depósito de contenidos estáticos en las mentes acríticas de los alumnos. La alfabetización, el aprendizaje del código lingüístico, y la concientización, el desciframiento de la realidad vivida, son dos elementos inseparables para Freire, pueden ser aprehendidos a través de la lectura del texto literario. Alfabetizar es concientizar, es enseñar a los analfabetos a reflexionar y expresar su experiencia y su situación, hacerlos actores de su propia historia; la alfabetización liberadora enseña a pronunciar el mundo y transformarlo (Palacios 1999). Otro enfoque, como el de Freinet (1998), concibe la educación como un proceso dinámico el cual está sujeto a cambios dados por el tiempo y las condiciones de la sociedad; es por tanto necesario transformar la escuela y el proceso de enseñanza y aprendizaje para tratar de (re)adaptarla a la vida y al entorno. Pero no sólo es tarea del profesor, es necesaria la toma de conciencia por parte de todos los participantes, concibiendo la educación como una necesidad real. La innovación de la enseñanza de la literatura, en el nivel de preparatoria, es tarea compleja, pero no imposible. Uno de los objetivos básicos del nivel medio superior es ayudar a los estudiantes a depurar sus capacidades de comprensión e interpretación. Llevar a este objetivo requiere tiempo y atención, de las necesidades y características de los estudiantes para evitar caer en la mera memorización o aprendizaje sin significado (Villarrubia 2010). La literatura sirve para entender al mundo, y a nosotros mismos, esta idea debe inculcarse en los estudiantes, aunque no siempre puede hacerse por diversas razones. Es necesario seguir trabajando. Bibliografía Colomer, T. (2009). En: Gallardo I. Introducción a la literatura infantil y juvenil. Madrid: Síntesis. Propuesta para la enseñanza de la competencia literaria en el tercer ciclo de la educación general básica y diversificada. En: Káñina, Revista de Artes y Letras. Universidad de Costa Rica. Año XXXIII (2), 2009. 42 Comenio, J. A. (2007). Didáctica magna. México, D.F.: Porrúa. Delmiro, B. (Julio 2010). Pasado y presente de la educación literaria en el bachillerato. En Textos de Didáctica de la Lengua y la Literatura. No. 55. Derrar, A. Et al. (2005). Didáctica de la literatura: interferencias culturales y lingüísticas en la enseñanza de ELE. En: Actas del XVI Congreso Internacional de Asele. 2005. Argelia. Universidad de Orán. Freinet, C. (1998). 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mismas bajas pasiones los mismos enojos el mismo cinismo la misma incredulidad brotándome por los cabellos y porque de nada sirve apacentar a un girasol y porque de nada sirve degollarme si pienso con la entraña es que vuelvo de mí hacia mí con todas las nuevas ideas revoloteando mientras hago el amor 48 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Poesía / Leticia Herrera La vida podría morirme en un ratito tener un accidente vascular quedarme vegetal a las dos treinta de este jueves de junio caer de cabeza en la alfombra asustar al gato podría callarme mirar el muro que se desgaja sacar mis conclusiones vivir morir qué insipidez podría quitar a Piazzola o dejarlo que toque tomarle al café o no irme a otro cuarto recostarme y saludar al chango de peluche podría cocinarme un filete a la pimienta beberme una botella de vino cortarme las venas con desgano soy un adulto Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 49 Poesía / Leticia Herrera Manías tallarse hasta casi sangrar la piel como arrojar al caño los más impuros pensamientos decirlo todo de primera intención pensando siempre impulsivo que el otro se quiere ir sin escuchar pensar que eres idiota de nacencia que antes o después los otros descubrirán el fraude la impostura quererlo todo y quererlo ya anclado en tu etapa oral donde la ausencia es morirse mentir sin hacer un solo gesto porque quien dice la verdad se queda solo para siempre hablar con los gatos callejeros confiar en ellos no en los hombres llevártelos a vivir a casa aplazar el sueño hasta el cansancio dejarlo llegar arrastrándose muelle en su paso de caracol huir de la virtud como del miedo con el cuerpo en ventolera y los labios abiertos al beso 50 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Poesía / Leticia Herrera Hoy hoy no escribiré un poema amoroso no estaré lánguida esperando que el mundo me regale el amor que anhelo un par de piernas en su sitio un sexo alegre y juguetón ideas que salgan a despeinarse al día dionisios como dios de cabecera una dosis de ternuras pertinente para que nadie salga lastimado no hoy no porque no puedo no siempre se puede creer en lo que se cree a veces cuando mucho te sientas a mirarte y te perdonas quiero gritar quiero morder a un perro arrancarle las orejas a alguien matar o que me maten quiero ser despreciable pero de veras despreciable no como este ridículo modo de serlo sentadita propia escribiendo poemas mientras me pudro Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 51 Poesía / Leticia Herrera Ajena no soy yo la que me mira con disgusto es la que quisiera ser el puerto la llegada ésta que soy por contrario atada a manías y enfermedades terminales (acabarán conmigo sin dudarlo) no tiene ningún valor es una golfa vestida de intelectual que brama por habitar al hombre cada día y esa que soy que apesta que lo debe todo esa es la única que tengo cuando amanece y las rayas de la cama en la cara son como rutas del mundo que conozco estrechas pusilánimes no me mires así no es justo cada quien es como va siendo yo mañana reviento pero tú 52 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Poesía / Leticia Herrera El corazón el corazón del hombre se estremece duerme crece decrece se entumece es un órgano flexible y necesario que a veces dejamos en el rincón a que se pudra pero las manos tienen sed de tocar el ojo no sabe estarse sin su objeto de deseo los pies caminan sin concierto si no llevan a alguna parte donde viva Eros las rodillas son algo frías pero muestran su estupor si no duermen al lado de piernas ajenas y el pelo de triste cae o se emblanquece si con el paso de los años no hay alguien que lo enrolle desenrolle como si en ello se le fuera la vida y sus anhelos cuando estos acontecimientos concatenados arrojan el resultado de un individuo triste entonces el corazón recobra su marimba pide argumenta razona y si no se le hace caso duele cuando duele es momento de atenderlo de decir que sí esto es el amor y el corazón su representante más preciado Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 53 Ensayo Sobre la literatura llamada juvenil Dalina Flores Hilerio Es incuestionable que los paradigmas para establecer un canon son impuestos por grupos de poder que, a partir de sus funciones en el sistema de producción, legitiman diferentes prácticas sociales. En este proceso de legitimación y reconocimiento de los productos culturales se establecen criterios de evaluación orientados a dar vigencia a distintas manifestaciones artísticas. La literatura, en Occidente, no ha sido ajena a esta validación, a través de diferentes prácticas, dentro de las que destacan, como ya hemos dicho, la producción y reproducción de los discursos, a través de los canales (que implican la difusión, distribución y comercialización de libros y autores), dentro de los que se encuentra la discusión académica en torno a sus temas y productos. Los textos literarios que se inscriben dentro de la tendencia editorial conocida como literatura juvenil, en México, han sido víctimas de estas dos grandes omisiones: no se difunde apropiadamente y casi no se discute en espacios académicos formales. Las causas de este abandono pueden ser múltiples, pero una de las más probables es que, igual que la infantil, la literatura juvenil es considerada, por algunas cúpulas artísticas e intelectuales, como un subgénero que por ser para ‘adultos incompletos’ no tiene la seriedad propia que el nivel literario canonizado exige. Lejos de creer que esta forma particular sea un subgénero o una manifestación embrionaria de la literatura, hemos visto que, independientemente del éxito comercial y literario de producciones creadas para este público, en el mundo anglosajón han tenido gran éxito obras y autores que escriben para el público juvenil, como la saga de Harry Potter, Los juegos del hambre y otras menos afortunadas como las series de Stephanie Meyer. Independientemente del mercado en inglés, estas obras suelen traducirse al español para estar al alcance de los hispanohablantes ya que el público joven, con peculiaridades evidentes, también es un ‘consumidor’ que Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 estimula y exige la creación de sus propios universos. De acuerdo con Filippe Aries, el concepto de juventud, entendido como “un sector de población con características propias, es resultado del desarrollo de las fuerzas productivas en Occidente, consecuencia de la necesidad de la sociedad burguesa emergente de preparar a los individuos para su integración efectiva a la vida productiva y social de un grupo con características exclusivas”. Por ello, la escuela y la vida escolar representan un espacio que acota los intereses y temáticas de estas comunidades, quienes establecen sus propios códigos y lenguajes para interactuar. “La juventud se desarrolló en el sistema escolar, que se volvió el principal agente del ‘desarrollo de las potencialidades individuales’. … La vida escolar es el contexto básico o crucial de la juventud”. La visión de la literatura juvenil contemporánea no está exenta de este enfoque, pero además, integra a sus propuestas las nuevas realidades, como la virtual y el mundo tecnológico, tan distantes del mundo adulto tradicional. A eso, quizás, se deba el rechazo que muchos escritores y críticos literarios consagrados sienten por la literatura juvenil. Por otra parte, la condición biológica del joven, que no es determinante en ningún sentido para clasificar el gusto literario, también determina la forma en que se procesa el texto a través de su lectura, pues la capacidad del adolescente para el desarrollo del pensamiento hipotético deductivo se dispara a partir de la complejidad que ofrece la literatura. La producción de libros infantiles se determina por el estadio psicogenético de sus lectores ya que en la infancia, hasta cierto punto, esta condición está en evolución pero con patrones que podríamos considerar estables. La condición del joven, al contrario, presenta una serie de manifestaciones que rompen con la afabilidad del mundo infantil y lo conducen no sólo a la rebeldía natural contra lo establecido, sino a la crítica profunda de su realidad. 57 Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio El adolescente está listo para generar nuevos vínculos y relaciones afectivas determinantes más allá de las familiares, y ello lo conduce a un estado en donde la búsqueda de la aceptación es primordial para afianzarse con cierta seguridad en el mundo. “Cuando la estructura social hace posible los lazos directos entre los adolescentes, pueden estos desarrollar el sentimiento de particularidades propias y de una conciencia común” (Aries), de ahí la importancia que la literatura tiene entre los jóvenes, ya que ésta les otorga la posibilidad de reconocerse y conocerse en el otro; de crear sus propios mundos. Es fundamental promover en ellos la lectura, acercándoles el mayor número de propuestas literarias. En este sentido, escribir, pero sobre todo, leer literatura (para jóvenes, niños, adultos) puede tejer la urdimbre para sostener numerosas relaciones afectivas entre diferentes usuarios de la cultura escrita. En Biblionautas consideramos que la función de un maestro, promotor o gestor cultural, lejos de ser prescriptiva, tendría que orientarse hacia la construcción de puentes que permitan que el lector integre su propia experiencia con la experiencia literaria; y ello, a su vez, podría acercar a los adultos, de forma genuina, a los temas que interesan a los jóvenes actuales, y que han abordado algunos autores mexicanos contemporáneos a través de propuestas literarias lúdicas y complejas que apuestan por la integración de diversas habilidades cognitivas, sociales, lingüísticas y emotivas para su interpretación, pero cuyo fin ulterior es el gozo. Debido a esta función integradora del texto literario, algunas propuestas de la literatura llamada juvenil, así como otras producciones derivadas de tradiciones literarias legitimadas, ofrecen las circunstancias para formar comunidades de lectura y, con ello, la posibilidad de la construcción de un mundo más solidario. La naturaleza de la literatura que se produce actualmetne para los jóvenes sería suficiente para sostener el valor de su promoción y consumo sin importar la edad del lector, ya que, entre otras cosas, presenta al adulto una construcción tan detallada y compleja del mundo juvenil, que también se identifica inmediatamente con el joven que alguna vez fue, precisamente por la capacidad evocativa y de actualización del arte, sin recurrir a moralejas chocantes o descontextualizadas. Por ello, algunas producciones de la literatura ‘para jóvenes’ pueden servir como vehículo para fomentar el respeto y la inclusión. Sin 58 embargo, dentro de lo literario, este proceso se lleva a cabo desde el gozo y no a partir de la imposición de dogmas. Ahora bien, es necesario cuestionar la función de la escuela y de las editoriales en la difusión de los textos reconocidos como juveniles. Cuando nos referimos a su difusión, no sólo estamos considerando su divulgacióna través de concursos, ferias, presentaciones, etc., ya que es una de las tendencias editoriales más evidentes: crear lectores que consuman estos productos. Lo que nos preocupa, en este caso, es que, al no abordarse en espacios formales para su discusión, ni promover estrategias reales para acercar a los lectores, estos temas y recursos tienden a proyectar una imagen confusa entre el público y la crítica, porque, también, algunos editores buscan más el éxito comercial de una historia, que su calidad literaria. Una revisión rápida sobre la práctica de lectura en la escuela nos permite corroborar que se está enfatizando la función eferente de la literatura, entendiéndola como un vehículo moralizador y formativo; esta inclinación también se percibe en el ámbito editorial. Es decir, muchas ediciones están diseñadas para ser productos de consumo por públicos específicos (que, además, tienden a ser voraces), donde sobresalen los triángulos amorosos, los personajes estereotipados y un enfoque didáctico como propósito final de la experiencia lectora, pero que nada aportan desde lo literario. Leer una novela de estas características sería casi como estar frente al televisor. Sin duda, algunos críticos podrían considerar que lo que se difunde como literatura juvenil, entonces, consiste en un corpus de historias sencillas, con un lenguaje llano y directo, que aborda temas propios de la adolescencia y que tienden a dejar una moraleja o moralización en el lector. Eso es lo que debería replantearse al proponer un análisis serio de esta producción artística: hasta dónde las etiquetas limitan y determinan la producción literaria; como bien lo ha señalado Francisco Hinojosa, respecto a la literatura infantil, en el ámbito juvenil ocurre lo mismo: “hay que diferenciar: existen libros para niños y literatura para niños. De literatura no hay tanta. Y la crítica piensa que todo lo que se escribe para niños pertenece a la categoría de esos libros que son medio tontos y que no tienen intención literaria”. En este sentido, tampoco todo lo que se escribe pensando en el público joven es literatura. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio Paradójicamente, también, algunos autores cuyas propuestas literarias juveniles son de gran calidad, producen literatura para ‘adultos’ que se ve desvalorada porque las críticas y las tendencias terminan por encasillarlos en un tipo particular de escritura, sin tomar en cuenta que toda su producción, más allá de la etiqueta, puede ser leída, apreciada y disfrutada por cualquier lector sensible e inteligente, independientemente de su edad. Los textos literarios, independientemente de las etiquetas, tienen mucho que aportar a cualquier lector, sin importar ningún rasgo de su condición (social, afectiva, cronológica o de género). Cuando se puso de moda el adjetivo ‘femenina’ para aludir a la literatura escrita por mujeres, algunas escritoras se sintieron discriminadas, ya que la tradición ubicaba su obra, sin hacer ningún tipo de distinción, como un género en particular (a pesar de ser multigráfica), además de incluir en ella cualquier tipo de texto: era tan literatura femenina la obra de Almudena Grandes como la de Marcela Serrano o Carmen Boullosa. El criterio de clasificación radicaba en una cuestión de género y no en recursos literarios particulares. Dentro de lo que hoy se difunde como literatura juvenil sucede lo mismo: no importa si el autor escribe cuento, novela o poesía; si aborda temas trascendentales desde un planteamiento complejo, a través de propuestas lúdicas y estéticas en el manejo de las estructuras y el lenguaje, o sólo aborda temas ‘juveniles’ de moda, sin otro interés que la moralización del lector, pero con un gran éxito de mercado. Todo es juvenil. Este tratamiento no sólo afecta a los creadores cuya vena literaria los lleva a producir obras complejas, y se ven condenados a ser leídos sólo por un público muy selecto, pues los grandes críticos y promotores no los incluyen en las tendencias ‘literarias serias’ y por ello no se les ubica ni promueve desde otras plataformas. También, en esta especie de discriminación, el lector sufre una gran pérdida, al tener que conformarse con la lectura de las letras alfaguarizadas, porque la oferta editorial se las presenta en bandeja de plata, con textos legitimados, pero que quizás ofrecen menos diversión o posibilidades lúdicas en el proceso de lectura. Si nos apegamos a los postulados del postestructuralismo, la hermenéutica y la estética de la recepción, un texto literario tendría que Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 ser polisémico; es decir, debería implicar muchas posibilidades de interpretación, pero también de lectura. En su estructura y lenguaje se destacaría el juego y una búsqueda estética intencional. Su ‘función’ principal, entonces, tendría que ser el gozo, despertar la imaginación, y evitar los dogmas. En definitiva: no estaría al servicio de ningún interés que no fuera artístico. En este sentido, es claro que muchos libros de corte juvenil no se pueden considerar dentro del corpus de las obras literarias. Algunas editoriales hacen grandes tirajes de historias moralizadoras o ñoñas pero que, por fáciles, son producto de consumo inmediato. Y ello se refleja en las grandes ganancias económicas. Si bien es cierto que la generación de ganancias es parte de cualquier tipo de negocio, en el ámbito editorial, también deberían intervenir otras visiones menos limitadas. La generación de la cultura, el conocimiento de las tradiciones ancestrales y la contribución para la cimentación de una sociedad crítica son también tareas que corresponden al mundo editorial. Sin embargo, el predominio de la visión económica de las editoriales en Hispanoamérica y España ha sido concluyente para imponer prácticas de producción, circulación y recepción de las publicaciones para jóvenes donde prevalece una visión dogmática. Algunos autores, incluso, se han sometido (voluntaria o involuntariamente) a una serie de requerimientos que impone el mercado, para ser consumibles por un público particular, acostumbrado a la música pop y al cine comercial. Una obra con pretensiones literarias, desde esta perspectiva editorial, se convierte, entonces, en un manual de comportamiento que legitima y promueve las prácticas culturales vigentes, producidas por las sociedades cupulares, hegemónicas y machistas. A pesar de que defiendo la idea de que no cualquier texto es literario, y por ende, no provoca por igual la emoción estética del lector, tampoco estoy asegurando que este proceso ocurra exclusivamente en el lector que consume a los clásicos o las lecturas recomendadas por eruditos como Bloom. Al contrario: muchos textos clásicos no se actualizan, ni tendrían por qué hacerlo, pues ello, de alguna manera, conduciría a una práctica colonizadora, por lo menos desde la escuela. Es decir, creo que es importante conocer, pero sobre todo, disfrutar la Odisea o El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, tanto como La tumba o El club de la salamandra. 59 Sobre la literatura llamada juvenil / Dalina Flores Hilerio Pero no creo que se deba obligar a los jóvenes lectores a tener un acercamiento a las obras de manera descontextualizada. Esto, como hemos visto, provoca en ellos un rechazo inmediato. Es verdad que las ‘grandes’ obras del pasado son tan vastas y complejas que sus ecos resuenan y dan vida a las historias en la imaginación de los lectores actuales; sin embargo, ese proceso no es espontáneo ni se deriva de la propia obra artística. Las condiciones culturales actuales han determinado nuevas formas de relación entre los seres humanos, y por ello, también otras prácticas lectoras que se enriquecen si las propuestas están más cercanas al usuario y si se le ofrecen puentes sólidos para relacionarlas con sus propias experiencias vitales, donde prevalece la información y los mundos creados por el ciberespacio, las sexualidad desbordada, el consumismo. Con lo anterior no estoy asumiendo que la literatura tendría que promover estas realidades. Es precisamente el agente promotor de la literatura quien tendría que acompañar al joven lector para que desarrolle la competencia lecto-literaria que le permitirá gozar con plenitud el texto. Afortunadamente, en México estamos viviendo una época 60 de bonanza literaria que produce una gran cantidad de textos adecuados para la construcción de los puentes entre la literatura y sus lectores, probablemente porque en este país ya es larga la tradición que aborda cuestiones juveniles desde la literatura de la Onda. En los últimos años podemos encontrar autores, con trayectorias sólidas, como José Emilio Pacheco, Jordi Soler, Eusebio Ruvalcaba o Juan Villoro, que no se han detenido para adentrarse en el mundo de los adolescentes y jóvenes; pero además, otros autores contemporáneos aportan una nueva dimensión a la literatura llamada juvenil, a partir de propuestas frescas y divertidas, sin perder la complejidad y el juego. Tal es el caso de los hermanos Antonio y Javier Malpica, Jaime Alfonso Sandoval, Martha Rivapalacio, Juan Carlos Quezadas, entre otros. En definitiva, sería muy conveniente que los responsables de tender los puentes entre los lectores y la literatura aprovecháramos la oferta de estos escritores para que, en la escuela y fuera de ella, la literatura sea, antes que nada, un vehículo de gozo y diversión que nos permita reconocernos en el otro, y afianzar nuestras afinidades, así como respetar nuestras diferencias. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos Tzitel Pérez Aguirre Para el año de 1909, en México, se encontraban ya las condiciones propicias para un levantamiento armado que asegurara a la nación la salida de ese encierro en sí misma iniciado años atrás, de igual manera, este movimiento de lucha fue el inicio del alejamiento de los sistemas autoritarios y oligárquicos impuestos por las políticas porfiristas, esto había convertido a la sociedad en una sociedad lenta, aletargada, en donde la democracia no era más que una dictadura, la igualdad era concebida como una inmovilidad social y en donde el progreso, objetivo de la época moderna, se manifestaba con la industrialización, la creación del ferrocarril y la inversión extranjera, todo ello en un marco de especulación, ya que fueron incontables las apropiaciones de bienes que agrandaron caudales privados. Aunado a lo anterior, México, cada vez más, iba reconociendo las innovaciones y los cambios productivos que contextualizarán este movimiento de lucha; era latente la necesidad de la transformación social y la reestructuración política, la creación de un sistema institucional de gobierno con base en la Constitución de 1917. Así, en 1908, teniendo Porfirio Díaz ya más de treinta años en el poder, aparece un libro de corte político con miras al proceso electoral de 1910: La sucesión presidencial en 1910, escrito por Francisco I. Madero, en el cual después de elogiar la obra de Díaz por la manera como logró conciliar al país y llegar al progreso material, lo criticaba, ya que con ese pretexto de crecimiento económico se llegó a un enriquecimiento egoísta de algunos grupos de la sociedad, dejando a un lado el concepto de igualdad y democracia. También cuestionaba su largo periodo frente al poder, ya sea de forma directa o detrás de sus amigos que fungían como presidentes; con esto, Madero hacía un llamado para la formación de partidos de oposición para el próximo proceso electoral, además veía una Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 posibilidad para la democracia, en la propia entrevista hecha por James Creelman a Porfirio Díaz, para la revista Pearson´s Magazine, publicada en México en marzo de 1908, en donde él mismo argumentaba la oportunidad para dejar el poder y subiera a éste alguien de la oposición, ya que para Díaz, México ya está listo para la toma de esa decisión. Resultando ese argumento una falacia, Porfirio Díaz decide reelegirse; y este acto conjugado con los problemas sociales, como las huelgas de los mineros de Cananea en 1906, y la de los operarios textiles de Río Blanco en 1907, las cuales se pronunciaban en contra de los abusos a los que eran sometidos por las tiendas de raya, casas de empeño, cárceles y las desigualdades que existían en los salarios entre los trabajadores mexicanos y los extranjeros; fueron los sucesos que agravaron la situación política y social del país, y se convertirían en los detonadores de la lucha al romper con el orden social de México. El movimiento de la Revolución Mexicana se conforma por distintas fases como lo describe Gloria M. Delgado (1978: 160-170): la primera que se podría ubicar de 1910 a 1920 se integra por la lucha armada y termina con el triunfo del constitucionalismo, el periodo presidencial de Venustiano Carranza y la promulgación de la Constitución de 1917; la segunda etapa de 1920 a 1934 corresponde a la formación del Estado mexicano; por un lado la ideología del caudillismo populista con la que se sientan las bases de la conciliación y la unificación nacionales; y por otro, el comienzo del proceso de institucionalización; la tercera etapa de 1934 a 1940 se refiere al cardenismo, se inaugura el Primer Plan Sexenal y se fortalece el presidencialismo en el marco de las instituciones; la última etapa de 1940 a 1970 corresponde al momento de crecimiento económico, se insiste en la unidad nacional, se busca apoyar el capitalismo nacio- 61 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre nal, al final de este periodo la crisis económica mundial afecta en lo político y en lo social en el plano internacional, y por obvio repercute en México. Este escrito se ubicará en la segunda etapa del movimiento de revolución de 1920 a 1934, después del triunfo del constitucionalismo, en donde se inicia con una participación en el poder por los caudillos revolucionarios, personajes, algunos, de origen rural, que buscaban una identificación con los grupos que por mucho tiempo estuvieron al margen en las estructuras sociales, políticas y económicas del país. Se pretendía una reconstrucción del país, mediante la conciliación de clases, sobre todo de la clase trabajadora con la clase empresarial, se comprendió claramente que para ser reconocido políticamente, llegar al poder y mantenerse en él, se tenía que entablar una relación con las masas, es así como el Estado moderno del siglo XX se construye sobre bases populistas. Otros elementos que apoyan esta reconstrucción nacional serán la educación y la cultura, estando en el poder Álvaro Obregón, José Vasconcelos es nombrado rector interino de la Universidad Nacional de México, así mismo, por iniciativa de él se crea el ministerio de Educación Pública, Vasconcelos emprendió una campaña masiva de alfabetización y constituyó una revolución cultural, mediante misiones en los pueblos indígenas para incorporarlos al proceso de desarrollo, es en este periodo cuando los artistas mexicanos empiezan a expresar, a través de sus obras, la historia de la revolución en todo su dramatismo social, así se crean los grandes murales, las novelas conocidas como de la Revolución, entre otras manifestaciones. Con esto se llega al interés de este escrito, mostrar las expresiones que surgieron en esta etapa en lo literario y describir la relación que guardó el arte con el poder, y sus fines culturales, sociales y políticos que la enmarcaron. No cabe duda que con las novelas llamadas de la Revolución se lograron una gran cantidad de lectores: Una manera de escribir, incluyendo las materias sobre las que escribe, cuya resonancia es tal en el ánimo del que lee que, al poco, el lector intuye y siente algo que va más allá de los acontecimientos, de los personajes o la forma en que los recrea el autor: una esencia propia, nacional (Suárez 1992: V). 62 Entonces, el lector identifica a través de la lectura, lo suyo, su vida, lo que ha padecido, de aquí la abundancia de lectores, se reconocen como mexicanos, esto configura la propuesta de un nacionalismo, una búsqueda de identidad nacional, la cual imperará como característica de esas muestras literarias, ello hace que nuestra literatura, de esta época, se observe como un hecho aislado, no una unidad hispanoamericana. Se deja atrás los tiempos de privilegio de las clases acomodadas en perjuicio de las grandes mayorías populares. La novela de la Revolución se inspiró en las acciones militares y populares, también en los cambios sociales y políticos que condujeron a distintos movimientos de lucha, la Revolución Mexicana creó una realidad nueva, el país se iba transformando, y todo esto se convirtió en el tema literario. Según Antonio Castro Leal (Suárez 1992: V) la novela de la Revolución podría clasificarse en tres categorías: La primera, que incluye a Mariano Azuela, a Martín Luis Guzmán, a José Vasconcelos, entre otros, correspondería a aquellos autores cuya participación en la gesta armada fue directa. La segunda, con autores como Rubén Romero, Rafael F. Muñoz y muchos más –tal vez el grupo más numeroso–, sería la de las obras de aquellos que escribieron páginas sobre la Revolución, inventadas o reales, pero alrededor de acontecimientos que de alguna manera afectaron sus vidas. Con excepción de las obras del doctor Azuela, escritas y publicadas años antes, las obras de estas dos categorías se editaron a partir de los finales de las décadas de los veinte hasta la década de los cuarenta. Podría considerarse, además, una tercera categoría, la de las novelas aparecidas posteriormente, conservando los rasgos principales de las obras del ciclo. Aunada a esta clasificación que proporciona una ubicación de estas obras, a la identificación nacional, la épica se integra a los rasgos que distinguen a esta novela, episodios violentos, personajes crueles, imágenes conmovedoras, presencia de lo popular, una meta colectiva de perdón y descubrimiento del nuevo destino del pueblo mexicano, que se muestra en esa historia de la realidad heroica que las novelas de la Revolución proyectan por medio de cuadros desarticulados, en donde las visiones y experiencias se acomodan de manera sucesiva. Sin embargo, la Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre novela de la Revolución, no incita a la lucha, sino reconoce al pueblo, su fuerza, la voz de los marginados, forma una conciencia nacional. La novela de esta manera, se convierte en la contrapartida literaria de la naturaleza inhumana y de las relaciones sociales inhumanas que describe: la novela está capturada en las redes de la realidad inmediata y sólo puede reflejarla. Esta realidad inmediata exige una lucha para ser cambiada y la lucha, a su vez, exige un simplismo épico: el hombre explotado, por serlo, es bueno; el que explota, también intrínsecamente, es malo. Esta primitiva galería de héroes y villanos (¿qué literatura no la ha tenido?) sufre un primer cambio cualitativo, significativamente, en la literatura de la revolución mexicana. Por primera vez en América Latina, se asiste a una verdadera revolución social que no sólo pretende sustituir a un general por otro, sino transformar radicalmente las estructuras de un país. Y el carácter dinámico de este proceso se acentúa porque el pueblo es el actor del drama (Fuentes 1976: 14). En esta cita, Fuentes refiere a la novela de la Revolución como un proceso social donde el protagonista deja de ser el miembro de una esfera privilegiada y se convierte en el pueblo, con sus características populares, con una búsqueda de ideales para cambiar la vida desproporcionada que ha vivido. En esta clase de novela, los hechos de ser pobre y de ser abusado, favorecían ya al individuo y le daba un valor dentro de este contexto de lucha social. Por lo tanto, la novela de la Revolución se concentró en darle una identidad al ser del mexicano, teniendo como protagonista en esa secuencia de relatos, unos testimoniales, otros creados, al pueblo, al mexicano; edifica y exalta el nacionalismo, la unidad nacional, la defensa de los derechos del pueblo, esto por medio, de un líder, al que seguiría la población: el caudillo, dando forma a la unidad nacional. De esta manera, la novela de la Revolución surge como un medio que permitió la transición del país al tener como uno de los fines, aquel movimiento armado, la identidad nacional; logró así, construir un aparato instrumental en lo literario como sustento para conseguir un fin social. Lo anterior en un marco mundial, ya que los procesos de la época moderna eran la concentración del poder y la conformación de las identidades nacionales, entre otros. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Sin embargo, para este mismo periodo, de 1920 a 1934, no sólo aparece en el marco literario esas muestras específicas como la novela de la Revolución, sino empiezan a aparecer en escena otros ejemplos de obras literarias mexicanas, uno de ellos son las que resultan de un grupo de amigos con intereses literarios, culturales, estéticos, sociales, políticos en común; a éste se la ha llamado los Contemporáneos, por el título de una de sus revistas más difundidas: La poesía, la crítica –siempre rigurosa– de las letras, las artes, la sociedad y política, el teatro, la narrativa, la crónica sabiamente banal o exaltada de los más diversos sucesos culturales, los epistolarios y las autobiografías, en suma, cualquier expresión inteligente sobre cualquier acontecimiento inteligible e interpretable fue asumida por este “grupo” con un vigor y un rigor inusitados dentro de nuestra tradición intelectual, no pocas veces en oposición a un medio agresivo siempre, hostil en ocasiones, cruel en su capacidad para el escarnio o la descalificación (Sheridan 1993: 9). Sheridan, en su cita, señala algunos rasgos que caracterizaron a este grupo de amigos escritores y los identificaron como una generación que buscaba otros objetivos ajenos al contexto que imperaba en esos años, mencionados de forma breve anteriormente. El grupo de los Contemporáneos estaba conformado por un reducido círculo de amigos que compartieron trabajos literarios entre los años 1920 y 1932, entre ellos se puede nombrar a: Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza, Jaime Torres Bodet, Salvador Novo, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta y Gilberto Owen, eran amigos, pues se conocían bien por haber estudiado casi todos en las mismas escuelas, amistad que se fortaleció al colaborar, más tarde, en revistas que edificaban formas de pensar muy diferentes de lo que se proponía después del movimiento revolucionario. El contexto social y político que padecía México en 1920 dicta de alguna manera el origen de esta generación; al caer Carranza y llegar Álvaro Obregón al poder ocurre que los escritores e intelectuales, al observar una época más estable, sin tanta violencia, se dieron a la búsqueda de patrocinios y puestos en la burocracia. No se quedan afuera de esta meta los Contemporáneos quienes para 63 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre estas fechas eran universitarios y además buscaban un nombre en el mundo de las letras. El desarrollo de este grupo de escritores se debe en parte por el patrocinio que tuvieron de José Vasconcelos, como se dijo antes, fue nombrado rector interino de la Universidad Nacional en los periodos de Carranza y Obregón, con sus campañas de mejoramiento del sistema educativo, incluyó en sus programas de reforma a varios intelectuales jóvenes, así para 1921 y con sólo 19 años Torres Bodet fue nombrado secretario de la Escuela Preparatoria, después secretario personal de Vasconcelos, luego recibió el puesto de Director de Bibliotecas, poco a poco, la amistad con los demás miembros fue dándose, ya que algunos compartieron aulas en la escuela preparatoria, y fueron llamados por Torres Bodet a algunos puestos, así se fue conformando el grupo. La oficina en el Ministerio de Educación, de Torres Bodet, fue el centro de actividades de los Contemporáneos. En una entrevista Salvador Novo, cuenta del grupo: En 1919 conocí a Jaime como secretario de la Escuela Nacional Preparatoria. Vivíamos ambos en la colonia San Rafael: casi todas las mañanas coincidíamos en el camión. En 1920, Vasconcelos se llevó a Jaime a la Universidad como secretario particular. Allí nació, acaso planeó, la larga carrera de funcionario irreprochable y brillante que ha seguido desde entonces por pasos previstos, contados, firmes. Los Contemporáneos trataron, en vista de su éxito, de imitarlo en todo. “Si usted quiere triunfar –me aconsejó una vez– cómprense un coche, da mucha prestancia, e imparta una clase muy erudita, muy compleja en la Escuela de Altos Estudios”. En parte, seguí su consejo: di una clase en Altos Estudios. Para impartirla, lo cual era fácil, estudiaba durante varias horas todos los días. Jaime daba clase de literatura griega a pesar de no saber griego, ignorancia en que le anteceden varias personalidades ilustres. Sin embargo, sus clases eran preciosas: asombraba a su auditorio con los conocimientos macheteados el día anterior. (De entonces data su erudición que, entre paréntesis, puede parecer muy pedante). Cuando nos reuníamos, Jaime sacaba de una exquisita pitillera cigarrillos exóticos, y se jactaba: “De éstos fuma el señor Rector”. En mi único distanciamiento con él, quemé todos los libros suyos que tenía en mi biblioteca. 64 Cuando Vasconcelos llegó a la Secretaría de Educación Pública nombró a Jaime jefe del Departamento de Bibliotecas. Allí nos reuníamos: llegábamos todas las mañanas, a eso de las once. En estas pláticas se conflagró la revista La Falange. Jaime llevó a trabajar a su lado a todo el grupo: Bernardo Ortiz de Montellano, Enrique González Rojo, José Gorostiza y Xavier Villaurrutia. Con todos ellos me hablaba de tú, menos con él (Carballo 1986: 305). En este marco de patrocinio el grupo publicó varias revistas: La Falange (1922), Ulises (1927) en donde sus colaboraciones reflejaban sus posiciones respecto de lo que acontecía en el país, así mismo, en oposición a lo que sucedía con la novela de la Revolución y la búsqueda de la identidad nacional, no representaban, sobretodo en Ulises, el sentir nacional; ellos, en esas publicaciones incluían autores como Carl Sandburg, James Joyce en inglés, Max Jacob en francés, Benjamín Jarnés, Massimo Botempelli, Marcelo Jouhandeau, además de las contribuciones del grupo y de autores mexicanos más consagrados como JulioTorri y Mariano Azuela. Salvador Novo refiere a la novela de la Revolución. La novela de la Revolución es muy aburrida y, lo que es peor, nació muerta. Como conjunto de obras no vale la pena; individualmente algunas obras son excelentes. Para mi gusto, tiene más interés el enfoque que las últimas generaciones han dado a los mismos temas. La mayor parte de los novelistas de la Revolución no tuvieron el valor de decir lo que en realidad sucedió en los campos de batalla y en los gabinetes privados de los jefes e ideólogos (Carballo 1986: 313). La revista Contemporáneos (1928), de donde se toma el nombre del grupo, fue la publicación más extensa y significativa para ellos, con ella se alejaban cada vez más de los objetivos de ser el pueblo el protagonista del drama de la vida, para el grupo era importante dedicarse a la literatura creativa, al arte, a la historia, a los muestras experimentales que se presentaban en cualquier ámbito, ya sean extranjeras o nacionales, era publicadas. Solamente por el patrocinio del que era partícipes, pudieron expresarse a través de sus publicaciones, siendo éstas fuertes críticas respecto del mundo social, político y cultural Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre de México, proyectadas algunas veces por el uso de técnicas literarias que en Europa se llamarían las vanguardias, surgidas también por el agotamiento de las formas anteriores las cuales percibían una realidad igualmente agotada. Con esto el grupo fue motivo de críticas fuertes y fueron tachados de antinacionales, se mostraba una oposición al grupo, a sus ideas, y a sus técnicas literarias; de la misma manera, formaron un grupo de teatro experimental organizado por Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, Celestino Gorostiza, hermano de José, en el cual representaban traducciones de piezas de dramaturgos europeos y norteamericanos, con ello logran un sentimiento popular contrario. Los Contemporáneos se aclimataban en la cultura de la continuidad; lejos de ellos decapitar la historia, dar un machetazo a la tradición. Más aún: enjuiciarla, estudiarla y reconocerse en ella implicaba para el grupo una autoafirmación y a la vez era un índice que los reconocía en sus aportes y en sus logros (Schneider 1994: 18). Las obras de los Contemporáneos se pueden considerar como muestras de la influencia de las vanguardias que en Europa se experimentaban, en ellas recurrían a imágenes, comparaciones, metáforas, hallazgos inauditos, desconcertantes, lo sensorial, lo colorido, la luminosidad o el claroscuro; la supresión de nexos y puntuaciones gramaticales: rasgos vanguardistas; así, con ellas se pierde del todo la propuesta de la novela de la Revolución, de reconocer al mexicano y lo popular, de exaltar el nacionalismo. Rasgos traducidos en obras que dejan de ser cuadros inmóviles en donde su protagonista es el pueblo luchando contra la opresión y se convierte en un arte nuevo, en palabras de Walter Benjamín: La obra de arte moderna está bajo el signo de la unión de lo auténtico con lo efímero. Este carácter de actualidad funda también la afinidad del arte con la moda, con lo nuevo, con la óptica del ocioso, tanto del genio, como del niño, a quienes falta la pantalla protectora que son las formas de percepción convencionales y que por tanto se sienten expuestos sin protección alguna a los ataques de la belleza, a los ataques de los estímulos trascendentes ocultos en lo más cotidiano (Habermas 1989: 21). Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Entre los miembros de los Contemporáneos surge el interés por la prosa, una prosa nueva, con distinto vigor en donde se renuncia “a aquella unidad de acción que en el siglo XIX se había extrapolado de la tragedia ya en desuso a la novela bien construida” (Alberés 1971: 37); ello, tiene como puntos de despegue escritores como Proust, Joyce, Gide; éste último está decidido a suprimir en la novela el <tema>: “la verdadera novela no debe tener un tema preconcebido; debe ser el desarrollo libre de un novelista que escribe a ciegas, dejándose llevar por sus personajes” (Alberés 1971: 37). Con este principio, Jaime Torres Bodet, Xavier Villaurrutia y Gilberto Owen, se dispusieron a experimentar con esta prosa, con esta atmósfera; surge, y así, la obra Novela como nube de Gilberto Owen escrita en 1926 y publicada hasta 1928, en donde se concentran en gran medida los elementos vanguardistas que imperaban; por los mismos años, Torres Bodet presenta Margarita de niebla, y Villaurrutia, Dama de Corazones que integran las muestras de estos experimentos de nueva novela, alejada de aquella serie de episodios del movimiento armado y del sentir nacional, ya que recurren a modelos que se practicaban en el extranjero. Este escrito se detendrá en una de esas manifestaciones: Novela como nube, de Owen. Gilberto Owen en sus poemas de “Desvelo” considera: Al poema como una promesa de vértigo, un viaje de vida en el que no se llega a ninguna parte, y es siempre fiel a una línea evolutiva donde arriesga todas sus cartas a un solo juego: la búsqueda de su identidad, de su desarraigo y aislamiento (Quirarte 1988: 168). ¿Por qué nueva novela? Siguiendo con la pauta sobre lo que menciona Owen en cuestión al poema; la novela nueva deja a un lado la parte anecdótica, el tema, y se une fuertemente a detener la acción con descripciones de episodios, sucesos, situaciones originadas de un estado de adormecimiento, de sueño, de vigilia: 2, el café Ya está cerca el café. Ahora el ojo, como si Ernesto estuviera viviendo en verso, en esos versos antipotéticos del señor Hugo, tentán1 De aquí en adelante las citas que se refieran a este título serán señaladas sólo con la página. 65 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre dole al remordimiento. ¡Pobre Ofelia! Todo por la aversión de Ernesto al paisaje suburbano, resuelto en manchas de colores opacos, pastosos y, en el calzado, de lodo. Y por saber ya cómo terminan todas las películas, y por tener amigos –¡qué horribles compañías!– que le leen sus comedias antes de estrenarlas (Owen 1979: 147). Las novelas de Torres Bodet, Villaurrutia y Owen obedecen a esta propuesta, las tres presentan una situación similar en el argumento de la trama, inmersas en un ambiente de ambigüedad, de estructura sin estructura, de un tiempo que se prolonga paulatinamente; como lo expresa Owen: INTERIOR. Un cuarto de minuto, cada quince, el de afuera leía un renglón de aquella sala. Cosa inocente tan prohibida. El día, un parpadeo, tenía su alba en el espejo. Un espejo que soñaba retratar a Jorge, mordido infinitamente por el dragón dorado del marco. Aplacaría su sed en el estanque, y el que cayera al agua sería devorado (178). Se puede señalar una influencia relevante para estos escritores y de sus novelas en A la sombra de las muchachas en flor de Marcel Proust, ya que se coincide en el argumento, en su estructura, un modelo a seguir. En Novela como nube, ya con el título Owen emprenderá el viaje vanguardista, muestra a Ernesto, un joven que después de ser herido, permanece por un tiempo inconsciente, cuando logra salir de ese estado para él es como volver a nacer, en su recuperación queda al cuidado de dos hermanas: Elena y Rosa Amalia, anteriormente conocidas por él, despertando su interés por escoger a la que debía ser su esposa, y distingue la manera de ser de cada una de ellas: Elena, sincera, opción más apropiada para esposa; Rosa Amalia, superficial, como una nube; sin embargo, por un supuesto elige equivocadamente a su esposa. Ahora bien, para Owen y para su compromiso vanguardista, lo antes dicho no es lo principal, sino cómo va a narrar esa situación, para esto se vale de una estructura narrativa complicada, difícil de seguir, que muchas veces se juzga sin conexiones, sin coherencia; así en 26 pequeñas estancias o 26 breves capítulos, como se quiera llamar a las partes que dividen la obra, que conforman el todo de la trama; altera el ritmo de lectura con descripciones de cuadros que por un momento 66 se alargan en un espacio y temporalidad prolongada. Lo que tal vez distinga a Novela como nube es la intervención mitológica que hace Owen, alusión al héroe griego Ixión: Hijo del rey Flegias, traicionó a su futuro suegro Deyoneo y lo quemó en la víspera del banquete nupcial. Por razones incomprensibles para nosotros, Zeus perdonó a Ixión y hasta lo invitó a compartir su mesa. El pendenciero Ixión traicionó a su salvador intentando seducir a la ansiosa Hera. Zeus adivinó las malas intenciones de Ixión y aprovechando su ebriedad logró que se dejara engañar con una falsa Hera en la forma de una nube. Mientras Ixión pervertía la imagen, Zeus lo sorprendió y ordenó a Hermes que lo azotara sin clemencia. Ese fue el destino del primer e involuntario iconoclasta de Occidente y desde entonces Ixión gira atado a una rueda ardiente en el firmamento (Domínguez 1994: 230). Este mito es retomado en los títulos de varios episodios, ello lo convierte en una idea de peso para la trama: al seleccionar Ernesto erróneamente a su esposa, en palabras de Owen: “su rueda de Ixión será el matrimonio” (185). Otro rasgo que distingue a esta novela es la mención que hace en las primeras líneas de esta pregunta: “¿Quién no ha leído a Gide?” (146). Gide refiere olvidar la anécdota y perderse en los personajes, no expresarse por medio de sucesos lógicos y articulados, sino episodios inmersos en el claroscuro. Owen, al insertar el mito griego y la pregunta sobre Gide, vincula por un lado la idea de relacionar una metáfora que identifique a un personaje mitológico con la modernidad, con lo que padece el ser humano en el mundo; y por el otro, fortalecer la técnica literaria. Otro punto a destacar en la estructura de la novela es cuando Owen se deja ver como escritor, al intervenir en ciertos apartados, entonces la narración brinca de tercera persona a la primera, con esto logra una vez más el desequilibrio en la estructura, lo sincopado del ritmo narrativo: 18, unas palabras del autor Me anticipo al más justo reproche, para decir que he querido así mi historia, vestida de arlequín, hecha toda de pedacitos de prosa de color y clase diferentes. Sólo el hilo de la atención de los numerables lectores puede unirlos entre sí, hilo que no quisiera yo tan Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre frágil, amenazándome con la caída si me sueltan ojos ajenos, a la mitad de mi pirueta. Soy muy mediano alambrista. Diréis además: ese Ernesto es sólo un fantoche. Aún no, ¡ay! Apenas casi un fantoche. Perdón, pero el determinismo quiere, en mis novelas, la evolución de la nada al hombre, pasando por el fantoche. La escala al revés me repugna. Estaba muy oscuro, y mi lámpara era pequeñita. Algunos recomiendan abrir las ventanas, pero eso es muy fácil, y apagar la lámpara imposible. Siento no poder iluminar los gestos confusos, pero “no poder” es algo digno de tomárseme en cuenta (171). Pasa una sombra. ¿Será ella? Pero siente su talle muy delgado, como de virgen. ¿Será que el tío Enrique no la ha...? Ese beso, tan torpe, debió dárselo entre los dientes. Es natural, en la mano, no haber encontrado resistencia alguna (180). En estos apartados habla de su posición como escritor, explica la estructura de la novela, los problemas de sus personajes, la apariencia que dan a los lectores de no tener una psicología; ¿qué persigue con la novela? En los episodios en donde aparece Owen, comparte e imparte una clase sobre su novela: la novela lírica, al seguir lo propuesto por Benjamín Jarnés (1983): Sólo queda una novela complicada, la cual obliga a ser lectores atentos para poder encontrar el camino de la narración, y de igual forma aventurarse a este viaje entre nubes al que invita este grupo de soledades, como denomina Torres Bodet a los Contemporáneos, que experimentan distintas manifestaciones de expresión, originadas de un estado de inconsciencia interminable y de una temporalidad que se extiende. Para ellos, la introspección es lo más relevante que experimentarán y tratarán expresar lo interno del ser y quizás sólo es posible exhibirlo en un estado de ensoñación, contrapuesto a lo que representaba la novela de la Revolución con la búsqueda, a fin de cuentas, de una totalidad del ser, una identidad igualitaria de todos los que se dicen mexicanos. Los experimentos surgían de las propuestas artísticas como el expresionismo y el surrealismo, donde el ser manifiesta su percepción del mundo real desde el estado de vigilia, a la vez expresa su individualidad y su colectividad por medio de secuencias donde el tiempo y la lógica de la acciones aparecen trastocados, y las acciones viajan por la mente del ser, pasando de una a otra, no muy claras, pero se identifican. Para Baudelaire: El novelista deberá ser siempre un poeta viajero. Como todo viajero desfallecerá, se sentará a descansar, olvidando un poco al Hermes alado que lo guía, pero colgado al cinto llevará siempre su generoso vino lírico. Un sorbo le bastará para curarse del cansancio (12). Es notorio que esta obra de uno de los miembros de los Contemporáneos es totalmente ajena a la prosa mexicana que se estaba escribiendo en esos días, mientras por un lado se busca la identidad nacional del mexicano, aquellos se concentran en un mundo onírico, entre niebla, en un tiempo extendido, buscan una supresión en la narración. Un elemento, también indicador de las nuevas formas son los personajes, éstos se exponen ante nosotros como suspendidos en el espacio, no hay movimientos ni bruscos ni rápidos, existe una quietud que reitera la intención de la vanguardia dejando a un lado al pueblo como personaje principal, cargado de acción, y movimientos continuos de lo que fue la lucha armada, la anécdota no es importante, la acción tampoco; el protagonista cambia, no es el mexicano, ahora es el ser humano. Todo transcurre en una atmósfera diáfana, efímera, quizás densa y algunas veces transparente; el viaje es entre nubes, entre momentos cuando estás pero a la vez no te encuentras, observas, estado de vigilia, todo en calma. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Se serena un poco. Es un consuelo pensar en que nada se nos da, no conocemos nada en efecto. De las cosas sabemos alguno o algunos de sus aspectos, los más falsos casi siempre. Las mujeres, sobre todo, nunca se nos entregan, nunca nos dan más que una nube con su figura (186). La obra de arte moderno ocupa por ello un lugar singular en el punto de intersección de los ejes actualidad y eternidad: <La modernidad es lo transitorio, lo fugaz, lo contingente, es la mitad del arte, cuya otra mitad es lo eterno y lo inmutable> (Habermas 1989: 19). Por ello, la opinión de Salvador Novo, respecto de que la novela de la Revolución no existió porque no representaba la realidad que se vivía y su único fin era mostrar cuadros 67 La influencia de los contextos social y político en la novela de la Revolución y el grupo de los Contemporáneos / Tzitel Pérez Aguirre que reflejaban el sentir del pueblo resultante de los abusos a los que fue sometido, así, este tipo de novela actuaba como técnica para legitimar y garantizar el gobierno. Siguiendo la definición de discurso ofrecida por las teorías del mismo, se entiende por éste: “un concepto de habla que se encontrará institucionalmente consolidado en la medida en que determine y consolide la acción y, de este modo, sirva ya para ejercer el poder” (Wodak y Meyer 2003: 63). Entonces el discurso de la novela de la Revolución buscaba moldear a la sociedad, para sus fines de edificar al mexicano y al país, haciendo de su discurso el dominante. De ahí, todas las críticas de las que fueron objeto este grupo de amigos que cuestionaban sus técnicas literarias, muchas venidas de Europa, y por ello, se veían como ajenas al contexto nacional y de ahí su denominación de extranjeros, antinacionales, sin embargo, sus patrocinadores ayudaron a que pese a las críticas fuertes a sus actividades, lograran seguir adelante con sus propuestas. Esto continuó más a menos hasta el año de 1932 cuando poco a poco el grupo fue desarticulándose, ya sea por situaciones personales o por no estar más en puestos burocráticos el grupo se separa. El discurso de este grupo de intelectuales también pone de manifiesto el poder: por un lado, el patrocinio les permitió de una manera más fácil expresarse, y por otro, sus publicaciones llamaban de igual forma a la conciencia individual y colectiva, esta acción vista como un propósito de moldar la realidad. Es claro observar cómo en las manifestaciones, tanto en la novela de la Revolución como en la propuesta literaria de los Contemporáneos, los contextos sociales, políticos, marcaron gran influencia para que ambas se desarrollaran, siendo, tal vez, contrarias, las dos lograron proyectar percepciones de la realidad de manera distinta. Y mostraron un mundo individual y colectivo. Sus discursos, reflejan la conciencia que se relaciona con la realidad, ya que proporcionan los conceptos aplicables y toda la información necesaria para conformar la realidad, así como los conceptos nuevos de esa realidad. Por un lado, con la Revolución Mexicana se descubre el populismo y el nacionalismo expresado en la literatura de esa época; y con 68 los Contemporáneos la realidad se trastoca porque dejan de funcionar los mecanismos que la aprehenden, ellos ven lo que no ven los demás, por medio de movimientos innovadores como la vanguardia propusieron: “aquello que debe ser descubierto con un mayor esfuerzo y cuyo verdadero ser yace oculto (Muñiz-Huberman 2002: 25). De esta manera, ambas creaciones: novela de la Revolución y el ejercicio de los Contemporáneos, aparecen en el mundo literario de México. Bibliografía Alberés, R. M. (1971). Metamorfosis de la novela. España: Taurus. Carballo, E. (1986). Protagonistas de la literatura mexicana. México: Del Ermitaño. SEP. Castro Leal, A. (1960). La novela de la Revolución. México: Aguilar. Delgado de Cantú, G. M. (1987). Historia de México. Formación del Estado Moderno. México: Alhambra. Domínguez, M. C. (1994). Los hijos de Ixión. En Olea Franco, Rafael y Anthony Stanton editores. Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica. México: El Colegio de México. Fuentes, C. (1976). La nueva novela hispanoamericana. México: Joaquín Mortiz. Habermas, J. (1989). El discurso filosófico de la modernidad. España: Taurus. Martínez, J. L. (1949). Literatura Mexicana. Siglo XX. México: Antigua Librería Robledo. Muñiz-Huberman, A. (2002). El siglo del desencanto. México: FCE. Col. Lengua y Estudios Literarios. Owen, G. (1979). Novela como nube. En Obras. México: FCE. Quirarte, V. (1988). “Perderse para reencontrarse: su itinerario de Gilberto Owen” en Multiplicación de los contemporáneos. UNAM. Ruedas de la Serna, J. (coord.). (1996). Historiografía de la Literatura Mexicana. México: UNAM. Schneider, L. M. en Olea F., Santon, R. y Stanton, A. (editores). (1994). Los Contemporáneos en el laberinto de la crítica. México: El Colegio de México. Sheridan, G. (1993). Los contemporáneos ayer. México: Fondo de Cultura Económica. Suárez, R. (1992). La novela de la Revolución. México: Ed. Promexa. Villanueva, D. (1983). La novela lírica. Madrid: Taurus. Wodak, R. y Meyer, M. (2003). Métodos de análisis crítico del discurso. España: Gedisa. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde Julio Hernández Maldonado Elaborar una propuesta que trate de demostrar la influencia de Baudelaire en la lírica de Ramón López Velarde se concibe como una tarea arriesgada. Sin embargo, este trabajo pretende establecer algunas correspondencias entre ambos, pese a que algunos críticos niegan dicha influencia. Aquí se tomarán en cuenta sólo las opiniones de aquellos autores que sí reconocen los paralelismos entre los dos poetas. En primer lugar, haremos una pequeña reseña para situar la vida de ambos y conocer las experiencias de vida que marcaron a cada uno, pues sus vivencias son un espejo que ayuda a comprender mejor la producción poética de cada uno. Posteriormente, se analizarán tres temas comunes en sus obras: la muerte, tema universal que adquiere en ellos una hermandad espiritual digna de tomarse en cuenta; el dolor, como un elemento importante en sus vidas; y la mujer. Por último, se analizará la presencia en los poemas de los sentidos, a la luz de los críticos de ambos, para entender cómo a través de éstos se llega a un estado de inspiración en el que comparten temas similares. Los temas expuestos a continuación fueron rastreados en la mayor parte de sus obras de acuerdo con la relación existente en poemas o poemas en prosa de ambos autores, pero esto se hace con el fin de encontrar paralelismos contando con el apoyo de algunos críticos como Octavio Paz, Gabriel Zaid, Eliseo Rangel, Bernardo Jiménez Montellano, Alí Chumacero, pero no se incluye de momento la crítica de Xavier Villaurrutia, porque él expresa que no hay influencia, pero sí una “afinidad de espíritus”. Gabriel Zaid establece un perfil de Velarde, poeta católico, surgido precisamente de los antecedentes de la Independencia, las luchas de Reforma y su filiación al Partido Católico. Se reconoce que Velarde no perteneció al movimiento Romántico propiamente sino que sus remanentes llegaron a él por medio Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 de las ideas de libros que para la época que le tocó vivir estaban en libre circulación, ya no había contrabando de los mismos. Sin embargo, las lecturas de poetas y pensadores como Baudelaire, le dieron una nueva perspectiva. Velarde, en su provincia, no sólo escribe acerca de las jerezanas, sino que sus temáticas van más allá para desembocar en un romanticismo tardío que le infunde un nuevo sentir a sus poemas. En particular a los poemas en prosa, como los del Minutero y el Don de Febrero. La evocación de la muerte El tema de la muerte ha sido un tema recurrente en muchos poetas. A veces como liberadora del cuerpo y otras asociada a los infiernos, al inframundo. En los poetas que se abordan, la muerte representa una búsqueda, pero a la vez una fascinación por alcanzarla. Liberación, fusión, igualdad, encuentro fugaz. El poeta francés lo ejemplifica así: … Si supierais cómo es fácil de ganar el premio, cuán fácil tocar la meta, y de qué modo todo es nada, salvo la Muerte, no os fatigaríais tanto, laboriosos vivos, y turbaríais menos a menudo el sueño de aquellos que ya hace tanto tiempo han dado en el fin, en el verdadero fin de la detestable vida!… (Baudelaire 2000: 156). Por su parte, Velarde establece la similitud entre todo mortal a sabiendas de que la última morada es la tierra. A todos llega el fin que llena la existencia después de la existencia: En la serenidad escueta de los panteones se comprende cómo jamás perderá su interés la sentencia horaciana sobre la condición igualitaria de la muerte. Todos caen bajo su guadaña y vienen a sumergirse aquí, en la misma niebla, y a pudrirse, sin distinciones, en el mismo barbecho (López Velarde 1994: 361). 69 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado Baudelaire despliega un matiz de ensoñación lúgubre, que lo proyecta hacia esa búsqueda y esa espera. La muerte es para él como la guía de un viaje: ¡Oh Muerte, capitana, ya es tiempo! ¡Levanta el ancla! Os hastía este país, ¡Oh Muerte, aparejemos! … ¡Derrama tu veneno y que él nos reconforte! Deseamos, tanto puede a lumbre que nos quema, Caer en el abismo. Cielo, Infierno, ¿qué importa? Al fondo de lo ignoto, para encontrar lo nuevo (De Azúa 1999: 74). El jerezano reproduce la misma visión, pero representa a la muerte como la barca en sí, que lo ha de guiar hacia su última parada. “…y sólo puedes darme la exquisita dolencia/ de un reloj de agonías, cuyo tic-tac nos marca/ el minuto de hielo en que los pies que amamos/ han de pisar el hielo de la fúnebre barca” (López Velarde 1994: 179). Eliseo Rangel Gaspar, establece la correspondencia entre los dos poetas, sin dejar de lado la aclaración que hace Villaurrutia acerca de tal influencia. Y en cuanto al tema de la muerte, señalan que las afinidades son notorias, no como paralelos, sino como espíritus afines en busca de una expresividad que toca fondo, como la misma tumba de un cementerio. En la psique de ambos poetas existe lo que se puede llamar la espera por abrazar la muerte. Pero además de la coincidencia temática, existe la similitud de formas –erotismo, religiosidad, muerte–. En muchos poemas se advierten idénticas resonancias: “...nuestros dos corazones serán dos vastas antorchas...” Por eso es muy difícil creer que la lectura de Las Flores del Mal del poeta francés, haya sido estéril para el poeta de Jerez” (Rangel Gaspar 2000: 29). La fascinación por la muerte debe su origen, en ambos poetas, a un sentimiento de vacío por sus propias vivencias. Sucede ésta relación pero no es paralela, sino que en su desarrollo, Baudelaire deja entrever el spleen en que se mantiene sumido. Velarde, por su parte, es más discreto y antepone la figura de Fuensanta, volviendo su amor por la muerte más humano, no tan satánico, pero igual de corrosivo. Como dice Solón Zabre: 70 Ante la incitación poética de la muerte, el mundo subjetivo de cada uno relaciona diferentes vivencias y conecta conceptos disímiles, aunque a veces la expresión poética velardeana y la del poeta francés, nos den una sutil impresión del parentesco que se encuentra en cierto matiz de temblor macabro (Zabre 1956). Villaurrutia, uno de los primeros estudiosos de Ramón López Velarde, supo diferenciar muy bien las vidas de estos genios, sin embargo, también identificó que en Velarde había las mismas obsesiones que en el poeta francés. La mujer. Musa cercana y lejana El autor de Las Flores del Mal describe los sabores amargos de un amor, que al igual que Velarde, permanece en él pero que tampoco huye, sino que con los recuerdos de sí carcome el espíritu a la espera de una absolución. En el mundo Baudeleriano, la mujer trastoca y corrompe. Mientras se lanza por el camino lúgubre y nocturno de la Francia de aquellos días, el poeta se entrega sin medida a la vida de descontento y soledad que a ratos llena con el encuentro de alguna prostituta. En su poesía, los sentidos como medio de acceso, juegan un papel preponderante. Como dice César González Ruano (1967), “Una voz puede bastar para fascinarlo, una cabellera para embriagarlo con su olor, un atuendo para hechizarlo. Es patrimonio del artista, de verdadero artista, experimentar todas estas finuras” (91). Una mujer que influyó de sobremanera en su vida, y a la cual ha de rendirle culto es Juana Duval, mujer negra (según algunos de sus biógrafos) a quien trajo a Francia en uno de sus viajes y lo habría de marcar para siempre, inspirándolo. En realidad mulata, esa mujer tenía un aire de “endemoniada y simple”, y “de humanidad hermosa e impasible, de dolmen superior a cuyos pies sentir el desdén y el calor como una triste bestia a los pies de su amo” (González Ruano 1958: 91). En su obra da pistas de su procedencia: “Asia que languidece, y el África ardorosa,/ todo un mundo lejano, ausente, casi muerto...” (Domange 1967: 9). Es el mundo de pecado en donde habita la dualidad Bien y Mal, es liberadora, esperanzadora, mientras que para el jerezano son cristianismo puro, aunque no hay que olvidar que ambos eran católicos (Chumacero 1971). Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado Pero el jerezano se mueve también en ese mundo de sensaciones, no hay que olvidar que su alrededor se tiñe de las formas femeninas que a su paso le quitan toda inspiración y luego le sirven éstos de excusa en la elaboración de los pequeños poemas. Sergio Fernández comenta: “La mujer es el mundo; el mundo es la mujer.... López Velarde es un nuevo Midas al que todo se le convierte en femenino... La Virgen, la Patria, la provincia, la tarde, la mar, la novia, la amante, la hermana, la esposa, la madre son una y la misma” (Carballo 1989: 411). La tentación de la carne a la par de las creencias católicas repercute en la formación que el ser humano tenga desde niño. Como le fue inculcada la forma de comportarse se le suministró el deseo por la mujer en una sociedad machista como la mexicana, en donde no se puede ser ni tibio ni mediocre, sólo frío o caliente. El cielo y la tierra son los lugares donde se les puede localizar, el pecado y la virtud se confabulan para lograr esa dualidad tan comentada en Velarde. “Hazme llorar,/ hermana, y la piedad cristalina/ de tu mano inconsúti, / enjúgueme los labios con que llore. / el tiempo amargo de mi vida inútil” (López Velarde 1994: 160). Los vituperios que Baudelaire lanza contra la mujer quedan depositados en algunas de sus obras. En El spleen de Paris, hace gala de ello en una pequeña prosa que lleva por nombre “La mujer salvaje y la pequeña amante”. Texto que describe su fascinación por las mujeres mayores y las considera un monstruo o algún otro objeto de exhibición. Bestias feroces, seres llenos de salvajismo que de un momento a otro puede desbordarse. Esta mujer es incontestablemente desdichada, aunque después de todo, acaso no le sean desconocidos los goces de la gloria. Hay desventuras más irremediables y sin compensación. Pero al mundo en donde ha sido arrojada no ha podido creer que la mujer mereciera otro destino (Baudelaire 2000: 44). De las diferentes musas a las que les rindió amor, una en particular le despierta el sentimiento de alejarse de pronto cuando ella deja entrever que le pertenecería en cuerpo y alma. Esta realidad funesta choca con la noción de amor que Baudelaire contenía. Él, indignado, le contesta: “¡Guarda bien esta carta, desgraciada! ¿Sabes realmente lo que dices? Hay encargados de castigar a los que no pagan sus deudas, pero los juramentos de la amistad y del amor, nadie se encarga de perseguirlos” (González Ruano 1958: 145). Como si ese encanto fuera de pronto roto por Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 la súbita interrupción del ensueño de los enamorados, las palabras “soy tuya” desencadenan en él las decepciones de un amor puro, apenas rescatable del fango de entregarse al acto sexual. Ahí radica el mal del amor que funde sus garras en la entrega precoz. Por eso comienza a atacar a la mujer, por liviana en el momento cuando él lo ve todo bonito. “Existe para él una brecha entre el amor humano y el amor divino. Su hamor humano es definido y positivo, su amor divino, vago e indeciso, de ahí su insistencia sobre el mal del amor, de ahí su vituperación constante de la hembra” (Jiménez Montellano 1971). El dolor como catalizador del espíritu El sentimiento doloroso al presentarse de lleno en el actuar humano despliega un sinfín de lúgubres posibilidades para el quehacer del escritor. En los poetas que se estudian, se perciben las correspondencias del dolor como fuerza creadora y como elemento necesario para expresar vivencias. El dolor en López Velarde lo lleva al límite de la autoflagelación espiritual, que con tantas ideas impuestas por la religión, ve todavía en la mujer una criatura del mal y le provoca sensaciones de pecado: “Así me duele el mal cuando despeña al corazón en enigmas tan sórdidos como el de la virgen sepultada, que lo que negó al amante más esclarecido de rostro, de voluntad y de pensamiento, concédelo a la última bestia, a la que no alcanza ni una sospecha de luz” (López Velarde 1994: 317). Víctima y juez, López Velarde asume estos roles porque en este texto habla del dolor que suscita el mal en todo sentido: el mal como figura femenina, como ser impuro, como aquella que toca la tierra y manchada de ésta vuelve al hombre tan terrenal y capaz de pecado como ella. Cabe recordar que en el romanticismo tardío, el dolor es una forma de felicidad (Orejudo 2006). La inspiración abre ventanas que conducen a otros niveles de dolor, a veces resignarse, a veces el estar pleno, y otras más cuando la imagen produce el dolor, se quede para siempre en la memoria, y lo persiga a uno a lo largo de su obra. Dentro de su poema “La lágrima” resume este dolor: ...lágrima con que quiso / mi gratitud sanar el Paraíso; lágrima mía, en ti me encerraría, debajo de un deleite sepulcral,... (López Velarde 1994: 216). 71 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado Dice Pedro de Alba que este poema recrea el dolor de un amor que no acabó en matrimonio, dolor que habría de seguirle como un fantasma en sus otros escritos. “Este último fue el poema de la derrota sentimental y de la herida sangrante. El dolor cósmico y naufragio en el vacío, atestiguan la liquidación de su grande amor de madurez y plenitud” (Gálvez de Tovar 1971: 127). En Baudelaire el dolor toma una forma casi similar porque lo ennoblece. Dolor que yace en las profundidades de su alma pero clama salir y trata de liberar las tristezas. La belleza de su dolor radica en que saca fuerzas sólo para sufrir: “Durante algunas horas poseeremos el silencio, si no el reposo. ¡Al fin! La tiranía de la faz humana ha desparecido y yo no tendré que sufrir sino por mí mismo” (Baudelaire 2000: 41). El dolor envuelve al poeta lo exaspera, pero ese mismo dolor lo conduce a un ideal de belleza en donde su poesía se vuelve más realista, sin embargo, dentro de toda esa lobreguez, casi siempre sucede que al abrir la ventana y ver el panorama se puede acceder a otra belleza. El dolor purifica, eleva, como los místicos, pero no hay que dejar de lado la inspiración poética. Elliot, comentaba: “Un sufrimiento como el de Baudelaire denota la posibilidad de un estado positivo de Beatitud. Realmente, en su forma de sufrir hay una suerte de presencia de lo sobrenatural y el de lo sobrehumano (De Vedia 1972: 127). El dolor como estado del alma, permanece así sin alivio, bien sea por elección propia para seguir inspirando o por la cantidad de imágenes que pudiera producir. Descubre así mismo las evocaciones mismas del sufrimiento presente o pasado que sigue carcomiendo la existencia a fin de transformar tal dolor en esencia liberadora, como ya se ha mencionado con anterioridad. Las “resonancias espirituales” como alusiones a los sentidos El término antes mencionado lo propuso Octavio Paz (1971: 262), y se refiere a la variedad de sensaciones que le permitieron madurar la poesía a López Velarde: “incienso, olor de tierra mojada y de cirios, barro, azucena, almizcle, aromas de alcoba e Iglesia, de lecho y de cementerio” (262). Se toma prestado tal concepto para establecer en este apartado, la influencia de Baudelaire en Ramón López Velarde. Ambos aplicaban su propia teoría a las sensaciones: el sentido del olfato, de la 72 vista, del tacto y el oído. En Baudelaire, las sensaciones persisten para definir los momentos que habrán de moldear toda una vida dedicada al arte de escribir, es decir, su sensibilidad está al máximo. Al respecto, Rinaldo Froldi opina: “el hallazgo de la sensibilidad y el reconocimiento como modalidad fundamental, junto con la razón, de la naturaleza humana, provienen de la Ilustración” (Rodríguez sf). Entonces en esa vuelta a la imaginación capaz de despertar las sensibilidades dormidas, surge la iniciativa de crear una especie de listado de las sensaciones afines en ambos poetas. María Teresa de Landa opina al respecto y señala la manera como el perfume, el sonido o el color repercuten en su creación (De Landa 1994: 286). El olfato: en Ramón López Velarde sucede de la siguiente manera: “Voy respirando, fresnos y álamos, no vuestra fragancia, sino el ambiente de una habitación, de la que acaban de sacar un cadáver y exhibe los cirios aún no consumidos y la oleada del sol como un aliento femenino” (López Velarde 1994: 286). Por lo tanto, el autor de este trabajo percibe en primer lugar que hay tres niveles de olfato: hay dos olfatos exteriores y uno interior: el primero es el del bosque, de fresnos y álamos; luego viene el olfato interno, aquél que detalla la salida del cadáver de la habitación y finalmente el de la oleada de sol. Ahora hay que ir a Baudelaire, de quien …”era una tierra rica y magnífica , llena de promesas, que nos enviaba un misterioso perfume de rosa y de almizcle y desde la cual las músicas de la vida nos llegaban en amoroso murmullo” (Baudelaire 2000: 130). La cita sugiere sólo un nivel de olfato, el exterior (de rosa y almizcle). Ambos poetas se desligan de formas de adorno que lleve al texto a una saturación de elementos de carácter meramente ornamental, ambos poseen sencillez en la forma, sin descuidar claro, las imágenes. No se debe pasar por alto el amor por lo Bello en Baudelaire. Ese ideal de belleza que él maneja y lo salva de las tinieblas en donde se encuentra inmerso. Félix Azúa, ya había dicho algo en torno del olor como elemento sensible de evocación: “El olor, cuando se impone a la memoria, lo hace en forma de reminiscencia, pues no ofrece ningún dato visual, memorístico, sino una condición de coherencia” (De Azúa 1999: 78). Así, las unidades reconocidas por Baudelaire en su producción, corresponden a unidades de color-sonido-olor. Y el olor, como Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado sinónimo del aroma, es único, se pueden hacer mezclas de pintura y el mismo color resultante, mas no sucede así con el olor, cada cosa posee un olor particular. Lo mismo ocurre con los poemas de Baudelaire, son irrepetibles, tanto en forma como en consistencia. Y por lo tanto, los aromas dan continuidad al desarrollo de una sensación: “Los aromas perpetúan los matices de las sensaciones y de los éxtasis” (De Landa 1947: 48). La vista: se perciben dos importantes aspectos que han de ser básicos para la elaboración de la poesía. Uno es el mero acto de observar para deleite y plasmar la imagen vista en un papel. Otro es ver con ojo analítico las diferentes realidades de la gente de las ciudades, los otros, los pobres que vivían al día, y de los cuales supo dejar honda huella escrita como prueba irrefutable de la miseria que se veía en los alrededores lúgubres de la ciudad: primero la mano iluminada; segundo, la mano va lenta; tercero, la mano queda: “Sobre la luz del raso/ se retarda y se engríe/ la mano, como una rancia pena/en un tablero vívido que ríe” (López Velarde 1994: 194). El tacto velardeano se expande, pero también logra causar sensaciones en los protagonistas de sus obras. En Baudelaire el tacto queda marcado por la ejecución del poema: un hemisferio en una cabellera, ya que no sólo delimita el sentido del tacto, sino también incluye a los otros: “!Si pudieras saber todo lo que veo, todo lo que siento, todo lo que oigo en tus cabellos!” (Baudelaire 2000: 63). Poema corto que despliega el sinfín de posibilidades que le ofrece a la musa. La cabellera se toca, se ve, se huele y sin embargo Baudelaire oye algo más allá de una cabellera. Oye los recuerdos y los ideales. vi a un pobre saltimbanqui giboso, caduco, decrépito, una ruina de hombre, adosado a uno de los postes de su cuchitril más miserable, que el del salvaje más embrutecido, y donde los cabos, de vela, llorosos y humeantes, iluminaban demasiado bien todavía aquella miseria (Baudelaire 2000: 54). Hablar de lo oculto del lenguaje también es arriesgado, pero considerando los conocimientos que ambos poetas tenían de ello, volver a Velarde, por ejemplo en cuanto a diferentes cuestiones esotéricas que se dan en varios poemas y poemas en prosa, hace pensar en la posibilidad de que haya estudiado textos ocultos. Por su parte, Baudelaire, en otros tantos poemas, habla de su filiación a lo satánico, pero no como doctrina de culto, sino por su muy arraigado dandismo gustaba de retar las normas establecidas por la sociedad francesa católica. En sus escritos a Satán, le suplica y a su vez menciona varios conceptos que remiten a lo oculto del lenguaje. Para comenzar con Ramón López Velarde, en la prosa Mirando al Valle le habla a la amada: Al observar por deleite trabaja el sentido de la vista, pero no sólo éste, también se hace uso de la imaginación como recurso estético que desencadena vivencias al servicio del lector: “El romanticismo de la imaginación creadora, de la reconstrucción de los colores locales y de las evocaciones cálidas introducía sus experiencias y sus métodos no ya en los campos del arte, sino en todas las actividades del talento y del genio” (De Vedia 1972). No cabe duda que esas experiencias nos remiten hacia las analogías para descubrir los vínculos escondidos en donde la imaginación juega el papel de descubridora. Mientras más imaginación se apodere de uno, más posibilidades habrá de explotar. En las imágenes que surgen de repente, o adquieren una reacción en contra de un orden social imperante y luego sirven como protesta, o recurren a una forma de valoración estética que les es inherente. Aquí el universo y sus relaciones funcionan armónicamente. El rechazo a un mundo cargado de imágenes pesadas como la miseria, apenas hacía su entrada. El tacto: en Velarde se nota este sentido, proyecta un movimiento a tres tiempos. El Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Lo exótico en ambos poetas Tus ojos saben en qué rincón del oriente parpadea el primer astro; cuál es el ritmo y cuál es el matiz con que ondulan y blanquean las ropas cándidas puestas a secar en las azoteas; cuántos travesaños hay en el ángulo de cada lugar para que los gallineros se duerman bajo el cintilar del Zodiaco (López Velarde 1944: 351). Con conocimientos de astrología (que también le interesaba a Velarde), los astros y el Zodiaco representan premoniciones y en cuanto al ritmo, como elemento cuantificador de las ondulaciones, vaivén de la blancura, el ángulo, todo se mueve bajo el orden de las constelaciones. 73 Tras la huella de Baudelaire en la obra de Ramón López Velarde / Julio Hernández Maldonado También en lo lírico repercute la mención de las ciencias y rituales antiguos: Figura cortante y esbelta, escapada de una asamblea de oblongos vitrales o de la redoma de un alquimista: ignoras que en estas misas cenitales, al ver, con zozobra (López Velarde 1994: 166). Remite la imagen de un ritual, en donde el alquimista (entonces transformador de metales antiguamente) se encuentra en el momento preciso de llevar a cabo algún conjuro, se encuentra en el cénit donde se puede comenzar el ritual de transformar, de ofrendar, de inmolar. En la prosa de Baudelaire existe una similitud: “¿No se diría que todas esas corolas delicadas, esos cálices, explosión de aromas y colores, ejecutan un místico fandango en torno del bastón hierático? (Baudelaire 2000: 125). La misma especie de ritual, en donde las cosas alrededor confluyen para llevarlo a cabo. Danza. He ahí la disposición de las cosas sagradas. La mística como medio para ascender. Lo mismo sucede con los poemas “La metamorfosis del vampiro” y “Las Letanías de Satán”, de la primera se toma: “Reemplazo, para quien me ve sin ningún velo,/ ¡el sol, y las estrellas y la luna y el cielo!/ Yo soy, mi caro sabio, tan docta en los abrazos, cuando sofoco a un hombre en mis temidos brazos!” (Astey sf: 17). La representación del mal en la mujer, pero sobre todo el ofrecimiento pagano como alguna vez lo hizo el Diablo en las tentaciones bíblicas, a sabiendas de que la persona a la que se ofrece es una especie de sacerdote antiguo. Y en cuanto a las Letanías de Satán, hace mención en “Tú, que por consolar al débil cuando sufre, /a mezclar nos enseñas salitre con azufre” (Astey sf: 21). Mezcla de substancias, alquimia, dirigirse al demonio como un ser omnipotente, que igual insta al pecado, igual consuela. Inducción a ritos. Esto se da en las letanías, que como los rezos católicos, Baudelaire los transforma para sí, para el simbolismo que tanto defendió. Conclusiones Cuando se ha estudiado más a fondo un autor y su obra, más interesante y didáctico se vuelve, puesto que a través de la lectura 74 constante y minuciosa, se consigue asir con más fuerza el entendimiento de su creación. Aquí sucede lo siguiente: mientras más se leía a Baudelaire y a López Velarde, sus lecturas proyectaron otras direcciones que ayudaron a comprender de una manera general la siguiente conclusión: No existe una marcada influencia del poeta francés en Ramón López Velarde, mas bien se habla de paralelismos que denotan cierto parecido en cuanto a temáticas. Pero hablar de temáticas significa mencionar las temáticas de otros muchos autores y al fin de cuentas ¿quién no ha hablado de la mujer, de la muerte, del dolor y de los amores irrealizados? La diferencia radica en que cada uno de los autores aquí tratados define el tema a causa de su sentir y su entorno. El dandismo de Baudelaire deposita en sus musas el satanismo y la maldición; Velarde, por su parte, ve a la mujer todavía en un nicho, como la virgen. Sin embargo, el tema del dolor muestra un paralelismo más marcado, es donde ambos establecen su filiación al catolicismo. Y esta religión como elemento de contricción por sus bases, es determinante en cada uno de ellos. Por eso las similitudes que llevan a esa correspondencia lírica. La afinidad no significa influencia. La afinidad es analogía. Es precisamente en esa analogía en donde los dos confluyen, uno para el autoflagelo, el otro para la maldición. Ahora hay qué preguntarse: ¿acaso la maldición no causa autoflagelo o viceversa? Bibliografía Alba, P. de. (1988). Ramón López Velarde. Ensayos 2da. edic. México: Gobierno del Estado de Zacatecas. INBA. Appendini, G. (1988). Ramón López Velarde. Sus rostros desconocidos.1ª. reimpresión. México: FCE. Azúa, F. de. (1999). Baudelaire y el artista de la vida moderna. España: Anagrama. España. Baudelaire, C. (2000). Consejos a los jóvenes escritores. Alfonso Salazar. Editor y traductor. España. Baudelaire, C. (2000). El spleen de Paris. Margarita Michelena, traductora. México: Tezontle. FCE. Baudelaire, (1943). Pequeños poemas en prosa. Argentina: Glem. 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En revista electrónica http://serbal.pntic.mec.es/-cmunoz11/index.html 75 Reseña Las transparencias del tiempo a Loló Luis Armenta Malpica Aguilar, L. (2012). Ground Glass/Vidrio molido Book Thug, Toronto. Mantis Editores, México Conocí a Luis Aguilar en Monterrey, hace bastantes años, como periodista cultural. Poco después, me regaló su libro de poemas Eclipses y otras penumbras (1998) que, se lo dije, no me pareció bueno. En 2003, con Tartaria, nos mostró otro registro, más dinámico, que mejoraría notablemente con Mantel de tulipanes amarillos (2005) y alcanzaría su madurez en Los ojos ya deshechos (2007). La entrañable costumbre o El libro de Felipe (2008) lo confirmó, para mí, como uno de los poetas más interesantes de Nuevo León y del Norte. Me honra ser su amigo y editor de los libros mencionados desde el 2003. Esto dificulta enormemente acercarme, de manera objetiva, a Ground Glass / Vidrio molido (2012), porque además se trata de una antología sucinta, personal, que muestra la otra cara de Aguilar a su paso por Mantis editores: consigue nuevos libros, otras obras, al armar cualquier muestra o antología, como lo que ha logrado con Delfín Prats o con Nelson Simón. Ground Glass / Vidrio molido está compuesto por la obra más reciente de un poeta que escribe con denuedo y sin asfixia. Si al principios tardaba algunos años para publicar su siguiente obra, en los recientes se ha mostrado prolífico: Decoración de interiores (2010), Fruta de temporada (2011) y algunos en camino lo revelan. No percibo otras transformaciones, aunque conozco su material inédito (no todo, por supuesto) y sé que todavía le preocupa acercarse a nuevos tópicos, a diversas maneras del decir y que no se estaciona en la comodidad de lo que está resuelto o ha recibido alabanzas y reconocimientos. A la manera de Jaime Gil de Biedma, cada gesto en su obra es un arma, un hilo de tensión, por pequeño que sea, para lograr la herida. Representa la realidad, pero nunca la anécdota. Y el personaje es él, la persona del verbo, incluso en femenino. Les debo confesar que en su trabajo y el mío encuentro coincidencias, ecos, preocupaciones estilísticas que nos acercan más. No ha faltado un colega que se lo recrimine (cuando lo mencionamos), como si hubiera un solo original en la poesía y no las reverberaciones que conllevan los versos a otros versos, los poetas mayores a lo que ahora se escribe. Nos parecemos, sí, y es que somos más cómplices de lo que todos saben. Compartimos el nombre, y la pasión por Cuba y por Brasil. Nos gusta trabajar en nuevos retos y nos sumamos al trabajo editorial en vez de dividirnos. Y aunque Luis Aguilar no es religioso, resulta más creyente que muchos que se creen adoradores del verbo y sólo son sujeto. La fe al amar siempre será un revólver», nos ha dicho. De diversas maneras: «Soy yo: vengo, errabundo y mudo, del asombro». «La vida se consagra en otras cosas», así comienza su “Acta de defunción”. Me espanta con la dedicatoria y su penumbra. Que aparezca el salmón, las aguamalas, una cruz tipográfica, el signo de adición o alguna orquídea. Que deje todo el mar por “Testamento” y «la fiera más feroz de cuantas hubo …, la memoria». ¿Cómo lo Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 79 Las transparencias del tiempo / Luis Armenta Malpica voy a recordar si compartimos fe (es un revólver), tartamudeos, asaltos, «el llanto de su hombría, mi diluvio…» Ésta es la poesía que siento más cercana y trascendente, alejada de lugares comunes o exabruptos. Textos provocativos, orgánicos, que buscan conmover más que escandalizar. Porque no hay que temerle a nuestros sentimientos, sí al aullido infundado. Desenfadada o cruel, como son estos tiempos de violencia. De lenguaje directo o figurado. Donde aparece el “yo” o la palabra suple todas sus otredades y hasta un espacio en blanco demuestra utilidad y compromiso. En estos territorios de la garganta seca, cobra real importancia que una compilación sea de Vidrio molido. Transparencia que se acalló en los labios, pero también la trampa del lenguaje que se vuelve señuelo para vencer la guardia que custodia alguna casa. Y que entremos, como Luis, por su casa. «Porque volver o irse no es un asunto de geógrafos», regresé a las palabras de Aguilar, al lugar, al momento, para dejar en claro, con total transparencia (como Vidrio molido) lo que hay de hombre en él: «De todos aquellos que no fueron pero son tus muertos, … alguien soltó sus pájaros». En este libro están. 80 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La babel como utopía Bombachas de mierda, no. No destruyás lo que tenés. Sonia Malakovich Roberto Kaput González Santos Burman, D. (2003). El abrazo partido. Argentina: Bd Cine. LA GALERÍA La historia de la película El abrazo partido (2003) se desarrolla alrededor de una galería comercial, suerte de microcosmos latinoamericano dedicado al intercambio de servicios y mercancías. La peculiaridad de este espacio consiste en que alberga a una comunidad multicultural, que no obstante sus diferencias y los retos propios de una economía postindustrial, ha sabido crear las condiciones mínimas de convivencia. El protagonista de la historia, Ariel Makaroff, un adolescente tardío en busca de identidad, introduce al espectador en los pasillos de esta Babel posmoderna: Ariel (voz en off). La galería es un territorio de apariencias. Los que vienen a comprar pueden creer que somos solamente gente que vende cosas, que cuando cerramos el negocio desaparecemos. Pero nosotros sabemos que somos mucho más que negocios, que detrás de nuestros mostradores tenemos alguna que otra historia que, bueno, aunque no sea gran cosa, vale la pena contar (Burman 2003). La búsqueda de Ariel, aunque personal, siempre tendrá como telón de fondo este universo comunitario. El proceso de individuación que experimenta en el transcurso de la película no se cumple de manera solipsista, sino que se acerca más a eso que Pérez Tapia (2000) denomina individuación solidaria: postulado del deber ser de la subjetividad dialógica, de la que depende el contenido humano de toda estructura social (266-267). Esta lógica de la participación la podemos ver en la manera como los locatarios integran a una pareja de coreanos recién llegados a la galería. Durante los preparativos de la carrera que dirimirá un asunto de dólares con un comerciante ajeno al grupo, Ariel sostiene el siguiente diálogo con el viejo Saligani, italiano reparador de radios: Ariel (refiriéndose a unos colguijes feng-shui con que los coreanos adornan el diablito de Ramón, corredor que los representará).– Y esas cositas que le ponen... ¿Usted cree en esas cosas? Viejo Saligani.–¿Los coreanos? No... Pero sabes lo que pasa, es una forma de integrarlos a la gente de la galería. Porque la verdad es que damos poca bola a esta gente; jamás la invitamos a comer un asado. Nada... Aparte van a grabar la carrera y después nos queda como recuerdo... ¿Vos nunca entraste al local de ellos? Hay una energía... (Burman 2003). Los miembros de la galería, dedicados a distintas actividades comerciales y diferenciados étnica y culturalmente, han encontrado la manera de crear un espacio social lo bastante abierto para posibilitar la aparición del otro. Esta técnica opera en dos direcciones: hacia el exterior del grupo, se ofrece a los recién llegados la oportunidad de participar en asuntos comunitarios, integrándolos; hacia el interior, se inculca en los jóvenes la curiosidad y el respeto por las distintas manifestaciones de lo humano. En “Normas éticas en la relación entre culturas”, Juan Carlos Scannone (1998) escribe: Las implicaciones éticas de la cultura tienen un triple fundamento, relacionado siempre con la libertad: por un lado, los valores y formas culturales son fruto de la libertad de hombres que las asumieron y/o crearon, y los viven y conviven, aceptándolos, transformándolos o soportándolos; por otro, son expresiones, objetivación y concreción de esa misma libertad y le dan a ésta tanto inspiración espiritual como cuerpo institucional; finalmente, la condicionan, predisponen, orientan y encauzan para obrar según determi- Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 81 La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos nadas reglas de acción ya instituidas socialmente. Por ello tales estructuraciones valorativas, reglas, formas e instituciones y no sólo la libertad misma ... pueden ser juzgados moralmente. El criterio de ese juicio está dado por la humanidad y dignidad del hombre ... En el caso de la libertad, se juzga sus actos, actuación y actitudes; en el caso de las figuras culturales, se juzga su aptitud para posibilitar efectivamente ... dichos actos éticos de las libertades personales (226-227). Gracias a estas figuras culturales que de manera voluntaria los miembros de la galería producen y reproducen, el protagonista de la película dispone del tiempo y espacio suficiente para emprender una búsqueda identitaria. Estas figuras, remitidas a un sentido real de lo humano, no sólo posibilitan la emergencia de la persona, sino que alientan su búsqueda. Es esto lo que Joseph, hermano mayor de Ariel, parece querer comunicar en el siguiente diálogo: Joseph. Yo puse toda mi fuerza en mi trabajo, me resigné... Pero vos no sabés lo que querés hacer. Vos sos el único que todavía tiene fuerza como para pensar en algo... Ariel. Joseph, vos sos el único normal en la familia, Joseph. Joseph. Sí, es verdad. Es verdad... Pero por eso vos sos el que busca la verdad. Vos sos el que está ahí, buscando... (Burman 2003). La cultura, entendida como el lugar donde se articula la relación entre igualdad y diferencia, ha de cumplirse en cada uno de sus integrantes. La solución, entonces, estará en aquel que no ha encontrado su lugar en el grupo, no porque no lo haya encontrado, sino porque al hacerlo habrá reconocido un elemento común desde el cual sumarse (para Scannone éste consiste en el sentido humano de la vida), y una vez dentro, habrá actualizado a la cultura misma en sus valores (ethos) e instituciones (orden). Los últimos dos, referidos al primero, permitirán finalmente calificar los mecanismos de inserción como justos o injustos. UN ASUNTO DE DÓLARES Y PESOS Estas figuras culturales no son un mero ideal ahistórico, sino que surgen como respuesta concreta a los retos que plantea la globalización. En la película, no son pocas las referencias a las fuerzas externas, objetivas y contradictorias que operan en una economía postindustrial: Joseph, que ha hecho de los productos importados su principal fuente de ingresos, está al tanto del nuevo discurso comercial, que recomienda volver a los productos naturales; Mitelman, al frente de una compañía de viajes, se gana la vida transfiriendo dinero fuera o dentro de la Argentina; mientras que Osvaldo, dueño de una papelería, compite en condiciones desiguales con el cibercafé de Rita. Este discurso, propio de la modernidad, no termina de cuajar del todo, acaso porque opera dentro de una lógica que exacerba las relaciones de poder-dominio:1 los apuros económicos de Joseph le impiden dedicarse a la apicultura, como se lo recomienda el primo de Canadá; las posibilidades de desplazamiento en un mundo unificado se limitan al capital financiero; el florecimiento de las nuevas tecnologías surge en oposición a las anteriores, sin que ello suponga un progreso humano en la difusión del conocimiento. Como insinúa Horacio Cerutti (1998), en este nuevo orden las situaciones de dependencia, lejos de desaparecer, pudieran haberse robustecido: La denominación aparentemente neutral y supuestamente equitativa de interdependencia (...) escamotea el hecho de que las decisiones fundamentales sobre proyectos económicos, científicos, tecnológicos y militares «nacionales» se toman en algunos niveles de los países centrales, en el mejor de los casos con la cobertura de organismos internacionales (133). 1 Pérez Tapia diferencia entre poder-capacidad y poder-dominio. El primero potencia mayores cotas de libertad y autoconciencia; el segundo, la servidumbre y la alienación (260). 82 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos La premura con que Ariel intenta conseguir un pasaporte polaco para engrosar las filas de los ciudadanos de primer mundo reproduce este movimiento que va del centro a la periferia. Sólo allá, en la Europa unificada, podrá realizarse como persona. La ciudadanía polaca es un mero trámite a cumplir para desvincularse de una historia familiar que desembocó en el fracaso. Ser polaco significa ser europeo. Polonia como tal no existe. Esta huida del presente hacia un futuro prometedor se representa como un constante correr de un lado a otro de Buenos Aires. La cámara lo persigue y él intenta escapar de la galería y del negocio de bombachas de la madre: Ariel. Está bárbaro Europa: espacios abiertos por todos lados, gente caminando, comiendo, leyendo... Mitelman. El dibujo es un idioma universal ... Para un tipo como vos que no puede tener una carrera me parece que el arte es la única salida. Ariel. Perdón, ¿quién te dijo que yo no puedo terminar una carrera? Yo la carrera de arquitectura la dejé por un problema de escala social. ¿Cómo ves ir a estudiar cómo hacer edificios y ciudades, llegar a la galería y pensar cómo decorar una vidriera, cómo resolver el espacio del probador?... Es un problema de escalas (Burman 2003). Frente a este orden civilizatorio, que parece constreñir el espacio de lo humano, es que se erigen las figuras culturales que practican los miembros de la galería. EL ACUERDO CON ALFADI La reflexión ética ha de partir de la realidad histórica del hombre. Uno de los rasgos definitorios de la posmodernidad –escribe Pérez Tapia (2000)– es la economía postindustrial. Así: El problema se desplaza definitivamente hacia los límites del mercado, concentrándose en la cuestión de cómo domesticar la economía para no arrastrar las consecuencias deshumanizantes –y antieconómicas– de un mercado librado a su plena apoteosis en lo que sería un capita-lismo postcomunista (245). La solución a la que llegan Joseph y Alfadi se parece mucho a lo que Clodovis Boff llama modernidad emergente: síntesis cultural entre las culturas tradicionales y la cultura moderna (Scannone 1998: 238). Inmersos en una lógica cambiara intempestiva, que afecta directamente sus intereses comerciales, deciden implementar un sistema de valores comunitarios (ethos) para domesticar el modelo civilizatorio, transformando con ello el producto cultural. La puesta en práctica de estos valores crea nuevas instituciones que responden a un sentido más general de lo humano: Joseph (dirigiéndose a los demás miembros de la galería). A ver, a ver, a ver... El acuerdo con Alfadi es el siguiente. Va a ser una carrera de cien metros planos acá en Tucumán y Uriburu. Eh, acá... Él va a poner al peruano y yo tengo que poner un corredor. El que gana va a decidir cómo vamos a liquidar los dólares, los pesos, el asunto este... (Burman 2003). El acuerdo con Alfadi supone un sentido emancipatorio de la historia desde la ética: los involucrados optan por una solución moral con miras a la autorrealización solidaria. Es dentro de esta comunidad ético-histórica donde la búsqueda personal de Ariel cobra un nuevo significado: a cada extremo de su huida tropieza con las historias de los suyos, primero sin prestar demasiada atención (las historias de guerra de la abuela), después irónico (las conversaciones con Joseph), y finalmente reconociéndose en las historias de sobremesa (el grito ancestral de la madre). En su periplo, aprende que la identidad es “un proyecto de construcción histórica viable y no sólo constatación de lo que ha sido” (Cerutti 1998: 133). Ese carácter abierto en el proceso de construcción de las identidades culturales es lo que parece estar detrás de la historia del Shabatt de Joseph: Joseph.–Estamos en un pueblito polaco ... El rabino se despierta un día y descubre que los demonios se robaron todos los almanaques del pueblo y ya nadie sabe cuándo es Shabatt. Todos los días se han mezclado. Reunión de sabios. El primer sabio dice: “Bueno, votemos Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 83 La babel como utopía / Roberto Kaput González Santos para saber cuándo es Shabatt ... El segundo dice: “No, no, que lo echemos a la suerte.” Y otro sabio: “No, que cada semana el Shabatt sea un día distinto”... Así por lo menos algún día la embocan... Ahí el rabino dice: “No, no, ... hay que esperar a Dios para que dé la señal. Y ahí el pueblo preguntó: ... ¿Qué hacemos nosotros? ¿Nos comportamos todos los días como si fuera Shabatt o todos los días como si no fuera Shabatt? Se arma un quilombo tremendo ... Y en medio de ese caos social aparece un niñito ... y dijo: “Yo sé cuándo es Shabatt: cuando el aire huele a dulce.” Y efectivamente, dos días después el aire olió dulce. Desde ese día el Shabatt había regresado. (Burman 2003). Lo importante no es saber si el Shabatt huele o no a dulce, sino que el pueblo ha decidido que así sea. EL ABRAZO PARTIDO La historia anterior nos permite identificar el interés por ser detrás de todo interés emancipatorio (Pérez Tapia 2000: 275). La afirmación de una cultura biófila (vida digna) hecha por el grupo en el cual se desarrolla la búsqueda de Ariel le permite descubrirse como persona. Este proceso de individuación solidaria lo obliga a reconciliarse con su pasado y reclamar el lugar que ocupa entre los miembros de la galería. La reconciliación con ese pasado se cumple a través del padre. Elías, tras presenciar la ceremonia de circuncisión del hijo, desparece de su vida para pelear en Israel. De él sólo quedan algunas historias, un cruce a cuadro en un video de familia y el acta de divorcio meses antes de su nacimiento. El acta tiene un corte por el medio, símbolo de la disolución del matrimonio y garantía de que nadie volverá a usarla. Ariel ha querido hacer de ese corte una excusa para distanciarse de los suyos. Le tomará un tiempo comprender que ese fracaso supone también una responsabilidad. Está en él hacer nuevamente habitable ese corte entre idealidad y facticidad. El modelo con el que cuenta es el acuerdo entre Joseph y Alfadi. A la noción de progreso disruptivo corresponde una utopía no mitificada (Pérez Tapia 277). La huida hacia un futuro conciliador queda clausurada. Es la memoria del pasado como interés emancipatorio y por ser lo que permite encarar el presente. Para corregir las omisiones del pasado y encontrar su lugar dentro de la comunidad, Ariel debe aceptar la reincorporación del padre al grupo de la galería. Debe, pues, asumir su realidad y responder a las exigencias del presente de la mejor manera posible, sin perder de vista que lo que está en juego a cada momento es el sentido de lo humano en el juego dialógico de una razón situada.2 La pregunta por la identidad es una pregunta que remite, en último término, al ser del hombre, a la realidad histórica y social en que la cultura se desarrolla ... Los meandros de la propia identidad expresa un anhelo por conocer lo propio y por hacerse de una realidad. (Cerutti 1998: 140). Esa realidad, en el caso de El abrazo partido, reclama la supervisión constante de las prácticas sociales que potencialicen lo propiamente humano. La recuperación del pasado permite reconciliarse con el presente a través de la experiencia adquirida. Las formas culturales implementadas en el presente bosquejan las relaciones futuras. Sólo así es posible completar el abrazo del otro, y encaminarse, pausadamente, a esa última metáfora de la posmodernidad: la zapatería La Babel en el barrio del Once. Bibliografía Burman, D. (2003). El abrazo partido. Argentina: Bd Cine. Pérez Tapia, J. A. (2000). Filosofía y crítica de la cultura. Reflexión crítico-hermenéutica sobre la filosofía y la realidad cultural del hombre. Madrid: Trotta. Sobrevilla, D. (1998). (ed). Filosofía de la cultura. Valladolid: Editorial Trotta. Cerutti, H. (1998). En Filosofía de la Cultura. Sobrevilla, D. (ed.). Valladolid: Trotta. Scannone, J. C. (1998). En Filosofía de la Cultura. Sobrevilla, D. (ed.). Valladolid: Trotta. 2 Pérez Tapia la define como una razón que se ubica en el entrecruzamiento de las tradiciones en que hunde sus raíces (252). 84 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción María Eugenia Martínez Flores D’Amore, A. Voces Zacatecanas/Zacatecan Voices. Texere Editores, Universidad de Zacatecas, Zacatecas, México, 2012 El presente libro, editado por Anna María D’Amore, es el resultado de una laboriosa compilación de textos de diversos autores, los cuales fueron traducidos en un taller literario que se llevó a cabo en el 2009 en la Escuela de Verano UAZSPAUAZ. Es importante destacar que la publicación de dicho libro representa un excelente trabajo tanto de la editora, quien también participó en la traducción de parte de los textos compilados, como de los talleristas de este proyecto. En este taller participaron en la traducción, además de la editora, Nathaniel Gardner, Maureen Sophia Harkins y Kieran Hayde; con una participación especial de Javier Acosta en la resolución de algunos problemas que surgieron durante el proceso de traducción de los textos compilados en el antes mencionado taller literario. Este trabajo fue además el resultado del apoyo que recibió la editora de la Universidad Autónoma de Zacatecas y el Programa para el Mejoramiento del Profesorado (PROMEP), quienes financiaron este excelente proyecto, así como de los estudiantes que participaron en las diferentes etapas en la elaboración del libro. Asimismo, colaboraron en esta loable producción, los integrantes del cuerpo académico “Lenguaje y Literatura” y algunos grupos de escritores de la región, quienes trabajaron activamente en la elaboración de trabajo. Este proyecto, tiene como principal finalidad, hacer accesible a los lectores de lengua inglesa, los diversos trabajos de autores que fueron seleccionados en esta compilación. El resultado, por lo tanto, es una antología bilingüe, donde se presentan textos escritos originalmente en español con su traducción correspondiente al inglés de cara al texto original. Con un propósito de divulgación, las traducciones se presentan sin prefacios ni notas copiosas y se mantiene además al mínimo la información adicional del autor y la interpretación de su obra, así, se presenta solamente una compilación de los textos originales y la traducción al inglés del trabajo de los siguientes escritores: Javier Acosta Escareño, Scherezade Bigdalí, Alejandro García Ortega, Efraín Gutiérrez de la Isla, Salvador Alejandro Lira Saucedo, María Isela Sánchez Valadez, Maritza Manríquez Buendía y Mauricio Moncada León. Todos ellos escritores literarios reconocidos a nivel local y algunos a nivel nacional, que fueron reunidos en este libro por primera vez y que se podrán leer al inglés gracias a las traducciones que se llevaron a cabo en el taller literario antes mencionado. Nathaniel Gardner, en la presentación de esta compilación de las voces zacatecanas sobre la literatura regional, permite una excelente comprensión de la producción literaria en Zacatecas y en México. Sobre La literatura zacatecana, él nos relata la forma en que el escritor o poeta de la región se desenvuelve, desde las reuniones de escritores en el café San Patricio del centro histórico de esta ciudad, donde conversan sobre sus escritos –ya sean poemas, cuentos, novelas o ensayos– o en Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 85 Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción / María Eugenia Martínez Flores algunos otros lugares donde se congregan los autores de la región, así como en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Los escritores de dicho estado, así como quienes trabajan a lo largo del país, se preparan en talleres literarios; sobresalientes autores mexicanos como Octavio Paz, Juan Rulfo y Elena Poniatowska, tuvieron como parte de sus antecedentes la participación en un taller literario, lo cual se hizo como parte de la cultura general y no sólo como algo exclusivo de los círculos de la élite literaria. Participar en un taller literario hace que quienes concurren a dichos talleres se sientan parte de una fraternidad al encontrar influencia en los escritores que cada uno adopte como su modelo a seguir, cita Gardner, se convierten en el hijo de alguien. En Zacatecas, narra, existe una gran variedad de talleres, muchos de ellos patrocinados por el estado, principalmente provenientes de las preparatorias locales y de las universidades. Otros, se llevan a cabo en la casa de la Cultura o institutos culturales y por regla general los organiza un autor publicado. En la mayoría de éstos, se les enseña cómo y dónde se publica; por lo general las publicaciones de los trabajos resultantes de dichos talleres, –aclara el presentador de este libro– ocurre en suplementos culturales de periódicos locales o en revistas culturales del estado y editados por egresados de los mismos, con colaboraciones locales, nacionales e internacionales. Aunque López Velarde, menciona Gardner, es el orgullo y elemento clave de las letras y cultura zacatecanas, se considera a Miguel Donoso Pareja, un ecuatoriano exiliado en México desde 1963, el padre literario de los talleres de esta región. Todos los autores de Voces Zacatecanas, comenta además, son relativamente jóvenes, aunque algunos son autores ya reconocidos como Alejandro García, quien es autor de novelas. El libro está integrado por textos cortos, pero completos: cuentos, micronovelas y poesía. La juventud de los autores se ve reflejada en las temáticas que abordan en los diferentes textos: entre ellos la vida moderna, con temas como el divorcio, la globalización, el aislamiento social, las relaciones interpersonales con muestras sexuales y hedonistas. Algunas de las lecturas presentan tintes eróticos, mientras otras reflexionan sobre el sexo en los tiempos modernos. Se muestra, además, en esta colección de textos, la influencia de escritores como Cortázar, por lo absurdo y sus manifestaciones en algunos de los escritos del presente libro, así como la de Juan Rulfo y Ramón López Velarde. Así mismo, aparecen representaciones de la mitología griega, romana y cristiana; y temas recurrentes como la destrucción personal y local, con tópicos como el suicidio, que simboliza en estos textos la desesperación, el honor, el amor, la depresión; lo que quizás alude a la destrucción del individuo en tiempos de la modernidad para captar la atención del lector. Gran parte de los escritores zacatecanos dentro de esta compilación hablan del lugar donde nacieron o que adoptaron como su hogar; destacando lugares representativos de la región como el cerro de la Bufa o la Avenida Hidalgo del centro histórico de la ciudad. Como una breve descripción de cómo se desenvuelve esta colección, escritores como Javier Acosta, mezcla su poesía con temas cotidianos y con la globalización. La colección de sus poemas se tradujo al inglés en el taller del 2009 por Anna María D’Amore, en donde participaron además Nathaniel Gardner, Maureen Sophia Harkins y Kierna Hayde. Sheherazade Bigdalí utiliza una muy breve historia de amor (micronovela) para provocar emociones fuertes. Alejandro García Ortega nos entrega una historia de la transición de un adolescente a la vida de adulto, con la traducción de Maureen Sophia Harkins. Efraín Gutiérrez revalora a Zacatecas y lo presenta no sólo como una tierra de inmigrantes mexicanos en busca de empleo en los Estados Unidos, sino como una tierra hacedora de escritores y poetas, y la selección de sus textos fue traducido por Anna María D’Amore. Salvador Lira utiliza su poesía para crear espacios oníricos y amplios ejemplos 86 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Voces Zacatecanas: Regionalismo literario y traducción / María Eugenia Martínez Flores de poesía experimental, rasgo literario que fue totalmente respetado por la traducción de Anna María D’Amore. Maritza Buendía realiza narraciones de amor y erotismo al hablar del hogar destruido, traducido también por la editora de este libro. Mauricio Moncada maneja el tema del erotismo a través de una historia con perspectiva filosófica sobre el sexo y el suicidio y fue traducido por Maureen Sophia Harkins. Esta colección de textos finaliza con los relatos de María Isela Sánchez, quien experimenta con nuevas formas de relatar una vida al demostrar su profundo interés por la condición humana traducidos por Nathaniel Gardner. Las gran diversidad temática y estructural de los textos de esta compilación, se visualiza, según lo ha compartido la editora Anna María D’Amore con Gardner, como una gran variedad de textos, en donde el lector contará con una colección literaria que le da libertad de seleccionar entre un conjunto de textos que le ofrece perspectivas de la región zacatecana y también del mundo, la historia y la modernidad, lo divino y lo banal. Como se podrá observar, esta antología presenta una gran diversidad de temas manejados por los distintos escritores compilados en dicha obra, lo cual nos lleva a imaginar los fenómenos que ocurrieron en la traducción. Es importante resaltar lo adecuado de la compaginación del texto origen, con su traducción de cara a éste, lo cual permite a quienes tenemos la expectación por observar el texto original en su versión al inglés; además de la forma como se resolvió la traducción de temas literarios tan complejos como los que manejan esta antología. Para finalizar, cabe agregar que la función de los editores dentro del proceso de difusión de una obra con tintes literarios es quizás tan importante como la de los traductores, pues, aunque estén acompañados de un consejo editorial y cuenten con un sistema de arbitraje, son ellos quienes toman la decisión ûnal sobre lo que se debe publicar, realizan la selección de textos a compilar, y en este caso, realizar además la laboriosa tarea de traducir los textos literarios que siempre resultarán un reto para el traductor. Ciertamente es una ardua tarea la edición, toda vez que son los editores, por lo general, quienes asumen o responden por el éxito o el fracaso de las mismas. Por lo cual, considero pertinente mencionar mi reconocimiento a la Dra. Anna María D’Amore por su labor en la edición y traducción de esta excelente antología literaria y sus brillante idea de editar y compartir con el lector de la lengua extranjera, y nosotros los traductores, esta colección de textos producidos en nuestra lengua materna. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 87 88 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 COLABORADORES Aroldo José de Abreu Pinto. Es Doctor en Letras por la Universidad Estadual Paulista Júlio de Mesquita Filho / UNESP. Obtuvo una Beca postdoctoral de la Universidad de São Paulo / USP. Actualmente es Coordinador de Postgrado (Maestría y Doctorado) en Estudios Literarios de UNEMATCampus Tangara da Serra. Se desempeña como Profesor del Departamento de Artes UNEMAT Campus Alto Araguaia. Funge como Coordinador de la “Organización y entrega de la colección de Ricardo Ramos: segunda etapa de” Proyecto de Investigación (CNPq). Es investigador en la UNESP-Assis (Grupo Lectura académica y Literatura en la Escuela: Centro de Investigación de la Región). Ha difundido sus trabajos como autor de libros y / o coordinador, y ha publicado varios artículos en revistas así como capítulos de libros. Trabaja en el área de Artes y Comunicación, con énfasis en la literatura brasileña. Es responsable del Acervo del escritor Ricardo Ramos. Luis Armenta Malpica. (México, D.F., 1961). Poeta, ensayista y traductor del francés; es miembro del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco y director de Mantis editores. Ganador de diversos reconocimientos nacionales e internacionales en cuento, novela y poesía, entre los que destacan los premios Clemencia Isaura, Efraín Huerta, Ramón López Velarde, Benemérito de América, Alí Chumacero, San Juan del Río, Amado Nervo, de San Román, e iberoamericano de poesía Continentes (Unesco). Premio de poesía Aguascalientes, en 1996, y Premio Jalisco en Letras 2008. Por su labor editorial recibió la Pluma de Plata, en 2006. Libros y poemas de su autoría han sido traducidos al inglés, francés, portugués, alemán, italiano, catalán, rumano, árabe y ruso. Ha publicado los poemarios: Voluntad de la luz, Des(as)cendencia, Ebriedad de Dios, Luz de los otros, Ciertos milagros laicos, Mundo Nuevo, mar siguiente, Sangrial, El cielo más líquido, entre otros. Carlos Gerardo Castillo Alvarado. Es egresado de la licenciatura en Pedagogía, Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León; así como de las maestrías en Educación Superior con especialidad en la Enseñanza de las Ciencias Sociales, titulado con la tesis: La enseñanza de la Historia en la escuela primaria; y Maestría en la Enseñanza de la Lengua y la Literatura, Titulado con la propuesta didáctica: De la motivación por lectura literaria mediante su análisis diversificado, en la división de Posgrado de la misma institución. Ha colaborado periódicamente con cuentos y ensayos desde 2008 con la revista Reforma Siglo XXI, de la preparatoria No. 3 de la Universidad Autónoma de Nuevo León; así como docente interino en el área de Ciencias Sociales en la preparatoria No. 25 “Dr. Eduardo Aguirre Pequeño” de la misma institución. Dalina Flores Hilerio. (Estado de Morelos). Se desempeñaba en el teatro y la docencia. Inició sus estudios en la UNAM y posteriormente en la UANL. Algunos de sus cuentos y ensayos se han publicado en revistas locales del D.F. y Monterrey (Memorias del páramo, Cathedra, Vida Universitaria, Común, La nuez, etc.). Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León en el 2001 y ha obtenido algunos premios en concursos universitarios. Actualmente estudia el doctorado en Filosofía, imparte clases en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL y en el departamento de Estudios Humanísticos del ITESM; también promueve la lectura en diversos espacios públicos y privados. Roberto Kaput González Santos. (Tampico, 1975). Licenciado en Letras Españolas por la UANL (2000) y maestro en Lengua y Cultura Españolas por la Universidad de Salamanca (2006). Fue becario de la embajada de Francia en Madrid para cursar estudios en Toulouse II-Le Mirail (2008). Actualmente cursa el doctorado en Estudios Humanísticos en el ITESM y forma parte del grupo Estudios Culturales en el Desierto. Julio Hernández Maldonado. Licenciatura en Lingüística Aplicada como didacta en el idioma inglés. Obtuvo su Maestría en Letras Españolas y actualmente está en proceso de redacción de tesis del Doctorado en Humanidades y Artes por la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es profesor de Inglés y de varias materias de contenido didáctico en la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Ha sido maestro de Literatura en el ITESM. Leticia Herrera. (Monterrey, 1960). Poeta, promotora cultural. Fue becaria del Centro de Escritores de Nuevo León (1990-1991) en poesía. Becaria del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (19941995) en ensayo. Ha impartido talleres, cursos, conferencias y lecturas en diversos espacios culturales del estado, nacionales e internacionales. Sus textos y poemas han sido publicados en antologías, revistas y periódicos locales, nacionales y del extranjero, así como en sitios web. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés, al alemán y al búlgaro. Ha publicado: Pago por ver (1984); Canto del águila (1985); Poemas para llorar (1993); Caracol de tierra (1996); Vivir es imposible (2000); Hace falta que llueva (2002); Poemas incompletos. 1984-2006 (2006). Sólo digan que fui. Antología provisional (2011); entre otros. José María Infante Bonfiglio. Doctor en Psicología por la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y maestro en Metodología de la Ciencia por la Universidad Autónoma de Nuevo León (Monterrey, México). Se desempeña como docente en la UANL desde 1976, impartiendo cursos en el área de la teoría social, metodología y sociología política. Su principal interés en la investigación se enfoca hacia los temas de la psicología política (discurso político, valores, comportamiento político, procesos electorales, liderazgo). Ha publicado artículos científicos y de divulgación en diferentes medios locales e internacionales. Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 89 Colaboradores María Eugenia Martínez Flores. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la licenciatura de Lingüística Aplicada con énfasis en traducción, ha trabajado en la Facultad como maestra de traducción desde el año de 1995 hasta la fecha en áreas de redacción, traducción inversa legal y en diversos talleres de traducción técnica. Es egresada de la maestría de Enseñanza Superior de la Facultad de Filosofía y Letras. Ha colaborado como capacitadora en el TRIFE en temas de redacción y corrección de estilo. Ha participado además como ponente en seminarios de ATIMAC en temas relacionados con los aspectos culturales y su solución en los procesos de traducción. En el año 2003 fue designada como coordinadora del departamento de traducción de la Facultad de Filosofía y Letras, nombramiento que le fue ratificado en junio del 2009 por la actual directora de la Facultad de Filosofía y Letras. Actualmente cuenta con el nombramiento de perito traductor por el Tribunal Superior de Justicia, que se le otorgó desde el año 2005 a la fecha. Juan Nicolás Padrón. Pinar del Río, Cuba, 1950. Poeta y licenciado en Filología especializado en Lengua y Literatura Hispánica. Posee posgrados en Filosofía y Lingüística, además de cursos de Pedagogía y Psicología. Actualmente es investigador y editor del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas de Cuba. También ha sido director de Literatura del Instituto Cubano del Libro, director de la editorial Letras Cubanas y subdirector de la editorial Casa. Su desempeño en el ámbito de las letras lo ha desarrollado como editor, profesor, jurado, poeta, ensayista, coordinador de encuentros literarios y artísticos, prologuista, articulista, antologador y conferencista en distintos países como Cuba, España, México, Argentina, Venezuela, Chile y Canadá. Ha participado en las Ferias Internacionales del Libro de Cuba, Ciudad de México, Guadalajara, Buenos Aires y Santiago de Chile. Su obra poética se encuentra en la edición de los siguientes libros: El polvo finísimo del tiempo (1983), Desnudo en el camino (1988), Peregrinaciones (1991), Crónica de la noche (1955). En Chile publica el ensayo sobre identidad cubana La Palma en el Huracán (Ediciones Rodriguistas, 2000), entre otros. Tzitel Pérez Aguirre. (Monterrey). Egresada de la Licenciatura y Maestría en Letras Españolas por la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, docente por más de 12 años, en la misma Institución, impartiendo diversas materias de las áreas de Literatura y Lingüística en el Colegio de Letras Mexicanas, áreas de investigación en las cuales se desempeña: análisis y estudios literarios, lingüística, semiótica, semántica, fonética y fonología, análisis del discurso, enseñanza de lengua, estudios de la cortesía, entre otras. Colaboradora en el Cuerpo Académico Consolidado “Lenguajes, Discursos, Semióticas. Estudios de la Cultura Regional” de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, miembro del Comité Evaluador de Becarios del Centro de Estudios Humanísticos; colaboradora en el Proyecto de investigación Aprovechamiento de un corpus oral en la enseñanza de la lengua; miembro del equipo docente del Diplomado en Redacción y Escritura Creativa, como del Proyecto de Investigación Perfeccionamiento de la práctica de la escritura y la lectura desde un enfoque comunicativo. Cuenta con el perfil PROMEP. Actualmente Candidata a Doctora en Humanidades y Artes por la Universidad Autónoma de Zacatecas con la tesis: Enriqueta Ochoa, voz femenina de México en el Siglo XX; y Coordinadora del Colegio de Letras Mexicanas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL. Orlando Valdez Vega. Es profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de Nuevo León, desde el año 2008 dedicado a la formación lingüística de los futuros profesores de la lengua francesa en la Licenciatura en Ciencias del Lenguaje (perfil FLE). Después de una formación en Francia en Filosofía y en Ciencias Teológicas donde fue traductor de obras del mismo género, realiza una maestría en Enseñanza Superior con especialidad en la enseñanza de la Lengua y la Literatura. Su trabajo de investigación para obtener el grado de maestría se orientó a la creación de una propuesta para los futuros profesores de FLE para la corrección de la pronunciación a nivel de los elementos fonéticos y prosódicos de la lengua francesa mediante el uso de las tecnologías. Ha participado en eventos nacionales e internacionales difundiendo su investigación e impartiendo talleres sobre el tema. 90 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 NORMAS EDITORIALES Los textos serán originales e inéditos. Deberán presentarse redactados en español, impresos por una sola cara, a doble espacio, en tipografía Arial, sin correcciones a mano y en CD. No se aceptarán versiones incompletas, los originales recibidos se considerarán versión definitiva. Asimismo, deberán incluir: dirección postal, correo electrónico y una pequeña síntesis curricular del autor. 1. Los originales tendrán una extensión de entre 10 y 15 cuartillas de ser ensayos, y en el caso de investigaciones (extraer un tema y elaborar un artículo de divulgación), entre 25 y 40 cuartillas, deberán presentarse en una versión de computadora que incluya la información completa de todos los cuadros, gráficas, esquemas y figuras. Además del CD, deberá entregarse una impresión a doble espacio (incluso las notas de texto). El ancho de las líneas debe ser de 65-70 golpes, por 27-28 líneas (equivalentes a una cuartilla). 2. Los autores deberán adjuntar un resumen de su artículo no mayor de cinco líneas y una breve lista de palabras clave. 3. Las referencias de los libros en la bibliografía deberán contener los siguientes datos (en este mismo orden): Nombre del autor Año de edición Título del libro (subrayado) Editorial Ciudad (en español, en los casos de referencias bibliográficas en otro idioma) Número total de páginas (variable) Ejemplo: Katz, F. (comp.), (1990). Revuelta, rebelión y revolución. La lucha en México del siglo XVI al siglo XX. México: Era. 2 volúmenes. Burckhardt, J. (1943). Force and freedom. Nueva York: Pantheon Books 4. Las referencias de capítulos en la bibliografía deberán contener los siguientes datos (en este mismo orden): et al. (y otros) se utiliza para indicar que una obra está firmada por varios autores, además del que se indica. v. g. (por ejemplo). of. o cfr. (véase o confróntese) supra (arriba) infra (abajo) e. (esto es) circa (alrededor de) loc. cit (en el lugar citado) passim (en varios lugares) vid. (véase) sic (así, textualmente) comp. o comps. (de compilador o compiladores), coord. o coords. (de coordinador o coordinadores) se utiliza de preferencia entre paréntesis, inmediatamente después del o de los nombres del autor o autores del libro. cap. (capítulo) Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 91 Normas editoriales ed. (edición) s.e. (sin editor) s. f. (sin fecha) s. l. (sin lugar de edición) mimeo (mimeografiado) pról. (prólogo) introd. (introducción) trad. (traducción) s. (y siguiente) s.s. (y siguientes) 5. Todos los textos recibidos serán sometidos a un dictamen cuyo resultado puede ser: a) Publicable. b) No publicable. c) Sujeto a cambios. En todo caso, el dictamen será inapelable. Los dictámenes se entregarán al autor cuando el artículo esté sujeto a cambios. Los dictámenes positivos o negativos sólo se entregarán cuando el autor lo solicite. El Consejo Editorial tiene entre sus atributos decidir los artículos que se incluyen en la revista Cathedra de acuerdo con la línea editorial. Si el artículo se publica, el autor recibirá a vuelta de correo, dos ejemplares de la revista. 92 Cathedra no. 18, julio-diciembre 2013 Revista semestral de la Facultad de Filosofía y Letras de la UANL, se terminó de imprimir en diciembre de 2013 en Grafo Print Editores, S.A. En su composición se usó tipografía Times New Roman de 22, 18, 10, 9 y 8 puntos. La edición estuvo al cuidado del equipo de trabajo de la Secretaría de Publicaciones y Extensión Cultural. Tiraje: 500 ejemplares.