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C u a n d o } ’o creí haber ten-do la fortu n a de contraer
un nuevo m érito en servicio de m i p a tria con la con­
ducta que observe com o
d istrito en
los
com andante general de este
prim eros dias de ju lio u ltim o ; me he
visto por esa conducta m ism a altam en te zaherido y a cusado por la m a y o ría de una com ision de las actuales
C ortes estraordinarias. K o io e s tr a ñ o : y esto p or mu­
chas razones que no es del caso n i de las circunstan­
cias enumerar. M a s h ay u n a , que sin m enoscabo de la
atención que se m erecen los
cin co Señores diputados
que com ponen aquella m a y o ría se puede esp o n er, y es
que las profesiones á que se han dedicado n o son las
mas apropósito para que se hallen en estado de fa lla r
con tin o y fu n dam en to sobre e l acierto ó el erro r de
acciones m ilitares ( i ) . E l funesto cuanto necesario ar­
te de la guerra no se aprende en V in io : se aprende,
com o he procurado y o hacerlo aunque no lo h a y a lo ­
g r a d o , con m u y largos años en el c a m p o , entre las
bayonetas y las b a la s, en tre tod o género de penalida­
des y p riva cion es, y con mucha sangre v e r tid a , agena
y propia. P o r esto no ha podido sorprenderm e el dic­
tamen de la m a y o r ía ; e l cual prueba irrefragablem ente
que n o siempre un ra p to de patriotism o es la v o z de la
ra zón , el producto del saber, n i la sentencia de la ju sticia.
C o m o y o m e he propuesto vin d ica r m i honor, des­
ga rra d o en el d icta m e n , con e l mismo
denuedo y
la
misma im p avid ez con que he batido y arrollado s ie m (i)
Plutarco en la vida de An íbal refiere una anécdota de ese
ilustre capitan y el filósofo F orm io n , que pudiera citarse para de­
mostrar que, sean los que quieran los talentos y la instrucción de
que uno esté d ota d o, siempre le será peligroso hablar con magis­
terio en materias que no conoce.
*
p re á los enem igos de m i p a t r ia , que es el m odo con
que lo he adqu irido: haré m i defensa con la en ergía y
la Usura de un simple m ilitar. C o n testaré uno por uno
á los cargos que m e hace la m a y o ría de la c o m is ío n ; y
despues espondré alguna reflexiones generales que acla­
ren com pletam ente este negocio.
i?
N o p or e l m ío , sino p or e l decoro de la co­
m is ió n , m e es sumamente sensible que m e h aga un car­
g o p or haber adm itido el m ando de los cuerpos de G u ar­
dias ( í ) . ¿ T a n p ro n to se han o lvid a d o los individuos
que la form an de que pocos dias antes propusieron ellos
miamos á las C o rte s , y éstas resolvieron que al m íl'ta r
que se negase
á a d m itir el destino que el G o b iern o le
diese se le recogerán -los despfxhosi ( 2 ) Es decir, la co­
m isión ha m anifestado que en su dictam en el solo he­
ch o de no adm itir un m ilita r el c a rg o , com ision ó des­
tin o para que se le nom bre , es un c r im e n ; y tal que
p o r él se le im pone uno de los mas severos castigos que
se conocen en tre
los m ilitares
Y esa m ism a com ision,
despues que su dictam en fué aprobado por
las C ortes,
cuenta en tre mis crímenes el haber adm itido un m ando
(i)
D ic t. pag. g i . 5 4 , g7. E n el prim ero de estos tres luga­
res dice la m ayoría de la com ision que del documento núm. 6 4 r e suJía que y o adm ití de hecho el nombramiento de coronel interino
de Guardias. Y o me he desojado para buscar dónde r e s u ita , y he
tenido !a desgracia de no encontrarlo. P o r lo cual ruego á los S e­
ñores que lo afirm an, que cuando su dictámen se examine por las
C ortes, se sirvan determinar en qué lugar y página de ese docu­
m ento r e su lta lo que dicen. Si el haberme presentado en e l campo
d e M a rte y tenido contestaciones con los Guardias , es , com o
p arece, en concepto d e esos cinco Señores, haber adm itido de he­
cho e l nombramiento de coronel j probará esto cuán á ciegas pro­
ceden y cuán sin razón hablan ; porque cuando aquellas ocurren­
cias , ni estaba y o nombrado , ni al G obierno le había ocurrido
nombrarme. E sto se verificó precisamente despues , y á consecu­
encia de tales sucesos. A s i que mal puede r e su lta r que por m i pre­
sentación h los Guardias admitiese de hecho ni de derecho un
mando que ni se me había conferido ni se habia pensado confe­
rirme.
(a)
D ecreto de las C o rte s de 1.® de Noviem bre de 8 a a , art. 6*
que el G ob iern o m e c o n fió , y en circunstancias criticas.
Según aquel dictáu ien , y según el decreto que se d ió á
su consecu encia, el a d m itir tales m andos es en todo
m ilita r una o b liga ció n , cum pliendo la cual se hace lo
que se debe y aun se contrae un m é r it o ; y según el ac­
tual dictam en de esa com ision m ism a, y o tenia ob liga ­
ción de n o a d m itir el m ando que se m e d ie s e , puesto
que el haberlo a d m itid o se me imputa á crlin en , y es­
te no puede existir sin el qu ebran tam ien to de una o b li­
gación . H a y pues para m í solo una ley particu lar que
hasta ahora no habia llegad o á m i n o tic ia : una Jey
co n tra ria á la que rig e á rodos los demas. ¡T r is t e deí
pueblo en que em pezaran á verse leyes sem ejantes! H a y
un precepto cuya observancia en todos es un deber y
una virtu d ; y h a y un solo ciudadano á quien p o r ha­
ber cum plido ese precepto se tra ta de c rim in a l
H a g o á la m a y o ria de la com ision la ju sticia de
creer que solo el tra ta r de asuntos que deben serle des­
conocidos la puede haber hecho in cu rrir en ta l absurdo
y co n tra d icció n : y que solo eso le puede tam bién haber
ocultado o t r o , m a yor to d a v ia si c a b e, que se deduce del
ca rgo á que v o y satisfaciendo. P o r él se en com ia la des­
obediencia y se hace de ella una virtu d ; pues que de Ja
obediencia se hace un delito. P o r él de consiguiente, se
a u toriza á todo m ilita r para que desprecie y burle las
órdenes de sus superiores. P o r él se establece una especie
de sanción inversa, en virtu d de la cual los m andatos
del G ob iern o pasan á los súbditos para que si les pare­
cen bien los cum plan; y si no, no. P o r él en fin se dis­
loca y
se destruye el orden social, y se rom pen
todos
los lazos que lo form an. M a s no me incumbe dar á las
consecuencias de éste rarísim o ca rg o toda la latitu d de
que son susceptibles. Y o m e lim ito á decir que si la
d o ctrin a en que se funda
llegase á establecerse;
aquel
dia mismo estaba concluido el ejé rc ito : que en é l nadie
m an daría porque nadie obedecerla: y que por mas va lo r
individu al y mas patriotism o que sus individuos tuvie­
r a n , llegaría á ser, con m engua nuestra, un ju gu ete de
cualquier pequeño en em igo dom éstico ó estraño. Y o no
soy capaz de cooperar directa n i in directam ente á que
se verifiqu e ta l a fren ta é ign om in ia del n om bre español.
C o m o m ilita r sé, m ejor que la com ision, cuales son mis
deberes: y me he preciado siempre de cumplirlos. E l R e y
se d ig n ó n om brarm e coronel in terin o de los cuerpos de
G u ardias; y esta orden se me com unicó firm a d a p o r el
correspondiente Secretarlo del D espacho, com o previene
la Constitu ción. ¿E ra y o el que debía calcular y apre­
cia r la u tilidad ó acierto de esa disposición, y cum plirla
ó dejarla de cum plir según m i conciencia p riva d a , mis
intereses, ó m i capricho? ¿ H a y algún artícu lo de la or­
d en an za ó alguna ley que me
diese derecho para des­
obedecer ? I Y lo habría perm itido m i honor en un lance
de tan to apuro ? L a s razones exóticas en que se funde
la m a y o ría de la com ision son las únicas que habrían
podido au torizarm e para
desatender la m encionada or­
d en : pero aquellas por fortu n a de la P a tria no son le­
yes. Y o pues obedecí; porque debí h acerlo, y porque en
mis principios no cabia o tra conducta.
SI m e fuera lícito y decoroso, tal vez podría espre­
sar algunos de los m otivos p o r los cuales e l G ob iern o
c re y ó
tom ar con el insinuado nom bram iento una m e­
did a de las mas útiles en aquellas circunstancias; y aun
a ñ a d ir que el público,
inclusos en él los individu os de
la com ision que ahora me acusan, ju z g ó lo mismo. Sus
Señorías lo confirm an cuando m e arguyen de que nada
hice para satisfacer la espectativa universal ( i ) . L o que
quiere decir
en castellano que to d o s, sin
escepcíon de
algu n o, fu ndaron en m i nom bram iento las esperanzas
de un resultado feliz. M a s esto no m e toca. E l Se­
cretario del D espacho que firm ó la enunciada órden,
si por ella fuese reconvenido, sabrá m anifestar los fun­
dam entos que tubo para espediría.
(i)
D ict. pág 51.
Supóngase ahora que y o elegido C o ro n el de G uar­
dias m e liublese n ega d o á a d m itir ese n om bram ien to,
y que despues hubiesen sobrevenido las desgracias que
ocu rrieron u otras mayores- A p e lo á la buena fé de los
señores de la com ision para que d ig a n fran cam ente cuál
h ubiera sido h o y su dlctám en sobre mi conducta. D i­
ría n , y d iría todo el m undo, que fu i un m ilita r insu­
bord in a d o y desobediente; que huí del p elig ro cuando
era tan gra n d e
do
el de la P a tr ia ; que coadyu vé al esta­
de sublevación de aquellos cuerpos n o tom ando pa­
ra refren a rla y estingu irla las medidas
destino m e proporcion ara; y pues
que m i
nuevo
ta n to deseo se m a -
niñesta de a crim in a rm e, se hubiera dich o tam bién y se
hubiera dado por cosa cierta que y o com o C o ro n el de
G u ardias pude in flu ir de una m anera poderosa en que
vo lviesen a l orden y á su o b liga ció n ;
y que si nada de
ésto se h i z o , y si ía N a c ió n sufrió tan to y estuvo es­
puesta á mucho m a s, se debía tod o á m i desobediencia,
á m i cobardía, á m i defección y acaso á que estaba
mas ó menos im plicado en el p ro y ecto de los G uardias
mismos. E sto es indudablem ente lo que se m e hubiera
o b je ta d o ; ésto , lo
que se habría p in ta d o con los mas
negros colores; esto , lo que h ab ría sido m a teria de un
ca rg o
á que n o
era fá c il
responder.
Y o no creo que
los señores de ía com ision nieguen que así habrían dado
su dlctám en en aquel ca so; y que entonces m e culparan
por inobediente los mismos que a h ora m e culpan porque
obedecí,
P ero la
com ision dice ( 1 ) que la orden de m i nom ­
bram ien to es co n tra ria
i4 .
de A b r il de
á Ja que d ieron las C ortes en
i8 '^ 2 . por la cual resolvieron que el
G o b iern o suspendiera la
provision de todo em pleo de
la clase de gefes de la G u ardia R ea l hasta que proce­
dieran al a rreglo ó reform a de aquel cuerpo ( 2 )
En
prim er
lu g a r,
las C ortes
n o pudieron querer
(i)
D ic t. pág. sg. núm. i. y pág. 57. núm. 4.
(a)
Decretos de las C o r te s , com. 9. pag. 75.
que ese cuerpo n i o tro quedara sin cabeaa; sino que
se entendiese que no se habían de dar tales destinos com o
propietarios y estables, cuando se trataba de poner en
una nueva o rga n ización asjuella fuerza. M a s en treta n to ,
alguno había de m a n d a rla ; y ese alguno habla de ser
de la confian za del G ob iern o, á cuyas atribuciones cons­
titucionales tocan estos nom bram ientos.
En
segundo lu gar, si hubo v ic io ó
in fra cció n en
el que se h izo de m i para C o ro n el in te rin o de G uardias;
el Secretarlo del D espacho que firm ó la o rd e n , y no
y o , es el que debe responder (4 ).
E n tercer lugar , la ley con stitu tiva del ejerci­
to cap. 1. art. 7.
designa
los casos en que p or el si­
guiente art. 8. se previene que ningún m ilita r obedezca
a l superior: y entre aquellos no se encuentra el que es
asunto de la discusión presente ( 2 ) ; p or m anera que es(1 ) P or esta razón no me estiendo en la materia. L o haría con
gn F to, y aplicaría aqui las doctrinas que vie rte la comision cuan­
d o habla del Consejo de Estado. Segim ella , io acaecido en Julio^
filé "u n caso tan estraordinario que hizo callar todas las leyes ”
y lo dice para salvar de cualquier reconvención cierto paso del
A yu n tam ien to; pero h o y hace que hable y g rite desde aquel
tiem po, en que todas las leyes callaban , la citada orden; y lo
hace para acusar por su o lv id o ó infracción al M inisterio y á mi.
jSej^un ella , se habria acabado nuestra Constitución si el A yunta­
m ien to se hubiera lig a d o á ¡a m a ter ia l esp resion de ¡a ¡e y : y se­
gún ella no podian ser responsables algunos que p rescin dien d o de
la le y dieron pasos que les dictó su patriotism o. E n apoyo de es­
tas ideas , y para inculpar al Consejo de E stado , declama fuer­
tem ente la comision : y luego para inculpar á otros , y entre ellos
á m í, se apoya su m ayória en las ideas diam etralm ente contrarias,
(pag. 48. 49. so.)
(2 ) D ichos casos son cinco: i.® cuando la orden del superior
sea para ofender la persona sagrada d el R e y : 2 .° Para im pedir
la libre elección de Diputados de C ortes: 3.® Para im pedir la ce­
lebración de las Córtes en las épocas y casos que previene la Cons­
titu ción: 4.® para suspender ó disolver las C ortes ó la diputación
permanente de las mismas : 5.® Para embarazar de cualquiera ma­
nera las sesiones ó deliberaciones de las C ortes ó de su diputa­
ción permanente. Decretos de las C o r te s , tom . 7 pág. 139. N o
sé quien podrá encontrar relación alguna entre estos casos , y
nombramiento de coronel interino de Guardias.
tando ei m ilita r legalm en te autorizado y aun ob liga d o
á desobedecer en solo aquellos casos: y o no ten ia dere­
ch o á estender esa au torización y esa o b liga ció n á uno
mas. N i hubiera obrado de o tro m odo
aunque hubiese
previsto la acusación que se m e hace p or algunos seño­
res que, con el m ejor zelo sin duda, se proponen m ulti­
plicar tales casos a l a rb itrio de ios sú bditos; pero sin
a d vertir que con ello, relajando y destruyendo la disci­
plin a, reducirían el ejército
á la nada, e l estado á su
disolución.
2?
L a m a yoría de la com ision dice que y o n o adopté
disposiciones p a ra reducir á su deber á los Guardias, pa­
ra reprim irlos y escarm entarlos , n i usé para ello me­
dios de coa ccion : y que cuando la ca p ita l se hallaba a—
m enazada de una invasión no consta que y o proveyese
á la reunión
de fuerzas del d is tr ito , n i tomase las de­
mas providencias precautorias que para e v ita r la
sor­
presa, repeler la agresión y asegurar la v ic to ria pres­
criben las ordenanzas: y que de hecho se v ió sorpren­
dida la capital sin en con trar mas ostáculos que los crea­
dos por la v ig ila n c ia del vo lu n ta rio p a triotism o ( 1 ) .
D ic e o tra v e z , que no consta que y o hubiese adopd o provid en cia alguna para reprim ir los escesos y desór­
denes de los G u a rd ia s, n i que hubiese p rovisto á la reu­
n ión de las fuerzas del distrito, n i tom ado disposición
n i precaución alguna para im pedir la in vasión de la C a ­
p ita l n i asegurar la v ic to ria en el caso del ataque, ha­
biéndola dejado sorpren der en la m adrugada del 7. de
Julio ú ltim o (2 ).
Y
vu elve á d e c ir , que no resulta haber y o adop­
tado los medios que la orden anza y
las leyes prescri­
ben para la corrección de mis súbditos sublevados;
n i tom ado las providencias convenientes para la reu­
n ión de las tropas del d is t r ito , y demas precauciones
(i)
(a )
D ic t. pag. g i . 5®.
D ict. pag. 54. 55. núm, la .
debidas para la defensa de la C a p ita l con a rreglo á las
ley es, dejándola sorprender en la m adrugada del 7. de
Julio ú ltim o ( í ) .
A l leer e s to , esc rito ,
repetido
y recalcado p or la
m a yoría de la c o m is io n , nadie pudiera creer que sus
individuos estaban
aquellos dias en M a d rid ; n i que ta­
les espresiones y las consecuencias que de ellas quieren
deducirse eran para presentarse al augusto C on greso de
las C ortes Españolas. P a ra contestar m e bastaría de­
c ir q u e, según sus mismos au tores, n o h ay respecto
de m í o tro docum ento que las actas de este A y u n ta ­
m ie n to ; y que en la de 2. de Julio acordó d ir ig ir y
con esa fech a d ir ig ió á los habitantes de M a d rid una
proclam a en que d e c ia : ^'E n tretan to e l pueblo debe es­
ita r
seguro que ta n to las autoridades civiles com o las
itm ilíta res íu u í tomado y continuati tomando cuántas me9tdidas enérgicas se hallan á su alcance para castigar ta nmaños atetnados^ ( 2 ). Consta pues en dich o documento
que y o ,
autoridad m ilita r , habia tom ado y continua­
b a tom ando todas
las m edidas: á menos que la m ayo­
r ía de la com ision no h aga a l A y u n ta m ien to el a gra v io
de creer que fa ltó á la v e rd a d , y dirigién dose al pú­
b lic o , y en m a teria tan grave. E n ton ces le aplicaría
sin q u erer, lo que ella m ism a dice co n tra el G o b iern o
á quien Indirectam ente culpa de que tenia adormecidos
€ » el p elig ro á los que se fia ba n en sus órdenes ( 3 ) . Porqu e
si la au toridad m iiita r n o habia tom ado m edida n i
precaución alguna p a ra castigar aquellos atentados; e l
A yu n ta m ien to , diciendo falsam ente ai pueblo !o co n tra ­
r io , a d on n ecia en el p elig ro á los que se fìasen de sus
palabras. E sta observación repito m e bastaria; pero de­
seo estenderm e a lgo nías.
P ostrado m e v eía en cam a con unas calenturas que
casi m e im posib ilitaban de
(i)
(a )
(3 )
D ic t. pag. 57 núm. 4.
D ict. pag. 147.
D ict. pag., 15.
alm a y cuerpo, cuando e l
3 0 de Junio tubc la n oticia del m o vim ien to que alteró
la tran qu ilidad pública. P o r nada m ió hubiera dado n i
podido d a r entonces un solo paso; pero me llam aron la
P a tr ia y
m i d eb er; y
y o nunca he sido sordo á estas
voces. A penas supe a l d ía siguiente que el m al crecía,
fu i á los cuarteles, arengué á los soldados, y logré con.
tenerlos cuando y a iban á tom ar las armas. L a idea de
que se trataba de quitárselas, esparcida y fom en tada
p o r españoles in d ign os,
fué la
ocaslon
inm ediata del
desorden. Ellos tendrían los proyectos que se quiera, los
h abrian realiza d o en o tro dia si no en a q u el: pero es in ­
dudable que la causa ó bien pretesto para rom per los
Guardias en 1? de Julio todos los vínculos de la subor­
din ación , fué la n oticia que se h izo cu n d ir, y ellos cre­
y e ro n ó afectaron creer, de que se tenia resuelto desar­
marlos. Procuré convencerlos de su falsedad, y creí ha­
berlo conseguido puesto que aparecieron tranquilizarse:
pero cuando v o lv í á P a la cio á d a r cuenta del resultado
de esta o p era cio n , tube aviso de que e l batallón del
cu artel de S. M a te o habia salido á la plazuela inm e­
d iata. V o lé allá con el teniente C o ro n el del cuerpo ( 1 ) ;
y alcanzam os á la trop a saliendo p or la puerta de Sta.
B árbara. A llí les hice hacer a lto , les procuré persuadir
p o r m il maneras de su erro r y su d e lit o ; y les hice
n om b ra r una D ip u ta ción para que presentándose á S. M .
se desengañasen de que no habia salido de P a la cio n i
id o a l P a rd o n i a l E scorial co m o d ecia n creer. V e rific ó ­
se a s í: m andándoles S. M . que tubiesen subordinación
y vo lvieran á sus cuarteles. A l regresar con esta con­
testación al p arage donde habla dejado e l b a ta lló n , y ^
n o estaba en aquel punto; los demas verifica ron e l pro*
p ió m o vim ien to ;
y se habían reunido en e l cam po de
M a rte.
D irig ím e á ellos sin mas com pañía que un ordeoán(i)
D e paso me llegué al Parque , instruí de esta novedad al
G eneral A la v a ; y le previne que estuviera y a con mas cuidado y
eoipezara i poner lista la artillería.
(i 2)
za. L o s oficíales que basta aquel punto fueron c o n m igo
y una inm ensa m ultitud de ciudadanos que estaban pre­
sentes , me conjuraban para que no pasara adelante,
en lo cual m an ifestaron dos cosas. U n a ; que conocían,
com o conoce cu a lq u iera , esceptuando esos Señores de la
com ision , e l g ra ve é in m in ente peligro que corría en
la ardua empresa que iba á acom eter j y o tra , la ju sti­
cia que hacían á m i carácter persuadiéndose de que
y o me dejarla sacrificar prim ero que fa lta r un punto á
mis obligaciones. T en d ré la satU faccion, les dije, de m o­
r ir cum pliéndolas: y seguí m i marcha.
H abién dom e recibido los G uardias con los gritos de
v iv a el gen eral M o r illo , y oído y o que algunos p ror­
rum pieron en voces subersivas; les contesté se acorda­
sen de sus juram entos , & c. M an ifestáronm e todos su
deseo de que y o los m andase, in vitán dom e por las ra ­
zones que creyeron me harían fu e rza , y en tre ellas la
de que prestaría un gra n servicio al r e y ; y les repuse
que el m a yor servicio que podían hacer á la n ación y
a l re y era en trar en su deber y e v ita r la guerra c iv il;
que no dieran oídos á los m alvados
que trataban de
in trod u cir la discordia en tre n osotros, y derram ar san­
g re española p or satisfacer sus infam es deseos. Procu­
ra ro n despues
inducirm e á su propósito recordándom e
las injurias que se me habían hecho por ciertas perso­
n a s , que parece haberse propuesto m an cillar las mas
bien adquiridas reputaciones. Respondiles que
despre­
ciaba altam en te semejantes calum nias; que n i ésto n i
nada era capaz de hacerme fa lta r á mis ju ram entosj
y que ántes había de caer la cabeza de mis hom bros que la C onstitución. M o vió se con esto en tre aque­
llas
tropas un n uevo a lterca d o , y fo rm a r o n , p or de­
c irlo a s í, un consejo de gu erra para decidir sobre m i
suerte que estaba en sus manos. L o cual entendido por
m í; les dije últim am ente que podían fusilarm e
r ía n ,
ra
si que­
pero que n o habla poder humano que me obliga­
á fa lta r
en un ápice
á los juram entos
prestados^
(< 3 )
porque era castellano v ie jo y hom bre de bien ( < ) : y
p a rtí con ésto.
Enderezénie á P a la cio á dar cuenta de lo ocurrido:
y , en treta n to que y o podía hacerlo personalm ente, m an­
dé dos A yu d a n tes á que in stru yeran de ello al G en era l
A la v a que se hallaba en el parque, á fin de que tom a­
ra las disposiciones convenientes. P o r lo que tales suce­
sos pudieran in lluir en la tran qu ilidad p ú b lica , resolví
ponerlos en n o ticia del A y u n ta m ie n to ; y , m ientras iba
com o efectivam en te fu i entre doce y una de aquella no­
che ( 2 ) ,
I>.
en vié á que
lo h iciera al T e n ie n te C o ro n el
A n to n io V a n lia ten : lo cual , aunque no resulte de
las a cta s; es cierto.
Pensaba y o y pensará cualquiera que con este pa­
so a rroja d o y d ec id id o , habia hecho a lg o , aunque sin
fr u to , para reducir los G uardias á su deber. P ero los
señores de la com ision n o lo ven así: en su concepto,
aquello fué una’ verdadera nada, cuando aseguran que
n ada hice en esta razónH ic e lo mas que se puede e x ig ir de un h om bre, y
es que v a y a á arrostrar
la muerte con rostro
sereno
p or e vita r un m al público. O tro s lo h ab rian hecho co a
mas tin o y acaso con mas fo rtu n a ; pero con mas bue­
na fé y mas c o r a z o n .. . .
A l amanecer del 2 de Julio se replegaron los G uar­
dias sobre e l P a rd o : y y a no v o lv í á tener con ellos
com unicación a lg u n a : aunque la m antuvieron en cier­
to m odo con el G o b ie rn o ; de cuyo p u n to , en lo que
á m í to c a , m e haré ca rg o despues.
D ic e n los cin co señores que y o n o re p rim í á Jos
Guardias con form e prescriben la orden anza y las leyes;
ni em pleé para co n segu irlo , medios de coaccion. R a ro
es que hablen de la fu erza de las leyes los mismos que
han asegurado que los sucesos de Julio h icieron que ca-
(i)
(a )
D ict. pag. 14a. 143, »4 4 .
D ic t. pag. 142.
C<4)
liasen todas ( i ) Y mas raro tod avta el que se afecte
creer que obedecerían á las ley es, y á las autoridades
establecidas por ellas los misinos que descaradamente
habian tom ado las arm as, según la c o m isio n , para
destruirlas. E n tales circunstancias, y agotados los me­
dios conciliatorios que e l G ob iern o tuvo por con ven ien ­
te a d o p ta r, no quedaba mas a rb itrio que el de la co­
acción.
Pues este es precisam snte el ca rgo q u e ,
según los
cin co señores de la com ision , resulta co n tra m í , el no
haberlo usado. N o se entiende qué especie de medios co­
activos se puedan em plear con tra una considerable fuer­
z a arm ada que se subleva y tom a posicion es, sino un
ataque por m edio de o tra fuerza. A s í pu es, m i fa lta de
decisión ó de v ig o r consistirá en no haberlo verificado.
A n te t o d o , es m uy d ig n o de observar que la c o jnision hace un terrible ca rgo al M in isterio porque d i­
c e qu e, éste dejó á la merced fa lib le de un trance m ili^
ta r la esistencia de las libertades patrias ( 2 ) . Y á m í se
in e hace el m is m o , pero por la ra zón opuesta. E sto es
porque no ñé la esistencia de las libettades patrias á la
m erced falible de un trance m ilit a r : que á esto se ha­
b ria reducido un ataque hecho á los G u a rd ia s , único
m edio de coaccion que era de em plear co n tra ellos.
P a ra verifica rlo con fru to era preciso tom ar m edi­
das prelim inares que la n ecesidad, la prudencia y el ar­
t e m ilita r ex igia n . P o r
eso e l consejo de E stado en su
consulta de 6 de Julio d ijo ser y a nscesario "q u e se
»»preparen y apercíban los medios de coaccion para re 9 )d u c ir
«h a n
á su deb er á los citados cuai:ro batallones que se
separado de é l ; para lo cual es indispensable que
ase aprosimen á la Corte fu erzas proporciofMdas á consen g ü ir este afecto ( 3 ) ” Es d e a d v e r tir, que el Consejo
hablaba asi habiendo discutido e l Asunto .co¡a asistencia
(1 )
(2 )
(3 )
D iet. pag. 48.
D ie t. pag. 52.
D ie t. pag. 103. num. 4 «.
(H )
de todos los secretarlos del despacho, esto es, despues
de haberse mipuesto del estado de nuestras fuerzas en
la capital. Y es de a d vertir ta m b ién , que en el Conse­
j o , además de las luces y prudencia de todos sus in d i­
vid u o s, h ay generales de la prim era nota. L o s señores
BlaJce, C is c a r, V lg o d e t , Ballesteros y príncipe de A n g io n a , tan distinguidos todos por sus conocim ientos m i­
lita re s , dijeron que no se podían em plear los medios de
coaccion con la sola fu erza que habia en
M a d r id ; y
porque con ella sola no los puse en práctica m e acusan
los señores S a lv a to , G a lia n o , O liv e r , R u iz de la V e g a ,
y M arau.
Acúsanm e tam bién porque dicen que n o consta que
y o diese providencias para la reunion de tropas del dis­
trito á fin de aum entar aquí la fuerza. E n tre otras co­
sas, para hacer este c a r g o , parecería
biesen procurado saber
regular que hu­
las que h a b ia ; y si era ó no
posible ó conveniente su reunion en la capital. Y según
todas las aparien cias, n o han pensado en lo uno n i en
lo otro.
£ n este prim er d istrito esistían , fuera de las de U
c a p ita l, las fuerzas siguientes:
1?
E l prim er batallón del regim iento de G u adala­
ja r a con el to ta l de 3 7 2 hombres inclusos g e fes, & c. És­
t e , lejos de poder ven ir en ausíllo de la C o r t e , lo ne­
cesitaba él m ism o; y efectivam en te se le prestó con el
pequeñísimo residuo que de los zapadores habia queda­
do en A lc a lá de resultas de la salida del cuerpo para
A ra g o n verificada mucho ántes. D ic h o batallón de G ua­
dalajara se habla replegado sobre la ciudad de este nom­
bre desde las inm ediaciones de S igü en za , cu ya m ilicia
a ctiva con sus gefes se hab^a sublevado por la m a yor
p a rte , y en gro ia d o con algunas fuertes partidas de fa c ­
ciosos ; á los cu ales, separado de allí el
batallón
de
G uadalajara , se dííjaba el cam po lib re para devastar
provincias y '»educir los pueblos
A
pesar de tener esta
fuerza l^ autoridHdtfü de GuadaUJara reclamaban e fi-
(i6)
cazm ente socorros, y no podían prestárseles.
2?
E l regim ien to In fa n te D . A n to n io estacionado en
T o le d o tenia su fu erza disponible de 377. hombres, ocu­
pada en
tres
objetos. 1? E n refuerzo del m encionado
b a ta llón de G uadalajara: 2 ? E n guarnecer el castillo de
las Peñas de S. Ped ro que no era posible desamparar:
3? E n cubrir la p ro vin cia
de Cuenca que tam poco se
p o iia tan absolutamente desatender. E n T o le d o , apenas
quedaron
mas que reclutas y sin armas:
pero tod avia
estaban empleados en un servicio dequ e no se debía pres­
cin d ir j cual era la persecución de la p a rtid a llam ada
del P a d re A ta n a sio , engrosada en aquellos dias: y cual
era tam bién el precaver aquella p ro v in c ia ,
cuyo G efe
P o lític o pedia fuerzas a l in t e n t o , de las incursiones de
los
facciosos L a so y Cuesta.
3?
U n escuadrón del regim ien to de la R e y n a situa­
d o en T a la y era . Su escasísima fu erza de menos de 80.
hom bres se em pleaba en dos objetos del m ayor interés.
U n o , cubrir el puente del A rzo b isp o , p or haber ame­
n azado el faccioso Cuesta aquel te rrito rio : y o tro , coo­
perar con los restos del In fa n te D . A n to n io que se ha­
llaban en T o le d o , á estin g u ir la fa c c ió n , y á los de­
mas fines que se han indicado.
N o hablo de los regim ientos de C a la tra v a y Espa­
ñ a , ni del escuadrón de a rtille ría
dos
el prim ero en O c a ñ a ,
que estubíeron situa­
el segundo en A lm a g r o y
C iu dad R e a l, y el tercero en M a n za n a res: porque con
an ticip ación á los sucesos de Julio se les habla y a man­
dado salir para A ndalu cía con el G en era l O -D o n o já con­
tra los C arabineros sublevados.
E n ta l situación m ilita r se encontraba este prim er
d is trito , sobre la cual haré despues alguna o tra obser­
vación: pero aunque hubiese sido mas déb il y mas apu­
ra d a todavia, era m uy natural que todos los ciudadanos
en M a d r id desearan v e r term inado pron to aquel suceso
con el debido escarm iento de los que le habían cau­
sa d o , y
puesto á la P a tria ea crisis tan fa t a l; y que
la g e n e r a lid a d , sin n oticia exacta de nuestra fuerza,
sin conocim ientos m ilita res, y
sabilidad,
ansiara porque
sobre todo sin respon­
se atacase á
los Guardias.
Sem ejante deseo, re p ito , m uy n a tu ra l, hubo de m over
el zelo del A yu n ta m ien to C on stitu cion al de esta M . H . V .
para que representara
a l G o b iern o escitándole á
que
dispusiera el ataque co n tra aquellos cuerpos ( í ) . M as eu
seguida de la esposicion que al efecto h izo y en el mis­
m o d ia ,
que fué el 3 de J u lio , se lee lo siguiente " E l
« A y u n t a m ie n t o .. .
habiendo en trado en discusión sobre
íjla escasez de fu erza s en que se hallaba la Capital para
^atacar á los insurreccionados y y vien d o ^or otra parte quQ
9>era preciso proporcion ar algún descanso á la M ilic ia
»)local de ambas arm as, acordó oficiar a l E xcm o. Sr.
jíG e fe
« la s
P o lític o
m ilicias
suplicándole se sirviera dar órden
locales de la
P ro v in c ia
que
se reuniesen en
« M a d r id ” (2 ). Parece pues que cuando pedia que se a ta­
case, ó no tuvo presente que era necesario calcular la
fu erza con que contábam os, ó habia adquirido de ella
n oticias equ ivocadas;
y que en virtu d de su rectifica­
c ió n (a u n q u e m consta c ó m o , cu an d o, y p or
quién se
h izo e s ta ) supo que nos hallábam os con escasez de fusr~
zas para atacar á los insurreccionados. P ero era tal la no­
ble
im paciencia del A yu n ta m ien to que al día siguiente
4 de J u lio , v o lv ió
á insistir en reclam ar dcl G o b ier­
no que se atacase á los Guardias ( 3 ) . ¿Pues n o habia
co n ven id o el dia antes en la escasez de fuerzas en que
nos velam os para intentarlo? ¿D e donde tanta c o n tra (1 ) D ic t. pag. 156. 157. i$ 8 . L a comision apoya esta idea
del Ayuntainient3 ( pág. l ó y 1 7 .)' y luego dice : ” que la libertad
« s e ha salvado de la muerte por un p rodigio de los que producen
3»el patriotism o y e l horror á la esclavitud.” (pag. 3Ó). Pues si fué
un prodigio salvarla defendiéndonos ; lo hubiera sido m ayor sal­
varla habiendo dado nosotros el ataque ; y las autoridades no
deben contar , sobre todo para operaciones da tal naturaleza y de
tal im portancia, con la posibilidad de p ro d igio s, sino con e l cur^
so ordinario de las cosas.
(2 ) D ict. pág. 58.
(3 ) D ict. pag.
dicción? E s to y m uy lejos de in terpretarla del m odo que
la in terpretan
m uy
a lgu n o s; y
sencillam ente por lo
creo
que se puede esplicar
m ism o que de sus actas re­
sulta.
E n ellas c o » J t a ( í ) que dos m ilitares de a lta gradua­
ción m an ifestaron al A yu n ta m ien to en dos dias conse­
cutivos
la necesidad de atacar á los G u a rd ia s; y aquel
n o p od ria persuadirse de que dichos m ilitares se produ ­
je ra n así
á no tener los datos convenientes y sobre to ­
d o el de la fuerza. Sin eso; ¿como v a n á tratarse con
una corporacion asuntos que no le co m p e te n , y p or
personas que no corresponden á ella? Su zelo irrita d o ,
si tal puede d ecirse, p or el dictam en de los dichos dos
G e fe s , le haría m ira r y
h aría que otros m irasen com o
indecisa y equívoca m í conducta en no proceder á lo
que se p ed ia; y los ánim os exasperados, y una op ln lon
pública que sobre esto hubiera n a c id o , habrían ta l vez
arrastrado á la autoridad m ilita r á que con tra su con­
cien cia y su d icta m e n , espusiera á la merced fa lib le de
un trance m ilita r la existencia de las libertades patrias. ( 2 ) ,
(i)
D ic t. pag. ig p .
(a ) A l m ism o tiem po que e l Ayuntam iento pedia e l ataque d i­
jo que « l a elección de un General bizarro y conocido por su pa»Jtriotismo y com prom etim iento en el sistema constitucional, y un
iipoco trras d e d ecisión ^ puede salvarnos.» (D ic t. pag. 158.) Hasta
qué punto ten go ó m e faltan aquellas calidades seria una discusión
im pertin en te, odiosa y m uy agena de m í. E l defecto de un p o to
tras d e d e cisió n con que parece inculpárseme; estriba en que no
acom etí desde luego imprudentemente una empresa tem eraria y k
todas luces perdida entonces. Y o m e consuelo con que así ha sucedido y sucederá siempre aun á los m ayores capitanes. D e inde« is o í eran tachados también en su tiem po por los que no lo en­
tendían , los Fabios y los Turenas. E l furor de dar ataques y ba­
tallas ha producido siempre desastres y ruinas. ¡C u ánta y cuán
preciosa sangre se derranió inútilmente por é l en los prim eros
años de la guerra de la independencia! Si se apodera ahora de
personas que sin conocimientos , esperiencia ni responsabilidad
puednn sin embargo inducir , com peler y forzar en cierto modo á
le s Generales á que ejecuten sus deseos, muchos males tenemos
que llorar: y no lae parece que es tiem po de desaprovechar del
tod o esta Indicación.
(h)
N o son fáciles de calcular las funestísimas consecuen­
cias que esto hubiera producido; y de que p or nuestra
ventura
nos libram os. L o s G uardias que atacados en-
fo/ícw hubieran casi seguram ente obten id o un fa ta l triun­
f o ; vin iero n á darnos un ataque en que era casi in.
dudable su derrota.
Es im posible una operaclon
a n tim iiita r en la sustancia
ellos ejecutaron.
y en el m o d o ,
mas
que la que
P o r eso dije entonces y repito a h o ra , que nunca me
persuadí de que los G uardias a tacara n , fundado en mu­
chas razones que á los conocedores del a rte y de los
sucesos de aquellos dias no se ocultan. M a s no por creer­
lo a s í, estube desapercibido y descuidado , com o falsa­
mente supone la com ision.
D e lo que sobre esto ha
dicho repetiré solam ente
sus palabras de que no consta que y o hubiese tom ado
provid encia algu na para rep rim ir los escesos de los G u ­
a rd ia s, n i medidas precautorias para im pedir la in v a ­
s ió n , n i las correspondientes p a ra repelerá los agreso­
res- 2 N o constai Pues en cuanto á lo p r im e r o , por e l
docum ento núm ero 6 4 consta que para conten er en su
p rin cip io esos desórdenes m e v a lí de la fu e r z a , situan­
do del m odo que se creyó mas oportuno un regim ien to
de in fa n tería y un escuadrón de caballería ( í ) .
E n cu­
an to á lo segu ndo, p or el docum ento núm ero 25 consta
que ía caballería de A lm a n sa estaba en observación
(q u e es m edida precau toria ) de los G uardias del P a r ­
do (2 ). Y en cuanto á lo te r c e r o , del cita d o documen­
to núm ero Ó4 consta que el G en era l V allesteros fu é, c o ­
m isionado por m í , á b a tir á los enem igos en la plaza
de la Constitu ción (3 ). N o quiero decir que y a n o ha­
b ia mas que h a c e r; sino que es mucha ligereza la de
asegurar que no consta p rovid en cia a lgu n a , cuando h ay
tres al menos, buenas ó malas, que constan oficialm ente
(i)
(1 )
. (3 )
D ict. pag. 136.
Z)ict. pag. 84.
D ic t. pag. i 6 i .
á
los que dicen
á las C órtes lo contrario.
A dem as del espresado regim ien to
de A lm an sa que
desde el prim er dia fué destinado de m i órden para o b ­
servar á los G u ardias del P a rd o ; se em plearon con el
m ism o objeto la fuerte com pañía que form ab an los o fi­
ciales de la In spección de M ilic ia s , y o tro s , á las ó r­
denes de su gefe el T e n ie n te G en eral D . P ed ro de la
B a r c e n a : o tra p a rtid a de caballería á las órdenes del
T e n ie n te C o ro n el
D . Juan de A rc o s : la com pañía de
Zapadores y M a rin a : O tr a p artida de patriotas á las
órdenes de D José Selles: y una com pañía de la M ili­
cia
local de esta
coree: con
la
prevención todos de
observar los m ovim ientos de los G u ardias, y d a r aviso
de cualquiera n oved a d .
N o cabían mas precauciones en este género; pues
se observaba á los G uardias por todos los puntos p or
donde podian e n tr a r , y
por donde efectivam en te en­
tra ro n , que no fué p or ningún punto descubierto. Y pa­
recería in creíble, si n o lo hubiésemos p a lp a d o , que un
regim ien to y
tantas y
tales partidas colocadas conve­
n ientem en te; en terren o llano; por los puntos por los cua
les en tra ro n los agresores; y en una noche de verano y
con luna, tan clara com o el dia: hubiesen estado todos
ía n sordos y tan ciegos que n o sintieran n i viera n el mo­
v im ien to de los G u ardias; del cual nadie me d ló el m enor
aviso hasta que se h alla ron d en tro de la poblacIon.
Justamente confiado en semejantes providencias, se
m e resistió el creer e l prim ero que tuve por o tro m edio.
P e ro inm ediatam ente, ademas de que y a habla y o situa­
do
al regim ien to In fa n te D . C arlos en un punto cén­
tric o y
proporcion ado a l destino que tenia de reserva
g e n e ra l; hice reunir ja fu erza posible en el parque; re­
fo rcé p or los G uardias leales las caballerizas ( 1 ) ; pre­
v in e al distin gu ido G en eral V a lle s te ro s , que tan noble
(x ) Cuál fuese el acierto y oportuDÍdad de esta disposición;
cuM su influjo en la vic to ria : lo dejo al j£¿icio de los inteligentes.
(21 )
y
_
francam ente o freció sus servicios, que fuese á m an­
dar la plaza de la C o n stitu ció n ; au xilié con lo que se
pudo ai G en eral A la v a en la puerta de Sto- D o m in g o ,
m andándole artÜ leria; y tom é
todas
las
disposiciones
con ven ien tes, las cuales, d ig a lo que quiera la m a yoría
de la c o m isio n , auxiliadas por el v a lo r y entusiasmo
de la guarnición y de la m ilic ia , produgeron los re­
sultados del
7.
de Julio.
Sin ánim o de hacer una disertación, m anifestaré al­
gunas razones que se hallen a l alcance de todos para
dem ostrar q u e , ademas de ser las fuerzas del distrito
tan cortas que traídas á la C a p ita l no bastaban á po­
nernos en e l caso de em plear con fru to los medios de
co a c c io n , el rem overlas de
los puntos que ocupaban
y desatender los servicios á que estaban destinadas hu­
b iera sido im p olítico y
antim illtar.
S i los batallones de G u a rd ia s, com o muchos han
creído , tubieron desde el principio de su desorden la
in ten ción de destruir nuestro sistema constitu cional; no
parece dudable que debieron co n ta r y estarían en rela­
ciones y en com binación con los facciosos que infesta­
ban varios puntos del d istrito de m i m ando. Y en es­
te c a s o , es menos dudable tod a vía ei que la separación
de las
cortas fuerzas que los cubrían hubiera podido
ser fa vo ra b le mas que co n tra ria á sus proyectos.
T a l v e z ign o ra la com ision que en la guerra no
siempre se ataca a l en em ig o , se desconciertan sus pla­
n es, y se le arroja de sus posiciones vin ien d o con él á
las m a n os; y que se consigue esto muchas veces p or me­
d io de otras operacion es, y desde puntos m u y distan­
tes de aquel que se quiere defender ú ocupar. E l dutjue
de C iu d a d -R o d r ig o desde las orillas del T ó rm es en A r a piles h izo leva n ta r el sitio de C á d iz sin atacar á sus
sitiadores. T a le s , por decirlo de p aso, fueron los prin ­
cipios que d irigieron al G o b iern o para m andar que e l
cortísim o resto de los zapadores que habían quedado en
A lca lá pasasen, mas bien que á M a d r id , á reforza r e)
b atallón do G uadalajara en cargad o de con ten er la In­
surrección, com binada ó n o , que se habla aumentado
en Sigiienza.
A u n h ay o tra ra zó n mas fuerte en a p o yo de la an ­
terior. Pues la insurrección de S igiien za habia tom ado
ta l cuerpo que o b ligó á retirarse a l batallón d c G u a d a la ja r a , el cual n i con los referidos refuerzos de za p a ­
dores y del in fa n te D .
A n to n io podía hacerle frente
con buen é x ito : si en aquellas circunstancias se le hu­
biera hecho ve n ir a q u í, la fu erza sublevada de S igü en z a podía sin el mas m ín im o obstáculo seguir á su reta­
gu ardia , y con los aumentos que la fa lta de aquella
fu erza le hubiera p ro p o rc io n a d o ; y
a l aproxim arse á
M a d r id , si la hubiese a u xiliado una co rta fu erza desta­
cada a l efecto p or los G u ardias, hubieran podido des­
hacer (esto ai menos es io probable) a l m encionado ba­
ta lló n ; y nosotros con la orden de ven ir é s te , habría­
mos perdido fu e r z a , y se hubiera aumentado de un m o­
d o m u y considerable la de los enem igos. C u ya reflexión
debe aplicarse á las otras pequeñas fuerzas de que se
ha hecho m é r it o , y que habrian podido ser fácilm ente
batidas en deta ll á su aproxim ación á esta C o r t e , de­
ja n d o desem barazado á las facciones que estaban con ­
te n ie n d o , el cam in o para reunirse á los Guardias. Y era
entonces m uy de temer el que la capital de las E s p a ñas se hubiera visto bloqu ead a, sin comunicaciones y
aun sin v ív e re s ; y que solo por esta circunstancia cre­
ciera
inm ensam ente el núm ero de los que se a grega ­
sen á la rebellón.
P o r o tra parte ¿n o espuso al G o b iern o el A y u n ta ­
m ien to de esta M . H
V . que no se en v ia ra á T o le d o
uno de los batallones
sublevados d e Guardias
porque
d ijo , "e s m uy natural que aconteciese el que no s ie n «d o
aquella p ro vin cia desgraciadam ente de las que se
?)hallan menos estraviadas por el fanatism o religioso,
j>y en la que á fu erza de esfuerzos de su G e fe P o lític o
9)se en tretien e, y n o m a s, la op ln ion en m ediano esta-
í ) d o . . . . aprovechasen los enem igos la fa vo ra b le c o jo in « t u r a de esta fu erza p a ia subvertir el ó rd e n , y destru})ir las mejoras que en el espíritu público han
lo gra d o
« lo s trabajos del benem érito indicado G e fe ( í ) ?
Pues
todos los males que preveía el A yu n ta m ien to que podrí­
an suceder con el e n vió á T o le d o de aquella fu e rza ; los
mismos y aun m ayores se seguirían de qu itar de a llí á
Ja que sostenía el espíritu constitu cional y perseguía á
los facciosos. Estos sin aquel fren o no en contraban en
T o le d o Im pedim ento alguno para lo que qu isiesen , ni
para ven ir á re fo rza r á los Guardias.
A ñ a d ió allí mismo el A yu n ta m ien to . " A u n no se
«circu n scrib irla á esto solo el d a ñ o , sino que la desor«g a n iz a c io n cundiría á la p rovin cia de la M a n c h a , dejjm asiado dispuesta p or desgracia al e s tra v io ; de ésta á
« l a de Cuenca no menos susceptible á recib ir las m alas
«instru ccion es.
E n este caso quedaba la c a p ita l, casi
»»sitiada p or sus enem igos.” Pues p or esas mismas con­
sideraciones era im posible sacar de la p rovin cia de Cuen­
ca la cortísim a fu erza que era a llí el único a p o yo de
su gén ero que tenia la C o n stitu ció n ; por ellas era im ­
posible abandon ar á la M a n ch a y sacar las dos doce­
nas de hom bres que gu arnecían el castillo de las Peñas
de S. P e d r o ; por ellas era im posible dejar descubierto
el puente del A r z o b is p o , poniendo en m anos del fa ccio ­
so C u esta todo el pais que p or esa parte quisiera do—
m inar.
Es necesar'o decir o tra v e z que nuestra fo rtu n a , y
la increíble im pericia y ceguedad con que se condujeron
los Guardias nos proporcion aron una v ic to ria , que de
o tra m anera habria sido m uy costosa y difícil P ero ha­
ciendo abstracción de esta singular circunstancia, y re­
flex io n a n d o
sobre nuestra situación entónces ; es una
verdad incuest'onable que la reunión en esta capital de
las poquísimas tropas que habia en e l d is t r ito , n o solo
( i)
D ic t. pag. 1 55.
n o m ejoraba sino que podía em peorar considerablem en­
te nue^ítra posicion. Sin co n ta r con que se hubieran le­
va n ta d o sin duda nuevos facciosos en muchos puntos;
solam ente
los que y a
con que se hubiesen reunido á los G uardias
existían en Sigüenza y en
T o le d o , com o
podían hacerlo sin dificu ltad n i em barazo a lg u n o , re­
cib ía n aquellos un refuerzo m a y o r que nosotros; y esto,
si dejaban que nos llegase; lo cual podían im p ed ir sin
gra n tra b a jo n i peligro. A s i pues , n i habia en el dis­
t r it o fu e r z a , que mereciese este n o m b r e , para
traer á
la capital ; n i el traerla era f á c i l , y mucho menos se­
g u r o ; n i aunque hubiera llegad o nos libraba de aque­
lla situación c rític a q u e , ai co n trario, lo hubiera podi­
d o ser mas con aquella providencia.
T o d a v ia h ay otras reflexiones que hacer. A dem as
de que la gu arn ición de M a d r id n o llegab a á m il y
doscientos h om bres; teníamos den tro del m ism o pueblo
y situadas en un puesto fuerte otras tro p a s, sobre las
cuales la prudencia dictaba estar con a ten ción ; y que
n o se hallaban á las órdenes del com andante general,
y es necesario tam bién no disimularse que el estado po­
lític o en que nos encontrábam os no presentaba com o
im posible la necesidad de hacer uso de la fu erza no so­
lo para b a tir á los Guardias sino para coaten er á otros;
de lo cual h a y algu na in dicación
en el referid o docu­
m en to núm ero 64. A l l í aparece que dos personas
se
lleg a ro n al com andante de la guardia de M . N . V . que
se hallaba en la cárcel de C o rte á preguntar '^sí los m í«lic ía n o s estaban dispuestos á b a tir á p a la c io , y c o n « c lu ír con los m in istro s, incluso A rg ü elles”
y que se
po n d ría á la cabeza de la m ilicia un general de n om ­
bre (1 ). P o r el m ism o tiem p o , n o fa ltó persona m uy
visib le que fuera al parque á escitar á que se tirasen
granadas á p a la cio : n o fa lta ro n seducciones á cuerpos
y á gefes de influjo y de crédito & c. E n sum a, pare—
(i)
D ict. pag. i ¿ i .
ce que se tra ta b a de in trod u cir en tre nosotros la mas
h o rro ro s a , y acaso m u y prem editada confusíon ; y es­
t o , insinuado
b revem en te, basta para dar á entender
que ademas de ser m u y corta y desproporcionada para
el objeto la fu erza de la gu a rn ició n , hubiera sido im ­
prudentísim o dejar abandonadas de ella otras atenciones.
Fu era de e s to , el ataque para que produjese fruto,
se habia de d a r p o r fu erza que no solo Jo re a liz a ra , no
solo venciera , sin o que fuese bastante para cortarlos,
cap tu ra rlos, c hnpedir su m archa y ulteriores procedi­
mientos. T o d o era d ifícil; y absolutam ente im posible coa
las escasas tropas del distrito. L o s G u ardias ten ían re­
laciones en M a d r id ; sabrían los medios que se apres­
taban para a ta c a rlo s , y si ellos veían que n o pudieran
sostenerse, era de creer ( y probablem ente
ningún m i­
lita r pensó o tr a cosa) que se d irigieran á Jas fragosas
tierras de S egovla y AvlJa. E n el p rim er punto se apo­
deraban de a rtillería y pertrechos m ilita res; en uno y
o tr o de los cuarteles de Ja m ilicia a c tiv a , de sus vestu­
arios y arm am en to: q u iz á , qu izá con ese apoyo y con
e l funesto ejem plo de las de S igiien za y
alguna otra,
aquellas n ílllcias hubieran aumentado la fu erza de los
G u a rd ia s; y los miserables preparativos de un prem a­
turo y m al calculado a taq u e, ó los hubieran puesto en
el caso de in u tiliza rlo s, ó de rechazarlo con ven ta ja,
ó de retirarse á puntos donde nos hubieran h e:h o mas
d a ñ o , donde hubiesen crecido en p o d e r, y donde su
escarm iento hubiera sido mas difícil. A s í q u e, m ientras
el G o b iern o p o d ía reunir medios proporc onados al fin
que tra ta b a de lograrse; lo m ejor que podía hacerse era
ga n a r tiem po y entreten er a l en em ig o ; el cu a l, créan­
m e los cin co señores, ta l v e z en ningun a p .rte podía
hacernos menos m al que en el punto en que se situó;
siendo p or lo m ism o m u y aventurado tra ta r de arro­
ja r lo de é l , sin tener la certeza m oral de ven cerlo y
de im p osib ilitarlo para pasar á o tro en que nos hubie­
r a sido in fin itam en te mas perjudicial
4
3.®
sión
¿A
se
quién
sino á los cin co seiiores de la co m i­
les ocu rriría
hacerm e un
ca rgo
porque
d i­
cen ( í ) que p erm ití que los G a a rd 'a s sublevados se en­
ten dieran con el G o b iern o sin d irigirse por m i conduc­
to ,
co n tra la orden anza y
cuales con ta n ta
fa cilid a d é
las leyes?
¡O
in con stancia
leyes
á las
se presenta
mudas ó h ab lan d o !.. . .
P a ra que fuera crim en lo que se m e im puta es in­
dispensable que y o pudiera
y debiera haber im pedM o
aquellas
la m a y o ría de la com ision
com u n icacion es: y
se en can a en ambas cosas si las cree.
¿D onde podía y o impedirlas? ¿En las manos de que
sa lla n ;
ó en las manos á que llegaban? P a ra
n .e -o ,
p ri—
fa lta b a fu e rza ; para lo segu ndo, carecía de
au toridad. L o s G uardias
tubo
lo
p or con ven ien te
cultades n i en
se d irigía n a l G o b ie rn o ; éste
o ír lo s ; y no estaba en m is
m i poder
fa ­
e l estorbarlo.
M a s y a que se c ita la orden anza con ta n ta opor­
tunidad
p a ra
un
caso de que no babla directa n i in ­
d irecta m en te; observaré q u e ,
aun cuando h a b la ra , el
acusarme p o r esto in dica no h aberla leído. E lla auto­
r iz a espresam ente á representar en derechura a l R e y
á los que se quejen de sus superiores: y la m a yoría
d e la com ision no puede ig n o ra r que de e s to , entre
o tras cosas, se trataba en aquellas com unicaciones; pues
del docum ento
b ía
núm ero
Í3
resulta que el que se ha­
puesto á la cabeza de los G u ardias se quejaba á
n om bre de to d o s , de los repetidos insultos que decían
h aber s u frid o , y de las autoridades á cu ya c k m ia y p a ­
ciencia se verifica ro n ( 2 ). A lega b a n por consigu ien te una
queja
co n tra m í; podian a lega rla
zó n lo que gustasen en derechura
y esponer en
al
R ey; y
su ra­
lejos de
que y o debiese im pedirlo com o ju z g a n los cin co señores
hubiera sido en m í una injusticia y una in iqu idad e l ha*
(i)
{2 )
D ict. pag. 57. ngm. 4,
D ict. pag. 75. 76.
cerio. E s t o , sí debiera aquí aplicarse la o rd en a n za ; pe­
ro sus señorías pueden estar seguros de que nada dis­
pone en esta ra zón para un caso com o el que los G u a r­
dias produgeron.
Y
fin alm en te y o no he sido dado
á reconocer, ni
esto podia verifica rse, por aquellos G u a rd ia s: y no sé
en qué orden anza
n i en qué
leyes
cin co señores de la c o m isio n ,
habrán
leído
los
que sin preceder ese re­
quisito y esa fo rm a lid a d , estubieran aquellos guardias
aun cuando hubiesen
perm anecido
tra n qu ilos, en
la
o b liga ció n de d ir ig ir sus esposiciones p or m i conducto;
n i y o en
la de p ro h ib ir su curso y
presentación
al
G obiern o.
P a ra p ropon er que se m e e x ija la responsabilidad,
n o m e hace form alm en te la m a y o ría de la com ision ( í )
mas que
los tres cargos á que he procurado
satis­
fa c e r : mas tam bién m e inculpa p o r otros dos á que no
puedo menos de contestar brevem ente.
4?
"L a
m ism a f a l t a , d ice, de los partes relativos
« á sus operaciones ( d e l C o m a n d a n te G e n e r a l) en una
jjépoca fan c rític a y estraordínaria hace entender á la
«c o m is io n que n o los d ió en e fe c to ,
y
d eja
en
esta
«im p o r ta n te parte un va cio que la comÍ:>lon no ha p o « d ld o menos de estrañ ar” ( « ) .
Es tal la naturaleza de este c a r g o , que por su sim­
ple lectura debe parecer in creíb le á toda persona re­
fle x iv a y desapasionada. Porqu e ¿quién podrá persua­
dirse de que un general en circunstancias tales dejase
ig n o ra r al G o b iern o lo que debía poner en su n oticia,
esto es, dejara de darle los
partes convenientes? ¿ N i
quién podrá persuadirse tam poco de que el G o b iern o si
no los recibiera no los ex ig irla ? L a
m ayor-a de la co­
m isión cree que en efecto tio d i los p a rtes; y y o le ase—
(i)
(a )
D ict. pag. g7. núm. 4,
D ic t. pag. 51.
(2S)
guro que en efecto los d i , y frecu cu tísim os; pero del m o
do
acostum brado, y ú alco qne era posible en tan crí­
ticos
m o m en to s: verbalm en te ó
avistándom e
y o con
los señores m in istro s, ó por m edio de oficiales que al
efecto destinaba. E s esto tan común en lances de aque­
lla e s p e c 'e , que adm ira el que lo ig n o ren aun los que
me acLban.
T a m p o c o es posible concebir que d e'a ra de dar par­
tes a l G o b ie rn o , com o d e b ía , e l m ism o que los daba
á otras a ’J torldades, sin tener la misma o b liga ció n . E l
respeto que se merece la diputación perm an ente de C o r ­
tes, y el decoro con que debe ser tra ta d a m e hicieron
creer m uy
propio
el particip arle
que m e parecieron dignas
aquellas ocurrencias
de su con ocim ien to , y que
podían in llu ir en el acierto de sus resoluciones. Sí esto
no constase en
las
actas de aquella corporacion , sus
in dividu os podrán deponerlo : y sobre to d o , a l a com i­
sión consta ( y
y o lo ca lla ría si su dictam en n o lo hu­
biera publicado ) que por un aviso m io á la diputación
p erm a n en te, suspendió ésta el curso de una resolución
de la m a y o r
trascendencia que y a habia tom ado ( í ) .
F ín a h n en te tuve p or oportuno dar a l A yu n ta m ien ­
to las n oticia s que pudieran serle útiles para e l pro­
greso de sus ta rea s, desim presionándole á veces de las
falsas que p o r otros conductos re cib ía ,
y
eran capa­
ces de In cita r á pasos peligrosos; de lo cual h a y prue­
bas repetidas en sus a c ta s , esto es, en e l único docu­
m en to en que se funda para acusarme la m a y o ría de la
com ision : las cuales no especifico p or n o ser necesario
y p o rq u e pueden verse a llí (2 ).
¿Y piensa la m a y o ría de la com ision que y o carez­
co de sentido común
hasta el punto de ir á d a r no­
ticias a l A y u n ta m ie n to , á quien n o estaba ob liga d o á
( i)
(1)
D ic t. pag. 30 y n a . docum ento núm. go.
D ic t. pag. 14 ». 150- á g2 . 15 3 . i$ 6 . 163. & c.
d arlas,
om itien do hacer lo
m ism o co n el G o b 'e rn o
quien era m i o b lig a ció n instruir de lo¿ sucesos?
5?
P o -o s cargos habrán sorprendido mas á los que
ten gan n oticia d^l dlctám .'n qu¿ elq u a m¿ hace la m a ­
y o ría de la com ision asegurando que en la crisis de que
se trata fu i apático y d^bll. P rim ero ; porque en el ú ni­
co docum 2uto en que ella dice que ha e n co n tra d o da­
tos respecto de m i
( í ) está desm entida su a serción ; y
segundo porque está desm entida en o tro docum ento a u té a t'c o y o fic ia l, que la com ision ha p odido y
acaso
d jb íd o v e r : con lo que n o habrá necesidad de a ñ a d ir
que es ta l la n otoriedad
de los hechos que asimismo
la desm ien ten, que solo cegándose volu n ta ria m en te se
pueden ign orar.
A n tes de dem ostrarlo quiero tener la
com placencia
de co p ia r las mismas palabras de Ja com ision. E n una
p a rte d ic e : ^^La conducta pues de éste (e l com andante
jjg e n e r a l) es á los ojos de la com ision p or lo menos sújím á m en te e q u ívo ca , y fa lta de aquella decisión , v ig o r
« y pron u nciam iento que ex ije el deber m ilita r en cir—
Mcunstanclas tan arriesgadas” ( 2 ) .
Y en o tr a :
"o b s e rv ó (e l com an dante g e n e r a l) una
»»conducta equ ívoca é indecisa y fué gra vem en te om iso
sjen el desempeño de sus principales deberes” ( 3 ) .
i?
E l docum ento á que la com ision se refiere es el
del núm. 6 4 que a b ra za Jas actas de este A yu n ta m ien ­
t o en aquellos dias. E n la de i ? de Julio consta m í
presentación en el cam po donde estaban los Guardias
y las contestaciones que con ellos tube ( 4 ) : de las cua­
les y a antes he dado una idea. P ero no es posible de­
j a r de observar que si un hom bre que se presenta solo
en m ed io de una numerosa soldadesca
(i)
(i)
(i)
(4.)
D ic t.
D ic t.
D ic t.
D ic t.
p ag.'51.
pag. 51.
pae.
pag. 14a y 143.
sublevada y crir-
m ín a l, á la cual da estos mismos títu lo s, sin arredrar­
le su posicion , y que al o ír que sallan de en tre ellos
voces subersivas les repite que é l no fa lta rá á sus ju ra ­
m e n to s , y que antes caerla la cabeza de sus hombros
que la C on stitu ción : si del que se porta a s í, dice la c o ­
m ision que "o b s e rv ó una conducta eq u ívo ca , indecisa
» y fa lta de aquella d ecisión , v ig o r y pronunciam iento
» q u e ex ig e el deber m ilita r en circunstancias tan arrles« g a d a s ,”
d ifícil será en con trar quien piense del mismo
m o d o , y apoye semejante censura. M is
contestaciones
con los G u ardias no se Ign oraron ni casi se pudieron
ig n o ra r p o r persona algu na en M a d rid . C entenares de
aquellos se presentaron aquí despues y refirieron lo que
h ab ían visto y o íd o , y en todos los papeles públicos se
h ab ló de ellas con elo gio . P ero com o en el documento
á que se refiere la m a y o ría de la co m isio n , el relato
que se encuentra de las mencionadas contestaciones es­
tá hecho por m í ; y o no lo habría alegado para defen­
derm e si n o v iera que la com ision lo reputa p o r verda­
dero é Indudable. A no ser así no se fundarla en él pa­
ra hacer sus cargos al M in isterio ( < ) , y al que entonces
era g efe p o lítico de M a d r i d ; dicien do sobre éste que
p o r m i declaración le constaba la sedición conspiradora
de los G u ardias ( 2 ) ; & c. porque ten dría mucho que v e r
e l que un docum ento
m is m o , al m ism o
tiem po y por
las mismas p erson as, se declarase por falso y nulo en
cuanto m e fa v o re c e ,
y en cuanto pueda perjudicar á
o tro s , por fir m e , leg a l y valedero.
E n ese m ism o docum ento único re la tivo á m í, y
donde p or consiguiente deberá la com ision haber en­
co n tra d o los cargos que me hace; puede haber visto que
•el A y u n ta m ie n to enterado de aquellas ocurrencias " m a «n ls fe s tó á S. E . (e l
(i)
(a )
com andante g e n e r a l) cuán g ra to
D ic t. pag. ig .
D ic t pag. 50 y 57.
« l e era su decidido p a trio tis m o , y á nom bre de los hejjrolcos habitantes de esta capital le d ió las mas esp rejjsiv'as g ra d a s ”
( < ) , por m anera que en el docum ento
de que la com ision supone deducir m i indecisa conducta',
en ese m ism o cabalm ente se encuentra la dem ostración
de lo contrario.
2?
H a b ien d o y o hecho dim isión de la com an dan ­
cia gen eral de este p rim er d is tr ito ; el actual señor Se­
cretario del despacho de la guerra D
M ig u e l L o p e z de
Baños m e contestó de real orden e n
6 de A g o s to del
año ú lt liu o , que S M . no habla tenido á bien acceder
"p o rq u e los servicios y m éritos de V . E . , su a ctivid a d
j j y zelo por la causa de la p a tr ia , y su va lo r y d e c lj>sion para sostener e l sistema constitucional q u e fe liz —
sjmente nos rige hacen á V . E . necesario en el punto
3
>que ocu pa, y acreedor á desempeñar un m ando de tan»
j>ta im p ortan cia com o el que tiene á su ca rgo.”
E s un contraste
bien sin gu la r; la m a y o ría
de la
com ision sin d a tos, sin in teligen cia y sin responsabili­
d ad califica m i proceder de equivoco, indeciso, g ra ve­
mente omiso y sin v ig o r ; el M in isterio de la gu erra ins­
tru ido de todos los an teced en tes, conocedor de la m a­
teria sobre que versa n ,
y responsable de
las órdenes
que e s p id a , lo califica de a c tiv o , zeloso, valiente y de­
cidido. Según la m a yoría de la c o m is io n , y o era in­
degno de aquel puesto porque ¿quién no lo es teniendo
las faltas que m e im puta? y según el M in is te rio , no
solo era y o
acreedor á
desempeñar un mando de tanta
im porta ticia, sino necesario en él E s bien seguro que to­
d o m ilita r se darla por mas satisfecho con el concepto
d el G o b ie r n o , que desairado con e l de la com ision Y o
no puedo menos de reconocer el esceso de bon d ad con
que el G o b iern o del re y se ha servido tra ta rm e ; pero
es necesario que se reconozca tam bién que ha sido m a( i)
D ic t. pag. 144.
y o r el esceso de ligereza y ds injusticia con que m e tra­
ta la m a y o ría de la comision.
H e respondido á los cargos que se m e h a c en , aun­
que con la desventaja de que las circunstancias del m o­
m en to m e han estorbado dar á mis contestaciones to ­
la estension y la fu erza qne hubieran ten ido en otras:
sacrificio que h ago con gusto en obsequio de m i patria.
N o me han sorp ren d id o , com o desde luego m anifesté;
pero m e sorpren de, y m u ch o, el fundam ento en que se
pretende a p o y a rlo s; y la seguridad con que se desfigu ­
ra n los hechos mas cla ra y universalm ente conocidos.
E n un solo docum ento ha en contrado datos respec­
t o de m í la m a y o ría de la com ision ( í ) ;
y este docu­
m en to es las actas del Ayuntam iento de M a d rid . ¡L a s
actas de un A yu n ta m ien to para decidir sobre la conduc­
ta de un gefe m ilita r , y sobre acciones m ilita res! Ser­
v ir á n en su caso para ju stifica r si los individuos que le
com ponen llenan ó no sus d eb eres, y usan bien ó m al
de sus facu ltades; mas nunca para deducir las mismas
consecuencias respecto de o tra autoridad que
no tiene
con aquella roce a lg u n o , sino á veces el que ex ig e la
u rb a n id a d , y la arm on ia que debe reinar en tre todas.
M e abstengo de hacer otras reflexiones.
P e ro conste ó deje de constar lo que quiera en a qu el documento. L o s que pueden deponer sobre m i con­
d u cta ; decir si n ada hice para
repeler la a g re s ió n , y
si estube d é b il, in d eciso , eq u ívo co; ó si p o r el con tra­
rio m anifesté 'el v ig o r y protnmciamtento que exige el de­
ber m ilita r en circunstancias tan arriesgadas-, son los d ig­
nos generales y gefes que desde el m om ento del p elig ro
v in ie ro n á a u xilia rm e, en ire los cuales citaré á los se­
ñores D . Fran cisco V a lle s te ro s , el príncipe de A n g l o n a , D . José de Z a y a s , D . M ig u e l A l a v a , D .
Tom ás
M o re n o y D a o iz , D o n Estanislao Sánchez Salvador,
(i)
D ict. pag. i t .
D . M a rtin G a rc ia y L o i g o r r i , D . M a r tin G on za lex de
M e n c lia c a , D . A n to n io L a to r re , gobern ador de M a d rid ,
D . Ig n a c io y D . L u i» B a la n za t, D . N a z a r io E g u ia , & c.
& c. ( 1 ) ;
todos los gefes y oficiales de a rtillería que es­
tu vieron á m i
im tiediacion ; los coroneles D . M anuel
O - D o y l e y D . M a rtin Z a ra n d la , que tan notablem en­
te se distin gu ieron ; los gefes de todos los cuerpos d é la
tropa p erm an en te, y m ilicia nacion al volu n ta ria de in ­
fa n te ria y caballeria; todos
en fin los que em puñaron
las armas en aquel dia m em orable.
E llo s me vieron desde 30. de Junio hasta 7 de Ju­
lio
sin descansar un m om ento de día n i de n o c h e , re­
correr todos los pu ntos, estar en todas partes; dar las
ói'denes que en cada una ex ig ia n las circunstancias: y
en el lance del apuro m e viero n observar una conducta
n o equívoca sin o m uy
fr a n c a ;
no indecisa sino m uy
d e c id id a , no omisa sino m uy vig ilan te^ n o fa lta de v i g o r y pronunciamiento sino m u y pronunciada y v ig o ­
rosa, P o r eso (á pesar de que repetidísim as veces había
y o pedido y m andado que n o se diesen viva s á m i
persotia sin o á U Constitución y a l R e y constitu cio­
n a l) cuando en la ta rd e del 7 desfilaron las tropas
por e l P a rq u e ; cuando pasé p o r la p la za de la C on sti­
tución donde estaba la m ilic ia volu n taria;
valientes
p a trio ta s , y
todos esos
todos los ciudadanos recompen­
saron largam en te ima fa tiga s con los aplausos que n%
prodigaban. P o r eso se m e daban en todos los papeles
p ú b lico s; p or eso se m e han dado e n m iles de enho­
rabuenas y fe lic ita c io i^ s que recib í de toda
autorklades, cuerpos y personas de la
d a se de
Península. P o r
eso en f in , a l en tra r y o en las salas consistCH'iaies, los
«eñores de éste A y u n ta m k n to m ism o (aunque n o cons( i ) M uchos Generales o o pudieron ir al Parque, donde y o me
encon traba, porque para casos de esa n aturaleia u n ía n y a deter­
minados 1 0 3 puntos à que debían co n cu rrir, y à donde efe ctiva jxientt «oncunieron.
fe en sus a c ta s ) m e saludaban en aquellos días de
am argura con los nombres de su libertador y su con»
suelo.
P o r eso cuando
se m e en cargó el m ando polí­
tic o de esta P ro v in c ia m anifestaron los mismos señores
la m a y o r satisfacción (ig n o ro
a cta s);
si esto constará en sus
lo cual no hubieran hecho á tenerm e p or equí­
voco ó sospechoso. Si enm cdio de aquel conju nto de
aclam aciones, se hubiese presentado alguno á ponerm e
las tachas con que ahora me acrim ina la com ision ¿qué
se hubiera dicho de él?.........Pues la verdad de las co«
sas no va ría porque hayan pasado siete meses.
Será ciertam ente un fe n ó m e n o , que m ientras no
se ha dicho cosa alguna á tantos G enerales que á pe­
sar de sus prend as, han tenido la desgracia
de perder
p la z a s , provin cias y egércitos desde la derrota de O caña;
se procese de resultas de una acción fe liz al que
la m a n d ó , y
ha sido fe liz
siempre. T e n g o esa fortu ­
na y esa g lo ria : las arm as nacionales que han estado
b a jo
mis ó rd en es, jam ás han sido b a tid a s; jam as han
salido de la batalla
P ero
sin e l laurel del triunfo.
la realización de ese fenóm eno es h oy lo que
mas anhelo. Puesto que se ha tra ta d o de derram ar
profusam ente manchas tan negras sobre m i honor y
m i con d u cta, m i prin cip al ínteres consiste en que se
m e pon ga en e l caso de lavarlas com pletam ente por
m edio de un ju ic io
Y o quiero y debo presentarm e lim ­
p io de ellas ante todos mis conciudadanos, y particu­
larm ente ante todos los que componen e l heroico egérc ito español. P o r lo q u e , suplico encarecida y sincera­
m ente á los señores dipu tados, que se sirvan dar su
v o to p a ra que se m e e x ija la responsabilidad: pues de
esta m a n era . M o r illo tiene la satisfacción de decir que
aparecerá ta l cual es, y no cual han querido pin tarle
los cinco señores de la comision.
P ero ten ga este n egocio el resultado que ten ga, no
puedo perder ocasion tan oportuna para protestar que
háí/eme ensalzado ó
perseguido,
m ordido ó elogiado
sean cuales fuesen sobre m í las com binaciones y miras
de los p a rtid o s ; sobrevengan las circunstancias que so­
b revin ieren :
nada en este m undo es capaz de sepa­
rarm e de m i c a m in o ; el del h o n o r,
la
el patriotism o, y
lealtad. Si ta l v e z un d ía la independencia y lib er­
ta d de la p a t r ia , y e l decoro y la g lo ria del tron o
C on stitu cion al reclam an los esfuerzos de todos: mis
detractores huirán del r ie s g o ; m ientras y o vo la ré á la
lid , y , ó
venceré com o hasta a h o r a , ó quedaré en el
campo. M a d rid 10. de F eb rero de 1 8 2 3 .
E l Conde de Cartagena.
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