Opiniones del sector

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OPINIONES DEL SECTOR
1.- COMUNICADO DE PRENSA DE LA CONFÉDÉRATION PAYSANNE 27-06-03
HACIA EL FIN DE LA POLÍTICA AGRÍCOLA COMÚN
2.- PONGAMOS AL COMERCIO MUNDIAL EN SU SITIO
POR EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DEFINIR SU PROPIO MODELO SOCIAL
3.- YA TENEMOS DENTRO EL CABALLO DE TROYA
MIGUEL LÓPEZ.
SECRETARIO GENERAL DE COAG
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
4.- POR UN PLAN INTEGRAL DE APOYO AL COOPERATIVISMO AGRARIO
EDUARDO BAAMONDE
DIRECTOR GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN DE COOPERATIVAS AGRARIAS
DE ESPAÑA (CCAE)
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
5.- FISCHLER SE HA SALIDO CON LA SUYA
PEDRO BARATO TRIGUERO.
PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AGRARIA
JÓVENES AGRICULTORES (ASAJA)
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
6.- ¿POLÍTICA AGRARIA COMÚN O PRESUPUESTO AGRARIO COMPARTIDO?
FERNANDO MORALEDA. SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓN DE PEQUEÑOS
AGRICULTORES Y GANADEROS.
AGRONEGOCIOS. SEMANA 14-20 JULIO 2003
COMUNICADO DE PRENSA DE LA CONFÉDÉRATION PAYSANNE 27-06-03
HACIA EL FIN DE LA POLÍTICA AGRÍCOLA COMÚN
El acuerdo de reforma de la PAC, alcanzado esta noche entre los ministros de agricultura de la
UE, constituye, a pesar del aspecto alegre de los negociadores, un paso hacia el
desmantelamiento de las políticas agrarias comunes.
La autorización de no aplicar el desacoplamiento, a su conveniencia según los países, más que
a partir de 2007, tendrá como principal consecuencia que los estados miembros aplicarán
políticas totalmente diferentes en materia de asignación de las ayudas. Las ayudas de los
agricultores franceses, no tendrán nada en común con los de sus homólogos británicos, por
ejemplo, cuyo gobierno probablemente va a decidir implantar el desacoplamiento desde 2004.
¿Dónde está en todo esto la política común?.
En cuanto a las modalidades del desacoplamiento parcial, son de tal complejidad que la puesta
en marcha de estas disposiciones contribuirá a oscurecer y a hacer incomprensible la PAC.
Así, para aplicar el desacoplamiento de las ayudas en el sector de la carne bovina, los Estados
miembros podrán escoger entre 4 opciones totalmente diferentes.
A las consecuencias desastrosas del desacoplamiento, en materia de desorganización de los
mercados agrarios y en materia territorial, viene e añadirse el carácter incomprensible de esta
política, que no modifica en nada la desigualdad de la distribución de ayudas entre
campesinos.
Por otra parte, en vez de reducir ligeramente la cuota lechera europea, con el fin de adaptarse
a la demanda interior, los ministros de agricultura se deciden por el dumping a la exportación,
reduciendo fuertemente los precios de intervención de la mantequilla y de la leche en polvo.
Esta decisión deja sin interés una de las pocas políticas de control de las producciones en
Europa que ha permitido el mantenimiento de precios remuneradores. Los ciudadanos
europeos deben saber que la compensación parcial de estos descensos de precios, bajo la
forma de ayudas directas, costará cerca de 4.000 millones de euros a los contribuyentes
europeos. ¿Quién habla de progreso?.
Después de este juego malabar de la Comisión, que ha logrado comenzar el desmantelamiento
de la única política de envergadura de la UE, los campesinos europeos deben luchar para
impedir la desaparición de la política de preferencia comunitaria….En efecto, el mandato de
negociación de la Comisión Europea en el marco de las negociaciones de la OMC, que tendrán
lugar en Cancún el próximo setiembre, consiste en reducir un 30 % los derechos de aduana
para la importación de productos agrarios provenientes de países terceros. Los precios
agrarios interiores se ajustarán entonces inevitablemente a los precios más bajos existentes en
el mundo.
¿Se habrá hecho para servir a la causa de la OMC y de la Agroindustria y para organizar el fin
de los campesinos?
La Confédération paysanne llama desde ahora a los campesinos franceses a movilizarse
antes y durante las negociaciones de Cancún. La concentración del mes de agosto en Larzac,
será la primera etapa. Se trata de someter a la OMC a los derechos fundamentales de los
pueblos.
PONGAMOS AL COMERCIO MUNDIAL EN SU SITIO
POR EL DERECHO DE LOS PUEBLOS A DEFINIR SU PROPIO MODELO SOCIAL
Caminamos de manera irrefrenable hacia la V Conferencia Ministerial de la OMC que a
primeros de Septiembre tendrá lugar en Cancún, México. El eufemismo con el que los
poderosos del mundo llamaron a esta ronda de negociaciones como la “Ronda del Desarrollo”,
no ha logrado ocultar las desastrosas consecuencias que para los pueblos tiene un programa
político que impulsa el neoliberalismo económico más atroz.
El derecho de los pueblos a definir su propio modelo de sociedad y a implementar aquellas
políticas más acordes con su realidad y con sus objetivos de bienestar humano, se está viendo
socavado por un modelo único que impulsa la privatización, liberalización y mercantilización de
todos los bienes y recursos desposeyendo a las personas de grandes cuotas de libertad y
capacidad de decisión. Algunas minorías sociales de los países desarrollados y en especial, los
grandes centros financieros y las grandes empresas multinacionales son los únicos y los
grandes beneficiados de este modelo.
Hacernos creer que el comercio internacional será el motor para el desarrollo y decir que la
liberalización que se pretende será fundamental en la lucha contra la pobreza es una gran
falacia sin ninguna apoyatura en la realidad. Ningún país se desarrolla sin una política tendente
a fortalecer su propia estructura económica y social interna ni olvidando los mecanismos de
redistribución de la renta y de equidad. Ningún pueblo alcanza su bienestar vendiendo sus
riquezas y construyendo una economía dependiente del exterior. Ningún pueblo puede
pretender mirar al futuro ignorando la necesidad de recobrar la sostenibilidad ambiental.
Las organizaciones de agricultores, consumidores, ecologistas, organizaciones no
gubernamentales para el desarrollo y sindicatos que firmamos este manifiesto queremos
expresar de nuevo nuestro rechazo a esta nueva Conferencia Ministerial de la OMC y al
proceso de fortalecimiento e imposición de sus decisiones no democráticas que esta
organización está teniendo en el mundo. Es necesario situar a la OMC en su justo lugar,
para situar también al comercio internacional en su justo lugar. El comercio internacional,
guiado hoy por los intentos de eliminación de toda regulación y control de las reglas de
intercambio, no es la fórmula más adecuada para solucionar la pobreza y la exclusión que
padece el 70% de la humanidad.
Mientras la OMC esté al margen del sistema de las Naciones Unidas y no responda ante
ninguna otra institución internacional, mientras la OMC reúna en sí misma los poderes
ejecutivo, legislativo y judicial, carecerá de toda legitimación democrática y no podrá dar
solución a este problema. Es esencial que las normas de la OMC estén sometidas al conjunto
de reglas y normas de los tratados y acuerdos internacionales suscritos en el marco de otras
organizaciones internacionales y que vienen a garantizar la primacía de los derechos humanos,
económicos, sociales, ambientales y culturales, así como la necesidad de luchar contra el
hambre y caminar hacia la sostenibilidad.
Las organizaciones firmantes de este manifiesto, con nuestra trayectoria y compromiso de años
por un medio rural vivo tanto en el Norte como en el Sur, queremos destacar de nuevo el
terrible impacto que la OMC está teniendo sobre los millones de agricultores y agricultoras,
ganaderos/as, pescadores y pescadoras, indígenas, y trabajadores rurales sin tierra que hoy
representan el 75% de los pobres y hambrientos del mundo. En lugar de luchar contra la
pobreza, la OMC a través de sus acuerdos multiplica el hambre y la exclusión de millones de
personas del acceso a bienes y recursos productivos tales como la tierra, el agua, los peces,
las semillas, las tecnologías y el conocimiento impidiendo que el desarrollo de sus países se
construya sobre su trabajo.
Frente a la V Ronda de negociaciones que comenzará en Cancún, las organizaciones abajo
firmantes quieren expresar también su firme rechazo a la ampliación de las materias y
cuestiones objeto de la agenda de la OMC que se quiere aprobar en Cancún.
Por todo lo anterior y de una manera clara consideramos que la OMC no es el marco
internacional adecuado para tratar los temas relativos a la agricultura, ganadería, pesca,
alimentación, servicios, normas laborales y gestión medio ambiental en el mundo, si lo que
pretendemos es la lucha contra el hambre y la pobreza. Consideramos que es necesario
generar un nuevo espacio internacional bajo el sistema de Naciones Unidas y donde el
comercio sea abordado en su justa medida y donde quede supeditado a la aplicación y
desarrollo efectivo de todos los derechos humanos.
Por todo lo anterior las organizaciones firmantes pedimos:
1. La paralización de las negociaciones comerciales de la OMC en curso hasta tanto no se
efectúen unas evaluaciones sociales, de género y ambientales de los acuerdos ya
adoptados desde 1995.
2. Que las normas comerciales estén sujetas al respeto de los derechos fundamentales
de los trabajadores y trabajadoras frente a gobiernos o compañías que intenten ganar
una ventaja injusta en el comercio internacional con la violación de las normas
fundamentales del trabajo, consagradas en los acuerdos de la OIT.
3. Que las normas comerciales estén sujetas al respeto de los Acuerdos
Medioambientales Multilaterales (AMMs), En la actualidad se está negociando dentro de
la OMC la relación entre sus acuerdos comerciales y los AMMs. Nos oponemos a que la
OMC sea juez y parte del proceso, que deberá ser debatido en otras instituciones
internacionales y particularmente en el seno de Naciones Unidas.
4. En temas agrícolas:
Que la agricultura y la alimentación salgan definitivamente de la OMC, y que
su tratamiento sea debatido en el marco de la FAO como organismo específicamente
destinado a estos temas por Naciones Unidas.
La elaboración de un Convenio Internacional por la Soberanía Alimentaria
como marco político orientador en el tratamiento de la agricultura y la alimentación a
nivel global.
Que los estados mantengan su derecho efectivo a proteger, apoyar y
promover sus sistemas nacionales de producción agropecuarios apoyados sobre
un modelo de producción basado en la explotación familiar sostenible,
diversificada, destinada a abastecer los mercados interiores (como forma de
luchar contra el hambre) y solidaria con el resto de los pueblos.
A partir de las premisas anteriores, rechazamos que el acceso a los mercados
tal como se está planteando en estos momentos se convierta en el tema central del
debate agrario.
La eliminación del dumping en las exportaciones agrarias. El principio que
debe regir cualquier acuerdo internacional agrícola es que ningún producto pueda ser
exportado a precios por debajo de sus costes reales de producción
Reclamamos la necesidad de desarrollar un Plan de Rescate Internacional de los
precios de los productos básicos agrarios y de las materias primas, que
remuneren de manera justa el trabajo de millones de campesinos y campesinas,
pastores y pescadoras del mundo.
5. No a la inclusión de nuevos temas, como los relativos a inversiones o competencia,
en la actual ronda de negociaciones. Las inversiones privadas en cualquier país deben
estar sometidas a la legislación nacional en cada país, y ésta debería impulsar en primer
lugar la inversión y la industria locales, sometiendo cualquier inversión a los criterios y
principios del respeto ambiental, la sostenibilidad y los derechos laborales. Un acuerdo
multilateral destinado a favorecer las inversiones sin tener en cuenta lo anterior estaría
aumentando la brecha entre Norte y Sur dentro de nuestro planeta.
6. Garantizar que el Acuerdo sobre Servicios no promoverá la privatización de servicios
públicos esenciales, como la educación, la salud, la electricidad o la provisión de agua
potable, entre otros. Son los estados y los poderes públicos quienes deben garantizar la
prestación de todos los servicios públicos con calidad y cercanía a la ciudadanía, desde la
perspectiva de la aplicación efectiva de los derechos económicos, sociales, ambientales y
culturales. En este sentido consideramos que cualquier acuerdo de la OMC que
menoscabe este principio estará vulnerando la consecución de estos derechos humanos
fundamentales.
7. Garantizar que los acuerdos sobre propiedad intelectual sean aplicados de manera que
garanticen el derecho de los estados de proteger la salud pública y de promover el
acceso a los medicamentos para todos, independientemente de la capacidad de
producción local de cada país.
8. Una moratoria del Acuerdo General sobre Patentes de la OMC, que debe oponerse a
todas las patentes sobre la vida, ya sean sobre genes, células o tejidos humanos,
plantas, animales, microorganismos o cualquier otra forma de vida. La biodiversidad del
planeta es un patrimonio de la humanidad que puede ser usada de forma sostenible
por los estados pero no puede, en ningún caso, ser utilizada para generar beneficios a
unos pocos.
9. Los países deben ver reconocido su derecho de no importar ni producir transgénicos
acogiéndose al principio de precaución. Asimismo, debe ser aprobada una normativa eficaz
sobre la trazabilidad, el etiquetado y la publicidad de propiedades nutritivas funcionales
o sanitarias de los alimentos, así como de la posible presencia de ingredientes
transgénicos o derivados de ellos que asegure el derecho a la información y la elección de
los consumidores y usuarios sobre lo que adquieren o toman.
Por todo lo anterior instamos a la ciudadanía y todas sus organizaciones a sumarnos a las
movilizaciones que a nivel global tendrán lugar durante la semana del 10 al 14 de septiembre
simultáneamente a la celebración de la V Conferencia Mundial de la OMC.
Organizaciones adherentes
PLATAFORMA RURAL .
SETEM – Federación – Madrid - Cataluña
Entrepueblos
Médicos Mundi - Cataluña
Cáritas Española
Paz y Tercer Mundo
Ingenieros Sin Fronteras- Cataluña
Veterinarios sin Fronteras
Sodepaz/Sodepau
Xarxa de Consum Solidari Cataluña Federación
Catalana de ONG per el desemvolupament
Comités de Solidaridad Oscar Romero Comités de
Solidaridad con Africa Negra
Mugarik Gabe
PROYDE
CAS (Colectivos de Acción Solidaria)
Asociación Acción Educativa Campos de Castilla
IDEAS,
Amigos de la Tierra
Ecologistas en Acción
MRC (Movimiento Rural Cristiano)
MJRC (Movimiento de Jóvenes Rurales Cristianos
Sociedad Española de Agricultura Ecológica
COAG (Coordinadora de Organizaciones Agrarias
y Ganaderas
SOC (Sindicato de Obreros del Campo) Izquierda
Unidad-Federal
Confederación CGT
Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza
ATTAC – España
Rcade – España,
CECU (Confederación Española de Consumidores
y Usuarios )
PC Aragón
Espacio Alternativo
Colectivo de Refugiados Colombianos en España
YA TENEMOS DENTRO EL CABALLO DE TROYA
MIGUEL LÓPEZ.
SECRETARIO GENERAL DE COAG
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
Terminada la comedia, la farsa que ha sido la negociación de la Reforma Intermedia de
la PAC, hemos de hacer frente a unos hechos consumados que nos ponen todavía más difícil
la tarea de seguir siendo agricultores y ganaderos en Europa. Esta Reforma ha sido el gran
triunfo de la Comisión y de todos aquellos que siguen la biblia neoliberal de liberalización
comercial y desregulación de la producción agraria, es decir, el desmantelamiento de la PAC
tal como fue concebida y la hemos conocido hasta ahora.
Y como para algunos el fin justifica los medios, a la Comisión no le ha importado
introducir concesiones (siempre sobre sus propuestas iniciales) como la desvinculación parcial
y mejoras en el tratamiento a algunos sectores, para conseguir sacar adelante la piedra angular
de su reforma: el desacoplamiento. Ya tenemos el Caballo de Troya dentro de la agricultura
europea.
El modelo social de agricultura que defiende COAG no ha sido defendido por el
Ministerio y recibe con esta Reforma un duro golpe que agrava el proceso de reconversión que
se viene sufriendo en los últimos años.
Pero no todo se queda ahí, sino que el Acuerdo establece que en el otoño la CE
remitirá las comunicaciones sobre la reforma de las OCM de aceite de oliva, algodón y tabaco,
basadas en los objetivos y la línea de reforma establecida en el presente Acuerdo. Ha sido un
gran fracaso del Gobierno permitir que el enfoque del desacoplamiento se vaya también a
aplicar a las producciones mediterráneas, históricamente discriminadas por la PAC y además
sometidas a la brutal liberalización comercial realizada a través de los acuerdos preferenciales.
Las consecuencias para estos sectores pueden ser demoledoras si no conseguimos variar este
enfoque mediante un posicionamiento firme y riguroso.
Nuestro trabajo, a partir de ahora, va a ir dirigido a minimizar los daños que en la
agricultura familiar va a causar esta Reforma, esta fractura terrible en el medio agrario y rural
europeo. Y para ello nuestra prioridad se va a dirigir hacia la consecución de políticas de
Estado que protejan y prioricen en favor de la explotación familiar agraria y el agricultor a título
principal. Entendemos que el Gobierno español, ahora más que nunca, es responsable de
proteger la agricultura y ganadería del Estado, y no solo para los agricultores, sino también
para los consumidores y el conjunto de la ciudadanía, que se verán gravemente perjudicados
por este cambio de modelo.
El acuerdo de esta Reforma Intermedia plantea una reducción adicional del precio de
los productos agrarios (especialmente leche y arroz), agravando errores del pasado. Y esto a
pesar del incremento brutal de los costes de producción en los últimos años.
Compensación de rentas
Se abre la puerta de forma drástica y definitiva (casi de par en par) al total
desacoplamiento de las ayudas de la PAC, nuestro Caballo de Troya. Por otra parte, los
problemas de aplicación del doble sistema (acoplado-desacoplado) van a ser enormes y van a
incrementar la burocracia y por tanto los costes de gestión.
El desacoplamiento no es profesionalización, no es competencia, no es mercado y no
es multifuncionalidad (entendiendo ésta como empleo, calidad y seguridad alimentaria, gestión
del territorio, medio ambiente ....).
El desacoplamiento es desprofesionalización, deslegitimación y especulación. Todo lo
contrario de lo que dice pretender Fischler. La especulación a partir de ahora ya no vendrá de
sembrar para cultivar subvenciones, porque ni siquiera hace falta cultivar para recibirlas.
Este modelo va a afectar gravemente a las producciones extensivas en general, sobre
todo ganaderías de carne y leche y zonas de baja producción en herbáceos.
Recordamos que el 80 % del Estado español es zona desfavorecida. Se producirá el
abandono de 2 millones de hectáreas de cultivo en los próximos 10 años.
El peligro de desligitimación de la PAC continua existiendo a pesar de la introducción
de mecanismos parciales en el desacoplamiento, porque se mantiene el mercado virtual de
bonos financieros. El gran objetivo de la Comisión es el que se ha cumplido: poder ofrecer en
bandeja de plata la agricultura europea a nuestros socios comerciales en la Conferencia
Ministerial de la OMC.
Además se introducen elementos muy peligrosos de renacionalización. Así la PAC se
ha dividido en cheques nacionales (incluso cheques regionales), en un desmembramiento que
va a tener graves consecuencias para los agricultores, que quedan ampliamente expuestos a
discriminaciones en función del territorio donde residan, y a distorsiones de la competencia.
Redistribución de los fondos
La Comisión está hablando de modulación y regresividad, pero en realidad se trata de
un recorte de los apoyos a las agricultura profesional. Es un recorte lineal, sin diferenciar entre
el modelo social de agricultura (profesionales) y el conjunto de los titulares, en los que en
ocaciones se sujeta la especulación.
Se trata, por tanto, de un ataque frontal a la profesionalización del sector, tendiendo
cada vez más a una actividad agraria menos comprometida con el medio rural y con la
sociedad.
El recorte se anticipa al 2005. En torno al 70 % de los agricultores profesionales
sufrirían recortes injustificadamente, afectando a su ya precario nivel de rentas.
Desarrollo rural
No ha habido en la Agenda 2000, ni lo hay en la Reforma Intermedia, un compromiso
serio y riguroso en políticas de desarrollo rural; son políticas de escaparate porque en el
conjunto del presupuesto destinado al desarrollo rural estas cuantías son tan escasas que no
permiten mantener los actuales compromisos, mucho menos los que a mayores habría que
asumir.
A ello se unen todas las nuevas políticas que se incorporan en esta Reforma
Intermedia: calidad, bienestar animal, cumplimiento de normas. En suma, políticas que no van
a ser eficaces.
Hemos visto cómo las políticas que se nos ofrecen desde Europa, en el marco de esta
PAC, cada vez se alejan más de lo que necesitamos los agricultores y ganaderos profesionales
de la explotación familiar agraria. Y en este sentido resulta muy decepcionante el proceso de
desmantelamiento al que se está sometiendo a la única política común europea, cuando
nosotros hemos defendido siempre una PAC común para todos los europeos, los que estamos
y los que van a entrar en los próximos años.
Sin embargo, estos acuerdos están sobre la mesa y no podemos obviarlos, por lo que
no admite más demora que el Gobierno español marque las líneas de una auténtica política
agraria del Estado y dé un giro de 180 º a las actuales políticas agrarias antisociales que se
están planteando ( Seguridad Social, arrendamientos rústicos, etc.) que nos permitan atender
las necesidades del modelo mayoritario en este país, nuestro modelo social de agricultura.
COAG va a incidir en los próximos meses en la exigencia de políticas de Estado, entre
otros, en los siguientes ámbitos:
-
Fiscalidad justa para el agricultor profesional, especialmente en todo lo referente a
los insumos agrícolas (gasóleo), IRPF e IVA
Reforma justa de la Seguridad Social para los agricultores y ganaderos , en base a
la propuesta que COAG ya ha transmitido a la Administración.
Seguros Agrarios que garanticen una situación de estabilidad en nuestras
explotaciones.
Medidas que impidan la posición dominante de la distribución comercial en la
fijación de los precios de los productos agrarios tanto a productor como
consumidor.
Rechazo del modelo de agricultura que se nos quiere imponer a través de la
introducción de los OGM.
Priorización del los agricultores profesionales /ATP y del modelo de agricultura
familiar en base a la Ley Básica de Agricultura y Desarrollo Rural.
Instrumentos de fomento y control que garanticen producciones de calidad y seguridad
alimentaria.
POR UN PLAN INTEGRAL DE APOYO AL COOPERATIVISMO AGRARIO
EDUARDO BAAMONDE
DIRECTOR GENERAL DE LA CONFEDERACIÓN DE COOPERATIVAS AGRARIAS DE
ESPAÑA (CCAE)
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
El pasado 26 de Junio a las siete de la mañana culminó el largo proceso para la
reforma de la PAC. Desde la presentación de la Comunicación de la Comisión hace ahora un
año y las propuestas legislativas en el mes de enero, han pasado muchas cosas. Tantas, que
incluso la propia Comisión llego a reconocer que lo que había denominado simple “revisión”
merecía denominarse reforma. Los productores comunitarios todavía llegaron más lejos,
calificando esta reforma de auténtica revolución.
Evidentemente lo aprobado en Luxemburgo no es para menos y a pesar de los
múltiples análisis técnicos y justificaciones que podemos dar a lo allí acordado, no podemos
obviar que en gran parte la reforma que se ha aprobado ha sido fruto del tesón de un comisario
que ha querido pasar a la historia.
Repasando la evolución de la PAC podemos encontrar visionarios como el comisario
Mansholt, holandés, que a finales de los sesenta predijo la acumulación de los excedentes de
intervención y la necesidad de reorientar la política de mercados hacia una política estructural.
Fracasó en su intento, pero nadie puede negar sus acertadas predicciones. También pasará a
la historia el comisario irlandés Mc. Sharry, quien llevó a cabo la reforma del 92, que supuso un
cambio de rumbo desde la política de apoyo a los precios y mercados a un apoyo directo a las
rentas, pero sin perder de vista que los pagos compensatorios se deberían calcular,
indirectamente, a partir de los rendimientos productivos.
La personalidad del comisario austríaco es diferente. Él ha querido rizar el rizo,
intentando adaptar la PAC de los 15 a una Europa ampliada a 25, sin incrementar el
presupuesto, respetando así el acuerdo de Copenhague y preparar la PAC a la nueva ronda de
negociaciones en la OMC, trasladando las ayudas de la caja “amarilla” y “azul” a la caja
“verde”. Y todo ello sin levantar ampollas en los Estados miembros, es decir, sin que se
produjesen graves alteraciones en el reparto presupuestario entre éstos.
Para ello el comisario Fischler articuló una propuesta en base a tres ejes: el
desacoplamiento, a fin de controlar el gasto y desvincular las ayudas de la producción
trasladándolas a la caja “verde”; la modulación y la degresividad, para traspasar fondos al
desarrollo rural y cubrir los costes suplementarios derivados de la reducción de los precios de
intervención y la ampliación y, finalmente, la condicionalidad de las ayudas, a fin de justificar
ante el contribuyente el papel medioambiental y multifuncional de la agricultura comunitaria.
Este planteamiento, hasta cierto punto comprensible desde la óptica de la Comisión ,
obtuvo una gran contestación por parte de la mayoría de los Estados miembros, que veían en
el desacoplamiento un riesgo claro de abandono o, cuanto menos, de reducción de la actividad
productiva; en la modulación y degresividad, una disminución excesiva de las ayudas y, sobre
todo, un posible trasvase de fondos entre Estados miembros, que podía alterar
sustancialmente la situación actual. En consecuencia, la estrategia del comisario fue mantener
el statu quo en cuanto al reparto, en términos relativos, de los fondos, evitando así eventuales
bloqueos, y conceder una importante subsidiariedad para que los Estados miembros pudiesen
corregir las disfunciones provocadas por las medidas propuestas, fundamentalmente por el
desacoplamiento. Eso si, siempre y cuando respetasen los límites presupuestarios que les
corresponden a cada uno de ellos.
El desacoplamiento parcial que finalmente se ha adoptado mejora la propuesta inicial
de la Comisión, pero no es satisfactoria en su aplicación a los cultivos herbáceos, ya que
suscita fuertes dudas sobre la capacidad de evitar el abandono de la actividad de los
agricultores y la incorporación de jóvenes.
Así, se llegó a un compromiso político en Luxemburgo sobre las grandes líneas de la
reforma, pero queda ahora lo más complicado, la interpretación de los acuerdos y la redacción
de los reglamentos de aplicación y su transposición a la reglamentación nacional.
Transposición compleja
Lo primero es complejo porque han quedado muchas dudas y las reuniones
maratonianas, si bien favorecen la consecución de los acuerdos, por el cansancio de los
ministros, no son el mejor procedimiento para que éstos y el comisario estén lo suficientemente
despiertos para detenerse en los detalles.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la mayor parte de las reuniones durante el
Consejo de Agricultura fueron bilaterales o restringidas; es decir, han sido discusiones
eminentemente políticas, donde prácticamente sólo han intervenido los ministros y el comisario.
En consecuencia, Fischler forzó un acuerdo sin la presencia de los técnicos, lo que induce a
pensar que muy pocos conocen en estos momentos como se implementarán los compromisos
alcanzados en Luxemburgo.
Por si eso fuera poco, existen en nuestro país serias dudas sobre la transposición de
los acuerdos a la legislación nacional, en la medida en que el Estado de las Autonomías podría
provocar que la subsidiariedad que la UE otorga a los Estados miembros se traslade en
subsidiariedad entre regiones. Esto podría provocar que unas comunidades autónomas
acordasen el desacoplamiento total, mientras que otras optasen por el desacoplamiento
parcial.
Pero, además, el acuerdo de Luxemburgo permite a los Estados miembros compensar
a determinadas explotaciones con un pago adicional por cuestiones ambientales o territoriales
que justifiquen una discriminación positiva, siempre que el coste total de estas ayudas se limite
al 10% del montante total percibido por cada Estado miembro, respetando la neutralidad
presupuestaria.
Esto, que, en principio, partió de una petición española, se convierte en un arma de
doble filo, en la medida en que su aplicación implicará la reducción sustancial de las ayudas de
unos productores para conceder el complemento a otros; ¿ estará dispuesto el Ministerio a
llevarlo a la práctica? o ¿ serán las comunidades autónomas las que lo hagan? Incluso cabe
preguntarse si además de una regionalización de las ayudas haremos una sectorialización de
las mismas para recaudar este 10%.
Con todo ello, lo que pretendemos poner de manifiesto es que en Luxemburgo se llegó
a un pacto forzado por una situación de partida compleja, que si bien ha permitido a todas las
partes implicadas salir moderadamente contentas, la digestión puede ser terrible, máxime en
un país como España donde la pugna por las competencias entre Administración Central y
Autonómica puede provocar más de un disgusto, sobre todo a los agricultores y ganaderos. La
transposición de los acuerdos será en consecuencia muy compleja desde el punto de vista
jurídico y muy delicada desde el punto de vista político.
Política de Estado
Desde CCAE creemos que es imprescindible iniciar un proceso de análisis que derive
en una política de Estado consensuada, que permita construir la agricultura del futuro en
España, racionalizar la actividad productiva, optimizar los recursos, buscar nuevos productos y
mercados, concentrando la oferta y mejorando la estructura productiva de nuestros agricultores
y ganaderos.
Al margen de las reivindicaciones sectoriales, conviene destacar la demanda de CCAE
consistente en la creación de una línea de apoyo para la constitución de organizaciones de
productores, inspirada en el Rto. UE 952/97, tristemente derogado tras la aprobación de la
“Agenda 2000”.
Pretendíamos con ello potenciar la integración cooperativa y mejorar la
comercialización de nuestros productos a través de las estructuras de mayor dimensión
económica y social, cuestión fundamental si tenemos en cuenta que, como ya
pronosticábamos, era de esperar que las orientaciones de la Comisión, en mayor o menor
medida, fuesen aprobadas, por lo que la renta de los agricultores comunitarios, con intención
de mantener su actividad productiva, va a depender de su capacidad para mantenerse en el
mercado en condiciones de competitividad. Resulta fundamental por tanto, establecer una
estrategia dirigida a fomentar la concentración de la oferta y mejorar su capacidad de
negociación y comercialización.
Así lo entendió el Parlamento Europeo, que aprobó en su dictamen sobre desarrollo
rural las enmiendas presentadas por CCAE a través de los eurodiputados españoles,
insistiendo en la necesidad de priorizar a las cooperativas en el marco de la aplicación del
segundo pilar y cofinanciando la constitución de este tipo de agrupaciones para la
comercialización en común.
Desgraciadamente, el comisario Fischler no consideró oportuno la introducción de una
mención específica para reforzar el cooperativismo, pero deja margen de maniobra a los
Estados miembros para que, dentro de las acciones previstas en el desarrollo rural, lo hagan.
Por ello, será una de las prioridades de esta Confederación persuadir a las comunidades
autónomas y a la Administración Central de la importancia de un plan integral de apoyo, que
permita vertebrar la oferta e impulsar la integración de las cooperativas, promoviendo las
acciones de intercooperación , a fin de mejorar la posición de los agricultores y ganaderos en el
mercado y permitiendo que el valor añadido generado en los últimos eslabones de la cadena
contribuya a mejorar las rentas agrarias.
Hemos defendido los intereses de los agricultores y ganaderos desde el punto de sus
ayudas comunitarias, pero no es menos cierto que debemos apoyarlos también para
mantenerse en el mercado, máxime en vísperas de una ampliación de la UE, que implicará
nuevas oportunidades para unos y más competencia para otros, y del reinicio de las
negociaciones en la OMC, que sin duda concluirán con una apertura sustancial de los
mercados.
En consecuencia, hay que pensar que en Luxemburgo no se cerró un capítulo, más
bien al contrario, se ha iniciado otro que exigirá a las organizaciones agrarias y a esta
Confederación estar con los ojos bien abiertos y pensar en el futuro, sólo así estaremos en
condiciones de garantizar el mantenimiento de la actividad agraria y el tejido rural.
FISCHLER SE HA SALIDO CON LA SUYA
PEDRO BARATO TRIGUERO.
PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN AGRARIA
JÓVENES AGRICULTORES (ASAJA)
AGRONEGOCIOS. 14-20 JULIO 2003
En el momento en que este artículo vea la luz, tendremos entre nuestras manos el
ejemplar número 200 del seminario AgroNegocios. Motivo por el que creo resulta obligado, en
primer lugar, felicitar a todo el equipo que, semana tras semana, con su trabajo diario permite
que el lector habitual disponga de una información sobre el sector agropecuario, actualizada,
veraz e independiente.
A estas alturas, ya se ha hablado y escrito mucho sobre la “Reforma Fischler”.
Hemos pasado por una Comunicación inicial, en la que, el pasado verano, la Comisión
manifestaba sus intenciones de llevar a cabo una reforma de la PAC aprovechando la llamada
Mid Term Review –Revisión a Medio Camino-.
Después de Navidad, el 22 de enero, el colegio de Comisarios aprobaba los
proyectos de Reglamento que debían regir la PAC en el futuro si el Consejo de Ministros de
Agricultura, a quien corresponde la máxima capacidad decisoria en esta materia, daba su visto
bueno,. Y desde ese mes de hasta la madrugada del día 26 de junio, en la que se alcanzaba
un acuerdo definitivo en Luxemburgo, hemos asistido a una tensas negociaciones entre las
diferentes delegaciones de lo Quince. Al final, acuerdo de compromiso para reformar la PAC,
que el propio Fischler calificaba como “principio de una nueva era”.
Desde ASAJA hemos trabajado desde el primer momento para evitar una reforma
que lesionara los intereses del campo español. Estuvimos presentes en Bruselas con una
concentración a las puertas del Parlamento Europeo, en la que expresábamos nuestro más
firme rechazo a la propuesta de Fischler justo en el momento de su presentación. Volvimos a
manifestarnos ante la delegación de la Comisión en Madrid cuando, en el mes de octubre,
Fischler visitaba España para convencernos de las bondades de su propuesta de reforma.
Al mismo tiempo, hemos venido analizando puntualmente los documentos que se
ponían sobre la mesa; hemos advertido de los posibles efectos y riesgos que podían tener
determinadas iniciativas, y hemos hecho aportaciones para corregir y mejorar la propuesta
inicial.
No se trata ahora de buscar vencedores ni vencidos; la reforma está aprobada y
en los próximos años se aplicará en todos sus términos. Se trata, por el contrario, de sacar el
mayor partido a la hora de aplicarla; los márgenes de maniobra que deja el documento
aprobado para los distintos Estados miembros son muy amplios y nos veremos obligados a
decidir entre las distintas alternativas que ahí se proponen para los distintos sectores.
FRUTO DE LA PERSEVERANCIA
En cualquier caso, sí parece que hay quien se ha salido con la suya. La
perseverancia del comisario Fischler ha dado sus frutos y, aunque con retoques de
importancia, ha sacado su propuesta adelante, incluso con su calendario prefijado (primer
semestre de 2003). Fischler planteaba su reforma sobre tres ejes básicos: condicionalidad,
modulación y desacoplamiento.
Los tres ha conseguido hacerlos valer, dos de ellos prácticamente intactos, la
condicionalidad y la modulación; si bien es cierto que la modulación con tasas en principio
moderadas, pero que podrán verse incrementadas con el tiempo cuando venga a sumarse el
efecto del ahora llamado “mecanismo de disciplina financiera”.
El tercero, el desacoplamiento, también se abre camino y solamente se ve
entorpecido por la posibilidad que queda a los Estados miembros de mantener, si lo consideran
oportuno, un tramo de la ayuda dentro del sistema actual (acoplada). De este modo se tendría
el llamado desacoplamiento parcial que podría aplicarse a cereales (75% desacoplado, 25%
acoplado) ovino (50% acoplado, 50% desacoplado) y a algunas otras producciones.
Cuestión independiente resulta ahora saber si las ventajas de un desacoplamiento
parcial superan sus inconvenientes, que lógicamente los tiene y no son depreciables.
Pero trataré de centrarme un poco más en lo que pueda ser estrictamente una
valoración del acuerdo alcanzado. Escribía hace unos días Jaime Lamo de Espinosa que
“analizar el resultado de esta negociación no es fácil. Los claroscuros se mezclan y lo que es
peor, se pretende llevar a cabo el examen sobre la base de las grandes cifras de ingresos…”Vida Rural nº172-.
Como en toda negociación, entre lo que se pretende y lo que se alcanza siempre
hay diferencias sustanciales y, bajo nuestro punto de vista, esto ha ocurrido en esta ocasión. Al
acuerdo definitivo alcanzado en el seno del Consejo se llega después de una propuesta de la
Comisión muy perjudicial para los intereses del sector agrario español con lo que, en principio
cabe decir que se han paliado algunos de los efectos dramáticos que la aplicación de la
propuesta inicial implicaba para España.
Sin embargo, la envergadura de la reforma era de tal calado que, sin duda,
quedan aspectos que afectarán de forma importante al campo español durante los próximos
años.
En el camino quedaron pretensiones españolas como conseguir una
discriminación positiva para las zonas desfavorecidas (se hablaba de 50 euros/ha adicionales
para estas comarcas), asimilar las leguminosas al régimen de las proteaginosas, recuperar la
ayuda específica para el girasol, no incorporar el ovino al sistema del desacoplamiento…,
etcétera.
LOS ESTADOS MIEMBROS PODRÁN…
No es menos cierto que se consiguen logros en el terreno de los frutos secos, no
se rebajan los precios de intervención para los cereales, se mejoran las expectativas en arroz,
se prorroga el sistema de cuotas en el sector lácteo, se afianza el mantenimiento de la ayuda a
los forrajes desecados, se incrementan los programas de incorporación de jóvenes y las
ayudas a la modernización de explotaciones…, etcétera.
En términos de ingresos brutos que percibirá España en arcas comunitarias, la
balanza es también positiva y parece ser que nuestro país tendrá un incremento de algo mas
de 2.000 millones de euros en la cifra de ayudas en el periodo 2005-2013.
Pero es en la cuestión de los principios donde todos perdemos. El sector agrario
europeo en su conjunto retrocede posiciones con esta reforma. Se instaura el principio del
recorte presupuestario, a través de la modulación que, además, no se acota, pues la Comisión
se dota de una herramienta como es el llamado “mecanismo de disciplina financiera”, que le
permite la posibilidad de incrementar los recortes casi sin limitación.
Campa a sus anchas el desacoplamiento que se establecerá en toda su amplitud
en media Europa (Reino Unido, Dinamarca, Holanda, Suecia y con toda probabilidad Alemania
también optarán por un desacoplamiento total), lo que no aminora los riesgos de
deslegitimación de la PAC y, en la otra media, se establecerá un desacoplamiento parcial que,
lejos de simplificar, hará el sistema mucho más complejo y multiplicará la burocracia.
Esta diferente aplicación del desacoplamiento, junto con muchas otras medidas y
mecanismos que Bruselas pone en macha con carácter facultativo para los Estados miembros,
bajo la reiterativa fórmula de “Los Estados miembros podrán…” acaba con esa C de común
que siempre caracterizó las políticas agrarias europeas. Me atrevo a decir que para contentar a
todos, se pervierte el principio de subsidiariedad, que se utiliza para dinamitar el carácter
común de la primera y principal política de la UE.
Para terminar, recordar que con la reforma aprobada es cuestión de pasar a
trabajar sobre su aplicación en España de la mejor manera posible. Los agricultores y
ganaderos se adaptarán a lo que nuestros políticos han aprobado. La sociedad en general
deberá comprender el esfuerzo continuo al que el sector agrario está sometido. El medio
ambiente, la ordenación del territorio y, nada más y nada menos, que la producción de
alimentos sanos y de calidad depende de nuestro sector.
A cambio de todas estas funciones percibimos un apoyo de nuestras administraciones que
difícilmente alcanza el 0,5% de los PIB de los quince Estados miembros de la UE. El resto sólo
son elucubraciones intencionadas
¿POLÍTICA AGRARIA COMÚN O PRESUPUESTO AGRARIO COMPARTIDO?
FERNANDO MORALEDA. SECRETARIO GENERAL DE LA UNIÓN DE PEQUEÑOS
AGRICULTORES Y GANADEROS.
AGRONEGOCIOS. SEMANA 14-20 JULIO 2003
La gran reforma de 2003 tiene su justificación en las crisis alimentarias sufridas desde
la última reforma y en la decisión política de vincular los cambios en la PAC con la ampliación
de la UE a 25 Estados miembros (EEmm) en mayo de 2004 y probablemente a 27 en 2007. Sin
olvidar también las consecuencias de las negociaciones multilaterales de la Organización
Mundial de Comercio (OMC), que tuvieron su impulso en el capítulo agrario en la Ronda de
DOHA y que esperan avanzar en la próxima Conferencia Ministerial de CANCÚN, en setiembre
de 2003.
Se ha producido, por tanto, en esta última década, un cambio cualitativamente muy
importante. Hasta 1992, e incluso hasta la Agenda 2000, la conformación de los instrumentos
de política agraria de la UE se formaron básicamente con el consenso de la familia agrícola y
las instituciones europeas. Lo que se denominó en su momento en Francia, como la práctica
institucional de cogestión agraria.
En los últimos años, las crisis alimentarias, la presión de organizaciones no
gubernamentales, junto a la opinión de los países en vías de desarrollo para la liberalización de
los mercados agrarios, han terminado por influir en la opinión pública sobre nuevos conceptos,
nuevas orientaciones de la PAC y, en algunos casos extremos, que no hay que minusvalorar,
hasta poner en cuestión la propia existencia de la PAC.
Si ayer la política agraria la diseñaron las organizaciones profesionales, a través de su
fuerte representación sectorial en los países más desarrollados de Europa, hoy será más la
opinión pública la que determine el futuro de esta política.
Los elementos de la Reforma
Los cambios aprobados se centran en el desacoplamiento de las ayudas, la
modulación y la degresividad, junto a distintas reformas sectoriales. El desacoplamiento
planteado no toma en consideración dos elementos que están unidos a la justificación que se
hace sobre la necesidad de realizar esta reforma, que no es otra que la de aproximarse a las
exigencias de la OMC.
En primer término, no hay ningún precedente donde se hayan desacoplado las ayudas
en la ganadería. De hecho, Estados Unidos (EEUU) pensó hace años realizarlo, sin que
finalmente lo pusiera en práctica. Pero, además, la UE se adelanta con una reforma radical,
mientras EEUU un año antes aprueba su paquete agrícola interno con una tendencia de
ayudas directas a las producciones, independientemente de la evolución de los mercados.
La paradoja es evidente y muy preocupante: Europa camina hacia el modelo de hace
años de EEUU, mientras que este país camina hacia el modelo que quiere abandonar Europa.
Además, es importantísimo reflejar las consecuencias de un modelo desacoplado sobre
el mercado interior europeo. La ayuda fija se realizará sobre bases estadísticas que, a su vez,
reflejan las ayudas que eran la compensación a la política de precios anterior a 1992. Luego se
hace una foto fija donde las ayudas, siguiendo el hilo conductor hacia el pasado, son
directamente proporcionales a la producción y , por tanto, a la intensificación, tanto en el sector
agrícola como ganadero.
Por otro lado, ningún factor de cohesión significativo aparece en la reforma. La
propuesta española de introducir una ayuda de cohesión directa a los productores de zonas de
bajo rendimiento, desfavorecidas por despoblamiento o de montaña, no se recoge en el
acuerdo final. Además, todos los expertos coinciden en señalar que la fórmula del
desacoplamiento, esto es, convertir una ayuda fija sin requerimientos de cantidad de
producción, ni de producción es, tal y como también reconoce la propia Comisión (CE), un
avance hacia una mayor liberalización del mercado; en definitiva, que los agricultores tengan
más señales del mercado para realizar sus inversiones y mejorar su rentabilidad.
Por el contrario, todas las zonas o territorios agrícolas con productividades bajas por
razones climáticas (como el secano español), o por retraso estructural, (pequeña dimensión,
escaso desarrollo tecnológico, formación inadecuada o edad avanzada del titular), tienen el
riesgo de abandono de la actividad, en tanto en cuanto el mercado tiene más prevalencia que
la ayuda sobre la configuración de la renta del productor.
Un freno a la cohesión
De este modo la cohesión (que debiera haberse configurado como una ayuda directa a
la renta para los territorios y los productores con limitaciones, tal y como determinaba el
Tratado de Maastricht) se determina más como elemento retórico que de amortiguación real de
los efectos del mercado único. No hay, por tanto, ningún elemento de cohesión destacable en
esta reforma, con lo que las economías agrarias más productivas del Centro y Norte de
Europa, aunque cedan en el importe unitario de ayudas como exigencia de la ampliación, lo
recuperarán con el incremento de sus opciones de mercado.
Por último, no hay que olvidar que se convierte una ayuda vinculada a una actividad,
en un título o derecho de ayuda que puede comprarse y venderse en un mercado no regulado,
como es el caso español. Podemos pasar, y no es un riesgo teórico, de ayudar a un agricultor
para producir, a otorgar un título para especular.
El factor de desprofesionalización y de abandono de la actividad que puede producir un
modelo semejante, no puede ser minusvalorado por ningún responsable político.
En relación con la modulación, ésta ha terminado orientándose a una obtención de
fondos procedentes de las ayudas directas, para financiar programas de desarrollo rural. Pero
nada garantiza que vayamos a tener más política europea de desarrollo rural, teniendo en
cuenta los porcentajes globales para estos programas y por el hecho de no haberse
atemperado el factor de renacionalización de esos fondos (en Alemania se quedará el 90 % y
el 80 % en el resto de los países). Jugando con las siglas de la PAC podemos decir que hay en
este aspecto menos Política Agraria Común y más Presupuesto Agrario Compartido.
Ha desaparecido asimismo, una de las propuestas que mayor legitimidad social tenía:
la existencia de un techo de ayuda directa para cualquier productor europeo, cifrado en
300.000 € por año (50 millones de pesetas). Se ha optado por no hacer progresiva la
disminución de ayudas e impedir la sobrefinanciación a las megaexplotaciones europeas por el
principio de recortar linealmente a todos y cada uno de los actuales perceptores de la PAC.
No se trata de falta de imaginación política, ni tampoco de huir de la dificultad de
gestión que podría tener una aplicación progresiva en tramos de modulación, porque en este
último caso la complejidad de gestión de un desacoplamiento parcial es infinitamente mayor a
esta otra de modulación progresiva.
Se trata simplemente de un decisión políticamente conservadora, que sigue optando
por el privilegio de unos pocos que hace mucho dejaron de cultivar directamente las tierras y de
tener su residencia en una zona rural. Y, en todo caso, por la prevalencia en la discusión
política de los balances monetarios nacionales, más que por el empeño de propiciar una
política agraria europea más equilibrada y cohesionadora.
La degresividad, por último, no ha sido olvidada, sino que forma parte de una futura
disciplina presupuestaria que anuncia nuevos recortes. La degresividad será, sin duda, el
instrumento financiero de la ampliación de la UE que hará que los países de la actual UE-15
con menor renta por ocupado y con más dificultades estructurales financien los gastos de esa
ampliación (que duplicará el número de activos agrarios de Europa) comparativamente en
mayor proporción que los más desarrollados.
Menos eficacia, más burocracia
Otras de las aspiraciones, tanto de la CE como de los EEmm, es la simplificación en la
tramitación de las ayudas que se ven obligados a realizar los agricultores. No hay duda de que
cada vez que se ha reunido el Consejo de Ministros, ha aumentado la burocracia y la
complejidad del sistema.
En el escenario español, las comunidades autónomas tendrán que reformar
radicalmente todo el aparato informativo y de gestión para poder hacer frente a una reforma, en
la que no han tenido ningún tipo de corresponsabiliadad política por no participar en el ámbito
de decisión.
Por parte del agricultor y el ganadero, estos tendrán que estar, paradójicamente, más
pendientes del banco que del campo.
Asimismo, en relación con la seguridad y la calidad alimentarias, que persiguen los
productores, demandan los consumidores y justificaron inicialmente el proyecto de reforma,
nada se dice ya, salvo declaraciones de intenciones vacías de contenido, sobre todo
presupuestario.
En consecuencia, el efecto final de la reforma, lejos de garantizar una mayor seguridad
y calidad alimentarias, lo que provoca es una deslegitimación social de la PAC, el abandono de
zonas importantes con baja productividad y la disminución de la renta real por ocupado, con
una pérdida importante de activos agrarios, que se unirá al ya espectacular descenso de la
población activa agraria española de los últimos años.
En definitiva, una política agraria que no favorece más a los sectores, los territorios y
los productores que más necesitan del presupuesto público, sino a aquellos otros que han
conseguido, por los modelos de apoyo pasados, una mejor posición en los mercados actuales.
Un resultado muy desalentador para Europa, para los agricultores y, en general, para
los ciudadanos, que no es ajeno a la situación de falta de líderes europeos, a la crisis
europeísta que venimos arrastrando desde hace ya algunos años, incluida la responsabilidad
de la representación política en el Parlamento Europeo, donde ha sido más habitual el
posicionamiento de los europarlamentarios en función del interés nacional, que en base a un
proyecto agrario compartido.
El euroescepticismo ha terminado contaminando a la primera política de la UE, que
debiera haber sido el sillar sobre el que se construyeran nuevas opciones de políticas comunes
para nuevos sectores y nuevas necesidades, en lugar de renacionalizarse tanto en
presupuesto como en gestión.
La responsabilidad de las organizaciones sociales ante esta situación es, por tanto,
especialmente significativa en una doble dirección. De una parte, luchando contra aquellos que
quieren asociar la idea de Europa (o lo que es igual, de la cohesión europea como objetivo
central) con elementos negativos. La UE es el mejor instrumento de vertebración territorial y
social en la historia de Europa y no podemos cuestionarlo, unas veces por no saber controlar el
peso de la burocracia y otras por no poder frenar la codicia, casi siempre ilimitada, de los
intereses económicos especulativos.
Y, de otra parte, las organizaciones sociales que vertebramos Europa de abajo a arriba,
tenemos la responsabilidad de agitar a la sociedad, de provocar el debate, de presionar a las
instituciones, de atajar los problemas que generan los grandes entramados de influencia
económica.
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