Traumatismo acústico en los músicos de música clásica

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203.078
■ ARTÍCULOS ORIGINALES
Traumatismo acústico en los músicos de música
clásica
Dario Moraisa, José Ignacio Benitoa y Ana Almarazb
a
b
Servicio de Otorrinolaringología. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España.
Unidad de Apoyo a la Investigación. Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Valladolid. España.
Objetivo: Comprobar si se produce traumatismo acústico
en los músicos de música clásica.
Material y método: Se estudió a 65 músicos voluntarios de
la Orquesta Sinfónica de Castilla y León empleando las escalas de corrección para la presbiacusia ISO 7029:2000 y
ELI. También se estudió las intensidades que emiten los
distintos instrumentos que componen una orquesta.
Resultados: Comprobamos que las intensidades que los
músicos soportan se encuentran por encima de lo que la
ley establece como riesgo para la audición, que el porcentaje de músicos con pérdida auditiva en 4.000 Hz supone
más del doble de lo esperado para la edad en el percentil 5,
y que el oído izquierdo es el más afectado en los instrumentistas de violín y viola.
Conclusiones: La música clásica produce un traumatismo
acústico que se debería reconocer como enfermedad profesional. Los músicos están obligados a protegerse los oídos
y a realizarse revisiones periódicas.
Palabras clave: Traumatismo acústico. Músicos. Música
clásica.
INTRODUCCIÓN
La aparición de pérdidas auditivas inducidas por el ruido depende de muchos factores1,2, unas veces achacables al
ruido (intensidad, frecuencia, tiempo de exposición, naturaleza del ruido...) y otras, al propio individuo: susceptibilidad individual, edad, condiciones de trabajo, antecedentes y demás.
Por ruido3 se entiende generalmente un sonido desagradable, tanto por su intensidad como por sus características,
Los autores no manifiestan ningún conflicto de intereses.
Correspondencia: Dr. D. Morais Pérez.
Pl. Juan de Austria, 3, 3.º D. 47006 Valladolid. España.
Correo electrónico: [email protected]
Recibido el 25-3-2007.
Aceptado para su publicación el 10-9-2007.
Acoustic Trauma in Classical Music Players
Objective: To confirm the existence of acoustic trauma in
classical musicians.
Material and method: Sixty-five volunteers from the Castilla and León Symphony Orchestra were studied. The hearing
thresholds of each musician were age-corrected using the
ELI and ISO 7029:2000 scales. Furthermore the sound levels
of the instruments in this symphony orchestra were studied.
Results: We observed that the sound level of the symphony
orchestra instruments is higher than the level permitted by
law, ie it constitutes a risk for hearing loss. We also found
that 4 kHz hearing loss in the 5th percentile among musicians was double the rate that would be expected for age,
and that violinists and viola players showed poorer hearing
in the left ear.
Conclusions: Classical music causes acoustic trauma in musicians and should be recognized as a professional illness.
Musicians are obliged to protect their hearing and to undergo regular check-ups.
Key words: Acoustic trauma in musicians. Classical music.
Acoustic trauma.
y se define como el sonido o fenómeno acústico más o
menos irregular, confuso y disarmónico que se diferencia
claramente de los sonidos musicales. Es el ruido al que se
refieren en la mayoría de los trabajos que estudian el traumatismo acústico; sin embargo, los sonidos musicales, aunque armónicos y regulares, pueden ser de gran intensidad,
como se ha demostrado que ocurre en las orquestas sinfónicas4. Cabe pensar, por lo tanto, que en los profesionales
de la música —sometidos durante años a sonidos de intensidad suficiente, teniendo en cuenta su susceptibilidad personal y el tiempo de dedicación y los fenómenos ambientales propios de los lugares de ensayo— podría desarrollarse
traumatismo acústico.
El Real Decreto 1316/19895 y su sustituto Real Decreto
286/20066 definen a un trabajador con riesgo de traumatismo acústico como aquel que en su lugar de trabajo se encuentra expuesto a niveles de sonido superiores a 80 dBA, y
la Orden del Ministerio de trabajo del 15 de diciembre de
19657 dice que cuando “la audiometría muestre un escotoma
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Tabla I. Registro realizado a la orquesta en su conjunto
Pico máximo alcanzado (dBA)
L10 (dBA)
L50 (dBA)
L90 (dBA)
Tiempo (min)
Delante del director
Localización del sonómetro
120,4
90
75
55
75
Delante del director
122,3
90
75
54
54
Delante del director
114,5
90
90
85
51
Delante de instrumentos de viento
120,7
85
60
45
61
Delante de instrumentos de viento
125,5
95
80
50
70
Palco principal
115 0
85
70
55
72
L10, L50 y L90: percentiles 10, 50 y 90 (dBA que se supera en el 10, el 50 y el 90 % del tiempo registrado).
de 15 a 70 dB en la frecuencia de 4.096 Hz como anormalidad única; si ese escotoma se ampliara afectando a dos o tres
octavas, primero hacia los agudos (8.192 Hz) y luego hacia
los graves, o si la curva, con el mismo predominio, llegara a
afectar a la zona conversacional (500 a 2.000 Hz), después de
eliminar otras posibles etiologías (intoxicaciones exógenas,
traumatismos craneales, senescencia auricular), se establecerá el diagnóstico de hipoacusia o sordera profesional”.
Con estos antecedentes legislativos, es evidente que la
comprobación de la existencia de un riesgo de lesión, o una
lesión ya definida, en el oído interno inducida por sonido
en los músicos profesionales no solamente puede ser importante a título personal, sino también para establecer los
medios de protección adecuados y reconocer esta dolencia
como enfermedad profesional.
Han sido publicados ya varios estudios4,8-16 en este sentido, y por ello nos planteamos realizar este trabajo de investigación en la Orquesta Sinfónica de Castilla y León y
comprobar si efectivamente están en riesgo auditivo los
profesionales de dicha orquesta o no lo están.
MATERIAL Y MÉTODO
De un total de 97 músicos que componen la Orquesta
Sinfónica de Castilla y León, se presentaron 66 voluntarios,
de los que solamente se rechazó a uno por tener una afección crónica de oído; por lo tanto, el tamaño muestral fue
de 65 (68 %) individuos. De ellos, 45 eran varones y 20, mujeres, con una media de edad de 36,37 años.
Practicamos las audiometrías, como se aconseja14, a primera hora de la mañana para asegurar un número suficiente de horas libres de exposición al ruido, con un audiómetro Audiotest 330, y después de una otoscopia y la
aplicación de un cuestionario clínico en busca de antecedentes familiares, personales y síntomas subjetivos óticos y
de otra índole (dolores, estrés, etc.).
Los instrumentos estudiados fueron: 1 arpa, 1 clarinete,
4 contrabajos, 3 fagotes, 1 flauta, 1 flauta travesera, 3 oboes, 8 percusionistas, 1 timbal, 2 trombones, 2 trompetas,
10 violas, 21 violines y 7 violonchelos. Agrupamos también
los instrumentos teniendo en cuenta sobre todo las características de intensidad sonora y/o similitud instrumental
y/o de interpretación: violín y viola, 31 (47,7 %) músicos;
trompeta y trombón, 4 (6,2 %); clarinete, flauta, fagot, per402 Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(9):401-7
cusión y oboe, 18 (27,7 %); bajo, chelo y arpa, 12 (18,5 %). La
evidente heterogeneidad de alguno de ellos se hizo obligada por la representación unitaria de algunos instrumentos
y porque nos interesaba especialmente para valorar la lateralidad de la lesión el grupo violín y viola, por su forma de
interpretar el instrumento y su localización en la orquesta
(delante y a la derecha de los instrumentos de viento).
En el mismo estudio realizamos una valoración de la intensidad sonora, en dBA, a la que están sometidos estos
profesionales durante los ensayos de las siguientes obras:
Variaciones sobre un tema rococó, op. 33, de Piotr Illich Chaikovski (1840-1893); Camino y visión, de Enrique Arturo Diemecke (1952), y La noche de los mayas, de Silvestre Revueltas
(1899-1940). El director fue el mexicano de origen alemán
Enrique Arturo Diemecke (tabla I).
También registramos los niveles de presión sonora en
dBA que emite cada instrumento que compone la orquesta
sinfónica, tras indicar a los músicos que tocaran una escala
y unos acordes durante 1 min (tabla II). Igualmente comprobamos las diferencias de presión sonora en dBA y el
máximo de alguno de los instrumentos cuando colocábamos delante una pantalla de protección de metacrilato,
usada frecuentemente por estos profesionales para atenuar
la intensidad sonora de los instrumentos de viento-metal
fundamentalmente. Los registros de la presión sonora los
realizamos con un sonómetro CESVA, modelo SC-15.
Funciones disponibles del sonómetro: PEAK: es el valor
máximo. Muestra el valor máximo en decibelios, sin ponderación frecuencial. FAST (Lp): es el valor eficaz en decibelios A, con promediado exponencial rápido de 125 ms.
SLOW (Lp): es el valor eficaz en decibelios A, con promediado exponencial lento de 1 s. Leq: nivel sonoro equivalente en el promediado lineal de la presión acústica durante todo el tiempo que dura el proceso, en decibelios A.
RELOJ: mide el tiempo que dura el proceso. L10, L50 y L90:
son los percentiles en decibelios que se ha superado un 10,
un 50 y un 90 % del tiempo durante todo el proceso.
El sonómetro, cuando registramos a la orquesta, se coloca en dos posiciones: a) delante del director y a 1 m del suelo, sobre un atril, y b) delante de los instrumentos de viento y también a 1 m del suelo. Cuando registramos los
instrumentos individualmente, nos colocamos delante y a
1 m de ellos y 1 m del suelo. Ningún otro instrumento sonaba en ese momento. Las excepciones fueron los violines
y violas, en los que el registro se realizó desde detrás, apro-
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Tabla II. Registro de los instrumentos de una orquesta sinfónica, con y sin pantalla protectora
Sin pantalla
Instrumento
Con pantalla
Pico máximo alcanzado
(dBA)
L10
L50
L90
Bombo
135,8
100
75
55
Caja
118,3
100
90
65
Caracola
115,5
100
95
55
Clarinete/pícolo
110,1
95
85
70
99,4
85
80
65
Contrabajo
105,5
75
75
70
Cuerno
103,5
90
85
65
Clarinete si-bemol
Fagot
102,1
85
80
75
Flauta travesera
112,3
100
85
70
Gong
124,0
105
90
55
Oboe
109,4
95
90
75
Plato
113,3
95
80
70
Timbales
134,8
105
95
90
Pico máximo alcanzado
(dBA)
L10
L50
L90
Trombón
127,6
105
1000
75
114,0
100
95
70
Trompeta
114,6
100
95
90
108,9
95
90
70
Trompa
111,5
95
85
70
Viola (detrás del músico)
105,0
90
85
80
Violín (detrás del músico)
109,7
90
85
75
Violonchelo
101,9
85
80
75
L10, L50 y L90: percentiles 10, 50 y 90 (dBA que se supera en el 10, el 50 y el 90 % del tiempo registrado).
Tabla III. Correción ELI y grados ELI
Corrección ELI (dB en 4.000 Hz)
Grados ELI
Edad
Mujeres
Varones
Pérdida audiométrica corregida (dB)
ELI
25
0
0
<9
A
Normal-excelente
30
2
3
8-14
B
Normal-buena
35
3
7
15-22
C
Normal
40
5
11
23-29
D
Sospecha de sordera
ⱖ 30
E
Claro indicio de sordera
45
8
15
50
12
20
55
15
26
60
17
32
65
18
38
ximadamente a 0,5 m de la cabeza, y en los instrumentos
de percusión a 2 m.
Tratamiento estadístico y métodos de valoración
de los datos obtenidos
Realizadas las audiometrías, nos centramos en los umbrales obtenidos en la frecuencia 4.000 Hz, y con dicho umbral procedimos de la siguiente forma:
Clasificación
1. Corrección del umbral auditivo por presbiacusia.
Restando de la pérdida audiométrica en 4.000 Hz el
valor de la presbiacusia, siguiendo dos procedimientos: a) la escala Early Loss Index (ELI: índice
de pérdida precoz) 3 (tabla III), y b) la norma ISO
7029:2000 17 ; primero se calculó el umbral auditivo para una población audiológicamente normal
de una determinada edad mediante la fórmula:
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Tabla IV. Umbral de audición a 4.000 Hz, corregido por presbiacusia según ELI e ISO 7029:2000, para todos los intrumentos
y para el grupo violín y viola
Todos los instrumentos (n = 65)
Media
Desviación típica
ELI OD
ELI OI
ISO OD
ISO OI
ELI OD
ELI OI
ISO OD
ISO OI
7,08
7,69
5,70
6,31
1,230
5,26
0,300
4,330
12,608
12,659
11,549
5,846
10,408
5,754
13,32
p*
Violín-viola (n = 31)
NS
NS
NS
9,094
0,04
OD: oído derecho; OI: oído izquierdo; NS: no significativo.
*Prueba de la t de Student.
Tabla V. Comparación de la distribución porcentual de individuos
de la muestra analizada con la de una población audiológicamente
normal
Percentil
n
Observado (%)
Esperado (%)
<5
7
10,8
5
5-25
11
16,9
20
25-75
34
52,3
50
75-95
13
20 0
20
> 95
0
0 0
5
Prueba de la ␹2, p = 0,2.
⌬Hmd,Y = (Y – 18)2 ␣, donde Y es la edad y ␣ es un
coeficiente en (dB/años2) proporcionado para cada
frecuencia y sexo en la propia norma ISO. Finalmente, una vez calculado, se resta del umbral auditivo
obtenido en cada individuo, con lo que se consigue
el umbral corregido por presbiacusia.
2. Clasificación de los individuos en función del nivel
auditivo corregido por presbiacusia. También hemos
utilizado dos procedimientos: a) cálculo del grado ELI
que clasifica los traumatismos en una escala cualitativa creciente (tabla III), y b) a partir del valor medio esperado para cada edad, se calculó la distribución en
percentiles de dichos valores normales para cada una
de las edades de nuestra muestra, utilizando el método y las fórmulas que aparecen en la norma ISO antes
referida.
Una vez calculados estos valores, se sitúa a cada individuo en su percentil correspondiente en función de su
edad, sexo y umbral auditivo, respecto a una población
normal.
Para la comparación de los umbrales auditivos según lateralidad o procedimiento utilizado, se ha utilizado la
prueba de la t de Student. Para la comparación de distribuciones de frecuencias, el test de la ␹2. Para la realización
de los cálculos y el análisis estadístico, se ha utilizado el
programa estadístico SPSS (Statistical Package for Social
Sciences), versión 12.0.
También hemos estudiado otros parámetros, como la hiperacusia, los acúfenos y el estrés, a los que sólo hemos
aplicado un tratamiento porcentual.
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RESULTADOS
Resultados audiométricos
Se determinó la media, la mediana, la desviación típica y
el mínimo y el máximo del umbral de audición a 4.000 Hz
corregido por presbiacusia según ELI y según ISO 7029:2000,
tanto para el oído derecho (OD) como para el izquierdo
(OI), y no hubo diferencias estadísticamente significativas
entre los umbrales de audición entre OD y OI con ninguno
de los dos procedimientos (tabla IV). Es interesante reseñar
que hay diferencias significativas entre los valores obtenidos mediante el cálculo del ELI y los que se calculan mediante la norma ISO, que da resultados más favorables
(mejor audición) de pérdida auditiva.
Analizando los grupos de instrumentos, sólo se obtuvo
diferencias significativas (p ⱕ 0,05) en el grupo de violín y
viola, con una audición peor en el OI y únicamente para los
valores obtenidos a partir de las recomendaciones de la
norma ISO 7029:2000 (tabla IV).
Es importante hacer notar que en el tramo más desfavorable, percentil < 5, el número de individuos patológicos que
obtuvimos fue más del doble de lo esperado en la población
normal (10,8 % obtenido respecto al 5 % esperado) (tabla V).
Los porcentajes obtenidos entre el percentil 5 y el 50, que corresponderían también a oídos con deficiencia auditiva, no
superaban lo esperado, mientras que por encima del percentil 95, donde se sitúan los oídos muy finos, no obtuvimos ningún registro, cuando se debería esperar al menos un 5 %.
Resultados según valoración clínica
Los resultados obtenidos hasta aquí corresponden a los
observados aplicándoles las correcciones ISO 7029:2000 y
ELI de una manera estricta. Sin embargo, hay un dato clínicamente relevante que tiene que ver con la observación
de las curvas audiométricas de los individuos estudiados,
y en esa observación apreciamos que existen individuos
que, aun teniendo un umbral corregido en 4.000 Hz dentro
de los grupos o percentiles de normalidad, su curva audiométrica denota un escotoma evidente en la frecuencia
4.000 Hz, y que clínicamente correspondería a los grados I
y II de Larsen18, Lafon-Duclos19 o de Grateau1. Así, 13 músicos presentaron un escotoma en 4.000 Hz, llamado
“muesca de calderero” o “caída de 5”; de ellos, sólo 7 pertenecían al grado E de ELI (indicio de sordera) y 1 al grado
D (sospecha de sordera), mientras que 2 correspondían al
grado C (normal) y 3, al grado B (normal-buena).
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Morais D et al. Traumatismo acústico en los músicos de música clásica
Según la encuesta realizada a los músicos, se registra hiperacusia en el 32,3 % y acúfenos en el 16,9 %, y el estrés alcanza al 38,46 %.
Registro de orquesta e instrumentos
Los ensayos duraban 4 h/día, con descansos de 30 min
cada 90-120 min, durante 5 días/semana. Se realizó un total de 6 registros a la orquesta en su conjunto, con una duración media de 55 min (tabla I). De igual modo se registraron durante 1 min los diferentes instrumentos de la
orquesta (tabla II). En la tabla II se ofrece también los resultados de los niveles auditivos registrados con algunos instrumentos especialmente sonoros (trompeta y trombón)
con y sin pantalla de protección.
DISCUSIÓN
Desde 1960, cuando Arnold et al20 publicaron el primer
trabajo sobre la audición en pianistas de 60-80 años, muchos han sido los trabajos que se han ido publicando sobre
la acción nociva del sonido en los músicos, algunos controvertidos en sus resultados, pero en general lo que se puede
deducir es que los instrumentos de orquestas sinfónicas,
orquestas populares, bandas de rock o los mismos auriculares producen niveles de sonido lo suficientemente elevados para causar pérdida auditiva9-11,21,22 y que la música clásica es potencialmente peligrosa para la integridad de la
audición de altas frecuencias en los músicos4,8-16.
Algunos autores23-27 no encuentran diferencias significativas en sus estudios entre los niveles auditivos de los músicos componentes de orquestas sinfónicas y los niveles auditivos esperables en los grupos de edad aplicando la
norma ISO 7029, pero creemos que esta discrepancia es de
matiz ya que, si exceptuamos a 2 de ellos26,27, todos los demás consideran que los músicos de orquestas sinfónicas
tienen un riesgo potencial de pérdida auditiva y preconizan la utilización de medidas de protección personales al
mismo tiempo que insisten en la necesidad de sensibilizar
a las instituciones para reconocer este riesgo y el daño
cuando se produzca.
En nuestro trabajo comprobamos que en el grupo más
desfavorable, esto es, por debajo del percentil 5, el porcentaje de individuos obtenido (10,8 %) es más del doble de lo
esperado (5 %), y aunque no existen diferencias significativas para los percentiles 5-50, nosotros lo interpretamos
como probablemente debido a un problema de potencia estadística (tamaño muestral).
Pero si observamos las audiometrías obtenidas en el estudio desde un punto de vista clínico y no estadístico, nos
daríamos cuenta de un hecho relevante, y es que músicos
que pertenecen según ELI a grupos D (sospecha de hipoacusia) y algunos C (normal) e incluso B (normal-buena) y
que, por lo tanto, no entrarían en el 10,8 % encontrado
como patológico, presentan un clarísimo escotoma en
4.000 Hz, caída que no se justificaría por presbiacusia, y
cualitativamente pertenecerían a los grados I y II de Larsen, Lafon-Duclos y Grateau, aunque cuantitativamente todavía no sean patológicos según ISO 7029 o ELI. La aplica-
ción de esta observación clínica hace que pasemos del
10,8 % de traumatismo acústico encontrado en nuestra
muestra, estadísticamente ya significativo si se valora aisladamente los percentiles más desfavorecidos, a un muy
llamativo 20 %.
También hemos comprobado que, cuando aplicamos la
norma ISO 7029 como corrección del umbral auditivo por
la edad, los umbrales obtenidos son mejores (mejor audición) que cuando aplicamos la escala ELI, y esto es comprensible, ya que mientras la primera valora las pérdidas
por cada año de edad, la segunda lo hace por grupos de
edad. No obstante, la ELI es muy cómoda de usar y está
aprobada por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud español3.
Es posible que en los músicos, a pesar de estar sometidos
a sonidos con máximos de hasta 120-125 dB de la orquesta
en su conjunto o de 135 dB de algún instrumento en particular, el riesgo de traumatismo acústico sea menor que el
de otros trabajadores de la industria, fundamentalmente por
las características del ruido o el sonido, pero además en ellos
influyen favorablemente las repetidas paradas correctoras
del director en los ensayos, los descansos cada 90-120 min o
la interpretación de distintos autores y obras con características sonoras diferentes25,28; mientras que el estrés y, en conjunto, el estado emocional del profesional son variables que
se reconoce como de influencia negativa en la aparición del
traumatismo acústico8,25, en nuestro trabajo el estrés se reconoce en 25 de 65 (38,46 %) músicos encuestados. La variable
tiempo de exposición también es muy importante para valorar el riesgo. Nosotros registramos en los ensayos una media de 4 h/día 5 días por semana, frente a las 15 h/semana o
4-8 h/día de otros autores24, pero a esas horas hay que añadir las de ensayo en casa, con otras orquestas, impartiendo
clases, etc. Cada momento es diferente, y cada local y sus
condiciones acústicas también lo son. Todo esto hace que la
valoración de niveles diarios equivalentes se haga especialmente difícil y por ello nosotros preferimos valorar únicamente los percentiles de los ensayos.
Por todo lo dicho, los responsables de la orquesta, y especialmente el director, deberían cuidar tanto la selección como
la planificación de los repertorios para poder intercalar obras
realmente ruidosas con otras mucho más “pacíficas”. Pensamos que las obras a las que tuvimos la oportunidad de
asistir cumplían con estos requisitos, pero en las entrevistas
que mantuvimos con los músicos nos manifestaban que esto
no siempre es así, y una de sus quejas más llamativas era la
asistencia a demasiadas horas de ensayos, sin descansos suficientes y con obras especialmente “ruidosas”.
En nuestros registros de la orquesta en su conjunto obtuvimos máximos de hasta 120-125 dBA, y aunque solamente el 10 % (L10 = percentil 10) del tiempo registrado las
intensidades eran de 85-90 dBA, todos estos valores se encuentran en las consideraciones de los RD 1316/1989 y
286/2006, que los definen como de riesgo para la audición.
Cuando registramos los instrumentos de manera individualizada, se observa que las intensidades que emiten son
muy importantes, similares a las registradas por otros autores4,8, con máximos de hasta 135,8 dBA, como en el caso
del bombo, o 135 dBA en el de los timbales, y 128 y
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115 dBA del trombón y la trompeta respectivamente, todos
ellos muy próximos a los valores límite de exposición marcados por la ley (para los sectores de la música y el ocio,
hasta el 15 de febrero de 2008 sigue vigente el Real Decreto
1316/1989 de 27 de octubre; a partir de entonces entrará en
vigor el Real Decreto 286/2006), que son de 140 y 137 dBA,
respectivamente y que, según esos decretos, nunca se debería rebasar. En ellos se sistematiza la periodicidad de las
revisiones audiométricas de los trabajadores con riesgo y la
obligatoriedad de protección auditiva partir de los 85 dBA.
En nuestro trabajo hemos comprobado que el grupo de
violines y violas presenta una audición peor para el OI, con
diferencias estadísticamente significativas y en correspondencia con otras publicaciones10,24, lo que podría justificarse
quizá no sólo por la proximidad del instrumento a dicho
oído, sino por la situación delante y a la derecha de los instrumentos de viento-metal, como se argumenta en otros
trabajos10,15,24,25,29.
No existen estudios sobre la influencia de las características de la sala o auditorio en la pérdida auditiva de los
músicos, pero nos parece lógico pensar que las condiciones
de la sala donde la orquesta trabaja son fundamentales
para que se produzcan lesiones en el oído por la reverberación y la reflexión del sonido, entre otros.
También hemos objetivado en estos profesionales, al
igual que otros autores14,25, un elevado índice de hiperacusias, incluso de algiacusia. Así, 21 (32,3 %) de los 65 músicos estudiados lo referían, y no coinciden con los que presentaban traumatismo acústico audiométrico, ya que sólo
4 de los 21 tenían una audiometría con caída en 4.000 Hz.
Aunque estos datos son relevantes, lo interpretamos como
una característica de estos profesionales por su especial
sensibilidad a los sonidos, más que como una especial predisposición al traumatismo acústico.
Los acúfenos, referidos por otros autores30, se reflejaron
solamente en 11 (16,9 %) músicos y únicamente 3 de ellos
tenían una caída en 4.000 Hz; todos ellos relacionaban su
aparición con ensayos especialmente largos u obras especialmente ruidosas, y para nosotros su aparición después
de estos estímulos sonoros intensos es una premonición de
la evolución posterior hacia un traumatismo acústico bien
definido.
Se ha propugnado un buen número de medidas para
disminuir el riesgo de traumatismo acústico en los músicos: a) los tapones auditivos, solamente utilizados por el
6 %30, han evolucionado y lo seguirán haciendo; la dificultad es evitar la llegada de sonidos intensos sin eliminar sus
cualidades y se dificulte la interpretación de la pieza musical; la excepción es el clarinete, instrumento en el que la vibración llega, por vía ósea, desde la caña del instrumento y
los dientes superiores al laberinto; b) las pantallas4,11,14, según hemos comprobado, eliminan sólo 7-13 dB, pero los
músicos manifiestan que son suficientes para hacer que el
sonido emitido por el compañero sea más soportable; c) la
rotación de los músicos dentro de su estructura tradicional
también sería una posible medida para evitar que el sobrestímulo llegue siempre al mismo oído y de la misma dirección; d) es fundamental que la sala o el auditorio estén
adecuadamente diseñados y que estén dotados con las me406 Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(9):401-7
didas arquitectónicas de absorción del sonido adecuadas
en paredes, cortinajes, etc.; e) hay que controlar la hipertensión, la diabetes y la exposición al ruido y los medicamentos ototóxicos, ya que producen mayor susceptibilidad al
traumatismo acústico8,14,25.
Es evidente que, después de todo este trabajo, queda una
puerta abierta para el estudio y la valoración especialmente orientada hacia el reconocimiento de estas hipoacusias
como enfermedad laboral y las consiguientes reclamaciones y reivindicaciones de tipo legal, tema tremendamente
conflictivo, como se reconoce en otras publicaciones consultadas8.
CONCLUSIONES
Las intensidades sonoras que soportan los músicos de la
Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) son elevadas y suponen un riesgo para la audición.
Los músicos de la OSCyL presentan un porcentaje de
pérdida auditiva en 4.000 Hz que supera el doble de lo
esperado para la edad en el percentil 5 (el 10,8 respecto
al 5 %).
La norma ISO 7029:2000 es más fiable que la norma ELI
en la corrección del umbral auditivo por presbiacusia.
El OI es el más afectado en los instrumentistas de violín
y viola, lo que no se ha demostrado con el resto de los instrumentos.
Se hace obligado el seguimiento audiométrico, al menos
anual, de estos profesionales para valorar su evolución
auditiva, además del uso de medidas para amortiguar el
sonido y reducir el riesgo de pérdida auditiva: tapones,
pantallas, adecuación sonora de las salas de ensayo y representación, selección de las piezas musicales e intercalado de obras con diferentes niveles sonoros, cambios o rotaciones en la ubicación de los músicos dentro de la orquesta
y descansos frecuentes, entre otras.
Agradecimientos
A Enrique Rojas, director-gerente de la OSCyL; Juan Aguirre, jefe de producción de la OSCyL; Ricardo Moreno, percusionista de la OSCyL, paciente y amigo, y en general a todos
los miembros de la OSCyL por permitirnos unos y facilitarnos
otros la realización de este trabajo.
A Carlos Casanova y Juan I. Arribas, catedráticos de Física
Aplicada y Geodinámica Externa de la Facultad de Ciencias
de Valladolid, así como a Jesús de la Fuente, técnico de laboratorio de esa facultad, por proporcionarnos los medios técnicos
y ayudarnos a interpretar los valores obtenidos. A Ester Juárez, audiometrista, y a todas las personas que colaboraron en
la recogida de datos.
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