Dia del Ictus - Sociedad Española de Neurología

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DÍA DEL ICTUS 2006
7 de noviembre
Después del ictus, hay mucha vida por vivir
Sólo el 41% de las personas que han sufrido un ictus se valen
por sí mismas medio año después, según un estudio
del GEECV-SEN
EL 26% DE LOS ESPAÑOLES QUE SUFRE UN ICTUS FALLECE
EN LOS SEIS MESES SIGUIENTES
•
Este año, el DÍA DEL ICTUS recuerda que es posible
recuperarse y subraya la importancia de prevenir un
segundo ictus
•
Parálisis, dificultad para hablar, trastornos emocionales y
cognitivos, complicaciones más frecuentes en estos
enfermos
•
La mayoría de los pacientes con secuelas se ve obligado a
abandonar su puesto de trabajo
•
300.000 personas en España presentan una discapacidad
tras sufrir esta urgencia médica, que es la segunda causa
de muerte en nuestro país y la primera en la mujer
Madrid, 7 de noviembre de 2006.- Un 26% de los españoles que ha sobrevivido a un
ictus ha fallecido al cabo de seis meses. Pasado ese tiempo, el 44% de los que lo
superan se encuentran en una situación de dependencia funcional y, sólo el 41%
puede continuar su vida sin ayuda. Estos datos proceden de un registro, que ha
incluido 14.000 pacientes de 2002 a 2006, del Grupo de Estudio de Enfermedades
Cerebrovasculares de la Sociedad Española de Neurología (GEECV-SEN). Las
cifras ponen de manifiesto que, además de la alta mortalidad asociada a esta urgencia
médica, son muchos los pacientes que, con secuelas o sin ellas, deben reducir la
probabilidad de sufrir un nuevo ictus. “Para hacerse una idea del riesgo que sufre una
persona que lo padece por segunda vez, baste decir que tiene un 73% más de
posibilidades de fallecer y un 39% más de quedar con alguna dependencia funcional”,
asegura el doctor José Álvarez Sabín, coordinador del GEECV-SEN.
Por eso, este año el Día del Ictus, una jornada organizada por el GEECV-SEN con
la colaboración de Bristol-Myers Squibb, recuerda que Después del ictus, hay
mucha vida por vivir…¡Y podemos ayudarte! Una de cada diez muertes en España
está causada por un ictus, término con el que se conocen las enfermedades del
cerebro provocadas por un problema de la circulación sanguínea. Esta urgencia
neurológica constituye la segunda causa de fallecimiento en nuestro país y la primera
en la mujer. Su aparición provoca más discapacidad y muertes prematuras que la
enfermedad de Alzheimer y los accidentes de tráfico juntos. “La alta mortalidad
asociada a la enfermedad no debe hacernos olvidar que podemos reducir el riesgo de
muerte y la gravedad de las secuelas, si el paciente es atendido de urgencia por un
neurólogo. Para ello debe conocer los signos de alerta y acudir de inmediato a un
hospital”, subraya el doctor Álvarez Sabín.
Cada año sufren esta enfermedad unos 120.000-130.000 españoles. De ellas, unas
80.000 fallecen o quedan con discapacidad. Actualmente en nuestro país más de
300.000 personas presentan alguna limitación en su capacidad funcional tras haber
sufrido un ictus. Como dice el coordinador del GEECV-SEN, “estamos ante uno de los
principales problemas socio-sanitarios en todo el mundo. A pesar de los grandes
avances en su manejo, su impacto aumentará en los próximos años. Se estima que el
envejecimiento de la población motivará que en quince años tengamos un incremento
absoluto del 30% en el número de personas que sufran un primer ictus”.
Convivir con las secuelas
El ictus es la principal causa de incapacidad o discapacidad en las personas adultas.
Casi un 66% de los que lo han sufrido fallece o queda dependiente. La mitad de los
supervivientes tendrá discapacidad a largo plazo. Por este motivo representa la
segunda enfermedad con más carga en Europa: casi el 7% de los años de vida
ajustados a discapacidad, es decir, años de vida perdidos por la muerte más los años
vividos con discapacidad. Las secuelas más frecuentes son parálisis, dificultades con
el lenguaje, trastornos emocionales y de tipo cognitivo.
“Los problemas motores son muy frecuentes y afectan a uno de cada tres pacientes.
También es bastante común el dolor, la fatiga, la dificultad para controlar las
emociones y la depresión”, asegura el doctor Álvarez Sabín. La parálisis o debilidad en
un lado del cuerpo (cara, brazo y pierna), que los expertos denominan hemiplejia o
hemiparesia, dificulta al paciente actividades de la vida diaria como caminar, vestirse,
comer o usar el baño. Los problemas de equilibrio que experimentan muchos
enfermos incrementan el riesgo de caídas. Capítulo aparte merecen los trastornos del
lenguaje: con dificultades en unos casos para formar las palabras y en otros para
entender (se denomina afasia). Otros pacientes utilizan correctamente un lenguaje,
pero no articulan bien las palabras (disartria).
Algunos enfermos presentan problemas de atención, concentración, pensamiento,
juicio, aprendizaje y memoria. “El riesgo de demencia aumenta; de hecho el ictus es la
segunda causa de demencia”, destaca el doctor Álvarez Sabín. Otra discapacidad
común es la depresión, presente en el 40% de los afectados al año de haber sufrido el
ictus. Si no se trata puede perjudicar la calidad de vida del paciente. A todas estas
limitaciones hay que sumar la ansiedad, la fatiga física y psíquica, los episodios de
epilepsia, que afectan entre un 4 y un 17% de los pacientes, y el dolor. “La mayoría de
las secuelas impiden reanudar la actividad laboral previa y, en muchos casos, tienen
un impacto negativo sobre la vida familiar y social”, señala.
La medida más eficaz para reducir el impacto de las secuelas es recibir una atención
neurológica especializada lo antes posible tras sufrir un ictus. Pasada la fase aguda y
los primeros meses de riesgo, el objetivo es la recuperación del paciente con
alteraciones neurológicas a través de la fisioterapia (para que pueda volver a caminar
o cambiar de movimiento), la terapia ocupacional (para que aprenda comer, asearse o
vestirse), la logopedia (para que se exprese y comprenda correctamente) y la terapia
psicológica/psiquiátrica (para corregir los problemas emocionales y cognitivos). La
edad suele condicionar la recuperación. “El paciente de edad avanzada encuentra
más problemas para recuperar su capacidad funcional”, precisa el coordinador del
GEECV-SEN.
El segundo ictus, más grave y mortal
Haber sufrido un ictus es el principal factor de riesgo para sufrir otro y, por tanto, para
fallecer o quedar con alguna discapacidad. Este riesgo es especialmente evidente en
la primera semana (10%) y en los tres primeros meses (18%). Según el doctor Álvarez
Sabín, la disponibilidad de tratamientos eficaces hace imprescindible un diagnóstico y
tratamiento neurológico especializado urgente. “No obstante”, advierte el experto, “ese
riesgo mayor de volver a tener un ictus se mantiene durante toda la vida; un riesgo que
además puede materializarse no sólo a nivel cerebral, sino también cardiaco, con un
infarto de miocardio”.
Un 20% de los pacientes fallecen en el primer ictus. Esta cifra se eleva al 34,7% si el
enfermo ya lo había sufrido anteriormente. La enfermedad tampoco afecta de igual
manera a los que sobreviven. Tras un primer ictus, el 36% presenta un problema de
dependencia y un 51% de los afectados pierde la autonomía cuando el infarto cerebral
irrumpe por segunda vez. Para reducir la aparición de nuevos ictus más graves, los
médicos disponen, por un lado, de las medidas higiénico-dietéticas (dejar de fumar,
dieta rica en verduras, frutas y pescados, evitar el consumo excesivo de alcohol,
disminuir el peso, hacer ejercicio de forma regular) y, por otro, del tratamiento
farmacológico. De entre los medicamentos que han demostrado reducir el riesgo,
destacan los antiagregantes plaquetarios, como clopidogrel, ácido acetilsalicílico, o
triflusal, los antihipertensivos y las estatinas. “Es necesario un cumplimiento adecuado
de la medicación y un control riguroso de los factores de riesgo vascular. De ello
dependerá que el paciente tenga más autonomía, evite el deterioro cognitivo y cuente
con una mejor calidad de vida”.
Día del Ictus: síntomas y factores de riesgo
Un año más el Día del Ictus pretende también transmitir a la población que esta
enfermedad es una urgencia médica frente a la cual los mayores logros, en términos
de supervivencia y recuperación sin secuelas, se consiguen en las primeras horas de
haberse producido. Para ello es preciso estar muy atento a los síntomas, como la
pérdida de fuerza o de sensibilidad de medio cuerpo, la dificultad para hablar o
entender, la pérdida súbita de la visión por uno o los dos ojos o la aparición de un
intenso dolor de cabeza. La hipertensión arterial, el tabaquismo y el colesterol elevado
son los factores de riesgo más importantes junto con la edad, las arritmias (en
concreto la fibrilación auricular), la diabetes, el abuso del alcohol, el sedentarismo y el
tipo de dieta.
Cómo actuar frente a un ictus
Las horas inmediatas al ictus son definitivas: se ha comprobado que los pacientes que
son tratados en las primeras seis horas por un neurólogo, en un hospital, recuperan en
mayor medida las funciones neurológicas. En la actualidad, sólo el 50% de los
afectados ingresa antes de las seis horas y esto se produce, además, en áreas
sanitarias en las que la población está más informada. El problema es que aún hoy
muchos pacientes acuden al hospital cuando ya es demasiado tarde. Ante un caso de
ictus, lo primero que hay que hacer es trasladar al enfermo al servicio de urgencias
hospitalarias o llamar al teléfono de emergencias 061/112.
Tipos de ictus
El ictus puede ser isquémico o hemorrágico. El isquémico, que supone el 80% de
los casos, se produce por una obstrucción del flujo sanguíneo que puede ocasionar la
lesión o la muerte de las neuronas. El ictus hemorrágico (el 20% restante) se produce
como consecuencia de la rotura de un vaso cerebral. Cuando los síntomas de la
isquemia (disminución del riego) duran menos de 24 horas, se habla de ictus menor o
accidente isquémico transitorio (AIT). En el caso del AIT, aunque los síntomas
desaparecen, la persona afectada tiene un riesgo muy elevado de sufrir un infarto
cerebral en los días siguientes, por lo que también se debe acudir urgentemente al
hospital.
Para más información:
Gabinete de Comunicación BMS
Tfno: 91/456.53.31
Marisol Mayoral
Planner Media
Tfno: 91/787.03.00
Luis Pardo/Mónica Llorente
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