Recuperando nuestra historia: PR se ubica y el PDC elude la

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Recuperando nuestra historia: PR se ubica y el
PDC elude la desintegración (Edición Nº 31 PF,
Junio de 1967)
PUNTO FINAL
Año I. Nº 31
Junio de 1 967
Política Nacional
PR SE UBICA Y PDC ELUDE LA DESINT EGRACIÓN
EL automóvil marchaba hacia la provincia de Colchagua, pero se detuv o momentáneamente en las
inmediaciones de Rancagua. El senador radical Hermes Ahumada, uno de los v iajeros, se bajó a
orinar. Su correligionario el diputado Carlos Mor ales Abarzúa intentó hacer otro tanto, pero la
mano presta del senador Luis Bossay le retuvo. —Quédate, Alberto y y o tenemos que decirte algo.
Tú debes ser nuestro candidato a Presidente del Partido Radical en la próx ima Conv ención
Nacional.
Alberto era el profesor univ ersitario Alberto Baltra, figura destacada del sector av anzado del
radicalismo.
Así partió la candidatura de Izquierda del diputado Carlos Morales, la que no alcanzó a cumplir un
mes de v ida. El parlamentario debió transarla p ara ceder el paso a Hugo Miranda que tiene "más
derecho" para ser Presidente, porque es senador, aunque no pertenece al ala izquierdista del
Partido.
Los senadores radicales tienen un trato especial entre sus correligionarios y merced a ello, Hugo
Miranda, abogado, 48 años, amigo personal del ex Presidente de la República, Gabriel González
V idela, el mismo que persiguió al Partido Comunista que contribuyó a llev arle al poder, se convirtió
en candidato del may oritario sector izquierdista del radicalismo.
Hasta el instante en que fue elegido por esa corriente, nadie sabía en Chile que el senador Miranda
estaba v inculado al sector izquierdista. Un dirigente del CEN del ala av anzada aclaró el asunto, con
claridad radical:
—En 1 965 estuvimos a punto de conseguir el poder en el Partido, pero nos faltó un poco de fuerza y
debimos admitir la Presidencia de Humberto Enríquez, quien se demoró escasas horas en
escamotearnos la orientación para llev ar al radicalismo hacia la línea de independencia. Ahora
somos más fuertes, pero tampoco tenemos la capacidad para elegir un Presidente nuestro.
Desde 1 965, el Partido Radical se debatió entre su sentimiento izquierdista y anti -democristiano y
las posiciones indiv idualistas de su Presidente. Entre barquinazo y barquinaz o, el radicalismo
permitió al Gobierno obtener los conv enios del cobre, conforme a los deseos de las empresas
norteamericanas que explotan el metal chileno; pero también le impidió al Presidente Frei v iajar a
Estados Unidos. Con la oposición del presidente Enríquez, el radicalismo formó Mesa en el Senado
colocando al frente de ella al senador socialista Salv ador Allende, y al senador social-demócrata Luis
Fernando Luengo. Con esa misma oposición el radicalismo decidió apoyar a la candidata senatorial
del Partido Socialista, doctora María Elena Carrera, en la lucha de las prov incias de O'Higgins y
Colchagua, que culminó el domingo 1 1 de junio con su elección.
A las 20 horas de ese domingo, el senador Hugo Miranda sabía que no sólo estaba asegurada la
elección de la doctora Carrera, sino que su propia candidatura presidencial en el radicalismo. Si ella
hubiese triunfado con una v otación inferior a la obtenida por los Partidos Comunista, Socialista,
Radical y Social Demócrata en la elección municipal del 2 de abril, se habría impuesto la tesis de
Humberto Enríquez que se anticipó a anunciar que posiblemente los radicales respetarían la orden
de Partido, la que no alcanzaría a los amigos que v otan por el radicalismo.
La v otación de la doctora María Elena Carre ra no produjo euforia en el Partido Socialista. Por
momentos parecía que la v ictoria sólo pertenecía a los radicales que se mostraban satisfechos.
Algunos atribuy eron la alegría radical a su v inculación con un triunfo después de tantos años de
amargas derrotas. Otros se atrev ieron a señalar que los radicales se regocijaban por su ascenso
como fuerza política, fenómeno que los v uelv e a tornar disputados.
LA UBICACIÓN RADICAL
La última interpretación tiene base relativ amente objetiv a. El lunes 1 2 de junio fue fácil adv ertir
entre los dirigentes radicales, de las div ersas tendencias, que el triunfo colectiv o no les había
conmovido tanto como su participación directa en el triunfo socialista. Desde ese día la dirigencia
radical se ha mostrado fría frente a sus temporales aliados de la Izquierda.
Se han registrado algunas declaraciones aisladas de personeros, como las del diputado Carlos
Morales Abarzúa, que han expresado buena disposición hacia una potencial alianza radical -FRAP,
pero la may oría de los dirigentes sostiene que "no será fácil imponerle al Partido un contacto más
estrecho con la Izquierda".
Aun cuando falta algo para el comienzo de la Conv ención Nacional del radicalismo, se puede
anticipar que de ella surgirá una posición de independencia que dejará conformes a todos los
conv encionales. Ella no indicará un propósito aislacionista de los radicales, sino que por el contrario
demostrará el ferv iente deseo de buscar una combinación, que mejor compense el aporte del
Partido.
El Partido Radical, una v ez más, ha logrado colocarse en una situación ex pectable dentro de la
política chilena. Eso ex plica el interés de div ersos personeros que se alejaron de su colectiv idad,
después del fracaso de la postulación del senador Julio Durán, por reincorporarse a ella, con
ambiciones dirigentes. Un ex diputado radical definió la situación así: "Ahora da gusto v olv er al
Partido".
Los dirigentes saben que cada v ez que el Partido es orientado hacia la Derecha se produce un
descenso de su clientela electoral. Una encuesta realizada en 1 966 permitió apreciar la composición
básica del radicalismo, caracterizada por su acento pequeño -burgués, que se orienta hacia
posiciones de Izquierda. No obstante esa realidad no les impide llev ar al Partido hacia la Derecha,
como ocurrió bajo el Gobierno conserv ador de Jorge Alessandri.
El embajador de Estados Unidos en Chile sabe el papel importante que desempeña el radicalismo
dentro del cuadro electoral criollo. Eso ex plica su afán por aproximarse a personeros radicales, a los
cuales momentáneamente abandonó, conv encido que el Partido Democristiano gobernaría Chile
por 30 años cuando menos.
UN ATAQUE INSPIRADO
Para el Departamento de Estado sería importante que el radicalismo colaborara con el actual
Gobierno para ampliar su plataforma, reducida por las actitudes sectarias de la Democracia
Cristiana y por sus arrestos fascistizantes, pero, consc iente que esa aprox imación es de difícil
maduración, se conforma con impedir la consolidación de un desplazamiento hacia la Izquierda.
El Presidente Frei coincide con el enfoque norteamericano. Ello ex plica que los órganos de la
empresa "El Mercurio" que apoy an a su Gobierno, insistan en derribar la actual Mesa del Senado,
para cortar el contacto que allí se plantea entre FRAP y radicales. En general todos los medios de
prensa pro-gobiernistas atacan al Presidente del Senado, Salvador Allende, socialista, con el mismo
propósito.
En repetidas ocasiones, Frei ha dicho en conv ersaciones políticas, que le agradaría contar con el
aparato administrativo de los radicales y en los últimos días ha tentado a algunos personeros de ese
color político, como Raúl Rettig, ex Presidente del Partido; el Decano de la Facultad de Derecho,
Eugenio V elasco, etc.
Si cualquier radical o ex radical aceptara integrar una combinación ministerial, el Presidente Frei
habría conseguido dos objetiv os: sonreírle al Partido Radical y desplazar un poco al Partido
Democristiano, al que responsabiliza de los errores de su Administración.
Una aprox imación al radicalismo daría a La Moneda un barniz izquierdizante al mismo tiempo que
le proporcionaría una llav e de contacto con ciertos sect ores de Derecha, a los cuales desea atraer. En
ningún momento llamaría al Partido Nacional, porque sabe que hay un problema pasional entre sus
miembros y los democristianos, y ademáis porque eso teñiría de inmediato a su Gobierno. En
cambio un barniz radic al, tenue, le daría un buen tono a los v irajes que desea realizar.
El Presidente Frei, como todos los políticos criollos, burgueses, que llegan a La Moneda, anhela
independizarse de los que le llev aron al poder. Para él es más cómodo el trato directo con los
políticos o los hombres de la empresa privada, que tanto estima, pero está consciente que su Partido
le impone ciertas ex igencias que le coartan la libertad de mov imientos.
En v ísperas de la redacción de su Mensaje al Congreso, Frei consultó a los h ombres de la empresa
priv ada y olv idó hacerlo con personeros de su Partido.
En el momento actual el Presidente Frei considera indispensable mejorar el trato con los primeros y
alejarse lo más posible de los segundos.
Los democristianos insisten en que intente hacer algún cambio, en los momentos en que el Primer
Mandatario esta convencido que lo único que puede salvar a Chile es el aumento de la producción y
la entrada masiv a de capitales ex tranjeros, especialmente norteamericanos.
Los antecedentes que posee La Moneda le permiten apreciar el comienzo de un proceso de recesión
económica, que se caracteriza por el descenso de la producción industrial, la baja de las v entas y el
aumento de la cesantía.
Los círculos económicos priv ados comentan las estadísticas y las deploran y de ellos surgen
periódicamente rumores alarmistas en los que no se olv ida el anuncio de un peregrino "golpe de
Estado".
La Moneda sabe que el descenso del Partido Nacional, v uelv e a desesperar a sus dirigentes, los
cuales pueden incubar toda suerte de febriles pensamientos.
En el seno del Partido Democristiano también hay conciencia del comienzo de la crisis. La Comisión
Político-Técnica del PDC, que preside Jacques Chonchol, pu ede llegar a conclusiones contrarias a la
orientación que Frei impone a la política económica.
Informaciones de buena fuente dicen que Frei no considerará el recetario de sus correligionarios,
porque y a tiene preestablecida su estrategia para el resto de su mandato.
El rechazo dejará en inconfortable posición a los llamados "rebeldes" de la Democracia Cristiana,
pero es av enturado decir que ese traspiés obligará a éstos a precipitar la div isión de la colectiv idad.
DESINTEGRACIÓN DE LA DC
El Partido Democristiano ha sido tomado ya por el amor al poder, y sus parlamentarios no pueden
descuidar la reelección en 1 969. La div isión por motiv os doctrinarios debe descartarse. Es más
probable la desintegración de la colectiv idad.
Al frente de este cuadro está la Izquierda chilena, y el futuro del país.
La coexistencia pacífica con el Partido Democristiano en el poder no ofreció ninguna de las v entajas
que se esperaron. La oposición puede deparar div idendos electorales en 1 969. Lo que parece esquivo
es la conquista del poder para la Izquierda.
El diputado democristiano José Isla, ya ha anticipado las características de la lucha presidencial de
1 97 0, con su llamado a todas las fuerzas que deseen derrotar al marxismo. El llamado también está
dirigido al Partido Radical.
Recuperado de: http://www.blest.eu/inf/PF31 .html
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