Estás de corazón en cada cosa

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Estás de corazón
en cada cosa
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Red Hispanoportuguesa
de Espiritualidad Apostólica Marista
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Dedicatoria
A la memoria de Servando, Julio,
Miguel Angel y Fernando que con su
gesto de entrega total a los más pobres,
hasta llegar al martirio, nos enseñaron
cómo se unifica la vida en el amor,
cómo se adora y sirve a Dios en la vida
cotidiana y cómo ésta se hace presente
en la oración.
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U
Presentación
La expresión ESTAS DE CORAZON EN CADA COSA pertenece a un himno de la Liturgia de las Horas. Por la fuerza de su
contenido y la belleza de su expresión se ha transformado en el título
de este libro de oración, que nace como fruto de la experiencia recogida en diversos talleres de oración apostólica, realizados con los Hermanos que conforman las REDES de Espiritualidad Apostólica Marista de América latina, España y Portugal.
El XIX Capítulo General supone en la historia de la espiritualidad marista un hito muy importante. Asimila el sentir generalizado
expresado a lo largo de los años de adquirir una mayor vitalidad espiritual y de encontrar un camino en el Espíritu más adecuado a la vocación de religiosos laicales de vida activa de los Hermanos, y lo concreta en la necesidad de pasar de un activismo y de una vida espiritual
demasiado dependiente de los ejercicios de piedad, a una existencia
más unificada que deje lugar a la presencia de Dios en la vida y a la
presencia de la vida en la oración. Para conseguir este vuelco propone
una pedagogía que contempla, entre otras cosas, profundizar el estudio
de la espiritualidad apostólica marista, preparar animadores, iniciar a
los Hermanos en esta espiritualidad desde la formación inicial, fomentar el acompañamiento espiritual que ayude a unificar la vida de cada
Hermano desde la actividad apostólica que realiza y promover talleres
de oración que permitan mejorar la oración personal y comunitaria, en
clave de espiritualidad apostólica.
El presente libro es un fruto del XIX Capítulo general y del
camino iniciado hace ocho años. Nace de la experiencia . Sabe a taller
y a plegaria vivida. Evoca infinidad de experiencias experimentadas
en la calle, en la escuela, en la vida de familia...Algunas de sus páginas, por su belleza y optimismo, parecen atardeceres, brisa suave, bosque amarillo, cascada suave o remanso de paz. Otras contienen desgarro, dolor, lamento . Todas pueden encender el alma y todas están
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preñadas de Dios. Llevan en su interior el misterio y conducen al misterio, a esa realidad tan maravillosa y consoladora de saber que podemos hacer experiencia y encontrarnos con el Absoluto en lo más simple y cotidiano de la vida. Nuestra propia experiencia personal, lo que
se vive en la ciudad, lo que acontece en los lugares de trabajo y de
vivencia comunitaria o familiar pueden ser “escenas, lugares, acontecimientos teologales” donde la presencia de Dios es manifiesta. El
mundo, el supermercado, los bancos, las plazas, las discoteques pueden transformarse en lugares de adoración de Dios, en auténticos templos donde la referencia a El se hace explícita. La droga, la enfermedad y la muerte pueden ser leídas con ojos de fe. El Hermano de comunidad, la esposa, los hijos, los niños del curso, ese joven rebelde, aquella huerfanita o pobre de la población nos pueden, también, reflejar
el rostro de Dios. El ya no vive sólo en el templo o en el cielo, se ha
hecho y se hace a diario compañero de camino y le podemos introducir en nuestra casa, es decir, en nuestra vida cotidiana.
Los esquemas de oración que se entregan en este libro participan de este tipo de espiritualidad apostólica . Pretenden ser una ayuda para quienes lo utilicen, de modo que cada día les sea más fácil y
habitual descubrir a Dios en la densidad de las cosas, personas y acontecimientos y ahí escucharle, servirle y amarle. En este sentido, podemos afirmar que portan en sí las semillas de un camino de futuro.
Hay dos elementos que se repiten en todos los esquemas: la
interrogación y el compartir. El primero es como una guía sencilla que
da pistas para descubrir al Señor en la situación concreta presentada o
para que el orante vuelva a encontrase con El en el momento de la
oración, reviviendo lo acontecido en la vida ordinaria. El segundo es
muy importante: afirma la dimensión comunitaria de nuestra vida y de
nuestra fe. La experiencia que cada miembro de la comunidad o grupo
de oración comparte puede ser excelente escuela de aprendizaje de la
espiritualidad apostólica y lugar teológico desde donde Dios se manifiesta a cada uno.
Para muchos, este tipo de oración puede significar un cambio
muy grande y, tal vez, no sencillo, pues suprime, en general, la recitación, enfatiza la interiorización y contemplación y ejercita el intercambio. Pero vale la pena orar también así pues ayudará sin duda a
crecer en el discernimiento y en la unificación de la vida.
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Este libro ha sido escrito pensando tanto en los Hermanos
como en los laicos. Y al nombrar la palabra laicos nos estamos refiriendo, sobre todo, a los profesores, a los animadores de grupos y a los
catequistas.
Puede utilizarse en forma individual o comunitaria. Sirve para
alimentar la oración personal y como ejercicio de oración comunitaria
o grupal. La frecuencia comunitaria será variable, pero parece aconsejable no utilizar a diario estos esquemas de oración.
Para terminar, unas palabras de agradecimiento. En primer
lugar, a todos los Hermanos de la RED de habla española y portuguesa. De modo especial a Patricio Gálvez, inspirador de la sección:
ROSTROS DE DIOS y autor de varios esquemas, y a Vanderlei Söela,
colaborador más cercano en la confección del libro. Una palabra de
gratitud, también, para Carlos Pino, diagramador, y para Fernando
Figueroa y Paola quienes han dedicado tantas horas, en forma anónima, a labores de secretaría.
El Magnificat nos revela cómo a María le resultaba familiar
la oración apostólica. Que guiados de su mano podamos, a través de
las experiencias de este libro y otras, acostumbrarnos a encontrar a
Dios en todas las cosas y encontrar todas las cosas en Dios.
Hno. Mariano Varona G.
Coordinador de la RED.
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I
Rostros de
Dios
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Y
E
l tema del rostro de Dios es recurrente en la
Biblia. Alude a presencia e identidad. ¿Cómo es Dios?
¿Dónde habita? ¿Cómo se manifiesta? ¿Dónde descubrirle? ¿Qué efectos produce su contemplación?
La ejercitación en el modo de orar que nos presenta esta sección ayudará, ciertamente, a encontrar respuesta a estas y otras preguntas.
Este conjunto de oraciones son lecturas de fe de
realidades tan simples y cotidianas como la calle, la ciudad, el comedor de la comunidad, la jubilación, la desmotivación de un alumno, la belleza y la alegría.
Son oraciones muy concretas, brotadas la mayoría de
escenas de nuestras ciudades, que no se quedan en la
superficie de las cosas o de los acontecimientos, sino
que apuntan a penetrar en su corazón y allí
descubrir el rostro de Dios, percibir mensajes
claros de acción para la vida. El cultivo de este tipo de
oración nos puede ayudar a lograr la contemplación de
Dios y la búsqueda de su voluntad en el trato con las
personas, en las ocupaciones diarias y en la
fidelidad humilde de todos los días. (Cf EAM,27)
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¿Dónde está Dios?
“Ver el rostro de Dios
es la vocación de todo hombre”.
(Juan Pablo II)
b
Texto
“Por qué nos has sacado de Egipto para matarnos de hambre y sed a nosotros y a nuestros
hijos?” (Ex, 17,3)
Todo parece demostrar que Dios ha abandonado a
su pueblo: la sed y el hambre, el desierto implacable, el
tiempo que pasa..., y la tierra tantas veces prometida que
no llega. Dios parece que habla, pero lo único evidente
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es que no hace nada, permite el mal, la enfermedad y la
muerte. El pueblo que se creía elegido y amado no tiene
salida. La protesta es obligada.
W Rostro
Desde entonces en miles y millones de voces la
misma pregunta: en medio de tantos males, de tanta injusticia, de tanta muerte... ¿dónde está Dios? Siempre
hay aquí una herida abierta, una queja no resuelta, una
reivindicación no satisfecha. Es el problema de Dios y
del mal que, de mil formas crueles, rodea y asalta a más
de media humanidad. Y también en mi ciudad hay demasiados males sin sentido: soledad para muchos ancianos, para demasiados niños y adolescentes sin ningún
futuro ni opción alguna de dignidad para su vida; afrentosas desigualdades en una ciudad alegre y confiada,
muchas familias descolgadas del bienestar que otros disfrutamos, el desempleo que no cesa, transeúntes que van
y vienen sin fin y sin razón, etc.
Y ahí está Dios, callado, sin intervenir, aunque
parezca mentira siendo como es Providencia de los hombres y Señor del mundo. Y no sé por qué calla, pero sé
que está ahí, tomando nota, mirando cada rostro, sin perder palabra ni gesto ni dolor ni grito de nadie... No sé
por qué calla, pero sé que está ahí, y lo veo; con los ojos
de la fe lo veo. Y esta visión de un Dios callado, a la vez
que me desconcierta y a veces hasta me enfurece, no me
da consuelo alguno, pero me da la certeza de que habrá
justicia y de que hay que empezar haciéndola ya desde
ahora.
Esa es la mínima historia, y yo, no tan bien como
quisiera, sigo también caminando, porque sé, porque lo
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veo (¡Ay, los ojos de la fe!), que Él, el Dios del silencio,
está ahí. Y sigo esperando que hable. Mientras tanto, lo
veo y lo reconozco en mil pasos perdidos por las casas y
calles de esta ciudad.
Y
Para orar
1. El texto, el rostro, ¿qué realidad de las que has
vivido hoy te reflejan?
2. ¿Cómo experimentas a Dios en el mal? ¿Qué
llamadas concretas te plantea?
3. Para la oración en común te sugerimos el Salmo 72(71) y el canto: “Cristo” de Kairoi.
s
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2
Jesucristo,
imagen de Dios
«Nos apasiona Jesús y su Evangelio. El es
la razón de ser de cuanto hacemos» (E.A.M. 15)
b
Texto
Jesucristo,“Imagen de Dios invisible”
(Col 1,15)
El es el primer sacramento, el revelador, el icono de
Dios: “así es Dios”. Y a la vez por Él tenemos acceso a
Dios, Él es el puente, pontífice y mediador. Él es el rostro
más aproximado, más fiel y verdadero de Dios.
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Rostro
Desde Jesucristo, y por Él y en Él, el rostro de Dios
se vela y se desvela en muchos espacios y gestos simbólicos. En muchas cosas, situaciones, lugares, acciones,
realidades y espacios de mi ciudad...
Ejemplos y rasgos del rostro de Dios. Lo primero,
y con palabras de M. Hernández, “Hay que volver al pan,
a Dios y al vino, son ellos mi destino”. Está en la eucaristía encarnado y hecho pan, en los domingos, en la eucaristía con los niños...
Es un Dios oculto y a la vista de todos, inaccesible
y fácil, indemostrable y obvio, del que casi siempre disfruto, como a aquel a quien le es dado, sin saber muy
bien por qué, ver desvelada la hermosa profundidad del
bosque más allá de los árboles evidentes de la primera
línea. Y no sé por qué extraña, o quizá razonable coincidencia, el bosque es siempre más hermoso que los hermosos árboles que impiden verlo.
Pero este rostro va y viene más allá y más acá de
todos los sacramentos de la lista oficial y admite mil
variedades: el rostro de cada niño acaba siendo un sacramento, o una pareja que desprende amor, o un encuentro inesperado, o el golpe de una desgracia, hasta a
veces una violencia sin sentido, o un rostro desconocido, o el fulgor de un almendro florecido, o el remolino
de cientos de adolescentes en un sábado noche en las
discotecas, o un grupo de jóvenes reunidos para hablar
de Dios a media tarde del sábado o en cualquier salón de
clase en el alboroto de los jóvenes y de los niños, o en
una campana que suena para avisar al caer la tarde, o en
el rostro del Hermano de comunidad, o en el indígena
que pide caridad, o en el niño sucio de la calle, o...
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Al final, como al principio, todo es sacramento de
Dios y del hombre; todo es símbolo para quien tiene la
llave, la clave, la combinación de cada hecho, de cada
espacio, de cada gesto. Al final todo es gracia, todo es
rostro de mi Dios urbano. Y cuando tengo tiempo y silencio interior para ello, lo contemplo y lo disfruto. Y
me siento feliz, afortunado de compartirlo con mis Hermanos.
Y
Para orar
1. ¿Dónde Jesús se te ha hecho habitualmente imagen evidente y comprometedora del Padre?
¿Qué te pide allí?
2. ¿Dónde hoy, el Dios encarnado ha sido sacramento para ti?
3. Para la oración en común te sugerimos el
Canto de Isaías 42, 1-9 y el canto: «Jesús es
Señor» de Kairoi.
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3
Dios en la calle
“Para hallar a Dios, conviene tener presente
que está en todas partes; pero también no está solo”
(Madeleine Debrêl)
b
Texto
“Dios se paseaba por el jardín tomando el
fresco”. (Gn 3,8)
“Si Dios se cruza conmigo, no lo veo; pasa rozándome y no lo siento”. (Job)
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Rostro
Dios pasa y pasea conmigo por las calles de...
(nombre de tu ciudad). Si me miro por dentro va conmigo; me fijo en un rostro, y allí se transparenta un hálito
de Dios mismo; hay un mendigo en la esquina, y me
parece que Dios también se encorva y se avergüenza con
él y en él; una mujer pasa con rostro cansado de soledad,
y Dios mismo tiene cara de oscuro cansancio; un grupo
de niños juega como puede en un rincón de la plazuela,
y Dios también ríe entre ellos... Cualquier cazador furtivo medianamente hábil y un poco experimentado descubrirá esa santa pieza que es Dios en la calle. También
Dios se pasea por... ( pongo nombre a mi ciudad y a los
lugares de la misma)...
Y Dios se me hace equilibrio y paz junto al ...(lugares típicos de mi ciudad); fuente de saber y omega
definitivo en el patio de mi colegio, del ...; humilde y
humillado, en los suburbios, en...; vitalista y postmoderno
en cualquier campus universitario; interior y profundo
en la plaza..., difícil y replegado en... Cada calle es una
vía de acceso a Él; cada casa es morada suya, y cada
espacio urbano es asiento y paseo de un Dios que lo ocupa
todo y todo lo trasciende. Dios pasea por... :tan lejos que
no lo alcanzamos a ver, tan cerca que no recomponemos
su rostro. Lo que pasa es que los ojos de la fe tienen
“zoom” y hasta gran profundidad de campo. Y logran
enfocar ese rostro de Dios.
Y
Para orar
1. Después de leer este texto, identifica los lugares de tu ciudad que te conducen a Dios o en
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los que quizás pasa desapercibido. ¿Cómo se
paseó Dios hoy contigo por la ciudad?
2. ¿Cómo se te ha presentado en el día de hoy en
los distintos rostros, en las distintas calles, en
los lugares que has frecuentado?
3. Seguro que al circular por las calles de tu ciudad, ha surgido alguna llamada, ¿la has acogido o pasó de largo?
4. Si te parece, en la oración con tu comunidad o
grupo comparte tu experiencia. Pueden rezar
al final el Salmo 138 y cantar: “Dios en la ciudad” de Kairoi.
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4
Dios en los signos
de los tiempos
“La refundación pasa por la formación en la lectura
de los signos de los tiempos”
b
Texto
“Cuando vean estas cosas, sepan que está cerca
el Reino de Dios” (Lc 21, 28-33)
v Creatividad en la búsqueda de caminos.
v Estar dispuestos al cambio.
v Estar en continuo discernimiento.
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v Procesos frecuentes en el discernimiento de
nuestros estilos de vida.
v Las realidades de pobreza y marginación en
nuestros países.
v Oración más apostólica.
v Replantear nuestra vida y misión: no tanto
hacer muchas cosas (instrumentos), sino ser
vida (como símbolos, iconos, profecía)
W
Rostro
Las calles están preñadas de significados y llamadas. Puedo pasar por ellas sin inmutarme, sin plantearme ningún interrogante, o puedo hacer lectura de las señales que están allí. También nos hacen llamadas los documentos del Magisterio, de los Capítulos Generales, de
los Superiores Mayores, la Vida Religiosa joven, etc.
Estás, mi Dios, en la ciudad, llamándome a leer las señales que has puesto para cuantos transitamos por sus
calles todos los días. Señales como éstas: los niños empobrecidos, sucios, ignorantes, faltos de cariño, faltos
de dignidad; grandes colegios, con grandes estructuras
y muchos movimientos; pocos lugares para acoger a jóvenes con dificultades serias de identidad, de ganas de
vivir; rostros tristes, rostros ajados por la angustia sin
tener lugares para ser acogidos y poder brindarles el bálsamo de tu amor que nos sana.
Estás, Dios querido, en nuestras casas de formación
casi vacías; en nuestras fuerzas más menguadas; en las estadísticas que nos hablan de menos miembros y más envejecidos. Estás en los sueños de nuestros Superiores, en sus
invitaciones a la fe y a la esperanza, en sus gritos por la
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vida (“optar por la vida”), en sus insistentes llamados al
desplazamiento, a la desinstalación, a la reestructuración.
Las invitaciones que me llegan para consumir, usar
y desechar, la invitación a la felicidad efímera a costos
sociales muy altos me quieren emborrachar y hacerme
salir de tus caminos, de la actitud continua de discernimiento. Entonces, Señor, regreso por ese camino interior por donde tantas veces te he encontrado y me pregunto: ¿hay un camino sólido de espiritualidad carismática en mi vida que me lleve a emprender cambios, a
dar pasos de refundación, de discernimiento? ¿Hay capacidad en mí y en mis Hermanos de ahondar cada vez
más en procesos serios de discernimiento que nos lleven
a replantearnos nuestra vida y misión? ¿Hay suficiente
creatividad para recrear el carisma? ¿Hay suficiente
valentía para responder, desde la periferia, desde la minoridad, desde el desplazamiento?
Y en estos interrogantes, vuelves a aparecer Tú,
débil, indefenso, abandonado en Dios, con la fuerza de
la Cruz, con la fuerza de tu espíritu, con la fuerza del
amor, de la fe.
Y
Para orar
1. ¿Qué exige de ti esta dinámica de descubrir las
señales de Dios? ¿Cuáles son los signos de los
tiempos en este momento?
2. Vivir esta espiritualidad va a requerir cambios
en tu vida, ¿hacia dónde apuntan esos cambios?
3. Te sugerimos orar con el salmo: 69(68) y con el
canto : “Tú, Señor, cada mañana” de Kairoi.
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Dios en los gritos
de esperanza
“En estos gritos de esperanza brota la semilla
del Reino y se manifiesta la presencia del Espíritu”
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Texto
“...Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no
anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de vida”
(Jn 8,12)
W
Rostro
Caminar por mi ciudad, caminar por nuestras ciudades es un continuo encontrarse con el Dios de la espe23
ranza, con el Dios de la vida. Muchas de las calles llevan a ver el rostro de Dios en los que están luchando
por los derechos humanos, los que están construyendo
la paz, lo que se están esforzando por eliminar la miseria, los que están propugnando una sociedad más justa,
los que están trabajando en el mundo de la educación
sembrando la transformación de la sociedad, los que defienden el respeto a la vida, los que promueven la salvaguarda de la Creación, los que con sus vidas están anunciando la Buena Noticia (Mensaje. XIX. Cap. General).
Y poco a poco empiezan a aparecer estos rostros muy
concretos en los diarios, en las propias calles, al pasar por
algunas instituciones. Me he quedado contemplando este
rostro en los estudiantes de un colegio que se empeñan en
proyectos de solidaridad en un barrio periférico. Pasando
por unos barrios alejados de mi ciudad me encuentro con
una institución que atiende a jóvenes con deficiencias mentales, todos ellos han sido despreciados o viven en condiciones indignas, pero esta mujer quiere devolverles la dignidad de personas. Y en el corazón de la ciudad está un
grupo de voluntarios y una comunidad de religiosos con
los niños de la calle, dándoles albergue, intentando acogerles y devolverles la frescura de su niñez. A cada paso te
encuentro Señor en la vida, en la esperanza, en los servidores públicos, en el que barre las calles, en el que nos fabrica
el pan, en el que nos traslada de un lugar a otro.
Te encuentro en esas personas que están queriendo aunar esfuerzos para atender a los enfermos del SIDA,
los que están creando organizaciones para que los pobres tengan medicinas en sus momentos más críticos,...
y así, Señor, estás en la vida, en esos jóvenes que se
marchan a los barrios para ser signo de esperanza entre
los que nada tienen.
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Y
Para orar
1. ¿En qué gritos de esperanza, de vida, has sentido hoy a Dios presente?
2. ¿Vives tu vocación en esta clave? ¿Te sientes
colaborador de Dios en la tarea de humanizar
la sociedad, de construir su Reino?
3. Te sugerimos orar con el salmo: 41(40) y con el
canto : “Aleluya por esa gente”.
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Dios en la belleza
y en los signos de vida
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Texto
“Dichosos ustedes porque ven y oyen. Yo les aseguro que muchos profetas y santos ansiaron ver lo
que ustedes ven, y no lo vieron, y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron” (Mt 13,16-17)
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Rostro
Todos los días somos invitados a ejercitar la mirada, a estar atentos a los innumerables signos de la presencia amorosa de Dios que existen en la naturaleza y
en la historia.
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¡Qué hermoso es contemplar la belleza de la creación! ¡Qué agradable reconocer la belleza de la creación
humana!
Encontrar a Dios en la vida: en la flor, en los colores, en la música de los pájaros; en el viento y las montañas; en el mar y en el cielo; en la noche y en el sol…
Encontrar a Dios en los niños, en el desarrollo humano, en los encuentros, en los gestos de perdón, en la
mano tendida, en el servicio abnegado y escondido.
Déjate tocar por la belleza de la vida. Disfruta el
bien, la bondad, la gracia; el ser bueno, el ser portador
de paz, alegría y vida.
Ve al mundo con los ojos apasionados de Dios.
Contempla el misterio, adórale allí, y agradece.
Y
Para orar
1. Siéntete parte de la belleza del universo. Contempla tu cuerpo, tu capacidad de ser y de construir.
2. Contempla las bellezas que hay en ti y en los
demás seres del universo.
3. Deja brotar de tu corazón un himno de alabanza.
4. Pídele a Dios tener un corazón abierto y una
mirada nueva.
5. Reza Con tus Hermanos de comunidad o con el
grupo el salmo 8.
6. Canto: Qué hermoso es el ver a Dios en cada
cosa del universo.
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Dios en la experiencia
de alegría y de realización
b
Texto
“En ese mismo momento, Jesús, movido por el
Espíritu Santo, se estremeció de alegría y dijo:‘Yo
te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a los sabios e inteligentes y se las has mostrado a los pequeñitos.
Sí, Padre, así te pareció bien’” (Lc 10,21)
W
Rostro
Cada día podemos hacer la experiencia de la conquista y de la realización. Como seres humanos, siempre en búsqueda, y en camino, tenemos hambre de cre28
cer, de llegar más allá, de volar más alto, de ser más.
Pero, es cierto también que siempre que llegamos a algún lugar o alcanzamos algo deseado, sentimos ganas
de volver a empezar otra tarea. Es el misterio profundo
del ser humano que siempre aspira a más.
En este último tiempo, ¿qué es lo que has buscado
más? ¿Percibes alguna conquista?
De las realizaciones que has logrado, ¿cuáles han
generado en ti paz interior, alegría, crecimiento?
¿Has sentido alegría y gozo con el crecimiento de
tus alumnos, Hermanos de comunidad, compañeros de
trabajo y de camino? Repasa estas experiencias.
Y
Para orar
1. Presenta al Señor tus realizaciones, descubrimientos y conquistas. Reconoce los dones que
posees y que son regalos de Dios. Agradécelos.
2. Retoma alguna experiencia que generó en ti alegría, gusto por la vida y que te hizo crecer como
persona.
3. Deja que brote en tu corazón una alabanza y un
himno de acción de gracias por todo lo que has
logrado hacer y por las conquistas de los demás.
4. Reza con tus Hermanos o grupo el Salmo 66
(65)
5. Canto : Canción del misionero
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Dios presente en el
comedor de la comunidad
b
Texto
«Ardientemente he deseado compartir esta comida con ustedes» (Lc 22,15)
W
Rostro
...Son las dos de la tarde y... nos vamos acercando al comedor...
- “Abre esa ventana, Hermano, que entre la luz y el
aire fresco, que necesito despejarme un poco”…
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- “Vamos un poquito rápido, que hoy tengo prisa, que
esta tarde tengo...”
- “Tranquilo, Hermano, espera que llegue el Hermano Moisés... que se ha quedado hablando con un
chico de su clase...”
- “Ya estoy aquí, perdón por llegar tarde…”
- “ Gracias, Señor, por la mañana, por las personas
con las que hemos compartido nuestro trabajo. Te
damos gracias por estos alimentos que pones en
nuestra mesa y por Antonia, nuestra buena cocinera que con tanto cariño nos lo ha preparado. Amén.”
- ...(Todos sentados ). “Hoy pensaba no compartir
nada pero no quiero privarles de todo lo que ha
sido la mañana.”
- “¿Qué ha pasado...?”
- “ Les cuento: Creo que la mañana ha sido muy completa: A la entrada se han presentado los padres de
Jorge. Dicen que su tutor la ha tomado con él, que
no es justo después del esfuerzo que está haciendo el niño; que con él no aprueba ninguna, que lo
deja en ridículo delante de sus compañeros y que
incluso llegó a darle una bofetada ayer en clase.
Me dicen que se lo llevan del colegio y que pueden presentar una denuncia.”
- “¿Qué podemos hacer?”
- “Habla con D. Antonio, habla con Jorge.”
- “ Además, Alvaro en la oración de entrada, me ha
dicho su tutor, que ha pedido por Abel, su viejo
amigo. Que ayer tuvo un accidente y está muy grave... Menos mal que David en el recreo se me ha
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acercado para darme la buena noticia de que su madre ha tenido mellizos y se encuentra muy bien.
Habrá que llamar a Marisa, catequista, para felicitarla.”
- Como pueden ver, aquí hay vida.
- “Ya que estamos terminando la comida, quisiera
orar:
Gracias, Señor, porque alrededor de la
mesa podemos compartir junto con la comida todo
aquello que forma parte de nuestro quehacer, nuestras preocupaciones, las alegrías y las penas de
nuestros alumnos, de sus familias. Te damos gracias, Señor”.
Y
Para orar
1. ¿Cuál es tu nivel de comunicación en la comunidad? ¿Cuánto hay de compartir lo que sucede?
2. ¿Te es fácil o difícil hacer lecturas de fe de cuanto acontece en tu vida y en la de la comunidad?
¿Hay algún momento en la vida de la comunidad donde se compartan esas lecturas?
3. ¿Dónde has sentido a Dios, hoy, presente en el
compartir de tu comunidad?
4. Te sugerimos que ores con tu comunidad el salmo 132: “¡Qué hermoso es que los Hermanos
convivan unidos!”
5. Canto: “Qué bien todos unidos” o “Las fuerzas
se rehacen en la mesa”.
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Dios presente en los jóvenes
animadores de grupos
b
Texto
“Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de
cebada y dos peces; pero ¿qué es esto para tanta
gente? (Jn 6,9).
W
Rostro
Aquí están con sus cinco panes de cebada y sus dos
peces cada semana. Aquí están con sus cualidades dispuestos a pasar un rato con los niños y niñas de los grupos.
¿Qué les mueve? No sé si ellos mismos se dan cuenta: lo
que sí se les nota son sus ganas de estar con los niños, la
alegría de su mirada cuando encuentran a su grupo.
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Son jóvenes, quizá inexpertos y con un camino por
hacer; pero se han dado cuenta de que una parte de su
vida la quieren dar a los demás y aquí los tienes dispuestos a pasar un momento con estos chicos y a comunicar
una fe que no sé hasta qué punto la tienen asumida. Ellos
ven en Ti, Jesús, una persona que les da un toque diferente en la vida y eso es lo que comunican.
Sirven junto a tantas personas que nos dedicamos
a extender tu Reino entre los niños y jóvenes. Pero quizá hoy me paro en ellos porque me sorprende su respuesta al evangelio en un mundo egoísta, materialista y
superficial, que alardea de ser no creyente.
Con sus cinco panes y sus dos peces, vuelve a hacer tu milagro de multiplicar tu gracia entre nuestros grupos, en nuestras vidas y suscita muchos animadores entre los jóvenes, dispuestos a seguirte.
Y
Para orar
1. Intenta recordar el rostro de un animador de
grupos. Recuerda lo que conoces de él. ¿Qué
sentimientos te provoca? Intenta verlo esperando a los niños de su grupo. ¿Qué sentimientos
te provoca?
Reza con él y por él.
2. ¿Cómo estás colaborando tú a la construcción
del Reino de Dios? Agradece y suplica.
3. Te sugerimos que ores el Salmo 111.
4. Canto: Gracias por tu don (Kairoi).
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Dios en los contratiempos
de cada día
b
Texto
“Cuando hayas hecho lo mandado di: siervos inútiles somos. Hicimos lo que teníamos que hacer”.
(Lucas 17,10).
W
Rostro
¡Cuántas veces, Señor, me dejas descolocado, desconcertado, sin saber si quizá hice algo mal cuando me había
lanzado, con todo mi corazón, a preparar algo para el bien
de mis hermanos. De pronto, me encuentro con que, en un
instante, todo se deshace como el humo entre las manos…!
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¿Recuerdas la veces que la clase preparada con todo
esmero me la ha echado a perder un alumno a los dos minutos de empezar?
¿Y las veces que algún Hermano ha malinterpretado
lo que era un detalle que me había salido del corazón?
¿Y lo terrible que es confiar en una persona y experimentar la traición?
¿Qué pretendes, Señor, cuando la tormenta interrumpe
un paseo comunitario en una agradable tarde soleada?
¿Cómo reaccionar cuando nos cambian de destino
precisamente cuando mejor nos encontramos?
¿Por qué nos tienen que interrumpir una fiesta con la
noticia de la desgracia de una persona querida? ¿Por qué
cuando nos sentimos felices, cuando todo parece que nos
sale a pedir de boca nos llega una enfermedad que lo arruina todo?
¿Debo olvidar, sin más, el que nadie acudiese a un
encuentro preparado con detalle?
Contratiempos y más contratiempos van jalonando
la vida y me van diciendo que muchas veces mis intereses
personales no se identifican precisamente con los tuyos,
Señor, y que mi vida y la de mis Hermanos es mucho más
importante que lo que hago en este instante pasajero. Por
lo demás… a la hora de la verdad, ¿no es el corazón lo que
para ti cuenta?
Y
Para orar
1. ¿Cómo leo, desde el Señor, una situación de contrariedad como las descritas? ¿Estás pasando por
alguna de ellas?
36
2. ¿Sé buscar qué querrá Dios de mí en situaciones
similares?
3. Te sugerimos rezar con el Salmo 25 (24)
4. Canción: “Gracias por tu don” (Kairoi)
d
37
11
Dios pregunta:
¿Dónde está tu hermano?
“El pobre es un lugar privilegiado para un inagotable
descubrimiento de la novedad de Dios en Jesús?”
(P. Arrupe)
b
Texto
“Caín, ¿dónde está tu hermano Abel?”(Gn 4,9)
Es la primera pregunta que Dios hace a un hombre
fuera del paraíso. ¿Hará falta recordar que “abel” significa “desvalido, frágil”? En cualquier caso, él representa a todos los frágiles, rotos, desvalidos y sin valor de
este mundo; los tan sin valor que, como diría el escritor
uruguayo Eduardo Galeano, “no valen ni lo que la bala
que los mata”.
38
W
Rostro
La pregunta, o el grito, o el suspiro... saltan, duros
y broncos, en cualquier espacio de la ciudad. Y ahí está
Dios, también crucificado; legalmente, pero crucificado
en las afueras de la ciudad, entre dos malhechores.
“Dios es negra”: era un desafío teológico y social
planeado por los negros esclavos contra los blancos ricos y cristianos. Es decir, Dios es mendigo, Dios toma
metadona, Dios es inmigrante y, para más inri -¡nunca
mejor dicho!-, es ilegal. Dios está enfermo, y quizás toma
el Retrovir con la esperanza de ganarle la carrera al SIDA.
Dios duerme en el portalillo de nuestras Iglesias... Dios,
además de pobre, es vago e insoportable... Y así cientos
y miles de rostros de Dios. Y este Dios se me cruza con
desparpajo y algo de provocación todos los días una y
otra vez. Como Atenas en aquella visita de Pablo, (nombrar otras ciudades actuales) están llenas de dioses, y
quizás el verdadero parece un desconocido: no tiene casa
ni carnet, ni aparece en el padrón municipal, ni paga cuota
parroquial, ni tiene siquiera sus papeles en regla.
Más mal que bien, sin ninguna ventaja, un poco a
mi pesar, pero con mucho amor y una muy especial ternura, veo el rostro de Dios, aunque no siempre, y por
torpeza mía, en el rostro de todos los nadies, de todos
los ninguneados, de todos los injusticiados... sean inocentes o culpables. Es el calvario, el vía crucis de todos
los días: en cada persona pobre, doliente y dolida, en
cada desamparado... descubro a veces el “ecce homo”
del gobernador Poncio Pilato: alguien me dice hoy también “Ecce homo”, “He aquí al hombre”. Y al ver a ese
hombre, a ése ahora y no a otro, veo a veces el rostro
mismo de mi Dios en la ciudad. Menos cuando, con cual39
quier pretexto, desvío los ojos y miro para otro lado,
disimulando.
Y
Para orar
1. Si Dios te preguntara ¿dónde está tu hermano?,
¿qué le responderías?
2. ¿Cuáles son los débiles, los desvalidos, que te
han reflejado el rostro de Dios hoy? ¿Has entrado en comunión con ellos o has preferido
mirar a otro lado?
3. Los distintos encuentros del día de hoy, ¿de qué
manera han resonado en tu corazón?
4. Te sugerimos orar con el salmo 85 (84) y con el
canto: “Allí estás tú” de Kairoi.
40
12
Dios se hace niño
“En esa aparente negación de lo humano
Dios aparece como absoluto, como plenitud,
como llamada trascendente”.
b
Texto
“Les aseguro que si no cambian y no se hacen como
niños, no entrarán en el Reino de Dios”
(Mt 18,2-10 y 19,13-15)
Entiéndase “niño” como la aceptación de la propia
vulnerabilidad, como encuentro con el débil, como aceptación de la dependencia profunda de la vida, como aceptación de ser indefenso y de estar en continua relación
con el Otro.
41
W
Rostro
Y Dios precisamente está allí, en las clases de los
colegios y escuelas, en los bullicios de los patios, en los
continuos porqués curiosos ante lo que van descubriendo, en las calles de mi ciudad, allí por las avenidas más
importantes, pidiendo caridad, en los buses cantando, en
el extender la mano diciendo ¡regale para un pan!, en las
noches frías vendiendo unas flores, en las plazas lustrando los zapatos, en las piletas de las rotondas de la
ciudad, bañándose sin importar si el agua es sucia o limpia, en el mercado insistiendo: ¡compre ajo, casero, lleve la fruta...!, en las cárceles con sus mamás porque no
tienen otro espacio, en los rostros adoloridos de los que
han sido abusados por inescrupulosos familiares o extraños en... Dios: te haces pequeño, sufriente, adolorido, feliz , mendigo. Y te me haces ternura, rabia, llamada a velar por esos niños, te haces presencia que me invita a ser como niño.
Y Jesucristo se hace en las calles rostro de niño,
rostro que abunda por doquier, quizá sin ser reconocido,
pero allí está en la ciudad, llamando, pidiendo que nos
humanicemos, que reconozcamos nuestra fragilidad, que
nos paremos a admirarnos de la belleza del atardecer, de
la grandeza de los amaneceres, que nos gocemos de la
sonrisa de los rostros felices por la vida, que nos dolamos
de la tristeza de los rostros sufridos, que no luchemos
por el poder sino que nos hagamos pequeños porque de
ellos es el reino de Dios.
Me doy la vuelta y allí estás, entro a mi cuarto y
allí estás como el niño que necesita ser acogido, como el
niño que busca protección. En todo lado estás.
42
Y
Para orar
1. ¿Cómo se te ha manifestado hoy Dios como
niño?
2. ¿Qué rostros te llevaron a reconocer tu vulnerabilidad? ¿Qué te pidió allí Dios?
3. Te sugiero orar con el salmo: 130 y con el canto: “Niño” de Kairoi.
d
43
13
Dios en el alumno
desmotivado
b
Texto
“El viñador le contestó:
Señor, déjala (la higuera) todavía este año; entre
tanto yo cavaré y la echaré estiércol; si en adelante diera fruto...” (Lc. 13, 8-9).
W Rostro
En mi oración de hoy, Señor, viene a mi recuerdo
la persona de Sergio. Está repitiendo curso. Con 17 años
encima, y con muy pocas trazas de que sea éste el últi44
mo año que repite. Sus padres adoptivos saben que la
presión que pueden ejercer sobre él tiene un límite muy
concreto, y tienen que reducirse a intentar persuadirle
con consejos y palabras de ánimo.
Y aquí está Sergio, en mi clase. Le has puesto Tú
en mis manos. ¿Tendré que conseguir yo lo que no han
conseguido sus padres ni los profesores y tutores de curso que ha tenido hasta ahora?
Yo creo que tiene buen corazón y, desde luego, está
muy clara su preocupación por la justicia, aunque sea
coloreada de un interés por movimientos marginales que
suscitan el recelo de la gente normal. Quiero leerlo como
un impulso de protesta ante determinadas realidades y
un deseo sincero de mejorar la sociedad. Es cierto que
esto luego no se concreta en un cambio de vida; pero ahí
está; al menos se diferencia de muchos de sus compañeros que no están ni ahí con las cosas que suceden.
Y me pides que le evangelice, y que le motive en el
estudio. Me siento incapaz, Señor, pues veo que mis intentos caen una y otra vez en el vacío.
Además, últimamente le ha dado por unirse a la
actitud de otros compañeros repitentes, que no se limitan a perder el tiempo en clase, sino que se proponen
impedir el desarrollo normal de las actividades.
En la última actividad del cuaderno de Religión
decía que ha dejado de creer en Dios porque permanece
pasivo ante la injusticia y el sufrimiento de los hombres.
Tú sabes que ésta es una trampa frecuente en la que están atrapadas muchas personas de buena voluntad. Pero,
¿qué puedo yo decir a Sergio para convencerle de que
Tú no estás con los que causan el mal, sino entre los que
lo padecen; que eres omnipotente, pero a la vez impo45
tente para evitar el mal causado por el hombre y todas
esas consideraciones sobre el sentido del mal que sólo
convencen a quien ya goza de una fe serena y estable?
En fin, Señor, creo que estoy cayendo en el error
de darme un protagonismo que no me corresponde.
Acepto convertirme en un simple instrumento de tu gracia transformada.
Dame paciencia para tolerar las impertinencias de
Sergio, palabras para persuadirle de que aunque él haya
dejado de buscarte, Tú sigues buscándole a él y amándole con la ternura que sus primeros padres no le dieron.
Y que aunque los resultados académicos no sean
aceptables, que al menos encuentre en mí a un amigo
que se acercó él y le dio alguna luz para iluminar un
tramo de su vida.
Y Para orar
1. Trata de pensar en tus alumnos, pasa tu mirada
sobre cada uno de ellos.
Piensa sobre todo en los que más problemas te
dan. Reza por cada uno de ellos, pronuncia sus
nombres. Acéptalos como son...
2. Ora con la comunidad o con el grupo el artículo 87 de las Constituciones.
3. Canto: Pequeñas aclaraciones (Manzano)
46
14
Dios en el hermano
achacoso
b
Texto
“Echaron mano de un cierto Simón de Cirene que
venía del campo, y le cargaron la cruz para que
la llevara detrás de Jesús”
(Lucas 23,26-27).
W
Rostro
Veo tu rostro, Señor, en el Hermano angustiado
por su decadencia física.
Está perdiendo la vista, y necesita una lupa de gran
aumento para seguir en el libro de oficio las oraciones
comunitarias. Incluso un Hermano le ha hecho una foto47
copia ampliada de los textos para seguir el rezo común,
con más facilidad.
Me admira la vitalidad de este Hermano que, casi
ciego, sigue fielmente los ejercicios comunitarios, acompaña al órgano las canciones en un coro de la tercera
edad patrocinado por la Caja de Ahorros Local, desplazándose por pueblos y ciudades y contando luego con la
ilusión de un niño, sus experiencias y correrías, los cuadros líricos en los que reflejan los misterios cristianos
(Navidad, Semana Santa) y los comparten con la gente
sencilla...
El quiere vivir. Está empeñado, a sus 82 años, en
saborear hasta la última gota del vaso de su vida.
Ahora está pasando una noche oscura porque le han
dicho los doctores que tendrá que someterse a una operación delicada para intentar salvar su vista. Y que existe un riesgo cierto de quedarse ciego. Noto que esto le
hace sufrir y cada poco tiempo viene a comunicarme que
esta situación le está deprimiendo.
Le escucho con atención y trato de darle palabras
de ánimo ¿Pero cómo transmitirle la seguridad que la
operación va a salir con éxito? ¿Y cómo hacerle comprender y aceptar el hecho tan posible como fatídico de
su ceguera?
En la realidad dura de este Hermano veo, Señor,
una llamada a tender la mano, a escuchar y también a
pensar que la limitación acaricia todos los ángulos de
mi vida; que la decadencia es una etapa del ciclo vital y
que, cuando va acompañada de achaques físicos importantes, puede conducirnos a un Getsemaní difícil de aceptar.
48
Hoy tengo que conformarme con ofrecer mi hombro a este Hermano para que repose en él unos minutos
y lo humedezca con sus lágrimas. Ser Cireneo que ayude al Hermano a soportar su pesada cruz.
Y
Para orar
1. Trata de encontrar situaciones cotidianas en
las que se te presenta la oportunidad de ser
Cireneo.
2. ¿Eres capaz de traducir las situaciones dolorosas del Hermano de tu Comunidad, del alumno
a quien das clases, etc. en gritos desgarrados
que te dirigen para acercarte a ellos y echarles
una mano?
3. Reza con tus Hermanos de comunidad o con el
grupo el Salmo23 (22): El Señor es mi pastor.
Canto: Gloria, gloria, Aleluya.
49
15
Dios en el anciano
b
Texto
“Esta no fue la suerte de aquellos hombres de bien
cuyas obras no se olvidaron. Sus bienes pasaron a
manos de su descendencia; dejaron a sus hijos su
herencia.
Su descendencia se mantuvo fiel a la alianza,
sus hijos lo fueron gracias a ellos. Su descendencia permanecerá para siempre, su gloria no será
destruida”. (Eclesiástico 44,10-13)
50
W
Rostro
Hoy te encuentro, Señor, en las plazas, al lado de
los jardines, sentado pensativo en un banco o caminando lentamente apoyado por un bastón. Hoy te veo hecho
carne en cada uno de los ancianos que viven en nuestra
sociedad.
Unos ancianos viven en la casa de sus hijos, disfrutando de la presencia de los nietos, que los ven como
prolongación de su vida y signo de alegría y felicidad.
Otros pasan los últimos años de su vida en residencias.
Unos y otros han perdido energía, capacidad de decisión; ya son menos escuchados y sus opiniones son
poco tomadas en cuenta en esta sociedad de la eficacia.
Algunos llevan a sus nietos a las escuelas o hacen
las pequeñas compras de la casa.
A otros, la mala salud no les permite hacer nada y
sienten el dolor de la inutilidad.
Los hay que son muy apreciados y queridos por
los hijos, los nietos y hasta los biznietos; también he visto
abuelitos que son llevados a la residencia porque molestan en casa y su queja frecuente es: “mi familia no me
viene a visitar, ya no me quieren”.
Voy recorriendo esos rostros y te veo como el Dios
del amor gratuito, como el Dios de la armonía y pacificación, como el Dios inútil o el Dios que no da respuesta a los problemas, el Dios que experimenta la soledad
en Getsemaní o que es apartado de la sociedad porque
su mensaje no va con los tiempos.
Me habían pintado un Dios “Todo poderoso” y le
voy encontrando en el decaer de las fuerzas y de la vida.
51
Y
Para orar
1. ¿Cuál es tu relación con las personas mayores
que encuentras en el camino, empezando por
los Hermanos de tu comunidad? ¿Son ellos sacramento de Dios para ti?
2. ¿Cómo encajas en tu vida las experiencias de la
fragilidad, de la soledad y del fracaso?
3. Oración en la prueba. Reza con tus Hermanos
de comunidad o con el grupo el Salmo 31.
4. Canto: “Caminaré en presencia del Señor”
d
52
16
Dios en el mayor
que no se jubila
b
Texto
“El que diga “yo amo a Dios”, mientras odia a su
hermano, es un embustero, porque quien no ama
a su hermano, a quien está viendo, no puede amar
a Dios a quien no ve” (1 Jn 4, 20-21).
53
W
Rostros
Veo tu rostro, Señor, en Domingo. Es cierto que
no le conozco mucho, pero eso no me impide verte en
él. Este hombre podría estar tranquilamente jubilado y
descansando, y sin embargo está en “Proyecto Hombre”,
que es un proyecto para liberar de la droga, como terapeuta y animador, acompañando a muchachos y muchachas en su esfuerzo por abandonar la drogodependencia.
Mucho sufrió este hombre cuando su hijo estuvo
metido en ese mundo, pero eso mismo le dio el coraje
suficiente para ayudar a su hijo a salir de ese horrible
infierno y además dedicar su tiempo a otras personas
metidas en esa horrible realidad.
Gracias, Señor, por Domingo y por otras muchas
personas que dedican su tiempo de forma desinteresada
a aliviar el sufrimiento de mucha gente. ¡Veo tu rostro,
Señor, en esas personas!. Tú sigues haciendo milagros
en los que sufren, a través de esta buena gente.
Y
Para orar
1. ¿Recuerdas a personas que dan su tiempo por los
demás, que no se jubilan, que se las arreglan para
estar activas en algún servicio apostólico? Preséntalas durante unos momentos al Señor.
2. ¿Qué personas de tu alrededor necesitan más
de tu cercanía y cariño?
3. Te invitamos a rezar con la comunidad o el grupo el Salmo 103.
4. Les puede ayudar, asimismo, el canto: María,
Madre del dolor.
54
17
Dios en los indígenas
“Nuestros pueblos, mayoritariamente indígenas,
necesitan recuperar su dignidad de seres humanos”
b
Texto
“Bienaventurados serán cuando les insulten y persigan... por Mí” (Mt 5,11-12)
W
Rostro
Todo refleja tu presencia por las calles, sus subidas y sus planicies, sus montes y su gente, parece todo
salido de la hermosura de tu mano. Y allí estás en esos
55
rostros con rasgos fuertes, con coletas, con colores vistosos en sus trajes. Allí estás en la miseria de un pueblo
despreciado, de un pueblo adolorido por ser lo que es;
indígena. Estás en variedad de rostros, unos alegres, otros
tristes, otros curtidos por el dolor y por el sol. Otros, de
niños que empiezan la vida pero ya son mal vistos.
Y, Señor, debajo de otros rostros sigues Tú en esa
misma presencia indígena. En esos rostros que quieren
ocultar sus raíces, pero no pueden pues están marcadas
en el color, en la lengua, en todas sus expresiones. Tú
estás ahí, Señor, en ellos, reclamando aceptación y valoración.
Pero también hoy te he visto en todos esos rostros
que están defendiendo a los indígenas en los pozos petroleros, en el rescate de su lengua, en el rescate de su
cultura, en la educación en su medio, en acompañarles
en la defensa de sus causas justas. En la aceptación de
sus raíces indígenas como dignidad de un pueblo libre.
Y
Para orar
1. ¿Encuentras a Dios en este rostro muy frecuente en nuestras calles? ¿Cómo se te presenta?
2. Vivir la espiritualidad apostólica requiere dar
pasos que comprometan tu vida.¿Qué pasos te
pide Dios ahora?
3. Ora con el salmo 8, desde y con el corazón de
los indígenas. ¿Qué experimentas?
4. Canto: “Indígena” de Kairoi.
56
18
Lo que hiciste con...
lo hiciste conmigo
“El pobre, el niño, el joven y el Hermano de comunidad se
convierten a diario, para nosotros, en sacramentos vivos
de Dios e interpelaciones del Espíritu”. (EAM,19)
b
Texto
“Tuve hambre y ustedes me alimentaron; tuve sed
y ustedes me dieron de beber. Pasé como forastero
y ustedes me recibieron en su casa. Anduve sin ropas y me vistieron. Estuve enfermo y fueron a visitarme. Estuve en la cárcel y me fueron a ver...”
(Mt 25, 34-46).
57
W
Rostro
¿Cuándo te vimos? Precisamente, cuando atendieron a uno de estos más pequeños, conmigo lo hicieron. Lo que hiciste con las madres que en plena
calle están con los pechos fuera amamantando a sus
niños y pidiendo caridad, lo has hecho conmigo. Lo
que hiciste con los niños y niñas que quemados por
el sol se pasan todo el día vendiendo algún caramelo
y piden pan, lo hiciste conmigo. Lo que hiciste con el
Hermano que te pide que le acompañes al médico
porque se siente mal, lo hiciste conmigo. Lo que hiciste con los emigrantes que salieron el otro día en
las noticias y están indocumentados, lo hiciste conmigo. La sonrisa que compartiste el otro día con el
trabajador del colegio la tuviste conmigo. El alumno
que ayudó al compañero de clase que no entendía las
explicaciones del profesor, lo hizo conmigo. Cuando
vino la cocinera a pedirte que le dieras un adelanto,
era yo quien te lo pedía. Cuando fuiste a comprar la
receta del empleado que te suplicaba por su esposa
enferma en el hospital, lo hiciste conmigo. Cuando
escuchaste al profesor sus angustias por conseguir lo
necesario para dar un techo a sus hijos, lo hiciste conmigo. Cuando acoges a los jóvenes con sus problemas familiares, lo haces conmigo...
Y hay tantas oportunidades por las calles de servirte, Señor, tantas oportunidades de encontrarte y de
hacer algo por Ti.
Me invitas Señor en las calles a hacer realidad el
servirte y amarte en el mundo.
58
Y
Para orar
1. ¿Vives tu vida diaria en la clave de Mt. 25, 3436? ¿Qué te dificulta más vivir así?
2. ¿Qué situaciones te resultan más fácil vivirlas
en clave cristológica y cuáles te resultan más
difícil? Si estás orando en comunidad, o con un
grupo, comparte esta pregunta.
3. Te sugerimos orar con el Salmo: 27(26) y con el
canto:“Baja a Dios de las nubes”.
d
59
19
Ven, Señor Jesús
b
Texto
“Ven, Señor, Jesús” (Apocalipsis 22,20)
Es un rasgo que sale de la mezcla entre el ya de la
fe y el todavía no de la culminación.
W
Rostro
Pero en una ciudad, la muerte queda relegada a espacios semiprohibidos; la muerte se oculta quizá por una
asepsia que evite preguntas; se vela y se tapa quizá para
poder no pensar en ella... La muerte apenas existe, porque apenas se ve.
60
Apenas se ve, porque el corazón se cierra y los ojos
no quieren admitir el verla en la prostituta que cada día
vende su cuerpo en la calle o en los grandes moteles de
nuestras ciudades; porque no queremos ver los continuos
accidentes de tránsito que por negligencia y corrupción
se producen a diario ante nuestros ojos. Nos cerramos a
la muerte que provoca la corrupción en los hospitales,
en las cárceles; a la muerte de miles de niños y ancianos
que tienen que mendigar cada día para no morir de hambre, a la muerte en la que están los drogadictos que tienen que robar o matar para saciar esta muerte cada día.
Desviamos la atención de la muerte de los que en su soledad se cuelgan de las vigas de su casa o son el blanco
de un tiro planificado; de la muerte de los que en su enfermedad larga y penosa yacen solos en una cama donde
ya no producen y por lo tanto son olvidados. Aquí es
donde mi Dios urbano se hace pequeño y sufriente, donde
grita en mi grito: ¡Ven Señor Jesús!, donde me contacta
con mi pequeñez y con la cercanía de la muerte de la que
muchas veces desvío la mirada por el dolor que produce.
Y
Para orar
1. En tu contacto de hoy con la ciudad, ¿has percibido algún signo de muerte? ¿Dicho signo te
ha conducido a Dios?
2. La muerte en la ciudad invita a encontrarse con
la propia realidad de la finitud, ¿cómo la experimentas en tu vida? ¿Qué Dios surge para ti
en esa contemplación?
3. Para la oración en común te sugerimos el Cuarto
Cántico de Isaías (Is. 53) y el canto:“Ven Señor Jesús”, de Kairoi.
61
62
II
De la mano de
Marcelino
63
Y
E
sta sección nació en una reunión anual de la
RED latinoamericana, en Guatemala. En aquel encuentro nos propusimos entregar a los Hermanos unos esquemas de oración que combinaran la vuelta a los orígenes maristas y su actualización en la realidad personal, comunitaria y apostòlica de cada Hermano
Siempre siguen el mismo esquema y tocan temas
que tienen que ver con la consagración religiosa, el descubrimiento de Dios en el trabajo apostólico y en la comunidad, la unificación de vida y la presencia de Dios.
Quisimos responder con este esfuerzo a la petición
formulada por el XIX Capítulo General en orden a «promover talleres de oración que permitan mejorar la oración personal y comunitaria, en clave de espiritualidad
apostólica». (EAM,36)
64
20
Apasionados
por Jesucristo
«¿Quién podrá privarnos de ese amor de Jesucristo? ¿Dificultades, angustias, persecuciones, hambre, desnudez, peligros, espada? (Rom 8,35)
b
Ambientación
Colocar en lugar destacado un cuadro de Jesús con
sus discípulos, o el poster de Goyo que representa al P.
Champagnat con sus obras.
W
Motivación
Siempre hemos oído decir que los santos fueron
unas personas apasionadas por Jesucristo. ¿Qué significa esto para nuestro apostolado? Vamos a orar y meditar
este tema, iluminados por la Palabra de Dios y por el
ejemplo de San Marcelino, nuestro Fundador.
R
Hecho de la vida de Champagnat
«Finalmente, el amor que profesaba a Jesucristo le
inspiraba celo ardiente de su gloria y lo movía a exhortar y animar continuamente a los Hermanos a que conocieran y amaran al divino Salvador y lo dieran a conocer
y amar. En sus instrucciones volvía siempre sobre este
asunto.
65
Dar a conocer a Jesucristo, hacer amar a Jesucristo, repetía continuamente, es el fin de su vocación, el fin
del Instituto. Si no trabajáramos en ello, nuestra Congregación sería inútil, y Dios le retiraría su ayuda. Insistan, pues, en los misterios y la vida de Nuestro Señor;
hablen a menudo a los niños de sus virtudes y sufrimientos, del amor que les ha manifestado al morir en la cruz
y de los tesoros de gracia que les ha dejado en los sacramentos». (Vida, 2ª parte, cap.6º, p. 341)
U A la luz de la EAM
«En nuestra inserción en el mundo, seguimos el
ejemplo de Jesús que se hizo semejante a nosotros y que
vivió en una unidad perfecta la fidelidad a la voluntad
de su Padre y la entrega sin límites al hombre» (EAM,18).
Y
Para orar
v ¿Qué reacciones despierta en ti la Palabra de San
Pablo a los Romanos? Preséntaselas a Jesús.
v ¿Qué signos de amor a Dios detectas en tu vida
apostólica? Alaba a Dios por el amor que te
tiene.
v ¿Cuán apasionada está tu comunidad por la
persona de Jesucristo? ¿En qué lo notas? Pide
para que la pasión por El y por su Reino aumente en tu comunidad.
v ¿Qué hechos de la vida de Marcelino te impresionan más como demostraciones de su amor a
Jesucristo?
66
v ¿Te recuerdas de algún Hermano que haya sido
testimonio de un amor intenso a Jesucristo en el apostolado? Agradece el don de este Hermano.
o
Canto: Jesús es Verdad
JESUS ES LA VERDAD, LA LUZ,
CAMINO Y VIDA, ES NUESTRO SEÑOR (bis).
Tú que triste vas y en el dolor
no hallas respuesta.
Tú que crees tener
razón sin más.
Tú quieres gritar la libertad
como respuesta...
Tú que al dejar de ser tú, ya no ves
a dónde vas.
Tú piensas, quizá, que es falsedad
y nada cuenta...
Tú quieres vivir
feliz y en paz.
Tú quieres vender tu corazón
por poca cosa...
Tú que al sentir el amor puedes dar
mucho más.
67
21
Confianza en María
«Hijo, ahí tienes a tu madre» (Jn 19,27)
b
Ambientación
Preparar un camino con la imagen de Jesús en el
final. A mitad de camino se coloca una imagen de María. Al lado de ella, la palabra: CONFIANZA.
W
Motivación
Coloquémonos en la presencia del Señor, con María y el P. Champagnat. Después de un momento de silencio, expresémosle a María, una vez más, nuestra confianza filial.
A través de una lectura pausada y amorosa, entremos en el corazón de Champagnat.
R
Hecho de la vida de Champagnat
“Tras los acontecimientos de 1830, como la Congregación no tenía el reconocimiento gubernativo, corrieron rumores de que iba a ser disuelta. Efectivamente, el prefecto de Loira, ya por haber recibido orden ministerial, ya por dejarse llevar de las perversas inclinaciones de su corazón y del odio que tenía a todo lo religioso, estaba decidido a cerrar el noviciado.
68
En esta situación, en vez de asustarse y desanimarse, el Padre Champagnat acude, como de costumbre, a
la Santísima Virgen y le encomienda la comunidad. Habiendo reunido a los Hermanos, que ya empezaban a
inquietarse, les dijo: “No se apuren por las amenazas, ni
tengan miedo ante el futuro; María, que nos ha reunido
en esta casa, no consentirá que seamos expulsados de
ella por la maldad de los hombres. Redoblemos nuestra
fidelidad honrándola, mostrándonos auténticos hijos suyos por la imitación de sus virtudes; reavivemos nuestra confianza en ella; recordemos que es nuestro Recurso ordinario. Para merecer su protección y alejar de nosotros todo peligro, antes de la meditación, cantaremos
cada mañana la Salve Regina.”
Fue la única precaución que adoptó. Y María, en
quien había depositado toda su confianza, jamás lo abandonó: el prefecto fue trasladado y nadie molestó a la
comunidad. Desde entonces se mantuvo la costumbre
de cantar la Salve Regina y se convirtió en artículo de
Regla “ (Vida, 2ª parte, Cáp. 7, Pág.351-352).
U
A la luz de la espiritualidad
apostólica Marista
«María nos sirve de ejemplo. Atenta a las necesidades de su pariente y en actitud de servicio, vive una
profunda experiencia espiritual y por su mediación el
Espíritu es comunicado a Isabel. Su Magnificat es una
expresión maravillosa de unificación interior: experimenta a Dios en lo íntimo de su corazón y en el compromiso
con la liberación de su pueblo» (EAM,21).
69
Y
Para orar
Uno de los pilares de la espiritualidad de Marcelino
fue la confianza en María, como manifestación de su
profunda confianza en Dios.
v ¿Cómo expresas tu confianza en María?
v ¿Cómo sientes la presencia de María en tu
vida? ¿Qué les debes a ella en tu vida?
v Comparte con los Hermanos algo de lo que
has reflexionado. Convídalos a alabar a María.
o
Oración
María, tú que eres nuestra Buena Madre y
nuestra primera Superiora, escucha las súplicas
que te dirigimos con las mismas palabras de tu
siervo Marcelino Champagnat:“Esta obra es
tuya; tú nos has congregado, a pesar de las contradicciones del mundo, para procurar la gloria
de tu divino Hijo; si no nos ayudas, pereceremos; nos vamos a extinguir como lámpara sin
aceite. Pero si perece esta obra, la que perece
no es nuestra obra, es la tuya. Tú lo has hecho
todo entre nosotros; contamos, pues, contigo,
con tu ayuda poderosa, y contaremos siempre
con ella”.
Amén.
70
22
Amor a los pobres
b
Ambientación
Colocar en lugar destacado fotografías de personas pobres, enfermas, presas; ropa pobre, un plato con
pan y una vela encendida.
W
Motivación
Coloquémonos en la presencia de Dios. Abramos
nuestro corazón y nuestros oídos para dejarnos tocar por
el siguiente ejemplo de la vida de nuestro Fundador.
R
Hecho de vida de Champagnat
“Al llegar de coadjutor a La Valla, se encontró con
que algunos padres, pobres y descuidados, dejaban a sus
hijos en completa ignorancia de las verdades religiosas,
por no mandarles a la escuela ni al catecismo. Recogió a
esos muchachos en casa de los Hermanos, y se encargó
de alimentarlos y vestirlos.
El primer año recogió a doce; el número se incrementó
en años sucesivos y recibió a cuantos cabían en la casa.
Sus obras de beneficencia no se limitaban a los niños; llegaban a todos los pobres de la parroquia: ninguno acudió a
él sin verse socorrido. A unos les proporcionaba pan; a otros,
ropa, vestidos. Hacía preparar alimentos apropiados para
los enfermos y mandaba a los Hermanos o a una persona
caritativa para velarlos durante la noche.
71
Un día vinieron a llamarle para asistir a un enfermo. Acudió inmediatamente a visitarlo y encontró al desdichado cubierto de úlceras, echado sobre pajas y con
sólo unos andrajos para cubrir su desnudez y sus llagas.
Movido a profunda compasión ante tanto sufrimiento y
desamparo, primero dirigió al enfermo unas palabras de
consuelo. Luego se apresuró a llamar al Hermano administrador y le ordenó que enviara inmediatamente un jergón, sábanas y mantas para el enfermo.
- Pero, Padre- le advirtió el Hermano-, no disponemos de ningún jergón en este momento.
- ¡Cómo!- repuso el Padre-, ¿que no hay un solo jergón en toda la casa?
- Estoy seguro de que no queda ni uno. Recuerde
que el último lo entregué hace pocos días.
- Pues vaya y tome el de mi cama, y lléveselo inmediatamente a este pobre enfermo.
Eso de quitarse de lo suyo para socorrer a los pobres o para dárselo a los Hermanos le ocurría con cierta
frecuencia” (Vida , 2ª parte, Cap. 21, Pág. 522).
Y
Para orar
v ¿Qué sentimientos y qué oración suscita en tu corazón la actitud que el P. Champagnat tuvo con
los necesitados?
v ¿Tiene algún parecido tu realidad con la de La Valla?
v Al leer el llamado del Mensaje del XIX Capítulo
General y entrar en contacto con la vida del Fundador, ¿sientes alguna llamada especial? ¿A qué?
72
v Toma conciencia de quiénes son tus amigos, recuerda a las personas que sientes más cercanas.
¿Cuántos pobres hay entre ellas? Reza por ellas y
con ellas.
o
Canto: Con vosotros está y no le conocéis.
CON VOSOTROS ESTÁ
Y NO LE CONOCÉIS,
CON VOSOTROS ESTÁ,
SU NOMBRE ES EL SEÑOR. (bis)
Su nombre es el Señor
y pasa hambre,
y clama por la boca del hambriento,
y muchos que lo ven pasan de largo,
acaso por llegar temprano al templo.
Su nombre es el Señor y sed soporta
y está en quien de justicia
va sediento,
y muchos que lo ven pasan de largo,
a veces ocupados en sus rezos.
Oración
San Marcelino Champagnat, ruega por nosotros
y por todos los que quieren imbuirse de tu corazón para responder con generosidad y audacia a las necesidades de nuestros tiempos. Amén.
73
23
Dios en el trabajo
de cada día
(Champagnat y la presencia de Dios)
b
Motivación
Nos disponemos para encontrarnos con Dios, desde la vida de nuestro amado Padre Champagnat.
W
Hecho de la vida de Champagnat
“En esas pláticas familiares descendía a los más
pequeños detalles de las prácticas de piedad destinadas
a santificar los actos ordinarios de cada día:
“Queridos hermanos, les decía un domingo, nos
encontramos en la época de las faenas más duras del
campo. Los días son largos; el calor, agobiante. Salen al
trabajo muy de madrugada y no regresan hasta entrada
la noche. Se agotan, sudan todo el día. ¡Cuántos méritos
pueden acumular para el cielo! ¡Qué gratos pueden ser a
Dios y cuántas gracias pueden atraer con sólo santificar
esos actos y trabajos! Y ¿qué tienen que hacer para eso?
Ofrecérselo a Dios por la mañana; unir sus sufrimientos
a los del Divino Salvador. Antes de iniciar la jornada, y
siempre que se acuerden a lo largo del día, ofrezcan a
Dios su trabajo diciendo: Dios mío, quiero realizar esto
y soportarlo para hacer tu santísima voluntad, imitar a
Jesucristo, reparar mis pecados y merecer tu gracia; para
74
que me concedas el paraíso y bendigas a mis hijos y a
cuanto me pertenece. Queridos hermanos, haciendo esto;
sus trabajos se transformarán en oración continua; sus
pasos, acciones y sudores serán tenidos en cuenta y no
quedarán sin recompensa.
Es evidente que el cuidado de ofrecer a Dios las
acciones y los trabajos, no va a volver más penosa su
tarea; al contrario, se les hará más llevadero el trabajo,
pues lo hacen por amor de Dios. Y Dios, que es Padre
bondadoso, les ayudará, confortará y consolará, les bendecirá y concederá la prosperidad en este mundo. Y, sobre todo, gozarán de paz espiritual y tendrán la firme
esperanza de que estos días azarosos serán seguidos de
un descanso sin fin, y los sufrimientos pasajeros, recompensados con la eterna felicidad” (Vida, 1ª parte, Cap. 5º,
Pág. 47-48).
“Al observar un día que el Hermano encargado de
la vigilancia de los internos, totalmente absorto en el
rezo del oficio, les prestaba escasa atención, le llamó la
atención diciéndole:
- Hermano, no debe perder nunca de vista a los niños.
- Pero, Padre, si no guardo recogimiento, no puedo rezar ni sacar provecho alguno del oficio.
- Su primer deber en este caso, replicó Champagnat,
es velar por los niños para preservarlos del mal y conservar su inocencia. Si lo cumple, su oración será mucho más meritoria y agradable a Dios – aunque debido a su obligación, esté distraído – que si, descuidando este importante deber, la hiciera atentamente.
¿Sabe qué es sacar provecho de los ejercicios de piedad? Consiste en aprender en la oración a cumplir
debidamente con la obligación, practicar las virtu75
des propias de su estado y comportarse adecuadamente. Por eso dice acertadamente San Agustín que quien
sabe orar bien sabe vivir bien. Es decir, que sabe santificar todos los actos, cumplir con su deber por espíritu de fe y convertir cualquier trabajo en una oración continua”. (Vida, 1ª parte, Cap. 7º, Pág. 78-79).
Y
Para orar
v ¿Qué me llamó la atención del texto?
v ¿Qué sentimiento ha surgido al encontrarme
con el P. Champagnat desde el texto?
v ¿El trabajo es realmente lugar de encuentro
con Dios para mí?
v Según Champagnat, ¿cuándo el trabajo se convierte realmente en oración: esto es, nos lleva
a Dios y lo encontramos?
la luz de la espiritualidad
U Aapostólica
Marista.
“Sentimos la llamada a encontrarnos con Dios en
lo cotidiano. La búsqueda de su voluntad en el trato con
las personas, en las ocupaciones diarias, en las actividades de la comunidad y en la fidelidad humilde de todos
los días, nos unifica en el amor.” (EAM 27)
v ¿En tu trabajo cotidiano encuentras a Dios con
facilidad? ¿Qué dificultades encuentras para vi76
vir esto que nos pide el Capítulo y que se expresa
en la vida de Champagnat?
v ¿Qué podrías hacer para imitar a Champagnat y
vivir el Capítulo en este punto de la Espiritualidad Apostólica?
r Escribe una oración con lo que el tema te haya
dejado inquieto...
r Comparte con tus hermanos algunos de los sentimientos o la oración misma.
o
Canto : En el taller de Nazaret.
En el taller de Nazaret,
pequeño y pobre taller,
en su labor está José
y el niño quiere aprender.
TRABAJA Y CANTA
LA ESPOSA DEL CARPINTERO;
Y EL MUNDO ENTERO
SONRIE Y CANTA TAMBIÉN. (bis)
En el taller de Nazaret,
pequeño y pobre taller,
silencio y paz, amor y fe,
Jesús, María y José.
En el taller de Nazaret,
pequeño y pobre taller,
verás a Dios jugar, crecer,
orar y obedecer.
77
24
Encontrar, amar y servir
a Dios en la escuela
“No hay amor más grande que el que da la vida
por sus amigos“
(Jn 15,13)
b
Ambientación
La comunidad se traslada a una sala de clase para
hacer allí la oración.
Se colocan en círculo tantos pupitres como Hermanos hay en la comunidad. Cada pupitre es arreglado
como si fuera un altar (un mantel, un florero...)
W
Motivación
Imaginémonos que el P. Champagnat ha visitado
hoy nuestro colegio. Ha pasado por los cursos, ha saludado a los profesores, a los niños, a los auxiliares y administrativos. Al caer de la tarde, quiere compartir con
nosotros un momento de oración: nos habla y nos invita
a hacer de nuestro trabajo escolar una alabanza y un servicio a Dios.
R
Hecho de vida de Champagnat
“Para un Hermano, el celo es la piedra filosofal,
la alquimia que trasforma en oro todo lo que hace. Enseñan a los alumnos gramática, aritmética, geografía, di78
bujo para tenerlos ocupados y preservarlos de las ocasiones de ofender a Dios; y lo hacen para atraerlos a la
escuela, merecer su aprecio y formarlos más fácilmente
en la virtud. Pues bien, todo lo que hacen en la escuela
les será tenido en cuenta en la eternidad: son otros tantos actos de virtud que están practicando. El celo que
ponen en llevar a los niños a Dios cambia en oro, es
decir, en actos de virtud, las acciones más ordinarias y
cuanto hacen en clase.
La educación de la juventud no es un oficio, es un
ministerio religioso y un auténtico apostolado. Se equivocan quienes consideran la clase como un oficio pesado y, si obran en consecuencia, realizan de modo profano una tarea muy meritoria y grata a Dios.
Para desempeñar debidamente esta tarea, que es
participación en la misión de Jesucristo, hay que poseer
el espíritu del divino Salvador y, como El, estar dispuestos a dar la sangre y la vida por los niños“. (Vida, cap. 23,
2ª parte, p. 558)
la luz de la espiritualidad
U Aapostólica
marista
“La acción apostólica lejos de entorpecer la unión
con Dios, la favorece y la expresa (cf. C 7 )». (EAM, 20)
Y
Para orar
v Reconócete como prolongación de Jesús en tu
labor de educador.
79
Jesús habla por tus labios... enseña... educa...
trasmite valores... alienta. Jesús ama a través
de ti. Sobre todo, esto: ama.
Contémplate así. Contémplale a El así.
v Repasa tu día de hoy (o de ayer). Concéntrate
en tus actividades escolares y pregúntate:
- qué te ha producido alegría,
- qué te ha producido pena, preocupación, desgarro,
- cómo ha estado Dios presente en tu labor escolar.
- cómo has logrado encontrarle en las distintas
actividades escolares.
v Comparte con tus Hermanos alguna de las respuestas.
v Con tus Hermanos, realiza este doble gesto:
- Besa el pupitre como el sacerdote besa el altar.
El pupitre es lugar y testigo de la donación de
tu vida, por Dios, a los niños y a los jóvenes.
- Ponte en pie, al igual que tus Hermanos, y reza
con ellos esta oración:
Gracias, Jesús, por el regalo que nos has hecho
de llamarnos al ministerio de la educación.
Renovamos nuestro deseo de encontrarte, amarte y servirte en cada uno de los niños y jóvenes
que educamos.
80
Canto: Venga tu Reino
Siglo tras siglo hay un clamor:
es la inquietud del corazón.
Quiere sentir fraternidad,
quiere vivir la libertad.
Señor, el Reino me empujó
a construirlo aquí y por Ti,
pero me siento pecador
y en la impotencia te diré:
VENGA TU REINO, VENGA TU REINO,
VENGA TU REINO, SEÑOR, SEÑOR.
Tú nos hablaste de un lugar
donde el más débil puede hablar,
donde es mirado con amor,
pues Dios es Padre y lo hace ver.
Que lo que digo entre en mí
y que se encarne y me haga andar.
Que dé energía en mi voz,
y que ese grito se haga oír.
Jesús, denuncias mi actitud.
Como un burgués te rechacé,
en mis hermanos no te vi:
ábreme pronto el corazón.
Venga tu Reino sobre mí.
Quiero olvidarme de mi yo.
Gastar mi vida como Tú
y solidario compartir.
81
25
Jesús nos confía
lo que más ama
“Cada vez que lo hicieron con un hermano mío de
esos más humildes, lo hicieron conmigo”
(Mt 25,40)
b
Ambientación
Se coloca en el suelo un tapete. Encima de él, se
ponen tantas candelas como Hermanos hay en la comunidad ; un cuadro del P. Champagnat y un florero.
Cada Hermano tendrá consigo unas tarjetas blancas y un plumón para escribir en el momento oportuno.
W
Motivación
Una actitud y un texto de la vida de nuestro Padre
Marcelino Champagnat van a animar nuestra oración comunitaria de hoy. En ella vamos a tomar contacto con
quienes nos rodean permanentemente: los niños. Queremos ver en ellos el rostro de Dios y sentir en sus vidas
llamadas concretas suyas. Así nos lo ha enseñado nuestro Padre Champagnat.
R
Hecho de vida de Champagnat
“Nunca manifestaba tanta elocuencia y patetismo como cuando hablaba de la catequesis, de los me82
dios de ganar a los niños para Dios y del bien que puede
realizar un Hermano celoso. Hasta los más indiferentes
y fríos quedaban impresionados y convencidos y se decidían a hacer mejor la catequesis.
«Queridos Hermanos – nos decía en cierta ocasión
- ¡qué sublime es la misión de ustedes a los ojos de Dios!
¡Dichosos de ustedes que han sido elegidos para una tarea tan noble! Están haciendo lo que hizo Jesucristo en
la tierra: enseñan los mismos misterios y verdades. Hacen lo mismo que hicieron los apóstoles, los doctores de
la Iglesia y los mayores santos. Tienen en sus manos el
precio de la sangre de Jesucristo».
Sus numerosos alumnos les deberán después de a
Dios, su salvación. El divino Salvador les confía el cultivo de la más hermosa parcela de su Iglesia, la que más
amó: ¡los niños! Los niños, sus predilectos; los niños, a
quienes llamó y de quienes gustaba verse rodeado: ¡Dejen que los niños se acerquen a mí, porque de los que
son como ellos es el reino de los cielos! Los niños, a
quienes acarició y bendijo.
Educar a un niño, es decir, instruirlo en las verdades religiosas, educarlo en la virtud y enseñarle a amar a
Dios, es una misión más sublime y digna que gobernar
el mundo.Una catequesis bien dada vale más que las penitencias más ásperas que puedan imponerles». (Vida, cap.
20, 2ª parte, p.508-509)
U A la luz de la espiritualidad apostólica marista
“Vivimos y desarrollamos la espiritualidad en la
entrega a los demás (cf. C7). El pobre, el niño y el Hermano de comunidad se convierten a diario, para noso83
tros, en sacramentos vivos de Dios e interpelaciones del
Espíritu (cf. C 83) . En el servicio a estos prójimos integramos, como Jesús, el amor a Dios y al hermano, la
contemplación y el apostolado”. (EAM, 19)
Y
Para orar
Primer momento personal:
v Escucha como dichas a ti estas palabras de Champagnat: “eres dichoso”, “tu misión es sublime”,
“haces lo mismo que Jesús”, “tienes en tus manos
el precio de la sangre de Jesús”, “te confía lo que
más ama”. Repítelas, rúmialas...
v Contempla y agradece.
v Deja que vengan a tu recuerdo rostros y nombres
de niños concretos.
– Acógelos... ámalos... ámalos con el amor de Jesús y de María... reza por ellos.
– Escribe el nombre de tres o cuatro y colócalos
sobre el tapete.
¿Sientes que Dios se te hace presente, de modo especial, en algún niño concreto? (con la aparición
de algún sentimiento especial, de alguna llamada...)
¿En quién?
Segundo momento: compartir comunitario
Cada Hermano:
v Comparte alguna de las vivencias del momento anterior.
v Enciende una vela delante del nombre del niño a quien
va a prestar especial atención durante el día y a quien
va a ver como icono o sacramento de Dios.
84
Canto: Niño
A ti niño pequeño,
de limpio corazón,
que tienes la esperanza
abierta a un mundo
de ilusión.
Yo junto a ti estaré
la escuela será hogar.
Podremos aprender a
a compartir nuestra
amistad.
Comprendo que deseas
y pides sólo amor,
vivir en libertad,
crecer en paz, sin opresión.
Contigo soy feliz.
Me aceptas como soy.
Hermano que transmites
la riqueza que hay en ti.
SOY TU AMIGO, VEN;
QUIERO HABLARTE
AL CORAZÓN.
CONSTRUIREMOS VIDA,
LIBRES, SIN TEMOR.
Descubro la bondad,
regalo del Señor.
Te das a los más pobres
y a los niños sin amor.
TOMA TU MIS MANOS,
MI TIEMPO Y OCUPACION.
QUIERO SER TU HERMANO,
A TU LADO ESTOY.
A ti, pequeño amigo,
que lloras o que ríes,
motivo de mi ser
y de vivir sirviendo a Dios.
o
85
26
Para educar hay que amar
«Al ver esto, Jesús se enojó y les dijo: «Dejen que
los niños se acerquen a Mí y no se lo impidan, porque el Reino de Dios pertenece a los que son como
ellos» (Mc 10,14).
b
Ambientación
A los pies de San Marcelino colocar una serie de
útiles escolares, elementos deportivos, distintivos, etc...
de uso común para niños y jóvenes que acuden a las escuelas maristas: libros, carpetas, blocks, marcadores ...;
balones, raquetas, patines...; escudos de pertenencia al
colegio, al grupo ...; nombres y/o fotografías de alumnos...
W
Motivación
La contemplación orante de los hechos de la vida
de San Marcelino nos lleva al encuentro con Dios, con
los niños, los jóvenes y con el fundamento de nuestro
ser. De lo vivido sacaba las mejores enseñanzas para sus
hijos. Y podemos pensar que en la base de la fundación
de los hermanitos de María hay algunas experiencias muy
duras vividas por Champagnat, sin las cuales, difícilmente hubiera podido realizar su obra.
86
R
Hecho de la vida de Champagnat
«Su madre y su tía apenas consiguieron enseñarle
a leer.
Por eso lo mandaron a la escuela para que el maestro le ayudase a perfeccionar su lectura y le enseñara a
escribir. El primer día de clase, el maestro lo llamó a su
lado para que leyera. Como era muy tímido y no salía
del puesto que le habían asignado, otro niño más avispado se le adelantó. Entonces el maestro, malhumorado, y
tal vez también para congraciarse con Marcelino, dio un
bofetón al intruso que pretendía leer antes que él y lo
mandó sollozando al fondo del aula. Aquel método no
era el más apropiado para dar seguridad al recién llegado y sacarle de su timidez. Más tarde afirmaría que llegó a temblar y que tuvo más ganas de llorar que de leer.
Su espíritu juicioso se rebeló contra aquella muestra de
brutalidad y se dijo: «no volveré a la escuela de un maestro así. El castigo que sin razón ha aplicado a ese chico
me da a entender qué puedo esperar de él. En cualquier
momento hará lo mismo conmigo. Así que no quiero ni
sus lecciones ni menos aún sus castigos». A pesar de los
ruegos de sus padres, se negó a volver a la escuela».
(Vida, Cap. I, p.5-6)
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
«Vivimos la presencia entre los jóvenes, tan recomendada por el Fundador, como lugar de encuentro con Dios (cf C 81)». (EAM 20)
87
Y
Para orar
v Contemplo la primera experiencia escolar de
Marcelino y me pregunto: ¿Cómo le afectó y qué
expresión le fue dando con el tiempo? ¿Cómo
supero las dificultades en mi misión marista?
¿Qué me pide mi misión como Hermano hoy?
v ¿Estoy entre los niños y jóvenes como un Hermano de todos, alegre, acogedor, respetuoso...,
o distante? ¿De qué pienso que tendría que pedir perdón? ¿Cómo imagino que soy visto por
los niños y jóvenes?
v ¿Cómo expreso el amor a los niños y jóvenes
que quería Champagnat? ¿Quiénes son los que
más necesitan mi ayuda y comprensión? ¿Qué
motiva más mi oración?
o
Canto: Donde haya un niño (kairoi)
Oh Señor, quisiera decirte
lo que siento en mí;
hoy mi alma quiere pedirte
un amor sin fin.
Donde haya un niño,
quiero hablarle de Ti;
fue mi Padre Marcelino
quien me lo enseñó así.
Una sonrisa humilde,
sincera y de paz,
es tu palabra viva
que se hace realidad.
88
UNA LAGRIMA, LA DE UN NIÑO,
UN LAMENTO A ESCUCHAR,
UN HERMANO, UN AMIGO,
UNA VIDA QUE SE DA.
Oh María, mi buena Madre,
vives junto a mí;
hoy quisiera agradecerte
el haber dicho SI.
Donde haya un niño,
quiero hablarle de ti;
fue mi Padre Marcelino
quien me lo enseñó así.
Una fe inquebrantable,
la confianza en el luchar.
Fue tu ejemplo su camino
una escuela de verdad.
d
89
27
Una vida que se da
«Por tanto, el que se salte uno solo de esos preceptos mínimos y lo enseñe así a la gente, será declarado mínimo en el Reino de Dios; en cambio, el
que los cumpla y enseñe, ése será declarado grande en el Reino de Dios» (Mt 5,19)
b
Ambientación
Una estampa de Jesucristo con la siguiente frase:
ESTE ES JESUCRISTO. Al lado, figuras de niños y jóvenes pobres con la siguiente frase: ESTOS TAMBIEN.
W
Motivación
El Padre Champagnat nos recuerda que amar a Dios
y darle a conocer y amar es la finalidad de nuestra vocación. (Cf Vida, p.458).
Hemos sido invitados a pasar un rato con el Señor,
rezando y profundizando en su compañía nuestro compromiso de «ser apóstoles de la juventud».
R
Hecho de la vida de Champagnat
“ ¡Qué importante es su trabajo y qué sublime! Están continuamente con aquellos de los que Jesús hacía
sus delicias, ya que prohibía expresamente a sus discí90
pulos impedir a los niños acercarse a Él. Y ustedes, mi
querido amigo, no solamente no quieren impedírselo,
sino que hacen todo lo posible para llevarlos a Él. ¡Oh!
Qué bien recibidos serán por este divino maestro, este
maestro generoso que no deja sin recompensa un vaso
de agua fresca.
Digan a sus niños que Jesús y María los quieren
mucho a todos: a los que son buenos porque se parecen a Jesucristo, que es infinitamente bueno; a los
que aún no lo son, porque llegarán a serlo. Que la
Santísima Virgen los quiere también, porque es la
Madre de todos los niños que están en nuestras escuelas.
Díganles asimismo que yo los quiero mucho, que
nunca subo al santo altar sin pensar en ustedes y en
sus queridos niños.¡Cuánto me gustaría tener la dicha de enseñar, de consagrar de una manera más directa mis desvelos en formar a estos tiernos niños!”
(Crónicas Maristas, V, carta a H.Bartolomé, 14, Pág. 74)
la luz de la espiritualidada
U Aapstólica
marista
“El Padre amó al mundo de tal manera que le
entregó su Hijo. En su infinito amor, continúa apasionado por el hombre y el mundo de hoy con sus
dramas y esperanzas. Suscita en nosotros, como don,
el que nos responsabilicemos ante sus problemas, el
que acojamos sus desafíos, el que intentemos responder, en obediencia, desde nuestra misión, a las necesidades que en ellos encontramos” (EAM,13).
91
Y
Para orar
v Ora, repitiendo en tu interior esta frase: ¡Qué
grande y sublime es el trabajo que ustedes realizan!
v ¿Cuánto tiempo dedico al apostolado? ¿Cómo
podría calificar a mi donación?
v ¿Qué motivaciones dominan en mi acción apostólica?
v Comparte algún hecho del día o de los días anteriores referidos a tu quehacer apostólico.
v Al final, se termina con una oración surgida a
partir del compartir.
o
Canto: Hermano entre los hombres
Siento tu llamada, me seduces Tú, Señor.
Este don lo acepto con amor.
Quieres que sea un hombre sembrador
de la verdad.
Para el que te busca y no es feliz.
Hermano de todos, quiero abrir mi corazón,
y con todo el mundo compartir.
Llevar esperanza y llevar amor,
ser hombre de paz.
QUIERO ANUNCIARTE A TI, SEÑOR,
CON MI MODO DE VIVIR.
SER UN TESTIGO DE TU AMOR,
92
VIVIENDO EN FIDELIDAD.
NO ME DEJES MADRE EN MI CAMINAR,
LLÉVAME A JESÚS.
TU ME CONOCES, OH SEÑOR,
SABES MI LIMITACIÓN,
PERO MIS MANOS AQUÍ ESTÁN
DISPONIBLES PARA TI.
SÉ QUE NO ME DEJAS
VIVES JUNTO A MÍ
YO TE SEGUIRE.
Donde haya un joven,
yo también quiero vivir;
compartir mi vida en sencillez.
Ser signo alegre de evangelio y amistad
junto a aquél que está en necesidad.
María me inspira el modelo a seguir
y en silencio vive junto a mí.
Sé que su presencia no me faltará
para caminar.
d
93
28
Un Dios compasivo
«Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: «¡Cómo lo amaba»». (Jn 5,35.36).
b
Ambientación
Un centro motivador discretamente iluminado; el
resto con luz tenue. En el piso, sobre un tapete y alrededor de una imagen de San Marcelino y de La Buena
Madre, imágenes de situaciones de pobreza, injusticia,
enfermedad, ignorancia, opresión... Una lámpara de aceite encendida, signo de fidelidad y de presencia del Señor...
W
Motivación
Para nosotros sus hijos, la vida de S. Marcelino
está llena de sentimientos de Dios. Su alma de apóstol
incansable sigue inclinándose sobre tantos jóvenes
Montagne moribundos para conducirlos a Dios. Y nos
urge a ser más sensibles a los Montagne, niños y jóvenes de hoy, excluidos de la fiesta de la vida. Y nos llama
con su santidad a ser más audaces y esperanzados en
nuestra vocación y misión de Hermanos Maristas.
94
R
Hecho de la vida de Champagnat
«Un día lo llamaron para confesar a un niño enfermo y se puso inmediatamente en camino. Antes de
confesar al muchacho, le hizo algunas preguntas para
saber si tenía las disposiciones necesarias para recibir
los sacramentos. ¡Cuál no fue su sorpresa al comprobar
que ignoraba los principales misterios y que ni siquiera
tenía noción de la existencia de Dios! Profundamente
afligido al encontrar a un niño de doce años en tan absoluta ignorancia, y asustado al verlo morir en esta situación, se sentó a su lado para enseñarle las verdades y los
misterios fundamentales de la salvación. Dos horas empleó en instruirlo y confesarlo y sólo con gran esfuerzo
consiguió enseñarle lo indispensable,... Después de confesarlo... lo dejó para atender a otro enfermo. Al regresar, quiso saber cómo se encontraba el muchacho. «Falleció poco después de dejarlo usted», dijeron sus padres.
Un sentimiento de alegría por haber llegado tan
oportunamente se mezcló en su alma con otro de temor
al comprobar el peligro que había corrido el pobre chico
al que acababa de librar quizá de perderse. Regresó embebido en estos pensamientos y repitiendo en su interior: ¡Cuántos niños se encontrarán a diario en la misma
situación y correrán los mismos riesgos por no tener a
nadie que les enseñe las verdades de la fe!». Y la idea de
fundar una Sociedad de Hermanos, dedicados a impedir
este peligro por medio de la educación cristiana, se hizo
en él tan obsesiva que fue a buscar a .Juan María Granjon
y le expuso sus planes».
(Vida , 1ª parte, Cap. VI, p. 60-61).
95
U A la luz de la espiritualidad apostólica marista
«El Padre amó al mundo de tal manera que le entregó su Hijo. En su infinito amor, continúa apasionado
por el hombre y el mundo de hoy con sus dramas y esperanzas. Suscita en nosotros, como don, el que nos responsabilicemos de ellos, el que nos sensibilicemos ante sus
problemas, el que acojamos sus desafíos, el que intentemos responder, en obediencia, desde nuestra misión, a
las necesidades que en ellos encontramos.” (EAM 13)
Y
Para orar
v ¿Cuáles son los Montagne de hoy que se cruzan en mi vida diaria, tirados en la vida, enfermos, excluidos, abandonados, sin esperanza,
cerca de la muerte...?
v ¿Qué sentimientos surgen en mí ante tantas situaciones de injusticia, pobreza, marginación?
¿Cómo miro el mundo? ¿Cómo es mi amor apasionado? ¿Cómo lo expreso?
v ¿Trato de descubrir las causas profundas de esta
situación?
v ¿Qué me dice Dios sobre esto con la vida de
San Marcelino?
v ¿Cómo trato de re-leer el carisma marista, mirar con ojos de Champagnat, apropiarme de su
corazón?
v ¿Qué puedo decirles de corazón a estos Montagne, a mis Hermanos y al Señor, con mi estilo
de vida?
96
Canto: En los ojos de un muchacho (Kairoi)
Nuestra historia comenzó
en los ojos de un muchacho
abandonado,
que, enfrentándose a la muerte,
conmovió su corazón.
En el lecho del dolor
fuiste su último consuelo y dijiste:
Cuántos niños morirán
sin saber que Dios les ama!
Cuántos niños morirán
sin sentir una mirada!
NECESITAMOS
HERMANOS, HERMANOS
JUNTO AL JOVEN, JUNTO AL NIÑO
COMPARTIENDO SU AMISTAD.
NECESITAMOS
HERMANOS, HERMANOS
LOS MÁS POBRES NOS ESPERAN.
HOY TAMBIEN ES REALIDAD
Nuestra historia sigue hoy
en los ojos de otros niños
marginados
que reclaman un amigo
que les ame de verdad.
El milagro es escuchar
estas voces apagadas y servirles
con un amplio corazón,
siendo hermano entre los pobres
con un amplio corazón,
respondiendo a sus llamadas.
97
29
El corazón de la
comunidad marista
“Le insistieron, diciéndole: Quédate con nosotros,
porque cae la tarde y se termina el día. Entró entonces para quedarse con ellos.”.
( Lc. 24,29 )
b
Ambientación
Ubicar en el centro de la capilla el copón o la custodia junto a un cuadro de Marcelino; mantener la penumbra iluminando con algunas velas la parte central.
La comunidad se sentará alrededor como en familia.
W
Motivación
Marcelino nos dejó como herencia un “primer puesto”: junto al altar.
El oratorio de nuestra comunidad, por esta presencia tan significativa de Jesús, queremos que sea el “corazón de la comunidad” en donde se fragüen los sueños
fraternos, las ilusiones apostólicas, las ansias del Reino... Y donde “quememos” nuestros mejores momentos.
R
Hecho de vida de Champagnat
“Le gustaba manifestar su amor a Jesucristo de
modo especial en el Stmo. Sacramento del Altar. Tan viva
98
era su fe en la presencia real que se diría veía cara a cara
a nuestro Señor en este inefable misterio.
Por nosotros, advertía a los Hermanos, y para que
podamos acudir a Él en todas nuestras necesidades, permanece el divino Salvador día y noche en nuestros altares... Y nada aflige tanto a su divino corazón como nuestra ingratitud ante tal regalo y nuestra apatía en visitarlo...
Cuando el padre Champagnat tenía que resolver
algún asunto complicado o sufría alguna contradicción,
o cuando acontecía algo desagradable, Jesús Sacramentado era su refugio. A sus pies examinaba lo que tenía
que hacer, y nunca tomaba decisión alguna, por muy insignificante que fuera, sin habérsela encomendado”.
(Vida, 2ª parte, Cap. 6º, Pág. 332, 34 y 335)
U A la luz de la espiritualidad apostólica marista
“Nos apasiona Jesús y su evangelio. Él es la razón
de ser de cuanto hacemos. Mantenemos una relación vital y profunda con Él en los sacramentos, en la oración
personal y comunitaria y en la acción apostólica.” ( Doc.
E.A.M. 15)
Y
Para orar
r
Personal (silencio contemplativo)
v ¿Qué significa para mí, como experiencia vital,
ocupar el primer lugar junto al Sagrario?
99
v ¿Es Jesús, que habita sacramentalmente bajo
mí mismo techo, el que dinamiza mi vida de
consagrado?
v ¿Con qué periodicidad me entrego a la oración
personal ante el Sagrario?
r Comunitaria
Celebramos la presencia de Jesús en nuestra casa
recorriendo los diversos ámbitos donde se
desarrolla la vida comunitaria (comedor, sala de
estar, dormitorios...) como en procesión con el
Santísimo haciendo oración participativa en cada
estación, significando el espacio comunitario
correspondiente.
o
Canto: En torno al pan (Kairoi)
LAS FUERZAS SE REHACEN EN LA MESA
SE OLVIDAN LOS SILENCIOS SIN RAZÓN
SE ESCUCHA UNA NUEVA PALABRA
CON LA MIRADA EN TORNO AL PAN.
EN TORNO A EL.
Una mesa que no tenga horarios;
mesas amplias, con mucho lugar.
Platos llenos de gran confianza
compartiendo el calor del hogar.
Que la mesa reúna ilusiones
y detalle de un mismo vivir.
El sabor del encuentro y la fiesta,
crecerá como masa de pan.
100
En la mesa vivamos sin prisa
cada gesto de hermano y su fe;
que la mesa serene las penas,
fortalezca los cuerpos y el dar.
En la mesa busquemos descanso
y un resquicio de tiempo y un tú;
de aquel tiempo gratuito que empuja
a llevar a los hombres la paz.
... VIVIR EN TORNO A EL...
d
101
30
Mis hermanos
me hablan de Dios
«Como tú, Padre, en Mí y yo en Ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea
que Tú me has enviado.» (Juan 17,21)
b
Ambientación
Se colocan en el altar o en un lugar visible distintos rostros del Padre Champagnat, y debajo de cada uno
de ellos el nombre de cada uno de los Hermanos de comunidad.
W
Motivación
El Padre Champagnat fundó a los Hermanos para
que respondamos a la llamada de Cristo por la voluntad
de vivir unidos en una comunidad de consagrados. Es
en comunidad donde somos testigos del amor de Dios
hacia nosotros, es en este lugar de intercambio y crecimiento donde encontramos a Dios en el cotidiano.
R
Hecho de vida de Champagnat
Circular para desear feliz año a los hermanos, el
1 de enero de 1837:
102
«Carísimos. Muy amados, muy queridos hermanos: Amémonos unos a otros.
En este inicio del año, no podría emplear otro
lenguaje más conforme con mis gustos y mis afectos;
si interrogo a mi corazón, a mis sentimientos, a la
pena que me causa la más pequeña de sus desgracias, a sus dificultades que son las mías, a los veinte
años de preocupación, todo ello me responde que
puedo con atrevimiento y sin temor dirigirles las palabras que el discípulo amado pone al principio de
todas sus cartas: «Amadísimos, amémonos unos a
otros, porque la caridad viene de Dios» .
Los deseos y los votos que formulo al principio
de este año son muy diferentes de los que el mundo
se esfuerza por expresar con lenguaje engañoso:
abundancia de bienes, honores, placeres que el corazón nunca disfruta, esto es lo que el mundo desea.
Por mi parte, carísimos, cada día que subo al altar
santo, suplico a nuestro divino maestro se digne derramar sobre todos sus gracias y bendiciones más
abundantes, que los ayude a huir del pecado, como
del único mal que hay que temer, que allane el camino de las virtudes propias de todo religioso, sobre
todo, de los hijos de María...
Adiós, queridísimos, amadísimos.
Tengo el honor de ser su afectísimo padre en
Jesús y María.»
Champagnat.
(Crónicas Maristas, V, Carta 79, Pág. 222-223)
103
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
“Nos sentimos llamados a ver en la comunidad,
como familia unida en el nombre del Señor, una realidad teologal; espacio en donde la experiencia de Dios
puede alcanzar su plenitud y comunicarse a los demás”
(EAM 30)
Y
Para orar
En un primer momento, me dejo iluminar por los
textos y luego reflexiono....
v Recuerdo los momentos en que en mi vida comunitaria (anteriores y actual) he visto claramente la presencia de Dios.
v ¿Cómo experimento que la caridad en mi comunidad viene de Dios?
v ¿Qué rasgo del amor del Padre Champagnat a
sus hermanos me siento llamado a vivir hoy?
¿Por qué?
Ahora...
v Me uno con cada uno de mis Hermanos y los
pongo en manos de Dios.
v Le hablo sobre sus angustias, sus alegrías, sus
fracasos, sus miedos, su apostolado...
v Descubro el rostro de Dios en su rostro (Comparto con mis Hermanos)
104
v Tomados de las manos oramos el
Padre Nuestro...
ORACION FINAL
Señor Jesús,
Tú viviste en una familia feliz.
Haz de esta casa una morada de tu presencia,
un hogar cálido y dichoso.
Venga la tranquilidad a todos nosotros,
la serenidad a nuestros nervios,
la salud a nuestros cuerpos.
Que todos seamos y nos sintamos amados.
Inunda, Señor, el corazón de todos
de paciencia y comprensión
y de una generosidad sin límites.
Extiende, Señor Dios, un toldo de amor
para cobijar y refrescar, calentar y madurar
a todos los hijos de esta tu casa;
para que así vivamos una realidad
que nace y va hacia Ti.
Que la alegría brille en los ojos,
la confianza abra todas las puertas,
la dicha resplandezca como un sol,
sea la paz la reina de esta comunidad
y el experimentarte su sólido fundamento.
Te lo pedimos a Ti que viviste feliz
en el hogar de Nazaret junto a María y
José. Amén
105
Canto: Amaos
COMO EL PADRE ME AMÓ,
YO OS HE AMADO,
PERMANECED EN MI AMOR.
Si guardáis mis palabras
y como hermanos os amáis,
compartiréis con alegría
el don de la fraternidad.
Si os ponéis en camino
sirviendo siempre la verdad,
frutos daréis en abundancia,
mi amor se manifestará.
No veréis amor tan grande
como aquél que os mostré.
Yo doy la vida por vosotros:
amad como Yo os amé.
Si hacéis lo que os mando
y os queréis de corazón,
compartiréis mi pleno gozo
de amar como El me amó.
o
106
31
El apostolado
fuente de espiritualidad
“En aquel momento, con la alegría del Espíritu
Santo, exclamó:“Bendito seas, Padre, Señor de
cielo y tierra, porque, si has ocultado estas cosas
a los sabios y entendidos, se las has revelado a la
gente sencilla. Sí, Padre, bendito seas por haberte
parecido eso bien”. (Lc 10,21)
b
Ambientación
Colocar en el suelo distintos recortes o fotos con
realidades que recuerden las distintas situaciones en las
que los Hermanos y laicos se desenvuelven en el apostolado, en distintas partes del mundo.
Contar también con hojas y lápices para hacer un
dibujo.
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
“Vivimos la presencia entre los jóvenes, tan recomendada por el Fundador, como lugar de encuentro con
Dios (cf C 81). La acción apostólica, así entendida, lejos
de entorpecer la unión con El, la favorece y la expresa
(cf C 7) .” (EAM,20)
107
R
Hecho de vida de Champagnat
“ Aquella fuerza y energía que hacían tan patéticas
sus instrucciones y le ganaban la atención de unos oyentes que lo escuchaban embelesados, procedía de su fe.
Tan impregnado estaba de ella, con tal convicción hablaba de las verdades religiosas, que se podría pensar
que las veía con sus ojos y las palpaba con sus manos.
En la conversación y en las entrevistas personales
con los Hermanos, se le escapaban a menudo exclamaciones y anhelos profundos, fruto de su fe viva, que iban
directos al corazón y producían impresiones imborrables.
Del espíritu de fe nacía en nuestro piadoso Fundador el celo por la gloria de Dios y santificación de las
almas que lo consumían, el gran amor que profesaba a
los niños...
Los Hermanos que lo acompañaron en sus viajes,
le oyeron exclamar muchas veces al encontrarse con un
niño: “Ahí tienen un alma creada a imagen de Dios, rescatada por la sangre de Jesucristo, destinada a la felicidad eterna”. Esta fe le llenaba de una generosidad que le
llevaba a superar los obstáculos”.
(Vida,2ª parte,cap.2º,pp.286-287)
Y
Para orar
v Recuerda hechos del Evangelio en los que Jesús, a partir del apostolado, vivió una relación
más íntima con su Padre. Reza con esos hechos.
v Recuerda y ora algún hecho relacionado con tu
acción apostólica que fue para ti fuente de una
especial experiencia de Dios.
108
v Haz un dibujo que muestre la mutua dependencia que existe entre la espiritualidad y la acción apostólica.
Reza con ese dibujo.
o
Canto: Cortó la roca.
Cortó la roca,
hizo hermanos, levantando una casa,
una familia de trabajo y alabanza,
con el ejemplo construyó fraternidad.
Pero fue Dios
el que vivía en el cuerpo de este hombre
el que escuchaba, sonreía
y daba fuerzas para amar.
Porque el hombre sin Dios,
no es dueño de sí mismo.
Porque el hombre sin Dios,
conoce la derrota.
Y es que el hombre sin Dios,
no puede caminar.
Corrió los montes,
probó el cansancio y el sabor de los sudores,
el aldeano recibió sus bendiciones,
le dió su cama y él durmió en el portal.
Pero fue Dios
el que alumbraba el corazón de este hombre
y mantenía su esperanza por el pobre sin hogar.
109
32
Confianza en Dios
R
Hecho de vida de Champagnat
“Recuperado ya de la enfermedad que tuvo en
1825, al enterarse de que los Hermanos se habían desanimado por este motivo y que, incluso varios habían
pensado retirarse, y que todos daban por seguro el fracaso de la congregación si tenían la desgracia de perderlo, se quedó sorprendido y apenado por esa falta de confianza en Dios. Reunió a la comunidad y se lo reprochó
con dureza:
“Queridos Hermanos, ¿cuándo vamos a tener sentimientos dignos de Dios? ¿Acaso no nos ha dado muestras suficientes de su bondad como para que nos fiemos
de su Providencia y nos abandonemos en sus manos?
¿Nos ha dejado tal vez carecer de algo al sacarnos del
mundo? ¿No ha sido Él quien ha fundado el Instituto,
quien nos proporcionó los medios para construir esta
casa, quien nos ha multiplicado y bendecido nuestras escuelas? ¿Alguno de ustedes puede levantarse diciendo
que Dios ha dejado de ayudarle desde que se entregó a
Él? Si nadie puede quejarse de su bondad, ¿por qué vamos a retirarle nuestra confianza cuando nos somete a la
prueba? ¿Por qué vamos a temer por nuestro futuro? ¿Por
qué dudar del porvenir de nuestra congregación y pensar que, si Dios hubiera retirado el instrumento de que
se ha valido para guiarla, iba a verse condenada al fraca110
so? Esta comunidad es obra suya, Él la ha fundado; no
necesita de nadie para sostenerla, y la sacará adelante
sin los hombres y a pesar de los hombres. No olvidemos
nunca: Dios no tiene necesidad de nosotros ni de nadie.
Si nuestros sentimientos e ideas son terrenos, acabaremos por desinteresarnos del Instituto y perder nuestra
vocación; otros ocuparán nuestro puesto; Dios los bendecirá, porque serán más fieles, y con ellos proseguirá
Dios su obra”.
(Vida, 2ª parte, cap. 3º, pp.300-301)
Y
Para orar
v ¿Qué sentimientos te produce la lectura de este
párrafo de la vida de Nuestro Fundador?
v ¿Cómo crees que anda, en tu comunidad esta
confianza en Dios?… ¿Qué manifestaciones y
expresiones concretas descubres, de confianza
en Dios?
v Recuerda algún momento en tu vida en que hayas tenido la misma confianza y sensación que
Marcelino frente a Dios…
v ¿Cómo anda tu confianza en Dios?¿A qué te
invita Champagnat?
Haz una ORACIÓN de confianza
en Dios Providente y amoroso...
v
Comparte con tus hermanos en oración algunas de las reflexiones o la misma oración que
has escrito.
111
Terminamos cantando:
NADA TE TURBE
NADA TE ESPANTE,
QUIEN A DIOS TIENE
NADA LE FALTA,
NADA TE TURBE
NADA TE ESPANTE:
SOLO DIOS BASTA. (3 veces)
o
112
33
El punto capital
«De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro Jesús se levantó, salió y fue a un lugar solitario y se puso a hacer oración.»
(Marcos 1,35)
b
Ambientación
Cada Hermano tiene una estampa de Marcelino en
postura de oración. Se deja un tiempo para identificarse
con los sentimientos de nuestro Fundador.
W
Motivación
Sabemos que Marcelino durante su vida tuvo una
actividad desbordante: sacerdote, fundador, «ingeniero»,
«obrero», «abogado»... , pero todo eso le motiva a estar
unido a Dios en la oración. Concretamente reza sin cesar en las preocupaciones y trabajos, todo se lo encomienda a Dios y no tiene dificultad en recogerse y mantenerse en oración tanto en las calles de París como en
los bosques del Hermitage
R
Hecho de vida de Champagnat
V.J.M.J. Nuestra Señora del Hermitage,
19 de Marzo de 1837.
113
“Muy querido Hno. Eutimio:
Estoy muy contento por su cartita. Tenga ánimo, querido hermano, Jesús y María serán su recompensa; en las tentaciones, llámelos en su ayuda, nunca permitirán que sucumba. Trate de hacer bien la
meditación; es algo muy importante en la vida de un
religioso. Le aseguro que respondo de su salvación si
es usted fiel en hacer bien la meditación.
Piense también lo importante que es la clase
de los pequeños; de usted depende formar en la religión a todos los niños de su clase; de usted depende
abrirles o cerrarles el cielo. Propóngase, pues, como
meta, querido amigo, edificarlos, rezar por ellos,
imprimir intensamente el amor de Dios en su tierno
corazón. Rece todos los días antes de comenzar la
clase tres avemarías.
Adiós; le dejo en los Sagrados Corazones de
Jesús y de María”.
Champagnat.
(Crónicas maristas, V, Carta 102, p. 257)
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
“Nos sentimos llamados a una oración renovada.
Abierta a la realidad de la creación y de la historia, eco
de una vida solidaria con los Hermanos, sobre todo con
los pobres y con los que sufren. Una oración apostólica
que recoge las penas y alegrías, las angustias y esperanzas de quien pone Dios en nuestro camino.” (EAM 26)
114
Y
Para orar
En un primer momento, me dejo iluminar por los
textos y luego reflexiono....
v ¿Qué lugar ocupa la oración en mi vida?
v ¿Cómo alimenta ella mi apostolado?
v ¿Recurro en mis dificultades a Jesús y María?
¿Cómo?
v ¿Cómo ayudo a mis alumnos a vivir el amor de
Dios?
v ¿Mi oración me lleva a ser solidario, a estar
atento a las necesidades de los demás?
– Ahora recuerdo de modo especial a algún niño
o situación de mi trabajo y se lo dejo en manos de
Dios.
– Comparto con mis Hermanos
o
Canto: Enséñanos a orar
SEÑOR , ENSÉÑANOS A ORAR
A ORAR CON NUESTRO PADRE DIOS
SEÑOR , ENSÉÑANOS A ORAR
A ABRIR LAS MANOS ANTE TI
Orar con limpio corazón,
orar hablándote de Ti
115
que solo cante para Ti,
de tu silencio y de tu voz
con la mirada puesta en TI,
de tu presencia que es calor
dejando que hables Señor,
dejarnos descubrir por Ti.
Orar buscando la verdad.
Orar, también, en sequedad,
cerrar los ojos para ver,
las manos en tu hombro, Señor.
Dejarnos seducir Señor.
Mirarte con sinceridad.
Andar por tus huellas de paz.
Aquí nos tienes, háblanos.
116
34
Mi vida
es una historia de Dios
«Yo, el Señor, te he llamado, te he cogido de la
mano y te he formado...» (Is 42,6)
b
Ambientación
Solicitar a los Hermanos que traigan fotos de la
familia. Si ello fuera difícil, reemplazarlo porque cada
Hermano escriba en una hoja su nombre y el de sus familiares. Colocar todo alrededor de la cruz, en el piso,
sobre un mantel.
W
Motivación
No es fácil hacer de la vida una oración, pero lograrlo es fundamental. En este momento, vamos a hacer
la experiencia de sentirnos como don de Dios, de sentir
que nuestra historia personal es una historia de fidelidad, sentir que todo es gracia. Miremos para atrás y descubramos cómo esta nuestra historia ha sido habitada
por Dios, sustentada por El, construida y conducida paso
a paso por su gracia. Contemplar y aceptar la propia historia como historia de Dios es condición necesaria para
poder ser «contemplativos en la acción».
117
R
Hecho de vida de Champagnat
«No se extrañen, decía, de que insista continuamente en el mismo punto, porque es el más importante,
lo es todo. En efecto, lo propio del hombre es la debilidad, la miseria, la nada. Nada tiene, nada puede sin la
ayuda de Dios. Nuestra flaqueza, nuestras necesidades
permanentes son otros tantos motivos que deben conducirnos a poner en Dios nuestra esperanza. Pero hay una
razón aún más poderosa para infundirnos confianza ilimitada: el grado de esperanza es la medida de las gracias que vamos a recibir; gracias que Dios nos da siempre en proporción a la confianza que en él depositamos.
El nos dice como a los israelitas: Todo lo que pisen sus
pies es de ustedes (Dt 11,24), es decir, les daré todo lo que
esperen de mi bondad. Si esperan fuerza para luchar contra las pasiones, para corregir los defectos y triunfar de
todos sus enemigos, la tendrán; si esperan de mí la virtud, se la daré; si desean éxito en las empresas, se lo
concederé. Confíen en Mí: seré su protector, su amigo,
su padre. Bendeciré sus pasos, colmaré sus deseos, les
otorgaré los dones materiales que necesiten, los bienes
de la gracia y los de la gloria; en una palabra, confíen en
Mí, saquen de Mí todos los favores y mercedes que deseen» (Vida, 2ªparte, cap.3º, pp.299-300).
U
A la luz de la espiritualidad
« Su Magnificat es una expresión maravillosa de
unificación interior: experimenta a Dios en lo íntimo de
su corazón y en el compromiso con la liberación de su
pueblo». (EAM,21)
118
Y
Para orar
v Realiza un momento de contemplación, sintiéndote don de Dios, imagen suya, obra de sus manos, la casa donde Él habita.
v ¿Sientes que a lo largo de tu vida te has ido
reconciliando con las distintas personas que han
participado en la construcción de tu casa, que
eres tú mismo ?
v ¿Cómo está tu autoestima? ¿Te amas a ti mismo? ¿Estás consciente de lo que esto supone
para tu vida?
v Revive momentos, etapas, encuentros, acontecimientos, personas... Intenta percibir los signos del amor de Dios presentes en el discurrir
de tu vida.
o
Canto:
Tú me conoces ... (Sl 138)
Tú me sondeas y me conoces,
Tú me hablas a mí, Señor (2).
Uh,uh... (bis)
Que aún en mi lengua
no hay palabra,
y ya Tú la conoces, Señor. (2)
Uh,uh... (bis)
119
A dónde iré yo sin tu espíritu,
dónde huir de tu rostro Yavé. (2)
Uh,uh... (bis)
Tú me proteges y me defiendes
y mi alma está viva por Ti. (2)
Uh,uh... (bis)
v GESTO CONCRETO: Cada Hermano muestra
la foto de sus familiares o la hoja con sus
nombres a otro Hermano, a quien desea paz,
asumiendo el compromiso de rezar por él y estar
a su lado acompañando su caminar.
d
120
35
Solicitud
y atención a los hermanos
b
Motivación
Nos ponemos en la presencia del Señor… Invocamos la fuerza de su Espíritu que nos permita adueñarnos
del corazón de nuestro Buen Padre Champagnat…
Leemos con cariño…
R
Hecho de la vida de Champagnat
“No se conformaba con manifestarles su amor con
palabras; les daba pruebas inequívocas con las obras.
Efectivamente, siempre estaba pendiente de las necesidades temporales y espirituales de cada uno. Su instinto
paternal le permitía adivinar inmediatamente si el Hermano que tenía delante necesitaba alguna cosa. Al enviarlos a las escuelas, nunca dejaba de recomendar a los
Hermanos que llevasen todo lo necesario, y cuando venían a despedirse les hacía algunas preguntas para cerciorarse de que nada les faltara.
Cuando alguien llegaba de viaje, si lo veía sudoroso, le mandaba cambiarse de ropa, tomar algo caliente,
y le aconsejaba evitar las corrientes y retirarse a una
habitación cálida y seca. “ Una imprudencia o un simple
121
descuido en estas circunstancias –decía – puede acarrear
una enfermedad mortal o una dolencia prolongada”
Durante las vacaciones llegaron varios Hermanos
en un día lluvioso. Mandó llamar inmediatamente al Hermano Administrador para que se pudiesen cambiar. Como
el Hermano se hallaba fuera y había llevado consigo la
llave de la ropería, el Padre Champagnat, impaciente por
aliviar a sus hijos, tomó una herramienta, descerrajó la
puerta y repartió ropa y hábitos a los que venían empapados. Muchas veces lo vimos, en ausencia del cocinero, preparar la comida a los que llegaban o salían de viaje.” (Vida, 2ª parte, Cap. 15, Pág. 439-440)
U A la luz del XIX Capítulo General
”Para seguir a Jesús, como María, al estilo de
Marcelino Champagnat, debemos: Pasar de una vida en
común a una vida de comunidad. Todavía resuena en nosotros la llamada de uno de los jóvenes seglares que nos
acompañaron durante unos días: “Encuentro Hermanos
formidables, pero no comunidades” ( Mensaje, 17)
Y
Para orar
v El amor y el servicio está hecho de detalles.
Marcelino Champagnat lo tenía bien claro.
¿Qué pueden decir de tu amor a los Hermanos
los detalles que tienes con ellos? ¿Tu vida está
atenta a los Hermanos y sus necesidades?
v ¿Qué sientes que puede estar pidiéndote
Champagnat en este aspecto de la vida comunitaria?
122
v El reclamo del joven seglar ¿es aplicable a tu
comunidad?… ¿Qué habrá que hacer para vivir lo que nos pide Champagnat y los seglares
nos pueden reclamar?
v Escribe una oración a partir de tu reflexión y
compártela después.
o
Canto:
Confiad siempre en Dios
CONFIAD SIEMPRE EN DIOS,
CONFIAD SIEMPRE EN DIOS;
ES EL CAMINO RECTO.
A menudo nada sabes del mañana,
estás desorientado y lleno de cuidados,
nada ves, todo te parece estar
sin salida, pero tú
sabes que el Señor te ayudará.
Tú ves a la gente llena de codicia,
trabajar tan solo para ganar oro,
tú también sientes ganas de tener
como ellos, pero tú sabes
que tu oro es el Señor.
123
36
Siempre en Dios
«En Él vivimos, nos movemos y existimos»
(Hch. 17,28)
b
Ambientación
Una vela encendida puesta sobre uno o dos periódicos del día. Objetos de la naturaleza: agua, frutas, tierra... (Tener preparados unos papelitos para escribir).
W
Motivación
w Tomamos conciencia de nuestra respiración, percibiendo la vida que nos habita y repetimos lentamente - al ritmo de la respiración - el texto
bíblico: «En Él vivimos, nos movemos y existimos».
w Nos disponemos a escuchar un hecho de la vida
de nuestro Padre Champagnat que nos invita a
experimentar a Dios en todas las cosas... en la
vida.
R
Hecho de vida de Champagnat
«A un postulante que le pidió poder quedarse toda
su vida en el noviciado para vivir en mayor soledad y
pensar menos en el mundo al no tener que verlo, le respondió: «Nada le impedirá vivir en soledad en una escuela llena de niños. Por lo que a mí se refiere, me pare124
ce que tan solitario me sentiría en medio de las calles de
París como en los desiertos de Siberia. Durante mi estancia en aquella capital, después de mis ocupaciones,
me encerraba en mi habitación. Nadie sabía que yo estaba en París. Me interesaba tanto por la ciudad y por las
curiosidades que encierra, como si estuviera a cien leguas de distancia.
A una persona que se quejaba de no poder rezar, y
de las distracciones ocasionadas por el recuerdo de lo
que había visto en sus recorridos por la capital, le manifestó que para él toda aquella barahúnda, la multitud que
cruza las calles en todas direcciones, los objetos que
cautivan las vistas y son tan propicios para satisfacer la
curiosidad, no le llamaban la atención, y que le era tan
fácil recogerse y mantenerse unido a Dios en las calles
de París como en los bosques del Hermitage».
La vivencia de la presencia de Dios mantenía su
alma en una paz y tranquilidad inalterables. Su máxima
favorita era que nada hay que temer cuando se tiene a
Dios consigo, pues ningún daño pueden recibir quienes
se abandonan a su divina Providencia.»
(Vida, cap. V, 2ª parte, p. 326)
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
«La apertura al amor de Jesús y de María y a los
acontecimientos y necesidades de su tiempo le permite
unificar su vida y estar en comunión con Dios tanto en
el Hermitage como en las calles de París (cf. C 2).»
(EAM 24)
125
Y
Para orar
v En tu vida cotidiana ¿qué es lo que más te ayuda a mantenerte en la presencia de Dios?
v La experiencia de Dios supone una constante
atención a todos los signos de su presencia.
¿Qué signos de esta presencia has percibido últimamente y que han dado sentido a tu vida?
(escríbelos en un papelito y colócalo alrededor
de la lámpara expresando tu oración).
v Contempla a Champagnat en su actividad en
París y en el retiro del Hermitage. Descubre lo
que le mantiene el corazón unificado y pacificado, y pídeselo a él para ti y para la comunidad.
o
Oración final (salmo 139)
Tú me sondeas y me conoces,
Tú me hablas a mí, Señor (2) (cantado)
Señor, Tú me examinas y conoces;
sabes cuándo me siento y cuándo me levanto,
Tú conoces de lejos lo que pienso;
Tú sabes si camino o si me acuesto,
y Tú conoces bien todos mis pasos.
Aún no está en mi lengua la palabra,
cuando ya Tú, Señor, la conoces entera;
me abrazas por detrás y por delante,
después pones tu mano sobre mí.
126
Tú me sondeas y me conoces,
Tú me hablas a mí, Señor (2)
Tu ciencia es un misterio para mí,
tan grande que no puedo comprenderla.
¿A dónde podré ir lejos de tu espíritu?
¿A dónde podré huir lejos de tu presencia?
Aún las tinieblas nada tienen de oscuro para Ti,
y la noche ilumina como el día.
Tú me sondeas y me conoces,
Tú me hablas a mí, Señor (2)
Tú, Señor, formaste mis entrañas,
me tejiste en el seno de mi madre.
Te doy gracias por tantas maravillas
que Tú has ejecutado;
en efecto, admirable son tus obras
y mi alma bien lo sabe.
Tú me sondeas y me conoces,
Tú me hablas a mí, Señor (2)
d
127
37
Toda la vida en Dios
«Busquen primero el Reino de Dios y su justicia y
todas las demás cosas se les darán por añadidura...»
(Mt 6,33)
b
Ambientación
Se coloca un tapete en el suelo, con instrumentos
del trabajo diario de los Hermanos y de la gente. La Palabra de Dios, vela encendida, cuadro de Champagnat.
W
Motivación
En este momento estamos invitados a poner nuestra vida ante Dios como ofrenda.
Nos es difícil muchas veces integrar todas las dimensiones de nuestra vida cotidiana: trabajo, oración,
encuentros... Vamos a contemplar a nuestro Padre
Champagnat y a acoger el ejemplo de su vida que nos
invita a vivir desde Dios y en Dios que nos UNIFICA.
En un momento de silencio interior invocamos al
Espíritu Santo...
R
Hecho de vida de Champagnat
«Queridos hermanos, les decía un domingo, nos
encontramos en la época de las faenas más duras del campo. Los días son largos; el calor agobiante. Salen al tra128
bajo muy de madrugada y no regresan hasta entrada la
noche. Se han agotado, sudado todo el día. ¡Cuántos
méritos pueden acumular para el cielo! ¡Qué gratos pueden ser a Dios y cuántas gracias pueden atraerles con
sólo santificar esos actos y trabajos! Y ¿qué tienen que
hacer para eso? Ofrecérselos a Dios por la mañana; unir
sus sufrimientos a los del divino Salvador. Antes de iniciar la jornada, y siempre que se acuerden a lo largo del
día, ofrezcan a Dios su trabajo diciendo: Dios mío, quiero realizar esto y soportarlo para hacer tu santísima
voluntad, imitar a Jesucristo, reparar mis pecados y
merecer tu gracia; para que me concedas el paraíso y
bendigas a mis hijos y a cuanto me pertenece. Queridos
hermanos, haciendo esto, serán auténticos cristianos y
verdaderos hijos de Dios; sus trabajos se transformarán
en oración continua; sus pasos, acciones y sudores serán
tenidos en cuenta y no quedarán sin recompensa.
¡Qué grato será ante Dios quien así obre! ¡Qué méritos acumulará para la eternidad! ¡Qué gloria y recompensa le aguardan en el cielo! Ahí tienen, queridos hermanos, el gran secreto para asegurar la salvación, alcanzar la recompensa eterna y hacerles santos sin demasiado esfuerzo. Pues es evidente que el cuidado de ofrecer
a Dios las acciones y los trabajos, no va a volver más
penosa su tarea; al contrario, se les hará más llevadero
el trabajo, pues lo hacen por amor de Dios. Y Dios, que
es Padre bondadoso, les ayudará, confortará y consolará, les bendecirá y concederá la prosperidad en este mundo. Y, sobre todo, gozarán de paz espiritual y tendrán la
firme esperanza de que estos días azarosos serán seguidos de un descanso sin fin, y los sufrimientos pasajeros,
recompensados con la eterna felicidad.»
(Vida, cap. V, 1ª parte, p. 48-49)
129
U
A la luz de la espiritualidad apostólica marista
«Nos sentimos llamados a encontrarnos con Dios
en lo cotidiano. La búsqueda de su voluntad en el trato
con las personas, en las ocupaciones diarias, en las actividades de la comunidad y en la fidelidad humilde de
todos los días, nos unifica en el amor». (EAM 27)
Y
Para orar
v Del texto leído, ¿qué es lo que más te ha tocado? ¿En qué ilumina tu vida diaria?
v ¿Las cosas de cada día te llenan de Dios o te
apartan de Él?
v ¿Has sido capaz de dar a cada cosa o experiencia el tiempo y atención que se le debe dar?
v ¿Cómo has unificado trabajo, oración y encuentros en el día de hoy?
v Pide a Champagnat el don de vivir con intensidad cada momento del día, desde Dios.
(Comparte con tus hermanos)
o
Canto: Cortó la Roca
Corrió los montes,
probó el cansancio
y el sabor de los sudores.
El aldeano
recibió sus bendiciones,
130
le dio su cama
y él durmió en el portal.
Pero fue Dios
el que alumbraba
el corazón de este hombre
y mantenía su esperanza
por el pobre sin hogar.
PORQUE EL HOMBRE SIN DIOS
NO ES DUEÑO DE SÍ MISMO
PORQUE EL HOMBRE SIN DIOS
CONOCE LA DERROTA
Y ES QUE EL HOMBRE SIN DIOS
NO PUEDE CAMINAR (2)
d
131
132
III
Los Salmos,
escuela de
oración apostólica
133
Y
L
os Salmos son una estupenda escuela de oración
apostólica. Por su interior, discurre la vida cotidiana, sentida con mucha intensidad e interpretada desde la fe.
La alegría y el dolor, la opresión y la liberación,
la salud y la enfermedad, la vida y la muerte están presentes en estas oraciones cargadas de intensos sentimientos de admiración, alabanza, dolor, gratitud y súplica.
Nacidos de situaciones personales y concretas que
vivieron personas determinadas, simbolizan el caminar
del pueblo , en su historia de encuentros y desencuentros
con el Dios que le ama, le guía y le salva.
Hay creyentes que dicen no encontrar sentido al
rezo de los salmos. Es una pena. Tal vez no acierten a
relacionar la experiencia espiritual del salmista con la situación concreta, personal o social, que viven ellos.
En esta sección, a modo de muestra, proponemos una
manera nueva o distinta de rezar los salmos, que consiste
fundamentalmente en traducir la situación original que produjo el salmo a la que está viviendo la persona que lo va a
rezar. Es lo que llamamos contextualizar el salmo.
Pocas oraciones nos pueden ayudar tanto como
los salmos a familiarizarnos con Dios desde las cosas
más sencillas y cotidianas Rezándolos somos voz del
mundo ante Dios y receptores privilegiados de su amor
y misericordia.
La forma concreta de rezar los salmos que proponemos puede ser enriquecida con la creatividad del grupo o comunidad que los reza.
134
38
Salmo 31(32)
Sácame de la red
b
1. El contexto del Salmo
w A una persona afligida y angustiada le han tendido una red; está en peligro, habitado por la
tristeza; se siente la irrisión de los opresores, el
asco de los vecinos... Siente que la gente huye
de él, se siente como un objeto de basura; la
gente le persigue y trata de matarle.
w Siente una gran confianza en Dios, aunque en
su turbación, alguna vez se ha sentido como «dejado de sus manos y ojos». Es una oración de
súplica, de abandono, de refugiarse en el Señor,
al sentirse perseguido.
w Agradece a Dios al sentirse escuchado y salvado.
W
2. Recita el salmo (o léelo en silencio)
R
3. El contexto en el que vivimos
m Cada uno entra en contacto con la realidad
que le rodea, con personas bien concretas.
Aquí se coloca un ejemplo real.
135
m Situaciones concretas de angustia:
r mamá de..... en crisis profunda de angustia;
r grupo social del entorno con autoestima
baja, «no sirven para nada», se sienten
como un objeto de basura: no se cuidan,
no luchan, no progresan, no se levantan.
Algunas mamás con fuertes depresiones y
deseos de suicidio.
Y
4) Para orar
v Ora por esas personas: que Dios las saque de
esa situación, para que puedan recuperar su
dignidad, para que experimenten su amor y salvación.
v Comparte con la comunidad o el grupo de oración, situaciones concretas y cercanas.
v Recen el salmo de nuevo, o la siguiente contextualización:
Yo te alabo, Señor, porque me has librado.
No has dejado que mis imaginaciones negativas se realicen.
Me has librado de la desesperación
que me rodea.
Las cosas no son tan difíciles y negativas
como me imaginaba.
Te doy gracias porque estás conmigo
y me quieres.
136
Señor, a veces, parece que estás lejos y no te
importa mi vida, pero no es así.
Un día estoy hundido y al día siguiente
estoy contento sin saber por qué.
Creí que todo me iba a resultar bien,
sin contar contigo.
Soy frágil, Señor; hoy me como el mundo
y mañana estoy hundido.
Sé que Tú me quieres
y me lo has demostrado en muchos momentos.
¿Qué ganas con mi muerte?
¿Qué ganas con la muerte de tantos inocentes?
¿Qué ganas con la muerte de tantos niños en el
tercer mundo?
¿Qué ganas con la muerte familiar de esos niños del barrio cuyos padres poco se preocupan
de ellos?
Escucha, Señor, ten compasión
de tantos niños.
Ayúdanos a despertar
a tanta gente dormida en estos temas
y haznos sensibles al dolor humano.
Te doy gracias, Señor,
porque Tú diste sentido a mi vida.
Tú me cambiaste.
Gracias, Señor, gracias.
o
137
39
Salmo 51 (50)
El corazón
misericordioso de Dios
b
1. El contexto del Salmo
w Este salmo se refiere a David. Expresa, de
una manera sencilla y transparente, el sentido de la culpabilidad personal y la fragilidad
moral del hombre desde su inicio.
w El salmista, aunque conoce sus límites, cree
en el amor de Dios que le puede renovar y
reconstruir.
w Dios no quiere la muerte del pecador sino su
vida. Quiere la fiesta en vez del sacrificio.
W
2. Recita el salmo
R
3. El contexto en el que vivimos
m Cada uno entra en contacto con la realidad
que le rodea, con personas bien concretas.
m Cada uno de nosotros experimenta en lo más
profundo de su ser la presencia de una fuerza negativa y de rechazo a la luz y al don de
138
sí mismo. Somos, a la vez, luz y tinieblas y,
con frecuencia,solemos escoger la obscuridad a la luz.
m Vivimos la división del corazón. Experimentamos lo que es contra la vida. Somos
egoístas. El mal está impregnado en el corazón humano y en las estructuras.
m Hay muchos signos de muerte en nuestro
alrededor. Reconoce algunos presentes en tu
realidad circundante.
Y
4) Para orar
v Reconoce tu pequeñez y pobreza a la luz del
magnífico y misericordioso corazón de Dios.
v ¿Cómo anda tu corazón? ¿Has experimentado
la división y el frío? ¿Él ha sido un terreno pedregoso o lleno de espinos? Pon tu corazón en
las manos del Señor y pídele cure tus heridas.
v Pide perdón a Dios por los signos de muerte
presentes en tu realidad circundante. Pídele que
reconstruya los muros de tu realidad, que se
multipliquen los signos de vida y luz que también existen.
v Pídele que te dé la paz, la serenidad y la alegría.
v Repite en tu silencio: «La misericordia del Señor para siempre cantaré».
v Si la oración es comunitaria, vuelven a recitar
todos el salmo 51 (50).
139
40
Salmo 80 (79)
Restáuranos, Señor
b
1. El contexto del Salmo
w Este salmo se aplica tanto al Israel del Norte,
devastado por los asirios, como a Judá, después
del saqueo de Jerusalén.
w Se recuerda los grandes hechos de la historia
del pueblo y cómo Dios obró maravillas en él.
Compara el pueblo a una viña que Él cuida.
w El salmista espera la restauración del reino unificado y que el rostro de Dios vuelva a brillar
sobre el pueblo.
W
2. Se recita el salmo
R
3. El contexto en el que vivimos
m Cada uno entra en contacto con la realidad
que le rodea, con personas bien concretas.
m Vivimos un tiempo de búsqueda de sentido, de respuestas a tantos problemas que nos
surgen a cada día.
140
m Sentimos que las cosas se nos escapan de
las manos ; los desafíos tecnológicos y los
avances de la ciencia nos sobrepasan.
m Nos enfrentamos a cambios culturales y
valóricos importantes, la vida se relativiza;
países poderosos dominan a los pobres, se
destruye la naturaleza y son muy numerosos
los jóvenes sin horizontes y con carencia de
perspectivas para el futuro.
m La realidad congregacional actual nos desconcierta y, de algún modo, nos angustia.
m El salmo nos invita a leer los signos de los
tiempos y a ver los pasos de Dios en nuestra historia.
R
4. Para orar
v Presenta ante el Señor la realidad que vives. Recuerda personas y situaciones. Intenta percibir
las huellas de Dios en ellas y también llamadas
concretas.
v Reza de nuevo el salmo 80 (79) o la siguiente
contextualización:
Señor, Tú eres nuestro pastor,
con mimo y cariño nos has cuidado
a lo largo de nuestra historia.
Nos has llevado a verdes pastos
y nos hiciste crecer.
141
Quienes nos rodeaban se maravillaban
de los detalles que tenías con nosotros.
Nuestras obras crecieron y crecieron...
Nos diste Hermanos sin número...
Y llegamos a todos los rincones de la tierra.
Muchas generaciones te dieron gloria
por las maravillas que hiciste en nosotros
y a través de nosotros.
¿Dónde estás desde hace un tiempo, Señor?
Parece que has desviado tu mirar
y ya no te sentimos cerca.
Los ancianos nos recuerdan
las épocas del esplendor
y los jóvenes no encuentran atractivo
por lo que somos y hacemos.
Los seminarios se cerraron
y las grandes obras envejecen.
Faltan el bullicio y la alegría
en las aulas y patios
que antaño estuvieron llenos de una chiquillería feliz.
El desencanto ha entrado, traicionero,
en nuestras comunidades,
y la añoranza de tiempos irrepetibles
paraliza nuestro caminar hacia el futuro.
No nos abandones,
que sólo Tú eres nuestra fuerza.
Perdona que hayamos puesto nuestra confianza
en las obras de nuestras manos.
No tengas en cuenta
nuestra ingratitud y necedad,
al creer que cuando nos aplaudían los señores
de la tierra
142
significaba que Tú estabas contento de nosotros...
Señor, vuelve entre nosotros. ¡Restáuranos!
Que vuelvan a descubrir tu rostro y tu presencia
en medio de nosotros.
Danos vida para que invoquemos tu nombre,
que nos volvamos a dejar guiar por Ti
como un rebaño que se fía
y se confía a su pastor.
d
143
41
Salmo 90 (89)
Dios, nuestro refugio
b
1. El contexto del Salmo
w El salmo es la oración de un sabio acerca de la
brevedad de la vida humana. Dicha vida está
entrecortada por las experiencias negativas del
pecado, que hace sufrir al hombre.
w Invita a vivir una vida auténtica y llena de sentido, a vivir cada día en plenitud.
W
R
2. Se recita el salmo
3. El contexto en el que vivimos
m Cada uno entra en contacto con la realidad
que le rodea, con personas bien concretas.
m Experimentamos las contradicciones de nuestra realidad humana: deseamos el éxito y empleamos mal la vida y el tiempo que tenemos.
m Con frecuencia nos ocupamos en pequeñas cosas que toman nuestro tiempo y humor. Sufrimos por la incapacidad de establecer relaciones
144
sanas; nos comunicamos mal y nos perdemos
fácilmente en lo poco.
m Como el salmista que se da cuenta del valor de
la existencia, somos invitados a buscar en Dios
el refugio y el sentido de la vida.
m Somos buscadores de seguridad en lo inseguro.
m Vaciedad experimentada en los hombres de
nuestro tiempo
Y
4. Para orar
v Entra en contacto con el Señor. Déjate abrazar
por Él. Siéntete refugiado en Él.
v ¿Cómo has valorado tu tiempo? ¿Te das el tiempo necesario para el descanso, el trabajo y la
oración de manera equilibrada? ¿Has encontrado a Dios en ellos?
v ¿Qué te falta para apreciar la vida y gustarla?
v Pídele al Señor que te ayude a vivir una vida
plena, llena de sentido, desde su corazón.
v Vuelve a recitar el Salmo 90 (89) o reza esta
oración:
Señor, Tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.
Antes que naciesen los montes
145
o el hombre pisara la luna,
antes que el aire fuera nido de ondas
y llegase el SIDA, la droga
o la violencia de la calle,
desde siempre y por siempre
Tú eres Dios.
Tú sabes lo que salva al hombre,
pero no impones tu sabia claridad.
Nos esforzamos en ganar títulos,
en crearnos una imagen de superhombres,
en velar por nuestro prestigio
y nuestro confort.
Y así pasamos setenta años,
ochenta o noventa el más robusto,
en medio de fatigas inútiles.
Sácianos de tu misericordia,
que tu agua viva apague nuestra sed.
Baje a nosotros tu bondad,
que es alimento que no perece.
Llénanos de tu luz
para que las obras de nuestras manos
sean prósperas en ternura y solidaridad.
d
146
42
Salmo 130 (129)
Confianza en el Señor
b
1. El contexto del Salmo
w Más que un salmo de penitencia es una oración
de esperanza, de confianza en el Dios redentor.
w El salmista reconoce la pobreza humana y, desde su condición, clama al Señor confiadamente,
porque sabe que Él siempre perdona.
W
2. Se recita el salmo
R
3. El contexto en el que vivimos
Cada uno entra en contacto con la realidad que le
rodea, con personas bien concretas.
m La experiencia de sentirse en el «fondo del
pozo», sin fuerzas, sin fe, sin esperanza, sin
perspectivas, sin ilusiones.
m Las ocasiones en las que nuestros proyectos
no avanzan o no son considerados.
m La experiencia del pueblo que se desanima
frente al desencanto público, a las luchas en
vano, a la pobreza y a la desesperación.
147
m Los ejemplos de logros de la gente, la esperanza que no cansa, la fe del pueblo.
Y
4. Para orar
v Ponte confiadamente en las manos de Dios.
v Recuerda delante del Señor alguna experiencia
que te haya dejado «en el fondo del pozo». Intenta ver cómo Dios se te manifestó allí.
v Vuelve a rezar el salmo 130 (129), sólo o en comunidad, o recita esta oración:
Solista: “Desde lo hondo a ti grito Señor.
Señor, escucha mi voz; estén tus oídos
atentos a la voz de mi súplica.
Señor, esta mañana al despertar me llegaba por las ondas de la radio, el dolor del
mundo. “Un nuevo atentado, una nueva
víctima inocente”.
Señor, escucha mi voz temblorosa, llena
de rabia e impotencia, que te pide a gritos: basta ya, Señor, de tanto odio, de tanta muerte inútil.
Coro:
148
Hasta cuándo, Señor, seguirán sembrando
dolor, muerte y tragedia. Hasta cuándo
tantas familias rotas, tantos testigos de las
muertes de sus padres. Basta ya, Señor, de
tanto sufrimiento.
Solista: A ti, acudimos, no apartes de nosotros tu
mirada paternal y maternal.
Protégenos, Señor, de día y de noche, en
el campo y en la ciudad, en el descanso y
en el trabajo.
Danos, Señor, entrañas de misericordia,
capacidad de perdón y de olvido.
En Ti ponemos nuestra confianza.
Señor, danos tu paz. Se tú el refugio de
tantos huérfanos y viudas.
Gracias, Señor, porque Tú siempre estás
junto al que sufre, al pobre y desamparado.
d
149
43
Salmo 139 (138)
La grandeza de Dios
b
1. El contexto del Salmo
w El salmista se llena de admiración ante la sabiduría y omnisciencia de Dios.
w Tiene conciencia de que está delante de un gran
misterio: una presencia que lo envuelve todo.
w Esta grandeza le sobrepasa.
W
2. Se recita el salmo
R
3. El contexto en el que vivimos
Cada uno entra en contacto con la realidad que le
rodea, con personas bien concretas.
m Poca capacidad de admiración. Vivimos rodeados de muchas cosas y opciones. Pocas
veces nos dejamos tocar por la belleza, por
los pequeños gestos. Hacemos poca experiencia de maravillarnos.
m La vida y el mundo están llenos de las huellas de Dios. Hay que estar atentos. Grande150
za y pequeñez, silencio y voz, tierra y cielo.
¿Cómo lo percibimos?
m El ser humano : belleza y contradicciones,
gracia y pecado, pobreza y dones...
Y
4. Para orar
v ¿Cómo es tu capacidad de maravillarte? Date
un tiempo para ello: recuerda los hechos, personas y acontecimientos en los que reconoces
la grandeza de Dios.
v Recuerda cómo Dios se te ha manifestado en
estos días de forma más contundente. ¡Agradécelo!
v Siéntete envuelto por Dios, abrazado por Él. Pídele que siga sondeando tu corazón y guiando
tus caminos.
v Repite algunas frases del salmo 139 (138).
Compártelas con tu comunidad.
d
151
152
IV
Orando con
Marcelino
153
Y
E
n esta sección hemos seleccionado cuatro acontecimientos importantes de la vida de Marcelino. Los
leyó en clave de fe y se convirtieron para él en cuatro
experiencias espirituales fuertes.
¿Cómo rezaría Marcelino? ¿Qué sabor tendría
su oración? ¿Cómo serían sus diálogos con el Señor?
Una persona que vivía con tanta intensidad la presencia de Dios, que se sentía tan unido a El en París como
en L´Hermitage no podía actuar en forma desintegrada
ni ser dicotómico en su experiencia religiosa. Por el
contrario, la vida, los Hermanos, los trabajos, la misión, los problemas, las alegrías fueron ingrediente importante en su contacto con el Señor. Sus Cartas y algunas oraciones compuestas por él nos lo confirman.
A través de estos ejemplos que presentamos nos
proponemos presentar a nuestro Padre como inspirador
y pedagogo. Su vida se nos puede convertir en fuente de
oración apostólica.
El método que proponemos es una de las muchas
maneras de «revivir su experiencia espiritual y de prolongar en nuestra historia el don que es Marcelino para
la Iglesia» (EAM,25).
154
44
Oración de Marcelino
por el huérfano J. B. Berne
o
v 1. Lee el relato de la vida de Juan Bautista Berne
(Vida de M. Champagnat, XXI. p. 524-525).
v 2. Reza una de las dos siguientes oraciones, como
si fuera Marcelino quien la está rezando.
Oración 1
«Hoy vengo, ante ti, Padre bueno, con el
alma partida. Ya sabes por qué. Me han dicho los
Hermanos que sigue portándose mal, que no le
aguantan, que le quieren echar de la casa. Eso me
duele mucho. No lo puedo soportar. ¿Qué será de
ese niño solo en el mundo? ¿Quién va a cuidar de
él? No tiene ni padre ni madre. Ya ha sufrido bastante, para que ahora le dejemos indefenso, al alcance de tantos enemigos.
Señor, te veo a ti en Juanito, Tú eres él. ¿Cómo te vamos a echar a la calle?
Cambia, Señor, el corazón de estos mis hijos. Dales paciencia. Ayúdales. Entiendo que es155
tar todo el día con él, ver que no hay recuperación, que tiene mala conducta, debe ser duro y
desanimador. Pero te pido para que ellos entiendan que Tú tienes más paciencia con nosotros, que
Tú nos amas a todos, que Tú amas especialmente
a niños como Juan que son los que necesitan de
médico, no los sanos.
Señor, que no caigamos en lo que es más
fácil; en deshacernos de Juan porque nos molesta.
Tú viniste especialmente para levantar al caído,
para ayudar al débil, para salvar al pecador. Tú
amaste tanto a los niños, eran tus predilectos. Tú
quieres que nadie se pierda. Quieres que todos se
salven. Que queramos nosotros lo mismo, Señor.
Que no echen los Hermanos a Juanito. Que si se
va de la comunidad, se pierde.
¿No ha sufrido ya bastante en la vida para que
le hagamos sufrir más? Cambia su corazón, hazle
más dócil y obediente. Que se acerque más a los
Hermanos, que sea más bueno.
María, madre buena, Juanito sólo te tiene a ti
como madre. ¿Vas a permitir que se pierda en la
calle? ¿Vamos a ser nosotros, los que nos llamamos y somos tus hijos, vamos a ser nosotros los
que nos deshagamos de él? No lo permitas. Se me
partiría el alma si ello ocurriera.
Te pido que mis hijos entiendan que Tú, Madre buena, y tu Hijo nos llaman a atender lo débil,
lo pobre, lo necesitado.
156
Confío en Ti, Madre. Confío en que nos vas a
ayudar a que Juanito cambie y siga entre nosotros. Te lo pido con todo el corazón”.
Oración 2
“Señor, aquí me tienes una vez más. Quiero
poner en el centro de tu corazón lo que angustia al
mío: los Hermanos no aguantan más y quieren expulsar de casa al joven Berne.
¿Qué será de él? ¿Quién le cuidará? ¿Quién
podrá acudir? ¿Por quién se sentirá querido? Es
verdad que es indócil, que no hace mucho caso y
le matan las maneras bruscas de contestar y portarse... Pero, ¿qué podemos esperar de quien desde niño se le ha negado todo y, sobre todo, no ha
sido amado?
Su pobre madre ha pasado de mano en mano,
a su padre ni lo conoce. No ha tenido un sitio fijo
y digno donde vivir. Le faltaron modelos amables
a quienes imitar...
¿Qué podemos esperar de él en estos momentos?
¿Recuerdas cuando decidimos traerlo a vivir con nosotros? Le costó mucho por la desconfianza, pero al menos tenía comida caliente y podía dormir y vivir bajo techo.
Los Hermanos estaban contentos porque
ayudándole así se sentían bien, hacían algo bueno
157
y estaban seguros que Tú, desde el cielo, les sonreías y les bendecías.
Pero... ha pasado el tiempo y el chico ha tomado confianza y la timidez inicial ha dejado paso
a la grosería y a mil detalles que demuestran que
faltó una persona cercana y con valores en su infancia.
Entiendo a los Hermanos, porque los progresos son muy lentos y, a veces, rompe el ritmo y
la paz comunitaria, e incluso puede tener una mala
influencia sobre el resto de sus compañeros.
Pero, Señor, viendo todas las posibilidades
que me has dado y lo poco que te he correspondido, ¿qué habría sido de mí si hubiese tenido una
infancia como la suya? ¿Acaso sería mejor que
él? ¡Seguro que no!
No podemos poner en la calle a quien has
puesto ante nuestros ojos y nuestro corazón. Siento una gran responsabilidad. Estoy seguro de que
no es por casualidad que he conocido a esta familia. Sigo creyendo que Tú mismo nos la has encomendado para que les ayudemos a ser felices y
para que, a través de nuestro cariño desinteresado
y nuestra dedicación, descubran tu rostro de Padre que les quiere de forma inigualable. ¿Cómo
descubrirán tu rostro de Padre amoroso si, los que
decimos que vivimos por ti, los rechazamos? ¡Provocaremos que te rechacen a ti, quizá, de forma
definitiva!
158
Tu hijo Jesús dijo: “Dejen que los niños se
acerquen a Mí, no se lo impidan»: y lo dijo precisamente cuando se hacían molestos a tus discípulos...
Señor, Tú quieres tanto al joven Berne y a
los Hermanos que seguro que a él le darás la luz
que le haga cambiar y ser según tu querer, y a los
Hermanos la fuerza y paciencia para ser de verdad sus Hermanos mayores y reflejo de tu rostro.
Gracias, Señor, porque he sentido tu presencia en estos momentos.
Ayúdame a transmitir tu querer a mis Hermanos”.
o
v 3. Conecta con alguna situación de tu realidad actual, (personal, comunitaria, profesional o familiar) que tenga relación con el caso J.B. Berne.
v 4. Haz un momento de oración personal.
v 5. Comparte con tus Hermanos de comunidad, si
estás en oración comunitaria, o con el grupo (si
es, por ejemplo, reunión de profesores), vivencias, llamadas, sentimientos.
v 6. Canto final
159
45
Oración de Marcelino
tras el abandono de
Terraillon
o
v 1. Lee este hecho en la Vida de nuestro Fundador
(p. 198-199)
v 2. Pon en tus labios esta posible oración de
Marcelino, solidarizando con su dolor y confianza.
Oración
«Señor, ya sé que estás cansado de oír a este
pobre siervo tuyo siempre la misma cantinela.Pero
no puedo menos que seguir preguntando.¿Es esta
tu obra o es la mía?¿ Es mi ceguera la que se empeña en seguir golpeando tercamente la roca o es
tu luz la que ilumina el camino por el que llamas?
Un día me diste a Terraillon como compañero de camino. ¡Y qué tesoro! Era un regalo de
los tuyos. Juntos subimos a Fourviére tantas veces. Juntos abrimos nuestras manos de sacerdotes
para sembrar tu evangelio.Juntos mirábamos el
futuro de la Sociedad de María.Juntos hemos llevado esta casa y a estos jóvenes.
160
Y ahora, Señor, de nuevo estoy solo, ni
Courveille ni él se han quedado. Estoy solo, al
frente de todo esto. Con decenas de hombres que
quieren ser Hermanos, pero les falta lo más elemental. Con montones de acreedores que confían
en mí, pero no en el Instituto.
¿He hecho algo mal, Señor?
¡Respóndeme, pues necesito tu voz como el
bálsamo la herida!
¿Estoy equivocado? ¿Tienen ellos razón?
Mira mi soledad, Señor. Sólo Tú y la Buena
Madre pueden llenarla.
¿No veían ellos los cientos de niños que crecen en la más absoluta de las ignorancias? ¿No
sentían la mies? ¿Estaré yo ciego, Señor? Dame
tu luz. Si esta es tu obra, ¿cómo continuar? ¿Quién
dará un poco de luz y esperanza a los hombres?
Construye tú la casa con mis manos, Señor”.
o
v
3. ¿Hay o ha habido alguna situación similar en
tu vida? Procura leerla en estos momentos con
los ojos de Dios. Haz o revive una lectura de
fe de ella. Date un tiempo de oración personal.
v
4. Comparte con quien estés rezando alguna vivencia de esta oración.
v
5. Canto final
161
46
Oración apostólica de
Marcelino Champagnat a partir
de la falta de vocaciones
crisis de1822
o
v 1. Lee esta crisis que vivió Marcelino, en el libro
de su Vida, (p. 95-102)
v 2. Sin duda, él habrá rezado más de una vez en
forma similar a ésta que te presentamos. Órala
tú, íntimamente ligado a él.
Oración
«Padre, Tú me has elegido y me quieres. Yo
te voy respondiendo de la mejor manera que puedo. Reconozco sí mis dudas y defectos.Trabajo con
ilusión, y desgasto mi vida en esta pequeña obra
de los Hermanos que recién ha comenzado.
Tú, Padre, mejor que nadie, conoces mi persona, mis capacidades y limitaciones. A pesar de
mi pobreza, te has vuelto a fijar en mí para iniciar
un proyecto de fundación que humanamente me
sobrepasa.
162
Siempre he creído que es obra tuya y de María, nuestra buena Madre. Nunca me han fallado.
He tenido, hasta este momento, la plena seguridad de caminar rectamente por el sendero que me
señalan en mi vida diaria. Pero he llegado a una
situación en que la duda me envuelve y los grandes interrogantes vuelven sobre mi cabeza. ¿No
habrá sido todo esto un sueño o una bonita ilusión? ¿Realmente esto que llevo entre mis manos
es lo que Tú quieres de mí? ¿Hago tu voluntad o
la mía? ¿No será lo mío un afán de protagonismo?
Nunca me había visto tan atormentado ni acorralado. No sé. Llevamos mucho tiempo en que
no llegan a nuestra casa nuevas vocaciones. Por
eso una y otra vez me pregunto:
¿Será que no estoy haciendo bien las cosas?
¿Soy o no soy dócil instrumento en tus manos?
A María, nuestra Buena Madre, le he dicho
algo parecido. Casi, casi le he lanzado un “ultimátum”: “Esta es tu obra. Si no nos echas una
mano, pereceremos. ¡Ah! Pero no será nuestra obra
la que perezca, como una lámpara que se extingue, sino la tuya”.
Necesito, Padre, que me aclares esta situación
angustiosa y que me des una señal clara, una luz
especial. De este modo, podré comprobar si estoy
en la verdad y no me he desviado del camino. Perdona, ante todo, mi atrevimiento y mi exigencia
expuesta con urgencia. De todos modos, quiero
dejar claro que, sea cual sea tu decisión, yo seguiré queriéndote siempre porque eres mi Padre bondadoso. Sólo quiero hacer tu voluntad.»
163
v 3. Probablemente, estamos sufriendo la misma crisis de 1822 y de forma más profunda. ¿Cómo la
vives? ¿Qué sentimientos te produce?
Intenta hacer una lectura de fe. Ora.
v 4. Comparte con los Hermanos de comunidad o con
los miembros del grupo con quienes estás rezando, alguna vivencia experimentada.
v 5. Canto final
o
164
47
El joven Montagne
o
v
1. Lee este hecho en la Vida de nuestro Fundador
(p. 60 y 61).
v
2. Haz tuya esta oración como si estuviera saliendo del corazón de Marcelino.
Oración
“Señor, Tú lo sabes, estoy estremecido por la
situación en que he encontrado a Juan Bautista.
Desconocía lo más elemental sobre Ti y sobre el
sentido de su vida. Nadie le había enseñado las
más básicas nociones del catecismo. Gracias, Señor, porque aún he llegado a tiempo para decirle
quién eres y cuánto le amas, para transmitirle tu
buena nueva. Gracias porque he podido decirle que
Tú le has creado para que sea feliz y porque he
podido proporcionarle este consuelo tan grande en
los últimos momentos de su vida. Gracias por la
esperanza que he visto brillar en sus ojos cuando
le hablaba de Ti.
Señor, me he sentido instrumento en tus manos, he sentido que hablabas con mis labios, que
165
mirabas por medio de mis ojos. Gracias por haberme escogido como testigo de tu amor.
Señor, Tú sabes que estos sentimientos de gratitud se entremezclan con otros de angustia y
preocupación.¿Cuántos niños y jóvenes estarán en
una situación semejante a la de Juan Bautista?
¿Cuántos niños morirán sin saber que Tú les amas?
Señor, siento que me estás pidiendo un compromiso más fuerte. Oigo tu llamada a extender tu
Reino por medio de los Hermanos de los que ya te
he hablado en otros momentos. Sí. Ahora veo con
más claridad la necesidad de la labor de los Hermanos que eduquen cristianamente a los niños y a
los jóvenes. ¡Necesitamos Hermanos! Dame fortaleza, Señor, para poner manos a la obra, para llevar adelante su fundación, la que he intuido en
otras ocasiones y que ahora se me presenta con
más urgencia. Tú sabes las dificultades y sinsabores que esto me va a ocasionar. También para Ti te
supuso dolor, lucha y sufrimiento hasta la muerte
tu compromiso con el Reino de tu Padre. Concédeme, Señor, tu luz y tu fuerza para ser fiel a lo
que me pides. Que en todo se haga tu santa voluntad.
María, que con tu presencia, apoyo y amparo,
sea posible este nuevo alumbramiento para el bien
de la Iglesia y del mundo. Buena Madre, bendice
este proyecto que es el tuyo”.
166
v 3. ¿Qué sentimientos te produce esta oración? ¿Te
sientes compañero de Marcelino en sensibilidad, atención y apertura de corazón hacia los
pobres?
v 4. Recuerda alguna situación o hecho parecidos a
éste vivido por Marcelino. Recuerda algunos
rostros que te hicieron clamar a Dios por compasión y justicia.
v 5. Reza por los niños y jóvenes pobres que esperan una mano amiga, una palabra de ánimo, un
gesto de solidaridad. Ofrécelos a María...
v 6. Comparte tu oración.
v 7. Canto final.
d
167
168
V
Orar desde
los más débiles
169
Y
E
l mundo de los pobres, del dolor, de la marginación son, en general, lugares privilegiados de presencia de Dios.
Lo cual no quiere decir que sea siempre fácil
descubrirle en acontecimientos que nos hablan muchas
veces de situaciones inhumanas. Con frecuencia, nos
salen de dentro quejas, lamentos, gritos e interrogantes
duros. «¿Por qué, Señor, tanta pobreza? ¿Hasta cuándo, Señor, estas situaciones de inequidad y de violencia? Haz algo, Señor. Muévete. No te quedes callado.
Actúa.»
Estos desgarros sintonizan con aquellos diálogos dramáticos que encontramos en los grandes ejemplos de oración apostólica que nos entrega la Biblia: la
súplica reiterativa de Abrahán para salvar a los habitantes de Sodoma; los diálogos intensos de Moisés para
que Yavé se apiade de su pueblo o la escena patética de
Jesús orando en Getsemaní delante de su Padre suplicándole que pase de El tan tremendo cáliz.
Las siguientes oraciones nos ponen en contacto
con alumnos difíciles, con jóvenes que se salen del sistema, con reclusos, con situaciones de familias muy
aproblemadas... Ellas nos evocarán, sin lugar a duda,
otros rostros, otras circunstancias. Sobre todo, nos permitirán entrar en contacto con el Dios liberador que
interpela y nos invita a ser más tolerantes, acogedores y
misericordiosos. Como es El: papá y mamá.
170
48
Necesito tu fuerza, Señor
o
¡Qué mundo más complicado en el que me has colocado, Señor!
¿Por dónde empezar a hablarte?
¿Por Gabriel, al que cuando le hablo de su madre,
que es más buena que el pan y que le quiere un montón,
se echa a llorar porque se da cuenta de que no se la merece al ser un vago y que, además, se deja arrastrar por
Johny y por una pandilla del colegio? ¿Por Johny, que
aprendió ya a engañar a sus padres y es totalmente distinto en casa que en clase o entre los amigos, y que ya le
han introducido en la droga?
¿Por Carlos, que viene a veces antipático y grosero, y otras muestra un interés envidiable por aprender, o
que, después de recibir un diploma monta un número
pateando la puerta de los locales? ¿De Chari, que ha
perdido la cuenta de con cuántos ha salido, que no para
de dar una de cal y otra de arena, y que no aguantó una
semana en el trabajo del que con tanta ilusión nos había
hablado? ¿De César, que pega a su madre y a todo el que
se ponga por delante, de sus hermanos que siguen sus
mismos pasos? ¿De Tito, de David, de Myriam, que se
hace la loca cuando aparece su madre para que no se den
cuenta que es hija de una alcohólica?
¿Por quién empiezo, Señor? ¿Sigo con la familia,
con los líos y procesos de separación ante situaciones
que se han ido haciendo insostenibles?
171
¿Continúo con casos de Hermanos que han ido acumulando tensiones vividas durante años en soledad y que
ven imposible una vuelta atrás y están a punto de tirar la
toalla?
Menos mal que Tú nos quieres uno a uno y tu amor
es incondicional.
Menos mal que Tú respetas ritmos y tienes mil resortes para actuar en las personas, y no todo depende de mí…
Gracias por la sensibilidad que me has dado para
acercarme a las personas y por los destellos que me ofreces de que vas actuando.
Pero…, si lo hicieses un poco más de prisa… podría dormir mejor algunas noches.
Y
Para orar
v 1. Lee la oración: “Necesito tu fuerza, Señor”.
v 2. Conecta con realidades cercanas y desde ellas
haz un momento de oración personal. Puedes
aprovechar el texto “Necesito tu fuerza, Señor”
o dejar que brote espontáneamente del corazón.
v 3. Ora una decena del Rosario, anteponiendo a cada
avemaría el nombre de personas por las que
quieres rezar.
v 4. Si la oración es comunitaria, es de desear que
quien la anime haya pensado en algún símbolo
o en algún tipo de ambientación que ayude.
v 5. Canto.
172
49
Te presento
este alumno difícil
o
Hoy, Señor, Ángel, este chico de 15 años que tengo clasificado como repitente me ha sorprendido al pedirme que le diera una fotocopia del texto sobre la “noviolencia” que sus compañeros de curso han leído en la
clase.
¡Qué buena, idea, Señor, que fueran los propios
alumnos los que motivaran a sus compañeros el Día Internacional de la no-violencia y la paz! Pasada la hora
de tutoría grupal, en la que un grupo de compañeros de
la sección ha llevado a cabo una serie de actividades en
torno a la temática propia del día, hemos vuelto al ritmo
normal de las clases. Pero digo mal, al cabo de media
hora, se presentan dos alumnos y piden leer un texto.
Interrumpimos las matemáticas y van leyendo un mensaje escrito en la jerga del chico de la calle, del drogadicto y del delincuente. ¡Qué atención han conseguido
captar en todos! ¡Qué diferencia con la atención que prestan a las matemáticas! ¡Gracias, Señor, porque he notado que el mensaje ha calado!
Al terminar la clase, Ángel me pide una fotocopia
del texto. Se la hago rápidamente. Me lo agradece con
una sonrisa y de palabra.
Señor, hoy he caído en la cuenta del fondo de bondad que anida en alumnos que consideramos conflicti173
vos y alborotadores. A veces me quejo de ellos, y no me
doy cuenta de las circunstancias que les han llevado a
ser como son.
Ayúdame, Señor, a comprenderlos. Que aunque
tenga que aplicarles algún castigo, lo haga de tal forma
que perciban que busco su bien y que les aprecio.
Señor, me pregunto qué será de Ángel y de sus
compañeros de pandilla cuando acaben el colegio. Que
encuentren alguna mano amiga que les ayude a no caer
en la drogadicción, en la delincuencia, en la violencia.
Que puedan encontrar un trabajo digno.
Tú, Señor, puedes hacerlo. Y si estos deseos no se
cumplen, apiádate de ellos, ya que la sociedad los margina y se despreocupa de ellos.
Y
Para orar
Ambientación
Coloca una o varias fotos de alumnos. Acompáñalas con una frase sugerente.
v 1. Interioriza la oración “Te presento este alumno
difícil”.
v 2. Entra en comunión con algunos alumnos difíciles que puedes tener en estos momentos. Ora
con ellos y por ellos. Estáte atento a los sentimientos que surgen, a las llamadas que experimentas.
v 3. Con ese material, escribe una oración.
v 4. Reza esa oración escrita por ti.
v 5. Si se hace en comunidad, pueden compartirse
las oraciones escritas y terminar con un canto.
174
50
Oración por Pablo
o
Hoy te presento, Señor, la vivencia de dolor de
Pablo, un alumno que presenta algún problema de drogas y disfunciones personales. Tiene 18 años. Pertenece
a una familia acomodada y repite curso.
En él se da el contraste tan repetido en otros tantos
“Pablo” de bolsillo lleno y corazón vacío; repletos de
sensaciones y vacíos de valores. Esos “Pablos” que viven a tope la experiencia del día a día y la vertiginosidad
de los fines de semana, agotando el amor y la amistad en
unas horas. Que viven entre la levedad del humo y el
neón lo que podría ser el gran regalo para sus vidas: el
amor y la esperanza.
Miro los ojos de Pablo y los siento perdidos. Aprieto las manos de Pablo y las siento frías de amor. Acerco
mi corazón al de Pablo y lo siento fatigado de experiencias sin sentido.
Revélate, Señor, con toda tu bondad y misericordia al corazón de Pablo. De todos los “Pablos” que se
ponen máscara tras máscara para esconderse de la vida.
A última hora sólo les salvará el amor.
El tuyo, Padre, y el que les llegue de quienes reconocemos en ellos a tu Hijo caído.
No me dejes caer en la tentación fácil de decir:
“ellos se lo buscan”... “Se lo tienen merecido...” “Son
cabezas huecas”.
175
Mientras les juzgamos no advertimos que son víctimas fáciles de la sociedad que estamos fabricando y
les envuelve cual mortal tela de araña. Señor, que desde
mi soberbia de adulto, no condene a nadie. Que descubra que lo mejor que puedo hacer es amar.
A última hora es lo que siempre haces tú.
Amas a Pablo, a tantos “Pablos” y a mí, que también soy pecador.
o
Y
Para orar
Ambientación
Puedes colocar elementos alusivos al texto de la
oración: máscaras, recortes de diario alusivos a las drogas, algún cartel publicitario.
v 1. Trae a tu memoria algún Pablo que conozcas.
Háblale a Dios de él.
v 2. Escucha a Dios lo que te dice a propósito de
Pablo.
v 3. Si estás rezando con otros, en forma comunitaria, compartan lo que han orado.
v 4. Canto final.
176
51
Pon en mi vida un poco
de ternura y delicadeza
o
Hoy, Señor, en esta hora tranquila de la tarde, te
presento en mi oración a Isabel. Tiene 17 años. Sus padres están separados. No tiene motivación para el estudio. Está rebelde y va perdiendo poco a poco amistades
y aprecio.
Ya sé que la conoces, Tú lo sabes todo. Pero déjame que te diga con mis palabras cómo le va la vida últimamente.
Yo le di clase de lenguaje los dos cursos pasados,
pues repitió un año. Pero ahora soy su tutor y la cosa
cambia, me siento mucho más implicado.
De principio te diré que quiero ayudarle, pero no
sé cómo. Por eso quiero hablar detenida y seriamente
contigo para que me aconsejes y me eches una mano.
Creo que está hambrienta de cariño y sedienta de
escucha y de un tiempo personal dedicado a ella.
Debo confesarte a este respecto, Señor, mi primer
fallo: no le he dedicado tiempo suficiente ni escucha tranquila a sus palabras y preocupaciones. Y todo debido a
mis prisas por llegar a ninguna parte y a mis nervios a
flor de piel y a mi afán de perfeccionismo.
177
Tú, Señor, seguro que habrías obrado con ella de
muy distinta manera.
Se marchó del colegio al acabar el primer trimestre. Y ya ves, Señor, qué pronto he olvidado su persona
y el caso que tanto me preocupaba. Tanto que ni siquiera recuerdo su apellido. ¡Qué triste! Podría haber preguntado por ella, llamarla por teléfono, escribirle unas
letras. Pero no se me ha ocurrido nada de eso, quizás
pensé que mi misión había terminado y que ya había
cumplido mi trabajo oficialmente “tutorial”.
Como ves, Señor, todavía vivo bastante burocratizado.
Sé, por las veces que hablé con ella, que sus padres llevan varios años separados. Se la veía muchas
veces triste, desganada, incomprendida, desilusionada,
altamente desmotivada para el estudio.
En ocasiones, la reñí con palabras desaforadas y
no la traté con educación. Casi, casi la tenía enfilada
nada más entrar en clase.
En vez de preocuparme de su situación y tratar con
cariño y con tiempo su problema, la despachaba “limpiamente” enviándola no pocas veces a la orientadora.
Sólo tuve una entrevista con sus padres, ahora que
me acuerdo. ¿Recé por ella alguna vez? ¿Te la presenté
en mis charlas contigo? Puede que un par de veces.
Me avergüenzo de mi poca delicadeza. Tú lo habrías hecho de un modo muy diferente.
Es cierto que me la he encontrado por la calle más
de una vez, y me ha saludado de forma agradecida. Sé,
porque he cambiado algunas palabras con ella, que está
178
picando en varios sitios. Pero no está satisfecha, y yo
tampoco, cuando recuerdo mi falta de empeño por recuperarla, comprenderla, escucharla y animarla en su vida.
Perdóname, Señor, y ayúdame en mi trabajo de
orientador y animador y tutor. Aconséjame para que
pueda ilusionarla todavía.
Pon en mi vida un poco de tu ternura y delicadeza
para que trate a los muchachos y muchachas que coloques en mi camino como Tú sabes hacerlo y para que
los anime a vivir con ilusión.
Gracias, Señor, por escuchar mi desahogo. Ahora
me voy más tranquilo. Échale tú también una mano a
Isabel.
Y
Para orar
v 1. Reza esta oración: Pon en mi vida un poco de
ternura y delicadeza.
v 2. ¿Qué sentimientos ha provocado en ti? ¿Te ha
recordado algo? ¿Ha despertado en ti alguna llamada? Recoge estas preguntas en oración.
v 3. Comparte con los cohermanos o con quienes
estás rezando alguna vivencia tenida en la oración. Puedes invitarles a rezar alguna oración
en concreto, a entonar un canto... puedes recordar en voz alta alguna frase del Evangelio, o de
Marcelino.
v 4. Canto final
179
52
Ser tu rostro
de amor
o
Al llegar a casa, después de la Misa, me he encontrado a María llorando con sus hijos.
Rápidamente, me cuenta lo que ha pasado. Lo mismo que ya me había contado el año pasado.
¿Te das cuenta, Señor? ¿Es que no es posible que
esta mujer pueda rehacer su vida, ser otra, y que estas
criaturas sean felices?
El conviviente se ha emborrachado como siempre,
ha traído a sus hermanos también borrachos a la casa, y
entre todos han amenazado a la mujer y a los hijos y los
han echado de casa.
Ellos han venido a buscar refugio a nuestra casa.
¿Qué podemos hacer nosotros, Señor? No me parece que
Tú quieras que estos niños vivan atemorizados siempre
(a Rosalía la hemos derivado a la sicóloga porque ya
sicomatiza el temor y la tensión, y Carlos lleva impreso
en su conducta la ausencia del cariño del padre).
María es una buena mujer. Cuánto ha vivido en su
corta vida. Pero ha aprendido y quiere cambiar. Es otra
persona, se ha rehecho, quiere salir adelante.
Y esto enfurece a su conviviente. Hemos querido
ayudarle, Señor, nos hemos acercado a él, le hemos invitado a los talleres, ha sido llamado por la sicóloga.
180
Pero él se hace el sordo y no quiere saber nada.
Lo peor es que no deja que su mujer cambie. ¿No se le
puede decir a María que lo deje, que rehaga su vida, que
cuide de los niños, que sea más feliz?
¡Cuánto dolor, Señor! ¡Qué pobreza de horizontes! ¡Qué mundo más chato! ¡Cuánto sufrimiento!.
Aquí nos tienes, Señor, a los Hermanos. Nos has
colocado al lado de tantas Marías, de tantas Rosalías y
de tantos Carlos para ser tu rostro de amor, tu palabra de
consuelo, tu mensaje de esperanza...
Situaciones como éstas nos comprometen. También
nos animan. Se han dado cuenta que somos sus hermanos y nos buscan.
Pon en nuestras mentes sabiduría; en nuestras manos, generosidad; en nuestro corazón, compasión y misericordia. También firmeza...
Pero, Tú, Señor, pon también de tu parte. Si no, el
círculo no se romperá jamás. Borrachos fueron los padres, borrachos son hoy los hijos, borrachos continuarán los hijos de los hijos.
o
Y
Para orar
Ambientación
Coloca una imagen del Sagrado Corazón
y la frase:
«Ser tu rostro de amor»
181
v 1. Conoce el texto: Ser tu rostro de amor. Óralo.
v 2. Anota en una hoja lo que te sugiere, los sentimientos que despierta en ti… Desde esta oración, agradece a Dios tu vocación.
Después de equis años de Vida Religiosa Marista o de educador marista, ¿Cómo te sientes?
¿Qué quieres agradecer? ¿Qué quieres pedir?
v 3. Con todo ese material, escribe una oración. Que
te salga del alma. Date un tiempo para orarla.
v 4. Si están varios en oración, pueden compartir lo
que han escrito.
v 5. Canto final.
d
182
53
Mi encuentro contigo
en la cárcel
o
Y
Ambientación
Colocar algunos elementos que aparecen en la oración. Además, el siguiente letrero: «Estaba preso y me
visitaste».
“Hace unos días, Señor, se me ocurrió que podría
ir a visitar la cárcel. No tengo claro por qué, pero eso no
importa en este momento.
Tengo que decirte que sentía mucho reparo en hacerlo, que me surgían muchas preocupaciones e
interrogantes.
Pero al ir en compañía de Imelda, una religiosa de
75 años me quedé bastante tranquilo. Escuchar: “Hermana, ya conoce el camino, vaya donde quiera”, aquietó
mi espíritu.
No sé, Señor, si al hacer el recorrido me fijé mucho en que cada rostro era el tuyo. Sí vi en cada preso a
un ser humano.
Gracias, porque me ayudaste a acercarme a ellos.
Me hiciste hablar con los que encuadernaban, me ayudaste a confiar en los que estaban en la carpintería. Hasta me reí mucho cuando los encargados de la cocina me
abrieron el horno donde estaban asando unas enormes
patas de pollo para la comida.
183
Señor, se me ha quedado grabada la imagen de
Antonio, con sus 29 años, cumpliendo condena por problemas de drogas. Se mostró muy amable conmigo, me
acercó al dormitorio y de su armario sacó varias fotos.
Quería que conociera a su mujer y a sus hijos. Ella, una
chica bonita, y sus hijos rezumaban alegría.“Yo aquí,
lejos de ellos”, me dijo.
Qué hermoso, Señor que has puesto en su corazón
el deseo de salir pronto, de restablecer su hogar, de hacer una vida nueva. Yo no tenía palabras, sólo escuchaba,
asentía y con mi mirada le animaba a seguir luchando.
Señor, Tú no le vas a fallar, que se hagan realidad
sus sueños.
También hoy te pido por mí. Que me acerque a las
personas y que me sienta hermano de ellas. Así, de verdad, te podré llamar Padre”.
Y
Para orar
v 1. Déjate tocar por este texto: Mi encuentro contigo en la cárcel. Qué sentimientos te suscita. ¿Has
vivido tú alguna experiencia parecida?
v 2. Entra en comunión con jóvenes y o familias que
conozcas, que estén en la cárcel o metidos en la
droga, en el alcohol, en la violencia intrafamiliar.
Háblale a Dios de ellos. Suplica. Intercede.
v 3. Con quienes estés orando, reza una decena del
Rosario. Antepongan a cada avemaría , el nombre de alguna de las personas recordadas y formulen una petición.
v 4. Canto final.
184
54
Oración después
de viajar en autobús(1)
o
Señor, después de lo últimamente vivido, no tengo
ganas de hacer oración, pero sí deseo contarte lo ocurrido y explayarme contigo. Juzga Tú mismo si esto es oración o no.
Señor, estoy harto; no se puede aceptar esta situación. No se puede aceptar esta sociedad hipócrita de la
que yo formo parte y me quedo tan tranquilo.
Señor,¿ te parece normal esta división que hemos
hecho la “gente de bien”, la “gente de orden”, los “bienpensantes”?
Señor, es que son indeseables, decimos, son drogadictos. Incluso se drogan en el autobús. Hasta a eso
llega su osadía. ¿Cómo quieres que no nos separemos y
los arrinconemos al fondo del autobús?
Cuando estaba esperando ha llegado uno, Señor, y
me ha pedido algunas monedas para completar el dinero
para el autobús. Yo le he dicho que pagaría por él y así lo
he hecho y se ha quedado tranquilo y me lo ha agradecido.
¡Señor, es intolerable¡ Cuando he subido, me he
dado cuenta de que uno de los compañeros del que he
ayudado está fumando, he hecho como que no le he visto y me he sentado hacia la mitad trasera del autobús y
me he quedado reflexionando.
185
Señor, pero ¿qué han hecho para que nosotros les
arrinconemos y les empujemos al abismo de la droga,
de la delincuencia, de los fuera de la ley?
Me ha llamado la atención que ha llegado un hombre cargado de bultos y le ha dejado uno de ellos su sitio
para que se sentara. Y a mí no se me había ocurrido esto,
Señor.
Y
Para orar
v 1. Lee el texto de la oración: Oración a las 11.30
de la noche, después de viajar en autobús.
v 2. ¿Qué texto del Evangelio te viene a la memoria
al leerla? ¿Qué personas concretas, conocidas
tuyas, evocas? Combina ambas evocaciones y
ora.
v 3. Si estás rezando con otras personas, pueden compartir lo evocado y orado.
Recen unas avemarías por las personas que hayan aparecido en el compartir.
v 4. Canto final
1
Oración rezada antes de acostarse, después de llegar a casa a las 11.30
de la noche. El autor ha tomado un bus, con cabina blindada, pues a él
suben todas las noches un grupo de drogadictos, ocupando sistemáticamente la parte posterior.
186
VI
Revisión
de la jornada
187
Y
C
«
ada día, al caer la tarde, dedicamos unos
momentos para hacer la revisión de la jornada: agradecemos al Padre los signos de su amor, pedimos perdón
por nuestras faltas y renovamos nuestro deseo de fidelidad con un acto de abandono filial» (C. 72).
La revisión de la jornada es una oración, no un examen.
Es un ejercicio privilegiado de espiritualidad apostólica. A través de ella, discernimos y agradecemos el
paso de Dios por la historia personal, social y mundial
del día. Lo importante de esta oración es tomar conciencia de la acción de Dios a lo largo del día y no sólo en la
historia personal, sino también en el acontecer colegial,
nacional, eclesial y mundial.
A partir de esa presencia de Dios que se revive,
brotan sentimientos de gratitud, de súplica, de alabanza
y de perdón.
La revisión de la jornada afina la sensibilidad espiritual. Ayuda a percibir los pasos del amado, a visualizar sus huellas en rostros y situaciones concretos.
Presentamos numerosos métodos para realizar esta
revisión diariamente. Puede hacerse en forma personal
y también comunitaria.
188
55
Revisión de la Jornada
b 1) Acción de gracias
Comienza con una oración de gratitud.
Recorre el día y siente la presencia del amor de
Dios y de sus dones. Expresa tu admiración y
agradecimiento y pide a María que esté junto a
ti en tu propia gratitud.
b 2) Oración para pedir la luz del Espíritu Santo
Invoca al Espíritu de Jesús para que te haga
sentir su acción en tu vida, para que te ayude a
conocerte mejor, a conocer mejor tus motivaciones, tus valores, tus miedos y tus anhelos.
Pídele la capacidad de descubrir las mejores
formas de responder al amor.
b 3) La revisión
Plantéate algunas preguntas que te ayuden
a ver el día de una forma global y también en
algunos detalles:
• ¿Qué estoy haciendo con mi vida?
• ¿Cómo he vivido hoy mi experiencia de vida?
• ¿Cómo he sentido hoy la presencia del Señor?
189
• ¿Qué momentos me han acercado más a
Dios?
• ¿Ha habido algún signo fuerte de la cercanía de Dios?
• ¿Le he visto a El en mis miedos y debilidades?
• ¿He encontrado a Cristo en mis Hermanos?
• ¿Lo he encontado en mis alumnos, en...?
• ¿Cómo he sido signo de Dios en mi entorno?
• ¿He salido de mí mismo para estar más cerca de...?
U
A modo de resumen de toda la revisión:
• ¿A qué me ha llamado hoy el Señor?
• ¿Cómo he respondido?
• ¿Qué me dice esto sobre mi relación con
Dios?
b 4) Pesar y gratitud
Acude al Padre abriendo tu corazón; reconoce tu
debilidad; reconoce que tu fuerza está en Él. Alégrate en
su amor y pide misericordia, curación y conversión de
corazón.
b 5) Proyección para el futuro
En este discernimiento continuo de tu vida que estás haciendo en la revisión de la jornada, discernimiento
190
por el que te haces más consciente de la presencia del
Señor, de su llamada, y de la fuerza que pone en tu vida,
deja que aparezcan tus sentimientos. Acepta tu ilusión y
tu miedo, tu alegría y tu confusión... y piensa que con
ellos debes afrontar tu futuro confiando en que el amor
de Dios, siempre te conducirá hacia Él.
• ¿Qué sentimientos tengo en el momento presente?
• ¿Qué he aprendido en el día de hoy?
• ¿Con qué esperanza miro el día de mañana?
Pide la gracia de confiar no en tus fuerzas y virtudes sino en el amor que Dios te tiene. Pon tus esfuerzos
bajo la protección de María que fue sencilla y humilde,
que abrazó el proyecto de amor de Dios y que compartió
toda su vida con Jesús y con los creyentes.
o
191
56
Revisión de nuestro día
b 1) Acción de gracias
El amor que Dios te tiene, su presencia constante en tu vida, es una llamada a que el agradecimiento sea en ti natural como el respirar. Por eso,
es bueno comenzar la revisión con una oración de
gratitud, particularmente por lo que ha acontecido
durante este día.
Pídele a María que te ayude a comprender más
plenamente el amor de Dios y su presencia en tu
vida.
Recorre el día brevemente, viendo cómo has experimentado el amor de Dios en los dones que has
recibido en el tiempo transcurrido desde la última
revisión.
Expresa tu admiración y tu agradecimiento y
pide a María que se una a ti en tu propio «Magníficat» de alabanza y de acción de gracias.
b 2) Oración para pedir la luz del Espíritu Santo
Pide al Espíritu que te ilumine, que te ayude a
conocerte más a ti mismo, y que te haga comprender y apreciar mejor las llamadas del Señor en tu
vida diaria.
192
Pídele al Espíritu Santo que te haga sentir profundamente el amor que Dios te tiene, y que te conceda también la gracia de comprender mejor la
acción del Señor en tu vida, y un mayor conocimiento de ti mismo, de tus motivaciones, de tus
valores, miedos y anhelos.
Pídele al Espíritu Santo que te ayude a ver todo lo
que Jesús y María han estado obrando en tu corazón.
Pide la capacidad de descubrir las mejores formas
de responder al amor activo que ellos brindan.
b 3) El examen
¿De qué vas a examinarte? Hay diferentes maneras de enfocarlo. Una muy sencilla es buscar un
acercamiento así: « ¿Qué estoy haciendo con mi
vida? ¿A dónde voy? ¿Qué cosa o quién me conduce?», o poniéndolo en otros términos: « ¿Cómo
he vivido mi experiencia de fe en el día de hoy?
¿De qué forma me ha estado llamando el Señor?
¿Cuándo he sentido su presencia?».
Plantearse algunas preguntas clave suele ayudar, y algunas de las que siguen pueden ser útil,
pero es cuestión de que cada Hermano elija unas o
pensar en otras por propia cuenta.
• ¿Ha habido momentos de relación más cercana,
que hayan sido particularmente significativos?
(Momentos durante la oración quizá, o algún
contacto con la naturaleza, o con otra persona:
un Hermano que precisaba ayuda, un mendigo
que necesitaba al menos una sonrisa amistosa,
un muchacho en dificultades). A lo mejor, entonces, no has reconocido la llamada, pero ahora lo
ves claro.
193
• ¿Te has sentido atraído por el Señor alguna vez
en el día, a través de un compañero, de un suceso, de un buen libro, etc.?
• ¿Te has encontrado con Él en las incomprensiones, en los miedos, en el dolor, en la debilidad?
• ¿Te ha llegado hoy su palabra viva... en el tiempo de oración... en las Escrituras... en la liturgia... en otras lecturas?
• ¿De qué manera has encontrado a Cristo en los
miembros de tu comunidad? ¿Has sido tú portador de Cristo para ellos?
• ¿De qué forma has sido un signo de la presencia y del amor de Dios... para tus Hermanos...
tus alumnos... tus amigos... para la gente con
la que trabajas... para las personas con las que
te has relacionado hoy?
• Te has sentido movido a salir de ti mismo y a
preocuparte de los que sufren soledad... de los
desmoralizados... de los tristes... de los necesitados?
• ¿Se ha hecho más honda tu experiencia de... sentirte amado... de saberte pecador... del deseo
de reciprocidad... de tu dependencia?
Las preguntas claves para sintetizar esta parte
de la revisión son:
• ¿A qué me ha llamado el Señor el día de hoy?
• ¿Cómo he respondido?
• ¿Qué me dice esto sobre mi relación con
Dios?
194
4) Pesar y gratitud
Al revisar la jornada, ves con más claridad la
debilidad, la falta de generosidad, el pecado que
existe en tu vida, y por eso expresas espontáneamente tu pesar. Pero es un arrepentimiento mezclado con gratitud porque percibes el poder curativo del Señor cuando te libera del pecado.
Acude al Padre como el hijo pródigo, abriendo
tu corazón a su amor y pidiéndole humildemente
que te perdone.
• Reconoce tu debilidad y el hecho de que tu
fuerza está en Él.
• Alégrate en su amor y pide misericordia, curación y conversión de corazón.
5) Proyección para el futuro
Esta última parte fluye naturalmente del resto
de la revisión. Este ejercicio es mucho más que un
breve recorrido del día. Es parte vital de un discernimiento continuo por el que te haces más
consciente de la presencia del Señor en tu vida, y
de que Él te llama y te atrae a sí, ayudándote a
crecer en tu vocación cristiana y marista.
Al ir comprendiendo esto, se desarrolla en ti un
análisis más sensible de los impulsos, los sentimientos, los estados de ánimo y los movimientos
de tu corazón.
Y es una buena idea comenzar este último punto de la revisión con un examen de tus sentimientos. A lo mejor parecen de signo negativo: desánimo, temores, confusión... No los rechaces, antes
195
bien, acéptalos con honradez. Pero incluso teniendo alguno de estos sentimientos, esfuérzate por
encarar el futuro con esperanza basada en la bondad y en el amor de Dios, en la confianza de que,
si le abres el corazón, Él te conducirá a sí.
• ¿Qué sentimientos hay en ti en este momento
presente?
• Reza para que el Señor te ayude en eso.
• ¿Qué has aprendido en el día de hoy?
• Pide la gracia de la esperanza, fundada no en tus
propias fuerzas o virtudes, sino en el amor que
Dios te tiene.
• Tienes que mostrarte positivo al buscar lo que se
puede hacer, lo que se puede cambiar en tu vida,
cómo se puede desarrollar tu sensibilidad.
• Reza para que se te conceda responder con más
fe, humildad y decisión.
Pon tus esfuerzos bajo la protección de María,
la peregrina contemplativa, que guardaba en su corazón las palabras y los hechos que compartía a
diario con su Hijo a lo largo de aquellos treinta
años.
o
196
57
Revisión de la jornada
a la manera de María
En la evolución de la escena del anuncio del ángel a María desarrolla los pasos de la revisión de la
jornada. Siente que Ella está junto a ti y que se debate
en tus mismas preguntas y experiencias.
b 1) Entra en tu habitación
Elige un momento para entrar en ti mismo. Recuerda que, aunque sea difícil rezar, es el Espíritu
quien ora en ti. Olvida toda preocupación y sentimiento particular.
b 2) Se le apareció un ángel. Dios está presente en
toda tu jornada. Piensa en su fidelidad. Haz venir a tu espíritu los acontecimientos del día.
¿Ha habido momentos o lugares en los que has
sentido especialmente la presencia de Dios? ¿Ha
habido entre las personas con las que has convivido algún ángel que te ha desvelado la Palabra y
el amor de Dios?
197
b 3) Llamada: Alégrate, María, el Señor está contigo
Dios te conoce como eres, te habla al corazón y
te llama por tu nombre. Estás en el reino de la alegría porque él te ama infinitamente.
• ¿Cuáles han sido tus gozos en el día de hoy?
• ¿Y tus sufrimientos?
• ¿Has sentido alguna llamada de Dios a crecer?
b 4) María se turbó mucho
• ¿Cuál ha sido hoy tu sentimiento más profundo? ¿Has tratado de reprimir algún
sentimiento?
• Elige una palabra o imagen en que resumas tu día.
• Y Dios, ¿qué palabra elegiría para describir tu jornada? ¿Hay algo que te turba en
la manera como Dios te invita a crecer?
¿Qué es lo que te da fuerza?
b 5) Fruto: Concebirás y darás a luz... ¿Cómo puede
ser esto?
Ahora que has reflexionado sobre tu jornada, sobre los acontecimientos, sobre las personas encontradas, sobre tus pensamientos y sentimientos:
198
• ¿Cómo definirías tú la invitación que Dios te
hace en este momento? ¿Qué te dice Dios
de tu propia vida? Lo que te pide Dios ¿está
más claro para ti cada día?
• ¿Consideras su invitación como una llamada
a un nuevo impulso, o como una llamada a
morir, a abandonar una parte de ti mismo, o
como una llamada a vivir un tiempo de gracia y plenitud ?
Formula ante Dios tus preguntas y tus sentimientos ante la nueva vida a la que te invita.
b 6) El Espíritu de Dios te cubrirá con su sombra
Acuérdate de que Dios no sólo te llama sino que también te da la gracia para responder y orientar tu vida.
Pide a Dios que te bendiga y que te dé confianza; pide la ayuda de Jesús, de María, de Marcelino
y de todos tus Hermanos. Dedica algunos minutos
a la presencia de Dios y deja al Espíritu de Jesús
que te llene con su fuerza.
b 7) ¡Sí, Señor! Que se haga en mí lo que has dicho
Este último momento de tu oración no ha de
centrarse en tus propias fuerzas. Cultiva, más bien,
una actitud como la de María y da un paso más
hacia la donación total.
Pon de nuevo en Dios tu corazón, tu espíritu,
todo tu ser. Recita unas palabras de confianza y
abandono. Pídele que te ayude a vivir tu abandono en Él, tu «SÍ» a la nueva llamada que te hace
para el día de mañana.
199
58
Examen del día
(Tomado del libro: Cuaderno de Bitácora,
para acompañar caminantes, de Carlos Cabarrús.sj).
Para personas que llevan un camino de discernimiento, que han podido tener la experiencia de ejercicios ignacianos o han podido profundizar más en la revisión de la jornada, les ofrecemos una metodología de
examen del día en clave de discernimiento. Sería conveniente que en etapas de formación se ayudase a los
formandos con una metodología seria que cree hábito,
que haga normal el discernir en su vida.
Ofrecemos ahora un pequeño esquema de siete
pasos de lo que podría constituir el examen cotidiano,
como ejercicio de discernimiento:
1. Ponerse en la presencia del Señor. Para esto ayuda
cualquier tipo de respiración y relajamiento. Pide al
Señor que te ayude a desentrañar el día, que te dé luz
para comprender cuál ha sido su revelación para Ti
este día. Es importante que pidas la gracia de ver tu
vida desde su propio querer y no desde nuestras compulsiones, voluntarismos o percepciones moralistas
de bueno/malo.
2. Recoger las vivencias internas del día. Toma tiempo para revivir las vivencias interiores de tu día. No
te fijes únicamente en lo que pasó externamente, sino
en las sensaciones que te habitaron durante el día.
Míralas... revívelas...
200
3. Escoger algo que te parezca una moción. Toma algo
del día que suene como “a Dios”, que te haya dado
cierta tranquilidad, que reconozcas como una invitación a la vida. Analízalo haciendo pasar esa experiencia por los seis elementos constitutivos de un discernimiento: lo que me pasa, establecer las circunstancias, hacer la relación con la propia psicología,
ponderar el derrotero, ver la reacción que se tuvo ante
ella.
4. Hacer el mismo ejercicio anterior con algo que
suene a treta o trampa del espíritu del mal en ti.
5. Analizar el momento presente con los mismos elementos. Es lo que se denomina discernimiento en
caliente. Ver lo que pasa en el momento que se hace
el examen permite hacerse consciente de la acción
de Dios en diversos tiempos, y facilita desentrañar
las tretas para descubrir, en las mismas circunstancias, invitaciones de Dios que no habían sido
percibidas.
6. Ver qué es lo que, entonces, ha significado este día.
Es el momento propio para disponerse a irse haciendo cada vez más una persona integrada, puesto que
el camino de Dios siempre tiene que ver con la
sanación de las heridas, y la plenitud de las potencialidades, de tal manera que cada día se vaya siendo más, un instrumento al servicio de la venida del
Reino.
7. Terminar con una oración de acción de gracias y
de petición de ayuda. Es el momento de decirle a
Dios que el hondo deseo personal tuyo es dejarte
conducir por Él. Es también el momento donde puedes descubrir por dónde debe ir tu oración personal,
201
por dónde tienes que seguirle pidiendo, tomar conciencia, de lo que te ha dado.
• ¿Cuál es el mensaje que Dios me ha querido
dar? ¿Qué paso me invita Dios a dar en
concreto? ¿Por dónde se me abre camino
hacia el futuro?
• ¿Qué pequeñas cosas se me impone realizar,
emanadas de la fuerza con la que Dios me
expresa su deseo?
8. Al finalizar el examen es conveniente colocarle un
nombre al día, que de alguna manera le dé identidad.
Te recomendamos escribir cada día el examen.
Ayuda mucho a ir percibiendo por dónde te está llevando el Señor, cuál es tu verdadera respuesta y convergencia con los deseos de Dios y sobre todo para
descubrir por dónde Dios se te va revelando y te quiere en el proyecto de construir su Reino.
o
202
59
De camino
descubriendo a Jesús
Modelo de Emaús para la revisión de la jornada.
Al finalizar el día, al regresar del trabajo, del cansancio de la actividad, quizá te sientes contento por todo
lo logrado, quizá agobiado con tantas cosas pendientes,
quizá fracasado por lo que no salió como esperabas, quizá
sin sentido por lo frenético de la actividad que llevas,
quizá contento porque hoy el Reino de Dios ha sido posible desde lo sencillo, desde lo fraterno, desde la cercanía... Aquí al final del día está Jesús, se te presenta necesitado DE ACOGIDA (Ap 3,20-21). Está a la puerta, llamando, esperando que le acojas. Ábrele tu puerta y recorre el día que has vivido en su presencia; Él va a ir
clarificándote en tu cabeza, su paso, va ir trabajando tu
corazón; para que descubriendo su Presencia te conviertas a ÉL. Estate atento, pon en marcha todos tus radares,
porque Jesús está en cualquier parte:
b
Toma el punto o los puntos que te ayuden a discernir la presencia de Dios en tu vida en el día de
hoy y la invitación que te hace para seguir caminando con Él en la vida. Quédate en aquel punto
que enciende tu corazón por la presencia de Jesús,
por la llamada que te hace para construir su Reino.
203
• Al inicio, invoca siempre al Espíritu Santo que es el
que te señala dónde está Jesús, cómo está y qué quiere
de ti. Al final agradece su presencia y lo que te ha
regalado, a la vez que pídele la fuerza de su Espíritu
para construir el Reino.
1. Presencia en cualquiera:
En los que hoy se han puesto en tu camino. Recopila las personas en las que has encontrado a Jesús hoy. Nómbralas, pídele por ellas.
v ¿Cómo ha sido tu encuentro con Jesús en las personas? ¿Qué te pide Jesús en esos encuentros? ¿Qué
estás dispuesto a hacer por Jesús en las personas?
Descubre la oportunidad que tienes para encontrarte con Él en las personas (alumnos, profesores,
Hermanos de comunidad, niños en las calles, personal de servicio, familias rotas, vendedores ambulantes...)
2. Presencia en la palabra:
Jesús es la Palabra, en Él convergen los testamentos. ¿Cuál es mi aprecio por su Palabra? Su
Palabra en la Biblia, su Palabra en la Historia, su
Palabra en los Hermanos, su Palabra en los sencillos, su Palabra en nuestros colaboradores, su Palabra en los acontecimientos, su Palabra en la realidad...
Jesús nos enseña su Palabra, ¿me dejo enseñar
por Él? ¿Medito su Palabra? Él me la puede aclarar
como a los de Emaús. ¿Cómo he escuchado su Palabra en el día de hoy? ¿Ha sido mi alimento, la que
ha primado en mis decisiones, en mis criterios, en
204
mis relaciones? ¿He encontrado a Jesús en su Palabra hoy? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para que la
Palabra de Dios me lleve a construir su Reino?
3. Presencia en el sacramento:
El sacramento de la Eucaristía tiene validez
cuando se hace y reparte. Cuando se rompe el pan y
se comparte. Se comparte el pan, se comparte el pan
de la Palabra, el pan de la cercanía, el pan de la
compasión, el pan del diálogo, el pan de la misericordia, el pan del perdón, el pan de la escucha.
v ¿No será la eucaristía un rito más en mi vida?
¿Ha sido, ella hoy, para mí, compartir? ¿He encontrado a Jesús aquí, compartiendo, perdonando,
escuchando...? ¿Qué estoy dispuesto a hacer para
encontrar a Jesús en la Eucaristía? ¿Qué me está
pidiendo que comparta?
En la Eucaristía está otro sacramento que hemos olvidado con frecuencia, el lavatorio de los
pies. Hace alusión al servicio. Hemos olvidado la
presencia de Jesús en el servicio, cuando sirvo y
me dejo servir. Veo, si hoy he descubierto a Jesús
en el lavatorio de los pies, sirviendo o dejándome
servir. ¿Cómo le descubro en el servicio? ¿Qué me
está pidiendo para encontrarle en el lavatorio de los
pies?
4. Presente en la misión:
Jesús se presenta como abogado infalible (Mt
10). En el riesgo, cuando defiendo al justo, cuando
doy la cara por el pobre, cuando enfrento los poderes que aniquilan a la persona, allí está Jesús, allí
205
viene el Espíritu en mi ayuda, para enseñarme cómo
defenderle, cómo luchar por el Reino.
El requisito para encontrarle es que hay que estar en la misión, en la misión de Jesús; hacer posible el Reino; esta misión trae su riesgo.
v ¿Cómo he encontrado a Jesús en la misión?
¿Cómo le he defendido? ¿Qué criterios priman en
la misión? ¿Está el Espíritu Santo presente en ella?
¿Qué estoy dispuesto a hacer para encontrar a
Jesús en la misión?
5. Presente en el grupo de misión:
Cuando dos o más están reunidos en mi nombre
y se ponen de acuerdo, allí estoy Yo. Con frecuencia olvidamos esta segunda parte, ponerse de acuerdo, no sólo estar reunidos en su nombre, sino tener
un solo corazón. Cuando esto sucede, se experimenta la presencia de Jesús. Cuando el corazón resuena
al mismo tiempo, allí está Jesús. Recuerda las veces que has perdido su presencia por ponerte necio,
compulsivo, unilateral...
v ¿Cómo has experimentado hoy la presencia de
Jesús, en el estar reunidos en su nombre y ponerse
de acuerdo? ¿Qué tengo que hacer para descubrir
a Jesús en el reunirnos y ponernos de acuerdo?
6. Presente en el apóstol.
Cuando estoy en misión soy otro Cristo. Soy presencia de Jesús allí donde estoy.
v ¿Cómo eres presencia de Jesús para ti mismo y
que de alguna manera lo transparentas?
206
v ¿Cómo has sido presencia de Jesús hoy en las
clases, en las funciones directivas, en la comunidad...? ¿Qué puedes hacer para ser presencia de
Jesús entre los necesitados?
7. Presente en alguien al que yo le doy algo:
Cuando le doy un vaso de agua a un servidor de
Jesús. La presencia de Jesús en los que queremos
seguirle. Descubrir a Jesús en los compañeros y
compañeras que le seguimos. Abrir las posibilidades de encuentro con Él en nuestros colaboradores,
los laicos, otros religiosos...
v ¿Cómo has encontrado a Jesús hoy en el servicio a los compañeros que siguen a Jesús? ¿Qué tienes que hacer para encontrarle en ellos?
8. Presente en la tarea de construir el Reino
Si es que predicas, si sellas con el cuño trinitario,
si curas, si perdonas, si escuchas, si consuelas, si
vives la justicia, si das la vida, si atiendes a Jesús
en el más débil, si le sacas de la fosa, si crees en Él,
si apuestas por el que nadie apuesta, si das sentido
al sinsentido, si generas esperanza, si eres artífice
de fraternidad, de solidaridad, si le acompañas en
su soledad...
v ¿Cómo ha sido tu encuentro con Jesús en la tarea del Reino? ¿Qué tienes que hacer para encontrarle en la construcción de su Reino?
207
60
Mi lectura de fe
del día
b 1) Ponte en la presencia de Dios.
Céntrate en la presencia de Dios. Dios está
aquí en tu corazón y en medio de la comunidad.
Invoca su presencia, reconócele amándote. Invoca al Espíritu de Dios con FE. (Dedica un
momento a este acto de conciencia desde la fe).
b 2) Repasa el día y toma de él uno o dos hechos.
Trata de recordar algún(os) acontecimiento(s)
que te hayan tocado más fuertemente y descubre cómo los viviste, cómo los interpretaste,
desde dónde actuaste... Te pueden ayudar las siguientes preguntas:
• ¿Tu reflexión acudió al Evangelio y sus valores? ¿Acudiste al actuar de Jesús y sus
actitudes, a la hora de reaccionar?
• ¿Lo viviste desde la superficie (o sea, hiciste
una lectura plana del hecho) o taladraste la
realidad haciendo así una lectura de fe?
208
• ¿Te iluminó la Palabra de Dios meditada en
la mañana? Descubre ahora: ¿Qué te ha
querido decir Dios con esos acontecimientos vividos hoy?
• ¿Qué siente tu corazón, ahora, en el silencio
de tu oración? - ¡Atención a Dios que te sigue amando...!
b 3) Comparte algo de tu reflexión o de tu oración
Si la revisión de la jornada se hace en comunidad, comparte con sencillez algo de tu oración. Si es en particular, puedes apuntar tus conclusiones y compartirlas con alguien en otro
momento. (Esto ayuda a seguir estando atento
al paso de Dios en tu vida y a hacer lecturas de
FE de toda realidad).
b 4) Agradece a Dios
Dedica un tiempo a agradecer a Dios (Padre,
Hijo y Espíritu Santo) por su amor y presencia.
A María porque te quiere y camina contigo, pídele que te ayude a vivir siempre atento a la vida,
como Ella.
o
209
61
Revisión de la jornada
Oración del final del día
b 1. Invocación al Espíritu Santo
Comienza pidiendo la luz del Espíritu Santo. Pide al Espíritu que te ilumine, que te ayude
a conocerte más y te haga comprender y apreciar mejor las llamadas del Señor en tu vida
diaria.
Dame, Divino Espíritu, sentir profundamente el amor que Dios, Padre de misericordia, me tiene. Concédeme la gracia
de comprender mejor la acción del Señor
en mi vida, especialmente hoy, y un mayor
conocimiento de mí mismo, de mis motivaciones, de mis valores, miedos y anhelos.
Dame la gracia, Divino Espíritu, de
ver todo lo que Jesús y María han estado
obrando en mi corazón y la capacidad de
descubrir las mejores formas de responder al amor activo que ellos me brindan.
Gracias, Divino Espíritu, Padre amoroso
del pobre, fuente del mayor consuelo.
210
b 2. Acción de gracias
Gracias, Padre de misericordia, por lo que
ha acontecido durante este día en mi vida...
• Recorre el día brevemente, viendo cómo has
experimentado el amor de Dios en los dones
que has recibido en el día.
• Expresa tu admiración y tu agradecimiento y
pide a María que se una a ti en tu propio
«Magnificat» de alabanza y de acción de gracias.
b 3. Revisión (Diálogo contigo mismo en la presencia de Dios)
v ¿Cómo he vivido mi experiencia de fe en el
día de hoy? ¿De qué forma me ha estado llamando el Señor? ¿Cómo he sentido su presencia?
Recuerdo algunos de los momentos más
significativos del día y me visualizo cómo actué y desde dónde actué...
v ¿La Palabra de Dios te ha servido de orientación, de motivación, de criterio en tu actuar?
¿De alguna manera se ha hecho más honda tu
experiencia de: encuentro con Dios, de sentirte amado, de saberte pecador, de tu dependencia...? ¿Por qué?
211
Para concluir:
• ¿A qué me ha llamado el Señor en el día de
hoy? ¿Cómo he respondido?
• ¿Qué me dice esto sobre mi relación con
Dios?
• ¿He vivido hoy más atento al paso de Dios
en mi vida?
b 4. Pesar y gratitud
• Padre de misericordia, vengo ante Ti, como
el hijo pródigo, reconociendo mi pecado, mi
culpa, mis faltas, mi pobreza y miseria...
• Reconozco mi debilidad, pero a la vez te
presento mis deseos de querer seguir en tu
servicio. Mi fuerza y mi poder eres Tú. Como
el ciego del camino, el leproso, el paralítico
y la pecadora una vez más te digo: «Señor, si
quieres puedes curarme». Conviérteme y seré
siempre tuyo.
(Sigue expresando tu pesar y tu gratitud.
Hazlo con tus palabras, con cantos...)
b 5. Proyección para el futuro
Pide la gracia de la ESPERANZA, fundada no en tus fuerzas o virtudes, sino en el amor
que Dios te tiene. Muéstrate positivo al buscar
lo que se puede hacer, lo que puede cambiar en
tu vida, cómo se puede desarrollar tu sensibilidad.
212
Ora para que se te conceda responder con
más fe, humildad y decisión.
Termina poniendo tus esfuerzos bajo la protección de María, peregrina contemplativa, que
guardaba en su corazón las palabras y los hechos que compartía con su hijo Jesús, a diario.
o
213
62
Oración final del día
b 1. Motivación
Llegado el final del día tomo conciencia de
la presencia de Dios en mí y me dirijo a Él con la
confianza de hijo.
Retomo lo vivido y con ello, oro al Padre
que me ama y escucha con misericordia.
b 2. Tomo conciencia del día...
Dios me conoce de veras, conoce como soy
en realidad. En su presencia hago venir apaciblemente a mi espíritu los acontecimientos del día,
lo vivido, los encuentros con los Hermanos... la
Palabra de Dios en la meditación...
• ¿Qué me ha llenado de gozo en este día?
• ¿Qué me ha dejado perplejo, con dudas o miedos?
• ¿Cuál es el sentimiento más profundo ahora, al
terminar la jornada?
b 3. Comparto con sencillez
algo de lo vivido en el día
• Agradezco al Señor, su amor...
214
b 4. Canto final:
La bondad y el amor del Señor,
duran por siempre, duran por siempre. (2)
o
215
63
Otros métodos para
la revisión de la jornada
W Primero
•
•
•
•
•
Me pongo en presencia de Dios.
Le doy gracias por los beneficios que me ha
concedido.
Reviso el día ante Dios: oración, estudio, misión, responsabilidad, relaciones, temperamento, deficiencias...
Pido perdón por las faltas y doy gracias por los
aciertos.
Me pongo una meta concreta.
W Segundo
•
•
•
Hago un acto de fe en Dios.
Reviso la «película del día», sin aprobar, sin
condenar nada de lo ocurrido. Dejo que la
realidad me hable.
Pongo mi esperanza en la ayuda del Señor y
prometo superar algo.
W Tercero
•
•
216
Me pongo en la presencia de Dios.
Me pregunto si las personas con las que he tratado hoy han sido mejoradas con mi encuentro.
W Cuarto
•
•
•
•
Me pongo en la presencia de Dios.
Recuerdo todo lo bueno que he hecho en el día.
Miro cómo he servido a los demás.
Doy gracias a Dios por todas las cualidades que
tengo y las oportunidades de servir que me ha
dado.
W Quinto
•
•
•
•
Me pongo en la presencia de Dios.
Me fijo en un hecho que me ha ocurrido, y observo, sin analizarlo, los gestos, las palabras,
reacciones, actitudes...
Busco a Cristo en ese hecho, como conductor
de mi historia.
Acepto el hecho ante Dios y formulo el propósito de corregir algún punto negativo.
W Sexto
•
•
Me pongo en la presencia de Dios.
Respondo a estas preguntas:
– ¿hay algo en el día de hoy por lo que debo
dar gracias a Dios?
– ¿hay algo por lo que debo pedir perdón?
– ¿cómo quiero que sea el día de mañana?
W Séptimo
•
•
•
•
Hago un acto de fe en Dios.
Miro hacia el futuro, por ejemplo al día de
mañana, y contemplo los acontecimientos como
quisiera que sucedieran.
Observo cómo quisiera verme en ellos.
Busco a Cristo en ellos y miro cómo actuaría
El en esos acontecimientos.
217
•
Me fijo en las personas con quienes voy a tratar, y veo a Cristo en ellas.
W Octavo
•
•
•
•
Hago un acto de fe en Dios.
Recuerdo los puntos de la meditación.
Me contemplo viviendo las mociones de la
meditación a lo largo del día.
Doy gracias a Dios por su amor y le pido perdón si no correspondí.
W Noveno
•
•
•
Me pongo en la presencia de Dios. Retomo un
punto de mi Poyecto Personal de Vida.
Analizo cómo lo he vivido a lo largo del día
(de la semana).
Termino pidiendo ayuda al Señor y a la Buena
Madre para ser más fiel.
o
218
Indice General
Presentación
7
I. ROSTROS DE DIOS
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
¿Dónde está Dios?
Jesucristo, imagen de Dios
Dios en la calle
Dios en los signos de los tiempos
Dios en los gritos de esperanza
Dios en la belleza y en los signos de vida
Dios en la experiencia de la alegría
y de la realización
8. Dios presente en el comedor
de la comunidad
9. Dios presente en los jóvenes
animadores de grupo
10.Dios en los contratiempos de cada día
11.¿Dónde está tu hermano?
12.Dios se hace niño
13.Dios en el alumno desmotivado
14.Dios en el Hermano achacoso
15.Dios en el anciano
16.Dios en el mayor que no se jubila
17.Dios en los indígenas
18.Lo que hiciste con... lo hiciste conmigo
19.Ven, Señor Jesús
13
16
19
22
25
28
30
32
35
37
40
43
46
49
52
55
57
59
62
II. DE LA MANO DE MARCELINO
20.Apasionados por Jesucristo
21.Confianza en María
22.Amor a los pobres
67
70
73
219
23. Dios en el trabajo de cada día
24. Encontrar, amar y servir a
Dios en la escuela
25. Jesús nos confía lo que más ama
26. Para educar hay que amar
27. Una vida que se da
28. Un Dios compasivo
29. El corazón de la comunidad
30. Mis Hermanos me hablan de Dios
31. El apostolado, fuente de espiritualidad
32. Confianza en Dios
33. El punto capital
34. Mi vida es una historia de Dios
35. Solicitud y atención a los Hermanos
36. Siempre en Dios
37. Toda la vida en Dios
76
80
84
88
92
96
100
104
109
112
115
119
123
126
130
III. LOS SALMOS,
ESCUELAS DE ORACIÓN APOSTÓLICA
38. Sácame de la red (Salmo 31)
39. El corazón misericordioso
de Dios (Salmo 51)
40. Restáuranos, Señor ( Salmo 80)
41. Dios, nuestro refugio (Salmo 90)
42. Confianza en el Señor (Salmo 130)
43. La grandeza de Dios (Salmo 139)
137
140
142
146
149
152
IV. ORANDO COMO MARCELINO
44.Oración de Marcelino
por el huérfano Juan Bautista Berne
45. Oración de Marcelino
tras el abandono de Terraillon
220
157
162
46. Oración apostólica de
Marcelino Champagnat
47. El joven Montagne
164
167
V. ORAR DESDE LOS MÁS DÉBILES
48.
49.
50.
51.
Necesito tu fuerza, Señor
Te presento este alumno difícil
Oración Por Pablo
Pon en mi vida un poco de
ternura y delicadeza
52. Ser tu rostro de amor
53. Mi encuentro contigo en la cárcel
54. Oración en el autobús
173
175
177
179
182
185
187
VI. REVISIÓN DE LA JORNADA
55. Revisión de la jornada
56. Revisión de nuestro día
57. Revisión de la jornada
a la manera de María
58. Examen del día
59. De camino, descubriendo a Jesús.
(Modelo de Emaús para la revisión
de la jornada)
60. Mi lectura de fe del día
61. Revisión de la jornada
(Oración del final del día)
62. Oración final del día
63. Otros métodos para la revisión
de la jornada
191
194
199
202
205
210
212
216
218
221
Red Hispanoportuguesa de
Espiritualidad Apostólica Marista
222
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