ACCIONES DESDE LA ARQUITECTURA HACIA UNA NORMATIVIDAD AMBIENTAL Por Adolfo Gómez Amador, Aníbal Figueroa Castrejón, José Manuel Ochoa de la Torre. RED Aquitectura Bioclimática (Proyecto PROMEP: Normatividad y reglamentación para arquitectura bioclimática) Resumen Se hacer una revisión de diferentes instrumentos desarrollados por arquitectos, o desde el área de la arquitectura. Estos instrumentos tienen un carácter normativo informal, y cubren una amplia gama de productos pero no forman parte de un sistema que los identifique, les de claridad en sus alcances y pertinencia para una arquitectura comprometida con el medio ambiente. Después de hacer un recuento de estas herramientas, se propone un esquema de organización de las propuestas normativas que implican a la arquitectura con una visión comprometida con su entorno. Palabras clave: Arquitectura bioclimática, Normatividad ambiental, Clima. Abstract. This paper is a review of different policy instruments developed by architects, or from the area of architecture. These instruments do not have a normative formal, and cover a wide range of products, but they are not part of a system. A system would identify them, give them clarity in scope and relevance. This system would allow the committed architectural environment. After recounting these tools, we propose a scheme of organization of regulatory proposals involving architecture with a vision committed to their environment. Keywords: Bioclimatic architecture, Environmental regulations, Climate. Antecedentes Diseñar conlleva una responsabilidad social que no puede estar exenta de controles. La arquitectura se sujeta a una serie de reglas y normas, en tal sentido la arquitectura y de manera más específica una arquitectura respetuosa del entorno se enfrenta a un problema común de la reglamentación: Ante la ley todos somos iguales pero no todos vivimos en las mismas condiciones, y especialmente en las mismas condiciones ambientales y climáticas. Hacer leyes implica de algún modo generalizar y algunos aspectos y particularizar otros, el problema es que la particularidad no puede ser demasiado diversa. Específicamente en nuestro país al “diseñar” leyes existe un criterio centralista, esto equivale a decir que lo que es bueno para la Ciudad de México debe ser bueno para cualquier parte del país. En el mejor de los casos eventualmente piensan en las condiciones extremas y en función de estas se definen acciones regulatorias. Es decir se normaliza y se tipifica justo en el sentido en que lo define la Real Academia Española “Hacer que algo se estabilice en la normalidad” y “Ajustar varias cosas semejantes a un tipo o norma común” El primer problema es determinar que es lo normal, o lo común. Por ejemplo si consideramos la totalidad del territorio nacional la condición climática más común es la árida. De acuerdo a la Edición 2000 del Anuario Estadístico de los Estados Unidos Mexicanos de INEGI, cerca del 50 por ciento de la superficie continental presenta climas seco y muy seco. Por otra parte, si consideramos lo normal como una aproximación a los valores medios de los elementos meteorológicos de la república mexicana, entonces puede ser más aproximado un clima templado subhúmedo. Finalmente si lo normal esta determinado por la condición del mayor número de personas independientemente de la extensión territorial (ver tabla 1), en ese sentido se podría considerar las condiciones de clima preferidas por las personas como lo normal. El problema vuelve a ser que esta preferencia también es relativa, a menos que consideremos el criterio centralista impuesto en los países más desarrollados dependientes del aire acondicionado, también con condiciones muy diferentes a las de nuestra realidad climática y económica. Tabla 1 distribución de climas por territorio y población en la república mexicana Territorio Temperatura/Hum edad Húmedo Subhúm Semi Muy edo seco Seco seco Cálido 7.28 % 16.98 % 3.78 % 2.65 % 3.29 % Semicálido 1.83 % 11.57 % 3.26 % 5.30 % 13.06 % Templado 0.74% 8.40 % 7.47 % 4.16 % 3.91 % Semifrío 0.04% 2.53 % 0.08 % Población Temperatura/Hum edad Húmedo Subhúm Semi Muy edo seco Seco seco Cálido 1.74 % 10.73 % 3.76 % 0.97 % 3.93 % Semicálido 0.98 % 3.62 % 6.13 % 2.36 % 1.85 % Templado 0.77 % 25.97 % 26.09 % 4.59 % 3.03 % Semifrío 0.00 % 3.47 % 0.00 % Fuente: Elaboración propia con datos de INEGI. (2010) En todo caso si estandarizamos ¿Que diferencias se deben suprimir y como?¿Que se puede estandarizar? Y en su caso si lo que se pretende es tipificar regiones ¿Como establecer las divisiones? Considerando la Geografía política, la física o la humana?. Las condiciones ambientales no se atienen a fronteras políticas, en tal caso se requeriría nuevamente generalizar, habría que considerar que algunos estados, como es el caso de San Luis Potosí, cuentan con casi toda la diversidad ambiental del país. Las fronteras físicas se pueden definir pero resultaría muy complejo en términos de la necesidad de simplificación de las leyes. Regresamos a nuestra premisa inicial de la responsabilidad social que no debe excluir los controles legales y, agregamos, debe sujetarse a los resultados de evaluación de experiencias previas y criterios técnicos sistemáticamente comprobados. Instrumentos normativos de diseño bioclimático En tal sentido la arquitectura provee de algunas pautas aplicables a localidades o a regiones muy específicas. De acuerdo a cada experiencia se han establecido lineamientos, directrices, criterios, instrucciones y guías. La diferencia entre cada uno de estos instrumentos para el diseño puede ser sutil. Los principios son premisas o valores que guían de forma muy general las decisiones. Por ello son estudios o conjuntos de conocimientos más bien teóricos y generales, a manera de enunciados, sin definir una condición o realidad específica, pero pueden estar orientados o limitados a un país o región continental, o bien ser parte del ideario de una entidad pública o privada. Ejemplo: los principios del "Profesional de la Edificación Verde de Rumania" que constituye el ideario del organismo certificador de la edificación sustentable de ese país. Por otra parte, los criterios son ideas que pueden ser tomadas en cuenta para la toma de decisiones, ya sea que esten orientados a un sector, o a un género arquitectónico o edificatorio, como los criterios de “Diseño Solar Pasivo en Escuelas para la Protección del Medio Ambiente en Grecia” propuesto por investigadores de la Universidad Técnica Nacional de Atenas. Las directrices o lineamientos son equivalentes a patrones para la acción y la toma de decisiones para un sector o una condición regional intermedia, por ello son un conjunto de elementos de referencia para la ejecución de algo. Ejemplo de este tipo de documentos son las “Directrices para el diseño de viviendas bioclimáticas en Grecia”, “Directrices para el diseño climáticamente adaptado, para climas fríos en China” y, aunque de manera demasiado genérica, el “Código de la vivienda en México” Las guías son instrumentos documentales en que se dan preceptos para encaminar o dirigir decisiones. Por ejemplo las tablas de Mahoney son una herramienta de consulta basada en tablas de referencia para la arquitectura utilizada como una guía de diseño apropiado para un clima determinado. Llevan este nombre por el arquitecto Carl Mahoney, quien trabajó en ellas junto con Evans y Königsberger. Se publicó por primera vez en 1971 por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas. Las recomendaciones son un recurso frecuente de diseño, el concepto recomendar implica dar una orden a alguien para que haga lo que haría él mismo y normalmente son resultado de experiencias prácticas o productos de investigación. Las instrucciones podemos definirlas como un conjunto de reglas o advertencias para algún fin. Ejemplo de este mecanismo es el documento conocido como el “Manual del arquitecto descalzo”. Salvo los principios, la mayoría de estos instrumentos son propuestas individuales o de pequeños grupos. Es notable el caso de las tablas de Mahoney pues a pesar de ser resultado del trabajo de un pequeño grupo de expertos, es resultado de una iniciativa de una institución global. Todos estos instrumentos son resultados de un proceso metodológico preciso y quienes las elaboran son los expertos de su localidad o región. En algunos países estos esquemas datan de los años 70. La mayoría de los instrumentos son de carácter voluntario, su objetivo es mejorar la habitabilidad con un buen desempeño ambiental de las edificaciones. La experiencia mexicana En México, salvo las recomendaciones para el diseño bioclimático, no abundan este tipo de herramientas, y hasta fechas recientes no había interés por desarrollarlas. En algunos países como Australia e Italia se han desarrollado algunos esquemas de directrices de carácter obligatorio, algunos criterios muy específicos se convierten en limitantes del diseño y no necesariamente las recomendadas o enunciadas en la norma constituyen la mejor solución para cada caso en particular. Sobre todo cuando se convierten en un catalogo de soluciones son criticados por limitar la creatividad del diseño, e inhibir nuevas propuestas quizá mas eficientes que las planteadas por los instrumentos. A finales de la década de los 70’s principios de los 80’s en México se empezaron a desarrollar e implementar diversos instrumentos tendientes a una normatividad bioclimática donde intervinieron instituciones como INFONAVIT, CONESCAL, UNAM, IPN, SAHOP. En 1982 se promulgó la Ley Federal de Protección al Ambiente y fue creada la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), para asegurar su cumplimiento y ordenar la política ambiental del país. A partir del PLEA (Pasive and Low Energy Architecture) realizado en la Ciudad de México en 1985, se pudo recapitular todo lo hecho hasta el momento en nuestro país, así como acuatizar esta área del conocimiento a partir de los avances sobre la materia en el resto del mundo. En este evento se dieron a conocer diversos proyectos bioclimáticos realizados en varios estados de la republica: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Estado de México, Guerrero, Jalisco, Oaxaca, San Luis Potosí, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas. Estas experiencias dieron la pauta para buscar sistematizar soluciones de mayor posibilidad de acceso económico y facilidad de uso. A partir de entonces se comenzaron a generar criterios y protocolos relacionados con el diseño sustentable, entre los primeros métodos se encuentran los de la Dirección General de Aguas Salinas y Energía Solar, de la SAHOP con un procedimiento para la evaluación de ecotecnologías y el proyecto Cartilla Solar para diferentes estados del país, para catalogar los recursos y potenciales de cada región. En este mismo orden otro documento que sistematiza las tecnologías, pero dirigidos hacia el ámbito rural, es el realizado por Johan Van Lengen que derivó en el Manual del arquitecto descalzo, referido líneas arriba que continúa publicándose. Entre 1982 y 1984 se comenzaron a sistematizar en documentos la evaluación de materiales, como la Cartilla del Adobe de CONESCAL, y el análisis de las condiciones ambientales, como el ABC de la climatización de Everardo Hernández, esta última experiencia se culminó como procedimiento metodológico en 1985 en el Póster de Recomendaciones Bioclimáticas, de Hernández, Meyer y Alcántara y poco después Estrategias de diseño bioclimático para la Ciudad de México otra referencia importante en la búsqueda de un diseño sustentable fue el trabajo de J. González Claverán conocido por su acróstico A+B=C. El intento más serio hasta ese momento para desarrollar un esquema normativo para la edificación adecuada al clima fue el de las Normas de diseño bioclimático de vivienda de Infonavit, este documento fue promovido por el Departamento de Investigación y Diseño Urbano y la Oficina de normas técnicas de la Subdirección técnica de esa institución y publicado en 1986. En 1987, se autorizó al Congreso de la Unión para legislar en materia de protección al ambiente a los tres niveles de gobierno, y en 1988 fue publicada la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente aún vigente. A partir de la promulgación de esta ley se han producido varios instrumentos orientados a la edificación adaptada al entorno. Con el objetivo específico de establecer lineamientos normativos, la Dirección General de Normas e Insumos de vivienda, Subsecretaria de vivienda de la propia Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, publicó un documento, no fechado pero producido entre 1986 y 1988, denominado Normas Mínimas para la Vivienda de Interés Social (Desarrollo urbano). El Sistema de Normas para vivienda, fue un instrumento creado en 1988 por la Dirección General de Normas e insumos de vivienda, Subsecretaria de vivienda, de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. También de 1988 es la Clasificación de la vivienda de interés social en clima cálido húmedo, de la Dirección General de Normas e insumos de vivienda de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología. En 1991 la Dirección General de políticas y la Coordinación de programas de vivienda de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología, publicó una Guía metodológica para la formulación de programas estatales de vivienda. Con este instrumento se pretendía orientar las políticas para generar un diseño de vivienda más apropiado a cada región. Experiencias más recientes de compilación de tecnologías pasivas y estrategias de diseño aplicadas a determinadas condiciones de un sitio o región específica son los materiales publicados por la Universidad de Guadalajara 1994 y 2002. Con la línea de las metodologías la Universidad de Colima ha continuado desarrollando el esquema de análisis de sitios y regiones a partir de los trabajos de investigación destacan las recomendaciones para el estado de Colima (1986 y 1990), Jalisco (1992), San Luis Potosí (1996), Nayarit (2003) y Chihuahua (2004). En 1990, el Instituto Mexicano del Seguro Social publicó Criterios de Adecuación Bioclimática en Arquitectura con el No.7300, de las normas técnicas del IMSS Desde la creación de la entonces Comisión Nacional para el Ahorro de Energía (ahora Comisión Nacional para el uso Eficiente de la Energía, CONUEE) en conjunto con la secretaría de energía y otras instituciones,ha propuesto y desarrollado normas oficiales mexicanas (NOM) que reglamentan diversos aspectos del consumo y uso de la energía en edificaciones, que van desde los motores, sistemas de iluminación, aire acondicionado o la características de materiales aislantes, hasta las que definen la eficiencia energética de la envolvente de los edificios, estas ultimas han sido de difícil aplicación ya que la misma depende de que cada municipio del país las integre a su reglamento de construcción como una norma técnica complementaria, adaptándola a las características regionales. En el mes de julio del 2012, la secretaría de Economía presentó el proyecto de Norma Mexicana PROY-NMX-AA-164-2012 “Edificación Sustentable - Criterios y Requerimientos Ambientales Mínimos” que se encuentra actualmente en su fase de auscultación pública Propuesta de articulación de un sistema normativo La mayoría de estos instrumentos son producto de la experiencia e investigación sin embargo no es sencillo determinar lo generalizable de una experiencia, y sobre todo establecer un método de evaluación para diferentes condiciones. Problemas de las pautas de diseño Existen varios problemas asociados a la implementación de pautas de diseño. En primera instancia la interpretación puede diferir de una lectura a otra en el cuanto a las acciones que deben efectuarse. Esta puede variar de un individuo a otro en función de su conocimiento del tema, preparación técnica, actividad productiva o contexto social. Por otra parte, el diseño no tiene un proceso lineal, sino que parte de ideas genéricas que se transforman en propuestas específicas de volúmenes, materiales, elementos y sistemas constructivos. Por ello el resultado de diseño de una pauta no puede ser determinado a priori y puede tener muchas posibles soluciones válidas, incluso algunas no consideradas en su redacción. Otra consideración importante es el contexto socio-cultural, en el que se incluyen los usos y costumbres locales tales como las formas de vida y de trabajo, la organización productiva y familiar y los hábitos sociales de las personas que usan un espacio, entre otros. Estos elementos pueden modificar la aplicación de pautas y volverlas inoperantes o ineficientes. Con frecuencia un aumento en la eficiencia de una construcción implica cambios en sus formas de uso. El contexto económico plantea múltiples problemas en cuanto a las pautas de diseño ya que generalmente el costo directo de una construcción determina muchas de las acciones a seguir. Es este sentido es importante señalar que la mayoría de las pautas de diseño involucran ventajas en la operación y mantenimiento que se reflejan a mediano y largo plazo. Por ello es importante que las pautas hagan énfasis en la acciones de orientación y ubicación de elementos arquitectónicos que no implican una inversión mayor. Otro elemento de económico a considerarse es la asesoría técnica para la aplicación de la pauta. Otro problema que se ha presentado en México es la implementación de las normas, aquí intervienen factores como: quien debe verificar su cumplimiento y como evaluar su aplicación. En nuestro país son los municipios quienes dan los permisos de construcción y terminación de obra. Por ello, se necesita en primera instancia capacitación técnica para miles de funcionarios municipales, quienes adicionalmente se renuevan cada tres años. Por otro lado son los Directores Responsables de Obra, mejor conocidos como DRO, sobre los que recae la responsabilidad de que el proyecto cumpla con las normas y reglamentos de construcción y de verificar la ejecución de la obra, por lo tanto es necesario que estos tengan la capacitación adecuada o bien crear otra figura o unidad verificadora que funja como corresponsable específico. Adicionalmente las normas no pueden ser de aplicación general, ya que será muy distinto el grado detalle e información que se requiere para un edificio de grandes dimensiones como un hospital o un centro comercial a aquel de una vivienda unifamiliar. Incluso en este último caso será diferente una vivienda unifamiliar aislada que un conjunto de vivienda masiva que puede llegan a incluir hasta 40,000 unidades. Los mecanismos de verificación son otro problema importante que debe solucionarse en la redacción misma de la norma. De forma ideal estos deben se sencillos y prácticos. Es importante que el cumplimiento de la pauta no se convierta en un obstáculo y por lo tanto sea susceptible de corrupción. Diferencias entre cada documento técnico o normativo No es sencillo establecer las diferencias entre los distintos instrumentos técnicos, reglamentarios o normativos existentes, ya que tienen metodologías diferentes, usan términos distintos y consideran resultados heterogéneos. Por ejemplo, hay desde pautas que hacen énfasis en los elementos “sustentables” que incluyen el agua, el transporte, el ciclo de vida de los materiales, etc. hasta otras que específicamente se relacionan con variables físicas tales como el consumo energético o la iluminación. Ante el aumento de iniciativas tendientes a la regulación y normalización de los edificios surge confusión en cuanto a cual o cuales seguir y que beneficios podemos esperar. El carácter legal de las pautas de acción en el diseño El carácter legal de las pautas de diseño es otro tema de gran relevancia. Claramente existen a nivel mundial dos posturas: aquellas que las marcan como de carácter obligatorio y coercitivo estableciendo multas y penalizaciones por su incumplimiento y las que son de carácter voluntario y que conllevan beneficios o premios económicos tales como exención de algunos impuestos, mayor valor de mercado o mejor imagen comercial. En términos generales en la mayoría de los países se han establecido normas “básicas” de eficiencia energética que son obligatorias en todos los casos generalmente relacionadas a ventilación e iluminación natural, eficiencia de la envolvente y características termo-físicas de los elementos arquitectónicos. Adicionalmente se aplica en muchos países un segundo nivel de normatividad, que al menos en sus fases iníciales siempre es voluntaria y que implica un estudio detallado de diversos componentes de la construcción y de su desempeño en el tiempo. En el caso mexicano, la aceptación de normas internacionales voluntarias internacionales como LEED ha tenido una gran aceptación en el mercado inmobiliario, sobre todo de edificios comerciales y de oficinas. Mientras que la normatividad federal oficial (NOMENER) ha tenido muy poco apoyo para su aplicación tanto en los niveles de gobierno como en los particulares. El carácter de las pautas de diseño Generalmente las pautas de diseño son solo de carácter referencial, lo que plantea incertidumbre sobre su uso y aplicación. Cuando se lleva a cabo una pauta de carácter exclusivamente matemático, datos de entrada presentan generalmente niveles de incertidumbre muy altos que pueden producir desviaciones importantes. Se tiende a pensar que los resultados son “exactos” e irrefutables, aún cuando no lo sean. En otros casos se han hecho diagramas o esquemas que “traducen” a un lenguaje gráfico la redacción técnica. Sin embargo estos gráficos tienden a predisponer a los diseñadores hacia lo que se busca como objetivo, limitando sus posibilidades de aplicación. Otro alternativa es aquella en la que se emplean “casos de estudio” como pautas de aplicación. En este caso se generan “modelos ideales” de lo que se debería hacer, provocando copias formales que con frecuencia carecen de un diseño adecuado. Esto es particularmente negativo cuando los casos de estudio pertenecen a otras condiciones climáticas, culturales y económicas. El alcance territorial de las pautas Como se analizó anteriormente, es difícil establecer el alcance territorial de las pautas, ya que en términos generales a mayor grado de detalle en cuanto al territorio de aplicación, mayor será la certidumbre de los resultados. Sin embargo, resulta impráctico realizar pautas específicas para cada localidad e incluso estas pueden enfrentas situaciones físicas (topográficas, orográficas, hidrológicas, etc.) que les afecten en un mismo sitio. A nivel internacional, el alcance territorial común es dividir a un país en un número limitado de regiones climáticas (de 3 a 9) y establecer criterios generales de diseño para su aplicación en cada una de ellas. Como es lógico, en toda división del territorio existirán casos “típicos” que cumplan completamente con las características esperadas y un número de “casos de frontera” de lugares que no respondan con tanta exactitud a estas características o incluyan propiedades de dos e incluso tres regiones. También es un obstáculo para el alcance territorial de la normatividad, la disponibilidad de información climatológica precisa. Si bien existen estudios climáticos del territorio desde hace más de cien años, en muchos casos los datos se encuentran muy dispersos en grandes áreas, como es el caso de la porción norte y sureste del territorio nacional y no incluyen todos los parámetros climatológicos necesarios para un análisis para el diseño arquitectónico. Sin embargo, el mayor obstáculo para el alcance territorial de las pautas lo constituye la división político-administrativa del territorio que es posible que no corresponda adecuadamente con una división climática. Ámbito de aplicación o validez de la pauta. A partir de la sistematización de las experiencias en la producción de instrumentos normativos para la arquitectura bioclimática o la edificación sustentable, las dificultades de aplicación y las contradicciones que se han identificado y las limitaciones que enfrentan estas herramientas, proponemos un esquema para la implementación de cualquier instrumento, herramienta o pauta de diseño con carácter legal o reglamentario. Tabla 2 esquema taxonómico de las pautas de diseño Alcance geográfico Nacional Pauta aplicable Naturaleza Esfera de aplicación Federal Categoría Principios Abstracta absoluta Estándares y valores mínimos de desempeño ambiental de la construcción Estrategias de adecuación por región o sector. Macroregional o sectorial Lineamientos Abstracta genérica Federal Mesorregional Criterios Estatal Esquemas de ordenamiento Microrregional Recomendaciones y guías Referencial genérica Técnica especifica Local Soluciones bioclimáticas particulares Fuente: Elaboración de los autores CONCLUSIONES Desde los años 70 en México, numerosas instituciones publicas y privadas ha desarrollado y definido una gran cantidad de leyes, normas, pautas, lineamientos de diseño, guías y códigos, referidos a los aspectos bioclimáticos y ambientales de las edificaciones, sin embargo, al no ser de carácter obligatorio o requerir de ajustes mayores para aplicarse en el ámbito regional o no haber los medios suficientes para su aplicación y verificación, su uso no ha sido generalizado ni han tenido un impacto significativo en la calidad de vida de los ciudadanos. Otro obstáculo que prevalece en México para la aplicación de normatividad bioclimática es falta de información climatológica adecuada, normalizada y confiable para el análisis térmico y energético de edificios así como para la implementación de energías renovables. Ni siquiera existe una zonificación climática oficial referida a la edificación, la actual usada por el INEGI y la SAGARPA, está basada en la clasificación climática de Köppen-García que tiene más utilidad para la agricultura y la ganadería, ya que no considera factores climáticos como la radiación solar, vientos o humedad relativa que son indispensables para el diseño bioclimático. De la reflexión que se hace en el presente documento de podría decir que una posible propuesta de reglamentación no podría consistir en una sola norma de aplicación general, ni de normas individuales para cada municipio, sino de un sistema normativo coordinado, que incluya la zonificación e información climática adecuada, normas técnicas regionales, manuales y pautas para la aplicación de las normas y una red de unidades verificadoras capacitadas. La labor no es fácil ya que no solamente se trata de elaborar y emitir normas y decretos, se requiere que los actores involucrados ya sean legisladores, constructores, diseñadores, evaluadores y hasta los mismos usuarios, estén capacitados y sean conocedores del tema. Para ellos se deberían definir y estimular líneas de investigación prioritarias, incidir en los planes de estudio de licenciatura y posgrado de las disciplinas involucradas y hacer campañas de difusión y divulgación al respecto para el publico en general, entre otras acciones. En algunos aspectos ya se han dado los primeros pasos, también hay muchos esfuerzos aislados, pero la tendencia general es a considerar cada vez más esta temática como un asunto cotidiano y no como algo extraño y especial. Estamos en un punto en el que el problema no es tanto técnico (aunque falta mucho por investigar al respecto) como político, económico y social.