índice - Mural UV

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ÍNDICE
• INTRODUCCIÓN …………………………………………………………………………. 1
• CAMBIOS CORPORALES EN LA LACTANCIA ……………………………………... 1
o Desarrollo de las glándulas mamarias
o Regulación hormonal
o Producción de leche
• BENEFICIOS DE LA LACTANCIA PARA LA MADRE ……………………………….. 3
• REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DURANTE LA LACTANCIA………….........6
o Energía
o Proteínas
o Hidratos de carbono
o Lípidos
o Vitaminas
o Minerales
o Agua
• ALIMENTOS DESACONSEJADOS DURANTE LA LACTANCIA…………………….12
• RECOMENDACIONES GENERALES DURANTE LA LACTANCIA………………….14
• CONTRAINDICACIONES DE LA LACTANCIA………………………… ……………. .15
• PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA NUTRICIÓN EN LA LACTANCIA……….18
• BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………..............20
INTRODUCCIÓN
La lactancia es un periodo de la vida de muchas mujeres en el que ofrecen al recién
nacido un alimento adecuado a sus requerimientos, lo cual obliga a adecuar la dieta de
la madre para cubrir de forma óptima sus necesidades y las del recién nacido, sin
correr riesgo alguno para la salud de ambos. La secreción de leche hace de la
lactancia un proceso que aumenta la demanda de nutrientes de la mujer que
amamanta debido a que, durante varios meses, parte de los nutrientes que obtiene
mediante la ingesta habitual se destinan a la producción de este alimento. Además,
hay que tener en cuenta que la demanda de nutrientes no es homogénea y varía a lo
largo de la lactancia. Por ello es necesario que los alimentos que se consumen sean
nutricionalmente válidos para cubrir estos aspectos. En este sentido, la alimentación
durante la lactancia, es tan importante como la alimentación de la mujer previa al
embarazo y durante el mismo.
Conviene informar correctamente a la futura madre sobre los cambios fisiológicos que
se producen en el organismo y también sobre los factores que influyen en la
producción de leche. Este proceso exige un gasto de energía enorme que únicamente
la alimentación de la madre no puede cubrir; es ahora cuando se utilizan las reservas
de grasa almacenadas durante el embarazo como fuente de energía para llevarlo a
cabo.
CAMBIOS CORPORALES EN LA LACTANCIA
El organismo de la madre se prepara para la etapa de la lactancia durante el
embarazo, ya que se producen cambios fisiológicos dirigidos al desarrollo de las
glándulas mamarias, a modificar la regulación hormonal y a facilitar la producción de
leche.
•
Desarrollo de las glándulas mamarias
Las glándulas mamarias se preparan para la lactancia mediante una serie de pasos
que ocurren durante la adolescencia y el embarazo. El proceso denominado
mamogénesis se repite de forma limitada en cada ciclo menstrual inducido por las
hormonas secretadas por los ovarios.
1
Pueden imaginarse las glándulas mamarias como un conjunto de racimos de uvas
cada uno de los cuales se denomina "lóbulo", correspondiendo las uvas a pequeños
sacos donde se produce la leche a partir de los nutrientes de los alimentos que llegan
a través de la sangre. Cada una de las uvas constituye los denominados "alvéolos
mamarios" y están unidos a pequeños conductos o canalículos que se van uniendo
entre sí, formando un canal más ancho, que se encuentra dentro de la aureola y que
se adelgaza, terminando en el pezón.
•
Regulación hormonal
Durante la gestación tiene lugar el desarrollo completo de la glándula mamaria bajo la
influencia de diversas hormonas: progesterona, estrógenos, lactógeno placentario y
prolactina. También influyen otras hormonas como el cortisol, las hormonas tiroideas,
la insulina y la hormona de crecimiento, por lo que se trata de un cambio fisiológico
extremadamente complejo.
La progesterona prepara las mamas para la producción de leche. Los estrógenos
estimulan el desarrollo del sistema de conductos galactóforos, es decir, aquellos que
transportan la leche. Todos estos cambios provocan externamente un aumento
notable de las mamas y del pezón. Durante los últimos meses de embarazo, la
placenta comienza a secretar lactógeno placentario humano o somatomamotropina
coriónica humana, cuya acción principal consiste en estimular el crecimiento de la
mama y prepararla para la lactancia.
Tras la expulsión de la placenta durante el parto, se produce un descenso en los
niveles plasmáticos de estrógenos, progesterona y somatomamotropina coriónica.
Esta disminución es simultánea al aumento que se produce en la secreción de
prolactina.
•
Producción de leche
El organismo de la gestante se prepara para la etapa de lactancia almacenando de 2 a
4 kilos de reservas grasas que serán utilizadas posteriormente para la formación de la
leche. A pesar de que las mamas son funcionalmente capaces de producir leche a
partir del cuarto o quinto mes de gestación, no se produce secreción láctea debido al
efecto inhibitorio que ejercen los elevados niveles de progesterona y estrógenos
secretados por la placenta; aunque en ocasiones puede salir un poco de leche durante
la gestación.
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Cuando el bebé succiona el pezón, envía una señal a la glándula hipófisis materna
(órgano de secreción hormonal), la cual va a producir prolactina y oxitocina,
responsables de la producción de leche y de su salida por los pezones. El tamaño o la
forma de los pechos no influyen en la producción láctea, la cantidad depende de la
acumulación de grasa.
Los niveles de prolactina en el organismo alcanzan valores máximos en el parto. Esta
hormona estimula el crecimiento y la actividad secretora de los alvéolos mamarios. Es
frecuente que la madre se sienta relajada en el momento del amamantamiento,
consecuencia de los elevados niveles de prolactina. Los niveles de esta hormona se
mantienen altos cuando el bebé mama. No obstante, aún cuando el nivel de prolactina
es alto, si la succión es ineficiente y no se extrae leche de algunos sectores del pecho,
esas partes dejarán de producir leche.
El reflejo de la eyección está condicionado por numerosos factores, tales como el
llanto del niño, la ansiedad, el estrés o el dolor que sufra la madre (por ejemplo, pezón
doloroso) y también el consumo de tabaco y de alcohol.
En condiciones normales, la disminución de la producción de leche de forma fisiológica
comienza a ser considerable a partir de los siete o nueve meses. Por ello se
recomienda que el destete se realice a partir de los 6 meses de manera gradual, para
evitar la ingurgitación de las mamas y para facilitar la adaptación del niño a la
alimentación complementaria. No obstante, la producción de leche podría prolongarse
hasta cuatro años si continúa el amamantamiento.
BENEFICIOS DE LA LACTANCIA PARA LA MADRE
Beneficios a corto plazo:
•
Menor hemorragia post-parto y mayor rapidez de contracción uterina
El momento ideal para empezar con la lactancia son las dos primeras horas postparto,
y en este momento, al producirse la succión del pezón se produce una serie de vías
adherentes que activan el eje hipotálamo/hipófisis y, a nivel de la neurohipófisis, se
libera oxitocina. Esta oxitocina actúa sobre los receptores de la oxitocina que hay a
nivel del útero provocando una contracción. Esta contracción lo que hace es cerrar
3
todos los capilares rotos que quedan después del alumbramiento y con ello disminuye
el sangrado postparto.
•
Prevención de la anemia
La disminución de este sangrado previene que se acentúe, en muchas ocasiones, la
anemia fisiológica que experimentan las madres, especialmente en los últimos meses
de embarazo. Durante la lactancia, en el sistema de inhibición del eje hipotálamohipófisis-ovario no se produce liberación o hay una disminución del nivel de
gonadotropinas, con lo cual no hay pico ovulatorio y no hay ovulación, por lo tanto son
periodos en los que la madre está en amenorrea (ausencia de menstruación) y por
consiguiente se produce una disminución del sangrado, con lo que se previene
anemia.
Beneficios a medio plazo:
•
Recuperación más rápida de peso y silueta
Cuando la madre está lactando se necesita hasta 600 Kcal extra para llevar a cabo la
formación de leche, además de proteínas y otras series de aportes. Lo que se ha
comprobado es que, durante la parte final del embarazo especialmente, la madre
tiende a acumular reservas y éstas son las que van a utilizar para la formación de
leche. Las madres con lactancia materna queman más calorías, presentando una
mayor y más rápida recuperación del peso anterior al embarazo. La pérdida de peso
es paulatina, más evidente en los 3 primeros meses, y se localiza principalmente a
nivel de caderas y cintura.
Esta pérdida de peso tiene lugar porque se altera el metabolismo lipídico de la madre.
Durante el embarazo se acumulan grasas a nivel periférico y en el momento de la
lactancia ocurre una movilización de esas grasas. Disminuye la síntesis de grasa a
nivel periférico y aumenta la formación de lípidos para la leche.
•
Periodo más largo de amenorrea
La amenorrea fisiológica es un periodo que sigue al parto en la mujer lactante y se
produce porque al succionarse el pezón y al aumentar la producción de prolactina se
inhibe el eje hipotálamo-hipófisis, reduce la liberación de gonadotropina y disminuye el
pico LH y por tanto, no se produce ovulación.
4
Beneficios a largo plazo:
•
Menor riesgo de osteoporosis, fracturas de caderas y columna espinal
Como beneficios a largo plazo se encuentra el metabolismo del calcio, todo ello
dirigido a aumentar los niveles de calcemia y con ello favorecer el paso del calcio a la
leche. Este calcio proviene de las reservas de la madre, de sus depósitos óseos, con
lo cual sería lógico pensar que las madres con lactancia materna, por esa movilización
del calcio, presentasen mayores riesgos de osteoporosis, pero esto no ocurre así, sino
todo lo contrario. Hay una disminución del riesgo de osteoporosis y esto es porque a la
vez que se produce un aumento del metabolismo existe un aumento de la absorción
del calcio, con lo que, a largo plazo produce una disminución de probabilidades de
fracturas de caderas y de columna espinal en mujeres postmenopáusicas.
•
Menor riesgo de cáncer de mama
Otros de los beneficios a largo plazo es la reducción del cáncer de mama. Esta
comprobado que en las madres que dan lactancia materna, al menos durante 12
meses, hay una disminución del riesgo de cáncer de mama premenopáusico.
En los países subdesarrollados la incidencia del cáncer de mama es muy baja. Esto se
cree que es debido, por un lado, a la alta paridad (5, 6 ó 7 hijos), y por otro lado, al
mantenimiento de la lactancia materna durante largos periodos de tiempo. Muchas
veces es el único medio que tienen las madres de alimentar a sus hijos, con lo que se
prolonga el efecto protector.
En cambio, en los países industrializados, en los que muchas veces los periodos de
lactancia materna van sólo de 2 a 4 meses, porque en muchas ocasiones la madre se
tiene que incorporar al trabajo; se ha visto que las tasas de cáncer son mayores.
Existen distintas teorías que explican esta disminución del riesgo. Una es la menor
exposición a estrógenos que hay en el periodo de lactancia. Esta menor exposición a
estrógenos en el tejido mamario ayuda a disminuir el riesgo de cáncer de mama. En
segundo lugar, podríamos hablar de la inhibición del eje hipotálamo-hipófisis que
produce un retraso en la aparición de la ovulación, y por ello un menor nivel de
estrógenos que actúan a nivel mamario y por tanto menor riesgo de cáncer. También
se habla de una disminución de carcinógenos solubles en grasas y otros
contaminantes en las mujeres lactantes y de una pérdida de radicales libres con la
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leche. Existen multitud de teorías poco claras, aunque las hipótesis que mayor soporte
tienen son las que sostienen una disminución de exposición a estrógenos.
•
Menor riesgo de cáncer de ovario
En condiciones normales, se puede considerar que las dos teorías que pueden
explicar la patogénesis de cáncer de ovarios son las repetidas ovulaciones: la
ovulación en sí, supone un trauma para el ovario y a la consiguiente reparación. Estas
continuas lesiones y reparaciones son las que pueden hacer que, en la proliferación de
las células haya una mutación y aumente el riesgo de malignefacción.
Con la lactancia materna se observa que, por un lado, disminuirá el cáncer de ovarios
porque se inhibe esa ovulación: hay disminución de las gonadotropinas, disminución
del pico LH y por lo tanto son periodos de amenorrea y por otro, que la succión y el
aumento de prolactina disminuyen los niveles de gonadotropinas, con lo que se podría
decir que es un efecto combinado.
Los beneficios emocionales:
Otro aspecto importante son las ventajas psicológicas. Se supone que la lactancia
materna es agradable, el efecto de la oxitocina disminuirá el estrés y por tanto, hay
menor riesgo de depresión postparto. Aumenta la autoestima materna y mejora o
intensifica el vínculo madre-hijo: La madre, si da leche, tranquiliza o consuela al niño y
se siente protectora.
REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES DURANTE LA LACTANCIA
Con la leche materna, la madre ofrece al recién nacido un alimento completo
destinado a cubrir sus necesidades nutricionales y perfectamente adaptado a sus
posibilidades digestivas y metabólicas.
Las necesidades nutricionales de la madre aumentan como consecuencia del esfuerzo
metabólico que supone la lactancia, y durante varios meses, gran parte de los
nutrientes ingeridos con la dieta se destinarán a la producción de leche para alimentar
al bebé.
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El tipo de alimentación y el estado nutricional de la madre influirán en la cantidad y
composición de la leche producida, por lo que la madre deberá alimentarse teniendo
en cuenta las modificaciones que sufre la leche materna durante este periodo y el tipo
de alimentación que necesita recibir el bebé de acuerdo a su edad.
Por tanto, nos referimos con “requerimientos nutricionales” en la lactancia a las
cantidades extras de los diferentes nutrientes que es preciso añadir a las procedentes
de la alimentación habitual de la mujer no lactante, para cubrir el conjunto de
requerimientos del ciclo reproductivo que se inicia con la concepción y termina con la
recuperación/adquisición de un estado nutricional óptimo para comenzar, si fuera el
caso, un nuevo ciclo reproductivo.
No obstante, no debemos olvidar que el organismo materno dispone de un notable
margen de adaptación que se concreta en una modificación de la capacidad de
utilización de los nutrientes. Estas adaptaciones protegen la secreción láctica de
posibles fluctuaciones en la disponibilidad de alimentos, pero de todas formas, el ciclo
reproductivo constituye una etapa fisiológica con riesgo de malnutrición especialmente
respecto a algunas vitaminas y minerales.
La alimentación de la madre durante la lactancia debe ser por tanto, rica, variada y
equilibrada, y a esto se llega comiendo de todos los grupos de alimentos: verduras,
cereales y féculas, carne, pescado, huevos, lácteos, frutas y aceite de oliva, con el fin
de cubrir de forma óptima sus necesidades y las del lactante, como vamos a ver a
continuación.
Energía
El requerimiento energético estimado para una mujer durante la lactancia es de 2700
Kcal y se calcula sumando al requerimiento estimado para una mujer (ya sea
adolescente o adulta) el gasto debido a la lactancia, que son 500 Kcal.
Según un estudio realizado por la ONU, el gasto debido a la lactancia es,
aproximadamente, 700 Kcal para producir 750 ml de leche. De estas 700 Kcal, 200
Kcal provienen de las reservas acumuladas durante el embarazo en el tejido adiposo
de caderas y muslos, por lo que no es recomendable hacer una dieta demasiado
estricta durante este periodo.
La mujer lactante con un aumento de aproximadamente un 25% en la ingesta
energética, puede obtener los nutrientes suficientes para la síntesis de una secreción
7
láctica óptima en cantidad y calidad, mientras que en otras especies de mamíferos se
requieren aumentos del orden del 300%. Por tanto, la mujer lactante tiene, desde el
punto de vista nutricional, un amplio margen de seguridad dentro del cual obtiene una
secreción adecuada.
Proteínas
Las necesidades de proteínas en la madre que lacta son el doble que las de una mujer
en condiciones normales. Este aumento de proteínas aportadas por la dieta se
aconseja que se haga sobre todo en los primeros seis meses, mediante un aumento
en el consumo de lácteos, carne, pescado y legumbres. También es recomendable
facilitar la complementación proteica combinando alimentos proteicos dentro de la
misma comida que puedan compensar entre sí los aminoácidos esenciales y hacer
que las proteínas de esa comida incrementen su valor biológico (por ejemplo, la
combinación de pan y leche, o de lentejas y arroz, es muy beneficiosa).
Los requerimientos proteicos para una mujer lactante son de unos 71 gramos por día,
aproximadamente un 54% más que una mujer adulta en condiciones normales.
Hidratos de carbono
Estos nutrientes son la forma biológica primaria de almacenamiento o consumo de
energía, donde deben constituir aproximadamente entre el 50-55% de las calorías
diarias. El aporte principal es a través de pan, cereales, pasta, patatas, frutas y
verduras, y es preferible ingerir carbohidratos complejos (cereales, tubérculos,
legumbres y frutas), debido a su aporte de fibra y de antioxidantes, aunque sin
necesidad de aumentar el aporte de grasas.
Es importante, pues, que la dieta materna tenga una buena fuente de hidratos de
carbono, para una producción óptima de leche. Las cantidades recomendadas son 210
gramos al día, un 61% más que una mujer adulta.
Lípidos
Los lípidos son los encargados de la reserva de energía y se encuentran generalmente
en alimentos de origen animal. Aunque no es preciso ningún aporte suplementario
sobre las grasas aportadas por una dieta sana y equilibrada, se aconseja que se
tomen alimentos ricos en ácidos grasos esenciales y ácidos grasos omega-3, ya que el
organismo humano es incapaz de sintetizarlos (los DHA tienen un papel fundamental
8
en el desarrollo del cerebro, nervios y retina, y los EPA son precursores de las
prostaglandinas y leucotrienos, mediadores en los procesos inflamatorios), como frutos
secos, pescados y leches enriquecidas en omega-3, así como usar aceite de oliva
preferentemente.
Vitaminas
Las vitaminas son sustancias orgánicas, no sintetizadas por el organismo, que
cumplen funciones esenciales para la vida, por lo que hay que consumirlas en la dieta.
En la alimentación de la madre que lacta, se encuentran aumentadas las necesidades
tanto de vitaminas hidrosolubles como liposolubles, y tanto su defecto (avitaminosis)
como su exceso (hipervitaminosis) pueden producir enfermedades y situaciones de
toxicidad respectivamente.
Cada vitamina tiene una función específica, y de cada una de ellas existe una cantidad
o ingesta recomendada por las autoridades sanitarias en función del sexo, la edad y
determinadas situaciones fisiológicas como la lactancia.
Las vitaminas que se necesitan en mayor cantidad son la A, D, E, C, B1, B2 y ácido
fólico. Por todo ello, además de tomar alimentos como carnes, lácteos, etc., ricos en
vitaminas B1 y B2, es imprescindible un consumo muy amplio de verduras y frutas,
puesto que aportan beta-carotenos (precursor de la vitamina A en nuestro cuerpo),
ácido fólico y vitamina C (ayuda a la absorción del hierro).
Minerales
Los minerales como calcio, fósforo, hierro, yodo, etc., son sustancias inorgánicas, que
al igual que las vitaminas, no son sintetizadas por el organismo, por lo que deben
consumirse en la dieta, ya que cumplen funciones esenciales para la vida.
Se recomienda cuidar el aporte de calcio y fósforo, necesarios para mantener la
estructura ósea y para el crecimiento del lactante. Para ello se consumirán alimentos
ricos en estos minerales como leche y derivados, pescados, frutos secos, legumbres y
cereales.
Aunque las necesidades de hierro son iguales que para mujer no lactante, en general
se deberán consumir alimentos ricos en hierro como hígado, carnes, espinacas, etc.,
para recuperar los depósitos de hierro del organismo perdidos durante la gestación y
por las hemorragias del parto.
9
Es muy importante un adecuado aporte de yodo en el recién nacido para evitar
posibles problemas de enanismo y cretinismo, y dicho mineral está presente en
pescados y mariscos, sal yodada, productos lácteos, frutas y verduras.
Otros minerales como zinc, selenio y cobre también deberán estar presentes en la
dieta por sus importantes funciones y su repercusión sobre la salud de ambos.
Agua
La leche materna contiene mucho agua, alrededor del 88%, con osmolaridades
parecidas a las del plasma, que es la que necesita la especie humana para mantener
un equilibrio hidroelectrolítico adecuado. Es por esto que se necesita consumir
abundante agua y líquidos, procurando que no sea menos de 1,5 litros al día, también
mediante zumos, infusiones, alimentos con gran cantidad de agua como la sandia, etc.
A continuación se recoge en la Tabla 1 las “necesidades diarias de energía,
macronutrientes y agua en mujeres adolescentes y adultas en condiciones normales y
durante la lactancia”, en la Tabla 2 las “necesidades diarias de micronutrientes en
mujeres adolescentes y adultas en condiciones normales y durante la lactancia”, y en
la Tabla 3 las “raciones recomendadas de alimentos y sus posibilidades de cobertura
nutritiva”.
Tabla 1: Necesidades diarias de energía, macronutrientes y agua en mujeres
adolescentes y adultas en condiciones normales y durante la lactancia
Previo al embarazo
Nutriente/situación
fisiológica
14-18 años
Energía 1r semestre
(Kcal)
Energía 2º trimestre
(Kcal)
2370
Proteínas (g/Kg)
0,85
Hidratos de Carbono
Durante la lactancia
≥ 19 años
≥ 19 años
2700
2730
2770
2800
0,80
1,3
1,3
130
130
210
210
26
25
29
29
ND
ND
ND
ND
Ácido linoleico (g)
11
12
13
13
Agua (l)
2,3
2,7
3,0
3,4
Fibra (g)
Grasa total
2400
14-18 años
ND: no determinada por falta de información
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Tabla 2: Necesidades diarias de micronutrientes en mujeres adolescentes y
adultas en condiciones normales y durante la lactancia
Previo al embarazo
Nutriente/situación
fisiológica
14-18 años
Durante la lactancia
≥ 19 años
14-18 años
≥ 19 años
Calcio (mg)
1300
1000
1300
1000
Fósforo (mg)
1250
700
1250
700
360
310
360
310
15
18
10
9
Cinc (mg)
9
8
13
12
Flúor (mg)
3
3
3
3
Vitamina A (µg)
700
700
1200
1300
Vitamina D (µg)
5
5
5
5
Vitamina E (mg)
15
15
19
19
Vitamina K (µg)
75
90
75
90
Vitamina C (mg)
65
75
115
120
Tiamina (mg)
(vitamina B1)
Rivoflabina (mg)
(vitamina B2)
Niacina (mg)
(vitamina B3)
Piridoxina (mg)
(vitamina B6)
Folato (µg)
1,0
1,1
1,4
1,4
1,0
1,1
1,6
1,6
14
14
17
17
1,2
1,3
2,0
2,0
400
400
500
500
2,4
2,4
2,8
2,8
Magnesio (mg)
Hierro (mg)
Cianocobalamina (µg)
(vitamina B12)
11
Tabla 3: Raciones/porciones recomendadas de alimentos y sus posibilidades de
cobertura nutritiva
Grupos
Madre
M. lactante
Alimentos
Nutrientes
4-5 raciones
Pan, pasta, arroz,
Carbohidratos,
cereales...
vitaminas (B) y
adulta
Farináceos
3-6 raciones
fibras.
Verduras/Hortalizas
Frutas
2-3 raciones
2-3 raciones
2-4 raciones
2-3 raciones
Gran variedad
Vitaminas,
según mercado.
minerales, agua
Incluir ensaladas.
y fibras.
Gran variedad
Vitaminas,
según estaciones.
minerales, agua
y fibras.
Lácteos
Alimentos proteicos
Grasas
2-4 raciones
4-5 raciones
Leche, derivados
Proteínas,
lácteos.
grasas y calcio.
1½-2½
2 1/2
Carnes, aves,
Proteínas,
raciones
raciones
pescados, huevos,
lípidos, vitamina
legumbres, frutos
B12, hierro y
secos y cereales.
fibras.
Preferentemente
Lípidos,
aceites de oliva
vitamina E.
3-5 raciones
4 raciones
y/o semillas.
Agua
2
6-8 vasos
Agua embotellada,
Agua
de red, infusiones,
bebidas…
ALIMENTOS DESACONSEJADOS DURANTE LA LACTANCIA
Una madre lactante puede comer cualquier alimento apto para el consumo humano.
No debe evitar ningún alimento, salvo en el caso de que el niño sufra algún tipo de
alergia y el pediatra así lo indique. Cómo veremos a continuación, hay una serie de
alimentos que están desaconsejados para la madre durante el periodo de la lactancia
materna, tales como:
12
•
Las bebidas alcohólicas, ya que el alcohol inhibe la prolactina, disminuyendo la
producción de leche, y bloquea la liberación de oxitocina. Además, pasa en
cantidades pequeñas a la leche materna y cambia su sabor y olor. El lactante
tiene reducida la capacidad para oxidar el alcohol, por ello, el que recibe a
través de la leche materna, aunque sea en pequeñas cantidades, puede tener
un efecto negativo en su conducta, ritmo de sueño y desarrollo psicomotor. Si
la madre consume alcohol de forma masiva puede afectar al bebé de tal forma
que se dan casos de “síndrome de abstinencia” en lactantes hijos de madre
alcohólicas. Hay que aconsejar a la madre que no consuma alcohol o, al
menos, que lo haga de forma ocasional, con bebidas de baja graduación
alcohólica, limitando la cantidad a un máximo de 0,5 g/kg de peso corporal
materno (para una mujer de 50 kg de peso equivale a unos 200 cc de vino o
500 cc de cerveza) y advirtiéndole que no amamante en las dos horas
siguientes a su ingestión.
•
Alimentos que pueden modificar el olor y el sabor de la leche materna, lo que
no significa que sean “malos” para el bebé, como: condimentos fuertes
(pimienta, pimentón y nuez moscada), cebolla, ajo, apio, espárragos,
alcachofas, etc. que sólo estarían desaconsejados y deberían evitarse en el
caso de que la madre observara que el bebé rechaza el pecho, regurgita o
sufre más cólicos de lo normal. Hay pediatras que opinan que eso no es del
todo negativo ya que así ayudamos al bebé a que se acostumbre a probar
distintos sabores.
•
La cafeína, debería reducirse su consumo a menos de 250 mg al día, lo que
equivale a 2 tazas de café o 2,5 litros de refrescos de cola. La cafeína pasa a la
leche y puede provocar nerviosismo, irritabilidad y trastornos de sueño en el
niño. De todos modos si se observa alguno de estos síntomas en el bebé se
debería procurar tomar menos café o suprimirlo. El café descafeinado supone
una opción interesante ya que contiene un nivel mucho más bajo de cafeína.
•
La sal, no hay que tomar más de 2 gramos al día.
•
La carne cruda o poco hecha.
•
La leche sin pasteurizar o alimentos sin las debidas condiciones higiénicas.
13
•
Las frituras, rebozados, empanados, guisos y estofados. Se aconseja cocinar
los alimentos de forma que al hacerlo no aumenten las calorías que llevan; lo
mejor son cocciones al agua, vapor, escalfado, al horno, papillote, a la plancha
o la brasa.
•
El azúcar, la miel, los caramelos y en general, los productos que contengan
azúcares artificiales (edulcorantes).
RECOMENDACIONES GENERALES DURANTE LA LACTANCIA
•
No fumar, el tabaco pasa a la leche e inhibe la secreción de la misma. La
nicotina, al igual que el alcohol, puede cambiar el gusto y el olor de la leche,
provocando rechazo del pecho. Además, inhibe la liberación de prolactina,
disminuyendo la producción de leche e interfiere en el reflejo de eyección y, al
pasar a la leche, puede tener efectos adversos en el niño (escaso aumento de
peso, mayor frecuencia de cólicos, etc.). A ello, se suman los problemas
derivados de la exposición pasiva al humo del tabaco: mayor riesgo de
síndrome de muerte súbita del lactante, infecciones respiratorias, tos y asma.
Si la madre no puede dejar de fumar, no se debe suprimir la lactancia, ya que
sus beneficios superan los posibles riesgos. En estas circunstancias, se le
aconsejará que reduzca en la mayor medida posible el consumo de tabaco,
que fume cigarrillos bajos en nicotina, que evite fumar durante un periodo
superior a 2,5 horas antes de la toma de pecho y que no fume, ella ni ninguna
otra persona, en la misma habitación donde está el niño.
•
Repartir la comida del día en 5 tomas (desayuno, toma de media mañana,
comida, merienda y cena). De esta manera, las comidas no son tan
abundantes y se facilita la digestión.
•
Balancear las comidas de acuerdo a la actividad física.
•
No picar entre horas para evitar un aumento de peso excesivo.
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•
Controlar las calorías de la dieta para que, en las últimas 3 semanas, no ganar
más de 400 g de peso por semana.
CONTRAINDICACIONES DE LA LACTANCIA
En la práctica, son muy pocas las situaciones que contraindican la lactancia. Ante
cualquier situación que pueda plantear dudas, siempre se debe realizar una valoración
individualizada, considerando los grandes beneficios de la alimentación con leche
materna frente a los posibles riesgos. No obstante, hay una serie de casos en los que
la lactancia materna está contraindicada:
• Cuando la madre está infectada por el virus de la inmunodeficiencia humana
(VIH), es la principal contraindicación y más frecuente. Los niños al poder adquirir la
infección por la leche de su madre, se crían a biberón. Sin embargo, la situación es
distinta en los países en vías de desarrollo, porque al no disponer de alternativas
seguras, la lactancia materna es crucial para la supervivencia del lactante, ya que sus
beneficios superan el riesgo de transmitir el virus.
• Si la madre está infectada por el virus de leucemia humana de células T (HTLV)
tipo I y tipo II, aunque es poco frecuente. Algunos estudios indican que la congelación
inactiva el virus HTLV-I; si esto se confirma, las madres infectadas por HTLV-I podrían
extraer la leche, congelarla y después administrársela al lactante mediante biberón.
• La lactancia materna está contraindicada en los niños afectados por galactosemia.
Ésta es una enfermedad metabólica congénita rara, que se caracteriza por la
incapacidad de absorber y utilizar la galactosa, que se acumula y altera diferentes
órganos. También está contraindicada si los niños padecen una deficiencia primaria
congénita de lactasa, enfermedad aún más rara. En ambos casos, deben tomar un
preparado especial, que no tiene galactosa, ni por tanto lactosa.
• Existen pocos fármacos que contraindican la lactancia por sus efectos nocivos en el
niño al pasar a través de la leche, aunque la lactancia está contraindicada si la madre
recibe quimioterapia, antimetabolitos o isótopos radiactivos.
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• El consumo de drogas de abuso como son la heroína, cocaína, anfetaminas y
marihuana es incompatible con la lactancia materna por sus efectos adversos en el
niño. La metadona, en cambio, no comporta riesgo para el lactante, ya que pasa en
cantidades mínimas a la leche materna.
• En caso de tuberculosis activa materna, se suspenderá el amamantamiento y el
contacto con la madre hasta dos semanas después del inicio del tratamiento materno.
Sin embargo, la leche materna no contiene Mycobacterium tuberculosis, por lo cual
puede ser extraída y dada al bebé durante este período.
• El virus del herpes simple se ha aislado en la leche materna, pero su transmisión
por esta vía es rara. Únicamente si la madre presenta lesiones herpéticas activas en
los pezones o cerca de ellos debe interrumpirse la lactancia materna.
• Si la madre tiene el citomegalovirus, la lactancia materna estará contraindicada sólo
para los niños prematuros ya que son susceptibles de desarrollar una infección clínica
severa, a diferencia de los niños sanos nacidos a término.
• En caso de sífilis materna, se contraindica la lactancia materna si hay lesiones
cutáneas en el pecho o en el pezón. Una vez que la madre complete el tratamiento y
las lesiones cutáneas hayan desaparecido, se puede reanudar la alimentación al
pecho.
• El virus varicela-zoster puede atravesar la placenta y producir un cuadro de varicela
congénita o de varicela perinatal. Si el contagio ocurre en los últimos 5 días del
embarazo o en las primeras 48 horas después del parto, puede producir una infección
grave en el recién nacido (varicela diseminada). Para prevenirla, se debe administrar
al niño inmunoglobulina específica y aislarlo de forma temporal de su madre hasta que
ésta no sea contagiosa. Durante este periodo, si la madre no presenta lesiones en la
mama, puede extraerse la leche para dársela a su hijo hasta que sea posible
alimentarlo directamente al pecho.
• Tampoco se recomienda la lactancia materna si la madre padece una enfermedad
orgánica grave o si tiene una enfermedad neurológica o psicótica grave.
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• Está contraindicada la lactancia materna si la madre se niega a ella. Se ha de
informar y aconsejar la lactancia materna, pero nunca imponerla ni culpabilizar a la
madre que decide dar biberón.
• La lactancia materna se contraindica si existen enfermedades neonatales, tales
como, la ictericia grave o la infección por estreptococo B, ya que puede
transmitirse a la madre y provocar una mastitis bilateral grave.
No obstante, la mayoría de problemas de salud de la madre no contraindican la
lactancia, sino todo lo contrario. Aunque muchas personas desconocen aún hoy las
situaciones en las que deben o no recurrir a lactancia materna, hay muchos mitos en
torno a ella.
Algunas de las contraindicaciones falsas más comunes son:
• La madre que tiene mastitis. La mastitis no es una contraindicación. Tan sólo, en
los casos de infecciones severas, se pueden presentar abscesos, es decir,
acumulación de pus en los tejidos orgánicos internos o externos de la glándula
mamaria, los cuales exigen un tratamiento más extenso y sólo en este caso a las
mujeres se les puede recomendar que suspendan temporalmente la lactancia.
• La madre con diabetes mellitus. La lactancia materna no está contraindicada en la
madre diabética, e incluso puede tener ventajas, ya que aumenta la captación glucosa
por glándula mamaria, lo que, en la diabetes gestacional, mejora la tolerancia a la
glucosa y, en la diabetes insulinodependiente, disminuye las necesidades de insulina.
• Si la madre tiene hepatitis. Estos virus, si bien pueden aislarse en algún momento
de la evolución en la leche materna, no contraindican la lactancia. En el caso de la
hepatitis C no se ha documentado ningún caso de contagio por esta vía. A los hijos de
madres con hepatitis A y B que están en período de contagio de la enfermedad
durante la etapa de amamantamiento, se les debe indicar la inmunoprofilaxis
correspondiente.
• Suspender la lactancia materna cuando la madre presenta síntomas de algún
proceso infeccioso común, como un resfriado, una amigdalitis o una diarrea. No sólo
no está indicado, si no que es contraproducente. Otras enfermedades infecciosas
que son compatibles con la alimentación al pecho son: la rubéola, la parotiditis, la
salmonelosis y la malaria.
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• La madre con pezón plano o invertido. No impiden la alimentación al pecho. Es
importante informar a la gestante de que podrá dar el pecho a su hijo, aunque
necesitará más ayuda y paciencia al inicio.
• Implante mamario de silicona. No se ha comprobado ningún efecto adverso
relacionado con la lactancia en mujeres que llevan un implante de silicona ni en sus
hijos, por lo que se puede recomendar la alimentación al pecho en estos casos.
PROBLEMAS RELACIONADOS CON LA NUTRICIÓN EN LA LACTANCIA
Hay ciertos trastornos durante la lactancia que pueden evitarse o curarse haciendo un
correcto uso de la alimentación, por lo que para evitar muchos de ellos, es básico el
realizar una buena educación nutricional.
Estos son algunos de ellos:
•
Pirosis: ante la pérdida de líquidos para compensar la subida de temperatura,
administrar líquidos hidratantes, como agua, infusiones, zumos, horchata,
batidos, puré…Evitar el alcohol.
•
Alergia: si en la familia ha habido alérgicos, habrá que evitar el riesgo de
contracción de alergias, tanto para la madre como para el lactante, omitiendo
en la ingesta alimentos potencialmente alérgenos, como chocolate, huevos,
leche, pescado azul, fruta roja…
•
Intolerancia a la lactosa: si la madre presenta esta alergia, debe evitar los
lácteos y leche con lactosa. Si fuera parcial, podrá tolerar las leches
fermentadas y los quesos curados; pero no los quesos frescos.
•
Sobrepeso: la madre deberá tratar de perder la grasa; pero sin pasar por
dietas desequilibradas ni hipocalóricas (pues debe haber un aporte extra para
el niño), sino moderando más bien las grasas de origen cárnico, y centrándose
más en pescado y aves. Otras medidas para perder peso serán la no ingesta
de refrescos y demás productos extra-azucarados, salsas, leche, etc.También
les será muy útil realizar ejercicio.
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•
Vegetarianas: las madres vegetarianas estrictas tendrán carencia de ciertos
nutrientes que sí debe tomar el niño (vitamina B12, calcio, magnesio, etc.). Así
pues, deberá consumir alimentos que suplan esa carencia, que si bien serán
en su mayoría de origen cárnico, los hay también de sus derivados: huevo,
leche, etc.
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