pdf Nebrija (1441-1522) debelador de la barbarie, comentador

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NEBRIJA
DEL MISMO AUTOR
Humanistas y Pedagogos Españoles: Juan Bonifacio (1538-1606) y la cultura literaria
del Siglo de Oro.—Santander, 1938.-4.°, 208 págs.
Vida de Fray Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada, por don Alonso
de Madrid, arcediano del Alcor, canónigo de Palencia. Edición, Prólogo y Notas.
Madrid, 1931.-4.°, 144 págs.
Las Fuentes de "La Vida es sueño". La idea. El Cuento. El Drama.—Madrid, 1928.
4.°, 240 págs.
Un Nuevo Ternario de Juan de Timoneda. Estudio y edición.—Madrid, 1917.
Predicadores célebres: Don Francisco Terrones del Caño (Andújar, 1551-1613).—Madrid, 1920.
Un gran artista vallisoletano desconocido (Don Francisco Gómez de la Reguera).
Madrid, 1919.
Sátiras y Epístolas de Horacio. Estudios y Traducciones.—Madrid, 1925.—4.°, 178
páginas.
El Sentido de la Guerra) Española.—Bilbao, 1938.—4.°, 232 págs.
Viva España. Dibujos de Marco.—Madrid, 1923.-8.°, 448 págs.
De la Vida. Poesías.—Madrid, 1911.-8.°, 178 págs.
En prensa: Humanistas y Pedagogos Españoles: Don Diego Ramírez
fundador del Colegio Mayor de Cuenca.
Vülaescusar
En preparación: Los hermanos Antonio y Alejandro Geraldino, Lucio Marineo Sículo
y Pedro Mártir de Anglería.
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H U M A N I S T A S Y PEDAGOGOS
ESPAÑOLES
NEBRIJA
(i44i-i522)
DEBELADOR DE LA BARBARIE
COMENTADOR ECLESIÁSTICO
PEDAGOGO
- POETA
POR
FELIX G. OLMEDO, s. ι.
EDITORA NACIONAL
MADRID
1 9
4
2
Imprimí potostt
CAKOLUS GÓMEZ MARTINHO
Praep.
Prov.
Tot.
Nihil obstat:
A N T O N I U S VALLE LLANO, S . I.
Cens,
eccles.
Imprímale:
O R . MANUEL RUBIO
Vic. Gen.
Madrid. 24 de julio de 1942.
ES PROPIEDAD
Impreso en España en 1942.
"DIANA". ARTES GRÁFICAS. LARRA, 6 - MADRID - TELEF. 30906
INDICE
GENERAL
Páginas
INTRODUCCIÓN
5
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS.
I.—Padres, patria, nacimiento y prirœros años de Nebrija
II.—Viaje a Italia. Colegial de San Clemente. Pensando en la tornada.
III.—Al servicio del Arzobispo de Sevilla. Maestro en Salamanca. Cásase con doña Isabel de Solís. Fruto de su matrimonio
IV.—Interrumpe Nebrija la enseñanza para componer el Diccionario
latino. Colabora en la Políglota Complutense. Enseña Gramática en Sevilla
V.—Vuelve a Salamanca. Lee la Tercera repetición y publica el
Lexicon iuris. Es privado de la cátedra. El Rey le nombra su
Historiador. Torna a Salamanca y lee la cátedra de Plinio.
VI.—La gran contención. Repeticiones sobre los números y sobre el
acento latino. Arias Barbosa, el Licenciado Manzanares y el
Maestro Tizón avivan la lucha. Derrota de Nebrija
VII.—Retírase a Sevilla, donde regenta la cátedra de San Miguel.
Vuelve a Alcalá y es bien recibido por Cisneros. Lee la cátedra de Retórica
VIII.—Ultimas actividades literarias de Nebrija. El prólogo de la Thalichristia, de Alvaro Gómez de Castro
IX.·—Muerte de Nebrija. Su retrato. F a m a postuma
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SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA.
Ί . — N E B R I J A , DEBELADOR DE LA BARBARIE.
Plan de campaña. Primeras escaramuzas
El Gramático
Publica las Introducciones latinas o Arte literaria
Análisis del Arte de Nebrija
71
76
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81
256
INDICE
Páginas
Ediciones que se hicieron de las Introducciones durante los veinte
primeros años, o sea de 1481 a 1501
Nebrija y el P. Luis de la Cerda. Reforma del Arte de Nebrija.
El Vocabulario latino
Ediciones y críticas del Vocabulario
Nebrija y Marineo
Π.—NEBRIJA,
90
98
105
111
115
COMENTADOR ECLESIÁSTICO.
La Apología y las Quincuagenas
Cisneros y Nebrija
La Áurea exposición de los Himnos
Los Libros Menores
El Carmen Paschale de Sedulio y las poesías de Prudencio
Las Epístolas y los Evangelios
El Santoral y las Homilías sobre los Evangelios de las Dominicas.
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ΠΙ.—NEBRIJA, PEDAGOGO.
Su tratado sobre la educación de los hijos
Nombrado cronista regio, expone al Rey Católico su criterio
sobre la manera de escribir la Historia de España
Miguel de Almazán le pide a Nebrija una instrucción sobre la
manera de educar a los hijos, y Nebrija compone para ello el
libro De liberis educandis
Contenido del libro. Formación física. La madre debe amamant a r a sus hijos. Las primeras impresiones de los niños. Aprender las letras jugando. La nodriza y el pedagogo, auxiliares
de los padres. Oficio del pedagogo. El preceptor sea, a poder
ser, el mejor. Duce natura. Pedagogía del amor. El maestro,
padre espiritual. ¿En casa o en las escuelas públicas?
Juicio sobre el tratado De liberis educandis. Nebrija renueva la
escuela pedagógica española iniciada por Quintiliano. Principios de esta escuela. Nebrija y los hijos de Almazán
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IV.—NEBRIJA, POETA.
Nebrija, poeta laureado
Colecciones de sus poesías
El Epitalamio en las bodas de don Alonso de Portugal con la
Princesa Isabel
Salve, casita mía
De la antigüedad de Lebrija
Feliz año nuevo
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20a
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ÍNDICE
257
Páginas
A las ruinas de Mérida
Romería de los Reyes a Compostela
A la Virgen de la Vega
Sapientum dicta
Antonii Nebrissensis salutatio ad patriam suam. (Texto, traducción y comentario.)
Ad Artem, suam auctor. (Texto, traducción y comentario.)
Ferdinandi ac HeVsabethae. Hyspaniae Regum
clarissimorurn
profectio ad D. Iacobum. (Texto, traducción y comentario.) ...
De Emérita restituía
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229
236
C O N C L U S I O N
Indicaciones bibliográficas
índice de nombres
243
249
INTRODUCCIÓN
o tenemos aún (vergüenza da decirlo)
una biografía completa de Nebrija. Las
que estamparon al frente de las Introducciones latinas, Martín Ibarra en las
ediciones barcelonesas, y Cristóbal de
Escobar en las de Lyon, son excesiva"
mente breves, y pasan por alto muchas cosas. La de Baltasar
Gadea y Aranda tiene muchas inexactitudes, que el Jesuíta Tomás León hizo notar a Nicolás Antonio; la de éste es más exacta, pero añade muy poco a lo que de sí mismo dice el autor en el
prólogo de su Vocabulario, y veremos en seguida, y a lo que se
desprende de la lectura de sus obras. El Elogio de Antonio de
Lebrija, de Juan Bautista Muñoz, aunque bien documentado y razonado, no es una biografía, sino el esbozo de un trabajo más completo que el autor no llegó a escribir (1). El Estudio crítico-biográfico del Maestro Antonio de Nebrija, leído
por su autor, don Hemeterio Suaña, en la sesión pública celebrada en el Instituto del Cardenal Cisneros el día 26 de mayo
de 1879, tampoco es una biografía, sino una disertación académica, sacada de Nicolás Antonio, con algunas observaciones
propias bastante acertadas. Con el modesto nombre de "apuntes" publicó el año 1910 Pedro Lemus y Rubio una bio-biblio(J)
Memorias de le Reat Academia de 1a Historia, fomo ÏIÏ, págs, 3-30.
6
INTKODÜCCIÖN
grafía bastante completa, titulada El Maestro Elio Antonio de
Lebrija (1), utilizando dos preciosos manuscritos, uno de la
parroquia de Santa María de Lebrija y otro de la Biblioteca
Nacional de Madrid, señalado con el número 8.470, que seguramente perteneció a J. B. Muñoz, quien, como digo, se proponía escribir una obra más extensa sobre Nebrija. El trabajo
de Lemus tiene dos partes: una biográfica y genealógica, que
contiene los datos que arrojan los nuevos manuscritos y algunos otros documentos del Archivo Histórico Nacional; otra
bibliográfica, que, aunque buena (por ahora no tenemos cosa
mejor), puede ser perfeccionada todavía, y en parte lo ha sido
ya por el Gesamtkatalog der Herausgegeben (Leipzig, 1926).
Don Enrique Esparabé en su Historia de la Universidad de Sala manca, y don Antonio de la Torre y del Cerro en su tesis doctoral, titulada La Universidad de Alcalá. Datos para su Historia, han determinado con bastante claridad los años que
permaneció Nebrija en Salamanca y Alcalá, respectivamente;
las cátedras que tuvo, los sueldos que percibía y otras cosas
dignas de saberse. Si a esto añadimos la descripción que hizo
don Antonio Paz y Melia del manuscrito de la segunda edición
de las Introducciones latinas, que se conserva en la Biblioteca
Nacional (2); el tratado De Liberis educandis, de Nebrija (3),
publicado por Roque Chabás, y la Epístola del Maestro de
Lebrija al Cardenal Cisneros, que aparecieron el año 1903 en
la Revista de Archivos (4), tenemos todo lo que se sabe y se
ha publicado hasta ahora de la vida y escritos del célebre hu~manista.
Yo no me propongo escribir su vida y analizar todas sus
obras, sino añadir algunos datos más a los ya conocidos y presentar a Nebrija como debelador de la barbarie, como comen(1) Revue Hispanique (1910), t. XXII, págs. 459-508; (1913), t. XXIX, páginas 13-120.
(2) Paz y Melia: Códices más notables de la Biblioteca Nacional. "Rev. de Archivos" (tercera época) (1898), t. II, págs. 8-12.
(3) Ibid., t. IX (1903), págs. 56-66.
(4) Ibid., t. VIII (1903), págs. 493-496.
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DJTBODUCCIÔN
¿ador eclesiástico, como pedagogo y como poeta, incorporando
a su vida y al estudio de sus actividades pedagógicas y literarias multitud de textos del propio Nebrija o de sus discípulos
y compañeros, que ilustran, mejor que pudiera yo hacerlo, su
vida y sus escritos. Por deficiencias tipográficas, ajenas a mi
voluntad, no ha sido posible reproducir dichos textos con enterra fidelidad, y ha habido que sustituir, aun en los títulos de las
obras, la s alta por la baja, el signo de la conjunción e por
una ζ cursiva y ha habido además que resolver todas las
abreviaturas antiguas por falta de signos apropiados.
PRIMERA PARTE
DATOS BIOGRÁFICOS
ι
Padres, patria, nacimiento y primeros
años de Nebrija.
OS padres de Nebrija fueron Juan Martínez de Cala e Hinojosa y Catalina de
Xarana y Ojo, descendientes de los antiguos conquistadores de Lebrija. Los
dos eran hidalgos, ingenui et media conditione pares, o sea que no eran ni nobles ni plebeyos, sino de mediana posición, como explica el mismo Nebrija en el comentario de una
de sus poesías. Ingenui, id est, quorum patres non servierunt,
et pares, coaequales, ex media conditione, i. e. nec plebei neque
patricii, sed ex medio ordine.
¿Qué año nació? El dice que "un año antes que en tiempos
del rei don Juan el segundo fué la próspera batalla de Olmedo",
o sea, si no está equivocada la fecha de la batalla, el de 1444.
Pero, como él mismo dice a continuación que fué a Italia de
PBIMEBA PAKTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
10
edad de diecinueve años, que estuvo allá diez, y tres luego en
Sevilla con el Arzobispo don Alonso Fonseca, resulta que el
año 1473, en que murió aquel prelado, tenía Nebrija treinta y
dos de edad, y que el de su nacimiento tuvo que ser por consiguiente el 41 y no el 44.
El lugar de su nacimiento fué la antigua Nebrissa Veneria,
cantada por Silio Itálico (1 ), hoy Lebrija, en la provincia de Sevilla, lindando con la de Cádiz. " H a y un sitio en Hesperia,
dice Nebrija en la poesía antes citada, que, ceñido por los juncos y espadañas del Guadalquivir, vierte sus aguas por la llanura que se extiende a la izquierda del río y la baña continuamente. Lo llamó estero la antigüedad porque el agua del río
forma allí grandes lagunas: hoy lo llamamos Albina. En las
lagunas hay mucha variedad de aves marinas y lacustres. Cerca
de allí se levantan las viejas murallas de Lebrija, fundada por
Baco cerca del Océano."
Nebrija fué bautizado en la parroquia de Santa María, con
el nombre de Antonio, al cual antepuso él más tarde el de Elio.
"Muchos me preguntan, dice en el prólogo de las Introducciones latinas, por qué he adoptado este nombre, que no ha usado
ninguno de mi familia; y yo les suelo responder que como en
Lebrija y en toda su comarca se encuentran muchas lápidas
romanas, en que aparecen los nombres de Elios y Elianos, me
he permitido anteponer ese nombre al de pila, como descendiente de una familia romana muy conocida en toda Andalucía, y de la que salieron emperadores tan gloriosos como Elio
Adriano y Elio Trajano, que puede decirse que fueron conterráneos míos. Pero no de tu familia, me dirán, sino romanos de
hace quince siglos. A esto respondo que, si no soy pariente de
ellos por naturaleza, lo soy por adopción, por la palingenesia
de Pitágoras o por la homeomeria de Anaxágoras, a que alude
Virgilio en el libro cuarto de la Eneida, donde pone en boca
de Dido aquella sublime imprecación:
Exoriare aliquis nostris ex ossibus ultor.
Qui face Dardanios ferroque1 sequare colonos.
(Mr.. IV, 625-626.)
(1)
Ac Nebrissa DionyseLs conscia Thyrsis,
Quam Satyri coluere ieves, redimitaque sacra
Nebride, et arcano Maenas nocturna Lyaeo.
Punicorum III, w . 393-395.
I.—PATRIA Y PRIMEROS AÑOS
11
Pues así como Dido desea que nazca de sus cenizas alguno que
vengue la injuria que le había hecho el troyano Eneas, lo cual
dicen que hizo Aníbal cartaginés, así yo puedo considerarme
como uno de los descendientes de los antiguos romanos, nacido
de sus huesos como Aníbal de los de Dido."
E n Lebrija pasó Antonio los primeros años de su vida, y
a ella consagró más tarde una deliciosa poesía, que solía imprimirse al principio de las Introducciones latinas. Creo que es
Escobar el que dice que Nebrija compuso esta poesía en Italia,
cuando se disponía a volver a España. Fuera allí o fuera en
el mismo Lebrija, por donde seguramente pasó camino de Sevilla, el afortunado estudiante, ya maestro y poeta laureado, dirigió a su patria chica, de la que había estado ausente tantos
años, un tierno saludo, en el que después de recordar los años
de su infancia y de disculpar tan larga ausencia, promete que,
cuando se jubile, vendrá a pasar en su tierra los últimos años
de su vida para dormir en ella el último sueño al lado de los
suyos. "Salve, casita mía, y vosotros también, dioses tutelares
y penates, testigos de mi nacimiento. Aquí respiré el primer
aliento vital y abrí los ojos a la luz. Aquí mamé la primera
leche y recibí las primeras caricias de mis padres. Aquí estaba
la cuna en que dormía; aquí me cantaba mi madre para que
me durmiese. Aquí me colgaba del cuello de mi padre, y era
dulcísimo peso para él y carga dulcísima para el regazo de mi
madre. Aquí me arrastraba por el suelo; en esta pequeña era
comencé a andar a gatas sostenido en mis tiernas manos. Aquí
comencé a hacer pinitos, aquí le decía con mi media lengua
ternezas a mi madre, agitando el sonajero. Estas paredes me
vieron jugar con otros niños, y me vieron perder y ganar a
las nueces. Aquí jugaba a la guerra montado en una caña larga,
que hacía de caballo; pero mi juego predilecto era la peonza.
Por fin, después de tantos años y de tantos peligros, he logrado volver a tu lado. Recíbeme en tus brazos; no tengas a menos
recibir en ellos al hijo que ha inmortalizado su nombre. N o me
digas que no debo de tener mucho amor a mis padres y a mi patria cuando he tardado tanto en volver, y he podido vivir tantos
años privado de tu vista, que debía ser sagrada para mí, pues
si por gozar de la dulzura de la patria, hubiera estado aquí
sin hacer nada, ¿qué hubiera sido de ella y de mí? Ella hubiera
quedado olvidada, Dios sabe hasta cuándo, y mi nombre no hubiera salido nunca de la oscuridad. Ahora, en cambio, gracias
12
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
a mis letritas, los dos somos conocidos en todo el mundo, y
durará muchos siglos nuestra gloria. Este es el fruto que he
sacado de mis viajes en busca de la sabiduría. Pero yo te prometo que, si la muerte no me corta antes de tiempo el hilo de
la vida, y me conceden las musas una tranquila vejez, la tierra, que me engendró y crió con tanto regalo, será la depositaría de mis cenizas. Este será el puerto de mi vida; aquí hallaré el descanso apetecido y dormiré en paz el último sueño:
aquí donde descansan mi madre y mis hermanos pequeños,
muertos en la flor de la edad, y donde descansará también un
día mi padre con todos sus antepasados; aquí donde se ha mezclado el polvo de toda la casa, aquí dormiré yo también el último sueño para que, ya que no pude estar con vosotros en vida,
pueda disfrutar de vuestra compañía después de la muerte."
En el siglo xvi sabía de memoria todo el mundo esta poesía,
y como ahora, al hablar de la vida retirada, repetimos la oda
de Fray Luis, y las coplas de Jorge Manrique, al hablar de la
caducidad de la vida, así entonces, al hablar del amor a la
patria y de los encantos del hogar, repetía todo el mundo los
versos de Antonio. "En fin, decía Fray Cristóbal de Fonseca,
damos a la patria por apellido dulce patria, dulce y amada patria; y ninguno hay tan fiero de cuantos viven ausentes della
que no se alegre y enternezca, viniendo después de muchos
años de ausencia. Vee la casa donde nació, el corredor donde
gozaba del sol, la escalera por donde a ratos rodaba, la escuela donde aprendía; y muchos la saludan con los versos de
Antonio: Salve, parva domus; pariter sálvete, Penates" (1 ).
Copiemos antes de pasar adelante, para que nos sirva de
guión en todo lo que vamos a decir, lo que dice el mismo Nebrija en la dedicatoria de su Vocabulario a don Juan de Zúñiga, Maestre de la caballería de Alcántara de la Orden del
Cister.
"Quiero agora confesar esta mi liviandad, que ninguna cosa tuve más
delante de mis ojos que traer al común provecho de todos mis velas y
trabajos, porque, después de muchos merecimientos, en nuestra república
alcançase gloria inmortal. Este, es muy cierto camino para ir al cielo;
éste consagró a eternidad aquellos de cuyos ingenios por sus obras nos
maravillamos. Mas si mis trabajos han de perecer, porque, como dice eí
poeta, el libro que ha de vivir ha menester un ángel bueno que lo guarde
(1)
Fray Cristóbai de Fonseca: Tratado
del amor de Dios, cap. XLVI.
I.—PATRIA Y PRIMEROS AÑOS
13
io con tanto cuidado ζ vela los trabajé, como si hobiessen de vivir. Y
teniendo io ingenio ζ también dotrina para alumbrar uha de aquellas
artes que son para ganar dineros ζ más aparejadas para alcançar honras,
no me contenté ir por aquel común ζ muy hollado camino; mas por
una vereda, que a mí solo de los nuestros me fué divinamente mostrada,
venir a lá fuente, de donde hartase a mí primero, después a todos mis
españoles.
"Y dexando agora los años de mi niñez, pasados en mi tierra debaxo de bachilleres ζ maestros de Gramática ζ Lógica, dexando. aquellos
anco años que en Salamanca oí en las Matemáticas a Apolonio, en la
Filosofía Natural a Pascual de Aranda, en la Moral a Pedro de Osma,
maestros cada uno en su arte muy señalados, luego que1 me pareció que
según mi edad sabía alguna cosa, sospeché lo que era y lo que el
Apóstol San Pablo liberalmente confesó de sí mismo, que aquellos varones, aunque no en el saber, en dezir sabían poco.
"Así que en edad de diez ζ nueve años io fué a Italia, no por la causa
que otros van: o para ganar rentas de iglesia, o para traer fórmulas del
derecho civil ζ canónico, o para trocar mercaderías; mas para que, por
la ley de la tornada, después de luengo tiempo restituiese en la posesión
de su tierra perdida los autores del latín, que estaban ia. muchos siglos
había, desterrados de España. M a s después que allí gasté diez años en
los deprender, pensando ia en la tornada, fué convidado por letras del,
muy Reverendo ζ así sabio varón D. Alonso de Fonseca, Arzobispo de
Sevilla, el cual la primera vez que me vio ζ mandó que fuese suio, después de muchas cosas humanamente prometidas, allende que me dio ciento ζ cincuenta florines de renta, me mandó dar muy copiosa ración cada
día. M a s porque gran parte del tiempo su Señoría gastaba en los oficios
divinos, mucha, eso mesmo, en los negocios del reino, ζ también alguna
en su dolencia, porque por espesos entrévalos de tiempo era fatigado de
estranguria, todos aquellos tres años, que gozé de su familiaridad, ninguna otra cosa hizé, sino reconocer toda mi gente, ζ por e'xercicio apercebirme para enseñar la lengua latina, como si divinara que con todos bárbaros se me aparejaba alguna grande contención. Así que después que
falleció, i, aunque triste ζ lloroso, comencé à ser libre, nunca dexé de
pensar alguna manera por donde pudiese desbaratar la barbaria por
todas las partes de España, tan ancha ζ luengamente derramada. Y
luego sé me ofreció el consejo de que San Pedro ζ San Pablo, príncipes
de los Apóstoles, usaron para desarraigar la gentilidad ζ introduzir la
religión cristiana. Porque así como aquéllos, para echar los cimientos de
la Iglesia, no acometieron unos pueblos escuros ζ no conocidos, como
suelen hazer los autores de alguna seta falsa, mas el uno dellos a Ate­
nas, ζ entrambos a Antioquía, ciudades en aquel tiempo mui nombradas
en el estudio de las letras; ζ después el uno ζ el otro a Roma, la reina ζ
señora de todo el mundo: así io, para desarraigar la barbarie de nuestra
nación, no comencé por otra parte, sino por el estudio de Salamanca, el
cual, como una fortaleza, tomado por combate, no dudaba io que todos
los otros pueblos de España vernían luego a se me rendir. Donde, teniendo io dos cátedras públicamente salariadas, lo cual antes de mí aún
ninguno alcancó, cuánto provecho hize doze años leiendo, otros lo juzga-
14
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
rán mejor ζ más sin pasión, a lo menos sentirlo han los venideros. En eí
cual tiempo arrebatadamente publiqué, o más verdaderamente se me caiéron de las manos, dos obras de Gramática, las cuales, como fuesen por
un maravilloso consentimiento de toda España recebidas, conocí que para
el edificio, que tenía pensado, harto grandes ζ firmes cimientos había
echado, ζ que no faltaba ia otra cosa, sino los materiales, por donde tan
grande obra creciese. Lo cual, por una providencia divina, así se hizo.
Que como ia no estuviese en mi mano dexar la vida començada, porque,
después de casado ζ habidos hijos, había perdido la renta de la Iglesia;
ni pudiese ia vivir de otra parte, sino de aquel escolástico salario, vuestra
mui magnífica Señoría lo remedió todo con las muchas ζ mui honoríficas
mercedes, dándome ocio ζ sosiego de mi vida.
"Y porque toda la cuenta destos siete años, después que comencé a,
ser vuestro, vos sea manifiesta, hezimos cuatro obras diversas en una
mesma obra. La primera, en que todas las palabras latinas ζ griegas,
mezcladas, breve ζ apretadamente volvimos en castellano, la cual obra
dediqué à V . M . S,, así como unas primicias deste mi trabajo. La segunda, que agora, eso mésmo, intitulo de vuestro mui claro nombre, en la
cual, por el contrario, con igual breveded volvimos en latín las palabras
castellanas. La tercera, en que ponemos todas las partes de la Gramática,
con la declaración dé cada palabra, obra repartida en tres muy grandes
volúmenes. La cuarta, eso mesmo, repartida en otros tantos volúmenes,
en la cual interpretamos las palabras del romance ζ las bárbaras, hechas
ia castellanas, añadiendo una breve declaración en cada una. Añadimos
también la quinta obra, en que apretamos debaxo de reglas ζ preceptos
la lengua castellana, que andaba suelta de las leies del arte. La cual
dedicamos a la más esclarecida de todas las hembras ζ así de los varones,
la Reina nuestra señora. N o quiero agora contar entre mis obras el arte
de la Gramática, que me mandó hazer su Alteza, contraponiendo, renglón
por renglón, el romance al latín, porque aquel fué trabajo de pocos días,
ζ porque más usé allí dé oficio de intérprete que de autor. Y si añadiese
a estas obras los comentos de la Gramática, que por vuestro mandato
tengo començados, todo el negocio de la Gramática será acabado. Así que.
como toda el arte dé hablar sea compuesta de materia ζ forma (llamo io
materia los nombres ζ verbos ζ otras partes de la oración; llamo forma
los accidentes de aquellas partes ζ orden entre sí), lo que toca a la materia hízose en aquellos ocho volúmenes, que escribimos, dé las significaciones de los vocablos; lo que a la forma, en las dichas cinco obras de
Gramática, que en parte están ia publicadas, ζ en parte se han de pu­
blicar.
"Pues ¿parece a V . S. que estuve ocioso desde aquel tiempo, en que
me entremetí en esta mui ilustre familia? ¿O que me aparté ζ retraxe,
como muchos sospecharon, antes al ocio ζ descanso que a las velas ζ tra­
bajo? Mas, aunque se me allega ia el año de cincuenta ζ uno, porque
nací un año antes que én tiempo del rei Don Juan el Segundo, fué la
próspera batalla de Olmedo, y pudiera io mui bien, aun por la divina
lei del jubileo, ia descansar; pero todo esto que me queda dé spíritu ζ de
I.—PATRIA Y PRIMEROS AÑOS
15
vida, todo esto que me sobra de ingenio ζ doctrina, todo aquello empleáremos en el provecho común al arbitrio ζ parecer de V. M. S." (1).
Las últimas palabras son un nuevo argumento de que N e brija nació el año 1441, pues si el 1492 iba a cumplir cincuenta
y uno de edad, el de su nacimiento no pudo haber sido el 44,
sino el 4 1 . En su tierra estudió, como nos ha dicho, Gramática
y Lógica, y al cumplir los catorce años, o sea, el 1455, lo enviaron sus padres a Salamanca, donde estudió Matemáticas
con el Maestro Apolonio, Filosofía Natural con Pascual Aranda y Filosofía Moral con Pedro de Osma. Este último fué el
que más le llenó de los tres. "Todo el mundo sabe, decía años
más tarde, la erudición y talento que tenía el Maestro Pedro
de Osma, el primero seguramente después del Tostado. Fué
racionero de la Iglesia de Salamanca, y por un decreto del
Cabildo se le dio el encargo de revisar y corregir todos los
libros manuscritos que se conservan en aquella Iglesia, entre
los cuales hay uno antiquísimo, que contiene el Antiguo y Nuevo Testamento. Por él debió de comenzar su tarea, comparándolo, a lo que creo, con algún códice moderno; mas como no
sabía lenguas, alteró más de seiscientos pasajes" (2). Esto fué lo
primero que le llamó la atención en los Maestros de Salamanca,
"que aquellos varones, aunque no en el saber, en el decir sabían
poco". "Los vacceos, los bárdulos y los carpetános, escribía un
siglo más tarde el jesuíta Juan Bonifacio, a los cuales pertenecemos nosotros, y los de la Bética o Andalucía, ocupados en
continuas guerras, no habían abierto todavía los ojos a la luz
del renacimiento, y gracias al docto Nebrija, comenzaron a
abrirlos; pero tardaron aún mucho tiempo en abrirlos del todo;
eran más amigos de ideas que de palabras, y se preocupaban más del fondo que d e la forma" (3). Nebrija adivinó la
necesidad de preocuparse también de las palabras. Esto indica
que en Nebrija se manifestó muy pronto el gran filólogo de las
Introducciones y Vocabularios, y hace pmsar a la vez que, entre aquellos bachilleres y maestros de Gramática del estudio de
Lebrija, debió de haber alguno formado en Italia, tal vez en el
Colegio de San Clemente de Bolonia, que supo despertar en
(1) Dictionarium ex hispaniensi in latinum sermonen!, interprete Aelio Antonio
Nebrissensi. Al mui magnífico señor Don Juan de Estúñiga. Ed. de Salamanca deí
año 1492.
(2) Apología.
(3) De Sapiente Fructuoso, libro I, epíst. 2.*
16
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
el estudiante lebrijano las portentosas facultades filológicas y
literarias de que Dios le había dotado (1 ). ¿Cómo explicar, si no,
que un estudiante de catorce a diecinueve años advirtiera desde
luego que sus maestros, aunque no en el saber, sabían poco en
el decir? N o suelen los estudiantes hilar tan delgado en materia de forma. Les gusta que el profesor hable bien; pero si
sabe, y sabe enseñar, aunque en la explicación sea algo incorrecto o premioso de palabra, no se disgustan por ello ni tratan de trasladar la matrícula a otra universidad o de irse al
extranjero, como Nebrija. Para Nebrija la forma era algo esencial a las mismas ciencias, porque, "siendo la lengua el primer
principio y entrada para todas ellas, todo lo que cerca del se
yerra, aunque parece que es poco negocio, después nos lleva
a gran laberinto de confusión' (2). A la ignorancia de la lengua atribuía más tarde, como veremos, el atraso del Derecho,
de la Medicina, de la Filosofía y de la misma Sagrada Escritura. Por eso determinó comenzar por el principio, y entrar,
como dicen, con buen pie en el templo de la sabiduría, estudiando las lenguas, principalmente la latina, "en que está no
solamente fundada nuestra religión y república cristiana, más
aun el Derecho civil y Canónico, la Medicina y las Artes, que
dicen de humanidad, porque son propias del hombre en cuanto
hombre" (3 ). O y ó decir que en Italia florecía la lengua latina,
y allá se fué, llevado del deseo de restituir en la posesión de
su tierra perdida los autores del latín.
(1) En la epístola que dirigió al Rey Católico con ocasión de haberlo nombrado
su Historiador, dice: Etsi latinas literas in Latió non didicimus, nee in Sarmatia quidem, sed in Boetica, quae (ut inquit Strabo) prima omnium Hispanotum se in Romanos
ritus et linguam transformavit.
(2) Introductions latinee, con la traducción castellana. Salamanca, H86. A la
muy alta ζ muy esclarecida princesa Doña Isabel.
(3) Ibid.
II
Viaje a Italia. Colegial de San
mente. Pensando en la tornade.
C
si que en edad de diez e nueve años yo
fué a Italia. "Desterrado voluntariamente de su patria por amor a las letras, dice
Jovio, recorrió Nebrija casi todos los
gimnasios de Italia, recogiendo a manos
llenas los tesoros de las lenguas griega
y latina, con que enriqueció luego a su
patria" (1 ). Lo mismo viene a decir Pedro Mártir de Anglaria
en la epístola, que luego veremos. E n Italia tuvo Nebrija por
maestro, entre otros, a Márcio Galeoto, amigo y preceptor de
Matías Corbino, rey de Panonia^ y autor de un libro titulado
De H omine, más recomendable por su erudición que por su
estilo, como lo demostró Jorge Mérula en la sañuda crítica que
de él hizo. Escribió algunos tratados de Filosofía Moral y Cristiana, queriendo demostrar que todos los que viven con la puridad y entereza que prescribe la ley natural pueden entrar en
el reino de los cielos, doctrina que combatieron enérgicamente
los frailes, de cuyas iras se libró gracias a la protección del
Papa Sixto, que había sido discípulo suyo. Cuentan que, llevándolo en Venecia al tribunal que llaman de las dos columnas, para que se retractase y pidiese perdón de sus errores, un
caballero veneciano, flaco y avellanado, como Don Quijote
cuya mujer daba bastante que hablar, lo llamó cebón, porque
zg&
(1) Constat euira cum, Hterarum amore sponte cxulantem, fere totlus Italiae gymnasia collustrasse, collegisseque dignos nobili voto, Graecae Latinaeque lingua thesauros. quitus terra patria ditaretur.—-ßfo0f'a doctontm virorum, pág. 148.
SOBBIJA.—i
18
PRIMERA PASTEL—DATOS BIOGRÁFICOS
lo traían en una carreta como a un cerdo. A lo que contestó
Galeoto: " M á s quiero ser cerdo gordo que cabrón flaco, como
tú." Galeoto era enormemente grueso, y tenía que ser llevado
en una carreta porque no había cabalgadura que pudiese
con él.
E n el Colegio de San Clemente de Bolonia, fundado por el
Cardenal Gil de Albornoz, había tres becas correspondientes
al arzobispado de Sevilla. Nebrija obtuvo una de teólogo, y la
disfrutó hasta el 1.° de mayo de 1470. "En los libros del Colegio
de Bolonia—dice una nota del manuscrito 8.470 de la Biblioteca
Nacional—consta que no hizo ausencia [Nebrija] hasta 1.° de
mayo de mil quatrocientos setenta por la recepción de Juan
de la Orden." ¿Cuánto tiempo estuvo Nebrija en el Colegio?
El tiempo reglamentario eran ocho años, plazo que no se podía
prorrogar, sino en el caso de que el colegial en cuestión hubiese
sido Rector una o más veces. Entonces, para compensarle de
la pérdida de tiempo que el desempeño del cargo solía ocasionar, se le concedía un año más. Fuera de ese caso no se podía
prolongar la estancia en el Colegio; pero se podía acortar lo
que cada uno quisiese, advirtiendo que, una vez despedido,
ninguno podía volver a ser admitido como colegial. Ahora bien,
si suponemos que Nebrija estuvo en el Colegio los ocho años
reglamentarios, no queda tiempo material para que recorriera
casi todos los gimnasios de Italia. Por otra parte, como no se
graduó en Teología ni en ninguna otra facultad, parece que no
debió de estar ocho años en el Colegio. El estudió indudablemente Teología y Derecho y Medicina, y en cualquiera de esas
facultades hubiera podido señalarse, como le decían admirados
los que le conocían, viendo que no quería más título que el de
gramático. E n el razonamiento que dirigió al Rey Católico,
cuando éste le nombró su cronista, dice que él no aprendió la
lengua latina en Roma, ni siquiera en Sicilia, sino en Bolonia,
alma mater de todas las artes. Bautista Muñoz, que parece
bien enterado, repite que durante los diez años que estuvo
Nebrija en Italia recorrió las escuelas más célebres, oyó los
maestros más acreditados, se perfeccionó en las humanidades
y adquirió además el conocimiento de las lenguas griega y
hebrea bajo la dirección de Marcio Galeoto, de quien oyó
retórica y poética en Bolonia. Allí mismo, dice, completó su
formación, "dedicándose todo al estudio de los clásicos griegos
Π.—EN ITALIA
19
y latinos en el Colegio de San Clemente, donde residió en calidad de colegial teólogo los cinco últimos años de su peregrinación". Se dirá que, según esto, faltó Nebrija a su obligación
defraudando al Colegio de los gastos que hizo con él aquellos
cinco años. Yo creo que no, porque los estatutos del Colegio
sólo exigían que los colegiales diesen cada día, exceptuando los
de fiesta, una o dos horas al estudio de su facultad, y seguramente que Nebrija no dejó de dar una o dos horas diarias al estudio de la Teología y de la Sagrada Escritura. Así se explica
el conocimiento que tenía de una y otra y la seguridad con que
habla de esas materias; y así se explica también que después
de terminar el libro De las Antigüedades de España, quisiese
dedicar el resto de su vida a las letras sagradas. Que estaba
preparado para esa clase de trabajos se ve en la Apología, en
la Tercera Quinquagena, en la Áurea exposición de los Himnos
y en otros libros de que hablaremos en el capítulo correspondiente. Que dedicara gran parte del tiempo al estudio del griego, del hebreo y de latín, y aun de los mismos autores paganos,
tampoco parece contrario a los estatutos del Colegio, porque
las lenguas eran necesarias para conocer mejor el texto sagrado y las obras de los Santos Padres y Doctores antiguos, y el
conocimiento de los clásicos no sólo no les estaba prohibido a
los colegiales, sino que positivamente les estaba recomendado
por los mismos estatutos. En el primero de la distinción segunda, después de decir que ningún colegial puede pasar de una
facultad a otra, se advierte que con esto no se prohibe a ninguno
el cultivo de las letras humanas, ni a los médicos y teólogos el
de las Artes y Filosofía. Y en el estatuto veintiuno de la distinción tercera, se manda que durante cierto tiempo del año,
el que pareciere más a propósito para ello, se traiga al Colegio
algún notable humanista, para que dé a los colegiales un curso
o cursillo de aquella facultad, leyendo una hora cada día algún autor clásico, y que no falte ninguno a esta lección; que
al que faltare una vez se le prive aquel día de la ración, y si
la falta se repite varias veces, se le dé otro castigo más riguroso al arbitrio del Rector. Este debía reunir al principio del
curso a todos los colegiales para determinar qué autor se había
de leer aquel año, y estar a lo que determinase la mayoría. En
el salario del maestro se podían gastar hasta treinta y seis
libras boloñesas. Posible es que Nebrija dirigiese alguno de
estos cursos, como sabemos que los dirigió el humanista cata-
20
PRIMERA FARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
lán Juan Aliberto, que fué algunos años capellán de San Clemente (1).
Don Joaquín Hazañas, en la Vida de Maese Rodrigo, después de decir dubitativamente: "Se cree que Nebrija nació
en 1444, o sea el mismo que Maese Rodrigo", añade que "fué
Rector de San Clemente de Bolonia en 1469, fecha en que era
colegial Maese Rodrigo (2), y en que comenzó a serlo el once
de marzo San Pedro Arvués, primer Inquisidor de Zaragoza
y mártir de la fe.
Pensando ya en la tornada. Allí dicen que compuso su mejor poesía, Salutatio ad Patriara, y probablemente también la
titulada De patriae antiquitate fertilitateque eius et parentibus
auctoris. Nebrija no fué un adorador fanático de la clásica antigüedad, como la mayor parte de los humanistas italianos. Pidió a Italia la lengua y la erudición, pero la inspiración y el
sentimiento se los pidió sólo a su patria. Puesto a cantar, cantó
lo que llevaba más en el alma, y lo cantó con toda ella, comenzando por su casita lebrijana, por sus padres queridos, por sus
hermanitos muertos en flor y por aquel otro hermano muerto
en la guerra contra los enemigos de Cristo, qui bene pro Christi religione iaces. Con la misma sinceridad y con el mismo fervor patriótico cantaría más tarde la romería de los Reyes a
Compostela, el matrimonio de la Infanta Isabel con el heredero de Portugal y los destinos de los dos pueblos peninsulares,
las ruinas de Mérida, la gloria del Rey Católico, la Virgen de
la Vega, la muerte del Duque de Alba Pocos años después,
otro gran humanista español, y poeta también, y colegial de
San Clemente, Juan Sobrarías, vuelve a su pueblo natal, Alcañiz, y al hacerse cargo del estudio de la villa, pronuncia delante de sus paisanos una oración latina, De laudibus Alcagnicii, en alabanza de Alcañiz, tan llena de entusiasmo por las
cosas de su pueblo, que el mismo latín clásico y purísimo, como
di de Nebrija, caldeado por el fuego del amor, se hace inteligible a los mismos labriegos. Nuestros humanistas pegan su
entusiasmo por nuestras cosas a los mismos italianos, y Mari(1) Escribió una Vida de San Juan Bautista y la Historia de San Dionis, y compuso versos latinos y poesías a Ntra. Señora. Fué predicador apostólico y convirtió en
Francia muchos herejes. Escribió su vida don Alonso del Rio Noruega, colegial de
San Clemente.
(2) Don Joaquin Hazaña» y La Rúa, Maese Rodrigo, 14M-1509. Sevilla, 1909,
página 490.
Π.—EN ITALIA
21
neo compone al llegar a Epaña un poema, el mejor de todos
los suyos, en loor de nuestra patria, titulado De laudibus His~
paniae, que se transforma luego, ampliado y prosificado por
el mismo Marineo, en la gran miscelánea De rebus hispaniae
memorabilibus (De las cosas memorables de España). Y Pedro Mártir, el futuro cronista y soldado de la guerra de Granada, el descubridor literario de América, el embajador de los
Reyes Católicos ante el Soldán de Egipto, el corresponsal de
Tendilla y Talavera, el primer maestro del Colegio de Nobles fundado por la Reina Isabel, al divisar por vez primera
los Montes Pirineos, viniendo de Francia, dirige a España tres
distintos saludos, porque ninguno responde plenamente al entusiasmo y admiración que siente por ella. "Dios te salve, deseada de mi corazón, y Dios quiera que un día el cielo, la tierra y el mar no reconozcan más cetro que el tuyo. Dios te salve, ubérrima tierra española, imán de mis amores y de mis deseos: sólo pido a Dios que te haga señora del mundo y que
todo lo que hay en él lo ponga en tus manos, Hesperia occidental, a quien yo adoro" (1).
A golpes de martillo iba forjando Dios un gran pueblo
para ponerlo en la mayor empinación, triunfo y honra y prosperidad que no tuvo otro alguno; para él preparaba cielos nue-vos y tierras nuevas y abría nuevos caminos en los mares; para
él traía renovada de Italia la lengua del Imperio, y se disponía
a convertir en lengua imperial el viejo romance de Castilla.
Esto era en tiempo de la Reina Isabel, cuando un estudiante
de Bolonia llamado Elio Antonio se disponía a volver a su patria, trayendo consigo los tesoros de las lenguas griega y latina.
(1) Quom ex Italia in Hispaniam Martyr meus adventaret, pyrineos iam conspiciens, qui a Gallia Hispaniam dirimunt versibus Hispaniam salutavit.
Salve, optata mihi, solam sub pondere coeli
Regnantem videant sidera, terra, mare.
Idem per diversa verba.
Terra ferax hispana, mihi optatissima, salve.
Iam veniat mundus sub tua iuga rogo.
Idem aliter
Imperium tibi fata nuant quodcunque sub axe est,
Hesperia occidui, terra colenda mihi,
[Opuscula] Burgos, 1493.
Ill
Al servicio del Arzobispo de Sevilla.
Maestro en Salamanca. Cásase con doña
Isabel de Solís. Fruto de su matrimonio.
L Arzobispo de Sevilla don Alonso de
Fonseca, al igual que Mendoza, Talavera, Cisneros y Villaescusa, se interesaba vivamente por la cultura, y favorecía espléndidamente a los hombres de
letras. Un día llegó a sus oídos el nombre de Nebrija, mezclado con los nombres de Valla, Mérula, Pomponio y Policiano. Supo que el
humanista español se disponía a volver a su tierra, y le escribió brindándole su apoyo y protección, y diciéndole que, pues
era de su grey, quería que fuese suyo, de su casa y familia.
Juan Bautista Muñoz dice que "movido de su gran reputación,
el Arzobispo de Sevilla le convidó a que viniese para preceptor
y ayo de su sobrino don Juan Rodríguez de Fonseca". Años
adelante, siendo ya don Juan Obispo de Badajoz (1496-1499)
le dedicó Nebrija su libro, titulado Vafre dicta philosophorum,
con diez hermosos dísticos, donde le dice entre otras cosas:
"Yo soy aquel Antonio que te enseñó los primeros elementos
de la Gramática, aquel Antonio que te dio por ayo tu bondadosísimo tío, gloria ilustre del linaje de los Fonsecas."
Hie est ille tuus, tuus inquam Antonius, olim
Qui tibi Grammatices prima elementa dedit;
Quem tibi custodem patruus dedit optimus ille,
Qui Fonsecarum gloria magna fuit.
Acudió Nebrija al llamamiento de su prelado, y después
de una breve visita a su tierra, se presentó al Arzobispo. Este
ΠΙ.—EN SEVILLA Y SALAMANCA
23
le repitió que fuese suyo, y como a tal le señaló cincuenta florines de renta, y le mandó dar una copiosa ración cada día,
allende de otras muchas cosas humanamente prometidas, entre
las cuales no faltarían algunos beneficios eclesiásticos, parte que
Nebrija llegó a disfrutar, pues sabemos que al casarse perdió
ciertas rentas de la Iglesia, parte que no llegó a disfrutar nunca porque con la muerte del prelado se agostaron en flor sus
esperanzas.
"Durante los tres años que estuve al servicio de Fonseca
—dice Nebrija—, ninguna otra cosa hice sino reconocer toda
mi gente, y por exercicio apercibirme para enseñar la lengua
latina." El P. Gabriel de Aranda en la Vida del Venerable
Padre Fernando de Contreras, dice "que los tres años que
asistió [Nebrija] en Sevilla a su Arzobispo don Alonso de
Fonseca, no dexó el exercicio de enseñar en público en la dicha capilla de la Granada" (1). Pero parece más verosímil,
como advierte Juan Bautista Muñoz, "que entonces junto con
Fonseca instruyese privadamente algunos otros jóvenes e inspirase el buen gusto a varios sujetos, entre ellos a Diego de
Lora, digno preceptor de gramática en aquella ciudad a fines
del siglo xv."
"Para desarraigar la barbarie de los hombres de nuestra
nación—continúa Nebrija—no comencé por otra parte sino por
el estudio de Salamanca, el cual, como una fortaleza, tomado
por combate, no dudaba io que todos los otros pueblos de España vernían luego a se me rendir." Nebrija debió de llegar a
Salamanca al principio del curso de 1473-1474. Para darse a
conocer se encargaría ese año y el siguiente de alguno de
aquellos cursos extraordinarios que llamaban generales o repeticiones. El 4 de julio de 1475 firmó un contrato con la Universidad, por el que se comprometía a leer por espacio de cinco
años dos lecciones diarias, una de Elocuencia y otra de Poesía.
Vacó poco después una de las cátedras de prima de Gramática,
la del Maestro Alfonso Xuárez. El 29 de noviembre se anunció
la vacante, y el 27 de diciembre se opuso a ella Nebrija. Trece
días después, o sea el 9 de enero de 1476, presentó su título
de Bachiller en Artes y varios testimonios de suficiencia, entre
ellos el de su antiguo maestro de Filosofía Moral, Pedro de
Osma. Pocos días después fué nombrado maestro de prima
(1)
Ed. de Sevilla, 1692, pág. 163.
24
PRIMERA FABTE.-rBATOS BIOGRÁFICOS
de Gramática, y el 22 de enero tomó posesión de su cargo. Eî
año 1481 publicó sus 1ntroductiones latinae, de las cuales se
hicieron cinco ediciones seguidas en Salamanca. El año 1486
fueron los Reyes en peregrinación a Santiago de Cospostela,
y a la vuelta permanecieron en Salamanca todo el invierno.
Fray Hernando de Talavera pidió a Nebrija que compusiera
algo sobre la romería de los Reyes. "Como el Arzobispo Granadino, que entonces era Obispo de Avila—dice Nebrija—,
tenía tanta confianza conmigo, me indicó que escribiera algo
sobre el viaje de los Reyes a Santiago. Quise ver si era yo capaz de componer un poema heroico, y comencé sin más preámbulos de esta manera: "Ut res callaice siluerunt, próxima ius~
tis..." (1). El mismo Talavera presentó a los Reyes los versos
de Nebrija, diciéndoles que eran del mismo que había compuesto las Introducciones latinas, "que Vuestra Alteza (añadió, dirigiéndose a la Reina) mandó volver en lengua castellana, contrapuesto el latín al romance, porque las mujeres
religiosas ζ virtuosas, dedicadas a Dios, sin participación de
varones pudiesen conocer algo de la lengua latina". "¿Y ha
hecho ya el Maestro Nebrija lo que dije?", preguntó la Reina. "Sí—dijo Talavera, poniendo en manos de la Soberana un
ejemplar de la nueva edición de las Introducciones, y mientras la Reina lo hojeaba, añadió—: Al principio le pareció al
Maestro Nebrija que no podría ganar con esto mucha honra,
pero luego le contentó tanto aquel discurso, que ya le pesaba
haber publicado por dos veces una mesma obra en diverso
estilo, y no haber acertado desde el comienzo en esta forma
de enseñar, mayormente a los hombres de nuestra lengua. A
propósito de nuestra lengua, sepa Vuestra Majestad—añadió
Talavera—que el mismo Maestro Nebrija ha comenzado a
componer un Arte de la Lengua Castellana." "¿Y para qué
puede aprovechar ese Arte?", dijo la Reina. "Para que después que Vuestra Alteza metiere debaxo de su iugo muchos
pueblos bárbaros ζ naciones de peregrinas lenguas, ζ con el
vencimiento aquellos teman necesidad de recebir las leies que
el vencedor pone al vencido, ζ con ellas nuestra lengua, en­
tonces por esta Arte podrán venir en el conocimiento della,
como agora nosotros deprendemos el arte de la Gramática
latina para deprender el latín."
(1) Así comienza la poesía titulada Ferdinandi ac Helisabtthae Hyspaniae regum clarissimorum profectio ad D. Iacobum.
DI.—EN SEVILLA Y SALAMANCA
25
Mostró deseo la Reina de ver aquel libro y el de las Antigüedades de España, y Talavera se encargó de pedírselos
a Nebrija. "Mejor será—dijo la Reina—que él mismo me los
presente." Presentóle Nebrija los dos libros, y la Reina quiso
saber de qué trataban. "En éste—-dijo Nebrija, mostrando la
Gramática·—acordé ante todas las otras cosas reduzir en artificio este nuestro lenguaje castellano, para que lo que agora ζ
de aquí adelante en él se escribiese pueda quedar en un tenor
y extenderse en toda la duración de los tiempos que están por
venir, como vemos que se ha hecho en la lengua griega ζ lati­
na, las cuales, por haber estado debaxo de arte, aunque sobre
ellas han pasado muchos siglos, todavía quedan en una uniformidad." "¿Y qué es lo que os ha movido—dijo la Reina—
a escribir esta Arte?" "El considerar—• contestó Nebrija'—que
siempre la lengua fué compañera del Imperio, ζ de tal mane­
ra lo siguió, que juntamente començaron, crecieron ζ florecie­
ron, ζ después juntamente fué la caída de entrambos", y el
"estar ia nuestra lengua tanto en la cumbre que más se puede
temer el decendimiento della que esperar la subida". En este
otro libro, del que ya di una muestra a Vuestra Alteza, trato
de "descubrir y sacar a luz las antigüedades de España, que
hasta nuestros días han estado encubiertas" (1).
Desde aquel día el gramático miró a la Reina como a la
más esclarecida de todas las hembras ζ así de los varones, y
la Reina al gramático como uno de los más preciados ornamentos de su corona.
"Para el edificio que tenía comenzado—-sigue diciendo Nebrija—, harto grandes e firmes cimientos había echado" con
la enseñanza oral de aquellos doce años y con la publicación
de las Introducciones. "No faltaba ia otra cosa sino los materiales por donde tan grande obra creciese. Lo cual, por una
providencia divina, así se hizo."
Nebrija no había pensado casarse, pero tuvo que hacerlo
por necesidad, por aquello de que melius est niibere quam uri,
como lo dice él mismo con noble franqueza en la dedicatoria
de su libro Aenigmata iuris civilis, dedicado a don Juan de
(1) Los párrafos que van entre comillas están tomados de la dedicatoria del
Arte de la lengua castellana y del comentario del mismo Nebrija a la poesía Prolectio ad D. lacobum. No es arbitraria esta ficción, sino fundada en la costumbre
que tenía Nebrija de hacer las dedicatorias y prólogos de sus libros sobre las conversaciones que los habían motivado.
26
PKIMEBA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
Fonseca, Obispo de Palencia: "Si hubiera permanecido a tu
lado, tú me hubieras colmado de honores y beneficios; pero
quiso la fatalidad que la incontinencia me precipitase en el matrimonio, y la diferencia de la vida hizo luego que se aflojasen nuestras relaciones. Para reanudarlas he decidido escribirte. N o lo había hecho antes porque me daba vergüenza escribirte de cosas baladíes, haciéndote volver a aquellos pueriles rudimentos." La confesión de Nebrija parece bien clara:
Sed cum me nescio quo [ato meo incontinentia ruentem matrl·
monium excepisset; pero como yo, rodando por la incontinencia, viniese a caer en el matrimonio, etc. (1 ). N o sabemos cuándo lo contrajo. Ciertamente, fué antes del año 87, a que se refiere en su autografía, pues en ese año dice que estaba ya casado y tenía hijos. Uno de ellos, Fabián, entró en agosto
de 1508 en el Colegio de San Ildefonso. Como para entrar en
dicho Colegio tenían que tener los candidatos veintiún años
cumplidos, es claro que él y su hermano Sebastián, que eran
mellizos, habían nacido, por lo menos, el año 87; y como no
fueron éstos los primeros, sino los terceros, pues vinieron después de Marcelo y Alonso, no es aventurado pensar que N e brija se casó durante los primeros años de su profesorado. Fué
su esposa doña Isabel de Solís, natural de Salamanca, hija de
Sancho Montesinos de Solís, caballero de dicha ciudad. Fruto de este matrimonio fueron seis hijos varones: Marcelo,
Alonso, Fabián, Sebastián, Sancho y Antonio, y una hembra,
llamada Isabel, Catalina, Francisca o Sabina, que de todas
esas maneras la nombran los documentos de la época.
Marcelo, el primogénito, fué Comendador de la Puebla,
de la Orden de Alcántara, y autor de un largo poema didáctico titulado Triacas, Murió en las Brozas, donde fundó una
capellanía y patronato para sus parientes. Tuvo un hijo natural, llamado Antonio, que murió de capitán en la guerra contra los moriscos de Granada.
D e Alonso no se sabe sino que fué caballero del hábito de
Santiago y se llamaba Alonso Montesinos.
Fabián fué colegial de San Ildefonso. Entró en el Colegio
el 23 de agosto de 1508, siendo Rector el bachiller Pedro del
(1) Aenigmata taris ciuilis ab Antonio Nebrissensi edita...—Salmanticae M. D. VI
Ad per quam reverendum Patrem nobiliss. Dom. DO. loannem Fonsecam Episcopum
Palíantinum ac comitem a Pernia.
ΙΠ.—EN SEVILLA Y SALAMANCA
27
Campo, y murió antes de cumplir el tiempo de la beca. De él
se conservan algunas poesías latinas, que andan en las obras
de su padre. Marineo dijo de él que "en la sciencia se había
cuasi igualado con su padre".
Sebastián, hermano gemelo del anterior, recogió todos los
manuscritos que quedaron de su padre y parece que fué lugarteniente gobernador de las islas Canarias el año 1516, y
que murió en Granada el 1560.
Sancho (Xantus) fué colegial de Bolonia, como su padre,
gobernador de Canarias y Alcalde del Crimen en la ChanciHería de Granada, donde murió el IS de octubre de 1556. Casó
primero con doña Catalina Patres, de la que tuvo un hijo llamado Antonio, y luego con doña María Carranza, de la que
tuvo, entre otros, un hijo llamado Francisco de Lebrija, que
fué Alcalde de los Hijosdalgo de Granada.
Antonio, el último de los hijos varones, puso una imprenta en Antequera para imprimir las obras de su padre.
Isabel, o como se llamara la hija, si ya no fueron varias,
estuvo casada con Juan Romero, caballero asistente o Juez de
la Audiencia de Sevilla; compró en 3 540 los censos del Conde
de Gelves para el capitán Antonio de Lebrija, su sobrino, y
murió en Sevilla el 14 de diciembre de 1553. Está sepultada
en la capilla de los Romeros.
IV
¡MMk^fi^
Interrumpe la enseñanza para componer el Diccionario latino. Colabora en la
Políglota. Enseña Gramática en Sevilla.
ESPUÉ3 de casado e habidos hijos, había
perdido Nebrija la renta de la Iglesia, y
tenía que vivir, como él dice, de su escolástico salario. Para reunir y ordenar los
materiales por donde tan grande obra
creciese, es decir, para dedicarse de lleno
a la composición de los Vocabularios,
necesitaba dejar por algún tiempo las clases; pero entonces no
tenía con qué vivir. De esto debió de hablar alguna vez con
don Juan de Zúñiga, Maestre de Alcántara, que había sido
discípulo suyo y fué luego Cardenal y Arzobispo de Sevilla. El
Maestre le dijo que dejase resueltamente las clases, que él le
proveería de lo necesario. En la repetición, que leyó en
Salamanca el año 1506, dice Nebrija, refiriéndose a sus
relaciones con el Maestre: "Como éste me solicitaba de continuo con beneficios y promesas para que me fuese con él y formase parte de su familia, interrumpí por espacio de diecinueve
años las tareas escolares y me consagré enteramente a su servicio. Aprovechando los tiempos libres que me quedaban, fui
elaborando el Vocabulario, que en parte ha aparecido ya, y en
parte aparecerá pronto, Dios mediante, para común utilidad."
En Zalamea, donde vivió algún tiempo Nebrija, "señalan la
casa donde vivía—dice Gil González Dávila—, y en ella afirman que escribió el Vocabulario, que dedicó al Maestre, su discípulo" (1). Siete años tardó en componerlo, digo en compo(1) Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia Arzobispal y Metropolitana} de Sevilla, pág. 82. Edición de 1647.
Vf.—INTERRUMPE
LA ENSEÑANZA
29
nerlos, porque los Vocabularios son dos, el latino-español y el
español-latino. Los dos llevan la misma fecha de 1492, pero no
hay duda que el segundo apareció el año siguiente. Durante
esos siete años compuso Nebrija, además, el comentario de las
introducciones Latinas, otros diccionarios, en que interpreta y
declara sumariamente las partes de la oración, las palabras del
romance y las bárbaras, hechas ya castellanas, y finalmente el
Arte de la Lengua Castellana, "en que apretamos debaxo de
reglas ζ preceptos la lengua castellana, que andaba suelta de
las leyes del arte". "Pues ¿parece a V . S.—termina diciendo—
que anduve ocioso desde aquel tiempo en que me entremetí en
esta mui ilustre familia, o que me aparté ζ retraxe, como mu­
chos sospecharon, antes al ocio ζ descanso que a. las velas ζ tra­
bajos?" Nebrija iba a cumplir pronto cincuenta y un años de
edad. Parece que ya podía descansar y retirarse a la vida privada; pero en nada pensaba menos que en eso. "Todo esto que
me queda de espíritu ζ de vida, todo esto que me sobra de in­
genio ζ doctrina, todo aquello emplearemos en el provecho co­
mún." Así lo dijo, y así lo cumplió durante los veintiséis años
que aún le quedaban de vida, como vamos a ver.
Se cree generalmente que desde que renunció su cátedra de
Salamanca hasta la muerte de su protector, ocurrida el día 26
de julio de 1504, vivió Nebrija consagrado enteramente a la
composición de sus obras, algunas de las cuales, los Diccionarios, verbigracia, requerían la vida entera de un hombre. Pero
el talento portentoso de Nebrija daba para todo. En menos de
siete años terminó los dos Diccionarios y el Arte de la Lengua
Castellana y preparó la duodécima edición (tercera según él)
de las Introducciones, que no supone menos trabajo que cualquiera de las otras. Y aún le sobraba tiempo y humor para componer poesías latinas, como el Epitalamio en las bodas del Príncipe don Alonso de Portugal con la Infanta Isabel, primogénita de los Reyes Católicos, que se celebraron en Sevilla el 18 de
abril de 1490 con extraordinaria solemnidad, por ser éste, como
dice el cura de los Palacios, "el primer placer que el Rey e la
Reina ovieron del matrimonio de sus fijos". El mismo Talavera, que seguramente sugirió a Nebrija la idea de componer esta
poesía, consiguió que la recitase públicamente aquel día memorable, en que, más que el matrimonio de los dos Príncipes, parece que se celebraba la unión definitiva de los dos pueblos pen-
30
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
insulares, por obra y gracia del Amor. "Ven, sagrado Amor
—cantaba Nebrija—, que juntas los principios de todas las cosas y los mantienes unidos con eterno lazo. Bullan las danzas
y los juegos, arrójense con profusión a la multitud nueces y monedas. Todo esto está muy bien; pero yo debo cantar cosas mayores, que a todos nos conviene recordar en estos momentos.
Canto, pues, la alianza de dos grandes Reyes, los destinos de
dos grandes pueblos, que nada ni nadie podrá ya desunir."
En la dedicatoria de la última edición de las Introducciones
le decía Nebrija a la Reina Católica que no bien terminase las
Antigüedades de España dedicaría el resto de su vida a las letras sagradas. No tardó en ofrecérsele ocasión de cumplir sus
propósitos. Previendo Cisneros que pronto vendrían de las partes del Septentrión hombres armados de las lenguas antiguas,
los cuales torcerían a su capricho el sentido de las Sagradas
Escrituras, se adelantó a prevenir el mal, haciéndolas imprimir
en hebreo, griego y latín, valiéndose para ello de los hebraizantes conversos Alfonso de Zamora, Pablo Coronel y Alfonso de
Alcalá, de los dos Vergaras, del toledano Lorenzo Balbo de
Lillo, del Comendador griego Hernán Núñez y de Nebrija. Este
se encargó de revisar el texto de la Vulgata. Reuniéronse todos ellos en Alcalá el año 1502, y comenzaron los trabajos
preparatorios. Juntábanse cada día para tratar de la manera
de llevar adelante la obra emprendida y resolver las dificultades que se ofrecían. El mismo Cardenal solía asistir a estas
reuniones. Durante el verano de 1504, en que el Cardenal tuvo
que trasladarse a Toledo, se trasladaron todos con él, y continuaron allá sus trabajos y reuniones. Pero el criterio de Nebrija era demasiado radical, y Cisneros le mandó que no hiciese
mudanza alguna de lo que comúnmente se halla en los libros
antiguos, y Nebrija se retiró. Véase cómo cuenta él ló que
pasó en la célebre carta que dirigió años adelante al mismo
Cisneros:
"Yo tenía deliberado de no entender más en la emendación de la Biblia que V . S.a Rma. quería imprimir, en la quaî me mandavà ä Mi, i a
los otros Hebreos, i Griegos, que entendiessemos Yo en el Latin, i los
otros cada uno en su lengua, I preguntóme V . S. que porqué no quería
entender en ello? Yo le respondí, que porque cuando vine de Salamanca, Yo degé alli publicado que venia a Alcalá para entender en la emendación del Latín, que está comunmente corrompido en todas las Biblias
IV.—INTERRUMPE LA ENSEÑANZA
31
Latinas cotejándolo con el Hebraico, Caldaico, i Griego. I que agora, si
alguna cosa falta en ello se hallasse, que todos cargarían a mi la culpa,
i dirían, que aquella ignorancia era mia, pues que dava tan mala cuenta
del cargo, que me era mandado. Entonce V . S. a me dijo, que hiciese
aquello mesmo, que a los otros avia mandado, que' no hiciesse mudanza
alguna de lo que comunmente se halla en los Libros antiguos; mas que
si sobre ello a mi otra cosa pareciesse, que devia escrivír algo para fundamento, i pruéva de mi intención. A esto Yo dige, que si algo Yo escriviesse, de mi rebusco Yo hinchiria mucho mayor bodega, que todos los
otros de su vendimia principal. Desto V . S.a se rió, y dijo, que pensaría
ser assi, i que todos los otros trabajavan para mi, lo qual todo passó
delante del Señor Obispo de Avila uestro compañero, el qual después
cada día me preguntaba, Si sobre aquello escrivia alguna cosa? Yo le
respondía, que Si,· como lo hacia. D e manera, que desde entonces hasta
agora Yo no curé mas dé la impression, ni por mandado de V . S.a me
fue dicho, que entendiesse en ella. M a s agora que me dicen, que quiere
poner en la impression las Interpretaciones de las Palabras Hebraicas, i
Caldeas, Arábicas, i Egipcias, i que porque ai algunas, que son Griegas,
o Latinas, i todos las interpretan, como si fuessén Hebraicas, quise' traerle a la memoria lo qué sobre esto le dige en Salamanca, i le demostré
lo qué avia escrito en una Repetición mia, que hice el año de nuestro
Salvador de mil quinientos i siete años. Entonces lé pareció bien, no sé
agora, que la cosa está a punto de aprovechar, qué es lo que le parecerá.
Agora se1 la dó para que provea en ello, como viete que es menester, i ä
los Correctores mande, que no sigan lo que comunmente está escrito hasta que véàn esto que Yo escreví, Sed legant prius, et postea despiciant ( 1 ).
Por entonces preparó también Nebrija la Tercera Quincuagena de lugares de la Sagrada Escritura, de que hablamos
en otro lugar.
Parece que desde que Nebrija dejó su cátedra de Salamanca no volvería a dedicarse a la enseñanza, y, sin embargo, es
indudable que se dedicó privadamente en casa de don Juan de
Zúñiga, como lo demuestra la miniatura que va al frente del
precioso manuscrito de la Nacional y reproducimos al principio de este libro, y públicamente en Sevilla, el año 1498. Por
un acuerdo capitular del Cabildo de Sevilla, correspondiente
al 1.° de octubre de ese año, nos enteramos de que "en este
mesmo día propuso Antonio de Lebrixa cómo quería leer en
Santa María de la Granada; que le diesen licencia; la qual todos los dichos señores fueron contentos [de le d a r ] , e mandaron al Dotor de León que juntamente con el mayordomo de la
fábrica que fagan ataviar de bancos e esteras lo que fuere me(1) Véase el texto íntegro en la Revista de Archivos, 3." época, tomo VIII,
págs. 493-496.
32
PBIMEBA PASTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
nester" (1 ). Por entonces
Núñez Delgado, racionero
le sucedió más tarde en la
indudable, porque lo dice
obras.
debió de ser discípulo suyo Pedro
de la Santa Iglesia de Sevilla, que
cátedra. Que fué discípulo suyo es
él mismo en varios lugares de sus
Has tibi discipulus propria de gente salutes
Mittit, ut accipias seque suosque. Vale,
dice al fin de uno de sus epigramas. Otro lleva este encabezamiento: Petri Nañez Delgado Presbyteri hispali profitentis de
Antonio Nebrissensi preceptore suo miris laudibus extollendo,
ad lectores exaratum epigramma.
(1)
Ms. 8470. Noticias enviadas de Sevilla. Acuerdos capitulares.
f o r encargo de la Reina Católica puso Nebrija las "Introducciones" en latín y en romance, "porque las mujeres religiosas e virtuosas, dedicadas a Dios, sin participación de
varones, pudiesen conocer algo de la lengua latina*. Lo*
verso» los añadió, porque los echaban de menos los que habían aprendido el "Doctrinal" de Alejandro. Finalmente-,
añadió las glosas, porque le pidió que las añadiese el Maestre de Alcántara, el cual, oyendo en Zalamea las explicaciones del Maestro, quiso que se comunicasen a todos, j
von rilas el gusto que él y sus hermanas D.» Isabel, I).» KJvira y D.« María habían experimentado al oírla*.
ν
Vuelve a Salamanca. Lee la Tercera
repetición y publica el Lexicon iuris. Es
privado de la cátedra. El Rey le nombra su Historiador. Torna a Salamanca
y lee la cátedra de Plinio.
principios de mayo de 1503 falleció en
Salamanca el Maestro Gomiel, Catedrático de Prima de Gramática. La Universidad convoca las oposiciones y acuerda
escribir al Maestro Lebrija "para que veniese a se oponer a ella, e al Maestre de
Alcántara, con quien vive, para que le
dé licencia para ello". Acudió Nebrija al llamamiento, y el
19 de mayo, después de firmar la oposición, "juró, si hobiese
la cátedra, que residiría en ella los ocho meses el primer año,
según dispone la constitución".
Pero Nebrija no cumplió lo prometido. El 20 de octubre de
aquel mismo año, Juan de Villafuerte presentó al Claustro universitario un poder de Nebrija renunciando la cátedra que le
habían dado cinco meses antes. ¿Qué había sucedido? Los Reyes acababan de proponer a don Juan de Zúñiga para la sede
arzobispal de Sevilla, y según se decía, el Papa quería hacerle
al mismo tiempo Cardenal. M u y verosímil es que el nuevo
Arzobispo quisiera tener a Nebrija junto a sí. ¿Le diría Zúñiga
a Nebrija que renunciase su cátedra, o se adelantaría éste a
renunciarla, seguro de que ése era el deseo de su protector?
Don Joaquín Hazañas cita unas palabras del libro de Actas
del Cabildo de Sevilla, en que aparece Nebrija como secretario del Cardenal. "7 junio 1504. Se leyó en Cabildo una carta
rnBKijfA,—«
34
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
del Cardenal don Juan de Zúñiga "refrendada de su secretario Antonio de Librija" (1). El 12 de diciembre del mismo año, los señores del Claustro "mandaron al síndico en persona que, a costa del Estudio, faga proceso contra el maestro
de Librija sobre el perjurio e pena pecuniaria en que cayó por
no residir la cátedra que le dieron e por la constitución". El 13
de marzo de 1504 entró en el Claustro un hijo de Nebrija, "e
presentó a los dichos señores una carta misiva del reverendísimo señor Cardenal Arzobispo de Sevilla, por la cual, entre
otras cosas, rogaba a los dichos señores que no procediesen
contra el dicho Maestro Librija por haber dejado la cátedra,
porque el dicho Maestro quería venir a darles su descargo, e
para que él veniese le diesen alguna espera. Ε los dichos se­
ñores, por interpelación del dicho señor Arzobispo, acordaron
de aguardar fasta sant Juan de junio primero que verná, e
mandaron que se escriba al dicho señor Cardenal la respuesta
de su carta" (2).
Poco disfrutó Zúñiga de su nueva dignidad. Al dirigirse a
la Corte, que residía entonces en Medina del Campo, murió
arrebatadamente cerca de Guadalupe el 26 de julio de 1504, a
los treinta y nueve años de edad. Nebrija perdió en él un gran
amigo y protector. Y vuelta a suspirar por su cátedra de Salamanca. Cuando la tenía, parece que lo mismo le daba tenerla que no; pero en cuanto la dejaba, parece que no podía vivir
sin ella, y no paraba hasta que volvía a recobrarla, como esos
enamorados que dicen que se van para siempre y luego no ven
la hora de volver. Nebrija quería volver a su cátedra, pero esta
vez era algo difícil que se le lograran sus deseos, porque al
dejarla él el año anterior se la habían dado a un joven Maestro llamado Pedro de Espinosa, que en nada pensaba menos
que en dejarla. Afortunadamente para Nebrija, la muerte se
encargó de dejarla pronto vacía. El 1.° de abril de 1505 se opusieron a ella Nebrija y Arias Barbosa; pero éste se retiró por
no hacer mal tercio a Nebrija, y Nebrija tomó posesión de ella
el día 2 de mayo de 1505. El 30 de junio de 1506, o sea al terminar el primer curso de su segunda época salmantina, leyó
Nebrija su tercera repetición, que versó acerca de la acentúa»
(1) Maese Rodrigo, pág. 490.
(2) Beltrán de Heredia, Nebrija y los teólogos de San Esteban. Ciencia Tomista,
tomo 61, pág. 40.
V.—VUELVE A SALAMANCA
35
ción de las palabras extrañas al latín: De peregrinarum dictio*
num. accentu.
"Hace veintiún años, sapientísimos maestros y juventud
estudiosa^—comenzó diciendo—que conforme lo disponen los
estatutos y leyes de nuestra Academia, hice en este mismo lugar y en esta misma época del año mi primera repetición. Traté en ella de los miembros o partes de la Gramática, ponderado lo mucho que faltan en esto los maestros españoles. El año
siguiente, que fué el de 1486, traté en mi segunda repetición
de la fuerza y poder de las letras, condenando el uso y la opinión de los hebreos, griegos y latinos que enuncian desacertadamente las suyas. Este trabajo pertenecía a la primera parte
de la Gramática, que llaman preceptiva, o sea a la ortografía.
Pero entonces no dominaba yo todavía del todo la materia, y
la traté con cierta vaguedad. Después la estudié más a fondo,
y compuse el opúsculo De vi et potestate litterarum, que todos
conocéis y salió dedicado a don Juan de Zúñiga, Maestre de
la Caballería de Alcántara de la Orden del Cister, que luego
fué Cardenal de la Santa Iglesia Romana, varón nobilísimo y
dignísimo de legar su nombre a la posteridad. Como éste me
solicitaba de continuo con beneficios y promesas para que me
fuese con él y formase parte de su familia, interrumpí por espacio de diecinueve años las tareas escolares, y me consagré
enteramente a su servicio. Aprovechando los tiempos libres que
me quedaban, fui elaborando el Vocabulario, que en parte ha
aparecido y en parte aparecerá en breve, Dios mediante, para
común utilidad de los estudiosos. Vuelto ahora no sé cómo a
la antigua tarea, me ha parecido conveniente seguir hablando
de las demás partes de la Gramática, comenzando por la segunda, que es la prosodia. No voy a repetir lo que dicen comunmente los autores, y todos conocéis, porque esto sería tornar a hacer lo hecho, o más propiamente no hacer nada. Trataré únicamente de las palabras que proceden del griego o del
hebreo, que los latinos no conocen todavía, o conocen muy
poco, a juzgar por la vaguedad con que hablan de ellas.
"Como la religión cristiana se vale de las tres lenguas en
que estaba escrito el título de la cruz, porque las tres quedaron consagradas con el triunfo de nuestro divino Salvador,
conviene a saber, la hebrea, la griega y la latina, hanse dado
muchas reglas acerca de la acentuación de las palabras latinas
o latinizadas; pero nadie, que yo sepa, ha dado reglas ciertas
36
PBIMERA PAKTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
y determinadas sobre la acentuación de las palabras griegas
o hebreas, que no han sufrido alteración ninguna al pasar al
latín. Yo mismo, cuando escribí las Introducciones
Latirías,
dejé sin resolver esta cuestión, contentándome con decir que,
mirando solamente al idioma, no hay regla para determinar el
acento que deben llevar en latín las palabras extrañas. Será,
pues, esta repetición tercera, que corresponde al año 1506 del
nacimiento de Cristo, la reparación de la falta a que se refiere
aquella cláusula que se lee al fin de mis Introducciones:
Quinto,
deficiunt regulae superiores idiomate, hoc est, cum dictiones
graecae (addo etiam nunc) et hebraeae cum sua litteratura accentum apud nos graecum sive hebraicum retinent. Ad cuius
documenti expositionem propono conclusiones tres."
El mismo año 1506, en el mes de octubre, publica Nebrija
el Lexicon Iuris, dedicado a su antiguo discípulo, ahora Obispo
de Burgos, don Juan de Fonseca, y promete publicar otro parecido de Medicina (1), otro de palabras y frases difíciles de la
Sagrada Escritura y los cinco libros de las Antigüedades
de
España, en que pretende demostrar que los que con este título o con otro hablan de lo que pasó en España después del
diluvio por espacio de dos mil quinientos años, no dicen nada
de lo que realmente pasó, y lo que dicen que pasó son puras
patrañas. El 2 de julio de 1507 lee la Repetición quinta, que
debió de imprimirse ese mismo año en Salamanca o tal vez en
Logroño, donde lo encontramos en agosto del año siguiente,
imprimiendo una nueva edición de las Introducciones y las famosas Quincuagenas, de las cuales envía una muestra a Sobrarías, advirtiéndole que piensa permanecer en la; capital de
la Rioja hasta mediados de setiembre. A fines de este mes
escribe desde Medina del Campo a su discípulo Cristóbal de
Escobar, Maestro de Gramática de Mesina, dándole cuenta
de las obras que trae entre manos. Además de las dichas, aparecen en esa carta el Lexicon de Cosmografía y los comentarios
de los poetas cristianos Juvenco, Sedulio, Arator y Prudencio,
(1) Nebrija pensaba publicar y tenía ya preparado para la imprenta un dicciona-·
rio de Medicina, como el que con el título de Aenigmata iuris había publicado sobre
el derecho civil; pero supo que acababan de aparecer en Italia dos traducciones de
Dioscórides, una de Hermolao Bárbaro y otra de }uan Ruelio; las vio, le gustaron,
y, por de pronto, se contentó con publicar la de Ruelio con un buen índice, que algunos confunden con el diccionario prometido. Lo mismo hizo con las obras de Galeno,
cuyos aforismos traducidos por Teodoro Gaza y Lorenzo Laurenciano ie contentaban
sobremanera, y con Plinio el Viejo, cuya cátedra explicó, como vimos, en Salamanca
a la muerte de Lucio Flaminio.
V.—VDKLVK
A
SALAMANCA
37
"que terminé—-dice—-hace pocos días". Con la carta le envía
un ejemplar del opúsculo De vi et potestate litterarum, impreso el año anterior.
Este exceso de actividad ya se ve que tenía que traer como
consecuencia el total abandono o un gran descuido de la clase. Comienza el curso de 1508 a 1509, y Nebrija no aparece
por la Universidad. Pasa un mes, y otro, y otro, hasta cuatro, y nada: Nebrija que no parece. El 7 de octubre del año
anterior había tomado el Claustro un acuerdo según el cual
los profesores no podían estar ausentes más de cuatro meses.
Visto que Nebrija había rebasado ya esc plazo, se declaró vacante su cátedra el 19 de febrero de 1509. El 21 de marzo, tal
vez para consolarle de la perdida de la cátedra, le nombró el
Rey su cronista. He aquí la cédula real del nombramiento, sacada del Registro de Miguel Pérez de Almazán, que seguramente solicitó ese cargo para Nebrija.
"Yo la reyna fago saber a vos los mis contadores mayores
que mi merced y voluntad es de recibir por mi coronista a Antonio de Lebrixa, e que tenga de mí de ración y quitación en
cada un año ochenta mil mr. porque vos mando que lo asentéis así en los mis libros e nóminas de las raciones e quitaciones e de los oficiales de mi casa, que vosotros tenéis: e libréis
los dhos. 80.000 mr. este presente año desde el día de la fecha
de la presente fasta en fin del: e dende en adelante cada un
año segund e quándo e cómo librardes a los otros oficiales de
mi casa los semejantes mrs., que de mí tienen: c asentad el
traslado desta dha. mi alvalá en los dichos mis libros e nóminas. Ε sobrescrita y librada de vosotros, tornad esta original
al dho. Antonio de Lebrixa para que la él tenga por título, e
lo en ella contenido haya efecto, e non fagadcs ende al. Fecha
en Valladolid a 21 días del mes de marzo de 1509. Yo el... Yo
Miguel Pérez de Almazán, Secretario de la Reyna nuestra
Señora, lo fice escribir por mandado del Rey su padre."
Sospecho que Almazán negoció este nombramiento para
tener cerca de sí a Nebrija y aprovecharse de su consejo en la
educación de sus hijos, con la cual andaba entonces muy preocupado. Al ver que Nebrija había perdido su cátedra de Salamanca, debió de figurarse que, dándole un cargo honroso en
la Corte, no tendría dificultad en dirigir \c enseñanza de sus hijos y aun en ser él mismo su maestro. Pero Nebrija lo desengañó, diciéndole que el verdadero director de la educación de
38
PBIMEEA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
sus hijos tenía que ser él, y para ello le dio por escrito una instrucción admirable, que veremos en su lugar. Para mostrarle
su agradecimiento le dedicó, además, la segunda edición, muy
aumentada, del Diccionario latino, que apareció en Burgos el
año 1512. Por una carta de Nebrija fechada en Salamanca
el 1.° de bril de ese mismo año, dirigida a los hijos de Almazán,
vemos que seguía con vivo interés los progresos que hacían
éstos en las letras. "Los meses pasados—dice—,cuando está»
vais en Calatayud pasando el invierno con vuestra piadosísima
madre, recibí una carta de vuestro prelector Lastra, en que me
decía que estabais bien de salud y que habíais adelantado bastante en el estudio de la Gramática y sabíais ya las reglas más
necesarias, de que hay que echar mano más a menudo."
Nebrija, que quizá andaba ya pensando en la jubilación,
no quería perder el contacto con la Universidad. El 31 de agosto de ese mismo año (1509) se opuso a la cátedra de Retórica
y aceptó la de Plinio ad nutum universitatis. Leía esta cátedra desde el curso de 1502-1503 un joven siciliano llamado Lucio Flaminio, corresponsal y amigo de Marineo. Este le había
traído de Sevilla, donde leía diez lecciones diarias de distintas materias, y había logrado meterle en la Universidad. Sus
émulos le llamaban el joven, por desprecio, y decían que no se
atrevería a leer a Plinio. Pero el joven se atrevió, y lo leyó con
tanta aceptación, que no había aula bastante capaz para el
gran número de oyentes que acudían a oírle. "Esto es un mar
borrascoso—le escribía a Marineo·—, donde hace falta mucho tino y prudencia para ir adelante. De los maestros, sólo
Tizón y mis dos competidores creo que no me han abandonado jamás. Mucho me han valido los últimos consejos que me
diste para vivir en este mundo donde tanto escasean los amigos, ubi magna est amicorum penuria" (1). El exceso de trabajo y tal vez los disgustos lo llevaron al sepulcro antes de
tiempo. Debió de morir a fines de julio, pues la carta de pésame de Marineo al Rector Manso lleva la fecha de 6 de agosto
de 1509. Nebrija se encargó de la clase de Flaminio, y como
no se presentó ningún otro opositor a la de Retórica, el Claustro se la dio a Nebrija el 3 de octubre de 1509. Como Maestro
de Retórica aparece los años siguientes hasta las famosas oposiciones de 1513, de que hablaremos en seguida.
(1)
L. M. Siculi, Epistolarum, 1. VI, epíst. IX.
VI
La gran contención. Repeticiones sobre los números y sobre el acento latino. Arias Barbosa, el Licenciado Man'
zanares y el Maestro Tizón avivan la
lucha. Derrota de Nebrija.
ESDE que Nebrija llegó a Salamanca entablóse una lucha sorda, pero terrible,
entre él y la mayor parte de los maestros,
lucha que él mismo provocó y para la
cual se había preparado durante trece
años, "como si adivinara que con todos
los bárbaros se le aparejaba alguna gran
contención". "A todos los maestros—dijo-— que tienen hábito
y profesión de letras, los provoco ζ desafío, y desde agora les
desnuncio guerra a sangre e fuego, porque entre tanto se aperciban de razones ζ argumentos contra mí" (1 ). Al principio no
hicieron mucho caso de él los aludidos. ¿Qué caso iban a hacer de un pobre gramático aquellos sapientísimos Maestros de
Teología, de Derecho Civil y Pontificio, de Filosofía, de Medicina? Mas cuando vieron que el gramático se metía por todas partes, no como tránsfuga, sino como explorador y centinela, para ver lo que hacía cada uno en su facultad, diciendo
que la suya, aunque ínfima, tenía jurisdicción sobre todas las
demás en lo tocante a la lengua, que es el instrumento de todas; cuando vieron que, efectivamente, sin salir de su profesión, probaba que los juristas no entendían sus Códigos y Di(1) Introductiones latinae (edic. en latín y en romance), Dedic. a la Reina
Católica.
40
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
gestos, que los teólogos interpretaban a su antojo algunos pasajes de la" Escritura y que los médicos no podían manejar las
obras de Plinio y Cornelio Celso, no pudieron menos de reconocer que la Gramática era un arma terrible en manos de
aquel hombre, y procuraron, ya que Nebrija había declarado
la guerra a todos los maestros, que saliesen contra él primero
los de Gramática. Salieron, en efecto, pero a los primeros encuentros rodaron por el suelo los Doctrinales, los Pedros Elias,
los Gaiteros, los Ebrardos, los Pastranas y otros apostizos y
contrahechos gramáticos. Uno de los que más bravamente lucharon fué el célebre Ticio o Tizón, que, según Ibarra, fué al
principio el mayor enemigo de Nebrija, máximas omnium ah
initio Antonii Nebrisensis emulus et pene capitalis. Vencidos
lös gramáticos, arremetió Nebrija contra los teólogos; pero el
Inquisidor Deza le detuvo, y le hizo entregar los cincuenta lugares de Sagrada Escritura que tenía preparados contra ellos.
Contra los juristas disparó el Lexicon iuris; contra los médicos, el de Medicina; contra los historiadores, los cinco libros
de las Antigüedades de España. La última batalla contra los
maestros salmantinos la dio el año 1512, haciendo que el visitador de la Universidad, don Diego Ramírez Villaescusa,
Obispo de Málaga, volviese por los fueros de la Gramática,
imponiéndola a todos los presumidos de las otras facultades.
"Otros—dice Nebrija—'tendrán otras cosas que agradecerte;
yo sólo te agradezco que hayas amparado a la Gramática, pues
recibo como hecho a mí lo que por ella se hace." Acabó de
agriar los ánimos contra él lo que dijo Nebrija aquel año acerca de las repeticiones. El tuvo la suya, como de costumbre, el
día 11 de junio, fiesta del Apóstol San Bernabé, y trató de los
números. El tema no podía ser más inofensivo, pero antes de
entrar en él, quiso explicar por qué leía y no recitaba sus repeticiones.
"A algunos—comenzó diciendo—Jes llamará la atención
que mis repeticiones sean leídas y no habladas, y desearán saber por qué me aparto en esto de la costumbre general. Antes
de responder a esa pregunta, quiero ver, primero, qué sistema es
mejor desde el punto de vista pedagógico: el que ahora se usa
de desarrollar un tema de palabra, o el que yo sigo, de desarrollarlo por escrito, leyéndolo aquí y dándolo luego a la estampa; y segundo, quiénes se ajustan más a la mente del legislador: los que pronuncian aquí unos cuantos párrafos que se
VI.—LA GRAN CONTENCIÓN
41
lleva el viento, o los que después de leer aquí su trabajo, lo publican para que lo puedan leer los presentes, los ausentes y los
venideros. Yo creo que este segundo sistema es mucho mejor
y más conforme a la mente del legislador que el primero. Porque, si bien es verdad que lo que se lee no mueve tanto los ánimos de los oyentes, porque le falta el ímpetu y el calor de la
declamación, tiene, en cambio, la ventaja de que los oyentes
pueden volver sobre lo que han oído y examinarlo con toda
atención. El que habla, además, dice muchas cosas inciertas
y dudosas que los oyentes no pueden verificar, porque se les
olvida en seguida lo que han oído. Lo mismo se diga de las
citas. E n cambio, el que escribe procura asegurarse bien de lo
que dice y decirlo con toda distinción y exactitud, porque su
escrito ha de pasar por muchas manos y han de examinarlo
muchos jueces. M a s ¿por qué me detengo a probar una cosa
tan clara, pudiendo apelar a la propia experiencia? Las cuatro
repeticiones que he leído aquí los años anteriores corren impresas por todos los países de lengua latina, tal como yo las
pronuncié. ¿Sucedería lo mismo si me hubiera contentado con
decirlas de palabra? ¿Quién se acordaría ya de ellas? Alguno
dirá: "La constitución de Martín V dice que los Maestros,
cada uno en su facultad, hagan cada año una repetición sobre
un punto o tema determinado, so pena de pagar diez escudos
de oro. Pero esas repeticiones, digo yo, ¿deben ser habladas o
leídas? Como la ley se ha dado en provecho de los estudiantes,
debemos buscar ante todo la utilidad de los estudiantes. ¿Qué
es más útil para ellos, que el profesor hable o que lea, teniendo en cuenta que lo que se lee se puede imprimir más fácilmente que lo que se dice? ¿Y qué sí te demuestro que la mente del
legislador fué que se leyese, pues dice la constitución de M a r tín V que, una vez leídas o recitadas las repeticiones, se guarden en la biblioteca? La misma fué la mente de Nicolao V , como
se ve por la respuesta que dio a nuestro procurador.
"Fué Rector muchos años de la Universidad Juan Camargo, hombre bueno y bastante versado en los estudios de humanidad. Teniendo éste que ir a Roma por ciertos negocios,
le encargó la Universidad que, bien por medio del Cardenal
de Santángel, don Juan de Carvajal, cuyo familiar era Camargo, bien por medio de libelos suplicatorios, viese de conseguir del Pontífice que se redujesen a quince los veinte años
que se necesitan para la jubilación. Recibida la súplica, mandó
42
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
llamar el Papa a Camargo, y le preguntó qué jubileo era aquel
que le pedía. H a y que advertir que la jubilación es cosa inusitada fuera de aquí, sobre todo en Italia. Allí los profesores
son temporales, y cada año los contratan de nuevo. Explicó
Camargo la costumbre de España, y "Ahora me explico, dijo
el Papa, una cosa que hasta ahora no me podía explicar: por
qué los maestros y doctores españoles no componen lecturas.
Ahora veo que no las componen porque, en cuanto ganan la
cátedra, como ya no temen que se la quiten, se echan a dormir. Pero yo los espabilaré, mandando que las cátedras sean
anuales y no perpetuas." Quedó helado nuestro procurador,
viendo que su petición iba a producir el efecto contrario, y para
ver si podía enderezarla, añadió: "Advierta Vuestra Beatitud,
que todos los maestros españoles, cada uno en su facultad, suelen hacer cada año una repetición sobre la materia que han
explicado." "Pues ¿cómo es, dijo el Papa, que no vemos nunca
por aquí tales repeticiones, para tener alguna muestra de ese
ingenio, de que os alabáis tanto los españoles?" Calló avergonzado nuestro procurador, y salió de la presencia del Papa
con el firme propósito de no volverle a hablar de aquel
asunto" (1 ).
Figúrese el lector el estómago que haría esto a los otros
maestros, y las ganas que tendrían muchos de ellos de que
Nebrija se jubilara, y no volviera a poner los pies en la Universidad. Pero la forma en que Nebrija había hablado de la
jubilación daba a entender que no pensaba retirarse de la enseñanza. Había, pues, que desentenderse de él de otra manera. Así terminó el curso de 1511-1512.
En la repetición del año siguiente trató Nebrija del acento
latino. Nada dijo en ella que pudiera molestar a los contrarios; pero éstos habían jurado ya su ruina, y un mes más tarde
salía Nebrija de Salamanca para siempre. Nebrija no solía
mostrar nunca flaqueza ni desaliento. Seguro de sus fuerzas,
y convencido de que no hay nada tan difícil quin quacrcndo
investigari possit, no pensaba más que en el progreso de las
ciencias y en las conquistas del espíritu. Aquel día no se mostraba tan alentado y optimista como de costumbre. Le parecía
que las ciencias, rodeadas por todas partes de sombras y peligros, apenas podían dar un paso; que las decantadas con(1) Aclii Antonü Ncbrisscnsis... repetitio octaua de numeris, quam rccitavit in
Salmanticensi Gymnasio, tertio idus iunias. Anno M. D. XII.
VI.—LA GRAN CONTENCIÓN
43
quistas del espíritu se reducían a unos tremedales oscuros e
insalubres, donde apenas podían hacer pie los mismos maestros. "Aunque todas las disciplinas, dijo, lo mismo las que
se detienen en la contemplación de la verdad, que las que se
ordenan a la práctica, se ocupan casi exclusivamente de cosas
difíciles, inciertas y dudosas, se nota esto de una manera especial en las que tratan de letras. Prescindiendo de las sagradas, que, inspiradas por Dios nuestro Señor, tienen el mayor
grado de certidumbre que pueden tener, todo lo que la humana diligencia logra alcanzar, parece que lo ve en sueños o
que lo barrunta nada más, como el que busca algo a tientas
en medio de la noche. La ciencia matemática, que según dicen,
es la más cierta de todas, está envuelta hoy en tal oscuridad,
que apenas tenemos rastro de ella. Pues la Física, ¿qué secretos ha arrancado hasta ahora a la naturaleza? Vengamos a
las que se ordenan a la acción, y comencemos por la Jurisprudencia, que trata de todo lo que constituye la sociedad humana. Mira lo que dice de ella el príncipe de los filósofos: "Hay
tal variedad y discrepancia de opiniones acerca de lo justo y
de lo honesto, que es la materia de la ciencia civil, que no parece sino que en ella no hay más que leyes y costumbres; la
naturaleza, como si no existiese." La Medicina, lo mismo la
metódica que la clínica y la empírica, es lo más incierto que
hay, pues varía según el lugar, el tiempo, la edad, los medicamentos, y está sujeta por ende a continuas novedades. No quiero detenerme a ponderar la inconstancia de otras facultades.
Vengamos a la Gramática, de la cual es vecina la Retórica.
Como está colegida de autores de distintas épocas, o de la
misma, pero discordes entre sí, apenas hay en ella nada cierto y definitivo. Por lo cual no hemos tenido más remedio que
atenernos a los autores de más nota. ¿Cuáles son éstos, y cuáles entre ellos los que tienen más autoridad? En otra parte lo
he dicho ya más despacio" (1 ).
(1) Como no estoy seguro de haber interpretado con entera fidelidad el pensamiento de Nebrija, y son de tanto peso sus palabras, quiero copiarlas aquí a la
letra: "Etsi omnes disciplinae, quae actione aliqua sive contemplatione terminantur.f
maxima ex parte circa res difficiles ambiguas incertasque versentur, tarnen propension quodam modo id cotidie in re litteraria experimur. Atque ut omittamus illa, quae
sunt nobis inspirata divinitus, quibus nihil certius esse potest, quid est quod humana
diligentia possit assequi, nisi allucinans et quasi por noctis umbras aliquid, explorans? lam ilia quae primum certitudinis gradum obtinere dicitur matheseos doctrina,
tantis hodie tenebris involuta est ut pauca illius vestigia extent. Nam de physicis
quota pars rerum est inventa, quas natura in sinu maiestatis suae repuosuit7 Excutia-
4A
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
Tal fué el último acto académico de Nebrija en Salamanca.
Confiado en sus veinte años de servicio, en su autoridad literaria de todos reconocida, y e n el éxito alcanzado por sus producciones, no pensó que podía llegar un día en que nada de
eso bastase para contener a sus adversarios cada vez más irritados contra él. No estaba solo, ciertamente; pero los pocos
maestros que le seguían, en vez de calmar a los contrarios,
los irritaban más y más, remachando los argumentos de Nebrija, y extremándolos a veces con manifiesto peligro de todos.
Tal sucedía, por ejemplo, con el lusitano Arias Barbosa, que
protestaba airadamente, como Nebrija, contra el injustificado
desdén con que miraban a los gramáticos los maestros de las
otras facultades. "Creen muchos, decía, que los que nos dedicamos a los estudios de humanidad no podemos saber ni Filosofía, ni Matemáticas, ni Derecho, ni Teología, porque las letras humanas, según ellos, son un impedimento para las facultades mayores; y si alguna vez asistimos a sus cátedras, no
pueden disimular el disgusto que esto les causa. Ellos son el
trigo, nosotros la paja; ellos están adheridos a las raíces del
árbol de la ciencia, nosotros no nos acercamos ni a las hojas.
Como están convencidos de que no puede uno mismo poseer
varias facultades, no conciben que yo, pobre gramático, me
atreva a interpretar los versos de un poeta teólogo, como Arátor. Dicen que eso les toca a los maestros de Teología. No
quiero responder con palabras, sino con obras. De algo me
ha de servir haber sido discípulo de Roa, el más famoso de
todos los teólogos salmantinos, que lo mismo se paseaba por
los andenes del Liceo que por el pórtico de Salomón. Ahí tienen mis obras; por ellas verán que, aunque no soy un consumado teólogo, algo se me alcanza de esas materias, lo suficiente
para que nadie me pueda decir con razón: Ultra crepidam sutor
mus nunc artes illas, quarum finis est actio, atque civilem in primis quae intra se
omnia illa complectitur, quibus humana societas constat. Accipe quid de illa philoso->
phorum maximus dicat. Iusta, inquit, et honesta, de quibus civilis considérât, tantam
varietatem et discrepantiam in se habent, ut lege dumtaxat et consuetudine, nor>
autem natura constare vidéatur. Medicina, quoque sive sit illa methodica, sive clínica,;
sive empyrica, nihil est incertius, cum pro loci, pro temporis, pro aetatis, pro medicamentorum ratione labet, atque subinde novitatibus victa mutetur. Nolo nunc commemorare aliarum artium inconstantiam, venio ad grammaticem, cui ratio dicendi co»
niuncta est, quae cum sit ex diversorum temporum auctoribus aut ex contemporaneis
discrepantibus collecta, nihil propemodum certi ac definiti de ea tradi potest. Quare
illud unicum est nobis religuum, ut optimi cuiusque autoritate innitamur. Qui sint autem
optimi, aut qui aliis praestantes, aliubi est nobis copiosius disputatum."
Aelii Antonii Nebrissensis... relectio nona de accentu latino... quam habuit Sal·
manticae. III. idus iunias anno M. D, XIII.
VI.—LA GKAN CONTENCIÓN
<!
ne iudicet. Pero ni eso es menester, porque al exponer yo el
sentido recóndito del poema de Arátor, no traspaso los límites
de mi facultad, pues el que se limita a interpretar los autores
de cualquier facultad que sean, no es más que gramático o
histórico o exégeta. Todos los que en Salamanca, en Bolonia,
en París o en cualquier otra parte interpretan públicamente los
autores de Teología, de Derecho, de Medicina, de Filosofía,
de Oratoria, de Poesía, son gramáticos o exégetas, aunque no
les guste ese nombre, y el uno se llame jurisconsulto, el otro
teólogo, el otro filósofo o cosa parecida. Los que saben griego,
saben que eso y no otra cosa significa la palabra gramático,
aunque nosotros, poco versados en las· cosas antiguas, hemos
olvidado la verdadera significación de ese y de otros vocablos,
por lo cual solía decir mi maestro Policiano que la ignorancia
de los demás había encerrado al gramático en el estrecho círculo del trivium, condenándolo a dar vueltas en él como en
una tahona. Antiguamente los gramáticos eran los encargados
de exponer y de juzgar toda suerte de libros. Si hoy viviera
Quintiliano, que, tomando la Gramática en toda su extensión,
decía que los gramáticos debían saber algo de filosofía para
entender a Empédocles, entre los griegos, y a V a r r ó n y Lucrecio, entre los latinos, hubiera añadido que los gramáticos
deben saber también algo de Teología para interpretar a Gregorio Nacianceno y a Nono Panopolitano, entre los griegos, y
a Prudencio, Sedulio, Juvenco y Arátor, entre los latinos, por
las muchas ideas teológicas y lugares de Escritura que ingieren en sus versos esos autores" (1 ).
Don Diego Ramírez Villaescusa, en su reciente visita a la
Universidad, no sólo no prohibió que los maestros de Gramática interpretaran los poetas cristianos, sino que mandó expresamente que los leyeran en las clases inferiores junto con los
paganos. Agradecido a lo que el visitador había hecho por la
Gramática, le dedicó Nebrija aquel mismo afío sus comentarios
sobre Prudencio (2 ). El mismo claustro universitario había permitido algunos años antes que Nebrija leyera públicamente los
Himnos Eclesiásticos, y admitió la dedicatoria que de ellos y
de sus propios comentarios le había dirigido el autor. Todo
esto indica que los gramáticos iban ganando terreno.
(1) Aratoris Cardinalis Historia Apostólica cum Comentariis Arii Barbosae lasitani... Al fin: Impressum Salmanticae in aedibus loannis de Porris Mense Aprill
M. DXVI. Arii Barbosae lusitani ad iuvenes studiosos bonarum literaruin praefatio,
(2) Prudentii opera, Logroño, 1512, Dedicat.
46
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
Qtro de los partidarios decididos de Nebrija era su antiguo
discípulo Fernando Manzanares, que fué algún tiempo maestro de Retórica. Con el título de Flores Rhetorici, publicó Manzanares hacia el año 1490 tres pequeños tratados: uno De di~
cendi venustate, otro De verborum sententiarumque coloribus,
y otro De componendis epistolis, todo ello dedicado al Príncipe don Juan. "Es una pena, decía en el prólogo, que esté tan
descuidado entre nosotros el arte de la palabra, y que, siendo
el más noble y el más hermoso de todos, no tengamos de él
la estima que merece. En esta lucidísima Academia, y puede
decirse que en casi toda España, se oyen hasta la saciedad
todas las facultades. Sólo el arte de la palabra está abandonado y cubierto de miseria, porque nadie se cuida de él. Entre
los mismos maestros apenas hay uno que hable correctamente
el latín. Esto debía avergonzarnos, pues es realmente vergonzoso que los maestros de Salamanca no sepan latín; pero nadie
se avergüenza. Diríase que tenemos metida la barbarie en los
huesos y que la mamamos con la leche. A tal extremo ha llegado entre nosotros el desprecio del latín, que hacemos gala
de hablarlo mal. Pero decidme, señores, ¿hay entre las cosas
humanas ninguna mejor que la oratoria? ¿Qué más debiéramos
desear que poseer una facultad tan noble, tan elevada, tan
digna del hombre? El que desprecia la oratoria, no sé yo qué
puede estimar ni alabar, ni sé qué pueden enseñar los maestros de Filosofía, de Teología, de Leyes, a los juristas, si no
les enseñan de antemano un poco de retórica, sin la cual no
les sirve de nada o les sirve muy poco todo lo demás. A todos
les viene bien la retórica; pero a los letrados les es enteramente
necesaria. Ya sé que no faltará quien diga por ahí que escriba
por vanidad, y que mi trabajo no vale nada; que habrá muchísimos que me morderán a mí y a mis obras. Milagro sería
que no hicieran esto conmigo y con mis cosas los que no respetan ni a la misma verdad, y condenan por principio todo lo
que ellos no pueden hacer. Gente despreciable, que cuando ven
una cosa excelente y digna de alabanza, como no la quieren
imitar ni alabar, la desprecian, y llevados de la envidia o del
despecho, dejan las fuentes purísimas de la verdad y van a
saciar su sed en los charcos y lodazales" (1 ).
(1) Licenciati mançanares quem appellant ad serenissimum hispaniarum ac | nostrl
maris insularum principem: de dicendi uenustate: de verborum sen | tentiarumque coloribus: de conponendis epistolis noua -introductio felici j ter incipitur: qui flores rhetorici
inscribuntur. Dedicatoria.
VI.—LA GRAN CONTENCIÓN
47
Dije antes que los gramáticos iban ganando terreno en Salamanca, y ciertamente algo iban ganando; pero tan poco, que
ellos mismos estaban admirados de la resistencia que oponían
al latín los otros maestros. Recordemos que, al llegar Lucio M a rineo a Salamanca el año 1484, le llamó la atención que entre
tantos profesores y estudiantes, "ninguno hubiese gustado el
dulce y muy suave fruto de la lengua latina o que, por lo menos,
hablase congruamente en los términos de gramática, salvo uno
solo, don Diego Ramírez Villaescusa". Recordemos también
lo que años después escribía Barbosa al mismo Marineo: " E n
Salamanca hay muy pocos que hablen bien el latín, dos o tres
a lo sumo; el español lo hablan muchos, y muchísimos barbarizan de lo lindo" (1 ). Recordemos, finalmente, que medio siglo
más tarde, García de Matamoros repetía casi literalmente las
mismas quejas de Manzanares. "Yo no sé qué idea tienen allí
de la elocuencia. Los juristas, que habían de recibir una formación literaria correspondiente a los altos puestos que han de
ocupar en las Audiencias y Consejos Reales, puede decirse que
no reciben ninguna."
Otro de los partidarios de Nebrija era el viejo Tizón, que
de mortal enemigo (ya vimos que al principio lo fué) se había
hecho gran amigo suyo, y se hubiera hecho también su discípulo, si no hubieran tenido los dos la clase a la misma hora. Los
dos debían de tener el genio vivo, y al principio no se pudieron
entender; pero Tizón, que, como dice Marineo, era excelente
gramático, se convenció pronto de que Nebrija tenía razón,
y poco a poco se fué acercando a él, y acabó por ser su gran
amigo y admirador. Tizón tenía una de las dos cátedras de
prima de Gramática, pero los últimos años se había quedado
casi ciego, y hubo que darle un auxiliar. El claustro acordó
dárselo el 28 de julio de 1508, y el 13 de agosto designó para
este cargo al Bachiller García del Castillo. Tizón murió a
principios de abril de 1513, quizá con la ilusión de que le sucediera en la cátedra su amigo Nebrija, al cual le pertenecía
de derecho porque en ella se leía su Arte y porque su nombre y autoridad hacían imposible toda competencia, si él se
presentaba. Presentóse, en efecto, fuera por lo que fuera, sive
ambitione, dice Martín Ibarra, porque aquella cátedra' era de
(1)
L. M. Sicu'o: Epistolarum
familiarium,
libro XI, píst. 2."
48
PRIMERA PAETE.---DATOS BIOGRÁFICOS
más categoría que la suya, sive alio ánimo; tal vez para retirarse con más sueldo, pues la cátedra de Gramática tenía más
renta que la de Retórica. Alvaro Gómez dice que al morir el
Maestro Tizón, llamó el claustro a Nebrija (esta vez no parece que lo llamara), y que Nebrija acudió al llamamiento, porque
aquella era la cátedra que correspondía a su erudición y porque de ese modo tenía ya asegurado un honroso retiro. Pero
habiéndose presentado, continúa Alvaro Gómez, dos competidores, Herrera el Viejo, de quien hemos hablado ya, y un tal
Castillo, que no podía competir con Herrera, y mucho menos
con Nebrija, a los dos los venció el Castillo por gran número
de votos. Ergo Helena, quam tres ambiebant, Castello cessit,
sive muneribus, sive pollicitationibus, sive alus artibus puerorum ánimos quorum suffrigiis statur, deceperit (1).
"Yo no sé lo que pasó, dice Martín Ibarra, si fué que los
magistrados se pusieron en contra de Nebrija, porque les pareció que éste andaba como jugando con ellos y con las cátedras, o si fué que la fortuna, que rara vez perdona a los hombres de valer, quiso hacer con él una de las suyas, el caso
es que el otro opositor (Ibarra no pone más que uno) se llevó
la cátedra por gran número de votos." Esto fué el 18 ó el 19
de julio de 1513, según el Cronicón o Apuntamientos, de Pedro de Torres (2 ). Al decir éste que todo el Estudio favoreció
a un rapaz de Castillo, que llevó la cátedra con mucho exceso
de votos, bien claro da a entender que la derrota de Nebrija
fué debida en gran parte a los manejos de los mismos maestros. El Padre Beltrán de Heredia dice resueltamente que "la
Universidad prestó todo su apoyo en la oposición a su competidor, persona sin relieve en la república de las letras" (3).
Don Enrique Esperabé, en su Historia de la Universidad de
Salamanca, trata de disculpar a ésta, diciendo que "la autoridad del Maestro Nebrija era mayor que la del Maestro García del Castillo, del que nada ha quedado, salvo el nombre y
alguna otra nota biográfica; pero si tenemos en cuenta que Nei l ) Gómez de Castro, o. c, 1. IV, pág. 87.
(2) A. (nno) D. (oraini), 1513. Die 17 julii, estando vaca una cátedra de Gramática de prima, en la que no se podría leer otra cosa sino el Arte de Gramática,
que hizo Antonio de Nebrija (ni se podía leer otro Arte en todas las Escuelas), por
estatuto de la Universidad, e opúsose el mesmo maestro Antonio de Nebrija a la
cátedra para leer su Arte, y todo el Estudio favoreció a un rapaz de Castillo, que
la llevó con mucho exceso de votos. B. N„ ms. 19403; A. de la H, E-27-5, num. i 43.
(3) Ciencia Tomista, tomo 61, fase. 4, pág. 41.
49
brija era catedrático de propiedad y que fué, por lo menos tres
veces, maestro de aquella asignatura, y la había renunciado,
aparte de que tal vez buscase la cátedra para jubilarse, como
algún otro, con más renta, quizá encuentre disculpa en su proceder nuestra Escuela, ya que no justificación; y no seguirá
pesando sobre ella, como hasta ahora, el cargo que se le
hace" (1).
Nebrija no pudo disimular su dolor, y salió indignado de
Salamanca, exhalando amargas quejas y protestando que ni
vivo ni muerto volvería a poner los pies en tierra tan ingrata.
Quam contumeliam, dice Martín Ibarra, senex impatienti sermone uiciscens, ita Salmantica discessit quasi ñeque cineribus
quidem ingratam patriam reivisums.
(1)
Esperabé, o, c, t. II, págs. 266-267.
Nebrija miraba a la Reina como n "la más esclarecida de todas las hembras & asi de loe varones"; y la Reiua al gramático como a uno de loe
más ¡ireciiuios ornamentos de su corona.
xeaUA.—4
VII
Nebrija se retira a Sevilla, donde regenta la cátedra de San Miguel. Vuelve
a Alcalá y es bien recibido de Cisneros.
Lee la cátedra de Retórica.
L 20 de enero de aquel mismo año había
fallecido en Sevilla el Maestro de Gramática Juan de Trespuentes. Los sevillanos debieron de ofrecer aquella cátedra a Nebrija, recordándole la promesa
que había hecho de venir a pasar en su
patria los últimos años de su vida. "Si
las musas me conceden una tranquila vejez, había dicho, la
tierra que me engendró y crió con tanto regalo recibirá en su
seno mis cenizas. Ella será el puerto de mi vida; en ella encontraré el descanso apetecido y dormiré en paz el último
sueño."
Si datur emérito musís tranquilla senectus,
Nec properat Lachesis frangere colos.
Quae genuit tellus, quae me tulit ubere longo,
Componet ciñeres, excipietque meos.
jCuántas veces había repetido Nebrija aquellos versos y
renovado el propósito de pasar en su tierra los últimos años de
su vida! ¡Los últimos...! Aquellos eran los últimos. Nebrija había cumplido ya, o cumpliría muy pronto, los setenta años de
edad, y aunque el espíritu estaba aún ágil y vigoroso, la carne
daba ya señales de cansancio y de debilidad. La tierra lo llamaba; lo llamaban sus paisanos, y el corazón le decía que fuese.
Pero Nebrija no se daba prisa a contestar: Voy. Como la
VII.—EN SEVILLA Y ALCALÁ
51
cosa no urgía hasta el curso siguiente, tampoco se dieron prisa
los sevillanos en proveer aquella cátedra, esperando que tal vez
a última hora Nebrija la aceptaría. Ocurrió entre tanto lo de
Salamanca, y como la cátedra de Sevilla seguía vacante, N e brija vio en ello una solución providencial, y respondió que la
aceptaba.
Grande fué la alegría de los sevillanos al saber que Nebrija se encargaba, por fin, de la cátedra de San Miguel. Pedro
Núñez Delgado interpretó los sentimientos de todos en unos
Versos latinos, que llevan este título: Cum advcntaret
Antonius
Nebrissensis Hispalim ad gitbernandam cathedram, his eum
carminibus salutavit Petrus Núñez Delgado. Quiere decir:
"Cuando Antonio de Nebrija venía a Sevilla a encargarse de
la cátedra, lo saludó con estos versos Pedro Núñez Delgado":
" N o hizo tanto bien a Roma, decía, el general Quinto Fabio
Máximo librándola del asedio de los cartagineses, como tú haces hoy a Sevilla y a toda Andalucía, porque aquél libró los
cuerpos de caer en la esclavitud, y contigo vamos a estar todos
nosotros en la gloria. Como la tierra abrasada por el sol recibe
con alegría el beneficio de la lluvia, así recibirán nuestros espíritus los raudales de tu sabiduría. N o desea tanto el marinero,
combatido por la borrasca, la vista del puerto, como deseamos
nosotros tu venida. Contigo vienen las tres gracias, y las siete
virtudes y la norma eterna de la verdad. T u vida es un ejemplo
vivo de la doctrina del Catón. Vives en la tierra, pero eres conocido por tus escritos en el cielo. Marón tiene celos de ti. H a blas como Tulio y cantas como Apolo. Por eso se alegra Sevilla con tu venida y se tiene por la más dichosa de todas las
ciudades. Demos todos gracias a Dios: resuenen por todas partes himnos de alegría: aplaudan jubilosos los niños; apresten las
doncellas coronas de laurel. T u discípulo y paisano te envía
este saludo para que a él y a los suyos les concedas tu amistad" (1).
Pero Delgado, se dirá, pudo ser discípulo de Nebrija el
año 1470, cuando éste, recién venido de Italia, estuvo en Sevilla la primera vez, como familiar de Fonseca, y esa bienvenida
puede referirse al año 1498, cuando Nebrija solicitó permiso
del Cabildo para leer en Santa María de la Granada, no al
(1) Petri Núñez Delgado: Licentiati in artibus: hispalensis ecclesie quondam portionarii: ac humanitatis cathedrarii meritissimi: epigrammata... (Hispali). M. D. XXXVII.
52
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
año 1513, en que apenas tuvo tiempo para posesionarse de la
cátedra. A esto se responde que Delgado, nacido el año 1478,
no pudo ser discípulo de Nebrija ocho años antes de nacer. De
ser discípulo de Nebrija (y no hay duda que lo fué) tuvo que
serlo el año 1498, a no ser que digamos que Delgado estudió
en Salamanca, de lo cual no hay indicio ninguno, pues, aunque entre sus poesías hay una dedicada ad Lucium Flaminium
siculum praeceptorem suutn, duplicibus cathedris Salmanticae
doriatum, consta por la correspondencia de Marineo que Fiaminio estuvo varios años en Sevilla donde leía diez lecciones diarias de diversas materias. Pero creo que nada de esto
es necesario para demostrar que Delgado se refiere en esa poesía al año 1513. En la siguiente, que va dirigida a don Cristóbal de los Ríos, Obispo Valvense, Canónigo y Maestrescuela de Sevilla, dice Delgado: "Has de saber que afortunadamente desempeño ya la cátedra de Gramática, que el mismo
Marte me concedió no hace mucho tiempo después de riguroso
examen."
Quippe quia cathedram noveris me sorte regentem
Quam rigidus quondam Mars dedit ipse mihi.
El Bachiller Cristóbal Núñez, editor y comentador de las
poesías de Delgado, comenta así este pasaje: "En mi tiempo
han regentado esta cátedra por su orden: Juan del Consistorio,
Licenciado en Sagrada Escritura; el Bachiller Juan de Trigueros, preceptor de don Enrique, segundo Duque de Medina [sidonia]; el Bachiller Juan de Trespuentes [que murió el 20 de
enero de 1513] (1); el inmortal Antonio de Lebrija, y
nuestro [Pedro Núñez] Delgado. A éste se la dio el mismo Marte, haciéndole pasar antes por un examen riguroso, el
año 1514" (2), inmediatamente después de Nebrija, como lo
vuelve a repetir el mismo Delgado en otro epigrama, que lleva
este epígrafe: Cum post discessum Anthonü nebrisseñ. Petrus
Núñez Delgado Cathedram suscepisset. Delgado tuvo la cá(1) Esta fecha la pone Delgado en la poesía dedicada a la muerte de Juan de
Trespuentes.
(2) Sorte. Praefuere certe huic cathedrae grammatices suo ordine meis in temporibus licenciatus in sacra pagina loannes del Consistorio baccalaureus; loannes de
Trigueros, Enrici Secundi ducis maethinae praeceptor; baccalaureus loannes de Trespuentes; inmortalis memoriae Antonius Nebriasensis, et hic noster Delgado. Rigidus
mars, rigurosum examen; quondam, in anno XIV a millesimo quingentésimo.
VII.—EN SEVILLA Y ALCALÁ
53
tedra desde el año 1514 hasta el 1535, en que falleció a los
cincuenta y siete años de edad.
Consta, pues, sin género de duda, que Nebrija estuvo en
Sevilla el año 1513 y regentó la cátedra de San Miguel; y consta asimismo que el año siguiente le sucedió en ella su discípulo
Pedro Núñez Delgado. ¿Por qué la dejó tan pronto Nebrija?
Yo creo que la aceptó provisionalmente nada más, mientras
conquistaba una nueva posición para desquitarse de la derrota
sufrida y seguir hostilizando a la barbarie.
Nebrija había estado ya varias veces en Alcalá. Allí firmó,
el 13 de abril de 1509, la dedicatoria de su Crónica de los Reyes
Católicos, y allí trabajó algún tiempo, como vimos, en la revisión del texto de la Vulgata, hasta que Cisneros, viendo que
Nebrija era demasiado radical, mandó que no se hiciese mudanza alguna de lo que comúnmente se halla en los libros antiguos. Con esto dio Nebrija por terminada su labor, y se volvió a Salamanca. Desde entonces ni él había vuelto a entender
en la impresión de la Poliglota, ni el Cardenal le había dicho
que entendiese.
Quintanilla, en el Archivo Complutense, y Suaña, en el Elogio de Cisneros, dicen que Nebrija había sido ya regente de
Alcalá; pero hoy está demostrado que no lo fué hasta el curso
de 1513-1514.
Don Juan Bautista Muñoz, dice que, al saber Cisneros lo
que la Universidad de Salamanca había hecho con Nebrija, lo
llamó, y no paró hasta que logró llevarlo a Alcalá. "El gran
Cisneros, dice, le quería en teatro de mayor gloria, en su naciente museo de Alcalá, que justamente pensaba se levantaría
sobre los más insignes, dándole por fundamento un varón de
tan sólida y universal doctrina. Con este designio se acomodó
al genio del maestro, y así logró lo que no pudo en otras dos
ocasiones, asegurarle en su servicio y bien de sus empresas" (1 ).
Pero Balbás y Alvaro Gómez, que estaban mejor enterados del
asunto, dicen que Nebrija se presentó espontáneamente al Cardenal y que el Cardenal lo recibió honoríficamente y se alegró
mucho con su venida. "El Maestro Nebrija, dice Balbás, vino a
Alcalá a la fama el año 1514 y se presentó al Cardenal, mi señor, diziendo que le venía a servir. El Cardenal, mi señor, holgó
mucho de su venida, y se lo agradeció, siendo yo Retor, mandó
(1) Archivo Complutense, núm, 78. Balbás cuenta esto en una carta que escribió
a Alvaro Gómez el año 1558.
54
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
que lo tratase muy bien, y le asentase de Cátedra sesenta mil
maravedís y cien fanegas de pan, y que leyese lo que él quisiese, y si no quisiese leer, que no leyese; y que esto no lo
mandaba dar porque trabajase, sino por pagarle lo que le debía
España. La venida del dicho Maestro fué antes de la Navividad..." (1).
Para entender el texto de Balbás, observa Antonio de la
Torre, hay que tener presente que los años se designaban por
el nombre del Rector o por uno de los años naturales que comprendía el curso escolar. "En los primeros tiempos, dice, se recurría al primero, y así, como caso, el de 1510-1511 se llamaba
año 1510; pero no mucho después llegó a prevalecer el segundo, y el de 1515-1516, por ejemplo, se nombraba 1516. Siguiendo esta costumbre, Balbás pudo muy bien llamar año de 1514
al de su rectorado y en el que tuvieron lugar los acontecimientos que refiere, y al decir Natividad de 1514, debe entenderse
la festividad que corresponde al año 1513. Esta explicación
está comprobada por los documentos. Balbás fué Rector
en 1513-1514, y desde comienzos de este año escolar hay ya
noticias referentes a Nebrija" (2).
Alvaro Gómez recoge el testimonio de Balbás y añade algunas circunstancias que lo explican y demuestran plenamente
lo que decimos: que Cisneros no llamó a Nebrija, que Nebrija
se presentó espontáneamente a él, y que el Cardenal lo recibió con singulares muestra de alegría. "Por estos mismos días,
dice, asqueado Nebrija de la escuela salmantina, se vuelve espontáneamente, como a puerto de refugio, al Cardenal, de
quien hacía algún tiempo estaba alejado, para pasar aquí tranquilo el resto de sus días, sin temor de nuevas tempestades y
borrascas." Y un poco más abajo continúa; "Nebrija sintió en
el alma la repulsa de Salamanca, y se presentó a Cisneros,
llamándolo su bondadosísimo patrón. Díjole que venía determinado a quedarse definitivamente en Alcalá, y así lo cumplió,
pues allí murió con gran sentimiento de todos, y allí lo sepultaron honoríficamente. Cisneros lo recibió muy bien, y le señaló un
sueldo anual de cincuenta mil maravedís y cien fanegas de pan,
que para entonces era un gran sueldo. Eso y mucho más merecía aquel doctísimo varón, a quien debe España las buenas
letras que tiene. Y aunque Cisneros le rogó que descansase ya
(1)
(2)
Elogio, pág. 22.
Antonio de la Torre, o. c, pág. 48.
VII.—EN SEVILLA. Y ALCALÁ
55
de tantos estudios y peregrinaciones, el buen viejo continuó
leyendo públicamente los buenos autores, rodeado siempre de
un gran auditorio. Tenía tan grande estima de él el Cardenal,
que siempre que le nombraba lo hacía en los términos más
honoríficos. Cuando Nebrija venía a verle, siempre lo recibía
con alegre semblante, y cuando Cisneros iba de su casa al
Colegio, rodeaba de propósito, para pasar por la imprenta,
junto a la cual vivía Nebrija, y a veces, asomado éste a la ventana y el Cardenal en medio de la calle, tenían los dos largas
conservasiones sobre algún pasaje que Cisneros no entendía
bien o sobre las cosas concernientes a la Universidad. A Nebrija no le gustaba el lugar que Cisneros había escogido para
ella, porque la proximidad del río y lo llano y pantanoso del
terreno, hacen que sea poco saludable, y porque, estando enclavada en el Arzobispado de Toledo, no le faltarían pleitos
sobre jurisdicción y sobre la colación de beneficios de la Iglesia
de los Santos Justo y Pastor. De esto dicen que habló con el
Cardenal un día de Reyes, con ocasión de felicitarle el año
nuevo, como se acostumbra en España. "¿Qué os parece la
nueva academia?", le preguntó el Cardenal. "Que es una obra
magnífica, respondió Nebrija; pero es poco saludable, y como
es fundación particular, tendrá muchos pleitos con los Arzobispos de Toledo." Cisneros se quedó un rato pensativo, y luego
añadió: "Mira, Maestro, yo he puesto el fundamento de esta
obra, y he procurado asegurarla para lo porvenir. Ahora sólo
resta que, pues es cosa suya, la tome por su cuenta el Señor
y la lleve adelante, pues sin El nada podemos los hombres" (1 ).
Como, a pesar de sus años, quería Nebrija tener alguna cátedra, diéronle la de Retórica, que era la única que entonces estaba vacante, y esa tuvo hasta el fin de su vida. Un día le dijo
el Cardenal: "¿Por qué no hacéis unas Introducciones Retóvl·
cas, como las que para tanta gloria vuestra y de nuestra nación
hicisteis a la Gramática?" "Porque allí, contestó Nebrija, tenía
muchos, como yo, a quienes imitar: y aquí pocos, y que no
pueden fácilmente ser imitados. Allí tenía yo muchas cosas
nuevas que decir; aquí, no, porque todo está dicho ya y anda
en boca de todos. Allí me dirigía a niños ignorantes; aquí tengo que habérmelas con varones muy letrados, que quizá esperan de mí algo extraordinario, que yo no les puedo dar." In{1 )
Alvaro Gómez: De rebus gestis a Francisco Xünenio, fol. 87.
56
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
sistió nuevamente Cisneros, y Nebrija no tuvo más remedio
que ceder. "Ya sé, dijo, o sospecho por lo menos, lo que os
mueve a pedirme esa introducción. En vuestro empeño de reunir en este estudio, el más hermoso de toda España, por no
decir de todo el mundo, la sabiduría y la elocuencia, habéis
creído que puede ser útil para eso eli libro que me pedís. De
las Introducciones Latinas dijeron algunos que lo único bueno
que tenían lo había tomado de otros, y que lo demás no valía
nada. Para que no me suceda ahora lo mismo, no pondré aquí
nada de mi cosecha, salvo alguna frase o palabra para unir
unas reglas con otras, no salga por ahí alguno diciendo que
vendo lo viejo como nuevo y lo ajeno como propio. Finalmente, para que nadie se llame a engaño, pensando que soy orador
porque hablo de oratoria, advierto con Cicerón que no hay
cosa más fácil que hablar del arte, ni más difícil que hablar
con arte. Haré, como dice Horacio, de piedra de amolar, que
ella no corta, pero hace que corten los cuchillos" (1 ).
Como se ve, Nebrija no las tenía todas consigo, y quería
ganar por la mano a los detractores, curándose, como dicen,
en salud, y confesando llanamente la verdad. Y la verdad era
que él no era para eso; que su fuerte era la Filología y no
la Retórica; y que sólo por dar gusto al Cardenal se había
comprometido a escribir una obra, que, por bien que saliese,
no tendría la aceptación que había tenido las Introducciones,
imposible. En otro tiempo tal vez hubiera podido hacer una
obra más completa y más original; pero a los setenta años no
estaba ya para emprender nuevas obras, sino para completar y
perfeccionar las antiguas, las Introducciones y los Vocabularios, sobre todo, y para corregir y anotar obras ajenas. Y eso
fué lo que hizo los últimos años de su vida, sin desatender,
por supuesto, la clase, de la cual no se dispensó nunca, aunque, por falta de memoria, tenía que hacerla de ordinario por
escrito. "Es de saber, dice Huarte de San Juan, que el Maestro Antonio de Lebrija había venido en tal falta de memoria,
por la vejez, que leía por un papel la lección de Retórica a sus
discípulos, y como era tan eminente en su facultad, y tenía su
intención bien probada, no miraba nadie en ello" (2).
(1) Artis rhetorise compendiosa coaptatio ex Aristotele, Cicerone 6 QuintilianoAntonio Nebrissen, concinnatore. Al fin: Absolu tum opus [Complu ti] Vi. Kl. Martii.
Anno a natali christi M. D. XV.—Ad clementissmum in christo iesu... do. Franciscum,
simonidem. S. R. E. Cardinalem Hispanum.
(2) Huarte de San Juan: Examen de ingenios, fol. 136.° (ed. de Alcalá, 1640).
VIII
Ultimas actividades literarias de Nebtija. El prólogo de la Thalichristia, de
Alvaro Gómez de Castro.
L año 1516, en el mes de abril, publicó la
Tercera Quinquagena de lugares de la
Sagrada Escritura, non vulgariter enarratos. E n junio publicó una serie de
Opúsculos, conocidos con el título de
Santoral, porque dos de ellos contenían
las vidas y coronas de los mártires, vitae
et martyrum coranae, y algunas de las vidas escritas por San
Jerónimo. E n el mes de septiembre aparecieron las Epístolas
de todo el año, con algunos escolios de Nebrija, al cual había
pedido Brocar que arreglase la puntuación y la ortografía de
este libro, que, como dice el mismo Brocar, solía leerse en todas
las clases de Gramática. E n el mes de noviembre publicó N e brija las Décadas de Orbe novo, de Pedro Mártir, que le debieron de llevar bastante tiempo, pues, como el autor no se
cuidaba de imprimirlas, el Conde Tendilla se apoderó de los
originales y se los entregó a Nebrija, rogándole que los hiciese imprimir. Nebrija se encargó de hacerlo, parte por complacer ai Conde y porque juzgaba aquella obra de pública utilidad, y parte también por pagar al autor los versos que le había dedicado el año 1489, presentándolo como debelador la
barbarie. De ellos habláremos en otro lugar. El mismo año se
imprimió en Barcelona la Oración que Hernando Téllez pronunció en la Corte Pontificia, dando la obediencia al Papa
Julio II en nombre de la Reina doña Juana y de su padre don
Fernando. Yo no he podido haber a las manos este discurso
58
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
de Nebrija; pero no dudo que será digno del nombre que
lleva (1). Esta actividad literaria a los setenta y tantos años
indica que Nebrija tenía una naturaleza de hierro, una capacidad de trabajo extraordinaria y una facilidad no menos
extraordinaria para pasar de unos trabajos a otros.
El año siguiente publicó en mayo La Ortografía Castellana, dedicada al "muy noble ζ assi sabio ζ prudente varón el
Doctor Lorenço de Caruajal". En el prólogo se ve que todavía respiraba por la herida de las desdichadas oposiciones del
año 13. Hablando del "cuidado que tenía de mostrar seis figuras de letras que nos faltan e sin las cuales no podemos escrebir nuestra lengua", dice: "El cual a mi peligro ya habría
puesto so la censura del pueblo, sino que temo que para juzgar della se hará lo que suele, contando los votos ζ no ponde­
rándolos. Como vemos que se hizo en el comienço del pontificado de Nicolao quinto que, poniéndose en dubda si la c de
aquel nombre había de ser aspirada o sotil, metida la cosa a
partido de votos, entre copistas ζ escriptores de la una parte,
ζ los varones doctos de aquel tiempo de la otra, venció la ignorancia, porque tuvo más votos, ζ porque aquéllos, dada la sentencia, començaron todos a escrebir nicholaus con ch, en el
qual error aun los niños agora no caen" (2).
Retiróse luego al pueblo de las Brozas a dar la última mano
a las Introducciones y al Diccionario, y estando allí en casa de
su hijo Marcelo, Comendador de la Puebla, de la Orden y
Caballería de Alcántara, cayó enfermo con fiebre, y estando
así enfermo, se lamentaba porque dejaba imperfectas aquellas
dos obras. "Esto, dice el Brócense, se lo oí contar muchas veces
a mi padre" (3). Convaleció, al fin, y pudo dejar terminadas
aquellas dos obras. En julio de 1520 apareció el Diccionario,
(1) Aelii AntonU Nebrissensis Oratio a Fernando Tellio in Senatu Apostólico
edita in exhibenda obedientia Iulio II Pontiflci Maximo Ioannae Hispaniarum Reginae et Ferdinandi Aragoniae atque utriusque Siciliae nomine.—Impressum Barcinone...
M. D. XVI. 4 Kal. Iunias.—Tomo esta nota del número 8.470 de la Biblioteca Nacional.
(2) [Sin título.] Al fin: Fué impresso el presente tratado en la villa de Alcalá
de Henares por Arnao Guillen de Brocar. Acabóse a doze días del mes de mayo: afi'o
del nascimiento de nuestro Salvador iesu xpo de mili ζ quinientos ζ diezisiete años.
12 hojas, signs, a-bmi, letra gótica.—Prólogo e prefacio del maestro Antonio de Lebrija en la obra que hizo sobre el orthografía del castellano.
Mayans reimprimió este curioso opúsculo el año 1735, valiéndose de un ejemplar
al parecer incompleto de la Biblioteca Real.
(3) "Dum ille in patria mea Brocis, ubi Dictionarium et Artem adornabat, febricitans decumberet domi Marcelli Nebrissensis filii, cruce alcantarensis ordinis insignitl
subinde suspirans, ut Patrem meum saepe dicere audivi, conquerebatur artem, sibi et
Dictionarium imperfectum relinqui."—Minerva. Dedicatoria.
VIII.—ÚLTIMAS ACTIVIDADES LITERARIAS
59
in quo multa ex superiori editione depravata emendavit, non"
nulla etiam in verum idioma convertit. Mientras terminaba las
Introducciones, publicó una nueva edición de Persio y otra de
la Relección de Numéris, que aparecieron en agosto de 1521.
Al principio del año siguiente entregó a Brocar las Introducciones Latinas, con las últimas correcciones y advertencias
(Nebrija no vería ya terminada esta edición), y puso un prólogo a la Thalichristia, de Alvaro Gómez de Castro. La T/zalichristia es un poema latino de grandes dimensiones. Tiene
unos 16.400 hexámetros. "Aquí tienes, lector amigo, dice Nebrija, la Thalichristia, que colmarán de elogios los siglos venideros; aquí tienes el Virgilio cristiano, aquí tienes el poema
de la Teología, que echaban de menos hace tanto tiempo los
varones más eminentes, y pedía con ansias un Conde italiano,
Juan Pico de la Miránduía, y que nos ha dado, por fin, un
caballero español, Alvaro Gómez, que ha querido volver a su
prístino esplendor la más hermosa de las ciencias, la poesía,
deformada hasta ahora por las torpes invenciones y la fábulas
vanísimas de los poetas; ha dado a la sagrada Teología la lengua y los adornos que corresponden a su dignidad, y ha sabido juntar la hermosura de las musas con la verdad del Evangelio. No es una novedad poner en verso las cosas divinas.
En verso la celebraron, entre los griegos, Lino y Orfeo y otros
muchos poetas anteriores a Homero; en verso las celebraron
también los fenicios y caldeos; en verso cantó Moisés, después
del paso del Mar Rojo, un himno de acción de gracias; en
verso cantó Job los divinos misterios; y David, y Salomón y
Jeremías en verso compusieron el uno los Salmos, el otro el
Cantar de los Cantares, y el otro sus Trenos y Lamentaciones. Y los poetas del Nuevo Testamento: Gregorio Nacianceno, Severino Boecio, Sedulio, Juvenco, Prudencio y, últimamente, Bautista Mantuano, ¿qué han celebrado en sus versos
sino las bellezas de la Teología? Pero ninguno ha acertado de
lleno, porque el Nacianceno expone más bien la contienda que
hay entre las nupcias y la virginidad (1 ); Boecio canta en variedad de metros, pero sólo de vez en cuando, para interrumpir el trabajo principal; Sedulio se fija únicamente en los milagros de Cristo; Juvenco recorre toda la historia evangélica,
(1) Nebrija parece que no tuvo aquí en cuenta los poemas teológicos, en que el
Nacianceno cantó los misterios de la Trinidad, de Dios Padre, del Verbo y del Espíritu
Santo, de la Providencia, de los dos Testamentos, de la venida de Cristo, etc.
60
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
pero con tanta sequedad, que pocas flores encontrarán en él
los amantes de la poesía; Prudencio tiene ingenio y fuerza
poética, pero sus poesías no forman un todo completo, son
como fragmentos de un gran poema; Bautista Mantuano canta
los triunfos de los mártires y las virtudes de los confesores.
Ninguno había abarcado hasta ahora (dicho sea sin ofensa de
nadie) todo el campo de la revelación, como lo hace Alvaro
Gómez en la Thalichristia, que es el verdadero poema de la
Teología, que deseaba Pico de la Mirándula. En el cual este
poeta noble por la sangre, por la inspiración y por las letras,
ha sabido bellísimamente hermanar la poesía con la Teología,
cantando el misterio de la Santísima Trinidad, la caída de los
Angeles, la pérdida del linaje humano y su reparación por
los méritos de Cristo, los vaticinios de las Sibilas, los oráculos
de los Profetas, los sacramentos de los Evangelistas, la vida
y doctrina del Salvador, la predicación de los Apóstoles, la
conversión del mundo y las excelencias de la fe, interpretando fielmente el sentido de las Escrituras, y mostrándose en todo
momento verdadero teólogo y poeta consumado, dulcísimo en
la invención, majestuoso en la exposición, y sostenido ení la
entonación, atento únicamente al bien espiritual del pueblo
cristiano. Alégrate, lector, y glorifica a Dios, cuyo nombre sea
bendito para siempre. No debe llamarte la atención la libertad
que se toma el poeta en suavizar la aspereza de algunos nombres propios, pues antiguamente hicieron lo mismo, sin protesta
de nadie, los que tradujeron los libros sagrados del hebreo al
griego o del griego y del hebreo al latín, haciendo declinables
los nombres más duros. Así, por ejemplo, en vez de pezah y
iehosua dijeron los griegos Pascha y Iesus y los latinos Phase
y losue. Tampoco se debe mirar como defecto el que nuestro
Alvaro, lleno de entusiasmo juvenil, se deslice en algunas sílabas, siguiendo el ejemplo de otros poetas. Finalmente, deseo y
pido a los lectores que no atribuyan al autor algunos descuidos de los impresores."
Nebrija no alababa por alabar. Lo que dice de la Thalichristia lo dice con pleno conocimiento de causa. ¿Que ni ese
poema ni el que con el título de Musa Paulina publicó siete
años después el mismo Alvaro Gómez se ven citados en nuestras historias literarias? Tampoco se ven citados en ellas los
de Sobrarías, ni los de Domingo Andrés, ni las poesías de Petreyo, ni las de Falcó, ni las del mismo Nebrija. De éste sólo
VIII.—ÚLTIMAS ACTIVIDADES LITERARIAS
61
conocemos la Gramática y el Diccionario por unas gramáticas
y unos diccionarios que no tienen más que el nombre de Nebrija. De nuestros grandes humanistas no quedan más que unos
cuantos nombres y unos cuantos títulos de obras. Ya les llegará
su día cuando, removiendo los escombros para examinar los cimientos de las grandes obras del Siglo de Oro, veamos que
muchas de ellas, las más grandes y duraderas quizá, descansan sobre otras similares latinas que nadie conocía.
El prólogo de la Thalichristia fué el último escrito de Nebrija que vio la luz pública en vida del autor. Entretanto seguía imprimiéndose la última edición de las Introducciones. En
ellas había añadido Nebrija algunas cosas en el capítulo De Sl·
llabis, la repetición De Accentu y muchos vocablos que no aparecían antes en el vocabulario que formaba parte de ellas, y algunas reglas sobre la pronunciación de las letras, que, según
él, pronunciaban mal los griegos y los latinos; finalmente, había añadido dos opusculitos De Litteris hebraicis accentuque
dictionum.
Quae pater excussit cum moriturus erat.
"Estas Introducciones las imprimió mi padre cuando ya estaba para morir", escribió Sancho Nebrija al frente de esta
edición.
IX
Muerte de Ncbrija. Su retrato. Fama
postuma.
EBRIJA no daba muestras de decaimiento.
Dice Paulo Jovio que tenía tal vigor de
cuerpo y de espíritu, que a los setenta y
siete años trabajaba en sus estudios
como siempre; ut nihil de siidiorum labore remitieret. Dé la lucidez y vigor
de sus facultades ya hemos visto una
prueba en el prólogo de la Thalichristia. Pero los años no pasan en vano. La derrota de Salamanca, primero; luego la muerte de su hijo predilecto (Fabián) (1515), "que en la sciencia
se había cuasi igualado con su padre", en frase de Marineo;
más tarde la muerte del Rey Católico (1516) y la de Cisneros (1517), y últimamente la de su esposa, fueron ensombreciendo cada vez más los últimos días de su vida. Para sustraerse a la tristeza y aprovechar las últimas luces de aquel breve
crepúsculo, se entregaba febrilmente al trabajo, y esto le aceleró la muerte. El día 2 de julio le dio un ataque de apoplejía,
según unos, y según otros, una repentina parálisis, de que murió a las pocas horas. Ibarra dice que Nebrija, casi nonagenario, se acostaba algunos ratos para descansar, y que estando
así un día, tendido boca arriba en la cama, quiso volverse de
lado, y que al hacerlo se acercó demasiado al borde de la cama,
que debía de ser bastante ^alta, y cayó de cabeza, destrozándose horriblemente la cara, y a las pocas horas murió, después
de recibir los auxilios de la Iglesia, pues añade que aunque no
IX.—MUERTE DE NEBKIJA
63
podía hablar, con las manos y con los ojos seguía todas las ceremonias y palabras del sacerdote.
"Murió—dice el Maestro Antonio de Moya—nueve días
después de San Juan de junio de dicho año 22; que lo sabe
porque dos días después de fallecido hicieron sus honores en
la iglesia del Colegio de Alcalá, e pedricó a sus honras el Doctor Ciruelo. Así mismo vio la capilla e tumbo donde dicho Lebrixa estaba enterrado, e vio puestos encima de la dicha tumba muchos versos escritos en latín en alabanza del dicho Lebrixa" (1 ). Al doctor Ciruelo debe referirse lo que añade Huarte de San Juan en el pasaje antes citado. Dice que "muriendo
repentinamente de apoplexía, encomendó la Univrsidad de Alcalá el sermón de sus obsequias a un famoso predicador, el
cual inventó o dispuso lo que había de decir como mejor pudo;
pero fué el tiempo tan breve, que no hubo lugar de tomarlo
de memoria, y así se fué al pulpito con el papel en la mano, y
entró diciendo así: "Lo que este ilustre varón acostumbraba
hacer, leyendo a sus discípulos, eso mesmo traigo yo determinado de hacer a su imitación, porque fué su muerte tan repentina y el mandarme que yo predicase tan acelerado que no he
habido lugar ni tiempo de estudiar lo que convenía decir, ni
para cogerlo en la memoria. Lo que yo he podido trabajar esta
noche, traigo escrito en este papel. Suplico a vuestras mercedes lo oigan con paciencia, y me perdonen la poca memoria."
Pareció tan mal al auditorio esta manera de predicar por escrito y con el papel en la mano, que todo fué sonreír y murmurar" (2 ).
El día 5 se reunieron el Rector, consiliarios y colegiales de San Ildefonso y acordaron unánimemente "que por quanto el honrado maestro
antonio de lebrixa catredatico de Retórica deste dicho colegio que santa
gloria aya ha seydo muy provechoso a este colegio e universidad ansy en
el exercicio de las letras como en las buenas ordenanças del dicho estudio e colegio e ansy mesmo acatando el mucho amor y buena voluntad
qué el Rm° cardenal don fray franco, xímenes de cisneros fundador deste dicho colegio q es en gloria syempre le tovo que agora ellos por sy ε
en nombre del dicho colegio le concedían e concedieron e davan e dieron al dicho maestro antonio de lebrixa para su enterramjo la capilla de
la R [ e x a ] que esta junto de santiago la quai [esta] luego después de
(1)
(2)
Ms. 8.470.
Juan Huarte: Examen
cíe Ingenios
(Alcalá, 1640), fol. 136 vuelto.
64
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
la Rexa de la capilla principal del enterramiento del Rm° cardenal q. es
en gloria q. de aqui adelante non se entierre dent" de lia otrâ psona alg [ u n â ] c demas desto prometieron de le hazer un sepulcro suntuoso que
en cada un año en el mesmo dia de su enterramj 0 que sera ä dos dias
del mes de jullio de cada un año le diran solepnemeïite un anjversario
por su anima y en su memoria por ser como fue psona muy docta e de
mucho merescj 0 en gratificación de lo que hizo por esta dicha universydad, y que sy por aventura en algund tiempo este dicho colegio sé pasare a algún ot° logar que por la presente se obligâvan e obligaron de
llevar sus hue[sos] del dicho maest° antonio de lebrixa que aya gloria
alia donde se pasaren e.. le asignaran e harán en el dicho colegio q. ànsy
se pasaren lugar competente dfonde] sean trasladados los dichos sus
huesos e harán su sepulcro donde syempre a [ya] memoria del tan suntuoso y en tal logar adonde después del cardenal q. es en [glo]~
ria no aya ot° mejor e q. todo syempre se le dira solépnemente por su
anima el dicho aniversario como dicho es..." ( 1 ) .
"Enterróse, pues, en la iglesia de San Ildefonso, encorporada en el Colegio mayor, hízosele muy suntuoso enterramiento, como a la verdad él lo merecía. Tiene su capilla a la mano
derecha como entramos hacia el coro junto" (2). Esta capilla,
dicen los Anales Complutenses, es la primera del lado del
Evangelio.
En el Libro de Tesorería, al folio 41, entre los pagos hechos en agosto de 1522, en el asiento 246, leemos lo siguiente:
"Al m.° A. Lebrixa q en gloria sea treze mil y trescientos y
treinta y tres mrs. por cumplimiento de pago de su Cátedra fecha a 26 de junio deste año firmada del señor Rector y p.° González."
En el sepulcro de Nebrija se grabó este epitafio, según lo
leemos en una nota manuscrita de un ejemplar de la Historia
de Cisneros, por Alvaro Gómez, que perteneció a Gayangos:
Beticus hie situs est, jacet hoc Nebrissa sepulcro.
Hic latitânt musae, Retoricemque premunt.
Quiere decir: " Aquí está sepultado, en este sepulcro yace
el Nebrija andaluz. Aquí están encerradas las Musas, y no
dejan hablar a la Retórica."
(1) Arch. Hist. Nac, 3, f. Registro de escrituras desde el año 1521 hasta el
de 1527, foL 112.
(2) Ms. 8.470.
65
IX.—MUERTE DE NEBRIJA
No para grabarlos en su sepulcro, sino para indicar el sentimiento que el día de su muerte tendrían muchos maestros, compuso Nebrija estos versos In Epithaphium suum:
Poenitut multos vanae sterilisque cathedrae
Sicut in Antonii funere quisque videt,
en que viene a decir, poco más o menos:
Muchos sintieron qué fuera
tan estéril y tan huera
su cátedra, en todo igual
a aquella frondosa higuera
que maldijo Cristo, cual
puede observarlo cualquiera
de Antonio en el funeral.
"Nebrija, dice Nicolás Antonio, era hombre de mediana
estatura, pero bien proporcionado; su rostro respiraba majestad, como de hombre dedicado a los estudios; tenía la voz débil,
las piernas delgadas y los ojos pequeños, como pinta Diógenes
Laercio a Aristóteles." Felipe de Borgoña modeló en barro el
busto de Nebrija. Antonio del Rincón hizo de él un retrato
al óleo y lo grabó después en cobre. De la lámina abierta por
Rincón proceden los retratos que se pusieron al frente de algunas de sus obras, con estos versos del mismo Nebrija y de sus
hijos Fabián y Sebastián. (1 ).
(1) Hoy se considera como un mito la existencia de Antonio del Rincón. Véase
sobre ello el artículo titulado Mito y realidad de Rincón, Pintor de los Reyes Cató'
licou, por F. J. Sánchez Cantón, publicado en los Anales de la Asociación Española
para el progreso de las Ciencias, año I, num. I. págs. 136-144. No veo, sin embargo,
destruido del todo, por lo menos en lo que se refiere al retrato de Nebrija, el llamado
mito de Antonio; y me parece gratuito suponer que el que abrió la lámina era distinto
del que pintó la tabla. En los versos la tabla y el grabado aparecen como obra del
mismo autor. La frase de Sebastián: gladio nunc mira Antonius arte, responde a las de
Fabián: arte quidem magnus uterque sua; e iste manu mortales vincat. Ahí no hay
más que una mano, y un Rincón y un Antonio, que no se pueden separar; yo a lo
menos no veo la manera de separarlos. Si son dos artistas distintos, ¿de dónde sacpn
que el Rincón, del primer epigrama se llamaba Fernando y el Antonio del último se
llamaba Rincón?
NKBRIJA.—8
66
PRIMERA PARTB.^—DATOS BIOGRÁFICOS
FABIANUS NEBRISS. ANTONII FILIUS
Antoni effigiem Rhinconus pingere nuper
Dum parat; arte quidem magnus uterque sua.
Viderai hos pariter mundi spectacula Pallas,
Et dubitat cuius gloria prima foret;
Atque ait: Iste manu mortales vincat et ille
Ingenio cunctos; sint tamen ambo pares.''
ANTONIUS IPSE
Quod solum poterit venturi Iudicis ira,
Cum mihi me reddet, magne Philippe, facis
Non speculum, non unda silens, non leve metâllum,
Spheugites lapis sic simulacra refert.
Quod Deus omniparens potuisset fingere solus,
Hoc mihi me reddens perficis arte tua.
EIUSDEM SALUTATIO AD IMAGINEM
Antoni, salve, quo non mihi carior alter,
Sive sit is natus, sive sit ille parens.
Cum mecum vivas, et vixeris a genitura,
Nunquâm vise mihi, sive videndus eras.
Quod natura potens, genitor genitrixque neganmt.
Hoc opifex magnus reddidit arte sua.
ES.—MUERTE DE NEBRIJA
67
SEBASTIANOS NEBRISS, ANTONII FILIUS
Qui cupis ignotum Antoni cognoscere vultum.
Aspice tarn similem, quam fuit ipse sibi.
Peniculo Rhincon pinxit, coeloque Philippus;
Germanus molli finxit at ille luto;
Sed tandem gladio nunc mira Antonius arte,
Quod pressum cernís, scissile fecit opus.
Marcelo, el hijo mayor de Nebrija, que fué Comendador
de la Puebla, como vimos en la Triaca del Alma "habla con
su padre y finge que es vivo", en esta forma:
O Aelio Antonio Nebrissa nombrado
en artes maestro, profundo €n saber
con ellas mostrastes el vuestro valer
por ser días sciencias muy acompañado:
De bienes mundanos no hobistes cuy dado;
aquestos dexastes e su escura niebla
por dar luz a españa que estaba en tiniebla
con el vuestro ingenio por Dios inspirado.
Son vuestras obras de tal calidad
que quanto más tiempo pasare por ellas
serán más eternas, polidas y bellas
muy resplandecientes con autoridad;
e vuestra sapiencia, que da claridad
â todos los siglos será muy notoria
sin que perezca tan clara memoria
con fama tan digna dé inmortalidad.
Vos fuisteis la fuente de toda la sciencia,
de do al universo tal fruto ha emanado
que en todas las sciencias no hallo letrado
que no deba daros contino obediencia.
Y es tanto él saber de vuestra elocuencia
que, puesto que saben que soy vuestro hijo,
a vos comparado soy grano de mijo
y aun menos porque hay mayor diferencia.
No vamos a repetir aquí los elogios que hicieron de Nebrija sus cotemporáneos. A raíz de su muerte escribía Juan de
Vergara: "Antonio de Nebrija, varón gravísimo y eruditísimo,
lleno ya de días, lleno de honores, lleno de fama maciza y duradera, pasó a mejor vida, con tanto sentimiento de todos los
<¡8
PBIMEBA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS
buenos, como si hubiera muerto prematuramente, y no tuviera
ni la edad, ni los honores ni la fama que merecía," Antonius
Nebrissensis vir gravissimus simal et eruditissimus, plenus iam
annis, plenus honoribus plenus solida mansuraque fama, [ato
concessit tanto bonorum omnium moerore, quasi annis, honoribus, famae immature praereptus. Esto escribía Vergara desde
Valladolid el 6 de setiembre de 1522 a Luis Vives. En carta
dirigida al mismo Vives llamaba Erasmo a Nebrija "príncipe
y ornamento de la universidad complutense, cuyo nombre se
ha hecho famoso por él". "Ornamento de toda España" lo
llamaba Paulo Mérula, y Raimundo Palasino añadía que "en
el método de leer y estudiar los autores había juntado las letras con una acendrada piedad y con el santo temor de Dios,
que es el principio de la sabiduría". Parecidos elogios le tributaron Paulo Jovio, Juan Vaseo, Pedro Mártir, Lucio Marineo
Sí culo, Alvaro Gómez, Antonio Honcala, Florian de Ocampo.
Valgan por todos éstos dos poco conocidos: uno de Juan Lorenzo Palmireno, y otro de don Alonso Fernández de Madrid,
Arcediano del Alcor, traductor y corresponsal de Erasmo. El
de Palmireno está tomado de un razonamiento que hizo a los
regidores de su tierra sobre la manera de enseñar la Gramática, y el del Arcediano, de la famosa compilación histórica conocida con el título de Silva Palentina.
"Digo, dice el primero, que si verdad es lo que escribe Planudes, que todos los gramáticos andamos en peligro de ser
excluidos del número de los hombres. Porque él cuenta que a
la puerta de un baño había una piedra, y de tantos que, entrando, estropeçaban, sólo uno la quitó; y así dize que no entró
más de un hombre en el baño, entendiendo que los otros no
tenían más de la figura. Si la Gramática que nuestros abuelos
enseñaban queremos llamar baño, sólo a Antonio de Nebrissa
tememos por hombre, pues con todas sus fuerças apartó la
piedra. Estaba España en poder y tiranía de bárbaros gramáticos; dolióse della; pasó en Italia; truxo con toda curiosidad lo
que pudo. Y así como Emanuel Chrisoloras truxo el griego a
Italia, así Antonio de Nebrissa el latín a España; y con ser
buen filósofo y muy buen teólogo, por el bien de su patria no
rehusó el nombre de gramático; pero la bárbara canalla ingrata, no quiriendo dexar el antiguo alimento de las bellotas, persiguióle bravamente, de modo que con gran dificultad se recabó
que en el año 1507 se leyesen sus preceptos en Valencia, defen-
IX.—MUEBTE DE NEBRIJA
69
diendo Maestre Amiguet al Doctrinal, y haciendo que su discípulo Luis Vives con aquel grueso latín que entonces usaban,
hiziese invectivas contra Antonio; pero cuando fué docto en
Flandes, le volvió la fama en aquel libro tan excelente De Disciplinis. Ganó Antonio gran fama con sus Quinquagemas, Vo~
cabalado, Chronica de España, Cosmografía, Retórica, Comentarios de Persio y Relectiones de Asse, y otras cosas que
imprimió" (1 ).
El elogio del Arcediano del Alcor, es como sigue:
A N T O N I O DE NEBRISIA
En esté tiempo, año de M.D.XXIV, murió aquel muy docto varón
maestro Antonio Nebrisense, natural de Nebrixa, cerca de Sevilla, al
cual, de verdad, toda España debe mucho, porque fué el primero que
en estos Reinos comenzó a enseñar pura y elegantemente la lengua latina haciendo diversas Instituciones y Artes, en prosa y en verso, para
que los niños, y los de más edad, con menos dificultad la aprendiesen;
desterrando, como desterró de nuestros términos, aquella torpe manera
de enseñar, que los pasados tenían, ocupando el tiempo en materias ranciosas y desaprovechadas del Doctrinal de Pastrana, de Pero Elias, de
Hebrardo y de otros talés, que bárbara y confusamente nos lo enseñaban; y introduciendo otra forma de hablar y escribir latín, más conforme a là pureza antigua romana. Fué varón muy leído y instruto en las
letras latinas, y aun en las griegas, segund lo que délias entonces sé podía saber, y grand historiador, por lo cual el Rey Católico don Fernando le hizo su coronista. y escribió en latín la Crónica de sus tiempos,
muy verdadera y elegantemente. Y compuso otras obras señaladas de
diccionarios, vocabulistas y anotaciones. Está sepultado en Alcalá de
Henares honradamente, en una capilla, porque él con sus letras decoró
mucho aquella Universidad (2).
(1)
(2)
El Latino de repente, 2.* parte, pág. 172. Edición de Valentía del año 1573.
Silva Palentina, año 1524.
SEGUNDA
PARTE
ACTIVIDAD LITERARIA
1
NEBRIJA, DEBELADOR DE LA BARBARIE
tiarbaticum nostro repulit orbe genos,
EBRijA tuvo, desde luego, conciencia muy
clara de su vocación, y la siguió sin vacilar. Vio que los maestros que había
tenido en Salamanca, "aunque no en el
saber, en el decir sabían poco", y se fué
a Italia, resuelto a no volver de allá,
"mientras no pudiese restituir en la posesión de su tierra perdida los autores del latín, que estaban
ya, muchos siglos había, desterrados de España".
Diez años tardó en los deprender, y aún quería seguir
adelante; pero Italia, que vio lo que Nebrija había aprovechado en aquellos diez años, y que se había hecho, como dice
Pedro Mártir, acreedor a todas las coronas de yedra y de laurel, le dijo que se volviese cuanto antes a su patria y arrojase
de ella la barbarie.
Los Reyes Católicos habían emprendido ya y llevaban adelante su obra de reconstrucción nacional. Penosamente iban
72
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
recogiendo los miembros y pedazos de España, que estaban
por muchas partes derramados, y ayuntándolos en un cuerpo
y unidad de reino, al mismo tiempo que se disponían a limpiarlos de moros y judíos para formar así aquel gran imperio que
muchos siglos, injurias y tiempos no podrían romper ni desatar.
Era, pues, necesario, al mismo tiempo que los Reyes preparaban aquella era de grandeza, renovar el conocimiento de la
lengua en que está fundada, no sólo nuestra religión y república cristiana, sino el derecho civil y canónico, la medicina y
las artes que dicen de humanidad, porque son propias del hombre en cuanto hombre, sin las cuales quedaría manca y defectuosa aquella obra, y no tendría la solidez, la duración y la
prosperidad que debía. Nebrija era el llamado a renovar la
lengua latina, y con ella todas las otras facultades que, con el
olvido de la lengua, se habían condenado a la inmovilidad. Los
teólogos no podían escrudiñar las Escrituras porque no sólo
no conocían el griego y el hebreo en que fueron escritas, pero
ni aun el latín de aquellos santos varones que fundaron nuestra religión: Lactancio, Tertuliano, Hilario, Cipriano, Jerónimo, Agustín. Los juristas apenas entendían la imagen y sombra de sus Códigos y Digestos. Los médicos no podían leer las
obras de Cornelio Celso y Plinio Segundo, lumbreras de la
Medicina.
Una vez renovada la lengua latina, había que limpiar, fijar
y dar esplendor a la castellana, porque siempre la lengua fué
compañera del imperio, y de tal manera lo siguió, que juntamente comenzaron, crecieron y florecieron* y después juntamente fué la caída de entrambos. Años adelante, estando los
Reyes en Salamanca, presentó Nebrija a doña Isabel una
muestra de la Gramática castellana, y preguntándole la Reina
para qué podría aprovechar aquel libro, Fray Hernando de Talavera, que estaba presente, respondió: "Para que después que
Vuestra Alteza haya metido debaxo de su yugo muchos pueblos bárbaros ζ naciones de peregrinas lenguas, ζ con el ven­
cimiento aquéllas ternán necesidad de recebir las leyes quel
vencedor pone al vencido, ζ con ellas nuestra lengua, enton­
ces por esta Arte podrán venir en el conocimiento della, como
agora nosotros deprendemos el arte de la Gramática latina para
deprender el latín" (1 ).
(1) Arte de la lengua castellana.—Salamanca, 1492.—A la muí alta ζ a&sl escla­
recida princesa dona Isabella tercera deste nombre...
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE
73
Al volver Nebrija de Italia el año 1470, aunque no traía
bien definido todavía su plan de campaña, ya veía que venía
a luchar contra la barbarie: pero no se arredró ante los peligros de la lucha, que necesariamente había de ser muy ruda,
porque sabía que vivtus et ars circa difficile versantur, y su
carácter le llevaba a luchar siempre contra las mayores dificultades. Los tres años que estuvo en Sevilla al servicio de don
Alfonso de Fonseca, ninguna otra cosa hizo, como acaba de
decirnos, sino reconocer toda su gente y apercibirse para enseñar la lengua latina, como si adivinara que con todos los bárbaros se le aparejaba alguna grande contención. Muerto su
bienhechor, se fué a Salamanca para comenzar por allí su campaña, porque tomada por combate aquella fortaleza, todos los
otros pueblos de España se le rendirían con facilidad. Diéronle
dos cátedras asalariadas, la de Gramática y la de Poesía, que
hasta entonces no se había dado nunca a un solo maestro, y
desde ellas comenzó a desarrollar su plan, formando ante todo
buenos discípulos y preparando libros que llevasen a todas partés sus doctrinas. "Desde que comencé a leer Gramática, escribía el año 1481, mi pensamiento continuo era éste: ¿qué
libros de texto daré a mis discípulos para que aprendan, y qué
modelos les propondré para que los imiten? En la Gramática,
observa Quintiliano, hay que distinguir dos partes, una teórica
o preceptiva, y otra práctica o histórica, que trata de los autores que se deben imitar. Para esta segunda tenía muchos autores; no así para la primera, porque los que había, que no eran
pocos, no eran a propósito para niños. Los gramáticos antiguos
hablaban el latín y escribían para discípulos que lo hablaban
también, como nosotros ahora el castellano, y claro está, no
había dificultad ninguna que no la pudiesen resolver fácilmente
hasta los más rudos en materia de letras. Pero nosotros, que
nos hemos apartado muchísimo de la lengua latina, tenemos
que valemos de otros medios y emplear otros métodos en la
enseñanza.del latín. En el siglo pasado y en éste han intentado muchos resolver esta dificultad, escribiendo libros de Gramática para niños; pero, después de decir en las primeras hojas
que escriben rudimentos para niños, se meten y meten a los
lectores en un verdadero laberinto de confusión, de donde ni
líos mismos saben salir. Otros siguen un camino diferente, y
queriendo parecer fáciles y breves, no se sabe realmente lo que
hacen ni lo que quieren hacer, desde luego no hacen nada de
74
SECUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
provecho. Yo hago lo siguiente: me pongo en el caso de aquellos a quienes quiero enseñar, y no digo ni escribo nada que
los niños no puedan entender, sin omitir tampoco nada que
sea necesario para iniciarlos en la lengua latina" (1 ).
Al mismo tiempo que formaba así a los niños, procuraba
despertar en los mayores, y sobre todo en los maestros, el deseo
de perfeccionarse en el latín; pero en esto fracasó, como era
de temer. Sólo uno, don Diego Ramírez Villaescusa, se prestó
a ser discípulo de Nebrija. De él decía Marineo Sículo que
era el único de los maestros salmantinos que, al llegar él a Salamanca el año 1484, hablaba en correcto latín. Lo mismo escribía Barbosa poco después, disculpándose de haberse opuesto a la cátedra de Gramática. El año I486, al terminar su
segunda repetición De corruptis hispanorum ignorantia quarundam litterarum vocibus, desahogaba Nebrija su indignación
contra los maestros, que tan reacios se mostraban a la reforma.
"Sólo en vosotros, decía dirigiéndose a los jóvenes, estriba ya
la esperanza de volver a recobrar la lengua latina; a los demás
dejémoslos como incurables, en manos de su necedad. A vosotros, pues, jóvenes ilustres, no sólo os amonesto y os exhorto,
sino que os ruego y os suplico que os entreguéis con todo fervor y diligencia al estudio de la lengua latina e imitéis la pronunciación de aquéllos quos penes arbittium, tus est et norma
loquendi. No permitamos que se rían de nosotros los extranjeros, los cuales, cuando nos oyen hablar en latín, por más
ciencia que mostremos, no pueden contener la risa, y se. mofan
de nosotros. Permitamos antes que digan que no pronunciamos bien el español, que no que se burlen de nosotros con mengua de nuestra nación, queriendo parecer sabios en latín y cometiendo mil barbarismos. Cuando oímos a los charros o a los
serranos, a duras penas podemos contener la risa, viendo los
disparates que dicen. Pues ¿qué extraño es que, viendo los que
decimos nosotros en latín, se rían de nosotros los que lo saben?
No incurráis, por Dios, en cosa tan fea. Sobre todo vosotros,
jóvenes de la nobleza, no dejéis que a vuestras espaldas se
burle nadie de vosotros. Si por desprecio a los romanos, a
quienes estuvisteis sometidos tanto tiempo, queréis corromper
su lengua, ¿por qué no dejáis el Derecho Civil y Pontificio?,
(1) Introductiones latinae.—Salamanca,
Mendozae S. R. E. Cardinall hispano.
Î4&L—-Aelifls Antonius lebrixefi.
Petra
I.—DEBELADOB DE LA BARBARIE
75
¿por qué no cerráis de una vez todos los libros de Filosofía
y de Teología?, ¿por qué no sustituís el viejo latín por una lengua bárbara cualquiera? Pero no quiera Dios que sufra tal
afrenta nuestra religión que oigamos cantar en nuestras iglesias en español, en francés o en alemán, o que cuando cantemos en ellas las alabanzas de Dios o de los santos en latín, no
lo pronunciemos como es debido. Oh Creador y conservador
de todas las cosas, que, dejadas las lenguas de otras naciones,
diste a tu Iglesia sermonem in ove tabii, esto es, la lengua latina;
y tú, oh Virgen Santísima y Madre Inmaculada. María, que
subiste al cielo en cuerpo y alma, y ocupas en él el segundo
lugar, y cuyos títulos cantamos todos los días en latín; y vosotros todos los demás cortesanos del cielo, que asentasteis los
cimientos firmísimos de la Iglesia de Cristo en esta lengua, que
esos literatuelds, desconocedores de la antigüedad, llegaron a
destruir casi por completo: alejad del pueblo cristiano esta
afrentosa calamidad. Y vosotros, también, clarísimos e invictísimos Príncipes, que con vuestra dirección y felicísimo gobierno habéis hecho que los miembros dispersos de toda España se
hayan vuelto a juntar casi del todo formando un solo cuerpo,
procurad que no falte a la felidad que habéis dado a nuestro
siglo este gran ornamento de la lengua latina. Y tú, finalmente,
o et presidium et dulce decus meuml, Maestre de la Caballería
de Alcántara y nueva esperanza de tu nobilísima familia, Juan
de Estúñiga, a quien dedico, aunque no estás presente entre
nosotros, estas primicias de mis repeticiones, favorece a tu amigo Antonio, que sin ayuda de nadie se ha lanzado el primero á
luchar contra los enemigos de la lengua latina" (1 ).
Pero Nebrija no estaba solo. A su lado y muy cerca de él
estaba el lusitano Arias Barbosa, animando también a los jóvenes. "En dos lustros, decía, venció Grecia a la barbarie. Aquí
ni después de dos lustros se da por vencida. ¿Sabéis por qué,
jóvenes estudiosos? Porque vuestros jefes son del bando enemigo. No han cultivado su ingenio con la lengua del Lacio, y
les parece vergonzoso hablar en latín. Si uno pronuncia delante de ellos una palabra latina, se ríen de él como de un loco, y
lo llaman gramático. Si oyen que uno pronuncia unas cuantas
( 1 ) Aelii Antonii Nebríssensis grammaticl Repetitio secunda, quam fecit anno
M.CCCC.LXXXVI. de corruptis hlspanorum Ignorantla quarundar¿ litterarum vodbus>
(Al fin.)
76
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
palabras griegas, se quedan asustados como si vieran una muía
preñada" (1).
E L GRAMÁTICO.—Muchos trataban a Nebrija de pusilánime,
porque, siendo quien era, y valiendo lo que valía, y estando aún
en edad de llegar por otros caminos a los más altos puestos,
se había contentado con el título de gramático. Gramático para
ellos era lo menos que podía ser un hombre de letras. Y ciertamente estaba tan desacreditada entonces la Gramática, que
no les faltaba razón para pensar así a los que censuraban a
Nebrija. Nebrija, por el contrario, creía que el título de gramático era honrosísimo, porque, si bien es cierto, decía, que la
Gramática es la última de todas las facultades, en lo que se
refiere a las letras, sílabas y palabras, y a la contextura de la
oración, es la primera, y todas las demás dependen de ella.
Diógenes era esclavo de Xeniades, y no obstante, como filósofo, se permitía dar consejos a su señor, y como éste le advirtiera que un esclavo no debía tomarse tanta libertad, le dijo
Diógenes: "Si yo fuera médico y tú estuvieras enfermo, ¿no
me debías obedecer para recobrar la salud?" Pues lo mismo
digo yo, pobre gramático, a los que profesan otras facultades:
"Casi todos estáis enfermos en materia de letras, y tenéis necesidad de médico, al cual debéis obedecer, aunque seáis teólogos o juristas, príncipes o reyes, emperadores o papas, so
pena de no curaros nunca de esa dolencia" (2). El gramático,
según ésto, debe tener algún conocimiento de todas las otras
facultades y de los autores que tratan de ellas, y debe tener
además el discernimiento y juicio necesario para saberlos interpretar y juzgar debidamente. Por eso entre los antiguos era
tan estimado el título de gramático. "Nuestra edad, decía Arias
(1) Arii Barvosae Lusitani Antimora. Eiusdem nonnulla Epigrammata.—Conimbricae MDXXXVI.—Ad iuvenes studiosos
Barbariam geminis superávit graecia Iustris
Hic nec barbaries post duo lustra cadit
At cur hoc, iuvenes? Quia sunt ex hostibus ipsis,
Qui vestras classes, agmina quique regunt.
Non horum ingenium prosa est vel carmine cultum.
Hi fari latie dedecus esse putant.
Nam si quis latium verbum tentaverit, ilium
Ut stolidum irrident, grammaticumque vocant.
lam monstri simile est hos inter graeca sonare,
Ac mula foeta mirius illud opus...
(2)
Apologia, fol. VI, ed. de Granada, 1535.
I.—DEBELADOS DE LA BASBAKIE (EL GRAMÁTICO)
77
Barbosa, ha restringido injustamente ese título, porque ignora
lo honroso que era en otro tiempo. Nosotros solemos designar
con él a todo el que enseña los primeros rudimentos, sea quien
fuere, sin pensar que ese nombre tiene otra significación mucho
más alta. Los antiguos, más advertidos en esto que nosotros, y
con más sentido de la realidad, reservaban ese nombre para los
críticos, que eran los arbitros y jueces naturales en materia de
letras. Para llevar dignamente ese nombre hay que tener grandes facultades y un caudal extraordinario de conocimientos.
Un verdadero gramático es más raro que un cuervo blanco o
un cisne negro. Entre los antiguos hubo pocos: un Aristarco,
un Dídimo, un Antígono. En nuestro tiempo sólo ha florecido
uno, Antonio, varón insigne, que ha renovado el mundo de las
letras. No es el favorito de una sola musa: todas le quieren a
cual más y le colman de regalos" (1 ).
Barbosa volvió repetidas veces sobre este mismo tema, insistiendo siempre en lo mismo. "Te mofas, como salvaje, dice
en uno de sus epigramas, del nombre de gramático. Pero ¿qué
extraño es que desprecie el puerco las piedras preciosas, si lo
que a él le gusta es el cieno?" (2). En otro le dice a un gramático, llamado Probo: "Lo mismo da decir gramático que literato, pues grammata significa letras; pero nadie quiere que lo
llamen gramático, sino literato. ¿Por qué, si es lo mismo lo uno
(1)
Ad Antonium Arii epigramma
Grammatici officium gyro male clausit iniquo
Nostra aetas quantum nescia fulsit olim.
Nam quicumque docet modo prima elementa solemus
Nomine non propio dicere grammaticum.
Cautior at multo veterum et sapientior usus
Haec solum criticis nomina tanta dedit,
Quorum aperlre fuit cunctorum sensa librorum
Quos penes arbitrium iudiciumque fuit.
Maximus Ule vir est molem qui nominis huius
Sustinet et nigro rarior ille cygno.
Grammaticos vidit paucos veneranda vetustas
Qualis Aristarchus, Didymus, Antigonus.
Tempore sed nostro florens Antonius unus.
Laude vir insigni saecula nostra novat.
Doctarum hunc tantum non diligit una sororum
Diligit hunc studio sed dea quaeque pari.
(2)
In berbarum
Nomen grammatici iocis, cachinis
Spernis, barbare; nil mihi novi affers.
Sus spernit quoque gemmeos lapillos,
Coenum est in precio sui, lutumque.
ï8
SEGUNDA PABm—ACTIVIDAD LITERARIA
que lo otro? Esto prueba lo ciegos que estamos en materia de
letras. Tú, mi querido Probo, honra y prez de la Gramática
Talía, desprecia los dichos del vulgo malicioso" (1).
Pero ni el ejemplo de Nebrija, que siguió usando toda su
vida el título de gramático, ni la autoridad de Barbosa, que
tan bellamente había sabido expresar el verdadero sentido de
aquella palabra, pudieron devolverle su antiguo esplendor y
rodearla del prestigio que tuvo en otro tiempo. Gramáticos siguieron llamándose (y ya no era posible llamarlos de otro
modo ), todos los que enseñaban los primeros rudimentos de la
lengua latina
Nam quicunque docet modo prima elementa solemus
Nomine non propio dicere grammaticum.
¿Cómo, pues, designar en adelante a los pocos que llenaban el
significado de aquella palabra? El mismo Barbosa dio, sin pretenderlo, la solución
Haec solum cxiticis nomina tanta dedit.
La antigüedad dio ese nombre tan glorioso solamente a los
críticos: a un Aristarco, a un Dídimo, a un Antígono; como si
dijéramos a un San Isidoro, a un Nebrija, a un Menéndez y
Pelayo. Pues llamemos nosotros críticos a los verdaderos gramáticos, y no se confundirán ya con los otros. Y críticos o
polígrafos llamamos hoy a los que, como los antiguos gramáticos, conocen toda suerte de libros, y son los arbitros y jueces
en materia de letras.
El año 1575 publicó Palmireno su Vocabulario del Humar
{1 ) Ad Probum Grammaticum.
ídem grammatici atque litterati
Graeci grammata, litteras latini
Appellant; fugiunt tarnen vocari
Omnes grammatici, volunt vocari,
Exoptant, cupiuntque litterati.
Cur hoc, significant idem si utroque?
Quantae nos miseros premuní tenebrae.
At tu grammaticae decus Thaliac,
Mi dulcís Probe, discito, precor te,
Vulgi spernere voculas maligni.
Hinc curas bominum legens inanes,
Et caecas nebulas tenebrionum.
I.—DEBBLADOB DB LA BARBARIE (INTRODUCCIONES)
η
nista. Para escribirlo pidió auxilio a los Atlantes de la Academia valenciana. Viendo que no se lo daban, se lanzó él a hacer
lo que pudiera. Algunos le dijeron que metía la hoz en mies
ajena. "¿Y qué, decía él, no es propio del gramático conocer
los nombres de las cosas? ¿Qué oficio es el suyo? ¿Cuál es su
campo? ¿Dónde están los mojones que lo separan de los campos vecinos? ¿No habéis oído decir que al gramático le corres-*
ponde juzgar toda clase de libros, y que es una necedad creer
que sólo es gramático el que enseña los primero rudimentos?
¿No me corresponde a mí enseñar a los niños los nombres de
todas las cosas, para que cuando sean mayores y sepan ya
cómo se llama cada una, puedan entregarse libremente al estudio de la naturaleza" (1 ).
LAS INTRODUCCIONES LATINAS—El año 1481 publicó Nebrija sus Introductiones latinae, dedicadas al Cardenal Mendoza.
"La razón que he tenido, dice, para dedicarte estas lucubraciones, es la misma que tenían los antiguos para ofrecer a Ceres
las primeras espigas, y los primeros racimos a Baco. Porque
siendo tú en España, no sólo el primero de los prelados, sino
el primero de los Mecenas y el patrono especial de las letras,
a ti debo dedicar este libro. Si, como espero, merece tu aprobación, no dudo que encontraré en ti el favor que necesito
para amordazar a los envidiosos y hacer callar para siempre
a mis detractores. Si con tu favor logro vencer a los enemigos
de la lengua latina, a los cuales declaro la guerra con) este
libro, te ofreceré agradecido las décimas del botín" (2).
Poco más decía en la dedicatoria. El libro apareció sin título ni portada, con la primera página en blanco, como otros que
se imprimieron por entonces en Salamanca. El título aparece
en el colofón. Aelij Antonij Nebrissensis gramatici introductiones latinae explicitae. Salmaticae. anno a natali christiano.
M, CCCC. Lxxxj. ad xvij. k, februarij. Deo gras.
La materia va dividida en dos partes. La primera comprende la Analogía, y la segunda, la Sintaxis, la Ortografía y la
Prosodia, las figuras y los tropos y un pequeño vocabulario.
En las siguientes ediciones prevaleció la división en,cinco libros, que ya estaba indicada en la primera. Libro primero: de( 1 ) Vocabulario del Humanista. Al lector.
(2) Introductiones latinae- Ed. de 1481. Dedk.
βο
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
clinaciones y conjugaciones, partes de la oración, accidentes
del nombre, etc. Libro segundo: género de los nombres, reglas de la declinación, accidentes del verbo, pretéritos y supinos. Libro tercero, "el qual es de las preguntas que los griegos
llaman erotymas, por las quales los niños han de ser preguntados de las partes de la Gramática. Libro quarto, que es de
las partes de la oración entre sí. Libro quinto, de la quantidad
de las sylabas, pies, versos, acentos." Las tres primeras ediciones sólo contenían el texto, lo que pudiéramos llamar el libro
del discípulo, todo en prosa latina. En la tercera edición iba
contrapuesto el romance al latín; en la columna de la izquierda
el texto latino y en la de la derecha el castellano. La glosa del
texto, o sea el libro del maestro, y los versos latinos en los
géneros y en los pretéritos y supinos, no aparecieron hasta la
edición de Salamanca del año 1495, a los quince años de la
primera. Durante esos quince años, fué completando y perfeccionando Nebrija sus Introducciones, y cuando vio que ya estaban como él quería, se despidió de ellas, como de una hija
muy querida, diciéndole: "¡Oh arte mía, a quien he criado con
tantos trabajos, ya me despido de ti para siempre! Yo no puedo darte más ni hacer por ti más de lo que he hecho. Mi edad
pide que me consagre ya a obras de más empeño, que espero
no me acarrearán tantos sinsabores. Tú ya puedes abandonar
la casa paterna y vivir sola en medio del mundo. No obstante,
he querido que lleves contigo esas glosas para que vayas bien
acompañada. Con ellas irás segura por todas partes, y no te
molestarán las descortesías del vulgo ni las frases malignas
de los detractores, que, como no te conocen, no es extraño que
piensen y hablen mal de ti. Adiós, hija; que te vaya bien. Saluda con amor a todos mis discípulos donde quiera que se hallen; a ellos y a sus discípulos, pues a todos los considero como
míos. Vete lo primero a Palacio, a ver a la Reina, que te recibirá con los brazos abiertos. Allí encontrarás a tus dos hermanas, que se alegrarán mucho de verte: la que vuelve el latín
en romance y la que enseña a hablar en español. Allí encontrarás también a tus dos hermanos gemelos, pero de distintas
madres, el uno latino-español y el otro español-latino. Si la
Reina te pide que le muestres tus libros y, después de hojearlos, te mira, como suele, con rostro sereno, no te olvides de
decirle: "Me ha dicho mi padre que os diga, soberana Señora,
que algo ha contribuido él a la gloria de vuestro reinado, y que
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I
Introductiones
latirme.
Primera edición. Salamanca, 1481.
I.—DEBELADOS DE LA BABBARIE (ANÁLISIS DEL ABTE)
81
si Vuestra Majestad nos ha dado tiempos tan dichosos, él los
ha ilustrado con su doctrina" (1 ).
no llamó nunca
a su obra Gramática, sino Arte literaria o Introducciones a la
Gramática Latina, porque, según él, la Gramática se extendía
mucho más, era un mundo de conocimientos, en el cual quería
introducir a los niños para que con la ayuda de sus maestros
comenzaran a recorrerlo, y llegaran, si podían, a hacerse dueños de él. Considerada así la obra de Nebrija, no hay duda
que fué un verdadero descubrimiento, comparable con el de
Colón, pues así como el navegante genovés descubrió el camino del Nuevo Mundo, así Nebrija descubrió el del Antiguo
y ofreció a España tesoros de belleza y de sabiduría mucho
más estimables que las perlas de Oriente y las minas del Potosí.
"Nebrija fué el primero, decía Arias Barbosa, que, después de
arrojar de nuestro suelo la barbarie, condujo a él por un camino desconocido y de ningún otro hollado hasta entonces, al
dios de la sabiduría acompañado del coro de las Musas."
ANÁLISIS DEL ARTE DE NEBRIJA.-—Nebrija
Primus ét in patriara Phoebum doctasque sórores
Non ulli tacta detulit ante via.
¡Y qué camino tan fácil, tan llano y tan seguro el descubierto por Nebrija! Todos lo hemos recorrido en nuestra niñez,
y nos parece mentira que haya sido necesario descubrirlo, como
a los que hacen la travesía del Atlántico les parece mentira que
haya sido necesario el genio de Colón para hacer lo que hace
una mosca en una esfera, que lo mismo va de un extremo a
otro por la izquierda que por la derecha. Pero en tiempo de
Colón se interponía entre esos dos puntos el M a r Tenebroso,
que con serlo tanto y tan lleno de peligros parecía un mar de
leche comparado con el mar de la barbarie, que Nebrija tuvo
que atravesar para traer a España las Musas de Grecia y
mezclar las aguas del Tormes con las del Permeso. Véase lo
fácil y sencillo que era el camino descubierto por Nebrija para
introducir a los niños en el conocimiento de la lengua latina.
Quiero describirlo un poco despacio para que se vea de paso
la diferencia que hay entre las Introducciones latinas y el 11a(1) Ad Artem suam Author. Esta bellísima composición apareció al frente de la
edición de Salamanca del año 1495, y se reprodujo después en todas las ediciones.
NBBHIJA.—6
82
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
mado Arte de Nebrija del Padre Luis de la Cerda, que desde
fines del siglo xvi se introdujo en las escuelas de latinidad y
ha llegado casi hasta nuestros días, sin meterme, por supuesto,
a juzgar lo acertado o desacertado de la obra del jesuíta. Baste
decir para tranquilidad de los lectores, que el Arte del Padre
La Cerda, o el Antonio, como lo llamaban los estudiantes, es
sustancialmente el Arte de Nebrija, y que algunas de las modificaciones en él introducidas por La Cerda, no hubieran parecido mal al autor de las Introducciones, como no hubiera parecido mal a Colón que se hiciera la travesía del Atlántico en
barcos de vapor, mucho más rápidos y mucho más cómodos y
seguros que sus carabelas. N o hay obra humana tan perfecta
que no pueda serlo más, y así como Nebrija, aun después de
fijar el texto de su obra en la primera edición de Sevilla, siguió
retocándolo mientras vivió, así sus discípulos, después que
murió él, siguieron perfeccionando la obra de su maestro, con
lo cual no sólo no disminuía la gloria del inventor, sino que
crecía y crece de siglo en siglo, sin que haya aparecido todavía
método ninguno tan racional y tan humano como el suyo:
mejor diríamos como el nuestro, pues a todos nos alcanza parte
de su gloria, como lo dijo él mismo sin vana presunción a la
gran Reina, por medio de su hija, como llamaba él a su Arte.
Temporibus vestris nonnihil ipse dedit
Et meus illustrât saecula vestra parens.
El método de Nebrija, tal como aparece en la redacción definitiva del año 1495, es el siguiente: Dice Quintiliano que lo
primero que deben aprender los niños es a declinar y conjugar, porque de otra manera no pueden entender lo que sigue.
Nomina declinare et verba inprimis pueri sciant, ñeque enim
aliter pervenire ad intellectum sequentium possunt, Conforme
a esto comienza Nebrija sus Introducciones por la declinación
de los nombres y pronombres y la conjugación de los verbos
para que los niños hagan después lo mismo con todos los nombres y verbos semejantes a los que les han servido de modelos.
Añádense a esto ciertas reglas sobre los primeros rudimentos
de la Gramática para conocer de algún modo las diferentes
partes de la oración y cómo se traban entre sí unas con otras.
Esta es la materia del primer libro. Sobre ella vuelve Nebrija
en el segundo, y comienza a explicar el género de los nombres.
I.—DEBELADOB DB LA BARBARIE (ANÁLISIS DEL ARTE)
83
Como en latín no hay artículos, como los hay, por ejemplo, en
griego y e n hebreo, hay que determinar el género de los nombres por el significado y por la terminación. Con los verbos
sucede algo parecido. Al hablar en el libro primero de la formación de los tiempos, advirtió Nebrija que el pretérito perfecto de indicativo y el supino no se forman de ninguna otra
porción del verbo. Se necesitan, por consiguiente, reglas especiales para conocer las últimas sílabas de unos y otros. Esas
reglas forman parte también de este libro. "En toda la Gramática, dice Nebrija, no hay nada tan vario, tan destrabado, que
se olvide tan fácilmente, y que, sin embargo, haya que tener
siempre tan a punto, como los géneros y los pretéritos y supinos. Por eso he puesto en verso estas reglas. No espero conseguir por aquí fama de poeta, pues la materia es tal, que lejos
de atraer a las musas, las espanta y horripila. Hay, además,
palabras, como attagen y los comparativos e incoativos, que
tienen una sílaba breve en medio de dos largas y no encajan
de ninguna manera en el verso heroico. Por la misma razón
he tenido que usar la palabra neurer, neutra, neutrum, como
si fuese griega, pues el diptongo eu no existe en latín. Véase
alguna muestra de los versos.
Foemina masque genus nullo monstrante reponunt.
Mascula sunto tibi quasi mascula, foemineumque
Sit quasi foemineum, Mars est pro teste Venusque,
Est duplici genere recipit quod sexus utérque...
Esto nomen in es muliebre. Virilia sunto
Limes, pes, ¡ornes, termes cum palmite trames,
Et gurges, merges, verres cum poplite magnes.
Et paries, aries. stirpes, cespesque satellesque
Atque dies, mediusque dies pro tempore cérto...
Compositi formam simplex et compositivum
Simplicis observât veïbum quod ponis ubique,
Praeter venundo, circundo, do quoque pessuni.
Los gramáticos posteriores se declararon en general en
contra de los versos. "Lo que Antonio escribió en prosa, dice
Palmireno, claro es; pero en verso, Dios me libre. No me parece sino que a los niños, que habían de aprender de andar en
una sala alegre con azulejos o ladrillos, los llevó a un callejón
de guijarros. Bien veo que el verso es suave, y ayuda a la
memoria; pero por un placer, da doscientos pesares. Muy bien
parecen aceitunas en redoma, pero poned higos, y veréis que no
84
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
caben. Si los preceptos de Gramática se pudiesen poner en
verso, nunca Henrico Glareano, siendo tan excelente poeta, los
pusiera en prosa. El verso mucho alegra y regocija, si no es
perverso; pero hasta hoy, ni Despauterio, ni Antonio de N e brissa, ni otro alguno ha hecho verso en precepto suave, claro
y amoroso. Linda vena tuvo en retratar su patria con los elegiacos açucarados; pero los versos de Foemina masque genus, escrupulosos están, añudados y pidiendo misericordia, no por su
culpa, sino por la aspereza de la materia. Como Cicerón no
pudo en suave prosa escribir la conquista de Pindentiso; así
ningún gramático en buen verso el género de los nombres.
Pero dexemos los numerosos encuentros; vamos al caso. ¿Qué
dirá el niño de tanta perífrasi pestilencial? Quod format Pes,
soleoque et quod dat servio nomen, quod gignit sardus onixque
a pede [it vulpes et apes, nec regula servit. Syllaba
nonnunquam colliditur. V capit ales. Foeminei generis sunt causa significan. Mascula sunto tibi quasi mascula. ¡Qué espanto, acotes, qué lágrimas y sospiros me costó esto! Acuérdese cada uno
qué trabajo le dio todo esto en su puericia, y que si no se duele
de los niños, es muy cruel. ¿Cómo entenderá un niño los nombres cuasi masculinos? Pensarse ha que llaman quasi masculino al hombre palabrimujer. Guárdeme Dios del. Pues si no
traíamos el sábado señaladas las reglas adonde acababan, parecía un juicio final tratar con el maestro. Cuantas veces hacía
yo una regla Sit commune trium nomen gentile dabuntur, tantas
docenas de acotes recebía. Todos estos daños se enmiendan en
la prosa. V a todo claro, breve, pulido, contadas las reglas. Yo
alcancé un libro quinto en prosa del mismo Antonio, que era
clarísimo; después lo imprimió en verso, que no debiera" (1).
Nebrija veía todo esto, pero veía también que, si no era
así, no había manera de retener en la memoria tantas menudencias y tantas listas de nombres, de verbos y de figuras. Y así
como por indicación de la Reina había traducido su obra, contraponiendo el romance al latín, así, viendo que los que estaban
acostumbrados a los versos alejandrinos los echaban de menos
en las Introducciones, puso parte de ellas en verso. In qua—'dice
en el prólogo de la segunda edición—, illa tantum versibus
(1) Razonamiento que hizo Palmireno a los Regidores de su patria, de la orden
de enseñar.—Segunda parte de el Latino de repente, págs. 174 y 175. Ed. de Valencia, 1573.
I.—DEBELADOB DB ΙΑ BABBABIB (ANÁLISIS DEL ABTE)
85
complexi sumas, quae cum sint varia atque de rebus minutissimis disserentia, in promptu pueris habenda erant, quod videtur
posse facïlius carmen de se praestare. Los versos alejandrinos
a que se refiere Nebrija no son los del poema de Alexandre y
de otros del mester de clerecía, sino los de la Gramática de
Alejandro de Villadediós (Villa Dei), que era la que más se
usaba entones en España, y siguió usándose en Aragón, Cataluña y Valencia hasta bien entrado el siglo xvi. Tres ediciones
he visto de ella, las tres de Barcelona: una sin fecha, pero ciertamente incunable; otra de 1493, y la tercera, de 1502. E n
esta última se alude expresamente a Nebrija. Gramática Alexandri cum expositionibus textus; ac Antonij Nebrissensis erroribus quibusdam. El año 1507 se introdujo en Valencia el Arte
de Nebrija, venciendo la resistencia que oponía el Maestro
Amiguet, que defendía el Doctrinal de Alejandro, "haciendo
que su discípulo Luis Vives, con aquel grueso latín que entonces usaban, hiciese invectivas contra Antonio. Pero cuando fué
docto en Flandes, le volvió la fama en aquel libro tan excelente De disciplinis" (1 ).
La Gramática de Alejandro estaba mandada retirar, como
todas las que había habido hasta entonces, pero se defendió
bravamente gracias a los versos, que eran muy suaves y claros,
aunque el latín era detestable, y gracias también a las glosas
del presbítero Pedro Juan Matosas, que, recogidas por sus discípulos y arregladas por Antonio Crossa, solían imprimirse junto con los verbos (2). Nebrija comprendió que en los versos
(1) Palmireno, ibid.
(2) Alejandro divide la Gramática en tres partes: Etimología, Sintaxis, Prosodia.
La Etimología contiene las declinaciones y conjugaciones, los comparativos y superlativos, los géneros, los pretéritos y supinos, los verbos irregulares y defectivos y las
cuatro formas de los verbos, a saber: perfecta, incoativa, frecuentativa y meditativa.
La Sintaxis trata del régimen y de la construcción, y la Prosodia de la cuantidad y
del acento. Añádese, a modo de apéndice, un capítulo sobre las figuras, y se advierte
que este libro se ha de leer después del de Donato y antes del de Prisciano, del cual
uo es éste más que un extracto. Véase una muestra de los versos.
Sit tibi nomen in a muliebre, sed excipe plura.
Quod declinatum dat tertia sit tibi neutrum.
Neutrum nomen in e facit, ut presepe, cubile.
Um neutrum faciès, mulierum nomina signes.
Consona iota duplex, duplices X, Zque ñunt.
O crescens verbum producit et u breviabit.
Véase el comienzo con la glosa:
SCRIBERE CLERICULIS PARO D O C T R I N A L E NOVELLIS.
Quia textus est planus, non indiget explanatione, sed tarnen pro forma
servanda in sequentibus, sic construe: Ego magister Alexander paro scri-
86
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
estaba la fuerza de Alejandro, y quiso vencerle con sus propias
armas. Yo creo que gracias a los versos logró entrar en Valencia y en Barcelona. Poco después, el riojano Martín Ibarra,
discípulo de Nebrija, puso estudio de letras humanas en Barcelona y acabó de ganar para la reforma toda Cataluña con
las hermosas ediciones que hizo de las Introducciones. Y nótese una cosa. Nebrija no dejó de corregir su obra mientras
vivió, introduciendo en ella todas las mejoras que pudo; pero
no se le ocurrió nunca tocar a los versos. Suprimió resueltamente la traducción castellana que había hecho por encargo de
la Reina Isabel, pero dejó intactos los versos. Algo tendrán que
los asegura y los ha hecho llegar hasta nuestros días. Digamos,
al fin, lo que decían algunos a Palmireno. "Que nosotros no
tenemos la habilidad de Antonio, y que por tanto dejemos a
los antiguos componer, y callemos" (1).
Una vez impuesto el niño en las declinaciones y conjugaciones, en los géneros, en la formación de los tiempos y en los
pretéritos y supinos, quiere Nebrija que se le lleve por todas
las partes de la Gramática, haciéndole preguntas sobre cada
una de ellas, para que él responda y se vaya dando cuenta de
lo que ha aprendido en los dos libros anteriores. Por eso se
llama a este tercer libro de los erotemas o preguntas. Voy a
poner alguna muestra de él, valiéndome de la traducción que
hizo el mismo Nebrija por encargo de la Reina Católica:
—Dime, ¿qué arte enseñas?
—Gramática.
—¿Qué cosa es Gramática?
—Sciencia de bien hablar ζ bien escribir, cogida del uso ζ autoridad
de los muy enseñados varones.
—¿De dónde se dizé Grammática?
—De grammatis, que quiere dezir letras, como sciencia de letras.
—¿En quántas partes está la Grammática?
—Por autoridad de Quintiliano, en dos: Historia, que negocia en declarar los poetas, puesta para imitación; y la otra metódica, la qual contiene los preceptos del arte.
bere doctrinale, i. libruní dantem doctrinam novellls clericulis, i. scholasticls:
quasi dicat: non pro provectis hoc opus scribitur, sed pro rudibus.
PLURAQUE DOCTORUM SOCIABO SCRIPTA MEORUM.
Construe: Ego sociabo plura, i. multa scripta meorum doctorum, i. magistrorum. Hoc dicit ad arroganttam evitandam, ut ostendat quod scripturis
est prestantium virorumet non propriis autorltatibus valiturus. (Ed. de 1493).
(1)
Palmireno, ibid.
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Ex Bibliothcca D.Emmanuelis Vincentii à
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Doctrinal de Alejandro de Villa-Dei. Edición de Barcelona del año 1493.
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I.—DEBELADOS DE LA BARBARIE (ANÁLISIS DËL ARTE)
87
•—¿Quántas son las partes de la Grammática que da preceptos?
—Quatro: Ortographía, a la quai responde la letra; Prosodia, a la
quai responde la syllaba; Etimología, a la quai responde la palabra. Sintaxis, à la quai responde la construcción de la oración.
Termina el tercer libro, que, como se ve, es un epítome de
toda la Gramática con las preguntas y respuestas sobre la
sintaxis :
—¿Qué cosa es construcción?
—Sciencia por la qual la buena construcción se distingue de la mala.
—¿De dónde se dice construcción?
—Dé [syn] con ζ [tatto] ordeno, como coordinación.
—.¿Qué cosa es construcción?
•—Conveniente ordinación de palabras, la qual muestra conveniente ζ
perfecta sentencia.
—¿En quántas maneras es construcción?
—En dos: transitiva, en la qual el hazér ζ padecer del verbo se mues­
tra passar o ser pássado de una persona en otra, como "Yo amo a Dios,
yo soy amado de Dios"; intransitiva, en la qual ni el hazer ni el padecer
del verbo se muestra pasar o ser pasado de una persona en otra, como
"Yo corro, todos corren"...
Este último capítulo del libro tercero sirve de introducción
al libro cuarto, que trata de la construcción de las ocho partes
de la oración. Finalmente, el libro quinto trata de la cuantidad
silábica, del acento, de los pies métricos y de las diversas clases de versos y de estrofas. Completan la obra deí Nebrijá
un tratadito sobre el acento de las palabras extrañas al latín,
principalmente de las hebreas, un pequeño vocabulario y los
versos de Antonio Mancinelli sobre las figuras y los vicios de
dicción.
Con muy buen acuerdo tomó Nebrijá por guía a Quintiliano, volviendo la Gramática a su cauce tradicional y explicándola racionalmente, puesta siempre la mira en los modelos
y no en los famosos Libros Menores, que parecían inventados
aposta para imposibilitar la vuelta al verdadero latín. " P a r a
que no vayas sola—decía Nebrijá a su Arte, hablando con
ella como con una hija'—, te he dado algunas glosas para que
te acompañen. Con ellas vas segura: no temas las descortesías del vulgo ni las frases malignas de los detractores." E n
la glosa estaba, efectivamente, la fuerza del Arte de Nebrijá. Los preceptos, cuando no se razonan, con otros preceptos
se pueden anular. En cambio, cuando van fundados en razón
88
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
y confirmados con el uso autorizado de los buenos autores, tienen una fuerza irresistible. Y eso era la Gramática de Nebrija: una Gramática razonada, cuya fuerza estaba en la glosa.
Los mismos italianos, tan desdeñosos hasta entonces con nosotros, quedaron admirados al ver, como decía Cristóbal de Escobar, que el Lacio renacía en España. Escobar había sido discípulo de Nebrija y estaba en Sicilia enseñando letras humanas. "Aquí y en otras ciudades de Italia—escribía a su maestro—he disputado más de cincuenta veces con varios maestros
de latín, y aunque bárbaro, como suelen llamar aquí a los españoles, tu discípulo Cristóbal les ha hecho confesar ingenuamente que tus Introducciones son las mejores de todas por el
orden, por la brevedad y claridad y por la fuerza de los argumentos y pruebas." "No hay palabras ni pluma—decía a sus
discípulos el maestro Raimundo Palasino, natural de Albi, al
empezar la explicación del Arte de Nebrija—para alabar como
se merece al autor de la obra que vamos a explicar. Como otro
célebre español, Pedro Hispano, nos dio las Súmulas de Filosofía, este segundo español nos ha dado las Súmulas de la
Gramática... Antonio se ha levantado sobre todos los demás
gramáticos, pues aunque los demás dijeron muchas cosas ciertas y no poco provechosas, probaron muy pocas. Este, en cambio, no pone ninguna que no la pruebe con la autoridad y con
el ejemplo de los buenos autores, confirmando de este modo
la definición de Gramática que pone al principio de los erotemas. Grammatica—dice—est scientia recte loquendi recteque
scribendi ex doctissimorum virorum usu atque authoritate co"
llecta. Según esto, los que no prueban sus asertos con el uso
o autoridad de los buenos autores no son verdaderos gramáticos, sino grammatellos, gramatiqueros. Por lo cual, queridos
discípulos, no puedo menos de lamentar que algunos imbéciles
hayan querido morder, como perros, a un hombre tan insigne.
Yo, que soy el menor de los gramáticos, he querido salir con
un palo a defender a Antonio contra esos perros envidiosos, y
con ese fin he compuesto estas explicaciones de algunos puntos difíciles de las Introducciones'* que espero recibiréis con
alegría."
En España no hay que decir que todos recibieron con alegría las Introducciones. El mismo Nebrija le decía a la Reina
que las Introducciones se leían ya en todos sus reinos. Los
gramáticos que vinieron después, como hallaron abierto el ca-
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (ANÁLISIS DEL ARTE)
89
mino, siguieron adelante, perfeccionando más y más la obra de
Nebrija. " E n Castilla—decía Palmireno—han escrito tan pulidamente o más que él [Nebrija], el maestro Barrientos, el
maestro Sánchez, el maestro Beltrán, el bachiller Támara y
otros muchos, cuyos libros he leído y sus nombres olvidado. En
Valencia, el doctor Sempere, el maestro Oliber, el maestro T o rrella y otros muchos. ¿Qué pierde Antonio que con su lumbre
encendamos muchas hachas? Si uno halló la mina de oro, dando el quinto al rey y su parte a los que en ella trabajan, señor
queda con honra y provecho." A los que, viendo que se apartaba de Nebrija, le preguntaban: "Vos, ¿con qué aprendisteis?", les respondía: "Antonio, ¿con qué aprendió? ¿Con qué
aprenden en Italia? Luego mis discípulos, por no ver a Antonio, no se perderán" (1 ). De esto que los buenos maestros hacían y decían, sin pretender rebajar el mérito de Nebrija, antes reconociendo que lo tenía muy grande, por haber sido el
primero que trajo a España el verdadero latín, hacían algunos armas contra él, sin reparar que con ellas se herían a sí
mismos y herían de rechazo a su patria, que consideró desde
el primer momento a Nebrija como uno de sus hijos más ilustres. De estas críticas inconsideradas es la que hace Cristóbal
de Villalón en su Viaje a Turquía (2).
Pedro.—¿Todavía
se lee la gramática del Antonio?
Juan.—Pues ¿quál se había de leer?; ¿hay otra mejor cosa én el
mundo?
P.—Agora digo que no me maravillo que todos los españoles sean
bárbaros, porque el pecado original de la barbarie qué a todos nos ha
tenido, es esa arte.
/ . — N o os salga otra vez de la boca, si no queréis que quantos letrados y no letrados hay, os tengan por hombre extremado y aun necio.
P.—¿Qué agrabio me hará ninguno desos en tenerme por tal como
él es? N o me tenga por más ruin, que lo demás yo se lo perdono. Entre
tanto que está el pobre estudiante tres o quatro años decorando aquella
borrachería de versos, ¿no podrá saber tanto latín como Cicerón? ¿No ha
menester saber tanto latín como Antonio quálquiera que entender quisiere su arte? ¿Qué es la causa que para la lengua latina, que bastan dos
años, se gastan cinco años y no saben nada, sino el arte de Antonio?
(1) Palmireno, ibid. Casi todos los gramáticos posteriores decían lo mismo, reconociendo que gracias a Nebrija se había renovado entre nosotros el estudio del latín,
aunque su arte podía ser mejorada. Véase el discurso que el día 7 de marzo de 1575
leyó en la Universidad de Salamanca Francisco Martínez Lusitano, Maestro de prima
de Gramática, pro Antonio Nebrissensi, traducido por Eugenio A. de Asís G. Boletín
de la Bibl. de Mcnéndez Pelayo, año XVII, núm. 1, págs. 30-45.
(2) Ms. M-529 de la Bibl. Nac. Rev. de Arch., tercera época, t. II, pág. 11.
90
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITKBARIA
/.—Antonio dexó muy buen arte de enseñar, y vosotros dezid lo que
quisiéredés, y fué español y hemosle de honrrar.
P.—Ya sabemos que fué español, y docto, y es muy bien que cada
uno procure de imitarle en saber como él; mas si yo lo puedo hacer por
otro camino mejor que el qué él me dejó para ello, ¿por qué no lo haré?
/.—No le hay mejor.
P.—Esa os niego y quantas al tono dixeredes. Pregunto: italianos,
franceses y alemanes, ¿son mejores latinos que nosotros o peores?
/.—Mejores.
P.—¿Son más hábiles que nosotros?
/.—Creo yo que no.
P.—Pues, ¿cómo saben más latín sin estudiar el arte del Antonio?
/.—¿Cómo sin estudiarle? ¿Pues no aprenden por él la Gramática?
P.—No: ni saben quién es, que tienen otras mil artes muy buenas por
donde estudian.
J.—¿Que no conocen al Antonio en todas esas partes ni deprenden
por él? Agora yo callo y me doy por subjetado a la razón. ¿Qué artes
tienen?
P.—De Erasmo, de Phelipo Mélánthon, del Donato; mirad si supieron más que nuestro Nebrisense. Cinco o seis pliegos tiene cada una.
sin versos ni burlerías, sino todos los nombres que sé acaban en tal y
tal letra son de tal género, sacando tantos que no guardan aquella regla,
y en un mes sabe muy bien todo quanto el Antonio escribió en su arte.
Nebrija no temía la crítica, y si era bienintencionada, antes la quería. Lo que no le gustaba era que se metieran a corregirle los preceptores. "Querría pedirles—escribía desde Medina a su discípulo Escobar—a los maestros de niños y a la
turbamulta de bárbaros, que se meten a corregir mis Introducciones, que las dejen en paz, que corrigen muchas cosas que,
si yo estuviera presente, les haría ver que es un disparate corregirlas, y que lo que añaden está ya dicho en otra parte del
libro mucho mejor. Pero, si no hacen caso de mis ruegos, y siguen hurgando temerariamente, harán que se despierte el león,
y caiga sobre ese rebaño de bestias, haciéndoles sentir su furor; y verán que mis rayos no son hechizos como los de Salmoneo, sino como los que arroja, cuando está irritado, el mismo
Júpiter. A los impresores les advierto por medio de esta carta
(que desearía ver estampada al frente de mi obra) que no adulteren el ejemplar que yo he corregido, sino que lo impriman tal
como está, con lo cual me darán el mayor gusto que yo pueda tener."
EDICIONES.—Para que los lectores se formen alguna idea
de la aceptación que tuvieron desde el primer momento las
I.—DEBELADOS DE LA BABBABIE (EDICIONES)
91
Introducciones de Nebrija, voy a poner sumariamente las ediciones que de ellas se hicieron durante los veinte primeros años,
desde la primera, de 1481, hasta la de Sevilla, de 1501.
I. La primera salió en Salamanca, como queda dicho, el
16 de enero de 1481. La tirada fué de mil ejemplares, que se
agotaron en poco más de un año.
II. La segunda salió también en Salamanca, el 13 de octubre de 1482, dedicada, como la primera, al Cardenal Mendoza. Vista la aceptación que ha tenido mi obra—dice Nebrija—, la rapidez con que se han despachado más de mil ejemplares y el interés con que la piden de todas partes, no dude
que en breve tiempo arrojaremos de España la barbarie.
III y IV. La tercera, también de Salamanca, apareció el 5
de julio de 1493, dedicada, como las anteriores, al Cardenal
Mendoza, y lo mismo la cuarta, impresa allí mismo el año 1485,
de la cual no se conocen más* que los fragmentos de la Biblioteca Bodleiana de Oxford.
V . La quinta edición apareció en Salamanca el año 1486,
dedicada a la Reina Católica. Lo particular de esta edición es
que está en latín y castellano. La causa de esta novedad fué que
doña Isabel mandó a Nebrija, por medio de F r a y Hernando de
Talavera, que volviese su obra al castellano, para que se aprovechasen de ella las religiosas. "Vengo agora, muy esclarecida
Reina ζ señora, a lo que vuestra Alteza por sus letras me mandó, para algún remedio de tanta falta, que aquellas introducciones de la lengua latina, que yo había publicado, ζ se leyari
ya por todos vuestros reinos, las volviese en lengua castellana,
contrapuesto el latín al romance. Quiero agora confesar mi
error, que luego en el comienço no me pareció materia en que
yo pudiese ganar mucha honra, por ser nuestra lengua tan pobre de palabras, que por ventura no podría representar todo lo
que contiene el artificio del latín. M a s después que comencé a
poner en hilo el mandamiento de vuestra Alteza, contentóme
tanto aquel discurso, que ya me pesaba haber publicado por dos
vezes una mesma obra en diverso stilo, ζ no haber acertado desdel comienço en esta forma de enseñar, mayormente los hombres de nuestra lengua. Que, aunque por aquella puedan mucho aprovechar los que tuvieren buenos preceptores, ésta igualmente se ofrece a los que saben ζ a los que enseñan ζ apren­
den; a los que han olvidado lo que en algún tiempo supieron ζ
a los que de nuevo quieren deprender; ζ a todos éstos no con
92
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
mucha conversación de maestros. De donde a lo menos se seguirá aquel conocido provecho que de parte de vuestra Real
Magestat me dixo el muy reverendo padre ζ señor el obispo de
Avila : que no por otra causa me mandaba hazer esta obra, sino
porque las mugeres religiosas ζ virtuosas dedicadas a Dios, sin
participación de varones pudiesen conocer algo de la lengua latina. ¡Oh bienaventurança de nuestros tiempos, en que quiere
nuestra Princesa ζ gobernadora, no solamente reduzir a nues­
tros siglos las costumbres ζ sanctidad antigua, mas aun las le­
tras, en que florecieron aquellas sanctas hembras Paula, M a r ­
cela, Julia, Blesila ζ otras muchas, a quien los sanctos doctores
de aquellos tiempos endereçaban sus obras!"
V I . Antonio de Zentenera hizo en Zamora el mismo
año 86, según Haebler, y según el Gesamtkatalog el 84, una
edición de las Introducciones en latín y castellano exactamente igual a la de Salamanca, de que hemos hablado en el número anterior.
V I L El año 1491 apareció en Venecia la séptima edición, impresa por Cristóbal de Pensis. Aelü Antonii nebrissen~
sis grammatici intvoductionum latinarum Secunda editio ad preclarissimum adolescentem Guterium a Toleto
Salmanticensis
acadaemicae presulem. N o he visto ningún ejemplar de esta que
Nebrija llama segunda edición, pero he visto una copia, que
casi equivale al original, y como obra de arte es una maravilla. M e refiero, como supondrá el lector, al precioso manuscrito de la Biblioteca Nacional, que perteneció a don Juan de
Zúñiga, Maestre de Alcántara y amigo y protector de Nebrija.
El escudo de la casa de Zúñiga·—banda transversal de sable en campo de plata—, pintado sobre la cruz de Alcántara,
aparece en la parte inferior de la primera plana. El libro está
escrito en vitela. La letra es del siglo xv, romana en el texto
y muy hermosa, con iniciales en colores sobre oro bruñido, y
gótica un poco menor en las glosas marginales. Tiene 96 folios numerados de 284 por 195 mm., con una caja de escritura de 183 por 115 mm. Al principio hay tres hojas sin numerar, las dos primeras en blanco. En la tercera hay una miniatura que sola ella vale más que todo el resto del libro, con
su encuademación mudejar y todo. Representa a Nebrija en
su clase. El Maestre, que asiste a ella, aparece en la parte superior, en medio de la sala, sentado bajo un rico dosel. A su
izquierda hay tres damas, que bien pudieran ser las tres her-
I.—DEBELADOS DE LA BABBAEIE (EDICIONES)
93
manas del Maestre, doña Isabel, doña Elvira y doña María.
Sentados en un banco, enfrente del maestro, están los discípulos. Uno de ellos, el que lleva la cruz de Alcántara, creen algunos que es Marcelo, el hijo primogénito de Nebrija, que
fué más tarde Comendador de la Puebla y compuso un largo
poema moral titulado Triacas, tan piadoso como prosaico, que
no ha podido hacer mal a nadie, salvo a las musas. En la parte inferior está sentado de espaldas otro muchacho, y otro de
rodillas delante del maestro. Nebrija está sentado de perfil delante de una mesa cubierta de rico tapete con un libro abierto
sobre ella. Detrás de él, entre el follaje de la orla, está, con el
pico abierto, una picaza, que parece que repite las palabras del
profesor, y encima del Maestre, también en la orla, la simbólica granada, que la Reina Isabel añadió aquellos días al escudo de España. Del contenido de este precioso manuscrito
dará idea la nota siguiente:
Fol 1 r.-—Prima nois declinatio. / Nominativo hec musa. Inicial y
orla en colores, con el escudo del Maestre en la parte inferior.
Fol 2 r.—Nomina irregularia. Glosas marginales hasta el fol. 4 ν.
Fol 15 v.—Liber secundus. De genere atq. declina / tione nominis & de
preeteritis & supinis / uerborum. Preemittitqve proemium de / patriae antiquitate & parentibus au / ctoris. El proemio es la poesía que comienza
en el folio siguiente.
Fol. 16 r.—Est locus hesperiee qua bethis arundine cinctus, del mismo Nebrija, que se imprimió después muchas veces. D e ella hablaremos
en el último capítulo. Aquí lleva ya él comentario en prosa.
Fol. 16 ν.—De genere nominis, / Foemina masque genus nullo monstrante reponunt. Aquí comienzan los versos, que introdujo en esta edición,
con sus comentarios correspondientes, que también aparecieron aquí por
primera vez. Hizo estos comentarios por orden de don Juan de Zúñiga,
como lo dice el mismo Nebrija en el prólogo citado. "Y si añadiere a estas obras los comentos de la Gramática, que por vuestro mandado tengo
començados, todo el negocio de la Gramática será acabado."
Fol. 19 r.—Explicitum genus nominum. / De quinqué nominum declinationibus. También en verso,
Fol. 25 r.—De preeteritis verborum. En verso casi todo.
Fol. 31 r.—Liber tertius de erotymatis hoc est interrogationibus. En
este libro no introdujo ninguna innovación.
Fol. 50 r.—-[Libro] / / / / . No lleva epígrafe ninguno. La indicación
del libro va en là margen superior. El libro comienza donde dice: Verba
partim sunt personalia.
Fol. 70 r.—[Libro] V. Como en el anterior. El libro comienza en la
página siguiente. [S] yliaba longa est. Todo en prosa, como en las ediciones anteriores.
94
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITER ΑΕΙ A
Fol. 87 r.—AELII ANTONII nebrissetisis introductionum latinarum
secunda / editio explicita.
Fol. 89 r.—Barbarismus est... Trata de los barbarismos, solecismos, etc.
Falta en este códice, como se ve, la dedicatoria a don G u tierre de Toledo, primo del Rey Católico, que a la sazón era
Rector de la Universidad de Salamanca. "Solía Apeles, dice
Nebrija, antes de dar a sus cuadros la última mano, exponerlos en una galería, observando él desde dentro, sin que lo vie>
ran, el efecto que hacían, y los defectos que en ellos notaban
los curiosos. E n uno de los cuadros notó un día un zapatero
no sé qué defecto en los zapatos. Al día siguiente volvió el
mismo zapatero, y se puso a notar otros defectos en la pintura. Apeles no pudo sufrir aquello, y saliendo de su escondrijo, dicen que le dijo: "Zapatero, a tus zapatos." Digo esto
porque en la primera edición de mis Introducciones hice yo
algo parecido. Aunque aquel libro era conforme a mi profesión y correspondía a la materia, que, como maestro público,
tenía que enseñar, las instancias de unos y los ruegos de otros
me obligaron a publicarlo antes de tiempo, contra el consejo
de Horacio, que dice que no se publiquen los libros hasta después de nueve años. Pero me eché la cuenta de que, andando el mío en manos de sabios y de ignorantes, los juicios de
unos y de otros me harían caer en la cuenta, como a Apeles, de los defectos que tuviera, y podría enmendarlos en otras
ediciones. En lo cual me ha sucedido alguna vez lo que a él
con el zapatero, pues hombres ignorantísimos me han advertido que debía corregir tal o cual cosa o añadir esto o lo otro.
A éstos sólo les digo lo de Apeles: Sutor ultra calceum non
iudicet. ¿Y a quién iba a dedicar esta segunda edición, corregida y enmendada conforme a las observaciones propias y ajenas, que me han parecido más acertadas, sino a ti, que desde
niño me has dado tantas muestras de afecto, y, puesto ahora
al frente de esta florentísima Universidad, eres el llamado a
corregir esta obra?... Una cosa quiero advertir al lector, y es
que en este libro he puesto solamente los preceptos más vulgares del arte de Gramática, que son como la puerta del latín.
A esto me ha movido también un dicho de Apeles. Dicen que
contemplando un día aquel pintor un cuadro de Protógenes,.
en que había puesto éste sumo trabajo y diligencia, le dijo:
"En todo somos iguales menos en esto: que tú no sabes levantar la mano de la tabla." Lo cual encierra una verdad que d e -
I,—OEBELADOB DE LA BARBARIE (EDICIONES)
95
biéramos tener todos presente, a saber: que muchas veces es
dañosa la excesiva diligencia, sobre todo tratándose de libros
destinados a la enseñanza de la niñez, en los cuales hay que
proponer la doctrina de un modo simplicísimo."
VIII. La octava edición apareció en Burgos el 6 de julio
de 1493, impresa por Fadrique de Basilea. De ella no se conocen más que dos ejemplares: el del British Museum y el de la
Biblioteca Provincial de Burgos. Aelii Antonii
Nebrissensis
grammatici ac poetae laurean introductionum latinarum secun*
da editio ad praeclarissimum adolescentem Guterrium a foleto
Salmanticensis académie praesulem B. M. foeliciter. Al fin:
Impressa per Fredericum alamanum in regali civitate Burgensi. Anno a christi natiuitate. M. CCCC. XCIIL die vero sexta
mensis iulij.
IX. La novena edición salió en Salamanca el 30 de setiembre de 1495. Ad artem suam auctor.—Aelius
Antonius
nebrissensis: Isabelae principi suae. S. D.~Ad
optimam eandemque maximam Augustam Isabelam.—Aelii Antonii nebrissensis grammatici in recognitionem commentariosque
introductionum suarum quas de sermone latino bis ediderat :prologus
incipitur foeliciter. De esta edición se conocen el ejemplar de
la Biblioteca de El Escorial descrito por el Padre Benigno
Fernández en La Ciudad de Dios, otro en la Biblioteca de Filosofía y Letras y otro en la Colombina.
X. La décima edición, hecha en Barcelona por Juan Rosembach el 5 de noviembre de 1497, contiene los mismos preliminares que la anterior, y como ella, lleva al fin dos poesías
de Arias Barbosa, una a Nebrija y otra al lector,
XI. París, por Guy Marchant für Denis Roce, 19 de noviembre de 1500. Contiene esta edición, además de los cinco
libros de las Introducciones, las Diferencias, de Lorenzo Valla,
Nonio Marcelo y Servio Honorato; los Nombres de los magistrados romanos; una epístola de Julián Garcés a J. Clitoveo, y
la elegía de Nebrija sobre la antigüedad de su pueblo natal.
Al arrimo de las Introducciones fueron apareciendo otros tratados sobre puntos de Gramática, y aun versos y cartas de
los principales gramáticos de entonces, como Cristóbal de Escobar, Martín Ibarra, Gregorio Oriola, etc. Mientras vivió N e brija, todos respetaron las Introducciones, y si alguno creía
necesario completar o ampliar alguna cosa, componía un nuevo comentario como el de Cristóbal de Escobar, o un opúsculo
96
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
como los de Oriola o Palasino. De este modo cada nueva edición era una verdadera miscelánea gramatical, muy interesante ciertamente para los maestros; pero no así para los discípulos, que tenían que cargar con un libro cada vez mayor (nótese que todas las ediciones eran en folio o en 4.° marquilla) y
cada vez más caro. Pero lo que a Nebrija le alarmaba más era la
osadía de algunos que querían alterar el texto de las Introducciones. Para prevenir todo peligro publicó en Sevilla el 20 de
marzo de 1501 una nueva edición, que había de servir de modelo a todas las demás, y ésta fué la duodécima.
XII. Esta edición llevaba al frente el escudo de los Reyes Católicos, y debajo de él, en forma de prospecto, más que
de título, lo siguiente: "En este volumen, candidísimo lector,
tienes el Arte literaria de Elio Antonio de Nebrija, con la exactísima exposición del mismo Nebrija, el cual se halló presente
a esta última impresión en Sevilla, y la corrigió por sí mismo.
Tienes además el opusculito de la Prosodia, que publicó hace
poco tiempo el autor sobre el acento de las palabras hebreas,
bárbaras y peregrinas. Para utilidad de los jóvenes se han
añadido las figuras de Mancinelli, sumamente abreviadas,
donde con cierto estilo agradable pone todo lo que Donato,
Quintiliano y otros autores dijeron sobre esto." En el colofón
repite lo mismo, y como si el libro fuera hacienda real, vuelve
a estampar en la última página el escudo de los Reyes Católicos.
XIII. El 18 de agosto de 1502, se hizo una nueva edición
en Sevilla, en todo conforme con la anterior, y el año siguiente
otra en Logroño, calcada en la de Sevilla, como lo advierte
Arnaldo Guillen de Brocar, que fué el que la hizo. N o necesitaba decirlo, pues siendo él el impresor de Nebrija, era natural que se esmerase en que la obra saliera a gusto del autor.
Otras tres ediciones, por lo menos, hizo Brocar en la capital de la Rioja: una el 1508, otra el 1510 y la tercera el 1514,
todas ellas tan buenas como la de Sevilla o mejores, pues todas
solían pasar por manos de Nebrija. El tipo cantábrico fué preferido por esto al hispalense, y la mejor recomendación de un
ejemplar de las Introducciones
era la frase ex impressione
cantábrica, que solía ponerse en la portada. Entre las de 1503
y 1508 de Logroño hay que colocar otra sin fecha, pero ciertamente del mismo Brocar, hecha con el fin, a lo que parece,
de facilitar su adquisición y manejo a los alumnos. Es un libro
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HABES I N HOC VOLVMÏNE LECTOR CANDIDISSIME AELII
Antoju'tNebrííIert.artem líttcraríam cum eiuídem exaériflima expoíítíóehí
fpalicumiUeprajfuiflecnuuiffimcemeiidacai». Edpr^cerea opufculücom
pendíoíumdeprofodía fiueaccentu quod de díctíorubus hebraicís barbarie
ac peregrínís idem auc^pr nupcr edídir. Addícœ funr ecíam pro adolelcentú
utilítate Anroníi mancinellí figura; compendiofifliimaí ubi non modo quas •
Dona cus ueru qua? Fabius Quúiííljanus & alííde fígurií diferuerunr íJle diiJ*
dquodaroftílodífcerpík. "
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Introductiones latinae. Edición de Sevilla de 1501, con el escudo real y la leyenda
de TANTO MONTA de la ingeniosa empresa de Nebrija que contenía suelto el nudo
gordiano formado con las coyundas que unían el yugo y las flechas. Los Reyes Católicos lo adoptaron como símbolo de la participación de ambos en el gobierno.
97
I.—DEBELADOB DE LA BABBAEIE (EDICIONES)
en octavo, con letra de buen tamaño, que contiene solamente
el texto, sin el comentario, y no lleva más que algunas glosas
interlineales brevísimas en los géneros y declinaciones y en
los pretéritos y supinos. De este mismo tipo son las ediciones
que he visto de Valencia (1578), por Pedro de Huete, y Z a ragoza (1549, 1558 y 1565), por Pedro Bernuz. Entretanto seguía imprimiéndose sin cesar la obra completa, siempre en folio
o en 4.° marquilla, con las glosas y tratados que hemos visto en
las últimas ediciones. Las ciudades donde más se imprimió fueron Salamanca, Sevilla, Logroño, Lyon, Alcalá^Granada y Barcelona. Todos los impresores procuraban reproducir fielmente
el texto de Nebrija; pero cada uno añadía algún nuevo comentario o tratado del mismo Nebrija o de otros autores. Son
notables en esto y en el esmero con que están hechas las ediciones de Lyon (1526, 1534, 1536, 1541, 1545), que, además de los comentarios de Nebrija, llevan otros de Lucio
Cristóbal Escobar, de Francisco Ruiz, de Raimundo Palasino,
de Andrés Vaurentino, de Jerónimo Sanguino, de Bautista
Mantuano y de Hilario Bertulfo, con un sin fin de versos, de
cartas y de opúsculos que forman una verdadera biblioteca
gramatical. Poco antes de morir, repasó Nebrija por última
vez el texto de las Introducciones, y puso al frente de él un
prólogo, en el que advierte que cuando publicó la segunda edición, creyó que ya no se podría añadir ni quitar nada. " Y ahora
veo, dice, que hay algo que añadir, algo que quitar y algo que
reformar. Si es verdad, como dice Cicerón, que no es de sabios
decir "no pensé", confieso mi necedad, pues no tuve en cuenta
nada de esto antes de dar el libro a la estampa. Pero esta
ligereza mía tiene una disculpa, y es que la materia de mi libro
es de suyo tan varia y tan mudable como el uso de los autores, en el cual, y no en la naturaleza, hay que buscar las normas del lenguaje. La culpa que puede haber habido de mi parte es que he leído mucho, y he encontrado algo que añadir a
mi Arte, la cual es susceptible aún, y lo será siempre, de aumento y perfección. Quae manet adhuc, aeternunque manebít obnoxia et aperta ut ad suum incrementum aliquid semper accipiat. Además había en ella muchos yerros, debidos unos al
descuido de los impresores, y otros a la presunción de los que
quieren parecer ingeniosos en obras ajenas, ya que no pueden
producirlas propias, como los que dice Marcial que pecan con
solteras sin la pena del tanto. Para no abusar, como otras
NEBBIJA.—7
98
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
veces, de la paciencia de los lectores, sólo diré que llego con
un poco de vergüenza a esta tercera edición, y juro con la mano
sobre el ara que en adelante no volveré a tocar este libro ni a
mudar una palabra de él, y que no pediré dispensa de este juramento, aunque sea, como dicen, contra las buenas costumbres. E n prueba de lo cual dejaré copias autorizadas del original en todas las bibliotecas de las catedrales de España, y
ante todo en la de la Universidad de Salamanca, donde estudié cuando niño, y enseñé más tarde lo que había aprendido,
para que en las dudas que ocurrieren, vean por esas copias lo
que yo pensé y escribí, y no pueda yo volverme atrás. Pero
como se trata de cosas muy menudas, como son las letras, las
sílabas, los puntos y los acentos, en los cuales fácilmente se
equivoca el copista, he querido poner al principio aquellas palabras con que conjura San Ireneo, discípulo de los Apóstoles,
a los que copian sus libros, y que más tarde puso también San
Próspero de Aquitania en la corrección que hizo de la Crónica
de Eusebio. Dice así: "Conjuróte, por nuestro Señor Jesucristo, a ti, que copias este libro, y por su gloriosísimo advenimiento, cuando vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos, que
después que termines la copia, y la corrijas con todo cuidado,
comparándola con la que te ha servido de modelo, copies también estas palabras y conjures con ellas a los que saquen nuevas copias de la tuya" (1).
N E B R I J A Y LA CERDA.—Bien convencido estaba Nebrija
de que su obra no era perfecta. Sus mismas repeticiones sobre
la mala pronunciación de algunas letras, sobre el acento latino, sobre la declinación griega, sobre las letras hebreas y otros
trataditos ajenos, que servían de apéndice a las Introducciones, eran como otros tantos capítulos que había que incorporar tarde o temprano a la Gramática. Muerto él, fueron apareciendo nuevos tratados, como los de Barrientos, Sánchez,
Beltrán, Támara, Sempere, Oliber y Torrella, citados por Palmireno, y los del mismo Palmireno y los de los jesuítas Manuel
Alvarez y Bartolomé Bravo. La más notable, sin duda, de
todas las Gramáticas latinas, publicadas durante el siglo xvi,
fué la del jesuíta portugués Manuel Alvarez (2), como lo prue(1) Intcoductíones latinae, ed. de Zaragoza por Pedro Bernuz, 1558.
(2) Emmanuelis Alvari e Societate Iesv de Institvtione Grammatica iibri tres.—
Olysipone, Excudebat Joannes Barrerius typographic regius, M. D. LXXII.
Alvarez divide la Gramática en tres partes: Etimología, que contiene las declinado-
&ßw&näBB^äi£sm£ESB
^m^^^^^^L
%û\\ Bntoníi l&ebîtiîem tntroducttonee
in latinamgrammat(cén cum íongío
rtbue gloflemattô • £jr prúulegto
regalí ne QUÎÔ alms in ifetïpa
maejtxndatautvcndat.
££tmp:eiîtone
cátabztca*
M
m
w
Eiberpamusoepjimtegrammaticgeeradimentis*
ïLiber fecundus oe genere et oedinatione et p:£terí£Í0 et lupinis*
Xiber tertius De erotematis partium o:ationís.
iLtberquartus be conftmcrtone partium ozationís»
3liber quíntus be quantítateftllabarummctiís et accentu.Barbanfmus öonati cum eíufdem &ntoní) ejrpofitíone,
Bifíérentíarum epítome eje elegantes ïlaurenttj valle.
iHomina numeralía.oíuídua o:dínaIía et aduerbía numerandú
©e ojditic partium ojatiome quam vocánt conftructioneiiu
©e pnnctío quibus ojationís daufulçe biñinguntur»
i©.nxdam partea grammatics magie cjcplicatsc.
&e¡eicon,Dictíotuim qus per totiim opus fpargnntur.
Be littcrís ct ocdinatíone sríeca quibus opus eft laiifliW
1ntroductiones
latinae.
Portada de una de las ediciones de Logroño. N o lleva
fecha, pero debe de ser de 1510.
I.—DEBELADOS DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y LA CERDA)
99
ban las veintiún ediciones completas y las doscientas parciales o más, que cita Sommervogel, y las traducciones y comentarios que se hicieron de ellas en alemán, en inglés, en bohemio, en chino, en croata, en español, en francés, en húngaro,
en italiano, en japonés y en polaco.
A .fines del siglo xvi fué necesario que "para excusar los
diarios inconvenientes que se seguían de enseñar la Gramática y lengua latina en estos reinos por diferentes Artes, mandase Su Majestad que de todos los que había, con particular
vista y examen de el que el dicho Maestro Antonio Nebrixa
había hecho y de los demás que después del se habían introducido, se formase e hiziese uno que pareciese más conveniente para que por solo aquél se leyese y enseñase la Gramática;
y habiéndose fecho el dicho Arte por personas doctas, y visto
y examinado por las Universidades destos reinos, se mandó
que por sólo el dicho Arte nuevamente reformado, y no por
otro alguno se enseñase la dicha Gramática y lengua latina, y
que cesase el que el dicho Maestro Antonio de Nebrixa había
fecho y todos los demás, que después del se habían formado,
so ciertas penas, como más largo consta de la Real Cédula que
en razón dello Su Majestad dio firmada de su Real mano y
refrendada de Juan Vázquez, su secretario, su data en esta
Villa de Madrid en 8 de octubre de mil y quinientos y noventa
y ocho" (1 ).
El año 1602, "Su Majestad hizo merced al dicho don
Agustín de Nebrixa [biznieto del autor de las Introducciones, conjugaciones, rudimentos de las ocho partes de la oración, los géneros y los pretéritos y supinos; Sintaxis, Prosodia. A juicio de algunos, la Gramática de Alvarez es
mejor que la de Nebrija; pero téngase en cuenta que la del jesuíta aparece ochenta y
nueve años después de la de Antonio. Contiene, como la de éste, una parte relativa
al maestro y otra relativa al discípulo; pero aun la parte pueril, dice Mariano Benedicto, está escrita con tal dignidad, ut alicuius areopagi aut romani senatus
decreta
legere existimes. Al principio de ella pone Alvarez esta advertencia al preceptor.
Paucis te voló, Christiane Doctor;
Aurem, quaeso, benignus admoveto.
Mores si doceas píos, púdicos
Primum; deinde monumenta purioris
Linguae, cum pietate copulata
Vera; te faciet beatioris
Vitae participem omnium Magister.
(1) Pérez Pastor: Bibliografía Madrileña, parte tercera, núm. 1.758, pág. 28. Véase en el Boletín de la Biblioteca de Menéndez y Pelayo, año 1931, vol. I, pp. 226-245,
un hermoso artículo de C. Rodríguez Aniceto, titulado Reforma del Arte de Antonio de
Lebrija, donde se ve la historia de la reforma, reconstruida con datos tomados de los
libros de Claustro de la Universidad de Salamanca.
100
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
nes] y limosna al Hospital General [de Madrid], y les dio
licencia y privilegio para que por tiempo de diez años pudiesen hazer imprimir e vender el dicho Arte nuevamente reformado". Pasados los diez años, quiso don Agustín que se le
prorrogase a él solo la licencia y privilegio de imprimir el Arte
nuevamente reformado, sin dar parte al Hospital, fundándose
en que el año anterior de 1612, le había dado licencia Su Majestad para imprimir las obras de su bisabuelo, entre las cuales
estaba el dicho Arte, "porque, aunque se había reformado,
decía, era el mismo, y ansí se le había dado el mismo nombre".
A esto decía el Hospital, "que la dicha prorrogación e privilegio se le había de conceder a él enteramente, porque el dicho
Arte, que de nuvo se había reformado, era muy diferente del
del dicho Maestro Antonio de Nebrixa, y no tenía cosa del
más de solo el nombre, que por honrarle se le había dado".
Aviniéronse las partes, renunciando su derecho don Agustín
en favor del Hospital, y dándole éste doscientos ducados de
renta de juro de a veinte mil el millar. Señal de que el libro
tenía algo más que el nombre de Nebrija. Bien claro lo decía
el mismo título: Aelii Antonii Nebrissensis de Institutione
Grammatica, Libti Quinqué, Iussu Philippi III. Hispaniarum
Regis Catholici nunc denuo recogniti.
El Padre Luis de la Cerda, que fué el encargado de revisar el texto de Nebrija, hizo en él todas las reformas que parecían necesarias, pero sin alterarlo sustancialmente. En el libro primero apenas se advierte diferencia ninguna entre el
texto antiguo y el reformado. La Cerda se limitó a suprimir la
declinación de los nombres griegos y hebreos,y a poner en
castellano todas las explicaciones. En el libro segundo sustituyó casi todos los versos de Nebrija sobre los géneros y
sobre los pretéritos y supinos por otros más fáciles y claros,
con la explicación castellana. Esta fué una de las reformas
más importantes. Los gramáticos de entonces consideraban
como un error enseñar la Gramática en una lengua extraña,
"porque los hebreos, egipcios, griegos y latinos, decían, enseñaron las artes liberales y todo género de sciencias en la
lengua que les era natural, y así los maestros se explicaban
con grande claridad, y los discípulos los entendían fácilmente. Por el contrario, encontramos el día de hoy que los maestros, por no enseñar estos preceptos en su propia lengua, no
declaran sus conceptos con la llaneza y claridad que convie-
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y LA CERDA)
101
ne, ni los discípulos, aun después de algunos años, los entienden; porque los preceptos y reglas son de suyo muy difíciles de entender, y mucho más de ponellas en execución a
estudiantes de poca edad, o que començaron tarde sus estudios.
Pues ¿qué será añadiendo dificultades a dificultades, explicándoles obscurum per obscurius, como dizen?" (1). De este
modo venían a darle la razón a la Reina Católica, que mandó
a Nebrija que volviese en lengua castellana las Introducciones
latinas, contrapuesto el latín al romance; y al mismo Nebrija,
que reconoció que esta manera de enseñar "igualmente se ofrece a los que saben ζ a los que quieren saber; a los que han
olvidado lo que algún tiempo supieron, ζ a los que de nuevo
quieren deprender; ζ a todos éstos no con mucha conversación de maestros". Los versos, con que sustituyó el Padre La
Cerda los de Nebrija, son los que aprendimos todavía nosotros
en Salamanca y repasamos más tarde en el Noviciado de
Carrion.
Mascula sunt, maribus quae dantur nomina solum,
Foemiheis hinges, quae foemina sola reposcit.
tst commune duum, sexum quod claudit utrumque
Articulo gemino, veluti cum vate sacerdos.
Est commune trium, generi quod convenit omni.
Menses, et Fluvios, Ventosque adiunge vitili.
Arboris est nomen muliebce; sed excipiatur
Mas Oleaster, Acer neutrum, cum Subere Robur... (2).
Compositum simplex que modo variantur eodem...
Praeteritum primae facit avi, atumque supinum,
Ut ñeco, sed necui, nectum sibi pignora sumunt.
En el libro tercero suprimió el Padre La Cerda las preguntas y puso la doctrina de las ocho partes de la oración en
forma enunciativa, añadiendo fuera del texto diez largas notas ert Castellano, en lo cual se ve el cuidado que tenía de conservar aun exteriormente el texto de Nebrija. Lo mismo se ve
en el libro siguiente, donde añadió, fuera del texto también,
(1) P. Francisco de Castro, S. I. De syílabarum quantitate, deque versificandt
ratione, liber. Hispali 1627. Prólogo. El Maestro Pérez Ortiz, catedrático de Salamanca, que llevaba cuarenta y seis efcs enseñando la lengua latina, decía que se
había de ensañar el latín en latín, el griego en griego para que los discípulos se acostumbrasen a los vocablos de la lengua que aprenden.
(2) De los tres versos subrayados, el último está como en Nebrija, y ¡os otros
dos ligeramente variados.
102
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITEBABIA
otras cuarenta y ocho notas y las figuras de construcción, todo
en castellano. En el texto puso la construcción de los sustantivos y adjetivos antes de la del verbo, que Nebrija había
puesto la primera, y añadió, después de las notas, una "Copia
de nombres y verbos que pertenecen a la Sintaxis", más breve
que la de Nebrija y con el significado castellano de cada verbo
o sustantivo. Finalmente, en el libro quinto sustituyó, como en
el segundo, casi todos los versos de Nebrija por otros mejores, o por lo menos más fáciles de retener.
X et Ζ gerunt vices ubicumque duarum.
Atque duas inter vocales iota repertum...
Syllaba longa duplo, brevis uno tempore fertur ( 1 ).
Syllaba quam scribis diphtongo longa notetur.
Syllaba, si brevis est natura, et muta sequatur
Cum liquida, semper breviat sermo solutus,
At carmen poterit prodúcete seu breviare ( 2 ) .
Las explicaciones de este libro quinto van todas en latín.
Como antes fueron apareciendo al arrimo de las Introduce
dones nuevos tratados, como el De Figuris, de Mancinelli; el
De Causis Corruptae locutionis; el De Digitorum gestu, de
Escobar, y otros sobre distintos puntos de Gramática, o simples comentarios, como los ya dichos, o escolios como los de
Bertulfo, así ahora fueron apareciendo nuevas explicaciones
y comentarios del Arte reformado, como el De syllaba-*
rum quantitate, deque versificandi ratione liber, del Padre
Francisco de Castro (3 ) ; La explicación y notas al libro quin(1)
Verso que equivale a los dos de Nebrija:
Syllaba longa duo consumit témpora; sed quae
Dicitur esse brevis tempus sibi vendicat unum.
(2) Los versos subrayados están como en Nebrija, sin más diferencia que el 6reviat, que Nebrija pone breviabit.
(3) Patris Francisci de Castro Granaíensis ex Societate lesa. De Syllabarum
qvantitate, deque versificandi ratione, Liber. Hispali Apud Franciscum de Lyra. Barrero. 1627. Es una prosodia en hexámetros latinos traducidos en versos sueltos castellanos, en esta forma:
Est brevis ante aliam vocalis voce in eadem.
Vocal ante vocal, es siempre breve
en dicciones latinas, como Puer.
Quae tarnen R carent producit témpora Fio.
La I de Fio es larga en las personas
donde R no se sigue a las vocales.
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y LA CERDA)
103
to, del Padre Agustín de Herrera (1); la Construcción y Ex*·
plicación de las Reglas del género conforme al Arte de Anto~
nio, del mismo Padre Herrera (2 ) ; el De nominum et verborum
casibus commetariolum, de un jesuíta sevillano (3), y la Breve
Explicación del libro Quarto de Antonio, del Licenciado Diego
López (4), seudónimo del Padre Herrera.
Contenida la producción de nuevas gramáticas latinas con
la prohibición real: "que ningún catedrático, preceptor ni otra
persona sean osados de leer ni enseñar la Gramática por otro
arte, sino por el suso dicho, ni impresor alguno le pueda imprimir, ni librero, ni otra persona vender Arte alguno de Gramática, así el de Antonio de Lebrixa, como los demás que después del se han introducido, so pena, que los que leyeren o
enseñaren... y los impresores que lo imprimieren, y cualesquier
libreros o otra persona que los vendiere, serán desterrados por
tiempo de cuatro años de las ciudades, villas y lugares adonde
los leyeren y de toda su tierra y jurisdicción, y caigan en pena
de cincuenta mil maravedís"; no es extraño que los que se
atrevían a escribir algo, lo hiciesen en forma fragmentaria o
como simple declaración del texto único, y aun entonces no se
atrevieran a hacerlo a cara descubierta. M á s adelante se hizo
extensivo el privilegio del Hospital General a todas las Indias,
Islas y Tierra Firme del M a r Océano, y siguió en vigor hasta
el 21 de mayo de 1770, en que dicho privilegio pasó a la Compañía de Impresores y Libreros del Reino. Además se advertía
en todos los ejemplares: " H a y excomunión contra los que
contravienen a los privilegios que el dicho Hospital General
tiene para imprimir y vender el dicho Arte de Antonio, y con(1) Explicación i notas al Libro Quinto, que el Autor del Arte intitula De S ¡/lia'
barvm qvantitate & versiflcandi ratione. Año 1631. En Granada, en la Imprenta de
Martín Fernández Zambrano. Es una explicación del libro quinto del Arte de Antonio. Pone los versos del P. La Cerda y los explica en castellano. Firma el prólogo
L. Fernando de Vera.
(2) Consttvccion
y Explicación de las Reglas del genero conforme el Arte de
Antonio; muy util y prouechosa para los que comiençan a estudiar. Compuesta por
Diego Lopez, vezino de Seuilla, Año 1632. En Sevilla por Pedro Gomez de Pastrana.
(3) De Nominvm et verborvm casibvs commentariolvm.
Recens in ordinem re~
dactvm, scholasticorvm
gratia. Hispali. Ex Typographie
Petri Gomez de Pastrana.
Anno M. DC.
XXXIII.
(4) Breve Explicación del Libro Quarto de Antonio Nebrisense, a quien llaman
Syntaxis, muy vtil y prouechosa para los que desean saberlo... Compuesto por el
Licenciado Diego Lopez, natural de la Villa de Aíconchel,
y vezino def Seuilla,
Año 1633. En Seuilla, por Pedro Gomez de Pastrana.
Cinco opusculitos, de 50 a 70 páginas, de 16.° marquilla. El I H S y las estampas de santos jesuítas los denuncian.
104
ßEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
tra los que supieren las personas que sin su licencia lo imprimen y venden y no lo manifiestan."
Pudo el Padre La Cerda haber reducido a tres los cinco
libros de Nebrija, como lo hizo el jesuíta portugués Manuel
Alvarez (1), y pudo asimismo haber embebido en ellos todas
las observaciones y notas, que puso por separado, con lo cual
hubiera podido alzarse con la paternidad del nuevo Arte, sin
ofensa de nadie, que así es como se componen la mayor parte
de los libros, sobre todo los de texto. Pero no se trataba de
componer un nuevo texto de Gramática, sino de reformar alguno de los que ya había, "con el cual se enseñase en todas
las Universidades y estudios destos nuestros reinos. A este
fin se ordenó que personas doctas y muy cursadas e inteligentes en esta materia, con vista y examinación particular del
Arte de Lebrixa y de todos los demás que después del se han
hecho e introducido, se formase uno, el que pareciese más conveniente, para que por sólo aquél, cesando todos los demás-,
se leyese y enseñase en las dichas Universidades y estudios
de Gramática y lengua latina de aquí adelante. Y habiéndose
hecho así con el estudio, trabajo y curiosidad que convenía, se
reformó el dicho nuevo Arte, y se envió a las Universidades
principales destos reinos para que, habiéndolo visto, y examinado por las más eminentes personas desta facultad, informasen, dando su parecer de lo que en esto convenía. Y visto todo
en el nuestro Consejo, y platicado sobre ello con la deliberación necesaria, y con Nos consultado, fué acordado que debíamos mandar, y mandamos que, desde el día de la data desta
cédula en adelante, se haya de leer y lea en las Universidades, escuelas y estudios destos nuestros reinos y en otra cualquier parte dellos, adonde se enseñare la Gramática, el dicho
Arte nuevamente corregido y reformado, y no otro alguno, y
que cesasen todos los demás, y no se lea ni estudie por ellos, ni
alguno dellos en manera alguna" (2). Como se ve, no se trataba de componer un nuevo texto, sino de corregir y reformar uno de los que ya había, naturalmente el mejor, o sea el
de Nebrija, acomodándolo de manera que desapareciese el
pretexto que daban algunos para sustituirlo por otro. Llevada
( 1 ) De Institutione Grammatica íibri III. I. De Etymologia, II. De Syntaxi,
III. De Prosodia.—Eborae 1599.—Volvió, como se ve, a la división antigua de
Alejandro, Prisciano, etc.
(2) Cédula fechada en Madrid el día 8 de octubre de 1598, que aparece al
frente de todos los ejemplares del Arte reformado.
I.—DEBELADOR DB LA BARBARIE (LOS VOCABULARIOS)
10?;
la cosa como se llevó, con tanta consideración, exámenes y
consultas de las personas más autorizadas, el triunfo de N e brija era seguro. Su Arte, nuevamente reformado, fué en adelante el texto único de Gramática en todas las escuelas del
reino (1), y todavía en nuestros días no se puede decir que
haya desaparecido del todo. El mismo se dio cuenta de la trascendencia de su obra cuando a los diez años de la publicación de las Introducciones escribía: "Las cuales (las Introducciones) , como fuesen por un maravilloso consentimiento de
toda España recebidas, conocí que para el edificio que tenía
pensado, harto grandes ζ firmes cimientos había hechado, ζ
que no faltaba ia otra cosa sino los materiales, por donde la
grande obra creciese" (2).
Los VOCABULARIOS.—-El año 1492, publicó simultáneamente Nebrija los dos vocabularios, el latino-español y el españollatino, con todos los materiales necesarios para que la obra
creciese y se consolidase. Al fin de las Introducciones había
puesto, y siguió imprimiéndose en todas las ediciones, un vocabulario de todas las palabras empleadas en el texto. Pero este
vocabulario no bastaba para traducir toda clase de autores. Era
necesario aumentarlo de manera que, no sólo contuviese todas
la palabras latinas con su significado propio, sino, a poder ser,
la historia, o mejor aún, la vida de cada palabra desde su origen hasta la corrupción de la lengua, con todas las modificaciones que las mudanzas de los tiempos, de las cosas y de
las personas producen en el lenguaje. A esto no se podía llegar entonces, y apenas se ha podido llegar en nuestros días
gracias a los esfuerzos titánicos de Nebrija, Calepino, Gesner
y Forcellini, y gracias a los materiales acumulados por varias
generaciones de humanistas y filólogos (3). Nebrija comprendió como nadie la dificultad de la empresa que acometía.
"Tenté, dice, una obra, la cual pensaba ser la mayor ζ más
(1) Aelií Antonii I Nebrissensis, de I Institutione | Gcammaticae, Libri | Quinqué,
Iussu Philippi III. Hispaniarum Regis Caí/το- | lid nunc denuo recogniti.
[Escudo
real.] Cum priuilegio Coronae Casteltae, Aragonum | & Indiarum. \ Matriti, Ex Ty­
pographie, Regia. M. DC. XXXIII.
j A costa del Hospital General de Madrid, y se
vende en él.
(2) Dictionarium ex hispaniensi in latinwn sermonem, interprete Aelio
Antonio
Nebrissensi. Prólogo de la primera edición.
(3) Me refiero al Thesaurus linguae latinae, publicado por las cinco Universidades alemanas, del que no han aparecido aún, que yo sepa, más que los seis primeros volúmenes, que contienen las seis primeras letras. Lipsiae. 1900-1913.
106
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
necesaria de todas, ζ ala cual, no solamente io, mas aun todos
los maestros de todas las sciencias apenas puedan satisfazer."
Quiere decir que, para determinar el verdadero sentido de
cada palabra, que es lo primero que ha de hacer el vocabu­
lista, tiene que acudir a los maestros de otras facultades, y que
éstos no le pueden sacar de dudas "porque cada profesor en
su arte, o no cura, o no sabe los más de los vocablos de las
cosas, con los cuales, si alguna vez encuentra por aventura, o
los disimula, o toma uno por otro, o con una generosa vergüenza, confiesa que no los sabe" (1 ),
"Y si quisieren ser un poco más diligentes, ζ tomar consejo de aque­
llos que escribieron de las significaciones de los vocablos, o ninguna cosa
hallarán, o si algo hallaren, tanto monta como si ninguna cosa hallasen, porque todos los que en este cuidado se pusieron, están, por la
mayor parte, ocupados en palabras muy antiguas, desusadas, bárbaras
ζ estrangeras, o declaran las cosas así confusa ζ dudosa mente, que nin­
guna certidumbre délias nos dexan, o si por difinición nos señalan qué
tal es aquella cosa, no a lo menos en tal manera que con el dedo se
pueda demostrar. Lo cual acontece, o porque ellos no supieron qué
cosa era, o porque nos enseñan las cosas no conocidas por las menos
ciertas. De los cuales todos vicios, cuanto fué posible, nos apartamos, tocando brevemente las dicciones muy antiguas, de que, por acatamiento
del antigüedad, a vezes usan los autores, ζ no dexando alguna cosa
debaxo de duda, antes especificada mente diziéndo qué cosa es, o señalando el género con alguna diferencia, confesando que no sabemos la
especié. Y porque no me quede lugar de perdón, volví en lengua castellana las dicciones latinas o griegas ζ bárbaras, usadas en la lengua latina, repartidas por mui diligente orden del abe, quiero decir la verdad,
con gran peligro de mi honra, porqué no faltará quien examine las letras,
acuse las sílabas ζ en fin reprehenda toda esta nuestra interpretación.
M a s fué necesario de nos atrever, ζ por él provecho de muchos someternos al juizio de los que saben ζ no saben. I si en algún lugar tropecásemos, ζ no satisface a la opinión que muchos de mí tienen, ha de
considerar el lector amigo la dificultad de la cosa, ζ no lo que io hize,
mas lo que los otros no pudieron hazeT."
La restauración de la lengua latina por medio de las Introducciones y de los vocabularios traía necesariamente consigo la revisión del lenguaje científico y de su contenido y el
mejor conocimiento de los autores antiguos, y como consecuencia, la restauración y el progreso de todos los estudios,
reducidos casi todos ellos a la inmovilidad por el desconoci(1) Lo mismo le sucedió más tarde, como vimos, a Palmireno, cuando quiso
escribir el Vocabulario del Humanista.
• Udmagnificcntíflimunjecperínocítiil·*
ffrem.là.^oannem minícam magiftnis
. tuiliriac Mcátm ordmts.í£iff crcienfts.
adi)'antom)'^cbrifrcnfiegratiimatKí
praefatt'o m ínterpreratiouem dicriouum
erfermone latino in bifpanienfem.
*JÉ.cgefoclícitcr.
3CmmmS><ftKrí{
Símuímagm'fito-íaflíiUum't ítAwJBon
3íuan de eminíga maeftre déla cavallcrie
de alcántara oe la oreen oe cífler.Comíen£i el prologo oel maeltro Antonio oe lebri*
ya gramático en la interpretación oe las pa
labras latinas en Icnguacafteilaua.
¿.celo en buena ora.
ïïcBoecada día mepre
guntan aquello mefmo:
bomftmottum»
que io mucoa« vesee fue
g » ¿república: in
lo comigo ρ tfan cual de
(lio ciar-flimo bsS*
dos cofas me mera ma«
pañi·; ae penncl·
onefta ζ masprovecbo*
tortus ο ι ί Λ β κ π ^
fa ala república*, eníefiar
ran» ©altna;
gramática etil eftuoto de
figFmnafioaneira
ialamanea el mas 015100 oeefpanWporeo
gráinmaricam profitcri: an SmpUUime; ítguiente déla redódej de todas las tierra«:
©¡gnatiomo me contubernio ac tacuno-í* egojardela familiaridad ζ dulce con verfa
fima famtiuníatt fruí: rnultí cpoticfteam etoneJewjeftramuí illuftretgrandiSeAo*
queroKidQuodegofokontcctim ffpceo* ría. TJ^orquebablandoftnfobcrviarae
Sitare, «amruitqaedñne«rrog«tia
Aquella mi domina tan notable:quc aun por
oicrum eflc uelttn proftffto Ota mea jMqoc ttírímomo délos embidiefes t confemon
«oiUuiiriemtetiam maliuolorum remmo demis enemigos todo aquello fe me otornio tí mimicorum confetfiORc tocus« bec ga : que io (Ue el primero que abri rienda
tmibi tnbuatunquod Unm fermentó ofR» déla lengua latina : ?ofeponer pcndonpa*
«nam primusaperunaufue quodattbo ra nuevos preceptosteomo dijeaquel ora«
rattanus tile canus HOUÍS precepris Cigna cianocano. Jqiataftdeitodopotodeíair
poneré, Ätquoderumuerfapropeme rasgue de toda cfpatia los dotrinafcf.los pe
dum bifpama Älefandros.pctrosixlifH droseltas.íotrosnébres aun mas duro«
ctdunora adbuc nomma Salteros. jr&< ¡osgalteros.losebrardoç.paftranafiîocroi
brardofl. '"gbalíranas.ct nefeio queamoi no fe q apostaos t côtrabeeboe gramático«,
gnosquiuom!näiirgrammattfi«isaclit*
no merecedores de fer nóbrado<. 3qficer
teratoreefonotíue erraweam. áXéqj ft ea deles embree de m'a nació alpna cofa fe
epuenationísnoftrf boraines THonsanf
baila de latin: rodo aquello fe a de referir a
Jinguçquicquam eflud totum mibí accep mi.
JES por cierto tan grande el gafar*
mm referri debet, £ft prefecto b£c la* den defte mi trabajo : que cnefre genere de
bons noltn tnerces íta magna : at in bec letras otro maíor no fe puede penfar: mas
iirterarum genere nulla maicretíogttari
teda aquella mi íiiduftna deenfenarefiaua
polfif.fed tota illa noltre profefüoms m* dentro de muí edrecbos términos apreta*
omina perangums rimbuscimínfcripta
da. j o r q u e como gaftaffe can todo mí
erat, ^ a m cumin enarrandwaueeri tiempo en declarar los autores ocupado ca
busomnía prope témpora mea confume da día emeo ofeís orasen cofa no menos
diftctlcquéenojofa-quiero desír la verdad:
rem quiñis quotioic atit ferne boriemre
diflicillima;nec minus faftidiofa occupa* que no era todo aquel negocio de tanto va*
lor.qut oviefle de emplear tan buenas oras
rus:fjtcer no fmflë totum negotium tliud
tantúut ín ca re que mocbatur ad paucorú en cofa que parecía tocar al pro vecb o d c po
«tilitatcm pertínere:tam bonasborascol eos: fiendo por aventura nacido con ma*
locarennciimfortafle matortbas aufpí* ier fortuna tpara obras maiores ique m
cue arque ad opera multe luaiora natus
.».i
Q.
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íZf?>udSU
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¿O- éfrst.'J***'***^ <¿*~ ΖΖ^ο^'Ά
Primera página, muy reducida, de la primera edición del Vocabulario
'.¿i-
Y
latino-español.
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (LOS VOCABULARIOS)
107
miento de la lengua latina. Los juristas no entendían apenas
sus Códigos y Digestos, porque apenas sabían latín; los médicos no leían las obras de Plinio el Viejo ni las de Cornelio Celso, porque tampoco lo sabían; los que se daban al estudio de
la Sagrada Escritura, como no podían leer las obras de los padres y doctores antiguos, tenían que contentarse con otros más
modernos que no tenían la autoridad que los primeros; los mismos gramáticos, que no conocían más latín que el de sus M a motretos y Catholicones, tenían que contentarse con traducir
penosamente el Catón y los famosos Libros Menores, y como
éste era el principio y entrada para todos los estudios, todos
ellos se convertían en un verdadero laberinto de confusión, porque, como dice Aristóteles, un pequeño error en los principios,
al fin se hace muy grande. De este modo, un simple gramático, con sólo renovar la lengua renovó todas las ciencias y despertó en los espíritus una inquietud científica que determinó el
gran movimiento literario del siglo xvi, y esto sin salirse de los
términos de su profesión.
"Porque las cosas de que son los vocablos—continúa Nebrijá—-, o
son perdurables como la mesma naturaleza, o están puestas en solo el
uso ζ albedrío de los hombres. Las naturales, por la mayor parte son
conocidas en nuestra tierra por nombres peregrinos, y estas otras voluntarias, sintiéndolo nosotros, se mudan cada día con sus nombres. Pues
¿qué diremos de aquellas cosas, las especies de las cuales, como dicàn
los filósofos, son eternas, que unas del todo se perdieron, ζ otras, por el
contrario, nunca vistas, súbita mente parió la naturaleza? Ningún árbol
fué entre los antiguos más notable que el plátano. lo osaría afirmar que
no hai hoi cerca de algunas gentes, a lo menos en España no oio dezir
que se halle; ζ que en aquéllos tiempos lo hobiese parece mui claro por
aquello, que César lo plantó en Córdoba por su propia mano, de lo cual
hai un epigrama de Marcial:
E n el Andaluzía hai una mui noble casa,
Donde la rica Córdoba goza del dulce Guadalquivir,
Donde los rubios vellones con el natural oro son amarillos
I la viva hoija tiñe las ovejas de España.
En medio de casa está un plátano d'César,
Q u e abarca todo el aposentamiento della.
En lo que el poeta dize: "Donde los rubios vellones con el natural
oro son amarillos"; y en otro lugar:
Oh Córdoba más gruesa que el grueso venafro,
Que vences las ovejas del blanco galeso,
N o con trocatinte de sangre de púrpura;
Mas tifiándolas con vivo color.
108
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
En otro lugar de Guadalquivir:
Oh Guadalquevir coronado de olivas,
Que tifies los dorados vellones con aguas luzias.
Ninguno hai en nuestro tiempo que diga haber visto ovejas teñidas
de aquel natural resplandor de oro. ¿Dónde está agora aquella fertilidad
de oro nunca vazía en tantos siglos, ζ ante puesta a todas las tierras, de
la cuál Asturias rentaba cada un año al pueblo romano sesenta mil libras de oro? ¿Dónde están aquellos pozos de1 plata, que comencó Aníbal,
de los cuales uno solo rentaba cada un día a los cartagineses trezientas
libras de plata? ¿Dónde está en el Andaluzía aquella copiosa invención
del plomo? ¿Dónde en Aragón cerca de Segorbe aquellos mineros de la
piedra que se trasluzía? ¿Dónde aquella maravillosa naturaleza del arroio,
que pasa por Tarragona, para adelgarzar, polir ζ blanquear el lino, dónde los carbasos fueron primero hallados? Lo cual todo así desapareció,
que ningún rastro dello se halla en nuestro tiempo.
"Por el contrario, muchas cosas hai en nuestro siglo, las cuales el
antigüedad o del todo no conoció, o confusa mente conocido el género,
no entendió sus diferencias. Sola mente leemos un nombre ζ género de
fruta agrá, ζ así apenas conocida entre los antiguos. Pero nosotros pusimos diversos nombres a diversos géneros de aquella fruta, llamándolas
cidras, naranjas, toronjas, limas, limones. Eso mesmo los cohombros, que
eran de una figura ζ nombre entre ellos, súbita mente nacieron en Campania redondos, ζ de la simiente dellos, hecho un nuevo linaje1, comencáronse a llamar melones ζ pepones. Mas nosotros, allende él cohombrillo
amargo, ζ el que se labra, ζ el que súbito nació en Campania, otros géneros vemos, que llamamos pepinos, badehas, sandías.
"I no sola mente en las cosas que permanecen con la naturaleza, los
vocablos junta mente nacen ζ mueren como las cosas; mas aun tanto pue­
de el uso ζ desusança, que, permaneciendo las mesmas cosas, unos dellos
echa en tinieblas, ζ otros saca a luz. Las aves de caçà, que propria mente
así se llaman, ζ de las cuales usan los càçadores de nuestro tiempo, en
dos géneros las repartió Aristóteles, el autor de todos él más diligente,
i llamólas baxo volantes ζ alto volantes. Nosotros nombrárnoslas azores
ζ halcones. Mas porque en aquellos tiempos esta arte del acétrería aún
no era hallada, ni el uso destas aves tan espeso, harto les pareció partirlas en dos linajes por la diversidad del vuelo. Pero los nuestros, que
tienen esta arte en gran estima, hicieron en este género muchas diferencias: gavilanes, acores, girifaltes, neblíes, sacres, alfaneques, baharíes, tagarotes, distinguiéndolos o por la razón del plumaje, o por la orden de
nacer, o naturaleza, presa, mantenimiento ζ diversidad de costumbres.
Por el contrario, en las avejas, animal tan familiar a nosotros, que nin­
guno es más, el cual sólo de los ceñidos fué criado por causa de los hombres, muchas cosas hai que aun los colmeneros de nuestros siglos no sienten, siendo de nuestros mayores caladas ζ conocidas. Porqué el día de
hoi ninguno recoge de la castrazón, sino miel ζ cera. Pocos de los médicos saben qué cosa es propolis. Pues la ritaca, que' era de los panales la
miel más estimada, de virtud maravillosa para atraer, ni aun por sospe-
I.—DEBELADOS
DB LA BARBARIE (LOS VOCABULARIOS)
109
ehâ saben qué cosa sea. la cleros, metis ζ pisoceros, cosas de mucho pro­
vecho para las medicinas, del todo les son escondidas por virtud ζ nom­
bre. Pues de aquellas cosas, que están a la mano, ζ siempre fueron, mu­
chas dize el latín más propria mente por una palabra, que nosotros por
muchas. Como ornen, lo cual a manera de dézir significa aquel agüero
que tomamos de lo que alguno habló a otro propósito, si quisiéremos volverlo en castellano, apenas lo podremos hazer en muchas palabras; y si
lo volviésemos en alfil toledano, sería la interpretación derecha z. castellana; mas pocos entienden qué cosa aquello sea. I por el contrario, muchas cosas tiene nuestra lengua, la fuerça de las cuales, aunque siente la
latina, no tiene una palabra por la cual las pueda dezir. Como de codo
nosotros dezimos codada, por lo que en el latín sé dice golpe de' codo;
codear por lo que dar del codo. Pues si tanta mudança liai en los vocablos de las cosas, que duran con la naturaleza, ¿qué será en aquéllas,
que cada día halla la necesidad humana o paré la luxuria, o busca la
ociosidad? De este género son las vestiduras, armas, manjares, vasos, naves, instrumentos de música ζ agricultura, ζ de cuantas artes vemos en
cada ciudad mui rica ζ bastecida.
"Esto habernos así larga mente dicho, porque ninguno se maraville si
no siempre dimos palabras catellanas a las latinas, e latinas a las castellanas. Porque en cotejar las palabras destas dos lengas ninguna cosa
tuvimos más ante los ojos que en lo que la lei de la interpretación mui
hermosamente dixo Tulio: que las palabras se han de pesar, ζ no con­
tar. Estrechamos eso mesmo el volumen debaxo de una maravillosa bre­
vedad, porque la grandeza del precio no espántase a los pobres de lo
comprar, ni la frente alta del libro a los ricos hastiosos de lo leer, ζ tam­
bién porque más ligero se pudiese traer de un lugar ä otro en la mano ζ
seno ζ so el braco. Intitulárnoslo, no aquella soberbia que otros, llamándolo Catholicón, Pandectas, Cuerno de' Amaltea, quiero dezir universal
comprehensorio, Cuerno de la diosa Copia; mas con título lleno de vérgüenca, Lexicon en griego, que es Diccionario en latín."
"Las razones ζ argumentos que me movieron â interpretar en una o
en otra manera; eso mesmo la declaración de los vocablos ζ otras partes
de la gramática, diferírnoslo para aquellos tres volúmenes, que destas cosas en breve tenemos de publicar, obra grande, copiosa ζ de cosas di­
versas, fraguada casi de cuatrocientos mui aprobados autores."
"Trabajo duro—decía Barbosa·—traducir las voces latinas
en castellano y las griegas en latín, y dar a cada una su voz;
trabajo duro, que nadie había acometido hasta ahora; pero el
arte y la virtud acometen- cosas arduas. ¡Oh fuerza soberana
del espíritu! La república reclama este libro; lo reclaman nuestras academias y lo piden a voces nuestros discípulos. Lo demandan con importunidad, y todos a la vez, los médicos, los
poetas, los juristas, los teólogos, los oradores y los filósofos.
¿Quién no va a querer ver traducidos en su lengua y ordenados en un solo volumen, donde puede encontrarlos siempre que
110
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
quisiere, los nombres de todas las cosas, que están diseminados
por toda esa selva de libros? N o me mueve a decir esto el amor,
sino la verdad, si bien al decirlo siento que se aumenta el amor
que profeso al autor."
Con el Vocabulario sucedió lo mismo que con las Introducciones. Lo publicó arrebatadamente, porque su protector,,
don Juan de Zúñiga, le daba prisa para que lo publicase, diciéndole "que començase ia a publicar alguna cosa, ζ no le
burlase ia más con vana esperanza", y no bien lo publicó, pudo
observar que era recibido con un maravilloso consentimiento,
lo mismo exactamente que las Introducciones. Las Introducciones no salieron perfectas la primera vez; tampoco el Diccionario. El latino-español contenía más de treinta mil palabras,
y el español-latino, más de veinte mil, esfuerzo titánico que
parece requería el concurso de varias generaciones de gramáticos y que, no obstante, realizó uno solo en el espacio de diez
años, pesando palabra por palabra y dando a cada una su
equivalente castellana en una sola línea, sin perífrasis, sin ambigüedad, sin vacilación, con un maravilloso sentido de las dos
lenguas. A veces, después de consultar todos los vocabularios
buscando esa única palabra castellana que corresponde a tal
o cual palabra latina, o al revés, la palabra latina que corresponde exactamente a tal o cual palabra castellana, acudimos
finalmente al de Nebrija, y en él encontramos la palabra deseada. Ampulla, por redoma o ampolla; ampullor, arts, por
ampollar o hincharse; amputo, as, por cortar en cerco, a, i;
amputatio, onis, por aquella cortadura; amula, vaso en los sacrificios de purgar; amuletum, i, cosa contra ojo o hechizos;
Amulius, ii, rei fué de los albanos, hijo de Proca; amurca, por
el alpechín del azeituna; amussis, is, por regla o juntera del
carpintero; olo, is, olui, por oler echando olor; ololygon, onis,
por la rana macho; olor, oloris, por el cisne ave; olfacio, is, 61feci, por oler recibiendo olor, a. i.; olfacto, as, avi, por aquello
mesmo, a. i.; offendix, icis, por lazada corrediza; orchites, is,
por azeituna judiega; ornen, inis, por alfil toledano.
Dicen que Nebrija compuso su Diccionario en Zalamea,
donde vivió mucho tiempo al lado de don Juan de Zúñiga, su
discípulo y protector, al cual se lo dedicó, y aun señalan la
casa donde dicen que lo escribió. El año 1512 lo reimprimió
en Burgos con este nuevo prefacio o dedicatoria a don Miguel
Pérez de Almazán, secretario del Rey Católico.
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Portada del Diccionario de la edición de Burgos de 1512, dirigida a Miguel Pérez
de Almazán, secretario del Rey Católico.
I.—DEBELADOS DE LA BARBARIE (LOS VOCABULARIOS)
ΠΙ
"Dirá alguno que quiero dar mi hija a dos yernos o que quiero recibir dos mercedes por una misma obra, pues habiendo dedicado ésta a
don Juan de Zúñiga, Maestre de Alcántara y Cardenal Arzobispo de
Sevilla, te la dedico ahora a ti. Podría responder en tono de broma que,
muerto un yerno, puede el padre dar su hija a otro. Pero no suelo yo
vender lo viejo como nuevo, ni dar la misma cosa a dos señores. Cuando
hace cerca dé veinte años, publiqué precipitadamente aquellos dos Diccionarios, cediendo a las importunaciones de mi prelado, no pude abarcar toda la materia y sacar un vocabulario tan completo como se esperaba. Tenía además muchas otras cosas que absorbían toda mi atención
y no me dejaban atender, como quisiera, al Diccionario. En el que té dedico ahora hay diez mil palabras más que en el primero, y más de seiscientas palabras traducidas al castellano, que no aparecieron en la edición anterior, o aparecieron confusa o torcidamente traducidas, y todo va
ahora con más orden. Además he separado, para que no haya que revolver muchas hojas, los nombres propios de los comunes y de las otras
partes de la oración. Y todavía pienso añadir otros dos vocabularios:
uno de todas las palabras hebreas que salen en la Sagrada Escritura, indicando solamente las letras con que se escriben, el acento y el significado; otro de todas las palabras extrañas o bárbaras, que muchos creen
que son latinas o griegas, como sigalum pro tipha, bladum pro frumento,
tregua pro induciis. Con esto daré por terminado todo lo que se refiere
a la lengua latina, que consta, como sabes, de materia y forma. La materia son los nombres, los verbos y las otras partes de la oración; la forma es la unión o composición de esas mismas partes. Tocante a la Gramática, ya sabes el parecer de aquellos a quienes escribiste desde Italia,
preguntándoles cuál era el mejor arte, para formar a tus hijos. Cuanto al
Diccionario, para adquirir copia de palabras, todos experimentan lo provechosa que es su lectura, sobré todo para los que comienzan a aprender la lengua latina, entre los cuales están tus hijos, que tienen para ello
linda disposición. Para ellos, pues, te envío este' libro. T ú ya sé que no
vas a entretenerte en cosa tan puéril. Y no abuso más de tu paciencia»
Adiós."
EDICIONES Y CRÍTICAS DEL VOCABULARIO.—Esta segunda
edición salió muy corregida, aumentada y mejorada. En ella
añadió Nebrija más de diez mil palabras, dio la verdadera correspondencia castellana a más de seiscientas, sacó los nombres propios del cuerpo de la obra y lo dispuso todo con más
orden y claridad. Cada columna tiene sesenta líneas, en vez de
las cuarenta y ocho que tenía en la primera edición, con lo cual
se redujo notablemente el volumen del libro. Nebrija llamaba
segunda a esta edición de Burgos: él no solía contar, como vi-»
mos al hablar de las Introducciones latinas, sino las ediciones
en que hacía alguna notable reforma. La que hizo en las Introducciones por encargo de la Reina Isabel, contraponiendo el ro-
112
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
manee al latín, no le parecía bastante para contar aquélla como
nueva edición, y no la contó. Del Vocabulario se habían hecho
tres ediciones, además de la primera de Salamanca: una en Sevilla, el año 1495, por Meinardo Ungut y Estanislao Polono, y
otras dos el mismo año, en Salamanca. A esta de Burgos, hecha
por M. Federico Alemán a expensas de Arnaldo Guillen de
Brocar, siguieron la de Zaragoza (1514), por Jorge Coci; la de
Sevilla (1516), por Juan Várela de Salamanca; las cuatro de
Alcalá {1517, 1520, 1528, 1532); las de París (1519, 1538);
la de Venecia (1520), dirigida por Cristóbal de Escobar, con
la correspondencia siciliana de las palabras latinas; la de Valencia (1533); la de Lyón (1536); las de Granada (1536, 1540,
1545, 1552, 1585), dirigida alguna de ellas por Sancho Nebrija, hijo del autor; las de Amberes (1560, 1570); las de Antequera (1572, 1578, 1581, 1600), y las de Madrid (1555, 1574,
1583). Según el catálogo de Lemus y Rubio, se hicieron en el
siglo xvi 50 ediciones del Vocabulario y 59 de las Introducciones, y desde el siglo xvi hasta el año 1834, 34 ediciones del
Vocabulario y 76 de las Introducciones; en total, 84 ediciones
del primero y 135 de las segundas, contando las del Arte re~
formado y otras análogas.
También el Vocabulario tuvo contradictores, y más terribles que la Gramática, El principal y más sañudo de todos fué
el autor del Diálogo de la lengua. Aquel hombre, que parecía
la misma serenidad, la perdía totalmente hablando de Nebrija.
Pacheco.—Para lo que llamáis ortografía y para los vocablos os podéis servir del autoridad del vocabulario de Librixa, y para el estilo, de
la del libro de Amadis de Gaula.
Vaidés.—Sí, por cierto muy grande es el autoridad dessos dos para
hazer fundamento en ella, y muy bien devéis aver mirado el vocabulario de Librixa, pues dezís esso.
Pacheco.—¿Cómo?, ¿no os contenta?
Valdés.—¿Por
qué queréis que me contente? ¿Vos no veis que aunque Librixa era muy docto en la lengua latina, que esto nadie sé lo puede quitar, al fin no se puede negar que era andaluz, y no castellano, y
que scrivió aquel su vocabulario con tan poco cuidado, qué parece averio
escrito por burla? Si ya no queréis dezir que hombres embidiosos, por
afrentar al autor, an gastado el libro.
Pacheco.—En esso yo poco m'e'ntiendo. P^ro ¿en qué lo veis?
Valdés.—En que, déxando aparte la ortografía, en la qual muchas
vezes peca, en la declaración que hace de los vocablos castellanos en los
latinos se engaña tantas vezes, que sois forcado a creer una de dos cosas, o que no entendía la verdadera sinificación del latín, y ésta es la que
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (LOS VOCABULARIOS)
H3
yo menos creo, o que no alcançava la del castellano, y éssa podría sex,
porque él era de Andaluzía, donde la lengua no stá muy pura.
Pacheco.—Apenas puedo creer esso que me dezís, porqué a hombres
muy señalados en letras he oído dezir todo el contrario.
Valdés.—Si no lo queréis creer, id a mirarlo, y hallaréis que por aldeano dize vicinus, por brío en costumbres morositas, por cecear y ceceoso balbutire y balbus, por loçano lascivus, por maherir deligere, por
moco para mandados amanuensis, por mote o motete epigramma, por padrino de boda paranymphus, por ración de palacio, sportula, por sabidor
de lo suyo solamente idiota, por villano castellanus, y por rejalgar aconitum. No os quiero dezir más, porque sé que entendéis poco de la lengua
latina y porqué me parece [n] bastan estos vocablos para que, si los entendéis, creáis que los hombres de letras que dezís, no devían tener tantas como vos pensáis o no lo devían aver mirado con tanta atención como
yo, y para que veáis que no me puedo defender con el autoridad de
Librixa.
Pacheco.—Confieso que tenéis razón.
Valdés.—Es tanta, que, si bien la entendiéssedes, soy cierto me terníades antes por modesto en el notar poco, que por insolente en el reprehender mucho. Mas quiero sepáis que aún ay otra cosa por que no
estoy bien con Librixa en aquel vocabulario, y es ésta que parece que
no tuvo intento a poner todos los vocablos españoles, como fuera razón que hiziera, sino solamente aquellos para los quales hallaba vocablos
latinos o griegos que los declarassen.
(Diálogo de la lengua, ed. de "La Lectura", pâgs. 9-11.)
Valdés.—... y creo cierto, hacen lo mesrno los que scriven con cuidado.
Marcio.—Pues Librixa...
Valdés.—No aya más Librixa, por vuestra vida.
Marcio.—¡Picastes! Pues más dé otras [diez] vezes os haré picar de
la mesma manera.
Valdés.—Buen tiempo tenéis; pues algún día me vernéis a la melena.
(Ibid., pág. 57.y
Valdés.—Por mejor vocablo tengo ospital, y veréis que pocos dizen
m ëscriven espital.
Marcio.—Pues Librixa...
Valdés.—Tornaos ai con vuestro Librixa: ¿no os digo que lo dexéís
estar?
Marcio.-—Ya avéis picado otra vez.
Valdés.—Andaos a dezir donaires...
(Ibid., pág. 63.)
La injusticia que Valdés comete con Nebrija es manifiesta. "Lo que más nos duele—dice José F . Montesinos—'es que
el dialoguista aduce buenas razones para justificar objetivamente su disidencia; en el fondo de todo late una antipatía que
no hubiéramos sospechado en Valdés, tan ecuánime siempre
una antipatía localista, de campanario: !a aversión del castevrwmiJk.—%
114
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
llano por el andaluz. Nos resistimos a creerlo en el hombre que
ha escrito: "Aquél es de mi tierra cuyas virtudes y suficiencia
me contentan, si bien sea nacido y criado en Polonia", y quisiéramos dar más valor del que tienen, a los reparos expuestos.
Es lástima que Valdés no viera hasta qué punto las tentativas
de Nebrija podían ser fecundas; que él y el aborrecido andaluz
coincidían al forjar para el Imperio español la nueva arma del
idioma. Valdés arremete sobre todo contra el Vocabulario, no
siempre de buena fe, como puede verse en las notas al texto,
que debemos a Boehmer con tantas otras cosas. Algunas veces, cierto, Valdés tiene razón. Debía molestarle la liberalidad
con que Nebrija acogía formas varias de una misma palabra,
cuando la tarea era fijar, optar por una forma literaria" (1).
"No tenemos—decía Luis Vives—un vocabulario completo de la lengua latina. De suyo hacen falta dos: uno breve, en
que se pongan las palabras latinas con su significado vulgar,
y otro más copioso, con ejemplos, en que se vea el sentido propio de cada palabra y la manera de emplearla. Para los niños
hacen falta otros dos diccionarios más breves: uno latino con
la correspondencia vulgar y otro vulgar con la correspondencia latina. No me satisfacen del todo los de Nebrija, porque
son para principiantes y no tanto para los que van adelante en
el estudio del latín."
Mayáns reconocía que aun después de la edición de Burgos y de las enmiendas y adiciones que se hicieron después,
"siempre quedó pobre aquel Diccionario, falta que aún no vemos remediada, porque solamente algunos ignorantes se han
atrevido a poner la mano en lo que dejó escrito tan venerable
maestro, a quien el autor del Diálogo de la lengua trató con
poco decoro; y ciertamente no hubiera errado muchas veces si
hubiera leído con docilidad y atención algunas obras gramaticales de Antonio de Nebrija, en cuya lectura no quiso entrar
por parecerle, con demasiada presunción, que no tenía que
aprender" (2).
Los que censuraban a Nebrija debieran haber considerado que no era tanto de admirar que se hubiese equivocado algunas veces cuanto que hubiese sacado a luz antes que nadie
tan maravillosas interpretaciones, como observó el P. Arévalo
(1) Clásicos Castellanos, 86. Juan Valdés, Diálogo de la lengua. Ed. y notas
por José F. Montesinos, Introducción, págs. LXVII y LXVIII.
(2) Orígenes de la lengua española, t. I.
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y MARINEO)
115
en sus prolegómenos a Sedulio hablando del mismo Nebrija.
Concluyamos diciendo, con el hijo de Nebrija: Sólo a Antonio le corresponde la gloria de haber sido el primero que trajo
a los pueblos de Hesperia la lengua del Lacio y trocó entre
nosotros por el romano el lenguaje estridente de los sármatas,
y nos dio ordenadas con ímprobo trabajo las palabras latinas
con su verdadero significado.
Antoni haec igitur debetur gloria soli,
Ac laudum titulis hic numerandus erit,
Primus in Hesperiae populos velut aethere missus
Quod doceas latios rcddere verba sonos.
Et pro sarmaticac stridenti murmure linguae
Romanum dederis primus et eloquium.
Verbâque nunc iterum magno digesta labore
Rebus quod facias concinuisse suis ( 1 ).
Y con razón podía gloriarse el mismo Nebrija de haber desterrado de España la barbarie. "Porque, hablando sin soberbia—decía—fué aquella mi doctrina tan notable, que aun por
testimonio de los envidiosos ζ confesión de mis enemigos
todo aquello se me otorga, que io fué el primero que abrí tienda de la lengua latina, ζ osé poner pendón para nuevos preceptos, como dize aquel horaciano Catio. I que ia casi del todo
punto desarraigué de toda España los Doctrinales, los Pedros
Elias, ζ otros nombres aún más duros: los Gaiteros, los Ebrardos, Pastranas ζ otros no sé qué apostizos ζ contrahechos gra­
máticos no merecedores de ser nombrados. I que, si cerca de
los hombres de nuestra nación alguna cosa se halla de latín,
todo aquello se ha de referir a mí. Es, por cierto, tan grande
el galardón deste mi trabajo, que en este género de letras otro
maior no se puede pensar" (2).
veces habla Nebrija de sus
émulos y detractores, y a ellos alude aquí claramente. No se
refiere tanto, creo yo, a los de otras facultares, teólogos, médicos, juristas, que lo miraban como un intruso, cuanto a los mismos retóricos y gramáticos, que lo miraban como a un rival, al
NEBRIJA Y MARINEO.—Varias
(1) Fabianus Antonii Nebrissensis.
del Diccionario latino en la edición de
(2) Lexion hoc est dictionarium ex
nifico ζ assi illustre señor Don Juan de
F. Ad lectorem. Esta poesía apareció al fin
Burgos del año 1512.
sermone latino in hispaniensem. Al mui magStúñiga. Ed. de 1492.
116
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
principio sobre todo. De éstos, dos fueron los principales: Alfonso Ticio o Tizón, maestro de prima de Gramática, y Lucio
Marineo Sículo, maestro de Poesía y de Oratoria, pues el presbítero barcelonés Pedro Juan Matosas, que publicó el año 1502
la Gramática de Alejandro, notando en ella algunos errores de
Nebrija, lo hizo con tal moderación que no se puede decir que
fuera verdadero enemigo. Los otros dos, sí, fueron enemigos
declarados de Nebrija. Del maestro Ticio nos dice Martín Ibarra que desde el principio fué enemigo mortal y declarado de
Nebrija. Interim Titio maximus amnium ab initio Antonii iVebrissensis aemulus ζ pene capitalis. Pero añade que poco a poco
se fué amansando, y acabó por reconciliarse con él tan de veras,
que los dos fueron después grandes amigos. Muerto Tizón,
pretendió Nebrija para sí aquella cátedra; pero no sé, dice Martín Ibarra, lo que pasó. Nosotros ya lo sabemos, y no hace falta repetir aquí lo que dijimos en la parte primera.
De las relaciones de Nebrija con Marineo hablaremos más
a la larga en otro número de esta colección. El año 1484, cuando Nebrija llevaba ya cerca de once años enseñando Gramática, llegó a Salamanca Lucas o Lucio Marineo Sículo, protegido del Almirante don Fadrique, con el cual acababa de venir
de Sicilia. Don Fernando Enríquez, hermano del Almirante,
fo presentó al Claustro de la Universidad y a los nobles y caballeros de Salamanca, y tales ponderaciones debió de hacer
de él, que inmediatamente le ofrecieron dos cátedras, una de
Poesía y otra de Oratoria. Marineo las aceptó sin vacilar, con
el beneplácito de su protector, y fácilmente se persuadió que
venía a España, como Hércules, a desterrar de ella la barbarie. Su discípulo predilecto, Alfonso de Segura, en la! semblanza que hizo de él el año 1508, dice que "en Salamanca
ayudó a desenterrar la lengua latina a Nebrija"; pero añade
a renglón seguido que en los doce años que leyó en aquella
Universidad no sólo desterró la barbarie, sino que la arrancó
de raíz para que no retoñase y se propagase de nuevo. Y lo
hizo tan bien y puso en ello tanta diligencia, que no le deben
menos a él Salamanca y España que Roma e Italia a Lorenzo
Valla. Estas ideas se las inspiró, indudablemente, el mismo
Marineo, pues Segura no alcanzó aquellos tiempos ni estuvo
en Salamanca hasta el año 1510. La rivalidad entre los dos
maestros se manifestó al poco tiempo, y fué creciendo de manera que en una disputa pública se trabaron de palabra, y Ne-
1.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y MARINEO)
117
brija le dijo al italiano todo lo que se le vino a la boca. Por entonces acababa de llegar a España con el Conde de Tendilla,
y se disponía a hacer una visita a Salamanca, el humanista milanés Pedro Mártir de Anglaria, amigo y condiscípulo de Marineo. Este le escribió una carta quejumbrosa contándole el
disgusto que había tenido con Nebrija. Mártir le contestó: "Te
quejas, poético amigo, porque el insigne gramático Nebrija te
insultó en cierta disputa. Los niños, cuando algún compañero
les dice que no quiere darles una castaña o una nuez, se lo dicen a la nodriza. Esas cosas se le dicen a la nodriza, no a Pedro Mártir, que tiene la piel más dura que su nombre, y no es
nada amigo de niñerías. La experiencia me ha demostrado que
en esas cosas no suele haber más que lo que cada uno se imagina. Cuando yo era muchacho, me incomodaba fácilmente, y
por cualquier cosilla armaba una tragedia, y resultaba que el
que me había molestado de palabra, me molía a puñetazos. A
veces el molido era el otro, y al probar yo lo que era la venganza, me sentía más agraviado que cuando lo había sido realmente. ¿Quieres que te dé un buen consejo? No trates de vengarte; no seas como la abeja, que, al picar al que la hostiga,
pierde la vida con el aguijón. Si un vaso de cristal choca contra un pedazo de mármol, mal para el vaso. Nebrija es más
fuerte que tú, tiene muchos amigos y valedores, como natural
de la tierra, y tú al fin y al cabo eres un extraño. ¿Quieres ver
lo que gana el que trata de vengarse? Lo sé por experiencia.
Se atormenta inútilmente a sí mismo y da ocasión al contrario
para que lo injurie de nuevo, y a los demás para que se rían
de él. Persuádete que no puedes ser injuriado, y la ofensa caerá toda sobre el ofensor. Si un león me da un zarpazo o una
dentellada, o un caballo me da una coz, ¿diré que .me han hecho una injuria? No. Piensa dónde estás. Más segura vive la
zorra que se hace la muerta, que no el oso enfurecido" (1 ).
Esta carta lleva la fecha del 13 de agosto de 1488. El 22 de
septiembre llegó Mártir a Salamanca. Marineo fué el primero
que acudió a darle la bienvenida y a contarle sus cuitas; pero
sobrevino un tropel de visitantes, y Marineo se marchó. Temiendo que se hubiera ido enojado, le escribió Mártir aquella
misma noche, diciéndole: "Agradecí tu visita, como paisano y
como literato; pero tuve que dejarte para atender a otros. To(1)
Opus, epistotarum, libro I, epíst. 35.
118
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERABIA
davía, sin embargo, te pregunté por lo bajo: "¿Cómo te va
con los salmantinos?", y tú me contestaste diciendo que algunos te mordían. Vi que querías decirme algo más; pero sobrevino en esto el Vice-rector con un nuevo tropel de gente, y tuvimos que cortar la conversación; pero ya vi lo que me querías
decir. Después te busqué; pero me dijeron que te habías marchado. Sentiría que te hubieras ido enojado. Cuando pueda salir de casa, te buscaré y hablaremos" (1 ).
El día siguiente le escribió más despacio, diciéndole lo que
sentían de él los otros maestros: "Dices que la mayor parte de
los maestros tienen envidia de ti, y te muerden. ¡Qué poco te
pareces a mí! Yo creo que solamente es desdichado aquel de
quien no se habla. Los hombres tienen que hablar unos de
otros. Si de algunos no se dice nada, es porque no hacen nada;
parece que viven, pero en realidad están muertos, pues no merecen que se hable de ellos... A los sabios salmantinos que han
venido a verme (aquí como en todas partes son muy pocos los
que merecen este nombre) les he preguntado qué idea tienen
de ti, y me han dicho que eres de condición apacible y que prestas un buen servicio a la Universidad; ninguno me ha hablado mal de ti. De los demás no hay que hacer caso... Forzosamente has de ser odiado o compadecido. Elige lo que prefieres.
Los detractores son como los perros infernales, que a sí mismos se atormentan ladrando, y no consiguen amedrentar a los
valientes. Tú a los ladridos de la envidia los llamas mordiscos;
yo los llamo castigo del envidioso... Ya creo que te dije que
en la vida sólo se vence aguantando y aplaudiendo, sobre todo
cuando está uno entre extraños" (2).
Nebrija no se hallaba entonces en Salamanca. Mártir le escribió una carta atentísima, diciéndole que había venido a Salamanca con la ilusión de conocer y abrazar al gran Nebrija.
"Figúrate—le decía—mi contrariedad al ver que no estabas
aquí... Algo me consolé viendo algunos retratos tuyos, digo algunos de tus discípulos, cuya elocuencia es un pregón continuo de tu nombre. Desde que vine a España no me has escrito más que una vez. Deseo que me escribas con frecuencia, si
no te es molesto. Adiós" (3),
(1)
(2)
(3)
Ibid., libro I, epist. 54.
Ibid., epíst. 55.
Ibid., epíst. 56.
I.—DEBELADOS DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y MARINEO)
119
Pasaron los años, y Nebrija y Marineo volvieron a encontrarse en la Corte; pero las relaciones entre ellos siguieron, no
tirantes, sino enteramente rotas. Marineo trató de reanudarlas, y escribió a Nebrija una larga carta, diciéndole que deseaba tener una entrevista con él, pero que no se atrevía a visitarlo porque temía que no lo recibiese. " N o es infundado este
temor—dice—, pues no nace de una mera sospecha, sino de
indicios que no dejan lugar a duda. Sólo por molestarme, porque sabías que yo defendía sus opiniones, atacaste sañudamente a ciertos varones doctos, beneméritos de la lengua latina; y he sabido además que en muchas partes has hablado
de mí con poco recato. Yo no he dado hasta ahora mucho crédito a los que me lo han dicho, aunque son personas graves y
de autoridad, porque ¿quién va a creer que un hombre docto
y circunspecto como tú, que no está ya en edad de burlarse
con la muerte, se goza con la detracción, que es el más feo de
todos los vicios? Lo que sí me ha llamado la atención (lo observé primero en Granada, más tarde en Toledo, y ahora últimamente en Medina del Campo) es el cuidado que tienes de
no encontrarte conmigo en la calle. Esto no lo he notado yo
solamente; lo han notado también otros muchos, que nos conocen, y han visto en esto, no una muestra de amor ni una
manifestación de la humanidad que profesas y cuyas leyes enseñas a los demás, sino todo lo contrario. Tal vez te hayas
figurado que estoy resentido todavía por aquella cuestioncilla
que hubo entre nosotros hace tiempo, por culpa de algunos que
con mentiras y persuasiones malévolas querían enzarzarnos.
Si tal feas creído estás en un error. D e aquello no me queda
ya el menor resentimiento. Yo no soy capaz de tener odio secreto a una persona y disimular exteriormente lo que llevo en
el corazón. Persuádete, pues, que ni un momento he dejado de
ser muy amigo tuyo y que no dejaré de serlo, si tú no rechazas mi amistad ni rehuyes mi trato. Y te advierto de paso que
aquellas amenazas que me dirigiste hace tiempo, cuando te quejabas amargamente delante de tu suegra, y yo procuraba sincerarme contigo, las di en seguida al olvido, y me arrepentí
sinceramente de haberte contestado en el mismo tono, en un
momento de ofuscación y de mal humor, debido a la grave
enfermedad que entonces padecía. Al juzgarme a mí de este
modo, te perdonaba a ti de corazón todas las injurias y baldones que pudieras haberme dirigido. Desde entonces, en Dios
120
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
y en mi conciencia te aseguro que, no sólo no te he ofendido
jamás, sino que he mirado por tu honra lo mismo que por la
mía... En adelante puedes tener en mí entera confianza, y entregarte sin recelo al que te abre de par en par las puertas de
su alma, y cuya amistad no te engañará jamás, si no queda por
ti. Si veo por tu respuesta que puedo esperar esto de ti, no te
pesará de ello; mas, si lo que no espero, me niegas tu amistad,
yo sabré lo que tengo que hacer. Adiós" (1 ).
Nebrija no contestó a esta carta ni a la que treinta días
después le escribió Marineo diciéndole que no le hiciera esperar más tiempo su respuesta. El siciliano se vengó publicando
las dos cartas, para que se viera que por él no había quedado.
"Entre las cartas que te envío—'escribe a un discípulo suyo—
verás dos que escribí al que indican sus títulos, fama quidem
magis quam re doctum, más docto por la fama que tiene que por
lo que realmente sabe. El no ha respondido nada hasta ahora,
no sé si por miedo o por arrogancia" (2),, "Algunos me preguntan—escribe a Hernando de Herrera—si entre los españoles hay .alguno que se aventaje a ti en el conocimiento de la
lengua latina, y yo les contesto que no, que si a alguno, viendo que lo comparan contigo, no se le cae la cara de vergüenza, será porque no te conoce a ti, o porque a sí mismo no se
conoce. No sólo los españoles, les digo, pero aun los mismos
italianos deben conceder en esto la palma a Hernando de Herrera; y les añado que si España produjera otro como tú, tendría, no uno, como ahora, sino dos soles de la lengua latina.
Comprendo que esto no les sabrá bien a algunos; pero yo deba
decir la verdad, aunque, al oiría, se revuelvan contra mí los
envidiosos" (3). La alusión a Nebrija es manifiesta, y manifiesta también la intención de rebajarle. Parecidos elogios tributa
a Juan Sobrarías y a Hernán Núñez Pinciano (4 ). En su afán
de disputar a Nebrija la primacía de las letras latinas, daba a
otros los títulos de primeros o únicos en el conocimiento del
latín, para que ellos se los devolvieran a él y no se acordaran
para nada de Nebrija. Nebrija no se daba por entendido; pero
bien veía el juego del siciliano, y cuando algún partidario de
éste le tentaba la paciencia, no se mordía la lengua, y decía
(1)
(2)
(3)
(4)
Epistolarum íamiíiarium libri XVH,
Ibid, libro IX, epíst. 14.
Ibid, libro X, epíst. 1.
Ibid, libro XV, epíst. 1.
libro IV, epíst. 8.
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y MARINEO)
121
de Marineo lo que el lector puede suponer. A un incidente de
estos alude indudablemente una carta de Marineo a un capellán de Palacio llamado Martín Acorpa, discípulo y gran admirador del siciliano. "Ya sé—le dice—que no sólo me alabas,
sino que sabes sacar la cara por mí, defendiéndome con valentía cuando alguno me acomete, como lo hiciste los días pasados. Tú no me has dicho nada por modestia, pero no ha faltado quien me haya dado cuenta de todo. Si ese biliosillo no
deja de desvariar, aunque su envidia no me ofende, no deja
de molestarme su tesón, y lo siento por él. Si se juzgara a sí
mismo con el rigor con que censura a los demás, y midiera sus
cosas con el mismo rasero que las ajenas, no hubiera escrito
lo que escribió, ni lo hubiera dado a la estampa para ludibrio
de los doctos. Sus detracciones me producen el mismo efecto
que si un hombre doctísimo y prudentísimo hiciese grandes elogios de mí, porque la detracción de un insensato es para mí
una gran alabanza, y además nunca pensé yo que hablara bien
de mí quien nunca supo hablar bien" (1 ).
A Mártir le repugnaba (no podía por menos) este necio
empeño de Marineo en disputar a Nebrija un título que nadie
le podía disputar y que redundaba, al fin y al cabo, en gloria
de Italia. Amigo leal y admirador sincero de Nebrija, complacíase, al revés de su compañero, en reconocer sus grandes talentos y la obra gigantesca que había llevado a cabo en España, desterrando de ella la barbarie. El y sólo él había renovado la lengua latina, y con la lengua los mismos estudios.
Queriendo, pues, rendir a Nebrija un tributo de admiración, y
desagraviarle, al mismo tiempo, como italiano, por lo que le
hubiera podido ofender su compañero, le dirigió a raíz de la
publicación del Diccionario una lindísima poesía alegórica,
cuyo título podía ser el de este capítulo : Nebrija, debelador de
la barbarie,
"Pedro Mártir a Antonio de Nebrija, honra y prez de las
Españas. Salud.
"Paseándome yo un día por la playa de Cádiz el mismo
año que cayó Almería en poder de los españoles, vino a mi
encuentro una mujer corpulentísima, sucia y tartajosa, mesa(1) Epistolarum [amitiarium tibri XVII, libro XIV, epíst. 5. Debe referirse, o
mucho me equivoco, a lo que dijo Nebrija contra los italianos en el discurso que
dirigió al Rey Católico, dándole las gracias por haberle nombrado su cronista. El año
siguiente publicó Marineo su epistolario, donde aparecen las cartas aludidas.
122
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
dos los cabellos y derramando abundantes lágrimas, que le
caían a lo largo del vestido negro que la cubría. Venía pidiendo a grandes voces que le diesen marineros que la pasasen al
otro lado del Estrecho. Aunque me miró con torbo semblante,
al preguntarle yo quién era, por qué lloraba, qué luto era aquél
y por qué traía mesados y sueltos los cabellos, contestó:
"Yo me llamo Barbarie, y aunque soy mujer, no soy amiga
de poetas, ni me gustan los cánticos piadosos ni el cuitó divino. Canto en versos rudos y en una lengua bárbara las hazañas de los reyes y de los héroes. Hacía mil trescientos años (1 )
que mandaba yo en todo el mundo y lo gobernaba a mi gusto
sin pizca de elegancia. Hace cincuenta años determinaron los
Hados hacerme la guerra, una guerra cruel y de exterminio,
encargando la dirección de ella al mismo Marte. Los dioses enviaron al mundo hombres extraordinarios, que después de desenterrar el habla antigua, que yacía consumida de herrumbre
y de miseria bajo una capa de cieno, comenzaron a cultivar los
rudimentos de la lengua del Lacio. En cuanto vi que el cielo
se me venía encima, me desanimé, considerando que mi ruina
era inevitable, como de hecho lo fué.
"Expulsada de la dulce Ausonia, pensé que estaría segura
en España, y allá me fui, abandonando el resto de Europa.
Pero me sucedió todo al revés. En vano imploré la clemencia
del Zefiro. Me parecía que había encontrado en España otro
Filelfo, otro Lapo, otro Marso o alguno de los muchos poetas
que envió el Lacio contra mí. El que ahora me perseguía y no
me dejaba parar en toda España se llamaba Antonio, y era
hijo, según decían, de Mercurio y de una ninfa llamada Ne^·
bris. Este se fué a Italia, siendo niño, y allí pasó los años de
su mocedad en el trato continuo con las Musas, con Baco y
con Apolo. A Italia van ahora todas las musas, sin acordarse
para nada de Cirra ni de Nisa. Cuando vio Italia que Antonio
se había hecho ya acreedor a todas las coronas de hiedra y de
laurel, le dijo que se volviera cuanto antes a su patria, y no
me dejara vivir en ella ni un momento más. Figúrate la tristeza que se apoderaría de mí cuando supe que Antonio volvía
a España, que los dioses seguían maquinando mi ruina y que
se avecinaba una nueva guerra. Me dirigí inmediatamente a
(1) A saber: desde Antonino Pío XVI Emperador romano, hasta Lorenzo Valla,
que desterró de Italia la Barbarie.
I.—DEBELADOE DB LA BARBAKIE
(NEBRIJA Y MAKINEO)
123
Jos poderes infernales. La furiosa Discordia tomó consigo, para
ayudarme, a Tisífone y a las otras furias, y esparció por todos
los pueblos de la España ulterior sus semillas, provocando el
furor de los ánimos rudos e ignorantes. Pero no valieron ni
palos, ni teas, ni lanzas, ni venablos; ni fueron de provecho
baldones, ni amenazas, ni asaltos a mano armada en encrucijadas y callejas. Después de muchas zozobras y fatigas, Antonio nos venció por completo a mí y a los míos. A mí no me
deja permanecer en España ni un día más. Voy, pues, a ocultar mi derrota en los desiertos de Libia, en las montañas Rifeas o en los bosques de Mauritania. Al decir esto, se tira.ba de
los pelos y se golpeaba las mejillas. Después se oyó un trueno
pavoroso, y la Barbarie desapareció. Desde entonces no la he
visto más. Te cuento esto a ti, amigo mío, que eres el más
docto de los poetas, para que, viendo que al conjuro de tu
nombre huye despavorida la Barbarie, no tengas por perdido
lo que has sufrido y afanado en el ameno antro de las Musas,
pues con tus sudores has ilustrado tantos reinos y has hecho
que tu fama se remonte a las estrellas."
Nebrija contestó profundamente agradecido: "Querido
Pedro, juez y testigo sincerísimo de mi gloria (1 ) : He estimado más esa poesía que si Creso me hubiera enviado todo el oro
de Libia y fuera mío además todo el que arrastran en sus arenas el Tajo y el Guadalquivir. ¿Cómo podré corresponder con
otros a tus versos, y tales versos? De los profesores de letras
humanas"que habían venido de Italia antes que yo, unos censuraron mis métodos y mis escritos, otros me envidiaron, otros
despreciaron a los envidiosos y detractores. Pero no ha habido
ninguno tan generoso como tú. También es verdad que desde
que los bárbaros arrojaron de España a los romanos y sojuzgaron a los iberos, no se había vuelto a ver en España un humanista como tú. Apenas volví de Italia, declaré la guerra a
la Barbarie, que tú viste o creíste ver junto al puerto de Cádiz
o de Almería. En el primer encuentro la vencí y logré arrojarla de nuestro suelo. Ella estaba muy segura en España, y
tenía en su ejército grandes capitanes. Para que en ningún
tiempo pudiesen librarse de ella los pobres españoles, había
hecho levantar grandes fortalezas. Su corte la tenía en Sala(1) Petre, meas taudis iudex et candide martyr. Nótese el ingenioso empleo del
sobrenombre Martyr en su sentido etimológico.
124
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
manca. Desde allí enviaba por todas partes hombres a propósito, que inquietaban el país, prendían o mataban a los cultivadores de las letras, y esparcían la semilla que ella les daba.
Deseando estaba yo acabar con esta plaga, cuando Minerva,
que suele favorecer a los ingenios, me indicó que no era esa la
manera de hacer la guerra que meditaba. Dirígete, me dijo, contra la misma Barbarie, que es la causa de tantas calamidades,
y ha fijado su corte en Salamanca; y así como Hércules, cuando
luchaba con la Hidra, por cada cabeza que le cortaba veía que
le nacían otras de nuevo, y no la mató hasta que, abrazándose
al cuello del monstruo con todas sus fuerzas, logró estrangularlo: así tú, en la lucha con este nuevo monstruo, no te
tires a las cabezas, sino al cuello, y sólo de este modo lograrás
arrojarlo más allá de los sármatas y de los remotos gar amantas (1 ). Marcha en buen hora; no desconfíes jamás, porque la
guerra es justa, y alcanzarás una gran victoria. Dicho esto,
desapareció. Yo reuní al punto todas mis fuerzas, y quise llamarte para que tomases parte conmigo en esta campaña, pues
ya había llegado a mis oídos la fama del gran Pedro Mártir;
pero supe que estabas lejos de tu patria y de la mía, allá en
Francia, y no te era posible, aunque quisieras, socorrer al amigo. Supo la Barbarie que me dirigía yo contra ella, y puso
sus ejércitos en orden de batalla, encomendando el ala derecha a Barbaron y la izquierda a Solecón, y animando a todos
a la pelea. Toda Salamanca salió a presenciarla desde las murallas: hombres, mujeres, niños y doncellas. Yo vine, vi y
vencí, y deshecho el ejército enemigo, se dispersó por varias
partes de la tierra, y no volví a ver más a la Barbarie" (2 ).
Marineo no tenía ni el talento ni la magnanimidad de su
compañero; pero era un buen sacerdote, y aunque tarde, reconoció sinceramente el mérito de Nebrija, y dio testimonio de
la verdad, estampando en su obra De rebus memorabilibus His~
paniae et de viris illustribus el siguiente elogio de Nebrija, que
parece calcado en la poesía de Pedro Mártir.
"Ya no me consiente, dice, el docto varón Antonio de Nei l ) Ultra sauromatas aut extremos garamantas. Con este verso, que intercala aquí
oportunamente Nebrija, comienza la segunda sátira de Juvenal, que Pedro Mártir
explicó en Salamanca el año 1488, recién venido de Italia.
(2) Estas dos poesías, la de Mártir y la de Nebrija, están entre las de Mártir
en la edición de 1494, y entre las de Nebrija en la colección titulada In va[re dicta
phûosophorwn y en la titulada Sapientum dicta, de que hablaré en el último párrafo
de este libro.
I.—DEBELADOR DE LA BARBARIE (NEBRIJA Y MARINE»)
Î25
brija pasar adelante sin hacer del mención, pues fué uno de
los hombres señalados en letras. Porqué clama, y con razón,
por su mucha doctrina y grande ingenio, acompañado de las
musas, y orador elocuente, y se quexa justamente... Por tanto,
pidiéndole perdón, digo que con su singular ingenio y grande
estudio fué grande honra y provecho de su patria y de toda
España, a la cual despojó de la lengua bárbara y atavió con
la elocuencia romana y perfecta lengua latina. Este, en su mocedad, muy deseoso de saber, y confiando de su ingenio, saliendo de su tierra, se fué al estudio de Salamanca, en el cual
estudió algún tiempo, conosciendo la falta que allí había de la
lengua latina y mengua de toda España, se fué para Italia, de
donde, después de haber mucho aprovechado en los libros latinos y en otras facultades de que entonces España carecía, se
volvió para el mesmo estudio de Salamanca, adonde declarando muchos poetas y oradores, compuso también Arte de
Gramática, con là cual alumbró, no solamente a toda España,
mas también a otras naciones, y convirtió a la lengua latina la
gente española, como a ley nueva, sufriendo grandes trabajos con mucha constancia. Al cual, finalmente, debe España
tanto cuanto Italia a Laurencio Valla, que también fué el primero que allá alumbró" (1).
(1) De las cosas memorables de España, ff. 242 y 243. Edición de 1530. En ei
libro De laudibus Hispaniee, publicado en Salamanca el año 1496, hizo Marineo un
elogio muy parecido de Nebrija; después rompieron de nuevo, como acabamos de ver,
y al fin reconoció Marineo el mérito de su rival e hizo de él ese elogio tan sincero.
II
NEBRIJA C O M E N T A D O R
ECLESIÁSTICO
Qui bene pro Christi religione
iaces.
L dedicar Nebrija a la Reina Católica la
tercera edición de sus Introducciones latinas, le decía que éste era el último de
sus trabajos gramaticales.
Extremum
hunc artis grammaticae laborera. Y explicando por qué lo llamaba último, añadía: Quia nobis in animo est, posteaquam
antiquitates hispanienses absolverimus, omne reliquum vitae
nostrae tempus in sacris litteris consumere; porque tengo d e terminado, después que termine las Antigüedades
de España (1), consagrar todo el resto de mi vida a las letras sagradas. Y así lo comenzó a hacer poco después, preparando la
primera Quinquagena, en que explicaba cincuenta lugares de
la Sagrada Escritura, como sedere ad dexteram, Moses an
Moyses, lustrum, herba fullonum sive borth, etc. Pero el Inquisidor General Fray Diego de Deza, que acababa de ser
(1) Se refiere a una obra de la cual no llegó a publicar más que una Muestra
de la Historia que el Maestro de lebrixa dio a¡ la Reina nuestra señora quando pidió
licencia a su Alteza para que pudiese descubrir ζ sacar a luz las antigüedades
de
Üspaña, que hasta nuestros días han estado encubiertas.—Burgos,
por Frederico Biel.
En la Exhortatio ad venevolum
candidumque lectorem, que puso al frente de las
dos décadas de la Historia de los Reyes Católicos, nos dejó un resumen muy interesante de dichas Antigüedades.
128
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
nombrado Obispo de Palencia (1), se apoderó de aquel libro,
y debió de incoar alguna forma de proceso, pues Nebrija nombró su juez editicio a Cisneros, y como a tal le dirigió la Apología de las cosas que le oponían sus adversarios por haber publicado comentarios gramaticales sobre algunos pasajes de la
Sagrada Escritura. Todo lo que sabemos de este negocio tenemos que sacarlo de la misma Apología y de la dedicatoria de
la Tercera Quinquagena.
"Me llaman temerario, dice en el prólogo de la Apología,
porque con solo el Arte de Gramática me meto por todas las
demás artes y disciplinas, no como tránsfuga, sino como explorador y centinela, para ver lo que hace cada uno en su profesión. Lo que hice antes con la Medicina y con el Derecho Civil, eso mismo quiero hacer ahora con las letras sagradas, protestando que no saldré fuera de mi jurisdicción ni abusaré de
la licencia que da San Gregorio a los amantes de la Sagrada
Escritura, diciendo que los tales no están sujetos a las reglas
del gramático Donato. Escribí dos comentarios sobre las sagradas letras: uno, que me arrancó a la fuerza el Obispo de
Palencia, que después fué Arzobispo de Sevilla e Inquisidor
General, no tanto para aprobarlo o condenarlo, cuanto para
hacer que el autor dejara de escribir; y otro, que sustituí al
primero y lo dejé para publicarlo en mejor ocasión. Porque
aquel buen prelado no pretendía con todo esto sino que se borrasen hasta los vestigios de las dos lenguas de las que depende nuestra religión, por los cuales pudiésemos en las cosa's
dudosas llegar a conocer con certidumbre la verdad. Escribí
esta Apología cuando me acusaban de impío ante el Inquisidor
General, diciendo que no sabiendo yo Sagrada Escritura, me
atrevía, con sola la Gramática a hablar de lo que no conocía.
Elegí como juez editicio a Fray Francisco Jiménez de Cisneros, Arzobispo de Toledo y Primado de las Españas, ante el
cual respondí lo siguiente (2): "¿Qué sino será el mío que
(1) El 1." de diciembre de 1498 le asoció el Papa Alejandro VI a los Inquisidores Generales Alonso Suárez de Fuente el Sauz, Obispo de Mondoñedo; Iñigo
Manrique, Obispo de Córdoba, y Francisco Sánchez de la Fuente, Obispo de Avila.
El 3 de noviembre de 1499 fué nombrado único Inquisidor General, y el año siguiente, Obispo de Palencia. El año 1504 fué promovido a la sede arzobispal de
Sevilla, y el 17 de mayo de 1507 le sucedió Cisneros en el cargo de Inquisidor
General. Durante el breve reinado de Felipe I, los flamencos le suspendieron de!
empleo, y Deza subdelegó en don Diego Ramírez de Guzman, Obispo de Catania.
Luego revocó la subdelegación, y renunció el cargo en manos del Rey Católico.
(2) Aquí comienza la Apología.
Π.
129
COMENTADOR ECLESIÁSTICO (LA APOLOGIA)
no sé pensar sino cosas difíciles, ni acometer sino cosas arduas, ni publicar sino cosas que me dan la mar de disgustos?
Sí me acomodase a la complexión de mis amigos, y emplease
mis vigilias en las fábulas y ficciones de los poetas; si me dedicara a escribir historias, y como dice el poeta, todo lo viese
de color de rosa, todos me querrían bien, todos me alabarían y
me darían mil parabienes. Pero, como me doy a buscar un alimento que no perece, y, como dice Jerónimo, investigo en la
tierra aquellas cosas cuyo conocimiento persevera en el cielo,
llámanme temerario, sacrilego y falsario, y no falta nada para
que me consideren como reo de impiedad y me hagan comparecer ante los jueces cargado de cadenas. De mí se puede
decir aquello del Eclesiastés: Qui addit scientiam, addit laborera. Si el legislador debe premiar a los sabios y virtuosos
y castigar a los malos y a los que se apartan del camino de
la verdad, ¿qué hacer en una república donde se premia a los
que corrompen las letras sagradas, y, al contrario, los que corrigen lo que estaba mal, vuelven a su sitio lo que estaba fuera de él, y enmiendan lo falso y mentiroso, se ven infamados y anatematizados, y aun condenados a una muerte indigna, si tratan de defender su manera de pensar? ¿Acaso no me
basta cautivar el entendimiento in obsequium Christi en las
cosas que la Iglesia me manda creer, sino que he de cautivarlo además en las que me son conocidas y manifiestas, más
claras que la luz y más verdaderas que la verdad, porque están fundadas, no en alucinaciones, opiniones o conjeturas mías,
sino en razones de diamante, en argumentos irrefragables, en
demostraciones apodícticas? ¿He de decir a la fuerza que no
sé lo que sí sé? ¿Qué esclavitud es ésta o qué poder es éste
tan despótico que no te permite decir lo que sientes, dejando
siempre a salvo la religión? ¡Qué digo decir! Ni escribirlo encerrado entre cuatro paredes, ni murmurarlo en voz baja en
un agujero de la pared, ni pensarlo siquiera a solas te permiten. ¿Y qué cosas son esas que ni pensarlas te permiten? Las
que se refieren a la misma religión, en las cuales, según el salmista, debe meditar el varón justo de día y de noche, die ac
nocte. La primera manera de meditarlas, según San Agustín,
es procurando tener el texto de ellas bien corregido. H e aquí
sus palabras, tomadas del libro segundo De Doctrina Christiana: "Ayuda muchísimo ver y comparar entre sí muchos
códices, siempre que no haya en ellos falsedad. Porque le
XHBRIJi.—*
Í30
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
primero que tienen que hacer los que desean conocer las E s crituras Sagradas es enmendar cuidadosamente los manuscritos, para que los que no están corregidos se conformen con
los que lo están, porque si no, ¿cómo vamos a saber lo que es
o no es de fe, lo que nos está mandado y lo que nos está prohibido?" La regla para esto la da el mismo Santo Doctor allí
mismo y en muchos otros lugares, y San Jerónimo en todos
sus prólogos, epístolas y comentarios, y es la que nos enseñaron los doctores antiguos, conviene a saber: que siempre que
δη el Nuevo Testamento haya alguna diversidad entre los li­
bros latinos, recurramos a los griegos; y siempre que en el
Antiguo Testamento difieran los códices latinos entre sí o con
los griegos, recurramos a los hebreos; o sea, que en las dudas
siempre hay que recurrir a la lengua precedente." Pone aquí
Nebrija el ejemplo de Talita y Tabitha, que es el que explicó
después en el párrafo X L V de la tercera Quinquagena, y continúa: "Dime, envidioso, ¿quién de los dos es más digno de
castigo: yo, que digo con Marcos, mejor dicho, con Cristo, Ta~
litha cumi, o tú, que dices con los ignorantes Tabitha cumi?
Pero ¡oh buen Jesús!, es tal la fuerza de la verdad, que aunque la arranquen, torna a retoñar, y aunque quieran hacerla
desaparecer, siempre quedan algunos vestigios de ella, pues,
como dice Aristóteles, todas las cosas tienen consonancia con
la verdad; lo falso disuena pronto ante lo verdadero. Dirán
ios ignorantes que no es lícito en los casos dudosos consultar
ios textos griegos o hebreos, porque los latinos son más correctos que los griegos, y éstos que los hebreos, y traerán en su
favor la glosa del Decreto, distinción IX, capítulo Ut veterum,
que está tomada del libro segundo D e Doctrina Christiana, de
San Agustín, y lo suelo yo citar en mi favor: Ut veterum, inqait, librorum fides ex hebraeorum voluminibus examinanda est,
cta novorum vertías graeci sermonis normara desiderat. Donde
el comentador, alegando un testimonio de San Jerónimo en el
prefacio a los cinco libros de Moisés, dice que los ejemplares
latinos están más correctos que los griegos, y los griegos que
los hebreos. ¡Oh, desdichados discípulos, cuyos maestros toman en serio y enseñan como verdad inconcusa lo que San
Jerónimo dijo por donaire y con ironía! Los dos autores dicen
'Q mismo, pero uno lo dice afirmando y el otro burlando; y aníojaseles a éstos que dicen lo contrario el uno del otro. Insiste
d. intérprete de los Decretos en que dicen lo contrario, porque
II.
COMENTADOR ECLESIÁSTICO (LA APOLOGÍA)
131
San Agustín habla de los primeros tiempos de la Iglesia, cuando no estaban aún corrompidos los ejemplares griegos y hebreos, y San Jerónimo habla de su tiempo, cuando, por el incremento que había tomado la Iglesia y por las herejías que
habían nacido en ella, los griegos y los judíos habían adulterado los libros de las Sagradas Escrituras. San Agustín no habla de la primitiva Iglesia, sino de la de su tiempo, procurando
prevenir los peligros que puede haber para adelante; y San Jerónimo no hace más que indicar una cosa de suyo manifiesta.
Decir que en las dudas hay que estar a lo que diga la mayor
parte de los códices, es como decir que en la vida hay que hacer, no lo que hacen los mejores, sino los más. Los sufragios
no se estiman por el número, sino por el peso. Son muy raros
los códices antiguos que ofrecen un texto que no esté más o
menos adulterado, porque andando en manos de hombres ignorantes, es imposible que a la larga no sufran algunas modificaciones: el uno añade, el otro quita, el otro tacha o pone
una palabra por otra. Dirán que esto lo saco yo de mi cabeza.
No; la prueba la tenemos aquí mismo, en Salamanca. Todo el
mundo sabe la erudición y el talento que tenía el Maestro Pedro de Osma, el primero seguramente después del Tostado.
Fué racionero de la iglesia de Salamanca, y por un decreto
del Cabildo se le dio el encargo de revisar y corregir todos
los libros manuscritos que se conservan en aquella iglesia, entre
los cuales hay uno antiquísimo, que yo he manejado mucho
para esto de que vamos hablando, que contiene todos los libros
del Antiguo y del Nuevo Testamento. Por él debió de comenzar su tarea Pedro de Osma, comparándolo, a lo que creo, con
algún códice moderno. Lo cierto es que, quitando aquí y poniendo allí, y siempre mal, alteró más de seiscientos pasajes,
que te mostré en el mismo códice (recuérdese que habla con
Cisneros), cuando residió la corte en Salamanca. Si con todos los códices antiguos hiciéramos lo mismo, figúrate lo que
sucedería.
"Dicen que de suyo basta el latín y que ya han pasado
todas las bibliotecas griegas y hebreas a las latinas. Entonces,
les digo yo, ¿a qué vienen los decretos de los Sumos Pontífices, mandando que en los gimnasios se lean públicamente las
lenguas griega y hebrea, como lo viene haciendo en España
hace tiempo el lusitano Arias Barbosa? El hebreo está entre
nosotros enteramente abandonado; y si se hace lo que éstos
132
SEGUNDA FAßTE.—ACTIVIDAD UTEBABIA
pretenden, pronto bajará al panteón del olvido esta lengua tan
antigua como venerable, que* fué la depositaría de los fundamentos de nuestra religión. Porque, si nos quitan los libros hebreos, o nos prohiben manejarlos; si dicen que tampoco hacen
falta los griegos, en los cuales se echaron los primeros cimientos de la naciente Iglesia, volveremos a aquel antiguo caos, en
que no habían aparecido aún las letras, y faltos de los dos T e s tamentos, nos veremos envueltos en las sombras de una noche
sempiterna. Aunque hubiese que corregir, dicen, los códices
sagrados, no sería lícito que los corrigiera, no ya un gramático como yo; pero ni aun los doctores y maestros de Teología,
sin tener autoridad para ello del Sumo Pontífice y aun de un
concilio general. Lo mismo digo yo, siempre que se trate de
cosas tocantes a la fe y a la religión, sobre las cuales está prohibido disputar a los seglares. Pero ¿qué?, ¿no se le permitirá
a Antonio de Nebrija disputar de ortografía, permitiéndoseles
a ellos corromperla; ni dar reglas de acentuación a los que
no las saben, ni manifestar los significados oscuros de algunas palabras? ¿No es ésta, por ventura, la materia de la Gramática? ¿No acuden a ella para esto las demás facultades siempre que lo necesitan? Porque supongo que no se escudarán con
aquello de que las letras sagradas no están sujetas a las reglas de Donato, lo cual, entendido como ellos lo entienden,
sería una defensa peligrosa. Porque, aunque es verdad que la
Gramática debe servir a las facultades superiores; en lo que
se refiere a las letras, a las sílabas, a las palabras, al contexto
de las partes de oración, es superior a las demás y todas dependen de ella. Cuentan de Diogenes el Cínico, que habiendo
sido vendido por esclavo a un tal Xeniades, comenzó a darle
consejos; y diciéndole éste que un esclavo no debía dar consejos a su amo, Diogenes le contestó: "Si yo fuera médico y
tú estuvieses enfermo, ¿no deberías obedecerme para recobrar
la salud? Y si yo fuera un experto marinero y tú no supieses
el arte de navegar, ¿no me obedecerías para que los dos nos
librásemos del naufragio?" Lo mismo digo yo, maestro de
Gramática, a los maestros de las otras facultades: "Casi todos
estáis enfermos en materia de letras, y en esta navecilla en que
vamos navegando por este mar grande y espacioso, todos vais
dando tumbos, y tenéis necesidad unos de médico y otros de
piloto, al cual debéis obedecer, aunque seáis príncipes, reyes,
emperadores o papas." Y por lo que hace a la autoridad pon-
II.—COMENTADOS ECLESIÁSTICO (LA APOLOGIA)
133
tificia, todos los días crea el Papa en las iglesias catedrales o
nombra Maestrescuelas, que tienen por oficio corregir los libros eclesiásticos. Y yo mismo he sido nombrado por la autoridad apostólica Maestro de artes liberales y Catedrático de
Gramática de la Universidad, con facultad para disputar, disertar, juzgar y discernir acerca de las cosas tocantes a mi
profesión; y nadie puede impedirme que discurra por todas las
otras artes y ciencias, no como tránsfuga, sino como explorador, para observar lo que en ellas se hace, y corregir y enmendar lo que es de mi jurisdicción. Hay muchos que no dan
importancia ninguna a estas disquisiciones literarias. Pero yo
les pregunto: ¿A quiénes debemos dar más crédito: a los Setenta, que hicieron su traslación del hebreo al griego en un
tiempo en que se hablaban las dos lenguas y ellos las conocían como nadie, o a Aquila, a Símaco, a Teodoción o a Luciano Mártir? ¿A San Jerónimo, que conocía perfectamente las
tres lenguas, o a Nicolao, Hugo, Papías, Mamotreto y a los
demás autores que vivieron en tiempos en que las letras griegas y latinas estaban olvidadas? No hablo de los hebreos porque éstos ignoraban muchas cosas de la Sagrada Escritura, y
no podían socorrer a los latinos. No hay, pues, que extrañar
que cosas que antiguamente eran conocidas1 de todos, se ignoren ahora por completo. Tal sucede con los nombres de plantas y animales, ¿Qué era el onocrótalusl', ¿qué era el porphy~
rio? ¿Qué era el cyprus, el git, y por qué se siembra éste con el
ciminol Lo mismo se diga de los metales, de los artefactos y
vestidos, de los lugares y personas. Todo esto conviene saberlo, no sólo para satisfacer la curiosidad, sino para entender
bien los libros sagrados. Por lo cual dice San Agustín en el
libro tantas veces citado: "La ignorancia de las cosas hace
que sean oscuras las locuciones figuradas, cuando no sabemos la naturaleza de los animales, de las piedras, de las plantas o de otras cosas que se emplean a menudo en la Escritura
como términos de comparación." Dirán que hay libros en que
se explican esas cosas. No, porque los antiguos hablan de ellas
como de cosas conocidas, y los modernos como de cosas leídas
y no entendidas. Yo, en cambio, hablo de ellas como de cosas
vistas y palpadas, porque he seguido en esto el consejo de
San Agustín, según el cual, deben los que pueden hacerlo, y
con ello hacen una gran obra de caridad a sus hermanos, explicar los nombres de regiones, animales, hierbas, árboles, pie-
134
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
dras preciosas y todas las demás cosas que nombra la Escritura.
"Pero dicen aún: sobre el sentido falso o verdadero de
esas palabras, han levantado ya los doctores otros sentidos
místicos o morales. En lo que hayan hecho otros yo no me
meto; allá ellos. Yo sólo interpreto lo que ha dicho el autor de
la Sagrada Escritura por boca de los Profetas y de los Apóstoles, ateniéndome a sus palabras y apoyándome en los autores más autorizados, que no han leído nunca los que me zahieren, sino ciertos Ebrardos, Mamotretos, Papías, Huguciones
y otros así, nostrís nómina duriora terris, como dice el poeta.
"Digamos dos palabras sobre el escándalo que dicen que
doy. Yo les pregunto: ¿Quiénes se escandalizan de mis trabajos? ¿Los doctos? ¿Los indoctos? ¿O más bien los que, no siéndolo, se tienen por doctos? Los doctos, no, porque esos piensan como yo, y por la misma razón. Los indoctos, tampoco,
pues desean saber y no se avergüenzan de ser enseñados por
los que saben. No quedan más que los terceros, de los cuales
dice Platón: "El colmo de la injusticia es que, siendo tú malo
e ignorante, quieras parecer bueno y sabio." Estos son los que
exteriormente parecen unos Curios, y viven en una perpetua
bacanal; andan con ropas largas, y buscan las primeras sillas
en las sinagogas y los primeros asientos en las cenas; cuelan
la bebida para que no pase un mosquito, y se tragan un camello. A éstos no temo yo escandalizarlos, ya que nuestro Divino Salvador fué escándalo para los fariseos. Nosotros, dice
Paulo, predicamos a Cristo crucificado, escándalo para los
judíos y estulticia para los gentiles. ¿Que los judíos nuevamente
convertidos se escandalizarán? ¿De quién se escandalizarán?
¿De mí, que los enseño y soy enseñado de ellos, sin meternos
ni ellos ni yo en las cosas de la fe, en las cuales decimos enteramente lo mismo, o de estos envidiosos, que disienten de nosotros en cada palabra, y no pueden dar razón de tanta variedad?... De la que hay entre los intérpretes de la Sagrada
Escritura hablaré más despacio en otra ocasión, ahora sólo
pretendo que se restituya a su integridad la versión' de San
Jerónimo, que por la negligencia de los copistas está depravada. Esto lo hemos hecho ya en parte nosotros mismos, y en
parte lo haremos, comparando los códices modernos latinos
con los de la venerable antigüedad, en los cuales fácilmente
se ve lo que escribió San Jerónimo, y si está conforme o no
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (CISNEROS Y NEBRIJA)
135
con los códices griegos o hebreos. Díganme, por su vida, los
que me censuran, qué linaje de herejía es éste. ¿Qué hay de
herético, o que sepa a herejía, en ordenar las palabras y ponerlas como deben estar? De todos modos estoy dispuesto
a sujetarme en todo a la Iglesia Romana y a sus ministros, y
si el interés de la Iglesia lo requiere, borraré con la lengua todo
lo que he escrito, o como se hace en los juegos de Lyon, me
tiraré de cabeza al fondo del río con todos mis libros y papeles, para que vea todo el mundo que no soy tan obstinado y
contumaz que me atreva a resistir a las leyes y decretos de la
Silla Apostólica. Entre tanto, nadie me prohibe que siga cultivando estos estudios, y exhorte a otros a que hagan lo mismo,
y quiera vivir y morir con este único pensamiento. Algo mejor
es emplearse en esto que gastar el tiempo en disputar utrum
quidditates Scott transeúntes per latera puncti possint implere
ventrera
chimerae"
Termina rogando a Cisneros que se interese por las letras,
que favorezca a los ingenios y fomente el estudio de las lenguas griega y hebrea.
no supiéramos que Nebrija había
sido toda su vida muy aficionado a los estudios bíblicos y que
tenía algunos principios de las lenguas griega y hebrea, diríamos que Nebrija le había pegado aquella afición y le había
movido a publicar la Poliglota; y viendo las veras con que le
exhorta al fin de la Apología a favorecer a los ingenios y a fomentar el estudio del griego y del hebreo, diríamos que de aquellas líneas había brotado la Universidad complutense. Vos igi~
tur, o clarissima mundi lumina, teque imprimis, Pater optime,
hispanae reipublicae columen, quem non sors aliqua, sed divina
quaedam Providentia dedit mihi amplifieatorem, testem, iudi>cem, obsecro accurate, suecurrite, ferte supetias rei litterariae
labenti eiusque patrocinium suscipite, ante quam [unditus inte~
reaí; favete ingeniis; revócate ad superos, duo illa reltgionis
nostrae lumina extincta, graecam hebraicamque linguam; proponite praemia in ea re laborantibus; interpellatores vero ultra sauromatas extremosque hominum morinos et garamantas
abigite.
Cuenta el mismo Nebrija, que mientras comía un día Cisneros, le leyó él algunos de los artículos que luego publicó sobre Sagrada Escritura, y que, al oírlos, se le iluminó el rostro
CISNEROS Y NEBRIJA.-—'Si
136
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
al Arzobispo, en lo cual y en las muestras que daba de aprobación, se veía claramente el gusto que le daban aquellos trabajos. No diré yo que la primera idea de la Poliglota brotase
de la Apología, ni que los ruegos de Nebrija en favor de las
letras y de los ingenios inspirasen a Cisnerog el proyecto de
fundar la Universidad de Alcalá; pero sí que la lectura de la
Apología y el trato frecuente con Nebrija confirmó a Cisneros en sus propósitos y le hizo ver claramente la importancia
de las dos grandes obras que meditaba. Los teólogos españoles no estudiaban a fondo la Sagrada Escritura porque no conocían las tres lenguas, sin las cuales no es posible entender
bien el texto sagrado. Cisneros adivinó, como dice Alvaro
Gómez, que vendrían, y muy pronto, hombres armados de
aquellas lenguas, que torcerían a su capricho el sentido de la
Escritura; y a prevenir ese mal encaminó todos sus esfuerzos.
Su encuentro con Nebrija fué providencial. Cuentan sus biógrafos que, cuando estaba en Alcalá, visitaba a menudo la
Universidad, y que a la ida o a la vuelta daba un rodeo para
pasar por la imprenta de Brocar, no para entrar en ella, sino
para hablar un rato con Nebrija, que vivía al lado, y en pie
en medio de la calle el Cardenal, y asomado a una ventana baja el gramático, hablaban de la marcha de las obras del
Colegio y de la impresión de la Políglota. El impresor Juan
Brocar, hijo de Arnaldo Guillen, solía contar que el día que
terminó su padre la impresión de la Biblia lo vistieron a él
de fiesta y lo enviaron así vestido a llevar el último volumen
al Cardenal, el cual lo recibió con muestras de extraordinaria alegría, y teniendo el libro en las manos, y vueltos los ojos
al cielo, exclamó: "Gracias os doy, Señor, porque habéis querido que vea yo felizmente terminada esta obra, en que he
puesto todo mi cuidado y solicitud." Y volviéndose a sus familiares, añadió; "Muchas cosas he hecho hasta ahora en beneficio de la república, difíciles y costosas, pero ninguna, amigos míos, como ésta, por la cual me debéis felicitar muy de
veras, pues desde hoy quedan patentes a todos los sagrados
manantiales de nuestra religión, en los cuales se podrá beber
mucho más pura la ciencia teológica que en los arroyuelos que
están más apartados del manantial. Y ya veis cuan necesario
era en nuestros tiempos emprender este trabajo." "Cuando el
año 1513 volvió Nebrija a Alcalá, dice Balbás, se presentó ai
Cardenal, mi señor, diciendo que le venía a servir. El Car-
II.—COMENTADOR
ECUîSlASTICO
(CISNEROS Y NEBRIJA)
137
denal, mi señor, holgó mucho con su venida, y se lo agradeció. Siendo yo Rector mandó que lo tratase muy bien, y le
asentase de cátedra sesenta mil maravedís y cien fanegas de
pan, y que leyese lo que él quisiese; y si no quisiese leer, que
no leyese; y que esto no lo mandaba dar porque trabajase, sino
por pagarle lo que le debía España. La venida del dicho Maestro fué antes de Navidad; y el día de Reyes siguiente fué el
dicho Maestro a darle las buenas Pascuas de los Reyes, como
es costumbre en España, y el Cardenal, mi señor, preguntó
al Maestro Nebrija: "Maestro, ¿qué os parece desto que hemos aquí hecho?" Respondió Nebrija: "Señor, muy gran cosa,
y la mayor de la Cristiandad, sino..." Y paró allí. El Cardenal, mi señor, esperó si iba adelante con el sino, y como le vía
que callaba, díxole que dixiese lo que quería decir; y el Nebrija que no lo diría, si no le daba licencia para ello. El Cardenal, mi señor, dixo que antes le rogaba que lo dixiese. El
Nebrija dixo que la fundación que su Señoría había hecho era
muy grande, sino que la había hecho en Alcalá, siendo del
Arzobispado de Toledo; porque los prelados sucesores siempre son émulos de sus antecesores, y procuran disminuir sus
cosas y memorias antes que acrecentallas. El Cardenal, mi señor, bajó la cabeza y calló un rato, y dixo: "Mira, Maestro,
yo hice esto para servir a Dios. A El se lo encomiendo."
Siempre trató Cisneros a Nebrija como a un colaborador,
y al consultarle sobre la Políglota o sobre la Universidad, parece que quería ver si era esto lo que Nebrija deseaba, como
si el proyecto de una y otra fuera cosa suya y el Cardenal un
mero ejecutor o realizador de los sueños del gramático. Pero
volvamos a la Apología. Con ella y con las conversaciones que
sobre ella tuvo con Cisneros, no sólo consiguió Nebrija inclinar a su favor el ánimo del prelado, sino que lo ganó enteramente para su causa. El plan era magnífico, y bajo la dirección de un gran prelado, Nebrija podía realizarlo en todo o
en parte, dándole los medios necesarios para ello. Por de pronto debía someterse a las órdenes del Inquisidor Deza, y no
publicar nada sin su permiso. Entretanto podía seguir comentando los poetas cristianos y corregir los libros eclesiásticos,
como lo había hecho ya con los Himnos y con las Oraciones,
Así lo hizo Nebrija; pero no bien nombraron a Cisneros Inquisidor, preparó la primera Quinquagena de lugares de la
Sagrada Escritura, y se la dedicó al mismo Cisneros. "Todas
138
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
las vigilias, dice, que durante estos diez años he consagrado a
las sagradas letras, se han encaminado a limpiar algunos lugares de ellas que estaban viciados por los copistas, o a descubrir los sentidos recónditos de ciertas palabras. Pero como
una orden superior me tenía sellados los labios para que no
hablase de estas cosas, en que había puesto tanto trabajo, me
sometí a los superiores eclesiásticos, esperando que vendrían
tiempos en que podría manifestar libremente mi parecer. Y he
aquí que lo que nadie podía esperar, volvenda dies en attulit
ultro. Porque, siendo tú Inquisidor General, puede decir cada
uno lo que siente con toda libertad, de manera que el temerario convicto de su temeridad sufra el castigo que merece, y el
vencedor los vítores a que le hacen acreedor sus inventos.
Cuando el año pasado te leí en Salamanca, mientras cpmías,
algunas anotaciones que tengo hechas sobre ciertos lugares
de la Sagrada Escritura, por la cara que ponías y por las señales de asentimiento que dabas, fácilmente entendí cuan gratos te eran estos trabajos míos. Y no sé si te acordarás que
en aquella misma ocasión me recomendaste que no dejase perecer aquellas notas sueltas. Yo creo que no reprobarás ahora
lo que entonces aprobaste, si no es que entonces me lisonjeaste como oyente particular, y ahora como censor público juzgas
de otro modo. A la Apología, con que, siendo tú mi juez, respondí a mis acusadores, añado cincuenta lugares de la Sagrada Escritura con una exposición nada vulgar, los cuales saldrán multiplicados de la imprenta como de una fortaleza que
me has entregado con este objeto, para que vayan por toda
España como exploradores, y por el primer choque de ellos
con los enemigos, podamos conjeturar el resultado de la batalla.
Esta fué, sin duda, la primera Quinquagena que publicó.
Yo no conozco otra. La llama tercera para distinguirla de la
primera, de que se apoderó el inquisidor Deza, y de la segunda, que preparó en sustitución de la primera, pensando publicarla en mejor ocasión. En la edición gótica de la Apología
puso al fin por orden alfabético los títulos de cincuenta lugares
del Antiguo y del Nuevo Testamento, que tenía preparados
para la imprenta. Como casi todos esos títulos coinciden con
los de la tercera Quinquagena, no tendría nada de extraño que
las tres se hubiesen refundido en una sola.
Cisneros fué nombrado inquisidor general el 18 de mayo
de 1507. Nebrija estaba entonces en Logroño imprimiendo sus
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO
(HIMNOS)
139
Introducciones Latinas en casa de Arnaldo Guillen de Brocar, que, no sabemos por qué, se había establecido en la Rioja. A fines de agosto escribía a Juan Sobrarías: "Yo estoy aquí
entre los cántabros, y aún me detendré aquí hasta mediados
de septiembre, por orden de mi prelado el Cardenal de E s paña, dirigiendo la impresión de cierto trabajo sobre la Sagrada Escritura, elaborado parte por mí y parte por el mismo
Cardenal. Por la muestra que te envío podrás ver qué clase
de trabajo es éste. T e envío además parte de mis Introducciones, a las cuales he dado ahora la última mano" (1 ).
El libro a que aquí se refiere parece que no puede ser otro
que la tercera Quinquagena. ¿Se había prestado Cisneros, según esto, a aparecer como colaborador de Nebrija? Si así fué,
parece natural que, una vez nombrado inquisidor, viendo que
no hacía falta dar su nombre y que bastaba admitir la dedicatoria del libro, indicase a Nebrija que lo publicase con su
nombre nada más.
Entre los papeles de don Fernando José de Velasco hay
dos cartas de un tal Herreros, escritas, a lo que parece, desde
la Corte, por las que se ve que el gran bibliófilo creía que el
Santo Oficio había condenado el libro de Nebrija, y deseaba
tener un ejemplar de él. Velasco tenía un ejemplar gótico de
la Apología cum quibusdam Sacrae Scripturae locis, en el que
faltaban precisamente los lugares de escritura. En el encabezamiento de la Apología dice Nebrija: Apologia earum rerum
quae Uli obiiciuntur, quod in quosdan Sacrae Scripturae locos
commentationes grammaticas
edidit.
Esto era lo que buscaba Velasco. Herreros le contestaba
en agosto de 1750: " N o tengo noticia de la obra que vuestra
merced me dice del famoso Antonio de Nebrija, como prohibida por el Santo Oficio, ni (en) el índice creo se hallará, y la
he buscado, aunque de prisa; pero debo decir que aquí se está
haciendo un índice de todos los libros recogidos, con el fin de
quemarlos, como es preciso, quedando sólo con dos o tres juegos de cada autor; y tendré cuidado, si sale el que vuestra
merced me dice, para guardarlo, y que vuestra merced lo tenga, como tan curioso, para lo que no es menester la diligencia
(1) Ego maneo apud cántabros atque adhuc morabor ad medium septembrem iussu
praésulis mei Cardinalis Hispani, doque operam quemadmodum ex impressione excudatur opus quoddam in utriusque testamenti sacras litteras elaboratum partim meo, partim
ipsius domini Cardinalis ingenio. (L. M. Siculi, Epistolarum, libro III, epíst. penúltima.)
140
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
que vuestra merced me encarga para ese tribunal, pues es más
fácil acá" (1). N o debió de encontrar Herreros lo que buscaba, pues a continuación de sus dos cartas encuadernó Velasco
un ejemplar de la tercera Quinquagena, impresa en Alcalá
el año 1516. N o le faltaba motivo a don Fernando de Velasco
para creer que el Santo Oficio había condenado el libro de
Nebrija. Si éste no se hubiera acogido a Cisneros, no sé qué
hubiera sido de él. Por menos visitaron otros las cárceles de la
Inquisición.
LA " Á U R E A EXPOSICIÓN DE LOS H I M N O S " . — N e b r i j a se dio
cuenta del terreno que pisaba, y antes de lanzarse a publicar
las Quincuagenas quiso tentar el vado con la Recognitio hym~
novum, que dedicó al sapientísimo Claustro de la Universidad
de Salamanca, "Si quisiera corresponder a los beneficios que
he recibido de vuestras señorías—dice en la introducción—·, todas las obras de mi ingenio debían salir en público marcadas
con vuestro nombre. Pero no me he atrevido a hacerlo hasta
ahora, parte por empacho natural, porque ningún libro mío me
parecía digno de tan ilustre corporación; parte también porque
entendía que mis estudios serían mal vistos de la mayor parte
de vosotros, y algunos los mirarían como sospechosos y vitandos (2). M e contuve, pues, no fuera a ser que mis obsequios
produjeran en vosotros el efecto contrario. Pero, queriendo yo
ahora emplearme en corregir algunos libros sacados de la Sagrada Escritura y de la Liturgia eclesiástica para que se impriman con toda la corrección posible, los cuales pienso leer a
mis discípulos, di principio a mi tarea por el libro de los Himnos, que estaba lleno de erratas y de confusiones, y determiné
dedicar mi trabajo al distinguido Claustro de la Universidad,
no porque crea que con sólo poner un prólogo a una obra ajena
voy a captar vuestra benevolencia, sino porque quiero someter
a vuestro dictamen y buen juicio las correcciones que he hecho
de algunos yerros que vienen repitiéndose en todos los libros.
Si viere que a vuestra singular sabiduría no le desagradan estos trabajos y que no pierdo el tiempo con ellos, emprenderé
otro más adelante, que espero será más digno de vuestra auto(1) Bibl. N a o de Madrid, R.—2.212.
(2) Partim quod intelligebam studia mea plerisque vestrum fore ingrata, nonnullis
etiam suspecta et invisa.
fSurea By mnoarni etpofmo:
>m cum tejetmper íBntoniíí IFïcmfienfemrecognita.
\ik >}<
Cum pzúulegío impertali/·'"·
Portada de las ediciones de Alcalá (1526 y 1534).
II.—COMENTADOR ECLKSlASTICO (HIMNOS)
141
ridad y más acomodado a mi ingenio." A continuación indica
las correcciones que ha hecho en algunos de los himnos.
La exposición que hizo de ellos Nebrija resultó verdaderamtnte áurea, y así se llamó en adelante Áurea Hymnorum expositio. Sin contar las ediciones incunables de Burgos, Sevilla, Zaragoza y Tarragona, pasan de veinte las que se hicieron en España durante el siglo xvi, todas muy esmeradas, sobre todo las de Zaragoza, que fué donde más se imprimió el
comentario de Nebrija. Se explica que tuviera tanta aceptación, sobre todo entre los eclesiásticos, porque con él se resolvían todas las dificultades que había en los himnos y quedaban
patentes los tesoros de poesía, de erudición y de piedad que
en ellos se encierran, y volvieron a quedar ocultos en cuanto
se perdió esta llave de oro.
El orden de los himnos es el del Breviario Romano, primero los de tiempo y luego los de santos. E n cada himno pone
Nebrija, a modo de epígrafe, el metro en que está, cuándo se
reza y de qué trata; pone luego la primera estrofa, y comienza
el comentario exponiendo la materia del himno. Cada himno,
dice en el prólogo, tiene su materia. En los de la noche, la materia es la misma noche o lo que la noche significa, y por eso
pedimos en ellos a Dios que nos libre de las tinieblas de la ignorancia o de los vicios y nos adorne con las virtudes y con la
cariaad de su espíritu. E n los que se dicen de día, la materia
es la misma luz, y por eso pedimos en ellos a Dios que, así
como nos alumbra corporalmente con la luz del sol, nos ilumine interiormete con su gracia.
Expuesta la materia del himno, declara el sentido literal de
la primera estrofa, interpertándola palabra por palabra, como
se hace en las clases de Gramática, y ordenándolas, si es preciso, para que se vea bien el sentido del texto. Véase cómo expone el himno de Completas del domingo Te lucís ante tetminum. Lo elijo porque es el más breve y fácil de todos.
"Es un himno dimetro yámbico arquiloquio, como el Primo
Dierum. Se canta en las Completas implorando la protección
de Dios para que aleje de nosotros las visiones nocturnas y
las tentaciones del enemigo.
T e lucís ante terminu.m,
Rerum Creator, posciraus.
Ut sólita dementia
Sis praesul ac custodia.
142
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
La materia de este himno es invocar a Dios en el comienzo de la noche. Así como en el comienzo del día le pedimos que
nos defienda durante él, así en el comienzo de la noche le pedimos que nos guarde durante toda ella. O verum Creator, pos~
cimus, esto es, pedimos ante terminum lucís, antes que salgamos de este mundo, o antes que se acabe el día; ut sis praesul,
que seas guarda o centinela; ac custodia, vel sis praesul ad custodiam, para guardar el alma.
Procul recédant somnia
Et noctium phantasmata,
Hostemqué nostrum comprime
N e polluântur corpora.
Esto es: praesul ad custodiam, ut procul recédant somnia, para
que estén lejos de nosotros las ilusiones del demonio y las torpezas de la carne; et phantasmata noctium, esto es, los ocultos
engaños y sugestiones de las tinieblas, o sea de los malignos
espíritus. Divídese la noche en seis partes, a saber: sero sive
vesper, conticinium, intempestum, gallicinium, crepusculum,
mane. Sero sive vesper es cuando viene la noche; conticinium,
cuando los hombres se van a acostar; intempestum, cuando están ya todos retirados y nadie trabaja; es el tiempo intermedio
entre el conticinium y el gallicinium. Gallicinium es cuando cantan los gallos; crepusculum, cuando comienza a alborear, y no
se sabe si es de día o de noche. Hostemqué nostrum comprime,
esto es, el diablo y la carne; ne polluântur corpora, a saber:
malo, vel corporali pollutione.
En los pasos difíciles es donde más se agradece el comentario, y donde el comentario suele ser más atinado. Véase el
de la segunda estrofa del himno de San Juan Bautista. Lo pondré todo en latín:
Serta terdenis alios coronant,
Aucta creméntis duplicata quosdam,
Trina centeno cumulate fructu
Te, sacer, ornant.
Tres ordines hic natantur, scilicet, tricesimus, sexagesimus et centesimus,
in quibus continentur omnium hominum ordines, scilicet, continentes, con~
iugati et virgines, qui et designantur per tres viros, scilicet, per Noe, per
Danielem et per Job. Per Noe coniugati, per Job continentes, per Dànielem virgines designantur. Unde in Evangelio alii sunt in lecto, alii in villa,
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO
(HIMNOS)
143
alii in agro. Hoc tractum est de Evangelio, ubi dicitur de semine iacto in
terram: Aliud sexagesimum, aliud tricesimum, aliud centesimum fructum
attulit. Ideo dicitur hic: Sería terdenis. Serta i. e. coronae, terdenis, i. e.
triginta, coronant alios, sel. coniugatos, qui habent secum fidem Trinitatis, et adhaerent decern praeceptis legis: et alia serta aucta, i. e. augmeníatá et duplicata ctementis, i. e. ad duplum crescentia, sel. ad sexagesimum
fructum, coronant quosdam, i. e. continentes, qui vixerunt in charitate et
habent sex opera misericordiae et castitatis vel charitatis, ut pascere ieiunos, vestiré nudos etc. Et trina, i. e. tria, serta cumulata, i. e. aggregata
ex ter triginta, aucta per additionem denarii, sel. per decern, coronant te, o
Sánete Ioannes, qui es virgo, centeno fructu, quia centesimus fructus coronat i. e. ornat virgines.
Todavía añade una larga explicación sobre los tres números indicados y sobre la numeración digital.
La exposición del Pange, lingua comienza con una disertación teológica sobre la Eucaristía como misterio, como sacrificio y como sacramento, que habrá sacado de apuros a más de
un predicador. Pero como Nebrija no lo era, sino simple fiel,
añadió al fin con humildad: Expositor submittit se determinationi et consilío Ecclesiae militantis.
De la Áurea Exposición de los Himnos hiciéronse numerosas ediciones, entre las cuales conviene citar las cuatro de Z a ragoza, hechas por Jorge Coci (1508, 1515, 1520, 1542); las de
Granada (1534, 1549, 1567); las de Logroño (1528) y de Alcalá (1524, 1526), hechas por Miguel de Eguía; otra de Alcalá del 1534, y otra de Estella del año 1563, hecha por Adrián
de Anvers a costa de Miguel de Suelves, librero. Son notables
por el esmero con que están hechas las cuatro de Zaragoza. La
última la dirigió el maestro Jaime Exerit, discípulo de Sobrarías,
que enseñó letras humanas en la Universidad de Zaragoza hacia el año 1542; fué racionero de la Seo, y, propuesto para cronista de Aragón en competencia con Zurita, obtuvo algunos votos; fué diputado por las iglesias de la tarraconense para defender varios derechos de sus cabildos en Trento, y murió por
los años de 1552. En la edición de los Himnos se atuvo al
texto de Nebrija, y no hizo más que corregirlo y poner al frente del libro un prólogo elegante y erudito (1 ).
Díosdado cita una Áurea expositio Hymnorwn impresa en
Sevilla el año 1490, pero la atribuye a Jacobo de Lora. E n Sei l ) Áurea expositio Hymnorum vna cum textu ab Antoníi Nebrissensis castiga«
íione fideliter transcripta. En Zaragoza, por Jorge Coci, 1542.
144
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERAKIA
villa imprimió, probablemente el año 1514, una Áurea hymnorum totius anni expositio (1 ) el bachiller Pedro Núñez Delgado, discípulo de Nebrija y su sucesor en la cátedra de San Miguel. Aunque no cita a Nebrija, por lo que luego diremos, la
colección es la de Nebrija, corregida y aumentada por el propio Delgado. Lo que éste añadió fueron algunos himnos de santos, con su correspondiente comentario. Poco después, pero
dentro del mismo año 1514, publicó las Orationes sacrae quae
per totum annum in ecclesia 'cantantur (2), junto cdn las lecciones y resposorios de Job, y poco después, ciertamente el
año 1514, las Homilie diuersorum authorum in segmenta ex
quattuov euangelistis excetpta (3). Se ve que Delgado seguía
muy de cerca las huellas de su maestro y no tenía escrúpulo
ninguno en aprovecharse de sus trabajos para lograr que sus
discípulos saliesen elegantes imitadores de Cristo, como decía
don Diego de Muros. Si en esto cabía exageración, Delgado
llegaba hasta el extremo. "Es lamentable—decía—'que sepa un
niño de siete años cuándo celebraba Eneas el aniversario de la
muerte de su padre y cuándo llegó a la Corte de Dido, y no
sepa cuándo se celebra la venida de Cristo y qué himno, y qué
oración, y qué Epístola y Evangelio se cantan ese día. Aun humanamente hablando, yo no encuentro menos gracia y hermosura en las letras sagradas que en las profanas. Leed—decía a sus discípulos—los poetas cristianos, que son los verdaderos, los que cantan las muertes gloriosas de los santos, los
hechos de la Virgen y los premios y castigos de la otra vida."
Sed lege verídicos vates, qui pectine condvmt
Sanctorum mortes, et celsae Virginis acta,
Praemia qui meritis tormén taque debita nostris...
En las ediciones de Granada se respetó el antiguo título,
(1) Áurea hymnorum totius anni expositio diligentissime recognitoruin vna cum
textu : et annotationibus suis locis appositis : multisque elucidationibus alijs. Necnon
familiaris in proprios sanctorum hymnos qui in priore volumine desiderabantur animaduersio : edita ζ nuper aucta per Petrum nuñez d'lgado presbyterum artium bachalarium
ζ in studio hispalensi cathedrarium.
(2) Orationes sacrae quae per totum annum in eccelsia cantantur nuper ad plenum
collectae sumtnoqz labore ζ vigilantia de nouo emmendatae... vna cu lectionibus ζ responsonrijs de Job.
(3) Homilie diuersorum authorum in segraeta ex quattuor euagelistis excerpta :
quae diebus dominicis in re divina per totum annum catantur... Hispali per bachallarium
Petrum nuñez delgado presbyterum. A fin: ...impressae hispali per Jacobum chronberger
alemanum. Anno ex quo verbum caro factum est ζ habitauit in nobis. M. d. xiii).
quarto nonarum nouembrium.
Π.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (LOS LÍBEOS MENORES)
145
Hymnorum recognitio, y se añadió el áurea a la exposición,
cum áurea illorum expositione.
Casi todos los ejemplares que se conservan de esta obra
están encuadrenados con otros de los llamados Libros Meno~
res, del poema de Sedulio, comentado también por Nebrija, y
de las Oraciones ad plenum collectae, todos de uso escolar y
con señales manifiestas de haber andado en manos de estudiantes.
En sus hojas doquier, por vario modo,
De diez generaciones escolares
A la censoria férula sujetas,
Vese la dura huella señalada...
Escolios y apostillas de pedantes.
Lecciones varias apotegmas, glosas,
Y pasajes sin cuento subrayados
Y addenda, y expurganda, y corrigenda,
T o d o pintado con figuras toscas.
Ya vimos que para eso principalmente compuso Nebrija
éste y los demás libros de que habla en la dedicatoria- Para
que se vea una vez más que el humanismo español, al revés
que el italiano y el alemán, se puso desde el primer momento
al servicio de la Iglesia; y comentando los himnos y las oraciones litúrgicas, y las Epístolas y los Evangelios, y los poemas de Arator, Juvenco, Sedulio y Prudencio, se formaron las
primeras generaciones de humanistas bajo la félula de Nebrija, Sobrarías, Rodrigo de Santa-Ella, Ramírez Villaescusa,
Hernán Núñez y Núñez Delgado,
Casi al mismo tiempo que los Himnos, debió de publicar
Nebrija las Orationes quae in universali Ecclesia per totum
annum decantantur, o sea las oraciones del Misal, que llevan
también el título de Orationes ad plenum collectae. Con uno o
con otro título se imprimieron tanto como los Himnos, y junto
con ellos solían andar en las escuelas, sin glosa ni comentario
alguno. El trabajo de Nebrija se redujo a corregir: algunas
erratas manifiestas, a fijar bien la puntuación y a modernizar
la ortografía.
Los "LIBROS M E N O R E S " . — A l mismo tiempo que se iban introduciendo en las escuelas nuevos libros de texto, había que
revisar los antiguos y desterrar los que no eran a propósito
para la enseñanza. Con el nombre de Libri Minores corrían en~
NKBRI.JA.-~10
146
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
tre los preceptores antiguos una serie de opúsculos medievales, como el Floretus y el libro De contempta mundi, atribuidos a San Bernardo; el Liber quinqué clavium sapientiae,
el De quinqué moderaminibus quae evga discípulos magistev
habere debet, las Fábulas de Esopo, traducidas al latín por orden de Tiberio; la Doctrina rudium y otros por el estilo. El
año 1511 quiso hacer Arnaldo Guillen de Brocar una nueva
edición de los Libros Menores, y pidió a Nebrija que se encargase de corregirlos para que la edición saliese como solían
salir todas las que preparaba y dirigía el gran humanista. "Ved,
Padre clementísimo, dice Nebrija a don Juan de Fonseca,
Obispo de Burgos, cómo no rehuyo el trabajo, pues teniendo
los días de labor dos clases diarias en la Universidad de Salamanca, y dedicando los días de fiesta a escribir la Historia
de nuestros Reyes, requerido por Arnaldo Guillen para que
corrigiera ciertos libros, con que después de los primeros rudimentos suelen ejercitarse los muchachos en las letras latinas,
y una vez corregidos se los entregase para imprimirlos, no tuve
cara para decirle que no a un hombre tan benemérito y cliente
tuyo atentísimo, y le concedí lo que me pedía. Así, pues, en
horas quitadas al sueño y al descanso he ido repasando esos
opúsculos, que por la incuria de los libreros, o más bien por
la ignorancia de los preceptores, estaban depravados. Suplí lo
que faltaba, ordené lo que estaba revuelto y distinguí las comas y los miembros more ecclesiastico. Pero me dirás: ¿Qué
tengo yo que ver con ese tu trabajo? Si miras al provecho que
puedes sacar de él para tu erudición, nada ciertamente; pero
si miras a los innumerables clérigos que tienes en tu diócesis
y por los cuales te debes interesar, muchísimo. ¿No pertenece
al Sumo Sacerdote ver qué libros se han de leer, y cómo conviene que sean, y quiénes y cómo los han de leer? Pero de esto,
Dios mediante, hablaré contigo más despacio en otra ocasión.
Ahora hablemos de los Libros Menores. El que corre por ahí
en manos de los niños con el nombre de Catón o con el título
de incerti auctoris, de quienquiera que sea, contiene materias
religiosas muy a propósito para formar las costumbres de aquella edad, y los versos no son nada despreciables. Pluguiera a
Dios que así como todos los gramáticos se han puesto de
acuerdo en recibir este libro para enseñar por él a los niños
los primeros rudimentos de la Gramática, se hubieran puesto
de acuerdo también en desterrar para siempre de la enseñan-
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (SEBULIO Y PBUDENCIO)
147
za el «que sigue, sin que le valiera el título que lleva tan honesto y tan prometedor De contempta mundi. Porque el Flo~
retas y las Quinqué claves, y la Doctrina mensae y otras
horruras literarias cómo éstas, no sólo soy de parecer que no
deben leerse, sino que aconsejo que se rasguen o se quemen
o se lleven a la botica para hacer cucuruchos. Y me llama mucho la atención que nuestros magistrados, que suelen andar
tan diligentes en la construcción de las escuelas, en la elección de materiales, de arquitectos y operarios, no se preocupen
para nada de lo principal, que son las mismas letras que se
han de enseñar en las escuelas; qué libros se han de leer y
qué libros se han de rechazar, y dejen ese cuidado a los maestros, para que cada uno lleve allá o enseñe sus necedades.
Muchas veces me compadezco de nuestros niños, que se ven
obligados a gastar el tiempo en aprender esas obras, que
no sólo no se debían aprender, sino que se debían desterrar y
execrar; y me da vergüenza pensar que los extranjeros, no ya
los italianos, que se han alzado con el título de cultivadores
de las buenas letras; pero aun los franceses, los germanos, los
sajones, los dálmatas, se burlan de nosotros y nos consideran
como bárbaros, porque no hemos dejado todavía esas inepcias,
y las consentimos, no sólo en las aldeas y en los Castros y municipios, sino en las mismas ciudades, y en esta floridísima Universidad donde a la luz del día se atreve cualquier pedante a
enseñar las majaderías que se le han ocurrido a él o las que
otros le han enseñado; es esto tan verdad, que todo el que
concibe algún monstruo literario lo viene a parir aquí, y aquí
se lo reciben y lo dejan crecer y desarrollarse sin la menor
dificultad."
No se atrevió Arnaldo a seguir el consejo de Nebrija, y
publicó, además del Catón, las Fábulas de Esopo, El Florete el libro del Menosprecio del mundo y el de Las Cinco llaves de la sabiduría, y lo mismo siguieron haciendo otros editores hasta muy entrado el siglo xvi. Mientras los estudiantes
y los preceptores pidiesen aquellos libros, los libreros no tenían
más remedio que imprimirlos. Pero la sentencia de Nebrija
había sido de muerte, y antes de medio siglo habían desaparecido ya de las escuelas todas aquellas antiguallas en las que
tal vez haya que buscar todavía la solución de algunos problemas métricos de nuestra poesía medieval.
148
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITEBABIA
Para que se vea lo justa que fué aquella sentencia pondré
aquí algunos versos del libro De contemptu mundu
In re terrena nihil aliud est nisi pena
In re terrena labor eminet âtque catena.
In re terrena nee lex, nee iuris habena...
Mors subito veniêt, pulvis caro sórdida fiet.
Mundus transibit, sua gloria vana péribit...
Gens mortalis, gens férrea, gens animalis.
Hic cito festina res exul, res peregrina...
Mundo ne credas, quia nescis quando recedas
Te rege sollicite, fragilis reminíscere vitáe...
Diego de Muros, secretario del Cardenal Mendoza y Obispo más tarde de Oviedo y
fundador del Colegio del mismo nombre, encontró no sabemos
dónde ni cuándo, pero ciertamente antes de mil cuatrocientos
noventa y siete, un vetusto códice del Carmen Paschale, de
Sedulio, y lo hizo imprimir inmediatamente para uso de las
escuelas. "Cayó hace poco en mis manos, dice en la epístola al
lector, el poema de Sedulio, que era ya casi desconocido para
nosotros; comencé a leerlo, y me llamó desde luego la atención la sublimidad de los pensamientos y el candor del estilo,
y sobre todo, aquella afirmación de nuestra fe, hecha con tanta
fuerza de ingenio y con tanta dignidad. El libro estaba casi
consumido por los años y lleno de suciedad; llamé inmediatamente a Gabriel Cimineo, hombre doctísimo, muy versado en
toda clase de letras, y díjele que corrigiera algunos descuidos
de los copistas, y una vez corregidos, entregase el libro a los impresores. Lean, pues, nuestros escolares a Sedulio, si se precian de cristianos, y háganselo familiar desde los primeros rudimentos, y dando de mano a los autores gentiles, pongan éste
sobre todos los demás y mírenlo con la veneración y estima
que merece por ser un poeta cristiano tan sublime, tan piadoso, tan elegante, tan santo y tan veraz. De este modo, amamantados a los pechos de la poesía seduliana, saldrán elegantes imitadores de Cristo" (1).
La edición de Valladolid salió muy esmerada. Pero sin las
E L "CARMEN PASCHALE",—Don
(1) Pascale sedulii. Al fin: Viri scientissimi ζ ad modum deuoti Sedulii / opus:
Impressum per magistrum petrum giraldj ζ / Michaelem de planes In oppido imprimí*
no / bili quod vulgo valladolid nominatur. Anno nc£= / stre vite M.CCCCXCVíI die
vero XXIII men / sis augusti Finit féliciter.
Π.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (SEDULIO Y PRUDENCIO)
149
notas, acotaciones o comentarios que pide esta clase de obras,
defecto que tres años más tarde subsanó en parte el poeta
alcañicense Juan Sobrarias en la edición de Zaragoza (1 ), que
además de los epígrafes, sumarios y citas de la Sagrada Escritura, lleva al frente una epístola del propio Sobrarias,
que parece amplificación de la de Muros. "Sedulio, dice, no
sólo amó las letras, sino que las ilustró, empleando la poesía
no en fábulas inútiles, ni en torpes amores, ni en sátiras y epigramas, sino en la contemplación de las verdades religiosas..,
Leyéndolo, no echa uno de menos a Jerónimo. La vida y los
hechos de nuestro Redentor están escritos por él con tanta
suavidad y erudición, que casi parece que se iguala con los
cuatro Evangelistas. Cautiva la atención de los lectores con
la gracia y el candor inimitable de su estilo, en el que no es
inferior a Virgilio. Virgilio es espléndido, rico y caudaloso.
Sedulio es grave y sutil, en el que no se echa nada de menos.
Las guerras de Marón parecen reales; los milagros de Sedulio parecen que los está haciendo ahora nuestro Señor... Por
eso me he tomado yo el trabajo de declarar este poema para
que los maestros no tengan necesidad de andar consultando
los libros de la Sagrada Escritura, y los discípulos entiendan
mejor las explicaciones del maestro. En cada milagro pongo
sumariamente al principio lo que en él se contiene; anoto en
las márgenes los autores que lo escriben... Nadie dirá que me
meto en teologías, no siendo teólogo, porque yo no hago más
que corregir los yerros de los copistas y explicar gramaticalmente los textos de la Escritura, sin meterme a exponer sus
varios sentidos ni levantar sobre ellos cuestiones escolásticas.
H e hecho esto para que los estudiantes que se preparan para
las sagradas órdenes tengan alguna idea de los libros de la
Escritura."
La edición de Zaragoza está hecha sobre la de Valladolid, como lo indican la carta de don Diego de Muros y los
versos de Gabriel Cimineo, que van al principio de las dos.
En la de Valladolid estaban ya indicados los párrafos o capítulos, pero sin epígrafes o sumarios que indicasen su conteni(1) Pascale Sedulij cum additio / nibus sacrarum litterarum: et indi / ce auctorum in marginibus. Al fin: Opus prccclarissimun Sedulij poete christisanissimi exactum est cum additionibus ex libris / sacrarum litterarum excerptis et in margine cu /
iuscumque autctoris (sic) indice apposito, quas Joan / nes Sobraría Alcannicensis annotauit, Impres / sum Celarauguste Aragonum celebcrrime vr / bis Anno post Christi
natale supra millessimum / quingesimo (sic) pridie nonas februarias.
150
SEGUNDA PARTE.^-ACTIVIDAD LITERAS ΙΑ
do, ni acotaciones marginales de los lugares de la Sagrada
Escritura a que el texto se refiere. Y esto fué lo que hizo Sobrarías. Decía, por ejemplo, la edición de Valladolid: Incipit
primus liber Sedulii. Prefacio. Y Sobrarías añadió: Sedulii poete
christianissimi liber, cui párchale opus nomen impositum est. in
quo de christi vita heroico carmine agitur féliciter incipitur.
Prefatio. j Cum poete latini suis operibus proponere inuocare et
narrare soleant. elegantissimus hic poeta hunc ordinem o6seruat; et prefationen premittit; in qua beniuolentiam captât sua
persona earn deprimendo et Hieronymum: Ambrosium; Augustinum et reliquos sacranum litterarum scriptores extollendo.
Espero que otros más doctos que yo, decía Sobrarías, compadecidos de los principiantes, harán algo mejor, que a ellos
les dé gloria, y provecho a los demás." Nebrija, que debía de
haber reparado ya en el poema de Sedulio, y tal vez había comenzado a comentarlo, vio que el trabajo de Sobrarías era
muy somero, que había que completarlo; y lo completó como
el solo podía hacerlo. "Jóvenes, decía Arias Barbosa, leed estos
versos del divino poeta y no los dejéis de la mano ni de día
hi de noche. No encontraréis aquí ficciones monstruosas, como
las de los antiguos poetas, ni esfinges, ni centauros, sino los
misterios verdaderos de nuestra salud, que nos ha revelado
él mismo Dios, y brotan aquí como sagrada armonía de la
boca sagrada del poeta. El ingenio de Nebrija nos ha interpretado divinamente ese canto, y todos pueden leerlo ya sin
tropiezo; leedlo, pues, todos, y veréis qué dulce es."
Nebrija siguió aquí el mismo método que en los Himnos,
advirtiendo que, como el poema va fundado todo en la Sagrada Escritura, el comentario es una verdadera paráfrasis escriturística, en que a los textos aludidos por Sedulio y acotados
por Sobrarías, añade Nebrija otros y otros del Viejo y del
Nuevo Testamento, que explican plenamente el sentido del original. Como Sedulio conocía perfectamente el latín y estaba
muy versado en los poetas paganos, en Virgilio sobre todo, las
mismas palabras que usa y las alusiones que hace, piden el comentario clásico; pero, al hacerlo, no puede menos de subrayar
el comentador la diferencia que hay entre el ideal divino de
Sedulio y el ideal mezquino de todos los poetas gentiles. Por
eso recomendaba don Diego de Muros que se leyese Sedulio
en las escuelas, para que los niños, amamantados a los pechos
de la poesía seduliana, saliesen elegantes imitadores de Cristo.
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (SEDULIO Y PRUDENCIO)
151
El año 1512 visitó la Universidad de Salamanca, en nombre del Rey Católico, don Diego Ramírez Villaescusa, Obispo
de Málaga, antiguo discípulo y compañero de Nebrija. N e brij'a vio los cielos abiertos, pues sabía la importancia que daba
Villaescusa a la Gramática, y esperaba que en la visita dedicaría especial atención a los estudios inferiores, injustamente
desdeñados por los juristas y teólogos, y atajaría a tiempo la
tendencia pagana, representada por Marineo, que trataba de
excluir de la enseñanza las obras de los autores cristianos, cuyo
latín, decía, no era tan puro y tan escogido como el de los
autores del período de Augusto. N o salieron fallidas sus esperanzas. Poco después dedicó a Villaescusa su comentario
de Prudencio, dándole gracias por la atención que había prestado a la Gramática y por la orden que había dado de que en
las clases inferiores se leyesen los autores cristianos junto con
los paganos. " N o podía el Rey, dice, haber nombrado visitador más a propósito ni que entendiera mejor nuestras cosas
que tú, insigne Prelado. No insisto en esto, no sea que vaya a
creer alguno que lo hago con miras interesadas. M e limito, pues,
a darte las gracias en mi nombre y en nombre de todos los
amantes de la lengua latina, porque no consentiste en tu visita
que se despreciasen las buenas letras, e hiciste volver a la Gramática a los que más la despreciaban, engreídos con sus conocimientos de todas las otras disciplinas. T e doy también las gracias porque para juntar la elocuencia con la sabiduría, dejaste
mandado que se mezclen los poetas gentiles con los cristianos,
para que resulte de esa mezcla, quoddam dicendi genus tern"
peratum, una elocuencia templada. Otros tendrán otras cosas
que agradecerte; yo sólo te agradezco que hayas vuelto por los
fueros de la Gramática, pues miro como hecho a mí todo lo
que se hace por ella. Esto es lo que te quería decir antes de
tratar de esta obra, desconocida hasta aquí, y que sale hoy a
luz con tu beneplácito y autoridad."
A la objeción que le podían hacer los italianos, diciendo
que Prudencio y Sedulio, por ejemplo, no tienen un lenguaje
tan puro como los autores del siglo de oro de la literatura
latina, responde que, si sólo se buscara en los autores la pureza del latín, habría motivo para rechazar, no sólo a los cristianos, sino a los mismos escritores gentiles de la decadencia.
"Pero nosotros no buscamos o no debemos buscar solamente
la pureza del latín, sino el conocimiento de muchas otras cosas
152
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
que aumentan el caudal de ideas y de palabras; y no vamos a perder por un purismo mal entendido los tesoros que
hay en otros autores, y principalmente en los cristianos; en
ellos hemos de aprender a aplicar la lengua latina a las cosas
de nuestra religión, procurando evitar algunas palabras y maneras de decir, que no son tan conformes con la pureza de la
lengua latina. De ese modo, mezclando los autores gentiles con
los cristianos, se templa la crudeza gentílica de los primeros
con la suavidad evangélica de los segundos y se adquiere una
manera de hablar mucho más natural y mucho más sencilla y
elegante que la de aquellos, que, atentos únicamente a la pureza del latín, se empeñan en encerrar todo el mundo y toda
la historia y todos los misterios y grandezas de nuestra religión en la lengua de Tulio o de Marón, empeño tan disparatado, como el del niño que quería meter en un hoyo de arena
todas las aguas del Océano." "El puro y sincero latín, decía
Nebrija, es solamente el de los autores que florecieron en los
dos siglos que median entre Cicerón y Antonino Pío, y estos
solos se han de proponer como modelos de la lengua latina.
Los demás, como quiera que ayudan para aumentar el caudal
de nuestros conocimientos, no se han de despreciar, y mucho
menos los cristianos, que nos instruyen en las cosas tocantes
a la religión y enriquecen mucho la lengua. Pero así como al
exponer los autores primitivos, decimos a los discípulos:
"Esta palabra es osea; esta otra ópica", para que no las usen de
ninguna manera; y les advertimos además que la ortografía,
la acentuación y la declinación de aquellos autores la desecharon totalmente o la modificaron los de la edad de oro, así
creo que debemos hacer con los poetas cristianos que caen
fuera de aquel período, para que sepamos lo que no está tan
conforme con la pureza de la lengua latina, y no se nos ocurra imitarlo. Y así como cuando leemos en Terencio: Quod
in prologis, scribendis operam abutitur, en vez de: Quod in
prologis scribendis opera abutitur; y Ipsus Davos michi dixit,,
en vez de: Ipse Davus michi dixit; y en Plauto: Ut vos in vos~
tris voltis, mercimoniis emundis vendendisque, etc., enmendamos la frase según conviene: así, en Prudencio, Sedulio, Juvenco, Arator, Próspero y otros, si hay alguno más, como degeneraron de aquel lenguaje purísimo, advertimos a nuestros
discípulos que noten en las márgenes los pasajes en que se
apartan de las reglas gramaticales o emplean giros o palabras
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (EPÍSTOLAS Y EVANGELIOS)
153
contrarios a la índole de la lengua latina, no para que los imiten, sino para que procuren no incurrir en tales defectos, como
suelen notar los marineros en sus cartas de marear los pasos
peligrosos. Pues que, ¿porque en nuestro Prudencio haya
unas cuantas palabras menos castizas, que no las introdujo él,
y las usó, porque se usaban en su tiempo, voy a dejar yo de
leerlo todo entero? Guárdense mucho los lectores de caer en
tales exclusivismos, engañados por la autoridad de tal o cual
maestro." Advierte luego que Prudencio, siguiendo el uso de
los antiguos, pone las preposiciones enteras en composición
con otras partes de la oración; que dice dos veces dee
por Deus, en el vocativo, daviticus por davidicus; factor por
auctor; sanctilogum, compuesto de griego y latín; víate en vez
de iter [acere, y vians en vez de viator; que usa el verbo lito,
as, are, que significa impetrar por medio de un sacrificio, solamente en el sentido de sacrificar, y altera la cuantidad de algunas sílabas, como la penúltima de idolum, que de suyo es larga, y él la hace breve algunas veces, etc."
El comentario no es tan copioso como el de los Himnos:
redúcese a parafrasear algunos pasajes más difíciles y a explicar algunas palabras o frases de la Biblia y algunas alusiones
históricas para ahorrar a los maestros y discípulos el trabajo
de revolver la Biblia u otros libros antiguos, que muchos no
podían tener a mano.
LAS "EPÍSTOLAS" Y LOS "EVANGELIOS".—-Además de
los
Himnos y de las Oraciones de la Iglesia, solían leerse en las
clases de Gramática las Epístolas y los Evangelios con las Homilías correspondientes de los Santos Padres, y a veces también el Santoral. De las epístolas lo dice expresamente Nebrija,
como veremos en seguida. De los Evangelios y las Homilías,
lo afirma Pedro Núñez Delgado en las Homiliae
diversorum
authorum, que publicó el año 1514: "Deseando ofrecerte algo,
le dice a Jerónimo Pinelo, Maestrescuela de la Catedral sevillana, se me fueron las manos y el pensamiento a estas Homilías
de San Gregorio y de otros Doctores, quae ubique scholasticis
enucleari soient, que en todas partes se suelen explicar a los
estudiantes."
Como estos libros eran más fáciles de traducir, el comentario, si comentario podía llamarse, se reducía a unas cuantas
notas aclaratorias de algún concepto oscuro, a indicar las ideas
154
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERAK1A
o puntos principales y los lugares de Escritura, y a determinar bien la ortografía y la puntuación, cosa que podían hacer
muy bien algunos clérigos, que estaban más impuestos en las
cosas eclesiásticas. Para esto venía muy bien el Vocabalarium
ecclesiasticum o Peregrino, de Rodrigo de Santaella, arcediano de Reina, del cual se hicieron cuarenta y dos ediciones en
España durante el siglo xvi y casi otras tantas en los dos siglos
siguientes. N o es, pues, extraño que se imprimieran tanto estos
libros eclesiásticos y que los editores acudieran a los humanistas
para que los corrigieran y anotaran. El licenciado Monilla había corregido el Santoral, las Epístolas y las Homilías; el Bachiller Pedro Núñez Delgado había publicado una edición
más copiosa de los Himnos, aprovechando la de Nebrija, pero
sin citarla, y preparaba una nueva edición de las Homilías.
El año 1511, Arnaldo Guillen de Brocar pidió y obtuvo
licencia del Rey para "imprimir a su costa ζ misión los Libros
Menores, con Himnos y Oraciones y el Terencio, enmendados
y corregidos por el Maestro Antonio de Nebrija, y el Santoral
y las Omelías ζ las Epístolas de Sant Pablo, corregidas por el
licenciado Monilla, y el Laurencio Vala, comentado ζ corre­
gido por el Bachiller de Herrera, y el Flos Sanctorum en ro­
mance, añadido y enmendado por el Maestro Covarrubias, con
tal condición que los dichos libros no los pudiese imprimir ni
vender otro alguno en los dichos reinos, ni traer a ellos, a los
vender, de otros, por espacio de diez años primeros siguientes, que se cuenten desde el día de la fecha de mi cédula en
adelante... Fecha en Madrid, a siete días de enero de mil ζ
quinientos y onze años. Yo el Rey. Por mandado de Su Alteza, Lope Conchillos."
Esta creo yo que fué la causa por que el Bachiller Pedro
Núñez Delgado, admirador y discípulo de Nebrija, publicó
como propia la Áurea Hynorum expositio, sin mentar para
nada a su verdadero autor. No quería verse expuesto a perder
todos los ejemplares y a pagar cien mil maravedís para la cámara y fisco de Su Majestad, que era la pena en que incurrían
los que violasen el privilegio de Brocar. Asegurado éste con
la licencia del Rey, comenzó a imprimir dichas obras; pero advertido, quizá por el mismo Nebrija, que era su consultor nato
en estas materias, de que las Epístolas pedían una revisión y
corrección más esmerada que la de Monilla, quiso que el mismo
Nebrija se encargase de ella, y no le fué difícil conseguirlo.
II.—COMENTADOS ECLESIÁSTICO (EPÍSTOLAS Y EVANGELIOS)
155
"Arnaldo Guillen de Brocar, dice Nebrija en la dedicatoria a don Juan de Fonseca, Obispo de Burgos, me pidió que
en las Epístolas de San Pablo y en las Profecías, que suelen
leerse en todas las escuelas de Gramática, corrigiese la ortografía y puntuación, que suele estar bastante confusa, y distinguiese bien los incisos y los miembros principales. Díjome
además que te diese razón a ti de este trabajo, pues a ti te
toca, como Pastor, juzgar de estas materias y determinar las
que conviene enseñar a tu numeroso clero, y a cuáles se ha de
aplicar cada uno y en qué forma y medida. Yo, que no puedo
negar nada a este varón tan benemérito, y menos cuando me lo
pide en tu nombre, que es para mí el nombre más querido,
acepté el encargo que me hacía, aunque ya vi que no era tan
honroso como oneroso. Pero advierto lo primero que, así como
en el uso de la Iglesia no hay libros tan frecuentes como el
Salterio de David y las Epístolas de San Pablo, así no hay
ninguno más difícil que los Salmos en el Antiguo Testamento
y las Epístolas de San Pablo en el Nuevo: los Salmos por la
antigüedad de la lengua; las Epístolas de Pablo por el desconocimiento que tenemos de la lengua griega, en la cual se
escribieron. Y para que no me diga alguno que esto que digo
de Pablo no es verdad, quiero poner aquí a la letra lo que
dice San Jerónimo en la carta a Algasia, comentando aquel
pasaje de la Epístola a los Colosenses: Nemo vos superet in
humilitate mentis. Dice, pues, Jerónimo: "Lo que hemos repetido muchas veces, aunque desmañado en el lenguaje, pero
no en la sabiduría, etsi imperitus sermone, non tarnen seien"
tía, no creemos que lo dijera Pablo por humildad, sino convencido de que así era la verdad, porque la lengua no puede
expresar los sentimientos profundos y recónditos, y como él
veía que lo que sentía y quería comunicar, no podía decirlo
en griego, como lo hubiera dicho en su lengua materna, en la
cual era muy versado, se desesperaba queriendo traducirse a
sí mismo. Pues si esto le sucedía en Ja lengua griega, que había aprendido, siendo muchacho, en Tarso de Cilicia, donde
se crió, ¿qué diremos de los traductores latinos, que, queriéndolo traducir palabra por palabra, oscurecen sus sentencias, y
las ahogan, como ahogan las malas hierbas la exuberancia del
trigo? Y lo que añade en la misma carta: quae sunt rationem
quidem habentia sapientiae. Aquí, dice Jerónimo, está demás
la conjunción quidem. En muchos lugares hizo esto mismo el
156
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Apóstol, porque no conocía bien el Arte de la Gramática, pues
no sigue la conjunción sed u otra que corresponda a la conjunción qaidem, que de ordinario es adversativa." Esto dice
Jerónimo. Y yo lo he traído aquí para que se vea que este trabajo es superior a las fuerzas de los gramáticos. A las dos
dificultades que apunta el Santo Doctor, hay que añadir una
tercera, a saber: las adiciones, mutilaciones, inversiones y mutaciones que hicieron en el texto original de los libros sagrados los que formaron el oficio divino, como se ve luego al
principio de la epístola que se lee en la dominica primera de
Adviento. Scientes quia hora est iam nos de somno surgere.
En el original griego dice así: et hoc simus scientes quod hora
est etc. Es claro que se ha añadido el fratres y se ha suprimido
el tempus, y se ha puesto quia en vez de quod. Pero esto tal
vez se podría tolerar porque al .fin y al cabo la sentencia es
la misma; pero ¿qué defensa puede tener lo que se lee en la
feria cuarta siguiente, tomado de Isaías: quia completa est
malitia eiusl Porque en vez de malitia, quieran o no los que
defienden esa lectura, hay que decir militia, que es lo que pone
el texto hebreo. Pero de esto hablaré más despacio en otra
ocasión. Ahora sólo quiero advertir a los lectores que yo he
dejado el texto como está en los libros corregidos, aunque haya
algo contrario a las leyes gramaticales, pues, como dice Quintiliano en el libro primero de sus Instituciones Oratorias, en
las cosas antiguas hay algunas que la religión prohibe que se
alteren, porque son sagradas, y como tales se han de usar.
Pero he hecho más de lo que nuestro común amigo me pedía,
porque no me he contentado con distinguir los miembros y
comas y uniformar la ortografía, sino que he añadido además
algunas glosas y escolios y he parafraseado algunos pasajes
oscuros."
Mayáns y Sisear dice que los escolios de Nebrija son oportunos, breves y claros. Véase una muestra de ellos.
Beati Pauli Apostoli ad Thessalonicenses secunda, cap. IL
Fratres, rogamus vos per adventum Domini nostri Iesu Christi...
Fratres, rogamus vos... Ex epístola Pauli ad thessalonicenses secunda, cap. II, in quo Apostolus thessalonicenses diem
iudicii universalis instare timentes consolatur, dicens alia multa
ante diem illam praecessura, puta numerus electorum complendus et Antichristi adventus.
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO (EPÍSTOLAS Y EVANGELIOS)
157
Et nostrae congregationis in ipsum. In graeco: nostram congregationem in eo.
Per spiritum, alicuius divinationis.
Discessio, i. e. apostasia graece dicta, quia notior est aliquando graeca dictio quam latina.
Homo peccati, i. e. Antichristus.
Supra omne quod dicitur. In graeco: supra omnem, qui dicitur Deus, hoc est simulacrum, quod tanquam deus in templo
est collocatum.
Non retinetis, i. e. non rneministis.
Quod distineat, scilicet, ut reveletur ille in tempore suo. Et
est haec prophetia Pauli de adventu Antichristi.
Es incleíble el conocimiento que tenía este hombre de la
Sagrada Escritura y el gusto con que se engolfaba en ella y
procuraba sacar a luz los tesoros de ciencia y de sabiduría
que en ella se encierran. Al revés de los italianos, que se
extasiaban leyendo un discurso de Cicerón o una oda de H o racio, y daban toda su fortuna por un nuevo manuscrito de
Tito Livio, Nebrija, que sentía como nadie la belleza de los
clásicos, sólo descansaba plenamente leyendo o comentando la
Sagrada Escritura. A eso ordenó todos sus estudios, a entender cada vez mejor el texto sagrado y a despertar en los demás el deseo de conocerlo. El, como lego, no podía meterse en
cuestiones teológicas; pero podía, como gramático, ilustrar a
los teólogos en el conocimiento de las lenguas sagradas y en
la corrección de los textos, y a eso se consagró toda su vida: a
eso, y a formar nuevas generaciones de discípulos, que llenos
de su espíritu y armados con el conocimiento de las lenguas
y literaturas antiguas, pusieron a España al frente de los estudios bíblicos e hicieron posibles prodigios como el de la Biblia
Regia, que casi no lo parecen después de la Políglota, y dieron al Abulense un glorioso competidor en el jesuíta Maídonado. Pero no hemos terminado aún.
A Nebrija no le costaban nada estos trabajos, sin duda por
la facilidad con que los hacía y por el gusto que en ellos encontraba. Estando la corte en Burgos a principios del año 1512,
y Nebrija con ella, se entretuvo en corregir once opúsculos a
cual más curiosos: el Breviarium de temporibus Sacrae Scriptuae, de Filón; el de Origine et successione regnorum, del caldeo Beroso, con las continuaciones del egipcio Manetón y del
158
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
persa Metástines; el De Italiae antiquitate, del lesbio Mirsilo;
el De quorundam aequivocatione, de Jenofonte; el De descriptione Italiae, de Sempronio Romano; el D e temporum antiquitäte, de Arquíloco, etc. Y para que se viera el trabajo que le
había costado este libro, después de enumerar los once opúsculos, añadió en la misma portada: Antonius Nebrissensis chro~
nographus regias dum Burgis in Curia desidet ociosus, dispun~
xit atque pro virili ex emendato exemplari castigauit et imprimí curavit. Así, como quien se entretiene en hacer solitarios.
Lástima que Nebrija no viera que los tales opúsculos eran una
superchería del monje Juan Annio de Vitervo, como lo demostró Antonio Agustín en el Diálogo IX de las
Antigüedades.
En Burgos solía hospedarse Nebrija en casa de Andrés de
Riolacedo, con el cual había trabado íntima amistad, non mihi
charior alter amicus. Andrés quería tener algún recuerdo de
su ilustre huésped y amigo, y Nebrija le dedicó uno muy original. Reunió veintiséis axiomas en verso latino de diferentes
autores sobre los planetas, los signos del zodíaco, los sosticios
y equinocios, las zonas de la tierra, el año común, la olimpíada,
el lustro, el trienio, las divisiones del año, las témporas, el número áureo, etc., y se los envió con esta dedicatoria: "A A n drés de Riolacedo, Profesor público de letras humanas en Burgos. Por fuero de amistad y de hospitalidad, yo no tengo otro
amigo más querido que tú. Recibe esos versos de almanaque
para que se los enseñes a nuestros discípulos. Si te parece mejor, sustituye el nuestros por tuyos o míos. N o está bien enseñar cosas profanas a los que se inician en las sagradas; pero
como los sacerdotes son los que han de propagar entre el vulgo esas cosas, no está mal que las aprendan. Los versos son
bastante ramplones y excitarán tu hilaridad; mas para lo que
se pretende, no importa que sean malos o buenos; basta que
sean provechosos, y éstos, ciertamente, lo son, aunque a primera vista no lo parecen. Dum modo re prosint, carmina displiceant. Para que no sea la carta más larga que el don y la
dedicatoria mayor que la obra, pongo aquí punto final.
Adiós" (1).
(1) Carmina ex diuersis auctoribus ab Antonio Nebrissensi / in calendarii rationem collecta, ad Andream riolazedu burgis / rei litterariae publicum professorem. / Ad
eundem. / Andrea, quo non mihi charior alter amicus... 2 hojas en 8.°, s. 1., pero seguramente en Burgos; s. i., s. a.
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO ("SANTORAL" Y "HOMILÍAS")
159
Nótese lo que dice aquí Nebrija de los que se preparan
para el sacerdocio
His modo quos cernes inituros sacra, profanís,
Ingratum fuerit talibus instituí;
que no conviene que se les enseñen cosas profanas. Profanas
eran en este caso unas cuantas hojas de calendario. Juzgúese
lo que diría de las obscenidades de Ovidio o de Tibulo. El
conocía, como nadie, toda la literatura griega y latina, y se
había asimilado, como nadie también, todas sus bellezas para
ponerlas y ponerse a sí mismo al servicio de la religión. Por
eso se prestaba fácilmente a corregir y comentar las Oraciones, los Himnos y las Epístolas de la Iglesia. Bien lo sabían
el Obispo de Burgos, su antiguo discípulo, y Cisneros, y T a layera, y Villaescusa, y el impresor Arnaldo Guillen de Brocar, que preocupados como él de la enseñanza de los clérigos,
le pedían que corrigiese y comentase los libros eclesiásticos y
los poetas cristianos, seguros de que el gran filólogo se prestaría a ello con facilidad, como si hubiese hecho voto de no
rechazar petición ninguna que le hicieran en nombre de la Iglesia o para la mejor formación de sus ministros.
año 1514 fué promovido a la sede de Burgos don Juan Rodríguez de Fonseca,
de quien decían en la corte que "era muy macizo cristiano y
aun muy desabrido Obispo, largo, prolijo, descuidado e indeterminado en los negocios; pero amigo de verdad, compasivo,
piadoso y limosnero, que a muchos pobres y necesitados quitaba la hacienda por justicia, y se la daba por otra parte de su cámara" (1 ). Una de las preocupaciones de Fonseca era la formación literaria del clero. De ella había tratado muchas veces con
Nebrija, y Nebrija había alabado su celo y se había ofrecido
a ayudarle con sus consejos y con sus escritos. Tenían los dos
un amigo que servía de intermediario entre ellos, y conseguía
de Nebrija lo que quería, diciendo que se trataba de la cultura del clero y que el Obispo, su señor, vería con buenos ojos
E L "SANTORAL" Y LAS " H O M I L Í A S " . — E l
(1)
Fr. Antonio de Guevara, Epístolas ¡amillares. Β. ΑΑ. EE., t. XIII, pág. 39.
160
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
que Nebrija se encargase de ello. U n día vino con la pretensión de que Nebrija corrigiese y anotase el Santoral. Nebrija
se resistió; pero acabó cediendo, como siempre, y puso manos
a la obra. En la dedicatoria le decía a Fonseca: "Nuestro
común amigo D . T . me dice que no hago nada, que me espabile y emplee alguna parte de mis vigilias en cosas que puedan servir para la instrucción de tus clérigos, quae ad dencorum tuorum etuditionem pertinere possunt. Si alguna vez
trato de excusarme, diciendo que siempre me encarga cosas
de nada, que yo he nacido para cosas mayores, o que estoy
ocupado en otros trabajos públicos o privados, en seguida me
sale con que es cosa tuya y me conjura en tu nombre para que
lo haga. Bien sabe él que para mí no hay nada tan sagrado
como tu nombre ni tan eficaz para hacerme bajar la cabeza
y arrimar el hombro al trabajo. "Allá te las compongas tú con
el Obispo, me dice cuando ve que ya ha logrado lo que quería; dile a él lo que piensas hacer y lo demás que tú sabes."
"Pero ¿de qué quieres que me encargue?, le digo yo. Eso no
me da gusto, ni puede darme honra ni provecho; eso es indigno de mis fuerzas. Las horas que he de dar a eso, las podía
emplear en otras cosas, mucho mejor que en eso del Santoral,
que, ya lo estoy viendo, dará ocasión a muchos para ponerme
como nuevo. Porque no faltará alguno que diga: ¿Qué quiere ese hombre, que todo se. le vuelve prometer grandes cosas,
que a todo se atreve y en todo quiere meter baza? Dejémosle
que se ocupe en cosas grandes, con tal que nos deje a nosotros estas pequeñas: los rudimentos de los niños, los ejercicios de los medianos, las meditaciones de los clérigos, las vidas
y muertes de los Santos, que tantas alabanzas han merecido,
aunque están escritas en estilo tan humilde." Ya dije en otra
prefación que hay cosas que la religión prohibe alterar, y que
consecratis utcndum est. Pero, ¿qué voy a hacer, si aun para
las cosas pequeñas echan todos mano de mí? Si hay que poner
bien la puntuación, corregir la ortografía, explicar las palabras oscuras y otras cosas así, nadie se atreve a poner manos
a la obra, y si alguno se atreve, lo hace mal. H a y cosas, sin
embargo, tan oscuras, que ni la misma Sibila podría interpretarlas. E n estos casos no escamoteo nunca la dificultad; digo
sencillamente que no sé resolverla. Al fin de toda la obra he
puesto algunos de esos pasajes, y he puesto también algunos
II.—COMENTADOR
ECLESIÁSTICO ("SANTOEAL" Y "HOMILÍAS")
161
otros, que pueden parecer oscuros, con su explicación correspondiente" (1).
Contiene este libro cuarenta y tres vidas de Santos o festividades, divididas en lecciones, como las del breviario, quitadas las de Scriptuta occurente. E n algunos se añade la homilía. Las notas marginales son pocas. E n el ejemplar que tengo a la vista, que es de la edición de 1527, falta la lista de
pasajes oscuros, que se promete en la dedicatoria. El trabajo de
Nebrija se redujo a repasar el texto y a corregir la puntuación y la ortografía.
Lo mismo hizo con las Homilías sobre los Evangelios de
ias Dominicas. Yo no he visto ningún ejemplar de esta obra;
pero tengo por seguro que las Homiliae per diversos autores
in Evangelia quae diebus dominicis decantantur, que publicó
en Granada el hijo de Nebrija el año 1534, son las corregidas
y anotadas por su padre. Lo más notable para mí de esta colección es el prefacio de Sancho Nebrija al pío lector, porque
refleja con toda claridad lo que él y su padre sentían de estas
cosas. "La lectura atenta de estas Homilías, dice, que he tenido que preparar hace poco para la imprenta, me ha dado
ocasión de admirarlas y de indignarme contra algunos que dicen que son poco latinas y que están escritas en un estilo bajo
y descuidado. A éstos les diría yo que lo que les disgusta, no
es tanto la humildad del estilo cuanto la materia de que tratan
estos santos varones, y que como no les gusta el meollo, hablan mal de la cascara. Cuanto a lo primero, que son poco
latinas, si miramos las mismas palabras, veremos que no todas
son contrarias a la pureza del latín, fuera de unas pocas, que
necesariamente había que innovar. Porque ¿qué tiene de extraño que con la nueva religión introdujeran los cristianos nuevas
palabras, diferentes de las de los gentiles? Lo que dicen de la
humildad del estilo, es más bien una alabanza, porque ¿qué
mayor prodigio que declarar cosas tan altas en un estilo tan
fácil y familiar; conservar la dignidad y entereza debida, sin
(1) Opuscula quae in hoc volumine continentur sunt haec, / Passio domini hexametris versibus composita. / Eiusdem passionis threni per philippum beroaldum. / V i '
tae & martyrum coronae per anni circulum. / Vitae quorundam per diuum hieronymum scriptae. / Super addita est etiam priori excussioni passio sanctae Quiteriae. /
Omnia vero cum scholiis Antonii Nebrissensis. Cum priuilegio imperiali. / 1527. / AI
fin: Excussum fuit hoc volumen... compluti Apud Michaelem Eguia. Anno domini...
La edición anterior la hizo allí mismo A. G. de Brocar el año 1524. La primera la
hizo en Alcalá el año 1516 el mismo Brocar.
KKBRf JA. — 1 1
162
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITEEAEIA
perder el contacto con el vulgo; representar tan al vivo la humildad cristiana y enseñar al pueblo en su mismo lenguaje las
verdades de la fe, como lo hicieron aquellos santos varones?
¿Qué otra cosa eran aquellos discursos, que unas como pláticas o conversaciones cristianas (que esto quiere decir la palabra homilía), que aquellos sagrados pontífices y gravísimos doctores tenían delante del pueblo? Y yo pregunto a los que las
censuran: ¿Qué hay en esas Homilías, sino la doctrina cristiana escrita en estilo humilde, como vosotros decís, pero realmente en el estilo que conviene para anunciarla a los humildes,
que eso deben ser los cristianos, sin el fausto y ampulosidad
de palabras con que los oradores del siglo suelen adornar y
amplificar cosas de nada? Aunque a mí, la verdad, no me parecen tan rastreros esos discursos. Elévanse, y muy alto, por
la alteza de los pensamientos y por la agudeza de las frases;
cautivan el ánimo de los lectores con la explicación de los misterios, deléitanlos con la dulzura de la verdad, y los conmueven con la vehemencia de las reprensiones. Cuando sus
autores pronunciaron esos discursos, los auditorios los oían
con extraordinaria atención y admiración y a veces prorrumpían en grandes aplausos, porque era tal el gusto que sentían,
y se les quedaban tan grabadas aquellas cosas en el alma, como
se veía por el efecto, que no creo yo que ni Demóstenes ni Cicerón tuvieron más gracia para deleitar ni más fuerza para
persuadir. ¿Que las Homilías son variadas y están tomadas
de autores diferentes? ¿Que unas son mejores que otras, según
la medida con que el Espíritu' Santo se comunicaba a cada
uno? Así es; pero en todas ellas está el mismo Cristo, cuya
voz no puede menos de sonar en los oídos de los cristianos,
cualesquiera sean las palabras en que las envuelva el predicador (1), Se han escogido de varios autores, y no de uno solo,
para que con la variedad sea mayor el gusto y el provecho de
los lectores. Porque ¿a quién no admirará la doctrina y gravedad de Agustino, la vehemencia de Orígenes, el candor de
Gregorio, la simplicidad enteramente cristiana de Beda? E n
fin, si son tan quisquillosos en materia de latinidad que no les
contenta más que lo clásico y no sé qué delicadezas impropias
de hombres graves, ¿por qué admiten y leen, o permiten que
(1) Sed in omnibus tarnen unus est Christus, cuius sermo, quibuscunque verbis
inclusus, non potest aut non debet christianorum oculis non resplendere.
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO
("SANTORAL"
Y "HOMILÍAS")
163
se lean en las escuelas, otras cosas que no tienen mejor latín
ni son de tanto provecho como éstas? ¿Qué digo de tanto provecho? ¿Que son puras bagatelas, que halagan los oídos y ensucian la lengua, y acaso la conciencia? El que con esas inepcias y cavilaciones trate de apartar a los cristianos de la lectura de esta obra bien claro da a entender que no tiene mucho de cristiano, o que no se dedica a cosas serias, o que ha
degenerado en molicie su delicadeza, puesto que tan poco le
interesa el honor cristiano y el bien de los demás, que antepone la mentira a la verdad y el gusto al provecho. Dios te guarde, lector amable; ama a los autores cristianos y léelos de buen
grado. Granada, 9 de diciembre de 1543" (1).
H e traducido con sumo cuidado este prólogo porque reproduce fielmente el criterio de Nebrija, y es como la síntesis
de todo lo que hemos dicho en este capítulo. Nosotros no podríamos hablar así sin que se nos tuviese por parciales o exagerados. En cambio, nadie dirá lo mismo del hijo del gran
filólogo, que conocía perfectamente el pensamiento de su padre y era el más interesado en que nadie lo falsease. Por eso
levantó aquí la voz contra los partidarios del falso Renacimiento, que querían ser ciceronianos antes que cristianos, demostrándoles que los Santos Padres no corrompieron la pureza del latín, y que aquel estilo, al parecer humilde y descuidado, era la misma elegancia, pero una elegancia que sólo pueden percibir los humildes y limpios de corazón. Quede, pues,
asentado que Nebrija quería que se cultivasen las letras humanas para ponerlas al servicio de las divinas, que son las
únicas que pueden llenar los deseos de un corazón verdaderamente cristiano que busca un alimento que no perece y quiere investigar en la tierra aquellas cosas cuyo conocimiento persevera en el cielo.
Con más energía, si cabe, había defendido Arias Barbosa
la misma doctrina en la introducción a su comentario de la Historia Apostólica, de Arator, respondiendo a los que decían que
los autores gentiles son más elegantes que los cristianos. " P o dría negarlo—dice—estimando las cosas en su justo valor y
(1) Homiliae / per diversos avtores in / evangelia : qvee diebvs domi / nicis
iuxta consuetudinem Ecclesie Roma- / mane (sic) decantantur; postremo accura- / tissime reuisae; 6 cum pluribus / earundem exemplaribus / collatae: Locis quam / pluribus resti / tutis. / / Cvm Priuilegio. / Apvd inclytam / Garnatam / mense de / cembri [ M ] D X X X I I I I . Xanthus Nebrisensis Aelü Antonii Nebrisensis F. Pió Lectori.
164
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERABIA
teniendo en cuenta la diferencia que hay entre aquellos tiempos y los nuestros; pero no lo niego. Sean más elegantes los
paganos. ¿Acaso se han de leer por eso antes que los cristianos, para que con la suavidad del estilo y la armonía de los
versos, en que, según los contrarios, tanta ventaja hacen a los
nuestros, se apoderen con mayor fuerza de los ánimos de los
jóvenes y los aparten de la verdadera religión? ¿Quieres llenar los oídos de los niños de esos cantos mortíferos de las sirenas, para que no puedan oír sino dulces endechas, en que
suenen los nombres de Baco, Apolo, Júpiter tonante, y para
que las tiernas inteligencias se acostumbren a no tener por verdadero sino lo que halaga los sentidos, y no crean sino lo que
recrea, ni tengan por hermoso sino lo engañoso, ni por admirable sino lo que conmueve dulcemente la sensibilidad? Quintiliano, excelente retórico, pero gentil, no quería que los niños
leyesen al principio cosas elegantes, sino honestas. Las elegantes y de pura erudición podrían leerlas después, cuando se
hubiesen fundado en buenas costumbres, y la piedad y la verdadera sabiduría hubiesen pintado en sus almas inocentes la
imagen de la virtud. Si esto decía un hombre gentil, ¿qué deberemos decir los que hemos sido regenerados con las aguas
del bautismo? ¿Por qué muchos letrados de excelentes ingenios desprecian como vulgares las Sagradas Escrituras,, sino
porque, como están escritas en un lenguaje común y sencillo,
no sirven para halagar los oídos de los infieles? Si ellos fuesen
cristianos de verdad, y no de nombre solamente, entenderían
que el autor de las Escrituras es el Espíritu Santo, y que el que
hizo los cielos y los. adornó con tanta variedad de estrellas, y
fundó la tierra, y abrió los abismos, y creó el sol y la luna y
les marcó el camino que habían de seguir, y puso leyes a los
mares, y desató las fuentes y los ríos, y ordenó todas las cosas con tanto primor y con tanto artificio y hermosura, sabría
también ordenar las palabras; y si hubiera querido que sus escritores hablasen con elegancia, y viera que eso convenía al
mundo, los hubiera enseñado a hablar con una elegancia incomparablemente mayor. Pues qué, el que adornó el cielo con
tantas estrellas y vistió la tierra con tanta variedad de flores,
¿no había de saber ordenar, si quería, las palabras con un artificio mucho mayor? El que desarrolla los gérmenes ocultos en
el seno de la naturaleza y los saca a luz a sus tiempos con el
número, peso y medida que corresponde a cada uno, ¿no sa-
II.—COMENTADOR ECLESIÁSTICO ("SANTORAL" Y "HOMILÍAS")
165
bría variar las palabras y sentencias, y adornarlas con toda clase de tropos y figuras? ¿Quién no sabe que el pincel de la naturaleza se adelantó al estilo de los filósofos, de los oradores
y poetas, y vistiendo el universo de formas y colores bellísimos, enseñó a los hombres el arte de la palabra? Si tuvieran
esto presente los que, por unas golillas de la fuente Cabalina
que han salpicado sus vestidos, se creen ya unos perfectos imitadores de la antigua elegancia, cuando en realidad no son
más que unos simios de los autores antiguos, a buen seguro
que no afectarían un lenguaje enteramente pagano, ni por r e petir a cada paso mehercule, si diis placet, dii boni, sánete lupiter, se tendrían por unos Cicerones resucitados, manía no
menos ridicula que la de aquellos que cuando echan un esse
videatuv al fin de un período, se tiene por unos perfectos ciceronianos. Si consideraran atentamente las cosas, no dirían
algunos, como Rufino, que San Jerónimo era ciceroniano, pues
los azotes que recibió fueron soñados y sin culpa ninguna de
su parte; ni dirían tampoco que el Aquiles de Homero y el
Eneas de Virgilio son bienaventurados porque, gracias a sus
poetas, viven en la memoria de los hombres, como si ésta no
hubiera de acabarse jamás y pudiera dar vida perdurable a
los difuntos, o como si el tiempo y el olvido no tuvieran también jurisdicción sobre la palabra. Pero dirán: ya que no podemos vivir mucho, debemos desear que viva mucho nuestra
memoria y que haya quien se encargue de renovarla. ¿Y qué
son los nombres famosos que nos ha transmitido la antigüedad, sino mython plasmata cae [sic] graides, como los llama San
Gregorio Nazianceno? ¿Qué nos importa, una vez que salgamos de este mundo, que se perpetúe en él la memoria de nuestro nombre? Y, no obstante, esos infelices admiran ese humo
de vanidad y envidian a los que han alcanzado, como ellos dicen, fama inmortal, sin advertir el veneno que se esconde en
esa hermosa frase pagana. Porque el hombre no ha nacido para
adquirir fama inmortal, sino para vivir vida inmortal, y no la
conseguirá ni será verdaderamente dichoso el que venza como
Aquiles, sino el que viva como Pedro, y no será coronado en
el cielo Héctor el luchador, sino Pablo, el doctor de las gentes. Así, pues, si conforme a la doctrina de San Jerónimo, fundada en lo que mandaba Dios en el Deuterenomio, no cortamos a la poesía pagana, como ellos a la mujer cautiva, las
uñas, las cejas, los cabellos y todo lo que tiene algún resabio
166
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
de idolatría o liviandad, para hacerla de cautiva, israelita, ninguno que esté en su sano juicio puede unirse con ella sin nota
de infamia. La nuestra, por el contrario, digo la poesía cristiana, es toda casta, santa, varonil; es una doncella honesta, compuesta y elegante y no menos ingeniosa que piadosa, con cuyo
trato se afina el ingenio y se aumenta la piedad. ¿Qué tiene,
por no citar a otros, nuestro Arator, que no sea honesto, sólido, ingenioso; que no huela a virtud y religión y anime a seguir las máximas del Evangelio? ¡Con qué amenidad discurre
sobre los misterios! ¡Con qué agudeza penetra en las profundidades de la ley! ¡Con qué facilidad adorna la historia con
símbolos y alegorías! Y para decirlo todo de una vez, no menos enriquece el gazofilacio del templo del Señor con la plata
del estilo que con el oro de la fe" (1 ).
(1) Aratoris Cardinalis Historia Apostólica cum Commentants Arii Barbosx lusitani.—Salmanticae in aedibus loánnis de Porris M.DXV1.
Ad iuvenes studiosos bonarum literarum prsefatio in primum commentarium.
Ill
NEBRIJA, P E D A G O G O
NTRE las obras de Nebrija, que se suponían perdidas, pone Nicolás Antonio un
tratado De Hberis educaríais, diciendo
que lo menciona Baltasar Gadea y que
él ha leído en alguna parte que se publicó. Juan Bautista Muñoz, en su Elogio de Antonio de Lebrija (1799), habla
de ese tratado como de cosa conocida. "Por una parte de él,
que se conserva manuscrita—dice—•, se echa de ver la suma
pericia del artífice, su piedad, su erudición universal, su consumado juicio" (1). Gallardo lo describe en el número 2.654
del Ensayo, y pone el comienzo del libro y la tabla o índice de
los capítulos. El año 1903 lo publicó don Roque Chabás en la
Revista de Archivos, valiéndose de un manuscrito que formó
parte del tomo X X I X de Varios de la biblioteca de Mayáns
(1)
Memorias de la Real Academia de la Historia, t. III, pág. 14.
168
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
y perteneció últimamente a don Agustin Valles, cronista de
Valencia. "El manuscrito—dice Chabás—consta de 15 hojas
de 0,20 por 0,15, con unas 30 líneas en cada página. La letra
y la filigrana del papel, que es el guante con la estrella, son
de últimos del siglo xv; la puntuación, igual a la del Paralipomenom del Gerundense, publicado por el mismo Nebrija."
Esto no quiere decir que don Roque Chabás creyese que N e brija había compuesto ese tratado a fines del siglo xv, sino que
la letra, la filigrana y la puntuación corresponden a ese perío; do, sin meterse a determinar el año preciso en que Nebrija
compuso dicho tratado.
Con el título de Das "Büchlein von der
Kindererziehung"
des spanischen Humanisten
Aelius Antonius
Nebrissensis,
publicó en Leipzig el año 1912 el doctor Karl H a d a n k una traducción alemana del libro de Nebrija, profusamente anotada.
En la introducción crítica, que es lo mejor del libro, estudia el
doctor Hadank la persona del autor, la transmisión del manuscrito, la ocasión con que Nebrija compuso ese tratado y la persona a quien lo dedicó, la fecha en que lo compuso, el contenido de la obra y el punto de vista para juzgarla. E n la Revista de Filología, tomo III, páginas 324-326, correspondiente al año 1916, apareció una extensa nota bibliográfica de don
Miguel Artigas dando cuenta de la traducción alemana del libro de Nebrija y del estudio que la precede. Finalmente, el
año 1925, en el Homenaje ofrecido a Menéndez Pidal, tomo III,
páginas 126-141, publicó el profesor de la Universidad de Cornell, Hayward Keniston, unas Notes on the "De liberis educandis" of Antonio de Lebrija, completando el estudio del doctor
Hadank y añadiendo algunos datos nuevos sobre la génesis y
sobre la originalidad e integridad del libro.
— Nebrija compuso este tratado el
año 1509, probablemente a fines de abril o principios de mayo,
como parecen indicarlo las primeras palabras: "Los días pasados, cuando fui a la Corte a saludar al Rey y a darle las gracias
por haberme nombrado su cronista", etc. Cum superioribus diebus ad istam curiam salutandi principis nostri causa venissem.
Miguel Pérez de Almazán, que seguramente había influido en
aquel nombramiento, aprovechó la ocasión para pedir a Nebrija
que le diese por escrito alguna instrucción sobre la manera que
había de tener en educar a sus hijos.
CRONISTA
REGIO.
HI.—NEBRIJA., PEDAGOGO (CRONISTA REGIO)
169
Almazán había nacido en Calatayud; había entrado de muy
joven al servicio del Rey Católico (1488 ó 1489), y en 1498
era ya primer secretario de Estado. El año 1503 le da Gonzalo de Ayora, en una de sus cartas, el título de señor de la
Villa de Maella, en la provincia de Zaragoza; en otra, escrita desde Palencia el 17 de julio de 1513, le envía saludos para doña Gracia, que, según todas las señas, era la esposa del célebre secretario. Fruto de este matrimonio fueron
los dos niños llamados Francisco y Miguel, para cuya educación compuso Nebrija el tratado De liberis educaríais. Almazán era el hombre de más confianza del Rey. Su muerte, ocurrida en Madrid a mediados de abril de 1514, fué un golpe terrible para el Monarca. Pedro Mártir escribía poco después
desde Valladolid: "El 14 de abril murió Almazán, el único a
quien el Rey comunicaba todos sus secretos, Regis animae solus integer particeps, y encomendaba todos los negocios de importancia. Era hombre fidelísimo en la guarda de los secretos,
de mucha prudencia y experiencia y enteramente incorruptible.
Huía de dones y regalos como de sierpes venenosas. El Rey
sintió tanto su muerte, que se le agravaron sus dolencias. Estando para morir el buen secretario, le preguntó Fernando de Vega
qué deseaba que hiciese el Rey por su mujer y por sus hijos. A
lo que contestó el moribundo: "Encomendadme al Rey Supremo, que todos estos bienes de que pueden disponer los Reyes
son vanos y sin substancia, y tienen más de males que de bienes" (1).
A principios del año 1509, estando la Corte en Valladolid,
recibió el Rey Católico la historia de su padre, Juan II de Aragón, que acababa de componer en latín Lucio Marineo Sículo. N o debió de disgustarle a don Fernando aquella historia;
pero quiso que la suya la escribiera Nebrija, y para eso le dio
el 21 de marzo el nombramiento de cronista. Nebrija se dirigió inmediatamente a la Corte para dar las gracias al Rey,
quod me utcumque meritum dignum duxit cui res ab ipso gestas potissimum decribendas
mandaverit.
Nebrija, a quien acababa de dejar cesante el Claustro de
Salamanca (19 de febrero de 1509) porque llevaba ya más de
cuatro meses sin asomar por la Universidad, debía de estar
entonces en Alcalá. En agosto y septiembre del año anterior
(1)
Opus
cpistolarum,
n. D X X X I X .
170
SEGUNDA PABTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
estuvo en Logroño, como vimos en su vida; en octubre estuvo
en Medina del Campo; luego no sabemos dónde fué. Tal vez
se vino a Alcalá a tratar con Cisneros de la publicación de la
Tercera Quinquagena, que acababa de imprimir en Logroño,
o tal vez a pasar una temporada con su hijo Fabián, que había entrado el año anterior en San Ildefonso como colegial, y
a ver de paso qué comodidades y ventajas podría tener allí, si
por cualquier eventualidad tuviera que salir de Salamanca.
Allí, al lado de su hijo y a la sombra de Cisneros, en un ambiente favorable a las letras, podía encontrar los últimos años
de su vida el honroso descanso que le pedía ya su espíritu.
Cisneros andaba aquellos meses preparando su expedición a
Africa. A fines de febrero salió de Toledo para embarcarse
en Cartagena, y no volvió a Alcalá hasta principios de julio.
Pasara allí o pasara en otra parte los primeros meses del año,
el hecho es que a mediados de abril se hallaba Nebrija en Alcalá, y allí firmó el discurso que pensaba dirigir al Rey dándole las gracias por la elección que había hecho de él para escribir la historia de su reinado. Ex municipio Complutensi ad idus
Aprilis anno salutis christianae M.D.IX. Digo discurso porque en realidad eso es. El tono, el estilo, la misma manera de
comenzar y de acabar, son de discurso, y de discurso muy bien
pensado y trabajado, que hace necesaria la presencia y la viva
voz del autor. Almazán debió de introducir a Nebrija a la presencia del Monarca, diciéndole cómo venía a darle las gracias
por la merced que le había hecho y a recibir las instrucciones
que tuviese a bien darle Su Majestad. Nebrija presentó su escrito al Monarca, y éste le mandó que se lo leyera. Oigámosle
también nosotros, y notemos lo que dice de los autores italianos, de la Historia en general y de la manera de escribirla, y
el sentido monárquico con que, según él, se ha de escribir la de
España, y particularmente la de los Reyes Católicos:
" N o puedo menos de estimar como un señalado favor, Serenísimo Príncipe, el juicio que has formado de mí, eligiéndome entre tantos varones doctísimos como hay en tus reinos,
para escribir en lengua latina tus gestas inmortables. Temo,
sin embargo, que te haya sucedido a ti ahora lo que en caso
semejante le sucedió a Alejandro, Rey de Macedonia, el cual,
como sabes, después de sujetar a su imperio toda el Asia y
todo el Egipto, tomó el sobrenombre de Magno, y prohibió por
un edicto público que nadie pintara su retrato sino Apeles, ni
III.—NEBRIJA, PEDAGOGO (CRONISTA REGIO)
171
lo grabara en bronce sino Lisipo, ni lo tallara en las gemas de
los anillos sino Pirgoteles, que eran, cada uno en su orden, los
tres mayores artistas que entonces había, para evitar de este
modo que otros artistas menos hábiles alteraran alguno de los
rasgos de su verdadera fisonomía. Si hubiera sido Alejandro
tan acertado en elegir sus cronistas como lo fué en elegir los
autores de sus retratos, diríamos que había tenido todas las
buenas cualidades de un gran Rey. Pero, aun teniendo en cuenta que la Naturaleza no hace obra ninguna enteramente perfecta, como si, dándole a uno todo, no le hubiera de quedar nada para los demás, no deja de ser algo extraño que un
hombre de buen entendimiento, como Alejandro, tan versado
en todas las artes liberales, se equivocara precisamente en eso,
y que entre tantos poetas, historiadores y oradores como había entonces en Grecia fuese a escoger para cantor de sus hazañas al poeta Cherilo, que era el más infeliz de los poetas de
su tiempo, y aun le convidase a ello, prometiéndole por cada
verso un filipo de oro, que era una moneda de gran valor que
se había acuñado en tiempo de su padre.
"Esto no quiere decir, clarísimo Rey, que yo sea un Apeles para pintar los hechos portentosos de tu vida, o un Lisipo
para relevar las dotes innumerables de tu ingenio, o un Pirgoteles para dejar indelebles en la memoria de la posteridad
las virtudes de tu alma. No me fijo ahora en los bienes que
llaman de fortuna: poder, victoria, felicidad, en los que ninguno te ha hecho ventaja; ni en las virtudes puramente naturales: templanza, fortaleza, mansedumbre, liberalidad, en que
haces también conocida ventaja aun a los hombres particulares, sino solamente en las que son propias de los reyes:
magnificencia, grandeza de ánimo, clemencia, justicia, severidad, gravedad, generosidad para con todos, desprecio de todas las cosas que dependen de la fortuna. Al ver que tu Alteza se ha fijado en mí para echar sobre mis hombros una carga
como ésta, no faltará alguno que diga que te has equivocado,
como el Rey de Macedonia, pues todos están persuadidos de
que yo soy muy inferior a Cherilo, a quien la posteridad ha calificado de poeta no despreciable. Pero teniendo Alejandro a
su disposición tantos varones doctísimos como había entonces
en Grecia, debía haber elegido el mejor, y eso es lo que en él
se reprende. Tú, en cambio, Príncipe invictísimo, ¿qué O n e sícritos, qué Clístenes, qué Clitarcos, qué Aristóbulos, qué Pto-
172
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
lómeos, qué otros varones doctísimos tenías que hiciesen difícil tu elección? Si en España no había tales hombres, se dirá,
lo natural era haberse dirigido a Italia y haber traído de allá
a un Angel Policiano, a un Pico de la Mirándula, a un Hermolao Bárbaro o algún otro de los que brillan ahora, como un
Antonio Flaminio o un Aldo Romano. Creo, sin embargo, que
no hubiera sido prudente confiar la fe de la Historia a hombres .extraños, y menos a italianos, que de nada son más codiciosos que de gloria. Tienen envidia de la nuestra, no pueden ver que los dominemos, y se han juramentado todos ellos
en contra de los extranjeros; a nosotros nos llaman, por desprecio, bárbaros y salvajes. De los italianos podemos decir lo
que escribía a su hijo Marco Catón hablando de los griegos:
"El día en que esa gente nos meta su literatura, no quedará
aquí cosa sana." Quandocumque gens ista nobis literas dabit,
omnia corrumpet. ¿Podrán escribir nuestra historia con imparcialidad los que, sin temor a la ley Fannia contra los plagiarios, nos quieren arrebatar a Quintiliano, la segunda lumbrera de la lengua latina, a Silio Itálico y a otros muchos que
consta que fueron españoles? Además, los italianos saben de
nuestras cosas lo que nosotros de las suyas, y por algo dice
el refrán que más sabe el necio en su casa que el sabio en la
ajena. Pero demos que conozcan nuestras cosas como nosotros. ¿Quién las escribirá con más interés: ellos, que, guiados
de su amor a una falsa libertad, se ríen de los mandatos de los
reyes y no quieren ni oír el nombre de rey, o nosotros, que no
sabemos vivir sin reyes, que los saludamos con verdadera veneración, que nos interesamos por su salud no menos que por
la nuestra y los seguimos y obedecemos como las abejitas a
su jefe? Y si, como dice el poeta, nadie nace sin faltas, y los
que llamamos perfectos no lo son porque carezcan de ellas,
sino porque las tienen más pequeñas, pregunto: ¿Quién las
juzgará con más benignidad, el que ama o el que no ama? El
padre que tiene un hijo bizco, como lo ama, dice que su hijo
tiene algún estrabismo en la vista, y si es patizambo, dice que
es un poquito estebado. El gran Apeles, nunca bastantemente
alabado en el arte de la pintura, cuando hizo el retrato del rey
Antígono, que era tuerto de un ojo, lo pintó de perfil para que
no se echara de ver aquel defecto. La Historia es como la pintura: realza lo hermoso; vela, si es tolerable, lo feo, y si hay
que ponerlo de manifiesto, lo hace suavizando las palabras, y
III.—NEBRIJA, PEDAGOGO (CRONISTA REGIO)
173
prefiere que el vicio tenga alguna vez apariencia de virtud (1 )
antes que consentir que al que es realmente esforzado, el cobarde lo llame temerario, y pusilánime el audaz. Pero dirá alguno: la primera virtud de la Historia es que diga la verdad.
Sea en buen hora; pero si hay que desviarse un poco de ella,
porque no es fácil dar siempre en el blanco de la verdad, es
más seguro y más noble inclinarse a lo más favorable.
"Visto que de Italia no podemos esperar nada, ¿imploraremos el auxilio de Panonia, de Francia o de Alemania? ¿Y
qué auxilio nos van a dar esas naciones, si tienen tanta penuria de escritores como nosotros? Entonces, ¿cómo saldremos
del apuro? Arreglándonos con lo que haya. Si no tenemos autor ninguno de primera clase, elijamos uno de segunda, el más
tolerable o el menos malo que haya. Tal vez esta consideración te movió, prudentísimo Príncipe, a elegir un escritor mediocre como yo. Yo no soy, ciertamente, de primera clase; pero
puedo considerarme como de segunda, y si no puedo emular
con mi estilo la grandeza de los hechos, supliré con estudio y
diligencia lo que me falta. Yo no aprendí las letras latinas en
el Lacio, ni siquiera en Sarmacia, pero las aprendí en Andalucía, que, según Estrabón, fué la primera región de España
que se apropió los ritos y la lengua de los romanos. Yo no
aprendí en Roma la lengua romana, ni siquiera en Sicilia, pero
la aprendí en Bolonia, alma mater de todas las artes. Ni estamos tan alejados de la fuente de las musas que no podamos
considerarnos como corrivales de Columela, de Canio, de Silio,
de Herta, de los dos Sénecas, del único Lucano y de los demás
poetas cordobeses, aunque Cicerón diga de ellos que tienen una
manera de hablar algo extraña y un acento poco delicado.
E n cuanto a las cosas que tengo que narrar, sólo te diré
que en unas he intervenido personalmente y otras se las he
oído contar a los que en ellas intervinieron, y como si previera que algún día tendría que acometer esta obra, preguntaba,
inquiría y anotaba todo lo que a ella se refería, sin omitir diligencia alguna para llegar al conocimiento de la verdad.
Dios te guarde, Príncipe clementísimo. Mientras tú vivas
no tiene España nada que temer.
Ex Municipio Complutensi ad idus aptïlis, anno salutis
chistianae
M.D.IX."
(1)
Fallit enim vitium specie virtutis et umbra. Juvenal, sat. XIV. ν. 108.
174
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
D E LIBERIS EDUCANDIS.-—Después de dar las gracias al Rey,
quiso Nebrija dárselas también a Almazán, que seguramente
había influido en su nombramiento. En el borrador o autógrafo del Registro del secretario Miguel Pérez de Almazán,
correspondiente a los años 1508 y 1509, la cédula del nombramiento de Nebrija parece redactada y copiada por el
mismo secretario. Almazán andaba aquellos días muy preocupado con la educación de sus hijos, cosa—dice Nebrija—-que
la mayor parte de los padres suelen tener muy abandonada. Id
quod plaerique omnes patentes [ere negligunt, y quiso aprovechar la ocasión para preguntar al gran pedagogo cómo se
las arreglaría para educar a sus hijos, sin desatender las graves ocupaciones de su cargo; quibus institutis et artibus, qua
via, que ratione, quo ordine libevos tuos erudite posses.
Porque decía: "¿Qué adelanta un padre con allegar riquezas, honras y dignidades para sus hijos, si no se preocupa
de cómo han de ser éstos el día de mañana? Si tú, Antonio,
que has leído tanto, puedes aliviarme este cuidado, no dejes
de hacerlo; yo te lo ruego como amigo." "¿Y qué puedo yo d e cirte—dijo Nebrija—•, que tú no lo sepas mucho mejor? Déjate de libros y de estudios, omitte rogo te umbrátiles has nos~
tras litteras et intermortua studia quazrere; pregúntate a ti mismo lo que debes hacer, y haz lo que te parezca más acertado.
N o revuelvas los libros de los filósofos: la misma naturaleza
te dirá lo que has de hacer y las máximas que debes inculcar
a tus hijos. Pero, en fin, si tanto deseo tienes de saber lo que
dicen sobre esto los autores antiguos, lee la Pedia, de Jenofonte, que dice cómo se ha de educar un rey desde la infancia;
lee a Plutarco, que trata exprofeso en uno de sus libros de la
educación de los hijos; lee a Quintiliano, que forma al orador
desde la cuna; lee a los demás que sostienen que este cuidado
de la educación pertenece a los padres." "Ya veo—dijo Almazán—que no quieres hacer lo que te pido." "Lo haré, cueste lo que cueste—dijo Nebrija—·, aunque otros me tengan por
inepto; todo antes que parecer ingrato para contigo. Cuenta
con la instrucción que pides; pero te advierto que en ella no
pondré nada de mi cosecha, sino solamente lo que dijeron
nuestros mayores acerca de la educación de los hijos. Si la instrucción sale a tu gusto, ya sabes a quiénes se lo tienes que
agradecer; si te desagrada, la culpa la tienes tú, que me has
obligado a publicar estas simplezas."
III.—PEDAGOGO ("DE LIBEMS EDUCANDIS" )
175
Así comienza el tratado De liberis educaríais. El ejemplo
de la Reina Católica, que había hecho educar esmeradamente
a sus hijos y a los jóvenes de la nobleza que asistían en Palacio,
iba dando sus frutos. De Gabriel Sánchez, tesorero del Rey,
nos dice Marineo Sículo que ponía sumo cuidado en la educación de sus hijos. Gaspar Barrachina, secretario del Arzobispo de Zaragoza, consultaba a menudo al mismo Marineo sobre la educación y crianza de los suyos. "Tres niños tengo,
como tres perlas — escribía Palacios Rubios al maestro siciliano— ; los tres parece que tienen muy buen natural. Como van
siendo ya mayorcitos, necesito que me busques para ellos un
pedagogo que me los forme en letras y virtud."
Almazán no se contentaba con esto; como veía que el principal educador de sus hijos tenía que ser él, quería serlo de
veras, y para ello pedía el auxilio de Nebrija. Suponía, y con
razón, que siendo la educación de la niñez un arte tan delicado, tendría sus reglas, sacadas de la observación y de la experiencia, que los grandes pedagogos habrían tenido cuidado
de consignar en sus libros, y suponía que si alguno le podía
orientar en esta materia, era Nebrija, que seguramente tendría
entre sus papeles algunos sobre educación, que vendrían bien
para despertar la conciencia de tantos padres, que no se cuidaban para nada de la educación de sus hijos, y ayudar a cumplir mejor sus obligaciones a los que, como Almazán, querían
complirlas como buenos cristianos. "Es increíble—decía M a rineo—la negligencia que tienen en esto la mayor parte de los
padres. No saben el respeto con que hay que tratar a los niños, y que para que el hijo, cuando sea mayor, sepa respetar
a su padre, es necesario que desde pequeño vea en él esta reverencia. El padre no puede pedir al hijo sino lo que le dio, lo
mismo en el orden físico que en el moral, y así como el hijo
hereda la sangre y la fortuna de su padre, así, ni más ni menos, suele heredar las costumbres. Engendrando al hijo, cumplió el padre las leyes de la naturaleza; pero no cumplirá las
leyes de Dios y las de la sociedad, si no lo educa como hombre, como ciudadano y como cristiano. Para esto es menester
que el padre sepa la teoría y la práctica de la educación, y sea
él mismo como quiere que sean sus hijos."
Esta fué la ocasión con que compuso Nebrija el tratado
De liberis educandis y ésta la razón de dedicárselo a Miguel
Pérez de Almazán, secretario del Rey Católico.
176
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
libro {Libellas lo llama Nebrija) tiene doce capítulos. Después de decir en el primero ex
quali femina liberi procreandi, y que appropinquandum est uxovi cum magna temperantia et modestia, y que sit pudor in verbis et in operibus fas, como recomienda Aristóteles, propone
Nebrija el plan de la obra. "Como el fin del hombre—dice—
es llegar a lo sumo de la perfección, a ella debe ordenarse
cuanto en él hay desde el instante mismo de su concepción;
después, por medio de las virtudes morales e intelectivas, se
encaminará a ella, y conseguirá al fin lo que desea. Así como
el hombre se divide en alma y cuerpo, así el alma se divide a
su vez en otras dos partes: una que carece de razón, y llamamos apetito, y otra racional, a la que deben sujetarse el cuerpo y el apetito. En el apetito residen las virtudes morales, por
las cuales nos llamamos buenos, y en la parte racional residen
las intelectivas, por las cuales nos llamamos sabios. Y así como
en la generación el cuerpo precede al alma, así en el alma el
apetito se adelanta a la razón, porque en la generación primero es engendrado el cuerpo, y luego en« la niñez, antes que la
razón, se despiertan la ira y la concupiscencia, que son parte
del apetito racional, y finalmente se despierta la razón. Conviene, pues, que tratemos primero del cuerpo que del apetito, y de
éste antes que de la razón, pues a la disposición del cuerpo sigue
el movimiento de la parte irracional, y al de la parte irracional,
el de la mente."
"¿Cómo se logrará—pregunta en el segundo capítulo—que
los hijos nazcan y se críen robustos?" Y contesta: "Saldrán
robustos los hijos si los padres son sanos, fuertes, sufridos y
morigerados: si tienen la edad requerida (treinta y ocho años
el varón y dieciocho la mujer), y guardan todo lo demás que
prescribe la misma naturaleza."
"La madre, dice en el capítulo tercero, debe amamantar por
sí misma a sus hijos, y trae a este propósito el razonamiento
que el filósofo Favorino hizo a una señora griega, que, viendo los apuros que había pasado su hija al dar a luz, trataba
de buscar una nodriza que le evitase las molestias de la lactancia. "Por Dios, señora, dijo el filósofo, deje usted que su
hija sea madre del todo, y complete la obra de la naturaleza.
¿Cree usted que los pechos son un mero adorno de la mujer
y no un órgano complementario de la generación? La misma
sangre que formó allá en lo secreto de las entrañas el cuerpo
CONTENIDO DEL LIBRO.—El
177
ΠΙ.—PEDAGOGO (CONTENIDO DEL LIBRO)
del niño, llegada la hora del parto, sube a los pechos, para
que, al salir a luz, encuentre en ellos el recién nacido, convertida en leche dulcísima, la misma sangre que le formó y alimentó en seno materno."
Fray Francisco de Ossuna, el autor de los famosos Abe·'
cedarios Espirituales, se hizo eco de esta doctrina en el libro
titulado Norte de los Estados, donde dice a este propósito:
"Agora es de ver qué condiciones ha de tener el ama que ha
de criar al niño, porque a las veces se le pegan más buenas
inclinaciones de ella que de sus padres, como se ha hallado
por experiencia muchas veces, donde un cordero, si lo cría una
cabra, tiene después áspera lana, ζ si cría una oveja un cabrito, tiene después tan blanda lana quasi como tu ama... M á s
obligación tiene la madre para criar el fruto de su vientre que
para engendrallo, porque el concebir fué a su escoger, que si
no se casara, no concibiría; mas ya que lo ha parido, obligada
es a la crianza porque para ella le dieron la leche que tiene en
sus pechos. Aquella leche es de la criança, que le sabrá mejor
que la leche de la reyna; ζ por esto quando la madre lo da a
criar, le quita la ración que le dio nuestro Señor Dios ζ la na­
turaleza. Y si dize la madre que por su leche le da otra, cuan­
do le busca ama, no se la dará tan a su voluntad como la que
le niega, porque ésta que le quita es muy conforme a la criança
según su natural ζ complexión, que la criança dende el
vientre la envía como provisión a los pechos, para que tenga,
quando salga, de qué se mantener, y por esto no lo deue enviar a pechos ágenos, do él ninguna cosa puso" (1 ).
"Si la madre no puede amamantar a su hijo, dice Nebrija,
busque una nodriza honrada, sencilla, sobria, de costumbres
hidalgas, no sólo porque los niños maman con la leche las costumbres de sus nodrizas, sino porque a fuerza de verlas y oírlas, se hacen los niños a sus mañas, y copian todo lo que ven
en ellas, por lo cual decía Crisipo, que, si fuera posible, se había de procurar que las nodrizas fuesen instruidas."
¿Cómo se han de corregir en los niños algunos defectos
corporales? De esto trata Nebrija en el capítulo cuarto, donde
reprende la costumbre que tienen las nodrizas españolas de envolver a los niños poniéndoles los bracitos uno sobre otro encima del vientre, y de dejárselos sueltos enteramente a los poil)
Norte de los Estados, lib. II, cap. XII.
NEBRIJA.--12
178
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
cos días, pues lo primero hace que los niños salgan gibosos y
con la cabeza caída hacia delante, y lo segundo que los brazos
y el pecho no sean tan vigorosos. Nebrija aconseja que se envuelva a los niños con los brazos extendidos a lo largo del
cuerpo, y que se los tenga así hasta que se rían la primera vez,
que suele ser a los cuarenta días (2). N o le disgusta lo que
cuenta Aristóteles de los antiguos galos, que sumergían a los
recién nacidos en agua fría, y los envolvían en telas muy tenues, para que se criasen sanos y robustos, y se acostumbrasen a sufrir los rigores del tiempo y de la vida.
"Durante los cinco primeros años, dice en el capítulo quinto, haciendo suya la doctrina de Aristóteles, no se ha de obligar a los niños a estudiar ni trabajar ni hacer nada que impida su desarrollo. Lo que sí se ha de procurar es que no
vean pinturas torpes, ni vivan con esclavos o gente baja, ni
oigan cosas indecentes, ni reciban impresión alguna que pueda serles moral o físicamente dañosa para después, porque,
como dice allí el mismo Aristóteles, de la torpeza de las palabras se pasa fácilmente a la de las obras. Ni aun fábulas inútiles conviene que ocupen la atención de los niños, salvo algunas que sirvan para la vida, como las del fabulador Esopo
y las del amenísimo Luciano. Preguntaron en cierta ocasión a
Diógenes qué convenía que aprendiesen los niños, y el filósofo contestó: "Lo que pueda serles de provecho cuando sean
hombres." Lo que aprendemos en la niñez se nos graba profundamente en la memoria y nos acompaña toda la vida."
¿A qué edad se han de aplicar los niños al estudio y a la
virtud? De esto trata en el capítulo sexto. "Los antiguos, dice,
dividían la vida del hombre en septenios o semanas de años,
y señalaban a cada una su tarea. Hesiodo, Eratóstenes y otros
muchos decían que la primera semana se había de dar entera
al desarrollo y crecimiento corporal, y las dos siguientes a la
formación espiritual. Otros, como Crisipo, decían que aun la
primera se había de aprovechar para ir formando poco a poco
el alma del niño. Yo creo, dice Nebrija, que lo mejor es observar la índole y capacidad de los niños. H a y algunos que, a los
tres años entienden más y mejor que otros a los cinco; y hay
(2) Don Martín García, en el sermón Pro acquisitione civitatis Hierusalem, dice
que los españoles son los llamados a conquistar la Tierra Santa, porque son los mejores soldados, pues desde que nacen se crían con los brazos sueltos, nam pueri swnendo
lac a matre dant alapam nutrid, y así son más aptos para la guerra.
III.—PEDAGOGO (CONTENIDO DEL LIBRO)
179
algunos de cinco que repiten lo que oyen mejor que otros de
siete. Aunque en todo el primer septenio no puedan hacer tanto
como en solo el octavo año, algo pueden hacer, y eso llevarán
adelantado, si lo hacen. Los que dan entero el primer septenio
a la holganza no advierten que los niños no pueden estar quietos un momento. O corren, o saltan, o se revuelcan, o se echan
rodando o resbalando por una pendiente, o juegan o se divierten de mil maneras. ¿Por qué no han de hacer eso mismo
con algún provecho? Cur non igituv labores tilos in meliores
usus conuertant?, se preguntaba Nebrija, viendo jugar a los
niños. Hasta las mismas letras pueden aprenderlas jugando,
pues aunque trabajan en aprenderlas, no se dan cuenta de que
trabajan, et quamquam in Ulis addiscendis sit labor, non tarnen
intelligunt in eo laborare.
N o cayeron en terreno estéril estas semillas. Veinte años
más tarde las encontramos ya bastante desarrolladas en la instrucción que da Fray Francisco de Ossuna a un casado, llamado Villaseñor, que acaba de tener el primer hijo, y pregunta
al autor cómo debe criarlo y educarlo. El autor le contesta:
"Pues que Dios te lo ha dado, críalo para El con aviso de buenas costumbres, según te dixe la otra vez, y ternas cargo de
le hazer luego bezar leer y escreuir muy bien; y porque mientras es muy niño, tenga en qué passe tiempo alegremente, hazle un juego, que pone Quintiliano desta manera. Formen de
metal muchas letras, o de palo pequeñas, y muéstrale los nombres délias, para que con otros niños juegue con ellas al hoyuelo, y el que echare dentro del las vocales y consonantes que
puedan juntarse para hazer parte o vocablo entero, éste gana,
ζ más mientras más partes pudiere juntar. Desta manera aprenderá el niño, por vía de juego, a conocer las letras, y a juntarlas, y a deletrear, ζ a juntar las partes y aun a leer dentro
en casa con mucho plazer; y sean las vocales de otro color que
las consonantes, porque las junte muy presto con ellas. Sin
costa ni pena aprenderá el niño desta manera a ser estudioso,
y amará el yugo del saber dende los pechos de su madre. Y
desque sea mayostillo ponió con buenos maestros que le muestre bien leer y escreuir y buenas costumbres, porque con solo
esto podrá hallar cabida en casa de qualquier grande, y v a k r
donde quiera que fuere. Desque sepa bien esto haslo de traer
por toda la ciudad para ver qué oficio le agrada más, o si quiere proceder por la sciencia, notifícale todas las maneras de
180
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITEBABIA
sciencia, y que vea la que más le agrada, de manera que no
quede sin sciencia, o que aprenda algún oficio, siquiera porque
la ociosidad no lo haga malo, porque, según dize el Sabio, ella
sola enseñó muchos vicios mayormente en el tiempo de la ley
natural, quando no tenían los hombres qué hazer, lo qual es
tan gran mal que por evitarlo dio nuestro Señor a su pueblo
entonces ley tan pesada como yugo importable, según dize
Sant Pedro, y todo esto fué por evitar la ociosidad enemiga del
ánimo, que es el primer vicio que comiença a guerrear los
hombres."
"Si fuese posible, dice más abajo, con la leche hauían de
rescebir los niños la doctrina cristiana; y desque fuessen mayostillos hauían de saber la declaración délia, y todo se lo
hauían de mostrar su padre y su madre, dándole cada noche
lición con plática dulce después de cenar, tras el fuego, ζ mien­
tras se duerme el niño en la cama. Y no sólo la doctrina cristiana se puede enseñar desta manera, mas aun a leer, porque,
deletreando tras el fuego aprenden mucho los niños, y reduzen a la memoria todo lo que saben. Y para esto han de tener
aviso los padres que ninguna otra persona ni otros muchachos
enseñen a sus hijos palabras deshonestas, ni juramentos, ni
maldiciones ni cosa que pueda ocupar su pequeño ingenio, sino
juegos honestos para que se alegren y las fábulas graciosas de
Ysopete, desque ya sepan la doctrina cristiana" (1 ).
Más tarde los jesuítas aplican a la enseñanza el principio
de que ipsas litteras licet pueris per lusum quoque discere, y
convierten las aulas en verdaderos ludos o palestras literarias, donde la lengua del Lacio se trueca en lengua viva al
calor de las disputas y desafíos, de las arengas y concertaciones infantiles. Los mismos juegos, latinizados por Vives, se
convierten en ejercicio de la lengua latina, y aunque los muchachos trabajan ejercitándola, non tarnen intelligunt in eo laborare, como dice Nebrija; el gusto del juego hace que no sientan el trabajo ni casi se den cuenta de él. Y esta manera de
aprender se propaga, como se propaga entre los niños todo
lo que se refiere a los juegos; y a los de Vives añade Palmireño los de los birlos, la chueca, la zapata, la danza con cascabeles, el caballico, cuánto vales, la olla quebrada, la bola y
la gallina ciega. El mismo Palmireno, viendo que su hijo Age(1)
Fr. Francisco de Ossuna, Norte cíe /os Estados, 1. II, cap. XII.
ΠΙ.—PEDAGOGO (CONTENIDO DEL LIBRO)
181
silao no aprovechaba con los maestros que le estrenaba, en­
sayó con él el juego de Quintiliano, en esta forma: "Hize
imprimir, dice, en dos manos de papel el A Β C, de tal suerte,
que las letras estuviesen apartadas espacio de un naipe, y con
cada una délias cubrí las que me pareció, y hazía délias un castillo sobre una mesa, y dezíale: "Darte he seys confites, si
con una G me derribas este castillo por la parte de la M .
Teníale muchas nuezes cubiertas como pelotas blancas, en
cada nuez su letra, y con ellas derribaba, etc" (1 ).
Juegos son también las representaciones escénicas, y también se valieron de ellas los jesuítas para ejercitar a los niños
en la lengua latina y en la declamación, y proporcionar al mismo tiempo a las personas mayores un honesto solaz y una enseñanza saludable. "Dejen, pues, decía Palmireno a los que
se burlaban de sus comedias, dejen que obsequiemos a los amigos, instruyamos y aprovechemos a los niños, como Dios nos
dé a entender. D e este ejercicio veo que se siguen muchos provechos: los muchachos ejercitan la memoria, dejan el juego,
corrigen la acción y pierden el miedo, que suelen tener a hablar en público. Con tal de hacer con esto algún bien a los demás, no me importa perder algo del buen nombre."
E n nuestros días hemos visto enteramente desarrolladas
estas ideas por un gran educador, que, viendo que en el niño
todo es actividad y movilidad, todo carreras, y saltos, y gimnasia natural; que los niños son alegres y bulliciosos y todo lo
convierten en juego; que son plantas delicadas y en formación,
que necesitan luz y aire puro en abundancia: comprendió que
la educación de la niñez tiene que ser higiénica, infantil, activa,
humana, libre, patriótica, religiosa, popular, gratuita y paternal, y fundó las escuelas del Ave María, donde se enseña en
el campo, se enseña jugando, se enseña haciendo, se enseña
en humano, libre, español y cristiano; se enseña gratis a todo
el mundo, y se enseña poniendo en la enseñanza entrañas de
padre.
Termina Nebrija el capítulo sexto, diciendo que desde los
primeros años hay que formar simultáneamente en el niño el
entendimiento y la voluntad, la cabeza y el corazón, pues el
fin de la educación es formar hombres buenos y sabios, anteponiendo siempre la bondad a la sabiduría, las virtudes a las
(1)
Juan Lorenzo Palmireno, De imitatione Ciceconis, diálogo.
182
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
letras. Para esto hace falta un guía o pedagogo. ¿Qué condiciones ha de tener éste? De ello trata Nebrija en el capítulo
sexto.
La nodriza y el pedagogo son los auxiliares del padre y
de la madre. Si nos atuviésemos en todo a la naturaleza, ni la
madre se dispensaría de criar a su hijo, ni el padre de educarlo, porque ¿quién criará mejor a los hijos: la madre que los
parió y el padre que lo engendró, o una nodriza alquilada, o
un pedagogo mercenario? Sólo por motivos de salud pueden
dispensarse los padres de esta obligación, y el padre, además,
por atender al gobierno de la república, pues siempre se ha de
anteponer el bien público al privado. T ú estás en este caso,
le dice a Almazán. Tienes, pues, que buscar un pedagogo;
pero no has de descargar en él en seguida todo tu ciudado, sino
que así como él ordena a los niños lo que han de hacer, así tú le
señales a él su tarea y le pidas cuenta de ella, porque si tú,
que eres el más interesado, eres negligente con él, él será mucho más negligente con los niños. Si el pedagogo no ejercita
de continuo a su alumno, y le pide cuenta de lo que estudia;
si el padre, a su vez, no se la pide a menudo al pedagogo de
lo que su hijo va aprovechando, saldrán fallidas todas esperanzas que los padres tenían puestas en el pedagogo. Pero si
ve éste que tiene que dar cuenta a menudo del aprovechamiento de sus alumnos, no los dejará un momento de la mano, y les
hará hacer toda clase de ejercicios para que no le suceda a él
lo que cuentan de Crates Tebano, el cual, viendo que un muchacho muy despejado no sabía nada, mandó azotar al pedagogo. Ahora no se azota al pedagogo, sino a los niños porque no
hicieron lo que no les obligó a hacer el pedagogo. Así anda
ello. Si el pedagogo no es erudito de verdad, que lo diga sencillamente, porque el que cree que sabe y no sabe, no enseña
sino majaderías y se atormenta a sí mismo y a los muchachos
sin provecho ninguno. El que sabe ordenar los preceptos que
ha de dar, sabe enseñar; y el que sabe enseñar, sabe de verdad.
Ese es el mejor indicio para conocer al verdadero sabio. El que
no lo es, lo claro lo hace oscuro, lo distinto confuso, lo nítido
manchado. ¿Qué hará en las escabrosidades el que en lo llano
se embaraza? Y si se humillaran a aprender de los que saben...
Pero prefieren seguir embutiendo descaradamente sus errores,
antes que confesar su ignorancia y aprender modestamente lo
que ignoran. Las locuras de estos desdichados las pagan los
III.—PEDAGOGO
(CONTENIDO DEL LIBRO)
183
pobres niños, recibiendo los azotes, que, según Crates, se habían de dar a los pedagogos. N o habrá necesidad de castigar
a los niños, si el pedagogo exige puntualmente la lección y los
otros ejercicios de clase. Téngase en cuenta además que el azotar con saña a los niños es cosa de siervos y de gente desalmada. Eso mismo en otra edad sería una injuria. Si alguno,
no obstante, es tan bestial que no se corrige con las reprensiones, azótesele como a un esclavo. Así se ablandará y agachará las orejas, como el borrico, cuando le aumentan la carga.
D e suyo hay que procurar que los niños se muevan antes por
vergüenza que por temor. Viendo Diógenes el Cínico que un
niño se ponía colorado de vergüenza, le dijo: " N o te apures,
hijo, que ése es el color de la bondad."
En el capítulo octavo trata Nebrija del preceptor, de moribus et officio pvaeceptoris. "Tenga, dice, entrañas de padre
para con sus discípulos, y piense que, al entregarle sus hijos,
lo han puesto los padres en su lugar. El preceptor debe ser
grave, pero no melancólico; afable, pero no dicharachero, porque lo uno le haría aborrecible y lo otro despreciable. Hable
mucho de lo bueno y de lo honesto, porque cuanto más hable
de eso, menos tendrá que castigar. N o se deje llevar de la
ira; pero no disimule tampoco lo que haya que corregir. Sea
sencillo en la enseñanza y duro y constante en el trabajo. Responda con gusto a los que le preguntan, y pregunte él a los
que no preguntan nada. Cuando alabe los trabajos de sus discípulos, no lo haga con malicia ni con efusión, porque lo primero desanima al alumno y lo segundo lo hace descuidado.
Cuando corrija las faltas, no lo haga con crueldad y mucho
menos con insultos. Muchos dejan el estudio porque sus maestros los reprenden con aspereza, como si los odiaran. Diga algunas cosas buenas a propósito de lo que lee, y no tema excederse en esto, porque, aunque lo que se lee de ordinario
contiene bastantes ejemplos de virtud, la viva voz del maestro
tiene más fuerza, como luego diremos. Tenga cuenta al principio con la debilidad y rudeza de los niños; acomódese a su
paso y a su capacidad y no los cargue demasiado. Con los
niños sucede lo que con las vasijas de cuello estrecho. Para
llenarlas hay que echar el líquido muy poco a poco; si las quiere llenar de golpe, cae todo fuera. Las cosas difíciles no son
para niños ni para gente de poca capacidad."
En el capítulo noveno pregunta Nebrija si conviene que los
184
/SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERAKIA
niños tengan, desde luego, un maestro consumado y contesta
que sí, porque, aunque a primera vista parece que un maestro
mediocre es más a propósito para los niños, porque se acomoda mejor a su capacidad y tiene más paciencia con ellos, y ellos
le imitan más fácilmente; pero eso no compensa el trabajo que
hay que tomar luego para corregir los defectos que generalmente contraen los niños con un maestro mediocre. Por lo cual
se suele decir que el buen maestro tiene dos trabajos con ellos:
uno para hacerles olvidar lo mal aprendido, y otro para enseñarles lo que deben saber. Por eso dicen que el famoso
maestro de flauta Timoteo, a los que habían tenido ya algún
maestro les cobraba doble que a los que no habían tenido ninguno, y por eso también Filipo, Rey de Macedonia, nombró
maestro de su hijo a Aristóteles, el mayor filósofo de su tiempo; y Aristóteles no se desdeñó de enseñar los primeros rudimentos a Alejandro, porque veían uno y otro que, aun para
enseñar a un niño el A Β C, conviene que el maestro sea con­
sumado. H a y en esto, sin embargo, dos errores: uno, el de los
que creen que para enseñar a niños basta un maestro cualquiera, lo cual aun sería tolerable si los tales maestros no enseñaran peor, aunque enseñaran menos que los otros; otro, el de
los que creen que los grandes maestros no se prestan a enseñar esas menudencias. El que tal hace no merece ser contado
en el número de los maestros. Que un gran maestro, sobre
todo si lo toma con afición, puede enseñar los primeros rudimentos, se demuestra: primero, porque el que ha llegado a la
cumbre del saber ve mejor que otros todo lo que a ella conduce, comenzando desde el principio; segundo, porque para
entender se necesita entendimiento, y él lo tiene excelente; y
tercero, porque nadie puede ser consumado en una ciencia, si
le faltan los principios de ella, a no ser que digamos que un
médico eminente no puede curar las pequeñas enfermedades.
El prudente preceptor y que tiene práctica de enseñar, se acomodará a la capacidad del discípulo, como el ágil corredor,
cuando camina con un niño, se acomoda a su paso y lo coge de
la mano para ayudarle a caminar. Generalmente se ve que lo
que dice un gran maestro se entiende con más facilidad y se
ve con más claridad; y que cuanto menos vale uno tanto más
se esfuerza por parecer más de lo que es, como los pequeños
de estatura, que, para parecer más altos, se ponen de puntillas,
y los que tienen pocas fuerzas y poco ánimo son los que más
III.—PEDAGOGO (CONTENIDO DEI, LIBRO)
185
dicen que van a hacer y acontecer. Cuanto peor sea el maestro,
tanto más oscuro será. Erit igitur obscurior quo quisque <¿eterior.
En el capítulo diez vuelve a tratar de los alumnos, y dice
que la formación se ha de acomodar a la índole y al talento
de cada uno. "Entre los niños, dice, hay casi tanta variedad
de ingenios como de cuerpos, por lo cual se puede decir que
la educación se reduce a fomentar las aptitudes naturales de
cada uno; ver en qué sobresale y a qué es más inclinado, y
ayudarle a seguir su inclinación. La naturaleza con el cultivo
se mejora. Si a un niño se le aplica a varias cosas, casi todas
las hará mal, y aun aquella para la que tiene más aptitud no
la hará tan bien como la haría si se aplicase sólo a ella."
H e aquí otra idea que prendió fuertemente en nuestra pedagogía, aunque en los últimos tiempos se haya olvidado, como
tantas otras no menos fecundas. Ya vimos más arriba cómo
Fray Francisco de Ossuna recomendaba que "desque el niño
sepa bien esto, haslo de traer por toda la ciudad para ver qué
oficio le agrada más, o si quiere proceder por la sciencia, notifícale todas las maneras de sciencias, y vea la que más le agrada, de manera que no quede sin sciencia, o que aprenda algún
oficio, siquiera porque la ociosidad no lo haga malo". "Sería
muy conveniente, dice Balmes, que se ofreciesen a la vista de
los niños objetos muy variados, conduciéndolos a visitar establecimientos donde la disposición particular de cada uno pudiese ser excitada con la presencia de lo que mejor se le adapta. Entonces, dejándolos abandonados a sus instintos, un observador inteligente formaría, desde luego, diferentes clasificaciones. Exponed la máquina de un reloj a la vista de una
reunión de niños de diez a doce años, y es bien seguro que, si
entre ellos hay alguno de genio mecánico muy aventajado, se
dará a conocer, desde luego, por la curiosidad de examinar,
por la discreción de las preguntas y la facilidad en comprender
la construcción que está contemplando. Leedles un trozo poético, y si hay entre ellos algún Garcilaso, Lope de Vega, Érci11a, Calderón o Meléndez, veréis chispar sus ojos, conoceréis
que su corazón late, que su mente se agita, que su fantasía se
inflama bajo una impresión que él mismo no comprende. Cuidado con trocar los papeles: de dos niños extraordinarios es
muy posible que forméis dos hombres muy comunes. La golondrina y el águila se distinguen por la fuerza y ligereza de sus
186
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
alas, y, sin embargo, jamás el águila pudiera volar a la manera
de la golondrina, ni ésta imitar a la reina de las ves" (1 ).
"La educación, continúa Nebrija, se reduce a suplir lo que
le falta a la Naturaleza. Si ésta fuera perfecta, no habría necesidad de estudio ni de disciplina. N o quiere decir esto que
hayamos de luchar contra la Naturaleza. Tenemos que aprovechar lo bueno que hay en ella y mejorarlo, procurando suplir lo que le falta. Así lo entendía, y eso quiso darnos a entender aquel gran Maestro Isócrates, cuando hablando de Efiro y Teopompo, decía que el uno tenía necesidad de freno y
el otro de espuelas: quería decir que con el estudio y la educación había que dar al uno lo que al otro le sobraba. Dígase
lo mismo de los que son cortos de talento y de carácter, y con
más razón, pues, aprovechando el poco talento que tienen, harán mejor lo único que pueden hacer. El profesor ha de tener
en cuenta, además, el carácter de cada uno. H a y niños tan
remisos, que si no están siempre encima de ellos no hacen nada;
hay otros que se enfurecen y protestan en cuanto les mandan
una cosa; a unos los contiene el temor, a otros Jos fastidia la
continuidad, otros todo lo hacen por ímpetus y acometidas.
T o d o esto debe tener en cuenta el maestro que quiere responder a lo que de él esperan los padres."
Después de haber dicho en el capítulo octavo cómo se ha
de haber el maestro con los discípulos, dice Nebrija en el capítulo once cómo se han de haber los discípulos con el maestro.
H a y que formar a los niños de manera que se acostumbren a
mirar al maestro como a padre, no carnal, sino espiritual, y a
tratarlo con la confianza, con el amor y con la reverencia que
se debe a los padres. Esto hará que lo imiten con gusto y con
facilidad, y reciban con docilidad sus enseñanzas. El que
aprende necesita creer, dice un proverbio, y el Profeta añade:
"Si no creéis, no entenderéis." Están tan unidas la enseñanza
del maestro y la docilidad del discípulo, que no se puede separar la una de la otra, pues así como el principio de la generación humana son el padre y la madre, y sin ellos no puede
haber prole, así no puede haber erudición, si no hay la concordia debida entre el maestro que la da y el discípulo que la
recibe. Adviértase, además, a los discípulos que deben seguir
(1)
Balmes, El Criterio, cap. III, párrafo III.
III.—PEDAGOGO (CONTENIDO DEL LIBRO)
187
más bien que adelantarse al maestro; que no sean porfiados en
las disputas, ni pidan certeza matemática en cosas morales, ni
argumentos de persuasión en una demostración matemática.
Algunas de estas ideas aparecen hermosamente engarzadas en el libro de Vives Inttoductio ad Sapientiam, que preparó un cambio radical en la pedagogía del siglo XVI. "Sigue
a tu maestro, dice Luis Vives, no quieras adelantarte; créele,
dexa te llevar, no le contradigas. Amale, y ten le en lugar de
padre, recibirás muy gran prouecho si creyeres que no puede
faltar de ser verdad lo que él te dize. A tus padres no solamente los has de amar, mas después de Dios los has de reverenciar singularmente... En el segundo lugar, después destos,
has de tener a tus maestros, a tus ayos, a tus tutores, y, finalmente, a aquellos que han tenido cargo de tus costumbres, que
son las cosas más preciosas y más excelentes que hay en el
hombre. Ámalos y hónralos como si fuesen padres, obedéscelos con humildad, alegría y presteza, pensando que lo que te
mandan, no lo mandan por su prouecho, sino por el tuyo. Y
pues esto es assy, muy malas gracias les darás tú, si desvelándose ellos por hacerte bien, en lugar de tan buena obra les pagas en aborrecer los o en ser te rebelde y porfiado con ellos" (1 ).
En el último capítulo plantea Nebrija la cuestión de si los
niños deben estudiar en casa con un maestro particular, o si
deben acudir con todos a las escuelas. Los que defienden que
los niños deben estudiar en casa traen dos argumentos en su
favor: uno de orden moral, porque así no tienen que mezclarse los niños con toda clase de gente en la edad más propensa
a los vicios; otro de orden literario, porque un maestro puede
atender mucho mejor a un solo discípulo que a muchos. Si fuera verdad que las escuelas son buenas para las letras y malas
(1) lo. Lud. Vives, lntroductio ad Sapientiam, traducción de Diego de Astudillo.
Anvers, M.D.L.I. El traductor no era propiamente un humanista, sino un aficionado
a las letras que realizó en sí mismo el ideal del humanismo cristiano. "Ocupó su vida
—dice el editor—o lo más de ella en obras, por cierto, dignas de mucha gloria. Fácilmente esto se puede creer, pues, siendo casado y lleno de negocios de la mercadería
y desasosiegos que aquella manera de vivir consigo trae, y ocupado muchas y diversas
veces en oficios y cargos de república, nunca dexó de exercitarse en el estudio de las
letras, aprendiendo y sacando con su trabajo y gran diligencia cosas y obras muy provechosas para sí y sus próximos..." De la traducción dice luego: "Creo la acabó antes
que el dicho doctor [Vives] muriese, y como fueron muy familiares amigos, es de creer
se la comunicó, donde se sigue que, aunque otros la han trasladado (la obra de Vives), y son de loar sus trabajos, que esta traslación les haze mucha ventaja." Por eso
he querido poner yo aquí una muestra de ella y dar en esta nota noticia de su autor.
188
SEGUNDA PABTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
para las costumbres, no hay duda que sería mejor que los niños
se formaran en casa. Pero qué, ¿no hay multitud de ejemplos
de niños que se han corrompido en sus casas y han encontrado
en ellas las mismas o parecidas ocasiones de pecar que en la
calle? El mismo preceptor particular puede ser un perdido, y
no está más segura la inocencia entre siervos malvados que
entre compañeros libres, poco recatados. Puede buscarse un
maestro público de vida intachable y de purísimas costumbres,
cuya escuela sea espejo de austeridad y gravedad, de santidad
y de pureza, no menos que de doctrina y erudicción; y puede
buscarse también un ayo o pedagogo de absoluta confianza,
que acompañe a los niños a las escuelas y les repase en casa
las lecciones. En resolución, el que se cría para ciudadano, y
tal vez para ocupar altos puestos en la sociedad, y para vivir
en cortes y ciudades en medio del mundo, es menester que se
acostumbre desde niño al trato de los hombres, y viva donde
todos le vean, y donde todos y para todo le hallen, y no se
críe entre fanales donde no le dé el aire ni el sol. La mente
necesita ejercicio continuo y continuos estímulos para vigorizarse y elevarse. El que se cría sin lucha y sin esfuerzo, languidece, como flor de estufa, o se engríe vanamente, creyéndose un portento porque no se compara con nadie. Cuando después sale al aire libre, el sol le deslumbra y todo le parece nuevo. ¿Dónde aprenderá éste el sentido común? Si Tulio reprendía a Quinto Cecilio Mételo porque había aprendido el griego
en Sicilia y no en Atenas, y el latín en Sicilia y no en Roma,
¿qué diría de los que aprenden las letras en casa y.no en las
escuelas. Este argumento vale lo mismo para las costumbres
que para la educación en general. ¿Qué urbanidad va a aprender el que vive en el campo? ¿Cómo va a adquirir la soltura de
palacio el que no sale de su casa, ni los modales y gracejo cortesano el que no trata más que con sus criados y domésticos?
Sed de paedagogis pvaeceptoribusque hactenus.
Así termina el manuscrito. La última frase parece el consabido continuará de las publicaciones por entregas. Como
Nebrija no sabía a punto fijo lo que quería el Secretario, le
envió esos doce capítulos, para ver si era eso lo que pedía, y
dejó abierto el camino a nuevas peticiones. Almazán debió de
darse por satisfecho, y no pidió a Nebrija que continuara. Lo
que a él le preocupaba era la cuestión de si había de enviar
sus hijos a las escuelas o los había de educar en casa, qué ayos
ΠΙ.—PEDAGOGO (JUICIO DEL LIBRO)
189
y maestros les había de dar, y qué parte había de tomar él
mismo en la enseñanza de sus hijos. A todo esto respondía plenamente Nebrija. ¿Qué más podía pedir Almazán?
el proemio había dicho Nebrija que
se limitaría a decir lo que sobre la educación de los hijos escribieron los antiguos. Los Profesores Hadank y Keniston han
tenido la curiosidad de ver si lo cumplió, y han visto que sí.
Capítulos hay, como el primero, donde apenas hay una sola
frase que no esté tomada de Aristóteles, de Plutarco, de Virgilio o de algún otro autor antiguo. El capítulo tercero, en que
trata Nebrija de la obligación que tienen las madres de amamantar a sus hijos, está tomado del capítulo primero del libro XII de las Nodes Aticae, donde cuenta Aulo Gelio cómo
estando él un día con su Maestro Favorino, avisaron a éste
que acababa de dar a luz la esposa de uno que había sido discípulo suyo. "Vamos a darles el parabién", dijo. Estando hablando con el marido, sobrevino la madre de la esposa, diciendo que había que buscar una nodriza para evitar a su hija las
molestias de la lactancia. " N o haga usted tal", le dijo el filósofo, y le largó un discurso probándole que la lactancia es el
complemento de la generación y que ninguna madre debía dispensarse de amamantar a sus hijos. Nebrija copia a la letra
el discurso de Favorino, y a eso se reduce todo el capítulo. En
las últimas líneas dice brevemente las cualidades que han de
tener las nodrizas.
El Doctor H a d a n k dice que esta manera de escribir no
argüía pobreza intelectual en los autores del Renacimiento, sino
deseo de poner en circulación los tesoros del saber antiguo,
nuevamente descubiertos. "Aquellos autores, añade, mirados
desde un punto de vista histórico, son como puentes gigantescos, que por encima del oscuro lago medieval, enlazan los
tiempos clásicos con los tiempos modernos."
N o está mal la comparación, y es muy de agradecer el deseo que muestra el autor de dejar en buen lugar a Nebrija;
pero ¿qué necesidad había aquí de eso? Dos veces usó Nebrija esta manera de escribir, y las dos se disculpó diciendo que
lo hacía para no poner en aventura su reputación. Ya vimos en
el primer capítulo de este libro, y lo expliqué más a la larga
en Juan Bonifacio, cómo compuso Nebrija a instancia de Cisneros el Artis Rhetoricae Compendiosa coaptatio, que es el
JUICIO DEL LIBRO.—En
190
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
otro libro en que usó el mismo procedimiento. Quería el Cardenal que compusiese una introducción a la Retórica, como la
que había hecho a la Gramática, y Nebrija le respondió que
eso era imposible. "¿Por qué?", repuso el Cardenal. "Porque
allí, dijo Nebrija, tenía yo muchos a quienes imitar, y aquí
pocos y que no pueden fácilmente ser imitados; allí tenía yo
muchas cosas nuevas que decir, aquí no tengo ninguna, porque todo está dicho ya, y muy bien dicho por los grandes maestros de la antigüedad; allí hablaba con niños, y aquí tengo que
habérmelas con varones muy letrados que esperan mucho de
mí." Insistió el Cardenal, y Nebrija no tuvo más remedio que
ceder; pero se curó en salud, diciendo que no pondría nada
de su cosecha, y explicando en el prólogo lo que había pasado,
para que nadie se llamase a engaño. Nebrija tenía mucho que
perder, y no quería perderlo. Lo mismo hizo ahora con Almazán. Trató de eludir primero el compromiso, y viendo que no
podía eludirlo, porque Almazán creía que Nebrija lo podía
todo en materia de letras y que su resistencia nacía de falta
de voluntad, condescendió con los deseos del buen Secretario;
pero diciendo, como la otra vez, que no pondría nada de su
cosecha, sino que se limitaría a repetir, quae de liberorum eru~
ditione maiores nostri pvaecepta tradiderunt. Y por si el libro
llegaba a publicarse, contó en el prólogo lo que había pasado,
como hizo la otra vez, para que los lectores supiesen a qué
atenerse y no le achacaran pretensiones que estaba muy lejos
de tener. Malo apud alios ineptus, quam apud te ingratus, iudi~
cari. Inepto, eso era lo que Nebrija no quería que dijesen de
él, y para evitarlo, recurrió al sistema de las citas. La Retórica
la publicó. ¿Por qué no publicó el tratado De líberis educan"
dis, ni lo sacó nunca a relucir? Lo mismo hubiera hecho, si hubiera podido, con la Retórica. El puente que Nebrija había tendido sobre el negro lago medieval, no eran aquellos dos libros
plagados de citas, sino las Introducciones, los Vocabularios, las
relecciones o repeticiones, en que tenía mucho nuevo que decir
y no necesitaba valerse de otros para decirlo.
¿Qué mérito tiene, según eso, el tratado De líberis educan*
disl Tiene, desde luego, el que señala el Doctor Hadank, que
no es pequeño ciertamente. Sólo un escritor como Nebrija, que,
como decía de su Maestro Roa el lusitano Arias Barbosa, lo
mismo se paseaba por los andenes del Liceo que por el pórtico de Salomón, era capaz de construir un edificio moderno
III.—PEDAGOGO (JUICIO DEL LIBRO)
191
con materiales antiguos, traídos de todas partes, unidos por
mera yuxtaposición, sin argamasa de ningún género, y sometidos a un plan enteramente propio. Como nosotros manejamos un caudal muy reducido de ideas y de palabras, manejaba
Nebrija todos los tesoros de las literaturas antiguas, sagradas
y profanas, y lo mismo le daba vestir sus ideas con frases y
palabras propias, latinas o castellanas, que sustituir éstas por
piezas o fragmentos de obras antiguas.
Pero el verdadero mérito de Nebrija es el haber resucitado con esta obra la gloriosa escuela de pedagogía española,
representada por Quintiliano, auctor harum rerum curiosissimus, como dice Nebrija, escuela de verdadera humanidad,
austera y viril, en que no hay más maestra que la Naturaleza,
ni más pedagogo que el sentido común, en que puede la vergüenza más que el temor, los ejemplos más que las palabras,
la práctica más que la teórica; en que las letras son amorosas,
las musas humanas, las aulas alegres, donde los niños aprenden jugando y riendo, porque, como decía Palmireno, veían
pintados en las paredes a Apolo con vihuela y las musas danzando para que las letras no espanten, sino que maten de
amores.
Recuérdese que en el prólogo de su Diccionario nos diio
Nebrija que había ido a Italia en su juventud con intento de
restituir en la posesión de su tierra perdida los autores del latín, que estaban muchos siglos había desterrados de ella. Con
esto no quiso decir que había ido a Italia solamente para renovar en España el estudio del latín, sino para devolverle también los autores que querían arrebatarle los italianos, olvidados de que la Bética fué la primera región de España que se
apropió los ritos y la lengua de los romanos; que de ella salieron emperadores como Teodosio, Elio Adriano y Elio Trajano, y escritores como los dos Sénecas, el retórico y el trágico,
poetas como Lucano y Silio Itálico, y tratadistas de agricultura como Columela; que el primer epigramista latino fué español, y español fué también Marco Fabio Quintiliano, la segunda lumbrera de la lengua latina. Nebrija se creía llamado
a renovar la tradición clásica española y a añadir nuevos nombres a los de aquella gloriosa pléyade hispano-romana, y eso
fué, como vimos, lo que le movió a anteponer a su nombre de
pila el de Elio y a considerarse como el Aníbal vengador de la
Dido española. Al dar las gracias al Rey por la designación
192
SEGUNDA PAKTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
que había hecho de él para escribir la historia de su reinado,
le dijo que había hecho muy bien en no confiar la fe de la historia patria a los italianos, porque éstos—dijo—no buscan más
que su gloria y tienen celos terribles de la nuestra; les molesta que los dominemos políticamente, y quieren dominarnos por
medio de la literatura. Por eso, sin duda, nos llaman groseros
y bárbaros. Yo no soy, ciertamente, un Policiano o un Pico de
la Mirándula o un Hermolao Bárbaro; me contento con ser un
gramático español, corrival de Columela, de Canio, de Silio,
de Hena, de los dos Sénecas, del gran Lucano y de los demás
poetas cordobeses. Conozco los hechos que tengo que narrar
y tengo la sinceridad y el amor que hace falta para narrarlos
como es debido".
Con este mismo espíritu de reivindicación compuso el tratado De liberis educandis. Algunos han querido ver en él reminiscencias de libros similares italianos, verbigracia, del Tractatus de liberorum educatione, que compuso Eneas Silvio Picolomini, más tarde Pío II, para el Príncipe Ladislao de Bohemia; del libro de Re uxoria (1428), del patricio veneciano
Francisco Bárbaro, al fin del cual hay un largo capítulo que
trata De liberorum educatione et cura; del De Liberorum educatione, de Maffeo Vegio, datario de Pío II y canónigo de
San Pedro (1460). N o es inverosímil que durante su permanencia en Italia viera Nebrija estos tratados, sobre todo el de
Vegio, que es el mejor y el más copioso de todos. También es
verosímil que conociera el tratado, hoy perdido, De puerorum
eruditione, de Nicolás Perotto, pues en los Rudimenta grama*
tices, del mismo autor, publicados en 1475, se inspiró Nebrija, según dicen, para escribir sus Introducciones. Lo que no
es verosímil es que imitara de propósito ninguno de estos libros, pues lo que él se proponía, no era escribir un tratado más
de pedagogía, sino recoger para uso de Almazán lo que acerca de la educación de los hijos dijeron nuestros mayores, y
principalmente Quintiliano, que era, según él, el verdadero fundador de la escuela pedagógica española.
Léanse los primeros capítulos del libro De institutione oratoria, y se verá que en el De liberis educandis está la materia
mejor distribuida y ordenada, pero la materia es la misma. Nebrija le dio un aspecto más científico, fundándola en la doctrina de Aristóteles sobre la naturaleza y fin del hombre (capítulo I ) , y añadió todo lo relativo a la formación física o pre-
III.—PEDAGOGO (JUICIO DEL IJBBO)
193
educación (caps. I I - I V ) . E n lo demás, y aun en eso mismo, siguió siempre que pudo, a veces al pie de la letra, a Quintillano. Quería demostrar que la única pedagogía sistemática que
conocieron los romanos fué la del retórico de Calahorra, y que
esa misma pedagogía, ligeramente modificada y arreglada, debía ser ahora la nuestra. Así se explica que Nebrija compusiese en pocos días este tratado y que prescindiese en lo que
nos queda de él de la parte religiosa, dando al libro un aspecto extraño casi pagano, pues no es más, como digo, que un
extracto de los primeros capítulos del De institutione oratoria.
Nebrija, o dígase Quintiliano (lo repetiremos para que se
grabe mejor), funda su sistema pedagógico en el sentido común y en el estudio de la naturaleza. Una cosa tan" grave, tan
necesaria, tan universal como la enseñanza de los hijos no
debe ser tan difícil como parece. "Déjate de libros—le dice a
Almazán—; pregúntate a ti mismo lo que debes hacer, y
haz lo que te parezca más acertado, pues eso será seguramente lo mejor. U n padre que busca sinceramente el
bien de sus hijos no puede equivocarse. U n niño no es una pequeña fiera que hay que domar, sino una obra de arte divinamente comenzada que hay que continuar y acabar, siguiendo
las indicaciones de la naturaleza. Duce natura et ingenio tuo
parta. Porque los padres son los primeros y los principales
educadores de sus hijos. Las nodrizas, los ayos, los pedagogos y maestros vienen en segundo lugar, como auxiliares de
los padres y dependiendo de ellos en todo momento.
Partiendo del principio de que la perfección del hombre
consiste en la perfección del entendimiento por medio de la
verdad y de la voluntad por medio de la virtud, dice que la
obra de la educación se reduce a formar a los niños de manera que lleguen a ser varones sabios y virtuosos, ut ex pueris
bonos sapientesque uiros efficere possimus, advírtiendo que
siempre se ha de tener más cuidado de las costumbres que de
las letras, de manera que cuando no sea posible atender a las
dos, se dé siempre la preferencia a las costumbres. Lo primero
que hay que procurar es que los niños nazcan y se críen sanos
y robustos. Este cuidado pertenece totalmente a los padres, y
debe comenzar antes del matrimonio. Cuatro largos capítulos
dedica Nebrija a esta materia, y no le parecen demasiados, dada
su importancia. E n ellos recoge cuanto le suministraban la filoKKRRI.TA.—VA
1S4
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
sofía y la medicina de su tiempo, descendiendo hasta a la manera de envolver a los niños y corregirles algunos defectos físicos. Para esto y para que adquieran soltura y gracia en los
movimientos y ademanes recomienda los juegos y la danza; no
así otros ejercicios violentos antiguos, como las luchas y las
carreras, non nimium saeculo nostro desiderandae. La educación intelectual y moral debe anticiparse al uso de la razón,
procurando que las primeras impresiones que reciban los niños no sean más tarde un obstáculo para la virtud, como sería
mostrarles cosas torpes y acostumbrarles a oír y a pronunciar
palabras obscenas, sino un incentivo para todo lo bueno. N o
está conforme con los que dicen que los niños no deben aprender nada durante los siete primeros años. N o hay edad sin
afán, dice, siguiendo a Quintiliano. La misma actividad que
despliegan los niños en sus juegos debe aprovecharse para su
formación moral y literaria. Si el padre no puede atender por
sí mismo a la educación de sus hijos, elija un pedagogo que le
sustituya, o, mejor dicho, que le ayude a educar a sus hijos y
le dé cuenta cada día de su aprovechamiento. El pedagogo
debe ser erudito de verdad. Si no lo es, y quiere parecer que
lo es, no hará más que atormentarse a sí mismo y a los niños
sin provecho ninguno. La vara ha de emplearse solamente en
casos excepcionales. Pudore potius quam meta retinendus est
puer. La vergüenza es más poderosa que el temor. El maestro
debe tener entrañas de padre para con sus discípulos y procurar que éstos vean siempre en él un dechado de virtud. No los
cargue demasiado ni vaya más aprisa de lo que sufre la debilidad y flaqueza de las inteligencias infantiles. ".Yo hago lo
siguiente—dice Nebrija en la introducción a la Gramática—:
me pongo en el caso de aquellos a quienes quiero enseñar, y
no digo ni escribo cosa alguna que los niños no puedan entender, ni omito tampoco cosa alguna que sea necesaria para iniciarlos en la lengua latina." Crebras ab tilo operas exigat. N e brija es partidario del método práctico: pocas reglas y claras,
y mucho, mucho ejercicio. Pudiendo, hay que poner a los niños desde luego con el mejor maestro que haya; de lo contrario, será después doble el trabajo. N o conviene luchar contra
la naturaleza, sino encauzarla y ayudarla, dirigiendo a cada
uno por donde le lleva su inclinación, que es la única manera
de aprovechar todo el caudal de energías y aptitudes de cada
uno. Los discípulos deben mirar a su maestro como a padre, no
ΙΠ.—PEDAGOGO (JUICIO DEL LIBEO)
195
corporal, sino espiritual, y tener para con él sentimientos de
hijos, con lo cual les será muy fácil imitarlo, que es el fruto
principal de la educación. Teniendo quien los acompañe a las
escuelas públicas, es mucho mejor que los niños vayan a ellas
que no que estudien solos en sus casas con un maestro particular.
Este es, en líneas generales, el método pedagógico de Quintiliano, ligeramente modificado por Nebrija, el que, cristianizado por Vives y perfeccionado y practicado por los grandes
pedagogos del siglo xvi, hacía exclamar a un célebre predicador: "Homo homini deus, dijeron los antiguos por el pedagogo o el ayo; un hombre para otro es Dios, porque verdaderamente los que cuidan de la buena educación y prudente institución de los mocos, oficio de Dios hacen con ellos. Tanta es
la necesidad que tienen de los buenos ayos... Empero cuando
ni a ellos ni a otros los graduemos tan alto y tan por los cielos que los pongamos en el claustro y en el predicamento de
dioses, sino, cuando mucho, en el de hombres, muy buen sobrescrito se llevan y bien calificados van, porque, si bien dixo
Aristóteles ser el hombre una cosa muy baxa, si no es que procure encumbrarse de los tejados arriba, bien sobre ellos pone
su huella (cuánto más su mira) el que consigue apellido y blasón de hombre entre los hombres, a título de hazerlos, sin engendrarlos, cual de hecho consigue el que en los que halla nacidos hijos y hechuras de otros, perficiona con accidentes de
reformación y de gracia el fuste de la naturaleza, lo cual es
propiamente hazerlos hombres; que lo demás es, cuando mucho, hacerles animales o tal que cosa. Y así como al que sabe
hazer y granjear amigos le soléis llamar por acá, y por muy
gran excelencia, amigo de amigos o amigo por excelencia: desa
propia suerte, al que sabe a fuerça de sus buenas traças y medios, hazer, como he dicho, hombres, se le debe por excelencia llamarse hombre de hombres, o a lo menos hombre por excelencia... Por eso, hombres, aunque no fuese más que por vosotros mismos y por vuestro propio interese, y a cuenta de acreditar vuestro nombre, liabíades de echar el bofe en semejante
empresa, haziendo hombres a los que hallastes brutos, lo cual
se hace atareándoles y obligándoles a acciones y exercicios loables, porque éstos propiamente son los escalones y los pasos
contados por donde se sube y se llega a ser hombre: que lo
196
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
demás todo para en ser animales, y así, como de tales, son las
obras: comer, beber, holgar, dormir, etc.'' (1).
No quiero terminar este capítulo sin decir dos palabras sobre los hijos de Almazán, para los que escribió Nebrija este
tratado. Se llamaban el uno Francisco y el otro Miguel. Almazán pidió a Marineo que le buscase un buen maestro para ellos.
A Marineo le pareció que el más indicado era su discípulo Diego de Lastra, y así se lo comunicó, diciéndole
que en todo caso aceptase. Lastra contestó dándole las gracias a su maestro y aceptando encantado aquel cargo. "No tienes nada que agradecerme—le dijo Marineo—; pero si algo tuvieras, y quisieras pagármelo con creces, lo conseguirías enseñando con diligencia, con asiduidad y con cuidado a esos dos
niños. Si así lo haces, y logras tener contentos a sus padres,
ultra de lo mucho que éstos te pueden ayudar, conseguirás hacer de mí un deudor en vez de un acreedor. Mira que a entrambos nos va mucho en esto. Pon sumo empeño en que los
dos niños, que son de muy buena disposición, adelanten mucho, y en que sus padres estén muy satisfechos de ti: no puedes darme mayor satisfacción que esa" (2).
Lastra, como todos los discípulos y protegidos de Marineo, no perdía ocasión de tributar a su maestro los mayores
elogios, demostrando así, como dijo Nebrija, que los italianos
no buscaban más que su gloria. Allá por los años 1512 y 1513,
cuando Marineo trataba de publicar su Epistolario, envió a
Lastra una copia de él para que lo viera y le dijera lo que le parecía. Lastra se lo devolvió diciéndole: "En mi vida he visto cosa
más suave que tu libro. Me cuesta mucho desprenderme de él,
pero quedo con la esperanza de que entre todos lograremos que
lo publiques, para que no sólo los presentes, sino también los
venideros, te conozcan, te amen, se aficionen a ti y te veneren.
Aunque tú destruyeras ese libro, no lograrías ya impedir que
se publicase, para provecho de todos, pues no sólo merece ver
la luz pública, sino leerse y enseñarse en las escuelas. Si alguien no se deleita con tu estilo, será algún ignorante o envidioso o algún pobre labriego, pues no hay cosa más dulce, más
rica, más elegante y más provechosa al mismo tiempo. ¡Oh,
qué generosa se mostró contigo la naturaleza, varón insigne!
(1) Fray Antonio Pérez, Apuntamientos quadragestmales, sermón del primer viernes de quaresma, fol. 263.
(2) Episíolarum íamiliarium, libri XVII, lib. XIII, 17.
IH.~PEDAGOGO (JUICIO DEL LIBRO)
197
Siempre te aventajas a los demás, lo mismo que escribas una
historia o una poesía, o que redactes una simple carta. Y esto no
lo digo yo solamente, sino que lo reconocen y lo confiesan de
grado todos aquellos que ven alguno de tus escritos. Mucho
te debe, en verdad, el Rey Fernando, y mucho te deben también todos los magnates españoles, pues con tu estilo maravilloso los has puesto a cubierto de las injurias del olvido" (1 ).
Lastra no debió de quedar satisfecho de esta carta, y como
si se hubiera quedado demasiado corto en los elogios de su
maestro, escribió otra a sus dos discípulos, deshaciéndose en
alabanzas del Epistolario y de su autor.
"Diego de Lastra a Francisco Pérez y a su hermano M i guel, hijos de Miguel de Almazán, Secretario y Consejero regio, salud.
"Aunque Alejandro seguía la carrera de las armas y sentía una sed insaciable de lauros y conquistas, su maestro Aristóteles había sabido inspirarle tal amor a las letras, que solía
dormir con el puñal y con la Ilíada debajo de la almohada. E s cipión no dejaba de las manos la Ciropedia, porque juzgaba
y con razón que la verdadera superioridad del hombre consiste en las fuerzas del ingenio y no en las del cuerpo. Hermoso ejemplo para vosotros, clarísimos niños, por el que podéis
ver que el estudio es para el ánimo lo que la palestra para el
cuerpo. Pues si estos dos grandes hombres, cuya profesión era
la milicia, hallaban manera de juntar las armas con las letras,
¿qué deberéis hacer vosotros, que vivís enteramente consagrados al estudio? Guiados del amor a las letras y con la esperanza de sacar de ellas el fruto apetecido, tendréis cuidado
desde ahora de separar los libros mejores para leerlos a su
tiempo. Si así no lo hacéis, no tenéis disculpa ninguna, ni podréis quejaros, si alguno os llama desidiosos. El trabajo de las
letras es ocio dulce, morada deliciosa y como la sal que todo
lo sazona. Sin letras la vida no es vida. Ellas alegran la juventud, instruyen la niñez y son el encanto y el consuelo de
la ancianidad. Seguid, pues, la senda que habéis emprendido,
y entre los libros que elijáis para vuestro uso poned ante todo
el Epistolario, de Marineo, que os deleitará con su variedad y
os cautivará con su elocuencia, porque el Siciliano, aun en el
estilo sencillo es muy elegante, y en el verso es un artista con(1)
Ibidem, Epist, 13,
198
SEGUNDA PABTE.—ACTIVIDAD LITEKÄBIA
sumado; tiene tal facundia y elegancia que no se puede juntar
tanta y tanta claridad y riqueza con tanta brevedad. Marineo
es un varón integérrimo y está guarnecido de toda suerte de
virtudes. Me atrevería a jurar que en poesía no hay quien se
le acerque y en oratoria no hay quien le iguale. No creáis que
me ciega el cariño que le tengo, porque el juicio de sus obras
lo imponen ellas mismas, y ellas mismas imponen también la
admiración y el cariño hacia su autor. Este libro de Marineo
debemos llevarlo siempre con nosotros y hacérnoslo familiar,
si queremos acercarnos cada vez más a la fuente de la elocuencia. No quiero decir con esto que deis de mano a todos los
otros autores, no; amadlos a todos, pero a éste sobre todos, pues
ha de seros de tanto provecho que yo no os lo sabría explicar" (1 ).
Nebrija correspondió más hidalgamente a los favores que
recibió del buen secretario. A él le dedicó el año 1512 la segunda edición del Vocabulario, que aunque parecía el mismo que
veinte años antes había dedicado a don Juan de Zúñiga, en
realidad era otro enteramente distinto, pues además de corregir el significado de 600 palabras que en la primera edición
estaban traducidas con poca claridad y precisión, había añadido Nebrija más de 10.000 palabras nuevas. El Diccionario no
era propiamente para Almazán, sino para sus hijos, que habían
comenzado ya a estudiar la Gramática por el Arte de Nebrija.
"Por lo que a la Gramática se refiere—dice—-, ya sabes cuál
es la mejor a juicio de aquellos ä. quienes consultaste desde
Italia, y ésa es la que procuras que aprendan tus hijos. En
cuanto al Diccionario para adquirir copia de palabras, todos
experimentan cada día el provecho que sacan de su lectura,
aquellos sobre todo que comienzan a estudiar de nuevo la lengua latina, como ahora tus hijos. Para ellos, pues, te envío
ese libro; tú ya no lo necesitas, ni tienes tiempo para ocuparte
de esas pequeneces" (2).
El año siguiente escribió Lastra una carta a Nebrija dándole cuenta de los progresos que iban haciendo sus discípulos. A ella contestó Nebrija con esta otra:
(1) Luc. Mar. Sic, o. cit., XVI, 7.
(2) Dictionarium aeli] Antonii Nebrissensis nunc demum auctum et recognitum:
in quo adiecta sunt plusquam decern mille vocabula... Al [in: Absolutum est hoc opus
in inclyta urbe Burgensi per expertum impresorem M. Fredericum alemanum... Anno
dñi M.CCCCC.XII, tertio Kalendas decembris. Dedicatoria.
III.—PEDAGOGO {JUICIO DEL LIBRO)
199
"A los hijos ilustres de Miguel Almazán, secretario de don
Fernando, el más esclarecido de los reyes, Elio Antonio de Nebrija, historiador regio, salud.
"Quiero solazarme un poquito con vosotros, clarísimos hijos. Mis letras y mis años junto con el cariño que os profeso me
permiten llamaros así. Siendo yo joven había entre los nobles de España un tal Evangelista, que vivía casi siempre
en la corte y era la mar de gracioso. Yendo un día de camino con el duque de Arévalo, llegaron a un lugar donde el
camino se partía en dos, y dudando cuál de entrambos tomaría, dijéronle los suyos que Evangelista sabía aquella tierra, y
se lo podría decir. Preguntándole que cuál de los dos era el
camino, respondió que los tomase entrambos y que no podría
errar. Los meses pasados, cuando estabais vosotros pasando
el invierno con vuestra buenísima madre en Calatayud, vuestro preceptor Lastra me escribió diciéndome que estabais b"cn
de salud y bastante adelantados en los preceptos de la Gramática, en aquellos sobre todo que son de uso más frecuente
y hay que saberlos al dedillo. No podéis figuraros la alegría que sentí al ver que habéis llegado ya al punto en que,
como dice el poeta, se divide el camino en dos partes. No me
refiero a aquellas dos partes de las que una va a los campos
Elisios y otra a las pálidas sombras y a la profunda noche del
infierno, sino a aquellas en que suelen detenerse los que estudian la lengua latina. De esas os digo yo, como Evangelista,
que las toméis entrambas, porque no sólo no se oponen la una
a la otra, como allá, sino que entrambas a dos conducen ron
más facilidad y con más seguridad al término deseado. ¿Y qué
dos caminos son esos, me diréis, por los que tanto nos recomendáis que caminemos? El de volver las palabras latinas en
español y las españolas en latín. No se opone lo uno a lo otro,
al contrario, se ayudan mutuamente, por aquello de que el camino que va de Tebas a Atenas es el mismo que el que va de
Atenas a Tebas, que es el ejemplo que suelen poner los dialécticos, y ya se ha convertido en refrán. Hay cosas que no se pueden hacer bien si no es con esfuerzos contrarios, como hacen
las mujeres para escurrir los lienzos, que una tuerce en un sentido por un lado y otra por el otro en sentido contrario. Para
las dos vías u operaciones os envío, dulcísimos hijos, esos dos
guías o auxiliares de vuestro trabajo: uno para que os ayude
200
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
cuando, leyendo los autores latinos, tropecéis con alguna palabra difícil; otro para que lo consultéis cuando tengáis que
poner en latín la composición castellana que os dicte el maestro. De este modo os habituaréis a traducir con facilidad de
latín en castellano y de castellano en latín.
Dios os guarde, dulce esperanza de vuestro buenísimo y
nobilísimo padre.
De Salamanca, 1.° de abril de 1513."
De si mismo y de su pueblo natal, dijo Ncbrija, y hoy lo vemos
cumplido: "Gracias a mis letras, viviremos los dos omuchoe siglos
en la memoria de los hombres." E t famam nobis saecula m u l t a
dabunt.
IV
NEBRIJA,
POETA
Dulcior Andino deßuit ore liquor.
ATUM doctissime llama Pedro Mártir a
Nebrija, y dice de él que en los diez años
que estuvo en Italia se hizo acreedor a
todas las coronas de hiedra y de laurel,
que suelen darse allí a los poetas. Gramático y poeta, Gramático y poeta laureado se le llama en el título de algunos
de sus libros. Bautista Muñoz dice que los Reyes le mandaron
coronar con la láurea debida a los príncipes del Parnaso. ¿Cuándo tuvo lugar esta coronación? Yo creo que el año 1490 a raíz
del Epitalamio, que recitó en Sevilla delante de la Corte para
festejar las bodas de la Infanta Isabel con el heredero de Portugal; y me fundo en que el título de Poeta Laureado aparece
por primera vez en la edición de las Introducciones de Sevilla
de 1493. Lo mismo hizo con el título de Historiador Real, que
le concedió el rey el año 1509. Don Fernando y doña Isabel
202
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
adoptaron desde el principio de su reinado esta costumbre de
Italia. Siendo Príncipes todavía, coronaron con mucha solemnidad a Antonio Geraldino, que estaba al servicio de Juan II
de Aragón, y vino a Castilla con una embajada de su señor.
A Pedro Mártir le concedió el Rey tres coronas: una de oro,
por haber militado en la guerra de Granada; otra de laurel, y
otra de hiedra, como a excelente poeta y escritor, con privilegio para ponerlas en su escudo. Esto debió de concedérselo
el año 1492, en que compuso Mártir un hermoso poema titulado Plato FtSrens, sobre los tres atentados contra la vida del
rey, principalmente el de Barcelona, de los cuales le había librado milagrosamente Dios Nuestro Señor. El año 1510 coronó don Fernando en Zaragoza al poeta alcañicense Juan Sobrarías, que había compuesto un largo Poema panegírico sobre
los hechos heroicos del Divino Fernando el Católico, Rey siem-*
pre Augusto de Aragón, de las dos Sicilias y de Jerusalén,
Siguiendo, pues, esta costumbre, concedieron los Reyes a Nebrija en la ocasión dicha o en otra parecida el mismo honor,
con más motivo quizá que a ninguno de los anteriores.
El lusitano Arias Barbosa dedicó a Nebrija unos versos, en que lo celebra principalmente como poeta. "El don divino de la poesía—dice—ha hecho célebres a Tebas, madre
de Anfión, cuyos versos merecieron ser escritos con letras de
oro en el templo de Tebas, y a la hermosa Lesbos, que salta
de júbilo al escuchar los versos de Safo. Y ese mismo don ha
hecho no menos célebre a Lebrija, concediéndole un poeta que
ha convertido sus campos en huertos amenísimos regados por
la fuente cabalina. El fué el que mezcló las aguas del Tormes
con las del Permeso y arrojó de nuestro suelo a la barbarie.
El fué el primero que por un camino desconocido y de ningún
otro hollado hasta entonces, condujo a nuestra patria a Febo
y a las Musas y alegró nuestros festines con los cantos de Ausonia. Es maravilloso el poder de su palabra. Si canta, fluye
de sus labios un raudal de poesía más dulce que el andino. Si
habla en prosa, como orador: "Este, dirás, tiene la elocuencia
de Tulio." Coronado con el lauro de los vencedores, comienza
a caminar en vida por las regiones siderales. T u inspiración y
tu gloria, oh Antonio, durarán lo que duren los siglos. T u fama
será eterna y tu nombre volará de boca en boca mientras haya
sabios en el mundo."
El mismo Nebrija se da a sí mismo, como veremos, el tí-
IV.—NEBRIJA, POETA
203
tulo de poeta en una felicitación de Reyes dirigida al Rey Católico: Ule ego sum vates tuus... Ergo concedas vati prœmia
iusta tuo. Señal de que todos sus contemporáneos le reconocían
ese título.
El año 1491 reunió el bachiller Vivanco todas las poesías
originales de Nebrija y las imprimió en Salamanca, formando
con ellas un opusculito de diez hojas de 18 por 12 centímetros,
con la signatura a*. La colección no lleva título ninguno especial. Comienza por el Epithalamium, cuyo título va en tinta
roja, y termina con una nota en que se dice que "las poesías
contenidas en este opúsculo son de Antonio de Nebrija, poeta
y orador excelentísimo entre todos los de su tiempo, y que
como andaban dispersas por una parte y por otra, las reunió
Vivanco, siguiendo las indicaciones del autor, y las hizo imprimir con todo esmero, para que la virtud, que en ellas se celebra y estaba antes obscurecida, brille en adelante con todo
su esplendor y sea conocida de todo el mundo". Impressa uero
sunt Salmaticaz Anno A natali / christiano.
M.CCCC.XCi.
Idibus Iuliis. // Finis // Deo grattas.
El contenido de este opúsculo es el siguiente:
I.—Epithalamium in nuptiis Clarissimorum lusi / taniae principum
Alphonsi ac helisabethae / Iunioris: quod Antonius nebrisséñ in ipsa dierum festorum celebritate praesens lusit.
Este título va en tinta roja, y sirve de encabezamiento a
todo el opúsculo.
Empieza: Nunc sacer orbis amor, qui nectís semina rerum
Acaba: Destituor subito lumina fixus humi.
II.—Antonii nebrissensis salutatio ad patriám multis / ante annis
non uisam, & memorata infantia sua: / facta quoqz excusatione tam longae morae pollicetur se / post eméritos suae proféssionis annos in patriam rediturus
26 dísticos
Emp.: Salve parua domus: pariter saíuete penates
Ac: Orbatus saltern lumine: morte fruar.
III.—De patriae antiquitate fertilitateqz / éius: & parentibus auctoris.
26 díst.
Emp.: Est locus hesperiae qua bethis arundine clnctus
Ac: Sed studiis nostris illa perennis erit.
204
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
IV.—Salutatio ominalis ad ferdJnandum / regem in die Calendarum Ianuarii. / In persona pueri cuiusdam
11 disL
Emp.: Salue cura dei regum iustissime rector
Ac: Ominibus laetis totus ut annus eat.
V.—Ad eundem in epiphania domini
Ule ego sum uates tuus o clärissime regum
Qui tibi pradixi carmine cuneta meo.
Idem ego res gestas describâm versibus. ergo
Concedas uati praemia iusta tuo.
VI.—De emérita restituta
13 dist.
Emp.: Quid non longa dies uertit mutatqz uetustas?
Ac: Nomina delerunt 6 genus & patriam.
VII.—Ferdinandi ac helisabethae hyspanie regum / clarissimorum
profectio ad. D. Iacobum
77 hexámetros
Emp.: Ut res callaicae siluerunt: próxima iustis.
Ac: Cum mahumete suo nostris pellemus ab oris.
VIII.—Ad uirginem eandemqz matrem dei mariam / cui aedes in agro
salmanticensi dicata est.
11 dist.
Emp.: Nulla sit ut mundi quae tibi non serviat ora.
Ac: Diua regas urbem prospitiasqz tuam.
IX,—De traiani caesaris ponte
4 dist.
Emp.: lam tagus abstulerat gemina comniertia terrae
A c : Militiae prœsul sed benedictus habet.
Χ.—De statua Amaltheaé
3 dist.
Emp.: Copia sum terrae frugumqz benigna creatrix
Ac: Debita pro mentis mumera ferte mihi.
XI.—Epitaphium in sepul / crum ducis Albani
4 dist.
Emp.: Conditus hie ego sum Garsias gloria gentis
Ac: Quae mihi post ilium pignora multa dédit.
XII.—Epigramma eiusdem
Emp.: Marchio duxqz fui primus, nam Cauria nomen
Ac: Unde meus nomen nunc Fredericus erit.
XIII.—Eiusdem.
Garsias situs est hie dux & marchio, gnati
Sacrauit pietas: is fredericus erat.
3 dist.
IV.—NEBBIJA, POETA
205
XIV.—Eiusdem.
Alba dédit magnum: magnum quoqz cauria nomen:
Castraqz cesserunt parta labore meo.
Successit tântis rebus mea ue'ra propago:
Quae me sic meritum contumulauit humo.
XV.—Epythaphium in sepulchrum ducis albanae
4 dist.
Emp.: Filia quod magni sum principis archithaiassi:
Ac: Viuat ô ille precor. bustaqz nostra colat.
XVI,—Epigramma in fronte sacelli diui leonârdi.
3 dist,
Emp.: Quisquís in hanc diui leonardi ueneras aedem:
Ac: & patri 6 matri fratribus atqz sibi.
XVII.—Epigramma ad. G. ducem Albanum
3 dist.
Emp.: Vt cereri fruges ut bacho dulcia musta,
Ac: Excipis hospicio muneribusqz datis.
X V I I I . — I n epithaphium suum
Pcenituit multos uanae sterilisqz cathedrae,
Sicut in antonii funere quisqz uidet.
XIX.—In opertorium archiepiscopi.
Esse licet soleam clari uelamen honoris
Tegmentum lauti non pudet esse thori.
X X . — I n blaesum
Quid tibi, cum musis? quid cum sermone latino
Cui dédit os blaesum difficilis genius?
Nam tu cum strides: nee énim uox ista uirilis:
Tunc te posse loqui, posse tacere ne'gas.
XXI.—In eundem
Cum nihilum dicas, dicis te dicere semper:
Et sine dico hiscis uix tria uerba miser.
Cum sis tam blaesus, quae est ista libido loquendi?
Die aliquid, aut die simpliciter taceo.
XXII.—In isagogicon cosmographiae ad lectorem
11 dist,
Emp.: Si primos aditus elementaque cosmographiae
Ac: & magnas grates si pius esse uoles.
El a ñ o 1496 publicó N e b r i j a o t r a colección d e versos titul a d a Vafre dicta philosophorum
ex Diogene laertio, que quiere
206
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
decir: "Dichos agudos de los filósofos, tomados de Diogenes
Laertio." En esta colección aparecen de nuevo el Epthalamium,
De patriae antiquitate, Salutatio ad patriam suam, De profectione Regum Compostellam, la poesía que vimos antes de Pedro Mártir y la contestación de Nebrija. Esta colección se imprimió muchas veces, unas separada, y otras formando parte
de las Introducciones Latinas; unas con comentario y otras sin
él. Las comentadas llevan el título de Sapientum dicta. A éstas
hay que añadir algunas poesías sueltas, como la titulada Ad
Artem suam auctor, que apareció al frente de las Introducciones en la edición de 1495, y se reprodujo después en casi todas
las ediciones, comentada por el mismo Nebrija.
Comencemos por la primera colección.
E L " E P I T A L A M I O " . — E l lugar y la fecha del Epitalamio
son
conocidos. Las bodas de la Princesa Isabel (la más joven, como
dice Nebrija, para distinguirla de su madre), con el Príncipe
don Alonso de Portugal, se celebraron en Sevilla el 1S de abril
de 1490. "Estando la corte en Sevilla en el mes de abril, dice
Andrés Bernáldez, se celebró el matrimonio de la Infanta doña
Isabel con el Príncipe don Alonso de Portugal, a la cual el Rey
don Juan de Portugal envió a demandar a el Rey y la Reyna, e
a ellos plugo de se la otorgar, e celebróse el desposorio por escriptura e anillos por los embaxadores, el día de Quasimodo, a
diez y ocho días del mes de abril de 1490 anos. Fueron hechas
en Sevilla por ello muy grandes fiestas, e justas, e torneos por
los caballeros cortesanos de estos Reynos, e justó el Rey, e
quebró muchas varas... Estuvieron presentes al matrimonio los
grandes de Castilla, e a las dichas fiestas el Cardenal de España Arzobispo de Toledo, don Francisco González de Mendoza, el Duque de Medinaceli, el Duque de Medina-Sidonia,
e el Marqués-Duque de Cádiz, e otros muchos Condes, e
grandes señores, e ricos hombres. Duraron las fiestas hasta
el día de Santa Cruz de Mayo. Estaba en Sevilla entonces
con su padre e madre el Príncipe don Juan e las Infantas doña
Juana, e doña Cathalina e doña María. Este fué el primer
placer que el Rey e la Reyna ovieron del matrimonio de sus
hijos." (Crónica, cap. X C V . )
Lo que no sabíamos era que Nebrija había recitado en
aquella ocasión esta poesía. Nos quoque, dice en el comentario que hizo de ella, cum ipsa nuptiarum celebritate praesentes
IV.—NEBRIJA, POETA
207
essemus, hoc Epithlamiun lusimus. "Yo también me hallé presente a aquellas bodas y recité en ellas este Epitalamio."
La poesía tiene dos partes: en la primera canta Nebrija
la felicidad de estas bodas y los bienes que de ellas se han
de seguir; en la segunda introduce a la musa Urania, que revela al poeta la futura prosperidad de los dos reinos peninsulares, unidos con esta nueva alianza de paz. Por eso comienza
el poeta invocando a los dioses de la paz; "Ven, sagrado
Amor, que juntas los principios de todas las cosas y los mantienes unidos con eternos lazos"; en lo cual imitó aquellos versos de Lucano;
Nunc ades aeterno complectens omnia nexu,
O rerum mixtique sálus, concordia mundi
Et sacer orbis amor.
(Lucano, Farsalia, IV, w . 189-191.)
Que el Amor es el dios de la paz lo dice también Propercio:
Pacis Amor deus ést, pacem veneremur amantes.
Con el Amor deben venir sus perpetuas compañeras; la
Fidelidad, la Paz y la Concordia, que no suelen faltar donde
hay amor.
Nunc, sacer orbis Amor, qui nectis semina rerum
Omnia, et aeterno foedere cuneta tenes,
Hue ades, atque Fides, Pax et Concordia tecum
Assiduae comités, virgineusqué chorus.
"Otros, continúa, cantarán el epitalamio e invocarán al
dios de la naturaleza y de la generación, a Juno, sacris quae
praesidet alma maritis, y a Talaso o Himeneo, repitiendo como
Catulo :
lo Hymen Hymenee Hymen, adés o Hymenee.
"Bullan las farsas y los juegos a la manera de los sabinos;
arrójense con profusión a la multitud nueces y monectas. Todo
eso está muy bien; pero yo debo cantar cosas mayores, que
a todos nos conviene recordar en estos momentos. Canto, pues,
la alianza de dos grandes reyes, los destinos de dos pueblos que
nada ni nadie podrá ya desunir.
203
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITEBARIA
"La negra discordia se había enseñoreado de España durante muchos años, y no se veía ya un rayo de esperanza por
ninguna parte. La infernal Megera había metido en todas partes el fuego de la discordia. El conde y el marqués no respetaban al duque, ni los soldados al conde, ni el maestre al mismo rey; la disciplina militar estaba por los suelos; no había
justicia en la tierra, ni orden ni piedad. Así estaba el mundo
cuando los gigantes declararon la guerra a Júpiter y a todos
los dioses, y así estaba también cuando el antiguo Caos tenía
aún confusos los gérmenes o principios de las cosas. Aquello
era un verdadero infierno. Al fin se compadeció Dios de nosotros, y vino en nuestra ayuda. Cada banderizo se retiró a
sus tierras, y el orden reinó en todas partes. Entonces volvió
a la tierra la virgen Astrea, y con ella se inició una nueva era
de paz. España se recobró a sí misma merced a una concordia, como no la habían visto jamás ni Aníbal, ni Viriato, ni
Argantonio en sus ochenta años de reinado, ni los romanos en
los siete siglos que dominaron en España, ni los godos en los
días del rey Rodrigo. M a s para que con el tiempo no se turbase aquella concordia, ni la misma muerte pudiese romperla,
la prudencia de los Reyes se apresuró a asegurarla con una
alianza matrimonial, casando a una de sus hijas con el futuro
rey lusitano, alianza mucho más segura que las que solían
hacer los romanos matando una puerca joven a vistas de sus
enemigos. Tal fué, si es lícito comparar las cosas pequeñas con
las grandes, la vista del arco iris, puesto como signo de paz
entre Dios y los hombres después del diluvio, cuando la tierra volvió a aparecer como antes en todo su esplendor."
En la segunda parte quiere adivinar el poeta el resultado
de estas bodas; pero como esto es muy difícil, invoca a la
musa Urania, que por el conocimiento que tiene de los astros
puede adivinar las cosas futuras. "Dime, Musa: ¿cuál será
el resultado de estas bodas? ¿Qué porvenir se descubre a la
luz de estas antorchas? ¿Qué se prepara con esta alianza tan
importante? Respondió Urania: Paz Augusta [ahora Badajoz], cuyo nombre recordaba en otro tiempo la paz que concedió en ella César Augusto después de apaciguar a los españoles, cuando vea firmarse ahora esta alianza cerca de sus
muros: "Este sí que es, dirá, augurio de paz, y de paz duradera." Porque el Príncipe lusitano, teniendo seguras las espaldas y segura la palabra de su suegro, extenderá sus conquis-
IV.—NEBBIJA, POETA
2G9
tas por los mares de Occidente... Cuando el Rey Católico
termine esta guerra, que para tanto bien de la patria, para
tanta gloria nuestra y de nuestra fe emprendió y lleva adelante con tanta felicidad, su augusta esposa visitará el sepulcro
del Apóstol guerrero y vencedor, edificará templos a los santos y ofrecerá a Dios incienso purísimo. Mientras el Rey prepara una nueva guerra y reúne las tropas con que ha de pasar
el Estrecho, se dedicará ella a reformar los hombres y las costumbres con leyes prudentísimas. Después, mientras el Rey recorre los campos de Libia y extiende sus fronteras hasta el
mar, y pasea por todo el orbe sus victoriosas banderas y vuelve a su patria cargado con los despojos de los pueblos vencidos: atenta la Reina al nuevo orden de cosas y a la organización de los reinos futuros, levantará una obra inmensa para
la posteridad. Y para que todo proceda como es debido, el
Rey atenderá a los negocios exteriores, y la Reina a los interiores; y cuando los dos sean ya muy viejos, tendrán en sus
dulces hijos el descanso apetecido. Sus hijas serán esposas de
reyes y sus nietos serán reyes que se igualarán con las estrellas, y su Juan, fiel trasunto de las virtudes de sus padres,
tomará parte con ellos en el gobierno del Imperio. Dicho esto,
desapareció la Musa porque Dios no le permitía decir más; y yo
me quedé triste con los ojos clavados en tierra."
Como la traducción que precede deja bastante que desear,
pongo a continuación el vaticinio de Urania en su texto
original :
Augusti quondam testantia nomina pacem
Pax augusta tenens, quam secus Ana fluit,
Cum sua conspiciét sub moenia foedus iniri,
Aeternae pacis nunc magis omen erit.
Nam lusitanus Princeps secura videbit
Cum sua terga metu, consocerique fidem,
Armatas classes et multo milite plenas
In maré deducet, sol ubi mergit equos.
Et tibi subiiciet, quaecunque est insula ponto,
Aethiopes pariter Barbaricumque sinum.
Caesaris at vestri tibi nunc ingentia rerum
Et simul Augustae coniugis acta canam.
Reliquias belli postquam confecerit ille,
Quod bene susceptum pro patria fuerat,
Quod bene pro sociis et nostrae gentis honore
Quod bene pro Christi religionè fuit.
Hace pia victori persolvet vota Iacobo.
KBBBIJA.-—14
210
SECUNDA PARTE.—ACTIVIDAD
LITERARIA
Divis templa dabit, mascula thura Deo.
Dum tarnen ille parat bellum, reficitque cohortes
Quas vehat Herculeum traiiciatque fretum.
Haec mores tandem patriae desuetaquc corda
Componet certis legibus atque modis.
Dum que oras Libyae cursim peragraverit ille,
Atque sui iuris utraque Syrtis erit,
Denique dum victor totum lustraverit orbem.
Deque triumphatis hostibus arma refert,
Haec intenta novis rebus regnisque futuris.
Extruet immensum posteritatis opus.
Utque domus ratio constet sibi totaque quadret.
Rem geret ille foris, res aget ista domi.
Sed cum longa dies senio confecerit ambos,
Dulcibus in natis omne levamen erit.
Uxorcs regum natas regesque nepotes
Conspicient laeti, sideribusque pares.
Ioannesque suus tantae pietatis imago
Imperii consors et moderator erit.
Et procul ex oculis evanuit. has modo voces
Urania fudit; presserat ora deus.
Atque ego, qui fucram auditurus plura libenter.
Destituor subito lumina fix us humi.
SALVE, CASITA MÍA.—La poesía más antigua y quizá la mejor de todas, es la segunda. Como ya dimos una muestra de ella
en el primer capítulo, y la pondremos entera al fin de éste con
el comentario del mismo Nebrija, no nos detendremos aquí a
analizarla. "Linda vena tuvo Nebrija, dice Palmireno, en retratar su patria con los elegiacos azucarados." Con sólo enumerar los recuerdos de su infancia produce Nebrija en el lector un
agrado y una ternura dulcísima, que no suelen producir otros
poetas del Renacimiento. El mismo latín, tan puro y tan castizo, es aquí transparente como el cielo de Andalucía. ¡Qué diferente del enrevesado y difícil de Mártir y Marineo!
Hic primun rosei vitales luminis auras
Carpsimus, hic nutrix ubera prima dedit.
Hic mihi nascenti primun risere parentes,
Vagitusque nieos audiit iste locus.
Hic fuerant cunac, quae me sopiere iacentem,
Hic cecinit mater carmina dum vigilo.
Ex eolio patris onus hic praedulce pependi,
Et matris gremio sarcina grata fui.
Repsimus hic pueri; brevis haec tulit arca primun
Quadrupedem, teñeras sustinuitque manus...
IV.—NEBBIJA, POETA
211
" N o m e digas que soy un ingrato porque he tardado tanto
en volver, pues si me hubiera quedado aquí sin hacer nada, tú
hubieras quedado en la oscuridad quizá por muchos años, y
mi nombre no sería conocido, mientras que ahora, gracias a
las letras que he aprendido, vivimos los dos en la memoria de
los hombres y seremos famosos por muchos siglos."
D E LA ANTIGÜEDAD DE LEBRIJA.—-Ya que había hecho famosa a su patria, quiso darla a conocer, contando su origen, y
eso fué lo que hizo en la tercer composición, de Patriae, anti~
quítate, etc.
Haud procul hinc colitur muro Nebrissa vetusto
Quam Bacchus posuit littus a d oceani.
Cuentan que el hijo de Sémele, después de su victoria sobre
el Ganges, invadió los pueblos belicosos de Hesperia, y habiendo perdido a su compañero, que dio nombre a Lusitania, se
dirigió a las costas de Calpe, y yendo en su carro por aquellas marismas inhospitalarias, llegó a un cerro, que los naturales llaman Fontinalia, y ahora pertenece a la orden de San
Benito. Al ruido del agua engrilló las orejas el tigre delantero, y moviendo alegremente la cola, se adelantó a los demás,
mostrándoles el camino. Apagaron todos su sed en el manantial. A Baco le agradó aquel lugar y fundó allí un pueblo que
se llamó Nebrissa, de Nebris.
En la exhortación al benévolo lector, que estampó al frende la historia de los Reyes Católicos, pone Nebrija un resumen de las Antigüedades de España, que pensaba escribir. Refiriéndose a la fundación de Nebrija, dice lo siguiente:
Ante excidium Troiae annos prope ducentos, quo tempore Israeliticum populum iudicabat Debora cum Baracho, qui fuit ante salutem christiànam annus millesimus circiter quadringentesimus, Dionysius, qui et
Liber patér est cognominatus, cum exercitu in Hispaniam venit, non tam
dominationis cupiditäte, quam ut parem gloriam reportaret ei quam ex
superata India retulerat. Itaque victor nullum aliud sui adventus apud
nos vestigium re'liquit, quam quod in Boetica inter aestuariâ Baetis fluminis Nebrissam patriara meam condidit quodque ex Lysia itineris sui comite ac socio Lysitaniam appellavit, àtque ut in aliis multis, ypsilo verso
in u vocalem, postea cognominäta est Lusitania.
En el capítulo II del libro I de la Gramática Castellana, repite lo mismo, y en
cuanto al nombre dice que Nebrissa se llamó así (y lo repetirá luego en el comentario) de las nebrides, que eran pellejos de gamas de que usaban en los sacrificios
de Baco.
212
SEGUNDA PABTE.—ACTIVIDAD LITEBABIA
Cuando la invasión sarracena, Lebrija fué devastada por
los moros. Reconquistáronla los españoles en tiempo de San
Fernando y la reedificaron, como se ve el día de hoy.
Hic domus, haec patria est; hic me génuere parentes
Ingenui, et media conditione pares.
Nam mihi Ioannes pater est, Caterinaque mater.
Debemus patriae, plus tamen illa mihi.
Illa mihi dédit hune vitae mortalis honorem;
Sed studiis nostris illa perennis erit.
"Esta es mi casa y ésta mi patria. En ella nací de padres
hidalgos, ambos de mediana condición, llamados Juan y Catalina. Mucho debo a mi patria; pero más me debe ella a mí.
Ella me dio esta vida mortal; yo la he hecho a ella inmortal
con mis estudios."
cuarta composición es una felicitación de año nuevo, que Nebrija envió al Rey Católico. De suyo,
estas felicitaciones se daban el día de Reyes; pero se ve que
empezaban ya a darse también el día de año nuevo. Como los
Reyes invernaron en Sevilla el año 1489, Nebrija, que estaba
entonces allí, debió de enviar esa poesía al Rey Católico el primer día de enero del año siguiente. Apolo envía al Rey un adolescente, que le anuncia de parte del dios que vivirá largos años
y sujetará a su imperio todas las gentes. La idea tan española
de que el Rey Católico conquistaría todas las tierras de infieles y establecería el imperio universal, aparece aquí muy clara,
lo mismo que en el Epitalamio. "¿Quién no ve, decía en la His~
torta de los Reyes Católicos, que, aunque el título del Imperio
está en Alemania, la realidad de él está ya en manos de los
Príncipes españoles, que dueños de la gran Italia y de las islas de Nuestro Mar, tratan ahora de llevar la guerra a Africa, y siguiendo con sus escuadras el movimiento del sol, han
llegado ya a las puertas de la India? Y no contentos con esto,
explorada ya gran parte del Nuevo Mundo, están a punto de
redondear el planeta, juntando el límite occidental de Africa
y España con el frente oriental del orbe de la tierra" (1).
FELIZ AÑO NUEVO.—La
(1) Nunc vero quis est qui non ïntelligat, quamquam titulus imperii sit in Germania, rem tamen ipsam esse penes Hispanos Principes, qui Italiae Magnae atque Maria
Nostri insularum domini, iam moliuntur bella in Africam transmittere, atque missis classibus, caeli motum secuti, iam pertingunt ínsulas Indorum populis adiacentes. Neque eo
contenti, alterius orbis magna parte explorata, parum abest, ut Hispaniae atque Africae
finis occiduus cum orbis terrarum fronte orientali adiungatur. (Exhortatio ad lectorem.)
IV.—NEBRIJA, POETA
213
Voy a copiar entera, sin traducirla, esta felicitación de
año nuevo, para que se vea la familiaridad con que trataba
Nebrija al Rey Católico. Los versos son tan claros como convenía que fuesen para que los entendiese don Fernando, que
no estaba muy fuerte en latín:
Salve cura Dei, regum iustissime rector,
Quo regnum Hespériae sospite, sospes erit.
Cui mahumeteos portendunt fata triumphos
Atque repurgandae relligionis opus.
Namque tibi vátem magnus me misit Apollo,
Ne'e puerum spernas, non nisi iussa cano
Ule senis pylii promittit Néstoris annos
Deque triumphatis hostibus arbitrium.
Cumque tuis pedibus nostrum subieceris orbem,
Atque satis patriae vixeris, astra petes,
Astra petes serus dulcí cum coniugé postquam
Cum mauris numidas in tua régna dabis.
Intereâ coeptis quod restât iunge tropheis,
Qui sequitur foelix ut prior annus erit.
Desinet antiquos mirari longa vetustas,
Nec conferrè volet saecula prisca novis.
Resque tuae gestae superabunt facta priorum
Et titulis cedent saecula prisca tuis.
Nam licet his referas quidquid scripsere poetae,
Quidquid et historic! conuenit ( 1 ) esse minus.
Háec ego vaticinor Iani ventura calendis,
Ominibus Iaetis tótus ut annus eat.
El día de Reyes envió al Rey otros dos dísticos confirmando lo dicho en la felicitación de año nuevo, y pidiéndole el
aguinaldo.
Ule ego sum vates túus, o clarissime regum,
Qui tibi praedixi carmine cuneta meo.
Idem ego res gestas describam versibus; ergo
Concedas vati praemia iusta tuo.
A LAS RUINAS DE MÉRIDA.—Contemplando las ruinas de
Mérida, sintió Nebrija la caducidad de las cosas humanas, y
cantó las ruinas de la Emérita de Augusto como más tarde Rodrigo Caro las de Itálica. "Todo se muda con el tiempo y perece con los años. ¿Qué estabilidad pueden tener las cosas hu(1)
El impreso pone conucuit
m
SEGUNDA PARTE.—AÇTTYIDAP LITEBABIA
manas? Aquí donde está ahora Mérjda estuvo en otro tiempo
Ja famosa Emérita, que dio Augusto en premio a sus soldados
eméritos o veteranos, para que la poblasen, y cultivasen sus
campos. Estas despedazadas moles que ves y estos cimientos
descarnados, en que ha desaparecido la argamasa, pero no la
forma circular, eran el circo donde el pueblo y el senado presenciaban las luchas de los gladiadores. Aquí donde está ahora el podio y las gradas y las tribunas, estuvo en otro tiempo
la escena, conocida de trágicos y cómicos, donde se representaban las farsas del teatro. Aquí donde se alza este pórtico con
sus altas columnas corroídas y desgastadas por las inclemencias del tiempo, estuvo el palacio de la Curia, donde el senado
daba leyes a la plebe y le comunicaba sus mandatos. Aquí donde está ahora el circo con su suelo de mosaico, en esos dos estadios, que ves, y en esa naumaquia, se celebraban los juegos
circenses, curules y navales. Ese gran arco que se alza en medio de la ciudad y que el pueblo llama sin fundamento arco de
triunfo, fué en otro tiempo el monumento de un ilustre ciudadano; pero los años borraron su nombre, su patria y su linaje."
Aun traducida así a la ligera esta composición, parece un
primer esbozo de la famosa canción A las ruinas de Itálica.
No diría yo que no lo fuera, o por lo menos que no la hubiera tenido presente Rodrigo Caro, al escribir aquella grandiosa elegía. La semejanza de las dos composiciones salta a la
vista. La de Nebrija, aunque mucho más breve, contiene ya en
germen todos los elementos que desarrolló Rodrigo Caro.
Hic ubi disiectas moles et calce soluta
Fundamenta vides, orbiculata tamen.
Amphitheatrales populus pariterque senatus
Spectabat ludos. innumerasque feras,
Hic ubi nunc podium est, et in orbes semireductos
Surgentes gradus atque anabathra vides,
Scaena fuit quondam tragedis atque comedís
Nota théâtrales exhibuitque iocos.
siguiente poesía
debió de escribirla Nebrija el año I486, con ocasión de la romería que hicieron ese año los reyes a Santiago. "Una vez pacificada Galicia, dice, el primer cuidado de los Reyes fué cumplir el voto que habían hecho de ir en peregrinación al sepulROMERÍA DE LOS REYES A SANTIAGO.—-La
tV.—NEBBIJA, POETA
215
<xo de Santiago, Patron de España, al cual acuden los españoles en todos sus peligros, y lo miran como su numen tutelar
en las batallas. Dicen que después de la Ascensión del Señor
fué este Apóstol el primero que cayó a manos de Herodes, y
que sus discípulos determinaron dejar aquellas tierras crueles,
llevando consigo el cuerpo de su Maestro. Acomódanlo en una
barca, sin saber adonde los lleva la Providencia. Navegando
así, sin remeros, por Nuestro Mar, con viento favorable, arribaron a las playas españolas junto a Calpe. Desde allí, pasando las espumosas olas del Estrecho de Hércules y los senos
del Océano al impulso del Austro, llegaron felizmente a un
puerto de Galicia, y allí se detuvieron."
Tampoco esto parece que tiene nada que ver con la oda
a Santiago de Fray Luis de León; pero en la forma que lo
pone Nebrija, no hay duda que algo pudo influir en aquella oda.
Naraque fcrunt Christro celesti sede recepto ( 1 )
Et sociis toto dimissís orbe, cruenti
Hunc primtin Herodis iussti cecidisse tyranni (2)
Discipuli vero fientes regemque perosi
Et genus et patriam, crudeles línquire terras,
Et mortis Domini testis caesique magistri
Constituunt. Ergo cymbae ¡mposuere cadaver
Incerti quo fata [erant, ubi sistere detur.
Perqué maris nostri fluctus, sine remige vecti,
Hesperiam Calpen Euro tenuere secundo.
Inde per tierculei spumosas gurgitis undas
Océanique sinus Austro impeliente feruntur,
Artabriae donee portus tetigere repostos (3).
(1)
Apenas que subido
lo viste al cielo ya de ti partido.
{2)
Osa el cruel tirano
ensangrentar en ti su injusta espada.
(3)
Por las tendidas mares
la rica navecilla va cortando...
Ya pasa del Egeo,
vuela por el Ionio...
y por llegar a nuestro mar se aqueja.
Esfuerza, viento, esfuerza,
Hinche la santa nave, hiere en popa.
El curso haz que no tuerza
do Abila casi topa
Con Calpe hasta llegar al fin de Europa.
216
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
A visitar el templo del Apóstol acuden, no sólo los españoles, sino los extranjeros de todos los países.
Templumque Iacobf.
Non modo finítimi, sed qui sunt orbe remoto
Bethicolae magna cum religione fréquentant.
Cantaber et vascon, britones atque britanni,
Et cum ivernae cultoribus íncola thyles.
Teutones et galli. graeci paritcrque latini
Et quaecunque manet gens nato conscia Christo (1).
Después de los Santos Lugares y de la tierra humedecida
con la sangre de los Apóstoles Pedro y Pablo, no hay en el
mundo lugar tan venerado como el sepulcro de Santiago. Allí
se ven colgadas cadenas de cautivos, grillos, esposas, tablas y
bustos de cera, que atestiguan los milagros que ha hecho el
Apóstol. El Rey y la Reina adoran al Patrón de España, ofrécenle sus dones, y la Reina le promete que si entran en Granada, le edificará un templo en medio de ella, y arrojarán de
España a Mahoma con todos sus secuaces.
Quod si forte meí manibus superata mariti
Atque tuo nutu Granatae moenia cermam
Ipsa meis oculis, media tune urbe dicabo
Templa tibi, ritusque sacros, gentemque nefastam
Cum mahumete suo nostris pellemus ab oris.
A LA VIRGEN DE LA VEGA.—Salamanca te ha consagrado
esta mansión en medio de la Vega a orillas del Tormes, para
que no haya en el mundo parte alguna que no esté consagrada
a tu culto, ni hombre alguno que no confiese que eres Madre
de Dios. Como el cielo se goza con tu presencia, oh Virgen dulcísima, así el mar y la tierra se alegran con tu imagen. Todas
las islas, aun las más apartadas, edifican templos en tu honor;
(1)
De tu virtud divina
la fama que resuena en toda parte.
siquiera sea vecina,
siquiera mas se aparte.
a las gentes conduce a visitarte.
F.l áspero camino
vence con devoción, y al fin te adora
el franco, el peregrino
que Libia descolora,
el que en poniente, el que en levante mora.
IV.—NEBKIJA, POETA
217
todos los faros te miran como a una deidad. No hay puerto, ni
ensenada, ni costa, ni paraje alguno cerca del mar que no te
venere en algún santuario. En las ciudades, en las aldeas, en
los mismos desiertos hay siempre algún templo y alguna ermita dedicada a tu nombre. Habitas en las profundidades de
los valles y en las cimas de las montañas, en los bosques sombríos y en las llanuras cultivadas. Venus, Juno, Minerva, Diana han desaparecido ya al conjuro de tu nombre. Ceres y Telus
han abandonado sus campos, las ninfas sus ríos y las dríadas
sus bosques. Postrados a tus pies te pedimos, oh Virgen de
la Vega, que ya que eres la Reina de cielos y tierra y todos
te veneramos, y defendemos tus privilegios, gobiernes y protejas a esta tu ciudad."
He aquí una oración sencilla y devota, en que las mismas
alusiones paganas aumentan el efecto religioso.
La composición titulada De Traíni Caesaris ponte no tiene
cosa especial. El Tajo había cortado el comercio entre las tierras de Lusitania; pero el Emperador Trajano tendió un puente sobre el río y restableció la comunicación entre ambas orillas. Ya, aunque el aurífero Tajo se enfurezca, no podrá echar
abajo esta mole (1 ).
La titulada De Statua Amaltheae y las dos últimas dedicadas a don García de Toledo, bastará copiarlas por ser de
Nebrija:
Copia sum terrae frugumque benigna creatrix,
Impleo quae foélix ubere cuneta meo.
Omnia cui debent, quod spirant quodque moventur
Quodque voluptates mille ministrat humus.
Vos igitur, cives, colitis, qui célica castra,
Debita pro mentis muñera ferte mihi.
Epitaphium in sepulcrum Ducis Albani.
Conditus hie ego sum Garsias gloria gentis
A Toleto ductae, pars quoque magna fui.
Cui dedit Alba ducis magni cui Cauria nomen
Principis, et locus a cornice nomen habens.
(1) En algunas ediciones del Vocabulario, verbigracia, en la de Amberes de 1553,
se copia en la última hoja la inscripción de este famoso puente llamado de Alcántara:
IMP. CAES. D. NERVAE TRAIANO. AVG. GERMÁNICO. DACICO. PONT.
MAX. TR. POT. COS. IMP, V. PP.; los municipios de Lusitania que lo construyeron,
a saber: los turdetanos, los lancinenses, los opidanos, los trancudanos, los meidubricenses, los colarnos, los aravos y los présures; y se copian, finalmente, los seis dísticos
que había en un oratorio cercano, donde se decía que un tal Lácer había construido
el puente y el oratorio y los había consagrado a los dioses romanos y al César.
SECUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
218
Hoc me foelicem prestat, successor et liaeres
Tantarum rerum quod Fredericus ent.
Quem primum genui, clara de stirpe Maria.
Quae mihi post ilium pignora multa dédit.
Epigramma
eiusdem.
Marchio duxque fui primus, nam Cauria nomen
Illud prima dédit, hoc tarnen Alba facit.
Accessit titulo cornicis nomine vallis.
Et quae cesserunt plurima castra mihi.
Contigit et coniux praeclaro sanguine regum
Unde meus nomen nunc Fredericus habet.
palabras sobre la colección titulada In vafre dicta philosophorum, o Sapicntum dicta vafre et
acutissime, como se llamó después. Esta colección la publicó
entre los años 1496 y 1499, en que fué Obispo de Badajoz don
Juan de Fonseca, al cual va dedicada. Su contenido lo indica el mismo título, y más claramente lo que añade en la dedicatoria, ex Diogene Laertio potissimum collecta. Es, como se
ve, una serie de dichos y hechos de los antiguos filósofos, sacados de las Vitae et placita clarorum philosophorum del historiador de la filosofía griega, divididos en tres libros. En el
primero trata Nebrija de los sabios propiamente dichos, que
son los siete de la fama; en el segundo de los filósofos de la
escuela jónica, y en el tercero, que no llegó a escribir, de los
filósofos de la escuela itálica. De cada uno pone al principio
en prosa los datos biográficos que se conocen, y luego, en dísticos, sus hechos y dichos, procurando encerrar cada sentencia en un solo dístico. Véanse algunos.
En las imágenes del escita Anacarsis ponían esta sentencia:
SAPIENTUM DICTA. — D O S
Fac tribus abstineas: lingua, ventre, pudendis.
Ipsius inscribunt semper imaginibus.
DE CLEOBULO.
Egressure domo tecum prius ipse voluta
Quid facturus eris, quid quoque non faciès.
Retuleris cum forte pedem, tecum acta recense.
Quid recti, quid non feceris ipse boni.
IT.—NEBRIJA, POETA
215
DE SOCRATE ALOPECENSI.
Solus, ait, bonus est, cuius sapientia fulget,
Solum ignorantem credidit esse malum.
Non generis splendor, ñeque opes fâmulantur honesto.
Quin etiam multis causa fuere mali...
Discebat fidibus dicens: Dum tempus habebis,
Fac ne quod nescis discere te pudeat.
Principium facti, dicebat, maxima res est,
Idque scio solum quod nihil ipse scio.
DE ARISTIPPO CYRENEO.
Sciscitanti quid habent sapientes amplius, inquit,
Si tollas leges, possumus esse boni.
Doctus ab indocto quo distat? Intulit ille:
Quo frenatus equus distat ab indómito,
Rursus ab indocto doctus quo distat? Utrumque
Mittis ad ignotos, experieris, ait.
Como se ve, Nebrija no hizo más que poner en verso las
sentencias de los filósofos. Con este libro se propuso, sin duda,
sustituir en las escuelas de latinidad los llamados Libros Menores, de los cuales sólo halló indulgencia con él el Catón.
Con el mismo fin se imprimieron los dísticos de Verino, quee
claudunt gyro grandia sensa brevi, a los cuales añadió Juan
Sobrarías, en la edición de Zaragoza de 1510, algunos otros
de Luis Bigi y de Platini y otros sesenta y seis propios, todos
de materia religiosa y literaria y de forma enteramente clásica. Del mismo Diógenes Laercio y de otros autores antiguos,
griegos y romanos sacó Erasmo sus Apotegmas, que tradujo al castellano Juan de Villava. El libro de Erasmo no es propiamente escolar, sino erudito.
Es muy de notar, como digo en otra parte, el cuidado que
ponían nuestros humanistas, de acuerdo con los reyes y prelados, en que los libros escolares fuesen puros en la doctrina
y en la lengua. Nebrija dio en esto un ejemplo admirable. No
sólo se prestó a corregir y glosar las oraciones, las epístolas,
los himnos eclesiásticos y las poesías de los poetas cristianos
Arator, Juvenco, Sedulio y Prudencio, sino que compuso por
su cuenta libros como este de las sentencias de los antiguos filósofos y poesías propias que pudiesen sustituir en las escuelas
a los antiguos centones, que no servían por la mayor parte
sino para envolver especias, como dijo el mismo Nebrija.
220
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Otra cosa también muy de notar, y también la he notado
ya en varios pasajes, es el carácter marcadamente eclesiástico
que tomó el humanismo español, dando a los autores cristianos la importancia que tienen y haciendo que los maestros los
leyesen en las escuelas juntamente con los poetas paganos para
contrarrestar el efecto que podían hacer éstos en los ánimos
juveniles. Con libros cristianos comentados por Nebrija se formó aquella generación de humanistas que no tienen nada que
envidiar a los italianos y alemanes en cuanto a la forma, y supieron hermanar la pureza de la lengua con la de la fe y las
costumbres.
Ahora que comienza a despertar entre nosotros el deseo
de aprender latín y de reanudar nuestra gloriosa tradición humanística, bueno sería que se inspirasen nuestros maestros en
el ejemplo de Nebrija y pusiesen sus libros en manos de los
jóvenes. Por si alguno quiere hacer la prueba, pongo a continuación dos de sus poesías, impresas y comentadas cientos
de veces: el Saludo a su Patria y la Despedida a su Arte. La
primera la compuso Nebrija en Italia, cuando se preparaba a
volver a su tierra (1). De esta poesía hizo un comentario magistral el humanista vallisoletano Francisco Ruiz y otro algo
más breve el maestro italiano Raimundo Palasino. Yo pongo
el del mismo Nebrija tal como lo publicó su nieto, llamado
también Elio Antonio, como su abuelo, en la edición de Sapientum dicta vafre et acvtissime cum glossemate Aelij Antonij Nebrissensis, hecha en Antequera el año 1577. La segunda composición apareció por primera vez al frente de las Introducciones, en la edición de Salamanca de 1495. El comentario es
también de Nebrija.
A última hora he añadido otras dos: La peregrinación de
los Reyes Católicos al sepulcro de Santiago y Las ruinas de
Mérida. Esta última, sin traducción ni comentarios; la primera, con una traducción bastante literal y con el comentario del
mismo Nebrija, tomado del Sapientum dicta. Por mi gusto
las copiaría todas, pero no todos los lectores tendrán el mismo gusto que yo. Los que lo tengan ya saben dónde están las
demás.
(1) Demum reditum faceré intendens ad patriam hanc scripsit elegiam Salve, pat'
va, etc., dice la vida anónima de la edición de Lyón de 1515, escrita seguramente por
Lucio Cristóbal Escobar, discípulo predilecto de Nebrija, que fué el que dirigió aquella
impresión.
ANTONII NEBRISSENSIS SALUTATIO AD PATRIAM SUAM MULTIS ANTE
ANNIS NON VISAM, ET, MEMORATA INFANTIA SUA, FACTA QUOQUE
EXCUSATIONE ΤΑΜ LONGAE MORAE, POLLICETUR SE, POST EMÉRITOS SUAE PROFESSIONS ANNOS, IN PATRIAM REDITURUM
Salve, parva domus, pariter sálvete, Penates
Atque Lares, ortus conscia turba mei.
Hie primum rosei vitalis luminis auras
Carpsimus, hie nutrix ubera prima dedit.
Hie mihi nascenti primum risere parentes,
Vagitusque meos audiit iste locus.
SALUDO DE ANTONIO DE NEBR1JA A SU PATRIA, DE LA QUE HABÍA
ESTADO AUSENTE MUCHOS AÑOS. DESPUÉS DE RECORDAR SU INFANCIA Y DE EXCUSARSE DE TAN LARGA AUSENCIA, PROMETE QUE,
CUANDO SE JUBILE, VENDRA A PASAR EN SU TIERRA LOS ULTIMOS
AÑOS DE SU VIDA
Salve, casita mía, y vosotros también, Lares y Penates, íestigos de mi nacimiento. Aquí respiré por vez primera las auras
vitales, y abrí los ojos a la hermosa luz. Aquí me dio el pecho
la nodriza la primera vez. Aquí recibí, al nacer, las primeras
caricias de mis padres, y este lugar oyó mis primeros vagidos.
Parva domus. Arrogantiam simul et iactantiam fugit more poetarum.
Penates et Lares, dii domestic! erant, id est, qui privatim celebrantur; erant
et publici et praesentes. Turba conscia, id est, testis et praesens, id est,
qui interfuistis meo natali, Martialis: "Infantis domini conscia terra fuit."
Carpsimus auras, id est, spiravimus primum aêrem. Vergilius. Aen.: "auras
vitales carpis." Luminis rosei, i. e., pulchri, quod nunquam ante viderai.
Risere parentes, quia, ut scribit Vergilius in Bucolicis, "cui non risere
parentes, nee deus hunc mensa, dea ne dignata cubili est." Vagitus meos.
Infantum gemitus est vagitus. Vergilius, 6. Aen.: "Continuo auditae voces, vagitus et ingens, infantumque animae fientes in limine primo." Mul~
sere, prius sopiere; sed quia sopio primara producit, sopor vero breviat,
non ausi sumus brevem relinquere. Sit igitur mulsere pro sopiere, nam
222
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Hic fuerant cimae, que me mulsere iacentem;
Hic cecinit mater carmina dum vigilo.
Ex eolio patris onus hic praedulce pependi,
Et matris gremio sarcina grata fui.
Repsimus hic pueri; brevis haec tulit area primum
Quadrupem, teñeras sustinuitque manus.
Hic primum steteram bipes, et crepitacula quassans
Blauditias matri blaesaque verba tuli.
Hic locus infantem paribus colludere vidit,
Perderé, et ancipiti vincere sorte nuces.
Aquí estaba la cuna donde me acostaban; aquí me cantaba mi
madre para que me durmiera. Aquí me colgaba del cuello de
mi padre, y era peso dulcísimo para él, y carga agradable para
el regazo de mi madre. Aquí me arrastré por el suelo; en esta
pequeña era comencé a andar a gatas sostenido en mis tiernas
manos; aquí comencé a hacer pinitos, y agitando el sonajero,
le decía con mi media lengua ternezas a mi madre. Estas paredes me vieron jugar con otros niños de mi edad, y me vieron
cunae cântus sopit pueros. Ex eolio patris, quod infantes faciünt. Ovidius in epístola Hermiones: "Non ego captavi brévibus tua colla lacertis,
non sedi gremio sarcina grata tuo." Vergilius, 4. Aen.: "Ule ubi complexu
Aerieâe colloque pepéndit." Repsimus hic. Primum répsit, deinde incessit
quadrupes, postea bipes. Martialis: "Foelix quae tantis sonuit vagitibus,
et quae vidit reptantes sustitnuitque manus. Quadrupem. Plautus in Assinariá: "Sta quadrupes, ut olim puer." Steteram bipes, i. e. erexi me in
duos pedes. Crepitacula quassans, concutiens machinulas illas, quae faciünt crepitum. Martialis in disticho, cuius index est Crepitaculum: "Si
quis plorator eolio tibi, vernula, pendet, haec quatiant teñera gárrula sistra
manu." Crepundia quoque dicuntur, quae pro amuleto appénduntur pueris in humero, dicta quoque âb eo quod faciant crepitum agitata. Blanditias matri. Ovidius in epístola Hermiones: "Non tibí blandidas primis,
mea mater, in annis incerto dictas ore puella tuli." Quod ergo Ovidius
dixit "ore incerto", nos "blaeso" diximus. Es autem "blaesus", qui literam
in prolatione fraudât, quod infantibus contigit frequenter. Paribus colludere, i. e. cum aequalibus similiter ludere. Horatíus dé puero in poetria,
qui pede certo signât humum: "Gestit paribus colludere." Perderé et vincere, subaudi a superior!, vidit. Martialis: "Lude, inquis, nucibus; perderé
nolo nuces." Vincere, sic proprie dicitur in alea lucrum faceré, ut "vincam tibi centum áureos." Sorte ancipiti, i. e., dubia, hoc est pari et
impari. Horâtius in Sera.: "Ludere par, inquit, équitare in arundine.
longa, si quem barbatum delectat, amentia versât, ergo puérorum est."
IV.—NEBRIJA, POETA
223
Hic cetra ludens equitavi in arundine longa,
Atque trochiscus erat maxima cura mea.
Accipe me reducem per tanta pericula vectum,
Postque annos multos accipe me reducem,
Accipe me reducem, nec dedigneris alumnum,
Qui tibi magnus honos, gloria magna fuit.
Nec mihi succense, pietas patriaeque patrisque,
Quod genitale solum visere lentus eram,
Quodque tuo carui tam longo tempore vultu,
Qui mihi debuerat numinis esse loco.
Nam si complexu me detinuisset inertem
Dulcís amor patriae, die, quid uterque foret?
perder y ganar a tas nueces. Aquí jugué a la guerra montado en
una caña larga, que hacía de caballo; pero mi juego predilecto
era la peonza. Heme aquí sano y salvo después de tantos años,
después de tantos peligros; recíbeme en tus brazos; no desdeñes al hijo, que te ha colmado de gloria y ha inmortalizado tu
nombre. No te enojes conmigo, pensando que no tengo amor
a mis padres ni a mi patria porque he tardado tanto en volver
al suelo natal, y he podido vivir tanto tiempo ausente de tu
vista, que debía ser sagrada para mí, pues, si por gozar de las
dulzuras de la patria, hubiera permanecido aquí ocioso, ¿qué
Cetra ludens, i. e., cetram motitans. Est autem cetra clypeus ex corio
[adarga, escudo de cuero], unde eetrati milites in historiis. Exprimit
autem puerorum morem in Boeticâ, quae fuit olim mauris finítima. Tro-,
ehiscus, diminutivum est a "trocho", quod interpretatur turbo [trompo,
peonza]. Martialis in distichis: "Iste trochus pueris." Et ibidem: "Cedat
ut argutis obvia turba trochis." Maxima cura mea, i. e., nihil magis
curabam. Virgilius, 1. Aen.: "Sidoniam puer ire parât, mea maxima cura."
Accipe me reducem. Domum alloquitur. Sunt autem reduces qui longo
postliminio in patriam redéunt, sive qui ex periculis evadunt. Vergilius I.
Aen. "Namque tibi reduces socios classemque relâtam." Et paulo post: "Ut
reduces illi ludunt stridentibus alis." Tanta pericula. Qua; illa fuerint non
vacat mihi nunc enarrare. Sed ter dixit "accipe me reducem", ex affectu
loquens, quasi domus irata nollet illum exceptare. Itaque ut illám placare
possit, rationes affert; sed illam imprimis, quod fuit maximum decus illi.
Pietas pattise Proprie pietas est observantia, quae debetur patriae et parentibus. Visere, ad videndum; constructio graeca. Genitale solum, i. e., patriam, in qua sum genitus. Vultu, conspectu. Loco numinis i. e. quem debueram venerari quasi quoddam numen. Lucanus in primo: "Magni mihi
numinis instar Roma." Nam si. Haec est causa cur âbfuit tandiu: quoniam
si dulcís amor patrias detinuisset me etc. Dulcís amor, Ovidius: "Nescio
224
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Illa quidem multos latuisset forte per annos,
Obscurumque esset nomen in orbe meum.
Litterulis vero nostris nunc vivet uterque,
Et famam nobis saecula multa dabunt.
Idque peragrato tantum sumus orbe secuti,
Dum profugi sequimur, quod didicisse iuvat.
Sed, si frígida mors mihi non abruperit annos,
Climaticam legem si superare datur;
Si datur emérito musís tranquilla senectus,
Nec properat Lachesis frangere saeva colos,
hubiera sido de los dos? Ella hubiera quedado ignorada, muchos
años quizá, y mi nombre estaría oscurecido. Ahora, en cambio,
gracias a mis letritas, los dos somos conocidos en todo el mundo, y durara muchos siglos nuestra gloria. Esto he conseguido
viajando tanto por esos mundos de Dios en busca de la sabiduría. Mas, si la muerte no me corta antes de tiempo el hilo
de la vida; si logro sustraerme a la ley del año climatérico; si
las musas me conceden una tranquila vejez y no se da prisa
Laquesis a sacarme de este mundo: la tierra que me engendró
y crió con tanto regalo, recibirá en su seno mis cenizas. Este
será el puerto de mi vida; aquí encontraré el descanso apeteciqua natale solum dulcedine cunctos..." Inertem, proprie sine arte et industria. Uterque quid foret? i. e. ego et illa quid nunc essëmus? Et subdit quod
uterque foret, quia illa latuisset, i. e. obscura fuisset per multos annos, et
ego quoque éssem ignobilis in orbe terrarum; sed nunc uterque vivet, i. e.
celebrabitur nostris litteris etc., quod sumus assecuti orbe peragrato, i. e.
lustrato, dum nos profugi i. e. exules sequimur, i. e. quaarimus, quod iuvat
didicisse i. e. délectât scire. Sec? si frígida mors. Hœc est alia ratio placandi
pàtriam, quia pellicetur se in patria moriturum postquam fuerit a militia
sua literaria solutus. Frígida mors, ab efectu, quia mortua frigeseunt.
Verg. 4. Aen.; "Sed cum friqida mors anima subduxerit artus", äbruperit,
intereeperit. Verg., ibid.: "Invisam quaerens abrumpere lucem." Climaticam legem, i. e. scansilem; nam climateres, quemadmodum mathematici
dieunt, gradus quidam scansiles, id est, anni fatales et periculosi hominibus sunt nono quoque anno, sed prseeipue tertio et sexagésimo, qui incurrit in septimum climatera ex Iulio Firmico, qui ait, propterea sexagesimum tertium œtatis annum periculosum esse, quoniam numerus uterque,
septem videlicet et novem, qui decretorii maleficique sunt, et ad vitam
sueeidendam valentes, in unum quasi coneurrunt, alter enim in alterum
ductus sexaginta tres efficiunt. Lachesis, una ex tribus Parcis, quae vitam
IV.—NEBRIJA,
POETA
Quae genuit tellus, quae me tulit ubere largo,
Componet ciñeres, excipietque meos.
Hie vitae portus, requies hie certa laborum;
Hie mihi defuncto dulce levamen erit.
Hie ubi casta iacet mater, pariterque sórores,
Quas immaturo funere mors rapuit,
Nam quid ego de te, frater charisime, dicam,
Qui bene pro Christi relligione iaces,
Qui bene pro patria cecidisti, informe cadaver
Vulturibus saevis dans animumque Deo?
Hie ubi cum proavis et avis pater ipse iacebit,
Hie ubi permixto pulvere tota domus.
Ut quoniam vobis carui dum vita manebat,
Orbatus saltern lumine morte fruar.
do, y dormiré en paz el último sueño; aquí donde está sepultada mi casta madre juntamente con mis hermanos, que arrebató
la muerte antes de tiempo. Pues ¿qué diré de ti, hermano que~
tidísimo, que sucumbiste gloriosamente por la Religión y por
la patria, entregando el alma a Dios, y a los voraces mitres tu
cuerpo destrozado? Aquí donde descansará también mi padre
con todos sus antepasados; aquí donde se ha mezclado el polvo
de toda la casa, aquí dormiré yo el último sueño, para que ya
que no pude estar con vosotros en vida, pueda dis[rutar de
vuestra compañía después de la muerte.
nostram torquent. Frangere colos, i. e., abrumpere vitam. Quae genuit,
procreavit. Quae tulit, sustulit et educavit. Ubere largo, id est, fertilitate
nimia. Componet et excipiet, id est, gremio amplectetur. Hic vitae portus,
id est, terminus peregrinationis mese, hoc est, mors. Requies
laborum,
quia tota vita laboribus plena est. Levamen mite, sublevatio. Informe cadaver, turpe et deformatum. Orbatus lumine, id est, vita. Fruar, subaudi
"vobis in morte".
(1) En la edición de Antequera, única en que he visto el comentario de Nebrija,
están revueltos los seis últimos disticos, y no forman sentido. El orden es el del texto.
WHBRIJA.—15
AD A R T E M SUAM A U C T O R (1)
O mihi per multos caste nutrita labores,
Ars mea, quam genui, tempus in omne vale.
Tempus in omne vale, ñeque enim tuus addere quidquam
Sed ñeque quod genitor demere possit, habet.
Quem sua nunc aetas opera ad maiora remittit,
Quaeque sibi fuerint invidiosa minus.
Et te iam grandem latebras exire paterni
Liminis, et media vivere luce decet.
Sed ne sola domo vadas, glossemata iunxi,
Quae te circumstent quolibet ire velis.
O mihi. Alloquitur artem suam Antonius quasi filiam quandam ex se
genitam, quae cum sit multo iam tempore domi caste integreque ab illo
educata, iubet ipsam valere, atque ex latebris domèsticis in lucem emitit.
Quod tamen virgo est aetasque ludibrio expósita, addit illi glossemata,
quasi comités stipatoresque, quae illam deducant atque ab invidorum
iniuria defendant assérantque. Dat illi praeterea mandata ut suo nomine
salutet discípulos quoscunque aut ubicunque nacta sit. Imperat quoque
illi ut in primis regiam domum reverenter adeat, ubi non omnino erit hospes quippe quae illic sit invéntura sórores fratresque ad quos divertat.
Deinde praecipit ut suis verbis pauca Reginas ipsi dicat. O, inquit, ars
mea, quam genui. Translatio frequens est, nam eo modo poetas opera
sua dicuntur gimnere atque amaré, quo parentes filios. Auetor est Aristoteles in libro ethico., V I I I . Tempus in omne. i. asternum. Sic Ovid.
"Effice me meritis tempus in omne tuum." Et Verg.: "Salve mihi, maxime
Palla, astérnumque vale." Tempus in omne. Iucunda repetitio, Sappho
poetisas frequentissima. Tuus genitor, i. e. auctor; perstat in âllegoria.
Habet quod possit addere aut demere. Nam in recte factis, ut ait Aristoteles, ii. Ethicorum, nee addi nee detrahi quidquam potest. Et te iam
grandem; ac si dicat nubilem ac viro maturam. Exire latebras, ubi ante
hac latuisti. Et vivere in media luce, i. e. versari in oculis hominum ac
frequentia. Sed ne sola, quod in virginé periculosum est. Glossemata, i. e.
glossulas, sic enim grasci appellant quas auctorum lectioni enârratores de
suo addunt viva, ut aiunt, voce. Quaz te circumstent, i. e. satellitio quodam
stipent; eodém namque modo glossuîae apponuntur lectioni, quo stipatores
cingunt latus, atque circunstant eum quem comitantur. Quolibet i. e. in
(1)
La traducción de esta poesía va en la página 80.
IV.—NEBRIJA, POETA
227
His comitata metu pósito contemnere vulgus,
Et detractorum verba maligna potes.
Qui non agnoscant cum te, mera somnia fingunt,
Qui nihili versus supposuere meis.
Ito bonis avibus; tamen impertiré salute
Multa, discipuli sint ubicunque mei,
Sive ego quos docui, vel si quis doctus ab illis.
Nam licet, et fas est dicere utrosque meos,
At si forte roges, quo primum verteré cursus,
Quamque tibi iubeam protinus ire viam,
Te prius ad nostrae hinc Augustae limina perfer,
Nusquam tota tibi est ianua aperta magis.
Invenies illic ab eadem stirpe sórores,
Quae te subcollocent excipiantque sinu.
Altera, qua nostro mutatur sermo latinus;
Altera, quae hispane nectere verba docet.
Praeterea fratres alia sed matre gemellus
Invenies, quos tu non aliena petes.
quámcunque partem. Comitata his, scilicet, glossématis. Vulgus, i. e. multitudinem imperitam. Verba maligna, ab invidia detractorum nascentia.
Qui, scilicet homines imperiti et detractores. Cum non agnoscant te, i. e.
intelligánt quid contineas. Mera somnia, i. e. pura et quae nihil signifîcent; nam sunt etiam aliquid significantia illa, quae sunt, videlicet, pituita
purgatissima. Martialis: "Semper mane mihi de me mera somnia narras."
Vergiiius in BucoL: "An qui amant ipsi sibi somnia fingunt?" Versus
nihili, otiosos et mullius momenti. Supposuere meis, i. e. quasi supposititios inseruerunt. Ito bonis avibus, i. e. auspiciis felicibus; antiqui enim
sine augurio nihil incipiebant. Impertiré salute multa, i. e. sâluta meis
verbis discípulos meos. Sic Terentius in Eunucho: "Plurima salute Parmenonem summum impertit gnato", utroque enim modo declinatur impertior et impertió. Utrosque scilicet discípulos et discípulos discipulorum
At si forte. Quia permittit äuctor artem suam libere vagari, suadet illi
ut domum regiam imprimis adeat. Augustae limina, id est Reginae, nam
uxores ceesarum augustas; appellantur. Verg. i. Aen.: "Pergé modo atque
hinc té reginae ad limina perfer." Nunquam, i. e. nullo alio in loco. Toía
ianua. Sic Martialis: "Nulli tota magis iânua poste patet." Sórores. Duas
artes grammatices: alteram, quam ipsius Reginae imperio e regione versuum Hispaniensem fecimus, alteram in qua sermonen Hispanum sub regulas atque artis präecepta contraximus, opus eiusdem Reginae auspiciis
editum. Quee te subcollocent. Humero et collo ferant. V a r r o in II. de re
rustica, de apibus "regem, inquit, suum sequuntur et fesum sublebant, et
si nequit volare, subcollocant". Sueton. in Othone: "Donec omissa meta
subcollocatus. Preeterea fratres, i. e. duo vocabularia. Alia matre, i. e. ex
22a
SEGUNDA PABTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Alter enim Latio sermonem reddit Iberum;
Alter ab Hispanis verba latina refert.
Si Regina tuos repetet volvetque libellos,
Utque solet, vultus forte serenus erit,
Pauca tui referas memor haec mandata parentis:
"Temporibus vestris non nihil ipse dedit.
Quod si tu nobis foelicia témpora donas,
Et meus illustrât saecula vestra parens. '
diversa vocabulorum materia; nam alterum ex sermone latino in hispanum; alterum ex hispano in latinas conversum dictiones. Forma vero est
quam ars inducit, nomina et verba aliasque partes orationis quadrans ad
sermonis structuram; unde signanter dixit alia matre, alludens ad materiam vocabulorum. Gemellus, quia simul geniti atque editi sunt. Latio, i. c
latino sermoni. Iberum i. e. Hispanum. Si regina. Quid ipsi regina dicat
ostendit. Non nihil. Aliquid.
El Agrilla del Discípulo amado del Señor sostiene el escudo de Kapaña, como en las viñetas medievales el Ubro del Evangelio; y
como el Evangelio, llevó el escudo de E s p a ñ a h a s t a los últimos
términos de la tierra. Debajo del escudo se ve suelto el nudo gordiano, que unía el yugo y las flechas, y se adivina el TANTO
MONTA de la empresa ideada por Nebrija y adoptada por los
Beyes Católicos, que, siendo dos y valiendo cada uno tanto como
el otro, eran, como decía Pedro Mártir, la cosa m á s una que pudieron imaginar nunca los filósofos.
FERDINANDI AC HELISABETHAE HYSPANIAE
R E G U M CLARISSIMORUM P R O F E C T I O AD D.
IACOBUM.
Ut res Callaicae siluerunt, próxima iustis
Cura fuit ducibus persolvere vota Iacobo,
Omnibus ex divis quern gens Hispana patronum
In dubiis vocat, et belli quasi numen adorât.
Atque ingens illi solido de marmore templum
Finibus Artabriae posuit, positumque dicavit.
JORNADA DE LOS CLARÍSIMOS REYES DE
ESPAÑA
D. FERNANDO
Y D.° ISABEL A
SANTIAGO
El primer cuidado de los piadosos Reyes, no bien se apaciguaron las cosas de Galicia, fué cumplir las promesas que ha«
bían hecho a Santiago, que es de todos los Santos al que los
españoles invocan como a su protector en los peligros y veneran como al dios de la guerra. Para él edificaron un grandioso
templo de mármol en los confines de Artabria, y lo consagraron a su culto. Es fama que después que subió Cristo a los
Ut res C&llaicae. Annus 12. ab hinc ägitur, ex quo invictissimi Principes nostri profecti sunt in Gallecíam ad sedandos componendosque
motus Comitis Leniaci temeritate concitatos. Itaque negocio confecto, ut
vota persolverent, Compostellam âd divum Iacobum venere, atque inde
Salmanticam, ut hiberna agerent, se contulerunt. Quo tempore, pro ea
familiaritate, qua; mihi est cum Archiepiscopo Illiberitano, tune prœsule
Avilensi admonitus, ut de ea ipsa peregrinatione aliquid facerem, volui
experiri an ingenium meum satis ad heroicum carmen aspiraret. Itaque
ex improviso quasi a re media sic exorsus sum. Finibus Artabriae. Nerium Promontorium et Artaborum portus est, qui vulgo dicitur "Cabo de
230
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Namque ferunt Christo caelesti sede recepto,
Et sociis toto dimissis orbe, cruenti
Hunc primum Herodis iussu cecidisse tyranni.
Discipuli vero fientes, regemque perosi,
Et genus et patriam, crudeles linquere terras
Constituunt. Ergo cymbae imposuere cadaver
Et mortis Domini testis caesique Magistri,
Incerti quo fata ferant, ubi sistere detur,
Perqué Maris nostri fluctus sine remige vecti
Hesperiam Calpen Euro tenuere secundo.
Inde per Herculei spumosas gurgitis undas
cielos y se esparcieron por todo el mundo los Apóstoles, éste
fué el primero que sucumbió por sentencia del cruel tirano He~
rodes. Mas los discípulos llorosos, con el aborrecimiento que
habían cobrado al rey, a su gente y a su patria, determinan
abandonar aquellas tierras crueles. Colocan, pues, el sangriento cadáver de su Maestro y testigo de la muerte del Señor en
un barquichuelo, sin saber adonde los lleva la providencia y
dónde les será dado hacer alto, y conducidos sin remeros por
las ondas de Nuestro Mar, con el Euro favorable llegan al promontorio de Calpe; desde allí, atravesando las espumosas olas
del Estrecho de Hércules y los abismos del Océano al impulso
Finis Terrae", non longé a Compostella. Posuit, fundavit. Namque
ferunt. Dicit unde religio illa orta est ut locus ex toto orbe frequentaretur.
Christo recepto in sede ceelesti, id est. post Ascensioném. Et sociis omni
orbe, i. e., per totum orbem. Dimissis, per diversas partes missis. Matthaei,
Marci, Lucas, cap. ultimo. loannis. 20. de missione Apóstodorum per
totum orbem. Hunc primum ex numero Apostolorum. Actuum. 12. Atqui
Stephanus fuit primus. Actuum. 7. Unde et protomartyr est dictus. Est
illud memorandum quoqué, ex duobus Zebedaei ñliis, alterum fuisse raptum prius, alterum posterius. Herodis tyranni cruenti. Hic fuit Herodes sub
quo Salvator noster pâssus est. Discipuli ipsius Iacobi. Constituunt íínquere terras crudeles. Ex Vergilio. 3 Aen. Et testis mortis domini, i. e.
Salvatoris nostri, qui dominus est per redemptionem. Et Magistri, i. e.
Iacobi, quia supra dixit "discipuli". Cymbaz, navículas. Incerti, ex Vergilio. 3. Aen. Fata, i. e. Dei voluntas. Maris nostri, qucd vulgus Mediterraneum vocàt. Sine remige, hoc iam mirandum, quod nec remo nec velis
cymba sit impulsa. Hesperiam Calpen, Promontorium Hispaniae contra
Abilam positum, nunc Gibraltar, id est mons Tarici. Euro secundo, nam
ex Ioppe navigantibus ad fretum Herculeum Eurus ventus est secundus.
IV.—NEBKIJA, POETA
Océanique sinus (1), Austro impeliente, feruntur,
Artabriae donee portus tetigere repostos.
Tunc res Hispanas princeps Romanus habebat
Ule sub imperio cuius Salvator Iesus,
Sponte sua moriens, hominis peccata delevit.
Angulus ilia tarnen regioque obnoxia Cauro
Tota Lupae cessit, dederant cui nomina mores.
Quae comitis Christi postquam miracula vidit
Et fidei Signum lustralibus extulit undis,
Hospitis in tumulum sedes concessit avitas.
Ex illo celebratur honos, templumque Iacobi,
(1)
En la ed. de Antequera, fluctus.
del Austro, llegan por [in a un puerto abrigado de Galicia. Dominaba entonces en España aquel príncipe romano, bajo cuyo
imperio expió el Salvador Jesús los pecados del hombre, muriendo voluntariamente en la cruz. Pero aquel rincón y todo
aquel territorio expuesto al viento Cauro estaba sometido a
Lupa, llamada así por sus costumbres licenciosas. La cual, como
vio los milagros del compañero de Cristo y recibió el signo de
la fe en las aguas del Bautismo, cedió la casa que había heredado de sus mayores para sepulcro del Apóstol. Desde entonInde, i. e. post Calpen iam in éxteriore mari Gurgitis Herculei, quod
diximus fretum Herculeum sive Gaditanum. Austro impeliente, qui spirat
a Meridie. Portus Artabriae, i. e. Nerium Promontorium, quod nunc est,
ut diximus, "Finis terras". Princeps Romanus, Tyberius Caesar, cuius
ânno. 18. Christus passus est. Salvator Iesus, interpretatio est quale illud
Vergilii. 3. Aen. "Plemnirium undosum". Idem namque est hebraice Iesus,
quod latiné Salvator. Sponte sua, quoniam oblatus est, quia ipse dixit:
"potestatem habeo ponendi animam meam et iterum sumendi earn. Angulus Ule, seilicet Nerium Promontorium. Obnoxia Cauro, i. e. subiecta
ét opposita vento, qui a latinis Caurus, a graecis Argestes, vulgo "Gallego". Lupae, quae eo tempore regnabat in Gallicia, quamquam tota Híspanla erat subiecta Tyberio. Mores, quia erat meretrix, nam antiqui
meretrices lupas vocabant, unde adhuc dicitur lupanar. Comitis Christi,
i. e. Apostoli, sed prius comes ét discipulus, postea Apostolus, id est
missus. Fidei signum, id est, caracterem Christianismi. Lustralibus undis,
id est, quae pertinent ad purgationem peccatorum, nam lustrare est purgare. Extulit, quia babtizata emersit cum signo fidei christianae. Sedes
avitas, id est domum, quam a maioribus suis hereditate aeeeperat. Ex illo,
232
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Non modo finitimi, sed qui sunt orbe remoto
Christicolae (1 ) magna cum religione fréquentant.
Cantaber et Vascon, Britones atque Britanni,
Et cum Iuvernae cultoribus Íncola Thules,
Teutones et Galli, Graeci pariterque Latini,
Et quaecunque manet gens nato conscia Christo.
Sed ñeque post terram, pedibus quam pressit Iesus,
Quaeque fuit Petri Paulique inspersa cruore,
Est aliquid toto sacratius in orbe verenda
Maiestate loci. Videas suspensa reductis
Vincula captivis, manicas, ferrique catenas
Et cum compedibus transversi pondera vectis.
(1)
Beihicolae pone el ejemplar incunable.
ees comenzó a ser venerado el templo de Santiago. A él acuden
con frecuencia, llenos de devoción, no sólo los cristianos vecinos, sino los de los países más remotos: los cántabros y los
vascones, los bretones y los ingleses, los irlandeses e islandeses y todas las demás gentes que creen que Cristo ha nacido.
Después de la tierra hollada por las plantas de Jesús y de la
que fué rociada con la sangre de Pedro y de Paulo, no hay en
todo el mundo lugar tan venerable como éste. Allí se ven colgadas las cadenas, las esposas, los grillos y bolas de hierro
de los cautivos que han recobrado la libertad; allí las efigies y
scilicet tempore. Ex Verguío. 8. Aen. Finitimi, i. e., confines. Christicolee,
scilicet cantaber, populus Hispania; nunc Vizcaya et Navarra. Vascon,
cantabris finitimus. Britones, populi Galliae. Britanni nunc dicuntur Angli.
Iuvernee, quae Ibernia dicitur, vulgo Irlanda. Thules, insula est septentrionalis sub circulo árctico. Vergilius. I. Georg.: "Tibi serviet ultima
Thule." Teutones, Germant et Galli, gens longe lateque patens. Gens
conscia, id est, qua2 confitetur Christum natum. Ex Lucano in primo:
"Et gens siqua iacet nascenti conscia Nilo. Quam pressit Iesus, id est,
Palestinam Syriam. Allusit ad illud Psalmographi: "Adoravimus in loco
ubi esteterunt pedes eius. Quelque fuit, scilicet Roma, ubi Petrus et
Paulus martyrio coronati sunt. Sacratius, subandi, quam templum Compostellanum nomine Apostoli dicatum. Videas, id est, videre possis; et
narrât miracula complura, quae inde fiunt. Vincula, scilicet, manicas,
vincula manuum. Vergilius: "Manicas atque areta levari vincla iubet
Priamus." Compedibus, vineulis pedum. Vectis transversi, id. est, massa;
rV.—NEBBIJA, POETA
233
Illic effigies, illic simulacra virorum,
Ipse comes Christi media quos morte reduxit.
Hue igitur postquam pietas immensa laborum
Immemor accessit, terra prostratus uterque
Votaque concipiunt, et templi limen adorant,
Sicque prior regina preces dat pectore ab imo.
O decus Hesperiae, rerum tutela mearum,
Quem primi colimus hispani, quemque benignum
Rebus in afflictis semper sensere parentes.
Utque illos taceam, quibus est pro teste vetustas,
Te duce, te socio, te milite signiferoque,
Non semel armipotens perfregit moenia coniux,
simulacros de hombres, a quienes el compañero de Cristo arrancó de las fauces de la muerte. Pues como llegaron aquí los piadosísimos soberanos, olvidados de todas sus fatigas, renuevan
sus promesas y adoran los umbrales del templo. Y la reina la
primera ora así de lo íntimo de su corazón: "¡Oh gloria de Es*
paña y defensor de mis reinos, a quien veneramos principal·
mente los españoles, y a quien nuestros padres encontraron
siempre propicio en sus tribulaciones. Y dejando aquellos, de
que nos hablan las historias, más de una vez mi marido, pode"
roso en las armas, quebrantó los muros enemigos, siendo tú su
guía, su compañero, su alférez y soldado; destruyó las aldeas
ierri gravissimae. Efigies et simulacra, id est, imagines ex cera aut alia
materia. Media morte, ex qua illos vitae restituit.
Descripta templi religione, quas preces rex et regina susceperint exponit; sed prius reginam loquentem inducit, quia in his, quae ad religionem pertinent, feeminis primae partes dandaa sunt, ex eo quod in Epithalamio diximus: "Haec pía victori pêrsolvet vota Iacobo." Pietas immensa, id est, ipsi pientissimi principes. Laborum immemor, id est, non
recusantes laborem. Concipiunt vota, id est, vovent, quas postea persolvant. Preces dat pectore ab imo. Ex Vergilio. Rerum tutela, id est, tutor.
Quem primi colimus. Virgilianum est; id est, nos praacipue. In afflictis
rebus, id est, desperatis. Parentes, id est, maiores mei. Pro teste vetustas.
Ovidii est, id est, cuius rei antiquitas dat testimonium. Te duce, te socio,
quia omnia accepta refert in ipsum Apostolum. Perfregit, expugnavit.
Maurorum attegias, Castella brigantum. Sunt autem attegiae Numidarum, quae ab illis dicuntur mapalia siva magalia, hoc est, umbracula,
234
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA
Diruit attegias maurorum, diruit arces
Ingenioque loci validas hominumque labore,
Non semel horrendo superávit Marte feroces
Poenorum populos, et stragis vidit acervos,
Cum tarnen ex nostris vix esset vulneris autor.
Singilis est testis, dulci qui tempérât unda
Arbore Palladia redimitum témpora Bethim
Et Lethae Stygii referens oblivia Lethes,
Et cum Mentesa parnasia Castulo testis,
Mundaque Caesarei non ultima fama laboris.
Mille loci testes, medio quos hoste recepit,
de moros y echó por tierra sus fortalezas que parecían invencibles por su posición y por la solidez de su fábrica. Más de
una vez venció en sangrienta batalla a los feroces agárenos, y
vio que el estrago del enemigo era mayor que el que le habían
hecho nuestros soldados. Testigo el Guadaxenil que suaviza
con su dulce corriente la del Betis, coronado con el árbol de Minerva; testigo el Guadalete que recuerda el río del olvido del
infierno; testigo Jaén, testigo Cazlona oriunda del Parnaso, y
Munda, donde César venció a los hijos de Pompeyo, y mil otros
lugares, que arrebató a los enemigos y entregó a los cristianos,
guibus utuntur Numidae. Utitur hoc vocabulo Ruffinus in intérpretatione
Iosephi "de bello iudaico" pro fixione tabernaculorum. Sed hic attegias
posui pro vicis rusticis Maurorum. Ingenio, id est, natura loci. Et labore,
id est, arte, nam his duabus rebus muniuntur arces. Poenorum, qui ex
Africa venerunt in Hispaniam. Autor vulneris. Sensus est: inveniebantur
hostes occisi, et nemo ex nostris occiderat illos, ex quo videtur ipsum
Apostolum confecisse illos. Singilis, eius, quod dixi imploro atque cito
testes ipsa loca, in quibus haec gesta sunt. Singilis, fluvius in Bethim influens, nunc est Guadaxenil. Qui tempérât. Nam hoc compertum post
horum fluminum confluentem aquam Bethis esse suaviorem. Arbore Pal'
ladia, id est, oliva Palladi sacra. Martialis: "Bethis olivífera crinem redimite corona." Lethes, fluvius est Bethicae, qui nunc Guadalete. Est
autem cognominis alteri fluvio Galliciae, qui Limia quoque dicitur.
Est et fluvius apud inferos, quem referí hic noster; interprétatur
namque Lethes, oblivio. Mentesa, oppidum Tarraconensis, nunc est Jaén.
Parnasia Castulo, civitas fuit in ipso confinio Bethicae et Tarraconensis
non longe a Biatia, nunc vestigia apparent, vocaturque Cazlona, ex qua
urbe fuit Imilce uxor Annibalis, quae, referente Silio Itálico, quaemadmodum et urbs sua, originem ducebat ab incolis montis Parnasi. Mundaque,
non longe a Ronda, ubi Caesar Pompeii filios superávit. Lucanus in primo:
IV.—NEBRIJA, POETA
235
Cristicolisque dedit, divis quoque templa sacravit,
Olim quae fuerant Mahumetis lege profana.
Ergo ego pro meritis grates persolvere dignas
Cum nequeam, superest ingentes semper agamus.
Utque aliquem interea magnae pietatis honorem,
Atque mei testes animi monumenta relinquam,
Accipe, Dive, precor nostrae munuscula sortis
Quod si forte mei manibus superata mariti
Atque tuo metu Granatae moenia cernam
Ipsa meis oculis, media tunc urbe dicabo
Templa tibi, ritusque sacros, gentemque nefandam (1 ).
Cum Mahumete suo nostris pellemus ab oris.
(1)
Profanem dice la ed. de Antequera.
convirtiendo en templos sagrados las que habían sido antes
mezquitas de Mahoma. No pudiendo yo agradecerte como es
debido tan grandes beneficios, quedamos obligados a darte
siempre gracias, las mayores que podamos, y para darte entre
tanto alguna prueba de mi gran devoción, y dejarte algún tes~
timonio de mi voluntad, recibe, Santo mío, estos pequeños dones
que te ofrezco. Y si soy tan dichosa que llegue a ver los muros de Granada rendidos con tu auxilio por el esfuerzo del rey,
te dedicaré un templo en medio de la ciudad, y arrojaremos de
nuestro suelo a la maldita morisma con su Mahoma y sus ritos
execrables."
"Ultima funesta concurrant praelia Munda." Recepit, réstituit Templa
ipsorum maurorum. Agamus ingentes grates. Observât differentiam inter
agerê et persolvere siue referre. Aliquem honorem, id est, sacriflcium,
Vergilius primo Aeneidos: "A.ut supplex arae imponat honorem. Monumenta, testes. Sic Propertius: "Sydera testes." Meae pietatis, id est, venerationis. Nostree sortis, id est, fortunas. Et subintelligendum est donaría
obtulisse certa. Quod si. Vota persolvendâ concipit, Granatee moenia.
Uliberos sic enim dicitur; sed vocem sequitur vulgi. Cernam mets oculis.
Pleonasmus est. Gentem profanam, sacrilegam.
DE E M É R I T A RESTITUTA
Quid non longa dies vertit mutatque vetustas?
Rebus in humanis quid superesse potest?
Hic ubi nunc Merida est corrupto nomine, quondan
Emérita Augusti Caesaris illa fuit,
Quam dedit emeritis habitandam, cuius et agros,
Donativa dedit praemia militibus.
Hic ubi disiectas moles et calce soluta
Fundamenta vides, orbiculata tarnen,
Amphitheatrales populus pariterque senatus
Spectabat ludos innumerasque feras.
Hic ubi nunc podium est et in orbes semi-reductos
Surgentesque gradus atque anabathra vides,
Scaena fuit quondam gragœdis atque comœdis
Nota, théâtrales exhibuitque iocos.
Hic ubi alta porticus est sublimibus columnis (1 ),
Sed quam multa aetas longaque trivit hyems,
Curia magna fuit ubi plebs, cogente Senatu,
Accepit leges iussaque magna tulit.
Hic ubi nunc circus signina structilis arte est,
Atque duplex stadium naumachiamque vides,
Circenses simul et navales atque curules
Praebebat ludos civibus ille locus.
Arduus hic fornix media quem conspicis urbe
Quemque triumphalem plebs male docta vocat,
Civis erant magni quondam monumenta, sed anni
Nomina delerunt et genus et patriam.
(1) Verso defectuoso por la mala colocación de las palabras.. Nebrija diría:
Hic ubi nunc porta est sublimibus alta columnis, o cosa así.
CONCLUSION
OMO ve el lector, no es éste el libro
que están pidiendo a voces la vida
y la obra de Nebrija; ni yo he pretendido que lo sea.
Al trazar el año 1938 el plan de
una pequeña biblioteca de HUMANISTAS Y PEDAGOGOS ESPAÑOLES,
prescindí en absoluto de Vives y
Nebrija porque los suponía ya
bastante conocidos, y comencé la
colección por JUAN BONIFACIO, un jesuíta oscuro que consagró
toda su vida a la enseñanza de la niñez. La circunstancia de
haber sido restablecida poco antes en España la Compañía de
Jesús, hizo que comenzara por el jesuíta. Pero, al preparar los
números siguientes, comenzando naturalmente por los más antiguos, vi que no podía prescindir de Nebrija. Sus relaciones con los Reyes Católicos, con Mendoza, Cisneros, Talavera y Villaescusa, y con todos los primeros humanistas, me
obligaban a hablar de él a cada paso y a revolver continuamente sus obras. Leyéndolas, me convencí de que Nebrija no
era tan conocido como yo me figuraba. Su nombre seguía sonando entre nosotros; pero nadie sabía a punto fijo qué había
hecho, ni qué títulos tenía para estar al lado de Vives, de Lope
y de Cervantes a la puerta de la Biblioteca Nacional, y para
que su nombre figurase entre los primeros en el Salón de lectura. Se sabía así en general que había compuesto una Gramática y un Diccionario latinos, una Gramática Castellana y
una Crónica de los Reyes Católicos, pero nada más. Decidí,
pues, modificar el plan primitivo y dar cabida en él a Nebrija,
considerándolo principalmente como humanista y pedagogo.
238
CONCLUSIÓN
Así se explicará el lector que no haya hecho capítulo especial acerca de la Gramática Castellana de Nebrija, ni haya
dicho nada de las Reglas de Ortografía, ni de la Tabla de la
diversidad de días y horas, ni de la Cosmographia, ni de las
Antigüedades de España, ni de la Crónica de los Reyes Católicos. D e la Gramática no hay mucho que decir. Menéndez
y Pelayo reprodujo parte de ella (todo el libro segundo) en
el tomo V de la Antología de poetas líricos castellanos (Madrid, 1894); y después de la reproducción fototípica de la
primera edición, publicada en Halle por E. W a l b e r g el año
1909; de la hermosa edición de Oxford de 1926, dirigida por
Ignacio González Lluvera, y de la publicada el año 1931 en
el tomo VIII de la "Serie escogida de autores españoles", bajo
la dirección de don José Rogerio Sánchez, la Gramática Castellana de Nebrija no es ya una rareza bibliográfica, y estando en castellano, cualquiera podrá estudiarla por sí mismo,
sobre todo cuando aparezca la edición que, según tengo entendido, está preparando don Ramón Menéndez Pidal.
Algo hemos dicho sobre las Repeticiones, por las que justamente se ha llamado a Nebrija padre de los estudios filológicos. En la segunda de ellas, titulada De corruptis hispanorum
ignorantia quarundam litterarum vocibus, Nebrija prueba evidentemente, contra la mayoría de los gramáticos, que los latinos tenían ocho vocales, las seis del alfabeto y otras dos, para
las cuales no tenían signo especial, una entre la e y la i y otra
entre la i y la u, como se ve en el adverbio herí, que unas veces lo escribían con i final y otras con e, porque la pronunciación se acercaba a la e o a la i, sin llegar a confundirse con
una ni con otra. Lo mismo sucedía entre la i y la u y por eso
escribían unas veces óptimas, máximas, y otras optumus, maxumus. E n esa misma repetición prueba Nebrija que los españoles no sabían pronunciar la ch, la th, la ph, la gn, la x,
la i consonante, la u líquida y las vocales aspiradas. Prueba
además que en latín no existían los diptongos ei, ui; que la
i consonante se distinguía perfectamente de la vocal; que la
u vocal no se liquidaba enteramente después de la q, sino que
sonaba como media vocal; que la ch y la h tenían un sonido
aspirado, lo mismo que la th, que la pronunciaban, como en
griego, con aspiración; que la / y la ph tenían sonidos diferentes; que la aspiración de la h se hacía perceptible y con
ella la diferencia que hay entre habeo y abeo, hominis y omi-
CONCLUSIÓN
239
nis, etc. Prueba, finalmente, que la g seguida de η se pro­
nunciaba con un sonido como de ñ, que se produce aplicando
la lengua al paladar, como hacen los franceses.
"El opúsculo De vi ac potestate litterarum, dice Lemus y
Rubio, tal como lo hemos visto, no parece haber sido escrito
para solemnidades académicas." Claro que no. Es la misma
repetición segunda corregida y aumentada, como nos dice el
mismo Nebrija en el comienzo de la tercera, De peregrinarían
dictionum accentu, que leyó en Salamanca el 30 de junio de
1506. "Entonces, dijo refiriéndose a la del año 1486, no dominaba yo todavía enteramente la materia, y la traté con cierta vaguedad. Después la estudié más a fondo, y compuse el
opúsculo De vi ac potestate litterarum, que todos conocéis, y
se lo dediqué a D. Juan de Zúñiga, Maestre de la Caballería
de Alcántara de la Orden del Cister." Este opúsculo se imprimió en Salamanca el año 1503.
Leyendo el Manuel de Philologie Classique, de S. Reinach, la Ecriture et pronunciation du latin, de Edon, y otros
tratados similares de filología clásica, no nos acordamos, ni se
acordaron seguramente esos mismos autores, de esa repetición
y de ese opúsculo de Nebrija, el primero que se lanzó a investigar y logró restablecer la fonética latina.
Lo mismo pudiéramos decir de la repetición tercera, en que
trató de la acentuación de las palabras extrañas al latín; de la
nona, sobre el acento latino, que pasó entera a las Introduce
ciones, y de la sexta, séptima y octava, que versaron respectivamente sobre las medidas, sobre los pesos y sobre la manera
de contar de los romanos; y lo mismo, finalmente, pudiéramos
decir de otros trabajos de Nebrija sobre las lenguas griega y
hebrea, para concluir, como Arias Barbosa, testigo de mayor
excepción en estas materias, que Antonio devolvió su sonido
propio y su acento y pronunciación propia a las lenguas hebrea, griega y latina.
Reddidit et Solymis proprios Antonius oris,
Et graiis proprios, et tibi, Roma, tuos.
"Sobre los servicios prestados por Nebrija a la filología helénica, escribía Menéndez y Pelayo en su Bibliografía hispano*
latina clásica, página 844, derrama nueva luz el interesante
opúsculo del profesor de Griego de la Universidad de Oxford,
240
CONCLUSIÓN
Irrgram Bywater, The Erasmian Pronunciation o/ Greek and
its Precursors Jerome Aleander, Aldus Manutius, Antonio of
Lebrixa (Londres, 1908). El helenista inglés prueba que el
verdadero inventor de la pronunciación del griego, llamada en
las escuelas erasmiana, fué Nebrija, que murió seis años antes de la publicación del Dialogus de pronuntiatione de Erasmo (1528). Ya en su segunda Repetitio o Relectio, que es de
1483 (1), había disputado de vi ac potestate literarum contra
usum atque opinionem latinorum, grœcorum et hœbraeorum
perperam litteras suas enuntiantium. Antecedió, por consiguiente, a Aldo, cuyo apéndice De Uteris greeds ac diphtongis
es del año 1508, y a Aleander, que no escribió hasta 1512."
Suele decirse que Nebrija era muy versado en las lenguas
griega y hebrea, y que de ellas compuso gramáticas, que no
han llegado hasta nosotros. Lo primero es verdad: que era
muy versado en las dos lenguas; y también lo segundo: que
compuso gramáticas de las dos, entendiendo por tales dos epítomes, titulados, el uno De Uteris et declinatione grœca, quibus
opus est latinis, y el otro De Uteris Hebraicis et accentu quoque Hebraico opuscula duo. Pero éstos, no sólo no se han
perdido, sino que se han impreso innumerables veces, como
apéndices de las Introducciones. Que no escribió más que estos
epítomes, se deduce del prólogo que puso al primero: "Cuando publiqué las Introducciones, dice, dejé en ellas indicados
nada más infinidad de pasajes en que notaba las relaciones
que hay entre las lenguas griega y latina. Mas como entonces
no tenían los impresores los tipos griegos que necesitaba (2),
tuve que valerme casi siempre de los latinos. Después, consultados sobre esto los pocos helenistas que hay en España, y visto
que ninguno de ellos tomaba la delantera, la tomé yo, escribiendo, no todo lo que la lengua latina necesita de la griega,
sino aquello solamente sin lo cual quedarían incompletas nuestras Introducciones. Pondré, pues, primero el alfabeto griego
con los nombres de las letras en griego y en latín, y la manera
de pronunciarlas; luego hablaré de los diptongos y de los acentos, y de la declinación y acentuación de los nombres, que fué
lo que me movió a emprender este trabajo. Los que aspiren a
(1) Ya vimos que es del I486.
(2) En el ejemplar de la primera edición de las Introducciones están escrita«
a mano las letras griegas.
CONCLUSIÓN
241
más, no tienen más remedio que acudir a las escuelas de los
griegos, porque yo ñeque tardos oppevior, ñeque prsecedentibus insto; no soy de los primeros ni de los rezagados."
Esto por lo que toca a los libros de que no hemos hablado.
Poco más hemos dicho de los otros; pero, en fin, algo hemos
dicho, y con ello hemos preparado el camino para que otros
digan más y lo digan mejor, y digamos entre todos todo lo que
hay que decir acerca de Nebrija. Este es el monumento que
España tiene que levantar al gran filólogo, y para el cual
ofrezco yo este modesto sillar.
¿Quién no ve, decía Nebrija, que, aunque el título del Imperio está
en Alemania, la realidad de él esta y a en manos de los Príncipes
españoles? Antes de morir, vio Nebrija coronado Emperador a Carlos Y y sustituida en el escudo de E s p a ñ a la empresa del nudo
gordiano y del TANTO MONTA, de su invención, por la de. las
columnas de Hércules y el PLVS VLTBA, ideada por el mlla-nés
Bartolomé Marliano, m<édico del Emperador.
NEBRIJA.—1(5
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
P a r a no aumentar demasiado estos índices, no se pone aquí una bibliografía
extensa de Nebrija, sino unas ligeras indicaciones de sus obras, apuntando las
páginas de este libro en que se habla de ellas. En Nicolás Antonio, en las Notas
bibliográficas de Lemus y Rubio y en el Gesamtkatalog, para las ediciones incunables, hallará el que lo desee una bibliografía más extensa, aunque no completa todavía ni mucho menos. Después de las obras de Nebrija pongo por orden
alfabético las de otros autores que hablan de él, no todas, sino sólo las que
parecen más necesarias.
I
OBRAS
DE
APOLOGÍA.—Antonii nebrisseñ
grammatici apologia cum
quisbusdaz
sacrae scripturae locis non vulgariter expositis. Sin fecha ni lugar;
letra gótica. Hay otra edición de
Granada del año 1536.
— Aelü Antonii Nebriss. Ex grammatico rhetori-s in
Complutensi.
Gymnasio atqz proinde Historici
Regit Apologia earum rerum quae
Uli objiciuntur.—Ekisdem
Antonii
Nebriss. in Quinquaginta
sacrae
scripturae
locos non
vulgariter
enarratos.
Teriki
Quanquagena.
Granada, 1535.
Áurea hymnorum
exposüio. Páginas 140-144.
— Commentaria in Paschale Seduliï.
Zaragoza, 1508; Salamanca, 1510
Páginas 148-152.
NEBRIJA
COSMOGRAPHIA.—Aelij Antonij nebrissensis... in cosmographiae
libros
[de Pomponio Mela] introductorium. 1498.
— Differentie excerpte ex laurentio
ualla Nonio marcello & Seruio Honorato ab Antonio nebrissensi. Sin
fecha, pero ciertamente incunable.
Haebler cita otra edición de Salamanca del año 1498.
GRAMÁTICA CASTELLANA.—Gomiença Ία
gramática que nuevamente Mzo el
maestro Antonio de lebrixa sobre
la lengua castellana. Salamanca,
1492. Página 238.
— Elegancias
romançad-as. Alcalá,
1517 y 1526. Hay otra edición de
Antequera, 1576. Orationum- synonima la llama Nebrija, o sea maneras de decir con elegancia en
244
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
latín una frase castellana. El latín
es de Flisco de Soncio (Esteban);
el castellano es de Nebrija.
— Epístola del Maestro de Lebrija al
Cardenal [Cisneros] quando avisó,
que en la interpretación
de las
Dicciones de la Biblia no mandase
seguir a, Remigio sin que primero
viesen su obra. Publicada en la
Rev. de Archivos (tercera época),
VIII, págs. 493-496, por Roque
Chabás,
— Epithalamium...
Salamanca, 1491.
Páginas 202-218.
-— Homeliae
diuersorum
doctorum.
Alcalá, 1526. Páginas 159-166.
— Introductiones
latinae. Págs. 9098 y 112.
— De liberie educandis, publicado en
la Rev. de Archivos (tercera época), IX, págs, 56-66, por Roque
Chabás.
— Libri minores de nouo correcti per
Antonkim Nebrissensem.
Burgos,
1511 ?. Reimpreso en Alcalá, 1527,
1528 y 1529; en Granada, 1545,
1553.
— De litteris graecis...
Zaragoza,
1563. Incorporado a las Introducciones, lo mismo que el siguiente.
— De litteris hebraicis. Sin tipógrafo, sin fecha ni lugar.
LEXICON IUKIS.—Aenigmata iuris ciuilis... Salamanca, 1506. En el colofón se llama in ius ciuile lexicon.
•— Muestra de las Antigüedades
de
España. Burgos, 1499.
— Opuscula quae in hoc volumwie
continenitur sunt liaec: Passio domini... Alcalá, 1527. Hay otras dos
ediciones de Alcalá, 1516 y 1518;
otra sin indicaciones, probablemente de 1525, y otra de 1524, citada por Mayáns.
— Opuscula in hoc volumine contenta. Archilocus...
Burgos, 1512.
Véase la pág. 156.
—Aelii Antonii Nebrissensis Oratio
a Femando Tellio in Sen&tv, Apos-
tólico edita in exhibenda obedientia lulío II Poniifici Maximo Ioannae Hispaniarum Reginas et Ferdinandi Aragoniae atque utriusque
Scüliae nomine, Barcelona, 1516.
— Orationes ad plenum collecte. Alcalá, 1511 ?. Son las oraciones del
misal o como las llamó M. de
Eguía en las ediciones de 1521 y
1528, Orationes ex divino officio
ad plenum collecte, sin explicaciones ni comentarios.
•— In A. Persium Flacum
Poetam
satyricum
interpretatio.
Sevilla,
1503. Se reimprimió hasta catorce
veces hasta el año 1551.
— Prudencio Clemente, Aurelio : Prudentii opera. Logroño, 1512. Edición y comentarios de Nebrija.
— Pvb. Virgilii Maroni-s Partheniae
Mantuani Aeneis diuinum
opus...
Comentarios de Nebrija. Granada,
1545.
— Reglas de Orthografia en la lengua castellana. Alcalá, 1517. Valencia, 1765, impresas y anotadae
por Mayáns y Sisear. Madrid, 1735.
Repeticiones
o Relaciones son disertaciones sobre puntos de Gramática que leyó Nebrija públicamente delante de toda la Universidad. De ellas se habla en las páginas 35-46 y 238 y 239. Las principales fueron éstas:
•— Repetitio
secunda quam
habuit
Salmantice anno 1J/86.
— De vi ac potestate Uterarum. Es
la repetición anterior, corregida y
aumentada. Salamanca, 1503.
— Repetitio sexta de menswis...
La
dijo el año 1510.
— Repetitio séptima de ponderïbus
quam recitavit in
salmanticensi
gymnasio 1511.
— Relectio de numeris... quami recitavit in Salmanticensi
gymnasio.
1512.
— Relectio nona de accentu latino...
quam habuit Salmanticae. 1513.
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
— Rerum a Fernando et Elisabe Hispaniarum
foelicissimis
Regibus
gestarum decades ditas... Granada, 1545.
RHETOEICA.—Artis
-—
—
—
—
Rhetoñcae
245
dias y horas y partes de hora en
las ciudades, villas y lugares de
España y otros de Europa : que les
responden por sus paralelos. Escribió Nebrija esta tabla porque
un religioso que tenía cargo de
concertar el reloj de su casa lo
pidió que le diese una instrucción
sobre ello.
TERTIA QUINQUAGENA.—Aelij
Antonii
nebrisseñ. ex grammatico
rhetoris
in complutensi gymnasio aiqz proinde historici Regii in quinquaginta sacrae scripturae locos non
uulgariter enarratos, Tertia Qvinqvagena. Alcalá, 1516.
— Vafre dicta philosophorum. Salamanca, 1498. Hay otra edición sin
fecha, anterior, y otras cuatro posteriores. Páginas 218-220.
Vocabulario. Páginas 105-115.
com-
pendioça coaptatio ex
Aristotele,
Cicerone & QuintiUano.
Antonio
Nebrissensi, concinnatore. Alcalá
1515. De ella hablé largamente en
Jitan Bonifacio, páginas 43 y siguientes.
Sanctorum
acfta. Alcalá, 1527.
Páginas 159-166.
Sapientum dicta vafre et acutissime cum glossemate (del mismo
Nebrija). Antequera, 1577. Páginas 218-220.
Segmenta ex epistolis Pauli, Petri,
lacobi et Ioannis. Alcalá, 1516.
Páginas 152-156.
Tabla de la diuersidad de los
II
Alvares, Manuel, S, J. : De In-stitutione Grammatica lïbri tres... Lasboa, 1572.
Anglería, Pedro Mártir: Opus Epistolarum. Alcalá, 1530. Amsterdam, 1670.
— Opuscula. Burgos ?, 1493.
•— Opera. Sevilla, 1511.
— Poemata. Valencia, 1520.
Aranda, Gabriel: Vida del Venerable
Padre Fernando de Contreras. Sevilla, 1692.
Artigas, Miguel: Revista de Filología
Española. III. 1916, pág. 324.
Bárbaro, Francisco : De re Vxoria H••
bri Duo. En el cap. VIII del libro Π t r a t a De líber orum educatione et cura.
Barbosa, Arias: Antimora. Coimbra,
1536.
-— Aratoris Cardinalis Historia Apos-
tólica cum Commentariis Arii Barbosae lusitani. Salamanca, 1516.
Borrajo y Herrera, Pedro, y Giner de
los Ríos, Hermenegildo: El Colegio de Bolonia. Madrid, 1880.
Beltrán de Heredia, Vicente, O. P . :
Nebrija y los teólogos de San Esteban. Ciencia Tomista, t. 61, página 40.
Bywater, Ingram: The
Erasmian
Pronunciation
of Greek and its
Precursors Jerome Aleander, Aldus Manutiu-s, Antonio of Labrixa.
Londres, 1908.
Clemencin, Diego: Elogio de la Reina
Católica Doña Isabel. "Memorias
de la Real Academia de la Historia", t. VI, págs. 1-54. Véanse además las Ilustraciones, entre ellas
la XIV, "Sobre la educación del
Principe D. Juan y sus herma-
246
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
ñas"; la XVI, sobre el influjo de
la Reina en la literatura, y
la XVII, que contiene el inventario de la "Biblioteca de la Reina
Doña Isabel", donde al lado del
Doctrinal de Alejandro (núms. 180
y 181), del Catholicon y del Mamotreto (núms. 178 y 183) y de
la Glosa sobre el Catón (núm. 184),
figuran en los "Cargos de libros
propios de la Reina" el Arte de
Lebrija, el Tratado que fizo Lebrija para la Serenísima
Reina
Doña Isabel de gramática, el Bocabulista de Librija, que será el
latino-español, y otro Bocabulista,
que será el español-latino, que
apareció algo después: los cuatro
hermanos, que decía Antonio a su
hija (así llamaba a las Introducciones) que encontraría en el Palacio de la Reina Isabel.
Cortines y Murube, F . : Fisonomía
del Gramático. Madrid, 1925.
Escobar, L. Cristóbal. En las ΙηΡΌductiones latinae de Venecia, 1516;
Lyon, 1526 y siguientes.
•—• De causis corruptae
locutionis.
— De verbis exceptae actionis.
— De verbis aprosopicis.
— De fico expositio.
— Epistolae. Al frente hay una car­
ta de Nebrija a Escobar y otra
de éste a Nebrija. La autoris vita
puede ser de él o de F. Ruiz.
Escudero de Juana, Benjamín: La
"Ortografía" de Lebrija comparada con la de los siglos XV, XVI
y XVII. Contribución al estudio
del romance español. Contiene:
Introducción. —• I. Edición de la
"Ortografía" de Lebrija (1517).—
II. Estudio comparativo entre ésta
y la de los principales autores de
los siglos XV, xvi y xvii. Madrid,
1923.
Esperaba, Enrique: Historia de la
Universidad de Salamanca. Salamanca, 1914.
García, Martín: Sermones
eminentjssbní totiusqz Barchinonensis
grtgis tutatoris acerrimi... Zaragoza, 1520.
Gelio, Aulo: Noctes Atticae. Lyon,
1532.
Giovio, Paolo: Elogia doctorum virorwm. Basilea [1556].
Gómez de Castro, Alvaro: De rebus
gestis a Francisco Ximenio, Cisnerio. Alcalá, 1569.
—· ThalicUristia. Alcalá, 1522.
González Dávila, Gil: Teatro Eclesiástico de la Santa Iglesia Arzobispal y Metropolitana de Sevilla.
Madrid, 1647.
Hadank, Karl : Das "Büchlein von der
Kindererziehung"
des spanischen
Humanisten Aelius Antonius Nebrissensis. Leipzig, 1912.
Hazañas y La Rua, Joaquín: Mafíse
Rodrigo, 1444-1500. Sevilla, 1909.
Huarte de San Juan, J u a n : Examen
de ingenios. Alcalá, 1640.
Ibarra, Martín: Ex Martini Iuarrae
Cantabri auditis Aelij An]ionij Nebrissensis vita. Esta vida apareció
al frente de las Introducciones latinas en la edición de Barcelona del año 1523, hecha por Juan
Rosembach, y se reprodujo en las
siguientes.
— Carmen elegiacum. En las Introductions
latinae. Lyon, 1534. Es
una poesía de 25 dísticos, en que
cuenta la Gramática de Nebrija lo
que le ha pasado en los dos lustros que hace que salió de la casa
paterna. Es una imitación feliz de
la poesía de Nebrija In Artem
suam, cuyo texto y comentario
verá el lector en las páginas 225
y siguientes,
Keniston, Hayward : Notes on the "De
libe)'is educandis" of Antonio de
Lebrija. Homenaje ofrecido a Menéndez Pidal, t. III, págs. 126-141.
Lebrija, Marcelo de: Commença la
INDICACIONES BIBLIOGRÁFICAS
primera parte desta obra, ñamada Triaca del Alma...
— Triaca de Amor.
— Triaca, de Tristes [Granada]. Sin
fecha ni impresor.
Lemus y Rubio, Pedro: El Maestro
Elio Antonio de Lebrixa. En Revue Hispanique, XXII, 459-508;
XXIX, 13-120.
LorenzoPalmireno, Juan: De vera et
façili imitatione ciceronis. Zaragoza, 1560.
— Vocabulario del Humanista. Barcelona, 1575.
— El Latino de repente (segunda
parte). Valencia, 1573.
— Ms. 8.470 de la Bibl. Nac. Debió
de pertenecer, como digo en la Introducción, a don Juan B. Muñoz.
Contiene multitud de notas relativas a Nebrija.
Manzanares, Fernando: De dicendi
uenustate : de uerborum
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año 1539.
INDICE
DE
Acorpa, Martin, 121.
Agustín, San. 72, 128, 129, 132, 160.
•Agustín, Antonio, 157.
Alba, duque de, 204, 205, 217, 218.
Albornoz, Gil de, Cardenal, fundador
del Col. de San Clemente, 18.
Alcalá, Alfonso de, 30.
Aldo Manucio, 240.
Alcander, Jerónimo, 240.
Alejandro Magno, 170, 171, 197.
Alejandro VI, 127.
Aliberto, Juan, 20.
Alfonso de Portugal, eu matrimonio
con la princesa Isabel, 29.
Alvares, Manuel, S. J., 98, 99.
Amiguet, maestre, 69, 85.
Anacarsis, 218.
Anaxágoras, 10.
Andrés, Domingo, 60.
Anfión, 202.
Anglaria, Pedro Mártir de, 17, 21, 57,
68, 71, 117, 118, 121, 123, 124, 169,
201, 202, 206, 210.
Aníbal, 11, 108, 191.
Anima Christi. V. grabado pág. 149.
Annio de Vitervo, Juan, 158.
Antígono, 77, 78, 172.
Antonino Pío, 122, 152.
Antonio, Nicolás, 5, 6, 65, 167.
Anvers, Adrián de, 143.
Apeles, 94, 170, 172.
Apolonio, maestro de Salamanca, 13,
15.
Aquila, 133.
Aranda, Gabriel, 23.
NOMBRES
Aranda, Pascual de, 13, 15.
Arator, 36, 45, 59, 145, 152, 163, 166,
219.
Arévalo, duque de, 199.
Arévalo, Faustino, S. J., 114.
Aristarco, 77, 78.
Aristipo, 219.
Aristóbulo, 171.
Aristóteles, 56, 65, 108, 176, 178, 184,
189, 192, 195, 197, 226.
Arquíloco, 157.
Artigas, Miguel, 168.
Asís, Eugenio A. de, 89.
Astudillo, Diego de, 187.
Aulo Gelio, 189.
Ayora, Gonzalo de, 169.
Baco, hijo de Sémele, fundador de Lebrija, 211.
Balbás, Hernando, 53, 54, 136, 137.
Balbo de Lillo, Lorenzo, 30.
Balmes, Jaime, 185, 186.
Bárbaro, Francisco, 192.
Bárbaro, Hermolao, 36, 172, 192.
Barbosa, Arias, 34, 39, 44, 47, 74, 75,
76, 77, 81, 95, 109, 131, 150, 183,
165, 190, 202, 239.
Barrachina, Gaspar, 175.
Barrientos, maestro, 89, 98.
Basilea, Fadrique de, 95, 198.
Beda Venerable, San, 160.
Beltrán, maestro, 89, 98.
Beltrán de Heredia, Vicente, O. P.,
34, 48.
Bernáldez, Andrés, 29.
Bernardo, San, 145.
250
INDICE DK NOMBRES
B e r n u z , P e d r o , 97.
B e r o a l d o , Felipe, 162.
Beroso, 157.
Bertulfo, Hilario, 97, 102.
Biel, Federico, 126. '
Bigi, Luis, 219.
Boecio, Severioo, 59.
Bonifacio, J u a n , 15, 189.
B o r g o ñ a , Felipe de, 65, 66.
B r a v o , B a r t o l o m é , 98.
B r o c a r , A r n a l d o Guillen de, 57, 58,
96, 112, 136, 146, 147, 154, 155, 159,
161.
B r o c a r , J u a n , 136.
B y w a t e r , I n g r a m , 240.
C a l d e r ó n de la B., P e d r o , 185.
Calepino, 105.
C a m a r g o , J u a n , 4 1 , 42.
C a m p o , P e d r o del, 26.
Canio, 173, 192.
C a r o , R o d r i g o , 213, 214.
C a r r a n z a , M a r í a , 27.
C a r v a j a l , J u a n , C a r d , de S a n t á n g e l ,
41.
C a r v a j a l , L o r e n z o de, 58.
Castillo, G a r c í a del, 47, 48.
C a s t r o , F r a n c i s c o de, S. J., 101, 102.
Catón, M a r c o , 172.
Catulo, 207.
Celso, Cornelio, 40, 72, 107.
C e r d a , L u i s de la, S. J., 82, 98-104.
C e r v a n t e s , Miguel de, 237.
C é s a r A u g u s t o , 208, 236.
César, Julio, 107, 234.
Cicerón, M a r c o Tulio, 51, 56, 84, 152,
157, 162, 173, 188, 202.
Cipriano, S a n , 72.
Ciruelo, P e d r o , 63.
Cisneros, F r a n c i s c o J i m é n e z de, 5, 6,
22, 30, 53, 54, 55, 56, 62, 63, 128,
131, 135, 140, 159, 170, 190, 237.
Cleóbul,o 218.
Clístenes, 171.
Clitarco, 171.
Clitoveo, J., 95.
Coci, J o r g e , 112, 143.
Colón, Cristóbal, 81, 82.
Columela, 173, 192.
Conchillos, Lope, 153.
Consistorio, J u a n del, 52.
C o n t r e r a s , F e r n a n d o de, 23.
Corbino, M a t í a s , r e y de P a n o n i a , 17.
Coronel, P a b l o , 30.
C o v a r r u b i a s , 154.
C r a t e s T é b a n o , 182, 183.
Crisipo, 177, 178.
Crisoloras, M a n u e l , 68.
Crossa, Antonio, 85.
C h a b á s , Roque, 6, 167, 168.
Cherilo, 171.
D e m ó s t e n e s , 162.
D e s p a u t e r i o , 84.
Deza, F r . Diego de, 40, 126, 137, 138.
Dídimo, 77, 78.
Dido, r e i n a de C a r t a g o , 10, 11, 144,
191.
Diogenes, 76, 132, 178, 183.
Dioscórides, 36.
D o n a t o , g r a m á t i c o , 85, 90, 96, 127.
E b r a r d o , 115, 134.
E g u í a , M i g u e l de, 143, 161.
E l i a s , P e d r o , 69, 115.
Elio A d r i a n o , 10, 191.
Elio T r a j a n o , 10, 191.
E n r í q u e z , F a d r i q u e , a l m i r a n t e de C a s tilla, 116.
E r a s m o , Des., 68, 219, 240.
E r a t ó s t e n e s , 178.
Ercilla, Alonso de, 185.
E s c o b a r , Lucio Cristóbal de, 5, 36, 88,
90, 95, 97, 102, 112, 220.
Esopo, 146, 147, 178.
E s p e r a b a , E n r i q u e , 6, 48, 49.
E s p i n o s a , P e d r o , 34.
E s t r a b ó n , 173.
E v a n g e l i s t a , 199.
E x e r i t , J a i m e , 143.
F a l c ó , J u a n , 60.
F a v o r i n o , 176, 189.
F e r n á n d e z , Benigno, 95.
F e r n á n d e z de Madrid, Alonso, 68, 69
F e r n á n d e z Z a m b r a n o , M a r t í n , 103.
F l a m i n i o , A n t o n i o , 172.
F l a m i n i o , Lucio, 36, 38, 52.
Filelfo, 122.
Filipo de Macedonia, 184.
F í r m i c o , J u l i o , 224.
ÍNDICE DE NOMBRES
Fonseca, Alfonso de, 10, 13, 22, 23,
51, 73.
Fonseca, Fr. Cristóbal de, O. P., 12.
Forcellini, 105.
Gadea y Aranda, Baltasar, 5, 167.
Galeoto, Marcio, 17, 18.
Gallardo, Bartolomé José, 167.
Garcés, Julián, 95.
García, Martín, 178.
García de Matamoros, Alfonso, 47.
Gaza, Teodoro, 36.
Geraldino, Antonio, 202.
Gesner, 105.
Glareano, Enrique, 84.
Gómez de Castro, Alvaro, 48, 53, 54,
57, 59, 60, 64, 68.
Gómez de Pastrana, Pedro, 103.
Gomiel, maestro de Salamanca, 33.
González Dávila, Gil, 28.
González Lluvera, Ignacio, 238.
González de Mendoza, Pedro, Cardenal de España, 22, 79, 91, 206, 237.
Gregorio, Papa, San, 128, 153, 161.
Gregorio Nacianceno, San, 59, 165.
Guevara, Antonio de, 159.
Hadank, Karl, 168, 189, 190.
Haebler, 92.
Hasdrúbal, 217.
Hazañas, Joaquín, 20, 33.
Hebrardo, 60.
Hena, 173. 192.
Herrera, el Bachiller, 154.
Herrera, Agustín, S. J., 103.
Herrera, Hernando de, 120.
Herrera el Viejo, 48.
Hesiodo, 178.
Hispano, Pedro, 88.
Homero, 165.
Honcala, Antonio, 68.
Honorato, Servio, 95.
Horacio Flaco, 2, 56, 94, 156, 222.
Huarte de San Juan, Juan, 56, 63.
Huete, Pedro de, 97.
Hugo, 132.
Hugución, 133.
Ibarra, Martín, 5, 47, 48, 49, 62, 86,
95, 116.
Ildefonso, San (Colegio de), 26, 63, 64.
Imilce, esposa de Aníbal, 234.
251
Isidoro, San, 78.
Isóerates, 186.
Jenofonte, 158, 174.
Jerónimo, San, 57, 72, 128, 130, 133.
134, 154, 161, 165.
Jovio, Paulo, 17, 62, 68.
Juan II de Castilla, 9, 14.
Juan, el Príncipe D., hijo de los Reyes
Católicos, 46, 206.
Julio II, Papa, 57.
Juvenal, 173.
Juvenco, 36, 45, 59, 145, 152, 219.
Keniston, Hayvvard, 168, 189.
Lactancio, 72.
Ladislao de Bohemia, 192.
Laercio, Diogenes, 65, 205, 206, 218,
219.
Lapo, 122,
Lastra, Diego, 196, 199.
Laurenciano, Laurencio, 36.
Lebrija, Agustín de 99, 100.
Lebrija, Alonso de, 26.
Lebrija, Antonio de, 26, 27.
Lebrija, Fabián de, 62, 65, 115, 170.
Lebrija,, Francisco de, 27.
Lebrija, Isabel, Catalina, Francisca o
Sabina de, 26, 27.
Lebrija, Marcelo de, 26, 58, 67, 93.
Lebrija, Sancho (Xantus) de, 26, 27,
60, 61, 163.
Lebrija, Sebastián de, 26, 27, 65, 66.
Lemus y Rubio, Pedro, 5, 6, 112, 238.
León, Fr. Luis de, 12, 215.
León, el Doctor, 31.
León, Tomás, 5.
Leto, Pomponio, 22.
Lisipo, 171.
López, Diego, seudónimo del P. Agustín de Herrera, S. J., 103.
Lora, Diego de, 23, 142.
Lorenzo Palmireno, Juan, 68, 78, 83
84, 86, 89, 98, 106, 180, 181, 191.
Lucano, 173, 191, 192, 207, 223, 232-,
234.
Luciano de Samosata, 178.
Luciano Mártir, 132.
Lyra Barreto, Francisco, 102.
Madrigal, Alonso de (el Tostado), lñ,
156.
252
ÍNDICE DE NOMBRES
Mahoma, 235.
Maldonado, Juan, S. J., 157.
Martínez Lusitano, Francisco, 89.
Martínez de Cala e Hinojosa, Juan.
9, 212.
Matosas, Pedro Juan, 85, 116.
Mancinelli, Antonio, 87, 96, 102.
Manetón, 157.
Manrique, Iñigo, 128.
Manrique, Jorge, 12.
Manso, Rector de la Univ. de Salamanca, 38.
Mantuano, Bautista, 59, 60, 97.
Manzanares, Fernando, 46, 47.
Marcial, Marco Valerio, 97, 107, 221,
222, 223, 227, 234.
Marineo Sículo, Lucas o Lucio, 20, 21,
27, 47, 52, 62, 68, 74, 116, 117, 119,
120, 121, 125, 138, 169, 175, 196,
197, 198, 210.
Marso, 122.
Martín V., 41.
Mayáns y Sisear, Gregorio, 58, 114,
156, 167.
Melanchton, Felipe, 90.
Meléndez Valdés, 185.
Mendoza, Iñigo de (conde de Tendi11a), 57, 117.
Menndez y Pelayo, Marcelino, 78, 89,
99, 238, 239.
Menéndez Pidal, Ramón, 238.
Mérula, Jorge, 17, 22.
Mérula, Paulo, 68.
Metastines, 157.
Mételo, Quinto Cecilio, 188.
Monilla, el Licenciado, 153.
Montesinos, José F., 113.
Moya, Antonio de, 63.
Muñoz, Juan Bautista, 5, 6, 18, 22, 23,
53, 167, 201.
Muros, Diego de, 144, 148, 149, 150.
Néstor, 213.
Nicolao, 133.
Nicolao V, 41, 58.
Nonio Marcelo, 95.
Núñez Delgado, Pedro, 32, 51, 52, 53,
144, 145, 153, 154.
Núñez Pinciano, Henán, 30, 120, 145.
Ocampo, Florian de, 68.
Oliber, el maestro, 89, 98.
Onesícrito, 171.
Orden, Juan de la, 18.
Orígenes, 160.
Oriola, Gregorio, 95, 96.
Osma, Pedro de, 13, 15, 23, 130.
Ossuna, Fr. Francisco de, 177, 179,
180, 185.
Ovidio Nason, P., 159, 222, 223, 226,
233.
Palacios Rubios, 175.
Palasino, Raimundo, 68, 88, 96, 97,
220.
Papías, 133, 134.
Pérez Pastor, Cristóbal, 99.
Pastrana, Juan de, 69, 115.
Patres, Catalina, 27.
Paz y Melia, Antonio, 6.
Pedro Arbués, San, 20.
Pérez, Fr. Antonio, 196.
Pérez de Almazón, Miguel, 37, 110,
168, 170, 174, 175, 182, 188, 189,
190, 192, 193; sus hijos Francisco
y Miguel, 195, 197, 198, 199.
Pérez Ortiz, maestro de Gramática,
101.
Perotto, Nicolás, 192.
Petreyo (Pérez), Juan, 60,
Pico de la Mirándula, Juan, 59, 60,
172, 192.
Pinelo, Jerónimo, 153.
Pirgoteles, 171.
Pitágoras, 10.
Policiano, Angelo, 22, 45, 172.
Polono, Estanislao, 112.
Planes, Miguel de, 148.
Platini, 219.
Plauto, 152, 222.
Plinio, cátedra de, 38, 40.
Plinio Segundo, 36, 72.
Plutarco, 174.
Pompeyo, 234.
Prisciano. 104.
Probo, gramático, 77, 78.
Propercio, 235.
Próspero de Aquitania, San, 98, 152.
Prudencio, Aurelio Clemente, 36, 45,
59, 60, 145, 148, 153, 219.
Ptolomeo, 171.
ÍNDICE DE NOMBRES
QuintaniHa y Mendoza, Pedro de, 53.
Quintiliano, Q. Fabio, 56, 73, 82, 86,
96, 172, 174, 179, 181, 191, 192, 193,
194, 195.
Quinto Fabio Máximo, 51.
Ramírez de Guzmán, Diego, 128.
Reinach, S., 239.
Ramárez illaescusa, Diego, obispo de
Cuenca, 22, 40, 45, 47, 74, 144, 151.
159, 237.
Rincón, Fernando o Antonio, pintó y
grabó el retrato de Nebrija, 65, 66.
Río Noruega, Alonso del, 20.
Riolacedo, Andrés, 158.
Ríos, Cristóbal de los, 52.
Roa, Maestro, 44, 190.
Rodríguez Aniceto, C , 99.
Rodríguez de Fonseca, Juan, primer
discípulo de Nebrija; fué obispo de
Badajoz, Palencia y Burgos, 22, 26,
36, 146, 154, 159, 218.
Romano, Aldo, 172.
Romero, Juan, 27.
Ruelio, Juan, 36.
Rufino, 165, 234.
Ruiz, Francisco, 97, 220.
Safo, 202.
San Clemente (Colegio de), 15, 17, 18,
19, 20.
Sánchez, maestro, 89, 98.
Sánchez de las Brozas, Francisco (el
Brócense), 58.
Sánchez Cantón, F. J., 66.
Sánchez de la Fuente, Francisco, 128.
Sánchez, Gabriel, 175,
Sánchez, José Rogerio, 238.
Sánchez Cantón, F. J., 65.
Sanguino, Jerónimo, 97.
Santaella, Rodrigo de, 20, 145, 154.
Sedulio, 36, 45, 145, 148, 153, 219.
Segura, Alfonso de, 116.
Sempere, el Doctor, 89, 98.
Sempronio Romano, 158.
Sénecas, An. y Lucio, 173, 191, 192.
Silio Itálico, 10, 172, 173, 191, 192.
Silvio Picolomini, Eneas, 192.
Símaeo, 133.
Sixto IV, Papa, 17.
253
Sobrarías, Juan, 20, 120, 139, 143, 145,
149, 150, 202, 219.
Sócrates, 219.
Solís, Isabel, 26.
Suaña, Emeterio, 5, 53.
Suárez de Fuente el Sanz, Alonso,
128.
Suelves, Miguel de, 143.
Suetonio, 227.
Talavera, Fr. Hernando de, 21, 22, 23,
24, 25, 29, 31, 72, 91, 159, 229, 237.
Támara, el Bach., 89, 98.
Téllez, Hernando, 57, 58.
Teodoción, 133.
Terencio, Publio, 152.
Tertuliano, 72.
Tiberio, César, 231.
Tíbulo, Albio, 158.
Ticio (o Tizón), Alfonso, 38, 40, 47,
48, 116.
Tito Livio, 157.
Toledo, Gutierre de, 92, 94, 95.
Torre y del Cerro, Antonio de la, 6,
54.
Torrella, el maestro, 89, 98.
Torres, Pedro de, 48.
Trajano, Emperador, 217.
Trespuentes, Juan de, 50, 52.
Trigueros, Juan, 52.
Valdés, Juan, 112, 113, 114.
Valla, Lorenzo, 22, 95, 116, 122, 125,
154.
Valles, Agustín, 168.
Várela de Salamanca, Juan, 112.
Varrón, 227.
Vaseo, Juan, 68.
Vaurentino, Andrés, 97.
Vázquez, Juan, 99.
Vega, Fernando de, 169.
Vega, Garcilaso de la, 185.
Vega, Lope Félix de, 185, 237.
Vegio, Maffeo, 192.
Velasco, Fernando José de, 139, 140.
Vera, L. Fernando de, 103.
Vergara, Alfonso y Juan, 30.
Vergara, Juan, 67, 68.
Verino, Miguel, 219.
Villava, Juan de, 219.
254
INDICE DE NOMBRES
Virgilio Marón, Publio, 10, 51,
150, 152, 165, 221, 222, 223,
226, 227, 230, 231, 232, 233,
Villadei, Alejandro de, 85, 104,
Villafuerte, Juan de, 33.
Villalón, Cristóbal de, 89.
Vivanco, el Bachiller, 203.
Vives, Juan Luis, 68, 69, 85, 180,
195, 237.
Walbérg, E., 238.
Ungut, Meinardo, 112.
149,
224,
235.
116.
187,
Xarana (o Harana) y Ojo, Catalina»
9, 212.
Xeniades, 72, 132.
Xuárez, Alfonso, Maestro de prima de
Gramática, 23.
Zamora, Alfonso de, 30.
Zentenera, Antonio de, 92.
Zúñiga, Juan, 12, 15, 28, 31, 33, 34,
35, 75, 92, 93, 110, 111, 115, 198,
238.
Zurita, Jerónimo de, 143.
INDICE
GENERAL
Páginas
INTRODUCCIÓN
5
PRIMERA PARTE.—DATOS BIOGRÁFICOS.
I.—Padres, patria, nacimiento y prirœros años de Nebrija
II.—Viaje a Italia. Colegial de San Clemente. Pensando en la tornada.
III.—Al servicio del Arzobispo de Sevilla. Maestro en Salamanca. Cásase con doña Isabel de Solís. Fruto de su matrimonio
IV.—Interrumpe Nebrija la enseñanza para componer el Diccionario
latino. Colabora en la Políglota Complutense. Enseña Gramática en Sevilla
V.—Vuelve a Salamanca. Lee la Tercera repetición y publica el
Lexicon iuris. Es privado de la cátedra. El Rey le nombra su
Historiador. Torna a Salamanca y lee la cátedra de Plinio.
VI.—La gran contención. Repeticiones sobre los números y sobre el
acento latino. Arias Barbosa, el Licenciado Manzanares y el
Maestro Tizón avivan la lucha. Derrota de Nebrija
VII.—Retírase a Sevilla, donde regenta la cátedra de San Miguel.
Vuelve a Alcalá y es bien recibido por Cisneros. Lee la cátedra de Retórica
VIII.—Ultimas actividades literarias de Nebrija. El prólogo de la Thalichristia, de Alvaro Gómez de Castro
IX.·—Muerte de Nebrija. Su retrato. F a m a postuma
9
17
22
28
33
39
50
57
62
SEGUNDA PARTE.—ACTIVIDAD LITERARIA.
Ί . — N E B R I J A , DEBELADOR DE LA BARBARIE.
Plan de campaña. Primeras escaramuzas
El Gramático
Publica las Introducciones latinas o Arte literaria
Análisis del Arte de Nebrija
71
76
79
81
256
INDICE
Páginas
Ediciones que se hicieron de las Introducciones durante los veinte
primeros años, o sea de 1481 a 1501
Nebrija y el P. Luis de la Cerda. Reforma del Arte de Nebrija.
El Vocabulario latino
Ediciones y críticas del Vocabulario
Nebrija y Marineo
Π.—NEBRIJA,
90
98
105
111
115
COMENTADOR ECLESIÁSTICO.
La Apología y las Quincuagenas
Cisneros y Nebrija
La Áurea exposición de los Himnos
Los Libros Menores
El Carmen Paschale de Sedulio y las poesías de Prudencio
Las Epístolas y los Evangelios
El Santoral y las Homilías sobre los Evangelios de las Dominicas.
127
135
140
145
148
158
159
ΠΙ.—NEBRIJA, PEDAGOGO.
Su tratado sobre la educación de los hijos
Nombrado cronista regio, expone al Rey Católico su criterio
sobre la manera de escribir la Historia de España
Miguel de Almazán le pide a Nebrija una instrucción sobre la
manera de educar a los hijos, y Nebrija compone para ello el
libro De liberis educandis
Contenido del libro. Formación física. La madre debe amamant a r a sus hijos. Las primeras impresiones de los niños. Aprender las letras jugando. La nodriza y el pedagogo, auxiliares
de los padres. Oficio del pedagogo. El preceptor sea, a poder
ser, el mejor. Duce natura. Pedagogía del amor. El maestro,
padre espiritual. ¿En casa o en las escuelas públicas?
Juicio sobre el tratado De liberis educandis. Nebrija renueva la
escuela pedagógica española iniciada por Quintiliano. Principios de esta escuela. Nebrija y los hijos de Almazán
167
168
174
176
189
IV.—NEBRIJA, POETA.
Nebrija, poeta laureado
Colecciones de sus poesías
El Epitalamio en las bodas de don Alonso de Portugal con la
Princesa Isabel
Salve, casita mía
De la antigüedad de Lebrija
Feliz año nuevo
201
20a
206
210
211
212
ÍNDICE
257
Páginas
A las ruinas de Mérida
Romería de los Reyes a Compostela
A la Virgen de la Vega
Sapientum dicta
Antonii Nebrissensis salutatio ad patriam suam. (Texto, traducción y comentario.)
Ad Artem, suam auctor. (Texto, traducción y comentario.)
Ferdinandi ac HeVsabethae. Hyspaniae Regum
clarissimorurn
profectio ad D. Iacobum. (Texto, traducción y comentario.) ...
De Emérita restituía
213
214
216
218
221
226
229
236
C O N C L U S I O N
Indicaciones bibliográficas
índice de nombres
243
249
EL AÑO 1470 VOLVÍA DE ITALIA UN JOVEN ESPAÑOL LLAMADO E L I O
ANTONIO,
NATURAL
DE
LEBRIJA,
TRAYENDO
CONSIGO LOS AUTORES DEL LATÍN QUE M U C H O S SIGLOS HABÍA
ESTABAN DESTERRADOS DE S U PATRIA. C O N ELLOS DESTERRÓ
DE E S P A Ñ A A LA BARBARIE, Y TRAJO A ELLA POR U N CAMINO
NUEVO Y
DE N I N G Ú N
OTRO HOLLADO HASTA ENTONCES A
A P O L O Y A LAS M U S A S . " S I V U E S T R A A L T E Z A — L E D I J O A
LA R E I N A I S A B E L — H A DADO A E S P A Ñ A U N SIGLO DE O R O ,
YO LO H E ILUSTRADO CON M I S LETRAS." " G R A C I A S A ELLAS
— L E D I J O A S U PUEBLO N A T A L — , T U NOMBRE Y EL MÍO NO
S E BORRARAN E N M U C H O S SIGLOS DE LA MEMORIA D E LOS
HOMBRES"...
Y PASARON CINCO SIGLOS, Y EL AÑO 1942, EL DÍA 25 DE
AGOSTO, SE ACABÓ DE IMPRIMIR EN LOS TALLERES "DIANA",
ARTES GRÁFICAS, LARRA, 6, MADRID, ESTE LIBRO TITULADO
N E B B I J A , CON EL QUE LA E D I T O R A N A C I O N A L , EN
NOMBRE DE ESPAÑA, RESPONDIÓ A LA VOZ DEL GRAN
FILÓLOGO :
ET FAMAM VOBIS S É C U L A MULTA
DABUNT
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