TEMA 2-Claudia - Grado de Historia del Arte UNED

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TEMA 2. LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y EL IMPERIO
NAPOLEÓNICO
Este tema hace un repaso a la Revolución Francesa, analizando sus diversas etapas. Dicha Revolución,
junto con la de Estados Unidos, pone fin al Antiguo Régimen. Las nuevas ideas se extenderán por toda
Europa de la mano del ejército de Napoleón Bonaparte. La nueva organización del Estado en todos los
sentidos impulsó a la nueva sociedad, abriendo una nueva era en la historia de la Humanidad.
La Revolución Francesa (1789 -1799)
CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN . Aunque fueron varias las causas que provocaron la Revolución, la
fundamental fue de índole económica, motivada por la situación de la Hacienda pública que llevó a Luis
XVI y a sus ministros a aumentar los impuestos; los intentos para conseguir que la nobleza y el clero
pagasen ciertos impuestos llevó a estos dos estamentos a una postura de rebeldía. Sin embargo también
coincidieron otra serie de factores que contribuyeron de forma decisiva a desencadenar la Revolución:
-
El auge de la burguesía que reclamaba para sí un poder político paralelo al económico del que
disfrutaba.
-
Descontento del Tercer Estado, cada vez más presionado por los impuestos, ya que la nobleza y
el clero estaban exentos.
-
Siguiendo las ideas reformistas de los pensadores ilustrados se reclamaba un cambio político, la
sociedad estamental se presentaba en el siglo XVIII como una estructura anacrónica.
-
Las malas cosechas de los años 1788 y 1789 elevaron el precio del trigo (el pan era el producto
básico de subsistencia) y el hambre empujaba a las masas a tomar posturas desesperadas.
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-
Había un desajuste entre las necesidades sociales, políticas y económicas del país y la capacidad
de respuesta por parte de los gobernantes.
LOS ESTADOS GENERALES . Se reunieron en mayo de 1789, presididos por Luis XVI. Los Estados Generales
estaban formados por representantes de los tres estamentos: nobleza, clero y Tercer Estado; los
seiscientos diputados del estado llano igualaban en número a los de la nobleza y el clero por lo que se
inclinaban por la reunión en una sola sala y la votación por individuos, mientras que los privilegiados
deseaban la deliberación por separado y emitir un voto por cada estamento.
Al no conseguir que el monarca aceptase sus peticiones, el Tercer Estado decidió separarse de los otros
dos estamentos y constituirse en Asamblea Nacional; cerrada la sala de reuniones por el rey, los
miembros de la Asamblea se reunieron en el Pabellón del Juego de Pelota con la voluntad de no
separarse hasta haber dotado al pueblo de una Constitución, los representantes de la nobleza y el clero
decidieron aceptar la Asamblea conjunta para elaborar ésta, lo que supuso proclamar la soberanía
nacional frente al poder real.
LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE (1789-1791). La Asamblea Nacional se declaró, por tanto, Constituyente, a
esta revolución política se unió la rebelión popular en Paris, con la toma de la prisión de la Bastilla el 14
de julio de 1789, que se convirtió en el símbolo del fin del Antiguo Régimen. Estos acontecimientos
tuvieron una amplia repercusión en todas las ciudades y la burguesía tomó el relevo de las antiguas
autoridades mediante la creación de milicias.
El clima revolucionario se extendió también al campo, donde los campesinos se rebelaron contra el
régimen señorial; este tipo de revueltas se repitió varias veces durante la revolución, provocadas
generalmente por las subidas del pan y el hambre consiguiente.
Como paso previo a la elaboración de la constitución, la Asamblea aprobó en agosto de 1789 la
Declaración de los Derechos del hombre y del ciudadano en la que se establecieron los principios
básicos sobre los que se debía asentar el nuevo régimen social y político. A partir de ese momento la
Asamblea elaboró la Constitución de 1791, por la que Francia se convertiría en una Monarquía
constitucional y en la que se establecía:
-
La separación de poderes: el poder ejecutivo recaía sobre el rey, limitado por la Constitución y
el control de la Asamblea; el legislativo recaía en una Asamblea elegida mediante sufragio
censitario, mientras que el poder judicial era independiente. Se suprimían todos los privilegios,
incluido el fiscal.
-
Se estableció la Constitución Civil del Clero (1790) por la que se daba a la Iglesia francesa un
carácter nacional, anulando su dependencia del Papa. Se nacionalizaron los bienes de la Iglesia
y los sacerdotes eran considerados funcionarios públicos que debían jurar la Constitución.
-
Se produjo la descentralización de la Administración, creándose 83 departamentos y
aumentando las atribuciones de los ayuntamientos; se acabó con las justicias señoriales y la
venta de cargos por parte de los monarcas.
-
Se estableció la categoría de ciudadanos activos, que eran los que poseían derechos políticos,
para lo cual debían ser mayores de veintiún años y poseer una renta determinada.
Los problemas principales a los que hubo de enfrentarse la Asamblea fueron el religioso y el financiero;
para evitar la bancarrota del Estado se nacionalizaron los bienes del clero que con posterioridad fueron
puestos a la venta, lo que hizo que apoyaran la Revolución todos aquellos que eran lo bastante ricos
como para adquirirlos, pero también originó una fuerte inflación que produjo un clima de permanente
inestabilidad social.
La situación de Luis XVI era cada vez más difícil, intentó huir de Francia pero fue detenido en Varennes y
conducido prisionero a París; esta huida fallida tuvo decisivas consecuencias pues hizo más difícil la
supervivencia de instituciones en las que el rey era pieza fundamental, a la vez que produjo una
profunda división entre las fuerzas políticas.
La Asamblea Legislativa (1791-1792). La Asamblea que debía elaborar las leyes para desarrollar los
principios establecidos en la Constitución estaba compuesta por 263 diputados de derechas –
defensores de la Monarquía constitucional – y 136 de izquierdas – divididos entre jacobinos y girondinos
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– partidarios de la República; entre ambos extremos había unos 200 diputados que se mantenían en
posturas equidistantes.
La división de la clase burguesa hizo difícil el funcionamiento de la Asamblea que apenas duró un año; a
estas dificultades se unió la tensión social provocada por la mala cosecha del año 1791 que volvió a
encarecer el precio del pan. El clero, por su parte, contrario a las reformas, alentaba una
contrarrevolución desde el exterior alentada por los nobles que, ante estos sucesos, habían emigrado de
Francia.
Luis XVI estaba convencido de que su única posibilidad de mantenerse en el poder estaba en la ayuda
exterior. El rey de Prusia invitó al resto de los soberanos a unirse para restaurar el orden en Francia y la
Asamblea declaró la guerra a Prusia y Austria. El avance de las tropas enemigas alertó a la población de
París, que respondió con la insurrección de los sans-culottes (masas populares de París), que
establecieron un gobierno revolucionario, la Comuna, que usurpó el poder de la Asamblea, obligándola
a tomar diversas medidas como la requisa de granos, la derogación de la Constitución de 1791 y la
elección, por sufragio universal masculino, de una Convención Constitucional que gobernaría Francia y
elaboraría una nueva constitución.
El 10 de agosto de 1792 los sans-culottes asaltaron el palacio de las Tullerías para apresar y destituir a
Luis XVI. Desbordada por los acontecimientos, la Asamblea se disolvió en el mes de septiembre, el mimo
día que el ejército francés obtenía la victoria de Valmy. La Monarquía había caído.
CONVENCIÓN Y REPÚBLICA (1792-1795). Tras
el destronamiento del rey se formó la
Convención Nacional que proclamó el Año
Primero de la República Francesa; esta
nueva asamblea fue elegida por sufragio
universal masculino y agrupaba a 749
diputados en tres partidos:
-
Girondinos: representantes de la
alta burguesía y defensores de la
legalidad constitucional.
-
La Montaña: entre los que se
encontraban los jacobinos de la
anterior legislatura, defensores de
los principios revolucionarios y
más cercanos a la burguesía media
y las clases populares.
-
La Llanura: fluctuantes entre
girondinos
y
montañeses,
integrada por republicanos y
burgueses moderados.
Los primeros meses de vida de la
Convención fueron los más conflictivos y en
ellos el nuevo gobierno girondino –
formado por republicanos moderados –
hubo de hacer frente a grandes problemas; el primero fue el procesamiento de Luis XVI quien, declarado
culpable de implicaciones contrarrevolucionarias con los enemigos de Francia, fue condenado a muerte
junto a otros miembros de la familia real y guillotinado. Su muerte marcó el definitivo alejamiento entre
girondinos y montañeses, a la vez que marcó el desafío abierto a la Europa del Antiguo Régimen.
En relación a la guerra, después de la victoria de Valmy, las tropas francesas prosiguieron su avance;
pero ante la ejecución de Luis XVI, Inglaterra organizó una coalición antifrancesa. El reclutamiento
forzoso llevado a cabo para hacer frente a las potencias europeas provocó su conflicto civil,
produciéndose levantamientos especialmente fuertes en algunas regiones. Por lo tanto, a comienzos de
1793 Francia estaba en estado de guerra dentro y fuera de su territorio; y ante la poca eficacia del
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gobierno girondino, los sans-culottes asaltaron la Convención, otorgando el poder a los jacobinos
(republicanos radicales).
Los jacobinos gobernaron a través del Comité de Salud Pública, presidido por Robespierre, que ejerció la
autoridad mediante el Terror, decretando medidas de excepción, la supresión de todas las libertades y
un intervencionismo estatal que abarcaba todos los aspectos de la vida pública. La dura represión
política acabó destruyendo el propio gobierno jacobino que cayó mediante un golpe de Estado. La obra
política del gobierno jacobino se plasmó en la elaboración de una nueva constitución, más radical que la
anterior: la Constitución de 1793, que sustituía el sufragio censitario por el universal y reconocía el
derecho al trabajo, la enseñanza gratuita para todos y la asistencia social. En el aspecto religioso el culto
católico fue sustituido por el culto a la Razón y se cerraron las iglesias; se instauró un nuevo calendario
con nombres basados en la climatología y la agricultura. En la política exterior, la reorganización llevada
a cabo en el ejército dio como resultado una serie de victorias contra la Coalición que salvaron a Francia
de la invasión exterior.
LA REACCIÓN TERMIDORIANA (1794-1795).
Robespierre se ganó tal número de
enemigos que el día 10 de Termidor (28
de julio de 1794) fue guillotinado junto a
veintiuno de sus amigos; inaugurándose
un período de apaciguamiento y
abandono del Terror. En el terreno
religioso se estableció la libertad de
cultos y la separación Iglesia-Estado; en el
social se negoció la pacificación de los
campesinos del oeste de Francia y en el
terreno económico se restauró la libertad
económica. Se vaciaron las cárceles, se
produjo la vuelta de los emigrados y los
ejércitos franceses obtuvieron nuevas victorias; esta tregua hizo posible el nacimiento de un partido
realista que defendía la restauración de la Monarquía.
El nuevo gobierno moderado, procedente de la Llanura, resultó muy débil al estar continuamente
amenazado por conspiraciones de monárquicos y jacobinos; para evitar una nueva dictadura la
Convención termidoriana elaboró la Constitución de 1795 que se hizo en función de los intereses de la
burguesía, ya que reconocía el derecho a la propiedad y la igualdad civil. Se organizó la separación de
poderes:
-
El poder ejecutivo se organizaba en un Consejo formado por cinco personas del Directorio que
se renovaban a razón de uno cada año.
-
El poder legislativo lo ejercían dos Cámaras – el Consejo de los Quinientos que proponía las
leyes y el Consejo de los Ancianos que las votaba – elegidas por sufragio censitario.
-
Se reconocía la independencia del poder judicial.
La guerra y la debilidad del Directorio incrementaron el protagonismo del ejército; una vez aprobada la
Constitución se disolvió la Convención y se dio paso a un nuevo régimen: el Directorio.
EL DIRECTORIO (1795-1799). Gracias al apoyo del ejército el Directorio logró prolongar durante cinco
años el compromiso termidoriano. El hecho más significativo en esta etapa fue la llamada Conjura de los
iguales, impulsada por el filósofo Babeuf que, aprovechando el descontento del pueblo, intentó derrocar
al gobierno e instituir un régimen comunista; pero fue un fracaso y él y sus seguidores fueron
guillotinados.
La guerra con Europa seguía pendiente, si bien algunos países de la Coalición ya habían firmado la paz;
sin embargo, Inglaterra y Austria continuaban la lucha. Un ejército conducido por Napoleón Bonaparte
tras una serie de victorias, marchó hacia Viena y forzó un tratado de paz; después continuó hacia Egipto
en un intento de bloquear el comercio inglés con la India y, tras vencer en la batalla de las Pirámides,
tomó Alejandría y El Cairo. Pero la política expansionista del Directorio provocó una Segunda Coalición
entre las principales potencias europeas y la guerra se reanudó en todos los frentes.
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El Directorio se encontraba cada vez más debilitado, frente a monárquicos y revolucionarios actuó
mediante la utilización de golpes de Estado (Fructidor, Floreal) con el apoyo de los militares; pero las
continuas derrotas del ejército francés y las vacilaciones del gobierno propiciaron el golpe de Estado del
18 de Brumario: un Director, el exabate Sieyès organizó un grupo de moderados que buscaba una
revisión constitucional; el brazo ejecutor de este grupo lo encontraron en Napoleón Bonaparte que
acababa de desembarcar en Francia tras dejar a su ejército en Egipto. Sieyés y Napoleón tomaron el
poder por las armas el 18 de Brumario (3 de noviembre de 1799) e inauguraron una nueva etapa en la
historia de Francia.
El Imperio Napoleónico
Napoleón Bonaparte (1769-1821), nacido en Córcega en el seno de una familia noble sin fortuna, se
formó desde muy joven en la Escuela Militar de París; al iniciarse la Revolución era teniente del arma de
artillería y pronto simpatizó con las ideas revolucionarias, luchando con tanto ardor que con sólo
veintiocho años llegó a general. Su figura militar se forjó en las guerras del Directorio, en el verano de
1798 fue derrotado en el Mediterráneo por el almirante Nelson, aunque logró huir de Egipto y
desembarcar en el sur de Francia.
EL CONSULADO. El golpe de Estado del 18 de Brumario situó al frente
del poder ejecutivo a tres cónsules: Bonaparte, Sieyès y Duchos,
pero el poder pronto pasó a las manos de Napoleón que ejercería
como Primer Cónsul, mantuvo los cambios esenciales de la
Revolución pero logrando la recuperación del orden público y la
estabilidad social; reclutó una nueva administración para lo que
contó tanto con personas del Antiguo Régimen como de la
Revolución, para ello tuvo que apoyarse en una eficaz labor por
parte de la policía.
Los tres Cónsules promulgaron una nueva Constitución llamada del
Año VIII (1800) que reorganizó totalmente el país, recortando la
soberanía popular y fortaleciendo el poder ejecutivo; Napoleón
como Primer Cónsul tenía amplios poderes que iban más allá del
poder ejecutivo, los otros dos cónsules quedaron relegados a
funciones consultivas. Al contrario de las constituciones
precedentes, la de 1800 carecía de una Declaración de derechos del
hombre y también olvidó la división de poderes.
Durante los primeros años del Consulado se realizaron grandes avances administrativos, políticos y
constitucionales; Napoleón cierra el período de rupturas traumáticas e inaugura una nueva etapa de
estabilidad política y autoridad personal ilimitada que culminaría con su designación como cónsul
vitalicio. Aunque no era religioso vio en el catolicismo un apoyo necesario para su régimen y restableció
la paz religiosa con el Papa Pío VII mediante la firma del Concordato con la Santa Sede de 1801.
El restablecimiento de la paz con el exterior tras las victorias de Marango y Hohendinden le supuso fun
fuerte apoyo popular, y culminarían con la paz de Amiens en 1802. Ese mismo año Napoleón promulgó
una nueva Constitución del Año X que reforzaba aún más su poder.
Pero su mayor contribución fue la organización administrativa de todo el territorio francés, se impuso la
designación de cargos frente a la elección y un férreo control del gobierno sobre los administradores, de
manera que Francia se convirtió en un Estado centralizado como no lo había sido nunca hasta entonces.
Logró restablecer la estabilidad económica garantizando el derecho a la propiedad y promoviendo la
confianza de las personas que poseían riquezas; en cuanto al régimen financiero francés, en el año 1800
se creó el Banco de Francia y el franco como unidad monetaria.
Por último, en el aspecto social, sustituyó la pluralidad de legislaciones del Antiguo Régimen
promulgando el Código Civil (1804) que confirmó la abolición de los privilegios, respetó los derechos
adquiridos durante la Revolución y reforzó la familia y el derecho a la propiedad privada. También
promulgó el Código de Comercio y el Código Penal, que aún hoy son considerados modelos.
EL IMPERIO. La reanudación de la guerra contra Inglaterra en 1803 y el fracaso de un nuevo complot por
parte de los realistas favoreció que el Consulado se convirtiera en un régimen hereditario en el que la
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clase burguesa veía una garantía de estabilidad. Se elaboró una nueva Constitución del Año XII que
confiaba el poder de la República a un Emperador de los Franceses, Napoleón I; por un lado se
aseguraban los logros de la Revolución: libertad política y civil e igualdad de derechos y por otro el
gobierno se decantaba claramente por una férrea autoridad. El Emperador deseaba que el Papa Pío VII
fuera a París a consagrarle, aunque fue al final fue el mismo Napoleón el que se coronó Emperador el 2
de diciembre del 1804 en una ceremonia de gran boato.
En el aspecto político, aunque en teoría se
mantuvieran la soberanía nacional y el
sufragio universal, quedó claro el principio
de que el poder viene de arriba; el cuerpo
legislativo vio como se reducía su papel,
mientras las cámaras quedaron reducidas a
un mero trámite que ratificaba las
decisiones del emperador; los ministros
también vieron reducidas sus atribuciones
e incluso la justicia quedaba en manos de
Napoleón. Se crearon jurisdicciones
especiales, se endurecieron las sanciones
penales y a la vez se incrementaron los
poderes de la policía; incluso en el verano
de 1810 se restableció la censura. Todas
estas decisiones venían a reforzar un
régimen autocrático y conferían al Emperador el control definitivo sobre la sociedad.
En el aspecto social Napoleón se rodeó de una nueva nobleza hereditaria, pero sin privilegios, que tuvo
su base en el desempeño de una función al servicio del Imperio más que en la posesión de la tierra; a
ella se sumó la antigua nobleza a la que concedió empleos y que conseguiría recuperar parte del
patrimonio que había perdido por confiscaciones y ventas a lo largo del período revolucionario; a la vez
se consolidó la adquisición de propiedades agrarias por parte de la alta burguesía, pero también se
consolidaron otras fuentes de riqueza como la propiedad inmobiliaria y, sobre todo, el comercio,
aunque éste se resintió en algunos momentos a causa de los permanentes conflictos bélicos.
En cuanto a las clases populares aumentó el número de obreros que sufrían interminables jornadas
laborales, pero al ausencia de paro y la subida de los salarios propiciaron que surgiera entre ellos la
admiración hacia el Emperador; por su parte el campesinado se benefició de unos precios agrícolas
elevados y mejoró su alimentación; en general, mientras no pesaron demasiado el servicio militar y los
impuestos indirectos, los años del Imperio napoleónico fueron felices para las clases más bajas de la
sociedad francesa.
Napoleón consiguió mantener a sus generales apartados de la política a costa de cargarlos de honores y
riquezas; elevó a la categoría de príncipes, duques o condes a mariscales y generales de sus ejércitos y
también convirtió a sus propios hermanos en reyes. Para premiar los servicios prestados el Emperador
instituyó la orden de la Legión de Honor que dura hasta nuestros días y es la más alta condecoración de
Francia.
LAS CAMPAÑAS NAPOLEÓNICAS . Las guerras entre la Europa monárquica y el Imperio francés se explican no
sólo a causa de la expansión territorial sino por motivos ideológicos, ya que allí donde llegó el poder
francés penetraron también los principios de 1789, tal como habían sido corregidos por el Imperio. El
instrumento de la conquista napoleónica fue el ejército imperial basado en el servicio militar obligatorio
y en el que el ascenso se conseguía por el mérito personal. Napoleón es una de las figuras más grandes
de la historia militar; su forma de concebir la guerra suponía un cambio radical: frente a los ejércitos
mercenarios, que luchan por dinero, utilizó el ejército nacional, constituido por ciudadanos que luchan
por amor a su país.
La estrategia ofensiva de Napoleón difería de la que se había utilizado en los conflictos bélicos
precedentes, al sustituir la guerra de posiciones y los movimientos lentos por la rapidez de las
operaciones con la clara voluntad de aniquilar al enemigo. Pero las campañas napoleónicas supusieron
una enorme sangría de hombres que aunque no fue suficiente para debilitar el poder demográfico sí
propiciaría un clima de malestar social entre las clases populares.
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La conquista de Europa por las tropas de Napoleón tuvo dos etapas. En la primera de ellas el objetivo
esencial fue Inglaterra; se proyectó el desembarco en las Islas Británicas pero el intento se frustró
cuando, en 1805, el almirante Nelson destruyó la escuadra franco-española en la batalla de Trafalgar.
Sin embargo por tierra sus triunfos fueron importantes: victoria de Austerlitz sobre Austria y la batalla
de Jena que derrumbó al ejército prusiano. Las operaciones militares se desarrollaron mientras Francia
sufría la quiebra de muchos negocios y el paro, que se reflejó en la recesión de las exportaciones. En el
año 1807 Napoleón firmó con el zar Alejandro I la paz de Tilsit, por la que Rusia y Francia se repartían su
influencia en Europa: la parte oriental para el Zar y la occidental para el Emperador.
EL BLOQUEO CONTINENTAL. En una segunda etapa de sus conquistas Napoleón se dirigió de nuevo a su
objetivo fundamental que era Gran Bretaña, al no poder invadir Inglaterra decidió bloquearla
económicamente cerrando Europa al comercio inglés, lo que le llevó a una nueva política de expansión
en los Estados Pontificios, España y Portugal.
La principal preocupación de los ingleses se centró en conseguir llegar a ser autosuficientes, pero
aunque se implantaron todos los avances técnicos posibles a fin de conseguir un aumento de las
cosechas, siguió necesitando importar trigo y azúcar. El bloqueo continental perturbó gravemente la
economía de Gran Bretaña, aumentando el paro obrero y provocando crisis crediticias, pero los
problemas fueron mayores para la economía francesa cuya escasez de materias primas le obligó a
buscar sucedáneos, la crisis resultante obligó al gobierno francés, en el año 1812, a permitir el comercio
de algunos productos imprescindibles para evitar la ruina de los campesinos franceses.
Los territorios ocupados militarmente fueron encuadrados en una especie de sistema federal, bajo la
influencia de Francia; en algunos de instauraron familiares de Bonaparte que, aunque en teoría eran
independientes, disfrutaban de una soberanía limitada.
A comienzos de 1811 el Imperio francés parecía haber alcanzado su apogeo, pero la construcción
napoleónica se veía amenazada por una grave crisis interior y el despertar de la Europa sometida. El
bloqueo continental y las malas cosechas desencadenaron los conflictos sociales que se agravaron con el
creciente reclutamiento de soldados; por otra parte, la intromisión de Napoleón en la Iglesia, al querer
controlar de cerca de la Santa Sede, provocó el descontento de los sectores católicos.
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En el despertar de los pueblos europeos hubo dos países que representaron un papel fundamental:
España y Prusia. España con la Guerra de la Independencia, lucha de guerrillas apoyada en un fuerte
sentimiento nacionalista, asestó un duro golpe psicológico a la potente maquinaria bélica francesa, a la
vez que debilitaba el poderío imperial; en cuanto a Prusia fue en los círculos intelectuales donde se forjó
la conciencia nacional que se volvió contra la dominación.
LA CAÍDA DEL IMPERIO. La Guerra de la Independencia española sirvió de estímulo a otras naciones
europeas obligando a las tropas francesas a multiplicar su presencia por todo el Imperio, la desastrosa
campaña de Rusia marcó el comienzo del fin.
En 1812 se rompió la alianza con Rusia que se había firmado en Tilsit; Napoleón confiaba en llegar
rápidamente a Moscú para pasar allí el invierno y continuar la campaña en primavera, pero el ejército
ruso no presentó batalla en campo abierto y, al rehuir el combate, obligó a Napoleón a internarse en la
campiña rusa. En el mes de septiembre la victoria en la batalla de Borodino abrió a los franceses las
puertas de la capital, pero se encontraron con una ciudad quemada en la que era imposible resistir, por
lo que fue preciso emprender la retirada; entonces comenzó un trágico regreso en medio de la
desolación y el frío y bajo el acoso de los cosacos rusos, quedando el ejército francés destrozado. Esta
derrota fue la señal para la insurrección europea.
Aunque Napoleón consiguió rehacer su ejército Prusia y Austria le declararon la guerra en el año 1813;
por primera vez Austria, Prusia, Rusia e Inglaterra se coaligaron e hicieron frente al Napoleón que fue
vencido en el mes de octubre de la batalla de Leipzig y hubo de ordenar la retirada. Los aliados
invadieron Francia y llegaron a París el 31 de marzo de 1814: la capital se rindió y Napoleón tuvo que
abdicar, siendo desterrado a la isla de Elba.
Los aliados forzaron al Senado a reconocer como rey a Luis XVIII en el trono de Francia, pero crearon un
profundo malestar entre los franceses; en marzo de 1815 Napoleón – que todavía tenía partidarios – se
presentó en París y proclamó nuevamente el Imperio, pero su triunfo resultó efímero: el día 18 de junio
de 1815, en la llanura de Waterloo, los ejércitos aliados bajo el mando de Wellington vencieron
definitivamente al ejército francés. Napoleón hubo de abdicar por segunda vez y fue deportado a la isla
de Santa Elena, donde falleció el 5 de mayo de 1821.
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