PDF (Quinta Parte - Defensa de la politica de estabilidad económica)

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Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
DEFENSA DE lA POLITICA
DE ESTABILIDAD ECONOMICA
Minbaciendn I-7
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
DECLARACIONES CONCEDIDAS
A "EL TIEMPO" DE BOGOTA
Y PUBLICADAS EL 18 DE MAYO DE 1960
La recuperación económica que ha logrado el país en los
últimos tres años y que es calificada en el extranjero de extraordinaria, se ha debido más a la confianza del pueblo colombiano y a su espíritu de colaboración que a las mismas medidas dictadas por el Gobierno a partir del 1O de mayo
de 1957.
Sin esa confianza, las mejores medidas hubieran sido
nugatorias.
En los ú ltimos días han progresado algunas tesis sobre
factores de inestabilidad monetaria y cambiaría que el Gobierno sinceramente cree no tienen fundamento, pero que en
la forma como se están presentando pueden confundir a la
opinión y crear un clima de zozobra y de incertidumbre que
sólo puede favorecer la especulación comercial en todas sus
formas.
Escuetamente quiero presentar a la opinión algunos hechos que le sirvan de análisis desprevenido sobre la actual
situación y le den base también para adelantar el debate que
en forma permanente debe mantenerse sobre la realidad de
la economía colombiana y sus perspectivas futuras. Estos hechos son los que le permiten a l Gobierno sostener que el año
de 1960 puede ser, sin duda alguna, el año más propicio para
consolidar la estabilidad lograda e impulsar con mayor vigor
. . . . .
el desarrollo económico del país.
Se habla de que el país ha reiniciado un período inflacionario, debido a las medidas monetarias dictadas recientemente, y a la modificación hecha en el diferenci~ 1 ~afetero. N a-99-
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da está más lejos de la realidad que hablar de que vamos a reiniciar la inflación que con tanto éxito se ha venido conjurando
durante los últimos tres años. Veamos las cifras: durante los
tres primeros meses de este año los medios de pago se han
rebajado en 63 millones de pesos. La expansión total de la
cartera en el mismo período ha sido de 39 millones de pesos.
La expansión que se ha calculado en los próximos tres meses
es de 150 millones de pesos, lo cual implica un aumento de
medios de pago y de la cartera bancaria de proporciones menores a las de los dos años anteriores, durante los cuales la
expansión fue de S 7 4 millones en 19 S8 y 3 9 7 millones en
1959. Además debe tenerse en cuenta que el año pasado el
aumento de los medios de pago fue determinado principalmente por la acumulación de reservas que operó fuertemente
como un factor expansionista y que en este año puede decirse
que las reservas operarán como factor de contracción. Por
este aspecto no hay duda de que el año de 1960 es más favorable para un adecuado control monetario que los años anteriores, y que el Gobierno y el Banco de la República están en
capacidad de adecuar el crecimiento de los medios de pago y
de la cartera bancaria a las reales necesidades de crecimiento
del país, con la ventaja de que se ha logrado una mejor orientación del crédito hacia las inversiones productivas en el campo agrícola e industrial.
Para apreciar la eficacia de los instrumentos de control
monetario de que el Gobierno dispone este año, puede calcularse en no menos de 300 millones de pesos la posible restricción de los medios de pago que puede llevarse a cabo por
venta de divisas para el pago de importaciones, lo cual permitirá adelantar una adecuada política compensatoria de las
expansiones que se han propiciado.
Otro factor que venía creando presiones inflacionarias
era la financiación cafetera a través de las emisiones del Banco de la República Este factor está conjurado, a menos de
que se presentara una grave situación en los mercados cafeteros, que no es previsible. La Federación Nacional de Cafe-100-
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teros no ha hecho uso de préstamos del Banco de la República
para la financiación de las cosechas o para efectos de retención, que implicaron en años pasados emisiones por más de
quinientos millones de pesos, toda vez que con los actuales
instrumentos de retención en especie y la liquidez que se le
ha dado al Fondo Nacional han sido posibles las intervenciones en los mercados internos y el cumplimiento de los pactos
internacionales sin financiaciones inflacionarias. Y para el futuro no se han vulnerado los instrumentos de intervención de
la Federación Nacional de Cafeteros, a raíz de la disminución
del diferencial. Con la retención en especie, los fondos de que
dispone la Federación y que seguirá recibiendo por concepto
del diferencial, estará en capacidad de seguir interviniendo en
los mercados sin necesidad de recurrir a los préstamos del
Banco de la República.
Otro factor que estaba determinando el desequilibrio financiero y ocasionando presiones inflacionistas, era el manejo de la política fiscal. Hasta 1957 se venían liquidando
cuantiosos déficit fiscales. Durante 1958 y 59 se liquidaron
superávit de 18 y 149 millones, respectivamente. El Presupuesto de 1960 se liquidará al menos equilibrado, pues es
prematuro hablar de superávit. En contraste con épocas anteriores, la Tesorería General de la República tiene hoy en
depósito 140 millones de pesos, después de cuatro meses de
ejercicio presupuesta}, por lo cual el Gobierno no ha tenido
que utilizar un solo centavo de sus cupos en el Banco de la
República.
El nivel de precios refleja más claramente la situación
monetaria del país y los peligros inflacionarios, que las simples cifras sobre crecimiento de los medios de pago o la explicación sobre los instrumentos monetarios o fiscales que se
tengan a la mano para regular la expansión monetaria.
El Gobierno viene sosteniendo que gracias a la política
desarrollada se ha frenado drásticamente el alza de los precios, hasta el punto de que en relación con la generalidad de
los países latinoamericanos, el caso colombiano es ejemplar
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en cuanto a la estabilidad lograda en el nivel de precios. El
siguiente cuadro demuestra por sí esta aseveración:
Variación
Enero a abril .
Abril a agosto .
Agosto a diciembre
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Total anual .
1957
1958
1959
1960
+ 8.8
+ 7.0
+ 8.1
+ 7.7
- 0.1
+ 2.3
+ 6.7
- 5.2
+ 2.0
+ 4.8
+ 23.9
+ 9.9
+ 3.5
Del análisis de este cuadro se desprenden varias conclusiones. Por una parte, aparece que durante los primeros cuatro
meses del año se presenta un aumento estacional en el costo
de la vida, ocasionado principalmente por la escasez de víveres. De igual modo, durante el segundo período se observa
un descenso en el índice, y un leve aumento en el tercer período. Es de especial interés observar que el aumento del índice de costo de vida en los primeros cuatro meses de 1960 es
inferior al aumento en el mismo período en los tres años anteriores. Por lo tanto, puede esperarse para el segundo período
de 1960 una reducción o estabilización en el costo de la vida.
De la comparación de las fluctuaciones totales para los
años 1957, 1958 y 1959 aparece claramente que se ha detenido drásticamente la inflación, rompiendo la espiral de
aumentos de precios.
La situación del mercado cafetero es definitiva para el
éxito de la estabilidad económica y financiera del país. Y en
este frente el Gobierno no tiene inquietud alguna respecto al
inmediato futuro. Desde enero del año pasado el precio del
café viene estabilizado alrededor de 45 centavos de dólar la
libra, gracias a la acertada política internacional de los pactos
cafeteros. Es cierto que su manejo tiene dificultades; pero no
hay ninguna razón para suponer que la situación se modifique, o que no se prorrogue el pacto. En estos momentos el Gerente del Instituto Brasilero del Café está conviniendo las
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nuevas bases para la prórroga del pacto en el próximo mes de
octubre, y sus gestiones están dando excelentes resultados.
Entre el Brasil y Colombia hay una perfecta unidad de criterio y no dudamos que Colombia podrá exportar un mínimo
de seis millones de sacos de café a un precio alredor de 45
centavos de dólar la libra, durante el próximo año cafetero.
Por otra parte, las exportaciones de este año son normales,
pues h asta el 30 de abril el país había exportado 1.810.000
sa cos, por un valor de 107 millones de dólares. No sobra decir
que el mejor período para la exportación del café colombiano
es e l segundo semestre, cuando no tenemos la competencia
del café de Centroamérica.
En m ateria de importaciones algunas personas creen que
el v olum en de registros es excesivo y que puede presentarse
por este concepto un desequilibrio en la balanza de pagos. No
ha d esconocido el Gobierno, en ning ún m omento, que la limitad a capacidad de importación del país representa el más
grave p roblema para su desarrollo económico. Por eso ha venido planteando en el país y en el exterior la ineludible necesidad de obtener p réstamos externos que le permita n impulsar su desarrollo, que sería muy limitado en relación con la
necesidad de expansión, si sólo dispusiéramos de los recursos
propios. Los préstamos que estamos obteniendo para balanza
de pagos y para las inversiones, demuestran cómo la confianza
que tienen respecto al país los prestamistas extranjeros, nos
permitirá obtener recursos adecuados para el desarrollo futuro,
si persistimos en la línea económica de los últimos tres años,
que ha dado a Colombia tan excelente posición.
Consideramos que durante el presente año puede desarrollarse un programa de importaciones de 34 millones de
dólares por mes, sin comprometer la estabilidad de la balanza
y dentro de un régimen de pagos puntual y estricto de las
obligaciones comerciales de la N ación. Hasta el 16 de mayo se
habían otorgado registros de importación por valor de 162.2
millones de dólares. Esto da un promedio de 36 millones por
mes. De estos registros corresponden 11 millones a registros
reembolsables a tres y cinco años de plazo, como en el caso de
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la operación para la Termoeléctrica de Boyacá, financiada a
cinco años. Por lo tanto, los registros otorgados reembolsables
dentro del año, arrojan un promedio de 33.6 millones de dólares por mes. Ello quiere decir que en los primeros cuatro
meses y medio de este año se está cumpliendo normalmente
el programa de importaciones fijado. Debe tenerse en cuenta
también que aproximadamente el SOo/o de las importaciones
están representadas en bienes de capital para el desarrollo
industrial y agrícola y para la reposición del equipo de transporte.
El Gobierno ha sostenido, y cree no estar equivocado en
sus aseveraciones, que la situación de la balanza de pagos al
finalizar el presente año, con base en el programa de 34 millones de importaciones, será satisfactoria, y que el país estará al orden del día en sus pagos, con reservas no inferiores
a 195 millones de dólares, con un saldo de su deuda comercial atrasada, pagadera en seis años, por un monto no mayor
de 192 millones de dólares y con compromisos de pago por
registros de importación, por valor de 124 millones de dólares
que dan derecho a giro en el exterior en el momento en que
los interesados lo soliciten, y que corresponde a mercancía
nacionalizada el 31 de diciembre de 1960. Y con compromisos futuros de pagos por valor de 102 millones de dólares, que
corresponderán a registros de importación que se otorgarán
durante los últimos tres meses de este año y que no dan derecho a giro al 31 de diciembre de 1960, pues es mercancía
que aún no se ha nacionalizado en tal fecha.
Es decir, el país tendrá registros otorgados el 31 de diciembre de 1960 por 235 millones de dólares, que no son exigibles sino en una cuantía máxima de 124 millones de dólares, es decir, en lo correspondiente a registros de mercancías
ya nacionalizadas.
Y o disiento de quienes ven con peligro esta situación,
pues creo que nada habría hecho el país durante tres años de
extraordinaria disciplina en su política económica, si al menos
no hubiera recuperado un crédito permanente para su indus-104-
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tria y comercio de un poco más de 200 millones de dólares,
representados en mercancías ya nacionalizadas en el país, en
tránsito o por despachar. Si renunciáramos a este crédito, que
no debe alarmarnos sino en la medida que no lo atendamos debidamente, sin duda perderíamos uno de los más eficaces instrumentos para el desarrollo del país.
No quiero pecar de optimista respecto a la balanza de
pagos durante 1960, pero las cifras que he dado sobre el cálculo de reservas para el fin del año, implican que durante 1960
paguemos 395 millones de dólares por mercancías con los
recursos propios y los empréstitos ya conseguidos, y haciendo
uso, como caso extremo, de los 41 millones de dólares del
'·Stand By", contratado con el Fondo Monetario para cualquier
emergencia de desequilibrio en la balanza. El ritmo de pagos
por mercancías durante los cuatro primeros meses de este año
es de 26.7 millones de dólares por mes, o sea un total de 107.1
millones de dólares. El promedio de pagos con base en los 395
millones de dólares proyectados, equivale a 32.9 millones de
dólares mensuales.
Todo este panorama de factores favorables a la estabilidad general, que deben llenarnos de fe y de entusiasmo, por
cuanto demuestran elocuentemente lo que es posible lograr
en el corto término de tres años, cuando la N ación hace el propósito firme de recuperarse, se ha tratado de ensombrecer con
motivo de algunas medidas tomadas por las autoridades monetarias en los últimos días y concretamente con el alza de 30
puntos en el certificado de cambio y con la liquidación del
dólar cafetero al 6.50.
Sin hacer un análisis completo de la situación se está queriendo llevar a la opinión pública la idea de que el Gobierno
en forma improvisada y ligera ha roto su política de estabilidad e, inclusive, se habla de devaluación del peso y de que
hemos abierto nuevamente las compuertas inflacionarias.
Yo quisiera que con base en cifras, se demostrara que es
inflación expandir el crédito para la producción industrial y
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agrícola en 150 millones de pesos, cuando hay instrumentos
adecuados para controlar que esa expansión no pueda ser mayor de un 6o/o en el año. Que se demuestre por qué es dañino
el hecho de elevar ligeramente el ingreso de los cafeteros en
proporción no mayor de 120 millones en un año, comprendido entre mayo de 1960 y mayo de 1961, cuando todo indica que el ingreso de vastos sectores de la población vinculados a la economía cafetera se está deprimiendo peligrosamente y cuando los cafeteros colombianos pueden demostrar
que están colaborando con una ejemplar austeridad, en lapolítica de defensa de la industria cafetera, asumiendo la retención en especie e impuestos de consideración.
Quisiera también que se analizara con cifras dónde está
la devaluación del peso colombiano que se v iene señalando
como orientación de la política del Gobierno. Yo entiendo que
devaluar quiere decir quitar valor, es decir, reducir el valor de
la moneda nacional, su poder adquisitivo. Y este no es el caso
del alza en 30 puntos en la cotización del certificado de cambio. Creo estar en lo cierto al aseverar que el dólar de importación, es decir, el v alor de la divisa con que pagamos las importaciones, es ligerament e superior hoy a l valor que t enía en
junio de 1958 ; y que el pequeño mayor valor que hoy tiene
ese dólar de importación, no se debe al alza de los 30 puntos
en el certificado de cambio, sino que se operó desde el año
pasado, al expedirse un arancel proteccionista del trabajo nacional, cuya incidencia fue mayor en un 7 o/o a la incidencia
del antiguo arancel, más el impuesto de giros del 10%.
El dólar de importación en junio de 1958 valía 9 .29 y
hoy 9. 70. H ay, por consiguiente, un a umento de un 4.4 o/o
en el dólar de importación, debido al arancel expedido el año
pasado y no a l aumento de 30 puntos en el valor del certificado. No debe olvidarse que antes se pagaban los fletes, equivalentes a un lO o/o de las importaciones, en dólares libres, que
se cotizaron hasta el 8.30, y que hoy los fletes y seguros se
pagan con certificados al 6. 70.
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El siguiente cuadro demuestra estas aseveraciones:
COSTO DE IMPORTACION. REGISTROS POR US$ 100
Costo de los certificados . . . . . .
Fletes 1 Oo/o valor FOB :
US$ 8, igual pagado en dólares ..
US$ 2 , igual pagado en pesos 3 • .
Seguros 1 o/o en pesos 3 • . • .
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Valor CIF . . . . . . . .
Aduanas. Base US$ 111, igua l al tipo promedio certifica do
Incidencia . . . . . . . .
Costo a rancel . . . . . .
Financiación depósito 1
Impuestos giros . . . . . .
Costo tota l . . . .
Costo por dólar . .
Junio 1958
Abril 1960
682.00
670.00
:: 61.28
15.32
7.66
1
53.60
13.50
6.75
766.26
743.85
757.02
;; 8 o/o
60.56
25.58
:! 76.60
743.70
:; 25 o/o
186.49
39.20
929.00
9.29
969.54
9 .70
Porcentaje de aumento : 4.4 % .
1 Con l'<'rtificados de cambio.
:! Con tlúlnrcs libri"S .
:; A l tipo del dólar li bre.
1 l nt<' r~cs n i 9'/t ;,nunl.
;) Comparación e ntre \'nl or total de
imnortncion~'l>
y recaudo totJ\1 p()r co ncepto de oduan ns.
El valor del dólar de importación es lo que cuenta para
poder indicar una tendencia de devaluación y no el hecho de
q ue se mueva ligeramente la cotización del certificado en proporción tal que apenas compensa los menores costos de la
mercancía importada por el pago de fletes y seguros con certificados de cambio y no con dólares libres.
Si se hubiera mantenido el certificado a 6.40, desconociendo esta realidad, no se habría hecho cosa distinta a entregar una ganancia adicional a los importadores, sin ningún
beneficio para los consumidores, pues no puede demostrarse
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que las rebajas propiciadas en los costos de importación hubieran implicado precios más bajos en las mercancías importadas. Además, esta ganancia adicional para el importador,
estaba determinando una excesiva presión sobre los registros,
como siempre ocurre cuando se mantiene un precio del dólar
sobrevaluado, tal como lo demuestra la reciente historia del
país bajo el cambio del 2.50, que enriqueció a unos pocos,
quebró la estabilidad financiera del país y causó la honda crisis económica, de la cual apenas nos estamos recuperando.
Soy el más convencido de las bondades de la estabilidad
cambiaría. Y creo que con el paso dado y con base en un severo manejo de la política monetaria y fiscal, el país puede
estar confiado de que mantendremos el valor del dólar de
importación sobre las bases fijadas desde el año de 1958.
Así veo la realidad de la economía del país y su futuro
inmediato, y soy un irreductible optimista respecto a que no
obstante los muchos problemas y dificultades que tendremos
que afrontar, el país está culminando su más difícil etapa de
recuperación. Yo quisiera invitar a la opinión pública a que
me acompañe en ese optimismo, y a que no se deje guiar por
argumentos de desconfianza que, cuando bien intencionados,
son útiles y necesarios para el análisis de la situación económica, pero que cuando se hacen a la ligera sólo propician la
especulación y hacen grave daño al clima de confianza respecto a lo que el país ha logrado y a lo que podrá hacer si
mantenemos irrevocablemente la decisión de superar con disciplina la difícil etapa de reconstrucción general de las ins~
tituciones y de la economía nacional en que todos debemos
estar empeñados.
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DISCURSO PRONUNCIADO
ANTE EL XVI CONGRESO DE LA FEDERACION
NACIONAL DE COMERCIANTES (FENALCO),
REUNIDO EN CARTAGENA
(27 de mayo de 1960)
Señor Presidente de
FENALCO,
señores comerciantes:
Las medidas económicas adoptadas en las últimas semanas, han promovido un intenso debate sobre la política
económica, que e l Gobierno mira con gran complacencia, pues
indica que la opinión pública colombiana está ejerciendo a
plenitud su derecho de crítica a las gestiones de su gobierno
y que éste, sin dogmatismo de ninguna clase, practica a cabalidad su obligación de explicar cada uno de sus actos, escuchar
y analizar desprevenidamente las críticas que se le formulan
y rectificar o enmendar sus providencias cuando se le demuestre que ellas no consultan el interés general de la Nación o se
le presenten alternativas más prácticas para resolver los problemas.
Se habla de que se ha roto la política de estabilidad; que
el Gobierno está propiciando una masiva devaluación de la
moneda; que el aumento del ingreso cafetero desatará de nuevo la inflación; que las medidas tomadas representarán un
aumento en los costos de producción con la consiguiente alza
en el nivel de precios. E, inclusive, se pronostican repercusiones externas desfavorables en los mercados cafeteros, incapacidad del país para el cumplimiento de sus compromisos
externos y menoscabo de la estabilidad financiera de la Na-109-
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ción, debido a una pequeña baja en las reservas internacionales.
-¿Por qué -parece ser la pregunta p ública- el Gobierno ha modificado su política de estabilidad que tantos frutos ha d ado y en vez de persistir en ella, dicta medidas que
crean expectativa e incertidumbre y son aprovechadas para
especulaciones comerciales y en el mercado de dólares?
D e este debate puede deducirse una importante conclusión : la política de estabilidad, que el Gobierno de los últimos
tres años ha defendido tesoneramente, es compartida por la
opinión nacional; es defendida con celo por ella, que la considera buena, y reclama que no se cambie ni vulnere.
E sta actitud es la mayor garantía de que el país no volverá en el futuro a ensayar los azarosos caminos de la inflación y de la incontinencia monetaria p ara impulsar su desarrollo económico; y la más elocuente demostración de que
la opinión colombiana, después de t res años de persistentes
esfuerzos para superar la honda crisis financiera dejada por
la dicta dura y agravada por la cafetera, tiene conciencia sobre la bondad de una política cuya tesis central ha sido la
defensa de la moneda, la estabilidad del peso, que es base insustituíble para un ordenado desarrollo económico, para garantizar la equidad en la distribución del ingreso nacional y
defender el poder adquisitivo de los salarios, de los sueldos
y de las pequeñas rentas del noventa por ciento de los colombianos.
¿Qué es, en esencia, lo que la opinión pública está defendiendo? Sencillamente, así lo entiende el Gobierno, las conquistas logradas en los últimos tres años:
Un país insolvente que ha recuperado su crédito externo,
público y privado; que está al orden del día en sus compromisos internacionales y que ha amortizado gran parte de su
cuantiosa deuda comercial atrasada; u n país que ha venido
sorteando con éxito una de sus más difíciles crisis cafeteras y
ha logrado, gracias a la política de cooperación internacional,
estabilizar el precio del café y mantener un ritmo de exportaciones por encima de seis millones de sacos por año. Un país
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que tuvo que someterse a un promedio de importaciones de
23 millones de dólares por mes en 19S8, con riesgo grave para
su propio desarrollo, y que hoy puede programar su comercio
exterior a razón de 34 millones de dólares de importaciones
mensuales; un país cuya moneda venía desvalorizándose a una
rata de 1S y 2 Oo/o por año y que ha logrado frenar notablemente la espiral inflacionista y moderar el a lza en el nivel
general de precios. Un país cuya gestión fiscal montada sobre
el déficit crónico en la ejecución de sus presupuestos y las
emisiones del Banco Central, está saneando rápidamente las
finanzas públicas, proscribiendo las emisiones, liquidando con
superávit los presupuestos y avanzando en la tarea de programar los gastos públicos y de hacer del Presupuesto un eficaz instrumento para el desarrollo económico. Un país que,
pese a todas sus dificultades, y a sus ingentes compromisos
externos, ha robustecido en dos años sus reservas internacionales en más de SO millones de dólares, y ha estabilizado su
tipo de cambio durante los últimos dos años. Un país, en fin,
que no obstante su limitada capacidad de compra externa, está
a umentando notablemente su producción agrícola e industrial
y ampliando las posibilidades de empleo, como lo demuest ran
los índices económicos de 19S9.
P aradójicamente, el Gobierno está apareciendo como autor de medidas que se desvían de la política que la opinión
pública comparte y defiende, y cuyos resultados favorables
son indiscutibles. Pero nada más a lejado de la realidad que
tal suposición, pues no hay razón valedera para un cambio de
rumbo, ni el Gobierno tiene dudas sobre las posibilidades de
mantener y vigorizar la política de esta bilización que, como
repetidas veces se h a dicho, no es incompatible con un vigoroso desarrollo, sino, por el contrario, su fundamento, para que
sea ordenado y armónico.
P ero a la vez entendemos que la política de estabilización no puede implicar congelación de los factores económicos, costos, precios, medios de pago, salarios, pues el propio
impulso del desenvolvimiento naciona l impone reajustes para
hacer más propicio ese desarrollo, y para prevenir oportuna- 111-
1nente desequilibrios futros, cuya correcc10n tardía siempre
trae consigo graves traumatismos económicos y sociales. Por
eso consideramos que al examinar una determinada medida
económica, no debe hacerse aisladamente, sino en relación
con sus efectos sobre la estabilidad y el equilibrio generales
de la economía.
Con este criterio quiero explicar las recientes medidas
tomadas por el Gobierno y el Banco de la República, y analizar los principales aspectos de la situación económica.
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POLITICA MONETARIA
Dos criterios fundamentales han inspirado la política monetaria del Gobierno y del Banco de la República: frenar la
tendencia inflacionista evitando una expansión de los medios
de pago que no guarde relación estrecha con las reales necesidades del crecimiento del país; y dirigir el crédito en la mejor forma posible para que irrigue las zonas de producción
agrícola e industrial principalmente, sin menoscabar el crédito que se necesita para el comercio y la distribución de los
productos en los mercados internos.
No tenemos la pretensión de aseverar que la política monetaria ha logrado totalmente sus objetivos y que no haya
todavía un amplio campo de acción para corregir desviaciones
del sistema bancario y para impedir que el manejo de los instrumentos monetarios y de crédito puedan volver a constituír la causa básica del desequilibrio financiero y económico
de la N ación.
Parece superfluo hacer nuevos comentarios sobre las graves consecuencias que para la estabilidad general trae consigo la inflación monetaria. En los últimos años el país ha
comprobado cómo dentro de un clima de estabilidad es posible hacer un sano desarrollo, y cómo hay más seguridad en
las inversiones, mejor orientación de ellas y un clima social
propicio para el crecimiento nacional, sin las convulsiones que
genera la presión alcista de los precios.
- 112-
A partir de 1958 los medios de pago han aumentado
así :
(En millones de pesos).
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
1958 . .
1959 ..
1960 ( 4 meses) ..
574
397
- 30
20.9 %
12 %
-1 o/o
Las perspectivas de expansión para el año de 19 60, la
calculan las autoridades monetarias entre un 6 y un 8 % , y
en este sentido se han orientado las medidas recientemente
tomadas y se orientarán las futuras. Se considera que una
expansión de esta magnitud es suficiente para el desarrollo
del país, cuyo crecimiento m áximo no será superior a l S o/o
anual.
Es difícil hacer una proyección muy ajustada de la expansión de los medios de pago, pues varios factores que la
originan están sometidos a contingencias que no pueden calcularse exactamente. Por eso el análisis de la política monetaria tiene que ser tentativo y con base en la obtención de
una meta de expansión que se considere adecuada. Con este
criterio, veamos a lgunas de las tendencias del presente año.
Durante el primer trimestre se operó una ligera contracción de los medios de pago, debido, principalmente, a tres
factores: la baja de las reservas, los depósitos previos de importación y el sector fiscal que ha operado en sentido contraccionista. Para el segundo trimestre se calcula una expansión
de 154 millones de pesos, determinada por el sector bancario
privado, con base en la Resolución número 18 del Banco de
la República, que suprimió el encaje adicional del 100 % y
permitió la expansión de los activos domésticos de los bancos
en un 3o/o.
Para hacer factible la expansión del sistema bancario.
el Banco Emisor creará directamente moneda durante los
próximos cuatro meses, con destino a la Caja de Crédito Agrario, a los fondos ganaderos, al Banco Popular, al Gobierno, a
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la financiación de la cosecha algodonera y a la Federación
Nacional de Cafeteros, para sus intervenciones estacionales.
Durante este año el manejo de la política monetaria será
facilitado por el movimiento de las reservas internacionales,
que representará un factor contraccionista. Se calcula que el
pago de mercancías importadas puede ascender a 395 millones de dólares, lo cual puede significar, como ya se está manifestando, un gasto de reservas no menor de SO millones de
dólares, que operarán como factor de contracción, desde el
punto de vista monetario, pero que se compensarán con algunos préstamos externos que se han conseguido y que ingresarán a los activos cuando ello sea necesario.
Es importante señalar este factor de las reservas, para
relievar cómo las tendencias expansionistas de este año pueden
ser dirigidas adecuadamente y alcanzar el fin de ampliar la
economía monetaria, pero sin crear presiones inflacionarias.
Por estas razones, he venido insistiendo en que el año
de 1960 puede ser el más propicio para una política de estabilidad monetaria, ya que se han eliminado, dentro de condiciones normales del mercado cafetero, las emisiones del
Banco Emisor para financiar café, la situación fiscal es satisfactoria, y todo indica que el Gobierno no constituirá un factor
de inestabilidad financiera.
En cuanto al segundo objetivo de la política monetaria y
de crédito, también creemos que se han logrado importantes
avances, como lo demuestra el notorio incremento de los préstamos para la agricultura a través de la banca privada y de
la Caja de Crédito Agrario. De diciembre de 1958 a marzo
de 1960, en desarrollo del Decreto número 198 de 195 7 y
de la Ley 26 del año pasado, las inversiones agrícolas han
aumentado de 60 a 330 millones, y la cartera de la Caja, entre
diciembre de 1958 y marzo de 1960, se ha expandido en 232
millones. También se ha incrementado el renglón de descuento
de bonos garantizados con prenda de productos agrícolas, que
en el mismo período aumentó de 21 a 11 O millones de pesos.
Los resultados de esta política de dirección del crédito
han sido el notable incremento de las cosechas y de la produc- 11 4-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
ción de materias primas, hasta el punto de que hoy se están
presentando ya fenómenos de superproducción en algunos renglones como el algodón, el tabaco y probablemente la cebada.
En este año la política de dirección del crédito, con la
amplia colaboración de las instituciones bancarias, y con base
en la Resolución número 18 citada, se acentuará aún m ás, por
cuanto tal providencia dispone que la expansión de la cartera
bancaria se destinará en un SO % a la absorción de bonos de
prenda agraria, y un SOo/o al desarrollo de programas de fomento, de los determinados en el Decreto 384 de 1950, y a
los programas de financiación de industrias que sustituyan
importaciones o fomenten exportaciones de acuerdo con reglamentaciones de la Junta Directiva del Banco Emisor. También el Banco Popular podrá desarrollar un programa más
ambicioso de ayuda a la pequeña y a la mediana industria.
Y en breve término estas medidas se complementarán con
otras, orientadas a fortalecer el mismo crédito popular para las
pequeñas industrias y el gremio artesanal, mediante la reglamentación de la Ley 49 de 1959, que extiende a los bancos
privados que creen secciones de crédito popular, algunas de
las ventajas que aquel estatuto estipula para el Banco Popular.
LOS DEPOSITOS DE IMPORTACION
Algunos destacados voceros de la opinión consideran que
es contradictorio que las autoridades monetarias propicien una
expansión del crédito por medio de instrumentos como la liberación del encaje marginal y el aumento de los activos domésticos de los bancos privados, mientras el volumen de los
depósitos previos para importación que se esterilizan en el
Banco de la República, viene aumentando considerablemente. Lo lógico sería, se argumenta, hacer la expansión que el
país requiere en sus medios de pago, liberando parte de los
depósitos previos, obteniendo así el doble efecto de la expansión deseada y de empezar a desmontar el andamiaje de
-11 5-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
los depósitos, que, con toda razón, la opinión empieza a señalar como un peligroso potencial inflacionario, si se relajara
la inflexible política actual de mantener esterilizados estos
fondos en el Banco Emisor.
Estimamos que debe avanzarse, como se está haciendo,
en el estudio de este problema de los depósitos para encontrar
medidas que a la vez que moderen o disminuyan su monto,
no impliquen una mayor liquidez, y, por lo tanto, una mayor
capacidad de importación del comercio y de la industria, pues
ningún beneficio obtendría la economía nacional con una reducción de los depósitos para abaratar un poco el costo de las
importaciones o para evitar los potenciales peligros inflacionarios indicados, si con ello se fomentaran mayores importaciones y se generaran desequilibrios en la balanza de pagos.
Creemos que no debe olvidarse tampoco que el depósito previo tiene fundamentalmente un fin restrictivo de la
liquidez de los importadores, y que se implantó para contrarrestar las excesivas expansiones monetarias determinadas en
1958, principalmente por las emisiones para la financiación
cafetera. Si con esta medida se lograron contrarrestar tales
expansiones y mantener un equilibrio en la balanza de pagos,
sería insensato tratar de derogar el sistema sin someter a l país
a imprevistos y peligrosos efectos de desequilibrio externo.
Esto no quiere decir que no pueda estudiarse, como también
se está haciendo, una mejor estructuración de los depósitos para no recargar los costos de aquellos renglones, como materias
primas y bienes de capital, cuyo volumen de importación puede controlar la Superintendencia de Importaciones, y que tienen una demanda inelástica.
En cuanto a la tesis de que la expansión monetaria debe
hacerse rebajando los depósitos y no a través del Banco de la
República y de los institutos de crédito, francamente considero
que no es lo mismo expandir la cartera bancaria y dirigirla a
financiaciones agrícolas e industriales, que devolver fondos
esterilizados a los importadores, cuya función económica es
precisamente la de importar, la cual ejercerán más activamen-116-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
te en la medida en que dispongan de mayor liquidez monetaria. Y además de la presión adicional sobre las importaciones, se perdería el efecto que se busca con la política de dirigir
el crédito, principalmente para estimular el desarrollo de la
producción agrícola, ganadera e industrial.
En relación con la política monetaria del año de 1959,
creo conveniente dar algunas explicaciones en respuesta a los
interrogantes públicos que se han formulado en los últimos
días, y según los cuales es incomprensible que no obstante que
los medios de pago aumentaron en un 12 o/o , se hayan congelado por concepto de depósitos previos de importación, 184
m illones de pesos entre diciembre de 1958 y diciembre de
1959.
La explicación es muy clara: durante 1959 la creación
de moneda por el Banco de la República fue de 421 millones
de pesos, correspondientes 31 O al aumento de las reservas,
y 111 a los fondos destinados a la campaña de rehabilitación
de las zonas afectadas por la violencia, que autorizó el artículo 29 de la Ley 1tii de 1959. El mismo Banco de la República
operó como factor contraccionista en la cuantía de 4 7 millones en el renglón de crédito a entidades distintas a las instituciones bancarias; y en 2 19 millones en el renglón de p asivos no monetarios, entre los cuales se contabilizan 184 millones por concepto de depósitos previos de importación. Es
decir, el Banco de la República determinó en 1959 un crecimiento neto de 154 millones de pesos. Las distintas entidades
bancarias determinaron, a su vez, un crecimiento neto de 233
millones; y la moneda de Tesorería operó como factor expansionista en 1 O millones de pesos.
Es de anotar cómo el factor expansionista definitivo, no
fue ni el crédito del Banco de la República, ni el del Gobierno
Naciona l, ni el de las instituciones bancarias, sino el hecho de
que las reservas internacionales aumentaron en más de 50
millones de dólares, como consecuencia del superávit de la
balanza comercial, el cual originó moneda por más de 300
millones de pesos.
- 117-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
MERCADO DE CAPITALES
En desarrollo de la Ley 130 del año pasado, se están
dando pasos fundamentales para robustecer el mercado de capitales y abrir fuentes de financiación para el sector privado
y el público, que tengan por base el ahorro nacional y no la
creación de moneda por el Banco Central o las instituciones
de crédito.
El primer paso es la emisión de 7 O millones de pesos en
bonos de desarrollo económico del total de 200 millones autorizados por la citada Ley. Y ya el Gobierno firmó el respectivo
contrato de fideicomiso con las corporaciones financieras de
Bogotá y Medellín, y en breve plazo se lanzarán los bonos al
mercado, en una proporción limitada, en tal forma que no se
cause ningún impacto a las cédulas hipotecarias y a los papeles bursátiles.
Esta primera suscripción será destinada a financiar el
Ferrocarril del Atlántico durante el presente año, y las suscripciones del año entrante, por encima de los 70 millones, a vigorizar el plan de inversiones públicas, que están elaborando los
organismos de planeación, y que va a constituír uno de los
aportes oficiales más importantes a l crecimiento económico
del país.
Es interesante relievar que este empréstito representa
un cambio en la política del Estado respecto a la manera de
arbitrar recursos extraordinarios para sus planes de inversión,
pues se le ha quitado el carácter de forzoso, que sin duda alguna constituía el más grande obstáculo para desarrollar el
mercado de capitales.
El Estado buscará sus recursos en gran parte a través de
las suscripciones voluntarias en un bono atractivo para los inversionistas, por cuanto devengará un interés aproximado
del 9%, y libre de impuestos; y arbitrará otros recursos por
medio de la destinación de ahorros institucionales de las compañías de seguros y cajas de ahorros, con base en el crecimiento vegetativo de los ahorros en los años futuros, pues con
las medidas sobre régimen de inversiones forzosas que se están
- 11 8-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
estudiando, no se vulnerarán los renglones hoy vigentes respecto a las cédulas del Banco Central Hipotecario, a los bonos
agrarios, a los bonos de vivienda y ahorro, y se robustecerán
las posibilidades de las corporaciones financieras, que pueden
llegar a constituír importantes instrumentos para la financiación a mediano y largo plazo del sector industrial.
Los estudios realizados conjuntamente por el Gobierno,
los bancos privados, las compañías de seguros y las corporaciones financieras, permiten calcular que dentro de las instituciones de ahorros, seguros y capitalización habrá un mercado para absorber este año los 40 millones de pesos en bonos
de desarrollo, y sólo quedarán para colocar 30 en el mercado
abierto. La suma de 40 millones de pesos es suficiente para
cubrir los avances que de acuerdo con la misma Ley 130 de
1959, el Gobierno ha conseguido en el Banco de la República
para atender a los gastos del Ferrocarril del Atlántico, mientras se empiezan a recibir los dineros provenientes de la suscripción de los bonos.
En esta forma no hay peligro de que el Gobierno contribuya a la inestabilidad monetaria utilizando recursos del
Banco de la República para sus propias inversiones, como es
el espíritu del estatuto legal de autorizaciones para empréstito interno, expedido por el Congreso el año pasado.
POLITICA DE PRECIOS
Quiero hacer algún comentario sobre los resultados evidentes que ha tenido la política monetaria y fiscal en relación
con los precios, con el fin de demostrar cómo no es cierta la
tesis de que el Gobierno está propiciando una nueva inflación
y rompiendo la política de estabilización que ha orientado su
gestión económica. Por el contrario, creo que el Gobierno puede presentar un saldo ampliamente favorable de realizaciones
en la tarea de frenar la inflación y la espiral de los precios.
Basta indicar, para demostrar esta tesis, el aumento en
los índices de precios para los obreros de Bogotá durante los
-119-
años de 1957, 1958 y 1959. Tales aumentos fueron, en su
orden, de 23, 7,3 y 4,7 por ciento. La misma proporción podría anotarse en relación con el índice nacional. Para medir la
efectividad de esta política, es conveniente hacer algunas comparaciones entre el índice del costo de vida de varios países
latinoamericanos, en relación con el de Colombia, de acuerdo
con cifras estadísticas del Fondo Monetario Internacional:
INDICES DE COSTO DE VIDA
Aumento
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
1957
Argentina
Brasil
Chile ..
Perú . . .
Colombia
181
215
662
127
142
1958
257
260
827
138
155
1959
539
357
1.130
162
162
%
298
66
71
27
14
El cuadro anterior indica cómo en el término de dos años
el índice en el costo de la vida ha ascendido en la Argentina
en un 298 por ciento, en el Brasil en un 66 por ciento, en
Chile en un 71 por ciento, en el Perú en un 2 7 por ciento y
en Colombia en un 14 por ciento.
Para el año de 1960 las tendencias en el nivel general de
precios son tan favorables como las de los dos años anteriores,
aunque el índice de precios para obreros en Bogotá acuse un
alza de 4,8 puntos entre enero y abril. Este fenómeno de aumento en el primer cuatrimestre del año es estacional y se
debe al hecho de que las cosechas agricolas sólo salen a partir del mes de mayo. Esto lo demuestra el análisis de los índices de precios para obreros en Bogotá durante el mes de abril,
que aumentó de 155,4 a 157,7, es decir, 2,3 puntos. Los renglones de vivienda, vestuario y miscelánea permanecieron estables, mientras el renglón de alimentos ascendió de 153,4
a 158,2. Esta tendencia alcista del primer cuatrimestre, como
be dicho, es estacional, pues en el mismo período en 19 S 7,
-120-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
1958 y 1959 las alzas fueron de 8,8, 7,7 y 6,7, respectivamente, mientras en 1960 únicamente de 4 ,8.
El segundo cuatrimestre del año es tradicionalmente de
estabilización o ba ja de precios, y el tercero de nueva presión
alcista.
Para el efecto de estudiar la tendencia en el nivel general de precios, debe también tenerse en cuenta, aparte de la
polít ica monetaria y fiscal, el volumen de producción intern a
y los abastecimientos externos. En cua nto a lo p rimero, no
hay duda de que la producción del país en e l campo agrícola
e industrial será m ayor este año que en el pasado, y en cuanto
a los abastecimientos externos, dura nte 1960 las importaciones serán superiores a las de 19 5 9, pues se calcula un promedio de 34 millones mensuales en relación con 3 1.4 durante
e l año pasado.
BALANZA DE PAGOS
Quiero insistir en algunos cálculos presentados a la consideración de la opinión pública a fines de abril sobre la sit uación de la balanza de pagos durante 1960, que le han permitido sostener al Gobierno que podrá mantener un ritmo de importaciones de 34 millones de dólares por mes; pagar normalmente los giros por registros de importación correspondientes
a los años de 1958, 1959 y 1960, así como cumplir estrictamente las amortizaciones de la d euda comercial atrasada.
De acuerdo con los estimativos del B anco de la República, la proyección de la balanza de pagos para 1960 es la
siguiente:
( En millones de dólares).
R eservas brutas en enero 1Q •
•
224
Ingresos.
Ingreso de divisas . .
Préstamos por utilizar . .
-121-
452
60
Egresos.
Por pago de mercancías ..
Por invisibles . . . . . . . .
Por servicio de deuda comercial ..
Totales . . . . . . . . . . . .
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
Saldo de reserva al fin del año
de 1960 . . . . . . . . . . . .
- - -736
395
84
62
541
195
De acuerdo con estos cálculos, la situación en materia de
importaciones y de saldos de la deuda con1ercial atrasada en
diciembre de 1960, sería la siguiente:
Se pagarían durante el año US$ 395 millones por mercancías. Y quedaría un saldo nominal de registros de importación de US$ 235 millones con derecho a futuros giros, distribuídos así: US$ 9 millones de registros reembolsables, con
plazos que oscilan entre tres y cinco años; US$ 102 millones,
correspondientes a registros autorizados en los tres últimos
meses del año de 1960, y que no dan derecho a giro al exterior el 31 de diciembre de 1960, pues es bien sabido que entre
la fecha de registro de importación y la nacionalización de la
mercancía por las aduanas, hay un plazo promedio de tres meses; y registros de importación por valor de US$ 124 millones, que dan derecho a giro al exterior en el momento en que
los interesados los soliciten, y que corresponden a mercancías
nacionalizadas el 31 de diciembre de 1960, y que están amparadas con crédito comercial otorgado voluntariamente por
los despachadores extranjeros.
El saldo de la deuda comercial atrasada, a fines del año
sería de US$ 192.094.000, debidamente arreglada para pagar
en seis años, así :
1961 .. . .... . US$ 58 . 166.000
1962 . . ........ . 36.512.000
1963 ... . .. . ... . 34.508.000
1964 .. . ... . .. . . 27.008.000
1965 .. . ....... . 21.850 . 000
1966 .......... . 14.050.000
-122-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
Es pertinente hacer algunas otras observaciones sobre estos cálculos de la balanza de pagos:
Ellos se han hecho suponiendo que se giren 395 millones de dólares p ara el pago de importaciones, así: el 100%
de los registros correspondientes a 1958, o sea US$ 17 millones; el 93 % de los registros correspondientes a 1959, o sea
US $ 198.000.000, sobre un saldo total de registros pendientes de reembolso durante tal año, de US$ 213.000. 000; y
el 45% de los registros de 1960, o sea US$ 180.000.000 sobre un total de US $ 400.000.000 de registros que se calcula
se otorgarán en el presente año.
Este ritmo de pagos sería la mejor política para el país,
pues se evitaría que se acumulara un pasivo inconveniente.
Con este fin se proyecta utilizar US$ 18.750.000 del crédito
de US$ 2 5.000.000, otorgado por el Eximbank para importaciones, y si fuere necesario US$ 41.250.000, del "Stand By"
del Fondo Monetario, que en realidad es un recurso de emergencia para afrontar situaciones estacionales de desequilibrio
de la balanza.
Pero hay la fundada impresión de que no será necesario
utilizar la totalidad del cupo del "Stand By", debido a que no
se harán giros para el pago de mercancías por el monto calculado de US $ 395.000.000, debido al hecho de que de los saldos de registros que se consideran no pagados, correspondientes a 1958 y 1959, pueden haberse cancelado no menos de
US$ 30.000.000 por el mercado libre, correspondientes a mercancías que antes de junio de 1959 debían pagar el impuesto
de giro. La tendencia de los giros solicitados para pago de
mercancías en los primeros cuatro meses, indica un promedio
de US$ 26.7 millones por mes, cuando el presupuesto es de
US$ 32.9.
Para fortalecer aún más los instrumentos de defensa de
la estabilidad cambiaria, se está gestionando con el Fondo
Monetario el aumento de la cuota de Colombia, que eleva considerablemente la capacidad de giro del · país, para el caso de
cualquier emergencia de desequilibrio en la balanza.
-123-
En cuanto a las reservas, creemos que su monto al fin
del año será adecuado para garantizar la estabilidad financiera del país, para mantener la confianza de los inversionistas en nuestra capacidad de pago y para respaldar los saldos
de la deuda comercial atrasada y los nuevos créditos.
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
POLITICA DE IMPORTACIONES
Con base en las anteriores proyecciones de la balanza
de pagos para 1960, el Gobierno ha prospectado una política
de importaciones de 34 millones de dólares por mes, calculada en la plataforma económica como Il).Ínima para que el
país pueda alcanzar la rata de crecimiento del S o/o que se ha
propuesto, que implica un vigoroso desarrollo industrial y
agrícola, y en consecuencia la importación de bienes de capital en el mayor volumen posible.
Sobre el volumen de importaciones, durante los cuatro
primeros meses del año, se ha cumplido en líneas generales el
plan de importaciones, como lo demuestra el siguiente cuadro:
REGISTROS DE IMPORTACION EN MILES DE DOLARES
(Enero a mayo 16 de 1960)
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Total
Reembolso inmediato
Plazos de 3 a 7%
años
Compe nsación
Trueque
No reembolsable
27.106
31.579
38.199
29.124
23.210
149.218
1.389
1.920
487
1.461
2.207
1 .160
3.449
783
1.168
513
3.822
8.223
786
569
1.302
304
456
511
2.751
12. 9C6
5.490
3.052
12.791
Total .
32.363
39.387
44.485
40.004
27.238
183.477
972
Estas estadísticas indican que los registros de reembolso
inmediato en este año ascienden en el lapso de cuatro meses
y medio a un promedio de US$ 33.1 millones, y que teniendo
en cuenta los concedidos a plazo entre tres y siete años y me-124-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
dio, el promedio es de US$ 36 millones mensuales. Los otros
renglones corresponden a importaciones con base en tratados
de compensación y otros acuerdos, y a registros no reembolsables.
Debe destacarse el hecho de que gracias a la política de
la Superintendencia de Importaciones, el país está avanzando
cada día en el camino de invertir las divisas en la adquisición
de bienes de capital para impulsar e l desarrollo económico. En
1959 e l 48.3o/o del valor total de los registros de importación
correspondió a equipo de transporte y bienes de capital, en
comparación con un 39.3 % en 1958, y 36.3% en 1957.
A menos de presentarse hechos imprevistos en el mercado cafetero, el Gobierno considera que puede sostener el volumen de registros de 34 millones de d ólares por mes durante
el presente año, sin necesidad de imp lantar nuevos controles
restrictivos de las importaciones y únicamente aplicando ade-
cuadamente los instrumentos de que hoy dispone, como son las
listas de importación, la Superintendencia de Importaciones,
los depósitos previos y, naturalmente, como principio básico,
adelantando una política monetaria y fiscal debidamente adecuada a las necesidades de crecimiento de la economía, pero
que no represente expansión excesiva de los medios de pago
y de la liquidez del sector importador.
En esta política de importaciones, el Gobierno quiere
obrar con la mayor prudencia, para evitar que un volumen
excesivo de registros pueda crearnos dificultades futuras en
la balanza de pagos. Pero este criterio de prudencia debe armonizarse con la imperiosa necesidad que tenemos de no perder tiempo en impulsar el desarrollo económico, que está condicionado directamente a la importación de bienes de capital
en el más alto volumen posible. El monto de 34 millones de
dólares por mes es el límite máximo que podemos dedicar a
las importaciones para no desequilibrar la balanza en el presente año, y siempre teniendo en cuenta que en los años venideros necesitaremos conseguir nuevos recursos externos q~u~e~~~
complementen los propios, y que nos permitan sostener
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mismo ritmo de importaciones y uno aún mayor.
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El Gobierno confía plenamente en que si persistimos en
un buen manejo de la economía, obtendremos recursos externos apropiados para mantener un ritmo de desarrollo como
el que nos hemos propuesto, tal como lo indican las propias
declaraciones de las entidades internacionales.
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
POLITICA CAMBIARlA
En junio de 1957 el país escogió un sistema de cambio
fluctuante, en reemplazo del tradicional del cambio fijo. Posteriormente, el Congreso, con base en un magnífico proyecto
de ley presentado por el Senador Carlos Lleras Restrepo, consagró en la Ley 1 ~ el mismo sistema de cambio fluctuante. Se
consideró entonces que el país atravesaría, en el inmediato futuro, por un periodo de reajuste económico y financiero y de
crisis cafetera, que no hacía recomendable fijar por ley el tipo
de cambio.
Para esta determinación, sin duda alguna, pesaron mucho las experiencias tenidas por el país en los años inmediatamente anteriores, durante el régimen del 2.50, bajo el cual y
no por la razón misma de ser un tipo de cambio fijo, sino por
el mal manejo de la política monetaria, se generó la grave
crisis financiera que culminó en mayo de 19 57 y cuyo saldo
fue la insolvencia del país y la acumulación de una cuantiosa
deuda comercial atrasada. Tal vez pesó también en la determinación de entonces la tendencia internacional, auspiciada
por el Fondo Monetario, de implantar sistemas de cambio
fluctuante en reemplazo del cambio fijo, con base en control
de cambios, que durante la década anterior parecía haber propiciado fuertes desequilibrios, principalmente en los países
subdesarrollados.
En realidad, el país adoptó el sistema fluctuante, con
todas sus consecuencias: abolió el control de cambios, estableció dos mercados y el sistema de remates para la adjudicación de las divisas, y adoptó algunas medidas indirectas de
restricción, como las listas, la Superintendencia de Importaciones y los depósitos previos.
-126-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
El fundamento de un sistema de cambio fluctuante es
que la cotización de la divisa se fije por las tendencias de oferta y demanda en el mercado, a través del sistema de remate,
en nuestro caso. Y esas tendencias están determinadas en cuanto hace a la oferta por la cantidad de divisas disponibles del
país por concepto de exportaciones, y de los empréstitos que
consiga; y por el lado de la demanda, por la capacidad de
compra de mercancías extranjeras por parte de los consumidores nacionales.
Es innegable que la expansión interna de la economía,
mediante el aumento de los medios de pago y el natural desenvolvimiento del país, genera una mayor demanda de importaciones, que a su vez causa desequilibrios en la balanza
de mayor o menor magnitud, en e l caso de que los ingresos de
divisas, es decir, la oferta, no aumente en proporciones similares para atender la demanda. Este es el caso nuestro, como
e] de todos los países subdesarrollados, cuyas economías requieren cada día una creciente capacidad de compra externa
y sin embargo, están sujetos a limitados ingresos de divisas
por concepto de las exportaciones de productos primarios sometidos a bruscas fluctuaciones y baja de precios en los mercados externos.
En el caso colombiano no hay duda de que la rebaja en
los precios del café desde 1956, ha creado serios problemas de
desequilibrio cambiario, pues mientras es necesario impulsar
el desarrollo nacional, los recursos externos de que disponemos
para ello son notoriamente insuficientes. Y este problema no
depende de que tengamos uno u otro sistema cambiario, sino
de la estructura misma de la economía nacional.
Sea cualquiera el sistema cambiario, si la política interna de expansión y desarrollo se desconecta del factor externo,.
o sea del tipo de cambio, el desequilibrio en la balanza sobrevendrá, tarde o temprano, seguramente con más graves impactos en un sistema de cambio fijo, que en uno fluctuante,
porque en el primero se corrige la situación de desequilibriO>
mediante devaluaciones masivas, como las que sufrió el país
en 19 57, y en el segundo se puede ir amoldando el tipo de
-127-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
cambio a la realidad externa en forma paulatina y sin bruscos
trastornos en costos y precios.
Por estas razones, no puede ser motivo de inquietud que
dentro del normal funcionamiento del sistema de cambio fluctuante que nos rige, después de dos años de estabilidad casi
absoluta, se opere un módico reajuste en la cotización del certificado. Ello puede servir de base para promover agitaciones
sociales, hacer despliegues espectaculares sobre la devaluación
en marcha, pero es un proceso lógico dentro del actual sistema.
¿Con qué base puede defenderse que la situación del
certificado deba permanecer estable al 6.40, después de dos
años en que el nivel general de precios se ha expandido en
más de un 13 o/o ; los medios de pago en no menor proporción y los ingresos de divisas por café han disminuído antes
que aumentar?
Tal vez el mérito de la política oficial en materia cambiaría haya consistido precisamente en estar sosteniendo la estabilidad con la aplicación de los instrumentos que tiene a su
mano, como la política monetaria y fiscal, las restricciones
cuantitativas a través de la Superintendencia, la consecución
de empréstitos externos, el alza del arancel aduanero, las listas
de importación y los depósitos previos, sin estrangular el crecimiento del país, sin crear graves desequilibrios en la balanza
de pagos y sin que se operen alzas fuertes en el nivel general
de precios.
Para los efectos de lograr esta estabilidad, se han aplicado
estrictamente los instrumentos restrictivos que pone en manos del Gobierno el sistema de cambio fluctuante, e, inclusive,
el del prudente movimiento en la cotización de la divisa, que
es uno de ellos. Lo otro sería desvirtuar el mismo sistema de
la Ley 1~.
Sin embargo, estos son razonamientos teóricos respecto
a la política cambiaría en relación con el alza de 30 puntos
en la cotización del certificado. La realidad es que tal alza no
representa ni nueva devaluación en 1960, sobre la base del
- 128-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
año de 19 S 7, ni puede tener repercusiones en el nivel general
de precios, con algunas excepciones especiales.
En los meses de mayo, junio y julio de 1958 la cotización del certificado de cambio era de 6. 77, 6.82 y 6. 73, respectivamente. En marzo de 1960 es de 6.70. Por lo tanto, hoy
la cotización del dólar certificado es ligeramente inferior a la
de hace dos años, después del pequeño reajuste de 30 puntos,
ocurrido en los últimos meses.
De otro lado, si se analiza el va lor del dólar de import ación en 1958 y hoy, se llega a la conclusión de que la estabilidad cambia ría se ha sostenido durante los dos últimos
anos.
En verdad, de acuerdo con el cuadro de liquidación del
valor de dólar de importación, varias veces publicado, en junio
de 1958 el dóla r de importación valía $ 9.29, incluyendo el
precio del cert ificado a l 6.8 2, el valor de los fletes y seguros
q ue se pagaban en dóla res libres, los derechos de aduana, el
costo d e financiación de los dep ósitos previos y el impuesto
de giros entonces vigente. Y en a bril de 1960 el mismo dólar
de importación valía $ 9.70, liquidando los mismos factores
constitutivos del precio de la divisa, pero sobre otras bases,
así: el certificado a $ 6. 70, los flet es y seguros p agados con
certificados y no con dólares libres; un m ayor costo por concepto de arancel aduanero y financiación de los depósitos
prevws.
La conclusión de este aná lisis es que el valor del dólar
de importación entre junio de 1958 y abril de 1960 ha aumentado en un 4.4 o/o, y que el alza no se ha debido al reajuste
de 30 puntos en el certificado, que hoy se liquida al 6. 70,
cua ndo en junio de 1958 se liquidaba a 6.82, sino a otros factores como el ara ncel aduanero, expedido el año pasado y
cuyo mayor costo de las importaciones ya asimiló la economía
nacional.
¿Puede entonces hablarse de devaluación de la moneda
cuando la cotización del certificado es hoy un poco inferior a
la de hace dos a ños y cuando el valor del dólar de importación
ha aumentado sólo en un 4 .4 % en dos años, debido a factores
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como el arancel aduanero, cuya incidencia aumentó del 18
al 25 por ciento?
Si esto es así, ¿podría justificarse la tesis de que el alza
de 30 puntos en la cotización del certificado, diera base para
una nueva política de costos y precios, asimilando el fenómeno particular de los combustibles al de las demás importaciones?
¿Podrían explicar los empresarios una alza de precios
cuando el costo mayor del dólar de importación h a subido en
un 4.4 o/o en dos años, por razón del arancel aduanero, mientras los precios de los artículos importados han subido en el
mismo período en un 14 o/o en los mercados nacionales?
Yo quisiera pedir al Congreso de Comerciantes que acogiera valerosamente la tesis expuesta por el ilustre Presidente
de la Federación, doctor Cárdenas, en el sentido de que la
entidad representativa del comercio colombiano declarara enfáticamente que no puede hablarse de devaluación monetaria
por el pequeño reajuste en la cotización del certificado, y que,
por lo tanto, sería especulación condenable explotar tal tesis
para elevar precios de los artículos importados, aumentando
así las utilidades de los importadores y empresarios y descargando injustamente un nuevo gravamen a los consumidores
nacionales. Una postura de esta naturaleza, que está de acuerdo con la tradición de FENALCO, prestaría un gran servicio
al interés general de la estabilidad y contribuiría positivamente a combatir la especulación que una mala interpretación del reajuste en la cotización del certificado está propiciando, en perjuicio de la propia paz social.
Naturalmente, no quiero solicitar que se desconozca que
el a lza del certificado incide en algunos casos especiales, como
en los combustibles, por el régimen peculiar de esta industria,
cuyos precios se rigen por los del golfo de México.
Como conclusión, creo poder aseverar que en las presentes condiciones, la estabilidad cambiaria, dentro de situaciones normales del mercado cafetero, podremos sostenerla en
el inmediato futuro.
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Pero estimo necesario que el país aproveche esta oportunidad para repla ntear algunas tesis sobre su sistema cambiario, y en particular sobre si conviene m ás para su estabilidad el cambio fijo y no el cambio fluctuante, y si es oportuno
y conveniente estudiar la unificación de los mercados. Sería
peligroso para el manejo de la política cambiaria y traería
graves confusiones, querer obrar como si tuviéramos un cambio fijo, cuando el sistema legal est a blece el cambio fluctuante y que se hiciera la apología del primero, con sus indiscutibles ventajas, sin a na lizar ampliamente si las actuales condiciones del país son propicias para ello, si estamos en capacid ad de administrar adecuadamente los instrumentos de control que implica un tipo de cambio fijo y que fallaron en el
período del 2.50.
Creo que ningún colombiano sería enemigo de un cambio fijo, si podemos demostrar que é l garantiza una mayor
est abilidad cambiaría, nos pone a l resguardo de devaluaciones
masivas y facilita el desarrollo del país.
MERCADO LIBRE
El dólar libre se cotizaba en el mercado de capit a les en
los primeros meses del año pasado a más de ocho pesos por
dólar, con tendencia al a lza. El Gobierno orientó su política
a moderar la t endencia alcista de la divisa libre, convencido
de que para p ropiciar un clima de estabilidad cambiaría y
económica en general, era necesario desvirtuar algunas tendencias especulativas en el mercado libre, e invertir la tendencia de los colombianos a hacer sus ahorros en divisas extranjeras, que fue producto inevitable del período inflacionario que se vivió durante los ú ltimos años. E sta política le
pareció al Gobierno conveniente no sól9 por este aspecto, sino
también porque con la divisa libre se pagaban los fletes y
seguros de las mercancías importadas y era necesario evitar,
sin contrariar las tendencias natura les del mercado, que un
alza inmoderada del dólar libre incidiera fuertemente en el
costo de las importaciones.
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Este objetivo se ha logrado plenamente, más que por las
medidas tomadas, por el clima de confianza de los nacionales
y extranjeros sobre el desarrollo de la economía del país. Hoy
el dólar libre, con algunos períodos de tendencia alcista motivados por pasajera desconfianza o brotes especulativos, está
alrededor de 6.80, es decir, un peso por debajo de la cotización
de hace un año.
No tenemos duda de que esta política ha favorecido extraordinariamente la repatriación de capitales y una corriente
de inversión extranjera que, si bien es principalmente de tipo
financiero, demuestra cómo se ha creado un clima de mayor
confianza sobre la estabilidad cambiaría por parte de los inversionistas extranjeros, que abre magníficas perspectivas para que por medio de instrumentos adecuados, tales inversiones se traten de encauzar hacia fines más productivos que
las financiaciones transitorias para depósitos previos.
La forma como el Gobierno ha intervenido en el mercado de la divisa libre y que algunos suponen artificial, se
ha hecho por medios consagrados por la Ley 1 fil, y no con el
fin de bajar por sí la cotización de la divisa, sino de alcanzar
claros objetivos de confianza y mayor estabilidad del sistema
cambiaría. Para evitar el encarecimiento de las importaciones, a principios de 1959 se trasladaron los fletes y los seguros del mercado libre al mercado de certificados. Esta mayor demanda en el mercado de certificados, se compensó en
buena parte con el reintegro de las divisas libres provenient es
de las exportaciones menores, que antes se vendían en mercado libre y que hoy entran a robustecer las reservas del Banco de la República. El antiguo impuesto de timbre fue sustituído por el recaudo en dólares de parte del impuesto de
aduanas, lo cual compensó plenamente la disminución de las
disponibilidades de divisas que habría representado la supresión del impuesto de timbre.
En materia de reintegro cafetero, en el mes de octubre
de 1958 se rebajó prudencialmente, no con el objeto de presionar a la baja el dólar libre, sino de evitar el sobreimpuesto
que venía constituyendo para el cafetero un margen de cerca
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de diez dólares por saco, o sea la diferencia entre el precio de
venta y la obligación de reintegro al Banco de la República.
Como se sabe, el reintegro cafetero no tiene como finalidad
recoger dólares del mercado de capitales, sino el exclusivo de
garantizar un reintegro real de las divisas cafeteras por parte
de los exportadores y defender los precios externos. Tradicionalmente se ha mantenido un reintegro superior al precio
efectivo de venta, que oscila entre dos y cinco dólares por
saco, como hoy rige, después de la medida que comentamos.
Fuera de estas medidas, las intervenciones del Gobierno
y del Banco de la República en el mercado libre, se han circunscrito a vender dólares en limitadísimas cantidades para
el pago de impuestos de aduana, y últimamente para el reintegro cafetero, con el doble fin de moderar las tendencias
especulativas en el mercado y para poder trasladar a las reservas de certificados los dólares que el Banco recibe por concepto de las exportaciones menores.
Debe aclararse que el grueso de los recursos que el Banco de la República recibe del mercado libre a través del reintegro cafetero y del pago de derechos de aduana, continúa
recibiéndose, sin que pueda señalarse esta política como causa
de disminución de las reservas que alimentan el mercado de
certificados.
Es conveniente hacer estas aclaraciones, porque con frecuencia se sugiere que el Gobierno, aun vulnerando la estabilidad futura de la balanza, ha intervenido en el mercado
libre con el solo prurito de bajar la cotización del dólar libre,
contrariando las tendencias del mercado y con el fin, también
supuesto por algunas personas, de llegar artificialmente a la
unidad cambiaria, que en realidad, como lo he expresado, es
apenas un tema de estudio que nos han sugerido, pero en ninguna forma impuesto como condición a los préstamos, entidades internacionales como el Fondo Monetario.
La baja del dólar libre obedece a causas reales, y debemos evitar que por desconfianza o por un ambiente de incertidumbre artificialmente creado, la economía del país pierda las grandes ventajas que ha obtenido con ella, como son
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innegablemente la afluencia de capitales extranjeros, la repatriación de capitales colombianos, que están regresando al
país cuando las perspectivas de valorización de la divisa por
una creciente desvalorización interna del peso se han eliminado
fundamentalmente.
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POLITICA CAFETERA
La semana pasada las autoridades monetarias tomaron
la medida de elevar la base de liquidación del dólar cafetero
de 6.1 O a 6.50 .Tal medida ha sido comentada favorablemente
por el gremio cafetero y con alguna reticencia por otros sectores que suponen que este aumento puede desatar una nueva
presión inflacionaria, tener impacto en los mercados externos
o vulnerar los instrumentos financieros de intervención de
que hoy disponen el Gobierno y la Federación de Cafeteros.
Conscientes de las repercusiones que tal medida pudiera
tener, las autoridades financieras dieron este paso, convencidas de que era conveniente para el equilibrio económico y
social del país y seguras de que no producirá impactos perjudiciales en el mercado cafetero, ni presiones inflacionarias que
no puedan ser debidamente controladas.
Ha sido tesis permanente del Gobierno, compartida por
los Congresos Cafeteros, que la retención de café para el cumplimiento de los pactos internacionales, corresponde hacerla
en especie al propio gremio; que la financiación de los excedentes de café no exportado que no cubra la retención en especie debe hacerse con recursos propios del Fondo Nacional
del Café y en mínima escala con préstamos del Banco de la
República, en relación con la intervención en las cosechas. Y
por último, que es de interés nacional no deprimir excesivamente el ingreso cafetero, del cual dependen más de tres millones de colombianos. Sería injusto desconocer que el gremio
cafetero viene soportando con ejemplar austeridad las cargas
que, para hacerle frente a la crisis mundial le han impuesto
el Congreso y el Gobierno; religiosamente los cafeteros están
reteniendo en especie el 15 o/o del café exportable y pagando
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el impuesto del lSo/o en dólares a las exportaciones; igualmente se ha robustecido el Fondo Nacional del Café, con el
producto del diferencial cafetero, en forma tal que hoy el
Fondo dispone de recursos para intervenir en las cosechas,
sin necesidad de acudir, sino en muy pequeña proporción, a
préstamos del Banco de la República, y sólo de manera estacional. La deuda que el Fondo Nacional del Café tenía contraída con el Banco de la República y que ascendió a 562
millones de pesos en enero de 1959, se ha venido rebajando
después de la congelación que se convino en octubre del año
pasado, y hoy asciende a 4 76 millones de pesos, saldo que
seguirá rebajándose con los recursos creados por la Ley 1s¡l'
para tal fin. De otro lado, debe destacarse que hasta la fecha
no ha habido necesidad de hace r uso de los fondos en pesos,
producto de los empréstitos que como recursos de emergencia
la Ley 1 s¡l destinó para el caso de que los instrumentos para
hacer la retención que crea la misma Ley, no fueran suficientes.
El gremio cafetero venía insistiendo en que su ingreso se
estaba deteriorando por el aumento en el nivel general de
precios de los bienes de consumo, e insistentemente venía
anotando la posibilidad de una menor cosecha en el presente
año. Fuera de ello, el Gobierno comprobó la rebaja en a lgunos
índices de consumo en Departamentos cafeteros como Caldas,
que indicaban claramente un detrimento en la capacidad de
compra del sector cafetero.
Dada esta circunstancia, consideró conveniente hacer un
reajuste en el ingreso cafetero, equivalente a un 8 o/o, utilizando para ello el instrumento del diferencial. Este aumento
representará aproximadamente 120 millones de pesos para
todas las zonas cafeteras del país, en el curso del año. La medida tomada no tiene repercusiones en los mercados externos,
pues simultáneamente con ella, la Federación reajustó los precios de compra en el interior. La medida tampoco vulnera los
instrumentos de defensa de la industria ni implicará que, debido a la disminución del diferencial que por disposición legal se destinó al Fondo Nacional del Café, la Federación
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tenga que recurrir a préstamos emisionistas del Banco de
la República para fines de retención, pues el impuesto del
15 por ciento en especie, los recursos líquidos con que hoy
cuenta el Fondo Nacional del Café y los que en el futuro
seguirá percibiendo por concepto de los veinte centavos del
diferencial que irán a fortalecer el mismo Fondo, serán suficientes para financiar la totalidad de la retención, bajo el supuesto de una exportación calculada para 1960 en seis millones ciento cincuenta mil sacos a los mercados tradicionales,
y con base en acuerdos de compensación.
También las autoridades monetarias calcularon debidamente el impacto que pudiera crear como presión inflacionaria la irrigación monetaria que representa el aumento del ingreso cafetero durante un año en 120 millones de pesos. Se
considera en primer. lugar, que tal irrigación no va a determinar una presión excesiva sobre los bienes de consumo, si se
tiene en cuenta el aumento de la producción agrícola e industrial durante el último año y los índices de disminución de
ventas en algunas zonas cafeteras, por falta de capacidad de
compra de los sectores consumidores.
Esta larga expos1c1on ha tenido por objeto informar y
explicar los fundamentos de la política de estabilización y los
resultados que se han logrado con ella, y que vienen poniéndose en tela de juicio.
Pero el Gobierno no concibe que esta política, con la
cual se ha adelantado la recuperación económica desde 195 7,
tenga el mágico dón de resol ver todos los problemas básicos
nacionales, cuya deficiente pero clara enunciación hizo el Gobierno en la plataforma presentada recientemente a la consideración pública.
Bien entendemos que el Gobierno no contribuirá con su
política a resolver aquellos problemas básicos de la economía
nacional, si no acierta con fórmulas concretas y viables que
desarrollen los principios generales enunciados en la plata-136-
Ministerio de Hacienda y Crédito Público (Colombia)
forma, y particularmente en lo relativo a la programación de
los gastos públicos, a la formulación d e un programa integral
del desarrollo del país, a la reforma agraria, a la reforma tributaria, a la estructura de la balanza de pagos, y a los procedimientos propios para resolver el tremendo drama de miseria, de falta de capital y profundas desigualdades sociales que
caracterizan a los países subdesarrollados, y que en Colombia
están amonestando a sus clases dirigentes para que se enfrenten a este tremendo problema, con tenacidad, inteligencia y
a lto espíritu de solidaridad social, antes de que las soluciones
se traten de encontrar en la violencia y el caos.
Por hoy, réstame agradecer a FENALCO y a cada uno
de los miembros del Congreso, entre los cuales me honro en
contar con tántos y buenos amigos, la gentil invitación que
me hicieron para asistir a su certamen a nual en est a histórica
ciudad de Cartagena, donde se aviva el patriotismo y se aquilata el deseo de pensar, servir y obrar en bien de la República.
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