el habla - Centro Local Tachira

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UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
CENTRO LOCAL TÁCHIRA
ASESOR: LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
H A B L A
El filólogo suizo Ferdinand de Saussure (1857 – 1913) define al Habla como un acto individual de
voluntad y de inteligencia, en el cual conviene distinguir:
a. Las combinaciones por las que el sujeto hablante utiliza el código de la lengua
con miras a expresar su pensamiento.
b. El mecanismo sicofísico que le permite exteriorizar esas combinaciones.
En tal sentido, podemos considerar el Habla como el uso particular, personal de una lengua. Cada
persona tiene su habla. Ella está constituida por la unión de palabras, frases, oraciones, giros, con
los que cada quien se expresa a su manera. Nunca encontramos, por ejemplo, a dos venezolanos
que, refiriéndose al mismo tema, se expresen en forma idéntica. La razón de este fenómeno es muy
sencilla: en cada acto de habla interviene el conocimiento de la lengua general, las posibilidades
personales de expresión, las preferencias lingüísticas, las necesidades y las conveniencias de
individuo de acuerdo con el momento.
DIFERENCIAS ENTRE LENGUA Y HABLA

LENGUA:

HABLA:
1. INMATERIAL: porque se aloja en la
memoria.
1. MATERIAL: pues se oye y se lee.
2.SOCIAL: porque está a la disposición
de toda comunidad. Es la parte social
del lenguaje.
2.INDIVIDUAL: porque cada persona
hace uso concreto de ella. Es la
parte individual del lenguaje.
3. FIJA: porque es recibida por el
individuo en forma pasiva.
3. LIBRE: el hablante puede elaborar el
mensaje que desee. Es activa.
4. ESTATICA: porque su proceso
renovador es muy lento, necesita de
toda una comunidad para que se
produzca cualquier cambio.
4. DINAMICA: porque el acto de hablar
es transitorio, momentáneo e
irrepetible.
Usa
expresiones
comunes.
5. SÍQUICA: está constituida por la
asociación de imágenes acústicas e
imágenes conceptuales.
5. SICOFÍSICA: parte de imágenes, y
necesita del aparato fonador.
6. POTENCIAL: la lengua (el español)
está lista para ser usada, pero
necesita
del
HABLA
para
concretizarse. Nana existe en la
lengua que no haya existido antes
en el habla.
6. ACTUAL:
porque es poner en
práctica la lengua. Es la realización
individual de la lengua, quien es
cambiante a través de la época.
7. CONCRETA: los signos de la lengua
son por decirlo así, tangibles: la
escritura puede fijarlos en imágenes
convencionales.
7. ABSTRACTA:
es
imposible
fotografiar en todos sus detalles los
Actos del Habla.
8. EXPRESIÓN: se da a través de
imágenes acústicas y la escritura es
la forma tangible de esas imágenes.
8. EXPRESIÓN: es fonética.
9. SISTEMATICA: sistema de signos
que forman el lenguaje y que todos
los habitantes de una comunidad
lingüística poseen.
9.APLICACIÓN DEL SISTEMA:
realización en cada Acto de Habla de
ese conjunto de signos.
¿QUIÉN FUE FERDINAND DE SAUSSURE?
Tal vez, los dos rasgos que mejor definen sintéticamente a Saussure sean los de ser
universitario y ser “el fundador de la lingüística moderna”. El resto de los datos, de una vida
sumamente sencilla, casi carece de importancia. Nació en Ginebra, Suiza, en 1857 y murió en la
misma ciudad en 1913, cuando contaba, por tanto, 56 años de edad. De estudiante de enseñanza
media, mostró especial interés por la química y la gramática. De universitario, se dedica
fundamentalmente a estudios indoeuropeos, y a los 21 años, en 1878, publica la “Mémoire sur le
systéme primitif des voyelles dans les langues indoeuropéennes”, donde, con un método riguroso,
se expone ya interpretaciones irrefutables. En 1881, Michel Bréal le ofrece dar clases en la Escuela
Práctica de Altos Estudios de París, donde reside durante diez años; a su término, es nombrado
Profesor de Gramática Comparada en la Universidad de su ciudad. Escribe algunos artículos, pero
sus preocupaciones se orientan hacia los problemas generales del lenguaje. De 1906 a 1911 decide
dedicar sus afanes a clarificar, sintetizar y exponer en clase sus teorías personales sobre lenguaje,
fruto de las cuales es su famoso “Cours de Linguistique Generale”, publicado por: Charles Bally y
Arbert Sechehaye, sus más grandes discípulos, en el año 1915, y cuya magnifica traducción en
castellano fue realizada en Buenos Aires por Amado Alonso (RICARDO VELILLA
BARQUERO, S/F).
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
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ASESOR: LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
¿HABLA BIEN O HABLA MAL EL VENEZOLANO?
¿Habla bien o habla mal el venezolano? La pregunta es muy frecuente, y en ella se busca
resumir la preocupación por el buen uso del idioma, que parece ser creciente entre los más diversos
sectores de la población venezolana. Todo ello revela, además, la existencia de un problema, que ha
sido enfocado desde distintos ángulos y con los más disímiles criterios, sin que hasta el presente se
vislumbre una solución efectiva.
La respuesta a la interrogante tropieza de entrada con un serio inconveniente: ¿se habla
bien o se habla mal con respecto a qué? Es decir, si manejamos el asunto sobre la base de juicios de
valor, tenemos que partir de un principio de que una cosa es buena o mala con respecto a un punto
de referencia preestablecido. Si hablamos bien es porque lo hacemos igual o muy parecidamente a
un modelo; si hablamos mal, es porque nos apartamos de ese modelo. Y aquí está la gran
dificultad: en materia de lengua, ¿cuál es el modelo que debemos seguir quienes hablamos
castellano? Alguien ingenuamente dirá que el modelo ideal es el Castellano que se habla en España.
Pero, seguiremos indagando, ¿ en qué parte de España? Porque no se habla igual nuestro idioma en
Madrid y en el resto de las dos Castillas, en que Andalucía, en Aragón, en Asturias o en
Extremadura; y sin embargo en todas esas regiones se habla Castellano y eso para no mencionar a
Cataluña y las provincias vascas y gallegas, donde el problema es mucho más complejo, por la
coexistencia con el Castellano como idioma oficial de otras lenguas altamente desarrolladas y con
un profundo arraigo popular. Y sin recordar, tampoco, que el mismo idioma Castellano se habla en
casi todo el continente americano, pero de manera diversa en cada uno de sus países, y aun con
diferencias regionales o locales dentro de todos esos países.
Si buscamos el modelo ideal que sirva para saber si hablamos bien o si hablamos mal
fuera del ámbito geográfico, y nos remitimos al criterio cronológico, tendremos que decidirnos por
vario modelos, en tanto que modos o maneras de hablar nuestro idioma: Gonzalo de Berceo, el
Arcipreste de Hita, Cervantes, Andrés Bello, Unamuno... ¿Cómo cuál de ellos debemos hablar, para
hablar bien? Porque resulta que el idioma, cualquier idioma, no sólo varía de una región o
localidad a otra, sino también en el tiempo, de una época a otra. Hay numerosas expresiones que
hoy día no son de uso corriente, pero se conservan en ciertos lugares, generalmente entre gente
rústica, que muchas personas consideran “incorrectas” o erróneas, y hasta son motivo de risa, y sin
embargo, fueron perfectamente válidas y vigentes durante mucho tiempo, como lo demuestra el que
aparezca en el lenguaje de los clásicos: trujo, mesmo, vide, agora, fermoso, recebir, meneallo,
della... y no se trata sólo de vocablos, pues así como el léxico cambia con el tiempo y de un lugar a
otro, así también la sintaxis evoluciona y sufre modificaciones, aunque mucho más lentamente que
el vocabulario, que es por definición muy dinámico y cambiante.
Otro ejemplo lo hallamos en la ortografía, que tanto preocupa a quienes se interesan en las
cosas de la lengua. Al parecer, no hay nada que desprestigie más que las faltas de ortografía. A
menudo son motivo de burla. En Venezuela aun se recuerda el caso de un político que apuntaba
como virtual presidente de la República, allá por 1944, y la oposición lo volvió leña porque un día
escribió en alguna parte entusiasmo con C. Sobre todo cuando se trata de un profesional
universitario, las debilidades ortográficas son severamente castigadas con la burla y la
maledicencia. Sin embargo, el error ortográfico no es, a nuestro juicio, el más grave de los errores
que con frecuencia se cometen en el uso de la lengua. Es más, aunque se pretenda someter la
ortografía a regla fijas, éstas nunca tendrán una validez absoluta. La ortografía es muy dinámica, y
cambia con frecuencia, entre otras razones, porque tiene mucho de convencional. Don Andrés
Bello, por ejemplo, escribía gente con J, como más tarde lo hizo también Juan Ramón Jimónez. Y
más de una vez hemos escuchado a alguien asombrarse ingenuamente por la presunta mal
ortografía del Libertador, que no era mala sino la de su época. Quizás lo más grave de los errores
ortográficos no sea su existencia misma, sino el hecho de que revelan ignorancia, como
consecuencia de una enseñanza deficiente en los niveles primarios y medios, que es donde debe
impartirse la formación básica en materia de lenguaje. Además, un escrito con errores ortográficos
resulta antiestético.
Como se ve, pues, la pregunta de si hablamos bien o mal los venezolanos -lo mismo que si
se aplica a cualquier otro país o idioma- es difícil, si es que no imposible de responder. Los
venezolanos tenemos nuestro modo peculiar de hablar –y escribir, desde luego- el Castellano, como
lo tienen también los colombianos, los mexicanos, los cubanos, los argentinos o los chilenos... Cada
uno de ellos es respetable, como ya los sostenía Andrés Bello hace ya más de cien años. Y ese
modo peculiar de hablar la lengua común es lo que habría que defender, no para que no cambie,
porque la dinámica del idioma es la misma del pueblo que lo habla, y por ello es inevitable y
necesario que el idioma cambie al ritmo del desarrollo del pueblo; sino para que, dentro de tales
mutaciones, exprese siempre el espíritu de ese pueblo, sin adulteraciones ni falsificaciones. Por eso
creemos que en nuestro país la escuela debería ocuparse de enseñar la lengua según los usos –la
norma que dicen los lingüistas- de cada uno de ellos, siempre, eso sí, con referencia a la lengua
general de España y del resto de nuestro continente hispanoamericano.
Por lo demás, ya la Real Academia Española de la Lengua, reconoce como válido lo que
suele llamarse el Castellano de América, como lo demuestra la gran cantidad de ejemplos extraídos
de escritores hispanoamericanos que aparecen en el “Esbozo de una Nueva Gramática de la Lengua
Española”, que aun cuando todavía no está oficialmente en vigencia, expresa muy bien el
pensamiento que al respecto tienen los académicos de hoy, en contraposición a la mentalidad
dogmática y cerrada que imperó en el pasado.
FUENTE: “CON LA LENGUA” (VOLUMEN II), PAG. 59, 1987-1988
VADEL HERMANOS EDITORES, 1990. VALENCI, VENEZUELA
AUTOR: ALEXIS MARQUEZ RODRÍGUEZ.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
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¿HABLAMOS MAL LOS VENEZOLANOS?
Los puristas han insistido en el mal hablar de los venezolanos hasta tal punto que muchas
personas creen que hablamos el peor de los castellanos. Es interesante contradecir esta acusación
con las palabras de Ángel Rosenblat.
...En Venezuela se habla una variedad dignísima del castellano. A cada paso sorprende, en
el habla familiar, la extraordinaria riqueza de giros, de comparaciones ingeniosas, de
expresiones pintorescas y metafóricas, la imaginería verbal, la profusión de matices. Y la
prensa y la literatura presentan en general un castellano que puede parangonarse en dignidad y
belleza con el de cualquier país de América. Un castellano que ha dado una nota muy alta y
original en el cuento, en la novela y en la poesía.
¿SE HABLO MEJOR ANTES?
Las lenguas son seres vivos que se transforman, que olvidan giros, usos o palabras para
preferir otros. Hay la tendencia del hablante a creer que un momento es peor en cuanto a la manera
de hablar que otro y esto se debe a que sus comparaciones parten de un error, pues casi siempre se
compara la lengua hablada de hoy con la escrita de otras épocas. La realidad es que nadie sabe
cómo se habló en otros tiempos, pues no existen documentos que nos lo revelen. Por más que un
escritor trate de reflejar el habla coloquial en sus diálogos, siempre el habla oral sufrirá la
transformación de la convención literaria. De modo pues, que al establecer comparaciones hay que
hacerlo en la lengua escrita que es la única que se mantiene. Al hacer esto, quizás lleguemos a la
conclusión de que nuestra lengua actual no es ni mejor ni peor que la de otras épocas, sino que es
simplemente distinta.
FUENTE DE LOS TEXTOS ANTERIORES: UN MINUTO CON NUESTRO IDIOMA
AUTORA: MARIA JOSEFINA TEJERA.
MONTE ÁVILA EDITORES LATINOAMERICANA, C.A. CARACAS 1993.
PRIMERA EDICIÓN 1993.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
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EL HABLA
Cada individuo que conoce una lengua realiza para comunicarse una serie de actos
lingüísticos en los que él actúa según el momento, según su interlocutor y según sus intenciones. Es
lo que llamamos el habla. Así, en cada frase, el individuo tiene cierta libertad de escogencia dentro
del sistema y dentro de la norma de expresarse. Hay que tomar en cuenta que cada individuo tiene
sus preferencias en su manera de expresarse que son sus hábitos lingüísticos. Pero la lengua le
impone como sistema, posibilidades y restricciones, y la norma de su colectividad le sugiere las
formas habituales en esa comunidad. El castellano como sistema ofrece dos posibilidades de
pronunciación para una palabra como loza: o bien se pronuncia loza a la española o bien losa
como los hispanoamericanos. Cuando alguien pronuncia la Z a la española está escogiendo la
norma de Madrid y aunque nosotros Hispanoamericanos lo entendemos bien, sabemos que se está
expresando según otra norma que nos es ajena.
SISTEMA, NORMA Y HABLA
El hablante tiene como posibilidad en aplicar originalmente el sistema de la lengua dentro
de lo permitido por la norma. La comunidad tiene la facultad de aceptar o de rechazar un rasgo en
su norma, pero por encima del individuo y de la norma está, pues, el sistema.
Por eso se dice que los grandes escritores utilizan y realizan en el grado más alto las
posibilidades del sistema y rompen con la norma. Es decir, que no repiten lo que todos decimos o
escribimos sino que buscan una expresión inédita, nueva, que emociona porque sorprende. Son
grandes escritores porque no rompen con el sistema sino que lo llevan a altos grados de elegancia,
de pureza, de ritmo y de posibilidades expresivas.
El resto de los hablantes nos regimos por la norma de nuestra colectividad tanto como
hablamos como cuando escribimos, es decir, cuando efectuamos actos de habla.
FUENTE DE LOS TEXTOS ANTERIORES: UN MINUTO CON NUESTRO IDIOMA
AUTORA: MARIA JOSEFINA TEJERA.
MONTE ÁVILA EDITORES LATINOAMERICANA, C.A. CARACAS 1993.
PRIMERA EDICIÓN 1993.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
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REGLAS DE ORO PARA HABLAR BIEN

El principio secreto para hablar en público es bien simple : “ser uno mismo”. Es
indudablemente más fácil que tratar de imitar o tratar de ser otro.

Hablar primero sobre las ideas importantes; los detalles, para más tarde.

Evitar los insultos y la insinuaciones personales.

No intentar convencer ni procurar acaparar el centro de atención de una
conversación.

Hacer preguntas. Tenemos que hacer hablar.

Reaccionar a los gustos y peticiones del oyente. Atender sus sugerencias y dar
lugar a una conversación fluida.

Ahorrarse la timidez y desechar la condescendencia.

Mantener la calma y la serenidad en cualquier situación; no ser agresivo ni elevar
el tono de voz.

No proponer nunca cambios que los demás no pueden asumir con facilidad. Hay
que ponerse en el lugar del otro, intuir sus deseos, problemas y necesidades.

Escuchar con atención. No interrumpir.
FUENTE: HABLAR EN PÚBLICO (CLAVES DEL ÉXITO)
AUTOR: GREGORIO GARCIA MAESTRO
EDITORIAL AGATA, MADRID, ESPAÑA 1999
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LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
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EL ARTE DE HABLAR BIEN
¿Es usted de los que habla sin tener en cuentea la reacción del que escucha? ¿Alguna vez ha pensado
cómo se sentiría si alguien le dijera lo que usted acaba de contar? ¿Qué respuesta le gustaría
escuchar? ¿A quién beneficia lo que está diciendo? Todas ellas son buenas preguntas que nos
deberíamos hacer más a menudo y que se resume en una: ¿Acostumbra a pensar antes de hablar?
A la hora de comentar algo debemos reflexionar sobre lo que queremos decir y cómo lo
queremos decir. Así evitaremos las ofensas, las malas interpretaciones y los comentarios
indiscretos. Pongámonos siempre en la situación del otro, juguemos a imaginar cómo piensa y
como siente, y en consecuencia, cómo va ha tomar nuestro comentario, sobre todo si intuimos que
puede no ser bien recibido.
Hay quien justifica confesiones insolentes con el argumento de que es una persona honesta
y que, por tanto, no debe callar lo que piensa. Hay muchas formas para exponer un objeción; se
puede decir de alguien que es tonto, pero también se puede decir que es poco listo. La procacidad
puede aguarnos la fiesta. Aunque siempre nos queda recurrir al ingenio para aquellas ocasiones en
las que queremos demostrar desafecto por una persona.
El Primer Ministro británico Winston Churchill era un maestro de la oratoria y del insulto.
En una ocasión definió a su colega Attle como un “cordero con piel de cordero”. En otro momento,
Winston espetó a una mujer: “Nancy, es usted una criatura horrible”. “Y usted está borracho,
Winston”, respondió ella. “Bueno –añadió él- Al menos mi estado habrá cambiado por la mañana”.
FUENTE: HABLAR EN PÚBLICO (CLAVES DEL ÉXITO)
AUTOR: GREGORIO GARCIA MAESTRO
EDITORIAL AGATA, MADRID, ESPAÑA 1999
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HABLA POPULAR Y HABLA CULTA
Se ha venido extendiendo la creencia por cierto alentada por algunos lingüistas, de que el
habla popular, por el hecho de contener giros propios de las diferentes regiones del país, debe ser
incorporado al uso de todos los sectores de la población, sin distingo de niveles culturales.
Tal tesis nos ha parecido siempre descabellada, por decir lo menos, ya que tiende ha
establecer una curiosa imposición a las personas cultas del habla de otras de bajo nivel cultural,
cuando, en todo caso, por lógica debería ser lo contrario. De gran interés resulta, en relación a este
punto, la opinión del reputado lingüista, gran estudioso del castellano en Venezuela, Profesor Angel
Rosenblat . En su conocida obra “Buenas y Malas Palabras” . (Tomo II, páginas 251 y 252) dice el
Profesor Rosenblat:
“Los rasgos diferenciales de habla venezolana son, pues, legítimos. Un campesino dice
nadien, haiga o habemos, y es perfecto. El habla popular y campesina de Barlovento, Cumaná o
del Zulia, las múltiple formas del diálogo familiar, desde el igual caraqueño hasta el ¡ala!
tachirense, tiene siempre su dignidad, y hasta su belleza. El habla popular y campesina es buena tal
como es, y quien se acerque a ella debe hacerlo con respeto.
Pero cada cosa en su sitio. ¿Debemos amoldarnos a esa habla popular y campesina?. Ese
es otro cantar. El niño que pasa por la escuela aprende que no se debe decir querramos, andé,
habemos, hacen diez años, sino queramos, anduve, estamos o somos, hace diez años. La cultura
impone a todos los habitantes del país, por encima de sus diferencias regionales, muy legítimas, una
norma superior que es la de la Lengua. Allá en su rincón, rústico o familiar, cada cual puede
hablar la lengua que le dé la gana. Pero en la cátedra, en la prensa, en el libro, hay unos
imperativos categóricos. La Lengua representa una unidad de cultura, y la demagogia lingüística
es disgregadora”.
FUENTE: HABLE BIEN Y TRIUNFE (GUIA PRACTICA DEL LENGUAJE)
AUTOR: EDDIE GONZÁLEZ
EDITORIAL UNIVERSO DE VENEZUELA C.A., SEGUNDA EDICIÓN 1990 (CARACAS)
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LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRNO ÁLVAREZ
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
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COMENZAMOS A HABLAR CUANDO APRENDIMOS A
CAMINAR
Aprender a caminar supuso para el hombre primitivo no sólo la ventaja de liberar sus manos,
sino también una serie de ajustes fisiológicos que estaría íntimamente relacionados con la capacidad
de hablar. Al menos esta es la tesis propuesta por el Profesor de Sicología de la Universidad de
Maryland, Robert Provine.
En los cuadrúpedos, hay una relación estrecha entre el ritmo de respiración y el
desplazamiento sobre las patas. Los pulmones deben llenarse de aire regularmente para añadir
rigidez al complejo torácico, ya que ello ayuda a absorber los impactos de las extremidades
delanteras al correr sin dicha sincronización, el tórax se vuelve débil y no podría resistir tales
golpes.
Cuando los primates se levantaron y empezaron a caminar sobre sus dos piernas –explica
Provine- su tórax se vio librado de esta función locomotora. El caminar y la respiración quedaron
así desligados, y esta flexibilidad permitió a los humanos regular su ritmo respiratorio y,
finalmente, empezar a hablar. De hecho, el hombre puede reír o hablar gracias a que modula los
sonidos producidos durante el paso del aire hacia el exterior procedente de los pulmones.
AUTOR: VICTOR ARENAS
FUENTE: MAS ALLA DE LA CIENCIA, Nº 132, PAGINA 16, ENERO 2001.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011
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EL HABLA HUMANA SURGIO HACE 2 MILLONES DE AÑOS
El antropólogo estadounidense Richard Kay pasó este verano por España para recabar datos
que le permitan profundizar en su estudio sobre el origen del habla humana. Kay, Profesor del
Departamento de Antropología Biológica de la Universidad de Duke (Durham, EE.UU.), ha
localizado en el yacimiento de Atapuerca (Burgos) cinco o seis fósiles útiles para su propósito.
Lo que le interesa de ello es analizar los dos canales hipoglosos, situados en la base del
cráneo, que conducen los nervios que mueven la lengua y controlan su agilidad y precisión para
transmitir sonidos o lenguaje. Cuanto más gruesos son dichos canales más enervada está la lengua y
mayor capacidad de habla tendría su poseedor.
En cualquier caso y a la espera de que pueda aproximar más la fecha, Kay ha establecido una
aproximación que va de los 2 millones a los 200.000 años. En la primera de estas fechas, los
canales hipoglosos que conducían las ramificaciones nerviosas hasta este peculiar músculo eran
como el de los chimpancés (que únicamente tienen un canal), muy estrecho; sin embargo, hace
200.000 años, en algunos de los fósiles analizados los canales eran ya más gruesos de lo normal.
Esto indica que en la especie humana existían ya entonces seres que habían desarrollado formas de
comunicación más evolucionadas y que estaban alcanzando la capacidad de vocalizar algunos de
sus mensajes.
FUENTE: ENIGMAS, Nº 9, PAGINA 60,
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¿HABLAN LOS ANIMALES?
A través de las observaciones hechas por el zoólogo, se ha podido determinar que los
animales se comunican entre sí utilizando diversos medios, que pueden definirse como un
lenguaje cuyo alfabeto se va descifrando poco a poco. Por medios de gritos, señales químicas o
visuales, los animales se transmiten algo que sólo ellos entienden. Se ha descubierto que
muchos insectos, numerosos mamíferos y ciertas aves poseen una sustancia especial, llamada
ferormona, que les sirve de medio de comunicación.
La ferormona es una sustancia química que segrega un individuo de una especie en un
determinado momento y es captada a lo lejos por otro individuo de la misma especie o de una
diferente, provocando en él una reacción fisiológica concreta. La ferormona hace las veces de
telegrafía sin hilos o de alfabeto morse, que sirve a los animales para comunicarse. Así se
explica que algunos de ellos huyan inesperadamente, acudan a un lugar como si tuvieran una
cita, o chillen de forma repentina. La ferormona actúa sobre el sistema nervioso, sobre los
hábitos y sobre el comportamiento sexual de los insectos, mamíferos y aves.
Un ejemplo muy simpático e ingenioso de la comunicación entre los animales, lo
encontramos en África. Existe un pequeño pájaro, llamado el Busca mieles, y un curioso
mamífero denominado el Tejón de miel quienes comparten su afición por la dulce sustancia
producida por las abejas. Ambos, también, tienen otro problema: el pájaro no se aviene a pelear
con las abejas, y el tejón, debido a sus cortas patas, no puede caminar grandes distancias para
buscar los panales de miel. Es así como el pájaro “busca mieles” remonta el vuelo y recorre la
selva hasta encontrar un panal; entonces lanza un agudo silbido, que es respondido por el tejón,
quien sale al encuentro del ave. Al reunirse con el pájaro, el tejón arremete contra la colmena y
la destroza, ya que las abejas no pueden hacerle nada a causa del espesor de su pelaje. De esta
forma, ambos animales pueden saciarse a voluntad tranquilamente.
Las abejas presentan otro curioso ejemplo de comunicación. Cuando una abeja encuentra
una flor cubierta de néctar, vuelve de inmediato a su colmena. Comienza allí a dar vueltas y
vueltas, como si estuviera danzando. Con su incesante y artístico revoloteo comunica a las otras
abejas la existencia de néctar en un lugar determinado, las contagia con su excitación y las
arrastra a la búsqueda del apetitoso líquido.
Otro buen ejemplo de comunicación animal lo hallamos en el colibrí, ave pequeña, de pico
largo y estrecho, lengua tubular extensible y plumaje de colores brillantes, quien “habla” con su
amada a través de un movimiento contagioso y comunicativo: subidas disparadas en el aire,
despliegue de alas, cabriolas complicadas y ostentación de plumaje.
El ratón americano de pies blancos toma posesión de una pequeña parte del bosque, e
instala allí sus dominios. Si otro roedor pretende penetrar en su territorio, el ratón americano
aporrea fuertemente el suelo con sus patas, y hace gestos huraños, los cuales indican claramente
al intruso que no debe continuar su invasión.
Las hormigas de los trópicos, que anidan en los árboles, golpean sus troncos y ramas de
manera muy ruidosa para ponerse en contacto con sus congéneres del árbol vecino. Los
elefantes se comunican entre sí por medio de movimiento de las trompas. La hembra del pato
salvaje avisa del peligro al resto de la bandada por medio de un grito áspero y un salto que da
repentinamente en el aire. El castor alerta a los demás golpeando el agua con su pesada cola.
Estos son los ejemplos, entre otros, que nos demuestran lo ingenioso y sofisticado de la
comunicación entre animales
AUTOR: CARLOS RUIZ BOLIVARFUENTE: FICHAS DE COMPRENSION LECTORA 8º GRADO,
PAGINAS: 84,85.EDITORIAL SANTILLANA, S.A. CARACAS 1993
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ASESOR: LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
COMUNICACIÓN ENTRE PRIMATES
El orden de los primates incluye las familias correspondientes a los monos menores, los
monos mayores (gorilas, chimpancés y orangutanes) y el hombre. El interés del hombre por los
monos es antiguo. Contemporáneamente, los estudiosos de la comunicación han prestado mayor
atención a estos animales con la esperanza de encontrar indicios esclarecedores sobre el origen y la
evolución del lenguaje humano, obviamente en razón del parentesco zoológico que existe entre el
hombre y los monos, y porque, en cuanto a ciertas manifestaciones conductuales, ambos exhiben
rasgos similares. En efecto, si contrastamos con el hombre, las abejas, los pájaros y los monos,
encontramos que son los últimos los que presentan mayor similitud con aquél. Por un lado, al igual
que el hombre, los monos se valen de una amplia serie de recursos no verbales (postura, gestos
manuales, expresión facial) que no son anatómicamente posibles en pájaros y abejas, si bien los
primeros de estos dos tienen algunas ventajas de este tipo con respecto a las segundas. Por otro
lado, el análisis de la conducta comunicativa de las abejas y los pájaros no revela la señalización de
estados emotivos, eventos y relaciones interpersonales que revela el análisis de la conducta de los
monos. Entre los pájaros estas funciones se asumen cualitativa y cuantitativamente reducidas.
Los primatólogos han observado que la comunicación con extraños de la misma familia es
poco frecuente y con miembros del propio grupo se ejecuta según la posición jerárquica de los
individuos, jerarquía basada aquí en fuerza física. Las señales comunicacionales de los monos
tienden a ser contextuales (es decir, dependientes de los rasgos sobresalientes de un contexto
situacional), y, como hemos anticipado, multimodales (es decir, varios mecanismos comunicativos
pueden operar a un mismo tiempo), aunque los monos en zonas boscosas hacen mayor utilización
especializada de las vocalizaciones que los monos en zonas menos arbóreas.
AUTOR: IRASET PÁEZ URDANETA
FUENTE: COMUNICACIÓN. LENGUAJE HUMANO Y ORGANIZACIÓN DEL CODIGO
LIGUISTICO. PAG. 32, 33. VADEL HERMANOS EDITORES, VALENCIA, 1991.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
CENTRO LOCAL TÁCHIRA
ASESOR: LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
HABLAMOS CHÉVERE CAMBUR Y TODOS NOS ENTIENDEN
GUIÑOS DE LA LENGUA VENEZOLANA:
Antes se decía “cuál es su gracia señorita”, pero ahora es más convincente “dame lo mío” o
“mañana te doy lo que te toca”. Aunque algunos se quejan de la falta de elegancia, todos ponderan
-¿alaban?- su eficacia.
La manera de hablar no se puede guardar en una botella, ni en unas cuantas grabaciones,
mucho menos en esos cementerios de palabras que son los diccionarios. El esfuerzo de los
expertos para capturar los rasgos del habla venezolana, para identificar sus características y
clasificarlas, además de registrar su evolución, ha sido vano. Salvo extensa listas de palabras con
su eventual uso y significado es muy exiguo lo que se ha podido concretar, los resultados han sido
escasos y pocos esclarecedores.
El habla es escurridiza y excesivamente voluble, cambia como el estado de ánimo del
hablante y no hay tiempo suficiente para precisar cuándo la frase malsonante va en serio y cuándo
en broma, a menos que alguien se percate del guiño del ojo, o haya la aclaratoria de que no se ría
porque el asunto es serio.
Algunos expertos han llegado a plantear la existencia de una presunta gramática oral. Salvo,
causar asombro entre lo especialistas en los congresos internacionales, poco han adelantado en la
demostración de la original hipótesis, no importa cuán sesuda haya sido la metodología empleada
para diseñar y ejecutar la investigación de campo. No han podido convencer a los muchos, aunque
todos acepten que el lenguaje coloquial es lo que ha impedido que el ser humano se muera de
aburrimiento. Si habláramos con el engolamiento con que escribieron los más preclaros héroes
nacionales nos asemejaríamos a los actores de las telenovelas venezolanas antes de la revolución
idiomática que trajo La hija de Juana Crespo.
Cuando los canales de televisión se arriesgaron a transmitir la “novela cultural”, los venezolanos se
reconocieron por primera vez en la pantalla chica, aunque ya en el cine se habían hecho avances
bastantes importantes. Pese a los dicterios, que son propios, y las groserías, que también lo son,
aunque algunas sean de importación reciente, el único lugar donde el nativo habla con aceptable
naturalidad es en el cine. Claro, siempre hay películas en que los doctores hablan con Don Rafael del
Junco y a los hombres del pueblo los ponen a hablar con tanto rebuscamiento del folklore que hasta a
Simón Díaz se queda en el sitio, sin entender: Caracha, negro.
LE PRESENTO A MI NOVIA, SE LLAMA “LIBERTAD”
En Venezuela, a principios de siglo pasado se escribía con las oraciones más largas, con un
vocabulario más elegante y ajustado a los significados, además de que se decían las cosas con
suavidad y cortesía. Hasta los insultos eran dichos de manera indirecta. Cuando alguien escribía
que fulano de tal se caracterizaba por su escasa delicadeza, todos sabían que estaba describiendo a
un perfecto patán, si en ese género humano existiese la perfección. Las oraciones eran complejas y
con abundancia de subordinadas. Se pasaba de una idea a la otra con pensada armonía para evitarle
al lector sobresaltos o la sequedad del telegrama. Basta revisar cualquier periódico del siglo XX
para encontrar adjetivos y florituras que entran y salen en profusión de los predios de la cursilería
sin atisbar y mucho menos percatarse de cuánto empalaga tanto acaramelamiento. Que a una
señorita, nunca muchacha, se le preguntaba cuál era su gracia para conocer su nombre lo dice todo,
o casi.
Con la explosión del pozo Barroso, Venezuela se asoma a la modernidad y se incorpora al
siglo XX, no antes ni después. Con la llegada del dinero, empieza a cambiar el modo de hablar del
venezolano. el país empieza a dejar de ser famélico y palúdico, y no sólo incorpora nuevas
palabras a su léxico por influencia de otras lenguas sino que también inventa otras y le da
significados diferentes a las que estaban en desuso, o eran excesivamente peligrosas de nombrar.
Había que ser extremadamente valiente para pregonar, en plena dictadura de Gómez, que se tenía
una novia llamada Libertad, aunque se fuese un indio tocuyo.
“MIRÁ JILACHO, ¿QUÉ ME CONTÁIS?”
La riqueza petrolera acabó en menos de cuarenta años con lo que quedaba de la ruralidad del
habla venezolana. Sin planificación y sin anunciarlo, la población de las ciudades empezó a crecer
a una velocidad nunca vista mientras en el campo se despoblaba. La aparición de la radio y de la
televisión no trajo cambios importantes inmediatos, peor si fueron definitivos y sin vuelta atrás. El
transistor significó el abaratamiento de los aparatos receptores y que fuese posible llevarlos a
todas partes. Las consecuencias son tremendas, especialmente en el lenguaje y en la manera de
hablar, que son cosas distintas, y que es lo que los estudiosos llaman la gramática oral del
venezolano: casi desaparecen los acentos regionales y ya es evidente la casi homogeneización del
había. Maracuchos y andinos han suavizado su acento, lo mismo que los llaneros y los orientales.
En algunos casos hay que afinar mucho las entendederas para distinguir a un central de un
guayanés, aunque cada una crea que salta a la vista –al oído- su acento diferenciador.
Si hasta mediados del siglo XX, que es cuando se enseñorea la dictadura de Pérez Jiménez,
el habla venezolana formal es bastante rocambolesca y adjetivada, con el advenimiento de la
democracia representativa, las oraciones empiezan a ser más cortas y menos adornadas. Se prefiere
el punto seguido a los dos puntos, y no se le teme la sucesión de oraciones cortas. El
coloquialismo se impone, pero con un vocabulario propiamente urbano y en abierto desdén hacia
lo folklórico. El habla se hace más ruda y menos afectada, pero sin traumatismos. Se acaban las
exquisiteces, aunque algunos hablen de “otredad”, “negritud” y “movimientos tendentes”, y las
secretarias hayan cambiado el “buenos días, señor” por el “buenos días, mi amor”.
La propensión ha sido uniformar la manera de hablar y a rechazar las palabras pertenecientes
a la ruralidad, al atraso del campo. No sabe Caldera cuán desfasado estuvo, además de moralino,
en la campaña electoral de 1963 al llamar a “echarle pichón”, cuando la gente lo que quería
escuchar era “vamos a echarle bolas”, que era lo que en verdad se necesitaba.
El trompetazo del Viernes Negro fue el mejor empujon que pudo recibir el venezolano para
despojarse de cualquier adorno innecesario en la manera de expresarse. Que sin entrenamiento
previo el país pasara de rico a medio pelo, dejó secuelas en la manera de hablar: empezó a
desconfiar de todo aquel que se adornara mucho para referirse a los asuntos más elementales.
Quizás por eso se decidió por Jaime Lusinchi, que no prometió el paraíso sino que era, en palabra
y obra, como el volante. Huyendo del engaño de las palabras altisonantes, prefirió el candidato que
le ofrecía ser elemental y monosílabo. Por supuesto, los resultados fueron ídem.
Los estudiosos aseguraban que la radio y la televisión, y poco menos el cine, eran medios de
comunicación de un solo sentido, que como no permitían interactuar con ellos, su influencia en el
lenguaje era casi nula o ninguna. Su tesis es una verdad del tamaño de una catedral, cuando los
medios transmiten sus mensajes en un idioma desconocidos por las masas. Si la televisión y la
radio transmitieran en inglés, no ejercerían ninguna influencia en la población que sólo habla
castellano, pues no entiende ni papa, pero cuando transmite en su idioma y se refiere a asuntos que
le son propios y le conciernen, que le ayudan a definir situaciones o a encontrarle el lado gracioso
al asunto, la influencia es total, avasallante. Eso lo supo Joselo, que impuso en su momento más
estelar no sólo gestos sino también frases, “que eran del pueblo y volvían al pueblo”.
Con el fin del siglo y el comienzo de la “democracia protagónica”, el habla venezolana
aparece más plana y también más empobrecida. No como una consecuencia del momento político,
sino como resultado de los vientos que otros sembraron. El fracaso de la educación, pública y
privada, es total, y evidente: “Es que estábanos sacando la cuenta equivocada, pero ahora
pensamos de que es hora de tomar medidas efectivas.
“DATE DURO, CAMPEÓN”
No es una tarea imposible para los especialistas -¿lexicógrafos?- hacer una inventario de las
palabras, venezolanismos o no, que dejaron de usarse o desaparecieron del vocabulario común,
algunos muy recurrentes como la frase “tá barato, dame dos”, ahora olvidada, y otras que fueron
utilizadas por los políticos como “concientizar”, “redimensionar”, “priorizar”, “consenso”,
“transnacional”, “cogollo”, “barragana”, que desde hace tiempo se escuchan poco. Ahora se
prefiere “participar”, “protagónica”, “mesmo”, “soberanos” y últimamente “escuálidos”. A la más
rigurosa investigación, y por más minuciosa que sea, le será imposible calibrar las pérdidas y
ganancias que ha tenido la expresividad del venezolano.
A comienzos del siglo XXI se habla diferente que a principios del siglo XX, pero ambas
maneras utilizan un castellano venezolanizado, propio de esta tierra, que no es un buen ni un mal
castellano, sino uno con particularidades y musicalidades que lo distinguen del que se habla en
España y en el resto de América. Claro, con diferencias, pero ninguna tan grande que impida la
comunicación o la dificulten de manera intolerante, y con errores que se repiten con excesiva
frecuencia: el “nivel de” de los locutores y el “relación a” de los opinadores es tan chirriante al
oído como el “de que” de los adecos.
Los venezolanos han encontrado su identidad cultural en donde menos la buscaron: el
lenguaje. Poseen una totalidad de voces y de normas muy propias que los diferencian de su
congéneres latinoamericanos, al tiempo que los vinculan y lo acercan a los predecesores
peninsulares y canarios, indios y africanos. Los venezolanos no sólo tienen una musicalidad en el
habla que los retrata y los hace fácilmente reconocible, sino que poseen un agudo sentido del
humor y una gran facilidad para incorporar a su vocabulario, eminentemente urbano y de honda
raigambre local, léxicos conectado con la modernidad y con las tendencias más adelantadas del
momento. Basta leer la prensa o escuchar los noticieros de radio y televisión, y compararlos con
los que transmiten sus pares en las grandes capitales para darse cuenta de que el venezolano, salvo
las excepciones del rigor, se desempeña bajo un tolerante buen uso del idioma, rico en
vocabulario, respetuoso en general de las normas gramaticales y exento de giros chabacanos, de
ripios y de palabras malsonantes.
Contrario a lo que se ha querido hacer creer, en Venezuela no se hablan dos lenguas, una
culta y otra popular, sino que se habla una misma lengua, que según las circunstancias puede ser
más coloquial o más refinada, de acuerdo con la intención del hablante. En un vagón del metro,
donde pueden converger todos los estratos sociales, si revienta una conversación, todos se
entenderán y todos compartirán con un doble sentido y con un gracejo difícil de encontrar en otras
partes del mundo. Y así ha sido siempre, ocurrió en el mercado de San Jacinto y en las retretas de
la Plaza Bolívar. Por supuesto los sectores sociales excluidos utilizan arcaísmos y giros no
aprobados por la academias, pero son los más fructíferos en la creación de palabras, acepciones,
giros y usos que luego se instalan en los estratos superiores y son parte de la cotidianidad. Date
duro.
POLIGLOTAS DE LOS BAJOS FONDOS
La palabra germanía viene del latín, germanus, que significa hermano, es la jerga, o manera
de hablar de ladrones y rufianes, usada por ellos solos y compuesta de voces del idioma español
con significación distinta de la verdadera, y de otros muchos vocablos de orígenes muy diversos.
Es el calé de los barrios de Caracas, el caló de los gitanos, el lunfardo de los compadritos
argentinos y el malandreado que se reconoce a la orilla de algún ascensor. Es una manera de hablar
cuyos significados casi siempre son descubiertos por la policía, que goza de especial simpatía por
parte de un sector de la población que quiere lucir joven o conectado con todos los niveles de la
sociedad. Se sabe que ese mundo no les pertenece porque pronuncian las palabras que les son
ajenas con una nasalidad fingida y exagerada. “Mayor, ¿por qué habla así? ¿Tiene la nariz tupida?
Échese vaporú”.
FUENTE: EL NACIONAL. VIERNES 03 DE AGOSTO DE 200I. PAG. 6; 58 EDICION
ANIVERSARIO. CUERPO: 04.
AUTOR: RAMÓN HERNÁNDEZ.
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
SAN CRISTÓBAL, MARZO, 2011.
UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA
VICERRECTORADO ACADÉMICO
CENTRO LOCAL TÁCHIRA
ASESOR: LIC. MIGUEL ÁNGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
DECIR, ES DESNUDARSE.
AQUÍ SE HABLA VENEZOLANO.
ESO QUE LLAMAMOS “VENEZONALISMOS” NO SON ÚNICAMENTE EJEMPLOS DE
GRACIA Y BUEN HUMOR, SINO DE INGENIO VINCULADO ESTRECHAMENTE A
NUESTRAS EXPERIENCIAS HUMANAS.
EN VENEZUELA RENOVAMOS MÁS NUESTRO LÉXICO QUE LA ropa
que llevamos puesta. Será porque hablar, después de todo, es gratis. Y porque
creatividad nos sobra a la hora de incorporar palabras y expresiones a ese torrente de
términos que desde siempre nos ha caracterizado. Cuando hablamos, se nota de
dónde venimos, nuestro nivel cultural y hasta nuestras preferencias deportivas. Es
decir, se nota lo que somos.
Inéditas expresiones surgen cada cierto tiempo para sustituir a otras ya
pasadas de moda, mientras algunas con mejor suerte llegan para quedarse e integrar
nuestra estructura social. Pero el asunto es más serio de lo que parece: el habla
venezolana no es sólo un ejemplo de gracia y buen humor, sino de un gran ingenio
vinculado estrechamente a nuestras experiencias, indicando en gran medida nuestros
vivencias. Esas cosas que nos mueven, irritan o apasionan, son convertidas en
metáforas, que para unos son “venezolanismos” y para otros, un complejo mundo
lingüístico en permanente variación.
MÁS ALLÁ DE LA SONRISA
En el 2000, casi 1.500 venezolanismos aspiraron a ser incorporados al Diccionario de
la Real Academia Española (DRAE). Cifra importante, que incluyó, además de buena
cantidad de modismos, ciertas vulgaridades casi siempre relacionadas con los
órganos genitales y términos provenientes de la jerga malandra que probablemente
nunca veremos en un diccionario que se respete. Y es que ante los ojos del público,
los limites entre lo aceptable o execrable están diluyéndose. Parte de la culpa la tiene
Internet. Son innumerables las páginas que tocan el tema de los venezolanismos, y la
tendencia general es hacia la broma superficial. Eso no está mal, porque, vamos a
reconocerlo, lo primero que provoca el tema es una sonrisa, seguramente por aquel
“juego expresivo y chispeante” del que hablaba Ángel Rosenblat en su obra Buenas y
Malas Palabras. Pero, ya lo dijimos, esto es más serio de lo que parece.
UN PROBLEMA DE INDENTIDAD:
La real Academia Española señala que “toda selección de léxico que vaya a
permanecer en el DRAE debe limitarse exclusivamente a aquellas voces que han
alcanzado el uso general en cada país”. Consultando un reconocido experto en el
tema, Edgar Colmenares, docente e investigador, con una Maestría en Lingüística y
varios libros publicados acerca del léxico de uso venezolano, entre ellos: Léxico del
Béisbol en Venezuela.
El experto opina que el uso del idioma determina un modo de ser. “El asunto
de los venezolanismos hay que verlo con mayor atención, porque no es problema
sólo del léxico, sino de la definición de la identidad venezolana. Un problema
vinculado con los diferentes componentes étnicos, con la entonación o el ritmo al
hablar, con los diferentes espacios geográficos del país con la personalidad histórica
del hombre definido como venezolano. Hay, por ejemplo, lugares en nuestro país
donde el africano se deja sentir, no sólo en el componente étnico de la población,
sino en la expresión, en todos los elementos que componen el sistema lingüístico”.
MAMANDO GALLO
Muchos ensayos lingüístico realizados últimamente, privilegian lo humorístico,
pintoresco o gracioso que tienen las palabras, subraya Colmenares, quien califica de
“alarmante” la magnitud que esto ha alcanzado en sitios de la Red, advirtiendo que
estas presentaciones no son llevadas a cabo con la minuciosidad debida. “El humor
manejado en estos sitios está fronterizo con lo chabacano, el mal gusto y lo
pornográfico. Además, son trabajos realizados por supuestos entendidos que nadie
conoce y que publican el mismo trabajo en ocho o diez páginas diferentes,
cambiando sólo el título”.
El investigador ha contabilizado alrededor de 285 sitios en Internet dedicados
al tema de los venezolanismos, repletos de lo que él llama “cosas esencialmente
ridículas, a menos que se trate únicamente de una solemne mamadera de gallo”.
(Ejemplos sobran. Uno en particular se refiere al “uso y abuso de la palabra Verga”).
A Edgar Colmenares le preocupa el efecto pernicioso que estas páginas puedan tener,
pues el número de usuarios que tiene el Diccionario de la Real Academia, (apenas
renovado cada diez años), es considerablemente limitado frente a las diarias consultas
que tienen los sitios de Internet.
Así que todo lo que se encuentra en la Red bajo el rótulo de “venezolanismos”
no debe ser tomado como cierto, y no todo “venezolanismo” debe necesariamente
estar relacionado con lo vulgar, aunque muchas veces se caiga en la tentación de
concentrarse en lo más picante de nuestras palabras, por pura diversión. Lo cierto,
más allá de los rigores metodológicos, es que gracias a la inagotable creatividad del
hablante venezolano, el mundo seguirá sorprendiéndose por miles de nuevos y
ocurrentes modismos nacidos en nuestras tierra. Palabras que siempre reflejarán lo
que somos y lo que vivimos.
ACEPTAMOS POR LA “REALEZA”:
Bájese de la mula: pague, cancele.
Hayaca: figura en el DRAE como vocablo propiamente venezolano, como la
mayoría de los siguientes términos originarios de nuestro país.
Cachapera: Puerto Rico y Venezuela: lesbianas; Venezuela: lugar donde se
expenden cachapas.
Cacho: Infidelidad, cuerno, adulterio.
Caleta: Agarrado, egoísta, poco espléndido.
Cayapa: Abuso de alguien; todos contra uno.
Cajuche: Miedo.
Candela: Peligroso, de cuidado.
Chévere: Bien agradable: Colombia, Cuba, Panamá, Perú, República Dominicana.
Venezuela: Benévolo, indulgente.
Chiripa, de: De vaina, hecho casual o fortuito. “Llegué de chiripa”.
Coñazo(a): Golpe, impacto, pelea.
Culillo: Susto, miedo a algo o alguien. Dar, entrar, tener culillo.
Cuaima: Serpiente, culebra. Por extensión mujer tramposa, despiadada y cruel.
Colear: Derrapar.
Escoñetar: Golpear brutalmente a alguien o algo hasta casi destruirlo.
Guachafita: Ambiente festivo y de bromas. Alboroto. Falta de seriedad, orden o
eficiencia.
Guáramo: Valentía, arrojo... Hay que tener mucho guáramo. En Venezuela: Valor,
pujanza.
Jurungar: Revisar, tocar, buscando algo; palpar.
Ladillar: Molestar insistentemente, fastidiar.
Manguarear: Perder el tiempo ociosamente.
Metiche: Persona entrometida.
Pacheco: Frío, baja temperatura.
Paloma: Pene, vagina.
Piche (picho): Se dice de algo que está en mal estado; podrido, pasado.
Rascado(a): Borracho, borracha; sinónimo de curda.
Resuelve: Trabajo esporádico. Amante ocasional.
Tuyuyo: Abultamiento o prominencia en el cuerpo de una persona, de un animal o
en una cosa.
Vaca, hacer una: Recoger fondos entre varias personas con un fin común, colecta de
dinero.
AUTOR: LUIS MEDINA PARRA.
FUENTE: REVISTA DOMINICAL Nº 1779. DE FECHA 27/06/2004.
REPORTAJE APARECIDO EN “ÚLTIMAS NOTICIAS” (DE IGUAL
FECHA).
MATERIAL LINGÜÍSTICO ADAPTADO POR:
LIC. MIGUEL ANGEL ZAMBRANO ÁLVAREZ.
SAN CRISTOBAL, MARZO, 2011.
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