VI Seminario sobre Patrimonio Cultural segundo día IDENTIDADES EN CONSTRUCCIÓN IDENTIDADES EN CONSTRUCCIÓN JORGE RAZETO [ 106 ] Antropólogo, Magíster en Desarrollo de la Universidad de Lovaina (Bélgica). Director de Investigación y Desarrollo de la Corporación CIEM Aconcagua. Fundador del Centro de Artes y Oficios Almendral, de San Felipe. Profesor responsable en la Escuela de Antropología de la Universidad Bolivariana. IRENE TAPIA Trabajadora Social, Directora de la Cooperativa del Trabajo Territorio Sur de Valparaíso y socia de la Corporación Parque Cultural Excárcel de Valparaíso. RODOLFO NOME Licenciado en Sicología de la Universidad de La Frontera, con formación como Actor y Director de Teatro. Ha trabajado las áreas de teatro popular y comunitario con jóvenes urbano-populares y formó parte de la Red Sur de Teatro y Arte Popular. Además de dirigir diversos proyectos artísticos con grupos y comunidades. Actualmente se desempeña como director del Centro de Desarrollo Humano Karukinka, de Temuco. VI Seminario sobre Patrimonio Cultural GESTIÓN CULTURAL COMUNITARIA: PATRIMONIO, ARTE E HISTORIAS LOCALES EN ACONCAGUA A JORGE RAZETO El autor presenta en esta ponencia una serie de experiencias realizadas en la zona de Aconcagua relacionadas con el rescate del patrimonio local y de la memoria, en una particular alianza entre artistas y comunidades, como también la valorización de eventos históricos que siguen vivos en las localidades donde tuvieron origen. gradecemos la invitación y la oportunidad de compartir nuestra experiencia en este espacio. Quisiera partir diciendo que no sólo estamos aquí compartiendo nuestras experiencias desde la provincia, sino que a d e m á s so m os to d os o rga n iza ci o n e s no gubernamentales, somos representantes de la sociedad civil, que nos organizamos en torno a estos temas. Creo que es interesante hacer esa mención para destacar esta particularidad. Lo que yo quiero compartir hoy día son algunas reflexiones, principalmente emanadas de nuestra experiencia en el Centro de Artes y Oficios Almendral de San Felipe, desde nuestra Corporación CIEM Aconcagua. Nosotros llevamos alrededor de ocho años trabajando y nuestro lema es trabajar cultura; estamos trabajando cultura en Aconcagua y más que narrar lo que nosotros hacemos, las actividades en torno a estos temas, yo creo que es interesante lo que nosotros observamos que está pasando en Aconcagua a partir de nuestro trabajo, pero también a partir de la participación de mucha otra gente que ha asumido que sobre la cultura se puede trabajar. Se trata, en el fondo, de una suerte de sistematización de nuestra experiencia y de la forma [ 107 ] JORGE RAZETO cómo nosotros interpretamos la realidad y lo que está pasando en Aconcagua. valorización de la estética formal, sino como un proceso social que está viviendo parte de la comunidad de nuestro territorio. ACERCA DEL PATRIMONIO El tercer componente que vamos a tomar, es la historia y la vamos a abordar no desde mirada de la historia oficial, sino desde la historia local, de cómo esta historia evidenciada particularmente por las comunidades locales, de alguna manera constituye una suerte de resistencia cultural local. Es básicamente la relación entre estos tres componentes: el patrimonio, la historia local y el arte local, lo que constituye nuestra presentación. Algunas premisas para iniciar esta conversación: primero decir que Aconcagua no existe por decreto administrativo alguno, no hay nada que lo refrende formalmente. Aconcagua es un referente territorial básicamente identitario, no hay una provincia, no hay una comuna, no hay nada al respecto, sin embargo, todos nosotros sabemos dónde está Aconcagua, quiénes somos, hasta dónde llegan los límites de nuestro territorio y dónde empieza el territorio de Petorca o el territorio de Quillota. Estamos muy marcados por este cuerpo físico que es el río Aconcagua, que nace del monte Aconcagua y que constituye el valle de Aconcagua y es ese nuestro principal referente identitario. [ 108 ] Una segunda premisa tiene que ver con entender el patrimonio, no como una entidad, como algo físico que tiende a museificarse, o que debe museificarse, nosotros entendemos que el patrimonio ya no sólo es atribución de los especialistas del pasado, es decir, de nosotros, sino que tiene que ver con cómo la comunidad se apropia de él; y de la misma manera vamos a entender el arte, como una dinámica comunitaria y no sólo como una Un primer componente tiene que ver con la reflexión respecto de nuestro espacio cotidiano y cómo éste constituye patrimonio. El concepto patrimonio, como sabemos, hace referencia a lo que es nuestro, aquello que nos pertenece a todos, nos constituye o nos aporta cierto sentido identitario y está constituido por una cantidad importante de dimensiones, algunas de las cuales las podemos encontrar en el conjunto de tradiciones: ciertos relatos, leyendas, ritos, prácticas, historias locales y tradiciones, que de alguna manera hacen referencia a espacios de encuentro en los cuales la comunidad vive ciertos elementos comunes, rememora las bases míticas comunitarias. Creemos que son relictos de algo que hoy día resiste frente a los embates simbólicos VI Seminario sobre Patrimonio Cultural dominantes del sistema. Están ahí y son dinámicas concretas de la comunidad cotidiana. Otro ámbito de este patrimonio tiene que ver con la religiosidad, lugares y prácticas asociadas a esos lugares de culto, el conjunto de creencias, espacios, prácticas oratorias y mortuorias, devociones que son espacios donde se vive la fe y la esperanza. Junto a ello tenemos también otra formas de expresión patrimonial que podemos encontrar en la prehistoria que hace referencia a esta ampliación al sentido del tiempo y que hace sentido para aquella comunidad que reconoce que el territorio de Aconcagua fue anteriormente habitado por antepasados directos nuestros a pesar de que es probable que no sean sanguíneos pero sí son territorialmente nuestros ancestros y que ellos nos han legado una parte de esa cultura a través de sus vestigios físicos y materiales, que nosotros como comunidad entendemos que es parte de nuestro patrimonio. Así también encontramos una cantidad importante de oficios y saberes y tecnologías tradicionales que constituyen una enorme riqueza de conocimientos propios de nuestras comunidades, que en general han sufrido los embates del tiempo y de los procesos productivos modernos y que escasamente y con grandes dificultades tiende a resistir y a sobrevivir a esta influencia de las tendencias de consumo moderno. Detrás de esas formas, hay una cantidad enorme de saberes y de conocimientos que están ahí y que de alguna manera la comunidad está interesada en ayudarle en este esfuerzo de resistencia, a este esfuerzo por no caer en el olvido del conocimiento. Son formas maravillosas, contenidas en una parte importante de la comunidad. También podemos reconocer, por ejemplo, otras dimensiones del patrimonio que habitualmente están y es fácil reconocerlas en torno a la arquitectura y a las grandes construcciones, pero también hay otra parte del saber y del contenido patrimonial arquitectónico de nuestra comunidad que tiene que ver con estos otros espacios de construcción y modos de habitar el territorio en torno a otra forma, que también están perdiéndose y que tiene que ver con otras formas constructivas tradicionales como el adobe, la quincha o la pirca, que a pesar de todo han sobrevivido al uso y al desuso humano. Obviamente no podemos olvidar el territorio y el espacio aquel en el cual nos definimos como identidad y son las riquezas naturales, ambientales, de flora, fauna y de paisaje que hay en este territorio, que entendemos no sólo como un recurso notable, el cual está siendo [ 109 ] JORGE RAZETO compartido con otros habitantes con una actitud bastante poco respetuosa, especialmente a estos habitantes de flora y fauna, que estamos muy acostumbrados a destruir. Creo que es importante entender que en torno a estas dimensiones, algo está pasando en Aconcagua y hay una cantidad interesante de presiones comunitarias, hay una red de turismo comunitario, hay una cantidad importante de estudios, hay una serie de iniciativas que la propia comunidad está asumiendo. En parte han sido estimuladas por nuestra organización, pero que hoy día trascienden en mucho aquello que nosotros estamos haciendo y que el sentido identitario de nuestro territorio de Aconcagua está teniendo una mayor significación para nosotros, en la medida que estamos poniendo énfasis en reconocer estos componentes. LA HISTORIA LOCAL RESISTE [ 110 ] Un segundo ámbito que me interesa destacar acá tiene que ver con la historia local; esta historia que de alguna manera ha intentado sobrevivir o sobrevive. No sé si ha sido un esfuerzo consciente de resistir, pero es efectivo que si permanece más allá de las influencias de la historia oficial, historia que obviamente le da a nuestra comunidad una cantidad importantísima de significados. Esa historia oficial nos da héroes, nos da villanos, conmemoraciones, nos da protocolo, pero más allá de eso, la historia local no desaparece ante esos esfuerzos por instalar una historia compartida de carácter nacional. La historia local permanece, es parte de la vida cotidiana de la comunidad de Aconcagua, no se ha perdido. Si bien ha habido una interacción entre estas dos visiones de la historia, claramente la comunidad continúa vivenciando dimensiones históricas que no ha olvidado y hay una cantidad importantísima de ejemplos (yo voy a contarles algunos de ellos), para ejemplificar de qué manera esta historia continúa estando presente en nuestra comunidad. Es probable, por ejemplo, a nivel país, que muy pocos sepan ya, que hubo a fines del siglo antepasado una gran epidemia de cólera. Bueno, el cólera en Chile entró a través de un paso cordillerano al interior de la localidad de Jahuelito, en la comuna de Santa María. Para la comunidad de Santa Filomena y Jahuelito, esa historia de la epidemia del cólera todavía está presente. El lugar donde estuvo la barrera sanitaria, la comunidad lo reconoce como algo aún existente, aún los niños de dichas localidades no van a ciertos lugares porque ahí estaban las fosas comunes donde fueron enterrados una cantidad importante de esos miembros de la comunidad que murieron por esa epidemia; hubo varios VI Seminario sobre Patrimonio Cultural años de control en donde esa epidemia no traspasó la barrera sanitaria y no se distribuyó a otras zonas del país. Por lo tanto, el trauma por haber vivido la epidemia del cólera para los habitantes de esas comunidades es algo común, es algo real, es algo vigente, no es algo que está perdido, para ellos tiene sentido hoy día aun después de ciento y tantos años, por lo tanto estamos observando aún una vivencia en torno a los héroes, las personas. El cura que hacía las veces de comunicador entre aquellos que estaban dentro y fuera de la zona infectada está todavía en la memoria colectiva de esa comunidad, a pesar de que la historia oficial olvidó hace muchos años que en este país hubo una gran epidemia de cólera. Otro ejemplo, el ferrocarril transandino dejó de funcionar hace ya cerca de 30 años, sin embargo en Aconcagua, en el territorio de Los Andes, las familias, la cantidad de personas que vivieron en torno del tren transandino, continúan haciendo encuentros familiares. Hay una cantidad enorme de recuperación de historia, una cantidad increíble de relaciones familiares, de compadrazgo, que aun continúan actualizándose. Es decir, hay una historia vigente que la historia oficial claramente sepultó hace algunos años, pero que sigue estando en la memoria colectiva y sigue siendo activa en la dinámica cotidiana de una cantidad significativa de personas de la ciudad de Los Andes y sus alrededores. Lo mismo pasa con el tema del cáñamo; el cáñamo es la materia prima de la marihuana, pero para la historia local, es la materia prima del hilado, materia prima que dio una cantidad enorme de trabajo durante más de cincuenta o setenta años y que fue exterminada, claramente fue estigmatizada. Sin embargo, la vida de la industria SILA, Sociedad Industrial Los Andes, que hilaba industrialmente ese producto natural, tenía más de mil personas que se activaban alrededor del cáñamo, continúa hoy día en cierta medida vigente; las familias se siguen encontrando, ya no hay cáñamo, sin embargo la historia, esa memoria sigue estando vigente, sigue siendo una variable activa en esa comunidad. Un último ejemplo. En San Felipe hay una calle, una esquina que se llama la esquina colorada. En este momento uno pasa por ahí, y no hay nada que lo refrende, ni carteles ni casas coloradas. El nombre pasó a ser nombre propio, sin embargo, el espacio era un conjunto de casas coloniales de color rojo ninguna de las cuales existe. Sólo queda el nombre del lugar que le daban a esas casas que ya no existen y ya nadie se recuerda ni del color rojo de esas casas, sin embargo, para gran parte de la comunidad de San Felipe, la esquina colorada es un referente de ubicación absolutamente cotidiano. [ 111 ] JORGE RAZETO [ 112 ] Creo que estos ejemplos nos muestran de qué manera continúa existiendo una dimensión distinta de lo que es la historia. Desde nuestra organización CIEM Aconcagua, hemos hecho un trabajo sistemático de recuperación de esas historias locales. Hay diez libros publicados en torno a estos pequeños relatos de las propias comunidades, de sus propias fotografías y de sus propios sentidos comunitarios; pero, más allá de la publicación de estos libros, lo interesante es cómo una comunidad se da cuenta, se reencuentra con esa memoria que no la niega, que la hace consciente, que la vuelve a conversar. A partir de ahí, esa comunidad tiene también la posibilidad de pensar el futuro de una manera más libre, bastante más propia, a partir de los elementos que le son identitarios, y no queda tan a la influencia de los elementos externos de esta historia. Por lo tanto, creo que el entender lo que está pasando hoy día en este territorio es que la comunidad se ha activado en torno a su memoria. Es un proceso fuerte de autonomía de ratificación de un sentido de identidad propio de una comunidad que se resiste a ser sólo una parte más de un país. EL ARTE COMO PROCESO SOCIAL Un tercer componente, que me parece importante, tiene que ver con otra dimensión del trabajo cultural que nuestra organización ha estado impulsando a través del Centro de Artes y Oficios Almendral, que tiene que ver con el arte. Esta dimensión del trabajo artístico que tiene, no sólo el sentido de la recuperación y redefinición de la estética, sino también tiene que ver con un proceso social de carácter identitario. Hablamos de una cantidad diversa de expresiones artísticas de todo tipo que, de alguna manera, están siendo realidad desde una parte de los artistas y cultores locales, que están relacionándose con esta recuperación de la historia, con esta identificación de lo patrimonial como algo vigente, como algo real, que empieza a tener un efecto interesantísimo en nuestra comunidad, no sólo en el trabajo que ellos hacen, sino también en cómo la comunidad empieza a relacionarse con esas nuevas y distintas expresiones artísticas. Desde nuestra perspectiva, están constituyendo en un sentido identitario nuevo, algo está pasando en Aconcagua, algo está pasando en Putaendo. Cuando la comunidad de Putaendo decide pintar las casas de sus calles, con murales no cualquier mural sino con murales que hacen referencia a la historia de esa comunidad. Esta recuperación histórica está inundada de un sentido estético extremadamente fino, que a su vez se asocia a expresiones de futuro de cómo Putaendo quiere vivir en una ciudad limpia; cómo la comunidad decidió que quería que su centro histórico fuera declarado zona típica y, por lo tanto, fuera considerado como monumento nacional, VI Seminario sobre Patrimonio Cultural reconocido no sólo por lo que vienen de afuera sino por ellos mismos. Entonces en esos espacios está pasando algo y algo también nos pasa a nosotros con ello. Se trata de espacios públicos abiertos a la comunidad o casas de personas que empiezan a incorporar nuevos sentidos de la estética en su vida cotidiana en forma pública y en sus espacios privados. En general, se entiende el trabajo del arte como aquella vanguardia que está adelantándose, anticipándose a los signos de los tiempos. Hoy día en Aconcagua no sólo se están anticipando, sino que lo están haciendo con cierto sentido de anclaje en los elementos de identidad muy evidentes. Nos parece que lo que está sucediendo es que hay un tránsito a través de los tiempos, pero no de un presente hacia un futuro, sino desde un pasado hasta un futuro. Esto lo podemos ver en una cantidad importante de trabajo artístico, en este caso estoy hablando de la pintura, pero podemos encontrarlo en la música, en la danza, en el teatro, en una amplia gama de expresiones artísticas que es más fácil mostrar a través de la pintura, pero que sirve para entender que hay una reapropiación de los símbolos patrimoniales, de los símbolos de la historia y de la prehistoria, para proyectarlos en arte, aplicando técnicas modernas y una serie de sentidos de futuro. Entonces hablábamos de que lo que está sucediendo en Aconcagua, es una activación de la comunidad en torno a su historia y su arte, en torno a su patrimonio y que tiene que ver no sólo con entender que estamos hablando de algo bonito, de algo pintoresco, sino de algo sobre lo cual la comunidad también tiene que hacerse responsable. No basta con decir qué bonito el paisaje que tenemos, ofrezcámoslo al mundo y traigamos miles de turistas, porque sabemos que eso implica un enorme deterioro de nuestro paisaje identitario. Lo mismo sucede con los saberes. Si pensamos en Pomaire, por ejemplo, hoy día podemos imaginar que hay una triste historia, cuando vemos la greda pintada con los colores de la Universidad de Chile o ColoColo. Lo que está pasando en Aconcagua es que hay gente interesada y trabajando activamente en que eso no suceda. No significa que el patrimonio no se pueda ingresar al mercado, o que estas expresiones no se puedan enriquecer, claramente se enriquecen, se nutren de nuevas técnicas, de nueva creatividad de los artesanos locales, pero se nutren resguardando un sentido indentitario que mantiene una cierta coherencia cultural y que a nosotros nos parece un signo muy potente de una fortaleza identitaria local que se resiste, que intenta mostrarse hacia afuera pero también intenta mantener aquello que le es propio, que le da sentido y cohesión. [ 113 ] JORGE RAZETO Y que, además, le puede aportar un sentido de futuro importante. SENTIDO DE SUSTENTABILIDAD CULTURAL Así, hemos entendido que los procesos culturales son procesos sociales, donde se va resignificando y reelaborando esa significación social y se está también constituyendo en un elemento importante de cohesión social. Por lo tanto, nuestros aprendizajes o nuestras conclusiones a partir de este trabajo que durante ocho años hemos hecho, tiene que ver con entender que el tema patrimonial no puede limitarse a su mera administración, sino que hay que entenderlo de una manera identitaria y en un sentido comunitario y local. [ 114 ] Entendemos que ese esfuerzo por sostener la identidad local es un esfuerzo también por aportarle un sentido de diversidad cultural a nuestra sociedad. O sea, que en la medida que una sociedad destruye o reduce su diversidad cultural, lo que está haciendo es empobrecerse culturalmente. Por el contrario, en la medida que la comunidad se activa, valora, defiende esa diversidad, lo que está también aportando es un sentido de futuro, de esperanza a la sociedad y hasta a la humanidad entera. Pasa lo mismo con la biodiversidad, si ésta desaparece, desaparecen las especies, y con ellas la posibilidad de adaptación en la tierra desde el punto de vista biológico. Pues bien, desde el punto de vista cultural creemos que sucede lo mismo, en la medida en que la diversidad cultural se pierde, lo que estamos teniendo es una pérdida de capacidad adaptativa del ser humano en esta tierra y en esta época. Nos empobrecemos y hacemos mucho más frágil nuestra continuidad como especie y, particularmente, como especie portadora de cultura. En este sentido, nuestra labor tiene que ver con una apelación contra el centralismo, a pesar de que estamos en Santiago, creo que es importante decir que el valorar lo propio tiene que ver con diferenciarnos de los otros también y defender nuestra propia identidad tiene que ver con adquirir un sentido de futuro que sea más libre de aquello que está entendiendo el resto de la sociedad. Y si esto pasa en las regiones y al interior de Santiago, creemos que estamos en torno a un sentido de esperanza. Para nosotros, el futuro, el desarrollo, una visión ética del desarrollo, tiene que ver con esta opción, que sea socialmente responsable y culturalmente sustentable. VI Seminario sobre Patrimonio Cultural DEL ENCIERRO AL DESARROLLO COMUNITARIO EX CÁRCEL PARQUE CULTURAL VALPARAÍSO L a posibilidad de estar hoy día en Santiago, contando y relatando estas historias de resignificación, es también una oportunidad de convocar a otros y a otras, a hacerse parte de este proceso que es una construcción social de patrimonio. IRENE TAPIA La antigua cárcel de Valparaíso, luego del abandono de que fue objeto cuando dejó de funcionar como presidio, los esfuerzos de un grupo de personas por transformarla en un centro cultural al servicio de la comunidad que convivió con su ominoso pasado durante generaciones, y las diversas posibilidades que enfrenta en el futuro, son analizadas en esta ponencia. Voy a hacer esta presentación en tres momentos: el primero, relatándoles algunos antecedentes históricos que me parecen muy relevantes para entender cuál es el impacto que tiene el recinto carcelario dentro de la historia en la ciudad de Valparaíso. Segundo: el proceso de transición que va del año 1.999 a la fecha y; tercero: cuál es la propuesta que las distintas organizaciones sociales y culturales que hemos participado en la defensa, primero, y en la recuperación luego, de este patrimonio, en el marco de una proposición que estamos conversando y discutiendo casi cotidianamente con la institucionalidad, para convertir la ex cárcel en un parque cultural. Los que conocen Valparaíso pueden identificar el emplazamiento de la ex cárcel que queda, prácticamente, en el corazón de la ciudad, muy cercano a sus centros históricos y a su centro urbano, lo que lo convierte en un bien altamente apreciado, desde el punto de vista de [ 115 ] IRENE TAPIA eventuales desarrollos inmobiliarios y que tienen a Valparaíso en un traspié, en un trance histórico, tema que da para otra ponencia. [ 116 ] En este corazón de la ciudad, en 1806 se crea lo que se llamó la Casa de Pólvora, en una serie de fortificaciones que, en aquella época, defendían la ciudad. Lo que los españoles hacen es construir una suerte de central para todo este equipamiento de pólvora, y lo instalan en un lugar que no era más que una loma frente a la bahía. Desde ese entonces el cerro pasa a llamarse La Pólvora. A mediados del siglo XIX, habrían comenzado a instalarse las primeras construcciones usadas como recinto carcelario. La Casa de Pólvora, originalmente construida por los españoles, queda entonces al interior del recinto y comienza también a ser utilizada para estos fines. Con el tiempo, la edificación se ve rodeada por una serie de barrios, y se empieza a configurar una vida cotidiana cercada y cercana a este territorio de encarcelamiento y de prisión, lo que sin duda va generando una serie de impactos en la calidad de vida, y en el sentimiento de seguridad en la gente. Durante más de 150 años, el recinto se destinó a estos usos. Hay una innumerable cantidad de historias y de antecedentes que se refieren a los distintos sistemas de prisión que se dieron en Chile durante esa época, pero lo significativo es cómo, construir y desarrollar una cárcel en el centro de una ciudad, va impactando a diversas generaciones. En este punto surge una primera pregunta: ¿cómo trasladamos este primer patrimonio histórico, que se asocia a la construcción de una identidad en el cerro Cárcel, junto con todo el simbolismo propio de la cotidianidad carcelaria, los altoparlantes, los permanentes motines, y toda una serie de situaciones de violencia implícita, que convive a diario con todo este mundo porteño, tan característico y significativo? Ahí hay un primer desafío para nosotros, un desafío que yo diría está en proceso, sobre el que hemos realizado algunas investigaciones. Y bien, pasan estos 150 años, hasta que en 1999 se decide trasladar la cárcel porque las condiciones en las que estaban más 1.400 presos eran tremendas a un nuevo recinto penitenciario, que se instala en los márgenes de la ciudad, lo que implica también un intento por ocultar cuáles son los sistemas de represión y de encarcelación que, por cierto, siguen normando la ciudad actual. Entonces nos quedamos con este recinto abandonado, con toda una historia de dolor, de drama, de fusilamientos; algunos tan significativos como el de Emile Dubois; con una serie de generaciones que tenían relación con el recinto: trabajadores que habían desarrollado su vida allí; y con estas marcas. Nos quedamos, pues, con una serie VI Seminario sobre Patrimonio Cultural de relatos, de contenidos que estamos intentando resignificar. Los presos salen del recinto en un momento inesperado; por cierto Gendarmería no les avisa, no les entrega una notificación, sino que un día, de madrugada, en otoño del 99, la cárcel se traslada. Posteriormente, hay tres o cuatro meses en que se produce el saqueo porque, literalmente, eso fue del recinto. Hay algunos que nos inclinamos más por esta idea de que esta memoria colectiva, asociada al dolor, a la tortura y al encierro, quería ser destruida; y una forma de hacerlo, era desencajar ventanas y sacar puertas, destruir construcciones que estaban aún en buen pie. El recinto cae, entonces, en un completo abandono. Hasta que la visión de la Secretaría Ministerial de Bienes Nacionales de la época hace carne esta idea de que la sociedad civil y el Estado podían vincularse en un proceso horizontal, para generar allí un espacio público de vocación cultural, que recogiera el pasado carcelario, pero que tuviera la capacidad de resignificar este recinto. Esto es parte de una experiencia innovadora en Chile, que se llama cárcel: un cerro para la cultura. Exitosamente, empiezan a ocupar dependencias del recinto una serie de organizaciones de carácter emergente, organizaciones fundamentalmente asociadas a aquellos actores culturales que, generalmente, no tienen espacios ni cabida dentro de la sociedad más institucionalizada. Es así como el recinto comienza a verse hoy resignificado y revisitado por todos estos creadores, que se plantean el desafío de reconvertir la ex cárcel. Aquí hay una experiencia muy interesante de cómo la asociatividad, y la posibilidad de vincular en un sueño colectivo a distintos grupos, diversos en sus orígenes, de cómo logramos hacer de este recinto un espacio vivo, donde el patrimonio es, más bien, una cotidianidad que se hace y se construye en el vínculo, en la interacción de cada día. Creamos una organización en aquella época, la Corporación de Amigos de la Ex Cárcel. Esta organización es la que, finalmente, termina liderando y haciéndose cargo ya que Bienes Nacionales no puede hacerlo por cuestiones administrativas de los diversos programas culturales. Esta Corporación de a poco comienza a ser el actor relevante en términos de la gestión cultural que se desarrolla en el lugar. [ 117 ] Así llegamos al año 2001, donde nos encontramos con una política de desarrollo territorial y urbano, que no necesariamente respeta el patrimonio, y que es lo que se conoce como el Plan Valparaíso; un proyecto de la Comisión Bicentenario, directamente emanado de la Presidencia. Lo que hace este proyecto es desconocer brutalmente todo el proceso desarrollado por este IRENE TAPIA conjunto de actores, e instalarnos en el escenario de una eventual venta de los terrenos, con el argumento clásico que sostiene la política cultural del gobierno, de que hoy día, es la rentabilidad económica por sobre la rentabilidad social o cultural, lo que prima sobre cualquier espacio de desarrollo. [ 118 ] Frente a esa situación, la sociedad civil reacciona de manera notable y comienza a articularse lo que se llamó el movimiento por el destino de la ex cárcel. Logramos convocar a más de 56 organizaciones sociales, desarrollamos una serie de iniciativas que tuvieron por objetivo instalar en la opinión pública la necesidad de preservar el patrimonio de la ex cárcel. A partir de una investigación que hace la Corporación en el año 2001, se descubre que la Casa de Pólvora es el edificio más antiguo en pie de la ciudad y, por lo tanto, eso nos permite postular este polvorín colonial como monumento histórico, lo que, claramente, significó un espaldarazo al proceso de defensa que veníamos desarrollando. Logramos instalar fuertemente la consigna no a la venta de la ex cárcel, e instalarnos como un actor de opinión válido, lo que también me llama a una reflexión, a saber: cómo la política actual desconoce la capacidad de autonomía y de autogestión que tienen los actores culturales. Para nosotros, este es un logro importante. El Plan Valparaíso no es una iniciativa liderada por el gobierno regional, sino por el gobierno central. Entonces, se reconoce la necesidad de considerarnos como actores legítimos en el proceso de la recuperación de la ex cárcel. Así entramos al escenario en el que estamos hoy, producto de este proceso de organización, logramos instalar lo que llamamos la construcción de nuestro imaginario; y elaboramos las bases para una propuesta de reconvertir o transformar la ex cárcel pública en un parque cultural. Un poco en oposición a la clásica visión de los centros culturales, porque lo que nos interesaba poner en valor era la dimensión del espacio público, en una ciudad que está condenada por su topografía a un espacio público muy restringido. Nos parecía que disponer de 2,2 hectáreas de terreno que es cuanto mide la ex cárcel pública era una experiencia, o una posibilidad valiosa de dotar a la ciudad y a sus diferentes actores de un espacio público cultural, que acogiera diversas manifestaciones sociales y artísticas. Entonces, en un proceso participativo, donde se involucraron una serie de organizaciones y grupos, estamos en condiciones de instalar algunas de estas visiones de lo que esperamos sea el destino definitivo de este recinto. El Parque Cultural propone la valorización, la restauración y la puesta en valor del patrimonio, pero no sólo del patrimonio arquitectónico, sino también de cómo este patrimonio, asociado a una historia de desolación y de VI Seminario sobre Patrimonio Cultural presidio, se puede reconvertir y transformar en una oportunidad de creación y de desarrollo cultural. Sostenemos que hay que mantener la propiedad fiscal del recinto; y generar un modelo de gestión que sea apropiado a la escala del proyecto que nosotros queremos instalar, un proyecto de desarrollo comunitario. Nos oponemos fervientemente a la definición de una política cultural sobre la base de la agendación de la megainfraestructura cultural, donde lo que se nos instala es un carácter eventista. Hay algunos tecnócratas que sostienen que lo que hay que hacer es convertir la ex cárcel en un gran elefante blanco, centro cultural que seguramente estaría destinado a las personas que viajan en transatlántico. Nosotros decimos que hay que instalarlo como un espacio de desarrollo comunitario, y en eso estamos. Es un proceso de recuperación que empieza el año 2000, desarrollado con una innumerable cantidad de actores que han entregado voluntariamente su creación y su trabajo, y nosotros estamos intentando aquello que nos toca más: este ingrato proceso de negociación. Y es que nos parece que hay una apropiación social que deseamos sea respetada. Entonces, la resignificación del lugar la vemos como una construcción social, asociada a actores emergentes. Nos interesa valorar la ex cárcel con la Escuela de Carnavales; con el grupo de rock Vacío y con una serie de otros compañeros y amigos que están ahí, más que resignificarla o desarrollarla a partir de conciertos, grandes eventos (a los que no nos oponemos, en todo caso). Tal vez, la estrategia de sostenibilidad económica del recinto sea esa y tengamos que abrirnos a la posibilidad de una gestión cultural más bien comercial, pero lo que sostenemos es que ambas cosas no son incompatibles. ¿Cómo resignificamos, cómo vamos buscando nuevos caminos de diálogo, o de creación? Yo creo que en eso estamos y la invitación a este auditorio es a visitar la ex cárcel, a conocerla, y a mirarla también desde esta perspectiva, como un espacio de creación colectiva, de construcción social. Muchas gracias. [ 119 ] RODOLFO NOME Proyecto: Encuentro de Cuatro Vientos. El teatro animación comunitaria para la recuperación de patrimonio cultural intangible en cinco comunidades de Chile Q uisiera contarles quiénes somos: vivimos en la Araucanía, en el sur de Chile y somos un grupo de gente que ya no sabemos si somos, gente de las ciencias sociales que hace arte, o artistas que hacen ciencias sociales. El tema es que nos hemos juntado en un espacio que hemos denominado Karukinka, que era el nombre que le daban los onas, los selknam a Tierra del Fuego y que viene a significar algo así como nuestro territorio o el espacio de todo. RODOLFO NOME [ 120 ] Una particular experiencia, que en un recorrido de más de dos años a lo largo de todo el país, postula la convivencia con pequeñas localidades que son invitadas a compartir su historia y su cultura, recuperando su particular patrimonio a través del teatro y el trabajo colectivo. Nuestro objetivo es ver de qué manera, a través del arte, podemos contribuir al respeto y valorización de los pueblos originarios, por medio de lo que hemos llamado el autorreconocimiento, y la generación de espacios de encuentro intercultural. El arte ha sido el puente de diálogo intercultural en el que nosotros nos hemos sentido cómodos y hemos visto que otros sujetos dialogantes, se sienten cómodos también. Hemos desarrollado un teatro de animación comunitaria que es lo que queremos presentarles. Este es un proyecto de dos años y medio de duración y es realizado en conjunto con cinco comunidades a lo largo de Chile, para trabajar la recuperación de la memoria colectiva, a través del teatro de animación comunitaria. VI Seminario sobre Patrimonio Cultural Dividiremos nuestra exposición en tres momentos: El primero: nuestros fundamentos, o lo que guía lo que estamos haciendo. Posteriormente, Dina, va a contarles sobre la experiencia práctica de cómo hemos ido desarrollando estos supuestos y, finalmente, vamos a ver un video que queremos compartir con ustedes, sobre la experiencia de un trabajo que estamos haciendo con comunidades huilliches. Los fundamentos de nuestro trabajo tienen que ver con la interculturalidad, entendiendo ésta como un momento que supera la multiculturalidad y, justamente, como un espacio que denota la cualificación de las relaciones entre las culturas. Otro elemento tiene que ver con lo que denominamos diversidad cultural, en la idea de hacer, justamente, lo contrario de los procesos globalizadores, que tienden a la uniformidad cultural. Como dicen los antiguos mapuches, un bosque es tal cuando tiene muchos árboles distintos, si tiene un solo tipo, es plantación no bosque. En el tema de la identidad cultural, entendida como un espacio construido socialmente y en permanente transformación, donde cada uno tiene derecho a ser lo que quiere ser, la memoria histórica es como un eje. Pero, para estudiar la memoria y su contraparte, el olvido, se requiere paradójicamente prestar atención prioritaria al presente y no al pasado. Dicho de otro modo, la memoria y el olvido sociales responden más a la idea del presente que el propio pasado. Para nosotros, la memoria no es una restitución anacrónica del pasado, sino una reconstrucción del presente, realizada y actualizada a través del lenguaje y las prácticas sociales. Y el otro elemento importante para nosotros tiene que ver con el arte como transformador social, como la posibilidad de un lenguaje de exploración que dinamice las relaciones sociales al interior y al exterior de una comunidad. Nos preguntábamos por qué esta búsqueda de conservación del patrimonio y nos preguntábamos también por el deseo inconsciente de búsqueda de un padre que tenemos los chilenos; por eso hablamos de patrimonio y no de matrimonio. Este deseo que parte desde el propio O´Higgins, que busca a su padre ausente... y cómo eso se ha ido transmitiendo de manera inconsciente en nosotros. Entonces la búsqueda del patrimonio es la búsqueda del padre ausente que los chilenos tenemos en relación con la búsqueda, también, de nuestra propia identidad. No sé si los pueblos originarios buscan el patrimonio; yo creo que ellos conservan el patrimonio, porque está presente en cada día, en cada árbol y en cada pájaro. Cuando nosotros hablamos de desarrollo del arte como transformador [ 121 ] RODOLFO NOME [ 122 ] social, no hacemos referencia a un estado deseado, que uniforme a las sociedades, a un modelo de desarrollo, cuando hablamos de desarrollo o de artes para el desarrollo, estamos hablando de qué manera podemos encarar las soluciones a los problemas que una comunidad tiene a partir de sus propios procesos históricos y sociales, para crear su propio poder a partir de los recursos y capacidades para ponerlos en marcha en cada comunidad. Esos recursos y capacidades, nosotros las hemos visto a partir de lo expresivocreativo; es decir, en las expresiones artísticas de cada comunidad. Nosotros trabajamos sobre la base de este triángulo virtuoso, compuesto por los tres ejes que constituyen los pilares fundamentales de nuestro trabajo, que se funda en el entender y recuperar el sentido de comunidad, esta comúnunión: las relaciones de reciprocidad, de confianza, el mutuo cuidado, relaciones que, de una u otra manera, se han ido perdiendo. Hablamos de la identidad como un elemento que hay que trabajar, fortalecer, reconstruir y resignificar. Recuperar la memoria histórica como el otro eje importante. Creemos que con estos tres elementos podemos pasar, de lo que denominamos desvalorización cultural, al opuesto que es la valoración o autovaloración cultural. Este triángulo se moviliza a través de unas ruedas que llamamos el arte comunitario. El teatro de animación comunitaria no es otra cosa, en el fondo, que la síntesis de dos viejas formas de trabajo artístico: el teatro comunitario y la animación sociocultural. Entendemos esta última como una estrategia de intervención que trabaja por un determinado modelo de desarrollo comunitario; de una herramienta que promueve la participación y la dinamización social, y que tiene una doble significación: es integral, en el sentido de que es capaz de unir entre si los procesos económicos, sociales, culturales y morales, reforzándolos entre sí. Y es endógena, en el sentido de que habla del paso de sí mismo dentro de una comunidad, a un paso superior. Los recursos son el teatro, la música, la plástica, el baile, la cocina, la oralitura, las formas de culto religioso, etc. La animación teatral es, entonces, un conjunto de prácticas socioeducativas con personas, con comunidades que, a través de metodologías dramáticas o teatrales, generan procesos que nosotros denominamos de creación cultural, y que persigue fundamentalmente el empoderamiento de los participantes. Hagamos un paralelo con el teatro tradicional, para que se entienda cómo nosotros entendemos el teatro comunitario: cuando hablamos de teatro tradicional estamos refiriéndonos a un espectáculo cerrado, en el sentido de que existe una diferenciación entre el performante, el que ejecuta, y quien especta el espectáculo. Habitualmente, la respuesta de quien especta, es decir el espectador, es de tipo pasivo; está sentado observando, VI Seminario sobre Patrimonio Cultural no se involucra, no, por lo menos, en forma de acciones mancomunadas; no hay un compromiso colectivo de los espectadores frente a lo que están viendo, más allá de la convención de que lo que estamos viendo es una mentira. El teatro se basa en esa convención, nos ponemos de acuerdo, entre actores y espectadores, en que lo que estamos observando no es real. Te puedes emocionar durante la representación, o puedes conversar con tus amigos, recomendarla o decirles que es muy mala, pero hasta ahí llega el compromiso del espectador. Cuando hablamos de teatro comunitario, en cambio, estamos hablando fundamentalmente, de que es un proceso que involucra a toda la comunidad. No hay separación entre actores y espectadores. Hablamos aquí de aquellas manifestaciones que en teatro se llaman parateatrales. Es decir, todas las manifestaciones que encierran una teatralidad en el sentido de una representación. El guillatún, por ejemplo, tiene en sí una teatralidad. No existe la convención de que estamos mintiendo. Nadie está actuando como collon , es collon y representa un espíritu, y compromete a toda la comunidad en acciones conjuntas posteriores. Dina va a contarles cómo hemos concretado esto... esta locura que significa viajar durante dos años y medio, por cinco comunidades a lo largo de Chile, que no otra cosas es el proyecto Encuentro de cuatro vientos. En este momento estamos en la tercera comunidad; la primera de ellas fue Quinpalihue ubicada en Chiloé. La segunda fue Bucalemu, una comunidad de pescadores cerca de Pichilemu; la que comenzamos recién ahora, hace quince días, es una comunidad mapuche llamada Quechocahuin, a 100 kilómetros de Temuco, nos quedan dos comunidades todavía. Nosotros somos un equipo de profesionales de distintas disciplinas que emprendimos este viaje que partió en Chiloé. La metodología de trabajo es la siguiente: primero llegamos a las comunidades, hacemos reuniones con la gente, dirigentes, etc., donde enseñamos lo que nosotros hacemos. La comunidad se preocupa de poner lo que es vivienda y comida. Nosotros dejamos fuera esta idea de vamos a trabajar con comunidades rurales pobres, porque lo necesitan y bla bla bla, y que nosotros somos los que les otorgamos todo desde nuestro lado. No, nosotros creemos que juntos se puede construir. Desde lo que nosotros sabemos y desde lo que ellos saben, podemos hacer nuevas formas de desarrollo. Por lo tanto, lo que hacemos es un intercambio de dones, donde nos ponemos ambos en la misma situación de negociación y hacemos intercambio de nuestras propias experiencias. Nos quedamos tres meses, lo que dura este proceso en cada comunidad. Pero antes de eso, les voy a contar un poco cuál es el objetivo que tiene este proyecto. En general, se trata de facilitar un poco la convivencia y el diálogo entre las [ 123 ] RODOLFO NOME culturas diversas, a través del teatro animación comunitaria, con el fin de fortalecer la identidad y valoración cultural. Los objetivos específicos son: potenciar las expresiones creativas de cada comunidad. Son ellos los que deciden cuál va a ser la forma en que se va a contar lo que ellos quieren contar; y luego, de cómo hacemos intercambios con otras comunidades. Primeramente, nosotros hablamos mucho de interculturalidad; desde el momento que llegamos a una comunidad, somos sujetos dialogantes, entre ellos y nosotros primeramente. Después se trata de difundir esta experiencia. [ 124 ] Como les decía, nos instalamos en las comunidades, con camas y petacas, con un auto que tenemos, un furgón que se llama Purrahue. Llegamos todos allá, llenos de maletas y empezamos con la etapa de inserción comunitaria. Nosotros, además, como grupo teatral, presentamos una obra de teatro, como para abrir estos espacios de trabajo. Creemos que uno debe partir exponiéndose; en la medida que yo me dé a conocer, la gente también se da a conocer. Hacemos esta muestra teatral y establecemos así las primeras relaciones, las primeras confianzas; así se empiezan a dar nuestros primeros intercambios con la comunidad. Luego, iniciamos un proceso de difusión para que toda la comunidad se entere de que se va a hacer un trabajo comunitario. hacemos visitas puerta a puerta: mucho mate, mucha sopaipilla. Y todas las desconfianzas que la gente tiene en un comienzo, respecto de estas personas externas, poco a poco se van venciendo, nos vamos conociendo y haciendo nuestro intercambio. Entonces, sobre la base a diversas actividades, vamos convocando a la gente para luego conformar el grupo taller. La gente que está interesada, la gente que quiera no hay limitación ni de sexo ni de nada, integra estos talleres y empezamos juntos este proceso que, fundamentalmente, tiene que ver con el rescate de la memoria. Una segunda fase del desarrollo es la instalación de las capacidades. En cada grupo se comienzan a hacer los traspasos de las capacidades teatrales, grupales, organizacionales y comunitarias. Cuando hablamos de organizaciones comunitarias, hablamos de capacidades específicas. Nosotros creemos que, además de ser un proyecto de animación teatral, este es un proyecto que se sustenta en el tiempo. Tratamos de entregar todas las herramientas que se considera que puedan ser pertinentes, se conversa mucho, se habla de lo ético, de lo que queremos mostrar. Empezamos con la recuperación de la historia de cada comunidad, la gente comienzan a visitar a los más viejos; se hacen entrevistas para indagar sobre su propia historia que, generalmente, es desconocida. Casi siempre esto de la identidad o el VI Seminario sobre Patrimonio Cultural patrimonio nacional opaca un poco las expresiones locales. Los huilliches, por ejemplo, estaban sumidos en la cultura chilota, olvidando muchas veces el origen de su propia cultura. Entonces, se empiezan a recuperar las historias, los orígenes, quiénes somos, de dónde venimos. Los más viejos comienzan a participar de estas actividades también y suceden una serie de cosas que van decantando en la realización de eventos comunitarios. En estos eventos empieza una vinculación entre la gente, y la recuperación de la memoria. Se hacen mateadas culturales, cuenta cuentos; lo que cada comunidad considere que es pertinente, y se comienza, también, a hacer el primer montaje teatral, porque generalmente en cada comunidad se hacen dos montajes, que tienen que ver, justamente, con las propias ideas locales. Esto termina en el montaje de la obra final, que recoge todo el proceso histórico de cada comunidad. Este proceso se llama investigación montaje y tiene tres momento: la investigación de la propia historia. Un equipo investiga lo que tenga que ver con la parte estética, el diseño; otro grupo ve el tema musical, la sonoridad del lugar. Se indaga sobre todos estos elementos y la comunidad se mueve en función de esto. Cada área, como les decía, trabaja cosas puntuales: las señoras comienzan a coser la ropa, vemos lo de la escenografía, se empiezan a recopilar los momentos que sirvan para montar nuestra propia historia. Esto termina con la elaboración del guión, para realizar el montaje final, que es mostrado en un evento comunitario. El proyecto termina con la conformación de un grupo capacitado, que es capaz de activar culturalmente a la comunidad, y que son capaces también, de replicar esta experiencia. No nos interesa sólo que estos grupos hayan participado en esta experiencia y lo hayan pasado bien, sino que, además, pasen a ser un agente movilizador de sus comunidades. Una vez que fortalecen su identidad, ellos vuelven a recordar su memoria; se empiezan a activar una serie de emociones y comienzan a exigir proyecciones hacia el futuro. Para nosotros esa parte es igualmente importante. Recordar viene del latín y significa, volver a pasar por el corazón. Eso es, justamente, lo que nosotros comenzamos a hacer en estas comunidades. [ 125 ] DIÁLOGO CON EL PÚBLICO Diálogo con el público PÚBLICO ¿Cuáles son las otras dos comunidades que restan y, de qué forma se implementa la memoria del proyecto, las conclusiones, las experiencias? ¿Cómo institucionalizar en estos casos el derecho de autor? RODOLFO NOME Nosotros queremos contar la experiencia que hemos tenido, y hablamos sobre dos ejes: un eje estético y un eje ético. En este sentido, hemos concordado con cada una de las comunidades con que hemos trabajado que lo que podemos contar son los procesos de trabajo, pero los contenidos culturales son de la comunidad. De hecho, en la investigación para el montaje teatral que se hace, todas las entrevistas y todos los contenidos se elaboran en un documento que ellos mismos hacen. Nosotros ayudamos en la elaboración del documento, pero la autoría es de ellos. Son ellos los que deciden qué hacer. Los contenidos culturales nosotros no nos sentimos con la capacidad de difundirlos, porque no son nuestros. Sí podemos contar el proceso, porque eso es compartido, pero el resto no nos pertenece. Nos quedan dos comunidades: una en el norte, en Iquique. No sabemos muy bien todavía cuál va a ser la comunidad específica, probablemente sea Pica. La otra comunidad tampoco está definida, porque faltaba un año cuando recién iniciamos este proyecto y no la quisimos definir con tanta anterioridad. Corresponde hacerlo ahora, para empezar a trabajar en agosto, septiembre y octubre del próximo año. Con respecto a cómo vamos a hacer las memorias de este proyecto: se está haciendo por cada comunidad una sistematización, que después va a terminar en un documento global de toda esta experiencia y estará disponible en una página web. [ 126 ] RODOLFO NOME PÚBLICO ¿Podrían contarnos algo en torno a la propiedad comunitaria legal del patrimonio, la memoria, los conocimientos, productos artesanales, culinarios, musicales... ¿A quién pertenece, a los gestores culturales, a la comunidad, a la institución que lo administra? PÚBLICO (Preguntas a Irene Tapia) ¿Pretenden que el turismo no entre en este proyecto; o esperan que se incorpore en el futuro, pero de una forma más consciente y relacionada con la preservación del VI Seminario sobre Patrimonio Cultural lugar? ¿Ustedes, como Corporación, han explorado la posibilidad de financiamiento con entidades internacionales? IRENE TAPIA Lo que nosotros estamos planteando es que el destino de la ex cárcel, al convertirse en un parque cultural, debería insertarse a la economía local y, en esa perspectiva, nuestro contexto o el marco de referencia que estamos utilizando, es lo que se conoce como la gestión de patrimonio. Ahí hay una serie de amenazas que es importante considerar. El turismo como único camino de sostenibilidad económica va provocando la depreciación del lugar, y hace perder el sentido, que para nosotros es el sentido último del desarrollo cultural a nivel local; o sea, a nosotros nos interesa no sólo la visita guiada, sino también el espacio de la creación, de la difusión, y de la extensión de las diversas disciplinas del arte. La discusión, desde el punto de vista técnico y de la sostenibilidad, nos obliga a estar permanentemente actualizándonos. Estamos participando con la Universidad Austral, en un convenio con la Universidad de Valparaíso en un proyecto de investigación en el tema de gestión del patrimonio, y uno de los casos que ellos tienen que investigar, es la ex cárcel de Valparaíso. Estamos innovando en ese ámbito. Hay una página web que está en construcción; ya hay experiencias de venta y distribución de los productos culturales que se desarrollan. Yo creo que hay una oportunidad preciosa aquí, de vincular ambos temas: la sostenibilidad económica y la rentabilidad social que la experiencia de la ex cárcel tiene. JORGE RAZETO Dos cosas: respecto del tema de la propiedad, yo creo que lo importante en estos temas tiene que ver con la apropiación más que con la propiedad. Hay temas de patrimonio intangible: ¿quién es el pájaro de mal agüero?, ¿quien lo vive?: quién se apropia y lo hace real y practica su vivencia. El tema de la propiedad tiene que ver con esto es mío, pero estamos hablando de patrimonio colectivo, asumimos este sentido de propiedad, pero no individual sino colectivo; pero, además, ¿cómo nos obligamos también a asumir un nivel de responsabilidad sobre este patrimonio? Porque, si digo esto es mío, debo hacerme responsable de la responsabilidad social que ello implica. Entonces, creo que el aprovechar la lógica del derecho de autor es una lógica desde el mercado. Nosotros nos acercamos desde otra mirada, una mirada que tiene que ver con la diversidad cultural y, por lo tanto, es al revés. Este sentido de apropiación [ 127 ] DIÁLOGO CON EL PÚBLICO ya no es individual, sino que pasa a ser de todos, y cómo entre todos nos hacemos responsables de lo que tenemos. Creo que la lógica de la propiedad hay que transformarla en una lógica de apropiación social. Por ahí puede haber una entrada más interesante a este tema. PÚBLICO ¿Qué políticas o vías de comunicación existen para difundir nacionalmente estas alternativas? Porque, al parecer, existe un gran déficit de interrelación regional. JORGE RAZETO [ 128 ] Yo creo que es verdad, hay poco conocimiento de las cosas que están pasando y como decíamos, lo importante es que realmente esté pasando, así como hoy hemos conocido algunas de las dinámicas que, en este caso, organizaciones de la sociedad civil estamos impulsando en diversas partes del país. Yo creo que están pasando muchísimas cosas y no nos enteramos, pero la verdad es que más importante es que pasen, estos procesos son hechos sociales y no comunicacionales. Entonces, también me parece bien: sepámoslo, difundámoslo. Este seminario esta cumpliendo un rol en ello, los que salimos de aquí, salimos enriquecidos y compartimos y hacemos difusión de esta iniciativa. Ya habrá otros encuentros, a lo mejor algunos casos excepcionales llegarán a espacios de comunicación masiva como la televisión, etc. Pero ese hecho comunicacional no va a reemplazar nunca la riqueza del acto real; el derecho real de la experiencia vital de la comunidad. En ese sentido, yo al menos, no me preocupo mucho porque estos hechos no sean difundidos masivamente. Creo que la riqueza está, justamente, en que son hechos reales, sociales, colectivos que están difundidos donde realmente importa, donde hay comunidades que lo están viviendo. Entonces, sin desmerecer lo otro, creo que el mayor valor comunicacional que tienen es al interior de las propias dinámicas sociales que se están dando. Así que asumo la preocupación, pero también la doy vuelta en ese sentido.