Salvador Dalí, Entre Relatividades y Realidades

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Salvador Dalí,
Entre Relatividades y
Realidades
Escrito por Laura Balanzó
“La existencia de la realidad es la cosa más misteriosa, más sublime y más surrealista que se dé.”
Salvador Dalí
La realidad de la forma en que la conocemos, nos muestra un absolutismo en el cual
la relatividad del tiempo y del espacio queda
corto. Siempre la realidad va a ser la realidad
y los sueños, sueños serán. Como seres humanos siempre hemos creído en el mundo de
los sueños como un mundo irreal, un mundo
al que noche tras noche entramos y que nos
sirve de inspiración no sólo para recrear historias y analizar nuestros deseos y pensamientos más profundos encontrados en el subconsciente, sino también para partir de ellos hacia
un mundo de creatividad.
Es así como hablar sobre Salvador Dalí, es sumergirse en el mundo del surrealismo, en un mundo lleno de sueños en el cual las cosas
más racionales no tienen espacio ni lugar. Hablar de Dalí incluye todos
esos deseos más profundos y todos esos elementos del subconsciente
humano.
Su Vida
Salvador Dalí nació en Figueras, España el 11 de Mayo de 1904. Al
nacer, sus padres le ponen el mismo nombre de su hermano, quien infortunadamente había muerto nueve meses atrás. A raíz de esto, Dalí
empieza a creer que es una versión o copia de su hermano muerto.
Dalí inicia sus estudios en su ciudad natal hasta que en el año de
1916, pasa una temporada en la finca de la familia Pichot, amigos de
sus padres, en la cual tiene un acercamiento al mundo artístico y al
impresionismo. A partir de ese momento, Dalí empieza a estudiar Arte
y a conocer personajes que después hacen parte de su vida y obra
como tal. Entre ellos Luis Buñuel con quien hace dos filmes: Un Perro Andaluz (Un chien andalou) en 1929 y La Edad de Oro (L’age d’or)
en 1930. De ahí en adelante Dalí comienza su reconocimiento a nivel
mundial por medio de diferentes exhibiciones en Norteamérica y Europa.
En 1945 comienza a entrar a Hollywood, trabajando con grandes del
cine como Alfred Hitchcock y Walt Disney, y más adelante publicando
artículos en medios estadounidenses de la talla de Vogue y en medios
franceses como Arts y Le Courier des Lettres, entre otros. En los años
60s, Salvador Dalí llega a la cúspide en cuanto a reconocimiento mundial. Comienza a exhibir más sus obras y se abren varios Museos Dalí,
recibe la Gran Cruz de Isabel la Católica en España y se empiezan a
escribir libros acerca del artista.
Finalmente, llegando a los años 80s, su arte da un giro y empieza a
estar mucho más influenciado por las obras de Rafael y Miguel Ángel,
y vuelve a un estilo mucho más clásico. El rey Juan Carlos I le nombra
Marqués de Dalí de Púbol, donde vive hasta 1984, cuando debido a un
incendio debe regresar a Figueras a pasar sus últimos años de vida.
Salvador Dalí muere finalmente el 23 de Enero de 1989.
Su Obra
Salvador Dalí es uno de los surrealistas más reconocidos en el mundo. Y es porque la forma que tiene de plasmar la realidad en cada una
de sus obras nos lleva a pensar en un mundo de sueños, sin que sea
totalmente ajeno a la realidad. Ver sus pinturas es de alguna manera soñar de la misma forma que soñamos al dormir, trayendo todos
nuestros deseos del subconsciente a la luz en lugares y situaciones
fantasiosas. Es increíble ver cómo esa realidad escurridiza que vemos
en cada pintura de este artista puede ser tan cercana a nosotros e incluso podríamos hasta sentirla como un déja vu, precisamente porque
son formas plasmadas en un mundo que nos refleja ese mundo que
no tiene una explicación lógica y parece un mundo paralelo a nuestra
realidad.
Es importante también saber la relación que Dalí tiene con Freud,
tomando muchos de estos elementos psicológicos para plasmar nuestros deseos más profundos y menos visibles. Y es así como en “La
Persistencia de la Memoria”, tal vez el cuadro más recordado de Dalí
y también muchas veces llamado “Relojes escurridizos” se plasma
esa realidad irreal que todos conocemos como sueño. De esta pintura
pueden salir las preguntas más existenciales que el tiempo día tras día
nos hace. Y Dalí nos muestra que el tiempo es tan efímero, tan escurridizo, tan poco real. Basamos nuestras vidas en un concepto que
rige todo pero de lo que no nos hemos dado cuenta es que ese concepto tan absoluto y que encierra tanto nuestras vidas es el concepto
más efímero y más escurridizo que tiene la vida.
El tiempo se escurre sobre nuestra vida, sobre nuestras cosas materiales y sobre nuestra naturaleza. El tiempo finalmente se nos escurre
de las manos de la forma más visible y se nos acaba cuando menos lo
esperamos. Es así como Dalí logra desacreditar totalmente la realidad,
quitarle la importancia que el tiempo tiene en nuestra sociedad y que
cada vez va creciendo. Nuestras vidas son definidas día tras día como
carreras contra el tiempo. Corremos para alcanzar a hacer muchas
cosas en el día, corremos para intentar dejar algo en la tierra. Corremos contra un concepto que tiene la mayor relatividad de todos los
conceptos que tenemos en la mente. Y aún así y sabiéndolo, seguimos
corriendo.
En otra de sus pinturas, El Sueño (Sleep), Dalí logra captar ese momento en el dormir en el cual la liviandad del ser se siente. Está la
cara sostenida por distintos palos delgados, dando una sensación igual
de escurridiza que cada uno de los relojes, pero connotando la liviandad de las personas cuando duermen. Alrededor, la claridad de un
cielo azul al fondo, trayendo esa sensación de relajación, de liviandad.
La cara, haciendo uso de las formas orgánicas y no de una fotografía fiel logra transmitir descanso hacia quien lo ve; pero así mismo, El
Sueño da una especie de sensación en la cual esa liviandad que tanto
sentimos al dormir, al mismo tiempo está siendo soportada por los palos que vienen de la realidad, de ese piso que tenemos y que muchas
veces no nos deja ver más allá.
Personalmente, creo que Dalí quiso siempre mostrarnos que la realidad no es tan absoluta como se pinta. Que pintar la realidad tal y
como es no tiene sentido sin la mirada de un artista, sin la creatividad
que el arte es capaz de impregnar no solo sobre el absolutismo de la
realidad sino sobre la relatividad de la misma.
Siempre me he preguntado si el mundo de los
sueños no puede ser un mundo paralelo realmente existente.
¿Será que no hay una realidad paralela? Una
realidad en la cual el tiempo es lo que menos
importe y en la que lo realmente importante
sean las vivencias, las memorias, los deseos.
Siempre incluso he pensado que la hay, que
el mundo es demasiado pequeño para que
no haya diferentes realidades y que el mundo de los sueños no puede ser simplemente
un mundo de ideas en el cual cada persona
tiene la capacidad de sentir tanto física como
emocionalmente. Creo que las vivencias del
mundo soñado son tan vívidas como las del
mundo real y es por eso que me pregunto por
qué estamos tan seguros de que esta es la
realidad y los sueños son sueños y nada más.
Sabemos que nuestros deseos inconscientes
salen a florecer cuando soñamos, pero lo que
no sabemos, y no nos ponemos a pensar, es si
nuestra realidad está llena de deseos inconscientes de esas personas que somos cuando
soñamos.
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