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Cincuenta años de la noche de un día agitado; por José
Ignacio Hernández
José Ignacio Hernández G. · Saturday, July 12th, 2014
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Poco después de la “invasión” a Estados Unidos, The Beatles comenzaron a filmar una
película. El director escogido tenía gran experiencia en producciones cómicas:
Richard Lester. Su corto, The Running Jumping & Standing Still Film, co-dirigido con
Peter Sellers, se había granjeado ya una buena reputación y el agradado de John Paul,
George y Ringo.
De allí surgió la idea de filmar a The Beatles actuando como The Beatles. De hecho, de
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eso se trataba el proyecto de Lester: grabar un día bastante agitado de The Beatles,
preparándose para un concierto y tratando de escapar de sus fans, en pleno apogeo de
la Beatlemania.
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El resultado final superó las expectativas iniciales, convirtiendo a A Hard Day’s Night
en un clásico, cincuenta años después de su estreno en Londres.
Por un lado, la película introdujo, muchísimos años antes que MTV, la idea del “video
musical”. Las piezas del disco homónimo, muchas de la combinación LennonMcCartney, fueron acompañadas de videos que realzaron su melodía y letras.
Encontramos así a la graciosa persecución con los bobbies, como el contexto visual de
Can’t buy me love, o la escena de apertura de la película, como fondo de la canción A
Hard Day’s Night, mientras The Beatles huyen de sus fans hacia un tren.
La película refleja muy bien, además, el choque cultural entre el english establishment
y la cultura popular emergente. En un vagón de primera clase de tren, mientras The
Beatles pasan el tiempo escuchando música y bromeando entre ellos, un respetable
anciano inglés les dice: “No asuman esa actitud conmigo, jóvenes. Yo peleé la guerra
por personas como ustedes”. A lo que Ringo responde: “Te apuesto que estás
arrepentido de haberla ganado”.
También está el cuestionamiento a la autoridad. El anciano abuelo de Paul, veteranos
militares, reputados productores de televisión e incluso, la propia policía, no pueden
ejercer su autoridad frente a aquellos jóvenes que, de una u otra manera se salen con
la suyas.
Hasta que un policía agarra a Ringo, quien dignamente dice: “Pido ver a mi abogado”.
A lo que el policía responde: “Muy. bien. ¿Cómo se llama?”. Ringo, derrotado, solo se
atreve a responder: “Si nos vamos a poner con esos tecnicismos…”.
Por todo ello, es imposible ver la película sin que una sonrisa se escape ante el humor
inteligente. “¿Cómo encontró América?” Le pregunta una periodista a Lennon. “Crucé
a la derecha en Groenlandia”, responde.
A Hard Day’s Night logró fundir el carisma y talento de The Beatles con un humor que
tocaba elementos del teatro del absurdo, y que luego sería popularizado por grupos
como The Monty Python. Algo que excedía bastante de lo que cabía esperar, para ese
entonces, de una película de The Beatles.
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La película fue innovadora, también, en términos técnicos. Lester ensayó un sistema
multi-cámara que permitió efectuar tomas distintas y simultáneas de las canciones de
The Beatles. George Harrison tocó su Rickenbacker de doce cuerdas, un instrumento
muy poco conocido entonces, y que luego se difundiría rápidamente.
Todo ello ha permito señalar la profunda influencia del film en otras películas, incluso,
de espías. Algo irónico, si tenemos en cuenta que el espía de todos los tiempos, James
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Bond, comparaba tomar Dom Perignon a una mala temperatura, con escuchar a The
Beatles sin protectores de oído (Goldfinger, 1964).
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Además de la película, está la música. Y no sólo la de The Beatles: la banda sonora, de
George Martin, estuvo nominada al Oscar.
En cuanto a las canciones de The Beatles, hay que aclarar que primero se pensó en la
película, lo que permitió luego componer alguna de las piezas musicales que aparecen
en el film. Lester sugirió el título de la película de una frase de Ringo, que el propio
Lennon reconoció era un “ringoismo”. Ringo había tenido un duro día de trabajo con
el grupo, y ya de noche, respondió a los periodistas: “ha sido un duro día”. Pero de
pronto se dio cuenta que ya había anochecido. Y tuvo que completar la frase: “ha sido
un duro día … de noche”.
Lennon tomó el reto de componer una canción usando la frase. Y así nació A Hard
Day’s Night, una de las mejores canciones de The Beatles que abre con un acorde
cuya estructura sigue siendo objeto de debate académico e incluso, de estudios
matemáticos, como recuerda The Daily Mail. Al final la firma Lennon-McCartney se
justificó, pues fue Paul el que tuvo que cantar el coro, dado que el tono de voz de
Lennon no le permitía cantar en esa escala.
También fueron usadas canciones previamente lanzadas, como Can’t Buy Me Love.
George Martin, el productor de The Beatles, junto al director Richard Lester,
seleccionaron algunas de las canciones previas del grupo que encajaban bien en el
guión. Y Can’t Buy Me Love lo hizo muy bien: aparece dos veces en el film, incluyendo
una de sus más famosas escenas, ya referidas: The Beatles perseguidos por la policía.
O la policía perseguida por The Beatles.
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Richard Brody, en un reciente post en The New Yorker, resumió la importancia de A
Hard Day’s Night. A diferencia de los Hermanos Marx, la anarquía absurda de The
Beatles fue esencialmente constructiva: ellos no destruyeron las instituciones;
crearon, por el contrario, instituciones nuevas y más grandes. David Lifton,
recordando una entrevista en la que Lennon no aceptaba la comparación con los
Hermanos Marx, lo resume igualmente: los Hermanos Marx introducían caos en usa
sociedad ordenada; The Beatles reaccionaban ante el caos que ellos no quisieron
crear.
Volver a ver A Hard Day’s Night, medio siglo después de su estreno, y en la nueva
versión 4K preparada por Janus Film, permite presenciar, en primera persona y sin
aditivos, el impacto de The Beatles en la cultura formada luego de la Segunda Guerra
Mundial. Esto distinguió a la película de los largometrajes que, para ese entonces,
rodaban varias estrellas del Rock and Roll, como Elvis Presley. En cierto modo, A Hard
Day’s Night es más un documental, sutilmente dirigido por Lester, que nos muestra
los orígenes de una cultura que cambiaría al mundo.
Por ello, escribe Colin Fleming en The Atlantic, A Hard Day’s Night es una rara joya
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de arte de los sesenta que está en la misma liga que The Beatles.
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