La Avalancha : revista ilustrada. Año 12, n. 265 (24 marzo 1906)

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AÑO XII
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PAMPLONA 24 de Marzo de 1906
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NÜM. 265
^
Con censura eclesiástica
DIRECCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
TEJERÍA, 40, 2.% izq.*
ACTUALIDADES
HEROICO COMPORTAMIENTO
Rennes (Francia) se ha celebrado recientemente
r un consejo de guerra para juzgar á varios oficiales
que se negaron á profanar los templos en el acto de los
inventarios ordenados por el tiránico Gobierno de la vecina República.
Con este motivo se han desarrollado ante los tribunales escenas edificantísimas, de una de las cuales queremos
hacer gracia á nuestros lectores, para que con nosotros
admiren el levantado espíritu que anima todavía á algunos miembros beneméritos del Ejército francés.
cForzar puertas de iglesias—dijo el comandante Henry
con valentía que entusiasmó á todos é hizo enmudecer á
sus jueces—no ea trabajo de soldados. Es operación de
bandoleros.
El Ejército—terminó diciendo—está destinado á más
altas empresas.
Para perseguir curas, ahí tenéis á vuestra disposición á
toda la canalla de Francia.»
Ante un lenguaje tan entero y tan viril, no es de extrañar que el público que asistía al consejo, electrizado por
las valientes manifestaciones del comandante Henry, prorrumpiese en gritos de ¡viva el Ejército! ¡muera la MaBoneríal
Y menos es de extrañar todavía el siguiente despacho
telegráfico que desde París envían al Diario de Barcelona:
«En el consejo de ministros celebrado en el Elíseo, el
presidente do la República, M. Fallieres, ha firmado los
decretos en virtud de los cuales se declara en situación
de reemplazo al comandante Henry y á los capitanes Spiral y Cleret Langevent, condenados por el consejo do
guerra de Saint Servain.»
No sentirán seguramente gran cosa la condena que
acaban de sufrir, soldados que, respondiendo á nobilísimos estímulos de la conciencia, no temieron aventurar
su carrera, hablando á sus jueces el lenguaje que hemos
admirado en sus labios.
Y enhorabuena para ellos, que pueden abandonar con
honra las filas de un ejército de esbirros al que una república casquivana, desprestigiada y arruinada, como ha
dicho Pierre 1( Erroite, ha puesto bajo la planta férrea
del Kaiser alemán.
A esos valerosos soldados no les alcanzará el bochorno
de la nueva debacle que les esperará á los franceses, si se
ponen á tiro de su eterno rival.
Y por lo pronto se ahorran el vilipendio de vivir sojuzgados por la reconocida prepotencia germánica, haciendo,
para entretener ocios de cuartel, el tristísimo papel de
guardia pretoriana de los ladrones de mandil, entregados
á la criminal tarea de inventariar lo que ha de constituir
el botín de los futuros secuestradores del santuario.
Un aplauso á los soldados civilmente fusilados por la
canalla masónica.
AYUNO Y ABSTINENCIA
No es lo que entra por la boca lo que contamina
al hombre
Sin embargo, Jesucristo ha dicho que no es lo que entra
por la boca lo que contamina al hombre, sino lo que de ella
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62
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LA AVALANCHA
sale; ea decir, las imprecaciones, las blasfemias y las faltas
coutra la caridad. Sí, es cierto que el Salvador dijo esas
palabras; pero no es verdadero el significado que quieren
atribuirles. Jesucristo no se contradice en el hablar como
nos sucede á nosotros; y con aquellas palabras no deaaprobó el ayuno, quitó únicamente á los judíos una grosera preocupación. Creían que el comer ciertos manjares
que les estaban prohibidos (porque Díoa había también
prescrito la abstinencia en la antigua ley), manchaba materialmente el alma, como si el alma, que es espiritual, pudiese contaminarse con la comida ó con la bebida, que
son cosas materiales. El Señor, para desengañarlos, les
enseña que lo que se come no mancha materialmente; que
lo que contamina el alma son los afectos injustos y las
perversas intenciones del corazón. Esto es muy cierto;
pero ¿qué tiene que ver con el ayuno?
¿Ha habido por ventura católicos que hayan enseñado
que los manjares manchen materialmente el alma? ¿Cómo
es posible, si toman aquellos mismos manjares en otros
díaa sin el menor escrúpulo, y los conceden aun en los
días de ayuno á los enfermos? Lo que contamina el alma
en la violación del ayuno y de la abstinencia, no es el
manjar que se toma, sino la desobediencia de quien resiste
á la voluntad de Jesucristo y de la Iglesia; es la sensualidad del que se niega á hacer aquella penitencia que le
ha impuesto el que tiene legítima autoridad para ello; es
la desemejanza ú oposición que tenemos con Jesucristo,
cuya vida debemos tomar por modelo.—Dd aquí es fácil
deducir la respuesta que debe darse á los que predican
que lo que entra por la boca no contamina; debéis decirles
que lo que entra por la boca contra la voluntad de Dios,
con desobediencia á Jesucristo, y con espíritu de rebeldía
contra la Iglesia, mancha realmente el alma, y tanto, que
merece ese delito toda una eternidad de infierno.
P. FRANCO, S. 3.
DON FERAÍN ERICE
os grandes dolores del alma sólo
encuentran lenitivo en la Fe, eu
las grandes creencias que nos sobrenaturalizan y nos prestan aliento y fuerza para luchar con las
grandes contrariedades de la vida;
y sólo se desabogan con esas interjecciones místicas que son testimonio de que nos rendimos ante las
grandes leyes respetando los inescrutables designios de la Providencia; en esos momentos de angustia para el alma en el que se le cierran todos los horizontes del mundo y busca irresistiblemente los de ese más allá
que presagia,, y dice con arrobamiento profundo: «[Hágase tu voluntadl», ó exclama con voz doliente: «¡Todo sea
por Dios!»
Y la pérdida del hombre excepcional, del sacerdote admirable por aus talentos, por su ilustración, por sus virtudes, por su clarividencia, por su extremada discreción,
por las simpatías que inspiraba y por su trato amenísimo; la muerte de nuestro inolvidable amigo D. Fermín
Erice ha producido un pesar hondísimo, no sólo en sus
íntimos, ni en cuantos le hablaron una sola vez, sino
en cuantos escucharon su palabra evangélica, en cuantos
leyeron sus escritos, en cuantos por uno ú otro motivo
llegaron á formar no ya un concepto exacto de sus relevantes prendas, sino un concepto remoto, porque bastaba
tener noción de quién reunía laa dotes del Penitenciario
de Zaragoza, para identificarse con su pensar, para asociarse á su sentir, para mirarlo con un afecto tan especial
corao es el que inspiran los seres ideales que busca el corazón en todas las esferas, para rendirle fervoroso culto.
Pero el que conocía, como conocíamos nosotros al na-
varro insigne que en tan breve tiempo, salió briosamente
de las filas vulgares para dar testimonio de su genio portentoso y demostrar el alcance de una voluntad enérgica;
no puede menos de sentir un dolor amargo que se revuelve convulsivo eu lo más íntimo de nuestro ser, resistiéndose á creer en un hecho tan inesperado, y diríamos
tan inverosímil, si no supiéramos que no tenemos día seguro en el mundo; si no creyéramos firmemente que el
menor accidente es bastante para cortar el hilo misterioso de nuestra existencia terrenal.
La vida de D. Fermín Erice ha sido brevísima, y parece imposible que en tiempo tan menguado, pudiese
desenvolver tan prodigiosamente las felices dotes que
acreditó desde que comenzó sus primeros estudios; porque transportado desde la vida del campo á la de los centros docentes, sin esos paréntesis que preparan generalmente las inteligencias para el cultivo do las artes y las
ciencias, se encontró en ellos, como en su propio terreno,
como la esfera que debía recorrer para derramar la luz
de su espíritu regenerador, de sus facultades privilegiadas, de sus medios providenciales; porque lo que él hizo
eu cuantas empresas acometió, llevó el sello de lo extraordinario. Hasta para ser admitido en las oposiciones á
la penitenciaría de Zaragoza, siendo ya canónigo por oposición, tuvo que obtener gracia de edad, pueB no contaba
con la que exige tan delicado cargo. Y lo consiguió sin
esfuerzo alguno, pues sus ejercicios fueron una brillante confirmación de los que venía haciendo desde que dejó
la parroquia de uno de los pueblos del valle del Roncal
para seguir el clerrotero que le señalaban sus talentos.
Desde que comenzó los ejercicios de la última canongía que obtuvo, confirmó el concepto que había merecido
en loa anteriores; y no fue sólo el fallo autorizadísimo del
tribunal que le juzgó, sino que también la opinión pública se asoció á tan alto dictamen; y su nombramiento
fue recibido con general aplauso.
Las pruebas relevantes que había dado de su competencia para tan elevado cargo, las confirmaba en todos
los momentos; y uno de ellos fue muy solemne y en crítica ocasión, cuando el protestantismo quiso domiciliarse
en la capital de Aragón creando un centro de propaganda, dotado de elementos poderosos para conquistar proselitismo. Entonces, fue la prensa de Zaragoza la que hizo espontáneas y ardientes protestas de su catolicismo; y
entonces la voz de la Iglesia se dejó oir por sus más autorizados apóstoles; y entonces se improvisó una función
religiosa en el Pilar encargando al canónigo Erice que
dirigiese la palabra á los fieles; haciéndolo de un modo
tal y sin el estudio previo que el caso requería, que, á
pesar del alto concepto que de él se tenía formado, fueron motivo de asombro sus elocuentes lucubraciones.
Siempre recordaremos el principio de su discurso tan
adecuado á la materia que iba á tratar. «Zaragoza es, dijo,
una afirmación, un pueblo de fe, de creencias fundamentales; y el protestantismo es una negación; motivo por el
cual el protestantismo no adquirirá jamás carta de naturaleza, ni menos podrá arraigarse en un pueblo regado
por la sangre de los mártires y visitado por la Virgen.»
En esos ó parecidos términos dio comienzo á su discurso,
y los desenvolvió con palabra elocuente y sólidos razonamientos.
Bajo tales auspicios todo lo bueno podía esperarse del
joven canónigo navarro; y por eso aus triunfos no han
podido sorprender á nadie, ni tampoco el justo prestigio
y merecida fama que alcanzó, hasta el punto que á nadie
se le ocultaba que iba á ser uno de los primeros sacerdotes designados para regir una diócesis.
Pero entre sus cualidades admirables brillaba una, que
es quizá la más difícil, sobre todo en la juventud, aun la
que se consagra al estado eclesiástico; la virtud de la prudencia, que elevándose á determinadas esferas se convierte en discreción, para distinguir principios y aplicaciones, tiempos y lugares, sin traicionar en lo más mínimo la inviolabilidad de los dogmas, ni perturbar las conciencias, ni producir el menor de los conflictos.
Siempre hornos creído que la discreción es la única
garantía de establecer corrientes armónicas entre todos
LA AVALANCHA
gría de ver á su prima, sin que mediase entre ellas ni una
los intereses humanos; y que en los tiempos que correconmemoración, ni aun una alusión á la terrible catástromos es más indispensable hasta para la propaganda refe de la que Clemencia había sido testigo.
ligiosa.
A los pocos días, con motivo de la gravedad de su maNo puede olvidarse quien traza estas líneas de que hadre, llegó también Alegría, que con su marido y sus tres
ce algunos años se encontraba en la simpática villa de
niños venía de Madrid, donde estaban establecidos.
Vera, en compañía de su cordialísimo amigo Juan SemiAlegría estaba hecha el bello ideal de la elegancia, un
nario; cabalmente el mismo día en que tomaba posesión
figurín de moda, el tipo del supremo buen tono. Pero su
de la parroquia el que tan dignamente vieue desempevida agitada, sus horas desañándola desde entonces; y
(
rregladas,
sus continuos trasaunque Seminario y el que
KAVARHA
nocheos y sus constantes extraza estas líneas procuraron
citaciones, la habían destruísustraerse al banquete con
do, avejentado y adelgazado
que se celebró el acto, no lo
á aquel extremo que quita
consiguieron; y á invitación
todas las formas al cuerpo,
del párroco de Lesaca se vio
toda la frescura al rostro y toobligado quien esto escribe
da la lozanía Á la juventud.
á dirigir su palabra á un auCompuesta y animada, sobro
ditorio en el que dominaba
todo con la luz artificial, estael clero, que tan respetable
ba bien; pero descompuesta
le es y lo ha sido siempre;
y desanimada, estaba como
motivo por el cual su improuna ñor sacudida y marchivisación se dirigió á enalteta por el Levante.
cer las altas funciones de clase tan venerable, y lo difícil
Su marido, además de ser
que se ha hecho en el día
el tipo de la distinción y de
su desempeño, por la lucha
la finura, lo era ahora igualque suele mantener con el
mente del buen marido y del
escepticismo y la impiedad.
buen padre.
Pero que sus armas eran la
Cuando Alegría vio á Cleciencia y la virtud y muy semencia, que merced a su
fialadamento ia discreción,
tranquila vida.á su feliz exisresorte delicadísimo que saltencia, traía con el alma de
va la verdad y la hace amar
una novicia la hermosura de
hasta de sus adversarios
una Hebe, le dijo:
cuando se ha defendido con
— ¡Qué lozanía! ¡Qué freslógica avasalladora y amor
cura! ¿En qué Edén has vivientrañable.
do? Gautís me dan de ir á pa^
sar una temporada á VillaPues bien; esa virtud, ese
María, aun á costa de venir
resorte tan difícil lo manejatan anticuadamente vestida
ba el joven y sabio canónigo
y
peinada como lo estás tú.
que acaba de dejar el inuu¡Dios
mío! ¡Quó bien te siendo para gozar del Rien Suta el estado de viuda! Y riquípremo, como piadosamente
sima que me han dicho que
lo creemos.
eres... Ya sé, un tío!... Oye:
Grande, inmenso es nuesESTELLA.—Palacio del Duque do Granada
¿era joven?... Ocho años de
tro dolor por tan irreparable
(fotografía de! socio J). Victorino Jllfonso)
destierro te ha costado; pero
pérdida, que lamentamos coen
fin, si estuviste como el
mo católicos, como amigos y
ratón en el queso, ¡anda con Dios! Hiciste bien en estarte
como paisanos; pero lo repetimos, cuando nos convenceá la mira y aguantarte, porque, hija mía, el dinero, el dimos de que es una verdad innegable que el Cielo ejerce
nero es el todo; sin dinero, ¿qué se hace? Vamos, eres la
una constante tutela sobre los hombres y sobre el munmujer feliz. Mira, no hagas la locura de volverte á casar.
do, nos resignamos diciendo: ¡Hágase tu voluntad!
Clemencia había oído toda aquella retahila atónita, sin
JUAN CANcro MENA.
aun comprender la malicia de ciertas expresiones; pero
al oir esta última, y recordando en su corazón la promesa que había hecho á su tío, repuso á su prima:
—¿Y por qué sería una locura el volverme á casar?
—Porque perderías tu libertad,—contestó Alegría, con
más malicia que se suele poner á esa necia y repetida
frase.
—Pero ¿qué clase de libertad es—repuso Clemencia—
la que tengo de viuda y no tendría de casada?
—¡Qué candidez de nifia bien criadital La clase de libertad á que aludo, hija mía, es la de poder hacer lo que
te dé la gana. ¿La tenías cuando casada, mi alma?
—No se creería que quien habla así fuese la mujer de
un marido que no tiene más gustos que los suyos, y no
hace sino mirarla á la cara,—dijo Clemencia.
—Eso no quita que la que tiene marido y tres hijos
esté aviada y divertida. ¡Nifios! Esa plaga, esa carga, esas
trabas, que acaban con la paciencia, que destruyen el físico, que quitan el gusto y el tiempo para todo... ¡Oh!
¡Son una calamidad!
(Continuación.)
'
—¡Jesús! (Jesús!—exclamó asombrada Clemencia.—
¡Plaga,
calamidad, llamas tú á la bendición de Dios, al
Su tía recibió á Clemencia tristemente, aunque celebró
dulce fin y objeto de la unión del hombre y de la mujer!
mucho su venida, y le hizo una larga y minuciosa rela¿Sabes lo que dicen las pobres y sencillas gentes de Villación de sus padeceres.
María? Hijos y pollos, todos son pocos.
Constancia demostró una sincera, pero sosegada ale-
LA AVALANCHA
Alegría snltó una burlona carcajada.
—¡Qué lástima—dijo-que no te hubieses casado con
mi marido, y se hubiesen ustedes ido en amor y compaña á poblar una isla des-iertul Pero, hija mía, la que no
está por la vida patriarcal, esto es, las gentes que viven
en la era presente, como dicen los periódicos, llaman á
los hijos cargas, y al casamiento yugo. Así lo llama hasta mi beata hermana Constancia, sin más que anteponerle la calificación de santo. Pero si tan bien te parece el
matrimonio, rancho extra fio que hayas estado ocho años
viuda; por consiguiente, no te admire que no ponga mucha fe en tus palabras, ni te crea muy sincera.
Clemencia se quedó asombrada de ver convertido er.
sistema, y formulado en rpghis do mundo, un sentimiento que ella había tenido, nucido de sus desgracias domésticas, y del que su tío le había hecho avergonzarse, á pesar de su inocente origen, como do un sentimiento emancipado, egoísta, pnco natural y poco mujeril. Así fuó que
contestó sonrojándose:
—En Villa María había pocos novios; y además, mi
vida era tan dulce al lado de mis padres y de mi tío, que
la habría preferido siempre á toda otra, no por amor á la
libertad ni oposición á los hijos, sino por amor á ellos.
—¿Con que1... te volverías á casar?—preguntó con burla Alegría.
—Si hallase un hombre que me llenase, y á quien pudiese hacer feliz, lo haría, pues así se lo prometí á mi
tío,—coutestó Clemencia.
—¡Buena tonta serásl—exclamó Alegría.
Entró en este momento Constancia, diciendo que sn
muilre, que apenas había dormido en la pasada noche,
acababa de coger el sueño. Alegría aprovechó este descanso para ir á ver á algunas amigas, y salió, después de
dar un repaso á su tocado ante ol espejo.
Era la primera vez, desde la vuelta de Clemencia, que
ambas primas se hallaban solas, no separándose Constancia un solo instante del lado de su madre.
Largo rato callaron.
De repente Clemencia cogió las manos de su prima,
las apretó entre las suyas, y le dijo en queda y conmovida voz, mientras dos lágrimas bañaban sus párpados:
—Constancia, te admiro y te venero.
Constancia calló, y un imperceptible temblor se notó
en sus labios.
—¿Qué has hecho para olvidar, Constancia?—prosiguió Clemencia,
—¡No recordar! —respondió la primera
• '
—Y esto, ¿cómo has podido lograrlo?
—Con anteponer al recuerdo esta oración:
¡Aparta, mi Dios, de mí
•
Lo que me aparta de Ti!
Cree, Clemencia, que Dios atiende á quien le invoca.
—Sí; y Dios ha escuchado tan bella deprecación, y sólo te ha rodeado de cosas que te acercan á Él, ofreciéndote la ocasión de la enfermedad de tu madre, en la que
pruebas el ser una santa.
—Calla,—contestó Constancia con algún calor.—¿Con
qué lavo, con qué borro, coa qué recompenso mi malvada conducta anterior con mi madre? jQhl Créelo: cuando
todo mi anhelo y desvelos no alcanzan á agradarla, cuando me rechaza y se incomoda, recuerdo que fui capaz de
decir que no la amaba. ¡Yo, enamorada y soberbia, no
amar á la madre que me dio ol ser! ¡Obi Entonces le agradezco como un favor el que no me maltrate de hecho, y
no me eche de sn lado como hija indigna de cumplir con
el santo deber de asistirla.
—Lo dijiste en un momento de exaltación rencorosa,
Constancia.
—No, Clemencia; esa exaltación rencorosa era mi estado habitual. Llenaban mi alma la pasión, la soberbia, la
rebeldía y la aspereza. El Ber niña indómita, hija rebelde
y sobrina ingrata, costaron la vida al hombre que amé,
me hicieron perder la felicidad que apetecía, que quizá
por medios humildes y suaves habría al fin logrado, y
hubiesen perdido mi alma, si Dios no me euviara con la
muerte un aviso de la eternidad, en cuyo borde se abrieron los ojos de mi alma á la luz de arriba,
—¡Qué humilde eres, Constancia!
—Clemencia, no es humildad el reconocer sus faltas.
No soy humilde, sino que, gracias al cielo, no existe la
soberbia que rae cegaba.
—Sí lo eres, y aun vas más allá, prima, pues no sólo
reconoces tus faltas, sino que desprecias tus virtudes.
¿Por qué has hecho un estudio tan severo en ocultar un
dolor, que yo que conozco tu alma, sé que está incrustado en ella hasta la muerte?
—Clemencia,—respondió Constancia en voz inmutada
y tan queda como si á sí misma quisiese ocultar la emoción que la dominaba,—las penas que se ofrecen á Dios,
se ocultan á la tierra, para que no se ovapore en ella este
incienso del corazón.
{Contimtará)
LA DIVINA FROCLAAA
Ven'ttt ad me omnes.
Venid á mi todos.
Hombres que seguís en pos Que esparcieron mis amorea
Y ou dardo* se me han trocado.
Do la necia vanidad,
Y esto erizado zarzal
Deteneos y escuchad;
Es el que aviva la llama
Mirad cómo os ama Dios.
En medio do un mundo infiel Que mi corazón inflama
Por el misero mortal
Lanza su voz prepotente,
Quo va sicuipreclemihuyendo,
Que desdo oriente á poniente
Y cuanto más yo le llamo,
Va diciendo quién ea El.
Por no escuchar mi reclamo
Con ol corazón abierto
Va euel abismo cayendo.
Por una lanza deir.ída,
TÍOS que amáis la libertad
A vuestra nave perdida
Ofrece un tranquilo puerto. Venid, que libres os quiero,
Puna quiso sor prisionero
Y aquel que en el Sinai
Por dárosla libertad.
Hizo á los hombres temblar
RÍÍ mío cuanto ilumina
A todos quiere abrazar
Con su luz el sol hermoso,
Diciendo: «Venida mi.»
Y a mi cetro poderoso
No más viólenlos enojos
El universo se inclina.
Separen la tierra y cielo,
Con vosotros partiré
Yo rasgó desde hoy eJ velo
De mi reino la riqueza
Que cubría vuestma ojos.
Venid, que lie echado en olvido Y alzaré vuestra bajeza
Al trono quo eonquislt'1.
Lo que hicisteis contra mi:
Romped, romped las prisiones
No en vano Bangre vertí
De mentidas vanidades
Por el hombre redimido.
Quo llamasteis libertados;
Y me pide el corazón
Arriba los corazones.
Para todos los- mortales,
Arriba, de la virtud
Aun los fieros criminales,
A la región fresca y pura,
El generoso perdón.
Dó so goza la hermosura
Crucificado ¡iqui estoy
Del bien en plena salud.
Vuestro regreso esperando:
Y ol corazón dilatado
¡Cuanto lo vais dilatando...!
Por mis dulces emociones,
Venid, que mi paz os doy.
Supera de laa pasiones
Los ríos van a la mar,
Que es de todoa blando lecho; El fiero inar encrespado.
¿Qué? ¿no veis en lontananza
Mas blando es este mi pecho
Dó á todos quioro estrochar, El puerto do paz henchido
Que yo tengo prometido
Y daros todo ol calor
A ta cristiana esperanza?
Que abriga el corazón mío;
Venid, venid de mi en pos,
Mirad que fuera hace frió
Que voy mostrando el camino
Y no hay vida sin amor.
¿Me veis de espinas cercado? Do vuestro eterno destino;
Venid, quo vamos á Dios.
Son espinas do las flores
D. C, de la Compañía de Jesús.
Conferencia de D. Arturo Campiún
{Continuación)
El segundo ejemplo que me propongo presentaros, eBta
tomado de la historia de España. Los Reyes Católicos
abren un período de esplendor inaudito. En tres generaciones la monarquía castellano-aragonesa incorpora á'sus
Estados Granada, Portugal, Nabarra, Rosellón, el Artois,
el Franco condado, los Países Bajos, el Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, las Islas Cunarías. En el Nuevo
fondo, de trópico á trópico se apodera de territorios que
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LA AVALANCHA
miden cerca de catorce millones de kilómetros cuadrados,
por medio de expediciones militares y marítimas que
eclipsan á cuantas hasta entonces habían realizado los
hombres: Méjico, la América Central, Venezuela, Nueva
Granada, ej Perú, Chile, Cuba, Santo Domingo, la Jamaica. En África, Ceuta, Mejilla, Oran, Bugía, Túnez. EQ
Asia, parte de Malaccn, el Archipiélago de Filipinas, las
Molucaa. Uno de los Reyes de España ciñe la corona del
Imperio germánico; otro se casa cou la Reina do Inglaterra; Lepa tito sepulta en sus aguas el formidable poder
turco; los franceses son derrotados en cuantas batallas se
ponen delante de los españole»; Francisco I es aprisionado en Pavía; París sufre estrecho cerco; la Gran Bretaña tiembla, amenazada por La Invencible. Las letras, las
ciencias y las artes resplandecen con nombres que nadie
ignora y que aun resultan pálidos si se comparan á los
que significan santidad. El mundo está lleno del nombre y
del poderío español, como el cielo de astros. Entonces
tEspafia era patria de los hombres de Estado y de los
capitanes famosos, pudiendo reivindicar para sí y los graves y altivos personajes que rodeaban al trono de Fernando el Católico, las cualidades.que atribuía Virgilio á
sus conciudadanos. Ni en los días más gloriosos de su república, por todo extremo memorable, conocieron mejor
los romanos el arte imponente de regere imperio populos,
que .Gonzalo de Córdoba, Cisueros, Hernán Cortés y el
duque de Alba» (Macaulay): *La guerra de sucesión en
tiempo de Felipe V; estudio histórico.»
Grandeza, señores, que dura poco más de un siglo y que
en poco más de un siglo se derrumba. Apenas cierra los
ojos Felipe II, se inicia la decadencia; la palpable y ostensible, porque la efectiva era anterior; decadencia que, después de descrita con frases concisas é impresionantes, pone en boca de lord Macaulay la exclamación bíblica: «pero
¡cómo has caído del cielo, oh Lucifer, hijo de la mañana!
¡Cómo te hallas abatido tu, que arruinabas á las naciones! a
Y con áuimo de contestar á estas preguntas, tpara conocer profundamente la anatomía patológico de los Gobiernos y las causas que producen la decadencia y postración
en que, á las veces, vienen al parar los grandes Estados»,
escribió el insigue historiador inglés el Ensayo á que vengo refiriéndome.
Pero ni lord Macaulay, perturbado por su triple apasionamiento do protestante, de wig y de enemigo de la casa
de Borbón; ni Buckle, atento á demostrar las tesis de su
positivismo rastrero; ni cuantos les siguieron ó imitaron
en la investigación filosófica de la decadencia española,
acertaron á descubrir sus causas. Porque achacarlas á «la
mala religión» que profesaban los españoles y á haberse
éstos estancado en las ideas y los sentimientos del siglo
XV, como hace el primero, ó atribuirlas á la compenetración del espíritu religioso y del patriótico, derivando
de ella «el ciego espíritu de respeto, la sumisión vergonzosa respecto á la Corona y á la Iglesia, vicio capital y
esencial del pueblo español que ha bastado á arruinarlo
completamente»,, según hace el segundo, vale tanto como
descubrirse á la reputación más fácil y categórica, puesto
que estas causas precedieron á la grandeza española.
¿Cómo, pues, fueron eficaces á destruir lo que no habían
impedido se edificase? Otros historiadores, singularmente
los de España, dejándose de altas filosofías, ó incurren en
petición de principio, ó se contentan con la enumeración
de causas subalternas; insisten sobre el pésimo gobierno
administrativo, económico y político; sobre la carencia de
hombres de Estado y de capitanes eminentes. Aquí está
el nudo de la dificultad: ¿por quó eran pésimos los gobiernos, ruinosos los estadistas y torpes los generales?
Nótese que la España del triste Carlos IJ era, aparentemente, idéntica á la España del glorioso Carlos I. Ni alteración sustancial de sistema y régimen político, ni difusión de ideas exóticas, ni enfriamiento de las creencias
religiosas, ni substitución de una dinastía por otra menos
saturada del espíritu nacional hablan sobrevenido; circunstancias que es muy común elevar á la categoría de
causas cuando se estudia la historia de España bajo Iu
casa de Borbón, especialmente en su período moderno.
Pero la España de loa doa Curios sólo aparentemente
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era idéntica. La activísima combustióu social de la época
de la grandeza, había reducido al mínimum el número
de los elementos eugénicos, de los elementos selectos. La
decadencia nacional era expresión de la decadencia étnica.
La selección religiosa, la selección militar habían opuesto
sus naturales obstáculos á la reproducción de los tipos do
voluntad enérgica y consistente; la selección artística y la
política, por el mrmenage nervioso, preparaban el advenimiento de la medianía intelectual. Desde los tiempos de
Carlos II hasta los presentes días, salvó algunos años de
florecimiento pasajero, lu decadencia continúa su obra
destructora. Renuncio á la nauseosa torca de describirla.
Un par de rasgos ahorran muchas palabras: España es
impotente para corregir los abusos que todo el mundo denuncia; y castigar á los poderosos. Tiene ministerios, pero
carece de gobierno. No ya marinos, no ya generales, no ya
estadistas, ni aun siquiera toreros de mérito produce.
En vano los empíricos de la derecha y de la izquierda
preconizan los específicos de su farmacopea. Tan imposible es restaurar la Rspafia de Felipe 1L, como aclimatar,
sin degenerarlas, las instituciones extranjeras. Lo infectamos y corrompemos todo.- Del federalismo americano,
sacamos el cantonalismo; de! régimen parlamentario inglés, el lupanar de las Cortas. No por cambiar el color y
la forma del traje se le cicatriza el pulmón al tuberculoso.
La enfermedad es diatésica, constitucional; habría que
regenerar la sangre, sanar la degenerescencia nerviosa.
Caracterizaré la situación con una frase familiar: murieron los perros de raza, y los canes callejeros lo han invadido todo.
Los conceptos de raza pueblo y nación
aplicados á los Baskos
Perdonadme, señores, esta larguísima digresión. Fluyó,
naturalmente, de mi tesis de que las grandes nacionalidades constan de varios grupos étnicos cuyo valor social
no puede ser idéntico. Volvamos á reanudar el discurso
desde este punto.
Los conceptos de raza, pueblo y unción antes expuestos,
son perfectamente aplicables á los Baskos. Existe una
raza taska individualizada por caracteres antropológicos
propios, originales y persistentes, que la distinguen de
otras. Esta raza, en épocas muy remotas de nosotros se
combinó con otras gentilidades, sin perder, por ello, la
supremacía étnica, puesto que su tipo se mantiene en
medio de los tipos allegadizos que, en cierto modo, la
sirven de marco. iSe mantiene en virtud de su más compacta masa y de las leyes de la herencia y del atavismo. Este nuevo compuesto elaboró una comunidad
espiritual y de cultura, enérgicamente exteriorizada por
la lengua, y llegó á la categoría del pueblo, el cual, por el
nombre indígena del idioma, á sí propio se denominó
euskaldun. El pueblo basko, en las vicisitudes de su historia que directamente nos es conocida, se organizó en diversas naciones, soberanas de sí mismas, política é internacional mente objetivadas en otros tantos Estados, destruidas las naciones baskas, perdura el pueblo basko sin
que el adjetivo de francés y español que, como polvo y
barro del camino se le ha apegado (i la ropa, desnaturalice al sustantivo ewrkuldun, milenario.
(Continuará.)
NI AIEDO NI INERCIA
¡No ya on público circo el mártir muero
Si el infierno en su contra so desata:
No es el Nerón del vicio al quo nos hiere,
Ea el Nerón del miedo el que nos mata!
¡Época singular la que cruzamos!
De su vicio hace el mal público alarde,
Y los hombres de bien nos ocultamos
Con egoísmo misero y cobarde.
A la misma virtud vestir queremos .
Con ol falso oropel de luz mundana,
Y en nuestro error estúpido no vemos
Quo ceder hoy es sucumbir mañana.
CARLOS WALKISR MARTÍNEZ.
LA AVALANCHA
66
EL P.
es bello, noble y sublime, como afirma Tulio,
el celebrar á los varones insignes de la Patria y cantar sus glorias; pero oca°ioneB hay en que, sobre
sublime y noble y bello es, para quien se interesa por la
ciencia verdadera, y sobre todo pura quien siente el sagrado amor de la tierruca, un verdadero deber. Y esto cabalmente acontece cuando, como ahora, despreciando sólo
por ser de casa á nuestros sabios, acabados modelos hoy
como siempre de solidez y claridad, importamos del Extranjero doctrinas tan llenas de vaciedades como vacías
de realidad; y cuando, como hoy, parece que se intenta
axfisiar al escritor científico y sesudo, honra verdadera
de las letras patrias, en el vacío del silencio, gracias a eaa
prensa liberalesca ó superficial, diapuesta á darnos menudas noticias ác la salud de un matador de toros.
JIEMPRE
NAVARROS ILUSTRES
lltre. Sr. Dr. D. Fermín Erice Echeverría
PEK1TEHCIAE.IO r>B
i
,
f el 8 de Marzo de 1906.
Comencemos por proclamar muy alto que el P. Mendive no sólo era filósofo conocidísimo que con el Padre
Urráburu, de la misma Compañía, representa la filosofía
española contemporánea; y teólogo de merecido renombre; y valiente y eruditísimo apologista; y miembro ilustre de la Cruzada ó Compañía «que un indómito canta-
bro allegó»; sino que demás de todo esto era NAVARRO
pero navarro de pura cepa, de ideas rancia y
castizamente españolas, como se usan en nuestra tierra.
Sí; el P. Mendive, y perdónese la complacencia en repetirlo, pertenecía Á la «patria de héroes», al simpático rincón del Norte, Vendée española, la cual no sólo ha derramado por la idea religiosa la sangre pura de sus hijoa,
siendo la primera en alzarse en armas por la Reconquista y el último, pero seguro refugio de los ejércitos monárquicos el pasado siglo, sino que ha dado también á la
Iglesia en todos tiempos ilustres escritores, tales como
Azpilcueta, Malón de Echayde, Carranza, Gaspar Sánchez, Zaldívar, Palafox y Mendoza, los célebres jesuítas
pamploneses Esparza y Artieda, José Moret y Valentín
de Erice, el capitáu Eguía y Beaumont, tan diestro en el
manejo de la pluma como en el de la espada, el fecundísimo jesuíta Pedro de Calatayud, y otros sin cuento, á
cuya honrosa lista la Historia se apresura á agregar, como dignísima corona, el nombre de Mendive, del hijo de
la humilde Liódena. Villoslada eu la literatura y Mendive en las ciencias, aun cuando más no hubiera, nos colocan en lugar preferente de las letras españolas, y pueden
rendir por sí solos la admiración de los extraaos hacia
este trozo predilecto de España, tan «pródigo en hazañas
como corto en referirlas»; si bien por lo que hace
á teología y filosofía y notabilidades, sobre todo
eclesiásticas, reputadísimos son los navarros en
todns loa ángulos de España, merced á la profundidad científica,mesura de costumbres y franqueza de carácter con que cautivan á los extraños.
De las obras de filosofía y teología del célebre
navarro, umversalmente conocidas, procurare'
mos decir algo en próxima ocasión que volveremos á ocuparnos del Padre Mendive. Otro trabajo no menos notable de nuestro insigne paisano
es «La Religión vindicada de las imposturas racionalistas». Fue, si no me engaño, la concepción
de Mendive al formar su «Religión vindicada»,
componer un libro que explicara con solidez y
claridad las relaciones entre la ciencia y la fe;
que resolviera las cuestiones naturalistas ó históricas con cuantos datos suministra hasta hoy la
ciencia, sin suponerlos ó reducirlos; un libro en
fin que, refutando á Draper, fuese al mismo tiempo ordenada apología que por sí sola BÍrva al clero de arsenal riquísimo de armas que esgrimir
contra el moderno racionalismo. Si ha conseguido su objeto, dícelo muy alto la celebridad que
una obra tan grave y seria ha alcanzado en los
tiempos que corremos, y el haber tenido que repetirse ya cuatro veces la edición y en grandes
tiradas, «Robusta, sabia y nutrida» llamó ya á
tal obra M. y Pelayo, antes de reducirla su autor
á cuerpo: «obra monumental eu las esferas de la
ciencia» (MI Popular, 1883); y el Sr. Caminero
dijo: «da á la vez (que contestar á Draper) una
apología de la Religión que durará, aun en el te*
rreno de las ciencias físicas y naturales, mientras
estas no sufran un cambio radical
es de los
más serios estudios de cuanto ae ha publicado en
los últimos tiempos en materia de ciencias naturaleB». S. y Salvany le llamó «uno de los libros
más contundentes que ha descargado la apología
española
verdadera y completa enciclopedia
religiosa». No menos la alabó la prensa en Portugal, Italia, Austria y Alemania. Tal es la obra
del eximio Hijo de Ignacio; la cual, como decía
Orti y Lara, nadie debía dejar de leer, habiendo
estudiado la ülosofía. Tal es la obra que, junta
COÜ los seis tomos de nutrida teología y los otros
seis de filosofía (están estos traducidos al castellano), forman esc monumentum veré perennius.
En fin, resumamos las glorias del P. Mendive diciendo
que, navarro y jesuíta, no desmiente ni la cantera de donde fue tomado, ni la mano que le labró. En él viene de
nuevo á renovarse por modo extraordinario la alianza de
eterna simpatía entre esta región y la valiente Compañía
de Loyola, simpatía que debió de comenzar con las iuti-
67
LA AVALANCHA
. roidades de los doa hombres más grandes que tuvo la
Iglesia en el más grande de sus siglos: Ignacio y Francisco Javier. Pero esa gloria de Navarra y de la Compañía ha sido arrebatada por la muerte; por la muerte que
tan cruelmente se está ensañando en ilustres eclesiásticos
navarros. El P. Meodive, el filósofo que todos aprendimos á nombrar desde niños, el teólogo respetable, el terrible debelador del racionalismo y vengador de la Religión, el que recorrió varios puntos de España y algunos
del Extranjero enseñando las ciencias austeras, la mayor
parte de su vida, el que fue en Roma el alma de las sesiones que, para reorganizar los estudios, llamando á los
cinco más sabios del mundo convocó el General de los
Jesuítas
ha muertol Cuando hombres así mueren, parece que el desaliento y desmayo se apoderan del cora-
tendrías que sufrir durante tu breve peregrinación por
este mundo de periodistas liberalesl Tú no aspiraste á
ser adulado por eso fárragos de pedantes que, cual claque de cómicos de la legua, se encarga de aplaudir á tantos escritores desaprensivos como pululau por esas hojas
periodísticas del demonio; ni siquiera tuviste el mal gusto de lanzarte á escribir crónicas escandalosas á cambio
de sueldos tan escandalosos como las crónicas; ni de codearte en ateneos con celebridades de oropel; pero lograste conocer elfinpara que fuimos criados y procuraste con ahínco que otros lo conocieran. ¿Qué más se te pudo exigir?
¡Ahí No tengo la satisfacción de haberte conocido personalmente, pues jamás te vi, pero me revelaste tu corazón por medio de tus escritos en público y en cartas par-
LECAROZ,—VISTA GENERAL DEL PUEBLO
(fotografía
de} %. f. jfntttjuera, ?¡tl¡gioso capuchino)
zón; mas «Dios no muere». Nuevos racionalistas vendrán
que combatirán á la Iglesia, y nuevos atletas de Cristo
recogerán el guante; y racionalistas y apologistas pasarán
á su vez; aquéllos, á recibir el premio digno de los que
han sido bastante petulantes para disputar con Dios; éstos, á presentar sus fatigas y privaciones, y á presentar á
Cristo los laureles que para El han reportado del error
en cien palestras.
TGNACIO LLÓRENTE.
EXPLOSIVOS
¿Qué ha sido de Pela.,.gatos?, decía uno de mis amigos y también lector de esta sección, ¿acaso se ha muerto?
No, lector amigo; no ha muerto Pela...gatos, aunque ve
-cómo camina hacia la eternidad á carrera de automóvil;
como ha visto, con indecible pena, que su antecesor y
maestro, aquel que con tanto gracejo y buena sombra supo inaugurar esta sección de Explosivos, dio ya cuenta á
su Dios y Creador estando en lo que casi me atrevería á
llamar primavera de la vida, en la flor de su edad. Aquel
Pdayo ha muerto, victima, probablemente, de heridas
recibidas en la pelea periodística, la más terrible de las
luchaB actuales, y sobre todo, mirando de tejas para abajo, la lucha en que sólo se da, como premio al valor del
soldado que con tesón la sostiene, la más negra de las ingratitudes humanas. jBien estarás, bendito de Dios, gozando de celestiales consuelos, al lado de tantos y tantos
ipropagandistas católicos, á cambio de las amarguras que
ticulares, y por ellos te conocí. No dudo que estarás gozando de Dios, y sólo te ruego que pidas á éste por mí y
me consigas, por medio de tus súplicas, un pequeñito
rincón en el cielo, á cambio de las oraciones que yo, tu
indigno sucesor, pido por ti desde esta sección de LA
AVALANCHA.
Sí, amables lectores: una oración á Dios por el alma de
D. Miguel Gisbert y Gisbert, por si de ella estuviese necesitado.
* **
Al llegar á este final de párrafo, parece que oigo decir:
¿Y qué tenemos qué ver con que tú veas y digas todas
esas cosas y nos dejes á los demás á oscuras, sin saber
por qué te has hecho un vago de marca mayor?
jAy I Pero dejémonos de satisfacciones que á nadie
le hacen falta, y vamos á otra cosa.
• ¡ -. /
* * *
Hoy tienen las mujeres la palabra; ahí van esos parraÍOB de un periódico liberal de Madrid:
«La condición de ia mujer en España no puede ser más triste
y penosa. Como la i usigne escritora doña Emilia Pardo Bazán
ha demostrado en sus obras; como expresaba en su discurso,
leído ayer, la ilustre marquesa de Ayerbe, las condiciones económicas de la sociedad actual, la huella de las civilizaciones
orientales, la Constitución del Estado y la moral religiosa colocan a la mujer en una situación de dependencia y en algunas
esferas de verdadera servidumbre.
La labor que va á acometer el Centro Ibero-americano de cultura femenina y escuela de madres de familia vendrá á mitigar
los rigores de esa aflictiva situación de las mujeres de esas familias de la clase media que se veu faltas de recursos para la
lucha por la vida y desprovistas de armas con que hacer frente
á los golpes de la adversidad ó del infortunio.»
¡Otro descubrimiento de los sabios y sabias modernos!
La Constitución del Estado y la moral religiosa colocan á la mujer en una situación de dependencia y en algunas esferas de servidumbre
que D.a Emilia y su
compañía procurarán desaparezcan.
T ,
LA AVALANCHA
68
¡Claro que sí! Sobre todo la moral religiosa, que es un
freno para el vicio, estorba, y según se desprende de lo
copiado, la marquesa de Ayerbe y D.11 Emilia Pardo Bazán deben hacer gestiones para que desaparezca,
¿Verdad que esto es muy instructivo y odificante?
Pues todos esos disparates, y muchos más que por falta de elpacio no comentamos, se tragan muchos católicos de nombre, que contribuyen con la perra chica diaria, ó sea más de dieciocho pesetas anuales, al sostenimiento de la prensa que se los brinda como manjar exquisito para su entendimiento.
|Ah! Y luego, esos católicos que se tragan semejantes
aberraciones, censuran á la pronsa católica por insulsa.
¿Si querrán que disparatemos así?
PELA
GATOS.
UNA OBRA NUEVA
LA VIDA INTERIOR, por el E. P. José Tiasot, Superior
general de los Misioneros de San Francisco de Sales.
Traducción española por D. Domingo Sagüés y Muguiro.
En el Establecimiento de los Sres. Erice y García, de
esta capital, se ha editado y puesto á la venta este hermoso libro, cuya lectura recomendamos encarecidamente
á todos nuestros amigos.
La vida cristiana en sí misma, en lo que tiene de más
profundo y esencial: he aquí el tema tratado y desarrollado eu este libro, de una manera admirable, por el sabio
Superior general de los Misioneros de San Francisco
de Sales.
Esta obra es una exposición de la doctrina católica sobre la noción do la vida cristiana, sobre su carácter so, brenatural y divino, sus progresos y su perfección hasta
* su consumación en la unión con Dios.
El fin del hombre, el fin de laa criaturas, la piedad, sus
grados, la perfección, su verdadera noción, las falsas nociones de la perfección, el cumplimiento de la voluntad
de Dios, los deberes de estado, la aceptación del beneplácito divino en los consuelos y en las pruebas, la mortificación exterior ó interior, los ejercicios.de piedad, la gracia, etc.; todas estas cuestiones están expuestas en este
libro con gran orden y claridad, tratadas con un atractivo y encanto incomparables, y penetradas de un calor que
la piedad de su autor ha sabido extraer del tesoro de su
corazón, calor que se comunica ó. los lectores con dulzura
y suavidad inexplicables.
Si alguien creyera que al elogiarla de esta manera nos
dejamos llevar de excesivo entusiasmo, le suplicamos que,
no haciendo caso do nuestras palabras, f>e fije en los elogios que de esta obra hacen el Eminentísimo Sr. Cardenal Bourret y el limo. Sr. Obispo de Aunecy, en cartas
dirigidas á su autor y que van al frente de dicha obra.
Estamos seguros de que no habrá persona alguna que
lea con atención este libro y oo acreciente su instrucción
con su lectura, y no sienta provecho en su espíritu. Por
esto lo recomendamos muy de veras á cuantos desean
meditar verdades fundamentales y gustar las bellezas íntimas de la vida cristiana, y á cuantos se interesan por
BU propia perfección y anhelan adquirir una piedad
sólida.
Esperamos que este libro ha de tener gran aceptación,
y vivamente deseamos que se lea en todas las casas cristianas, pues estamos seguros de que su lectura ha de reportar abundantes frutos de santificación.
El ilustrado abogado D. Domingo Sagüés y Muguiro,
que dio á conocer las excepcionales condiciones que le
adornan para la versión del idioma de Moliere á la clásica lengua de Cervantes, al traducir, no hace muchos aüos,
otra obra ascética del R. P. Josó Tissot, El arte de utilizar nuestras faltas, ha demostrado una vez mág el dominio que tiene del francés y del castellano, y los conocimientos profundos que posee de las elevadas materias de
que trata la obra. La traducción no puede ser más castiza y fiel, y el lenguaje empleado es de lo más claro y
apropiado.
Nada nos extrañará, antes bien lo esperamos, que esta
nueva traducción del 8r. Sagüés tenga tanta aceptación
como tuvo la traducción del Arte de utilizar nuestras
faltas,
ARTÍCULOS HISTÓRICOS
IX
Famosa es !a historia de las brujas de Zugarramurdi.
Desde Moratín en sus notas (divertidas y sazonadas, pero
muy volterianas), hasta Meriendes; Pelayo en SUR Heterodoxos españoles, escritores nacionales y extranjeros han
contribuido, más ó menos á divulgar su noticia.
Era el año 1580. Nunca el rey del aquelarre hñbía
contado con más numerosos y rendidos adoradores. Tres
veces á la semana, vecinos de Zugarramurdi y pueblos
comarcanos (hasta de Vera y de Sun Juan de Luz) acudían al histórico prado á rendir culto á la bestia infernal,
entregándose á repugnantes escenas, confundidos eu hórrida mescolanza.
Por cierto manuscrito he podido averiguar que el capitán de los brujos de aquel entonces, ejercía en este memorable pueblo de las cuevas el honroso cargo de concejal. ¡AHÍ andaría el gobierno y la administración de la cosa pública zugarramurdiensel
Es lo cierto que, por este tiempo, una medida adoptada por sus vecinos dio origen á un pleito tan ruidoso,
que nunca se había suscitado otro semejante entre el
Real Monasterio y Zugarramurdi. Carecía este lugar de
iglesia propia, siendo su parroquia la misma abadía de
Urdax, adonde se dirigían sus habitantes para la recepción de los divinos sacramentos y para el cumplimiento
del precepto de los días festivos.
Su población se componía de unos cincuenta vecinos,
quienes, considerándose por el número y por la distancia
que separaba ambos pueblos, con derecho á poseer una
parroquia que tuviese su asiento en medio de la vecindad, acudieron al señor Obispo de Pamplona; y sin haber sido oído el Monasterio, se erigió la nueva iglesia bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción.
Debería encargarse en lo sucesivo del gobierno de la
feligresía un sacerdote secular, á quien se entregarían laa
obligaciones y distribuciones que se hiciesen en el templo, y treinta ducados procedentes de los frutos decimales.
Mas el juez nombrado por el Nuncio de Su Santidad,
revocó la sentencia del Ordinario en cuanto al paraje en
que estaban edificando la parroquia; y por el agravio y
perjuicio que creyeron haber recibido los de Zugarramurdi, apelaron de dicha sentencia.
Asimismo, los monges sostenían que todo se había hecho sin autorización y sin las facultades competentes, y
que, por consiguiente, era ilícito y de ningún valor; y
querían que «en el caso de que hayan de tener iglesia,
son sus mismas palabras, no ha de ser allí en el sitio en
que está fecho y se ha de quitar de allí y se ha de facer
en lugar más cómodo para otros parroquianos del Monasterio; á costa de loa que piden la obra.'.,., y que la presentación del Capellán ó Vicario pertenece al dicho Monasterio y la jurisdicción eclesiástica y secular).
Para zanjar esta cuestión fueron elegidos de común
acuerdo por el consejo, jurados y vecinos de Zugarramurdi y por la comunidad del Monasterio, cuatro arbitros ó amigables componedores, que nombradamente son:
Moseu Martín de Arizinendi y D. Juan de Zabaleta, ambos Rectores de las parroquiales de Sara y Sumbilla;
Francés de Ezpeleta, Barón de Ezpeleta y Vizconde de
Balderro, y Martín do Gaztelu, vecino de Echalar.
A los dos días de haberse reunido dichos señores para
acabar con todas las diferencias anejas al pleito, el lugar
'*.*.-.* T
LA AVALANCHA
de Zagarramurdí y el Monasterio (congregados loa raones á campana tañida en la capilla de Ntra. Sra. de la
iedad, según costumbre), loaban y ratiBcaban las acertadas resoluciones de sus apoderados, quienes mandaron
y establecieron para siempre:
«1.° Por cuanto que ea el dicho lugar de Zugarraínurdi hay cuarenta casas y en ellas muchos vecinos; y
atendiendo los grandes trabajos que hasta aquí han tenido y en adelante podrían tener para ir al Monasterio á
oir loa divinos Oficios, por la mucha distancia y peligrosos caminos que hay desdo uno a otro pueblo, y por otros
justos respectos, por esta nuestra sentencia arbitraria
mandamos que en el lugar de Zugarramurdi haya iglesia
parroquial
en el mismo lugar donde al presente se ha
comenzado, con su fuente bautismal y cementerio
»2.° Atendido el grande beneficio que á loa dichos de
Zngarramurdi se les hace en darles iglesia parroquial
dentro de su lugar; mandamos que el construir y edificar
de la nueva iglesia sea á su costa
»3.° Declaramos que dicha iglesia haya de ser y sea
á perpetuo aneja al Monasterio
y que con todos los
diezmos acudan á. él
»4.u Declaramos que el Abad, monges y convento
sean los Patronos de la iglesia parroquial á perpetuo
»5.° Que los referidos Abad, monges y convento sean
obligados á dar Vicario idóneo, religioso ó clérigo presbítero, como de ellos bien visto fuere
»6.° Declaramos qne los frailes den para el servicio
y adorno de la iglesia
algo de los frutos que los de
Zugarramurdi diezmaren, como á iglesia aneja y dependiente del Monasterio.
»7.° Declaramos que se pida confirmación de esta
sentencia á la Sede Apostólica
y con oato imponemos
silencio perpetuo »
Tal es el origen, ó para decir más gráficamente, tal es
la partida de bautismo de la parroquia zugarramurdiense. Este pueblo demandaba una cosa justa y razonable,
como puede probarse por el texto íntegro de eata sentencia, cuya copia guardo. Apenas puede concebirse cómo,
en pleno siglo XVI, uu pueblo de cincuenta vecinos, aislado y enclavado junto á las abruptas peñas de Peflapla,ta, no tuviese esa Domus Dei, que majestuosa y severa se
eleva sobre las viviendas de cualquier villorrio de Navarra. A falta de un templo, huho un aquelarre, teatro iquien
sabel de antiguas costumbres paganas, no desarraigadas
completamente con la predicación de la fe cristiana.
Pero Zugarramurdi se excedió en el modo de pedir lo
qne tanto necesitaba; el Real Monasterio tenía derechos
inviolables sobre su vecindario en este punto.
No ee alteró el estado de la parroquia, andando el
tiempo, con motivo del tantas veces citado Plan beneficial (1777); pues sus feligreses respondieron en 1799 que
«estaban satisfechos con los Vicarios del Monasterio, porque eran exactos en el cumplimiento parroquial, extendiéndose su celo hasta para los extranjeros, que en gran
número concurrían á dicho pueblo».
En virtud de su jurisdicción temporal, la abadía elegía y nombraba á los alcaldes y tenientes de alcalde de
Urdax-Zugarramurdi.
Mas en ¿1774?, con motivo de un largo pleito entre el
Monasterio y Urdax, se convirtió este en villa realenga
mediante una indemnización de 74.290 reales de vellón.
Hasta la indicada fecha (1), había sido territorio ahaden-
f
(1) Queriendo cerciorarme do la exactitud do esta fecha, escribió una carta, por indicación nuestra, D. Javier Salaberri,
como secretario de Urdax, al archivero de Simancas, donde, según afirma el Sr. Madoz, se encuentran los documentos que
Qriginarou esta resolución. He aquí la atenta contestación, recibida el G de Junio de 19ÜÍ, cuyo couteuído puede interesar á
todos los navarros: <Muy señor mío: Contacto A au «preciable
carta, fecha 3 del corriente, y tongo el gusto de manifestarle
que son pocos los documentos, que aquí hay, referentes á Navarra. Respecto de la época de varios III, tenemos el catastro
del Marques de la Ensenada, en que seguramente constarla si
la villa era abadenga ó de señorío, etc.; pero uo comprendo la
provincia de Navarra. Esto mismo sucede (ion la dornas documentación referente en su inmensa mayoría á Castilla. Con este motivo
Julián Paz,
P. S. Bascando en unas Relaciones que teuemos, doude
69
go y sus vecinos contribuían como enfiteutas desde tiempo inmemorial y pur declaración del Supremo Consejo
de Navarra en varias ocasiones.
Entre los pueblos administrados por los canónigos premonstratenses, la escritura de Stonington cita expresamente los nombres de Elizondo, Ainhoa, Garzáin, Arráyoz y Eugui, y del otro se limita á decir *alter in valle
Bassenemi, vulgo Bazlan». Este pueblo ea Aniz.
El Muy Magnifico Abad de Ürdax percibía íntegramente todos los diezmos y primicias, sin otro gravamen
que el de mantener operarios para la buena administración del pasto espiritual, inviniendo lo restante en la congrua sustentación de sus canónigos.
En confirmación de este derecho del Real Monasterio,
indicamos á continuación algunoa documentos presentados en la Cámara de Castilla:
Vicariato de Elizondo: Tres sentencias de la Rota
(1607 y 1689), declarando ser jure pleno del Monasterio.
Vicariato de. Ainhoa: Un pleito litigado por la Abadía
contra este pueblo sobre su derecho á la Rectoría y Á sus
rentas decimales, que terminó ea favor de los Religiosos (1(162).
Vicariato de Ániz: Tres instrucciones canónicas dadas
por el Ordinario en virtud de las representaciones hechas
por los abades en 1600 y 1607.
Vicariato de Garzain: Cinco instrucciones canónicas
de los aüoa 1524, 1592, 1600, 1602 y 1646, declarando
estar unido jure pleno ni Monasterio.
Vicariato de Eugui: Una sentencia de la Curia romana
contra sus vecinos y á favor del derecho de la Abadía.
Esta sentencia fue pronunciada eu 1310. Fáltanme los
documentos correspondientes al Vicariato de Arráyoe.
En 1802 separóse para siempre Ainhoa del Real Monasterio, no sin que antes hiciera este preseute su derecho á Mgr, Loison, obispo de Bayona, quien respondió
que las mudanzas y circunstancias políticas le ataban las
manos. Pío VII agregó á la diócesis de Bayoua el departamento de los Bajos Pirineos, al cual pertenece el pueblo de Ainhoa.
El Monasterio perdió definitivamente su derecho sobre
los demás pueblos en Abril de 1816, en que se llevó á
efecto en todas sus partes el célebre Plan beneficial con
la real sanción de S. M., no obstante la enérgica protesta
dirigida al Rey por la Real Abadía. «Con el cumplimiento de aquel Plan, aseguraban los canónigos, se nos va á
causar un evidente despojo de aquellas facultades y derechos que legítimamente nos competen, y que habemoa
sabido conservar por tantos siglos, no obstante tantas
oposiciones, contradicciones y litigios con qne han querido perturbarnos en su disfrute.»
FRAY CALASANZ.
(Continuará.)
NUESTROS GRABADOS
Palacio del Duque de Granada, en Estella.—
Este suntuoso palaeio, que se levanta en la plaza de San
Martin de la ciudad de Estella, se halla hoy convertido
en cárcel de aquel partido judicial.
De la descripción de tan interesante edificio, hecha por
el arqueólogo D. Pedro do Madrazo, tomamos estos párrafos:
«La fachada presenta el aspecto de una robusta fábrica de tres cuerpos, de sillarejo regular, de fines del siglo XIL ó principios del XIII. El cuerpo superior y la
constan los derechos pagados por los pueblos de Navarra por
concesión de villazgos y otras grasias, he encontrado el siguiente asiento; 617 reales 18 maravedís cobrados de los Pueblos de
Urdax y Zugarramurdi por la merced que se les hizo de SUB jurisdicciones criminales y parte do las civiles y quindenio cumplido en 1802. lis de advertir que á loe demás pueblos, que cita,
los llama Hilas, lagares, etc.; y a estos, pueblos; habiendo otros
asientos en que consta lo que pagaron por coucesión de villazgos y siü figurar eutre ellos Urdax.»
'•
70
LA AVALANCHA
maciza torre que lleva en el ángulo, son construcción
moderna, acaso del Biglo XVII, toda de ladrillo, sin que
ofrezcan interés alguno las dos galerías de arcos que la
constituyen.
El frontispicio, desfigurado hoy con un aditamento que
no está en armonía con su carácter primitivo, pues en
nuestra opinión desde el alero que cobija los ajimeces
para arriba, es todo relativamente moderno.
Las columnas flanqueantes de la fachada están formadas de sillares y coronadas con preciosos capiteles, todos
distintos y todoa de muy elegante forma: en uno de ellos
se ven las graciosas pomas ó cogollos tan usados en el
siglo XIII; en otro las folias do los capiteles románicos
del XII; en oí del ángulo superior de la izquierda, la clásica silueta corintia; en el del ángulo superior de la derecha, puramente iconístico, una fantástica combinación de
seres monstruosos cuya significación no es fácil descifrar.»
Iltre. Sr. Dr. D. Fermín Erice Echeverría, Canónigo Penitenciario de Zaragoza.—Este ilustre
navarro nació en el'pueblo de Elorz el 25 de Septiembre
de 1868 y comenzó á estudiar la carrera eclesiástica, en el
Seminario de Pamplona, en el curso académico do 188586. En este establecimiento cursó y aprobó con las mejores notas, tres años de latín, tres de filosofía y seis de
teología dogmática.
Ordenado de presbítero en las Témporas de Trinidad,
por el Obispo de Pamplona D. Antonio Ruiz-Cabal, celebró la primera misa en su pueblo natal, el 16 de Junio
de 1896, y doce días después, el 28 de Junio, tomó posesión de la parroquia de Garde, para la que fuó nombrado
interinamente por el Prelado. Al frente de ella eatuvo
hasta el mes de Febrero de 1809, en que fue trasladado á
la parroquia de la villa de Isaba, vacante por haber sido
nombrado el Licenciado D. José Magaña, que la desempeñaba, para el cargo de beneficiado maestro de ceremonias de la catedral de Pamplona.
En el Seminario Pontificio de Zaragoza obtuvo, en
1898, los grados de bachiller y licenciado en Sagrada
Teología, y pocos aOos más tarde, el de doctor en la misma facultad.
El curato de Isaba lo desempeñó hasta Diciembre de
1899, en que fue nombrado coadjutor <le San Saturnino
de Pamplona; habiendo cesado en este cargo en Junio de
1900 por haber obtenido, por oposición, una canougía en
la metropolitana de Zaragoza.
Vacante la Penitenciaría del Cabildo metropolitano de
San Salvador de aquella capital, se mostró parte en las
oposiciones y fue nombrado para aquella canongía en
Agosto de 1902, por el voto casi unánime del Cabildo.
Eu el desempeño de tan elevado cargo le sorprendió la
muerte el día 3 de Marzo de 1906.
El Noticiero, de Zaragoza, al dar cuenta del fallecimiento de nuestro ilustre paisano decía, entre otras cosas,
lo siguiente:
«Muchos eran los méritos que atesoraba el finado, quien al
caer enfermo hace pocos días, presintió su muerte y desde el
primer momento dio muestras de su acrisolada virtud y resignación ejemplar.
Era examinador sinodal de varias diócesis, incluso la de Zaragoza, catedrático de Teología moral en el Seminario Pontificio
y confesor ordinario do las religiosas de San Vicente de Paúl.
El señor Arzobispo le distinguió en muchas ocasiones dándole
señaladas pruebas de afecto y colocándole al frente de algunas
comisiones como la vice-dirección de la «Guardia do Honor a
Ntra. Sra. del Pilar> y la presidencia de la Junta diocesana en
el año Mariano.
La Nunciatura hace algún tiempo que tenía puesta su mirada
en el Sr. Erice, y figuraba su nombre para ocupar una sedo: en
estos mismos dias corría ol rumor con visos de bastante certeza
de que muy pronto seria un hecho su elevación al episcopado.
Distinguióse también como orador do gran elocuencia y profundo saber,»
*
Descanse en paz ol virtuoso prebendado, á quien el Señor habrá reservado el premio de los justos.
Vista general de Lecároz.—El
*
pueblo de Lecá-
roz es uno de los catorce que constituyen el valle ó ayun-
tamiento del Baztán. Lo forman 53 edificios y 300 habitantes, incluyendo los barrios de Huarte y Ohárriz.
En su término juriadiccional se levantan dos grandiosos conventos: el Colegio seráfico de Religiosos capuchinos, dedicado á la segunda enseñanza é incorporado al
Instituto provincial de Navarra, y el Convento-noviciado
de Religiosas de la Inmaculada Concepción y colegio de
señoritas.
Posee Lecároz una hermosa iglesia parroquial construida á principios der siglo XVIII y está dedicada al
apóstol S. Bartolomé, cuya fiesta se celebra el 24 de
Agosto.
La torre de la iglesia fue construida en los años 1895
y 1896 bajo la dirección del arquitecto D. Lino Plaza, natural y residente en Lecároz, siendo párroco de aquella
feligresía, el que lo es en la actualidad, D. Juan lstilart.
AESA REVUELTA
U n ejemplo de acción católica.—Con este título ha publicado el P. Abadal, de la Compañía de Jesús,
un folleto de propaganda en el cual se tratan cuestiones
de actualidad.
Al editor de Barcelona, Sr. Gili, agradecemos la atención del ejemplar que nos ha enviado.
También hemos tenido el gusto de recibir la Memoria
del Circulo católico de Obreros de Estella correspondiente al año de 1905, y la de las operaciones verificadas durante el mismo aflo en la Caja agrícola de Tafalla.
Celebramos mucho el estado floreciente de ambas sociedades.
C a s t i g o del cielo.—Leemos que un maestro laico
llamado Antonio Ortega, que pronunciaba un discurso
en e! casino republicano de Ruza (Valencia), falleció repentinamente al terminar aquel. No siempre, señor Unamuno, rector de la Universidad de Salamanca, se concluyen agradablemente los discursos después de declarar
que no se cree en el Iufierno.
¡Que s e i caite!—Con la denominación de prensa católica asociada, varios profesores de la Universidad de
Washington se han unido con el objeto de suministrar
buenos artículos á periódicos católicos.
Las curaciones de Lourdes.—Bajo el título de
Lourdes y los médicos ha publicado el doctor Baker, que
está muy lejos de ser un clerical, un estudio interesante
respecto á las curaciones milagrosas de Lourdes.
«Admiremos—dice—junto á los milagros de la ciencia,
los milagros tan numerosos, tan evidentes, tan asombrosos que se realizan sin cesar en LourdeB. Los hemos presenciado y hemos dado á esos hechos el testimonio de
nueBtra conciencia médica.
>Nuestros remedios son el fruto de largos afios de estudio y de experiencia; pero no podemos desconocer, ni
menos negar, fenómenos de otra naturaleza que tienen
lugar ante nuestros ojos asombrados.
«Loa medios terapéuticos conocidos son impotentes para
provocar y conseguir la súbita desaparición de una llaga
que supura, de un lupus, de un cáncer, ó la unión perfecta é inmediata de un hueso partido.»
H e r m o s o espectáculo.—Ha dado en los días de
la última semana nuestra querida ciudad de Pamplona.
Siguiendo la laudable costumbre de años anteriores, la
benéfica Asociación de Jóvenes de San Luis Gonzaga
dispuso celebrar ejercicios espirituales para hombres so-
•Í
•
LA AVALANCHA
'los, como preparación para el cumplimiento pascual. Dos
-fervorosos hijos de San Ignacio de Loyola, los Padres LaTTondabuoo é Izaga, han aido los encargados de dirigirlos.
Necesidad de instruirnos y de practicar la Religión;
influencia perniciosa de la lectura de novelas y periódicos anticlericales; grandeza del hombre por razón de su
destino; gravedad del pecado mortal; del juicio universal;
la muerte y otras materias no menos importantes, han sido los temas que han desarrollado, con suma elocuencia,
estos dos ilustres jesuítas.
Las anchurosas naves de la iglesia parroquial de San
Nicolás eran incapaces de contener el numeroso público
que acudía todas las noches, ávido de escuchar á tan autorizados misioneros.
¡Quiera Dios Nuestro Señor que la semilla que con
tanto celo han sembrado en nuestra capital los insignes
•hijos de nuestra amada Compañía de Jesús, produzca
abundantísimo fruto espiritual!
R u a i a y e l Catolicismo.—Dasde la publicación
del ukase de tolerancia religiosa de 20 de Abril de 1905,
decretado por el zar Nicolás II, han ingresado en la Iglesia Católica cerca de un millón de ruthenos, principalmente de las provincias de Wilna, Stninck y Frodno, a
pesar de los esfuerzos que para impedirlo han hecho los
popes, secundados por las autoridades administrativas.
T i m o e s p i r i t i s t a . — L a Vanguardia de Barcelona
da cuenta del siguiente:
(f A un corredor francés, gran espiritista y profundo conocedor de los misterios y ocultismos de la secta kardequiaua, le han sido robados 60.000 francos del modo más
espiritual del mundo.
Monsieur Miguon, que así se llama el incauto corredor
espiritista, trabó conocimiento con un matrimonio correligionario. Según dice él mismo, la mujer era una médium
notabilísima. Y la verdad es que así debía serlo; porque
una médium que embauca á un corredor y le estafa
60.000 francos, haciéndole creer de paso que se IOB han
llevado los malos espíritus, es una médium con toda la
barba, digan ustedes lo que quieran.
El pobre monsieur Mignon ha llevado dos rudos golpes con este timo espiritual de que ha sido víctima.
Golpe terrible fue ya el haber perdido los 60.000 francos; pero monsieur Mingon declara que más terrible ha
sido para él convencerse de que la médium no era sino
una vulgarísima estafadora que le ha estado {ornando el
.pelo, así como suena, durante dos años y pico.
Verdaderamente asusta pensar en los embelecos y
mentiras de toda especie que una madama Théróse de
esta naturaleza habrá encajado en treinta meses á un
buen hombre algo simple, chiflado de la manía espiritista y poseedor de 60.000 francos en dinero contante y sonante. Lo milagroso es que el buen señor Mignou no se
haya vuelto loco de remate.
Veremos si con este elocuente ejemplo escarmienta algún incauto de los que creen á pie juntillas en misteriosas telepatías, aportes, conferencias de ultratumba y demás demoniadas de la secta psicológica, como pomposamente la llaman sus adeptos.
En. h o n o r d e S a n José.—Nuestra tBiblioteca católico Propagandista» solemnizó la fiesta de glorioso Patrono San José, con misa y comunión general que se celebró
el día 19 del actual á las siete de la mañana, en la iglesia
de las Madres Dominicas.
EQ este religioso acto se repartió á todos los concurrentes el precioso librito titulado El corazón de Jesús mi fiel
-consejero.
N u e s t r o s diputados.—Los elocuentes é integérrimos diputados católicos señores Nocedal y Mella, en vis-
71
ta de que el Gobierno se negó á suspender la disousión
de las jurisdicciones hasta tanto permanezcan retirados
del Congreso los representantes catalanistas, manifestaron en la Cámara popular, después de debatir con gran
tesón y energía, que ellos también la abandonaban, saliendo juntos del salón ambos adalides de la causa
católica.
B u e n o ea saberlo.—El Diario Universal, rotativo
del conde de Romanónos, ministro de la Gobernación, en
un artículo titulado La obra liberal, asegura que, tan
pronto como el Gobierno se desembarace de la cuestión
militarista, pondrá coto á la preponderancia clerical, y que
ahora precisamente es cuando ofrece más caracteres de urgencia la realización de este punto del programa, porque
los elementos clericales (lóase católicos), se han agrupado
y adquieren consistencia. Refiriéndose á lo anterior, escribe: «Hay que concluir con la obra política de las congregaciones religiosas, primera etapa que en Francia se vieron obligados á recorrer para conseguir la completa eman*
cipación del Estado; hay que concluir con el episcopado
político....» Es decir, que lo que aquí se pretende, es emprender el camino que han seguido los gobernadores franceses, empleando su misma táctica, que es la de empezar
por la expulsión de las Ordenes religiosas. Aunque los
católicos ya estamos al corriente de los intentos de nuestros anticlericales, bueno es que conste por confesión propia, para que sepamos dar el valor debido á sus frecuentes
ó hipócritas protestas del catolicismo.
O t r o C o n g r e s o M a r i a n o . — E l periódico La Voix
de Marte anuucia la celebración en Einsiedeln, durante
el intis de Agosto próximo, de un Congreso Mariano Internacional, al que serán principalmente convocados los
miembroH de la prensa Mariana, los delegados de las congregaciones, cofradías y santuarios de la Santísima Virgen. A la resolución del Congreso se someterán temas
importantes. El Iris de Paz ha sido nombrado órgano
oficial del Congreso, para el cual se ruega la adhesión y
propaganda de toda la prensa católica, y muy especialmente de las corporaciones y revistas eclesiásticas. Las
adhesiones al Congreso serán dirigidas á El Iris de Paz,
Madrid, Colegiata, 9.
t
D. Nieves Junco Lleranili.
V I U D A D E D. RA/AÓN
ESEVERR1
y soda da la Biblioteca CalúlicQ-PrDpagandlsla,
falleció en Lumbier el 5 de Marzo de 1906
—D.
E. P.~
£ a referida Saciedad y su órgano ea
la prensa L a A v a l a n c h a , ruegan á
los socios, lectores y personas piadosas,
hagan la caridad de encomendarle á
©ios en sus oraciones.
Su Santidad el Papa León XIII, en Breve de 19 da Diciembre de 1890,conoedió sesenta días do indulgencia por
rasar oinoo Padreauastrua y Avemarias »n sufragio de las
almas da los socios difuntos.
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