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EL NUEVO ORDEN AGRÍCOLA MUNDIAL
Autora: María Echavarría Alonso, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma
de Madrid, [email protected].
Director del proyecto de investigación: Jorge Riechmann Fernández, Departamento de
Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Madrid,
[email protected].
ABSTRACT
La Alianza para la Revolución Verde en África es un programa que promueve la
expansión de la agricultura industrial en el continente africano a través del
impulso de la inversión privada. La Alianza es de origen estadounidense y en
su plan de acción detalla claramente cómo intervenir en un sistema de
producción agrícola de pequeños campesinos para convertirlo en un sistema
de producción masivo. Los agentes involucrados en el programa son: la
Fundación Bill & Melinda Gates, la Fundación Rockefeller, bancos de todo el
mundo, empresas del sector de los agronegocios, institutos de investigación
biotecnológica e instituciones internacionales. Las consecuencias de la
expansión de la agricultura industrial en África –deterioro medioambiental,
aumento de la pobreza, inestabilidad económica- pueden ser nefastas no sólo
para los africanos sino para las poblaciones de muchos países del Norte como
España. La producción agrícola a gran escala tiende a invadir nuestros
mercados acelerando la pérdida de nuestra soberanía alimentaria y en
detrimento de las posibilidades de subsistencia y prosperidad de los
campesinos locales.
En la mayoría de las ocasiones en que vemos o escuchamos noticias sobre el
hambre, la desnutrición o las catástrofes naturales en África, no relacionamos
tales hechos con nuestra realidad alimentaria. De entrada podemos pensar que
poco o nada tienen que ver las fuertes hambrunas o el cambio climático con
nuestra capacidad para alimentarnos y para abastecer los miles de
supermercados que encontramos en nuestras ciudades. Sin embargo, lo que
sucede en los campos subsaharianos afecta al suministro de alimentos en las
tiendas habituales; mientras que nuestras preferencias alimentarias también
tienen un reflejo bastante directo en los campos africanos.
Los mercados alimentarios se han ido globalizando. En las últimas décadas se
ha producido un incremento significativo en la demanda de comida a nivel
internacional1 –debido al crecimiento de los países emergentes y a los cambios
en las dietas de los países ricos-, de forma que el incremento del consumo
agrícola y ganadero ha desatado una lucha económica y política por los
recursos necesarios para la producción alimentaria. África aparece como el
objetivo a conquistar, ya que cuenta con grandes extensiones de tierra fértil
inutilizada y una gran masa de campesinos pobres dispuestos a trabajar casi a
cualquier precio.
1
ORGANIZACIÓN DE LAS NNUU PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA 2011: El
estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, Roma,
http://www.fao.org/docrep/014/i2330s/i2330s00.htm. Consultado junio 2012.
1
En esta ponencia analizaremos los cambios que se están produciendo en los
sistemas agrícolas africanos y de qué manera afectan al medio ambiente y a la
población africana, así como a los sistemas alimenticios de los países ricos.
Cultivando en África: mucho más que un huerto
En África Subsahariana el principal modelo de producción agraria es el modelo
tradicional. Los campesinos heredan y reutilizan las semillas seleccionadas a lo
largo de siglos, aplican prácticas consuetudinarias y trabajan con herramientas
de fabricación propia. En el continente habita un “altísimo porcentaje de
pequeño campesinado […] con menos de dos hectáreas de posesión. Por
poner algún ejemplo: en Nigeria son el 74 por ciento, en Etiopía el 87 por ciento
o, aún más, en la República Democrática del Congo, el 97 por ciento.”2 La
mayoría de la población africana practica una agricultura de subsistencia
basada en la obtención de los alimentos necesarios para alimentar a sus
familias y, en caso de generar excedentes, para conseguir un dinero extra en
los mercados locales.
En el continente africano habita el 26 por ciento del total de la población
desnutrida del mundo. Los índices de desnutrición se han incrementado en un
41 por ciento desde principio de la década de los noventa del siglo XX. Hoy en
día “más de la tercera parte de los habitantes del continente africano padece
desnutrición.”3 El problema de la malnutrición y el hambre es uno de los
principales retos a los que se enfrenta la población africana. En el siguiente
gráfico podemos ver la cantidad de personas desnutridas (millones) por
regiones mundiales, África ocupa el segundo lugar en cuanto a número de
personas desnutridas se refiere.
578
239
53
19
PAÍSES
DESARROLLADOS
ÁSIA Y PACÍFICO
ÁFRICA
SUBSAHARIANA
ÁMERICA LATINA
37
CERCANO ORIENTE
Y ÁFRICA DEL
NORTE
Fuente: Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), 2010. FIGURA 5, p.10
2
MARTÍN LÓPEZ, Miguel Ángel 2012, La agricultura africana. Un presente de cambios y
desafíos, Catarata, Madrid, p. 53.
3
WORLDWACHT INSTITUTE 2011, La Situación del Mundo 2011, Innovaciones para
alimentar el planeta, Icaria, Madrid, p.257.
2
Según los impulsores de la agricultura industrial en el continente africano, la
causa de dichos niveles de desnutrición es el atraso en los sistemas de cultivo,
ya que los sistemas tradicionales de producción no son suficientemente
eficaces como para alimentar a la población africana4. Sin embargo, olvidan
tener en cuenta otros factores que también afectan la producción agraria como
pueden ser el sistema económico, la estabilidad política, la seguridad
financiera, la disponibilidad de infraestructura pública, etc.
A lo largo de las últimas décadas se han sucedido numerosos programas de
ayuda internacional financiados por gobiernos, instituciones o empresas
destinados a mejorar la situación agrícola del continente africano. Todos estos
programas tienen su origen en los Programas de Ajuste Estructural (PAES)
diseñados e impulsados por el Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario
Internacional (FMI) a partir de los años ochenta del siglo veinte. Estos planes
de ajuste tenían como finalidad estabilizar y recuperar la economía del
continente africano ante su imposibilidad para pagar la deuda adquirida con los
países del Norte durante los años de la descolonización y las “crisis del
petróleo” en los años setenta.
Las medidas que aplicaron dichos planes de ajuste fueron increíblemente
agresivas con la protección de los mercados internos y de las divisas africanas.
Los pequeños agricultores africanos perdieron el control sobre los precios de
los productos que cosechaban en favor del incremento de la producción para
mercados internacionales competitivos. El abastecimiento interno y la inversión
pública tendió a sacrificarse en beneficio de la apertura a los mercados
internacionales -sin haber estabilizado previamente los sistemas económicos
locales ni generado soberanía alimentaria dentro de los países-5. Los PAES
fueron muy criticados tanto por la población local como por instituciones
internacionales y ONGs, por lo que el BM y FMI decidieron más tarde
remodelarlos aunque continuaron siendo las fuentes de financiación.
A pesar de que se han realizado algunos cambios en la forma de aplicar los
programas de ayuda, teniendo en cuenta a las poblaciones locales y las
necesidades reales, las fuentes de financiación –gobiernos del Norte, BM y
FMI- siguen manteniendo la ayuda internacional como herramienta de control
sobre las posibilidades de desarrollo y crecimiento del continente africano y
como vía principal para la expansión de un modelo económico neoliberal. 6
4
ORGANIZACIÓN DE LAS NNUU PARA LA ALIMENTACIÓN Y LA AGRICULTURA 2011: El
estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, Roma,
http://www.fao.org/docrep/014/i2330s/i2330s00.htm. Consultado junio 2012.
5
ROMÁN, Reyes (Dir) 2009, Diccionario Crítico de Ciencias Sociales. Terminología CientíficoSocial, Tomo 1/2/3/4, Ed. Plaza y Valdés, Madrid-México.
6
DUMONT, René 1966: El África negra ha empezado mal, Seix Barral, Barcelona.
3
CASO PRÁCTICO: UGANDA
Un claro ejemplo de este problema podemos encontrarlo en el norte de
Uganda, donde pueblos enteros llevaban alrededor de treinta años
recibiendo alimentos procedentes del Programa Mundial de los Alimentos
(PMA). El PMA, que facilitaba alimento a poblaciones mal nutridas en
países africanos gracias a la compra de excedentes agroalimentarios
procedentes de Europa y Estados Unidos, no sólo garantizaba el sustento a
estas poblaciones, sino también una salida comercial rentable a dichos
excedentes. Hace unos años el PMA decidió que el envío masivo de comida
no era una forma sostenible de generar riqueza local para poder luchar
contra la desnutrición, por lo que cortó el suministro de manera que los
habitantes de las aldeas del norte de Uganda, acostumbrados a recibir
comida muy barata durante los últimos treinta años, bruscamente se han
quedado sin nada. Ya no saben cultivar, los conocimientos y las semillas se
han perdido, la población no entiende por qué ya no les traen comida o en
su defecto les enseñan cómo producirla ellos mismos. Treinta años de
suministro casi gratuito han conseguido generar una población sin recursos
y altamente dependiente. El alcoholismo y la violencia se están
incrementando rápidamente, mientras la población espera la llegada de
alguna organización con soluciones para su situación. Hace treinta años, en
el norte de Uganda, zona de sabana, existían campesinos que habían
desarrollado cultivos resistentes a las condiciones locales capaces de
garantizar una dieta sana y equilibrada. Los problemas de abastecimiento
alimenticio se debían a la falta de infraestructuras necesarias para el
procesado y el almacenamiento de los productos, así como a la
inestabilidad de la economía ugandesa. Ante el problema de la desnutrición
en estos pueblos, el PMA decidió mandar comida en vez de invertir en la
infraestructura necesaria para dar un valor digno a las producciones locales
o presionar internacionalmente para conseguir una estabilidad
macroeconómica dentro del país. Acciones como esta han propiciado que
millones de personas de África hayan perdido su principal medio de
subsistencia: el conocimiento agrícola.
Con el comienzo del siglo XXI y la aprobación de los Objetivos del Milenio el
mundo volvió a mirar a África y a los problemas alimentarios que el continente
afrontaba. Sin embargo, el interés por incrementar y mejorar la producción
agraria africana ya no es una preocupación exclusiva de los africanos, sino
que, en el contexto de un mercado globalizado y en continuo crecimiento, son
muchos los interesados que quieren asegurar su participación en el desarrollo
agrícola de África.
Agricultura industrial para el África tradicional: Alianza para la Revolución
Verde en África
En el año 2006 la Fundación Bill & Melinda Gates, junto con la Fundación
Rockefeller, firmaron el documento fundacional del programa denominado
Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA). “La finalidad de esta
alianza es la de impulsar el crecimiento agrícola [en África] a través de la
inversión de capitales privados y la aplicación de tecnología agrícola.”7
7
ALIANZA PARA LA REVOLUCIÓN VERDE EN ÁFRICA 2008, Annual Report 2008,
www.agra-alliance.org, p.4. Consultado septiembre 2010.
4
El programa AGRA comenzó a implantarse en el año 2009 y terminará en el
año 2013. Se articula a través de tres Planes de Acción. El primero de ellos
recibe el nombre de Revoluciones Verdes nacionales y Áreas Potenciales. Este
plan localiza las denominadas Áreas Potenciales, “zonas con gran
concentración de pequeños campesinos, buenas tierras e infraestructura
básica”8, preparadas para asumir la introducción de cambios agrarios. La
Alianza comenzó actuando en cuatro países: Ghana, Mali, Mozambique y
Tanzania.
Los programas concretos a través de los cuales AGRA articula dicho plan son
el Programa de Semillas, el Programa de Salud de la Tierra, el Programa de
Acceso al Mercado y el Programa de Políticas y Socios.
El Programa de Semillas está siendo coordinado por los diferentes centros de
investigación biotecnológica asentados en África. Asimismo, se están
generando acuerdos de investigación con universidades africanas. Sus
objetivos son la creación de un sector semillero competitivo, la asesoría en la
creación de marcos reguladores y el desarrollo de redes de distribución.
El Sistema Agrario de Información sobre Suelos es la principal creación del
Programa de Salud de la Tierra. Este sistema genera una base de datos con
las características de cada tipo de suelo, para su posterior utilización en las
investigaciones científicas. El programa se centra en la rápida expansión del
uso de fertilizantes adaptados a cada tipo de suelo, en el desarrollo de cadenas
de suministro de fertilizantes y en la financiación de los campesinos para
realizar la compra de dichos insumos.
El Programa de Acceso al Mercado tiene como objetivo crear un mayor número
de centros de comercio. Asimismo también pretende aumentar los beneficios
de los campesinos a través de la reducción de los costes de transacción y el
desarrollo de usos alternativos de las cosechas, principalmente
agrocombustibles.
La Alianza no quiere fracasar, por lo que es imprescindible contar con el apoyo
político de las naciones africanas. El Programa de Políticas y Socios trabaja
para garantizar un ambiente político favorable hacia las acciones de las
fundaciones y empresas encargadas de promover el desarrollo biotecnológico.
A través de este programa la Alianza actúa como consejero, ayudando a
fortalecer las instituciones políticas, asesorando en políticas nacionales y
regionales sobre semillas, fertilizantes y mercados y construyendo centros
políticos nacionales.
El segundo Plan de de Acción de AGRA se llama Estimulando la Innovación en
nuevos países. Este plan trabaja en las zonas rurales de nueve países para
generar Áreas Potenciales y así poder incluir estos nuevos países en el primer
Plan de Acción, impulsando la expansión de los cultivos industriales por el
8
ALIANZA PARA LA REVOLCUIÓN VERDE EN ÁFRICA 2009, Strategy for an African Green
Revolution, p.8, www.agra-alliance.org. Consultado septiembre 2010.
5
continente africano. AGRA define los Factores de Transición necesarios para
aprobar la aplicación del primer Plan de Acción en un determinado país: nivel
de adopción de nuevas tecnologías, valor de la producción agrícola, ambiente
político favorable para el éxito y preparación de socios para colaborar con los
nuevos avances.
Por último el Plan denominado Apoyo Continental e Iniciativas Regionales
pretende generar una única Revolución Verde en África. El objetivo de este
programa es que los países africanos se unan formado una gran potencia
agrícola, por lo que se ha creado un foro de debate a nivel continental.
Asimismo este Plan apoya iniciativas regionales como la financiación de planes
de investigación de semillas y adquisición de fertilizantes, la mejora de
acuerdos comerciales, la apertura de mercados o el fortalecimiento
institucional.
En definitiva, AGRA está actuando como un ente de unión y coordinación de
los diferentes actores que forman parte en el proceso de expansión de la
agricultura industrial en África: gobiernos locales, instituciones internacionales,
institutos de investigación biotecnológica, bancos locales y extranjeros y
empresas multinacionales del sector de los agronegocios.
Los actores y las consecuencias de sus acciones
La Unión Africana –organización supranacional dedicada a la integración
política, económica y de cooperación entre los estados africanos- aprobó en el
año 2003 –mismo año en el que se comenzó a diseñar AGRA- el Programa
Detallado para el Desarrollo de la Agricultura Africana, cuyo objetivo principal
era incrementar el crecimiento agrícola del continente en un 6 por ciento para el
año 2015, a través de un aumento del 10 por ciento de la inversión pública en
el sector9.
Mediante este programa los gobiernos africanos comenzaron a trabajar en el
diseño de planes nacionales, dedicados a mejorar el rendimiento de las
producciones internas. Con la llegada de AGRA las políticas nacionales
encontraron un apoyo internacional imprescindible para convertir un sistema
agrícola de miles de pequeños campesinos con capacidades limitadas en un
sistema de cientos de grandes agricultores con un gran volumen de negocio y
una gran variedad de capacidades. La mayoría de los planes nacionalesNAADS en Uganda y Kenia o CIP en Ruanda- se basan en el uso de la
agricultura industrial como herramienta para erradicar el hambre. Los gobiernos
africanos apoyan el uso de fertilizantes, semillas híbridas, plaguicidas y demás
materiales con la finalidad de aumentar los rendimientos lo suficiente como
para abastecer sus mercados internos e incrementar las exportaciones a otros
países.
Por su parte los gobiernos ricos, a través de los planes de cooperación
internacional –herramienta básica de intervención-, impulsan y financian el uso
de la agricultura industrial. Muchos de los países que están financiando este
9
NEPAD 2002, Comprehensive African Agricultura Development Programme,
http://www.fao.org/docrep/005/Y6831E/Y6831E00.htm. Consultado junio 2012.
6
tipo de agricultura en África son estados que necesitan aumentar sus reservas
de alimentos para abastecer sus mercados nacionales, por ejemplo China. La
cooperación internacional está funcionando una vez más como la herramienta
de acceso y explotación de nuevos recursos. El papel de los gobiernos, tanto
nacionales como extranjeros, es determinante. Su apoyo completo a la
agricultura industrial tiende a eliminar a los pequeños campesinos tanto de los
campos africanos como de los campos de los países ricos. Asimismo, la
agricultura de gran escala proporciona un mayor control de la producción
alimentaria a nivel internacional para quien la financia y la desarrolla.
En el aspecto económico de AGRA es destacable el aporte monetario de las
fundaciones que impulsaron el proyecto: 150 millones de dólares. Esta cuantía
es insuficiente para dotar de material a todos los campesinos rurales de África.
Sin embargo, y en paralelo a la aplicación de los planes nacionales agrícolas
africanos, se han forjado las alianzas con grandes bancos de todo el mundo.
Desde la aprobación de AGRA varias entidades financieras han desarrollado
líneas de crédito agrícolas destinadas a financiar a los campesinos. Sin
embargo las condiciones de este tipo de créditos son muy duras y sólo los
agricultores con una gran capacidad de gestión y producción pueden permitirse
el lujo de pedir dinero prestado.
Instituciones internacionales como la Agencia para la Alimentación y la
Agricultura de NNUU (FAO) o el Grupo Consultivo para la Investigación
Agrícola Internacional (CGIAR) también apoyan, aunque de manera indirecta,
los nuevos cambios agrícolas que se están produciendo en África. La FAO
determina en sus informes que es imprescindible aumentar la producción
agrícola mundial para poder abastecer el mercado global y que la mejor
manera de conseguir este aumento es a través de la aplicación de la
biotecnología. Sin embargo la agencia no emite ningún juicio sobre los métodos
que se están utilizando para expandir las nuevas tecnologías ni las
consecuencias que las mismas están teniendo en los campos africanos y en
los canales de distribución alimentaria. “La FAO recurre a las grandes
empresas de los agronegocios en busca de guía sobre sus políticas y se hace
la vista gorda cuando las prácticas empresariales dañan la agricultura
campesina.”10
En el caso de los CGIAR estos centros representan a la perfección la
colaboración entre las entidades públicas y privadas. Los institutos de
investigación biotecnológica instalados en África han sido equipados y sus
trabajadores formados por multinacionales de la biotecnología como Monsanto
o Syngenta. A pesar de que estas empresas están dotando a los países
africanos de material y conocimientos para mejorar su productividad agrícola,
también están ampliando su mercado y con ello centrando la investigación
agrícola de miles años realizada por millones de campesinos en unas pocas
manos cuyo principal objetivo es aumentar sus beneficios empresariales
mediante la expansión del uso de la biotecnología.
10
COMUNICADO DEL GRUPO ETC enero/febrero 2012, La revolución verde del dólar, cómo
engordan los agronegocios a partir de los bienes públicos, nº 108, p.2, www.etcgroup.org.
Consultado enero 2012.
7
A pesar de que las investigaciones de los institutos están progresando y
alcanzando objetivos, su trabajo no está lo suficientemente encaminado a
terminar con el hambre. “Los CGIAR trabajan en proyectos demasiado
detallados y determinados por lo que los problemas que resuelven tampoco
tienen mucho que ver con la seguridad alimentaria.”11
Las empresas que equipan los centros de investigación también tienen acceso
a los recursos que éstos utilizan. Los institutos actúan como catalizadores de la
información hacia las empresas del agronegocio, que son pocas y con un gran
poder. Estas multinacionales utilizan la información obtenida para desarrollar
sus propios productos. “Las empresas del Norte no comparten sus beneficios,
que vienen de los recursos locales”12
Los procesos de concentración industrial desembocan en mercados
oligopólicos, dominados hoy por siete empresas multinacionales denominadas
a veces “las siete gigantas”: Monsanto, Syngenta, Aventis, DuPont, Dow, Bayer
y BASF13. Hoy en día, sólo un puñado de empresas transnacionales tienden a
controlar el mercado de semillas e insumos a nivel mundial, ya que sólo ellas
cuentan con la capacidad tecnológica y financiera necesaria para llevar a cabo
experimentos e innovaciones. El acaparamiento de la producción agrícola en
manos de estas grandes empresas lleva a la pérdida de soberanía alimentaria
de la población, principalmente en lugares pobres como África.
AGRA está provocando una serie de procesos que están teniendo
consecuencias nefastas para la población africana en particular y para la
seguridad de la soberanía alimentaria a nivel mundial. A continuación
analizaremos algunos de estos procesos.
Programas de Investigación y Desarrollo de semillas
La experimentación con nuevos tipos de cultivos ha sido uno de los temas más
controvertidos de los últimos años. África es el lugar perfecto para la realización
de este tipo de experimentos debido a la poca legislación existente. Estas
pruebas han sido prohibidas en Estados Unidos y en muchos países de la
Unión Europea –en España están permitidas-.
En África algunas de los experimentos en campo abierto se están realizando a
través de la entrega directa de paquetes agrícolas a los campesinos. La
mayoría de la población campesina africana sufre hambrunas en alguna época
del año debido a las estaciones secas y a la falta de infraestructura para el
almacenaje lo cual provoca un gran incremento en el precio de los alimentos.
11
DEMISSIE ABBEBE Febrero 2012, entrevista con el coordinador de la Association for
Strengthening Agricultural Research In Eastern and Central Africa (ASARECA),Entebbe,
Uganda.
12
DEMISSIE ABBEBE Febrero 2012, entrevista con el coordinador de la Association for
Strengthening Agricultural Research In Eastern and Central Africa (ASARECA),Entebbe,
Uganda.
13
RIECHMANN, Jorge 2005: Qué son los trangénicos. Integral, Barcelona
8
Cuando la administración de un distrito o región entrega un paquete de semillas
a los agricultores, indicándoles que aguantan condiciones extremas, éstos se
apresuran a plantarlas. Sin embargo los resultados no siempre son los
esperados y en muchos casos se pierde tiempo de cosecha y tierra disponible
en favor de la siembra de unas semillas que no dan sus frutos. “Cuando
formamos el grupo agrícola nos dieron unas semillas mejoradas de Cassava,
pero estas se llenaron de agujeros con el tiempo y nunca pudimos obtener
nada de ellas. También nos entregaron semillas de cacahuetes, sin embargo
estas últimas reducen su producción cosecha tras cosecha.”14
Por otro lado grandes empresas y fundaciones están adquiriendo amplias
extensiones de terreno africano para cultivar semillas en fase de
experimentación. Los sistemas agrícolas aplicados se basan en el monocultivo
y en el abuso de insumos químicos. Tras la siembra y la recogida de las
cosechas, el principal problema es la colocación del producto final. Millones de
toneladas producidas en condiciones experimentales se cuelan en los
mercados locales haciendo que los precios bajen, por lo que se generan
alarmantes situaciones de competencia desleal en las que los campesinos
locales pierden cualquier posibilidad de vender sus productos.
Campo experimental del National Crop Research Institute de Uganda, perteneciente a GCIAR.
Los gobiernos africanos son conscientes de la necesidad de regular dichos
tipos de cultivos, los cuales pueden tener nefastas consecuencias para el
medio ambiente y la población local. En el año 2000 varios países del África
Subsahariana ratificaron el Protocolo de Cartagena. La finalidad del Protocolo
era generar una regulación continental que armonizara todas las legislaciones
nacionales sobre biotecnología. Partiendo del documento desarrollado en
Cartagena, la Unión Africana publicó el Modelo de Ley sobre Bioseguridad
(Model Law on Biosafety) en el año 2003. Dicho modelo regula la entrada y
14
COMOTO SIMIA WOMEN´S GROUP marzo 2012, entrevista con grupo de mujeres
campesinas, Comoto, Uganda.
9
salida del continente de Organismos Modificados Genéticamente (OMG), el
etiquetado de los productos comestibles derivados de OMG o la participación
ciudadana en los procesos de toma de decisiones. El documento no es
vinculante, ya que sólo pretende servir de referencia a los gobiernos nacionales
para crear su propia regulación así como de guía en las negociaciones
internacionales.
Foros continentales como el Centro para la Biodiversidad Africana o la
Coalición para la Preservación de Patrimonio Genético Africano (COPAGUEN)
se han posicionado en contra de dicho modelo de ley, ya que la armonización
de leyes nacionales aumenta las disputas entre gobiernos -cada uno de ellos
defiende sus intereses políticos y económicos nacionales- y genera un vacío
legal que está siendo aprovechado por las naciones ricas para continuar
desarrollando cultivos experimentales en campo abierto y por las empresas
multinacionales para introducir sus productos en los planes agrícolas
nacionales.
Como he indicado previamente, otra de las causas por las que ha aumentado
el interés en el campo africano es la necesidad de aumentar el abastecimiento
en algunas naciones ricas. Sin embargo los productos típicos del campo
africano, cassava, matoke, mijo, etc; no forman parte de la dieta tradicional de
Europa o China. Por ello se están introduciendo nuevas especies modificadas y
adaptadas a las condiciones del campo africano, como el trigo, la palma o el
arroz que no son propias de la producción agraria del continente. Con la
introducción de estas nuevas semillas se acelera la pérdida de especies
endémicas y de propiedad colectiva.
Acaparamiento de tierras
Hace varios años se comenzó a hablar del denominado Peak-Oil – cenit, techo
o pico del petróleo en castellano- expresión que hace referencia al momento en
el que la extracción mundial del petróleo alcanza su máximo y comienza a
decaer15.En estos momentos no se sabe con exactitud si ya hemos llegado al
punto de Peak-Oil o si estamos cerca del mismo, sea como sea, lo que está
claro es que nuestra dependencia de dicho material fósil ha de ser revisada.
Por ello los gobiernos y empresas de países ricos han desarrollado nuevas
estrategias para satisfacer sus necesidades energéticas, entre ellas, los
agrocombustibles.
Los agrocombustibles, etanol y biodiesel, son combustibles procedentes de
aceites y granos vegetales. Su utilización, principalmente como sustitutos de la
gasolina y el diesel en los vehículos motorizados, ha provocado la desviación
de grandes cantidades de producción agrícola de los mercados de abastos a
las gasolineras. Grandes extensiones de tierra se destinan a la producción de
cultivos, como la soja o el aceite de palma, restando así suelo para la
producción alimenticia y destrozando ecosistemas.
15
CASAL LODEIRO, Manuel octubre 2010, Consecuencias de la dependencia del petróleo en
la agricultura: efectos previsibles del Peak-OIL, Soberanía Alimentaria, Biodiversidad y
Culturas. Número 3, p.15-p.18.
10
Tanto la Unión Europea como los Estados Unidos han aprobado el uso de
estos combustibles dictando cuotas de utilización en sus respectivos países.
Los cambios en sus políticas energéticas vienen motivados por la lucha contra
el cambio climático, la seguridad energética, el desarrollo rural –impulsado por
las grandes inversiones en la producción de grano y aceite- y el aumento de las
exportaciones –por parte de regiones pobres con grandes extensiones de
terreno cultivable como África-. En definitiva, la nueva política energética
conlleva un mayor uso de tierra para la producción de combustible.
Otro de los fenómenos económicos y políticos que mayor peso ha tenido en la
crisis alimentaria es la aparición de los Mercados a Futuro de grano. En las
últimas décadas los mercados alimenticios se han globalizado y con ello
también la competencia, el riesgo y la inseguridad. La necesidad de asegurar el
precio de las cosechas derivó en la creación de los Mercados a Futuro de
grano y producción agrícola en los que campesinos y empresarios negociaban
los precios de las cosechas venideras. Con el paso de los años este tipo de
mercados comenzaron a convertirse en lugares de especulación llegando a
provocar un gran desajuste entre los precios y los niveles reales de producción
agrícola. La agricultura se convirtió en un negocio de fácil inversión y
especulación ayudando así a desencadenar la crisis del 2008.
A pesar de las nefastas consecuencias de dichos mercados, éstos se
convirtieron en un gran atractivo de inversión. “Tras la experiencia de 20072008, con el desplome de los créditos hipotecarios, algunos fondos de
inversión se trasladaron a la agricultura y el tirón de los agrocombustibles les
generó buenos réditos.”16 La agricultura pasó a ser un negocio redondo debido
al incremento de la alimentación humana y al aumento del uso de
agrocombustibles.
La inversión en tierra africana es un valor seguro ya que, con la ayuda de la
expansión de la agricultura industrial, África tiende a convertirse en uno de los
grandes huertos que abastecerán el planeta. La mayoría de los capitales
inversores son privados y provienen de Europa, Estados Unidos, Asia, o
Emiratos Árabes. Asimismo la actividad de compra o arrendamiento se ha
incrementado de forma alarmante en los últimos años y con ella las
reclamaciones por parte de campesinos locales que en muchos casos han sido
desalojados de sus casas y huertos mediante el uso de la fuerza policial.
Conclusiones
La introducción de la agricultura industrial en las áreas rurales de los países
subsaharianos puede tener consecuencias nefastas no sólo en el continente
africano sino también en la soberanía alimentaría de muchos otros países.
En África la producción agrícola industrial tiende a acelerar la pérdida de tierras
y cosechas por parte de los campesinos locales, viéndose abocados, en
muchos casos, a la pobreza y la malnutrición.
16
WORLDWACHT INSTITUTE 2011, La Situación del Mundo 2011, Innovaciones para
alimentar el planeta, Icaria, Madrid, p.346.
11
Por otra parte los países ricos están asegurando su alimentación basándose en
un sistema degradante para la población mundial y el medioambiente. Nuestra
comida vendrá de la otra parte del mundo, producida en grandes plantaciones
a precios irrisorios, lo cual dificultará las condiciones de venta de nuestros
agricultores así como tenderá a reducir nuestro control sobre lo que comemos y
su proceso de producción.
Los cambios agrícolas africanos son positivos para las empresas, los
inversores y los grandes agricultores que encuentran en ellos una gran
oportunidad de negocio; sin embargo no podemos olvidar que esta industria
diezma la soberanía alimentaria tanto de los africanos como de los
consumidores de los países ricos.
HAY ALTERNATIVAS:
INFORME DEL RELATOR ESPECIAL DE LAS NNUU SOBRE EL
DERECHO A LA ALIMENTACIÓN, SR OLIVIER DE SHUTTER
En su informe el relator hace especial hincapié en la necesidad de cambiar
el modelo de inversión en el sistema agrario. La inversión en bienes
públicos es más sostenible y participativa que las subvenciones a bienes
privados. En África Subsahariana la gran mayoría de los campesinos
reciben bonos o cheques financiados por los gobiernos o empresas
multinacionales destinados al consumo de fertilizantes, plaguicidas y
semillas. Este tipo de gasto agrícola no es sostenible en el tiempo, ya que
hace al agricultor dependiente de la financiación externa y de los recursos
fósiles.
Sin embargo, la inversión en bienes públicos puede resolver el problema de
la sostenibilidad en el tiempo a la vez que otorgar más poder al
campesinado. “Incluso sin modificar el nivel global de gasto, los gobiernos
pueden mejorar el rendimiento económico de sus sectores agrícolas
dedicando una mayor proporción de estos gastos a los servicios sociales y a
los bienes públicos en lugar de a subvenciones no sociales”
17
BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTOS ELECTRÓNICOS
- FARLAM, Peter 2005: Working Together, Asssing Public-Private Partnerships in Africa,
Saiia, Pretoria.
- Fundación Seminario de Investigación para la Paz 2011: África Subsahariana,
continente olvidado, Gobierno de Aragón, Zaragoza..
- Página oficial GRAIN: http://www.grain.org/principal/
- Página oficial Vía Campesina: http://www.viacampesina.org/sp/
17
DE SHUTTER, Olivier diciembre 2010, Informe del Relator especial sobre el derecho a la
alimentación. Organización de las Naciones Unidas. Roma.
12
13
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