“LONGEVIDAD CON SALUD” (Experiencias y descubrimientos, en 8 años de investigación) María Fernanda Muñoz, Janika Laiksoo, Mar Lamadrid. Escuela Neijing, Tian. El proceso general evolutivo, de la humanidad, se ha estudiado observando y describiendo los cambios y transformaciones, en el tiempo, a nivel biológico. Eso ha contribuido a creer que la evolución humana está circunscrita solo a los cambios del conjunto de sus genes, más conocido como genoma humano. Recientemente se ha descubierto que, como humanidad, cada uno de los individuos, que la conforman, tiene rasgos personales e irrepetibles que constituyen la verdadera evolución. El principio de la evolución es que nada puede “evolucionar” sin introducir la variación. Esa individualidad está marcada por lo que hoy la ciencia llama: Epigenética; marcas químicas que determinan qué genes se activan o no, y cómo funcionan. Ese Epigenoma único e intransferible, para cada uno de nosotros, es en realidad muy flexible, dejándose influir tanto por agentes externos como por internos. Lo cual nos habla de la posibilidad de ser coautores en nuestra evolución. Ahora bien, la realidad muestra una humanidad estancada que tiende a la globalización, y por tanto a la uniformidad, eliminando de la vida la variabilidad. Ese estancamiento afecta significativamente al estado de salud y la cualidad de longevidad de la propia vida humana. Las manifestaciones generales, que podemos observar, nos confirman que, a nivel biológico, no existen enormes diferencias entre otras especies. Sin embargo, nuestras formas de manifestarnos difieren en inteligencia, en actitudes y, sobre todo, en consciencia de estar vivos. Para nosotras “longevidad” es una cualidad consustancial de la vida, que hace que esta tienda a permanecer indefinidamente. Es evidente que el modo en como interpretamos la realidad nos llevan a recortar esta cualidad haciendo que la vida no solo se deteriore, porque pierde su estado natural de salud, sino que también sucumba en un proceso que llamamos muerte. La necesidad de expresar lo que hemos recogido durante los 8 años, que llevamos investigando y aportando sugerencias, ha hecho posible esta ponencia en la que queremos mostrar una visión más amplia que abarcará la ciencia, el humanismo y la energética, acerca de las posibilidades evolutivas de la humanidad en el camino de la salud y de la longevidad en vías de desarrollar una consciencia inmortal. Con respecto a la ciencia rescataremos conceptos que la propia ciencia nombra como pseudogenes y genes saltarines, resaltando la importancia de la información que, ellos, guardan para recuperar la auténtica potencialidad de la biología humana. Desde el humanismo podremos exponer una visión nueva sobre el Epigenoma. Aportaremos evidencias del porqué de la enfermedad y del deterioro no solo biológico, sino también de pensamiento y de desarrollo espiritual del ser humano, hoy. Sugeriremos algunas vías de recuperación adaptativas para reencaminar el proceso evolutivo de la humanidad. Gracias a la visión de la energética, en los procesos de la vida, haremos una propuesta sencilla y útil con la que logremos despertar la consciencia evolutiva dormida en la que actualmente estamos. Palabras clave: pseudogenes, genes saltarines, epigenoma. “HEALTHY LONGEVITY” Humanity’s general evolutionary process has been studied through the observation and the description of biological changes and transformations throughout time. This has resulted in the belief that human evolution is only defined by changes in genes, as seen in the human genome. According to a recent discovery, the personal and unrepeatable traits of each individual in humanity constitute the true tendency in evolution. It is a principal of evolution that nothing can “evolve” without the introduction of variations. Each individual is marked by what science calls epigentics, chemical markings that determine which gens are activated and how that functions. This epigenome, singular and nontransferable for each of us, is really very flexible; it tolerates being influenced by both internal and external agents. This gives us the idea that we are coauthors of our evolution. Presently, our reality is that of a stagnated humanity, tending toward globalization and uniformity and thereby eliminating variability in life. This stagnation significantly affects the state of health and the quality of longevity in human life. The general manifestations that we observe confirm that enormous differences between different species do not exist on the biological level. However, our ways of expressing ourselves differ in intelligence, attitudes and, most of all, in our consciousness of living life. We see longevity as a consubstantial quality of life, creating life’s tendency to last indefinitely. It is obvious that our interpretation of reality causes us to cut back on this option. Therefore, life deteriorates through the resulting loss of a natural state of health and succumbs to a process known as death. This paper is the outcome of our necessity to express the experience of 8 years of investigation and formulating suggestions. Inspired in humanism and energetics, we intend to present a vision of humanity’s evolutionary possibilities in its path toward health, longevity and the development of a conscience of immortality. This is considerably greater than what science offers us. Nonetheless, from science, we borrow concepts such as pseudogenes and jumping genes. This underlines the importance of this information in the recovery of the authentic potential of human biology. Humanism gives us a new vision thanks to the interpretation of the epigenome. We will present evidence of why disease and deterioration today is not just a biological question but is also based on the ideas and spiritual development of the human being. We will suggest some paths toward an adaptive recovery, capable of rebuilding humanity’s evolutionary process. Thanks to the vision of life processes offered by energetics, we will make a simple but useful proposal which allows us to awaken the present’s dormant evolutionary consciousness. Key words: Jumping genes, pseudogenes, epigenoma. INTRODUCCIÓN: Si hay un tema que interesa al ser humano es, sin duda, el de poder prolongar la Vida. Hay, en este sentido, innumerables estudios e investigaciones científicas. Se han invertido mucho tiempo y dinero, no solo para encontrar el modo de poder vivir más tiempo, sino también para hacerlo mejor… Y si nos preguntásemos, los que hoy estamos aquí, si querríamos vivir por mucho tiempo, sin tener que pensar en las enfermedades o en la muerte, de seguro que todos diríamos que si. La Vida, sin embargo, es enormemente compleja y sencilla a la vez. Hay innumerables intentos de definir lo que es, tanto para filósofos, como teólogos, sociólogos, químicos, físicos… Todos han intentado dar su punto de vista respecto de lo que es el fenómeno de la Vida. Así encontramos diferentes definiciones: Según los geofisiólogos, la Vida es una propiedad de un sistema limitado, que está abierto a un flujo de energía y de materia, y es capaz de mantener sus condiciones internas constantes, a pesar de las cambiantes condiciones externas. Según los Neodarwinistas, la vida es una propiedad de las entidades moleculares orgánicas, que les permite crecer y reproducirse. Cualquier error de reproducción se corrige a través de la selección natural. Según los Físicos, la Vida la reducen a la entropía (desorden). Al tomar energía libre, un organismo vivo distribuye su entropía interna, excretando energía de bajo grado a través de sus límites. Según los Biólogos, la Vida es el conjunto de intercambios fisicoquímicos y actitudes, de un ser, que tienen lugar como consecuencia del metabolismo y de las relaciones de este ser con el medio ambiente. El diccionario, nos dice que la palabra Vida procede del latín Vita. Y los significados son: Fuerza o actividad esencial, mediante la que obra el ser que la posee // Espacio de tiempo que transcurre desde el nacimiento hasta la muerte // Unión de alma y cuerpo. // Estado del alma después de la muerte. Y hay muchas más… La conclusión a la que podemos llegar es que, cuando aparecen tantas definiciones de un mismo acontecimiento es porque, ese acontecimiento, de entrada, no se puede definir. Por otra parte, todos esos intentos de definición suponen un recorte a algo que es, por esencia, universal e irreductible. Por tanto, desde el punto de vista de nuestra experiencia al empeñarnos en definir la Vida, lo que se hace es recortarla, en nuestra consciencia, y es por eso que, con ese pensamiento limitado, la manifestación física de la Vida culmina, por lógica, en un proceso limitado que termina en el suceso llamado muerte. Sin embargo, la escuela Neijing tiene otra visión acerca de la vida, desde la que hemos elaborado nuestras investigaciones y obtenido nuestros descubrimientos durante estos 8 años, en los que hemos estado desarrollando “Longevidad con Salud”. LA VIDA VISÓN DE LA ESCUELA NEIJING La Vida es indefinible porque es enormemente compleja, ya que es un acontecimiento que requiere de muchos elementos, que se combinan con una precisión exquisita, y todos indispensables para que ésta se produzca. Quizás, a lo más que podemos aspirar es a dar una descripción de ese acontecimiento complejo. La misma aparición de la Vida, y por supuesto su origen, nos habla de su misterio. Pero, cuando se indaga más profundamente, sobre la aparición, se ve como prácticamente todo el mundo coincide en afirmar que la Vida no surge en el planeta, sino que viene de fuera y se asienta en él. De hecho los elementos necesarios para que la Vida, tal como la conocemos, se haya podido crear, provienen de las estrellas. Y ha sido gracias a la explosión de las supernovas que esos elementos han llegado, hasta un lugar como el nuestro, y han dado como resultado este tipo de Vida. Lo que se ha descubierto es que el fenómeno de la Vida parece ser “un acontecimiento minuciosamente calculado”, porque para que se diera era necesaria una enorme cantidad de circunstancias precisas, a las que no se le puede llamar simplemente casualidad, a no ser que por casualidad entendamos una inteligencia superior. Además, de ser un acontecimiento exquisitamente calculado al detalle, podemos afirmar, también, que la Vida tiene una naturaleza inmortal. Podemos, entonces, describir la Vida como un acontecimiento de creación permanente, aunque no podamos saber qué es, y lo llamemos universo, o Dios o como queramos llamarle. Por tanto aquí, en ésta dimensión planetaria, esa Vida, proveniente de la Creación, se manifiesta en creatividad y se hace arte cuando expresa su belleza, la cual nunca se destruye, ni desaparece. Podemos interpretar que “la Vida es un arte perfecto” y, como tal perfección, hace posible nuestro camino hacia la Inmortalidad. Y también, según esta idea, la inmortalidad y la longevidad nacen a través del arte. Es por eso que pensamos que si sabemos cómo funcionamos, si sabemos cómo se desarrolla el arte de la Vida, tal vez podamos dar cauce a esa capacidad artística/creadora -y no destructora- de la especie humana. De esta forma estaríamos en la vía de poder recuperar esa actividad artística de Vida continuada, longeva y eterna. Para ello nos vamos a ir a conocer nuestros orígenes, desde lo más pequeño, desde nuestro interior, a conocer como ha evolucionado la Vida aquí, en este planeta. EVOLUCIÓN – ADAPTACIÓN La palabra evolución tiene una variedad de significados muy amplia. A menudo se le llama evolución al hecho de que todos los organismos estén relacionados a través de la descendencia con un antepasado común. También, con frecuencia, se le llama evolución a la teoría de cómo aparecieron los primeros organismos vivos. Y, repetidamente, las personas utiliza la palabra evolución cuando realmente quieren decir selección natural -uno de los muchos mecanismos de adaptación-. Desde el punto de vista de la biología, se describe la evolución como un cambio en el acervo genético de una población a lo largo del tiempo. En este sentido la evolución requiere de una variabilidad genética que es lo que la ciencia ha llamado mutaciones genéticas. La mutación es el cambio de secuencia, bien por adicción o sustracción en la lectura del ADN de un gen, o de una parte o de la totalidad de un cromosoma. Desde nuestra visión, quizás, la palabra más correcta para describir la evolución del ser humano sería la adaptación. Cada adaptación, supone una nueva habilidad, una nueva posibilidad que se va a dar en cada individuo de forma diferente. Además, los mecanismos, del ser humano, se van haciendo más complejos porque se van adaptando a las condiciones de temperatura, clima, volcanización, cambios climáticos, glaciaciones, etc. Sería esa influencia del entorno la que hace que aparezca una biodiversidad enorme que, en sus formas de adaptación, van adquiriendo diferentes características; desde una célula procariota hasta la célula eucariota y de ahí a la configuración de un organismo tan complejo como es el de un ser humano. Y en este sentido todas las especies están evolucionando, porque cada una está haciendo un camino de adaptación a las condiciones que tiene, a las condiciones que les da el planeta y a las condiciones que les da la Fuerza Creadora, siendo así como la Vida se diversifica, haciendo de ella un mecanismo adaptativo, operativo, complejo, y que tiene que seguir haciéndose cada vez más complejo. El comienzo evolutivo de la humanidad, adaptativamente hablando, tiene una característica animista, con una serie de actitudes en las que ve o siente toda la creación inmiscuida en él. Es el Animismo el que empieza a desarrollar, por primera vez, esa inteligencia espiritual o esa ciencia espiritual. Entonces, se proyecta el alma, la consciencia de existir, en las demás cosas: el dios de la lluvia, el dios de las plantas, el dios de la tierra; veo una fuerza divina en todas las cosas. En la medida en que desarrollamos la otra inteligencia: la inteligencia tecnocrática, empezamos a entender porqué funcionan las plantas, porqué aparece la lluvia, porqué suben las mareas, y se abandona la idea animista de que el alma esta fuera en todas las cosas. Ahora el alma se vuelve sobre nosotros y es cuando empezamos a preguntarnos cosas sobre nosotros mismos, puesto que ya los fenómenos externos no nos sirven como respuesta espiritual y es cuando desarrollamos la idea de un dios único. Por tanto el proceso evolutivo, derivado del desarrollo de la complejidad de la inteligencia humana, el Animismo, derivó en la construcción de poderosas religiones, estructuradas y reglamentadas desde unas leyes y normas que se han ido elaborando con esa inteligencia deductiva y racional. El sentido con el que el ser de humanidad vive este proceso tan complejo, de la inteligencia espiritual, que es el de conseguir alargar la vida, puesto que él, de algún modo, sabe o cree que hay una Fuerza a la que llama Dios, o Allah, o Yahveh que es eterna e inmortal; él pretende ser a imagen y semejanza de esa Fuerza. En un punto no determinado de evolución, de esa inteligencia espiritual, aparece una nueva vía, como un salto posibilitador y mutante, que aportará una nueva visión acerca de lo que es la Vida y de sus fenómenos. Aparece la ciencia, como una opción para descubrir la verdadera esencia de la naturaleza humana y reconocer con asombro la maravilla de la que esta hecho todo en la Vida. Y otra vez, por esa cualidad compleja de la inteligencia humana de relacionarse con el entorno, a través de la ciencia; es decir, de descubrir el mecanismo que anima a lo que está vivo, lo lleva a diseccionarlo todo, siguiendo un proceso evolutivo hacia la tecnología, lo cual convierte a la Vida en un simple mecanismo al que se le puede manipular, para obtener lo que se desea. Del mismo modo como el Animismo derivó en las poderosas religiones, la ciencia ha derivado en la poderosa industria de la tecnología, que hoy en día forma parte de todos los elementos, por insignificantes que sean, de nuestra manera de vivir. Y del mismo modo que las religiones constituyen un punto de esclavitud por tener que seguir unas leyes “divinas”, la tecnología también ha resultado ser una ventaja muy esclavizadora, porque sin ella nuestra manera de concebir nuestro mundo, desaparecería. Hoy, la ciencia amparada en la tecnología es la que promete la posibilidad de una larga vida. Y los seres humanos, al igual que hicieran con las religiones, creen que la tecnología es la única manera de conseguir la deseada longevidad. Así, vemos como, actualmente conviven ambas evoluciones: la religiosa y la tecnológica, pero enfrentadas, alardeando de tener la única verdad en sus normas y leyes. En el Animismo se sentía el ánima de las cosas, de los fenómenos naturales y eso nos animaba. Con la ciencia descubrimos nuestra propia esencia, porque nos permite ver de qué estamos hechos. Pero la interpretación de ese descubrimiento se queda en el conocimiento y se aleja del sentir que nos aportaba el Animismo. Tal vez, por eso, el único modo de alargar la Vida, que encuentra la ciencia, es a través de la tecnología, que equivale al conocimiento. Así como el Animismo mostró al ser humano la fuerza divina en todas las cosas, en todos los acontecimientos naturales, si nosotros logramos ver en cada descubrimiento científico la parte divina, encontraríamos también en ellos el sentido espiritual que tiene la ciencia. Sería ver la fuerza divina en cada descubrimiento científico. Por eso, desde nuestra visión, de estos años de investigación, creemos que estamos ante un momento de cambio, un momento adaptativo evolutivo, en el que hay que unir esas dos vías generadoras de consciencia, creando una nueva vía. Una nueva visión acerca de la Vida y sus fenómenos, en los que se pueda compaginar las opciones que aporta lo animista y las que aporta la ciencia. Esa vía común en la que se funden las dos ramas de consciencia espiritual: la animista y la ciencia, es la que desarrolla la escuela Neijing, en la que no se reniega de la ciencia, pero se la amplifica con una visión humanista que tiene en cuenta esa consciencia animista de la humanidad. Esta vía permite describir la Vida y sus procesos evolutivos dentro de un contexto espiritual, que tiene en cuenta el origen de esa vida que, como decíamos, es eterno e inmortal. Al tomar como referencia ese origen de la Vida y su evolución, los planteamientos que se hacen desde el desarrollo de una inteligencia compleja, como la nuestra, necesariamente requieren una renovación, tal y como se nos manifiesta la propia Vida, con cambios permanentes a los que hay que adaptarse. El ser humano, ante esa adaptación, aprende, y es capaz de ampliar su conocimiento y eso es lo que le lleva a desarrollarse. O dicho de otra manera: con la adaptación el hombre aprende y al aprender amplía su conocimiento y eso es lo que le lleva a evolucionar. “Evolución entendida como el propio desarrollo de la especie, pero que, como hemos visto a lo largo de su historia, en todo momento va enfocada hacia la idea de una longevidad eterna”. De una forma poética podemos decir: La Creación se hizo como un hermoso racimo de uvas. En ese racimo, ninguna uva es igual a la otra. Cada uva está en una posición diferente y tiene un matiz distinto, porque han recibido diferente luz, les ha llegado diferente savia y están situadas más cerca o más lejos del suelo. Cada uva es una perla. Todas unidas son la belleza de un racimo y todas juntas hacen un maravilloso elixir: el vino. El racimo, en su forma, es como un triángulo nómada que deambula por la Vida, por la Existencia, por la Creación. Somos parecidos, pero diferentes. Cada uva tiene su cualidad, su respeto, su utilidad, y da sentido a todo el racimo. Eso es evolución. Para acercarnos a lo que nosotros consideramos que es nuestro origen y extraer alguna enseñanza, que nos ayude en este proyecto de Longevidad con Salud, hemos recurrido lo más íntimo de nuestra esencia: a nuestro Genoma. El Genoma lo vamos a representar como una caja de Pandora, en la que se guardan una serie de misterios que la ciencia aun está por descubrir. Nosotros partiendo de esos descubrimientos científicos, del Genoma, queremos fundamentar parte de nuestra ponencia. Por ello hacemos una reseña descriptiva de sus componentes. RESEÑA DESCRIPTIVA DE LOS COMPONENTES DE NUESTRO GENOMA El Genoma es dónde se encuentra toda la información imprescindible y necesaria para generar un organismo, en este caso, como el nuestro. El genoma humano está formado por Ácido Desoxirribonucléico, o más conocido como el ADN. Para recordarlo de una forma más simple digamos que el ADN es la molécula de la vida, que contiene la información que cada célula de nuestro cuerpo posee y que utiliza para desarrollar sus tareas. En casi todos los organismos celulares el ADN está organizado en forma de cromosomas, situados en el núcleo y en las mitocondrias de la células. El Cromosoma está compuesto por unas estructuras que tienen forma de hilos. Es como una doble hélice –o tres- enrollados en espiral. El número de cromosomas que tiene el ser humano es de 23 pares de cromosomas. El ADN lleva la información necesaria para realizar dos actividades: una es producir proteínas, para cumplir la función y el desarrollo. Y otra es la replicación, donde la célula se divide y al dividirse copia toda la información en la nueva célula. El cromosoma se divide en pequeñas unidades llamadas genes. Los Genes son la unidad informativa de herencia. Por ello, los genes determinan las características hereditarias de la célula y del organismo. Están configurados con la combinación de cuatro sustancias: adenina, guanina, citosina y timina. De la combinación de esas cuatro sustancias, aparecen todas las cosas maravillosas que hay sobre la Tierra. Pero fijémonos en este dato tan curioso. La ciencia, de toda esa caja de Pandora, de todo ese Genoma, tan solo conoce el dos por ciento. Y ¿qué ha pasado con el otro 98% del Genoma restante? De momento tan solo le han dado nombre y lo llaman Basura, Genoma Oculto. Para nosotros Genoma Artista. Aunque ese 98% del Genoma es todavía muy desconocido por la ciencia, ésta ya va encontrando indicios, que hacen pensar que es, justamente, la parte del Genoma que determina la verdadera diferencia entre las distintas especies vivas. PSEUDOGENES - RETROTRANSPOSONES De lo poco que han ido descubriendo acerca de ese 98% del Genoma Basura, están unas estructuras que la ciencia ha denominado Pseudogenes. El nombre nos da pistas acerca de lo que parecen ser, pero no son; es decir, son estructuras que tienen conformación similar a un gen, pero no codifican proteínas. Los genes, codificadores de proteínas, están incluidos en el 2% que sí, se conoce y que es lo que se ha logrado secuenciar en el famoso mapa del Genoma Humano. Los Pseudogenes fueron descubiertos por los científicos a finales de los años 70, del siglo pasado. Según los científicos son reliquias del pasado que cuentan la historia evolutiva, de lo que somos como especie. Los catalogan de fósiles, y de esqueletos muertos que están desparramados, por nuestros cromosomas. Un Pseudogén, desde lo que la ciencia ha descubierto, es una secuencia nucleótida similar a la de un gen normal, pero que no da como resultado un producto funcional; es decir, que no se expresa. La ciencia ha desarrollado varias teorías acerca de cómo se originan dentro del Genoma. Por una parte han encontrado que hay secuencias de transcripción de ARNm de un gen que se han transcrito de manera inversa a como se hace normalmente, y que posteriormente han sido insertados en el ADN cromosómico, pero como no tienen los promotores asociados normales lo que producen es una alteración en la expresión del gen -en el que se han insertado- bien activándolo o bien desactivándolo. Lo que nos habla de una posible función reguladora de los genes codificantes de proteínas. En otras investigaciones se ha descubierto que la duplicación genética puede significar que un genoma tenga dos copias de un gen cuando solo se necesita una. La ciencia no sabe aun porqué se realiza una copia de más. A nosotras se nos plantea la duda si, realmente, esta copia es de más o tiene una función que realizar dentro del genoma, recordemos que está por determinarse si el ADN tiene dos o tres hebras… Sin duda, los Pseudogenes complican enormemente el estudio de genética molecular, porque hay muchos pseudogenes que comparten secuencias similares a la de los genes, y en muchas ocasiones, incluso, se han llegado a registrar como genes. Los mismos genetistas no se ponen de acuerdo en la definición de un pseudogén, por la enorme complejidad de estos elementos en cuanto a función y morfología. Se han identificado más de 19.000 Pseudogenes, aunque dicen que irán apareciendo más. Los Pseudogenes, entonces, podrían algún día superar en número a sus equivalentes genes funcionales. Estos datos sobre la actividad y la naturaleza de los Pseudogenes han venido a recordarnos que, aunque el proyecto para la secuenciación del Genoma Humano ha concluido oficialmente, apenas si se ha empezado a desentrañar. O sea, a averiguar más profundamente su enorme complejidad de la que extraemos la idea de que tenemos un genoma salpicado de estas misteriosas “rarezas”. Así que, podemos entender que los Pseudogenes pueden considerarse, como dice la ciencia, vestigios, huellas o, memorias de un viejo código para hábitos, quizás, ya desaparecidos. Pero, también, constituyen un registro fascinante, metido en el programa de nuestro genoma, que nos cuenta cosas acerca del transcurso del tiempo, o más específicamente del transcurso de la evolución. Para nosotras al tratarse de productos de la remodelación y actualización del Genoma, los Pseudogenes nos arrojan luz sobre procesos dinámicos, y ofrecen pistas sobre su propia función, seguramente muy activa, en nuestro genoma. Toda esta enorme cantidad de elementos misteriosos y “aparentemente” inútiles se encuentran desperdigados por todo nuestro genoma, ubicados en él, también, de un modo “aparentemente” sin sentido, dice la ciencia, que como si fuese chatarra que ha ido acumulándose a lo largo del tiempo. ¿No les parece extraño que se guarde algo en cantidades tan enormes si no sirve para cumplir una función? Lo que nos dice la dinámica de la Vida es que, lo que no desempeña una función desaparece. Y, en todo caso, como ocurre con la apoptosis, los elementos que ya no son funcionalmente activos se reintegran en otras estructuras para cumplir una nueva función. Así que, para nosotros la presencia de estos elementos genéticos tiene todo un sentido trascendente para la Vida. Por ser vestigios del pasado, guardan información de lo que fue el origen, y por tanto, de algún modo, representan esa memoria genética, de ese origen, tal vez por eso, parece que saben muy bien, en determinados momentos, dónde tienen que colocarse y qué tienen que activar o desactivar. En cualquier caso estas secuencias de nucleótidos son el registro histórico de nuestra evolución, y su actividad como gen aunque haya sido silenciada, no está muerta, o silenciosa, sino que, como ha constatado la ciencia, según las circunstancias, incluso, pueden resucitar y volver a activarse sintetizando proteínas. El dato más relevante, para nuestras investigaciones, lo encontramos en la “Teoría Neutralista”, de la evolución, esbozada por el bio-matemático Motoo Kimura en los años 70, del siglo pasado, y en la que se postula que los principios de selección natural; es decir, la elección de lo que es viable o no, parecen actuar tan solo sobre los genes que sintetizan proteínas, es decir sobre el 2% del total del genoma, mientras que los Pseudogenes, una vez incorporados al Genoma Basura, quedan exentos de las limitaciones de esa selección natural, de tal manera que son libres de acumular muchas mutaciones, sin ser alterados. Para nosotras los Pseudogenes son la memoria génica dentro de esa Caja de Pandora, que es el genoma. Ellos preservan el origen de lo que somos y usan esa información para conseguir la permanencia de la Vida, según las variaciones a la que ésta sometida. Nos hablan de la posibilidad de un salto de consciencia en cuanto a la concepción de la naturaleza de la Vida. No están dormidos o silenciados, como dice la ciencia, están desempeñando funciones. Así que ¿o, están dormidos? O ¿es que nosotros no nos damos cuenta de lo que están haciendo, en el organismo, por nuestro estado de consciencia? Creemos que los Pseudogenes funcionan en otro plano, distinto al de esta realidad de selección natural, que es la materialidad, y se expresan en ese 2% codificante. Es decir, tienen una función no material, aunque sean los precursores de la materialidad de la vida. Son la memoria con la que estamos recordando permanentemente que somos seres inmortales. Desde nuestra propia interpretación, no científica, los Pseudogenes -que somos nosotros mismos, porque nosotros estamos hechos de ellos- nos recuerdan que tenemos recursos para vivir. Gracias a ellos estamos recordando permanentemente nuestro origen, porque representarían esa memoria. Están en nuestro diseño genético para que esa memoria no se pierda. Entendemos, según esta visión, que estamos evolucionando porque estamos recordando, aunque no seamos conscientes de ese recuerdo. Imagínense ¿qué sería de nuestra evolución si, además de recordar, fuésemos también conscientes de todo ello? Otro dato importante es que también existen Pseudogenes en las mitocondrias, que como todos saben son los corpúsculos celulares que mayor referencia nos dan del origen de la especie, y cuya procedencia es exclusivamente materna. Pues bien, lo que la ciencia ha descubierto es que los Pseudogenes mitocondriales son una copia casi completa del Genoma Mitocondrial Humano, en el cromosoma 17. El cromosoma 17, según la investigación de la Escuela Neijing, que se hizo en su tiempo y se le llamó Cromosoma Humanidad, correspondería con la mentira. Desde el punto de vista científico, este cromosoma 17, es uno de los cromosomas con mayor densidad de genes. Pero, desde el punto humanista, nos habla de la mentira y a la vez de la potencialidad que igualmente tiene el desarrollo de la sinceridad. ¿Esto que nos dice? Nos dice que hemos creado una realidad “falsa”, basada en una consciencia dual, materialista, exenta de lo espiritual. La cual no es la verdadera realidad del ser humano. Entonces, si partimos de la consciencia dual, la mentira como tal, también, la hemos creado nosotros: mentira – sinceridad. Es una visión de la consciencia del ser humano, que se ha enfocado en ver los acontecimientos de acuerdo a su consciencia de poder. Un poder que crea unos mecanismos de engaño. Pero no existe la mentira. Pero si damos un salto de nivel en nuestra consciencia y partimos ya no de lo dual, sino de lo tridimensional, incluiríamos otra palabra: “Verdad”. Esta palabra, consideramos que sería la que amplificaría nuestro nivel de consciencia tridimensional. Verdad, que sería el ver… y el dar… Ver-dar. Es decir, en la medida que vamos descubriendo quiénes somos, y qué función venimos a cumplir aquí, nos damos. O sea, esta palabra absorbería a las otras dos. Ya sería una consciencia tridimensional de tres palabras. Porque si vemos… y damos… se diluye el poder. Y ya no existiría vida-muerte, sino vida- tránsitoinmortalidad… Por tanto podemos concluir que los pseudogenes son una estrategia de mantenimiento de la propia Vida, en un entorno que no se corresponde con la verdadera naturaleza de ésta. Representan la idea de que guardamos la memoria de lo que somos, y de que tenemos en nosotros la información necesaria para que manifestemos ese origen. Así que, para darnos cuenta de que somos seres inmortales y que podemos permanecer longevos tenemos que incorporar la idea de que esos Pseudogenes están ahí, cumpliendo una función, no desde nuestro punto de vista estructural, sino que podría ser una función espiritual. LOS TRANSPOSONES-GENES SALTARINES Además de los pseudogenes, hay otras “rarezas” génicas, que también están en esta caja de Pandora, el genoma, y son los Transposones o genes saltarines. Están para contarnos cosas muy interesantes acerca de lo que somos y de nuestra evolución. Estos elementos génicos se instalan en diferentes partes del genoma, y representan casi la mitad, el 50%, de nuestro ADN. Su existencia fue propuesta por Bárbara McClintock, por lo que fue laureada con el Premio Nobel en 1983. (Power point) Los Transposones o genes saltarines, en realidad no son genes al uso, puesto que tampoco fabrican proteínas. Su peculiar estructura les permite separarse del ADN, y moverse de un lugar a otro insertándose de nuevo en el ADN, pero en otro lugar. Tienen capacidad de copiarse a sí mismos; es decir que se auto duplican. Y por supuesto influyen, directamente, en nuestra evolución porque pueden alterar las funciones genéticas habituales. Los Transposones parece ser, según nos dicen los científicos, que al saltar tienen sitios de predilección dónde ir acomodándose. Unas veces activan genes y otras veces los desactivan. Todo ello va a contribuir en que la cantidad de ese ADN Basura vaya aumentando, porque cada vez que se duplica, va a aumentar. También pueden coger genes en sus viajes y dejarlos caer en los lugares más inesperados con resultados impredecibles. La ciencia se atrevido a decir por sus recientes descubrimientos: “Se puede decir que el ser humano está aquí gracias a los Transposones. Por lo que sabemos, hasta ahora, los Transposones o genes saltarines saltan de un lado a otro del genoma con bastante frecuencia, y con bastante acierto, ya que pueden causar cambios favorables para la adaptación y la supervivencia del organismo en que se encuentran”. El mecanismo de acción del Transposón induce la síntesis de una molécula complementaria al ARN mensajero normal. Esta nueva molécula complementaria, que los científicos llaman “ARN antisentido”, se une al ARN normal del gen y evita que pueda ser utilizado para sintetizar la proteína. Y ¿ qué genera esto? Pues lo que genera es una mutación genética; es decir, un cambio en la estructura y funcionalidad del gen, por tanto una modificación en la proteína que ha de sintetizar. Desde nuestro punto de vista, la presencia de este grupo de elementos génicos, los Transposones, en el genoma humano, nos habla acerca de un cierto, llamémosle “fracaso”, ya que la Vida supone una continua manifestación de cambios, de imprevistos, de sucesos aleatorios y caóticos. Nuestra verdadera naturaleza es de ser entidades adaptativas. Por lo tanto, si nuestras capacidades adaptativas funcionaran adecuadamente, nuestra evolución no requeriría de la presencia de unos Transposones para que se produzcan mutaciones. Esa presencia de Transposones nos habla de la evidencia de que el ser humano no es un ser adaptativo, sino un ser adaptógeno. Es decir, que no se adapta. Esa no adaptación podría causar una nueva extinción, recuerden que se habla de la Sexta extinción, si no se produjera, de una manera espontánea, la mutación necesaria para permanecer en la Vida. Por tanto, desde nuestro punto de vista, los Transposones son un mecanismo compensatorio de esa desadaptación de la especie humana a las circunstancias de la Vida. Nuestra propuesta, respecto de este elemento génico, teniendo en cuenta su significancia, es la de potenciar nuestras habilidades y recursos adaptativos naturales, propios de nuestra especie. Porque, hoy por hoy, podemos decir que nosotros mismos y la realidad que hemos desarrollado es, evolutivamente hablando, una realidad mutante. Nuestra naturaleza original adaptativa está por desarrollarse. Y culminantemente, en el sentido de la longevidad y la salud, la adaptación tiene que reunir tanto a la evolución espiritual como a la evolución del conocimiento a través de la ciencia, al menos hasta dónde nos hemos desarrollado. ESPERANZA DE VIDA - LONGEVIDAD Con respecto a la capacidad de permanencia de la vida, que tanto ha tenido y tiene a los humanos preocupados, hemos descubierto estudios que revelan datos muy interesantes acerca de las causas que pueden estar detrás del aumento de años de Vida que recientemente se esta confirmando, en general en todo el mundo, y sobre todo en los países en vías de desarrollo. Hay que partir de la evidencia de que muchos de los estudios que se han llevado a cabo sobre la longevidad, el envejecimiento de la población y el estado del bienestar, no contemplaron en su momento, el hecho de que el envejecimiento constituye un fenómeno muy reciente entre las personas. A pesar de que todavía resulta difícil establecer con precisión la década en que se originó, existen sólidos indicios de que fue hacia principios del siglo XIX en varios países de Europa y quizás en algunos otros países del mundo. Anteriormente, y en base a hallazgos arqueológicos recientes, la hipótesis principal acerca de la tabla demográfica es que, hasta finales del siglo XVIII, la esperanza de vida se había mantenido constante desde los tiempos de los cazadores-recolectores durante 8.000 generaciones. La media de la esperanza de vida, a la edad del nacimiento, era de 31 años, y, según los hallazgos arqueológicos se situaba, efectivamente, entre los 27 y los 35 años (Burger, Baudisch y Vaupel, 2012). En Suecia, la esperanza de vida en el momento del nacimiento, alrededor del año 1800, era de 32 años. Por tanto, no se había producido ninguna variación al alza o a la baja en el envejecimiento de la población, desde que los pobladores de África llegaron a Eurasia y América, hace más de 60.000 años. Desde principios del siglo XIX, la esperanza de vida, en el nacimiento, ha experimentado un aumento, en primer lugar en un pequeño grupo de países industrializados y modernizados, y, a lo largo del siglo XX, en todo el mundo. En el caso de Suecia, la esperanza de vida ha aumentado de los 32 años en el año 1800 a 52 años en el año 1900, y hasta alcanzar los 82 años en la actualidad. Esta cifra es ligeramente superior a la de España (81,5 en 2010-2015). Este aumento de la esperanza de vida se debe, en primer lugar, a la reducción de la tasa de mortalidad en las edades más tempranas, especialmente en el nacimiento y entre los niños menores de 5 años, debido a la mejora de las condiciones en los alumbramientos y a los esfuerzos de inmunización. Dado que la tasa de mortalidad en las edades más tempranas ha alcanzado cotas realmente bajas en las economías más avanzadas, hasta el punto de que la probabilidad de supervivencia es cercana a 1. La mayoría de los cambios más recientes en la esperanza de vida, en todas las edades, se debe a la reducción de la tasa de mortalidad/aumento de la probabilidad de supervivencia, en las edades más avanzadas. En el futuro, prácticamente todo el aumento de la esperanza de vida se deberá a la mejora de la tasa de mortalidad, alrededor de la edad de jubilación y en edades superiores. Lo que esta información nos cuenta, es que, a partir de un momento en la historia de la humanidad, ocurre algo que hace variar esa probabilidad de permanecer en la vida y de una manera exponencial, esa probabilidad empieza a aumentar. El hecho de modificar el entorno en el que se establece la vida, con mejoras en cuanto al control del embarazo y las mejoras en la atención al parto. Así como el comienzo de una nueva manera de establecer una sociedad y una cultura, hacia la modernización y la industrialización, logran mejorar la economía y, por tanto, también las condiciones de vida, sobre todo en la alimentación. Estos son los factores más importantes que intervienen, también, en la disminución de la mortalidad tanto materna, como la infantil en los primeros años de vida. Esto nos habla de que la Vida no solo depende de la información guardada en nuestros genes, en ese 2% que codifica las proteínas y que determinan como es nuestra estructura, parece que existen otros elementos -no genéticos- que pueden influir en esa estructura y logran que permanezca en el tiempo. Actualmente, todos los datos recogidos nos hablan de un aumento considerable en esa esperanza de vida, pero para nosotras esto es tan solo un pequeño paso en el proceso hacia la longevidad, y por supuesto hacia el cambio de consciencia de inmortalidad. Desde nuestro conocimiento del tema, a lo largo de estos años, hemos comprendido que hay que hacer un inciso en estas cuestiones del tiempo y de la Vida, y así que, para nosotras, no es lo mismo esperanza de vida; es decir, la probabilidad en años de vida que tiene un ser humano al nacer, que la Longevidad que es una cualidad inherente a la vida, que hace que ésta permanezca indefinidamente. Evidentemente esa esperanza de vida, de la que hablan los investigadores, es tan solo una referencia de años de Vida, pero no dice nada acerca de su calidad. Y por eso vemos que sí, efectivamente, se viven muchos más años, pero se hace en un estado de deterioro que va en aumento. La ciencia, que estudia este campo de la biología, o la sociología, afirma que ese estado de deterioro es inherente a la edad: a más edad, más deterioro. Nosotros tenemos otra visión diferente porque consideramos que sería el modo en cómo vivimos la vida, en cómo nos relacionamos con el entorno, la manera en cómo nos afectan los impactos emocionales y los acontecimientos, sería la causa de que la longevidad no se pueda expresar en esos años de alargamiento de la vida. Los años de vida, necesariamente, han de ir acompañados de la salud, lo que sería “longevidad”, si no sería envejecimiento: cumplir muchos años para sufrir más tiempo. EL EPIGENOMA Desde que la Vida apareció en nuestro planeta en forma de microbio, de menos de 1mm, hasta hoy, existe un mundo poblado por más de 30 millones de especies, amén de las que han desaparecido. Así que, la historia de la Vida, en la Tierra, es la historia de múltiples extinciones que han provocado, a su vez, saltos evolutivos mediante mutaciones genéticas que han permitido la permanencia en ella, aunque para ello haya sido necesario modificar formas y funciones. Sin duda, la visión que tenemos acerca de la Vida, -en general, y de la nuestra en particular- también ha sufrido una serie de grandes saltos de pensamiento y creencias, y continúa haciéndolo: Se han desechado ideas y se han adoptado nuevos conceptos. Así podemos decir, en cuanto a la biología, que el siglo XIX fue el siglo en el que se postuló y se desarrolló la certeza de la evolución y la genética, con sus leyes y principios. El siglo XX supuso la revolución del ADN y el descubrimiento y secuenciación del Genoma Humano: toda la Vida transcurría alrededor de esa gran molécula, la cual era responsable, junto con los genes que contenía, de todo lo que nos pasaba, bueno y malo. Este nuevo siglo, el XXI, nos ha traído una nueva visión de los acontecimientos. Y, hoy en día, la ciencia de la biología se desarrolla fundamentalmente en el campo de la epigenética. Pero, ¿qué es la epigenética y por qué tiene importancia en la longevidad humana? En 2001, tras finalizar la secuenciación del Genoma Humano, los científicos vieron que conocer la secuencia completa del ADN no permitía comprender su función o cómo una misma secuencia genética podía dar lugar a los múltiples tipos celulares que componen el organismo. De ahí emerge la importancia del estudio del epigenoma, que es todo aquello que altera la expresión de los genes, pero sin modificar la cadena de ADN. Epigenoma, es un término que se deriva de la palabra griega: “epi”, que significa literalmente “sobre”. Sobre el genoma. El epigenoma se compone de compuestos químicos que modifican, marcan, el genoma, de manera que le dice qué hacer, dónde hacerlo, y cuándo hacerlo. Células diferentes, tienen diferentes marcas epigenéticas. Estas marcas epigenéticas, que no forman parte del propio ADN, pueden ser transmitidas de una célula a otra, durante la división celular, y de una generación a la otra. Cuando los compuestos epigenómicos se unen al ADN y modifican su función, se dice que han "marcado" el genoma. Estas marcas no cambian la secuencia del ADN. En vez de ello, éstas cambian la manera en que las células usan las instrucciones del ADN. Un ser humano tiene billones de células especializadas, en distintas funciones, en los músculos, huesos y el cerebro, y otros tejidos. Cada una de estas células contiene fundamentalmente la misma copia del genoma en su núcleo. Las diferencias entre las células se determinan por cómo y cuándo se activan o desactivan los distintos conjuntos de genes, en cada clase de células. Por ejemplo, las células especializadas del ojo son las únicas que expresan genes que producen proteínas que pueden detectar luz, mientras que los glóbulos rojos contienen proteínas que transportan oxígeno al resto del cuerpo. Esto nos dice que el epigenoma modifica la expresión del genoma. Igualmente el epigenoma está formado de "etiquetas químicas” o compuestos químicos procedentes de fuentes naturales como los alimentos, o de fuentes artificiales tales como medicinas o plaguicidas. Este marca el genoma de dos maneras principales, ambas de las cuales desempeñan un papel en la activación o desactivación de los genes. El primer tipo de marca, llamada metilación del ADN, afecta directamente al ADN en un genoma. En este proceso, marcadores químicos llamados grupos metílicos se unen a las bases de la molécula de ADN en lugares específicos. Los grupos metílicos activan o desactivan genes al perturbar las interacciones entre el ADN y otras proteínas. Guiándose por dichas etiquetas, las células pueden recordar qué genes están activados o desactivados. El segundo tipo de marca, llamada modificación de histonas, afecta al ADN indirectamente. El ADN en las células está enrollado alrededor de las proteínas llamadas histonas que forman estructuras que parecen carretes, permitiendo que las larguísimas moléculas del ADN se mantengan ordenadamente en forma de cromosomas, dentro del núcleo de la célula. Cuando las histonas presentan etiquetas químicas, otras proteínas -en las células- pueden detectar estos marcadores y determinar si esa región del ADN debiera activarse o ignorarse en esa célula particular. Los últimos estudios sobre las histonas sugieren que la alteración de estas proteínas se encuentra asociado con el proceso de envejecimiento, porque determinan el deterioro de la célula, y por tanto el deterioro del organismo. El genoma se pasa de padres a sus descendientes y, de las células cuando se dividen, a su próxima generación. Una parte del epigenoma se borra cuando los padres pasan su genoma a sus descendientes. No obstante, bajo ciertas circunstancias, algunos de los marcadores químicos, en el ADN y las histonas de los óvulos y los espermatozoides, pueden pasarse a la siguiente generación. En otras palabras, cuando las células se dividen, una parte del epigenoma se pasa a la próxima generación de células. El estilo de vida, y los factores medioambientales, es un campo de estudio conocido como epigenómica. Los investigadores están tratando de identificar los tipos y las ubicaciones de todas las etiquetas y entender las funciones de todos estos marcadores químicos que marcan al genoma. Hasta hace poco, los científicos pensaban que las enfermedades humanas eran causadas principalmente por cambios en la secuencia del ADN, agentes infecciosos tales como bacterias y virus, o agentes medioambientales. Ahora, sin embargo, los investigadores han demostrado que cambios en el epigenoma también pueden causar, o ser el resultado de enfermedades. Por lo tanto, la epigenómica se ha convertido en una parte vital de los trabajos para entender mejor el cuerpo humano y mejorar la salud. Los mapas epigenómicos podrían, algún día, hacer posible que los médicos determinen el estado de salud de un individuo y personalizar, así, la respuesta de un paciente a los tratamientos, como por ejemplo sucede ya con la nutrigenómica, y nutrigenética. Como parte del proyecto de la Enciclopedia de los elementos del ADN o ENCODE (ENCyclopedia Of DNA Elements), cuyo objetivo es catalogar las partes funcionales del genoma, el Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano está financiando a investigadores para elaborar mapas epigenómicos de varios tipos de células. Otros investigadores financiados por el NIH han elaborado varios mapas epigenómicos de distintos órganos y tejidos humanos. Estos proyectos del NIH forman parte de un trabajo internacional para entender cómo la epigenómica pudiera mejorar la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades. O sea que, la capacidad del epigenoma, para adaptarse a las presiones de la vida parece ser necesaria para una salud humana normal. Las investigaciones avalan el resultado de que la evolución de la humanidad sigue un patrón muy lento, cuando los cambios o mutaciones tienen que producirse en los genes. Sin embargo, se comprueba que la evolución es muy rápida cuando, adaptativamente, los cambios se producen en el entorno generando un epigenoma diferente. De hecho la evolución por la vía epigenética no requiere más que una generación, mientras que la evolución a nivel genético es mucho más lenta requiriendo varias decenas de generaciones. Lo trascendente en el proceso adaptativo es generar nuevas funciones en respuesta a un nuevo entorno, y esa es tarea para nuestro epigenoma: activar o desactivar funciones genéticas. Por eso no importa tanto modificar los genes, sino más bien que estos adquieran nuevas funciones. Además esta información acerca del funcionamiento interno epigenético, de nuestras células, confirma que es posible el gran aumento en la esperanza de vida desde el siglo XVIII hasta nuestros días. Porque es evidenciable el gran cambio, sobre el entorno, que se produjo en esa época hasta hoy. Esos cambios en el entorno y en el modo de pensar y concebir la Vida, nos abren una vía de posibilidades hacia nuevos estados de consciencia que están por desarrollarse. Teniendo en cuenta toda esta información científica, acerca del epigenoma, es que nosotras fundamentamos nuestra ponencia acerca de crear un nuevo epigenoma, dentro del epigenoma en el que nos encontramos, que nos posibilite una longevidad saludable y eterna. Por tanto el epigenoma representa, para nosotras, todos esos factores que están sobre el genoma y que van modificando los genes y hacen que las personas puedan cambiar. Y que, incluso, puedan almacenar en sus genes esos cambios y puedan transmitirlos. Porque sabemos, por la ciencia, que todo ese material genético puede ser impresionable por nuevas formas de vivir. Esta nueva vivencia va a impresionar a mis genes. Si mis genes se quedan impresionados, estos se reestructuran y reacomodan de otra manera. Si esto es así, estamos en condiciones de cambiar, de movilizar, de mutar, de transmutar, un montón de situaciones. E incorporar una serie de experiencias que cambien algunos de nuestros genes y nos reestructuremos de otra forma. Y en un periodo relativamente corto, podríamos experimentar cambios en nuestra forma de pensar o en la forma de concebir las cosas o en la actitud ante los problemas o las dificultades. EPIGENOMA SOCIAL Evidentemente, por ser estructuras moldeables, impresionables, igual que los genes, nuestro propio comportamiento y actitud no solamente influye sobre nuestros genes, sino que, como vivimos social y culturalmente imbricados, nuestra actitud y nuestro comportamiento influye, tambien, en los genes de los demás. Todo ello dependiendo de cuál sea nuestro vínculo con las personas y cuál sea la influencia o impresión que tenemos, o la impresión que nos den unas personas u otras. Entonces, nos parece importante tener en cuenta que igual que somos responsables, en alguna medida, de cómo van a ser nuestros hijos y nuestros nietos, nosotros somos la consecuencia de un epigenoma que vivieron los que nos antecedieron con sus miedos, sus represiones, sus valores, sus bondades, etc. Pero, en alguna medida, también, tenemos que darnos cuenta de que somos responsables de lo que somos. Porque hay una relación directa entre la forma en cómo pensamos, en cómo nos comportamos y, tambien, en cómo reaccionamos de una manera. Lo importante es que comprendamos que todo ello afecta nuestro genoma. Y en esa medida, nos damos cuenta que nuestro genoma afectado, afecta a otros. ¡Pero ya! ¡Aquí y ahora! Sin esperar a heredarlos. Por tanto todo esto nos viene a recordar que la incidencia de todos esos comportamientos –que hoy llamamos epigenoma- tiene una incidencia decisiva sobre la composición de nuestro código genético. Y, en consecuencia, conlleva cambios favorables, o desfavorables, pero en cualquier caso, lleva cambios. No somos ajenos a nosotros mismos, no llegamos a este plano de Vida con una visión de un genoma inamovible, que en cualquier momento puede despertar en nosotros una terrible enfermedad. Y, además, no somos ajenos a los demás. Para dar el salto de consciencia a otro nivel y permanecer longevos debemos, cada uno, entrar a la vivencia de que somos seres de humanidad que todo lo que hacemos afecta a los otros, y lo que otros hacen nos afectan a nosotros. Es decir, tenemos que desarrollar una consciencia de especie. Y en esa medida podemos enamorarnos de lo que hacemos. En esa medida podemos entender lo que los otros hacen. En esa medida podemos aceptar las cosas inaceptables. En esa medida podemos vivir dentro de un epigenoma que tiende a que no permanezcamos en la Vida. La pregunta sería: ¿Cómo vivir dentro de un epigenoma de muerte, de esclavitud, de domesticación, de deterioro, para desarrollarnos como un seres longevos e inmortales? Porque este epigenoma, en el que estamos ahora mismo, nos inhibe esa posibilidad permanentemente. Pues… si tenemos consciencia de que formamos parte de un organismo, que es la especie humanidad, es más probable que no desaparezcamos, porque esa consciencia va a suponer adquirir unas cualidades individuales diferentes, que hasta ahora no se han desarrollado. Eso nos va a permitir desarrollar el cuidado, el respeto, la compasión… Es desarrollar esa cualidad del estar pendientes de las necesidades de los otros: ser “interpendientes”. Porque todo está por hacerse, ya que vivimos con una consciencia de poder: control, dependencia, acopio, egoísmo. La consciencia de especie nos aporta la visión de que morir es tan solo un tránsito, derivada de la creencia de que estamos separados de los demás, de que no formamos parte de algo común que nos une, que es ser especie humanidad. Y como tal, tenemos que tener un sentido común que se da en relación con la propia especie. Porque la individualización ha hecho que, aunque vivamos una larga vida, se hace de una forma deteriorada, enfermiza. Si lo comparamos con la vida de una célula, de nuestro organismo, podríamos decir que la consciencia en la que estamos nosotros, ahora mismo, con respecto a la humanidad, es como si esa célula creyera que es independiente del resto del cuerpo. Y que tiene una vida aparte, ajena al resto de células, y que puede prosperar y ganar espacio para ella, a costa del espacio de las otras sin que pase nada. Y sería como si esa célula solo entendiera la vida desde que apareció en el cuerpo hasta que desapareció. Claro, esa celula no se da cuenta que forma parte de una entidad más grande, que estaba antes de que ella apareciera, y que permanece cuando ella se va. Y, lo que es más grave, no se da cuenta de que lo que le da sentido es, justamente, saber que es parte inseparable e indispensable de ese organismo, que perdudará. En la medida en que tenemos consciencia de especie; es decir que no existemos por nosotros -que existimos porque otros existen, que son quienes dan sentido a la vida- permaneceremos longevamente saludables. Así que, necesitamos crear un nuevo epigenoma social que nos permita permanecer sin deterioro. Nuestra propuesta es crear micro comunidades con otro epigenoma social, que posibiliten el desarrollo de otras habilidades, las que aun no se han desarrollado. Porque la verdadera función es vivir dentro de un epigenoma social que nos permita descubrir, amplificar nuestra consciencia, para darnos cuenta porqué realmente estamos aquí y para qué existimos. Dentro de nuestras posibilidades de evolución adaptativa, hay que reconocer que han influido epigeneticamente dos maneras espirituales de concebir la vida: las religiones y la ciencia. Las religiones nos hablan de la posibilidad de la inmortalidad pero pasando primero por la muerte del cuerpo, posibilitando así la inmortalidad de nuestra alma. La ciencia busca esa inmortalidad a través de la tecnología, implantando los elementos necesarios que sustituyan las partes mortales de nuestro cuerpo y conseguir una estructura más capaz y perdurable. Deducimos, dentro de nuestras investigaciones y experiencias, que no necesitamos de la tecnología para permanecer longevos. Es otra evolución humana y no estamos en contra de ella. Nosotros seguimos otra vía, y es la que proponemos en esta ponencia: “tenemos los recursos necesarios, en nosotros, para permanecer en el tiempo y hacerlo de un modo saludable. Y eso es posible porque tenemos el recuerdo que está activo todo el tiempo”. Y hemos visto, a través de los descubrimientos de la ciencia, que tenemos mecanismos epigeneticos que podemos cambiar en respuesta a una realidad concreta: longevidad. Porque nuestro estado de consciencia actual, de los sentidos y las percepciones en el que creemos estar, este epigenoma social, que nos envuelve, marca epigenomaticamente nuestro codigo genético determinando que lo que creemos se nos muestre como real: el deterioro y la muerte. El ejemplo que nosotras podemos aportar, como un nuevo epigenoma social, es la comunidad de Tian. Es un proyecto que está creando un nuevo epigenoma social donde los parámetros, las normas, las creencias, los límites y leyes del epigenoma social, en el que nos encontramos, ya no nos sirven para evolucionar. En la comunidad de Tian, se crean nuevas formas de convivencia, con elementos convivenciales diferentes, de los que ya se han vivido, generando un epigenoma social que va a crear señales de metilacion y formación de histonas, tambien diferentes. Por eso la respuesta, desde nuestro punto de vista, sería crear microepigenomas sociales, dentro de un epigenoma social que nos induce a deteriorarnos. Si se cambia el epigenoma vamos a cambiar nuestro genoma, porque ya hemos visto que influye en su regulacion y en su expresion. Por tanto, ese nuevo microepigenoma social es la vía para crear una nueva estructura que se adapte permanentemente, y fluya con la Vida. No podemos sentirnos inmortales dentro de un epigenoma donde nos desarrollamos con una consciencia de mortalidad. Tenemos que generar un “epigenoma solvente”, que nos de una solvencia para la vida: en la economía, en el conocimiento, en las emociones, en la salud y en lo espiritual. Cinco aspectos fundamentales para que podamos desarrollarnos en la consciencia de especie. Y ser longevos eternos. Aparte de la propuesta humanista, que hemos elaborado, también tenemos una sugerencia energética, que nos permita los cambios necesarios para permanecer longevos y eternos. SUGERENCIA ENERGÉTICA: 8SJ – 4XB – 4TM Hemos elegido 3 vías de luz que consideramos que son las que nos dispondrían para entrar en ese nivel de consciencia adaptativa – evolutiva de especie. Y dentro de esas tres vías de luz, hemos elegido, igualmente, 3 resonadores; uno de cada vía de luz. VÍA DE LUZ DEL SAN JIAO Hemos seleccionado esta vía de luz, el San Jiao, porque desde la visión energética, es quién permite el equilibrio de la vida, el equilibrio entre el agua y el fuego; es el eje de la vida. Si mantenemos el equilibrio entre el Agua y el Fuego, la Vida permanece y seremos longevos e inmortales. Igualmente, lo hemos escogido, porque desde una visión humanista, nos da la consciencia de que somos seres ilimitados. Y, a la vez, favorece una amplificación de consciencia, de evolución espiritual, en la humanidad como especie. Además, el San Jiao es el que recoge el mensaje que es cada ser. Cada ser humano trae un mensaje, eso lo vemos, claramente, a nivel científico, en el genoma, en base a cómo se organizan cuatro letras, en dónde está contenida la información. También lo hemos elegido, porque desde la visión de la escuela Neijing, se considera, haciendo una paralelismo del San Jiao con los cromosomas, que cada resonador del San Jiao corresponde a un cromosoma. Es decir los 23 resonadores del San Jiao, corresponden a los 23 cromosomas de nuestro genoma. De la vía de luz del San Jiao, hemos nombrado el resonador 8SJ, SAN YANG LUO, CRUCE DE LOS TRES FLUJOS CELESTES. Por su nombre alquímico consideramos que, para amplificar nuestra consciencia y hacer un cambio evolutivo, necesitamos de esa triple asistencia celeste, porque nuestra amplificación de consciencia espiritual, va más allá de la dualidad. Y también, investigando a qué Cromosoma de Humanidad corresponde, encontramos que el cromosoma número 8 representa las Religiones. EL CROMOSOMA NÚMERO 8, LAS RELIGIONES Desde el punto vista científico, el cromosoma número 8, es un cromosoma que, según los estudios genómicos, contiene mucho de lo que se ha llamado ADN Basura, para la ciencia, pero que nosotros lo llamamos Genoma Artista. E, igualmente, partiendo de diferentes estudios genéticos, contiene una gran cantidad de retrovirus. Es decir, de ese material genético, que al fin de cuentas son virus que han ido incorporándose al material genético, de todos los seres vivos, específicamente del ser humano. Parece que hay, también, una enorme cantidad de transcriptasa inversa, que es la enzima que utilizan muchos virus RNA para convertirse en DNA, y hacer que la célula replique en su material genético; para luego convertir el DNA en RNA, para seguir siendo virus. Y lo hacen a través de la transcriptasa inversa. Lo que más nos ha llamado la atención es que este cromosoma tiene una gran cantidad de “retrotransposones”, que son los pseudogenes. Y contiene, también, una cantidad importante de transposones o genes saltarines. También, asociados a este cromosoma número 8, aparecen ciertos procesos de enfermedad que tiene que ver con el acortamiento de la Vida. Uno es la “Progeria”. Una rara enfermedad de envejecimiento prematuro que aparece en ciertos niños que, aunque tienen pocos años de vida, morfológicamente son personas envejecidas. En estos casos, las causas de muerte están asociadas, justamente, al gran deterioro que sobrelleva el desarrollo de esta enfermedad. Otra es la “Enfermedad Coronaria Prematura”, en la que la alteración de un gen, de este cromosoma, marca la aparición de la patología en algunos grupos familiares. Y también ocurre a edades absolutamente impropias, alrededor de los 30 años. Y también están ubicadas, en este cromosoma número 8, la mayoría de las Neoformaciones. Entonces, deberíamos preguntarnos ¿a qué podemos asociar, en torno a la religión y a lo religioso, ese deterioro que representan ese fenómeno que llamamos envejecimiento, junto con esa disminución de la capacidad coronaria, y la aparición y desarrollo de las neoformaciones? .- Creemos que, lo religioso, tiene una relación muy directa con la Progeria. Porque, por una parte, ese envejecimiento prematuro, nos habla de una posición en la que parece como que ya el ser no tuviera recursos desde su juventud para ir descubriendo la verdadera dinámica del Universo, para ejercitarse en la verdadera Alianza Divina. .- Con la Enfermedad Coronaria prematura, podríamos decir que es una respuesta que da el sistema coronario en función a una vivencia religiosa en la que los recursos para mantener a ese ser humano con vida, se debilitan por la imposición de una entidad divina muy antropomorfizada, con la que el corazón no se identifica, pero, a la vez carece del sustrato necesario en cuanto a las creencias para mantenerse en este plano de vida de un modo saludable. .- Y en cuanto a las Neoformaciones, deducimos que cuando las religiones no dan respuesta a nuestra vida espiritual, aparecen esos procesos de salud adaptativos que nos dicen que hay que cambiar esa consciencia de religión, y buscar la manera de sentirse un ser humano que no depende ya de él mismo, sino de una Fuerza que le mantiene. Porque, efectivamente, cuando el ser de humanidad se religa adecuadamente con su universo, tiene la necesidad de formarse otra vez: “neo-formarse”. Creemos, firmemente, que tiene mucho que ver la aparición de neoformaciones con la Religión, la cual se representa en este cromosoma número 8. El plantearse una nueva forma de relacionarse con la Creación, desligándose de esa consciencia religiosa como religión y religándose, como un ser de religiosidad ante la Creación, pero sin dogmas, sin leyes, sin límites. Entonces, creemos que es importantísimo que se de una respuesta espiritual verdaderamente liberadora y que, sin duda, tendrá muchísimo que ver en la evolución, en el desarrollo y en la aparición de enfermedades. Sería esa la explicación de porqué este cromosoma número 8, está tan plagado, al igual que otros muchos, de retrotransposones o pseudogenes como agentes con habilidad para la actividad de otros genes, en éste cromosoma, que persiguen fundamentalmente permanecer, sobrevivir, eternizarse e inmortalizarse. O que haya genes saltarines que son grandes inductores de mutaciones, por tanto, de colocar en otra disposición de acción, de entendimiento, de presión, al ser humano. Sin duda, estamos ante los albores de descubrir un cromosoma que nos recuerda y nos posibilita dar un salto de consciencia, a otros niveles de pensamiento y que de seguro que necesita de un factor tiempo, y de longevidad como factor de reconocimiento. Y que seguramente, si nos damos cuenta de ello, ahora, podemos cambiar nuestra manera de ver y de vivir la religiosidad y posiblemente todos esos elementos: retrovirus, retrotransposones (pseudogenes), transposones, (genes saltarines), pueden, por su función, amplificar nuestra consciencia, amplificar nuestra espiritualidad. Ahí estaría agazapada la posibilidad, la gran posibilidad del ser humano, de convertirse en otra cosa. Así que, para nosotras, la posibilidad de la longevidad está justamente en activar este cromosoma número 8, porque es dónde está la mayor cantidad de pseudogenes que son los que recuerdan el origen. Y dónde están esos genes saltarines, como una opción mutante, que posibilitarán el no envejecimiento, y harán posible que mantengamos nuestra longevidad para poder descubrir otra nueva religiosidad. VÍA DE LUZ DEL XIN BAO. Hemos elegido al Xin Bao porque, desde nuestra visión de la escuela Neijing, haciendo una similitud con los distintos elementos celulares, se corresponde con la membrana nuclear. Porque del mismo modo que la membrana nuclear protege el ADN, o más bien protege a todo lo que hay dentro del núcleo, así mismo una de las funciones, que realiza el Xin Bao, es la de proteger al Emperador, a el corazón, y seleccionar la información que le llega de fuera. Por tanto, podemos decir que el ADN recibe la información y modula su expresión a través del Xin Bao, porque representa la fuerza evolutiva – adaptativa, del individuo. Es decir, es el encargado de dotar al ser humano de los recursos necesarios para adaptarse y evolucionar. En ese sentido, los recursos que propone están en la vía inteligente, que no son los de la razón y de la lógica, sino los recursos en la vía de una inteligencia espiritual. Evidentemente, la inteligencia y la ciencia -o la inteligencia científica- se ha focalizado o ha derivado fundamentalmente en el terreno de la lógica y de la razón. Y ese es un terreno que, sin duda, ha dado sus frutos a esta humanidad, pero, esa inteligencia, ha dejado de ser la que nos ayuda a adaptarnos y a evolucionar. Por lo tanto necesitamos, a través del Xin Bao, desarrollar otra inteligencia: Una inteligencia espiritual. Esa inteligencia espiritual es un recurso, como función del Xin Bao, de ser un factor amoroso del corazón. Sorprendentemente descubrimos que esta vía de luz, tiene más funciones espirituales de las que conocemos. La inteligencia espiritual nutre la Existencia, porque le da otra perspectiva, porque es sentirse confabulado con vida a otros niveles. Y en ese aspecto Xin Bao tiene unas posibilidades espirituales inmensas. El ser humano en su desarrollo evolutivo, como hemos visto, en un momento determinado elige preferentemente la ciencia, la lógica, la razón, que también dependen del Xin Bao. Sin embargo, la inteligencia espiritual es un promotor de nuestra evolución que está fuera del tiempo. Se nutre del ánima del corazón que es el Amor. Indaga sobre los aspectos espirituales, porque es el punto de unión o de conexión entre lo Divino y lo humano. En definitiva, cuando vemos que una persona está en esa vitalidad espiritual, es cuando nos damos cuenta que la Vida no es sólo aquellos aspectos formales, sino que tiene un plus. O, más que un plus, tiene una esencia de otra calidad. Lo que pasa es que el atributo de estar aquí, nos hace quedarnos muy atrapados a lo concreto. Pero, en definitiva, aunque estemos atrapados en lo concreto, lo que nos da la calidad de vivir es la consciencia de existir. Y esa consciencia de existir proviene del Xin Bao. El sentido de la inteligencia espiritual -aparte de seguir un desarrollo tecnocrático tecnológico y científico- implica el cultivo del sentido afectuoso de nuestra existencia, el cultivo de la complicidad, el cultivo de una inteligencia diferente, que nos sitúe en otro estado, en el que tomemos consciencia de que somos una pizca en esa Creación y de que nuestra función es pasar. Pero, en ese pasar, lo importantísimo, es el cómo vamos a pasar. San Jiao y Xin Bao son las vías de luz claves para la evolución y la adaptación. Y son los que nos posibilitan otro nivel de consciencia de especie humanidad. De esta vía de luz hemos elegido el 4XB, XI MEN, LA PUERTA DEL LÍMITE, RESONADOR XI (Alarma). Porque nos facilita el eliminar los límites, que las influencias del entorno ponen a nuestro desarrollo, y así amplificamos nuestra consciencia. Además como resonador XI, resonador alarma, nos dice que tenemos que alarmarnos porque estamos en los albores de una sexta extinción. Y por ello, también, hemos tenido en cuenta este resonador. LA VÍA DE LUZ DEL TOU MO Una de sus funciones es guiar, en cada ser humano, la expansión del proyecto celeste hacia la concretización de la forma, que se va desarrollando en diferentes niveles de consciencia. Y lo hemos elegido por ser el portador de esa consciencia espiritual. Es decir que esta vía de luz, al incitar y acompañar la expansión de consciencia del ser humano, permite la posibilidad de nuestra propia expansión. Pero, puesto que nos hemos quedado en una expansión repetitiva materialista, necesitamos la guía de una expansión de consciencia a nivel espiritual. Como en él está depositado el proyecto de cada individuo, el plan divino sobre cada ser, esta vía de luz hace que ese proyecto de Vida se expanda a los niveles de una consciencia ilimitada de la misma. De esta vía de luz hemos elegido el resonador 4TM, MING MEN, PUERTA DE LA VIDA. Porque es una puerta de salida, para salir de nuestra consciencia de muerte, a una consciencia de Vida. Porque la forma de vida que tenemos no es la que debería ser. Esta puerta nos posibilita otro nivel de consciencia, otra forma de Vida a la que hay que aspirar, y que aún no conocemos. Pero, podemos descubrirla en el ideograma Sheng, que significa: vida, vitalidad, vivificante; todo lo que puede nacer o brotar. Esta consciencia de vida no está impresa todavía o no está desarrollada todavía en nuestro ser. IDEOGRAMA DE SHENG Este ideograma Sheng no lo encontramos en ningún resonador, ni en los resonadores extras. O sea que, de momento, no nos está revelado, para ser exactos. El ideograma Sheng nos viene a decir que, como Vida, se expande con la intención de adquirir nuevas habilidades, amplificando nuestro nivel de vida. Añadiendo a nuestros niveles de capacidad, de habilidad, de reconocimiento, de aprendizaje y de incorporación que ya tenemos, los nuevos aprendizajes que nos llegan. Probablemente, este ideograma no solamente se refiera a la evolución propia de la Vida, desde microorganismos o de organismos elementales a organismos complejos, sino que, también, se refiera al Sheng propio; es decir que estamos continuamente naciendo, renaciendo, reviviendo, brotando, vitalizando, vivificando. Y este concepto es muy importante porque, aunque nos han hecho creer que vamos hacia el deterioro, o que vamos creciendo y nos vamos muriendo. Pero, la evidencia de que eso no es así, nos la da el aumento de la esperanza de vida. Como no podemos acceder, por ahora, a esta consciencia de vida: Sheng, en lo concreto; es decir, acceder a través de un resonador, pues tendremos que tomar otra posibilidad de entrar a esa Vida. Esa posibilidad nos la da el resonador 4TM, Ming Men, Puerta de la vida. De la vida con la consciencia de Sheng. 4TM, MING MEN, es como la puerta que de acceso a poder cambiar, o ver o intuir esa otra vida: Sheng. Porque la expresión de la Vida, hoy, se considera bajo la línea de la curva de Gauss, que hemos hablado otras veces de nacer, crecer, desarrollarnos y morir. Esa es nuestra consciencia de vida actual. Entonces es posible que bajo el concepto de lo vivificante, la percepción que nosotros tenemos de la Vida de nacer, de crecer, de desarrollarse y de morir, sea una visión que a lo mejor no es la verdadera, pero que si perseveramos en esa visión, evidentemente, es lo que vemos y así nos comportaremos. Podría ser, en el terreno de la fantasía o en el terreno de la especulación, que si nosotros codificamos nuestro pensamiento de otra forma, lo ordenamos de otra manera, y empezamos a recordar otras cosas, accedamos a otro nivel de consciencia más allá de nacer, de crecer, de desarrollarse y de morir, esa posibilidad está en ese resonador. CONCLUSIÓN En la idea de ir evolucionando adaptativamente, el 8SJ, San Yang Lou, es quien nos posibilita darnos cuenta, conscientemente, de que estamos en la puerta del límite: 4XB, Xi Men. 8SJ, por su nombre alquímico: “Cruce de los tres flujos celestes”, nos facilita abrirnos a una consciencia, digamos tridimensional, diluyendo así la consciencia dual en la que nos encontramos. Lo cual nos hace buscar una salida para permanecer, de ahí la puerta de la vida, 4TM, Ming Men, que es una puerta de salida: salirnos de una consciencia dual y materialista de la vida, a una consciencia tridimensional espiritual, que es la auténtica vida. Culminantemente, proponemos que hay que pensar, sentir y, efectivamente, hacer, en esta vía. Porque no solo tenemos la posibilidad de hacerlo, sino, también, tenemos los recursos necesarios para adaptarnos y evolucionar permanentemente como especie… Y aprender a vivir enamoradamente, en un suspiro de anhelos. El futuro reclama esa disolución de una especie con una consciencia dual y empuja, también, hacia un porvenir, hacia una “consciencia tridimensional” donde la humanidad, ya con consciencia de especie, sea amante de lo creativo, amante en lo sexuado, -como especie de la fusión amadísima- con una adaptación complaciente, y con una expansión del descubrimiento mutuo; es decir, con todos. Y como tarea pendiente a realizar, dentro de esas posibilidades y probabilidades, necesitamos un nuevo Xin Bao. Es decir, entrar a otro nivel de consciencia: “A una consciencia espiritual a través de amar enamoradamente”. Sería un Misterio anhelante de suspiros gozosos que derrocha y derrama sus dones para que seamos dignos amantes y no nos avergüence la consciencia de amar. Así descubrimos la variabilidad de consciencia amatoria, ¡tan impresionantes!, de los que disponemos si es que decidimos tomar este camino. Estamos en el año de las Revelaciones, por lo tanto, es revelación saber juntar, en consciencia, ese pasado -que no se dió- con este futuro que está por darse, pero que puede tener otras directrices diferentes. Tenemos la necesidad de recogernos, sin pretender anular nada, simplemente recogernos en esa comunión de pasado con futuro, ejercitándonos en el presente. Está esa vía amorosa, que no hemos sido capaces de asumir, como humanidad: el amar enamoradamente. Como culminación queremos reseñar tres ponencias, entre las que hemos presentado en los diferentes congresos de la Escuela Neijing, y que nos fundamentan nuestra exposición: “El amor es un inductor de la longevidad”, que se realiza a través de “Los ejercicios del alma”, porque es el alma quien se enamora. Y en esa medida sentimos la necesidad de generar un nuevo epigenoma social, que nos pueda permitir la posibilidad de una “Longevidad en femenino”, para que el cromosoma “X”, se pueda expresar en su verdadera dimensión, tanto en el hombre y como en la mujer, para ser una nueva humanidad: “X3Y”. Una humanidad con una consciencia de especie, tridimensional, que sería la que nos guíe hacia una longevidad con salud, eterna. ***