El Gánigo - Fundación Colectivo Mafasca

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elgánig
Nº XXI - Mayo 2010
XXIII Feria Insular de Artesanía
Manuel P
adr
ón:
Padr
adrón:
un carpintero de linaje en
el municipio de Antigua
1 el gánigo
el gánigo
Revista Oficial de la Feria
Insular de Artesanía
Mayo de 2010 Nº 21
Edita:
Fundación Colectivo Mafasca
Redacción
Taller gráfico del Colectivo
Mafasca:
Isidoro Hernández Sánchez.
Andrés Santana Almeida.
José M. García Rodríguez.
Juan Carlos Suárez Méndez.
Fotografía:
Guayedra Brito.
Andrés Santana.
Jorge Cabrera.
Sumario
elgánigo
3
Editorial
Fundación Colectivo Mafasca
4
Salutaciones
Presidente del Cabildo de Fuerteventura
Alcalde del Ayuntamiento de Antigua
6
Breve reseña histórica de la
Carpinteria Tradicional en Canarias
8
Herramientas manuales
10
Taller José Benito de Fotos
Premio Insular de Artesanía 2010
y diapositivas de la Funda-
Manolo Padrón, el carpintero de la calle vieja
ción Colectivo Mafasca
Ayuntamiento de Antigua
Diseño y Maquetación:
Departamento de Publicaciones del Ayuntamiento de
Antigua
Impresión:
2 el gánigo
Imprenta Maxorata
Prohibida su reproducción total
o parcial sin la
autorización expresa
de su editor o autores
15
Andrés Valerón en el recuerdo
En memoria de Begoña
16
Adán Hernández, una nueva generación de artesanos
de la carpintería tradicional
19
Premios Insulares de Artesanía
Homenajes a la cultura majorera
Con proyección de futuro.
«A finales de 1987, miembros del Colectivo Mafasca,
concretamente Lolita Betancor y yo (José Miguel
Rodríguez Armas), nos reunimos con la gente de
Culturalcampo para ver distintos proyectos que tenían
que ver con la artesanía. Fue en esa reunión donde se
planteó la posibilidad de realizar una Feria Insular de
Artesanía…» Gánigo nºV, 1993.
Fundación Colectivo Mafasca
bración de una Feria de Artesanía,
la más vieja de Canarias, un evento al que asisten más de 20.000
personas durante los cuatro días
de duración.
Importa, pues, el presente,
porque las ideas de hoy tienen un
valor, que, aunque no pecuniario,
son la base de hechos materializados como este número del Gánigo, la elección del Premio Insular de Artesanía, el tema central de la Feria, el programa de actividades, la distribución de la infraestructura, la selección de los
artesanos…, y así, cada idea es
una decisión tomada, que puede
ser equivocada o no, pero que
simplemente busca lo mejor para
la Feria.
Por ello esta editorial es un
texto al presente, pero también un
texto de futuro. La Feria debe
avanzar, con proyección de futuro, buscando en el marco de la Comisión Organizadora nuevas
ideas, en colaboración con los artesanos y artesanas, con el Cabildo, el Gobierno y entidades bancarias que apuesten por mantener
viva las tradiciones artesanales.
En 2011, la Fundación Colectivo
Mafasca cumplirá su 25º aniversario, un cuarto de siglo bajo el
lema «una luz por la cultura». Al
margen de la celebración del XXVII Encuentro Insular de Villancicos, del III Encuentro de Recolectores de Criadas, de los talleres y cursos anuales, de la fiesta
del Carnaval, de los viajes culturales, de la fiesta de Navidad, de
la III Movida Cultural y de otras
actividades culturales, la Fundación se esforzará en valorar esa
proyección de futuro de la Feria
de Artesanía y aportar nuevas
ideas para la edición de 2011, fiel
al compromiso colectivo con el
gremio artesanal y con la identidad cultural de nuestra isla.
El objetivo principal de El
Gánigo, revista oficial de la Feria
Insular de Artesanía, es intentar
que quede por escrito los conocimientos de los artesanos, sus inquietudes y sus ilusiones. Así,
siempre el artículo central gira en
torno al Premio Insular de Artesanía, otorgado en esta edición al
carpintero D. Manolo Padrón,
quien aún sigue trabajando entre
serrín y madera en su carpintería
de la «Calle Vieja». Desde estas líneas, felicitarlo por su labor y por
este merecido premio. Por otro
lado, al querer trabajar en esta Feria en torno al tema de la carpintería de madera, otros artículos
tratan de dar a conocer el trabajo
de otros carpinteros de nuestra
isla.
Finalizamos dando la bienvenida a todos los artesanos y artesanas a la XXIII Feria Insular de
Artesanía, pues ésta es su casa y
su fiesta, deseando que, a pesar de
la actual crisis económica, las ventas les permitan mantener su oficio por el bien de nuestra cultura.
3 el gánigo
Sin duda, continuamente, y
a la hora de elaborar la editorial
de esta revista, o en las sucesivas
reuniones de organización planteadas por la Comisión Organizadora, integrada por el Ilte. Ayuntamiento de Antigua y la Fundación Colectivo Mafasca, surgen
alusiones a aquellas personas que
relanzaron desde su inicio, allá
por 1987, la Feria Insular de Artesanía. Son innumerables las colaboraciones de los artesanos y artesanas de la isla y de Canarias,
de los trabajadores de nuestro
Ayuntamiento, miembros del Colectivo Mafasca, autoridades de
las corporaciones locales, personas anónimas de nuestro pueblo
y de Fuerteventura en general, las
que han puesto su granito de arena en el pasado para que hoy estemos en vísperas de celebrar una
nueva edición. Nos hemos subido a sus hombros, y hoy somos lo
que somos.
Sin embargo, y siendo obligatorio conocer de dónde venimos, por respeto a aquellos viejos
árboles que aún retoñan, muchas
veces nos olvidamos del presente, del trabajo constante realizado por los nuevos equipos, aquellos que se siguen reuniendo los
lunes a las ocho en la sede de la
Fundación, a una Comisión Organizadora que en los últimos diez
años ha cambiado su composición, pero no su objetivo: plantarle cara a un reto como es la cele-
EDITORIAL
SALUTACIÓN
4 el gánigo
Presidente del Cabildo de Fuerteventura
La llamada de la Fundación Colectivo Mafasca a una nueva edición
de la Feria Insular de Artesanía nos
llega en 2010 con energías renovadas,
porque aunque la crisis económica
afecta a todos, el empeño puesto por
los organizadores ha conseguido completar un programa de actividades
realmente interesante. Esta coyuntura socioeconómica tiene en Fuerteventura componentes singulares, por
cuanto nos coincide con el final de una
etapa en la que el sector de la construcción tiraba del resto de la economía insular.
El momento de cambio nos está
sirviendo también para plantear alternativas de desarrollo a partir de un
concepto amplio y diversificado de la
actividad turística, en el que asociada
a la misma, tengan cabida también
productos relacionados con nuestra
cultura, el sector primario, las tradiciones, el entorno natural, etc.
Es en este camino en el que la
artesanía, tanto desde su vertiente tradicional como desde la creativa, puede desempeñar un papel importante.
Y más aún ahora, cuando el desempleo afecta a sectores económicos tradicionales. El reto está en saber buscar los canales comerciales y promocionales que permitan que el casi millón y medio de visitantes que recibimos anualmente vean, aprecien y adquieran productos de nuestro sector
artesano. En este sentido, tenemos que
hacer un esfuerzo orientado a la creatividad y la respuesta a las demandas
y gustos del cliente. Creatividad en-
tendida también en el ámbito de la artesanía tradicional, porque sin renunciar a sus componentes también es necesario responder a la demanda comercial.
El Cabildo de Fuerteventura
atiende a esta demanda invirtiendo en
la comercialización a través de una red
de tiendas modernizada y cercana.
Pero también con la modernización de
la marca identificativa que hemos llevado a cabo durante estos últimos
meses, y con la renovación de toda la
cartelería e información, adaptándola
a más idiomas para dar respuesta precisamente a un visitante de múltiples
procedencias.
En este 2010 en el que la organización entrega el Premio Insular de
Artesanía a don Manolo Padrón, carpintero de madera heredero además
de una estirpe de carpinteros de Antigua, quiero subrayar que para el Cabildo de Fuerteventura es también una
edición especial, por cuanto es la primera que hacemos sin el que fuera
consejero del área, el compañero Andrés Valerón, y a quien permanentemente recordamos y añoramos por el
cariño que ponía en todo su trabajo.
Mi agradecimiento por lo tanto
a los organizadores, la Fundación Colectivo Mafasca, el Ayuntamiento de
Antigua y el colectivo de artesanos,
con la seguridad de que el aprecio de
sus miles de visitantes será la mejor
recompensa al trabajo bien hecho.
Mario Cabrera González
SALUTACIÓN
Alcalde del Ayuntamiento de Antigua
ca que nos diferencia de
cualquier otro rincón del
mundo.
Junto a los trabajos
procedentes del oficio artesanal de la carpintería,
no faltarán los talleres
prácticos en cada stand,
mostrado el buen hacer
de los artesanos y artesanas en un calado, un cesto de palma, una tinaja de
barro, y así, junto a ebanistas, tallistas y carpinteros tradicionales también compartirán espacio
las tejedoras, bordadoras,
latoneros, joyeros, ceramistas, alfareros, vidrieros y otros tantos oficios artesanales de trabajo dedicado, constante, y perfeccionista.
Artesanía tradicional, acompañada de grupos de
baile y danza, rondallas, conciertos folclóricos, exposiciones, y un espacio destinado a degustar la mejor repostería, los vinos y caldos de nuestras islas, los
quesos, miel de palma, y aquellos productos propios
que dan sabor, olor y paisaje a nuestra tierra majorera.
Desde estas líneas aprovechamos para agradecer la colaboración de las administraciones públicas
y privadas, así como al numeroso voluntariado que
colaboran en la preparación y organización hasta de
los detalles más pequeños que luego todos disfrutamos. Desde el Ayuntamiento de Antigua damos la
bienvenida a esta nueva edición de la revista El Gánigo, que cumple la doble tarea de informar y ser el
soporte que sirve de invitación a todos sus lectores,
para que asistan y disfruten de la Feria Insular de
Artesanía de Antigua 2010.
Gustavo Berriel Hernández
5 el gánigo
El Ayuntamiento de Antigua, a través de la Concejalía de Cultura se complace en organizar y patrocinar la XXIII Feria Insular de Artesanía de Antigua,
invitando a todos los vecinos del municipio y de la
isla, a visitar y formar parte de una Feria que es un
encuentro de artesanía, música y bailes populares.
La Feria Insular de Artesanía de Antigua, reúne
desde hace 22 años, más de 200 artesanos y artesanas
procedentes de todas las islas del archipiélago canario, que se afanan en mostrarnos sus oficios y labores
durante los cuatro días de celebración de esta cita
anual que sitúa al municipio de Antigua en el punto
de mira de numeroso público y turistas interesados
en conocer nuestra cultura, tradición y costumbres.
En esta nueva edición dedicada a la carpintería
tradicional, la Comisión Organizadora otorga el Premio Insular de Artesanía a D. Manuel Padrón, artesano y vecino de nuestro pueblo de Antigua. Decisión que aplaudo y que me da la ocasión de felicitar
la labor constante de un vecino, hijo y nieto de carpinteros, que con su dedicación diaria da continuidad a un oficio en el que prima el detalle y la utilidad
de los trabajos artesanales, cuya belleza también decora nuestro entorno y viviendas.
Destiladeras, mesas, armarios, baúles, utensilios
de cocina, herramientas de labor, aparejos para el
campo y el ganado, todos ellos resultado de la carpintería tradicional, elaborados sobre la noble, viva y
cambiante materia prima que es la madera, cuya consideración en la isla es de gran valía, por lo que el
artesano se esmera, aún más si cabe, en la calidad y
detalle del resultado final obtenido en estos trabajos
artesanales.
Mantener la Feria Insular de Artesanía de Antigua es un reto al que desde el Ayuntamiento no hemos querido renunciar a pesar de los recortes presupuestarios y el contexto de crisis económica en que
nos encontramos. Esta Feria es un reconocimiento a
los artesanos, un apoyo para dinamizar las ventas de
sus productos, y una cita cultural que nos acerca a
todos, tanto residentes como turistas, a nuestra herencia histórica e idiosincrasia propia y característi-
Breve reseña histórica de la
Carpintería tradicional
en Canarias
6 el gánigo
La madera fue la materia prima de una amplia gama de
actividades económicas, así como la fuente energética principal en el ámbito doméstico. Desde las primeras épocas de la
colonización europea, la madera fue esencial tanto en la producción azucarera como en la actividad constructiva, aunque la
carpintería mayor no se comenzará a manifestar, con dinamismo, hasta al menos el siglo XVII, como lo atestiguan los patios
y balcones canarios de la época.
Sin embargo, la carpintería tradicional, fue un oficio esencial para la sociedad canaria. El especialista en la materia,
generalmente era un agricultor, que en las épocas de menor
actividad, se dedicaba a recoger madera de árboles cultivados
o silvestres, con los que elaboraba aperos de labranza, utensilios cotidianos y ocasionalmente, muebles asociados al ámbito
doméstico.
Tras la Conquista la influencia portuguesa en la carpintería
de Canarias es fundamental.
Las «especies madereras» más ampliamente utilizadas
fueron, hasta bien avanzado el siglo XIX, el pino canario, el
cedro, el eucalipto, el nogal y el castaño. El aprovisionamiento
de estas materias se localizó tradicionalmente en las formaciones boscosas de Gran Canaria; hasta que la tala indiscriminada
y la necesidad de nuevas roturaciones, terminaron por deforestar estos núcleos. Por esta razón, desde mediados del siglo XX
gran parte de la madera demandada es de importación.
Ante la prohibición de la tala de árboles, las únicas maderas locales que se utilizan son las procedentes de derribos. Los
carpinteros tienen la obligación de comprar las maderas en
establecimientos especializados, donde sólo se encuentran
maderas importadas. Estas maderas se adquieren en forma de
planchas con unas medidas estándar. Entre las maderas más
usadas, actualmente, encontramos importaciones de África (se
importa la morera o iroko, el sipo, el sapelli, embero), de Europa
(se trae el castaño, morera, haya, pino,), y desde América se
importa: caoba, riga americana, cedro y pino.
EL TALLER TRADICIONAL
El taller del carpintero tradicional o aperero debe ocupar un lugar específico y estar
minuciosamente ordenado, dos condiciones
esenciales para que el trabajo se efectúe con
precisión y comodidad.
Tanto si el taller es una prolongación de
la vivienda familiar, como si se encuentra en
un local específicamente destinado a la carpintería, el artesano debe buscar unas buenas condiciones de iluminación y tener las
herramientas en el área donde se ejecuta la
actividad.
La amplitud del taller debe ser la suficiente como para incluir el banco de carpintero, así como los accesorios de sujeción y
guía. El resto de las herramientas suelen estar
colgadas, si el volumen y el peso no son
excesivos, en cuyo caso se colocan en el
suelo.
A finales del siglo XVIII y principios del
XIX, localizamos carpinteros en casi todos los
pagos de Gran Canaria, también se instalan
en Las Palmas de Gran Canaria y en aquellos
pueblos más importantes donde había una
población numerosa
LA MATERIA PRIMA
TIPOLOGÍA
La producción de los carpinteros tradicionales es muy variada, por un lado tenemos la
relacionada con las labores agrícolas-ganaderas como: trillos, bieldos, horquetas, yugos,
arados, tornillos, plantones, quijadas, etc., estos aperos de labranza son ahora realizados
por los carpinteros actuales en miniatura. También realizaban obras de mayor envergadura,
íntimamente relacionadas con las necesidades
de las casas isleñas, estamos hablando del
mobiliario tradicional como son: bancas, bancos, loceros, talleros o taburetes; además de
objetos de madera de pequeño tamaño como
queseras, cuartillos, tijeras de tunos, cucharas
o zarandas.
Artículo cedido por la FEDAC.
http://www.fedac.org
BIBLIOGRAFÍA
ESTEVEZ GARCÍA, S. (1978): Guía práctica del
Carpintero, Sintes, Barcelona.
FERNÁNDEZ DE PAZ, E., (1991): Carpintería de
Ribera, Junta de Andalucía, Sevilla.
VV.AA., (1995): El Hombre y la Madera, Ed.
Integral, 2ª Edición, Barcelona.
VALLE QUESADA, Mª Teresa (2004): El mueble
tradicional en Gran Canaria. Ed. FEDAC, Cabildo
de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria.
7 el gánigo
La materia prima esencial con la que
trabaja el carpintero tradicional es, en Gran
Canaria, la madera maciza, y ésta puede ser
de diferentes tipos: almendro amargo, brezo,
morera, sao, escobón salvaje, pino canario
(donde podemos diferenciar tres clases de
madera: el pino blanco, la riga y el pino tea),
eucalipto, álamo blanco, nogal, cedro (muy
apreciado por su olor), acebuche y/o naranjo. Además del barbusano y el paloblanco
como las maderas preferidas para la construcción de muebles, junto a el viñátigo, el
aceviño, el til, el mocán, el borne (o bornio), el
castaño, el pinobeto y el moral.
Otros materiales también necesarios son:
la cola, el barniz y los clavos.
Tradicionalmente los carpinteros rurales
utilizaban maderas locales para la construcción de muebles populares, mientras que las
clases dominantes prefieren las maderas exóticas importadas. La madera fue la materia
prima para la construcción de edificios, barcos,
aperos de labranza, combustible para los ingenios, para la destilación de la pez para calafatear barcos, y para el consumo doméstico.
Herramientas
manuales
Andrés Santana Almeida
Hoy en día, con los avances experimentados en
el campo de la electrónica, las herramientas
eléctricas han ido sustituyendo a las manuales.
Esto significa un ahorro de tiempo, trabajo y
técnica. Cualquier artilugio electrónico es capaz
de realizar trabajos de desbaste, lijado o
taladrado en un margen de tiempo muchísimo
menor que utilizando herramientas
tradicionales, el esfuerzo también se ha reducido
considerablemente dada la potencia cada vez
mayor de las máquinas y la técnica necesaria es
mucho menor por la precisión y la facilidad de
uso de los nuevos aparatos. Por otro lado, en
una época en la cual se valora la llamada
actividad ecológica tiene cierto sentido
potenciar el uso de estas herramientas que no
consumen energía y que en su mayoría no
están elaboradas con materiales derivados del
petróleo. ¿No nos encontraremos dentro de
poco con productos que estén marcados con la
etiqueta «elaborados con herramientas no
contaminantes»? Todo es posible.
Aquí lo que pretendemos es simplemente mostrar una serie de herramientas con una
pequeña indicación de su uso. Para ello las clasificaremos en los siguientes grupos: trazado
y medida, serrado, taladrado y labra.
Herramientas de trazado y medida:
8 el gánigo
Son aquellas que nos permiten marcar, medir, comprobar, nivelar, aplomar,
escuadrar, trazar… Entre ellas vamos a recordar el gramil y la falsa escuadra.
El gramil se utiliza para trazar líneas paralelas a una cara o arista y para trazar
escopleaduras, es decir, agujeros abiertos por ambos lados de una pieza, que se
encuentran con exactitud.
La falsa escuadra tiene el talón unido por un tornillo con mariposa a la hoja,
permitiendo deslizamiento alrededor del tornillo para formar ángulos
complementarios. Se utiliza para comprobar biseles, trasladar ángulos, trazar colas
de milano, etc.
Herramientas de serrado:
Son aquellas que nos sirven para cortar por medio de una hoja dentada. Les mostramos
el serrucho de costilla y la sierra de bastidor.
El serrucho de costilla se usa para realizar cortes finos y de precisión. Se emplea para
ensambles, espigas, ingletes y aquellos trabajos que requieren precisión y poca pérdida
de madera.
La sierra de bastidor consta de una hoja, por lo general de poca anchura, que va
dentro de un bastidor de madera o metal para sujetarla, mantenerla rígida y tensarla.
Sirve para hacer curvas no demasiado cerradas y adornos.
Herramientas de taladrado:
Son las que nos permiten realizar agujeros en la
madera sin que se raje o se astille. Les presentamos
la barrena y el berbiquí.
Las barrenas de mano y de dos manos son muy
cómodas de usar. Se emplean para taladrar agujeros
para tornillos y clavos gruesos y en general para
todo tipo de agujeros y pequeñas piezas.
El berbiquí presta unos excelentes servicios para
los trabajos con el metal del carpintero y para
agujeros de precisión en la madera.
Herramientas de labra:
Nos sirven para lograr algunas formas en la madera, esculpirla o tallarla. Entre ellas
podemos encontrar azuelas, raseros, cepillos, garlopas, formones, gubias, etc.
Destacaremos el guillame y la terraja.
El guillame es un cepillo de estrecha y alta caja, sus ángulos no se redondean. Se
utiliza para cepillar o pulimentar las aristas o ángulos entrantes, para acanalar,
molturar, etc.
La terraja tiene dos orejas o manijas a los lados para agarrarla y en su centro un
agujero con una cuchilla que se rosca con el macho como una tuerca normal. Se
utiliza para hacer tornillos.
Bibliografía: «El hombre y la madera». Integral.
9 el gánigo
« Mientras mi padre torneaba,
mis hermanos y yo hacíamos fila
para relevarnos en la rueda del
torno, cuando uno se cansaba
otro ocupaba su lugar.»
10 el gánigo
Manolo Padrón,
el carpintero de la calle vieja
Premio Insular de Artesanía 2010
Andrés Santana Almeida
11 el gánigo
«Esas máquinas tienen por lo menos ciento
y pico años y funcionan perfectamente,
media vuelta al motor y humo para
adelante. Mi padre las compró ya usadas
en Las Palmas».
La mayoría de las herramientas se heredaban, aunque muchas las construían
ellos mismos.
12 el gánigo
La Calle Vieja, no hace tanto empedrada y
hoy cubierta por el velo negro de la modernidad, cuida la carpintería de Manolo Padrón, no se le pierda
como ocurriera con la herrería de los Curbelo, la tienda de don Toribio o la barbería de Fernando. Junto al
casino pasa ahora casi desapercibida, aunque en otros
tiempos los ruidos propios de la labor animaran el
lugar, pues la calle Virgen de Antigua fue la principal
vía del pueblo. Al entrar damos un salto al pasado:
suelo de tierra repisada y barrido mil veces, paredes
revestidas de torta con algún que otro roto que deja
ver su alma de piedras entongadas en perfecto orden,
montones de herramientas que los artilugios eléctricos han ido relegando al olvido… Nos cuenta Manolo que el techo era antes de madera, de tablas de cajas
de coñac u otras que les daban en las tiendas o en los
bares, pero que hubo que sustituirlo por planchas de
uralita porque empezaba a caerse, algunos muñones
que salen de las vigas quedan como testimonio de
aquella época. Atrapadas por cintas de lona al motor
del fondo, se ramifican la sierra circular, la cepilladora y la sacadora de grueso. Varios bancos de trabajo se reparten por el espacio, uno de ellos ocupado
por un torno al que hace girar una gran rueda de madera que actúa como polea. Manolo nos dice que él y
sus hermanos esperaban turno para hacerla dar vueltas, mientras su padre torneaba piezas para los muebles. Cubren las paredes repisas, estanterías, maderas
apiladas, alguna guitarra herida de muerte, muebles
pendientes de reparar y un sinfín de cosas más.
«Cuando teníamos diez o doce años, mi hermano Miguel y yo nos dedicábamos,
un mes o dos antes de Reyes, a hacer alcobitas pequeñas para niñas, carretillas,
camioncitos. El dinero que sacábamos lo metíamos en la alcancía para la fiesta
de Antigua».
do. «A veces nos entregaba tongas de lija y un corcho, y venga a lijar a mano». En ese tiempo todo se
hacía con herramientas manuales, las eléctricas aparecieron hace poco. Manolo nos muestra diferentes
serruchos, cepillos, guillames, azuelas, barrenas, etc.,
que se guardan en el taller. La mayoría de las herramientas se heredaban, aunque muchas las construían
ellos mismos. Las máquinas grandes son verdaderas
reliquias que funcionan a partir de un motor de gasoil que por un sistema de cintas, ejes, poleas y engranajes transmite el movimiento según se necesite
la cepilladora o la escopleadora. «Esas máquinas tienen por lo menos ciento y pico años y funcionan perfectamente, media vuelta al motor y humo para adelante. Mi padre las compró ya usadas en Las Palmas».
El material no se conseguía fácilmente, debiéndose aprovechar todo. «Mi padre nos ponía, sentados en un hierro a sacar y enderezar las tachas de las
cajas de coñac que nos guardaban en la tiendita».
Aunque la mayoría de los muebles se ensamblaban y
se pegaban con cola, reservándose las tachas para las
traseras de los armarios. La cola venía en unas tabletas que se picaban y se calentaban al baño María,
debiéndose aplicar en caliente.
Frecuentemente recibían la visita de Curbelo
el herrero, pues la fragua, también de explotación
familiar, se encontraba unas casas más abajo. Éste
era un hombre fuerte y alto. «Se sentaba en un banco de trabajo y afirmaba los pies en el suelo», nos
cuenta Manolo. Era habitual que vinieran los chiquillos del pueblo para verlos trabajar. Las diversiones eran pocas en aquellos tiempos, las fiestas eran
de mucho respeto y la gente se iba a bailar en esos
días a Ampuyenta o a Casillas. El Casino era sólo para
los socios, aunque también existió otro un poco más
13 el gánigo
Manuel Padrón nació allá por el año treinta y
cuatro aquí en Antigua, en el seno de una familia de
carpinteros, ya que su padre y su abuelo lo fueron.
No en vano afirma «Esta era la única carpintería que
existía, y ahora es la carpintería más vieja y éste es el
carpintero más viejo de Antigua». Cuando él era pequeño trabajaba junto a sus cinco hermanos, ayudando a su padre. Compartía la tarea del taller con la
escuela de don Juan el maestro que se encontraba en
unos salones que existían frente al ayuntamiento viejo.
En la carpintería había seis bancos montados.
Principalmente se realizaban muebles, alcobas normalmente cuando la gente se casaba. En hacer una
alcoba completa se tardaba siete u ocho días, colaborando toda la familia. Los trabajos no se pagaban enteros, sino poco a poco, incluso en una ocasión una
mujer del Valle le intentó sufragar la deuda al padre
con un burro. «En ese tiempo era difícil hacer una
puerta o una ventana». Hubo un tiempo en el que se
dedicaron a hacer muebles para un tal Miguel Cabrera de Gran Tarajal, «todas la semanas se llevaba
un camión cargado. Me acuerdo que un dormitorio
costaba en aquel entonces tres mil quinientas pesetas. E incluso más allá una mujer me dijo que todavía
tenía en la casa un ropero y una cama de los que mi
padre le hizo». Según él, los muebles se conservan en
buen estado porque la madera de antes era mejor, se
solía utilizar la riga y el pino finlandés. La madera se
compraba en Puerto, en el almacén de los Peñate y
se traía en un transporte hasta el pueblo.
En la carpintería cada uno tenía su labor, el
padre era el encargado de las máquinas y era el que
hacía los aperos del campo (cangos, yugos, arados…)
y los hijos en los bancos lijando, pintando y montan-
Manolo fue portero del equipo de fútbol
de Antigua, colgada en la pared de la
carpintería conserva una foto de un
encuentro que disputaron en Puerto
contra el Batallón. «Ese día tuve la suerte
de parar un penalti».
14 el gánigo
La carpintería de los Padrones testimonio de la notoriedad
que tuvo en otros tiempos la calle Virgen de Antigua.
arriba. Un secretario
del ayuntamiento estuvo un tiempo proyectando los sábados
en lo que podríamos
llamar un cine que se
hallaba en los alrededores de la plaza. Manolo fue portero del equipo de
fútbol de Antigua, colgada en la pared de la carpintería conserva una foto de un encuentro que disputaron en Puerto contra el Batallón. «Ese día tuve la
suerte de parar un penalti». Además practicó la lucha, cuando el terrero estaba donde hoy se encuentra el centro cultural. Respecto a la música decir que
aprendió a tocar el laúd, más por cuenta propia que
por escuela alguna.
En la carpintería de los Padrones se encargaban las cajas para los muertos de toda la isla, cuando
todavía no había funerarias. «A cualquier hora de la
noche tocaban y toda la familia venía a hacerla, no
se quedaba nadie detrás». Se elaboraban dos tipos de
cajas, unas para ricos y otras para pobres. Las primeras se forraban con tela negra, las segundas se pintaban. «Me acuerdo que mi padre me daba un cacharrito y me mandaba a coger el hollín de los teniques,
donde se hacía de comer, con una brocha. Y luego
tomar todo aquel polvillo y mezclarlo con agua y cola
para hacer la pintura».
Al final sus hermanos fueron yéndose a otros
lugares (Gran Tarajal, Puerto…) y sólo él permaneció aquí, eran tiempos difíciles. A poco de casado,
allá por los años sesenta, como tantos otros en el pueblo, se embarcó para El Aaiún en dos ocasiones. Para
poderlo hacer debía ser reclamado por alguien allí,
en su caso Eusebio Carmona. La primera de las veces
estuvo algo más de un año y la segunda unos ocho
meses. «Cuando murió mi padre, - dice Manolo – no
veía las cosas muy claras y tuve que chancletear para
ir a trabajar en las compañías por ahí». El auge turístico le lleva a trabajar en Aguas Verdes y el Parque
Holandés, por espacio de tres años en cada urbanización. Después terminó arribando en el Cabildo, donde estuvo por algunos años. Jubilándose finalmente
en el Hotelito de la Era de la Corte, en el cual restauró la carpintería por un período de tres años. «Aquel
fue un trabajo de envergadura, aunque yo estuve muy
a gusto allí». Y tanto fue que después de jubilarse se
quedó unos meses más para terminar la obra. Con
Manolo se extingue la saga de carpinteros, sus hijos
no han continuado con la profesión. «Nada, no saben ni clavar una tacha, entran por una puerta y salen por otra. En cambio cuando nosotros teníamos
diez o doce años, Miguel y yo nos dedicábamos, un
mes o dos antes de Reyes, a hacer alcobitas pequeñas
para niñas, carretillas, camioncitos. El dinero que sacábamos lo metíamos en la alcancía para la fiesta de
Antigua».
Para Manolo es un honor que se le haya otorgado el Premio Insular de Artesanía, aunque él no se
lo esperaba. «La Feria es muy buena para los negocios en el pueblo. Vamos a ver cómo se presenta este
año». Desde la organización de la Feria queremos felicitarle y reconocer su labor como un verdadero artesano, cuya manufacturación se orientaba más a la
necesidad práctica del producto que al uso decorativo del mismo.
Andrés Valerón, en el recuerdo
El pasado 11 de septiembre fallecía a los 52 años de
edad Andrés Valerón Hernández, una persona entrañable
para el pueblo majorero. Mientras practicaba natación su
corazón dijo «hasta aquí» y
nos dejó sin palabras con los
ojos ahogados y las gargantas
anudadas.
Sus amigos y compañeros en el mundo del deporte
(baloncesto, juego del palo,
etc.), la política, el sector empresarial, carnavalero, el artesanal, todos hemos querido
rendir un homenaje a la figura
de esta gran persona de amplia sonrisa y buen hacer.
La pérdida de Andrés para
el gremio de artesanos de Fuerteventura y con ellos también
para la Fundación Colectivo
Mafasca, significa el adiós de
una persona querida. Como político, la pérdida de un hombre
curtido en este bregar, que propició una verdadera participación del sector artesanal de
Fuerteventura. A él le debemos
la creación de la Comisión Insular de Artesanía.
Andrés creía en la Feria
Insular de Artesanía, reconociendo públicamente la labor
desinteresada e importantísima de la Fundación Colectivo
Mafasca y el Ayuntamiento de
Antigua, un esfuerzo compartido para un bien común.
Desde estas páginas del
Gánigo lamentamos su pérdida, acompañamos en el sentimiento a su familia y le agradecemos el apoyo, el ánimo y
su fe en esta tarea de cuidar de
nuestra cultura.
Hasta siempre Andrés.
En memoria de Begoña
15 el gánigo
Con hondo pesar hemos recibido la triste noticia del fallecimiento
de Begoña Ferreiro Alaez.
Desde hacía muchos años, nos habíamos acostumbrado a su
tranquila presencia entre nosotros durante la Feria Insular de
Artesanía de Antigua, tanto en el stand de su hijo Pau Valverde,
artesano ceramista, como paseando y charlando por el recinto
ferial.
Le gustaba mucho venir a pasar unos días con nosotros, para
así poder participar de ese agradable reencuentro que esta
Feria propicia. Con ilusión participaba ayudando a su hijo en el
taller y en el stand. No perdía la oportunidad para charlar
tranquilamente con amigos y conocidos.
Desde estas páginas queremos rendirle homenaje, y dedicarle
a ella, a su familia y amistades, nuestro recuerdo más sentido.
Fuerteventura ha cautivado
emocionalmente a muchas
personas, incluso a aquellos que
pisaron su seca y árida tierra por
imposición legal. Todos los que
hemos vivido este maravilloso
cautiverio nos hacemos la misma
pregunta: ¿qué tiene la isla....?.
16 el gánigo
Adán Hernández,
una nueva generación
de artesanos de la
carpintería tradicional
José Manuel García Rodríguez
Juan Carlos Suárez Méndez.
Nuestro invitado de tertulia,
Adán Hernández, un joven
artesano de la carpintería,
reconoce ser uno de esos
individuos cautivados por la
magia de Maxorata. En el
pequeño taller de la azotea de su
casa en Antigua nos cuenta cómo
llegó al encuentro con la
madera.
« ...Antes de llegar a
Fuerteventura restauraba
muebles antiguos; esa práctica y
el tener mucho tiempo libre me
impulsaron a realizar algunos
trabajitos...»
¿Alguien te enseñó a restaurar
muebles?
No, todo lo que sé lo he
aprendido de forma autodidacta. Lo que no sabía lo preguntaba. Me encanta visitar y participar en las ferias de artesanía y
allí pregunto lo que no sé. También aquí en Antigua he contado con la ayuda del Sr. Melián,
sobre todo para afilar las herramientas.
¿Cuál fue tu «ópera prima» ?
Lo primero que elaboré fue
un escaño, después baúles y por
último las miniaturas. Pero lo
primero que hice fue muebles
grandes: loceros, arcones, escaños.... A mí me ayudó mucho la
adquisición de un libro publicado por la FEDAC sobre muebles
tradicionales de Gran Canaria.
Me fijaba y a partir de ahí le
daba mi toque diferenciado.
También mi experiencia en la
restauración de muebles. Empecé haciendo muebles para mí, en
tea o riga, que ahora es muy difícil conseguirlas, y después me
animé a participar en ferias y
hasta el momento.
¿Qué te ha aportado la FIA?
Mucho, antes de ser artesano me había recorrido todas las ferias de las islas. Pero
con esto no vives. Para mí es
un entretenimiento. Aunque
con los encargos de miniaturas para las tiendas de artesanía
del Cabildo necesito mucho
tiempo.
Con respecto a esta feria,
todos los artesanos de fuera dicen que quieren venir, no sé
qué tiene. Conozco a uno de
ellos que desde que se inauguró sólo ha faltado un año.
¿En cuántas ferias has participado como artesano?
He participado en las regionales de Tenerife y Gran
Canaria y también en la que se
realiza en Mancha Blanca,
Lanzarote. En esta última
siempre me ha ido muy bien.
Lo que más vendes ahora mismo son...
Las miniaturas de la cabra majorera, de la ardilla y el
perenquén. Imanes para las neveras, broches de instrumentos
de cuerdas típicos del folklore
canario.... Esto es lo que más
demandan las tiendas.
¿A esta feria llevas los muebles grandes?
Algunos pero, normalmente, llevo las fotos de los que
ya he vendido porque me ocupan mucho. Se vende algún
mueble, es donde más vendo.
¿Cuánto de habilidad, gusto y
paciencia se necesita para elaborar estas obras?
No lo sé. Primero te tiene
que gustar y después debes tener un poco de paciencia y
cierta habilidad, pero lo más
importante es que te guste.
¿Notas que tu trabajo es valorado por el público?
Sí, sí. Sobre todo de la
gente joven, es sorprendente
pero hay muchos jóvenes que
aprecian el trabajo que uno
hace. En general sí se aprecia.
Hablabas antes de Pepito Melián, ¿has aprendido algo más
de él aparte de afilar las herramientas?
Sí, siempre que le pregunto él está ahí. Es un hombre que
17 el gánigo
¿Cuántos años llevas elaborando estos muebles y miniaturas?
Hace tres años que empecé a trabajar estos muebles.
¿Los mismos que llevas participando en esta Feria Insular de Artesanía?
Sí, los mismos, ésta será
mi cuarta participación en la
FIA de Fuerteventura.
sabe mucho y todo el mundo
aprende con este señor.
¿Son muchos los artesanos que
trabajan la madera en Fuerteventura?
No somos muchos, conozco a varios que trabajan en el
municipio de La Oliva. También
conozco a un señor que trabaja
o trabajaba en el ecomuseo del
Cabildo y poco más...
18 el gánigo
¿Con qué pieza te sientes más
satisfecho?
Creo que casi todos los trabajos terminas apreciándolos...
si acaso algún que otro baúl. La
cola de milano me gusta mucho
por su técnica y la decoración
que lleva, el ensamblaje tan característico que tiene, ya que no
usas ni una tacha.
Suponemos que el avance tecnológico habrá facilitado tu
trabajo ¿qué tipo de herramientas utilizas?
Pues, no creas que uso mucha maquinaria nueva, básicamente utilizo herramienta antigua: esto es una cuchilla que me
permite realizar estas miniaturas. Después para darle forma
utilizo formones y finalmente se
cepilla con un cepillo de toda la
vida.
El olor a madera impregna este
taller y casi toda la casa. Vemos que la madera que más utilizas es la que traes de fuera, seguramente porque la madera de
las islas no es fácil conseguirla.
Trabajo fundamentalmente el cedro y lo traigo de Gran
Canaria, pero, evidentemente,
casi toda la madera se trae del
extranjero. La madera de laurisilva es difícil conseguirla, si acaso un poco de barbusano, tea y
riga antigua, pero casi todo se
trae de fuera como el sapeli y la
caoba...
Impregnados aún por el
fuerte olor a cedro, dejamos que
Adán nos muestre sus creaciones repartidas por toda la casa.
A medio acabar lleva un escaño
que piensa terminar para la Feria Insular de Antigua. Entre loceros colgados, baúles, muebles
para exponer la vajilla y otros
nos despedimos de Adán agradeciéndole la amabilidad con la
que nos ha recibido y su colaboración con El Gánigo a través de
esta entrevista.
PREMIOS INSULARES DE AR
TESANÍA
ARTESANÍA
Homenajes a la cultur
a major
a
cultura
majorer
era
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Isidoro Hernández Sánchez.
«Quer
emos que tengan continuidad, por
que consider
amos importantísimo
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porque
consideramos
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nuestra
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990.
identidad, nuestr
nuestra
1990
orma cotidiana de hacer historia». Gánigo, 1
LolitaRodríguez, I Premio Insular de Artesanía. Año 1990.
José Melián Martín, tallando el escudo del Club de
Lucha Unión Antigua.
Sotera Chocho, Premio Insular en
2008, ha estado presente en todas
las ediciones de la Feria.
Virtudes Cabrera Cabrera, artesana del calado,
mostrándonos sus trabajos en el año 2003.
19 el gánigo
Dolores Rodríguez García, artesana del calado. 1990 III Feria.
Hermanas Montelongo Barrios, artesanas del calado.1991. IV Feria.
Dolores Betancor Hernández, artesana del calado, la palma y tejedora. 1992. V Feria.
Juana María Montelongo cerámica. 1993. VI Feria.
Quiliano y José Hernández, pedreros. 1994 .VII Feria.
José Melián Martín, artesano de la madera. 1995. VIII Feria.
Inés Hernández Díaz, artesanía del telar tradicional. 1996. IX Feria.
Juan Curbelo, herrero. 1997. X Feria.
Santiago Hierro, carpintero de ribera. 1998. XI Feria.
Josefa Acosta, cerámica. 1999. XII Feria.
Catalina Méndez, artesana de la palma. 2000. XIII Feria.
Felipe Marrero, artesano tejedor. 2001. XIV Feria.
Juana Betancor Sicilia, artesana de la palma, calado, tejedora. 2002. XV Feria.
Virtudes Cabrera Cabrera, artesana caladora. 2003. XVI Feria.
Jesús Machín, pintor. 2004. XVII Feria.
María del Carmen Cabrera Betancor, artesana caladora. 2005. XVIII Feria.
Benita Acosta, artesana de la palma. 2006. XIX Feria.
Miguel Padrón, artesano de la madera. 2007. XX Feria.
Sotera Chocho, artesana del calado. 2008. XXI Feria.
Pedro Ravelo, cestero de caña. 2009. XXII Feria.
Manolo Padrón, carpintero. 2010. XXIII Feria.
S
egún una entrevista realizada a Dña.
Lolita Betancor, publicada en el Gánigo nº
IV en 1992, el Premio Insular que anualmente concede la Comisión Organizadora de la
Feria Insular de Artesanía surge en 1990,
durante la celebración de la tercera edición
de la Feria, otorgándosele ese año a Dña.
Dolores Rodríguez, más conocida como «Lolita la de Lajares», en virtud de su trabajo con
el calado majorero.
20 el gánigo
Lolita Betancor, verdadera luchadora por la difusión de la artesanía
de Fuerteventura.
Hay que señalar, en base al estudio realizado sobre los primeros números de la revista El Gánigo, que en la primera y segunda
edición de la Feria se entregaba el Premio
Regional de Artesanía, impulsado por el Gobierno de Canarias y eligiendo el marco de
Antigua para realizar el acto de entrega coincidiendo con el Día de Canarias. Posteriormente, la Comisión Organizadora, independientemente al premio otorgado por el Gobierno de Canarias, decide crear el Premio
Insular de Artesanía, con el objetivo de «agradecer y rescatar para todo nuestro pueblo a
esos hombres y mujeres que han sido, y en
muchos casos aún lo son, instituciones vivas
de nuestras tradiciones». Impulsados por los
nuevos cambios económicos, sociales y cul-
turales que transformaban rápidamente a
nuestra isla en los inicios de la década de los
noventa, sobre todo por el enorme impulso
del turismo, miembros del Colectivo Mafasca deciden crear este premio con el objetivo
de realzar y mantener las tradiciones culturales de los artesanos más viejos, creando
además un marco como la revista «El Gánigo» para que parte de sus conocimientos quedaran por escrito para las generaciones venideras. De hecho, así ha sido, y la base de
este artículo son las entrevistas que miembros del Colectivo Mafasca realizaron anualmente a los artesanos que han recibido tal
distinción.
La concesión del Premio Insular de
Artesanía es uno de los temas que con mayor antelación se tratan en el seno de la Comisión Organizadora. Sorprende el que, a
pesar de haber otorgado 21 galardones, aún
hoy surjan distintas propuestas de artesanos
para la concesión del Premio, lo que nos habla de la buena salud de la artesanía en Fuerteventura. Por norma general, para otorgar
dicho Premio se valora la calidad del producto artesanal confeccionado, los vínculos
de la familia del artesano a las distintas modalidades de artesanía, su trayectoria profesional, la labor de difusión que realiza a través de cursos o talleres, su presencia en las
distintas Feria de Canarias representando a
Fuerteventura y en general su compromiso
con el mundo de la artesanía en nuestra isla.
El objetivo principal del presente artículo es analizar las distintas entrevistas realizadas por miembros del Colectivo Mafasca
a los Premios Insulares de Artesanía desde
1990 hasta 2009. Cada entrevista es un homenaje a la cultura majorera, pues es ingente la cantidad de información que se puede
extraer no sólo sobre la artesanía, sino sobre
la historia y cultura de nuestra isla. Los creadores de esta fuente de información han sido
personas con inquietudes culturales interesadas por la artesanía, personas como Andrés Santana, Marilén García, Mila Estupiñán, José Benito Brito, José Luis Matoso, Juan
Carlos Suárez, Lolita Betancor, Pepecho y
Manolo Fleitas que han sabido expresar por
escrito hasta los sentimientos de los artesanos entrevistados.
Es mucha la información que se puede
recabar de las páginas de la revista «El Gánigo», pero tras la lectura de cada edición puede llegarse a ciertas conclusiones significativas que están presentes en cada una de las
entrevistas, conclusiones que nos permiten
entender mucho mejor la vida y obra de cada
uno de los artesanos. A continuación, exponemos algunas de ellas.
El aprendizaje
en el núcleo familiar.
Debido a que hasta la década de los
sesenta del S.XX Fuerteventura no se desarrolla económicamente y el comercio es residual, las manufacturas son realizadas casi
en su mayoría por el núcleo familiar. Así,
había que elaborar desde la vestimenta hasta los útiles para la agricultura y la cerámica para los usos domésticos. Por ello, en casi
todas las entrevistas los artesanos hablan de
un hermano, de una cuñada o de un pariente
cercano que se dedica a trabajar la misma u
otra modalidad de artesanía. Un ejemplo
claro es Fefita Acosta, artesana del barro,
cuya hermana, Benita Acosta, trabaja la palma; Pedro Ravelo, con hermanos dedicados
al trabajo de la palma y la cestería del pírgano o el caso de nuestro Pepe Melián, quien
señala en su entrevista de 1990: «aparte del
trabajo en la madera de mi padre y de mi
abuelo, mis hermanas Mari Carmen y Lola
han desarrollado nuevas técnicas artesanales como la cerámica en frío, trabajos con
migas de pan…». Sin duda, el mejor ejemplo son las hermanas Montelongo Barrios,
siete hermanas de Casillas del Ángel dedicadas al calado.
La artesanía como labor
complementaria de la
ganadería y agricultura.
En todas las entrevistas el artesano no
sólo se dedica a realizar sus manufacturas,
sido que las complementa con la ganadería
y agricultura en unas condiciones de trabajo realmente duras. Hasta inicios del S.XX,
aunque a través formas anquilosadas de comercio como el trueque, el artesano puede
adquirir ciertos víveres como el aceite, de
las entrevistas se deduce que se vivía en una
economía autárquica, donde el autoabastecimiento de productos agrícolas y ganaderos era fundamental.
21 el gánigo
Los conocimientos adquiridos por los
artesanos son transmitidos desde la antigüedad a través de muchas generaciones. Podemos decir con seguridad que son los ascendentes familiares, como norma general, los
que enseñan las técnicas y el uso de la materia prima a los descendientes. Como ejemplos, Juan Curbelo, herrero y Premio Insular de Artesanía 1997 que con 75 años en el
momento de la entrevista, contaba que había aprendido en el taller de su abuelo, situado en la Calle Vieja de La Antigua; o Lolita Rodríguez, Premio Insular de Artesanía
1990, que en ese año contaba con 90 años,
había aprendido a tejer y a bordar de una
hermana suya en 1920 en su taller de Lajares. Pero sin duda, el ejemplo más real lo tenemos en la entrevista realizada a Catalina
Méndez, Premio Insular de Artesanía 2000,
quien señala que aprendió a tejer palma de
su madre, Catalina Montañez, Premio Regional de Artesanía en 1986 y que había nacido en Antigua en 1890.
En las distintas entrevistas hay alusiones continuas a que un familiar lejano ya realizaba la artesanía que trabaja, siendo corriente el nombrar abuelos-as o padres y
madres, lo que nos habla de tradiciones culturales muy antiguas que se pierden en el
tiempo.
Distintas modalidades de
artesanía en una misma
familia.
bajando y seguirán siendo artesanos por
vocación, porque les encanta su trabajo
y, lo que es más sorprendente, por respeto a sus ascendientes.
Inquietud frente al futuro
de su profesión y el papel
de los jóvenes como testigos
de sus conocimientos.
Juana Betancor Sicilia, Premio Insular de Artesanía 2002.
Acto de entrega del Premio Insular de Artesanía a Quiliano y José
Hernández, pedreros. Año 1994.
22 el gánigo
Una profesión con escasos
ingresos económicos,
fundamentada en la
vocación.
Es común la afirmación por parte
de los artesanos de que cada vez más su
profesión no es rentable. En palabras de
Dña Inés Hernández, Premio Insular
1996, «hoy en día no merece la pena a la
juventud dejar un trabajo en el tomate o
en el turismo por la artesanía, porque no
compensa». De igual manera se expresaba Lolita Betancor en 1992: «una artesana calando una hora cobra 40 pesetas,
¿cree usted que es rentable?». Sin embargo, los artesanos señalan que siguen tra-
De la misma manera que los artesanos hablan con orgullo sobre el familiar del que tomaron sus conocimientos,
se percibe mucha preocupación sobre la
transmisión de sus saberes. Aunque hay
ciertos casos como el de D. Miguel Padrón, carpintero, o Santiago Hierro, carpintero de rivera, en los que sus hijos
mantienen el oficio, en la mayoría de
ellos las nuevas generaciones se dedican
a profesiones derivadas del turismo o a
profesiones liberales, rompiendo la cadena de transmisión. Así, Lolita Rodríguez señala que su último telar lo vende
al Ayuntamiento de Ingenio, o Pedro Ravelo señala que «ninguno de sus hijos
mayores ha heredado la habilidad y el
gusto por la palma, aunque mantengo la
esperanza de que mi hija menor recoja
mis conocimientos». Catalina Méndez
mantiene la esperanza de que en un futuro algún descendiente suyo continúe
con la labor, «pues en la actualidad ninguno muestra interés», y Virtudes Cabrera señalaba en 2003 que «la tradición del
calado no sigue porque ninguno de sus
nietos cala».
Sobre el interés de los jóvenes en
la artesanía, la mayoría de los artesanos
coinciden en que no es suficiente. Muestran preocupación por entender quién
les seguirá, como expone en 2005 María
del Carmen Cabrera en su taller: «los jóvenes no tienen mucho interés por conocer y aprender nuestras tradiciones,
y cada vez son menos». También Juana
Betancor señalaba en 2002 que había en-
señado a mucha gente joven, pero que no
quisieron seguir trabajando en la artesanía, y en el mismo sentido, Quiliano, el
pedrero, opinaba en 1994 que «la gente
joven no parece que tenga mucho interés por esto. Había dos muchachos que
se nos han ido, que trabajaban muy bien,
pero que encontraron trabajo en otra cosa
y se fueron».
El papel de las instituciones
regionales, insulares y
municipales en la
conservación de los oficios
artesanales.
Los artesanos dan mucha importancia al papel que Ayuntamientos, Cabildo
y Gobierno regional realizan para la conservación y mantenimiento de los oficios
artesanales. Ven muy positivo la preocupación que desde 1990 han tenido las autoridades por realizar cursos, talleres,
conferencias, tiendas de artesanía, mercadillos, ferias y cualquier evento que
permita un respiro a las producciones artesanales. Muchos de ellos, como Lolita
Betancor o Quilianio realizaron cursos en
la antigua Universidad Popular o en la Escuela Taller de Tefía, impulsados por el
Cabildo de Fuerteventura, y otros como
Felipe Marrero, Fefita Acosta, Juana María Montelongo o María del Carmen Cabrera continúan hoy en día difundiendo
sus conocimientos. Sin embargo, insisten
en que las acciones deben ser más numerosas, y que el apoyo de las instituciones
es fundamental para garantizar un futuro a la artesanía majorera.
En las primeras ediciones de la Feria Insular, los artesanos se muestran es-
Quedarían muchos puntos que se
podrían extraer de todas las entrevistas
realizadas a lo largo de estos veinte años,
pero consideramos que daría para ocupar todas las páginas de esta revista. Desde el Colectivo Mafasca, y a pesar de que
algunos Premio Insulares ya no están con
nosotros, queremos agradecer sinceramente la labor que estos artesanos han
realizado para que hoy en día se sigan
manteniendo los telares en uso, los hornos calientes para la cerámica, las palmeras podadas, la aguja en el calado, el sonido del martillo en la piedra y el del cepillo en la carpintería…Pero sobre todo,
le agradecemos su trabajo con los jóvenes, su demostración a los escolares que
se acercan a la Feria y su respuesta, siempre complaciente y atenta, a la pregunta
¿y esto,…. cómo se hace?.
23 el gánigo
El significado de la Feria
Insular de Artesanía de
Antigua.
peranzados porque este nuevo evento suponga un paso importante para valorar
su trabajo. Es curioso que opinen que su
interés por la Feria no sólo radica en los
ingresos económicos que puedan obtener
por la venta de sus productos, sino por
tener la oportunidad de mostrar el trabajo, de responder a las cuestiones de los
jóvenes, por atender a los miles de escolares que visitan la Feria en la mañana.
Es sintomática la opinión de D. Miguel
Padrón: «aunque no vendamos nada, nos
gratifica que el visitante se pare y sienta
curiosidad por alguna pieza y pregunte
algo». En el mismo sentido, en 1993, Juana María Montelongo veía la Feria como
«un buen estímulo, como unos días de
convivencia con la gran familia de artesanos». Es interesante la apreciación que
realiza esta última artesana, porque realmente el gremio artesanal ve la Feria de
Antigua como una fiesta, como un encuentro anual donde se tejen nuevas
amistades, donde se aconsejan y hablan
sobre su trabajo. Como decía Quiliano en
1994 «yo acudo a la Feria principalmente por participar».
24 el gánigo
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