una biblioteca para leer a gabo - Biblioteca Nacional de Colombia

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UNA BIBLIOTECA PARA LEER A GABO
Con el propósito de rendir homenaje a la memoria de Gabriel García Márquez en el primer año de su
fallecimiento, las 1.404 bibliotecas con que cuenta la Red Nacional de Bibliotecas Públicas contarán con un
espacio reservado para exhibir la totalidad de las obras del Nobel, junto con todo aquel material
bibliográfico de referencia que tenga que ver con su vida y obra -Centro de interés Gabriel García Márquez-,
en procura de que los usuarios puedan leerlas y consultarlas con el fin de que identifiquen el
correspondiente párrafo de inicio, a partir de una selección de 17 textos literarios entre los que se
encuentran algunas de las obras más destacadas de su trayectoria como novelista y cuentista.
Para facilitar la ubicación del material bibliográfico por parte de los bibliotecarios, cada uno de los títulos
está acompañado con su correspondiente referencia, de acuerdo al catálogo de colecciones de la Red
Nacional de Bibliotecas Públicas.
Público objetivo: usuarios de la Red Nacional de Bibliotecas Públicas
Fecha de inicio: 17 de abril de 2015
Fecha de cierre: 30 de abril de 2015
Actividad para redes sociales
La Red Nacional de Bibliotecas Públicas y entidades asociadas podrán hacer una actividad de carácter virtual,
a partir de una serie de “memes” que estén acompañados por las frases de inicio de las obras propuestas,
con el fin de que el público en general pueda identificarlas.
Se sugiere que los “memes” incluyan una invitación para que las personas se dirijan a cualquiera de las 1.404
Bibliotecas Públicas con que cuenta la Red, con el fin de consultar la obra de Gabriel García Márquez y hacer
parte de del resto de las actividades que se tengan programadas, por ejemplo:
¡Acércate a la biblioteca! Lee a Gabo y conoce más sobre su vida y obra…
Instructivo:
“Meme”:
¿A qué obra corresponde la siguiente frase?:
“Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo
estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con
una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza”.
A. La hojarasca
B. El otoño del Patriarca
C. El general en su laberinto
¡Acércate a la Biblioteca! Lee a Gabo y conoce más sobre su vida y obra…
Público objetivo: Abierto al público en general
Fecha de inicio: 17 de abril de 2015
Fecha de cierre: 30 de abril de 2015
1.
La hojarasca (1955) / PNLB - 2014
A. El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar
en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones
electrónicas y de sus armamentos.
B.
Por primera vez he visto un cadáver. Es miércoles, pero siento como si fuera domingo porque
no he ido a la escuela y me han puesto este vestido de pana verde que me aprieta en alguna
parte.
C.
Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa
mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo
encontrarme.
________________________________________________________________________________________
2.
El coronel no tiene quien le escriba (1961) / PNLB - 2013
A.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había
de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
B.
El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la
olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del
tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café
revueltas con óxido de lata.
C.
El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar
en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones
electrónicas y de sus armamentos.
________________________________________________________________________________________
3.
Los funerales de la mamá grande (1962) / PNLB – 2014 Cuentos 1947 – 1992.
A. Al tercer día de lluvia habían matado tantos cangrejos dentro de la casa, que Pelayo tuvo que
atravesar su patio anegado para tirarlos al mar, pues el niño recién nacido había pasado la
noche con calenturas y se pensaba que era causa de la pestilencia. El mundo estaba triste
desde el martes.
B.
Ésta es, incrédulos del mundo entero, la verídica historia de la Mamá Grande, soberana
absoluta del reino de Macondo, que vivió en función de dominio durante 92 años y murió en
olor de santidad un martes del setiembre pasado, y a cuyos funerales vino el Sumo Pontífice.
C.
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el
tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo
de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.
4.
En este pueblo no hay ladrones (1962) / PNLB – 2014 Cuentos latinoamericanos, antología.
A. Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores
contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en
penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado
de ser urgente desde hacía muchos años.
B.
Dámaso regresó al cuarto con los primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de seis meses, lo
esperaba sentada en la cama, vestida y con zapatos. La lámpara de petróleo empezaba a
extinguirse.
C.
Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el
anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el
tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un
grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos.
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5.
Cien años de soledad (1967) / PNLB - 2014
A. El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de
las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo
un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la
fecha y su correspondencia en el santoral. ‘’Martes cuatro de octubre’’, pensó; y dijo en voz
baja: ‘’San Francisco de Asís’’.
B.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
C.
Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme
mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los
estribos con la primera embestida.
________________________________________________________________________________________
6.
Un señor muy viejo con unas alas enormes (1968) / PNLB - 2014
A. Al tercer día de lluvia habían matado tantos cangrejos dentro de la casa, que Pelayo tuvo que
atravesar su patio anegado para tirarlos al mar, pues el niño recién nacido había pasado la
noche con calenturas y se pensaba que era causa de la pestilencia. El mundo estaba triste
desde el martes.
B.
El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente
virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus
buenos clientes cuando tenía una novedad disponible.
C.
El tren salió del trepidante corredor de rocas bermejas, penetró en las plantaciones de banano,
simétricas e interminables, y el aire se hizo húmedo y no se volvió a sentir la brisa del mar.
7.
Relato de un náufrago (1970) / PNLB - 2014
A. Dámaso regresó al cuarto con los primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de seis meses, lo
esperaba sentada en la cama, vestida y con zapatos. La lámpara de petróleo empezaba a
extinguirse.
B.
El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar
en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones
electrónicas y de sus armamentos.
C.
Un perro cenizo con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado el primer
domingo de diciembre, revolcó mesas de fritangas, desbarató tenderetes de indios y toldos de
lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le atravesaron en el camino.
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8.
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1972) / PNLB – 2014
Cuentos 1947 - 1992
A. Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme
mansión de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los
estribos con la primera embestida.
B.
Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa
mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo
encontrarme.
C.
El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de
las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo
un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la
fecha y su correspondencia en el santoral. ‘’Martes cuatro de octubre’’, pensó; y dijo en voz
baja: ‘’San Francisco de Asís’’.
________________________________________________________________________________________
9.
El otoño del patriarca (1975) PNLB 2014
A. El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la
olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior
del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café
revueltas con óxido de lata.
B.
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el
tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo
de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.
C.
El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente
virgen. Me acordé de Rosa Cabarcas, la dueña de una casa clandestina que solía avisar a sus
buenos clientes cuando tenía una novedad disponible.
10. Crónica de una muerte anunciada (1981) / PNLB 2014
A. Por primera vez he visto un cadáver. Es miércoles, pero siento como si fuera domingo porque
no he ido a la escuela y me han puesto este vestido de pana verde que me aprieta en alguna
parte.
B.
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
C.
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el
buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde
caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por
completo salpicado de cagada de pájaros.
________________________________________________________________________________________
11. El amor en los tiempos del cólera (1985) / PNLB 2014
A. Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el
anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el
tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un
grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos.
B.
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores
contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en
penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado
de ser urgente desde hacía muchos años.
C.
El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de
las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo
un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la
fecha y su correspondencia en el santoral. ‘’Martes cuatro de octubre’’, pensó; y dijo en voz
baja: ‘’San Francisco de Asís’’.
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12. El general en su laberinto (1989)
A. Por primera vez he visto un cadáver. Es miércoles, pero siento como si fuera domingo porque
no he ido a la escuela y me han puesto este vestido de pana verde que me aprieta en alguna
parte.
B.
José palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la
bañera, desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno
de sus muchos modos de meditar, pero el estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de
alguien que ya no era de este mundo.
C.
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el
tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo
de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.
13. El rastro de tu sangre en la nieve (1992) PNLB 2014 Doce cuentos peregrinos
A. Por primera vez he visto un cadáver. Es miércoles, pero siento como si fuera domingo porque
no he ido a la escuela y me han puesto este vestido de pana verde que me aprieta en alguna
parte.
B.
Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el
anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el
tricornio de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un
grande esfuerzo para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos.
C.
El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de
las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo
un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la
fecha y su correspondencia en el santoral. ‘’Martes cuatro de octubre’’, pensó; y dijo en voz
baja: ‘’San Francisco de Asís’’.
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14. María dos Prazeres (1992) / PNLB 1-1, 1-2
A. Ésta es, incrédulos del mundo entero, la verídica historia de la Mamá Grande, soberana
absoluta del reino de Macondo, que vivió en función de dominio durante 92 años y murió en
olor de santidad un martes del setiembre pasado, y a cuyos funerales vino el Sumo Pontífice.
B.
El hombre de la agencia funeraria llegó tan puntual, que María dos Prazeres estaban todavía en
bata de baño y con la cabeza llena de tubos lanzadores, y apenas si tuvo tiempo de ponerse
una rosa roja en la oreja para no parecer tan indeseable como se sentía.
C.
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores
contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en
penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado
de ser urgente desde hacía muchos años.
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15. La luz es como el agua (1992) / PNLB 1-1, 1-2
A. El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar
en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones
electrónicas y de sus armamentos.
B.
Dámaso regresó al cuarto con los primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de seis meses, lo
esperaba sentada en la cama, vestida y con zapatos. La lámpara de petróleo empezaba a
extinguirse.
C.
En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos. -De acuerdo -dijo el papá, lo
compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
-Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
16. Del amor y otros demonios (1994) / PNLB 2014
A. El padre Ángel se incorporó con un esfuerzo solemne. Se frotó los párpados con los huesos de
las manos, apartó el mosquitero de punto y permaneció sentado en la estera pelada, pensativo
un instante, el tiempo indispensable para darse cuenta de que estaba vivo, y para recordar la
fecha y su correspondencia en el santoral. ‘’Martes cuatro de octubre’’, pensó; y dijo en voz
baja: ‘’San Francisco de Asís’’.
B.
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el
tiempo estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo
de siglos con una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.
C.
Un perro cenizo con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado el primer
domingo de diciembre, revolcó mesas de fritangas, desbarató tenderetes de indios y toldos de
lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le atravesaron en el camino.
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17. Vivir para contarla (2002) / PNLB 2014
A. Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
B.
Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa
mañana desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo
encontrarme.
C.
El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar
en Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones
electrónicas y de sus armamentos.
1.
La hojarasca (1955)
Por primera vez he visto un cadáver. Es miércoles, pero siento como si fuera domingo porque no he
ido a la escuela y me han puesto este vestido de pana verde que me aprieta en alguna parte.
2.
El coronel no tiene quien le escriba (1961)
El coronel destapó el tarro del café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla
del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro
sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con
óxido de lata.
3.
Los funerales de la mamá grande (1962)
Ésta es, incrédulos del mundo entero, la verídica historia de la Mamá Grande, soberana absoluta
del reino de Macondo, que vivió en función de dominio durante 92 años y murió en olor de
santidad un martes del setiembre pasado, y a cuyos funerales vino el Sumo Pontífice.
4.
En este pueblo no hay ladrones (1962)
Dámaso regresó al cuarto con los primeros gallos. Ana, su mujer, encinta de seis meses, lo esperaba
sentada en la cama, vestida y con zapatos. La lámpara de petróleo empezaba a extinguirse.
5.
Cien años de soledad (1967)
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo.
6.
Un señor muy viejo con unas alas enormes (1968)
Al tercer día de lluvia habían matado tantos cangrejos dentro de la casa, que Pelayo tuvo que
atravesar su patio anegado para tirarlos al mar, pues el niño recién nacido había pasado la noche
con calenturas y se pensaba que era causa de la pestilencia. El mundo estaba triste desde el martes.
7.
Relato de un náufrago (1970)
El 22 de febrero se nos anunció que regresaríamos a Colombia. Teníamos ocho meses de estar en
Mobile, Alabama, Estados Unidos, donde el A.R.C. Caldas fue sometido a reparaciones electrónicas
y de sus armamentos.
8.
La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada (1972)
Eréndira estaba bañando a la abuela cuando empezó el viento de su desgracia. La enorme mansión
de argamasa lunar, extraviada en la soledad del desierto, se estremeció hasta los estribos con la
primera embestida.
9.
El otoño del patriarca (1975)
Durante el fin de semana los gallinazos se metieron por los balcones de la casa presidencial,
destrozaron a picotazos las mallas de alambre de las ventanas y removieron con sus alas el tiempo
estancado en el interior, y en la madrugada del lunes la ciudad despertó de su letargo de siglos con
una tibia y tierna brisa de muerto grande y de podrida grandeza.
10. Crónica de una muerte anunciada (1981)
El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el
buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía
una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño, pero al despertar se sintió por completo
salpicado de cagada de pájaros.
11. El amor en los tiempos del cólera (1985)
Era inevitable: el olor de las almendras amargas le recordaba siempre el destino de los amores
contrariados. El doctor Juvenal Urbino lo percibió desde que entró en la casa todavía en
penumbras, adonde había acudido de urgencia a ocuparse de un caso que para él había dejado de
ser urgente desde hacía muchos años.
12. El general en su laberinto (1989)
José palacios, su servidor más antiguo, lo encontró flotando en las aguas depurativas de la bañera,
desnudo y con los ojos abiertos, y creyó que se había ahogado. Sabía que ése era uno de sus
muchos modos de meditar, pero el estado de éxtasis en que yacía a la deriva parecía de alguien que
ya no era de este mundo.
13. El rastro de tu sangre en la nieve (1992)
Al anochecer, cuando llegaron a la frontera, Nena Daconte se dio cuenta de que el dedo con el
anillo de bodas le seguía sangrando. El guardia civil con una manta de lana cruda sobre el tricornio
de charol examinó los pasaportes a la luz de una linterna de carburo, haciendo un grande esfuerzo
para que no lo derribara la presión del viento que soplaba de los Pirineos.
14. María dos Prazeres (1992)
El hombre de la agencia funeraria llegó tan puntual, que María dos Prazeres estaban todavía en
bata de baño y con la cabeza llena de tubos lanzadores, y apenas si tuvo tiempo de ponerse una
rosa roja en la oreja para no parecer tan indeseable como se sentía.
15. La luz es como el agua (1992)
En Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos. -De acuerdo -dijo el papá, lo
compraremos cuando volvamos a Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No -dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
-Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
16. Del amor y otros demonios (1994)
Un perro cenizo con un lucero en la frente irrumpió en los vericuetos del mercado el primer
domingo de diciembre, revolcó mesas de fritangas, desbarató tenderetes de indios y toldos de
lotería, y de paso mordió a cuatro personas que se le atravesaron en el camino.
17. Vivir para contarla (2002)
Mi madre me pidió que la acompañara a vender la casa. Había llegado a Barranquilla esa mañana
desde el pueblo distante donde vivía la familia y no tenía la menor idea de cómo encontrarme.
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