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REMISE DES INSIGNES
DE CHEVALIER DE L’ORDRE DE LA LEGION D’HONNEUR
A SOFIA GANDARIAS,
ARTISTE
RESIDENCE DE FRANCE A MADRID
EL LUNES 27 DE SEPTIEMBRE DE 2010
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Señor director general honorario de la UNESCO,
Estimado Federico Mayor Zaragoza,
Señores Ministros,
Estimada Sofia Gandarias,
Señoras, Señores, Queridos amigos,
Estamos reunidos esta noche para rendir un doble homenaje,
Un homenaje a la figura de Albert Camus, cuyo centenario celebramos este año,
a su relación especial con España, a través de su pasión por Maria Casarès.
Un homenaje a una gran artista, Sofía Gandarias, que, a través de sus obras aquí
expuestas, saca a la luz esta pasión, esta relación íntima, que pertenece a la
Historia y a la cultura común y compartida entre nuestros dos países.
Los cuatro cuadros que están reunidos aquí esta noche forman este “Retablo
encantado y trágico”, tan bien descrito por Sami Naïr, en el magnífico texto que
dedicó a estas obras de Sofía. Muy pronto, gracias a la generosidad de la artista,
se unirán al museo Fabre de Montpellier y a la Maison des Comédiens Maria
Casarès, situada en Alloue, en Charente, Francia, donde Maria vivió. Dicha casa
es ahora un centro cultural que se ha convertido más que en un museo, en la
evocación de la memoria de esta gran actriz que dejó una huella a través de
películas como Les Enfants du paradis de Marcel Carné, Les Dames du Bois de
Versión escrita
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Boulogne de Bresson, La Chartreuse de Parme de Christian-Jaque y l’Orphée
de Cocteau. En esta última aparece sublime desempeñando el papel de la Muerte
vencida por el Amor. Maria Casarès dejó una profunda huella en la ciudad de
Avignon, junto con Gérard Philipe, en tiempos de Jean Vilar, tal y como nos lo
recordaba hace poco Jose Maria Flotats aquí mismo.
Estimada Sofia Gandarias,
El homenaje que le rindo hoy, en nombre de Francia, es un doble homenaje: por
un lado a su carrera artística, y por otro a su compromiso, que es tanto ético
como estético.
Nació usted en Guernica. Para alguien que ha demostrado una sensibilidad
artística como la suya, este hecho es obviamente un símbolo fuerte de la guerra,
de las fuerzas de destrucción que operan en la parte más oscura del género
humano, pero también remite a la fuerza del arte frente a la tragedia de la
Historia, magníficamente ilustrada por la obra de Picasso.
Esta herencia es la suya, tanto como la de Maria Casarès, gran actriz de tragedia,
y de Camus, filósofo de la Historia, que decía en su discurso de entrega del
premio Nobel de literatura, en 1957: « Los verdaderos artistas no desprecian
nada; se esfuerzan por entender en vez de juzgar.»
Entender, en vez de juzgar: a mi parecer, es esta máxima la que atraviesa toda su
obra, que es considerable, y que se inscribe en la gran tradición española del
retrato, que se remonta a Velázquez.
Nunca dejó de realizar retratos de hombres y mujeres comprometidos con su
tiempo, con la acción, con la Historia, y con la creación del siglo XX.
Al acabar sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, en la
Universidad Complutense de Madrid, pintó Kokoschka, testimonio de los años a
la vez más creativos y más trágicos del siglo, los del expresionismo y del
surgimiento de la barbarie.
Versión escrita
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Después, en 1980, pintó la Pasionaria. Al principio de los años 80 empezó la
serie « Presencias », con Federico García Lorca, Miguel Ángel Asturias, Jorge
Luis Borges, Julio Cortázar, Salvador Dalí, Rubén Darío, Gabriel García
Márquez, Pablo Neruda, Octavio Paz, retratos expuestos en varias ciudades
españolas y europeas.
Ya desde entonces, su estilo se va afianzando. Más que realista, es simbolista y
metafísico. Revela la verdad del modelo y la profundidad de su obra y de la
época, más allá de la representación.
Después de su boda con Enrique Barón Crespo y del nacimiento de vuestro hijo,
Alejandro, tuvo que dejar de pintar, pero lo retoma rápido, a principios de los
años 90 con su serie de retratos de artistas, como Nureyev, Yehudi Menuhin,
Jacques Brel, de escritores, con Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, José Saramago,
entre otros, de políticos, como François Mitterrand y también de mujeres, con su
serie « Direction Femmes » con Simone Veil y Frida Kahlo.
Es en 1995 cuando arranca la serie « Le Spectateur », con Albert Camus y
Maria Casarès, que incorpora a su gran exposición « Pour la Tolérance », en
1996, en el techo del Gran Arco de la Fraternidad en La Défense, en el marco
del 50º aniversario de la UNESCO, que dirigía Federico Mayor.
Es que su obra no tiende solamente a captar la verdad de sus modelos, la riqueza
de los matices, con su parte de sombra y de luz.
Su pintura es una pintura comprometida.
Su compromiso estético es ante todo un compromiso ético. En sus obras,
magnifica a hombres y mujeres excepcionales, que han hecho prevaler los
valores, en momentos dolorosos y decisivos de la Historia trágica del siglo XX.
Estos valores de humanismo, de tolerancia, de paz, de fraternidad, más fuertes
que todos los odios, todas las guerras, todas las violencias del siglo.
Versión escrita
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Tal es el sentido de sus exposiciones y de sus series sobre Sarajevo, Guernica,
Primo Levi y la memoria, pero también, desde el
2001, sobre el 11 de
septiembre, así como « El llanto de las flores, Madrid capital del dolor 11 M ».
A lo largo de sus exposiciones, en España, pero también en Francia, en Bélgica,
en Italia, en Croacia, en Alemania, en toda Europa, en América Latina, rinde
homenaje a las grandes figuras del Arte, de las Letras, de la cultura, de la
Historia y de la política, en su sentido más noble, de nuestros tiempos.
Estos últimos años, y actualmente, es su serie « Gandhara », con los retratos de
Edgar Morin, pero también de Gabriela Mistral y su serie dedicada a Kafka,
expuesta en el Cervantes y en el Centro Checo de Praga, este verano, la que le
permite expresar su concepción, su compromiso, profundamente humanistas, del
Arte y de la Historia.
Cabe señalar que su exposición de Praga ha sido acogida por un magnífico texto
del Premio Nobel de literatura José Saramago, uno de sus últimos escritos antes
de su fallecimiento.
Su obra está presente en numerosos museos, en España, en Europa, en América
Latina y en colecciones privadas del mundo entero.
Su compromiso humanista va más allá del arte pictórico: se une en particular
con su pasión por la música y el arte lírico, a través de su acción, en el seno de la
fundación Yehudi Menuhin, donde sigue manteniendo viva la convicción del
Maestro que fue su amigo, que la cultura y la creación pueden ser potentes
vectores de cohesión y de promoción sociales.
Pour toutes ces raisons, Chère Sofía Gandarias, au nom du Président de la
République et en vertu des pouvoirs qui nous sont conférés, nous vous faisons
Chevalier de la Légion d’Honneur.
Versión escrita
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