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Textos: Gemma Jimeno
[email protected]
Imágenes: Vicente A. Jiménez
U
n pequeño grupo de profesores puso
los cimientos de lo que, en un futuro,
sería la cooperativa Escola La Masia.
El colegio nació en 1968 bajo el nombre de Tramuntana, tenía su sede en el Vedat
de Torrent y se creó con la idea de ser “una escuela diferente, a lo que había en la época franquista”, explica Júlia Benítez, presidenta del Consejo Rector de la cooperativa.
“De hecho, –aclara la directora del centro, Anna Chaler–, en aquella época la educación era dogmática y de carácter autoritario. Mientras que la escuela Tramuntana buscaba la felicidad de los alumnos y de los propios trabajadores”.
Con el fin de eludir las grandes dificultades
que tenía el centro en la época franquista decidieron crear una cooperativa de padres y una de
las primeras medidas que se tomó fue cambiarle el nombre, con lo cual, dejó de llamarse Tramuntana para denominarse Mistral y se trasladó a Moncada.
Sin embargo, discrepancias entre los padres,
que arrastraron también a los educadores, provocó la disolución de la cooperativa de padres. A
partir de este momento, los profesores que continuaron con el proyecto transformaron aquella
escuela en una cooperativa integrada por educadores y pasó a llamarse Escola La Masia.
068 MARZO 2014
Escola La Masia ejerce de
correa de transmisión entre
padres y alumnos
La cooperativa con casi 46 años de historia y con sede en Museros, es
un colegio concertado desde Infantil a Secundaria. Uno de los valores
principales que impulsó su nacimiento fue el cariño por los niños. Se
definen como una escuala laica, catalanoparlante, participativa, crítica,
democrática, científica, experimental integradora y coeducativa, entre
otros calificativos
En la actualidad, el centro es
concertado desde Infantil hasta
Secundaria, su ámbito de actuación es l’Horta Nord y la lengua
vehicular es el catalán. El colegio cuenta con una plantilla
formada por 35 profesionales
de los cuales 22 son cooperativistas y el número de alumnos
matriculados asciende a 340.
La Escola La Masia, después
de casi 46 años de historia, se
rige por los mismos valores
que impulsaron su nacimiento.
“El primero y principal de todos es
el cariño por los alumnos, ya que
ellos son el centro de nuestro trabajo; y, un segundo sería el com-
promiso con nuestro proyecto educativo, en el que todos estamos implicados de una manera activa, ilusionada, honesta y coherente”, incide Anna Chaler.
Además, –continúa definiendo Anna Chaler–
“somos una escuela laica, catalanoparlante, participativa, crítica, democrática, científica, experimental, integradora y coeducativa”.
Otros valores que Chaler comenta son la importancia de ser un equipo cohesionado, “un hecho que se proyecta a las familias en las cuales buscamos colaboración y la complicidad con el proyecto”;
la mejora continua, “que periódicamente se mide y
se evalúa y nos obliga a estar continuamente formándonos; y, por último, queremos transmitir a los niños
la importancia de la eficacia, es decir, que el trabajo
sea realmente significativo”.
Del mismo modo, Júlia Benítez recalca la importancia de que la escuela conecte con el pue-
blo donde está ubicada, “en nuestro caso Museros”
y de que mantenga buenas relaciones con todas
las instituciones de la localidad y con los colegios de la zona con los que comparten jornadas
deportivas.
Entre los servicios que ofrece el centro a sus
alumnos está el de comedor. Una empresa externa se encarga de elaborar los menús en el propio colegio y que son revisados y controlados por
los propios docentes. “La merienda está incluida y
además organizamos jornadas gastronómicas”, aclara Anna Chaler.
El colegio dispone de servicio de guardería de
8.00 a 9.00 horas y de 17.00 a 18.00 horas separados en dos grupos según su edad y atendidos por
monitores especializados “con el objeto de que las familias puedan conciliar la vida laboral y familiar”, describe Anna Chaler.
En esta misma línea, los escolares pueden elegir entre una amplia oferta de actividades que engloba la academia de inglés, teatro, coral, jóquey
sobre patines, pelota valenciana, ‘tabal i dolçaina’, patinaje y expresión corporal. “El Ampa colabora aportando el 50% del coste del teatro, pero el resto lo gestionamos nosotros. Por su parte, la coral y el
teatro son gratuitos para los alumnos, ya que pensamos
que deben recibir este tipo de educación”, incide la directora del centro.
Para los estudiantes con dificultades de
aprendizaje –TDAH, síndrome de Down, autismo...–, la Escola La Masia cuenta con un aula de
integración atendida por una profesora experta
en pedagogía terapéutica. De todas formas, “estos
alumnos están totalmente integrados en la vida diaria del centro”.
Por su parte, los padres pueden formar parte
del Ampa “que sí juega un papel importante en el día
a día del colegio ya que ha puesto en marcha la escuela de padres, clases de catalán, charlas, etc.”, avanza
Anna Chaler. Sin embargo, el servicio más im-
portante del que disfrutan las
familias es el de tutoría, “les
ayudamos en la educación de sus
hijos y estamos orgullosos de cómo
funciona. Nuestro papel es ejercer
de correa de transmisión entre los
padres y los alumnos, sobre todo si
se presentan dificultades de aprendizaje o de otra índole”, subraya.
En esta misma línea, Júlia
Benítez apunta que sí que se
nota que “mantenemos una buena relación con las familias, porque
en los tres momentos en los que nos
visitan –Nou d’Octubre, Carnestoltes y la Festa de l’Escola– participan
activamente”.
¿Cómo le está afectando la
crisis al centro?
Tal y como especifica Júlia
Benítez, “la Conselleria de Educación, Cultura y Deporte está cum-
¿Por qué una cooperativa?
Para la presidenta de la cooperativa, Júlia Benítez, esta fórmula tiene muchas
connotaciones positivas, “somos economía social, somos un grupo de personas que trabaja sin ánimo de lucro y esta cultura impregna tanto al proyecto
económico como al educativo”. De hecho, matiza Anna Chaler, “todos los beneficios obtenidos revierten de nuevo en la escuela”.
Además, continúa Júlia Benítez, “el hecho de estar constituido como cooperativa da lugar a que el proyecto empresarial sea más sólido, haya más creación
de empleo y seamos capaces de absorber los vaivenes económicos actuales”.
La Escola La Masia dispone de un presupuesto cercano a los dos millones de
euros y cuenta con tres fuentes de financiación: el concierto con la Conselleria
de Educación, Cultura y Deporte que representa el 50%; los padres y la aportación que todos los años hacen los propios socios, que supone el 50% restante.
Para formar parte de la sociedad, el candidato tiene que haber trabajado dos
años a jornada completa en el centro y contar con formación pedagógica y societaria. “Durante estos dos años analizamos si esta persona casa con nuestro
proyecto educativo y si finalmente se incorpora, –explica Júlia Benítez– tiene
que realizar una aportación inicial obligataria que, más o menos, corresponde
al sueldo de un año. Igualmete, cuando una persona se jubila se le retorna el
capital”.
pliendo con el pago de la nómina y la Seguridad Social. Aunque está retrasando el de los gastos de funcionamiento”.
“De todas formas, –recalca Anna Chaler– las escuelas concertadas subsistimos gracias al concierto
y si este fallara estaríamos ahogados”. En cuanto a
los alumnos, algunas familias tienen recibos pendientes pero muy pocos.
Donde sí que se ha notado algo la crisis, –según comenta Júlia Benítez– es en las actividades
extraescolares y en el comedor “pero tampoco acaba de ser relevante”.
Un aspecto que sí que es elocuente tanto para
Anna Chaler como para Júlia Benítez y que se
está dando en el colegio es que antes de la crisis
“un alumno que entraba con tres años, lo normal era
que terminara en La Masia. El año pasado notamos importantes trasvases. Se han ido uno o dos alumnos por
clase pero han entrado otros, con lo cual, la matrícula
está completa”, aclaran.
“Las bajas se están produciendo sobre todo en Secundaria y están entrando muchas solicitudes para
Primaria”, adelanta Júlia Benítez.
A su juicio, “la falta de recursos por parte de la escuela pública ha provocado que los niños con problemas de aprendizaje acudan a nuestro centro a solicitar plaza”.
“Desgraciadamente, –recalca Anna Chaler–, el
empobrecimiento de la escuela pública nos ha beneficiado, algo que no nos agrada en absoluto”.
La intercooperación
La Escola La Masia está integrada en Akoe,
una cooperativa de cooperativas, que aglutina a
ocho centros educativos más “que tienen una forma de trabajar muy similar a la nuestra”, añade Anna Chaler. También pertenecen a la Unió de Cooperatives d’Ensenyament Valencianes (Ucev), a
la Federació Valenciana d’Empreses Cooperatives de Treball Associat (Fevecta) y con Caixa
Popular “colaboramos tanto en proyectos de innovación educativa como de cooperación en diferentes comisiones”, analiza Anna Chaler.
“Del mismo modo, –matiza la directora del centro– cuando necesitamos trabajar con empresas externas buscamos favorecer a otras cooperativas”.
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