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AÑO IX.
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ADMINISTRACIÓN, CO-
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Madrid, calle del Baño, n.* i.
20
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Calderón, Estrella, Fernandez Cuesta, Fcrrcz del Rio, Fernandez González, Flfuerola, FLORES, Forleza, Srta. García Balmaseda, García Gulieirez, Gayaugos, Gencr, González I!ravo,Graeiis, GUel y Renté, Hartzenbuscti, Janer JIMÉNEZ
SERRANO, Lafnenie, Llórenle, r.opoz Garda, Larra, Larrañaga, Lámala, Loho, Lorenzana, Luna, lecuml)crrl,Madoz, Madraza, Montesino, Mailé y Flaqucr, Martes, .VORA, Mollas (Marques de), Muñoz del Monte, Medina (Tristan), Ochoa,
Olavarria, Olnzaga, Olnzahal. l'a aclo, PASTOR DÍAZ, Pasaron y I.aslra, Pérez Calvo, Pczuela (Marquís do la) Pl Margall, Poey, Reinoso, Rlhot y Fontscré, Ríos y Rosas, Relortillo, RIVAS (Duque de). Rivera, Rlvero, Romero Orliz, Roirteuez y Muñoz, Rosa v González, Hos do Olano, Ramírez, llo.-ell, luiiz Aguilera, Rodríguez (Gafiriei), Saco, Sargamlnaga, Sancliez Fuentes, Selgas, Slmonet, Sanz, Scgovla, Salvador de Salvador, Salmerón, Truelia, Vega, Valerayiedma. Vera (Francisco González);—rouTiGiE-Es.-Sres. Bicsíer, Broderode, Bulhao, Palo, Ca.sti lio, Cessr, Mac, ado, Henulano, Latino Coellio, Lobato Pires, Magalhaes Contlnho, Mendes Leal Júnior, Ollveira, Marrcca, Pal,
meirín, Relielio da Silva, Rodrlsiies .Sampa- o. Silva Tullo, .Serpa Pimentel, Vlsronde de Gouvea.—AMERICANOS.- Alberdl Alcmparte, Balarezo, Barros, Arana, Bello, Caicedo, Coipancbo, Fombona, Gana, González, Laslarrla, Loret¿1. Malta. Várela. Vicuña Alnckennn.
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SUMARIO.
marcado para la evacuación de Roma por los franceses.
El 15 de diembre de 1866 espira el término aceptado
por Napoleón para abandonar á Roma. Quedan á Italia
catorce meses de espectatlva, cuyo plazo puede acortarse según la voluntad del emperador de Francia, porque
el tiempo de los dos años fué señalado por el convenio
de 15 de setiembre como máximun, sin perjuicio de que
la evacuación pudiera cumpMrse antes de espirar.
Bien salga de Civita-Vecrhia el ultimo soldado francés el dia 15 de setiembre de 1866, bien antes, el suceso
de la retirada de las tropas francesas, recientemente agitado por las indicaciones del Monitor, decide á muchos á
repetir esta cuestión tantas veces planteada. ¿Qué sucederá el dia en que el Soberano de Roma quede solo
LA AMERICA.
frente á frente de sus subditos?
Buscar una solución en el tratado dó 15 de setiemMADRID a ? D E OCTTJBRE D E 4 8 6 5 .
bre seria empeño inútil. Esta obra diplomática pierde
completamente su fuerza, deja de existir para Francia
en el momento mismo en que pueden comenzar á surgir
REVISTA_GENERAL.
complicaciones repentinas. Y en Francia impera Napoleón III, al cual se mira en cuanto se pien-sa en una maEl movimiento electoral aumenta en Italia. Los con- nifestación del pueblo jpmano en favor del complemento
dldato^ & la ifllputacion publican proffiramas de sus ideas de la unidad de Italia.
y el gobierno dirige á los gobernadores de las provinPor el tratado de 15 de setiembre Italia se obligó á
cias circulares en que se preceptúa el respeto mas es- respetar el territorio pontificio y á protejerle contra todo
crupuloso á la libertad de los electores, pero que no ataque exterior.
»
impiden que se acuse al ministro del Interior de recoLuego Italia queda ligada aun después del Tenclmendar privadamente con el mayor fervor el triunfo de miento de los dos años en 15 de diciembre de 1866.
los candidatos ministeriales que componen la llamada
Francia se obligó únicamente á retirar sus tropas en
censor teria.
el plazo do dos años. Cumplido este compromiso, NapoEn esta-s circunstancias Napoleón alarg:a su mano león queda completamente libre.
protectora á los consejeros de Víctor Manuel. El Monitor
Como interpretaciüa auténtica en este sentido del
con afectación evidente, habla uno y otro dia de la eva- tratado de 15 do setiembre de 1864, recordaremos un
cuación de Roma y hiere una fibra sensible en el alma despacho del gobierno francés. Dio lugar aquel convenio
de todos los italianos. Un soldado francés menos en el desde su principio á una discusión diplomática acerca
territorio pontificio debe ser una simpatía mas para de los medios morales que so hallaban á disposición dó
el gobierno italiano. Y nunca las simpatías del país son Italia para atraer, á Roma, sin violencia alguna de su
mas necesarias que en vísperas de unas elecciones ge- parte. En el número de los despachos que se cruzaron
nerales.
entre los respectivos gobiernos y embajadores de Turin
El gabinete francés ha comunicado oficialmente á y de París, íigura uno de Mr. Drouin de Lhuys expediRoma y á Florencia que iba á comenzar la evacuación do con fecha 30 de noviembre de 1864. El ministro frando los Estados Pontificios, y los términos en que pen- cés resumía al fin de él en algunos párrafos, el contenisaba verificarlo. Las tropas francesas principiarán por do de su despacho, y advierte á su embajador que debe
retirarse de las fronteras dejándolas al cuidado de las considerarlos como nuevos puntos convenidos por ambas
pontificias. Poco á poco se concentrarán sobre Vellctri, partes contratantes en calidad de esplicacion de las duRoma y Civita-Vecchia, y desde estos puntos volverán das suscitadas por el tratado de 15 de setiembre, no muy
á Francia por destacamentos.
bien entendido por los mismos que lo estipularon.
Tal es el plan general. ¿Cuándo comenzará á ejeDe los párrafos á que aludimos, son muy importantes
cutarse? Muy pronto al parecer., pues que en el puerto de los dos siguientes, cuando se reflexiona acerca de lo que
Tolón se están alistando los buques que han de recibir á podrá suceder en Roma el dia en que las tropas francebordo las tropas espedicionarias. El 1.° de noviembre sas se retiren. Mr. Drouin de Lhuys los escribió así:
rincipiará el embarque sobre cuatro fragatas y el total
«Las únicas aspiraciones que la corte de Turin cone las tropas retiradas de los Estados Pontificios en el ísidora legítimas, son las que tienen por objeto la reconprimer periodo ascenderá á cuatro mil hombres de in- vcUiacion de Italia con el Papadofantería y caballería.
»No se ha previsto en el tratado el caso de que estaEl dia 15 de setiembre de 1864 se firmó el tratado lle espontáneamente en Roma una revolución. Francia
entre Francia ó Italia acerca del abandono de Roma.
tse reserva para esta eventualidad toda su libertad de
Por el articulo segundo estipularon que Francia re- t acción. j>
tiraría gradualmente sus tropas de Roma á medida que
Italia queda por consiguiente ligada por tiempo ilise fuera organizando el ejército pontificio, no escediendo mitado, según hemos dicho. Y no solo se ha compromede todos modos el plazo del término de dos años.
tido indefinidamente á no atacar á Roma y á protejerla
Una declaración convenida á consecuencia de los contra todo ataque exterior, sino también, según monsangrientos sucesos que produjo en Turin la noticia del sieur Drouin de Lhuys, á no aprovecharse de cualquietratado de 16 de setiembre, determinó que el plazo de ra revolución que pueda estallar en Roma. Su única asdos años fijado para la evacuación de Roma por los piración es reconciliar á Italia con el Papado, y ciertafranceses comenzara á contarse desde la fecha del real mente no lo reconciliaría absorbiéndolo.
decreto que sancionase la resolución del parlamento itaFrancia ha quedado, pues, dueña, diplomáticamente
liano para la traslación de la capital á Florencia.
hablando, del porvenir de Roma. Ella sola se ha reserEn 9 de diciembre de 1864 el Senado italiano aprue- vado su libertad de acción para mas allá del 15 de diba por 137 votos contra 47 el proyecto .de ley para la ciembre de 1866. Si después de retiradas sus tropas estraslación de la capital.
talla una revolución, ella verá lo que ha de hacerse.
En 15 de diciembre, es decir, dos meses después de Esto se entiende suponiendo que el gobierno italiano
haberse firmado el convenio de 15 de setiembre, el rey continúe respetando siempre el compromiso que ha conde Italia en decreto refrendado por todos sus ministros traído, y aspirando únicamente á reconciliar á Italia con
promulga la ley votada por el parlamento,
el Papado. A Napoleón le convienen consejeros de Vicaquel dia comienza á correr el plazo de los dos años ¡ tor Manuel que respeten la palabra de Itulia. Si cucnRevista general, por C.—Reformistas, antl-reformistas y especiado'
res, por D. Eduardo AsqueYíno.—Sueltos.—Carácter y extensión de
la reforma potinca á que aspiran las prorincias d' Ultramar, por don
Félix de Bona.—Itisnirsá pronunciado en la snli-mnc inauguración
del año académico de 1805 ó 186G en ¡a Universidad central, (conclu8Íon), por don Laureano Figuero'a.—l.o ulisolitto de ¡>. Homon de
Campoamor, por D. Roque liarcia.—La promesa del f/'jW«cíe, pordon
Antonio Vinajeras.—I,a Hb-rlad política, por D. Kiiseb o Asquerino.—El general D. Josi María deTorriJos, por D. Leopoldo Augusto de Cueto.—El doctor Fausto y Lulero (conclu.sion), por D, Salvador Costanzo.—Filipinas.—El cólera en Madrid, por D. P. A r g u e lles.—£¡ raiano por las hojas, por D. Luis Oarcia Luna.—Stwíto.—
Cario del corresponsal de la Habana.—Anuncios.
S
ta con que los actuales lo harán, no es estraño que los
ayude lanzando en el período mismo de las elecciones
generales sus decretos para que inmediatamente comience la retirada de las tropas de ocupación en los Estados
Pontificios.
Ligada Italia, libre la acción de Francia, y dirigida
esta por Napoleón, no es posible descifrar el porvenir
por el tratado de 15 de setiembre. La diplomacia lo ha
oscurecido con sus combinaciones. Fácil seria augurar
si se dejara al pueblo romano dueño de sus destinos.
Pero estando de por medio Napoleón III con su libertad
de acción, nadie puede asegurar si rehará una vez mas
la obra de 1849, ó si seguirá el viento que le inspira
cuando habla de/ pasado que se desmorona.
Anunciada oficialmente la retirada de las tropas
francesas que guarnecen los Estados pontificios, el go
biemo romano se ocupa en reorganizar su ejército. Será
una prueba mas del empleo de la fuerza material para
sostener el dominio temporal de un soberano que representa en si mismo el principio de la condenación absoluta de la violencia.
Desde el año 1835 se cuentan varias reorganizaciones del ejército pontificio, que han al^sorbido uua buena' cantidad dé mUIonea que hubleraó ericontradó mejor
destino en el alivio déla pobreza. En aquélla época las
tropas de línea de la Santa Sede, alcanzaron un efectivo
de 11.500 á 12.-00 infantes, 1.000 caballos y 1.200 artilleros. Estas cifras comenzaron á recordar á los guerreros papales la época del belicoso Julio II.
De 1835 á 1849, el ejército romano no sufrió en su
organización cambio alguno de importancia. Deshízose
con la fuga del Papa de Roma.
En 1850 se rehizo para defensa de la Santa Sede un
pequeño ejército compuesto de dos regimientos de infantería, uno de caballería, y dos baterías con doce cañones, lo cual constituía en total uaa fuerza de 6 á 7.000
hombres. En los años siguientes recibió aumentos sucesivos, tanto que en flu de 1852 el Papa tenia á sueldo
un regimiento do gendarmería fuerte de 4.500 hombres;
tres batallones compuestos de soldados italianos y suizos; un regimiento de caballería; dos regimientos de infantería reclutados en Italia; dos regimientos extranjeros
formados de suizos, belgas, franceses, alemanes; y un
batallón de cazadores.
De 1855 á 1859 el ejército pontificio llegó á la cifra
de 16.000 hombres. Tuvo un regimiento de artillería,
dos regimientos de infantería, uno de caballería, un
batallón de cazadores, un regimiento suizo, y dos bateillones de guardias.
Cuando á mediados de 1860 se creyó los Estados
pontificios amenazados de una revolución interior, decidióse el aumento del ejército. Entonces fué cuando el
general Laraoriciero se encargó de su reorganización.
Formáronse dos regimientos de línea; dos batallones de
cazadores, y un batallón para la defensa de las plazas.
Estas tropas eran todas indígenas, y componían un total
de 7.000 hombres. Además se alistaron dos regimientos
extranjeros, un batallón de carabineros, tres batallones
de cazadores y tres batallones de irlandeses. La caballería constó de 4.50 hombres. La artillería tuvo un material de veinte cañones y un personal de ocho baterías.
Todo esto sumaba 20.000 infantes, 1.000 caballos, y 20
cañones. Conocido es el fin desastroso de este ejército
en los campos de Castelfidardo.
Hoy el gobierno pontificio llega á la centésima reorganización de su ejército. Dícese que el Santo Padre no
quiere que esceda de 12 á 15.000 hombres, comprendído el cuerpo do carabineros. Pió IX piensa con más
acierto que sus belicosos consejeros de la escuela de
monseñor Mcrode. Para conservar el orden interior basta y sobra; para defender el poder temporal de la fuerza
absorbente de la unidad italiana, no bastaría triplicándola ni cuadruplicándola.
Lord Palmerston ha muerto. No derramaremos sobrcsu tnmb'i las flores de una estéril admiración, ni nos
estas!,ii-'j¡;ios ante el espectáculo del político ectógena-
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