Amnistía Internacional - Amnesty International

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Amnistía Internacional
Declaración pública
Índice AI:
Servicio de Noticias
16 de marzo de 2006
MDE 13/026/2006
066/06
(Público)
http://web.amnesty.org/library/Index/ESLMDE130262006
Irán: Los defensores y defensoras de los derechos humanos, en
primera línea
Cuando sigue aumentando la tensión internacional por la cuestión del programa nuclear de Irán,
Amnistía Internacional teme por la seguridad de la valiente comunidad de defensores y defensoras de los
de los derechos humanos de Irán, que sufre en muchos casos represalias por su labor.
A punto de cumplirse la fecha prevista para la excarcelación del preso de conciencia Akbar Ganji, el 17
de marzo de 2006, Amnistía Internacional pide a las autoridades iraníes que garanticen su puesta en
libertad y su posterior seguridad.
Akbar Ganji, de 46 años, fue detenido en abril de 2000, junto con 17 periodistas e intelectuales iraníes
más que habían participado en una conferencia de índole cultural celebrada en Berlín. Le impusieron una
pena de 10 años cárcel, que se redujo en apelación a seis meses, por “tomar parte en una ofensiva
contra la seguridad nacional” y por “propaganda contra el sistema islámico” (para más información,
véanse EXTRA 43/00, MDE 13/07/00, de 25 de abril de 2000, y sus actualizaciones). En julio de 2001,
fue juzgado de nuevo, acusado de “reunir documentos de Estado confidenciales para poner en peligro la
seguridad del Estado” y “difundir propaganda”, y condenado a seis años de prisión. En 2000 había
escrito una serie de artículos que se publicaron más tarde en forma de libro y en los que implicaba a
altos cargos públicos en varios homicidios de destacados escritores y activistas políticos cometidos en
1998 y conocidos como el caso de los “asesinatos en serie”. Entre los presuntos implicados
mencionados en los artículos figuraba el ex presidente Ali-Akbar Hashemi Rafsanjani.
Akbar Ganji se declaró en huelga de hambre el 11 de junio de 2005 para protestar por el hecho de que
se le negara la atención médica que necesitaba recibir por sufrir asma crónica, a pesar de haber
recomendado los especialistas que fuese tratado fuera de la prisión. El 17 de julio de 2005, lo trasladaron
apresuradamente al hospital de Milad. Acabó la huelga a mediados de agosto de 2005, tras casi 70 días.
Según informes, había perdido más de 30 kilos y tuvo que ser llevado a una unidad de cuidados
intensivos, donde estuvo una semana antes de comenzar de nuevo a ingerir alimentos.
El 3 de septiembre de 2005, Akbar Ganji fue enviado de nuevo a la prisión de Evin desde el hospital para
que cumpliera el resto de su condena de seis años. Desde entonces se encuentra recluido en régimen
de aislamiento, y su salud sigue siendo motivo de preocupación.
En una carta abierta publicada el 27 de octubre de 2005 en el sitio web de noticias Emrooz, la esposa
de Akbar Ganji, Massoumeh Shafii, manifestó que éste le había dicho que dos días después de una
visita que le había hecho el 20 de agosto de 2005, un equipo de agentes de las fuerzas de seguridad
iraníes fueron a verlo al hospital y le pidieron que se retractara de lo que había escrito en su libro
“Manifiesto Republicano” y en unas cartas al ayatolá Montazeri y que prometiera no dar entrevistas si se
le concedía un permiso penitenciario. Akbar Ganji se negó a ello y, según informes, fue golpeado
brutalmente por los mismo agentes en el ala de cuarentena del hospital de Milad.
El 29 de noviembre de 2005, Massoumeh Shafii contó lo siguiente, según informes, a Adnkronos
International (AKI): “Ganji me dijo que unos hombres del fiscal Said Mortazavi le hicieron amenazas de
muerte, diciéndole que podrían matarlo fácilmente incluso si quedaba en libertad tras cumplir su
condena”.
Amnistía Internacional acoge con satisfacción la noticia de la puesta en libertad bajo fianza del
destacado abogado y defensor de los derechos humanos Abdolfattah Soltani, que es uno de los
abogados de Akbar Ganji y de la familia de Zahra Kazemi, periodista irano-canadiense que murió bajo
custodia en la prisión de Evin en julio de 2003.
Abdolfattah Soltani quedó en libertad bajo fianza el 5 de marzo de 2006, tras pasar 219 días en prisión,
sin que se presentaran formalmente cargos contra él ni fuera llevado a juicio, acusado, al parecer, de
haber revelado información en una causa sobre espionaje nuclear en la que es abogado defensor.
Según los informes, al quedar en libertad dijo: “mi juicio comenzará probablemente después del año
nuevo iraní [21de marzo]. El tribunal determinará si puedo llamar o no a mi abogado para que me
defienda. No se ha permitido a ningún abogado el acceso a mi expediente en los últimos siete meses.
Tampoco me lo han dado a mí para que lo lea”. Durante su reclusión, se le restringió la comunicación
con su familia y no se le permitió el acceso a su abogado durante más de seis meses.
Amnistía Internacional cree que la detención de Abdolfattah Soltani y su juicio inminente tienen una
motivación política y van dirigidas a disuadir a otras personas comprometidas con la defensa de los
derechos humanos de ocuparse de causas contra autores de abusos contra los derechos humanos o de
defender a personas encausadas por razones políticas. Por consiguiente, la organización pide que se
proceda a retirar todos los cargos contra él y a sobreseer su causa. Como mínimo debe dársele la
oportunidad de defenderse de los cargos presentados contra él.
El colectivo kurdo de defensores y defensoras de los derechos humanos de Irán también está en
situación de riesgo. Según informes, varios defensores de los derechos humanos y periodistas, que
participaron en julio de 2005 en manifestaciones de protesta por el homicidio ese mismo mes del joven
activista kurdo Shivan Qaderi a manos de las fuerzas de seguridad iraníes, han recibido amenazas de
muerte.
Loghman Mohri, que fue condenado a cinco años de prisión tras las manifestaciones de julio de 2005 y
se encuentra a la espera del resultado de un recurso de apelación, ha manifestado: “Temo por mi vida.
Estas amenazas por teléfono han empezado a trastornarnos a mi familia y a mí [...] las recibimos a todas
horas. Quiero que los miembros de las autoridades policiales y de seguridad se responsabilicen de
nuestra seguridad y que recuerden que si nos ocurre algo tendrán que rendir cuentas”.
Roya Toloui, destacada defensora kurda iraní de los derechos de las mujeres, fue detenida en agosto
de 2005, tras las manifestaciones de julio. Quedó en libertad bajo fianza en octubre. Ha dicho que fue
torturada y sometida a presión para que firmara confesiones ya escritas durante su detención. Es
redactora jefe de la revista mensual Rasan y fundadora de la Asociación de las Mujeres Kurdas que
Apoyan la Paz en Kurdistán. Entre los cargos presentados contra ella figuran “atentar contra la seguridad
nacional” y “perturbar el orden público”.
Ghafour Mohammadi, defensor de los derechos humanos y miembro de la Organización de Derechos
Humanos de Kurdistán, fue detenido, según informes, el 5 de enero de 2005 en la localidad de Mahabad,
Kurdistán, acusado de tener contactos con una organización política considerada ilegal y condenado a
varios meses de cárcel.
Sarveh Komkar, miembro también de la Organización de Derechos Humanos de Kurdistán, fue
detenida, según informes, el 8 de enero de 2006 por una unidad especial de seguridad e inteligencia de
la Guardia Revolucionaria. La detención se produjo delante de testigos en la localidad de Mahabad.
Quedó en libertad cinco horas después de que su familia y los miembros de su organización presentaron
una queja a las autoridades, señalando que no había pruebas contra ella. Sin embargo, Sarveh Komkar
fue golpeada brutalmente, y al quedar en libertad presentaba lesiones y contusiones en la cara y el
cuerpo.
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