El bosque impenetrable Leganés a Antonio Colinas EDITA: AYUNTAMIENTO DE LEGANÉS LEGANÉS GESTIÓN DE MEDIOS S.A DISEÑO Y MAQUETACIÓN: LEGANÉS GESTIÓN DE MEDIOS S.A Chema Rivero CORDINACIÓN TÉCNICA: Concejalía de Educación y Cultura Equipo técnico de Apoyo a la Escuela Este Libro ha sido posible gracias a la colaboración de: Los Institutos de Educación Secundaria de Leganés: Butarque, E. Tierno Galván, Gabriel García Márquez, Isaac Albéniz, José de Churriguera, Julio Verne, La Fortuna, Luis Vives, María Zambrano, Pablo Neruda, Pedro Duque, Salvador Dalí, San Nicasio y Siglo XXI Alejandro López Andrada Alfredo Pérez Alencart Antonio Sánchez Zamarreño Clara I. Martínez Cantón Françoise Morcillo Guy Merlin Nana Tadoun Javier Gómez-Montero José Enrique Martínez José Luis Puerto Luis Carnicero Luis Miguel Alonso Gutiérrez Miguel Elías Susana Agustín Colectivo Fotográfico de Leganés: • Carlos Escribano • Enrique Maldonado Esteras • José Hernández “Chiqui” • Luz Cortés • Manuel G. Viñas • Rafa Martín Editorial Siruela IMPRIME: GRAYDA S.A. DEPÓSITO LEGAL: M-11835-2012 IMAGEN DE PORTADA: El bosque impenetrable. Valle de Baztan, julio de 2009. Rafa Martín El bosque impenetrable Índice Presentación de Jesús Gómez Susana Agustín Miguel Elías IES Pedro Duque José Luis Puerto Enrique Maldonado Esteras IES Butarque IES Pablo Neruda Manuel G. Viñas IES Isaac Albéniz Antonio Sánchez Zamarreño IES Luis Vives Rafa Martín Luis Miguel Alonso Gutiérrez IES Enrrique Tierno Galván Luz Cortés Alfredo Pérez Alencart IES José de Churriguera Carlos Escribano IES Gabriel García Márquez IES San Nicasio José Hernández “Chiqui” José Enrique Martínez IES Julio Verne IES María Zambrano IES Salvador Dalí Guy Merlín Nana Tadoun IES La Fortuna Luis Carnicero Alejandro López Andrada IES Siglo XXI Clara I. Martínez Javier Gómez-Montero Françoise Morcillo Miguel Elías 5 9 13 14 16 19 20 22 25 26 29 30 33 34 36 38 41 42 45 46 47 51 53 54 56 58 60 64 66 68 70 72 74 78 81 \3 El bosque impenetrable Queridos vecinos, profesores y alumnos: Es muy grato para mí presentar el libro que el Ayuntamiento de Leganés, en colaboración con los Institutos de Educación Secundaria de la ciudad, dedica este año a Antonio Colinas. Este libro quiere acercar a los ciudadanos a un poeta universal, con una voz personal y única. Antonio Colinas es, además, un artista polifacético, que ha desarrollado una brillante trayectoria en campos como la narrativa, el ensayo, la crítica literaria o la traducción. En todos ellos, su trabajo destaca por su espíritu de investigación, su rigor intelectual y el profundo amor a nuestro país. La obra de Colinas ha merecido galardones tan importantes como el Premio Nacional de la Crítica, en 1975; o el Premio Nacional de Literatura, en 1982. También ha cosechado numerosos reconocimientos internacionales, como el Premio Internacional Carlo Betocchi, en reconocimiento a su labor como traductor y estudioso de la cultura italiana. Ha sido galardonado con el Premio Nacional de Traducción, concedido por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Italia en 2005, por su traducción de la poesía completa del Premio Nobel Salvatore Cuasimodo. Este libro ha sido posible gracias a la colaboración escrita y fotográfica de prestigiosos autores y es un acto de homenaje a este singular poeta. Espero que este trabajo sirva para alimentar la pasión por la lectura en nuestra ciudad. Con él quiero transmitiros mi más afectuoso saludo. Jesús Gómez Ruiz Alcalde de Leganés. \5 illo orc M ise ço an Fr ez óp lL nie Da El bosque impenetrable Antonio Colinas, el poeta que desvela la segunda realidad Que cualquier lector atento encuentra hoy imprescindible la obra de Antonio Colinas es un hecho constatable debido sin duda, a que conecta con todo tipo de público. Ese es uno de los muchos logros conseguidos por este escritor leonés nacido en La Bañeza en 1946. Tal vez incluso, sea el principal. Tanto su prosa como su poesía nos resultan cercanas y amenas, pues tratan temas aparentemente sencillos. En numerosas ocasiones abordan la vida cotidiana, discurren con un lenguaje literario próximo y no ofrecen grandes dificultades a simple vista, a pesar de su hondura. Ahora bien, cuando leemos con detenimiento o abordamos con sentido crítico y atento, nos damos cuenta de la inmensa profundidad que encierran. En los libros de Colinas apreciamos toda una vida dedicada por completo a la literatura, una vida que ha transcurrido unida a la literatura, una vida vivida literariamente con intensidad. Al lector avezado no se le escapa el peso que cada frase, cada imagen encierran en sí mismas. La trascendencia de su palabra poética es una de las características que distinguen a este poeta de todos sus coetáneos. Poesía y pensamiento discurren al unísono en la obra de Colinas, a pesar de su variedad, pues ha cultivado prácticamente todos los géneros. Entre sus seguidores los hay que prefieren sus cuentos, sus novelas, sus poemas, sus artículos de crítica literaria o sus ensayos, sus traducciones, o al Antonio Colinas más personal e íntimo, el de los libros esenciales. Cualquiera que sea el género elegido, Colinas profundizará en nuestro pensamiento, en nuestros sentimientos, en definitiva, en nuestra manera de entender la vida. A través de sus libros aprendemos un modo peculiar de ser y de estar en el mundo. Tan honda e intensa es la lección que destilan sus escritos. El poeta aborda los interrogantes intrínsecos del hombre: el amor, la amistad, la vida, la muerte, los misterios de Dios y del más allá. Ahí precisamente radica la actualidad de toda obra intemporal. Y esta lo es. Para ser aún más precisos, el escritor busca la palabra exacta, la palabra justa, aquella que une lo humano con lo eterno, la que aproxima el hombre y lo divino1. Y para ello, el poeta se vale del símbolo. Hombre y realidad se funden en síntesis creadora: por un lado, el ser humano, su propia existencia y cuanto le rodea; y por otro, el poeta y su obra. El símbolo se convierte en el puente que une ambas realidades en una única, la Poesía. El lenguaje poético empleado por Antonio Colinas destaca y se caracteriza por la utilización del símbolo. Esta obra, como ya antes hicieran los antiguos griegos, María Zambrano, El hombre y lo divino. 1 \9 10/ El bosque impenetrable indaga en la existencia del ser humano. Y del mismo modo que los primeros poetas, el poeta que Antonio Colinas es en todo momento (sea cual sea el género literario al que se enfrente), nos adentra en los misterios que permanecen ocultos a los ojos de los hombres, para lo cual se vale de la palabra poética. El poeta plasma ante sus lectores la segunda realidad, tal y como él gusta de llamarla. Pero el símbolo ha traspasado los límites del verso y la poesía ha trascendido las apariencias según la captamos. Mediante el empleo del símbolo, el poeta nos aproxima a esa realidad que desvela. Maestros de Antonio Colinas han sido Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez, entre otros. Con ambos comparte la idea de Poesía como revelación. Y como en la obra de ambos, en la suya la palabra poética cargada de símbología toman referentes de la naturaleza. El pensamiento se torna verso por medio de los símbolos. Así lo hicieron poetas de todas las culturas, también los primitivos griegos y latinos, los clásicos que dieron origen a nuestra civilización occidental, la cultura mediterránea. Evoquemos de igual forma, a los filósofos presocráticos cuyo pensamiento resulta aún hoy actual para los lectores del siglo XXI. En la poesía de Colinas se pueden agrupar los símbolos en torno a los cuatro elementos como los estudió Empédocles. El primero es la tierra sobre la que se yerguen todos los árboles: encina, ciprés, algarrobo, olivo… El árbol es el axismundi que eleva al hombre hacia el infinito, hasta el cielo, morada de los dioses. Podemos rastrear las huellas de los árboles en diferentes libros de Colinas, pero especialmente bello es el titulado La llamada de los árboles. Además hunden las raíces en su negrura interior, adentrándose en lo desconocido. La tierra produce sus frutos, es madre nutricia y da vida. Pero se torna materia inerte, aunque eterna. Como las piedras con las que el hombre construye edificaciones, ya sean templos de dioses o casas de hombres. Porque desde siempre el ser humano, a semejanza del acto de creación del universo, del momento en el cual los dioses creaban el mundo, ha fundado ciudades con sus propias manos, las ha situado en el centro del mundo, en el lugar donde comenzó la creación del cosmos. Por esta razón, en la obra de Antonio Colinas son frecuentes las alusiones a vestigios procedentes de otros tiempos, restos que nos hablan de otras culturas. Por otro lado, cuando las construcciones se derrumban y se transforman en ruinas, se confunden con otros elementos de la naturaleza. Se convierten entonces en un elemento integrador más de la misma. Serán las ruinas fértiles del poeta. El segundo elemento es el agua que, al igual que el primero, también es fuente de vida. En la poesía de Colinas presenta diferentes formas, ya manantial o río, ya mar u océano. Siempre brota del interior de la tierra, con la que guarda estrecha relación: ambos permanecen en constante movimiento, ambos reflejan lo vivo, lo que fluye. En el poema titulado Fe de vida, el poeta declara: “Esperar junto a este mar (en el que nacieron las ideas) / sin ninguna idea. (Y así tenerlas todas.)”. El bosque impenetrable Especial interés tienen las fuentes a lo largo de la producción poética de Colinas, pues simbolizan el origen de la vida, dado que en ellas se plasma con mayor claridad la fusión entre la tierra y el agua: no son sino fuentes de vida. El tercer elemento presenta las dos caras de Jano. El fuego puede ser en primer lugar, purificador, ya que se relaciona con el ciclo de las estaciones y enciende las hogueras de San Juan: “Y su fuego / me vaya deshaciendo como llama / de vela: con dulzura, despacio, muy despacio, / como giran arriba extasiados los planetas”. Pero también puede ser fuego destructor, aniquilador, exterminador de la vida de los bosques. Este hecho es especialmente doloroso para Colinas, porque en el centro del bosque el poeta se ha sentado a contemplar, a respirar, a sentir el mundo. Esa es otra lección que nos enseña poeta: el hombre debe aprender una manera de ser en los claros del bosque2, espacios estos que invitan a la reflexión, en los que Colinas se interroga acerca del ser y de la naturaleza de las cosas. El último elemento aludido es el aire, imprescindible para la vida del hombre, para que el hombre respire. La respiración es el símbolo místico por excelencia. Marca el ritmo de la existencia humana. “Lento respira el mundo en mi respiración”, leemos en el Canto XXXV. El hombre no es más que barro moldeado que cobra vida propia cuando se le insufla un soplo de aire. La respiración simboliza en última instancia la vida humana. El ser humano tras su nacimiento da muestras de que está vivo cuando respira. Del mismo modo antes de su muerte, lo último que hace el hombre es respirar. Por esta razón, la respiración humana está en sintonía con el ritmo del universo. Además se relaciona con su música y por tanto, con Orfeo.”Que te guíe la música que dejas / -la música que es número y medida-“, desea a sus hijos en el poema titulado La prueba. Por su parte, el poema ¿Conocéis el lugar? comienza con una pregunta, “¿Conocéis el lugar donde van a morir / las arias de Häendel?”. Y en los últimos versos leemos: “Es la música que, a través de la respiración de las espigas, / viene a morir en la luz que respiran nuestros pechos”. El pensamiento del poeta abre nuevos interrogantes a sus lectores. En la poesía de Antonio Colinas la música de Orfeo nos conduce a través de los símbolos hacia esa segunda realidad que el poeta desvela. El lector no puede sino entrar más adentro en la espesura propuesta. Susana Agustín María Zambrano, Los claros del bosque. 2 \11 12/ El bosque impenetrable Miguel Elías Caricatura de Antonio Colinas El bosque impenetrable Samuel Ojeda 4º A IES Octavio Paz \13 14/ El bosque impenetrable Sobre el poema “Nocturno IV” del libro Manantial de la luz Dicen que la noche siempre es más oscura en la hora previa al amanecer. Brillan las estrellas con más fuerza y el juego de sombras que reina sobre nosotros se ve suavizado por su sonrisa… … Su sonrisa, siempre dispuesta a alumbrar un camino fatigoso, nos acompaña en algunos de nuestros más íntimos momentos. Su sonrisa, que protege a todos y cada uno de nuestros sueños… Y, noche tras noche yo subía a verla, a que me regalase uno de sus baños plateados. Quería llenarme de su magia, embriagarme con sus besos. Me alzaría siempre alto, muy alto, aunque jamás llegase a tocarle ni siquiera la punta de la nariz. Me volvía loco. Quería cogerla, acariciarla, arrullarla. Quería deslizar mis dedos por ella. Y, entonces, me enamoré sin previo aviso. Me enamoré de la idea del amor. Jamás sería mía, pero eso nunca lo iba a entender. Era mía y tuya, mía y suya, mía y de todos, y por eso enloquecía. Nadie podría admirarla como yo, ni desearía tanto ser suyo como yo. No me entendían, no me creyeron… ¡Si guardó todos mis secretos más oscuros, si lo único que recibía era amor por más amor, si la veía reflejada en cada espejo, en cada charco, en cada lágrima…! Y un día me habló. Con su voz de madre albina, con su voz protectora, siempre abrigándome. Me contó que ella era mía, y que también era de todos. Que me buscaba cada noche, como yo lo hacía, en cada esquina, en cada acera, en cada resquicio de sombra que quedaba antes del amanecer. Me dijo que te buscase, delicada en cada poro, blanca tu piel y blanca tu alma, tan profundos tus ojos… Y te busqué, te sigo buscando. Subo cada noche a la azotea esperando encontrarte, amando tu ausencia, susurrándome ella que ya pronto vendrás… Y hoy llegaste, bella, delicada como me prometió. Me señalaste, sonriendo. Me acerqué y tú te acercaste. Posaste la mano sobre mi mejilla y noté el frío eterno, la nieve de tu alma. Penetraste en la mía observando cada recodo de mi interior. Y me besaste. Y lo sigues haciendo… Y ahora me encuentro aquí, tirado, sin aliento, traicionado. Recibiendo muerte por amor. Observándote una noche más. Viendo cómo te burlas y yo me muero, justo en la hora más oscura, en la hora previa al amanecer. Noelia Pámpanas Romero 1º Bto. IES. Pedro Duque El bosque impenetrable Estas tardes sombrías por el trueno y el agua Juanto al lago. Antonio Colinas Leyre Fernández Inchusta Natalia Chozas Nuevo 3º A ESO. IES Pedro Duque \15 16/ El bosque impenetrable Otra vida distinta (Peña de Francia) Para Antonio Colinas Nos habla esta montaña De otra vida distinta. Esta luz, estas rocas, este aire, Estas inmensidades de la cima, Dilatado el espacio bajo el cielo, Entregado a un silencio Que expresa la armonía y la quietud Por las que todo está tocado. Otra vida distinta, Otra vida más alta, Lejos de los afanes de los hombres, En estas soledades anteriores al tiempo, En toda esta materia del origen, En esta manifestación sagrada Del aliento de Dios. Hermana piedra, dime tú el camino; Pajarillos, decidme quién os sostiene en vuelo; Aire de luz bañado, Cómo lo acoges todo y le das los perfiles A tanta creación que nos regala Quien todo lo dispuso de este modo. Vamos por el camino hacia la cima De esta montaña que hoy nos habla muda; Jadea nuestro aliento, Se entrecorta su ritmo; Las pisadas descubren secretos en la piedra; Quieren los ojos ver más allá de las formas; Y algo le dice al alma Que aquí la eternidad Vence al tiempo y la muerte, Que todo va al origen del que vienen Los seres y las cosas, Y esto es resurrección; Que existe el paraíso y el jardín Que nos dará sentido. El bosque impenetrable Aquí se hallan las huellas De las vidas humildes, de las gentes Que a vivir se entregaron con su esfuerzo, Carboneros, pastores, Campesinos que saben los secretos De la noche y la luz, De los signos del cielo y de la tierra, De los cambios del tiempo y de las estaciones. Y aquí la eternidad hermana es del origen. Paraíso, jardín, Decidme los secretos de esa vida, De otra vida distinta, de otra vida más alta. ¿Podrá ser comunión Mi aliento fatigado Con el aire que acoge aquí todas las cosas? ¿Podrán llegar mis ojos A ver lo que se esconde más allá de la cáscara? ¿Qué dice este silencio De una materia más allá del tiempo Por la que hago el camino y que me habla De otra vida más alta, de otra vida distinta? ¿Y no superará todo a la muerte, Ahora que puedo ver y que camino Y puedo respirar y ser de todos Y decir con palabras Que algo nos da sentido Y vence la escisión en la que estamos? José Luis Puerto \17 18/ El bosque impenetrable Nocturnos IV (Manantial de la luz) Duermes como la noche duerme: con silencio y con estrellas. Y con sombras también. Como los montes sienten el peso de la noche, así hoy sientes tú esos pesares que el tiempo nos depara: suavemente y en paz. (…) Reposas en lo blanco como en lo blanco cae en paz la nieve, duermes como la noche duerme en el rostro sereno de esa niña que todavía ignora aquel dolor que habrá de recibir cuando sea mujer. Antonio Colinas. Enrique Maldonado Esteras Los ojos de ella El bosque impenetrable \19 20/ El bosque impenetrable Los Humanos Sabios y buenos mas nuestra perdición fue la excesiva ambición nuestro gran veneno. Capaces de ignorar por beneficio propio, capaces de olvidar los males de otros. Etnias y razas sin motivo odiadas. Avance de unos a costa de otros. Y no sé que pensar no sé de quien fiar, ya que lo único igual en la vida es el final. Inspirado en Biografía para todos. Antonio Colinas. Ismael Plaza García-Barbadillo 1º A Bto. Ies Butarque El bosque impenetrable Inspirados en Caballos y molinos en el pinar. Antonio Colinas María del Rosario Alonso García 4º A ESO. IES Butatrque \21 22/ El bosque impenetrable Poema de primeros versos a Antonio Colinas Hoy comienzo a escribir como quien llora. Lloro pensando en ti, junto a mi ventana. Hoy comienzo a escribir como un desafío, sin ti mi vida no tiene sentido. El no volverte a ver. Pienso en tu piel que acaricio lentamente, sin tus labios mi alma se derrite. Me muero por verte, por estar contigo. La esperanza me guía, tú, solamente tú. El corazón impone, me impone que te ame, aunque tú no me ames. Un sol de cobre en llamas se refleja en mi ventana, cada día, cada mañana. Qué gran felicidad siento al tenerte a mi lado, al estar junto a ti, amor, siempre junto a mí. Shabita Blanco, Jesús Cabello, Cristina Cid, David Escrivá, Laura Fernández, Coral Gandía, Rodrigo González, Álvaro Jodar, Jennifer Martín, Andrés del Monte, Daniel Morillo, Katherine Ortiz, Nassim Othman, Noelia Ramos, Sergio Rojas, Rubén Sanchidrián, Soraya Sarabia, Wander Segura y Jorge Zulla PCPI. IES Pablo Neruda El bosque impenetrable Inspirados en Hoy comenzó el invierno. Antonio Colinas Jessica Ramirez Bohoyo 4º ESO. IES Pablo Neruda \23 24/ El bosque impenetrable ¿Conocéis el lugar? Creo que se halla aquí, en este espacio donde se inventa la infinitud de los amarillos; un espacio en el centro del centro de Castilla en el que nuestros cuerpos sanarían para siempre si tus ojos y mis ojos mirasen estos páramos con piedad absoluta y en donde hasta el espíritu suele arrodillarse para hacernos su ofrenda Antonio Colinas. Manuel G. Viñas ¿Conocéis el lugar? El bosque impenetrable \25 26/ El bosque impenetrable Alas para un clavel marchito Nada podía tapar aquella grieta que deja tras de sí el dolor. Marchito está el clavel: su hermosura sin reparo tiembla en la tarde fría. Triste historia, cruel final, marchito clavel sin alas para volar. Escrito su epitafio está, aunque aún no veo la muerte. Iluminada, la vida late aún, quizá se cumpla mi deseo. Triste historia, cruel final, marchito clavel sin alas para volar. Pasará el otoño y llegará diciembre con su manto real, abrigo yermo y blanco que la vida resguarda. Triste historia, cruel final, marchito clavel sin alas para volar. Entre tanto revoloteo quizá la primavera arraigue. ¿Podrá el clavel hermoso sus alas desplegar y tras fallidos intentos por fin volar? Triste historia, cruel final, marchito clavel sin alas para volar. La esperanza no pierdo de ver de nuevo volar a ese hermoso clavel que tanto me hizo soñar Santi Lorenzana 4º C ESO. IES Isaac Albéniz El bosque impenetrable “Desde aquel mirador, él vio cómo llegaba con la furia del viento una hoja primera, sólo una hoja de oro desprendida de algún álamo negro.” La primera hoja Antonio Colinas Alba Ramos Pulido 4º A ESO. IES Isaac Albéniz \27 El bosque impenetrable Otra vez “Hoy hemos recibido la visita del mal, mas pronto hemos tenido que enterrarlo debajo del naranjo y de su aroma, donde zumban abejas” Antonio Colinas. Lo que veo no es mío, pero está poseyéndome. No lo salvo. Me salva. Me da ser. Me sostiene. ¿Qué sería sin esto que solea la nieve alrededor, ahora que escupe en mí la muerte sapos de plomo, sílabas como graznidos verdes y nuncas, nuncas, nuncas colgados a poniente? No sé de qué manera lo que no tengo vuelve a mi amor: lo apagado vuelve a resplandecerme. Perfil, perfil de mundo, llamarada terrestre: no estaba siendo y soy yo otra vez firmemente. Antonio Sánchez Zamarreño \29 30/ El bosque impenetrable Los ojos de luz negra Es dormir, dormir por olvidar, dormir por olvidar, nuestra pura dura y cruda realidad. Es dormir, por no recordar, por no recordar, todo mal que me encuentro al despertar. Es dormir, para poder soñar, para poder sonar, imaginar y vivir al fin en paz. Es dormir, donde dormir es morir, es dormir, y volver a despertar. Inspirada en Pozo oscuro de los sueños. Antonio Colinas Antonio Elias Kinamvuidi Gombe 1º Desarrollo de Fabricación Mecánica. Ies Luis Vives El bosque impenetrable Inspirado en La Viña salvaje (VI). Antonio Colinas Víctor Coeurjoly Lechuga 1º Desarrollo de Fabricación Mecánica. Ies Luis Vives \31 32/ El bosque impenetrable Signos en la piedra ../.. Posa también tus manos: que se aquieten tus manos como palomas, que echen raíces en el silencio helado de la piedra. Verás en ella señales muy leves, signos dictados por el firmamento, los símbolos de un tiempo infinito que va huyendo de ti, mas que a la vez está en tu interior: revelación del alma que no muere. No podrás ir más allá. No debes ir más allá. Antonio Colinas Rafa Martín Restos de otro mundo. Herculano. Abril de 2009 El bosque impenetrable \33 34/ El bosque impenetrable Atardecer en Sanabria (El frío atardecer fue un viento dulce, que diseñaba las ondas en el lago, y hermosa era la muerte de la nieve, anegada en las aguas infinitas, bajo un rojizo y débil sol poniente.) Alejado de vértigos azules y olvidado el reclamo de la aurora, no había visto nada -luz de espejos irisados, fluyentes arreboles-, no había visto nada. Nunca. Nada. Aprendiz de otro mar, te ibas haciendo compositor en todas las orillas, tornasol del ocaso. Castañeda: qué alegría me lleva hasta tu nombre, corazón transparente de Sanabria. Solo una vez, varado en tu ribera, contemplé la quietud del lento ocaso, el cristal incesante de tus aguas unánimes y puras, verdaderas. En tu orilla de amor y de esmeralda fondeó la ternura de mi vida: el navío dichoso de la infancia. Vuelve a brillar en la apagada noche, en el noble cansancio de los ojos, en esta aprisionada soledad, que añora como nunca tu armonía. Luis Miguel Alonso Gutiérrez El bosque impenetrable Cuando coronas luminosa, plena... Cuando coronas luminosa, plena, la turbulenta tarde de verano, se alza la frente a ti, se hunden los ojos en tu insondable plenitud de lago. Para volverte a ver sobran caminos, riberas, fuegos, bosques de castaños. ¿En qué sosiego fértil me sumerges? ¿A qué fugaz fulgor me has convocado? Llega tarde a tu fin, como la tarde se demora en morir de rojo ocaso, al desangrarse el sol entre las olas y el rubor espacioso del espacio. Si en zafiro humillaste la ardentía del fatigado sol, no huyas en vano. Que esta paz que en ti aspiro, noche mía, pueble mi corazón deshabitado. Luis Miguel Alonso Gutiérrez \35 36/ El bosque impenetrable Inspirado en La Llama. Antonio Colinas Jaime Escudero Gallardo 4ºB ESO. IES Enrrique tierno galván El bosque impenetrable Inspirado en Zamira ama a los lobos. Antonio Colinas Daniel del Campo Martín 3ºC ESO. IES Enrrique tierno galván \37 38/ El bosque impenetrable Inspirado en Morada de la Luz (Desiertos de la luz). Antonio Colinas Luz Cortés El bosque impenetrable \39 El bosque impenetrable Antonio Colinas Vives en el páramo de tu lengua: Tanta tierra que te desadvierte, mientras yo sigo leyendo tu intimidad. ¿Era nieve o costra lo deslizado por los afanosos? ¡Tiempo, sangre, memoria al filo de la divinidad coronan tus frutos! Estate con las vocales sobrevivientes en el remanso donde el misterio se bosqueja. Alfredo Pérez Alencart \41 42/ El bosque impenetrable Hallazgo. Presa de un mundo frágil que tú misma desmoronas y reconstruyes. Ya nunca esperarás lo que no llegó. El mundo se ha posado en el vacío, el tiempo se ahogó en su esfera, incluso el cielo se rindió a la calma; ¿Y tú?, tú no quieres rendirte. ¿Cuántas veces vagaste en silencio, en los lugares más recónditos, a oscuras? ¿Cuánto tiempo la has buscado? Ahora eres consciente, se instaló cuando cediste y aunque Miedo y Olvido intentaron seducirla tiempo atrás, siempre permanecerá fija, inmutable, constante. Inspirado en La prueba. Antonio Colinas Lucía Bermejo Navas 2º C Bto. IES José de Churriguera El bosque impenetrable Inspirado en Biografía para todos. Antonio Colinas María Carbajal Martín 2º A ESO. IES José de Churriguera \43 44/ El bosque impenetrable Signos en la piedra Sigue la senda de las piedras musgosas, la que conduce a la gran roca, a la raíz del ara a la raíz eterna del tiempo. Antonio Colinas Carlos Escribano Espera El bosque impenetrable \45 46/ El bosque impenetrable Amor ciego Homenaje a Antonio Colinas Noche, fiesta, jóvenes que se divierten. Y yo aquí, mirando a lo lejos, o escondida entre la multitud, sufriendo, sufriendo por ti, por tu amor. Amar es arder, pensar; amor es fuego, es dolor, vivir o incluso morir por la persona que amas. Cada noche acuden a mi cabeza recuerdos, uno por cada palabra que escribo, uno por cada latido de mi corazón, sin ti vacío. Lorena Moreno, Diana Marcela Flórez, Cristina Carrera 4º ESO. IES Gabriel García Márquez El bosque impenetrable Daniel Miguel Agudo 1º BTO. IES San Nicasio \47 48/ El bosque impenetrable Sonámbula divagación de un juicio Agradecimos el silencio sobre los labios atardeciendo sobre congeladas estatuas buscando nuevas razones satisfactorias ahogados en el elixir de la impureza afanándonos como niños en el dulce sabor del postre los sábados. Sin remordimiento cargamos con el peso de la ausencia de demasiadas líneas en blanco de la esclavitud de gustos del tiempo que quisimos ver muerto al romper el viejo reloj del cuarto. Mientras el mechero quemaba el oxígeno respondíamos con palabras punzantes incapacidad, eras nuestra, de quedarnos inmutables ante nuestro porcentaje de glorias como el característico político mudo queda al interés de su auditorio. Y sin embargo sentíamos en nuestra conciencia el poder de las biblias que se escribían por sí solas debajo de cada cama en el húmedo rincón de la memoria. El bosque impenetrable Inmensa capa de un todo bienvenida siempre de madrugada si diera justicia tu rostro regalaba el estar presente ante las azucaradas maldiciones que jugaban en conversaciones intramentales. Quedemos sin decir nada elegimos acabar el vino de las fiestas estrangular mentes y cuerpos durante siglos en búsqueda aprendimos espontáneamente a aclamar héroes , temer dioses, a odiar demonios y, resucitar ángeles. Abandonados vagabundos en el lenguaje neutro todo solía corresponder a algo la finitud no es más que una inversión de procesos, el ser firmó el pacto de ser alguien. Al atardecer estatuas congeladas absorbimos la última gota del olvido perdiéndonos naufragó el sentido de nuevo medio muertos de risa melancólica otorgamos a nuestros pensamientos últimas sonrisas cínicas de desgracia retórica. Inspirado en Signos en la piedra. Antonio Colinas Svetlana Pecheykina 1º A Bachillerato. IES San Nicasio \49 50/ El bosque impenetrable Paraíso en la nieve Avanzas en lo blanco lentamente, avanzas con el peso de lo negro que siempre hubo en ti, [...] ¡Paraíso en la nieve! Al fin, ya todo es blanco en lo negro del hombre. Antonio Colinas José Hernández “Chiqui” La nieve El bosque impenetrable \51 El bosque impenetrable Mirada hacia lo alto Para Antonio Colinas, que oyó y tradujo la música de las esferas Es como si estuvierais muertas, porque no consoláis el corazón de quien aún a veces os invoca con la mirada confiada. Hondas estrellas que en la noche ilumináis los ojos del que espera una señal de aliento, infundid en mi alma descreída la pasión de las cosas, la locura feraz que movía la fe de los antiguos. Guiños ciegos lanzáis al corazón sin que se abra una puerta o un camino. Fijos aquí en la tierra elevemos los ojos a la luz presintiendo que nadie colmará estas ansias de amor y de belleza. José Enrique Martínez \53 54/ El bosque impenetrable Estoy sentado frente a un muro blanco, me rodea una densa niebla gris. Todo se vuelve oscuro ante mis ojos menos ese punto iluminado. Una soledad abrumadora surge desde el fondo cubriéndolo todo cual manto de muerte encerrando la mente en un extraño estado de abandono hacia el abismo del olvido. ¿A dónde ir si muere el pensamiento? Prueba a elevar las alas y alzar el vuelo, encamina tu dirección hacia la blanca pureza que se halla majestuosa ante mi mirada. El blanco puro es el color del bello sentimiento enamorado. ¿Pero qué hacer cuando el amor es solo un sueño entre las páginas del libro humilde que nadie abre del pobre libro que ya nadie lee? Roza las páginas con los dedos y arranca el sentimiento de ellas. Inunda de él la realidad mientras se disipa la niebla, para observar el muro blanco frente al que estoy sentado. Lucía Fernández Sánchez 3º ESO. IES Julio Verne El bosque impenetrable Inspirado en Arrastrado por un gran vendaval de estellas. Antonio Colinas Ricardo Ivan Vare 1º D. ESO. IES Julio Verne \55 56/ El bosque impenetrable La luz al fondo del pasillo “¡Morada en la marea de la vida, marea en la morada de la luz!” Antonio Colinas, de su poema Morada de la luz En mi morada hay luz, siempre hay luz. Pero cuando las velas se apagan, La luz sigue brillando al fondo del pasillo. La esperanza siempre estará allí, Al fondo del pasillo. En mi morada no hay días ni noches, Sólo hay luz, siempre, al fondo del pasillo. María Luna Díaz 2º ESO. IES María Zambrano El bosque impenetrable Más allá de la realidad “No podrás ir más allá de la realidad” Signos en la piedra. Antonio Colinas Cuando creas que no podrás ir más allá de la realidad, De esas cuatro paredes que te asfixian cada vez más. Cuando la realidad supere la ficción, Y sea más dura e incomprensible. Cuando ya el optimismo no dé señales de vida, entonces, escribe… Elsie Makiesse Gaspar 2º ESO. IES María Zambrano \57 58/ El bosque impenetrable Nostalgia El relato me traslada a mi niñez y al presente y reaviva mis recuerdos de las tierras de mi gente las montañas nevadas, los ríos bravíos, los verdes bosques y los caminos sombríos. El rumor del agua clara, cascadas puras de espuma blanca, los castaños en otoño ofreciéndonos su carga, los nogales, avellanos, hayas y cerezos con sus ramas estiradas queriendo tocar el cielo. El humo en las chimeneas, preparando la comida, calentando bien la casa que se nos queda muy fría, con esos muros de piedra y esa humedad tan latente necesita mucha leña y atención constantemente. A don Antonio Colinas, gracias por su gran obra, gracias por inspirarme para escribir estos versos, mis disculpas, son mediocres, pero virtud no me sobra, aunque pienso para mí: que los escriba el poeta, que para eso él sí cobra. Y ya para terminar solo le quiero decir: si no le gustan… ¡los borra! Eduardo Conde García 4º ESO. IES Salvador Dalí El bosque impenetrable Mis ojos eran dos nostálgicas panteras posados en el horizonte donde se esconde tu nombre. Puntos en la lejanía donde la noche sombría oscura y fría me invita a soñar, a soñar que estoy en la orilla del mar cogida de tu mano. La revelación de un sueño interrumpido y un amor desconocido. Natalia Urbano Martín 2º ESO. IES Salvador Dalí \59 60/ El bosque impenetrable Larga carta a Colinas (Desde África), 10 de enero de 2012 Cuando más me lo espero surge entre ensayos nuevos el adamantino eco de tu voz. Bajo este ocaso rojo de mansedumbre ecuatorial ansío responder a la llamada de la lejanía. Salgo, tú bien lo sabes, de tu Viña salvaje y, sin embargo, debo desandar el camino, dejar para más tarde los surcos de diciembre. Salgo, tú bien lo sabes, de tu Viña salvaje. Mi mano, que ya “duerme un poquito más”, cierra, cansada, la última página de tu Obra Completa. Entre recuerdos sanos y altos busca mi corazón rescoldos de color. Mientras cierro los ojos para besar las luces de la Calle de San Pablo y husmear el Pasaje Sancti Spiritus que da a tu casa, no se resiste a fallarme la memoria, no se resiste, como ves. Recuerdo la madura serenidad de tu voz en el bar de las entrevistas. Recuerdo el corazón de Ferreira Cunquero, cuya ternura pronto me arrojó a la dulce mansedumbre de tus aguas puras y preclaras. Tu voz, plural espejo, dádiva de mi exilio voluntario, era augur de una noche llena de ruiseñores. Con mis ojos rojos de lectura (era previsible dada la hondura de aquel Río de sombra), yo iba al encuentro de mi propio ser, El bosque impenetrable \61 al agridulce azar de castellanos caminos. Y tanteando otra vez las tinieblas del saber, ansío ser el alma errabunda que un verano de oro viajó a tu meseta y que hoy recuerda las remotas horas de nuestra idílica alianza. Pero como yo, tú quisiste que el recuerdo fuese más allá de las academias, más allá todavía, de la mera amistad, del impávido dar y recibir que implican las verdaderas lecturas. Y por eso, mientras cierro los ojos, como un nieto africano te sonríe mi hijo Federico. Como Mari José también inspira Mispa, la generosa esposa que ya te llama padre. Como tú yo quise que el recuerdo durase una o dos eternidades… Padre de otras alturas, puede que un día como ahora se confundan nuestros linajes como se enredan nuestras voces que hoy respiran fusión. Puede que un día te pierdas en las polvorosas colinas de mi hogar, para palpar las alas verdes de nuestra dorada morada. Puede que sobre el adobe o sobre un tronco caído los siete nos sentamos una tarde para mirar el Tormes milenario. Borraremos entonces ese mar de silencios que a veces amenaza la distancia, la distancia que nos salva a los dos, la distancia que une a tu Castilla Camerún, la distancia que, salvando a los dos, nunca acribilla la memoria, la memoria que recuerda tu corazón abierto a la brisa que fui. Recuerdo y no sé qué decir de tus regalos y consejos olor a galería, las flores de mi otoño, la mano tendida de tu divina familia, 62/ El bosque impenetrable aquellos recitales en el Aula Magna de la Universidad de Salamanca, tu profusa y abrasadora palabra, tu palabra mística y sencilla, untuosa miel que alimenta mi colmena, fecunda ofrenda de universal calor que abracé de par en par. Tu palabra Río de sombra y lago. Tu palabra tierra, sangre y astrolabio, sepulcro, bosque oscuro, solfeo y noche abierta, tu palabra desierto y laberinto, huerto y leyenda, viña, “piedra y sol” . Aún he de enajenarme con tus ofrendas, esperar a que no se eternice lo cerrado. Y allá, donde anida la piedra de la labor, sobre mis desvelos y sobre mis vacíos, sobre mis renuncias y sobre mis recelos, sobre mis desvaríos y sobre mis desvíos sobre mis amores y sobre mis estampas eterno está tu nombre, Antonio, eterno está tu nombre sobre la piedra ocre que alberga, en Anaya, mi memoria: centenario muro de patio doloroso allá lejos, donde cantan las cigüeñas, y por donde corre, rosa y blanquinegra, la honda dulce savia de nuestro cariño. Guy Merlin Nana Tadoun 64/ El bosque impenetrable La primavera azul La primavera es un salto al calor sobre la despedida de las nubes, sobre la caída del frío, sobre el florecimiento de las flores. La primavera es un salto hermoso: el fuego del aire nos quema, a veces el cielo llora y el calor se marchita, y la manta verde se levanta sobre la cama. Inspirado en el poema Luces de primavera. Antonio Colinas. Juan José Gómez Fernández 1º A ESO. IES La Fortuna El bosque impenetrable Inspirado en Luces de primavera. Antonio Colinas Noelia Martínez Galindo 1º A ESO. IES La Fortuna \65 66/ El bosque impenetrable Luna de nieve en el páramo Para Antonio Colinas, en nuestra tierra. Seguir huellas y surcos que parten de la casa, de las arquitecturas de la cuna y del fuego. Ser llanto y olvido en la grisalla del invierno. Ser del frío y recortar con tijeras de plata la negrura perfilada de blanco de los chopos. Deslizarse con temblor de lámpara y de sed sondeando mansamente el oscuro laberinto. I Con el monte a tus espaldas, bajo las olas de las nubes, con la luna naranja de frente, sabes que ya todo es latido, beso y nombre del Libro Sagrado, palabra pronunciada en la niebla, fuente que es preciso recordar. Pues Artemis dejó signos en la piedra y el páramo fue pozo de sangre queriendo ser lago de oro, callas, porque sólo en la armonía de velar el sol serenamente y de palpar la noche a ciegas, más se sabe de la muerte. II Vas hacia esa hostia dorada para volver a ocultarte y renacer con la verdad aprendida de los sueños, con una lengua de tierras y de aire y la nada por susurro y alimento, hacia la fecundidad de la luz reflejada en arañas invisibles El bosque impenetrable que muestran el camino hacia el centro gozosamente contemplado. Pues te basta la belleza de esa luna grande y roja, toda lumbre, para ansiar que te estalle el corazón y que se tiñan las estrellas de dulzura de Dios y de amor puro. Luis Carnicero Bercianos del Páramo, 2011 III Palpas las estancias del alma entre los aullidos de dos perros. Cuanto más te acercas más lejos estás de la pompa de claridad del infinito. Sólo la lechuza se atreve, tinta el círculo con gotas azules, rojas y amarillas, y en su línea ves herido el universo. Vuelo horizontal del ave oscura. Vuelo vertical del copo blanco. Y deseas elevarte hacia el origen, hacia el pasado de la nieve y del ave, volver la vista atrás y convertirte mirando conmovido al noroeste en un cáliz de sal para la luna. \67 68/ El bosque impenetrable La naturaleza en la obra de Antonio Colinas Enero, 2012 Descubrí la poesía de Antonio Colinas hace muchos años, en la década de los 70, y me adentré en ella leyendo “Sepulcro en Tarquinia”, un libro de versos que me había recomendado una amiga de Córdoba y que yo leí, recuerdo, de un tirón poco antes de leer otro gran poemario, éste de Ricardo Molina, “Las elegías de Sandua”, recomendado también por la misma amiga. Y si el último libro citado me agradó, el de Antonio Colinas me pareció excepcional, de tal modo que empecé a buscar otros libros del autor quien, a partir de entonces, se transformaría en mi maestro, el poeta más hondo y lírico de los Novísimos, una generación poética interesante en la que, a mi modo de ver, él no encajaba por la profundidad y la pureza de su poesía, infinitamente superior a las de sus coetáneos. Un tiempo después de haber leído “Sepulcro en Tarquinia”, compré en Córdoba “Preludios a una noche total”, y es verdad que, al leerlo, aún me sentí más deslumbrado por la voz de un poeta mágico, genial, que sabía dibujar el espíritu de la Naturaleza en unos versos rítmicos, esenciales, que expresaban la luz de un romanticismo puro, la idea de un amor sublime, emocionado en un paisaje campestre exuberante. La lectura que hice entonces de “Preludios” fue, sin duda alguna, una experiencia inolvidable: pocas veces he disfrutado leyendo un libro como aquella, pues me traspasó enseguida el aliento que exhalaban unos versos tiernos, musicales, llenos de signos ancestrales, ligados a la voz de la Naturaleza. Caballos, lechuzas, espinos, chopos, zarzas, enredaderas, olmos, vencejos, petirrojos se abrazaban y entrelazaban mansamente conformando un magma lírico profundo de una ternura y belleza indescriptibles. Aún en la actualidad, “Preludios a una noche total” sigue siendo el libro de Antonio Colinas que más me agrada, y no porque sea el mejor de su bibliografía sino más bien porque cada vez que vuelvo a adentrarme en sus páginas vuelvo a tener la sensación de que estoy transitando por un bosque inexplorado lleno de plantas, de arbustos y de pájaros que, con su colorido y sus aleteos mágicos, alegran mi paseo e inundan mis ojos de una serenidad profunda. Después de “Preludios”, Antonio Colinas ha escrito otros poemarios muy ligados a la Naturaleza como, por ejemplo, “Astrolabio”, donde representa muy bien el sobrio paisaje castellano, o “Los silencios de fuego”, en el que la Naturaleza y el paisaje aparecen transcendidos, tocados por un resplandor filosófico y ético singular. Resumiendo, es justo decir que en toda la obra poética de Colinas está presente la Naturaleza, pero es, sin duda, en “Preludios a una noche total” donde, a mi modo de ver, ésta alcanza la cima de la pureza, el culmen de la hondura emotiva, un lirismo romántico de un nivel ético y estético muy difícil de alcanzar. Alejandro López Andrada El bosque impenetrable Definición poética Navidad, 2011 Para Antonio Colinas Nadie levantará su corazón como él lo hace en el crepúsculo del bosque, ni tenderá en la soledad del río hileras de silencio para urdir el silbo de los pájaros que cantan como si nunca hubiese anochecido. Cuando se acerca el tibio resplandor del día que se va, miro en sus ojos, tatuados por un viento de azahar, y veo que en ellos no cabe lo oscuro sino una claridad llena de amor que da sentido a todo lo que escribe, a todo lo que hace. En su poesía anidan ruiseñores, sauces de agua, esbeltos juncos sobre los que la brisa dibuja la emoción de un cielo límpido. La noche es musgo suave en su interior; el horizonte cabe en sus palabras. Nadie es tan puro y hondo como él. Es la definición de la bondad; por eso es el maestro, al mismo tiempo que el gran poeta, el hermano y el amigo. Alejandro López Andrada \69 70/ El bosque impenetrable Hallazgo de una estatua junto a un muro II Robusto muro derrumbado. Fresca fuente cegada. Arrancado brocal donde ya no se posan bondadosas las manos de las jóvenes. Fiel ciprés. Círculo de palomas coronando la calma del jardín. Estatua de ojos muertos, helados por la sombra, abrasados de luz. Solamente aquí es Cronos quien reina, el dios del Tiempo infinitamente cruel. Antonio Colinas Crono Crono en la mitología griega es el dios del tiempo y lider de los titanes tras castrar a Urano. Acabó siendo destronado por su hijo Zeus. Crono suele representarse de dos maneras. Una de ellas, con una hoz, puesto que fue lo que utilizó para destronar y castrar a su padre. Y la otra, devorando a su hijo; cuando su mujer daba a luz, Crono se comía a su descendiente por miedo a que este le destronase. Sergio Martín, Leidy Johana Bojacá y Alicia García 2º ESO. IES Siglo XXI El bosque impenetrable Inspirado en Luces de primavera. Antonio Colinas Alejandro Laina y Daniel López 3º ESO. IES Siglo XXI \71 72/ El bosque impenetrable Todos los femeninos posibles La escritura de cada poeta suele caracterizarse por una serie de elementos que le otorgan lo que podemos llamar su voz propia, es decir, aquellas características que hacen que diferenciemos su poesía de la de otro autor y que la reconozcamos de inmediato. Esta voz propia se configura mediante el uso de varios procedimientos tanto formales (tipo de verso, métrica, etc.), como de contenido. En Antonio Colinas el rasgo quizás más significativo y relevante para esa voz singular es el uso de los símbolos. Son ciertas palabras que se repiten insistentemente, y que se relacionan con otras de su mismo campo semántico, adquiriendo poco a poco connotaciones especiales dentro de la obra del autor. Es el caso de la noche o incluso el agua, términos que tienen para Antonio Colinas un significado profundo, que implica mucho más de lo que su primera lectura puede transmitirnos. Para Antonio Colinas la existencia de símbolos es de una importancia suprema, ya que abren una puerta al conocimiento, al entendimiento de la realidad. Aquí queremos únicamente adentrarnos brevemente en uno de los símbolos más fértiles de todos los tiempos: la figura femenina. La mujer es un tema recurrente en la literatura de todas las épocas y lugares. El tratamiento del personaje femenino en Colinas se puede ejemplarizar con la historia de Zeuxis de Heraclea, a la que nos remite el autor en uno de sus versos: “tú eres una doncella de Crotona” (v.258 “Sepulcro en Tarquinia”). La historia de estas doncellas es la siguiente: Zeuxis era uno de los mejores pintores de su tiempo (siglo V a.C.), y decidió pintar a Helena de Troya. Para ello mandó reunir a las cinco muchachas más bellas de la ciudad en la que vivía, Crotona, para unir así, en su pintura, lo más bello de cada una de ellas. Esta anécdota sirve de ejemplo para la creación por medio de la imitación selectiva, es decir, por la fusión de lo mejor de varios modelos, que produce la Belleza ideal. La representación de la mujer en la obra de Antonio Colinas parece buscar también ese mismo fin: la recreación del personaje femenino como un todo pleno, conjunción de diversas realidades que llevan a los ideales platónicos de Verdad y de Belleza. Quizás el ejemplo más claro sea Francesca, de la novela Larga carta a Francesca. Ella es vista en la novela desde su esencia italiana, y el protagonista la considera como la esencia del arte de su país. En ella se resumen, a ojos del protagonista, siglos de historia y arte. Por ello se la identifica con figuras de los cuadros como Isabella d’Este -mecenas renacentista retratada por da Vinci-, las mujeres de las obras de Botticelli, como Venus o Flora, etc. La vida y el arte El bosque impenetrable se funden en la figura de la mujer, en un camino de ida y vuelta continuo. Así, también se alude a Simonetta Vespucci, mujer del Renacimiento que inspiró y conmocionó con su belleza a los artistas de su época como Botticelli, Piero de Cosimo, Lorenzo de Medici, etc. Pero además, el clímax de la novela se alcanza con un sueño revelador en el que el protagonista llega a fundir todos los personajes femeninos que han ido apareciendo a lo largo del libro. Todas las mujeres que aparecen en la novela se revelan en este fragmento como signos. En su último poemario, El laberinto invisible, Colinas incluye una sección titulada “Catorce retratos de mujer”. Estos catorce poemas constituyen un viaje al símbolo de la mujer en sus más variadas vertientes: hija, madre, amada, amiga, que de alguna manera se convierten en una sola figura de gran poder evocador. Las mujeres que son y no son una misma mujer, de distintas etnias, procedencias y situaciones, y sin embargo tan semejantes. Todo se resume en estos bellos versos: No sé si esa muchacha amamantada de temor, de dolor, de terror, puede ser a la vez otras muchachas, La mujer amiga, la mujer amante, la cómplice, la desamparada, la artista, se unen en una sola en el símbolo fecundo de la mujer en Colinas, a través de una visión cercana, realista y a la vez mítica de todos los femeninos posibles. La mujer como una figura capaz de la fusión de todos los elementos, y, por ello, principalísima, fundamental; ya que hace posible la armonía y la plenitud. Clara I. Martínez Cantón UNED \73 74/ El bosque impenetrable El Camino de Santiago de Antonio Colinas* En su visión de la topografía leonesa del Camino de Santiago Antonio Colinas desarrolla claves míticas y antropológicas, vivencias sentimentales y valencias existenciales. Su aproximación a este espacio mental es altamente simbólica y admirablemente entrañable. En algunos poemas pergeña Colinas una visionaria semblanza y ahonda nuestra perspectiva del Camino en un entramado simbólico que sirve de matriz donde se generan vivencias atemporales, cuyas variantes suponen todas una vía de iniciación. Así, en una conferencia dictada en la localidad leonesa de Castrillo de los Polvazares el 28 de julio del 2010 en su Ermita de San Francisco (“El Camino de Santiago como vía de iniciación”)1, el autor bañezano guía al lector desde Roncesvalles hasta los tramos para él más significativos de su paso por Castilla y León, sin olvidar el camino Sanabrés por Tábara ni el primitivo desde Oviedo. Colinas hace suya la idea de que hacer el Camino es algo no sólo físico sino también espiritual, y que para recorrerlo –como el camino de la vida– son necesarios valores como la flexibilidad, la resistencia o la solidaridad, hasta revelar por último que entre los símbolos principales del camino –y menos evidentes– se cuentan el puente, el bosque o la piedra, que hacen de su recorrido una senda de iniciación, conocimiento y sabiduría interiores, como demuestra la vivencia de renacimiento e iniciación que postulan para sí numerosos peregrinos tras llegar a Compostela. Antonio Colinas establece así una relación íntima entre tres aspectos básicos, la dimensión cultural, espiritual y simbólica del itinerario jacobeo. Además, encontramos en su obra poética poemas que sin tener temática o referente jacobeo explícito sí que son capaces de formular claves simbólicas del territorio entre Astorga y Rabanal del Camino donde se inscriben también los códigos culturales y espirituales específicos del Camino de Santiago. Unas breves pinceladas bastarán para resumir a continuación aspectos básicos de su lectura del paisaje jacobeo de esta comarca llamada Maragatería, allí por donde más se adentra en el territorio dominado por el macizo del Teleno, que resulta así un espacio que concita en su totalidad de historia y presente una mirada plena de sensibilidad. De tanta pureza y soledad, de tanta muerte, sólo puede brotar una vida más cierta. 1 Ha sido publicada en El Camino de Santiago en la Literatura. Lecciones jacobea (28 de julio al 13 de agosto de 2010), Centro de Estudios Astorganos “Marcelo Macías”, Astorga, 2011. Pp. 13-33. El bosque impenetrable [...] La mirada vuela sobre la fosa del valle (sobre la fosa de la vida), hacia la gran mole coronada de silencio, hacia la cima que alberga los misterios. [...] En el anochecer de los páramos negros estoy solo y profundamente en paz. (“En los páramos negros” en Allá en el Noroeste... pp.: 157-158) La descarnada geografía maragata se convierte así en emblema de la soledad y dicha humanas, los versos dibujan mapas de una conciencia personal en norma de piedra y peñascos, perfilándose entonces todo un lenguaje de: [...] señales muy leves, signos dictados por el firmamento, los símbolos de un tiempo infinito, revelación del alma que no muere. (“Signos en la piedra” en Castilla y León en el Camino, p. 122) \75 76/ El bosque impenetrable Estos versos de Colinas abarcan la dimensión mítica del itinerario ancestral sobre el que se asentó el Camino, tensionado hacia el Oeste por la propia dinámica de su seguimiento terrestre de la Vía Láctea. Y al tiem­po que Colinas interioriza esa tensión hacia el Noroeste, también la voz poética cifra en esa metáfora el movimiento del peregrino dirigido siempre hacia la puesta del sol, hacia el más allá de la tierra, hasta traspasar su umbral último, la costa, el finis terrae, cuya anticipación es justo la mole del Teleno con sus derivaciones. En la lectura de A. Colinas Maragatería se erige en espacio de significación para quien por ella transite, ofreciéndole un lenguaje propio con alto potencial de autoindagación, de subjetivación y de proyección emocional, dignificándolo en los términos de un marco más que sugerente para un encuentro de la persona consigo misma y para la reflexión sobre la condición humana. Otros versos de A. Colinas cifran esa clave de introspección –con su registro poético y sublime– y abordan el contradictorio lenguaje del silencio que brota de la contemplación del ascético paisaje somozano allá por Luyego y del grandioso Valle del Silencio que se esconde al fondo de las laderas de El Acebo, todo ello subiendo y bajando Foncebadón. Muchos son los caminos de este mundo, pero sólo esta senda de agua por la que seguiremos ascendiendo el tiempo que vivamos, sólo esta senda que avanza y avanza y avanza por el silencio de un valle sin salida, conduce al silencio de Dios. (“Valle del Silencio”, en Allá en el Noroeste... p. 156) Yo buscaba un camino a lo largo del día sin saber que el camino no existía, pues el camino estaba en mi interior. Quieto ahora, acallado, pruebo a seguir (en mí) ese camino mientras no sé si esta noche muda desciende temblorosa o asciende cual marea que respira la música callada de las piedras, [...] (“Allá en el Noroeste, por la senda interior” en Allá en el Noroeste... p. 212) El bosque impenetrable Como conclusión queda sólo subrayar que igual que la auto-indagación personal durante la peregrinación es hoy día uno de los valores más auténticos de los usos del Camino como práctica cultural y secularizada, así también la poesía de Antonio Colinas ahonda en el lenguaje interior propiciado por el paisaje del Camino que se convierte por tanto en un singular espacio antropológico a la medida de la mujer y el hombre de hoy. Javier Gómez-Montero Referencias bibliográficas: VV. AA. (Coord. Gómez-Montero, Javier): Allá en el Noroeste... Una cartografía literaria del Camino en León. León: Lobo Sapiens, 2009. VV.AA. (Coord. Gómez-Montero, Javier): Castilla y León en el Camino. Ficciones y semblanzas de un territorio jacobeo. Valladolid: Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León, 2010. VV.AA. (Coord. Gómez-Montero, Javier): El Camino de Santiago en la literatura. Astorga: Centro de Estudios Astorganos “Marcelo Macías”, 2011. *Estas páginas recuerdan una lectura de poemas de Antonio Colinas en la Casa de la Literatura de Kiel el 2 de febrero de 2010 en cuyo transcurso leyó los poemas aquí comentados –además de su traducción al alemán– y que fueron recogidos con otros más en las antologías citadas. A su vez, la formulación más densa de los códigos simbólicos del paisaje maragato –que tan sugerente resulta a los ojos de peregrinos o viajeros– la aporta el poema En los páramos negros, fechado en Luyego el 10 de diciembre de 1999. Aquellos valles y eminentes páramos emanan una sublime espiritualidad cuyo silencio y misterio hace mella en cualquier sensibilidad, de ahí que brote de ellos una profunda sacralidad donde concurren vida y muerte, pensamiento y emoción. \77 78/ El bosque impenetrable Viajar por el camino de la vida… Antonio Colinas, es uno de los poetas más celebrados en la literatura española de estas últimas décadas. Su escritura poética alienta un triple devenir: Inspirar, respirar, expirar. Una energía psíquica profunda parece como El río de sombra manar de la fuentes místicas cristianas y orientales arraigadas en las tierras y montañas pedregosas de León/Castilla, o de la luz arrojada en las pendientes acantiladas de Ibiza bajando hacia el abismo del mar o de las piedras relucientes de Salamanca que nos recuerdan y pestañean entre sol y lluvia, su perenne origen italiano. Atravesamos espacios, mar mediterráneo, ciudades europeas. Se celebran las memorias de las artes pictóricas y de la música órfica. Este viaje casi renacentista -porque requiere humanismo- no ofrece sólo el hecho de recordar memorias culturales sino que obra por un viaje interior. En él, a través de la mediación de las culturas se temporaliza una espiritualidad que toma por destino la Armonía. De modo que la Naturaleza, la Cultura y la Historia invocadas en su obra invitan al lector a recorrer el trayecto de un “pensamiento inspirado”. Entre el despliegue de lecturas y de escrituras circula el misterio del ser. Desde la lectura de lo elemental, el agua, la piedra, la palabra, recordamos una Castilla eterna. En sus campos siguen sorprendiéndonos aquellas tierras que fascinaron al andaluz Antonio Machado, tierras que cantan la raíz de la memoria mística, despertando en ellas, en cada senda, las presencias de los místicos cristianos. Acerquémonos al espacio de Castilla y León. El ámbito castellano fomenta y fundamenta un tiempo íntimo, primigenio, el de la infancia con el que sólo se puede coincidir mediante el poema Bosque de los sueños: Hoy que es invierno miro el pasado, penetro en aquel bosque de mis sueños, de mi niñez perdida y asombrada. Ahora que tengo el corazón cautivo vuelven mis pasos a sentir las hojas agrias, humedecidas, sobre el musgo. Y en un rincón secreto, entre los troncos, aparece la luz de la cabaña.1 La ensoñación del instante vivido en la infancia, no es un mero recuerdo, un vaivén entre recuerdo y el olvido sino un fulgor de la memoria que transmite el reencuentro con la emoción, con el misterio de aquella luz de la infancia que favorece la escucha del obscuro oboe de bruma hasta la travesía del desierto de luz. Castilla es tiempo y camino de la esencia del ser que no descarta ni el abismo ni el descenso del ser hacia las raíces del sueño o hacia La Simiente enterrada2 del viaje interior. El bosque impenetrable De modo que la palabra-símbolo “camino” no sólo simboliza el espacio de Castilla sino que su celaje despierta las mediaciones literarias, recordándonos en su inicio los versos de Machado, – tan maltraídos a veces por compañeros de generación. No llegó “Un andaluz de Sevilla para escuchar el son del agua del Duero, en Soria”3, pero no es todo. Los campos de Castilla se identifican con su referente cultural más señero el de las tierras místicas. Castilla y León, León y Castilla se convierten en “manantial fértil del espíritu” y despiertan sus paisajes biografías. En nuevos caminos en Juan de la Cruz4, se vuelven a vivir las vivencias del sentido de la universalidad. Antonio Colinas evoca una inversión de los hábitos de la razón, afirmando la necesidad de « leer la naturaleza, contemplar los libros » 5. La biblioteca de la infancia se convierte en un crujido de luz o en un espacio, el de la nieve. A lo largo de todas sus obras se vuelve unitiva la evocación de las huellas psíquicas de Castilla. El poeta advierte a su lector que « Castilla y León no son tierras cerradas. Por el norte cruzó tempranamente un camino, el de Santiago, que en su simbología nos remite a la esencia de nuestra manera de ser. Por él venían las voces, y las músicas, y las arquitecturas de Europa. Por él deben seguir saliendo y entrando las ideas. (…-) andar el camino suponía una experiencia en sí misma. Le podía ocurrir de todo. Como en el camino de la vida que cada uno tenemos que recorrer ». La palabra “camino” va despertando paulatinamente entre tiempos y abismos las « imágenes primordiales », siguiendo los hallazgos de Jung que encaminan al ser hacia la individualización. E incluso los caminos surcan rutas de culturas. Recordemos que Antonio Colinas es el traductor del poeta italiano romántico Leopardi. En Leopardi y mis « Leopardis », un testimonio asistimos a un encuentro de lectura y se siembra « esa simiente enterrada en su primera adolescencia », la de los Cantos de Leopardi, crujido del despertar de una vocación de poeta hasta que de niño le hizo contemplar el libro y de mocedad retomarlo como “el libro naturaleza de sí mismo », abriéndose al mundo leopardiano a través de la realidad del idioma italiano en los años 70 en Milán. El camino no sólo es un trayecto sino que es plena mediación cultural que se propone ser el intérprete del misterio y de la realidad. Adivinamos su adhesión a la fuente francesa de la poesía de Saint-John Perse para quién: poesía es profundización en el misterio de la existencia, pero añadiéndole un nuevo aroma de sentido, el de ser “segunda realidad” o identificación del ser con lo armonioso de la Naturaleza. De modo que superado en su escritura « la palabra en el tiempo » Machadiana, avanzamos hacia la aventura del « humanismo fértil » del conocimiento de la Otredad europea y universal con el lema siguiente: “LEER LA NATURALEZA, CONTEMPLAR LOS LIBROS”. Françoise Morcillo 1 Bosque de los sueños, El río de sombra, Op.cit., p.47 2 La Simiente enterrada.Un viaje a China, Biblioteca de ensayo Siruela, 2005. 3 “Mi Machado” 4 “Nuevos caminos en Juan de la Cruz”, Del pensamiento inspirado, Op.cit., p.126 5 p.85 \79 80/ El bosque impenetrable Miguel Elías IIustración El bosque impenetrable \81 El bosque impenetrable Índice de autores (alfabético) Agustín, Susana 9 Alonso Garcia, María del Rosario 21 Alonso Gutiérrez, Luis Miguel 34, 35 Bermejo Navas, Lucía 42 Blanco, Shabita 22 Bojacá, Leidy Johana 70 Cabello, Jesús 22 Carbajal Martín, María 43 Carnicero, Luis 66 Carrera, Cristina 46 Chozas Nuevo, Natalia 15 Cid, Cristina 22 Coeurjoly Lechuga, Víctor 31 Conde García, Eduardo 58 Cortés, Luz 38 del Campo Martín, Daniel 37 del Monte, Andrés 22 Elías, Miguel 13, 81 Escribano, Carlos 45 Escrivá, David 22 Escudero Gallardo, Jaime 36 Fernández Inchusta, Leyre 15 Fernández Sánchez, Lucía 54 Fernández, Laura 22 Flórez, Diana Marcela 46 Gandía, Coral 22 García, Alicia 70 Gómez Fernández, Juan José 64 Gómez-Montero, Javier 74 González, Rodrigo 22 Hernández “Chiqui”, José 51 Jodar, Álvaro 22 Kinamvuidi Gombe, Antonio Elías 30 Laina, Alejandro 71 López, Daniel 71 López Andrada, Alejandro 68, 69 Lorenzana, Santi 24 Luna Díaz, María 56 Makiesse Gaspar, Elsie 57 Maldonado Esteras, Enrique 19 Martín, Jennifer 22 Martín, Rafa 33 Martín, Sergio 70 Martínez, José Enrique 53 Martínez Cantón, Clara I. 72 Martínez Galindo, Noelia 65 Miguel Agudo, Daniel 47 Morcillo, Françoise 78 Moreno, Lorena 46 Morillo, Daniel 22 Nana Tadoun, Guy Merlin 60 Ortiz, Katherine 22 Othman, Nassim 22 Pámpanas Romero, Noelia 14 Pecheykina, Svetlana 49 Pérez Alencart, Alfredo 41 Plaza García-Barbadillo, Ismael 20 Puerto, José Luis 16 Ramírez Bohoyo, Jessica 23 Ramos Pulido, Alba 27 Ramos, Noelia 22 Rojas, Sergio 22 Sánchez Zamarreño, Antonio 29 Sanchidrián, Rubén 22 Sarabia, Soraya 22 Segura, Wander 22 Urbano Martín, Natalia 59 Vare, Ricardo Iván 55 Viñas, Manuel G. 25 Zulla, Jorge 22 \83