POEMAS DEDICADO A SANTA MARIA MAGDALENA Mª Sampedro Bravo Venzalá Según cuentan las leyendas Maria la de Magdala, Llamaban la pecadora Las personas de su raza. Quien te diga bella señora Porqué te llaman pecadora, Por tu belleza que fue tan rara Que pocas gentes te superaban. De azul clarísimo, tus lindos ojos Al mismo cielo causan enojos. Tu hermoso pelo, oro en cascada, Llevabas suelto sobre la espalda. Tu boca que amor provoca, Cuando la entreabre, sonrisa leve, Muestras unos dientes como la nieve Que a Venus misma volverías loca. ¿Quién al mirarte no se enamora? Flor de Betania, Luz de la aurora ¿Quién al mirarte no te desea Aunque te llamen la pecadora Los envidiosos d Galilea. Hoy es tu día Madre mía ¿Qué hija yo seria Si de mi pluma no brotara Una flor, una armonía. En este día quisiera ser Como Murillo o Rafael Y en un lienzo poder pintar Tu hermoso rostro, madre Inmortal Es negro y rezado tu cabello De alabastro el cuello Un cielo sin fin Mas ciertos días aquellos Ojos, que tantos corazones Arrebató, miró a otros Ojos, con tal pasión, Que esclava de ellos Se convirtió. Regaló sus joyas, sus Sendas torcidas enderezó Y como una esclava Hasta el calvario lo acompañó. Cuánto amaste Magdalena Como tú, no hubo otra más Por amor rendiste al Cielo Y llegaste al altar. Como madre nuestra que eres, Que mengibar te eligió, Que tu amor nunca nos falte, Paz, amor y salvación Aunque sé que sólo podría grabar Una caricatura del original Que tu belleza es tal Que sólo Dios te supo pintar Madre mía ilumina mi mano Para que hacerte pueda un retrato Tal como en mí mente te concibío yo Hermosa, prudente y llena de amor. Tu pelo una hermosa y esbelta paloma Tu aliento el aroma que sale del edén Tu nombre es Maria Mi amor y mi esperanza, Iris de bonanza en la tempestad Faro que ilumina mi triste camino Bálsamo divino en la adversidad. Gracias doy Madre mía Por tantos dones como me has dado Y si en mi pecho un puñal escondo Tú también lo llevabas incrustado Si ser agradecido es nobleza Y tener bello el corazón Es ser honrado Olvidar los dones recibidos Es un vil pecado. Por eso en tu día he sembrado, En la besana de mi vida Una bella semilla De una manera infantil Limpia y sencilla. Y cuando esta semilla de sus flores Un gran ramo yo te haré Con la sonrisa en los labios A ti madre obsequiaré. Porque en el mundo no existe Otro amor más verdadero, Que el amor bendito y puro Que da la Madre del Cielo Mª Sanpedro Bravo Venzalá