afcsctteks - Federacion Libertaria Argentina

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Buenos
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Aires. Mayo 8 de 1913
f c s c t t e k
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R E V IS '
ORGANO *DE LA LIGA DE EDUCACION RACIONALISTA
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SUMARIO
M e rc e d e s Gau m a üe M alt aglia ti.
En los dominios do Urania
Raquel (.'amaña — S ervicio femenino obligatorio.
A le ja n d r o M . U rs ain . — D e la Escuela á la fábrica.
Jaim e P e r e z — El A rte (Poesía)
Ñutas. — Nuestro programa
L ib ro s N u evos
Crónicas Argentinas
Administrativas . — Notas. — C orreo.
Balance.
PRE CIOS DE S U S C R I P C I O N
CAPITAL E INTERIOR
Semestre .
S
1.
Trimestre
„
O 50
Número Suelto
II
0.20
Redacción y Administración:
Santiago del Estero 464
Administrador: LU IS M AC IN ASSI
B A S E S Y F IN E S
A r tíc u lo I o Q ueda co n stitu id a con el n om b re de L ig a de
ICducaei'm R a cio n a lista , una a so cia ció n p o p u la r cu yos fines son
los sigu ien tes:
a ) H a c e r c o n o cer p o r to d o s los m edios de p ro p a g a n d a los
fines y p rin c ip io s de la ed u cación ra cio n a lista .
b ) T r a ta r de lia c e r c o n v e r g e r los esfu erzo s de to d o s los que
com p ren d ed la necesidad de r e fo r m a r la escuela ^ctual,
p ara la e la b o ra ció n de un sistem a de ed u cación y de un
plan de enseñanza que re a lic e el c o n cep to c ie n tífic o y h u ­
m a n ita rio de la P e d a g o g ía m oderna.
c ) L le v a r á la p rá c tic a ese con cep to p o r la fu n d a ción de es
cuelas racion alistas, que serán cam pos de e x p e rim e n ta ­
ción de>ese plan y sistem a.
Art- 2o A c e p ta coom p rin c ip io de acción y base de su obra,
q u e : E l prob lem a de la educación debe ser co n sid era d o desde ol
[•unto de vista in d iv id u a l, p o r lo ta n to :
a b ) La escuela debe p re p a ra r en cada edu can do un elem en to
útil á la c o le c tiv id a d , y sien do el p ro g re s o la con d ición de
v id a de ésta, hará de cada niño un h om b re su scep tib le de
c o n ceb ir un id ea l del m e jo ra m ie n to in te g r a l de la v id a ,
o rie n ta rá los esp íritu s en fo rm a c ió n hacia el fu tu ro , no
hacia el pasado.
b ) L a in stru cción no es to d o ; sola no forn .a sino eru d ito s .
D eb e in ten ta rse el d e s a rro llo e q u ilib ra d o y a rm ón ico de
to d a s las a p titu d e s y ten d en cias ú tiles para fo r m a r a!
h om bre sano, d e m ente c la ra y sin p re ju ic io s , cu ya v id a
m oral te n g a p o r base el sen tim ien to de s o lid a rid a d s o cia l.
c ) T o d o sistem a de edu cación debe p a r tir del con ocim ien to
ex a cto de la n a tu ra le za fís ic a y psíqu ica del niño é inspi
rarse en lo s m éto d o s de la ciencia.
d ) La verd a d a cep ta d a y d em ostrad a, d e n tro de su c a rá c te r
re la tiv o , lo in s p ira rá desechándose p o r lo ta n to to d o d o g
ma to d o hecho que no te n g a o tro a p o y o que la a u to rid a d
ó la tra d ic ió n .
e^ L a escuela no debe im p on er, debe d em o stra r y p e rs u a d ir;
d esp erta r la in te lig e n c ia , e stim u la r el ra c io c in io , h acer
que en cada su jeto se afirm e una in d iv id u a lid a d .
S e c r e t a r í a : S a n t i a g o d el E s t e r o
464
Horas de oficina: días hábiles do 8 a 10 p. m.
A
ño
1.
Buenos
A ir e s ,
M ayo
8
de
1913
Nüm
7
La Escuela Popular
REVISTA MENSUAL
Or g a n o
de
la
liga
de
educación
racionalista
D ir e c t o r :
Redactor:
J U L I O R. B A R C O S
Redacción y
R ENATO GHÍA
Administración: S A N T IA G O D E L E S T E R O 4W
Horas de Oficina de 8 a 10 p. m.
En los dominios de Urania
Conferencia pronunciada en el “ C E N T R O E S T I M I 7 .0
M I D I O “ de los Talleres p o ¡a Sra. M erca les Gatuna ¡le
A l.
ES-
M '/fa^jm iti
En todo tiempo lu atención del hunibre so luí d irijid o hacia el cielo que.
como bóveda azul, pare«* cerrarse «obre el mundo■..
Fueron los Caldeos, pobladores d
lit fértil región comprendida en Iré el
T ig ris y i-l Kúfraten, loe prim ero« en observar los astros y en señalar en
el cielo esas agrupaciones llamadas conutelacione» , á la s «pie dieron
los
nombros más extraños, en armonía con sus apariencias. Tam bién á ellos
del ionios las primeras observaciones sobre los eclipses. Estos primeros co­
nocimientos astronómicos pasaron á la Fenicia y ¡d E gipto. Los sacerdo­
tes eg¡|io¡os á quienes se debe la observación del m ovim iento de Mercurio
y Ve’nns alrededor del sol, crearon la astrología. relacionando así los fe­
nómenos del cielo con loe sucesos de ln tierra, tal como todavía acostum­
bran á hacerlo algunos embaucadores modernos, niazos ultramarinos ipie
se pagan costosa rrcln-mv cu lo» |>oriód¡eos tic amitos mundos.
Los griegos cultivaron lu astronomía mucho después que los egii>eio8.
Tules de Mileta, uno de los siete sabios de la G recia, |tensaba «pie el uni­
verso estaba lleno de astros, que eran de la misma substancia que la tie­
rra. T hIcs enseñó la redondez de la tierra, la oblicuidad de la eclíptica, y
las causas de los eclipses del sol y de la luna. V ienen en seguida Anaxi
mandril y Anaxágoras, {'riegos también, el prim ero de los cuales inventó
el cuadrante solar ó reloj de sol, y explicó la variación continua del uui-
1
verso, admitiendo la igualdad de los astros y la pluralidad de los mundos
habitados.
Anaxágoras. creyó también en la pluralidad de los mundo habitados:
admitía que el sol era una masa inflam ad«; y con respecto de la luna, ase­
guraba que la pálida viajera do nuestra noches, tenía valles, pontea, etc.
Poco después aparece Pitágoras. E l filósofo enseña los dos movimientos
de la tierra, el uno sobre su eje, el otro alrededor del sol. Según él, las
estrellas eran soles, centros de sistemas planetarios. Pitágoras fundó en
Ttalia la Escuela P ita górica ó Itálica, de donde salió una pléyade de dis­
cípulos ilustres talos como Empédocles, que hizo del amor la ley suprema
del universo; creador de mundos y de seres; Filolao, que demostró pú­
blicamente el movimiento de la tierra alrededodr del sol y Releuco de E r i­
trea, para quien la tierra giraba como la circunferencia de una rueda y
Enópides de Cilio, que admitía que el1 mundo había pasado por grandes
transformaciones y que los astros habían variado de curso.
Después de Pitágoras los más célebres astrónomos fu eron: Pytíieas, que
enseña el método de clasificar los clim as; Aristarco de Samos, que deter­
mina. las distancias del sol y de la luna, dando una idea de lo que actual­
mente se conoce con el nombre de paralaje. Erat-Ó6tenes de nombre á al­
gunas estrellas é intenta la medición de la tierra; Aristóteles determina,
mediante observaciones astronómicas, la form a y el tamaño de la tie rra ;
distingue los planetas y observa sus eclipses. Sin embargo, el stacriri+a
incurrió en el error de creer que la tierra ocupaba el centro del mundo
(e rro r qeor.éntriro'). creencia que perduró por tnú1- de ofho siglos y que
tan funesta filé al desarrollo del entendimiento humano,, pues que, apro­
vecharon de ella los doctores de la iglesia ("que, por otra parte, rechazaban
el empirismo aristotélico), para edificar sobre esta base deleznable la más
absurda de las doctrinas, que resume el universo en la tierra y hace del
hombre su centro! ! !
V ien e en seguida TTiparco, de E itin ia . quien no satisfecho con las ob­
servaciones anteriores resolvió hacerlas nuevamente, logrando determinar
con precisión la duración del m ovim iento de traslación de la tierra ; de-¡nubrió la precesión de los equinonios y á él también se le debe el1 uso de
las latitudes y longitudes; hizo, además1
. TTiparco un catálogo de estre­
llas. Tres siglos después, Claudio Tolomeo, concibe una idea general del
universo, conocida con el nombre de Sistema del mundo. Tolbmeo coor­
dinó y compiló los trabajos de sus predecesores, especialmente los de TTi­
parco. "No corrigió los errores de éstos, y si lo hizo, lo hizo m al. Para rl
el mundo se compone de dos regiones: la región elemental con los cuatro
elementos de los antiguos: tierra, agua aire y fuego, y la región etérea
envolviendo á ésta, y compuesta de once cielos que giran alrededor de la
tierra, en el Empíreo, la morada de los bienaventurados! Todos los cuer­
pos celestes giran alrededor de la tierra, que se halla inm óvil en el centro
del mundo. A pesar de todos eetos errores, el sistema de Tolom eo imperó
en Europa por más de m il cuatrocientos años 1
Nicolás Kopernico, astrónomo polaco, nacido el año 1472, destruyó el
error geocéntrico é hizo suyas las ideas de F ilelao
apoyándose en la ob­
servación y el cálculo. Según su sistema, el sol está inm óvil 1*11 el centro
del universo; la tierra colocada entre I06 planetas que giran alrodor del
sol; y la luna, es el satélite da la tierra. Determina los tres principales
movimientos de ésta y la órbita que describen los planetas en su m ovi­
miento de traslación.
La reforma de Kopernico produjo una revolución inmensa on el mundo
científico y señala una de las mayores victorias del espíritu.hum ano so­
bre el obscurantismo y el dogma. Las ideas de K operninco fueron muy
resistidas, especialmente por la iglesia, por contradecir la- llamados iSVlu ­
fas Escrituras ( ! ! ! ) . Conociendo él mismo que sería perseguido y tortu­
rado, abandonó á Roma, su residencia, regresando á su aldea natal. Man­
tuvo oculto su pensamiento— que solo conocían algunos de sus íntimos,—
por más de treinta años resolviendo, al fin, ya viejo y enferm o, publicra
su gran obra La revolución de los Mundos Celestes, en la que sienta los
principios de la astronomía moderna, afirmando por primera vez, la cons­
titución física del universo, velada hasta entonces por engañosas aparien­
cias.
Un astrónomo dinamarqués de los más ilustres. Tycho-Brahé, contradi­
jo el sistema de Kopernico, tratando de restablecer, por todos los medios,
el sistema de Tolom eo. A pesar de los esfuerzos de la iglesia de las ame­
nazas del Papado, del dogmatismo de los profesores que desde la cátedra
defendían la superstición é ignorancia de la época, el sistema de Kopérnico, robustecido por las observaciones de K épler y de Galileo, se hizo ca­
mino, hasta afirmarse definitivam ente con e l descubrimiento de la ley Je
gravitación universal por el inmortal Isaac N ew ton .
Descartes, filósofo francés, im aginó el sistema <!<■ los torbellinos según
el cual el universo esaría compuesto por una infinidad de partes que cir­
culan alrededor de un centro común, girando á su vez coda una de ellas
alrededor de un centro que le es propio. Aplicando esta concepción mecá­
nica á nuestro sistema planetario, el sol y los planetas que giran á su tor
no. forman un torbellino. Descartes, adm itía tres clases de cuerpos celes­
tes : las estrellas fijas ó soles, los planetas que giran alrededor de los soles
y las lunas que á su vez giran alrededor de éstos últim os. Mas esto no era
todo, faltaba precisar las leyes que rigen estos movimientos y K léper, gran
astrónomo alemán, después de concienzudas okservacionoes, logró esta­
blecerlas. Las leyes de K lép er son tan exactas, que se puede el acular con
ellas la vuelta de un planeta á un punto cualquiera de su Orbita. Képler
aceptó plenamente el sistema de Kopérnico, afirmándolo con sus inmorta
— 3—
1 « leyes: Gnlileo hizo profesión públien do ln hipótesis knpemleana, fu i
el primor astrónomo á quien se deben observaciones metódica« y su de­
cubrimiento de las fases de Venus víjio ú suministrar una prueba más de
ln veracidad del sistema de K opérnieo. G alileo inventó el anteojo astro­
nómico con el que realizó asombrosos descubrimientos: vió Imk montañas
do la luna y midió su altura; descubrió los satélites de Júpiter y las man­
chas de] sol, de cuyo m ovim iento dedujo 1« rotación de este astro; siendo
lierseguido y condenado á comparecer ante el Santo Ofieiu de cuyas ga­
rras pudo escapar merced á la protección amistosa que le disjiensaroti los
Mediéis, poderosos principes de la T o jc a n a . Tenía 70 años de edad cuan­
do hubo de adjurar del movimiento di la tierra ante los jueces del Santo
Oficio. A l anciano astrónomo lo íué arrancada la adjuración después de
haber protestado de sus errores con las manos puestas sobre los Evange­
lios, ai retirarse golpeó airado el suelo, profiriendo la frase célebre e pur
mí
tnuoce, que es lodavüa uu grito de combate, una clarinada de guerra
contra los tétricos baluartes dei oscurantismo!
Si bieu es cierto que Képler estableció las leyes de los movimientos pla­
netarios, se extravió en vanas especulaciones respecto de la causa de ellos.
Fué .New ton, gran astrónomo inglés, el que (sustituyendo la Providencia
|H»r la gravitación,), dio el principio general de los movimiento de los
cuerpos celestes solicitados por dos fuerzan: atracción y repulsión, que,
como á nuestra tierra, eu lugar de precipitarla en el sol ó lanzarla lejos
de él, la compelen á moverse en su órbita.
Según la ley d<¡ N ew lon, los astros se atraen los unos á loa otros; y los
mayores, eu razón de su masa, mantienen á su torno, cual prisioneros ce­
lestes, el cortejo (danetario; y los planetas á sus lunas ó satélites. El sis­
tema Nttwton está comprobado por la observación y por el cálculo, que ha
liermitido— p o f sí solo,— gracias al oonocimieuo de las influencias plane­
tarias, descubrir planetas y satélite», cuya existencia había escapado á la
mirada gigante del telescopio,
1al ha sucedido con el planeta .Ncptuuo,
perdido en los lejanos dominios del mundo solar y que, según la expre­
sión dijl gran astrónomo Aragu. Leverrier descubrió con la punta de su
pin huí . ¡E ste descubrimiento que atinua el poder maravilloso del análi­
sis matemático y el retorno periódico de los cometas constituye hi mejor
prueba de la exactitud del sistema astronómico de Newton y de la univer­
salidad de las leyes naturales.
Admitiendo como verdad demostrada el sistema de Kopernioo y las le­
yes de su importancia— por otra parte harto menguada,— en el régimen
universal.
Si levantamos nuestras miradas y contemplamos el firmamento estre­
llado. soberbio panorama que se desarrolla en el infinito, percibimos in­
numerables puntos luminosos sembrados con profusión acá y acullá. Son
los cuerpos celestes,
los astros
moradores de los poéticos dominios
ITranía.
— 4—
de
Se ven también blancas musa« de form a variadas paro ’idas á las m itas, 6
las que se ha lian tizado con el nombre de nebulosas. Actualm ente «c eo
nocen cerca do cinco mil nebulosas, ( ’uando se examinan esta-s nebulosas
con teleacopioH poderosos, se ven que están formadas por una m ultitud de
l>equeñag estrella» muy cercanas entre s í: .non las llamadas musas de es­
trellas. Otras nebulosas parecen form ar una m ateria cósmica difusa, aun
no organizada ó en vías de serlo; son las nebulosas prvpiam cnl
dichas.
Las nebulosas, afectan diferentes forma», generalmente son esféricas y
están compuestas de estrellas, e:is¡ todas del mismo tam año; algunsa o fr e ­
cen una forma irregular, con una franja en los bordos; otras con rayas
negras que parten del centro como los rayos de una estrella ;«p or último,
otras presentan la forma oval, lenticular ó anular. Entre la « nebulosas
se encuentra la V ía Láctea, banda luminosa que circunda nuestro cielo
y de la que forma parte nuestro sistema planetario. Su ancho es muy de­
sigual, en el hemisferio Norte se divide en dos ramas paralelas y en el
hemisferio Sur. en el nuestro, las irregularidades son aún mayores.
En
el centro de la parte más brillante se nota una abertura obscura negra,
completamente vacía de estrellas, llamada saco de carbón. 1.a V ía
Lác­
tea es un cúmulo estelar formado por estrella» de todas las magnitudes.
Su estructura y dimensiones son todavía muy discutiilan, por lo cual no
pueden adelantarse idea« precisas al respecto. 1.a V ía Láctea lia excitado
siempre la sagacidad de los astrónomos é inspirado á los poetas.
Las nebulosas propiamente dichas, presentan un aspecto distinto de las
anteriores; so parecen á las nubes de forma irregular y están form adus
por una substancia tenuísima llamada materia cósmica y con asiento de
grandiosas transformaciones; en su seno se prepara la form ación de los
mundos y vérnoslas animadas de movimientos de rotación y de traslación.
Las hay muy hermosas, tales como la nebulosa de O rion en el hem isferio
Norte, que se muestra como las fauces de un inmenso animal, cuya nariz
se prolonga en forma de trompa. La Cabellera, de Herenice, bella nebulo­
sa espiral y la burbuja nebulosa de la constelación de los Perros de Cata.
En nuestro hemisferio se notan visiblemente loe llamadas Xubes de ,l/.i
IIa lla n e s.
Entre los euer)x>s celestes distinguimos las estrellas, los planetas, y, ave­
ces, los satélites y los cometas.
Si aumentamos el poder de nuestra vista, recurriendo ú los anteojos as­
tronómicos ó á los telescopios, el universo se nos aparece engrandecido,
mostrándonos allí. donTe no se veía sino el espacio obscuro, radiantes so­
les, que como polvo de diamante constelan la sombra!
Se da el nombre de estrellas á todo* los cuerpos celestes, pero en rea­
lidad son estrellas los astros que tienen luz
propia y titila n te y hasta
cierto punto fijos, que llenan |«ir doquier la inmensidad del firmamento.
Nuestro sol es una estrella y de las m e n o s importantes, que las hay m illa­
res y millones de veces superiores en tamaño y poder!
Para facilitar f‘l estudio do las estrellas se las ha reunido convencional­
mente en grupos Humados Constelaciones', así tenemos las Consleltir,io­
nes boreales, zodiacales y ilústrales, según que estén respectivamente en
el hemisferio Norte, en el Zodíaco ó en el hem isferio Sur. Las constela­
ciones hau sido diferenciadas con nombres tomados de las ciencias, de
la historia, m itología, etc. Asi. por ejemplo, Usa M ayor 6 Carro, Osa M e­
nor con lu radiante estrella Fular, Pegaso, A lindará mnda, Persea. e tc., v i­
sibles en el hemisferio N o rte; la C ruz del S u r, el Centauro, Eeridanu, en
el hemisferio Sur. Las zodiacales son A ries, Tauros, U ém inis, L ib ra , etc,
repartidas en el trayecto aparente que el sol recorre en un año, en el e-s
pació, entrando cada mes en una coustlación, por lo cual s dice, sol en
Piéis, sol en Libra, etc.
l>as es 11 ellas, segim lo ha revelado el análisis de su luz, están formadas
por las mismas substancias que se encuentran cu la tierra, generalmente
al estado de incandescencia, habiéndola* más ó menos resplandecientes,
dependiendo esto de la edad deJ respectivo astro, que es función de ia tem­
peratura, porque también conocemos la edad de las estrellas; los astros
del cielo no no« engaña con grtjseros afeites ó con sutil inaquüiage como
los humanos 1
.
.km!
Y
ya por su color distinguimos una estrella joven de una adulta ó de
una decrépita. Las hay blanca*, azuladas, amarillas, rojas, verd e s ... Las
blancas, como ia enorme S irio y la brillante Vega, florón de la constela­
ción ile la L ira , revelan su radiante juventud, al paso que la|s de color
amarillo ó anaranjado como nuestro sol, son más viejas, y lo son aún más,
las de color rojo obscuro, espesas y frías como los humanos en el ocaso de
su v id a .. .
Las estadías se hallan á una distancia inmensa de la tierra. La ima­
ginación se extravía al computar estas distancias y el cerebro es presa del
vértigo del infinito, si se piensa que nuestro sol, la estrella más cercana,
dista de nosotros :!8 millones de le g u a s ...
,
Por medio de medidas astronómicas sumamente delicadas, se ha ave­
riguado la distancia de las estrellas á nosotros. Sabe que la estrella más
cercana á nosotros, prescindiendo de nuestro sol, está á una disstancia
200.000 veces iJS millones de leguas. Como estáis cifras llegaran á ser tan
grandes que fatigarían demasiado la mente, so ha creído más cómodo eva­
luar las distancias celestes por el tiempo que em pl«a la luz en recorrerlas
y sabido es que la luz marcha con una velocidad de 77.000 leguas por se­
gu n do!!
Si la luz emplea 13’ crin 8’ para llegar del so! á nosotros ,desde algunas
estrellas emplea tres años, de otros 30 años. 2.000 ; 4000 años, hasta 400
m il año? para las que están situadas fuera de la V ía L á c te a !!
L a luz que nos envían los mundos nos inform a del estado de ellos en su
— 6—
pasado y viene á sintetizar así en el rayo de lu* que se quiebra en el A ria ­
ma,
bu
hiotoria rem ota!
Las estrellas se clasifican también con respecto á su m agnitud a p a re n t­
en estrellas de Ir a ., de 2da., de 3ra., de fita, m agnitud. Las de mayor
tamaño y brillo son las de la primera magnitud, las que le siguen son de
2dn., 3ra., etc., hast« las más pequeña« y menoe brillantes, que son las
de fita, magnitud, visibles n ojo desnudo; las demás, haetn las de vijéeim a
magnintud, extremo lím ite de la penetración de nuestros más poderneos
instrumentos ópticos en el universo conocido, se llaman telm cóp iea *. E l
total de las estrellas de nuestro universo conocido, se calcula en 72 m i­
llonee, nfimero que, seguramente, está muy por bajo de la realidad.
T,a
mayoría de las ostrollas son simples, pero cuando una estrella c o tí Vas­
tante cercana de otra como para influir sobre ella, ambas form an un «i*hm a anarte así las hay dobles, triples uirando los astros al imml f|” e los
de nuestro sistema. Existen también estrellas cambiantes é periódicas cuv o brillo cambia periódicamente. á intervalo» m is ó menoR lartros; otras
•marceen v °e oelinefln durante un tiempo.
L a 1) estrellas son soles «emeianfes al nuestro, re decir, centros de sis te ­
mas que tienen (5 su alrededor una coTte más é menos numerosa« de plane­
tas. T.os plnnrfns llamados antiguamnete nsfro<i r r r n -'tf«. son cuerpo* de
forma esférica ó casi esférica, dotados de m ovim ien to: carecen de luz
nronia. emitiendo solamente la reflejada míe reciben del foco ó centro.
E l sol. nuestro astro central, es una estrella de e o W am arillo
por lo
cual ya revela sn edad provecta. Forma parte de un efimulo constituido
ñor las müs espléndidas estrellas del cielo, hundido en la « profundidades
■lo la misteriosa V ía L á ctea . A causa de su radiante esplendor imrjide se
lo mire á oio desnudo y para hacerlo
detamo» rosrmardar nuestros ojos
eon un vidrio ahumado. Vi^to así el nafro del día. se presenta con el as.
nceto de una bola é moior de un diaoo Manco di- superficie uniform e.
Wn torio tiomno fué el °ol o^ieto do ndnnirnoifin de fnTúoe v profano«,
l'^liiondo dndo p íen lo í mfis de lina superstición v «orvído de bn**e tí l'»a
•ultoa rn^s nnt?*»noo
Adorado muchas veces eop loa notnliroa de Eolio
T^aeo "Mitra é ^fclenr é Tntri * otras exaltado por 'o « p*,et*»« oue Te dedi­
caron loa cantea m íe ?T>«piredoo
«ti mnea
el aol re*'reaent*i la eneiw*f*i
universal el principio proteiform e de donde «o lian originado los sere« y
las cosas: por e^o decíale el poeta:
“ . . .V iv id o lanzas de tu fren te el día.
v. alma y vida del mundo.
tu disco en haz majestuoso envía
plácido ardor fecundo.
y te elevas triunfante.
corona de los orbes centellante.”
T.a distancia del sol S la tierra fué determinada desde la antigüedad.
«tribuyéndosele un valor 21 veces menor dp] generalmente aceptado hoy
día. igual á 23.4.8 radios terrestres, 6 sean 38 millones de leguas!
El
sol
ce
oonsidreado
como
esférico
1.893.000 kilómetros, y su superficie
y
y
su di ¿metros
su
alcanza
á
volumen, son respectiva­
mente 13.000 y 1.300.000 vece» mayores que la superficie y el volumen
de la tierra.
Si un viajero emplease 80 días para efectuar ln vuelta á ln tierra, el
mismo viajero, moviéndose incesantemente con igual
rapidez. cinplen-
Hn 24 aflos para efectuar el via je alrededor del sol1.
Ln mn«n del sol es verdaderamente enorme, y para comprender su va­
lor. bástenos decir que pesa 1.0S0 veces la de Júpiter, el m is cralnde
de los planetas y TRO vfv^cs mayor que la de todos lo » planetas ju n ­
t o s !!!
T-a superficie del sol á primera vista revela poca cosa, y la fo M s fi'ro .
ó sea T» atmosfera incandeseente que rodea al astro. «*e presenta fí lns
primeras observaciones como un conjunto confuso sin m:i vorec detalles:
intensificando la observación, sp descubren en ella accidentes diverso«,
las monchas con loe fenómenos que las aonmnañnn, las (tranvía n o n rr
y las fAcula», las probiberdneia* eruptivas y las tranquilas, y ñor fin
los f m Ameno* coronales.
T,ns manchas fueroin obsen’adas en 1fi10 por OaTileo, aunque ya el
gran Oiordano Tírutno
en 1S92. en «u libro P e mona/Jc numera cí P-
mira, recuerda: Macula que in Role nofart'f CLtm manchas que noté en
el R o l).
*
'
f
Observada una mancha con los potentes telescopios actuales
■r
se
pre­
senta formada de dos partes, una central llamada núcleo ó lom hra obs­
cura é irrcirnlar; y otra rodeándola, dispuesta á modo de frnnia más ó
menos obscura y formada por filamentos diricridois hacia el centro, llnmada
prntimTira.
(Tfsnndii
una
(“omnaraciíón
vnl<?nr. lir- matm^lial“ se
parecen á una caverna con su boen cubierta de yerbas, coincidiendo sus
formas con lar excepción de la brillantez de ln penumbra nue en las
manchas alcanza su máxim o en el l'ordc interno v más abm o'
T,a.< mancho* son nnmero=as v afe.-tan formas divers-"-' r «itunilares:
tafribién
sus dimensiones son
variadísimas. v
van desde los »im n 'ir
nnrn* basta ami ellas nne ocupan trandes espacie« en ln «nuerfleie
lar. oebentn
hnstn c»cn mil v
ÍW1 Vílémetros de ilin»netro
•
eomo 1°
observada en 1SK9. pn la one hubiera » o lid o desaparecer nuestra tierra
eomo en Pilluda Por una inmensa b n o a i c r " TV las ma"cl'na se observar,
irandcs transformaciones.
T*reséntanse ñor lo
itihww
de doo
tres v más manebns cpn de tamaños diversos ó rTisonest-'v alrededor
npn más i*rp*vle.
Aljamas vcees, con rapfder nsombro^n ce tr-inofrtrmnii
en una mayor ó se dividen en manchas menores. A lgw ia s conservan su
form a prim itiva durante todo el tiempo de su npariciión. que puede
—8—
durar desde pocos días á muchos mesce, como una célebre del año Í84041, que duró uii año y mtxlio.
£1 estudio de Jas mancha« hizo progresar notablemente nuestros co­
nocimientos acerca de la constitución y naturaleza del sol.
D e la. observación del movimiento do Itus monchas, ou dedujo el íuovimiento de rotación del sol, 110 habiéndose podido precisar wcaoUtrúen­
le todavía la duración de Ja rotacióiu solar á causa de la varúibiüidad
de la forma de aquéllas, de la oblicuidad de su recorrido y del m o li­
miento á que están sometidas independientemente del del astro.
Las
manchas solare» tienen su período de aumento y dismiuuoióoi, yendo
«
del máximum al mínimum y del mínimum al máximum, por periodos
de 11 años aproximadamente,
listamos atravesando ahora un período
máximum de manchas solares, no siendo de extrañar loe grandes tras­
tornos que á diario be observan en nuestro planeta, temblores de tie­
rra, terremotos, maremotos, inundaciones, etc., notándose, además, se­
gún algunos autores, una! influencia decisiva sobre el m agnetism o te­
rrestre, actuando el sol como uu inmeaiso imán que indujera bu pode­
rosa energía sobre el globo.
(Véase C h .
uenger, T e o ría electrom agné­
tica del sol) .
Las (jranulaciones de la fotosfera están formadas de infinito número
de fjfánnidos luminosos de diversas formáis, predominando la oval.
A l­
gunos las comparan con las hojas del sauce, los granos de arroz ó hilos
de paja, divididos entre sí por el "reticu la d o fostosférico, que <« un es­
peso tejido de surcos obscuros en apariencia, por contraste con el1 es­
plendor de la fotósfera.
t
La.; féculas y los flocu lo *. son masas irregulares y brillantes que de
manera extraña, á veces se destacan vivam ente del fondo espléndido de
la fotosfera. Este fenómeno inherente á la fotosfera, puede observarse
á diario. N o así las protuberancias y los fenómenos coronales que pueoen observarse U n solo durante los escasos eclipses totales de sol.
Cuando la luna, llevada por su m ovim iento viene de cuando en cuaná interponerse entre 1a tierra y el sol, de manera á cubrir con su cuer­
po el disco solar, ofuscándolo totalm ente para algunas regiones de la
tierra ocurre lo que se llama eclipse tota l de s o l. Pau latinam ente la lua avanza sobre el disco solar y apenas desaparece éste, comienza lu fa ­
se llamada, de la tota lid a d , que dura de 2 á (i minutos, como máximum.
M ientra ocurre este fenómeno, la gran masa gaseosa que exrste mas
allá de la fotósfera solar, so hace visible y aparece como una eureola de
forma irregular, blanca, débilmente luminosa, llamada corona en la cual
las p rotu b eran cias irrumpen en form a de llamas rojizas.
Las p rotu b eran cias forman parte de un anillo continuo llamado cro­
mosfera, que envuelven completamente al sol y del cual em ergen.
La cromosfera, es netamente regular en su base 4 irregular en la par­
— 9—
te externa, variando su altura ea la » diversas parteo del contorno solar,
Sin superar nunca los 8.04$ kilóm etros; su extrui'tura es íilainunUisa,
001110 si rcsultaro íoriw uia por linos surtidores de luz.
Las protuberancias se asemejan por su form a y estructura, á uuestrus nube»; algunas son tranquilas, relativamente permanentes; otras,
ae lanzan a grandes alturas liasla conlcnaieo de m ili» de kilómetros,
caminando rápidamente de toruia y de esplendor; y pasando de treinta
a cuarenta m il kilómetros, á dimensiones m ajorca que las protuberan­
cias
tranquila*, habiéndose oLfcervado algunas de 48Ü.UU0 kilómetros
iuistu tiUU.UOU kilómetros 1
begún la opinión de ios más autorizados astrónomos, el sol está eoustuuudo, en primer término, <le una estera de la que solo vcinob la parle
externa, ó sea la fotosfera formada por com entos entrantes y sal ion les
de gasea y vapore» m etálicos; ésta región continua y violentamente agituda, tiene un espeoor de diez y sei» a diez y siete mil kilóm etros!
En Ja fulunftira, como es sabido, ac bailan lals mauchas> que se maintk.-stau como verdaderas cavidades, probablemente form ada*
por
una
precipitación de los vapore» metálicos y substancial» más pecadas, ca­
paces de absorber la luz y por consiguiente
de
producir, interponién­
dose entre la lolóslera y nuestro ojo, el fenómeno de la sombra y pe­
numbra característico de las mancillas. E l número y extensión de la»
uuuidias, está sujeto á uno ó varios períodos de máxima y de mínima,
periodos que por lo común concuerdun con la presencia de las protube­
rancias y de las fáculas.
La crunutsfera es una esfera de gas que se adosa á la fostusfera, <le
la que se elevan las protuboranneias. Encima de 1a crom osfera, ne es
parce una materia extraordinariamente sutil, parecida á la de la cola
de los cometas, pero con la que no tiene ningún carácter común, U&mada corona, ó atmósfera coron a l. Esta corona está dotada, de luz propia
y refleja y su forma ce- de ordinario cuadrangular.
El oonjiuilo del sol y do los planetaB que giran á su alrededor, cons­
tituye el sistema solar, compuesto de 8 planetas principales con sus sa­
télites y más do 200 {»equeños planetas, llamados planetoides, asteroi­
des ó planetas telescópicos.
El planeta más cercano del sol es M ercu rio; luego Venus, la Tierra,
Marte, los Asteroides, Júpiter, Saturno, Urano y -Neptuno.
Se habla
también de la existencia de un planeta más lejano que N eptuno que se
halla á 50.000.000 de leguas del sol.
] »1i, i< >
.,
Con la ayuda do los telescopios moderaos y de la fotografía astronó­
mica, se lia podido observar las superficies planetarias, descubriéndose
sus accidente topográfico«; mares, montañas, ríos, lagos, valles, consti­
tución atmosférica, pudiéndose apreciar las fuaes de sus evolución cós­
m ica.
— 10 —
El planeta Mercurio, es el más pequeño del cortejo planetario; y poco
se «alie de él. Observado al teleacopio, revela análoga« fases á las de la
Luna, y su proximidad del sol, hace frecuente sue pasos por delante de
este astro. Como en su rotación probablemente el' planeta dirige al sol
uno de sus polos, este hecho determina sucesivas estaciones fría s y ar­
dientes en ambos hemisferios.
*
(C on tin u ará').
w
Servicio femenino obligatorio
A través de la reja que separa el P a tio H igu era del local reservado á
las locas en el hospicio de las Merceres, una m ujer saca, ansiosa, las ma­
nos descamadas tratando de tocar, siquiera, á las niñas idiotas que pasan
cerca, sin verla.
Horas hace que la observo. Su cara, habitualmente in fan til, se ha en­
tristecido bajo sombría preocupación: quiere asir á cualquiera de las pobrecitas que vagan por el patio sin acercarse á la reja.
Sabedora de lo que buscaba, me acerco seguidíi de M arieta y de Angelita, mis dios inseparables desde quepiso el patio.
Tío bien la loca las tuvo á mano, se echó al suelo, pasó almbos brazos
por las rejas y, la cara animada desbordante de cariño, pasó sus pobres
manos maternales de la carita á los brazos de las chicas.
Después, consultándome con la mirada, dió á las niñas los caramelos
que, á escondidas, traía en el bolsillo. Y , como disculpándose:
“ H oy
es día de visita, d ijo. M e los trajo m i hermano” .
Mientras las idiotas devoraban, espiando el momento de arrebatrse una
á la otra el últim o (Míramelo, la loca— pobre madre separada para siem­
pre, quizás, de sus hijos— las miraba, los ojos húmedos, la cara transfigu­
rada. sonrrieute, fe liz por toda una semana con ese sólo m inuto de m ater­
nidad satisfecha.
N o en balde nnijer y madre son, en realidad, sinónimos.
De ahí que el único deber que la m ujer tiene derecho de e x ig ir es el de­
ber social obligatorio dé ser madre tan extensa, tan intensamente como
sea posible.
S i á todas no nos está reservada la gloria de ser madres, fisiológica y
psicológicamente hablando, todas debemos tratar de serlo, en cualquier
ocasión de la vida como hermanas, como maestras, como hijas, como com­
pañeras, como amigas.
A sí en lugar de clamar por derechos para el ejercicio de los cuales la
— 11 —
inmensa mayoría no está preparada— el derecho de] voto, por ejemplo,
que daría nna base legal inconmovible al hoy tambaleante ylericalissmo—
la mujer debe e x ig ir más y más deberes. Y quizan de] cumplimiento de
ellos surja como verdad que, en el problema de los sexos, tan absurdamen­
te planteado, en general, no es una cuestión de antagonismo sexual la que
se trata de resolver sino, por el contrario, una cuestión de ayuda Jiiútua
de compañerismo, al querer completar, ahondado las diferencias, en la pa­
reja humana, el ser humano.
Un gran paso se dará en eso sentido al aceptar que no hay progreso se­
xual si 110 hoy acentuación de los carácter«» específicos de cada sexo y
que el carácter específico de la mujer es la maternidad.
Y quien sembrará para que las generaciones futuras recojan el resulta­
do será la escuela de verdad, la escuela de vida, no la escuela actual, fosi­
lización do prejuicios sociales, r e lig ió n « y científicos.
La escuela única, la del estado, basada en la coeducación, liará posible
y necesaria la educación sexual y engendrará la "escuela-hogar” , por de
niños protegiéndose y amándose mutuamente.
Cada instituto do enseñanza tendrá, entonces, como anexo indispensa­
ble, “ una cátedra práctica de humanidad” , “ escuela maternal” para niños
de 3 á 6 años anexa á las escuelas primarias, realizándose así. el hoy utó­
pico jardín de infanUw; “ salas-cunas", "institutos de puericultura y de
maternología” , anexos á los liceos, colegios nocionales, escuelas normales
é institutos del profesorado superior; “ hospitales de niños” , “ salas de ma­
ternidad” , anexos á las facultades de ciencias médicas.
Y la teoría, ayudará á la práctica porque surgirá do ella, de la vida.
L a enseñanza toda form ará un ciclo: será integral.
Aprovecharán los
que se inician recibiendo de los universitarios; aprovecharán éstos apli­
cando y realizando.
Los alumnos do la facultad de medicina darán curso teórico-práotieos
de puericultura y m aternología en los institutos anexos á los colegios; y
dictarán clases populares de educación é instrucción sexual dedicadas á
los padres de fam ilia y á los maestros; los alumnos de la facultad de in­
geniería dedicarán meses íntegros á la edificación escolar. Será resuelto
por ellos el problema para la realización de la escuela-llorar: Unificar en
un solo plano higiénico el liceo, el taller y la sala-cuna., para form ar un
sólo engranaje maternal que permita ú la madre obrera alim entar á su hi­
jo en esos utópicos 16 minutos que la ley le concede cada do6 horas; que
permita al joven educando velar por el niño y al estudiante do medicina
practicar instruyendo.
L® facultad de derecho y de filosofía coadyuvarán á c.sta transformación
en “ escuela-hogar” , divulgando, en cursos populares, nociones-bases sobre
la historia y form ación de la fam ilia, sobre la responsabilidad paterna, 'a
investigación de la paternidad, la constitución legal del matrimonio, el di-
— 12 —
vorcio, la patrin potestad, la moral sexual1
, la situación legul y social di*l
hijo espurio, el derecho que asiste á la mujer para reclamar uua moral
igual para ambo» sexos y el deber que llenará pura conquistar ese d erech o:
ser madre en todd ocasión de la vida.
En ese hogar de niños está la regeneración de la m ujer. A n te los resul­
tados práctioos, individuales y colectivos, la« jóvenes opondrán al fe m i­
nismo actual, que tiende á masculinaxarlas. el eterno fem enino, que lalince madres en toda ocasión do la vida, y lionas do amor y de respeto por
la maternidad desvalida, exigirán de e9tado un servicio fem enino obligato­
•
rio que convierta á cada alumna de las escuelas públicas en la hermana
•
mayor y en k madrecita del hijo del obrero.
Raquel Camuña
El Arte
Como engendro divino del Hada creadora;
Cuino un astro dorado de luz embriagadora
Puebla los horizontes de senadoras mentes
Que á su conjuro evocan imágenes ardientes.
Deidad poregrinante de use r e in o elegido
Del color, de la forma, del ritm o y su sonido,
Brinda al alma excitada, sedienta de emociones
Siluetas vaporosas de mil inspiraciones.
Es antorcha en la idea, cieel del jtc.nsainieuto,
Crisol maravilloso que funde el sentimiento
Y . «huido á lo creado la mágica estructura.
Eleva á lo sublime su célica hermosura.
Es del G enio erigante. aureola que se inflama
A l sonoro .•ontaWo del polo de la F am a;
Sus átomos brillante« van tejiendo en ln H istoria
L a escala luminosa de ascensión ú la G loria .
Su ini]>erio. cristalino alcázar de Belleza
Guarda sipmpre: un suspiro de 1« Naturaleza.
El plástico recuerdo, el misterio, el encanto
D p lo que ha sido beróico. irrandioso. bello y santo.
En agitada vida, e« punto de reposo:
J.No trae fi los mortales el ltrevaie famoso
Que aduermo ln materia y el alma resucite
A la mansión celeste de ln ilusión lienditn?. ..
¡S i el v iv ir es letargo funraz de noche inciertn
En que el hombre dichoso brevemente destuerta ! . . .
;O n i«iera yo cien afioi condensar en un día
Oue fuera un sueño intenso de luz y de armonía *
M on tevideo.
Jaime Pérez
— 13 —
De la escuela á la fábrica
p or A leja n d ro M. llnsiiin
Condiciones de vida del niño obrero en la ciudad de Buenos Aires
Propósitos de este artículo.
Presupuesto de jjustos y recursos de la
familia obrera en Buenos Aires
Continuación
Existe pues, como antes decía, una razón real que mueve á que los pa­
dres— que desean de todo corazón que sus hijos soan ¡il({o más que obreros
— envíen, desde temprana edad, á sus niños á los talleres. Cuanudo el
desequilibrio económico no existe porque los salarios del padre son supe­
riores ó porque en razón de una herencia ó por cualquier otra causa está
en posesión de una (»s ita y no tiene, en consecuencia, necesidad de papar
alquiler, el niño no va á la fábrica. En cambio, sipue todos sus cursos en
la escuela, satisfaciendo la aspiración de los padres, demasiado convenci­
dos de que la peor de las tiranías es la que enp^ndra la »(inorancia.
r
n
Es un hecho demasiado conocido— y por esta razón no he de detenerme
mayormente con él—-que el trabajo del niño, como el de la mujer, da lu ­
crar en las fábricas á una injusta retribución. El fenómeno es universal
Si un niño ó una m ujer trabaian y rinden como un hombre, no perciben
sino el salario de un niño ó de una mujer, infinitam ente más bn.io que
el de un hombre. Presentan, pues, estos obreros una ventaja manifiesta
para las finanzas del indu«trinl. °in contar con que su mayor docilidad '•
mansedumbre convienen más á la disciplina de la fábricn . Truenos A ire»
no meana á esta manera de ser del industrialismo universal. P o r el con­
trario. se nota desde hace alminns nfio« una manifiesta tendencin de par­
te de los patrones á reemplazar. en las industrias que permiten este reem ­
plazo. á lo« obreros adulto« por menores ó ñor m ayore«. T.as maravillosas
invenciones de la m e c á n ic a indu«trial harén factible este cambio. T,a ha­
bilidad técnica ó profesional adquirida tras lnnro aprendizaje. In fuerza
muscular ó la vigorosa rc<=i«toneia física, no son ya requisitos indispensa­
bles. E l m a n o jo del telar ó do otra« m íou inn«
á
m a n o ó á r e d il
puede
realizarlo lo mismo un hombre que un niño. "En una imprenta, un chico
de doce años puede encargarse del trabajo de sacar las pruebas, lim piar
— 14 —
las formas ó arrojar el plomo ú los crisole» (le lúe linotipos. E l chico,
cuesta muy poco. En consecuencia, conviene más al patrón y «in v ie n e
menos á los obreras, que ven en él un competidor económico.
Dejando á un ludo esta« consideraciones demasiado divulgadas y cono­
cida#. pasaré á reseñar el termino medio de loe salarios que por la presta­
ción de un trabajo perciben los niños de Buenos A ires.
Kil las fábricas de cajas de cartón, un niño ó una niña gana d ia ria ­
mente desde $ 1 á i? 1.20; en las de estuches, de $ 1.50 á $ 2 .00; b]osas,
de $ 0 . H<> á $ 1.50; modistas, $ 15 ú $ 20 mensuales; mensajeros.
$ 21
mensuales, oí primer mes; $ 24 á lo» tres meses; $ 27 á k » sois meses y
$ :.(» al año; alpargateros, $ 0.70 á $ 2.00; tipógrafos (aprendices). $ O.fl't
á $ 0.80: sac.apliegos $ 1; cortadores de calzado. $ 0.50 á # 1 .0 0 ; carameleros, $ 1 á $ 2; galletitas, $ 0.70 a $ 1.50; confección de ropa blan­
ca, $ 1.40 á $ 1.00; sombrerería, $ 1 á 1.80; hilados y tejidos, $ 1.50 A
# 2.00; vidrios, $ 60 á 9 70 mensuales.
F u á nomenclatura detenida de todas las indusstrias que en la ciudad
de Buenos Arres ocupen niños de ambos sexos, exigiría demos nulo espa­
cio. Baste saber que, salvo aquellas que por la ley de la materia han aido
expresanifnte prohibidas
casi no existe ramo de la actividad industrial
en el que el niño no intervenga con el esfuerzo de su trabajo, convertido
en un salario que aporta luego al presupuesto de la fam ilia obrera. En
algunas industrias, el hombre ha sido por completo desalojado. T al ocu­
rre en nuestras fábricas de fósforos, cuyos obreros se desea poner en !a
proporción que sigue: hombres, 15 |«>r cien to; mujeres, 70 por ciento y
niños. 15 por ciento. N o deja de ser curioso el detalle de los jornales que
se abona á los menores en la fabricación de cerillas fosfóricas. Las doceneras (antes de la sanción de la ley 5201 eran niñas de í) y 10 años) per­
ciben $ 0.04 por cada cinco gruesas de cajas de fósforos, ó sea d e# 0.75
ú $ 1.50 |>or d ía; las empaquetadoras, $ 0.425 i>or cada 15 gruesas, ó sea
de $ 1 á $ 2.00, diarios; muchachas «le 14 años, en jornadas de 8 horas
diarias, $ 0.55 á $ 0.(¡0; la» cortadoras. .$ 1.40 más $ 0.15 por cada 1000
cqadros cortados, ó sea de $ 1.80 á $ 2.00. por d ía ; las que se dedican á
la compostura de cajitas, $ 0.10 por cada 720 cajas ó sea de $ 0.55 á $
0.65 diarios; los niños que ponen las gomas. $ 0.22 por cada 1.000 cajas
y los que colocan las estampillas, $ 0.18 por cajón. Afortunadam ente, el
trabajo de los niños en nuestras fábricas de fósforos es livia n o y excluye
todo jieligro de fosforism o. por loe nuevos métodos químicos empleados.
Ouando las almas buenas y generosas descubren un mal social, al que,
siquiera sta por razones elementales de humanidad urge poner término,
suelen exagerar á intento de la pintura del mal con el deliberado propó­
sito de que el remedio sea enérgico y venga cuanto antes. Y o he leído
— 15 —
más de una diScripci£li trágica a crea de In forma en que trabajan ios
iiíiio s
en las fábricas de la ciudad de Buenos Aire^. y 110 tengo inconve­
niente alguno en declarar que aquellas descripciones más tienen de rea­
les que de hiperbólica*.
Realmente, esa situación 110 |>uede continuar,
uun cuando haya de por medio la solución previa de un problema econó­
mico de importancia capital.
Las leyes que univcrsalmcnte ?c han dictado para proteger á los meno­
res
«muí.
relativamente, de moderna fecha. N o ora posible traer reformas
totales de golpe, sin introducir graves trastornos en un secular estado de
cosas. Por ftiip abrigo hi convicción de «pie nuestra ley en vigencia, no 1.9
definitiva. A ella han de seguir otras más radicales, más enérgicas, más
protectoras del obrerito argentino ipie hoy
vive en
una form a desas-
erosa.
En el supuesto de que la !oy se cumpliere ello no basta. Y , naturalmen­
te, no se cumple porque hay más personas interesadas en su no cum pli­
miento que eu su cum plim iento. Ellas son: el industrial, que teniendo
niños en la fábrica reduce el monto de los egresos por concepto de sala­
rios, y los padres de los niños que aumentan á designio la edad de éstos
para que puedan, anticipadamente, concurrir á la fábrica y traer al hogar
el producto de su.» jornales míseros. Para que la ley se cumpla están los
inspectores del Departamento Nacional del Trabajo, los del Departamen­
to N acional de Higiene, del Consejo Nacional de Educación, los comisa­
rios de policía y los inspectores d? la M unicipalidad. Además —y convie­
ne señalar esta iniciativa particular— 1111 '-entro obrero denominado “ Pro
Trabajo de inujefes y niños” .
Sería una tarea ingrata re ruar los medios arteros puestos en práctica
en nuestra ciudad para violar esta ley. Kábricis y talleres que manejan
anualmente millones de pes s no tienen es rápidos e nro'iar algunos m i­
nutos á los pobres chicos extenuad'»-* para prolongar 'a jornada y hacer
mayor el rendim iento. P o r su liarte, 'o , padre- de los niños no son más
probos. Obtienen del defensor de menores un permiso especial para que
pueda trabajar un niño de catorce años, y con ese certificado, falsificando
el noombre del menor, envían á un hermano de doce. JCómo hacer p a n
que loa padres comprendan que las leyes de previsión social se dictan en
beneficio directo de sus hijos?
Pero, dando por sentado que la ley se cumule— y sabido es la doble re­
sistencia que en todo el mundo industrial concita esta e'nse de leyes— la
situación del niño obrero es desastrosa. Basta traspasar los dinteles de
una fábrica para comprobarlo. Lo? niños están pálidos, enclenques, con
todos los síntomas de una terrible anemia, hundidos los pechos en los que
la tuberculosis liará presa, deformados los esqueletos. Aquí, es nna f á ­
brica donde se efectúa el tranzado para las plantillas de las alftargatas.
D e unas cuantas bovinas colocadas eu una ingeniosa máquina, sale el yu ­
— Ifi —
to y luego ee tronza. El niño, durante odio horas, tiene que v ig ila r cons­
tantemente aquella operación mecánica. Cuando su atención in fan til se
fatiga un
) h >c o ,
se form a un nudo. Es preciso, pues, ú riesgo de fa tiga r
enormemente los centro« cerebrales, mirar siempre las bovinas y los hilos
en vertiginoso movim iento. Todo el ambiente está lleno de una pelusa que
penetra á la garganta por las vías respiratorio«.
Kl curioso que penetra
allí paro ver cómo si sobre ello hubiese caído una ejqja de nieve. A llí, P£
una fundición mivánica de ruido oiih<>rdecedor, provocador de sorderas.
I'n menor, con un |>esodo martillo de varios kilogramos de po*u>, jiara cu­
yo eficiente manejo es indispeupablc al relio'ea da m artillazo» en el yun­
que durante ocho horas. En las fábricas de vidrio— un infierno 011 m inia­
tura— los niños sufrían lo indecible.
Afortunadamente, las principales
fübrieas de vidrio han salido ya de la ciudad de Buenos Aires, pora ir ¡i
instalarse fuera de ella. La descripción detallado podría ahorcar todos los
grem ios: desde el pequeño albañil de 15 años que conduce los baldes de
cal á un cuarto píso por ewaleras improvisadas, hasta ei últim o limpiacopas <le un despacho de bebidas que se acuesta en un a ltillo después que
se-marcho el último cliente y se levanto ol amanecer, á lavar los pisos y
abrir los puertas del negocio; y en cada descripción encontraríamos un
motivo más para compadecer ó los niños de la otro m itad. Recientem ente,
el Departamento del Trabajo pasó al de H igien e una comunicación nulicitimdo examinaran los módicos á los niños que trabajaban en varias fá ­
bricas de tejidos que se indicaban, por existir la sos|x*cho de que entre
ellos liuhío algunos tan débiles que no podrían resistir ol trabajo. El re­
sultado del examen fue tan desustnwo. que se prohibió terminantemente
ú “ todos” los niños el trabajo. N o es iNte un caso aislado, desgraciadamen­
te, sino bastante generalizado.
Sería un error pensar que en otras partes del mundo el niño obrero es­
tá m ejor. Su bibliografía á este respecto es tan copiosa en dato sque, fo r ­
zosamente, tengo que reducir las citas á nn corto número.
(O o n in u a rá ).
N otas
Nuestro Programa
En sus últimas reuniones la comisión J . A . , se ha ocupado cu or­
ganizar las clases, conferencias y lecturas populares, objetivo principal
de nuestro plan de acción.
— 17 —
AI neto inaugural del cual son conocedores los asociado*. y el que tuvo
un verdadero éxito, semamdmente seguirán otros ou los diversos locales
ofrecido.-* y en los que prestarán su concurso— además de los señores V íc ­
tor D el'lno, K . Barcos, Renato ü h ía, y la señorita Enriqueta Petroqui
— varios y distinguidos profesores, entre los que contamos á los señores
doctor Carlos N . Verguru. que dará sus cúreos sobre “ la educación deade el punto de vista social” ; Francisco Segovia, geografía
ilustrada;
Alejandro Pauerini, la industria azucarera y vinícola en la A rgen tin a ;
Juan D i Noia, literatura; Heriberto D . S ta ffa , contabilidad; V . Albamonte Benito esperanto, y la señora profesora Mercedes Qauua de Maltagliatti, que dedicará sus lecciones, á la educación fem enina.
Hiendo la entrada gratuita, podrán concurrir todos los que así lo de­
seen y habremos conseguido llevar al pueblo el bagaje de nuestros sa­
nos y luminosos anhelos de cultivar en el mismo las nociones científicas
y artísticas de la moilerna evolución del |«ensalmento humano.
I* 0 . T .
A . aconseja á todos los asociad**- concurran á es t>.s actos
con sus respectivas fam ilias, para que las nociones enseñadas tengan su
campo experimental en el hogar.
L ib ro s Nuevos
Completan este nuevo libro del distinguido escritor A lberto Ghiraldo, una .serie de crónicas, que, si como tales, hubieron de v iv ir pocas
horas, el mal ambiente político-económico-social de esta República, las
reviste de ana palpitante actualidad, y, esa; actualidad seguirá ampa­
rándolas. hasta tanto la obra regeneradora que su autor auspicia no se
cumpla, por y en bien de todos.
Como todos los libros de Ghiraldo es “ Crónica* Argentinas” una obra
valiente, en la que el anatema tiene fulgores uugu rales de. sanas y eman­
cipadoras reb eld ía , y como en otras
su valor literario ee imponde­
rable .
“ Crónicas argentinas" se impone, por csoc> méritos, á todos Ior ele­
mentos sanos y estudiosos.
N o nos extraña que el éxito acompañe ú esta nueva producción, c o m o
ha acompañado á su autor
á
través de su agitada
artista y pensador.
— 18 —
y
fecunda vida de
de la Caja de la R evista La Escuela Popa,
la r , del mes de Abril de 1913.
Movim iento
$ m|n.
ENTRADAS
72.54
Saldo en 31 de Marzo de 1913
85.00
Recibido del tesorero de la Liga
100.00
Recibido de S . ']'. á cuenta de su deuda
Subscripción«?: Recibidas núm.
525, 64«, 647, «83,
10.00
912 á 1*25, do $ 1.00; núm. 545 y 704, de $ 0.60
Venta
uucxu de lu revista núm. 5, á las kioscos,
$ 11.30; E . Fernández, $ 0.90; B . Fueyo, % 2 .4 0 ;
*
21.06
otros, $ 0.40
De S .
>e N .
15.00
Bianehetti á c|paquetes
1.92
Ristaino 10 ejemplares
A . Compiani
0.20
Comisiión venta un tom oH . y C .
1.00
Total
206.72
S A L ID A S
A la imprenta
$ m|n
ein saldo del nnúm.
5 de la revista
“ Escuela Popular
60.00
130.00
Gastó de la Revista, núm. 6
Anuncio compra linterna de proyecciones
2.50
Sellos y fajas
10.00
Una lapicera
0.20
Tran vie
•
1.00
193.70
Total
Gorreo
Este balance únicamente comprende las entrada« y salidas habida«
hasta el 20 de A b ril.
A.
T raitiñ o (M o n te v id e o ). - jiR eoihió
10 e j.
desde el le r .
número?
que pide.
S.
Bianehetti
(P a r a n á ).— En
breve rem itiicm o* m enta
Imp. SARMIENTO <1* 8 . T o m o r — T lc to c i» ISIS
— lí> —
y
recibo*
LIGA DE EDUCACIÓN RACIONALISTA
C o m isió n
Tó cn io o
A d m in istra tiv a
Profesora, Mercedes Gauna de Maltagbatti; Profeso­
res: Julio R. Barca, Víctor M. Delfino; señores: Luis
Magrassi, Renato Ghía, Vicente Fonda, Baldomcro He­
rrero, Francisco Naddeo, José Fernández Mauriño;
secretario g en e ra l , profesor Santiago Ponce; prosetario, señor Emilio V. Santolaria; tesorero , Héctor Ma­
ttei; secretario co n ta d o r , Heriberto D. Staffa.
NO D E B E
FALTAR
en ninguna biblioteca, un ejemplar de la importante obra
de ELISEO RECLUS,
El hombre y la tierra
Se vende en tomos encuadernados ó en cuadernos
sueltos.
La enciclopedia Espasa
encuadernada ó en cuadernos
Libros de esperanto
y otras publicaciones de la
celona
escuela Moderna, de Bar­
Dirigirse á la Administración de esta R evista.
El 10 por ciento de las ventas se destina á beneficio
de la L i ga da E d u c a c i ó n R a c i o n a l i s t a .
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