© El Fondo Mundial / John Rae P R E S T A R E S P E C I A L A T E N C I Ó N A Salud y derechos sexuales y reproductivos Con el fin de maximizar las inversiones destinadas al sida, la tuberculosis y la malaria, el Fondo Mundial está apoyando a los países para que integren las intervenciones de sida, tuberculosis y malaria con los servicios de salud sexual y reproductiva. Estos servicios proporcionan al sistema de salud de un país la oportunidad única de llegar a las personas que viven con las tres enfermedades y están afectadas por ellas. Por ejemplo, muchos países aprovechan las visitas de atención prenatal para suministrar a las mujeres embarazadas y sus familias mosquiteros tratados con insecticida para protegerlos de la malaria. Tratar a hombres, mujeres y personas transgénero por infecciones de transmisión sexual es un elemento importante en la respuesta al sida. Llegar a las poblaciones clave y vulnerables con servicios de salud y derechos sexuales integrales y de calidad es una estrategia fundamental en la prevención del VIH. Y las mujeres pueden acceder al tratamiento para prevenir la transmisión del VIH a sus hijos nonatos mediante los servicios de atención reproductiva. Todo el mundo merece tener acceso a servicios de salud y derechos sexuales integrales y de calidad. ¿Qué son la salud y los derechos sexuales y reproductivos? La premisa de la salud y los derechos sexuales y reproductivos es que todas las personas tienen derecho a un estado de bienestar –físico, mental y social– en todas las cuestiones relacionadas con la sexualidad y la reproducción. Implica que las personas pueden tener una vida sexual segura y satisfactoria, pueden tener hijos y la libertad de decidir si tenerlos y cuándo, así como la cantidad. Procurar la salud sexual y reproductiva exige que las personas tengan: acceso a una información veraz; acceso a métodos de contracepción seguros, eficaces, asequibles y aceptables; la capacidad de protegerse de (y tratar) las infecciones de transmisión sexual; acceso a servicios para tener un embarazo adecuado, un parto seguro y un bebé sano; y acceso al aborto seguro. Los servicios integrales de salud sexual y reproductiva deberían incluir la educación del paciente, asesoramiento y gestión de la contracepción, diagnóstico y tratamiento de las infecciones de transmisión sexual, la circuncisión médica masculina voluntaria y detección del cáncer cervical, así como atención prenatal. Vincular la atención de salud reproductiva al final de las epidemias La atención prenatal es un segmento fundamental del sistema de salud de un país y cumple una función importante no solo al asegurar la salud de una madre y su hijo durante el embarazo sino también al incorporar a niños, adolescentes y miembros de la familia al sistema de salud donde pueden beneficiarse de servicios y atención adicionales que mejoran los resultados generales en materia de salud. Existe una clara necesidad de educar y animar a las mujeres a que se procuren atención sanitaria durante el embarazo y de mejorar la calidad y disponibilidad de la atención prenatal. El Fondo Mundial apoya la integración de programas de salud materna, neonatal, infantil y adolescente con intervenciones de VIH, tuberculosis y malaria. Las mujeres embarazadas y los niños menores de 5 años son especialmente vulnerables a la malaria, sobre todo los niños menores de 5 años que sufren diarrea o malnutrición. El Fondo Mundial financia tratamientos preventivos para mujeres embarazadas como parte de la atención prenatal, y tratamiento para mujeres embarazadas con malaria. Con el propósito de procurar que los niños nazcan libres del VIH, las inversiones realizadas por el Fondo Mundial financian programas que han conseguido que 3,6 millones de mujeres reciban tratamiento para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH. Al proporcionar una atención prenatal específica y la gestión de casos integrada en la comunidad, los resultados generales en materia de salud son más sólidos, más rentables y eficaces. Por ejemplo, con financiamiento del Fondo Mundial y el apoyo técnico brindado por el UNICEF, Côte d’Ivoire se está centrando en la gestión de casos integrada en la comunidad (iCCM) para ampliar la gestión de casos de enfermedades infantiles más allá de los centros de salud de modo que haya un mayor número de niños que puedan recibir tratamientos que salvan vidas. En Kenya, el Fondo Mundial ha integrado la detección de la tuberculosis en la plataforma de atención prenatal del país, que también facilita el tratamiento para prevenir la transmisión maternoinfantil del VIH. El resultado ha sido un incremento del 43% en el número de pacientes sometidas a las pruebas de detección de la tuberculosis durante las visitas prenatales. Una forma efectiva que han utilizado los países para integrar los servicios de salud ha sido mediante el empleo de trabajadores de salud comunitarios. En países como Etiopía, Nepal y Kenya se forma a los voluntarios o trabajadores de salud en una serie de intervenciones sanitarias tales como higiene y saneamiento básicos, diagnóstico y tratamiento de la malaria y atención prenatal. De esta manera pueden prestar servicios de salud fundamentales a la comunidad local. © El Fondo Mundial / John Rae Adolescencia y salud sexual Es fundamental proporcionar servicios y educación sexuales y reproductivos a chicos y chicas adolescentes antes y después de que sean sexualmente activos. El Fondo Mundial invierte en programas orientados a los adolescentes que ofrecen servicios integrales de salud sexual y reproductiva y promueven prácticas saludables mediante los sistemas de salud y educación y a través de iniciativas comunitarias. En Mozambique, por ejemplo, los trabajadores de salud comunitarios ofrecen sesiones educativas a chicas de entre 15 y 19 años para que aprendan sobre prevención del VIH, sexo seguro y sus derechos de salud. Los niños y adolescentes que viven con el VIH necesitan una ayuda suplementaria cuando llegan a la adolescencia, especialmente en lo que se refiere a cumplir el tratamiento, mantener su propia salud y entender las implicaciones de su estado serológico por lo que respecta a sus relaciones y desarrollo sexual. El Fondo Mundial trabaja junto con asociados y países para abordar las barreras que impiden el acceso de los adolescentes a los servicios, tales como la necesidad de contar con autorización paterna, requisitos de edad legal para someterse a las pruebas del VIH y otros obstáculos. Igualdad de género Las cuestiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva no se pueden separar de las relativas a la igualdad de género. En términos fisiológicos, las mujeres son más vulnerables al VIH que los hombres, y esta vulnerabilidad se ve agravada por la desigualdad de género, que a menudo impide que las mujeres tengan acceso a la información o que puedan controlar su propia salud reproductiva. Las normas en materia de género, basadas a veces en conceptos perjudiciales de la masculinidad, evitan a menudo que los hombres recurran a servicios de salud y agravan conductas de riesgo que tienen consecuencias negativas para la salud. La desigualdad de género es asimismo un factor desencadenante de la violencia de género, que es una causa y una consecuencia de la infección del VIH en mujeres y niñas. El Fondo Mundial invierte en programas para prevenir la violencia de género y proporcionar tratamiento y atención a las supervivientes. Acceso a la educación y la información sobre salud Procurar el acceso a la información y la educación sobre salud es un elemento clave de la salud y los derechos sexuales y reproductivos. Esto incluye programas tales como el apoyo entre pares y redes de asesoramiento para jóvenes y adolescentes, el suministro de preservativos masculinos y femeninos mediante iniciativas de prevención comunitarias o la utilización de grupos de teatro locales para informar sobre el sida. Swazilandia, por ejemplo, con el apoyo del Fondo Mundial y asociados, ha puesto en marcha un ambicioso programa para mejorar la salud y reducir el riesgo de contraer el VIH en las mujeres jóvenes y las niñas eliminando las barreras a la educación para las niñas, apoyando el acceso a la información y los servicios para la salud sexual y reproductiva y abordar la violencia de género. En una zona rural de Zimbabwe, un grupo de jóvenes no escolarizados de entre 15 y 24 años participa en un programa de un día llamado ‘JIC Run’ (una especie de ronda pedagógica) para aprender cuestiones relacionadas con la transmisión del VIH, las enfermedades de transmisión sexual y la autoestima relacionada con el sexo. Los educadores de pares hacen preguntas a los participantes a medida que completan las rondas a través de una serie de puestos de fotografías, cada una de ellas dedicada a un tema concreto relacionado con la educación. Todos los jóvenes que participan en el curso reciben una ficha de derivación para hacerse voluntariamente la prueba del VIH al finalizar la JIC Run, que suele realizarse en un centro de salud para tener acceso inmediato a los servicios de pruebas y asesoramiento de VIH. Ampliar la repercusión mediante asociaciones El Fondo Mundial trabaja estrechamente con otros organismos para fomentar la integración de las cuestiones relativas a la salud sexual y reproductiva con los servicios de atención sanitaria. Coopera con el UNICEF para animar a los países a que incluyan intervenciones que aborden la salud materna mediante programas de VIH y tuberculosis/VIH. Estas intervenciones podrían incluir, por ejemplo, administrar suplementos de hierro, vacunación antitetánica o detección de la sífilis durante las visitas prenatales. El Fondo Mundial también trabaja con el UNICEF y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) para reforzar las cadenas de suministros y contar con la disponibilidad de medicamentos esenciales y otros productos. Y el Fondo Mundial ha estado colaborando estrechamente con los asociados en la elaboración del Mecanismo de Financiamiento Mundial, que apoyará las iniciativas destinadas a acabar con las muertes evitables de madres, recién nacidos, niños y adolescentes. Acerca del Fondo Mundial Agosto de 2016 theglobalfund.org El Fondo Mundial es una asociación del siglo XXI concebida para acelerar el final de las epidemias de sida, tuberculosis y malaria. Como asociación entre gobiernos, la sociedad civil, el sector privado y las personas afectadas por estas enfermedades, el Fondo Mundial moviliza e invierte cerca de US$ 4.000 millones al año para financiar programas administrados por entidades expertas locales en más de cien países. Los costos operativos del Fondo Mundial representan solo el 2,3% de las subvenciones que se gestionan, un dato que refleja un grado de eficacia excepcionalmente alto. Juntos trabajamos para atender mejor a las personas que padecen estas enfermedades eliminando barreras y adoptando enfoques innovadores.