Stos. Inocentes 09

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Los Santos Inocentes. Miguel Delibes
Resumen de estudios
1. Diferencias sociales en LSI.
El principal conflicto en Los Santos Inocentes es el contraste entre oprimidos y
opresores en el entorno de un latifundio; esta opresión es percibida por el lector, pero no
por los propios personajes.
La estructura social del latifundio es radicalmente injusta. Consiste en que un solo
dueño posee una gran extensión de tierra, pero no vive en ella, sino que encarga a otra
persona de su explotación y mantenimiento. Esto se realiza por medio de una serie de
criados que tienen muy baja calidad de vida (no poseen la tierra que trabajan, ni la casa
en que viven y están sometidos a una estricta jerarquía).
No hay verdadero interés en aprovechar adecuadamente los recursos, porque para el
dueño, que vive en la ciudad, la finca es sólo un lugar de diversión y se despreocupa por
completo de sus siervos, a los que considera parte de su propiedad. Ellos tienen asumida
esta situación de forma que desarrollan una conciencia de vasallaje en la que
únicamente cabe la resignación, sin libertad de expresión posible.
Se trata de una visión pesimista en la que encontramos los rasgos de lo que Delibes
llama desamor: ostentación frente a miseria, prepotencia frente a sumisión, abuso frente
a resignación, degradación de la naturaleza frente a arraigo en ella. No hay amor ni
comunicación entre amos y criados, así que esta incomunicación llevará a la violencia
del crimen final.
Los que tienen el poder crean barreras que hacen imposible la redención de los
oprimidos. La mayor es la imposibilidad de acceder a la enseñanza como un derecho y
una necesidad (Nieves); más bien creen los señores que es una obra de caridad y,
además, confunden cultura con alfabetización (episodio firmas). La segunda barrera
sería el concepto de la religión como un ritual al servicio del poder, del que están
excluidos los pobres (Nieves y la Primera Comunión).
[Ver abajo, en apartado2, división de los personajes según Sobejano]
2. Personajes.
Como señala J. Cano Conesa, “No hay presentación previa de los personajes en el relato:
irrumpen bruscamente en el escenario de los hechos como si desde siempre formaran parte
de los mismos. Y esto, que podría significar un defecto, no supone dificultad alguna, pues el
arte de Delibes los acomoda en la acción en pocas palabras. Así, el lector queda
familiarizado con ellos inmediatamente”.
Delibes siempre dedica gran atención a sus personajes, como reflejo de su preocupación
por el ser humano. En Los Santos Inocentes la mayor parte del texto se refiere a las
figuras humanas y los demás elementos (paisaje, temas,..) tienen valor por su relación
con ellas. A pesar de desarrollarse en un marco limitado, en esta novela hay gran
número de personajes, que pueden clasificarse, de diversas formas.
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Según su naturaleza, Sobejano los divide en personajes sencillos y personajes vanos.
-
Los personajes sencillos son seres primarios, caracterizados por la autenticidad y
la pureza, desheredados de la fortuna biológicamente a veces (subnormales) y
socialmente (miseria, ignorancia, discriminación, soledad) pero su íntima
relación con la naturaleza les da una sabiduría que no tienen los otros. A este
grupo pertenecen Azarías, su familia y los demás sirvientes de los cortijos.
-
Los personajes vanos son de clase social acomodada, se caracterizan por un
comportamiento inauténtico (competencia, consumismo, desarraigo de la
naturaleza, deseo de aparentar) y un gran egoísmo que lleva consigo
mezquindad, prepotencia, intolerancia y deshumanización. El autor denuncia su
actitud como encarnación del sistema de valores más frecuente en nuestro
tiempo, pero muestra compasión hacia los personajes concretos. En este grupo
están los señoritos, sus invitados, etc.
El enfrentamiento entre estos dos tipos de personajes es el principal motor del conflicto
de la novela, que presenta el contraste entre personajes sencillos-oprimidos y personajes
vanos-opresores. En la estructura injusta del latifundio, esta opresión es percibida por
el lector, pero no por los propios personajes.
Sin embargo, Delibes ha matizado esta oposición frontal entre personajes buenos y
malos (maniqueísmo) al incluir mayor complejidad en D. Pedro (opresor y oprimido a
la vez), la señorita Miriam y René el Francés, que muestran cierta conciencia social,
Quirce, que quiere romper con la sumisión y el sedentarismo, el Hachemita, el mago, el
médico o los educadores.
Según su importancia, los personajes pueden dividirs en tres grupos:
A) De primer plano, que son Azarías, las milanas, Paco, el Bajo y el señorito Iván.
B) De segundo plano, la familia de Paco, el Bajo, la del señorito Iván y los
encargados del cortijo, D. Pedro y Dña. Purita.
C) De tercer plano, como el resto de sirvientes, el señorito de La Jara, los invitados
de los dueños, el Hachemita, etc.
Primer plano:
Azarías
Es un marginado desde varios puntos de vista: es viejo y es inocente, o sea,
retrasado mental. En su retrato físico destaca la pobreza extrema (descalzo, con
pantalones rotos), la suciedad (piojos, se orina las manos), la animalización
(mascaba salivilla, rutaba) y el exceso (empachos). En su retrato psíquico
encontramos: conducta instintiva y mecánica (todos los días hace lo mismo, por el
mismo orden), ignorancia (no sabe contar), alucinaciones (ve a su hermano muerto).
Ante el rechazo y la desatención que sufre de las demás personas, se refugia en la
Naturaleza y muestra intensamente sentimientos humanos primarios: la ternura (con
las milanas y la Niña Chica), el miedo (con el cárabo).
Las milanas
Son fundamentales en la vida de Azarías porque en ellas encuentra la comunicación
y el agradecimiento que no halla en las personas. Se demuestra su personificación en
el sentimiento de tristeza ante su muerte (entierro del Gran Duque, crimen) y al
identificarlas en la ternura con la Niña Chica (al tiempo que la animaliza a ella).
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Paco, el Bajo
Cuñado de Azarías. Destaca por la sumisión frente a sus amos y acepta todas las
humillaciones como algo natural (el aislamiento, el trato, las firmas, los accidentes,
las propinas…). Es ingenioso y tiene un gran conocimiento de los animales y un
extraordinario olfato. Comparte la pasión por la caza con el señorito Iván. Se
ilusiona con que sus hijos puedan estudiar y llevar una vida mejor. Muestra su
calidad humana al acoger al Azarías y conllevar sin quejas los problemas que esto
supone.
El señorito Iván
Tiene claramente asumida su condición de amo en el sentido feudal, considera
siervos a sus empleados (comportamiento con Paco), mantiene una actitud
autoritaria, paternalista y conservadora (ausencia de conciencia social, críticas al
Concilio Vaticano II), es vanidoso y busca la adulación (le molesta la actitud
distante de Quirce), siente una pasión incontrolada por la caza, despreciando al
mismo tiempo la naturaleza (dispara “a diestro y siniestro”), menosprecia a sus
siervos y también a sus invitados y se comporta de forma cínica con D. Pedro
después de llevarse a su mujer, Dña. Purita.
Segundo plano:
Régula, hermana de Azarías y mujer de Paco, el Bajo. Representa el amor a los demás,
la resignación y la capacidad de servicio.
La Niña Chica, hija de Régula y Paco, “inocente” por ser submormal profunda, que
sólo se expresa mediante un “berrido lastimero”, que puede simbolizar el grito no
escuchado de los oprimidos.
Quirce, hijo menor, el único de la familia que no sigue las costumbres en el trato con
los amos y que considera la posibilidad de marcharse del cortijo.
Rogelio, su hermano mayor, que maneja el tractor (signo de progreso); entretiene a su
tío, Azarías y le regala la segunda “milana” (muestra de afecto por los necesitados).
Nieves, hermana de los anteriores que, teniendo capacidad para estudiar, según deseaba
su padre, es tomada como sirvienta en cuanto llega al cortijo.
Don Pedro, el Périto, encargado del cortijo, dominado por los celos y la impotencia.
Doña Purita, su mujer, que coquetea con el señorito Ivan a la vista de todos.
La señora Marquesa, con actitud paternalista y de ostentación de su clase social.
La señorita Miriam, sorprendida al descubrir las condiciones de vida de los siervos.
Tercer plano:
Los demás trabajadores del cortijo (porqueros, pastores, vigilantes, gañanes, etc.) por
los que vemos las diferentes actividades que se realizan en el latifundio.
Los invitados (el conde, el ministro, el obispo, el embajador, el subsecretario…), de
ideología conservadora y falta de conciencia social, excepto René, el Francés.
Otros personajes relacionados como el Mago del Almendral (creencia en la medicina
popular), los alfabetizadotes, el Hachemita, comerciante y el médico de Cordovilla
(amigo del señorito Iván y de mentalidad parecida).
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Todo lo dicho sobre los personajes puede resumirse en el cuadro siguiente:
3. Contenido y estructura.
Proceso de creación.
Según el propio autor, hubo dos momentos distintos en la elaboración de esta novela:
los tres primeros libros se escribieron hacia 1963 y presentaban el personaje de Azarías
y su mundo. En ese año publicó un relato breve (La Milana) en la revista Mundo
Hispánico, que se corresponde aproximadamente con el libro primero. El autor afirma
que ya entonces tenía intención de realizar una obra extensa con este tema.
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Los tres últimos libros fueron redactados, tras una larga interrupción, cerca de 1981, año
en que se publica la novela. En esta parte aparece el mundo de los señoritos, en
contraposición al de los humildes. El distanciamiento entre las dos fases de la redacción
de la obra influye en la organización de los elementos narrativos y en el tratamiento de
espacio, tiempo y personajes.
Estructura.
Delibes llama libro a las divisiones o capítulos de la novela, y cada uno de ellos tiene
cierta autonomía o entidad propia, a la vez que se refiere a una parte de la realidad
representada en la narración. Así, algunos podrían ser leídos como relatos
independientes. Este modo de narrar, con autonomía de las partes dentro de la unidad
estructural, es característico del autor.
[La Dra. Dña. Carmen Alfonso García también señaló las resonancias bíblicas de la
palabra libro en su conferencia de Murcia, enero 2007].
La estructura externa (en la que podemos ver el contenido) puede dividirse en tres
partes:
1ª.- Formada por los tres primeros libros, en los que se presenta a los personajes
humillados (Azarías, Paco el Bajo y su familia) desde la doble perspectiva existencial
(humanidad, ilusiones de redención, frustración) y social (miseria e injusticia en el
contexto del latifundio). Los elementos de unión entre estos libros son los personajes,
los temas y el espacio.
2ª.- Está constituida por el libro cuarto, en que aparece como centro el señorito Iván, en
contraste radical con los personajes anteriores. Esta parte y la anterior tienen
configuración episódica, con anécdotas de la vida de los personajes.
3ª.- Comprende los dos últimos libros, en los que se narran los hechos que
desembocarán en el crimen final; presentan una mayor concentración y una
configuración dramática, con aumento de la tensión hasta el desenlace.
La estructura interna se construye en torno a los tres elementos que Delibes considera
componentes principales de cualquier relato: “Un hombre, un paisaje, una pasión”.
Encontramos una caracterización completa de los personajes principales (Azarías,
verdadero protagonista, Paco, el Bajo, el señorito Iván) por medio de la acumulación de
anécdotas, descripciones, diálogos, etc.
El paisaje que sirve de marco es el cortijo, pero es diferente para los amos y para los
siervos; en él se pone de relieve su estructura social semifeudal e injusta.
Aparece un enfrentamiento de pasiones, según la concepción del mundo de los amos
(desprecio por la naturaleza y los hombres) y la de los siervos (integración en el medio,
solidaridad), que culmina en el enfrentamiento entre la pasión por la caza del señorito
Iván y la pasión por la milana del Azarías.
De este modo, la narración está diseñada según los siguientes criterios:
-
Subjetividad, por la que el autor se sitúa junto a los personajes desfavorecidos y
muestra su com-pasión por ellos, dando a la obra el lirismo que la acerca a un
5
largo poema en versículos. Para no romper el ritmo lírico, suprime los puntos en
medio de la narración.
-
Repetición y variación, por las que se combinan acciones habituales, que
muestran la vida cotidiana de los personajes, y acciones puntuales, que expresan
la intriga e intensifican el sentido de la historia.
-
Tratamiento subjetivo del tiempo, por el que la narración no es totalmente lineal
y el ritmo se acelera en los libros finales.
-
Variedad y dominio del lenguaje, que incluye fragmentos narrativos ágiles,
descripciones breves y predominio del diálogo, con léxico específicamente rural
y acento lírico, sobre todo por el destacado uso del epíteto en las descripciones y
la presencia del estribillo “milana bonita”.
4. Temas principales y secundarios.
Temas.
Esta novela plantea antes que nada un problema social y no lo hace desde el punto de
vista político, sino desde la denuncia moral que viene de la conciencia cristiana de su
autor. Delibes cree en el amor al prójimo, la justicia y la dignidad de la persona, en la
línea del humanismo cristiano del Concilio Vaticano II.
Así pues, el tema principal es la injusticia social, que se refleja en el modo de vida de
unos y otros personajes; el desprecio de los amos (expulsión de La Jara), sus abusos
(accidentes de Paco), su ideología inmovilista (“…unos debajo y otros arriba, es ley de
vida, ¿no?”), su paternalismo (propinas); todo ello destaca más por la sumisión de los
siervos (excepto Quirce), favorecida por la ignorancia y el aislamiento en que se los
mantiene. Al final la reacción se produce como una venganza individual, pero el lector
la percibe como un acto de justicia natural, que compensa las injusticias sufridas por los
humildes y está libre de culpa, al castigar a quien ha trasgredido las leyes naturales.
[Ver arriba el apartado 1. Diferencias sociales]
Otros temas secundarios son los habituales en las novelas de Delibes: la infancia (Niña
Chica, Nieves, Azarías), la naturaleza, la consideración hacia los necesitados y la
muerte. Podemos situarlos en los diferentes libros, de esta forma:
Libro Primero: Búsqueda de calor humano, amor a la naturaleza, miedo y muerte
(Azarías y la primera milana).
Libro Segundo: Imposibilidad de redención de los inocentes (estudios y Primera
Comunión de Nieves; vida sexual Paco y Régula).
Libro Tercero: Solidaridad y amor entre los humildes. (Azarías va a vivir con Régula).
Libro Cuarto: La caza como relación social (invitados), como degradación de la
naturaleza (batidas) y como pasión para Iván y Paco.
Libro Quinto: Pasión de la caza como abuso del hombre y la naturaleza (accidentes de
Paco, cegar las palomas). Insumisión de Quirce.
Libro Sexto: Últimos abusos ( fuga de Dña. Purita, disparo a la milana) y venganza.
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5. Miguel Delibes y la novela española a partir de 1936.
Contexto. (Juan Cano Conesa)
La literatura europea en general refleja las experiencias traumáticas y las crisis de
valores sufridas por la sociedad a lo largo de los siglos XX-XXI. De ahí derivan sus
rasgos esenciales:
Tendencia al experimentalismo y la innovación: de la tradición a la vanguardia (muchas
veces relacionada con el surrealismo) >LITERATURA EXPERIMENTAL
Visión angustiosa y atormentada del hombre, acorde con la doctrina existencialista
> LITERATURA EXISTENCIAL.
Preocupación por los problemas sociales y políticos, reflejos de la doctrina marxista
>LITERATURA SOCIAL.
La novela contemporánea muestra una clara alteración de los elementos básicos del
género, que podemos estudiar en el siguiente cuadro:
ACCIÓN
TIEMPO
EL HÉROE
PUNTO DE VISTA
Hay zonas oscuras que
el lector ha de interpretar
por su cuenta. Los temas
decimonónicos (el
adulterio) ceden su lugar
a la soledad, al absurdo
de la existencia, al sexo,
a la destrucción de la
familia como institución,
a la metaliteratura...
A veces se rompe el
sentido argumental de
los relatos.
Hay un
dislocamiento del
tiempo. No discurre
linealmente, sino a
saltos: avanza y
retrocede
continuamente.
El espacio temporal
puede ser reducido
a pocos meses o
días (un día en
Ulises de Joyce).
El héroe clásico
se convierte en
un «antihéroe»,
un ser
problemático y
contradictorio,
o también un
personaje
colectivo,
carente de
individualidad.
Multiperspectivismo.
No hay punto de vista
único, sino visión
múltiple: la historia
puede ser contada por
varios narradores. El
fluir de la conciencia
o monólogo interior
se convierte en una
forma de expresión
habitual.
CON ESTA DESCOMPOSICIÓN, EL GÉNERO NARRATIVO INTENTA REFLEJAR LA
DESORIENTACIÓN Y LA CONFUSIÓN QUE CARACTERIZA AL CIUDADANO DEL
MUNDO CONTEMPORÁNEO.
España. (Fernando Lázaro, Vicente Tusón. Texto COU Anaya 1995)
Tras la Guerra Civil, el panorama cultural español quedó deshecho, ya que la mayoría
de los intelectuales tuvo que marchar al exilio y, en el interior, la censura prohibía sus
obras, muchas de las escritas antes de la guerra y todas las que pudieran mostrar algún
tipo de crítica al régimen.
1º. Novelistas españoles en el exilio.
Comenzamos brevemente por ellos, aunque hay que tener en cuenta que sus obras no
fueron conocidas en España hasta mucho después. Presentan gran diversidad de
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planteamientos y tendencias, casi con el único denominador común de la distancia
impuesta por el exilio. Los más destacados son:
Ramón J. Sender, autor, entre otras obras, de Crónica del Alba, Réquiem por un
campesino español y La aventura equinoccial de Lope de Aguirre. Estas tres obras han
sido adaptadas al cine, la última por el director alemán W. Herzog.
Francisco Ayala, notable en las narraciones breves y por las novelas (del subgénero de
dictador hispanoamericano) Muertes de perro y El fondo del vaso.
Max Aub, cuya extensa obra va del realismo al experimentalismo, del que destacamos
su ciclo sobre la Guerra Civil llamado El laberinto mágico.
Rosa Chacel, autora de la novela intelectual La Sinrazón.
2º. Años 40
Al romperse con la tradición narrativa inmediata, por las razones dichas, se abre una
época de búsqueda y tanteos, en la que sólo queda como referencia anterior básicamente
la obra de Baroja.
Por una parte, los autores bien vistos por el régimen practican un realismo tradicional,
más o menos triunfalista y de evasión.
Por otra, surge una tendencia que podríamos llamar testimonial, porque suponía una
reacción anticonformista; en ella predominaban los ambientes sórdidos, los personajes
anormales, las conductas iracundas, los espacios asfixiantes y los lenguajes duros y sin
aspavientos. A pesar de que estas obras no tenían como objetivo denunciar una
situación política concreta, el ambiente de degradación que reflejaban sí constituía una
especie de denuncia implícita de un ambiente de miseria y estrechez. Dos obras
fundamentales, que suponen un nuevo arranque del género son La familia de Pascual
Duarte de Camilo José Cela (1942) y Nada de Carmen Laforet (1945).
La primera es la autobiografía de un campesino extremeño condenado a muerte por una
serie de crímenes horrendos y cuya vida se ha desenvuelto en un ambiente de suma
degradación; presenta una concepción del hombre condicionado por la herencia y el
medio social; esta obra inaugura una corriente llamada tremendismo, que se centraba en
los aspectos más duros de la realidad.
La segunda habla de una joven que va a estudiar a Barcelona, donde vive en casa de
unos familiares en un ambiente de sordidez, mezquindad, vacío y frustración. Es el
principio de lo que se puede considerar novela existencial. En ella, los temas principales
son la soledad, la inadaptación y la muerte; aparecen personajes angustiados que revelan
el malestar social del momento, trasponiéndolo a la esfera individual.
La primera novela de Miguel Delibes, La sombra del ciprés es alargada (1948)
también trata de tristeza y frustración, contrarrestada por una profunda religiosidad.
3º. De 1950 a 1962. Novela social.
Se inicia en 1951 con La Colmena, de Cela, que presenta una despiadada visión de la
sociedad madrileña mediante una técnica innovadora. Ese mismo año aparece La Noria,
de Luis Romero, y, en 1954 y siguientes, se dan a conocer los autores de la denominada
‘generación del medio siglo’ Ignacio Aldecoa, Fernández Santos, Sánchez Ferlosio, Ana
Mª Matute, Juan Goytisolo, García Hortelano, Carmen Martín Gaite, Alfonso Grosso y
Caballero Bonald. En estos años Delibes publica El Camino, Mi idolatrado hijo Sisí,
La hoja roja y Las ratas.
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Sus rasgos comunes son: Solidaridad con los humildes y oprimidos, disconformidad con
la sociedad española y ‘compromiso’ del autor en cambiar la sociedad; es decir, la
novela asume funciones que en las sociedades democráticas corresponden a la prensa o
la política; a este respecto tenemos los ensayos-manifiesto de J.M. Castellet y J.
Goytisolo.
Se pueden distinguir dos enfoques, aunque en la práctica no es fácil establecer la
división entre ellos:
- Objetivismo: testimonio escueto, sin presencia del autor, que muestra la
conducta externa y las palabras de los personajes (influencia del ‘conductismo’ o
‘behaviourism’ americano). El autor no valora los hechos, pero, ciertamente, los
selecciona.
- Realismo crítico: denuncia explícita de las injusticias de la sociedad.
Habría que añadir el realismo lírico de Ana Mª Matute.
Los temas se desplazan de lo individual a lo colectivo y son, principalmente, la vida de
campesinos, obreros o clases humildes urbanas, así como la burguesía vacía y
desocupada o las secuelas de la Guerra Civil en niños y jóvenes.
Las técnicas narrativas más frecuentes son: el relato lineal con descripciones escuetas y
funcionales, la acción concentrada en espacio y tiempo reducidos, el personaje colectivo
o representativo de su clase o grupo (en claro rechazo de la novela psicológica), el
lenguaje del narrador desnudo y directo y los diálogos, que adquieren gran importancia,
y tratan de recoger el habla viva y real. Un ejemplo claro puede ser la novela El Jarama,
de Sánchez Ferlosio.
Durante estos años también se dan otras tendencias, como la continuación de la novela
existencial en el autor murciano J. L. Casillo Puche, o las obras de distinto signo de
Gonzalo Torrente Ballester, Álvaro Cunqueiro y Francisco García Pavón.
4º. De 1962 a 1975.
En la década de los 60 o del “desarrollismo” España comienza a abrirse a las influencias
extranjeras, sube el nivel de vida y la censura se atenúa; todo ello, junto con el
cansancio de la narrativa realista, llevará a una renovación formal con enfoques más
complejos. Se incorporan las aportaciones de autores extranjeros como Joyce, Proust,
Faulkner o Kafka y los Hispanoamericanos Vargas Llosa y García Márquez.
En 1962 se publica Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, que se considera el
arranque de esta nueva etapa.
Después aparecen, en la línea de narrativa experimental: Cinco horas con Mario y
Parábola del náufrago, de Delibes, (especialmente audaz la segunda); S. Camilo 1936
de Cela; La saga-fuga de J.B., de Torrente Ballester; Volverás a Región y Una
meditación, de Juan Benet; Últimas tardes con Teresa y Si te dicen que caí, de J. Marsé;
Señas de identidad, de J. Goytisolo, Antagonía, de Luis Goytisolo y Mortal y rosa, de
Francisco Umbral.
Las características principales de esta nueva tendencia son:
-formalismo y estructuras complejas (se rompe con ‘planteamiento, nudo y desenlace’)
-experimentación de diferentes aspectos del lenguaje, incluso en puntuación y tipografía
-personajes difusos, sin atributos ni perfiles y pérdida de importancia del argumento
-relato no lineal, con saltos en el tiempo y digresiones del autor
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-monólogo interior y uso de distintas personas narrativas o diversos puntos de vista.
-literatura minoritaria e intelectualista
-continuación de la denuncia social en muchos casos.
5º. Desde 1975 hasta ahora.
Al llegar la democracia tras la muerte de Franco, desaparece la censura y se diversifican
las tendencias narrativas en el nuevo panorama de libertad; se separa la literatura de la
política, que ya posee sus propios cauces y se comienza a valorar de nuevo la
narratividad, el hecho de contar historias, que el experimentalismo anterior había
desplazado. Esta recuperación de la narratividad y la intriga la inicia Eduardo Mendoza
con La verdad sobre el caso Savolta (1975)
A partir de este momento, coinciden cuatro generaciones de novelistas:
-La del 36: G.Torrente Ballester, Cela, Delibes y J.L.Sampedro.
-La del medio siglo: los Goytisolo, Benet, Marsé, Martín Gaite.
-La del 68: Mendoza, Vázquez Montalbán, Merino, Mateo Díez, Javier Marías,
Landero, Millás.
-La de los 80: Muñoz Molina, Llamazares, García Sánchez, Pérez Reverte, A. Gándara.
Estos autores se pueden relacionar con las más diversas tendencias:
-metanovela: Merino y Soto…
-novela lírica: Umbral y Llamazares…
-memorialismo narrativo: J. Marías…
-novela histórica: Mendoza, Lourdes Ortiz, Pérez Reverte…
-crónicas generacionales: Guelbenzu, Armas Marcelo, Vicent…
-novela de intriga: Vázquez Montalbán, Pérez Reverte, Mendoza…
En definitiva, encontramos manifestaciones del realismo más complejas y libres, con
una concepción abierta de la realidad a la que se suman lo imaginario y lo soñado, así
como lo irracional y la introspección psicológica.
En cuanto a la novela de los años 1990 y 2000, diremos que se ha incrementado el tono
lírico e introspectivo de los años anteriores. Existe una tendencia al autobiografismo y
a la mezcla de éste con la ficción y se utilizan tanto las técnicas tradicionales como las
vanguardistas.
--------------------------------Como se ha podido observar, Miguel Delibes está presente en las tendencias más
importantes de su época:
Sus primeras obras como La sombra del ciprés es alargada y Aún es de día responden
al tipo de novela existencial de los años 40, pero con la particularidad de su profundo
sentimiento religioso.
En los años 50, se hace testigo de los problemas sociales de su época, en las obras
citadas más arriba, en las que presenta el mundo de los oprimidos (principalmente en el
ambiente rural) y critica a la burguesía.
Posteriormente (años 60), participa en la novela experimental con Cinco horas con
Mario, monólogo de una viuda de mentalidad tradicional, que nunca entendió a su
marido. En Parábola de un náufrago va más allá en el experimento formal, con menos
acierto.
Después del 75 combina innovación formal moderada con los contenidos que han sido
fundamentales para él a través de toda su carrera: el mundo y la cultura rurales,
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amenazados por la deshumanización del progreso mal entendido; así El disputado voto
del Sr. Cayo y en Los Santos Inocentes (iniciada en los años 60), donde se denuncia la
explotación del proletariado rural por parte de la burguesía acomodada.
Posteriormente escribe otras obras con distintos temas como Señora de rojo sobre fondo
gris (referida a su mujer) y El hereje, novela histórica publicada en 1998.
ANEXO
La naturaleza abierta en LSI.
Según observa J. Cano Conesa, Los santos inocentes, junto con El camino y Las ratas
forma una trilogía sobre el mundo rural. En ellas “Delibes defiende la vida del campo,
libre de contaminaciones y agresiones medioambientales. La vida natural es una especie
de «Arcadia» amenazada por el progreso. Lo positivo del progreso es contrarrestado por
lo que Delibes denomina el efecto ‘culatazo’ o regresión, como observa en su
desanimada obra Este mundo que agoniza (discurso de ingreso a la Real Academia)”.
El paisaje de la novela coincide con el campo extremeño, que es lugar en donde más se
encuentran la flora y fauna que el autor describe con detalle. [Ver en apartado 6,
Espacio y, especialmente, El campo]
El campesino vive resignado, en perfecta armonía con la tierra; el campo es su medio de
subsistencia, donde cada uno se dedica a realizar sus tareas. Los dueños de la finca, en
cambio, sólo viajan a ella para divertirse o controlar las cosas (cazar, celebrar la primera
comunión, dar las propinas…).
Los personajes humildes están perfectamente asimilados con la naturaleza. Azarías lleva
una vida absolutamente implicada con la de los animales: alimenta sus pájaros, pela la
caza, corre el cárabo, hace sus necesidades a cielo abierto, abona las flores con los
excrementos y cuida de su sobrina como lo hace con el búho o la grajeta. Paco, el Bajo,
actúa como un perro de finísimo olfato, imprescindible para su amo. La Niña Chica vive
de modo menos activo que los propios animales de la finca: no se mueve, no
reacciona… sólo emite alaridos desgarradores. Los personajes femeninos de la familia
de Azarías se identifican menos con la naturaleza, porque desarrollan su labor en
espacios cerrados y Quirce es el único que adopta una postura distanciadora.
Espacio (paisaje).
Es un motivo fundamental en la obra y cumple una función integradora de los demás
elementos. Delibes en la mayor parte de sus novelas trata el paisaje de la Castilla rural,
pero, frente a la visión lírica y estetizante de los autores del 98, nos muestra la Castilla
real, con sus problemas de despoblación, pobreza, abandono y el impacto de un
progreso mal entendido; es decir, nuestro autor se compromete en la redención de su
región y sus gentes.
En Los Santos Inocentes la localización geográfica es imprecisa; Delibes dice que puede
ser cualquier cortijo fronterizo con Portugal, desde Salamanca a Huelva, o sea, puede
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traspasar los límites de Castilla (de hecho, los cortijos son más frecuentes en
Extremadura y Andalucía). También es diferente respecto a sus demás obras el hecho de
que, en lugar de la estructura de minifundio que suele aparecer en ellas, se trate de un
latifundio; en esta organización social profundiza el autor, con un realismo basado en la
verosimilitud y en la autenticidad, no en la mera fotografía.
En la obra aparecen dos cortijos: el de La Jara, en el libro primero y en el resto de los
libros, el del Pilón, en el cual se centra este estudio. Los detalles del paisaje aparecen
descritos minuciosamente, con un léxico muy preciso y el autor selecciona
especialmente los rasgos que expresan la condición social y los vínculos afectivos entre
las personas y la naturaleza.
Podemos diferenciar dos zonas: el campo y el núcleo de viviendas rurales de dentro.
El campo es una gran extensión de terreno, protegida por un grupo de guardas y
explotada de forma caprichosa. Una parte se dedica a la agricultura, otra al pasto del
ganado, pero lo que interesa a los señoritos es utilizarlo para la caza.
Delibes, como buen conocedor del paisaje, describe con atención:
- la topografía; al fondo está la sierra, hay zonas de monte bajo y cotas medias
(cerros, mogotes, mohedas, canchales), zonas llanas (dedicadas al cultivo),
partes bajas (la vaguada) y lugares con agua (la charca, los labajos, el aguazal).
- la flora; encinares y alcornocales; madroños y sauces; matorrales como
chaparros, jaras, greñura, torvisca, retamas, carrascas, tomillo y espliego.
- La fauna, especialmente las aves de caza (perdices, palomas, codornices,
arrendajos y pitorras), otras aves como estorninos, zorzales, urracas y, con
especial importancia, las dos milanas y el cárabo. También hay caza mayor
(rebecos y venados) y animales domésticos (ovejas, cerdos, pavos, etc.)
La zona de viviendas está cerrada por una tapia y un portón. Junto a la tapia hay arriates
de geranios y cerca del portón está la casa de Paco y los gallineros.
Hay una corralada donde se reúnen los sirvientes, rodeada por sus casas, que son
idénticas, con un emparrado sobre cada puerta; en medio está el abrevadero y más lejos
los edificios para el ganado y para guardar el grano.
Más al interior están los tres edificios principales:
La Casa Grande, donde viven los dueños cuando visitan el cortijo. Tiene un comedor
de invitados, la sala del espejo, un patio delantero y un cenador con pérgola.
La Casa de Arriba, en la que vive el encargado D. Pedro, con escalinata, vestíbulo y
habitaciones con armario de luna. Sus nombres son signo de poder y distanciamiento.
La capilla, con tejado, alero y una torre con veleta, donde se posaba la milana.
Este paisaje es el escenario que da realidad y cohesión a los episodios, revela la
estructura jerárquica del latifundio y muestra la diferente actitud de amos y siervos ante
la naturaleza: los primeros la degradan y los segundos se integran en ella.
Tiempo.
El tiempo histórico en que se sitúa la acción no aparece de forma explícita, pero se
hacen referencias en presente al Concilio Vaticano II, que se celebró entre 1962 y 1965,
así que estas son las fechas en torno a las cuales se desarrolla la obra. Eso indica la
existencia de una sociedad arcaica e injusta en tiempos relativamente recientes.
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El tiempo textual tiene un uso subjetivo. Sólo se sigue la secuencia lineal en los libros
quinto y sexto; en los anteriores hay reiteración de sucesos, rápidas anécdotas y
retrocesos temporales, que rompen la linealidad. Además, como se señaló al hablar de la
estructura, en los cuatro primeros libros el ritmo es lento y en los dos últimos se
precipita hacia el desenlace trágico.
Esta subjetividad produce distintos tiempos
- Un tiempo concreto y concentrado, de los sucesos importantes, frente a otro
tiempo dilatado para los demás hechos.
- Un tiempo puntual de de los episodios que rompen la rutina cotidiana, frente a
un tiempo habitual, que expresa dicha rutina.
- Un tiempo de los personajes más relevantes.
Los hechos de los dos últimos libros de la novela, desde el primer accidente de Paco
hasta el crimen, transcurren en tres semanas aproximadamente, mientras dura la
migración de las palomas, que coincidía con la segunda quincena de octubre y los
primeros días de noviembre. El autor hace referencias a fechas concretas (“el 22”, “al
día siguiente”, “el sábado siguiente”). Es un tiempo lineal, concentrado y puntual.
En el resto de los libros, que no siguen un tiempo lineal, aparecen algunos hechos
puntuales sobre el fondo de las acciones cotidianas repetitivas, de ritmo mucho más
lento y en tiempo dilatado. Estas acciones llevan marcas de tiempo habitual, como “y
así una vez tras otra”, “y así siempre”, “cada anochecida”, “de ordinario”. Los hechos
puntuales, sin embargo se marcan de manera concreta, con fechas muchas veces
relacionadas con la caza, estaciones del año, meses, días de la semana, hechos señalados
o, a veces, el santoral (”la batida de los Santos”, “Así que llegó mayo”, “Con la llegada
de la primavera”, “en su última visita”, “para San Eutiquio”).
En cuanto a los tiempos verbales, las acciones habituales se expresan en pretérito
imperfecto de indicativo, las puntuales en pretérito perfecto simple de indicativo y los
diálogos de estilo directo, en presente de indicativo. (“La Régula, según peinaba a la
Niña Chica encontró un piojo entre las púas del peine, y se encorajinó y se llegó donde
el Azarías, - Azarías, ¿qué tiempo hace que no te lavas?”)
Delibes adapta el tiempo a las vivencias de los personajes y, aunque se centra en los
hechos del último año, también nos presenta aquellos sucesos pasados que explican sus
acciones actuales.
El personaje del que se da noticia más tiempo es Azarías, ya que se habla de su vida en
el cortijo de La Jara durante 61 años. De Paco y su familia se dice que estuvieron cinco
años en La Raya y llegaron al cortijo un año antes del crimen; sabemos que Paco en su
juventud acompañaba en la caza al señorito Iván, el cual a los trece años (en 1943) ya
participó en una batida. Nieves tiene catorce años días antes del crimen. Sin embargo, la
información sobre D. Pedro se refiere sólo al último año.
Narrador.
En “Los santos Inocentes” hay tres voces narrativas: la del narrador-testigo, la del
narrador-acorde y las voces de los distintos personajes.
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El narrador-testigo no es solamente un narrador omnisciente, sino que está cercano al
mundo que narra, lo describe con todo detalle (topónimos, habla rural) y se presenta
como observador directo de los hechos. Usa la tercera persona, que es señal de
distanciamiento y objetividad, pero, a la vez, introduce constantemente elementos
valorativos. Es decir, transmite realismo, pero no objetividad.
El narrador-acorde se identifica con los humildes y con frecuencia asume sus
pensamientos y su manera de hablar (compasión). Aparece en todo el relato y determina
su sentido último. Su presencia es evidente en:
- El título. La fiesta católica de los santos inocentes recuerda el episodio de la
matanza de los niños menores de dos años por Herodes. En la novela aparecen
personajes, como la Niña Chica o el Azarías, que son “inocentes”, eufemismo de
falta de capacidad mental para la culpa. Además, para la Real Academia de la
Lengua, ‘Santo’ también puede significar ‘persona muy resignada’ y ‘libre de
toda culpa’ e ‘inocente’, ‘libre de culpa’, ‘fácil de engañar’ o ‘niño que no ha
llegado a la edad de la discreción’.
- La oralidad del relato, por la que el autor usa el registro idiomático de los
personajes humildes y la obra parece la transcripción de algo contado oralmente,
con notable precisión lingüística y selección.
- El lirismo, que muestra los sentimientos sencillos, como el amor a la naturaleza
y al prójimo y la ternura, expresada especialmente en el estribillo milana bonita,
de Azarías (aplicado al buho, la grajeta y la Niña Chica).
Las voces de los personajes, o su uso del lenguaje, que corresponde al punto de vista, el
carácter y la función de cada uno.
Entre los humildes:
-Azarías muestra su falta de raciocinio usando frases breves, imita los sonidos de los
animales y expresa su ternura con el estribillo que le caracteriza (Milana bonita).
- La Niña Chica simboliza con su berrido la protesta de los humillados.
- Paco, el Bajo muestra su sumisión y su conocimiento de la naturaleza.
- Régula usa la muletilla ‘ae’ (a ver), que indica resignación y aceptación de la realidad.
- Quirce, con sus silencios expresa su rebeldía y su carácter hosco. A veces habla con
sentenciosidad.
- Nieves habla sólo lo necesario y con discreción.
Entre los amos:
- El señorito Iván muestra su desprecio con el apelativo ‘maricón’ usado continuamente.
Expresa su inmovilismo con frases hechas.
- La señora Marquesa demuestra con sus frases breves y sus gestos su condición de
dueña (Esos aseladeros, Régula).
- La señorita Miriam presenta sensibilidad y conciencia social (¡Dios mío!)
- D. Pedro agrede verbalmente a su esposa, pero se ve también humillado. Se dirige a
los humildes marcando las distancias y a veces desvía su agresividad hacia Nieves. Sus
emociones le provocan gestos y tics.
- Doña Purita es arrogante y frívola, en palabras y gestos.
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Estilo.
Como se ha indicado, el punto de vista que el narrador-acorde adopta es el de los
humildes y por eso predomina el uso del registro lingüístico rural y de base oral,
habitualmente en la narración y el diálogo; con ello se transmite el tono de la
compasión.
Por otra parte, el narrador-testigo domina la lengua culta e intercala fragmentos con
gran elaboración literaria, usualmente en las descripciones de lugares o personajes.
“El resultado es un todo artístico lleno de precisión y de lirismo, de verosimilitud y de
belleza”.
El lenguaje de base oral en los fragmentos narrativos se caracteriza por el polisíndeton,
con el que resalta la continuidad de las acciones y produce un efecto de agilidad
narrativa y detallismo; la sencillez formal, con predominio de las oraciones coordinadas,
que aportan viveza expresiva y verosimilitud; la flexibilidad en las construcciones
sintácticas, con ruptura del orden lógico, enumeraciones, repeticiones, elipsis,
anacolutos y un uso de la partícula ‘que’ con valores poco frecuentes (causal,
consecutivo, copulativo...)
En el diálogo en estilo directo, con o sin verbo de decir, transmite una fuerte impresión
de realidad, ya que se basa en el habla viva. De sus características podemos destacar:
-
Para la función fática (llamar o mantener la atención del interlocutor), uso
enfático de pronombres personales (¡Canda el pico, tú!); vocativos (muy
interesantes son los tratamientos amo-criado); imperativos de percepción
sensorial (mira..); interjecciones; frases hechas (de veras, bien mirado…)
-
Para la cortesía, que en el contexto del cortijo se convierte en sumisión,
ofrecimientos, expresión impersonal (aquí estamos para lo que guste mandar);
eufemismos (dar de vientre); dativos éticos, muchas veces no normativos, sino
vulgares (la milana está enferma, señorito, te tiene calentura)
-
Para la expresión afectiva, formas emotivas de afirmación o negación (a ver,
justo, ni, nada de nada, en la vida, ni Dios…); juramentos (se lo juro por mis
muertos); ironía (sí que tienes una familia apañada); expresiones enfáticas de
cantidad (cacho zorra, una miaja, en un dos por tres) o para resaltar una
actividad (y en vista de que…); intensificación de los adjetivos con diminutivos,
superlativos o frases hechas (por todo lo alto); comparaciones populares (eres
aún peor que los guarros); frases interrogativas de sorpresa, duda, indignación o
desafío (¿quién es el guapo que…?, ¿crees que me chupo el dedo?);
enumeraciones, repeticiones, onomatopeyas (rís-rás, abrir y cerrar la escopeta);
expresión de la compasión (Paco, el hombre…)
-
Para la economía y comodidad, supresión del verbo de decir y otras elipsis
verbales; supresión de preposiciones (orilla de la tapia, donde mi hermana);
palabras ómnibus (andar, cosa, chisme)
-
Para terminar la intervención, estribillos, fórmulas de saludo y la palabra bueno.
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En conclusión, el habla castellana rural combina el habla familiar (afectiva, expresiva,
colorista), el habla vulgar (con elipsis, anacolutos, enumeraciones), una onomástica muy
diferente de la urbana, el humor socarrón, un léxico muy rico en términos para los
accidentes del terreno, la flora y la fauna y una fraseología propia y característica.
El lenguaje de elaboración literaria
Se caracteriza por la riqueza léxica, la precisión y la claridad y aparece en multitud de
detalles, como la variadísima gama de verbos con que el autor introduce los diálogos.
Tiene especial importancia en los fragmentos descriptivos de paisajes o personajes,
realizados con técnica realista.
Sus principales rasgos son:
- Uso de epítetos, frecuentemente en series de de dos o tres y particularmente en la
secuencia adj.+nombre+ adj. (su redonda mirada amarilla, interminables berridos
lastimeros)
- Comparaciones originales (su propia sombra como una pelota negra).
- Abundancia de proposiciones en forma no personal, usualmente con el verbo omitido,
para dar detalles sin detenerse en la narración. (Azarías vagaba de un lado a otro, los
remendados pantalones de pana por las corvas, la bragueta sin botones, rutando y con
los pies descalzos).
Un elemento fundamental es el lirismo, que se manifiesta especialmente en la ausencia
de signos de puntuación que indican pausa larga, lo cual produce la sensación de un
largo poema en versículos. Este efecto se completa con la presencia del estribillo
“milana bonita”, como condensación de toda la ternura de lo narrado.
También son importantes otros recursos para transmitir la compasión, como los
diminutivos (relacionados con los inocentes) y los adverbios en –mente. (Ver el
lenguaje expresivo de los fragmentos en que Azarías lamenta la muerte de cada una de
las milanas).
Estudio del léxico. (Juan Cano Conesa)
En los seis libros de que consta la novela, se describen la vida, las labores, las
costumbres, las diversiones y los paisajes de cuantos habitan el escenario de la misma.
Describir con fidelidad estas circunstancias requiere una excepcional capacidad de
observación. En este caso, el observador es Delibes, quien vuelve a dejar constancia,
como ocurriera en la novela Las ratas, de un profundo conocimiento de la naturaleza
y de una proverbial riqueza léxica. Dice Ramón García Domínguez: «Delibes es pura
observación —escribe—, mirada atenta y fascinada, oído alerta, predisposición total
para lo genuino y, por ende, para el asombro. De ahí su precisión para el timbre exacto
de un personaje, para la palabra justa, para el matiz que pone las cosas en su sitio, para
el indicio o síntoma…»
16
He aquí, agrupados en campos semánticos, algunos de los vocablos más significativos.
La finca
Oficios
Cortijo
Portón
Bardas
Tabuco
Gallinaza
Aseladeros
Percha
Jaula
Tajuelo
Zahurdones
Chozo
Corralada
Chamizo
Cobertizo
Pozo
Herrada
Cagarrutas
Escíbalos
Revocaderos
Aguazal
Mundo
vegetal
Geranios
Sauces
Madroños
Jara
Tamujos
Piornos
Alcornoques
Gatuños
Encina
Emparrado
Chaparros
Retama
Camal
La caza
Tollo
Rececho
Batida
Repollarse
Cobrar
Pelotazo
“volar en barra”
Amonar
Apeonar
Entrizar
Acular
Taco
Rececho
Salto
Rastrojeras
Palomazo
Aguardadero
Templar
“Al aguardo”
Bocacerral
Zurrón
Aliquebrada
Naturaleza,
monte
Encinar
Canchal
Cancho
Piornal
Moheda
Guijos
Vaguada
Jaral
Charca
Lavajos
Chaparro
Mato
Cembo
Mogote
Aves y otros
animales
Grajetas
Pavos
Perdices
Pitorras
Tórtolas
Cárabo
Búho
Milana
Picaza
Ratera
Gorrión
Corneja
Águilas
Ratoneros
Gruelas
Aguiluchos
Bracos
Azulones
Arrendajos
Cimbeles
Gangas
Topónimos: La Jara, La Raya de lo de Abendújar, el Cerro de las Corzas (del otro
lado del cual estaba Portugal), El Almendral, Cordovilla, el Lucio del Teatino, Alisón,
El Alcorque.
En definitiva, se observa un amplio repertorio de vocablos procedentes del mundo rural
y cinegético. El significado de tales vocablos es perfectamente conocido y usado tanto
por el narrador como por los personajes. Éstos pronuncian con toda familiaridad las
palabras que hemos citado en las anteriores columnas, con lo que podemos afirmar que
el léxico de los campesinos presenta acepciones desconocidas para un ciudadano urbano
de cultura media. Otra cosa es la cohesión discursiva, que, en este caso sí, presenta unos
discursos absolutamente desarticulados. El gran mérito de Delibes es que esa
desestructuración sintáctica del habla de los campesinos no está reñida con la gracia y la
espontaneidad expresivas.
Interpretaciones.
Gonzalo Sobejano ha considerado “Los Santos Inocentes” como un ejemplo de novela
poemática, que integra un conjunto de características del texto poético en el que todos
los estratos de la obra “cumplen un máximo de concentración y de perdurabilidad”.
Ramón Buckley resalta la unión en las novelas de Delibes del idilio y la elegía; es decir,
la idea del lugar donde puede cumplirse la felicidad por la sencillez y el contacto con la
naturaleza necesita el contrapunto de la idea de muerte, para alcanzar su efecto máximo.
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El mundo idílico de Azarías no puede coexistir con el del señorito Iván.
Muchos críticos han destacado la preferencia de Delibes por la vida rural, caracterizada
por la armonía con la naturaleza y por el ser, frente al tener y el aparentar, signos del
falso progreso de la vida urbana.
Se ha atribuido a nuestro autor un localismo excesivo, pero, en realidad, al hablarnos de
Castilla, nos está hablando de la relación del hombre con el mundo, el idealismo y el
materialismo, las preocupaciones y las pasiones del niño y el adulto, el papel de la
educación y el de la religión en la vida del hombre y el tema de la muerte. Así pues,
llega a la universalidad a través de ese localismo.
Manuel Alvar afirma que para Delibes realismo e idealismo no son excluyentes, sino
que su realismo, a través de la elaboración del lenguaje, el compromiso con los
desheredados y la poesía con que refleja la ternura, se convierte en un realismo
espiritualista.
Conclusiones sobre el arte de narrar de Delibes.
-La novela está formada por episodios que oscilan entre las acciones repetidas y las
acciones variadas. El predominio del diálogo y la concentración de acciones puntuales
al final transmiten una cualidad dramática.
- Los personajes son los elementos estructuradores, signo del interés por la persona.
- Es una novela de narrador acorde y tiempo subjetivo. El autor adapta el relato a su
identificación con los personajes humildes y usa del tiempo de modo libre para
intensificar o atenuar ciertos momentos.
- Los temas principales son la oposición naturaleza-progreso, las pasiones, el desamor
por los necesitados, la muerte y la injusticia social.
- El paisaje es un elemento significativo principal y el latifundio explica el conflicto
esencial de la narración. Pese a ser un marco reducido, expresa temas universales.
- El lenguaje de Delibes se caracteriza por su riqueza léxica, precisión, claridad y la
unión de elaboración literaria y habla de base oral rural, en consonancia con el
lenguaje de los personajes. El tono lírico está relacionado con la expresión afectiva y se
concentra ante todo en la frase “milana bonita”.
Miguel Delibes. Vida y obras.
Nació en Valladolid en 1920. Fue el tercero de los ocho hijos de D. Adolfo Delibes,
catedrático de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de Valladolid. Su abuelo
paterno era de origen francés y vino a construir un ferrocarril en Santander. Sus abuelos
maternos eran de origen vasco.
En su infancia tenía gran facilidad para el dibujo y su carácter era retraído, irónico y
burlón. Desde muy pequeño acompañó a su padre a cazar y esa será una de sus grandes
aficiones en toda su vida. Sentía obsesión por la muerte y en la Guerra Civil se enroló
en la marina, para evitar tener que disparar a nadie cuerpo a cuerpo.
Al terminar la guerra, estudió simultáneamente Profesor Mercantil y Derecho.
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En 1942 ingresa en el periódico “El Norte de Castilla” como caricaturista, después pasa
a hacer crónicas de cine, libros y fútbol; por último, fue subdirector y director del
periódico durante los años sesenta y tuvo que luchar con la censura; por ello, Fraga, que
era ministro de Información, le obligó a dimitir. En su época de director se formaron en
su periódico famosos periodistas actuales.
En 1945 consigue la cátedra de Derecho Mercantil de la Escuela de Comercio de
Valladolid. En 1946 se casa con Ángeles de Castro con la que tiene siete hijos; su
muerte en 1974 fue un serio golpe para él.
Siempre ha vivido en Valladolid y ha manifestado su compromiso con la tierra
castellana y sus gentes; igualmente, ha mostrado su amor por la naturaleza, nacido de su
afición por la caza.
Sus obras son:
Su primera novela, La sombra del ciprés es alargada, con la que ganó el premio Nadal
en 1947. Aún es de día, 1949. Mi idolatrado hijo Sisí, 1952. El Camino, 1955. Diario de
un cazador y Diario de un emigrante, 1955-58. La hoja roja, 1959. Las ratas, 1962.
Cinco horas con Mario, 1966. Parábola del náufrago, 1969. El príncipe destronado,
1974. Las guerras de nuestros antepasados, 1975. El disputado voto del señor Cayo,
1978. Los Santos Inocentes, 1981. Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso, 1983.
El tesoro, 1986. A madera de héroe, 1987. Señora de rojo sobre fondo gris, 1991. El
Hereje 1998. También ha publicado libros de relatos breves como La partida, Siestas
con viento, Viejas historias de Castilla la Vieja y La mortaja, y diversas obras de
ensayo, libros de viajes, diarios y algún cuento infantil. Varias obras suyas han sido
llevadas al cine.
Ha sido nombrado doctor Honoris causa por distintas universidades españolas y
extranjeras, entre ellas las de Valladolid y la Complutense de Madrid. Desde 1973 es
miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Le han sido concedidos el
premio Príncipe de Asturias (1982), el premio Nacional de las Letras Españolas (1991)
y el premio Cervantes (1993), los máximos galardones para un escritor en España.
Podéis encontrar más información en www. cvc.cervantes.es/actcult/delibes
Bibliografía
Los Santos Inocentes. Domingo Gutiérrez. Editorial Ciclo
Estudio de Los Santos Inocentes. Juan cano Conesa
Literatura del s. XX. COU. V. Tusón, F. Lázaro. Editorial Anaya
19
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