Di s f ruta l a Provincia Peñíscola, ciudad pontificia 1 Di s f ru t a la Provincia L a última morada del Papa Luna comparte con Aviñón y el Vaticano el privilegio de haber sido una de las tres sedes del catolicismo en sus más de 2.000 años de historia. En 1957 una orden del Ministerio de Cultura otorgaba la gestión del Castillo de Peñíscola a la Diputación de Castellón, bajo la presidencia de Carlos Fabra Andrés, quien inmediatamente inició su restauración. Comenzaba así una relación que, cinco décadas y media después, ha convertido al castillo 2 es el segundo monumento fortificado más visitado de España, tras la Alhambra de Granada. Más de 330.000 personas pisan cada año sus legendarios adoquines. Una cifra que lo sitúa de forma destacada como el mayor foco de atracción turística y cultural de la provincia de Castellón. El informe “El turismo en la Comunitat Valenciana 2010” refleja que casi la mitad de turistas que recibió la provincia durante 2011 eligió la ciudad del Papa Luna como destino. Datos que Di s f ru t a la Provincia El Castillo de Peñíscola fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional. 3 D i s f ru ta la Provincia lo sitúan como municipio turístico por excelencia. No es para menos, el Castillo Templario de Peñíscola comparte con el Vaticano y el Palacio de los Papas en Aviñón el privilegio de haber sido sedes pontificias. Únicas tres en los más de 2.000 años de historia de la iglesia católica. Por la senda del Temple Tampoco hay que olvidar que estamos hablando de uno de los recintos más importantes de la historia de los caballeros templarios, siendo la última fortaleza que impulsaron antes de la disolución de la orden. Los monjes guerreros edificaron el castillo a imagen de los que antes habían construido en Tierra Santa, por lo que estamos ante uno de los máximos exponentes arquitectónicos de su clase en Occidente. Sin duda, el máximo responsable del reconocimiento internacional de Peñíscola fue Don Pedro de Luna, Benedicto XIII, el Papa Luna. El mismo que el 19 de julio de 1411, entró en la villa peñiscolana asentando allí su sede y transformándolo en cuna de la cultura y las artes. Una última morada en la que residiría hasta el final de sus días, en 1424, cuando falleció a la edad de 96 años. A pesar de la importante labor que en los últimos años se ha realizado para recuperar el legado del gran protagonista del Cisma de Occidente desde la institución provincial, la figura de este controvertido pontífice seguía siendo poco conocida. El 21 de noviembre de 2007, coincidiendo con el 700° aniversario de la construcción del recinto amurallado, el 4 Di s f ru t a la Provincia área de Cultura de la Diputación instaló en la entrada del castillo una espectacular escultura del Papa Luna. Obra del escultor Sergio Blanco, que contó con un presupuesto de 83.000 euros por parte de la institución provincial, la pieza fue realizada fundida en Antequera en las instalaciones de Fundiciones Artísticas del Sur. La colosal figura de bronce, de dos metros de altura y 700 kilos de peso, representa al pontífice ya anciano, vestido con capa y corona en su trono papal. 5 Di s f ru t a la Provincia Desde su inauguración, la efigie se ha convertido en uno de los grandes atractivos de la visita al castillo y las colas para fotografiarse junto a Benedicto XIII forman parte ya del día a día del recinto amurallado. La escultura institucional se ha convertido en el icono más visible de un importante movimiento social que reivindica la figura del Papa Luna. El esfuerzo institucional municipal, autonómico y provincial se completará el 19 de julio de 2011, cuando se conmemore el sexto cente6 nario de la llegada de Benedicto XIII a Peñíscola y su establecimiento como sede pontificia. Un referente para la cultura provincial El Castillo de Peñíscola fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional el 4 de junio de 1931, en la actualidad se ha convertido en uno de los recintos culturales de mayor prestigio de nuestras comarcas. Las cifras de Di s f ru t a la Provincia su actividad son casi tan importantes como las de su afluencia de visitantes, especialmente en la época estival. Sólo durante el periodo que va de marzo a noviembre, son más de 20 las exposiciones que acogen sus muros, con una variada representación de artistas plásticos de diferentes nacionalidades. Precisamente el proyecto de la escultura del Papa Luna nació durante una exposición que Sergio Blanco realizó en las salas del castillo. Además de las exposiciones temporales, una de las señas de identidad de la programación cultural de la fortaleza peñiscolana es su condición de sede de los festivales de Música Antigua y Barroca y de Teatro Clásico. Dos citas ineludibles que cada año ganan en espectadores y repercusión. El primero de ellos, con el aval del Institut Valencià de la Música, se ha consolidado como un espacio único para recuperar las obras maestras de un repertorio que abarca cinco siglos. El ciclo arranca cada año con la celebración de un espectáculo piromusical gratuito en la Playa Norte de Peñíscola que reúne a decenas de miles de visitantes. En el pasado 2010 el festival celebró sus quince años de historia y lo hizo prestando especial atención al patrimonio musical valenciano. Una circunstancia que obedece al importante trabajo de investigación y recuperación del patrimonio musical valenciano que llevan a cabo numerosos grupos, muchos de ellos gracias a la existencia de este ciclo, que les da la oportunidad de difundir su labor. El Festival de Teatro Clásico de Peñíscola está considerado como uno de los más importantes de su género junto 7 Di s f ru t a la Provincia los de Almagro y Cáceres, con los que comparte un marco incomparable para este tipo de género: el Patio de Armas del Castillo de Peñíscola. Año tras año, y ya van trece ediciones, el ciclo reúne a las mejores compañías nacionales para interpretar a clásicos de la talla de Calderón de la Barca, Shakespeare o Molière. La celebración del desaparecido Festival Internacional de Cine de Comedia de Peñíscola, durante 20 ediciones y bajo el patrocinio de la diputación provincial, impulsó notablemente la ya de por sí extensa tradición cinematográfica del municipio. Y es que pocas localidades pueden presumir de haber sido escenario de dramas épicos como “El Cid”, (Anthony Mann, 1961) o comedias de la talla de “Calabuch” (Luis García Berlanga, 1956). Precisamente, Berlanga, el director valenciano, filmó su última obra maestra, “París Tombuctú”, íntegramente en el castillo peñiscolano; en el cual se encuentra una calle dedicada a su memoria. El palmarés de los Premios Calabuch despeja cualquier duda sobre el prestigio que logró alcanzar este ciclo dentro del panorama cinematográfico español. Largometrajes como “Belle Epoque” o “Amanece que no es poco” y directores como Miguel Albadalejo, Fernando Colomo, Fernando Trueba o Álex de la Iglesia fueron premiados en el certamen peñiscolano. Un evento en el que, además, contaba con una gran presencia de la comunidad universitaria a través de los cursos de verano que programaba la Universitat Jaume I y cuyos ciclos de proyecciones corrían a cargo de la Filmoteca Valenciana. 8 Escenario de dramas épicos como “El Cid”, (Anthony Mann, 1961) o comedias de la talla de “Calabuch” (Luis García Berlanga, 1956). Fotos: ©Diputación de Castellón