Opinión Zócalo Piedras negras Martes 19 de febrero de 2013 don ramirito fraga 5A Jaque Mate Sergio Sarmiento En el torito E desafÍo rafael loret de mola Ejército vigilante E l ejército mexicano, del que el señor Fox alegó “no figura” para la guerra, sigue destinado, en el tercer mes del primer año del régimen de Enrique Peña, a realizar labores de policía, sobre todo en aquellas regiones en donde la imagen de las corporaciones de seguridad está por los suelos o en fase de reestructuración profunda. Ello significa, entre otras cosas, que el prestigio de esta institución, en las fuentes del poder se entiende, está muy por encima; sin embargo, hay evidencias muy claras sobre la contaminación sufrida, por mandos y tropas, por parte de las grandes mafias del narcotráfico. A diferencia de los agentes policiacos, cuya imagen sigue siendo deplorable pese a las múltiples acciones tomadas para vindicarlos, los militares no han sido, hasta hoy, motivo de indagatorias severas –salvo en los casos de fragancia delictiva-, ni de un saneamiento a fondo como consecuencia de las evidentes infiltraciones por ellos sufridas. Al contrario, sencillamente se ha sobrellevado la álgida cuestión bajo el prurito de no alterar las interrelaciones con el gobierno civil por el temor evidente de los usufructuarios del poder a las reacciones y amagos de los mandos castrenses. El respeto proverbial no es otra cosa que miedo. Todos los mandatarios de filiación priísta se sirvieron honrar al Ejército mediante conmovidas sentencias laudatorias. Fox lo hizo también y no se diga el señor Calderón quien, con frecuencia, compartió mesa con el entonces secretario del ramo, el general Guillermo Galván Galván, de quien poco conocía antes de resolver, mediando una apretada lista, quien sería exaltado como tal. Es ésta, desde luego, otra de las diferencias sustantivas: El nombramiento no es del todo discrecional por parte del titular del Ejecutivo federal sino depende, en buena medida, de las propias jerarquías militares aun cuando Fox optara por romper el escalafón para proyectar como secretario a un general de menor jerarquía a los “diplomados de Estado Mayor”, Clemente Vega García. No pasó nada sobre la superficie pero, desde luego, ello tuvo un costo importante debajo de la mesa de los acuerdos. Y así ha sido desde la década de los setenta, tras las convulsiones de 1968 que posibilitaron al entonces ministro del ramo, el general Marcelino García Barragán, la toma del poder sin que éste, de acendrada lealtad institu- cional, cayera en la tentación de alterar el orden constitucional arrinconando al mandatario en funciones, Gustavo Díaz Ordaz. El Ejército había ganado la calle, tras la represión descocada en Tlaltelolco, y podría haber impuesto, con la mayor facilidad, la ley marcial para atajar la emergencia. Pero, al fin, salió triunfante el presidencialismo. Con Echeverría se inició la escalada del miedo. Poco se ha escrito de la condición medrosa de este personaje cuyos desplantes histriónicos y locuacidad perfilan, más bien, una personalidad mediocre que intenta ocultar sus limitaciones con la escenografía del poder reflejo. Por ello ha sido protagonista de algunos episodios en los que, desde luego, ha perdido la serenidad –lo mismo de gira por Washington que en las afueras de la “fiscalía especial” en donde se escudriñaba en el magnicidio de la Plaza de las Tres Culturas-, al confrontar la protesta pública, incluso los insultos, de muchos de quienes fueron afrentados por su régimen y aún claman justicia. Las imágenes del rostro demudado del ex mandatario, ahogando gritos de pánico, son suficientemente ilustrativas. Y así, a través de cada sexenio, las concesiones a los mandos militares formaron parte de la “consolidación” de cada uno de los pasajeros usufructuarios de Los Pinos. López Portillo debió negociar tras el intento de asonada de noviembre de 1976; ni qué decir Miguel de la Madrid, puesto en el filo de la navaja durante su primer año de actuación, esto es desde diciembre de 1982, lo mismo que los ex presidentes del neoliberalismo que “dejaron hacer y dejaron pasar” las presiones de los altos mandos para que se les dejaran espacios libres y territorios para compensarse por los sueldos insuficientes. Subrayo: No puede generalizarse porque sería injusto para no pocos militares patriotas que defienden vocación e institución con el alma; pero, por desgracia, la infección no ha dejado de avanzar. Debate Algunos amables lectores me preguntan si mi “encono” respecto a la Secretaría de la Defensa Nacional deviene de los sucesos que fueron determinantes para el crimen contra Carlos Loret de Mola Mediz en febrero de 1986. Recuerdo que, al respecto, el general Antonio Riviello Bazán, quien fuera titular del ramo durante la gestión presidencial de Carlos Salinas, llegó a decirme que, para él, este columnista grillotina Marco a. flota Los toros y ‘El Torito’ E l domingo pasado fue el cerrojazo de la temporada de toros, fiesta cuya abolición exige el Partido Verde de México. Y la madrugada de ese mismo día, pasó unas horas El Niño Verde en “El Torito”. Para los pocos abstemios de este país habrá que aclarar que “El Torito” es la cárcel a la que son conducidas aquellas personas que no pasan la prueba del alcoholímetro, para cumplir un arresto que debe ser, mínimo, de 36 horas. Pero los abogados del diablo, mejor dicho: Los diablos abogados, tramitan un amparo que los deja libres casi de inmediato. ZÓcalo Ya no es tan necesario aclarar, porque casi todo México lo sabe, que El Niño Verde es Jorge Emilio González Martínez, hijo de Jorge González Torres, fundador del Partido Ecologista y nieto del ex gobernador de Tamaulipas e integrante de los gabinetes de Díaz Ordaz y López Portillo, Emilio Martínez Manatou. (El nieto de Martínez Manatou es el Niño Verde, no su papá, a quien ignoramos si le llaman el Viejo Verde, pero tampoco lo vamos a investigar). Resulta que la madrugada del domingo anterior los encargados del retén del alcoholímetro marcaron el alto, en la cosmopolita colonia Polanco del DF, al conductor de un lujoso automóvil Mercedes Benz. Piedras negras Zócalo PIEDRAS NEGRAS Martes 19 de febrero de 2013. Año XLVIII. Número de edición: 17,177 Periódico diario con inicio de operaciones el día 13 de junio de 1965. Editor responsable: Francisco Liñán Delgadillo. Número de Certificado de Reserva otorgado por el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-050822442700-101. Número de Certificado de Licitud de Título: 14496. Número de Certificado de Licitud de Contenido: 120242. Domicilio de la publicación: Cuauhtémoc #714 de la ciudad de Piedras Negras, Coahuila. Impreso y distribuido por Editorial Piedras Negras, S. A. de C. V., de la ciudad de Piedras Negras, Coahuila. www.zocalo.com.mx era considerado “parte agraviada”, aun cuando poco aportó para deslindar las responsabilidades del tremendo episodio. (El periodista y político yucateco fue interceptado en el retén militar de “El Güirindalito”, en la carretera entre Ciudad Altamirano y Zihuatanejo, la noche del 5 de febrero del año mencionado. Después todo se volvió confuso por el burdo montaje de la escenografía de un “accidente” insostenible). Si bien es difícil, lo reconozco, hacer a un lado al subconsciente para evitar prejuicios y rencores, cuanto expongo sobre los riesgos, erosiones y amafiamientos de elementos de alta graduación militar, por ejemplo algunos ex titulares de la Defensa como el extinto Juan Arévalo Gardoqui y el muy protegido Enrique Cervantes Aguirre –quienes encabezaron a la institución durante los sexenios de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, los menos señalados como predadores y acaso los más ponzoñosos del listado-, tiene bases y, en no pocos casos, la fe pública que deviene de no haber sido jamás desmentido. La posición del periodista es siempre débil ante la parafernalia oficial salvo cuando la razón tiene tal fuerza que desmantela cualquier intento represivo. Los hechos están a la vista y cada vez es más complejo desarrollar alianzas en los sótanos de la vida institucional, esto es tratando de ocultar intenciones de cara a la opinión pública, aun cuando todavía prevalezcan algunas tendencias en pro de la reverencia hacia las fuentes del poder en medios de información con coberturas importantes, sobre todo los electrónicos. Siempre queda alguna hebra para desenredar la madeja. De allí que, en la actualidad, se extienda la preocupación, incluso entre algunos legisladores que ven mas allá de las disputas partidistas y las reformas energéticas en cierne, por el papel preponderante de las jerarquías militares a lo largo de los 12 años anteriores y que no acaba de aterrizar, ni mucho menos consolidarse, aun cuando se exalten las encuestas sobre los altos niveles de contaminación de las instituciones con fuerza pública. Es evidente, sí, que el gobierno de la República se cierne, en materia de seguridad, a las versiones de la Defensa Nacional. Por ello buena parte de las decisiones tomadas se fundamenta en la urgencia de “sanear a fondo” a las corporaciones de policía pero sin siquiera meditar sobre la urgencia de hacer lo propio en las castrenses. “Ni lo mande el presidente”, he escuchado decir al respecto como demostración fehaciente de las nuevas condiciones institucionales. Y tal complica, enormemente, la perspectiva del presente convulso. [email protected] Conminado a descender del vehículo, el hombre al volante, suponemos, replicaría: -¿Sabe usted quién soy yo? -No, señor, no lo sé... dígame: ¿quién es usted? -¡Yo tampoco lo sé, porque vengo hasta el gorro! (Episodio similar, valga la anécdota, ocurrió, según mentes insidiosas, cuando siendo presidente Vicente Fox, el “cadenero” de una discoteca le impidió la entrada a la mayor de sus hijas adoptivas. La chica indignada, cuentan, preguntaría: -¿Sabe usted quién es mi papá? -¡No lo sé!... Y tú tampoco lo sabes...- replicaría el feroz y politizado portero). Total, que El Niño Verde se negó a bajar de su Mercedes y a soplar por el aparatito que revelaría cuántos grados de alcohol llevaba en la sangre, medidos en la escala Gay Lussac. Y esto sí merece otra aclaración: Fundadores Francisco Juaristi Juaristi Francisco Juaristi Septién Francisco Juaristi santos Director General José David Juaristi santos Director Adjunto n cualquier país del mundo con un verdadero estado de derecho, Jorge Emilio González, el Niño Verde, habría sido detenido durante bastante tiempo y no en un Centro de Sanciones Administrativas, como El Torito, sino en una cárcel formal. No solamente estaba manejando en estado de embriaguez en la madrugada del domingo 17 de febrero, violando las disposiciones del Reglamento de Tránsito, sino que mintió a la autoridad al dar un nombre falso y amenazó a los policías que lo detuvieron diciéndoles que los haría despedir. El que una suspensión provisional, de esas que los jueces de amparo obsequian al por mayor, le haya permitido salir de El Torito a las 6:00 de la mañana del mismo domingo nos demuestra la debilidad del Estado mexicano y las razones por las cuáles los ricos y poderosos saben que en México gozan de impunidad. El programa del alcoholímetro ha sido un rotundo éxito en la ciudad de México. El número de personas fallecidas en accidentes ocasionados por conductores ebrios ha caído en 87 por ciento entre 2002, cuando se registraron 719 de estas muertes, y 2012, cuando el número cayó a 93. Pocos programas han sido tan exitosos, pero no se trata de un simple avance estadístico. El alcoholímetro ha evitado la muerte de cientos de inocentes cada año al conseguir una aplicación estricta de una disposición del reglamento de tránsito. En Estados Unidos, Canadá, los países europeos y otros, las sanciones por conducir en estado de embriaguez son mucho más severas que las nuestras. Incluyen arrestos inconmutables, multas que pueden alcanzar los mil dólares, participación obligatoria en cursos de educación, confiscación temporal del vehículo y penas de cárcel. En casos en que el conductor además miente acerca de su nombre o se niega a tomar la prueba del alcoholímetro, las penas se multiplican. Resistirse al arresto o amenazar a los miembros de la Policía que tratan de cumplir con su deber, son faltas que se castigan mucho más severamente que con un arresto o una multa: De hecho, pueden llevar a la presentación de acusaciones penales con penas carcelarias de varios meses. El que Jorge Emilio González haya podido salir en libertad gracias a una suspensión provisional unas horas después de que cometió todas estas faltas es indicativo de la debilidad de las instituciones en nuestro país. Lo peor de todo es que seguramente el ex presidente del Partido Verde Ecologista de México buscará ahora escudarse en su fuero como senador para evitar cumplir las 36 horas de arresto que supuestamente debería cumplir por conducir en estado de embriaguez. No parece haber ninguna indicación hasta este momento, por otra parte, de que habrá un intento del gobierno capitalino por hacerle responder por sus otras faltas, particularmente por las amenazas contra los policías. En los países del mundo donde hay un verdadero equilibrio de poderes y rendición de cuentas el senador quizá habría logrado mantener su carrera política si hubiera sido detenido sólo por manejar en estado de embriaguez, se hubiera sometido con una sonrisa a la prueba de alcoholemia y hubiera mostrado su arrepentimiento ante los electores. Pero ningún político habría sobrevivido en su cargo después de haber amenazado a los policías por haberlo detenido. El que el senador González se encuentre en libertad en estos momentos es una pésima señal en un país que tiene que construir un estado de derecho en que las leyes se apliquen por igual a todos. EL CHÓMPIRAS Un reportaje del periódico La Razón mostraba ayer que José Luis Ramírez, alias El Chómpiras, aliado de Ignacio del Valle, quien roció con gasolina la dirección del CCH Naucalpan el 5 de febrero, participó además en el robo de una gasolinera y en los ataques contra policías, tiendas y monumentos históricos del 1 de diciembre de 2012. El que El Chómpiras esté en libertad es otra pésima señal del estado de derecho en nuestro país. Twitter: @sergiosarmient4 Joseph Louis Gay Lussac fue un químico francés, quien diseñó la escala que determina el contenido alcohólico de una bebida. Vivió de 1778 a 1850, o sea 72 años, muy bien conservado, probablemente, en alcohol. Lo que nos lleva a otra aclaración: No hay que confundir a Jorge Emilio González Martínez, con su tocayo y- alcoholega, añadirán los envidiosos- Emilio González Márquez, todavía gobernador de Jalisco, quien alguna vez declaró que le daban “asquito” los gays. Excepto Gay Lussac, desde luego. Pues bien, El Niño Verde puso pintos a los operadores del alcoholímetro. Incluso quiso despistarlos dando un nombre falso: Jorge Rodríguez. Finalmente, habló por teléfono- hay celulares que tienen mejor memoria que sus propietarios- y llegaron dos guaruras armados (Uno con una cerveza y el otro con un bloodymerry para el jefe). Sin embargo, los hombres de la ley no se arredraron y al Niño Verde, con todo y su senatorial fuero, le dieron pa’ adentro. Así, el joven que está en contra de los toros fue a dar a “El Torito”. Pero los guaruras hicieron una “vaquita” para pagarle al abogado, éste gestionó el amparo y El Niño Verde se fue a su casa a dormir. Habrá despertado a eso de las 5:00 de la tarde del domingo para ver, por la tele, la gran faena de Alejandro Talavante en la Plaza México. ¡RRIINNGG! -Bueno, Cámara de Senadores... -¿Es cierto que el senador Gamboa jugó golf con el presidente Peña Nieto en Yucatán? -Creo que sí, porque todavía le duele la espalda por el peso de la bolsa... EPIGRILLO Norberto, dice la nota, no aspira a Papa. Va en broma: El Espíritu, paloma, no lo apoya, ni Gaviota. roberto ortiz portillo Francisco LiñÁn delgadillo Director de Circulación Director Editorial ROBERTO CARLOS chávez María s. Delgado ontiveros Directora Comercial Gerente Administrativo manuel rodríguez Muro Armando chávez sánchez francisco covarrubias Contador General Comuníquese con nosotros | Redacción : (878) 782 0990 | Correo : [email protected] Coordinador de Diseño Gerente de Producción