sumario EDITORIAL Amiloidosis cutáneas y sistémicas La amiloidosis es un "síndrome que tiene múltiples etiologías". La deposición de distintas proteínas de forma parecida a una letra alfa plegada en varios tejidos produce un aspecto histológico, ultraestructural e inmunofluorescente único, que es, probablemente, la única característica común de los diferentes tipos de amiloidosis. La naturaleza ultraestructural de los depósitos de amiloide sigue siendo constante en los diferentes trastornos de este grupo, independientemente del tipo de proteína que participa. La deposición de amiloide puede confinarse a un solo órgano o la afectación puede ser sistémica. La deposición cutánea de amiloide puede representar una enfermedad localizada o puede ser una manifestación de la afectación sistémica de amiloide. Los depósitos de proteína amiloide predominantemente subcutáneos, que se cree que proceden de la queratina o de proteínas relacionadas con ella, caracterizan a las formas liquenoide y vascular del amiloide cutáneo. La amiloidosis (AL) sistémica primaria es una enfermedad sistémica potencialmente mortal donde las cadenas ligeras de inmunoglobulina alteradas secretadas por células plasmáticas clonales actúan como proteína precursora (1, 2). Es un trastorno raro con una incidencia de aproximadamente 8 por cada millón de personas al año (3). La supervivencia media de los pacientes con amiloidosis sistémica es de 13 meses, aproximadamente, desde el diagnóstico de la enfermedad (2). Casi todos los órganos pueden estar afectados en este trastorno; sin embargo, el factor responsable del mal pronóstico asociado con esta enfermedad es el compromiso de la función cardíaca y renal. La supervivencia media de los pacientes, una vez que comienzan la hemodiálisis, es de 8 meses y la supervivencia es significativamente más corta en aquellos pacientes con afectación cardíaca e insuficiencia cardíaca congestiva. El aumento de grosor del tabique interventricular, observado en el ecocardiograma, y la presencia de disfunción diastólica y voltajes bajos en el electrocardiograma son las manifestaciones más frecuentes de la afectación cardíaca. La afectación renal produce proteinuria de rango nefrótico y compromiso de la función glomerular, que finalmente origina enfermedad renal terminal. La deposición de amiloide en la piel y tejido subcutáneo puede producir una variedad de lesiones dérmicas diferentes en pacientes con AL. En la variante nodular de amiloidosis cutánea, los depósitos de amiloide proceden de la alteración de las cadenas ligeras de las inmunoglobulinas. Parecen, sin embargo, estar localizadas en la piel, generalmente, sin que pueda encontrarse proteína M en el suero. Al contrario que en las formas liquenoides y maculares, en la variante nodular, la piel está más afectada de amiloidosis, con afectación de los vasos dérmicos. Steciuk et al., en este número de la revista, revisan el tema de la amiloidosis cutánea, prestando especial atención a la variante nodular y al riesgo de desarrollar la enfermedad de forma sistémica. Aunque estos depósitos, generalmente, tienen un infiltrado de células plasmáticas, que se ha demostrado que es clonal, no se ha demostrado que haya trastornos proliferativos sistémicos de células plasmáticas clonales, lo que se demuestra por la normalidad de la médula ósea. La relación entre esta forma localizada de deposición de cadenas ligeras y la amiloidosis sistémica primaria se ha debatido profundamente. Los estudios han demostrado que en casi una quinta parte de estos pacientes puede progresar la enfermedad hasta desarrollar una forma sistémica (4, 5). Los dermatólogos son generalmente el primer punto de contacto de muchos pacientes, en los que la única manifestación de la enfermedad es la afectación cutánea, y también de aquellos pacientes con amiloidosis cutánea localizada. Es importante reconocer a los individuos con amiloidosis sistémica, puesto que pueden tener necesidad de recibir tratamiento intensivo. Aunque el tratamiento actual con fármacos alquilantes produce una respuesta limitada (6, 7), hay procedimientos nuevos, como el trasplante de células madre autólogas, que suponen una posibilidad de que la res- Kumar S, Gertz MA. Cutaneous and systemic amyloidoses. International Journal of Dermatology 2002; 41: 133-134. ©Blackwell Science Ltd. 249 Rev Intern Dermatol Dermocosm 2002;5:249-250 puesta sea más duradera (8, 9). Actualmente, se están evaluando varios sistemas de tratamiento, entre ellos, el uso de vacunas de células dendríticas, fármacos anti-factor de necrosis tumoral alfa (FNT-α) y 4´-yodo-4´-desoxidoxorrubicina. Los pacientes que presentan la forma nodular de amiloidosis deberían someterse a una evaluación completa para excluir la posibilidad de amiloidosis sistémica, incluyéndose la electroforesis e inmunofijación de proteínas séricas y urinarias, biopsia de médula ósea y aspirado de la capa de grasa abdominal. La tinción con rojo Congo de la médula ósea y la gra- sumario sa permitirá al clínico confirmar el diagnóstico. Los pacientes con amiloidosis nodular y pruebas negativas de afectación sistémica deberán ser seguidos cuidadosamente con el fin de detectar cualquier evolución hacia la enfermedad sistémica mediante control del suero y la orina con inmunofijación cada seis meses. Shaji Kumar y Morie A. Gertz División de Dermatología. Clínica Mayo 200 First Street SW Rochester, MN 55905. Estados Unidos Bibliografía 1. Kyle RA, Gertz MA. Primary systemic amyloidosis: clinical and laboratory features in 474 cases. Semin Hematol 1995; 32(I): 45-59. 2. Gertz MA, Lacy MQ, Dispenzieri A. Amyloidosis. Hematol Oncol Clin North Am 1999; 13(6): 1211-1233, ix. 3. Kyle RA, Linos A, Beard CM, et al. Incidence and natural history of primary systemic amyloidosis in Olmsted Country, Minnesota, 1950 through 1989. Blood 1992; 79(7): 1817-1822. 4. Woollons A, Black MM. Nodular lo- 250 calized primary cutaneous amyloidosis: a long-term follow-up study. Br J Dermatol 2001; 145(I): 105-109. melphalan, prednisone, and colchicine versus colchicine only. Am J Med 1996; 100 (3): 290-298. 5. Brownstein MH, Helwig EB. The cutaneous amyloidoses I. Localidez forms. Arch Dermatol 1970; 102 (I): 8-19. 8. Gertz MA, Lacey MQ, Gastineau DA, et al. Blood stem cell transplantation as therapy for primary systemic amyloidosis (AL). Bone Marrow Transplant 2000; 26(9): 963-969. 6. Kyle RA, Greipp PR. Primary systemic amyloidosis: comparison of melphalan and prednisone versus placebo. Blood 1978; 52(4): 818-827. 7. Skinner M, Anderson J, Simms R, et al. Treatment of 100 patients with primary amyloidosis: a randomized trial of 9. Comenzo RL, Vosburgh E, Falk RH, et al. Dose-intensive melphalan with blood stem-cell support for the treatment of AL (anyloid light-chain) amyloidosis: survival and responses in 25 patients. Blood 1998; 91(10): 3662-3670.