CSJN Carrizo Inconst no prestaciones dinerarias

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Dictamen de la Procuración en el caso:
“CARRIZO CARLOS C/LIBERTY ART S.A. S/ACCIDENTE” S.C. C. 609. XLIII
S u p r e m a C o r t e:
-ILa Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (Sala IX), confirmó la
sentencia del inferior en cuanto rechazó el reclamo de accidente laboral contra la
Aseguradora de Riesgos del Trabajo porque el contrato de afiliación del empleador se
encontraba extinguido por falta de pago (v. fs. 265/267 de los autos principales, fojas
que se citara en lo sucesivo).
Para así decidir, el a quo sostuvo que la parte actora soslayó los términos
del art. 18, inciso 2°, del decreto 334/96 reglamentario del art. 28 de la Ley de Riesgos
del Trabajo en cuanto se otorga a la ART la facultad de extinguir el contrato de afiliación
con el empleador a partir de la falta de pago de dos cuotas mensuales o la acumulación
de deuda por su equivalente, previa intimación a regularizar y que a partir de la extinción
el empleador se considerará no asegurado. Agregó que la norma no merece impugnación
de orden constitucional, pues no le causa al actor el perjuicio que se requiere para
habilitar el examen de índole constitucional, en tanto –entiende- sin perjuicio de la falta
de seguro se le otorga al trabajador prestaciones en especie por las contingencias que
sufra (v. fs. 266, párrafo 2°)
Contra dicho pronunciamiento, el demandante dedujo recurso
extraordinario (v. fs. 269/274), que fue contestado por la demandada (v. fs. 278/286)
cuya denegación (fs.290) dio origen a la queja en examen (v. fs. 91/101 del cuaderno
respectivo).
- II La impugnante sostiene que desde la demanda reclamó el pago de la
indemnización por accidente del trabajo en los términos de la ley 24.557, planteando la
inconstitucionalidad del art. 18 del decreto reglamentario n° 334/96, por resultar
violatoria del principio establecido en el art. 99.2 de la Constitución Nacional porque
altera el espíritu del art. 28 de la LRT al limitar el pago a las prestaciones en especie.
-IIIConsidero que el remedio federal es formalmente admisible en
cuanto se ha cuestionado la validez constitucional del art. 18 del decreto 334/96 con
fundamento en que se incurrió en exceso reglamentario al alterar el contenido del art.
28.4 de la Ley 24.557 en violación al art. 99.2 de la Constitución Nacional y la decisión
del a quo ha sido adversa al derecho que el interesado fundó en dicha cláusula (arts. 14,
inc. 3°, de la ley 48).
Al respecto cabe señalar que como regla la declaración de
inconstitucionalidad de una norma es un acto de suma gravedad institucional que debe
ser considerado como ultima ratio del orden jurídico, por lo que procede en aquellos
supuestos donde se advierta una clara, concreta y manifiesta afectación de las garantías
consagradas en la Constitución Nacional (Fallos 327:831; 330:855, entre muchos otros).
Sólo en el supuesto de que un decreto reglamentario desconozca o restrinja de manera
irrazonable los derechos que la ley reconoce o de cualquier modo subvierta su espíritu o
finalidad se contraría la jerarquía normativa configurándose un exceso del Poder
Ejecutivo en el ejercicio de las funciones que le son encomendadas por la Constitución
(Fallos 326:3521).
El art. 28 de la ley 24.557 establece en la parte pertinente que: “si el
empleador omitiera –total o parcialmente- el pago de las cuotas a su cargo, la ART
otorgará las prestaciones, y podrá ejecutar contra el empleador las cotizaciones
adecuadas”. El decreto reglamentario n° 334/96 en su art. 18 y en el tema que nos ocupa
(punto 3, párrafo 3°) dispone “A partir de la extinción el empleador se considerará no
asegurado. Sin perjuicio de ello, la Aseguradora deberá otorgar prestaciones en especie,
con los alcances previstos en el capítulo V de la ley 24.557, por las contingencias
ocurridas dentro de los DOS (2) meses posteriores a la extinción por falta de pago,
siempre que el trabajador denunciara la contingencia hasta transcurridos DIEZ (10) días
de vencido dicho plazo”.
Desde esa perspectiva, resulta por demás infundada la reflexión del
a quo cuando asimila la situación del empleador contumaz con el no asegurado (v. fs.
266), sin advertir que la ley expresamente dedica una regulación particular, para cada uno
de estos supuestos (ver art. 28 inciso 1° y 4°). La interpretación que de este modo hace la
Cámara de la disposición legal específica que rige la cuestión, la desvirtúa tornándola
inoperante, privando al fallo del adecuado sustento para su validez (Fallos 319:2476).
Además, se afirma dogmáticamente que el decisorio no le causa perjuicio a la apelante,
sin una demostración cabal del tal conclusión y sin hacerse cargo que el gravamen se
vincula con la falta de pago de las prestaciones dinerarias reguladas en el Capítulo IV de
la LRT (v. fs. 266, párrafo 3/5 segundo)
Lo expuesto evidencia que la situación jurídica y fáctica no fue
tratada con la prudencia que exigía la materia, por el contrario, se requirió, con excesivo
rigorismo, también en primera instancia, que la actora aportara “fundamentos precisos y
convincentes” (v. fs. 207, párrafo 2°), cuando en la demanda invocó claramente que la
norma reglamentaria violentaba el art. 99.2 de la CN, en cuanto ésta faculta al Poder
Ejecutivo a expedir las instrucciones y reglamentos que sean necesarios para la ejecución
de las leyes de la Nación “cuidando de no alterar su espíritu con excepciones reglamentarias” (v. fs.
30vta.). Los excesos señalados, no condicen con la extrema cautela con que deben actuar
los jueces (Fallos 322:1522; 327:3231, entre otros), máxime cuando se trata de
prestaciones derivadas de infortunios laborales que como en el caso cubren una
incapacidad laborativa del 49,30% (v. fs. 29).
En tal sentido, cabe apuntar que cuando el legislador reguló la
responsabilidad por omisiones en el pago de la cuota a cargo del empleador
expresamente dispuso que “la ART otorgará las prestaciones” en obvia alusión a las
reguladas en los Capítulos IV y V de la ley LRT (v.gr. arts. 11 a 20), razonamiento que
sin distinción alguna realiza el decreto reglamentario 334/96 en el art. 18.1., cuando
menciona que las aseguradoras responderán por las contingencias producidas durante la
vigencia del contrato de afiliación, otorgando las prestaciones con los alcances
establecidos en los capítulos IV y V de la LRT. Sin embargo, en el tercer apartado (art.
18.3.), la reglamentación acota la cobertura a “otorgar prestaciones en especie”, es decir sólo a
las prestaciones del Capítulo V de la ley, para los casos como el presente.
Si bien no es materia de discusión que la ley obliga a la ART hacerse
cargo de las prestaciones aún habiendo quedado extinguido el contrato y que el decreto,
que reglamenta la continuidad de la prestación aún después de la ruptura, establece un
límite temporal, es del caso apuntar que la cuestión en debate queda delimitada a que el
decreto excluye a las prestaciones dinerarias, en términos opuestos a la generalidad de la
ley que no las elimina, mantiene la obligación de pago por un tiempo y habilita a la
aseguradora a repetir contra el empleador.
Criterio limitativo que secciona el contenido material de la ley
reglamentada que habla de prestaciones en general dirigidas a cumplir con los objetivos
propuestos por el legislador que se traduce en la reparación de los daños derivados de
accidentes de trabajo y enfermedades profesionales (art. 1° de la LRT). En efecto, la
norma impugnada regula sobre el contenido material de las prestaciones previstas
legalmente reduciéndolas al pago en especie y sin motivo, causa o justificación, anula las
prestaciones dinerarias previstas por la ley, todo lo cual, en definitiva, resulta perjudicial
para el trabajador damnificado.
De esta manera se introduce una separación donde la ley no
disgrega, actividad que no resiste la regla reconocida por V.E. que establece que donde la
ley no distingue, no cabe distinguir (Fallos 304:226) y por ende torna inconstitucional
por exceso reglamentario y alteración del orden de prelación de las normas de rango
superior (arts. 31, 99, incisos 2°, de la C.N.). La cuestionable reglamentación mencionada
introdujo modificaciones al régimen de prestaciones de la ley de riesgos de trabajo, cuyas
facultades excedieron de las previstas por la Constitución Nacional, pues suprime
beneficios legalmente reconocidos y por lo tanto corresponde la declaración de
inconstitucionalidad del art. 18.3 del decreto n° 334/96.
Tal como V.E. lo ha afirmado, cuando una disposición
reglamentaria desconoce o restringe irrazonablemente derechos que la ley reglamentada
otorga, o de cualquier modo subvierte su espíritu y finalidad, ello contraría el principio
de jerarquía normativa y configura un exceso en el ejercicio de las atribuciones que la
Constitución Nacional concede al Poder Ejecutivo (Fallos 327:4932, 4937).
-IVPor lo dicho, estimo que corresponde hacer lugar a la queja,
declarar procedente el recurso extraordinario, y revocar la sentencia con el alcance
indicado.
Buenos Aires, 23 de febrero de 2009.Dra. Marta A. Beiró de Goncalvez.
Es copia.
C. 609. XLIII.
RECURSO DE HECHO Carrizo, Carlos Alberto c/ Liberty ART S.A.
Año del Bicentenario Buenos Aires, 23 de febrero de 2010
Vistos los autos: Recurso de hecho deducido por la actora en la causa Carrizo,
Carlos Alberto c/ Liberty ART S.A.@, para decidir sobre su procedencia.
Considerando:
Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclusiones del dictamen
de la señora Procuradora Fiscal, a los que corresponde remitir.
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara admisible el recurso extraordinario y se
deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a
fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo
expuesto. Agréguese la queja al principal. Notifíquese y, oportunamente, devuélvase
RICARDO LUIS LORENZETTI ELENA I. HIGHTON de NOLASCO (según su voto)ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI (en disidencia)JUAN CARLOS MAQUEDA –
E. RAUL ZAFFARONI –
CARMEN M. ARGIBAY (en disidencia).
ES COPIA
VOTO DE LA SEÑORA VICEPRESIDENTA DOCTORA DOÑA ELENA I.
HIGHTON de NOLASCO
Considerando:
Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclusiones del dictamen
de la señora Procuradora Fiscal, a los que corresponde remitir.
Que a ellos cabe agregar que la norma contenida en el art. 18, punto 3 del decreto
334/96 resulta igualmente merecedora del aludido reproche constitucional por exceso
reglamentario y alteración del orden de prelación de las normas de rango superior en
cuanto, desde el inicio, viene a desconocer directamente lo establecido por el art. 27,
apartado 4, de la ley 24.557: "La rescisión del contrato de afiliación estará supeditada a la
firma de un nuevo contrato por parte del empleador con otra ART o a su incorporación
en el régimen de autoseguro".
Por ello, se hace lugar a la queja, se declara admisible el recurso extraordinario y se deja
sin efecto la sentencia apelada. Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin
de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo
expuesto. Agréguese la queja al principal.
Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.
ELENA I. HIGHTON de NOLASCO.
ES COPIA
DISIDENCIA DE LOS SEÑORES MINISTROS DOCTORES DON ENRIQUE
SANTIAGO PETRACCHI Y DOÑA CARMEN M. ARGIBAY
Considerando:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a esta queja, es inadmisible
(art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se desestima la queja.
Hágase saber y, oportunamente, archívese, previa devolución del expediente principal.
ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA
Recurso de hecho interpuesto por el actor, representado y patrocinado por el Dr.
Edmundo Rodolfo Filbá.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo, Sala IX.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del Trabajo n° 70. -5-
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