ernacional IVAN AVGER ESTADOS UNIDOS Y LA TRANSICIÓN A LA DEMOCRACIA EN FILIPINAS Filipinas es un archipiélago de 7.100 islas, con 52 millones de habitantes, que hablan 87 lenguas y dialectos diferentes. Fue colonia de España hasta 1898, y hasta 1946 un protectorado norteamericano. El 85% de su población es católica y en el sur existe una militante minoría musulmana. El protectorado norteamericano La lucha por la independencia de España, 1896-1899, fue la primera ocasión en que los filipinos se unieron en una causa común. Fueron dirigidos por los llamados ilustrados —hijos de la oligarquía educados en Europa, especialmente en España—, entre los que destacaron el Dr. José Rizal, quien fue ejecutado en Manila en 1896, y el clero nativo, algunos de ellos también ejecutados, los padres Burgos, Gómez y Zamora. Su organización militante fue la sociedad secreta Katipunan, dirigida por Andrés Bonifacio, un empleado de almacén, quien fue ejecutado por el general oligarca Aguinaldo, presidente de la Primera República hasta que fue capturado por los norteamericanos en 1901 y obligado a reconocer el protectorado sobre su. país. Las administraciones republicanas de EE.UU., generalmente identificadas con el aislacionismo, establecieron el protectorado, se opusieron a la independencia filipina en la MENSAIE, Ni 347, MARZO-AHRII. 1986 década de 1920 y justificaron su política con un lenguaje religioso. El presidente McKinley explicó a sus hermanos metodistas que después de rechazar las alternativas de devolver las islas a España o entregárselas a Francia o Alemania, y ante la imposibilidad de dejarlas en poder de sus habitantes, porque eran "ineptos para el autogobierno", lo único que le quedó fue "tomarlas todas, y educar a los filipinos, levantarlos y cristianizarlos".1 Y el general MacArthur, al volver, dijo a los filipinos: "He retornado. Por la gracia del Señor Todopoderoso, nuestras fuerzas están de nuevo en el suelo filipino... La hora de vuestra redención ha llegado".2 En cambio, los demócratas, que son habitualmente identificados con el internacionalismo, se opusieron al protectorado; durante la administración Wilson concedieron a los filipinos una cierta autonomía local y les promelicron la independencia; y en la administración Roosevelt. en 1936, junto con concederles el autogobierno e s t a b l e c i e r o n como fecha de la independencia 1946. Bajo el protectorado norteamericano la oligarquía filipina siguió desempeñando su rol tradicional de intermediario entre el poder colonial y sus clientelas, pero desde entonces fue educada por los norteamericanos. El inglés pasó a ser la lengua franca del país. En la Segunda Guerra Mundial los japoneses invadieron el archipiélago. Las fuerzas nativas fueron integradas al ejército estadounidense y cuando fueron derrotados se estableció un gobierno, presidido por Laurel,3 títere, según los norteamericanos, calificación que es bastante discutible, debido a que parte de la élite filipina fue aliada de los japoneses. El periodo independiente En 1946, durante la administración Truman, EE.UU. otorgó la independencia a Filipinas, que desde entonces pasó a ser uno de sus principales aliados en la región y que hasta hoy tiene en su territorio sus dos mayores bases militares de ultramar. La economía filipina continuó siendo exportadora de productos tropicales y controlada por latifundistas. Se disputaron el poder dos partidos políticos oligárquicos, el liberal y el nacionalista. Hubo una rebelión de un grupo étnico, los Hucks, que se declaró comunista Fue vencida con el apoyo norteamericano. A la victoria militar siguió un programa de refor1 2 i Samuel E. Morrlson, et al., The Growih of the American Republlc, 7? edición, Oxford University Press, 1980. págs. 255 y 256. Citadas por lan Buruma. Who can Redeem Mother Filipinas? En The New York Rcvlew of Brooks, 16 de enero de 1986. El padre del actual vicepresidente. 73 1 - - • - = • trnaclonal mas con el presidente Magsaysay. Filipinas sería el ejemplo democrático en Asia Sudoriental. En 1965 fue elegido presi dente Ferdinando Marcos, cuyo nombre de guerra en la lucha contra los japoneses —cuya realidad se ha puesto hoy en duda— fue Maharlika, palabra prehispánica que significa jefe, textualmente, Gran Falo. Su discurso fue populista, reformista y nacionalista. En 1972 declaró el estado de sitio, que estuvo en vigencia hasta 1981, encarceló a sus adversarios y prolongó su mandato. Realizó plebiscitos y elecciones. Siempre triunfó pur altas mayorías. Los diri gentes de la oposición estaban encarcelados y después, por las presiones de la administración Cárter, exiliados en EE.UU., a lo que se añadió todo tipo de fraudes electorales. El poder fue monopolizado por el aparato político de Marcos, sus caciques, clientelas y cuerpos represivos. Los partidos liberal y nacionalis ta desaparecieron en la práctica. La sistemática falsedad de su discurso nacional populista le hizo perder toda credibilidad Tanto la economía como el ejército fueron herramientas para otorgar prebendas para fortalecer su poder personal. Filipinas tuvo lo que la prensa norteamericana ha calificado de "capitalismo de los compinches", y en 1981 asumió la Comandancia en Jefe de sus FFAA. el general Ver, un primo del dictador. En 1968 se fundó el Partido Comunista de Filipinas, maoísta, cuyo brazo armado ha sido el Nuevo Ejército del Pueblo (NEP), guerrilla rural, constituido originariamente por estudiantes. Durante el decenio dei 70 tuvo escaso desarrollo y en 1972 perdió su un i co aliado en el extranjero, China Popular, para la cual la mantención de las bases norteamericanas en Filipinas pa74 só a ser parte de su propia seguridad. El comienzo del fin En el contexto de un régimen autoritario personalista que se negaba a establecer instituciones de reproducción consensual del sistema y la crisis económica iniciada en 1980, comenzaron a abandonar a Marcos políticos tradicionales que lo habían apoyado desde un comienzo encabezados por Salvador Laurel. Al mismo tiempo nacieron y se desarrollaron múltiples organizaciones ponulares —de estudiantes, trabajadores y camnesinos—, cuya alianza es el Balan, una organización lecal no muy estructurada, que dice tener hoy dos millones de asociados y que, según los norteamericanos, está controlada por los comunistas. El NEP adquirió un rápido desarrollo en las zonas rurales. Se calcula que hoy tiene entre 12 y 30 mil militantes, que controla el 20% de las aldeas filipinas y que eslá activo en 27 de sus 32 provincias, e incluso ha incursionado en las cercanías de las bases norteamericanas. Su aliado clandestino urbano, el Frente Democrático Nacional, dice tener un millón de adherentes. El fortalecimiento de las organizaciones de izquierda se debe principalmente al crecimiento de la organización de los cristianos por la Liberación Nacional. El 21 de agosto de 1983 volvió a Filipinas el más popular político de oposición, Benigno Aquino, quien fu1^ asesinado en el aeropuerto. En su funeral participaron un millón de filipinos, la manifestación más grande de la historia del país. El arzobispo de Manila, cardenal Jaime Sin, hizo un llamado por la liberación de "la tiranía y la opresión". Los empresarios y la clase media se sumaron a la movilización popular y algunas de sus organizaciones aunque transitoriamente, se incorporaron al Batan. Marcos respondió con más represión. De acuerdo a una organización de derechos humanos, que según los norteamericanos tiene simnalías por la izquierda, en 1985 hubo 602 desaparecidos, 1.326 casos de tortura y 276 ejecuciones políticas La Iglesia Católica fue militante en la defensa de los derechos humanos. Las protestas se generalizaron. En las elecciones de la Asamblea Nacional de febrero de 1984, a pesar del fraude, la oposición, formada por candidatos independien tes —en su mayoría partidarios de Laurel—. logró la cuarta parte de las bancas. La administración Reagan siempre consideró a Marcos "un viejo amigo y un nnfiüuo aliado". Reagan había asistido en representación del presidente Nixon a su primera ceremonia de reelección en 1968, y en una oportunidad similar, en 1981, el vicepresidente Bush alabó su "adhesión a los principios y al proceso democráticos". Sin embargo, en noviembre de 1984, como respuesta a la movilización social y al crecimiento de la guerrilla se fijó una nueva política. No se quería reemplazar ni desestabilizar a Marcos, pero se reconoció que éste era parte del problema y de su solución, y se decidió presionarlo con el fin de que (a) pusiera termino a la economía de prebendas, (b) implementara creíbles reformas democráticas y (c) reemplazara su comando militar por oficiales capaces de vencer a la guerrilla y de controlar sus propios abusos de poder. Aun cuando en la oficialidad de las FF.AA, nació un movimiento reformista que reivindicó el profesionalismo militar, la política de Marcos no varió. Como la situación continuara deteriorándose, en MENSAJE, N? 147, MARZO-ARRII. I9RG • • • Corazón Aquino se transformó de un símbolo en una formidable fuerza política octubre de 1985, el presidente Reagan envió a Manila al senador Laxalt. Semanas des pues, Marcos convocó a elecciones presidenciales para febrero de este año y días más tarde reinstaló en su cargo de Comandante en Jefe al general Ver, quien había sido absuelto en el proceso por el asesinato de Benigno Aquino, período durante el cual había sido subrogado por el general Fidel Ramos. La transición a la democracia Para la administración norteamericana dichas elecciones tenían por objeto legitimar a .Marcos,. con la esperan/a de que después de ello iniciaría el proceso de apertura democrática. Creyó que sería reelecto por su habilidad política, por su control del mayor aparato polítiMENSAJE. N? 547, MARZO-ABRIL co del país —el Movimiento Nueva Sociedad— y de todos los medios de comunicación, y porque al estar en el poder podía cometer los fraudes considerados habituales en las elecciones filipinas. La oposición, por otra parte, estaba dividida y diezmada. Su candidato más probable, Corazón Aquino, carecía de experiencia política y era mujer en un país, se insistía, en que imperaba el tnachismo político. Las elecciones, además, le ciarían a Marcos un sucesor electo —se dice que está muy enfermo—, en lo posible una persona que no fuera de su círculo íntimo, lo que se logró con la designación de Tolentíno como su candidato a la vicepresidencia, Por su derrota y por ser un mero símbolo circunstancial, Corazón Aquino se esfumarla del primer plano de la política. Sorprendentemente para la ad- ministración Reagan, Aquino, a pesar de ser profundamente católica y educada en EE.UU., era anti-norteamericana y rodeada de personas aún más anti-norteamericanas La oposición sería dirigí da por políticos más confiables, como Salvador Laurel, que encabeza el segundo partido político, la Organización Democrática I n d e p e n d i e n t e Nacionalista Unida (UNIDO). El candidato presidencial de la oposición fue Corazón Aquino —cuyo partido, Laban (lucha), carece de organización—, y después de superarse ciertas dificultades y según se dice por la influencia del cardenal Sin, Laurel aceptó la candidatura a la vicepresidencia. El Batan, debido a que Aquino se neeó a prome ter que si triunfaba pondría término inmediato a las bases norteamericanas, decidió boicotear la elección, actitud que también adoptaron el Frente 75 n internacional Democrático Nacional y el Nuevo Ejército del Pueblo, y con ello quedaron marginados del proceso de transición democrática. Aquino comenzó su campaña electoral el 12 de diciembre de 1985. El cardenal Sin declaró que sería un buen pre sidente. En poco más de un mes y medio se transformó de un símbolo en una formidable fuerza política, a pesar de no tener acceso a los medios de comunicación. En el mismo período se formó el Movimiento Nacional para Elecciones Libres (Namfrel) para velar por la pureza de la elección. El 7 de febrero se efectuaron las elecciones ante observadores norteamericanos e internacionales. La intimidación, el cohecho y el fraude superaron todo lo previsto como consecuencia de la sorprendente votación obtenida por la oposición y se efectuaron ante las cámaras de la televisión norteamericana. Durante los cómputos, operado res gubernamentales se retiraron y denunciaron que los resultados estaban siendo falsificados. A pesar de todo ello, e incluso antes que la delegación oficial norteamericana reeresara a EE.UU. —fue presidido por el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Richard Lugar—, el 11 de febrero, el presidente Reagan declaró que el fraude y la violencia habían sido cometidos por ambos bandos y, que en todo caso, las elecciones habían creado un fuerte sistema de dos partidos, los que ahora podrían colaborar para solucionar los problemas filipinos. Pero su propia comisión de observadores y lo que es más importante, el pueblo norteamericano en sus pantallas de televisión habían sido testigos de los desmanes gubernamentales. El 15 de febrero, la Asamblea Nacional proclamó el 76 triunfo de Marcos. Corazón Aquino y la Conferencia Episcopal de Filipinas llamaron a una lucha pacífica, a la desobediencia civil, para que se respetara la voluntad popular. El presidente Reagan reconoció que el fraude había sido cometido por Marcos y envió a Filipinas a un destacado diplomático, Habib, con el encargo público de conocer los hechos, pero con Ja misión secreta de buscar una solución negociada. Poco después el Senado aprobó una condena a Marcos y una comisión de la Cámara de Representantes un proyecto que congelaba la entrega de la ayuda norteamericana a Filipinas. El 22 de febrero el ministro de Defensa, el abogado educado en Harvard, Juan Ponce Enrile —quien había ocupado el cargo por 17 años—. y el vicecomandante "El cardenal Sin llamó al pueblo a rodear el Ministerio para proteger a los rebeldes . . . " en Jefe de las FF.AA., educado en West Point, general Ramos —que tenía a su cargo la Gendarmería paramilitar—-, renunciaron a sus cargos en el gobierno de Marcos, le pidieron que renunciara a la Presidencia por su fraude electoral y se atrincheraron con un puñado de soldados en el Ministerio de Defensa. El cardenal Sin llamó al pueblo a rodear el Ministerio para proteger a los rebeldes y docenas de miles de filipinos salieron a las calles con tal objeto, sin más armas que sus cuerpos. La administración Reagan hizo una cuidadosamente redactada declaración, en la que implícitamente apoyó a Poncc Enrile y Ramos, pero que dejó siempre abierta la posibilidad de una solución negociada. El Ejercito de Marcos comenzó a desmoronarse. Nuevas tropas reforzaron a los rebeldes. Los principales asesores del presidente Reagan llegaron a la conclusión, el 23 de febrero, de que Marcos no podía gobernar con el consentimiento de su pueblo, que si usaba la Tuerza empeoraría la situación, que era de gran importancia para EE UU. que la fuerza no se usara y que para el prestigio mundial de EE.UU. era indispensable conceder asilo a Marcos y recibirlo con honor. El presidente Reagan envió un mensaje secreto a Marcos, informándole que él, su familia y asociados cercanos serían bien recibidos en EE UU. Doce horas después, en la madrugada del 24 de febrero, la Casa Blanca declaró que la única solución a la crisis era "una pacífica transición a un nuevo gobierno", sin mencionar cómo y a quién. El 25 de febrero, Marcos huyó a EE UU. en un avión militar norteamericano y la administración Reagan declaró su satisfacción por la solución pacífica de la crisis y reconoció de inmediato el gobierno de Aquino. En el nuevo gobierno de Filipinas las figuras más populares e influyentes son, además de Corazón Aquino Salvador Laurel —quien además de Vicepresidente es Primer Ministro y Ministro de Relaciones Exteriores—, el ministro de Defensa, Juan Ponce Enrile, que fue confirmada en dicho cargo, y el nuevo comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, el general Fidel Ramos, el ex comandante de la Gendarmería. Todos los norteamericanos, sin distinciones de partidos y MENSAJE, N? 347, MARZO-ABRIL 1986 Comentario internacional tendencias políticas, incluso los congresalcs liberales que habían criticado la política filipina de la Administración, aplaudieron al presidente Reagan. ¿Una nueva diplomacia norteamericana ? La administración Reagan ha parecido sentirse incómoda por su diplomacia en la crisis filipina. En el campo político y académico conservador se ha hecho presente que acciones similares en otras partes son poco probables. "Lo que hizo Filipinas de diferente, dijo uno de los principales ayudantes del senador Lugar, fue la existencia de una alternativa de clase media a Marcos, compuesta por personas que hablaban, actuaban e incluso se parecían un poco a sus propios amigos".4 El profesor Samuel Huntinston sostuvo que el ca so de Filipinas era excepcional, debido a que EE.UU. tenía antiguos lazos y una influencia poco usual en ese país, "las mismas lecciones no necesariamente se aplican, agregó, en un lugar como Corea del Sur".5 La diplomacia de la admi nistración Reagan respecto del Tercer Mundo ha estado inspirada en la crítica de Jeanoe Kirkputrick a las políticas de Cárter respecto de Irán y Nicaragua y su distinción entre regímenes totalitarios (comunistas) y autoritarios (anti-comunistas). Ha dado lugar a lo que algunos han comm zado a llamar la Doctrina Reagan, el apoyo a los "luchadores por la libertad" en contra de gobiernos calificados de comunistas, los cinco problemas regionales —Angola, Afganistán, Cambodia, Etiop;a y Nicaragua— del discurso del Presidente ante la Organización de las Naciones Unidas en 1985. Sus lemas son la frase del ex Subsecretario para MENSAIE, N? 347, MARZO-ADRIL H86 Asuntos Interamericanos, Motley, para defender el apoyo a los contras, "ni una segunda Cuba ni un nuevo Victnam", y la de Kristol, "más Granadas y no más Vietnams".* Como la lucha con la URSS es global el problema es obviamente más complejo, especialmente si se quieren evitar nuevas Nicaraguas y Vietnaras, cuando los dictadores no se reforman, a pesar de las p r e s i o n e s norteamericanas. Mark Falcoff,7 en un artículo en la "publicación insignia" de la Heritage Fundation8 sobre Chile, pero cuya argumentación es aplicable a Filipinas, dio el fundamento académico neoconservador a la diplomacia norteamericana en este último país. Sostuvo que en Chi le existe una oposición democrática, que los comunistas han iniciado acciones de sabotaje, y que EE.UU no puede dejar que los acontecimientos evolucionen "por sí mismos". "Claramente, no queremos otra Nicaragua .. (en la que) se agotó y humilló toda alternativa política, excepto... la más temida". El régimen vigente "... no es una transición a la democracia, sino una crisis de legitimidad. Si la situación económica no mejora significativamente, también podemos esperar un caos social, que los comunistas y sus aliados están en una mejor posición para capitalizar".9 La propia Kirkpatrick ha reconocido que su argumentación "no es adecuada a toda situación en la que hay un centro democrático".10 En el caso específico de Filipinas, la administración Reagan cuando temió por la estabilidad de Marcos aplicó, primero, la estrategia Kirkpatrick, presionó por reformas. Después de las elecciones, buscó una solución negociada. Sólo cuando el Ejército pareció dividirse y hubo el peligro de una guerra civil, pidió a Marcos que se fuera. La al- ternativa de clase media fue asegurada con el ingreso a la coalición opositora de Ponce Enrile y Ramos. La amenaza comunista fueron el NEP, el Frente Democrático Nacional y el Batan. Parte de esa política se había probado en Haití Cuando la situación en ese país amenazó en transformarse en caótica, presionó a Duvalier para que abandonara el país. La solución de clase media fue una Junta, en la que cuatro de sus cinco integrantes son altos funcionarios del régimen anterior. La amenaza comunista era potencial, una situación pre-revolucionaria en las cercanías de Cuba, En ambos casos, el Ejército no se quebró y los generales Ra naos y Namphv fueron calificados de militares profesionales. En resumen, la administración Reagan tendrá una diplomacia democrática respecto de sus aliados autoritarios si éstos se enajenan la sociedad civil —la movilización social persistente y generalizada es su demostración— y cuando además perciba que hay el peligro de un posible triunfo comunista. Primero intentará reformarlos. Si fracasa y la situación se deteriora —parti cularmente si las FFAA. se dividen o son incapaces de controlarla— presionará por la transición siempre que exista una alternativa calificada de clase media Si esta no existe, es decir, si la situación se polariza entre el régimen autoritario y una oposición calificada de totalitaria es obvio que estará al lado del primero.D 4 5 A 7 fl i M The New York Times. 2b de rebvero de 1986. Newsweek, 10 de mar/o de 1986. The War of Ideologv. tn The NÍI¡icmal Interest, otoño, 1985. Pág. 14. Invcsliaador del American Enterprise instllute y Director Asociado ite su Centro para Estudios Hemisféricos. Trie Corning Crisis in Chile. Pollcy Keview. otoño de 1985. I'ágs. 18 B 24. ídem. Pág. 24. Newsweek, 10 de marzo di? 19S6. 77