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Verdad y reparación en
Colombia desde la perspectiva
de las víctimas
El texto de Iván Cepeda que Arcanos reproduce, fue enviado por el autor al seminario:
Verdad y reparación en Colombia desde la perspectiva de las víctimas.1
FOTO: FUNDACIÓN CULTURAL RAYUELA
Doctor Guillermo Hoyos y demás organizadores del seminario “Verdad y reparación desde la perspectiva de las víctimas”:
En nombre de la Fundación “Manuel Cepeda Vargas” y de la
Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, Asfaddes,
agradecemos a ustedes habernos convocado para participar en las
deliberaciones del presente seminario.
Nuestras dos organizaciones tienen una historia de largos
años de lucha contra la impunidad. Tanto los logros obtenidos
en la causa de hacer de la verdad, la justicia y la reparación integral
una cuestión central de la sociedad colombiana, como las persecuciones de las que hemos sido objeto, nos otorgan la condición
de ser voces legítimas desde las víctimas. El hecho de formar parte
de una coalición de más de 200 asociaciones de personas y comunidades afectadas en todo el país por la violencia, el Movimiento
de Víctimas de Crímenes de Estado, nos permite expresar públicamente posiciones elaboradas desde un amplio consenso de
fuerzas sociales. Interpretamos esta invitación como un reconocimiento que valoramos positivamente.
Evento realizado en Bogotá del 8 al 10 de mayo 2006, convocado por:
Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar, Goethe-Institut Bogotá y Asprea, Friedrich-Ebert-Stiftung –Fescol-, y la Comisión Nacional
de Reparación y Reconciliación.
Para Arcanos, el contar con las miradas y argumentaciones de Iván
Cepeda, una de las personas de mayor rigor y fuerza en la defensa de los
derechos a la verdad, la justicia y la reparación es de vital importancia,
ante un proceso que luego de promulgada la Ley de Justicia y Paz y en
espera del fallo de la Corte Constitucional, ha cobrado una mayor visibilidad y presencia en el debate publico.
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No obstante, luego de examinar con detenimiento la convocatoria formulada por ustedes hemos tomado la decisión
de declinar esta invitación. Como se sabe, nuestras organizaciones han decidido oponerse abiertamente al proceso de la
llamada desmovilización paramilitar, al conjunto de normas
que validan ese proceso y a las instituciones creadas por ellas.
Y eso no porque nos opongamos ciegamente a la paz y al
desmonte eficaz de las estructuras del conflicto armado. Nuestra oposición se deriva de cuatro razones básicas, que queremos enunciar brevemente:
L
tado en el fenómeno paramilitar, no combaten a los aliados
históricos del paramilitarismo, ni a los autores intelectuales
de sus masacres, asesinatos selectivos y desapariciones forzadas. Estos instrumentos legales no poseen mecanismos ni
procedimientos adecuados para alterar la base económica ni
para afectar el aparato coercitivo de las redes mafiosas. Por el
contrario, algunas de sus disposiciones refuerzan la posibilidad de que el control territorial paramilitar se perpetúe bajo la
forma de programas de reinserción rural o de “reparación
comunitaria”. Con tales procedimientos
no sólo se desconocen los derechos de
a ley 975/05 y sus las víctimas a la verdad, la justicia y la reparación integral. También se desfigura
decretos complegravemente el contenido de esos derechos
mentarios no bus- y se los convierte en parte de un gran simulacro: la gigantesca operación de lavacan esclarecer la
do de activos y de legalización de un pocriminal, se presenta como un paso
responsabilidad del der
firme hacia la reconciliación nacional.
En primer lugar, consideramos que
este proceso no conduce al desmonte de
los grupos paramilitares, sino al surgimiento de poderosas redes mafiosas que amenazan con colonizar vastos espacios sociales, y con tomar el control del poder
estatal. El espectáculo de escándalos incesantes de corrupción, que evidencia la
Estado en el fenóparamilitarización del país, es apenas una
de las señales de cambios estructurales que
En tercer lugar, rechazamos la forma
meno paramilitar, en que
amenazan severamente las precarias bases
el gobierno del presidente Álvaro
no combaten a los Uribe Vélez trata a las víctimas. Con el
del Estado de derecho, y en general, la convivencia libre de los ciudadanos. No creediseño de la ley 975/05, el Gobierno ha
aliados
históricos
mos que ésta sea la vía que conduzca a una
logrado el desconocimiento legal de las
transición democrática para la sociedad y,
del paramilitarismo, personas y grupos afectados por acciomenos aún, al posconflicto. El único camnes de terrorismo de origen estatal. Pero,
ni
a
los
autores
bio esencial al que puede conducir la
además, ha buscado a toda costa manipumimetización de las estructuras
intelectuales de sus lar a las víctimas y sus asociaciones para
paramilitares es a institucionalizar un régirevestir de legitimidad social este procemasacres.
men en el que ellas ejerzan el dominio auso. Cuando esta manipulación no se contoritario de la mano de representantes del
sigue, el Gobierno auspicia o permite la
crimen organizado y de los sectores más corruptos del poder persecución. En el último año, 15 integrantes de asociaciones
político. Asistimos, por lo tanto, a una involución histórica de pertenecientes al Movimiento de Víctimas de Crímenes de
la sociedad colombiana, que amenaza con sumirnos en nuevos Estado han sido asesinados o desaparecidos forzadamente.
ciclos de violencia y guerra sucia.
Las organizaciones que lideramos esta coalición hemos sido
amenazadas por grupos que aparentan ser reductos no
En segundo lugar, a nuestro juicio, es falso que el modelo desmovilizados, pero que son las mismas viejas estructuras
del marco legislativo, cuyo eje es la ley de “justicia y paz”, sea paramilitares con nombres como Frente Social Común por la
un modelo de justicia transicional. Para que exista justicia Paz, o Autodefensas Campesinas Nueva Generación. La vertransicional tiene que haber transición, es decir, una dadera posición del Gobierno con relación a las víctimas se
trasformación política que implique que quienes han empu- evidencia, por ejemplo, en la ofensiva cuña radial que la camñado las armas contribuyan decididamente a la paz, la demo- paña “Uribe, Presidente” ha hecho sobre la Unión Patriótica.
cracia y la reconciliación. La ley 975/05 y sus decretos com- En ella se presenta a los miembros y sobrevivientes de este
plementarios no buscan esclarecer la responsabilidad del Es- movimiento como facinerosos que merecían ser extermina-
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dos. Nos preguntamos: ¿Qué se puede esperar de un gobierno que para conseguir la reelección presidencial ultraja a las
víctimas sin importarle el daño moral que causa el agravio a la
dignidad humana? ¿Qué se puede esperar de un gobierno que
para ganar votos no vacila en incitar a la violencia contra
quienes ya han sufrido un genocidio?
Finalmente, no reconocemos a la Comisión Nacional de
Reparación y Reconciliación como una instancia idónea que merezca nuestra confianza, puesto que se trata de un organismo
oficial, cuyos miembros han sido elegidos por un gobierno que,
como lo señalamos anteriormente, persigue e intenta manipular
a las víctimas. Creemos que la Comisión carece de autonomía
política y, dentro del sistema creado por la ley de “justicia y paz”,
intenta retocar o embellecer un proceso que, repetimos, no tiene
una sustancia real de superación de la impunidad y de los crímenes
contra la humanidad que se han cometido, y que tienden a
incrementarse en Colombia. No aceptamos que se quiera usufructuar la indefensión de quienes han padecido la violencia y la
denegación de justicia para proponerles indemnizaciones caritativas que rebajan su dignidad. Tampoco aceptamos que se quiera
dividir a las organizaciones de víctimas a través de mecanismos de
cooptación para que adopten los lineamientos gubernamentales.
Por todo ello, pensamos que es erróneo querer mostrar a la
Comisión de Reparación como parte de la tradición de comisiones de esclarecimiento y reparación que han existido en otros
países. A nuestro criterio, el proceso que se lleva a cabo actualmente en Colombia quedará registrado en la experiencia interna-
cional como la demostración de que sin una verdadera
trasformación política y social, la justicia puede ser
monstruosamente desfigurada.
Dado que tenemos ya experiencias negativas en las que la
Comisión de Reparación ha querido presentar públicamente la
asistencia a sus eventos como gesto de apoyo a la gestión que
realiza por parte de organizaciones pertenecientes a nuestro movimiento, preferimos no hacer presencia en el seminario. No rehuimos el debate público. De hecho hemos polemizado, en más
de una ocasión, ante los medios de comunicación y en eventos
académicos, con miembros de la Comisión, a quienes respetamos individualmente. Siempre estaremos dispuestos a participar
en la controversia social con nuestras propuestas. Pero nos rehusamos a ser utilizados para refrendar la impunidad que actualmente se promueve. La función de las víctimas en una sociedad que ha
sufrido los estragos de la violencia no es transigir con la simulación de justicia. Su papel es convertirse en un referente ético de lo
que debe ser la verdad, la justicia y la reparación integral para
alcanzar la paz y la democracia.
Cordialmente,
Iván Cepeda Castro
Fundación “Manuel Cepeda Vargas”
Gloria Gómez
Asociación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos, Asfades
Organizaciones pertenecientes al Movimiento de Víctimas de
Crímenes de Estado
FOTO: ARCHIVO C.N.A.I
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