CORTES GENERALES Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS COMISIONES Año 2007 VIII Legislatura Núm. 883 CULTURA PRESIDENCIA DE LA EXCMA. SRA. D.ª CLEMENTINA DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA Sesión núm. 43 celebrada el martes, 4 de septiembre de 2007 Página ORDEN DEL DÍA: Celebración de las siguientes comparecencias en relación con el proyecto de ley del cine (Número de expediente 121/000138.) — De la señora presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España (González-Sinde Reig). (Número de expediente 219/000834.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 — Del señor secretario de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas, Uteca (Del Corral Díez del Corral). (Número de expediente 219/000835.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14 — Del señor presidente de la Asociación de Productores Independientes de Animación (APIA)Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación, Diboos (D´Ocón Guerrero). (Número de expediente 219/000836.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20 1 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Página — Del señor presidente de Industrias Técnicas del Audiovisual Español, AITE (Rodríguez y Muñoz). (Número de expediente 219/000837.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29 — De la señora directora de la Federación de Distribuidores Cinematográficos, Fedicine (Artacho García-Moreno). (Número de expediente 219/000831.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33 — Del señor director de la Federación de Cines de España (FECE). (Alvero Alfaro). (Número de expediente 219/000832.). . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37 Se abre la sesión a las cuatro y treinta minutos de tarde. por lo cual seremos más generosos, ya que me pide más tiempo y podemos dárselo. Sí rogaría a todos los portavoces de los grupos que se atengan al tiempo de cinco minutos y que hagan preguntas concretas que puedan aclarar algunas cuestiones que no lo están. Dicho el procedimiento, damos la bienvenida a esta Comisión a doña Ángeles González-Sinde, presidenta de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España. Tiene la palabra. CELEBRACIÓN DE LAS SIGUIENTES COMPA R E C E N C I A S E N R E L AC I Ó N C O N E L PROYECTO DE LEY DEL CINE (Número de expediente 121/000138.) — D E L A S E Ñ O R A P R E S I D E N TA D E L A ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (GONZÁLEZ-SINDE REIG) (Número de expediente 219/000834.) La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas quieren agradecer esta invitación a poder dirigirnos a ustedes en una ocasión de extrema importancia. El colectivo al que represento está formado por 1.200 profesionales, los más cualificados de las distintas especialidades, y son muy representativos los criterios o necesidades del sector desde puntos de vista múltiples, que es el valor principal de esta comparecencia. Desde el punto de vista de las personas que hacemos el cine, uno tiene la impresión de que quizás en este país no estamos muy convencidos de las ventajas o no comprendemos muy bien las ventajas de contar con una cinematografía propia. Con frecuencia son los medios de comunicación, los ciudadanos, quizá contagiados por esto, quienes ignoran que tenemos el privilegio de estar entre las cinco industrias más importantes de Europa, junto con Italia, Reino Unido, Francia y Alemania. No es un dato baladí, son datos del Observatorio Europeo de lo Audiovisual. Si nos centráramos solo en un análisis cuantitativo y no cualitativo de los méritos del cine, se ignoran con frecuencia los beneficios más claros de esta industria y de esta forma de expresión artística. Por ejemplo, se ignora que genera miles de empleos directos e indirectos; se ignora que genera inversiones importantes. Tampoco se suele hablar mucho de la devolución, del retorno que tiene para el Estado cada producción cinematográfica en concepto de impuestos como el IVA o de seguros sociales. Hay también otro retorno muy importante para la sociedad, del que hoy en día no se habla mucho y del que es importante reflexionar, y es cómo hoy en día el cine es La señora PRESIDENTA: Vamos a iniciar esta sesión con los comparecientes que han sido citados por la Comisión de Cultura, a fin de que den sus opiniones sobre la Ley del Cine. Antes de dar la palabra a la primera compareciente, les recuerdo cuál es el procedimiento que hemos establecido en esta Comisión para estas comparecencias. Acordamos hacer un formulario que les ha sido remitido a todos los comparecientes —y no solamente a ellos, a los que van a venir, sino también a otros organismos relacionados con el sector—, en el que solicitábamos información acerca de si estimaban procedente esta ley, qué aspectos positivos y negativos les parecía que contenía, también qué cuestiones, en su opinión, no eran abordadas. Decíamos también que podrían remitirnos toda aquella información que estimaran oportuno acerca de esta ley o de la problemática del sector. De los doce comparecientes, diez nos han contestado y dos no lo han hecho. En cualquier caso, me están comentando que van a ajustarse a ese guión, que es útil porque incide muy directamente en la ley. Quiero decirles que, para que estas comparecencias sean ágiles, y cuanto más ágiles más útiles, hemos establecido un turno de aproximadamente diez minutos para que cada compareciente pueda explicar la problemática y cómo lo ve, teniendo en cuenta que prácticamente todos nos han remitido ese formulario y los portavoces de los distintos grupos ya saben cuáles son los puntos de vista de cada sector. En el caso de la primera compareciente no han remitido este formulario, 2 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 un instrumento para crear y fomentar la imagen de un país en el exterior. Si conocemos lugares a los que no hemos viajado, es por su cine; si conocemos ciertas costumbres o modas, es por el cine; si conocemos la historia de países extranjeros hasta el detalle —y no voy a citar ninguno—, es porque ha sido contada en sus películas. El cine español es un bien común, que no nos pertenece a los que hacemos cine; pertenece a todos los ciudadanos; es un bien del que pueden disfrutar todos y del que nos debemos beneficiar todos. Es una herramienta no solo económica, es una herramienta del pensamiento y del desarrollo social; es reflejo y memoria colectiva; es el mejor instrumento de proyección hacia el exterior de nuestras diferentes lenguas; es una manera de despertar el interés por los estudios del castellano, del gallego, del catalán o de cualquiera de las lenguas de nuestro Estado y de su historia. Además, hoy es mucho más accesible, mucho más notable que otras formas de cultura. Vivimos en una época audiovisual y toda inversión en este campo tiene un retorno importante. Por otro lado, a menudo también se suele pasar por alto que el cine es una forma de arte que despierta cada vez mayor interés para la ciudadanía. Solo en España, el número de festivales, muestras y semanas de cine ha crecido en los últimos años tan espectacularmente que cada día del año se celebra en algún lugar del Estado al menos uno de estos eventos. Si miran el calendario que aparece en la página del ICAA, verán que es espectacular, porque cada mes hay más de treinta de estos eventos. Asimismo, las escuelas de cine que han aparecido en nuestro país en los últimos diez años tienen un número muy importante de solicitudes, incluso más solicitudes y más aspirantes que el número de plazas disponibles. Por tanto, podemos claramente decir que el cine español tiene cantera, tiene un futuro ilusionante y tiene mucho porvenir, por lo que despierta gran interés en la población. Si nos fijamos en las cifras de los premios internacionales, contradicen ciertas creencias que últimamente corren mucho por los medios, como que el cine español no tiene relevancia. El cine español tiene mucha relevancia. En 1993, los premios internacionales obtenidos por el cine español fueron veintinueve. Diez años después, el año 2003, los premios obtenidos ascienden a 260; es un incremento realmente espectacular. Esto es muy sorprendente porque el mercado exterior se ha hecho cada vez más difícil y más duro, no solo para nosotros, sino para otras cinematografías, como la italiana, donde ahora mismo también se está debatiendo sobre la necesidad de tener una ley de cine. Hay que tener en cuenta que esa sociedad tiene muchos paralelismos con la nuestra y que han tenido una gran cinematografía, que han perdido. Cuando uno bucea en Internet, intentando buscar documentación sobre otros sistemas de financiación de cine o sobre estos temas que nos ocupan, lo que más aparece son documentos que hablan de la cinemato- grafía francesa, española, italiana, alemana e inglesa. Estos cinco son los sistemas que más se estudian y que más presencia tienen fuera, son las industrias más relevantes y las películas que más se ven. Son muchos los directores que podríamos citar que contribuyen a difundir nuestra cultura y nuestras lenguas de manera determinante. Además, no siempre son las películas que uno podría considerar más taquilleras las que mejor se exportan. Por eso, es muy importante incidir en que en el cine tiene que haber variedad, tiene que haber películas minoritarias, tiene que haber películas experimentales, ya que todas cumplen una función. Por ejemplo, es el caso del cine experimental, el cine de Marc Recha, el cine que ahora mismo se está viendo en Venecia, de José Luis Guerín, o el de películas como Honor de caballería; son muy recientes y quizás también minoritarias, nunca estarán entre las diez más taquilleras pero en cambio nos dan prestigio, nos abren puertas y nos van abriendo caminos en otros festivales. Para los demás, es una inversión que vale la pena. El cine español, además, cuenta con empresas y técnicos altamente cualificados y por eso vienen aquí a hacer muchos rodajes extranjeros. Como saben, en los últimos premios Óscar han sido galardonados técnicos que habitualmente trabajan en España. No es que sean unos señores que viven en Hollywood pero que nacieron en Sabadell, no; es que trabajan aquí, es su herramienta diaria y trabajan como trabajan cada día. A pesar de todas estas ventajas, de estas virtudes, a pesar de todos estos aspectos positivos, la realidad es que nos encontramos ante un cambio tecnológico, un cambio más que está atravesando el cine desde que se fundó. En los años cincuenta, el cine tuvo que inventar el formato panorámico y otros muchos formatos para hacer frente a la televisión, que en aquel momento era la revolución que iba a privarle de espectadores y de clientes; después vino la televisión en color y la televisión privada, con la que se multiplicó la oferta, luego el vídeo y el DVD y ahora la digitalización, Internet, la facilidad de hacer copias y de obtenerlas. Todo esto ha provocado un terremoto económico que hace que se tambaleen los cimientos de la industria nacional e internacional tal y como la conocemos. El modelo de negocio de los grandes estudios norteamericanos ha cambiado también dramáticamente en los últimos 15 ó 20 años. Si antes su propio mercado era la mayor fuente de ingresos, ahora es al revés. De los mercados exteriores es de donde realmente viene el 70 por ciento de sus ingresos, por lo que tienen la fortuna de contar con gobiernos que desde los años cuarenta se han tomado muy en serio la defensa del cine como difusor de sus ideas, de sus productos, de sus costumbres, y como fuente de ingresos; es una industria que se exporta muy bien y que viaja muy bien. Estados Unidos —esto se puede documentar fácilmente— se opone siempre a cualquier debate en la Unesco o donde sea sobre diversidad cultural y a que sobresalgan otras cinematografías y por eso va pac- 3 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 tando individualmente con Marruecos y con países más pequeños, para que los acuerdos mundiales no puedan ser implantados. En los tratados internacionales de Comercio, el cine juega muy fuerte frente a las importaciones de otros bienes de otros países; ellos tienen su sistema de protección del cine, que está muy bien inventado y que —no nos engañemos— está ahí. No es esa idea que el ciudadano se puede hacer de que funcionan de una manera mucho más arbitraria o dependiendo de la fortuna y del talento, simplemente, de las producciones. La estrategia ha hecho también que las grandes corporaciones americanas se hayan hecho con los cines, se hayan hecho con las distribuidoras de los diferentes territorios y sean exhibidores. Es un movimiento muy completo que está haciendo que en España, aunque tenemos muchas más pantallas, tengamos menos variedad en la cartelera. A veces es muy fácil juzgar la situación del cine como periodista o como ciudadano desde la posición de Madrid o de Barcelona, pero, en cuanto salimos de Madrid o de Barcelona —España no es Madrid, no es Barcelona—, la oferta cinematográfica se reduce enormemente y en ciudades mucho más pequeñas o incluso medianas es muy poca la elección que tiene el espectador. Por otro lado, la presión inmobiliaria, los cambios urbanísticos y los modelos de funcionamiento cotidiano de este país hacen que nuestros hábitos de consumo de ocio hayan cambiado, con lo que realmente la pérdida de espectadores es general para todas las cinematografías; también afecta al gigante norteamericano. No solo pierden espectadores las películas españolas, perdemos espectadores todos. En este contexto que les he intentado dibujar, hay otras causas importantes de por qué hemos perdido pie o por qué las películas españolas no llegan a sus espectadores naturales. Como saben, vivimos en un país donde los costes de la publicidad son altísimos, el lanzamiento de una película es muy caro, las inserciones en prensa y las cuñas en radio son mucho más caras para un productor de lo que lo eran hace treinta o cuarenta años. Tener una economía boyante tiene estos inconvenientes; la publicidad es cara porque hay muchos anunciantes de productos y todo esto hace que una Ley de Cine sea muy necesaria, que sea necesario mejorar y optimizar los recursos para que no se pierdan y para que invirtamos el dinero en hacer unas películas que realmente sean competitivas y lleguen a verse. Una película que nunca se ve es una tristeza para los que hacemos películas; las películas son un medio de comunicación, no un medio de vida. Uno de los principales problemas que vemos en el análisis que hemos hecho en la Academia o que comprobamos en nuestro día a día es lo difícil que se vuelve amortizar las inversiones de los productores. Es difícil amortizar las inversiones por todos estos factores que explicábamos. Además, hay menos salas disponibles, hay menos tiendas donde vender nuestros productos y encima nuestros productos no se hacen en serie, es una industria de prototipos, donde cada producto que se hace solo se va a vender una vez y se va a vender por un periodo limitado y luego hay que ensayar uno nuevo para el año que viene. Al tener menos presupuesto, porque también los costes de producción se encarecen cada año, los costes de los proveedores, los seguros sociales, etcétera, las películas se jibarizan, se encogen, son más pequeñas de lo que necesitarían. Si una secuencia tendría que tener doce o veinte planos para contarla bien, la tenemos que hacer solo con cuatro planos porque no tenemos tiempo, puesto que solo podemos rodar durante cinco semanas, en lugar de diez que necesitaríamos. No quiero aburrirles con detalles técnicos, pero es bueno conocer por qué uno a veces tiene la sensación de que hay un tipo de películas españolas que todas se parecen. Ello se debe a que hacer dramas es más barato que hacer películas de persecuciones, porque se necesita más tiempo, más presupuesto, más técnicos, más personal y entonces las películas que potencialmente son más comerciales, como son aquellas de género, se están haciendo menos en España de lo que deberían hacerse. Como resultado tenemos una gran carencia en la diversidad de oferta y el espectador también se resiente de esa carencia de oferta y de variedad. Esta descapitalización del negocio paga su precio más alto en el momento del estreno, porque, en un presupuesto tipo, según los datos del ICAA, apenas se reserva un 12 por ciento para la promoción y la publicidad y esto incluye el coste de las copias. Cada vez cuesta más, porque cada vez hay que tirar más copias, puesto que la estrategia es inundar en un solo fin de semana las salas de cine con el consiguiente coste. Ya no existe el boca oreja y todo tiene que jugarse a una carta, que es ese primer viernes y primer sábado. Si no has funcionado ese primer fin de semana, ya te vas al almacén de las otras películas que no han funcionado. En suma, la distribución, la exhibición y la promoción son nuestros puntos débiles. Por eso, exhibidores y distribuidores en general son los que más se quejan cuando se intenta reformar una ley o proponer nuevos sistemas. Quizás habría que estudiar unas políticas específicas que favorecieran la exhibición de películas españolas, pero no solo españolas, comunitarias, porque, si miramos la cartelera, si el descalabro es importante para el cine español, no hablemos ya del cine italiano, francés, sueco o alemán, que antes veíamos muchísimo más en nuestros países; paradójicamente, ahora, cuanto más europeos somos, menos viajan las películas por Europa. Por todo ello es importante acercar el capital privado y atraer la inversión privada, aunque, como sabemos, según, de nuevo los datos del Observatorio Europeo de lo Audiovisual, las cinco cinematografías más potentes no existirían ni de ninguna manera habrían sobrevivido si no fuera por las ayudas oficiales y solo quienes cuentan con apoyos de sus Estados tienen una presencia audiovisual en el mundo en este momento. 4 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 La ley tiene aspectos positivos y que son necesarios, como las desgravaciones fiscales, por todos los motivos que les ha expuesto. Es importante para los trabajadores del cine, que con frecuencia están más desfavorecidos y en situación más precaria que otros trabajadores, que se exija a las promotoras estar libres de deudas para recibir nuevas ayudas, que se les exija respetar los derechos y los contratos con los autores; por las características particulares de cómo se trabaja en el cine es difícil tener representación sindical, por lo que los técnicos de cine demandarían de esta Comisión que se trasladara a la Comisión competente una sensibilidad hacia este tema. Son importantes estas nuevas medidas de apoyo al desarrollo de proyectos, porque, si no se siembra mucho, no se puede tener una buena cosecha. En todas las cinematografías, por cada película buena se hacen cinco que no valen nada. Quizás sería mejor que se queden en proyectos y que no lleguemos a gastarnos el dinero. Desarrollar cine es lo más caro, la escritura del guión es el momento en el que todavía no han llegado las ayudas, ni los coproductores, ni las televisiones han comprado los derechos; antes de escribir, antes de tener una idea, no se tiene nada, por lo que financiar el desarrollo de seis ideas para que dos valgan la pena es algo que pocos productores pueden permitirse. Es muy importante que la nueva ley apoye las labores de I+D, porque el cine es un arte cada vez más tecnológico y la renovación y actualización exigen, como saben, una constante puesta al día. Me gustaría resaltar lo importante en que se está convirtiendo la animación en España y una cosa buena que recoge la ley es que exige que las producciones de animación que reciben ayudas públicas se produzcan en España, cosa que antes no pasaba, porque podían recibir una ayuda pública para un proyecto de animación, pero parte del trabajo lo llevaban a Corea o a Asia donde la mano de obra es mucho más barata y, finalmente, el dinero y la inversión no se quedaban en Europa. Ahora se exige que esto quede en territorio comunitario, lo cual es importante. Además, la animación tiene una ventaja frente al otro tipo de cine, que a los que somos un poco profanos en esto quizás pasa inadvertida, y es que genera empleo a largo plazo, porque los estudios de animación tienen mucha más estabilidad. Un proyecto se desarrolla durante años y la inversión es más rentable. Las ayudas a salas con programaciones específicas son importantes. Como decía, la exhibición es un problema, lo es encontrar la tienda donde vender tu prototipo y que la gente se entere de que existe para que pueda elegir comprarlo o no. Antes, el sector de la exhibición existía en casi todos los pueblos o ciudades; había al menos un cine, si no más, que era de unos dueños autóctonos o particulares privados, mientras que ahora estamos hablando de grandes cadenas de capital extranjero. Se debería intentar que las salas que tienen una programación específica de cine europeo o que intentan difundir o vender este cine comunitario recibieran realmente más ayudas. De nuevo, siempre en el espíritu de poder acceder a la mayor variedad posible de películas; que no veamos solo un tipo de películas, sino que en nuestro menú tengamos una dieta variada, que parece que es lo recomendado, no solo por los doctores del cuerpo sino también por los del espíritu. Son muy importantes las ayudas a la digitalización de obras. Como les decía, estamos en un momento estratégicamente crucial por el cambio tecnológico en los sistemas de distribución. Lamentable y vergonzosamente vivimos en un país que está a la cabeza de las descargas ilegales, del fraude a la industria y a la propiedad intelectual. Los jueces no parecen muy sensibles a este asunto. En estos días se está tramitando la Ley de servicios de la sociedad de la información y yo creo que estamos realmente haciendo un papel muy malo, comparado con otros países de Europa, de nuestro entorno y de nuestro nivel de desarrollo. Habría que pedir y desear que esa nueva Ley de servicios de la sociedad de la información permita intervenciones a jueces, fiscales y policías mucho más ágiles y también una dotación mayor para perseguir estos delitos, que se puedan cerrar las páginas con más agilidad. Las consecuencias directas de pérdida de empleo y de pérdida de riqueza son muy claras. En España se ha perdido el año pasado casi un 15 por ciento de asistencia a salas y un 35 por ciento de alquiler y venta de DVD. El número de videoclubes que se han cerrado en los últimos años es muy grande. Es un sector que no sé si comparecerá, pero tiene muchas quejas y necesita unos instrumentos legales para poder atajar el problema de la piratería. Esta nueva Ley de servicios de la sociedad de la información debía también exigir la colaboración de las operadoras de telefonía, que son las más beneficiadas de la locura de las descargas que se ha desatado en este país, aunque solo el 40 por ciento de los hogares tienen ADSL. ¡Qué será el año que viene, si conseguimos el objetivo del 80 por ciento! No quiero ni imaginármelo. Pero la cuestión no es luchar contra Internet, porque es poner puertas al campo. La cuestión en la que la Ley del Cine puede ayudar es en aprovechar las ventajas, el acceso, en dinamizar el negocio del alquiler o la venta de películas, en que las películas estén disponibles con una tecnología segura y rápida y que te puedas alquilar tu película y descargarla a la hora que te convenga, cuando tú quieras, para verla en tu casa. Es mucho más fácil dar alternativas legales a los ciudadanos para que estas obras que están disponibles sean retribuidas, de manera que esa inversión se recupere y se puedan producir otras películas. Es importante que las ayudas a distribución se extiendan a películas latinoamericanas. Este matrimonio con nuestro mercado natural ha funcionado muy bien. Funciona muy bien la colaboración entre cineastas argentinos, uruguayos o mexicanos y españoles. El intercambio de técnicos, actores y creadores es constante. Debemos 5 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 mirar mucho hacia Latinoamérica y considerar estas producciones como un beneficio para nosotros. Es importante que el ICAA sea una agencia estatal; tener una autonomía para crear vías de interlocución y comunicación con Fomento, con Industria, con Hacienda, con el negocio del cine cada vez es más complejo. La industria del cine también es más compleja. Hay diferentes competencias que nos atañen y que nos pueden ayudar enormemente. Hay que crear más sensibilidad hacia el cine, como un espacio y una industria poliédrica que puede tener esas otras relaciones que ahora faltan. Es muy importante el aumento del fondo de protección. Como ustedes saben mejor que nadie, el cine no es la partida mayor del presupuesto del Ministerio de Cultura, sino la menor, y el fondo de la cinematografía es equivalente al presupuesto de un museo. Con eso se paga todo, se pagan la Filmoteca Nacional, los festivales, las películas, las ayudas que reciben las películas, las ayudas a la amortización, la formación, las becas y la promoción exterior. Proporcionalmente la inversión pública es menor que en otros países de nuestro entorno, en cambio los resultados que obtenemos son mayores. Como les indicaba al principio, el beneficio es muy bueno, y por ello es una inversión que realmente vale la pena. Ya se lo he explicado un poco antes, pero quería subrayar brevemente un tema que es importante, y suele pasar desapercibido, porque nadie viene a defender ese tipo de cine. Es cometido de la Academia hablarles de otros factores que quizás no sean comentados por las otras asociaciones o instituciones que vengan aquí a comparecer. El cine experimental o el cine minoritario es el que avanza en el lenguaje. Matrix no existiría si no hubiera existido Antonioni. Cuando han pasado veinte años, nadie se acuerda de la taquilla que hizo El Verdugo o de las películas que a la larga han sido más valoradas y que más han aportado para que luego el cine comercial se nutriera de sus avances. Es importante que puedan existir películas como Honor de Caballería o como las de José Luis Guerín o las de Marc Recha, que son las que van a Cannes, las que nos dan prestigio y las que van abriendo camino a los distribuidores, que luego pueden vender otras. Es muy importante, porque además es un cine que se hace en todas las lenguas y, paradójicamente, es el cine que viaja mejor. Deberíamos dejar de hacer constantemente, incluso dentro de la industria, estas valoraciones cuantitativas de las películas y hacer un top ten de los premios o de las invitaciones a participar en festivales extranjeros, que reciben otras películas que quizás no son tan populares pero que tienen un retorno enorme para la industria. En relación con los aspectos negativos y las omisiones, quiero aludir a los técnicos. Como quizás sepan, los técnicos hubieran querido sentirse más partícipes del debate. En cuanto al modo en que se financia, sé que es un tema delicado, es una cuestión filosófica, y que no vamos a romper este molde de pensamiento, pero el sistema de caja única no es el que funciona en cinematografía, por lo menos en otros países. Tanto en la nueva ley de Alemania, como en Francia o Inglaterra el cine financia al cine. En Francia o en Alemania el éxito de una película norteamericana revierte en más dinero para el fondo del cine propio, porque de cada entrada se detrae un pequeño porcentaje que va a ese fondo común del que también participan las televisiones. Esa bolsa común se financia de manera distinta que en España. Esto es importante también, porque la forma de financiar el cine en España elige unos temas, unos contenidos y un cierto tipo de películas. Si la financiación del cine cada vez es más importante en relación con la televisión y eso no se equilibra de algún modo, como creo que la ley tiene espíritu de equilibrar, tendremos menos diversidad, porque acabaremos teniendo algo parecido a pequeños estudios de Hollywood en los que se harán inversiones muy rentables o para todos los públicos, mientras que habrá menos espacios no solo para las películas que no sean en castellano, sino también para el cine que exprese una visión distinta a la que encaja con el prime time. Esto es delicado. La manera de financiar el cine influye mucho en el tipo de cine que vemos después en nuestras pantallas. Es importante. En Alemania, por ejemplo, la ley tiene un punto que me parece interesante porque regula el tiempo máximo por el que se puede vender una película a televisión. Para recibir ciertas ayudas públicas, en Alemania, la película no puede estar vendida por más de cinco años a un canal de televisión para su proyección pública. ¿Esto qué significa? Que en España cada vez pagan menos las televisiones por los derechos de antena, en cambio cada vez las retienen más tiempo. De manera que esa inversión está inmovilizada muchos años y para cuando quieres recuperarla ya han pasado diez o doce años y la película no está de actualidad. Todo esto va haciendo que el capital, la capacidad de generar dinero de ese negativo, sea menor. Quería señalarles brevemente también que sería deseable que la Filmoteca Nacional tuviera el rango administrativo y la importancia que tiene la Biblioteca Nacional o cualquier museo en este país. El cine es una forma de arte que tiene un soporte muy perecedero y delicado, un soporte que depende de la climatología y de la química. Cada vez que un productor explota comercialmente una película, no tiene ni el tiempo ni los medios ni la inversión para conservar los negativos. Este es el cometido de la Filmoteca Nacional que atesora toda nuestra memoria. Si quisiéramos reconstruir, y los historiadores recurren constantemente a ella porque es un lugar de investigadores, las costumbres de este país y muchos otros aspectos sociales tendríamos que acudir a la Filmoteca Nacional, pero su situación es muy precaria. Si algún día tienen tiempo les animo a que la visiten porque para mí, en mi carrera profesional, ha sido una de las experiencias más interesantes. En cambio me sorprende ver que en un entra- 6 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 mado tan complejo, con unos requerimientos técnicos importantes, aunque es verdad que se va a ampliar y que por fin va a tener unos depósitos como es debido en la Ciudad de la Imagen, las filmotecas de las comunidades autónomas tampoco gocen de una situación muy halagüeña. Sería bueno que esta ley pudiera realmente dotar de una autonomía administrativa mayor y del rango y la importancia que debe tener la Filmoteca Nacional. Hay un tema que realmente a los cineastas nos preocupa, que es la educación de la mirada. Nos preocupa que estemos educando en este país a nuevas generaciones deshabituadas a oír voces que no sean de dobladores, con todos mis respetos para los dobladores que luego se ofenden. Sería deseable que se habituaran a ver los rostros de otros actores que les son más próximos. Sería bueno que aprendieran a descifrar otros códigos de lengua, otros mensajes, otras maneras de narrar europeas, y no solo españolas, también asiáticas, y que tuvieran más variedad. Estamos constriñendo y cerrando mucho el espectro del mundo que les estamos dejando ver a los más jóvenes, a los niños. Vivimos en un mundo en el que el contenido audiovisual es cada vez mayor. Al parecer nuestro teléfono móvil próximamente va a ser casi un aparato de ciencia ficción, donde vamos a contener todo tipo de narraciones y de experiencias en una pequeña pantalla; en cambio, la presencia de lo audiovisual en la enseñanza es muy poca o muy pobre y además en lo audiovisual español es todavía menor. El cine tiene una utilidad importante —la misma utilidad que tenían los teatros romanos que nos han quedado y los teatros isabelinos— como es la función de dotar al ciudadano de herramientas de pensamiento y de reflexión. Además, es una manera de vertebrar el Estado, de vertebrar una comunidad, y tiene muchas funciones que ustedes conocen bien. Escamotear eso a los niños y adolescentes que estamos educando en este país, me parece un error del que nos arrepentiremos, como se han arrepentido en México o en países donde disfrutaron de una gran cinematografía y la perdieron hasta tener una producción anual cero. ¿Propuestas concretas? Propondría, porque creo que es un cometido que la agencia podría hacer muy bien, realizar unos estudios rigurosos de ese sector. Este es un sector que por sus particulares características no dispone de los estudios que podría tener cualquier otro sector. Si hay una amenaza de gripe aviar rápidamente sabemos cuántas familias españolas dependen de la cría del pollo y pueden verse afectadas; podemos cuantificar. En el sector audiovisual, y específicamente en el cinematográfico, no podemos cuantificar, no hay un censo de la gente que trabaja en cine, no sabemos cuántos empleos o qué incidencia real tiene en cada una de nuestras autonomías esta industria, qué impacto tienen los múltiples niveles sociales de los que hablamos. En mi opinión, sería deseable tener estos estudios y esta información que actualmente no está disponible. En cuanto a las dificultades que la Academia considera que puede tener la aplicación de la ley, la Academia entiende que la ley es un primer paso positivo, pero hace falta el compromiso y la voluntad de las televisiones que finalmente administran un bien común como el agua, la electricidad o cualquier otro recurso. Como sabemos, una televisión es una concesión en exclusividad que da el Estado, por eso en todos los países europeos se produce un retorno hacia la sociedad que les concede esta exclusiva, hacia el resto de la comunidad, y es muy importante que haya estabilidad. Los vaivenes que en los últimos quince o veinte años ha experimentado nuestra industria se deben a la inestabilidad de las relaciones con las televisiones. Es importante reflexionar sobre la manera en que se va a producir el cine del futuro, cómo se van a elegir los proyectos, y permitir que haya variedad de géneros, variedad de títulos, películas grandes, películas pequeñas, películas en todas las lenguas del Estado, y que se hagan en todos los lugares, no solo en un espacio neutral que complazca a todos, también a ese espectador medio que no existe. En particular quiero subrayar la necesidad de la colaboración de la televisión pública. No hace falta que les cite la ley y los principios básicos de Radiotelevisión, pero está específicamente subrayado que la corporación debe apoyar la creación cultural europea, en particular la cinematográfica, así como su difusión. A muchos cineastas nos sorprende que la Radiotelevisión Española ni siquiera difunda en sus programas aquellas películas en las que participa y se gasta los cuartos. Parece que en el ánimo de la nueva corporación está dar un apoyo más claro, más manifiesto y eficaz, más que simbólico, al cine español y a la ficción española. Por otra parte, sería importante que la programación del cine estuviera blindada. Es muy interesante, por ejemplo, ver la diferencia en las cifras de audiencia de un programa como Versión Española cuando tiene publicidad y cuando no la tiene. Si con un solo patrocinador conseguían blindar la publicidad, no creo que el coste de un programa en La 2 resulte astronómico, y en cambio se multiplica la audiencia porque genera interés. La manera de ver cine ha cambiado; no podemos esperar de los espectadores de televisión que aguanten cortes de publicidad de veinte minutos, cortes que por otra parte son de los más largos de Europa y, como sabemos, contravienen todas las normativas, cuando uno puede ver un DVD en su casa con toda facilidad y sin interrupciones. O la televisión generalista ofrece ventajas o realmente luego no puede quejarse o echar la culpa al producto por no ser visto. En definitiva, el negocio y el arte industrial que es el cine es un puzle en el que las piezas son múltiples y todas hacen falta. Esto es lo complejo, y espero que en estos dos días les ayudemos a comprender que todas las piezas hacen falta y que sin una de ellas, como no nos pongamos todos de acuerdo, esto no funciona. 7 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 en todo, pero estamos verdaderamente convencidos, yo creo que todos, de la necesidad del apoyo público al cine español, que no solo lo necesita sino que lo merece y sobradamente, y además en todos los aspectos, no solo en la película como cuestión final. Por ejemplo, aprovecho para recordar aquí y hacerle llegar a través de usted nuestra enhorabuena a Alberto Iglesias, que hoy tiene el premio de la Cinematografía por la Música. Aquí hay grandes músicos en cine, grandes técnicos en cine, grandes fotógrafos, es decir, no solo el producto final que podemos ver sino tantas cuestiones. Lo importante de este apoyo es acertar con él —ahí voy a dirigir mis preguntas—, es decir, apoyo sí, pero si además podemos acertar, mejor, para no ir dando palos de ciego ensayando fórmulas que luego se demuestre que no han valido o que han valido para poco, porque entonces habríamos hecho un flaco servicio. Usted ha hablado muy gráficamente de que esto es un puzle y que si falta alguna pieza el puzle no sale, y por estas piezas le querríamos preguntar. Ha hecho una alusión muy preocupante a la piratería y además también al sector del vídeo, que tiene cada vez más importancia y cada vez es más pirateado. Por cierto, no van a venir, no están entre los comparecientes —no sé la razón, pero alguna habrá—, pero han mandado unos informes importantes. ¿Cree que esta ley debería hacer más hincapié en la piratería? ¿Cree que es suficiente lo que hay? Los diferentes sectores del vídeo nos han enviado sugerencias que no sé si usted conoce pero que nos gustaría que las evaluara. Hemos batido absolutamente todos los records de piratería en España y, como usted dice, llevamos un camino todavía de mayor éxito, de récord nacional. Le podemos hacer llegar —no sé si los tiene— los informes que nos han dado y, si no es posible comentar alguna de las preguntas que le haga porque ahora mismo no sepa, nos puede enviar usted la respuesta por escrito. El tratamiento de la piratería en esta ley nos preocupa extraordinariamente y querríamos saber si a su juicio es suficiente o habría que hacer algo. En cuanto a la cuota de pantalla, ha hablado mucho de las salas de cine. Sabe que este es uno de los puntos más delicados de esta ley. La cuota de pantalla ha existido, se prolonga sine díe y parece que es necesario. ¿En su opinión qué sucedería si no hubiera la cuota de pantalla? ¿Cree que hay que ponerle un plazo por lo menos para revisar los efectos que tiene? ¿Conoce las experiencias internacionales en esto y nos pueden aportar alguna solución? Unido a esto viene la cuestión de los doblajes. ¿Cree también que se podría hacer algo? ¿En la ley se está tratando la cuota de pantalla? ¿Las películas dobladas tienen un mayor cupo? ¿En esta ley se podría hacer algo? ¿Encuentra que está bien tratada la cuota de pantalla y asumimos por las buenas que hay un sector que sin un reconocimiento especial va, sin embargo, a dar un apoyo al cine, o cuál es el tratamiento que usted sugiere? No quiero entretenerles, simplemente recordarles que hay una conexión directa entre la inversión de una sociedad en las artes y sus avances, que las sociedades donde se venden más libros también es donde la tecnología avanza más y donde la economía funciona mejor, y que aprender a pensar y a estimular el pensamiento y la cultura luego tiene otros muchos beneficios tangibles para todos. No es un momento de crisis, es un momento de cambio, es un momento de crecimiento, es un momento en el que hay que reinventarse y adaptarse a los cambios porque son cambios inevitables. No vamos a volver a ser como éramos, pero tenemos futuro, hay muchos nuevos cineastas y, desde luego en la Academia, existe la sensación de que la Ley del Cine ha contado con diversas iniciativas de todos los partidos para no dejar pasar la ocasión. Esta es una ocasión que no podemos dejar de aprovechar, es una cinematografía potente, es un arte constructivo y una industria constructiva que tiene múltiples vertientes y que funciona en una cadena que da empleo a múltiples tipos de personas. En fin, tan importante y tan necesario como las obras públicas es tener una cultura que funcione. Les agradezco de nuevo esta oportunidad, cuenten con el compromiso de la Academia. Los cineastas no somos autocomplacientes, los cineastas somos muy críticos, normalmente demasiado, y nuestro deseo es hacer películas para que la gente las vea, no vivir de hacer películas que se quedan en una lata. La señora PRESIDENTA: A continuación es el turno de intervenciones de los portavoces de los distintos grupos. Puesto que vamos ya un poquito retrasados sobre el tiempo previsto, les pediría por favor que no excedan los cinco minutos y que sean muy concretos en sus preguntas. En primer lugar, tiene la palabra la señora RodríguezSalmones, del Grupo Parlamentario Popular. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Presidenta, me parece importante preguntarle antes: ¿La señora González-Sinde nos contesta a todos juntos, no a cada uno después de nuestra intervención? La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, es más operativo, porque puede haber alguna pregunta relacionada y eso va a facilitar sin duda las respuestas. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muy bien. Muchas gracias, señora González-Sinde por su intervención, que ha sido realmente muy, muy interesante. Posiblemente, de todos los comparecientes, la Academia es la única que va a tener una visión amplia y esto nos centra muy bien el debate. Puede estar segura de que en esta Comisión todos somos unos convencidos de que el cine español no solo necesita apoyo sino que merece el apoyo. Hay películas mejores y peores, como 8 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 En cuanto a los profesionales, ¿cree que es un requisito necesario que los directores tengan que ser españoles, tal como establece la ley y la lengua? Son dos cuestiones muy controvertidas. El hecho de que el director tenga que ser español o no quizá no es nuclear en la ley, pero aquí está. La Ley de Propiedad Intelectual no contempla la figura del director de fotografía, pero esta ley sí. Tenemos múltiples informes cuestionando el papel del director de fotografía como autor. Usted ha hablado de la agencia. El problema de la agencia, a nuestro juicio, no es solo que tenga mayor flexibilidad, sino qué funciones se le dan. Ahora vaga un poco sin grandes funciones. Si esto va a ser un cambio de rótulo, tampoco nos parece que precisamente en esto haga falta especial agilidad; hace falta especial agilidad y flexibilidad si se tienen las competencias, concretamente —redundando en el término— en la cuestión de la vigilancia de la competencia o en los problemas, por ejemplo, con el Ministerio de Industria, que surgen sin cesar y que nosotros no los debemos eludir. Hay muchas competencias que hoy están en Industria que podrían estar residenciadas en la agencia, además de la Filmoteca Nacional —que es muy interesante y aceptamos la invitación a visitarla—, cuestión especialmente delicada. El daño que se puede hacer es irreversible si no actuamos y, por lo tanto, cuente con ello. Tampoco sé si debería estar —el ministro el otro día anunció unas propuestas— a su juicio más presente en esta ley. Ha hablado y de modo muy importante de la animación. Suponemos que ahí vamos a tener un problema. Son dos cuestiones: el fondo de la cinematografía debería, a juicio del sector de la animación, reservar un porcentaje para este sector y, por otro lado, las televisiones deberían en su caso reservar también un porcentaje para el sector de la animación. La cuestión de las televisiones queda aplazada. El fondo de la cinematografía va a tener el dinero que tiene. ¿Encuentra usted que en el fondo de la cinematografía deberíamos hacer un apartado específico y unas obligaciones para el sector de la animación? Quería preguntarle por la calificación de las películas, pero supongo que estará bien. Necesidad de las televisiones. No es la gran laguna, sino la inevitable laguna en esta ley. Sin embargo, parece que cine y televisión tienen que ir juntos. ¿Le parece a usted correcto que esperemos la sentencia del Supremo, puesto que esta cuestión está en litigio, y que a partir de ese momento se haga una nueva regulación? ¿Lamenta que esto sea así y lo consideramos inevitable?¿Cómo es posible que hayamos llegado, en dos sectores que se necesitan claramente, a esta situación de enfrentamiento? Después de usted viene el representante de Uteca y volveremos a preguntar cómo ven esta cuestión. Televisión Española es lo mismo, pero distinto. No sé si en esta ley —querría oír su criterio— se deben crear unas obligaciones para la parte de servicio público de Televisión Española. Yo no veo que la nueva corporación esté precisamente muy implicada en el apoyo a la cultura, sino más bien lo contrario, nos parece que detrás de las palabras hay poca en la programación. ¿Cree usted que se debe o no hacer una referencia concreta en esta ley a la parte de servicio público que debe tener el nuevo modelo de Televisión Española? Por último, me parece que esta es una ley corta. Se llama Ley del Cine, pero luego siempre se habla de Ley del Cine y el Audiovisual y el audiovisual no existe por ningún lado. Podríamos llamarla Ley de ayudas al cine, bienvenidas las ayudas al cine, pero aquí no hay más. En esas ayudas y en la memoria económica —que el otro día el ministro se apuntó, como si fueran suyos los 18 millones, que eran de la pobre ministra anterior— hay un incremento de las medidas sobre proyecto, es decir, hay ayudas a la amortización, el gran paquete del fondo, pero parece que se impone cada vez más cuota a los proyectos de todo tipo, concretamente en el espacio que le dedica la ley. Usted ha hablado del interés de las dos cuestiones, la ayuda a la amortización y las ayudas sobre proyecto. Todo el tiempo se nos habla de unos entes que van a decidir sobre esto. ¿Cómo se pueden objetivar, a su juicio, y qué deberíamos introducir en la ley para que estas ayudas sobre proyecto fueran transparentes, objetivas, sensatas y a partir de decisiones y de personas que las toman, conocidas y recurribles? Porque las de amortización con proyecto parece que tienen un criterio automático y, a nuestro juicio, las ayudas sobre proyecto quedan aquí muy poco atadas. ¿Cree que también podríamos decir a todos estos organismos independientes que las van a conceder, aunque sean unas cantidades menores —pero, insisto, se van incrementando y en la memoria económica se prevé un incremento—, que se deben objetivar estas ayudas sobre proyecto? ¿Cómo piensan ustedes que se puede hacer? En principio nada más, señora presidenta de la Academia. Esté segura de que por nuestra parte lo único que vamos a intentar es apoyar, pero acertar en el apoyo, lo cual tampoco es fácil. La señora PRESIDENTA: Nada más y nada menos, señora Rodríguez-Salmones. Señor Vilajoana, de Convergència i Unió, tiene la palabra. El señor VILAJOANA ROVIRA: En primer lugar, agradecemos su comparecencia a doña Ángeles González-Sinde. Creo que ha sido interesante. Usted ha dado, como ha dicho antes mi compañera Beatriz Rodríguez-Salmones, una visión global del mundo del cine con toda su complejidad. Muchas de las preguntas que le planteaba son las mismas que tenemos todos. Estoy de acuerdo en que el tema de la piratería es de una gran importancia. La ley no lo resuelve. Hemos de estudiar qué hacemos y será bienvenida cualquier iniciativa. 9 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 tipo de compensación fiscal para esta aportación que los exhibidores hacen? Como la señora Rodríguez-Salmones ha hecho muchas preguntas a las que me adhiero, añado estas para que la señora presidenta pueda repartir el tiempo adecuadamente como hace siempre. Para no reiterar las preguntas que le ha hecho doña Beatriz, usted ha aludido a dos temas que me parecen de una gran importancia. Uno es el cine cualitativo (Marc Recha y Guerin son dos grandes directores), ligado a la agencia estatal. Usted había hablado también del cine territorial. Un factor importante del cine en este país es su pluralidad no solamente lingüística, sino que el cine refleja sentimientos y visiones del mundo. Una de las gracias que tiene el cine que se hace en España es que es plural en su origen y en su diversidad. Marc Recha es un director catalán con toda su filosofía que arrasa en Francia. Es una de las ventajas que tiene este cine. Por tanto, repito, territorio y análisis cualitativo en cuanto a las ayudas. Uno de los temas que nos preocupa es cómo se decide todo esto. ¿Cuáles son los criterios que esta agencia estatal que vamos a constituir va a aplicar para estos dos elementos? ¿Cómo diversificamos territorialmente este fondo de protección? No estoy planteando la territorialización, que dejo aparte ¿Cómo conseguimos que esta pluralidad del cine español esté reflejada en las ayudas? ¿Cómo la agencia va a resolver esta cuestión, si lo han pensado, y lo cualitativo? Tenemos una tendencia cómoda que es lo cuantitativo: cuánta gente lo ha visto, con todos los problemas que sabemos que esto genera. Respecto a ciertas películas se acaban comprando tiques para conseguir la ayuda, lo cual es una locura. Esto está ocurriendo. ¿Cómo cree la agencia que deberían resolverse estos temas que son de gran importancia? Usted ha hablado, y yo se lo agradezco, de animación. Mi colega decía antes sobre la Ley del Cine que si la animación es cine sí; si no hay que decir audiovisual porque la animación es un factor determinante. Tiene ventajas de todo tipo y me alegra mucho que haya nombrado a este sector. Hasta ahora hemos sacado a la animación de la Ley del Cine; no en esta, pero hasta ahora es así. Por ejemplo, en las ayudas pactadas del 5 por ciento a televisión la animación no estaba. Le pregunto: ¿Le parecería bien —ya no entro en las privadas— que en la televisión pública dedicáramos un uno por ciento de los ingresos de Televisión Española a la animación directamente? Porque no lo tiene. Sé que el director general de Televisión Española nos dirá que ya tenemos convenios. ¡Tienen convenios con todos! Pero no con esto resuelven el tema. Ya que aceptan el 5 por ciento para el cine, por qué no aceptan el uno por ciento para animación? Hay una nueva televisión que va a ir a más con los canales temáticos de la televisión digital y ahora mismo de la digital satélite que genera canales de televisión privados donde la animación es el gran componente. ¿Podríamos marcar a estos canales unas ciertas cuotas de pantalla, que no tenemos ningún reparo en poner a las salas de exhibición que son privadas? También me gustaría preguntarle sobre la cuota de pantalla, que creo que es necesaria. ¿No sería justo que buscáramos algún La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Rodríguez por el Grupo Mixto. El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Quiero hacer una pequeña valoración primero y formular tres o cuatro preguntas. De la intervención de la señora González-Sinde hay algo que me parece importante y muy revelador, que son las soluciones que dio a cómo una parte del cine americano no va destinada a un público neutro o cero, sino que reproduce valores locales. Es un cine profundamente localista, contra lo que la gente piensa. Las películas se desarrollan en una ciudad determinada, hay un contexto histórico concreto, excepto en algunas cuestiones de ciencia ficción. En el cine clásico americano eso era tremendamente real. Sin embargo, aquí existe la idea de que hay que hacer un cine abstracto, universalista, de sentimientos que puedan abarcar a toda la humanidad, confundiendo que el sustrato de la humanidad es el mismo, pero las manifestaciones particulares, concretas, visuales e incluso aptitudinales son muy distintas. Por supuesto, el espacio geográfico, el espacio cultural, el espacio lingüístico, la forma de los edificios, el comportamiento social son muy importantes para el cine. En función de la diversidad cultural, aptitudinal y psicológica, ¿cree usted que la agencia estatal —para hablar de la práctica y no solo de la teoría— no debería responder a un composición que reflejase en cierta manera el pluralismo cultural, lingüístico y social que hay en el Estado español o, dicho de otra manera, no deberían estar presentes las comunidades autónomas, por lo menos las que tienen lengua y cultura propia? Me refiero a que, además del Ministerio de Cultura, deberían estar representadas no solo las comunidades autónomas, sino también los ministerios de Economía y Hacienda e Industria. Asimismo se debería estructurar todo esto por abajo con gente independiente, no vinculada al poder político, de manera que reflejase ese pluralismo. Si no es así, nos podemos encontrar con agencias estatales madrileñistas. Una cosa es la teoría y otra muy distinta la práctica. Desde mi punto de vista, este es uno de los problemas y se nota mucho en el cine gallego. El cine gallego normalmente no es tal, sino que es un cine amadrileñado, que muchas veces, por una serie de motivos en los que ahora no voy a entrar, se ejecuta o realiza en Galicia. Esta es la primera cuestión que quiero plantearle. Segunda cuestión. De sus palabras se deduce que el Fondo de Protección a la Cinematografía tiene que ser muchísimo mayor. ¿Podría calcular, en términos relativos, cuál sería la cantidad adecuada para que pudié- 10 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 todas las piezas son necesarias y hacen falta para potenciar el cine español, que es lo que al final pretende el Gobierno con este proyecto de Ley del Cine. Hoy mismo he leído en El País —supongo que ustedes también— un artículo del señor Trueba, en el que dice que se le hace difícil poder apoyar todo el cine español. Yo creo que se tiene que apoyar todo y el Grupo Socialista lo hace. Me ha agradado mucho su intervención, porque ha sido optimista y de apoyo a todo el cine español. Esta visión de apoyo y de corresponsabilidad queda también reflejada en los objetivos que la Academia persigue con sus funciones. Para ser breve, voy a hacerle simplemente una pregunta. En cuanto al proyecto de Ley del Cine, teniendo en cuenta que lo que pretendemos es desarrollar y hacer que el cine español sea nuestra bandera en el exterior, ¿qué elementos cree usted que persiguen este objetivo y qué elementos le faltan a este proyecto que no persiguen este objetivo? ramos hacer frente a un impulso del cine español en toda su diversidad, desde los documentales y la animación, hasta las películas propiamente dichas en todos los soportes? Tercera cuestión. El papel de Televisión Española y de las televisiones que están integradas en la Forta. Uno de los principales problemas de esta ley es que no replantea la relación del cine con las televisiones desde el punto de vista financiero y de la difusión, en atención a que hay muchos más canales y a que hay nuevos métodos de difusión televisiva. Habría que volver a estudiar otra vez el problema, porque seguramente daría ciertos resultados. Por tanto, ¿no cree usted que habría que replantear esta cuestión? Por otro lado, ¿podría decirnos —aunque sé que es mucho pedir— las formas de combate contra la piratería? Teniendo en cuenta los cambios tecnológicos, ¿piensa que deberían contemplarse en esta ley, que no lo hace, o sería cuestión de ir más por la vía del Código Penal o de la Ley de Propiedad Intelectual, sobre la que recientemente hemos debatido? Para finalizar, me gustaría plantearle una última cuestión referida a la Filmoteca. Estoy de acuerdo con usted en que hay que darle una categoría superior y considerarla como una biblioteca de las que llaman nacional. De hecho, sería más correcto que se denominara Filmoteca del Estado, porque, tal y como usted dijo, es muy difícil que las filmotecas de las comunidades autónomas puedan recuperar todo lo que tiene la denominada Filmoteca nacional, incluidas las zonas de visionado de películas. El cine Doré es un cine interesante, pero conservándolo, habría que ir a otros modelos más plurales y diversificados. La señora PRESIDENTA: Señora González-Sinde, puede contestar. Ya sé que es una tarea ímproba pero, si puede, le ruego que sintetice su respuesta. Si quiere, le dejo tiempo para que se aclare o, si lo prefiere, puede contestar atendiendo a aspectos generales, puesto que algunos se pueden interrelacionar. Y nuevamente quiero agradecerle su exposición, que ha sido clara y completa, sobre un panorama inmenso y complejo. Enhorabuena por su intervención y ahora le pedimos un doble esfuerzo para ver si puede hacer una síntesis de todas las respuestas. La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Me van a disculpar si en relación con algunos aspectos no tengo los datos técnicos o la documentación necesaria. Finalmente, mis fuentes de información es lo valioso desde el punto de vista de los cineastas y de los múltiples aspectos de la profesión. La señora PRESIDENTA: A continuación por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra la señora Muñoz. La señora MUÑOZ SALVÀ: En primer lugar, quiero darles las gracias a la señora González-Sinde Reig por su comparecencia. Ha hecho una exposición amplia del panorama cinematográfico español, con sus dificultades, desde una visión de futuro, de trabajo y de optimismo ante la competencia global y mundial. Me quedo con algunos puntos de su exposición, que me ha gustado mucho: estamos en la era audiovisual; el cine español es un bien común y todos los proyectos cinematográficos, sean de la índole que sean, cumplen una función de apoyo al cine español, pues todos son necesarios, puntos con los que el Grupo Parlamentario Socialista está de acuerdo. También estoy de acuerdo con usted en que es necesario conocer la incidencia de la industria audiovisual y cinematográfica en la economía, en el trabajo y en la sociedad en general. Tal vez ahí tengamos que arrimar un poco el hombro. Y me ha gustado mucho escuchar el compromiso de la Academia con el cine. El cine español precisa de la corresponsabilidad de todos los sectores. Como decía usted, La señora PRESIDENTA: Le recuerdo —perdone el inciso— que si en este momento no dispone de algún documento o dato, podrá remitirlo por escrito. Si hace alusión a cualquier cuestión y quiere precisar el dato, podrá hacerlo remitiéndolo por escrito. Tiene la palabra. La señora PRESIDENTA DE LA ACADEMIA DE LAS ARTES Y LAS CIENCIAS CINEMATOGRÁFICAS DE ESPAÑA (González-Sinde Reig): Voy a ir por orden inverso y voy a contestar a la señora Muñoz. Los elementos que persiguen específicamente ese objetivo en la ley y los que le faltan los he mencionado en mi exposición. Lo mejor será que les remita mi comparecencia para que puedan tenerla por escrito y leerla si lo estiman pertinente. El tema del localismo es muy interesante. El cine norteamericano nos ha hecho creer 11 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 que Wisconsin está a la vuelta de la esquina, y es cierto que es muy local. Eso no impide que el cine viaje y que atraiga a muchas personas. La agencia debería reflejar de alguna manera este pluralismo, debería tener una representación de todas las comunidades autónomas, y del mismo modo que Radiotelevisión Española tiene un consejo asesor, la agencia también debería tener una representación paritaria y equilibrada de diferentes intereses. No conozco el detalle de cómo se va a articular esta agencia, pero eso sería de desear. Respecto al cine amadrileñado de los últimos años, responde a una cuestión económica; es más barato. Antes se podía ir a rodar fuera de Madrid, porque se podían pagar dietas y hoteles. En este sentido, es muy importante el esfuerzo que hacen algunas comunidades autónomas en colaborar para sacar las producciones de Madrid o de Barcelona. Eso es fundamental. A los cineastas nada les gusta más que poder hablar del mar en la playa y no tener que hacerlo en un saloncito de Chamberí, pero de nuevo se debe a estos condicionantes. A veces pensamos que hay unas decisiones ideológicas en cómo se narran las historias y el componente económico tiene un peso muy importante en los contenidos y en la manera de financiar estos proyectos. Hay comunidades autónomas que se dan cuenta de la importancia de tener un cine propio y hay que seguir por ese camino. Tenemos que evitar que todo tenga que ocurrir en nuestro barrio, y es que no podemos ir un poco más lejos a contar otras historias, a contar historias rurales, por ejemplo, que ahora se han convertido en algo exótico que no podemos permitirnos. Todo debe ser urbano, contemporáneo, pero es que todo lo que se salga de lo que se tiene más a mano es caro y hemos perdido los recursos para poder generar esas inversiones. Respecto a la cantidad idónea para el fondo del cine, en este momento lo ignoro. Yo siempre pienso que todo está inventado y lo que hay que ver es cómo se organizan otros países de nuestro entorno, qué les ha funcionado y qué no, en el sentido de lo que decía la señora Rodríguez-Salmones. Vamos a ver qué no les fue bien en Italia y no sirvió para nada y derrocharon el dinero, qué fue útil en Dinamarca, que para eso están otros modelos de éxito y de fracaso. En cuanto a replantear la obligación de difusión de cine, a veces cuando se hacen objeciones o sugerencias a la ley se nos dice que no es competencia de esta ley, sino que es de otro negociado, como telecomunicaciones, Fomento o Industria. Como cineastas nos gustaría que hubiera un lugar donde estuvieran estas competencias y quizás sea un disparate y alguien me podría argumentar que es complejísimo. Todas estas cosas que debatimos aquí —y me imagino que a ustedes les ocurre igual— no solo son del ámbito de Cultura, porque el cine es multisectorial. Hay desde contables, pasando por químicos, por procesos de laboratorio hasta imprentas implicadas y con una sola competencia a veces es muy difícil organizarse y más hoy día, y cada día va a ser más complejo. Esto también pasa con las cuestiones de piratería que me han planteado. Antes me preguntaban por la Ley de servicios de la sociedad de la información. En algunas reuniones en las que estaban representados los diferentes aspectos de la industria manifestaban que estaban muy interesados en esta ley, porque había una oportunidad de perseguir penalmente, de manera más eficaz, estas actuaciones. Estamos hablando de gente que se lucra con unas páginas que se tardan meses o años en poder cerrar desde la primera denuncia, lo que es muy poco eficaz. Como quien crea estas páginas sabe que es muy poco eficaz y que, como mucho, le va a caer una multa y si se declara insolvente, finalmente, no le va a perjudicar en nada, lo que se está transmitiendo es que es lícito y sencillo copiar películas y distribuirlas. Son varios los ministerios que deberían preocuparse seriamente de esto. Si tuviéramos esos estudios que contabilizan y examinan de verdad el perjuicio, quizá sería más fácil convencer a quien tiene que ser convencido, que a veces son jueces y fiscales. Voy a contestar a algunas cuestiones que me planteaba el señor Vilajoana. Alemania tiene distintas ayudas en los Länder, pero el problema que tenemos en España —lo sabemos bien los que hacemos películas— es la masa crítica. Tampoco somos un país enorme y nuestras minorías son muy pequeñas. Una película para minorías con nuestros índices de población no es factible. A veces son cuestiones demográficas las que hacen inaplicables otros modelos. Me parecen interesantes esos ejemplos de películas más experimentales y minoritarias que viajan mejor y, como decía, abren puertas. Su aportación y su valor no es tan tangible como el taquillazo del año, pero en cambio colaboran y eso no se puede perder. Hay que encontrar qué criterios se van a seguir exactamente para que se haga más cine de este tipo. Es el cine que hacía Saura en los sesenta; detrás de él vino otro, vas abriendo una brecha y vas colocando otra película después y todo esto tiene un sentido. La animación tiene otra vertiente sobre la que no quería extenderme. Si vemos las películas que mejor funcionan cada año, el público que acude a las salas se ha reducido mucho en edad, son más bien adolescentes y padres que llevan a sus niños. Si cogiéramos ahora la cartelera del Kinépolis o de los cines que más recaudación de taquilla tienen, muchos títulos son de animación. Por el tipo de vida que llevamos, porque vivimos en un país en el que se trabaja más horas que en ningún otro país de Europa, con lo cual el tiempo libre de ocio es menor, y porque los desplazamientos son muy grandes, se va menos al cine que hace otros años. El esfuerzo de ir al cine se hace solo por llevar al niño, cuando el padre no es espectador, por lo que ese rango de edad se ha perdido, mientras que se ha ganado el de los espectadores más jóvenes. Paradójicamente hemos dejado de atender el cine infantil, porque es un cine que se ha dejado de producir, cuando era un género que en España se hacía habi- 12 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 tualmente, desde películas, como todos recordaremos, de Marisol, de cualquiera, o de animación. Creo que esto se está recuperando. Se trabaja para afuera, hay estudios en Galicia, en Andalucía y en Cataluña, porque la animación es un sector muy interesante económicamente desde muchos puntos de vista y también de habituar la mirada, de otros modelos de narración y de contar otras cosas. En la Academia la comisión de animación es de las más activas. Les traspasaré todas estas cuestiones porque les van a resultar muy interesantes, son muy eficaces y rápidamente me nutren de documentación. Sin duda es un tema que deberemos estudiar. Es cierto que los exhibidores dirán: Sí, a mí me obligan a poner estos productos comunitarios, pero al fin y al cabo que ellos también me ayuden. Lo que pediría a los exhibidores, como en todo, es que seamos constructivos: A mí esto no me va bien, pero se me ha ocurrido otra solución, que es una desgravación fiscal, una ayuda por cada euro que pierdo o una ayuda en publicidad; yo en mi cine voy a poder poner más anuncios en prensa o en donde sea por estas películas, porque tengo que compensar otras carencias. Sería bueno que hubiera unas medidas específicas para ayudar a esa cuota. La cuota es del 25 por ciento y la cifra de cine comunitario del año pasado del 28 por ciento; viéndolo desde fuera, parece que la pueden cumplir cómodamente. También los ingleses tienen películas enmascaradas inglesas que, en realidad, son americanas. Por tanto, entre una cosa y otra van cumpliendo esa cuota. Es algo que no solo nos preocupa a nosotros, sino que cuando leemos artículos de otras cinematografías vemos que a otros países también les preocupa esa contabilidad enmascarada de esas producciones británicas, que no lo son. Lo relativo a la cuota de pantallas es un tema muy complejo. En cuanto a quitar el doblaje, sería una locura. Hay países como Alemania que tienen una tradición de doblaje como nosotros y han encontrado una manera de compensar, que es detraer un pequeño porcentaje que revierta en financiar el fondo de cine propio; una cosa compensa la otra. Tiene que haber alguna otra fórmula que no sea eliminar el doblaje, a lo que no estamos muy habituados. En Portugal, que tampoco son muy diferentes a nosotros, sí ven películas en versión original. Para muchos espectadores el cambio sería un poco duro y dirían: ¿Por qué me quitan esa facilidad? A mí ni me va ni me viene. Sin duda estamos regalando nuestras lenguas, estamos regalando el castellano alegremente, cuando es un bien del que, si les damos esa oportunidad, podríamos recibir algún beneficio. Respecto a la nacionalidad de las películas, cuando llega la época de los Óscar siempre te preguntan: ¿Por qué El Laberinto del Fauno es mejicana? ¿No es española? Cada país decide los criterios de nacionalidad. Los alemanes en eso son mucho más elásticos. Tienen un sistema complejísimo de puntuación para la nacionalidad: no tienes director, pero si adaptas una novela alemana eso ya te cuenta. Tienen un sistema mucho más amplio que quizá se podría mirar más en detalle. Ellos han decidido flexibilizar, porque quieren atraer producción. A veces —vuelvo a la cuestión del localismo— las películas gallegas están amadrileñadas, pero la realidad es que hoy en día puedes ir a rodar a Galicia porque hay técnicos, porque hay de todo; el tejido se ha generado y está listo. Siempre tiene una vertiente positiva que se genere industria, ese tejido, aunque sería deseable que pudiéramos hacer películas en cualquier lugar de España y que no todas ocurrieran, como decíamos, a la vuelta de la esquina. En la nacionalidad se aplican otros baremos en otros países. En Inglaterra son muy estrictos y en Alemania son más flexibles, por lo que he podido leer. En cuanto al director de fotografía, si eso es una puerta para revolucionar la Ley de Propiedad Intelectual y el concepto de autoría, en el futuro puede ser un tema que cree un gran maremoto. Veremos dónde nos lleva eso y si realmente vale la pena. Hay que tener cuidado con ciertas cosas. Es un tema muy debatido que habrá que estudiar. Respecto a si las televisiones deberían tener unas obligaciones de difusión, está todo por ver. Uno espera que la televisión pública tenga una especial sensibilidad hacia la cultura propia, pero vuelvo a reiterar que no nos gusta hacer películas que no se vean, porque eso es un dolor. Quiero decir que es diferente escribir un poema e incluso una novela que hacer una película. Una película es un medio de entretenimiento y comunicación de masas y no funciona si no la ve mucha gente, porque el mensaje no se transmite y no alcanza su objetivo. Tampoco es cuestión de tener una televisión pública que sea un rincón trastero en el que vayamos dejando todo lo que no sea rentable. El camino no es ese, el camino es que funcione. Si las series de ficción española funcionan bien e interesan a la gente, ¿por qué no le pueden interesar las películas, que le han interesado siempre? Creo que los índices de audiencia han bajado por razones de hábito de consumo. ¿Cómo se pueden objetivar los criterios con los que se conceden las ayudas? Habría que ver cómo lo hacen los demás, quién forma parte de esos consejos, de qué manera rotan, cómo se equilibran y cómo se garantiza la revisión si hay un recurso. El sistema español, como el francés, es más bien de ayudas automáticas, y eso está muy bien, pero los proyectos de más interés tendrían que tener otras valoraciones. No quiero extenderme más. Hay algunas cuestiones de las que he tomado nota y sobre las que les ampliaré la documentación con mucho gusto. La señora PRESIDENTA: Gracias, doña Ángeles González-Sinde, por su intervención, que ha sido muy clarificadora. Si nos quiere remitir algún tipo de documentación, será bienvenida. 13 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 — DEL SEÑOR SECRETARIO DE LA UNIÓN DE TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS, UTECA (DEL CORRAL DÍEZ DEL CORRAL). (Número de expediente 219/000835.) una película en un año que tenga una antigüedad inferior a siete años. No ha servido y, por tanto, incidir en lo mismo nos parecía y nos parece inadecuado y por eso celebramos que esta ley no conlleve esa obligación. Mediante un principio muy noble, como el de la transacción, el de la negociación, el del pacto, el del diálogo, nosotros hemos alcanzado un acuerdo con el Gobierno de España, con sus representantes, para que se mantenga el statu quo vigente y que sean los jueces en el procedimiento jurídico establecido quienes decidan si esta inversión cumple los principios constitucionales y los tratados comunitarios. Pero hasta entonces, el acuerdo establece que esta ley no deroga nuestra obligación, por tanto nosotros vamos a seguir cumpliendo. En cualquier caso, entendemos —y de ahí que hayamos presentado a los grupos parlamentarios, y principalmente al que sostiene al Gobierno, determinadas solicitudes de enmienda— que de alguna manera esta ley altera ese statu quo, y lo altera fundamentalmente, como dicen nuestras enmiendas, en el sentido de que nosotros ahora estamos invirtiendo por obligación con un marco. Pues bien, vamos a seguir invirtiendo, porque ese es el acuerdo, pero se nos quiere alterar el marco, de tal forma que las ayudas que están previstas para la inversión en cine quedan muy disminuidas para los llamados productores dependientes —sobre productores dependientes e independientes se podría hacer una tesis muy compleja y muy curiosa, pero esa es la denominación que se ha impuesto— y parece ser que los productores independientes —entre paréntesis, dependientes de la subvención— son los que van a tener todas las ayudas del ICAA cuyo fondo se aumenta, lo cual nosotros celebramos. Por tanto, nos gustaría que se reestableciese ese equilibrio para que las cosas se mantengan como están. Dicho eso, nosotros, como televisiones privadas, defendemos el cine español, lo cual es muy importante, y además no lo decimos con la boca pequeña: queremos que el cine español triunfe, y triunfe donde tiene que triunfar, que es en los mercados internacionales, en las salas cinematográficas y en las audiencias de televisión. Por tanto, no solo no nos oponemos, sino que estamos absolutamente de acuerdo con ello y apoyamos todas aquellas medidas que el legislador y el Gobierno dentro de su política —y ahí es donde se manifiesta su rasgo y su sentido político— crea que debe aplicar. En consecuencia, nosotros siempre apoyaremos que de los dineros públicos se destinen fondos al cine. Asimismo, apoyaremos todo aquello que se destine a la parte cultural del cine, y esta ley hace un esfuerzo en ese sentido y puede mejorar la parte que es cultura del llamado cine. En cuanto a la parte que es industria, que es una parte importante, hoy día nadie puede decir que exista una industria del cine; existe una industria audiovisual. Por eso, algunos —y nosotros podríamos estar en esa parte— entenderían que existiese una ley de lo audiovisual que englobase el cine, pero como se ha querido La señora PRESIDENTA: Señorías, les ruego tomen asiento. Damos la bienvenida a esta Comisión al siguiente compareciente, don Jorge del Corral Díez del Corral, Secretario de la Unión de Televisiones Comerciales Asociadas, Uteca. Le reitero lo que les decimos a todos. Comprendo que no es muy amable por mi parte decirles que vamos mal de tiempo y que tienen diez minutos, pero espero que entiendan que es en aras de la agilidad y también de la utilidad porque, a veces, cuando uno es breve facilita mucho la tarea. Además, ustedes nos han remitido la contestación al formulario, con lo cual muchas de las ideas que ustedes tienen ya las conocemos. De todas formas estamos muy interesados en oírselas decir a usted. Bienvenido nuevamente y tiene la palabra. El señor SECRETARIO DE LA UNIÓN DE TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS, UTECA (Del Corral Díez del Corral): Quiero agradecer a los miembros de la Comisión de Cultura la oportunidad que le dan a Uteca, en tanto que representante de las televisiones privadas comerciales de ámbito estatal, de defender su postura. Efectivamente, nosotros hemos hecho los deberes y hemos enviado por escrito con ese cuestionario nuestra posición, lo que facilita sobremanera el trabajo de esta Comisión. Por tanto, no voy a ocupar ni siquiera los diez minutos que gentilmente me han concedido. En primer lugar, es conocida la postura de las televisiones privadas: siempre se han opuesto a invertir obligatoriamente en cine. Es una obligación que se nos impuso y que hemos cumplido, como todos los años certifica nuestro regulador, el Ministerio de Industria. Nos hemos opuesto por dos razones. En primer lugar, porque no entendemos que un sector privado tenga que invertir obligatoriamente en otro sector privado. No sirve el sambenito de siempre de que somos una concesión administrativa. Somos concesión administrativa de un espectro radioeléctrico que cada vez es menos finito y además que no obliga a otros sistemas de emisión de señales de televisión. Por tanto, es algo que nos produce repelús. En segundo lugar, cuando se nos impuso esta obligación ya dijimos que la medida no servía, que iba a ser contraproducente. El legislador tenía el derecho, por supuesto, de iniciar ese camino por entender que podía ser la solución al cine español. Ahora parece difícil mantener esa postura. No se ha beneficiado al cine español con este coeficiente de inversión obligatoria. Además, es un coeficiente que se aplica sobre los ingresos brutos y no sobre los beneficios. Es decir, que a televisiones estatales que tienen pérdidas se las obliga a invertir en cine con solo emitir 14 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Del Corral. Verdaderamente, muy claro, muy conciso y dejando absolutamente claro cuál es su posición. Señora Rodríguez-Salmones, tiene la palabra por el Grupo Parlamentario Popular. que haya una ley del cine, bienvenida sea dicha ley, pero no olvidemos que una parte de la industria cinematográfica es una industria que tiene que competir, y por tanto tiene que regirse por las leyes de la competencia. Con relación a esa parte, que no es la que debe ser objeto de las ayudas públicas porque no es cultura sino industria, esta ley contempla unas medidas fiscales. Nos parece estupendo; ese es un camino en el que se debe profundizar. Sus señorías en esta legislatura han aprobado en esta Cámara medidas fiscales para subvencionar determinadas energías limpias, y cuando en ese sector ha estado maduro, por ejemplo, el tema de la energía eólica, se ha considerado que ya no necesitaba de esas muletas, y se ha pasado a desarrollar la energía solar. Pues bien, hágase lo mismo —y este es un camino que se ha iniciado— con la industria cinematográfica; medidas fiscales, pero no imposición de inversión obligatoria y que además se nos diga cómo tenemos que invertir. En todo caso, si todavía estoy obligado a invertir, déjeme que invierta como yo entienda que tengo que hacerlo. Naturalmente yo soy el primer interesado en que la película que produzco tenga éxito donde tiene que tenerlo, que es en el mercado. Si tenemos que repartir, cada vez ocurrirá más lo que ya está ocurriendo. Producimos muchas películas, más que otros países con doble PIB y doble población que nosotros y sin embargo esas películas las ven menos espectadores nacionales, tienen menos recaudación y menos éxitos internacionales. Será más importante invertir cantidades mayores en películas que puedan defenderse en esos mercados internacionales. En segundo lugar, es muy curiosa la figura del productor independiente. Todos conocemos, probablemente también por el cine, la figura de los productores de cine, señores que arriesgaban su capital para invertir en películas. Las películas no son una ciencia exacta, unas tienen éxito, otras no; la idea de todo director que hace cine es que su película la vea el mayor número posible de espectadores. Pero con este sistema que tenemos resulta que el llamado productor independiente no arriesga dinero, es un señor que recauda primero el dinero de las distintas ventanillas y, cuando lo tiene, hace la película, se asigna él un sueldo y el resultado es lo que está pasando, que esas películas se hacen con poco presupuesto, tienen poco interés y no se ven. Por último, y termino. Nosotros, la industria de la televisión, con obligación o sin obligación, no vivirá de espaldas al cine, seguirá apoyando al cine, pero, por favor, que se nos deje actuar como industria, con riesgos pero con libertad de inversión. En ese sentido, pedimos encarecidamente que este proyecto de ley restablezca ese equilibrio que entendemos alterado en algunas de sus partes, y de ahí nuestras enmiendas. Dicho esto, yo no tengo más que agradecer su presencia y que nos hayan convocado aquí. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muchas gracias, señor Del Corral; efectivamente, muy claro y, diré también, muy duro. Aunque esta afirmación final supongo que es muy satisfactoria, nunca viviremos de espaldas al cine, sus calificativos —hace usted muy bien, ha dicho lo que pensaba— han sido especialmente duros. La propuesta fiscal que se hace en esta ley, ¿les parece a ustedes correcta y que puede beneficiar también a las televisiones si, como coproductores o con la fórmula que finalmente se establezca, ustedes colaboran o hacen cine, por entendernos? Es decir, esta fórmula fiscal que se propone en general para la producción del cine, para el coproductor, etcétera, ¿entienden ustedes que también podría beneficiar a las televisiones que usted representa, cree que debe ser modificada o les resulta indiferente? Dos. Usted nos dice —y ha tenido mucho espacio en los periódicos— que se llega a un acuerdo en la elaboración del anteproyecto, luego proyecto, con el Gobierno, quedan fuera de este proyecto las obligaciones nuevas, lo que se incrementaba en un texto inicial en relación con las obligaciones, y sin embargo se modifica de alguna manera, a veces bastante, el statu quo. En este sentido, ustedes han remitido a todos los grupos unas enmiendas. ¿Podríamos saber —solo a efectos de acogerlas y de saber cómo han sido debatidas— si ustedes, en la elaboración del proyecto o en los textos que están estudiando, acuerdan también no modificar el statu quo, en general, en su conjunto, no solo la obligación nueva, sino la obligación nueva y todos aquellos artículos que mencionan de alguna manera a las televisiones privadas —es decir, dejémoslo como están— o no? Ha hecho una alusión importante al productor independiente. La modificación de la figura del productor independiente, tal como viene regulada en la ley, a su juicio sí altera el statu quo actual. Usted ha dicho que no son solo las cantidades y el tiempo, es en qué marco se produce esto. Sobre el marco, usted ha hecho referencia al productor independiente. Sin embargo, nos ha mandado también otras enmiendas. ¿Podemos decir que —no es el término— ese pacto entre caballeros de no modificar el statu quo actual significa no modificar todos aquellos artículos, o es una petición añadida que nos hacen? ¿Qué grado de importancia le dan ustedes? En lo referente a cuestiones que no son de esta envergadura, se encuentra la agencia. Nosotros creemos —se lo hemos dicho a la compareciente anterior— que no solo tiene que ser un cambio de rótulo, sino que también hay que darle más funciones. Nos da igual el cambio de rótulo, y en cuanto a una famosa flexibilidad 15 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 El señor VILAJOANA ROVIRA: Como siempre, comparto algunas de las preguntas que plantea mi colega Beatriz Rodríguez-Salmones, pero en el conjunto de enmiendas que nos ha hecho llegar Uteca hay una línea en la que creo que encontraremos discrepancia entre el sector productor y ustedes, que es el tema del productor independiente. Me gustaría —estoy seguro de que lo hará para iluminarnos— saber cuál es su criterio en este tema, aparte de la libertad de empresa y de la competitividad, pero como es un elemento muy contundente por su parte, que además tengo la impresión, que me imagino se va a confirmar en las próximas horas, de que por el otro lado van a poner este tema como un elemento claramente diferencial, me gustaría escuchar, entre comillas, su defensa de este tema para que nos lo aclarara, porque creo que nos va a ayudar a todos. Segundo aspecto, el tema de la animación. Antes ya hemos comentado la señora Rodríguez-Salmones y yo que el tema de la animación en estos momentos es un factor determinante dentro del conjunto de la oferta audiovisual. Creo que esta ley debe contemplarlo y así lo hace, y creo que porque había pocos fondos y el cine quería protegerse no se puso la animación en los anteriores acuerdos, y la animación en estos momentos no se puede eliminar del sector audiovisual, tiene su fuerza en las cadenas de televisión. Creo que el país es capaz de generar un producto creativo y potente con capacidad de exportación porque tiene una gran ventaja, que no hay star system. Uno de los problemas que tiene el cine para su comercialización exterior es el star system, los alemanes quieren ver alemanes, los italianos quieren ver italianos, etcétera. En cambio, en el mundo de la animación los personajes no tienen país, o dicho de otro modo tiene país en cada país, el personaje se localiza en cada país a través del doblaje. También hay una aportación tecnológica que en estos momentos es de una gran potencia y aportación y nos permite producirlo en el país, ya no hace falta irse a Corea a hacer este tipo de animación. Hay otro factor, y es que cada vez tiene un público más universal, hay cadenas de televisión que nos demuestran que sus series de animación están en prime time con públicos universales y estamos viendo que películas de animación en salas de exhibición tienen públicos absolutamente universales, no solamente es que el papá acompañe al niño, es que el niño va porque el papá quiere ir a ver una serie de animación porque tiene factores de interés. Antes he hecho un planteamiento que voy a defender, y es que en las televisiones públicas tiene que haber elementos diferenciales, y uno de ellos es que tienen que tener compromisos superiores a las privadas respecto a factores que son culturales e industriales. Yo respeto que una televisión diga: yo soy un privado, yo soy industria. La televisión pública es cultura e industria, las dos cosas, y tiene que apoyar la cultura y la industria. Entiendo que a la pública le hemos de pedir que haga este esfuerzo especial por el cine en general —de la que hablamos como un latiguillo más— tampoco sabemos para qué es tan necesaria si no es porque se amplían o se precisan las funciones. Sin embargo, nos da la sensación de que ustedes están muy satisfechos con Industria por hablar simplemente, con depender más del Ministerio de Industria que del Ministerio de Cultura. La pugna que puede haber entre los sectores luego se lleva al Gobierno, y la hemos visto en todos los ámbitos. ¿Usted cree que las funciones de la agencia podrían ampliarse? ¿Desean fervientemente que no se amplíen y no salir del ámbito del Ministerio de Industria? ¿Cómo plantean ustedes estas funciones de la agencia? Hay unas cuestiones muy concretas, pero sobre las que nos han mandado ustedes una observación. Me refiero al director español. Suponiendo que, sea cual sea el marco, las televisiones van a hacer cine o van a apoyar el cine —desde luego no van a vivir de espaldas al cine—, ustedes nos hacen saber que no les parece correcto este requisito de que el director de una película tenga que ser español para poder acudir a las ayudas. Me gustaría oírle decir si esta cuestión es fundamental o si sencillamente es una opinión que ustedes dejan a nuestra consideración. Hemos hablado antes del sector de la animación, que —no es por obligación ni por no obligación— no puede vivir sin las televisiones y que es un sector pujante e importante. Otra cosa son las obligaciones de cada uno. Yo no puedo vivir sin muchas cosas y, sin embargo, ni yo ni nadie está obligado a solucionármelas. No hablo de obligaciones, sino de que es un sector al que sin las televisiones españolas no se le abren tampoco los mercados de las otras televisiones, que efectivamente en la regulación anterior quedaba fuera, que es un sector pujante, muy importante, y que cultural e industrialmente, así como en investigación y desarrollo cada vez tiene más peso, y está como ajeno. ¿Qué lectura hacen desde Uteca de posibilidades mayores de colaborar con el sector de la animación y que no sea por obligación? Usted dirá que nosotros estamos haciendo una ley que obliga o no y que el resto es competencia suya, pero me gustaría oír lo que tenga que decir. Por último, ¿cree usted que las obligaciones —que haberlas las hay— que no se incrementan, que se respeta el statu quo, tienen que ser diferentes entre las televisiones públicas y las televisiones privadas? ¿Cree que en el marco actual, incluso habiendo llegado a este acuerdo de no modificar el statu quo, sí se podría modificar el de la corporación de Televisión Española, calculando que precisamente ahora está en transformación? No decimos que las televisiones privadas no y Televisión Española sí, sino que Televisión Española está además en una circunstancia especial, replanteándose como servicio público. ¿Cuál es su opinión sobre esto? La señora PRESIDENTA: El señor Vilajoana, de Convergència i Unió, tiene la palabra. 16 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 El señor SECRETARIO DE LA UNIÓN DE TELEVISIONES COMERCIALES ASOCIADAS, UTECA (Del Corral Díez del Corral): Abusando de la Presidencia, voy a dejar la primera pregunta de la señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Parlamentario Popular, referida a la propuesta fiscal, para el final. En Uteca somos todos para uno y uno para todos, y por eso hemos venido dos personas. Me acompaña en la sala don Mario Rodríguez y, con la benevolencia de la Presidencia, me gustaría que él contestase lo que esta ley contempla en cuanto a medidas fiscales, al final de las respuestas que voy a dar, porque él va a ser más preciso. La segunda pregunta de la señora RodríguezSalmones se refiere al statu quo. Es notoria la oposición que tuvimos a los primeros textos de esta ley porque no solo se nos volvía a imponer un coeficiente de inversión obligatoria, sino que se subía al 6 por ciento, y además se nos troceaba y era un poco más de lo mismo. Era, y perdónenme SS.SS., el riego. En cuanto al riego, nosotros siempre estaremos en contra, porque además eso perjudica al cine español. Fruto de las conversaciones que hubo llegamos a un acuerdo: nosotros no podemos aceptar nada que de alguna manera deslegitime ante los tribunales nuestra posición, porque nosotros hemos llevado esto a los tribunales. Por tanto, no podemos debilitar nuestra posición, y no podemos aceptar ni el 6 ni el 5 ni el 3 ni el 0,001 por ciento, ya que estamos en contra de la inversión obligatoria. Lleguemos a un acuerdo, apoyemos todo lo demás de la ley, que tiene cosas buenas —a nuestro juicio muy buenas, y contestaré ahora específicamente a algunas preguntas que se han planteado sobre ello— y mantengamos que la ley no derogue el coeficiente de inversión obligatoria que ahora tenemos, del 5 por ciento, para que no se altere ese marco. Ese fue el acuerdo, y las enmiendas que nosotros les hemos hecho llegar son porque entendemos que alteran ese acuerdo. Alguien nos puede decir: qué más da, si estamos hablando de ayudas; pero, señorías, si nosotros no tuviésemos ninguna obligación de invertir en cine no querríamos ayudas. Nunca las televisiones privadas han pedido ayudas para su sector; no hemos pedido ayudas ni queremos ayudas. Nos parecería falaz que, si no tenemos obligación de invertir, quisiéramos acogernos a las inversiones que se prevén en la ley. Ahora bien, si todavía tenemos esa obligación de invertir, ¿por qué se nos quiere excluir de las ayudas? Esto supone obligarnos además de a una cosa también a la otra. No. Si seguimos teniendo obligación de invertir —porque ese es el acuerdo—, que no se nos excluya de las subvenciones que el ICAA prevé, y se nos excluye porque con la definición de productor independiente que hace el proyecto, y con las coproducciones que tenemos que hacer con los llamados productores independientes, si no lo hacemos, estamos excluidos. Por eso queremos y pedimos que se restablezca ese statu quo. y dentro del cine por el audiovisual. Esta será la posición de nuestro grupo respecto a este tema. Me gustaría, volviendo al principio, que nos iluminara sobre este conjunto tan amplio de enmiendas en las que usted defiende que una televisión puede ser un productor más sin condicionantes, dicho grosso modo. La señora PRESIDENTA: Finalmente, por el Grupo Parlamentario Socialista el señor Louro tiene la palabra. El señor LOURO GOYANES: Gracias, señor Del Corral, por comparecer ante esta Comisión y por habernos enviado información sobre la posición que tiene la entidad que usted representa con relación a esta ley. Yo he repasado los distintos cuestionarios que nos han enviado los diferentes subsectores del mundo cinematográfico y audiovisual y la primera pregunta que formulamos es si considerar de interés la ley en tramitación en el Parlamento. La verdad es que todos dicen que la ley sí es necesaria para ordenar ese sector, para protegerlo, además de para incentivar la producción, y en definitiva para desarrollar el talento. Las distintas maneras de incentivar la producción que se contemplan en la ley son las ayudas a la producción en sus distintas vertientes, ayudas automáticas, ayudas a proyecto, la cuota de pantalla o los incentivos fiscales. Su posición es clara, le entiendo perfectamente. Usted defiende en cierta medida la no política, la no intervención de los poderes públicos en el sector cinematográfico. Usted defiende que sea el mercado el que opere y que sea la demanda que opera en el mercado la que dé o no el éxito, pero al mismo tiempo usted dice una cosa que me gusta mucho: que ustedes, las televisiones privadas, no estarán nunca de espaldas al cine español. Lo que sí es cierto es que en su intervención y en lo que consta en la ley hay dos posiciones que tienen puntos de encuentro, pero con matices. Usted dice que hoy por hoy, por imperativo legal, nosotros vamos a contribuir de esta manera, pero deja entrever que hay distintas maneras de intervenir en el sector cinematográfico para incentivar la producción. Me gustaría saber, señor del Corral, frente a la manera de actuar e intervenir de la actual Administración y los actuales poderes públicos en España, y anteriormente las administraciones de un color diferente, ¿cuál sería su modelo? ¿Cómo intervendrían ustedes? Sea usted concreto porque probablemente tenga mucho interés lo que deja entrever, y seguro que hay alguna idea que podemos recoger todavía ya que estamos a tiempo para incorporarla, a través de la tramitación parlamentaria, a esta ley. La señora PRESIDENTA: Señor Del Corral, tiene la palabra para contestar. 17 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Productor independiente; grado de importancia. En esto podíamos contestar con aquello de Mao: gato blanco, gato negro, lo importante es que cace ratones. Aquí lo importante es el cine español, creo yo. Lo importante es una política que, por un lado, atienda, como he dicho, a los aspectos culturales y que tenga recursos públicos —y ahí es donde se ve el signo de un partido político y de un gobierno—, y que luego, además, dé alicientes en el aspecto industrial, como se hace con todas las políticas fiscales de todos los sistemas de los países desarrollados para favorecer una industria. Para la parte de la cultura como nuevos valores, creación de escuelas cinematográficas, escuelas de actores tiene que haber ayudas públicas, porque, ¿quiénes hacen el cine al final? El cine no lo hacen máquinas, lo hacen personas, luego invirtamos en esas personas; pero en lo que es industria déjesenos a nosotros gastar el dinero como entendamos que hay que gastarlo para producir películas. Agencia, cambio de rótulo, más funciones. Nosotros, como sector, no sabemos si somos huérfanos o tenemos varios padres y varias madres. Tenemos claro que a la industria cinematográfica la defiende el Ministerio de Cultura, en la parte que es cultura, y además esa es su obligación. Sin embargo, no sabemos si nos tiene que defender Industria, porque, de hecho, nos defiende más bien poco, aunque también debemos reconocer que en el último año y medio hemos tenido un grado de entendimiento muy profundo. Desde luego, el Ministerio de Cultura no nos defiende, sino al contrario: intenta aprovecharse, y probablemente hace bien, pero... ¡Caray! En definitiva, nosotros lo que necesitamos es que nos defiendan leyes justas y claras, y eso es lo que pedimos. En este proyecto de ley necesitan matizarse muchas cosas respecto a la agencia y desarrollarla mucho más: cómo se va a constituir, por quiénes, etcétera. De todo eso ya hemos hablado aquí, y no quiero alargarme más, pero, ¿quién nos tutelará luego dentro de la agencia? Nosotros creemos que no debemos estar tutelados por esa agencia de la cinematografía, del cine o como quiera llamarse al final. Director español para que una película sea considerada española. Con El laberinto del fauno ha ocurrido una cosa muy curiosa. Se quiso que fuese española y no se le dio esa nacionalidad porque el director no era español. Al final se recurrió a presentarla como coproducción hispanomexicana, ha ganado un Óscar y el Óscar ha sido para México, para un mexicano. Si esa película hubiera sido española, el Óscar hubiera sido para una película española. Cumpliéndose todos los requisitos, la condición de español o no de un director en el mundo global no nos parece que sea determinante, igual que —esto rompería el statu quo, pero me han preguntado y contesto— en muchos países, sobre todo en mercados muy importantes, no se admite el doblaje, solo la subtitulación, y una película subtitulada en idioma inglés pierde mucho a efectos de mercado. Por tanto, el hecho de que películas que cumplen todos los requisitos que el proyecto de ley dice para que sean españolas se rueden en inglés sería una buena baza para conquistar mercados internacionales. Así pues: director no español, sí; inglés, sí. En cuanto al sector de la animación las televisiones han colaborado y colaboran mucho con este sector, pero debo decir una cosa a sus señorías. Desde que se nos impuso el 5 por ciento, nosotros —ahí están las actas de la Comisión de seguimiento— siempre hemos preguntado por qué no se consideraban las series de animación, por qué no se imputaba dentro del 5 por ciento la serie de animación que habíamos producido. Quien se oponía era Fapae y el ICAA, por lo que habrá que preguntárselo a los responsables de esos organismos. Nosotros naturalmente queremos, y además la manga se ha ido abriendo en ese sentido, y en la inversión del 5 por ciento se han incluido cosas de animación; pero, mientras nosotros tengamos obligación, nos encantaría que las películas de animación se incluyesen en ese coeficiente de inversión obligatoria. Venimos reclamándolo desde el año 1999, como también hemos reclamado las series y no se nos ha hecho caso. ¿Las obligaciones tienen que ser diferentes entre las televisiones públicas y las televisiones privadas? Por supuesto que sí. Siempre nos ha llamado la atención que la Comisión de seguimiento diese cuenta de la inversión obligatoria de Televisión Española y de las televisiones privadas estatales, y que nunca hayamos conocido el cumplimiento de inversión de las televisiones públicas autonómicas. Que yo recuerde —a lo mejor estoy equivocado—, no se ha sancionado a ninguna televisión pública autonómica por invertir menos en cine español. Me gustaría que alguien me informase de si un parlamento o un gobierno autonómico ha abierto un expediente a su televisión pública autonómica por no cumplir ese coeficiente. Como nosotros apoyamos la inversión pública en el cine español, naturalmente, esa inversión pública puede ser directa, vía Presupuestos Generales del Estado, vía presupuestos de las comunidades autónomas, o puede ser a través de organismos públicos. Nosotros no solo no objetamos que a través de las televisiones públicas se invierta más en cine español, sino que nos parecería muy bien. No tenemos nada que objetar, nos parece una vía interesante e importante. Llega el momento de contestar al señor Vilajoana, que se ha tenido que ausentar, sobre los productores independientes, aunque creo que lo he hecho con lo de gato blanco, gato negro, y que lo importante es que cace ratones, etcétera. En la parte cultural del cine —ya he hablado suficientemente de ello y creo que SS.SS. lo han entendido perfectamente— entenderíamos que esas ayudas, si nosotros no tuviésemos obligación de invertir, fuesen a los llamados productores independientes, y a esos organismos que tienen que crear escuelas de cine, de actores, de actrices, de productores, de iluminadores, de guionistas, etcétera. Ahí tiene que haber dinero público, y yo creo que ahí hay muy poco 18 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 dinero público, honestamente. Hay mucho más dinero público para otras personas, y con un mal control de ese dinero público. Esta ley, por primera vez —y es muy loable—, establece controles sobre las subvenciones públicas que se dan, y no habrá una segunda subvención si no se justifica plenamente cómo se ha utilizado la primera. Bienvenida sea esa obligación. Señor Vilajoana, en la parte cultural me parece estupendo que sea para los productores independientes, pero en la parte industrial por qué hay que discriminar entre productor independiente y productor dependiente. Aquí lo importante es que se haga buen cine, que se hagan películas que compitan en los mercados internacionales, y cuando las televisiones han hecho eso, dentro del margen estrechísimo que tenemos ahora mismo en la ley, que nos obliga, que es que podemos producir el cien por cien de una película —no sé si cada tres o cada cuatro—, esas películas por todos recordadas en el año 2006 son las que han triunfado en el cine español y en el mercado internacional. Y resulta que ahora eso no se podrá hacer, porque se excluye de las ayudas públicas. Parece una contradicción. Pedimos que se restablezca el statu quo, y, si algún día no tenemos la obligación de invertir, destínese ese dinero a los productores independientes en la parte cultural, pero no en la parte industrial. Respecto a la animación, señor Vilajoana, lo he dicho antes. Nosotros desde el primer día que tuvimos obligación de invertir planteamos por qué se nos excluían las inversiones que hacíamos en películas de animación, y resulta que se oponían sistemáticamente a incluirlos dentro del 5 por ciento Fapae y el ICAA. Nosotros estamos encantados y queremos que dentro de esa obligación se reseñe la animación. Don Antón Louro preguntaba cuál es nuestro modelo. No sé si es difícil de aplicar, pero es fácil de explicar. Nuestro modelo consiste en que la industria cinematográfica española, como toda industria, tiene una parte cultural —más que otras muchas— que debe ser tutelada por los poderes públicos, debe tener ayudas económicas importantes, incluso más importantes que las que prevé este proyecto de ley, pero tiene una parte industrial, aunque en España no existe industria del cine, sino industria audiovisual. La industria audiovisual en España se ha desarrollado fundamentalmente por las series de ficción de las televisiones, y las series de ficción no han tenido ningún coeficiente de inversión obligatoria, es algo que la iniciativa privada, las reglas del mercado han creado. Por tanto, en la parte industrial establézcanse las condiciones precisas para hacer atractiva la inversión. Sin duda, esa inversión tendrá fruto, germinará la semilla, porque en España hay mucho talento. La televisión no puede vivir de espaldas al cine, porque el cine es una parte, y no la más importante, del sector audiovisual. Naturalmente que va a crecer al unísono, pero para eso se requiere que haya condiciones de inversión favorables o al menos que no se den las cortapisas que hay ahora. Son cortapisas, por ejemplo, decir cómo hay que invertir, cómo hay que trocear esa inversión. Nosotros defenderemos siempre el cine español, defenderemos las inversiones públicas en el aspecto cultural del cine español, y queremos que en la vertiente industrial se profundice en ellas por la vía fiscal. Dicho esto, me gustaría que la primera pregunta sobre las condiciones fiscales la respondiese don Mario Rodríguez. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Del Corral, realmente ha sido usted muy claro en su exposición y además ha contestado de forma muy concreta a todas las preguntas. Ahora tiene la palabra el señor Rodríguez para explicar aquellos aspectos de fiscalidad que usted necesite. El señor SECRETARIO GENERAL DE TELECINCO (Rodríguez Valderas): Muchísimas gracias a todos ustedes por darme la oportunidad de contestar a esta pregunta. La pregunta es, si no recuerdo mal, si las televisiones consideramos positiva la introducción de este régimen fiscal. Para las televisiones este régimen fiscal, tal y como está configurado, es absolutamente inocuo y explico por qué. Es absolutamente inocuo porque actualmente el dinero que invertimos las televisiones en el cine lo consideramos como gasto deducible, a efectos del impuesto sobre sociedades, con lo cual el dinero que invertimos en el cine se descuenta, por así decirlo, a la hora de calcular el impuesto sobre sociedades. ¿A quién afecta este régimen fiscal? Este régimen fiscal afecta a todos aquellos inversores que son ajenos al ámbito audiovisual, es decir, inversores de cualquier otro tipo, inversores que pueden venir desde el mundo financiero hasta de cualquier otro sector económico, para los cuales, dada la ausencia de relación con el sector cinematográfico, el dinero que pudieran invertir en el cine difícilmente se podría considerar como un gasto necesario para el desarrollo de la actividad, es decir, un gasto deducible en el impuesto sobre sociedades. El régimen fiscal fuerza a estas personas o entidades ajenas al ámbito audiovisual a aliarse con entidades que pertenecen a este ámbito cinematográfico, como productoras españolas, mediante la creación de figuras que todos ustedes conocerán, que son las agrupaciones de interés económico y que serían el vehículo a través del cual se canalizaría la inversión dentro de la película o de la obra audiovisual de que se trate. De esta forma, se consigue asimilar la situación de las televisiones o de las productoras cinematográficas con aquellas otras entidades que no tienen ningún tipo de relación con el ámbito audiovisual; en esto consiste el régimen. Por tanto, repito, contestando a su pregunta, para las televisiones es absolutamente inocuo, no nos cambia en absoluto la vida. 19 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 excluido. Quiero remarcar industria y cultura, porque a veces hay personas que diferencian las películas culturales o las series culturales de las series industriales. Como nosotros no entendemos la diferencia, tenemos que remarcar que lo que hacemos, al menos la gente de animación, es industria y cultura, porque entre otras cosas estamos defendiendo nuestro imaginario colectivo. Como decía, fuimos excluidos de la anterior legislación y por tanto esta futura ley tiene cosas muy importantes para nosotros —va a haber un registro y las series de animación van a poder tener acceso al fondo del ICAA—, pero no contempla una cosa que sí contemplaba el borrador anterior, que es la obligación o no de las televisiones públicas o privadas de invertir en series de animación. Tenemos que agradecer al Ministerio de Cultura que por primera vez se haya acordado de nuestro sector. Ustedes saben que siempre se habla de la Ley del Cine. Nosotros hemos insistido hasta la saciedad en que no se titule ley del cine, sino ley del cine y lo audiovisual. Se puede dejar la palabra cine por aquello del glamour, porque, como ustedes saben, el cine es en este momento un formato importante, que traspasa fronteras, y nosotros, que antes de ser productores de series de animación hemos sido productores de cine, no queremos ni mucho menos que desaparezca. Sin embargo, queremos llevar a su conciencia que el cine en este momento es un formato y que a nosotros nos hubiese gustado mucho más que la ley se hubiese llamado ley de lo audiovisual. En este momento pedimos que al menos siga llamándose ley del cine y de lo audiovisual, porque para nosotros es importante. En este proyecto de ley que están ustedes estudiando, nosotros, como productores de animación, entramos en el fondo de protección del ICAA. No se define cómo y eso nos preocupa muchísimo, porque queda muy abierto a lo que diga después la futura agencia y porque después se montan comisiones y esas comisiones a veces tienen lobbies y todo lo que no aparezca en el texto de la ley es muy difícil de controlar después. Nosotros vemos cosas muy positivas en la ley. Ya me he referido al acceso al fondo y también es importantísima la desgravación fiscal, porque creemos que animará a los inversores tanto nacionales como extranjeros a invertir en nuestra industria. Sin embargo, en el anterior borrador el Ministerio de Cultura pedía al Gobierno que invirtiese en las todas las televisiones públicas del Estado español como mínimo un uno por ciento adicional en el concepto de series de animación. Después, en el último borrador eso cayó, pero tanto el ministerio como Presidencia del Gobierno, en esos acuerdos, en ese fair play, nos dijeron que íbamos a mantenernos en la ley, y en la ley estamos. Pero para nosotros sería una ley muerta si no consiguiéramos una cosa a la que, por lo que he visto anteriormente, la gente es muy reacia. ¿Qué han hecho las televisiones privadas por las series de animación? Absolutamente nada. ¿Han invertido en alguna? Sí. ¿Puntualmente? Sí. ¿Cuándo? ¿Lo consideramos útil? Efectivamente, como ha explicado don Jorge del Corral, existen una serie de medidas de incentivación, de fomento de la actividad, muchas de ellas, en la mayoría de las ocasiones, relacionadas con el ámbito fiscal, que pueden ser un camino para atraer la inversión, que es lo que parece que requieren las personas relacionadas con el ámbito cinematográfico. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, don Mario Rodríguez, ha sido usted también muy claro. Les agradecemos extraordinariamente su participación y su claridad y pasamos a la siguiente comparecencia. Muchas gracias. — DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES D E P RO D U C TO R A S D E A N I M AC I Ó N , DIBOO (D’OCÓN GUERRERO). (Número de expediente 219/000836.) La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida a don Antoni D’Ocón Guerrero, presidente de la Asociación de Productores Independientes de Animación (APIA), Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación (DIBOOS). Señor D’Ocón, tiene usted la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES DE ANIMACIÓN, DIBOOS (D’Ocón Guerrero): Ante todo, muchísimas gracias por la oportunidad que tiene la Federación de Productores de Animación de España de comparecer ante SS.SS. y poder explicar, aunque sea en síntesis, porque ya lo hemos hecho también por escrito, por qué estamos aquí y por qué para nosotros es tan necesaria esta ley. En primer lugar, hay dos cosas que quisiera remarcar. La primera es que nosotros legislativamente no existimos en este país. Es decir, tenemos el alta del IAE, pagamos los impuestos correspondientes, como cualquier empresa, pero no existimos, porque no hay registro, tampoco lo hay de nuestras obras, solo hay registro de la propiedad intelectual. No sabemos por qué, pero cuando se legisló anteriormente fuimos excluidos, sin explicación alguna, tanto de las leyes de 1999 como de las de 2001. Esas leyes hacían una transposición de las directivas europeas, que ustedes conocen bien, sobre la Ley de la Televisión Sin Fronteras del año 1989. Fuimos excluidos al principio en todo y finalmente se aceptó que las películas que fuesen para cine estuviesen incluidas dentro del 5 por ciento, pero el grueso de nuestra industria y nuestra cultura fue 20 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Cuando ha habido un grupo de interés. Cuando Telefónica se fue de Antena 3 desaparecieron las inversiones en series de animación. Cuando se pregunta a las otras televisiones privadas por qué no invierten en series de animación, la respuesta posiblemente es: porque no hay obligación. ¿Por qué tiene que haber obligación? Hablábamos de espacio radioeléctrico, hablábamos de todo eso, pero para nosotros, como industria, el espacio radioeléctrico, aunque cada vez sea más indefinido o más infinito, es muy importante, porque es la única manera que tenemos de proyectar nuestros productos. Nuestros productos se están vendiendo a todo el mundo con más o menos acierto y a mayor o a menor precio; sin embargo es absurdo que en nuestros almacenes haya series españolas producidas con directores españoles, músicos españoles y dibujantes españoles que todavía no han visto la luz en español en España; pero no en España, es que ni en España, ni en Cataluña, ni en el País Vasco, ni en Galicia, en ningún sitio. ¿Por qué? Simplemente por desidia, porque se dice: Como no tengo obligación, ¿para qué lo voy a comprar? Además, las series de animación no computan en el 5 por ciento, ¿para qué tengo que invertir? Sin embargo, en algunas épocas muy concretas, Televisión Española, que era la televisión pública que había al principio, sí tuvo un cierto interés, quizás porque le caíamos simpáticos o simplemente porque creían que en ese momento tenía que invertir en series de animación españolas. TV3 ha sido el ejemplo de inversión, ha sido un ejemplo en el que se han reflejado otras televisiones públicas para hacer inversiones en las series de animación. Eso no quiere decir que lo hayan hecho bien, sino que son los que han hecho algo. Para nosotros es primordial que ustedes entiendan —solo les tenemos a ustedes para convencerles— que es importante que en esta ley se incluya el uno por ciento de forma obligatoria, si no para todas las televisiones, que es lo que pedimos en nuestras propuestas, al menos para las televisiones públicas. Hoy en día el mercado ha cambiado. Cuando nosotros empezamos hace veintitantos años, íbamos al mercado solos, hacíamos lo que decía el compareciente anterior, éramos industria y se aplicaba la ley del mercado, pero el mercado era libre de verdad. Ahora el mercado no es libre. ¿Por qué? Porque Francia legisla y cada vez más. Protegen su lengua y nosotros no. Además, nosotros no tenemos una, no, más, tenemos cinco. Ellos protegen su imaginario colectivo y nosotros no. ¿Qué es lo que nos ocurre? Tenemos un concurrente grande que se llama Francia, pero es que ahora Italia también ha legislado sobre este tema. Cuando un productor español quería coproducir con Italia, antes lo hacía libremente. Iba a la RAI, los convencía, hacían el contrato y se ponían a producir entre Italia y España, aunque el trabajo lo hacía íntegramente España. Ahora eso ya no es así, porque el señor de la RAI necesita un convenio bilateral para poder hacerlo y nosotros es que ni existimos, como les he dicho. Por eso para nosotros es tan importe que se apruebe esta ley, por eso hemos luchado tanto, hemos ido a ver a todos los grupos y hemos dado tanto la vara, porque necesitamos esta ley. Por ejemplo, Alemania e Inglaterra también han legislado este asunto. En un entorno que teóricamente es un mercado libre, en el que las personas y las mercancías van y vienen, resulta que con el talento, con el derecho, que es una cosa que va por vías hertzianas, por satélite, ahora no nos podemos defender, cuando hacía años, cuando no había legislación al respecto en esos países, nosotros éramos competitivos. La prueba la tienen ustedes en los títulos que se han producido en Galicia, en Cataluña, en Madrid, en el País Vasco, en Valencia y que han dado la vuelta al mundo. No me refiero a películas de cine, de largometrajes exclusivamente, sino a series de televisión que a ustedes, para no dejar a ningún compañero fuera, seguro que les vienen a la cabeza. Nosotros necesitamos que esta ley se apruebe, pero vamos a pedirles que hagan ustedes un esfuerzo adicional. Tienen que ser valientes en pedir algo nuevo y que nosotros hemos conseguido en este momento, quizás por proximidad, en el Parlamento de Cataluña. Nosotros pedimos en el Parlamento de Cataluña que, por favor, fueran atrevidos y que TV3, ya que tiene por ley estatal la inversión del 5 por ciento como mínimo, dedicase el uno por ciento adicional a las series de animación. El Parlamento de Cataluña lo ha entendido y así lo ha aprobado en la Ley de la Corporación Catalana de Televisión. Yo les pido a ustedes que como mínimo las televisiones públicas de nuestro país nos den la bandera necesaria para poder competir en el mundo. Sin esta bandera, sin esta inversión por parte de las televisiones públicas, es imposible. No quisiera decir con eso que renunciamos a las televisiones privadas. Ustedes lo han oído antes, la televisión privada está dispuesta a aceptarlo dentro de su statu quo si ustedes lo creen así. No hay inconveniente en que, dentro de ese 5 por ciento que tienen obligación, las series de animación les computen. Ya veremos si cuando ustedes lo escriban en un papel, ellos lo van a cumplir o no, pero como mínimo lo han oído ustedes aquí, no es una cosa que yo me invento. Hay algo importante que no han dicho, pero que yo quiero referir. Otra de las peticiones que nosotros hacemos es que, dado que el mercado cada vez se va más a televisiones temáticas y dado el lío que tenemos todos montado, con su permiso uso la palabra lío, con lo que es la televisión digital terrestre, que no sabemos bien ni los que hacemos su contenido dónde vamos, ni los que tienen la señal qué hacen, aunque algún día alguien se tendrá que coger la patata caliente, ponerla en su sitio y aclararlo, no puede ser que tengamos trescientas televisiones y ninguna con preanimación y, en cambio, por las tardes o por las noches estemos viendo lo que estamos viendo. A los que sí les va mal respecto al hecho de la obligación de la palabra cine —y esto lo hemos hablado con ellos— es a las televisiones de 21 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 pago, a las televisiones que en este momento son encriptadas, y esto lo han dicho ellos mismos públicamente y ustedes lo podrán corroborar, ya que normalmente ellos emiten series de animación. Nosotros, respecto a las televisiones o los difusores que emiten exclusivamente productos relacionados con la animación, pediríamos que dentro de ese 5 por ciento —ellos tiene la obligación de invertir como mínimo un 2— ellos pudieran computarlo en series de animación, porque esto sí les iría bien, y si conseguimos esto veremos si somos capaces de hacer que prospere nuestra industria. Voy ahora a referirme al tema del productor independiente. ¿Cómo vemos los productores de animación al productor independiente? En nuestra opinión, el proyecto de ley define bien al productor independiente: productor independiente de las cadenas de televisión. Nosotros consideramos importante que el productor sea independiente, para evitar lo que intentó hacer, por ejemplo, TF1 en Francia, hace unos años, cuando le obligaron a invertir en su colectivo audiovisual; intentó montar sociedades en paralelo y TF1 acababa haciendo las series de animación: TF1 Animation, cuando no tenía estructura, talento ni nada. Lo hacían únicamente para quedarse con el copyright. Y esta palabra, la palabra copyright, para nosotros es muy importante, porque, señorías, en Reino Unido en este momento se está devolviendo el copyright a los productores de verdad, a los productores independientes. Se entiende que las televisiones que tenían una participación la tienen en derechos de antena y no en la propiedad de la obra y el copyright se les ha devuelto por la correspondiente normativa. Quiero decirles que, hasta ahora, nosotros siempre hemos recibido por parte de todos ustedes —no personalizo—, del Gobierno, de los parlamentos, golpecitos en la espalda, diciéndonos: qué bien lo hacéis, sois los mejores, ojalá el mundo audiovisual y el del cine lo hiciesen como vosotros, que exportáis y que llegáis a los mercados. Muy bien, pero como le dije a la vicepresidenta del Gobierno: vicepresidenta, en este momento alguien tiene que arremangarse, porque nos gusta que nos digan que somos buenos, que lo hacemos muy bien y que nuestras producciones se ven en todo el mundo, pero nos tienen que echar un cable. Si nosotros, en esta ley, no estamos tal y como ya estamos pero añadiendo esto que les pido será imposible seguir en este sector; entre otras cosas porque en este momento el talento también se nos va. Antes podíamos producir cinco o seis series en un año, incluso hay ejemplos, como el del año 1998, en el que había productores que llegaban a producir 143 episodios de animación y con muy poca ayuda externa, es decir, en nuestro propio país y no llevándoselos a Corea. Pues bien, señorías, eso cada vez se hace menos. ¿Por qué? Porque no tenemos un cuadro en el cual se nos regule. Ojalá el mercado fuese inteligente y fuese libre de verdad, pero no lo es. Cuando dicen que hay un libre mercado es mentira; nosotros tenemos que sufrir los inconvenientes que ustedes conocen. Nosotros tenemos que sufrir la invasión americano-japonesa que viene en lotes. Cuando llega el 1 de enero —no digo ya el día 2—, aunque sea festiva la tele, todos nos dicen que se han gastado el presupuesto. Miren ustedes en la hemeroteca la programación de las televisiones de este verano pasado: todo americano y japonés. No hay producción española; la producción española está en un almacén. ¿Es peor o es más cara? No, señorías. ¿Se ve en otros países? Sí. ¿Tiene éxito en otros países? Sí, pero para que una serie tenga éxito, para crear unos Simpsons se necesita una Fox. Es igual que los Simpsons gusten o no, los trece primeros episodios, yo sigo invirtiendo y al final todo el mundo traga Simpsons, nos gusten o no; todo el mundo: los niños, los mayores, los medianos, los abuelos; todo el mundo. Pongo un ejemplo extranjero porque quizá sería de mal gusto poner un ejemplo nuestro. Pero cuando nuestras cadenas, alguna de ellas, en algún momento de la historia, ha apoyado una serie nuestra de verdad, esa serie ha triunfado, no solo en España, ha triunfado en el mundo. No me digan que no tenemos un poquito de razón. Consideren que, además, nosotros de alguna manera nos dirigimos al público más sensible de nuestro país, nos dirigimos al 9 por ciento de la población y ese 9 por ciento de la población no puede seguir como está en este momento. Por último, les querría pedir que tengan en cuenta ese famoso código de la autorregulación o de la protección del que se habla en esta ley. Muchas familias en este momento tienen problemas con los adolescentes, con los niños. Yo creo que los medios de comunicación —y no hablo de la prensa escrita, que la lee quien la lee, poca gente— tienen mucha influencia. Nosotros podemos ayudar a cambiar eso, nosotros podemos ayudar de alguna manera a que nuestro imaginario colectivo no se muera, y lo tenemos fácil porque nos dirigimos a la parte más sensible de la población, que es ese 9 por ciento, que según lo que les demos ahora de comer serán de mayores. Les pido que lo tengan en cuenta a la hora de terminar de escribir o de aprobar esta ley. La señora PRESIDENTA: También usted ha resultado muy esclarecedor y muy nítido, incluso con mucha fuerza en muchos momentos. Por ejemplo, ha dicho que para hacer los Simpsons se necesita la Fox. Eso resume bastante todo, desde mi punto de vista al menos. Señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Popular, tiene la palabra. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muchas gracias, señor D’Ocón. Efectivamente, ha sido usted muy claro y muy convincente; además, como nos habían hecho llegar unos documentos también muy claros, esperemos que podamos atender sus demandas como se merece. 22 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 No debemos olvidar en ningún caso, cuando hablamos del sector de la animación, ese añadido, que es el único sector que lo tiene, que es el del público al que va dirigido principalmente, a ese 9 por ciento de la infancia. Y nos ha dejado muy, muy preocupados que en estas normas de autorregulación, por la información que tenemos, se vulneran sus derechos sin cesar. En relación con ese ingrediente infancia-autorregulaciónvulneración de la autorregulación hay que tomar medidas y además de manera urgente. Por tanto, ustedes, a lo que vamos a hablar en general, añaden esta cuestión del público al que fundamentalmente se dirigen. Usted ha estado en la comparecencia anterior y además conoce perfectamente todos los avatares del nacimiento de este proyecto. Parece que hay un acuerdo, de momento, en que no se cambie el statu quo de las televisiones. Esto quiere decir que, en la cuestión de la participación en las ayudas a la financiación, en general —usted ha hablado de las dos cuestiones, el fondo a la cinematografía y las televisiones—, si entendemos —y yo creo que en ese sentido va a ir la tramitación de la ley— que las televisiones van a seguir en su situación actual pero que no vamos a aumentar sus obligaciones —el momento procesal en el que están, en el Supremo, etcétera— ni a modificar el statu quo, de las dos líneas a las que usted se refería, vamos a hablar del fondo de protección, participación del sector de la animación en el reparto del fondo de la cinematografía, que es de momento —y ya lo veremos en los presupuestos— el que indica la memoria económica que acompaña al proyecto. ¿Cómo cree usted, exactamente, que deberíamos introducir la cuestión de la animación en esta normativa del fondo? Ha hablado usted del uno por ciento; a mí me parece bien y estoy hablando ahora a título personal. Ustedes están en Fapae, forman parte de Fapae, y mañana se lo preguntaremos a su representante. Si nosotros introducimos la disposición y la disponibilidad del fondo en la cantidad de 2008 y de 2009 y luego un porcentaje específico para la animación, ¿esto es posible sin que el resto de los productores de cine lo cuestionen? ¿Lo tienen ustedes hablado o pactado? A nosotros nos parece bien, no digo ni siquiera a nosotros, digo a mí, que estoy hablando en este momento por mí misma, pero quiero saber qué piensan en Fapae de esto. Aparquemos las televisiones; por lo menos la trayectoria, sean cuales sean las enmiendas, va a llevarnos a no tocar el tema de televisiones. En cuanto al modelo fiscal —le pregunto lo mismo que preguntamos a Uteca—, a ustedes les beneficia, que lo apoyan y que conocen las propuestas de modificación y de clarificación que hace Fapae de ello. ¿Están ustedes recibiendo las ayudas en I+D+i? ¿Cree que, aunque no fuera en esta ley, en alguna otra normativa o regulación lo deberíamos hacer? Porque claramente ustedes aportan muchísimo, es un sector puntero en esto, y querría saber si reciben algún tratamiento o si cree que esto sería bueno. Hemos hablado de las televisiones, pero siempre estoy diferenciando entre las públicas, el servicio público, y las privadas. Hemos quedado de momento en aparcar la cuestión de las públicas. Nos deja muy perplejos lo que usted nos dice de Televisión Española, y ya no hablo de las televisiones autonómicas. Además, ha hecho usted una alabanza al compromiso con TV3. Realmente lo de Televisión Española no nos parece bien. Nos preocupa en todos los sentidos. ¿Usted cree que en este texto deberíamos introducir algo específico sobre la televisión pública —y vuelvo a insistir—, que en este momento está transformando su programación y su entendimiento de lo que es el servicio público? ¿Alguna sugerencia sobre la cuestión de la autorregulación? Vuelvo a hablar aquí a título personal. La palabra autorregulación en España la podríamos suprimir de nuestro diccionario. Sencillamente, nunca vale de nada, no vemos en donde los famosos códigos de autorregulación funcionan. Pero aquí estamos hablando de la infancia, no de otra cuestión. ¿Por lo tanto, alguna sugerencia en esas materias de calificación? Por lo demás no le pregunto, porque usted ha sido muy claro en la necesidad de la bandera de las televisiones y de la televisión pública para abrirse a otros mercados, que, como usted bien ha dicho, llamaremos mercados libres, pero de hecho en Europa, concretamente, todos los mercados están sujetos a unas normativas de protección, y si las nuestras no son equivalentes esos mercados están cerrados. La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de Convergència i Unió. El señor VILAJOANA ROVIRA: Hoy está ocurriendo que doña Beatriz Rodríguez-Salmones hace preguntas —como es la primera que interviene— que yo reitero. Señor D’Ocón, dese por repreguntado en los temas que le planteaba, sobre todo en uno muy importante. Ha escuchado usted el planteamiento de las televisiones privadas y que ellas nunca han tenido problemas. Si ustedes entraran en el 5 por ciento, estarían encantados de la vida, pero también es cierto, señor D’Ocón, que sobre esto la Fapae hasta ahora ni hablar del peluquín y por tanto se lo han preguntado. Haga usted lo que pueda, pero sería razonable que esto fuera así, sinceramente. Dado que en estos momentos tenemos un fondo de protección más elevado y además mantenemos este porcentaje de inversión de las televisiones privadas y públicas, no tiene sentido que no haya la posibilidad en función del criterio que queramos, que es el problema que tiene esta ley. La agencia estatal. Habla de su constitución, pero no aplica criterios, lo que antes le comentaba a la presidenta de la academia. Estoy totalmente de acuerdo, y lo decía antes, en que hemos de hacer cine cualitativo, porque al final ayuda al cuantitativo. Maravilloso. ¿Cómo se decide esto? ¿Quién lo decide? ¿Quién es el listo de esta película 23 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 que puede decir: esto será muy bueno, esto fomentará el cine, esto no, esto es una tontería…? ¿Quién hace esto? Estamos hablando de cosas muy complicadas. Nadie se esperaba que Marc Recha triunfara en Cannes, ni el más listo de la película, ni el propio Marc Recha probablemente. A mí me ha tocado —entre comillas—, y usted lo sabe, por suerte —no directamente, porque era el responsable, pero arriba del todo—, decidir a quién sí y a quién no, y es muy complicado. Repito que me parece fuerte decir cine sí y animación no, igual que decir cine comercial sí y cualitativo también. ¿Cuánto de cualitativo? ¿Cuánto de cuantitativo? Nos estamos metiendo en un lío muy complicado y me gustaría saber su opinión. Primer tema. Segundo tema. Usted —yo se lo agradezco, porque es así— ha dicho que en Cataluña se ha hecho un esfuerzo especial, porque entendemos que la animación es un sector importante desde un punto de vista industrial, cultural, etcétera, y yo voy a defender en esta ley que las públicas, y en este caso concretamente la del Estado, porque si nos metemos en las autonómicas podemos tener un problema de competencias por parte de esta ley, inviertan específicamente una cifra concreta del uno por ciento en el sector de la animación. No me vale lo que nos dirá el presidente de la corporación mañana: ya hacemos convenios. Hacemos convenios con todos, pero también con el cine, y en cambio aceptan el cinco. Creo sinceramente que la pública, en su función de servicio público, puede permitirse un incremento del uno por ciento dedicado al sector de la animación, y mi grupo lo va a defender. Usted ha hablado de que el mercado no es libre y que hay protecciones. Es cierto, es así. Conocemos las francesas, personalmente tengo que decirle que las italianas no, y me gustaría saber por dónde va esta protección. Parece ser que esta ley se lo resuelve a usted. Explíquenos cómo funciona este planteamiento que usted nos hacía: cuando voy a Italia no puedo negociar libremente, sino que me dicen que hemos de hacer un convenio bilateral. Estoy encantado de que la ley se lo resuelva, pero me gustaría saber por qué esta ley le resuelve este problema con Italia, y si me lo dice también respecto a Francia perfecto. Es decir, me gustaría saber cómo la ley le ayuda en este sector, pese a esta pérdida de libertad, que es así. Como ya decía la diputada Rodríguez-Salmones, por unos factores que usted también sabe, como es que el sector de la animación necesita inversiones importantes, y además a largo plazo, todo el tema de la fiscalidad les ha de ayudar, porque, como he escuchado antes al representante de Uteca, la gran ventaja que tiene es incorporar en este sector a nuevos inversores cuyas inversiones sean desgravables al cien por cien por esta vía. Me parece un gran beneficio. Hay inversores del sector financiero o no, compañías que pueden diversificar su inversión cuando en el fondo el riesgo fiscal es cero al final, porque pueden deducirlo como gastos, como hace Televisión Española. Como han dicho las televisiones muy claramente, en el fondo este 5 por ciento es gasto y por tanto tienen todo el ahorro del cien por cien del impuesto de sociedades. Me gustaría que nos aclarara esto porque facilitaría el debate que tendremos en Comisión sobre este tema y nos ayudaría a defender posiciones. Le agradezco mucho su exposición. La señora PRESIDENTA: Señor Tardà, de Esquerra Republicana de Catalunya, ¿desea intervenir? El señor TARDÀ I COMA: Un apunte solamente, porque ya no solamente es la inteligencia de la señora Rodríguez-Salmones, sino además la del señor Vilajoana, con lo cual quedan los restos. A nosotros, que compartimos —de hecho, ya conoce nuestra posición en Cataluña— plenamente lo que ustedes reivindican, nos gustaría que nos ilustrara, cuando ustedes reclaman la obligatoriedad de invertir el 2 por ciento en los canales temáticos en donde la programación básica es la animación, sobre a qué obedece ese 2 por ciento. También me gustaría saber cuál es el alcance que tiene respecto a la industria la tragedia de la que usted ha hablado: sin bandera, vamos a quedar excluidos de la competitividad para con otros Estados que sí han legislado. Nosotros entendemos y compartimos totalmente lo que usted nos ha explicado sobre los imaginarios culturales en el interior del Estado y la capacidad para llevar más allá de las funciones del Estado la pluralidad cultural del Estado español. Además, ha habido grandes producciones que se han vendido en el Estado que han hecho una gran labor didáctica y más allá de las fronteras. ¿Usted cree que esto se valora suficientemente? ¿Cree usted que el plus educativo que ustedes generan en la creación de estos imaginarios —usted hablaba de sembrar— está suficientemente recogido? ¿Las administraciones son suficientemente sensibles a todo ello? Respecto a las televisiones, ¿usted es de los que cree que el statu quo del 5 por ciento no hay que romperlo? La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista del Congreso tiene la palabra el señor Bedera. El señor BEDERA BRAVO: Señor D’Ocón, ha hecho una presentación no solamente convincente, sino además vehemente. Usted es de los que cree en lo que está diciendo y parece que no hay una mínima separación entre lo que piensa y lo que dice y, si es así, es usted un gran actor, que no es el caso. Si se está dando cuenta de lo que está pasando esta tarde, porque ha estado por aquí en las dos anteriores comparecencias, la animación está siendo la estrella de la tarde realmente, ha salido en las dos comparecencias anteriores, en la de la presidenta de la Academia y en 24 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 la del represente de Uteca. Eso significa la importancia que tiene la animación como sector económico y, como decía la propia presidenta, como sector en la creación de puestos de trabajo. También la presidenta ha dicho algo muy importante, lo tengo aquí anotado, que voy a conectar con las primeras preguntas que le voy a hacer, y es la importancia de habituar la mirada de quienes ven estas series de animación, ese 9 por ciento al que usted se refería. Ha hecho elogios a la ley. En la documentación que nos ha remitido, en la respuesta, en el apartado tercero hay unas cuantas afirmaciones rotundas de lo que a ustedes les parece bien y por falta de tiempo no ha entrado demasiado en algunas cosas que a nuestro grupo le gustaría que pudiera ampliar un poco. La primera de ellas es que nos ampliara, como le digo, la relación entre animación y menores. Ahí hay varias cosas. Los contenidos están fundamentalmente dedicados a la infancia y nos gustaría que se extendiera un poco más sobre la autorregulación, también se lo han preguntado aquí, la protección de contenidos y las franjas horarias. ¿Cuál es la opinión? Porque le recuerdo que para lo que valen estas comparecencias es para que tengamos más claro cómo va a ser la tramitación de la ley por los expertos, por los que están representando los intereses que convergen en esta ley. Cuéntenos eso porque para nuestro grupo es muy importante. Amplíenos un poco más. Segunda cuestión que le queríamos preguntar. A veces se da por entendida, y aquí se ha dicho de pasada, la importancia del sector. ¿Nos puede hablar —no digo de cifras concretas— un poco más también de eso? Porque resulta que a lo mejor usted tiene que convencer al legislador de algo que parece que es evidente y no lo es. Cuéntenos cuántos creadores españoles están trabajando en el exterior. Cuéntenos cuál es el posicionamiento en cuanto a calidad. Ha dicho que no son peores, ¿pero realmente estamos hablando de un producto especialmente competitivo como creemos en nuestro grupo? ¿Hay una competitividad, por ejemplo, en 3D? Todo esto ha aparecido en alguna publicación. ¿Cuál es nuestro potencial exportador y hasta qué punto nos puede usted dar información? Después de hablar usted de los porcentajes —donde no voy a entrar porque ya lo han definido muy bien los anteriores intervinientes de otros grupos—, le invito a que valore esta cuestión, porque el Grupo Parlamentario Socialista va a hacer un esfuerzo en este sentido. Sobre todo esto que le estoy contando no se trata solo de darnos palmadas en la espalda, sino que verdaderamente vamos a hacer un esfuerzo con el resto de los grupos para llegar a ese entendimiento que es importante para esta ley. Para finalizar, también le pediríamos que nos diese su punto de vista sobre el doble valor de las películas de animación comunitaria a efectos del cumplimiento de la cuota de pantalla. Me gustaría que nos explicara cómo valoran ustedes ese inciso —me imagino que les parece bien—, el de la cuota de pantalla cuando se trata de películas de animación comunitaria, y hasta qué punto consideran que eso puede arreglar algún problema. Le rogaría que hiciera ese esfuerzo. Muchas gracias por su vehemente exposición y vuelvo a repetirle que el Grupo Parlamentario Socialista intentará en la medida de sus posibilidades —intentaremos que sean muchas— sacar adelante algunas de las cuestiones que usted ha puesto encima de la mesa. La señora PRESIDENTA: Señor D’Ocón, tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORAS DE ANIMACIÓN, DIBOOS (D’Ocón Guerrero): En primer lugar, quiero pedir excusas, porque soy vehemente desde que mi madre me trajo al mundo. No se trata de actuar o de sobreactuar, sino que el problema es que uno es así. Por tanto, pido disculpas por si alguien en algún momento se ha podido sentir ofendido por mi vehemencia, pero cuando uno lleva tantos años pedaleando sobre una bicicleta e intenta que no se le caiga te sale del alma. Yo aquí represento a un sector —dicen que es un subsector, pero me gusta llamarle sector— que, aunque quizá ustedes no lo sepan, partió de cero. En el año 1988-1989, cuando no existía ni Windows, cuando Microsoft funcionaba solo con 4.0 ó con 2.0, la industria española de lo que es ahora la animación empezó a hacer dibujos animados y pintaba los dibujos con ocho bits. Con esto ya les señalo la diferencia de la industria española respecto a otras industrias. Esa industria empezó, se fue consolidando, se fueron creando más empresas, a partir de esas se crearon todavía más empresas, hasta llegar a lo que ahora hay. Después les diré de memoria aproximadamente las cifras, pero entiendan que no serán categóricas, no sea que luego alguien diga que yo me referí a tal cantidad y luego realmente sea algo más o algo menos. Voy a comenzar por las preguntas que me ha formulado la representante del Grupo Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones. Si me pregunta si hay que romper el statu quo de la televisión —y con esto realmente respondo a los dos diputados que me han formulado esta pregunta—, tengo que decirle que, desde mi punto de vista y desde el de mi sector, sí. ¿Por qué? Porque yo no quiero ser un español de segunda, no quiero ser un ciudadano de segunda. Nos dicen: Como ustedes hacen series de animación, no existe el registro y a usted no le cuentan el 5 por ciento. Eso, cuando además acabo de oír a un representante que ha dicho que desde el primer día él está encantado con que las series de animación cuenten con el 5 por ciento. Pues haberlo dicho antes, aunque ya está bien con que lo haya dicho hoy aquí. En cuanto a cómo estamos en 25 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Fapae, tengo que decirle que yo soy vicepresidente de Fapae, como representante de la animación; sin embargo, ustedes han visto que yo he venido aquí como presidente de la Federación Española Diboos. La Federación Española Diboos está constituida por todas las asociaciones —en este momento, cuatro, y de diferentes ámbitos geográficos del Estado español— de animación. De estas cuatro, solo dos pertenecen a Fapae, entre ellas la que yo también represento como presidente, que es APIA. Ya pueden imaginarse ustedes cómo se puso la gente la primera vez que estuvimos hablando de este tema en Fapae. Decían cosas como que si ya habíamos conseguido el 5 por ciento para el cine, no podía ser para la animación y que esto no se lo podíamos pedir. Al final, se dijo por unanimidad que era justo que las series de animación estuviesen, pero desde el punto de vista de Fapae, preferían que no se tocase el 5 por ciento y que nosotros pidiésemos el 6, el 7, el 8, el 9, el 10, el 15 o el que tengan en otros países, que saben ustedes que no es el 5 por ciento. Yo siempre he dicho a los directivos de las televisiones públicas que lo del 5 por ciento son cacahuetes, que son tontos. Si potenciasen el talento de la animación española, si potenciasen el talento de los directores y de los productores españoles… Es como si yo a alguien que empiezo a enseñarle a animar después le machaco. Es de tontos, ahí es donde está la formación. Muchas veces no entiendo el porqué de la discusión de que no se quiere invertir obligatoriamente. Vaya usted a hacer televisión a Francia o a Italia, tienen que dar, aunque no directamente al productor, un dinero cada año de la publicidad que recauda y que administra el Estado. Y el Estado dice: ¿Cómo te devuelvo esta parte de la inversión? Muy fácil: invierte en productor independiente francés y, si coges algo de europeo, lo mínimo. Si es un español, no pasa nada; si es un alemán, quizá… Hago una broma, pero funciona así. ¿Qué hace el cine? Revertirle el dinero que ha recibido de la televisión para que se pueda producir eso y la televisión tenga un producto añadido. A veces nos quejamos porque no vamos a pisar a otro terreno, y entiendo que ahora el statu quo se tenga que mantener porque si no no se rompe nada, pero nuestra obligación como sector es pedir que estemos dentro de la ley, del 5 por ciento. Otra cosa es que los representantes del Gobierno piensen que es mejor no marear ahora ahí e intenten conseguir a través de la tramitación de la ley al menos el 1 por ciento de las televisiones públicas, como decía usted, señor Vilajoana. Como no tenemos nada, estamos encantados, porque la tragedia de la que hablaba usted se masca por un motivo, y ahora intentaré ser un poco ordenado para que no nos perdamos. Antes una empresa privada del Estado español iba a Cannes, al festival de cine o al mercado de la televisión con un piloto, lo enseñaba, conseguía convencer a dos o tres televisiones cuyos jefes estaban allí para decidir y con esas tres preventas, con alguien que entrase en coproducción y con el dinero de la abuela que te prestaba tú hacías la produc- ción. Cuando ibas a ese mercado —lo digo por experiencia propia—, un contrato eran 80 millones de pesetas cuando la televisión de nuestro país no nos abría ni la puerta. Hablo de los años 1988 y 1989. El mercado era libre para nosotros. En nuestro país no teníamos bandera, pero fuera nos íbamos defendiendo. ¿Cuándo cambia esto?, y vamos a hablar de Televisión Española. En el momento en que no hay un solo país que legisle para proteger a su industria, entre comillas, cultural, sino que además empiezan a legislar los que hay alrededor. Fíjense que la empresa que más producía en Europa —pueden ustedes comprobarlo en las hemerotecas— era española, pero el país que más producía era Francia y la empresa española hacía muchas coproducciones con Francia. El problema con Televisión Española es que teníamos un convenio y que logramos convencer al director del momento después de muchos años de sequía. Televisión Española, dependiendo de quien mandase, operaba de manera muy diferente. A veces te compraba porque había visto tu producción fuera y a veces lo hacía porque le caías simpático, pero no había una razón por la que hiciese las cosas. En un momento determinado dejaron de hacerlo con la excusa de las audiencias —que no les afectaba, todo lo contrario, porque la animación española siempre les ha dado niveles de audiencia altísimos— o con la de la SEPI u otras; al final después de una cruda travesía por el desierto les convencimos para que hiciesen un convenio. Ese convenio se hizo por tres años, con una inversión de 4 millones de euros al año —fíjense en la cifra, yo diría que ridícula en lo que nos estamos moviendo en nuestro sector audiovisual—, en total, 12 millones de euros. Ahora ha caducado el convenio. Nosotros fuimos a Televisión Española para preguntarles si nos renovaban el convenio y nos dijeron que estaban pendientes de lo que dijera la ley. Y cuando vamos a ver a la vicepresidenta del Gobierno nos dice que Televisión Española les había dicho que tenía un convenio con nosotros. Aclárense. No tenemos convenio en este momento. Ojalá hubiese podido decir esta tarde, porque lo he pedido, que nos habían renovado el convenio automáticamente. Nosotros necesitamos de alguien que nos ponga la bandera, porque si no, ahora ya no podemos negociar con nadie. El Gobierno de Canadá junto con Media de Europa y el ICIC de Cataluña organiza una jornada en Barcelona para toda España para ver cómo podemos hacer coproducciones entre Canadá y España. Gran problema: nosotros no tenemos fondo de protección hasta que salga la ley que equivalga a lo que tiene el canadiense. Nosotros no podemos decirle a un canadiense: yo te voy a invertir el 70 por ciento de tu producción porque tú vas a invertir en una producción nuestra el 70 por ciento, que es lo que hacen entre Canadá y Francia, porque no tenemos legislación. Por eso es tan importante esta ley. Ya sabemos que esta ley no va a resol- 26 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 En cuanto al modelo fiscal, beneficia al sector, aunque no solo a este sector, pero al de la animación le puede incluso beneficiar más que a los demás, porque nosotros estamos acostumbrados a exportar, como usted me ha preguntado antes, y cuando estás acostumbrado a exportar, es decir, cuando no has tenido televisiones, porque en aquel momento te firmaban tarde o no te firmaban, hay muchas producciones que ustedes verían en los almacenes de las productoras españolas que no tienen como coproductor una televisión española y, sin embargo, se han producido, porque el mercado en aquel momento era libre de otra manera. El modelo fiscal nos va a ayudar a acabar, ya que tenemos ciertas dificultades de financiación por todos los problemas que hay, de complementar la financiación. Pero el modelo fiscal no nos servirá para nada si no tenemos una televisión implicada en un proyecto; si no tenemos a la Fox, por poner un ejemplo nunca haremos famosa esa serie, nunca haremos famosos a sus personajes. Hay otra cosa que no les he dicho: nunca las industrias derivadas de nuestro país podrán seguir fabricando nuestros muñecos o nuestros puzzles o nuestros libros o nuestros DVD. ¿Por qué? Porque si no generamos productos, ellos no fabricarán. Quizás acabarán por fabricar cuatro muñecos e importarán el resto made in China. El I+D+i es muy importante para nosotros. Tenemos que intentar que el Ministerio de Industria, que a nosotros ni nos defiende ni nos deja de defender, nos ubique porque imagino que simplemente no nos tiene todavía ubicados como contribuyentes. Para nosotros el I+D+i no es comprar 300 ordenadores y hacer 400 naves industriales y comprar 20 robots para hacer coches, porque no hacemos coches, no hacemos nada de todo eso, porque nosotros creamos. Nuestro I+D+i son nuestros pilotos de animación, son lo que nosotros llamamos nuestras biblias, son nuestros desarrollos. ¿Ustedes creen que para que salga un proyecto de éxito o dos o tres o los que produzcamos en un año, se inventan a la primera? Es imposible, porque hay pruebas y más pruebas, creación de plugins, que el pelo parezca pelo, que no se vea el polygraph, es decir, todo ese valor añadido en I+D+i que hemos hecho desde la industria privada. Si ustedes compran el Adobe Photoshop, muchas de las herramientas que están dentro del mismo han sido sugeridas y creadas por ingenieros que han trabajado en nuestras compañías de animación. Esto lo pueden preguntar porque es así. Hay cantidad de información que hemos mandado para que el Adobe Photoshop, que era un programa de retoque fotográfico que nadie usaba al principio, les hablo de los años noventa, ahora se convierta en lo que se ha convertido. Nosotros hemos contribuido a eso a cambio de cero. El I+D+i para nosotros es muy importante, pero se tiene que entender nuestro I+D+i, se tendría que ser más apasionado y ver que el I+D+i para nosotros es la creación del piloto o la creación de varios pilotos hasta llegar a crear una serie que sea de éxito y la cadena verlo todo, ni mucho menos, porque la ley dirá lo que ustedes buenamente decidan, pero es el primer paso. Desde 1988 y 1989, con algunos antecedentes de productoras antes de esos años, empezamos a competir en el mercado internacional y ahora cada vez tenemos menos competitividad, porque no podemos poner en marcha proyectos nuevos, porque nos falta nuestra Fox, nos falta alguien. Un día le dijimos a la vicepresidenta: Si no sale, denos una radiofrecuencia, denos una ventanita, porque como explotaremos nuestro producto y la gente verá que es bueno y nos harán anuncios, ganaremos dinero y, como mínimo, lo podríamos reinvertir. Me dijo que eso no podía ser, pero les pongo el ejemplo gráfico para que entiendan lo importante que es que haya una televisión pública o privada en los proyectos que salen del colectivo español, porque si no, podríamos caer en otra cosa, podríamos llegar a convertir nuestras empresas, que son líderes en este momento, a pesar de no tener legislación, en meras empresas de servicios, porque acabaríamos haciendo el 20, el 15 ó el 10 por ciento para justificar una coproducción en Italia o justificar una coproducción en Francia, entonces el francés estaría justificando que todo es Europa, pero en realidad estaríamos haciendo las migajas, estaríamos limpiándoles a los otros los dibujos, que cuando eres aprendiz está muy bien porque aprendes a animar, pero cuando ya eres, no digamos maestro, sino que te has visto las orejas, da mucha pena. Y este sector ya se ha visto un poco las orejas. En cuanto al tema de Fapae, ya lo he mencionado antes. Si no nos metemos mucho en el tema y no les tocamos nada del cine, yo creo que mañana Pedro Pérez dirá de la animación que estamos fuera y que no hay derecho y que es injusto —no sé si es esa la palabra—, porque se lo he oído decir mil veces no solo en Fapae, sino fuera, porque realmente, como decía el señor Vilajoana, no tiene ningún sentido. Son metros de película lo nuestro también, lo nuestro puede ir en químico. Ustedes lo ven cuando se estrena una película. Usted que es de Galicia, señor Louro, sabe que hay una industria muy importante allí y hace películas que se ven en todo el mundo y, además, se han concentrado mucho en el tema de largometrajes y forman parte de nuestra federación. Según como se moviese el statu quo tampoco se rasgaría nadie la vestiduras, teniendo en cuenta, además, que el fondo del ICCA aumenta, estamos al 67 y estaremos al 85 o al 90 por ciento. ¿Qué se va a hacer con toda esa masa de dinero adicional? ¿Producir más cine? A veces ni los propios compañeros ven la dimensión. En todo caso, como ustedes lo tienen mañana aquí, pregúntenle libremente cómo lo hará. Hay un pequeño pacto, pero nosotros hemos tenido que crear la Federación Española de Asociaciones de Productoras de Animación, porque no olvidemos que hay unos ciertos límites. En el fondo pensamos prácticamente lo mismo en la mayoría de las cosas, aunque hay una discrepancia como usted acaba de apuntar. 27 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 tenga audiencia y venda más publicidad, más muñecos y más cosas. En cuanto a Televisión Española, ya se lo he dicho, estamos pendientes de que nos renueven el convenio mientras la ley no se apruebe, y esperemos de la buena fe del presidente de la corporación que nos diga que sí y, como mínimo, que tranquilice a parte de nuestras empresas en este periodo de tiempo en el que nos hemos vuelto a quedar cojos. Sobre la autorregulación, prácticamente usted lo ha dicho, pero es que yo no creo en la autorregulación. Una persona de la industria privada debería decir todo lo contrario, porque no soy una persona de la parte pública, sino todo lo contrario. Me gustaría creer en la autorregulación, pero es imposible. Ustedes solo tienen que ver la programación; lean el Teleprograma o la revista o el periódico que quieran y vean la programación que hay en el horario protegido, en el horario que teóricamente todos nos hemos llevado a la boca que tenemos que proteger; no protegemos a nadie. Después, cuando mi hija me contesta mal, ¿qué le tengo que decir? Cuando me diga palabrotas y se salga de tono ¿qué le tengo que decir? Cuando me dice, con 13 años, que quiere irse a una discoteca hasta las dos de la mañana, ¿qué le tengo que decir, si los modelos que les estamos dando a través de la televisión y de otros medios, pero sobre todo a través de la televisión, son dispares? Con esto no quiero decir que tengamos que volver a épocas anteriores ni quiero censurar a nadie. La Ley de Protección sí tendría que tener una cierta sensibilidad del programador de la televisión para protegerle, autorregularse y que no le saliesen los colores. Sería importante que las televisiones se autorregulasen. Respecto a la calificación, qué quiere que le diga. ¿Sabe qué pasa? Que cuando yo veo una película calificada hace veinticinco años o hace dos años, veo que depende de quien mande así se califican a veces las películas. El criterio es muy dispar. Sería bueno que la calificación la diesen los productores, el que crea la película, como se hace en otros países; oiga, yo he creado esta película para todos los públicos, y que realmente lo fuese. Es un poco lo que hay en América. Fíjense en los tráileres de las películas, establecen all audience, según la Asociation de American Pictures; la película es para 13 o para 18; tampoco hace falta poner para 7, para 10, para 12, para 14, etcétera, ya que eso es un lío. Soy de los que creen que la calificación más bien la tendría que hacer el que crea la obra, y después si se pasa o no lo hace bien que lo echen. Respecto al 2 por ciento que me preguntaba usted, señor Tardà, la conclusión que yo saco al hablar con los directivos de las televisiones es que ellos dicen lo de siempre: No queríamos ninguna obligación. Lo entendemos, porque en nuestro país haríamos lo mismo, pero una cosa es entenderlo y otra cosa es que nos guste. No les gusta tener el 5 por ciento como a nadie de los privados. Sin embargo, te dicen: Es absurdo que una cadena —un poco es el resultado de la expe- riencia— que se dedica las 24 horas del día a emitir series de animación y que hace una, dos o tres películas al mes se le obligue a invertir en películas... (Pausa.) La señora PRESIDENTA: Hay un problema técnico y supongo que no pueden grabarle. Ha habido un problema eléctrico en la cabina de grabación. Desde la cabina de grabación nos dicen que no pueden grabar. (Pausa.) Vamos a continuar. Esta última intervención no se va a grabar, pero constará en el «Diario de Sesiones», gracias a las taquígrafas. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES DE ANIMACIÓN (APIA)-FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORAS DE ANIMACIÓN, DUBOOS (D’Ocón Guerrero): El tema del 2 por ciento de las cadenas son cadenas de televisión —después hablaremos de otras que emiten por otros medios— que emiten las 24 horas del día series de animación. Entonces, ellos dicen: Nosotros tenemos que invertir en cosas que en el fondo no nos sirven para nuestra programación. Y les he dicho, si se cambiase el statu quo o se les dijese —no puedo saber técnicamente cómo lo hacen— que a partir de hoy si participan en series de animación, como están haciendo en Inglaterra, Francia o Italia, se les va a computar dentro de ese 5 por ciento, creo que estarían encantados. Entonces, nosotros decimos: Si a una televisión normal le pediríamos que sea de pago para no pedirles el 5 por ciento, que no se nos enfaden los compañeros de la Feapa. A eso obedece la proposición. Respecto al tema de los italianos, no hace mucho en un festival muy importante en Italia estuve hablando con el presidente de la RAI, que me decía que por qué no se creaba un convenio bilateral entre España e Italia y que qué podríamos hacer desde la federación de productoras. ¿Qué podemos hacer desde la federación de productores? Yo le dije: Tenéis que esperar a que tengamos legislación, porque para crear cualquier convenio bilateral entre países, aunque sea con Italia, que es de la Unión Europea y no haría falta, es necesario que las reglas del juego sean las mismas en los dos lados. Es el mismo caso de Canadá cuando hace un convenio bilateral como las empresas de servicios normales y corrientes. Yo tengo que decir: Les propongo un proyecto de mi imaginario colectivo. Ustedes van a invertir el 30 y yo el 70 por ciento. Sin embargo, cuando ustedes me presenten alguno de su imaginario colectivo italiano, yo voy a hacer lo mismo. Me comprometo a invertir el 30 por ciento. Se hace siempre en todos los proyectos. Normalmente las partidas se hacen a dos series, a dos proyectos y por eso es importante. Esto en la ley no lo dice, pero es consecuencia de no tener un registro que diga: Esta serie es del productor tal, pero no porque lo diga la productora. Hay muchas series en el mercado que ustedes creen que son de quien 28 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 son porque lo han visto en una pantalla, pero no porque exista un registro. Eso comporta un problema grave al hacer el registro. Por ejemplo, no podemos poner como garantía de hipoteca mobiliaria el copyright. Por una deuda que queremos aplazar. Nuestra industria no puede hacerlo porque no nos lo aceptan; no tenemos credibilidad por no existir un registro. Es importante que esta ley salga adelante y lo haga en las condiciones que les estoy exponiendo. Por último —si se me olvida algo, me lo recuerdan—, como ya les he contestado sobre la autorregulación, quería hablarles de la relación entre animación y menores. Existe una confusión importante que me gustaría aclarar porque a veces se produce la confusión: animación igual a menores. Eso no es así. Ustedes y yo consumimos animación. Habitualmente existe animación en todo lo que estamos viendo en este momento. La industria de animación no se reduce solo a dibujos animados, también es el spot de publicidad que rellena la taza del lavabo, el donuts que vuela o la película en la que se rompen 3.000 coches. Todo eso es animación, aunque ese no es nuestro fuerte; nosotros somos fuertes en otras cosas. Digo que no hay que confundir animación igual a menores porque a veces se piensa que una serie de dibujos animados es para niños, cuando hay series de animación que se dirigen a objetivos más elevados. Por último, las cifras del sector. No puedo decir si en este momento movemos 100 ó 150 millones de euros, pero vamos por ahí. La mayoría de los ingresos de este sector viene de la exportación, no de las adquisiciones por parte de las cadenas públicas o privadas. El día en el que esas televisiones públicas y privadas decidan comprar material español, ustedes verán un nuevo copyright y pensarán que es una película antigua, pero no lo es, sino que en España no se había visto nunca y es nueva. En cuanto a la calidad está mal que lo diga, pero está contrarrestado y lo han visto en los medios de comunicación, en las televisiones y en las pantallas. No tenemos por qué pensar que lo que se hace fuera es mejor, porque no es verdad. Hoy en día la tecnología ha democratizado el talento e incluso puede llegar a cualquier chaval que esté en casa. Nosotros hemos contribuido a que esa tecnología llegue a todo el mundo. ¿Se puede poner en tela de juicio nuestra calidad? ¿Que no nos compran la calidad? Vendemos arena en el desierto. Estamos vendiendo a los Estados Unidos. No estamos vendiendo a la televisión de un pueblo de Nebraska que nadie conoce, sino que estamos vendiéndole a las televisiones grandes. Como no tenemos el lote, le vendemos una cuando podemos. Si tuviésemos un lote, como ellos hacen con nosotros, a lo mejor estaríamos en igualdad de condiciones. En cuanto a los profesionales españoles, muchos de los animadores que están trabajando Light and Magic de George Lucas, en la compañía de Dreams-Works de Spielberg o la animación de Fox han salido de la indus- tria española y si no, lean ustedes los títulos de crédito y lo comprobarán. Los diseños de las últimas películas de Spielberg se han hecho en Barcelona, lo hacen dos hermanos. Esa es nuestra industria. Hemos sido capaces de exportar el talento, no porque hayamos querido porque no queríamos que se fueran, pero es que les pagan mucho mejor porque tienen otro nivel. ¿Somos competitivos en 3D? Absolutamente. ¿Tiene algo Pixar que no pueda hacer cualquier estudio español? Nada, solo una cosa: la distribución. ¿Saben por qué les falta la distribución? Porque si nosotros tuviésemos una Fox que en vez de hacer de la noche a la mañana el mismo programa repetitivo y endogámico solo para la cuenta de resultados de ese momento y pensase en el futuro, tendríamos esa distribución. No la tenemos porque estamos haciéndolo todo para el momento. Para terminar, tenemos un potencial exportador. Si esta ley sale, lo que tiene que hacer la industria de la animación es unirse para distribuir, para crear nuestra OGC porque tenemos el potencial exportador, lo que pasa es que a veces no lo tenemos con la continuidad que nos gustaría porque nos falta el motor, como he dicho antes, la bandera. Se ha referido al doble valor de la cuota de pantalla. Estamos en Europa y tenemos que abogar por todo lo que sea europeo. Sin embargo, ni en Francia ni en Alemania a los españoles nos defiende nadie. En nuestra ley figura que del 5 por ciento, como mínimo, un porcentaje tiene que ser europeo. Allí no existe nada de eso. Si es todo es en francés, todo es francés y si llega algo en español que cuenta como europeo y le interesa a alguien, entra. Ya sé que no sería prudente quitar la palabra europeo de la ley. Está bien que exista la doble cuota, pero nos gustaría que cuanto más fuera de nuestro sector, de nuestra industria, mejor. No sé si me he dejado alguna cuestión sin responder. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor D’Ocón, por su claridad y suerte. — DEL SEÑOR PRESIDENTE DE INDUSTRIAS TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL, AITE (RODRÍGUEZ MUÑOZ). (Número de expediente 219/000837.) La señora PRESIDENTA: Continuamos con la comparecencia de don José Ramón Rodríguez Muñoz, presidente de Industrias Técnicas del Audiovisual Español, AITE. Si ha estado usted aquí antes ya conoce las reglas del juego. Le rogamos que sea breve, teniendo en cuanto la hora que es y que esta sesión está muy cargada. Esta mañana hemos tenido un Pleno con el cual no contamos cuando fueron convocados, por lo que hemos tenido que pasar algunos comparecientes a la sesión de la tarde y a la de mañana por la mañana. Bienvenido a esta Comisión. Tenemos la contestación del formulario que 29 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 amablemente nos han remitido. Tiene la palabra y le rogaría que fuera lo más breve posible. Señorías, la seriedad no es compatible con la morosidad. ¿Por qué? Porque en la actualidad se da el caso —y ahí están las circunstancias— de que un productor que haya incumplido con sus compromisos de pagos con nosotros por servicios que les prestamos, realizados incluso sobre una película subvencionable y que recibe fondos del Estado, puede recibir una nueva subvención para su siguiente película aunque no haya cumplido y sea moroso con nuestras propias industrias. Eso lo tenemos que ver y eso para los afectados resulta a veces indignante. Hemos llegado a un punto en que la deuda con alguna de nuestras empresas asociadas es de tal magnitud que se convierte en un auténtico drama. De hecho, en estos momentos hay más de una empresa que está al borde del cierre, con lo que supone dejar familias en la calle y cerrar empresas que llevan años y años dentro de esta industria. Señorías, esto no se puede permitir. En un mercado libre, la morosidad va a estar presente siempre, estamos acostumbrados y, en mayor o menor grado, estamos preparados para asumirla, pero lo que no podemos permitir bajo ningún punto de vista es la impunidad de la morosidad. Con la aplicación de la ley, y gracias a las medidas desarrolladas, prevemos un tejido industrial con una actividad económica más estable. Queremos un cine bien hecho por encima de todo y, si es posible, que sea bueno. Destacamos dentro de la ley también la creación de la Agencia Estatal de Cinematografía y del Audiovisual, donde se verán representados todos los actores de la cadena de valor, incluidos los distintos ministerios afectados. Así podremos hablar de un sector estratégico, tal y como menciona el preámbulo de la ley, algo por lo que nosotros siempre hemos apostado. Además, podemos aportar el buen saber hacer de nuestras industrias técnicas como un valor a promocionar en el exterior, para contribuir a generar riqueza y trabajo estable. Ya no se trata solo de promocionar e intentar vender la producción audiovisual, sino que vivimos en un país que está absolutamente preparado técnica y creativamente para atraer grandes producciones y trabajos de obra audiovisual a España. No querría terminar mi intervención sin hacer mención a la importancia de la formación permanente y de ámbito europeo, que hoy es necesario. Apostamos por los técnicos y por los cineastas europeos, que cualquier persona que haya recibido una formación aquí pueda culminarla en otro país de la comunidad. A fin de cuentas, estamos intentando hacer una Unión Europea, porque al final son las personas el mejor activo de nuestras empresas. En este año, en el que la asociación que presido celebra su décimo aniversario, no podríamos esperar mejor regalo que esta ley que estamos debatiendo. El señor PRESIDENTE DE INDUSTRIAS TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL, AITE (Rodríguez Muñoz): No se preocupen, señora presidenta, señorías, porque les aseguro que a mí me dijeron que contaba con diez minutos, pero voy a tardar menos. La primera pregunta que se nos remitió en el cuestionario decía: ¿Creen necesaria la ley? Y nuestra respuesta fue simple y clara: Sí, porque por fin se reconoce el papel primordial de las industrias técnicas en el proceso de producción y de difusión de la obra cinematográfica y audiovisual. ¿Y quiénes somos las industrias técnicas? Las industrias técnicas somos las empresas que facilitamos los medios y los profesionales para que se pueda hacer una película o una obra audiovisual. Estamos presentes en el rodaje con el suministro de los materiales, con el alquiler de las cámaras, de las grúas y otros equipamientos, con la iluminación y los decorados de platós, e incluso con esos efectos especiales que se hacen en el rodaje y que luego quedan tan aparentes de explosiones y lindezas de otro tipo. Además, somos las empresas que facilitamos el montaje de las imágenes, la sonorización de la película, los efectos digitales, incluso en 3D, a veces en colaboración con nuestros compañeros del mundo de la animación, y por supuesto, el doblaje o la subtitulación de esas películas. Nuestros laboratorios facilitan la copia estándar o el máster digital de esa obra para su distribución y difusión por cualquier medio, ya sea la proyección en las salas de cine, ya sea para la emisión por las televisiones de todo tipo, ya sea para reproducir en casa con el DVD, o incluso hoy en día con las descargas por Internet. Por supuesto hablo de las descargas legales. También aparecen nuevos dispositivos, como los teléfonos móviles y cualquier otro que pueda aparecer en el futuro y el que la tecnología nos pueda llevar. Por encima de todo, señorías, somos una cosa: las industrias técnicas somos empresas, lo que significa que realizamos inversiones para tener la última tecnología disponible y el personal más capacitado. Por tanto, lo que necesitamos es desarrollar nuestra actividad empresarial en un entorno estable que permita una posibilidad de crecimiento empresarial. Consideramos que la ley respalda los aspectos económicos e industriales, pone las bases para que pueda entrar el capital privado, lo que creemos puede reactivar el sector si demostramos que pueden ser inversiones rentables; si no, no entrará. Porque aquellos grupos de inversión que puedan entrar en el cine y en el audiovisual, en general, lo que necesitan es encontrarse con proyectos serios y con plenas garantías de viabilidad, desde el principio al final del proceso. Por desgracia, todavía hoy, si algún productor gestiona mal su proyecto, al final, somos las industrias técnicas las que más pagamos el pato. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias por esta intervención tan concisa y tan clara. 30 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Es interesante lo que nos han ofrecido. Este planteamiento que hace la ley de condicionar el pago a la continuidad de las ayudas nos parece fundamental y la vamos a apoyar claramente. Le agradezco la información que nos ha hecho llegar y las enmiendas que nos sugieren. Pasamos al turno de interpelaciones y preguntas. Tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario Popular señora Rodríguez-Salmones. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Quiero darle las gracias por su intervención, señor Rodríguez Muñoz, y por el documento que nos remitieron. Para mí —y entono el mea culpa— una de las grandes sorpresas, cuando empezamos a seguir esta ley y su tramitación, fue la primera conversación que tuve con los representantes de su sector. Esa idea de que existía esta especie de impunidad donde no se pagaba, donde se podía haber puesto en una producción de una película un 30 por ciento de subvención pública, un 30 por ciento de otro concepto y un 30 por ciento que van a pagar las empresas —porque no les vamos a pagar—, era una cosa inconcebible en cualquier otro sector. Aquí el que no paga quiebra o suspende pagos, pero no sigue su actividad normal. Por lo tanto, nos complace enormemente que una cosa que aparentemente es tan simple —dos líneas casi en una ley— venga a darles satisfacción, y lo que lamentamos es que lo podíamos haber hecho antes. Estamos hablando exclusivamente de un requisito necesario para acudir a otras ayudas. Supongo que cuando no se pueda acudir a otras ayudas, como cualquier empresa que tiene una deuda, tendrán la capacidad de cobrar esa deuda por algún procedimiento normal. No sé si —creo que lo hablamos en una primera conversación— habría que introducir un seguro necesario, a lo mejor no legalmente. Me gustaría que nos lo dijera. En el documento que nos adjunta, nos comenta cuestiones que nos parecen muy interesantes: la accesibilidad audiovisual de personas con discapacidad. Cermi nos ha presentado a todos enmiendas en este sentido y queremos saber por qué les interesa esto especialmente, si es porque creen que es justo o si además en su industria se aportan determinadas tecnologías o medios. Creemos efectivamente en la promoción exterior del cine, como usted dice, y posiblemente sea una enmienda que haremos nuestra. En el mercado internacional se tienen que vender y promocionar todas estas industrias punteras del cine en muchas ocasiones. Por último, usted ha hablado de la formación de profesionales. ¿Cómo articulamos esto en esta ley? ¿Qué proponen ustedes para que a esto le demos presencia en esta ley? La señora PRESIDENTA: Señora Muñoz, del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra. La señora MUÑOZ SALVÀ: En primer lugar, quiero darle las gracias por su intervención. Le expreso mi satisfacción por la exposición y por la coincidencia de criterios con el Grupo Parlamentario Socialista en cuanto al proyecto de Ley del Cine. Quiero agradecerle también el cuestionario que, junto con su exposición, ha sido muy claro y siendo muy conciso nos ha clarificado aspectos importantes y relevantes que inciden en la ciudadanía. Yo me quedo con dos cosas que resumen su exposición: que la seriedad no es compatible con la morosidad y no a la impunidad de la morosidad. Tengo que felicitarle por su página web. He estado mirándola esta tarde en Internet y es muy clara, optimista y positiva. En el cuestionario sobre el proyecto de ley se comenta la falta de obligación de que la distribución de obras audiovisuales para el visionado privado incluya el subtitulado para las personas sordas y con discapacidad visual y la audiodescripción. Desde el punto de vista del Grupo Socialista, les honra su sensibilidad hacia las personas con discapacidad, como ya han comentado mis compañeros del Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) y del Partido Popular. También ponen el acento en la formación, esencial para el desarrollo de una actividad y de un país, también por tanto para el desarrollo de la ley, y otro aspecto que les preocupa es la colaboración y el trabajo conjunto derivado de las relaciones con los otros países de la Unión Europea. Siento placer al ver que una asociación muy técnica se preocupa de temas tan humanos como la formación, la discapacidad y la colaboración, de lo cual me alegro mucho. Mi pregunta va dirigida a otro tema también humano, como es si creen que el proyecto de ley beneficiará al cine español, a su desarrollo y a la potenciación como embajador en el exterior. La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez, tiene usted la palabra. La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana. El señor PRESIDENTE DE INDUSTRIAS TÉCNICAS DEL AUDIOVISUAL ESPAÑOL, AITE (Rodríguez Muñoz): Voy a intentar llevar un poco el orden en las respuestas. En cuanto a la primera pregunta de la señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Popular, sobre riesgo y capacidad, somos empresas y cualquiera que se maneje en un ámbito empresarial asume riesgos de todo tipo. A veces un cliente puede tener un proyecto El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Rodríguez Muñoz, en primer lugar, le agradezco mucho su presencia y la información que nos ha hecho llegar al grupo. Lo que nos está pasando toda la tarde es que la señora Rodríguez-Salmones está planteando los mismos temas que yo, y le voy a evitar una reiteración de preguntas. 31 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 y no salir como se preveía, pero hoy en día eso es norma habitual, se discute, se habla, se prolonga, se llega a hacer algunas quitas. Estamos acostumbrados a eso y es normal y habitual. Lo que era un poco exasperante era que, por desgracia, tal y como estaba constituido el sistema en estos momentos, se utilizaba mucho la ayuda, la subvención, las financiaciones a través de las posibles taquillas, etcétera, como medio de pago, de prenda o garantía sobre servicios que se pedían en el momento, por ejemplo con un laboratorio al hacer las copias, etcétera. Si eso no sucedía, al final la solución era no pagar, y ya está, hay medios, y muchas empresas nuestras tienen a clientes en juzgados y en procesos de quiebra, de quitas, de embargos, etcétera. Pero curiosamente, cuando eso estaba pasando, lo que enervaba un poco era ver que esas mismas personas cambiaban el orden de sus apellidos, montaban una nueva productora y conseguían subvenciones para una nueva película. Es como decir: aceptamos las cosas, pero, por favor, no nos —con perdón por la expresión— chuleéis. Además se estaba empezando a tomar como moneda corriente. Estamos aquí porque creemos en la cultura, en el cine, y todos sabemos que muchos de nuestros asociados y nuestras industrias se dedican al cine simplemente por la devoción que sienten por él porque no les da resultado económico. El resultado económico hoy en día está mucho más en los trabajos realizados con las televisiones, en la publicidad, en otros entornos. El cine nos apasiona, como a la mayoría de la gente que tiene una sensibilidad cultural. Hay mecanismos que están ahí y que se dan. Usted hablaba de seguros. Hay un seguro a buen fin para asegurarse de que realmente se llega al buen fin de una película, pero tiene un coste y es difícil muchas veces de asimilar en la producción. En el futuro vamos a empezar a ver cosas de estas porque el capital privado sí que va a ser muy exigente a la hora de exigir garantías y vamos a ver muchas novedades en ese aspecto. Por eso era importante para nosotros que hubiera toda esta serie de medidas que implicaban incluso la intervención de otros ministerios fuera del ámbito de la cultura. El mismo registro de las obras audiovisuales que se plantea ahora, y que ha sido por parte de Fapae una de sus grandes aspiraciones, va a ser muy clarificador porque va a permitir saber realmente si cuando estamos negociando con alguien es poseedor de verdad de esos derechos de los que está hablando o está contando una milonga, cosa que ha pasado muchas veces. En cuanto a la accesibilidad por parte de la discapacidad y nuestra relación con ella, señorías, somos empresas, pero somos personas también, tenemos corazón y tenemos sobre todo algo, tenemos el convencimiento de que tenemos que tener una responsabilidad social corporativa y creemos en ella. El caso de las personas con discapacidad obviamente es uno de los casos donde más podemos incidir, porque es algo que nosotros podemos proveer y estamos ya en ello. Como asociación, formamos parte del CESIA, Centro Español de Subtitulado y Audiodescripción, dependiente del Real Patronato de Discapacidad, y nosotros subtitulamos y doblamos películas. Algunos de nuestros asociados, que especialmente están formados por personas con discapacidad y que están dedicados a ello, han desarrollado metodología para que eso se pueda hacer, pero queremos que esté en todos los aspectos. Hoy en día, cuando alguien compra un DVD y se lo lleva a casa, lo tiene en 14 idiomas, no solamente en los propios del territorio español. Más, aparte, la necesidad que puede haber de hacer ayudas para que eso se dé. Hay cerca de dos millones de personas con discapacidad en nuestro país y tienen derecho a tener acceso a la cultura audiovisual y no podemos ponerles ese límite por algo que se puede y tenemos capacidad de hacer. Además, el lenguaje audiovisual es un lenguaje que es universal. Les diría que estamos trabajando también para que el lenguaje audiovisual sea el lenguaje de expresión de las personas con discapacidad y ya hemos empezado a trabajar con estas personas para que puedan crear sus obras audiovisuales y puedan contar lo que sienten y sus historias porque se puede hacer, y hay un largo camino que recorrer en ese aspecto. En cuanto a la formación, señorías, me gusta distinguir cuando hablo de esto entre educación y formación. Educación son los conocimientos que recibo a través de una entidad de formación, bien sea en el ámbito de la universidad, pública o privada, escuelas de cinematografía o de distinto tipo, pero todos sabemos que luego necesitamos vivir unas experiencias que son las que dan realmente ese toque necesario para poder desarrollar tu labor. Hoy en día vivimos en la Comunidad Económica Europea. Hoy en día hay proyectos de formación como el proyecto Erasmus o como el proyecto Leonardo que permiten el intercambio de personas universitarias o que están empezando sus primeros trabajos para que puedan terminar de formarse en otros países de la Unión. Ese tipo de experiencias sería necesario llevarlas al mundo del cine, al mundo de lo audiovisual, porque hoy cualquier persona tiene que tener capacidad para poder trabajar en cualquier punto y lugar de la Unión Europea. Además, es necesario que existan redes de comunicación. Es necesario que existan autopistas especiales para el mundo de lo audiovisual, para que pueda haber un intercambio de información, de contenidos; hay muchas cosas que la tecnología puede permitir que hacen que estemos hablando de una expansión cultural. En cuanto a la última pregunta que me ha formulado S.S., he de decir que a veces desconocemos lo que somos capaces de hacer y lo que es capaz de hacer el mundo de lo audiovisual, porque nos hemos centrado mucho en el cine. En primer lugar, por supuesto el propio cine es un embajador de nuestro país; lo ha sido para otras culturas ¿Quién no conoce París por su cine? 32 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 ¿Quién no conoce Nueva York por su cine? ¿Quién no conoce otros sitios del mundo por su cine? Acabo de volver de un viaje por Asia, donde he asistido a unas reuniones relacionadas con la producción y donde también he coincidido con Fapae. Hay empresas españolas que están realizando muchísimos documentales en alta definición sobre España —sobre el fútbol, los toros, etcétera— que tienen un gran nivel de consumo, sobre todo en los países asiáticos. Esto ha impactado incluso en el crecimiento del interés turístico de personas de origen asiático por venir a España a conocer los Sanfermines y otras festividades españolas. Incluso una persona de una productora que había hecho un documental sobre Aragón y sobre la fiesta del Pilar me dijo que de repente había habido un crecimiento del interés por parte de ciudadanos japoneses y chinos en venir a España a aprender, no ya flamenco, sino jota aragonesa. Por supuesto que el cine es embajador de nuestro país y, por eso, por encima de todo tenemos que seguir defendiendo nuestra cultura. Nosotros nos hemos dirigido al Ministerio de Educación y Ciencia, porque creemos que el lenguaje audiovisual hay que llevarlo a los colegios y a las escuelas. Hay que enseñar a nuestros hijos a discriminar todo lo que reciben, porque van a ser bombardeados —ya lo están siendo, pero todavía más— por imágenes y tienen que empezar a saber discernir, a saber discriminar lo que vale de lo que no, lo que es bueno y lo que no. Eso solo se consigue a través de la educación y de la formación. Creo que no me he dejado nada por responder. Espero haberlo hecho o a satisfacción de sus señorías. denta, señorías, gracias por invitar a la federación que represento a esta Cámara. Antes de entrar en el proyecto que nos ocupa, me voy a permitir presentar de forma muy breve la federación que represento, ya que Fedicine constituye la práctica totalidad del sector de la distribución. De hecho, en la actualidad Fedicine representa alrededor del 90 por ciento de la distribución de este país. En efecto, en esta federación está integradas las coloquialmente conocidas como majors, pero me gustaría aclarar y enfatizar que también están integradas distribuidoras independientes y en esta federación precisamente sentimos que son las que tienen que ser más apoyadas. En relación con el proyecto de Ley del Cine, quería empezar hablando de la oportunidad que a nuestro juicio supone este proyecto. En efecto, nos encontramos en un momento de grandes cambios en el sector cinematográfico, cambios provocados principalmente por las nuevas tecnologías, que afectan a la forma de operar en el mercado y que nos arrastran a nuevas formas de negocio. En Fedicine nos parece oportuno que se haga una ley que recoja todos estos elementos nuevos. Me refiero en concreto al cine digital, al uso masivo de Internet y al principal problema que se deriva de este uso y que afecta de forma dramática al sector cinematográfico, la piratería audiovisual. Todos estos elementos influyen en la forma de hacer negocio, nos guste o no, y nos llevan a una mayor globalización, a estrenos simultáneos a nivel mundial, a una explotación más concentrada en el tiempo de la película, etcétera. Debo advertir, sin embargo, que cualquier ley que afecte a la cinematografía suele afectar de forma tangencial a la distribución y este proyecto no es una excepción. Como sus antecesoras, es una ley cuyo objetivo principal es apoyar el cine de nuestro país y por tanto se dirige fundamentalmente a la producción española. En efecto, como SS.SS. habrán percibido, la intervención del sector de la distribución durante la redacción del anteproyecto ha sido más bien de perfil bajo y limitada a contestar por alusiones. Dicho esto, se podría apuntar por parte de este sector lo siguiente. Aun sabiendo que combatir la piratería audiovisual no es objeto de este proyecto, pero puesto que en este momento es la mayor lacra que sufrimos y nos afecta a todos los sectores de la cinematografía, extremo este sobre el que, además, hay unanimidad y que, como he dicho al principio de mi intervención, está cambiando nuestro modelo de negocio, Fedicine propone una serie de medidas concretas para combatir la piratería audiovisual que deberían incorporarse al texto del proyecto y que hemos propuesto en forma de enmiendas y remitido en el cuestionario que esta Comisión nos hizo llegar en el mes de julio. Se trata simplemente de dejar claro que nadie puede realizar sin autorización la grabación de una película en una sala de cine y que tal grabación en ningún caso puede estar amparada por la excepción legal de copia privada. Tal y como expusimos en el cuestionario, creemos muy importante La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Rodríguez Muñoz. Ha sido usted muy claro… El señor RODRÍGUEZ MUÑOZ: Muy pasional también, como nuestro compañero. La señora PRESIDENTA: No, ha sido muy claro y muy positivo para la información de esta Comisión. Le damos las gracias por ello. — D E L A S E Ñ O R A D I R E C TO R A D E L A F E D E R AC I Ó N D E D I S T R I B U I D O R E S CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (ARTACHO GARCÍA-MORENO). (Número de expediente 219/000831.) La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida a la siguiente compareciente, doña Estela Artacho García-Moreno, directora de la Federación de Distribuidores Cinematográficos, Fedicine. Tiene la palabra. La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (Artacho García-Moreno): Señora presi- 33 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 de apoyo que pueden ser subvenciones o medidas alternativas de reducción de costes. En cuanto a la promoción de la película, esta federación recomienda la inclusión en el proyecto de ley de la obligatoriedad de promocionar las películas en los cines, tráileres y demás materiales de promoción física. En cuanto a los elementos más positivos de este proyecto, que sin duda los hay, nos gustaría señalar los siguientes. Nos parece muy positiva la transformación del ICAA en agencia estatal, aunque echamos en falta arrogarle autoridad y responsabilidad en el campo de la piratería audiovisual. Por eso, hemos propuesto una pequeña modificación dentro del detalle de sus competencias. Simplemente solicitamos que entre sus atribuciones figure el fomento de la actuación de los órganos competentes para actuar contra la piratería y en la prevención de la misma y la colaboración con las entidades que luchan contra esta lacra. El mantenimiento de la libertad de empresa en las contrataciones entre los distribuidores y los exhibidores, como no podía ser de otra manera, porque entendemos que la Administración no debe, y sobre todo no puede, entrar en la regulación de las relaciones económicas entre empresas privadas. La limitación a las administraciones públicas con respecto a las proyecciones cinematográficas gratuitas, evitando así la competencia directa con las salas privadas. El apoyo a la digitalización y otras nuevas tecnologías. En este sentido, en Fedicine estamos convencidos, como he dicho antes, de que el futuro del cine es digital y no les conviene a nuestras salas quedarse atrás, por eso favoreceríamos cualquier medida de apoyo a las mismas para ayudarles en su reconversión a esta nueva tecnología. Por último, nos parece una medida de justicia y de sentido común que las empresas que a veces no cumplen sus contratos con los actores o industrias técnicas no puedan acceder a las ayudas públicas y, por supuesto, a las bonificaciones fiscales que contempla esta ley. En resumen, señorías, esta es la postura de Fedicine con respecto al proyecto de Ley del Cine, aunque, tal y como comenté al principio de la intervención, el sector de la distribución tiene una postura neutra con respecto a este proyecto, puesto que no hay cambios sustanciales en cuanto a nuestro sector y, por tanto, nos afecta de forma muy tangencial. Muchas gracias por escucharme y con mucho gusto estoy a su disposición para aclaraciones o preguntas. incluir estas medidas, ya que el origen del 90 por ciento de las copias ilegales que se distribuyen a través de Internet o por vendedores ambulantes, los conocidos como manteros o mochileros, son grabaciones no autorizadas de obras cinematográficas que vienen realizándose en las salas de exhibición sin conocimiento de los responsables de las mismas. En el mismo cuestionario enviado a esta Comisión apuntamos la necesidad de actualizar el modelo de parte de declaración de exhibición, actualizar y mejorar las normas existentes sobre la obligación de los exhibidores de hacer públicos y accesibles para todos los derechohabientes —Administración nacional y autonómica, derechos de los autores, derechos de los actores y artistas intérpretes, productores, distribuidores, etcétera— los datos sobre taquilla y audiencia. Hasta ahora no se ha conseguido uniformizar y exigir su aplicación estricta. Por tanto, consideramos muy deseable que se uniformice un modelo de parte-declaración, coloquialmente conocido en el sector como hoja de taquilla, más transparente y más completo, y adjuntábamos un posible modelo, que nos parece más completo, de taquilla diaria, detalle de precios aplicados, detalle sobre sesiones, número de espectadores, hoy día de fácil implantación dada la informatización de la mayoría de las taquillas. También podríamos apuntar, en segunda línea de aspiraciones, las siguientes cuestiones. Entendiendo que el espíritu de la ley es proteger a los actores más débiles, a la vez que defender y fortalecer a los operadores nacionales, creemos que es importante matizar la definición de distribuidor independiente que aparece en el proyecto, si bien, en honor a la verdad, no hemos sido capaces de encontrar la definición idónea. En concreto, proponemos excluir del redactado final la vinculación a redes y/o grupos de comunicación —radios, prensa o editoriales—, ya que dentro de la tendencia actual del mercado y en aras de ser más sólidos y competitivos frente a las multinacionales la distribución independiente, tal y como ocurre en otros países europeos, debe o deberá asociarse a este tipo de empresas afines. En cuanto a la definición de exhibidor independiente, sería deseable incluir un número máximo de pantallas. También recomendamos apoyar a las salas para ayudarlas en su transformación al futuro digital. Este punto lo consideramos especialmente deseable, ya que en este momento, en España, de las casi 4.300 salas que hay en la actualidad, solo 12 son digitales. En este sentido, estamos muy por debajo de otros países de nuestro entorno, como Reino Unido o Alemania, cuyos gobiernos están haciendo un esfuerzo de apoyo a las salas. Igualmente, sería deseable apoyar la exhibición independiente de las zonas rurales, en atención a la importancia social y de fijación de población que esta exhibición puede tener en localidades rurales; medidas La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. La señora Rodríguez-Salmones, del Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muchas gracias, señora Artacho, y también ha sido muy interesante el documento que nos han remitido. 34 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Sin ánimo ninguno de crear rivalidad ni de abrir frentes, nosotros tenemos hoy el gusto —y además lo ha hecho muy bien— de escuchar a Fedicine, pero se había solicitado que viniera también —y no va a estar presente, aunque se les había enviado el cuestionario— a Adicine. Por tanto, nos encontramos aquí con dos sectores de la distribución, uno mucho más grande, es evidente, el que usted representa, y lo que sí nos gustaría —y prefiero que lo haga usted que hacerlo yo— es saber dónde están los matices entre unos y otros. Esto por un lado. Nos interesa mucho saber, porque es el gran problema y tampoco va a estar aquí la Asociación Videográfica o la gente que está entorno al video, lo que ustedes sugieren con respecto a la piratería. La piratería está haciendo un daño gigantesco, va in crescendo y estamos batiendo todos los récords. Ustedes hacen sugerencias de dos tipos. Una, en las salas y nos dicen que efectivamente ahí está el origen de la mayor parte de la piratería. Pero eso en las películas de máxima actualidad, que también es verdad que son las más pirateadas, pero también se hace por otros soportes y sencillamente ahí nos proponen mayor implicación por parte del ICAA. Si fuera posible, en esta ley tendríamos que ir más allá, no solo habría que reforzar el ámbito de la exhibición, sino también intentar ser más eficaces en la piratería en su conjunto, no solo en el control de las salas. Nos gustaría que, además de lo que usted nos dice de que se implique más el ICAA, nos pudiera detallar un poco más cómo lo ve usted. Ahora mismo va a venir el último compareciente, el representante de FECE, de la Federación de Cines de España, y vamos a tratar la cuestión de la cuota de pantalla, que es muy controvertida y, a nuestro juicio, muy difícil, porque se les impone una contribución al cine español que, sin embargo, no se compensa. Nos gustaría oír su opinión, su punto de vista, ya que no representan al sector de distribución necesitado de cuota de pantalla, porque a las empresas que usted representa en este momento no sé si les afecta, en cualquier caso vivirían perfectamente sin la cuota de pantalla. Nos gustaría oír sencillamente su opinión, ni siquiera sus sugerencias. Sin embargo, no solo tenemos la cuota de pantalla, sino que tenemos una serie de cuestiones que sí nos gustaría preguntar a usted ahora e inmediatamente al sector de la exhibición. ¿Qué opina usted, porque en su distribución abarcan todo el periodo de vida de una película, de la regulación sobre ventanas en las diferentes formas de explotación: en los tiempos, en las formas y en los soportes? Me gustaría saber si ustedes creen que esto está regulado, si les parece negativa la regulación o, al revés, si la consideran positiva. Nos parece que hay opiniones muy distintas cuando hablamos con los representantes del sector de la exhibición sobre —póngalo con todas las comillas que quiera— los posibles abusos del sector grande de la distribución, desde los paquetes hasta ese price cap de decir: si los ingresos de la primera semana, por ejemplo, si superan el 48 o si no lo superan, etcétera. Se nos dice, usted tendrá los datos, yo todavía sigo sin tenerlo muy claro, que en otros países esto no pasa, es decir, que en España —insisto muchas veces en que ponga todos los entrecomillados, uso esos términos por entendernos— se producen abusos por las grandes distribuidoras, tanto en la imposición de paquetes como en lo que se está cobrando en la semana o en el periodo de tiempo clave de la explotación y se nos dice que esa misma empresa no podría hacer lo mismo en otros países europeos. Nos gustaría que nos comentara esto. Sé que no va a suscribir esto que estoy diciendo, pero sí puede darnos los datos que permitan que nos aclaremos o que legislemos con mayor conocimiento de causa. Creía que lo que usted ha llamado hoja de taquilla, la información en los cines sobre la taquilla, estaba en conexión directa con el ministerio o con el ICAA. Parece ser que usted piensa que es necesario perfeccionar esto, pero, de hecho, pocos sectores económicos en el mundo tienen una conexión directa con el órgano regulador, que puede ver en pantalla. ¿Cree usted que esto no funciona, que debe ser perfeccionado? ¿Cree que podrían mejorarse los datos que suministra esta conexión tan severa? La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra señor Vilajoana. El señor VILAJOANA ROVIRA: Señora Artacho, me gustaría hacerle preguntas, pero está ocurriendo toda la tarde que la señora Rodríguez-Salmones cubre perfectamente todas mis dudas y esta vez no me ha dejado ningún agujero. Sobre el tema de la piratería, que ustedes plantean, tengo aquí los datos que me ha dado un miembro de su federación. El señor que se presenta en el cine, monta un aparatejo con una cámara y graba, representa el 87 por ciento del total de copias. Esto es así. Se trata de una grabación ilegal y cuando detienen a esta persona, dice: es una copia privada, con lo cual el tío se va para casa y se queda tan ancho, y le quitan la cámara, o no, porque no deben poder hacerlo fácilmente. Reafirmando la pregunta que ha hecho la señora RodríguezSalmones, ¿cree usted que este es un elemento determinante; no estamos hablando de una boutade? Es cierto que esto ocurre, y sería decisivo que existiera un mecanismo, que puede pasar por esta ley, por el enjuiciamiento criminal, etcétera, para que cuando un señor grabe se tenga capacidad de actuar. ¿Es así? (Asentimiento.) Esta es la única pregunta que quería hacer. La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Louro. El señor LOURO GOYANES: He escuchado atentamente la intervención de la compareciente y hay dos 35 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 cuestiones que me llaman la atención, tanto en el texto que nos ha sido remitido como en su intervención. En cuanto a omisiones en la ley usted dice que no se ataca la raíz de la crisis del cine español, que es la pérdida incontenible de espectadores y la ausencia secular de una industria cinematográfica poderosa, capaz de gestionar por sí misma los problemas del mercado cinematográfico. Dicen ustedes que esta ley no abarca, no aborda, no ataca un problema de fondo, que es la crisis permanente del cine español. Le agradecería que nos indicara dos o tres cuestiones —a, b y c— sobre cómo lo harían ustedes. Aquí hay una ley que pretende regular, ordenar, incentivar, proyectar y crear un tejido industrial que asegure el desarrollo de los potenciales del sector. La pregunta es clara. Desde su entidad, ¿qué cosas concretas nos propondrían? En relación con la piratería comprendo que a ustedes les preocupe seriamente esa cuestión. Debo indicarle que el Ministerio de Cultura y el Gobierno se están tomando este asunto con mucha seriedad. Se ha elaborado un plan antipiratería que, felizmente, está dando resultados. No hace falta que pasen muchas semanas para que, de una manera periódica y sistemática, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado realicen operaciones altamente positivas que están dificultando la piratería cultural. Es cierto que hay mucho que hacer. Usted se ha referido a una práctica concreta. Tanto la portavoz del Grupo Popular como el portavoz de Convergència i Unió han incidido en esta cuestión. Yo la tenía subrayada y no voy a dejar de insistir en ella. ¿Cómo se puede combatir con más eficacia que la actual la piratería audiovisual? Con el nivel de desarrollo tecnológico y las medidas de protección tecnológica de las que disponemos, ¿qué es lo que se puede hacer y no se está haciendo? Son dos preguntas concretas que le agradecería que contestara también con concreción. cine, y es un miembro muy activo y muy valioso de nuestra federación. En cuanto a la piratería, desde el principio, cuando nos remitieron los primeros borradores de la Ley del Cine, pusimos mucho énfasis en que deberíamos aprovechar la ley para desarrollar la lucha antipiratería. Como en todos los borradores vimos que no se incluía nada sobre piratería y nos decían que no era el sitio, porque para eso existía una Ley de Propiedad Intelectual y el propio Código Penal planteamos dos propuestas que son el mínimo que estimamos necesario. Por supuesto, hay propuestas que podrían ser eficaces, pero para eso la Federación para la Protección de la Propiedad Intelectual, FAP, está mucho más autorizada que yo para hablar del tema, porque a nosotros nos interesa mucho, pero no somos miembros activos ni de la Comisión Antipiratería ni de ninguna otra institución. En cuanto a la cuota de pantalla quiero insistir en que representamos a distribuidoras que distribuyen cine independiente, cine europeo y cine español, así como distribuidoras multinacionales; a ambas. La cuota de pantalla en realidad es un mal menor que existe desde hace 65 años y del que nadie tiene la culpa, ni la distribución, ni los exhibidores, ni el público, ni tan siquiera la Administración, pero a decir verdad es un mal menor que se cumple de forma natural. Nunca ningún cine ha tenido dificultades para cumplir la cuota de pantalla, sobre todo desde que se ha incluido el cine europeo. Cuando hablamos de cine europeo estamos hablando de Harry Potter, estamos hablando de James Bond, estamos hablando de Bridget Jones y de otras muchas películas muy taquilleras. Nosotros no creemos que la cuota de pantalla perjudique realmente a nadie. Sin embargo, a nosotros no nos gustan las imposiciones y entendemos las razones que pueden asistir a los exhibidores. Puede tener un efecto beneficioso en cuanto que permite la existencia de distribuidoras independientes como las integradas en Adicine, que son distribuidoras que solo distribuyen cine europeo. Por ese lado sí que permite una mayor pluralidad en la cartelera. En cuanto a las ventanas ocurre lo mismo. Nosotros solo representamos al sector cinematográfico y en principio no nos parecería mal, pero tampoco tenemos una opinión rotunda hacia ese tema porque nuestros miembros, en concreto los independientes, sí que distribuyen esa misma película en vídeo o en televisión, con lo cual a ellos a lo mejor no les conviene establecer unos plazos, y lo mismo ocurre con la producción española; no creemos que estén de acuerdo con ello. En cuanto a los abusos del sector, en primer lugar quiero decir que la posición de dominio no es ilegal per se, sino que es el abuso de la posición de dominio el que es ilegal. Con relación a los lotes, que yo sepa no existen. Los lotes son ilegales, y si a alguien alguna vez le ofrecen un lote lo que tiene que hacer es denunciarlo. Verdaderamente yo creo que eso es algo de hace mucho La señora PRESIDENTA: Señora Artacho, tiene la palabra para contestar. La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (Artacho García-Moreno): Siguiendo el orden de preguntas, en cuanto a las formuladas por la señora Rodríguez-Salmones, Fedicine es una federación que representa a asociaciones, y Adicine es una asociación aparte de independientes. En Fedicine, como he dicho al principio, están incluidas las majors y muchas independientes, incluidas algunas de Adicine. Lo que pasa es que Adicine se creó en un momento determinado para actuar sobre todo en televisión, y Fedicine solamente representa intereses cinematográficos. Por eso cuando me ha preguntado sobre televisiones le he dicho con la cabeza que no, porque nos quedamos solamente en el ámbito cinematográfico. De hecho, uno de los fundadores de Adicine está en Fedi- 36 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones. tiempo, todo el mundo tiene clarísimo que es ilegal, y en mi opinión no se hace. Por lo que se refiere a los porcentajes, este es un argumento continuo de la exhibición que no se basa en ningún dato objetivo, porque son datos secretos por naturaleza, son datos sensibles y no se hacen públicos. Yo no tengo esos datos; yo no sé cuánto cobra una distribuidora a sus clientes, que son los dueños de las salas de exhibición. Nosotros creemos que la exhibición, a través del argumento de la cuota de pantalla, persigue el abaratamiento del coste de la película para su beneficio exclusivo, porque ello no redundaría ni en beneficio del productor ni del distribuidor ni por supuesto del espectador, que no tendría ni más variedad en la cartelera ni le saldría más barato ir al cine. Lo único que les puedo decir es que, después de todas estas denuncias, nunca se ha podido demostrar que los precios sean abusivos y ni tan siquiera nos dan las fuentes en las que se basan para decir que estos precios son abusivos. Solamente les puedo indicar un informe de un experto independiente encargado por el CNC francés —el equivalente a nuestro ICAA—, en mayo de 2006, que decía que el coste medio en Francia desde hace más de diez años es de más del 48 por ciento. Según los exhibidores estamos 17 puntos por encima, y verdaderamente creo que eso no es cierto, sino que es rotundamente falso, pero una vez más los datos no son de dominio público; habría que encargar un estudio a un tercero independiente que se dedicara a revisar las condiciones de contratación de todas las distribuidoras y exhibidoras. En cuanto a la hoja de taquilla es verdad que existe una conexión con el ICAA, es cierto que existe una hoja de taquilla, un parte de declaración reglamentado, pero a nuestro juicio tanto para la distribución como para el resto de sectores afectados sería bueno perfeccionarla. Nos gustaría que fuera diaria —ahora no lo es—, que indicara las sesiones, etcétera. La que tenemos es una hoja muy básica, exclusivamente para lo que le interesa a la Administración, pero creemos que a los demás, incluidos los exhibidores, nos interesaría ampliarla y de hecho existe una empresa privada llamada EDI Nielsen que recopila todos estos datos y a la que todos estamos suscritos, y estos son los datos que manejamos. Por tanto, simplemente hay una propuesta de modelo porque creemos que nos vendría muy bien que se perfeccionara la hoja de taquilla. Con relación a la crisis del cine español, sobre la que me preguntaba el portavoz socialista, yo no sé qué hay que hacer para solucionar la crisis del cine español; si lo supiera a lo mejor no estaría aquí. Llevo nueve años en esta federación, hemos mantenido un montón de reuniones tanto con Fapae como con exhibición y con los demás sectores implicados, y lo siento, pero no tengo la respuesta; no sé qué hay que hacer. (La señora Rodríguez-Salmones Cabeza pide la palabra.) La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Me gustaría formular una repregunta mínima. Hemos hablado de que efectivamente son reservados los datos del contrato entre el distribuidor y el exhibidor en cuanto al tope del precio que las distribuidoras pueden cobrar a las salas de cine ¿Sería para ustedes aceptable que, sin entrar por supuesto en tener mayor información sobre datos reservados, se pudiera poner en la ley un tope de lo que se puede cobrar; es decir, podríamos poner en la ley que no podría exceder de un…? (Denegaciones.) No. La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (Artacho García-Moreno): En nuestra opinión, no; absolutamente, no. Eso es intervenir en relaciones comerciales entre personas jurídicas privadas. No. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: La ley es una pura intervención, como usted sabe. La señora DIRECTORA DE LA FEDERACIÓN DE DISTRIBUIDORES CINEMATOGRÁFICOS, FEDICINE (Artacho García-Moreno): En nuestra opinión, para empezar, sería inconstitucional porque atentaría contra el principio de libertad de empresa. Además, no creemos que eso vaya a redundar en beneficio más que de ellos, porque si se le pone un tope al precio del kilo de Titanic, por ejemplo, inmediatamente las demás películas van a bajar también y va a afectar de forma muy especial y mucho más dramática a las distribuidoras independientes, y al cine español mucho más; si no, pregúntele mañana al señor Pérez. (Risas.) La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señora Artacho. Su intervención ha sido muy interesante y le damos las gracias porque también nos ha dejado muy clara la posición del sector que representa. — DEL SEÑOR DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE CINES DE ESPAÑA, FECE (ALVERO ALFARO). (Número de expediente 219/000832.) La señora PRESIDENTA: Vamos a concluir con el último compareciente, don Rafael Alvero, director de la Federación de Cines de España (FECE), al que damos la bienvenida a esta Comisión. En este momento nos están entregando una documentación adjunta al formulario. Señorías, a estas horas de la noche siguen poniéndonos tareas, ya que hay aquí un dossier verdaderamente exhaustivo, que agradecemos mucho y yo espero, señorías, que esta noche no 37 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 se vayan a la cama sin haberlo leído. (Risas.) Se lo van a repartir ahora. Señor Alvero, tiene usted la palabra. A continuación les voy a explicar en qué puntos el nuevo texto de ley debería ayudar y velar por los intereses de un sector tan importante para la cultura del cine. Desde hace más de 65 años, concretamente en 1941, los cines españoles están obligados a poner cine español, y desde hace 27 años esta obligación se ha extendido al cine europeo. Esto es lo que se llama cuota de pantalla, que, como todos ustedes saben, en este momento consiste en proyectar una película europea por cada tres no europeas. Esta regulación supone que los cines tienen que apoyar forzosamente al cine español y europeo sin compensación alguna por el perjuicio económico que esta obligación causa a las salas de cine. La cuota de pantalla es, por tanto, una apuesta firme y definitiva de todos los gobiernos desde 1941 hasta hoy por el cine español en los cines, y, en consecuencia, uno tras otro todos los gobiernos han convertido al sector de salas de cine en uno de los pilares necesarios de la industria del cine en España. La producción de películas españolas está subvencionada y tiene la consideración de ser un bien cultural, aunque las películas finalmente puedan no interesar al público. Los cines, sin embargo, parecen no formar parte de ese bien cultural, siendo los exhibidores sujetos de penalización, convirtiéndose nuestros cines en una forma de subvención obligatoria a favor de la producción y —repito— sin obtener ninguna compensación. Solamente en los últimos seis años este apoyo lo hemos podido cuantificar en una inversión de aproximadamente 1.000 millones de euros en concepto de lucro cesante. Probablemente nadie ha apostado más y ha invertido más recursos que las salas de cine españolas en el cine español. En el marco de nuestra industria de cine y en un modelo basado en el libre mercado la cuota de pantalla constituye un elemento extemporáneo que podría ser incluso inconstitucional. De hecho, existen varias referencias y dictámenes a favor de la supresión de esta medida. Sin ánimo de extenderme sobre esta cuestión, sí que me gustaría mencionar un par de ejemplos. El dictamen elaborado por el profesor Rafael Gómez Ferrer, actualmente miembro del Consejo de Estado y en su momento magistrado del Tribunal Constitucional, de julio de 1993, ya señalaba la grave contradicción entre la exigencia de la anterior legislación sobre la cuota de pantalla y el articulado de la Constitución, llegando a la conclusión de que la cuota de pantalla no es compatible con la libertad de empresa. El CES, Consejo Económico y Social, en su dictamen sobre el anteproyecto de Ley de fomento y promoción de la cinematografía y el audiovisual, con fecha 22 de noviembre de 2000 consideraba que los datos parecen indicar que esta cuota, en número de días de exhibición de películas españolas, más o menos exigente en cada momento, que preveía la legislación, no ha tenido una repercusión equivalente en la cuota real, es decir, en el número de espectadores de películas españolas sobre el total de espectadores que van al cine. Otro dictamen mucho más El señor DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE CINES DE ESPAÑA, FECE (Alvero Alfaro): Presidenta, señorías, comparezco hoy ante ustedes en calidad de director general de la Federación de Cines de España, asociación profesional sin ánimo de lucro nacida en 1977, que agrupa al 90 por ciento de las más de 4.000 salas de cine en nuestro país, y que representa el 95 por ciento de la facturación total del sector en España, que en el año 2006 alcanzó la cifra de 795 millones de euros. Este tejido empresarial emplea aproximadamente a 22.000 profesionales de forma directa y a otros 22.000 inducidos o relacionados, con unos niveles de formación cada vez más altos, más cualificados y competitivos. FECE es el interlocutor válido de la exhibición ante la Administración y las distintas instituciones, tanto nacionales como internacionales. La actividad de las salas de cine se centra exclusivamente en la exhibición de películas y, en consecuencia, la legislación que ordena y regula el cine en España resulta esencial para el desarrollo de nuestra actividad y de la supervivencia del sector. No somos productores, no somos distribuidores cinematográficos, únicamente exhibimos películas en salas de cine. El sector de la exhibición es una pieza clave en la cadena de valor del cine. ¿Por qué creemos que esto es así? Primero, porque es el formato natural y original en el cual la obra de arte fue pensada por su autor para ser vista y disfrutada por el público, porque los fines son la mejor forma de promocionar la cultura del cine y ofrecérsela a los ciudadanos. El cine en los cines sirve como vehículo fundamental para trasladar la cultura del cine al público. Es en este entorno donde se valora y entiende la obra en toda su plena magnitud, porque el cine en el cine es la primera ventana de explotación que sirve como referente para medir el valor de sus ventanas posteriores: DVD, Video on demand, PayTv, FreeTv, para medir cómo de sano y de fuerte está nuestro cine, para medir cómo es nuestro cine con respecto a otros países, y referente para medir también el nivel de subvención que la película va a recibir. Por todo esto hay que tener muy clara la importancia de la exhibición para crear una industria cultural de cine sólida y cercana a los ciudadanos. Si no somos capaces de entender la exhibición como forma fundamental en la que se ofrece al público la obra en su estado puro, corremos el riesgo de poner en peligro la cultura del cine en sí misma. El cine dejaría de ser cine para convertirse en un mero producto audiovisual. El papel de las salas españolas es decisivo en la realidad y en el potencial del futuro de nuestro cine, y por ello el proyecto de ley que ha iniciado su tramitación en este Congreso de los Diputados no puede dejar de reconocer dicho papel ni continuar ignorando los problemas que acechan a esta parte del sector. 38 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 reciente, realizado a finales del año 2005 por el profesor José Eugenio Soriano, catedrático de derecho administrativo, actualizaba el anterior y confirmaba todas y cada una de las consideraciones que acabo de señalar. España es el único país de Europa que mantiene una medida impuesta como la cuota de pantalla para todo el cine europeo, sin que además exista en esos países ninguna reciprocidad, ante esta situación, para con el cine español. Las salas españolas, por tanto, estamos subvencionando no solo la cinematografía española, sino también la de otros países europeos. La cuota de pantalla se contempló en la Ley del Cine de 2001, que actualmente está todavía en vigor, como una medida a revisar en un plazo de cinco años, en función de los resultados de taquilla del cine español y su efectividad. Transcurrido ese plazo, en el mes de julio del año 2006 la cuota de pantalla se dio por renovada sin que existiera ningún estudio publicado o conocido por nuestra parte de carácter económico que analizase la evolución, efectos y resultados de dicha cuota de pantalla. A pesar de todo, y si el Gobierno y los grupos políticos representados en el Parlamento consideran que esta medida debe continuar, entendemos que esta obligación debe ser considerada como una aportación de las salas y sus empresarios a favor del cine español y europeo. Por eso el sector reclama medidas que compensen mínimamente el enorme perjuicio económico que ocasiona esta regulación parcial, de la misma manera que están previstas medidas de apoyo fiscal y ayudas directas a la producción y a la distribución. Dichas compensaciones pueden materializarse a través de medidas fiscales o a través de subvenciones directas e indirectas a los cines. Vamos a hablar ahora del abuso del dominio de las majors de Hollywood. La cuota de pantalla es causa y efecto de otras situaciones mucho más complejas que vive actualmente el sector de las salas de cine. La cuota de mercado del cine español, como ya he señalado anteriormente, es baja y, en comparación con el cine estadounidense, nunca llega a tener ninguna fuerza, y además está claro que este año en concreto existe un retroceso que podemos cuantificar, hasta los últimos datos del ICAA, en un 7,8 de cuota de mercado, lo cual nos anuncia un año catastrófico. Esto sitúa a las salas de cine españolas en una posición de total dependencia con relación a las grandes distribuidoras, las majors de la industria del cine estadounidense, que están copando en nuestro país más de un 85 por ciento del mercado. España fue en el año 2006 el único país de Europa que sufrió un retroceso global en facturación y número de espectadores, debido sin duda en gran parte a la debilidad de la taquilla de nuestras películas, un 15,7 en el año pasado. En el caso de los países que nos rodean y con los que podemos tener cierta comparación, el cine nacional en ellos llegó a alcanzar en algunos casos, como en Francia, un 45 por ciento de la cuota del mercado global. La consecuencia claramente directa de esta situación de dominio son unas imposiciones de condiciones abusivas y prácticas concertadas de estas cinco compañías a los exhibidores desde hace muchos años. Esta situación ya fue sancionada el pasado año en una histórica resolución del Tribunal de Defensa de la Competencia, con fecha 10 de mayo, a raíz de un pliego de concreción de hechos remitido a dicho tribunal por el Servicio de Defensa de la Competencia. Hemos adjuntado algunos documentos al dossier que acabamos de facilitarles para que SS.SS. puedan estudiar lo que habíamos conseguido el año pasado, que para nosotros era muy importante. Me gustaría destacar que esta resolución sanciona, por resumir, hechos muy graves que tienen como colofón un párrafo final en esa resolución que muy brevemente les voy a leer. La asimetría en el poder de negociación —esto es textual— entre las distribuidoras imputadas en este expediente y los exhibidores se produciría probablemente aun en el caso de que aquellas no negociaran de forma acordada, tácita o expresamente, dada la cuota individual de la que disfrutan en el mercado y, sobre todo, la diferencia de la dimensión del negocio de unos y otros. Mientras las distribuidoras integradas verticalmente con las productoras estadounidenses de las películas más populares explotan comercialmente a nivel mundial, los exhibidores centran su negocio en una dimensión local que en el caso de las grandes cadenas podría extenderse, como máximo, a una dimensión nacional. Esta asimetría provoca que, mientras una productora a través de su distribuidora filial española puede prescindir de un determinado exhibidor o exhibidores a la hora de comercializar sus películas en España, este mismo exhibidor o exhibidores difícilmente podrían, pueden o podrán mantenerse en el mercado sin contar con las películas de las distribuidoras imputadas. Esta asimetría, inherente en la naturaleza de los oferentes y demandantes de este mercado —sigo leyendo textualmente—, se ve sin embargo gravemente acentuada en un caso como el actual, en el que los oferentes, las distribuidoras, actúan de forma concertada, derivando de ello un perjuicio grave al funcionamiento de la libre competencia cuyos efectos no se limitan a los exhibidores, sino que se extienden igualmente al consumidor final. De dichos documentos que hemos facilitado se pueden extraer multitud de hechos probados en relación con la situación de distorsión de la competencia. Quizá merezca la pena señalar la diferencia de participación en los porcentajes de taquilla que cobran las majors en España en relación con la media existente en países europeos de nuestro entorno, que se sitúa en un 15 por ciento por debajo. En España las majors de Hollywood imponen porcentajes del 60 por ciento de dicha participación durante las primeras semanas de estreno, frente a una media en torno del 45 por ciento en países como Reino Unido, Francia, Alemania, Bélgica, etcétera. La capacidad de condicionamiento del mercado 39 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 de cine de dichas compañías, las majors de Hollywood, ha sido analizada de forma muy certera en países muy cercanos a nosotros que han optado por la regulación de estos precios por vía legislativa. Es el caso de Francia o Bélgica, donde los porcentajes de participación en los ingresos por taquilla están fijados por ley, con un máximo de salida del 50 por ciento. Decisión reglamentaria número 15 del CNC francés, decreto del ministerio de 13 de marzo de 1986. Todo esto forma parte de esta comparecencia y también se lo estamos facilitando. Como se puede apreciar, al exhibidor español se le regula a través de la cuota de pantalla, penalizando fuertemente su negocio con un tipo de cine que actualmente interesa poco al público a la vez que se le abandona a su suerte en su relación con otras partes de la industria y permitiendo que se ejerzan contra ellos situaciones de abuso contrarias a la libre competencia. El Tribunal de Defensa de la Competencia sancionó a las majors americanas por realizar prácticas contrarias en la legislación española en materia de libre competencia. El recurso por parte de las majors a los tribunales de Justicia ordinarios hace que todavía a día de hoy no haya sido efectiva esa resolución histórica para nosotros del tribunal y que las prácticas sancionadas continúen impunemente. Aun cuando los tribunales ordinarios confirmen que la resolución del TDC era así, los exhibidores tienen difícil resarcirse de los daños sufridos por este motivo y, como bien dice el tribunal en su fundamento jurídico número 8 de la resolución de 10 de mayo de 2006, las circunstancias que concurren en esta actividad favorecen la continuidad de prácticas de cártel y, en consecuencia, de abuso de posición de dominio de las majors respecto a los exhibidores españoles, sin ninguna solución de continuidad, salvo que el legislador corrija por vía legislativa la posición abusiva que practican las citadas empresas extranjeras en su actividad en nuestro país, en España. Por otra parte, las sanciones de los tribunales españoles, por importantes que parezcan, son apenas significativas en el tiempo y en la cuantía en relación con la rentabilidad económica que las majors extraen de una forma permanente. La situación es tan grave, señorías, que incluso las producciones españolas de éxito ceden sus derechos de distribución a las majors de Hollywood para que estas impongan a las salas españolas condiciones abusivas por el alquiler de las copias. Estamos por tanto ante una situación sin salida: si la producción no interesa al público, las salas asumen el coste a través de la cuota de pantalla, y si se trata de una producción interesante para el público, cualquiera que sea su origen, las condiciones se tornan abusivas y en muchos casos se carece de copias necesarias para acceder a esos estrenos —caso de los cines de localidades más pequeñas—, sucediendo que esta falta de suministro, si se trata de películas europeas, puede dar como consecuencia incluso la paradoja de que se dificulte el cumplimiento de la cuota de pantalla exigida. Para las salas españolas es necesario regular las relaciones entre majors americanas y los exhibidores, que eviten situaciones de distorsión y abuso de competencia ya demostradas y ante las que no ha sido eficaz la actual Ley del Cine en vigor, que lo preveía en su artículo 8.2. La regulación de un tope máximo del 48 por ciento en la participación de la distribución en la recaudación por taquilla resulta una medida necesaria, en línea con la media de liquidación existente en los países europeos de nuestro entorno. Vamos a hablar ahora de las ventanas de explotación. El sector de las salas también tiene que competir con unos plazos de exhibición cada vez más cortos e inexistentes, frente a otros soportes de explotación de películas de cine, como son las que vienen a continuación: vídeo, DVD, televisiones, en sus diferentes opciones. El nuevo texto de la ley debería, desde la responsabilidad cultural, asegurar un tiempo prudencial para que las películas se exhiban en los cines de forma exclusiva, con el fin de dar la oportunidad al espectador de poder disfrutar de la obra en su formato original y, al mismo tiempo, poder brindar a pequeñas y grandes producciones el suficiente tiempo para hacerse con el interés del público. España se ha convertido en uno de los países de Europa en los que las ventanas de explotación son más reducidas. El nuevo proyecto de ley no recoge ninguna mención a este respecto. Según datos de octubre de 2006, procedentes de la UNIC, Unión Internacional de Cines, la media de tiempo mínimo de exhibición de películas en salas en catorce países europeos, los más importantes de nuestro entorno, supera los seis meses, y más de un 50 por ciento está por encima de la situación que se da en España, donde con la ley actualmente en vigor contamos con una ventana de cuatro meses solamente para el cine español subvencionado. Los casos de Francia, con un mínimo de seis meses fijados por ley, y Alemania —otros seis meses— representan dos ejemplos de cinematografías de peso, en sus respectivos países, que apuestan por este sistema de ventanas. En el proyecto de ley no hay ninguna referencia a las ventanas, lo que supone una desprotección total para las salas de exhibición y un debilitamiento de la industria en general. Está demostrado que el aumento de plazos entre los distintos tipos de explotación fortalece, sin duda, la producción de cine autóctono y europeo, a la vez que también proporciona un mayor margen de explotación y retorno de la inversión a los empresarios que operan en la cadena posterior de las salas de cine: vídeos, pay per view, televisión de pago, televisión abierta. Como he señalado, Francia y Alemania, entre otros, apuestan por ello y les va muy bien. Un éxito cinematográfico favorece definitivamente al resto de los formatos que vienen después. Hay pruebas constantes de este principio de correlación. Para optimizar el ciclo de exhibición y difusión de las producciones cinematográficas, la Federación de Cines de España propone que, en el articulado 40 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 En consecuencia, si este sector es fundamental, atendamos sus peticiones. Ustedes, además de la cuota de pantalla, tienen otros muchos problemas y no le podemos llamar fundamental a la hora de la cuota de pantalla y, sin embargo, desatender otras peticiones. El segundo punto de partida es que, si se les impone una aportación obligatoria, déseles una compensación. Esto no es como el semáforo, donde se dice te paras sí o sí; no, esto es que usted contribuye a que esto circule mejor y es compensado de alguna manera. El punto de partida previo de la posición de mi grupo se lo he dicho y lo he expresado cada vez que he tenido oportunidad de hablar sobre esta ley. Lamentablemente para su opinión y para sus demandas, yo sí creo que es necesario mantener la cuota de pantalla. Las cifras del cine español que usted ha dado, de espectadores, son muy malas y nos llevan a pensar que ha sido inútil. Lo dramático es que a lo mejor serían peores si no existiera la cuota de pantalla y, como estamos partiendo de hipótesis, sí-sí, nos arriesgamos a decir —lo lamentamos en un sentido— que es necesario mantener la cuota de pantalla. Creemos que es necesario mantenerla por un plazo determinado —esperamos poder llegar a precisarlo vía enmiendas— y lamentamos que el plazo de la ley actualmente en vigor, de cinco años, no haya dado lugar a una evaluación, sino a una continuación automática. Por tanto, paso de una cosa controvertida, que es decirle, lamentándolo —usted lo sabe porque se lo hemos dicho una y otra vez—, que de momento sí es necesaria por un plazo equis, la cuota de pantalla. Mi pregunta, sí creemos de toda justicia que esto se compense. Es decir, usted tiene una aportación obligatoria y tiene que tener una compensación, la cual nos dice usted que puede ser por la vía fiscal o mediante otro tipo de ayudas a los cines, incentivos, o lo que se quiera. Partiendo de la base de que todos vamos a poner las cartas sobre la mesa, ¿podría precisarnos: nuestra compensación ideal sería el escenario A, B o C? No hablemos solo de compensación, hablemos concretamente de qué compensación, porque mi grupo está dispuesto a apoyar. Cambio de tercio. Yo no sé si estaba aquí cuando ha intervenido la representante del sector de la distribución, la señora Artacho. Esta ley dice una y otra vez que uno de sus objetivos es corregir desequilibrios y, en nuestra opinión, existe, como es lógico, un desequilibrio entre la fuerza que tiene un sector de la distribución de las grandes majors y el que tienen los cines, que naturalmente tienen que tener sus productos. También la señora Artacho ha dicho con mucha precisión —y tiene razón—: la posición dominante no es el problema, el problema es el abuso de la posición dominante. La posición dominante existe en las majors y en tantas otras cosas. El problema es el abuso de la posición dominante. Le hemos preguntado muy claramente si aceptarían que la ley introdujera un límite concretamente, nos referimos al porcentaje. Usted ha hablado de él citando otros países. Claramente nos ha dicho que de la nueva ley, se fijen claramente unos plazos de explotación lo suficiente amplios —un mínimo de seis meses—, de tal forma que el exhibidor pueda amortizar el coste de la película. Para resumir, señorías, ya que además es muy tarde, desde el sector de la exhibición proponemos que se tengan en cuenta las siguientes consideraciones: supresión de la cuota de pantalla o compensación y reconocimiento de la aportación de este sector con la industria del cine de nuestro país; imposición de un tope máximo —48 por ciento— a las distribuidoras en su participación en los porcentajes de taquilla, en línea con la media existente en los países europeos y, finalmente, la disposición de tiempos mínimos de explotación de las películas fijados por la ley, estimados en seis meses de exclusividad en salas de cine antes de su paso a otros formatos: alquiler, venta, DVD, en definitiva, todos los repetidos hasta este momento. El sector, señorías, no entendería que la oportunidad de una nueva ley no corrija la injusticia histórica que ha sufrido la exhibición en este país. Señora presidenta, señorías, muchas gracias por el tiempo que me han dedicado, que nos han dedicado. Estoy a su disposición para cualquier pregunta o consulta que deseen realizar. La señora PRESIDENTA: Señor Alvero, usted también ha sido muy interesante, muy claro y asimismo le agradecemos la concisión con la que nos formula sus peticiones de cara a lo que podamos cuestionarle. Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar, tiene la palabra..., aunque no sé si variar para que el señor Vilajoana se sienta más cómodo y empezar por usted para que no se queje. El señor VILAJOANA ROVIRA: Estoy encantado de seguir a la señor Rodríguez-Salmones en algunas cosas. (Risas.) La señora PRESIDENTA: Entonces, señora Rodríguez-Salmones, sigue siendo usted la primera en el turno de preguntas y tiene la palabra. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Efectivamente, las preguntas de todos son las mismas, las preguntas, insisto, porque, en cuanto a las soluciones o a las conclusiones, cada uno tendrá las suyas. Lo lamento, pero, a pesar de que es tarde, voy a formularle muchas preguntas; espero ser concisa, aunque son bastantes. Partimos de dos bases. Si al sector de la exhibición se le exige una cuota de pantalla es porque se entiende que las salas de cine son fundamentales para el cine español. Hablemos en términos correctos, para el cine europeo, pero sabemos que estamos hablando de nuestro cine. El sector al que usted representa es un sector fundamental para el cine español, de tal manera que se impone esta obligación. 41 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 no, que sería una intervención en la relación entre empresas, incompatible con el mercado. Yo le he dicho, fuera de mi turno, que esta ley es una pura intervención, como tantas que tenemos en cuestiones culturales, donde sí creemos que hay que intervenir y que no hay que dejarlo todo al mercado, pero es que en el caso de la cuota de pantalla es la intervención en estado máximo y puro. Luego no se nos puede argumentar para quitar otra cuestión que es que eso es una intervención. Claro que estamos hablando de intervenciones, estamos hablando de intervenciones a lo largo de toda la ley, pero mucho y especialmente en cuanto a la cuota de pantalla. No sé a qué conclusión llegaremos y desde luego no sé cuál sería la enmienda de nuestro grupo, pero no nos parece incongruente, si estamos hablando de intervenciones en todo, hablar de una intervención poniendo un tope. Pasaría lo mismo en las ventanas. Lo bueno es que el mercado funcione, pero no es cierto. En cuestión de cine y en cuestión de productos culturales ni creemos que debe dejarse todo al mercado ni de hecho se deja. Por tanto, estamos hablando aquí de intervención. Uno. ¿Cuál debería ser la compensación por las cuotas? Tómese su tiempo, porque hemos ampliado el plazo una semana más y nos gustaría ver una propuesta concreta y debatirla. Dos. Puesto que yo parto de la base de que podríamos poner un tiempo —en la anterior ley se ponía cinco años, pero se ha convertido en tiempo indefinido—, se podría poner un tiempo y al cabo del mismo habría que hacer una evaluación. ¿Cuál sería ese tiempo? Podríamos hablar de tres años o podríamos dejarlo y, en su caso, verlo en algún momento. Cambio de tercio otra vez. Exhibidor independiente. Nos parece que toda la ley, con la máxima que he dicho al principio de corregir desequilibrios, que nos parece lógica, habla de los sectores independientes, pero así como la definición de productor independiente es muy detallada —y más que lo va a ser porque nos lo van a pedir; no sé cómo quedará al final—, no lo es tanto la de exhibidor independiente. ¿Qué se entiende por exhibidor independiente, según su criterio? Esos exhibidores independientes, de los que no sabemos qué hablamos y que están poco definidos, pueden gozar de unas medidas de apoyo determinadas, pero como no sé exactamente lo que es un exhibidor independiente, me gustaría saber si en su criterio esto lo debemos precisar más. Tampoco sabemos, en las medidas de apoyo, qué quiere decir que se promuevan películas en versión original. ¿Cuántas? ¿Cuánto tiempo? ¿Qué películas? Aquí hay una serie de estímulos que, a nuestro juicio, también quedan muy vagos en la ley. No sé lo que es un exhibidor independiente, mientras que sí sé lo que es un productor independiente, aunque puedo discrepar o no sobre ello, pero ese tipo de porcentajes sobre el número de cortometrajes, el número de documentales, el de versión original, que se cita, luego, como decía antes el señor Vilajoana, quién lo fija, cómo y con qué criterios. Esto es mucho más fácil, pero hay un hecho que, con tantos problemas como usted nos ha contado, puede ser menor, pero hay un tejido de salas que, por un lado, está creciendo mucho, como en las grandes superficies, y, por otro lado, está suprimiéndose y desapareciendo, como en sectores minoritarios, rurales, etcétera, y nos gustaría que usted lo pudiera comentar. Estas pequeñas salas de cine —que sería una pena que desaparecieran, aunque creo que nos vamos a tener que resignar, porque siempre hablamos de ellos, las pequeñas librerías, las salas de cine rurales, etcétera— se nos dice por su parte o en algún sitio lo hemos comentado alguna vez que se les debería facilitar el acceso a las copias y esto sí que es muy controvertido. Ustedes han llegado a pedir que se faciliten tantas copias como se demanden. A nosotros esto nos parece una intervención que coarta totalmente al sector de la distribución, pero a lo mejor, en determinados casos y en determinadas salas, se podría hacer. Hemos hablado de la piratería. La piratería hace daño a todos, a la cultura en su conjunto y al cine —ahora mismo yo diría que más que a la música todavía, que ya es decir— y se nos propone un refuerzo para la lucha contra la piratería en las salas de cine. También ahí me parece que si usted nos dijera algo nos vendría muy bien. Apoyo a la digitalización de salas, ¿esto va a tener que suceder, sí o sí? ¿Puede ser esta una de las vías de compensación por la cuota de pantalla? ¿Qué nos podría decir sobre esto, tanto en modernización, en general, y digitalización, concretamente, que va a tener que ser inevitable? Por último, en algunas cuestiones nos parece —no lo voy a decir así, porque es un término malo, pero posiblemente a estas horas de la noche soy muy poco capaz de matizar— que son ustedes tratados injustamente. Me parece muy bien que haya sanciones, las leyes se tienen que cumplir, pero tal agravamiento de las sanciones, ¿tiene tanto sentido? Es una ley en la que se habla de sanciones exclusivamente a la hora de las pantallas. No es verdad, no es exclusivamente, pero prácticamente ahí. Soy incapaz de evaluar el alcance de estas sanciones. Me parece que sí que estamos pegando saltos en porcentajes, porque al agravar una u otra sanción estamos pegando saltos aparentemente muy grandes. Insisto, soy muy partidaria de que las leyes, si se hacen, se cumplan y que se sancione su incumplimiento. Me he pasado en mi tiempo, me he pasado en las preguntas, me he pasado en todo, pero creo que este es el sector que nos va a presentar mayores problemas porque en él nosotros mismos vamos a ser contradictorios a la hora de regular, por lo que cuanto menos contradictorios seamos, será mejor. La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, ahora sí que se lo ha puesto difícil al señor Vilajoana. No sé si le quedará algún flequillo por ahí, pero debe ser pequeño. 42 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 El señor VILAJOANA ROVIRA: No lo creo. de otro tipo que no sean exactamente intervenir también en el precio y en la tasa. Tema de las ventanas. Nos decía antes la presidenta de la Federación de Distribuidores que en el tema de las ventanas muchas veces los propios distribuidores independientes las quieren para su explotación e intentan acelerar explotaciones. Es decir, que si les marcamos ventanas, como ha planteado antes lo de Alemania y Francia, puede ser más complicado. En cualquier caso, me gustaría que dedicara una parte de su tiempo —aunque sea muy tarde, nos puede interesar a todos— a contarnos qué ocurre en estos otros países. ¿Por qué Francia mantiene el 45 por ciento del mercado. ¿Qué pasa? Este cine francés, que ven los franceses —repito— no sale de Francia. Aquí no llega. Hay muy pocas películas francesas aquí. En Italia está pasando lo mismo. ¿Por qué aquí nos va tan mal y allá parece ser que les va tan bien? Háblenos un poco de modelos alternativos, porque desde aquí también podremos intentar analizar. En cualquier caso, sí que nos hemos de exigir evaluar, y en esta ley hay una voluntad de corregir elementos del sector. Hemos de ser capaces de evaluarlo y ver cómo está cumpliendo la ley los objetivos. Yo diría que ha de ser un compromiso del Gobierno, del sector y de este Congreso, como elemento de control, ver qué consigue esta ley, hacia dónde avanzamos y qué conseguimos con toda esta legislación que vamos modificando. La señora PRESIDENTA: A ver, señor Vilajoana, supérese. El señor VILAJOANA ROVIRA: Estoy encantado de escucharla. En primer lugar, señor Alvero, me gustaría expresarle la opinión de mi grupo respecto a algunos temas que usted ha planteado. Uno, la cuota de pantalla. Nosotros también creemos que sería muy bueno evaluarla, analizarla y ver qué aporta y qué no aporta, pero en estos momentos creemos que sería de una gran complejidad eliminarla. Dicho esto, es evidente —ya lo he manifestado en estas sesiones— que ya que se solicita a una entidad privada que haga una aportación a la cultura, a la industria, al cine de este país, les han de compensar. Lo tengo clarísimo, porque entiendo que hacen una aportación. Si no la hacen, lo que tenemos que hacer es cargárnoslas. Si no sirve para nada lo que hacen, si no tiene valor lo que hacen, lo hemos de eliminar. Como creemos que tiene valor, lo hemos de pagar. Lo tengo así de claro y quiero expresar que esta va a ser nuestra posición. ¿Cómo? Les quiero escuchar. Hay otro tema ligado a su intervención, que ha sido para decirle: oiga, lo lamento mucho; en qué negocio se han metido. Qué desastre. Ustedes plantean problemas con el tema del precio, problemas con las ventanas, problemas con las copias. ¿Esto pasa en toda Europa o solamente nos pasa a nosotros porque las majors solamente van a por nosotros? ¿Esto no les pasa a los franceses? El cine europeo tampoco está para castañuelas. El español tiene sus problemas, pero no tengo la sensación de que el cine francés esté arrasando por el mundo. ¿Y el italiano? Cuando era jovencito, La escapada me gustaba mucho, pero ahora hace tiempo que no veo una película italiana en este país. ¿Y el cine holandés? ¿Y el británico? Resulta que mucho cine británico es británico, pero en el fondo tenemos detrás a un padre que está más al otro lado del Atlántico, no sé si me explico. Mi pregunta concreta es —repito—, tema uno, cuota de pantalla, ¿hay que compensarla? Dénos soluciones. Segundo tema. ¿Solo nos pasa todo esto a nosotros? ¿No les pasa a los italianos? ¿No les pasa a los franceses? ¿No les pasa a los holandeses? ¿Por qué no les pasa? Es otra pregunta. Me hablaron de que en Italia hay algún tipo de compensación fiscal a las salas de exhibición y había algunos modelos imaginativos. Cuéntenos a todos un poco —me lo comentaron privadamente— qué hacen en Italia con las salas de exhibición. Repito que yo creo que en el mundo de la cultura y en el mundo del cine, que es cultura y es industria, algún tipo de intervención, como en el caso de la cuota de pantalla, es razonable. Creo que hay que compensarla, pero en cambio tengo más dificultades en el tema del precio. Yo entiendo que estamos hablando entre privados y lo que hemos de buscar son soluciones La señora PRESIDENTA: Señor Bedera, del Grupo Socialista, tiene la palabra. El señor BEDERA BRAVO: Muchas gracias, señor Alvero, por su exposición y por haber esperado aquí hasta las horas que son. Le agradezco también la documentación que nos ha adelantado y que ha completado en esta misma sesión. A nuestro grupo le parecen muy positivas algunas afirmaciones que ha hecho. Usted se ha centrado, lógicamente, en los tres temas más importantes para ustedes: cuotas, majors y ventanas. En la contestación al cuestionario usted ha visto aspectos positivos, como la adaptación de las salas a las nuevas tecnologías y todo lo que se ha corregido de cara a la competencia desleal que existía en ayuntamientos y diputaciones. Empezando por la cuota de pantalla, quiero decir aquí, en nombre de mi grupo parlamentario, con todo lo que podamos estar en desacuerdo con ustedes, que hay que reconocer su cumplimiento prácticamente exhaustivo. Nos decía el director general, don Fernando Lara, que de 4.300 salas tan solo en tres no se había cumplido la cuota de pantalla. Por tanto, vaya por delante nuestro reconocimiento en este sentido. ¿Qué ocurre con la cuota de pantalla? Prácticamente son ustedes los únicos que están defendiendo su eliminación. Entre los sectores —han pasado por aquí y van a pasar mañana y los conocemos—, todos los gobiernos hasta ahora —usted lo ha reconocido explícitamente en esta comparecencia— y los grupos 43 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 principio de la tramitación de una ley que esperemos que nos lleve a buen puerto. Mi grupo también le quiere preguntar, poniéndolo encima de la mesa porque ya estamos tramitando la ley, desde su punto de vista si cree viable alguna medida concreta que compense, como le hemos dicho antes, el innegable esfuerzo de los exhibidores en apoyo del cine español. Por no alargarme más, porque estamos a ciertas horas, le volvería a hacer la misma pregunta respecto de las majors y no voy a reproducir aquí todo. Díganos si cree que la ley podía prever algún mecanismo concreto, no nos diga qué les parece sino algún mecanismo concreto. En este caso —voy terminando, señora presidenta— es importante analizar las experiencias extranjeras, como fórmulas posibles para que nos den ideas, pero no olvidemos que tenemos una estructura y que no podemos tomar de aquí y de allá, introduciendo elementos extraños sin cambiar completamente. No sé si me he explicado: se ha insistido en un planteamiento histórico estructural de nuestro cine; no es posible, creemos nosotros, introducir elementos cogidos de aquí o de allá sin que puedan armonizarse con el funcionamiento de nuestro cine. Para concluir, señora presidenta, le queremos plantear —y también queremos que conste en el «Diario de Sesiones»— la disposición del Grupo Parlamentario Socialista a buscar acuerdos junto con el resto de grupos parlamentarios. Estamos seguros de que en los próximos días vamos a poder llegar a acuerdos. Le pedimos concretamente a usted en esta sesión de hoy que aquilate, que precise y que matice cuál sería la horquilla en la que podrían verse satisfechas sus peticiones. No dude de que desde aquí, desde este grupo, vamos a trabajar para hacer posible que esto llegue a buen puerto. parlamentarios, como usted ve, han alcanzado un acuerdo generalizado sobre la importancia de mantener la cuota de pantalla. Esta ley se elabora fundamentalmente para mejorar el cine en nuestro país y pensamos que esto lo empeoraría. Incluso la directora de la Academia nos ha dicho esta tarde que la cuota de pantalla se cumple con cierta comodidad. También me tiene que reconocer que la ley facilita este cumplimiento, pasando en el artículo 18 a realizar el cómputo por sesiones. Hay flexibilidad, con la introducción de documentales o con el cine de animación comunitaria para computar esta cuota. Déjeme que le diga finalmente que estamos ante un planteamiento histórico. Estamos en un país en el que la cuota de pantalla forma parte de la estructura de nuestro cine, incluso, ya por deformación profesional, el precedente no es ni siquiera el del año 1941. Si usted se va a la Gaceta de Madrid, del 3 de marzo de 1929, por tanto bastante antes de 1941 —es verdad que la obligación aparece en 1941—, verá que hay un documento donde se dice: Ante el enorme desarrollo del cinematógrafo como espectáculo público, que ha traído como consecuencia la invasión de nuestras salas de cinematógrafos por las películas extranjeras, por ser escasísima, casi nula, la producción española, viene observándose la conveniencia de procurar de una vez que seriamente se implante en España la industria de producción cinematográfica, con el doble y fundamental objeto de que la fuente de ingresos que tal industria representa venga a parar a manos de españoles y a poder de capitales nacionales, limitando de un modo progresivo el predominio de la industria extranjera. Más adelante se pide que se limite por sí o sea de carácter de exclusividad la entrada de películas extranjeras, sujetándolas a un porcentaje de relación con las españolas del modo que se efectúa en otros países, controlado todo ello por un organismo superior oficial. Si se va usted al año 1933, creación del Consejo de Cinematografía, verá que se dice lo mismo, que el consejo tiene que estudiar entre otras cosas los medios de protección a la industria cinematográfica, la posibilidad y consecuencia de fijar para la exhibición un porcentaje obligatorio de películas nacionales y formas de aplicación, etcétera. Estamos hablando de algo que forma parte de la estructura. Le digo esto porque en la intención de nuestro grupo de llegar a acuerdos y de reconocerles —se lo decimos también para que conste en el «Diario de Sesiones»— el esfuerzo que los exhibidores han hecho durante estas últimas décadas y lo que han puesto de su parte para empujar a favor del cine español, quizás los acuerdos tengan que buscarse por otro sitio y no por la eliminación de la cuota de pantalla. Por eso le pregunto, aunque en este caso se nos ha adelantado la señora Rodríguez-Salmones, siguiendo una frase cinematográfica, si esto es el principio de una gran amistad, que traducido en términos parlamentarios sería el La señora PRESIDENTA: Señor Alvero, tiene la palabra para contestar. El señor DIRECTOR DE LA FEDERACIÓN DE CINES DE ESPAÑA, FECE (Alvero Alfaro): Voy a intentar agrupar las preguntas. De momento puedo sentirme muy satisfecho de que exista una cierta unanimidad en que la cuota de pantalla es una aportación que los exhibidores han venido haciendo a lo largo del tiempo. Para mí es ya un reconocimiento de mi trabajo, después de tantos años. Además si lo ilustramos con las referencias que nos ha dado el portavoz del Grupo Socialista, señor Bedera, todavía estamos más en mi lado en cuanto a que desde los años 1929 a 1933, todo esto ha acabado siendo una práctica de imposición que los exhibidores, mis antepasados de algún modo, también tuvieron que reconocer eso sin que nadie pensara más que, como decía la señora Rodríguez-Salmones, somos una parte fundamental de la cinematografía para el desarrollo de la industria nacional. Esa posición ya me congratula mucho, 44 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 Es muy difícil concretar todo esto, pero es cierto que todo nuestro argumentario y toda nuestra fuerza están basados en referentes de otros países. Todos los países tienen una cinematografía más fuerte que la nuestra en el sentido de la cuota real de taquilla. He mencionado a Francia, que es el paradigma con un 45, pero podemos hablar de Alemania, que tiene un 36, Italia, que tiene un 29. Ojalá pudiéramos tener nosotros todo esto porque en definitiva acabaría siendo una forma de evitar la fuerza que tienen las majors en España; más que en ningún otro país. La dificultad que tenemos sobre todo es que esas compañías tienen un porcentaje de taquilla tan importante que, además, como también he mencionado aquí, están empezando a invadir o a utilizar de algún modo películas españolas para distribuir. Por tanto, nuestra posición siempre es independiente, y aunque eso no esté muy precisado en la ley es verdad que todo exhibidor que hoy por hoy opera en España es independiente. Digo esto respondiendo a una de las preguntas de la señora Rodríguez-Salmones: todos los exhibidores en España a día de hoy son independientes, incluso mucho más que hace dos años, cuando todavía en algún caso se producían integraciones verticales. A día de hoy ninguna cadena de cines tiene relación con Estados Unidos, ninguna compañía tiene integración vertical. A día de hoy, hay alguna compañía europea de capital riesgo, compañías de inversión, y muchas son directamente españolas. Eso quiere decir que nuestra fuerza a la hora de enfrentarnos a esas cinco compañías majors, tan mencionadas, es absolutamente desequilibrada, y de ahí viene la enorme dificultad, el proceso y la evolución tan negativa que los empresarios de cine en España han sufrido en los últimos años. Por contar una anécdota, basándome también en historias y situaciones concretas de países concretos que tienen, envidiablemente, a lo mejor un 36 y un 37 de media de renta que se paga por el alquiler de las copias, podemos decir que la importancia que tiene un cine o la importancia que tiene una película siempre es un debate que existe entre el exhibidor y el distribuidor. Cuando en Inglaterra los distribuidores conocieron que iban a empezar a implementarse cadenas de exhibición importantes con mucha inversión, recibieron con mucho agrado esa posibilidad porque ampliaba su campo de acción, el número de pantallas; en definitiva, era una buena noticia. Los exhibidores en aquel momento tuvieron la habilidad de buscar la forma de ser recibidos con las mejores condiciones para que sus inversiones tuvieran, un recorrido y una amortización. En este país, al final, cada uno ha ido por un lado y en este momento —tengo que confirmarlo— los cines españoles son los peor tratados, tanto por la Administración como por los distribuidores, de toda Europa. No voy a poder concretar cuáles son las condiciones de compensación, aunque es verdad que hay unos referentes internacionales que nos pueden servir. Por ejemplo, en Italia —como mencionaba el señor Vilajoana— el cine recibe un porcentaje de la taquilla porque estamos partiendo de algo muy claro en cuanto a un recorrido que empieza bien. Me gustaría concretar algo en relación a la cuota de pantalla y a las compensaciones porque efectivamente en las relaciones previas, en los primeros y consecutivos encuentros que hemos tenido con cada uno de los grupos que ustedes representan, hemos ido viendo como la cuota de pantalla y su eliminación es una cuita difícil de resolver. Por eso, de algún modo y ante esa clara determinación de que la cuota de pantalla era algo que nos perjudicaba, y que no teníamos por qué tener nosotros que soportarla de una manera intervencionista, hemos considerado la posibilidad de buscar alternativas o compensaciones que justifiquen ese lucro cesante, o esa posición obligada y punitiva que hemos tenido que sufrir. Hoy tal vez no voy a ser capaz de dar los referentes fiscales o de subvenciones concretos que justificarían esa imposición para nuestra compensación. En los próximos días vamos a proponer unas enmiendas donde verdaderamente ya se considera todo esto. Sería básicamente un resumen de lo que ya tienen claro otros países, lo cual también cubriría las preguntas referidas a las majors y su abuso de dominio, porque la posición dominante no es un delito, muy entrecomillado, pero es verdad que el abuso de dominio, que es lo que entendió el Tribunal de Defensa de la Competencia que había ocurrido, nos perjudica de una forma clara. No estamos inventando, en un país con una personalidad especial o con una cinematografía necesitada de apoyos, que nosotros siempre hemos dicho que nos ponemos al alcance de quien tenga que sacar esto adelante, ya que somos los primeros interesados en que funcione el cine español, pero está claro que en otros países ya existe legislación que pone límites al abuso de las majors. Después haré un paréntesis para contar por qué en España nos va peor que en otros sitios, pero es así, nos va peor que en otros sitios; tenemos mucha menos fuerza por diferentes motivos que voy a intentar enumerar. Fundamentalmente porque en algunos países ya existen por ley unos topes que, en definitiva, en una legislación paneuropea no son considerados inconstitucionales ni que no puedan ocurrir. Como hemos mencionado muchas veces, eso ya existe en Francia —es el modelo que todos perseguimos y observamos—; como máximo hay un 50 por ciento, y lo mismo pasa en Bélgica. En todo caso, ese tipo de información no está basada en nuestro capricho ni en un discurso basado en la construcción de una perorata de quejas o de solicitudes basadas en nada. Soy el vicepresidente de la UNIC y en definitiva conozco, aunque se trate de datos secretos, lo que los colegas viven y cómo se echan las manos a la cabeza cuando conocen la situación concreta de España y todo nuestro procedimiento ante el Tribunal de Defensa de la Competencia. Somos los peor tratados, a pesar de que, como siempre hemos dicho, somos los que prácticamente hemos conseguido tener los mejores cines. 45 Congreso 4 de septiembre de 2007.—Núm. 883 ción en la que solamente había multas por no cumplir con una cuota impuesta. Me alegra también que se reconozca que no hay en ese sentido ningún incumplimiento, pero no es tanto porque sea fácil, sino porque por parte de los empresarios siempre ha habido una clara predisposición a cumplirlo, y eso ha exigido muchas veces poner películas, como hemos evaluado, que no interesaban tanto al público, o sea que no es casualidad que el cumplimiento de esa cuota se haya resuelto sin fallos, sin sanciones y sin cobertura. Sé que esto no es protocolario, pero si hay algo más que pudiera contestar referente a las muchas cosas que se me han propuesto, estoy encantado de ordenar un poco mejor mi discurso, pero es un poco difícil. Cuando se habla de grupos, de tiempos y de los tres asuntos fundamentales, quedan muy claras cuáles son nuestras posturas y, desde luego, las soluciones o lo que nosotros queremos que aparezca en la ley, que estará muy bien reflejado en las enmiendas que comprometo a ofrecer en los próximos días. por espectador directamente y si además los espectadores van a ver cine italiano, ese porcentaje aumenta —estamos hablando de porcentajes de un 3 y un 7 por ciento-; en Portugal existe también por ley un dinero que se deduce directamente de la taquilla para mantenimiento de salas y en Irlanda también tenemos casos del mismo tipo. En todos los lugares, desde luego, lo fundamental es que el exhibidor está considerado como una parte imprescindible para el desarrollo del cine de ese país, y eso se evalúa de diferentes maneras. Sé que en las enmiendas se está apreciando y se está reconociendo las compensaciones basándose en esas referencias que ya teníamos de que no hay muchas reticencias a eliminar la cuota de pantalla, y desde luego que ya lo vamos a facilitar en muy poco tiempo. Por otra parte,tampoco soy capaz, si la cuota de pantalla se renueva o se considera en esta ley, de poder evaluar cuánto tiempo tendría que pasar para que viéramos si ha sido eficaz. Podíamos hablar de cinco años, por poner un periodo concreto, y creo que, tal como está hoy la situación del cine español, sería un espacio que podría contar con el apoyo de todos, que hoy reitero y lo hemos dicho en todos los encuentros que hemos tenido con los diferentes grupos. Para mí es muy importante que hoy sintamos que las cosas pueden ser reconocidas porque nuestro valor, nuestra fuerza y nuestra capacidad de ayudar al desarrollo del cine español es muy importante y hasta este momento lo que ha pasado es que hemos partido siempre de una situación de castigo, una situación punitiva, una situa- La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don Rafael Alvero. Ha sido un placer tenerle con nosotros y ha sido muy claro en sus reivindicaciones y en su exposición. Muchas gracias y buenas noches. Se levanta la sesión hasta mañana a las diez menos cuarto de la mañana. Eran las diez y veinticinco minutos de la noche. 46 CORTES GENERALES Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS COMISIONES Año 2007 VIII Legislatura Núm. 884 CULTURA PRESIDENCIA DEL EXCMA. SRA. D.ª CLEMENTINA DÍEZ DE BALDEÓN GARCÍA Sesión núm. 44 celebrada el miércoles, 5 de septiembre de 2007 Página ORDEN DEL DÍA: Celebración de las siguientes comparecencias en relación con el proyecto de ley del cine (continuación). (Número de expediente 121/000138.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 — Del señor presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales Españoles, FAPAE (Pérez Fernández de la Puente). (Número de expediente 219/000833.) . . . . . . . . . 2 — Del señor presidente de la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos, FORTA (Camacho Ordóñez). (Número de expediente 219/000838.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12 — Del señor presidente del Consejo de Administración de la Corporación de Radiotelevisión Española, RTVE (Fernández Fernández). (Número de expediente 219/000839.) . . . . . . . . . . 20 1 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 Página — Del señor director de la Asociación Galega de Productores Independientes, Agapi (Casal Vidal). (Número de expediente 219/000840.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26 — Del señor secretario general de la Federación de Actores del Estado Español, FAEE (Bosso Cuello). (Número de expediente 219/000841.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 34 — Del señor presidente de la Asociación de Realizadores Productores Audiovisuales, ARPA (Trueba Rodríguez). (Número de expediente 219/000842.) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39 Se abre la sesión a las nueve y cuarenta y cinco minutos de la mañana. tenía que estar, quizá con algo de retraso. Para que no haya la más mínima duda, los productores de cine español, y creo que de acuerdo con toda la parte creativa del cine —directores, guionistas y actores—, desde el inicio de la presente legislatura hemos pedido un texto legal. Por tanto, no existe la más mínima duda de que en este momento consideramos necesaria una ley del cine y, yendo más lejos, consideramos esta ley imprescindible. Es más, si no se aprobara esta ley durante esta legislatura, a nuestro jucio pondría en peligro o en grave riesgo la producción de cine en España con el consiguiente empobrecimiento cultural, porque no tengan la menor duda, y lo saben mejor que yo, que si nosotros no hacemos cine, en España las pantallas estarán igualmente repletas de cine. Siempre habrá cine. De lo que se trata es de crear las pautas para que en España el cine se haga en mejores condiciones. Desde el inicio de la legislatura a hoy han cambiado las condiciones de mercado de una manera drástica, especialmente por un cáncer, por una pandemia que es la piratería. En este momento hacer cine, explotar cine, es mucho más complicado que al inicio de la legislatura. Lo digo con cierta trascendencia. Créanme, señorías, si no tenemos ley del cine al final de esta legislatura, el tiempo para redactar un texto legal y que se cree el marco para que se pueda hacer cine, pondrá en riesgo la existencia del cine español. Con este tono un poco solemne de la necesidad, voy a intentar centrarme con parcialidad en los argumentos que voy a dar. Parcialidad porque yo represento a un colectivo afectado por la ley, pero no represento al conjunto de los colectivos. De ahí la parcialidad en mi intervención, un doble sentido en tal parcialidad puesto que, aprovechando que les hemos comunicado a todos ustedes cuáles son nuestras pretensiones respecto a la ley del cine y lo hemos documentado, tanto por escrito como en diferentes conversaciones con los distintos responsables de los grupos parlamentarios, voy a tocar parcialmente lo que consideramos más importante. Dentro de la primera petición que nos gustaría hacerles es que esta ley no solo es necesaria y urgente sino que nos gustaría, y ya sé que esta pretensión es nuestra y no tiene por qué ser de SS.SS., que saliera aprobada con el mayor consenso posible. Exactamente igual que creemos imprescindible la ley ahora, nos parece imprescindible que cuando se legisla o cuando se regula un sector como este, sea con el consenso mayoritario de CELEBRACIÓN DE LAS SIGUIENTES COMPARECENCIAS EN RELACIÓN CON EL PROYECTO DE LEY DEL CINE. (CONTINUACIÓN). (Número de expediente 121/000138.) DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE, (PÉREZ FERNÁNDEZ DE LA PUENTE). (Número de expediente 219/000833.) La señora PRESIDENTA: Señoras y señores diputados, comenzamos esta mañana el turno de comparecencias y damos la bienvenida al primer compareciente don Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España, (FAPAE). Bienvenido a esta Comisión, no es la primera vez que lo hace, y estamos encantados de tenerle entre nosotros. El tiempo es suyo, aunque no es ilimitado, como bien sabe, sino que está en torno a los diez minutos, tal y como hemos acordado para estas comparecencias, teniendo en cuenta, y lo vuelvo a reiterar, que hemos enviado unos formularios a todas las federaciones y asociaciones que están desfilando por esta Comisión en los que les hacemos una serie de preguntas y cuyas respuestas ya nos han sido remitidas. Por tanto, le rogaría, si es posible, que se atuviera al tiempo. No pasa nada si se extiende un poquito más, pero le agradecería, ya que tenemos esta mañana seis comparecientes, que se ajustara al tiempo. Tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE, (Pérez Fernández de la Puente.): Voy a hacer todo lo posible, espero conseguirlo, por atenerme al tiempo. Sé que ayer tuvieron una larguísima sesión, interesante y clarificadora por lo que he escuchado a los distintos grupos, en cuanto a las posiciones de los distintos interesados o afectados por un texto legal que en este momento, a juicio de la Fapae, está donde tenía que estar y está en el momento en que 2 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 los diferentes grupos políticos, entre otras cosas porque este sector necesita estabilidad más que ningún otro. No sería beneficioso que tuviera que haber cambios legislativos por una composición determinada del Parlamento que llevara a determinadas teorías una ley, cuando nosotros lo que creemos es que tiene que ser apoyada y respaldada por los diferentes grupos. Digo esto no con ingenuidad, sino después de haber tenido conversaciones. Menos con un grupo, hemos hablado con el resto, y si no hemos hablado con ese grupo no ha sido por culpa nuestra, porque nosotros hemos pedido reuniones con todos ellos. En principio, nosotros sí hemos encontrado una acogida por parte de los grupos para intentar hacer las cosas como creemos que se deben hacer, de modo que esta petición pueda ser formal en cuanto al consenso entre los diferentes grupos. Estamos convencidos también de que es imposible que un texto legal consiga por sí mismo que los ciudadanos españoles o los de otros países entren a ver películas españolas. No somos tan ingenuos como para pensar que un texto legal puede cambiar de entrada las condiciones de mercado y mucho menos la voluntad de los espectadores, pero con la misma fortaleza estamos convencidos de que un texto legal sí puede crear las condiciones para que se haga cine de otra manera y concite el respaldo de los espectadores mejor que como lo tenemos en este momento. Sería ridículo por mi parte no ser autocrítico con respecto a que seguro que los que hacemos cine en España nos hemos equivocado en demasiadas cosas en los últimos tiempos; pero tengo que decir que en este momento competir en el mundo del cine cada vez es más difícil. Como decía antes, la proliferación de pantallas, y no solo las de las salas de cine sino las de tamaños más pequeños en sus diferentes formatos, siempre estarán llenas de determinado producto. En este momento, lo que nosotros pedimos con esta ley es que cambien las condiciones para que el cine español pueda ser más competitivo; el cine español, allá donde se haga. Durante los últimos años, por decirlo de alguna manera, se ha perdido el centralismo en cuanto al origen de las películas. En este momento hay unas cuantas comunidades autónomas en España que compiten entre ellas por hacer las mejores películas al año. Con esto me quiero referir a que, por lo que hemos escuchado, en algún caso puede haber algún grupo parlamentario que en esta ley entre a discutir temas competenciales o no con respecto a cómo se deben administrar los asuntos de la cultura, entre los que está el cine. No soy yo, ni muchísimo menos, quien vaya a decir en el Parlamento lo que es competencia o no y si de alguna manera estamos vulnerando estatutos de autonomía o estamos haciendo primar una ley sobre leyes que tienen por lo menos la misma consideración. No voy a ir por ahí, pero sí quiero hacer una reflexión muy importante ante sus señorías. A mí me da igual donde estén las competencias, obviamente, pero tenemos que conseguir que haya una acción a favor del cine español, venga de donde venga la película; se trata de que esa película que nazca en Galicia, en Andalucía, en Cataluña, en el País Vasco, en Madrid, en la Comu- nidad Valenciana, donde sea, tenga las mismas oportunidades de su vista en todo el territorio español, pueda saltar las fronteras y competir fuera de las mismas. Si cayéramos en la torpeza —y perdónenme que lo diga así— de trocear esa ayuda que se da desde el Fondo de protección, probablemente estaríamos poniendo en riesgo y reduciendo un mercado que ya es suficientemente pequeño para convertirlo en microscópico a la hora de la explotación de las películas. No entro aquí en temas competenciales, pero sí de mercado, y creo que SS.SS. estarán de acuerdo conmigo en que si ya tenemos un mercado suficientemente reducido no lo podríamos reducir aún más. No conozco —obviamente, porque no creo ni que estén formuladas—, las enmiendas, pero de las conversaciones mantenidas con los grupos se deduce esa pequeña preocupación. Por ser, como decía al principio, lo más breve posible y no pasar de los diez minutos que me ha concedido la presidenta y por intentar no alargarme, diré dónde vemos las aportaciones principales de esta ley —lo haré de forma breve, puesto que se lo hemos entregado por escrito—, porque consideramos que sin lo que voy a contar ahora probablemente el texto sería lo suficientemente descafeinado como para no cumplir esa primera oportunidad que debe tener de conseguir hacer un cine en mejores condiciones que las actuales. Hemos hecho mucho hincapié desde el principio en reforzar o delimitar la figura del productor independiente. Aquí hemos tenido una pequeña colisión con los intereses representados desde Uteca, pero que la propia Uteca y SS.SS. entenderán perfectamente que no hay un solo sector en la parte industrial —y este tiene el doble componente de cultural e industrial— donde estén perfectamente delimitadas las competencias entre el que produce y el que distribuye. Si el que distribuye, en este caso las televisiones —puesto que hoy día, dentro de los cambios que se han producido en el mercado, las televisiones son absolutamente necesarias para que las películas lleguen a ojos de los espectadores, más que antes, y cada vez más—, tiene, por decirlo de alguna manera, el monopolio o las mismas condiciones que cualquier otro para producir, indiscutiblemente solo se harán las películas que quieran poner en marcha las televisiones y nuevamente el empobrecimiento cultural y la desaparición de la libertad de creación serían inmediatos; solamente se harían determinadas películas y no tendríamos la posibilidad, creo, de algo que en este momento, fuera y dentro de España, todo el mundo reconoce, que es precisamente la variedad en el género de las películas españolas que se hacen. Es sano para un sistema que queden delimitadas las competencias de alguien que tiene no el privilegio, porque creo que están haciéndolo suficientemente bien, pero sí una concesión gratuita para explotar un canal de televisión, mientras que otros no tenemos la posibilidad de poder explotarlo. Esto lo digo con tranquilidad, y lo único que hemos pedido es simplemente que quede delimitado en un texto cuáles son las competencias de una parte y cuáles son las competencias de otra. Para que no haya 3 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 duda, con esto no estamos diciendo ni muchísimo menos que las televisiones no entren en el mundo de la producción. Las televisiones son estrictamente necesarias para producir cine en España como lo son en los Estados Unidos de América o en cualquier país de nuestro entorno cultural o geográfico más cercano. En cualquier caso, debemos establecer unos límites para que no se produzca un abuso de posición dominante entre unos y otros. Obviamente, el abuso de posición dominante no se inclinará nunca a favor de los productores. En nuestra opinión, esta delimitación tal y como está planteada es conforme a derecho, y además no es novedosa respecto a lo que ocurre en otros lugares, donde, insisto, la competencia entra en este sector como en España entra en otros sectores industriales como la energía o las telecomunicaciones. El segundo punto importante para nosotros es el marco fiscal. En mi opinión esta cuestión no debería tener mucho debate. Lo hemos tenido cuando propusimos al Gobierno que esto tenía que representar una palanca importante. Cuando digo que no debería tenerlo me refiero a que prácticamente ya está impuesto en el cien por cien de los países o al menos en el cien por cien de los países que tienen una cinematografía poderosa. Supone también una manera más loable y estética de aportar bienes o caudales públicos a la producción de cine y, en este sentido, entiendo que hayamos tenido ciertas dificultades para convencer al Gobierno porque de alguna manera esta especificidad quebraba una línea de política fiscal, pero por otra parte, el Gobierno español y el Parlamento se han adherido al protocolo de diversidad cultural, y por tanto, el enganche jurídico existe perfectamente para que específicamente en este sector opere la palanca fiscal. Aunque he oído declaraciones en otro sentido, la palanca fiscal es tremendamente beneficiosa para todo aquel que invierte en el cine, e invierte en el cine el productor independiente, invierte en el cine la televisión y pretendemos que inviertan en el cine sectores que en este momento están fuera de él, y esta palanca fiscal atraería capitales para que las películas se hicieran con mayor ambición comercial y, por tanto, cultural. En consecuencia, cualquiera de los que invierten en el cine, y en este caso las televisiones tienen que ser el ejemplo más claro, tendrán por supuesto este beneficio fiscal que hasta ahora no tenían. Asimismo, hacemos hincapié en la consolidación del Fondo de protección. Según la memoria que acompaña a la ley vamos alcanzando cifras importantes. Por supuesto, no tan importantes si las comparamos con el país más cercano, que es Francia, pero desde luego suficientes tal y como están marcadas sin duda alguna para que las películas españolas tengan el tamaño que deben tener para poder competir. En la parte de autocrítica también quiero dejar claro que en España hacemos demasiadas películas. Este es un tema imposible de regular debido a la ausencia de limitación en ningún texto legal, pero indiscutiblemente dentro de esa autocrítica deberíamos tener en cuenta que en este momento es mucho más dificil que antes que una película se abra camino en el recorrido por las salas de exhibición. Se ha hecho una gran horizontalización en la explotación. Hace unos cuantos años el hecho de salir con cien copias en cien salas en España ya era importante, mientras que en el último año se ha alcanzado la cifra de un mismo estreno en 850 salas a la vez. Esto significa que las películas —también tiene que ver con la piratería— se tienen que amortizar mucho antes en las salas, y para poder competir con lo que se estrena en las salas una película tiene que tener unos mínimos imprescindibles y en este sentido probablemente España no puede permitirse en este momento hacer 150 películas que pretendan competir en salas con las películas bien armadas que vienen de fuera. Esto dentro de la parte de autocrítica. En cuanto al Fondo de protección, sentimos satisfacción por su crecimiento y consolidación, consideramos que es suficiente para lo que hay que hacer en España. No obstante, existe esa alerta o peligro sobre que en ningún caso se debe territorializar porque probablemente crearíamos un artificio para incentivar que se tuvieran que hacer películas en lugares donde en este momento no nacen de manera natural y, sin embargo, acabaríamos perdiendo en cada una de las comunidades donde sí existe una cultura y una tradición en la conformación de dichas películas. La ley abre ya el camino de convertir el ICAA en una agencia. Esto también lo hemos pedido no por estética, para darnos mayor importancia, sino porque el audiovisual cada vez es más complejo y las competencias sobre el cine y el audiovisual están dispersas en diferentes ministerios. Todos creemos que sería bueno que, de manera parecida a como lo han resuelto países de nuestro entorno, se eleve de rango el actual instituto y, de alguna manera, se adhieran competencias a esa agencia no solo ya en la producción de cine, que es tremendamente importante, sino también en la promoción del cine español que es tan importante como su propia producción. No me voy a referir porque hago mío y por bueno las reflexiones que he leído de la presidenta de la Academia. Las comparto, al igual que comparto las reivindicaciones expuestas por un asociado a Fapae que representa específicamente al mundo de la animación. Todo eso lo tienen ustedes por escrito y aquí doy pública fe de que nosotros respaldamos las peticiones hechas por la animación. Como han tenido la delicadeza de asistir los dos representantes de exhibición y de las televisiones comerciales que intervinieron ayer —no les pude seguir en directo pero sí he leído reseñas de prensa—, diré que me ha extrañado que, tanto un colectivo como otro, en una ley que —no es malo decirlo— el sector de la producción ha pedido para, insisto, cambiar las condiciones en que se debe hacer cine, las mayores protestas y quejas con cierto acompañamiento mediático —porque así lo han querido ellos— poco tienen que ver con el cambio de condiciones debido a esta ley con respecto a las condiciones que tenían. Ellos pueden opinar de manera distinta pero ese es mi juicio. La mayor reivindicación de los exhibidores, en la que no voy a entrar porque tiene 4 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar damos la palabra a la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora RodríguezSalmones. que ver con los márgenes comerciales, puede ser una reivindicación justa pero el territorio de tratamiento entre particulares en cuanto a los porcentajes que deben disfrutar unos y otros no es esta ley. Es mi manera de entenderlo, con lo cual no estoy quitando ni un ápice de su posible reivindicación pero esta ley no es un cajón de sastre donde todos debamos intentar conseguir reglamentos o normas, aunque sea muy legítimo, que no son competencia. En cuanto a las televisiones y los exhibidores, ayer se hizo la afirmación de que la lista de películas —y no voy a referirme a los títulos que el presidente de los exhibidores conoce muy bien— que han entrado en esa cuota de pantalla de cine europeo —que a veces es con matrícula europea pero producidos en otros lugares— y no precisamente por ser películas españolas es más que suficiente para que con holgura se pueda cubrir esa cuota. Desde luego, lo del perjuicio de los 1.000 millones de euros no hace falta que lo conteste porque ellos mismos saben que es una cifra ligeramente encauzada y me cuesta creer que en sede parlamentaria se pueda pronunciar una cifra tan asombrosa. Lógicamente, repito, cada uno tiene sus legítimos intereses y a mí me toca defender los míos, aunque obviamente también tengo que mencionar que no estoy de acuerdo con algunas afirmaciones que se han hecho. En cuanto a las televisiones reconozco mi propia incapacidad para conseguir convencerles de que su aportación al cine tiene que ser más voluntaria. Creíamos haberlo conseguido proponiendo, junto con la Administración, cláusulas autorregulatorias dentro de esta propia ley. No las han querido tener; tendrán sus razones. Entiendo que por su parte existe una batalla jurídica para quitar la obligación del 5 por ciento. Tengo que recordar en esta sede que esa es una ley aprobada por unanimidad de los grupos parlamentarios y que, desde luego, en nada difiere de obligaciones creadas en otros países donde también tiene que haber una aportación de las televisiones por el régimen concesional que tienen para que la huella industrial del cine que se hace en su país sea permanente y no efímera como pueden ser derechos de otros formatos televisivos. Lo seguiremos intentando porque estamos convencidos de que, salga como salga la ley, tiene que haber entendimiento entre los productores y las televisiones puesto que su participación es estrictamente necesaria, pero reconozco mi impotencia para convencerles de una manera más tranquila, de una manera más real de que la inversión tiene que ser voluntaria y pensando exactamente que cada uno tiene que aportar su parte. Yo espero que con el texto legal, donde no se les crean nuevas obligaciones ni muchísimo menos, en un futuro, ya aprobada la ley y con esas nuevas condiciones, entre todos seamos capaces de hacer mejores películas. Me he excedido un poco, querida presidenta, pero con esto doy por acabadas las principales reivindicaciones que presentamos a esta ley. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muy bienvenido, señor Pérez, creo que ha hecho una intervención muy, muy directa y por tanto muy esclarecedora. Ha hablado del necesario acuerdo, que a su juicio sería muy deseable y al nuestro también; así pues, puede tener por parte de nuestro grupo la garantía de que vamos a intentar que esta ley tenga el máximo acuerdo posible y creo que la misma intención hay por parte del grupo que sostiene al Gobierno y también de los demás. En ello estamos, porque estas que llamamos leyes instrumentales deberían durar un espacio de tiempo largo, no se trata de hacer leyes que cada Gobierno tenga luego que revisar, y por eso lo vamos a intentar entre todos. También me parece necesario decir y repetir, no con cada compareciente pero sí de vez en cuando, que por parte de los diferentes grupos y desde luego del nuestro, el cine español, uno, es bueno y, dos, necesita y merece el apoyo. Lo necesita, es un hecho, como todas las cinematografías del mundo, no hay ninguna que por una u otra fórmula —y lo importante es acertar con la fórmula para que esta sea eficaz— no lo necesite. Lo creemos porque en todos los sectores culturales si dejamos sencillamente que funcione el mercado —y nuestro grupo defiende el mercado y tiene esa bandera y usted lo conoce— no vale y desde luego no en el de la cinematografía, entre otras cosas porque como todos los demás países lo hacen, sería absurdo por parte del nuestro no hacerlo. Y ahora paso a formularle preguntas concretas. El modelo fiscal. También aquí lo importante es que funcione. Se trata de cambiar el modelo económico en el que actualmente está sustentada la producción del cine. Hasta ahora lo que hay crea problemas, crea dificultades. Nuestro grupo ha reclamado mucho, casi como cuestión única: cambiemos este modelo y solo con eso ya avanzaríamos. Nosotros, en tiempos del Gobierno, para el coproductor independiente logramos —es muy poco, no ha valido, pero usted sabe que sacarle a Hacienda una cuestión de estas es muy difícil— una desgravación del 5 por ciento. Es un hecho que no ha funcionado. Si una desgravación no funciona, o se quita o se aumenta o se articula de manera que funcione; si no, no tiene sentido. Yo creo que este modelo fiscal puede ser válido pero la redacción es extraordinariamente confusa, por tanto serán buenas para la ley las aportaciones que nos puedan hacer y las que nosotros a su vez logremos perfilar en la Comisión. No se entiende por qué una vez que se plantea un modelo fiscal diferente no hay manera de entender la redacción de ese modelo, ustedes nos sugieren algo y ahí lo querríamos tener. Asimismo nos parece que el plazo de revisión es muy largo, no se puede esperar muchos años a ver si este modelo funciona, habría que tener prevista una evalua- 5 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 ción más breve. No sé cómo de breve, los empresarios y los responsables de Hacienda pueden saber cuál es el plazo correcto, pero desde luego no se trataría de estar sine die once años hasta ver si esto ha funcionado. Habría que corregirlo. Respecto al productor independiente, como decía mi antiguo compañero y admirado Rodrigo Rato, aquí empezó Cristo a padecer. No me siento vinculada, pero estoy hablando sensatamente. Si aquí se parte de que había un conflicto con las televisiones privadas que bloqueaba esta ley hasta el punto de que ésta no iba a salir y que es uno de los motivos de la crisis y de la salida del Gobierno de la ministra —aparte de mi independencia parlamentaria, tengo los pies en la tierra—, tenemos que ponernos de acuerdo con las televisiones. Hemos pasado ocho meses de fricciones, de torpezas y de complicaciones y se llega a un texto. Ayer preguntaba al representante de Uteca sobre dos cuestiones que están en liza, una de ellas, aumentar las obligaciones que tenían las televisiones, una vuelta de tuerca más, y se renuncia a esto por el momento procesal, el recurso en el Supremo y muchas otras cuestiones. Ahora bien, si la cuestión de las televisiones se aparca, caben dos opciones: aparcar solo sus obligaciones de invertir en cine y de programar cine o aparcar todo lo que tenga que ver con las televisiones; por sintetizar, el marco en el que se está moviendo el actual cumplimiento del 5 por ciento. Nosotros decimos que no se toca el marco actual, que permanece la obligación que tenían las televisiones por la ley anterior y las televisiones aceptan esto. Vuelvo a repetir —no tengo por qué insistir en la independencia del legislador— que podríamos hacer eso porque a mí los compromisos con el Gobierno no me vinculan, insisto, tengo los pies en la tierra. ¿Podemos cambiar el marco de las televisiones que hoy van a cumplir unas determinadas obligaciones y sencillamente creer que solo podemos prescindir de obligarles a invertir algo más? Si nosotros hacemos las definiciones que ustedes nos proponen del productor independiente y de otra serie de cuestiones, cambiamos el marco actual en el que las televisiones están cumpliendo sus obligaciones respecto al cine. ¿Es eso imprescindible?, ¿no podríamos seguir con el mismo marco? En relación con el tema de televisión, esperemos a ver qué dice el Supremo, esperemos tanto en las cantidades, en las obligaciones, como en el marco en el que se desenvuelve esto. Respecto al Fondo de la cinematografía, el fondo aumenta y no puedo dejar de decir cada vez que hablo de él que el ministro se apuntó los 18 millones de aumento de este año que la pobre ministra había dejado en la memoria, y dijo: He conseguido. No sé cuántas cosas hizo Carmen Calvo, pero esa la consiguió ella y ahí está desde el mes de junio. Ahora bien, en ese fondo que efectivamente aumenta, vamos a hablar concretamente de la animación. Si el sector de la animación, que está en Fapae y además colabora muy activamente, no va a encontrar, como el resto de los productores, un aumento en las obligaciones en televisión y no vamos a tocar esto, calculando que las televisiones hoy colaboran voluntariamente con la animación pero no porque la actual ley lo mande, ¿qué están ustedes dispuestos —vamos a emplear una palabra que no es correcta— a ceder de ese fondo para la financiación del sector de la animación?, ¿o lo dejamos y que sean los distribuidores del fondo, tal como se establezca, quienes lo hagan? ¿Usted cree que podemos crear un porcentaje o una cantidad del Fondo de la cinematografía y tener en cuenta la animación? ¿Aceptaría Fapae esto y en qué medida? En cuanto al fondo, son 18 millones este año y luego el 3 por ciento más durante una serie de años; por lo tanto, tampoco hay que lanzar tantas campanas al vuelo, pero ya lo iremos viendo de año en año. He hablado de las televisiones y de que no solo hemos dejado fuera el aumento de sus obligaciones, sino que sin graves perjuicios para ellas y, por lo tanto, para la tramitación de esta ley —cada uno sabe, como usted ha dicho, las posibilidades o las influencias que pueda tener— podemos dejar el statu quo o modificarlo. Sin embargo, está la televisión pública, que no tiene por qué tener el mismo tratamiento a nuestro juicio en un momento en que hay un cambio total de modelo. Ahora vendrá el representante —no sé si viene el director— de la Corporación de Televisión Española; el nuevo modelo de televisión tiene un componente de servicio público que debe ser financiado además vía presupuestos y no vía publicidad. En ese marco, la cultura debe tener un sitio muy destacado. Nos alarma que en lo que vemos de la programación desde luego no es así. ¿Qué obligaciones cree que se le pueden poner a la televisión pública? No entro en las que están agrupadas en el Forta, hablemos exclusivamente de la nueva Corporación de Televisión Española. Me parece importantísimo lo que usted ha dicho de la piratería. La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, le ruego que haga preguntas concretas. Lleva diez minutos interviniendo. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Iré muy sintéticamente, ¿Qué sugerencias tiene exactamente para la piratería? Está claro que la comisión no funciona y que la piratería se nos dispara. Y una pregunta concreta: ¿qué piensan ustedes del director de fotografía como autor y, por lo tanto, con sus derechos? Ayer estuvimos hablando de la cuota de pantalla. Usted tendrá noticias de ello porque había algún representante. Lo que hagamos para beneficiar a los exhibidores no les tienes que molestar a ustedes; es decir, la cuota se mantiene, lo cual es un logro para el cine y, por lo tanto, para ustedes. Si reciben una compensación, bendito sea, supongo. Ayudas a la amortización. En la memoria económica hay una cuestión muy complicada. Creemos que aumentan mucho las posibilidades de volver a dar ayudas por proyecto, por lo tanto, ayudas no automáticas. 6 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 tanto, señor Pérez, el tema competencial está claro, y se lo digo para que conozca nuestra posición. Sin embargo, sí hay otros temas que no están resueltos. En cuanto al planteamiento que usted hace respecto a los productores independientes, qué quieren que les diga. Yo respeto al señor Rato y veo, Beatriz,que estás en plena campaña, te lo digo con todo el cariño y el afecto que sabes que te tengo, y estoy encantado de ver que vas por esta línea. (Risas.) Este tema se puso ayer encima de la mesa. En el caso de las televisiones — y usted es consciente—, sabemos que es un poder, es una fuerza que hemos de respetar. Como muy bien dice usted, en las leyes de este tipo, donde la televisión es imprescindible, hemos de estar cómodos todos, y cuando digo todos me refiero a productores, a televisiones, pero también, a ser posible, los políticos, a los que también nos gustaría estar cómodos en este tema. En el tema del productor independiente que ayer se planteó el representante de Uteca, cumpliendo su función, dejó muy claro que ellos no quieren cortapisas en esta cuestión, y además añadió que ellos ya respetan la independencia. Me gustaría, señor Pérez, que en esta cuestión nos explicara claramente por dónde vamos a ir. Otro tema. Ayer compareció el señor D’Ocón, representante del mundo de la animación, que estuvo muy brillante y nos convenció a todos. ¿Por qué nos convenció? Porque tiene razón y porque ese es un sector que, como usted sabe, tiene una gran potencia e importancia. Él dijo una cosa con la que estoy de acuerdo, y es que esta Ley del Cine ha de ser la ley del cine y de lo audiovisual, porque el cine es un formato y lo audiovisual es todo, y cada vez más —y usted lo ha dicho— el audiovisual tiene uno de los formatos, y muy importante, que es el cine y son las salas, pero tiene otros formatos, por ejemplo, la animación, pero también lo es el cine en pantalla pequeña, etcétera. Como en esto nos encontramos con un lío importante, es bueno que hablemos de todo esto; lo ha dicho la señora Rodríguez-Salmones y yo quiero recalcarlo. En este caso, quiero plantear dos temas. Nuestra posición —ya se lo digo ahora— es que las televisiones públicas han de hacer un esfuerzo especial. De la misma forma que respetamos el acuerdo al que se ha llegado en las televisiones de que en el tema del porcentaje no entra la ley, defendemos que la televisión pública, en concreto la estatal —porque las autonómicas tienen sus competencias—, haga un esfuerzo extra de un 1 por ciento en este tema. Asimismo, aunque todavía debemos meditarlo, somos partidarios de que, en el caso de los canales temáticos donde la animación sea el 90 por ciento de su programación, deben también hacer un esfuerzo y que de su 5 por ciento dediquen una parte al sector de la animación. Ayer se dijo una cosa interesante, que las televisiones no solo no tenían ningún problema en que de su 5 por ciento se dedicase una parte a la animación, sino que les gustaría. Otra cuestión es la relativa a la agencia. Se lo ha preguntado también la señora Rodríguez-Salmones: ¿Cómo se divide este 5 por ciento? Esto lo debe hacer la agencia. ¿Cómo se puede objetivar eso? Hay una serie de órganos colegiados como si eso supusiera una objetividad. ¿Cómo se pueden objetivar estas ayudas por proyecto, que están creciendo en detrimento de las ayudas automáticas por amortización? Funciones del FCAA. ¿Hace falta representación autonómica? Ustedes nos mandan una buena descripción; no se trata de cambiar el rótulo. Hoy el ICAA vale para lo que vale, que es muy poquito. Si le llamamos agencia y le damos flexibilidad, no sabemos para qué. ¿Cuáles son las funciones que debe tener? Por otro lado, no voy a entrar en la cuota, puesto que estamos todos de acuerdo, aunque usted haya lanzado una serie de pullas. La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de Convergència i Unió, tiene la palabra. El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Pérez, bienvenido a esta casa. Como usted ha venido el segundo día, muchos de los temas —que además usted ya conocía— ya han sido suficientemente ventilados. Mi colega Beatriz ayer se refirió a una serie de cuestiones que son trascendentales, y yo también voy a tocarlas. Usted ha planteado un tema que como usted sabe, porque hemos hablado del mismo, me afecta y es el tema competencial. Quiero decirle dos cosas para su tranquilidad. En mi grupo no somos partidarios de la territorialización del fondo, pero sí somos partidarios —y tendría que serlo el Gobierno al presentar el proyecto, y evidentemente es la función que tiene este Congreso— de que las leyes que aprobemos respeten leyes orgánicas. El Estatut de Cataluña es una ley orgánica aprobada por este Congreso, aprobada en referéndum, y lo que no puede ser y además es imposible, como diría aquel, es que en una ley hecha por un Gobierno, haya otro Gobierno, que también es Estado —que es el de la Generalitat de Cataluña—, que haga un informe de treinta páginas donde dice que invade competencias por todos los lados. Además, nos hace propuesta de enmiendas de solución espectacular. Estoy seguro de que mi colega socialista, con su habilidad y porque es un gran abogado, resolverá este problema en minutos. A mí, que soy economista, me costará, pero espero que me ayude. Hoy la prensa refleja la posición de mi grupo. Por supuesto, yo quiero que esta ley salga, pero quiero que lo haga respetando competencias. Hasta aquí, señor Pérez, espero que sus dudas queden resueltas. Le repito, me encantaría no poner una enmienda a la totalidad. ¿Por qué? Porque me encantaría que el Gobierno, en su fase de ponencia, me trajera un proyecto de ley que respetara las competencias. Esto es lo que más me gustaría del mundo, porque me ahorraría muchas horas de trabajo, cosa que ya me pasó con la Ley del Libro, en la que pasé muchas horas con el señor Louro —que es agradabilísimo— planteando 43 enmiendas para arreglar el tema competencial. Nos lo pasamos muy bien, señor Louro, pero en esta ley me gustaría evitármelo y que el Gobierno lo hiciera. Por 7 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 Aquí quiero decir dos cosas. La primera es que en el formato de la agencia es fundamental que haya una representación territorial para la toma de decisiones. Y la segunda es que ayer la presidenta con buen criterio dijo que el cine que hemos de potenciar no solo debe ser el cuantitativo, es decir, no solamente debemos hacer cine de gran éxito, sino que también hemos de apoyar el cine cualitativo y habló de Marc Recha, de Green, etcétera. Pues bien, el problema que yo le planteé y que le planteo a usted es cómo se decide en el cine cualitativo. Que a Mac Recha le iba a ir muy bien en Cannes no lo sabía nadie. Nos la jugamos —tengo que decir que en este caso a mí me tocó jugármela— y acertamos, pero era un riesgo. ¿Cómo se decide que un joven realizador como este va a hacer una aportación cualitativas al cine? ¿Quién lo decide? Los órganos de decisión son determinantes —me gustaría conocer su opinión— y deben ser de dos tipos. Por una parte, territoriales, para evitar la división. No sé si me explico. ¿Cuál es la forma? Da la sensación de que el cine que se produce en Cataluña va a Madrid y en Madrid, quien sea, decide. Tiene que haber alguien y dar la sensación de que hay interlocución. Y por otro lado está lo cualitativo. ¿Quién decide lo cualitativo? ¿Quién decide que hay que apoyar a este director porque hace aportaciones al cine y es el nuevo Berlanga que todos quisiéramos tener? ¿Quién lo decide? ¿Quién es el listo? ¿A qué listos ponemos aquí en medio? Otro tema que se trató ayer fue el de la exhibición. Siempre hemos dicho en público y en privado que esta ley ha de intentar contener los sectores que participan con el máximo de tranquilidad, pero hay uno intranquilo, la exhibición, por distintas razones y no entraré en si ellos han de mirar su propio sector o algunas otras cosas. Lo que está claro es que están haciendo una aportación, la cuota de pantalla, que nosotros —cuando digo nosotros quiero decir mi grupo— creemos que se ha de compensar. Hacen una aportación y esta compensación puede ser por vía fiscal y puede ser muy razonable. Se hace en otros países y repito que no tenemos por qué pedir nada a un sector privado y sin concesión, donde se compra un terreno, se pone una sala y se dice aporte usted ahora al cine. Magnífico, pero ¿qué hay de lo mío? Somos partidarios de que se les compense. También se planteó —usted no lo ha dicho y mi colega no se lo ha preguntado— un tema que ayudaría a la exhibición y al cine, el alargamiento de las ventanas. Sin embargo, usted ha manifestado una cosa que es cierta y es que la piratería acorta las ventanas. El problema que tenemos ahora es que no se ha estrenado y la copia pirata ya está en el mercado, por lo que alargar las ventanas, si hay mucha piratería, no es muy útil. Me gustaría conocer su opinión sobre esta cuestión de las ventanas. Otra cuestión es la nacionalidad de las películas. Ustedes plantean que el director marca la nacionalidad y hay sectores, como las televisiones, que opinan que esto no es bueno para el cine y ponen algún ejemplo. Para la explotación de una película puede ir bien tener un director mexicano o checoslovaco y puede ser que esta película sea nacional porque tiene inversión nacional, actores… Señora presidenta, acelero y acabo. Me gustaría conocer su opinión sobre el tema de la nacionalidad. También quisiera saber su opinión sobre el tema de la piratería. Hay algunas propuestas que afectan a la exhibición. Nos han dicho que el 86 por ciento de las copias salen de las propias salas, en las que se graba mediante algún sistema. Les vamos a pedir que hagan un poco de policía. Les estamos pidiendo cosas a los exhibidores —no es que me ponga de defensor de los exhibidores—, pero creo razonable que hay que convencerle con algunas cosas que van a hacer. Estoy ansioso por escucharle, señor Pérez. La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, otras veces interviene usted más brevemente; hoy se ha alargado y le he dejado. (El señor Vilajoana Rovira: Era importante.) Señora Muñoz, portavoz del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra. La señora MUÑOZ SALVÀ: Intentaré no alargarme y cumplir los tiempos. Gracias, señor Pérez, por su intervención y también por la documentación que nos ha remitido, que ha hecho que se clarifiquen muchos aspectos del proyecto de ley sobre el que estamos trabajando en este momento. El Grupo Socialista cree que lo importante de este proyecto de ley es potenciar y apoyar el cine español como hecho creativo, como hecho cultural, como embajador de nuestra cultura en el exterior. Parece que estamos en un momento de inflexión —usted lo ha dicho— en el sentido de la proliferación de las nuevas tecnologías y de las nuevas maneras de ver cine por parte de la ciudadanía. Yo me quedo con dos cosas que usted ha dicho: las condiciones de mercado global han cambiado y la demanda que hace usted del mayor consenso entre los grupos parlamentarios. El Grupo Parlamentario Socialista comparte totalmente este criterio y le puedo asegurar que trabajamos para que realmente exista este consenso entre los grupos parlamentarios. De hecho, la portavoz del Grupo Popular también ha incidido en este punto. Usted representa a un colectivo determinado, pero, como muy bien ha señalado, existen otros colectivos y entidades afectados por esta ley. Usted hablaba de las televisiones privadas, de los exhibidores, etcétera; son muchos los colectivos que intervienen. Yo creo, y también el Grupo Parlamentario Socialista lo cree, que es necesario apoyar y potenciar el cine español; de ahí el proyecto de ley del Gobierno. Pero el cine español lo hacemos todos; todos y cada uno de los colectivos y entidades que hacen cine, me refiero a todos los que trabajan por el cine, todos y cada uno de ellos hacen su aportación al cine español. Usted ha citado en su intervención que existen colectivos que no están totalmente de acuerdo con el proyecto de ley. Y ahí intervienen, sin duda, intereses económicos como empresas que son. 8 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 que está redactado vale, es suficiente, es decir, el principio queda marcado, pero se puede poner más claro. A veces —decir esto en voz alta es complicado— cuando se hace una vía específica con un determinado colectivo da la impresión de que, una vez hecha, no hay que ponerlo tan clarito negro sobre blanco, y en la redacción que hemos remitido a los grupos parlamentarios quita incertidumbres y, sobre todo, produce más automatismos, quita un poco más la autorización administrativa en cada caso que, pensando en la buena fe, por supuesto, de la autorización administrativa, siempre puede acabar acarreando retrasos que en actividades económicas, como al final significa el montaje de una película, pueden complicarlo. Insisto, a nosotros el texto nos vale, pero creemos que la manera en que lo hemos formulado —para eso nos hemos asesorado—, lo aclara. En cuanto al tema del productor independiente, me pregunta muy directamente si es imprescindible. Nosotros creemos que sí, pero no se aporta un concepto nuevo en esta ley, ya existía la diferenciación. Ya existe en la ley la diferenciación entre la televisión y el productor independiente. Ya había una serie de obligaciones por parte de los operadores de televisión en cuanto al número de películas que pueden hacer con productor independiente o las que no, si quieren tener acceso a las ayudas públicas. Por eso es muy importante que no confundamos conceptos y que lógicamente cada colectivo los utilice adecuadamente, y Uteca lo hace con una extraordinaria habilidad, porque además tiene medios para ello, por lo menos mediáticos, como ellos reconocen, pero la figura ya existía. Lo que estamos pidiendo, en asimilación con cualquier otro colectivo, con cualquier otra industria, es que las funciones del distribuidor y las del productor queden claramente determinadas, como existe en la energía, por ejemplo, Iberdrola tiene que hacer una serie de cosas y no puede hacer otra serie de cosas, o como existe en las telecomunicaciones. Por tanto, en aras de la buena competencia y para que no haya abuso de posición dominante, le contesto que sí que es imprescindible esa diferenciación. Le digo más en este caso, porque también es entrar en un lenguaje que no es conveniente lo de: esperemos a que resuelva el Tribunal Supremo sobre un recurso; esperemos a que resuelva el Tribunal Supremo sobre una ley aprobada por unanimidad de los grupos parlamentarios y con el consiguiente desarrollo en un decreto. Yo no quiero esperar porque tengo el convencimiento absoluto, pero es particular y puedo estar equivocado, de que el Tribunal Supremo va a resolver que se ha legislado y se ha desarrollado el decreto conforme a derecho. Tengo el particular convencimiento de que va a ser así. En cualquier caso, no esperaría, es decir, los tiempos han cambiado, las circunstancias han cambiado y, en este caso —lo digo con toda la humildad—, creo que el Parlamento no debe parar en ningún caso a esperar a que resuelva el Tribunal Supremo sobre una petición de parte que han hecho las televisiones, sobre una obligación que existe en toda Europa y que aquí se ha aplicado de una determinado manera. Tengo mi particular convencimiento. Digo más, da la impresión Desde el Grupo Socialista le pedimos, señor Pérez, que entre estos colectivos y entidades, aunque sean empresas, pero que están aportando al cine español su grano de arena para que realmente sea el embajador de nuestra cultura en el exterior, también exista consenso, que también se pongan de acuerdo los diferentes colectivos. Usted, aunque representa a un colectivo determinado, tiene suficiente conocimiento de cada uno de ellos. Por tanto, le pedimos que se trabaje con los distintos colectivos para que también haya consenso. No le hago ninguna pregunta concreta porque nos ha remitido una gran cantidad de documentación y con ella podemos trabajar perfectamente. Reitero las gracias por su intervención y por la documentación que ha sido remitida a todos los grupos. La señora PRESIDENTA: Señor Pérez, puede usted contestar. El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ASOCIACIONES DE PRODUCTORES AUDIOVISUALES ESPAÑOLES, FAPAE (Pérez Fernández de la Puente): En primer lugar, y creo que es de honor por nuestra parte y por lo que represento, tengo que mostrar una gran satisfacción por el posicionamiento de los tres grupos que han hablado. Obviamente no tengo la experiencia, como ustedes, señorías, de estar aquí, por lo que para mí, aparte de lo que pueda ser mi particular visión del mundo del Parlamento desde los medios de comunicación, tener hoy el privilegio de estar aquí y escuchar el grado de compromiso de los grupos parlamentarios en un tema que para nosotros es sustancial es un motivo más que de alegría. Es más que de alegría, pero tengo que compartir con ustedes la necesidad de este texto legal, la búsqueda del consenso y convertir en duradero, como ha dicho la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, un texto para que no tenga que ser modificado permanentemente por el Gobierno que entre, sino que tendrá que ser modificado por el cambio de las condiciones o por el paso del tiempo. Aquí, desde la época a que todos nos referimos de la Ley Miró —que por cierto era decreto— se ha hecho un gran cambio. Luego hubo otro gran cambio en cuanto a convertir en más objetivas las condiciones de los repartos de los dineros públicos, que fue todo un gran avance, y en este momento no tengan duda de que toca darle otra vuelta. Por tanto, primero tengo que mostrar mi satisfacción por su posicionamiento. Me refiero ahora a la intervención del Grupo Parlamentario Popular, y hago extensivo y particularizo, por tanto, este agradecimiento al tratamiento que le da. En los temas concretos, modelo fiscal, estoy cien por cien de acuerdo, yo mejor que nadie sé lo que ha conseguido —y perdón por la expresión— arrancar esta especificidad en la política fiscal y le doy la razón, por lo que lo hemos documentado y hemos mandado a los grupos parlamentarios cómo nosotros creemos que se puede formular de manera más directa la parte fiscal dentro de este texto legal. Nosotros entendemos que de la manera 9 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 de que sobre una primera gran oposición de las televisiones porque se les aumentaban las obligaciones, luego ha habido, no explicitado en un gran abrazo o beso público entre televisiones y productores, un acuerdo por parte de las televisiones —el señor Del Corral ayer lo expresó— y por parte nuestra partiendo de una cosa y es que la ley, tal como está en este momento, no tiene nada que ver con lo que propuso Fapae, pero con un ejercicio de responsabilidad y por lo que decía antes el señor Vilajoana, y luego le contestaré, que nos ha aplicado como defensa nuestra un tema que no defendemos nosotros, la ley obviamente, no hace falta decirlo aquí, no tiene nade que ver con la que habría hecho Fapae. El proyecto de ley está hecho por el Gobierno y nosotros estamos absolutamente convencidos de que en este trámite parlamentario se mejore, y en esa mejora probablemente nosotros nos seguiremos dejando temas que queríamos conseguir y que no vamos a consegir. Nosotros estamos hablando de una fotografía en este momento que poco tiene que ver con todo lo que pedimos. En aras de ese consenso nosotros hemos cedido en parte, lo mismo que han hecho las televisiones. Yo entiendo que cuando ahora las televisiones quieren esa modificación es otra vuelta de tuerca sobre lo que ya habíamos acordado con el Gobierno y entendemos que también el Gobierno con ellos. Quiero dejar claro que vamos a esperar a que se pronuncie el Tribunal Supremo, sabemos cómo se va a pronunciar, pero en ningún caso la actividad legislativa o luego la de un gobierno se debería parar esperando un recurso de este tipo que, insisto, no deja de ser recurso de parte. En cuanto al fondo, estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que ha manifestado. Por lo que se refiere a lo que decía antes y que tiene que ver también con lo que ha preguntado el señor Vilajoana, creo que una de las mejoras del fondo ha sido la objetivación a la hora de su aplicación. Creo que para todos es mucho más sano que se fijen unos criterios de reparto y que luego cualquiera, en su libertad, pueda acceder a ellos, porque esto elimina la discrecionalidad de cualquier comisión que, por bien que lo quiera hacer, no deja de ser discrecional, porque todos somos humanos y por mucho que se objetive, eso es difícil. Luego todo lo que sea objetivo en el fondo incluso resuelve los problemas de territorialización, puesto que un señor que viva en Tarrasa, en Santiago de Compostela o en un pueblo de Andalucía sabe qué reglas de juego tiene, en qué condiciones puede acceder a un fondo y qué tiene que cumplir para poder disfrutar de ese fondo. Siempre quedará una parte; yo suscribo, como he dicho al principio, que el cine, aunque estoy hablando mucho de industria, indudablemente también es cultura y en esta Comisión estamos. Hay películas que sabemos que no van a tener un recorrido comercial, pero que es imperiosamente necesario que se hagan para que quede luego en nuestra memoria cómo se hacía el cine aquí y para que, a veces, supere fronteras de manera más fácil, que las películas comerciales, que ahí lo tenemos más difícil porque hay otros sitios donde las hacen con un aparato de márquetin mayor. En lo que no voy a entrar en este momento, porque creo que no sería oportuno, es en qué porcentajes, porque creo, y esto lo saben SS.SS. mucho mejor que yo, que aquí estamos hablando de hacer una ley, un marco y luego vendrán los consiguientes desarrollos a través de los decretos que lógicamente tienen que entrar en cómo se puede repartir. Por tanto, creo que no es el momento. Sí lo es de marcar principios, pero no de entrar en la letra pequeña de ese posible reparto. En cuanto a lo que ha preguntado sobre la animación, le quiero decir que si no me he extendido más es porque en mi intervención inicial he dicho que suscribo todo lo que pidió ayer aquí el señor D’Ocón, al que yo nombré vicepresidente de Fapae para encargarse de los temas de animación. Por tanto, aprovechando que está el señor Camacho, que representa a la Forta y a esa inmensidad de televisiones autonómicas la suma de todas las cuales es hora tanta como la de una televisión nacional, todo lo que sea poner obligaciones a las televisiones públicas para que al final hagan programas cuya huella industrial y cultural quede en España y que no consuman derechos de cosas que viene de fuera o de acontecimientos deportivos que mueren en el mismo momento de la finalización del acontecimiento deportivo, por nosotros encantados. Luego celebraremos las obligaciones que les añadan a las televisiones públicas dentro de un equilibrio necesario, porque al final también sus propios ciudadanos les van a reclamar unas audiencias y resultados para que puedan seguir subsistiendo, como es normal. En cuanto a la piratería, se acaba de crear una coalición antipiratería. El señor Evole, presidente de los exhibidores, y yo mismo, junto con la persona que la encabeza, Mario Armero, estuvimos ayer en una larguísima reunión con el ministro de Cultura proponiendo medidas muy concretas que inmediatamente trasladaremos a los grupos parlamentarios. Estoy totalmente de acuerdo con usted. Probablemente no tendríamos tanta necesidad y tanta urgencia de hacer esta ley si la piratería no hubiera crecido de la manera que lo ha hecho en los últimos años. Somos, creo que se dijo ayer, el primer país del mundo en piratería. Encabezamos la peor de las listas. Yo sé que en otras comisiones y en otros ámbitos de este Parlamento probablemente hay temas más peliagudos que este, pero en este momento España está en rojo, en el primer lugar en el mundo en piratería. Ya sabemos lo que pasó con el mundo de la música y cómo ha derivado. Creemos estar a tiempo todavía para que la piratería no sea un cáncer tan grande como lo es en este momento. Director de fotografía. Con todo el respeto a ese colectivo, no es un tema nuestro, no es un tema sustancial. Yo no lo habría metido en la ley. Hay distintos colectivos y cuando se hace una ley se pretende satisfacer a todos. Nosotros intentamos, y probablemente nos equivocamos, pero siempre miramos por que el conjunto de la ley, y tenemos gran apetencia y creencia de que va a ser así, cuando salga de este Parlamento, dejándonos todos algo en el camino, redunde en beneficio de que se haga mejor 10 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 cine. Por lo tanto, no me voy a pronunciar sobre el director de fotografía porque para nosotros no es sustancial. Cuota de pantalla. Ya me he pronunciado lo suficiente, pero no tengan dudas de que para nosotros es exactamente igual. Me parece que lo ha definido como puya. No. Era una matización sobre una afirmación que hizo ayer el responsable de los exhibidores, pero por supuesto estaremos encantados en todo lo que sea conseguir que se mejore el mundo de la exhibición. Para nosotros los exhibidores son imprescindibles. Ellos también tienen suficiente asesoramiento como para buscar fórmulas del mismo tipo donde por la vía del incentivo o por la vía de las medidas fiscales se pueda compensar eso que se considera un esfuerzo, que para mí no lo es tanto, en cuanto a cuota de pantalla. Estaremos encantados, pues se trata de alguien a quien yo expreso el reconocimiento público de que ha hecho un extraordinario esfuerzo de modernización de las salas y, sobre todo, de acercar la sala al espectador, ya que nosotros necesitamos que tenga una buena salud económica, porque, al final, es la primera exposición que hacemos de una película con mucho esfuerzo y que llega a los ojos del público. Ayudas a la amortización. Ya he dicho que lo más importante es que los criterios sean objetivos y que la mayor parte sean automáticas. No es el momento de hablar de un porcentaje para películas que tienen una comercialización más difícil. En cuanto a funciones del ICAA, y con esto contesto al señor Vilajoana, hay un buen ejemplo. Yo soy consejero del ICEX, en razón de mi presidencia de Fapae, y el ICEX ha resuelto muy bien este tema, con una especie de matriz tridimensional donde está la representación de la Administración central, los privados, los distintos sectores afectados por la exportación, y los representantes de las comunidades autónomas. Esa sería la fórmula perfecta. En esto sí me mojo y dejo claro cómo tendría que ser la composición de esa agencia. Tienen que estar esas tres representaciones. Existen ejemplos de que ya funcionan y es una buena manera de resolver la composición de la agencia, pero, obviamente, yo doy mi opinión y no entro en temas más complejos o de resolución del propio Parlamento. Con esto he contestado a las preguntas que me hacía. Le vuelvo a reiterar que no deja de ser para nosotros una extraordinaria satisfacción que el primer grupo de la oposición en el Parlamento tenga tan claras las ideas y comparta como nosotros la necesidad de que se creen condiciones mejores para hacer mejor cine español. En cuanto al señor Vilajoana, me ha dado, como no podía ser de otra manera, una extraordinaria tranquilidad ver que su grupo comparte nuestra opinión. El señor Vilajoana, aparte de un brillante parlamentario, conoce tan bien como yo este sector y se mueve con gran comodidad. Creo que estamos de acuerdo y compartimos el único miedo que nosotros teníamos sobre esa posible territorialización, pero insisto en que marcar los criterios de objetividad nos vendrá bien a todos y creará las mismas condiciones para que una película se pueda montar en cualquiera de las diferentes comunidades españolas. Creo que he contestado suficientemente a la cuestión del productor independiente, pero diré que lo considero imprescindible para que no haya dudas sobre nuestra posición. En animación y en el esfuerzo de las públicas, comparto lo mismo y por parte de Fapae se asume todo lo que dijo ayer el señor D’Ocón entendiendo que al final Fapae tiene veinte asociaciones en las que están todos los formatos de cine; todo lo que se produce en España que no tiene que ver con los acontecimientos deportivos, con los informativos o con lo que viene importado del extranjero, alguien lo hace en Fapae. Tenemos asociaciones hasta los del cine publicitario, es decir está todo el mundo dentro. Sí quiero romper una lanza, porque aunque ha estado el representante de la animación no ha estado el del documental, y es importante dar al documental el mismo tratamiento del que estamos hablando en la animación. Quiero dejar claro que incluir dentro del 5 por ciento ese uno por ciento para nosotros significaría perder. Las televisiones a veces nos han propuesto meterlo ahí todo, pero es que en este caso hay cosas que no necesitan esa ayuda o ese tratamiento, como por ejemplo las series de ficción, donde creo que se ha demostrado una extraordinaria colaboración entre el productor independiente y las televisiones, lo que probablemente nos ha situado como el país número uno del mundo en producción de series de ficción, por encima de esa gran potencia que en este momento, por buenas series que haga, en cuanto a audiencia, queda desplazada de los principales horarios. Sobre la participación en los canales temáticos, exactamente igual. En la descripción de la agencia, creo que ha quedado clara nuestra posición en cuanto a su conformación. Me cuesta mucho definir, como antes decíamos, esa parte cualitativa del cine, pero indudablemente nosotros somos los primeros que creemos que tiene que tener un tratamiento muy diferenciado de lo que son las grandes películas y pienso que el desarrollo del decreto es un buen momento para saber exactamente cómo se reparten esos dineros públicos que nos dejarían más tranquilos a todos buscando siempre en lo que podamos la objetividad. Con respecto a la exhibición, también he contestado antes. En cuanto a las ventanas, tengo que decir que en este momento el único perjudicado por esa cuestión es el cine español, porque el cine americano no tiene ventanas, no tiene ninguna obligación; el cine americano —como bien sabe el presidente de los exhibidores—, según la ley, dependiendo del contrato que firme, puede estrenar directamente en televisión, es decir no perdería nada, mientras que el cine español, si no quiere perder esa compensación que tiene por la vía del fondo de protección, tiene que cumplir unas ventanas. En este caso, mejoraremos con cualquier cosa que se haga, puesto que perderemos un trato discriminatorio hacia nosotros que existe en este momento. Es un tema complejo y de relaciones comerciales entre las partes y no sé si su tratamiento corresponde hacerlo dentro de este texto legal. Que conste que recibo 11 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 empresas, corporaciones o entes públicos de radio y televisión cuya cobertura alcanza a más del 90 por ciento de la población española y cuya cuota en el mercado de las audiencias está en torno al 15 por ciento. Estos números nos sitúan como el cuarto operador de televisión en España. Señorías, la Ley del Cine, cuyo proyecto fue remitido por el Gobierno a esta Cámara el pasado 1 de junio, es a juicio de Forta una ley necesaria y además oportuna, sobre todo si es capaz de aportar orden, claridad conceptual y más seguridad jurídica para todos los agentes y actividades del sector cinematográfico y del audiovisual de nuestro país. A Forta le parece acertada la ordenación del sector que procura esta ley y muy loables las medidas de fomento e incentivos a la cinematografía con ayudas específicas a la creación y al desarrollo, a la producción, a la distribución, a la exhibición, a la conservación y a la promoción de la cinematografía española que contiene este proyecto de ley. Especialmente nos parece interesante y plausible la dotación anual a un fondo de protección a la cinematografía y al audiovisual. En todo caso, dicho esto, como operadores públicos de televisión que somos, los agrupados en Forta no dejaremos pasar esta comparecencia sin hacer algunas consideraciones a este texto legal. Permítanme, en primer lugar, unas precisiones más de tipo formal y que afectan en algún caso a la redacción de algunos preceptos de la ley, concretamente en cuanto a las definiciones que introduce el artículo 4. La definición de película para televisión como obra audiovisual unitaria de ficción parece dejar fuera los otros géneros de obra audiovisual, concretamente animación o documental, que sí están comprendidos en el Real Decreto 1652/2004, de 9 de julio, que define expresamente dicha obra como cualquier género de obra audiovisual. Por todo ello y entendiendo que la nueva redacción limita las opciones de los operadores de televisión, requerimos que se vuelva a la definición contenida en el real decreto referido o que en otro caso se aclare esa redacción. En cuanto al productor independiente, queremos dejar constancia, señorías, de que la definición que introduce este texto y en concreto la consideración de la concurrencia de la circunstancia enumerada en cuarto lugar, es decir, que existe influencia dominante cuando la obtención por la empresa productora durante los tres últimos ejercicios sociales de más del 80 por ciento de su cifra de negocio acumulada procede de un mismo operador de televisión, resulta de muy difícil aplicación en el ámbito autonómico por las características de los ámbitos audiovisuales respectivos. Ni siquiera las dos excepciones expresamente previstas evitarían que la mayoría de las compañías productoras quedaran excluidas en el ámbito autonómico de los objetivos y beneficios que precisamente persigue la ley. Por otro lado, en relación con la Agencia Estatal de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales que sustituirá al Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovi- lo que la portavoz del Grupo Popular denomina puyas, pero creo que se trata de intentar, con la misma libertad con la que se han manifestado los representantes de otros sectores afectados, dejar las cosas claras desde nuestro punto de vista, lo cual no significa, como decía al principio, puesto que mi intervención ha sido parcial en cuanto a no tocar todo y a que represento a un colectivo y no a todo el cine español, que me quiera arrogar tal representación. Agradezco las palabras de la portavoz del Grupo Socialista. Creo que esto ha sido muy complejo, pero para mí lo mejor sería que entrando en esta vía parlamentaria, en la que todos tenemos que confiar en que se mejoran los textos, porque si no estaríamos dejando de defender algo tremendamente importante, empezáramos a presentar la imagen de que es verdad, como aquí he escuchado, que los grupos parlamentarios y los distintos actores —y cuando me refiero a actores no hablo solo de los que interpretan, sino también de los que luego tienen que comercializar nuestras películas— estamos a lo mismo. A veces he tenido que contestar de manera dura alguna afirmación de las televisiones y de los exhibidores, pero que quede claro que para nosotros son imprescindibles y que si están confortables, indudablemente el cine español será mejor, que es lo único que nosotros pretendemos. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, don Pedro Pérez. Ha sido un placer tenerle entre nosotros. Creo que ha dejado muy clara su posición y ha sido muy útil, porque realmente nos ha ilustrado con datos y con argumentaciones. Muchas gracias y hasta siempre. — DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (CAMACHO ORDÓÑEZ). (Número de expediente 219/000838.) La señora PRESIDENTA: Continuamos con el siguiente compareciente. Damos la bienvenida a don Rafael Camacho Ordóñez, presidente de la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos (Forta). Tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (Camacho Ordóñez): Quisiera comenzar agradeciendo a esta Comisión de Cultura del Congreso de los Diputados la sensibilidad política y territorial que ha tenido convocando aquí a comparecencia a la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos, Forta. Permítanme la expresión, no estábamos acostumbrados a que se nos convocara en la tramitación de leyes en las que de una u otra manera nos sentimos concernidos y, por tanto, les agradezco sinceramente como presidente de Forta esta convocatoria. Como saben SS.SS., en Forta están agrupadas hoy doce 12 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 suales, agencia a la que se refiere la disposición adicional primera, solicitamos que se tenga en consideración a las televisiones autonómicas al designar a los representantes de los distintos sectores audiovisuales. Señorías, a la Forta, a la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos, y a los operadores públicos agrupados en esta federación nos parece muy importante que durante la tramitación de esta ley se tengan especialmente en cuenta los problemas, las controversias y diferencias de interpretación que ha habido a lo largo de estos últimos años a la hora de la aplicación práctica de la legislación vigente, sobre todo en materia de cuotas obligatorias de emisión y de cuotas obligatorias de inversión para los operadores públicos. Señorías, la aplicación de esta normativa todavía vigente —parece bastante evidente— no ha sido pacífica, no solo porque haya sido impugnada por las televisiones privadas, por la Unión de televisiones comerciales asociadas, sino también por la carencia de claridad en su redacción y de consenso entre los agentes y los operadores concernidos. De hecho, ni las televisiones privadas han aceptado de buen grado esta obligación de financiar a un sector empresarial que de alguna manera consideran ajeno, ni las televisiones públicas y los productores de cine hemos interpretado de la misma forma el alcance de la obligación. Ni siquiera el Real Decreto 1652/2004 ya mencionado, cuya vigencia mantiene el actual proyecto de ley, logró disipar las dudas, aunque fue aprobado precisamente para aclarar conceptos y precisar el cálculo de la cuota de inversión. A nuestro juicio, señorías, la confusión persiste porque al definir la base sobre la que se computa la inversión obligatoria, es decir los ingresos de los operadores, ha faltado precisión y conocimiento. Dice el artículo 4.1: Se computarán como ingresos del operador los ingresos netos de explotación derivados de la programación y explotación del canal o de los canales de televisión que dan origen a la obligación de inversión. Y añade: Integrarán dichos ingresos los derivados de la publicidad, las cuotas de abono y las subvenciones, en su caso, y se excluyen los ingresos obtenidos de la explotación de otros canales que no generen obligación de inversión. Reconocerán conmigo, señorías, que para un operador de televisión que explota varios canales, generalmente un operador público de televisión, canales algunos de los cuales pudiera resultar exento de la obligación, el cálculo de su cuota no será fácil, más todavía si se tiene en cuenta que se habla de ingresos netos y que, por tanto, se deben deducir gastos —comisiones, rápeles, otros gastos externos— cuyo alcance tampoco está precisado. Además, en los ingresos aparecen las subvenciones, en su caso. Aquí nuestra discrepancia se ha venido sosteniendo —y se mantiene en este proyecto de ley— en una doble consideración, primero porque el propio término de subvención es equívoco, mucho más si lo tratamos de precisar en los presupuestos consolidados o en las cuentas anuales de las empresas públicas de televisión. No es subvención toda transferencia de financiación desde los presupuestos públicos y, pregunto, ¿no lo sería el endeudamiento ava- lado por el Estado o la comunidad autónoma? Tampoco sería lógico computar a los efectos de esta obligación aquellas subvenciones finalistas, subvenciones que recibimos los operadores públicos de televisión, afectas a determinados fines, por ejemplo, inversiones en equipos e instalaciones, fomento del empleo, formación, transporte y difusión de la señal, convenios para fines de interés general. Estos fines tienen dotación de subvenciones específicamente para ellos que, lógicamente, son variables y que están afectas a ese destino. Por tanto mantenemos la discrepancia sobre las subvenciones, en primer lugar por lo equívocidad del término subvención y en segundo lugar porque la subvención o financiación pública, como saben SS.SS., es en general la compensación que reciben los entes públicos de televisión por los costes netos del servicio público (esto es doctrina comunitaria) que prestan, en el caso de las televisiones autonómicas, prestamos, con las limitaciones derivadas de nuestro ámbito territorial e identitario: un público objetivo limitado que condiciona la comercialización de espacios publicitarios, el factor lingüístico en muchos casos, fomento de una industria audiovisual también en muchos casos deficitaria en competitividad, obligaciones de servicio público respecto a múltiples acontecimientos culturales, deportivos, asociativos. . . Esta especificidad, señorías, unida al hecho incuestionable de la contribución de cada una de estas televisiones autonómicas al desarrollo de la industria audiovisual de su respectivo ámbito, debe ser tomada en consideración para la determinación de la base de ingresos devengados por cada una de estas televisiones autonómicas a los efectos del cumplimiento de esta norma, de tal manera que la base de cómputo del 5 por ciento venga determinada exclusivamente por los ingresos procedentes de la explotación comercial. Además justifica y refuerza esta posición el hecho de que las corporaciones, entes y empresas públicas autonómicas de radio y televisión agrupadas hoy en Forta, suscribimos y mantenemos convenios con las asociaciones representativas del sector de la producción audiovisual del ámbito territorial de cada operador comprometiendo cifras anuales muy importantes para la coproducción y adquisición de derechos de antena, largometrajes, películas para televisión, documentales, etcétera. Debo decir, y lo conocerán SS.SS., que las cláusulas, las condiciones y los compromisos de estos convenios no siempre coinciden; en ocasiones divergen claramente de los supuestos y requisitos que la legislación vigente marca para al financiación, anticipada o no, de las obras audiovisuales. Creemos por tanto que este proyecto de Ley del Cine debería tener en cuenta esta realidad autonómica que está contribuyendo a consolidar la industria audiovisual en nuestras comunidades autónomas. En 2006, el año pasado, las empresas públicas agrupadas en Forta hemos invertido 41 millones de euros, más que cualquiera de los operadores nacionales, precisamente en largometrajes, películas para televisión, documentales, cortometrajes, etcétera. Además nuestra función o tarea de fomento de la industria audiovisual 13 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 no queda ahí porque contribuimos también a la promoción exterior de nuestro cine ayudando económicamente, por ejemplo, a su presencia en certámenes de todo el mundo. Este es un objetivo, entre otros, expresamente formulado en este proyecto de ley. Tengo que decir que en el apartado de financiación tenemos acuerdos con entidades bancarias para facilitar la liquidez y el acceso al crédito de las empresas audiovisuales de nuestros respectivos ámbitos territoriales. En definitiva, señorías, la posición de la Federación de Organismos de Radio y Televisión Autonómicos es que se tome en cuenta la singularidad de estas televisiones autonómicas, la función y el papel que desarrollamos en cada una de las comunidades autónomas que son nuestro ámbito de cobertura y creemos, como he dicho, que se deben tener muy en cuenta los problemas, las diferentes interpretaciones que ha habido a la hora de aplicar prácticamente la legislación todavía vigente, que en gran medida, en lo que tiene que ver con cuotas de inversión obligatorias para los operadores de televisión, aparece recogida en el propio proyecto de ley en cuanto mantiene vivo este Real Decreto 1652/2004. ciones respecto al cine, concretamente al cine español y también al audiovisual —cuando digo cine quiero incluir el sector de la animación, es decir, películas y animación—. Creo que no debemos dar el mismo tratamiento a las televisiones privadas, las que tienen una concesión, que a las televisiones públicas; éstas tienen una obligación de servicio público y concretamente la nueva Corporación de Radiotelevisión Española está en este momento desarrollando este nuevo modelo. En estas obligaciones, que además van a quedar presupuestariamente delimitadas, de servicio público creemos que debemos exigir —lo intentaremos por todos los medios— mayor presencia cultural, mayor presencia en el cine y concretamente mayores obligaciones —no solo la presencia sino la obligación— y creo que lo deberíamos hacer en las películas y en el sector de la animación. Me gustaría saber si usted cree que este planteamiento que vamos a formular a don Luis Fernández, se lo podríamos hacer al resto de televisiones a las que usted representa. Es decir, ¿cree que deben asimilarse en el tratamiento a la hora de reconsiderar las obligaciones que van a tener las que llamamos televisiones privadas por concesión o aceptarían ustedes que, dependiendo de la competencia que sea, no del Gobierno central ni quizá tampoco de este Parlamento, en sus televisiones el servicio público debe tener un peso mayor que en las demás y, por tanto, podríamos crear unas obligaciones aquí o en los correspondientes parlamentos superiores? La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar damos la palabra, como siempre, a la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muchas gracias, señor Camacho, por su exposición. En este caso vamos a invertir los turnos. Supongo que el señor Vilajoana conoce mucho mejor que yo las cuestiones referidas a las televisiones autonómicas y yo, por la competencia nacional del Parlamento, me voy a centrar en la comparecencia del nuevo presidente de la Corporación de la Radio y Televisión Española. Eso no quiere decir que no tengamos el máximo interés. Le damos las gracias y conocemos la aportación de las televisiones, pero creo que van a ser más interesantes las preguntas que le formule el señor Vilajoana. Usted ha hecho una serie de matices sobre qué supone y qué debe comprender ese 5 por ciento. Nosotros entendemos que hasta ahora esto se dirime en la comisión correspondiente, situada básicamente en el Ministerio de Industria; ante Industria uno hace las alegaciones de que no tendría que invertirse ese porcentaje, por las razones que usted ha dicho, o sí se está invirtiendo y se está pasando, Cultura hablaría sobre ello. Es decir, estas inversiones, tanto en su cantidad como en su destino, están a nuestro juicio vigiladas desde un sector ad hoc de la Administración. Nos gustaría que usted nos dijera si esto funciona, si se hace eco de unas y otras demandas y si cree que hay que establecer alguna mejora precisamente en los aspectos que usted ha dicho, pero entendemos que ese seguimiento se hace. He repetido una y otra vez —por eso le paso al señor Vilajoana el testigo— que la nueva Corporación de Radiotelevisión Española debe incrementar sus obliga- La señora PRESIDENTA: Señor Vilajoana, de Convergència i Unió, tiene la palabra. El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Camacho, bienvenido. Le entiendo porque también he sufrido lo que usted está sufriendo, el tema del cómputo del 5 por ciento en el caso de las televisiones autonómicas por el concepto de neto que es complicado y además por todo el tema de las subvenciones. Yo viví una época donde la financiación de mi Gobierno no permitía la subvenciones y lo que hacíamos era ampliaciones de capital, con lo cual imagínese usted el lío que teníamos en este tema. Además, creo que en esta ley esto no entra porque hemos aparcado todo el asunto del 5 por ciento. El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN, FORTA (Camacho Ordóñez): Sí entra. El señor VILAJOANA ROVIRA: ¿Entra? Pues creo que podemos hacer este esfuerzo para arreglarlo porque solucionará problemas. Usted plantea lo de los convenios y es cierto, pero hay un tema que creo que diferencia a las televisiones autonómicas y es que en las leyes de creación de todos los entes autonómicos uno de los factores determinantes, aparte de los culturales y lingüísticos en el caso de financiación lingüística, es potenciar la industria audiovisual 14 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 de la zona. Además, las autonómicas, aparte de ser el cuarto operador —ha llegado a ser en algunos momentos el tercero— son la base de una industria audiovisual antes el señor Pérez lo decía descentralizada. Hay una industria audiovisual potente en Galicia, la hay en Andalucía, Cataluña, Valencia y Canarias a base de televisiones autonómicas que han desarrollado un conjunto de productoras que además han aportado otra cosa muy importante de la que muchas veces no se habla, es decir, han permitido con sus series de ficción tener todo un paquete de actores y actrices locales que pueden lanzar a nivel internacional. Esto es una función básica del mundo del audiovisual que hacen bien las televisiones autonómicas. Ayer se planteó el tema de la animación. Las autonómicas también han generado una industria audiovisual de animación a su alrededor, y esto ocurre claramente en Galicia, Cataluña, Andalucía y Madrid. Sería importante —y repito que lo pediremos en la estatal— que haya una aportación concreta al mundo de la animación, porque es una industria muy potente que permite una exportación muy fácil basada, por lo que comentábamos el otro día, en que no hay un star system, es decir, no hay actores y actrices sino unos dibujos que no tienen país, que se localizan en cada país donde se comercializan, y aquel personaje que en España es español, catalán en Cataluña y gallego en Galicia, en Alemania es alemán y no pasa nada porque habla y se comporta como un alemán, lo que permite que series de animación producidas en España van a treinta y cinco, cuarenta, cincuenta o sesenta países, cosa impensable en el cine de actor y actriz. Por tanto, es un sector fundamental que además aporta —ayer lo vimos— I+D, tecnología, etcétera. Es fundamental que las públicas lo apoyen de una forma especial. A veces lo hacen por convenios, pero el problema que tiene el sector con los convenios es que les genera incertidumbre, y en este sector usted sabe muy bien que el tiempo y la seguridad a largo plazo es determinante; entonces, los convenios son por dos, tres o cuatro años, pero es importante que haya esta continuidad y por eso al menos mi grupo tiene la intención de incorporarlo en la estatal, no en las autonómicas porque esto es una competencia de los parlamentos y cada uno debe decidir qué hacer con su televisión autonómica, pero sepa que vamos a defender esta posición. Me gustaría saber su opinión sobre el tema del fondo de protección. Antes ha estado el señor Pérez y ha dicho que cree que este fondo de protección ha de incorporar la animación, que hasta ahora las series de ficción no se incorporan en el fondo porque van muy bien, pero ahí sí hay un tipo de producto que las televisiones autonómicas utilizan de forma muy potente, que es el documental, y sería bueno que entrara en el fondo de protección del cine. Hay otro tema que algunas televisiones autonómicas —concretamente la catalana— han desarrollado muchísimo, que es el cine de televisión, o sea, las tvmovies en inglés, las películas de televisión en castellano, es decir, formatos de cine en tiempos de hora treinta, que además van en prime time y que algunas funcionan muy bien. Es un tipo de cine que no pasa por sala, pero tiene un desarrollo correcto y permite coproducciones con otras televisiones. Es un tipo de producto que fomenta nuevos directores o guionistas, es decir, genera lo mismo que comentaba la presidenta de la academia, que decía que el cine de calidad o no mayoritario genera cine de futuro. Las tvmovies, las películas de televisión, también generan industria audiovisual y potencial de cine en exhibición, incluso a veces cuando veías el éxito de la película te producía lástima porque igual en sala también habría funcionado, pero tiene una ventaja y es que los costes son más bajos porque se mueve poco, está muy localizado en pocas zonas y a veces no se trabaja en 35 milímetros —por tanto, en película de cine— sino en vídeo. Esto es otro factor que algunas autonómicas han desarrollado mucho y sería bueno que el fondo de protección también cubriera este tipo de cine por este factor enriquecedor. Hay otro tema que también me gustaría plantearle. Otra función que debe hacer la televisión pública, también la privada, pero la pública claramente, y en esta Comisión de Cultura se aprobó por unanimidad una propuesta en ese sentido, es la promoción del cine. Esto lo hacen, al menos en algunos casos que conozco, las autonómicas. Se trata no solo de potenciar el cine sobre el que tiene los derechos de antena y que a lo mejor han coproducido, sino de apoyar su éxito en sala. ¿Cómo? Vía publicidad. Esto ya lo planteamos en esta Comisión, en concreto, para Televisión Española. No pretendemos que ustedes den publicidad gratis a este tipo de películas, sino que aprovechando los espacios de autopromoción de la cadena, que no les computa como tiempo publicitario, en esos ocho o doce minutos de autopromoción, que se dedicara una parte de esos espacios a promocionar el cine, de manera que, en el caso de las televisiones autonómicas, sea el que se hace en su territorio, pero en el de la televisión estatal, sea el cine que se hace en España. Repito, una proposición no de ley en este sentido se aprobó en esta Comisión y Televisión Española no ha hecho nada. Yo sé que alguna televisión autonómica hace esto y, desde luego, es un factor determinante. Antes hablábamos con el señor Pérez que el cine español compite con un márquetin del cine americano muy potente. Nosotros no tenemos un márquetin muy potente, pero sí tenemos unos canales de televisión públicos, aunque sería también bueno que lo hicieran los privados. Repito, no pretendo quitarles ingresos a estos canales, porque esto no tiene coste aparente, ya que están utilizando un tiempo de autopromoción de la cadena. Por tanto, podrían dedicar algunos de estos espacios a potenciar los estrenos en sala, potenciando así este cine y los nuevos creadores. Para finalizar, agradeciendo su presencia, quiero plantearle un último tema. ¿Cuál es actualmente el criterio en la Forta respecto al cine? Me gustaría que nos dijera si quieren concentrarse únicamente en los derechos de antena o si son más partidarios de actuar en la 15 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 tendríamos sería siempre y cuando fuera doblado a alguna lengua oficial del Estado español, pero seguiría siendo una especie de autodefensa, como se hizo con el cine extranjero cuando había autarquía. Me gustaría que comentase este tema. En tercer lugar, estoy con usted en que la Agencia Estatal, en la medida en que no estamos en un Estado plurinacional —es un Estado autonómico y lo sigue siendo, no da un salto cualitativo—, debería tener presencia territorial de las comunidades autónomas y en particular de la Forta, pero no solamente de la Forta, sino también de los responsables políticos o de los organismos autónomos que tengan las comunidades autónomas, sobre todo aquellas que tienen lengua y cultura propia. Ahí hay una diferencia cualitativa muy importante para el mundo de lo audiovisual. producción. En este caso, volveríamos a entrar en la dinámica que hemos planteado antes del productor independiente. Por tanto, ¿qué criterio cree la Forta que favorece más a la industria audiovisual, comprar más derechos de antena o coproducir más, lo que permite más ingresos y amortizaciones a largo plazo? La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Mixto, tiene la palabra el señor Rodríguez. El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: En primer lugar, quiero agradecer la intervención del señor Camacho, porque de forma indirecta ha puesto en evidencia una de las grandes lagunas de la ley, que es la relación con las televisiones, tanto desde el punto de vista de las televisiones públicas en particular como elemento coadyuvante para la producción, que desde mi punto de vista sí debía ser considerada producción independiente, como desde el de la incidencia que pueden tener las propias compañías de televisión pública en la distribución y exhibición de filmes. Sobre esta cuestión, ¿cree usted que la ley debería contemplar una reformulación de la financiación del 5 por ciento, que está establecida en el decreto, y concretar más, a través de un desarrollo reglamentario o de la propia ley, cuáles son las reglas de juego, tanto de las televisiones privadas como de las públicas, en relación con este tema, que para nosotros es candente y fundamental? Me gustaría que nos explicara cuál es su posición en relación con el hecho de que si se defiende un 5 por ciento para la financiación anticipada de las producciones de obras audiovisuales, sí sería positivo que se pudiese dedicar parte de ese dinero a producción o coproducción participada por estas compañías públicas y que fuera considerada también como producción independiente a todos los efectos, siempre que tuviese ese capital de carácter público. También nos gustaría conocer cuál es su posición respecto a que hubiera una obligación de que por lo menos la mitad del tiempo de lo que se considera emisión anual de difusión por estas televisiones fuera de obras audiovisuales de todo tipo consideradas europeas. Sobre esta cuestión también me gustaría plantearle otra pregunta. ¿Piensa usted que, cuando se habla de producción audiovisual de todo tipo europea, eso al final no puede dar lugar a un desequilibrio interno en los mercados europeos, de tal manera que algunas producciones audiovisuales de determinados países acaben hegemonizando el conjunto del mercado de la Unión Europea? Está bien la idea de que estamos en la Unión Europea, pero hay una especie de juego un tanto extraño que hoy por hoy no ofrece garantías porque la legalidad de cada uno de los países no es homogénea. Me explico. ¿Existen garantías de que el cine diverso que se hace en el Estado español se comercialice en los Estados de la Unión Europea, como la garantía que tiene por ejemplo el cine francés en España, o el inglés? ¿Eso está equilibrado? Porque hay algo que no acabo de entender muy bien con estos planteamientos de lo europeo. La única ventaja que La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Bedera. El señor BEDERA BRAVO: Bienvenido a la Comisión, señor Camacho. He escuchado con mucha atención sus valoraciones y, más allá de esta actuación en tándem del Grupo Popular y del Grupo de Convergència i Uniòn, si me permiten la broma, nosotros estamos de acuerdo con lo dicho aquí por el representante de Fapae sobre la necesidad de las televisiones para que las películas sean vistas. Le voy a hacer dos preguntas y una valoración, en relación con la cual le voy a pedir que se moje, aunque va a comprobar que lo que le voy a exponer es complicado. La primera cuestión tiene que ver con algo que se ha dicho aquí, la animación. Me gustaría saber su opinión, como representante de Forta, sobre el hecho de que las televisiones públicas inviertan el 1 por ciento de sus ingresos en series de animación. ¿Estarían ustedes dispuestos como organización? Esto choca —lo decía el señor Vilajoana— con que hay determinadas cosas que tienen que decidirse en los parlamentos autonómicos. El señor D’Ocón manifestaba ayer que el Parlamento catalán ha dado un paso adelante en los temas de animación, pero nosotros le pedimos algo más específico que lo que le ha perdido el señor Vilajoana, y es si tienen posición como organización. En segundo lugar, me gustaría que hiciera una valoración, aunque sea rápida, del modelo fiscal que presenta el proyecto de ley, evidentemente en lo que les afecta a ustedes como televisiones autonómicas. En tercer lugar —esta es la cuestión—, usted es el representante de las televisiones autonómicas y hay un tema que planea sobre esta Comisión, un tema que atraviesa toda la tramitación del proyecto de ley, y es la posible territorialización del fondo de protección. Nos agrada mucho haber escuchado taxativamente afirmaciones como las del representante de Convergència i Unió, que ha dicho dos o tres veces que no están a favor de esa territorialización de las ayudas. Y también nos parece muy bien lo que ha dicho aquí Fapae, que sería una torpeza 16 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 forma suave— el valor de los rendimientos de una obra audiovisual a su capacidad y a su disposición a financiarla. Quiero recordar a SS.SS. que hay una comunicación expresa de la Comisión Europea sobre si la financiación de las obras audiovisuales, concretamente del cine, podría constituir un caso de ayudas estatales y en esa comunicación la propia Comisión vincula y asocia de alguna manera esa financiación al rendimiento de la obra audiovisual. No quiero profundizar más, pero esto es importante para entender la posición, por ejemplo, de las televisiones privadas, y no tengo ninguna duda de que las televisiones públicas deberíamos tener una obligación especial en cuanto se nos dice que en nuestra misión de servicio público entra el fomento y la promoción de la industria audiovisual. Habría que afinar mucho más, acotar perfectamente esa misión de servicio público para saber si estrictamente en ella entra la financiación, anticipada o no, de obras audiovisuales, de obras cinematográficas en general. Yo estoy convencido —lo he dicho en mi intervención inicial— que es muy importante que este país apoye a su cine. El cine es un vector cultural de primera magnitud y, por tanto, el presupuesto público tiene que apoyar el cine. Sería más discutible cuáles son las herramientas, los instrumentos o los procedimientos para hacerlo. Se puede hacer, sencillamente, desde el presupuesto público y no necesariamente a través de las televisiones públicas, pero si a las televisiones públicas se nos exige que entremos, lógicamente, en esa ley de aplicación general que nos obliga a invertir el 5 por ciento, es una responsabilidad del propio presupuesto, en el caso del Estado o de las comunidades autónomas, que tendrán que suplir de otra manera, porque, como he dicho en mi primera intervención, tiene que quedar muy claro que el objetivo de la financiación pública o de la subvención que recibimos los entes públicos de radio y televisión es compensar los costes netos del servicio público. Esto lo dice la doctrina comunitaria, lo dice claramente la nueva Ley de la radio y la televisión de titularidad estatal y lo van a seguir diciendo las leyes que desarrollarán también la regulación de las radios y televisiones públicas en las autonomías. Por tanto, el objetivo central de la subvención es atender y compensar los costes netos del servicio público, que es producir radio y televisión. No debo entrar en más disquisiciones. Me preguntaba la portavoz del Grupo Parlamentario Popular hasta qué punto habría que asimilarlo o no. Dentro del segmento de las televisiones públicas, por las razones que he explicado antes, es distinto el caso de la radiotelevisión de titularidad estatal de las televisiones autonómicas. Las televisiones autonómicas tenemos una singularidad —a la que también me he referido—, unos compromisos locales —a los que me he referido— y unas limitaciones en la prestación de nuestro servicio público que elevan los costes de oportunidad, hablando en términos económicos, de la prestación del servicio trocear las ayudas. A nosotros —usted lo conocerá— nos parece que se debe hacer una gestión centralizada —es uno de los pilares de este proyecto de ley— del fondo de ayudas. Como se dice en la exposición de motivos, estamos hablando de la regulación de un sistema estatal de ayudas, pero nos gustaría saber si tienen ustedes opinión, si Forta, con todas las salvedades, tiene posición sobre este particular. Dando un paso más —y ya sé que le voy a pedir algo complicado—, ¿usted cree, no a título particular sino como responsable de la televisión autonómica andaluza y también como presidente de Forta; que este proyecto de ley invade competencias autonómicas? Estamos convencidos de que este trámite de audiencias es para conseguir una mejor ley y en la medida en que usted pueda responder nos ayudará a hacerlo. La señora PRESIDENTA: Señor Camacho, tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA FEDERACIÓN DE ORGANISMOS DE RADIO Y TELEVISIÓN AUTONÓMICOS, FORTA (Camacho Ordóñez): Señorías, agradezco todas y cada una de las intervenciones. Antes de contestar a sus preguntas o sus reflexiones, quiero decir, en primer lugar, que, aunque parezca evidente, tengo que remarcar que yo estoy aquí como presidente de la federación de organismos de radio y televisión autonómicos; por consiguiente, estoy representando a 12 entes públicos de radio y televisión autonómicos, a 12 entes públicos que tenemos una magnífica relación interna en el seno de la federación, pero que, evidentemente, somos muy distintos porque pertenecemos a esa variedad y riqueza de los pueblos de España, no solo por el propio contenido identitario de cada uno de ellos, sino por las diferentes administraciones a que pertenecen estos entes públicos. Quiero decirle, que cualquier opinión que yo emita aquí solo puede ser en mi condición de presidente de Forta y que no estoy aquí para dar mi opinión ni siquiera como director general de la Radio y Televisión de Andalucía, que es el cargo que ostento, y mucho menos mi opinión particular, que también la tengo. Digo esto porque alguna de SS.SS. me han formulado preguntas muy interesantes sobre las que tengo conformada una opinión personal y profesional, fruto de mi larga experiencia al frente de la Radio y Televisión de Andalucía, como la que ha formulado la portavoz del Grupo Popular cuando se refiere al tratamiento que debe tener la corporación estatal Radiotelevisión Española frente a las televisiones privadas, a la posible asimilación o no de las exigencias a las televisiones públicas, donde entrarían la estatal y las autonómicas, frente a las privadas. Tengo una opinión claramente conformada sobre ello pero, como presidente de Forta, creo que no debo ir más allá de la representación y del mandato casi imperativo que tengo. Yo entiendo perfectamente a las televisiones privadas —y no voy a ser yo quien las defienda, porque está aquí don Jorge del Corral que lo hace muy bien— cuando asocian —lo diré de 17 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 público. En esa medida, habría que diferenciar la televisión pública estatal de las televisiones autonómicas. Me preguntaba el portavoz del Grupo Parlamentario Socialista —lo digo ahora porque viene al caso— sobre la invasión de competencias o no. Como saben SS.SS., el Real Decreto 1652/2004 establece, en su artículo 1, que el ámbito de aplicación de ese real decreto, que reglamenta la cuota de inversión, es solo para aquellos operadores que son fiscalizados por el ministerio, en este caso por el Ministerio de Industria. Si atendemos a ese Real Decreto 1652/2004, que permanece vigente en este proyecto de ley, se respetan perfectamente, en lo que tiene que ver con las cuotas de inversión de los operadores de televisión, las competencias de las comunidades autónomas. No puedo, aunque tampoco es mi papel, valorar si hay una invasión de competencias, porque son otras instancias las que tienen que dilucidarlo. Mi opinión es que como ese real decreto permanece vigente en este proyecto de ley y ese ámbito de aplicación del artículo 1 deja fuera a las comunidades autónomas, creo que respeta perfectamente las competencias y las funciones de las mismas. La representante del Partido Popular decía que, a su juicio, estaba perfectamente vigilada la aplicación práctica de esa inversión del 5 por ciento por parte de los operadores de televisión. Efectivamente, existe una Comisión interministerial de seguimiento, que crea ese Real Decreto 1652/2004, que se encarga, como su nombre indica, de hacer un seguimiento del cumplimiento de la obligación por los operadores de televisión. Existe un informe del año 2004 —que tengo aquí— que certifica el cumplimiento, por parte de los operadores de televisión de ámbito estatal, de sus obligaciones de inversión. Eso no obsta para que en los años 2004, 2005 y 2006 haya habido diferencias de interpretación entre los productores y los operadores de televisión, como expliqué al principio, sobre la aplicación concreta de ese 5 por ciento. Ese informe de 2004 de la Comisión interministerial de seguimiento avala y certifica que Radiotelevisión Española cumplió en ese ejercicio con su obligación del 5 por ciento, al invertir —estoy hablando de memoria, pero con mucha aproximación— unos 32 millones de euros en el cine. En ese año los ingresos comerciales de Radiotelevisión Española —el presidente de la corporación está aquí y sabe mucho más que yo de esto, pero tengo ese dato— fueron de unos 650 millones de euros, lo que quiere decir que la Comisión interministerial de seguimiento avala que ese 5 por ciento es de los ingresos comerciales y deja al margen esto que llamamos la subvención, en su caso. Me podrían decir que la televisión estatal tenía subvención hasta cumplimentar su presupuesto. He dicho en mi intervención que entendemos que subvención tiene un carácter equívoco y que el endeudamiento avalado por el Estado es subvención, porque al final lo paga el Estado. Por consiguiente, lo que quería decirle es que, aunque existe una comisión interministerial que avala lo que he tratado de defender, que las subvenciones no deben estar en la base computable a efectos de la cuota, las televisiones públicas y concretamente las autonómicas hemos estado discutiendo, y seguimos haciéndolo a la fecha de hoy, con los productores de televisión sobre esa aplicación del 5 por ciento. Yo he estado discutiendo permanentemente con mi colega vasco en Euskadi y mi colega catalán en Cataluña cuál es la base del cómputo. La portavoz del Grupo Popular me preguntaba: ¿Hace falta en su opinión alguna mejora? Pues sí. Yo creo que hay que precisarlo, cambiando en su momento el decreto cuando se apruebe la ley, porque la ley, como saben SS.SS., no se refiere a esto. Habrá que modificar, aclarar, precisar, clarificar conceptualmente y en la redacción el decreto, para que de una vez quede perfectamente claro cuál es la base del cómputo de la inversión y que dejemos de discutir los operadores de televisión con los productores. El señor Vilajoana, que conoce muy bien de qué estoy hablando cuando me refiero a las televisiones autonómicas, decía que no estaba reflejado lo del 5 por ciento. Está perfectamente en la ley porque el proyecto de Ley del cine expresamente habilita y, por tanto, mantiene la vigencia de este real decreto que estoy repitiendo tanto y que es la base de la reglamentación de esa aplicación del 5 por ciento. Cuando yo he destacado y subrayado la singularidad de las televisiones autonómicas en nuestro ámbito territorial, el papel que hacemos de fomento, de promoción y desarrollo de la industria audiovisual vale como declaración general. He hablado de los convenios específicos que mantenemos, que van más allá del contenido de la legislación del 5 por ciento. El señor Vilajoana ha hecho referencia al caso de la animación, que precisamente es una singularidad de las televisiones de los ámbitos territoriales autonómicos. Durante este tiempo, en varias comunidades autónomas —no digo en todas todavía— destacadamente en Galicia, Cataluña y Andalucía tenemos una asociación que se llama Animacor y estamos financiando de manera importante proyectos de animación, en algunos casos películas para televisión, tvmovies de animación, y en muchos casos series que no computan a efectos de la legislación del 5 por ciento pero que estamos financiando, y hay muchos ejemplos en Cataluña, en Galicia, en Andalucía, en Euskadi y alguno importante en Valencia. Por tanto, es una prueba evidente de ese papel que estamos haciendo al margen y por encima de nuestras obligaciones legales a que nos estamos refiriendo aquí. Decía también usted que el problema es que los convenios pueden generar incertidumbre. Es verdad, pero no creo que mucho más que una ley que es modificable en el Congreso de los Diputados o en las comunidades autónomas. Estos convenios suelen tener una vigencia de tres o cuatro años, pero la experiencia me dice —y llevo unos años— que son prorrogables. Por tanto, no veo mucha más inseguridad jurídica en el sentido de que sean mutables, modificables, a los convenios que a la ley. La ley evidentemente es una ley, pero es cambiable. Tenemos una Ley de protección y fomento de la cine- 18 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 matografía de 2001 que se cambia ahora. Es verdad que han pasado seis años, pero podían haber pasado solo tres o pueden pasar más. Por tanto, no creo que pierdan seguridad jurídica los productores por el hecho de que estemos hablando de convenios y no tengan el respaldo legal que en todo caso creo que es necesario. Hablaba también del Fondo de protección, en relación también con otra pregunta que hacía el representante del Grupo Socialista, sobre la territorialización o no. Yo represento a ámbitos territoriales autonómicos y no hemos hablado de esto en el seno de la federación, por lo que, aquí voy a dar mi opinión casi a título personal. Yo creo que no sería buena la territorialización; se perdería bastante eficacia en la aplicación del fondo en la medida en que lo territorialicemos. Es mucho más importante definir el contenido y el destino del fondo, y que haya alguna variable cualitativa en virtud de la cual ese fondo ponga más el acento en animación o en documentales. La industria del documental es importantísima y esa sí que contribuye; al final todo es cultura, pero la industria del documental preserva especialmente más la cultura, preserva la identidad de las comunidades y preserva la identidad de este país. El señor Vilajoana ha hecho alusión también a la promoción y a la publicidad. Nosotros venimos reivindicando —no lo he dicho en mi intervención inicial porque no podía alargarla por tener el tiempo acotado— que los gastos en promoción y publicidad, que por nuestra experiencia son fundamentales para la promoción del cine, deberían computar en la inversión obligatoria de los operadores de televisión. Nosotros en las televisiones autonómicas hacemos una promoción muy importante, hasta ahora sin reflejo en la cuota de inversión. El ejemplo de Cataluña, que conocerá el señor Vilajoana, es claro, pero lo hacemos también en el resto de las televisiones autonómicas. Sería importante porque es una de las variables diferenciales —lo ha dicho antes don Pedro Pérez— del gran cine, de la gran industria, al margen de su dimensión, que tiene tanta fuerza mercadotécnica, tanta fuerza de márquetin respecto al cine más modesto europeo, al cine español, que no tiene esas posibilidades de márquetin y publicidad. Por tanto, más que como apuntaba S.S. que se incluyan las autopromociones —ese es otro segmento de nuestro negocio— sería mejor que computaran los gastos de promoción, publicidad, etcétera, dentro de la inversión obligatoria en la financiación de cine, porque es una forma muy importante de financiación en el sentido amplio. El derecho de antena y coproducción es un debate importante que tenemos en los últimos años, pero está más determinado por la petición de los productores. Pongo el caso de la empresa pública que dirijo. Nosotros tenemos un fondo documental que está en el balance, y que dotamos con cifras importantes cada año, que mantiene obras de las que somos productores, por tanto, es un activo, un inmovilizado, en este caso, de la empresa pública Radiotelevisión de Andalucía. Lo que ocurre es que los productores prefieren, cada vez más, que adqui- ramos derechos de antena. Entre otras razones tiene que ver con las ayudas que reciben del ICAA. Son ellos los que nos invitan a que nos decantemos más por derechos de antena. Tengo aquí un cuadro de lo que hemos invertido en las televisiones autonómicas de Forta a lo largo de 2006, y hay una clara prevalencia de las cifras de derechos de antena frente a las de coproducción, que son decrecientes. Hay una enorme cifra de derechos de antena de largometrajes, sobre todo en la adquisición, y la coproducción funciona mal en las películas para la televisión, en las tvmovies, porque tienen otro ámbito de explotación, no están pensadas para salas de cine y, por consiguiente, los productores aceptan más la coproducción. El representante del Grupo Mixto me preguntaba si se debía reformular el 5 por ciento. En línea con lo que vengo explicando, como mínimo se debería precisar. No sería ningún disparate, en función de los operadores de televisión, que se precisasen las obligaciones de las televisiones públicas; si queremos diferenciarlas de las privadas sería razonable que fuera así. Pero dentro de las obligaciones de las televisiones públicas habría que diferenciar la radio y la televisión de titularidad estatal de las televisiones autonómicas y concretar más las reglas del juego, como decía el representante del Grupo Mixto, porque también nos dará seguridad jurídica a los operadores; también tenemos que tener seguridad jurídica los operadores, no solo los productores de televisión. En cuanto al temor o la sensación que podemos tener de que la producción audiovisual europea, tan heterogénea, probablemente acabe enriqueciendo o haciendo que salga con más facilidad a flote una determinada producción dentro de un determinado país, región, comunidad, land, etcétera, realmente es así. Desde hace tres años hay un interesante festival de cine europeo en Sevilla, donde yo estoy, y hemos tenido la oportunidad de ver en este tiempo mucha producción europea de cine que es muy heterogénea, muy desigual y en su mayoría con poco éxito comercial. Usted sabe que la Ley del año 2001, de fomento y protección de la cinematografía, estableció —es una forma de acotar, porque antes no lo estaba— que el 60 por ciento del 5 por ciento que necesariamente hay que dedicar a la obra europea, se dedicara a las obras en cualquiera de las lenguas oficiales de España. Por tanto, estaba acotando una financiación, que quizá pueda ser impugnable, aunque eso lo tendrán que decir los tribunales, lo cual es una forma de acentuar la financiación de la producción propia. Cuantos defendemos el cine como vector cultural tenemos que aceptar que hay una producción, un tipo de obra cinematográfica que no tiene futuro comercial pero que tenemos la obligación de financiar, cualquiera que sea su éxito o su recorrido comercial posterior. El representante del Grupo Socialista me preguntaba por el uno por ciento en series de animación. No creo, en coherencia con lo que he dicho al principio, que haya que establecer tantos por ciento adicionales en la cuota 19 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 consecuencia, el Consejo de Administración de Radiotelevisión Española aprobó por unanimidad, el pasado mes de junio, los denominados principios básicos de programación, que recogen explícitamente estos objetivos que acabo de enunciar. Bien se podría calificar a Televisión Española como verdadera impulsora de la industria cinematográfica. Radiotelevisión Española mantiene su decidida política de apoyo a la producción cinematográfica y su colaboración con este sector, que ha reconocido públicamente la importante contribución de Televisión Española a su sostenimiento y su desarrollo. Según las últimas estimaciones, dos tercios del soporte financiero del cine español proceden de las aportaciones de la televisión pública. Televisión Española, aparte de su contribución económica, promociona los rodajes, estrenos, festivales y premios que se dan a conocer en los distintos espacios especializados y también en los informativos de Radio Nacional de España y en los telediarios de Televisión Española. Televisión Española y el Festival Internacional de Cine de San Sebastián, que empieza el próximo 20 de septiembre en Donosti, han recuperado también su colaboración tras firmar un acuerdo que convierte a la cadena pública, después de un largo paréntesis de doce años, en el patrocinador oficial del certamen durante el trienio 2005-2007. Y además del Festival de San Sebastián, Televisión Española tiene una presencia importante en los más relevantes festivales de cine y premios en España, desde Huelva a Valladolid, etcétera. Ha de tenerse en cuenta que si tomamos como referencia los proyectos en los que ha participado Televisión Española, durante estos últimos años, con destino a su exhibición en sala —estamos hablando aproximadamente de 70 por año— y el número que según los datos del ICCA, han sido producidos —en torno a 150 por año—, Televisión Española habría participado en el 47 por ciento de los mismos, es decir la mitad. Pero esto a nuestro juicio no es suficiente. Tenemos que hacerlo mejor por todos los ciudadanos, en primer lugar, por nuestros espectadores y por el cine, y se va a notar; desde enero estamos trabajando en la corporación para ello. Lo normal es que se subrayen las deficiencias; en mi casa estamos acostumbrados a ello. Les voy a dar un dato significativo que creo que el sector no ha subrayado suficientemente en público y que no me parece menor. Desde abril de este año, y por decisión profesional del equipo de RTVE, las películas españolas en la parrilla de Televisión Española han pasado de dos a tres, y eso sí, nadie ha dicho nada, obviamente, pero este es el dato: donde se podían ver en Televisión Española dos películas españolas ahora se ven tres. También les voy a dar otro dato sobre el porcentaje de la relación entre películas españolas y películas extranjeras en las pantallas de Televisión Española. En 2005 no llegó al 25 por ciento; en 2006 estábamos en el 31 por ciento en esa relación y en 2007 estamos ya en el 37 por ciento. Creo que es un objetivo, una luz y una esperanza de la magnífica relación que hay entre el cine español y Televisión Española, de inversión. Lo cierto es que, como he explicado antes, en las comunidades autónomas estamos haciendo un sobreesfuerzo en el apoyo a la animación, pero al margen de la legislación del 5 por ciento. Sí creo, por ejemplo, que el Fondo de protección debería tener una especial consideración con la animación, como con los documentales, y que con nuestra autorregulación en estos convenios que mantenemos con los productores en cada uno de nuestros ámbitos territoriales estamos mucho más allá de ese uno por ciento. No sé, señorías, si he dejado algo sin contestar o si he sabido explicarme. En todo caso, si algo no ha quedado suficientemente claro pido disculpas. Les reitero que comprendan que estoy aquí como presidente de doce entes públicos autonómicos, y que mi opinión es, en este caso, la de doce entes públicos muy heterogéneos, lo que siempre condiciona. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Camacho. Creo que ha contestado bien a las preguntas formuladas y que su aportación ha sido muy interesante. Le damos las gracias por su tiempo, por su dedicación y por lo útil que ha resultado su intervención. — DEL SEÑOR PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN DE RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA, RTVE, (FERNÁNDEZ FERNÁNDEZ). (Número de expediente 219/000839.) La señora PRESIDENTA: Continuamos la Sesión con la comparecencia de don Luis Fernández, presidente del Consejo de Administración de la Corporación Radiotelevisión Española, a quien damos la bienvenida. Usted suele intervenir en la Comisión de Control de Radiotelevisión pero a esta Comisión de Cultura no ha venido nunca, así que estamos encantados de tenerle entre nosotros. Espero que se sienta cómodo. Tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN DE R A D I OT E L E V I S I Ó N E S PA Ñ O L A , RT V E , (Fernández Fernández): Señora presidenta, señorías, es un honor comparecer ante esta comisión. Suelo comparecer mensualmente ante la comisión mixta CongresoSenado de control parlamentario de Radiotelevisión Española pero, como digo, es un placer estar en esta Comisión y además para hablar del cine. Ya dije en sede parlamentaria que Radiotelevisión Española y el cine deben ir juntos; que es intención y objetivo prioritario de la corporación apoyar la creación y la difusión cultural, en particular la cinematográfica; que películas, discos y libros deben ser objeto de atención preferente y lo van a ser más aún a partir de este mes de septiembre en todos los medios de la corporación; que Radiotelevisión tiene, por tanto, una tarea de apoyo directo al mundo del cine, tanto a la producción de películas como a la difusión de este bien cultural. En 20 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 que como digo debemos ahondar, no es suficiente y tenemos que hacerlo aún mejor. En mejorar esa relación de Televisión Española y el cine estamos volcados. Precisamente el Consejo de Administración de Radiotelevisión Española, elegido por este Congreso y por el Senado, en su reunión del próximo 19 de septiembre abordará este asunto de manera casi monográfica. Voy a hacer unas consideraciones previa sobre el proyecto de ley que nos ocupa. Se trata de un instrumento regulador del sector cinematográfico y por ello afectaría solo e indirectamente a la Corporación Radiotelevisión Española. La corporación, en tanto que cuenta con Televisión Española y que ésta emite largometrajes y documentales, tiene —insisto— una relación privilegiada con el sector, pero no se encuentra entre los sujetos sobre los cuales actúa el proyecto de Ley del Cine. Es más, en su artículo 19 se afirma textualmente que las obras cinematográficas o audiovisuales producidas por los operadores de televisión no podrán beneficiarse de las medidas de fomento previstas en la ley. El proyecto de ley, por otro lado, no modifica tampoco una norma que sí afecta en relación con el cine y en tanto que operador de televisión a la Corporación Radiotelevisión Española, como es la obligatoriedad por parte de los operadores de televisión de invertir el 5 por ciento de los ingresos netos en la financiación de largometrajes cinematográficos. Pues bien, Televisión Española ha cumplido la ley, la ejecuta con rigor y de manera ejemplar. Televisión Española ha venido cumpliendo año tras año con los requerimientos exigidos, procurando diversificar los proyectos en los que ha participado en apoyo de los productores independientes y del desarrollo de la industria audiovisual española. Nuestra aportación, nuestra inversión y apoyo no es, sin embargo, por obligación; lo es por devoción. Si no existiera el 5 por ciento, Televisión Española también invertiría los casi 40 millones de euros en el cine español que vamos a invertir en el año 2007. El proyecto de ley supone también un avance significativo en la clarificación de los sujetos a los que va destinado, es decir, tal y como se recoge en la exposición de motivos, de los sectores independientes que existen en nuestra cinematografía tanto en el ámbito de la producción como en los de distribución y exhibición. Voy a terminar, señorías, y a ponerme a su disposición para las preguntas que consideren oportunas. Radiotelevisión Española y el cine deben ir de la mano, juntos; somos una pareja que se lleva —creo— estupendamente, que estamos hechos el uno para el otro y solo discutimos por cómo podemos mejorar nuestra relación. Va a ser difícil que Radiotelevisión Española haga más, pero desde luego debemos hacerlo mucho mejor, y a ello se compromete esta corporación. Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar se las va a formular la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Señor Fernández, bienvenido a esta Comisión en esta su primera vez y además avanzo que nos gustaría que viniera en más ocasiones. También podemos ir nosotros a la Comisión de Control de Radiotelevisión, pero esa tiene un formato específico, aunque posiblemente en esta nueva etapa de la corporación sería muy bueno que pudiéramos debatir precisamente sobre las cuestiones culturales y la presencia en televisión que es, a nuestro juicio, casi el instrumento esencial. Ahí están los datos y efectivamente la colaboración y las aportaciones que Televisión Española y ahora la corporación han hecho al cine español han sido muy importantes. Como todo, es mejorable, pero el instrumento es de tal importancia que todo lo que entre todos, por obligación o, como usted ha dicho, por devoción, podamos hacer, será bienvenido. Sin embargo, insisto, en que por parte de Televisión se a dado el mejor cumplimiento y el mejor apoyo al cine, lo que reconocen unos y otros. Dicho eso, me ha sorprendido —claro que usted lo conoce— cuando en la respuesta al cuestionario que se les hizo llegar por parte de esta Comisión comienzan diciendo que no están afectados por este documento, un instrumento regulador, y que solo indirectamente afecta a la Corporación RTVE. Creo que no es así, que afecta directísimamente, tanto como a los demás operadores de televisión, porque no es un instrumento regulador del sector del cine, es fundamentalmente —y se dice ya en la exposición de motivos varias veces— una ley de fomento y promoción y no se conciben el fomento y la promoción si no es utilizando de una manera muy importante el instrumento que proporcionan las televisiones y concretamente la televisión pública estatal. Nos parece que ahí no debería haber un error de base. Una cosa es que, como ustedes dicen también en el segundo párrafo, no puedan beneficiarse de las medidas de fomento previstas —eso es distinto, eso rige para todas las televisiones—, y otra que sí deban cumplir las obligaciones que existen hoy y que, lógicamente, existirán mañana. Es de estas obligaciones de las que tendríamos que hablar —obligaciones que, usted bien ha dicho, cumplen y con creces ese 5 por ciento— y que ahora estamos planteando de nuevo. Aquí están los representantes de Uteca con un planteamiento, los representantes de Fapae con otro y nos interesa y mucho —por eso le digo que no es que no les afecte— oír su criterio en esta nueva etapa de la corporación. Digamos que hasta ahora habíamos dado a Televisión Española el mismo trato que a las demás televisiones y yo le querría plantear precisamente algo distinto. Usted conoce que en la tramitación de esta ley, que ha sido tormentosa y complicada —no voy a insistir en los adjetivos que ya hemos dado desde la oposición— se La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don Luis Fernández, por su claridad y también por su concisión; ha sido muy rápido y muy claro. 21 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 ha llegado entre el Gobierno y las televisiones a un acuerdo de no modificar el statu quo actual. Naturalmente, dentro de la capacidad y la autonomía legislativa del Parlamento, puedo no respetar ese acuerdo como puede no respetarlo nadie, es una cuestión del Gobierno para cerrar un proyecto de ley, pero parto de la base de que, como tenemos la voluntad de llegar a un acuerdo, voy a aceptar este punto de partida. Nuestra voluntad es llegar al máximo acuerdo en este texto y, por tanto, si hay un acuerdo con las televisiones privadas, las que tienen una concesión de no modificar el statu quo, no tendría sentido que yo, buscando un acuerdo, rompiera esa base de partida. Sin embargo, pregunto: si Televisión Española, la corporación que usted preside ahora, está precisamente haciendo una programación nueva y sus relaciones con el cine —me parece que ha dicho el 19 de septiembre— van a estar planteadas, ¿no deberíamos en esta ley darle un tratamiento especial? Es decir, esta ley parte de una base —dejemos aparcada la cuestión de las televisiones privadas, ya veremos qué hacemos—: hoy por el bien de todos respetemos el statu quo actual; esa ha sido una batalla muy dura a lo largo de muchos meses. Sin embargo, respecto a la Corporación RTVE, ¿podríamos replantearnos dar un tratamiento singular a la televisión pública estatal? Le voy a formular dos cuestiones. Ayer estuvimos hablando del sector de la animación, que hasta ahora en las leyes vigentes está excluido de todo el sistema de ayudas y de cuotas a tener en las televisiones. Entonces pareció necesario hacerlo así; hoy parece necesario dar un tratamiento y un apoyo muy especial al sector de la animación. ¿Le parecería a usted bien o mal que hiciéramos una petición, una normativa específica o una llamada en esta ley para que la televisión pública —no hablo ahora de las televisiones autonómicas, que antes han venido, que responden ante sus parlamentos—, la televisión que usted preside, asumiera unas obligaciones con animación? Sé que lo hacen por la vía de convenio, pero también sé que cuando este se acaba se quedan colgados de la brocha y esto causa en la industria mucho malestar. ¿Podríamos dar un tratamiento específico a Televisión Española, aunque dejáramos aparcada la modificación del statu quo de las otras televisiones? En cuanto a la otra pregunta, yo le señalaba ahora al representante del Forta que hay una comisión interministerial que vigila el cumplimiento de ese 5 por ciento, y en el documento que nos han enviado ustedes hacen una alusión que no entiendo muy bien. En el nuevo diseño, Televisión Española se va a financiar, por un lado, con publicidad y, por otro lado, con los Presupuestos Generales del Estado. Nos venía a decir el representante del Forta —tomando la palabra subvenciones, que yo no creo que sean tales—: Voy a cumplir el 5 por ciento o lo que su Parlamento les indique con los ingresos que tengo por las vías publicitarias o comerciales, pero no creo que deba cumplirlo por la vía del dinero que recibo del Estado, del dinero público. ¿Usted cree que ese 5 por ciento que hoy permanece como obligación a la televisión debe cumplirse con los ingresos publicitarios que ustedes mantienen en una parte de la televisión? ¿Debe cumplirse con las dos partes, con la de los ingresos normales o comerciales —como cualquier otra televisión— y con los ingresos que va a recibir por la vía de presupuestos? ¿Cree que podríamos incrementarla, puesto que se va a recibir una partida presupuestaria que no es para autorizar la deuda? ¿Cree que sería bueno para el cine y aceptable para televisión que nosotros incrementáramos esa obligación del 5 por ciento a la televisión, puesto que ahora tiene una doble vía de financiación, la de siempre más la de los Presupuestos Generales del Estado y, por lo tanto, tiene un mayor deber de servicio público? Nosotros entendemos —y usted lo ha dicho— que el servicio de la cultura debe tener una parte importante en esto. Supongo que usted entiende bien lo que quiero, sin embargo, no sé si soy demasiado clara en esta exposición para quien no sea usted. Ese 5 por ciento ustedes lo cumplen y lo cumplen muy bien, pero me gustaría que nos dijera si en la modificación que hay ahora, ese 5 por ciento puede ser un 5 por ciento sobre los ingresos, como hasta ahora, o un 5 por ciento sobre los ingresos y algo más sobre el presupuesto. En cualquier caso, me gustaría que me dijera si la animación no debe solo participar en ese 5 por ciento, sino que podríamos pedir a Televisión Española un esfuerzo mayor con la animación española, no solo por la vía del convenio sino por la vía de asumir determinada responsabilidad. La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió) tiene la palabra su portavoz, el señor Vilajoana. El señor VILAJOANA ROVIRA: Muchas gracias, señor Fernández, por su explicación. Comparto con usted lo de que históricamente Televisión Española ha trabajado bien para el cine español, pero con un matiz que voy a exponerle a continuación. Es cierto que ustedes básicamente compran los derechos de antena de toda producción española, lo hacen prácticamente del cien por cien y que la emiten. Lo que ocurre —y este es un matiz importante— es que al cine español, aparte de otras muchas cosas, le falta imagen, y Televisión Española podría aportarle mejor imagen. ¿Por dónde voy cuando digo esto? Cuando ustedes presentan la gran película, también han comprado —y muy bien, y durante mucho tiempo con off deals muy potentes que no nos dejaban entrar, por ejemplo, a las autonómicas— las grandes majors americanas, por ejemplo, tenían los derechos, muy potentes, de la Warner, etcétera. El caso es que cuando nos planteaban la gran película, en el 90 ciento de los casos nos mostraban una película americana. Ese es un matiz importante, porque una función que debe hacer la televisión pública y el servicio público no es solamente emitir este cine, sino darle el valor que realmente tiene. Repito, es un matiz, pero déjeme que lo dé porque me quedo más tranquilo. Por supuesto, a veces 22 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 sí lo hacemos, y tenemos un programa en La 2 muy correcto y muy bien elaborado, pero la película del sábado es americana, porque con las cosas de comer no se juega. Esto lo digo con la máxima simpatía y cariño, pero no quiero dejar de subrayarlo. Segundo tema, que tampoco está en la ley, pero que nos deberíamos plantear —antes estaba aquí el presidente de la Forta— cómo lo hacemos, y tampoco quiero dejar de exponerlo. El cine español es un cine que se hace en Madrid, en Galicia, en Andalucía, en Cataluña, en Valencia o en Castilla-La Mancha, y las televisiones autonómicas están haciendo un esfuerzo muy importante para potenciar esta industria audiovisual que se ha deslocalizado. A veces se hace y a veces se ha hecho bien, pero sería muy importante que hubiera una coordinación entre las ayudas al cine que se dan desde las televisiones autonómicas y las que se dan desde Televisión Española, siendo entes independientes, respetando que cada televisión autonómica es un ente independiente que depende de su Parlamento y de su Gobierno y que Televisión Española es un ente independiente que depende de su Gobierno y de su Parlamento. En cualquier caso, sería positivo que esto se coordinara, y esto a veces se hace y a veces no. La historia ha demostrado que sobre una misma película pueden tener los derechos de antena Televisión Española y una autonómica. De hecho, puede emitir la autonómica esta película, coordinando programaciones, y luego la emite Televisión Española y no pasa nada, tiene audiencia la territorial en la autonómica y, posteriormente, también tiene magnífica audiencia cuando se emite para todo el Estado, porque si la dilatamos en el tiempo y le damos en un margen, no pasa nada y pueden emitir perfectamente las dos la misma película, cosa que ahora también está ocurriendo en otros casos; por ejemplo, el fútbol se está viendo por una televisión autonómica y por una estatal, y no pasa nada, tienen audiencia la autonómica y la estatal y, en el fondo, decides según quién te gusta más porque te lo explica mejor. Como hay gente para todo, por ejemplo, en el cine puede ocurrir que a unos les venga muy bien que Televisión Española emita la película el martes, pero como yo tengo una reunión de trabajo, prefiero verla el jueves, que es cuando la emite la televisión autonómica. Esto ayudaría mucho al cine y, desde luego, ayuda mucho al cine el hecho de que tenga el apoyo, el derecho de antena, tanto de la televisión gorda —hablo de la suya, y perdone que lo diga así— como de la pequeña. Ese es un elemento fundamental en el que la ley no entra, en el que no sé si ha de entrar, pero que sería muy bueno que así fuese. Otro tema al que quiero referirme ya ha sido planteado antes, y muy bien, por la señora Rodríguez-Salmones, y es el tema de la animación. Todo el mundo reconoce que es un factor determinante. Es una industria muy potente, con grandes ventajas; puestos de trabajo, productos que duran en el tiempo, series de animación que duran años y años y que por tanto generan puestos de trabajo, una buena calidad —además, en estos momentos se está haciendo una buena animación en distintos puntos de España—, gran capacidad de exportación y fundamen- talmente una cosa, aunque ya no solamente por ello: porque es sano y bueno. Difícilmente un productor de una serie de animación —también pasa en el cine— le venderá a la RAI una serie, sin preguntar antes: ¿Te la ha comprado Televisión Española? Si no se la ha comprado, es muy difícil. Son capaces de todo, pero es difícil vender a la RAI, a France 2 o a la alemana, a la ADF (?), si Televisión Española ha pasado de ello. Televisión Española da —es positivo y un mérito— una idea de faro que ayuda mucho al sector, sobre todo en este aspecto, que todos queremos, de una buena comercialización exterior, tanto en series de animación como en cine normal. Un elemento ligado a este tema —es una pregunta que ya han hecho y que yo también hago— es el siguiente. Mi opinión en cuanto a la animación, a la que hemos tenido castigada durante una temporada, aunque se han hecho convenios —el otro día decía un representante del sector que el último convenio está caducado y que aún no se ha renovado y esto genera incertidumbre en el sector—, es que sería bueno que entrara en el Fondo de protección —nosotros vamos a defender esta posición— y que el 5 por ciento que tiene Televisión Española —también lo vamos a defender, pero quiero saber su opinión, señor presidente— se vea complementado con un 1 por ciento dedicado a la animación. Estoy dispuesto a debatir internamente si esto ha de ser definitivo o para tres años, dos años o uno, pero yo creo que hemos de compensar estos años durante los cuales la animación no ha estado bien cuando Televisión Española históricamente ha hecho grandes cosas para la animación. Digamos que era un elemento determinante de su programación el sábado a las cuatro de la tarde. No todos hemos crecido, pero al menos hemos convivido con una serie de animación —todos conocemos D´ Artacan y los tres mosqueperros— el sábado a las cuatro de la tarde y esto se ha perdido porque el mundo ha cambiado. No digo que el sábado a las cuatro de la tarde no haya programas de animación, pero es cierto que Televisión Española fue un gran motor de esta industria y la ha perdido y eso es un error, pues es un sector dentro de la industria audiovisual que tiene una importancia estratégica en cuanto a capacidad de exportación y de producción competitiva en el país. Aporta tecnologías nuevas y es positivo. Acabo, señor presidente y señora presidenta, con un tema del que he hablado antes y que me gustaría comentarle a usted. En esta Comisión de Cultura, en la que a veces hablamos de Televisión Española, aprobamos por unanimidad una proposición relativa a otra cuestión que el cine español y el cine en general necesita, su promoción, y cuando digo su promoción quiero decir la capacidad de darle aire. Televisión Española promociona, y lo hace bien, el cine que ella emite —nos avisa de que tal día a tal hora y lo hace muy bien—, pero el cine español tiene el problema —también se ha hablado con el sector de la exhibición sobre las cuotas de pantalla— de la permanencia en sala. ¿Por qué? Porque su márquetin no tiene medios, es decir, hace un esfuerzo brutal 23 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 y las respuestas que sobre el cuestionario nos remitió a todos los grupos parlamentarios. Quiero felicitarle en nombre del Grupo Parlamentario Socialista por la aportación que la Corporación de Radiotelevisión Española hace al cine español. Me refiero al compromiso claro y contundente que tienen con el cine, tanto en promoción como en producción y en exhibición. Sin duda, están haciendo pedagogía con la promoción y exhibición. El Grupo Parlamentario Socialista se alegra gratamente porque, desde nuestro punto de vista, es importante que todos nos impliquemos en potenciar y apoyar el cine español, ya que este representa nuestra creatividad, representa la cultura española con toda su diversidad y pluralidad, representa también nuestra bandera en el exterior y es nuestro embajador en el exterior. Por tanto, le agrademos esta implicación con el cine. Ya mis compañeros portavoces de otros grupos le han preguntado por lo mismo, y yo también quiero incidir en ello. Me gustaría saber cuál es, a juicio de la Corporación de la Radiotelevisión Española, el porcentaje que se debería dedicar al cine de animación dentro de este 5 por ciento famoso, al margen de los convenios que ustedes establecen con el sector y que apoyan decididamente. Hay otro aspecto de las respuestas al cuestionario que nos ha remitido sobre el que le quiero preguntar. En el último párrafo hace una consideración referida al porcentaje a aplicar sobre los ingresos netos de explotación y dice que tal vez debiera hacerse sobre los ingresos de naturaleza comercial. Me gustaría que nos explicara esto y qué es lo que supondría. para producir y, cuando llega la comercialización, se han quedado sin dinero. Aquí se aprobó por unanimidad la propuesta de que, para que no tuviera coste para Televisión Española, en los bloques de autopromoción se hiciera una promoción no tanto del cine que va a emitir Televisión Española sino del cine que se va a estrenar en España, es decir, que se apoyara no con bloques publicitarios, pero sí con tráilers que anuncian que una película española estrenará el fin de semana o cuando sea en salas de exhibición. Esta es otra cosa que se le podría pedir a la televisión pública. Es una opinión que además intentaré defender ante mis compañeros en este Congreso. Esto es básicamente lo que le quería preguntar, señor presidente. La señora PRESIDENTA: El señor Rodríguez, del Grupo Mixto, tiene la palabra. El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Intervendré brevemente, señora presidenta. No nos cabe la menor duda de que a Televisión Española, como pasa siempre con las empresas públicas, a la hora de cumplir a rajatabla la ley está siempre más predispuesta que todas las compañías privadas. Eso es evidente y pasa en otros órdenes de la vida, incluso en el sector educativo, como estamos viendo últimamente. Es más difícil violar la ley en lo que depende de las administraciones públicas que en lo que depende de intereses privados. Dicho esto, y con el matiz que le hizo el señor Vilajoana en el sentido de que no es igual emitir unas películas a una hora que a otra o en unos días u otros, me gustaría saber si han hecho el cómputo de cuál es el tiempo de emisión anual de difusión de obras audiovisuales europeas, sobre todo españolas, en el conjunto. Creo que eso sería un buen indicativo sobre cuál es el papel de Televisión Española y para comprobar si alcanza el 50 por ciento o no. También nos gustaría saber si tienen algún tipo de política diseñada para esa nueva fraseología que se emplea, que ya es muy vieja, pero en la que se reincide ahora, como es la de afirmar la identidad cultural española —creo que se dice— a través del audiovisual. Queremos conocer si hay algunas medidas, precauciones o cautelas para que esa identidad cultural española conlleve todo aquello en el terreno audiovisual español, incluso cuando esté expresado originariamente en lenguas que no son el castellano o sobre culturas que no son la hegemónica castellanoandaluza. Creo que eso sería también un detalle interesante. La señora PRESIDENTA: Señor Fernández, tiene usted la palabra. El señor PRESIDENTE DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE LA CORPORACIÓN DE RADIOTELEVISIÓN ESPAÑOLA, RTVE (Fernández Fernández): Les agradezco muchísimo el tono de las intervenciones y sus preguntas. Me van a permitir que diga, con la ironía que he acostumbrado a mis comparecencias en la otra Comisión del Congreso, que venía un poco a la defensiva. Puedo decirle a la diputada señora Rodríguez-Salmones, cuando me pide que venga más por aquí: encantado, a su disposición y con muchísimo gusto. Como digo, les agradezco el tono de las intervenciones. El apoyo al cine —tenía aquí un papel que estaba intentando buscar— es clarísimo y no voy a ser dialéctico en la contestación a sus preguntas, sino que voy a responderlas con la mayor claridad posible. En efecto, Televisión Española ha sido el referente, decía antes el impulsor de la industria del cine en nuestro país, es el que ha apoyado al cine y Televisión Española, ahora mismo, persigue un doble objetivo. Uno es el de la rentabilidad social: en cuanto a televisión pública debemos promover el cine como forma artística, y, por otro —y no menos importante—, el equilibrio presupuestario: en cuanto televisión pública también debemos optimizar las inversiones para rendir cuentas a sus dueños, que son los La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra la señora Muñoz. La señora MUÑOZ SALVÀ: Bienvenido a esta Comisión. Nos alegra mucho que esté aquí en la Comisión de Cultura, sabemos que está frecuentemente en la Comisión de Control de Radiotelevisión Española, y se lo agrademos. También quiero agradecerle su intervención 24 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 ciudadanos, que son los españoles. Como se pueden imaginar, hay muchísimas maneras de alcanzar estos dos objetivos y el nuevo equipo de Radiotelevisión Española, en su consejo de administración, el próximo 19 de septiembre, tendrá precisamente un debate acerca de esta cuestión, como también lo tenemos internamente en el equipo directivo de Televisión Española desde el mes de enero. Les prometo que estamos asumiendo esa doble responsabilidad que tenemos. Televisión Española ha actuado históricamente, como bien decía el diputado señor Vilajoana, pero también actúa como regulador del sector del cine y, desde luego, su política de inversión marca el rumbo de la producción independiente. Insisto en que no quiero ser dialéctico, pero cuando nos ha pedido por parte de dos de ustedes un esfuerzo a Televisión Española, me gustaría rectificarles, porque el esfuerzo no es a Televisión Española, el esfuerzo es a los ciudadanos y a los españoles. Esta casa, Radiotelevisión Española, acumuló, a 31 de diciembre del pasado año, una deuda de 7.800 millones de euros y los españoles, a través de sus representantes soberanos, el Parlamento, decidió que bastaba ya, que ya no se podía ir incrementando esa deuda de manera ilimitada y, a mi juicio, incluso hasta, en algún caso, irresponsable. Los españoles pusieron encima de la mesa 7.800 millones de euros y cuando se pide un esfuerzo a Televisión Española para cualquier sector, en este caso estamos hablando del cine, no se lo estamos pidiendo a Televisión Española, porque Televisión Española, desde el 15 de enero del año 2007, no tiene un cajón sin fondo, sino que tiene un cajón limitado y del que tenemos que responder de una manera lo más estricta posible, de la mejor manera presupuestaria y de la mejor manera en cuanto a programación, contenidos, etcétera, por un tema legal, en cumplimento de la Ley de radio y televisión estatal, de junio de 2006, que nos obliga a todos. Nosotros podríamos decir: no, el 5 por ciento, el uno por ciento para animación, el 2 por ciento para los deportes, el 4 por ciento para infantiles, de manera ilimitada. Insisto en que ahora mismo la Corporación de Radiotelevisión Española y su consejo de administración —precisamente está convocada para esta tarde la reunión del consejo que debatirá los presupuestos del año 2008— tiene unos presupuestos que no son un cajón sin fondo y que están limitados a una cantidad, a una cantidad que es la siguiente: por un lado, los ingresos que podamos obtener en el mercado publicitario y, por otro, la aportación que hace el Estado para la subvención del servicio público que hace Radiotelevisión Española. Si no cuadran las cuentas, los españoles se enfadarían bastante, uno, con la Corporación de Radiotelevisión Española y con sus gestores y, dos, con el Parlamento, que es quien tiene que controlar y que, como representante soberano de los ciudadanos, es el dueño de la Corporación de Radiotelevisión Española. Insisto en que me he reunido con todo el sector del cine, con la Administración, el Ministerio de Cultura, productores, exhibidores —no soy un recién llegado al sector del cine, yo he producido cine en mi anterior actividad, desde mis anteriores empresas, aunque soy un mal productor de cine, y conozco relativamente poco este sector— y en las diferentes reuniones que he tenido con el sector del cine se me advertía incluso para que la ancestral y magnífica relación que había entre el cine español y Televisión Española no se truncara por aplicar criterios, en algún caso, de gestión privada a nuestra relación. No sé si tiene que haber una gestión privada o pública de los dineros de Televisión Española para el cine, pero en cualquier caso, insisto, tiene que ser una gestión lo más racional y austera posible. Decía en mi intervención inicial que era difícil que Televisión Española pudiera hacer más, precisamente porque tenemos una limitación en los presupuestos, pero que obligadamente tenemos que hacerlo muchísimo mejor y creo que tenemos que rentabilizar de una manera más efectiva, en la línea de lo que decía el diputado Vilajoana, el dinero que tiene Radiotelevisión Española y el dinero que le dedica Televisión Española al mundo del cine que creo que es suficiente y necesario en ambos casos y que este año estaría en torno a los 40 millones de euros de inversión. Me preguntaba la diputada Rodríguez-Salmones si era partidario de un tratamiento especial en esta ley para Televisión Española. No soy partidario de una reglamentación específica para Televisión Española dentro de esta ley. La Corporación de Radiotelevisión Española tiene una ley que le marca perfectamente su actividad, tiene un mandato marco que tiene que elaborar este Parlamento y que es el que nos entregará a la Corporación de Radiotelevisión Española para que lo ejecutemos y tenemos un contrato-programa también cada tres años que deberá negociar la corporación con el Gobierno. Con esos tres instrumentos creo que tenemos marco legal suficiente para hacer una mejor gestión de nuestra relación y apoyo al cine español. Se me preguntaba también por el tema de la animación. Precisamente nos acaba de llegar un e-mail de la Federación de asociaciones catalanas de animación en el que agradecían y estimaban los pasos que se habían dado en los últimos meses en la Corporación de Radiotelevisión Española remodelando parrillas de emisión y contenidos, creando un comité de selección de producto infantil, y denominaban como una medida efectiva para el sector la creación de este comité. Tampoco soy partidario de aplicar un porcentaje específico al tema de la animación porque, como decía en mi intervención inicial, el apoyo que tenemos al cine español en general, y al de la animación en particular, que también hay que mejorar, no es por obligación sino por devoción. Este año estamos invirtiendo casi tres millones de euros en películas de animación; también en cinco series que tenemos ahora mismo en desarrollo, una de ellas espero que nos dé grandes mañanas o tardes de gloria para los niños, Sandra, detective de cuentos; hemos invertido dinero en estos años en ocho películas. En cualquier caso, no soy partidario de una excesiva reglamentación 25 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 España—, que se aprobó en el año 1999 por unanimidad del Parlamento; ha sido una de las pocas leyes que en Galicia, en la etapa anterior, se aprobó por unanimidad. Como productor independiente —ya a nivel personal— llevo más de 25 años produciendo cine, televisión, publicidad, animación, videojuegos, etcétera, es decir, todo tipo de actividades, porque si uno es productor independiente tiene que hacer de todo, ya que la supervivencia es dura en este ecosistema. En estos años he producido más de 30 largometrajes, con los que he estado en todo tipo de festivales internacionales. He ganado una vez la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián y hemos estado presentes en Berlín, Cannes, Venecia y en otros muchos festivales, y eso desde Galicia. Por eso, lo que venía a contarles hoy es lo imprescindible de que en España sigan existiendo productores independientes. En eso voy a centrar mi intervención, en tratar de motivarles para conseguir una ley que, dentro de las enormes dificultades en las que siempre nos movemos y nos moveremos los productores independientes, posibilite nuestra existencia en un momento en el que las tendencias de mercado fuerzan una concentración total del mismo. ¿Por qué creemos que es importante que exista la producción independiente? Fundamentalmente, para garantizar la diversidad cultural y la concreción en contenidos audiovisuales de los valores y las culturas propias de los países que conforman el Estado español y de sus lenguas. Si dejáramos todo este sector en manos de cuatro o cinco grupos, que es la tendencia hacia la que vamos, nos arriesgaríamos a que desaparecieran los autores excepcionales, que no querrían en ningún caso ser empleados de esos grupos, y a que el mayor medio de transmisión de cultura y modos de vida pudiera estar en manos de grupos multinacionales extranjeros que no tendrían interés en que la cultura española, en general, se desarrollara en el mundo, y debemos ser conscientes de que cultura, además, son modos de vida; cultura es lo que comemos, lo que bebemos, lo que vestimos, etcétera. Pues bien, cuando nos movemos en los mercados internacionales, sobre todo en el mercado latino de Estados Unidos, vemos que es muy fuerte la agresividad de los modos de vida, sobre todo de un país que tenemos muy cerca y que nos domina duramente en lo que es la venta de productos, como son los vinos, los aceites, y no les interesa en absoluto que en España haya una industria cultural, audiovisual, fuerte que transmita otro tipo de modos de vida que pueden ser muy competitivos para ellos. Este es un poco el planteamiento filosófico, y por eso hemos enviado ya un documento completo a la Comisión donde desarrollamos todos estos conceptos y en el que vamos dando nuestra opinión punto por punto. Pero en este momento solo me voy a referir a los que nos parecen vitales, es decir, de supervivencia inmediata, porque si no nuestro planteamiento es que en el plazo de dos o tres años producir cine de manera independiente en España sería absolutamente imposible. Podríamos acabar en la ni de porcentajes, sino de una mejor gestión de las inversiones que realiza en la actualidad Televisión Española con el cine español. Sobre el porcentaje de los ingresos y la aportación del Estado, la ley y el statu quo que decía la diputada Rodríguez-Salmones es clarísimo en ese aspecto. Creo que el 5 por ciento incluido en el decreto se refiere precisamente a los ingresos comerciales. Nosotros ahora mismo tenemos dos vías de ingresos: los comerciales, por un lado, y la aportación que hace el Estado para el servicio público que debe cumplir Radiotelevisión Española. El statu quo y lo que dice ahora mismo el decreto es que se refiere al porcentaje de ingresos, pero, insisto, en una tesis que mantiene esta corporación y su presidente en las diferentes comparecencias parlamentarias, Radiotelevisión Española, que cumple con rigor y con ejemplaridad la ley, como no podía ser de otra manera, estará a lo que el Parlamento le diga a través de sus representantes. La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don Luis Fernández. Ha sido usted también muy claro, le agradecemos muchísimo su participación y nos alegramos mucho de que se haya sentido cómodo. Verdaderamente le puedo decir, y lo he dicho otras veces, pero ahora lo reitero, que para mí es un honor presidir esta Comisión donde reina, como ve, un clima muy agradable y donde preside sobre todo el espíritu de consenso. No hay enfrentamientos inútiles y eso nos permite avanzar mucho, haber hecho leyes importantes con un acuerdo muy considerable y hacer iniciativas parlamentarias que son votadas por unanimidad. Por tanto, esta Comisión es un remanso de paz y le invitamos a venir siempre que usted quiera relajarse. (Risas). — DEL SEÑOR DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN GALEGA DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES, AGAPI, (CASAL VIDAL). (Número de expediente 219/000840.) La señora PRESIDENTA: Seguimos con el turno de comparecientes. En esta ocasión damos la bienvenida a don Francisco Casal Vidal, director de la Asociación Galega de Productores Independientes (Agapi). Bienvenido a esta Comisión, señor Casal. Tiene la palabra. El señor DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN GALEGA DE PRODUCTORES INDEPENDIENTES (Casal Vidal): En primer lugar, de manera resumida, quiero presentarles la entidad en nombre de la cual comparezco hoy ante ustedes. Agapi es la Asociación Galega de Productoras Independientes, constituida hace ya catorce años, siendo la primera asociación del sector en Galicia, una de las más longevas del Estado español y una de las pioneras en la formulación del nuevo sector audiovisual español, constituido por lo que llamamos las industrias periféricas. Agapi fue la promotora de la Ley del audiovisual de Galicia —la primera que se hizo en 26 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 tremenda situación de que directores como Almodóvar u otros por el estilo tuvieran que producir en Francia por no querer someterse a planteamientos económicos, porque en el fondo, al final, se trata de un tema económico. Las industrias culturales del Estado español van a ser —ya empiezan a serlo— muy potentes en todo el mundo, sobre todo en el mundo latino, y evidentemente es un negocio que los cuatro o cinco grupos que van a dominar totalmente la comunicación en España también quieren que sea para ellos, cosa que nos parece legítima, pero creemos que ambos sectores somos complementarios y que los grandes grupos dependientes, que serían los que no cumplirían las condiciones de independencia, nos necesitan, porque realmente de donde han salido todos los creadores, los actores nuevos, donde se ha arriesgado a crear una industria nueva y que no solamente cumpliera la inmediatez de los gustos del espectador a corto plazo, ha sido de la producción independiente. En cuanto a los puntos que nos parecen decisivos para que podamos seguir existiendo, iremos a la definición de productor indepediente. En la letra n) de esa definición hay un elemento que inhabilita todo el resto. Después de hablar del 20 por ciento de las cadenas de televisión, etcétera, que nos parece muy bien, porque es un planteamiento similar al que en este momento hay en Francia y en muchos países europeos y que está funcionando bien, hay una coletilla final en esa letra n) que dice: La relación de dependencia entre un productor y un operador no impide que exista independencia respecto de otros operadores con los que se produzcan las circunstancias. Llevando esto al absurdo, a un símil muy poco agraciado, podríamos decir que un señor que roba en el Banco de Santander no podría volver a robar en el Banco de Santander pero podría seguir robando en otros bancos. Queremos decir que si las productoras de los canales de televisión solo son dependientes respecto a su canal de televisión, cuando claramente esta definición de productor independiente viene a tratar de equilibrar la ventaja competitiva de aquel grupo que tiene toda la cadena de valor del sector de comunicación, esto hace que sus posibilidades de contratación con otros grupos, en condiciones muy ventajosas aunque solamente fuera desde el punto de vista puramente económico, invalidaría todo. Por tanto, planteamos claramente suprimir esta definición n) y que quede claro que o se es independiente o se es dependiente. No puede ser que una productora que es propiedad de un canal de televisión pueda ser independiente respecto al resto de los canales de televisión porque entonces se produciría un cártel cerrado de cuatro o cinco productoras que llevarían a cabo toda la producción española. Asimismo, nos preocupa el apartado ñ), aunque atañe a los distribuidores independientes, con los que tenemos una relación muy estrecha ya que realmente son los que hacen posible que nuestras películas se estrenen, y es que uno de los párrafos de la ley dice: Asimismo se considerará independiente a la empresa distribuidora que no esté participada en términos similares por un operador televisivo o por una red de comunicaciones o por capital público. Esto no estaba, nunca ha estado, y de repente aparece, lo cual nos preocupa muchísimo porque en determinadas comunidades autónomas —Galicia es un ejemplo y también Cataluña; todos los que estamos intentado salir adelante a la hora de crear una industria audiovisual propia— donde el apoyo de la Administración suele ser vital para la viabilidad de la industria, es muy difícil salir delante de manera seria y con estrategias empresariales importantes sin que existan fondos de capital riesgo que nos apoyen. Pues bien, en las autonomías casi todos estos fondos de capital riesgo son públicos y participan en muchas de estas empresas y también en muchas de nuestras productoras. No obstante, esto no supone ninguna ventaja competitiva para dichas empresas, especialmente dado que estos fondos no tienen ninguna influencia en las decisiones comerciales que adoptan dichas empresas ni en el mercado audiovisual en el que estas se desenvuelven, pero son una herramienta muy provechosa para su desarrollo. Claramente estos fondos de inversión pública —en Galicia los fondos del Instituto Galego de Promoción Económica o en Cataluña del banco público de la Generalitat— no tienen ninguna intervención en la mercado real; no tiene nada que ver con tener capital de una cadena de televisión, que ya te garantiza la compra de derechos de emisión de todas las películas que distribuyas, y en cambio son decisivas para las pequeñas empresas. Yo les puedo contar el caso de mi empresa, que hace tres años facturaba dos millones de euros y desde la entrada del capital público, y eso que se trataba de un porcentaje pequeño, el 16,66 de mi compañía, maneja una cifra de negocio de 18 millones de euros. Fue ese empuje de dinero en unas condiciones ventajosas lo que nos posibilitó comprar formatos internacionales, desarrollar muchos más guiones y poder pagar bien a los guionistas para tener proyectos más solventes. Esta cláusula de momento afecta a distribuidores, pero si se pasara a productoras como mi empresa dejarían de ser independientes, lo cual desde nuestro punto de vista sería absurdo, sobre todo porque se trata de una ayuda pública reembolsable. Estas entradas de capital no son subvenciones; a los siete años hay que devolverlas con intereses, pero te las otorgan con unas condiciones más ventajosas con fondo de capital riesgo privado. A continuación quiero hacer referencia al artículo 19, que es donde realmente se desarrolla la cuestión de las ayudas. En el apartado 2 se especifica qué empresas o entidades no podrán beneficiarse de las medidas de fomento previstas en esta ley, en la letra a) menciona a las producidas directamente por operadores de televisión. Nosotros querríamos completar es letra a) del artículo 19.2 diciendo: Las producidas directamente por operadores de televisión o sus productoras dependientes, salvo que coproduzcan con productores independientes en los porcentajes que se marcan en el artículo 26 de esta ley. Nuestro planteamiento es que, evidentemente, las grandes productoras pertenecientes a los grupos de 27 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 comunicación van a dominar, sin lugar a dudas y además es bueno que sea así, el 70 o el 80 por ciento de la producción pero también es bueno forzarles por la ley que si quieren tener ayudas públicas deben colaborar de una manera leal con las productoras independientes que son las que pueden aportar ese número de películas, tal vez pequeño pero que sea diferenciador. Realmente, tenemos claro que, a pesar de todo lo que se diga del cine español, es en estos momentos el cine mundial de habla no sajona de mayor éxito en el mundo, sin lugar a dudas, a pesar de lo que algunos medios de comunicación en España tratan de decir, sobre todo gente que parece que no ha visto ni una película española en los últimos años. También queremos incidir en el artículo 21 que habla del asunto más importante de la ley que son las desgravaciones fiscales. El sistema regulador de estas desgravaciones fiscales es a través de las agrupaciones de interés económico, una entidad de constitución compleja, con lo cual saldrán muy beneficiadas las grandes productoras. Nosotros pedimos —no sé de qué manera porque no soy experto legal— que se instara al Ministerio de Cultura y al de Economía y Hacienda a articular un reglamento regulador de estas desgravaciones que las haga accesibles para las pequeñas y medianas empresas. Ha habido países donde se han hecho desgravaciones y reglamentos que eran imposibles de cumplir para las pequeñas empresas que tenemos una estructura de gestión y administrativa solvente pero a nuestro nivel de negocio. En cambio hay otros países —como Irlanda, Brasil o Puerto Rico— donde estas normas se han simplificado suficientemente para que cualquier empresa mínimamente estructurada y con la solvencia necesaria pueda acceder a estas estructuras, como podrían ser las agrupaciones de interés económico, que nos posibilitarían juntar varias películas. Esto es porque el acceso de una película única de un productor independiente con un presupuesto medio de 2,5 millones de euros a este tipo de elementos desgravadores va a ser muy complicado. Tendremos que juntar dos o tres películas entre varios productores para crear una agrupación de interés económico. Así, que el Ministerio de Economía y Hacienda —que tiene que aprobar, según dice la ley y dirá el reglamento cada una de las operaciones— haga que el sistema sea suficientemente accesible para las pequeñas y medianas empresas. También queremos hacer hincapié en lo que desarrolla el artículo 25 que son las ayudas para la producción de largometrajes sobre proyecto. En este momento, los señores diputados saben que hay dos tipos de ayudas: sobre proyecto, que es a la que normalmente acceden los nuevos realizadores, los proyectos más innovadores y de mayor riesgo, y las ayudas a la amortización que se conceden a posteriori del estreno si cumplen unas condiciones de taquilla, de distribución, de número de copias, etcétera. En este momento para los pequeños y medianos productores arriesgarse a basar la financiación de la película en la tercera vía, en esta amortización a posteriori en función de taquilla, es casi un suicidio. ¿Por qué? Porque no conseguimos con los proyectos, por muy solventes que sean desde el punto de vista creativo, que una distribuidora con garantías nos garantice antes de hacer la película, que es cuando nosotros tenemos que adelantar el dinero, que nos la van a estrenar con tantas copias, en tales fechas y con un dinero en publicidad que haga que podamos llegar a ese nivel de taquilla que nos hace cumplir las condiciones de la ayuda. Evidentemente, la Comisión podría decir que si usted no está convencido como empresario de que va a hacer ese resultado en taquilla no la haga. Sí, probablemente esa es una de las posibilidades, pero eso implicaría un descenso de producción cinematográfica independiente radical, brutal, porque para nosotros asumir un riesgo de 700.000 u 800.000 euros con la hipótesis de taquilla, sabiendo cómo está la situación actual de la distribución que está superconcentrada, es un riesgo absolutamente inasumible para muchas películas, y se dejarían de hacer muchísimas películas que en este momento están triunfando en festivales, muchas de ellas de producción periférica que no acceden al mismo nivel de financiación que las grandes productoras de mayor trayectoria. Queremos potenciar este artículo 25 de las ayudas sobre proyectos, ayudas anticipadas. Estas ayudas se dan por órganos colegiados, según pedimos que conste en la ley, como figura en el apartado 2: Para la concesión de estas ayudas se tendrá en cuenta la propuesta de un órgano colegiado que a tal efecto se constituya. Y nosotros, en el párrafo que hemos añadido, decimos: Y que contará con representantes de las comunidades autónomas. Esta es la comisión que valora y da los informes de solvencia. Hay otro párrafo, en este mismo artículo 25, que dice textualmente: Asimismo se valorará que el proyecto aplique medidas de igualdad de género en las actividades creativas de dirección y guión. Y nosotros añadimos: Igualmente se valorarán de manera específica los proyectos de productores independientes que utilicen como lengua de rodaje el catalán, gallego o vasco, así como los radicados en las islas Canarias en su condición de región ultraperiférica. Finalmente planteamos en este artículo 25 añadir un párrafo quinto del siguiente tenor: Este fondo de ayuda sobre proyecto contará con una dotación presupuestaria mínima del 25 por ciento del Fondo de Protección a la Cinematografía. Hasta ahora estas ayudas anticipadas estaban aproximadamente en el 7 u 8 por ciento del presupuesto de dicho fondo, creemos que estos momentos es absolutamente insuficiente y teniendo en cuenta el incremento muy grande que va a haber el año que viene, casi un 30 por ciento del fondo porque pasamos de sesenta y pico millones a ochenta y pico, casi veinte millones de euros más, creemos que se puede mantener el sistema en lo que se llama amortización a posteriori porque realmente se están haciendo menos películas, que no se va a saturar, y dotar un poco de ese incremento para el fondo de amortización a posteriori mantendría el sistema, por eso planteamos que una parte importante de esos veinte millones fuera a las ayudas anticipadas, que este año han 28 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 La señora PRESIDENTA: Pasamos al turno de preguntas. En primer lugar, tiene la palabra la portavoz del Grupo Popular, señora Rodríguez-Salmones. sido solo de seis millones de euros, y llegar a ese 25 por ciento en el periodo más corto posible. Esto se puede criticar pensando que al final es dar ayudas desde un punto de vista discrecional porque va a ser una comisión quien las dé, pero evidentemente muchas de las películas que puede sacar adelante la industria audiovisual española no se podrán financiar si no es de esta manera. ¿Qué hay que conseguir? Por supuesto que esas comisiones sean absolutamente plurales, profesionales, representativas de todos los ámbitos del Estado y culturales. Pedimos que se haga igual que en las autonomías, donde casi todas las ayudas son de este tipo porque si fuéramos a posteriori no podríamos producir directamente. Y después, según las productoras vayan incrementando su cifra de negocio, podría irse limitando el acceso a este tipo de ayudas. Perdón, señorías, porque me estoy extendiendo demasiado. Después, en la disposición adicional primera, donde se habla de la agencia estatal que es donde se constituirían las atribuciones del audiovisual dentro del Ministerio de Cultura, planteamos que en su consejo de administración —en este momento no lo indica la ley— estén presentes las comunidades autónomas y representantes del sector audiovisual además de los diferentes ministerios y secretarías de Estado que tienen atribuciones en el sector. Finalmente, consideramos muy importante que esta agencia estatal, que es la que de verdad va a conocer el sector, sea el organismo competente para velar por el cumplimiento de la Ley de inversión por parte de las televisiones del 5 por ciento de su cifra de ingresos en cine español y europeo. Durante estos siete u ocho años de vigencia de la Ley del 5 por ciento el control se ha llevado a cabo a través de un órgano del Ministerio de Industria y Telecomunicaciones, un órgano muy técnico compuesto por personas que no conocían el sector en absoluto y que han certificado cumplimientos que a los productores independientes a veces se nos hacen un poco inverosímiles. ¿Cómo una cadena de televisión puede cumplir una inversión de treinta o cuarenta millones de euros cuando ha producido cuatro películas en el ejercicio? Se nos hace difícil. En cambio, es verdad que la certificación avalará legalmente que lo han hecho. Creemos que una Agencia que tiene a su disposición datos reales del sector, conocimiento profundo, es la que debería llevar este control. La verdad es que de los ochocientos y pico millones de euros que, sobre todo las televisiones privadas, han dedicado a la Ley del 5 por ciento en los últimos siete u ocho años, a los productores independientes reales nos han llegado migajas, yo diría que ni el 5 por ciento de ese dinero. Creo que es bueno que se hagan grandes películas, es bueno que las televisiones tengan grandes productoras, pero hay que tratar de que la colaboración con los productores independientes sea más fructífera para ambas partes. Perdón por haberme extendido. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Muchas gracias, señor Casal, por su exposición, que creo que coincide básicamente con la del resto de los sectores que tienen que ver con la producción, y además es bueno comprobar que aunque efectivamente su agrupación es gallega, no hay que hacer especificidades en cada uno de los territorios, sino que haciendo normas con buen sentido se atiende a todos. Le voy a preguntar concretamente por cuestiones que otros comparecientes no han planteado. Usted ha hablado —creo que podemos estar pendientes de esto y desde luego mi grupo le someterá sus enmiendas antes de formularlas para conocer su opinión— de la parte fiscal; dice que puede tener una complejidad tal que un instrumento diseñado para ser útil y un apoyo se puede convertir, dependiendo de cómo esté formulado, en imposible si uno no tiene un aparato de asesoramiento fiscal especialmente grande. Creo que ha habido coincidencia en que la redacción que se da en este texto es muy compleja. El núcleo está bien, pero si hacemos tan complejo todo lo que se necesita, al final va a ser difícil usar este instrumento. Lo vamos a intentar simplificar e incluso nos gustaría conocer su opinión sobre si la versión simplificada le parece más conveniente. El asunto fiscal es muy importante. Ha planteado como la diversidad. Si esta ley, la actualmente en vigor, que usted ha dicho que ha sido útil concretamente para determinadas cinematografías, fue aceptada por la Unión Europea y no considerada como un conjunto de simples ayudas de Estado, sino como ayudas que eran posibles sin vulnerar las normas del mercado, fue precisamente por el argumento de la diversidad cultural. Concretamente las lenguas en España fue el gran argumento esgrimido en la Unión Europea en 2000-2001; el argumento —la Unión Europea podrá revisarlo si lo estima oportuno o si alguien lo recurre— fue la diversidad cultural y por eso podíamos proteger el cine español. Usted, sin embargo, nos sugiere incluir en algún apartado una mención específica a las lenguas oficiales españolas, pero, si ve, en ayudas a la producción, el artículo 24. 1.a) dice que hay que cumplir varios requisitos para ayudas a la producción, no a la amortización, no las ayudas automáticas posteriores, sino las previas. Dice el apartado a): Emplear alguna de las lenguas oficiales españolas. Usted nos pide que también lo incluyamos en otro apartado, pero es un hecho que para las ayudas a la producción, es decir las previas a empezar un proyecto, ya está como uno de los requisitos o como una de las condiciones a cumplir emplear alguna de las lenguas oficiales españolas. No sé si esto le parece suficiente o cree que hay que incluirlo en algún otro sitio. Usted ha hecho hincapié —y sigo en esta misma cuestión— en las ayudas previas o las ayudas sobre proyecto, para entendernos, que además aquí se desarrollan bastante. Se las denomina de muchas formas: a 29 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 El señor RODRÍGUEZ SÁNCHEZ: Le felicito por su intervención, señor Casal. El documento que se nos ha enviado bajo mi punto de vista es de una gran utilidad porque viniendo de un productor verdaderamente independiente, sin embargo, sus propuestas iluminan no solamente cuestiones relativas a la producción sino también a otros aspectos como la distribución, la exhibición, las relaciones con las televisiones y el aspecto de fondo, al que hacía referencia la señora Rodríguez-Salmones, del problema de la diversidad cultural y lingüística del Estado español. Le quiero dejar claro que por nuestra parte prácticamente vamos a asumir al cien por cien las propuestas de enmiendas que presentan a esta ley, porque la matizan de una forma que desde el punto de vista teórico la ley ha de perseguir como objetivo; la matizan, la refuerzan y la aclaran, que es fundamental. Por eso, le voy a hacer algunas preguntas. La primera puede ser ilustrativa sobre el problema de la diversidad cultural y lingüística. Usted es un productor independiente radicado en Galicia y hace una propuesta relativa al artículo 25, donde figura la valoración de los proyectos de productores independientes radicados en las islas Canarias en función del carácter ultraperiférico de esa región, y dice que ahí deberían figurar también los largometrajes que se realicen originariamente en catalán, gallego y vasco. ¿Podría usted informarnos de cuántas películas como productor independiente hizo usted que originariamente estén en gallego? Este puede ser un dato muy interesante para que se pueda valorar hasta qué extremo es necesario que esto se recoja, porque lo que figura en el artículo 24 son las lenguas oficiales españolas y son todas, ya sabemos que el español también. Sabemos cuál es la lengua imperante en el mercado, no hace falta discutirlo, pero sería interesante e iluminador respecto al productor independiente de Galicia saber cuánta obra hace originaria en gallego. Segunda cuestión. ¿Cree usted que sería necesario que la ley recogiese de forma más clara y explícita tanto las características, las condiciones de la inversión obligada del 5 por ciento por parte de las televisiones públicas y privadas, como la posibilidad de establecer un régimen sancionador para los operadores que no la cumplan? Incluso me gustaría también que nos dijera si considera que debería figurar una cuota de producción independiente por parte de los operadores de Televisión Española. En tercer lugar, en cuanto a la composición de la agencia estatal y sus funciones, creo que su intención es que la agencia sea el organismo regulador y sancionador en todo lo que tiene ver con lo audiovisual y con todas las competencias, tanto las que hoy tiene Industria, como las que tiene Cultura o las posibles e indirectamente ligadas al problema de la propiedad intelectual. Díganos, por favor, si esta es su concepción. En cuanto al problema de las comunidades autónomas, ¿cree usted que deben estar presentes todas directamente como poder proyectos culturales, a los guiones…En resumen, no se trata de las ayudas a la amortización, de las ayudas automáticas. Usted nos dice que para determinados productores esto es vital, es decir, si no tengo la ayuda previa no puedo emprender un proyecto. Es evidente que uno intenta además que el proyecto tenga éxito de taquilla, etcétera, y para eso se hace, pero, en cualquier caso, es para emprenderlo. No hay un porcentaje en la ley ni en la memoria económica. La memoria económica sí dice cuánto, pero no como una obligación. Dice cuánto con respecto a lo que los Presupuestos Generales del Estado para 2008 posiblemente harán, posiblemente que ya lo veremos. Usted, sin embargo, sí pide que haya el compromiso de un porcentaje determinado para estas ayudas sobre proyecto. ¿Cuál es el problema que tiene esto y por qué aquello se había cambiado por lo que podemos llamar —entre comillas— las ayudas automáticas? Por lo que usted mismo ha dicho, por la posibilidad, de discrecionalidad a que esto puede dar lugar, que de la otra manera está unida a criterios más objetivos. La discrecionalidad puede ser inevitable, pero si vamos a consagrar cada vez más —hay una tendencia a hacerlo y yo no opino sobre ella— ayudas sobre proyecto y, por lo tanto, no ayudas automáticas —que tampoco son tan automáticas—, tendríamos que intentar mejorar los órganos colegiados. Hay unas palabras mágicas a lo largo de toda la ley que son: un órgano colegiado dirimirá, como si fuera directamente el espíritu santo, infalible, que va a decir qué es lo bueno y qué es lo malo. ¿Qué requisitos necesita? No lo vamos a desarrollar tanto, pero sí lo básico para decir que esos órganos colegiados tienen que tener una determinada composición; sus fundamentos han de ser conocidos y sus decisiones, por lo tanto, tendrían que ser recurribles y si no, entramos otra vez en el campo de la discrecionalidad, con la mejor buena fe, pero uno no sabe por qué le han dicho que sí o que no, y sobre eso me gustaría escuchar su opinión. La señora PRESIDENTA: Señora RodríguezSalmones, le ruego brevedad, por favor. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Le voy a preguntar por el ICCA, por la agencia. Ha pedido que tenga más peso como órgano que vela sobre el cumplimiento de las televisiones. Ahora está en el Ministerio de Industria y es oída la agencia. ¿Usted cree que eso se debería cambiar? Nos dijo antes el presidente de Fapae que podría ser como el ICEX: privados, públicos y autonómicos, es decir una representación a tres partes equivalentes. La agencia tiene que tener otras funciones y además debería tener otra composición. Esta es la oportunidad para hacerlo y me gustaría saber su opinión. La señora PRESIDENTA: Señor Rodríguez, del Grupo Mixto, tiene la palabra. 30 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 político o a través de algún organismo autónomo relacionado también con el audiovisual? Usted ha hecho una alusión muy cruda y muy dura a la evolución del mercado de este sector, en el que van a ser hegemónicas las empresas vinculadas a grandes grupos de comunicación. En nombre de eso, usted ha defendido que no debían ponerse reparos a la participación de capital público en lo que se consideran empresas de distribución, creo que de exhibición también, y no sé si también debía ser en el caso de la producción, que es muy importante. Lo digo porque esto daría lugar a ese tipo de mestizaje, aunque fueran productores independientes, ya que serían ayudados con las reglas del mercado por el erario público. Esta sería otra de las garantías, por lo menos en el caso de los países con lengua propia, para poder aspirar a algo. En el terreno de la exhibición esto está claro, porque para que haya empresarios distribuidores en un pueblo o en una villa, aunque sean ayudados a poner la sala con capital riesgo de las comunidades autónomas, es esencial, porque si no es así, no va a suceder, luego en todo caso deberíamos dar este paso. Por último, me gustaría que nos diera una opinión sobre esta ley. Usted conoce el marco autonómico, conoce las competencias de la Xunta de Galicia, conoce cómo está actuando el Gobierno actual. ¿Cree usted que esta ley condiciona o perjudica, no el marco real, como se está ejecutando en la comunidad autónoma, sino el marco potencial de las competencias autonómicas si invade excesivamente cuestiones que podrían ser lesivas desde el punto de vista del desarrollo de las competencias de la comunidad autónoma? Termino aquí y le agradezco una vez más la claridad de su exposición y sobre todo la precisión de las propuestas que nos ha presentado, que por lo menos para nosotros han sido muy importantes. ramente, creo que hay una coincidencia de criterios importante entre lo que defiende el Grupo Parlamentario Socialista y lo que los productores y usted como representante de los productores independientes de Galicia han expresado a lo largo de esta mañana. Esto es fruto de un trabajo duro y difícil a la hora de redactar el proyecto de ley que en este momento está en tramitación parlamentaria. No es ningún secreto que a lo largo de estos últimos meses ha habido importantes diferencias y posiciones muy encontradas entre los productores independientes, los productores en general y las propias televisiones. Creo que se ha llegado desde el Gobierno y el Ministerio de Cultura han llegado a un punto de encuentro que nos va a permitir sacar adelante un proyecto de ley que va a ser beneficioso para el sector. Usted y su agrupación defienden la necesidad de una ley, por lo tanto la oportunidad de esta ley. No voy a reiterar las preguntas que han formulado los portavoces que me han precedido en el uso de la palabra, pero permítame que haga una observación concreta. Usted es un productor gallego, un productor que opera en un territorio que no es el de Madrid o Barcelona, sino el de Santiago de Compostela o el de La Coruña, en cierta medida un productor periférico, un productor de una comunidad autónoma que tiene competencias exclusivas en materia de cultura. En esta ley se contempla un fondo de protección cinematográfica que ya existía en el ordenamiento jurídico anterior y que ahora en gran medida se fortalece y se consolida. Portavoces de diferentes comunidades autónomas defienden la unidad del fondo —esta es la posición hegemónica y la de grupos nacionalistas—, pero algunos defienden la necesidad de que este fondo se territorialice. A mí me gustaría conocer su criterio en relación con esto, si usted observa bondades en una posible territorialización de este fondo o si considera que debe funcionar como un fondo único que opere sobre la industria audiovisual del conjunto de las culturas españolas. Segunda cuestión, a lo que creo que el señor Rodríguez, portavoz del Grupo Mixto, del Bloque Nacionalista Galego, hacía referencia. En caso de que usted entienda que este fondo, que es un elemento central de esta ley, deba funcionar como un fondo único no territorializado, ¿cómo estima usted que deben participar las comunidades autónomas que tienen elementos diferenciales claros en materia cultural y en materia lingüística? Cuando hablamos de que en los distintos organismos que puedan derivar de esta ley deben estar representados los intereses privados, los intereses territoriales y los intereses públicos yo entiendo que para los intereses territoriales no tendría que haber una cámara territorial en la que estuvieran las diecisiete comunidades autónomas, sino que estamos hablando de una ley central del espacio cultural español y, por tanto, que las comunidades autónomas que tienen elementos de diversidad tengan una presencia ahí. ¿Cómo lo articularía usted? Tercera cuestión. Distintos ponentes a lo largo de la tarde de ayer y de esta mañana hablan de un hecho serio, La señora PRESIDENTA: Por el Grupo Parlamentario Socialista tiene la palabra el señor Louro. El señor LOURO GOYANES: Bienvenido a esta Comisión, señor Casal. Permítame que le agradezca sus palabras, su intervención y el documento que nos ha remitido previamente a petición de esta Comisión. Asimismo permítame que aproveche esta ocasión para reconocerle a usted como una de las personas que han trabajado, que se han esforzado y que han derrochado pasión para que en Galicia hoy tengamos un sector audiovisual que lucha por tener posiciones de futuro. Se han hecho cosas importantes, sin lugar a dudas, y eso ha proporcionado a Galicia un sector importante que nutre nuestra televisión y que genera productos audiovisuales que nos proyectan, que nos representan y que nos fortalecen, gracias —reitero— a personas como usted. No quiero yo ahora nombrar aquí a muchas de ellas usted las representa a todas. Quiero agradecerle en gran medida su apoyo a esta ley en su doble dimensión, cultural e industrial. Since- 31 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 tiempo voy a contestar a la pregunta del señor Rodríguez— producir una película en idioma original de rodaje en gallego, en catalán o en vasco implica un problema de distribución absolutamente brutal. Concretamente, sobre lo que me preguntaba el señor Rodríguez, de treinta largometrajes producidos, unicamente he podido producir uno originalmente en gallego, que es uno que he hecho ahora ya con una empresa con una capacidad financiera relativa, y lo he tenido que financiar íntegramente con fondos propios. Posteriormente, como la película realmente ha quedado muy bien —y menos mal que ha quedado bien, porque a veces no quedan bien por mucho que se quiera—, me la ha comprado Televisión Española y he conseguido distribución; de hecho me la va a distribuir Buena Vista, que es de una multinacional, Disney, pero el proyecto, que era el mismo que el de la película —menos mal que la película ha quedado bien, porque si no nos la hubiéramos comido y hubiéramos perdido un millón de euros—, lo hemos producido prácticamente de manera íntegra con las ayudas que obtuvimos en Galicia y con fondos propios, porque nadie quería comprar la película. No es una cuestión de ir en contra del gallego, sino que los actores son todos gallegos —aunque también había argentinos, que hablaban gallego y argentino— y había unos elementos que hacían que pareciera que la película iba a ser mucho más difícil de comercializar. A lo mejor es verdad que hay una dificultad añadida. Por eso, tratar de que en estas ayudas anticipadas la lengua original de rodaje sea una de las minoritarias es importante que se tenga en consideración, porque el riesgo que asume el productor es mucho mayor. En cuanto a las ayudas anticipadas, planteo el 25 por ciento, con lo cual las automáticas seguirían teniendo el 75, dejando claro que el 75 por ciento del presupuesto del año que viene es más que el cien por cien de este año. Dado que este año ha llegado el dinero y teniendo en cuenta que se han hecho menos películas, porque aunque el ICAA mantiene el número, muchas son largometrajesdocumentales, lo que está provocando es que, al no poder financiar las películas, se están haciendo muchas películas de planteamiento casi amateur, de largometrajesdocumentales, hechos en video, con posproducción en casa, nadie cobra, que figuran como largometrajes, pero la verdad es que tienen una estructura poco profesional. La idea es dotar con un 25 por ciento las ayudas anticipadas y mantener el 75 en las automáticas, que son las que abastecen a la gran industria. Aquí también quiero contestar a lo que me planteaba el señor Rodríguez. Creo que las competencias de la agencia deberían de ser máximas, para eso es una agencia, si no, mantengamos el instituto. Dentro de eso, el control del 5 por ciento es imprescindible, la promoción exterior es fundamental, como ya se ha visto en Francia, donde el CNC lleva, a través de Unifrance, la promoción exterior con mucho éxito, con un cine mucho más complejo de vender en los mercados que el español en general. La agencia tiene que tener la mayor rele- real y muy importante que hay que abordar y que se está abordando, que se refiere a los problemas derivados de la piratería. Los datos indican que España es un país donde la piratería abunda y que somos campeones en esta cuestión. Existe un plan que ha elaborado el Gobierno, que lleva funcionando algún tiempo y está dando resultados; sin embargo, sigue habiendo serios problemas de piratería. Antes era en la producción musical y ahora… La señora PRESIDENTA: Señor Louro, le rogaría, a fin de agilizar la Comisión, que fuéramos a preguntas concretas y les rogaría a todos, por favor, brevedad, porque son las dos menos cuarto y llevamos un retraso bastante considerable sobre el tiempo previsto. Muchas gracias y disculpe por la interrupción. El señor LOURO GOYANES: ¿Qué haría usted para que este fenómeno se redujera? Por último, quisiera saber si es usted partidario de que dentro del 5 por ciento de los ingresos netos de las televisiones pueda contemplarse algún porcentaje para las industrias de animación. Termino, señora presidenta. En relación con todas sus observaciones al proyecto de ley y a los distintos artículos a que usted hacía referencia, quiero decirle que mi grupo toma buena nota y vamos a estudiarlas y a tratar de que haya el mejor encaje posible. La señora PRESIDENTA: Señor Casal, ya sé que casi le pido un imposible, pero si fuera tan amable de sintetizar, se lo agradeceríamos muchísimo. Quedan todavía dos comparecientes y son las dos menos cuarto de la tarde. Le agradecería que entendiera la situación. El señor DIRECTOR DE LA ASOCIACIÓN G A LEGA DE PRODUCTORES INDE P E N DIENTES, AGAPI (Casal Vidal): Son muchas preguntas, pero trataré de contestarlas muy telegráficamente. En primer lugar, quiero agradecer a la señora Salmones la confianza que me ha otorgado en el tema de la concreción en la ley de las desgravaciones y le recojo el guante. Desde Agapi vamos a desarrollar una propuesta de reglamento para hacerlos accesibles. Estamos, a nuestro nivel, con un equipo de abogados y de fiscalistas que conocen nuestro tipo de empresas, para tratar que esas agrupaciones de interés económico sean factibles, que lo pueden ser y creemos, además, que pueden ser un instrumento muy importante. En cuanto al tema de la diversidad, en la línea de lo que ya comentó el señor Rodríguez, me refería a que igual que se prima el acceso de las mujeres de manera prioritaria en estas ayudas anticipadas, en la diversidad y en las lenguas oficiales me refería a las lenguas minoritarias, es decir al gallego, al vasco y al catalán, a que tuvieran también esas ayudas, porque la realidad es que en este momento —para tratar de ahorrar 32 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 vancia y para eso las comunidades autónomas deberían estar en el consejo de administración. ¿De qué manera, me preguntaba el señor Rodríguez? No sé. Probablemente sea difícil que en el consejo haya dieciocho representantes. Habría que hacer un organismo intermedio y que en el consejo de administración hubiera dos o tres personas; a nosotros nos llegaría. Hoy estoy aquí en nombre de Agapi, pero los productores catalanes, andaluces y canarios, con los que coproducimos habitualmente, nos entendemos perfectamente. Todos estaríamos de acuerdo en que nos representaran dos o tres personas al resto de los sectores. Ya he contestado a casi todas las preguntas del señor Rodríguez. En cuanto a los fondos de inversión públicos, claramente no supone una ventaja competitiva que los fondos de inversión como el ICF o el Igape, en Galicia, puedan participar en las productoras, distribuidoras y exhibidoras, que es lo que está posibilitando en este momento que las industrias existan de una manera profesional. Por dar un dato, en este momento Galicia, no siendo una de las regiones con el PIB más alto de España, tiene la tercera industria audiovisual de España y con un empleo fijo estable de más de 2.000 personas, cosa que hace cinco o seis años, antes de que la Xunta de Galicia empezara a tomarse en serio que había que participar en las compañías, era absolutamente imposible. Sí había productoras, pero todas eran individuales, sin personal en plantilla. Era impensable una compañía como la nuestra con veinte personas con contrato indefinido en La Coruña; esto era impensable hace cinco años. Para eso esa inversión pública ha sido fundamental y no son subvenciones. El fondo cuando entra en el capital de una compañía nunca entra con más del 20 por ciento del capital y es dinero reembolsable a los siete años con un interés del 6 por ciento, lo que tampoco es tanto chollo. Las condiciones de adjudicación son mucho más ventajosas que las que te pone un fondo de capital riesgo privado convencional. Eso, por lo menos en nuestro caso, ya lo comenté antes, nos hizo en cinco años multiplicar por nueve la cifra de negocio de nuestra compañía, cuando la aportación del fondo público de la Xunta de Galicia fue del 16 por ciento del capital. Sobre si es lesivo con las competencias de las comunidades autónomas, tengo que decir que no vemos por qué. Hasta ahora, la relación del ICAA con los organismos autonómicos ha sido muy fluida, creemos que podría seguir siéndolo y sería bueno que lo fuera. Para los productores periféricos —y aquí entro en lo que comentó Antón Louro— sería un desastre que se fragmentara el fondo. Sería como lo de la Seguridad Social. Para nosotros es fantástico la posibilidad de saber que hay una doble vía: la de las ayudas estatales y las ayudas específicas que inciden más en elementos diferenciadores, lo cual es bueno y es normal. Hay gente que, a veces, critica que las películas que se subvencionan en Cataluña o en Galicia tienen elementos diferenciadores. Yo creo que esto es normal y para eso están los gobiernos autónomos. ¿Que a veces condiciona la creatividad? Pues sí, pero para eso está ese dinero público; para desarrollar esas creatividades un poco diferentes. Además, ¿cómo partir el fondo? ¿Por proporción de población? Sería ridículo. Para Galicia sería un desastre, ya que somos el 8 por ciento del PIB audiovisual y el tres y pico por ciento de la población española; en Cataluña sería catastrófico, porque las productoras catalanas se llevan casi el 50 por ciento del dinero del fondo y, en cambio, por población, Cataluña debe ser el 16,5. La pérdida para los productores catalanes sería histórica. Este es mi criterio personal. Por supuesto que debe haber una participación de las autonomías en la gestión del fondo. En las comisiones debería haber siempre participación de los sectores audiovisuales autonómicos para garantizar que el reparto se produce de manera equitativa, porque la realidad de la industria audiovisual española en este momento se reparte entre Madrid y Barcelona, con el 40 por ciento, y el 20 nos lo llevamos el resto. No digo que haya un baremo, porque no es bueno, ya que creo que hay que valorar proyectos, pero sí es bueno que se reconozca más o menos la realidad industrial del Estado español. El tema de la animación, por supuesto. El cine de animación es difícil de producir, sobre todo teniendo en cuenta que las televisiones no quieren comprarlo.No hay manera de que abran slots de programación infantil. Anteayer, viendo el inicio de las programaciones de las televisiones, un programa de Telecinco de la mañana con una señora muy conocida instaba a los niños a que dejaran de ver en las televisiones públicas la animación y vinieran a ver su programa para que empezaran a ver lo que es la vida. Y cuando veías el programa, veías lo que era la vida, ¡Tela! Eso a las once de la mañana. En cuanto a la piratería, y termino, señora presidenta, quiero decir que España es el país en donde hay más piratería del mundo occidental. ¿Por qué se ha permitido? Claramente para beneficiar a las compañías telefónicas. Eso es indudable. No se ha perseguido la piratería, que se puede perseguir. Se puede controlar quién se descarga películas, puesto que todos los ordenadores tienen un filtro. Yo tengo aquí un filtro que me está diciendo: le quieren atacar desde tal dirección. Las direcciones de IP se detectan. Mi hijo estudió en Alemania el bachillerato y decía que allí no piratea nadie porque cuando un niño lo hacía, a su padre le ponían 6.000 euros de multa y se acababa el pirateo en el instituto. Aquí se ha permitido, que tampoco me parece mal, para que se desarrolle una gran red de líneas de alta capacidad, porque quien contrata una línea de 20 megas en su casa no es para conectarse a Internet, es para bajarse películas, y eso las compañías telefónicas lo saben. Por tanto, es muy bueno vender un producto a precio de oro, casi al triple de la media europea, que es la conexión de ADSL en la casa, a costa del producto de otros señores que no pueden cobrar nada por él. Este es un tema que hay que corregir porque, si no, a los pequeños y medianos empresarios nos llevará a la ruina. Les puedo decir que en los últimos dos años nuestras 33 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 ventas en DVD han bajado un 60 por ciento. De películas que vendíamos poco ya, 10.000 ó 15.000 copias, ahora vendemos 2.000 ó 3.000 y tenemos que hacer unos envases de regalo, es decir, darle unos valores que hacen que el producto sea más caro para vender la cuarta parte que antes. Creemos que ahora que el ADSL ha llegado a ocho o diez millones de hogares sería conveniente empezar a instar a las telefónicas que no es bueno dejar que productos ilegales circulen por sus líneas. que alguna vez lleva a alguna que otra confusión; las asociaciones de actores en Andalucía, Sevilla y Málaga, en Asturias, en Castilla y León, y los dos sindicatos más numerosos de bailarines de España, la Asociación de Profesionales de la Danza de Madrid y de Cataluña. En total sumamos en esta federación seis mil afiliados en todo el Estado. A la vez, trabajamos conjuntamente con la Organización de sindicatos de actores y actrices del Estado español, Osaaee, que reúne a sindicatos de Cataluña, País Vasco, Valencia, Baleares y Aragón. Esta organización sindical tiene, a su vez, un total de dos mil afiliados. Por tanto, hablo en nombre de esta organización sindical de actores igualmente y me siento hoy aquí portavoz en esta Comisión del Congreso de un total de ocho mil afiliados profesionales en el Estado español. Si una de las reivindicaciones más importantes que presentamos es la representación sindical es porque estamos ejerciendo una representación de afiliados en torno al 90 por ciento de los profesionales del sector en el Estado. Creemos que ni en cantidad de afiliados ni en porcentajes tenemos siquiera comparación con ninguna otra representación sectorial o profesional en el campo del cine. Por si fuera poco, a nivel sindical estamos muy cerca —tan cerca que tienen su despacho justamente en nuestro propio domicilio— de TASE, técnicos audiovisuales del cine español. Esto refuerza más la coincidencia de demandas en nuestras reivindicaciones representativas en los sindicatos profesionales y en lo que toca a exponer nuestra posición frente a esta Ley del Cine. Estamos hablando de la necesidad de democracia sindical nada más y nada menos que en el recinto propio de la democracia parlamentaria. La ley nos permite, como sindicato representativo, negociar convenios o representar a nuestras organizaciones en comisiones administrativas, pero no nos permite controlar que se cumplan esos convenios que firmamos, ni siquiera que se cumpla la ley en términos generales con los trabajadores de nuestro sector —decimos— durante el proceso propio de la producción, es decir, durante el proceso de trabajo. Evidentemente, tenemos todas las posibilidades de hacerlo a posteriori, cuando el proceso de trabajo ya ha terminado, cuando la producción ha finalizado. Los demás trabajadores del país pueden apoyarse en sus representaciones surgidas en elecciones sindicales, que son las que velan por sus intereses, pero en el ámbito de los actores y de los técnicos, donde —repito— representamos a una mayoría del 90 por ciento, no podemos controlar en la práctica que se cumpla siquiera la legislación que la democracia trajo para todos los trabajadores del Estado. Señorías, algo huele mal si no podemos utilizar en el ámbito cinematográfico la posibilidad de una ley para que corrija este desperfecto. La Federación de artistas, FAEE, la Organización de actores y actrices, Osaaee, y la Sociedad de gestión de derechos de actores, bailarines y directores de escena en el audiovisual, Aisge, presentamos durante el periodo anterior a distintos grupos parlamentarios un conjunto de propuestas de enmiendas. A partir de entonces, en trabajo interno hemos hecho una reducción y concentración de esas La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor Casal, ha sido usted verdaderamente esclarecedor en muchas cuestiones. Le agradecemos su participación. Antes de continuar, quisiera someter a consulta una cuestión. Son las dos de la tarde y nos quedan dos comparecientes. Tal como venimos funcionando, no creo que pudiéramos irnos a comer antes de las cuatro o cuatro y pico, y en aras de la cortesía con las dos personas que quedan, podríamos cortar para comer y volver en torno a las tres o tres y media de la tarde. Me gustaría hacerles esta consulta, ya que llevamos ininterrumpidamente desde las nueve y media de hoy y desde las once de la noche de ayer, con lo cual supongo que los comparecientes entenderán cuál es nuestra situación. Por tanto, interrumpiríamos ahora para ir a comer y volveríamos a las tres y media de la tarde. ¿Les parece bien? (Asentimiento.) Interrumpimos la sesión y volvemos a las tres y media. Se suspende la sesión. Era la una y cincuenta y cinco minutos de la tarde. Se reanuda la sesión a las tres y treinta minutos de la tarde. — DEL SEÑOR SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO ESPAÑOL, FAEE (BOSSO CUELLO). (Número de expediente 219/000841.) La señora PRESIDENTA: Reiniciamos la sesión con la comparecencia en esta ocasión de don Jorge Bosso Cuello, secretario general de la Federación de Actores del Estado Español, FAEE. Bienvenido a esta Comisión. Es un placer tenerle entre nosotros y espero que se sienta cómodo. Tiene la palabra. El señor SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO ESPAÑOL, FAEE (Bosso Cuello): Ahora sí que puedo decir en honor a la verdad buenas tardes. He sido convocado como secretario general de la FAEE, Federación de Actores del Estado Español, y lo agradezco. Esta federación tiene cinco sindicatos de actores: la Unión de Actores de Madrid, con tres mil afiliados, de la cual también soy secretario general, lo 34 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 mismas propuestas en los meses de julio y agosto, tras una serie de reuniones con representantes parlamentarios, con el Ministerio de Trabajo, que conoce nuestras prioridades, y estamos a la espera de que nos convoque en los próximos días el Ministerio de Cultura, tras el cambio de titular. Lo que pretendemos es cubrir un vacío que no ocupa ninguna otra organización representativa, y esto urge para tener cuanto antes una ley que ayude a la producción, que apoyamos, que regule la industria, es decir, que pueda constatar el cumplimiento de la ley vigente. Es obvio que creemos necesaria una ley que regule el sector cinematográfico. Lo que queremos también es que la ley ayude a que el sector de actores y técnicos como trabajadores sean respetados al menos como el resto de los trabajadores del país. Hablo del grueso de la población laboral que hace al cine en este país y en cualquier otro. La diferencia es que en otros países el sector goza de mayor respeto como trabajadores y como creadores. La ley emana del Ministerio de Cultura, pero no establece las valoraciones correctas de los actores como creadores ni como trabajadores de la cultura. Directamente el Ministerio de Cultura se inhibió de incluir temas laborales y de representación de asociaciones profesionales, sin dar entrada a Trabajo. Sin embargo, la ley incluye aspectos importantes de fomento y apoyo a la industria, y creemos que de la misma manera que recoge medidas de desgravación fiscal que tienen que ver con Hacienda, que sustentamos, y deben impulsar la labor empresarial, también debe tener medidas que protejan a la parte sociolaboral del sector. No hay industria sin trabajadores. No hay cine de ficción sin actores, por supuesto que no sea de animación —aquí se ha hablado de esto—, pero también hay actores de doblaje que lo necesitan. Somos trabajadores de la cultura. Si el cine es una industria que todos queremos promover, deben salvaguardarse también los derechos de los trabajadores de la industria cultural a la que se dirige esta ley. La defensa de nuestros derechos es también la defensa de nuestro cine. Aparte de esas propuestas anteriores que ustedes tienen, voy a dejar copias de otras en las que hemos trabajado, que son las mismas pero reducidas en cuanto a texto. Evidente ustedes tienen la capacidad de decidir si estas medidas, en las que hemos trabajado después de habernos reunido con todos ustedes, son adaptables o adoptables. Paso a referirme pues a las enmiendas prioritarias del sector. Estamos de acuerdo en general con las definiciones que presenta la ley. Sin embargo, en la letra j) del artículo 4 proponemos que en lugar de decir personal creativo, al principio, diga simplemente creadores, es decir, el director, los actores, el guionista, el director de fotografía y el compositor de la música. Esto está en el texto que les dejo y es lo que consideramos prioritario. Dentro de ese mismo artículo proponemos que diga también personal creativo. Se entenderá como personal creativo el montador jefe, el director artístico, el jefe de sonido —esto ya está en la ley—, y agregamos el figurinista y el jefe de caracterización y todo aquel que realice una aportación creativa o artística no meramente técnica. En este aspecto consideramos que hacemos una aportación al sector desde el punto de vista general y no desde el sentido endogámico de reivindicar exclusivamente nuestros derechos como actores. Queremos agregar otra definición que no está en el proyecto de ley. Proponemos incluir una letra q) —esto está en el documento que les voy a dejar—, que dice: organizaciones profesionales representativas del sector. Nos parece una necesidad poner tal definición. Organizaciones o federaciones compuestas mayoritariamente por afiliados, trabajadores del sector, así como aquellas organizaciones compuestas mayoritariamente por afiliados productores, creadores o personal técnico creativo o artístico. La negociación tiene que establecerse entre las partes y evidentemente tiene que haber representación reconocida de ambas, trabajadores y productores, para que se llegue a un acuerdo para mejorar la industria. Esto sí que es consenso, porque lo hemos hablado antes con las organizaciones propias de la producción. No obstante, creemos que debe estar regulado en la ley que nos atañe. En las normas generales establecemos la posibilidad de incluir tres puntos más en el artículo 11, en el que ya existen dos puntos. Son los siguientes. Tres: Las productoras que pretendan acceder a las medidas contempladas en la presente norma deberán comunicar a las organizaciones profesionales representativas del sector, con carácter previo al inicio de la producción, el comienzo y el lugar de la misma, facilitando a tales organizaciones la información precisa para el seguimiento del cumplimiento de las obligaciones contenidas en la normativa sobre Seguridad Social, laboral y propiedad intelectual. Cuatro: Las organizaciones sociales representativas del sector podrán solicitar y obtener de las diferentes administraciones públicas la información referida a este apartado anterior con sujeción a lo previsto en la legislación sobre protección de datos de carácter personal. Cinco: Con la documentación exigida para obtener el reconocimiento de nacionalidad española de una película y para tener acreditado su coste de producción, deberán presentarse los documentos que acrediten el cumplimiento de la normativa sobre Seguridad Social, laboral y propiedad intelectual. Señorías, creemos que no es tanto lo que hay que cambiar. Podemos ayudar a que esta ley permita, a través de estas prioridades, una situación de reconocimiento del sector. No estamos hablando de vanidades heridas, sino de ayudar a una ley que no ignore la problemática principal del sector más amplio y de mayor presencia del cine, el que hace el cine con su presencia y con su creación, con su propia imagen. Quién duda que en una obra, tanto para la producción como para la promoción, los actores junto con el director son los protagonistas del cine. Nuestra principal reivindicación es que se les cuide como creadores y se les respete como trabajadores, porque eso será también favorecer al cine español. De alguna manera esa democracia tiene que ser extensible no solo a lo sindical sino a lo laboral. No hay control del 35 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 Aquí hemos hablado con otros comparecientes de que aparte de las funciones también debería ser ampliada la representación, la composición de la agencia, y entiendo que usted ha hecho mención a ello. En un momento determinado un compareciente nos habló del ICEX —lo cual me pareció bastante esclarecedor— y de los tres pilares de su representación: la Administración central, la Administración autonómica y los representantes de los diferentes sectores a los que afectaba la actividad de dicho organismo. Supongo que en este punto usted también propone su presencia, pero para proponer esto tiene que hacerse dentro de un diseño diferente al que hay ahora en la agencia. En este sentido me gustaría saber cuál es el diseño, la composición y las funciones que darían a esta agencia y cómo se vería dentro de la misma la participación de las personas que usted está representando. Por último, me gustaría que nos dijera algo más sobre la formación. Al no tener delante el texto que nos proponen, no sé si plantean una enmienda específica sobre este asunto o sencillamente usted ha apuntado una cuestión que les puede preocupar. Si hay una propuesta de enmienda en este sentido la estudiaremos, pero si no la hay nos gustaría que nos dijera cuáles son los problemas que ustedes ven en este punto y cuáles son sus propuestas. Por otro lado, yo tenía algunas cuestiones que plantearle a partir de sus respuestas al cuestionario, que me parecieron pesimistas y críticas, pero como su intervención ha sido muy clara nos ajustaremos a comentar su comparecencia y no las respuestas al cuestionario, que creo que quedan subsumidas en lo que nos ha dicho. cumplimiento de la legislación ni de la seguridad laboral, y eso lo podemos solucionar en la industria del cine junto con los productores si los representantes parlamentarios, que son todos ustedes, aprueban nuestras demandas, que esperemos que así sea. Va por ahí. Dejamos esta historia en sus manos porque tiene que ver con otras que ya tienen y que no están tan corregidas como esta en la reducción específica. No obstante, todas tienen que ver. Es evidente que si se reclaman las ayudas a la formación para creadores y trabajadores, con la aceptación del hecho de que sean creadores al principio, tienen correlación en el artículo 23 las ayudas para trabajadores y creadores. Igualmente entendemos que tiene que haber una representatividad lógica en los órganos colegiados de la Agencia Estatal del Cine de las representaciones sindicales más numerosas de los trabajadores en este país. Estoy a su disposición para contestar a sus preguntas. La señora PRESIDENTA: Muchas gracias, señor Bosso, tanto por su concreción como por su claridad. Comenzamos el turno de preguntas. En primer lugar, tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Señor Bosso, al oírle, además de haber leído los documentos que nos ha remitido y las conversaciones que hemos tenido, se hace muy evidente lo que doña Carmen Calvo dijo en aquella entrevista en El País, días antes de cesar en su puesto de ministra, de que en cuanto a los actores quedó todo muy claro cuando se entendió que sus reivindicaciones eran puramente simbólicas, lo que querían era meramente tener un reconocimiento simbólico. Muy lejos de lo simbólico, usted plantea cuestiones extraordinariamente concretas y nada simbólicas. Por eso le pregunto si cree que esta ley es la que debe recoger estas propuestas. Usted ha dicho muy claramente que quieren ser cuidados como creadores y respetados como trabajadores. ¿No debería recogerse en un marco laboral, en un marco de los trabajadores en su conjunto? Porque normalmente cuando regulamos, cuando hacemos leyes sobre sectores concretos, no se hace algo específico sobre los trabajadores de ese sector; eso está en otro tipo de normativas. Es posible que usted me diga que precisamente porque no está en otro lugar y porque tiene características muy específicas, tiene que ser recogido aquí. Querría que usted nos explique un poco más este asunto. No sé si es que parte de una situación que usted conoce perfectamente y que yo no alcanzo a ver. Por qué esa especificidad de los trabajadores del cine. Entiendo que si tienen esas lagunas habría que subsanarlas en esta ley o en algún otro lado. En cuanto a la agencia, esta es una cuestión que hemos discutido durante estos dos días. La ley especifica y por tanto reitera cuáles son las funciones del actual ICAA y en el último momento dice que será transformado en agencia. Parece que va a ser lo mismo con otro rótulo. La señora PRESIDENTA: A continuación tiene la palabra el señor Vilajoana, de Convergència i Unió. El señor VILAJOANA ROVIRA: Señor Bosso, muchas gracias por su explicación, que de alguna manera confirma la que ya nos dio de manera muy breve cuando nos vimos antes del verano, momento en el que nos hizo entrega de un documento que hemos analizado. Quiero decirle sencillamente que estoy muy interesado en que nos entregue esta documentación, que la vamos a estudiar, pero también me interesa escuchar sus respuestas a las preguntas de la señora Rodríguez-Salmones. La única duda metódica que tengo es si a esta ley le toca esto. Me gustaría que usted me convenciera de que este es el sitio adecuado. Esta es una ley que habla del cine y de cómo promoverlo en el país. Que ustedes forman parte del cine es inevitablemente cierto y además su aportación es trascendente. De lo que no estoy tan seguro es de si debemos detallar exactamente lo que usted planteaba, es decir, quién es creador, de qué forma, etcétera. Esta es la duda metódica que tengo, pero si usted me convence me daré por convencido. La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra el señor Bedera, del Grupo Parlamentario Socialista. 36 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 El señor BEDERA BRAVO: Señor Bosso, bienvenido a la Comisión, le agradecemos su presencia. No sé si será que hemos cortado la sesión, pero tenemos todos la misma duda metódica, y usted lo va a entender. Nosotros vamos a hacer todo lo posible por acercar posturas, pero, empezando por su reclamación sindical, nos tienen que convencer más porque realmente hay un problema, y lo decía muy bien la señora Rodríguez-Salmones. Hemos hecho la Ley del Libro y en ningún sitio han aparecido las reclamaciones sindicales de los trabajadores que se encargan de cada uno de los sectores, y así sucesivamente. Es más, yo opino —y hablo ya a título particular, no como portavoz en este caso de mi grupo— que habría enormes dificultades de encaje, porque —a ver cómo lo podría decir para que se me entendiera— reconocer organizaciones o federaciones sindicales independientemente de su participación en elecciones sindicales va en contra del Estatuto de los Trabajadores y de la Ley Orgánica de Libertad Sindical. Dicho de otra manera, para hacer lo que ustedes quieren, yo creo que habría que cambiar el Estatuto de los Trabajadores y la Ley Orgánica de Libertad Sindical. Corríjame usted, que está más encima, si esto no es así. Nosotros, en una ley ordinaria, una ley del Parlamento, no podemos modificar los contenidos de otras dos leyes que se refieren a esta cuestión, más allá de que sea o no sea el sitio, que también podría ser discutible. Me parece que si ahora mismo el Estatuto de los Trabajadores dice que para poder tener representación sindical tienen que tener, creo recordar, seis meses de trabajo continuo, nosotros no podemos cambiar esos porcentajes. Nuestro grupo no tiene falta de voluntad, pero convénzanos, estamos abiertos a que usted nos convenza, pero no solamente diciendo que hay que meterlo porque su situación puede ser delicada; lo ha contado rápidamente aquí, pero hemos tenido ocasión de hablar con usted con más detenimiento en otra ocasión. Yo lo veo de difícil encaje. Todo lo que es el derecho laboral tiene dos vías, la vía de la legislación laboral, Estatuto de los Trabajadores, y la vía del convenio colectivo. Antes de que nosotros hiciéramos aquí alguna modificación —insisto, independientemente de que sea o no sea conveniente entrar en temas laborales—, me parece que lo que ustedes pretenden debería tener una corrección anterior en el Estatuto de los Trabajadores. Vemos una enorme dificultad en eso, no es falta de voluntad política. Convénzanos y seguro que intentaremos llegar a un acuerdo. Segunda cuestión. Ustedes son la cara del cine, eso es indudable. Cuando se nos habla de una película más o menos conocida, nadie piensa en abstracto sobre la obra, todos pensamos en un personaje encarnado por tal o cual actor. Por tanto, le queremos decir de entrada que nuestro grupo reconoce la importancia —me da un poco de vergüenza decir esto— capital de los actores, es decir, sin ustedes no hay cine. Pero siendo esto así, estas afirmacionesno creemos que provoquen automáticamente —esta es la pregunta, díganos usted cómo lo hacemos— su aparición en la ley como autores o como creadores. En esto hay que echar una mirada a lo que está pasando fuera. En ninguna legislación europea, ni siquiera en Francia —llevamos ya dos días hablando aquí de que es un poco el paradigma de la regulación en Europa— aparece regulado. Esto no significa negarles el pan y la sal a los actores, pero ustedes insisten en que tienen que aparecer como actores. Aquí tenemos de fondo todo el tema de la propiedad intelectual. Dicho esto, no le pido que nos lo explique jurídicamente, pero sí que nos dé argumentos de peso para que ustedes aparezcan al lado de los músicos, etcétera. Lógicamente ustedes mantienen sus reclamaciones, pero sabe que este no es un tema pacífico, otros compañeros de profesión les niegan a ustedes ese concepto. No digo que el Grupo Socialista lo esté negando; es más, desde este momento le queremos decir que vamos a hacer lo posible, vamos a mejorar la ley —para eso estamos en esta comparecencia y ese es el sentido que tiene— y vamos a hacer todos los esfuerzos que estén en nuestra mano para encontrar una solución. Créanos que desde el Grupo Socialista vamos a hacer esfuerzos con el resto de los grupos para encontrar una salida que sea viable, que a ustedes les pudiera servir de apoyo y se vieran mínimamente satisfechos en esa reclamación que creen que es enormemente justa. Necesitamos ser muy imaginativos. Los demás grupos estarán por la labor y vamos a intentar —desde el Grupo Socialista se lo afirmo con rotundidad— que eso sea así, pero entienda una vez más que no es falta de voluntad política, no es falta de reconocimiento en ningún caso, pero los encajes jurídicos —estamos en un sitio en el que se hacen las leyes— deben tener una adaptación con lo que está funcionando. El tema sindical lo veo complicado, salvo que usted nos traiga una fórmula mágica en esa adenda que nos va a entregar. Sobre lo otro, denos algún argumento más que aparezca en el «Diario de Sesiones» con el que podamos trabajar con el resto de los grupos. Por nuestra parte no va a haber ninguna dificultad. Al revés, estamos deseando encontrar un resquicio por donde podamos, con el statu quo o la legislación actual —si me permite la expresión—, vestir a un santo para desvestir a otro y podamos acomodar los intereses de todos, entre ellos los de ustedes, que son evidentemente la cara del cine. La señora PRESIDENTA: Por favor, puede contestar. El señor SECRETARIO GENERAL DE LA FEDERACIÓN DE ACTORES DEL ESTADO ESPAÑOL, FAEE (Bosso Cuello): Evidentemente, la duda es casi existencial. Me refiero al ser o no ser. Empiezo a analizar un personaje del ser o no ser y creo que somos creadores —yo nunca dije autores—, y por eso vamos a recomponer dentro de mi visión, como representante de los actores, nuestra reivindicación principal. Se nos dijo que nosotros manteníamos prácticamente una herida por no ser considerados en el proyecto de ley. No es cierto. Nosotros hicimos aportaciones que no se 37 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 consideraron y esto es lo que reivindicamos, el consenso, lo que significa trabajar con todos, con ustedes y con el Ministerio de Trabajo. Si yo hubiera tenido alguna duda de que el Ministerio de Trabajo creyera que esto no se puede conseguir, no lo hubiera traído hoy aquí. Hemos trabajado lo suficiente como para decir que estas son las posibilidades que nos permiten incluir dentro de la ley previsiones que ayudan a que se reconozca la aplicación del Estatuto de los Trabajadores, que no va en contra del Estatuto de los Trabajadores. El Estatuto de los Trabajadores y la ley vigente no se cumplen precisamente porque no hay posibilidad de seguimiento de la producción durante el proceso mismo de trabajo. No queremos cambiar la ley, sino que una ley nos ayude a que esa perversión, ese vacío evidente se cubra con las medidas necesarias dentro de lo que está regulando una industria que apoyamos fervientemente, pero no queremos que se pierda el control sobre ella. En ello está implicado también el futuro de los trabajadores. Esto es lo que reivindicamos. De ninguna manera pretendemos ahora cambiar la Ley de organización sindical, un proyecto mucho más amplio y que implica a otras partes que no están aquí directamente representadas, como son los grandes sindicatos. Esto lo venimos trabajando desde otra índole. En este ámbito nunca podríamos tener la representación sindical necesaria. Porque ¿qué película dura más de dos o tres meses, cuando la ley establece que las elecciones sindicales se realizan en aquellas empresas que tengan trabajadores con contratación mínima de seis meses? Por tanto, aquí vemos la vía posible de alguna entrada, tal vez por la puerta de artistas, que no por la puerta central, a una situación que de otra manera sería irreversible, porque estamos ayudando a la industria que en este momento no está siendo considerada con sus trabajadores. El problema ahora de excesos y de abusos es tremendo y no tenemos las vías para llegar a controlarlo. Queremos ayudar precisamente a los trabajadores del sector para que sean respetados dentro del hecho mismo de la producción, del trabajo durante el proceso de elaboración del producto y de la obra. En este caso, no estamos en contra de la legislación. Donde la legislación no llega estamos pidiendo un parche, puedo decir una percha para colgar algo que es tremendamente necesario para que los trabajadores sean más respetados en este momento, cuando se ha planteado aquí que, incluso para la mejor producción, se están haciendo en Galicia trabajos de orden amateur, ¿por qué? Porque no tienen el fondo necesario. Ese es el problema. En algún momento, ¿quién trabaja en amateur? ¿Trabajan no actores? No. Trabajan actores que son profesionales y que, como no tienen la posibilidad de estar ayudados por una vigilancia y control de su trabajo, tienen que aceptar lo que les den. Esto es lo que nosotros intentamos corregir. De ninguna manera queremos enfrentarnos con representaciones sindicales. Yo digo aquí que en el sector del cine no hay representaciones ni de las grandes organizaciones sindicales en las que entremos en competencia. No las hay. Estamos cubriendo un vacío y lo que pedimos a los señores representantes del pueblo español es que consideren la posibilidad de que esto abra esa vía. Por otro lado, hablamos de la agencia estatal. Supongo que de alguna manera la pregunta hecha por la señora Rodríguez-Salmones es compartida por otras personas, por lo cual es evidente que estoy contestando a todas en una y volveré al tema de los creadores al final porque me parece fundamental. En el hecho de la agencia representativa lo que queremos es la vinculación de las decisiones de las representaciones sectoriales con las decisiones adoptadas por esas agencias o, en este caso, el ICAA. Evidentemente, el equivalente del ICAA debería ser mejorado para que las actuaciones que tenemos en la actualidad los representantes sindicales reconocidos tengan alguna vinculación con la decisión final. Prácticamente no son vinculantes. Son asesorías, incluso se llaman comités de expertos en muchas ocasiones. Lo que pretendemos es que si es el análisis de todo, esa decisión, por las vías que tenga que haber —también en nuestra propuesta que ya tienen incluso se habla de algunas regulaciones que ayuden justamente a valorar una obra que merezca la ayuda estatal—, será la opinión de los comparecientes, de los participantes en ese colegiado, con la representación sindical y empresarial correspondiente y de todas las organizaciones que hacen el cine. También queremos, y esto es absolutamente necesario, que no se diga que es consenso solamente cuando se ha tocado a hacienda o a industria, ¿por qué no se incorpora a trabajo cuando nosotros hemos hablado sobre trabajo con trabajo y no tiene tantas objeciones como parece verse ahora con un peligro que no estamos planteando de ninguna manera? No estamos pretendiendo encontrar fórmulas para voltear situaciones ya existentes. Lo que queremos es crear una situación nueva en el ámbito del cine donde productores y en este caso trabajadores, actores y técnicos tengan la posibilidad de controlarse mutuamente. En cuanto a la representación, sería lo mismo en los órganos colectivos: una necesidad de que los órganos tengan una representación sectorial o territorial, como otras que se han intentado proponer. Esto ya existe, pero debería tener mayor valor. Desconozco la fórmula de otros comités u organizaciones como para decir: este debería ser el equivalente. No obstante, hemos establecido, corregido tal vez sobre lo anterior, lo que pensamos que es indispensable. Me dicen que todo esto es una situación de encaje. No estamos contra la ley orgánica, no estamos contra el Estatuto de los Trabajadores, queremos que se aplique. Por tanto, lo que pedimos es la ayuda para que eso pueda ser viable. Finalmente, me proponen que ayude a dirimir la posibilidad de definir por qué un actor es creador. Porque el personaje que yo hago nunca puede ser igual al que hace usted, ni Humphrey Bogart, ni Javier Bardem, siempre serán distintos. Efectivamente, tendrán el elemento de creación individual que hace que lo consideremos como factible. Me dicen que lo que intentamos es incluir la definición de creación que no está en otras legislaciones. Pero está en esta, que implica ya una definición de crea- 38 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 nacional tampoco sirve para poner de acuerdo a nadie. En cualquier caso, os lo agradezco por eso, porque sentáis un precedente que espero que se contagie a todos los demás aspectos, que yo creo que son defendibles así. Para mí es un gusto estar aquí y hablaros. Espero poderos decir algo que sea de utilidad, siempre desde la perspectiva de que un cineasta no es un técnico, un cineasta no es alguien que conoce la estructura profunda ni los datos que —supongo— os han venido a decir durante estos días, algunos de los cuales me voy a permitir deciros que me gustaría saber si están contrastados y aguantan un estudio serio o son simplemente datos que os traen aquí para asustaros y haceros pensar que el cine español a lo que se dedica es a empobrecer las industrias paralelas del cine. Cuando leo eso de vez en cuando en la prensa, pienso: ¿este señor tendrá algún dato contrastado? Por ejemplo, cuando viene el representante de las salas de exhibición y dice que el cine español le hace perder dinero, yo le preguntaría cuántos días mantiene una película española en cuanto empieza a no llenar la sala. ¿Está seguro y dispuesto, cuando este año pasado se han estrenado quinientas películas americanas, a hacer una media de lo que han recaudado de esas quinientas películas? ¿Esta dispuesto a decirme cuánto saca de cada película o solo me va a hablar de las 17 más grandes? Porque cualquier cineasta no tiene ningún problema en que Estados Unidos —un país al que no solo respetamos, sino del que hemos aprendido nuestro oficio— traiga a nuestras pantallas sus treinta, cuarenta, cincuenta o sesenta mejores películas; me parece que eso sería el ideal. Pero también quiero ver las dos o tres mejores películas alemanas y las dos mejores coreanas. El resto de las 370 películas americanas, hasta llegar a las quinientas, no creo que justifique que alguien venga y diga aquí que al cine español le está empobreciendo, porque realmente lo que está vaciando sus salas de cine es el abuso que las distribuidoras norteamericanas están haciendo de nuestras salas. Es decir, las usan como si fuesen el salón de su casa, es decir, nos mandan lo bueno, lo malo, lo regular y, a veces, lo que ni han estrenado allí. ¿Están dispuestos a someterse a un control sobre qué películas nos traen o están dispuestos a decirme que Papá Canguro 2 es una película que recauda más dinero que Mar Adentro? Yo creo que no. En la lista las películas americanas —que hacen muchísimo dinero y es el cine primordial en el mundo entero— ocupan los veinte, treinta o cuarenta primeros puestos, es normal. La estructura está inventada para que así sea. Sus presupuestos publicitarios nos llevarían a pensar que son unos inútiles si no consiguen ser los primeros. Pero de lo que tenemos que hablar es qué pasa con todo lo demás, por qué nos llega todo. ¿Qué somos nosotros, una especie de patio donde nos traen su desecho, donde nos mandan las películas que han ido mal allí con una orden sobre el dinero que tienen que recaudar? Cuando me dicen que una película española les ha hecho perder dinero, la verdad es que lo dudo. Lo que sí es denunciable es cuánto dinero más podría haber recaudado una película española si se hubieran tomado molestias y se hubiera trabajado en que esa película llegara ciones determinadas. Lo que pedimos es que se incluya también la de los actores de su propia interpretación, y por eso corregimos en esta nueva versión la calidad de autores, porque es evidente que los autores son creadores, pero estamos hablando de los creadores en el cine, en el cual también están los guionistas, el director, el director de fotografía, en este caso —esto está propuesto por la nueva ley— pretendemos estar también los autores creadores de nuestra propia interpretación. Más o menos esta es mi defensa, es la fórmula con la que intento convencerles, porque esta es también la demanda del sector al que represento. La señora PRESIDENTA: Gracias, señor Bosso. Ha dejado muy claro cuáles son los intereses de su sector. Le agradecemos mucho su presencia hoy aquí, al mismo tiempo que le pedimos disculpas porque no haya podido intervenir en el turno de mañana debido al retraso que acumulaba la Comisión. Gracias por su presencia y hasta siempre. — DEL SEÑOR PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA (TRUEBA RODRÍGUEZ). (Número de expediente 219/000842.) La señora PRESIDENTA: Damos la bienvenida al último de una larga lista de comparecientes —no sé si ha sido tan larga, pero sí han sido doce en total—, don David Trueba, presidente de la Asociación de Realizadores Productores Audiovisuales (ARPA). También nos disculpamos porque no ha podido intervenir en el turno de mañana y le hacemos intervenir a las cuatro y cuarto de la tarde, debido al retraso que hemos ido acumulando. Estamos encantados de tenerle entre nosotros. Tiene la palabra. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA (Trueba Rodríguez): Al revés, siento yo tener que turbar vuestra siesta, porque esta es una hora mala. Lo primero que quería decirles es que por parte de la gente del cine hay que agradecerles que hayan formado esta Comisión, que estén aquí, que nos hayan llamado a algunos, no a todos. Lo digo porque antes me decían los guionistas: recuérdales que no han invitado a los guionistas a estar presentes. De alguna manera, hablo también en nombre de ellos y voy a tratar de hablar en razón de sus intereses. Por una vez, el tono que ustedes usan, el tono con el que se están refiriendo el cine, la idea de lo que quieren sacar de aquí, en lugar de echárselo unos a otros a la cara o de hacer con esto batallitas políticas, es ejemplar y es algo que hemos defendido todos desde hace mucho tiempo, que la cultura de un país, en este caso, su cine, que es un híbrido, como bien habréis ido comprobando en estos días, entre la cultura y la industria, debe ser algo de interés nacional, aunque ahora parece que el interés 39 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 al espectador, si hubiera recorrido toda España. Porque nos llenamos la boca hablando del país pero estamos hablando de un mapa cada vez más absurdo con respecto a las salas de cine. ¿En qué estamos convirtiendo el cine? Es un cine donde todo el dinero se recauda en Madrid y el resto en Barcelona, donde es imposible ver una película europea en cualquier ciudad —por supuesto no hablo de una película en versión original—, es decir, no llega. Por ejemplo, un éxito como La vida de los otros —un éxito ejemplar del cine europeo— en muchísimas ciudades españolas no se ha podido estrenar. ¿Y viene alguien a decirme que ese es un problema de los cineastas españoles? Alucino, realmente me parece sorprendente. Hay que admitir que los datos dichos así son muy contundentes. El dato que tenemos casi siempre cineastas españoles es que una película española o va bien de salida en el primer fin de semana o no tendrá posibilidad de remisión, es decir, no podrá volver a recuperar ese dinero ni llegar a hacer unas cantidades significativas. Eso significa que necesitas concentrar el gasto publicitario en esos primeros días para conseguir llegar a la gente. He empezado hablando de las salas, pero me parece más interesante comentar que esta ley, y en general cuando se habla de cine, me da la sensación que se habla demasiado de dinero; es más, que solo se habla de dinero. El cine es mucho más que dinero, no solo hay una industria que debe tener el mismo trato que cualquier otra industria española, sino que es una industria que viene acompañada de muchísimos valores —en algunas películas— que ayudan a vertebrar y representar al país. No entiendo —contestando a las preguntas que la Comisión me envió antes de venir aquí— por qué la catedral de Burgos tiene que tener un tratamiento social —evidentemente hay que conservarla, hay que mantenerla, hay que hacer que la gente la vea y la disfrute, que sea un orgullo de España— y Bienvenido, Mister Marshall no. Son cosas incomparables pero no entiendo por qué no es así, no entiendo por qué los jóvenes españoles no tienen que haber visto alguna película española antes de hacerse mayores, no entiendo por qué no forma parte de los recursos que tienen los profesores españoles para enseñar la historia de su país, salvo los profesores que lo hacen motu proprio y te invitan a sus institutos o a sus colegios para que les hables y les pongas la película a sus alumnos. No entiendo por qué nunca nos hemos responsabilizado de eso. Es decir, aquí la gente puede llegar a los 15 ó 20 años sin haber visto más de dos o tres películas españolas en su vida, salvo que tenga algún familiar interesado. Me parece que nos llenamos la boca de cosas que luego falseamos. Es raro venir aquí a hablar de una ley que, como les decía, para mi gusto habla demasiado de dinero y demasiado poco de valores estratégicos, de presencia en el mercado, de razones por las cuales debe existir una industria así. El dinero es imprescindible para hacer el cine, pero tampoco creo que incidir sobre el dinero vaya a ser la solución del cine español, si es que el cine español tiene solución. Creo que el cine español hasta aquí ha sobrevi- vido con bastante buena salud, no soy nada melancólico ni pesimista, creo que va a seguir sobreviviendo. Es más, creo que si ha sobrevivido a épocas donde se le ha despreciado absolutamente, en esta época en que vivimos, en que es muy apreciado socialmente, donde puede ser criticado pero porque es apreciado, donde puede ser pirateado pero porque es apreciado y donde puede ser discutido pero porque forma parte de la sociedad, me parece que estamos en un buen momento y que debemos aprovecharlo. ¿Por qué? Porque va a ser uno de los motores de riqueza de los países en los próximos años. Se me ocurren poquísimas disciplinas que no vayan a la baja en un país como España, es decir, no podemos apostar todo nuestro crecimiento a determinadas industrias, ya no nos queda casi costa donde hacer adosados, ya no nos quedan túneles que seguir prolongando ni trenes que llevar a ningún lado, y me da la sensación de que, de alguna manera, tenemos que ser un país que por una vez puede dar su talento hacia fuera, su creatividad, sus maneras de contar las cosas, su sentido del humor, su sentido de la tragedia, etcétera, y me parece que apostar por ello sería inteligente por parte de las personas que nos dirigen. Si de alguna manera tuviera que dirigirme a los políticos —y creo que lo hago con la misma cercanía con que ellos se dirigen a mí— les diría que no nos podemos consolar con el estado de cosas, nos pagan por que cambiemos las cosas y las hagamos mejor. Aceptar que esto es así y tiene que ser así porque los americanos llevan sobre nosotros muchos años de ventaja en cuanto a cómo han organizado su cine en el exterior y sus recursos, me parece ridículo. Creo que España es un país que se ha sacudido el tercermundismo de una manera total en los últimos años y no tiene por qué seguir aceptando que sus escritores se sigan muriendo pobres, como se murieron Cervantes y Quevedo, no tiene por qué seguir aceptando de nacimiento esa especie de malditismo sobre cualquier persona creativa en España. Es una fuente de ingresos, una fuente de recursos, y tenemos nombres suficientemente consolidados fuera como para pasearlos orgullosamente. Entonces, ¿qué ocurre? Parece que la realidad es imposible de cambiar. Yo no estoy de acuerdo. ¿Cuál es una de las ventanas de la realidad? La televisión. ¿Debemos aceptar que la televisión es una empresa privada absolutamente independiente, como dicen ellos, que no tiene ninguna obligación con respecto a su país, al lugar donde emiten, a los salones de las casas donde entran? Yo creo que una empresa privada es un señor que compra un local, al lado le ponen otro, en el piso de arriba otro, enfrente otro, etcétera. ¿Dónde están esos locales en la televisión? Tenemos tres firmas que tienen no solo ya todas las televisiones en abierto, sino todas las demás que se van repartiendo, vete tú a saber por qué. ¿Dónde está el abanico de pluralidad? ¿Dónde están la privacidad y la empresa privada en eso? Es una concesión que ellos gestionan, en algunos casos muy bien y en otros regular. Nadie se atreverá jamás a quitarles ninguna concesión, como ha sucedido en Francia cuando la televisión no respondía a lo que el Gobierno quería de 40 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 una televisión. ¿Qué ocurre aquí? Que ni siquiera las televisiones públicas en muchos lugares de España están cumpliendo con la base y la razón de ser de una televisión pública, que es tratar de ser una televisión que funcione, que esté bien gestionada, que sea transparente, pero también contribuir a hacer un país mejor, donde estén reflejados los valores que tiene ese país. ¿Qué queremos crear? ¿Una pandilla de imbéciles? ¿Una pandilla de seres descerebrados que lo siguiente que van a hacer es abstenerse en las elecciones porque consideran que todos los políticos son iguales, que todo el cine español es una mierda y que sólo puedes triunfar si vas a un concurso de la canción? ¿Ese es el mundo que queremos? Pues parece ser que las televisiones tienen derecho a imponernos la realidad. Yo creo que hay que luchar contra la realidad. A mí me va a costar carísimo decir esto, ya lo sé, pero es que me da igual. Si me traen aquí es para hablar. Supongo que los demás han hablado con libertad y con unos grandes beneficios detrás y unas empresas muy poderosas detrás. Yo hablo en mi nombre y en el de mis colegas. Espero que no pase nada y que sigamos trabajando normalmente. Pero les quería decir lo siguiente. Cuando hemos concedido a una televisión el privilegio de utilizar las ondas de nuestro cielo, el privilegio de entrar gratuitamente en las casas de todos los españoles y el privilegio de no someterse a una competencia abierta, es decir, que aquí un señor llega y dice: oiga, yo quiero una televisión, creo que les podemos exigir algo. No digo que les exijamos la parrilla completa de su televisión. Yo no quiero decirles cómo tienen que hacer el telediario, porque no lo sé, ni decirles cómo tienen que hacer sus series, porque no lo sé, ni decirles cómo tienen que ser los late show o si tiene que haber un programa de libros o un programa de cine. No. Pero el Estado, cuando concede eso, debe ser duro y decir lo qué quiere de su país, porque las televisiones están cambiando a la gente. La gente culta que va a la universidad apenas las ve, pero la gente que está en un pueblo, que no tiene con qué divertirse, que es niño, que no tiene a sus padres porque están trabajando hasta las nueve de la noche, que es un anciano, es un público cautivo. Si no tenemos derecho a pedirles algo en la construcción del país, apaga y vámonos. Habremos llegado a un falso liberalismo, porque bendito sea el liberalismo para tres empresas. Me parece que podemos pedirles algo y debemos pedirles algo. Yo no sé lo que ellos piden a cambio. Supongo que lo que piden es apropiarse del mercado y ser ellos los únicos productores. Ellos han tenido la suerte de tener las televisiones privadas de Europa que más dinero ganan. Los beneficios de las televisiones en España son espectaculares, eso no os lo van a decir. Algunas televisiones han ganado este año 500 millones de euros. Oyes cantidades brutales. Sus ejecutivos están entre los mejor pagados gracias a las inversiones y las bonificaciones en Bolsa del mundo. Sin embargo ¿no tenemos nada que exigir, no tenemos nada que pedir como país, como concesionario? Pues, no solo tenemos algo que pedir, poco, pero algo y signi- ficativo. No solo tenemos que pedir que lo cumpla, pero que además no utilicen ese cumplimiento para monopolizarlo, sino para participar. Quiero deciros una cosa por si no la sabéis. Las televisiones llevan muchos años decidiendo las películas que se hacen, esto no es nuevo. Si yo quiero hacer una película y una televisión no entra en la compra de esa película, yo no la puedo hacer. Cuando ellos dicen que el cine español es malo, habría que decirles: el cine español es malo porque son las películas que vosotros habéis decidido que se hagan. Pero es que, además, cuando acaba el año y uno ve la película que gana el Goya o la película que va a los Oscar, nunca es de ninguna de estas televisiones, es de las televisiones públicas que, por suerte, todavía siguen participando en tratar de hacer alguna película más interesante que aquéllas que ellos creen que va a ver el público y luego resulta que el público elige casi siempre sin saber lo que elige. A veces elige hasta películas interesantes, cultas y que le hablan de cosas profundas. O sea, que no creo que el público sea tan imbécil como muchas veces nos hacen creer que es, o como están empeñados no solo en hacernos creer que es sino en que sea. En ese sentido, creo que las televisiones públicas son fundamentales. Hay lugares de España donde las televisiones públicas son mejores que en otros. Hay lugares de España donde las televisiones públicas trabajan más para el cultivo de la gente de su región, de su autonomía o de su nación dentro de la nación, me da igual. Hay gobiernos autonómicos que también lo hacen y creo que la ley debería hablar también sobre eso, recomendar y decir que el país se vertebra también teniendo un cine que transcurra en diferentes lugares de su país, que las películas no tengan que transcurrir siempre en los mismos sitios por razones económicas, hacerse con las mismas tres ayudas, etcétera. Me parece que por ahí van las cosas. No quiero extenderme mucho más, pero sí me gustaría contestar a las preguntas que vosotros tengáis en la línea en que os pueda ser de utilidad respecto a la ley. Si queréis, después de las preguntas, hablamos concretamente de las cosas que debe introducir la ley, pero me parece que hay cosas innegociables. La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, señor Trueba, por su sinceridad y por la valentía con la que está hablando en esta Comisión. Le agradecemos profundamente esas reflexiones, que creo que le salen del fondo del alma, y que las haga con plena libertad. Espero que no tenga ninguna repercusión negativa para usted. Le quiero decir también, porque decía que habla en nombre de los guionistas, que no hemos podido convocar a mucha gente del sector; lo dijimos al principio de la Comisión y se lo quiero reiterar. La Comisión estableció un cuestionario que hemos remitido a muchos sectores implicados, porque nos resultaba absolutamente imposible que compareciera tanta gente, pero nuestra voluntad ha sido escuchar al mayor número posible. Hemos escuchado especialmente a todas las empresas grandes que 41 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Lo digo por el tiempo, no por el contenido. afectan a todo el sector, en el sentido de que nos han remitido por escrito este cuestionario, y también los autores literarios de medios audiovisuales nos han contestado por escrito a las preguntas que les hemos formulado. Se lo digo para su conocimiento, y ánimo. Empezamos ahora con el turno de preguntas. En primer lugar, tiene la palabra la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, señora Rodríguez-Salmones. La señora PRESIDENTA: Como estamos al final y ya hemos comido, estoy muy benevolente y le dejo que se extienda, sin pasarse, claro. La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Hay una cuestión importantísima sobre la que nos gustaría que nos dijera si se puede trabajar más, cómo y si debe estar presente en esta ley. Usted la ha mencionado y yo le pido que se extienda sobre ella. Se trata de la piratería. No tiene la menor lógica que seamos el país con el récord máximo en piratería; sencillamente no tiene lógica. Es necesario combatirla. En este Parlamento hay otras leyes, concretamente la Ley de la sociedad de la información, que no estamos viendo en esta Comisión. Posiblemente una de las consecuencias que debamos sacar de estas comparecencias es que debemos ocuparnos de otras leyes que no están en esta Comisión y que son muy importantes en materia de piratería. Con los niveles de piratería que hay en vídeos, que es una parte de explotación del cine de gran envergadura, llega un momento que uno no sabe ni cómo salen los números, ni siquiera los de las películas de más éxito. Yo recuerdo —me lo habrán oído decir varias veces— que con motivo de una interpelación que presentamos a la señora ministra, doña Carmen Calvo, me informé sobre el tema y el señor Bedera me decía que era prácticamente imposible. Se acababa de estrenar Volver e hicimos esas búsquedas que los listos saben hacer en Internet. En aquel momento, diez días después del estreno de Volver, solo en un cuarto de hora de ese día, 400.000 personas en el mundo entero —los datos de Internet son globales— se estaban bajando ilegalmente la película. Ni Almodóvar puede ganar dinero así, si 400.000 personas pueden estar haciendo eso con toda impunidad. Y encima creemos: ¡A la juventud le gusta el cine! ¡Esto es promoción! Pero bueno, ¿qué disparate es este? Me gustaría saber si sus asociaciones están trabajando en ello y si tienen propuestas concretas que podamos incorporar a este texto o si cree que las pueden estudiar y todavía tenemos tiempo para incorporarlas. Ha hablado de las televisiones. Esta cuestión y la de la exhibición son las dos más controvertidas. El asunto televisiones ha sido aparcado. Yo he repetido aquí que no me tengo por qué sentir aparcada. Dentro de mi autonomía legislativa y mucho más como grupo de oposición, ¿por qué no puedo proponer todo lo que quiera en materia de televisiones? Sin embargo, como soy sensata e intentamos llegar a un acuerdo, si el Gobierno, al elaborar este texto, ha llegado al acuerdo de no tocar las obligaciones que hoy tiene televisión y de que cumpla las que hay, no voy a dar otra vuelta a la tuerca, voy a respetar eso y más adelante ya veremos, pero sin ellas todo es imposible. Ahora bien, ¿se están cumpliendo los porcentajes que hoy manda la ley? Yo creo que regular, pero se están cumpliendo. Otra cosa es la televisión La señora RODRÍGUEZ-SALMONES CABEZA: Pongo por delante, en primer lugar, que con esta ley intentamos acertar. Se ha dicho que habla mucho de dinero. Efectivamente, es una ley que no habla del cine en su conjunto ni desde luego de lo audiovisual, sino fundamentalmente de los sistemas de apoyo y promoción al cine, y eso finalmente es dinero en un 90 por ciento. En segundo lugar, vamos a intentar llegar al máximo acuerdo posible. Esto ha sucedido en esta Comisión con leyes que hemos llamado instrumentales, leyes que creemos que son un instrumento para que determinados sectores puedan trabajar mejor. Pretendemos que duren y para ello es importante que las podamos acordar en un núcleo significativo. Por tanto, vamos a intentar llegar a un acuerdo. Creemos que el texto deja muchas cosas fuera y que efectivamente habla de dinero. Hablemos, por tanto, de dinero, de apoyos y de promoción. Segundo punto de partida. Leímos su artículo en un periódico ayer y comentábamos antes fuera que era optimista pero que partía también de que había un concepto negativo del cine español. En este reducto en el que estamos no tenemos ese concepto, si eso le consuela o le vale de algo. Creemos que el cine español es bueno, lo creo de verdad, aunque evidentemente no todo; las generalizaciones son absurdas, ni todo es bueno ni todo es malo, pero sí creemos en el cine español, en los valores que tiene en todos sus ámbitos, es decir, no el cine, sino el cine y cada uno de los profesionales que lo hacen —ayer hablábamos de la música por el premio a Alberto Iglesias—. El cine es bueno y necesita mucho apoyo, el español, el francés, el alemán, el italiano y el holandés. No es porque al cine español le pase algo, sino porque si los demás tienen apoyo, pues con mucho más motivo tiene que tenerlo el nuestro. Y, además, lo merece; es decir, lo necesita y lo merece. Y le voy a decir una cosa —si no fuera porque estamos con taquígrafos, querría decírsela casi off the record—: y si fuera malo, lo necesitaría más. La cuestión no es que lo necesita porque es bueno, sino que si además fuera malo, habría más motivo para que nos ocupáramos de él. Porque tener cine es muy bueno, no solo individualmente y para los creadores, sino también para el país. Hechos esos prolegómenos, que la señora presidenta me reprochará, voy a preguntas concretas. La señora PRESIDENTA: Ese prolegómeno en concreto no se lo reprocharía. 42 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 pública. Las autonómicas dependen de otros parlamentos y por tanto, aunque a mí, como a todos, me gustaría meter mano a todo, creo que ahí no debemos entrar. Sin embargo sí podemos entrar en Televisión Española. El director de Televisión Española ha estado aquí a última hora de la mañana. Creo que debemos incrementar las obligaciones de Televisión Española, que cumple muy bien, que lo hace mejor que las demás y que hoy tiene una obligación de servicio público mayor que la que tenía y que por lo menos está especificada en una ley, porque antes todos lo suponíamos, pero no estaba en la ley. Me gustaría que me comentara, dentro de lo que usted sepa, el grado de cumplimiento de las televisiones, incluso partiendo de no aumentarles sus obligaciones. ¿Podemos vigilarlo de alguna manera? También me gustaría conocer su opinión sobre la nueva Corporación de Televisión Española. Ahora bien, le voy a hacer una pregunta un poco complicada. Usted ha dicho que trae también aquí una representación de los guionistas, y esto les afecta directamente. Ha sido muy controvertido que una televisión haya podido hacer Alatriste. Es muy difícil que yo defienda que los productores —el presidente de Fapae, don Pedro Pérez, ha estado aquí— se puedan encontrar —no hablo en su nombre y no lo ha dicho, pero llevamos años hablando de esto— con que la televisión que hace unas películas como El laberinto del fauno o Alatriste no está cumpliendo con lo que se les dice, y en lugar de darle un dinero a los productores independientes, actúa como productor y hace películas. Ahora bien, esas películas son películas para el cine español, para un director español, y por eso me he acordado de los guionistas. A mí me resulta difícil argumentar, cuando no estoy hablando con técnicos, por qué eso no debe ser así y por qué esa cadena en lugar de hacer su película, El laberinto del fauno en su caso, debe dársela a los productores independientes. ¿Por qué razón? Yo sé el porqué, pero me gustaría oír su opinión. Lo que no sé es si además de saber por qué, estoy de acuerdo con ello. Por otro lado, me parece muy importante la promoción del cine español. Yo no voy a entrar ahora en lo que nos ha dicho sobre las cuotas y las salas. Creo que se les puede dar una satisfacción a los exhibidores, sin que eso haga ningún daño a nadie. Si mantenemos la cuota, y en principio estamos de acuerdo en mantenerla, también estamos de acuerdo en buscar una compensación. Supongo que usted tendrá su criterio sobre eso, pero, en cualquier caso, ni le va ni le viene. Bienvenido sea, si a alguien se le arregla un problema mientras se mantiene esa cuota. Por lo tanto, yo ahí no voy a entrar. Sin embargo, hay otros sectores en los que este asunto tiene importancia. Nos ha dicho usted que los de la cuota quitan la película en cuanto no funciona ese fin de semana, o funciona ese viernes y sábado, o se acabó la película. El señor Vilajoana trajo aquí una proposición no de ley, que la aprobamos entre todos, precisamente para intentar que las televisiones se implicaran más en la promoción, no solo de sus películas sino de todo el cine español. ¿Eso ayudaría? Todo lo que sea promover ayuda, eso es evidente. ¿Le parece que es un punto nuclear? Porque esos dos dramáticos días donde te juegas todo, posiblemente se podrían prolongar. Aunque tengo una lista grandísima, no voy a formularle ninguna pregunta, excepto sobre la cuestión del director de fotografía. No sé si he leído bien, pero ustedes no apoyan o tienen reparos para que el director de fotografía sea reconocido como un creador en el nuevo texto, pero no en la Ley de Propiedad Intelectual. Querría saber también su criterio sobre este tema. La señora PRESIDENTA: Tiene la palabra ahora el señor Vilajoana por el Grupo Parlamentario Catalán (Convergència i Unió). El señor VILAJOANA ROVIRA: No sé si lo habrá notado cuando ha hecho un comentario, pero hoy hemos comido juntos unos cuantos diputados y la presidenta y algunas de las cosas que usted ha dicho han estado sobre la mesa. Estoy de acuerdo casi al cien por cien con un 95 por ciento de las cosas que usted ha dicho. Quizás yo no lo diga con la misma claridad, pero lo comparto. En primer lugar, también yo comparto el artículo de ayer de El País. Esta mañana el presidente de la Corporación de Televisión Española decía que es cierto que Televisión Española y las televisiones públicas han hecho mucho por el cine español. Yo le decía que hay un problema que no está ligado a la promoción sino a la imagen, que usted ha planteado. Estamos tratando injustamente al cine que se hace en España, como en mi época cuando estaba dirigiendo la televisión de Cataluña y en la época en que dirigía la Consejería de Cultura se maltrataba al cine catalán. Se ha dicho que no hacemos buen cine. Si hacíamos treinta películas al año y dos o tres eran magníficas, la proporción es mucho mejor que en el cine americano. Usted ha hablado de 500, pero es que en América se hacen 2.000 películas y a España llegan 500, de las que hay cinco buenas. No sé si me explico, pero la proporción del cine español y la del cine catalán es mucho mejor. Si de treinta hacemos una buena, la proporción es mejor. Yo en TV3 he puesto tv movies en prime time que han visto 1.200.000 personas una noche de un miércoles a las 10:30, cuando en Cataluña hay muchas películas americanas que no ve 1.500.000 personas a las 10.30 de un miércoles. Por tanto, somos injustos. Sobrevaloramos el cine americano, que además tiene la característica de que está hecho en Estados Unidos con una industria potentísima, pero con los mejores realizadores y guionistas del mundo mundial. Esta es otra de las habilidades del cine americano, que se llevan todo lo bueno, lo cual está muy bien, pero hay un elemento determinante del cine español que usted ha dicho y con el que estoy de acuerdo, que es el talento. No es razonable estadísticamente hablando que el cine español dé el talento que da en guiones, en actores, en realizadores, etcétera, y que en estos momentos haya directores españoles con una potencia mundial más que 43 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 esfuerzo más en este sentido, a pesar de que hoy el presidente de la corporación me decía que no le liase. Yo le entiendo; si yo fuera presidente diría lo mismo, pero como no lo soy pediré que se implique sobre todo en un sector del cine estratégicamente importante, con un buen talento y que además permite la exportación a muchos países, que es la animación. En mi opinión, durante los últimos años hemos castigado a la animación porque no estaba en el 5 por ciento, tampoco estaba en el fondo de protección, lo cual no es justo; yo creo que hay que meterla en todo esto y también a las públicas. En este sentido, el Parlamento de Cataluña ya ha obligado a la televisión catalana a que dedique el uno por ciento a la animación, por lo que estaría bien que la Radiotelevisión Española también dedicara el uno por ciento de sus ingresos a la animación; además creo sinceramente que esto no hundiría la compañía al presidente. Este es el primer tema importante, el de los ingresos de las televisiones. Yo estoy de acuerdo con usted en que en el fondo la calidad o la falta de ella en el cine español viene condicionada por las televisiones, porque son las que eligen, porque yo también he dirigido una televisión y también he hecho esto. Segundo tema. El otro debate que tenemos entre televisiones y productores se refiere al productor independiente. Me gustaría saber su opinión sobre este aspecto. Estoy de acuerdo con usted en muchas cosas que ha dicho, incluso en lo del espacio aéreo, pero, dicho esto, es imprescindible que la televisión privada esté en el cotarro, o sea, se han de enfadar hasta un límite porque si no, vamos mal todos; es decir, tenemos que intentar que en este sector la cosa conviva. Me gustaría saber hasta qué punto es importante lo del productor independiente, qué límites ponemos y dónde estamos. ¿Hasta qué punto preocupa la nacionalidad de la película? Se argumenta que en una película que haya sido hecha con dinero español y con actores españoles, puede ser bueno que haya elementos extranjeros porque le dan más capacidad de difusión, etcétera. Es decir, que haya un director mejicano no es malo. ¿Hasta qué punto preocupa la nacionalidad al mundo de los realizadores y al mundo de los guionistas? Me gustaría saber tu opinión sobre este tema. Para mí hay otro elemento fundamental que es la promoción, antes lo ha dicho Beatriz, en esta Comisión hemos hablado del tema y esta mañana se lo hemos dicho al presidente de Televisión Española. Lo que está pasando en el país es una lástima. Todos hacéis un esfuerzo para conseguir acabar la película y al terminarla no tenéis dinero ni para copias, y ya no digo para marketing promocional. Yo creo que la televisión pública, Televisión Española sobre todo, tiene que hacer un esfuerzo muy importante, y además no tiene coste para ella. El tiempo en televisión básicamente es gratis. Es caro el regulado para publicidad de ocho minutos —esto no se lo podemos quitar—, pero le podemos autorizar por el contrato-programa a que dedique cada día un espacio de cinco minutos a promocionar, no el cine que significativa. Durante estos dos días todos hemos dicho que los franceses son los mejores del mundo, y cuando yo era consejero me preguntaban: ¿Usted es mejor o peor que Jacques Lang? Seguro que era peor, porque él era francés. Siempre estamos viendo a Francia como un mito, cuando Francia no es lo más lucido del mundo en cine. ¿Estamos de acuerdo o no? Ahora estamos aquí en familia y no creo que al embajador me riña más de lo imprescindible. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES (ARPA) (Trueba Rodríguez): Su último Óscar se remonta a Indochina. El señor VILAJOANA ROVIRA: Por eso digo que estamos todo el día diciendo que Francia sí que lo hace bien, pero no hace ni una puñetera película a la que le den un Óscar, y Jacques Lang era mucho mejor ministro que yo consejero de Cultura, pero, repito, tampoco arregló el tema del cine, aunque le dio mucho dinero. No obstante, otra cosa que ha dicho y con la que estoy de acuerdo, es que el dinero no arregla el cine. El dinero es imprescindible, pero no hará el cine mejor. Con mucho dinero puedo ser un nuevo rico que no lo haga mejor, y en algunas producciones de muchísimo dinero hechas por las televisiones se ha demostrado que el dinero no lo arregla todo; tampoco la promoción lo arregla todo. Por tanto, yo estoy fundamentalmente de acuerdo con lo que usted ha explicado. Esto también nos tiene que hacer meditar a todos respecto a lo que hacemos. El cine es lo que es, y yo estoy de acuerdo con lo que dice el señor Trueba de que el cine español con todos sus problemas ha sobrevivido, se está haciendo un buen cine en este sentido, dada la proporción de películas buenas respecto al total que hacemos, y además seguirá sobreviviendo. Dicho esto, nos gustaría —y sobre todo les gustaría a los que viven de esto— que se hiciesen muchas películas. En este contexto hay otro tema que señalar, y es que creo que incluso hacemos demasiadas películas, del mismo modo que escribimos demasiados libros. Voy a poner el ejemplo de Cataluña para meterme en mi casa: 7.000 títulos al año de nuevos libros en catalán; esto es una locura. Somos así, lo cual está muy bien; hay mucho talento. Sepan que hay 3.500 escritores en catalán, es decir, personas que escriben y que como mínimo tienen publicados dos o tres libros. No está mal; y estoy seguro que realizadores debe haber muchísimos. Perdone, señora presidenta, pero creo que hacía falta este resumen y además como he visto que usted era magnánima, lo he aprovechado. Señor Trueba, preguntas concretas: conflictos que tenemos con esta ley. Primer tema, hemos hablado de televisión y del tema de la cuota, y le digo con toda sinceridad que difícilmente nos moveremos en este punto, aunque está bien que usted lo plantee. Mi grupo es partidario de que la televisión pública haga un 44 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 cuando menos ese 5 por ciento de ingresos netos va a estar orientado a partir de esta ley hacia mejores condiciones que antes para financiar producción cinematográfica española. En paralelo, hay otras medidas nuevas, que no estaban antes y que hoy felizmente celebramos que estén, tal es el caso de bonificaciones fiscales que deben contribuir muy positivamente a que determinados recursos o capitales que no lo hacían pasen a hacerlo. El dinero no lo es todo, seguro, y mucho menos cuando hablamos de cultura y de cinematografía. ¿Por qué? Porque en determinadas actividades no hace falta talento, y cierto es que una inversión en un proyecto cinematográfico siempre es una inversión de alto riesgo que los poderes públicos tienen que asumir e integrar. No siempre está garantizado ni se puede garantizar que, teniendo buenos guionistas, productores, realizadores, actores, creadores y técnicos, teniendo además dinero, de ahí salga un buen producto. No lo podemos garantizar nosotros ni nadie, porque, en definitiva, a todos los creadores, productores y financiadores hay que asociarles talento; a veces asociándoles talento el producto no llega al puerto que todos deseamos que llegue, que es el del buen cine. En todo caso y en cualquier condición, nos interesa que se haga cine español, que recoja su pluralidad y su diversidad, nuestras lenguas y culturas, porque así somos y así queremos ser, y el cine es un instrumento importante. Usted lo decía mucho mejor que yo y me ha gustado. Para terminar, quiero añadir solamente algunas cosas. Hacemos esta ley porque los cambios tecnológicos así lo requieren; porque desde los poderes públicos queremos proteger, potenciar, desarrollar y posicionar al cine español y a la industria cinematográfica española; porque queremos armonizar las distintas legislaciones en materia audiovisual, y porque necesitamos una normativa fiscal que acompañe la consolidación y el desarrollo del sector. Esto sintetiza la ley. Después de escucharle, podemos concretar algunas cuestiones que refuercen más si cabe lo dicho. El espacio cinematográfico español, el espacio cultural español, requiere como cualquier espacio cultural la intervención de los poderes públicos, respetando siempre la radical libertad de los creadores, de los productores y de los agentes culturales. Entendámoslo bien cuando decimos intervenir, porque de alguna manera significa abonar el campo para que el talento se desarrolle, se proyecte y nos identifique un poco mejor a todos. Termino diciéndole una cosa: hable usted siempre con libertad, nunca se prive, nunca da mal resultado. va a emitir —esto ya lo hace, como lo hacen todas las cadenas—, sino el cine que vamos a estrenar. Yo creo que la ayuda que se os va a dar es la que planteabas. El gran problema que tiene el cine español es que tiene una semana y eso es un problema porque, como no tenéis promoción, el cine español funciona por boca oreja y no tengo suficientes orejas y bocas para contar en una semana qué buena es la película. Faltan bocas y faltan orejas, hay que darle un espacio. Y hay otro problema, faltan copias. ¿Cómo funciona el cine americano? Metiendo 800 copias. Una película americana, aunque esté solamente una semana, como han metido 800 copias y en un sábado y domingo pueden verla millones de personas, ya han pagado la película. El cine español, como no tiene dinero para producir, no lo tiene ni para copias y vale dinero una copia de cine. Yo creo que este es el problema. Mi propuesta —y en la Comisión estamos de acuerdo— es que le pidamos a la pública que haga este esfuerzo de promoción de una película que seguro que acabará emitiendo al cabo de un año y medio, pero que apoye el estreno y haga promoción diciendo: Este fin de semana, en los cines españoles, la película equis, que además es magnífica, etcétera. Así es como vemos nosotros esta cuestión. Me gustaría que concretaras lo del productor independiente y cuáles son los elementos clave para que esta ley os pueda ayudar de verdad a los realizadores, a los guionistas y al mundo que estáis creando cine. La señora PRESIDENTA: Señor Louro, del Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra. El señor LOURO GOYANES: Gracias, señor Trueba, por sus explicaciones y por el texto que nos remitió. Su intervención me ha resultado muy grata y muy esclarecedora; además, creo que culmina bien todo un proceso de comparecencias de representantes de los distintos sectores. En su intervención deja entrever una valoración muy positiva de todo lo que está pasando en el sector cinematográfico español, pero también un cierto regusto pesimista, sobre todo en relación con lo que puede significar la nueva ley como una ley de relanzamiento. Sinceramente, creo que la ley es una buena ley y estoy seguro de que en la tramitación parlamentaria, después de escucharles a todos ustedes, la vamos a mejorar. Creo que hay aspectos centrales de la ley que nos hacen coincidir a todos. ¿Las televisiones privadas no tienen obligaciones? No, las televisiones privadas —lo ha explicado usted muy bien y a mí me gusta remarcarlo— tienen obligaciones. Son concesiones de los poderes públicos y además son instrumentos de una gran potencia ante los que el conjunto de la sociedad no puede permanecer pasiva porque condicionan, orientan y en cierta medida nos posicionan. Por lo tanto, frente a esos instrumentos hay que reaccionar con la ley. Podemos decirle —por tanto, márchese usted tranquilo— que en esta tramitación parlamentaria todos los grupos coinciden en que las televisiones privadas van a tener obligaciones y que La señora PRESIDENTA: Señor Trueba. El señor PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE REALIZADORES PRODUCTORES AUDIOVISUALES, ARPA, (Trueba Rodríguez): En mi todavía corta vida he tenido la desfachatez de hablar casi siempre con libertad y lo voy a seguir haciendo. Creo, y siempre lo pongo como ejemplo, que si hay cine en Palestina 45 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 cómo no va a haberlo en España. Aunque ahora mismo decidieran todos borrarnos del mapa lo seguiríamos haciendo porque el cine nace de una necesidad natural que, desde que se inventó, exige esa actitud. Antes de inventarse existía la necesidad de contar historias, pintarlas, contarlas de palabra o como sea; por tanto va a seguir estando ahí presente. Cuando se habla tanto de industria, de cultura, ¿qué somos? ¿Dónde estamos? Estamos en la mitad; es decir, hay unas películas que van hacia un lado y otras hacia otro. ¿Quién las va a separar? No lo sé. La historia de España es muy curiosa porque, cuando se estrena una película como El extraño viaje, de la que Pedro Almodóvar ha dicho públicamente que es la película más importante para él en su vida y la mejor del cine español, dirigida por Fernán Gómez, os quiero recordar, primero, que la mayoría de los que seguramente estáis en esta sala no solo no la habéis visto nunca sino que no habéis oído hablar de ella; que la última vez que se emitió en una televisión, que creo que es la única vez, fue por supuesto en una televisión pública a las dos de la mañana; que cuando se estrenó tardó cinco años en llegar a las salas y lo hizo como programa doble de una película que estaba haciendo el segundo circuito como ocurría en aquella época, es decir por provincias. Fue rescatada en por la crítica de Triunfo en aquella época y por tanto vista por 300 ó 400 personas, que seguramente serían las más importantes para verla. Con esto quiero decir que si el que es un maestro, que es Fernán Gómez, tuvo que sufrir eso, lo que vivimos ahora me parece idílico. Cuando se me pregunta si es mala la situación digo: depende con quien se la compare. La comparaba antes con la de Palestina y ahora con la nuestro país. Nosotros salimos, y esto es importante decirlo, de un complejo bastante grande. Yo creía que no lo teníamos pero me voy dando cuenta, a medida que me hago mayor, todo lo lentamente que puedo, de que sí que lo tenemos. España es un país muy acomplejado, nunca he entendido muy bien por qué y ahora lo voy entendiendo. La transición nos la prepararon y nos la pusieron en el carril, por un lado, unos políticos maravillosos, muy atrevidos, a veces incluso enloquecidamente atrevidos para la época que se vivía, pero también es verdad que con muchos complejos, y entre uno de ellos está la defensa cultural frente al negocio, el puro negocio. Seguimos arrastrando una especie de complejo de nuevo rico: el que no es rico, el que no tiene pasta, el que no gana pasta no es nadie. La historia de España es la de una gente desgraciada, hundida, machacada y pisoteada, de la que más orgullosos nos podemos sentir hoy. Era gente que escribía desde una cárcel, que estaba exiliada por el rey, pisoteada por sus conciudadanos. Había una frase maravillosa de Jean-Paul Belmondo que decía que el artista de éxito es como un perro que va detrás lamiendo el culo al público. El éxito es muy perjudicial y hay que tener cuidado con él. A lo que hay que mirar de frente es al fracaso si este es grande; hay fracasos que son mucho más rentables que los éxitos. Las televisiones, como otros elementos que nos rodean en el cine, están muy pendientes del éxito a corto plazo; es decir, lo que es un éxito el lunes les va bien si es lunes por la mañana, pero el martes no les sirve, se les ha quedado viejo. Nosotros tenemos que mirar siempre un poquito más lejos. Voy a tratar de contestar a las preguntas siendo lo más breve posible, sabiendo que con esto quedáis liberados. Empiezo por el final: la ley. ¿Cuál es mi sensación respecto a la ley? ¿Es una buena ley? Sí. Es una ley que trae nuevos elementos positivos. ¿Qué me ocurre? Que tengo la sensación de que las leyes parten de un borrador que es un caballo jerezano joven y lleno de vida pero salen del Parlamento convertidas en una especie de burra que no da ni para que el carro del que tira llegue a la puerta de tu casa. Es decir, que a esta ley se le ha cortado mucho el pelo, se la ha podado; si alguien tiene que decir quiénes son los perdedores de esta ley somos nosotros. Que nadie se apropie de eso, porque realmente somos los perdedores de esta ley, que nació para solventar un error o una especie de manipulación. En el papel en el que contesté a vuestras preguntas os dije que creía que había un gran problema, y es que una ley no puede satisfacer a todos, porque si se intenta al final no se satisface a nadie. Por ejemplo, habéis hecho una ley contra el maltrato a la mujer y supongo que no habéis estado preocupados por que el maltratador se sintiera contento con ella; no habéis dicho: vamos a hacer una ley contra el maltrato femenino pero sin molestar al maltratador. No digo que el cine español sea un maltratado, que no lo es, pero a veces para hacer una ley de defensa del cine español hay que cabrear a alguien, porque si no al final no la hacemos. Es muy importante que sepamos que los cineastas vamos a estar muy preocupados hasta ver cómo sale la ley finalmente, porque oímos cosas. Hemos llegado hasta aquí, y no solo estamos dispuestos a defenderla sino que nos parece muy positiva, y sobre todo nos parece estupendo que se haya llegado a un acuerdo. ¡Ojo!, no se ha acabado; estamos vigilantes, quedan trámites, quedan cosas y no vamos a permitir que al final esta ley se tuerza y sea peor que la que teníamos. Por ahora es positiva, trae cosas buenas, trae cosas económicas que son muy importantes y vamos a ver cómo se desarrollan; seguimos pendientes. Voy a tocar alguno de los elementos por donde creo que se puede torcer mucho esta ley. Una de las cosas que planteábamos era: no toquemos a las televisiones. La pelea o el desacuerdo con las televisiones lo hemos sacado de la ley; perfecto, volvemos al estado de cosas que había anteriormente. Las televisiones son fundamentales para el cine porque son la ventanilla en la que la gente ve masivamente las películas, pero también porque son la locomotora de la industria audiovisual de un país. De esa locomotora deben nacer los diferentes vagones, y uno de ellos es el cine, que, en contra de lo que dicen, tampoco le sale rentable. Si se mira el índice de audiencia de una película como El Bola y el precio que se paga por ella y el resultado comparándolo con lo que han pagado por la película americana que esa misma televisión pone 46 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 el domingo siguiente, a lo mejor nos llevaríamos una sorpresa, pero no están dispuestos a decirnos lo que han pagado por un pase de 007 o de cualquiera de estas películas de castañazos que tan bien hacen los americanos. No sabemos lo que pagan por ellas, pero sí sabemos lo que pagan por una española. Me gustaría saber lo que pagan, porque a lo mejor podríamos empezar a hablar en términos de rentabilidad televisiva. El otro día me sorprendió leer en un periódico, a cuenta de esta guerra futbolística, que también nos afecta, y mucho, a los del cine, que el fútbol está sobrevalorado por las televisiones. ¡Bendito sea! Cuando leía el editorial de ese periódico no cabía en mí de gozo. Se reconocía que se llevaba sobrepagando una cosa y además se nos hacía creer que eran muy inteligentes. Yo no digo que sobrepaguen el cine, pero tampoco que lo minusvaloren. Cuando Tele 5 dice que las películas españolas no se pueden emitir en la televisión, pido que nos diga cuánto facturó en publicidad el día que emitió Tesis. Esos son los datos que no nos dan; solo nos dan unos datos macroeconómicos de cierto conjunto, a no sé qué de la audiencia que suma un 13 por ciento. De acuerdo, pero que también nos den datos concretos. Cuando compran una buena película a un precio muy asequible —que es al que se vende una película española— la rentabilizan, y mucho; tienen bastantes pases, la ponen y la explotan. ¿Cuál es la conclusión que debemos sacar de las televisiones y del cine en esta ley? Que las televisiones son fundamentales. Tienen que entender que hay un punto de partida, que es el de la colaboración y el de la sana compañía, y que no son productoras de cine, porque si lo fueran tendrían una posición dominante. ¿Por qué tienen una posición dominante? Porque es a los únicos a los que puede ir un productor de cine a vender su película, pero si ellos lo fueran no querrían comprar la película. ¿Nos interesa como creadores que produzcan películas? Sí. Tú me has citado dos películas, Alatriste y El Laberinto del Fauno, ambas hechas por personas muy cercanas a mí. Por supuesto que Tele 5 ha participado en esas películas y tiene un máximo porcentaje de ellas, pero que cuenten la verdad. Esas películas ni las encargó Telecinco, ni las inventó Telecinco, ni Telecinco decidió hacerlas; son películas que dos productores independientes llevaron a Telecinco, no lo dudéis. ¿Qué es un productor independiente? Es un señor que con un dinero muy limitado, con pocos medios y sobreviviendo como puede, lo que tiene, que vale dinero, es un proyecto; lo que tiene, que vale dinero, es un guión, un director, una historia concreta —en el caso de Alatriste una novela—, unos actores que han decidido apostar por esa película y que tienen un nombre, un prestigio, etcétera, y eso vale dinero. Eso es lo que el productor llevó en esos dos casos a Telecinco y ella lo compró, y en ambos casos con grandísimos resultados: en el de Alatriste con 17 millones de euros de recaudación y en el de El laberinto del fauno con 8 millones de euros. Luego el cine español sí da dinero cuando está hecho con medios, con voluntad y subiéndose todos al carro; por tanto se puede. ¿Cómo vamos a estar en contra de eso? Eso sí, que no digan que eso se lo han inventado ellos; eso ha venido de un productor independiente. ¿Qué sucede? Que si ellos no tienen un compromiso de colaborar con el productor independiente las únicas películas que van a hacer serán demasiado parecidas a las de las parrillas de sus televisiones, y eso sinceramente me asusta. No creo que a estas alturas el cine español tenga que recibir demasiadas lecciones de la televisión. Nadie tiene que recibir lecciones; ni darlas unos ni recibirlas los otros. Cuando un cineasta o un productor tiene un proyecto bueno la televisión tiene que estar abierta para comprárselo, y lo mismo cuando la televisión tiene una idea, una ocurrencia para producir. ¿Por qué no pueden ser considerados productores independientes los canales de televisión? Porque tienen un volumen de negocio muy alto. Es como hacer competir a un equipo con un presupuesto de tercera división con el Real Madrid. A lo que se tiene que llegar es a una clave de entendimiento para provocar que sigan existiendo. Habéis citado el artículo de ayer en el periódico. Cuando ellos insultan —como se ha hecho en varias ocasiones— al productor independiente —y no somos los cineastas casi nunca los grandes defensores de los productores—, no se debe olvidar el detalle de que en este país productores independientes también son Pedro Almodóvar, Santiago Segura, Alejandro Amenábar, Fernando León, Fernando Trueba, Montxo Armendáriz, etcétera; son productores también. Cuando Alejandro Amenábar ha querido debutar en el cine no ha venido ninguna televisión ni ningún productor a producirle la película, sino José Luis Cuerda; cuando Icíar Bollaín ha debutado en el cine, no le ha producido la película ningún productor ni ninguna televisión, sino Fernando Colomo; cuando yo he debutado en el cine se han juntado tres directores para producirme la película. Tengamos en cuenta un figura que se desprecia mucho: el director en muchas ocasiones también es productor de esa película. ¿Por qué va a tener que aceptar alguien como Almodóvar que, al cerrársele las ventanillas donde puede vender su película, lo único que pueda ser es un empleado? ¿Por qué? Es alguien que sabe de cine y debe tener recursos para producir y para producirse a sí mismo. Por eso es importante respetar la figura del productor independiente y también exigirle. ¿Qué sucede? Que el productor independiente, como pasa en Estados Unidos, no suele tener dinero para producir una película y a lo que se dedica es a buscarlo, pero con el talento, que es todo eso de lo que os hablaba antes. Por ello, deben salir de la ley también con unas limitaciones a su poder en la creación de productoras y en la participación, porque si el mercado lo dominan ellos no es muy difícil que digan: entre coproducir contigo y poseerte, te poseo. Tenemos que evitarlo, porque nos cargaremos la industria cinematográfica y seremos todos unos empleados. Es muy importante que la industria tenga una cierta flexibilidad, una cierta independencia. Yo, por ejemplo, con una película como Soldado de Salamina me habría 47 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 visto incapaz de ponerla en pie si no hubiera existido una televisión pública. Era un proyecto que les parecía alucinante, como les debe parecer la historia de Ramón Sampedro; las televisiones no están por eso, sin embargo el cine sí tiene que estarlo. Si el cine va a ser igual que televisión, hay que apagar el cine y marcharnos. El cine tiene que ser muy diferente a la televisión porque es otra cosa, y las televisiones tienen que entenderlo. ¿Qué sucede con esto? ¿Cuál es la actitud de las televisiones públicas respecto a esto? He oído que reclaman que su participación de ingresos esté desvinculada de lo que reciben en forma de subvención, es decir que ellos hablan de sus ingresos y dejan la subvención fuera; pero estamos hablando de que la subvención es intrínseca, es algo que viene del Estado y que debe ser usada entre otras cosas para hacer lo que el Estado le demanda. Me parece increíble que dejemos fuera aquello que el Estado les entrega. Con más razón casi entendería que dijera: no la subvención no se puede quedar fuera y se tratara de negociar el resto. Estos temas son muy importantes a la hora de sacar la ley adelante; que eso quede claro, no sintáis ninguna culpa ni ninguna sensación de que estáis pisando los pies a gente muy poderosa. Sé lo que es para los políticos tener los telediarios y los editoriales de los periódicos en contra; por supuesto que lo sé. No tengáis miedo; vosotros me lo habéis dicho y yo os lo repito. Amenazan mucho con eso; el primer comunicado de Uteca acababa diciendo: Pondremos todos nuestros medios escritos y audiovisuales para luchar contra esta ley. Eso me pareció una amenaza que no sé por qué no lo han denunciado los periódicos; ironizando, no lo han hecho porque sería denunciar al jefe. Oyes esas cosas y te dan cierto miedo. Hay que tener cuidado con esos asuntos pero ¡atención! hecha la ley, hecha la trampa, como dice el refrán. Tened cuidado porque la ley, en algunos momentos puede acabar favoreciendo al que no necesita serlo, y eso en la ley es una responsabilidad; no estamos como para tirar el dinero. No podemos hacer una ley, salir todos contentos y al final acabar subvencionando a Telecinco o a Antena 3, con los ingresos que tienen. ¡Por favor, cuidado! Subvencionemos la industria española pero no a quien no lo necesita porque entonces estaremos contradiciendo lo que ellos mismos atacan. Hay que tener cuidado, es muy importante que no se manipule; veníamos de una corrección para que no se manipulara. Los exibidores. ¿Qué podemos hacer con el enfado de los exhibidores en relación con la cuota? Me da la sensación de que los distribuidores están enfadados por algo que no dicen. Hoy en un periódico sí aparecía más o menos bien contado qué es lo que no dicen y qué les molesta tanto, que son los porcentajes que las majors les están imponiendo. Verdaderamente los que les están exprimiendo y machacando son a los que sirven. Les están machacando y ellos tratan de mezclar el cine español en esto para ver si con la ley pueden luchar contra las majors. Solo faltaría que una ley de cine español acabe subvencionando al cine americano, con- fusión en la que a veces hemos caído. Dicen: Nosotros aceptamos la cuota pero, a cambio de aceptar este castigo, que nos den dinero. Quiero recordar que, además de recibir dinero para reciclar sus salas, y en el futuro seguirán recibiéndolo, no podemos apoyar a unas salas donde mayoritariamente lo que se ofrece es cine americano. Yo soy el primero —en esto estarán de acuerdo conmigo todos los elementos que forman el cine, desde el primero al último: actores, directores, productores, etcétera— que estoy abierto a que el Estado ayude a las salas, pero a las que garanticen, por ejemplo, un 51 por ciento de películas europeas en ellas; a esas sí podemos ayudarlas. No podemos ayudar a que los americanos traigan todavía más películas porque sería absurdo; sería como ayudar al poderoso porque no es suficientemente poderoso. Si quiere usted una sala ayudada por el Estado será con este compromiso. Aquí es donde hemos hecho mal muchas cosas a lo largo del tiempo. Dijimos: ¿qué debemos hacer con las televisiones? Con las televisiones solo estamos corrigiendo lo que se hizo mal en origen, que es no especificarles aquellos compromisos que adquirían cuando pedían tener una televisión; es decir si quiere tener una televisión ha de respetar estos compromisos. Como eso siempre se hace de modo muy turbio y nadie sabe por qué le otorgan una concesión de televisión a uno —gana un partido y se la dan a unos y gana otro partido y se la dan a otros— a los demás nos queda siempre la duda de si a lo mejor interesa no pedirles nada. Cuanto antes esté aclarado mejor porque así en el futuro se discutirá menos. Es muy importante respecto al futuro —esto también tiene que ver con la piratería— qué vamos a pedir a los siguientes elementos que van a ser portadores de imagen, portadores de historias. Estamos asistiendo a una revolución de la que también son víctimas los cines pero tratan de negarlo, que es una revolución del consumo del cine (telefonías, canales digitales, canales específicos, internet, etcétera). ¿Vamos a quedarnos de brazos cruzados y a tener que rehacer la ley pidiéndoles cosas para que cuando lleven diez años creyendo que son los dueños del cotarro digan: vienen a quitarnos 5.000 euros de aquí? Hay que prevenir lo que está ocurriendo y saber que esas personas tienen que adquirir unas responsabilidades también. Yo no digo que aquí hagamos como en Francia, donde las televisiones están comprometidas a dar el 12 por ciento o las radios a poner el 40 por ciento de música en francés. Ya sabemos que el modelo francés aquí es lo peor; incluso creo —hablábamos de Jacques Lang antes— que el modelo francés de alguna manera muere de éxito, ya que como en tantas otras cosas genera una especie de funcionariado masivo y poco competitivo. No debemos caer en eso; el que da dinero, en este caso el Estado, debe tener muchísima responsabilidad. Me gustaría que el Estado tuviera cara y ojos cuando da dinero al cine para así yo, como consumidor, poder reclamarle mejor, porque reclamar por una cosa en la que están Amenábar, Almodóvar, etcétera es muy difícil. Entonces se podría reclamar por qué a este sí y a este no; que alguien 48 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 adquiera responsabilidad no está mal. No está mal que se adquieran responsabilidades. Yo no creo en el dinero para todos, tirarlo y que lo coja el que más corra. Hay que perseguir el fraude de las empresas cinematográficas que hacen películas ya costeadas o que están llenas de parches y hay que buscar quién es el responsable de ellas. Antes hablábamos de la televisión. Parece que las televisiones no tienen ejecutivos decidiendo las películas que hacen. Cuando se equivocan durante cuatro años habría que decir: este se ha equivocado o este ha acertado, esta televisión ha tenido más acierto que esta, etcétera. Hay que juzgar, no hay que tener miedo, pero no acabemos subvencionando, por favor, al cine americano o a los canales de televisión; me parecería tristísimo y entonces sería inútil que yo hubiera venido aquí. He venido a pelear por unas ayudas no para la gente que vive muy bien y está forrada, sino para la que está empezando, quiere hacer su primera película; ni siquiera he venido a pedir ayuda para mí, porque yo y muchos como yo estamos más o menos consolidados y con muchas puertas abiertas para costear nuestras películas. Solo faltaría que yo acabara consiguiendo dinero para los que están por encima de mí. Eso es muy importante para nosotros respecto a la televisión. He oído hablar de éxodo de creadores. Es bastante preocupante, tiene que ver con dos cosas: una, el desprestigio que —evidentemente no en esta sala, pero sí fuera de aquí— parece que hay sobre el cine español, que lleva a muchos creadores a irse fuera, y tampoco estamos inventando la pólvora. Ya sabéis que Buñuel es el gran director de cine español seguramente porque se fue; si se hubiera quedado aquí no sé si habría hecho muchas películas, era otra época. ¿Qué ocurre? Que cuando uno se va parece que lo que trae es mejor porque viene de fuera. Pues hay que tener cuidado, porque hay muchos directores que se están empezando a marchar y prefieren venir con una película hecha fuera porque parece que es mejor recibida. El desprestigio nos importa a todos. Cuando se machaca públicamente a todo un gremio, a todo un cine, el daño está hecho. ¿Qué daños acarrea? Entre otros el pirateo, que en España es de la magnitud que es porque el cine aquí ha estado considerado como la cosa más despreciable del mundo y que hacen unos subvencionados de mierda que además son todos del Partido Socialista. Ante eso lo que extraña es que no nos hayan dado una paliza por la calle, aunque alguno a veces hemos creído que nos la iban a dar. La primera cosa para evitar el pirateo es prestigiar el producto. A nadie se le ocurriría decir: como me puedo descargar el Guernica por internet ya no lo voy a ver al Reina Sofía. ¿Por qué? Porque el Guernica tiene un prestigio, es algo absolutamente preservado y conservado y hay que verlo en su lugar. El cine, en cambio, lo hemos desprestigiado mucho; vamos a intentar prestigiarlo todos. ¿Qué puede hacer la ley? Buenas películas. Hagan buenas películas y ya verán cómo lo prestigian. Cada buena película española hace más por el cine español que todo lo que podamos decir aquí esta tarde. Una de las cosas que podemos hacer es utilizarla. La piratería sólo tiene una cosa buena, que delata el interés de la gente hacia un producto. Lo que viene a decir la piratería es que la nueva sociedad que nos está esperando ahí considera imprescindible el lenguaje audiovisual. Adelantémonos, trabajemos con ella también. No tratemos solo de meter en la cárcel a los chicos que piratean en sus casas. Piratean porque pueden hacerlo, porque lo tienen a su disposición, porque lo tienen fácil y porque no tienen ninguna oferta cercana. ¿Están los archivos de la Filmoteca a disposición del consumidor con todos los medios que tenemos? Yo he hablado aquí de El extraño viaje, pero ahora un chaval a lo mejor la encuentra antes en el eMule que en una página institucional, que debería ser algo accesible. No seamos bobos, la gente está ahí, quiere saber y quiere llegar a todo con el menor coste posible. Vamos a crear esos campos para que llegue. La piratería tiene una fuerza; no es la fuerza de los piratas, es la fuerza del nuevo consumo. Si nos cerramos al nuevo consumo estaremos haciéndonos un flaco favor. Por eso la ley debe hablar del nuevo consumo y debe empezar a trabajar en cómo va a ser ese nuevo consumo y crear las vías. Muchas de las películas van a dejar de ser de hora y media y de ficción, va a haber muchísimos elementos nuevos. Tenemos que estar ahí, porque si no seremos lo mismo que los vendedores de iPod que están siempre contra la Ley de Propiedad Intelectual. Normal, ellos lo que quieren vender son iPod. Cuanto más baratas sean las canciones, menos tengan que pagar y puedan meter más sin pagar derechos, más tecnología venden. ¿Pero nos vamos a rendir ante dos importadores de tecnología, dos empresas, en vez de ante 85.000 creadores? Yo creo que no. Tendremos que defender que lo que vaya dentro sea nuestro, y que lo que vaya dentro se pague en unas proporciones, porque si no estamos favoreciendo a unos señores de Taiwán que están pagando una basura a unos pobres esclavos para que vayan poniendo los chips y ellos se forren en California o en Silicon Valley. Yo defensor de los altos fabricantes de tecnología no soy. ¿Que me parten la cara por decir que defiendo a los creadores? Pues sí, me la parten y ya está, no pasa nada, pero no me lo voy a callar. Cuando estaban en campaña electoral en Cataluña alguien me dijo que Montilla no quería hablar de la Ley de Propiedad Intelectual porque él venía del Ministerio de Industria y tenía muy buenas relaciones con los importadores de alta tecnología, véase iPod, ordenadores, etcétera. Yo dije: Perfecto, pero esto hay que decírselo a los Estopa para que no vayan a cerrarle el mitin con un concierto, porque luego bien que piden y bien que se nos llena a todos la boca con la defensa. La defensa hay que hacerla desde el principio. Entre dos señores con unos contenedores que llegan al puerto de Barcelona y los demás no hay que tener miedo. Por eso, las leyes a veces tienen que enfadar a alguien. También me gustaría ser el hada madrina y decir: quiero 49 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 llevarme bien con todo el mundo, ser feliz y hacer una película que le guste a todos. Yo también hago una película y no les gusta a algunos, pero tendré que hacer la que yo quiera. Promoción en las teles, perfecto. Siempre que no sea forzado y se vuelva en contra. Siempre que sea algo natural y que esté bien hecho, por supuesto; eso falta. Una de las razones por las que el cine español no se puede promocionar es porque los distribuidores antes nos adelantaban un dinero apostando por una película. Ahora se cruzan de brazos y dicen: tú gástate tu dinero en promocionar la película y yo, si entra, lo reparto contigo, pero si no entra te la quito; es decir, el riesgo solo está asumido por los que hacen la película y es muy complicado. El riesgo en el proceso de lanzamiento de una película lo tienen que asumir todas las partes. Las televisiones por un lado dicen: queremos promocionar el cine, y las salas replican: pero queremos que el cine esté solo seis meses en explotación en salas para que así la gente vaya y no crea que va a estar rápidamente en las teles. Las teles aducen: recibimos un producto un año y medio después, gastado, y toda promoción que se hizo ya no nos sirve. Hay que decidir, no podemos satisfacer a todos. Aunque parezca que el único enemigo que tienen ellos es el cine español, no es cierto. Ellos tienen muchísimos enemigos. Lo que pasa es que en la prensa les interesa decir que el único enemigo somos nosotros, porque así parece que quedan mejor. Es como antes, cuando uno se metía con Perales sabía que nadie le iba a criticar; te podías meter con Perales. El cine español es eso: tengo un problema con las majors, voy a decir que es el cine español; tengo un problema de ventanillas, voy a decir que la culpa es del cine español; tengo un problema de pirateo, la culpa es del cine español. ¡No, hombre no! El cine español tiene su porcentaje grande de culpa, pero no toda. Hablábamos de Francia, del ministro Lang, del funcionariado. Hay que estar en contra. Francia tiene una crisis verdadera, tiene muchísimo cine, tiene muchísima aportación. El problema que tiene es de creadores, pero tiene un 40 por ciento de cuota de pantalla. ¿Qué sucede? Hablábamos de las coproducciones. ¿Qué se necesita para que una película sea española? Sentido común, guíense por el sentido común. ¿Qué hace a una película española? Les voy a recordar las tres películas más subvencionadas por los diferentes gobiernos de nuestra nación este año: Asterix, que es francesa; una que va a hacer Polanski en los estudios de la Comunidad Valenciana y la película de Woody Allen. Resulta que los cineastas más subvencionados somos los españoles. ¡Cuidado de nuevo! No les ayudemos tanto que se instalen aquí. Uno va fuera y ve que nos toman por tontos. Hace unos años en Hollywood, en el mercado del cine, me preguntaban: ¿Qué ha pasado con las televisiones españolas? ¿Se han vuelto locas? Son las que más pagan del mundo por las películas americanas. Era imposible explicarles que había una guerra entre Vía Digital y Canal Plus por quedarse los derechos de las majors. Todavía Canal Plus está tratando de pagar las deudas de los contratos que firmó por una guerra que, aunque parezca una tontería, era política. Tratemos de mezclar lo menos posible la política en esto, porque en lo que sí nos han dado una lección los franceses es en que con su cultura no se juega; su cultura la defienden, la mueven y la llevan a cualquier parte. El otro día hablé con el nuevo ministro, al que no conocía, y le pregunté: Tú, que has estado en los institutos Cervantes, ¿qué opinión tienes del cine español? Me dijo: Es lo mejor; no puedes organizar ningún acto y tratar de llenar el Cervantes sin que haya cine. Es uno de los reclamos mayores en el extranjero y, sin embargo, el Gobierno español no usa ese puente para exhibir películas ni para tratar de llevar a gente. No tenemos lo que deberíamos tener. ¿Qué ocurre con Latinoamérica? Que están en crisis económica. Lo que pagan por una película española no es dinero; se regala para que la pueda poner un argentino, porque están masacrados por el cine americano. Viven lo mismo que nosotros, pero sin ese 13 por ciento en el que nos movemos. ¿Qué ocurre? España tiene la madurez suficiente para poder inventar algo ahí. ¿Por qué no hacemos una línea de explotación y exhibición de ida y vuelta entre las capitales latinoamericanas y España? ¿Por qué no llevamos el cine, una vez que ya ha pasado por los mercados, y tratamos de que se vea, de que se aprenda a apreciar? Los americanos, que son muy hábiles, ¿sabéis lo que han hecho en China? La han invadido de sus películas de pirateo, se las han regalado. ¿Para qué? Para crear adicción, no son tontos. Cuando se conoce a Julia Roberts hay un momento en el que se quiere ver lo siguiente. Los chinos no sabían quién era, pero ya les han enseñado los americanos a saber quién es. (Risas.) Han perdido dinero durante unos cuantos años para ganar muchísimo en los próximos, cuando empiecen a dominar el asunto. Los españoles estamos maduros para hacer eso. Tenemos que inventarnos una línea de exhibición latinoamericana, aprovechar nuestra lengua, que es un puente total. Nuestras lenguas son absolutamente amadas en Latinoamérica, igual que a nosotros nos encanta el cine brasileño y no lo consideramos cine hablado en español, sino cercano a nosotros. Así consideran ellos al cine hablado en catalán, cuando yo he estado allí. Por cierto, me hacía mucha ilusión poder discutir con el diputado de Esquerra Republicana, pero no ha venido. Cuando vaya a Barcelona —como yo soy medio catalán por mi familia— les diré a mis amigos de Esquerra que fui a hablar a un sitio donde creía que iba a estar Esquerra pero no vino. No sé si eso es normal, si pasa habitualmente, sobre todo cuando parece ser que va a ser uno de los grandes opositores a la ley por invasión del Estatuto; me gustaría haberle explicado lo que pienso sobre ello. Estaremos dispuestos a oír la fórmula mejor que inventen, pero no sé si los cineastas catalanes están de acuerdo con ellos o es solo un brindis o un paripé electoral. Cuando a los cineastas nos entrevistan en los periódicos lo que queremos también es hacer promoción, 50 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 y los políticos muchas veces lo que hacen es promoción local, pero me hubiera gustado poder escuchar sus razones para oponerse y haber dicho las mías. Puedo estar de acuerdo con ellos, porque he de decir que Cataluña es un lugar privilegiado para hacer cine en España, si lo comparo por ejemplo con Madrid: 11 millones de euros de la Generalitat catalana el año pasado para su fondo cinematográfico y cero el de Madrid. Lo que quiero es que Esquerra se presente por Madrid. Vamos a ver si lo consigo. El boca-oreja. Por supuesto, el cine español necesita del boca-oreja. Os voy a poner un ejemplo que a lo mejor os va a sorprender. Hay una película en cartelera todavía que se llama Bajo las estrellas. Esta película, producida por alguien que también es director y con la participación de Televisión Española, fue rechazada por todos los distribuidores que actúan en España. La ha distribuido una empresa muy joven, a la que además felicito por el éxito que ha tenido. Después de ser rechazada por todos fue la película multipremiada en el Festival de Málaga; al día de hoy lleva dos meses en cartel y sigue en salas; es la película que hace más media por copia y nadie se avergüenza ni de la película ni del éxito que tiene y no creo que haya vaciado ninguna sala, y les aseguro que la habrían quitado si estuviera vaciando las salas, porque no hay nadie interesado en que esté ahí. Boca-oreja, claro que sí. Nadie había oído hablar de esa película el día que se estrenó; se han hablado unos a otros. Si le das tiempo y es buena crece; si no le das tiempo muere. El otro día Jaime Rosales denunciaba en un periódico que su película, en lugar de crecer, después de hacer una media alta por sala, había decrecido; esto pasa, que no les engañen. Aquí han venido algunos a decir que son víctimas y grandes perdedores de esta ley, pero no son perdedores. Lo que yo no puedo entender es a unos señores que poseen el 60 por ciento de las salas de cine en España que son consorcios de seguros con sede en Ginebra. ¿Qué implicación tienen esos señores en el cine, no ya español, sino en la sala de cine española? Se la refan-finfla. Yo tengo que mantener que el que tiene una sala la defienda, porque en esta ley nos hemos olvidado de una cosa muy importante —acabo con esto—, que es el consumidor. Este no ha estado aquí presente nunca. Hemos hablado de los creadores y han hablado los elementos de la estructura, pero ¿el consumidor? ¿Es que acaso un señor en Valladolid no tiene derecho a ver una película? Si los exhibidores no la quieren poner en Valladolid el Estado tendrá que decir: Vamos a inventar una red o vamos a favorecer a las salas que llevan esas películas allí, pero lo que no vamos a favorecer es que Valladolid se quede en el apagón. Digo Valladolid, pero puedo hablar de cualquier ciudad, porque el mapa de la distribución de cine en España es cada vez más penoso. En Madrid gobierna el mejor alcalde de España con unos resultados maravillosos y que además es una persona muy culta —es un placer encontrar un político que tiene esa cultura—, sin embargo no hay más que pasear por su ciudad para ver el cierre constante de salas, que se han transformado por el pelotazo inmobiliario en sitios de venta de ropa o en franquicias de cadenas de comida. Yo digo: No vayas tan orgulloso por el mundo. Date un paseo por París y comprueba lo que han hecho los franceses. No hay barrio sin cinco salas de cine; política de proximidad: gente mayor que puede ir al cine porque no tiene que irse en coche a un centro comercial… Yo no quiero subvencionar que para ver cine haya que irse a Guadalajara en coche, quiero subvencionar que el cine lo tenga un señor en Entrevías o en Vallecas, que son barrios de 100.000 personas que no tienen cines cerca y que en muchos casos son de gente mayor y adolescente. Eso es lo que tiene que decir la ley. Yo estoy dispuesto a ayudar a los exhibidores si hacen esto. Si hay un barrio donde no hay cines y un señor abre uno, ayuda del Estado; pero viendo qué va a poner en ese cine. No más de lo mismo, no. Se compromete a esto, esto y esto; perfecto, tienen a los cineastas de su parte. Con las televisiones pasa igual. Para mí no son enemigas, son asociadas; las necesitamos. Cuando una película nuestra va bien se alegran ellas y nos alegramos nosotros. El cine tiene una cosa maravillosa: cuando una película va bien, se deja dinero en muchísimos sitios. Esto no puede ser el individualismo total: lo quiero todo para mí; el dinero hay que repartirlo. Si una película va bien el éxito es de muchos. Creo que se me olvidan cosas, pero os estoy dando una lata espantosa, así que os doy las gracias y os digo de nuevo que es un placer poder hablaros aquí. Espero que la ley que salga los cineastas españoles la puedan defender. Acordaos de la anécdota —la cuento para acabar— de Buñuel, también cineasta, el gran surrealista, que dijo: Yo una vez soñé que me moría, abrían mi testamento y decía: lego toda mi fortuna a John Rokefeller III. (Risas.) Es decir, que todo esto de la ley y que den hostias al cine español no haya servido para que tengan más dinero los que ya se están forrando con todo esto. Si el dinero del cine va a alguien, que sea a la gente que tiene debutar, a la que no puede estrenar sus películas, o que las estrena dos semanas, o que no tiene dinero para la promoción. Si el dinero va ir para Tele 5 y Antena 3 de verdad que me vais a tener en contra todos los días de mi vida; incluyo en esto a Cuatro y a La Sexta, que me parecen todavía peor, porque aún estoy esperando a ver qué actitud tienen respecto al cine. Nos pasa eso, que se van dando concesiones pero nadie les dice lo que tienen que hacer. Perdonad que me haya extendido mucho. La señora PRESIDENTA: Muchísimas gracias, don David Trueba. Ha sido un placer tenerle aquí. Hemos aprendido muchísimo. Al menos yo he aprendido muchas cosas, y no solo con usted sino también con otros comparecientes. A veces hacer leyes, con independencia de los resultados que obtengan, tiene un efecto bueno y es que permite una reflexión de fondo sobre determinadas cuestiones. Ahí desde luego la aportación de los compa- 51 Congreso 5 de septiembre de 2007.—Núm. 884 recientes es decisiva, porque son ustedes los que lo viven en primera persona, cada uno desde su trinchera. Verdaderamente es un placer haber aprendido de todas estas horas que llevamos de gran intensidad, han sido muy útiles. Le puedo asegurar a usted y a los demás comparecientes que han sido verdaderamente útiles. Muchí- simas gracias, por su aportación. Procuraremos hacer la mejor ley posible, a fin de que el cine español tenga una larga y buena vida. Se levanta la sesión. Eran las cinco y cuarenta minutos de la tarde. Edita: Congreso de los Diputados Calle Floridablanca, s/n. 28071 Madrid Teléf.: 91 390 60 00. Fax: 91 429 87 07. http://www.congreso.es Imprime y distribuye: Imprenta Nacional BOE Avenida de Manoteras, 54. 28050 Madrid Teléf.: 91 384 15 00. Fax: 91 384 18 24 Depósito legal: M. 12.580 - 1961 52