LIDERAZGO ÉTICO YRESPONSABLE María del Carmen Lapo Maza1, Mariella Johanna Jácome Ortega2 1 Magíster en Comunicación Organizacional, Economista. Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Ecuador. Concursante del Programa Doctoral en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, CENTRUM. Lima, Perú. E-mail: [email protected] 2 Magíster en Administración de Empresas de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil, Ecuador. Concursante del Programa Doctoral en Administración Estratégica de Empresas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, CENTRUM. Lima, Perú. E-mail: [email protected] RESUMEN ABSTRACT Los directivos de las empresas están obligados a establecer un ejemplo moral para los miembros de la organización destacando la importancia de preservar los valores de la sociedad en general. El liderazgo empresarial tiene que ver con la responsabilidad social de las empresas en función de sus dos principales elementos: beneficios y ética, donde la empresa tratará de equilibrar las partes interesadas sin sacrificar sus responsabilidades económicas. Las responsabilidades de sus gestores serán no sólo para la empresa y sus accionistas, sino a la vez para otras partes interesadas. Managers of companies are obliged to set a moral example for the members of the organization emphasizing the importance of preserving the values of society in general. Business leadership refers to the social responsibility of companies based on two main elements: benefits and ethics, where the company will try to balance stakeholders and economical goals without sacrificing their economic responsibilities. The responsibilities of managers will not only be for the company and its shareholders but at the same time for other interested groups. El desarrollo sustentable tiene por objetivo elevar la calidad de vida de las personas, mediante la utilización de herramientas de gestión, producción y tecnologías adecuadas. La responsabilidad social empresarial y el liderazgo responsable, permite a las empresas buscar nuevas estrategias tomando en consideración las responsabilidades sobre las decisiones en relación a los miembros de la organización. Sustainable development aims to improve the quality of life of people with management tools, production and appropriate technology. Corporate social responsibility and responsible leadership, allow companies to seek new strategies taking into account the responsibilities over decisions relating to members of the organization. Palabras clave: liderazgo, responsable, responsabilidad empresarial, ética. liderazgo social Keywords: leadership, responsible leadership, corporate social responsibility, ethics. 11 INTRODUCCIÓN La globalización, el crecimiento de las tecnologías de información, la forma cómo las reglas se están dando en el mundo ha otorgado una libertad para actuar. Los objetivos de las firmas que van desde rentabilidad, competitividad, participación de mercado, entre otros ha generado que las empresas busquen un modelo de desarrollo enmarcado a lograr efectividad y dinamismo. Es necesario entonces que los individuos así como las empresas asuman acciones enmarcadas al bienestar de la comunidad basándose en tres áreas: la razón de ser de las firmas, el liderazgo como catalizador de los valores y responsabilidades empresariales así como el diálogo amplio de las organizaciones dentro de la sociedad como un todo (GRLI, s.f.). En general el capitalismo, puede ser considerado como la base económica para la prosperidad en los países democráticos, pero en algunos casos es objeto de críticas desde una perspectiva ética en razón de que los intereses personales de las firmas podrían anteponerse a los intereses sociales (Wilson, 1995). Además, los directivos de las empresas están obligados a establecer un ejemplo moral para los miembros de la organización destacando la importancia de preservar los valores de la sociedad en general y, en este mismo sentido, el liderazgo empresarial ético también destaca mantener los intereses del cuidado de la tierra (Butcher, 1997) que según plantea Ciulla (1995), un buen liderazgo no sólo se refiere a la competencia, sino también a la ética. Clarkson (1991) por su pate definió la responsabilidad social de las empresas en función de sus dos principales elementos: beneficios y ética, donde la empresa tratará de equilibrar las partes interesadas sin sacrificar sus responsabilidades económicas, y las responsabilidades de sus gestores serán no sólo para la empresa y sus accionistas, sino a la vez para otras partes interesadas. En consecuencia, en el proceso del liderazgo responsable se destaca el rol de la ética que es una parte integral de la sostenibilidad de las empresas en el largo plazo (GRLI, s.f.). REVISIÓN DE LA LITERATURA Términos tales como el liderazgo moral y ético se utilizan ampliamente en la teoría, sin embargo, poca investigación sistemática ha relacionado una dimensión socio-moral del liderazgo en las organizaciones (Turner et al., 2002). Es por ello que es importante destacar que el liderazgo se basa en la autoridad moral que requiere convicción, carácter y talento (GRLI, s.f.). Dado que la ética es esencialmente el estudio de las normas para determinar qué comportamiento es bueno o malo, existen diversas teorías éticas que intentan explicarlo como ya ha sido hecho a lo largo de los siglos cuando, en opinión de los filósofos, se han adoptado diferentes perspectivas sobre los criterios en los que deben basar los juicios éticos, del mismo modo que, la moral, es definida como una explicación fundamentalmente preocupada por los efectos de las acciones de las personas sobre las demás. Una breve reseña del liderazgo ético destaca, a inicios del siglo 20, cuando la investigación se centró en el enfoque de los rasgos, donde las características físicas y habilidades tales como el nivel de la inteligencia, y los factores de personalidad (Bass, 1990; Bryman, 1992) explicaban las conductas. Sin embargo, a finales de la década del cuarenta, la imposibilidad de demostrar constantemente que los rasgos individuales son los únicos antecedentes de buen liderazgo causó un cambio en el estilo del líder respecto a los comportamientos que los hacen eficaces. A finales de 1960, comenzó a predominar el enfoque de contingencia (Vroom & Yetton, 12 1973); el liderazgo situacional (Hersey & Blanchard, 1969), y los sustitutos del liderazgo (Kerr & Jermier, 1978). Luego, a principios de 1980 marcaron el surgimiento de la nueva perspectiva del liderazgo (Bryman, 1992) gestando una nueva etapa, donde algunos investigadores exploraron el fenómeno del liderazgo carismático (Conger & Kanungo, 1988) y lo relacionaron con los procesos de influencia de los liderazgos transformacionales y transaccionales postulados por Burns (1978). Burns (1978) y Bass (1985, 1998) distinguieron entre el liderazgo transaccional y transformacional. Según Bums (1978), el liderazgo transaccional implica un intercambio entre el líder y subordinado de tal manera que cada uno recibe algo de la otra parte a cambio de otra cosa. A cuyo respecto, Conger y Kanungo (1998) afirmaron que el liderazgo transaccional no es el liderazgo en absoluto, sino más bien asegura la administración estable de prácticas y recursos, esencialmente a través de las estrategias de control. Bass (1998) por su parte, identificó las siguientes manifestaciones de liderazgo transaccional: (a) de recompensa contingente, donde el líder obtiene el acuerdo de seguidores en las tareas a realizar y las cuestiones de recompensas a cambio de su completo éxito; (b) gestión por excepción, este componente es correctivo y generalmente menos efectivo que la recompensa contingente. Según estos elementos el liderazgo puede ser activo, donde el líder toma medidas para seguir de cerca las diferencias en los resultados planificados y hace correcciones según sea necesario; o puede ser pasivo, en cuyo caso el líder no supervisa el progreso de los subordinados, pero espera a las desviaciones del plan antes de tomar medidas para corregir la situación; y, (c) laissez-faire, donde el líder evita o disminuye cualquier comportamiento de liderazgo absoluto, dejando de lado las decisiones, responsabilidades y autoridad. Por otra parte, el liderazgo transformacional (Bass & Avolio, 1994; Conger, 1999; Conger & Kanungo, 1998; Shamir, House & Arthur, 1993) tiene en común los siguientes elementos: (a) los líderes influyen mediante el establecimiento de una visión de un futuro mejor, (b) inspiran a sus seguidores en lugar de controlarlos, (c) predican con el ejemplo a través de modelos de conducta, (d) contribuyen con los subordinados mediante la estimulación intelectual, (e) generan mejoras en el significado de las metas y comportamientos, (f) cumplen las necesidades de autorrealización de sus seguidores, (g) empoderan a través de la motivación intrínseca, (h) generan mayor confianza en los subordinados para alcanzar mayores niveles de logro, y (i) mejoran la identidad colectiva (Conger, 1999). El papel de liderazgo transformacional es, por tanto, el proceso de influencia de transformación, donde los esfuerzos de los líderes estimulan el cambio de actitudes y valores de los subordinados a través de estrategias de empoderamiento, aumentando así sus creencias de autoeficacia y el fomento de la interiorización de la visión del líder (Conger & Kanungo, 1998). Al respecto Bass (1998) afirmó que el liderazgo de los fundadores de la organización y sus sucesores tiende a crear una cultura de los valores y supuestos compartidos que están determinados por creencias particulares del líder. Debido a la influencia del liderazgo transformacional, un compromiso moral se desarrolla entre el líder y los seguidores que los unen en la búsqueda de objetivos comunes de nivel superior. Por su lado, Kohlberg (1969, 1976) inicialmente propuso una teoría de las etapas del desarrollo moral cognitivo para explicar cómo la gente piensa acerca de la interacción con su entorno social afirmando que las estrategias de resolución de problemas dependen de la capacidad moral que las personas incorporan 13 producto de su aprendizaje en etapas anteriores y que continúan desarrollando con el pasar de los años. transformacionales y transaccionales de liderazgo que exhiben, según la percepción de sus subordinados. Cuando las personas envejecen es sinónimo de que han ganado experiencias de vida, sus principios son moldeados por las comunidades en las que viven y trabajan, de manera que progresan a través de estas etapas de razonamiento a diferentes velocidades y en diferentes grados (Kohlberg, 1976; Treviño, 1986). El estudio de Turner et al. (2002) fue dirigido tanto a administradores como subordinados quienes completaron las medidas relacionadas con el liderazgo (Rest, 1990; Bass Avolio, 1995), cuyo propósito fue investigar si los administradores, con diferentes niveles de razonamiento moral, exhiben diferentes niveles de comportamientos de liderazgo transformacional y transaccional. Evidenciando que los líderes que presentan niveles más altos de razonamiento moral exhiben mayores comportamientos de liderazgo transformacional que los líderes con los niveles de razonamiento moral más bajos. En particular, los líderes que tenían niveles pre-convencionales de razonamiento moral exhiben liderazgo transformacional menor que aquellos líderes que tenían niveles post-convencionales de razonamiento moral. La literatura observa que se presentan formas de razonamiento moral: pre-convencional; convencional y post-convencional (Turner et al., 2002). Según cuyas etapas, las personas con el razonamiento moral pre-convencional hacen hincapié en la obediencia, se esfuerzan por escapar del castigo, y en general son egoístas. Mientras que los pensadores convencionales son razonadores morales que utilizan las leyes y normas como una forma de guiar su comportamiento y ver la interacción con los demás de una manera fundamentalmente instrumental. En tanto que aquellos que son post-convencionalistas piensan menos instrumentalmente y utilizan principios más universales de razonamiento en la toma de decisiones de la vida (Treviño, 1992). Es así como se gesta la posibilidad de un vínculo empírico entre el desarrollo moral y el liderazgo, el que fue sugerido por primera vez por Harkness, Edwards, y Super (1981) quienes evaluaron el razonamiento moral de los ancianos en una pequeña comunidad en Kenia encontrando que los líderes nominados por la comunidad muestran más complejo razonamiento moral que los no líderes. Dukerich et al. (1990) encontraron que el nivel de razonamiento moral del grupo se asoció positivamente con el rendimiento del grupo, así mismo, el estudio propuesto por Turner et al. (2002) investigaron que el razonamiento moral de los directivos se asoció con las conductas Este conjunto de resultados proporciona evidencia empírica inicial para los teóricos que han argumentado que el mayor desarrollo moral se relaciona con un mayor uso de comportamientos de liderazgo transformacional (Bass & Steidlmeier, 1999; Kuhnert & Lewis, 1987; Lichtenstein et al., 1995). De igual forma, se observó que los comportamientos de liderazgo transaccional no diferirían entre niveles de razonamiento moral de los líderes. El hecho de demostrar una asociación entre el desarrollo moral cognitivo y el liderazgo transformacional, generó la apertura de futuras investigaciones considerando que si bien el nivel de razonamiento moral no está relacionado con la posibilidad de asumir un papel de liderazgo relacionado con la tarea de una persona (Dukerich et al., 1990) es posible que la manifestación de razonamiento moral postconvencional podría predisponer a las personas a optar por utilizar comportamientos de 14 liderazgo transformacional en ausencia de cualquier entrenamiento. Este hecho va apoyado a lo que ciertos investigadores (Maclagan, 1998; Treviño, 1986) han argumentado que el desarrollo moral cognitivo debe examinarse conjuntamente con otras cualidades personales entre ellas: la autorregulación emocional y la capacidad para actuar contra la presión de los demás. Otra línea de investigación detectada es que el uso del razonamiento moral ha propuesto modelos que asocian razonamiento moral con otras construcciones tales como la conciencia moral, la sensibilidad moral, motivación moral, carácter moral, y la intención moral los cuales pueden servir como variables intervinientes entre razonamiento y comportamientos morales de liderazgo. La comprensión de estos mecanismos será importante para la investigación futura (Butterfield et al., 2000; Rest, 1994; Thomas, 1997). Es así como la literatura de liderazgo, en general, sugiere que los líderes de la organización demuestran tres principales formas de influir a sus seguidores: el modo directivo, el modo transaccional de influencia, y, el modo de influencia transformador. Flamholtz (1990) destacó las siguientes categorías del liderazgo: autocrático, autocrático benevolente, consultivo, participativo, el consenso de equipo, y laissezfaire que se define como dejar hacer, dejar suceder. Para el líder directivo una decisión es moral en función de la probabilidad de que dará lugar a la consecución de objetivos personales y la medida en que tiene en cuenta los intereses de los subordinados. En la zona de liderazgo ético estos estilos se pueden observar como sigue: (a) autocrático benevolente, que se define como el liderazgo directivo en donde los líderes toman las decisiones para sus seguidores. Un ejemplo de este tipo de liderazgo puede ser encontrado en el ejército (Bird, 1999); (b) consultivo, que es un estilo que comparten los líderes directivos de empresas comerciales éticas, líderes directivos sindicales que luchan por los derechos de sus miembros y, a menudo los políticos trabajan incansablemente en el interés de sus electores; (c) participativo, donde el líder puede animar a los subordinados para aprovechar sus talentos y experiencia para proponer soluciones, pero se reserva el derecho de tomar la decisión final; y, (d) el consenso donde el líder refuerza la importancia de llegar a un acuerdo con todos los miembros del grupo (Flamholtz, 1990). En la literatura sobre la ética empresarial dos perspectivas principales parecen ser empleadas con frecuencia: deontológica y teleológica. La Deontología se puede describir como la teoría o el estudio de la obligación moral. La perspectiva deontológica, según Frankena (1973), afirma que lo que es moralmente correcto no depende de la producción de acciones buenas en comparación con las malas, sino que está determinada por las características de la conducta en sí misma. Helms y Hutchins (1992) afirmaron que la deontología considera el valor moral de un comportamiento que sea independiente de los resultados. Hay dos categorías principales de las teorías deontológicas en la literatura: gobernar la deontología y actuar con deontología. La regla de la deontología sostiene que en todas las circunstancias los individuos deben seguir una serie de normas o reglas predeterminadas, por lo que el comportamiento es ético o no ético no como una consecuencia de la acción, pero en comparación con las propias normas (Rallapalli et al., 1998). Un juicio ético depende, por tanto, sobre algún principio general (Garner & Rosen, 1972), y esta norma general puede estar compuesta por una serie de directrices más específicas, sobre como 15 las personas deben comportarse de una determinada manera en un conjunto dado de condiciones (Frankena, 1973). Según la deontología, la gente actúa éticamente de acuerdo a sus normas, pero esto se limita a comportamientos particulares, lo que implica que puede haber excepciones a la regla (Rallapalli et al., 1998). Según Frankena (1973), la perspectiva teleológica para el criterio de lo que es éticamente correcto es el valor no moral que se crea. Por lo tanto, un acto es moral si se juzga para producir un mayor grado de bien sobre el mal que cualquier otra alternativa, y es inmoral si no lo hace. Helms y Hutchins (1992) ven la perspectiva teleológica de la ética como subrayando el resultado, en oposición a la intención de la conducta individual. Existen varias clasificaciones de las teorías teleológicas en la literatura, pero los más importantes son: el egoísmo ético. En el caso de egoísmo ético, un individuo considera un acto para ser moral o inmoral en función de su probabilidad de alcanzar los objetivos personales (Rallapalli et al., 1998). Todos los otros resultados son irrelevantes para la decisión ética. Un acto es, por tanto ético para una persona sólo si los resultados de ese acto para el individuo son más ventajosas que las de cualquier comportamiento alternativo (Hunt & Vitell, 1986). Puede ser que el egoísta ético tenga en cuenta los intereses de los demás, pero esto no es el objetivo principal. Otros son solamente un medio a través del cual el bienestar del egoísta ético puede ser maximizada (Shaw & Post, 1993). Se destaca el concepto de utilitarismo en su forma básica que puede ser visto como la agregación de dos principios (Quinton, 1989): el principio consecuente que es decidir si un acto es correcto el mismo que se basa en si las consecuencias del acto son buenas o malas, y el principio hedonista en donde el placer es inherentemente bueno y sólo el dolor es inherentemente malo (Bentham, 1996). El principio de utilidad se entiende que aprueba o desaprueba cada acción según la tendencia para aumentar o disminuir la felicidad del individuo cuyo interés está en cuestión. John Stuart Mill, establece que toda acción es por el bien de algún fin (Bentham & Mill, 1973, p. 402). Según Frankena (1973) los utilitaristas sostienen que la determinación de si una acción es correcta u obligatoria debe ser derivada del principio de utilidad. Algunos autores indican que el liderazgo transformacional tiende a caracterizarse por un alto desarrollo moral, mientras que los enfoques transaccionales y directivos tienden a estar asociados con menores niveles de desarrollo moral (Kuhnert & Lewis, 1987; Petrick & Quinn, 1997). Según Kanungo y Mendonca (1996) el altruismo puede ser definido como una consideración por el bienestar de los demás; con el altruismo moral un negocio es descrito como ayudar a los demás sin tener en cuenta el costo de uno mismo. CONCLUSIONES Es evidente que existe una creciente demanda de la comunidad de negocios para llevar a cabo sus asuntos con una mayor atención a las consideraciones éticas y que es esencial para los líderes empresariales ganar la confianza y la lealtad de sus seguidores y la estima de la sociedad en general a través de las acciones éticas. También es vital que estos líderes cultiven la conducta ética en la empresa. Dado que los valores apropiados están en la raíz de la conducta moral, el líder del negocio de hoy debe poseer un conjunto de valores que busque no sólo mejorar la percepción favorable 16 de los grupos de interés internos y externos para dar lugar a una mayor eficacia y eficiencia de los miembros de la organización. Hay un reconocimiento cada vez mayor en la comunidad empresarial de la necesidad de un buen líder de doble bucle que implica involucrar gestiones que busquen tanto la eficacia y la moral. Por ello es importante la realización de investigaciones en el área de liderazgo ético para incrementarla calidad de vida de la organización y de la sociedad en general. El desarrollo sustentable como un modelo de desarrollo tiene por objetivo elevar la calidad de vida de las personas, mediante la utilización de herramientas de gestión, producción y tecnologías adecuadas a tal fin, haciendo un uso racional e integral de los recursos naturales (Muro, 2003; Leal & González,2010). El liderazgo responsable permite a las empresas buscar nuevas estrategias tomando en consideración las responsabilidades sobre las decisiones, sobres los miembros de la organización y accionistas (Soto, 2010). La responsabilidad social empresarial debería ser adoptada como la manera de actuar como parte de la sociedad, desde una perspectiva ganar-ganar que exhibe una lógica de mutuos réditos, es decir, que se beneficien las partes involucradas. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. ARONSON, E. (2001). Integrating Leadership Styles and Ethical Perspectives. Canadian Journal of Administrative Sciences, 18(4), 244-256. 2. AVOLIO, B. J., & BASS, B. M. (1995). Individual consideration viewed at multiple levels of analysis: A multi-level framework for examining the diffusion of transformational leadership. Leadership Quarterly, 6, 199– 218. 3. BASS, B.M. (1985). Leadership and performance beyond expectations. New York, NY: Free Press. 4. BASS, B.M. (1990). Bass & Stogdill's handbook of leadership. Nesv York, NY: Free Press division of Macmillan, Inc. 5. BASS, B.M. & Avolio, B.J. (1994). Improving organizational effectiveness through transformational leadership. ThousandOaks, CA: Sage. 6. BASS, B.M. (1998). Transformational leadership: Industrial, military, and educational impact. Mahwah, NJ: Lawrence Erlbaum Associates. 7. BASS, B. M.& STEIDLMEIER, P. (1999). Ethics, character, and authentic transformational leadership behavior. Leadership Quarterly, 10, 181-217. 8. BENTHAM, J. & MILL, J.S. (1973). The utilitarians. Garden City, NY: Anchor Books. 9. BENTHAM, J. (1996). An introduction to the principles of morals and legislation. Oxford: Clarendon Press. 10. BIRD, F. (1999). Making a difference: Practical ethical leadership in organizations. Unpublished manuscript. Concordia University, Montreal. 11. BOWIE, N.E. (1991). The firm as a moral community. In R.M. Coughlin (Ed.), Morality, rationality, and efficiency: New perspectives on socio-economics. Armonk, NY: M.E. SharpeInc 12. BRYMAN, A. (1992). Charisma and leadership in organizations. London: Sage. 13. BUMS, J.M. (1978). Leadership. New York: Harper & Row. 14. BUTCHER, W.C. (1997). Ethical leadership. Executive Excellence, 14 (6), 5-6. 15. BUTTERFIELD, K. D., TREVINO, L. K.& WEAVER, G. R. (2000). Moral awareness in business organizations: Influences of issue-related and social context factors. Human Relations, 53, 981-1018. 16. CIULLA, J.B. (1995). Leadership ethics: Mapping the territory. Business Ethics Quarterly, 5(1), 5-28. 17. CLARKSON, M.B. (1991). The moral dimension of corporate social responsibility. In R.M. Coughlin (Ed.), Morality, rationality, and efficiency: New perspectives on socioeconomics. Armonk, NY: M.E. Sharpe Inc. 18. CONGER, J.A. &KANUNGO, R.N. (Eds.). (1988). Charismatic leadership: The elusive factor in organizational effectiveness. San Francisco: Jossey-Bass. 19. CONGER, J.A.&KANUNGO, R.N. (1998). Charismatic leadership in organizations. Thousand Oaks, CA: Sage. 20. CONGER, J.A. (1999). Charismatic and transformational leadership in organizations: An insider's perspective on these developing streams of research. Leadership Quarterly, 10(2), 145-179. 21. DUKERICH, J. M., NICHOLS, M. L., ELM, D. R.&VOLLRATH, D. A. (1990). Moral reasoning in groups: Leaders make a difference. Human Relations, 43, 473-493. 22. FRIEDMAN, M. (1970). The social responsibility of business is to increase its profis. New York Times Magazine, 122-126. 23. FLAMHOLTZ, E.G. (1990). Growing pains: How to make the transition from an entrepreneurship to a professionally managed firm. San Francisco: Jossey-Bass. 17 24. FRANKENA, W.K. (1973). Ethics. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall Inc. 25. GAMER, R.T. & ROSEN, B. (1972). Moral philosophy: A systematic introduction to normative ethics and meta-ethics. New York: Macmillan. 26. GLOBALLY RESPONSIBLE LEADERSHIP INITIATIVE & CENTRUM Centro de Negocios (s.f.). El Líder Global Responsable un Llamado a la Acción. Documento de trabajo de CENTRUM Católica, Lima, Perú. 27. HARKNESS, S.,EDWARDS, C. P.& SUPER, C. M. (1981). Social roles and moral reasoning: A case study in a rural African community. Developmental Psychology, 17, 595-603. 28. HELMS, M.M.& HUTCHINS, B.A. (1992). Poor quality products: Is their production unethical? Management Decision, 30(5), 35-46. 29. HENDERSON, D. (2001). The case against corporate social responsibility. Policy, 17(2), 28- 32. 30. HERSEY, P.& BLANCHARD, K.H. (1969). Management of organizational behavior: Utilizing human resources. Englewood Cliffs, NJ: Prentice-Hall. 31. HUNT, S.D.& VITELL, S. (1986). A general theory of marketing ethics. Journal of Macromarketing, 6(1), 5-16. 32. KANUNGO, R.N.& MENDONCA, M. (1996). Ethical dimensions of leadership. Thousand Oaks, CA: Sage. 33. KERR, S.&JERMIER, J. (1978). Substitutes for leadership: Their meaning and measurement. Organizational Behavior and Human Performance, 22, 374403. 34. KOHLBERG, L. (1969). Stages in the development of moral thought and action. New York: Holt, Rinehart& Winston. 35. KOHLBERG, L. (1976). Moral stages and moralization: The cognitive-developmental approach. In T. Lickona (Ed.), Moral development and behavior (pp. 31-53). New York: Holt, Rinehart & Winston. 36. KUHNERT, K.W.& LEWIS, P. (1987). Transactional and transformational leadership: A constructive developmental analysis. Academy of Management Review, 12(4), 648-657. 37. LEAL, F. & GONZÁLEZ, R. (2010). Ética y Sustentabilidad para una Competitividad Responsable y Rentable. SINNCO. Universidad Autónoma de Aguascalientes. México. 38. LICHTENSTEIN, B. M., SMITH, B. A.&TORBERT, W. R. (1995). Leadership and ethical development: Balancing light and shadow. Business Ethics Quarterly, 5, 97-116. 39. MACLAGAN, P. (1998). Management and morality: A developmental perspective. London: Sage. 40. MORENO, C. (2008). Liderazgos responsables. Barcelona, Ediciones de la Universidad Ramón Llull. 41. PETRICK, J.A. & QUINN, J.F. (1997). Management ethics. Thousand Oaks.CA: Sage. 42. PINEDA, M. (2014). Negocios y sostenibilidad en la base de la Pirámide. Institución Universitaria Politécnico Grancolombiano, 5(9). 43. QUINTON, A. (1989). Utilitarian ethics. London: Duckworth. 44. RALLAPALLI, K.C., VITELL, S.J., & BARNES, J.H. (1998). The influence of norms on ethical judgments and intentions: An empirical study of marketing professionals. Journal of Business Research, 43(3), 157-168. 45. REGAN, D. (1980). Utilitarianism and cooperation. Oxford: Clarendon Press. 46. REICH, R. (1998). The new Meaning of Corporate Social Responsibility. California Management Review, 40 (2), 1-11. 47. REST, J. R. (1990). DIT manual (3rd ed.). Minneapolis, MN: Center for the Study of Ethical Development. 48. REST, J. R. (1994). Background: Theory and research. In J. R. Rest & D. Narvaez (Eds.), Moral development in the professions: Psychology andapplied ethics (pp. 1-25). Hillsdale, NJ: Erlbaum. 49. SHAMIR, B., HOUSE, R.J.& ARTHUR, M.B. (1993). The motivational effects of charismatic leadership: A selfconcept based theory. Organization Science, 4(4), 577-594. 50. SHAW, B.& POST, F.R. (1993). A moral basis for corporate philanthropy. Journal of Business Ethics, 12(10), 745-751. 51. SOTO, A. (2010). Liderazgo responsable desde la perspectiva de los gerentes de las organizaciones. Multiciencias, 10, 107-113 52. TASHAMAN, P. &MORANO, V. (2010). Dynamic Capabilities and Base of the Pyramid Business Strategies. Journal of Business Ethics, 89, 495-514. 53. THOMAS, R.M. (1997). An integrated theory of moral development. West port: Greenwood Press. 54. TREVINO, L. K. (1986). Ethical decision making in organizations: A person-situation interactionism model. Academy of Management Review, 11, 601-617. 55. TREVINO, L. K. (1992). Moral reasoning and business ethics: Implications for research, education and management. Journal of Business Ethics, 11, 445-459. 56. TURNER, N., BARLING, J., EPITROPAKI, O., BUTCHER, V.& MILNER, C. (2002). Transformational Leadership and Moral Reasoning. Journal of Applied Psycology, 87(2), 304-311. 57. VROOM, V.H.&YETTON, P.W. (1973). Leadership and decision-making. Pittsburgh, PA: University of Pittsburgh Press. 58. WILSON, J.Q. (1995). Capitalism and morality. Public Interest 121, 42-60. 18