REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD DEL ZULIA FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN DIVISIÓN DE ESTUDIOS PARA GRADUADOS PROGRAMA DE MAESTRÍA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIÓN MENCIÓN: SOCIOSEMIÓTICA DE LA COMUNICACIÓN Y LA CULTURA SEMIÓTICAS DE LA VIDA COTIDIANA EN LA FILMOGRAFÍA DE ROMÁN CHALBAUD TESIS DE MAESTRÍA Tesista: Soc. Aminor Méndez Pirela e-mail: [email protected] Tutora: Dra. Írida García de Molero e-mail: [email protected] Maracaibo, enero de 2008 2 3 4 AGRADECIMIENTOS Agradezco a Dios, su amor me da vida y me sostiene cada día. Agradezco a mis padres, quienes no han dejado de velar por mi bienestar y me inundan de amor, de todas las maneras posibles. Agradezco a mis hermanas y hermanos (incluidos mis cuñados), siempre presentes, fieles y motivadores. Agradezco a mis amigas y amigos, “no hace falta dar sus nombres o apellidos, porque de sobra ellos se saben aludidos”. Agradezco a mi tutora, Dra. Irida García, por su generosidad al brindarme la oportunidad de recurrir a su capacidad y experiencia científica en un ambiente de confianza, afecto y amistad. Agradezco a la Dra. Emperatriz Arreaza, por sus valiosos consejos y acertados aportes en la fase final de este trabajo. 5 ÍNDICE DE CONTENIDO Págs. Resumen........................................................................................................ 8 Abstract........................................................................................................... 9 Introducción.................................................................................................... 10 Capítulo I. El Problema................................................................................. 15 1.1. Planteamiento del problema………………………………………………… 16 1.1.1. Vida cotidiana y comunicación audiovisual………………………... 19 1.2. Objetivos………………………………………………………………………. 21 1.3. Justificación…………………………………………………………………… 22 1.4. Delimitación............................................................................................. 22 Capítulo II. Marco Teórico……………………………………………………... 25 2.1. Antecedentes........................................................................................... 26 2.1.1. Relacionados con la vida cotidiana………………………………… 26 2.1.2. Relacionados con el cine venezolano……………………………… 29 2.2. Fundamentación teórica…………………………………………………….. 31 2.2.1. Teorías de la vida cotidiana…………………………………………. 31 2.2.1.1. Dimensiones de la realidad social………………………… 37 2.2.1.1.1. Dimensiones estructurales de la realidad social……………………………. 39 2.2.1.1.2. Dimensiones funcionales de la realidad social……………………………. 41 2.2.1.2. Un espacio para el espacio………………………………… 43 2.2.1.2.1. Espacio público………………………………… 44 2.2.1.2.2. Espacio privado: el hogar del sentido……….. 45 6 2.2.1.3. Trascendencia de la realidad. Una mirada desde los medios…………………………………………………… 51 2.2.1.3.1. Telenovelas…………………………………….. 52 2.2.1.3.2. Reality show……………………………………. 54 2.2.1.3.3. Cine realista……………………………………. 55 2.2.1.4. Vida cotidiana y producción artística en Venezuela…….. 61 2.2.1.4.1. Vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud…………………………... 65 2.2.2. Teorías semióticas relacionadas con el cine……………………… 73 2.2.3. Estudios relacionados con la filmografía de Román Chalbaud…. 77 Capítulo III. Marco Metodológico……………………………………………… 79 3.1. Nivel de investigación……………………………………………………….. 80 3.2. Diseño de investigación……………………………………………………... 80 3.3. Población y muestra………………………………………………………..... 81 3.3.1. Tipo de muestreo……………………………………………………... 81 3.4. Técnicas e instrumentos de recolección de datos……………………….. 82 3.5. Técnicas de procesamiento y análisis de datos………………………….. 87 Capítulo IV. Marco Analítico…………………………………………………… 89 4.1. Consideraciones para el análisis…………………………………………… 90 4.2. Análisis de la muestra fílmica………………………………………………. 91 4.2.1. Caín adolescente: el rancho como casa…………………………… 91 4.2.1.1. Estructura y tiempo narrativo en Caín adolescente……... 91 4.2.1.2. Dimensiones estructurales de la realidad social………… 95 4.2.1.3. Dimensiones funcionales de la realidad social…………... 100 4.2.2. Sagrado y obsceno: la pensión como casa……………………….. 111 7 4.2.2.1. Estructura y tiempo narrativo en Sagrado y obsceno…… 111 4.2.2.2. Dimensiones estructurales de la realidad social………… 115 4.2.2.3. Dimensiones funcionales de la realidad social…………... 121 4.2.3. La oveja negra: la guarida como casa……………………………... 139 4.2.3.1. Estructura y tiempo narrativo en La oveja negra………… 139 4.2.3.2. Dimensiones estructurales de la realidad social………… 141 4.2.3.3. Dimensiones funcionales de la realidad social………….. 146 4.2.4. Pandemónium: el sótano como casa………………………………. 157 4.2.4.1. Estructura y tiempo narrativo en Pandemónium………… 157 4.2.4.2. Dimensiones estructurales de la realidad social………… 159 4.2.4.3. Dimensiones funcionales de la realidad social…………... 161 4.3. Contextos de la vida cotidiana en el discurso fílmico de Chalbaud…….. 173 4.3.1. Nuevos perfiles en la estructura familiar…………………………… 173 4.3.2. La mujer toma las riendas…………………………………………… 176 4.3.3. Las pandillas…………………………………………………………... 179 Capítulo V. Conclusiones………………………………………………………. 191 Referencias bibliográficas………………………………………………………... 197 8 Méndez Pirela, Aminor Judith. Semióticas de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud. Tesis de Maestría. Universidad del Zulia, Facultad de Humanidades y Educación, División de Estudios para Graduados, Programa de Maestría en Ciencias de la Comunicación. Maracaibo, Venezuela, 2007. 211 p. RESUMEN Como práctica semiótica discursiva, el cine se constituye en signo-vehículo en cuyo sistema productivo circulan, entre otros, innumerables fenómenos sociales que develan actitudes, comportamientos y valores en el individuo y los grupos sociales y en sus relaciones. Uno de estos fenómenos sociales con mayor fuerza en la contemporaneidad, es el acercamiento a lo cotidiano desde los medios de comunicación, tanto, que en el cine venezolano aparece como generador de programas narrativos que no distan del drama social del venezolano común. De esta manera, la presente investigación pretende comprender el discurso fílmico de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud. La metodología se basa en el estudio de los códigos técnico-expresivos y de contenido social (Metz, 1973; Fiske, 1989; Cassetti, 1991; García, I., 2007) y en el análisis del contexto socio estructural (Córdova, 1995), cuyas dimensiones permiten aprehender los indicadores de la cotidianidad en los filmes seleccionados: Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997). A manera de conclusión, queda demostrado que la filmografía chalbaudeana aparece ligada entrañablemente a la historia venezolana; así como también, se visualiza en cada uno de los filmes analizados el espacio social como condicionante de los modos y estilos de vida de los actuantes. Palabras claves: Vida cotidiana, Semiótica del Cine, Román Chalbaud. 9 Méndez Pirela, Aminor Judith. Semiotics of the every day life in Roman Chalbaud is filmography. Mater Thesis. Universidad del Zulia, Facultad de Humanidades y Educación, División de Estudios para Graduados, Maestría en Ciencias de la Comunicación. Maracaibo, Venezuela, 2007. 211 p. ABSTRACT As a discursive semiotics practice, film industry represents the vehicle-sign in which production system circulating among others, countless social phenomena that shows attitudes, behaviors and values in the individual and social groups and their relationships. One of the strongest social phenomena in contemporaneity, is the closeness to the every day life from the media, therefore, in Venezuelan’s film industry appears as a generador of narrative programs not far from the drama of the Venezuelan social policy. Thus, this research study pretends to understand the filmic speech of the every day life in of Roman Chalbaud’s filmography. The methodology is based on the study of codes technical-expressive and social content (Metz, 1973; Fiske, 1989; Cassetti, 1991; Garcia, I., 2007) and the analysis of the structural and social context (Cordova, 1995), whose dimensions allows to learn the indicators of everyday life in the selected films: Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997). In conclusion, it ha been an evidence that Chalbaud’s filmography appears intimately tied to the Venezuelan history, as well as visualized in each of the films analyzed the social space as a condition of the ways and lifestyles of acting. Key words: Every day life, semiotics of the cinema, Roman Chalbaud. 10 INTRODUCCION 11 INTRODUCCIÓN El cine como práctica semiótica discursiva se constituye en signo-vehículo en cuyo sistema productivo circulan, entre otros, un sinnúmero de fenómenos sociales que develan actitudes, comportamientos y valores en el individuo y los grupos sociales y en sus relaciones. Uno de estos fenómenos sociales con mayor fuerza en la contemporaneidad, es la aproximación a lo cotidiano desde los medios de comunicación, tanto, que en el cine venezolano aparece como generador de programas narrativos que no distan del drama social del venezolano común. Esto ha hecho emprender una búsqueda, lo más exhaustiva posible de la filmografía del cineasta venezolano Román Chalbaud, el cual trabaja la vida cotidiana y la organiza y describe sus diferentes manifestaciones, utilizando determinados recursos técnico-expresivos y de contenido social. De esta manera, la presente investigación pretende acercarse al mundo de lo cotidiano venezolano desde la filmografía de Román Chalbaud, pues se considera que el cine de este autor coloca la realidad en los asuntos públicos, tal como lo hace la ciencia, y ambas instituciones también funcionan mediante prácticas sociales que presuponen un grado de consenso respecto a los procedimientos interpretativos. Para ello, se analizan los filmes: Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997). 12 El cuerpo de esta investigación se estructura en cinco capítulos, a saber: El problema, Marco teórico, Marco metodológico, Marco analítico y Conclusiones. Respecto al Problema objeto de estudio, se hace en primer lugar, un recorrido histórico, que muestra la evolución y las distintas perspectivas en cuanto a la incorporación de la vida cotidiana como categoría de análisis en las ciencias sociales. En segundo lugar, se introducen algunas ideas en torno a la relación vida cotidiana y comunicación audiovisual, bajo la premisa de que el discurso de los medios y de la cotidianidad, parecen estar cada vez más unidos entrañablemente. El Marco teórico presenta inicialmente los antecedentes, entre los cuales aparecen algunas investigaciones que han tomado en cuenta la vida cotidiana como categoría de análisis, entre las que figuran autores como Heller (1977), Carías (1982), Ferraroti (1991) y Piault (2002). Se incluyen también varias tesis de pregado y postgrado, que enfocan el mismo tema, pero desde diversas perspectivas. En un segundo apartado, se presentan los antecedentes relacionados con el análisis del cine venezolano, haciendo un recorrido, primero general y luego particular, específicamente en relación con los trabajos de la profesora Írida García, los cuales se constituyen en referencias directas de esta investigación, dado su acercamiento desde la perspectiva semiótica a la obra filmográfica de Román Chalbaud. La Fundamentación teórica, por su parte, incluye algunas consideraciones útiles para situar el objeto de estudio. A tal efecto, se presentan las teorías de la vida cotidiana que van desde las que le restan importancia, hasta las que colocan esta categoría en el centro de la filosofía y la historia. Luego, siguiendo a Córdova 13 (1995) se definen las dimensiones de la realidad social, y dentro de estas en particular, las dimensiones estructurales y funcionales, haciendo énfasis en las actividades sociales que se desarrollan en los respectivos espacios que engloban la vida cotidiana de los actuantes. Dentro de las dimensiones funcionales, se hace énfasis en el espacio social y se analiza el espacio sagrado de la casa, por ser el escenario privilegiado del análisis. Seguidamente, se dedica una sección a la trascendencia de la realidad desde la mirada de los medios, partiendo de las telenovelas y pasando por el auge del reality show, hasta llegar a una descripción cronológica del cine realista. Posteriormente, se muestra la importancia que ha tenido la vida cotidiana en la producción artística venezolana, donde queda claro que la problemática surgida de la economía petrolera, y prácticamente todos los momentos representativos de la historia venezolana están reflejados en la producción artística nacional. Luego se presenta la vida cotidiana como un tema que ha estado siempre presente en la filmografía de Román Chalbaud. En seguida, se abordan las teorías semióticas relacionadas con el cine, que van desde Roland Barthes, Umberto Eco y Christian Metz, hasta los venezolanos Baiz y Mangieri. De igual manera, se presentan algunos estudios relacionados con la filmografía de Román Chalbaud realizados por Naranjo, Penzo y García fundamentalmente, quienes coinciden en inscribir la producción fílmica de Román Chalbaud dentro de la categoría de cine de autor. En el marco metodológico se delimita la investigación y se desglosa el modelo de análisis fílmico utilizado, que incluye el estudio de los códigos técnicoexpresivos y de contenido social (Metz, 1973; Fiske, 1989; Cassetti, 1991; García, 14 I., 2007) y el análisis del contexto socio estructural (Córdova, 1995), cuyas dimensiones permitieron aprehender los indicadores de la cotidianidad en los filmes seleccionados. En el análisis examinamos las dimensiones estructurales de la realidad social (contexto socio-estructural) en las que se ha desarrollado la filmografía de Chalbaud; precisamos las dimensiones funcionales de la realidad social (modos y estilos de vida y espacio social) en los filmes seleccionados; e identificamos los códigos técnico-expresivos y de contenido social que conforman la diégesis de la vida cotidiana en la filmografía chalbaudeana. A manera de cierre de este capitulo, se analizaron también los contextos de la vida cotidiana, manifiestos en cada uno de los filmes analizados, poniendo especial atención en los nuevos perfiles en la estructura familiar, el rol asumido por la mujer y la presencia de pandillas en la filmografía chalbaudeana, como forma de agrupación sustituta de la familia. Las conclusiones se organizan en función de cada uno de los objetivos planteados, a fin de ofrecer las respuestas consideradas pertinentes, quedando demostrado que la filmografía chalbaudeana aparece ligada entrañablemente a la historia venezolana; así como también se visualiza en cada uno de los filmes analizados cómo el espacio social es condicionante de los modos y estilos de vida de los actuantes. 15 CAPÍTULO I. EL PROBLEMA 16 CAPÍTULO I. EL PROBLEMA 1.1. Planteamiento del problema La investigación sobre el rito en los momentos extraordinarios de la vida social, es vasta, En los cambios de status, por razones de edad o por acontecimientos políticos, en las celebraciones y fiestas, religiosas o seculares, en el nacimiento o en la muerte, el rito sirve de estructura de articulación entre la vida cotidiana y los eventos extra-ordinarios que cada cierto tiempo la “perturban” (Finol, 2006ª:s/p). A lo largo de la historia, las ciencias humanas y sociales han privilegiado el estudio de lo extraordinario, considerándolo como lo realmente importante, descuidando los elementos que configuran la vida social cotidiana. Los teóricos habían tomado la vida cotidiana como lo tácito, lo simple, lo banal, lo superfluo, lo irrelevante, e incluso como un elemento que no formaba parte de la historia, al considerar que “el pleno significado de las relaciones diarias no se revela en la vida cotidiana, sino en hechos no corrientes, de la misma manera que el significado de un periodo histórico sólo se muestra en los escasos acontecimientos que lo iluminan” (Arendt, 1998:53). En general, todo estaba planificado, tal como plantea Restrepo (1994:12), “para que sólo lo público suceda como hecho relevante, quedando por completo separado de la red a la que se articula como suceso humano y cotidiano. Lo privado está por definición condenado al olvido y al anonimato”. 17 No obstante, fueron Lefebvre, Lukács, Goffman y Heller, entre otros, quienes fijaron su atención en la vida cotidiana como elemento esencial de las relaciones sociales. Para Heller (1977:42) por ejemplo, “la vida cotidiana no está 'fuera' de la historia, sino en el 'centro' del acaecer histórico: es la verdadera 'esencia' de la sustancia social”, De acuerdo al Diccionario de Uso del Español (Moliner, 1982), lo cotidiano viene de “diario”, por tanto, es ese inconsciente automático donde residen los hábitos o, dicho de otro modo, la rutina; es el entorno necesario de esa relación inmediata con las cosas y las personas, por tanto, el espacio englobante de la existencia. Agnes Heller (1977:19) define la vida cotidiana como “el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social”. Siguiendo a Finol (2006a), esta perspectiva filosófica se opone al marxismo, al establecer que es en lo privado, en esas sencillas rutinas de la vida diaria donde, entretelones, se produce y reproduce lo público. De manera que, Los ritos de la vida cotidiana constituyen la trama social y cultural fundamental en la organización de los micro-universos sociales, y su inventario, análisis e interpretación contribuirán enormemente a la comprensión de esos intersticios donde, en medio de los grandes acontecimientos de la vida social, lo humano vive y se expresa (Finol, 2006ª:s/p). De manera que, la práctica cotidiana en la vida social corresponde a una fragmentación del marco social que reclama nuevas formas de comprensión contextuales a la teoría y a la metodología de la ciencia. 18 La incorporación de la vida cotidiana como categoría de análisis en las ciencias sociales es particularmente necesaria: su acercamiento posibilita acceder al conocimiento de los microespacios sociales y a las redes de relaciones que en ellos se desarrollan. Por tanto, se define a la vida cotidiana como un espacio de construcción y entrecruzamiento donde las circunstancias políticas, culturales, históricas, económicas y personales, posibilitan que el hombre construya su subjetividad y su identidad social (Heller, 1977). Este espacio está condicionado por un contexto particular que otorga matices propios y diferenciales a las personas. Más recientemente, Humberto Gianini (1992; 1999), plantea que la cotidianidad es sumamente amplia, pues se encuentra presente en todos los rincones de la vida en sociedad. Este filósofo entiende la vida cotidiana en tres dimensiones: como lo que pasa todos lo días; como una reflexión, en términos del regreso a sí mismo; y como la vida en su totalidad visible espaciotemporal. En este mismo sentido, Michel de Certeau (1996) introduce la noción de “prácticas cotidianas”, aludiendo a la manera de hacer las cosas de un determinado grupo social, que se manifiestan en todas las cosas y en todos los lugares. Al afirmar que la cotidianidad esta en todas partes, Gianini y De Certeau coinciden en que justamente esta condición hace que esta categoría sea tan difícil de precisar y pensar teóricamente, pues, no hay nada más cotidiano que la vida cotidiana. 19 1.1.1. Vida cotidiana y comunicación audiovisual Cada vez más, el discurso de los medios y de la vida cotidiana parecen estar ligados inseparablemente. En virtud, por una parte, de que la Permanente disponibilidad de [la] comunicación de masas, especialmente visual, en el mundo moderno –en [la] casa, en la calle, en el lugar de trabajo, en el transporte público– ha venido a significar la saturación de gran parte del tiempo y el espacio sociales con productos culturales. Esto ha dado lugar a un entorno de los medios cualitativamente insólito, en el cual los discursos de los medios y de la vida cotidiana pueden ser cada vez más indistinguibles (Jensen/ Jankoswski, 1993:52). A tal punto, que los medios han llegado a cubrir funciones que en otra época desempeñaba la institución familiar. Por otra parte, las nuevas formas de comunicación audiovisual permiten la reconstrucción de la subjetividad. Justamente esto es así porque los medios fragmentan el discurso de la vida social y se apropian del discurso de lo cotidiano como categoría temática para presentarlo a sus audiencias, y por supuesto, producen un impacto social en el receptor. De esta manera, los medios audiovisuales contemporáneos se han dedicado a seducir a millones de telespectadores irrumpiendo en el espacio íntimo, ya no sólo de los famosos sino de la gente común, para mostrar de cerca las experiencias del diario vivir. En cuanto al impacto que se produce en las audiencias al percibir en los medios el discurso de lo cotidiano, Ellis (1982, en Jensen/Jankoswski, 1993:52) afirma que la intensidad es mucho mayor cuando se trata del cine, pues siempre “la mirada concentrada propia del cine (se opone) al vistazo distraído característico de la recepción televisiva”. 20 Cuando el autor cinematográfico toma el discurso de lo cotidiano se asegura una comunicación plausible, pues utiliza códigos culturales socialmente compartidos. En este sentido, Es evidente que el ser humano, como miembro de la sociedad a la que pertenece, dará primacía a los temas que le rodean y él conoce, de manera que el mensaje (...) estará cargado de señales explícitas e implícitas, cuya distribución sémica habrá que descubrir y elaborar, para después formar con ella una red se significados que descubra el trasfondo del mensaje del autor (Arenas, 1986:95). De esta manera, se van conformando en los dominios de experiencia cinematográficos las comunidades de interpretación y los repertorios interpretativos de un tipo de cine, que en el caso que atañe sería un tipo de cine de ficción con temática social, al cual Naranjo (1994) denomina género del drama social, e Irida Garcia (2007:107) designa cine de ficción/crónica, en tanto atenaza la subjetividad del autor y la objetividad de la temática que muestra, en un acto discursivo y microsocial de interpretación por parte del autor cinematográfico. Chalbaud produce en un género de corte social (…) género de ficción/crónica, dado su deslizamiento en las fronteras de lo periodístico respecto al manejo de la crónica como noticia. En este género, Chalbaud produce focalizando las relaciones semiósicas axiológicas del bien y del mal asociadas a esquemas mentales de lo sagrado y lo profano. Este esquema mental en la producción evidencia una conciencia Interpretante con eficacia de tipo mitológica. Estas prácticas semióticas significativas modelan los distintos géneros de comunicación de masas que conllevan usos sociales específicos con los que pensar. La presente investigación pretende analizar el mundo de lo personal venezolano desde la filmografía de Román Chalbaud, pues se considera que el 21 cine de este autor coloca la realidad en los asuntos públicos, tal como lo hace la ciencia, y ambas instituciones también funcionan mediante prácticas sociales que presuponen un grado de consenso respecto a los procedimientos interpretativos. 1.2. Objetivos General: Comprender el discurso fílmico de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud. Específicos: 1. Examinar las dimensiones estructurales de la realidad social (contexto socio-estructural) en las que se ha desarrollado la filmografía de Chalbaud. 2. Analizar las dimensiones funcionales de la realidad social (modos de vida, estilos de vida y espacio social) en los filmes Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997), de Román Chalbaud. 3. Identificar los códigos técnico-expresivos y de contenido social que conforman la chalbaudeana. diégesis de la vida cotidiana en la filmografía 22 1.3. Justificación Esta investigación irrumpe en un ámbito nuevo donde, en términos generales, no se ha investigado lo suficiente, y particularmente en Venezuela el acercamiento al tema se ha hecho desde un punto de vista crítico, histórico, dramático, poético y cronológico, mas no semiótico. Este estudio se constituye en un valioso aporte teórico y metodológico para los interesados en reflexionar respecto a la cotidianidad, desde la mirada semiótica, del cineasta venezolano Román Chalbaud. De igual manera, pretende ser un punto de partida para las escuelas de sociología, cuyas aproximaciones a la vida cotidiana se han limitado –hasta ahora– al enfoque político; y para las escuelas de comunicación social y de educación, en cuyos pensum de estudio se contempla el cine en diferentes dimensiones. También se constituye en aporte para instituciones ligadas al mundo del cine; tales como cineclubes, cinematecas y departamentos audiovisuales. 1.4. Delimitación En la presente investigación se trabajó con la filmografía del cineasta venezolano Román Chalbaud, cuya trayectoria fílmica abarca de 1959 a 2005, con una temática social recurrente. Este autor se ha seleccionado por considerarse el cineasta venezolano más fructífero, tanto en cantidad como en continuidad, 23 honrando al mismo tiempo la calidad de su pensamiento social (van Dijk, 1999). Su obra alcanza los veinte (20) largometrajes. Aparte de él, sólo Walerstein y De La Cerda tienen una vasta producción, con 14 y 13 títulos respectivamente. El resto (...) proviene casi completamente de cineastas que sólo hacen un primer y único filme, y otros tantos que apenas completan el segundo o el tercero; después o se dedican a la televisión, o a la publicidad, cambian de profesión, o simplemente no se vuelve a saber de ellos (Abraham, 2002:25). Se pretende analizar, a partir de algunos títulos seleccionados de su obra, los rasgos esenciales de la vida cotidiana, en el espacio semiótico “casa”. La “casa”, comúnmente conocida como un dominio destinado a la vida privada, es tratada en la filmografía de Chalbaud como un espacio de interacción simbólica, en el cual los actuantes representan formas de comportamiento socialmente inteligibles. A continuación se presenta una tabla descriptiva de los largometrajes de ficción dirigidos por Chalbaud, y el tipo de casa que en cada filme sirve de escenario para el desarrollo de acciones de la vida cotidiana representadas por los actuantes. Tabla 1 Tipos de casa presentes en la filmografía chalbaudeana Filme / año Caín adolescente (1959) Cuentos para mayores (1963) La quema de Judas (1974) Sagrado y obsceno (1976) El pez que fuma (1977) Carmen la que contaba 16 años (1978) El rebaño de los ángeles (1979) Tipo de casa Rancho en el cerro Rancho en el cerro (Cuento: Historia del hombre bravo) Casa en el barrio, “chivera” como casa (Cuento: Los ángeles del ritmo) Casa en el barrio, casa en urbanización La pensión, casa de la playa Prostíbulo como casa Casa en el barrio, casa en urbanización Rancho en el cerro, apartamento 24 Bodas de papel (1979) Cangrejo (1982) La gata borracha (1983) Cangrejo II (1984) Ratón en ferretería (1985) Manón (1986) La oveja negra (1987) El corazón de las tinieblas (1990) Cuchillos de fuego (1990) Pandemónium (1997) El caracazo (2005) Casa en urbanización Casa-quinta en urbanización Casa de vecindad Casa en urbanización Apartamento de lujo, apartamento popular Casas accidentales: casa en urbanización, casa en la playa Guarida como casa, casa-quinta en urbanización Barco como casa Circo como casa Sótano como casa Casa en el barrio, casa en urbanización Fuente: Méndez, A. (2007) Desde el punto de vista metodológico, siguiendo a Metz (1973), el hecho de seleccionar la constante “casa” responde a que la misma constituye un objeto pertinente respecto al objeto de estudio que se desea analizar. La constante elegida, muestra el tipo de “casa” trabajado como material semiótico-textual en cuyo interior se desenvuelve y toma sentido la vida cotidiana, convirtiéndose así en marco de lo privado. Además, la “casa” vista como espacio social, está impregnada de inserciones que funcionan como “etiquetas” (Córdova, 1995), las cuales expresan, entre otros aspectos, la nacionalidad, la profesión, la religión, la clase social, la pertenencia filosófica y la militancia política de quien(es) la(s) habita(n). 25 CAPÍTULO II. MARCO TEORICO 26 CAPÍTULO II. MARCO TEÓRICO 2.1. Antecedentes A continuación, se mencionan –en primera instancia– algunas investigaciones que se han realizado referentes a la vida cotidiana, y –en segundo término– varios estudios relacionados al cine venezolano y a la obra filmográfica de Román Chalbaud desde la perspectiva semiótica. 2.1.1. Relacionados con la vida cotidiana La vida cotidiana como categoría de análisis ha sido asumida en diferentes investigaciones y por distintos autores, entre los que se puede mencionar a Heller (1977), Ferraroti (1991) y Piault (2002), que se han interesado en el estudio de sus diferentes aspectos y hacen énfasis en la importancia de ésta para la comprensión de los fenómenos complejos de la sociedad actual. En lo que respecta específicamente a la cotidianidad venezolana no se ha investigado mucho hasta ahora. En particular, Rafael Carías (1982) analiza tres reconocidos atributos del venezolano: su humanitarismo, su inmadurez emocional y su inseguridad, en un estudio de antropología cultural en el cual toma en cuenta los factores dominantes que subyacen en su modo de ser. 27 En el mismo orden de ideas, en la Escuela de Comunicación Social de La Universidad del Zulia, José Torres presentó el proyecto: “La cotidianidad. Un día como cualquier otro” (1998), cuyo propósito principal fue dar a conocer, a través de un videoreportaje documental, la cotidianidad del venezolano desde el punto de vista económico, político, conductual, histórico, cultural y social. También en la Escuela de Sociología de la misma universidad, se han desarrollado sólo dos investigaciones que desde perspectivas muy distintas se acercan al objeto de estudio de esta investigación. En 1999, Amaya y otros realizaron un estudio sobre la “Planificación en la cotidianidad de las organizaciones populares en el barrio La Arreaga”, cuyo objetivo principal fue establecer las características principales de la planificación de las organizaciones populares en el mencionado barrio, mediante un trabajo de campo en el que las investigadoras interactuaron con la comunidad para observar su comportamiento cotidiano. Los resultados de esta investigación demostraron que, en términos generales, las organizaciones populares no estructuran planes de manera formal, observándose una marcada indefinición desde el momento de diagnosticar el problema, hasta el diseño de objetivos y acciones. Por su parte, Mercedes Servigna (2000) investigó el tema de la “Violencia y estructura de la vida cotidiana urbano-popular”, en el que desarrolla un estudio de caso en el barrio El Modelo del Municipio Maracaibo, con el propósito de mostrar cómo la violencia urbana es uno de los elementos que estructuran la vida cotidiana en una comunidad urbano-popular. Mediante un análisis hermenéuticodialéctico, este estudio llegó a la conclusión de que la problemática de la violencia 28 en las comunidades urbano-populares forma parte de la cotidianidad de las personas. De igual manera, en la Universidad Central de Venezuela, específicamente en la Escuela de Sociología de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, se encuentran dos interesantes trabajos. En el primero de ellos: “La complejidad de la vida cotidiana en la obra de Michel Maffesoli”, José Matos Contreras (2002) se plantea indagar las nociones de organicidad, potencia y socialidad en Maffesoli; reivindicar el planteamiento de este autor de integrar, para el análisis de la vida cotidiana aspectos como: lo emocional, lo afectivo, la dimensión festiva y lúdica (aspectos que en muchas ocasiones fueron relegados a un segundo plano), para así complejizar la noción misma de lo cotidiano; y finalmente, vislumbrar con sus aportes a una sociología que privilegie la vida. Otro trabajo realizado en la misma Escuela es el de Jessie Blanco: “De la vida cotidiana a la muerte cotidiana. Una aproximación al pensamiento político de Agustín García Calvo”, cuyo objetivo fundamental fue dar a conocer el pensamiento político y libertario de este importante pensador, poeta y dramaturgo español, por medio de un análisis interpretativo de sus obras, para así denunciar, a través de una de sus nociones fundamentales: la administración de la muerte; cómo la vida cotidiana, en medio de la falsa paz que se vive y presencia en forma de guerra cotidiana, deviene en una suerte de muerte cotidiana; y percibiendo al conocimiento sociológico como una acción política en si misma, orientar sus aportes hacia una especie de sociología negativa que se caracterice por la 29 resistencia, la crítica, la denuncia y el desmantelamiento de las falsedades fundamentales del orden establecido. 2.1.2. Relacionados con el cine venezolano La temática fílmica ha sido investigada desde diferentes disciplinas, pero señalaremos específicamente los estudios realizados desde la perspectiva semiótica, dada su pertinencia para esta investigación. Emperatriz Arreaza ha publicado gran cantidad de trabajos entre los que se destacan, como una mirada al cine indígena: “‘La mestiza’ como alegoría de liberación nacional en el film venezolano ‘Cubagua’” (1994), y “Representación del indígena en el cine venezolano” (1998); en un acercamiento al cine e historia: “Redescubriendo el descubrimiento” (1996); y en la perspectiva de cine y mujer: “Santera: mujer y rito en el cine venezolano” (1999) y “‘Oriana’ de Fina Torres: Un lugar para el discurso femenino” (2005). Por su parte, Rocco Mangieri (2000) ha hecho un estudio de la significación del espacio en los textos fílmicos, afirmando que el cine ha utilizado la ciudad y su arquitectura como escenario significante para construir su mundo y narrar sus historias. En el año 2005 se publicó una investigación denominada “La zulianidad en el cine regional”, en la que Méndez y Labarca analizaron semióticamente la producción fílmica de la región zuliana, verificando que, con la destrucción de las casas del barrio El Saladillo, como espacio semiótico de interrelaciones naturales 30 de la cotidianidad saladillera, también se destruyó la configuración del ser y de la cotidianidad de esta comunidad y su ambiente social, confirmando que el cine es un documento de memoria histórica. Ésta, alternativa, y radicalmente opuesta, a la historia oficial, da cuenta de la realidad de los hechos a través de las voces de quienes vivieron la destrucción de su barrio. Dentro de este marco, y como antecedentes directos de esta investigación, se encuentran los trabajos realizados por Irida García, quien analiza “El discurso social filmográfico del cine de Román Chalbaud en un sistema productivo” (2001b), en el cual revisa conceptualmente algunas nociones del realismo cinematográfico a través del objeto dinámico “venganza” asociado a otros temas en el ámbito cotidiano familiar; llegando a tipificar la “venganza” en Caín adolescente como una venganza reparadora, mientras que en Sagrado y obsceno la venganza es premeditada y adquiere una dimensión trágica que culmina con el homicidio. En El pez que fuma aparece la venganza como un hábito en una relación de existencialidad e historicidad, en tanto que en el filme La oveja negra, la venganza surge en un esquema semiótico transgresor de la Ley plasmada en el Código Penal. En Cuchillos de fuego, Chalbaud tematiza el modo cómo emerge el deseo de venganza en el ser, haciéndose prisionero en sí mismo de su rol de vengador en una relación ángel/demonio. Y, finalmente, en el filme Pandemónium: la capital del infierno, la venganza se presenta con el nombre de matricidio. La misma autora, desde una perspectiva mucho mas amplia, desarrolló su tesis doctoral, en la que expone los “Fundamentos semióticos para una teoría de autor: el cine venezolano de Román Chalbaud” (García, 2004), tomando como 31 referencia un tipo de cine que se encuentra pregnado de iteraciones mitogénicas tanto de formas como de contenidos, que dan vida a la tradición, a la cotidianidad y a la cultura venezolana; según los marcos organizacionales, las articulaciones y las relaciones trabajadas por el director realizador venezolano Román Chalbaud, para hacer de la dinámica subjetiva y socio-histórica de su escritura/oralidad un Interpretante que cumple la función de un intérprete. Esta autora afirma que “justamente, son las reflexiones acerca de la cotidianidad de la vida y sus efectos en el ser social en el marco de la cultura, lo que Chalbaud ‘muestra’ y cómo lo muestra, en cada uno de sus filmes” (García, 2004:32). 2.2. Fundamentación teórica 2.2.1. Teorías de la vida cotidiana En la década de los años setenta, salieron a la luz casi simultáneamente tres publicaciones, que sentaron las bases para el estudio de la vida cotidiana. Se tradujo la importante obra de Schutz, “La fenomenología del mundo social”, que había sido publicada en Alemania en 1932, y se dio a conocer parte de sus ensayos. También, se presentó el trabajo “The social construction of reality” (1967) de Peter Berger y Thomas Luckmann, uno de los libros de teoría sociológica más leídos de su tiempo; y en el mismo año se publicó “Studies in ethnomethodology” (1967) de Garfinkel. 32 Ahora bien, de acuerdo a los planteamientos de Hegel (1837, en Heller, 1977), la vida cotidiana queda fuera de la filosofía. El modo de vida del hombre particular no tiene ninguna importancia. Según esta perspectiva, el hombre particular sólo cuenta en la medida en que es portador del espíritu universal y con ello de una personalidad histórico-universal. En cuanto a este tema, Marx (1843, en Heller, 1977) afirma que la vida cotidiana no alienada es al menos posible. La idea conductora del marxismo es el sentido de la vida de los individuos, y la transformación revolucionaria de la estructura social es solamente su instrumento. Este autor se interesa por la personalidad individual, los modos de vida, las comunidades libremente elegidas por los individuos, la pluralidad de las formas de vida y la convivencia democrática. Heidegger (1927, en Heller, 1977) por su parte, contradiciendo las teorías de Hegel, en su obra “El ser y el tiempo” colocó a la vida cotidiana y su análisis en el centro de la filosofía. Sin embargo, su descripción de la vida cotidiana apunta a una vida totalmente enajenada, convirtiéndose ésta en el núcleo de su teoría. Por otra parte, y marcando una significativa diferencia con los planteamientos de Hegel, Agnes Heller (1977) afirma que cada hombre puede ser una individualidad, que son concebibles las personalidades individuales y que definitivamente la vida cotidiana puede configurarse individualmente. Cabe introducir aquí la noción de individualidad semiótica, ligada al concepto de semiosfera planteado por Lotman, la cual presupone el carácter delimitado de la semiosfera respecto del espacio extrasemiótico o alosemiótico que la rodea. De 33 manera que, la semiosfera se ve en la necesidad de traducir a los lenguajes de su espacio interno los textos que vienen de afuera (Lotman, 1996). Heller también contrasta sus planteamientos con los de Heidegger, al sostener que sin la apropiación del nivel de la objetivación (que incluye el lenguaje, los sistemas de hábitos, y el uso de objetos) no hay vida cotidiana y no es posible hablar de socialidad. De igual forma, gran parte del trabajo de Alfred Schutz gira en torno a lo que este reconocido filósofo social denomina el mundo de la vida, dando especial importancia a la vida cotidiana al plantear que ésta es “el fundamento de todo aquello que me viene dado por la experiencia, este es el arquetipo de nuestra experiencia de la realidad” (citado por Wolf, 1979:122). De manera que, en este mundo intersubjetivo la gente crea la realidad social, pero al mismo tiempo se somete a las presiones que ejercen las estructuras sociales y culturales establecidas por sus predecesores. Otro planteamiento interesante dentro de las teorías de la vida cotidiana es el de Gyorgy Lukács; su filosofía confiere especial importancia a los hombres en su particularidad, defendiendo la idea de que la suma de acciones y reacciones de estos (los hombres particulares) configuran el ser de cada sociedad. Así, “la sociedad sólo puede ser comprendida en su totalidad, en su dinámica evolutiva, cuando se está en condiciones de entender la vida cotidiana en su heterogeneidad universal” (citado por Heller, 1977:11). De igual manera, según Lukács la única manera de entender los procesos reales es estudiar los significados de las interacciones, precisamente allí donde se 34 originan: en la vida cotidiana. Así, el ambiente social es producto directo de esas interacciones naturales de los hombres. Para Agnes Heller (1977:19), la vida cotidiana es “el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social”. De manera que, es cotidiano dormir, alimentarse, reproducirse, así como todas las actividades directamente relacionadas con la naturalidad del hombre particular. Como bien lo explica esta filósofa húngara, la vida cotidiana es el “fermento secreto de la historia”, en la medida en que los cambios que se han determinado en el modo de producción generalmente se expresan en la vida cotidiana antes de que se manifiesten a nivel macro-social. De esta manera, es en el ambiente inmediato donde se desarrolla lo cotidiano, que a su vez se constituye en un espacio de preparación hacia lo no cotidiano. Así, La vida cotidiana es la base del proceso histórico universal (...) los grandes conflictos que se verifican en el conjunto social provienen de los conflictos de la vida cotidiana. Intentan darles una respuesta y, apenas estos conflictos quedan resueltos, desembocan de nuevo en la vida cotidiana transformándola y reestructurándola (Heller, 1977:96). Precisamente esta situación de interacción se introduce como objeto de estudio en la microsociología, postulada por Ervin Goffman, que centra su análisis en las representaciones normales de la vida cotidiana, aclarando que, la microsociología es el estudio de las formas rutinarias de nuestros compromisos (Andacht, 1992). 35 En este sentido, Wolf (1979) apunta que lo que le interesa a Goffman es analizar el funcionamiento de lo obvio, de lo aparentemente irrelevante, de lo que se realiza automáticamente en las relaciones sociales, de lo que “naturalmente es así”. Las experiencias de cada día son tomadas en cuenta por la etnometodología (Mattelart, 1997). Al creador de esta perspectiva, Garfinkel –alumno de Parsons y Schutz– le interesaban sobre todo los estudios empíricos de la vida cotidiana, dejando totalmente de lado los sucesos extraordinarios, y centrándose en los conocimientos de sentido común usados en las prácticas cotidianas (Wolf, 1979). En palabras de Heaph-Roth (citado por Wolf, 1979), la etnometodología fija su atención sobre los elementos de la sociedad que hay alrededor como producto de particulares situaciones sociales. De igual manera, lo vivido cotidianamente adquiere suma importancia en el pensamiento de Franco Ferraroti (1991), quien defiende la tesis de que la historia oral es una historia alternativa frente a las censuras, mutilaciones y discriminaciones de la historia “histórica” u oficial; y que es indispensable que esta “otra” historia se escriba para su conservación y comunicación. De esta forma, la historia oral se transforma –a veces– en memoria colectiva y fundamento de la identidad de un pueblo; poniéndose al mismo tiempo como fenómeno social en movimiento e institucionalización de un saber, legitimación de la tradición y conciencia histórica. 36 En este orden de ideas, según Ferro, el filme puede llegar a ser un documento histórico y lograr un efecto corrosivo respecto de los poderes públicos y la influencia privada; pues invariablemente un filme es un testimonio, puesto que, Actualidad o ficción, la realidad que el cine ofrece en imagen resulta terriblemente auténtica; se pone de manifiesto que dicha imagen no corresponde necesariamente a las afirmaciones de los dirigentes, a los esquemas de los teóricos, al análisis de la oposición, a las conclusiones de los historiadores. En lugar de ilustrar los discursos de toda esta gente, tiende a ponerlos en ridículo (Ferro, 1980:26). Así, la cámara corre la cortina para mostrar el funcionamiento real de toda esta gente, delatándola mucho más de lo que se había propuesto, declarando el secreto y haciendo ostensible la otra cara de una sociedad. De esta forma, ataca directamente las estructuras, pues, tal como se concibe en la teoría filmográfica impulsada por Deleuze (1996), la realidad se imprime a si misma en el filme, y por proyección, se imprime en la conciencia del espectador. Siguiendo a Ferro, el valor del filme está dado no sólo por aquello que atestigua, sino por la aproximación socio-histórica que autoriza, por ello propone que al analizar un filme se le de importancia al relato, al decorado, a la escritura, a las relaciones del filme con lo que no es el filme: el autor, la producción, el público, la crítica, el régimen. Para así entender no sólo la obra, sino también la realidad que expone. Marc Henri Piault (2002:228) apunta algo parecido, en cuanto a que el cine cumple cabalmente la función de conservación de la memoria histórica, pues “muestra la persistencia de las maneras de hacer y de ver (...) todo esto es etnografía, porque se trata de un testimonio de vida, de una reivindicación moral y política antes que de un simple conjunto de tradiciones”. 37 2.2.1.1. Dimensiones de la realidad social El mundo de la vida cotidiana es complejo. Para su estudio se tomaron como vías de acceso las dimensiones en las que se estructura la realidad social, propuestas por Córdova (1995), en tanto que sirven de marco referencial a la comprensión de la experiencia vivida. Cada una de estas dimensiones (lo económico, lo político, lo social, lo cultural y las relaciones de poder) tiene características específicas y afectan (estructural y funcionalmente) la práctica de los actuantes. En particular, el análisis realizado toma en cuenta los elementos y relaciones que se dan en las dimensiones estructural y funcional, haciendo énfasis en las actividades sociales que se desarrollan en los respectivos espacios que engloban la vida cotidiana de los actuantes. En la perspectiva de la semiótica vinculante, todo discurso tiene lugar en un contexto, y al tomar en cuenta el escenario real de la producción de los discursos, es posible que nos acerquemos a su significación humana y social, pues ningún discurso tiene sentido independientemente de los diferentes contextos de donde proviene y en los que se inserta, por lo cual es importante examinar no sólo el texto-discurso, que en nuestro caso es el filme, sino el contexto en el que cada texto fílmico aparece. En este sentido, la semiótica vinculante no se conforma con identificar el entorno en que determinado texto se ha producido, sino que más allá de eso pretende, 38 Introducir en el propio texto sus condiciones de producción como indicios materiales, marcas formales, pertinencias de análisis. La semiótica vinculante debe probar, en suma, que el que un texto dependa de la historia no es un prejuicio socio-político, sino que dicha dependencia se afianza y se muestra en los signos de cada registro de cultura (González, 2002:29). De esta forma, y bajo una comprensión dialéctica, el texto-discurso se encuentra inmerso en la historia y la historia en él, lo cual, según González, se fundamenta, En una doble hipótesis: la de que toda producción de sentido es necesariamente social, por lo que no puede describirse ni explicarse de manera satisfactoria un proceso significante sin hacer explicitas sus condiciones sociales productivas; y de que todo fenómeno social es a su vez, en una de sus dimensiones constitutivas, un proceso de producción de sentido, cualquiera que sea el nivel en el que se lo examine (más o menos micro o macrosociológico) (González, 2002:29). Ahora bien, siguiendo a Córdova (1995), la disociación entre los contextos (socio-estructural y socio-simbólico) con los cuales él trabaja la experiencia vivida no es, de ninguna manera, absoluta, sino que obedece a razones puramente metodológicas. Y –valiéndose de una denominación hecha por Daniel Bertaux en un Congreso de Sociología en Suecia, a propósito de los objetos sociológicos que pueden estudiarse a través del método biográfico–, Córdova utiliza unas categorías que sirven perfectamente para lo que en este trabajo se pretende caracterizar como contextos de la vida cotidiana. En este sentido, se tomó sólo la clasificación sobre el contexto socio estructural, tal como se especifica a continuación: 39 2.2.1.1.1. Dimensiones estructurales de la realidad social o Lo económico: Establece las bases de las condiciones materiales de la sociedad y fundamenta el proceso básico de la actividad social: el trabajo productivo. o Lo político: Comprende la compleja red de relaciones entre el ciudadano, sus representantes y los administradores del poder. o Lo social: Estructura y organiza las relaciones sociales. En ella y a través de ella, los grupos y las clases sociales, escenifican su actividad. o Lo cultural: Esta conformado por: • Subsistema normativo: - Formal: Se refiere a las normas institucionales. - Informal: Tiene que ver con las normas institucionalizadas por la tradición o las costumbres (reglamentos implícitos, códigos inscritos en el imaginario social). • Subsistema de la ideología: Entendiendo la ideología como lo que vehicula y regula las prácticas sociales. • Cultura material y cultura espiritual: En relación a los procesos lingüísticos, la lengua y las diferentes formas de conciencia social. • Subsistema intelectual y simbólico: Referido a las orientaciones de valor, los valores y las representaciones sociales. • Modelos culturales: No son sólo “modelos y estilos de vida”, sino que constituyen modelos o pautas a seguir (Córdova, 1995). 40 Ahora bien, para el análisis de las dimensiones estructurales de la realidad social venezolana, se tomaron en cuenta estos elementos, complementándose con la noción de contexto que aporta van Dijk (1999), quien lo concibe como todo lo que viene “con el texto”, es decir, las propiedades del “entorno” del discurso, que en este caso se refiere al contexto económico, político, social y cultural de cada filme en particular. Pero también se analizó el contexto de algunos actuantes, es decir, los modelos mentales, en tanto variaciones personales y singularidad contextual que permite entender cómo se ven y se construyen a sí mismos, en general o en la situación que se desarrolla. Así, la dominación de grupo, el conflicto y la competencia serán exhibidas de manera múltiple en las prácticas cotidianas de los actores sociales, incluyendo sus prácticas comunicativas. Esto es, los intereses ideológicamente importantes tales como identidad, actividades y objetivos de grupo, normas y relaciones intergrupales de dominación y resistencia, al igual que recursos sociales, también son exhibidos localmente y reproducidos en situaciones sociales y, por lo tanto, en contextos comunicativos. Más específicamente, encontraremos que la dominación basada en la ideología también involucra el control del contexto. El hecho de especificar los contextos provee, en consecuencia, una visión de los detalles del ejercicio de la dominación social y sus ideologías subyacentes (van Dijk, 1999: 266-267). De manera que, el contexto va a proporcionar soportes para el análisis, en el sentido de que puede ser indicativo de propiedades ideológicas relevantes en el dominio social. En este sentido, el mismo Chalbaud reconoce que su obra sigue el hilo de lo que sucede en Venezuela, porque “cada cine debe parecerse a su propio país, tratar de pintarlo y ponerlo de tal manera que pueda hacer interesar por él a otros países donde se vea esa película” (Chalbaud, 2006:s/p). Y, tal como afirma Molina, “Desde Caín adolescente hasta El Caracazo (su obra más reciente) toda su filmografía ha tenido una conexión con el proceso político que ha vivido el 41 país” (Molina, 2006:s/p), quedando indeleblemente impresas las huellas de la historia en toda su filmografía. 2.2.1.1.2. Dimensiones funcionales de la realidad social o Los modos de vida: Articulaciones de los principales <<subsistemas >> de la práctica social. Puede ser referido a mostrar las relaciones o las interconexiones entre el trabajo, la reproducción de la vida individual y el consumo; la interacción social y la comunicación; las actividades culturales del tiempo libre; la problemática de las normas y los valores sociales, así como la amplia gama de problemas que envuelve a la sociología de la familia. o Los estilos de vida: Modos de hacer, formas de vida, peculiaridades propias de determinados sectores o grupos sociales. Estos pueden tener una importante carga individual. El estilo de vida es propio de los sectores sociales diferenciados, la sociedad organizada en grupos, estratos o clases, particulariza ciertos <<modos de hacer>> y privilegia ciertas escalas de valor y de prestigio, que son observables en la práctica cotidiana y en la práctica de la investigación. Los estilos de vida son visibles en las prácticas concretas: • En el uso y distribución de actividades alrededor de lo culinario • Alrededor del consumo • Alrededor de las diferencias que generan los ingresos sociales 42 • En el atuendo social • En el consumo de espacios privilegiados o El espacio social: En lo vivido cotidianamente por diversos agentes sociales, la vida social está hecha de una cantidad de interacciones (reencuentros, intercambios, discusiones, conflictos, competencias, relaciones de trabajo, relaciones de poder, relaciones amorosas, etc.) y que están todas localizadas en el tiempo y el espacio. El espacio social sería cualquier sitio o lugar donde se produzca la interacción. Para efectos de esta investigación se complementó la categoría de espacio social (Córdova, 1995) con la noción de semiosfera, término acuñado por Iuri Lotman, quien lo define, por correspondencia con el concepto de biosfera, como el dominio en que todo sistema sígnico puede funcionar, en el que se realizan los procesos comunicativos y se producen nuevas informaciones; es el “espacio semiótico fuera del cual es imposible la existencia misma de la semiosis” (Lotman, 2000:24). Cada una de estas categorías es aplicada al análisis fílmico, lo cual facilita un acercamiento a la vida cotidiana de los actuantes en los filmes seleccionados. 43 2.2.1.3. Un espacio para el espacio Tomando en cuenta que justamente el espacio delimita el análisis de esta investigación, se profundiza en las líneas siguientes esta noción desde la perspectiva semiótica, en tanto que, como plantea José Enrique Finol, El espacio es una de las estructuras fundamentales de las distintas semiosis humanas, pues, en un análisis final, el espacio, significa al hombre. Esa condición espacial nos obliga como investigadores a inventariar, describir, analizar e interpretar nuestros espacios como estructuras complejas, que nos permitirán conocer mejor los fundamentos y el funcionamiento de nuestras culturas particulares, es decir, aquello que nos identifica entre nosotros y que nos diferencia de los otros (...) Porque lo que nos identifica y lo que nos diferencia no es sino cultural, y es en esa riquísima diversidad y variedad cultural donde el espíritu humano crea y se recrea, se enriquece y se sublima, se hace y es. Gracias a su inevitable condición semiótica el hombre fecunda los espacios que construye y habita, aquellos en los que transitamos y nos refugiamos, en los que nos divertimos e interactuamos; allí establece sistemas y practicas simbólicas que lo caracterizan y lo definen (...) Espacio y cuerpo se reflejan, se condicionan, interactúan, no sólo como individuos sino como sociedades. Si bien la anatomía propia del cuerpo genera unos espacios que el hombre construye y adapta para si mismo, no es menos cierto que, demasiado a menudo es el espacio el que, en más de un modo, genera al cuerpo: lo constriñe, lo moldea y lo aliena (...). Conocer las interacciones reciprocas entre cuerpo y espacio es también lanzar puentes al conocimiento de la interacción entre los hombres mismos, pues estos, quiérase o no, comparten una misma espacialidad y una misma geografía. Es así como finalmente, las semiosis espacio-corporales y las interacciones que ellas generan están destinadas a expresar al hombre, a reconciliarlo consigo mismo, con los otros y con su entorno (2002:3A4A). De esta manera, la espacialidad se constituye en el marco de la existencia humana y como tal, es el núcleo básico condicionador y conformador del hacer cotidiano (Lindón, 2002). Seguidamente, en primera instancia –como sendero obligado y complementario–, se da una mirada a la noción de espacio público, para luego penetrar en la intimidad, en el espacio sagrado de la casa, que se constituye en el escenario privilegiado del análisis. 44 2.2.1.3.1. Espacio público El espacio público es por excelencia el lugar del ejercicio ciudadano, en donde se junta infinidad de relaciones y gobierna el anonimato de los transeúntes. En él se percibe la desatención mutua, las relaciones pasajeras basadas en la apariencia, la percepción inmediata y relaciones altamente codificadas y en gran medida establecidas en el simulacro y el disimulo. En este entorno de libre acceso se encuentran los bienes públicos, cuyo consumo no está sometido a la exclusión ni a la rivalidad. En la medida en que se observa la vida cotidiana de las personas ordinarias, se puede decir que los espacios públicos crean el ambiente para situaciones altamente ritualizadas pero de carácter impredecible, se dan procesos de vivencia espontáneos, por lo que no pueden crearse para esos lugares protocolos de uso de manera estructurada ni rígida. Pues, tal como afirma Goffman (2001:84): “Las <<actuaciones>> legítimas de la vida cotidiana no son <<actuadas>> o <<escenificadas>>, en el sentido de que el actuante sabe de antemano lo que va a hacer y de que lo hace tan solo por el efecto que ello probablemente tenga”. El espacio público es considerado un territorio desterritorializado, que se caracteriza por la sucesión y la creación inconsciente de relaciones efímeras e inestables entre las personas que lo recorren. A su vez es el escenario de un sinnúmero de significados, percepciones, usos e imaginarios de la ciudad y en donde el individuo-transeúnte debe reconocerse como el actuante central de su concepción, construcción y aprovechamiento. 45 Desde la perspectiva comunicacional, lo público también puede constituirse como el espacio para el nacimiento de formas de comunicación alternas, un espacio para hablarse y mirarse de otras maneras, con otras intenciones. Actualmente y cada vez más el espacio público se percibe como el territorio de las indeterminaciones morales; de allí muy probablemente su designación como espacio profano, en el que los demás constituyen un peligro. Por lo que sólo en la esfera privada, vista de esta forma como espacio sagrado podría aspirarse a la vivencia de la verdad. De esta manera, hay una marcada separación entre la cobijada vida doméstica y el “despiadado” y “desorganizado” espacio que se encuentra fuera sus límites. Incluso, existen ciertas conductas ritualizadas de “purificación”, que se realizan habitualmente al llegar a la “santidad” del hogar; tales como: sacudir los pies en una alfombra, colocada para ese fin en las puertas de acceso. También, hay quienes por variadas razones, acostumbran bañarse de inmediato al llegar al hogar, para “limpiarse” de toda contaminación adquirida en el exterior y poder entrar dignamente a ese espacio sagrado, que es la casa. 2.2.1.3.2. Espacio privado: el hogar del sentido La noción de lo privado va más allá de aquel espacio sobre el cual ejerce dominio, por derechos de propiedad, un grupo o una persona determinada. Es en sí una espacialidad que tiene características propias y que está constituida por el espacio individual que proporciona la intimidad y cuyo acceso es prohibido, 46 limitado para quienes constituyen los “otros” que no pertenecen a la misma esfera semiótica. En su más inmediata acepción se hace referencia a la vivienda, al “techo”. Se entiende por casa, según el Diccionario de Uso del Español de María Moliner, el sitio destinado a vivienda, el “piso o local, aunque no constituya un edificio entero, con las dependencias necesarias para vivir una familia con independencia” (Moliner, 1982:541). La casa se convierte en el lugar por excelencia de la vivencia de lo privado en la medida en que sus habitantes se apropian de los espacios y logran encontrar en ellos su escenario para vivir y convivir. Esta concepción, del pleno desarrollo de la vida hogareña en un espacio interior y privado, lo debemos, en palabras de Arendt (1998) al asombroso sentido político de los romanos, quienes –al contrario de los griegos– siempre dieron importancia a lo privado, entendiendo que las esferas de lo público y lo privado solo eran posibles mediante la coexistencia. Ahora bien, siguiendo a Ballent (en García Canclini, 1998) los criterios de diseño que enmarcan una forma de vida en la que los valores centrales son la salud, el confort y la estética, se traducen en un diseño habitacional que considera tres elementos esenciales: los servicios que permiten el desarrollo de la vida doméstica al interior de la vivienda, no sólo electricidad, agua y combustible, sino también baño y cocina; la diferenciación de espacios para las diversas actividades cotidianas; y en último lugar, producto de esa diferenciación, la separación entre espacios considerados públicos –recibidor, cocina, comedor– y privados – 47 habitaciones y baños–, además de la diferenciación de habitaciones en función de los roles familiares. Generalmente, la sala-comedor tiene preferencia como lugar de relación y vida familiar, quizás por ser el espacio más amplio de la vivienda. Según Esquivel (2003:9) este es el ámbito público por excelencia de la vivienda, “en él la familia se proyecta a los otros, muestra su forma de vida y sus valores, no únicamente por medio de conductas rutinizadas sino por los objetos que se lucen en este espacio”. De esta forma, tiene sentido tomar en cuenta la presencia de muebles, objetos y aparatos de todo tipo, no sólo en este espacio, sino en toda la vivienda, en tanto que indican los patrones de consumo y las rutinas de los habitantes de la casa, además de ser símbolos de estatus y de los roles desempeñados por cada uno. También en la sala-comedor es frecuente encontrar amontonamiento de objetos, lo cual denota falta de espacio y tiene que ver con la necesidad de utilizar éste al máximo. Por su parte, las habitaciones son uno de los espacios más íntimos de la vivienda, por consiguiente –en la mayoría de los casos– sólo tienen acceso a ellas los integrantes de la familia. El baño es también un lugar íntimo, destinado especialmente a la higiene corporal. Este se controla a través de conductas ritualizadas y normas que no siempre son explícitas, pero que involucran, al igual que otros espacios, un uso jerarquizado por parte de los miembros del hogar. La Figura 1 permite visualizar los espacios de la casa como esferas, con distintas gradaciones entre lo público y lo privado, configuradas en función de las actividades que en ellas se realizan. 48 Fuente: Méndez, A. (2007). El espacio doméstico se configura dependiendo del tipo de casa, de manera que, no todas las casas contarán con todas las esferas que muestra la Figura 1. Por ejemplo, el patio central corresponde casi exclusivamente a las viviendas tipo pensión. No obstante, todas las viviendas están constituidas de esferas, lugares de pasaje o de encuentro, que indistintamente de la disposición y variantes, conforman la casa. Ahora bien, la vida cotidiana se configura normalmente alrededor de ese punto al que se regresa siempre y desde cualquier distancia, el cual se constituye, entonces, en eje de todo el proceso. En palabras de Bachelard (1975) la casa es un estado del alma y no tan sólo un paisaje. Cuando la puerta –frontera entre lo público y lo privado– es atravesada, empieza el despojo del atuendo social, de las 49 imposiciones y disfraces, y se entra a la intimidad, al lugar oculto a la mirada del extraño; es el regreso a sí mismo, a lo propio. “Indudablemente, tanto la puerta como el muro son mecanismos que sirven para filtrar y dejar ciertas cosas afuera, y permitir a otras entrar” (Sonesson, 2004:161). De manera que la casa, en tanto semiosfera, tiene sus correspondientes fronteras (Lotman, 1996), que establecen la separación entre lo propio y lo ajeno y que funcionan a manera de filtros traduciendo los mensajes externos al lenguaje propio. En palabras de Goffman, pasar de la esfera externa a la interna es introducirse en el trasfondo escénico o “entre bastidores”, donde “el actuante puede descansar, quitarse la máscara, abandonar el texto de su parte y dejar a un lado su personaje” (Goffman, 2001:124). Y siguiendo a Arendt (1998:67), cobra su sentido original el hecho de “vivir una vida privada”, en tanto que el individuo está en ausencia de los demás, “privado de la realidad que proviene de ser visto y oído por los demás”. La casa es además ese espacio que nos resguarda de la calle y nos da un sentido de estabilidad. Sin ella (la casa) el hombre seria un ser disperso. Lo sostiene a través de las tormentas del cielo y de las tormentas de la vida. Es cuerpo y alma. Es el primer mundo del ser humano. Antes de 'ser lanzado al mundo', como dicen los metafísicos rápidos, el hombre es depositado en la cuna de la casa (Bachelard, 1975:37). El domicilio personal está conformado por espacios, tiempos y objetos familiares de los que se puede disponer. Es un espacio inmediato e íntimo que expresa la singularidad humana e incide en la construcción de la identidad. 50 Todo grupo es reunido y unido por la identidad del lugar, y para conservar su sentido el lugar es defendido contra las amenazas externas e internas (Augé, 1993). La casa es el sitio preferido para encontrarse con amigos, por ser espacio apropiado para las conversaciones personales y para la organización y realización de actividades de distracción. La gente se resguarda en el pequeño espacio de lo privado y hogareño proyectando sobre éste un imaginario de seguridad y protección. Además este espacio permite planificar actividades de diversión que no producen demasiados gastos. Partiendo de la delimitación del espacio presentada hasta ahora, la esfera interna cultural se traduce en lo propio, y la esfera externa en lo ajeno. Estos signos fronterizos llegan a tocarse como ensembles culturales en el gran Texto de la cultura, pues como afirma Lotman: Uno de los rasgos esenciales de toda cultura es la delimitación del espacio universal (del universo) en esferas interna –cultura <<propia>>– y externa –extracultural <<ajena>>–. Desde los tiempos más antiguos la esfera cultural <<cerrada>> es identificada con el carácter ordenado, la organización (cósmica, religiosa, social y política); y la externa, con el mundo del mal, de la desorganización, del caos, de las fuerzas culturales y políticas hostiles. Es natural que los <<espacios interiores>> creados por el hombre –la cueva, la casa, la plaza de la ciudad o el espacio de la ciudad rodeado por un muro, o, en general, de la tierra de este lado, del <<linde de las posesiones de los antepasados>> (Pushkin)– se hayan vuelto objeto de vivencias culturales especiales. No por casualidad uno de los dioses romanos más venerados era Terminus –dios del límite de la tierra paterna–; es de todos conocido el papel mágico y protector del umbral de la casa en las creencias de muchos pueblos, y así sucesivamente (Lotman, 2000:117). Siguiendo a Lotman, el ensemble –palabra francesa que se traduce como “conjunto”, “grupo” (sustantivo), y “juntos”, “al mismo tiempo” (adverbio)– es una especie de configuración particular que establece la constitución de un texto artístico hacia adentro, pero que remite indiscutiblemente al contexto, esto es, a otros textos, historias y organizaciones culturales. Esta es una configuración que 51 “no siempre es armónica y puede leerse atravesada por la propia inestabilidad de las condiciones culturales de producción de los textos” (Barei, 2005). De esta manera, todo texto artístico es, En una u otra medida, semióticamente heterogéneo (y en algunos de ellos, sobre todo el teatro y el cine) el concepto de ensemble se convierte en uno de los principios constitutivos fundamentales. Este consiste en la orientación radical hacia la heterogeneidad de los recursos de la expresividad artística [basados en] la imitación de la desorganización compositiva de la escena real de la vida cotidiana (Lotman, 2000:82-84). Así, la diversidad del tipo de casa que presenta Chalbaud en sus filmes viene a constituir espacios semióticos que articulan isotopías fundamentales en la visión del mundo expresada en sus filmes. Sus habitantes desarrollan un gran número de vivencias culturales que admiten desde la magia y el culto a los santos, hasta la toma de decisiones más razonadas en un con-vivir solidario. 2.2.1.3. Trascendencia de la realidad. Una mirada desde los medios Como se mencionó anteriormente, lo cotidiano es un estructurante más de la textualidad de la vida social, cuyos códigos afectan a la capacidad comunicativa y a los usos sociales de los medios de comunicación de masas, incluyendo al cine y los nuevos híbridos de video y ordenadores (Jensen/Jankowski, 1993). Y tomando en cuenta que los discursos articulados por los medios de comunicación ocupan una posición hegemónica en el espacio de la comunicación colectiva, y que –como plantea Bisbal (1998)– han llegado al punto de establecer una serie de rutinas, ritos, tradiciones y mitos, como materia prima para la construcción del orden social y de la vida cotidiana, al igual que el diseño de 52 imaginarios, se detallan a continuación los atributos de realidad que se plantean las telenovelas, los reality show y el cine realista, especialmente recargados de detalles verosímiles conocidos por el espectador. 2.2.1.3.1. Telenovelas La telenovela narra a lo largo de muchos episodios (normalmente a razón de uno por día) las peripecias, habitualmente de corte melodramático, de uno o varios personajes. Por lo general, se considera que su público lo constituyen las mujeres, y más específicamente las amas de casa, como se verifica en la investigación de Arreaza, Bettarel y González (1972). De manera que, desde la óptica de los productores, el contenido de las telenovelas gira en torno a los intereses estéticos y emocionales de la mujer. Las telenovelas, a pesar de que en muchos casos representan hasta las dos terceras partes de las emisiones televisivas, son un género audiovisual que ha sido desestimado por la crítica y la academia. No obstante se constituyen en “un vehículo de comunicación masiva que se está ganando el derecho a ser reconocido como una manifestación de cultura popular” (Mendoza, 2002:136). Evidentemente estas narraciones melodramáticas, cuya temática principal son los problemas familiares e íntimos, han logrado fusionar “las convivencias y experiencias culturales con las exigencias del marketing y el rating, convirtiéndose 53 en un producto que se exporta a más de 160 países en todo el mundo” (Mendoza, 2002:136). Con diferentes personajes, lugares y situaciones, la telenovela incluye un considerable grado de realismo, a pesar de pertenecer al género de ficción, pues, en cada episodio se presentan elementos de la vida diaria, logrando captar la atención del público y congregando a la familia. Allí hablan (…) del mundo reflejado y del mundo que se refleja. De la ficción de sus vidas y la realidad de los personajes acartonados de la telenovela del momento. De una moral que moldea “otra” moral de una ciudad violenta; y de la poca ética de los personajes (…) que tanto se parecen a sus dirigentes civiles y políticos (Vidal, 1998:87). Finalmente, al hablar de la televisión venezolana, no puede dejarse de lado el significativo aporte que desde 1953 ha hecho Chalbaud a este medio, en el cual se inicia con la realización de programas de carácter cultural. Desde entonces ha dirigido gran cantidad de series, telenovelas y unitarios, entre las que se cuentan: Donde nace el recuerdo (1953), El cuento venezolano televisado (1954), Teatro en el tiempo, La piel de zapa y Crimen y castigo (1956), Niebla, Marianela y Bodas de sangre (1957), La hija de Juana Crespo y La trepadora (1973), Boves, el urogallo (1974), La comadre (1979), Tormento (1988), la telenovela El perdón de los pecados y el telefilme Nuestra Señora de Coromoto (1996), Guerra de mujeres (2001), Las González y Aguas turbulentas (2002), y más recientemente Amores de barrio adentro (2005). A lo largo de su carrera, Chalbaud ha obtenido gran aceptación en la mayoría de sus producciones para la televisión. Y especialmente, sus telenovelas 54 se han caracterizado por narrar los amores y desamores, los encuentros y desencuentros de la gente común y corriente en su lucha de cada día. 2.2.1.3.2. Reality show A principios de los años noventa, dentro de las nuevas tendencias de la televisión, surgieron los denominados Reality Show. Estas emisiones televisivas presentan en tiempo real y en directo las experiencias de convivencia entre un grupo pequeño de personas. Todos los participantes tienen la oportunidad de presentar sus expectativas a los demás, comentar sus experiencias emocionales conflictivas y expresar sus opiniones con libertad. En un espacio (interior o exterior) especialmente diseñado para el desarrollo del programa, se impone a los participantes del show la supervisión constante con cámaras en todos los ambientes y los respectivos micrófonos portátiles, que están obligados a usar permanentemente. Así, enfrentan el desafío de intentar crear un ambiente íntimo abierto desde el punto de vista de la comunicación, y positivo desde el punto de vista emocional, en el que resulte posible entender y solucionar los conflictos. Estos seriados han sido fuertemente criticados por considerarse “Colonización salvaje de lo privado, espectacularización alienante de los sentimientos íntimos, profunda trivialización moral de la tele populismo, 55 trivialización de la experiencia…” (Abril, 1997:255). Sin embargo, esta nueva forma de espectáculo ha conquistado rápidamente grandes audiencias. Los Reality Show no pertenecen a la clase de los géneros de ficción. En palabras de Abril (1997), la llamada tele-verdad otorga especial importancia a la insignificancia y al rol del público, que ahora forma parte de la pantalla. Estas nuevas formas discursivas adoptan elementos del melodrama y de los géneros realistas, pero también del discurso informativo, en la medida en que poseen cierto grado de noticiabilidad. De esta manera, el Reality Show, mezclando géneros y funciones, otorga protagonismo a la vida cotidiana de la gente común y corriente. 2.2.1.3.3. Cine realista Las artes y la literatura siempre han aludido a los momentos históricos de su nacimiento. Las diferentes escuelas y tendencias no son más que respuestas político-sociales, que a través de expresiones artísticas buscan la ruptura con el pasado. Así aparecieron el expresionismo, el surrealismo, el dadaísmo, y otra cantidad de movimientos en la pintura, el grafismo, la literatura, el teatro y el cine. La vocación realista del cine se revela desde su nacimiento, especialmente en su empeño de registrar el movimiento y la sencillez de la realidad, fundamentándose en un proceso simple en el que la cámara se limitaba a filmar y el proyector a mostrar. Así, Feldman menciona que, 56 Dentro de las etapas fundamentales puede señalarse lo que se podría definir como ‘documental lírico de la vida cotidiana’, cuyo representante mayor fue Robert Flaherty (…) [sus] películas mostraban una sumaria reconstrucción de la vida corriente de hombres y mujeres simples, enfrentados con la naturaleza circundante –benevolente u hostil– transformada en personaje de primerísimo plano (Feldman, 1979:37). Dentro de los movimientos y tendencias cinematográficas surgió en Italia, a finales de la Segunda Guerra Mundial y bajo el mandato de Benito Mussolini, el neorrealismo italiano. El cine italiano se había caracterizado hasta ese momento por producciones evasivas de la realidad y hasta cierto punto, idealistas, lo cual impulsó a un grupo de cineastas a emprender la producción de obras que testimoniaban realidades tangibles. Este movimiento, nacido a principios de los años cuarenta, se constituyó en un cine de denuncia social, que tomaba en cuenta los problemas humanos que afectaban al ciudadano común, en un intento por describir el comportamiento humano y su entorno, y por representar figuras y objetos tal y como actúan o aparecen en la vida cotidiana. Así, La interpretación, los decorados, la fotografía, la puesta en escena, evitaban cuidadosamente cualquier brillo o efectismo, prefiriendo la aparente opacidad de la vida cotidiana, cuya sordina permitía la mayor evidencia de los detalles profundamente reales, despojados de artificio (Feldman, 1979:39). Entre los filmes surgidos en esta época se destacan: Obsesión, 1942 (de Luchino Visconti); Cuatro pasos por las nubes, 1942 (de Alesandro Blasseti); Roma, ciudad abierta, 1945, Païsa, 1946, y Alemania, año cero, 1948 (de Roberto Rossellini); El limpiabotas, 1946, y Ladrón de bicicletas, 1948 (de Vittorio De Sica), Vivir en paz, 1946, y Años difíciles, 1947 (de Luigi Zampa). La mayoría de estas 57 producciones se constituyeron en impactantes documentos, pues se basaban cuidadosamente en la realidad inmediata, contando historias de la resistencia o de la vida cotidiana de la posguerra. De esta forma, El cine neorrealista italiano, además de expresión artística, y quizás por serlo, nos ha dado distintas interpretaciones sobre el sentido profundo de la vida y de los hombres, sobre las causas que motivan su acción y sobre las consecuencias que derivan de esas causas (Hovald, 1962:13, en Prólogo de Fernando Lázaro). Muy criticado como un cine miserabilista, el neorrealismo considera al hombre de la calle y contemporáneo como objeto de su preocupación. En palabras de Hovald, con Roma, ciudad abierta, Rossellini había dado el rostro de las calles, de los paisajes cotidianos y de los hombres contemporáneos. Específicamente, el tema de este filme es La vida y la muerte, el bien y el mal, la esperanza y el dolor (...) la Roma de la miseria y del hambre, sin prestigio, sin gloria, contra el brillante sol de la crueldad. El heroísmo de todos los días. La traición también de todos los días. Las botas golpean al suelo al alba y en el miedo. Ruidos de descargas languidecen en el silencio de las calles desiertas. Rostros humanos que se destrozan contra el empedrado. Tierna y dura, la vida está allí a pesar de todo, en ese barrio popular en el que se construye la libertad (Hovald, 1962:68). Otro de los filmes nacidos en éste período es Païsa, de Rossellini, en el cual también se descubre la desnudez de la vida. Esta obra es considerada la cumbre intolerante del neorrealismo, puesto que, en palabras de Hovald (1962), no fue construida, sino captada. Dentro de los más reconocidos representantes del neorrealismo se destaca igualmente Luchino Visconti, intimista de lo cotidiano que logró recrear totalmente la realidad bajo sus apariencias intactas, “modelando interiormente un rostro que 58 le es inmanente, dando estilo a lo inorgánico; rehusando todo difuminado, por otra parte ilusorio, ante la apariencia bruta” (Hovald, 1962:116). Hovald afirma que el neorrealismo “es una consideración, un acercamiento al hombre: al hombre verdadero (...) El hombre es en cierta medida el denominador común del neorrealismo” (Hovald, 1962:262). De ahí que esta escuela de la cinematografía, al interesarse por el hombre contemporáneo, se constituye en una protesta. En su evolución –ya a mediados de los años cincuenta– el neorrealismo italiano fue liberándose de las secuelas de la posguerra, con producciones mucho más modernas y variadas, cuyos nuevos y brillantes exponentes fueron Federico Fellini, Michelangelo Antonioni y Carlo Lizzani. En este sentido, Hovald (1962:220), analizando la obra de Fellini, explica que “El tema y los personajes fellinianos se anclan profundamente en la realidad, en la realidad cotidiana del neorrealismo italiano, con sus descampados, sus casas anónimas, sus muros (...) pero esta realidad pronto es trascendida, Fellini la <<surrealiza>>”. Para Fellini, el cine <<es el arte en el que el hombre se reconoce de la manera más inmediata>> y el cine <<es un espejo en el cual deberíamos tener el valor de descubrir nuestra alma...>> (Hovald, 1962:223). De manera que, la realidad que describe Fellini es espiritual, y, en menor grado, social, que sólo está en función de él mismo, de lo que él ha conocido, de lo que ha sido, de lo que ha visto en su vida errante. 59 De acuerdo a la opinión de Romaguera (1999), el neorrealismo se extendió a otros países de Europa (Alemania, Gran Bretaña, España, Francia, etc.), pero ninguno logró superar el estilo y las historias expuestas en Italia. Cabe destacar también que el cine neorrealista, a pesar de ser mundialmente aclamado y tener una enorme influencia, sobre todo fuera de Italia, tuvo una acogida dispar entre el público de ese país y muchos de los filmes producidos funcionaron mal en taquilla. Además de estas dificultades, el neorrealismo tuvo que afrontar una escasa distribución y la hostilidad frontal de un gobierno preocupado por la imagen que estos filmes transmitían de Italia, con lo que sus autores lo irían abandonando, en pos de un cine más rentable que renacía, y del cine artístico que pronto iba a aparecer en el panorama internacional. No obstante, la tradición realista tuvo su auge en los países latinoamericanos, tal como lo reseña Millán, quien analiza específicamente la impronta de Buñuel en gran cantidad de realizadores de varias nacionalidades y generaciones, entre los que se destacan: Luis Alcoriza, Alberto Isaac, Arturo Ripstein, Felipe Cazals, Jaime Humberto Hermosillo, Paul Leduc, Glauber Rocha, Nelson Pereira Dos Santos, Tomás Gutiérrez Alea, Fernando Birri, Miguel Littin, Silvio Caiozzi, Eliseo Subiela, Juan Carlos Tabío, Carlos Carrera, Beto Gómez, Dana Rotberg, Nicolás Acuña, Víctor Gaviria, Arturo Sotto y Román Chalbaud. En cada uno de estos autores se percibe el influjo buñuelesco en “la honestidad de su mirada y la capacidad de dar un toque personal y rebelde hasta al más ajeno de los guiones y en medio de condiciones de producción adversas. 60 Tampoco faltan las citaciones intencionadas, las coincidencias temáticas y las atmósferas y obsesiones comunes” (Millán, 2002:225). Si bien, el cine venezolano desde sus inicios en 1897 tuvo un matiz esencialmente realista, con Manuel Trujillo Durán y sus cortometrajes zulianos Muchachas bañándose en el Lago y Un gran especialista sacando muelas en el Hotel Europa, es a partir de 1959 cuando comienza a producirse en Venezuela un cine en democracia, en el cual, tal como lo reseña Tirado, cineastas como Chalbaud y Margot Benacerraf, Muestran en películas a nuestra gente y país tal cual son, con rigor y seriedad. Porque presentarán a sus protagonistas hablando el idioma original y corriente del pueblo y porque darán solución a los problemas que diariamente se nos presentan, a la venezolana, con su personalidad, en un gran y único fresco cine nacional (Tirado, 1988:333). En Venezuela, la huella del neorrealismo se trasluce especialmente en la filmografía chalbaudeana, en la que, como sugiere Naranjo, De entrada, la puesta en escena cinematográfica del drama teatral de Chalbaud, tienta a una casi inevitable asociación con la corriente del neorrealismo poético italiano (…) sobre todo la analogía procede por los temas de honda preocupación social, trazados crudamente a lo largo del filme (Naranjo, 1984:44). Chalbaud ha reconocido esta influencia, manifestando además su admiración por los realizadores del neorrealismo italiano. No obstante, de acuerdo a Millán, se trata de una influencia más de fondo que de forma, en tanto que, Chalbaud comparte con Buñuel la misma honestidad detrás de la cámara, así como una mirada sobre la marginalidad diferente a la ofrecida por el melodrama tradicional, la conflictividad entre realidad social y religión, las tensiones latentes entre deseo y pecado, las relaciones madre e hijo, y las pasiones del amour fou llevadas hasta sus últimos extremos. Los personajes de los filmes de Chalbaud son también seres encerrados que no pueden escapar de su trágico destino (...) Chalbaud se mueve por un surrealismo cotidiano que en Cuchillos de fuego (1990) ubica al espectador en un universo mágico donde el mundo real y el del pensamiento se confunden. Esos lugares comunes del surrealismo se repiten en 61 Pandemonium, capital del infierno (1997), pese a que la alusión final al “caracazo” devuelve al público a la realidad. Chalbaud subvierte la realidad hasta convertirla en esperpéntica, mientras que los personajes acaban caricaturizados hasta su bestialización en una película que denuncia desde el humor, escatológico en ocasiones, la corrupción y la violencia que ejerce la alta burguesía (Millán, 2002:231). A titulo ilustrativo, una citación intencionada del neorrealismo en la filmografía chalbaudeana es el afiche de Roma, ciudad abierta, de Rossellini, que aparece en el filme La oveja negra. Esta articulación en el propio tejido textual filmográfico con una obra de otra época permite leer una determinada formación cultural del director realizador, al mismo tiempo que hace del arte cinematográfico el lugar de la memoria y de las emociones (Lotman 2000). En la misma tendencia naturalista, otro punto de referencia importante para la filmografía de Chalbaud es el cine mexicano, en cual representaba “un cine que, cerca del folletín, del diálogo y las situaciones baratas, era, sin embargo, reflejo del pensamiento latino” (Chalbaud, 1979:E-4). Estos influjos explican el empeño de Chalbaud de presentar siempre la problemática social venezolana desde una visión realista. 2.2.1.4. Vida cotidiana y producción artística en Venezuela Venezuela, a principios de los años cincuenta, se vio afectada por alteraciones en los ámbitos político, económico, social, demográfico y cultural. En 1942 comenzó el boom del crecimiento económico, gracias al auge en las explotaciones petroleras, lo que dio al Estado un gran poder económico. 62 La economía petrolera incidió de forma directa en la población, que atraída y confiada en un enriquecimiento fácil y rápido comenzó a abandonar el campo y trasladarse a las ciudades, lo que provocó una reconversión en la estructura del país, acelerando el cambio de economía agrícola –monocultivo de café y cacao– a economía “petrolera”. A ello se sumó también un fuerte incremento demográfico. Venezuela, en el corto espacio de treinta años (1950-1980), pasó de ser rural a urbana, como lo reseña la prensa de la época: “algunas pocas ciudades crecen desmesuradamente, las ciudades y las regiones dispensadoras del dinero petrolero” (Uslar Pietri, 1981:59-60). Así, la ciudad de Caracas con una población triplicada, se convirtió en una gran metrópolis, con un alto índice de población viviendo en condiciones precarias. Este proceso se acentuó en la década del sesenta y setenta, especialmente tras el alza de los precios del petróleo, durante la presidencia de Carlos Andrés Pérez, que otorgó al Estado un poder económico enorme, oportuno para crear “la Gran Venezuela”. Así, se pronunció todo un discurso populista que amortiguó las tensiones sociales y que terminó erigiéndose como la forma ideológica dominante, dando la idea de que Venezuela era un país rico y desarrollado, con una “democracia con energía”, como insistía el entonces presidente de la nación. De esta manera, tal como lo señala Beatriz González, El discurso populista, al enajenar al receptor, simultáneamente lo extrapola de su situación social concreta, porque oculta la lucha de clases y deshistoriza los procesos sociales, sobre todo en aquellos en los que ha participado activamente el sector popular. La apelación genérica de "población" o "pueblo" construye un referente humano despolitizado, neutro, desubicado de la problemática social (González, 1990:242). 63 En Venezuela reinaba un sentimiento de bonanza que ocultaba las revueltas de la guerrilla urbana, el endeudamiento del Estado y por ende la descapitalización nacional, el delito bancario, la corrupción, la usura y el enriquecimiento ilícito de la clase cercana al gobierno; así como la ampliación de la pobreza del resto de la sociedad, el incremento del desempleo en la población activa, el desbordamiento de precios y, en suma, el crecimiento de la marginalidad urbana. La transformación en la estructura del país, en un corto espacio de tiempo incidió directamente en la población, trastornando su modo de vida. De esta manera, el comportamiento de los venezolanos sufrió alteraciones, pues fueron adoptados los modos propios de las grandes ciudades, asumiendo pautas de otros países, principalmente de los Estados Unidos, cuya cultura se implantó sobre la venezolana. Esta problemática surgida de la economía petrolera, y prácticamente todos los momentos representativos de la historia venezolana están reflejados en la producción artística nacional. El tema petrolero también ha inspirado a escritores, pintores y dramaturgos, entre los que sobresalen Miguel Otero Silva (Casas muertas y Oficina Nº 1), Ramón Díaz Sánchez (Mene y Casandra) y César Rengifo (Las torres y el viento). También dentro de la temática histórica se ubica la producción de José Ignacio Cabrujas, quien junto a Román Chalbaud e Isaac Chocrón, conformaron la primera generación del moderno teatro venezolano (Hernández, 1979). 64 Cabrujas, cuyas obras más destacadas son Acto cultural (1976), Profundo (1970) y El día que me quieras (1979), unió lo histórico y el elemento popular para intentar captar lo propiamente venezolano, sucesivamente desplazado debido a la fuerte influencia del exterior. En otro sentido, pero también preocupado por la realidad venezolana, el dramaturgo Isaac Chocrón –considerado uno de los renovadores del teatro venezolano, con obras como Mónica y el florentino (1959), Animales feroces (1963) y La revolución (1972)– en su afán por reflejar la realidad individual del venezolano, representó en su obra el desarraigo del individuo en una sociedad carente de referentes. Chocrón hace un minucioso análisis de la realidad venezolana, presentando la problemática del extranjero, de las minorías y de toda una sociedad que vive con un pasado al que desconoce y con un futuro incierto. Junto a estos autores, atraídos por los temas sociales, se encuentra Gilberto Pinto, cuyas principales obras son: Los fantasmas de Tulemón, El hombre de la Rata, El confidente, Pacífico 45, La guerrita de Rosendo, La muchacha del Blue Jean. Asimismo, de forma destacada debe considerarse a Rodolfo Santana, cuya dramaturgia se ha calificado de violenta y cruel, dado su empeño en lograr un lenguaje y personajes de alta densidad social. Algunas de sus obras son: Alfredo gris (1968), Nuestro padre Drácula (1969), Barbarroja (1970), La empresa perdona un momento de locura (1974), Tarántula (1975) y Piezas Perversas (1978), entre muchas otras. En este entorno se sitúan las obras de Román Chalbaud, quien comenzó a tenerse en cuenta en el mundo teatral venezolano tras el estreno de Caín 65 adolescente (1955), –aunque anteriores a ésta son Los adolescentes y Muros horizontales, ambas de 1953, que no llegaron a ser representadas en ese entonces–. Estas primeras obras fueron el punto de partida para su prolífica labor como dramaturgo, director y cineasta. 2.2.1.4.1. Vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud Román Chalbaud, nacido en Mérida en 1931, ha desarrollado una extensa obra en el cine, en el teatro y en la televisión, y contribuido significativamente para la fundación de gremios, asociaciones y grupos, tanto de cine como de teatro. Llegó en 1937 a Caracas tras el divorcio de sus padres y se instaló en una pensión llamada “De Tejar a San Martín”, cercana al Nuevo Circo, con su familia: Elvia Hortensia Godoy de Quintero, Alicia Quintero de Chalbaud y su hermana Nancy. Desde pequeño mostró sus dotes de literato al escribir su primer cuento, cuando apenas cursaba la educación primaria en la Escuela Experimental Venezuela, en la cual aprendió la cultura de la democracia. Su trabajo teatral se inició cuando, alumno en el liceo Fermín Toro, se inscribió en el Teatro Experimental bajo la dirección de Alberto de Paz y Mateos. Y cuando aún no llegaba a los 30 años, estrenó su primera gran obra teatral en el moderno teatro de la Casa Sindical. Caín adolescente fue reconocida por los críticos como una obra que marcó el paso del costumbrismo a un teatro universal con raíces nacionales. 66 Como ya se ha mencionado, en 1953 Chalbaud inicia su actividad en la televisión venezolana con la realización de programas de carácter cultural, lo cual fue el punto de partida para la posterior dirección de numerosas series, telenovelas y unitarios, entre otras producciones para la pantalla chica. Por otra parte, la vocación periodística de Chalbaud se deja ver desde su época de estudiante del Liceo Fermín Toro, cuando en 1943 publicó algunas críticas en el reciente diario El Nacional. Y en el cual también mantuvo entre los años 1979 y 1980 la columna “Apuntes de un cineasta” en el Cuerpo “E”. Estas publicaciones fueron redactadas a manera de memorias de la infancia; una especie de historias de vida donde relataba sus experiencias y su amor por el cine. Cuando era aún muy joven, también formó parte del Círculo de Cronistas Cinematográficos de Caracas (CCCC); movimiento que nació a partir de reuniones informales convocadas por Amy B. Courvoisier, quien trajo a Caracas películas francesas y de otras latitudes, diferentes a las que se veían en la época. En estas tertulias de gente que amaba el cine, como un acercamiento al análisis crítico cinematográfico, se empezó a reconocer la calidad de los filmes extranjeros, otorgando premios a la mejor película, al mejor director, etc. En el mundo del cine incursionó desde los catorce años haciendo proyectos, pero su primer trabajo formal en el área empezó propiamente en la década de los años cincuenta, como asistente de dirección del mexicano Víctor Urruchúa, quien había sido contratado por Bolívar Films, con el cual trabajó en los filmes Luz en el 67 páramo, en el que actuaron Luís Salazar e Hilda Vera y Seis meses de vida, que contó con la actuación de Amador Bendayán. Comienza entonces la producción dramática de Chalbaud, a principios de los años cincuenta, con una clara tendencia en mostrar la realidad y los cambios que se estaban operando en el país (Molina, 2001). Por ello se dice que la suya es una filmografía unida al proceso democrático en Venezuela. Con el filme Caín Adolescente, adaptación de la obra teatral del mismo nombre, Chalbaud inicia su carrera de director cinematográfico. Toda su obra responde a una nueva manera de hacer cine venezolano. Naranjo (1984:32) señala que este nuevo cine se caracterizó por un propósito común “aparentemente tácito entre los cineastas, de realizar filmes que indujeran al espectador a reflexionar sobre sí mismo; y le permitieran desde sus mínimos detalles reconocerse en la pantalla, es decir, un cine con el cual identificarse”. Visto de esta manera, Román Chalbaud adopta un enfoque crítico, que presenta la realidad marginada de Venezuela; se traslada –y con él a sus espectadores y lectores– a ese ámbito de la sociedad que los sectores más acomodados ignoran, y desde allí muestra toda la miseria, indigencia y degradación a que están sometidos los desheredados de la sociedad. Hay en la filmografía de Chalbaud un compromiso con la justicia social, simplemente reflejando ese submundo de las grandes ciudades, en este caso los barrios periféricos de Caracas. Este es el autor que más acertadamente ha representado la realidad venezolana, con un marcado afán, como bien señala Leonardo Azparren, por “el conflicto existente entre progreso y empobrecimiento” 68 (1990:30); pues el progreso sólo alcanza a un reducido sector de la sociedad, dejando al resto inmerso en la marginalidad y la delincuencia como única forma de vida. Las piezas de Chalbaud son como un mapa de Venezuela. Mapa que muestra su vigencia, particularmente en el énfasis que pone sobre la descomposición humana y ambiental surgida de los grandes centros urbanos (Chocrón en King, 1987:10). Su visión de los excluidos, sobre todo en las primeras obras, sólo se muestra como una descripción de la marginalidad, sin tomar un posicionamiento ante ella. La mayoría de sus actuantes están tomados de los bajos fondos, de prostíbulos, bares y locales oscuros donde se observan diversas conductas de seres, a quienes no se les puede considerar del todo responsables de sus acciones. A ello se refiere Monasterios, cuando afirma: Todos los personajes de Chalbaud son transgresores de las normas convencionales admitidas como válidas, y a la vez, siempre hay un dato que nos obliga a considerarlos como productos de la sociedad que transgreden; en la generalidad de sus comedias, la conducta de los personajes aparece dinamizada por fuerzas inducidas a nivel social; cada uno de ellos está como un punto de equilibrio donde convergen fuerzas poderosas, ocultas, no manejables; así, el hombre está involucrado en un gran socioide [sic] y sólo a medias es responsable de su conducta (Monasterios, 1975:90-91). El ambiente donde se desenvuelven estos individuos mezcla el folklore, las costumbres venezolanas y los nuevos hábitos provenientes del exterior y de la nueva sociedad, en un complejo entramado social. Se une entonces lo que llega de afuera con los hábitos tradicionales, donde se confunde además el rito cristiano y las creencias sobrenaturales relacionadas con la brujería y la santería. En términos generales, el ambiente es hostil, carente de tradiciones y raíces, donde se lucha por encontrar un espacio, por el que se debe batallar pues está 69 fuertemente jerarquizado. Pero el medio confunde los valores, y es difícil separar el bien del mal. En palabras de García, se trata del esquema cognitivo predominante, que se revela en el modelo de producción significante de Chalbaud, mediante el cual pudiéramos ubicar a este autor En una epistemología que interpreta lo “sagrado” y sus complejas relaciones con lo “profano” que engendra una isotopía axiológica del /bien/ y del /mal/, en estados de deslizamientos de inversión, re-inversión, contradicción y complementaridad. Estas transformaciones, que muchas veces se quedan en intentos y otras menos se consuman, colaboran en la legitimación del vaivén de lo “relativo” y en la negación de lo “absoluto”, que tienen como agente semiótico a la propia gente marginal: sus esperanzas, desilusiones, iras, frustraciones, traiciones, volver a creer en algo o en alguien que les saque del estado de miseria en el que viven, pero siempre imitando a la clase burguesa que los ha dominado. La fuerza y el empuje empleado por las clases dominante/dominada como una consecuencia de la voluntad de “poder” llega a vestirse con el disfraz y las máscaras de la apariencia en todos y cada uno de los filmes chalbaudeanos (García, 2004:5). Algunos actuantes son conscientes de su incapacidad para salir del entorno en el que viven, motivo por el que no luchan por surgir. Otros se debaten y se enfrentan para encontrar su lugar. Todos los filmes están poblados de sujetos grotescos y estrafalarios, enmarcados en ambientes muy cerrados –prostíbulos, pensiones, bares– y repletos de objetos extraños y dispares, que ayudan a caracterizar el desconcertante ambiente en el que habitan. En la filmografía de Román Chalbaud, la línea temática se caracteriza por la isotopía buenos/malos, caracterizada por una gradación intensa, donde los límites son difusos, en una sociedad injusta, en la que se invierten los valores, dependiendo del contexto. “Su obra muestra que es un artista obsesionado por las injusticias y desigualdades legalizadas, que marginan a la mayoría de los seres 70 humanos a vivir en los ranchos, en la periferia de las grandes urbes” (King, 1987:14). Este tipo de cine, trabajado bajo la modalidad del creer, instaura una cierta herencia de catolicidad, propia del cine del tercer mundo, según Bettetini (1977). Chalbaud transmite ilusión, presenta los cambios que está sufriendo el país, principalmente las dificultades de quienes se trasladan del campo a la ciudad, y la hostilidad con la que ésta los acoge; la delincuencia de la que se encuentran rodeados y la aceptación de los delincuentes del robo como única forma de vida. También presenta la figura del guerrillero –en los filmes La quema de Judas (1974) y Sagrado y obsceno (1976)–, como testimonio de la presencia del movimiento insurreccional venezolano en la década del sesenta. La violencia, la corrupción, el caos y la confusión de valores, se perciben en la Venezuela de Román Chalbaud (Molina, 2001), que se mantuvo al margen de la riqueza fácil y olvidada de las promesas sociales que el estado populista vociferaba. Cada filme muestra al individuo y su incertidumbre al enfrentarse con la vida, así como escudriña las relaciones humanas. En palabras de Naranjo, A través de una constante representación costumbrista, en sus filmes obtenemos un reflejo directo, sin mediación, de las mentalidades típicas de nuestras diferentes clases sociales (…) Desde su perspectiva el autor se ubica para describir a la Venezuela que le ha tocado vivir; a través de esos personajes del pueblo, la intención tacita de sus diálogos y la significación de sus circunstancias, es posible acceder a las profundas implicaciones socioculturales que contiene su discurso: ese modo indirecto pero evidente de desnudar al país a través de esos personajes, porque ellos son en definitiva sus protagonistas (Naranjo, 1984:18). De esta forma, Chalbaud postula una posición crítica frente a la realidad venezolana, para lo cual opta por irse a los bajos fondos y presentar la doble 71 faceta de un país donde el poder del dinero, proveniente del petróleo, sólo sirvió para hacer más insalvable la brecha entre los sectores sociales, ofreciendo a los lectores-espectadores la posibilidad de reconocer las dos realidades coexistentes en Venezuela. Dos realidades que vienen a ser la única realidad de un país que en un corto espacio de tiempo vio cómo se alteraba su forma de vida y cómo sus valores tradicionales se invirtieron por otros foráneos. Chalbaud, al igual que todo el país vivió estos momentos a través de su filmografía, primero de forma esperanzada, más tarde desconcertado y sin creer en las promesas políticas, lo que le llevó a pensar que la única solución provenía de la conciencia individual; pero su penúltima obra, Pandemónium, apuesta por un derrumbe total, para, a partir de las ruinas, poder reconstruir un nuevo país acorde con las necesidades y las realidades propias. La filmografía chalbaudeana invita a mirar de frente la corrupción, la violencia, la confusión de valores, la anarquía y el caos que sacuden al país, mientras que sus habitantes se debaten por encontrar un espacio dentro de él, todo ello unido al resto de la problemática del hombre contemporáneo, con su aislamiento, sus relaciones amorosas, su sexualidad y sus relaciones interpersonales. Por todo lo antes expuesto, se comprende que las técnicas audiovisuales del cine nos aproximan a la realidad, de allí su indudable trascendencia, al mismo tiempo, el cine nos hace conscientes de que la realidad puede ser analizada como un lenguaje de la acción (Mariniello, 1999). 72 De este modo, la realidad social e histórica del venezolano en una determinada época puede ser estudiada desde los filmes producidos en ese contexto, pues como afirma Irida García “en estos [filmes] se construye una realidad fílmica que a su vez representa lo ‘real’ social e histórico venezolano” (García, 2001a). En palabras de esta autora, Chalbaud muestra su compromiso y amor por la realidad (incluyendo el prójimo, sus condiciones de vida, sus relaciones y sus creencias), por eso la expone en sus filmes sin tomar distancia de ella. Y tal como dice Mariniello (1999), muestra la realidad con la acción transformadora de la realidad en la realidad, buscando que la gente pueda verse y tome conciencia de su existencia. Siguiendo a Naranjo, En esta especie de parodia nacional (…) Chalbaud concluye siempre dejando una imagen expresamente crítica de la realidad social, que ofrece el frecuente señalamiento de un estado cultural que nos corresponde como zona del subdesarrollo. En esa visión desmitificadora, por verdadera de nuestra realidad, lo que no pocas veces le acarrea opiniones censurables por parte institucional, y por lo general de cierto publico prejuiciado (Naranjo, 1984:41). Evidentemente, hay crisis de valores en la realidad mostrada por Chalbaud. Sus filmes se constituyen en crónicas que dan cuenta del acontecer cotidiano y trascendental, y que se distancian muchas veces de la historiografía oficial. Y confirmando lo dicho por Mariniello (1999), es precisamente en la crónica donde está la realidad, y está mucho más avanzada y dinámica que en la historia misma. Las crónicas de Chalbaud aparecen en imágenes aparentemente insignificantes, algunas de ellas carentes de belleza, pero que reflejan la vida con 73 mucha espontaneidad. En ellas, el venezolano común puede verse íntima y plenamente; y quizás muchos por esta razón algunos prefieren ignorarlas, apreciando más el arte con los gestos de otras culturas, que parecen más interesantes y agraciados que los propios rostros nacionales. Dentro de esta perspectiva, los filmes de Chalbaud no pueden ser considerados de ficción propiamente dicha. Por ello, García (2001a) ha propuesto el género de ficción/crónica, que describe más específicamente esta manera de hacer cine, caracterizada por la mezcla de ambos elementos, pues ciertamente “Chalbaud lee nuestro discurso cotidiano, pero sobre él coloca su estilo fantasioso, tierno, recargado” (Balza en Naranjo, 1984:6). 2.2.2. Teorías semióticas relacionadas con el cine Es en los años sesenta y setenta, con Roland Barthes, Umberto Eco y Christian Metz, cuando comenzó a estudiarse el filme semiológicamente, transfiriendo los códigos de la lingüística al análisis de las imágenes. Sin embargo, más recientemente, se ha masificado el estudio y análisis de los filmes presentando diversas formas y métodos guiados fundamentalmente por la industria cinematográfica europea y la hollywoodense. Un código para Christian Metz (1973) es un sistema, que tiene estructura y organización, lo cual lo hace susceptible de estudiarse. De esta manera, los códigos organizan y dan significado al filme, porque a partir de éstos se produce el fenómeno comunicacional. 74 Es importante aclarar que existe una significativa diferencia entre lo fílmico y lo cinematográfico. Lo cinematográfico es lo que es común a todos los filmes. Es, según Frank Baiz (1993), algo virtual, ya que se refiere a todo el aparataje que constituye la realización de un filme. En cambio, lo fílmico se refiere a todos los elementos que constituyen a cada filme en particular. Por ejemplo, la <<puesta en escena>> característica de la filmografía chalbaudeana, es entendida como la organización del tema a partir de la acción, del diálogo, de la música, la iluminación, el movimiento de la cámara, el montaje, que es al mismo tiempo el punto de vista de este director realizador, para producir la puesta en discurso del mismo. Christian Metz, hace además una diferencia entre los códigos cinematográficos generales y los particulares, refiriéndose a los generales, como las “instancias sistemáticas que caracterizan propiamente a la pantalla grande y además son comunes a todos los filmes”. Y sobre los códigos particulares, dice que “reagrupan los rasgos de significación que aparecen sólo en algunas clases de filmes (por lo que son particulares). La presencia de códigos de este tipo es muy sensible en los filmes pertenecientes a un género fuertemente afirmado” (Metz 1972:141). Así, los códigos fílmicos son todos los códigos que aparecen en el filme y que provienen de la cultura. Por su parte, Frank Baiz (1993) hace una distinción entre códigos y subcódigos. Para este autor los códigos suelen poseer subcódigos referidos a la particularidad del filme, es decir, un mismo código puede ser expresado de 75 diferentes formas según las diferencias culturales del realizador, el lugar y la época a la cual se refiere el filme. Ahora bien, para efectos del análisis consideramos pertinente asumir la noción de códigos técnico expresivos y de contenido social, propuesta por García, quien los define de la siguiente manera: La obra institucionalizada de/por un cineasta mostrará la articulación de operadores técnico expresivos y de contenido social que la hacen reconocible por el público espectador intérprete. Este último desde la recepción operará respecto: al contexto o espacio semiótico social, histórico y cultural al que pertenece el conjunto textual fílmico –lo extracinematográfico–, a sus códigos y subcódigos cinematográficos; para establecer tipos de relaciones con algunas escuelas u otros géneros cinematográficos dados en la historia del cine, y las intertextualidades con los géneros literarios, del teatro y periodísticos (García, I., 2007:70). Estos operadores estimulan en el público espectador la reproducción de sentidos, pero siempre a partir del sentido tutor (Trenzado, 1999) signado por el director realizador del filme. En la misma perspectiva semiótica, García aporta otros elementos de mucho interés para el análisis, al considerar que Chalbaud, en tanto autor cinematográfico es un emisor identificable como autor de los mensajes y discursos, lo cual interviene en el proceso de producción comercial y artística, como una huella del no-parecer “pero que es: pura apariencia que no engaña” (García, I., 2007:67). Esta autora afirma que en la filmografía chalbaudenana “la apariencia, el simulacro del ser/parecer que el propio medio cinematográfico permite como posibilidad de que lo tratado no corresponda a la realidad, se manifiesta en el filme como indicios de lo que en la vida real es” (García, I., 2007:142). 76 Cabe considerar, por último, el estudio de la significación del espacio en los textos fílmicos, desarrollado por Mangieri (2000), según el cual puede decirse que Chalbaud crea para el espectador-lector un efecto de sentido reconocible como lo familiar, lo que siempre ha estado a la mano, lo “térmico”. Mangieri sostiene que existe un imaginario espacial-arquitectónico que el espectador identifica fácilmente en el filme. Este espacio del texto no debe ser visto únicamente como “el lugar construido por los sujetos del relato, sino que, a su vez, estos son construidos por él” (Mangieri, 2000:77). Así como existen algunos filmes en los que la ciudad o la espacialidad en general actúan como simples decorados o bastidores (espacio puramente referencial); hay otros filmes en los que la configuración espacial pasa de “fondo” a “figura” y “personaje”, cumpliendo una importante función simbólica en tanto que engloba las acciones. Asimismo, los posibles macroniveles isotópicos de lectura de la ciudad, propuestos por Mangieri, pueden aplicarse por extensión a una clasificación de la “casa” en los filmes de Román Chalbaud. Así, se tendría: • La casa container, como un lugar de acumulación de objetos y artefactos, pero también del archivo de memorias (Filme: Sagrado y Obsceno). • La casa de los flujos, donde se da una interconexión continua de redes de comunicación e información (Filmes: La quema de Judas, Sagrado y Obsceno, El pez que fuma, La oveja negra y Pandemonium). 77 • La casa del exceso, que tiene que ver con la abundancia (Filme: La oveja negra). • La casa del espectáculo, donde tiene lugar la fiesta, lo lúdico, el exhibicionismo (Filme: El pez que fuma). • La casa funcional, donde hay señales, limites, jerarquías (Filmes: Sagrado y Obsceno y La oveja negra). • La casa del control y del poder (Filme: El pez que fuma). • La casa del saber. Casa biblioteca y laberinto (Filme: Pandemonium). • La casa del rito y del mito. Casa ceremonial, sagrada (Filme: Sagrado y Obsceno). • La casa violenta, donde se encuentran las fuerzas (Filmes: Sagrado y Obsceno y La oveja negra). • La casa de la nostalgia (Filme: Sagrado y Obsceno). 2.2.3. Estudios relacionados con la filmografía de Román Chalbaud Alvaro Naranjo (1984), Jacobo Penzo (2000) e Irida García (2007) han coincidido en inscribir la producción fílmica de Román Chalbaud dentro de la categoría de cine de autor. Los primeros dos escritores se aproximan al cine de Chalbaud describiendo su obra y su estilo personal de hacer cine. Precisamente, el estilo tan particular de Chalbaud, permite a Naranjo ubicar su obra dentro del cine de autor, debido fundamentalmente a la continuidad que 78 este autor ha sostenido ante las cámaras, a la unidad de su obra y a la coherencia de su registro anecdótico. Un filme de autor es un producto donde ciertamente participan varias personas, pero donde prevalece y se impone la visión de un artista. Es decir, “es una creación original, que garantiza un planteamiento estético individual que pudo o no aparecer desde el mismo origen ‘escrito’ de la obra, pero que, sin embargo, es visible a través de todo su desarrollo en imágenes” (Naranjo, 1984:27). Por último, es oportuno mencionar las consecuentes investigaciones que desde la perspectiva semiótica ha venido desarrollando Irida García en torno a la producción fílmica de Román Chalbaud. En su tesis doctoral, García propone los “Fundamentos semióticos para una teoría del cine de autor”, en la que concluye que la filmografía chalbaudeana se perfila hacia “un ‘gran filme único’ que responde a un proyecto de enunciación, en el que nos plantea una discursividad con las voces del ser social venezolano, su cotidianidad, miserias, debilidades y fortalezas, sus esfuerzos y esperanzas, en la construcción de una sociedad más justa, digna y solidaria, desde la religión del amor y respeto al prójimo, el <<otro social>> (García, I., 2007:243). 79 CAPÍTULO III. MARCO METODOLÓGICO 80 CAPÍTULO III. MARCO METODOLÓGICO 3.1. Nivel de investigación De acuerdo a los niveles planteados por Fidias Arias (1999), ésta investigación se clasifica en exploratoria-descriptiva. El carácter exploratorio de la investigación obedece a que, tal como plantea Arias (1999:46), se trata de “un tema u objeto poco conocido o estudiado”, en tanto que, como se ha señalado, la vida cotidiana del venezolano ha sido analizada en muy pocos estudios y desde perspectivas muy específicas. Esta investigación por su parte, pretende ofrecer una visión general de la vida cotidiana en los filmes de Román Chalbaud. Se considera asimismo que este trabajo es de carácter descriptivo, por cuanto procura señalar las particularidades de la situación planteada, es decir de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud, “con el fin de establecer su estructura y comportamiento” (Arias, 1999:46). 3.2. Diseño de investigación Tomando en cuenta los objetivos, la investigación se clasifica en documental y filmográfica, pues los datos se obtuvieron mediante la revisión de material 81 bibliográfico y hemerográfico y a través del análisis de documentos iconográficos con movimiento (Finol y Nava, 1993), que en este caso corresponden a los filmes de Chalbaud seleccionados para el análisis. 3.3. Población y muestra La población o universo se refiere al conjunto para el cual son válidas las conclusiones que se obtienen, es decir, “los elementos o unidades (...) involucradas en la investigación” (Morles, 1994:17). En este estudio, la población corresponde a los veinte filmes que constituyen toda la producción fílmica de Román Chalbaud (1959-2005). La muestra por su parte es una porción representativa de la población en estudio, que en ésta investigación estuvo constituida por cuatro filmes, en los cuales el elemento “casa” aparece claramente definido como espacio semiótico, donde se desarrolla la vida cotidiana y su significación respecto a una época determinada y a unas condiciones sociales, políticas y económicas. 3.3.1. Tipo de muestreo Se utiliza el muestreo intencional u opinático (Arias, 1999) estableciendo como criterio de selección la presencia de la “casa” en la puesta en escena fílmica. 82 De esta manera, la muestra la integran los filmes: Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997). 3.4. Técnicas e instrumentos de recolección de datos Para obtener la información se diseñó y aplicó un modelo de análisis fílmico tomando en cuenta los fundamentos semióticos expuestos, seleccionando como unidad de análisis la escena. Dicho modelo permitió el acercamiento al filme, con base en los siguientes aspectos: I. Análisis de los códigos técnico-expresivos y de contenido social (Metz, 1973; Fiske, 1989; Cassetti, 1991; García, I., 2007). 1. Ficha técnica y artística del filme: • Titulo del filme • Año de realización/exhibición • Tiempo de duración • Director/productor • Guión/adaptación • Cámara/fotografía • Música/sonido • Intérpretes 83 Estos datos se incorporan como notas al pie de página al inicio del análisis de cada filme. 2. Secuencias y escenas: • Secuencia: es la máxima unidad de análisis. Se refiere a un conjunto de escenas que componen un segmento del filme en el que se desarrolla una acción en concreto, por ejemplo: una persecución, la preparación de un entierro, etc. • Escena: es la unidad de análisis en la que los actuantes desarrollan una acción concreta sin cambiar de ambiente, “es un conjunto de encuadres concebidos y montados con el fin de obtener una artificiosa relación entre el tiempo de la representación y el de lo representado” (Cassetti, 1991:157). Está determinada por un espacio, que para efectos de este trabajo es un tipo de casa, y un tiempo preciso. Se cambia de escena cuando se cambia de lugar. 3. Códigos narrativos: • Estructura narrativa (denotativa): este aspecto se relaciona a la forma expresa como está construido el filme (inicio-desarrolloclímax-resolución). • Tiempo narrativo (sintáctico): pasado-presente-futuro. A fin de describir la estructura y el tiempo narrativos, se incluye, al inicio de cada análisis, la sinopsis de cada uno de los filmes seleccionados. 4. Códigos técnico-expresivos: 84 • Encuadre: es el que define la imagen en función de la posición de la cámara. De acuerdo a Cassetti (1991:85) “contribuye a definir la posición fotográfica”; es decir, determina lo que está dentro y fuera del campo de visión. • Composición: tiene que ver con el manejo de los elementos que componen una escena (encuadre, plano, profundidad, etc.) para dar un sentido y ambiente de acuerdo a lo que se desea expresar. • Plano: Como se dijo anteriormente, es la unidad mínima de análisis y tiene que ver con la relación que existe entre el fondo y la figura que se quiere resaltar. Así se tiene: o Close up: es una toma que solo deja ver el rostro del actuante. o Primer plano: incluye hasta los hombros del actuante. o Plano medio: abarca desde la cabeza hasta la cintura del actuante. o Plano americano: comprende desde la cabeza hasta la mitad del muslo del actuante. o Plano general: es una toma abierta que muestra todos los elementos de la escena. • Ángulos y perspectivas: se refiere a las propiedades cinematográficas de la toma, que le dan un sentido diferente a los objetos o personas según sean los acercamientos/alejamientos y las perspectivas que se consideren a la hora de filmar. Permite ver el punto de vista del protagonista –y de alguna manera, el del 85 autor– sugiriéndole al espectador qué posición tomar. Se tiene entonces: o Picado: cuando la cámara enfoca desde arriba hacia abajo. o Contrapicado: cuando la cámara enfoca desde abajo hacia arriba. • Movimiento y altura de cámara: tiene que ver con el nivel de la cámara respecto a lo representado. Por medio de los movimientos de cámara pueden apreciarse los diferentes ángulos de una misma escena. Estos pueden ser: panorámica, paneo, travelling, dolly y tilt. • Iluminación: se refiere a los diversos contrastes entre luces y sombras. • Escenografía: proporciona el ambiente espacial, temporal y geográfico al filme. • Vestuario y maquillaje: ayudan a identificar las características de los actuantes, reforzando la representación que se está haciendo. • Sonido: se refiere a la música, voz, silencios y ruidos. Estos elementos refuerzan en algunos casos el impacto de una imagen. Pueden ser diegéticos (si están incluidos en la historia) o extradiegéticos (si están fuera del contexto de la historia). Cassetti (1991:100) distingue tres categorías de sonidos: “el sonido in propiamente dicho (el sonido diegético exterior, cuya fuente está encuadrada), el sonido off propiamente dicho (el sonido diegético 86 exterior, cuya fuente no está encuadrada) y el sonido over (el sonido diegético interior, ya in u off, y el sonido no diegético)”. • Gráficos: son los títulos, subtítulos, créditos y textos. “Los indicios gráficos en general obligan a <<leer>> en el sentido más literal del término” (Cassetti, 1991:97). Estos elementos cumplen la función de fijar puntos clave de la imagen, sobre los cuales se desea llamar la atención. El análisis de estos códigos técnico-expresivos y de contenido social se articula con el análisis de las dimensiones funcionales de la realidad social en cada uno de los filmes, que se presenta en el capítulo IV de este trabajo. II. Análisis del contexto socio estructural (Córdova, 1995) 1. Dimensiones estructurales de la realidad social 1.1. Lo económico 1.2. Lo político 1.3. Lo social 1.4. Lo cultural 2. Dimensiones funcionales de la realidad social 2.1. Los modos de vida 2.2. Los estilos de vida 2.3. El espacio social 87 Estas dimensiones que conforman el contexto socio estructural, permitieron aprehender los indicadores de la cotidianidad en los filmes seleccionados. 3.5. Técnicas de procesamiento y análisis de datos En cuanto a las técnicas de procesamiento, los datos se obtuvieron mediante el análisis semiótico de los materiales fílmicos seleccionados. Siguiendo a Torrico (1997) se manejaron técnicas semiológicas, específicamente del ámbito de la sociosemiótica. Para analizar el discurso fílmico de Román Chalbaud, desde las condiciones de reconocimiento (Verón, 1996) se estudió específicamente la estructura de la vida cotidiana asumiéndola como parte de los invariantes discursivos que conforman la gramática de reconocimiento del discurso fílmico de este autor. En tal sentido, se considera oportuno tener en cuenta algunas categorías introducidas por los principales teóricos de la semiótica del cine como Metz (1973) y Bettetini (1977, 1984, 1996) quienes aportan elementos fundamentales para el estudio de los filmes como textos semióticos, mediante el análisis de códigos particulares. Por otra parte, la noción de semiosfera, trabajada por Lotman (1996, 2000), explica que para que haya significación, se hace necesario un cerco, un límite a los espacios, un círculo donde se hayan estructurado y combinado ciertos 88 elementos. Se trata de un espacio donde se realizan los procesos comunicativos, significativos y de producción de nueva información (Fuenmayor, 1998). En atención a estas nociones, se tomó la “casa” presente en la filmografía chalbaudeana como esa esfera semiótica donde se analizaron los intercambios significativos. Asimismo, el análisis se fundamenta en la noción de espacio englobante manejada por Rocco Mangieri (2000), para el estudio de la significación del espacio en los textos fílmicos. 89 CAPÍTULO IV. MARCO ANALÍTICO 90 CAPÍTULO IV. MARCO ANALÍTICO 4.1. Consideraciones para el análisis Tal como señalan los objetivos que guían esta investigación, para llegar a la comprensión del discurso fílmico de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud, se realizó un examen de las dimensiones estructurales de la realidad social venezolana (contexto socio-estructural) que sirven de marco a cada filme seleccionado; y por otra parte, se analizaron las dimensiones funcionales de la realidad social (modos y estilos de vida y espacio social) en los filmes Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997). En cuanto a las dimensiones funcionales, cabe aclarar aquí que, aunque en los capítulos teórico y metodológico aparecen los modos de vida y estilos de vida como categorías que se definen separadamente, para efectos del análisis, se optó por trabajarlas juntas, por considerar que hay mayor riqueza al presentar una visión articulada de estas dimensiones funcionales de la realidad social en cada uno de los filmes. De igual manera, en el análisis de las dimensiones funcionales, se entreteje la identificación de los códigos técnico-expresivos y de contenido social, mediante una adaptación del modelo de Írida García (2007), los cuales se detallan en las técnicas e instrumentos de recolección de datos. Los mencionados códigos, 91 propios del lenguaje cinematográfico, conforman la diégesis de la vida cotidiana en la filmografía chalbaudeana, por cuanto, a través de ellos, el autor Pone en escena actividades situadas utilizadas en la construcción del texto fílmico, y en la que los operadores técnico-expresivos, como por ejemplo el <<plano>> contribuyen a destacar la sintagmática del filme en sus grandes articulaciones, su dispositio en términos de la retórica aristotélica; pero esta sintagmática deviene en los espectadores intérpretes una visión de la paradigmática instaurada por el filme (García, 2004:64). Finalmente, se analizan los contextos de la vida cotidiana en la filmografía de Román Chalbaud manifiestos en cada uno de los filmes analizados, poniendo especial atención en los nuevos perfiles en la estructura familiar, el rol asumido por la mujer y la presencia de pandillas en la filmografía chalbaudeana, como forma de agrupación sustituta de la familia. 4.2. Análisis de la muestra fílmica 4.2.1. Caín adolescente1: el rancho como casa 4.2.1.1. Estructura y tiempo narrativo en Caín adolescente El filme se inicia con una narración que ubica al espectador en el tiempo histórico: “El miércoles santo (9 de Abril) de 1952, en la Basílica de Santa Teresa, una voz gritó: ¡Fuego! Fue una falsa alarma. En el pánico perecieron 42 personas. 1 Caín adolescente. 1959, B/N, 35mm, 102 min. Dirección y guión: Román Chalbaud, basado en su obra teatral homónima. Fotografía: Ramiro Vega. Montaje: Juana Jacko. Música: Eduardo Serrano. Sonido: Eduardo Anderson. Escenografía: Ariel Severino. Intérpretes: Carlota Ureta Zamorano, Berta Moncayo, Enrique Alzugaray, Rafael Briceño, Edgar Jiménez, Orángel Delfín, Milagros del Valle, Pedro Hurtado, Luis Gerardo Tovar y Virgilio Galindo. 92 Dos de los personajes de este drama murieron ese día. Todo comenzó una mañana de navidad...”. Tal como señala Naranjo, esta historia se desarrolla en tres tiempos dramáticos “Navidad, Carnaval y Semana Mayor; lo cual se presta a una interpretación directa que traduce el relato en el tránsito de un tiempo de esperanzas, a un tiempo de desventura, de locura, y luego a otro de recogimiento y reflexión donde se ubica su desenlace-epílogo” (Naranjo, 1984:16). En Caín adolescente, los personajes protagónicos, Juan (Edgar Jiménez) y Juana (Carlota Ureta Zamorano), hijo y madre respectivamente, parten del campo a la ciudad por recomendación del maestro del pueblo, para que Juan “se haga hombre”. A su llegada a Caracas, se ven en la necesidad de vivir en un rancho alquilado en un cerro, donde la miseria, los vicios, la hechicería y las “malas sombras” arropan el ser humano. En la ciudad reside Matías (Orangel Delfín), un primo de Juana y de Juan, procedente del mismo pueblo, quien se desempeña como mecánico automotriz y de inmediato encuentra un puesto en el taller para que Juan se inicie como aprendiz. Matías ha aprendido a vivir en la ciudad y junto a la pandilla de amigos enseña a Juan a hacerse hombre. Así, Matías arrastra a Juan a su mundo, quedando en el olvido la inocencia de ambos, y las cosas del pueblo, el río, los árboles, los animales y la gente. En el ambiente marginal del cerro y del bar “Los piratas de la sabana” Juan conoce y se hace parte del grupo de amigos de Matías, a quienes él llama “Los 93 muchachos de la esquina”: César (Luís Gerardo Tovar), Morrocoy (Virgilio Galindo), Tucusito (Félix Gómez) y Chivo (Oscar Cedeño). Tanto Juana como Juan ven invertidos sus valores con las nuevas experiencias que cada uno vive en la ciudad. Juana conoce el amor puro de Antonio Salinas (Pedro Hurtado), que le es negado por la vida misma, y también experimenta la pasión de Encarnación (Enrique Alzugaray), el brujo que con magia le cura la mano. Juan por su parte, se enamora de Carmen (Milagros del Valle), a quien propone matrimonio, ignorando que está embarazada de su primo Matías, quien además la ha rechazado, desconociendo su responsabilidad. Juan decide acoger a Carmen como su mujer y adoptar a la criatura que lleva en sus entrañas. Con el paso del tiempo y las diferentes vivencias en la ciudad, la relación de Juan y Juana también sufre transformaciones. Sin embargo, Juan reconoce que la relación de su madre con Encarnación la hace feliz y finalmente decide no reprocharle nada. Por su parte Carmen, en un impulso desesperado acude a Encarnación para implorarle que le limpie el vientre para Juan; mientras Juan le reclama a Matías su irresponsabilidad y éste se niega a creer en los sentimientos verdaderos de Juan. Encarnación y Juana, acompañados por Petra (Berta Moncayo) asisten a un templete de carnaval al pie del cerro. Mientras estos se divierten, disfrazados, Tobías (Armando Lira) le informa a Encarnación que debe huir porque la Seguridad Nacional lo está buscando. Encarnación emprende la fuga, pero los detectives logran capturarlo. Seguidamente, Juana se sume en el alcohol y la 94 amargura, rechazando hasta a su propio hijo, quien observa impotente el derrumbe de su madre. Figura 2 Interrelación de los principales actuantes en Caín adolescente Fuente: Méndez, A. (2007). Matías es atropellado por un camión que lo invalida de una pierna. Al salir del hospital, visita el rancho a Juana y le reclama a Juan el haberle quitado su trabajo. Juan le contesta que se ha quedado con su mujer, con su trabajo y con el hijo que Carmen lleva en su vientre, pero a un alto costo, la prematura pérdida de su inocencia. Matías arrepentido, acompaña a Juana a la basílica de Santa Teresa 95 para acudir a la misa de Semana Santa, en donde se produce un accidente y ambos mueren. En el rancho, Carmen, Juan, Petra, Tobías y la pandilla de amigos velan a las dos víctimas. 4.2.1.2. Dimensiones estructurales de la realidad social en Caín adolescente El 1º de enero de 1958 empieza una insurrección militar, seguida de 22 días convulsionados, luego de los cuales la dictadura llega a su fin. El 23 de enero, de manera clandestina, el general Pérez Jiménez sale del país rumbo a República Dominicana. El poder es asumido entonces por una primera Junta Militar de Gobierno de la que formaron parte los coroneles Roberto Casanova, Abel Romero Villate, Carlos Luís Araque, Pedro José Quevedo y el contralmirante Wolfgang Larrazábal. Las protestas populares se encienden nuevamente, y en menos de 24 horas son destituidos de la Junta los coroneles Casanova y Romero Villate, por sus estrechas vinculaciones con Pérez Jiménez. Larrazábal es designado presidente de la Junta y los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberte completan este cuadro de poder. La nueva Junta propone elecciones inmediatas e improvisa un gran Plan de Emergencia para dar trabajo a los desocupados, el cual se extiende hasta agosto de 1959. En medio de un clima de mucha tensión, el 23 de mayo de 1958, la Junta da a conocer el Estatuto Electoral, en cuya redacción participó, entre otros, el 96 abogado Rafael Pizani. A partir de entonces, comienza una fuerte disputa política con la aparente meta de encontrar un candidato independiente “ideal” para la presidencia. Es entonces cuando se concibe el Pacto de “Punto Fijo”, suscrito el 31 de octubre de ese mismo año, en la residencia de Rafael Caldera que llevaba ese nombre; el cual establece entre sus lineamientos, el mejoramiento de las relaciones partidistas, el resguardo de la constitucionalidad, el derecho a presidir de acuerdo con el resultado electoral, el establecimiento de un gobierno de unidad nacional, la eliminación de la hegemonía partidista y la presentación de un programa mínimo común. Dicho acuerdo es firmado por Rómulo Betancourt, Raúl Leoni, Gonzalo Barrios, de AD; Jóvito Villalba, Ignacio Luís Arcaya y Manuel López Rivas, de URD; y Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández, por Copei. A partir de ese momento, los medios de comunicación impresos dan rienda suelta a los titulares reprimidos por diez años de censura, y se corre el velo de la historia de esos diez años. Al mismo tiempo, empiezan las manifestaciones de unidad, se dan a conocer propósitos de enmienda, y los sectores democráticos optan por la autocrítica. En general, el precio de la caída de la dictadura es muy alto. Los periódicos calculan 300 muertes durante las revueltas de esos días. Los presos retenidos en la Seguridad Nacional son liberados, así como todos los presos políticos que permanecían en las distintas cárceles. De igual manera, empiezan a retornar los cientos de exiliados que habían sido obligados a abandonar el país. Entre ellos, vuelve Jóvito Villalba, Rafael Caldera, Rómulo Betancourt, el ex presidente 97 Rómulo Gallegos, el líder comunista Gustavo Machado y el escritor Mario Briceño Iragorry. Durante los días 22 y 23 de julio del mismo año tuvo lugar otra grave crisis cuando el general Jesús María Castro León, ministro de la Defensa, solicita el aplazamiento de las elecciones por tres años, la eliminación de los partidos AD y PCV y el establecimiento de la censura de prensa. Inmediatamente Castro León es enviado al exterior con otros siete oficiales; siendo sustituido por el general Josué López Henríquez. Las conspiraciones y las intentonas de golpe de Estado se multiplican durante ese año. El periodista y político Rómulo Betancourt toma posesión de la presidencia el 13 de febrero de 1959, con un gabinete integrado por tres ministros de URD (Ignacio Luís Arcaya, Relaciones Exteriores; Manuel López Rivas, Comunicaciones, y Luís Hernández Solís, Trabajo); dos de COPEI (Lorenzo Fernández, en Fomento, y Víctor Giménez Landínez, en Agricultura y Cría); dos de AD (Luís Augusto Dubuc, en Relaciones Interiores, y Juan Pablo Pérez Alfonzo, en Minas). El resto del gabinete lo conforman los independientes Rafael Pizani, en Educación; Santiago Hernández Ron, en Obras Públicas; José Antonio Mayobre, en Hacienda; Arnoldo Gabaldón, en Sanidad y Asistencia Social; y Andrés Aguilar, en Justicia. Ramón J. Velásquez es designado secretario general de la Presidencia. El 20 de abril de 1960, Betancourt enfrenta otro intento de Castro León, quien invade por el Táchira. A éste le siguen otros levantamientos militares, como el Barcelonazo (25 de junio de 1961), el Carupanazo (el 4 de mayo de 1962) y el 98 Porteñazo (el 2 de junio). El 24 de junio de 1960, ocurre el atentado de Los Próceres, del cual Betancourt se salva milagrosamente, pero sufre quemaduras en sus manos. Venezuela acusa al régimen de Trujillo ante la OEA, y todos los países suspenden relaciones con el dictador dominicano, aislamiento que conduce a la crisis final de aquel régimen. El 13 de mayo de 1958 llega de visita a Venezuela el vicepresidente de Estados Unidos, Richard Nixon. Las relaciones entre este país y la dictadura habían sido visiblemente cordiales. Nixon es recibido con manifestaciones violentas en la capital. La tensión llega al punto en que hay amenazas de invasión por los marines. Pocos días después, renuncian a la Junta Eugenio Mendoza y Blas Lamberti, quienes son reemplazados por Edgar Sanabria y Arturo Sosa. Por otra parte, el impulso dado a la educación en todos sus niveles responde a una prioridad nacional. A la cabeza de este proceso esta el doctor Luís Beltrán Prieto Figueroa, quien plantea la necesidad de “una educación de masas”. A partir de 1959, escuelas y liceos proliferan en todo el país. Para ese entonces sólo existen tres universidades, la Central de Venezuela, la de Los Andes y la del Zulia, reabierta en 1946 por la Junta Revolucionaria de Gobierno. Posteriormente, se reabre la Universidad de Carabobo en 1958. La Junta de Gobierno presidida entonces por Edgar Sanabria establece la autonomía de las universidades. Prontamente, otras universidades se crean en todo el país, entre ellas la de Oriente y la Lisandro Alvarado. Además de crecer la cantidad de universidades, aumenta la oferta de carreras y por consiguiente, se multiplica significativamente el número de estudiantes. Los gastos en educación llegan a superar a los gastos 99 militares. La educación privada también se fortalece, con la creación de la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Santa María. El 23 de enero de 1959 Fidel Castro visita el país, generando un gran entusiasmo popular. Castro habla en el Congreso y en la UCV y reconoce agradecido el respaldo de Venezuela. No obstante, desde su primer encuentro con Betancourt hay una visible tensión y hostilidad, hasta el punto de que las relaciones entre ambos gobiernos llegan a la ruptura. Como puede observarse, la situación del país en el período de realización de Caín adolescente es muy cambiante y rica en acontecimientos políticos y sociales. Para ese momento, Venezuela está cerrando el ciclo de la dictadura militar de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) y abriéndose paso hacia una democracia representativa, que se mantuvo por más de cuatro décadas. Más aún, el filme se estrenó durante el primer año del gobierno de Betancourt y no en la época perezjimenista, porque a finales de 1957 Chalbaud fue apresado por la Seguridad Nacional por haber bromeado acerca de la posible caída del régimen. Aguirre y Bisbal lo reseñan de la siguiente manera: En 1949 un grupo de jóvenes inicia el rodaje de una película muy ambiciosa. Este grupo de cineastas jóvenes había fundado una empresa denominada Allegro Films. A la cabeza del grupo se encuentra Román Chalbaud. El film se vio paralizado en varias oportunidades y en 1959, diez años después, Caín adolescente es conocida por el público venezolano (Aguirre y Bisbal, 1980:31). A partir de entonces, el país inicia un proceso de modernización, impulsado por el desarrollo económico creciente, basado en la gigantesca renta petrolera, con lo que el país pasa de agrícola a industrial. Consecuentemente, la población 100 rural emigra a las ciudades en busca de ascenso en la escala social. Y producto de esta movilización, las ciudades se llenan con una población que busca un destino mejor, pero que no lo encuentra y se convierte en marginal, creando grandes cinturones de miseria alrededor de las principales ciudades, especialmente de Caracas. Así empieza el poblamiento de los cerros caraqueños, lo cual es el escenario dominante de la acción dramática en Caín adolescente. 4.2.1.3. Dimensiones funcionales de la realidad social en Caín adolescente o Modos y estilos de vida Al principio del filme viven en el rancho únicamente Juana y Juan, cuya relación se caracteriza por la confianza, el amor y el respeto. Aunque se han mudado a la ciudad capital, sus costumbres al interior de la vivienda son similares a las que mantenían en el campo. Juana diariamente prepara el alimento para ambos, comen juntos y comparten con libertad sus sueños, temores, inquietudes y esperanzas. Juana, por no estar incorporada en el mercado laboral, estructura su vida cotidiana en función del ritmo marcado por la vida familiar y las tareas domésticas. Su mundo es el de lo privado, caracterizado por relaciones informales que se mantienen en el espacio cerrado. Así, ella se limita a ocupar aquellos ámbitos que guardan una relación directa con las funciones de madre, actividad y espacio que no realiza ni ocupa para sí misma, sino para su hijo, que es su única familia. Por esto mismo, en la vida cotidiana, las decisiones de Juana tienen un fuerte peso 101 moral y condicionan significativamente la forma en que se organiza el espacio doméstico. Figura 3. Juan y Juana en el interior del rancho, recién llegados a Caracas Generalmente, en el espacio doméstico, se plasman las relaciones asimétricas que por género y generación se establecen entre los miembros de la familia, dando lugar a que el mayor peso de las labores cotidianas recaiga en las mujeres. Entre ellas, se dan relaciones de apoyo y solidaridad, pero también de dominio y autoridad. Esta ayuda que prestan las mujeres, proviene en primer lugar de las “otras mujeres” del hogar, y en segundo lugar, de las vecinas y de aquellas a las que esté más vinculada cotidianamente. Así, vemos como Juana se apoya en su vecina Petra, no en cuanto a ayuda para las labores cotidianas, sino, principalmente para su relacionamiento con el mundo exterior. La existencia del campesino encuentra sus coordenadas en la familia, que en el caso de Juana y Juan viene a ser complementada por Petra, quien en cierta 102 manera desempeña el rol de madre y abuela, en tanto representa la voz de la experiencia, que –diariamente– visita a Juana, mientras Juan se encuentra en el trabajo. Figura 4. Petra, en una de sus visitas al rancho de Juana Esta vecina poco a poco influirá para que los valores y principios de Juana se vean trastocados. Y Juan, por su parte, experimenta exactamente lo mismo, mientras se relaciona con su primo Matías y los amigos que éste le presenta, incluida Carmen. Naranjo describe la transformación de estos actuantes de la siguiente manera: Los personajes, tan inocentes como culpables, son observados por su autor desde una perspectiva donde los valores son relativos, y lo bueno y lo malo, extremos que se encuentran sin que ninguno de los dos llegue a poseer un carácter definitivo en aquellos. En la promiscuidad del ambiente marginal de un cerro caraqueño nace el amor entre ingenuos seres venidos de la provincia y otros ya corrompidos por el degradado ambiente de la urbe. Al entrar en relación, éstos, inexorablemente, derriban el aura de pureza que protege a los recién llegados; sin embargo, al final demuestran que aún conservan, en medio de la fatalidad, sus virtudes humanas (Naranjo, 1984:16). 103 Así, la vida de Juan da un giro paulatino pero dramático, inmediatamente que entra en contacto con el espacio urbano. El título del filme alude a este actuante, en tanto que, el nombre hebreo “Caín” significa adquirir, acumular, poseer y atesorar, y responde a una conducta humana que puede conducir a la dominación y al control. De esta manera, Juan es mudado en otro hombre, dejando de ser el jovencito ingenuo que viene del pueblo, caracterizado por la sencillez, el amor y respeto que expresa hacia Juana, su madre, y Matías, su primo; para convertirse en un hombre astuto, capaz de enfrentarse a todo y a todos, a fin de lograr sus propósitos. Siguiendo a García (2004), la transformación de Juan esta ligada a la corrupción y a la traición, por cuanto, Durante el tiempo que Matías estuvo en el hospital, Tobías le asigna a Juan las responsabilidades del taller que antes tenía Matías, quien al salir del hospital busca a Juan y con actitud desafiante lo culpa de su desgracia y de haberle quitado el trabajo después que él le enseñara el oficio. Para Matías, Juan es un Caín. Matías lo consideraba su hermano menor que debía hacerse hombre a su imagen y semejanza. Al no cumplirse este deseo, se siente traicionado. Juan prefirió traicionar a Matías antes que traicionarse a sí mismo. Por esta razón Juan responde a Matías en una actividad situada en donde se infiere la traición, y también se revela el Interpretante de la corrupción en la sustitución de Matías por Juan. Una corrupción asociada a la traición y, que es relativa según los esquemas mentales de los personajes imaginados por el autor cinematográfico, que representan a un colectivo de voces de la superficie social de los cerros marginales de Caracas en la década del cincuenta (García, I., 2007:130). En esta secuencia, se observa que la actitud de Juan hacía Matías cambia por completo, lo cual responde a un comportamiento habitual de los venezolanos provenientes del campo, que procuran “evitar las confrontaciones, no por evitar las heridas (que las habrá) sino por evitar las represalias. El ataque es necesariamente de flanco, anónimo, ocultando la mano que tira la piedra” (Carías, 1982:17). Así actúa Juan frente a Matías, con un lenguaje cuidadoso y una mirada esquiva, a fin de no tocar su dignidad y orgullo. 104 Por su parte, también Juana establece nuevos afectos en cuanto llega a la ciudad. Ya no es el maestro del pueblo, ahora sus amigos son Petra, Encarnación, y el dueño del botiquín del Colorao. De manera que, para Juana y Juan, las nuevas relaciones ocupan un lugar de importancia en el plano afectivo particularmente y refuerzan la conformación de su identidad social. El rol principal que estos cumplen en la vida cotidiana de ambos es brindarle apoyo socio-afectivo y compartir momentos de diversión. Situación que se ve facilitada por cuanto la alteridad no representa conflictos sino que el otro regularmente posee características similares en cuanto a modos de entender la vida (Castro, 2005). Juan y Juana viven en condiciones de extrema pobreza, siguiendo la caracterización del campesino venezolano promedio, que “sabe que va a morir tan pobre como nació. El trabajo no representa un instrumento de cambio, un camino para una meta deseada, el trabajo es sencillamente la vida misma” (Carías, 1982:13). De manera que la movilidad social no es planteada como una posibilidad para Juan y Juana, el trabajo es simplemente una manera de subsistir. Madre e hijo han sacrificado su tierra y todo lo que ella representa, para instalarse en el hacinamiento del barrio caraqueño, pero traen sus enseres y sus modos de hacer, con lo que el pueblo se hace presente en la nueva vivienda, lo cual se evidencia diariamente en sus conversaciones y en el ambiente general del rancho, en los alimentos que consumen, en la condición de los objetos que poseen, en la ropa que utilizan, y también en el poco dinero que tienen, acerca de lo cual Juana expresa, con esperanza y temor al mismo tiempo: 105 [Juana mira el dinero ahorrado, que guarda en un pañuelo]. Juana: Matías me aseguró que pronto aprenderías y que entonces te empezarían a pagar. Ojalá y sea pronto. Lo que tenemos dentro de mi pañuelo se acaba poco a poco y sin que nos demos cuenta. En varias oportunidades se da a entender que las condiciones de vida del campo eran mejores, con menos limitaciones de las que ahora enfrentan Juan y Juana, en la ciudad. El diálogo que sigue, en el que Juan se entera de que Salinas acompañó a Juana hasta el rancho, demuestra que la actual condición social constituye una afrenta para ambos: Juan: ¿Y no te dio vergüenza? Juana: ¿Vergüenza? ¿Que? Juan: Traerle hasta aquí. Es repugnante tener que vivir en este cerro. Juana: A mi tampoco me gusta, Juan. Figura 5. Juana y Antonio Salinas conversan mientras caminan hacia el rancho Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, madre e hijo van acostumbrándose al estilo de vida que les es impuesto, por la misma dinámica de la sociedad, de la que eligieron formar parte. 106 o Espacio social En Caín adolescente, el espacio englobante del rancho representa para Juan y Juana su único lugar de resguardo. Aquí se habla de seguridad y resguardo “moral”, pues ellos económicamente no tienen mucho que perder, pero si cuentan con una riqueza “espiritual” cultivada en el campo, que les hace seres distintos a la mayoría de los individuos con los que se topan en la ciudad. Por la puerta del rancho se penetra a la intimidad familiar. Es el acceso a la hospitalidad que se brinda a los familiares y amigos como Matías y Petra, y al mismo tiempo es la frontera que Antonio Salinas no logra penetrar, como se verifica en el siguiente diálogo, sostenido frente a la puerta “cerrada” del rancho. Juana: Aquí es. Puede venir a visitarnos cuando quiera. Esta es su casa. Salinas: Trataré de venir. Me hace bien el verla. Usted es como un pedazo de campo, un pedazo de campo verde, ¿entiende? Juana: No, no comprendo, bueno, no se que decirle. Salinas: No se deje enredar Juana. Juana: ¿Enredar? Salinas: ¿Usted ha visto los cables de la luz? ¿se ha fijado que le hacen marcas al cielo? Le enredan a uno la vista. Puede ocurrir algo. Siempre ocurre algo con la gente como usted y hay que tener cuidado. Buenas noches Juana. Juana: Buenas noches [Salinas se aleja y Juana se dirige a él]. Espérese, tengo miedo. Salinas: ¿Miedo? ¿De qué? Juana: De no verlo mas. Salinas: Yo vendré. Juana: ¿Cómo es su nombre? Salinas: Antonio, Antonio Salinas. El temor de Juana y la premonición de Salinas encuentran fundamento con el paso del tiempo, cuando los “otros” irrumpen en el espacio privado, transformándolo en escenario de encuentros, intercambios, discusiones, conflictos, competencias, relaciones de poder, relaciones amorosas, etc. 107 Más adelante, Petra promete ayudar a Juana, consiguiendo un remedio para la hinchazón de su mano, pero lo que realmente traerá son calamidades a la vida de Juana y Juan. Su insistente y manipuladora presencia abrirá inmediatamente la puerta a Encarnación, el cual llega a trastornar completamente –y por la fuerza– el modo de vida, la relación armoniosa entre madre e hijo y aún modificará el uso del espacio en el rancho. Figura 6. Encarnación practica un ritual de curación para la mano de Juana El siguiente diálogo muestra la repentina y brusca transformación de Juana, el despertar de sus sensaciones como mujer y la entrega de su cuerpo a Encarnación. Encarnación: ¿Quién duerme ahí? Juana: Mi hijo. Encarnación: ¿Volverá esta noche? Juana: Si, claro. Encarnación: ¡Es una lástima que vuelva! yo me hubiera podido quedar aquí ¿Te atreves a esconderme? [Toma a Juana y forcejea con ella, hasta besarla]. 108 Juana: ¿Por qué ha hecho esto? ¿Por qué? Hace mucho tiempo que un hombre no me tomaba así, entre sus brazos ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué? Allá en mi pueblo nadie se hubiera atrevido. Todos me tenían un gran respeto. Yo iba a todas partes con mi hijo y estaba siempre sola, tan sola que ni siquiera me acordaba que los hombres existían para esto. Que yo llevo dentro una mujer que fue hecha para esto. Júreme que no me ha embrujado ¡júremelo! Encarnación: Tú me gustas, desde el primer momento que te vi. Juana: ¿Me está diciendo la verdad? [Se besan]. Encarnación: [Apartándose de Juana] va a llegar tu hijo. Juana: No me importa, ahora nada me importa. No puedes irte, quédate aquí, yo te ofrezco refugio. No nos verán ¡ni Dios nos verá! Desde el inicio del filme, las relaciones jerárquicas y la dominación se expresan sutilmente en la disposición del espacio y en los objetos utilizados por cada actuante. Por ejemplo, la cama de Juana, además de ser matrimonial, se sitúa en un desnivel alto, lo cual significa superioridad, mientras que Juan descansa en un pequeño colchón tendido en el polvoriento suelo del rancho. El dormitorio de Juana, el comedor y la cocina eran un área común, pero, con la llegada de Encarnación, la distribución espacial del rancho sufre un reacomodo, tal como es removida Juana en sus entrañas. En esta escena, donde se efectúa la transformación del espacio y también de los actuantes, Chalbaud trabaja la isotopía del /bien/ y del /mal/, en un deslizamiento entre la inversión, reinversión, contradicción y complementaridad. En palabras de García, estas transformaciones, que muchas veces se quedan en intentos y otras menos se consuman, colaboran en la legitimación del vaivén de lo “relativo” y en la negación de lo “absoluto”, que tienen como agente semiótico a la propia gente marginal: sus esperanzas, desilusiones, iras, frustraciones, traiciones, volver a creer en algo o en alguien que les saque del estado de miseria en el que viven, pero siempre imitando a la clase burguesa que los ha dominado. La fuerza y el empuje empleado por las clases 109 dominante/dominada como una consecuencia de la voluntad de “poder” llega a vestirse con el disfraz y las máscaras de la apariencia en todos y cada uno de los filmes chalbaudeanos (García, 2004). Figura 7. Encarnación y Juana tras la sábana que separa los espacios en el rancho Para proteger su intimidad con Encarnación, Juana cubre el lugar de su dormitorio con una sábana, convirtiéndolo en un espacio privado, al que no debe acceder Juan, como se expresa en el fragmento que sigue: Juan: ¿Qué es eso? Juana: Una sábana, ¿nunca has visto una sábana? Juan: ¿Qué tienes mamá? ¿Por qué me hablas así? [Mientras, se acerca a la sábana]. Juana: ¡No te acerques! Juan: ¿Qué pasa? Juana: ¡Te lo prohíbo, esa es mi cama! Juan: ¿Por qué has puesto esto? Juana: No quiero que nadie me vea cuando duermo. [Juan aparta la sábana y ve a Encarnación durmiendo] Juana: [Grita] ¡Juan! Juan: ¿Quién es ese hombre? Juana: Desde hoy estará aquí con nosotros. Si no te gusta, tú verás lo que haces. Juan: Sólo te he preguntado quién es. Juana: Ya te lo he dicho. Si no estás conforme, puedes irte a donde te plazca. Yo no se lo que tu hiciste anoche, ni te lo estoy preguntando, ni pienso pedirte cuentas de la hora en que llegues a dormir. 110 Juan: Yo si se lo que tu hiciste anoche. ¿Quieres saber lo que yo hice anoche? Me emborraché, llegué muy tarde, borracho. Juana: ¡Cállate! Juan: ¡Borracho! Me caí dos veces en la calle. Vomité, me ensucié los zapatos. Juana: ¡Vete al trabajo! Juan: [Con gesto de tristeza] Si, me voy. Nunca habías deseado mi ausencia. Las relaciones de poder y dominación se acentúan a partir de este momento, cuando Juana renuncia a su rol de madre abnegada y decide poner límites a los espacios del rancho. Después de esta escena, la relación de Juan y Juan cambia para siempre. Ahora, todas las atenciones y el amor de Juana son para Encarnación, mientras que para Juan sólo manifiesta hostilidad. Por consiguiente, Juan trata a Encarnación con desprecio y se niega a relacionarse con él de cualquier forma. Así, el ambiente en el rancho se vuelve cada vez más tenso. Tabla 2 Análisis sinóptico de Caín adolescente, 1959 Dimensiones estructurales de la realidad social Lo económico Lo político Lo social Lo cultural Desarrollo económico creciente basado en renta petrolera. Modernización. Migraciones. Final de la dictadura de Pérez Jiménez (1958). Presidencia de Rómulo Betancourt (1959-1964). Democracia en Venezuela. Revolución cubana (1959). Movilidad social. Se crean cinturones de miseria alrededor de las principales ciudades. Censura de los medios durante la dictadura. Inicio de la TV. Aumenta la cantidad de universidades y se establece la autonomía universitaria. Dimensiones funcionales de la realidad social Modos y Espacio estilos de social vida Rancho Migración del campo en el a la ciudad. cerro. Juana: ama de casa. Juan: mecánico. 111 4.2.2. Sagrado y obsceno2: la pensión como casa 4.2.1.1. Estructura y tiempo narrativo en Sagrado y obsceno Sagrado y obsceno, es una adaptación de una de las más famosas y exitosas obras de teatro de Chalbaud. Bajo la manufactura de la recién fundada productora Gente de Cine, Chalbaud se propuso, Trasladar al lenguaje cinematográfico lo que venia planteando en el teatro. La premisa fue darle al público los temas hacia los que ya había mostrado interés; así, el éxito de aquellas obras fue el aval necesario para los nuevos proyectos cinematográficos que, salvo leves alteraciones, conservaron prácticamente sus argumentos originales mientras presentaban nuevos diálogos con el fin de que las películas no se resintieran de su herencia teatral (Naranjo, 1984:29). Inspirado en la figura del guerrillero rebelde e idealista de los años sesenta, la narrativa de este filme entreteje las historias íntimas e individuales de sus actuantes. A continuación se presenta una sinopsis que ilustra las interrelaciones entre los principales protagonistas. Sagrado y obsceno, al igual que Caín adolescente, se acerca a la realidad de los emigrados a Caracas. Pedro Zamora (Miguelángel Landa) regresa a la capital desde la provincia venezolana después de diez años de ausencia. Él es un exguerrillero que se dirige –previo arreglo con su amigo Tobías (Asdrúbal Meléndez)– a la pensión “Ecce Homo” donde se instala en la misma habitación 2 Sagrado y obsceno. 1976, Color, 35mm, 128 min. Dirección: Román Chalbaud. Guión: José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud, basado en su obra teatral. Producción: Gente de Cine. Fotografía: César Bolívar. Montaje: Francisco Fustero y Guillermo Carrera. Música: Miguel Ángel Fúster. Sonido: Kurwenal Robles. Escenografía: Guillermo Zabaleta y Enrique Zanini. Intérpretes: Miguelángel Landa, Rafael Briceño, Paúl Antillano, María Teresa Acosta, José Ignacio Cabrujas, Arturo Calderón, Carlos Canut, Paula D´Arco, Naudy Fernández, María Gámez, Luis Guillermo González, Carlitos Hernández, Ramón Hinojosa, Raúl Medina, Asdrúbal Meléndez, William Moreno, Martha Olivo, Xiomara Pérez, Luis Rengifo, Mary Soliani, Hilda Vera, Virgilio Galindo y Gustavo Rodríguez. 112 que antes ocupó su contacto. Ya instalado en la habitación, Zamora guarda varias armas de fuego y explosivos de alto poder en un escondite cavado en el piso por Tobías. Zamora ha planeado vengar la muerte de otros jóvenes compañeros de combate, ejecutada por Diego Sánchez hace diez años en sus tiempos de jefe de la policía, durante el primer gobierno de la democracia, presidido por Rómulo Betancourt (1859-1963). Zamora y Sánchez protagonizan esta historia, que tiene sus antecedentes de violencia subversiva. Para el tiempo histórico del filme, la mayoría de los venezolanos, y entre ellos Diego Sánchez, ha borrado de su memoria aquel movimiento y a sus muertos. No obstante, Zamora se resiste a olvidar y a asimilarse al sistema. De acuerdo a Naranjo, el presente de Sagrado y obsceno alude a, Los efectos de una dinámica social, que ha dado paso al país a un nuevo periodo de auge económico capitalista, donde el expolicía, frustrado en sus aspiraciones políticas, ha echado mano a las posibilidades de convertirse en un hombre ‘desarrollista’ que, ‘de haber descubierto este negocio antes, no se hubiera buscado enemigos políticos” (Naranjo, 1984:59). Por otra parte, Edicta (Maria Teresa Acosta) es quien regenta la pensión y es la hermana mayor de Glafira y Elvira. En la pensión conviven estas tres hermanas con su sobrina Ángela (Mary Soliani), la niña Zoraida, hija de Elvira y el pequeño John Fitzgerald, un huérfano de ocho años. Elvira (Paula de Arco) mantiene relaciones con Diego Sánchez, quien es dueño de la pensión y propietario de la cadena de restaurantes “Mister Pollo”. Este actuante, en palabras de Molina, es el típico “señor feudal de un orden provinciano 113 mudado a la urbe, tan dueño y señor de los pollos que sacrifica, asa y vende como de la pensión Ecce Homo y las vidas que allí habitan” (Molina, 2001:127). Su residencia oficial esta ubicada en una lujosa zona del este de Caracas, donde vive con su esposa y su pequeño hijo que padece de una deficiencia mental. Glafira (Hilda Vera) es propietaria del bar “Claro de Luna” y mantiene escandalosas relaciones con William Bolívar (William Moreno), un funcionario de la Policía Técnica Judicial, con quien escenifica violentas peleas de celos. Figura 8 Interrelación de los principales actuantes en Sagrado y obsceno Fuente: Méndez, A. (2007). En la miscelánea pensión residen también Morrocoy (Virgilio Galindo), un buhonero que vende baratijas en el zaguán y hace las veces de portero; Ignacio (Raúl Medina), un joven estudiante universitario con inclinaciones revolucionarias; 114 Antonio Leocadio Bárcenas (Rafael Briceño), un anciano de cierto abolengo, pensionado y excluido por sus familiares, quien desde su perspectiva examina la historia política del país; Brugerolas (Carlos Canut), un catalán dueño de un camión distribuidor de refrescos y aficionado a los temas de la política internacional; y dos krisnas hindúes. Ante los ojos de los huéspedes de la pensión, Zamora resulta simpático, serio y responsable y no despierta sospecha alguna, a pesar de su retraimiento. Este actuante, para ejecutar su plan va en busca de Andrés, un compañero de brigada en la subversión, que en la actualidad tiene una familia con su esposa y cinco hijos y trabaja en una pequeña imprenta de su propiedad. Ambos conversan respecto a su pasado común y Andrés se niega a apoyar el plan de su amigo, argumentando que la realidad ha cambiado totalmente en diez años. Ya Diego Sánchez no es policía, sino un exitoso hombre de negocios. Andrés insiste, tratando de hacerle ver a su amigo que su venganza no tendrá repercusión política y que simplemente lo conducirá a la cárcel, ya que la organización clandestina dejó de existir. No obstante, Zamora se enfurece y sigue adelante con su plan. El primer contacto con Diego Sánchez ocurre una noche, cuando el expolicía ha ido a la pensión a celebrar el compromiso de Glafira con William Bolívar. Esa misma noche, la sentencia de venganza se hace definitiva. Después de la reunión, Zamora se encuentra con Ángela en el patio trasero de la casa y la hace suya. Esta escena representa la posibilidad del amor para ambos actuantes, pero el compromiso del exguerrillero con su misión está por encima de cualquier otro 115 propósito. La decisión está tomada, llega el día de la boda y se da la ocasión perfecta para consumar la venganza. Poco antes de terminar la fiesta, celebrada en una granja propiedad de Sánchez, Zamora desaparece de los alrededores del sitio. Sánchez se queda sólo, haciendo los últimos arreglos, cuando repentinamente los gallineros son dinamitados ante su desconcierto. Sánchez intenta huir, pero se encuentra de frente con Zamora y le pregunta “¿quién eres tú?”. Y es que durante todo el filme, Pedro Zamora ha desempeñado un rol que encubre su verdadera identidad, para no despertar sospechas entre los huéspedes de la pensión. No obstante, frente a su madre y con su amigo Andrés, Zamora entra al trasfondo escénico (Goffman, 2001), donde puede descansar y quitarse la máscara de la apariencia. Finalmente, ante la turbada pregunta del ex policía, la identidad de Zamora queda al descubierto, cuando pronuncia los nombres de sus ex compañeros de combate, para luego ajusticiar a Diego Sánchez, con una ametralladora. 4.2.2.2. Dimensiones estructurales de la realidad social en Sagrado y obsceno La época de la narración fílmica corresponde al comienzo de los años sesenta, cuando el conflicto guerrillero clandestino en Venezuela revelaba las fuertes luchas de clases en el país. Asimismo, el ejemplo de la revolución cubana de 1959, introducía en el imaginario colectivo elementos de utopías contradictorias que proseguirían hasta nuestros días. 116 Bajo el guión de José Ignacio Cabrujas, Sagrado y obsceno fue estrenada en 1976, cuando el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez se vio favorecido por la bonanza petrolera, que permitió a la Venezuela Saudita de aquellos días otorgar financiamiento a la incipiente industria cinematográfica nacional. Debido al auge de la economía petrolera, a comienzos de la década de los años 50, Caracas da un gran salto, caracterizado por una amplia expansión territorial, urbanización y modernización y un enorme aumento de la población. La ciudad capital experimenta un crecimiento sin precedentes y se ensancha en todas las direcciones, para absorber una cantidad cada vez mayor de habitantes. Producto de ello, se amplía significativamente la vivienda familiar y colectiva para la clase media (Gasparini y Posani, 1969). En este contexto surgen las pensiones o casas de huéspedes, localizadas fundamentalmente en las áreas centrales y deterioradas de la ciudad. Grandes casas, subdividas en pequeñas habitaciones, en donde –regularmente– la cocina, el uso del agua, los baños, los lavaderos y otros servicios se concentraban para su uso colectivo. En este tipo de casa se alojaban algunas personas pagando por su hospedaje (Moliner, 1982). Estas construcciones urbanas, propias de la arquitectura popular (Gasparini y Posani, 1969) surgieron también como una solución urbanística al problema de la vivienda, dados los siguientes factores: • La fuerte migración de gente de todo tipo que acudía de la provincia a la capital con el propósito de mejorar sus condiciones de vida; además de los inmigrantes provenientes de la Europa de la posguerra o de países 117 latinoamericanos menos prósperos para la época. • La falta de infraestructura económica y urbanística de Caracas para acoger a la gran cantidad de migrantes, tanto nacionales como extranjeros. Por otro lado, la vida en las pensiones se configuró a partir de un factor social relacionado con la procedencia, mayoritariamente rural de los migrantes, en la que ciertos aspectos de la vida del campo se trasladaron también a la ciudad. Arquitectónicamente una pensión es una edificación que puede tomar distintas formas, pero que mantiene algunos elementos centrales: el patio y el pasillo que lo rodea y que se convierte en el enlace de las pequeñas habitaciones. Ambos espacios son de uso común por parte de los huéspedes. De esta forma, en el patio central se concentra la vida comunitaria, por ser lugar de paso obligado para acceder a los dormitorios, y por encontrarse allí los servicios comunes, tales como el baño, el comedor, y alguna mesa y sillas para trabajar, conversar, estudiar o jugar. Es necesario considerar también la calle, el barrio y la ciudad, donde se sitúa la pensión, para poder entender la interrelación que existe entre el uso del espacio y las configuraciones de valor que realizan sus habitantes, tales como el concepto de vecindad. Históricamente, los huéspedes de la pensión desarrollaban en ella relaciones y actividades para las cuales la ciudad no brindaba las posibilidades de realización. De por si, la organización urbana resultaba un medio hostil para los habitantes de las pensiones con escasos medios económicos y que compartían 118 valores rurales, habituados además a relaciones más personales y ambientes de interacción reducidos. Para la época en la que se desarrolla el filme –comienzo de los sesenta– la ciudad capital tenía una infraestructura escasamente desarrollada, con pocas posibilidades de interacción y entretenimiento y un transporte deficiente, entre otras limitaciones. Por todas estas razones, en el patio central –fuente de luz y de aire– de la pensión “Ecce Homo” se llevan a cabo la mayoría de las actividades, tales como la celebración de fiestas, la reunión de vecinos y las festividades religiosas. Así, entre los habitantes de la pensión, la vecindad abarca necesariamente aspectos de la vida privada, como la amistad. Las relaciones entre los huéspedes se mantienen, porque es precisamente la configuración de la pensión alrededor de un patio central lo que hace inevitables los encuentros entre extraños que comparten un mismo espacio. Al mismo tiempo, este patio central, es un espacio interior permisivo, en el sentido de que es accesible también a los vecinosexternos. De manera que, el significado de la vecindad está vinculado con la pertenencia a un barrio y con el uso de un espacio común. El pequeño microcosmos que encierra la pensión supone además la defensa de ciertos intereses compartidos de forma diferente por los distintos colectivos del barrio. Ahora bien, para el momento histórico del filme, en el ámbito cultural, las políticas del Estado venezolano en las dos décadas siguientes al fin de la dictadura perejimenista correspondieron a la sustentación ideológica de los 119 proyectos que implementó la llamada “democracia representativa”. Es así como para el período 1959-1968, durante la década violenta, la actividad cultural se vio estimulada con la creación del Instituto de Cultura y Bellas Artes (INCIBA) en 1960, dentro de un cierto populismo reformista que caracterizó al gobierno de ese período. El INCIBA venía a centralizar las actividades de difusión y promoción cultural que anteriormente desempeñaba el departamento respectivo del Ministerio de Educación. En épocas anteriores, era este Ministerio el encargado de publicar y divulgar las obras literarias y artísticas, las actividades culturales en general eran promovidas en su mayor parte por las élites intelectuales, que seguían las modas importadas de Europa y Norteamérica. No es sino a partir de 1960, cuando el Estado como tal, asume su cuota de responsabilidad en el sentido de centralizar y “popularizar” la creación artística y cultural, a través del INCIBA, con el objetivo de “conservar, difundir y estimular el folklore, el arte popular y la artesanía nacional”, así como también “la divulgación del conocimiento de las obras literarias y artísticas y de las actividades culturales a toda la población venezolana”. Entre sus atribuciones estaba “el envío de misiones culturales al exterior, la edición de obras de arte, el otorgamiento de becas a diversos artistas, la organización de orquestas y otros grupos musicales y el fomento del arte, el teatro y el cine, entre otras actividades” (citado por Arreaza, 1982). En la década de los setenta, con la consolidación del consenso del proyecto político de la democracia representativa, se incrementa la actividad cultural del 120 país. Algunos grupos de intelectuales disidentes, que antes actuaban a través de sus propias asociaciones se disgregaron o fueron marginados totalmente por la política cultural oficial, mientras que la mayoría fueron incorporados al INCIBA, en expansión. Es así, como surgen dentro del proyecto desarrollista de la década 1968-79, las iniciativas para crear finalmente el Consejo Nacional de la Cultura (CONAC) que permaneció activo hasta comienzos del siglo XXI. Durante este período, el Estado se asume como protector de la creación popular y divulgador de dicho mensaje frente al público espectador. Entre los objetivos del CONAC estaban: “garantizar el derecho irrenunciable de la persona humana al disfrute y creación de los bienes y servicios culturales”, considerando como área de interés prioritario la producción y formación especializada de investigadores y artistas en las diversas expresiones culturales, especialmente en aquellas “que se expresan a través del mensaje cultural impreso, radioeléctrico y cinematográfico” (citado por Arreaza, 1982). Es así como los años setenta marcan un momento importante de la cinematografía nacional, siendo justamente Sagrado y obsceno el filme que “estrena una etapa de producciones financiadas por el Estado venezolano a través de su Dirección Nacional de Cinematografía” (Bisbal, 1980:15). Con este impulso, se inicia tímidamente una producción que intenta alcanzar a audiencias más amplias. Digamos que por primera vez, un vasto contingente de público se ve “reflejado” en las pantallas, reconociéndose en esos actuantes que hablan su lenguaje, identificando los espacios geográficos donde se desenvuelve la trama y sintiéndose, en alguna medida, aludido con la problemática expuesta. Varios de 121 los filmes de esta época tocan el tema de la guerrilla o sus consecuencias, hasta el punto de que, en el contexto de una producción escasa, se generalizó la idea de que todo el cine producido en ese periodo era de “guerrilla o de tema político” (Lucien, 2001). De esta manera, Sagrado y obsceno se enmarca en la época de una pretendida “pacificación”, como también uno de los actuantes lo expresa en La quema de Judas (1974): “nos untaron de paz como si la paz fuera una manteca”. Según la perspectiva de Chalbaud, este “proceso de paz consistió simplemente en un cambio de atuendo: los guerrilleros pasaron a ser ministros del neoliberalismo” (Chalbaud, 2006). 4.2.2.3. Dimensiones funcionales de la realidad social en Sagrado y obsceno o Modos de vida y estilos de vida En el mismo espacio donde tiene lugar el escándalo de los huéspedes ebrios y la visita conyugal de Diego Sánchez a Elvira, al día siguiente se efectúan los rituales católicos, como la Primera Comunión de John Fitzgerald y los rezos de Edicta, en los que participan también algunas vecinas externas. En ésta y otras escenas queda claro que Edicta y sus huéspedes no comparten los mismos modelos de contexto. Ella intenta dominar basándose en su ideología particular para llegar a tener el dominio social de esta pequeña comunidad, tratando de imponer a los huéspedes su estilo de vida religioso. Así lo describen Méndez y García (2006:28): 122 El hogar donde habita la familia de Edicta (María Teresa Acosta) es una suerte de iglesia doméstica. En la pensión “Ecce Homo” las imágenes de los santos y de las vírgenes constituyen objetos culturales cargados de enunciados del poder de la iglesia. Allí un grupo de mujeres vecinas se reúnen diariamente con Edicta para rezar el Santo Rosario. Y entre la tradicional comilona y cánticos a la Virgen María, en la pensión se celebra la Primera Comunión de John Fitzgerald, vestido de ángel, pero sobre todo con la asistencia del Obispo que no puede quedar fuera de la fotografía de este acontecimiento sacramental y familiar. Figura 9. Escenas de la Primera Comunión de John Fitzgerald, que tiene lugar en el patio central de la pensión No obstante, mientras Edicta y algunos huéspedes ambientan el patio central con iluminación y decoración para la Primera Comunión de John Fitzgerald, otros huéspedes, al pasar por allí, expresan su inconformidad y desacuerdo con la celebración. Evidentemente, no todos los huéspedes comparten las convicciones de la religión católica. Y es generalmente el patio central el lugar predilecto para la expresión de conflictos, donde se dan cruces caóticos de las distintas ideologías de vida, que no son, ni pueden ser del todo coincidentes. Otro ejemplo de las tensiones que se generan, producto de las mezclas y discrepancias ideológicas y religiosas, se percibe en los sonidos del filme. A manera de fondo, los huéspedes duermen escuchando los discursos de Fidel 123 Castro, que incitan a la revolución latinoamericana, colocados con el volumen alto en el tocadiscos de Ignacio. No obstante, a la mañana siguiente, se despiertan con el canto religioso “Oh María, madre mía”, interpretado por los asistentes al acto de comunión de John Fitzgerald. De igual manera, en una discusión con Ignacio, Edicta establece ciertos límites: Edicta: Esta es una casa cristiana y decente. Y en el zaguán, cuando usted entró, que venía del interior todo jipato, no había un retrato de Fidel Castro, sino de la Virgen del Perpetuo Socorro. De esta forma, la tendencia manifiesta de Ignacio es afín a la ideología encubierta de Zamora. Entretanto, Edicta defiende sus creencias, dejando claro que ella es una cristiana entendida, con un criterio político definido, como también se demuestra en la siguiente conversación: [Fuera de la pensión. Edicta, Ángela y dos vecinas conversan, antes de entrar al museo de cera]. Edicta: Eso debe ser una cochinada. Vecina: Si, pero una cochinada científica, y hay que verla porque el padre Tomás lo recomendó. Edicta: Al padre Tomás quítamelo de adelante, porque el padre Tomás es izquierdista ¿tu no ves lo que dijo en el sermón del mes pasado? lo del cura colombiano ese ¿como era que se llamaba? 3 Era de apellido Torres, Camilo Torres , que lo comparó con nuestro Señor Jesucristo. La tirantez que reina en el ambiente de la pensión dada la variedad de credos e ideologías de sus habitantes, se percibe también en la escena en la que Morrocoy, en diálogo con Pedro Zamora, expresa sus creencias: 3 Camilo Torres Restrepo (Bogotá, 3/02/1929 - Santander, 15/02/1966) fue un sacerdote católico colombiano, predecesor de la Teología de la Liberación y miembro del Ejército de Liberación nacional (E.L.N.). Un elemento fundamental en el pensamiento de Torres está representado en su esfuerzo por conciliar el cristianismo con el marxismo, impulsando un nuevo tipo de sociedad de carácter socialista y cristiano, basado en la justa distribución de la riqueza. Disponible en http://www.camilovive.org/crono/index.php?option=com.content&task=view&id =39&Itemid =62. 124 Morrocoy: No hombre, es que estas viejas son muy fanáticas. Está bien, yo estoy de acuerdo, porque la religión es la religión, pero ese santero ¿verdad? Mire compadre, yo soy masón, igualito que Miranda en la Carracá, es más, soy santero, soy espiritista, soy ateo, soy masón y soy marxista (...) todo lo que es oculto me encanta. Pedro Zamora: [Lo escucha con atención y sonríe]. Ahora bien, el espacio más público de la pensión es el porche o antesala, que comunica con el corredor del patio. Este lugar es propicio para saludar, detenerse a conversar y despedirse. Zona ambigua y fronteriza, equivalente a la entrada de la vivienda particular, en la que lo privado se identifica con la comunidad de huéspedes, y lo público con la calle, el barrio y la ciudad. El porche es la carta de presentación a los vecinos-externos, introduciéndose una vez más lo privado en lo público. En la pensión de Sagrado y obsceno, el porche-pasillo de entrada es el interespacio que comunica la calle con la vivienda. En este sitio fronterizo, siempre se encuentra Morrocoy vendiendo barajitas, cuyo discurso remite con insistencia al tema de la transculturación, como lo muestra el fragmento siguiente: [En las afueras de la pensión, un hombre y un niño tocan y cantan el tema: “La pollera colorá”, acompañados de acordeón y charrasca]. Morrocoy: Mire doña Edigia, nosotros tenemos que marchar junto con los árabes, porque somos igualitos, el mismo bochinche, el mismo petróleo, la misma salsa y hasta el mismo color. De verdaita doña Edigia. Mire, yo me dejo crecer una chivita, me pongo un coroto de esos que usan los árabes en la cabeza [Se coloca un turbante en la cabeza], bueno pues, míreme, agarro una pinta de jeque que ¡ni el ladrón de Bagdad! No, no, no, de verdaita verdaita, bueno, con decile que lo único que me faltaría sería el camello. ¡Epa, mira! [Se dirige a los que tocan la cumbia] ¡Subdesarrollados! A ver si me dejan el subdesarrollo y me cambian la pieza, porque si van a seguir con el ruquiruqui ¡están más fastidiosos que una excursión en tractor! 125 Figura 10. Morrocoy y otros actuantes en la entrada de la pensión El discurso de Morrocoy confirma lo planteado por Finol, en cuanto a que, en términos generales, Las culturas ya no se definen en los extremos, entre lo externo y lo interno, o entre lo propio y lo ajeno, sino en espacios a la vez comunes y diferentes, en espacios semióticos variados y múltiples, complejos y surtidos, heterogéneos y disímiles, híbridos y mestizos, donde, no obstante, aún los sujetos pueden reconocerse como semejantes al mismo tiempo que luchan, “día y noche”, por sentirse diferentes (Finol, 2006b:s/p). Más adelante, en una escena en la que regresan ebrios a la pensión, Antonio Leocadio, Morrocoy y Brugerolas, procedentes del bar “Claro de Luna” de Glafira, sostienen la siguiente conversación: Antonio: No hombre ¿qué madre España? Si cuando Colón llegó aquí ya era reteabuela. Morrocoy: ¡Shhhh! Nos van a llevar presos. Ay miren, que bellos, un zorro y un talibán errantes [Refiriéndose a unos disfrazados que pasan cerca de ellos] ¿Transculturizados? Antonio: [Canta] Dama antañona gentil... Morrocoy: Tranquilo... Antonio: Tranquilo nada, que si los norteamericanos nos invaden ¡plomo con ellos! No es la primera vez que le hemos declarado la guerra a un país extranjero. Cipriano Castro de vaina no se pegó a los alemanes ¿Castro? Los Castro es ¡pa’ lante! [Entran a la pensión y Antonio Leocadio grita frente a la puerta de la habitación de Edicta]. Antonio: Edicta, levántese que los japoneses están bombardeando Pearl Harbord. [Con el escándalo, Ángela y Edicta se despiertan]. 126 Lo que ocurre en la pensión de Edicta, representa una condición que ha caracterizado históricamente a la ciudad capital, tal como lo reseña Carías: “Caracas está llena de bien acogidos extranjeros que buscan su propio provecho y que permanecen indiferentes a lo venezolano. Usan la ciudad como lugar de tránsito, no echan raíces. La ciudad habitada en gran parte por extranjeros es una cosmópolis que se está vaciando de lo suyo propio” (Carías, 1982:98). Ciertamente, la cultura contemporánea tiende al aumento de la diversidad y de la fragmentación, y los diferentes textos de la cultura expresan tal complejidad, en tanto que, como plantea Barei (2005:s/p), Si miramos los textos de nuestras culturas, difícilmente los encontramos en estados puros: la mezcla, la contaminación, no constituyen en América Latina ensayos postmodernos del arte, sino componentes básicos que responden a la conformación histórica de un continente nacido de lo que algunos teóricos llaman “la diferencia colonial”, es decir, una sociedad constitutivamente atravesada por formas de dominación que han generado desigualdades y violencia. Es así como en la pensión conviven las más variadas formas de cultura procedentes de otros pueblos, que, a nuestro modo de ver, más que sustituir, resultan un complemento que enriquece la propia cultura venezolana. o Espacio social La historia del filme Sagrado y obsceno transcurre de manera lineal con algunos flashbacks que se intercalan para mostrar las muertes de los compañeros de Zamora. La narración fílmica mayormente se desarrolla en la pensión de Edicta, donde se puede comprobar cómo el espacio englobante influye en la interacción y las estrategias de vida de quienes lo habitan, lo que supone una 127 multitud de significaciones y usos del lugar, en virtud de los esquemas mentales y formas de representación que tienen la familia de Edicta y los huéspedes. Ahora bien, para comprender la “escenografía doméstica” de la pensión es útil la noción de “etiquetas” proporcionada por Córdova (1995), mediante la cual se comprende cómo las expresiones de la nacionalidad, nivel académico, religión, pertenencia filosófica y militancia política, impregnan las habitaciones de cada uno de los huéspedes. Por ejemplo, resulta claro que la habitación de Antonio Leocadio Bárcenas corresponde a un intelectual, amante del arte y de las letras, dada la gran cantidad de libros y pinturas artísticas que exhibe en sus paredes. De la misma forma, el cuarto compartido por Ignacio (estudiante de ingeniería) y Morrocoy muestra, en la mitad de la pared que corresponde al primero, fotografías del Che Guevara y un tocadiscos, donde él escucha –a todo volumen– los discursos de Fidel Castro. Por su parte, las paredes de la habitación de Edicta están llenas de cuadros que expresan sus amores y convicciones: imágenes religiosas, fotografías de algunos presidentes de Estados Unidos y un retrato de Miguel, con quien pudo haberse casado, pero quien fue “trastornado” por el marxismo. Como es natural en este tipo de viviendas, en la pensión “Ecce Homo” los huéspedes enfocan gran parte de su actividad hacia el patio central y en menor medida hacia el interior de las habitaciones. Por esto mismo, durante todo el filme, abundan los planos generales y picados del patio, para mostrar el movimiento cotidiano del lugar. 128 La pensión cuenta además con un patio trasero, donde hay plantas sembradas en la arena, como “la mata de granada de la tía Margarita” (tía de Diego Sánchez), y algunos animales (gallinas, conejos y un morrocoy, tan viejo como la misma pensión). Este patio trasero es el lugar donde se tiende la ropa de todos los huéspedes. En él también los niños juegan, y allí se esconde y almacena toda suerte de cachivaches, de esos que no se desechan “por si algún día se usan”. En general, quienes habitan la pensión gozan de poca intimidad: escuchan las conversaciones de los demás huéspedes y cualquier sonido que tenga lugar en los cuartos más cercanos. Además, la particular disposición de los servicios afecta las actividades y las relaciones de los actuantes, por cuanto la utilización de servicios y espacios comunes en distintas actividades conlleva una relación implícita y una mayor interacción social, al mismo tiempo que se vuelve un medio de conflicto percibido especialmente en la lucha constante por apropiarse del baño y en el rechazo por la responsabilidad del cuidado y la limpieza. Figura 11. Los inquilinos de la pensión “Ecce Homo” en Sagrado y obsceno en la espera para el uso del baño 129 En cuanto al bañarse en sí, Irida García (2007:227) señala que esta acción representa un “rito cotidiano de semiosis viviente”, presente en toda la filmografía chalbaudeana. Los actuantes y los filmes en los que se corrobora esto son los siguientes: Jesús María Carmona (La quema de Judas); Jairo, La Garza (El pez que fuma); Ingrid vestida, Paula y Carlos (El rebaño de los ángeles); Evelio y Sagrario junto a unos niños (La oveja negra) y Demetria desnuda (Pandemónium). En Sagrado y obsceno observamos la larga cola de los huéspedes de la pensión Ecce Homo en espera del turno para bañarse. El patio mantiene su importancia como lugar de estancia y como espacio de reunión de los huéspedes, tanto de trabajo como de ocio. Estos momentos compartidos fortalecen los lazos de amistad. Asimismo, el patio central se constituye en el escenario de espectáculos amorosos (encuentros y desencuentros entre los habitantes de la pensión y sus respectivas parejas), como se evidencia en el siguiente fragmento: [William Bolívar golpea la puerta de la habitación de Glafira]. William: ¡Glafira! ¡Glafira! [Edicta sale de su habitación con dos ancianas, que también viven en la pensión]. Edicta: [Dirigiéndose a William] ¿Hasta cuándo le voy a decir señor Bolívar, que no quiero que venga más a esta casa? Porque si usted tiene un tejemaneje con Glafira, este no es el lugar. Además de eso, cada vez que usted me frena su patrulla en la puerta, el barrio cree que es un allanamiento y esta es una casa decente. William: ¡Glafira! [Golpea de nuevo la puerta]. [Glafira abre la puerta y sale]. William: Te vieron con Mono Triste y tú a mi no me echas esa vaina ¿sabes? Glafira: ¡Sucio! ¿Cuál Mono Triste? Y además, tú no me manoteas a mí en la cara ¿eh? ¡Nojoda! [Empuja a William y se aleja de él]. William: Tú me respetas a mi, puta ‘el carajo [La persigue y la toma por el cabello] o sino, a tiros arreglamos esto [Ambos se empujan, ofenden y golpean, mientras algunos huéspedes tratan de intervenir]. William: ¿Qué tienes tú con Mono Triste, ah? [Las mujeres ayudan a Glafira y la sostienen, mientras Morrocoy trata de dominar a William. William y Glafira siguen insultándose. William saca una pistola y se le escapa un tiro al aire. Los presentes gritan]. Vecina: ¡Señor, Dios de los ejércitos aplácalo, domina su ira! Glafira: [Descubre la parte superior de su pecho y se arrodilla frente a William] ¡Mátame pues, mátame! Estoy esperando que me mates. Yo no te tengo miedo a ti ¡mátame cobarde! ¡mátame 130 pues, sapo del carajo! Que con una piedra en los dientes te deberías dar de tener una mujer como yo, y yo de pendeja parándote. [Entran dos policías compañeros de William]. Policía: Vamos William ¡deja esa vaina así, vale! [Edicta y las dos vecinas ayudan a levantar a Glafira del piso, mientras William se retira]. William: ¡Coño! [Apuntando a Glafira] Esta vaina la arreglo yo con Mono Triste, dile eso. Cuando te estés revolcando con él, dile que de mí no se burla ese mojón ¡nojoda! Edicta: ¡Se terminó esto y ya! ¡Váyase! ¿No le da pena delante de ese niño que va a hacer la Primera Comunión mañana? Vecina: ¡A su cuarto John Fitzgerald! Glafira: Me rompiste la cara desgraciao, pero ¡cuídate! ¡Esto no se queda así! William: ¡Cuídate tú, perra! ¡Coño! Por qué no me echo una vaina contigo, porque tengo una madre en mi casa que me esta esperando ¡nojoda! Glafira: [Entre risas] Si tú no tienes madre desgraciao. No tienes madre, hijo e’ perra ¡eso es lo que eres tú! Figura 12. En el patio central de la pensión, William Bolívar amenaza a Glafira, ante la mirada de sus compañeros policías y algunos huéspedes El hecho de enterarse e inmiscuirse en conversaciones ajenas es también habitual en la pensión, lo cual inevitablemente genera conflictos, como puede notarse en el siguiente fragmento, que tiene lugar en el comedor de la pensión, a la hora de la cena. Brugerolas: ¿Cómo que qué paso en España? Lo mismo que puede pasar aquí. Mucha democracia, mucha libertad, pero ni un poquitín de mano dura. Y se usó lo que se usó, y ahora, cuarenta años aplastados. 131 Elvira: ¡Qué cosa con los españoles, ah! Siempre hablando de política. Zoraida: ¡Yo quiero arepa! Zamora: Ah ¿tú quieres arepa? Muy bien, cuando me traigan la mía yo te doy. Elvira: Mi hermana Edicta está muerta de pena con usted. Zamora: ¿Por qué? Elvira: Por el escándalo de esta tarde. Ese hombre se puso furioso [Habla a su hija Zoraida] Anda niña, tómate la sopa. Se puso furioso y hasta se le escapó un tiro ¡Ay, yo me iba muriendo! ¡Ay, qué pena! Zamora: No, no se preocupe ¿es suya la niña? ¿qué edad tiene? Elvira: Sí, anda Zoraida, dile al señor qué edad tienes ¿Ha visto usted una niña más penosa? Dile mi amor, qué edad tienes. Anda, que el señor quiere saberlo. Zoraida: Siete. [Entra Glafira y mira a Zoraida]. Glafira: Besito para tiíta, besito para tiíta [Muestra a Elvira un periódico] ¿Lo viste? ¿No lo viste? ¡Míralo! [Mueve su silla y se ubica justo al lado de Zamora. Un huésped, sentado en otra mesa le habla a Glafira]. Huésped: Glafira ¿y qué, te tropezaste con una puerta? [Todos ríen]. Glafira: ¿Qué fue? [Golpea la mesa] ¡Mi vida es mi vida y yo hago con ella lo que me de la gana! A mi nadie me mantiene, mayor de edad, soltera y de este domicilio, con cédula 901.770 y solvente en el Impuesto sobre la Renta ¡No me mataré yo trabajando en el negocio!... [Se dirige a Zoraida] ¿Viste a tu papaíto mi amor? ¿No lo viste? Con esa carota y ese trajezote ¿buenmozo verdad? ¡Parece un artista e’ cine! Figura 13. En el comedor de la pensión, Pedro Zamora, Ángela, la niña Zoraida, Elvira y Glafira Como puede observarse a lo largo del filme, los espacios comunes acogen, en la misma medida en que las habitaciones expulsan, debido, especialmente, a sus reducidas dimensiones. Y, al mismo tiempo que las condiciones originan un 132 profundo sentido de la vecindad como forma de solidaridad y ayuda, se constituyen en una fuente de presión social y moral del colectivo sobre el individuo. Por otro lado, en la distribución del espacio de la pensión se evidencian las relaciones jerárquicas y la dominación existentes en el lugar: al entrar, la primera habitación corresponde a Edicta, quien administra la pensión, que pertenece a Diego Sánchez, “Mister Pollo”; seguidamente están los dormitorios de sus hermanas Glafira y Elvira, ubicación que establece un orden y marca asimismo el espacio privilegiado de la familia. Las habitaciones ocupadas por los huéspedes están en la parte posterior de la pensión, en las que además se evidencia el deterioro y las reducidas dimensiones. Una cuestión también importante son los límites entre lo privado y lo público, que en el filme analizado deben verse como una gradación más que una línea claramente delimitada, puesto que se habla de una configuración mental del espacio. En este sentido, es útil la referencia que hace Sonesson a la comparación planteada por el sociólogo alemán George Simmel (1957) respecto del puente, la puerta y la ventana. Uno puede cruzar el puente en ambas direcciones indistintamente, en el caso de la puerta es, al contrario, muy diferente entrar y salir. La ventana es utilizada para conectar el espacio interno con el externo, al igual que la puerta; pero, mientras que la puerta abre en ambas direcciones, la ventana tiene, siguiendo la expresión de Simmel, un “efecto teleológico” que va desde adentro hacia fuera, y no a la inversa. Como extensión de este razonamiento, se podría sugerir que la puerta y la ventana, tal como el puente, son mecanismos aptos para rescatar la continuidad (Sonneson, 2004:157). 133 En este sentido, es interesante observar cómo las puertas representan una frontera ambigua que puede formar parte de los dos espacios entre los que se halla. Así, la privacidad puede expresarse en el pequeño tramo del pasillo en el que se encuentra la puerta que da acceso a la habitación; espacio cuyo estado, en cuanto a limpieza, cuidado o decoración, es la expresión moral de las personas a quienes pertenece, y es, por tanto, un modo de presentar lo privado en lo público. En Sagrado y obsceno llama la atención la reiteración de puertas y ventanas abiertas, como indicios de continuidad. A título ilustrativo se tiene la escena en la que Edicta y un grupo de vecinas realizan los rezos –un ritual por demás formal, con su correspondiente ambiente místico– en el recibidor de la pensión. En ese momento, William Bolívar irrumpe, sin siquiera percatarse de la liturgia que se lleva a cabo, y se presenta con el propósito de pedir a Edicta la mano de su hermana Glafira. Así, Edicta encarga con un gesto la dirección de los rezos a una de las presentes, mientras camina hacia el patio central de la pensión para atender la solicitud del policía. La conversación que ambos sostienen se supone que es íntima; con todo, se observan dos puertas abiertas que propician el intercambio con huéspedes que realizan distintas actividades en otros ambientes. Una de la puertas abiertas es la del baño, donde se observa a una huésped que acaba de usar el inodoro y que se mantiene alerta de lo que ocurre afuera, quien además seca sus manos con una toalla que deja allí mismo, lo cual hace suponer que se trata de un objeto de uso común. La otra puerta abierta es la del comedor, espacio en el que Antonio Leocadio, también muy atento a lo que ocurre en el patio 134 central, juega con John Fitzgerald. Con esta efectiva conexión entre los distintos ambientes de la pensión, que no se interrumpe con las puertas, ventanas y medias paredes, se verifica la articulación de las acciones de los actuantes. Finalmente, hasta los rezos se suspenden, pues todas las vecinas, habiendo captado íntegramente la conversación, proceden a felicitar a los novios (William Bolívar y Glafira). Ante la petición de Bolívar, Edicta responde: “mijito ¿qué te voy a decir? ¡Cásense! ¡No digo mi autorización, sino la autorización de Dios, que bendice el hogar cristiano!”. Quienes viven permanentemente en la pensión, ven y sienten la casa muy diferente de cómo lo hacen los nuevos huéspedes que pasan por estos edificios de forma transitoria, como en el caso de Pedro Zamora. La situación de tránsito del protagonista no da lugar al establecimiento de relaciones duraderas o más profundas con los demás huéspedes, y produce un mayor anonimato del personaje, cobrando más importancia lo privado que lo público. A su llegada, Zamora se presenta reservado y apático frente a las expresiones de cortesía de los demás huéspedes de la pensión. Así lo demuestra en repetidas ocasiones cuando intentan acercársele Ignacio, Ángela, Glafira y Antonio Leocadio. Zamora evita participar en toda actividad de interacción con los huéspedes de la pensión y no emite opiniones, ni siquiera cuando se lo solicitan. La misión de Zamora está claramente definida; sus intenciones de quedarse en la pensión se limitan al desarrollo del plan personal de venganza contra Diego Sánchez –dueño de la pensión–; por lo que el vecino para él no constituye un 135 referente importante, ya sea como amigo, como fuente de ayuda y solidaridad o como enemigo, es simplemente una persona que vive al lado. De igual manera, la percepción que tiene Diego Sánchez de la pensión es en función de sus aspiraciones (personales y “progresistas”), como se muestra en el siguiente fragmento, en el que recuerda que el cuarto del corral, ocupado ahora por Zamora, era el cuarto de la tía Margarita. Diego Sánchez: A ella le gustaba porque está cerca de una mata de granada que había ahí, que por cierto, después la tumbaron. [Mira a Edicta] yo siempre te dije que no tumbaras esa mata Edicta. Figúrese que daba unas granadas así de grandes [Gesticula con las manos] ¡Ay, pero en este país no dura nada caray! Esta casa hay que tumbarla ¿no es verdad Elvira? ¿no es así Cataluña? Mira, hazte un presupuesto, vamos a hacer un edificio aquí, ponle unos siete u ocho pisos, una vaina grande. Sacamos los santos de Edicta [Ríe y mira a Edicta]. Los santos a la iglesia, chica ¿ah? Eso si, nada de pensión “Ecce Homo”, no. “Hotel Dallas” o “Residencias Nueva Caracas” ¿No es así amigo? Ven acá Cataluña, venga Zamora [Se dirigen al patio central]. Aquí hay tierra, esto es tierra ¿Zamora es que se llama usted, verdad? Pues se le mete a esto una demoledora, una de esas que tienen una bola grandota y todo se viene abajo. Oye Morrocoy ¿qué pasa que estas tan triste esta noche? Acércate vale, vamos a ver si le ponemos un poquito de ánimo al asunto (...) [Sánchez da palmadas a la pared mientras sigue hablando] Esto no es nada, esto es puro adobe. Si lo sabré yo [Abre la puerta de la habitación de Elvira y mira a su hija Zoraida, dormida en la cama]. El edificio, igual que la casa, a nombre de Zoraida, para que se resuelva y camine con el ritmo del país [Entra Antonio Leocadio y Sánchez se dirige a él] ¿Qué fue viejo? Vamos a tumbar esta vaina, y vamos a hacer una broma con ascensores y estacionamiento. Y vamos a botar ese cachivachero que tu guardas en tu cuarto viejo. Antonio Leocadio: A este le da la rasca por construir. Si fuera Ministro de Obras Públicas, con tenerlo rascao, estaríamos hechos. Figura 14. Diego Sánchez y Edicta en la pensión, durante la celebración por el compromiso de Glafira y William Bolívar 136 En las palabras de Diego Sánchez, se percibe un discurso contradictorio. Por un lado, sus recuerdos le motivan a la preservación de lo antiguo, pero inmediatamente su visión industrial le inclina hacia el otro extremo, desde el cual considera necesario acondicionar las estructuras urbanas a los requerimientos del desarrollo. De esta manera, las viejas construcciones, como la pensión de Edicta, van quedándose en el olvido, con todas sus significaciones históricas, por obsoletas y hasta descontextualizadas respecto a estos tiempos modernos, siendo así blanco fácil para la demolición y con ello la destrucción de todas sus memorias. Figura 15. Pedro Zamora visita a Andrés en su casa En otro orden de ideas, más allá de la pensión, un espacio privado brevemente recorrido en el filme es la casa de Andrés (José Ignacio Cabrujas), el amigo de Pedro Zamora. Cuando Pedro entra a la casa de Andrés, encuentra a la esposa e hijos de éste reunidos en torno al televisor. Andrés, para conversar 137 libremente con Pedro, lo invita a su habitación, y a través de un closet entran a un lugar secreto, que viene a ser el “refugio” de Andrés; una especie de imprenta llena de máquinas, afiches en las paredes y papeles por todos lados, el cual sirve de escenario para la conversación confidencial que sostienen, en la que Pedro presenta abiertamente a su amigo el plan de matar a Diego Sánchez. Otra vivienda mostrada muy fugazmente es la de la familia legítima de Diego Sánchez. Una quinta llena de objetos costosos y personal de servicio, además de estar ubicada en un sitio privilegiado de la ciudad capital. Sin embargo, puede notarse que, pese al lujo, la abundancia y las comodidades, este lugar, donde habita la familia legítima de Sánchez, no logra retenerlo por mucho tiempo; él se apresura a salir de allí, tratando de huir de una realidad que desprecia: un matrimonio desdichado y un hijo con trastornos mentales y físicos. Figura 16. Espacios interiores de la casa de Diego Sánchez Contrariamente, Sánchez se deleita en la pensión, la cual representa su casa de la nostalgia, donde se acumulan los recuerdos gratos de tiempos lejanos; como 138 él mismo expresa: “Ah Dios caraj…, puro recuerdo, puro pasado”; y donde comparte con viejos amigos y su familia “clandestina” (Elvira y su hija Zoraida). No obstante, como ya se mencionó, el sentimiento de añoranza no es suficiente para motivar en Sánchez el deseo de restaurar o mantener la pensión. En su doble moral, Diego Sánchez muestra la dicotomía público/privado. Por una parte, la familia legítima tiene gran importancia para la vida pública de este actuante, de ahí que la presente en las fiestas y reuniones sociales y en cualquier acto oficial, a fin de cuidar las apariencias, en el simulacro del ser/parecer (Blanco, 2003), en el cual se conjugan el querer como intención y el deber como necesidad. Entre tanto, la familia clandestina de Sánchez esta condenada al aparente anonimato, pues lo contrario arruinaría la reputación y el éxito de este poderoso hombre de negocios. Tabla 3 Análisis sinóptico de Sagrado y obsceno, 1976 Dimensiones estructurales de la realidad social Lo económico Lo político Lo social Auge de la economía petrolera. Nacionalización del petróleo. Luchas guerrilleras clandestinas. Revolución cubana (1959). Primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Movilidad social. Crecimiento de la ciudad capital. Lo cultural Contraste entre alta cultura y cultura popular. Impulso de la actividad cultural. Creación del INCIBA y el CONAC. Dimensiones funcionales de la realidad social Modos y Espacio estilos social de vida Vivir en Pensión pensión. como Contraste lugar de entre vivir encuentro. en la pensión y residencia privada. 139 4.2.3. La oveja negra4: La guarida como casa 4.2.3.1. Estructura y tiempo narrativo en La oveja negra Una comunidad de rateros, carteristas y mendigos convive en las instalaciones de un antiguo teatro caraqueño (Cine Anauco), compartiendo todas las cosas materiales (obtenidas por la vía del robo) y las experiencias sensibles de la vida. Con la colaboración de David Suárez en el guión, Chalbaud recrea un “microcosmos delictivo” (Molina, 2001) en el que muestra nuevamente las relaciones de poder de una sociedad exageradamente desigual. Allí, la autodenominada “pandilla de Dios” no improvisa la delincuencia; reciben de La Nigua (Eva Blanco), líder de la banda, órdenes detalladas acerca de lo que tienen que hacer. La Nigua, en palabras de Molina, es una “encarnación del matriarcado nacional y suerte de reina popular que rige los destinos de sus súbditos con sabiduría y generosidad pero, también, con decisión y coraje” (Molina, 2001:163). La Nigua es asistida por el profesor Esotérico (Arturo Calderón), quien guía la vida del grupo según el movimiento de los astros. Así, a través de la lectura de las cartas, la pandilla recibe instrucciones y precauciones en cuanto a su oficio y también algunos datos para ganar en los juegos de azar. La oveja negra. 1987, Color, 35mm, 95 min. Dirección: Román Chalbaud. Guión: David Suárez y Román Chalbaud. Asistentes de dirección: Edgar Larrazábal y Sergio Curiel. Fotografía: Javier Aguirresarobe. Cámara: Johnny Semeco. Sonido: Josué Saavedra. Música: Federico Ruiz, dirigida por Alfredo Rugeles, Orquesta Sinfónica de Caracas. Montaje: Sergio Curiel. Producción: Alfredo Delgado, Germán Carreño. Escenografía y vestuario: Rafael Reyeros. Intérpretes: Eva Blanco, Arturo Calderón, Zamira Segura, Javier Zapata, Carlos Montilla, José Manuel Ascensao, Freddy Pereira, Armando Gota, Bertha Moncayo, Gonzalo Camacho y Orángel Delfín. 4 140 Figura 17 Interrelación de los principales actuantes en La oveja negra Fuente: Méndez, A. (2007). Esta pandilla de ladrones tiene los rasgos característicos de una familia, que incluye ancianos, adultos, jóvenes y niños, entre los que se destacan: Palomares, un experto falsificador; Cigarrito, un poeta de la desgracia humana y Cieguita, un mendigo de gran habilidad; junto a ellos, varios niños crecen en un ambiente lleno de armas y delitos, mientras son entrenados para robar eficazmente. 141 El juego de azar también está presente. Todos juntos, alrededor de la mesa juegan cartas y apuestan. Del mismo modo, gracias a los números que da el esotérico para el loto, la Nigua gana un premio. Hermes (José Manuel Ascensao), de tendencia homosexual, es el hijo de La Nigua, y poco a poco se enamora de Evelio (Javier Zapata), uno de los cabecillas de la pandilla. Evelio, por su parte, se enamora de Sagrario (Zamira Segura), una prostituta a quien decide traer a vivir en la guarida. Así, Sagrario pasa a formar parte de esta comunidad-familia, pero acarrea problemas para todos, pues anteriormente era amante de Jairo (Carlos Montilla), un policía que sigue obsesionado con ella y la persigue hasta que logra frustrar un gran robo y matarlos a casi todos. En esta acción, Hermes se interpone en la balacera para que no maten a Evelio. Finalmente, Evelio y Sagrario quedan juntos esperando el nacimiento de su hijo en la medianoche de navidad. 4.2.3.2. Dimensiones estructurales de la realidad social en La oveja negra Entre 1973 y 1983, durante los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Luís Herrera Campins, los precios del petróleo fluctúan exageradamente, lo cual hace que el país, en un primer momento, se vea inundado con una avalancha de petrodólares y al poco tiempo se encuentre sumergido en una profunda crisis, que muestra sus primeros indicios con la devaluación de la moneda en el año 1983. Es el tiempo de la Gran Venezuela, caracterizada por las grandes inversiones. La caída de Richard Nixon y el ascenso al poder de Gerald Ford, son 142 el escenario propicio para que Venezuela asuma el papel de promoción del nuevo orden económico internacional. Esta ilusión dura poco, pues ante la caída de los precios del petróleo el gobierno toma algunas medidas económicas de emergencia con lo que se da inicio a la difícil etapa, recordada como el Viernes negro. De esta manera, el gobierno de Luís Herrera Campins termina con niveles muy bajos de popularidad. Las mayores críticas que se le hacen están asociadas al aumento de la deuda y del costo de la vida. En 1984 se inicia el mandato de uno de los gobiernos más criticados de la historia democrática venezolana, el de Jaime Lusinchi, que hasta la fecha se recuerda por el populismo exagerado, la corrupción, el enriquecimiento ilícito y el tráfico de influencias. En el intento de reseñar lo más resaltante de la gestión de Lusinchi, no puede dejarse de lado la actuación de Blanca Ibáñez, secretaria privada de la presidencia, quien fue juzgada por casos de corrupción y abuso de poder. Ibáñez se casó con Lusinchi en Nueva York, en 1991. Ahora bien, las decisiones propuestas por Lusinchi se caracterizan por ser abiertamente impopulares y contribuyen a acelerar la crisis. Entre los años 1986 y 1987 se suscriben convenios de refinanciamiento de la deuda, coincidiendo con la caída de los precios del petróleo, lo cual obliga al gobierno a posponer los desembolsos por concepto de amortización de la deuda. El acuerdo de febrero de 1987, anunciado como el mejor refinanciamiento del mundo, refleja una posición débil por parte de Venezuela, pues no obtiene años de gracia como sí lo lograron otros países. Entre 1983 y 1987, Venezuela paga cerca de US$ 30.075 millones a sus acreedores. 143 En noviembre de ese mismo año, Luís Raúl Matos Azócar, ministro de Cordiplan, presenta el VII Plan de la Nación, el cual, aunque propone un camino consensual, el Pacto Social y la reestructuración del Estado, es fuertemente criticado, especialmente por el sector empresarial. Finalmente, Matos Azócar sale del gobierno y el VII Plan es sustituido por el denominado Plan Trienal de Inversiones, que aunque es más moderado en sus alcances, se considera viable. En 1984, mediante una política de incentivos, se logra revitalizar el sector agrícola, el cual alcanza una tasa de 6,3% anual entre 1984 y 1988, en tanto el resto de la economía lo hace al 4,2%. En otro orden de ideas, el 13 de agosto de 1987 ocurre la incursión en aguas del golfo de Venezuela de la corbeta colombiana Caldas, lo cual da pie para una fuerte crisis en las relaciones entre ambos países, que por poco desemboca en un enfrentamiento armado. Pero, felizmente, se impone el diálogo y, gradualmente, las relaciones vuelven a la normalidad. Desde 1983, cuando se devalúa el bolívar y se establece el control de cambios, en materia bancaria el ambiente se torna tenso. La banca, dejando de lado su rol de intermediación financiera, se compromete en inversiones que a largo plazo resultan riesgosas. Con este escenario, empiezan los rumores de especulación con fondos públicos, alta morosidad de los deudores, negocios fracasados y balances engañosos. Y en marzo de 1985, se efectúa la intervención al Banco de Comercio, al comprobar irregularidades en sus operaciones y una grave falta de liquidez para atender a sus compromisos inmediatos de caja. Ese mismo año, el gobierno crea el Fondo de Garantía y Protección Bancaria 144 (conocido como Fogade), organismo que más tarde, en la aguda crisis bancaria de 1994, auxilia a los bancos. En diciembre de 1984 es creada la Comisión Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), con la designación de Ramón J. Velásquez como presidente. Esta comisión logra la aprobación y el respaldo de diversos grupos de opinión y presenta a finales de 1985, los siguientes documentos: “Lineamientos generales para una política de descentralización territorial en Venezuela”; “Reformas inmediatas del Poder Judicial”; “Propuesta para impulsar el proceso de descentralización en Venezuela”; “Lineamientos generales para una nueva estrategia económica para Venezuela”. Con todas estas propuestas, la COPRE se posiciona como el escenario del debate y la intermediación social. Otro importante documento producido es el denominado “Propuestas para reformas políticas inmediatas”, el cual sugiere la elección popular, directa y secreta de los gobernadores de estado; la profundización de la democracia en los partidos; algunas reformas a la Ley Orgánica del Sufragio, y la reforma de la Ley Orgánica del Régimen Municipal, en la cual se contempla la creación de la figura de los alcaldes. Acción Democrática no simpatiza con la propuesta planteada, por lo que aplaza su discusión en el Parlamento. Sin embargo, entre julio y agosto de 1988 el Congreso aprueba la Ley de Régimen Municipal, la Ley sobre Elección y Remoción de Gobernadores de Estado, y la Ley sobre el Período de los Poderes Públicos de los Estados. En diciembre de 1989 se realizan por primera vez elecciones de gobernadores y alcaldes, regidas por esta ley. 145 Ahora bien, en lo que respecta a la producción artística y en particular a los avances del cine durante este período, encontramos que la década de los ochenta fue una época de consolidación de la naciente industria fílmica venezolana, debido fundamentalmente al apoyo gubernamental que permitió “la continuidad de la producción fílmica de cineastas reconocidos y el comienzo de una nueva saga de jóvenes realizadores” (Arreaza, 2005:407). Siguiendo a Arreaza, la crisis que se inició en febrero de 1983 y que atravesó los ámbitos económico, político y social tiene sus matices, por cuanto, Ha repercutido en la reducción de salas de cine a nivel nacional. Sin embargo, esta situación crítica también ha incrementado la importancia estratégica del cine nacional, no sólo como inversión rentable (gracias al empleo de técnicos, artistas, escenarios nacionales y, a través de las co-producciones cinematográficas, con cineastas y productores de otros países) sino también como instrumento esencial en la redefinición de la “identidad nacional”, después del fracaso evidente de la “cultura del petróleo” que había creado en los venezolanos falsas expectativas sobre los alcances y proyecciones de la riqueza nacional” (Arreaza, 2005:407). Adicionalmente en la década de los ochenta, se crea el Fondo de Cine Nacional (FONCINE) y el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), entes que asumen la promoción y financiamiento de las producciones fílmicas a nivel nacional. A partir de entonces, los cineastas venezolanos cuentan con mayor respaldo y las producciones venezolanas ganan espacio en los mercados cinematográficos y en los distintos festivales internacionales. Así, el cine venezolano logra establecerse “como un sector cultural no sólo prestigioso –con autores reconocidos y una producción creciente–, también contaba con una enorme receptividad por parte del público” (Penzo, 2000:113). Y es que el nuevo cine venezolano con una representación que mezcla humor y 146 melodrama como formas de aproximación a la vida cotidiana de la gente común, logra captar a una “audiencia hibrida”, a la vez que pretende definir la actual identidad nacional, en un país que ha perseverado en esta búsqueda a lo largo de toda su historia contemporánea (Arreaza, 2005). 4.2.3.3. Dimensiones funcionales de la realidad social en La oveja negra o Modos y estilos de vida En La oveja negra, los actuantes principales son una pandilla de ladrones que ha establecido su guarida en un teatro abandonado. Al interior de esta vivienda, las relaciones son predominantemente de solidaridad. Más allá de los lazos consanguíneos, la pandilla dirigida por La Nigua, se comporta como una verdadera familia, en la que los intereses colectivos están por encima de los individuales. Esta familia, además, apoya todas sus acciones en el respaldo divino, tal como expresa La Nigua: La Nigua: ¡A nosotros nos protegen los santos! ¡Dios no nos va a abandonar! ¡Que va! Si durante años hemos sido unos ladrones justos. Hemos formado una gran familia ¡Tenemos mucho futuro social! Ellos no nos van a hundir. Si a esos policías los envía el demonio, ¡nosotros somos La pandilla de Dios! El trabajo del robo es asumido por los miembros del grupo con formalidad y responsabilidad. En esta gran empresa familiar, todos participan y cada uno conoce y cumple eficazmente su rol. Así, La Nigua expresa, en el momento en que otros ladrones le piden apoyo, proponiéndole un “negocio 50/50”: “Está bien, pero 147 ustedes ponen el personal, porque yo a mi gente no la arriesgo pa’ empresas ajenas”. Por otro lado, afirmar que son una familia con “mucho futuro social” deja entrever el punto de vista del autor cinematográfico. Es decir, si las condiciones del país se mantenían, tal como hasta en ese momento, el futuro de Venezuela pertenecería a los ladrones. La categoría de “ladrón” manejada aquí es amplia, en tanto que admite, por un lado, a la pandilla de La Nigua como “ladrones justos”, pero también, a aquellos que practican el “robo ilimitado en las profesiones respetables”, en clara alusión a los ladrones de cuello blanco. Hay también una semejanza entre estos dos bandos presentados por Chalbaud. Molina lo plantea así: “La pandilla de Dios está en guerra con la ley y el sistema judicial, con la policía y el Estado, con las instituciones de esa democracia que han estimulado la injusticia social. Roba y estafa a sus víctimas como los poderosos roban y estafan a la nación” (Molina, 2001:164). No obstante, lo que distingue a ambos grupos, es que los poderosos protegen sus intereses individuales a toda costa, mientras que “La pandilla de Dios” defiende los intereses colectivos, la solidaridad, el respeto y la equidad. La Nigua, como madre y jefa, ha inculcado las normas y valores morales que rigen a todo el grupo, y decide los derechos y obligaciones que tiene cada uno. Esta mujer es quien “lleva los pantalones” como líder, autora intelectual y estratega de todas las actividades de la pandilla. Los demás miembros del grupo – el profesor Esotérico, Evelio, Sagrario, Hermes, y los otros “mendigos, rateros, carteristas y tahúres”– se limitan a recibir y ejecutar los planes trazados por ella. 148 En el liderazgo de La Nigua se observa el cumplimiento de dos funciones importantes. En primer lugar, ella asume la tarea específica de llamar a la cordura a todo miembro del equipo cuya actuación sea indebida. Esto implica normalmente procesos correctivos, tales como aplacar y sancionar al trasgresor. Y en segundo lugar, La Nigua tiene la labor de distribuir los roles en la representación cotidiana de la pandilla. Cada miembro asume un rol particular de acuerdo a la misión que le corresponda llevar a cabo. Por ejemplo, hay roles específicos asignados para testificar en favor de Evelio, cuando este es apresado por Jairo –el policía ex amante de Sagrario–. De manera que, los ladrones seleccionados para la defensa ante el juez, ensayan sus respectivas actuaciones como abogado, abuela, tío, etc., frente al resto de la pandilla, que permanecen sentados a manera de auditorio. Por su parte, Palomares se encarga de preparar –falsificar– todos los documentos que hacen constar que Evelio es inocente: partida de nacimiento, cédula de identidad, título de bachiller y pre-inscripción en la universidad. Gutiérrez es el abogado defensor. El profesor Esotérico simula ser el tío de Evelio y atestigua: “Por su carácter tímido e intelectual, mi sobrino es incapaz de cometer un desacato a la autoridad y la Ley”. Por su parte, Genoveva en su rol de abuela, expresa: Genoveva: Mi nieto es muy noble para un acto de violencia. Señor juez, usted no sabe lo que me ha costado educar a mi nieto, que es lo único que tengo en la vida, y a quien le ha sucedido la peor de las desgracias que le puede pasar a un ser humano [Llora]. De la misma manera, La Nigua supervisa que cada quien esté en el sitio que le corresponde y que todos cumplan con su responsabilidad. Por lo demás, el 149 tiempo de permanencia en la guarida se distribuye entre planear sistemáticamente sus próximos “trabajos” y entrenarse –incluso a los menores– para el desempeño eficiente de sus labores. Asimismo, dedican tiempo a instruir a los niños, contar historias, compartir, limpiar el teatro, conversar y jugar entre todos. Ahora bien, la acción que involucra el adiestramiento de los niños en el oficio del robo se constituye en la transferencia del legado familiar, en tanto que esta destreza garantizará el “futuro social” de las generaciones que se están levantando en el seno de la pandilla. De manera que, esta “escuela de la vida” proporciona a cada miembro de la pandilla los saberes y herramientas necesarias para su subsistencia. Por otra parte, en la escena del robo a la casa de Madame Conchita, la cual representa una “casa del exceso”, se evidencian diversos aspectos que vale la pena resaltar. Por un lado, el grado de instrucción de algunos de los miembros de la pandilla, puesto en evidencia cuando Gutiérrez, Palomares y Cigarrito quedan maravillados frente a una enorme biblioteca de dos pisos y cada uno hojea libros expresando sus intereses. Por otra parte, en esa misma escena, Cigarrito señala: “En las vacaciones me los voy a leer toditos”, dando a entender que el trabajo que ellos realizan como pandilla tiene su cronograma establecido, tan planificado y formal como “los oficios más respetables”. Al mismo tiempo, la escena descrita pone en el tapete la problemática de la escolaridad truncada como forma de exclusión social, que aparece asociada principalmente a la pobreza, por cuanto el individuo en esta condición se ve obligado a abandonar cualquier actividad formativa para trabajar arduamente, a fin de mantenerse y sustentar a su familia. 150 Problema que se visualiza desde Caín adolescente, cuando Juan no logra culminar sus estudios, sino que se dedica únicamente a trabajar en el taller. Ciertamente, “La pandilla de Dios” agrupa a miembros del sector social marginado, como ellos mismos lo afirman: Gutiérrez: ¡No somos ladrones! Palomares: ¡Somos hombres que estamos en una gran necesidad! Cigarrito: No podéis vivir más comiendo bestias mismas, aves y peces. Es preciso que comáis hombres. Sin embargo, os doy las gracias porque sois ladrones de profesión, porque no pertenecéis a oficios más respetables, pues hay un robo ilimitado en las profesiones respetables (…) ¡malandros, ladrones, aquí está el oro! No obstante, algunas de las actividades que realizan son propias de grupos sociales de mayor nivel económico. Y es que, como el mismo Chalbaud señala, “los personajes del film, tienen una sociedad marginal pero quieren ser burgueses” (en Cariani, 1987). De manera que, “La pandilla de Dios” no enfrenta limitaciones económicas; por el contrario, en las comidas, bebidas, y en algunos atuendos, lucidos en el banquete de navidad especialmente, se demuestra abundancia y derroche. Por supuesto, todo lo que poseen y consumen lo han obtenido a través de su “oficio”: el robo. En otro orden de ideas, en la parte teórica de este trabajo se mencionó que cuando la puerta de la casa es atravesada, los individuos empiezan a despojarse del atuendo social, de las imposiciones y disfraces; y vuelven a ser ellos mismos. Esto es justamente lo que ocurre cada vez que los ladrones regresan a la guarida. Por ejemplo, al término de la procesión en la que visten como Nazarenos, 151 mientras se quitan los trajes, La Nigua y su hijo Hermes retozan sobre la cama y conversan de la siguiente manera: Hermes: Mamá ¿qué quiso decir el cura?, ¿que los perseguidos por la justicia van al cielo? La Nigua: No mi amor, que todos los ladrones estamos perdonados, ¡ja! Dios es muy bueno, Él lo entiende todo clarito. Hermes: ¿Y hasta cuando vamos a seguir nosotros con esta promesa? La Nigua: Toda la vida. Se lo prometí al Nazareno para que te proteja, y no te vaya a matar la policía, como hicieron con tu padre. Oye ¿te fijaste cómo nos miraba la gente en la procesión? Hermes: ¡Ja! Y yo ponía cara de santo. La Nigua: Ay, es que tú eres mi santo bendito [Lo besa y juguetea, pellizcándolo] bendito, bendito, bendito, bendito. Al despojarse de su atuendo de “santos”, se observa el cambio de comportamiento de cada uno. Inmediatamente la formalidad y la seriedad se desplazan hacia el disfrute desenfadado. Pues, tal como plantea Goffman, Cuando la actividad de alguien tiene lugar en presencia de otras personas, algunos aspectos de la acción son acentuados de manera expresiva, mientras que otros, capaces de desvirtuar la impresión suscitada, son suprimidos. Es evidente que los hechos acentuados hacen su aparición en lo que he llamado la región anterior; también debería ser igualmente clara la posibilidad de que exista otra región –una <<región posterior>> (back region) o <<trasfondo escénico>> (backstage)– en la cual hacen su aparición los elementos suprimidos. Una región posterior o trasfondo escénico puede definirse como un lugar, relativo a la actuación determinada, en el cual la impresión fomentada por la actuación es contradicha a sabiendas como algo natural. Existen, por supuesto, muchas funciones características de tales lugares. Es aquí donde la capacidad de una actuación para expresar algo más allá de si misma puede ser cuidadosamente elaborada; es aquí donde las ilusiones y las impresiones son abiertamente proyectadas. Aquí la utilería y los detalles de la fachada personal pueden ser almacenados en una especie de acumulación compacta de repertorios completos de acciones y caracteres (Goffman, 2001:122). Este discurso de la apariencia es una constante en la filmografía de Chalbaud desde sus inicios. Así, en Caín adolescente aparece el mendigo (Rafael Briceño), quien presta su voz para manifestar el punto de vista del autor 152 cinematográfico, que revela abiertamente su desencanto e impotencia acerca de las desigualdades sociales que han caracterizado históricamente a Venezuela. Figura 18. La pandilla regresa a la guarida luego de la procesión Mendigo: ¡Máscaras y pitos, ruido! El engaño. Yo conozco el engaño de todos, de los ojos y de las manos. El pan que pido, me dice sus secretos. Serpentinas y colores, por un instante sobre la tierra no se puede medir. Si tuviera la esperanza de que el disfraz me durara todo el año, entonces si, entonces si me disfrazaría. Me disfrazaría de millonario. ¡No! de millonario no, ¿para qué? Me disfrazaría de músico, si, de músico, con un montón de papeles rayados debajo del brazo y una melodía alrededor, dentro y siempre. [Mira la ciudad, hacia abajo] He de seguir amargo, distante de la luna y el agua. ¡Ah! Que avergonzado me sentiría disfrazado de mago, sin poder convertir esto [Señala los ranchos] en un palacio y esa ciudad de allá abajo en un gran lago, donde se ahogara todo el mundo. También en Caín adolescente, Juan y Carmen se colocan máscaras, para olvidar, como Juan mismo señala en el siguiente dialogo: Juan: Vamos a olvidar, aunque sea por un instante ¿A que no me conoces? Carmen: No. Juan: Yo tampoco ¿Quién eres? Carmen: Carmen. Juan: Carmen es un nombre que siempre me ha gustado ¿Porqué estás tan sola? Carmen: Siempre estoy sola. Juan: Yo también. Carmen: Si pudiéramos estar siempre juntos, como ahora. Juan: ¿Y porqué no? Carmen: Si ¿Y porqué no? 153 Juan: Quedémonos callados mirando la ciudad. Mira que lejana se ve. Cuántas luces, cuántas personas, cuántos carros, y todo en miniatura, como si fueran de juguete, todo se mueve. Carmen: Hasta las estrellas. Juan: Hasta las estrellas. Por su parte, Encarnación, luego de haber permanecido escondido en el rancho de Juana por largo tiempo, enfrenta la desesperación del encierro en las “cuatro paredes del rancho”; e intentando disfrutar del espacio exterior, aunque sea por un breve momento, se coloca una máscara, para asistir con Juana a la fiesta de carnaval, donde pretende no ser identificado entre la multitud. García (2007:232) describe la utilización de las máscaras en la filmografía chalbaudeana, de la siguiente manera, El uso de máscaras y/o disfraces presentifican el estado ilusorio de los actores semióticos en el desempeño de sus roles temáticos, en tanto parecen lo que verdaderamente no son, y sin embargo guardan un secreto, que va de lo estésico a los valores estéticos del parecerser (García, I., 2007:232). De esta forma, las máscaras y disfraces en la filmografía chalbaudeana, presentes en Caín adolescente, La falsa oficina del supernumerario, Sagrado y obsceno, La quema de Judas, El pez que fuma, El rebaño de los ángeles, La gata borracha, La oveja negra, Cuchillos de fuego y Pandemónium, son presentadas por el autor como efectos de sentido de lo secreto, del ser-no parecer, donde se entrelazan el falso misterio (no ser-no parecer), el simulacro (no ser-parecer), la ilusión (parecer/no ser), el espejismo (parecer-no ser), la autenticidad (parecerser), la evidencia (ser-parecer), lo oculto (ser/no parecer), el secreto (ser-no parecer), el misterio (no parecer-ser) y la falsa apariencia (no parecer-no ser) (García, I., 2007). 154 o Espacio social Por sus mismas condiciones, la vida de “La pandilla de Dios” transcurre casi en su totalidad al interior del teatro abandonado que les sirve de guarida, cuya escenografía corresponde a Rafael Reyeros. En este espacio englobante, tienen lugar las más variadas relaciones, tales como intercambios, discusiones, relaciones de trabajo, relaciones amorosas, etc. Se visualiza una clara jerarquía en las relaciones sociales, donde La Nigua es la cabeza; aún el profesor Esotérico, asesor “espiritual” de toda la pandilla, se somete a ella, lo cual se evidencia en la escena en que el profesor entrega a La Nigua el cheque que ha recibido de Madame Conchita por su “trabajo”. La Nigua, a su vez lo entrega a Palomares ordenándole: “estudio inmediato, Palomares”. De esta forma, los contactos con el mundo exterior se reducen a circunstancias de trabajo o a diligencias, más que todo de tipo legal. La guarida es el único lugar de resguardo para los miembros de esta comunidad-familia y todo lo que está en el espacio exterior constituye una amenaza inminente para ellos. En la guarida hay libre acceso para todos los miembros de “La pandilla de Dios”; pero, cuando se trata de alguien extraño, generalmente algún negociador, las normas de ingreso son de extrema seguridad. En el filme La oveja negra, el espacio de la guarida esta dividido y diferenciado, como expresión de las relaciones jerárquicas y la dominación en la pandilla. La Nigua y su hijo viven en una sección alta, privilegiada, aparentemente confortable. 155 Figura 19. La Nigua y su hijo Hermes en la habitación Vale mencionar además, que la cama de Hermes es redonda, forma que en sí misma, es expresión de cierto lujo. Igualmente, el dormitorio del profesor Esotérico, se percibe como un lugar cómodo y ordenado. En estas habitaciones –a diferencia del resto– se observa el uso de almohadas, edredones, telas brillantes y lámparas. Mientras, los cuartos de los demás miembros de la pandilla, son menos, y en algunos casos, nada privados. Figura 20. Evelio y Sagrario en su habitación 156 En el nivel bajo de la guarida, en un ambiente común, se observan habitaciones –como la de Evelio– separadas de otras mediante persianas o sábanas, en forma de cortinas. Así como también, hay dormitorios donde algunos miembros de la pandilla, incluso parejas –de menor rango–, sólo cuentan con un colchón ubicado en el suelo. El hecho de que algunas de las habitaciones sean semi-privadas, promueve un intercambio de información mayor entre los miembros de la pandilla, es decir, la intromisión en los asuntos personales se da fortuitamente. Tal como sucede en la escena cuando Evelio y Sagrario discuten acerca de la paternidad del niño que está por nacer. A través de las puertas y ventanas, todos se enteran de lo que ocurre. De esta forma, en la guarida de La Nigua, sucede lo mismo que en la pensión de Edicta (Sagrado y obsceno), la permeabilidad varía dependiendo del mecanismo espacial de que se trate. “Mientras que las ventanas son permeables a la vista, las puertas son permeables al movimiento. Hay una diferencia en la práctica de los usuarios: por una se sale y por otra se mira” (Sonesson, 2004:158). De igual manera, el comedor, la sala de estar, el lavadero y los baños son ambientes compartidos por todos. Allí no sólo se participa de los mismos espacios, sino también de algunos objetos, que actúan a manera de indicadores de rutinas (van Dijk, 1999). 157 Tabla 4 Análisis sinóptico de La oveja negra, 1987 Dimensiones estructurales de la realidad social Lo económico Lo político Lo social Lo cultural Fluctuación de los precios del petróleo. Viernes negro. Convenios de refinanciamiento de la deuda (1986-1987). Intervención del Banco de Comercio. Creación de Fogade. Presidencias de Carlos Andrés Pérez (19741979), Luís Herrera Campins (1979-1984) y Jaime Lusinchi (1984-1989). Populismo, corrupción, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. Creación de la COPRE (1984). Elecciones de gobernadores y alcaldes (1989). Criminalidad en aumento. Delinquencia organizada. Cultura popular. Sincretismo religioso. Consolidación de la naciente industria fílmica. Creación de Foncine y CNAC. Dimensiones funcionales de la realidad social Modos y Espacio estilos de social vida Marginalidad Teatro Pandillas. abandonado Patrones como sociales residencia invertidos. colectiva. 4.2.4. Pandemónium5: el sótano como casa 4.2.4.1. Estructura y tiempo narrativo en Pandemónium, la capital del infierno En un barrio marginal de Caracas, Adonai (Orlando Urdaneta), comunicador social y poeta, trasmite noticias, música y declama poemas de Miguel Hernández, Vallejo y Francisco de Quevedo, en una emisora radial doméstica llamada Radio Pandemónium. Esta emisora funciona a través de altavoces colocados en lo alto Pandemónium, la capital del infierno. 1997, Color, 35mm, 96 min. Dirección: Román Chalbaud. Guión: David Suárez, Orlando Urdaneta y Román Chalbaud, basada en la obra teatral Vesícula de nácar, escrita por Chalbaud. Producción: Arnaldo Limansky. Música: Federico Ruiz. Dirección de arte: Carlos Medina. Fotografía: Johnny Semeco. Cámara: Ignacio González. Montaje: Sergio Curiel. Sonido: Josué Saavedra y Orlando Andersen. Intérpretes: Amalia Pérez Díaz, Orlando Urdaneta, Luis Márquez, José Luis Useche, Alejandro Corona, Julio Gassette, Miguelángel Landa, Elaiza Gil, María Hinojosa y Frank Spano. 5 158 de un viejo edificio abandonado, donde vive Adonai con Carmín (Amalia Pérez Díaz), su madre, y con Demetria (Elaiza Gil), apodada “La Perra”, quien desde niña recibió albergue en el sótano y ahora es amante del protagonista de este filme. Figura 21 Interrelación de los principales actuantes en Pandemónium Fuente: Méndez, A. (2007) Carmín es también madre de Radamés (Miguelángel Landa), un político corrupto preso en la cárcel, que es su hijo preferido. Otros actuantes que forman parte de la narrativa fílmica son: Onésimo (José Luís Useche) y Hermes (José Luís Márquez), dos hermanos que andan de un lugar a otro, sin tener oficio, ni domicilio determinado, y que se enamoran de Demetria; Atanasia Bello de Rodríguez (María Hinojosa), madre de Carmín; un General retirado de las Fuerzas 159 Armadas (Rafael Briceño), un Ex Ministro (Raúl Amundaray), ambos aliados de Radamés; Evelio (Frank Spano), y dos policías (Julio Gasette y Alejandro Corona). En una de las secuencias finales, Radamés le entrega un maletín lleno de dólares a su madre, para que cumpla con un encargo. No obstante, Onésimo y Hermes, incitados por Demetria roban el maletín. Entretanto que Evelio, mensajero de Radamés, contrata a unos policías para matar a los novios de Demetria y quedarse con el botín. Finalmente, el mensajero motorizado es quien se queda con la fortuna, y pretende que Demetria se vaya con él, pero en medio de una revuelta popular, ella se niega a acompañarle y vuelve al lado de Adonai. 4.2.4.2. Dimensiones estructurales de la realidad social en Pandemónium Durante la década de los noventa, tuvieron lugar en Venezuela significativos acontecimientos que dieron un giro total a su historia. Durante el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez, la situación del país se vuelve totalmente confusa e inestable. Y el lunes 27 de febrero de 1989, el aumento del pasaje del transporte público sirve como pretexto para dar inicio a una agresiva revuelta popular, que, aunque comenzó en Guarenas, fue bautizada por las agencias de noticias como “El Caracazo", la cual estuvo acompañada de motines y saqueos, que fueron controlados represivamente por la Disip y el ejército. Al día siguiente, el Ejecutivo suspende las garantías y establece el toque de queda. Como saldo de estos días, se calculan –tímidamente– 300 muertes y enormes perdidas materiales. 160 A solo tres años de haber ocurrido El Caracazo, en la madrugada del 4 de febrero de 1992, tiene lugar, en varias regiones del país un levantamiento militar liderado por el teniente coronel Hugo Chávez. Decenas de personas mueren en ese intento. Y en la tarde de ese día, Chávez es apresado y reconoce ante las cámaras de televisión que “no se han podido cumplir los objetivos… por ahora”. Como reacción estratégica inmediata, Rafael Caldera ofrece un discurso en el Congreso de la República, explicando que lo ocurrido es producto de las deficiencias del sistema democrático, lo cual le abre el camino para regresar a la presidencia. Antes de finalizar 1992, el 27 de noviembre, ocurre una segunda intentona de golpe de Estado. Y el mandato de Pérez queda inconcluso, pero no por la vía de las armas, sino por un cargo de corrupción. Al siguiente año, se produce la destitución del presidente Pérez, y asciende nuevamente al poder Rafael Caldera en 1993, derrotando, con la fundación de un nuevo partido llamado Convergencia, a los candidatos de Acción Democrática, COPEI y la Causa R; Claudio Fermín, Oswaldo Álvarez Paz y Andrés Velásquez, respectivamente. En un primer momento, este segundo mandato de Caldera se caracterizó por el populismo, con el reestablecimiento de los controles de precios y el estancamiento del precio de la gasolina, que llegó incluso a venderse por debajo de su costo de producción. En la segunda etapa del gobierno de Caldera, ante el deterioro de la economía del país, se aprueba la aplicación de mecanismos de control económicos y se lleva a cabo, con la participación de Teodoro Petkoff, la llamada 161 Agenda Venezuela. No obstante, la caída de los precios del petróleo, el aumento de las tasas de interés y la popularidad creciente de Hugo Chávez, fueron el escenario para el inminente relevo político que se impuso, y que viene proponiendo desde entonces una revolución bolivariana, cuyo principal objetivo han sido precisamente sepultar para siempre el viejo esquema institucional que se instauro en el país desde el 23 de enero de 1958. A partir de su aparición ante los medios de comunicación social venezolanos, Chávez comienza a ganar adeptos, y en 1998 es elegido presidente por mayoría de votos. 4.2.4.3. o Dimensiones funcionales Pandemónium de la realidad social en Modos y estilos de vida El protagonista de este filme, Adonai, “es el emblema de un pueblo traicionado, atado a un destino involuntario, sujeto a una inamovilidad que va más allá de sus pies” (Molina, 2001:177). Este actuante vive con su madre Carmín, su abuela Atanasia, y su amante, Demetria. Un sótano es la casa de esta familia y a su vez es el lugar de trabajo de Adonai, pues desde allí, incluso desde su cama, trasmite una programación radial durante todo el día. Adonai no tiene contacto con el mundo exterior, excepto a través de la lectura de libros y de su programación radial. Sin embargo, se mantiene actualizado de lo que ocurre, incluso a nivel internacional. 162 El bien y el mal se enfrentan en Pandemónium. El bien, representado por Adonai, cuyo nombre alude a una de las formas hebreas con que se conoce a Dios, usado más de 300 veces en el Antiguo Testamento, como una designación para el ser supremo. Adonai alude a “señor”, “amo” o “gobernante”. Varios gramáticos lo consideran un plural abstracto o general que expresa la totalidad del poder divino. Significativamente en este filme, Adonai, aquel que se supone dueño y señor del universo, y que debería tener el control absoluto, no tiene pies, lo cual le obliga a permanecer inerte ante el caos que le rodea, que puede definirse precisamente como un Pandemónium, es decir, una violenta serie de fenómenos provocados en desorden, de origen maléfico. Es por esto que el filme, adaptación de su pieza teatral Vesícula de nácar, se considera una Obra dura y amarga (…) manifestó el desencanto del realizador ante la conducción política y social de Venezuela a lo largo de la democracia, a través de un puñado de personajes que encarnaron los principios de la marginalidad, es decir, los valores de una forma de vivir que es común a la gran mayoría de los venezolanos, sumidos en la miseria moral tanto como en la económica o la social. Film de madurez y de rebeldía, apostó a la explosión social como única salida a la crisis (Molina, 2001:104). En otro orden de ideas, Carmín, en vez de asumir el rol de pilar fundamental de la familia, manifiesta descaradamente sus valores invertidos, al apreciar, defender y justificar a su hijo ladrón (Radamés) y desdeñar a su hijo minusválido e intelectual (Adonai), lo cual queda expresado en el fragmento siguiente: [Carmín llega al sótano, luego de visitar a Radamés en la cárcel]. Carmín: Adonai, un regalo de Radamés. Adonai: ¿Otra vez zapatos? ¡Él sabe que no tengo pies! [Lanza la caja a un montón de zapatos, que se encuentran a un lado de la cama]. 163 Carmín: Pero tienes zapatos, que es lo que importa. Mira lo que me regaló a mí, ¡un celular! La maravilla del siglo; ahora si que voy a poder comunicarme con quien yo quiera. Demetria: ¡Ay, préstamelo! Carmín: No, es un objeto íntimo. Adonai: Ese es un regalo de ladrón. Carmín: ¿Y eso que importa? La honestidad es pa’ los pendejos mijo. Adonai: Tú quieres más a Radamés que a mí. Carmín: Noooo. Deja los celos Adonai. Radamés es ladrón porque tiene los pies muy bien puestos sobre la tierra, pero tú estas perdio mijo. Es inútil saber tanto. ¿Tu te imaginas a cómo amaneció hoy el kilo de carne? Aunque lo que importa no es saber ¿qué es la carne? sino, ¿cómo conseguirla? Adonai: ¿Y el alma? Carmín: [Ríe con picardía] El alma es lo que me sale por detrás cada vez que voy al baño. Carmín es también celestina y alcahuete, al igual que Petra en Caín adolescente. Esta madre, sirve a su hijo Radamés incondicionalmente, pues sabe bien que detrás de cada encomienda habrá un beneficio económico para ella. No porque Radamés voluntariamente la haga partícipe de sus ganancias, sino porque ella tiene sus artimañas para lograr sus propósitos y cobrar sus “favores”. El siguiente fragmento, en el que Carmín lleva a Demetria como un obsequio para el General amigo de Radamés, ilustra este aspecto: [Carmín y Demetria llegan a la casa del General]. Demetria: ¿No y que íbamos pa’ la iglesia? Carmín: ¡Cállate muchacha! General: [Dirigiéndose a un empleado] ¡Evapórate! Carmín: Un pequeño presente de mi hijo Radamés [Presentándole a Demetria, a quien ha vestido de blanco y le ha colocado un velo]. General: No sabía que fuera tan generoso, ni tan conocedor de mis gustos personales. Carmín: Ay, mire que no ha sentido el menor empacho en que fuera yo, su propia madre, quien le fuera a presentar un bocado de... Mire, ¿no es una preciosura? General: Una maravilla, ¿es virgen? Quiero tomarme un brandy. Carmín: Debemos, y el brandy es lo propio. Demetria: [Entre dientes se dirige a Carmín] ¡Degenerada! General: ¡Cállate! Carmín: Mire general [Levanta el vestido a Demetria, mostrando parte de su cuerpo] ¿No es acaso esto la gloria del Señor? General: Si, del Señor. Carmín: ¿Me imagino que también tiene lo suyo no? General: Si, en eterno sueño. Carmín: Es que me muero por servírsela. General: Hágalo, hágalo ya. 164 Carmín: [Desviste a Demetria, dejándole sólo el hilo dental y el velo que trae en la cabeza]. ¡Mire que esplendor! ¡Que lozanía! ¡Que promesa de goce hay en estas carnes! [Voltea a Demetria y golpea sus nalgas]. General: Prefiero en la intimidad. Carmín: Ah bueno, como usted diga ¡Goce mi general! ¡Goce! ¡Vicio privado, pública virtud! General: Quiero recompensarla. Carmín: No, no, por favor, no me avergüence. General: [Saca un paquete de billetes]. Carmín: Radamés no me lo perdonaría. General: Él no lo va a saber. Carmín: Bueno, si es así [Toma el dinero]. Es para no despreciarlo. Bien, creo que esto es todo ya, creo que no volveré. Es completamente suya [Sale y dice a uno de los empleados de la casa: ¡Inmoral!]. En la historia de este filme, Carmín, madre de Adonai y de Radamés, cumple al mismo tiempo la función de padre y madre. Esta actuante representa a la “Venezuela Madre, refugio de las nefastas ambiciones que durante cuarenta años estuvieron socavando la democracia hasta precipitarnos a la capital del infierno” (Izaguirre en Molina, 2001:21). Y como se evidencia en el diálogo siguiente, Carmín ha tenido muchos maridos, pero en la actualidad se encuentra sola. Por tanto, en el hogar, es ella quien toma las decisiones y se las arregla para mantener a quienes habitan bajo ese techo. [Carmín habla a través de su teléfono móvil con Radamés, mientras Adonai, de espaldas a ella, mira de frente la cámara]. Adonai: ¿Quién era? Carmín: Era Radamés, quiere que lo vaya a ver. Adonai: Y eso te encanta ¿Porqué no te quedas a vivir con él allá, en las alturas del poder? Carmín: Adonai, no empieces, Radamés es tan hijo de mi carne como tu. Adonai: De otro padre. Carmín: Bue... su padre era mejor que el tuyo, que eso es ya bastante decir. Adonai: Y te abandonó, como todos los demás que tuviste. Carmín: ¡Ah! Era yo quien los abandonaba, yo quien los escupía, como se escupen los bagazos. Adonai: ¡Que manera de equivocarte mamá! Diez hombres ¿No te parece bastante? Carmín: [Con cara de asombro, en close up] Doce Adonai, doce como los apóstoles [Ríe con picardía] Y a cada uno le parí su muchacho. Ahora, de los que me quedan vivos, Radamés y tú, yo a quien más quiero es a Radamés. Radamés en el poder, tu en la oposición, y si viene la revolución, Radamés cae, pero tu subes. Yo, igualitica [Ríe]. 165 Demetria, por su parte, es amante de Adonai pero sólo en el espacio privado, pues en el exterior mantiene otras relaciones amorosas, como lo señala García (2007:214). En el barrio, Demetria <<La Perra>> se hace amiga de Hermes y Onésimo, los dos muchachos hermanos vagabundos, que se enconchan en la azotea del viejo edificio en cuyo sótano vive Demetria junto a Adonai, Carmín y Atanasia. Demetria es muy libre y sabe defenderse en la calle y ponerle precio a sus besos y jugueteos sexuales, que ante las aspiraciones de estos dos hermanos dice <<olvídense de esto, que esto no es pa’ pobre>>. Ella juega béisbol con los niños y se refresca la cabeza con agua de una pipa de uso colectivo, llegan los dos hermanos y la invitan a la azotea donde <<es la cosa>>, refiriéndose a <<hacer el amor>>. Demetria se resiste, pero al ver que los muchachos en la moto se dirigen cerro arriba para la azotea, sale corriendo tras ellos: “muchachos espérenme”. Esta subida se realiza mientras se escucha la música leit motiv de El llanero solitario, y una nueva edición de <<El noticiero>> de Adonai, por cortesía del Cartel de Medellín y narra una cantidad de muertos, heridos; robos con armas blancas, con armas punzo penetrantes, robos sin armas <<todos los días, a cada instante, ¡terror!, ¡terror! Es la palabra>>. Ahora bien, Onésimo y Hermes junto a Demetria constituyen una pandilla, que comparte un pasado –descubierto en las fotografías que conservan, recortadas de la prensa, en las que se identifica a Onésimo y Hermes como asaltantes y a Demetria como una recién nacida que fue abandonada en un basurero–; un sueño –viajar a Disney World–; y un gran vacío afectivo que logran satisfacer con su relación en el presente. Siguiendo a Molina (2001), Demetria, Onésimo y Hermes, son seres ingenuos que solo intentan ser felices, y que representan a la Venezuela joven, violentada y perseguida, que se distancia del pasado, aunque sin un destino claro. En Pandemónium se enfrentan dos grupos: la pandilla de Demetria y la pandilla de Radamés. En la primera no hay un liderazgo bien definido, quizás porque sólo se han constituido como grupo en busca de afecto y protección; sin embargo, podría decirse que es Demetria quien de alguna manera dirige a sus dos 166 novios, quienes la escoltan y disfrutan sin dar ninguna demostración de iniciativa, ni valentía. Por el contrario, la pandilla de Radamés está muy bien organizada y obedece las órdenes dictadas por su líder. o Espacio social Como ya se ha mencionado, en el sótano viven Adonai y su familia, constituida por Carmín, la abuela Atanasia y Demetria. El techo de esta casa esta lleno de tuberías que gotean constantemente. La cama de Adonai esta ubicada en el centro de todo, alrededor de la cual se observan velas y gran cantidad de libros. Figura 22. Adonai entrevista a su abuela Atanasia La longeva Atanasia es como un objeto que se suma a los tantos inservibles que hay en el sótano. Ella evoca constantemente una Venezuela rural “ensangrentada por la guerra federal, maniatada por las dictaduras andinas, 167 sobresaltada por la generación del 28, ilusionada por los albores de la democracia. Atanasia es un país que muere y también da paso a una Venezuela aun incierta (Molina, 2001:179). Al igual que la abuela, Adonai vive, o más bien, muere a diario sobre su cama, aquella por su enfermedad y este por carecer de pies. Para moverse, Adonai sólo cuenta con un aro ubicado sobre su lecho, en el que en ocasiones se balancea. En el sótano, los ambientes son comunes, excepto el baño-vestier, que está separado por una cortina. La puerta principal de la casa, de madera y alambre, tiene un aviso en el que se lee: “Atención. Área restringida. Use casco”. Sin embargo, no se observa ningún tipo de cerrojo que efectivamente impida el paso a los extraños. Luego, la entrada se realiza a través de un puente sobre el agua, formado por estibas, lo que añade dificultad al acceso. El sótano es un espacio englobante cerrado. Incluso, no se cuenta con un recibidor-estar, lo cual hace pensar que los extraños no son parte de la cotidianidad, más aún, no son bienvenidos a este lugar; y cuando logran entrar, lo hacen clandestinamente, como puede verse en la escena en que los novios de Demetria insisten en conocer su casa. [Cuando por fin el agua llega al cerro, Demetria, ayudada por sus novios, trae dos tobos al sótano, mientras conversan]. Hermes: Oye perrita ¿Y quién es el loco del micrófono? ¿Tu papá? Demetria: Es un poeta y no tiene pies. Hermes: ¿Porqué? Demetria: Bueno, lo atropelló un camión y se los tuvieron que cortar. Los tiene en un frasco de formol y son de este tamañote [Gesto con las manos]. Hermes: Tu familia como que mueve mucha plata ¿oíste? Demetria: Yo no hablo de los asuntos de mi familia en la calle. Hermes: ¿Podemos entrar contigo? Demetria: A mi familia no le gustan los extraños. 168 Hermes: Nosotros somos tus novios. Demetria: Ay si, ¿los dos? Hermes: Los dos. A pesar de los argumentos de Demetria, Hermes y Onésimo logran acceder a la intimidad de la casa-sótano, apelando a su relación amorosa con ella. El ingreso sigiloso de estos al sótano no se efectúa a través de la entrada principal, sino mediante las cuerdas de un ascensor descompuesto. En otro momento, dos policías –con pistolas y rolos– entran cuidadosa y temerosamente por la puerta principal del sótano, con una orden para arrestar a Adonai, por presunta subversión. En esta escena, se desarrolla la siguiente conversación: Policía 1: ¿Subversivo? Policía 2: ¡Subversivo! –leyendo en un Diccionario– aquí está: subversivo o subversiva: adjetivo. ¡Ay! El tipo es adjetivo. Capaz de subvertir o que tiende a ello. Aplícase especialmente a lo que tiende a subvertir el orden público. Ahí estamos nosotros. Policía 1: [Se dirige a su compañero] ¿Trajiste las herramientas? Policía 2: Sí –abriendo el candado–. Policía 1: [Señalando a Atanasia] ¿Ahí hay un perro? Eso debe ser un poodle. Adonai: ¡Epa! ¿Quiénes son ustedes? ¿Con qué derecho entran aquí? Policía 2: ¿Que quiénes somos? Somos los azulejos de Toronto. La ley ¿Qué más vamos a ser? Y esto es un allanamiento. Adonai: ¿La orden judicial? Policía 1: ¡Dásela! Policía 2: Orden judicial. Toma tu orden. Adonai: Esto es una factura de Mc Donald´s. Policía 1: ¿Qué es eso chico? Policía 2: Esto es pa´ cobrar la factura. Policía 1: Bueno, dale la que es. Policía 2: ¿Tú no la tienes? Policía 1: No. Yo te la di a ti. Policía 2: Aquí está, esta es. Léela bien ¿okey? Ahí dice específicamente que esta emisora está clausurada y tu estás detenido. Policía 1: Y aquí hay demasiados libros. Adonai: ¡Expliquen las razones del procedimiento! Policía 2: ¿Te vas a arrechar? ¿Te vas a arrechar? ¿Ah? Las razones del procedimiento: subversión. Policía 1: Alteración del orden público. Policía 2: Difamación contra el gobierno. Policía 1: Incitación a la rebelión. Policía 2: Irrespeto a las fuerzas vivas de la nación. 169 Adonai: Esto es un atropello a la libertad de expresión. Policía 2: Que atropello nada. Párate de ahí que nos vas a acompañar. Adonai: No puedo. Policía 1: ¿Cómo que no puedes? Policía 2: ¿Por qué tú no puedes? Adonai: [Adonai se levanta la túnica] ¡Porque no tengo pies! Policía 2: ¿Y dónde están tus pies? [Adonai señala el recipiente de vidrio]. Policía 1: ¡Coño! Policía 2: El tipo tiene los pies allá y tiene un poco de zapatos ahí. Policía 1: Y están nuevecitos. Policía 2: Esto está muy sospechoso. Policía 1: ¡Si señor! Policía 2: Vamos a cargalo pa´ llévanoslo [Se suben en la cama para cargar a Adonai, pero Atanasia los interrumpe]. Atanasia: Los oligarcas, los caballos, las bolas de los caballos sudando. Policía 1: ¿Qué vaina es esa? Adonai: Mi abuela. Policía 2: ¡El poodle! Atanasia: ¡Dinero! ¡Morocotas! Policía 2: ¿Qué es eso chico? Policía 1: Morocotas, morocotas ¿No has oído? Policía 2: ¿Te las vas a comer? ¿Es chocolate? Policía 1: No chico, oro, oro. Policía 2: Señora, ¿No tiene más? Atanasia: ¡Soborno! Policía 2: Soborne aquí [Pone sus manos]. Atanasia: Me las dio el general Gómez, mi padrino ¡Cójalas! Policía 2: No se preocupe, yo las cojo. Atanasia: ¡Váyanse, váyanse! Policías: Tranquila, tranquila. Luego de la conversación con Adonai, los funcionarios advierten la presencia de la abuela y se acercan a ella asombrados, pensando que se trata de un perro. La abuela le da a cada policía una morocota, la cual ellos aceptan –sin vacilaciones– y se marchan rápidamente. Sarcásticamente, la gran cantidad de libros en esta casa se constituye en uno de los argumentos de la policía para clausurar la emisora. De esta forma, se refuerza la representación del policía ignorante, que a su vez representa a una institución caótica. Adicionalmente, el sótano funciona como la “casa del saber”, de donde emana el conocimiento. Fuera de ese espacio, en el exterior, encuentra 170 lugar la corrupción, la infidelidad, la traición, el engaño, la violencia, etc. Y la mayoría de las relaciones que se dan fuera del sótano, están fundadas predominantemente en el simulacro (no ser/parecer) y el interés. Pero muchas de estas acciones y actitudes han sido incubadas en el interior de la casa. Por otro lado, se observa la residencia carcelaria de Radamés. Este actuante, cuya construcción está inspirada en Carlos Andrés Pérez, vive en una celda estilo suite, en la que disfruta de muchas atenciones y privilegios, da órdenes, trafica con influencias, invierte en la bolsa, entre otras cosas. Este espacio, aislado del bullicio y de las actividades propias de la institución de la que forma parte, le proporciona a Radamés tranquilidad y seguridad. Nada de lo que ocurre en el exterior inmediato le afecta, tal como se muestra en el siguiente fragmento: [Carmín entra a la celda-suite de Radamés]. Carmín: ¿Pa’ qué me hiciste venir? Radamés: Necesito tu ayuda [Mientras, es afeitado por un joven]. Carmín: Y ¿cuánto hay pa’ eso? Radamés: [Hace señas al joven, para que lo deje a solas con su madre]. Te voy a entregar este maletín. [Radamés, frente a la cámara y de espaldas a Carmín abre el maletín. Carmín observa con asombro el contenido del maletín]. Carmín: Y ¿yo tengo que poner todo eso a mi nombre? Radamés: Pero no me tocas ni un centavo. Carmín: [Gesto de alegría] ¿Y qué tengo que hacer? Radamés: Allá afuera te van a acompañar y además te van a vigilar. Carmín: Desconfías de tu madre. Radamés: Si, pero no tengo otra solución. De un momento a otro, el Gobierno va a intervenir todas mis cuentas [Se escucha una balacera]. Carmín: ¿Eso es plomo? Radamés: Comenzó la carnicería. Carmín: Yo me voy ¡que va! Radamés: [Detiene a Carmín] Quédate tranquila, aquí no va a pasar nada. Estamos seguros, tranquila, no pasa nada. [Al lado de la celda de Radamés, en el patio, los policías asesinan a un gran número de presos]. 171 La conversación de Radamés y Carmín, saca a flote nuevamente, la inversión de valores de esta familia tan particular. Carmín –como quien tiene propiedad– se refiere, en una escena anterior, a la madre de Demetria como desnaturalizada, por haberla abandonado en un basurero; mientras que ella (Carmín), siempre que su hijo (Radamés) le pide ayuda para llevar a cabo alguno de sus “negocios”, pregunta “¿cuánto hay pa’ eso?”. Figura 23. Carmín visita a Radamés en su celda-suite carcelaria A su regreso al sótano, fuertemente vigilada, con el maletín de Radamés, Carmín maquina irse del país y gastar todo ese dinero en viajes, vestuario, títulos de Baronesa, joyas, y juegos de azar. Luego de escucharla, Adonai le pide que se acueste a su lado y le dice que la quiere mucho, al mismo tiempo que la describe como, “ambiciosa, mala, puta, liberal, reaccionaria, alcahueta, ingrata, meretriz, infame, traicionera, embustera, imperialista, ladrona, lujuriosa, pero lo peor, es que eres mi madre”. 172 Finalmente, en los rasgos externos de la pandilla de Demetria (Pandemónium) no resalta el atuendo, pues todos visten como cualquier muchacho del barrio. Lo que si llama la atención es el uso de sobrenombres; por ejemplo, Demetria es conocida por los más allegados como “La Perra”. Aunque este apodo es despectivo, a Demetria no le incomoda en lo absoluto, por el contrario, responde como si se tratara de su propio nombre. Siguiendo a Ferro (1980:28), Pandemónium contiene revelaciones privilegiadas en su relación con la sociedad, por cuanto, Su denotación, la de las concordancias y discordancias con la ideología, ayudan a descubrir lo latente detrás de lo aparente, lo no visible a través de lo visible. Certifican que una película siempre se ve desbordada por su contenido. Todo ello encierra materia suficiente para una historia distinta, complementaria, que desde luego no pretende constituir una globalidad bonita, ordenada y racional, sino que más bien la de contribuir a su afinamiento…o a su destrucción. Tabla 5 Análisis sinóptico de Pandemónium, 1997 Dimensiones estructurales de la realidad social Lo económico Caldera reestablece los controles de precio. Se mantiene estable el precio de la gasolina. Aumento de las tasas de interes. Aplicación de la Agenda Venezuela. Lo político Segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) queda inconcluso. Caracazo (27 de febrero de 1989). Levantamientos militares (4 de febrero y 27 de noviembre de 1992). Segundo mandato de Rafael Caldera (1994-1999). Crece la popularidad de Chávez. Lo social Conflicto entre clases. Lo cultural Fusión entre lo moderno y lo antiguo. Uso y preeminencia de lo comunicacional en las relaciones sociales. Dimensiones funcionales de la realidad social Modos y Espacio estilo de vida social Familias Sótano disfuncionales. como Vivir en el casa, sin caos. servicios básicos. 173 4.3. Contextos de la vida cotidiana en el discurso fílmico de Chalbaud 4.3.1. Nuevos perfiles en la estructura familiar Como es sabido, la familia es una de las instituciones sociales más valorada en la sociedad venezolana. No obstante, una nueva concepción de familia se abre paso, frente a los cambios culturales y ante la pérdida de algunas de sus tradicionales funciones. Aquellos roles consagrados en el pasado para cada miembro de la familia, en los que un padre se ganaba el pan, la madre se dedicaba a las labores del hogar y a los hijos, se desdibujan cada vez más, y emerge una variedad de tipos de familias, en las que frecuentemente los dos progenitores trabajan fuera de casa, los abuelos juegan un rol más activo, se mezclan padres e hijos de matrimonios disueltos; en fin, se percibe una inversión de roles y valores, que privilegian el individualismo. De igual manera, la desocupación de los padres y las incertidumbres económicas y políticas reflejadas en la vida diaria, no son más que la expresión de las consecuencias de la crisis socioeconómica nacional en el ámbito doméstico. En este escenario surgen nuevos perfiles en la organización familiar, resultando en: mujeres que se constituyen en el sostén económico de la familia, parejas que conviven sin reconocimiento legal y familias integradas por padres divorciados, por mencionar sólo algunos casos. No obstante, los giros estructurales responden también a una profunda crisis moral y se expresan en la redefinición de nociones como “matrimonio”, “parentesco” y “familia”, materializándose, entre otras formas, en el otorgamiento 174 de legalidad a parejas homosexuales, de reciente data en países como España, mediante la Ley 13/2005, del 1 de julio, por la que se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio (Boletín Oficial del Estado, 2005). Este tipo de uniones entre personas del mismo sexo –en los países en que ha sido aprobado hasta ahora– se constituye legalmente mediante la extensión de la institución ya existente del matrimonio a aquellos formados por personas del mismo sexo. De manera que, gays y lesbianas puede contraer matrimonio y gozar de reconocimiento social, cultural y jurídico, lo cual les permite incluso adoptar niños, y conformar una familia, en tanto que se igualan los derechos de los matrimonios homosexuales y heterosexuales. Entretanto, en Venezuela, los colectivos LGBT (Lesbianas, Gay, Bisexuales y Transgéneros) luchan, no sólo por ser reconocidos en sus preferencias sexuales, sino por una modificación del texto constitucional, a fin de que se permitan los matrimonios de personas del mismo género, para lo cual han presentado un proyecto ante la comisión que reforma la Carta Magna (García, P. 2007). Hasta ahora, hay en el país siete colectivos defendiendo los derechos de las parejas homosexuales y el derecho a la identidad de las personas transgéneros. Estas prácticas, pareceres y maneras de vivir y ser, ignoradas por mucho tiempo desde las estructuras del Estado venezolano, han estado muy presentes en la filmografía chalbaudeana, bajo las figuras de gays y travestis, como una posibilidad. Por otra parte, también, la “maternidad independiente” es posible y viable. Una particular forma de concebir las relaciones y la familia como tal, lleva a 175 algunas mujeres a optar por el aislamiento y la individualidad frente al tema del embarazo. Entre los factores que influyen, se tiene, por ejemplo, las convicciones arraigadas en la cultura, que se expresan en frases como: “los hombres no sirven para nada”, “mas vale sola” o “no consigo a nadie”, pero también, priva la tendencia a no asumir responsabilidades familiares. No obstante, en países como Venezuela, esta posibilidad no es permitida en todos los casos, por cuanto la mayoría de las clínicas, sólo aprueban el uso de estos servicios –inseminación artificial, fertilidad in vitro, bancos de semen y micromanipulación genética– a parejas casadas legalmente. En resumidas cuentas, el matrimonio y la familia, tal como se conciben tradicionalmente, están amenazados, y autores como Bourdieu (1997) son más radicales aún, al afirmar que estas instituciones sociales están sentenciadas a desaparecer. Y a nuestro modo ver, justamente aquí cobra sentido la noción de <<familiaridad>> planteada por Goffman, la cual traspasa los límites de la consanguinidad, y se explica de la siguiente manera: Los miembros del equipo, según la frecuencia con que actúen como equipo (...) tienden a estar ligados por derechos que podríamos denominar de <<familiaridad>>. Este privilegio de familiaridad entre los miembros del equipo –que puede constituir una especie de intimidad carente de calidez– no es necesariamente un vínculo de naturaleza orgánica que se desarrolla poco a poco durante el transcurso del tiempo pasado en común, sino que constituye, más bien, una relación formal que se concede y se recibe automáticamente tan pronto como el individuo ocupa un lugar en el equipo (Goffman, 2001:94). Ahora bien, en todos los filmes analizados se perciben estas nuevas representaciones, que afectan el modo en que se construyen los lazos familiares y las redes de comunicación internas. Así como también se advierten otras 176 agrupaciones, como las pandillas, que intentan compensar justamente esos vacíos dejados por las instituciones sociales fundamentales. 4.3.2. La mujer toma las riendas En la mayoría de los filmes chalbaudeanos se establecen relaciones de poder en la intimidad, en donde la dominancia de la mujer prevalece. En general, las mujeres tienen libertad de acción, algunas ejercen oficios variados, gobiernan sus vidas, y en ocasiones, dictan las pautas que han de seguir quienes conviven con ellas. El propio Chalbaud lo expresa de la siguiente manera: En el largo andar de mi adolescencia conocí a mujeres y hombres que me inspiraron esos personajes. La Garza, por ejemplo, no es solamente la síntesis de todas las prostitutas que conocí, sino también su carácter femenino, su sensibilidad, su lucha cotidiana por atrapar al hombre y al mismo tiempo defenderse de él. Están presentes los rasgos vivos de innumerables mujeres, madres, trabajadoras, amas de casa (Molina, 2001:93). Así, por ejemplo, en Caín adolescente, Juana asume, por razones que no se mencionan, su rol de “cabeza del hogar”, conformado por ella y su hijo únicamente; de manera que, la responsabilidad de educar y alimentar a Juan recae sobre ella, e incluso ambos se trasladan a la ciudad, no por intereses personales de Juana, sino por recomendaciones del maestro del pueblo, para asegurar el futuro de Juan, para que “se [haga] hombre”. También se encuentran tipificaciones femeninas en todos los filmes analizados. Por ejemplo, en Caín adolescente, Matías atiende a Juana –la madre de Juan– como si fuese su propia madre. Y muy distinta es la caracterización de 177 Carmen, mejor conocida como “Carmencita”. Sobre este particular, García (2007:123) afirma: Esta forma de <<llamarla>> en diminutivo adquiere una connotación despectiva, y entra en contradicción con el uso que en la cotidianidad se le asigna. La misma Carmen se autocastiga por sentirse mujer objeto, al verse incluida en el mundo profano de las tentaciones. Ahora bien, en Sagrado y Obsceno, las mujeres –excepto Elvira– no dependen económicamente de nadie; por el contrario, proveen para el sustento de los suyos. De esta manera, Edicta, es la administradora de la pensión, su hermana Glafira es quien gerencia el bar “Claro de Luna”, y su sobrina Ángela, se encarga del servicio en la propia pensión. Figura 24. Edicta (monja), Glafira (casada), Ángela (virgen), Elvira (mártir) y Pedro Zamora En el caso de Sagrado y Obsceno, la independencia de la mujer es subrayada. Todas ellas –excepto Elvira– trabajan y proveen para el sustento de los suyos: Edicta, es la administradora de la pensión; su hermana Glafira es quien 178 gerencia el bar “Claro de Luna” y su sobrina Ángela, trabaja como camarera en la pensión. Mujeres muy distintas, a pesar de que son hijas de una misma madre, “que era una santa”. Son distintas “por culpa de la vida (...) [que] es ingrata”. Las mujeres de la pensión manifiestan atributos virtuosos de una santa “monja, casada, virgen y mártir”, como lo expresa Antonio Leocadio en el momento en que Edicta presenta su familia a Zamora. Especialmente, la representación de la mujer “virgen y mártir” es mostrada a través de la actitud de Ángela, en su encuentro con Zamora. Ángela expresa una mezcla de deseo y angustia por lo que puede ocurrir. En el siguiente fragmento se advierte esta tensión: [En el patio trasero de la pensión, Zamora acaricia el rostro de Ángela]. Zamora: Ángela, tiene que ser ahora. Ángela: No, no, a tía Edicta no le va a gustar, yo se que no le va a gustar. Yo voy a quedar en estado y me voy a echar una broma, como tía Elvira [Abraza a Zamora, con angustia]. Yo se que tu te vas a ir, yo no se a que tu viniste, yo se que me vas a dejar sola, yo se que tu viniste de paso ¿A qué viniste? ¿A qué viniste? En esta escena, análoga al primer encuentro pasional de Juana con Encarnación (Caín adolescente), se visualiza a la mujer mártir voluntaria, quien, aun sabiendo lo que le espera, cede finalmente a sus deseos y a las propuestas del hombre, dispuesta aún a arriesgar su futuro, por una relación pasional poco prometedora. Como puede verse, la presencia de la mujer es particularmente significativa en la filmografía chalbaudeana. En casi ninguno de sus filmes se encuentra la representación del hombre como padre protector y proveedor, sino que es la mujer quien toma las riendas, desempeñando un rol que tradicionalmente no le 179 correspondería. Sin embargo, en el discurso fílmico no se explican las causas de este orden invertido de la estructura familiar, pero se deja en el tapete una realidad venezolana: el abandono del padre y el consecuente aplomo de la madre para llevar la mayor responsabilidad del hogar. A lo largo de su filmografía, y especialmente en Sagrado y obsceno, Chalbaud nos muestra a una mujer en sus distintas edades, ante todo comprometida y cómplice en su relación con otros sujetos sociales, y una mujer que ha aprendido a liberarse y a dominar el espacio femenino en el que no hay diferencia marcada entre “santa y puta, emprendedora y sometida, madre y pecadora, seductora y seducida” (Molina, 2001:93). 4.3.3. Las pandillas Dentro del discurso fílmico chalbaudeano se han identificado elementos fundamentales que se repiten en el aspecto social, político, histórico y cultural que le dan contenido. Marita King visualiza la obra teatral de Chalbaud señalando como recurrencias “la percepción de la vida como una aventura, el amor a la justicia y la libertad, el odio por la violencia y la represión, la lucha por el poder, la división de la humanidad en dos equipos en pugna, la relación madre-hijo y padre-hija, la marginalidad, la corrupción, la homosexualidad, la religión y la magia” (King, 1987:14). Vale mencionar aquí, que la extensa obra teatral de Chalbaud ha sido con frecuencia el germen creativo para su producción filmográfica. 180 De igual manera, Naranjo (1984:36) analiza la filmografía de Chalbaud y enfatiza la constante recreación de la cotidianidad de lugares y personajes, tales como, Parroquianos compartiendo sus pequeños acontecimientos diarios, a menudo sobresaltados violentamente ante la audaz peripecia hamponil, la riña, o por la súbita aparición policial. El ámbito heterogéneo de la pensión y su mezcla sorprendente de caracteres. El habla popular, el sorpresivo código verbal juvenil removiendo las raíces etimológicas o los intersticios de las reglas gramaticales; el botiquín, como una constante escénica en la vida sentimental del hombre de las clases populares; entre estos lugares destinados a la expiación popular, el burdel, como el escenario puro, exacto, de los instintos. En ese desenvolvimiento instintivo de los personajes encontramos uno de sus móviles claves, la pasión, que no se diferencia del aspecto sentimental; el arrebato sentimental mostrado como la actitud irracional, desbordada, que impregna las turbulentas relaciones de parejas siempre al borde de la tragedia y que, junto al afán de lucro por la vía delictiva, constituye uno de los ingredientes infaltables en el drama Chalbodiano. Por otra parte, la presencia curiosa e incierta de la religión en medio de las contradicciones de un mundo profano de ambigua apariencia; donde convive la imperturbable devoción de viejas beatas al lado de la superchería popular, la mitología religiosa asimilada al inconsciente colectivo, subsistiendo bajo la forma de acomodados ceremoniales, practicados en el marco familiar y parroquiano; por su lado, las cruzadas evangélicas, inyectando fe en medio de las carencias y contribuyendo a crear un panorama mítico aún más confuso. De igual forma, Molina (2001) plantea que la obra de Chalbaud es un filme único desarrollado en varias piezas aparentemente individuales. Piezas en las cuales es habitual encontrarse con la marginalidad, la relación madre/hijo como centro de la afectividad, los rituales del catolicismo y la santería como expresiones de la cultura popular, la mujer como síntesis ambigua del pecado y la pureza, el hombre venezolano, representado con frecuencia por el policía y/o el delincuente y la confrontación entre lo divino y lo profano. Por su parte, Irida García (2007) resalta otros aspectos también invariables en la filmografía chalbaudeana, los cuales se constituyen en isotopías, tales como, la utilización de nombres de animales y apodos de la jerga juvenil para designar a los actuantes, las consecuencias de la acción de la industria petrolera, la 181 prostitución de la mujer, el tema de la solidaridad y la idea de complementaridad, refiriéndose a que “identidad y diversidad se contactan en intertextualidades que permiten el diálogo en un mismo espacio” (García, I., 2007:136); así como la presencia de ciertos mitos (el mito de la Celestina, el mito del traidor Judas, el mito del niño abandonado y recogido, el mito del castigo providencial y el mito del eterno retorno). En palabras de esta autora, son precisamente estos aspectos los que confirman la autonomía de la obra de este cineasta, por cuanto, Tomando en consideración la producción completa de la obra cinematográfica de un autor: su temática recurrente, sus estrategias artísticas y comunicacionales también recurrentes, los operadores técnico expresivos y de contenido social que utiliza en la conformación de su estilo –en su modo de decir y hacer–; pareciera que estas características denotaran una manera de resistencia a las imposiciones de la producción industrial de la cultura, y un modo de valorar la autonomía de su obra sin que la misma deje de ser independiente, pues como sistema sígnico no puede funcionar aisladamente (García, I., 2007:85). A este listado de constantes visualizadas debe agregarse la presencia de pandillas, por ser un tema que ha sido insistentemente mostrado por Chalbaud desde diversas perspectivas, a lo largo de toda su filmografía. Desde el punto de vista sociológico, el pandillaje –mayoritariamente juvenil– es un fenómeno social que ha provocado el interés de la opinión pública, puesto que se perciben como grupos transgresores, que perturban la seguridad ciudadana. Villegas (2005), en un estudio realizado con jóvenes de distritos urbanomarginales de Lima, establece que los factores que funcionan como el germen para la configuración de las pandillas son los siguientes: • La pobreza: Cuando los individuos no tienen los medios para alcanzar los 182 bienes que la sociedad misma les empuja a consumir, se produce en ellos desencanto y frustración. Según Merton (en Calhoun y otros, 2000), estas condiciones hacen que ciertas personas o grupos sean propensos a asumir comportamientos desviados. En consecuencia, se opta por los medios ilegales para alcanzar lo deseado. • Crisis de las instituciones sociales básicas: o La familia: Las necesidades básicas, la socialización y educación, la protección y el desarrollo emocional no están siendo resueltas por la familia, por lo que diversas organizaciones surgen bajo la categoría de familia (Touraine, 1999). Entre ellas, la pandilla permite contar con personas con las que se desarrollan lazos de amistad, donde reina la comprensión, atención y protección. En este sentido, puede afirmarse que las pandillas tienen las características de un equipo de actuación (Goffman, 2001:94), en tanto que “tienden a relacionarse entre sí por medio de vínculos de dependencia recíproca y familiaridad recíproca”. o La escuela: El sistema educativo tiende a expulsar a quienes presentan problemas de conducta e indisciplina. De esta manera, se ve frustrada la posibilidad de ascenso social a través del estudio. Ante esto, la pandilla provee de un reconocimiento que ha sido negado por la sociedad: la posibilidad de ser respetado debido básicamente a las habilidades y la astucia demostradas, convirtiéndose la pandilla en una “escuela de la vida”. o El sistema de seguridad pública: Las normas y leyes etiquetan (Calhoun, 183 2000) y estigmatizan (Goffman, 1989) al pandillero como delincuente. Así, la sociedad establece los medios para categorizar a las personas y a sus atributos mediante el descrédito, lo cual puede hacer que se deje de ver al individuo como una persona común y corriente, para reducirlo a un ser descarriado, y por tanto, despreciable. De esta forma, a través de las leyes, las autoridades imponen una imagen de destrucción y violencia a los pandilleros, la cual es trasmitida por los medios de comunicación a la opinión pública. Por otro lado, la policía realiza fundamentalmente acciones de represión y no de prevención. o La violentización de la sociedad: La sociedad actual se caracteriza por ser violenta en todos y cada uno de los niveles de la interacción humana. Cuando se crece en un ambiente donde son habituales los insultos, los golpes y el abuso sexual, muy probablemente se adoptará una conducta de abusar y no permitir ser abusado. Cada uno de estos factores, expuestos por Villegas (2005) reflejan más allá de una situación local, la realidad de los países latinoamericanos. Y justamente en este contexto se ancla la obra de Román Chalbaud, autor que en cada uno de sus filmes toma en cuenta el fenómeno social de las pandillas, pero desde una perspectiva desmitificadora y dignificante, lo cual le otorga un estatus distinto a estas agrupaciones, distanciándolas de la visión tradicional que las reduce a la noción de criminalidad. 184 Con el paso del tiempo, las pandillas chalbaudeanas muestran sus variantes, pero mantienen como elementos centrales la convivencia y la solidaridad. La pandilla viene a ser el complemento a la individualidad humana. Por otra parte, como toda agrupación formal, las pandillas tienen su estructura organizacional específica (Villegas, 2005), tal como se describe a continuación: • Niveles de jerarquía: 1) El líder: quien toma las decisiones. 2) Los miembros de base: los otros miembros del grupo que aportan opiniones e ideas y a los cuales se les asigna tareas específicas. • Comportamiento: 1) Masculinidad violenta: demostrar fortaleza física, aguantar el dolor de heridas y golpes; saber pelear, saber robar sin ser atrapado, etc. 2) Sentido del honor: defender el barrio (o el territorio) de la incursión de pandillas rivales, no traicionar a la pandilla, ayudar a los miembros del grupo que estén en problemas. • Espacios de interacción: el barrio o punto de reunión, las discotecas y fiestas. • Tipificaciones femeninas: La enamorada: la considerada mujer de uno, no puede ser pretendida por otros miembros del grupo; el trato hacia ella es de sobreprotección y celo. La madre: es sagrada y merece el mayor respeto y consideración de los miembros del grupo. • Imagen externa: Rasgos externos que los identifican: la vestimenta, los nombres o sobrenombres (que en algunos casos denotan insultos o un trato despectivo) y el lenguaje. 185 En relación a este ultimo aspecto, Irida García (2007:229) realizó un rastreo de los apodos utilizados por Chalbaud a través de toda su filmografía, y los clasificó de la manera siguiente: Apodos con nombres de animales: Morrocoy (Caín adolescente, Los ángeles del ritmo, Sagrado y obsceno), El Chivo (Caín adolescente, Los ángeles del ritmo), El Bagre (El pez que fuma), El Tigre (Los ángeles del ritmo), La Danta (La quema de Judas), La Garza, La Machaca y Conejita (El pez que fuma), La Perica y El Gusano (Carmen la que contaba dieciséis años), La Gata (La gata borracha), La Nigua (La oveja negra), La Perra (Pandemónium). Apodos con nombres de la jerga juvenil: Chamito (Los ángeles del ritmo), El pavito (Caín adolescente), Mi pana (Los ángeles del ritmo, La oveja negra), La jeba (Los ángeles del ritmo), Panayote (La oveja negra). Apodos de personajes héroes: Superman (La quema de Judas). Otros apodos: Coloráo (Caín adolescente, Sagrado y obsceno), Currutaco (Los ángeles del ritmo), El Negro (Caín adolescente, La quema de Judas, Sagrado y obsceno, El pez que fuma), Mister Pollo (Sagrado y obsceno), Maraquita (La gata borracha), El Tuerto, El Espaturráo, Bienmesabe, Cuartobate y Tijereta (Carmen la que contaba dieciséis años). En general, las pandillas funcionan como institución social alterna, que impulsa a sus miembros a pensar y actuar en función de un “nosotros”. La integración se da de tal forma, que el grupo se presenta cerrado y como una unidad frente a los demás. En los filmes seleccionados para el análisis se han identificado cada uno de los aspectos de la estructura de estas agrupaciones. La mayoría de las pandillas cuenta incluso con un nombre: En Caín adolescente se tiene a “Los muchachos de la esquina”, en Sagrado y obsceno “Los guerrilleros”, en La oveja negra “La pandilla de Dios”, y en Pandemonium aparece “La perra y sus novios”. 186 o “Los muchachos de la esquina” (Caín adolescente) En cuanto a los niveles de jerarquía, se observa una clara delimitación en todos los filmes: por ejemplo, en Caín adolescente el líder es Matías y los miembros de base son César, Morrocoy, otros amigos y posteriormente, Juan. Con respecto al comportamiento, en todos los filmes analizados las pandillas manifiestan rasgos de masculinidad violenta y sentido del honor. Así, en Caín adolescente se manifiesta la masculinidad violenta cuando Matías niega la paternidad del hijo que espera Carmen y salva su responsabilidad señalándola a ella como “mujer de muchos” como se muestra en el siguiente fragmento: Matías: ¿Qué haces aquí? Carmen: Vine a hablar contigo. Matías: No te puedo atender, estoy trabajando. Carmen: Por favor Matías, es algo muy serio. Matías: Si, si, ya se. Carmen: ¿Qué es lo que te pasa? Matías: ¿A mi? Nada. No como cuentos ¿sabes? Carmen: Es verdad Matías, estoy en estado. Matías: No me digas [Se aleja de Carmen, mirándola con una sonrisa irónica]. Carmen: ¿Qué vamos a hacer? Matías: Eso es cosa tuya. Carmen: ¿Mía? Cuando empezamos, me dijiste otra cosa. Matías: No te hablé de casarnos. Carmen: Ya se, eso no es para mi, pero me juraste... Matías: [Interrumpe] No seas tonta, cosas del momento [Se aleja de nuevo]. Carmen: ¡Matías! Matías: Mira Carmen, ya nada tengo contigo, vete a vivir con cualquiera de los muchachos; bueno en realidad ya lo has hecho, pero digo, por un tiempo más largo. Carmen: Ah es por eso... tu también te ibas con tus mujeres. Matías: ¡Ya esta bien! ¡Corta! Carmen: Ya no me quieres. Matías: No te pongas sentimental ahora; te conozco. Carmen: Yo no era así, tu lo sabes muy bien, cuando empecé contigo yo no era así, tu me acostumbraste a ir con ustedes, a beber con ustedes... Matías: Bueno, esta bien, dejemos esto así, ¿está bien? 187 En cuanto al sentido del honor, se observa la solidaridad de “Los muchachos de la esquina”; todos ellos –excepto Juan– visitan a Matías en el hospital. Igualmente Matías, líder de la pandilla, se hace acompañar de dos amigos para su enfrentamiento con Juan. Finalmente, en lo que se refiere a la imagen externa, “Los muchachos de la esquina” visten de forma sencilla y usan sobrenombres (por ejemplo, Morrocoy). o “Los guerrilleros” (Sagrado y obsceno) En Sagrado y obsceno también las pandillas están presentes. Aquí justamente el móvil de los planes de venganza de Zamora es el asesinato de sus amigos. Al ser exterminada la pandilla casi en su totalidad, Zamora queda sin referentes –e incluso descontextualizado– y con un profundo deseo de venganza. De esta forma, el líder es Pedro Zamora y los miembros de la pandilla fueron –pues para el momento histórico del filme ya han sido asesinados–, Dimas, Alberto José (Gustavo Rodríguez) y Linares. La masculinidad violenta es demostrada también por Zamora (Sagrado y obsceno) en su sagacidad al desarrollar impecablemente el plan de venganza. Mientras que el sentido del honor se comprueba en este filme, cuando el protagonista decide no conformarse, sino arriesgar su vida para vengar el asesinato de sus amigos. 188 En lo que se refiere a la imagen externa, “Los guerrilleros” aparecen vestidos como soldados y también –siguiendo el estilo chalbaudeano– usan sobrenombres (como Colorao) y apellidos (como Linares). o “La pandilla de Dios” (La oveja negra) Al analizar la masculinidad violenta en La oveja negra, se descubren dos aspectos significativos: la presencia de este rasgo del comportamiento de Evelio le otorga el título de mejor ladrón, mientras que la ausencia de esta cualidad en Hermes, sus tendencias homosexuales, le estigmatizan como “la oveja negra”, lo que constituye al mismo tiempo la afrenta de su madre, quien es líder de “La pandilla de Dios”. Figura 25. “La pandilla de Dios” en su guarida Por otra parte, el sentido del honor se observa en las siguientes ocasiones: Cuando se trata de negociar con otros grupos, hay estrictas normas de seguridad 189 dentro de la guarida; toda la pandilla se involucra en el plan para ayudar a Evelio a salir de la cárcel; todos y todas aceptan a Sagrario y la protegen, aún sabiendo el riesgo que significa para sus vidas, por haber sido mujer de un policía. En cuanto a las tipificaciones femeninas, propias de toda pandilla, en La oveja negra La Nigua es la madre biológica sólo de Hermes; sin embargo, el grupo entero la considera, admira y obedece como si fuese la madre de todos. Por su parte, Sagrario es la mujer de Evelio y como tal es vista y respetada por el resto del grupo. La imagen externa de “La pandilla de Dios”, específicamente su vestuario, depende del trabajo que realiza cada uno: varios visten como personas comunes y otros se disfrazan (de ciego, mendigo, etc). Sin embargo, cuando se trata de un robo grande en el que están todos involucrados, usan pasamontañas, medias en el rostro y toda una indumentaria especial, a fin de no ser identificados. También en este grupo es común el uso de sobrenombres (La Nigua, Cieguita, profesor Esotérico, Cigarrito) y apellidos (Gutiérrez, Palomares). o “La perra y sus novios” (Pandemonium) En Pandemónium, la masculinidad violenta se expresa a través de Radamés. El poder que detenta este actuante va mucho más allá de la fuerza física y aún de las apariencias. Radamés –físicamente– permanece preso. Sin embargo, esta condición no es limitante para llevar a cabo sus negociaciones en el mundo 190 exterior. Radamés, como poderoso de la mafia, logra burlar, o en todo caso, negocia con las autoridades para conseguir sus objetivos. Figura 26. “La perra y sus novios” La otra pandilla, la de La Perra, se caracteriza más por el sentido del honor, pues ella y sus novios se protegen y ayudan entre si. Este trío se diferencia del común de las pandillas, dado que dos hombres comparten la misma mujer. Así, lo que en otros casos ocasiona discordias, en esta pandilla es motivo de mayor compenetración y solidaridad. 191 CONCLUSIONES 192 Capítulo V. Conclusiones En el presente trabajo se examinaron las dimensiones estructurales de la realidad social (contexto socio-estructural) en las que se ha desarrollado la filmografía de Chalbaud, lo cual puso en evidencia que el cine de Chalbaud, tal como el de Godard y el de Rossellini, revela una didáctica de “las cosas”, de las palabras y de la gramática del discurso cinematográfico, que marca el recorrido de un mundo que sale de un momento histórico para entrar en otro; en una concepción de la historia “que convoca a la vez lo cómico y lo dramático, lo extraordinario y lo cotidiano: nuevos tipos de actos de habla y nuevas estructuraciones de espacio” (Deleuze, 1996:328). Molina (2001) interpreta la obra de Román Chalbaud en un correlato con los procesos sociales que han marcado el destino del país. Y es que, efectivamente, su primer filme, Caín adolescente visualiza el inicio de la democracia representativa venezolana, nacida con el derrocamiento de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez. Y Pandemónium, la capital del infierno, muestra el fracaso de esta democracia. Así, visualizando estos filmes, se puede recorrer el camino de la democracia venezolana desde su nacimiento (en 1958) hasta su muerte, con la revuelta de los sucesos del 27 de febrero de 1989; pues justamente, en la ultima escena de Pandemónium, Chalbaud recrea los saqueos y disturbios de esta dramática fecha en la historia vivida por la sociedad venezolana, conocida como El Caracazo, que se constituye significativamente en el título de su más reciente 193 filme, rodado a partir de mayo de 2005 y estrenado a finales de noviembre del mismo año. En síntesis, puede decirse que Caín adolescente representa la ilusión de la llegada a la ciudad, mientras que Sagrado y obsceno muestra la vida en la pensión, y los correspondientes intentos de incorporación a la dinámica urbana. Por su parte La oveja negra revela que, ante la exclusión experimentada en la ciudad, la opción es la delincuencia, es decir, la integración a un sub-mundo. Y Pandemonium presenta el caos total; una Caracas destruida y destructora de ilusiones y esperanzas. Con este panorama del cine de Román Chalbaud, se ha mostrado cómo cada formación discursiva audiovisual de sus filmes es portadora de información de una variedad de fenómenos y hechos sociales, propios de la Venezuela contemporánea, que al modo de la crónica, adquieren un valor enunciativo, y amalgamada a la ficción, se traduce en un cine de ficción/crónica que posibilita hablar las voces marginadas de la sociedad venezolana: aquellas que la democracia representativa rehusó escuchar. De esta forma, en el cine ficción/crónica de Chalbaud se infiere que el lenguaje cinematográfico ha sido creado con fines artísticos y comunicacionales, donde la dimensión ideológica adquiere relevancia sociocultural. Por otra parte, el análisis de las dimensiones funcionales de la realidad social (modos y estilos de vida y espacio social) en los filmes Caín adolescente (1959), Sagrado y obsceno (1976), La oveja negra (1987) y Pandemónium (1997), de Román Chalbaud, nos permitieron aprehender los indicadores de la cotidianidad 194 presentes en los filmes seleccionados. Así, por ejemplo, vemos en el discurso fílmico chalbaudeano que las familias funcionan como pandillas y las pandillas como familias, es decir, se semiotizan, desplazándose recíprocamente. Igualmente, se visualiza cómo los actuantes en Caín adolescente y Sagrado y obsceno trasladan a la ciudad los estilos de vida y comportamientos propios de la vida en el campo. De igual manera, el espacio social influye en la formas de relación y comunicación de los actuantes, tal como se observa en Caín adolescente, que nos muestra un rancho de una sola pieza, pero que a conveniencia de Juana es dividido por una sábana, a fin de resguardar su privacidad. Esto, a su vez, se convierte en un elemento distorsionador de las relaciones entre madre e hijo. En el caso de Sagrado y obsceno, notamos que los espacios compartidos de la pensión “Ecce homo” promueven, por un lado, la solidaridad, y por el otro conflictos diversos y enfrentamientos entre los huéspedes. Ahora bien, en La oveja negra tenemos una comunidad de ladrones que actúan bajo las órdenes de La Nigua y que muestran una solidaridad a toda prueba, donde la privacidad es limitada, lo cual se muestra especialmente en las habitaciones que se encuentran en la parte baja de la guarida. Finalmente, Pandemónium, combina las contradicciones entre la vida en la miseria y la capacidad de reflexionar sobre la realidad del país, representada por Adonai. Al mismo tiempo, el Radamés es reflejo de las relaciones de poder que se viven en la cárcel, a semejanza de la vida espléndida en la ciudad. 195 En general, en el rancho, la pensión, la guarida y el sótano las trayectorias espaciales son peculiares, en tanto que no solo permiten el movimiento, sino que además crean acceso virtual a mirar, e indudablemente también a oír, oler y tocar. Asimismo, en cada uno de los filmes analizados, se observan las relaciones jerárquicas y la dominación existentes en el espacio social de la casa. De manera que, en Caín adolescente podemos notar que la cama matrimonial de Juana se ubica en un desnivel por encima del lugar donde duerme su hijo Juan. Por su parte, en Sagrado y obsceno, la ubicación de las habitaciones y la calidad de las mismas revelan elementos jerárquicos. De igual forma, en La oveja negra, los dormitorios que pertenecen al profesor Esotérico y a La Nigua y su hijo Hermes, dan muestras de ostentación, en contraste con los cuartos asignados a Evelio y a los demás miembros de la pandilla, que están en pésimas condiciones. Y en Pandemónium persisten los mismos elementos de diferenciación, expresados en la disposición de los muebles en el sótano. Como puede verse, en los filmes analizados, la familia es una pandilla, en la que la mujer toma las riendas. El análisis de los códigos técnico-expresivos y de contenido social, articulado con el estudio de las dimensiones funcionales de la realidad social en cada uno de los filmes, demuestra la singularidad de la estética del cineasta Román Chalbaud, cuyas realizaciones desde el punto de vista técnico conservan elementos que se pueden reconocer como particulares de su creación fílmica. Es evidente que Román Chalbaud representa en sus filmes la realidad nacional, considerando que algunas de sus producciones son inclusive anuncios 196 anticipados de lo que ocurriría, por lo que se ha ganado el respeto y la admiración de quienes no han vacilado en considerarlo un visionario de la Venezuela contemporánea. Por esto, se afirma que la filmografía chalbaudeana conservará con el paso del tiempo el valor de las crónicas. Sin duda que, a pesar de que mucho se ha escrito, queda un largo camino para el análisis de su obra, considerada la más abundante y acertada de la filmografía venezolana. 197 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 198 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ABRAHAM, P. (2002). Cine venezolano en los ´90 tendencias que se bifurcan. Encuadre N° 75 (2da etapa), diciembre 2002, Caracas (Venezuela). Fundación Cinemateca Nacional. ABRIL, G. (1997). Teoría general de la información. Puerto Rico. Ediciones Cátedra. AGUIRRE, J. y BISBAL, M. (1980). El nuevo cine venezolano. 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