EL REGADÍO EN ESPAÑA ( docx )

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PRÁCTICA: EL REGADÍO EN ESPAÑA
El regadío es una práctica agraria que aporta a los cultivos agua adicional procedente de las precipitaciones.
El objetivo es no depender de la aleatoriedad, la escasez o la ausencia de las precipitaciones y mejorar el
rendimiento de los cultivos. El agua utilizada para regar, como se aprecia en el mapa, procede en unos casos de los
ríos, directamente o a través de embalses, canales de riego, y, en otros casos, procede de las aguas subterráneas o
acuíferos.
Los sistemas utilizados para regar son de diversos tipos:
- El riego a manta inunda el terreno de agua obtenida por derivación de las aguas corrientes.
- El riego por goteo aporta a cada planta el agua y los nutrientes necesarios en el momento adecuado
adecuados a través de pequeños orificios practicados en tubos.
- El riego por aspersión canaliza el agua por tuberías de presión y la proyección sobre el suelo a modo
de lluvia superficial.
Los tipos principales de regadío son el regadío intensivo y el extensivo.
a) Los regadíos intensivos, al aire libre o bajo invernaderos, permiten obtener dos o tres cosechas anuales, y
se dedican a las frutas y hortalizas, y, en algunos casos, a cultivos tropicales. El litoral mediterráneo es el área más
destacada para este tipo de regadío, por reunir condiciones favorables, físicas (temperaturas suaves, protección
por el relieve, suelos apropiados) y humanas (mercado internacional y buena comunicación con él por carretera y
ferrocarril). No obstante, esta modalidad de regadío se localiza también a orillas de algunos grandes ríos
peninsulares, como el Ebro.
b) Regadíos extensivos, que proporcionan una sola cosecha, del mismo tipo que la de los secanos vecinos
pero con un rendimiento mucho mayor, añadiendo también cultivos industriales o forrajeros. En el interior
peninsular es el área más destacada para este tipo de regadío, que se beneficia del agua aportada por los grandes
ríos peninsulares, de la mecanización total que permiten sus cultivos, de la creciente demanda de cereales-pienso y
de determinados productos industriales.
Las ventajas del regadío, sobre todo el intensivo, son numerosas:
- Económicas: incrementa las rentas de la población y del país por el importante papel que desempeña
en las exportaciones.
- Sociales: mejora el nivel de vida e incrementa la demanda y dotación de servicios y el bienestar
general de la población.
- Demográficas: contribuye a fijar a la población y a romper la tendencia emigratoria de muchas
comarcas, fomentando incluso la inmigración, pues crea empleo en la realización de ciertas tareas agrarias siembra y recolección-, en la transformación industrial de la producción y en los servicios destinados al
mantenimiento del riego.
- Culturales (mejora la preparación técnica y profesional, incrementando los titulados profesionales y
universitarios).
No obstante, el regadío también genera problemas, como la utilización de sistemas inadecuados, muy
consumidores de agua (riego a manta), la sobreexplotación de los recursos hídricos superficiales y subterráneos, el
conflicto de usos con la demanda urbana, industrial y turística de agua y de suelo y la alteración medioambiental,
relacionada con el aumento del consumo de fertilizantes y las estructuras de plástico de los invernaderos, que
ocasionan una modificación poco estética del paisaje.
El Plan Nacional de Regadíos "Horizonte 2008" del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación prevé la
puesta en riego de 228000 hectáreas. Además enfatiza en la necesidad de mejorar el mantenimiento de las redes,
en las que se estima que hay hasta un 50% de pérdidas por fugas, en la extensión de sistemas menos
consumidores, como el riego por goteo y por aspersión, y en la reutilización del agua urbana depurada para el
riego.
SUPERFICIE DE REGADÍO EN ESPAÑA
La superficie de regadío totaliza en España algo más de 3.700.000 ha, es decir,
aproximadamente el 7% de la superficie geográfica y casi la quinta parte de la superficie agraria útil.
Pese a esa reducida dimensión relativa, la intensidad productiva de las tierras regadas y la
importancia de los capitales en ellas invertidos, explican que algo más del 35 % del Producto Bruto
Agrícola se obtenga de dichas tierras.
Buena parte de los regadíos se abastecen de aguas superficiales, procedentes de los
embalses de los grandes ríos ibéricos y de las que directamente se captan de sus caudales. Son por
eso las vegas de los ríos, tanto de los que vierten al Mediterráneo como, sobre todo, al Atlántico,
las que suman casi las tres cuartas partes de los regadíos ibéricos. Alrededor de 1 millón de
hectáreas corresponden a los llamados regadíos históricos, anteriores a los años 50 del siglo XX,
algunos de ellos con una vida secular y un notable interés patrimonial y paisajístico, como los de las
huertas y vegas de Murcia y Valencia, o los regadíos tradicionales de numerosas vegas del interior
peninsular.
Otro millón de hectáreas de tierras regadas es resultado de las grandes obras hidráulicas
llevadas a cabo por el Estado durante la dictadura del General Franco, especialmente en las vegas
del Tajo, Guadiana y Guadalquivir y en la depresión del Ebro. El tercio de la superficie regada
restante corresponde, aproximadamente,a regadíos abastecidos por aguas subterráneas,
procedentes de extracciones y galerías (en el caso de Canarias) y de titularidad predominantemente
privada.
Varios aspectos resultan especialmente interesantes. En primer lugar la necesidad de un
consumo racional de agua y, en estamedida, de modernizar el regadío. En la actualidad sólo el 65%
del regadío español se realiza con sistemas eficientes para ahorrar agua, por goteo o
microaspersión.
En segundo lugar, la orientación mayoritaria del riego hacia los cultivos herbáceos (maíz,
trigo, cebada alfalfa etc.), a los que se destina el 80% de toda la superficie. En estos cultivos, más de
la mitad del riego se realiza por gravedad, sistema que sólo supone el 40% en frutales y cítricos.
Por último, hay que plantear la evaluación de los recursos hídricos y su empleo sostenible.
Con una escorrentía media anual de 220 mm/año (111.000 hm3/año), muy desigualmente
distribuida, la recarga de algunas cuencas es muy problemática. En la zona del litoral mediterráneo
y en La Mancha, el bombeo essuperior a la recarga, lo que implica un uso no sostenible del acuífero
y el deterioro o la pura desaparición de humedales, como las Tablas de Daimiel.
Analiza los siguientes documentos gráficos identifica:
a) Las principales zonas de regadío.
La distribución espacial del regadío es desigual: es escaso en el norte peninsular húmedo, y tiene su
mayor peso en el área de clima mediterráneo, de precipitaciones escasas e irregulares. Dentro de
esta última se diferencian dos zonas:
a) El litoral mediterráneo es el área más destacada para el regadío intensivo, por reunir
condiciones favorables, físicas (temperaturas suaves, protección por el relieve, suelos apropiados) y
humanas (mercado internacional con buena comunicación por carretera y ferrocarril).
b) En el interior peninsular predomina el regadío extensivo, que se beneficia del agua aportada por
los grandes ríos peninsulares, de la mecanización total que permiten sus cultivos, y de la creciente
demanda de cereales-pienso y de determinados productos industriales.
También se localiza en las orillas de los ríos como el Ebro o en las inmediaciones de los pueblos
aprovechando pequeñas corrientes de agua, o responde a obras estatales de gran envergadura (embalses,
trasvases, etc.).
b) La Evolución de regadío en la agricultura española.
La ampliación del regadío ha sido notable a lo largo del siglo XX, gracias sobre todo a la
actuación estatal, doblándose en número de hectáreas regadas. Sumariamente podemos
establecer varios hitos en la ampliación del regadío y de la política hidráulica.
- 1902 Primer Plan Nacional de Obras Hidráulicas, el Plan Gasset, se pretenden transformar en
regadío 1.469.222 ha, es decir, duplicar la superficie regada existente.
- 1923 Real Decreto que insiste en la obligatoriedad de la transformación en regadío, con riesgo de
expropiación si o se lleva a efecto en un plazo de 20 años.
- 1932 Ley de Puesta en Riego (OPER). El Estado plantea que sean tanto la iniciativa pública como la
privada las que colaboren en la realización de las obras secundarias y complementarias. Las obras
deberían ser pagadas por el propietario al Estado, así como la plusvalía generada. En caso contrario, el
Estado se haría cargo de ellas tras el pago de su valor en secano al propietario, empleándose las tierras
adquiridas para asentar colonos.
- En 1933 únicamente el 18% de lo planificado en 1902 se había convertido en regadío, y muy
desigualmente, destacando en el Ebro donde se llegó al 39%.
- Durante el franquismo se incrementa la superficie de regadío. El Instituto Nacional de
Colonización y después del Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario desde 1971. Las causas de este
desarrollo son: la utilización de mano de obra carcelaria republicana para la edificación de
infraestructuras de riego (ejemplo: Canal del Bajo Guadalquivir que permitió poner en riego una superfie
de 56.000 ha de las provincias de Sevilla y Cádiz) y la modernización del campo español tras los ajustes
que impone el Plan de Estabilización de 1959.
- El incremento más importante se produce en los últimos treinta años, en buena medida por el
incremento de los rendimientos y la diversificación de los cultivos que permite. No obstante, la situación
actual se debate entre el incremento de la superficie y el problema de las sobreexplotación,
fomentándose su reducción para algunas explotaciones.
c) Los tipos de regadíos existentes. Ventajas e inconvenientes.
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