14 SEVILLA CIUDAD Diario de Sevilla DO 13 6 99 URBANISMO. El Ayuntamiento acaba con la herencia islámica del corazón de la zona Norte del casco histórico San Luis: el barrio San Luis tiene el cuestionable honor de ser nuestro Sarajevo particular, nuestro Belgrado hispalense. Uno de los barrios históricos más antiguos de Sevilla, donde las iglesias católicas, las factorías del XIX y el pasado republicano se dan la mano, ha perdido gran parte de sus secretos, en especial el más preciado: el trazado árabe que ocultaba su centro. El Ayuntamiento lo ha borrado del mapa en apenas dos años. DIARIO DE SEVILLA NUEVAS CALLES En la imagen, la vía de nueva formación que une ahora la plaza situada a la espalda de San Luis con la plaza del Cronista. Antes de la operación esta zona era estrecha y misteriosa. Ahora es coto de los coches. CARLOS MÁRMOL S AN LUIS no tiene memoria. Su espacio físico —las estrechas calles que cobijaban algunas de las plazas más desconocidas de la ciudad: la del Cronista o la del Lucero, ahora transformadas por completo— ha quedado desgarrado como una manzana cortada. La reforma urbanística emprendida por el Ayuntamiento hace tan sólo dos años ha borrado del mapa el trazado árabe que hasta entonces lo caracterizaba: un laberinto de callejuelas y adarves en el que algunos situaban el principal mal endémico de este siglo —la droga— y otros consideraban que habitaba la esencia última de una ciudad musulmana que en buena medida se ha ido perdiendo desde la reconquista cristiana, acaecida hace ahora 751 años. Peligros y mestizajes aparte, lo cierto es que la profunda operación de cirugía urbana auspiciada por la Gerencia de Urbanismo ha sido tan profunda en San Luis que casi ha desdibujado la fisonomía íntima del barrio, que padece ahora el desajuste de ser un área urbana en supuesto proceso de rehabilitación mediante el conocido plan Urban, cuya ejecución, después de casi 2.000 millones de pesetas de inversión, termina precisamente este año. San Luis presenta mejor perfil pero no mejor cara. De hecho, su imagen es muy distinta a la que hasta 1997 se recogía en los periódicos: un territorio cerrado y completamente devastado por la multitud de inmuebles en ruinas que poblaban sus callejuelas, cerradas sobre sí mismas en un claro ejemplo de lo que los arquitectos denominan urbanismo interior: el que oculta detrás de los muros los mejores tesoros. San Luis era un poco así: entre las ruinas cobijaba plazas inusitadas y rincones de los que apenas sí existían muestras en un casco histórico que fue abierto en canal y reformado a finales del siglo XIX, cuando la única obsesión de los urbanistas era derribar y crear calles y calles que comunicaran las partes de una ciudad oscura y misteriosa. Fruto de LA IGLESIA San Luis de los Franceses, cuya torre se alza al fondo de la calle del mismo nombre, es una de las joyas del barroco hispalense. El proyecto La reforma urbana del barrio de San Luis ha sido ejecutada por la Gerencia de Urbanismo mediante la política de los hechos consumados, ya que, mientras se dirimían los criterios sobre la protección de su antiguo trazado árabe, comenzaron las expropiaciones y los derribos de los viejos inmuebles. La operación ha costado cerca de 200 millones de pesetas que en su mayor parte se han ido en pagar la expropiación de los suelos de la Diputación sobre los que ahora se pretende construir un polideportivo, dos aparcamientos subterráneos —uno bajo el complejo deportivo y otro bajo la plaza de nueva creación— y desarrollar dos promociones inmobiliarias —a ambos lados de la plaza— que inicialmente serán municipales. El resto del proyecto incluía la apertura de la nueva calle que une la plaza del Cronista con Arrayán y Relator a través del Pasaje Valvanera, que es una de las escasas vías internas que quedan en Sevilla, donde esta modalidad de callejero fue general y estuvo muy extendida a lo largo y ancho de todo el casco histórico. También se ha creado un nuevo acceso especial que comunica las calles Divina Pastora e Inocentes por detrás del colegio de San Luis. esta filosofía fue la destrucción de gran parte de las murallas de Sevilla. La misma máxima —trazar caminos a toda costa, señalizar la salida reglada del laberinto— es la que parecen haber seguido ahora los técnicos del Ayuntamiento para impulsar una reforma en el viejo barrio que ha acabado dejándolo sin personalidad y con muchos más derrumbes que antes. San Luis continúa siendo Sarajevo, aunque el precio del metro cuadrado, gracias a esta política urbanística, ha aumentado de forma considerable. Ahora hay expectativas, aunque no para todos: a algunos vecinos los propietarios que antes los ignoraban les obligan a abandonar sus casas. Hay desalojos silenciosos. Algunos casi semanales. Y también un hecho evidente: la inversión pública, aunque muy concentrada en dos o tres edificios singulares, ha servido para que se construyan más viviendas en la zona. Aparcamientos y viviendas M IENTRAS tanto, el Ayuntamiento ha relajado la presión. Después de expropiar inmuebles y suelos para abrir nuevas calles y crear un gigantesco espacio libre en el que los niños juegan entre ladrillos y derrumbes, ha decidido tomarse su tiempo para los dos grandes enganches económicos de la operación: la construcción de dos aparcamientos subterráneos, un polideportivo y dos promocio- Diario de Sevilla DO herido 13 6 99 SEVILLA CIUDAD 15 Las industrias y la República San Luis es un caudal de historia. El área, que también se conoce con los nombres de las distintas parroquias que se encuentran a lo largo de la calle que le da nombre —Santa Marina o San Marcos—, está íntimamente ligada al carácter tradicional de esta rúa, que desde el siglo XIV es uno de los principales ejes de penetración del área Norte del casco histórico. Su primer nombre fue calle Maestra, que después, ya en época renacentista, pasó a ser denominada Real, ya que era la que utilizaba el rey cuando acudía de visita a la ciudad. Su estructura es alargada —es una de las calles más extensas de la ciudad— y curvilínea. Sus calzadas actuales se mantienen al menos desde los años 20 de este siglo, cuando se eliminó en la mayor parte de sus tramos el adoquinado que tenía. La práctica totalidad de los inmuebles que la conforman son casas de dos o tres plantas cuya antigüedad no supera el siglo. Conserva por tanto el caserío tradicional del casco histórico, aunque muchos de estos inmuebles se encuentran en muy mal estado. Durante los últimos cuatro años, sin embargo, han proliferado las operaciones de rehabilitación o, en algunos casos, la destrucción de algunos edificios que previamente habían sido declarados en ruina. Su pasado es llamativo. Como toda el área Norte del centro de Sevilla, fue una zona eminentemente religiosa —el noviciado jesuita de San Luis fue construido en el siglo XVIII, mientras que la iglesia mudéjar de Santa Marina data del XIV— y, ya durante su etapa decimonónica, trabajadora. En su entorno había fábricas de jabones, curtidos e incluso destilerías de aguardiente. De hecho, todavía se conserva en la zona la fábrica más antigua de sombreros de España, que empezó a funcionar el siglo pasado y todavía sobrevive, aunque es de suponer que con cierta humildad. Esta condición de área trabajadora la hizo especialmente importante en años pasados. En ella se fundó una de las primera tertulias republicanas de la ciudad, la tertulia federal, cuya creación data de 1886. El siglo actual trajo episodios menos intelectuales y mucho más sangrientos: cuando se produjo el alzamiento militar del año 36 la iglesia de Santa Marina fue incendiada y todo el resto del barrio sufrió la represión castrense. nes inmobiliarias que teóricamente son de Emvisesa pero que cualquier día pueden pasar a manos privadas. Esto no supondría una diferencia: sobre el corazón fraccionado de San Luis no queda ya más que una plaza terriza de 1.700 metros cuadrados en la que los bancos y los árboles, plantados por los propios vecinos, padecen el mal de la orfandad. Una gigantesca plaza, pero sin vida. Con árboles secos. Es la vieja historia de siempre: los pisos llegan antes que la creación de los espacios comunales. cuerdos entre el propio Ayuntamiento, promotor de la operación, y la Junta de Andalucía, cuya comisión patrimonial tiene como objetivo salvaguardar los valores históricos del barrio. El culebrón administrativo no tiene demasiado interés, ya que, aunque en principio hubo oposición por parte de la administración autonómica, al final el proyecto salió adelante sin cambios: se evitó únicamente la destrucción de un corral de vecinos de la calle Infantes que, según los planes iniciales del Ayuntamiento, iba a ser destruido. Este cambio obligó a modificar el diseño viario concebido para la zona, que sin embargo es un mapa sin trazar en el que mandan los coches, que, de extraños visitantes, han pasado a convertirse en los vecinos principales del barrio al ocupar el inmenso solar donde el Instituto de Deportes va a hacer el primero de los aparcamientos previstos. Los coches tienen ahora mucho más espacio en San Luis. El barrio, sin em- SIN PERSPECTIVAS San Luis ha perdido su antiguo pasado musulmán en favor de alineaciones urbanas nuevas, pero convencionales DIARIO DE SEVILLA DERRIBOS En la imagen, una casa derribada junto a la diminuta plaza del Lucero, que ha perdido su condición de espacio oculto. La excusa: sanear el sector INFANTES La calle Infantes es una de las que han quedado fuera de ordenación, aunque la destrucción de sus viejos inmuebles es también general. L A Gerencia de Urbanismo considera que esta operación era la única alternativa posible para sanear el sector y conectarlo con la ronda histórica. Los derrumbes necesarios para diseñar las nuevas calles empezaron, sin embargo, mientras la tramitación administrativa del proyecto sufría un largo rosario de problemas y desa-