PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS PAEI EVALUACIÓN DE RESULTADOS 2006 INFORME FINAL CONTENIDO INTRODUCCIÓN 1 1 5 2 EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI) 1.1 Presentación del Programa 5 1.2 Pertinencia del Programa 9 CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS 13 2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general 13 2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad 14 2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo 19 2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo 23 2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo 24 2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela 26 2.1.6 Composición de la población por etnia 27 2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas 33 2.1.8 Aprovechamiento 39 2.2 Cumplimiento de objetivos específicos 47 2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro 48 2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales 86 2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares 102 2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios 109 I 3 CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD COMPLEMENTARIA 3.1 Beneficiarios 137 3.1.1 Criterios de elegibilidad 138 3.1.2 Transparencia 147 3.2 Derechos y obligaciones 149 3.3 Lineamientos específicos 153 3.3.1 Coordinación institucional 153 3.3.2 Instancias ejecutoras 159 3.3.3 Instancias Normativas 159 3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia 160 3.4 Mecánica de operación 4 137 160 ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS BENEFICIARIOS 171 4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006 171 4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006 176 4.3 Montos de los apoyos del programa 178 4.4 Costo anual por alumno 181 4.4.1 Costo directo 181 4.4.2 Costo directo integrado 182 4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006 4.5.1 Desarrollo del programa 184 184 II 5 6 CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS 5.1 Metas financieras 187 5.2 Metas físicas 191 5.2.1 Número de albergues y becarios 191 5.2.2 Rehabilitación de albergues 192 5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares 195 5.2.4 Equipamiento de albergues 196 ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS 6.1 Costos unitarios 6.1.1 Costo de la ración alimenticia 6.2 Costo beneficio 7 187 ANÁLISIS DE ACTORES 7.1 Los Jefes de Albergue 7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue? 199 199 202 203 205 205 209 7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del albergue? 7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue? 213 217 7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue? 221 7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI? 223 7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue? 226 7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy? 229 7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del albergue? 231 III 7.2 Las Ecónomas 234 7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma 235 7.2.2 Situación laboral y económica 241 7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario 246 7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del albergue: una mirada desde la cocina 248 7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones 252 7.3 El Comité de Padres de Familia 255 7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia 256 7.3.2 Controles sociales 259 7.3.3 Información proporcionada 259 7.3.4 Características del mantenimiento 260 7.3.5 Participación Comunitaria 261 7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos 264 7.3.7 Algunas consideraciones al tema 268 7.3.8 Propuesta 269 7.4 Los Maestros o autoridades escolares 270 7.4.1 Conocimiento del albergue 270 7.4.2 Calidad de vida en el albergue 271 7.4.3 Aprovechamiento escolar 274 7.4.4 Relación albergue – comunidad 277 7.4.5 Relación albergue – escuela 278 7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa 279 7.5 Las Autoridades Comunitarias 280 7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue 281 7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa 282 7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue 283 7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del Programa 285 7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad 286 7.5.6 El futuro del albergue 287 7.5.7 Recomendaciones específicas 290 IV 8 ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD, LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES 293 8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios 294 8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de actividades de los beneficiarios 301 8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que colaboran con el albergue 8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias 306 8.4.1 Artículos de aseo personal 310 8.4.2 Útiles escolares 314 8.5 Análisis de los indicadores de maltrato 9 305 ESCENARIO PROSPECTIVO 318 323 9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa 325 9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años 328 CONCLUSIONES 333 RECOMENDACIONES 339 V ANEXO METODOLÓGICO 345 A. Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento B. Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de diseño C. 345 349 Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas: levantamiento 352 ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS 355 CRÉDITOS 357 VI INTRODUCCIÓN En este Informe Final se presentan los resultados de la evaluación practicada al Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) para el ejercicio fiscal 2006 y es fruto del análisis de la información documental proporcionada por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), la información de contexto proveniente de diversas fuentes documentales (censos, conteos, etc.) y la que procede de la que se generó a través de encuestas, entrevistas a profundidad y talleres con los beneficiarios y con otros actores involucrados directa o indirectamente en la operación de los albergues escolares indígenas (tales como los jefes de albergue, las ecónomas, los comités de padres de familia, los maestros de las escuelas a donde acuden los niños albergados y las autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los albergues) durante el proceso mismo de la investigación. En el primer capítulo hacemos una breve presentación del Programa, señalando sus principales características y el recorrido histórico que han tenido desde su creación entre las instituciones emanadas de la Revolución Mexicana durante el siglo XX hasta llegar a su adscripción actual en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y en el contexto de las políticas públicas asistenciales que aún sobreviven. Mencionamos los vínculos y coordinación institucional que se teje a su alrededor en el Gobierno Federal y describimos el quehacer básico que desempeña el personal adscrito al mismo, así como otros actores importantes. En el mismo capítulo desarrollamos una justificación que pareciera innecesaria dada la realidad de sobra conocida en que viven y sobreviven los pueblos originarios en el México del siglo XXI, particularmente en lo que se refiere a los infantes y adolescentes respecto a su derecho a recibir una educación pública gratuita y de calidad. De 1 cualquier forma aportamos algunos datos y elementos que hacen más que evidente la pertinencia e importancia de este programa de gobierno. Por tratarse de un programa que acompaña la actividad escolar de los niños y adolescentes que resultan beneficiados, el registro de sus actividades y de la operación administrativa involucra dos ciclos anuales claramente diferenciados. Por un lado, buena parte de la información se ajusta al ciclo escolar anual que va de agosto de un año a junio-julio del siguiente, con información que debe considerarse en su conjunto para este período (beneficiarios, albergues, e incluso presupuestos), pero por el otro lado, se registra la información en función del ejercicio fiscal (enero-diciembre), destacando la información presupuestal, pero también en los otros conceptos ya mencionados. De esta forma se han utilizado ambos subconjuntos de información, la que se ajusta al ciclo escolar y la que se presenta para el ejercicio del año fiscal, de acuerdo a la posibilidad de explotar y analizar cada fuente de información disponible. Cabe hacer notar, sin embargo, que las diferencias intrínsecas a esta diferenciada operación implican su consolidación durante el tercer trimestre del año, generando a partir de entonces los informes parciales de gasto del ejercicio anual. Es por ello que la información proporcionada al equipo evaluador no siempre es consistente en los datos consignados entre los diversos documentos y archivos magnéticos, incluso cuando se trata de información que no debiera presentar diferencias. Lo anterior ha obligado ha realizar un análisis por tipo de fuente de información y, por el momento, no tomar en consideración lo que se consigna en otras fuentes de información para su contraste, de modo tal que en el capítulo 2 hemos privilegiado el padrón de beneficiarios para el análisis de las principales características de los niños(as) y jóvenes becarios de los albergues (edad, sexo, nivel escolar, aprobación y calificaciones obtenidas), así como para la ubicación y distribución de los albergues mismos, en tanto que para el análisis de los recursos financieros hemos preferido otros archivos que no necesariamente coinciden con las contenidas en los documentos utilizados para el análisis de albergues y beneficiarios ya mencionados. 2 Por lo demás, en el apartado dedicado a la focalización, del capítulo segundo, y en el capítulo tercero revisamos los objetivos y los criterios de elegibilidad vigentes en las Reglas de Operación del Programa y observamos las consecuencias que ellos tienen en la operación del Programa en el contexto actual, valorando además el cumplimiento de los objetivos vigentes. El cuarto capítulo lo destinamos al análisis de los recursos entregados a los beneficiarios y desarrollamos también el análisis de la inversión pública del 2006 y su comparación con el ejercicio fiscal 2005, estimando además los costos unitarios y el análisis de costo-beneficio en el capítulo sexto. En tanto que una valoración del comportamiento de las metas físicas y financieras del Programa, así como de su cumplimiento, es lo que se aborda en el quinto capítulo. Para el desarrollo de la investigación nos pareció muy importante incorporar las distintas visiones que se tienen respecto a los Albergues Escolares Indígenas por actores involucrados directamente en su operación, como es el caso de los jefes de albergue, las ecónomas y los comités de padres de familia de los niños albergados. Pero también nos pareció relevante la visión de aquellos otros que estando un tanto distantes del día a día, sin embargo se mantienen en la órbita del mismo, nos referimos a los maestros de las escuelas a donde acuden los niños albergados y a las autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los albergues. Por esta razón se hicieron entrevistas a profundidad con estos cinco actores en cada uno de los 65 albergues visitados que sirvieron de muestra estadística. El resultado del análisis de actores realizado lo presentamos como capítulo séptimo. El abordaje sobre el impacto que tiene el PAEI en la población femenina a partir de criterios de bienestar, equidad, igualdad y no discriminación hacia este sector de los beneficiarios se desarrolla en el capítulo octavo. 3 En tanto que en el noveno capítulo presentamos algunas posibilidades futuras de desenvolvimiento del PAEI a partir de dos escenarios, por una parte qué sucedería si el Programa se mantiene en la misma inercia que la observada hasta el día de hoy y en el pasado reciente, mientras que por la otra se presenta las posibilidades de mejora sustancial de la operación y cobertura de los albergues a partir de ciertas modificaciones en el corto y mediano plazo. Al final del documento presentamos, como es obligado para toda evaluación, las conclusiones y las correspondientes recomendaciones que se derivan y sustentan en los capítulos precedentes. Coyoacán, Distrito Federal. 4 1 EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI) 1.1 Presentación del Programa En el ámbito educativo, es posible decir que los albergues escolares indígenas (AEI) se han constituido en un factor emblemático en la vida cotidiana de niños y niñas a lo largo de muchas generaciones en las zonas indígenas del país, en virtud de su existencia y permanencia por más de sesenta años. Aunque existen antecedentes más antiguos, se puede tomar como referencia del inicio de este modelo asistencial de apoyo educativo, el iniciado en 1932 por el entonces Secretario de Educación Pública, Narciso Bassols, quien transformó la Casa del Estudiante Indígena – la única escuela internado para indígenas que existía en el país, ubicada en el Distrito Federal- en internados indígenas, instalándose los primeros en la Sierra Tarahumara1. Fueron instalados entonces 11 centros de educación indígena, siguiendo el modelo de internado, estos nuevos centros tenían por finalidad instruir a los indígenas en su medio de origen para que los alumnos mantuviesen siempre el vínculo con sus comunidades. Los primeros internados indígenas que funcionaron fueron San Gabrielito en Guerrero y Yoquivo en Chihuahua2. Dicho proyecto más tarde se intensificó durante el periodo de gestión del Presidente Lázaro Cárdenas del Río, quien estableció el Departamento de Asuntos Indígenas en 1 “Resulta natural que hayamos confirmado por nuestro viaje, tanto el Jefe del Departamento de Escuelas Rurales como yo, la conveniencia de transformar la Casa del Estudiante Indígena –que ha cumplido ya su misión demostrando indiscutiblemente la capacidad del indio para educarse -, en varios internados plenamente indígenas que estableceremos en medio de las tribus y que por funcionar en ambientes rurales, habrán de cumplir dos requisitos de la mayor trascendencia: no desvincular a los educandos de su ambiente propio y extender a un número de diez veces más amplio los beneficios de la escuela y la obra de culturización por resultar mucho más barata la educación en esas condiciones” (comentarios de Narciso Bassols en su viaje a la Sierra Tarahumara en 1932), en Bassols, Narciso. Obras. México, FCE, 1964; pág. 182. 2 Aguirre Beltrán, Gonzalo. Teoría y Práctica de la Educación Indígena. México, FCE, 1992; pág. 102. 5 1936, entidad que a su vez promovió los AEI, en su momento, denominados internados indígenas y que para aquel año operaban ya 28 en distintas entidades del país3. El objetivo de los AEI en aquellas fechas era proporcionar apoyo y atención a niños indígenas para que terminaran su educación primaria, tesis que de alguna manera sigue prevaleciendo hasta hoy, y donde además se capacitaban en distintos oficios y en nuevas prácticas agrícolas y forestales. Sin embargo, es hasta 1972, cuando el programa arranca con el nombre que se le conoce hasta hoy: Programa Albergues Escolares Indígenas4. Los AEI, precisamente, cobraron mayor relevancia en los años setenta, lapso en que se construyeron la mayoría de los albergues que existen en el país así como los Centros Coordinadores Indigenistas que operaron bajo la tutela del otrora Instituto Nacional Indigenista (INI) hasta el año 20035 . En su ya larga trayectoria los AEI se han transformado paulatinamente, tratando de ajustarse a los cambiantes contextos sociales y distintos modelos educativos indígenas que se experimentaron en función también de las variadas visiones y posiciones ideológicas hacia la población indígena de las autoridades en turno. Actualmente operan en un nuevo marco institucional dentro del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) a cargo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), entidad de nueva creación y heredera de los programas del viejo INI. “En 2003, con la publicación del decreto de la Ley de la CDI, el 21 de mayo, y el inicio de sus funciones, el 5 de julio, terminó la etapa de reforma jurídica que se requería para la reforma institucional y se inició la fase de consolidación de un nuevo modelo de atención transversal que busca el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y comunidades indígenas”6. 3 Informe del General de División Lázaro Cárdenas, Presidente de la República Mexicana, ante el H. Congreso de la Unión, correspondiente al ejercicio comprendido entre el 1 de septiembre de 1935 y el 31 de agosto de 1936. México, D. F., 1 de septiembre de 1936. 4 Información en página electrónica: http://www.cdi.gob.mx/ini/documentos/alberguesini/. 5 México: setenta y cinco años de la Revolución. Coord. Fernando Pérez Correa. México, FCE-IEHRM, 1988; vol. dedicado al Desarrollo Social I. 6 MEXICO. CDI. Acciones de Gobierno para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas 2001-2003. México, CDI, 2004. 6 El PAEI es un programa social aprobado por la Junta de Gobierno de la Comisión y está sujeto a Reglas de Operación (R_Op) aprobadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, “con el objeto de asegurar la aplicación eficiente, eficaz, oportuna, equitativa y transparente de los recursos públicos” (art. 54 del PEF 2006). El PAEI tiene como objetivo central “contribuir a que niñas y niños indígenas que habiten en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios” (R_Op 3.1). Es decir, que el Programa atiende a infantes y adolescentes en un rango de edad de 4 a 18 años en los niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato. Los albergues escolares propiamente dichos son los que opera directamente la CDI y que atienden indistintamente a alumnos de cualquier nivel escolar de los mencionados. En cambio los denominados albergues comunitarios de acuerdo con las R_Op tienen la restricción de sólo atender alumnos del nivel de bachillerato y están apoyados económicamente por la CDI en la medida de sus posibilidades presupuestarias. De acuerdo con el diseño vigente del programa, sus componentes básicos son los siguientes: Proporcionar alimentación y hospedaje seguro a niñas y niños indígenas que estén inscritos en alguna escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública (SEP), durante la totalidad de días hábiles que comprende el ciclo escolar de acuerdo con el calendario de la propia SEP. Otorgar otros apoyos directos a los beneficiarios, consistentes en materiales de higiene, de limpieza y paquetes escolares, así como absorber los gastos de operación de los propios albergues. 7 Aportar recursos para la reparación, equipamiento y mantenimiento de los albergues. Atención a los albergues comunitarios en función de la disponibilidad presupuestaria del Programa. Para el cumplimiento de sus objetivos, el PAEI, mantiene de manera permanente una coordinación institucional con las instituciones federales siguientes: con la Secretaría de Educación Pública, la cual comisiona al personal que labora en los albergues: Jefes de albergues y Ecónomas; con el Consejo Nacional de Fomento Educativo, que apoya con instructores para apoyar la realización de tareas y actividades culturales de los becarios; con Diconsa y Liconsa, que abastecen los productos de la canasta básica para la alimentación de los alumnos. La Secretaría de Salud y el Programa IMSSOportunidades proporcionan –en principio- atención a la salud de 1º y 2º niveles a los beneficiarios. Y con la CFE se firmó un acuerdo de servicio por el cual se les exenta de pago por el consumo de energía eléctrica. Esta coordinación interinstitucional sin duda contribuye de manera importante al logro de los objetivos del Programa por las acciones y monto de recursos en juego. De otro lado, los actores principales que hacen posible la actividad cotidiana en los albergues escolares son: en primer lugar, las ecónomas, quienes se encargan de preparar los alimentos tres veces al día y que suelen fungir como madres sustitutas, particularmente de las niñas, quienes reciben de ellas las primeras orientaciones en los cambios que viven de la infancia a la adolescencia, entre otros valiosos consejos; los Jefes de albergue, responsables de variadas tareas (fundamentalmente administrativas); el Comité de Apoyo de Padres de Familia, que además de realizar funciones de contraloría social, asume diversos trabajos en beneficio del albergue; y finalmente, aunque desempeñando el papel central, los alumnos que, bajo un esquema de autoorganización, se responsabilizan de los quehaceres de limpieza cotidiana de todas las instalaciones. 8 Para tener una idea más concreta de las dimensiones del PAEI, es necesario decir que para el año 2006 se ejercen recursos por la cantidad de 544.5 millones de pesos para atender a 59,943 becarios en 1,081 albergues, distribuidos en 21 entidades federativas, pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo cual quiere decir que en términos globales se invirtieron poco más de ocho mil pesos7 anuales por becario. En cambio, si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente al alumno, su costo anual es del orden de $6,229.28, equivalentes a un poco más de un tercio de un salario mínimo o a 1.3 veces si lo relacionamos con el parámetro de pobreza de dos dólares diarios por persona. Por lo que hace a los albergues comunitarios, en este mismo año se apoyan a 135 con una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones de pesos, arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68 Más allá del juego de números, el impacto y beneficio social del PAEI es de la más alta relevancia, muy a pesar de su escasa cobertura. 1.2 Pertinencia del Programa La permanencia de los Albergues Escolares Indígenas por ya más de setenta años, constituye un hecho histórico que revela la importancia de la función social que ejerce en las comunidades indígenas y en particular porque se dirige y atiende al sector de la población más desprotegido que son las niñas y niños indígenas, azotados de manera perenne por el hambre, la desnutrición y el analfabetismo. Tales condiciones de vida acentúan las desventajas y la iniquidad social, lo que hace imprescindible no sólo la continuación del PAEI sino aún su crecimiento y la expansión real de su cobertura. 7 Monto redondeado que considera los 59,943 becarios del programa normal, más 7,430 alumnos que se benefician a través de los albergues comunitarios. 9 Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de los niños ya que inciden directamente en su desarrollo físico por vía de la alimentación, contribuyen a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un hospedaje seguro y apoyo en la realización de sus tareas. Aunque estos componentes del Programa requieren mejorarse sustancialmente, el impacto que tienen al propiciar que los niños ingresen y permanezcan en la escuela es muy relevante, al registrarse una escasa reprobación y deserción, con lo cual el Programa cumple de manera general sus objetivos. Fuera del albergue los niños enfrentan condiciones adversas: trabajo infantil, migración, violencia intrafamiliar, hambre y abandono, con todo el conflicto emocional que ello acarrea. De otra parte el universo potencial de atención, refleja características que también justifican la existencia del Programa: a nivel nacional en el segmento de población de 5 a 14 años hablantes de lengua indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la escuela, en cambio entre los no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario que no acudían a la escuela el indicador alcanzaba el 9.2%, es decir, proporcionalmente no asistía a la escuela el doble de los niños y jóvenes indígenas (hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto a los no hablantes de alguna lengua indígena de la misma edad, con el agravante de que los primeros son aquellos que viven en las localidades más dispersas y recónditas del país8. Para el año 2005, de acuerdo con los resultados del Conteo de Población y Vivienda efectuado en noviembre de ese año, se advierte que la situación ha mejorado en cuanto a la asistencia escolar en general, sin embargo todavía para el mismo grupo poblacional el 11.87% (población de 5 a 14 años hablante de alguna lengua indígena) no asistía a la escuela, es decir, más de 158 mil niños indígenas del país en edad escolar no se encontraban matriculados en ningún centro educativo, mientras que para el caso de los no hablantes de lengua indígena era el 5.24% de los niños en dicho rango de edad que no acudían a la escuela. Observemos entonces que si bien la 8 MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE, 2006. 10 asistencia general a la escuela se ha incrementado en el lapso de los cinco años considerados (entre HLI y los que no lo son), la proporción entre niños hablantes de lengua indígena y los que no lo son se ha incrementado ligeramente, ya que en el 2000 la proporción era de 2.02, en tanto que para el año 2005 esta aumentó a 2.269. Asimismo el Programa postula que el servicio de albergues es para niñas y niños que no cuentan con servicios de educación en la localidad donde viven. A la luz del crecimiento de la infraestructura escolar aun en localidades remotas, lleva a pensar que el universo de atención del PAEI disminuye y que por lo tanto su presencia en las comunidades indígenas tendría que ir declinando paulatinamente, sin embargo, al asomarse al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se advierten condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que a nivel nacional existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas multigrado en modalidad indígena (63.8%)10, que es el nivel escolar al que acuden de manera mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también llamadas de organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas, Durango, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y más deficientes recursos humanos y materiales e imparten una educación ostensiblemente de calidad inferior y proclividad permanente a la deserción. Este escenario obliga al PAEI a sostener no sólo cuantitativamente sus servicios, sino también a reforzar la calidad de sus componentes de apoyo educativos que se refieren a las tareas escolares y a las actividades interculturales, que atemperarían la deficiente educación que reciben los niños y niñas indígenas. Por otra parte, el hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar, representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al grupo de 9 INEGI, Conteo de Población y Vivienda 2005. México, INEGI, 2006; (v. resultados definitivos y consulta en línea en la página web del INEGI). 10 MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE, 2006. 11 edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación. Según los expertos, en la primera infancia que va de los 0 a 5 años, es el periodo en que una nutrición adecuada es definitoria en el futuro desarrollo del niño y consecuentemente –entre otros aspectosen su desempeño escolar. El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de bachillerato que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino también está adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es relevante para no interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios. No obstante que todos los programas sociales están obligados a impulsar y a guardar una equidad de género entre los beneficiarios, el Programa aún no cumple cabalmente con esta disposición, sin embargo, sí se advierte una tendencia hacia la consecución de este equilibrio, que es meritorio por los obstáculos que hay que salvar en un medio social adverso y discriminatorio hacia la mujer. La presencia del PAEI puede y debe jugar un papel muy importante que permita crecientemente el acceso de las mujeres a todos los niveles educativos. Todo lo anterior da cuenta de algunas bondades y beneficios del Programa y de cómo ha ido realizando ajustes paulatinos en congruencia con las necesidades de su población beneficiaria, aún sin una planeación rigurosa, pero no por ello menos importantes. En suma, las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, el número de niños indígenas que no asisten a la escuela y la deficiente educación que reciben los que están inscritos, justifican plenamente la continuidad del PAEI no obstante su insular presencia. En el apartado de recomendaciones de este informe se detallan un conjunto de sugerencias elaboradas con el afán de fortalecer su funcionamiento e incrementar el impacto entre los beneficiarios. 12 2 CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS 2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general Las reglas de operación del PAEI establecen como objetivo general del programa “contribuir a que las niñas y los niños indígenas que habitan en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios”11. Como objetivos específicos a nivel de educación básica, las mencionadas reglas definen: 1) Apoyar con una alimentación adecuada y hospedaje seguro a los beneficiarios de los albergues para que inicien y concluyan el ciclo escolar; 2) Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue, para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos autorizados por la CDI; 3) Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de atención a los beneficiarios, y 11 Reglas de Operación 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Programa Albergues Escolares Indígenas. 13 4) Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios. Con relación al nivel de Educación Media-Superior los albergues comunitarios debieran brindar hospedaje y alimentación a jóvenes que cursen este nivel, con la finalidad de mejorar la calidad del servicio otorgado. A continuación se analiza el nivel de cumplimiento del objetivo general del Programa tomando como base la información estadística contenida en el padrón de beneficiarios para el ciclo 2005-2006, comparándola con el padrón de beneficiarios del ciclo anterior 2004-200512. 2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad En el cuadro 2.1 comparamos los datos sobre el número de beneficiarios de los dos últimos ciclos escolares (sin contar el corriente 2007-2008). Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA Ciclo escolar 2004-2005 Entidad 12 Becarios % Ciclo escolar 2005-2006 % acumulado Becarios % Comparación % Diferencia acumulado (1) Diferencia porcentual (2) Oaxaca 13,910 23.1 23.1 13,546 22.6 22.6 -364 -0.50 Chiapas 8,671 14.4 37.6 8,342 13.9 36.5 -329 -0.50 Chihuahua 7,200 12.0 49.6 7,194 12.0 48.5 -6 0.00 Guerrero 5,671 9.4 59.0 5,433 9.1 57.6 -238 -0.30 Puebla 4,189 7.0 66.0 4,300 7.2 64.8 111 0.20 Hidalgo 3,781 6.3 72.3 3,891 6.5 71.3 110 0.20 Veracruz 3,694 6.1 78.4 3,745 6.3 77.6 51 0.20 Nayarit 1,822 3.0 81.4 2,574 4.3 81.9 752 1.30 Yucatán 1,779 3.0 1,783 3.0 84.9 4 0.00 84.4 Para el Padrón de Beneficiarios 2005-2006 se utilizó el archivo electrónico denominado: “RIAA 2005-2006.xls” y para el Padrón de Beneficiarios 2004-2005 el archivo electrónico denominado “beneficiarios albegues.xls”, de agosto de 2005. 14 Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA (cont.) Ciclo escolar 2004-2005 Entidad Becarios % Ciclo escolar 2005-2006 % acumulado Becarios % Comparación % Diferencia acumulado (1) Diferencia porcentual (2) S. L. P. 1,760 2.9 87.3 1,697 2.8 87.7 -63 -0.10 Jalisco 1,750 2.9 90.2 1,692 2.8 90.5 -58 -0.10 Durango 1,160 1.9 92.2 1,155 1.9 92.4 -5 0.00 Michoacán 830 1.4 93.5 828 1.4 93.8 -2 0.00 Campeche 757 1.3 94.8 810 1.4 95.2 53 0.10 Sonora 698 1.2 96.0 594 1.0 96.2 -104 -0.20 Tabasco 555 0.9 96.9 524 0.9 97.1 -31 0.00 Q. Roo 501 0.8 97.7 435 0.7 97.8 -66 -0.10 México 436 0.7 98.5 395 0.7 98.5 -41 0.00 Sinaloa 398 0.7 99.1 374 0.6 99.1 -24 -0.10 B. C. 290 0.5 99.6 285 0.5 99.6 -5 0.00 Querétaro 242 0.4 100.0 247 0.4 100.0 5 0.00 60,094 100.0 59,844 100.0 -250 0.00 Total Fuente: Elaboración propia con base en el Padrones de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2005-2006. Para ambos ciclos escolares se prácticamente mantiene la misma distribución de beneficiarios por entidad federativa, las diferencias entre ambos periodos son no significativas a nivel estadístico. Para el caso del ciclo que estamos evaluando, los 59, 84413 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en 2006 se encuentran distribuidos en 21 entidades. Como se podrá observar, el cuadro muestra que la mayor concentración de beneficiarios, al igual que en el ciclo 2004 – 2005, se da en los estados de Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Guerrero, que cuentan con 22.6, 13.9, 12.0 y 9.1 por ciento del total, respectivamente. En estas cuatro entidades se hospedan y alimentan prácticamente seis de cada diez niños atendidos (57.6%) en el Programa. 13 En el desarrollo de este reporte se mencionan tres cifras diferentes del número total de beneficiarios: la que corresponde al Padrón 2005-2006 (agosto-2006: 59,844), la del inicio del ejercicio fiscal (enero-2006: 59,943) con la que se realizaron la mayoría de los cálculos financieros y la cifra que reporta el último informe del Programa (octubre-2006: 59,707), lo cual es atribuible a la dinámica de altas y bajas de alumnos durante el ciclo escolar. 15 Gráfica 2.1. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLO 2005-2006 14,000 12,000 Frequency 10,000 8,000 6,000 4,000 2,000 0 I AR RN ET IFO ER L U A Q AC O J A O B A LO A R A N AN SI NT I U O Q IC O ÉX C M S E BA CH N TA PE Á C AM A C HO Í IC A M OR O OS N G T O SO AN P R S U I D LU N O SA SC LI ÁN JA AT C IT YU AR AY O N ALG UZ ID R H AC R A VE BL RO E E PU RR UA E H U A G HU I H AS C AP I H A C AC AX O Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2006. Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años, considerada por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios del PAEI representan menos del 3%. Para el ciclo 2005 – 2006, el mayor porcentaje estatal de atención a niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo lugar se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%). No obstante, de las entidades que concentran el mayor número de beneficiarios, sólo Chihuahua coincide con un porcentaje relativamente elevado de cobertura, mientras que Chiapas, Oaxaca y Guerrero, con el mayor número de beneficiarios en términos absolutos por estado, tienen 2.19%, 3.23% y 3.30% de cobertura de la población indígena entre 5 y 19 años (v. cuadro 2.2). 16 Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI) Beneficiarios 2004-2005 Entidad Rango de edades Población Población HLI Albergues Baja California Campeche Chiapas Chihuahua Durango Guerrero Hidalgo Jalisco 5-9 260,331 3,352 10 - 14 226,758 3,479 15 - 19 220,707 4,358 Total 707,796 11,189 5-9 83,090 6,789 10 - 14 80,246 8,172 15 - 19 73,769 8,627 Total 237,105 23,588 5-9 518,550 142,763 10 - 14 488,791 129,177 15 - 19 433,517 109,712 Total 1,440,858 381,652 5-9 341,921 12,829 10 - 14 306,679 10,020 15 - 19 290,939 9,600 Total 939,539 32,449 5-9 177,062 4,329 10 - 14 172,365 3,778 15 - 19 150,569 3,237 Total 499,996 11,344 5-9 411,408 64,199 10 - 14 394,613 56,481 15 - 19 333,331 43,734 Total 1,139,352 164,414 5-9 277,830 40,912 10 - 14 271,378 43,255 15 - 19 235,368 35,025 Total 784,576 119,192 5-9 720,270 4,858 10 - 14 708,813 4,407 15 - 19 673,570 5,518 Total 2,102,653 14,783 % respecto a la población HLI Beneficiarios 20052006 Albergues Variación Porcentual % respecto de a la beneficiarios población HLI 290 2.59% 285 2.55% -0.04% 757 3.21% 594 2.52% -0.69% 8,671 2.27% 8,342 2.19% -0.09% 7,200 22.19% 7,149 22.03% -0.16% 1,160 10.23% 1,155 10.18% -0.04% 5,671 3.45% 5,433 3.30% -0.14% 3,781 3.17% 3,745 3.14% -0.03% 1,750 11.84% 1,697 11.48% -0.36% 17 Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI) Beneficiarios 2004-2005 Entidad México Michoacán Nayarit Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Rango de edades Población Población HLI 5-9 1,447,047 13,834 10 - 14 1,363,554 18,290 15 - 19 1,307,977 26,797 Total 4,118,578 58,921 5-9 492,453 15,352 10 - 14 498,316 15,987 15 - 19 436,043 14,395 Total 1,426,812 45,734 5-9 107,577 6,701 10 - 14 107,654 5,484 15 - 19 97,866 4,709 Total 313,097 16,894 5-9 458,507 149,727 10 - 14 443,874 149,215 15 - 19 364,876 120,692 Total 1,267,257 419,634 5-9 623,917 65,593 10 - 14 600,452 69,296 15 - 19 532,196 59,767 Total 1,756,565 194,656 5-9 174,551 3,323 10 - 14 164,074 3,224 15 - 19 152,906 2,971 Total 491,531 9,518 5-9 105,081 11,845 10 - 14 90,648 13,599 15 - 19 88,870 16,743 Total 284,599 42,187 5-9 290,504 34,173 10 - 14 277,667 34,072 15 - 19 241,303 26,305 Total 809,474 94,550 5-9 293,365 5,844 10 - 14 282,780 6,864 15 - 19 267,418 7,167 Total 843,563 19,875 Beneficiarios 20052006 Variación Porcentual % respecto de a la beneficiarios población HLI Albergues % respecto a la población HLI Albergues 436 0.74% 435 0.74% 0.00% 830 1.81% 810 1.77% -0.04% 2,300* 13.61% 2,574 15.24% 1.63% 13,910 3.31% 13,546 3.23% -0.09% 4,189 2.15% 4,300 2.21% 0.06% 242 2.54% 247 2.60% 0.05% 501 1.19% 395 0.94% -0.25% 1,760 1.86% 1,692 1.79% -0.07% 398 2.00% 375 1.89% -0.12% 18 Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI) Beneficiarios 2004-2005 Entidad Sonora Tabasco Veracruz Yucatán Nacional Rango de edades Población Población HLI 5-9 246,494 3,226 10 - 14 228,055 3,377 15 - 19 218,530 3,941 Total 693,079 10,544 5-9 228,831 4,731 10 - 14 228,638 6,184 15 - 19 212,731 6,623 Total 670,200 17,538 5-9 812,674 75,205 10 - 14 797,328 79,325 15 - 19 709,056 66,341 Total 2,319,058 220,871 5-9 185,605 38,699 10 - 14 183,581 47,806 15 - 19 175,320 51,023 Total 544,506 137,528 5-9 8,257,068 708,284 10 - 14 7,916,264 711,492 15 - 19 7,216,862 627,285 Gran Total 23,390,194 2,047,061 Beneficiarios 20052006 Variación Porcentual % respecto de a la beneficiarios población HLI Albergues % respecto a la población HLI Albergues 698 6.62% 828 7.85% 1.23% 555 3.16% 524 2.99% -0.18% 3,694 1.67% 3,891 1.76% 0.09% 1,779 1.29% 1,783 1.30% 0.00% 60,094 2.94% 59,844 2.92% -0.01% Fuente: Elaboración propia con datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000 y Padrones de beneficiarios Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005 y 2006. 2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo Para el ciclo escolar 2005 – 2006 la proporción de niños y niñas que asisten a los albergues es de 54.5% y 45.5% a nivel nacional, composición similar a la del ciclo escolar 2004 – 2005 que era de 54.6% hombres y 45.4% mujeres (v. cuadro 2.3). En 2005 – 2006, el único estado que invierte la participación de su población por sexo es Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%, mientras que el ciclo anterior esta característica de inversión la presentaban dos entidades: Campeche (49.8% contra 50.2) y Querétaro (49.6 contra 50.4). 19 En cuanto a distribuciones paritarias (prácticamente 50% para cada uno de los sexos) encontramos diferencias importantes. Para el ciclo 2005 – 2006 dejaron de ser paritarios respecto del ciclo anterior los estados de Campeche, Durango y Querétaro. Los dos primeros a favor de los niños y el último de las niñas. Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006 Ciclo 2004-2005 (a) Entidad Operación Sexo Ciclo 2005-2006 (b) Total Masculino Femenino Baja California Campeche Chiapas Chihuahua Durango Guerrero Hidalgo Jalisco México Michoacán Nayarit Oaxaca Puebla SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % 170 58.62% 377 49.80% 5170 59.62% 3747 52.04% 586 50.52% 3087 54.44% 1978 52.31% 924 52.80% 219 50.23% 450 54.22% 972 53.35% 7568 54.41% 2312 55.21% 120 Sexo 162 41.38% 100.00% 56.80% 757 320 50.20% 100.00% 53.90% 3501 8671 4,919 40.38% 100.00% 59.00% 3453 7200 3,727 47.96% 100.00% 51.80% 574 1160 623 49.48% 100.00% 53.90% 2583 5670 2,933 45.56% 100.00% 54.00% 1803 3781 1,950 47.69% 100.00% 52.10% 826 1750 903 47.20% 100.00% 53.20% 217 436 213 49.77% 100.00% 49.00% 380 830 415 45.78% 100.00% 51.20% 850 1822 1,399 46.65% 100.00% 54.40% 6342 13910 7,401 45.59% 100.00% 54.60% 1876 Total Masculino Femenino 290 380 Diferencia 4188 2,393 44.79% 100.00% 55.70% 123 entre ciclos (b)-(a) Masculino Femenino 285 -8 3 43.20% 100.00% -1.82% 1.82% 594 -57 -106 46.10% 100.00% 4.10% -4.10% 8,342 -251 -78 41.00% 100.00% -0.62% 0.62% 7,194 -20 14 48.20% 100.00% -0.24% 0.24% 1,155 37 -42 46.10% 100.00% 3.38% -3.38% 5,433 -154 -83 46.00% 100.00% -0.44% 0.44% 3,745 -28 -8 47.90% 100.00% -0.21% 0.21% 1,697 -21 -32 46.80% 100.00% 0.40% -0.40% 435 -6 5 51.00% 100.00% -1.23% 1.23% 810 -35 15 48.80% 100.00% -3.02% 3.02% 2,574 427 325 45.60% 100.00% 1.05% -1.05% 13,546 -167 -197 45.40% 100.00% 0.19% -0.19% 4,300 81 31 44.30% 100.00% 0.49% -0.49% 274 3,423 3,467 532 2,500 1,795 794 222 395 1,175 6,145 1,907 20 Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006 Ciclo 2004-2005 (a) Entidad Operación Sexo Ciclo 2005-2006 (b) Total Masculino Femenino Querétaro Quintana Roo Potosí SUMA SUMA % SUMA Sinaloa % SUMA Sonora % Tabasco Veracruz TOTAL % % San Luis Yucatán SUMA SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % 120 49.59% 269 53.69% 901 51.19% 215 54.02% 373 53.44% 322 58.02% 2044 55.33% 983 55.26% 32787 54.56% 122 Sexo 116 50.41% 100.00% 47.00% 501 223 46.31% 100.00% 56.50% 859 1760 856 48.81% 100.00% 50.60% 183 398 204 45.98% 100.00% 54.50% 325 698 423 46.56% 100.00% 51.10% 233 555 317 41.98% 100.00% 60.50% 1650 3694 2,125 44.67% 100.00% 54.60% 796 1779 1,011 44.74% 100.00% 56.70% 27305 Total Masculino Femenino 242 232 Diferencia 60092 32,633 45.44% 100.00% 54.50% 131 entre ciclos (b)-(a) Masculino Femenino 247 -4 9 53.00% 100.00% -2.59% 2.59% 395 -46 -60 43.50% 100.00% 2.81% -2.81% 1,692 -45 -23 49.40% 100.00% -0.59% 0.59% 374 -11 -13 45.50% 100.00% 0.48% -0.48% 828 50 80 48.90% 100.00% -2.34% 2.34% 524 -5 -26 39.50% 100.00% 2.48% -2.48% 3,891 81 116 45.40% 100.00% -0.73% 0.73% 1,783 28 -24 43.30% 100.00% 1.44% -1.44% 59,844 -154 -94 45.50% 100.00% -0.06% 0.06% 172 836 170 405 207 1,766 772 27,211 Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007. Comparando ambos ciclos escolares en cuanto al acceso entre niños y niñas a los albergues, se encontraron diferencias que conviene apuntar. En 11 entidades se encontraron incrementos a favor del número de mujeres respecto del de hombres, destacan los casos de Michoacán (+6.03%), Querétaro (+5.17%), Sonora (+4.68%) y Baja California (+3.64%). Sin embargo, en el resto de entidades los incrementos a favor de los hombres persisten. En Campeche (+7.4%) y Durango (6.77%) se presentan los mayores aumentos en este sentido, seguidos de Tabasco (+4.96%) y Yucatán (+2.89%), (v. cuadro 2.4). 21 Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006 Entidad Operación Diferencia hombres vs. mujeres 2004-2005 (a) 2005-2006 (b) Baja California Campeche Chiapas Chihuahua Durango Guerrero Hidalgo Jalisco México Michoacán Nayarit Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % SUMA % (b)-(a) 50 39 -11 17.24% 13.60% -3.64% -3 46 49 -0.40% 7.80% 7.40% 1669 1496 -173 19.25% 18.00% -1.25% 294 260 -34 4.08% 3.60% -0.48% 12 91 79 1.03% 7.80% 6.77% 504 433 -71 8.89% 8.00% -0.89% 175 155 -20 4.63% 4.20% -0.43% 98 109 11 5.60% 6.40% 0.80% 2 -9 -11 0.46% -2.00% -1.54% 70 20 -50 8.43% 2.40% -6.03% 122 224 102 6.70% 8.80% 2.10% 1226 1256 30 8.81% 9.20% 0.39% 436 486 50 10.41% 11.40% 0.99% -2 -15 -13 -0.83% -6.00% -5.17% 37 51 14 7.39% 13.00% 5.61% 22 Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006 Entidad Operación Diferencia hombres vs. mujeres 2004-2005 (a) 2005-2006 (b) San Luis Potosí SUMA % SUMA Sinaloa % SUMA Sonora % Tabasco Veracruz SUMA % SUMA % SUMA Yucatán % TOTAL SUMA % (b)-(a) 42 20 -22 2.39% 1.20% -1.19% 32 34 2 8.04% 9.00% 0.96% 48 18 -30 6.88% 2.20% -4.68% 89 110 21 16.04% 21.00% 4.96% 394 359 -35 10.67% 9.20% -1.47% 187 239 52 10.51% 13.40% 2.89% 5482 5422 -60 9.12% 9.00% -0.12% Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007. En esta desproporción en la composición de los beneficiarios por sexo, deben ser ponderados los factores asociados al sesgo en la aplicación de los criterios de elegibilidad de los beneficiarios en los albergues respecto a la demanda real de la población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de mujeres indígenas en edad escolar. 2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo De acuerdo con el nivel de estudios que cursan los niños y niñas que asisten a los albergues, se puede constatar que entre los ciclos escolares analizados se presentan diferencias destacables. De 2004–2005 a 2005–2006 el nivel preescolar sufre un incremento importante pasando de un 0.87% de la matricula de becarios a 1.5%, lo mismo sucede con el bachillerato, que aumenta de 0.4% a 1.3%; mientras que a nivel 23 primaria desciende en 14.55%, porcentaje que en su mayoría es captado por la secundaria, ya que este nivel sufre un incremento de casi 13% (v. cuadro 2.5). Cuadro 2.5. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006 Nivel Ciclo 2004-2005 Académico Frecuencia % Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato 521 55,016 4,529 25 0.87 91.55 7.54 0.04 Total de niveles 60,091 No especificado Total Ciclo 2005-2006 % Frecuencia Acumulado 0.87 92.42 99.96 100.00 % 873 46,081 12,017 763 1.5 77.0 20.1 1.3 100.00 59,734 99.8 3 0.00 60,094 100.00 110 59,844 0.2 100.0 % Acumulado 1.5 78.6 98.7 100.0 Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007. 2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo La composición de la población por sexo y nivel educativo en el año 2005 – 2006 contrasta con los resultados del análisis de la información estadística procesada de acuerdo con el padrón de beneficiarios 2004 – 2005. En el ciclo 2004–2005 se observa una desproporción creciente en la composición de los beneficiarios por sexo conforme se eleva el nivel educativo, para el ciclo 2005–2006 parece haberse revertido dicha tendencia pues a nivel secundaria la diferencia entre sexos pasó de 22% a favor de los hombres a 13.6% y a nivel bachillerato de 36% a 7% para el mismo sexo (v. cuadro 2.6). Una posible explicación de esta variación significativa pudiera radicar en el crecimiento en el número de beneficiarios que accedieron a secundaria y a bachillerato, que como vimos anteriormente crecieron significativamente de un ciclo a otro y por lo visto en su mayoría fueron mujeres. 24 Cuadro 2.6. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS POR SEXO CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006 Nivel Académico Operación Ciclo 2004-2005 Ciclo 2005-2006 Sexo Sexo Masculino Femenino Suma Preescolar 472 401 52.21% 47.79% 4.41% 100.00% 54.10% 45.90% 8.20% 100.00% % Sexo 0.83% 0.91% -0.08% 0.87% 1.40% 1.50% -0.10% 1.50% Suma 29,736 25,278 4458 55,014 24,878 21,203 3,675 46,081 54.05% 45.95% 8.10% 100.00% 54.00% 46.00% 8.00% 100.00% 90.69% 92.59% -1.89% 91.55% 76.40% 78.10% -1.70% 77.10% 2,762 1,767 995 4,529 6,820 5,197 1,623 12,017 60.98% 39.02% 21.97% 100.00% 56.80% 43.20% 13.60% 100.00% 8.42% 6.47% 1.95% 7.54% 20.90% 19.10% 1.80% 20.10% 17 8 9 25 408 355 68.00% 32.00% 36.00% 100.00% 53.50% 46.50% 7.00% 100.00% % Sexo 0.05% 0.03% 0.02% 0.04% 1.30% 1.30% 0.00% 1.30% Suma 32,787 27,302 5485 60,089 32,578 27,156 5,422 59,734 54.56% 45.44% 9.13% 100.00% 54.50% 45.50% 9.00% 100.00% 100.00% 100.00% 0.00% 100.00% 100.00% 100.00% 0.00% 100.00% % Nivel académico % Nivel académico % Sexo Suma % Nivel académico % Nivel académico % Sexo 71 Total 521 Suma Total Dif M-F 23 % Sexo Bachillerato Masculino Femenino 249 académico Secundaria Total 272 % Nivel Primaria Dif M-F 53 873 763 Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007. La anterior aseveración se fortalece cuando, se constata que la distribución porcentual por nivel educativo cambió diametralmente de un ciclo escolar a otro. Mientras que en 2004-2005 el 90.69% de los niños y el 92.59 de las niñas estaba cursando la primaria, para el ciclo 2005.2006 tales porcentajes son de 76.4% y 78.1% respectivamente. Una distribución en sentido opuesto, aunque no tan significativa, sucede con los otros dos niveles. Para secundaria en el primer ciclo los porcentajes son 60.98% para los niños y 39.02% para las niñas, pasando en el siguiente ciclo a 56.8% y 43.2% respectivamente. 25 En bachillerato el cambio es de 68% de niños y 32% de niñas a 53.5% y 46.5% respectivamente. 2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela En este apartado fue imposible realizar la comparación entre ambos padrones debido a que el padrón de beneficiarios 2004–2005 no ofrece información al respecto. Para el ciclo escolar 2005 – 2006, seis de cada diez niños que se hospedan en los albergues asisten a escuelas bilingües. La mayor parte de quienes estudian bachillerato lo hacen en la modalidad de telebachillerato. Cuadro.2.7. TIPO DE ESCUELA A LA QUE ESTÁN INSCRITOS LOS BENEFICIARIOS. CICLO 2005-2006 Frecuencias Bilingüe % % Valido % Acumulado 37,614 62.9 62.9 62.9 No bilingüe 9,630 16.1 16.1 79.0 Federal 6,908 11.5 11.6 90.6 Estatal 2,587 4.3 4.3 94.9 Telebachillerato 1,804 3.0 3.0 98.0 Telesecundaria 688 1.1 1.2 99.1 Monolingüe 263 0.4 0.4 99.5 Indígena 118 0.2 0.2 99.7 Otro tipo 61 0.1 0.1 99.8 Secundaria técnica 41 0.1 0.1 99.9 Albergue 37 0.1 0.1 100.0 Teba 14 0.002 0.0 100.0 Preparatoria 2 0.0003 0.0 100.0 P. Com 1 0.0002 0.0 100.0 59,768 99.9 100.0 76 0.1 59,844 100.0 Total casos válidos No especificado Total Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. 26 Es conveniente anotar que los criterios de clasificación del tipo de escuela combinan modalidad con nivel en categorías no excluyentes, por lo que pueden presentarse algunos problemas de contabilidad de casos (v. cuadro 2.7). 2.1.6 Composición de la población por etnia El análisis de este apartado solamente considera el padrón de beneficiarios 2005–2006 debido a que el padrón del año anterior no contiene información por etnia indígena. De acuerdo con la información contenida en la base de datos de beneficiarios de los albergues 2005–2006 se identificaron niños y niñas pertenecientes a 43 pueblos indígenas. Los niños y niñas nahuas representan 16.4% del total de beneficiarios; los mixtecos 12% y los tarahumaras 11.4%. Uno de cada cuatro niños (39.8%) que asisten a los albergues pertenece a alguna de estas tres etnias (v. cuadro 2.8). Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Frecuencia % % Válido % Acumulado NÁHUATL 9,455 15.8 16.4 16.4 MIXTECO 6,930 11.6 12.0 28.5 TARAHUMARA O RARAMURI 6,533 10.9 11.4 39.8 OTOMÍ O ÑAHÑÚ 2,864 4.8 5.0 44.8 HUICHOL 2,807 4.7 4.9 49.7 TZELTAL 2,536 4.2 4.4 54.1 MAYA 2,523 4.2 4.4 58.5 TZOTZIL 1,997 3.3 3.5 61.9 ZAPOTECO O DIXAHZÁ 1,945 3.3 3.4 65.3 MAZATECO 1,640 2.7 2.8 68.2 CHOL 1,633 2.7 2.8 71.0 TLAPANECO 1,589 2.7 2.8 73.8 TEPEHÚAN U O´DAM 1,502 2.5 2.6 76.4 MIXE 1,461 2.4 2.5 78.9 TOTONACO 1,449 2.4 2.5 81.4 CHINANTECO 1,126 1.9 2.0 83.4 CORA 1,085 1.8 1.9 85.3 ZOQUE 1,005 1.7 1.7 87.0 27 Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Frecuencia HUASTECO O TÉNEK 797 MAYO % Válido % Acumulado 1.3 1.4 88.4 709 1.2 1.2 89.6 MAM 639 1.1 1.1 90.7 TRIQUI O DRIKI 579 1.0 1.0 91.7 POPOLOCA 547 0.9 1.0 92.7 PAME 482 0.8 0.8 93.5 TOJOLABAL 447 0.7 0.8 94.3 AMUZGO 408 0.7 0.7 95.0 CHATINO 388 0.6 0.7 95.7 CHONTAL DE TABASCO 371 0.6 0.6 96.3 PURÉPECHA O TARASCO 292 0.5 0.5 96.8 YAQUI 290 0.5 0.5 97.3 GUARIJIO 275 0.5 0.5 97.8 MAZAHUA 237 0.4 0.4 98.2 CHOCHOLTECA O CHOCHO 228 0.4 0.4 98.6 CUICATECO 196 0.3 0.3 99.0 CHONTAL DE OAXACA 188 0.3 0.3 99.3 MEXICANERO 100 0.2 0.2 99.5 PIMA U OTAM 93 0.2 0.2 99.6 IKOOTCS O HUAVES 90 0.2 0.2 99.8 PAIPAI 41 0.1 0.1 99.9 KUMIAI O KAMIA 35 0.1 0.1 99.9 KANJOBAL 34 0.1 0.1 100.0 CHUJ 6 0.01 0.0 100.0 COCHIMÍ 4 0.007 0.0 100.0 57,556 96.2 100.0 2,288 3.8 59,844 100.0 Subtotal No especificado Total % Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.. La composición de la población de cada etnia por nivel educativo refleja diferencias importantes. Sigue destacando la participación de los niños y niñas nahuas, aunque su participación porcentual decrece conforme se incrementa el nivel educativo. La población maya, representa el 4.3% del total de beneficiarios, pero concentra el 37.7% de los estudiantes de bachillerato (v. cuadro 2.9). 28 Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006 Nivel Académico Etnia Concepto Total Preescolar NÁHUATL MAYA ZAPOTECO O DIXAHZÁ MIXTECO OTOMÍ O ÑAHÑÚ TZELTAL TZOTZIL TOTONACO MAZATECO CHOL Primaria Secundaria Bachillerato SUMA 140 7,512 1,699 84 9,435 % Etnia Indígena 1.5% 79.6% 18.0% 0.9% 100.0% % Nivel Académico 16.2% 16.4% 14.4% 11.1% 16.0% SUMA 88 1,430 759 286 2,563 % Etnia Indígena 3.4% 55.8% 29.6% 11.2% 100.0% % Nivel Académico 10.2% 3.1% 6.5% 37.7% 4.3% SUMA 25 1,552 427 0 2,004 % Etnia Indígena 1.2% 77.4% 21.3% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 2.9% 3.4% 3.6% 0.0% 3.4% SUMA 142 5,262 1,717 15 7,136 % Etnia Indígena 2.0% 73.7% 24.1% 0.2% 100.0% % Nivel Académico 16.4% 11.5% 14.6% 2.0% 12.1% SUMA 86 2,164 612 51 2,913 % Etnia Indígena 3.0% 74.3% 21.0% 1.8% 100.0% % Nivel Académico 9.9% 4.7% 5.2% 6.7% 4.9% SUMA 3 1,925 640 5 2,573 % Etnia Indígena 0.1% 74.8% 24.9% 0.2% 100.0% % Nivel Académico 0.3% 4.2% 5.4% 0.7% 4.4% SUMA 1 1,136 836 60 2,033 % Etnia Indígena 0.0% 55.9% 41.1% 3.0% 100.0% % Nivel Académico 0.1% 2.5% 7.1% 7.9% 3.4% SUMA 38 1,205 192 39 1474 % Etnia Indígena 2.6% 81.8% 13.0% 2.6% 100.0% % Nivel Académico 4.4% 2.6% 1.6% 5.1% 2.5% SUMA 46 1,347 272 0 1,665 % Etnia Indígena 2.8% 80.9% 16.3% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 5.3% 2.9% 2.3% 0.0% 2.8% SUMA 5 1,147 412 101 1,665 % Etnia Indígena 0.3% 68.9% 24.7% 6.1% 100.0% % Nivel Académico 0.6% 2.5% 3.5% 13.3% 2.8% 29 Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006 Nivel Académico Etnia Concepto Total Preescolar MAZAHUA HUASTECO O TÉNEK CHINANTECO PURÉPECHA O TARASCO MIXE TLAPANECO TARAHUMARA O RARAMURI ZOQUE MAYO TOJOLABAL Primaria Secundaria Bachillerato SUMA 0 100 117 24 241 % Etnia Indígena 0.0% 41.5% 48.5% 10.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.2% 1.0% 3.2% 0.4% SUMA 3 692 116 0 811 % Etnia Indígena 0.4% 85.3% 14.3% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.3% 1.5% 1.0% 0.0% 1.4% SUMA 1 507 639 1 1,148 % Etnia Indígena 0.1% 44.2% 55.7% 0.1% 100.0% % Nivel Académico 0.1% 1.1% 5.4% 0.1% 1.9% SUMA 0 296 0 0 296 % Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5% SUMA 24 1,109 373 0 1,506 % Etnia Indígena 1.6% 73.6% 24.8% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 2.8% 2.4% 3.2% 0.0% 2.5% SUMA 9 1,109 571 0 1,689 % Etnia Indígena 0.5% 65.7% 33.8% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 1.0% 2.4% 4.9% 0.0% 2.9% SUMA 90 6,441 63 0 6,594 % Etnia Indígena 1.4% 97.7% 1.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 10.4% 14.1% 0.5% 0.0% 11.2% SUMA 0 687 331 8 1,026 % Etnia Indígena 0.0% 67.0% 32.3% 0.8% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 1.5% 2.8% 1.1% 1.7% SUMA 13 593 115 0 721 % Etnia Indígena 1.8% 82.2% 16.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 1.5% 1.3% 1.0% 0.0% 1.2% SUMA 0 352 101 0 453 % Etnia Indígena 0.0% 77.7% 22.3% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.8% 0.9% 0.0% 0.8% 30 Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006 Nivel Académico Etnia Preescolar CHONTAL DE TABASCO CHATINO AMUZGO HUICHOL TEPEHÚAN U O´DAM TRIQUI O DRIKI POPOLOCA CORA KANJOBAL YAQUI Total Concepto Primaria Secundaria Bachillerato SUMA 0 262 115 0 377 % Etnia Indígena 0.0% 69.5% 30.5% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.6% 1.0% 0.0% 0.6% SUMA 2 323 66 5 396 % Etnia Indígena 0.5% 81.6% 16.7% 1.3% 100.0% % Nivel Académico 0.2% 0.7% 0.6% 0.7% 0.7% SUMA 0 348 111 0 459 % Etnia Indígena 0.0% 75.8% 24.2% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.8% 0.9% 0.0% 0.8% SUMA 32 2,505 314 2 2,853 % Etnia Indígena 1.1% 87.8% 11.0% 0.1% 100.0% % Nivel Académico 3.7% 5.5% 2.7% 0.3% 4.8% SUMA 0 1,570 17 0 1,587 % Etnia Indígena 0.0% 98.9% 1.1% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 3.4% 0.1% 0.0% 2.7% SUMA 9 525 67 0 601 % Etnia Indígena 1.5% 87.4% 11.1% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 1.0% 1.1% 0.6% 0.0% 1.0% SUMA 5 310 231 36 582 % Etnia Indígena 0.9% 53.3% 39.7% 6.2% 100.0% % Nivel Académico 0.6% 0.7% 2.0% 4.7% 1.0% SUMA 57 809 232 5 1,103 % Etnia Indígena 5.2% 73.3% 21.0% 0.5% 100.0% % Nivel Académico 6.6% 1.8% 2.0% 0.7% 1.9% SUMA 0 7 18 9 34 % Etnia Indígena 0.0% 20.6% 52.9% 26.5% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.2% 1.2% 0.1% SUMA 0 294 1 0 295 % Etnia Indígena 0.0% 99.7% 0.3% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5% 31 Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006 Nivel Académico Etnia Preescolar CUICATECO IKOOTCS O HUAVES PAME CHONTAL DE OAXACA CHUJ GUARIJIO CHOCHOLTECA O CHOCHO PIMA U OTAM PAIPAI KUMIAI O KAMIA Total Concepto Primaria Secundaria Bachillerato SUMA 2 115 63 20 200 % Etnia Indígena 1.0% 57.5% 31.5% 10.0% 100.0% % Nivel Académico 0.2% 0.3% 0.5% 2.6% 0.3% SUMA 0 67 25 0 92 % Etnia Indígena 0.0% 72.8% 27.2% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.1% 0.2% 0.0% 0.2% SUMA 19 389 76 6 490 % Etnia Indígena 3.9% 79.4% 15.5% 1.2% 100.0% % Nivel Académico 2.2% 0.9% 0.6% 0.8% 0.8% SUMA 0 95 98 0 193 % Etnia Indígena 0.0% 49.2% 50.8% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.2% 0.8% 0.0% 0.3% SUMA 0 6 0 0 6 % Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% SUMA 0 279 0 0 279 % Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.5% SUMA 2 188 41 0 231 % Etnia Indígena 0.9% 81.4% 17.7% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.2% 0.4% 0.3% 0.0% .4% SUMA 5 90 0 0 95 % Etnia Indígena 5.3% 94.7% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.6% 0.2% 0.0% 0.0% 0.2% SUMA 8 34 0 0 42 % Etnia Indígena 19.0% 81.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.9% 0.1% 0.0% 0.0% 0.1% SUMA 6 29 0 0 35 % Etnia Indígena 17.1% 82.9% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.7% 0.1% 0.0% 0.0% 0.1% 32 Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL ACADÉMICO. CICLO 2005-2006 Nivel Académico Etnia Preescolar COCHIMÍ MEXICANERO NAHUA MAM Total Total Concepto Primaria Secundaria Bachillerato SUMA 0 4 0 0 4 % Etnia Indígena 0.0% 100.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% 0.0% SUMA 1 101 0 0 102 % Etnia Indígena 1.0% 99.0% 0.0% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.1% 0.2% 0.0% 0.0% 0.2% SUMA 4 364 62 0 430 % Etnia Indígena 0.9% 84.7% 14.4% 0.0% 100.0% % Nivel Académico 0.5% 0.8% 0.5% 0.0% 0.7% SUMA 0 411 238 2 651 % Etnia Indígena 0.0% 63.1% 36.6% 0.3% 100.0% % Nivel Académico 0.0% 0.9% 2.0% 0.3% 1.1% SUMA 866 4,5691 11,767 759 59,083 % Etnia Indígena 1.5% 77.3% 19.9% 1.3% 100.0% % Nivel Académico 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2006. 2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas Al igual que el apartado anterior no fue posible realizar la comparación con la base de beneficiarios 2004–2005 debido a que no contenía ningún dato que permitiera la comparación. De acuerdo con la información de la base de beneficiarios 2005-2006, 83.2% de la población de los albergues habla alguna lengua indígena. Las diferencias porcentuales considerando el sexo de los beneficiarios son poco mayores a uno por ciento (v. cuadro 2.10). 33 Cuadro 2.10. BENEFICIARIOS POR CONDICIÓN DE HABLA INDÍGENA, SEGÚN SEXO. CICLO 2005-2006 HABLA LA LENGUA SÍ NO TOTAL Suma % Habla la Lengua % Sexo Suma % Habla la Lengua % Sexo Suma % Habla la Lengua % Sexo Sexo Masculino Femenino 27,361 22,434 54.90% 45.10% 83.80% 82.40% 5,272 4,776 52.50% 47.50% 16.20% 17.60% 32,633 27,210 Total 49,795 100.00% 83.20% 10,048 100.00% 16.80% 59,843 54.50% 45.50% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. La participación porcentual de los hablantes de lenguas indígenas al interior de las diversas etnias muestra diferencias importantes. Prácticamente el total de niños y niñas tarascos, huastecos y huicholes son hablantes de su lengua; en contraste, 72.5% de los beneficiarios mayos, 57.5% de los cuicatecos y 52.1% de los otomíes no hablan la lengua (v. cuadro 2.11). Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Habla la Lengua Etnia Indígena Operación Total SÍ Suma NÁHUATL 8,675 1,190 9,865 % Etnia Indígena 87.90% 12.10% 100.00% % Habla la Lengua. 17.50% 12.50% 16.70% 2,082 481 2,563 81.20% 18.80% 100.00% 4.20% 5.10% 4.30% 1,398 606 2,004 69.80% 30.20% 100.00% 2.80% 6.40% 3.40% Suma MAYA NO % Etnia Indígena % Habla la Lengua. Suma ZAPOTECO O DIXAHZÁ % Etnia Indígena % Habla la Lengua 34 Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Habla la Lengua Etnia Indígena Operación Total SÍ Suma MIXTECO 5,779 1357 7,136 % Etnia Indígena 81.00% 19.00% 100.00% % Habla la Lengua 11.60% 14.30% 12.10% 1,386 1,526 2,912 47.60% 52.40% 100.00% 2.80% 16.10% 4.90% 2,391 1,82 2,573 92.90% 7.10% 100.00% 4.80% 1.90% 4.30% 1,990 43 2,033 97.90% 2.10% 100.00% 4.00% 0.50% 3.40% 1,325 149 1,474 89.90% 10.10% 100.00% 2.70% 1.60% 2.50% 1,607 58 1,665 96.50% 3.50% 100.00% 3.20% 0.60% 2.80% 1,600 65 1,665 96.10% 3.90% 100.00% 3.20% 0.70% 2.80% 184 57 241 76.30% 23.70% 100.00% 0.40% 0.60% 0.40% 810 1 811 99.90% 0.10% 100.00% 1.60% 0.00% 1.40% Suma OTOMÍ O ÑAHÑÚ % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TZELTAL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TZOTZIL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TOTONACO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma MAZATECO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHOL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma MAZAHUA % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma HUASTECO O TÉNEK NO % Etnia Indígena % Habla la Lengua 35 Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Operación Habla la Lengua SÍ Suma CHINANTECO 958 190 1,148 83.40% 16.60% 100.00% 1.90% 2.00% 1.90% 294 2 296 99.30% 0.70% 100.00% 0.60% 0.00% 0.50% 1,415 91 1,506 94.00% 6.00% 100.00% 2.80% 1.00% 2.50% 1,687 2 1,689 99.90% 0.10% 100.00% 3.40% 0.00% 2.90% 5,377 1,327 6,704 % Etnia Indígena 80.20% 19.80% 100.00% % Habla la Lengua 10.80% 14.00% 11.30% 768 258 1,026 74.90% 25.10% 100.00% 1.50% 2.70% 1.70% 200 521 721 27.70% 72.30% 100.00% 0.40% 5.50% 1.20% 453 0 453 100.00% 0.00% 100.00% 0.90% 0.00% 0.80% 269 108 377 71.40% 28.60% 100.00% 0.50% 1.10% 0.60% 394 2 396 99.50% 0.50% 100.00% 0.80% 0.00% 0.70% % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma PURÉPECHA O TARASCO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma MIXE % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TLAPANECO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TARAHUMARA O RARAMURI Suma ZOQUE % Etnia Indígena % Habla la Lengua. Suma MAYO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TOJOLABAL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHONTAL DE TABASCO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHATINO Total NO % Etnia Indígena % Habla la Lengua 36 Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Operación Habla la Lengua SÍ Suma AMUZGO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma HUICHOL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TEPEHÚAN U O´DAM % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma TRIQUI O DRIKI % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma POPOLOCA % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CORA % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma KANJOBAL % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma YAQUI % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CUICATECO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma IKOOTCS O HUAVES % Etnia Indígena % Habla la Lengua Total NO 432 27 459 94.10% 5.90% 100.00% 0.90% 0.30% 0.80% 2,839 14 2,853 99.50% 0.50% 100.00% 5.70% 0.10% 4.80% 1,425 162 1,587 89.80% 10.20% 100.00% 2.90% 1.70% 2.70% 588 13 601 97.80% 2.20% 100.00% 1.20% 0.10% 1.00% 354 228 582 60.80% 39.20% 100.00% 0.70% 2.40% 1.00% 1,056 47 1,103 95.70% 4.30% 100.00% 2.10% 0.50% 1.90% 34 0 34 100.00% 0.00% 100.00% 0.10% 0.00% 0.10% 290 5 295 98.30% 1.70% 100.00% 0.60% 0.10% 0.50% 85 115 200 42.50% 57.50% 100.00% 0.20% 1.20% 0.30% 73 19 92 79.30% 20.70% 100.00% 0.10% 0.20% 0.20% 37 Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Operación Habla la Lengua SÍ Suma PAME 242 248 490 49.40% 50.60% 100.00% 0.50% 2.60% 0.80% 47 146 193 24.40% 75.60% 100.00% 0.10% 1.50% 0.30% 6 0 6 100.00% 0.00% 100.00% 0.00% 0.00% 0.00% 273 6 279 97.80% 2.20% 100.00% 0.50% 0.10% 0.50% 158 73 231 68.40% 31.60% 100.00% 0.30% 0.80% 0.40% 50 45 95 52.60% 47.40% 100.00% 0.10% 0.50% 0.20% 0 42 42 % Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% % Habla la Lengua 0.00% 0.40% 0.10% 0 35 35 % Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% % Habla la Lengua 0.00% 0.40% 0.10% 0 4 4 % Etnia Indígena 0.00% 100.00% 100.00% % Habla la Lengua 0.00% 0.00% 0.00% % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHONTAL DE OAXACA % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHUJ % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma GUARIJIO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma CHOCHOLTECA % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma PIMA U OTAM % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma PAIPAI Suma KUMIAI O KAMIA Suma COCHIMÍ Total NO 38 Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA. CICLO 2005-2006 Etnia Indígena Operación Habla la Lengua SÍ Suma MEXICANERO 102 0 102 100.00% 0.00% 100.00% 0.20% 0.00% 0.20% 598 53 651 91.90% 8.10% 100.00% % Habla la Lengua 1.20% 0.60% 1.10% Suma 49,694 9,498 59,192 84.00% 16.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% % Etnia Indígena % Habla la Lengua Suma MAM % Etnia Indígena Total Total NO % Etnia Indígena % Habla la Lengua Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. 2.1.8 Aprovechamiento Para el desarrollo de este apartado se consideró solamente la Base de beneficiarios 2005–2006 debido a que no era posible realizar una comparación con la Base de beneficiarios 2004–2005 ya que ésta última contiene información sobre calificaciones al final del curso, misma que ya fue analizada en el “Informe sobre la evaluación de resultados. Periodo enero – octubre de 2005” (entregado en noviembre de 2005), mientras que la base 2005–2006 carece de estos datos y nada más ofrece información de una primera evaluación del ciclo escolar. Realizar una comparación de calificaciones finales con notas parciales podría inducir conclusiones sesgadas. Además de que al carecer la base 2004–2005 de los datos sobre etnia y grupo indígena, no era posible realizar algún tipo de análisis del aprovechamiento obtenido y su relación con estas variables. Tomando en consideración los datos de la evaluación inicial del ciclo escolar contenida en la base de datos 2005–2006 de 52,463 beneficiarios que representan 87.7% del total, se obtuvo que el promedio de calificaciones de los niños y niñas hospedados en los albergues fue de 6.2 y la calificación mediana fue de 7.4. Lo que indica que se trata 39 de una distribución asimétrica donde la mayor parte de la población se concentra en la zona de menores calificaciones. Uno de cada cinco niños que se hospedan en los albergues tuvo una calificación reprobatoria; la tercera parte de ellos obtuvo siete y menos y uno por ciento obtuvo 10 (v. cuadros 2.12 y 2.13). Cuadro 2.12. CALIFICACIÓN INICIAL. CICLO 2005-2006 Media 6.29 Mediana 7.4 Moda 0 Desviación estándar 3.00176 Subtotal 52,464 No especificado 7,380 59,844 Total Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. Cuadro 2.13. CALIFICACIÓN INICIAL TOTAL. CICLO 2005-2006 Calificación inicial recodificada Frecuencia % % válidos % Acumulado 5 9,978 16.7 19 19 6 3,280 5.5 6.3 25.3 7 16,003 26.7 30.5 55.8 8 17,231 28.8 32.8 88.6 9 5,520 9.2 10.5 99.1 10 451 0.8 0.9 100 Subtotal 52,463 87.7 100 No especificado 7,381 12.3 Total 59,844 100.0 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. Los datos se agruparon con base en los siguientes rangos: 0 a 5.9 = 5 6 a 6.5 = 6 6.6 a 7.5 = 7 7.6 a 8.5 = 8 8.6 a 9.5 = 9 9.6 a 10 = 10 Como se muestra en el siguiente cuadro (2.14), las variaciones en las calificaciones de los beneficiarios por sexo son muy poco significativas. 40 Cuadro 2.14. VARIACIÓN DE CALIFICACIONES SEGÚN SEXO. CICLO 2005-2006 Calificación recodificada Operación Suma 5 4,442 9,978 44.50% 100.00% % Sexo 19.30% 18.70% 19.00% 1,845 1,435 3,280 56.30% 43.80% 100.00% 6.40% 6.10% 6.30% 8,920 7,083 16,003 % Calificación inicial 55.70% 44.30% 100.00% % Sexo 31.00% 29.90% 30.50% 9,159 8,072 17,231 % Calificación inicial 53.20% 46.80% 100.00% % Sexo 31.80% 34.10% 32.80% 3,038 2,482 5,520 % Calificación inicial 55.00% 45.00% 100.00% % Sexo 10.60% 10.50% 10.50% 260 191 451 57.60% 42.40% 100.00% 0.90% 0.80% 0.90% 28,758 23,705 52,463 54.80% 45.20% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% % Calificación inicial Suma Suma 9 Suma 10 % Calificación inicial % Sexo Suma Total Total 5,536 Suma 8 Femenino 55.50% % Sexo 7 Masculino % Calificación inicial Suma 6 Sexo % Calificación inicial % Sexo Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la lengua (21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%), aunque también se muestra una mayor proporción de niños no hablantes de lengua indígena que obtuvieron 10 como calificación inicial (v. cuadro 2.15). 41 Cuadro 2.15. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS POR HABLA DE LENGUA INDÍGENA. CICLO 2005-2006 Calificación Operación Habla la Lengua. SÍ suma 5 8,096 1,882 9,978 % Calificación inicial 81.14% 18.86% 100.00% % Habla la Lengua 18.54% 21.40% 19.02% 2,784 496 3,280 84.88% 15.12% 100.00% % Habla la Lengua 6.38% 5.64% 6.25% suma 13,731 2,272 16,003 % Calificación inicial 85.80% 14.20% 100.00% % Habla la Lengua 31.45% 25.83% 30.50% 14,368 2,863 17,231 % Calificación inicial 83.38% 16.62% 100.00% % Habla la Lengua 32.90% 32.55% 32.84% 4,361 1,158 5,519 79.02% 20.98% 100.00% 9.99% 13.17% 10.52% 326 125 451 72.28% 27.72% 100.00% % Habla la Lengua 0.75% 1.42% 0.86% suma 43,666 8,796 52,462 83.23% 16.77% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% suma 6 7 % Calificación inicial suma 8 suma 9 % Calificación inicial % Habla la Lengua suma 10 Total Total NO % Calificación inicial % Calificación inicial % Habla la Lengua Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. El análisis de la evaluación del aprovechamiento al interior de los grupos indígenas arroja resultados sumamente interesantes. Los mayores registros de reprobación, por encima de la mitad de la población respectiva, como podemos observar en el cuadro 2.16, corresponden a los niños y niñas chatinos (90.50%), chontales de Oaxaca (66.5%), cuicatecos (64.8%), ikootcs (62.2%), triquis (61.4%), mixes (60.4%), mixtecos (57.9%), zapotecos (57.6%) y mazatecos (56.1%). 42 Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA Etnia Indígena Calificación inicial recodificada Operación 5 suma NÁHUATL 1,170 102 8,236 % Etnia Indígena 3.20% 7.20% 33.60% 40.50% 14.20% 1.20% 100.00% % Calif. inicial 2.70% 19.00% 18.00% 20.20% 22.00% 23.40% 16.30% 79 96 719 994 359 34 2,281 % Etnia Indígena 3.50% 4.20% 31.50% 43.60% 15.70% 1.50% 100.00% % Calif. inicial 0.80% 3.00% 4.70% 6.00% 6.80% 7.80% 4.50% 1,109 27 225 420 134 12 1,927 57.60% 1.40% 11.70% 21.80% 7.00% 0.60% 100.00% 11.50% 0.90% 1.50% 2.50% 2.50% 2.80% 3.80% 3,901 147 1,025 1,277 364 23 6,737 % Etnia Indígena 57.90% 2.20% 15.20% 19.00% 5.40% 0.30% 100.00% % Calif. inicial 40.40% 4.70% 6.70% 7.70% 6.90% 5.30% 13.40% 68 145 721 933 509 67 2,443 % Etnia Indígena 2.80% 5.90% 29.50% 38.20% 20.80% 2.70% 100.00% % Calif. inicial 0.70% 4.60% 4.70% 5.70% 9.60% 15.40% 4.80% 58 188 949 920 218 17 2,350 % Etnia Indígena 2.50% 8.00% 40.40% 39.10% 9.30% 0.70% 100.00% % Calif. inicial 0.60% 6.00% 6.20% 5.60% 4.10% 3.90% 4.70% 33 103 711 778 218 15 1,858 % Etnia Indígena 1.80% 5.50% 38.30% 41.90% 11.70% 0.80% 100.00% % Calif. inicial 0.30% 3.30% 4.60% 4.70% 4.10% 3.40% 3.70% 55 127 451 502 184 11 1,330 % Etnia Indígena 4.10% 9.50% 33.90% 37.70% 13.80% 0.80% 100.00% % Calif. inicial 0.60% 4.00% 2.90% 3.00% 3.50% 2.50% 2.60% 920 47 357 265 47 3 1,639 56.10% 2.90% 21.80% 16.20% 2.90% 0.20% 100.00% 9.50% 1.50% 2.30% 1.60% 0.90% 0.70% 3.20% 37 103 579 568 177 11 1,475 % Etnia Indígena 2.50% 7.00% 39.30% 38.50% 12.00% 0.70% 100.00% % Calif. inicial 0.40% 3.30% 3.80% 3.40% 3.30% 2.50% 2.90% 2 20 79 108 27 1 237 % Etnia Indígena 0.80% 8.40% 33.30% 45.60% 11.40% 0.40% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.60% 0.50% 0.70% 0.50% 0.20% 0.50% suma suma suma suma TZOTZIL suma TOTONACO suma MAZATECO % Etnia Indígena % Calif. inicial suma CHOL Suma MAZAHUA Total 10 3,339 % Calif. inicial TZELTAL 9 2,765 suma OTOMÍ O ÑHAÑHÚ 8 597 ZAPOTECO O % Etnia Indígena DIXAHZÁ MIXTECO 7 263 suma MAYA 6 43 Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA Etnia Indígena Calificación inicial recodificada Operación 5 suma 99 7 747 3.50% 13.80% 32.70% 35.90% 13.30% 0.90% 100.00% 0.30% 3.30% 1.60% 1.60% 1.90% 1.60% 1.50% 508 22 218 277 80 10 1,115 45.60% 2.00% 19.60% 24.80% 7.20% 0.90% 100.00% 5.30% 0.70% 1.40% 1.70% 1.50% 2.30% 2.20% 883 25 218 264 69 2 1,461 60.40% 1.70% 14.90% 18.10% 4.70% 0.10% 100.00% 9.10% 0.80% 1.40% 1.60% 1.30% 0.50% 2.90% 1 56 671 656 89 1 1,474 % Etnia Indígena 0.10% 3.80% 45.50% 44.50% 6.00% 0.10% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 1.80% 4.40% 4.00% 1.70% 0.20% 2.90% 267 533 1,906 1,289 385 19 4,399 % Etnia Indígena 6.10% 12.10% 43.30% 29.30% 8.80% 0.40% 100.00% % Calif. inicial 2.80% 16.90% 12.40% 7.80% 7.30% 4.40% 8.70% 40 44 326 344 113 15 882 % Etnia Indígena 4.50% 5.00% 37.00% 39.00% 12.80% 1.70% 100.00% % Calif. inicial 0.40% 1.40% 2.10% 2.10% 2.10% 3.40% 1.70% 24 50 171 229 129 23 626 % Etnia Indígena 3.80% 8.00% 27.30% 36.60% 20.60% 3.70% 100.00% % Calif. inicial 0.20% 1.60% 1.10% 1.40% 2.40% 5.30% 1.20% 6 12 168 201 57 2 446 % Etnia Indígena 1.30% 2.70% 37.70% 45.10% 12.80% 0.40% 100.00% % Calif. inicial 0.10% 0.40% 1.10% 1.20% 1.10% 0.50% 0.90% 3 6 68 172 91 3 343 % Etnia Indígena 0.90% 1.70% 19.80% 50.10% 26.50% 0.90% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.20% 0.40% 1.00% 1.70% 0.70% 0.70% 351 0 5 15 17 0 388 90.50% 0.00% 1.30% 3.90% 4.40% 0.00% 100.00% 3.60% 0.00% 0.00% 0.10% 0.30% 0.00% 0.80% 71 17 129 121 20 1 359 19.80% 4.70% 35.90% 33.70% 5.60% 0.30% 100.00% 0.70% 0.50% 0.80% 0.70% 0.40% 0.20% 0.70% % Calif. inicial suma % Etnia Indígena % Calif. inicial suma suma suma suma MAYO suma TOJOLABAL suma CHONTAL DE TABASCO suma CHATINO % Etnia Indígena % Calif. inicial suma AMUZGO 10 268 CHINANTECO % Etnia Indígena ZOQUE Total 9 244 suma TARAHUMAR AO RARAMURI 8 103 % Calif. inicial TLAPANECO 7 26 HUASTECO O % Etnia Indígena TÉNEK MIXE 6 % Etnia Indígena % Calif. inicial 44 Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA Etnia Indígena Calificación inicial recodificada Operación 5 suma HUICHOL 299 16 2,435 % Etnia Indígena 0.50% 6.80% 40.60% 39.20% 12.30% 0.70% 100.00% % Calif. inicial 0.10% 5.20% 6.40% 5.80% 5.60% 3.70% 4.80% 49 121 321 200 67 5 763 % Etnia Indígena 6.40% 15.90% 42.10% 26.20% 8.80% 0.70% 100.00% % Calif. inicial 0.50% 3.80% 2.10% 1.20% 1.30% 1.10% 1.50% 349 11 98 93 17 0 568 61.40% 1.90% 17.30% 16.40% 3.00% 0.00% 100.00% 3.60% 0.30% 0.60% 0.60% 0.30% 0.00% 1.10% 6 35 198 208 75 5 527 % Etnia Indígena 1.10% 6.60% 37.60% 39.50% 14.20% 0.90% 100.00% % Calif. inicial 0.10% 1.10% 1.30% 1.30% 1.40% 1.10% 1.00% 14 175 477 323 43 4 1,036 % Etnia Indígena 1.40% 16.90% 46.00% 31.20% 4.20% 0.40% 100.00% % Calif. inicial 0.10% 5.60% 3.10% 2.00% 0.80% 0.90% 2.10% 0 1 12 18 1 0 32 % Etnia Indígena 0.00% 3.10% 37.50% 56.30% 3.10% 0.00% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.10% 0.10% 0.00% 0.00% 0.10% 31 84 73 63 35 1 287 10.80% 29.30% 25.40% 22.00% 12.20% 0.30% 100.00% 0.30% 2.70% 0.50% 0.40% 0.70% 0.20% 0.60% 127 4 29 27 8 1 196 64.80% 2.00% 14.80% 13.80% 4.10% 0.50% 100.00% 1.30% 0.10% 0.20% 0.20% 0.20% 0.20% 0.40% 56 1 11 19 3 0 90 62.20% 1.10% 12.20% 21.10% 3.30% 0.00% 100.00% 0.60% 0.00% 0.10% 0.10% 0.10% 0.00% 0.20% 62 32 167 157 54 10 482 12.90% 6.60% 34.60% 32.60% 11.20% 2.10% 100.00% 0.60% 1.00% 1.10% 1.00% 1.00% 2.30% 1.00% 125 1 19 28 15 0 188 66.50% 0.50% 10.10% 14.90% 8.00% 0.00% 100.00% 1.30% 0.00% 0.10% 0.20% 0.30% 0.00% 0.40% % Etnia Indígena suma suma KANJOBAL suma YAQUI % Etnia Indígena % Calif. inicial suma CUICATECO % Etnia Indígena % Calif. inicial suma IKOOTCS O HUAVES % Etnia Indígena % Calif. inicial suma PAME % Etnia Indígena % Calif. inicial Suma CHONTAL DE OAXACA 10 955 suma CORA Total 9 989 % Calif. inicial POPOLOCA 8 165 suma TRIQUI O DRIKI 7 11 suma TEPEHÚAN U O´DAM 6 % Etnia Indígena % Calificación inicial 45 Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA Etnia Indígena Calificación inicial recodificada Operación 5 suma CHUJ 0 0 6 % Etnia Indígena 0.00% 0.00% 33.30% 66.70% 0.00% 0.00% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 4 5 67 103 18 1 198 % Etnia Indígena 2.00% 2.50% 33.80% 52.00% 9.10% 0.50% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.20% 0.40% 0.60% 0.30% 0.20% 0.40% 95 0 32 63 35 3 228 41.70% 0.00% 14.00% 27.60% 15.40% 1.30% 100.00% 1.00% 0.00% 0.20% 0.40% 0.70% 0.70% 0.50% 10 12 13 7 3 0 45 22.20% 26.70% 28.90% 15.60% 6.70% 0.00% 100.00% 0.10% 0.40% 0.10% 0.00% 0.10% 0.00% 0.10% 0 0 2 3 3 0 8 % Etnia Indígena 0.00% 0.00% 25.00% 37.50% 37.50% 0.00% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.10% 0.00% 0.00% 0 0 0 1 0 0 1 % Etnia Indígena 0.00% 0.00% 0.00% 100.00% 0.00% 0.00% 100.00% % Calif. inicial 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0.00% 0 12 18 6 0 0 36 0.00% 33.30% 50.00% 16.70% 0.00% 0.00% 100.00% 0.00% 0.40% 0.10% 0.00% 0.00% 0.00% 0.10% 11 21 156 294 77 10 569 % Etnia Indígena 1.90% 3.70% 27.40% 51.70% 13.50% 1.80% 100.00% % Calif. inicial 0.10% 0.70% 1.00% 1.80% 1.50% 2.30% 1.10% 9,655 3,148 15,389 16,512 5,309 435 50,448 19.10% 6.20% 30.50% 32.70% 10.50% 0.90% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% 100.00% suma PIMA U OTAM % Etnia Indígena % Calif. inicial suma suma suma MEXICANERO % Etnia Indígena % Calif. inicial suma Suma Total 10 4 % Calif. inicial MAM Total 9 2 suma KUMIAI O KAMIA 8 0 CHOCHOLTECA O % Etnia Indígena CHOCHO PAIPAI 7 0 suma GUARIJIO 6 % Etnia Indígena % Calif. inicial Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006. En el mismo cuadro observamos que en el extremo contrario destacan los nahuas, donde 23.4% de los beneficiarios de los que obtuvieron 10 de calificación inicial pertenecen a esta etnia, aunque sólo representan el 1.20% de los beneficiarios de la 46 misma, observándose un mejor desempeño relativo entre los mayos, donde el 3.70% obtuvo 10 de calificación inicial, en tanto que entre los niños ñhañhús fue el 2.70% quienes obtuvieron la máxima calificación, seguidos por los niños pames (2.10%), los mam (1.80%), los zoques (1.70%), los tének (1.60%), los mayas (1.50%) y los chochos (1.30%). 2.2 Cumplimiento de objetivos específicos Una vez analizados los indicadores del cumplimiento del objetivo general del Programa, abordaremos el examen del cumplimiento de los objetivos específicos. Las reglas de operación vigentes distinguen los objetivos específicos de acuerdo al nivel escolar de los beneficiarios. En el nivel de educación básica: 1. De acuerdo a la capacidad instalada apoyar con una alimentación adecuada y hospedaje seguro a los beneficiarios de los albergues para que inicien y concluyan el ciclo escolar. 2. Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue, para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos autorizados por la CDI. 3. Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de atención de los beneficiarios. 4. Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios. 47 En el nivel de educación media-superior: 5. Apoyar albergues comunitarios indígenas que brinden hospedaje y alimentación a jóvenes que cursen el nivel medio superior, con la finalidad de mejorar la calidad del servicio otorgado. A continuación presentamos algunos indicadores obtenidos de los instrumentos de trabajo de campo que permitieron evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos específicos, haciendo la salvedad respecto al tercer objetivo específico, ya que en la evaluación no se abordó tal aspecto, por lo que se omite en este informe14. 2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro En este apartado analizaremos el cumplimento del primer objetivo específico en el que se señala que los albergues deberán proporcionar “alimentación adecuada y hospedaje seguro” a los beneficiarios a lo largo del ciclo escolar y de acuerdo con su capacidad instalada. 2.2.1.1 Alimentación 2.2.1.1.1 La comida Una de las motivaciones fundamentales por la que los beneficiarios asisten al albergue es por la ración de comida que reciben. No obstante, la ingesta de comida no equivale a una buena alimentación que a la vez sea nutritiva y suficiente. Ante esto, es necesario empezar a explicar algunos puntos que competen a este asunto. Respecto a la dieta alimenticia, se puede decir que en todos los albergues hay un conocimiento de los grupos de alimentos que se deben combinar para lograr una buena nutrición. Así, en las visitas a los albergues visitados en 2006, se pudo observar en el comedor un cartel enmarcado, sin embargo no siempre se hacen las combinaciones 14 Tal tema se aborda a profundidad en el estudio de caso sobre el estado de Puebla. 48 adecuadas que ahí se recomiendan, a veces porque los alimentos disponibles no permiten hacer las combinaciones óptimas o bien porque se siguen patrones dietéticos tradicionales de cada región, que desde el punto de vista nutricional no resultan equilibrados. Al solicitar la opinión sobre la alimentación en el albergue, una de las ecónomas señaló: “a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos nos mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”. Con cursos de nutrición que no se adecuan a la disponibilidad de alimentos y con productos muy básicos, el menú se realiza -en la mayoría de los albergues- con productos surtidos por los proveedores que no siempre respetan la lista de lo solicitado, principalmente esto ocurre con Diconsa. Los menús son preparados entonces por las ecónomas, el jefe de albergue y / o el comité de padres de familia, combinando lo que les llega vía Diconsa más los alimentos frescos que ellos directamente adquieren en los mercados locales o regionales. El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta alimenticia. En todo caso, es mejor, más nutritiva, que la que consumen los niños indígenas que no asisten al albergue, como quedó demostrado en la evaluación externa realizada al PAEI en 2005, pero no es suficiente, pues aún es alto el índice de desnutrición detectado en aquella medición15. Para diversos actores entrevistados, que no son parte del personal que labora de manera directa, comités de padres de familia y autoridades comunitarias y escolares, nos comentaron su agradecimiento para el albergue por la “buena alimentación” que se 15 Cf. UAM-X. Evaluación de resultados 2005 al PAEI. Informe Final. México, UAM-X, 2006, el cual se encuentra disponible en la página web de la CDI. 49 les dota a las y los albergados. La mayoría de ellos considera que los alimentos proporcionados son buenos ya que incluyen en su dieta diaria alimentos variados carne, verduras, frutas, leche, huevo, etc. Sin embargo, podemos concluir que la alimentación que reciben los beneficiarios es mejor en comparación con la de cualquier familia de la zona, lo cual no necesariamente la hace equilibrada en términos nutricionales. Por otra parte es importante mencionar que en el albergue se proporcionan productos alimenticios que en sus hogares nunca habían consumido, o a los que difícilmente tendrían acceso, si no fuese por su residencia en el albergue. 2.2.1.1.2 Los recursos para la adquisición y preparación de los víveres De gran prioridad para una pronta atención por el Programa, es la oportunidad y cantidad de recursos e insumos básicos que reciben los albergues para dotar de alimentación a sus destinatarios. Se detectaron carencias importantes como agua potable, problema presente en más del 80% de los albergues, y en la mayoría de los casos se manifiesta en los periodos de estiaje, pero en estados como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el año. En palabras de una ecónoma: “Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y como esa es tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya no se diga que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el aseo de los niños, sino para la misma preparación de los alimentos”. Otras dos carencias importantes para la preparación de los alimentos es la falta de gas o el “poco recurso” que se da como gasto de operación (que se destina a la compra de combustible, básicamente). La escasez de este insumo afecta sustancialmente la dinámica de la cocina, sobretodo en los albergues que cuentan con estufa de gas. Y no sólo afecta la cocina sino también el baño y aseo de los niños. 50 A la problemática anterior se suma el retraso constante en el suministro de abarrotes, además de los utensilios y los aparatos que se utilizan para guardar y prepara la comida, generalmente viejos y en mal estado. El caso del retraso y / o insuficiencia de los abarrotes ocasiona un serio descontrol. Para solucionar estos problemas, el personal toma ciertas medidas que permiten la continuidad en la alimentación de los infantes. Estas medidas van desde pedir prestado, pedir fiado, hasta desembolsar de sus propios recursos personales. Aunado a la insuficiencia y al retraso se presenta la llegada de consumibles por parte de Diconsa en mal estado, a punto de caducar, o que nunca solicitan, o que no gustan a las y los beneficiarios. En la mayoría de los albergues visitados los utensilios para comer se encuentran en mal estado, además de que, como muchos jefes de albergue y ecónomas entrevistadas reconocen, el material con que están fabricados es tóxico debido a que son de aluminio y su antigüedad obliga a su desecho. En cuanto a los aparatos para guardar o preparar la comida, muchos de ellos están en un deplorable estado, no sólo por la antigüedad, sino por la insuficiencia para satisfacer todas las necesidades de la cocina. 2.2.1.1.3 Suficiencia alimenticia Para el desarrollo de un ser humano cualquiera, una necesidad básica es gozar de una buena alimentación y un hospedaje adecuado. Esta necesidad cobra mayor importancia cuando se trata de niños y jóvenes, y más aún de estudiantes, que requieren estar bien comidos y descansados. Conociendo la importancia de estas dos condiciones y derechos, el objetivo específico número 1 de las Reglas de Operación del PAEI asume este compromiso. 51 Conocida esta prioridad, a continuación se muestran los resultados obtenidos en la encuesta aplicada a los niños que asisten a los AEI, respecto a si al terminar de comer aún se quedan con hambre. Cuadro 2.17. Después de comer te has quedado con hambre Respuestas Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje Sí, siempre 1,687 4.8 4.8 4.8 Sí, a veces 5,711 16.1 16.2 21.0 27,829 78.4 79.0 100.0 35,228 99.3 100.0 251 0.7 35,479 100.0 No Subtotal No especificado Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Al contrastar las respuestas de los beneficiarios con las opiniones de los actores involucrados de manera directa con el albergue, obtuvimos que, para el caso de la suficiencia de la comida, el 78.4% de los encuestados coinciden en que no se quedan con hambre, mientras el 16.1% se queda algunas veces, frente a un 4.8% que afirma quedarse siempre con hambre, este último sector de la muestra encuestada es en su mayoría del sexo masculino. Cuadro 2.18. Después de comer te has quedado con hambre, según sexo Respuesta Sí, siempre Sí, a veces No Total Operación Sexo Total Masculino Femenino Recuento 1,279 409 1,688 % de Sexo 6.7% 2.5% 4.8% Recuento 3,195 2,516 5,711 % de Sexo 16.8% 15.5% 16.2% Recuento 14,515 13,315 27,830 % de Sexo 76.4% 82.0% 79.0% Recuento 18,989 16,240 35,229 % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 52 Al considerar los grupos de edad de las y los beneficiarios, encontramos una relación inversamente proporcional con la situación de hambre: a medida que aumenta la edad de los beneficiarios, disminuye la sensación o percepción de hambre, a pesar de que por el crecimiento natural y los mayores requerimientos alimenticios se podría suponer lo contrario. Sin tener una hipótesis firme, quizás esto puede explicarse por la costumbre a las raciones habituales de comida, si consideramos que muchos beneficiarios han permanecido más de un nivel de estudios en el albergue; por otra parte, los niños de más pequeños suelen ser de la comunidad sede y por ende reciben mayor atención de sus padres o de los encargados del albergue. Cuadro 2.19. Después de comer te has quedado con hambre, según edad recodificada de los beneficiarios Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Sí, siempre Sí, a veces No Total Operación Recuento De 3 a 5 De 6 a 11 De 12 a 14 De 15 años años años años y más Total 0 1,022 501 165 1,688 % de Edad .0% 5.1% 4.4% 5.4% 4.8% Recuento 270 3,538 1555 348 5,711 39.0% 17.7% 13.7% 11.4% 16.3% 423 15,453 9306 2,527 27,709 61.0% 77.2% 81.9% 83.1% 78.9% 693 20,013 11362 3,040 35,108 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006 El número de casos de los destinatarios del Programa que se quedan o se han quedado con hambre no son significativos cuando se cruza con la condición de si duerme o no en el albergue. Estos resultados, en primer lugar, disipan la posibilidad de que los beneficiarios de que duermen en sus casas pudiesen experimentar hambre a causa de la ida y vuelta al albergue, pero, en segundo lugar, obligan a indagar otros posibles factores que puedan incidir de manera significativa. 53 Si bien no existe una correspondencia entre la situación experimentada de hambre y el hecho de pernoctar en el albergue, si la hay, aunque mínima, con el tipo de comunidad de origen, considerando en este caso dos categorías, los que proceden de la comunidad sede, o bien si son de localidades aledañas. Los que pertenecen a la comunidad sede son los que menos pasan hambre, lo que se traduce en mayores oportunidades de comer lo suficiente mientras se está cerca de la casa, quizás porque complementan la ingesta que obtienen en el albergue con algún otro alimento que les proporcionan en su hogar. Cuadro 2.20. Después de comer te has quedado con hambre, según tipo de comunidad: sede o aledaña Tipo de comunidad: sede o Respuesta aledaña Operación Sede Recuento Sí, siempre Sí, a veces Total Aledaña 65 1,623 1,688 .6% 6.5% 4.8% 1,549 4,163 5,712 15.2% 16.6% 16.2% 8,583 19,246 27,829 % 84.2% 76.9% 79.0% Recuento 10,197 25,032 35,229 100.0% 100.0% 100.0% % Recuento % Recuento No Total % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Esta misma relación mínima, pero significativa, se mantiene en el cruce entre la situación de hambre y la condición de Hablante de Lengua Indígena (HLI). Lo que se observa es una relación directamente proporcional entre HLI y quedarse con hambre: para los casos de hablantes de lengua indígena existen mayores probabilidades de que el niño o el joven albergado pueda no quedarse satisfecho después de comer. Como puede observarse en el cuadro 2.21, son los niños que se localizan en un rango de edad de 6 a 11 años y que además son HLI los que declaran mayormente su insatisfacción después de comer. Probablemente este hecho se encuentre influido por 54 el deficiente español que están aprendiendo en esta etapa, aunado al hecho de que el personal que labora en el albergue no entienda su lengua materna. Cuadro 2.21. Después de comer te has quedado con hambre, según condición de habla indígena del alumno Respuesta Operación HLI alumno HLI Sí, siempre Sí, a veces No Total Total No HLI Recuento 1,227 461 1,688 % 5.1% 4.2% 4.8% Recuento 3,907 1,804 5,711 % 16.2% 16.4% 16.2% Recuento 19,052 8,744 27,796 % 78.8% 79.4% 79.0% Recuento 24,186 11,009 35,195 % 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Sería falso afirmar que todas y todos los beneficiarios HLI comparten esta realidad. También hay otros grupos, de los cuales los beneficiarios que son pertenecientes a estos, manifestaron en un 100% no pasar por una situación de hambre, tal es el caso de totonacos, canjobales, chinantecos, huastecos, mames y popolucas y, en menor medida, más de 8 por cada 10 beneficiarios en los casos de HLI pertenecientes a grupos indígenas como tzeltales (96.89%), tojolabakes (96.89%), zoques (92.44%) tepehuanes (85.0%), huicholes (83.35%) y náhuas (83.05%). Sin embargo hay grupos donde más de de una quinta parte se queda algunas veces o siempre con hambre, como totonacos (57.34%), tlapanecos (45.41%), ñhañhús (31.82%), tarahumaras (28.71%), y tzotziles (21.50%). Y aunque es único el caso, es menester hacer mención de ello, pues entre los HLI totonaca es de cada 10 niños más de 4 se quedan siempre con hambre. Igualmente es extraño el caso donde aquellos que declararon ser HLI totonaca y náhuatl, pues el 100% se queda con hambre siempre (25.00%) o algunas veces (75.00%). En la tabla 2.22 se recogen únicamente los casos de HLI que declararon quedarse con hambre, según la etnia a la que pertenecen lo beneficiarios encuestados. 55 Cuadro 2.22. ¿Después de comer te has quedado con hambre?, según etnia Etnia Operación Después de comer te has quedado con hambre Sí, siempre ÑHAÑHÚ HUICHOL MIXTECO NAHUATL Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % TARAHUMARA Recuento O RARAMURI % TEPEHUANO TLAPANECO TOJOLABAL TOTONACO TOTONACO Y NAHUATL TZELTAL ZOQUE TZOTZIL Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento TOTAL % Sí, a veces Total No 0 436 934 1,370 0.00% 31.82% 68.18% 5.70% 109 54 816 979 11.13% 5.52% 83.35% 4.00% 0 27 405 432 0.00% 6.25% 93.75% 1.80% 206 1,089 6,344 7,639 2.70% 398 14.26% 1,494 83.05% 4,697 31.60% 6,589 6.04% 22.67% 71.29% 27.20% 61 61 748 870 7.01% 7.01% 85.98% 3.60% 0 208 250 458 0.00% 45.41% 54.59% 1.90% 27 0 453 480 5.63% 0.00% 94.38% 2.00% 373 139 381 893 41.77% 15.57% 42.67% 3.70% 39 117 0 156 25.00% 75.00% 0.00% 0.60% 0 27 841 868 0.00% 3.11% 96.89% 3.60% 0 35 428 463 0.00% 7.56% 92.44% 1.90% 14 221 858 1093 1.28% 20.22% 78.50% 4.50% 1,227 3,908 19,051 24,186 5.07% 16.16% 78.77% 100.00% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 2.2.1.2 Hospedaje seguro La segunda característica que deben proporcionar los albergues de acuerdo al primer objetivo específico del PAEI es un hospedaje seguro. 56 Cuando se les preguntó a las autoridades escolares y municipales su opinión respecto al hospedaje brindado por el albergue todos coincidieron en que es un beneficio excelente. De manera consecuente, muchos de ellos aclararon que el hospedaje es bueno, pero no tanto la seguridad del mismo, ni las condiciones en las que dormían los albergados. A continuación hacemos un breve análisis de tres elementos que pueden dar un acercamiento más cercano al hospedaje que se brinda. Los elementos son: la situación de los dormitorios, la situación de los beneficiarios que duermen en el albergue, y la situación de padecer frío durante las noches. 2.2.1.2.1 Dormitorios Para los actores sociales entrevistados, el albergue sí ofrece un alojamiento seguro durante la semana, pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las noches, los dormitorios se cierran y son vigilados por la comunidad. Para niños que habitan en comunidades lejanas que no pueden pagar una renta o disponer de recursos económicos para pagar transporte diario, el hospedaje en el albergue significa una condición indispensable para poder de estudiar. La observación que se hizo a los albergues como parte del trabajo de campo para esta evaluación permitió constatar que los dormitorios estaban en malas condiciones. Se pueden hacer descripciones enteras, pero no es el caso, basta mencionar la existencia de sábanas y cobijas de hace más de 5 años, camas que no han sido cambiadas desde la fundación del albergue, excusados sin tazas en buen estado, para no ir más lejos. Aún así, los adultos entrevistados manifestaron que las condiciones en las que viven son muy buenas, desde su percepción y en relación al entorno de las condiciones de vida en que se encuentra la localidad sede donde se ubica el albergue. Los niños encuestados, por su parte, también manifestaron de manera general un gusto por vivir en el albergue. 57 2.2.1.2.2 Beneficiarios que pernoctan en el albergue Como podemos observar en le cuadro siguiente, nueve de cada diez niños hacen uso del hospedaje que brinda el albergue. Los casos negativos no significan que no se quieran dormir en el albergue, responde a cuestiones de tipo de comunidad de origen, o de estar en situación de supernumerario. En general se observa que son más los varones que duermen en el albergue que las niñas. Por otra parte, en algunos albergues llegan a dormirse hasta 3 personas en una cama individual. Cuadro 2.23. ¿Duermes en el albergue? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 31,867 89.8 89.8 89.8 No 3,612 10.2 10.2 100.0 35,479 100.0 100.0 Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Al realizar el cruce entre la misma variable por rangos de edad, encontramos que los niños menores pernoctan en mayor proporción que los de mayor edad. Cuadro 2.24. Duerme en el albergue, según edad recodificada de los beneficiarios Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Operación Recuento Sí % Recuento No % Recuento Total % De 3 a 5 De 6 a 11 De 12 a 14 De 15 años años años años o más Total 675 18,040 10,462 2,569 31,746 97.5% 89.6% 91.1% 84.1% 89.8% 17 2,084 1,025 486 3,612 2.5% 10.4% 8.9% 15.9% 10.2% 692 20,124 11,487 3,055 35,358 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Es interesante observar que, al realizar el cruce con la condición HLI de los albergados, obtenemos que los beneficiarios de las comunidades aledañas tienen porcentajes muy 58 similares de quienes duermen en el albergue según su condición de hablantes de lengua indígena (91% para hablantes y 91.5% para no hablantes). En cambio, para los niños que viven en la comunidad sede, existe una diferencia de cinco puntos porcentuales a favor de los hablantes de lengua indígena, pues 88.5% de niños de niños de la comunidad sede que duermen en el albergue son hablantes de lengua indígena mientras que 83.5% de quienes duermen en el albergue no lo son. Cuadro 2.25. Duerme en el albergue, según tipo de comunidad de procedencia Tipo de comunidad Condición de HLI HLI Sede No HLI Total HLI Aledaña No HLI Total Operación Duerme en el albergue Sí Total No Recuento 5,648 733 6,381 % 88.5% 11.5% 100.0% Recuento 3,250 640 3,890 % 83.5% 16.5% 100.0% Recuento 8,898 1,373 10,271 % 86.6% 13.4% 100.0% Recuento 16,380 1,627 18,007 % 91.0% 9.0% 100.0% Recuento 6,556 612 7,168 % 91.5% 8.5% 100.0% Recuento 22,936 2,239 25,175 % 91.1% 8.9% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En la tabla 2.26 se presentan los datos correspondientes sólo de los beneficiarios que duermen en el albergue. De esta manera, lo primero que sobresale es que en la mayoría de los casos los encuestados manifiestan que duermen separados de acuerdo a su sexo, de modo tal que en cada albergue siempre hay dos dormitorios, uno para mujeres y otro para varones; sólo hay excepciones cuando algún niño muy pequeño de edad tiene que dormir en el dormitorio de las mujeres, al cuidado de una hermana mayor. 59 Cuadro 2.26. ¿Quiénes duermen en su dormitorio?, según sexo Respuesta Sexo Operación Masculino Recuento Sólo niñas Sólo niños 6,542 7,949 14,491 % 37.8% 54.7% 45.5% Recuento 10,757 6,589 17,346 % 62.1% 45.3% 54.5% 14 0 14 0.1% .0% 0.0% 17,313 14,538 31,851 100.0% 100.0% 100.0% Niños y niñas Recuento indistintamente % Total Total Femenino Recuento % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Respecto al número de beneficiarios por cama obtenemos que el 54% duerme solo en una cama. Como todo dato, éste varía por sexo, y edad. Por ejemplo, las beneficiarias son las que, frecuentemente, se duermen con otra compañera en la misma cama, y de hecho son las que suelen dormirse entre tres personas. Con las visitas a los albergues, se pudo constatar que en algunos albergues del estado de Guerrero los beneficiarios varones están separados en dos dormitorios por edades, mientras las mujeres sólo duermen en uno. Cuadro 2.27. ¿Cuántos duermen en tu cama? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sólo yo 17.357 54.5 54.6 54.6 Dos 13,699 43.0 43.1 97.6 Más de dos 748 2.3 2.4 100.0 Subtotal 31,805 99.8 100.0 62 0.2 31,867 100.0 No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Al hacer un análisis de acuerdo a la edad del infante, observamos que, existe una relación inversamente proporcional entre el número de personas que duermen en la 60 misma cama con la edad: a medida que aumenta de edad un beneficiario hay más probabilidades de dormirse solo en una cama. Esto responde más a derechos a disfrutar de la comodidad de dormirse en una cama en los casos de beneficiarios que ya alcanzan la adolescencia. En el 93% de los casos se obtuvo que las y los beneficiarios que duermen entre dos o más de dos suelen hacerlo con otro compañero o con un hermano, y de esta cantidad muchos de ellos manifestaron que la otra persona es de su mismo sexo, y por lo regular de su mismo nivel educativo o edad. Cuadro 2.28. ¿Quién duerme en tú misma cama? ¿Con quién duerme? Porcentaje Porcentaje Porcentaje acumulado válido válido acum. Frecuencia Porcentaje ella y una compañera 6;761 45.82 45.82 49.26 49.26 él y un compañero 6,057 41.04 86.86 44.13 93.40 419 2.84 89.7 3.05 96.45 96 0.65 90.35 0.70 97.15 304 2.06 92.41 2.22 99.37 él y dos compañeros 33 0.22 92.63 0.24 99.61 ella y su prima 27 0.18 92.81 0.20 99.80 ella y una ecónoma 27 0.18 92.99 0.20 100.00 1,034 7.01 100.0 14,757 100.00 ella y su hermana ella, su hermana y otro él y su hermano No especificado Total 100.00 Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 2.2.1.2.3 Situación de frío por las noches Un albergue seguro y digno no se reduce al alojamiento. Implica el derecho de dormir sin pasar por una situación de frío, y sobretodo en un ambiente de respeto a la persona. Cuando se realizó el trabajo de campo se pudo obtener información muy valiosa tanto de parte de los menores encuestados como de los actores sociales involucrados con el funcionamiento del albergue. Respecto a pasar frío por las noches, en los albergues se observó en campo que tal situación se debe a la falta de cobijas suficientes, aunado a la falta de algunos vidrios en las ventanas, o bien a que estuviesen incompletos o rotos. 61 Al la pregunta específica, más de la mitad de los beneficiarios afirmaron que pasan frío por las noches, lo cual indica que uno de cada tres no duerme en las condiciones que les permitan un descanso reparador, en tanto que uno de cada seis a veces padece tal situación (v. cuadro 2.29). Cuadro 2.29. ¿Pasas frío en las noches? Respuesta Sí A veces No Subtotal No sabe Total Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 11,460 32.3 35.3 35.3 6,113 17.2 18.8 54.1 14,887 42.0 45.9 10.0 32,460 91.5 100.0 3,019 8.5 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Un aspecto interesante del padecimiento de frío se registra al analizar esta variable según el sexo del albergado. Se observa una distribución similar a la que se evidenció entre los que manifiestan quedarse con hambre. Los beneficiarios de sexo masculino son los que manifiestan en mayor medida pasar frío por las noches, siendo entre los más pequeños que se presenta mayormente esta situación, decreciendo con la edad. Pero no ocurre lo mismo para el caso de las niñas, ya que los datos no se distribuyen de una manera homogénea, lo que hace más difícil encontrar una tendencia clara. 62 Cuadro 2.30. ¿Pasas frío en las noches?, según edad codificada y sexo de los beneficiarios Edad recodificada de los Pasan frío en las noches Sexo Operación Total Sí No A veces beneficiarios Masculino De 3 a 5 años Femenino Total Masculino De 6 a 11 años Femenino Total Masculino De 12 a 14 años Femenino Total Masculino De 15 años o más Femenino Total Recuento 210 100 38 348 60.3% 28.7% 10.9% 100.0% 56 105 166 327 17.1% 32.1% 50.8% 100.0% 266 205 204 675 % de Sexo 39.4% 30.4% 30.2% 100.0% Recuento 3,995 4,284 1,633 9,912 % de Sexo 40.3% 43.2% 16.5% 100.0% Recuento 2,767 4,522 1,269 8,558 % de Sexo 32.3% 52.8% 14.8% 100.0% Recuento 6,762 8,806 2,902 18,470 % de Sexo 36.6% 47.7% 15.7% 100.0% Recuento 2,036 2,643 1,345 6,024 % de Sexo 33.8% 43.9% 22.3% 100.0% Recuento 1,597 1,843 1,146 4,586 % de Sexo 34.8% 40.2% 25.0% 100.0% Recuento 3,633 4,486 2,491 10,610 % de Sexo 34.2% 42.3% 23.5% 100.0% 500 769 273 1,542 32.4% 49.9% 17.7% 100.0% 299 500 242 1,041 28.7% 48.0% 23.2% 100.0% 799 1,269 515 2,583 30.9% 49.1% 19.9% 100.0% % de Sexo Recuento % de Sexo Recuento Recuento % de Sexo Recuento % de Sexo Recuento % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Un indicador más claro de la calidad del hospedaje para pernoctar lo podemos obtener si comparamos lo que declaran los beneficiarios de los AEI, distinguiendo entre los que pernoctan en el albergue y lo que no lo hacen y solamente acuden a las instalaciones para alimentarse. Esta comparación tiene la ventaja de que los declarantes en ambos casos son del mismo albergue y por ende de la región, con condiciones 63 medioambientales similares. El resultado es que en una proporción de tres a dos declararon pasar frío quienes duermen en el albergue respecto a los que no, es decir, el albergue es un lugar que presenta peores condiciones para dormir que sus casas, en cuanto a calor ambiental se refiere. Cuadro 2.31. ¿Pasan frío en las noches?, según lugar de pernocta Respuesta Operación Duerme en el albergue Sí Sí A veces No Total Total No Recuento 11,321 139 11,460 % 35.5% 22.6% 35.3% 5,974 139 6,113 % 18.8% 22.6% 18.8% Recuento 14,551 336 14,887 % 45.7% 54.7% 45.9% Recuento 31,846 614 32,460 100.0% 100.0% 100.0% Recuento % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 2.2.1.2.4 Condiciones de seguridad física en el albergue ¿Cómo es la convivencia dentro del albergue? Para asegurar un ambiente seguro y de armonía en todo grupo social, se necesita un clima de respeto entre los miembros, en este caso los beneficiarios del albergue. En la encuesta realizada a nivel nacional, se pudo obtener datos en términos de presencia de riñas y su incidencia. La existencia de esta realidad, suele ir muy acorde con el uso que se le da al tiempo libre dentro del albergue, pero sobretodo a los conflictos mismos que se desarrollan en todo grupo social, con beneficiarios de distinta procedencia, edad, sexo, pertenencia étnica o intereses diversos. Pues bien, dentro del albergue, una tercera parte de la población encuestada reconoce la existencia de riñas entre sus compañeros, en el transcurso del año. Al ser el 34% de los casos válidos, debe llamar la atención de los jefes de albergue, y a la intervención de los padres de los beneficiarios. Sin datos precisos de conocimiento de causa y de la situación en la que se enmarcan no permite formular generalizaciones, como tampoco hacer deducciones 64 del tipo de riñas y bajo las circunstancias en que estas se presentan y atañen la vida social del albergue. Cuadro 2.32. ¿Ha habido riñas entre niños durante el ciclo escolar? Respuesta Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje Sí 11,906 33.6 34.0 34.0 No 23,086 65.1 66.0 100.0 34,992 98.6 100.0 No sabe 487 1.4 Total 35,479 100.0 Subtotal Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Como las preguntas fueron formuladas sólo en términos de la existencia de riñas y el número que se han presentado, tampoco se puede hacer una diferenciación entre los responsables de las riñas por sexo, edad, u otras variables. Se puede conocer los datos de quienes aportaron la información pero, no es suficiente para conocer a fondo el problema. Problemas de convivencia entre los beneficiarios Las agresiones representan otro indicador para explicar la situación de una posible convivencia inadecuada en el albergue. Por agresión se explicó a los beneficiarios que consistía en situaciones de maltrato físico, insultos, robo de una cosa que les perteneciera. Quizá los datos distribuidos no sean tan fundamentales porque varían muy poco, pero sí son significativos, en tanto que nos arroja que las mujeres han sufrido algún tipo de agresiones hacia su persona, lo cual puede ser un indicador de discriminación hacia este género, que se torna en muchos casos como algo implícito a la cultura, pero que es puesto en evidencia por las mujeres. 65 Cuadro 2.33. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según sexo Respuesta Sí No Total Sexo Operación Total Masculino Femenino Recuento 4,734 4,171 8,905 % de Sexo 25.2% 25.9% 25.5% Recuento 14,056 11,953 26,009 % de Sexo 74.8% 74.1% 74.5% Recuento 18,790 16,124 34,914 % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Nuevamente la vulnerabilidad se presenta en el grupo de los niños más pequeños, tal consideración se manifiesta cuando la variable “maltrato” se cruza de manera conjunta con edad y sexo, resultando que la mayor parte de las agresiones se reciben en menores de edad, éstos suelen ser hombres, pero que a medida que aumentan de edad se reduce la posibilidad de ser agredidos; en cambio en el caso de las beneficiarias esto no sucede, puesto que en todos los rangos de edad, más de la cuarta parte de las niñas alguna vez se han visto envueltas en situaciones de agresión. Las dimensiones que ha alcanzado este problema se presenta en el cuadro siguiente (2.34) que muestra las agresiones que han tenido lugar en los albergues, analizando las variables de edad y sexo. 66 Cuadro 2.34. Agresión recibida de otro compañero(a), según sexo del agredido Edad recodificada Respuesta Masculino Sí De 3 a 5 años No Total Sí De 6 a 11 años No Total Sí De 12 a 14 años No Total Sí De 15 años o más Sexo Operación No Total Recuento Total Femenino 135 109 244 36.89% 33.33% 35.21% 231 218 449 63.11% 66.67% 64.79% 366 327 693 % de Edad 100% 100% 100% Recuento 2,602 2,751 5,353 25.55% 28.95% 27.19% 7,583 6,753 14,336 74.45% 71.05% 72.81% 10,185 9,504 19,689 % de Edad 100% 100% 100% Recuento 1,686 922 2,608 25.78% 19.02% 22.91% 4,853 3,925 8,778 74.22% 80.98% 77.09% Recuento 6,539 4,847 11,386 % de Edad 100% 100% 100% 312 389 701 18.34% 29.34% 23.16% 1,389 937 2,326 81.66% 70.66% 76.84% Recuento 1,701 1,326 3,027 % de Edad 100% 100% 100% % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Recuento % de Edad Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Como se ha visto anteriormente, tanto las mujeres como los HLI, son los sectores de beneficiarios que se enfrentan a mayores dificultades para interactuar en espacios de amplio respeto y convivencia armónica. Como se muestra en el siguiente cuadro, el porcentaje de hablantes de lengua indígena que reportaron agresiones de otros compañeros es 6.1% superior al de no hablantes. 67 Cuadro 2.35. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según condición de habla indígena Respuesta Operación HLI alumno HLI Recuento Sí No Total Total No HLI 6,637 2,268 8,905 % 27.4% 21.3% 25.5% Recuento 17,581 8,395 25,976 % 72.6% 78.7% 74.5% Recuento 24,218 10,663 34,881 100.0% 100.0% 100.0% % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. El mismo grado de vulnerabilidad en la que se encuentran las adolescentes y los HLI es también compartida en las mismas situaciones por los beneficiarios de comunidades aledañas o lejanas al albergue. Estos últimos en la cuestión de agresiones recibidas rebasan en proporciones a los otros dos actores que resultaron también afectados. Cuadro 2.36. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según procedencia Respuesta Operación Tipo de comunidad Sede Recuento Sí 1,521 7,385 8,906 15.1% 29.7% 25.5% 8,558 17,451 26,009 % 84.9% 70.3% 74.5% Recuento 10,079 24,836 34,915 100.0% 100.0% 100.0% % Recuento No Total Total Aledaña % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Si se recurre al dato que expresa el número de veces que un beneficiario fue agredido, el 85% de los agredidos reconoce que han sido objeto de esta acción de 6 a 10 veces, y un 12.5% de que de 11 a 15 veces, en lo que iba del ciclo escolar presente, y las encuestas se realizaron en su gran mayoría en noviembre, así que durante 2 meses aproximadamente, el 97% de los encuestados agredidos lo fueron más de 11 veces en 68 solo 2 meses, lo que equivaldría a que han sido objeto de insultos, golpes o han sido objeto de robo por otros compañeros una vez o dos veces por semana. Si se realiza el cruce típico por sexo, se obtiene que las mujeres no sólo son las más agredidas, sino que también lo son más que los hombres, así encontramos que en el rango de 11 a 15 agresiones recibidas, el porcentaje que representa a las mujeres duplica al 6% de los hombres. Cuadro 2.37. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según sexo Respuesta Operación Sexo Total Masculino Femenino De 1 a 5 Recuento 103 132 235 agresiones % de Sexo 2.2% 3.2% 2.6% De 6 a 10 Recuento 4,060 3,300 7,360 agresiones % de Sexo 85.8% 79.1% 82.7% De 11 a 15 Recuento 303 509 812 agresiones % de Sexo 6.4% 12.2% 9.1% De 16 a 20 Recuento 191 107 298 agresiones % de Sexo 4.0% 2.6% 3.3% De 16 a 20 Recuento 52 92 144 agresiones % de Sexo 1.1% 2.2% 1.6% De 21 a 25 Recuento 25 0 25 agresiones % de Sexo 0.5% 0.0% 0.3% De 26 a 30 Recuento 0 30 30 agresiones % de Sexo 0.0% 0.7% 0.3% Recuento 4,734 4,170 8,904 100.0% 100.0% 100.0% Total % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. La misma situación ocurre entre los agredidos si se distribuyen los casos por edad: Los beneficiarios más grandes fueron agredidos menos de 10 veces, en su mayoría, en los dos meses que iba del ciclo escolar; mientras tanto más del 15% de los beneficiarios que se encuentran en los dos primeros rangos de edad fueron agredidos de 11 a más veces, llegando en un caso hasta la cantidad de 30 agresiones en 2 meses. 69 Cuadro 2.38. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según edad recodificada Edad recodificada de los beneficiarios Respuesta Operación De 1 a 5 Recuento agresiones % De 6 a 10 Recuento agresiones % De 11 a 15 Recuento agresiones % De 16 a 20 Recuento agresiones % De 16 a 20 Recuento agresiones % De 21 a 25 Recuento agresiones % De 26 a 30 Recuento agresiones % Total Recuento % De 3 a 5 De 6 a 11 De 12 a De 15 años años años 14 años o más Total 0 181 54 0 235 0.0% 3.4% 2.1% 0.0% 2.6% 206 4,237 2,242 676 7,361 84.4% 79.2% 85.9% 96.4% 82.6% 0 553 260 0 813 0.0% 10.3% 10.0% 0.0% 9.1% 38 232 28 0 298 15.6% 4.3% 1.1% 0.0% 3.3% 0 95 25 25 145 0.0% 1.8% 1.0% 3.6% 1.6% 0 25 0 0 25 0.0% 0.5% 0.0% 0.0% 0.3% 0 30 0 0 30 0.0% 0.6% 0.0% 0.0% 0.3% 244 5,353 2,609 701 8,907 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Para los casos de albergados que son HLI no hay ningún patrón de distribución de los beneficiarios que respondieron ser agredidos. Al continuar con el cruce con la condición de tipo de comunidad, sede o aledaña, se obtiene que los que sufren mayor número de agresiones son los de comunidades aledañas. Los puntos porcentuales suelen ser mínimos pero muy significativos por la probable discriminación que enfrenta un sector de los beneficiarios. 70 Cuadro 2.39. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según procedencia Respuesta Operación Tipo de comunidad Sede De 1 a 5 Recuento agresiones Total Aledaña 78 158 236 % 5.1% 2.1% 2.6% De 6 a 10 Recuento 1,188 6,173 7,361 agresiones % 78.1% 83.6% 82.6% De 11 a 15 Recuento 110 703 813 agresiones % 7.2% 9.5% 9.1% De 16 a 20 Recuento 55 243 298 agresiones % 3.6% 3.3% 3.3% De 16 a 20 Recuento 60 84 144 agresiones % 3.9% 1.1% 1.6% De 21 a 25 Recuento 0 25 25 agresiones % 0.0% 0.3% 0.3% De 26 a 30 Recuento 30 0 30 agresiones % 2.0% 0.0% 0.3% Recuento 1,521 7,386 8,907 100.0% 100.0% 100.0% Total % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Actitud de los adultos para con los beneficiarios Es fundamental también hacer una revisión de la responsabilidad de los adultos en el problema que se viene analizando. Entre los adultos que habitan y visitan constantemente el albergue, se encuentran en primer lugar jefes de albergue y ecónomas, y en segundo lugar padres de familia, las parejas de las ecónomas, entre otros con mayor presencia. De la población de beneficiarios encuestada, el 18% manifestó ser agredida por un adulto, cifra menor en comparación con el 25% de agresiones con referencia a compañeros, no obstante el resultado es de dimensiones importantes, ya que cerca de la quinta parte de los beneficiarios han sido agredidos desde su ingreso por un adulto. Tales actitudes deberán ser atendidas y erradicadas por las autoridades del programa, en franca comunicación y colaboración con los Jefes de Albergue. 71 Cuadro 2.40. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 6,364 17.9 18.2 18.2 No 28,631 80.7 81.8 100.0 35,019 98.6 100.0 460 1.4 35,479 100.0 Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Entre los afectados por agresiones de adultos esta vez no son las niñas, sino los hombres. La diferencia entre los sectores poblaciones de beneficiarios por sexo es de 4 puntos porcentuales: 20% son casos de los niños, y 16% de las niñas. Cuando se desagregan los casos de agresión por un adulto asociado a la edad de los beneficiarios se encuentra que los más vulnerables son los destinatarios del PAEI más pequeños. De hecho el porcentaje más alto se encuentra en los niños de 3 a 5 años, donde el 30% reconoce sufrir un tipo de agresión por un adulto mayor, y así a medida que aumenta la edad también disminuye la existencia de posibles agresiones de adultos desde su llegada. La hipótesis que se desprende de estos datos, es que la percepción es diferente en los más pequeños de edad, quienes otorgan mayor importancia a cualquier viso de maltrato, mientras que los de mayor edad, no le conceden tanta importancia, porque presumiblemente ya se han acostumbrado a tal tipo de actitudes. 72 Cuadro 2.41. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según edad recodificada Edad recodificada Respuesta Operación De 3 a 5 De 6 a 11 De 12 a 14 De 15 años años años años o más Recuento Sí 211 3,954 1,869 330 6,364 30.4% 20.0% 16.4% 11.1% 18.2% 482 15,864 9,508 2,656 28,510 69.6% 80.0% 83.6% 88.9% 81.8% 693 19,818 11,377 2,986 34,874 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % Recuento No % Recuento Total % Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A pesar del cambio en la distribución por sexo, el maltrato hacia beneficiarios en condición de HLI, al igual que la situación de edad, se mantiene constante. Así, se puede comprobar que este sector poblacional no sólo es el que sufre agresiones de sus compañeros sino también de las personas adultas. Cuadro 2.42. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según condición de habla indígena Respuesta Operación HLI alumno HLI Recuento Sí No Total Total No HLI 4,699 1,666 6,365 % 19.6% 15.2% 18.2% Recuento 19,299 9,299 28,598 % 80.4% 84.8% 81.8% Recuento 23,998 10,965 34,963 100.0% 100.0% 100.0% % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Compartiendo casos similares de maltrato, pero en un grado menor, se encuentran los niños de comunidades lejanas o aledañas, donde las estadísticas entre los beneficiarios que han sufrido algún tipo de agresión por un adulto distan mucho si se separan por tipo de comunidad de la cual provienen. 73 Cuadro 2.43. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según procedencia Respuesta Operación Tipo de comunidad Sede Sí No Total Total Aledaña Recuento 1,003 5,362 6,365 % 9.8% 21.7% 18.2% Recuento 9,230 19,401 28,631 % 90.2% 78.3% 81.8% Recuento 10,233 24,763 34,996 100.0% 100.0% 100.0% % Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Cuando se les solicitó a los encuestados que explicaran la situación de agresión, se obtuvieron una diversidad de respuestas que incluyen a ecónomas y jefes de albergue (sobre todo jefas), pasando por instructores de CONAFE y por último a los maridos de las ecónomas. Basta decir que en la mayoría de los casos explicados fueron expuestas las ecónomas y jefas de albergue. Contrastando con muchas otras que asumen el papel de madres, para muchos beneficiarios, sobretodo cuando apenas ingresan al albergue. Esta actitud que se reseña, lo revela el cuadro que describe la relación entre los niños agredidos por otro compañero con la agresión por parte de un adulto. Relación entre agresión de otro beneficiario por la agresión realizada por un adulto. Así, se tiene que, del 100% de los agredidos por otro beneficiario más de la mitad fueron también agredidos por otro adulto. Aunque los datos desglosados por sexo varían muy poco, si es notable que quienes han experimentado una doble agresión y /o maltrato por sus compañeros y adultos son las mujeres. 74 Cuadro 2.44. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?, según sexo (sólo considera a beneficiarios agredidos) Respuesta Sí No Total Operación Sexo Total Masculino Femenino Recuento 2,542 2,275 4,817 % de Sexo 53.9% 54.5% 54.2% Recuento 2,178 1,897 4,075 % de Sexo 46.1% 45.5% 45.8% Recuento 4,720 4,172 8,892 100.0% 100.0% 100.0% % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En este escenario, nuevamente los niños más pequeños, en cuanto a la edad, son los que han sufrido un doble maltrato: 2 de cada 3 de los albergados de 3 a 5 años han sido agredidos tanto por compañeros mayores como por adultos. La misma realidad descrita, es compartida por los beneficiarios en condición de HLI y los que provienen de comunidades lejanas o aledañas. 2.2.1.2.5 Salud e higiene Aproximadamente el 80% de los beneficiarios manifestó no haberse quedado con hambre, que duerme en el albergue, y que no sufrió ningún tipo de maltrato (tanto por compañeros como por adultos), lo cual merece un reconocimiento como logros significativos del Programa. No obstante, estos logros en la atención de la alimentación y el hospedaje de los beneficiarios, hay otros componentes del programa no menos importantes. En este apartado se analiza la problemática de la atención a la salud de los beneficiarios. Es necesario considerar que muchas de las localidades no cuentan con clínica de salud o unidad rural, y si las tienen, no cuentan con el equipo adecuado y dotación de medicinas, a lo que se suma el personal médico, el cual no labora tiempo completo. Esta situación afecta a los beneficiarios, puesto que al no recibir una atención médica oportuna ni eficiente, no pueden tampoco lograr un mejor desarrollo físico y mental, lo 75 cual determina directamente la propensión a enfermedades y, por ende, sin lugar a dudas el desempeño escolar. En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín de primeros auxilios. Enfermedades y /o accidentes Para la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran mayoría de los jefes de albergue como de las ecónomas, respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la clínica o centro de salud, cuando hay en la comunidad, en caso contrario recurren a la medicina tradicional, o simplemente trata de mitigarse la enfermedad con té. Esta labor que desarrolla el personal del albergue, se lleva acabo sin ninguna capacitación previa médica o de primeros auxilios, De hecho ninguna de las ecónomas reconoció tener una preparación tanto en la prevención de enfermedades como en el tratamiento de accidentes. La omisión a la salud no es una cuestión nueva, pues los jefes de albergue que tienen más de 10 años, también manifestaron que la salud nunca ha sido una prioridad desde que ellos han dirigido o trabajado en un albergue. Esta falta de atención se comprueba con la flexibilidad de los requisitos de ingreso al albergue, solicitados a los beneficiarios. En la gran mayoría de ellos, el certificado médico no es una condición de ingreso o rechazo, lo cual es justificable, por la carencia de unidades médicas y la falta de acceso a los servicios médicos. Sin embargo, no es una acción justificable, si lo que está de por medio es la salud de los beneficiarios, porque hay muchas maneras de realizar un examen médico estando ya en el albergue. Más específicamente, sólo se solicita en el 18.5% de los albergues visitados. Además no es propiamente un certificado que informe del tipo de enfermedades que han tenido, 76 y medidas seguir hasta que sane, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de la cartilla de vacunación. Además de restarle importancia al certificado de salud, se extiende a la atención médica que se pueda brindar a los beneficiarios en su calidad de albergados. Las revisiones médicas que se deben realizar periódicamente, son muy esporádicas en algunos casos y en otros simplemente no se llevan a cabo. En los albergues que se reciben visitas médicas o que se llevan los beneficiarios a la unidad médica local, el período promedio es de 2 a 3 meses. Dada la situación de comunidades rurales, y con menos de 1,000 habitantes, lugares sede de los albergue, los servicios médicos que llegan son de la Secretaría de Salud, y por lo regular quienes los brindan son jóvenes universitarios que cumplen con su servicio social. Aunado a un horario establecido de las unidades médicas, la disposición del servicio médico, cuando se solicita no siempre es oportuna, menos aún eficiente. El tema de la salud, en referencia con las enfermedades cobra importancia no sólo por ser uno de los derechos de todos los niños sino, por su incidencia en el aprendizaje y por ende en el desempeño escolar. Cabe mencionar, que la mitad de las autoridades escolares, aproximadamente, reportó que los niños faltan por enfermedades, la mayoría de ellas son respiratorias, como gripe, tos, o fiebre sin determinar la causa. Los mismos docentes manifiestan una preocupación por la presencia de enfermedades de la piel que, aunque tienen poca incidencia, van en aumento. Otro tipo de enfermedades reportadas también fueron casos aislados de enfermedades estomacales, entre otros. Es tan común la enfermedad, como una causa de inasistencia escolar que, los entrevistados mencionados en este párrafo, no consideran esta situación grave ni anormal, respecto a los parámetros locales. 77 Sin embargo, el personal del albergue reconoce que los beneficiarios están propensos ante enfermedades epidémicas, como la varicela, el sarampión, la viruela, que son muy comunes en los albergues. También es menester de señalar que, los albergues escolares al estar ubicados en diferentes entidades del país, los beneficiarios están expuestos a diversos climas y condiciones geográficas, lo cual los hace vulnerables a enfermedades varias. De manera resumida se puede afirmar que, ante la falta de solicitud de un certificado, la carencia de vistas médicas, aunado a la falta de conocimiento médico de los jefes y las ecónomas coloca a los beneficiarios en estado de vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas o epidémicas. Dotación de consumibles de higiene y limpieza Retomando la importancia otorgada por las autoridades escolares y profesores de los beneficiarios, sobre el papel que desempeñan las condiciones de salud e higiene en el desarrollo humano, y en el rendimiento escolar, se podría dar a conocer las diversas opiniones vertidas por los actores sociales entrevistados, pero; lo más importante es también retomar las respuestas dadas por los beneficiarios al cuestionarlos sobre la dotación de consumibles de higiene y limpieza, y la periodicidad en la que se les entregan. Este análisis quedaría limitado, si no se dan a conocer las condiciones determinantes de su calidad de vida dentro de la institución. Éstas, a su vez se encuentran vinculadas con la disponibilidad de recursos económicos; de recursos naturales como el agua potable; de infraestructura como el drenaje, y; de servicios, como visitas y supervisiones médicas a los niños y a las instalaciones, alimentación suficiente y balanceada, y un aseo constante de las áreas físicas, por mencionar las más importantes. 78 Al hacer la entrevista a los docentes y autoridades escolares, coinciden que existe una carencia extrema de falta de higiene de los niños albergados. Y ellos mismos la asocian a la carencia principalmente de agua, y de consumibles destinados al aseo personal, y la limpieza de las áreas del inmueble. La falta de aseo personal no es una característica general de todos los beneficiarios. Y la gran cantidad de los que no se presentan aseados es, como se mencionó anteriormente, por la carencia de agua, de agua caliente, sobre todo en albergues ubicados en climas fríos. Cuando se trata de dar seguimiento al estado nutricional de los niños, en la mayoría de los albergues simplemente se toman las medidas de talla y peso y se archivan, por tanto no se retoman estos datos como una referencia importante para acciones posteriores. Cuando se les preguntó a los jefes de albergue, sobre la existencia de recursos destinados a la higiene y limpieza, muchos de ellos manifestaron que no son suficientes, además del retraso en el que se suministran. Cuadro 2.45. Índice de dotación de material de higiene y limpieza Núm. de consumibles Ninguno o Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 1,459 4.1 4.1 4.1 1 3,924 11.1 11.1 15.2 2 2,918 8.2 8.2 23.4 3 4,562 12.9 12.9 36.3 4 12,666 35.7 35.7 72.0 5 9,951 28.0 28.0 100.0 35,479 100.0 100.0 cero Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 79 Para complementar estas afirmaciones, la tabla anterior muestra el porcentaje del número de consumibles correspondientes a higiene y limpieza que se destinan a los beneficiarios. Estos artículos incluyen jabón de baño, pasta dental, cepillo de dientes, papel sanitario y toalla de baño. De esta forma se pudo comprobar que a la tercera parte de los beneficiarios se les otorga cuatro de los cinco consumibles; mientras que, aproximadamente a la cuarta parte de la población encuestada se les da dos, uno o ninguno. De una manera más desglosada se muestran las tablas de la periodicidad en la que se entregan los consumibles utilizados para la higiene y la limpieza personales. Cuadro 2.46. ¿Te proporcionan jabón? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí, una vez al mes 7,124 20.1 20.2 20.2 Sí, una vez al año 1,233 3.5 3.5 23.7 21,872 61.6 62.1 85.8 Sí, pero no sabe cuando 1,251 3.5 3.6 89.4 No 3,751 10.6 10.6 100.0 35,231 99.3 100.0 248 0.7 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Como se puede ver que el 90% de ellos afirma que son dotados de jabón de baño, generalmente cada que se acaba. De hecho, es el único consumible que se dota a casi todos los albergados, en comparación con los cuatro restantes, y que también atañen a la higiene personal. Aclarando que este artículo es de uso colectivo. Respecto a los medios para el aseo dental, tanto para la entrega de pasta y cepillo dental el 79% y 75% respectivamente reconoce que se les dota de éstos, igualmente, a 80 más de la mitad, que el caso del jabón: cada que se les acaba. Sin embargo el 20% del total de los encuestados manifiesta que se les entregan estos consumibles una vez al año, lo cual refleja las precarias condiciones de higiene en este sentido. Cuadro 2.47. ¿Te proporcionan pasta dental? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí, una vez al mes 5,287 14.9 15.1 15.1 Sí, una vez al año 2,198 6.2 6.3 21.4 19,267 54.3 55.0 76.4 918 2.6 2.6 79.0 7,336 20.7 21.0 100.0 35,004 98.7 100.0 475 1.3 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Cuadro 2.48. ¿Te proporcionan cepillo de dientes? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí, una vez al mes 5,814 16.4 16.6 16.6 Sí, una vez al año 7,003 19.7 20.0 36.6 11,484 32.4 32.8 69.4 Sí, pero no sabe cuando 2,163 6.1 6.2 75.6 No 8,553 24.1 24.4 100.0 35,017 98.7 100.0 462 1.3 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Los dos consumibles mencionados en los cuadros 2.47 y 2.48 se entregan a la mayoría de los beneficiarios, aunque no con regularidad. Por ejemplo, el 21% y el 24% reconocen que nunca les han asignado pasta dental y cepillo de dientes, respectivamente, cuando éstos son dos medios indispensables para el aseo e higiene 81 bucal diarios, en tanto que el papel del baño al 31% no se le proporciona., casi uno de cada tres beneficairios (v. cuadro 2.49). Cuadro 2.49. ¿Te proporcionan papel sanitario? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí, una vez al mes 5,075 14.3 14.4 14.4 Sí, una vez al año 795 2.2 2.3 16.7 17,401 49.0 49.4 66.1 878 2.5 2.5 68.5 11,083 31.2 31.5 100.0 35,232 99.3 100.0 247 0.7 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Las tablas presentadas anteriormente permiten observar que casi todos los consumibles son entregados a más de la mitad de los beneficarios, pero no con la regularidad que se requiere, para mantener una higiene adecuada de los becarios. Si se cruza el índice de dotación de consumibles por sexo, se encuentra que las beneficiarias, son las que reciben un número menor de la cantidad de consumibles de higiene y limpieza. Este cruce permite observar que, a medida que aumenta el número de consumibles, también disminuye la posibilidad de que las niñas puedan tener acceso al mismo número de consumibles que fueron dados a los niños. Además si se toma en cuenta que, las mujeres no sólo necesitan los consumibles anteriores sino también toallas sanitarias, entre otros artículos. 82 Cuadro 2.50. Índice de dotación de material de higiene y limpieza, según sexo Núm. de consumibles Operación Sexo Total Masculino Femenino 722 714 1,436 Ninguno Recuento o cero % de Sexo 3.8% 4.4% 4.0% Recuento 2,532 1,392 3,924 % de Sexo 13.2% 8.5% 11.1% Recuento 1,444 1,474 2,918 % de Sexo 7.5% 9.0% 8.2% Recuento 2,459 2,103 4,562 % de Sexo 12.8% 12.9% 12.9% Recuento 6,527 6,162 12,689 % de Sexo 34.0% 37.8% 35.8% Recuento 5,487 4,463 9,950 % de Sexo 28.6% 27.4% 28.0% Recuento 19,171 16,308 35,479 % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% 1 2 3 4 5 Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Prácticas de higiene y limpieza Desde luego que la limpieza e higiene tienen que ver directamente con las prácticas mismas de aseo de las y los beneficiarios, por ejemplo el aseo de los excusados, el número de veces que se bañan en el albergue, la existencia de papel sanitario, entre otros. Por lo cual, se añaden las respectivas tablas que ilustran una cultura de higiene y limpieza entre los albergados, teniendo en cuenta las condiciones precarias en las que opera el Programa. Como bien muestra la tabla siguiente (2.51), aproximadamente el 90% de las y los beneficiarios se baña en el albergue, sobre todo los que allí duermen. 83 Cuadro 2.51. ¿Te bañas en el albergue? Respuesta Frecuencia Porcentaje Sí válido acumulado 88.5 91.1 91.1 3,066 8.6 8.9 100.0 34,481 97.2 100.0 998 2.8 35,479 100.0 No sabe u otro Total Porcentaje 31,415 Nunca Subtotal Porcentaje Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A continuación se presenta una tabla que contiene la información respecto a la periodicidad y al número de veces que se bañan los beneficiarios en su estancia en el albergue. Lo que salta a la vista son los altos porcentajes correspondientes al número de veces que se asean, ya sea durante el día o a la semana y, que van de 1 a 3 veces, dependiendo del clima y de la región donde se ubica el albergue. La frecuencia con que practican el baño los beneficiarios demuestra que en la mayoría existe una fuente de agua, que puede utilizarse para el aseo personal. Cuadro 2.52. Frecuencia recodificada con que se bañan los beneficiarios durante su estancia en el albergue (sólo considera a los que se bañan en el albergue) Frecuencia con que se baña durante su Respuesta Operación estancia en el albergue (recodificada) De 1 a 3 De 4 a 6 De 7 a 9 De 10 a veces veces veces más Total Sí, Veces por Recuento 14,599 298 32 24 14,953 día % del total 46.7% 1.0% 0.1% 0.1% 47.8% Sí, Veces por Recuento 14,849 1,317 86 71 16,323 semana % del total 47.5% 4.2% 0.3% 0.2% 52.2% Recuento 29,448 1,615 118 95 31,276 % del total 94.2% 5.2% 0.4% 0.3% 100.0% Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 84 Si bien, los resultados de la encuesta arrojan datos positivos en cuanto a esta práctica, es menester hacer mención de la situación que impera en muchos albergues, sobre todo en las regiones con poca disposición de agua, como el Valle del Mezquital, en Hidalgo, donde los jefes de albergue refirieron sobre la insuficiencia de agua, lo cual influía en todas las actividades y prácticas de higiene que se llevan acabo en el propio albergue. Hubo un caso concreto en la comunidad de Capula, donde a falta de agua, y a falta del recurso destinado a higiene y limpieza, se reunió a los padres de familia de los albergados para comunicarles esta situación y para que ellos decidieran que se iba a hacer; en la reunión se decidió que los niños tendrían que ir con sus familias hasta que llegara el recurso, que llegó hasta la segunda quincena de noviembre. En virtud de que, la mayoría de los beneficiarios se bañan en el albergue, es necesario también conocer cuál es el tipo de fuente de agua que utilizan. La mitad de los encuestados respondió que se bañan con agua de la regadera; más de la tercera parte reconoce que se baña con agua acarreada, que puede ser de una fuente de agua presente en el albergue; uno de cada 10 dice bañarse en un río o manantial cercano, y sólo el 5% manifiesta llevar a cabo esta práctica de higiene personal con otro tipo de abastecimiento de agua. Este último sector se baña en un pozo o en la pila del albergue, según sea el caso. Cuadro 2.53. Fuente de agua utilizada para bañarse Fuente de agua Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Agua de la regadera 14,460 46.0 46.1 46.1 Agua acarreada 11,819 37.6 37.7 83.7 En río o manantial 3,310 10.5 10.5 94.3 Otro 1,802 5.7 5.7 100.0 31,392 99.9 100.0 23 0.1 31,415 100.0 Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 85 2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales 2.2.2.1 Los padres de familia 2.2.2.1.1 Inclusión de los padres de familia a las actividades Los padres de familia de los beneficiarios son en su mayoría hablantes de lengua indígena. De acuerdo con los resultados de las entrevistas a Comités de los albergues seleccionados en la muestra, aproximadamente el 80% son HLI, el resto ya no hablan la lengua, pero en su mayoría guardan la identidad indígena. Aunado a esta condición, muchos viven en comunidades alejadas del albergue, distancias que recorren a pie o transporte público. En algunos casos el tiempo de traslado al albergue es hasta de 3 días, aunque el 90% vive en comunidades que se localizan a dos o menos horas de distancia. Aparte de las dificultades de transporte, muchos de los padres también enfrentan el problema de la disponibilidad de tiempo, ya que como parte de su supervivencia, realizan un trabajo relacionado con las actividades primarias, sobre todo con la agricultura. Por tanto tienen pocas posibilidades de estar en contacto con el albergue y menos aún de participar en actividades en beneficio de sus propios hijos. No obstante, pese a las limitaciones de tiempo, de las largas jornadas para el traslado y de la carencia de medios económicos, en la mayoría de los albergues los padres de familia participan de una u otra manera con su bienestar. Las actividades que realizan para tal fin son muy variadas, y dependen de las necesidades del albergue. Así, se puede encontrar su participación en actividades relacionadas con el mantenimiento, con la cocina, el acarreo de leña y preparación de alimentos. En la cuestión del mantenimiento, los padres de familia son los encargados de limpiar el albergue segando hierba, de pintarlo, de la reparación de bancas y mesas, entre otras labores. Su trabajo, frecuentemente es coordinado por el Comité de Apoyo. Las madres de familia realizan actividades más ligadas a la cocina, por ejemplo, apoyan en la 86 preparación de alimentos, más aun si una ecónoma llega a faltar. Algunas veces se les da una remuneración, ya que también pierden un día de trabajo. La participación más importante es la referente al suministro de dos recursos indispensables del albergue: la leña y el agua. De hecho, las ecónomas reconocen la valía del apoyo de los padres en el suministro de estos recursos que, cuando llega a faltar, generan problemas en el funcionamiento del albergue. Sin embargo, no todos los padres trabajan por igual. Muchos de ellos, lo que comúnmente hacen es dejar a sus hijos el lunes por la mañana e irlos a recoger el viernes por la tarde, sin hacer ninguna visita durante la semana, menos preguntar si se requiere un tipo de ayuda. Y es que en casi todos los albergues donde existe una gran participación de los padres de familia se da gracias a la invitación e insistencia de los jefes de albergue. 2.2.2.1.2 Formación y reuniones del Comité de Padres de Familia Los Comités de Padres de Familia generalmente son nombrados por una asamblea de los padres de los beneficiarios. En algunos casos, es una asamblea de la comunidad la encargada de elegir a ciudadanos, independientemente de que tengan hijos en el albergue. En otros casos, el que se ha asumido la tarea de formar el Comité es él o la Jefa del albergue. En la primera modalidad, cabe mencionar que algunas veces el Comité es nombrado en compañía de los directivos del CCDI o de la SEP. Esta información se constató en el Taller Regional realizado en Cuetzalan del Progreso, Puebla. En este mismo taller los participantes manifestaron que, la integración de los comités se hace por medio de una convocatoria y en asamblea se eligen a los representantes. En otras zonas, en la asamblea donde se nombran se les hace firmar una carta de compromiso. Los miembros del Comité de Apoyo de varios albergues de Puebla, manifestaron que en esta entidad se ha desarrollado una estrategia para asegurar la participación del 87 Comité de Apoyo: El requisito indispensable para ser integrante es que debe ser habitante de la comunidad sede. De acuerdo con la información obtenida, la mayoría de los integrantes de estos órganos fueron nombrados por considerarlas personas valiosas y que se han destacado en la participación comunitaria, son responsables y cuentan con, disponibilidad para el trabajo. Un reclamo constante de los miembros del comité es la falta de información y capacitación que se les debe proporcionar a su ingreso. Durante los primeros meses solamente se reúnen con el Jefe de albergue y empiezan a planear las primeras acciones. Los integrantes sugieren que se elabore un plan detallado de las actividades a realizar a largo plazo, para que cada inicio de año escolar no sea la misma situación de falta de conocimiento. El Comité de Padres de Familia, para el desarrollo de sus actividades se reúne en el albergue. Las reuniones sirven para planear las actividades a realizar, distribuir las tareas en las que participan en coordinación con el personal del albergue. En las entrevistas aplicadas a Jefes de albergue se pudieron conocer datos respecto a la periodicidad con la que se reúnen los Comités de Padres de familia. De un total de 65 albergues visitados, donde en 56 se pudo aplicar la entrevista con los Jefes de albergue, se obtuvo que dos terceras partes de los Comités de Padres de Familia se reúnen una o más veces al mes. Dentro de otras opciones, hubo uno de cada diez que manifestó que los Comités lo hacen cada dos meses, otros que no se han reunido, y muy pocos, que se reúnen diariamente en el albergue para lo que se necesite. 88 Cuadro 2.54. Periodicidad de las reuniones del Comité Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Cada semana 14 21.5 25.0 25.0 Cada 15 días 3 4.6 5.4 30.4 Cada mes 18 27.7 32.1 62.5 Otro 21 32.3 37.5 100.0 56 86.2 100.0 9 13.8 65 100.0 Subtotal Sistema Total Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006. En estas reuniones, que se realizan en compañía del Jefe de albergue, los comités no sólo organizan y coordinan las diferentes actividades a realizar durante la semana, el mes o el año, sino que también, llegan a acuerdos entre ellos. Aproximadamente dos terceras partes manifestó que, el tipo de acuerdos son verbales, una tercera parte de los entrevistados manifestó que los acuerdos son escritos, y el restante, muy mínimo, afirmó que ellos tanto han firmado documentos como se han comprometido con su palabra. Cuadro 2.55. Tipo de acuerdos en las reuniones del Comité Tipo de acuerdo Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Verbales 33 50.8 58.9 58.9 Escritos 19 29.2 33.9 92.9 Ambos 3 4.6 5.4 98.2 Ninguno 1 1.5 1.8 100.0 56 86.2 100.0 9 13.8 65 100.0 Subtotal Sistema Total Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006. El hecho de que en dos terceras partes los acuerdos sean verbales, nos remite inmediatamente al tipo de personas que lo forman, y a veces al compromiso que tienen 89 los integrantes. El hecho de que sean verbales permite conocer que los integrantes deciden comprometerse con la palabra, y por tanto no necesitan una firma que los responsabilice de lo acordado. 2.2.2.1.3 Actividades en las que participan El comité está integrado tanto por hombres y mujeres, que tienen distintas actividades y roles que llevan acabo dentro de la lógica comunitaria, muchas veces no todos tienen la disponibilidad para participar con el mismo nivel de compromiso. Lo que se obtuvo en el trabajo de campo fue que, en la mayoría de los Comités de Padres de Familia los que realizan la mayor parte de las actividades son los hombres, en comparación con el tipo de actividades que realizan las mujeres. Y es que dentro de la lógica comunitaria es el hombre quien realiza las actividades correspondientes al ámbito público, y las mujeres, en su gran mayoría, están dedicadas al hogar. Por tanto, cuando éstas participan es, generalmente, por la ausencia de un jefe masculino en el hogar. Las actividades que realiza el Comité tienen que ver con el mantenimiento y limpieza del albergue, vigilancia y cuidado de los niños, compra y transporte de víveres, preparación de alimentos, promoción de la oferta albergue, entre otras, y en algunos casos el manejo de los recursos financieros. La participación del Comité en actividades que conciernen al albergue, y dispuestas por las Reglas de Operación es una forma de asegurar el buen funcionamiento del albergue. Sin embargo, en algunos albergues, sobre todo los de la región sur del país, no consideran que su participación influya de manera importante para el bienestar del albergue. En los albergues donde se carece del apoyo del Comité, las tareas que estos podrían desarrollar son asumidas por el personal de base, y muy raras veces por los padres de familia. 90 Mantenimiento En cuanto al mantenimiento, los miembros del comité son los encargados de organizar el trabajo de reparación, compra o cuidado de las áreas físicas y de infraestructura del albergue. Dichas actividades contemplan poda de jardines, limpieza de vidrios, reparación de baños y regaderas. Actividades como estas, que no requieren mucho conocimiento como tampoco mucha mano de obra son realizadas completamente por ellas. En otros casos, de manera conjunta con el jefe de albergue solicitan a la autoridad, el trabajo comunitario, por ejemplo para el techado de un dormitorio, cocina o comedor, de la barda perimetral, entre otros. Por lo regular para los trabajos de construcción se consigue el recurso ya sea con el municipio o por la CDI, pero la mano de obra es puesta por los padres de los beneficiarios. Las madres de familia también cooperan, concretamente, en la preparación de alimentos y, en las actividades relacionadas con la limpieza del albergue, como barrer, lavar cobijas, lavar los pisos, entre otros. Para el desarrollo de las tareas de mantenimiento, la mayoría de los miembros reconoce que éstas se ejecutan sin seguir un programa definido, donde se contemplen la disponibilidad de recursos, el tiempo de los padres de familia. De esta manera, las acciones realizadas responden a las necesidades diarias o que requieren una solución rápida, por tanto, no contemplan la prevención contra el deterioro de las instalaciones., Si acaso existe un programa de mantenimiento, éste fue diseñado por ellos, pero tiene una vigencia semanal o mensual, o en el mejor de los casos anual. Promoción La promoción para el nuevo ingreso, que se realiza conjuntamente con el Jefe de albergue y las Ecónomas, es una actividad donde sin el Comité sería más difícil realizarlo, ellos tienen un papel fundamental para el funcionamiento del Programa, porque asegura su permanencia en la oferta ante las necesidades de educación de las 91 comunidades. Si bien, en la mayoría de las comunidades aledañas se conoce la existencia del albergue es necesario que personas adultas y de las comunidades sean las encargadas de promoverlo. De esta manera la sociedad de la región asume al albergue como una institución perteneciente a las comunidades. En la promoción, es el Comité de Padres, o de apoyo como es comúnmente conocido, quien se encarga de pegar carteles, de realizar reuniones en comunidades, enviar mensajes por la radio comunitaria (donde hay, que son muy pocos casos), de visitar las casas de los niños, próximos a ingresar a los niveles académicos que ofrece el albergue, para invitar a los padres a que inscriban a sus hijos al albergue. Dentro de la información que proporcionan, se encuentran los apoyos que brindan el Programa y los requisitos de ingreso. Como esta actividad se realiza al finalizar el año escolar, y la selección de los beneficiarios se lleva a cabo al inicio, ellos no pueden participar en esta otra actividad, muy ligada a la promoción. Por tanto, el nuevo comité que es el encargado, conjuntamente con los jefes de albergue, de hacer la selección, participa con la desventaja relativa de desconocer la situación de los beneficiarios de nuevo ingreso. Estos eventos provocan un desfase entre el Comité saliente y el entrante, lo cual resta eficacia a su acción en cuanto a la selección de los beneficiarios, para dar cumplimiento a lo establecido en las Reglas de Operación, que proponen que el Comité de Padres de familia sea partícipe de la selección de los albergados. Adquisición de víveres y preparación de comida En el caso del suministro de víveres, sobre todo de la compra de complementarios y, más concretamente, de carnes y frescos la participación del Comité de Padres es vital, puesto que son sus integrantes, en muchos casos, quienes los van a comprar y son ellos mismos quienes los transportan al albergue. 92 En algunos casos, donde el monto suele retrasarse los miembros del Comité son los encargados de pedir fiado los productos, o de solicitar prestado dinero en la comunidad para su adquisición, comprometiéndose ellos, como ciudadanos, a pagar y no el albergue. Pero no sólo participan en la compra y transporte de víveres, sino también en la preparación de alimentos, y algunas veces en el diseño del menú y en la vigilancia de las comidas que se les proporcionan a los beneficiarios. Otras Existen otras actividades fundamentales que realiza el Comité de Padres, entre ellas se encuentra la vigilancia del albergue, cuidado de los albergados y la supervisión de llegada y salida de los beneficiarios a sus casas. En el taller de Tehuacán los participantes también expresaron que una de las funciones importantes que realiza el Comité de Apoyo es la supervisión de la entrega y salida de los beneficiarios, acompañados por sus padres. Esta actividad muy poco expresada, es fundamental para la seguridad de los albergados, pues asegura que los padres estén conscientes de que la responsabilidad de sus hijos es compartida y cedida, en muchos casos, tanto al personal como al Comité de Padres. En algunos albergues también se ha instaurado la práctica de las guardias nocturnas, especie de rondines por los dormitorios y alrededor del área del albergue. Resumiendo la importancia de las actividades ya mencionadas, se comprueba que el trabajo que llevan acabo los integrantes de los Comités de Apoyo es indispensable para el funcionamiento del albergue. No obstante, hace falta promover la participación activa de este órgano en todos los albergues; capacitar a sus integrantes para que se pueda aprovechar el potencial que pueden ofrecer para el albergue y motiva la participación de las madres de familia. 93 2.2.2.1.4 Papel en el control y transparencia de la información Considerando que la transparencia de la información y formas de control social se han constituido en ejes de la política pública como medidas de prevención de la corrupción, y que es una solicitud expresa de los Términos de Referencia para la presente evaluación, se presentan a continuación los resultados de la información obtenida en el trabajo de campo En relación con las visitas a los albergues por parte de instituciones e instancias de la CDI, en el Taller regional realizado en Huauchinango, Puebla, los participantes, ecónomas y jefes de albergue mencionaron que han recibido visitas de supervisión por parte de la CDI, y esporádicamente de DICONSA y de la SEP, lo cual les ha permitido observar sus problemas y avances. El objetivo de este apartado es presentar el papel que juega y puede cumplir el Comité de Padres de Familia en su calidad de contraloría social del Programa. La función de contraloría social que deben desempeñar los comités de padres implica la participación de los integrantes, representantes de los padres de familia y de la comunidad, en las actividades y propósitos del albergue, en general. En particular, la verificación de las actividades del personal que labora de manera directa en el albergue, la supervisión del ejercicio de los recursos, de la calidad de los alimentos, el mantenimiento y vigilancia. En los albergues donde existe el Comité de Apoyo, generalmente reciben información por parte del jefe de albergue, quien es el encargado de administrar y coordinar las actividades y de representar los intereses del albergue ante la CDI, la SEP, la Comunidad y las Autoridades Civiles y Escolares. La información que proporciona los jefes se refiere a la cuestión laboral, al manejo presupuestario, a la relación de consumibles y, las actividades de mantenimiento, limpieza y vigilancia que se llevan a cabo. Respecto al manejo presupuestario se debe mencionar que en la mayoría de los albergues, los Jefes de albergue poco a poco van cediendo esta responsabilidad a los 94 Comités de Apoyo, por ejemplo estos últimos, en algunos casos son los encargados de administrar los recursos entrantes, de destinar el monto de recursos a la compra de frescos, a la reparación del albergue, compra de gas, entre otros. El involucramiento en esta actividad depende en diferente medida de la experiencia de cada albergue, de la disposición de los integrantes, y de la voluntad de los Jefes de albergue. En la disposición de los padres de familia intervienen factores que van más allá de la voluntad. Las condiciones de pobreza, la distancia del albergue y la falta de tiempo son factores que han limitado de manera importante la participación de una parte importante de los integrantes de los comités. A pesar de sus limitaciones, el Comité de Padres de Familia o de Apoyo es un excelente mecanismo de participación que permite la integración de los padres de familia en el quehacer diario del albergue, con el fin de promover un mejor manejo y control de los recursos, y que es un medio de interrelación entre el albergue y la comunidad. Por tanto esta figura debe extenderse y además fortalecerse. 2.2.2.2 Las autoridades comunitarias Las autoridades comunitarias que fueron encuestadas tienen cargo en la comunidad sede del albergue. Por ello conocen de su existencia y la realidad de los beneficiarios. Algunos fueron, en su momento, niños albergue, y tuvieron o tienen un hijo en él. Aproximadamente dos terceras partes de las autoridades comunitarias conocen aspectos esenciales del albergue, de su fundación, conocen a su personal y los beneficios de los albergues. Al vivir en la misma comunidad, gran parte combina este cargo con sus labores de trabajo diarias, como labores del campo. Otros aprovechan el tiempo para estar con su familia, pues estaban en el extranjero trabajando de manera ilegal. Dos terceras partes de los presidentes, delegados o agentes municipales entrevistados, cuentan con información de los egresados, con los que ellos han tenido contacto, 95 generalmente llegaron a estudiar el nivel superior, y otros viven como ciudadanos de la comunidad y que han decidido enviar sus hijos al albergue. 2.2.2.2.1 Conocimiento y visitas realizadas Como se ha mencionado, las autoridades comunitarias conocen la existencia del albergue. No obstante, esto no significa que conozcan cómo funciona. Un conocimiento más profundo del albergue depende, entre otros factores, del tiempo que llevan las autoridades ocupando el cargo que poseen. De acuerdo con las entrevistas realizadas, más de la mitad habían sido nombrados en enero de 2006, lo que significa que tienen menos de un año de haber sido nombrados. A pesar de que las autoridades comunitarias, sobre todo las civiles, tienen que firmar documentos del albergue, específicamente los relativos al reporte mensual de gastos, no todos conocen el albergue de manera adecuada o profunda. La mayoría no lo han visitado, y conocen del albergue por la información expuesta por el personal que lo opera y los vecinos de la comunidad. Parte importante de las visitas se han realizado porque fueron citados para reuniones o para la firma de un documento. También hay visitas que son realizadas con una periodicidad promedio de una semana, pero porque ya se ha forjado una amistad con el jefe de albergue, o porque consideran que como autoridad, el albergue es parte de su incumbencia. Sólo algunos conocen los requisitos de ingreso. Al preguntarles al respecto, respondieron que eran los requisitos básicos de identificación personal, acta de nacimiento, CURP, o boleta d e calificaciones. Así mismo carecen de información respectiva a los medios que se utilizan para la promoción de la oferta del albergue. 2.2.2.2.2 Relación de trabajo entre el albergue y la autoridad comunitaria La relación de las autoridades comunitarias con el albergue se presenta de dos maneras. La primera corresponde una participación directa de trabajo a favor del albergue, es decir, de una intervención en las actividades que se desarrollan dentro del 96 albergue. La segunda, corresponde a una relación administrativa, las respectivas autoridades del municipio y del albergue se frecuentan para la firma de documentos. Aunque la primera modalidad es la más frecuente, también existe una gran proporción de autoridades que no participa en ninguna de las dos modalidades, a menos de que se lo solicite el Jefe del albergue. Respecto a la primera forma de participación, cabe mencionarse que la autoridad realiza diversas acciones como el abasto de leña para la preparación de los alimentos, la vigilancia o rondines de las instalaciones, pintar el albergue, podar los jardines, entre otros. Es también la autoridad la que frecuentemente dota de transporte para poder realizar las compras de los frescos y, de manera menos frecuente, apoya la salida de las y los beneficiarios para realizar viajes de excursión o de encuentros con otros albergues. En caso, de que hubiese algún tipo de anomalía, maltrato o corrupción en el albergue, se han registrado quejas de la comunidad ante las autoridades. Estas denuncias se consideran relevantes, pues a pesar de su escaso número, demuestran que la sociedad está interesada e le bienestar del albergue. La solución ante la presencia de quejas, a veces consiste en hablar con el jefe de albergue, y en otras ocasiones han preferido quedarse callados, según ellos, “por respeto a la institución”. Es importante mencionar que las quejas tienen que ver con los abusos cometidos por el personal, el manejo de los recursos, y los riesgos que corren algunos albergues por estar expuestos a deslaves. En la segunda modalidad, es necesario decir que el informe mensual de gastos del albergue requiere la firma de la autoridad comunitaria para poder presentarse ante la CDI. La ministración de los recursos del mes siguiente depende del informe. En los casos donde la relación entre albergue y autoridad se reduce a esta acción, las autoridades se quejaron de falta de invitaciones para participar, y los jefes de albergue de la ausencia de los primeros. Pese a las quejas, ninguno de ellos hace el intento de acercarse y tratar de involucrar al otro en actividades de convivencia o trabajo. A 97 propósito de esta falta de integración las autoridades recomiendan que se les invite a participar en las reuniones y que también a ellos se les informe de la situación del albergue, porque ellos firman los papeles, y no saben, siquiera, lo que firman. Respecto a las ventajas e inconvenientes de la presencia del albergue en la comunidad, existe una multitud de situaciones por analizar, de acuerdo con el contexto del albergue y de las funciones que desempeña. Prácticamente todas las autoridades civiles y tradicionales reconocen la vital importancia del albergue para la comunidad sede, y para las comunidades aledañas. Ellos atribuyen a la alimentación y al hospedaje como los mejores beneficios, pues no sólo se les dota de una ración suficiente de alimentos diariamente, sino que es mejor a la que consume la gran mayoría de la población de la zona, y los niños que nos son beneficiarios del Programa. Aún así, de los 65 albergues visitados, algunos manifestaron que no aporta ningún beneficio para la comunidad sede, sino a los niños y a sus padres de las comunidades lejanas. Este tipo de comentarios expresan molestia por aceptar tantos niños de comunidades aledañas. En el apartado de las entrevistas cualitativas aplicadas a las autoridades comunitarias, se desarrollan ampliamente los inconvenientes identificados por ellas. En el estado de Hidalgo, particularmente los albergues situados en la zona regional de Ixmiquilpan, se reportó que las beneficiarias viven solas sin el cuidado de una persona adulta en su dormitorio; que los niños y niñas son ajenos a las costumbres de la comunidad, y riesgos por algunos casos de vandalismo. El caso de los albergues de Ixmiquilpan merece un trato especial, porque es un centro de comunidades muy ligadas y cercanas a un centro urbano regional, Ixmiquilpan, y donde existe presencia de múltiples escuelas primarias, por lo que, algunas autoridades comunitarias y la comunidad subestiman la importancia del albergue. 98 2.2.2.2.3 Relación de trabajo con la comunidad La participación de la comunidad en un Programa es, sin lugar a dudas, un indicador de su aceptación. En el caso de un programa como AEI, la participación de la comunidad debe ser un aspecto incluido en las Reglas de Operación, para que pueda promoverse, y así lograr una buena aceptación, y por consiguiente una participación. Si bien, las autoridades comunitarias generalmente mantienen algún tipo de vínculo con el albergue, esto no sucede con los habitantes de la comunidad. Para muchos de ellos, la existencia del albergue pasa desapercibida, y en casos extremos rechaza su instalación, como sucede en Chihuahua, donde es tal el rechazo que el año pasado se incendió un dormitorio provocado por jóvenes de la comunidad. En la mayoría de los albergues que tienen un buen funcionamiento también existe una estrecha relación con la comunidad. El hecho de que el albergue sea exitoso se debe en gran parte a la participación comunitaria e indica que el albergue ha sido asimilado por la comunidad, y que poco a poco se ha convertido en un elemento referente de la identidad colectiva de los habitantes. Más aun, el hecho mismo de la instalación del albergue en esa comunidad y no en otras, el mobiliario con el que cuenta y el personal que labora, hacen posible que el albergue se convierta en un referente de desarrollo. Es importante mencionar que, aunque el albergue esté instalado en una comunidad sede, más de 70% de los beneficiarios no provienen de ella. En uno de los albergues visitados se identificó una regla que establecía sólo 20% de los beneficiarios de la comunidad; en otros caso se ha instaurado un porcentaje del 10%, y en casos especiales, como en dos albergues de Guerrero, se ha exigido no aceptar a beneficiarios de la comunidad sede, lo cual complica las relaciones de cooperación entre el albergue y la comunidad, pues al no ser beneficiada ésta última, los habitantes manifiestan poco interés en el bienestar de los beneficiarios y en la permanencia del albergue. El siguiente cuadro muestra la proporción de beneficiarios por tipo de comunidad. 99 Cuadro 2.56. Beneficiarios según procedencia Tipo de Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje Sede 10,248 28.9 28.9 28.9 Aledaña 25,208 71.1 71.1 100.0 35,456 100.0 100.0 comunidad Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Ante la presencia constante de escuelas primarias en una parte de las comunidades aledañas al albergue, resulta conveniente la ampliación de la matrícula a otros niveles como secundaria y bachillerato. Esta transformación requiere una planeación eficaz que no permita tener beneficiarios de todos los niveles en un mismo albergue. Esta necesidad de abrir el albergue para otros niveles se complementa con la falta de oportunidades que existen para que un egresado de la primaria siga estudiando en la mayoría de las regiones rurales, por tanto la existencia de otros niveles no sólo cubriría la demanda existente sino que fomentaría la continuación del proceso educativo más allá de la enseñanza primaria. Las comunidades no sólo solicitan que se amplíen los niveles de escolaridad, sino que también exista la oportunidad de que el albergue brinde comida y hospedaje a todos los niños en edad escolar. Las razones de esta solicitud se fundan en que familias de las comunidades no tienen nada que comer durante días; los niños viven con familiares porque son hijos de personas exiliadas por el hambre, o simplemente sus padres sufren del vicio del alcoholismo. Otro beneficio, muy presente para la comunidad y sus autoridades en la presencia del apoyo escolar proporcionado por los instructores de CONAFE. Esta ayuda les permite acoplarse con mayor facilidad a la dinámica del aprendizaje en la nueva escuela. Un aspecto fundamental es la conciencia que se tiene en la comunidad de que, si no existiera el albergue muchas niñas y niños no tendrán la oportunidad de estudiar, habría más analfabetismo y no habría esperanza en el papel de la educación para lograr un desarrollo para las comunidades indígenas. 100 En muchos albergues existe una sensibilización muy marcada hacia la cultura y los procesos de identidad étnica de los albergados, pues se les permite ausentarse varios días para que trabajen con sus padres, se les concede permiso para faltar a causa de los días de fiesta en el pueblo, o para participar en los juegos tradicionales indígenas, entre ello los muy conocidos y famosos del grupo indígena raramuri. En ocasiones, cuando sus padres van al albergue por sus hijos, con el pleno consentimiento del personal y del Comité de Padres, los albergados se resisten a ir porque para ellos es preferible vivir en el albergue que trabajar al ritmo y en las actividades productivas que desarrollan los padres. Y es que si bien después de la escuela los albergados no tienen un plan de uso del tiempo, aprehenden diferentes conocimientos, por ejemplo a trabajar en equipo, a respetar las opiniones y gustos de sus compañeros, a ser más independientes y responsables en pequeñas tareas, como aseo, suministro de agua y / o leña, o el cuidado de los más pequeños. Al contar con espacios físicos y sociales más amplios de los que tienen en sus comunidades, los albergues proporcionan un enorme potencial para el desarrollo educativo de los albergados que podría ser aprovechado para bien de la comunidad, y viceversa. Este involucramiento mutuo podría lograr que se valorara de manera positiva la existencia del albergue y de la cultura de la comunidad. Por ejemplo, las autoridades comunitarias proponen que el albergue cultive hortalizas, críe animales de granja, realice artesanías y las venda en la comunidad, con el fin de recabar fondos. Además esto permitiría a los beneficiarios comprender el valor del trabajo y del conocimiento no académico. Igualmente podría ser un espacio para las reuniones de la comunidad, un lugar para la práctica de deportes, el desarrollo de actividades culturales, entre otros. Por su parte, la comunidad, podría surtir de carnes y frescos, que permitiría conseguir un ingreso a los habitantes de la comunidad y ayudaría a valorar al albergue como un agente de desarrollo comunitario. Algunas autoridades comunitarias comentaron que la comunidad no aceptaría la conversión de un albergue a un comedor comunitario, pues esto equivaldría a 101 desmantelar el programa, sin tomar en cuenta las necesidades y el objetivo del Programa, que va más allá de dotar alimentación a las y los niños indígenas. Hubo otro tipo de respuestas, pero con menor fuerza, por ejemplo hay quienes aceptan el funcionamiento mixto pero siempre y cuando sea producto de un consenso colectivo, lo que equivale a poner a discusión su transformación bajo los parámetros de beneficios percibidos por la comunidad. En lo que respecta a la falta de interés de la comunidad por inmiscuirse en las actividades en pro del albergue, se pudo identificar que gran parte se debe a que no se extienden invitaciones ninguna de las dos partes, se trata de la falta de expectativas que los ciudadanos de la comunidad tienen respecto a la educación, pues hasta ahora lo que han visto, es que la mayoría de los egresados continúan trabajando en actividades agrícolas, como albañiles o se fueron a E. U. A., acciones emprendidas también por todos los habitantes de las comunidades incluyendo a los que no estudiaron. En contraparte, el interés más marcado que puede existir de la comunidad para con el albergue, es observado cuando se realizan gestiones en pro del albergue. En este caso no sólo la comunidad busca los medios para participar en estas acciones, sino que además el albergue se integra a la dinámica comunitaria. 2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares Para comprender el tipo de relación que se da entre las escuelas donde asisten los becados y el albergue, es menester conocer cuál es la relación que se da entre las autoridades escolares y los jefes de albergue, responsables directos del funcionamiento de estas dos instituciones. Para empezar, en la mayoría de los albergues visitados, dentro del marco de ésta y la anterior evaluación externa, se pudo percibir la existencia de un conocimiento mutuo entre el personal que labora en la escuela y en el albergue, aunque no siempre exista 102 una relación personal, como tampoco implica que se hagan visitas de trabajo, o que exista una participación de una u otra institución. Por lo regular los jefes de albergue, al ser empleados de la SEP o de la CDI, mantienen relaciones sociales con los docentes o autoridades escolares, que pueden ser de amistad o de trabajo. Dichas relaciones sociales, como todas las relaciones humanas están cargadas de poder, de solidaridad y de intereses personales. Es distintivo de las actuales autoridades escolares o docentes, la relación tan cercana a los albergues. Algunos fueron durante su carrera magisterial, jefes de albergue; otros, incluso fueron beneficiarios de uno de ellos en su edad escolar. Por tanto, ya sea por su experiencia personal, por plática con el personal o por información proporcionada por sus compañeros docentes, conocen de manera general el funcionamiento de un albergue y los beneficios que se proporcionan. 2.2.3.1 Relación de trabajo entre la escuela y el albergue Un primer indicador, utilizado comúnmente, es la cantidad de alumnos de la escuela provenientes del albergue. Así, se puede encontrar que en la mayoría de las escuelas, sobre todo las de nivel primario, el porcentaje se encuentra por debajo del10%. Sin embargo, las autoridades escolares reconocen que simplemente no lograrían cubrir la matrícula mínima que se requiere para hacer viable una escuela. En el caso de la secundaria las cifras cambian, pues existe un incremento muy notorio que puede oscilar en promedio 50%, y en le caso de la educación medio superior llega, en la mayoría de los casos al 100%. Este último porcentaje se explica porque no se habría instalado la escuela de este nivel si no fuera por gestión del personal del albergue. Cabe mencionar que, aunque el albergue brinde beneficios a estudiantes de diferentes niveles, no todas las escuelas que las imparten están en la comunidad sede, excepto 103 en el caso de primaria donde sí hay una paridad. Para el caso de algunas escuelas secundarias o preparatorias, los beneficiarios tienen que caminar o tomar un camión para transportarse del albergue a la escuela. En algunos casos, particularmente en la sierra de Chihuahua y Nayarit, la escuela primaria y el albergue comparten el mismo espacio. Esto no significa que todos sean beneficiarios, ni tampoco todos los becarios duermen en el albergue. No obstante, se presentan mayores niveles de participación e involucramiento entre escuela y albergue. Se puede encontrar, por ejemplo, a docentes de la escuela cubriendo guardias en los dormitorios por las noches. Los padres y madres son los que de manera directa se responsabilizan de la inscripción de sus hijos en el centro educativo, de asistir a las asambleas de la escuela o reuniones del grupo al que acuden sus hijos, son ellos mismos los que reciben la boleta de calificaciones y a los que se les informa sobre el comportamiento de sus menores. El hecho de que no sean los jefes de albergue los responsables, no ha limitado a muchos de éstos a que acudan a la escuela a preguntar por la situación de los beneficiarios y a notificar que algún niño faltará a clases debido a una enfermedad u otra causa. Otro aspecto relevante es la participación conjunta de la escuela y el albergue en la organización de eventos culturales, cívicos y demás festividades. Existe también, en los casos donde la relación entre ambas instituciones es de trabajo, un colaboración de los docentes con la promoción de la oferta del albergue. 2.2.3.2 Percepción docente de los beneficios del albergue Al estar en contacto con los beneficiarios del Programa, los docentes y autoridades escolares emiten una serie de puntos de vista y opiniones respecto a las condiciones de vida en el albergue. Pese a esta diversidad de percepciones que se pueden encontrar, 104 es conveniente señalar que las opiniones emitidas por estos actores sociales ayudan a mejorar las condiciones de los beneficiarios, pues son los que contribuyen de manera directa a lograr que los niños indígenas tengan una educación de calidad. Para el estudio de la calidad de vida de los niños, los indicadores comúnmente utilizados hacen referencia a la alimentación, el hospedaje, la salud y el ambiente en el que se desenvuelven. Los docentes y autoridades escolares identifican como beneficios prioritarios el hospedaje y la alimentación, al igual que las autoridades comunitarias. Sin embargo ellos consideran que en el albergue no se desarrollan medidas adecuadas para lograr una cultura de higiene y limpieza, que permita vivir en un ambiente armónico. Esta falta de cultura de higiene y limpieza afecta de manera determinante en el aseo personal, contrariamente a lo que el discurso de la escuela demanda. Un beneficio muy marcado es la gran ayuda que proporciona el hospedaje, pues éste disminuye las posibilidades de riesgo, al que se pueden enfrentar si viajan diariamente distancias que van de 15 minutos a 2 horas de sus comunidades de origen a la escuela, además de que por falta de tiempo asistirían mal comidos y cansados. Se tiene que aclarar que las condiciones de limpieza de los albergados dependen de la existencia de recursos como agua, gas y consumibles de limpieza, que como ya ha sido analizado, no son ni oportunos ni adecuados para las necesidades del albergue. En el aspecto del aprovechamiento escolar, es sorprendente encontrar que los beneficios proporcionados por la alimentación, hospedaje y condiciones de compañerismos, no siempre garantizan un buen aprovechamiento escolar. Lo que se encontró fue una múltiple diversidad de niveles de aprovechamiento escolar. No obstante, lo que prevalece es una falta de cumplimiento con las tareas, bajas calificaciones de los niños albergados. Lo mismo sucede con la asistencia escolar. 105 Un de los factores que influyen en el aprovechamiento escolar es la posible existencia de enfermedades que afecten a los albergados. El trabajo de campo permitió darse cuenta que aquellas son la principal causa de ausentismo escolar, que muchas veces es provocada por epidemias originadas en el albergue, a falta de una cultura de prevención de las enfermedades y de medidas de salud más exigentes. Un factor muy trascendente y que compete al ámbito del alojamiento seguro que se tendría que ofrecer, según los términos del PAEI es, en muchos casos la ubicación del albergue, independientemente que sea céntrico o no, que hace referencia a la ubicación en terrenos baldíos, cerca del río, entre otros. Un aspecto relacionado con la seguridad, y no con la ubicación física, es el constante peligro en el que se desarrollan las condiciones del albergue. Con base a los beneficios mencionados líneas arriba, los docentes y las autoridades escolares reconocen que las condiciones de vida que proporciona el albergue son por mucho superiores a las que tienen en sus hogares. 2.2.3.3 Relación entre autoridades escolares-instructores de CONAFE y albergue Ante la nula relación existente en torno a la situación escolar del beneficiario, los apoyos extraescolares que pueden recibir los albergados son mínimos, y se limitan a los apoyos que los instructores de CONAFE brindan en los albergues. Sin embargo, la ayuda proporcionada no es suficiente, porque muchas veces el instructor habla una lengua indígena diferente a la que hablan los niños de primaria, o en el caso de los estudiantes de secundaria o nivel medio superior no es eficiente, pues algunas veces, saben más de las temáticas que los instructores que asesoran y, es que con la nueva apertura de mentalidad que se está viviendo en casi todo el orbe, los niños ya no se quedan callados. Es necesario que continúe este apoyo, pero también con orientación hacia el nivel medio superior, con mejor preparación y con cierto conocimiento de la cultura de los albergados. La insuficiencia del apoyo de los instructores se manifiesta en 106 la encuesta aplicada a los beneficiarios, contrastada con los datos obtenidos de las entrevistas a jefes de albergue sobre la existencia del apoyo recibido del CONAFE. Así tenemos que el porcentaje de existencia de instructores no corresponde con la ayuda proporcionada por éstos a los albergados. Cuadro 2.57. Apoyo proporcionado por instructores de CONAFE Respuesta Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje Sí 40 61.5 71.4 71.4 No 16 24.6 28.6 100.0 56 86.2 100.0 9 13.8 65 100.0 Subtotal Sistema Total Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006. Cuadro 2.58. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas Respuesta Sí, el Jefe de albergue Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 4,676 13.2 13.3 13.3 18,729 52.8 53.1 66.4 Sí, otro adulto 1,243 3.5 3.5 69.9 Sí, otro niño del albergue 2,233 6.3 6.3 76.2 87 0.2 .2 76.5 8,305 23.4 23.5 100.0 35,274 99.5 100.0 182 0.5 35,456 100.0 Sí, el instructor de CONAFE Sí, no especifica No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A primera vista, tal parece que no existe una correspondencia entre la existencia de los instructores de Conafe y la ayuda que proporcionan a los albergados. Sin embargo cuando hacemos una selección de los casos que reciben el apoyo del instructor de Conafe encontramos que en el 94% de los casos esta ayuda es sumamente valiosa. Esta información permite hacer una valoración especial a lo que llaman los encuestados 107 “ayuda”, pues esta ayuda consiste en el apoyo en la realización de tareas, y no en la explicación de los temas vistos en clase, la resolución de dudas, como tampoco en otras acciones que son parte del proceso de enseñanza-aprendizaje. Cuadro 2.59. ¿Sirve la ayuda escolar recibida? (sólo considera a los que han recibido apoyo de un instructor de Conafe) Respuesta Sí Sí, a veces o poco Subtotal No sabe Total Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje 17,723 94.6 95.4 95.4 845 4.5 4.6 100.0 18,567 99.1 100.0 162 0.9 18,729 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. El instructor de Conafe y los docentes participan en el proceso de enseñanza aprendizaje de los beneficiarios. A pesar de que ambas figuras comparten el mismo fin, y concurren con los mismos niños y niñas, la relación entre ellos es inexistente, de tal manera que ni uno conoce lo que el otro le imparte a los beneficiarios. De esta manera se pueden encontrar casos donde el contenido temático que proporcionan los instructores de Conafe ya fue visto en la escuela, o viceversa. Incluso, los docentes de las escuelas donde asisten los albergados, en algunos casos, desconocen la existencia de instructores del Conafe dentro del albergue. Para lograr un trabajo que busque el buen aprovechamiento escolar se necesita que, tanto los docentes y los instructores integren sus esfuerzos, y empiecen a trabajar de manera conjunta compartiendo sus propuestas de trabajo y temáticas a trabajar, para que ambos esfuerzos sean complementarios y se retroalimenten. 108 2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios Para vivir en condiciones dignas, como se ha reiterado en diferentes apartados de este documento, no basta el hospedaje y la alimentación. Una adecuada calidad de vida incluye condiciones materiales seguras, adecuadas y sanas. La calidad de vida, no sólo es una idea, es un derecho social al cual todos tienen acceso, independientemente de que la mayor parte de la población no la posea. Previendo la existencia de diversas realidades el PAEI se plantea un objetivo específico, que busca asegurar que los albergues no sean estancias para pernoctar, sino espacios dignos de ser vividos. Las Reglas de Operación definen este objetivo en los siguientes términos: Foto 2.1 “Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.” (Objetivo del PAEI). El trabajo de campo realizado a partir de diferentes técnicas de investigación permitió observar que respecto al objetivo cuatro, resta mucho camino por recorrer tanto en los albergues patrocinados por el convenio entre la CDI y la Fundación Coca-Cola, como el resto. Por medio de la observación minuciosa reportada por los trabajadores de campo se pudo consolidar una base de datos que permite sustentar las características de equipamiento de los albergues que se presentan más adelante. 109 Las entrevistas realizadas a los jefes de albergue y a las ecónomas aportan, desde su experiencia, información respecto a las condiciones que continuamente se enfrentan para dotar de mejores condiciones de vida, de estudio, de salud y de entretenimiento a los beneficiarios. La información correspondiente a la llegada de los recursos financieros tiene un trato especial en el análisis de las entrevistas aplicadas a los jefes de albergue que se encuentra en los anexos de este documento. Otra de las técnicas para conocer la situación de las condiciones en las que opera el Programa fueron los talleres regionales, ya que el mismo personal involucrado manifestó la situación y su preocupación ante la infraestructura, la dotación y oportunidad de los recursos con los que se cuenta. Dichos talleres fueron realizados en Cuetzalan, Huauchinango y Tehuacán (Puebla), en la que asistieron aproximadamente entre 50 y 60 participantes en cada unos de ellos, entre jefes, ecónomas y directores de los CCDI. En los tres talleres realizados en Puebla, los participantes detectaron los factores que influyen en el funcionamiento del albergue. Los jefes de albergue y las ecónomas identificaron que los factores negativos se centran principalmente en la insuficiencia y el retraso de los recursos financieros, dos condiciones mencionadas a lo largo de este texto; en la inexistencia de áreas de estudio y recreativas, las pésimas condiciones de la infraestructura, el retraso e insuficiencia de los recursos destinados a víveres, la intensa carga de trabajo que llevan los jefes de albergue y especialmente las ecónomas, la falta de una participación más activa por parte de los comités de apoyo. A continuación se presenta un cuadro que brinda una visión sistematizada de las condiciones en las que opera el Programa en algunos albergues del Estado de Puebla, donde se realizaron talleres de evaluación participativa. 110 Factores Situación Infraestructura El mobiliario se encuentra en mal estado. No se ejecutan acciones para la rehabilitación. Falta de equipamiento en los dormitorios, cocina y baños. Persisten malas condiciones en la instalación eléctrica Áreas complementarias A quién afecta A los beneficiarios y el funcionamiento de todo el albergue. A los Inexistencia de áreas de beneficiarios. estudio: bibliotecas, centros de cómputo y de áreas recreativas: juegos, canchas, balones, etc. Cómo afecta La existencia de colchones viejos, desde la fundación del albergue, provoca que los albergados se lastimen, pues los resortes se les encajan en el cuerpo, por lo tanto no descansan bien, además de que han provocado accidentes. La falta de mantenimiento en techos de lámina con perforaciones, provoca que, en tiempo de frío o lluvia, los albergados pasen frío por las noches y de que se mojen. Algunas cocinas no tienen barda completa lo cual dificulta cocinar los alimentos por el aire que corre. La falta de utensilios adecuados de cocina dificulta la elaboración de los alimentos. Asimismo, algunos alimentos empaquetados o enlatados llegan con fechas de caducidad próximas a su vencimiento. Ante la carencia de algunas materias primas, se consiguen a crédito en tiendas cercanas. La falta de espacios también va acompañada de carencia de materiales escolares, como libros que dificultan la realización de las tareas y trabajos de investigación. No se cuentan con los aditamentos necesarios para fomentar el deporte y las actividades recreativas. Al no disponer de material didáctico y equipo necesario el reforzamiento educativo en el albergue es limitado. 111 Factores A quién afecta Cómo afecta Insuficiencia y el retraso de los recursos financieros. Los artículos destinados a útiles escolares, higiene y limpieza no llegan oportunamente. Todo el funcionamiento del albergue, a las y los beneficiarios, al personal y a los padres de familia. Este factor es el más importante de todos. Ante este problema, no se realizan de forma adecuada las compras que se tienen que hacer cada mes. Esto repercute en un insuficiente abasto de gas y leña, de materiales de aseo e higiene personal y la falta de realización de actividades de mantenimiento. Los niños no cuentan con todos los medios para retroalimentar el proceso de enseñanza aprendizaje. La falta de aseo y limpieza general del albergue provoca problemas en la salud e inasistencias. Los jefes de albergue se ven obligados a pedir fiado a los proveedores, pero estos no siempre están dispuestos a ayudar. Disponibilidad No se cuenta con agua, se dispone de ella sólo en de recursos temporada de lluvia. No se básicos cuenta con gas o su suministro es discontinuo. A los beneficiarios y a las ecónomas. Obstaculiza la realización de las actividades, esto influye en que disminuyan las prácticas de higiene personal y la limpieza del albergue, deficiente preparación de los alimentos, entre otros. Para el caso, del agua, son los albergados quienes acarrean el agua, lo que les distrae de sus actividades escolares y de sus juegos. La utilización de leña ha afectado la salud de las ecónomas. A los beneficiarios. El menú tiene que ajustarse a la disposición de materias primas y no a lo sugerido por los nutriólogos. Los platillos necesariamente son monótonos. Recursos financieros Víveres Situación Insuficiencia de recursos; pedidos incompletos y suministro de productos no solicitados. Fuente: Talleres Regionales de Evaluación Participativa realizados en Puebla. Evaluación Externa PAEI 2006. 112 2.2.4.1 Infraestructura 2.2.4.1.1 Áreas con las que cuenta el albergue Por medio de las visitas y de la descripción de los albergues se pudo constatar que gran parte de ellos están conformados por áreas básicas, áreas que todos comparten, como dormitorios, comedor y cocina, y áreas complementarias, en muchos casos, como granjas de animales domésticos, jardines y espacios dedicados al cultivo de hortalizas o plantas medicinales. Muy pocos cuentan con áreas de estudio, biblioteca y salón de usos múltiples, ni de áreas recreativas, una explanada o juegos mecánicos, estas áreas prevalecen especialmente en los albergues patrocinados por la Fundación Coca-Cola. Ante la ausencia de espacios destinados al desarrollo de actividades de estudio, culturales, de entretenimiento y diversión, los existentes se adecuan a las múltiples necesidades que persisten. Así por ejemplo, tenemos albergues donde los dormitorios sirven para estudiar, jugar y estudiar. 2.2.4.1.2 Situación general de la infraestructura Si bien el albergue sólo cuenta con las condiciones indispensables para vivir, como son una alimentación y hospedaje diario, es evidente el déficit de los espacios existentes para un número de 55 beneficiarios en promedio. Autoridades municipales comentaron al equipo de investigación que para el año escolar próximo, en algunos albergues se aumentará la matrícula, sobre todo para cubrir la demanda de jóvenes de educación media superior. Aunque esta situación da cuenta de la reorientación del perfil de los albergues para dar cabida a nuevas necesidades, el problema que se presentará es la insuficiencia de las instalaciones para atender a un mayor número de beneficiarios, tal es el caso de los dormitorios, las camas, sábanas, toallas y cobijas que son insuficientes; los baños no cuentan con suficientes regaderas ni excusados. 113 Comedor Los comedores que, generalmente miden de 3 por 4 metros, no tienen la capacidad para ofrecer el servicio al total de beneficiarios. Este espacio multiusos no cuenta con mobiliario adecuado para desarrollar las actividades, como la ingesta de alimentos, el estudio y realización de tareas escolares, reuniones, entre otras. El número de bancas y mesas es reducido. De hecho, durante la comida, en los albergues mayores al número promedio de beneficiarios el personal organiza tandas para tomar los alimentos. Cuadro 2.60. Número de mesas en el comedor (recodificado) Número de Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje De 3 a 5 13 20.0 20.0 20.0 De 6 a 8 28 43.1 43.1 63.1 De 9 a 12 15 23.1 23.1 86.2 De 12 a 14 9 13.8 13.8 100.0 65 100.0 100.0 mesas Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Foto 2.2 Comedor del albergue de Río Venado, Oaxaca 114 Los problemas con el comedor no se reducen a la insuficiencia de sillas y bancos, sino también al mal estado en el que se encuentra este mobiliario, y que se extiende a todo el inmueble: paredes sin mantenimiento, vidrios rotos, entre otras deficiencias. Dormitorios Los dormitorios, condición indispensable para cumplir el objetivo de dotar de hospedaje seguro a los beneficiarios, presentan también deficiencias que es necesario remontar. Partiendo de que, el número de beneficiarios de sexo masculino es superior al de sexo femenino en el padrón nacional de beneficiarios, existen diferencias entre las matrículas por albergue. De modo que, en algunos, existe una distribución muy diferenciada, por ejemplo puede haber dos terceras partes de niñas o a la inversa. En estos casos, la situación de albergados por sexo no se corresponde con el número de camas y dormitorios. Cuadro 2.61. Camas para varones (recodificado), según número de dormitorios Número de camas Número de dormitorios para Total hombres (recodificado) 1 2 3 De 8 a 10 camas 4 0 0 4 De 11 a 20 camas 19 1 0 20 De 21 a 30 camas 30 3 0 33 De 31 a 40 camas 0 3 0 3 De 41 a 50 camas 1 1 1 3 54 8 1 63 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 115 Cuadro 2.62. Camas para mujeres (recodificado), según número de dormitorios Número de dormitorios Número de camas para mujeres (recodificado) 1 Total 2 De 8 A 10 camas 5 1 6 De 11 A 20 camas 19 2 21 De 21 A 30 camas 25 4 29 De 31 A 40 camas 2 2 4 De 41 A 50 camas 1 1 2 52 10 62 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Los dormitorios existentes en los albergues, están conformados por una serie de literas acomodadas una tras otra, Cuando es aconsejable que las camas deben estar separadas una de otra por cierta distancia, lo cual no se cumple ante las limitadas dimensiones de los dormitorios. Cuadro 2.63. Situación de los colchones Situación Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado En buen estado 34 52.3 52.3 52.3 En mal estado 31 47.7 47.7 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Los medios que complementan las condiciones de hospedaje adecuadas implican la existencia de colchones en buen estado, de cobijas, sábanas y almohadas suficientes y limpias. De los 65 albergues visitados, se presentan a continuación los datos obtenidos respecto a estos elementos. Es necesario tomar en consideración que en algunos casos las literas son del año de la fundación de los albergues y requieren de su sustitución inmediata. 116 Cuadro 2.64. Antigüedad de los colchones ( recodificada) Antigüedad (recodificada) Menos de 1 año Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 8 12.3 14.8 14.8 De 1 a 5 años 29 44.6 53.7 68.5 De 6 a 10 años 13 20.0 24.1 92.6 De 11 a 15 años 1 1.5 1.9 94.4 De 16 a 20 años 2 3.1 3.7 98.1 Más de 25 años 1 1.5 1.9 100.0 54 83.1 100.0 11 16.9 65 100.0 Subtotal No especificado Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Para la situación de las antiguas e insuficientes camas, la encuesta permitió conocer casos donde duermen más de tres por cada una de ellas. Ejemplo de lo anterior es lo señalado en la entrevista hecha a los integrantes del Comité de Apoyo del albergue “16 de Septiembre” en el municipio de Guachochi, donde llegan a dormir hasta 6 niños por cama individual. El dato sorprendente fue constatado por los encuestadores y sustentado por los actores sociales entrevistados. Respecto a la existencia de cobijas, sábanas y almohadas, medios necesarios para poder dormir, sin pasar frío y de manera cómoda, el inventario recopilado arroja los siguientes datos. 117 Cuadro 2.65. Existencia de cobijas para las camas Hay cobijas Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado No 7 10.8 10.8 10.8 Sí 58 89.2 89.2 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cuadro 2.66. Existencia de sábanas para las camas Hay sábanas Porcentaje Porcentaje válido acumulado Frecuencia Porcentaje No 12 18.5 18.5 18.5 Sí 53 81.5 81.5 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cuadro 2.67. Existencia de almohadas para las camas Hay almohadas Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado No 33 50.8 50.8 50.8 Sí 32 49.2 49.2 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 118 Foto 2.3 Camas, colchones, sábanas, cobijas y almohadas Otros materiales necesarios para poder vivir de una manera adecuada, y de los que carece el albergue, son chapas de las puertas y los closet. La existencia de los primeros garantiza que los beneficiarios puedan dormir tranquilamente y sin pasar frío. Los segundos permiten guardan las pertenencias personales y evitar que se pierdan o que alguien más las utilice. Cuadro 2.68. Existencia de chapas en las puertas de los dormitorios Hay chapas Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 51 78.5 78.5 78.5 No 14 21.5 21.5 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 119 Cuadro 2.69. Existencia de clóset Hay clóset Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 22 33.8 33.8 33.8 No 43 66.2 66.2 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cocina Partiendo de la situación geográfica y social del espacio donde operan los albergues es imposible que no puedan existir muchas deficiencias y carencias en el albergue. Foto 2.4 La vida de las ecónomas es la cocina Es el caso de la cocina que viene a jugar un papel de primer orden por ser la alimentación el producto principal del programa al que se alude en las Reglas de Operación, la cocina del albergue debería contar la infraestructura y recursos financieros adecuados para funcionar. 120 Las cocinas que operan actualmente, pueden utilizar gas o leña. En 55% de los albergues de la muestra reportaron la utilización de gas y 46% de leña. En los albergues que emplean leña, el dinero destinado a operación puede tener otro uso, situación que no se puede sostener ante la falta creciente de este combustible en las comunidades. El hecho de que la utilización de leña permita ahorrar y por tanto invertir en otras necesidades, no significa que tal medida continúe practicándose, pues ocasiona enfermedades respiratorias y de la vista a las ecónomas. El tipo de combustible también determina la posible utilización de estufas y sus características. Cuadro 2.70. Tipo de combustible para cocinar Combustible para cocinar Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Gas 36 55.4 55.4 55.4 Leña 29 44.6 44.6 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Acorde al tipo de consumible del que puede disponer la cocina depende la existencia de aparatos electrodomésticos de mayor importancia, es decir estufas y refrigeradores. Todos los albergues cuentan con estufa, ya sea Lorena o de gas o bien ambas. Cuadro 2.71. Disponibilidad de refrigerador Hay refrigerador Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 56 86.2 86.2 86.2 No 9 13.8 13.8 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. El refrigerador es un aparato imprescindible para conservación de los alimentos y evitar su pronta descomposición. Por ello se convierte en un elemento fundamental para la 121 conservación y disponibilidad de los víveres. Prácticamente uno de cada siete albergues visitados no cuenta con refrigerador. Las condiciones del área donde laboran las ecónomas son precarias, faltan recursos y servicios elementales. Algunos albergues carecen de utensilios de cocina como ollas, baterías de cocina, entre otros. Cuadro 2.72. Disponibilidad de batería de cocina Hay batería de cocina Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 54 83.1 83.1 83.1 No 11 16.9 16.9 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cuadro 2.73. Disponibilidad de licuadora Hay licuadora Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 47 72.3 72.3 72.3 No 18 27.7 27.7 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Baños En el caso del uso de las regaderas de baño, el personal ha establecido un rol para que los beneficiarios se bañen, pues hay generalmente muy pocas regaderas. El gasto de agua para el baño de todos lo beneficiarios reduce las cantidades de este recurso para ser utilizada en la elaboración de alimentos, limpieza y en la cocina. 122 Cuadro 2.74. Regaderas para varones que funcionan Núm. de regaderas funcionando 0 (ninguna) Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 18 27.7 30.0 30.0 1 3 4.6 5.0 35.0 2 20 30.8 33.3 68.3 3 3 4.6 5.0 73.3 4 14 21.5 23.3 96.7 5 1 1.5 1.7 98.3 6 1 1.5 1.7 100.0 60 92.3 100.0 5 7.7 65 100.0 Subtotal No especificado Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes. Cuadro 2.75. Regaderas para mujeres que funcionan Núm. de regaderas funcionando Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado 0 19 29.2 31.1 31.1 1 6 9.2 9.8 41.0 2 16 24.6 26.2 67.2 3 3 4.6 4.9 72.1 4 15 23.1 24.6 96.7 5 1 1.5 1.6 98.4 6 1 1.5 1.6 100.0 61 93.8 100.0 4 6.2 65 100.0 Subtotal No especificado Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 123 Cuadro 2.76. Disponibilidad de calentador de agua (boiler) Hay boiler Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 28 43.1 43.1 43.1 No 37 56.9 56.9 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. El número de excusados por albergue, es en promedio de 4, dos para hombres y dos para mujeres. En los albergues donde existen letrinas, se distribuyen por sexo. Aunque en algunos albergues se dispone de excusados en forma, no todos disponen de agua corriente y otros no pueden utilizarse porque no funcionan. Cuadro 2.77. Disponibilidad de agua corriente para los excusados Hay agua corriente para excusados Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 40 61.5 61.5 61.5 No 25 38.5 38.5 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. No todos los niños y niñas lavan su ropa en el albergue. Hay ocasiones en las que por edad o sexo, los beneficiarios llevan su ropa sucia el fin de semana a su casa, o si son de la comunidad la madre va por ellas, sobretodo si son hombres. Independientemente de que puedan lavar o no en el albergue, éste debería contar con instalaciones adecuadas que pudieran ser utilizadas por los albergados. Esto no siempre es una realidad, por ejemplo 23% de los albergues de la muestra de infraestructura carecen de lavaderos y 68% de tendederos. 124 Salas de estudio, de diversión, de usos múltiples Como repetidas veces se ha mencionado, la mayor parte de los albergues, no cuentan con áreas complementarias. Se carece de salas de estudio, bibliotecas, salas de desarrollo de actividades culturales, áreas de juegos infantiles, salas para mapoteca y videoteca, entre otros. Estas carencias confirman que no existen condiciones adecuadas para el desarrollo escolar, físico y cultural de los becarios. Foto 2.5 Haciendo la tarea De manera general se presenta la siguiente tabla, que tomando en consideración la existencia de áreas destinadas al estudio y las tareas escolares, y al mobiliario necesario con el que se puede contar como libros, material didáctico, útiles escolares, contiene información que permite distinguir los albergues que presentan condiciones óptimas de estudio. 125 Cuadro 2.78. Disponibilidad de espacio y mobiliario para tareas escolares Hay espacio y mobiliario para hacer tareas escolares Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 21 32.3 32.3 32.3 No 44 67.7 67.7 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Las bibliotecas existen sólo en la cuarta parte de los albergues. Esta cantidad no significa necesariamente que exista una sala dedicada a ella, sino que casi todas las veces se toma un rincón del comedor para adecuar un librero con material didáctico y libros donados por el CONAFE. Otro de los medios para proporcionar una educación de calidad, son las computadoras, que sólo existen en contados albergues. Los que cuentan con esta herramienta tecnológica, que puede ser usada para lograr un mejor aprendizaje, hasta ahora no ha sido una preocupación central de la institución. Así, de los pocos albergues que cuentan con computadoras se encuentra que uno de ellos tiene 10 computadoras, una cifra inferior al promedio de beneficiarios por albergue, ya que equivale a 6 albergados por máquina. Los albergues que tienen de 8 a 10 máquinas, éstas fueron, frecuentemente, donadas por la Fundación Coca-Cola y, las que tienen 3 fueron conseguidas por medios diversos. Cuadro 2.79. Disponibilidad de computadoras Número de computadoras existentes Hay computadoras 0 1 4 8 Total 10 Sí 0 3 1 1 5 10 No 54 0 0 0 0 54 54 3 1 1 5 64 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 126 La existencia de computadoras, impresoras y la conexión a Internet no asegura el uso por parte de las y los beneficiarios, sobre todo cuando hay una máquina, se destina al uso exclusivo del jefe de albergue. No todos los albergues que cuentan con computadoras gozan de una conexión a Internet. La conexión a la red sólo está presente en menos del diez por ciento de los albergues de la muestra. Cuadro 2.80. Disponibilidad de computadoras, según conexión a Internet Hay Tienen conexión a Total Internet computadoras Sí No Sí 6 5 11 No 0 54 54 6 59 65 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Condiciones para la práctica de deportes, recreación y entretenimiento Pese a las grandes dimensiones de los albergues, no está prevista la existencia de espacios para la práctica de un deporte y para fomentar actividades recreativas. Lo que es más común, son las canchas de básquetbol en un poco más de la mitad de los albergues, mientras canchas de fútbol existen en una proporción en menos del veinte por ciento de ellos, lo cual da cuenta del déficit en este sentido, muy a pesar de que en la mayoría de los albergues existe terreno disponible. Enseguida se presentan los resultados de la encuesta sobre la disposición de este tipo de espacios. Respecto a las áreas que existen para la práctica de un deporte se tienen los siguientes datos: 127 Cuadro 2.81. Existencia de cancha de fútbol Hay cancha de fútbol Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 9 13.8 13.8 13.8 No 56 86.2 86.2 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cuadro 2.82. Existencia de cancha de básquetbol Hay cancha de básquetbol Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 34 52.3 52.3 52.3 No 31 47.7 47.7 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Respecto a las condiciones de recreación que pudiesen existir, basta mencionar que no existen áreas de esparcimiento, salas de usos múltiples, entre otros. Cuadro 2.83. Disponibilidad de salón de usos múltiples Hay salón de usos múltiples Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 11 16.9 16.9 16.9 No 54 83.1 83.1 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. No obstante, las y los niños albergados se las ingenian para encontrar actividades recreativas, de acuerdo con la lógica comunitaria y la identidad colectiva. Este disfrute es independiente a las condiciones materiales con las que se cuenta. 128 Cuadro 2.84. Existencia de proyectos productivos Hay proyectos productivos Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 24 36.9 36.9 36.9 No 41 63.1 63.1 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. La posesión de radio, televisión, y reproductor de DVD sólo existen aproximadamente en la tercera parte de los albergues. La realización de proyectos productivos se realiza en poco más de un tercio de los albergues de la muestra. Condiciones de riesgo Después de presentarse una breve descripción de las condiciones materiales que presentan los albergues, es conveniente también dar a conocer las condiciones de riesgo existentes y que requieren atenderse. De los albergues visitados se encontró que más de 25% de los albergues presenta condiciones de riesgo para la seguridad de las personas que viven allí. Las condiciones de riesgo aunadas a la nula cultura de prevención, sin extintores para contrarrestar el fuego y la falta de capacitación de primeros auxilios, enfrentan a los albergados a contingencias que pueden ser riesgosas para su integridad física. La base de datos correspondiente al rubro de mantenimiento permitió detectar condiciones físicas, que representan una situación de riesgo. Las situaciones de riesgo varían. Frecuentemente se reportó el peligro por el tipo de asentamiento del terreno: La cercanía a las faldas de un cerro, colina, o barranca lo que puede provocar que el albergue pueda sufrir un derrumbe. El segundo factor es la cercanía a una fuente de agua, ya sea pozos de agua profundos descubiertos, la 129 presencia de un río profundo, y también el uso de agua sucia proveniente del río cercano. Cuadro 2.85. Existencia de condiciones de riesgo Hay riesgos Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 17 26.2 26.2 26.2 No 48 73.8 73.8 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. El tercer factor se presenta por las malas condiciones de la infraestructura, deteriorada, que pone en riesgo la seguridad de toda persona que frecuenta o vive en el albergue. El último punto tiene que ver con cuestiones de intoxicación y envenenamiento, como fugas de gas y cercanía a basureros. Cuadro 2.86. Existencia de botiquín de primeros auxilios Hay botiquín de primeros auxilios Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 21 32.3 32.3 32.3 No 44 67.7 67.7 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Cuadro 2.87. Existencia de extintores Hay extintores Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 13 20.0 20.0 20.0 No 52 80.0 80.0 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 130 La limpieza presenta generalmente condiciones seguras. La presencia de iluminación durante la noche puede ser un factor decisivo también en la sensación de seguridad que se vive, sin embargo esta situación no se presenta en todos los albergues que cuentan con energía eléctrica pues en ocasiones las políticas de ahorro de energía implican que los dormitorios no cuenten con este servicio por las noches. 2.2.4.2 Suficiencia de recursos básicos (físicos y humanos) para la operación 2.2.4.2.1 Suficiencia de los recursos humanos En los albergues persiste una situación peculiar con el tipo de personal que labora, por las condiciones en las que lo hace y las múltiples obligaciones que tienen que realizar. El personal que recibe más atención son los jefes de albergue que desarrollan múltiples actividades y tienen la responsabilidad de desempeñar diferentes papeles para el funcionamiento del albergue y mantener las relaciones públicas del mismo. Llevan además a cabo actividades de pedagogo, de profesor, de papá, de médico, entre otros. Las ecónomas, cuya situación laboral se aborda en otros apartados, son el puesto más sobrecargado de trabajo y con menores percepciones. En este inciso se aborda la relación entre el número de ecónomas y matrícula de beneficiarios. Cabe mencionar que en el trabajo de campo se identificaron diferencias importantes entre los datos del padrón de beneficiarios y el número de niñas y niños hospedados en el albergue. Desde nuestro punto de vista, esta situación no es provocada por los informantes con finalidades ajenas al beneficio de los albergues, sino que responde a las necesidades del albergue, pues aunque se reporten 130 por ejemplo, se atiende a 170 ya que, frecuentemente, por las condiciones de vida de los niños de la comunidad comparten el mismo nivel de pobreza, ellos deciden que también los niños en tal situación, a pesar de no estar inscritos, tienen derecho a gozar de los beneficios. 131 Pese a esta intención del personal y de la comunidad de ignorar los límites de matrícula establecidos por el Programa, es una decisión que cuenta con un sustento de justicia y ética. La regla señala que debe haber una ecónoma por cada veinticinco niños. A continuación se presenta un cuadro que contiene el cruce entre el número real de ecónomas existentes por el número oficial de los beneficiarios con los que cuenta el albergue que, como ya se mencionó líneas arriba, tiene diferencias importantes con el número real de los beneficiarios. Cuadro 2.88. Beneficiarios inscritos (recodificado), según el número de ecónomas por albergue Número de ecónomas por albergue Beneficiarios inscritos (recodificado) 1 2 3 4 Total 6 De 1 a 25 inscritos 0 1 0 0 0 1 De 26 a 50 inscritos 0 27 1 0 0 28 De 51 a 75 inscritos 1 10 3 0 0 14 De 76 a 100 inscritos 0 0 4 5 0 9 De 101 a 125 inscritos 0 0 0 1 1 2 De 125 a más inscritos 0 0 0 0 1 1 Total 1 38 8 6 2 55 Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Si se toman en cuenta las deficiencias de los recursos, y la multitud de actividades que desarrollan las ecónomas, se tiene una distribución de las actividades muy desigual con consecuencias en la salud de este personal, quien resulta con severos daños físicos y emocionales. 2.2.4.2.2 Presencia de agua, energía eléctrica, gas, entre otros Uno de los factores determinantes en el funcionamiento del albergue, aunado a la entrega oportuna y suficiente de los recursos financieros, y de las condiciones adecuadas, seguras y sanas de la infraestructura y utensilios con los que se cuenta, es 132 sin duda la presencia o ausencia de los recursos naturales básicos. Estos recursos a los que se hace referencia, son abasto de agua, de gas y de energía eléctrica. El hecho de que un albergue cuente con energía eléctrica determina gran parte de la organización de la vida de sus beneficiarios y del personal. En ausencia de energía eléctrica, los frescos deben comprarse con más frecuencia para evitar su descomposición, lo que se traduce en un mal aprovechamiento del tiempo. Algunas de las repercusiones inmediatas, a causa de esta carencia, han sido contrarrestadas por medios alternos, como fotoceldas que desgraciadamente no tienen la misma calidad que proporciona la red de energía eléctrica vía el cableado metálico. Cuadro 2.89. Disponibilidad de energía eléctrica Fuente de energía eléctrica Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Red de energía eléctrica 48 73.8 73.8 73.8 Planta de energía 16 24.6 24.6 98.5 1 1.5 1.5 100.0 65 100.0 100.0 Ninguna Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Uno de los factores que no permiten que los albergues cuenten con energía eléctrica es la lejanía en la que se encuentran respecto a los núcleos urbanos. En algunos albergues se presentan situaciones paradójicas como la existencia calentadores de agua, pero no hay gas o la existencia de refrigerador pero no de luz eléctrica. El agua, el elemento más indispensable, tanto para la preparación de alimentos como para el aseo personal y limpieza del albergue, sólo está disponible en tres cuartas partes de los albergues existentes, aproximadamente. En algunos de ellos la disponibilidad de agua depende de la temporada de lluvias, por lo que en el período que va desde la cuaresma hasta junio no se dispone de este vital recurso. 133 Cuadro 2.90. Conexión a red de agua entubada Disponibilidad de agua Frecuencia Porcentaje entubada Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 49 75.4 75.4 75.4 No 6 9.2 9.2 84.6 La acarrean de un pozo o río 8 12.3 12.3 96.9 Otro 2 3.1 3.1 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. Por ende, se buscan estrategias para comprar o se acarrea sólo la necesaria para la preparación de alimentos. Además, no todos los albergues que disponen de agua en algún período o en todo el año poseen tinacos o cisternas. Cuadro 2.91. Disponibilidad de agua corriente en la cocina Disponen de agua corriente en la cocina Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 42 64.6 64.6 64.6 No 23 35.4 35.4 100.0 65 100.0 100.0 Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. La presencia de una toma de agua o un medio de almacenamiento también determina la disponibilidad de agua para las actividades de la cocina. El suministro de agua para la cocina es el que recibe más atención, puesto que aquí se preparan los alimentos que diariamente hacen posible el cumplimiento de tal objetivo básico del Programa, que es la alimentación de los beneficiarios. 134 Cuadro 2.92. Disponibilidad de drenaje Tipo de drenaje Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Red pública de drenaje 23 35.4 35.4 35.4 Fosa séptica 40 61.5 61.5 96.9 2 3.1 3.1 100.0 65 100.0 100.0 Ninguno Total Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 2.2.4.2.3 Ingreso de los recursos del Programa La situación de la infraestructura y, por consiguiente, de las condiciones materiales, naturales y laborales va estrechamente ligadas al monto y la oportunidad de los recursos financieros para la operación del Programa. Uno de los problemas que enfrentan los albergues son la escasez y el retraso en la entrega de los recursos. Sin embargo, los problemas relativos a los recursos son muy variados. Con base en el contenido de las entrevistas aplicadas a los jefes de albergue se puede resumir que todos los recursos destinados a los rubros que marca el PAEI no llegan con oportunidad, tomando en cuenta el período establecido. Es tan frecuente que suceda este desfase que el personal que labora, Jefes de albergue y ecónomas, consideran que el período en el que llega, es ya la fecha normal. Los rubros de los recursos recibidos por los albergues son: - Víveres, sólo lo que corresponde a compra de carnes y frescos; - Gastos de Operación; - Material de higiene y limpieza; - Material escolar; - Material didáctico; 135 - Material de oficina y - Compensación de jefes y ecónomas. Cuadro 2.93. Oportunidad en la recepción de recursos Recursos oportunos Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 40 61.5 71.4 71.4 No 16 24.6 28.6 100.0 Subtotal 56 86.2 100.0 No especificado 9 13.8 Total 65 100.0 Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006. Aún con retraso, todos estos rubros, a excepción del monto destinado a gastos de oficina, llegan al albergue. Los recursos que se dirigen de manera directa a los beneficiarios son los que presentan más retraso, y los que se dirigen a las compensaciones del personal no presentan un desfase importante. Cuadro 2.94. Suficiencia en el monto de recursos Monto suficiente Frecuencia Porcentaje Porcentaje Porcentaje válido acumulado Sí 25 38.5 44.6 44.6 No 31 47.7 55.4 100.0 Subtotal 56 86.2 100.0 No especificado 9 13.8 Total 65 100.0 Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006. La información de campo obtenida de los distintos actores coincide en señalamientos y críticas relacionadas con la escasez de recursos. Se multiplican los planteamientos sobre sus bajos montos, y de la necesidad de un cambio en este sentido. 136 3 CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD COMPLEMENTARIA En este capítulo se analiza el cumplimiento de los aspectos de las Reglas de Operación vinculados con los puntos 4, 5 y 6 de las Reglas de Operación 2004, vigentes en 2006, relativos a los beneficiarios, lineamientos específicos y mecánica de operación respectivamente. En el análisis se toma en cuenta el cumplimiento de los objetivos general y específico y la información obtenida tanto del análisis de la información proporcionada por la CDI como la construida a partir de las herramientas aplicadas durante el trabajo de campo (encuesta a beneficiarios, entrevistas, talleres). 3.1 Beneficiarios El cuarto apartado de las Reglas de Operación, relativo a los beneficiarios, considera los criterios de selección, sus derechos y obligaciones y las condiciones bajo las cuales se puede suspender el apoyo.16 Para fines de este Informe, en este apartado hemos 16 El texto de las Reglas de Operación señala textualmente lo siguiente: 4.1. Beneficiarios 4.4.1. Criterios de Selección 4.4.1.1. Elegibilidad • Estar en un rango de edad de 4 a 18 años. • Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública. Se dará prioridad a niños y niñas que: • Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación. • Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o autoridad). • Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que hayan egresado del albergue. • En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes indígenas que cursen el nivel medio superior. 4.4.1.2. Transparencia Se elaborará un padrón, en el cual se recomienda se incluya la Clave Única de Registro de Población (CURP), éste se dará a conocer a las comunidades e instancias que lo soliciten. El responsable del albergue deberá disponer de medios de información (impresos, carteles, rotafolios, boletines u otros), para mantener informados al Comité de Apoyo de Padres de Familia, a los beneficiarios y a la comunidad acerca de: • Los montos de los conceptos que integran el presupuesto. • La administración y aplicación de los recursos. • Los derechos y obligaciones de los beneficiarios. • Las acciones que se realicen en beneficio del albergue. • Los importes de los conceptos que integran el presupuesto estarán en función al techo financiero que se asigne en el ejercicio fiscal vigente. • Los recursos autorizados al Programa deberán ser utilizados para mejorar la calidad de los servicios que se otorgan a los beneficiarios. 137 considerado el análisis de los criterios de elegibilidad, además de aquellas cuestiones relacionadas con transparencia y derechos y obligaciones de los beneficiarios que no hayan sido abordadas en apartados anteriores. 3.1.1 Criterios de elegibilidad Un aspecto central de las reglas de operación del programa que garantiza que se cumpla con los objetivos del programa son los criterios para seleccionar a los beneficiarios dentro de los solicitantes para su ingreso en el albergue. En este apartado se analizarán los criterios de elegibilidad de los beneficiarios y su congruencia con los objetivos del PAEI, con el fin de identificar posibles contradicciones. Se incorporan además propuestas de modificación que permitan resolver el problema. Los criterios generales de elegibilidad de los beneficiarios señalados en las reglas de operación del PAEI son: • Estar en un rango de edad de 4 a 18 años. 4.4.2. Derechos y Obligaciones Derechos de los beneficiarios • Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue. • Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud. • Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura. • Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas escolares. • Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más agradable su estancia en el albergue. • Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo. • Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos. Obligaciones de los beneficiarios • Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue. • Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros le confieran. • Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue. • Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las autoridades y habitantes de la comunidad. 4.4.3. Causas de Incumplimiento, Retención, Suspensión de Recursos y, en su caso, Reducción en la Ministración de Recursos La suspensión de apoyos a los beneficiarios se hará con base a la dictaminación del Comité de Apoyo de Padres de Familia y podrá ser temporal o definitiva. El Comité de Apoyo de Padres de Familia, es una instancia comunitaria conformada por padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen en asamblea al inicio de cada ciclo escolar. Causas de baja: • Inasistencia no justificada por un periodo mayor a un mes. • Incumplimiento de las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue. • Cuando por motivos de índole político, social o natural se ponga en riesgo la integridad física o moral de los beneficiarios. (Reglas de Operación 2004. Programa de Albergues Escolares Indígenas, p. 2-3). 138 • Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública. Criterios de elegibilidad más específicos señalan que “se dará prioridad a niños y niñas que: • Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación. • Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o autoridad). • Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que hayan egresado del albergue. • En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes Indígenas que cursen el nivel medio superior.”17 A continuación analizaremos la congruencia de cada uno de los criterios con los objetivos del Programa. 3.1.1.1 Estar en un rango de edad de 4 a 18 años La definición del rango de edad que se establece en el primer criterio de elegibilidad entre 4 y 18 años de edad resulta restrictiva para el caso de los albergues comunitarios que hospedan a estudiantes de bachillerato. Para que un estudiante concluya estudios de bachillerato a los 18 años, es necesario que haya cursado sin reprobar todos grados de educación básica y media superior, sin ausentarse ni darse de baja. En otras palabras, estarían obligados a concluir la primaria a los 12 años y la secundaria a los 15 años. Estos parámetros resultan poco realistas para la población objetivo del programa. Tomando en consideración los datos contenidos en el padrón de beneficiarios para el ciclo 2006-2007 proporcionado por la CDI construimos la información que se presenta en el siguiente cuadro. De acuerdo con la información obtenida, los promedios de edad 17 Reglas de Operación 2004 (vigentes). Programa de Albergues Escolares Indígenas. Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, p. 2 139 de los beneficiarios por grado escolar son siempre mayores a los que se requerirían para que terminasen su formación de bachillerato antes de cumplir 19 años. Dado que no se tiene precisión respecto a la fecha en la que se obtuvo la información, y a que ésta carece de un formato homogéneo, se estimaron las poblaciones fuera de rango con base en dos criterios, el primero de ellos respecto a la edad al inicio del ciclo y el segundo respecto a la edad al final de ciclo. En el primer caso, es decir, tomando en consideración la edad requerida al inicio del ciclo escolar, 94% de la población queda fuera de rango por lo que no podría culminar sus estudios antes de cumplir 19 años. En el segundo caso, que incorpora aquellos casos en los que la edad de los beneficiarios rebasa el límite de edad al final del ciclo, dos tercios de la población quedan fuera de rango (63%). Cuadro 3.1. Rango de edad Fuera de rango al inicio 7 1 8.41 2,962 2,938 8 2 9.25 4,174 4,104 9 3 10.23 5,094 4,924 Primaria 10 4 11.18 5,507 5,278 11 5 12.05 5,908 5,540 12 6 12.84 5,380 4,889 13 1 13.85 3,788 3,519 Secundaria 14 2 14.66 2,572 2,341 15 3 15.63 1,784 1,587 16 1 16.27 369 323 Bachillerato 17 2 18.00 104 98 18 3 17.72 149 100 37,791 35,641 Total Porcentaje 94.31 Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios 2006-2007. Nivel Grado Edad al inicio 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 Edad al Promedio Frecuencia final de edad Fuera de rango al final 1,702 2,469 3,205 3,573 3,728 3,164 2,263 1,467 1,010 182 62 49 22,874 60.53 La población beneficiaria responde a pautas culturales y sociales propias de las familias indígenas. Sus necesidades económicas, los frecuentes desplazamientos y las condiciones de pobreza y extrema pobreza son factores que explican por qué los jóvenes que logran concluir la educación media superior suelen ser mayores de 18 años. Las reglas de operación de un programa dirigido a la población indígena de 140 comunidades alejadas debe considerar este tipo de situaciones con el fin ampliar el rango de edad para los estudiantes de secundaria y de bachillerato. En la formulación del criterio debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que cursan el nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel medio superior. Tal y como se formuló en la evaluación externa al Programa correspondiente al 2005, sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad podría seguir como lo indican las reglas de operación 2004, es decir “estar en un rango de 4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica” y “un rango de edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación media superior”. 3.1.1.2 Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública Los mecanismos que les permiten a los niños ingresar y permanecer en el albergue están vinculados con su asistencia a la escuela. La selección y permanencia en el albergue consideran la presentación de documentos que acrediten la inscripción y la permanencia de los niños en la escuela de la comunidad sede. Las características de las comunidades sede de los albergues hacen prácticamente imposible la existencia de alternativas privadas de educación: Por ende, este criterio de elegibilidad se encuentra directamente vinculado tanto con los objetivos del Programa como los procedimientos para la selección y permanencia de los niños en los albergues. 3.1.1.3 Prioridad a los niños y niñas que provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación Esta prioridad en la selección de los beneficiarios se enfrenta en la actualidad con el hecho de que los servicios educativos se han extendido de manera muy importante a muchas de las comunidades de donde provienen los beneficiarios. Esta expansión de los servicios educativos tiene muy diversas modalidades y, sobre todo, calidades. Por ello, para muchas familias que habitan en comunidades donde existen alternativas 141 educativas en el nivel básico, la posibilidad de ingreso en el albergue representa una alternativa de mejora en la calidad de la educación. La posibilidad de asistir a escuelas con maestros para cada grado y con mejores instalaciones es un incentivo para muchas familias que solicitan su ingreso en el albergue. A continuación presentamos algunas cifras que ilustran la composición actual de los beneficiarios. Para analizar esta cuestión, es necesario descomponer el universo de beneficiarios entre quienes habitan en la comunidad sede del albergue y quienes provienen de comunidades distintas. El grupo de niños que habitan en las comunidades sede no se inscribe dentro de la prioridad marcada por este criterio de elegibilidad. Se trata además de un grupo que, por habitar en la comunidad sede del albergue, utiliza los servicios únicamente de día. En el segundo grupo está integrado por los niños que provienen de comunidades distintas a la sede en las que existen servicios educativos. Se compone de niños que habitan en el albergue por razones distintas a la ausencia de servicios educativos. Dentro de estas razones pueden estar las condiciones de precariedad en la familia, la ausencia de uno o los dos padres, la carga de labores familiares que les impiden asistir a la escuela de la localidad, la mala calidad de las alternativas educativas de la localidad como generalmente sucede con las escuelas multigrado, entre otras. A pesar de que no constituyen un grupo prioritario de acuerdo con este criterio de elegibilidad, se trata de un grupo con un nivel de prioridad mayor que el anterior, aunque menor que el de los niños que provienen de localidades que carecen de servicios educativos. A continuación se presenta el peso que tiene cada uno de estos grupos dentro de la población beneficiaria con base en los resultados de la encuesta aplicada por el equipo de evaluación en diciembre de 2006. El siguiente cuadro muestra que 29% de los beneficiarios habita en las comunidades sede, es decir, forma parte del primer grupo. 142 Cuadro 3.2. Beneficiarios según localidad de procedencia Comunidad Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sede 10,271 29.0 29.0 29.0 Aledaña 25,208 71.0 71.0 100.0 Total 35,479 100.0 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006. Dentro del 71% de la población que habita en comunidades aledañas, 53% son niños que reportaron la existencia de escuela en su localidad y 46% reportaron que no, es decir prácticamente en la mitad de las localidades de procedencia se cuenta con alguna oferta educativa del mismo nivel al que asiste estando en el albergue. Estas cifras corresponden al segundo y al tercer grupos tipificados en el cuadro 3.4, infra. Cuadro 3.3. Existencia de oferta educativa en localidad de procedencia a Respuesta Sí No Subtotal No sabe Porcentaje válido 53.5 Porcentaje acumulado 53.5 46.5 46.5 100.0 99.9 100.0 Frecuencia 13,471 Porcentaje 53.4 11,710 25,181 27 0.1 Total 25,208 100.0 Tipo de comunidad: sede o aledaña Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006. a Con respecto al total de la población beneficiada, la composición de grupos es la siguiente: 143 Cuadro 3.4. Composición de la población por grupos de beneficiarios según la prioridad de carencia de servicios educativos en las comunidades de origen Frecuencia Grupo 1 Grupo 2 (aledaña con escuela) Grupo 3 (aledaña sin escuela) Subtotal No especificado Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado 10,289 29.00 29.02 29.02 13,452 37.91 37.94 66.96 11,713 33.02 33.04 100.00 35,454 99.93 100.00 25 0.07 Total 35,479 100.00 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006. Con base en esta composición de la población beneficiada por el PAEI podemos observar que el segundo grupo, que corresponde a niños de comunidades aledañas que cuentan con servicios de educación, es el más numeroso con casi 38%. En segundo lugar, con 33%, está el tercer grupo de niños que provienen de localidades aledañas que carecen de servicios educativos y que forman parte del grupo de población prioritario para el Programa. En último término se encuentran el primer grupo, con 29%, que corresponde a lo niños que habitan en la comunidad sede. A partir de este análisis y de la identificación de tres grupos que permiten reordenar este criterio de prioridad, proponemos modificar este criterio de elegibilidad en los siguientes términos. 1. Tendrán primera prioridad los niños y niñas que provengan de comunidades aledañas que carecen de servicios educativos 2. Tendrán segunda prioridad los niños que provengan de comunidades aledañas que cuentan con servicios educativos 3. La admisión de niños de comunidades aledañas tendrá en consideración la capacidad de hospedaje del albergue 144 4. La admisión de niños de la comunidad sede deberá considerar la capacidad del albergue para proporcionar alimentación y apoyo para tareas. La determinación de la capacidad de atención de beneficiarios de la comunidad sede deberá considerar la realización de labores de concertación con el comité de padres de familia y las autoridades de la comunidad con el fin de buscar apoyos adicionales. De esta forma, los albergues podrán mantener como prioridad a niñas y niños de comunidades aledañas, abriendo espacio para resolver necesidades propias de las familias de las comunidades sede. 3.1.1.4 Prioridad a niñas y niños que carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o autoridad) Con relación al criterio de elegibilidad en que una prioridad es la atención a aquellos niñas o niños que “carezcan de padre, madre o de ambos”, resulta necesario apuntar que el fraseo resulta muy impreciso. El texto debiera ser reformulado introduciendo la situación de ausencia prolongada de uno o de ambos progenitores. Es necesario que el Programa contemple la migración como una condición estructural en la dinámica de las familias indígenas. En efecto, debido al aumento de la dispersión familiar, en gran parte causada por la migración nacional o internacional, temporal o definitiva, niños y jóvenes indígenas se ven cada vez más afectados por la ausencia prolongada de uno o ambos padres. Proponemos que el criterio “carezca de madre o padre” se reformule para ofrecer un apoyo prioritario a aquellas familias en las que la madre o algún familiar se han hecho cargo los hijos cuando el o los progenitores salen a buscar trabajo en las ciudades, las empresas agrícolas o al extranjero. Para los niños que se encuentran en esta situación, el albergue puede resultar una condición de posibilidad esencial para que concluyan sus estudios. Por su parte, el criterio que señala que se apoyará a los albergues comunitarios que atiendan a un 80% de estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor puntualización. La frase “recibirán apoyo” debiera precisar en qué tipos de apoyos y en 145 qué montos se pudieran canalizar los recursos que aporte el gobierno federal. Es muy importante considerar que las comunidades donde se ubican los albergues de este tipo tienen dificultades económicas y presupuestales pues se trata de zonas con elevados niveles de marginalidad. El Programa de Albergues Escolares Indígenas debería en consecuencia apoyar integralmente las necesidades de operación de estos albergues que se encuentran frecuentemente en condiciones más precarias que el resto. Ninguno de los criterios de elegibilidad incorpora la equidad de género y la no discriminación por sexo. Este hecho resulta contradictorio con los términos de referencia propuestos para la realización de la evaluación del Programa, en donde claramente se propone identificar la equidad, la igualdad y la no discriminación de las mujeres. El análisis de la calidad y la equidad en el acceso de las niñas a los beneficios del Programa será analizado con detalle en el Capítulo 8. En términos del análisis de la congruencia entre los criterios de elegibilidad y los objetivos del Programa, se propone la inclusión en las reglas de operación del siguiente criterio de elegibilidad 9 “Promover la inscripción de mujeres, para alcanzar el menos el 50% del padrón de cada albergue, como medida para contrarrestar la discriminación de que son objeto las niñas indígenas por esta doble condición y como una acción afirmativa por la equidad de género”. Como complemento de la búsqueda de criterios que combatan la discriminación, las reglas de operación podrían incluir también algún criterio de elegibilidad que garantizara la no discriminación por etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición multiétnica, incluida la población mestiza. 146 3.1.2 Transparencia Las cuestiones relativas a las características del padrón de beneficiarios del Programa fueron abordadas en el análisis del cumplimiento del objetivo general del capítulo anterior. Los problemas que se identificaron en relación con el padrón de beneficiarios dificultan de manera importante la comparabilidad de las bases de datos para cada ciclo escolar. La existencia de diversas estructuras en la información obtenida para cada ciclo dificulta la creación de una base de datos nacional que pueda ser actualizada con los cambios que se generan por el ingreso y la salida de beneficiarios, así como de las causas de dichos movimientos. Las medidas que se señalan en las Reglas de Operación para garantizar el acceso de información del Comité de Apoyo de padres de familia respecto al destino de los recursos del albergue incorporan una serie de actividades que debe llevar a cabo el jefe del albergue con el fin de hacer pública esta información. La función de contraloría social que desempeña el Comité de Apoyo de padres de familia juega un importante papel para garantizar el uso adecuado de los magros recursos del programa. De acuerdo con la información obtenida de los instrumentos cualitativos18 se expresó disposición de los jefes de albergue para involucrar al Comité en labores de apoyo y, en algunos casos, en la selección de los beneficiarios y en el manejo de los recursos. En contraparte, no se identificaron quejas de integrantes de los comités respecto al uso de los recursos. Sin embargo, esta ausencia de quejas no debe confundirse con una ausencia de problemas; en todo caso, puede deberse a ausencia de participación e información. La precariedad de las condiciones en las que se desenvuelve la vida de los albergues es una condición estructural que dificulta que los Comités de Apoyo de padres de 18 Entrevistas realizadas a: operadores del programa (jefes de albergue y ecónomas), Comité de Apoyo de padres de familia y autoridades escolares y comunitarias, así como en los talleres regionales de evaluación participativa con operadores del Programa (jefes de albergue y ecónomas). 147 familia puedan convertirse en una instancia de contraloría social del PAEI. Diversos factores inciden en estas limitaciones que enfrentan los comités de padres: la distancia de la comunidad a la sede del albergue, la ausencia de uno o ambos padres, la pobreza, el alcoholismo, la violencia y la falta de interés generan un entorno poco propicio para la participación activa de los comités en la vida del albergue. Cuando se da, su participación se limita al apoyo en labores de apoyo a la operación del albergue como reparaciones, acarreo de leña o víveres. La situación que enfrentan los albergues en donde predominan niños de comunidades muy alejadas que carecen de servicios educativos, que de acuerdo con los objetivos del Programa resultan un grupo prioritario, pone de manifiesto un problema estructural de la función que debe desempeñar el comité de padres. La distancia geográfica es una clara expresión de la imposibilidad de que los padres de los beneficiarios participen en el apoyo al albergue. En algunos albergues la participación de niños de la comunidad es sumamente restringida, lo que limita las posibilidades de integrar el comité de padres. Padres de familia de niños de comunidades sede han propuesto, desde la óptica de sus legítimos intereses, que se amplíe la participación de niños de estas comunidades, argumentando que la situación de pobreza es similar a la de niños de comunidades aledañas. Es muy importante tener en consideración que este tipo de disputas entre intereses legítimos se dan en el marco de una oferta institucional con recursos sumamente restringidos que enfrenta dificultades cotidianas para mantenerse en operación. Las limitaciones que enfrenta la figura del Comité de Apoyo de padres de familia para funcionar como una instancia de contraloría social dan cuenta de serias dificultades en el cumplimiento de esta función de vigilancia social sobre el destino de los recursos públicos. Que su participación se concentre en la realización de labores de apoyo es de suyo un objetivo difícil de cumplir en la mayoría de los albergues. Solicitarle una intervención en la supervisión del manejo de los recursos rebasa sus posibilidades en la gran mayoría de los casos. Valdría la pena pensar en las ventajas que representaría para el buen funcionamiento del Programa que las funciones de contraloría social 148 podrían ser desarrolladas por otro tipo de instancias comunitarias con mayores posibilidades de intervención en este tipo de cuestiones como el director de la escuela o la autoridad comunitaria. 3.2 Derechos y obligaciones Las Reglas de Operación contemplan los siguientes derechos de los beneficiarios: • Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue. • Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud. • Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura. • Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas escolares. • Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más agradable su estancia en el albergue. • Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo. • Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos. La información respecto al trato respetuoso del personal del programa hacia los beneficiarios se incorporó en el apartado relativo al análisis del cumplimiento de los objetivos específicos, en particular en el relacionado con el primer objetivo específico para el nivel de educación básica en donde se señala que los albergues deberán proporcionar hospedaje seguro a los beneficiarios (v. apartado 2.2, supra) Lo mismo sucede con la información relacionada con la calidad de los servicios del albergue en cuanto a hospedaje, alimentación y atención a la salud. El acceso a los recursos que faciliten el estudio y la realización de tareas escolares se analizó a partir de la revisión de la dotación de útiles escolares y del apoyo a tareas revisado en el análisis del cumplimiento de objetivos específicos (v., apartado 2.2, supra). 149 De acuerdo con la información obtenida de la investigación de campo, la participación de los beneficiarios del Programa se reduce a su incorporación a las labores de limpieza y mantenimiento del albergue a través de comisiones. No se registraron referencias a experiencias de participación de los beneficiarios en la discusión de medidas para mejorar las condiciones de su estancia en el albergue. El papel del jefe del albergue en la orientación y apoyo pedagógico de los beneficiarios varía de acuerdo con su preparación y disposición. A partir de la sistematización de las entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes de albergue se identificaron diferencias importantes en el perfil de los jefes de albergue. En cuanto a su perfil profesional, se identificaron dos grupos. El primero de ellos compuesto por personal que proviene de la Secretaría de Educación Pública y que generalmente se ubica en los albergues del centro y el sur del país. Este grupo tiene generalmente una edad que supera los treinta años, y cuenta con mayores condiciones profesionales para dar apoyo a los beneficiarios en su proceso educativo. No obstante, las cargas de trabajo administrativo y los bajos salarios configuran un marco que dificulta su profesionalización y entrega a las labores de apoyo. El segundo grupo de integra por personal más joven que tiene una experiencia laboral diversa (ex-militares, fotógrafos, obreros, campesinos, etc.). A pesar de que se trata de personal sin capacitación en cuestiones pedagógicas, se encuentran casos donde la disposición para apoyar a los albergados compensa la falta de preparación profesional. Para este grupo resulta muy necesaria la capacitación en cuestiones educativas. El desarrollo de proyectos productivos no es una característica generalizada de los albergues. A partir de las entrevistas realizadas se pudieron identificar algunos casos de proyectos productivos agrícolas orientados a compensar los magros recursos presupuestales con que cuentan los albergues a partir de la venta de la cosecha de los productos cultivados en las instalaciones del albergue. En diversas ocasiones, la realización de estos proyectos fue señalada como una alternativa que es necesario promover para complementar el presupuesto de los albergues y para apoyar la 150 formación de los beneficiarios. No obstante, el impulso de este tipo de iniciativas requiere de apoyos financieros y técnicos de los que carecen los albergues. La ampliación y mejoramiento de las instalaciones, en particular la construcción de salones de trabajo y talleres puede brindar mejores condiciones para el despliegue de este tipo de iniciativas. Las obligaciones que señalan las Reglas son: • Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue. • Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros le confieran. • Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue. • Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las autoridades y habitantes de la comunidad. El mantenimiento de reglas básicas de convivencia en los albergues no fue identificado como un problema general ni por los operadores del Programa, ni por las autoridades comunitarias o escolares. Las diferencias en las valoraciones del orden y la disciplina al interior de los albergues permiten vislumbrar una amplia gama de expresiones en este sentido. Algunas ecónomas y jefes de albergue valoraron dentro de las ventajas del albergue la formación y disciplina que reciben los beneficiarios. En cambio, en otros casos, las autoridades escolares y comunitarias señalaron problemas disciplinarios de los albergues que afectan la vida de la comunidad como el caso de los beneficiarios que se escapan de las instalaciones y generan algún tipo de disturbio. Uno de los equipos de trabajo de jefes y jefas de albergue que se integraron en el marco del Taller Regional de Evaluación Participativa del PAEI que se realizó como parte de las herramientas cualitativas de la investigación de campo, plantea una reflexión que resulta pertinente para pensar en el origen de problemas de violencia en la vida interna de los albergues. La reflexión es la siguiente: 151 “… existe la idea equivocada de que el albergue es un reformatorio, y muchos padres nos mandan a sus niños para corregirlos, lo cual a nosotros nos causa muchos problemas pues nos hemos encontrado casos serios de niños que realmente necesitan atención psicológica urgente.” Este señalamiento, que proviene de la experiencia de los jefes de albergue, plantea la necesidad de ponderar los criterios de elegibilidad de los beneficiarios. El acceso a información como la que se plantea en la reflexión, que es sin duda casuística, resulta de gran importancia para determinar la conveniencia de admitir a niños y niñas que presentan actitudes violentas o agresivas hacia sus compañeros. Sin duda este tipo de situaciones ubican la decisión de la admisión en una tensión entre los principios de no discriminación y la necesidad de velar por el bienestar general de los beneficiarios. Una decisión acertada frente a este tipo de situaciones exige preparación y experiencia de los jefes de albergue. Con base en los resultados de la encuesta a beneficiarios del Programa se clasificaron las situaciones según la frecuencia de agresiones. Los datos muestran que si bien no se trata de una situación generalizada en los albergues, existen casos graves en cuanto a la frecuencia de las agresiones (v. cuadros 3.5 y 3.6, infra; así como el capítulo anterior, apartado 2.2.1.2.4, pp. 64-75, supra). Cuadro 3.5. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te ha agredido?, según sexo Respuesta Sí No Total Operación Recuento Sexo Total Masculino Femenino 4,734 4,171 8,905 % 25.2% 25.9% 25.5% Recuento 14,056 11,953 26,009 % 74.8% 74.1% 74.5% Recuento 18,790 16,124 34,914 100.0% 100.0% 100.0% % Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 152 Ahora bien, del universo de niños que han recibido alguna agresión (25.5% del total), existe un 15% de niños que han recibido más de diez agresiones en lo que va del año escolar (3 meses al momento del levantamiento de la encuesta). Esto configura ya un patrón de agresiones sistemático que merece atención especial. Cuadro 3.6. Agresiones recibidas en el ciclo escolar Número de agresiones Frecuencia De 1 a 5 Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado 236 2.6 2.6 2.6 7,360 82.7 82.7 85.3 De 11 a 15 812 9.1 9.1 94.4 De 16 a 20 298 3.3 3.3 97.8 De 16 a 20 144 1.6 1.6 99.4 De 21 a 25 25 .3 .3 99.7 Más de 26 30 .3 .3 100.0 Total 8905 100.0 100.0 De 6 a 10 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 3.3 Lineamientos específicos El apartado dedicado a lineamientos específicos dentro de las Reglas de Operación contempla aspectos relacionados con la coordinación institucional y con las instancias ejecutoras, normativas y de control y vigilancia del Programa. 3.3.1 Coordinación institucional El PAEI contempla la necesidad de la coordinación de acciones en los tres niveles de gobierno a través de la coordinación de la CDI. Las instancias federales que colaboran con el Programa son: la Secretaría de Educación Pública (SEP), que comisiona al personal que labora en los albergues; el Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), que proporciona personal de apoyo en la realización de tareas escolares y de fortalecimiento cultural de los beneficiarios; Diconsa y Liconsa, como proveedores de 153 alimentos y la Secretaría de Salud y el Programa IMSS-Oportunidades, que proporcionan la atención a la salud. Como se podrá observar, el PAEI supone un esquema de coordinación interinstitucional complejo, sobre todo en lo que respecta a la relación con la Secretaría de Educación Pública en su calidad de empleadora del personal que opera los albergues. Que la CDI, como instancia coordinadora, no defina los criterios para contratar jefes de albergue y ecónomas es un elemento asociado con muchos de los problemas en el perfil de los operadores del Programa. Este esquema se ha traducido en prácticas que afectan el funcionamiento de los albergues como el hecho de que algunos nombramientos se hagan como castigo para profesores que tienen problemas de carácter laboral o sindical. Los bajos salarios, la falta de capacitación y la alta rotación de los jefes de albergue no contribuyen a la profesionalización de esta función tan importante para el buen funcionamiento del PAEI. El hecho de que el nombramiento como jefe de albergue en comunidades muy apartadas sea visto como castigo por el personal que proviene de la Secretaría de Educación Pública tampoco contribuye a la profesionalización del puesto de jefe de albergue. A pesar del entorno poco propicio, existen jefes de albergue que han desarrollado un profundo compromiso con los beneficiarios, pero se trata de casos excepcionales que logran sobreponerse a las adversidades que plantean las condiciones salariales y los recursos tan precarios para la operación de los albergues. Las ecónomas, el otro pilar en el funcionamiento de los albergues, enfrentan una situación aún más desventajosa que la de los jefes de albergue pues frecuentemente perciben menos ingreso y tienen jornadas de trabajo más extenuantes y largas que los primeros. Sus jornadas de trabajo son de dieciséis horas aproximadamente y de ellas más de la mitad se dedica a la preparación de alimentos. Cuando las labores de la 154 cocina se los permiten, la ecónoma apoya al jefe del albergue en la supervisión de tareas, actividades y en el aseo de los niños. La retribución a su arduo trabajo es muy poca, pues los salarios son muy bajos. Las ecónomas enfrentan además una situación laboral doble, pues algunas de ellas son contratadas por la SEP y otras directamente por las comunidades con apoyo de la CDI. Estas últimas perciben salarios aún más bajos que las contratadas por la SEP. Con base en la información de las entrevistas, se encontró que mientras una ecónoma contratada por la SEP percibe entre 4 y 5 mil pesos, una ecónoma comunitaria percibe entre 1800 y 2800 pesos. Esta disparidad en la remuneración del empleo se agudiza pues mientras las ecónomas contratadas por la SEP tienen base y prestaciones, las comunitarias carecen de estabilidad en el empleo y no tiene ningún tipo de prestación. De las 158 ecónomas entrevistadas en la muestra de albergues poco más de la mitad (81) reportaron estar contratadas por la SEP y el resto por parte de la comunidad. Esta situación resulta preocupante pues la figura de ecónoma comunitaria surgió para suplir temporalmente la ausencia de personal contratado por la SEP. Sin embargo, como sucede con muchas situaciones temporarias, este tipo de contrataciones se ha convertido en un patrón que tienen a incrementar la precariedad en el empleo de esta figura central en la operación de los albergues. De esta forma, la estructura salarial de los operadores directos del Programa en la que intervienen diversas instituciones y operan lógicas y niveles salariales tan distintos y contradictorios es caldo de cultivo para tensiones y conflictos laborales y es un obstáculo estructural para la profesionalización de la función de jefe de albergue y ecónoma. En relación con la participación de Conafe en el envío de personal para el apoyo en la realización de tareas a los beneficiarios del albergue, cabe señalar que más de la mitad de los beneficiarios a los que se aplicó la encuesta (52.8%) reportaron recibir apoyo de instructores enviados por dicha institución (cf. apartado 2.2.3.3, pp. 106-108, supra). 155 Considerando que los albergues se encuentran ubicados en comunidades frecuentemente muy alejadas de los centros urbanos, el nivel de cobertura de los instructores Conafe resulta muy importante (v. cuadro 3.7). Cuadro 3.7. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas Respuesta Sí, el Jefe de albergue Sí, el instructor de CONAFE Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado 4,699 13.2 13.3 13.3 18,729 52.8 53.1 66.4 Sí, otro adulto 1,243 3.5 3.5 69.9 Sí, otro niño del albergue 2,233 6.3 6.3 76.2 87 0.2 0.2 76.5 8,305 23.4 23.5 100.0 35,297 99.5 100.0 182 0.5 Sí, no sabe No Subtotal No sabe Total 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006. Como se muestra en el siguiente cuadro (3.8), la valoración que hacen los beneficiarios del apoyo recibido por el jefe del albergue y los instructores del Conafe es muy alta, ya que el 95.4% de los niños encuestados respondieron afirmativamente a la pregunta de si les sirve la ayuda del instructor de Conafe y únicamente 4.6 respondieron que poco o a veces. Ninguno de los beneficiarios encuestados respondió que no servía la ayuda. Esta valoración de la utilidad desciende cuando se considera el apoyo de otro adulto y baja aún más cuando se trata de otro niño del albergue. 156 Cuadro 3.8. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas y su utilidad Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas Sirve esta ayuda Operación Recuento Sí, el Jefe de albergue Sí, el instructor de CONAFE Sí, otro adulto Sí, otro niño del albergue % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda 4,699 4.4% 0.0% 100.0% 11.1% 0.0% 15.6% 14.9% 0.7% 0.0% 15.6% Recuento 17,723 845 0 18568 95.4% 4.6% 0.0% 100.0% 69.1% 45.8% 0.0% 61.5% % del total 58.7% 2.8% 0.0% 61.5% Recuento 1,080 163 0 1,243 86.9% 13.1% 0.0% 100.0% % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda 4.2% 8.8% 0.0% 4.1% % del total 3.6% 0.5% 0.0% 4.1% Recuento 1,609 601 0 2,210 72.8% 27.2% 0.0% 100.0% 6.3% 32.6% 0.0% 7.3% 5.3% 2.0% 0.0% 7.3% 0 32 55 87 0.0% 36.8% 63.2% 100.0% 0.0% 1.7% 2.0% 0.3% 0.0% 0.1% 0.2% 0.3% 756 0 2,646 3,402 22.2% 0.0% 77.8% 100.0% 2.9% 0.0% 98.0% 11.3% 2.5% 0.0% 8.8% 11.3% 25,662 1,846 2,701 30,209 84.9% 6.1% 8.9% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda % del total Recuento % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda % del total Recuento Total 0 17.5% Recuento No 95.6% Total No % del total % del total Sí, no sabe 4,494 Sí, A veces o poco 205 Sí % de Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas % de Sirve esta ayuda % del total 84.9% 6.1% Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 8.9% 100.0% 157 Los resultados de los Talleres de Evaluación Participativa llevado a cabo en el marco de la evaluación recuperaron que tanto jefes de albergue como ecónomas han registrado la participación de los becarios del Conafe. Uno de los equipos señaló que además del apoyo a tareas, los becarios Conafe estaban dando asesoría para la realización de proyectos productivos. Otro equipo de jefes de albergue señaló la importancia de brindar capacitación a los becarios de Conafe en cuestiones pedagógica pues se trata de alumnos de bachillerato que pueden tener los conocimientos necesarios para brindar asesoría, pero carecen de estrategias pedagógicas que les permitan apoyar a los beneficiarios. La intervención de Diconsa y Liconsa fue recuperada tanto en las entrevistas a operadores del Programa cono en el trabajo de los equipos llevados a cabo en los Talleres. Diconsa aparece registrado en las herramientas de carácter cualitativo como el proveedor más importante de alimentos a los albergues. Los proveedores locales de los albergues se circunscriben a algunos productos frescos como frutas y verduras y algunos faltantes de otro tipo. Algunos jefes de albergue reportaron retrasos en la entrega de productos así como entrega de productos en mal estado. Respecto a este último problema también señalaron que existía disposición para el reemplazo de las entrega de productos caducos. Uno de los problemas que existe en la distribución de productos alimenticios de parte de Diconsa es la capacidad de respuesta frente a necesidades específicas. La entrega incompleta de los productos solicitados no permite que se cumpla con las dietas diseñadas por las ecónomas. De hecho, en algunos casos se han dejado de elaborar las solicitudes de productos alimenticios basados en el diseño de dietas más balanceadas por la falta de respuesta por parte de Diconsa que “siempre surte lo mismo”. 158 Finalmente, la participación de instituciones en la atención a la salud de los beneficiarios reporta problemas importantes de cobertura pero no se pudo recabar mayor información al respecto que fuese significativa a escala nacional. 3.3.2 Instancias ejecutoras Como señalan las Reglas de Operación, la ejecución del programa supone una estructura a nivel central responsable de la operación y seguimiento. También contempla delegaciones estatales y unidades operativas que son los responsables directos de la operación del Programa. A través de las herramientas cualitativas de trabajo de campo se identificaron una serie de demandas de los operadores del programa hacia las instancias centrales. Los jefes de albergue y las ecónomas aprovecharon el espacio de las entrevistas y del taller para solicitar lo siguiente a los responsables del programa a nivel central: • Incremento en los salarios y compensaciones del personal • Aumento de los recursos para el mantenimiento de la infraestructura • Eliminación del retraso en el envío de recursos (salarios y compensaciones, alimentos, recursos para la operación, etc.) Los señalamientos de los operadores del Programa ponen de manifiesto las dificultades y tensiones a las que se enfrenta la operación cotidiana del PAEI en razón de la insuficiencia de recursos y de los efectos que tiene el retraso en su entrega. La precariedad con la que se opera genera un marco donde cualquier falla en el envío de recursos repercute de manera inmediata en el empeoramiento de las condiciones de hospedaje y alimentación de los beneficiarios. 3.3.3 Instancias Normativas La supervisión del cumplimiento de la normatividad se realiza desde oficinas centrales. 159 Uno de los aspectos básicos para garantizar el cumplimiento de los objetivos del programa es la existencia de una base de datos con la información completa y actualizada de los beneficiarios. Como se analizó en el capítulo anterior en el apartado relativo al cumplimiento del objetivo general, existen serios problemas en la calidad de la base de datos de beneficiarios. Sin una base confiable y actualizada de beneficiarios resulta muy difícil evaluar la aplicación de los criterios de elegibilidad de los beneficiarios. 3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia El análisis de las limitaciones estructurales que enfrentan los Comités de Apoyo de padres de familia en su función de contraloría social fue abordado en el apartado 3.1.2., relativo a la transparencia del Programa. 3.4 Mecánica de operación En el apartado relativo a la mecánica de operación se contemplan cuestiones de difusión, promoción y ejecución relacionadas tanto con el uso de los recursos como con la función de contraloría social que deben desempeñar los comités de apoyo de padres de familia. También se señala la periodicidad con la que deberán proporcionarse los recursos y servicios los albergues. De acuerdo con la información proporcionada por los operadores del Programa en las entrevistas a profundidad y en los equipos de trabajo de los talleres, las actividades de difusión se realizan cada año con anterioridad al inicio del ciclo escolar. Los medios de difusión más frecuentes son los carteles, volantes y la realización de reuniones con padres de familia de las comunidades aledañas. Los Comités de Apoyo de padres de familia colaboran en la labor de difusión de los requisitos y plazos para ingresar en el albergue. En algunos casos se mencionaron otros medios de información con radios locales o la realización de reuniones en la escuela o los centros de reunión de la comunidad. No se identificaron quejas ni de los comités de apoyo ni de autoridades 160 escolares o comunitarias en relación con la falta de información o el uso faccioso de la misma. En ningún caso se señalaron criterios políticos ni relaciones clientelares que condicionaran el ingreso de niñas o niños al albergue. Los aspectos relacionados con la ejecución de los recursos financieros se analizan más adelante, en el capítulo cuarto relativo al análisis de los recursos entregados a los beneficiarios y en el quinto que aborda el cumplimiento de las metas físicas y financieras. Finalmente, se plantea la función de contraloría social que deben desempeñar los Comités de Apoyo de padres de familia. Las Reglas señalan las siguientes obligaciones de los Comités: 9 Ejecutar acuerdos emanados de las asambleas comunitarias y del propio Comité. 9 Supervisar la aplicación de recursos financieros destinados a la operación del albergue y los apoyos a los beneficiarios. 9 Rendir informes de su trabajo ante la asamblea comunitaria. 9 Participar diariamente en la vigilancia de la disciplina y orden en los albergues que apoyan a jóvenes de secundaria. Como se podrá observar, las obligaciones de los Comités de Apoyo suponen un nivel de organización que dista mucho de las condiciones concretas de operación de tales organizaciones. Como se analizó más arriba, en el mejor de los casos, los Comités apoyan en labores de organización y difusión del albergue. La participación diaria en la vigilancia del albergue resulta una exigencia utópica en el contexto de las condiciones reales de participación que tienen los Comités de Apoyo. Respecto a los servicios y recursos necesarios para la operación de los albergues las Reglas de Operación señalan lo siguiente: 9 La alimentación; se proporcionará diariamente. 161 9 Los artículos de aseo personal se otorgarán mensualmente. 9 El material escolar se entrega anualmente al inicio del ciclo escolar. 9 Los movimientos en el padrón de beneficiarios sólo podrán darse en sustituciones de aquellos que hayan causado baja. 9 Los recursos para la operación del Programa se ministrarán mensualmente a las Unidades Operativas. Las indagaciones respecto a la alimentación en los albergues reflejaron que, en la gran mayoría de los casos, es suficiente. Los jefes de albergue y las ecónomas coinciden en que, a pesar de las deficiencias en la calidad de la alimentación, esta es suficiente y de mejor calidad que la que tendrían con sus familias, aunque habría que considerar lo manifestado por los albergados (cf. apartado 2.2, supra) en el sentido de que después de comer se quedan con hambre siempre uno de cada veinte niños (4.8%) y a veces unote cada seis (16.2%). En cambio no se quedan con hambre cuatro de cada cinco (79.0%). En relación con los artículos de aseo personal, la encuesta a beneficiarios contempla información respecto a cinco productos: papel sanitario, jabón de baño, pasta dental, toalla de baño y cepillo dental. El análisis descriptivo de aspecto ya fue abordado en el capítulo anterior (cf. apartado 2.2.1.2.5, particularmente las pp. 78-83,supra). Sin embargo, cabe aquí recordar que en relación con la dotación de papel sanitario se plantearon dos preguntas en la encuesta la primera de ella referida a la posesión de papel cuando los beneficiarios van al baño y la segunda que forma parte de una batería de preguntas respecto a la dotación de artículos y la frecuencia con la que se proveen. Los resultados de ambas preguntas son consistentes y nos revelan que alrededor del 30% (28.2% para la primera pregunta y 31.5% para la segunda) de los beneficiarios no reciben este producto. 162 Cuadro 3.9. Posesión de papel sanitario para limpiarse después de ir al excusado Respuesta Frecuencia Porcentaje Sí No Subtotal No sabe Total Porcentaje válido Porcentaje acumulado 24,628 69.4 71.8 71.8 9,687 27.3 28.2 100.0 34,316 96.7 100.0 1,163 3.3 35,479 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. Cuadro 3.10. ¿Te proporcionan papel sanitario para ir al baño? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 5,075 14.3 14.4 14.4 Sí, una vez al año 795 2.2 2.3 16.7 17,401 49.0 49.4 66.1 878 2.5 2.5 68.5 11,083 31.2 31.5 100.0 35,232 99.3 100.0 247 0.7 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. La información proporcionada por los beneficiarios respecto a la dotación de jabón de baño revela que 10.6% no reciben este producto; 20.2% lo reciben mensualmente y la mayor parte (62.1%) cada que se acaba. 163 Cuadro 3.11. ¿Te proporcionan jabón? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 7,124 20.1 20.2 20.2 Sí, una vez al año 1,233 3.5 3.5 23.7 Sí, cada que se acaba 21,872 61.6 62.1 85.8 Sí, pero no sabe cuando 1,251 3.5 3.6 89.4 No 3,751 10.6 10.6 100.0 35,231 99.3 100.0 248 .7 35,479 100.0 Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. La pasta dental y el cepillo de dientes tienen menor cobertura que el jabón, pues 20.7% de los niños no reciben el primer producto y 24.1% no reciben el segundo. Cuadro 3.12. ¿Te proporcionan pasta dental? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 5,287 14.9 15.1 15.1 Sí, una vez al año 2,198 6.2 6.3 21.4 19,267 54.3 55.0 76.4 918 2.6 2.6 79.0 7,336 20.7 21.0 100.0 35,004 98.7 100.0 475 1.3 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 164 Cuadro 3.13. ¿Te proporcionan cepillo de dientes? Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 5,814 16.4 16.6 16.6 Sí, una vez al año 7,003 19.7 20.0 36.6 11,484 32.4 32.8 69.4 2,163 6.1 6.2 75.6 8,553 24.1 24.4 100.0 35,017 98.7 100.0 462 1.3 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. De los productos incluidos en la batería relacionada con aseo personal, la toalla de baño es la que tiene menos cobertura pues únicamente 40.3% de la población la recibe. Esta situación se deba probablemente a que soliciten que sean las familias de los beneficiarios las que provean este producto. Cuadro 3.14. ¿Te proporcionan toalla de baño? Respuestas Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 128 0.4 0.4 0.4 Sí, una vez al año 7,434 21.0 21.1 21.4 Sí, cada que se acaba 4,784 13.5 13.6 35.0 Sí, pero no sabe cuando 1,847 5.2 5.2 40.3 21,063 59.4 59.7 100.0 35,255 99.4 100.0 224 0.6 35,479 100.0 No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. A partir de un recuento de la cantidad de artículos de aseo personal de la lista seleccionada en la encuesta, se construyó un índice en el que se refleja el número de artículos reportados como entregados por cada beneficiario. El siguiente cuadro 165 muestra el porcentaje de beneficiarios que agrupa cada valor del índice de acuerdo con el número de artículos entregados. De acuerdo con la información del cuadro, 4.1% de la población reportó no haber recibido ninguno de los artículos de limpieza considerados. El porcentaje mayor se ubica en los beneficiarios que recibieron cuatro productos de limpieza en alguna ocasión. Cuadro 3.15. Índice de dotación de material de higiene y limpieza Núm. de artículos Ninguno Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado 1,459 4.1 4.1 4.1 1 3,924 11.1 11.1 15.2 2 2,918 8.2 8.2 23.4 3 4,562 12.9 12.9 36.3 4 12,666 35.7 35.7 72.0 5 9,951 28.0 28.0 100.0 Total 35,479 100.0 100.0 Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. Finalmente, se analizan los aspectos relacionados con la dotación de útiles escolares que, de acuerdo con las Reglas debe hacerse anualmente. La encuesta consideró la dotación de siete útiles escolares. A continuación se presenta un cuadro con los porcentajes de dotación de cada producto que, como puede apreciarse es sumamente variable, ya que mientras el caso de los libros (que en rigor no forman parte del paquete de útiles escolares) no lo reciben el 57.6%, en el otro extremo no reciben cuaderno el 5.7%, lápiz el 6.6% y lápices de colores el 8.1%. En un segundo grupo observamos que no les dan goma para borrar al 11.0%, ni juego de geometría al 13.1%, ni tampoco bolígrafo a uno de cada seis niños (16.6%). 166 Cuadro 3.16. ¿Te proporcionan cuaderno? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 452 1.3 1.3 1.3 Sí, una vez al año 26,586 74.9 76.3 77.6 4,953 14.0 14.2 91.8 817 2.3 2.3 94.2 2,028 5.7 5.8 100.0 34,836 98.2 100.0 643 1.8 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. Cuadro 3.17. ¿Te proporcionan libro? Respuesta Sí, una vez al año Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado 13,476 38.0 38.2 38.2 Sí, cada que se acaba 394 1.1 1.1 39.3 Sí, pero no sabe cuando 966 2.7 2.7 42.0 20,450 57.6 58.0 100.0 35,286 99.5 100.0 193 .5 35,479 100.0 No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 167 Cuadro 3.18. ¿Te proporcionan lápiz? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 925 2.6 2.7 2.7 Sí, una vez al año 22,147 62.4 63.6 66.2 8,583 24.2 24.6 90.9 836 2.4 2.4 93.3 2,345 6.6 6.7 100.0 34,836 98.2 100.0 643 1.8 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. Cuadro 3.19. ¿Te proporcionan pluma? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 225 0.6 0.6 0.6 Sí, una vez al año 23,285 65.6 66.5 67.1 4,743 13.4 13.5 80.7 862 2.4 2.5 83.2 5,899 16.6 16.8 100.0 35,014 98.7 100.0 465 1.3 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 168 Cuadro 3.20. ¿Te proporcionan goma borrador? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 311 0.9 0.9 0.9 Sí, una vez al año 23,983 67.6 68.7 69.6 5,854 16.5 16.8 86.3 888 2.5 2.5 88.9 3,889 11.0 11.1 100.0 34,925 98.4 100.0 554 1.6 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. Cuadro 3.21. ¿Te proporcionan lápices de colores? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 297 0.8 0.9 0.9 Sí, una vez al año 26,685 75.2 76.4 77.3 4,349 12.3 12.5 89.7 725 2.0 2.1 91.8 2,869 8.1 8.2 100.0 34,925 98.4 100.0 554 1.6 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 169 Cuadro 3.22. ¿Te proporcionan juego geométrico? Respuesta Frecuencia Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado Sí, una vez al mes 149 0.4 0.4 0.4 Sí, una vez al año 26,372 74.3 75.5 75.9 3,141 8.9 9.0 84.9 646 1.8 1.8 86.7 4,635 13.1 13.3 100.0 34,942 98.5 100.0 537 1.5 35,479 100.0 Sí, cada que se acaba Sí, pero no sabe cuando No Subtotal No sabe Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006. 170 4 ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS BENEFICIARIOS A continuación se hace un análisis de los recursos programados y ejercidos para el año 2006, con cifras del cierre del ejercicio. Para los diferentes temas en que se dividió este trabajo, se decidió comparar los resultados de los ejercicios anteriores (en los casos donde existen datos consistentes) a fin de conseguir una apreciación más clara del desarrollo del programa y de las dimensiones de los recursos autorizados para este año19. 4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006 El presupuesto del PAEI es relativamente estable, ya que se maneja sobre la base de cuotas establecidas para cada uno de sus componentes sobre la base de un número fijo de albergues y una matrícula de beneficiarios determinada por la capacidad de estos mismos establecimientos y que sólo varían en función de que algunos dejen de operar por su construcción o remodelación total. Como se ha ya confirmado en evaluaciones anteriores, existe una demanda de inscripción suficiente para que los albergues funcionen –la mayoría de ellos- con su capacidad al cien por ciento, con un promedio de 55 alumnos por albergue. De esta manera, el presupuesto evoluciona fundamentalmente por el incremento anual que experimentan las cuotas, en especial la de alimentación y cuyo gasto total es el que absorbe la mayor parte del presupuesto del programa. 19 Es importante aclarar que para el análisis se realizaron cálculos propios con base a las cuotas establecidas y a las unidades de medida del Programa, por lo que algunos cuadros reflejarán algunas diferencias respecto al presupuesto total. 171 Para un primer momento de análisis de los recursos del programa, se dividió el presupuesto en cuatro grupos de conceptos que se describen en el cuadro 4.1 y que son los siguientes: a. Inversión directa en los albergues. Se refiere a aquellos recursos que convertidos en bienes y servicios se consumen en la operación cotidiana de cada uno de los albergues; incluye los apoyos directos a los becarios, tales como la alimentación, útiles escolares y materiales de higiene. Otros rubros que contiene este concepto son los gastos directos de operación de los albergues que se utilizan principalmente para el pago de consumo de combustible (gas o leña) y finalmente los servicios personales que a título de compensaciones el PAEI paga a ecónomas y maestros que fungen como jefes de albergues. b. Gastos de operación. Se ejercen tanto a nivel central como en las delegaciones en apoyo a la operación de todo el programa: capacitación, supervisión, honorarios y otros gastos corrientes. c. Conservación de la infraestructura de los albergues. Integra acciones y recursos para mantener en condiciones físicas y de funcionamiento adecuados al conjunto de los albergues del PAEI, los montos más importantes se destinan a la rehabilitación de edificios que comprenden la remodelación o nueva construcción parcial o total de los albergues existentes y el concepto de equipamiento, que son recursos destinados a la adquisición de bienes y artículos para la cocina, dormitorios y otros de apoyo escolar. d. Apoyos a los albergues comunitarios20. Recursos que se entregan a miembros de la comunidad que voluntariamente organizan y operan albergues. El PAEI, de 20 Hay que recordar que dentro del Programa existen dos tipos de albergues: aquellos que son propiamente de la esfera institucional porque son operados y subsidiados totalmente por la CDI, y los comunitarios que son operados por miembros de la comunidad y que sólo reciben apoyos institucionales en función de las posibilidades financieras del Programa. 172 acuerdo a sus normas les proporciona apoyos en la medida de la disponibilidad de recursos, que hasta ahora se limitan a la alimentación y a materiales de aseo. En el cuadro 4.2 se describen los conceptos enunciados en cifras constantes y en el cuadro 4.3, las variaciones en porcentaje que tuvieron los recursos ejercidos en el año 2005 respecto al 2006, del cual se considera las cifras resultantes del cierre del ejercicio. De estos datos se desprende que la inversión directa en albergues para el 2006 sufre un decremento en pesos constantes del 4.31%, (ver gráfica 4.1) es decir, 15.2 millones de pesos menos. Este capítulo del gasto es el más importante por cuanto implica los gastos directos que repercuten en los becarios y la operación cotidiana de los albergues, incluyendo a su personal, por tanto, estos conceptos son los que debe monitorear el programa para garantizar incrementos anuales que satisfagan adecuadamente las necesidades básicas de los becarios. De otra parte, La Ley General de Desarrollo Social y las Reglas de Operación del Programa, obligan a un incremento presupuestal anual de al menos en la misma proporción que alcance el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que para el año 2005 fue de 3.3% y que en este capítulo en particular no se cumple dicha condición, si bien a nivel global del presupuesto del Programa sí se observa de forma clara esta disposición. Por su parte, los gastos de operación del programa evolucionan más que favorablemente en el 2006, duplicándose la cantidad ejercida en 2005, ya que en los años precedentes se mostraron muy castigados respecto de las necesidades del Programa. En el presente ejercicio este concepto rebasa lo establecido en las Reglas de Operación, como proporción del presupuesto total del programa, sin embargo, la diferencia es muy relativa (apenas medio punto porcentual), además de que en la evaluación del año anterior, la institución evaluadora recomendó muy especialmente un incremento sustantivo a los gastos de operación y cambiar la norma establecida para adecuarla a las necesidades del programa y con ello resarcir una de sus múltiples precariedades. 173 Con respecto a la conservación de la infraestructura de los albergues, fue uno de los conceptos que también se privilegiaron en el presente ejercicio, ya que recibió un incremento sustantivo de más del 100% respecto a lo ejercido en 2005, este evento es de gran repercusión por cuanto que una parte importante de los albergues presenta franco deterioro en virtud de su añosa existencia21. Por otro lado, es relevante porque impulsa también la transversalidad de los recursos con Fundaciones privadas que están dispuestas a invertir en infraestructura en comunidades indígenas. Los apoyos a los albergues comunitarios, al igual que la partida anterior, también fueron objeto de preferencia con un incremento sustancial de más del 120%. Estos recursos hacen posible ayudar a 7,430 alumnos indígenas en 135 albergues22, que son asistidos mediante este mecanismo comunitario, principalmente en su alimentación, lo cual también permite la continuidad del proceso educativo en el nivel medio superior, como lo señalan las Reglas de Operación, no obstante, estas instancias comunitarias suelen atender también a alumnos del nivel básico. Los becarios de este tipo de albergues, generalmente se desenvuelven en condiciones adversas y en desventaja con respecto a los becarios de los albergues tradicionales, por lo que estos apoyos son de gran valor para ellos. Realidad que el programa ahora reconoce con creces en virtud de la dimensión del apoyo que ahora les proporciona. En general, es de la mayor trascendencia que al PAEI se le haya reconocido su importancia como programa de apoyo a la educación indígena, con el incremento de casi 18% a los recursos totales que le fueron aprobados en el ejercicio 2006 (ver cuadro 4.3). 21 “…la mayoría de los albergues fueron construidos en las décadas de los sesenta y setenta, incluso algunos todavía tienen construcciones de madera, de tal suerte, que es urgente el establecimiento de una estrategia de financiamiento para renovar la construcción de la mayor parte de los albergues”, en UAM-X, Evaluación de resultados 2005 del PAEI, México, UAM-X, 2006; pág. 95. 22 Las cifras de Albergues Comunitarios están tomadas del Cierre del Ejercicio 2006, sin embargo, el cálculo por cuotas establecidas, arroja un total de 5,591 alumnos aproximadamente 174 Cuadro 4.1. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006 (Pesos corrientes) Concepto Presupuesto ejercido 2005 Inversión directa en los albergues Presupuesto ejercido 2006 353,980,400 356,218,759 Conservación infraestructura de los albergues 65,196,947 139,030,246 Apoyo a albergues comunitarios 12,958,682 30,193,167 9,097,981 19,157,530 441,234,010 544,599,702 Gastos de operación del programa * Total Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de Albergues Escolares Indígenas. Cierre del Ejercicio 2006,PAEI Notas:* Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa. Cuadro 4.2. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006 (Pesos constantes 2005=100) Concepto Presupuesto ejercido 2005 Presupuesto asignado 2006 353,980,400 338,718,735 Conservación infraestructura de los albergues 65,196,947 132,200,081 Apoyo a albergues comunitarios 12,958,682 28,709,861 Gastos de operación del programa * 9,097,981 18,216,374 Total 441,234,010 517,845,051 Inversión directa en los albergues Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa. Cuadro 4.3. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA. INCREMENTOS PORCENTUALES 2005-2006. Variación anual Concepto Presupuesto 2005-2006 % Inversión directa en los albergues (-)4.31 Conservación infraestructura de los albergues 102.77 Apoyo a albergues comunitarios 121.55 Gastos de operación del programa * 100.22 Total 17.37 Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006 - PAEI Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa. 175 Gráfica 4.1. INVERSIÓN DIRECTA EN LOS ALBERGUES. PRESUPUESTO EJERCIDO 2004, 2005 Y 2006 319,150 200,000 336,556 300,000 441,234 400,000 441,234 544,600 500,000 517,845 600,000 100,000 Presupuesto Ejercido 2004 Presupuesto Ejercido 2005 Presupuesto Ejercido 2006 Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre. Programa de Albergues Escolares Indígenas. Cierre del ejercicio 2006-PAEI. 4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006 Con el fin de observar un perfil del programa a través de sus principales cifras presupuestarias, se calcularon las proporciones que corresponden a los dos últimos años para ubicar algunas tendencias que ayuden a explicar las dimensiones del PAEI (v. cuadro 4.4). De esta forma, se puede advertir que el principal componente del PAEI que es la inversión directa en los albergues, ha menguado consecutivamente en este periodo, de representar en 2005 el 80.23%, llega en el 2006 al 65.41%. Tal comportamiento es relevante por cuanto que en este concepto está implicada la alimentación de los becarios, y es consecuencia de la redistribución presupuestal que realizó el PAEI para 2006, además de no considerar en esa estrategia el incremento suficiente al gasto directo en los becarios, que como ya se señaló en el cuadro 4.3. 176 El resto de los componentes del Programa ocupan un sitio importante en 2006 y en buena medida han desplazado al presupuesto de inversión directa en los albergues. Sin embargo el fondo del problema, al igual que en años precedentes, no es que se privilegie algún renglón del presupuesto en desmedro de otros, sino que en general el presupuesto del PAEI es insuficiente para las dimensiones de sus necesidades, por lo que la estructura del presupuesto actual, si bien favorece a los albergues comunitarios y se da un impulso importante a los gastos de operación, la inversión directa en los albergues queda en desventaja y constituye un evento que debe preocupar al PAEI. Cuadro 4.4. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA (Estructura porcentual) Concepto Presupuesto ejercido 2005 % Presupuesto asignado 2006 % Inversión directa en los albergues 80.23% 65.41% Conservación infraestructura de los albergues 14.78% 25.53% Apoyo a albergues comunitarios 2.94% 5.54% Gastos de operación del programa * 2.06% 3.52% 100.00% 100.00% Total Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. Cierre del ejercicio 2006- PAEI. Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa. 177 Gráfica 4.2. ESTRUCTURA DE LA INVERSIÓN 2006 65.41% 70.00% 60.00% 50.00% 40.00% 25.53% 30.00% 20.00% 5.54% 10.00% 0.00% INVERSIÓN DIRECTA EN LOS ALBERGUES CONSERVACIÓN INFRAESTRUCTURA DE LOS ALBERGUES APOYO A ALBERGUES COMUNITARIOS 3.52% GASTOS DE OPERACIÓN DEL PROGRAMA Fuente: Cuadro 4.4. 4.3 Montos de los apoyos del programa Como ya se señaló, la determinación del presupuesto directo a los albergues se realiza sobre la base de cuotas, por lo que también es pertinente analizar cuál ha sido su evolución en los últimos tres años (v. cuadro 4.5). Para tal efecto, las cifras se han convertido a precios constantes y es interesante observar que para el año 2005, tanto los gastos de operación directos en los albergues –que ahora se llaman gastos localescomo las compensaciones a todo el personal experimentan una merma del 5.17%. En este mismo año el resto de los componentes tienen un incremento importante, excepto la alimentación que recibe el incremento más bajo, 8.97%. Para el ejercicio 2006 se incluye un nuevo componente al programa, denominado material didáctico, con una cuota única de mil pesos por albergue al año. Enseguida se puede reconocer que tres conceptos sufren una disminución: la compensación mensual de los Jefes de Albergue SEP, el material de oficina para los albergues y la 178 alimentación. Este último rubro, el más importante de todos, sin embargo, para el ejercicio 2006, conservó la misma cuota por alumno del año 2005. En el mismo tenor se encuentra la situación de los Jefes de Albergue SEP que en los tres años consecutivos no han recibido incremento alguno a su compensación. Por su parte, las ecónomas de la comunidad reciben un reconocimiento parcial del 18.86%, considerando la trascendencia de su tarea y de sus extenuantes jornadas de trabajo (v. cuadro 4.5). Cuadro 4.5. PROGRAMA DE ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS MONTOS DE LOS APOYOS DEL PROGRAMA 2004-2006 Pesos corrientes. Pesos constantes 2005=100. Variaciones Año Año Año Concepto 2004 2005 2006 2004 2005 2006 2005 (%) 2006 (%) ALIMENTACIÓN día / alumno 20.45 23.50 23.50 21.57 23.50 22.35 8.97 -4.91 HIGIENE Y LIMPIEZA mes / alumno 10.00 15.00 20.00 10.55 15.00 19.02 42.24 26.78 MATERIAL ESCOLAR año / alumno 60.00 120.00 150.00 63.27 120.00 142.63 89.66 18.86 120.00 200.00 200.00 126.54 200.00 190.17 58.05 -4.91 950.87 n. d. 100.00 MATERIAL DE OFICINA ño / albergue MATERIAL DIDÁCTICO año / albergue a/ 1,000.00 SERVICIOS LOCALES mes / albergue b/ 600.00 600.00 1,000.00 632.72 600.00 950.87 -5.17 58.48 MATERIAL DE LIMPIEZA mes / albergue 210.00 300.00 400.00 221.45 300.00 380.35 35.47 26.78 COMPENSACIÓN MENSUAL JEFES SEP 850.00 850.00 850.00 896.36 850.00 808.24 -5.17 -4.91 COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMAS SEP 550.00 550.00 600.00 580.00 550.00 570.52 -5.17 3.73 COMPENSACIÓN MENSUAL JEFE COMUNIDAD 2,350.00 2,350.00 3,000.00 2,478.17 2,350.00 2,852.62 -5.17 21.39 COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMA COMUNIDAD 1,800.00 1,800.00 2,250.00 1,898.17 1,800.00 2,139.46 -5.17 18.86 Nota: a/ En 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO; b/ A partir del presente ejercicio fiscal el concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues cambia de nombre por el de SERVICIOS LOCALES. Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues escolares indígenas. BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI 179 Gráfica 4.3. PAEI. VARIACIONES EN MONTOS DE LOS APOYOS DEL PROGRAMA -5.17 COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMA COMUNIDAD 18.86 -5.17 3.73 COMPENSACIÓN MENSUAL JEFE COMUNIDAD -5.17 -5.17 -4.91 21.39 26.78 -5.17 0.00 -4.91 8.97 20.00 -4.91 40.00 18.86 26.78 60.00 35.47 42.24 80.00 58.48 58.05 100.00 100.00 89.66 2004-2006 0.00 COMPENSACIÓN MENSUAL ECONOMAS SEP COMPENSACIÓN MENSUAL JEFES SEP MATERIAL DE LIMPIEZA Mes / albergue SERVICIOS LOCALES Mes / albergue b/ MATERIAL DIDÁCTICO Año / albergue a/ MATERIAL DE OFICINA Año / albergue MATERIAL ESCOLAR año / alumno HIGIENE Y LIMPIEZA mes / alumno ALIMENTACIÓN día / alumno -20.00 CONCEPTO Variaciones 2005 Variaciones 2006 Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre de 2005. BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. Nota: a/ en 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO. b/ A partir del presente ejercicio fiscal el concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues cambia de nombre por el de SERVICIOS LOCALES. 180 4.4 Costo anual por alumno 4.4.1 Costo directo Para este tema es necesario explicitar que los beneficios directos que recibe un becario en el albergue y que son objeto de una asignación presupuestal son tres: en primer lugar la alimentación, que es un servicio que se otorga durante todos los días hábiles del ciclo escolar (200 en total), tres veces el día, más una dotación en especie de material de higiene y limpieza y escolar por una sola vez al año. Para dichas prestaciones el PAEI erogó la cantidad de 302.7 millones de pesos en el ejercicio 2006 para 59,943 alumnos y que representan el 55.6% del presupuesto total del programa, es decir, de cada peso de inversión total en el programa 55 centavos son de beneficio directo al becario (v. cuadro 4.6 y gráfica 4.4). De tal manera que por este concepto, el costo anual por alumno es de un poco más de cinco mil pesos anuales, de los cuales el 93% corresponden al gasto en alimentación. En otro tenor, el costo por alimentación representa un poco más de la mitad del presupuesto total del programa (544.5 millones de pesos). Cuadro 4.6. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006 Concepto Alimentación Total alumnos Costo anual por alumno 59,943 $281,732,100 $4,700 $11,988,600 $200 $8,991,450 $150 59,943 $302,712,150 $5,050 Higiene y limpieza Material escolar Total Costo anual Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. 181 Gráfica 4.4. PAEI. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006 Costo anual por alumno $4,700 $5,000 $4,500 $4,000 Pesos $3,500 $3,000 $2,500 $2,000 $1,500 $1,000 $200 $500 $150 $0 Alimentación Higiene y limpieza Material escolar CONCEPTO Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. 4.4.2 Costo directo integrado En un siguiente nivel de análisis, se considera el resto de los gastos que se efectúan directamente en los albergues, es decir, todos aquellos que son indispensables para la operación cotidiana de los albergues que incluyen los gastos de operación (gasto en combustible), el material de limpieza, de oficina y didáctico, más las compensaciones al personal, tanto a los jefes de albergue como a las ecónomas. Estos gastos que se suman a los efectuados en beneficio directo de los becarios, arrojan una inversión de 373.4 millones de pesos, con lo cual el costo total integrado por alumno resulta de $6,229.28 anuales, de lo que se desprende también un costo diario de $31.15 por alumno, que en relación con el año anterior aumentó un peso con sesenta y dos centavos en pesos corrientes. 182 En este esquema cabe aclarar que no se consideran los salarios y prestaciones que recibe el personal de la SEP que labora en los albergues23, que en caso de incluirse se estima que el costo por alumno se elevaría tres veces más. Cuadro 4.7. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO Concepto Apoyo directo a los alumnos 302,712,150 Gastos directos en la operación de los albergues Servicios personales (sólo personal que labora en los albergues) Total Número de alumnos ($) Inversión anual ($) 59,943 Costo anual por alumno ($) % 5,050 81.07% 16,431,200 274 4.40% 54,258,600 905 14.53% $6,229 100.00% $373,401,950 59,943 Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS Gráfica 4.5. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO (Inversión anual 2006) $54,258,600 9.96% Servicios personales(compensaciones a Jefes de albergues y ecónomas) $16,431,200 3.02% Gastos directos en la operación de los albergues $302,712,150 55.59% Apoyos directos a los becarios Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. 23 Según registros del PAEI, un 65% del personal pertenece a la SEP y está comisionado a los albergues. 183 4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006 4.5.1 Desarrollo del programa De los cambios en los indicadores que dan cuenta de un avance del Programa, destaca la mayor cobertura en albergues comunitarios, ya que para este ejercicio se incrementa a 135 albergues, 86 más de los atendidos en el ejercicio 2005, elevándose por tanto el número de alumnos atendidos por este mecanismo. Con ello el Programa, además de continuar estrechando sus lazos con la comunidad, apoya a un sector de alumnos indígenas desprotegidos y contribuye a elevar el nivel escolar de los estudiantes ya que este tipo de albergues atiende preferentemente a los alumnos del nivel medio superior. Otro avance importante del PAEI se ubica en que para este ejercicio programó un número importante de albergues para su rehabilitación, pasando de 61 en 2005 a 205 en 2006, incrementando el presupuesto para este rubro en un 129.7%, con lo cual se atiende de forma más acelerada el añejo problema de los albergues que se encuentran en condiciones físicas inadecuadas para el alojamiento de los becarios. Con dichas acciones se beneficiarán 11,275 alumnos (18.8% del total). Para este ejercicio el PAEI también atiende parcialmente un problema señalado muy especialmente en la evaluación anterior, referido a las condiciones laborales de las ecónomas provenientes de la comunidad, al incrementar su compensación en un 25%, siendo todavía insuficiente por las jornadas de trabajo de más de doce horas a que se someten, sin embargo, si representa un reconocimiento a su labor. El resto de los indicadores, como se puede apreciar en el cuadro 4.8, permanecen sin cambio o bien con variaciones poco significativas, entre lo que resalta el gasto en alimentación, que en términos reales ha disminuido. El PAEI tendrá que monitorear esta situación y vigilar que los niveles nutricionales de los becarios no se pongan en riesgo. 184 Cuadro 4.8. INDICADORES NOMINALES DEL PROGRAMA 2005-2006 Denominación Total de alumnos atendidos 2005 2006 59,940 59,943 Total albergues escolares en operación 1,084 1,081 Total de personal que labora en los albergues 3,506 3,506 Total de jefes de albergue 1,082 1,082 Jefes de albergue adscritos a la SEP 790 790 Jefes de albergue de la comunidad 292 292 Total ecónomas 2,424 2,424 Ecónomas SEP 1,503 1,503 921 921 49 135 3,341 7,430 Costo total promedio anual por albergue comunitario $264,463 $223,653 Costo total promedio anual por albergue operado por CDI $395,087 $477,685 1,084 1,081 Número de albergues programados para rehabilitación 61 205 Número de albergues programados para equipamento 151 1053 Costo directo anual por alumno $5,905.57 6,229.28 Costo directo diario por alumno $29.53 31.15 Promedio de alumnos atendidos por cada ecónoma 25 25 Percepción diaria de una ecónoma de la comunidad $60.00 $75.00 $7.83 $7.83 Ecónomas comunidad Total de albergues comunitarios Total de alumnos en albergues comunitarios Número de albergues programados para mantenimiento menor Costo de la ración alimenticia Fuente: Evaluación de resultados 2005, CDI-UAM-X y Cierre del ejercicio 2006. PAEI. 185 186 5 CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS 5.1 Metas financieras En virtud de la naturaleza del programa, cuya operación está íntimamente asociada a un servicio asistencial de hospedaje y alimentación diariamente y a las actividades del ciclo escolar, su gasto corriente debe ejercerse de manera puntual conforme avance el proceso escolar. De esta manera, con los recursos del ejercicio 2006, el PAEI debe concluir el 2º semestre del ciclo escolar 2005-2006; con cifras al cierre del ejercicio y a nivel agregado del presupuesto, se ejercieron prácticamente la totalidad de los recursos. Con estos resultados se puede afirmar que el PAEI presenta un adecuado cumplimiento de sus metas financieras (v. cuadro 5.1). Lo anterior quiere decir que con respecto a los gastos directos que tienen que efectuarse para la operación cotidiana en los denominados albergues escolares indígenas como en los comunitarios, se han realizado con la debida oportunidad. Igual suerte tienen los recursos que fueron destinados a la conservación de los albergues, que de acuerdo al cierre de ejercicio, se encuentran ejercidos en su totalidad (v. cuadro 5.1). Por lo que hace al ejercicio de los recursos en las veintidós entidades federativas donde tiene cobertura el PAEI, también prácticamente han ejercido la totalidad de los recursos que les fueron autorizados (v. cuadro 5.2). 187 Cuadro 5.1. PAEI. PRESUPUESTO TOTAL RESULTADOS DEL EJERCICIO 2006 (Pesos) Autorizado ($) Autorizado (%) Ejercido ($) Ejercido (%) 356,218,759 65.41 356,218,759 100.00 Mantenimiento 15,996,974 2.94 15,996,974 100.00 Rehabilitación 90,686,962 16.65 90,686,962 100.00 Equipamiento 32,346,308 5.94 32,346,308 100.00 4,655,044 0.85 4,655,044 100.00 13,402,486 2.46 13,402,485 100.00 1,100,000 0.20 1,100,000 100.00 Subtotal albergues escolares 514,406,533 94.45 514,406,532 100.00 Albergues Comunitarios Indígenas 30,193,167 5.55 30,193,167 100.00 Subtotal Albergues Comunitarios 30,193,167 5.55 30,193,167 100.00 Total Albergues Escolares 544,599,700 100.00 544,599,699 100.00 Nombre del proyecto Albergues Escolares Costos de Operación Honorarios Evaluación Externa Fuente: Cierre del ejercicio 2006. PAEI. 188 Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA 2006 B. C. Ejercido Albergues Metas Albergues Estado 6 346 1,699,154 12 587 4,160,219 Chiapas 147 8,331 46,108,663 Chihuahua 105 7,194 43,592,094 5 Campeche 6 Mantenimiento Rehabilitación Equipamiento Ejercido Ejercido Ejercido Costos de Honorarios Operación Total Metas Albergues comunitarios Albergues Escolares Ejercido 73,733 2,217,870 53,104 18,334 4,062,194 0.75% 289 1,369,486 176,958 2,290,845 489,713 226,656 251,174 8,965,346 1.65% 5,253,048 2,167,735 4,701,065 5,259,997 120,000 1,272,166 64,883,840 11.94% 1,269,000 1,548,383 1,090,000 2,052,508 310,000 723,285 50,585,510 9.31% 20 1,146 235 Ejercido Ejercido pesos % Durango 19 1,155 6,800,484 1 47 253,792 280,183 7,666,290 164,783 242,975 244,044 15,652,598 2.88% Guerrero 100 5,341 34,139,058 4 396 1,843,025 1,474,610 3,119,849 124,528 220,209 439,400 41,361,078 7.61% 1,017,509 1,925,003 2,297,965 425,996 28,682,518 5.28% 6 527 2,845,800 206,451 5,281,356 3,049,366 168,719 23,295,753 4.29% Hidalgo 69 3,768 23,016,046 Jalisco 14 1,756 11,318,528 8 432 2,556,909 117,972 719,171 592,104 45,000 95,075 4,126,231 0.76% 15 810 4,581,669 220,800 5,252,994 2,805,217 54,672 111,127 13,026,479 2.40% 262,757 31,137,943 5.73% 1,797,970 102,213,189 18.81% México Michoacán Nayarit 38 2,472 16,400,116 Oaxaca 266 13,528 59,989,457 Puebla 83 4,217 23,906,843 5 245 1,143,500 Querétaro Q. R. 1 51,975 560,024 11,625,141 1,714,832 523,070 75 3,799 13,462,175 3,920,348 18,674,336 4,270,769 94,261 1,223,959 10,999,938 4,741,331 99,933 6 27 431 1,487,827 132,751 355,577 8 393 2,779,818 3 126 350,350 117,972 1,000,000 34 1,704 9,373,098 6 282 1,522,800 501,381 3,241,879 Sinaloa 8 374 2,035,778 117,972 458,041 Sonora 14 828 4,994,191 21,198 1,153,275 S. L. P. Tabasco 11 530 3,050,664 Veracruz 81 3,891 24,000,673 Yucatán 38 1,775 11,545,624 D. F. Total 19,026,172 1,081 425,000 2 125 482,625 42,832,388 7.88% 1,813,364 0.33% 132,423 4,380,693 0.81% 548,335 60,000 443,429 15,691,211 2.89% 99,575 2,711,366 0.50% 340,295 91,722 119,682 6,920,362 1.27% 78,940 3,701,115 0.68% 57,389 316,196 28,845,701 5.31% 327,089 254,530 22,058,342 4.06% 1,738,735 5,793,876 26,560,048 4.89% 162,212 10,191 399,108 1,194,460 1,394,230 1,400,000 560,367 7,509,913 1,860,818 1,265 59,677 356,218,760 135 7,430 30,193,168 15,996,975 90,686,963 372,120 181,535 32,346,309 4,655,045 13,402,486 543,507,270 100.00% Fuente: Cierre de ejercicio 2006. PAEI. 189 Por lo que hace al monto de los recursos, se observa que cuatro entidades ejercieron casi el 48% del total de los recursos: Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Puebla, quienes a su vez concentran el 55% de los alberges escolares (v. cuadro 5.2 y gráfica 5.1). Gráfica 5.1. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA. ALBERGUES ESCOLARES 2006 RESTO DE LAS ENTIDADES, 52.07% OAXACA, 18.81% CHIAPAS, 11.94% PUEBLA, 7.88% CHIHUAHUA, 9.31% Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI. Por lo que respecta a los albergues comunitarios, sólo Chiapas y Oaxaca atraen el 62% del total de los recursos ejercidos y quienes a su vez detentan el 70% del número total de albergues comunitarios que apoya el PAEI para el ejercicio 2006 (v. cuadro 5.2 y gráfica 5.1). De esta manera, considerando ambas modalidades de apoyo, las entidades de Oaxaca y Chiapas ejercieron 167 millones de de pesos, representando el 30.75% del total de recursos destinados a estos dos proyectos, es decir, de cada tres pesos invertidos tanto en albergues escolares como comunitarios, un peso es ejercido por las entidades de Oaxaca y Chiapas. 190 Gráfica 5.2. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA. ALBERGUES COMUNITARIOS 2006 OAXACA, 44.59% RESTO DE LAS ENTIDADES, 38.02% CHIAPAS, 17.40% Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI. 5.2 Metas físicas 5.2.1 Número de albergues y becarios Las metas físicas del programa en lo que son sus objetivos esenciales están determinadas por la capacidad instalada en los albergues para proporcionar una alimentación adecuada y hospedaje seguro y que año tras año opera a su máxima capacidad, incluso dejando una demanda insatisfecha. De esta forma, para el ejercicio fiscal 2006, se programaron 1,081 albergues para operar en 21 estados del país para atender a 59 943 becarios, para lo cual se asignaron los recursos necesarios a partir de las cuotas autorizadas por alumno y por albergue. Por lo que respecta a los apoyos a los albergues comunitarios, se programó atender a 191 135 y a un total de 7 430 alumnos, en este caso sólo con alimentación y material de aseo. El número de estudiantes permanece durante todo el ciclo escolar, que en caso de deserción, se tiene prevista la sustitución inmediata para conservar constante la matrícula, en tal sentido, el PAEI cumplió adecuadamente con sus metas en lo que hace al número de albergues programados para su operación y la cantidad de becarios correspondiente. 5.2.2 Rehabilitación de albergues En este proyecto, para el presente año el PAEI programó obras de Rehabilitación en 205 albergues escolares (19%) del total), consistentes en la construcción, remodelación de los viejas construcciones que caracterizan a los albergues, con una inversión ejercida de 90.6millones de pesos en las 21 entidades federativas participantes, en 138 municipios y 205 localidades (ver cuadro 5.3). En este proyecto la mayor parte de la inversión la concentraron las entidades de Nayarit, Oaxaca y Puebla, con el 45.6% de la inversión total, beneficiándose 205 albergues, con un promedio de inversión de un poco más de 442 mil pesos por albergue (ver gráfica 5.3). No obstante, la entidad donde se programó el mayor número de albergues para obras de rehabilitación fue Chiapas, con 53 unidades, pero con un promedio de inversión muy bajo y distante de las anteriores entidades: de casi $88,700 pesos por albergue, mientras que el promedio total de inversión por albergue fue de 442 mil pesos. Sin considerar por ahora las características que guardan estas obras y de su alcance en el bienestar de los becarios, el PAEI cumplió adecuadamente con sus metas en este proyecto y es de gran relevancia la magnitud de los recursos autorizados a este proyecto, que han alcanzado su mayor monto autorizado en los últimos cuatro años. Así mismo, por primera vez se cumple el compromiso que hizo ( mayo/2001) la entonces Coordinadora de la Oficina para la Atención de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, de rehabilitar 200 albergues cada año, de tal suerte que al finalizar el sexenio del Presidente Fox, se habrían rehabilitado la totalidad de los albergues. 192 Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA REHABILITACIÓN POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos) Entidad Municipios Localidades Albergues % Inversión % B. C. 1 5 5 2.44 2,217,870 2.45 Campeche 2 2 2 0.98 2,290,844 2.53 32 53 53 25.85 4,701,065 5.18 Chihuahua 5 8 8 3.90 1,090,000 1.20 Durango 2 7 7 3.41 7,666,290 8.46 Guerrero 9 10 10 4.88 3,119,849 3.44 Hidalgo 10 11 11 5.37 1,925,002 2.12 Jalisco 2 5 5 2.44 5,281,356 5.82 México 1 3 3 1.46 719,171 0.79 Michoacán 2 6 6 2.93 5,252,993 5.79 Nayarit 3 11 11 5.37 11,625,140 12.83 Oaxaca 15 17 17 8.29 18,674,336 20.59 Puebla 12 13 13 6.34 10,999,,937 12.14 Querétaro 2 6 6 2.93 355,576 0.39 Quintana roo 1 1 1 0.49 1,000,000 1.10 San Luis Potosí 6 8 8 3.90 3,241,879 3.57 Sinaloa 1 2 2 0.98 458,040 0.50 Sonora 3 6 6 2.93 1,153,275 1.27 Tabasco 1 1 1 0.49 10,191 0.01 Veracruz 7 8 8 3.90 1,394,230 1.54 Yucatán 21 22 22 10.73 7,509,912 8.28 138 205 205 100.00 90,686,956 100.00 Chiapas Total Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI. 193 IT A . HI DA LG VE O R AC RU Z SO NO R CH A IH U Q A U HU IN A TA N A RO O M EX IC O SI N AL O Q A U ER ET AR O TA BA SC O 5.00% 3.90% 0.39% 2.93% 0.98% 0.51% 1.46% 0.79% 0.49% 1.10% 3.90% 2.93% 1.27% 1.54% 2.12% 2.44% 2.45% 5.37% 4.88% 3.44% 0.98% 2.53% 0.49% 0.01% 0.00% 1.20% 5.18% 5.79% 5.82% 3.90% 3.57% 2.93% 2.44% 3.41% 8.45% 8.28% 6.34% 5.37% 8.29% 10.73% 12.13% 12.82% 15.00% B. C PU EB LA DU RA NG O YU CA TA N JA LI SC M O IC HO AC AN CH SA IA N PA LU S IS PO TO SI G U ER RE RO CA M PE C HE AR AC 10.00% NA Y O AX 20.59% 25.85% Gráfica 5.3. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA REHABILITACIÓN, POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 30.00% 25.00% 20.00% Fuente: Cierre de Ejercicio 2006. PAEI. 194 5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares El siguiente proyecto permanente del PAEI es el referido a mantenimiento, actividad en la que se programan el total de albergues escolares en operación (1081), asignando una cantidad igual para cada uno de los albergues de las 21 entidades federativas, 626 municipios y 1081 localidades donde se encuentran ubicados dichos albergues. Para este proyecto se autorizó la cantidad de casi 16 Millones de pesos que fueron ejercidos en su totalidad, cumpliéndose así las metas programadas (v. cuadro 5.4). Cuadro 5.3. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA MANTENIMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos) Entidad Municipios Localidades Albergues % Inversión % B. C. 1 5 5 0.46 73,732 0.46 Campeche 5 12 12 1.11 176,957 1.11 119 147 147 13.60 2,167,735 13.55 33 105 105 9.71 1,548,382 9.68 Durango 2 19 19 1.76 280,182 1.75 Guerrero 71 100 100 9.25 1,474,610 9.22 Hidalgo 49 69 69 6.38 1,017,508 6.36 Jalisco 2 14 14 1.30 206,451 1.29 México 3 8 8 0.74 117,972 0.74 Michoacán 6 15 15 1.39 220,800 1.38 Nayarit 5 38 38 3.52 560,024 3.50 Oaxaca 171 266 266 24.61 3,920,348 24.51 Puebla 54 83 83 7.68 1,223,959 7.65 Querétaro 3 5 5 0.46 132,751 0.83 Quintana Roo 3 8 8 0.74 117,972 0.74 16 34 34 3.15 501,381 3.13 Sinaloa 4 8 8 0.74 117,972 0.74 Sonora 8 15 15 1.39 221,197 1.38 Tabasco 7 11 11 1.02 162,212 1.01 Veracruz 38 81 81 7.49 1,194,460 7.47 Yucatán 26 38 38 3.52 560,367 3.50 626 1,081 1,081 100.00 15,996,972 100.00 Chiapas Chihuahua San Luis Potosí Total Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI. 195 5.2.4 Equipamiento de albergues Este proyecto persigue el objetivo de reponer los distintos artículos y accesorios que se utilizan en comedores, cocina y dormitorios, actividad que tiene que realizarse cada año en virtud del uso intensivo de tales bienes (de un catálogo de 114 diferentes artículos). De esta manera, para el ejercicio 2006, se programó el equipamiento de 1053 albergues (97.4% del total) con una inversión de 32.3 millones de pesos, los cuales se ejercieron en su totalidad (v. cuadro 5.5). Las entidades que concentran la mayor parte de la inversión y del número de albergues en este proyecto son Chiapas, Oaxaca, Puebla y Jalisco, 48.4% del número total de albergues programados y el 44.12% de la inversión (v. gráfica 5.4). Teniendo la primacía el estado de Chiapas con el 13.97% de los albergues beneficiados y el 16.26% de la inversión total. En este proyecto se cumplen adecuadamente las metas programadas. En suma, el programa experimentó un avance positivo en la conservación física de los albergues al programar recursos más allá del mínimo establecido (14%) por las Reglas de Operación y que alcanzaron una cuarta del presupuesto total del PAEI, al incrementarse en once puntos porcentuales en el ejercicio 2006. Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos) Entidad B. C. No. Municipios 1 No. Localidades 5 No. Albergues 5 % 0.47 Campeche Chiapas Total inversión % 53,104 0.16 489,713 1.51 52 147 147 13.97 5,259,997 16.26 Chihuahua 1 105 105 9.98 2,052,508 6.35 Durango 1 19 19 1.80 164,783 0.51 Guerrero 7 100 100 9.50 124,528 0.38 Hidalgo 20 69 69 6.55 2,297,965 7.10 Jalisco 1 14 14 1.33 3,049,366 9.43 México 1 8 8 0.76 592,104 1.83 196 Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 (pesos) Entidad No. Municipios No. Localidades No. Albergues % Total inversión % Michoacán 2 15 15 1.42 2,805,217 8.67 Nayarit 5 38 38 3.61 1,714,832 5.30 Oaxaca 24 266 266 25.27 4,270,769 13.21 Puebla 11 83 83 7.88 4,741,331 14.67 Querétaro 2 5 5 0.47 181,535 0.56 San Luis Potosí 2 34 34 3.23 548,335 1.70 Sonora 4 15 15 1.42 340,295 1.05 Tabasco 5 11 11 1.04 399,108 1.23 Veracruz 13 81 81 7.69 1,400,000 4.33 Yucatán 16 38 38 3.61 1,860,818 5.75 168 1,053 1,053 100.00 32,346,308 100.00 Total Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI. Gráfica 5.4. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006 B.C. 0.47% 0.16% 9.50% 0.38% Guerrero 1.80% 0.51% Durango 1.42% 1.05% Sonora 0.47% 0.56% 1.04% 1.23% Tabasco Querétaro 0.00% 1.51% San Luis Potosí México Veracruz Chihuahua Hidalgo Michoacán Jalisco Oaxaca Puebla Chiapas 0.00% Campeche 3.23% 1.70% 0.76% 1.83% 7.69% 3.61% 5.30% Nayarit 4.33% 3.61% 5.75% 9.97% 6.35% 6.55% 7.10% Yucatán 1.33% 5.00% 8.67% 10.00% 1.42% 9.43% 14.66% 15.00% 7.88% 20.00% 13.96% 16.26% 25.00% 13.20% 25.26% 30.00% Fuente: Cierre de ejercicio 2006.PAEI. 197 198 6 ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS 6.1 Costos unitarios En este tema, el PAEI determina esencialmente su estructura presupuestaria a base de cuotas por tipo de apoyo a los becarios y a otros componentes operativos, de tal manera que de antemano quedan definidos los costos unitarios y son modificados anualmente de acuerdo a los incrementos autorizados, de tal suerte que por el esquema de cuotas por partida el PAEI determina el 72.2% del presupuesto destinado al proyecto denominado Albergues Escolares. Se trata de 11 conceptos distribuidos en apoyos directos a los becarios, a la operación de los albergues y al pago de compensaciones al personal. Dicho monto es complementado con partidas destinadas a la conservación de los albergues (mantenimiento, equipamiento y rehabilitación) y por último, el monto referido propiamente a los gastos de operación del conjunto del programa. El comportamiento de dichos conceptos ya se analizó en otro capítulo, por lo que ahora conviene un análisis desde otro ángulo, que es el de los productos del programa. A partir de las Reglas de Operación, básicamente de sus objetivos específicos, se señalan tres productos que contribuyen al cumplimiento del Objetivo General del PAEI. En cada uno de estos conceptos se han integrado las diferentes partidas a que están asociadas por su naturaleza de gasto, o bien son un insumo necesario para generar el producto, de esta manera los grupos quedan integrados como sigue: Grupo 1, Alimentación: Gasto en alimentación y compensaciones a las ecónomas, por considerar que este personal está directamente vinculado a la preparación de los alimentos. 199 Grupo 2, Hospedaje: Higiene y limpieza, Material de limpieza, Material de oficina, gastos de operación (combustible), compensación a jefes de albergue y el presupuesto destinado a la conservación de los albergues. Grupo 3, Apoyos escolares: Material escolar y Material didáctico. La proporción del presupuesto que absorben cada uno de los productos se describe a continuación: Gráfica 6.1. PRODUCTOS DEL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES 100% ALIMENTACIÓN 61.88% 61.94% HOSPEDAJE 36.16% 36.09% APOYOS ESCOLARES 1.96% 1.97% Fuente: Elaboración propia. Se puede observar que el producto principal del PAEI es la Alimentación, de cada cinco pesos invertidos, tres de ellos se destinan a la alimentación. En este rubro la mayor parte, el 88.8% se invierte en la adquisición de los productos que conforman la canasta básica de alimentos para los becarios y el resto corresponde a las compensaciones de las ecónomas. El Hospedaje ocupa el segundo sitio en importancia por el monto invertido, cuyo gasto mayor es el de conservación de los albergues, el cual absorbe el 75% del gasto en este 200 producto. En este último rubro, es muy importante mencionar que contiene tres conceptos que deben considerarse como costos de capital y que como tales no son bienes que se consumen en el ejercicio anual, se trata de la inversión realizada en mantenimiento, rehabilitación y equipamiento de los albergues que implica una revalorización de la infraestructura que tiene el efecto de utilizar las instalaciones por un tiempo indefinido en mejores condiciones de uso. Ello supone que en los próximos años el programa continuará realizando fuertes inversiones en este concepto, hasta cubrir la totalidad de albergues que requieren renovarse tanto en sus instalaciones físicas como en su equipamiento, por tanto, necesariamente seguirá siendo una proporción significativa del costo del hospedaje a los becarios. Por lo que respecto a los apoyos escolares, la mayor proporción del gasto se refiere al denominado Material escolar, se trata de un paquete de útiles escolares (cuadernos, lápices, bolígrafos, etc.) que reciben los becarios por una sola vez en cada ciclo escolar y representa el 89.3% del gasto en este producto. Es necesario enfatizar que la inversión que se le asigna al material escolar es a todas luces insuficiente, ya que los artículos proporcionados al becario - siendo optimistas – sólo le alcanzan para cubrir un semestre del año escolar, por lo que sería deseable entregar este paquete escolar dos veces al año, según se desprende del trabajo de campo realizado en esta evaluación. Cuadro 6.1. COSTO ANUAL POR BECARIO SEGÚN PRODUCTO, 2006 (pesos) Producto Monto invertido Número de becarios Costo anual por becario % Alimentación 317,420,700 59, 943 5,295.37 61.94 Hospedaje 184,939,046 59,943 3,085.25 36.09 Apoyos escolares 10,072,450 59,943 168.03 1.97 Total 512,432,196 59,943 8,548.65 100.00 Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006 PAEI. Nota: las cifras anteriores representan las transferencias directas de recursos que son necesarios para ofertar estos productos del programa y no incluyen otros gastos indirectos. Por lo que respecta a los costos unitarios, en el cuadro anterior (6.1) se establece la relación de estos montos con el número de becarios que determinan por producto y globalmente el costo anual por alumno en el ejercicio 2006 (cuadro 6.1). 201 De esta forma, en términos absolutos, el costo anual por alumno para el ejercicio 2006, bajo este perfil del análisis, asciende a un poco más de ocho mil quinientos pesos, representando la alimentación la mayor transferencia en beneficio de los becarios. 6.1.1 Costo de la ración alimenticia En congruencia con su importancia dentro del presupuesto del programa, conviene determinar el costo real de la ración alimenticia considerando las compensaciones a las ecónomas, cuya intervención es vital en la preparación diaria de la alimentación para los becarios. Cuadro 6.2. COSTO POR RACIÓN ALIMENTICIA. 2006 Monto autorizado Número de raciones anuales (200x3x59,943) Presupuesto alimentación $281,732,100 35,965,800 Compensación ecónomas SEP 10,821,600 Compensación ecónomas comunidad Total Concepto Costo unitario % 7.83 88.78 35,965,800 0.30 3.40 24,867,000 35,965,800 0.69 7.82 317,420,700 35,965,800 8.82 100.00 $ $ Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI. En el conjunto de albergues escolares del país, en el 2006 se consumieron aproximadamente casi 36 millones de raciones alimenticias, en cuyo costo la proporción mayor se refiere al costo de adquisición de las materias primas alimenticias, absorbiendo casi el 89% del costo total, de otra parte el valor agregado que aportan las ecónomas a la preparación de los alimentos representa el 11% del costo total, en términos monetarios, que no de trabajo, las ecónomas de la comunidad representan la mayor parte con el 7.82%, determinándose así el costo total por ración que es de $8.82. Con dichas proporciones resultantes, es sorprendente el bajo costo de mano de obra por ración, es decir, a cada ración alimenticia se agrega un peso por concepto de mano de obra de las ecónomas. Dicho costo está reflejando por un lado, las muy raquíticas 202 percepciones de este personal, considerando el alto valor que ellas agregan en la preparación de los alimentos, además de que no exclusivamente se dedican a esta actividad. Tal circunstancia, inevitable e indubitablemente implica una explotación intensiva de la mano de obra de las mujeres, y, por otro, el alto significado económico y social que las ecónomas representan para el Programa. Aparte de la mano de obra, influyen en el bajo costo de la ración, los convenios que se tienen con Diconsa y Liconsa, quienes proveen de materias primas a los albergues a costos competitivos. Intervienen además otras externalidades que no se cuantifican, como es el hecho de la colaboración de la comunidad en distintas tareas de limpieza, apoyos en la cocina y recolección de leña (en muchos casos sí se paga), que se utiliza en la mayoría de los albergues en la preparación de las tortillas “a mano”. Otro caso, es la participación del Jefe de Albergue en la adquisición de los “frescos” y otras tareas relacionadas con la gestión de los productos alimenticios. El indicador económico de la alimentación, sin embargo, por ahora no aporta elementos contundentes para juzgar su impacto entre los beneficiarios, que habría que indagar en el estado nutricional de los niños y su salud, además de su influencia en el rendimiento escolar y eficiencia terminal. En la evaluación 2005, se llevó a cabo un estudio de talla y peso entre los beneficiarios, cuyos resultados indican que sí hay visos de una influencia positiva entre los beneficiarios por el tipo de alimentación que reciben, sin embargo, los resultados definitorios se verán cuando a partir de esta línea de base que se construyó, se realice nuevamente este análisis. 6.2 Costo beneficio En esta sección, el costo beneficio se define por la cuantificación del costo en que incurre el programa para hacer llegar un peso en beneficio directo a los becarios. De esta forma, intervienen tres componentes del gasto del programa, a saber: 203 1. Gasto de Operación: que representan el costo de los procesos técnicos, de supervisión, capacitación, evaluación y otros de carácter administrativo. 2. Servicios personales: se refiere al gasto que representa exclusivamente el pago de compensaciones al personal que opera los albergues, es decir, Ecónomas y Jefes de Albergue. 3. Apoyos directos a los becarios: son todos los gastos que se realizan en beneficio directo de los becarios, como son: alimentación, higiene y limpieza y material escolar. Cuadro 6.3. ÍNDICE DE COSTO-BENEFICIO 2006 Concepto Monto ejercido ($) Apoyo directo a los becarios ($) Índice de costobeneficio ($) Gasto de operación 19,157,530 302,712,150 0.0632 Servicios personales 54,258,600 302,712,150 0.1792 74,972,687 302,712,150 0.2424 Total Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI. Como se puede apreciar en el cuadro 6.3, el índice de costo beneficio para el ejercicio 2006 es de 24.24 centavos, es decir, por cada peso que el becario recibe en su beneficio, el programa gasta casi 24 centavos para que ello sea posible. El índice si bien es alto, encuentra explicación en el bajo monto que reciben los beneficiarios, porque como ya se analizó, las circunstancias en que opera el programa en cuanto a personal se refiere, son precarias y por la parte de los becarios, el costo más alto dentro del presupuesto lo representa la alimentación, que sin embargo, el costo por ración es apenas suficiente para una dieta de subsistencia de los niños. Esta conclusión es relevante por cuanto que independientemente del resultado del índice costo-beneficio, el programa justifica su pertinencia dadas las circunstancias en que opera y por el objetivo que persigue, que es del más alto interés público. 204 7 ANÁLISIS DE ACTORES 7.1 Los Jefes de Albergue Todos los niños y niñas tienen derecho a asistir a la escuela y recibir educación de alta calidad. Para aprender deben estar sanos y bien nutridos, tener amor en su familia, sentirse seguros de si 24 mismos y jugar mucho . El presente análisis forma parte de la evaluación externa al Programa de Albergues Escolares Indígenas (PAEI) correspondiente al año 2006, y es producto de una investigación de campo a uno de los principales actores involucrados con los beneficiarios directos del Programa: los Jefes de Albergue. Cuadro 7.1. Aplicación de entrevistas a jefes de albergue Entidad Chiapas Aplicado % No aplicado % Albergues % 8 12.31 2 3.08 10 15.38 12 18.46 6 9.23 18 27.69 Guerrero 6 9.23 1 1.54 7 10.77 Hidalgo 9 13.85 0 0.00 9 13.85 Nayarit 3 4.62 0 0.00 3 4.62 Puebla 6 9.23 0 0.00 6 9.23 12 18.46 0 0.00 12 18.46 56 86.15 9 13.85 65 100.00 Chihuahua Veracruz Total Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas realizadas en trabajo de campo. Evaluación Externa PAEI 2006. 24 UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2 • AÑO 1 • DICIEMBRE DE 2005. 205 Las interpretaciones que se presentan están hechas con base a los datos obtenidos de una muestra nacional representativa estadísticamente que abarcó 65 albergues, a lo largo y ancho de la República. No obstante que la muestra es representativa en términos nacionales, y no regionales, para efectos prácticos, la información se agrupa, para algunos casos, por regiones: Norte (Chihuahua y Nayarit), Centro (Hidalgo y Puebla) y Sur (Veracruz, Guerrero y Chiapas). Para una mejor comprensión, los datos se presentan agrupados acorde a las temáticas tratadas en el instrumento aplicado y el orden de presentación no responde a una jerarquía de importancia. Temáticas a tratar: 1. ¿Quiénes son los jefes de albergue? 2. ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del albergue? 3. ¿Existe una importancia de la educación en el Albergue? 4. ¿Cómo se incluye la cuestión indígena dentro de los albergues? 5. ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI? 6. ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue? 7. ¿Los albergues siguen siendo necesarios hoy? 8. ¿Pueden existir recomendaciones? 206 En el apartado dedicado a los jefes de albergue, se tratan puntos como la formación académica, el tipo de contratación laboral, y la capacitación recibida, la relación con el albergue antes de ocupar el puesto, el salario y/o compensación. Además se hace hincapié en el papel fundamental que representa un jefe de albergue para su funcionamiento. En el segundo apartado se da cuenta de la importancia que representa la periodicidad establecida de recepción de los recursos autorizados a los albergues. Se trata pues, de una revisión detallada y cuidadosa de la llegada oportuna y suficiente de los recursos considerados en las Reglas de Operación. Aunado a lo anterior, se da cuenta, a rasgos generales, de la infraestructura y suministros con los que cuenta el albergue. En la tercero se mencionan ciertos criterios que permiten dar cuenta si el albergue cumple con el objetivo principal: “contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios”. De esta manera los criterios a revisar son la presencia de ayudantías para tareas y para lectura, ausentismo y bajas, supernumerarios, y la relación oferta-demanda del albergue. El Programa fue diseñado para beneficio de los estudiantes indígenas, realidad que se ha mantenido, sin embargo falta cuestionar si los albergues incluyen elementos de la cultura indígena en su funcionamiento. De ahí que, el capítulo cuarto permite reflexionar sobre la inclusión de la pertenencia indígena en los requisitos de ingreso, así como sobre la enseñanza de la escritura y del habla de la lengua materna. Además permite ver el involucramiento que tiene la comunidad y las autoridades tradicionales para con el albergue, porque una cosa es su presencia física, y otra su inclusión en la dinámica comunitaria. 207 Todo ciudadano tiene derecho a la salud, ante la ley. No obstante, en los albergues la realidad es diferente. Si bien, la nutrición no tiene categoría de ley, sin embargo, sí existen compromisos internacionales relacionados con la alimentación para que la población consuma niveles energéticos mínimos en alimentos25 . Es también un asunto de suma importancia cuando se trata de estudiantes, beneficiados por medio de un programa gubernamental que se ha planteado entre sus objetivos, dotar de una alimentación nutritiva a sus destinatarios. De esta realidad da cuenta el capítulo cinco. En el apartado ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI? es menester considerar si se solicitan certificados de salud, si existe un servicio médico que pueda atender a los niños que lo solicitan, si se realizan supervisiones y visitas médicas al albergue, si hay registros nutricionales, y si la alimentación es suficiente. Un albergue no es sinónimo del binomio dormitorio-comedor, donde se guardan y alimentan niños. Antes bien, es un espacio social, de convivencia, y una escuela para la vida. En concordancia con esta realidad, el antepenúltimo apartado nos permite darnos cuenta del aprovechamiento y uso del tiempo en el albergue, de la organización de los beneficiarios, de las actividades extraescolares, y cuestiones que atañen la convivencia diaria en cualquier comunidad. La penúltima parte, es la más importante del análisis por sus repercusiones en cuanto a las decisiones de política pública se refiere, permite indagar sobre la necesidad y la pertinencia del PAEI, de acuerdo con los datos obtenidos en las entrevistas y del trabajo de campo que se realizó. Como todo programa tiene ventajas y vicisitudes, pero de lo que se trata es de analizar es su pertinencia para las comunidades indígenas. Ante la presencia de problemas y carencias reinantes en los albergues y unas reglas de operación generales, el último apartado puntualiza, las posibles medidas a tomar, si se desea la continuación del Programa y, si además se busca una mejor calidad de esta política pública. 25 Actualmente está en discusión en las Cámaras si los compromisos internacionales suscritos por México tienen carácter de Ley o no. 208 En cada uno de estos puntos se incluye la participación de otros actores, las diferencias regionales, la perspectiva del entrevistado y los efectos para las y los beneficiarios. 7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue? Al hablar de los jefes de albergue se enfatizan dos aspectos fundamentales, para comprender, tanto su papel en el funcionamiento del albergue, como para evaluar el bienestar de los beneficiarios durante su estancia en él. El primer aspecto nos remite a conocer la preparación académica, la formación laboral, y la capacitación que han recibido exante y expost de ocupar el cargo que tienen asignado. El segundo, lo comprenden los elementos que permiten vincular el papel estratégico de los jefes de albergue para su funcionamiento, a través de determinadas aptitudes, tales como: responsabilidad, iniciativa y compromiso con su trabajo; asimismo el trato y la relación establecida con los niños y niñas del albergue. Cabe mencionar en este sentido que al revisar la información de los datos de identificación de los jefes de albergue resalta la diferenciación por regiones. Mientras en el norte suelen ser más jóvenes, en el sur tienen edades que superan los 30 años. Además de que los jefes de albergue del norte tienen una experiencia laboral diversa, se pueden encontrar ex-militares, fotógrafas, obreros, campesinos, entre otros. Esta situación representa, una falta de experiencia laboral del trato con niños, lo que limita el buen funcionamiento de la institución. Lo positivo de los Jefes del norte es su conocimiento de las necesidades de las familias de los beneficiarios, pues son de las mismas comunidades y se encuentran prácticamente en los mismos niveles de pobreza y marginación. Además, resalta el que los del norte que fueron invitados por la CDI (jefes de albergue comunitarios). Por otra parte, en el centro-sur la mayor parte tiene una experiencia laboral ligada a la SEP. De esta manera se encuentran Jefes que realizaron trabajo administrativo, pero en su mayoría fueron docentes del nivel primaria o secundaria. Al formar parte del personal de la institución antes mencionada, fueron designados por gestión sindical o 209 por concursos de dicha institución. Este tipo de contratación, además de permitirles prestaciones laborales, les asegura mejores ingresos y por lo tanto posibilidades de un mejor nivel de vida. Por medio de la entrevista, se da a conocer que la CDI publica una convocatoria, solicitando un encargado, esto se publica sin hacer mención de las capacidades, habilidades o aptitudes del aspirante. De esta manera, las personas que no están familiarizadas con estas actividades, lo creen un trabajo de aula u otro espacio laboral. La mayoría de los jefes de albergue no ha recibido capacitación previa a su ingreso. En los casos donde la reciben es por iniciativa del CCDI. Así, un jefe de nuevo ingreso se presenta directamente al albergue con una serie de dudas y sin tener la menor idea de lo que su trabajo representa para los niños y niñas que estarán a su cargo, como tampoco tiene idea de las implicaciones de su desempeño para la mejora del albergue. En la región norte del país se proporciona capacitación antes de ocupar el cargo de jefe de albergue, mientras que en el resto del país es aleatorio. Esta práctica diferenciada entre el norte y resto del país no es justificable, pero tampoco es indispensable para casos específicos, puesto que la mayor parte de los directores de la región del centro y del sur han sido personal de la SEP, desempeñándose en alguna parte de su vida como docentes de primaria o secundaria y presentan, además, estudios en pedagogía, se formaron en escuelas normales o tienen experiencia como docentes de CONAFE. La región del norte sí es motivo de preocupación pues los directores tienen un nivel de escolaridad básico o medio superior, sin experiencia en el ámbito de la docencia o del trato con menores. Además su experiencia laboral es muy diversa, como ya se mencionó. El hecho de que su formación sea diferente a lo que se espera para un personal encargado del albergue es preocupante no sólo en cuanto a su desconocimiento de un trato adecuado, sino sobre todo a la autoridad que representan frente al papel de las ecónomas, personal con edad adulta y con vasta experiencia en el albergue. 210 Sin requisitos de una formación pedagógica, sin conocimiento de sus tareas y sin capacitación previa no les ha quedado más que “aprender, ejerciendo el oficio. En algunos casos se han dado capacitaciones posteriores, pero se limitan al campo administrativo, tales como, llenar formatos de solicitud de recursos, formatos presentados con la autoridad municipal y la distribución y monto para cada necesidad. En cuanto a los salarios de los jefes de la albergue son raquíticos, si se toma en cuenta que no sólo de él depende su familia, sino que hacen uso de sus salarios y compensaciones para beneficio del albergue y de los albergados cuando se requiere: por ejemplo los gastos en viáticos utilizados tan comúnmente para asistir a reuniones al CCDI, para surtirse de víveres o cuando se lleva a un niño al médico no se incluye el monto dentro de algún rubro de gastos. En cuanto al papel que juegan los jefes del albergue en el funcionamiento del mismo, de manera directa se pueden catalogar a éstos como “los padres funcionales”, pero también como maestros, misioneros y padrinos. La importancia del papel que desempeñan está determinada por la iniciativa para emprender proyectos, su habilidad para establecer relaciones con otras instituciones que puedan ayudar de alguna u otra manera al funcionamiento del albergue, su capacidad para exigir mejoras y recursos y su personalidad para obtener el reconocimiento y cariño de los albergados. En este último sentido, los jefes fungen el papel de padre, sobre todo porque los beneficiarios están durante toda la semana en las instalaciones. Pero no solo es por su presencia sino porque en la mayoría de los casos motivan a los niños a seguir estudiando, están pendientes de su alimentación y hacen todo lo posible para que se conviva en un ambiente de armonía. En la región del centro, los jefes de albergue que eran docentes de la SEP, voluntariamente pidieron ser jefes de albergue y no fue producto de una imposición de sus superiores. Cabe mencionar que la alta rotación de los jefes dificulta el que se 211 presenten casos de abusos de manejo de recursos, o el de abusos a los beneficiarios. A pesar de los beneficios que aporta la rotación en sí, ésta no puede ser una medida eficaz que asegure el buen funcionamiento del albergue, sobre todo porque hay muchas experiencias en las regiones centro y sur del país, donde los jefes de albergue, que tienen más de 5 años en el puesto, han logrado desarrollar iniciativas, como el rescate de elementos de su identidad étnica o la implementación de proyectos productivos; mecanismos para la obtención de recursos financieros o muebles; prestación de servicios, como médicos; entre otros. Debido a que los precarios recursos son destinados para cada necesidad prevista y; conociendo las necesidades de las familias en el centro del país, los jefes de albergue han buscado relaciones con la SEP para que les subsidie servicios como la energía eléctrica, o para que proporcione autobuses para salir a viajes de entretenimiento o escolares; en algunos casos se ha buscado la relación con instituciones universitarias que puedan dar servicio de revisiones médicas o bucales; o bien con personas de la región que cuentan con suficientes recursos para ser padrinos, que puedan donar ropa, útiles escolares o víveres. Cabe hacer mención de que en ningún albergue se han establecido relaciones de ayuda con instituciones religiosas. En el caso del suministro de víveres, que en la mayor parte de los albergues presenta más de una semana al mes de retraso, los Jefes tienen que pedir los productos fiados con proveedores conocidos pero que se los venden a un precio muy elevado, o tienden a endeudarse con las personas de la comunidad. Esto es uno de los factores que provoca que, los Jefes nombrados por la comunidad o contratados por la CDI, cuando encuentran la oportunidad de encontrar un trabajo mejor remunerado y sin tantas obligaciones abandonen su cargo. Otro punto a considerar es la multitud de obligaciones que presentan en su trabajo. Aunque reconocen que esta situación está disminuyendo debido a que muchas de sus responsabilidades se están transfiriendo al Comité de Padres de familia, lo que significa 212 mejoras para algunos de ellos; sin embargo siguen cubriendo funciones extras a las de su cargo. Por lo general el Comité de Padres realiza actividades que tienen que ver directamente con la planeación del mantenimiento del albergue, la compra de carnes y frescos, la organización del trabajo diario, la promoción del albergue, y en algunos casos el manejo de los recursos financieros. Pero esta situación no se da de igual manera en todos los albergues, pues en la región sur del país los comités de padres de familia no consideran que su participación influya en el buen funcionamiento del albergue. En estos casos los jefes tienen que hacerse cargo de estas tareas y otras actividades relacionadas con el mejoramiento del albergue. A pesar de que la rotación en este puesto es muy alta, a diferencia de lo que ocurre con las ecónomas y, a veces, con salarios iguales o inferiores a éstas, son los que asumen una extensa carga de tareas que realizar y una responsabilidad fundamental en el manejo financiero y en la representación del albergue ante las instituciones, la comunidad y los padres de familia. En cuanto al aspecto de desarrollo personal, los jefes que llegaron por parte de la CDI reconocen que su autoestima creció mucho, por la capacidad que tienen que desarrollar para enfrentar el reto de trabajar con niños. Lo anterior no es fortuito sino relevante para comprender que el puesto ha fomentado la continuación de estudios y sus deseos para tomar cursos diversos en pro de un bienestar para el albergue. 7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del albergue? La entrada de los recursos tienen una periodicidad establecida, sin embargo en la realidad difiere mucho; a excepción del apoyo para material de oficina, todos los recursos llegan con un retraso variable. En este apartado, los elementos a valorar son: la oportunidad y la suficiencia de los apoyos. 213 El material de higiene y limpieza sólo le llega a la mitad de los albergues cada mes dentro del periodo establecido, mientras que a la otra mitad llega con un retraso de hasta dos meses. El hecho de que este recurso llegue o no a tiempo determinará la asistencia de niños, pues por un lado en el albergue no pueden asearse y tampoco hay recursos que permitan comprar material y suministros como: detergentes para trastes y ropa, jabones para bañarse, etc. En algunos casos, las autoridades escolares se quejaron de la suciedad de los niños; por lo cual se retomó la información y se consultó la versión de las y los Jefes; en uno de los casos una jefa comenta que apenas tenían una semana de recibir el recurso asignado al comienzo del ciclo escolar (la segunda quincena de agosto, en tanto que la entrevista se aplicó la segunda quincena de noviembre). La situación de lo que pasa con el material de higiene y limpieza se asemeja con el resto de los apoyos: En la mitad de los albergues llegan durante el período establecido pero con retraso y en otros albergues simplemente no llega, como el material didáctico o el de oficina. La falta del material de oficina no afecta directamente a los niños, pero sí la economía de sus padres y de los jefes de albergue, pues tienen que hacer cooperaciones para realizar estas compras. El recurso para víveres, fundamental para asegurar la alimentación y consecuentemente la educación, depende principalmente del CCDI; en el 80% de los albergues llega cada mes, específicamente la dotación correspondiente a frescos; pero en el 20% llega cada dos meses. Esta tardanza ha ocasionado, como se menciona en el apartado anterior que, los jefes del albergue o el comité tengan que poner parte de sus recursos o pedir “fiado” a los proveedores. 214 En lo que se refiere a la compensación de jefes de albergue y ecónomas, así como a la dotación de gastos de operación existe una correspondencia entre el periodo establecido y el período real en que se suministran. Dentro del recurso de víveres, existe una dinámica diferente para frescos, abarrotes y complementarios. En cuanto a los abarrotes, no existe una relación directa entre las necesidades del albergue y los productos que llevan los proveedores, que generalmente es Diconsa. En la mayoría de los albergues los productos que se surten no son los solicitados, están caducados o con una vigencia breve de semanas o incluso días. Normalmente los CCDI les exigen a los jefes de albergue que hagan una lista de productos a solicitar, pero como no se cumplen, ellos simplemente ya no la hacen, y dicen “que siempre es lo mismo”. Ante esto, muchos Jefes han hablado con sus CCDI, pero éstos no toman acción alguna al respecto. Lo que recomiendan es que se les dé la oportunidad de seleccionar a los proveedores acorde a sus necesidades y a las ventajas que estos ofrecen. Lo prioritario no es la llegada, ni el retraso de los recursos, sino la insuficiencia, pues tanto los jefes, ecónomas y comités de padres de familia reconocen que no logran cubrir todas las necesidades que se presentan. En general, las condiciones de vida son precarias, instalaciones descuidadas, dormitorios con camas de hace 30 años, cobijas y sábanas de hace 5 años, carencia de agua potable, falta de gas. La insuficiencia de estos recursos provoca, en algunas regiones y en algunos albergues que, las y los niños se bañen con agua fría, una o dos veces por semana o simplemente que no se bañen durante su estancia en el albergue. Uno de los factores que influyen en la oportuna llegada de la dotación es la relación entre la CCDI y los Jefes. Afortunadamente, esta falta de relación no es una constante en todos los albergues. En los casos donde está presente esta situación, los Jefes recomiendan que personal de la CDI haga visitas más frecuentes, para conocer las necesidades y platiquen con los niños, pues “parece como si tomaran decisiones sin saber la forma de vida de los beneficiarios”. 215 A pesar del reducido número de albergues visitados, se encuentra que, existe una correspondencia entre las visitas hechas por parte de la CDI y la periodicidad y el apoyo constante a los albergues. Así, donde los encargados del Programa de la CCDI hacen visitas continuas o se hacen reuniones periódicas, los recursos llegan de manera puntual, y en los que la relación entre el coordinador y el jefe es meramente burocrática, no existe la mínima preocupación de la llegada de los recursos o son insuficientes. Puede apreciarse, de manera general, que todos los apoyos presentan un retraso de al menos una semana y concretamente los recursos que tienen que ver con los beneficiarios de manera directa son los que presentan aun mayor retraso, en comparación a otros, como las compensaciones. Ante la insuficiencia de los apoyos recibidos, en algunos albergues se les ha solicitado a los padres como condición de ingreso de sus hijos, cuotas para complementar los gastos de operación, o se le solicitan cierta cantidad de leña periódicamente. Las cuotas van desde $40.00 a $100.00 anuales, que se destinan especialmente al suministro de gas y/o agua, dependiendo de las necesidades de cada región. Lo imprescindible de la entrada de estos recursos es tan importante que, al preguntar a los Jefes de albergue sobre los requisitos de ingreso, afirmaron la exigencia de cuotas a los padres. Sin embargo esta realidad no está contemplada en las Reglas de Operación, además de alejarse de la idea de no otorgar un ingreso condicionado y de la oportunidad de acceso de todos los infantes indígenas de la comunidad. Las instalaciones es un asunto que va de la mano con los recursos, porque sin estos últimos no se puede lograr ni el mejoramiento ni la optimización de los primeros. Es necesario mencionar que para la realización de cualquier obra se cuenta con el apoyo de la comunidad o de los padres de familia, siempre y cuando se solicite, y este apoyo se limita a la mano de obra. 216 Todos concuerdan sobre la necesidad de espacios de entretenimiento y deporte; sin embargo estos no existen; aun así los niños adecuan el espacio físico a sus necesidades de juego o de descanso. Por ejemplo, en los albergues donde se atiende a jóvenes de educación media superior no basta el espacio del comedor adecuado por las tardes como biblioteca y lugar de estudio, sino una sala de computadoras y de estudio. Pues, el comedor también es el lugar de socialización de todos los beneficiarios, donde se atiende a los padres de familia, donde se hacen las reuniones y donde transitan todo el tiempo las ecónomas. Esta carencia de infraestructura básica para asegurar un nivel de vida digno para cualquier niño, desdice la cuarta Regla de Operación, que sostiene que una de las finalidades del Programa consiste en: “Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios”. 7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue? “Contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios.” (Objetivo General de las Reglas de Operación de PAEI.) La relación institucional de los albergues, en su mayoría, con las autoridades escolares y municipales es mínima, limitándose con la escuela en el envío de niños, y con el municipio, en el mejor de los casos, al ámbito administrativo, es decir a la firma de documentos. La relación entre escuela y jefe de albergue no existe en la buena parte de los albergues, aunque, paradójicamente, los directores de ambas instituciones sean colegas o incluso amigos. Esta ausencia de relación institucional se debe, por un lado, a que los asuntos de la escuela se tratan directamente con los padres de familia, y por el otro porque tanto los albergues como las escuelas se han mostrado indiferentes ante 217 procesos educativos que pueden compartir o complementar. Esto no obsta para que, al finalizar el curso los niños y las niñas deben mostrar la boleta de calificaciones para permitir su reingreso al albergue, ya que en caso contrario pierden su oportunidad de continuar como beneficiarios. Dentro de este contexto de ausencia o baja vinculación y de relaciones institucionales entre Escuela y Albergue, trataremos de profundizar en la relación oferta-demanda educativa a partir de la información recabada en campo y; por el otro, las prácticas educativas observadas en el albergue. Los requisitos de ingreso son variados acorde a la región y estado, ya que la selección de los beneficiarios depende de los criterios del jefe del albergue, las ecónomas, el comité de padres de familia e incluso en algunas ocasiones de las asambleas comunitarias. El Programa sólo hace mención que los beneficiarios deben ser indígenas (bajo el criterio de autoadscripción), y omite la presencia de la demanda creciente de niños mestizos con los mismos niveles de pobreza y marginalidad que los indígenas, también los casos de niños huérfanos, hijos de padres migrantes, y de hijos de padres solteros. Tal omisión, sin embargo, sólo se observa al revisar la normatividad del Programa, porque en la práctica no son pocos los albergues donde toda su población son niños mestizos pobres, particularmente aquellos más cercanos al centro del país: estado de México, algunos de Puebla, de Veracruz, incluso Chiapas, aunque también encontramos albergues donde acuden niños de comunidades netamente indígenas que sin embargo no hablan lengua indígena ni se reconocen como tales, donde lo más manifiesto es un fenómeno de pérdida de la identidad indígena en general y de la lengua en particular. Lo anterior nos muestra una falta de correspondencia entre las Reglas de Operación y la realidad operante en los albergues, que es más evidente durante el proceso de ingreso de las y los beneficiarios. En realidad lo que tiene más relevancia para el 218 ingreso es la entrega de documentos personales ofíciales como acta de nacimiento, CURP y/o boleta de calificaciones, y la pertenencia a un hogar de bajos recursos. Se solicita la boleta de calificaciones, como requisito para ingresar y tener conocimiento del grado académico al que el beneficiario solicite ingresar. Cabe mencionar que la lengua o pertenencia a un grupo indígena tampoco es una condición para determinar el ingreso de ningún niño. De tal manera que, la Encuesta nacional realizada a los beneficiarios en el curso de nuestra investigación, en noviembre del 2006, proyecta los siguientes datos, respecto a los hablantes de lengua indígena. Cuadro 7.2. BENEFICIARIOS HABLANTES DE UNA LENGUA INDÍGENA (HLI) Concepto Hablantes de lengua de Indígena Frecuencia % Casos válidos % Totales Sí 680 66.02 63.26 No 350 33.98 32.56 1,030 100.0 95.81 Subtotal No especificado Total 45 4.19 1,075 100 Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el marco de la Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006. En la mayoría de los albergues no se realiza evaluación alguna al ingreso de los beneficiarios, independientemente de que la oferta de lugares supere o no el número de demandantes. El grado de conocimientos de cada beneficiario no es relevante en el sur del país mientras que en el norte, sobre todo en Chihuahua, existe la práctica de evaluaciones académicas, aunque la oferta supera a la demanda, y no es porque el albergue ya no se necesite, sino porque los grupos culturales que se atienden tienen patrones de asentamiento humano muy dispersos, además de que los niños tienen que recorrer distancias muy largas. En este sentido, se puede concluir que las evaluaciones no son un medio idóneo para determinar el ingreso de los solicitantes. 219 Existe una mayor demanda en la región centro-sur del país, especialmente en Veracruz y Guerrero. En esta región el número de rechazados va de 10 a 20 niños. El hecho de que en la región norte no exista una demanda muy marcada, no es sinónimo de la falta de importancia de los albergues, y obedece a pautas culturales propias de los grupos indígenas que habitan esa zona (como es el caso de los raramuris o tarahumaras), a una falta de escuelas de nivel medio superior o superior para seguir estudiando, o aun, la falta de interés de las familias y de los beneficiarios. Independientemente de que no existen las condiciones oportunas para asegurar un número de beneficiarios determinado en los albergues, existe una situación legal en nuestra República. Todos tienen derecho a la educación, siendo la educación básica obligatoria. Además, la educación es uno de los principales medios, asegurados teórica y analíticamente, que interviene en el desarrollo de cualquier nación. Ante los rumores de un posible cierre del Programa, los entrevistados en común acuerdo con la comunidad han solicitado que también se abran las puertas a los jóvenes de secundaria y / o bachillerato. Porque como todos los actores entrevistados reconocen que “escuelas primarias ya hay en todos lados”, y especialmente en las comunidades a pie de carretera o de un centro regional. Esta solicitud es mucho más marcada en los albergues con menor demanda o con lugares disponibles, donde nos dicen: “Lo que se necesita ahora es apoyar la permanencia en secundaria y en bachillerato”. El problema que esto ocasiona es que hay albergues donde encontramos beneficiarios de tres niveles escolares, lo que ha despertado inquietudes en los profesores de preescolar, porque conviven personas de muy distinta edad, con deseos y comportamientos distintos, poniendo en riesgo a las niñas y niños más pequeños. Reconocen que es necesario la presencia de maestros de CONAFE, ya que en la mayor parte de los albergues lo que se atiende es a niños de primaria. Pero para los niveles de secundaria o bachillerato los instructores de CONAFE ya no cumplen su 220 función adecuadamente, pues los jóvenes beneficiarios en la mayor parte de las ocasiones tienen el mismo o mayor grado de conocimiento que un instructor. 7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue? El PAEI es uno de los pocos programas de apoyo a la educación que han sido destinados a la población indígena y/o rural. Pues bien, los albergues no sólo atienden a parte de esta población, sino también están situados en comunidades, en su mayoría, indígenas. El cuadro siguiente expresa la pertenencia indígena de los beneficiarios considerando para ello tanto si son HLI como si al menos sus padres lo son. De cada 10 niños se encuentran 8 que cumplen alguna de las dos condiciones al menos. Pero si se toma en cuenta que la pertenencia indígena no sólo se limita al habla de la lengua, sino que comprende otros aspectos, se puede afirmar verazmente que la gran mayoría son indígenas. Cuadro 7.3. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR CALIDAD DE HLI, ACORDE A LA CONDICIÓN DE HLI DE SUS PADRES Concepto Lengua indígena del beneficiario HLI No HLI Total casos válidos % Respecto al total de casos válidos No especificado Total % Respecto al total de casos válidos Casos Perdidos No. HLI No Sabe Total casos válidos 552 146 0 171 0 1 552 318 63.45 36.55 128 32 680 350 698 171 1 870 100 160 1,030 80.23 19.66 0.11 100 0 698 0 171 0 1 0 870 45 205 45 1,075 HLI Total Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el marco de la Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006. Tomando como referencia el dato real, todos las y los beneficiarios son indígenas, cualquiera que desconociera la operación del Programa, lo primero que hace es dar por 221 sentado que también es un albergue indígena, no sólo por los que viven en él, sino porque están inmersos en comunidades o regiones indígenas. No obstante, lo que se refleja en los AEI son dos lógicas: la lógica comunitaria y la lógica institucional. Entender esta situación de dualidad puede ser un medio para una mejor comprensión de la realidad de los mismos. Por un lado, la presencia de un albergue supone reglas de operación, relaciones institucionales, dietas alimenticias recomendadas, reglas de convivencia, entre otros aspectos que responden al funcionamiento del Programa. Y, por otro lado, se atienden a niñas y niños indígenas con una forma de vida diferente a la mestiza, con pautas culturales, alimenticias y de valores muy arraigadas, insertos en comunidades con costumbres y tradiciones ancestrales. No se trata de que los AEI readecuen sus Reglas de Operación internas y del Programa acorde a la lógica comunitaria, pero sí que se respete, la cultura de los beneficiarios, como la lengua, las fiestas o los juegos a los que están acostumbrados. Pero más que un respeto lo que falta es que se fomente el habla de la lengua indígena, los juegos tradicionales, la literatura y las festividades comunitarias, esto es que el funcionamiento de los albergues refuerce la cultura comunitaria y regional. El albergue a pesar de no pedir como requisito de aceptación la lengua indígena, mantiene la lógica de cooperación de trabajo con los padres para que esta persista y en algunos casos el albergue llega a ser de suma importancia para las comunidades sede, porque les da un estatus de prestigio frente a otras comunidades. Por otra parte, y en la mayoría de los casos, el albergue está desconectado de la lógica comunitaria, y la relación se establece principalmente con las autoridades civiles para cuestiones administrativas o de permiso, pero no para la planeación de las actividades o los puntos de encuentro. En otros, el albergue es una institución más de la comunidad y por tanto participa de manera directa con la población. 222 No son nada cuestionables los cambios de patrones alimenticios, pues lo que está de por medio es la buena nutrición de los beneficiarios, pero existen diversas maneras de lograr una participación recíproca tanto de las personas de la comunidad hacia el albergue, como de los niños y el personal del albergue hacia la comunidad; por ejemplo, personas de la comunidad que enseñen la lengua en el albergue, la producción de técnicas artesanales indígenas, etc.; por el otro lado, los niños del albergue pueden colaborar en las actividades del pueblo, la infraestructura del albergue se puede prestar para reuniones comunitarias, o para tomar cursos de capacitación laboral o de otro tipo. Como consecuencia, de la falta de involucramiento del albergue en la lógica comunitaria, en algunos casos, el albergue es violentado por la población de la comunidad. Esto no nada más es un índice de rechazo, sino que es una señal de alerta en pro de la seguridad de los beneficiarios que en él habitan, que en el mayor de la casos son de comunidades sedes o aledañas. 7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI? La solicitud del certificado médico no es requisito de ingreso, sólo se toma en cuenta en el 18.5% de los casos válidos. Además no es propiamente un certificado que informe del tipo de enfermedades que han tenido, y medidas que hay que adoptar para prevenirlas, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de la cartilla de vacunación. Esta falta de control de la información médica de los beneficiarios da una impresión de la falta de atención que se le tiene a la salud de los niños y de las niñas. Si continuamos indagando en las revisiones médicas que se realizan periódicamente nos damos cuenta que son muy esporádicas, y; suelen pasar hasta dos meses sin recibir visitas de médicos, enfermeras o en su defecto pasantes. La falta de solicitud de un certificado, la carencia de vistas médicas, aunado a la falta de conocimiento médico de los jefes y las ecónomas coloca a los beneficiarios en estado 223 de vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas o epidémicas, como la varicela, el sarampión, la viruela, que son muy comunes en los albergues, acorde a los testimonios de los jefes. Los albergues que se encuentran situados en comunidades mas grandes tienen una clínica de salud comunitaria, la cual presta sus servicios durante la semana a los niños que lo requieren, pero para esto se tienen que ajustar a los horarios del médico. Además los servicios prestados no son los adecuados. Por otra parte, la nutrición tampoco es condición real existente, puesto que no hay una dieta alimenticia que se implemente al pie de la letra, y la revisión nutricional se reduce –en el mejor de los casos- a la toma de talla y peso sin hacer los cálculos requeridos para determinar el estado del menor. En cuanto a la dieta alimenticia, podemos encontrar en el comedor un cartel enmarcado donde se indican los grupos de alimentos que debe tener una comida, sin embargo la realidad dista mucho de lo que informa dicho cartel. Otro problema, aunado a lo anterior es el siguiente: Los cursos de nutrición que brinda la CDI están muy alejados de las posibilidades con las que cuentan los albergues, por ejemplo, piden que los menores consuman licuado de fresas y el presupuesto que se otorga es tan limitado que alcanza para comprar mandarinas o plátanos. De hecho en algunos CCDI se elaboran folletos del buen comer que son entregados a los albergues. Nuestros entrevistados piden que los cursos tomen en cuenta los productos alimenticios con los que cuenta el albergue. De esta manera el menú se hace entre las ecónomas, el o la directora del albergue y el comité de padres de familia. Y se hace partiendo de los productos con los que se cuenta o con los productos que se van a comprar de acuerdo al presupuesto. 224 El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta alimenticia. En cuanto a la toma de talla y peso, esta tarea la lleva a cabo el mismo personal del albergue. Son pocos los jefes de albergue que pueden hacer los cálculos, y otros toman las medidas porque son solicitados por la CCDI quienes nunca regresan los resultados y por tanto no se enteran del estado nutricional de los niños. En la mayoría de los albergues simplemente se toman las medidas y se guardan, es decir bajo ninguna modalidad se da seguimiento de los resultados obtenidos de la revisión nutricional, si es que se calcula el estado nutricional. Por otra parte, los productos de higiene y limpieza, pese a su calidad de indispensables que tienen, no han sido suficientes. Hace falta pasta y cepillos dentales, toallas para baño, papel sanitario, toallas sanitarias femeninas, etc. En la encuesta aplicada a los beneficiarios dos terceras partes manifestaron que el jabón de baño se entrega cada vez que se acaba, la mitad de ellos reconoció que son dotados de pasta de dientes, y de papel sanitario también cada que se acaba; sin embargo no todos los consumibles llegan a todos los albergues, o no son entregados a las y los niños, por ejemplo, el 31% y el 23% reconocen que nunca les han asignado papel sanitario y cepillo de dientes, respectivamente, el 46% manifestó no haber recibido toalla de baño. Para finalizar este apartado, se reconoce, por medio de la entrevista que lamentablemente, las relaciones interinstitucionales para atender la salud de los niños requieren replantearse y buscar acuerdos más puntuales de atención para que la hagan efectiva. 225 7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue? Entre los 6 y los 11 años, jugar es tan importante como estudiar. Dado que los juegos tienen reglas, estimulan que los niños y niñas aprendan a organizarse y autocontrolarse, y a que descubran la importancia de las normas sociales y la justicia. Los juegos exigen movimiento y rapidez de reacción, de modo que desarrollan la motricidad, los reflejos y la inteligencia. Muchos juegos implican interactuar, de modo que ejercitan la amistad y 26 forman capacidades de liderazgo, creatividad y cooperación . El albergue es un espacio social, y como tal en él se llevan a cabo un sinnúmero de actividades, algunas poseen un carácter necesario y vital para la vida, como el comer y el dormir pero; también hay actividades que no pueden caracterizarse del mismo modo. Hay unas que llevan en sí una calidad de formación humana, otras de aprendizaje académico, y también las hay aquellas que sólo se realizan para hacer que el tiempo transcurra. Con el trabajo de campo y gracias a las entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes de albergue se observa que los albergues escolares indígenas cumplen la función para lo cual fueron creados. Sin embargo existen pormenores, que al ser analizados se vuelven asuntos esenciales de discusión. En primer lugar se debe dejar en claro que no se trata de dotarlos únicamente de comida y hospedaje, sino de un espacio complementario de una educación para la vida. Por lo tanto no se concibe como un espacio de desarrollo de actividades, a nivel general. Al hablar del albergue como un espacio y un medio de la educación para la vida no se parte de colocar el albergue como sinónimo de educación escolarizada, sino de un espacio formativo donde se fomenten y se practiquen valores positivos de los grupos culturales e indígenas a los cuales pertenecen, que se fomente la lógica de derechos y 26 UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2, año 1, diciembre de 2005. 226 responsabilidades, de participación democrática, de espíritu creativo y de aprovechamiento del tiempo libre. En los albergues faltan actividades extraescolares que acompañen el proceso de aprendizaje de los niños y las niñas. En la mayoría de los albergues visitados estas actividades se reducen al ámbito escolar: realización y revisión de tareas; pero no existen talleres de lectura, talleres artísticos, talleres productivos, deportes, etc. La misma situación se presenta con las actividades culturales, donde el personal considera que existen, pero estas no son más que los ensayos de los bailables para las fechas conmemorativas nacionales. En algunos albergues del centro del país, donde la lengua materna se ha ido perdiendo paulatinamente, los encargados han asumido como tarea el reforzamiento de la identidad indígena y han encaminado sus acciones, a rescatar la lengua, escritura, danza, poesía y música de la cultura indígena. Estás acciones sumamente valiosas han sido por iniciativa de ellos mismos. No reciben pago extra como tampoco les pagan los cursos que toman. En la mayoría de los albergues se cuenta con instructores de CONAFE, pero el papel de estos se limita a la explicación de temas escolares, y no reparan en otro tipo de actividades ligadas a la educación, aunque depende propiamente del albergue, y la relación que tiene con el mismo. En algunos casos, en Veracruz sobre todo, sustituye al jefe de albergue en funciones, cuando se ausenta, o son los encargados de organizar las actividades productivas. Si bien, estas actividades no son indispensables para un niño que vive en familia, si lo es para alguien que convive con un grupo y tiempo suficiente que puede ser aprovechado. Esta situación es reconocida tanto por los beneficiarios como por el personal que trabaja en los AEI. En algunos el ocio se sustituye con la presencia de la televisión o películas comerciales. El problema de este hecho no es dañino en sí mismo, siempre y cuando se contara con personal capacitado que cuidase el tipo de programas que los niños suelen ver. 227 En otros, existe presencia de una organización vandálica por parte de los niños que, aunque sea de bajo nivel, no deja de inquietar a las autoridades municipales. En otros, los menos, los niños prefieren escaparse del albergue, los que viajan diario a sus casas ubicadas en otras localidades. Es ostensible la falta de opciones extraescolares organizadas, a lo que se suma que no llega recurso de ningún tipo para desarrollar estas actividades. En lo que respecta a la organización interna baste decir que en el 83% de los albergues existe un reglamento, la mayoría de las veces recomendado por el CCDI, y en el mejor de los casos elaborado por los padres de familia, o aún mejor, por los niños y el personal que labora. Los niños de los albergues están organizados por comisiones, principalmente para aseo, aunque depende de la historia de cada albergue, porque en algunos hay comisiones para servir la comida, suministro de agua o de leña. Hay casos también donde las comisiones responden únicamente a la función de organizar el orden y la disciplina, en algunos se da la libertad de elegir en que comisiones participar, lo cual es positivo para el desarrollo de los menores. Sin embargo las actividades que se llevan a cabo en el albergue son desconocidas por la población de la comunidad, excepto si hay familias que han tenido o tienen niños ahí. En resumen, el hecho de que las actividades se realicen en los albergues, no sólo es cuestión de aprovechamiento o valoración del tiempo; responde también, en gran medida, a la carencia de espacios físicos y a la falta de apoyo del personal a cargo para innovar estrategias o actividades. 228 7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy? Esta pregunta es la más compleja de responder, pues es sinónimo de una extensa recapitulación de los factores y actores involucrados en el Programa: directivos del CCDI, personal del albergue, autoridades comunitarias y escolares, beneficiarios. Ante la incapacidad de poder dar respuesta de manera puntual, este apartado pone ciertos puntos a discusión. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce de manera puntual, en el 3er artículo constitucional que, “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”, y si además se reconoce que las tasas de analfabetismo se concentran, principalmente en la población indígena en edad escolar, aunado a los niveles de pobreza y marginación social donde se ubican, el albergue, hasta ahora es uno de los pocos medios que asegura que no nada más se cumpla con este artículo, sino que asegura un desarrollo equitativo para nuestro país. Fuera de la retórica, en muchos albergues, sobretodo en las regiones centro-sur del país, no sólo está vigente la proporción de 10% de beneficiarios por comunidad sede, sino que ahora se limitan a estos niños, aún considerando que, en la mayoría de los casos son población indígena y /o de bajos recursos. Uno de estos casos, se presenta en Amatlicha, Guerrero, donde no sólo se exige la reducción de la matrícula de 10%, a pesar de que los niños de la comunidad comparten los mismos niveles de pobreza y marginación. Para mejor testimonio de esta situación, se muestra un fragmento de la entrevista realizada a su jefa de albergue. “(…) Dice el doctor que…más becas no nos van a dar. Al contrario le quitaron becas a este albergue. Antes eran 50, antes de que yo llegara eran 50, y le quitaron 5 becas. Ellos decían que no se justifica que son de la comunidad todos los niños. Bueno, le decía al doctor: 229 “- Sí es cierto, son de la comunidad, pero dése cuenta, doctor, los niños, los señores pues, no son gente rica, son gente muy pobre, humilde, que necesita del albergue. “- Sí es cierto -dijo el doctor-, pero sí me recortaron el presupuesto ¿cómo justifico?, yo no puedo. Además la gente no quiere, porque ellos han hecho este albergue. Y los niños de otras comunidades no quieren venir a la primaria, porque tienen su escuelita de Conafe. “Dicen los papás: -qué van a hacer mis hijos allá, tener que caminar y la gente del pueblo firmó un acta para aceptar a los del pueblo. No es justo, pues.”27 En Guerrero la pobreza es extrema, y por los supernumerarios empieza a aumentar la desnutrición. Ahora la harina de maíz Maseca llega restringida, lo cual disminuye las posibilidades de dotar de alimento a los niños de la comunidad sede o de los que se encuentran en estado de supernumerarios. Quizás los albergues ya no tengan tanta utilidad para niños y niñas de primaria, pero pueden ser reorganizados y readecuados para jóvenes de secundaria y bachillerato, ya que los estudiantes indígenas necesitan un espacio para dormir, comer y reproducirse socialmente. También existen elementos positivos del Programa, por ejemplo casi todos tienden a un ambiente democrático: con espacios de toma de decisiones a los niños; se incluye a los padres de familia en la organización y en el trabajo por medio del Comité de Padres. Esta evolución se da gracias a los requerimientos de la CDI, la iniciativa de los jefes de albergue y a solicitud de los beneficiarios. 27 De la Entrevista aplicada a la Jefa del albergue de Amatlicha,Gro., Luisa Aguilar Zacarías, el 20 de noviembre de 2006. Entrevista realizada por Aldo Cruz Alatriste. 230 No hay duda que, las y los beneficiarios de los albergues comparten espacios en condiciones precarias, pero se pueden hacer diferentes acciones en convenio con instituciones públicas y privadas para superar estas carencias. Además podría otorgársele más autonomía a los albergues, por ejemplo en la selección de sus proveedores, así el personal buscaría la forma de comprar sólo productos necesarios. 7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del albergue? Lo prioritario es revisar y replantear las Reglas de Operación del Programa, para no solo priorizar el albergue como el binomio Dormitorio –comedor. En primer lugar, explorar otras posibilidades de uso de los albergues, tales como: Un centro educativo, lo cual implica un uso y disfrute del tiempo libre, enseñanza de valores, y acceso a la tecnología, concretamente a la televisión educativa y a las computadoras. En un centro de reforzamiento, y rescate de la identidad étnica, lo cual implica organizar talleres de habla y escritura de la lengua indígena de los beneficiarios, talleres de artesanías indígenas o locales. Como un espacio adecuado para la generación de proyectos productivos, actividades culturales y recreativas, para que cada menor sea quien se autoorganice o se divierta. En segundo lugar urge llevar a cabo una revisión detallada de cada albergue en cuanto al número de beneficiarios, asimismo a los requerimientos del ingreso, con la finalidad de: 231 Aumentar el número de becas, en los albergues que presenten un supernumerario o donde la demanda supere a la oferta, de tal manera que el niño que coma en el albergue goce de los mismos derechos y obligaciones que todos los y las beneficiarias. Aceptar a un 20% de los beneficiarios que provienen de la comunidad sede, pues generalmente están en los mismos niveles de pobreza, contribuyendo, en parte, a asegurar una buena aceptación de la comunidad al albergue. Que puede ser bajo la modalidad de comedor comunitario, excluyendo el hospedaje, lo cual también se debe discutir y consensuar al seno de las comunidades. Incluir a los beneficiarios de nivel medio superior, con el fin de lograr una continuación de estudios de los jóvenes de la región, y cubrir esta nueva demanda, tan presente en muchos albergues. Ser flexibles en cuanto a las necesidades de los padres de los beneficiarios, para poder otorgar permiso cuando estos lo requieran, siempre y cuando lo soliciten con razones justificadas. Esta flexibilidad volverá atractivo el albergue, además de contribuir a la reproducción social, cultural o económica de las comunidades. Controlar las entradas y salidas del albergue, en horarios ajenos a las clases escolares. Esto también implica que se revise detenidamente que existan casos de niños que llegan desde la mañana, realizan todas las actividades iguales a alguien que se hospeda, pero que de noche tiene que viajar a su casa, y en la madrugada emprender el camino de regreso. En tercer lugar, el albergue debe convertirse en un espacio seguro y agradable para las y los beneficiarios sin implicar necesariamente un aumento en el subsidio, sino gestionarlos con otras instituciones mediante convenios, como: Comprar nuevas vajillas de loza del comedor. 232 Cambiar, de manera urgente, camas, cobijas, sábanas y toallas. Construir áreas educativas, recreativas o deportivas, aprovechando la mano de obra de los padres. Exigir que los proveedores de abarrotes, se sujeten a un sistema de control de calidad propuesto por el albergue, con el fin de que los productos no presenten caducidad o sean distintos a los solicitados. En cuarto lugar, se necesita dar un mejor trato laboral al personal que trabaja en los albergues, y a la vez exigir mayores requisitos de ingreso al futuro personal. Incrementar los ingresos a los Jefes de albergue y a las ecónomas. Dotarlos de un seguro médico y demás prestaciones laborales. Dotarlos de una partida extra, que incluya viáticos. Exigir el habla indígena o el conocimiento de la región, porque estas dos características son vitales para comunicarse tanto con los niños como con la comunidad. Definir un perfil adecuado del personal, elevado al rango de norma para las futuras contrataciones. En quinto lugar, se requiere reforzar los convenios de colaboración con diferentes instituciones y dependencias públicas para asegurar un nivel de vida óptimo en cada aspecto que comprenda el Programa. 233 Con la Secretaría de Salud, para llevar a cabo revisiones médicas, supervisiones de las instalaciones de los albergues, cursos de higiene, nutricionales, entre otros. Con la Red EDUSAT para contar con la señal de diferentes canales educativos, ya que no sólo refuerzan los conocimientos aprendidos en el aula, sino que desarrollan un espíritu de inquietud y de ansias de saber. 7.2 Las Ecónomas La evaluación externa al Programa Albergues Escolares Indígenas del año pasado (2005) permitió encontrar en la figura de la ecónoma, uno de los principales ejes en el funcionamiento de los albergues. Dedicando extensas jornadas a las labores de la cocina, estas mujeres no sólo cumplen un rol formal dentro de la dinámica interna del albergue, sino que fungen a su vez como madres, enfermeras, maestras y hasta confidentes, convirtiéndose en actores imprescindibles para el buen funcionamiento del albergue y, en esa medida, del Programa en su conjunto. Si bien la trayectoria y reglas operativas del PAEI determinan una cierta generalidad en las características de la vida diaria de un albergue, las especificidades contextuales de los diferentes estados, regiones, municipios y comunidades, brindan rasgos particulares tanto a las relaciones que se llevan al interior de los albergues como a las condiciones económicas, laborales, sociales, familiares, emocionales y de salud del personal que trabaja en ellos. Por tales motivos y porque la ecónoma es uno de los miembros del personal del albergue que más interactúa e influye en el desarrollo de los niños beneficiarios directos del Programa, porque también la alimentación en el albergue es uno de los mayores beneficios reconocidos por todos los que intervienen directa o indirectamente en el PAEI, se considera importante el realizar un análisis más detallado de las condiciones que viven estas mujeres durante su estancia en los albergues, partiendo de las impresiones, anécdotas, opiniones y sugerencias que ellas mismas dieron a conocer 234 durante el trabajo de campo llevado a cabo en noviembre de 2006 y que fueron rescatadas por medio de entrevistas a profundidad28, como parte de las herramientas metodológicas cualitativas aplicadas en la visita a los albergues. Además de las entrevistas, como parte complementaria de la evaluación se realizaron una serie de tres Talleres de Evaluación Participativa en el Estado de Puebla, en los que se trabajó con jefas y jefes de albergue y ecónomas, los que permitió, en algunos aspectos específicos, enriquecer el presente análisis. 7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma “Estamos a cargo de 60 niños, les damos de comer y los cuidamos las 24 horas, pero a los nuestros a veces no los vemos ni los fines de semana...es difícil, ya luego ni nos reconocen” María del Socorro Ecónoma de Nayarit La vida diaria de una ecónoma gira en torno a la cocina. Desde antes que empiece a rayar el día se levanta y hasta que anochece siempre está preparando algo de comer o limpiando lo que la última comida dejó sobre la estufa o el fogón. Las jornadas de trabajo que llevan a cabo son muy extensas, abarcando períodos que varían entre las 14 y las 16 horas, y las condiciones en que labora son precarias. La mayor parte de los albergues aún tienen que utilizar leña para preparar los alimentos y padecen diversos problemas por falta de agua y otros insumos. Sin embargo, no todo lo que realiza una ecónoma es cocinar, ya que en los tiempos libres que le quedan apoya al jefe de albergue en las funciones de organización, cuidado y aseo de los niños, limpieza de espacios, asesoría para tareas o trabajos escolares, promoción del albergue, etc. Como confirma una ecónoma de Puebla: 28 Se entrevistó a un total de 158 ecónomas en un total de 65 albergues. 235 “Nos paramos a las 4 de la mañana para hacer el desayuno, sobre todo las tortillas, que es lo más pesado...ya que acabamos y los niños desayunan, empezamos a ver qué vamos a hacer para la comida, y así es todo nuestro día, los ‘tiempesitos’ que nos quedan los ocupamos en echarles un ojo a los niños, ayudarlos con sus tareas o ver que aquél ya está llorando o éste otro no se ha bañado”. Por otro lado, en casi todos los albergues las ecónomas apoyan a las guardias para cuidar a los niños, bajo diferentes modalidades29, pero esencialmente consiste en quedarse toda la noche al pendiente de los dormitorios y del albergue en general. En lo relacionado con la cocina y dependiendo del número de ecónomas que exista en el albergue (la regla marca que debe de haber una por cada veinticinco niños), el trabajo se lo distribuyen de la siguiente forma: ya sea por día o por semana, unas se encargan de preparar la comida y otra de hacer las tortillas. Esto último fue descrito como el trabajo más pesado, ya que requiere de encontrarse mucho tiempo frente al fogón, en la mayoría de casos de leña30. Sólo en algunos albergues, se comentó, simplemente “no hay organización como tal, ahí todas vamos haciendo de todo y ayudándonos”. Cabe mencionar casos como los de los albergues visitados en el Estado de Chiapas – salvo los pertenecientes al municipio de Las Margaritas- y uno que otro en Puebla, Guerrero e Hidalgo, en los que las tortillas ya no se elaboran ahí, sino que se compran en alguna de las localidades aledañas y les son entregadas en el mismo albergue. Esto representa una considerable disminución en las cargas de trabajo de las ecónomas. 29 30 En algunos albergues las guardias diarias suelen ser entre dos o más personas y en otros le corresponde solamente a una. Además del personal del albergue, en ciertos casos, suelen participar para hacer guardia los maestros de la escuela y padres de familia del comité de apoyo. Sin embargo, a pesar de que a las ecónomas no les compete esta obligación, al dormir en el albergue siguen teniendo la responsabilidad de estar al pendiente de los niños. Diariamente se hacen de 15 a 30 Kgs. de tortillas, según el número de personas que coman en cada albergue (beneficiarios, jefes de albergue, ecónomas, personal de Conafe, etc). 236 Sin embargo, la modalidad con la que se compran las tortillas en los casos citados es diversa, y en algunos de ellos es considerada como problemática debido a que no hay un recurso destinado específicamente a este fin, y se tiene que tomar del monto correspondiente a otros gastos, como los de operación o frescos, lo cual representa una disminución neta de recurso para dichos rubros. Para las labores de aseo del comedor y la cocina, las ecónomas suelen contar con el apoyo de los niños y niñas del albergue. En todos los albergues visitados los becados están organizados por comisiones, y una de las más comunes es la de “limpieza de comedor”, además de que son los propios beneficiarios los encargados de repartir la comida, lavar los trastes que utilizan y recoger la basura que se deja al final. Lo anterior implica también lavar los trastes de otra gente que ocasionalmente llega a comer en los albergues: jefes de albergue, personal de CONAFE, miembros del comité de apoyo o gente tanto de la CDI como de la SEP que realizan visitas de supervisión o abasto. Las ecónomas se encargan de lavar las ollas y trastos grandes, apoyadas en algunas ocasiones por las niñas mayores, generalmente las que asisten a la secundaria. La división genérica en la realización de tareas impuestas por el personal del albergue a los beneficiarios, y que tienen que ver con la cocina y el comedor, es evidente. Por lo general, y aunque en las entrevistas las ecónomas respondían que el trabajo es “parejo y mixto”, las niñas son las encargadas de lavar trastes y, en muy pocos casos, de ayudar a la preparación de la comida o las tortillas, mientras que los niños fungen como “meseros” y limpian el comedor. Si bien esto no nos habla de una distribución injusta del trabajo, ya que no quiere decir que mientras las niñas hacen algo, los niños no hacen nada, o viceversa, sí evidencia un rasgo machista que no sólo es privativo de las comunidades indígenas, y que se reproduce al interior de los albergues, incluso por las mismas mujeres, en este caso las ecónomas, práctica que reserva a las mujeres la actividad vinculada con la cocina. 237 Como ya se mencionó, las ecónomas también apoyan sustancialmente a la atención y cuidado de los niños, desde el apoyo en tareas31, en asearlos y mandarlos a la cama, hasta el llevarlos a la clínica si se llegan a enfermar o tener algún accidente. Además es importante ubicar su función dentro de la promoción del albergue. Junto con los padres de familia y el jefe de albergue, ellas se encargan de visitar las comunidades aledañas para explicar –en algunos casos, casa por casa – cuáles son los apoyos que brinda el Programa, cuáles son los requisitos para ingresar al albergue y en qué fechas se realizan las inscripciones. Asimismo, y a través de las diferentes redes sociales existentes al interior y al exterior del albergue, las ecónomas se encargan de socializar la información. Incluso, hubo autoridades comunitarias que durante el trabajo de campo comentaron que la única información que reciben respecto al Programa y a lo que pasa al interior de los albergues es a través de las ecónomas. En otro orden de ideas, existen algunos albergues en los que los padres de familia de los beneficiarios, sobre todo los miembros del comité de apoyo, ayudan a las ecónomas en la cocina. Los padres traen leña o acarrean agua –labores que suelen realizar también los niños más grandes de los albergues- y las madres apoyan en la preparación de alimentos. Esto se vuelve más frecuente cuando alguna de las ecónomas llega a faltar. En casi todos los casos, las ecónomas comentaron que si tienen que ausentarse, por la razón que sea, le piden a alguna madre de familia que las supla y le dan una remuneración económica que va de los 50 a los 80 pesos por día. En este punto, Chiapas vuelve a presentar una característica especial y diferente. Lo descrito por las ecónomas de los albergues visitados en ese Estado revela que, además de que la mayoría trata de faltar lo menos posible a sus labores, cuentan con 31 Es importante mencionar que son pocas las ecónomas que cuentan con la capacitación adecuada para ayudar a los niños en la realización de sus tareas o para asesorarlos académicamente; las ecónomas contratadas por SEP son las que cuentan con un mayor grado de preparación, y algunas de ellas incluso han cursado la Normal completa. En cuanto a las ecónomas contratadas por la Comunidad / CDI el grado máximo de estudios que alcanzan la mayoría de ellas es la secundaria, y sólo unas cuantas han logrado ingresar a la preparatoria abierta y la siguen cursando los fines de semana. 238 permisos para faltar 9 días al año. En caso de que dichos permisos no sean ocupados se les pagan a final de año. Otra de las tareas que llevan a cabo las ecónomas es la de - junto con el jefe o jefa de albergue- diseñar el menú diario de alimentos que prepararán. Para tal fin, las entrevistadas comentaron haber recibido “aunque sea un curso básico de nutrición”. Dichos cursos les son dados periódicamente, como en Guerrero, o sólo los han tomado “una o dos veces en 25 años de labor”, como es el caso de un albergue de Chiapas, y les son impartidos en sus respectivos CCDI por nutriólogos o médicos. Sin embargo, hay albergues como en los casos de Chihuahua y Nayarit, en los que las ecónomas fueron muy insistentes en señalar que, además de que los cursos “siempre son los mismos y no aportan nada nuevo”, para la preparación de la comida tienen que sujetarse a lo que les mandan los proveedores, a pesar de que ellas elaboran una lista solicitando el tipo de alimentos y la cantidad que requieren. Comenta una de las ecónomas: “a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos nos mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”. Pasando a otro tema, es importante mencionar que la gran mayoría de las ecónomas no residen en el lugar en dónde se encuentra el albergue para el que laboran, lo cuál además de implicar costos de transporte supone una separación con sus familias, incluso de sus propios hijos. Aunque muchas de ellas llevan consigo al albergue a los hijos más pequeños32, es de suponer que la distancia sumada al trabajo que una ecónoma realiza, con las extensas jornadas de trabajo a las que se somete, suele provocar cambios en las relaciones familiares, trastocándose el patrón tradicional del hogar. 32 En algunos albergues está prohibido que los hijos de las ecónomas coman ahí, a menos de que tengan beca del Programa. 239 Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que las condiciones materiales y de equipamiento en las que trabajan dentro de los albergues representan un riesgo diario a la salud. Problemas de la vista, pero sobre todo de las vías respiratorias son los más frecuentes entre las ecónomas, generados principalmente por el constante contacto con el humo y residuos de carbón producidos por los fogones de leña o por el frío de algunas zonas del país, para lo cual los albergues no cuentan con las condiciones adecuadas de protección. Existen estudios que demuestran que las mujeres en el medio rural están expuestas a padecer patologías como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) debido al la inhalación de humo de leña. Esta enfermedad se presenta sobre todo en los fumadores, sin embargo, en el medio rural “el 30% de las mujeres que no fuman presentan EPOC”33. La EPOC es a su vez una de las principales causas de la Enfisema Pulmonar. Ahora, recordemos que las ecónomas están expuestas a este humo por lo menos 10 horas diarias, debido a que sus jornadas de trabajo son de 16 horas aproximadamente y la preparación de alimentos ocupa más de la mitad de este tiempo. En estufas y fogones adecuados, y con buenas prácticas de combustión, es posible el consumo limpio de leña, lo que da lugar principalmente a dióxido de carbono y agua que son menos nocivos para la salud34. Una alternativa para la adecuada combustión de leña es el empleo de las estufas tipo “Lorena”. Siguiendo con el tema de la salud, en muchos casos se expresó que no todas las localidades cuentan con clínica de salud o unidad rural, y si las tienen, éstas se encuentran mal equipadas y el personal médico no labora tiempo completo. Es importante subrayar lo anterior, pues es un problema que no solo afecta a las 33 34 Doctor Marino Ignacio Sánchez Guzmán, neumólogo del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), de la Secretaría de Salud, Comunicado de Prensa no. 049, 28 de Enero de 2006. La leña que no arde debidamente convirtiéndose en dióxido de carbono da lugar a productos de combustión incompleta: básicamente monóxido de carbono, pero también benceno, butadieno, formaldehído, hidrocarburos poliaromáticos y muchos otros compuestos peligrosos para la salud. 240 ecónomas y alcanza incluso a las contratadas por la SEP que aunque cuentan con servicio médico, no siempre se encuentran en las condiciones de tiempo y distancia favorables para acudir a la clínica que les corresponde, sino a todos los que viven en el albergue A pesar de esto, las entrevistadas comentaron enfermarse poco en el transcurso de un año, queriendo dar a entender con esto que rara vez se ausentaban de su trabajo por cuestiones de salud. Una de ellas expresó: “No cualquier cosa nos impide el trabajar, somos muy sanas y estamos curtidas, ya sólo que se trate de algo muy grave”. 7.2.2 Situación laboral y económica “No, ¿quién se queja del trabajo?.. si sólo pedimos que nos paguen lo justo” Cristina Méndez Ecónoma de Puebla Existen, como bien se sabe, dos formas en que se contrata o designa a una ecónoma: por parte de la SEP o por parte de la comunidad y la CDI. Esta última forma, a su vez, tiene tres variantes: la ecónoma es designada directamente por la CDI sin consultar a la comunidad, es designada por la comunidad mediante una asamblea, o se hace a través de un acuerdo mutuo entre la CDI y la comunidad. Sin embargo, cualquiera de las tres formas que presente este tipo de relación laboral, es la CDI la responsable de pagar la compensación de la ecónoma. El siguiente cuadro describe la situación de contratación de las ecónomas entrevistadas, por Estado, durante el trabajo de campo. Cabe aclarar que aunque la muestra seleccionada de albergues visitados tiene representatividad a nivel nacional, no la tiene así a nivel estatal, y el siguiente ejercicio sólo se realiza con el objetivo de ilustrar algunas características del tipo de contratación que presentan las ecónomas. 241 Cuadro 7.4. ALBERGUES VISITADOS, ECÓNOMAS ENTREVISTADAS Y TIPO DE CONTRATACIÓN No. de albergues visitados No. de ecónomas entrevistadas Ecónomas SEP Ecónomas CDI/Comunidad Chiapas 10 23 19 4 Chihuahua 18 54 23 31 Guerrero 7 16 0 16 Hidalgo 9 20 13 7 Nayarit 3 7 2 5 Puebla 6 12 8 4 Veracruz 12 26 16 10 65 158 81 77 Estado Total Fuente: Elaboración propia en base a las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo. Del total de ecónomas que se entrevistaron (158) el 51.3% (81) son comisionadas por la SEP y el 48.7% (77) provienen de la Comunidad / CDI. Los estados marcados con verde presentan un número superior de personal adscrito a la SEP, mientras que los marcados con amarillo lo presentan por parte de Comunidad / CDI. Se puede apreciar que en estados como Guerrero, Chihuahua y Nayarit, ya es superior el número de ecónomas de la Comunidad / CDI que las de la SEP (en Guerrero no se entrevistó a ninguna de estas últimas), y el hecho se vuelve más relevante si observamos que se relaciona con que son estos mismos Estados los que presentan las contrataciones más recientes, entre 2004 y 2006, y de personal más joven, de los 18 a los 25, es decir, desde la creación de la CDI se ha estado incrementando tal forma de relación laboral. A nivel nacional, para el 2006, tenemos los siguientes datos: 242 Cuadro 7.5. TOTAL DE ECÓNOMAS A NIVEL NACIONAL POR TIPO DE RELACIÓN LABORAL Tipo de Contratación Frecuencia Ecónomas SEP Ecónomas Comunidad Total % 1,503 62.00% 921 38.00% 2,424 100.00% Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por la CDI. A diferencia de la muestra con la que se trabajó en campo, el número de ecónomas contratadas por la SEP a nivel nacional representa más de la mitad del total. Sin embargo, el que un poco más de la tercera parte tenga una relación laboral de origen Comunidad / CDI, debe interesar a la institución por las consecuencias legales y responsabilidades económicas de tal situación. Esta proporción no sólo representa un mero dato estadístico, sino características y relaciones económicas y laborales muy definidas y diferentes para ambos grupos de ecónomas, que además entraña una discriminación a mujeres indígenas, contraviniendo principios abanderados y defendidos por la propia CDI. Ilustrando los casos, se tiene que, mientras que una ecónoma contratada por SEP percibe en promedio de $4,000 a $5,000 pesos mensuales como sueldo, más una compensación de $500 a $600 pesos por parte de la CDI, las ecónomas provenientes de la Comunidad / CDI sólo reciben una compensación que va de los $2,200 a los $2,500 pesos mensuales, por parte de la CDI. Es decir la diferencia es de entre $1,800 y hasta $2,800 pesos mensuales, sin que tal diferencia se pueda explicar por razones de escalafón, calificación técnica, desempeño laboral, antigüedad o algún otro factor sustantivo, básicamente todas las ecónomas realizan la misma labor, en condiciones similares, con jornadas parecidas, pero el diferencial en sus ingresos por trabajo es muy acentuado. En este tema es necesario revisar la variación en las compensaciones, ya que las cuotas para este fin son fijas y de aplicación general en todos los albergues. 243 En segundo lugar, las ecónomas contratadas por parte de la SEP además de contar con su base –con todos los derechos contractuales que eso implica-, ya sea administrativa o docente35, cuentan con el servicio médico del ISSSTE, mientras que las que las de Comunidad / CDI no tienen ni asistencia médica ni ninguna otra prestación. Cabe mencionar que una consulta con médico particular, para las que no tienen una clínica de salud cercana a la cual acudir, y según lo comentado por ellas, puede llegar a costarles hasta $1,000 pesos, con todo y medicinas. El sólo hecho de trabajar jornadas que van de las 13 a 16 horas diarias ya evidencia una situación de trabajo desfavorable e injusta –sea cual fuere el tipo de relación laboral-, pero es claro que el personal contratado por la CDI es mucho más vulnerable laboral y económicamente hablando. Si bien la figura del “personal de comunidad” nació con la finalidad de suplir temporalmente la ausencia de personal contratado por SEP y con base en el albergue, se observa que la utilización de esta figura tiende a crecer. Se habla, tan solo en el caso de la muestra entrevistada, de prácticamente la mitad (un 48.7%) del personal de cocina de los albergues que enfrentan condiciones laborales en desventaja. A los bajos salarios percibidos por las ecónomas se suma el que no se les cubren gastos tales como el transporte a sus comunidades, o para cuando tienen que ir a cambiar su cheque36 (en los casos en los que les pagan de esta forma). Estos costos son muy variados, dependiendo de la accesibilidad y vías de comunicación con la que cuenten los albergues, y van de los $10 a los $50 en Chiapas, Puebla, Veracruz e Hidalgo hasta los $150 o $200. Chihuahua es un caso muy particular, pues por su geografía y lo alejado que se encuentran las comunidades indígenas de las principales 35 En las entrevistas realizadas en Chiapas se hace notar que las percepciones económicas de una plaza administrativa son menores a las de una plaza docente, y la mayoría de las ecónomas comentaron tener plaza del primer tipo. 36 Los costos de transacción incluyen gastos de transporte y la comisión que algunas tiendas o particulares cobran por cambiar los cheques. En los casos donde estos son cobrados en bancos, solamente se contempla el costo del transporte. 244 ciudades, además de los escasos caminos y medios de transporte que las comuniquen, los costos se vuelven exagerados, incluso pueden llegar hasta los $1,400 pesos, viaje redondo y comisión por cobro del cheque, por lo que lo más común es que se organicen de forma tal que sea sólo una de ellas la que cobre los cheques de todas o que sea el jefe de albergue el que realice dicha tarea. Tampoco se les recupera a las ecónomas el dinero que gastan en viajar a las sedes donde se imparte la capacitación que reciben en los CCDI o lo que pagan a las personas que las sustituyen en la cocina cuando tienen que ausentarse del albergue. A lo anterior hay que agregar que, existe un constante retraso en la entrega de compensaciones por parte de CDI, que en algunos casos llegan a ser de hasta de 15 días. Un caso muy revelador de ello se registró, en el albergue Francisco I. Madero, de la localidad de Nuevo San Juan Chamula, en Chiapas, donde a las ecónomas y jefe de albergue no se les entregó la compensación de un mes. En su momento se les argumentó, según lo relatado por las propias ecónomas, es que ese dinero iba a ser destinado en su totalidad a otro albergue, que se encontraba en remodelación. Lo cierto es que para el personal de comunidad esto representó el no percibir el total de su salario de ese mes. Todo lo anterior hace que el trabajo de una ecónoma además de absorber tiempo completo, las mantenga en condiciones económicas sumamente precarias. Nos comenta una entrevistada: “No nos alcanza esto que nos dan, ni para nosotras y menos para nuestras familias, además por estar todo el día en el comal pues ni tiempo tenemos para nosotras mismas, para lo personal”. En general, y dejando lo económico a un lado, las relaciones entre ecónomas y personal de la CDI y la SEP se presentan como buenas, en términos de relaciones laborales. A pesar de las escasas visitas y supervisiones que las dos instituciones hacen a los albergues, producto del poco recurso humano con el que cuentan, las ecónomas reconocen tener una “buena comunicación” con estos representantes, salvo 245 algunos casos como el del CCDI de San Cristóbal de las Casas, en el que varias ecónomas se quejan de que el encargado de albergues es sumamente grosero con ellas. 7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario “Se batalla mucho con ellos sobre todo con los de nuevo ingreso y los más grandecitos, pero siempre terminan por entender... de una u otra forma...” Ya se mencionó con anterioridad que las responsabilidades de las ecónomas no se limitan a la preparación de los alimentos. Debido a la carga de trabajo administrativo que tienen que cubrir mensualmente los jefes de albergue37, o por la irresponsabilidad que definitivamente presentan algunos de ellos, son las ecónomas las encargadas del cuidado de los niños, así como de la organización para la realización de las comisiones correspondientes a cada día. Existe una especial relación de confianza entre las niñas del albergue y los niños más pequeños con las ecónomas, las primeras por tratarse de una relación de identificación genérica y los segundos por la falta de la figura materna, que sin duda se encarna en estos miembros del personal del albergue. Los niños más grandes suelen mantenerse más a distancia e incluso muestran, como rasgos propios de la edad, cierta indisciplina y rebeldía. Comenta una ecónoma de Chiapas: “Las niñas siempre están con nosotras y nos apoyan en las tareas de la cocina, pero los niños no pues se sienten muy machos”. Los métodos que cada ecónoma utiliza para “mantener el control y la disciplina” de los beneficiarios son variados, y van desde el diálogo hasta los regaños, gritos y, en algunos caso, los golpes. 37 En Chihuahua los períodos se manejan en bimestres. 246 Hay factores que determinan sustancialmente las formas de relación que se llevan al interior de los albergues, entre ellos el uso de la lengua indígena para la comunicación entre el personal del albergue, pero sobre todo con los beneficiarios. Si bien es cierto que la pérdida de la lengua originaria se presenta como un problema en constante crecimiento dentro de las comunidades indígenas, en la mayoría de los albergues que se visitaron se describió como “importante y muy necesario” su uso para la comunicación y entendimiento con los niños. Casos como los de los estados de Chihuahua, Nayarit y Guerrero sobresalen, pues en más del 60% de los albergues que se visitaron la lengua materna se ha dejado de usar por parte de los niños, a pesar de que algunas ecónomas sí la hablen. Nos comenta una ecónoma de Guerrero “Yo si hablo la lengua, mi compañera no mucho, pero ya no importa tanto porque los niños sólo hablan el español, les apena hablarlo”. Pero no es la pérdida de la lengua el único problema que afecta la comunicación entre ecónomas y beneficiarios. Por ejemplo, como uno de varios casos, en el albergue “José María Morelos”, de la localidad de Majeval, en Chiapas, las ecónomas hablan lengua indígena, pero no la misma que los niños: “Nosotras hablamos el tzeltal, pero los niños el tzotzil, por lo que tenemos que comunicarnos en español, y a veces muchos de ellos no nos entienden...eso es un problema”. Esta es una de las consecuencias que acarrea la colocación de personal en albergues de regiones que, en términos culturales, no correspondan a los propios de dicho personal, y que no considera características básicas para que el desempeño de estos elementos operativos se lleve a cabo de manera adecuada. En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en 247 prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín médico. No obstante y sin lugar a dudas, es la ecónoma la persona que más tiempo pasa al cuidado de los niños durante su estancia en los albergues, desde que amanece y les dan sus primeros alimentos hasta que cae la noche y los llevan a sus dormitorios. Es muy común que en el dormitorio de las niñas siempre se tenga una cama destinada a una ecónoma. 7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del albergue: una mirada desde la cocina “No joven, si refri si tenemos, y está bien bonito....lo que no tenemos es luz pa´ echarlo a andar” Leandra Velasco Ecónoma de Chihuahua Entre los problemas más frecuentes que se presentan desde la cocina, y que, por consiguiente, afectan directamente a la operación del programa y al eficiente cumplimiento de uno los objetivos primordiales de los albergues, es decir, la alimentación de los niños, se ubica en la falta de ciertos recursos e insumos básicos. Sin duda, la falta de agua es el problema central, detectado en más del 80% de los albergues. En ocasiones solamente es por temporadas (de secas), pero en estados como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el año. En palabras de una ecónoma: “Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y como esa es tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya no se diga que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el aseo de los niños, sino para la misma preparación de los alimentos”. En segundo lugar, la falta de gas o el “poco recurso” que se da como gasto de operación, y que por lo general está destinado a la compra, entre otros, de este insumo, 248 afecta sustancialmente la dinámica de la cocina. En los casos en los que los albergues cuentan con estufa de gas (que cabe decir, no son la mayoría), el recurso es insuficiente para cubrir el período mensual. Ésta es una de las causas por la que la principal forma de preparación de tortillas, por poner un ejemplo, sigue siendo a base de leña. Pero si la cantidad de gas apenas suele ser “suficiente” y debe ser “racionada” dentro de la cocina, es impensable el uso del recurso para el baño y aseo de los niños. También como fundamental se presenta la falta de energía eléctrica de calidad como problema detectado por las ecónomas. Casi un 100% de los albergues visitados en los estados de Chihuahua, Nayarit y Chiapas han tenido que implementar formas alternativas para la obtención de energía eléctrica –como el uso de foto celdas- que desafortunadamente no brindan el servicio óptimo para el buen funcionamiento de ciertos aparatos electrodomésticos indispensables dentro de la cocina, por ejemplo, de un refrigerador. Por otro lado, ya no sólo se presenta el problema de insuficiencia de los de recursos económicos para cubrir las necesidades de los albergues, en este caso de las que se manifiestan dentro de la cocina, sino que además el retraso en la entrega de tales recursos suele provocar más descontrol. Con períodos que llegan hasta los 15 días de retraso, el personal del albergue se ve obligado a tomar medidas que le permitan el que “los niños no se queden sin comer”, y éstas van desde el pedir prestado hasta el poner “de su propia bolsa” para comprar lo necesario. Además, recordemos que como se comentó anteriormente, este retraso se presenta no sólo en la entrega de recursos y víveres para la operación del albergue, sino también en la entrega de compensaciones al personal que labora en ellos. En menor medida pero también como problema detectado por nuestras entrevistadas, se presenta la entrega – por parte de DICONSA- de productos en mal estado o a punto de caducar. Sin embargo, en los casos en los que se reportó dicho problema también se dijo que es resuelto con facilidad: “Les decimos que nos cambien las cosas y lo hacen, no batallamos mucho con eso”, comentaron. 249 Falta o mal estado de los utensilios de cocina (ollas, platos, vasos, etc.), estufas en malas condiciones que representan un peligro latente tanto para las ecónomas como para los niños y espacios e instalaciones destinados a la preparación de los alimentos insuficientes o “cayéndose de viejas”, se suman a la lista de factores negativos reportados por las ecónomas durante la evaluación de campo. En cuanto a la problemática que se refiere a la serie de relaciones internas y externas que se presentan en torno a los albergues, y que afectan directa o indirectamente su trabajo, tenemos que las ecónomas reportan lo siguiente: Por un lado, la falta de cooperación y apoyo por parte de los padres de familia en las actividades del albergue. Siendo en muchos casos ellos los encargados de proveer al albergue de recursos como la leña y el agua, el que dejen de participar genera descontrol y mal funcionamiento. Esta actitud es percibida por las ecónomas en general como una “indiferencia” por parte de los padres. Nos comenta una de ellas: “Aquí nos los traen [a los niños] los domingos o el lunes temprano y ya, se olvidan de ellos, a muchos no les interesa o prefieren estar tomando que hacerse cargo de ellos”. Si bien tal “desinterés” puede ser uno de los factores que da explicación a la falta de participación de los padres de becados en los albergues, otro que sin duda influye y de manera importante es la distancia a la que viven con respecto a la ubicación del albergue. Con jornadas de camino que van de la 1/2 hora a las 4, 5 o hasta 14 horas (en el caso de Chihuahua) es impensable que los padres de familia puedan estar al pendiente de lo que ocurre en el albergue diariamente. En Puebla se ha presentado una alternativa a este problema, que hasta cierto punto parece viable, y es que para la integración de comités de apoyo uno de los requisitos es ser habitante de la comunidad sede. Pero sin duda es una medida que tendría que pensarse y adaptarse al contexto particular de cada región del país. En cuanto a otra interacción que se lleva a cabo en el albergue y que, en términos de su funcionamiento operativo directo se presenta como crucial, hay aspectos que se 250 deben rescatar. Nos referimos a la interacción protagonizada por jefes de albergue y ecónomas, Mientras que en la mayoría de los albergues visitados dicha relación se describe como buena, cooperativa y fluida, hay casos que llaman la atención, por ser la excepción a la regla. Tal es el caso del albergue de la localidad de Majeval, Chiapas, en el que la mala relación entre la jefa del albergue y las ecónomas repercute directamente en el óptimo funcionamiento del albergue, sobre todo en una mala alimentación de los beneficiarios. Las ecónomas argumentan que la jefa no les apoya en absoluto dentro de la cocina, pero que además se desentiende de otras de sus funciones, como el cuidado de los niños. Sin embargo la jefa del albergue reportó que son las ecónomas las que no cumplen eficientemente sus tareas. Independientemente de quien tenga la razón en la discusión, lo cierto es que se evidencian fricciones cuyo origen, entre otros factores, pueden ser la posesión del control y autoridad dentro del albergue. Este tipo de problemas se ven acentuados cuando alguno de los dos personajes es nuevo en el albergue o cuando, por su antigüedad en el puesto, se han generado cotos de poder que difícilmente están dispuestos a compartir. Por otro lado, la falta de apoyo y “supervisión constante” por parte de las instancias correspondientes –CDI / SEP- es detectada como fundamental para que los albergues no presenten un buen funcionamiento. Aunque este problema tiene mucho que ver con la falta de recurso humano dentro de los CCDI y la gran carga de trabajo que tienen que cubrir, sin dejar a un lado los casos de explícita desatención y falta de compromiso que presenta parte del personal que atiende a los albergues, pero el hecho es que las ecónomas, como elemento operativo directo del PAEI, exigen una solución perentoria a sus necesidades o –como comenta una ecónoma de Veracruz- “por lo menos” que la gente encargada del Programa “se den más vueltas por los albergues, para que vean cómo está la cosa realmente”. 251 Si bien la ecónoma lleva su vida laboral diaria dentro de la cocina, esto no la excluye de estar al pendiente de lo que acontece en el resto del albergue, y por lo tanto, de las carencias, problemas o necesidades que se presentan. Entre las observaciones más recurrentes por el grupo de ecónomas entrevistadas, en torno a la problemática de los albergues se encuentran las siguientes: falta de equipo en dormitorios, baños y aulas, instalaciones en pésimas condiciones, falta de personal para la atención adecuada de los niños, falta de material didáctico y tecnológico para mejorar la educación académica de los becados, falta de actividades extra escolares culturales y deportivas, falta de atención médica de calidad y constante tanto a becados como al personal del albergue, entre otros. Por último, es importante mencionar que las ecónomas están concientes de que deben ser incluidas dentro de las acciones que se lleven a cabo para hacer frente a esta problemática, como actores interesados que son en el Programa, sobre todo en lo que respecta a la organización y elaboración de las gestiones específicas que cada asunto requiere. 7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones No hay duda de que el mayor problema expresado por las ecónomas gira en torno a su situación laboral y económica. Bajos salarios y compensaciones, así como retraso en la entrega de los mismos, nulos derechos contractuales y extensas jornadas de trabajo son lo más reiterado por ellas al momento de reflexionar sobre la problemática de su vida dentro de los albergues. Sin embargo, al preguntarles si estaban satisfechas con su trabajo la inmensa mayoría respondió que sí, que les gusta laborar en los albergues y que lo hacen con agrado y dedicación, tanto en lo que se refiere a las actividades propias de la cocina como a lo que concierne al trato con los niños, pero que a pesar de ello la paga es muy poca. Solamente uno o dos casos respondieron que definitivamente no les gustaba lo que hacían y otros pocos que además de que les gustaba les parecía bien lo que les pagaban. 252 En ese sentido el instrumento arroja datos claros sobre las percepciones económicas de las ecónomas, las cuales están muy por abajo, de lo que supone el alto valor agregado de su trabajo. Sin embargo encontramos que la ecónoma disfruta su trabajo, el trato con los niños y la vida del albergue, que se siente identificada con su papel de “gran madre” y lo asume con gusto. Por otro lado, para la mayoría de ellas el Programa, a pesar de sus limitaciones, es un gran apoyo para los niños de las comunidades indígenas y funciona bien, dentro de las características que cada estado presenta. Sin embargo, es claro que dicho beneficio es percibido más en el ámbito de la alimentación y la nutrición de los becados y en segundo plano lo que se refiere a los procesos educativos y culturales. Es necesario hacer puntual insistencia en que las condiciones laborales, contractuales, económicas y de infraestructura en las que laboran las ecónomas deben de cambiar. No obstante que, como atención a las recomendaciones presentadas en la evaluación anterior, la compensación a ecónomas aumentó en un 25% para el 2006, ello no compensa el valor real de su trabajo. Para concluir, y a manera de “puntos”, se mencionarán las sugerencias más recurrentes que las ecónomas expresaron durante las entrevistas cuyo objetivo es el de mejorar tanto sus propias condiciones de trabajo como el funcionamiento del PAEI en general: Aumento de salarios y compensaciones. Otorgamiento de prestaciones laborales de ley. Aumento de recursos en general para la operación de los albergues. Pago de viáticos. 253 Que se les permita que sus hijos, becados o no, puedan comer en el albergue. Mejorar la administración de los recursos ya existentes. Evitar los retrasos en la entrega de recursos, salarios y compensaciones. Introducción de servicios: agua, luz, gas, etc. Reparación – remodelación o, en muchos casos, reconstrucción de instalaciones. Creación de espacios de recreación para los niños. Compra de equipo nuevo para cocina, dormitorios y baños. “Dejar de hacer tortillas”, es decir, que se compren. Más y mejores capacitaciones en cuanto a nutrición se refiere. Asignar más personal al albergue, tanto para las cuestiones propias de la cocina como para la atención y asesoramiento académico de los niños. Instalación de aulas de cómputo y capacitación para su uso. Desarrollo de actividades deportivas y culturales. Motivar la participación de los padres de familia. Mejorar la comunicación entre el personal del albergue (ecónomas - jefes de albergue). 254 Incentivar la buena conducta de los niños y la participación en las actividades de los albergues. Incrementar el número de visitas de supervisión a los albergues por parte del personal de CDI y SEP. 7.3 El Comité de Padres de Familia En este apartado se trata de conocer cómo contribuye el Comité de Apoyo de Padres de Familia para alcanzar la participación comunitaria y lo referente a la contraloría social que se estipula en las reglas de operación del programa 2004. La participación y colaboración de la comunidad son determinantes para la gobernabilidad, es un indicador de la aceptación de los mandantes respecto del mandatario. De ahí la importancia de generar mecanismos de participación y colaboración de la gente en los programas de gobierno. En términos de los comités de apoyo su participación corresponde a la voluntad de los padres de familia, que eligen a sus representantes mediante una asamblea de padres de familia, se vota por quienes se considera tienen mejores cualidades de responsabilidad, compromiso, etc. Su encargo es de un ciclo escolar. El análisis esta compuesto por cinco apartados, el primero parte de la explicación de cómo intervienen los diferentes actores institucionales para lograr el objetivo del programa, beneficiar a los niños y niñas indígenas. Considera la parte de los resultados de la entrevista en que se manifiesta que los comités son un actor activo en la realización de actividades de mantenimiento, limpieza, vigilancia y promoción del albergue. En el segundo apartado se destaca la función de contraloría social del comité de apoyo, y las actividades del mantenimiento que realiza el comité de apoyo. En el tercer apartado se analiza la participación de hombres y mujeres dentro del comité de apoyo, así como la promoción de la convocatoria del albergue y la oferta y demanda de 255 ingreso. En el cuarto apartado se hace una descripción de las consideraciones que tiene el comité de apoyo sobre la calidad de la alimentación y la infraestructura en el albergue y lo relacionado a los proyectos productivos que se impulsan en los albergues escolares indígenas. En el quinto apartado se trata de elucidar propuestas y conclusiones respecto a la participación de los padres de familia a partir de los comités de apoyo. 7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia El Programa de albergues escolares indígenas como política de atención del gobierno federal por más de 30 años implica a su vez una corresponsabilidad entre las autoridades responsables del Programa así como de los actores sociales que se encuentran en comunidad: autoridad comunitaria, padres de familia, ayuntamiento, clínicas de salud, etc. Todo ello en claro beneficio de los niños que son la población objetivo del PAEI. Cuadro 7.6. Actores en torno a la formación del niño Relaciones externas Comunidad Relaciones internas Sede Albergue Ecónomas Comunidades aledañas Mtro. CONAFE Niño Jefe de Comité Autoridad albergue de Padres Comunitaria Escuela SEP CDI Fuente: Elaboración propia a partir de las Reglas de Operación. De esta forma se puede apreciar en el cuadro 7.6, la dinámica que se genera entre los actores involucrados en la formación de los beneficiarios. Se ubica en el centro del esquema al niño en general como beneficiario del Programa, relacionado intrínsecamente por dos tipos de relaciones, una interna y otra externa. 256 La primera se refiere al contacto que tiene durante su estancia en el albergue con diferentes instituciones, que se han coordinado para realizar actividades en su favor. Se tiene presente al Jefe de albergue que es el responsable ante la CDI de aplicar el programa en la comunidad. Las ecónomas que son las responsables de preparar los alimentos durante la estancia de los niños en el albergue. El maestro asignado por el Conafe es el apoyo que se brinda para aclarar dudas que se generan durante las clases escolares de los niños. Los Comités de Apoyo de los Padres de Familia es una instancia comunitaria conformada por los padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen en asamblea al inicio de cada ciclo escolar, tienen a su cargo responsabilidades de organización y realización de actividades que procuran el objetivo del programa38. La relación externa se establece con instituciones de gobierno a nivel federal, estatal y municipal. Como instituciones federales y estatales se identifica a la Comisión Nacional para la Atención de los Pueblos Indígenas (CDI), en general, en particular las Delegaciones estatales y los respectivos Centros Coordinadores a nivel regional, la Secretaria de Educación Pública (SEP) encargada de reconocer los estudios que realizan los beneficiarios del programa en sus respectivas escuelas a la que asisten los niños; tanto de la comunidad sede como de localidades aledañas. La Autoridad Comunitaria es la responsable de vincular a la comunidad con las autoridades del municipio respecto a la colaboración que se requiera, la Comunidad Sede es el lugar donde se ubica el albergue, las comunidades aledañas son los territorios de donde provienen los beneficiarios. De esta manera se tiene en general una amplia descripción de quienes intervienen en el Programa. En particular interesa para este análisis conocer cuál es el papel que desempeñan los comités de apoyo y cómo es que perciben su colaboración dentro del albergue escolar indígena. 38 CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) (2004), Reglas de Operación 2004, México, D. F. 257 Otra de las razones para destacar la participación de los padres de familia es la que reconoce la Dirección General de Educación Indígena de la Subsecretaría de Educación Básica y Normal en los Lineamientos Generales para la Educación Intercultural Bilingüe para los niños y las niñas Indígenas en los numerales 14 y 15 que mencionan lo siguiente: 14.- La educación intercultural bilingüe para las niñas y los niños indígenas promoverá la participación de la comunidad educativa y de las autoridades, organizaciones e individuos de la comunidad indígena tanto en la definición de los propósitos y contenidos educativos, como en el desarrollo de los procesos que se realicen para lograrlos. Lineamiento 15.- La educación intercultural bilingüe para las niñas y los niños indígenas promoverá la participación de la comunidad educativa, de la comunidad indígena y de la comunidad en general como mecanismo de control social de la oferta educativa39. De tal forma la importancia de la participación de la comunidad en el proceso de enseñanza es determinante, para lograr la inserción de las comunidades en la educación sin que pierdan su identidad, sumado a la necesidad de incluir en el proceso a los agentes que impulsen su desarrollo. Con lo anterior, la aplicación de la entrevista a Comités de Apoyo de Padres de Familia ha dado como resultado en la muestra a 65 albergues escolares, que ellos son un actor activo en la cooperación para la realización de actividades de mantenimiento, limpieza, vigilancia y la promoción de las actividades del albergue hacia las comunidades. Un comité de apoyo se crea como un dispositivo de participación de las comunidades aledañas y / o de la comunidad sede. A principios de cada ciclo escolar, se elige a sus integrantes. En general los comités de apoyo fueron electos en este ciclo escolar. 39 SEP (Secretaría de Educación Pública) (1999), Lineamientos Generales para la educación intercultural bilingüe para las niñas y los niños indígenas, México, D. F., versión pdf. 258 Lo anterior permite establecer por el comité una responsabilidad compartida, debido a que asume la representación como una delegación del grupo de padres de familia, por ciertas características: vivir cerca del albergue, el grado de responsabilidad que se conoce del padre o madre de familia, además de confiar su actuación en beneficio de los niños en el albergue, por citar algunas, en otras se obliga a su cumplimiento como el caso de la entrevista en el albergue Francisco I. Madero en el Municipio de las Margaritas, Chiapas en donde la selección e integración del comité se hace en asamblea pero de no aceptarse por el padre de familia se le obliga (moralmente), no hay marcha atrás, debe aceptarse sin pretexto alguno. La responsabilidad del comité de apoyo se traducirá en la rendición de cuentas a partir de lo realizado, en una asamblea de padres de familia por lo general se expresa que es lo que se ha hecho, en algunos casos, la información se proporciona al Jefe de albergue, a la autoridad de los Centros Coordinadores o el municipio, indistintamente. Las reuniones se efectúan en diferentes periodos: semanal, quincenal, mensual, bimestral, trimestral o anual. 7.3.2 Controles sociales Otro de los mecanismos de participación que se atribuye a los comités de apoyo es que tienen una función de contraloría social, entendiendo por ello a la participación de las comunidades indígenas en las actividades y propósitos del albergue en general, en lo particular verifican las actividades del jefe de albergue, las ecónomas. Además supervisan el proceso de abasto y adquisición de los alimentos, el mantenimiento y vigilancia en general del albergue. 7.3.3 Información proporcionada Para la toma de decisiones es importante que se proporcione a los padres de familia información respecto a la organización y funcionamiento de los albergues, garantizando con ello tomar decisiones en colectivo y no quedar como un ente pasivo. 259 De esta manera la información permite establecer en el individuo criterios que den pauta a tomar una decisión. El origen de está deber ser de primera fuente. Con resultados obtenidos de los entrevistados se sugiere que siete de cada diez recibe información de la situación del albergue a través del jefe de albergue, con ella se conoce el funcionamiento laboral que hay en el albergue: CCDI - jefe de albergue – ecónomas – maestro CONAFE; la relación de responsabilidades y derechos de los niños durante su estancia en el albergue; las actividades de mantenimiento, limpieza y vigilancia, y la relación de control del gastos mediante un acompañamiento que se da al jefe de albergue en las compras de frescos y la revisión de notas y facturas para su integración en un informe de gastos mensual que se envía al Centro Coordinador Indígena respectivo. En su mayoría los comités han recibido información sobre el uso que se le da al dinero por el jefe de albergue. 7.3.4 Características del mantenimiento En otra de las intervenciones del comité de apoyo es la que se refiere al mantenimiento en el cual se promueve la participación para efectuar reparaciones menores como las siguientes: cercado perimetral, reparación de bancas, en el caso de alguna construcción en el albergue los papás hacen desde la mezcla hasta la pega de tabiques, etc., y en general hacen el chapeo (poda de arbustos y limpieza de caminos comunes, canchas, patios), en la mayoría de los casos las mujeres participan en la preparación de alimentos y actividades relacionadas a la cocina del albergue, también lo hacen en actividades de limpieza, barrer, lavar pisos. Es necesario mencionar que en el mantenimiento poco más de la mitad de los entrevistados realiza actividades sin contar con un programa definido para tal fin, su actuación es eventual, no existe una noción sobre la prevención del deterioro de las instalaciones para su anticipación a las reparaciones o sustituciones diversas. Es decir al hacerse un mantenimiento correctivo no se prevé su obsolescencia en el mediano 260 plazo, ni por el Jefe de albergue ni por el Comité de apoyo, sólo hasta que nuevamente aparece el “problema”. Cuando existe un plan de mantenimiento los integrantes de Comité de apoyo mencionan que sí fueron considerados para su elaboración y aplicación, pero este es de carácter semanal o mensual nunca anual como lo establecen las Reglas de Operación. 7.3.5 Participación Comunitaria 7.3.5.1 Participación de Hombres vs. Mujeres La participación de los padres de familia por género en el comité de apoyo en primer lugar, en la mayoría de los casos es realizado por los hombres y en menor medida la participación de la mujer. Es importante destacar que la participación como tal en alguna actividad que beneficie a la comunidad es en su mayoría socialmente reconocida, principalmente quien va a ocupar el espacio social es el hombre como una cuestión de socialización y reconocimiento del otro, mientras que a la mujer, por su papel dentro del hogar, su participación sólo le es reconocida por la comunidad cuando su pareja esta ausente o cuando es madre soltera. Aunque también es prudente señalar que la participación de hombres y mujeres será reconocida en mayor medida en los lugares que estén próximos a ciudades con mayor población. 7.3.5.2 Promoción Las actividades de promoción para ingresar al albergue la realizan en conjunto el Jefe de albergue, las Ecónomas y el Comité de apoyo. En particular el comité de apoyo utiliza las estrategias de pega de carteles, reuniones en comunidades, envían mensajes desde la radio comunitaria a las comunidades, se visita las casas de los niños e invita a los padres para que asistan al albergue. Antes de salir de clases los maestros invitan a 261 los niños y padres de familia para que al nuevo ciclo escolar lleven a sus hijos al albergue. 7.3.5.3 Oferta y demanda de ingreso Los comités entrevistados expresan que existen niños que podrían ingresar al albergue pero no realizan el trámite de ingreso debido a ciertas situaciones entre las que destacan: la lejanía del albergue respecto a la ubicación de su domicilio, por otro lado la percepción de que se ha generado en los albergues mala fama respecto al trato que se da a los niños durante su estancia y al tipo de alimentación que se brinda, hay ocasiones en las que se les da carne, verduras, u otro alimento y no están acostumbrados, no les gusta, por ello no recurren al albergue para ser becados y continuar con sus estudios. Otro factor son los deberes a los que están sujetos los niños durante su estancia en el albergue y en algunos casos a la desconfianza que se genera en los padres de familia cuando se trata de sus hijas, no creen conveniente el dejar asistir a sus hijas a los albergues, por quedar vulnerables a la socialización con niños del sexo opuesto. Aunado a ello existen comunidades aledañas que no envían a sus niños al albergue debido a que en su comunidad cuentan con el nivel y grado escolar de acuerdo a la edad del niño. Es decir cuentan con educación preescolar, primaria y en algunos casos con secundaria y bachillerato, según sea el caso. O en definitiva los padres de familia no consienten el estudio en sus hijos y por lejanía. Los entrevistados en la mayoría de las veces señala que la selección de los niños se hace a partir de los criterios de necesidad económica en la familia a beneficiar y la lejanía de la comunidad origen del niño. También en algunos casos se considera cubrir los requisitos de ingreso por los padres de familia, en donde los padres tienen que hacer meritos desde un año antes, 262 obligándose a participar dentro del comité de padres y sujetos a evaluación por la asamblea de padres de familia y llegado el momento de solicitar el ingreso de los niños, se sujeta al resultado de los votos, lo que determina el ingreso del niño. En el caso de albergue Sor Juana Inés de la Cruz en Ixmiquilpan, Hidalgo se les pide a los jóvenes presenten examen de conocimientos previos y la calificación en su boleta de grado anterior debido a que en este albergue sólo se proporciona el grado de bachillerato. Con lo anterior se cumplen algunos criterios de elegibilidad descritos en las reglas de operación para el programa de albergues y se conoce de otros que las propias comunidades consideran necesarios para el ingreso de los niños al albergue. En general la participación de los padres de familia se limita en este aspecto, ya que el Jefe de albergue decide sobre el total de solicitantes a ingresar al albergue. En algunos casos sí participan los papás y el jefe de albergue en la selección de los niños. Esto origina un problema en el diseño de la participación de los padres en las reglas de operación, debido a que se evita que los padres participen en la selección de los niños, cuando se dice que es una de sus atribuciones. Cuando se integra el comité de apoyo, al inicio del ciclo escolar, no cuentan con conocimientos respecto al funcionamiento del albergue, no pueden entonces participar en la selección de los niños debido a que ya están en clases. Lo que se traduce en la necesidad de capacitar a los comités de padres que están por ingresar. La promoción se hace a fin de ciclo escolar bajo la responsabilidad del comité que esta por terminar su gestión, de tal forma sólo se promueve el ingreso y se hace a un lado la participación del comité en la selección de los niños. Al incorporarse el nuevo comité no sabe que hacer, requiere de información, de capacitación y sólo se limita a conocer y promover reuniones de organización de tareas para el beneficio del albergue (v. Cuadro 7.7) 263 Cuadro 7.7. LÍMITES DE LA PARTICIPACIÓN DEL CAPF Ciclo escolar 0 Se elige a comité de padres Se hace el plan de mto., anual Se promueve la convocatoria del albergue Transición de CAPF 1 0 Ciclo escolar 1 Se hace el plan de mto., anual y mensual Se elige a un nuevo comité de padres Se promueve la convocatoria del albergue Fuente: Elaboración propia. La opinión que tienen los comités de apoyo respecto al sexo de los niños al momento de ingresar al albergue en su mayoría mencionan que no les importa si son más niñas o niños, todos tienen derecho de participar y el hecho de mencionar que la estructura de ingreso sea equitativa, no lo ven como factible debido a que sí se presentan niños al principio de las inscripciones no pueden cerrarle las puertas, y viceversa. Tres de cada seis comités de apoyo consideran que tiene que darse el apoyo a la comunidad sede con algunas becas para sus niños, ya que en algunas comunidades se privilegia a los niños de las comunidades aledañas, solo que en estas ya hay escuelas y no acuden los niños por esta situación. Se reconoce que todos tienen derecho de participar en el albergue escolar indígena. Una cuarta parte rechaza este esquema, debido a que en sus comunidades aún existe la carencia de escuelas y el albergue escolar es un expediente para recibir educación formal. 7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos 7.3.6.1 Alimentación En este apartado la mayoría de los encuestados considera que los alimentos que se proporcionan a los niños durante su estancia en los albergues son buenos ya que incluyen en su dieta diaria alimentos variados, tales como carne, verduras, frutas, leche, 264 huevo, etc. Otra idea es que al ser una alimentación balanceada y mejor a la que reciben en su casa, los niños al tener contacto con alimentos que no son de su consumo diario, carne de pollo, res o pescado, llegan a tener problemas de digestión que al consumirlos de manera regular se van adaptando y obtienen mayores beneficios. Debe destacarse la responsabilidad que asumen los padres de familia respecto al cuidado y vigilancia de lo que consumen los niños en el albergue, por ejemplo en el estado de Guerrero en el municipio de Ahuacuotzingo en el albergue Vicente Guerrero el comité supervisa los alimentos, que la carne este fresca, los alimentos no estén crudos, las tortillas no se sirvan quemadas, la cantidad sea adecuada para los niños. Por otro lado, debe motivarse la participación de los comités de apoyo para evitar los abusos por autoridades del albergue y promover la colaboración entre las autoridades del albergue y padres de familia para contrarrestar lo que sucede en el albergue “Motolinía”, en Guadalupe y Calvo en el estado de Chihuahua en donde la Jefa de albergue a decir de los entrevistados “Sí se les da de comer bien (a los niños), pero a veces no mucho, porque la jefa se lleva las llaves del almacén y hay poquita comida, un día no comieron los niños por eso. Saca la comida del almacén y se la lleva”40. Sin duda la intención de permitir la participación y acompañamiento en la gestión de los albergues por los padres de familia se vuelve prioritaria. Otro ejemplo respecto a cómo ha cambiado la situación de los albergues, se tiene en el estado de Puebla, en el albergue México en el municipio de Zautla, dice la profesora Felicitas Huerta Vázquez que “antes sufrieron porque no se aseguraba la alimentación para todos, no alcanzaba y tenían que salir a pedir el apoyo de los vecinos, ahora ya se cuenta con los alimentos que ellos necesitan y se les proporcionan sus tres comidas”41. 40 (2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “Motolinía”, en el municipio de Guadalupe y Calvo en el Estado de Chihuahua, N° de control 20. PAEI. 41 (2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “México”, en el municipio de Zautla en el Estado de Puebla, N° de control 44. PAEI. 265 De ahí que sea prudente contar con los alimentos necesarios y adecuados para la región en donde se ubica tanto el albergue como las localidades de donde provienen los niños, por ello es indispensable que desde la propia CDI se promueva una dieta no genérica sino especifica a nivel regional con la que se contemple las necesidades de las comunidades a partir de expertos en el tema nutricional. Ejemplo de ello es lo que se menciona por el comité de padres en el albergue José María Luis Mora en el municipio de Hidalgotitlán en Veracruz donde hay un nutriólogo que diseña un menú adecuado para los niños. 7.3.6.2 Condiciones de infraestructura Sin duda el hospedaje es otro de los rubros a considerarse por el Programa. Los entrevistados mencionan que las instalaciones de los albergues son inadecuadas, sus respuestas en la mayoría fueron negativas, resaltando las necesidades de mantenimiento en general del albergue, la ampliación de las actuales construcciones; cocina, comedor y dormitorios principalmente. Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes. En dormitorios proveer de literas y colchones nuevos. Además de dotar de instalaciones para el almacenamiento de agua. Ejemplo de lo anterior es lo señalado en la entrevista hecha al comité de apoyo del albergue 16 de septiembre en el municipio de Guachochi, Chihuahua en cuya respuesta se expresa lo siguiente ”Pregunta 17. ¿Consideran que las instalaciones del albergue son adecuadas (dormitorios, cocina, comedor, baños, sala de usos múltiples, etc.)?, ¿por qué? R= “No, porque duermen 6 niños por cama, les hacen falta literas”. Otro caso similar es el que se presenta en el estado de Hidalgo en el municipio de Xochiatipan en el albergue Bartolomé de las Casas en el que “(…) duermen tres niños en una cama, las camas son individuales, se han solicitado camas y no hay respuesta… el área de comedor es sumamente reducida para los 92 niños del albergue, hay ‘boiler’ pero no hay gas (…)”. 266 En cuestión de recreación se solicita la realización de áreas de esparcimiento que contengan una cancha y juegos infantiles. Y la construcción de salones de usos múltiples para realizar sus tareas, juegos de mesa, talleres y reuniones. Ejemplo de lo anterior es lo que se mencionan por parte del comité de apoyo del albergue escolar de “Margarita Maza de Juárez” en Las Margaritas, Chiapas en donde se responde que las instalaciones no son las adecuadas porque falta agua, cancha y utensilios de cocina. 7.3.6.3 Proyectos productivos En este aspecto, los comités de apoyo señalan en una cuarta parte que si cuentan con algún tipo de proyecto productivo. El resto menciona que no ha tenido participación alguna en la realización de algún proyecto productivo. Esto es importante debido a que los albergues son espacios en los que se fortalece la identidad cultural, se reproducen las creencias, la cultura, los “saberes” que han predominado en alguna comunidad, la lengua materna, la forma de cultivar ciertos productos, etc., y su ausencia se puede entender por un lado a la falta de importancia que se le da a los cultivos por parte de quienes dirigen el albergue y a la falta de apropiación por los padres de familia de estos espacios educativos para transmitir sus conocimientos sobre prácticas agrícolas y cría de animales de traspatio. En las actuales circunstancias de los albergues, los proyectos productivos son inviables sin la participación de la comunidad. De los casos en los que se destaca la importancia que tienen los proyectos productivos señalaremos solo dos de ellos, ambos en el estado de Chiapas, el primero en el municipio de Nicolás Ruiz en el albergue “Jaime Nunó”: “El maíz que cosechan se lo compran a $1300 ó $1600 la tonelada y al año ellos producen entre una o una y media tonelada.” El segundo albergue, “Everardo Hernández Pérez”, ubicado en el municipio El Porvenir: “El terreno donde siembran la papa es rentado y el costo es de trescientos pesos la cuerda…, de una cuerda obtienen mil kilos y lo venden a tres pesos el kilo más o 267 menos. Se siembra en marzo para cosechar en julio. En el mes de agosto pasado hubo cosecha de papa“. De esto es imperativo apoyar a los albergues para que se cumpla lo dispuesto en las reglas de operación del programa de albergues escolares en donde plantea que el excedente en especie y/o en efectivo que generen los proyectos productivos de los albergues se destinarán para la reinversión en las necesidades de los mismos y serán supervisados por los Comités de apoyo de padres de familia. Ante esto se supone la acción de realizar en cada albergue algún proyecto productivo pero en la práctica es una actividad secundaria o sin importancia. 7.3.7 Algunas consideraciones al tema La importancia que adquiere la participación en la aplicación de programas sociales es por de más relevante. En el caso del Programa de Albergues Escolares Indígenas (PAEI), se observa su valía a través del Comité de Apoyo de Padres de Familia con el cual se garantiza de algún modo el desarrollo del Programa. En la actualidad la operación del PAEI cobra importancia, en la medida en que satisface las necesidades de las comunidades donde tiene presencia. A partir de este análisis se conoce la opinión que tiene el Comité de Apoyo a partir de su contacto con la vida cotidiana de los albergues y de las propuestas que hace para mejorar la calidad del servicio en beneficio de los niños y niñas indígenas en 21 estados de la República Mexicana. Si bien con la participación de los comités de apoyo se garantiza una gobernabilidad democrática y de mínimos satisfactores es necesario y prudente capacitar a sus integrantes en lo que es el albergue escolar, la función en las comunidades donde hay albergues escolares y sensibilizar sobre la participación en las diferentes tareas que la mujer puede realizar desde la organización, dirección y ejecución de responsabilidades comunitarias y lograr una apropiación de este espacio público por hombres y mujeres indígenas. 268 El abuso del poder por quien lo ostenta tiene lugar cuando no se tiene la información sobre cómo funciona la institución y el programa. Ejemplo en una comunidad el ingreso de un niño o niña como beneficiario puede tornarse perverso si se condiciona a ciertos favores. Carecer de información respecto de qué hacer ante cierta situación obliga a los padres de familia a depender por conveniencia de quien ejerce el poder, pero si el comité y los padres de familia en general reciben una capacitación sobre sus derechos y obligaciones, el papel de los funcionarios en el albergue y su funcionamiento, disminuye la posibilidad de que se incurra en abusos, reduciéndose las anomalías cuando se logra obtener el apoyo de los padres de familia en general para alcanzar los objetivos del Programa. En circunstancias en que ha tenido lugar la participación comunitaria, se ha observado que cuando los padres de familia se quejan de un jefe de albergue lo hablan con el responsable del CCDI y en algunos casos se ha resuelto sustituyendo al Jefe. En otros casos se presiona al CCDI regional para que actúe y tome una decisión respecto al tipo de problemas que existen. Además los albergues escolares son ser espacios adecuados para el fortalecimiento cultural e identitario en las regiones en que tienen incidencia. Por ello es necesario establecer mecanismos para favorecer la participación interinstitucional real de actores sociales como el municipio, el área de salud en el municipio, las organizaciones sociales cuando las haya, la colaboración de universidades para la práctica profesional en sus aulas, la supervisión constante de las áreas de la CCDI y de su cooperación con la SEP. 7.3.8 Propuesta Suministrar una libreta a cada CAPF para el control de reuniones y levantamiento de actas de acuerdos y se suscriban por los participantes. 269 Que el CCDI correspondiente capacite a los CAPF sobre el funcionamiento de los albergues y el papel de los padres para lograr el objetivo del programa. Aprovechar los espacios del albergue en los fines de semana para proporcionar educación a los adultos, principalmente a padres y madres de familia. Editar Cuadernillos informativos sobre el funcionamiento del albergue dirigido a los padres de familia, autoridades comunitarias y al municipio. 7.4 Los Maestros o autoridades escolares El análisis de las entrevistas a las autoridades escolares en torno al funcionamiento de los albergues y del bienestar de los alumnos beneficiados, parte de la consideración central de que el Programa tiene la finalidad de dar alimentación y hospedaje seguro a niños indígenas de bajos recursos que no cuenten con escuela en su comunidad. Con la intención de facilitar el análisis de este apartado dividimos el análisis en seis temas: • Conocimiento del albergue • Calidad de vida en el albergue • Aprovechamiento escolar • Relación albergue – comunidad • Relación albergue – escuela • Recomendaciones de los maestros al Programa 7.4.1 Conocimiento del albergue Considerando que los albergues se encuentran ubicados en localidades pequeñas y que existe una relación natural (aunque no siempre sólida) entre éstos y las escuelas es comprensible que la gran mayoría de los maestros entrevistados los conozca y los haya visitado alguna vez; incluso más de uno dijo haber sido jefe de albergue en algún momento de su carrera magisterial. Asimismo saben del funcionamiento y comentan, en 270 general, que se trata de un lugar donde los niños comen, duermen y les ayudan con sus tareas; hubo quienes abundaron en la descripción del personal y sus tareas además de los mecanismos de abastecimiento. Sin olvidar que el albergue ha visto pasar ya muchas generaciones dado que su antigüedad data de más de 30 años de servicio; lo cual nos permite aseverar que éstos han asumido un papel protagónico dentro de las comunidades donde se localizan haciendo casi imposible que los maestros no tengan idea de cómo se realizan sus actividades. El número de niños provenientes del albergue que atiende la escuela nos da una referencia del vínculo existente entre ambas instituciones; dicho número oscila entre 4 ó 5 alumnos en preescolar o secundaria hasta 162 niños en primaria en los casos en que prácticamente el 100% de la matrícula procede del albergue como es común en Chihuahua y Nayarit, considerando que en estas entidades aún se mantiene el esquema de albergue-escuela ya que comparten el espacio físico, generando mejores esquemas de participación entre las dos instituciones además de compromisos y apoyos mutuos. Tomando en cuenta la ocupación media nacional de los albergues que es de 55 niños, llama la atención que existan albergues con más de cien beneficiarios sobre todo contemplando la capacidad y la antigüedad de las instalaciones, así como el mobiliario disponible. 7.4.2 Calidad de vida en el albergue Es importante tener una opinión con respecto a la calidad de vida que los beneficiarios tienen dentro del albergue si reparamos en que los niños pasan allí cinco de los siete días que tiene la semana. Podemos utilizar como indicadores en este ámbito la alimentación, la salud y la clase de alojamiento que se les ofrece. 271 Un elemento que se hizo presente de manera reiterada durante todo el trabajo de campo y que por lo tanto gran parte de los entrevistados resaltó fue el de la alimentación, éste es para muchos el principal beneficio que obtienen los becarios y al cual se le atribuyen otros logros como el aprovechamiento escolar. Se tiene pues la impresión generalizada de que los alumnos se encuentran bien alimentados, que comen tres veces al día y variado; lo cual coincide con los resultados obtenidos en la encuesta realizada a los beneficiarios donde cerca del 80% dijeron que no se quedaban con hambre después de comer. Algunos maestros comentan que les gustaría que, por lo menos, este beneficio se extendiera a más niños. Sólo hubo dos casos en los que se dijo que la alimentación era deficiente, tratándose ambos de albergues ubicados en el estado de Chiapas. Las condiciones de salud e higiene en que se encuentran los beneficiarios son, sin lugar a dudas, factores determinantes de su calidad de vida dentro de la institución; éstas, a su vez se encuentran vinculadas con la disponibilidad de agua potable, de drenaje de algún tipo, las visitas médicas preventivas y una alimentación no sólo abundante sino balanceada, por mencionar las más importantes. En el mismo sentido también es importante señalar que los albergues escolares se encuentran distribuidos por todo el territorio nacional y por lo tanto los niños están expuestos a diversos climas y condiciones geográficas, en donde las características actuales de las instalaciones en muchos casos no ofrecen la protección adecuada. El tema de la salud cobra importancia no sólo por ser uno de los derechos de los niños sino, por que la enfermedad puede ser causa de ausentismo escolar en detrimento de uno de los principales objetivos del Programa que es garantizar la asistencia a clases. En este sentido la incidencia de ausentismo escolar por enfermedad resultó de regular impacto ya que aproximadamente la mitad de los entrevistados reportó que los niños faltan por este motivo; las enfermedades más frecuentes fueron las respiratorias (gripa y tos) y casos de fiebre sin determinar la causa, una incidencia menor tuvieron las enfermedades de la piel que además coinciden con la falta de higiene de los niños 272 asociado a la carencia de agua principalmente. Dos o tres casos aislados reportaron enfermedades estomacales y uno en específico una epidemia de salmonelosis, lo cual podría ser indicativo de la falta de higiene con que son preparados los alimentos así como su calidad. Es importante mencionar que para algunos maestros los casos de enfermedad, a pesar del ausentismo, no son considerados graves ni anormales con referencia a los parámetros locales. En cuanto al aseo personal, en general los beneficiarios se presentan a su escuela limpios salvo aquellos casos en que la disponibilidad de agua no es regular y en aquellos otros donde no existe un servicio de agua caliente y el clima frío es un impedimento para generar el hábito del baño diario, por lo que se han organizado para tomar uno o dos baños por semana, sesiones donde incluso los propios maestros participan acompañando y cuidando a los niños cuando es necesario acudir al río para tal efecto. Esta práctica es extendida en localidades ubicadas en Chihuahua y Nayarit, mientras que en Guerrero, Chiapas e Hidalgo se manifiestan de forma aislada. En lo que respecta a las características del alojamiento y la seguridad del mismo fueron pocos quienes dijeron que el albergue era inseguro, unas veces por la ubicación ya que este se encuentra cerca de un río o en las orillas del pueblo y otras, simplemente por falta de una barda que delimite el terreno, lo mismo que por compartir espacio con la escuela, como es el caso del albergue “Venustiano Carranza” en Santa Bárbara, municipio de El Nayar, en Nayarit donde a decir del maestro, los niños del albergue rompen los vidrios de la escuela cuando juegan por las tardes. En concordancia la ubicación geográfica fue considerada, en su mayoría, adecuada toda vez que los albergues se han localizado en comunidades céntricas con respecto a su área de influencia; las pocas recomendaciones de reubicación hacen referencia a realizarlas dentro de la misma comunidad por las circunstancias ya mencionadas. 273 Así, muchos de los maestros con los que platicamos reconoce que vivir en el albergue es la mejor opción aún para niños de la comunidad sede, de igual forma consideran que las necesidades de los beneficiarios son cubiertas y –de nueva cuenta- hacen referencia a la alimentación pero también al hospedaje y al beneficio que obtienen de no tener que trasladarse diariamente desde sus comunidades de origen, que como ya sabemos, se encuentran alejadas. Adicionalmente existen otros motivos en favor de su permanencia en el albergue como son los hábitos de disciplina y orden que se les inculcan o alejarlos de los malos ejemplos de sus padres, que suelen emborracharse, así como para evitar la inasistencia por motivos de trabajo ya que a decir de ciertos maestros los niños que se van a su casa a dormir (aunque comen en el albergue) llegan a faltar a clases porque se van a trabajar con sus padres, principalmente en el campo. Por el lado contrario hubo quienes argumentaron que los niños debían vivir en su propia casa apelando en favor de la convivencia familiar y los lazos afectivos que dentro de ella se generan. El maestro entrevistado en San Agustín Oapan, Guerrero nos comenta que los niños de la comunidad sede comen en el albergue pero duermen en sus casas mientras que aquellos que vienen de lejos reciben el apoyo completo y que esa forma de funcionar le parece la más adecuada. Los factores negativos que percibimos y que no debemos pasar por alto hacen referencia a que los niños pasan frío por las noches ya que no cuentan con cobijas suficientes o las ventanas carecen de vidrios, la falta de servicios médicos y deportivos de modo permanente, además de que no se habla en su lengua dentro del albergue causándoles problemas de integración y entendimiento principalmente con las ecónomas y los jefes de albergue. 7.4.3 Aprovechamiento escolar En términos del aprovechamiento escolar, la percepción del beneficio que obtienen los alumnos es muy heterogénea y llega al extremo en el que algunos maestros afirman 274 que el desempeño escolar depende más de cuestiones personales y del compromiso propio que del entorno en el que se desenvuelva el alumno; lo cual es cuestionable (y contradictorio con otras opiniones vertidas con anterioridad) si partimos de que un alumno bien alimentado, que ha cumplido con las horas de sueño necesarias para descansar y que además no debe recorrer grandes distancias para llegar a su escuela tendrá, en definitiva mayores posibilidades de obtener un mejor desempeño académico. Con respecto a la asistencia una tercera parte de los entrevistados comentó que sí se nota una diferencia a favor de los niños del albergue; mientras que el resto dijo que todos asistían a la escuela por igual. Asimismo la gran mayoría considera que el Programa sí mejora las condiciones para que los niños asistan a la escuela principalmente por razones de traslado; los que no estuvieron de acuerdo con esto creen que el jefe de albergue no tiene interés en dicho aspecto y se limita a vigilar la cuestión alimentaria, lo que es alarmante si nos preguntamos dónde están los niños si es que no asisten a la escuela. Está claro que el albergue genera un beneficio real en términos de asistencia al reducir sustancialmente los tiempos y recorridos de traslado permitiendo que los niños que vienen de lejos tengan un patrón de asistencia igualmente regular al de los niños que viven cerca de la escuela, hecho que sin lugar a dudas redunda en que los beneficiarios tengan menor incidencia de deserción escolar ya que sus condiciones de vida han mejorado. Por otra parte cabe mencionar tres casos en los que la mejoría en el nivel de asistencia se atribuye al programa Oportunidades y no al albergue; esos se encuentran, uno en Chiapas y dos en Veracruz. En cuanto a las calificaciones y el cumplimiento de tareas, las expresiones también fueron diversas. Por un lado cerca de una quinta parte de los maestros con quienes conversamos, consideran que los alumnos del albergue obtienen mejores calificaciones y cumplen con las tareas además de presentarlas con calidad, porque los niños cuentan, por lo menos, con el comedor como espacio de estudio y con el apoyo de los maestros de Conafe, además de un horario específico para tal fin; mientras los otros 275 niños son, en el mejor de los casos, supervisados por sus padres quienes desafortunadamente, con frecuencia no saben leer ni escribir. Hay que hacer mención de un albergue en Guerreo donde, por acuerdo del comité de padres, los alumnos deben tener promedio mínimo de 8 en sus calificaciones para poder acceder a sus beneficios. Paralelamente una pequeña parte comentó que los favorecidos por el Programa tienen un menor rendimiento y cumplen menos con las tareas, a pesar de los beneficios con los que cuentan; el resto dijo que no existía diferencia alguna entre los alumnos y que depende también del propio maestro de grupo y su forma de motivar a los niños para que obtengan buenas calificaciones. Otro factor que los maestros identifican en el rendimiento escolar de los beneficiarios es, precisamente la escuela de la que proceden ya que en muchos casos es de tipo “multigrado” o es de Conafe, siendo ambas consideradas de menor calidad. En contraposición a la opinión de los maestros el 70% de los niños encuestados dijo que el apoyo académico que reciben en el albergue, ya sea por parte de los instructores de Conafe o por parte del jefe de albergue sí es de utilidad para ellos. A la vez que se reconoce que el albergue mejora las condiciones de estudio y aprovechamiento escolar en los niños, se observan deficiencias al respecto; si bien es cierto que el comedor funge como espacio para realizar las tareas, y que seguramente no cuentan con dicho espacio en sus casas, se percibe la necesidad de crear un área específica para tal fin (algún maestro comentó que los cuadernos llegan llenos de grasa de comida), así como mejorar la calidad en las asesorías por parte de los auxiliares de Conafe y del propio jefe de albergue, en este sentido se hace presente la necesidad de contar con personal cada vez más capacitado con la finalidad de poder atender a los niveles medios de educación que ahora comienzan a tener más afluencia hacia los albergues. En materia de asistencia y aprovechamiento escolar es deseable que el albergue sea una referencia positiva que marque una pauta de calidad más allá de limitarse a adoptar los parámetros locales. 276 Existe un conjunto de variables que quedan fuera del alcance del Programa como son el entorno familiar y el grado de importancia y aceptación que para los padres tiene la escuela y el impacto que, en su opinión, tendrá la educación en el futuro de sus hijos; no obstante existe un obstáculo aún mayor que se relaciona con los niveles de pobreza en que se encuentra la población objetivo, ya que no se trata solamente de contar con la facilidad o el beneficio de tener uno o más hijos becados en el albergue sino de la necesidad de incorporarlos como fuerza de trabajo ya sea en la parcela propia o como jornaleros para de esta forma garantizar un ingreso monetario ligeramente mayor y con esto la subsistencia de la familia entera. 7.4.4 Relación albergue – comunidad Debemos recordar que los albergues tienen ya muchos años funcionando y por lo tanto se han convertido en un elemento importante dentro de la comunidad en la que se localizan. En este sentido tres cuartas partes de los entrevistados dijo no tener, ni haber escuchado quejas del funcionamiento del albergue, mientras que el resto dijo que sí las había y éstas tienen una variedad bastante compleja que van desde los prejuicios a los noviazgos hasta agresiones reales hacia las mujeres. Las quejas hacen referencia principalmente a las incapacidades operativas de algunos jefes de albergue (incluyendo desde deficiencias administrativas hasta el descuido de los niños), a la falta de agua y a la dotación insuficiente de alimentos, todas estas dignas de tomarse en consideración dado que afectan seriamente el desempeño del albergue y por ende el bienestar de los niños. También se hicieron escuchar otras como: la falta de participación de los padres en las reuniones y actividades del albergue, impuntualidad de los alumnos para llegar a la escuela, y los noviazgos entre los jóvenes y jovencitas del albergue. 277 En la lógica de interacción con la comunidad resulta evidente que la instalación del albergue ha generado una serie de beneficios que van desde el aumento de la matrícula escolar hasta el incremento en el consumo a través de la generación de comercio y otros servicios locales. De entre los inconvenientes relatados por nuestros interlocutores destacan la aparición de conflictos por darle, en apego a las reglas de operación, preferencia a los niños de otras comunidades y desplazar a los de la comunidad sede, siendo que éstos también lo necesitan; así como el haber recibido a alumnos de secundaria y por último podemos mencionar un caso en donde el comisario local quiere que su hijo sea el jefe de albergue, a lo que la comunidad se opone apoyando a la jefa actual. Una respuesta constante entre nuestros entrevistados fue que el albergue puede aportar a la comunidad, además de sus ya mencionados y valiosos servicios, actividades de diversos tipos como culturales, deportivas, servicios de Internet, biblioteca, talleres de lectura, talleres diversos; algunos entrevistados fueron conscientes de la situación económica en que se encuentran los albergues y acotaron sus opiniones a la disponibilidad tanto de recursos monetarios como de personal. En general todas estas muestras de creatividad por parte de los entrevistados fueron gracias a la entrevista misma ya que muchos no lo habían considerado anteriormente y por tanto no lo han platicado con las instancias correspondientes, los pocos que si lo han hecho han hablado con los jefes de albergue y no con las autoridades de CDI ya que con éstas casi no existe contacto. 7.4.5 Relación albergue – escuela Se percibe que la relación escuela – albergue se encuentra determinada o dominada más por las relaciones personales y el grado de empatía existente entre los maestros de escuela y el jefe del albergue que por las relaciones institucionales que por obvias razones debieran existir. De tal suerte que el apoyo que el albergue otorga a las actividades escolares se reduce a la asesoría que brindan los maestros de Conafe en la realización de tareas; en un caso aislado uno de los albergues cuenta con una pequeña 278 biblioteca que por su uso tiene un carácter prácticamente público. Este, en particular, es un ejemplo del tipo de servicios complementarios que se pueden ofrecer y que de ninguna manera incrementa el costo de operación del Programa si se logra dotar de libros al albergue mediante donaciones. La participación de los maestros en las actividades del albergue -como ya se mencionóestá en función de las propias relaciones personales. Mientras hay algunos maestros que colaboran con el albergue llevando a los niños al río a que se bañen (una o dos veces por semana), además de hacer guardias nocturnas y prestar sus vehículos para trasladar leña o víveres; hay otros que se justifican diciendo que el jefe de albergue nunca les ha pedido su colaboración. Por su parte la escuela como institución, participa conjuntamente con el albergue en actos cívicos y festividades así como en la campaña de difusión que se hace en las comunidades para informar sobre la existencia del albergue y sus beneficios. Si se logra vincular de forma sólida a estas dos instituciones en el proceso de enseñanza - aprendizaje se estará combatiendo las debilidades mencionadas anteriormente en términos de calidad educativa siempre en beneficio de los alumnos. 7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa Las recomendaciones recopiladas se pueden sintetizar en los siguiente: en cuanto a recursos las observaciones fueron tanto en el sentido de incrementarlos como a una mejor administración de los mismos; en cuanto a infraestructura los comentarios giraron en torno al mantenimiento, la ampliación y la remodelación de los albergues, considerando desde bardas hasta dormitorios, baños y mobiliario. En lo que a relaciones laborales e institucionales se refiere, las respuestas fueron menos abundantes y giraron entrono a tener mayor y mejor comunicación, cooperación y la necesidad de más personal así como su capacitación. Es importante resaltar que el vínculo entre los maestros de escuela y la CDI es prácticamente inexistente. También 279 se consideró mejorar las condiciones laborales y el correspondiente pago para el personal del albergue, en especial de las ecónomas. Es necesario que en términos institucionales se deje de considerar la plaza de jefe de albergue como una plaza de castigo para maestros “incómodos” y más bien se le visualice como un puesto que requiere de un perfil y capacitación adecuados, “se necesita un líder” comentaron los maestros en los talleres y en alguna entrevista, haciendo referencia a las características de dicho perfil además de que la capacitación debe de ir más allá de enseñarles a llenar los formatos que deben presentar ante las dependencias involucradas. Estos son elementos que no se deben pasar por alto ya que a lo largo del proceso de evaluación se detectó en la figura del jefe de albergue a una pieza fundamental para el buen funcionamiento del mismo. Otro aspecto en el que se debe poner atención es la adecuación del Programa a la realidad y necesidades actuales, al respecto podemos rescatar un valioso comentario vertido en uno de los talleres: “…en la región de Huauchinango la mayoría de las comunidades cuentan con escuelas, pero la pobreza no se ha terminado; el programa tiene que adaptarse a las circunstancias…” Es a todas luces evidente que el Programa continúa siendo útil pero deben de hacerse ajustes importantes que garanticen el buen uso de los recursos humanos y materiales a favor de los niños que por el motivo que sea necesitan vivir en el albergue. 7.5 Las Autoridades Comunitarias Este análisis de la Autoridad de la Comunidad, se fundamenta en el estudio de los datos obtenidos de una muestra representativa a nivel nacional, llevada a cabo en 65 280 albergues distribuidos en siete estados: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Puebla y Veracruz. Sin embargo, en 15 de los albergues visitados no se realizaron las entrevistas a la Autoridad de la Comunidad, pues en algunos casos no se encontraban en su localidad al momento de la visita al albergue y algunos de los presentes se hallaban en condiciones poco favorables para conceder una entrevista, por el consumo de alcohol. La encuesta consta de una cédula de identificación del entrevistado y lugar, más 23 preguntas ordenados en tres grandes apartados, el primero es relacionado con el conocimiento del albergue, el segundo con la interrelación que se da entre las autoridades comunitarias y el albergue; por último se trata el tema sobre los beneficios del albergue hacia la comunidad. 7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue El conocimiento del albergue por parte de la Autoridad de la Comunidad puede estar relacionado con el tiempo que las personas han desempeñado tal cargo. Más de la mitad de las autoridades, fueron elegidas en el transcurso de 2006, sólo un caso, en Guerrero, se eligió en 2005; en el resto, las autoridades fueron elegidas antes de 2005. De 2002 a 2004 se designaron a 16 autoridades y una cuarta parte no declaró el año de su elección. La persona con mayor antigüedad en el cargo, se encontró en Chihuahua, teniendo esa responsabilidad desde el año 2000. Casi todos los entrevistados conocen de manera aceptable el albergue escolar, excepto dos casos, en Chacoma, Chiapas y El Naranjal, Veracruz, en los que la Autoridad de la Comunidad declaró conocer poco el albergue de su localidad. Sin embargo, a pesar de que la mayoría dijo conocer el albergue, sólo la mitad de ellos lo ha visitado, principalmente cuando los citan a reuniones o para firmar documentos relacionados con la gestión de los insumos para la operación del albergue. Al momento de la entrevista, algunas de esas visitas habían sucedido en un rango de tiempo que va 281 desde un año hasta una semana antes de la evaluación; la frecuencia usual de quienes hacen visitas es semanal. Las situaciones extremas son cuatro casos, uno en cada estado de Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz, quienes han visitado el albergue una sola vez. En el otro extremo, en Chiapas y Veracruz hay autoridades comunitarias que realizan visitas diarias. 7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa La coordinación entre las autoridades y el Jefe del albergue mantiene una estrecha relación en la gran mayoría de las localidades sede, sobre todo en las reuniones con padres o juntas de coordinación. Los motivos de vinculación para la coordinación más comunes son para brindar algún apoyo y lo relacionado con la supervisión administrativa, como revisar las notas de compra y asentar los sellos correspondientes. En tres casos de Chihuahua y uno de Chiapas, la coordinación es nula, pues manifestaron abiertamente no tener ninguna relación. En otro albergue, de Chiapas, la Autoridad de la Comunidad dijo que era poca la relación entre ambos. En general, las autoridades comunitarias tienen una opinión aceptable del albergue, excepto el caso de Balleza, en Chihuahua, que lo considera deficiente. Otros más tienen una opinión regular, pero observan la falta de material didáctico y la necesidad de desarrollar proyectos productivos para los beneficiarios. Cerca de la mitad de las autoridades ha recibido información oficial del Programa a través del jefe de albergue y conoce como funciona el mismo, conocen los requisitos de ingreso al Programa, pero desconocen cómo funciona lo relacionado con el manejo financiero del albergue, por lo regular su tarea se limita a la firma de notas de compra. Existen autoridades que conocen el Programa, pero no de manera oficial, sino por tener algún hijo beneficiario, a través de la gente de la comunidad o por el propio director de la escuela local. Solamente en siete casos las autoridades declararon que no han recibido información oficial ni extraoficial respecto al funcionamiento del albergue o del Programa. 282 7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue La participación central de las autoridades comunitarias a favor de los beneficiarios, se da por las actividades que se llevan a cabo en el albergue. Más de la mitad participa en algún trabajo; el resto no se involucra a menos de que lo solicite el Jefe del albergue. Entre las principales actividades que las autoridades realizan en beneficio de los niños, destacan la vigilancia o rondines de las instalaciones y las faenas que consisten en el aseo, llevar leña para la preparación de los alimentos, pintar el albergue, podar los jardines, así como el aporte de materiales de la región para el mantenimiento en general de las instalaciones. Sólo un caso, en Tentzoncuahuigtic, Puebla, mencionó la aportación de dinero en efectivo por 107 mil pesos para la renovación del albergue, aunque no especificó el origen del recurso. Existen casos, en que los municipios pueden apoyar al albergue con un medio de transporte sólo para realizar las compras de los frescos, en otras comunidades no, porque los recursos son muy limitados. En las entrevistas se destaca que son pocas las autoridades que reciben quejas relacionadas con el funcionamiento del albergue, la mayoría no ha recibido ninguna. Entre los estados que reportan tener quejas destacan Chihuahua e Hidalgo. En esta última entidad los problemas se registran en la localidad de Bomanxotha, y están relacionados con el maltrato de una de las ecónomas hacia los beneficiarios, situación ante la cual la Autoridad de la Comunidad no sabe cómo resolver el asunto, porque es una ecónoma de la SEP y el entrevistado expresó que “no puede hablar con los jefes de ella”. Otro caso es el robo de despensa por parte de las cocineras en la localidad de Capula, Hidalgo. El resto de quejas se relacionan a la conducta de los beneficiarios, que se salen por las tardes, deterioro de las instalaciones, robo de artículos personales y la rotación de personal. 283 Sólo la tercera parte de los entrevistados ha recibido información de las fechas de ingreso al albergue y ellos las identifican al inicio del ciclo escolar. Sobre los requisitos de ingreso, se dejó ver claramente su falta de conocimiento, específicamente, de los requisitos que se establecen en las Reglas de Operación (acta de nacimiento, boleta de calificaciones, CURP, ser de una localidad lejana, hablar una lengua indígena y estar en una situación de bajos recursos económicos) la mayoría mencionó sólo dos, pero algunas autoridades sólo pudieron mencionar uno. Los principales medios para difundir la convocatoria de ingreso al albergue, son las visitas a las comunidades y las reuniones o asambleas; otros medios son los volantes, la radio, los maestros y la comunicación personal que se da entre la gente de la comunidad. Una tercera parte de los actores sociales aquí considerados desconoce la fecha en que comenzó a operar el albergue, el resto de los entrevistados sí conoce de manera aproximada o exacta el año de inicio del funcionamiento, porque han vivido toda su vida en la localidad, porque fueron beneficiarios o tienen o tuvieron algún hijo en el albergue. Entre los albergues visitados, el albergue más viejo funciona desde 1959, en Hidalgo, y el más reciente se encuentra en Veracruz desde 1994. La mayoría de los albergues comenzaron a funcionar desde la mitad de la década de los setentas. Sesenta por ciento de las autoridades ha tenido contacto con los egresados del albergue y conocen de casos en los que continuaron estudiando; en Veracruz se identificó el mayor contacto con los egresados y Chihuahua el segundo. El grado máximo de estudios de los egresados, mencionado por las autoridades, es el superior, principalmente la escuela normal, después el bachillerato y la secundaria. El hecho de que se mencionara primero el grado superior, no significa que la mayoría de beneficiarios haya alcanzado ese grado, sino que se tiene más presente el éxito profesional, la culminación de una carrera, respecto a aquellos que no alcanzaron tal grado. 284 7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del Programa Dentro de los beneficios que el Programa proporciona, a juicio de las Autoridades Comunitarias destacan: la asistencia a la escuela, por la cercanía del albergue con la misma, la actitud del Jefe de albergue que cumple con la responsabilidad de enviarlos, la obtención de una mejor alimentación que la proporcionada en las casas de los beneficiarios, además, algunas autoridades mencionan que es mejor balanceada, más nutritiva y se consumen productos que en sus hogares, debido a su pobreza, no pueden adquirir. Otro punto importante es la consideración de un alojamiento seguro durante la semana, pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las noches, los dormitorios se cierran y son vigilados por la comunidad. También observaron que esto representa un ahorro para los padres de familia al no pagar renta; también, en opinión de la Autoridad de la Comunidad, los dormitorios poseen mejores condiciones que las casas de los niños, ya que tienen camas, cobijas, ventanas, no pasan frío, etc. Pero teniendo todo este apoyo para mejorar el desempeño escolar, sólo las autoridades de cuatro estados, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y Veracruz, consideraron que las calificaciones en la escuela se incrementan; en Chiapas las calificaciones son aceptables y el resto de autoridades mencionó que se brindan las condiciones no precisamente para mejorar su rendimiento escolar, pero sí al menos para no abandonar la escuela. Como sugerencia de los entrevistados y para mejorar el comportamiento de los beneficiarios, señalaron que deberían tener mayor énfasis las actividades deportivas y de salud, algunas de las cuales son ofrecidas por el personal de CONAFE, aunque no están presentes en todos los albergues. 285 7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad La amplia mayoría de autoridades percibe que el albergue tiene una ubicación adecuada, con excepción de cuatro autoridades, dos de Chiapas, uno de Chihuahua y otro de Puebla, donde sugieren la reubicación del albergue, los motivos de esas sugerencias son la falta de servicios y espacios, el deslave de terreno en tiempo de lluvia, o simplemente para reubicarlo en un lugar más céntrico. Es relevante enfatizar el riesgo de deslave, que se presenta en la localidad de Redondeados, Chihuahua, por el peligro potencial que corre el albergue. Las autoridades admiten el gran beneficio que representa a la comunidad contar con la instalación del albergue. Los principales beneficios que contribuyen a una mejor preparación escolar son el servicio de hospedaje y alimentación, porque todos los padres se dedican a las labores del campo y sus ingresos por esta actividad son bajos, lo que resulta insuficiente para mantener a tres o cuatro hijos. Sin embargo, en la localidad Batopilas, en Chihuahua, y Ahuacuotzingo, en Guerrero, manifestaron no tener ningún beneficio, argumentando que los principales favores no son para la comunidad sede, sino para los niños de otras aledañas, ya que sus padres y familias logran el ahorro que implican los servicios del albergue. Por otro lado los principales inconvenientes que se observan, sobre todo en Hidalgo, son el hecho de que las beneficiarias vivan solas, los niños no conocen las costumbres de la comunidad sede y la situación de vandalismo propiciada porque los muchachos se salen del albergue. En Zongolica, Veracruz, se presenta el caso de que el terreno donde está ubicado el albergue tiene dueño, el resto de inconvenientes se generaliza en la falta de mayores recursos para una mejor infraestructura. Se presentan algunos casos de albergues donde la matrícula de beneficiarios ha sido ampliada, lo que representa un mayor beneficio a la comunidad, un mayor número de niños tendrá la oportunidad de estudiar, pero surge la contradicción porque las instalaciones no se amplían, las camas son insuficientes y podría surgir un problema de hacinamiento. 286 Poco más de la mitad de los entrevistados está de acuerdo en que es importante e indispensable que los niños de la comunidad sede se hospeden en el albergue, pues opinan que estarían mejor cuidados ahí que en sus casas, pueden aprender más y es un gran apoyo para los padres; hay muchos casos en que los padres son alcohólicos y por esta razón no envían a sus muchachos a la escuela. Únicamente dos autoridades de toda la muestra, uno en Hidalgo y otro en Veracruz, manifestaron que estarían mejor los beneficiarios viviendo con sus padres, excluyendo estos casos el resto opinó lo contrario, aun cuando los niños tienen mejores condiciones en el albergue, siempre el calor de la familia es lo más deseable, el cariño del padre y la madre, el lado contrario es tener que ingresarlos a un albergue, porque representa la única oportunidad para estudiar. “En el albergue, los niños sólo se dedican a realizar sus tareas, no cuidan a los animalitos de su casa, aprenden nuevas cosas que los transforman en personitas más independientes y responsables.” En opinión de los entrevistados, podrían impulsarse algunas actividades que serían complemento a la educación en la escuela y podrían desarrollarse en las instalaciones del albergue, tales como actividades deportivas, asesoría en tareas, taller de carpintería, manualidades, actividades culturales, pero el inconveniente es la falta de recursos y personal calificado. Aunque ellos consideran que la participación de la gente de Conafe es un gran estímulo para los educandos, este es un punto que puede y debe reforzarse. 7.5.6 El futuro del albergue Algunos de los albergues presentan un gran potencial que ha sido poco aprovechado en proyectos productivos, otros albergues mantenían esta actividad, pero la falta de interés del albergue o la comunidad, ha hecho que esta actividad se haya dejado de 287 lado. Este potencial de los albergues, puede ser aprovechado en proyectos de apicultura, cría de ganado menor y cultivos de hortalizas, y estos productos pueden ser preparados y consumidos en el comedor del albergue. Por otro lado, las Autoridades Comunitarias observan un potencial en los apoyos y servicios que el albergue puede brindar a la comunidad sede o aledañas, como el hospedaje de la gente, servir de sede para la organización comunitaria (uso de instalaciones para reuniones), la alfabetización de adultos mayores, en tanto que los beneficiarios podrían por su parte contribuir con la limpieza de la comunidad o en algún proyecto de reforestación, consumir los productos agropecuarios producidos por la localidad y los albergues que cuentan con computadoras podrían brindar un servicio a los no albergados. El punto de vista de las autoridades, con relación a que los albergues se transformen en comedores comunitarios o con funcionamiento mixto, encontró diversas respuestas. La más recurrente respecto al comedor comunitario fue un no definitivo, avalada en todos los estados aunque no en todos los albergues, en general les parece adecuado que el albergue funcione con hospedaje y alimentación como hasta ahora. Otra opción fue un sí al funcionamiento mixto, excepto Chiapas e Hidalgo que no aceptaron la propuesta. Sin embargo, la tercera opción, de un sí al comedor, fue aceptada en Guerrero, Hidalgo y Veracruz. La última respuesta, proporcionada por una minoría, fue la indefinición, opinando que es necesario convocar primero a una asamblea comunitaria para poder tomar una decisión. Las diferentes propuestas mencionadas han sido planteadas por dos de cada diez autoridades ante los responsables de la CDI, pero en la mayoría de los casos sólo quedan en plática, pocos obtienen una respuesta satisfactoria, y otros una negativa por la falta de recursos. En los casos que no se plantean propuestas, se debe a la nula relación de las autoridades con el albergue. 288 El Albergue Escolar Indígena, es importante en la primera etapa de educación de los niños beneficiarios, quienes pueden concluir su educación básica, gracias a los servicios que se les brindan como son: la alimentación y el hospedaje principalmente; algunos albergues cuentan con el apoyo de instructores CONAFE para la asesoría de tareas. Los beneficios recibidos son más que los mencionados; sin embargo, en la interacción del albergue con la comunidad, pareciera no existir un verdadero interés de la comunidad por el mismo, el aporte que brinda la comunidad se limita al proceso de vigilancia y asistir a las reuniones en la gran mayoría. En muchos casos, aunque el interés de la comunidad es la educación de los niños, ésta se ve truncada por las necesidades económicas de la familia; es decir, si el niño se encuentra estudiando y al mismo tiempo se da el periodo de cosecha, los padres observan como prioridad dedicarse a las labores del campo y no al estudio, para garantizar su alimentación hasta un nuevo ciclo agrícola. Muchos de los cultivos, dependiendo de la zona geográfica, requieren de la mano de obra infantil para su cosecha, quizá para evitar el ausentismo en las escuelas, estos niños debieran de ser también beneficiarios del Programa Oportunidades, el cual busca propiciar la asistencia a clases. La gente observa que después de concluir la educación primaria, pocos niños tienen la oportunidad de continuar estudiando, ya que no hay condiciones suficientes para avanzar a otro nivel escolar. Es el caso de muchos padres, que optan por no enviar a sus hijos a la escuela, a menos de contar con la garantía de becas para el siguiente nivel. Otro motivo para tratar de explicar la falta de interés de la comunidad hacia el albergue, puede deberse a la ausencia de expectativas, los niños pueden concluir la primaria y en algunos casos la secundaria, pero la falta de condiciones económicas, limita las aspiraciones de continuar, si posteriormente no pueden enviar a sus hijos a otra localidad o la ciudad más cercana, por no poder pagar renta. 289 Tal vez algunas comunidades no ven un futuro muy prometedor en el albergue, si consideran que los niños con primaria o secundaria, terminan trabajando en las labores del campo igual que otros niños que no fueron a la escuela o como un ayudante de albañil en la ciudad. Por otro lado, se observó la gran importancia que el albergue tiene para otras comunidades, cuando es la propia comunidad quien gestiona la construcción del albergue, el presupuesto para la rehabilitación del mismo, por estos motivos hay una verdadera preocupación en las comunidades cuando los niños se ausentan del albergue, para apoyar a la misma comunidad en los periodos de siembra, o en el cuidado de los animales de traspatio, y crece más la preocupación si las ausencias coinciden con alguna supervisión. Porque se podría pensar que la comunidad no tiene interés en que los niños asistan al albergue, y pueda surgir la intención de cerrarlo, pero los niños son una parte importante en el modo de subsistencia de algunas comunidades. En este tipo de relación hay un sentimiento de apropiación por parte de la comunidad hacia el albergue y cuando se presentan algunos inconvenientes, es la comunidad quien toma las decisiones, porque ella es la máxima autoridad. Tal vez la parte más importante para explicar la presencia o ausencia de una relación entre el albergue y la comunidad, son sus referentes culturales, y lo que para ellos como comunidad indígena es prioritario. Lo que les permita garantizar su reproducción social, sin considerar su inserción a un mundo globalizado. 7.5.7 Recomendaciones específicas Considerando los hallazgos en la investigación de campo, mediante la aplicación de las entrevistas, y el análisis expuesto, se pueden exponer las recomendaciones siguientes. 290 Fomentar por parte del Jefe de albergue una mayor participación de las Autoridades Comunitarias en las tareas de planeación de las actividades desarrolladas al interior del albergue. Es preciso que la autoridad asuma su responsabilidad para mantener el orden y la seguridad de los beneficiarios al exterior del albergue. En el desarrollo del Programa, es necesario buscar mecanismos que propicien una estrecha relación entre los responsables del propio Programa por parte de los CCDI y las autoridades comunitarias, con el fin de involucrar a estos últimos y comprometerlos con las responsabilidades del albergue. Gestionar fuentes de recursos que permitan desarrollar actividades complementarias en el albergue, como deportivas, artesanales, culturales, de salud, y aun proyectos productivos acordes a la región y cultura de la gente. 291 292 8 ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD, LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES Los términos de referencia para la evaluación externa al Programa de Albergues Escolares Indígenas incluyen el análisis de los resultados del programa en términos del bienestar, la equidad, la igualdad y la no discriminación de las mujeres. El enfoque de género resulta de particular relevancia en la evaluación de políticas que tienen un carácter social y compensatorio hacia sectores desprotegidos como la población indígena. De acuerdo con información oficial, las mujeres indígenas presentan tasas de analfabetismo y de monolingüismo42 mayores que los varones. La inequidad de género en las áreas rurales, y en particular en las regiones indígenas, se expresa en las tasas de asistencia a la escuela. De acuerdo con datos del XII Censo General de Población y Vivienda, 2000, la tasa de asistencia escolar de las niñas indígenas en el país era 81.7% y la de los niños 85.2%%. Para las niñas indígenas entre 4 y 18 años de edad, la asistencia a los albergues representa no sólo la posibilidad de concluir los estudios, sino de hacerlo en condiciones de respeto e igualdad que difícilmente tienen en sus familias. De aquí la importancia que tiene la participación de las niñas indígenas en el PAEI. El análisis de las condiciones de operación del Programa desde la perspectiva de género se realiza en cuatro rubros: en primer lugar, aquellos relacionados con la 42 El 30.1% de las mujeres indígenas en las áreas rurales son monolingües, contra el 17.1% de los varones. Por otro lado, el 40% de las mujeres indígenas mayores de quince años son analfabetas. (Paloma Bonfil Sánchez, “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo?; La conquista de la palabra entre lideresas indígenas”, en la Revista México Indígena Nº 5). 293 inclusión, en donde se revisa la composición por género del padrón de beneficiarios; en segundo lugar, en relación con la distribución de actividades; en tercer término, en relación con la calidad de los servicios prestados y en cuarto y último lugar en los indicadores de maltrato que se captaron a través de la entrevista a beneficiarios. 8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios A pesar del rezago de las niñas indígenas en educación básica, la tendencia histórica ha sido un crecimiento de la matrícula femenina en las escuelas. Como señalaron algunos operadores del programa con mayor antigüedad, cuando los albergues comenzaron a funcionar en la década de los sesenta, muchos albergues recibían sólo a varones, y poco a poco, fueron incorporando las niñas. De acuerdo con la información del padrón de beneficiarios del Programa proporcionada por la CDI, la distribución de la población beneficiada al final del ciclo escolar 20052006 presenta la siguiente distribución por entidad según sexo. Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa, según sexo Sexo Entidad Baja California Campeche Chiapas Chihuahua Durango Guerrero Operación Total Masculino Femenino 162 123 285 56.8% 43.2% 100.0% 320 274 594 % 53.9% 46.1% 100.0% Recuento 4,919 3,423 8,342 % 59.0% 41.0% 100.0% Recuento 3,727 3,467 7,194 % 51.8% 48.2% 100.0% 623 532 1,155 % 53.9% 46.1% 100.0% Recuento 2,933 2,500 5,433 % 54.0% 46.0% 100.0% Recuento % Recuento Recuento 294 Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa, según sexo Entidad Hidalgo Operación 1,950 1,795 3,745 % 52.1% 47.9% 100.0% 903 794 1,697 53.2% 46.8% 100.0% 213 222 435 49.0% 51.0% 100.0% 415 395 810 % 51.2% 48.8% 100.0% Recuento 1,399 1,175 2,574 % 54.4% 45.6% 100.0% Recuento 7,401 6,145 13,546 % 54.6% 45.4% 100.0% Recuento 2,393 1,907 4,300 % 55.7% 44.3% 100.0% 116 131 247 47.0% 53.0% 100.0% 223 172 395 56.5% 43.5% 100.0% 856 836 1,692 50.6% 49.4% 100.0% 204 170 374 54.5% 45.5% 100.0% 423 405 828 51.1% 48.9% 100.0% 317 207 524 % 60.5% 39.5% 100.0% Recuento 2,125 1,766 3,891 % 54.6% 45.4% 100.0% Recuento 1,011 772 1,783 % 56.7% 43.3% 100.0% Recuento 32,633 27,211 59,844 % 54.5% % México Michoacán Nayarit Oaxaca Puebla Querétaro Quintana Roo San Luis Potosí Sinaloa Sonora Tabasco Veracruz Yucatán Total Total Recuento Recuento Jalisco Sexo Recuento % Recuento Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento % Recuento 45.5% 100.0% Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. 295 Como se podrá observar, la proporción de niñas que asisten a los albergues 45.5% a nivel nacional, resulta nueve puntos porcentuales por debajo de la participación de niños. El único estado que invierte la participación de su población por sexo es Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%. Le siguen los estados de San Luís Potosí y Michoacán con una participación prácticamente paritaria. Las entidades que tienen una menor participación femenina son Tabasco con 39.5% y Chiapas con 40%. En el análisis de la desproporción en la participación de la población por sexo en las diversas entidades es necesario considerar diversos factores, entre los que se encuentran la demanda de ingreso, las costumbres de las familias indígenas y las alternativas educativas. El análisis de la composición de la población de acuerdo con el nivel educativo revela datos muy distintos de un año a otro. Si tomamos como base el padrón de beneficiarios del ciclo escolar 2004-2005 que se empleó en la evaluación del año anterior, se observa una tendencia clara en el decrecimiento de la participación de mujeres en la población beneficiaria conforme avanza en nivel educativo (v. cuadro 8.2). Así, la mayor participación de niñas se registra en el nivel preescolar con 47.8% del total, que baja en primaria a 45.9, en secundaria a 39% y en bachillerato a 32%. Con esta información se puede sostener la hipótesis de una discriminación en el acceso de las mujeres a niveles educativos superiores. Ello no significa necesariamente que se apliquen criterios selectivos de admisión, sino que puede obedecer a dinámicas familiares que les impiden a las niñas continuar con sus estudios, así como a la alta incidencia de matrimonios y embarazos de las adolescentes indígenas. 296 Cuadro 8.2. Distribución de beneficiarios por nivel educativo, según sexo (ciclo 2004-2005) Nivel codificado Operación Sexo codificado Femenino Preescolar Primaria Secundaria Medio superior Total Recuento Total Masculino 249 272 521 % 47.8% 52.2% 100.0% Recuento 25,278 29,736 55,014 % 45.9% 54.1% 100.0% Recuento 1,767 2,762 4,529 % 39.0% 61.0% 100.0% 8 17 25 % 32.0% 68.0% 100.0% Recuento 27,302 32,787 60,089 % 45.4% 54.6% 100.0% Recuento Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. Sin embargo, el padrón de beneficiarios 2005-2006 refleja una dinámica muy distinta en la que no se presenta una tendencia consistente en la participación de la población femenina en los diferentes niveles educativos (v. cuadro 8.3). Mientras en el nivel preescolar se hallan registradas 45.9% de niñas, lo son 46% de las inscritas en primaria; 43.2% de la matrícula de secundaria, y 46.5% de la de bachillerato. En consecuencia, no se puede hablar de un patrón decreciente de la población conforme avanza el nivel de estudios. No obstante se mantiene una presencia minoritaria de mujeres en todos los niveles educativos por al menos diez puntos porcentuales, que en secundaria llegan a diecisiete. 297 Cuadro 8.3. Distribución de beneficiarios por nivel educativo, según sexo (ciclo 2005-2006) Nivel Académico Preescolar Primaria Secundaria Bachillerato Total Sexo Operación Total Masculino Femenino 472 401 873 % 54.1% 45.9% 100.0% Recuento 24,878 21,203 46,081 % 54.0% 46.0% 100.0% Recuento 6,820 5,197 12,017 % 56.8% 43.2% 100.0% 408 355 763 % 53.5% 46.5% 100.0% Recuento 32,578 27,156 59,734 % 54.5% 45.5% 100.0% Recuento Recuento Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. La distribución de la población por grupos de edad muestra que la menor participación de mujeres se da entre la población de 11 a 15 años (44.6%) y de 16 a 20 años (38.4%). La población mayor a 20 años resulta minoritaria y en ella la desproporción de mujeres resulta poco significativa. En consecuencia, se puede afirmar que la participación de mujeres en la población beneficiaria se reduce en la adolescencia. 298 Cuadro 8.4. Beneficiarios por grupos quinquenales de edad, según sexo Edad estimada recodificada 0 a 5 años 6 a 10 años 11 a 15 años 16 a 20 años 21 a 25 años 26 o más años Total Sexo Operación Total Masculino Femenino 103 105 208 % 49.5% 50.5% 100.0% Recuento 8,606 8,180 16,786 % 51.3% 48.7% 100.0% Recuento 16,897 13,616 30,513 % 55.4% 44.6% 100.0% Recuento 2,704 1,688 4,392 % 61.6% 38.4% 100.0% 25 20 45 55.6% 44.4% 100.0% 4 2 6 % 66.7% 33.3% 100.0% Recuento 28,339 23,611 51,950 % 54.6% 45.4% 100.0% Recuento Recuento % Recuento Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. La información del padrón de beneficiarios muestra que no existen diferencias significativas en la composición de la población por sexo en función de la condición de habla de lengua indígena ni de la ubicación de la localidad de origen de los beneficiarios como sede o aledaña. A continuación se muestran los cuadros con la información de estas dos variables por sexo. Cuadro 8.5. Beneficiarios por HLI, según sexo HLI Sí No Total Operación Sexo Total Masculino Femenino Recuento 27,361 22,434 49,795 % 54.9% 45.1% 100.0% Recuento 5,272 4,776 10,048 % 52.5% 47.5% 100.0% Recuento 32,633 27,210 59,843 % 54.5% 45.5% 100.0% Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. 299 Cuadro 8.6. Procedencia de los beneficiarios por tipo de localidad, según sexo Localidad Sexo Operación Masculino Sede Aledaña Total Total Femenino Recuento 8,860 7,525 16,385 % 54.1% 45.9% 100.0% Recuento 23,701 19,608 43,309 % 54.7% 45.3% 100.0% Recuento 32,561 27,133 59,694 % 54.5% 45.5% 100.0% Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006. Con base en la información de la encuesta aplicada en 2006 a los beneficiarios de una muestra representativa de albergues a nivel nacional se obtuvo información respecto a otro tipo de características de la población. Frente a la pregunta respecto a la existencia de escuela en la comunidad de origen, la encuesta reveló que mientras 49% de las niñas respondieron afirmativamente, 41% dijeron que no existía escuela en su comunidad de origen. Esto significa que las niñas que habitan en comunidades que carecen de escuela tienen una menor probabilidad de estar inscritas. Cuadro 8.7. Distribución de beneficiarios por existencia de escuela en comunidad de origen, según sexo Escuela en comunidad de origen Sí No Total Operación Sexo Total Masculino Femenino Recuento 10,147 9,988 20,135 % 50.4% 49.6% 100.0% Recuento 8,996 6,320 15,316 % 58.7% 41.3% 100.0% Recuento 19,143 16,308 35,451 % 54.0% 46.0% 100.0% Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 300 De los niños que provienen de una comunidad aledaña, la mayor parte se traslada a pie al albergue. La proporción de niñas que se trasladan a pie (45.5%) es similar a la proporción de niñas que habitan en comunidades aledañas (44.9). Sin embargo, de la población que se traslada al albergue en vehículo, la diferencia porcentual entre hombres y mujeres es de caso 17% a favor de los primeros. Esto se traduce en que el 2 de cada diez niños y solo una de cada diez niñas utilicen este medio de transporte. Cuadro 8.8. Medio de traslado del beneficiario, según sexo Medio de traslado Sexo Operación Masculino A pie Recuento 9,210 7,691 16,901 % 54.5% 45.5% 100.0% 151 172 323 % 46.7% 53.3% 100.0% Recuento 4,139 2,906 7,045 % 58.8% 41.2% 100.0% 355 528 883 % 40.2% 59.8% 100.0% Recuento 13,855 11,297 25,152 % 55.1% 44.9% 100.0% Recuento En bestia En vehículo automotor Recuento Otro Total Total Femenino Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de actividades de los beneficiarios Otro criterio para evaluar la existencia de elementos discriminatorios hacia las mujeres dentro del programa es el de la distribución de actividades de los beneficiarios. Dentro de la revisión de actividades se tomaron en cuenta el aseo de los dormitorios, de los baños y de los utensilios de cocina. Respecto al aseo de los dormitorios, los datos de la encuesta muestran que la mayor parte de los encuestados (83.7% de los niños y 81.6% de las niñas) señalaron que el aseo de los dormitorios lo realizan ambos sexos. Si embargo, la información respecto a que sólo las niñas realizan el aseo de los dormitorios presenta diferencias importantes, 301 pues las niñas que reportaron este dato fueron más del doble que los niños. Esta diferencia en el registro de la información probablemente se deba a que varios niños encuestados reconocen la injusticia de esta situación y no la reportaron. Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo Responsables del aseo de los dormitorios Sexo Operación Femenino 15,505 12,759 28,264 54.9% 45.1% 100.0% 83.7% 81.6% 82.8% 760 1,628 2,388 31.8% 68.2% 100.0% % de Sexo 4.1% 10.4% 7.0% Recuento 1,484 728 2,212 67.1% 32.9% 100.0% 8.0% 4.7% 6.5% 87 80 167 52.1% 47.9% 100.0% 0.5% 0.5% 0.5% 55 65 120 45.8% 54.2% 100.0% 0.3% 0.4% 0.4% 623 370 993 62.7% 37.3% 100.0% 3.4% 2.4% 2.9% Recuento Los niños albergados (ambos) Total Masculino % de Responsables del aseo de los dormitorios % de Sexo Recuento % de Responsables Sólo las niñas del aseo de los dormitorios % de Responsables Sólo los niños del aseo de los dormitorios % de Sexo Recuento % de Responsables Las ecónomas del aseo de los dormitorios % de Sexo Recuento % de Responsables Las mamás de los niños del aseo de los dormitorios % de Sexo Recuento % de Responsables Otro del aseo de los dormitorios % de Sexo 302 Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo Responsables del aseo de los dormitorios Sexo Operación Total Masculino Femenino 18,514 15,630 34,144 54.2% 45.8% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Recuento % de Responsables Total del aseo de los dormitorios % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En relación con el aseo de los excusados se repite el patrón de la situación del aseo en los dormitorios. La mayor parte de la población reporta que el aseo de los excusados se realiza entre hombres y mujeres. Nuevamente, las niñas reportan que son las mujeres las responsables de esta actividad en un porcentaje mucho mayor que los niños. Los datos relativos al lavado de trastes y utensilios de cocina reportan cuando menos participación del conjunto de los beneficiarios, pues la intervención de las ecónomas es mucho mayor que en las otras dos actividades. Llama la atención que el porcentaje de niños reporta una mayor participación de las niñas en esta actividad que lo que reportan las propias niñas. Probablemente, en estas diferencias estén nuevamente consideraciones de tipo cultural que hagan que los niños rechacen la realización de este tipo de actividades domésticas en mayor medida que otro tipo de actividades por considerar que la cocina “es cosa de mujeres”. 303 Cuadro 8.10. Responsables de lavar los traste y utensilios de cocina, según sexo Responsable de lavar los traste y utensilios de Sexo Operación Femenino 11,432 11,202 22,634 50.5% 49.5% 100.0% % de Sexo 59.7% 68.8% 63.9% Recuento 1,762 1,025 2,787 63.2% 36.8% 100.0% 9.2% 6.3% 7.9% 81 0 81 100.0% 0.0% 100.0% % de Sexo 0.4% 0.0% 0.2% Recuento 3,111 2,346 5,457 57.0% 43.0% 100.0% % de Sexo 16.2% 14.4% 15.4% Recuento 2,763 1,699 4,462 61.9% 38.1% 100.0% % de Sexo 14.4% 10.4% 12.6% Recuento 19,149 16,272 35,421 54.1% 45.9% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% cocina Recuento Los niños albergados (ambos) Total Masculino % de Responsable de lavar los traste y utensilios de cocina % de Responsable de Sólo las niñas lavar los traste y utensilios de cocina % de Sexo Recuento % de Responsable de Sólo los niños lavar los traste y utensilios de cocina % de Responsable de Las ecónomas lavar los traste y utensilios de cocina % de Responsable de Otro lavar los traste y utensilios de cocina % de Responsable de Total lavar los traste y utensilios de cocina % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. De acuerdo con la información obtenida, y a pesar de las diferencias en el registro de las responsabilidades por sexo, es importante recuperar la participación importante 304 aunque no totalmente igualitaria de los niños en las labores de limpieza del albergue. Esta situación es muy distinta a la que se vive en la mayoría de los hogares indígenas donde las mujeres son las responsables, dentro de muchas otras actividades, de la limpieza del hogar. 8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que colaboran con el albergue La influencia de los jefes de albergue y de las ecónomas en la educación de las niñas y niños hospedados en los albergues es muy importante. El ejemplo que reciben cotidianamente de parte de los adultos, respecto a las cuestiones relativas a la equidad de género repercuten de manera muy importante para modificar las pautas tradicionales de asignación de roles. La distribución de actividades y beneficios al interior de los albergues reproduce esquemas discriminatorios para las mujeres. Esto se expresa en la asignación de puestos dentro de los albergues donde la gran mayoría de las jefaturas de albergues son ocupadas por hombres mientras que la totalidad de puestos de ecónomas son ocupados por mujeres. Esta división sexual del trabajo de los operadores del programa reproduce, como ellos mismos lo señalan, las figuras paterna y materna. La división de funciones dentro del albergue entre el jefe como figura paterna y la ecónoma como figura materna reproduce una distribución injusta del trabajo de acuerdo con el sexo en lo que se refiere a la duración de las jornadas de trabajo y a la percepción salarial. A pesar de la precariedad general del programa y de los bajos salarios que perciben sus operadores, la situación de las ecónomas y en particular de las ecónomas comunitarias, es de salarios mucho más bajos que los jefes de albergue y de jornadas de trabajo mayores a las catorce horas. Las ecónomas además, llevan a cabo las actividades que tradicionalmente corresponde a las mujeres con la terrible desventaja para ellas de que no pueden ofrecer a sus propios hijos los beneficios de la comida que les consume la mayor parte de su jornada. 305 La división sexual del trabajo dentro de los operadores del PAEI reproduce los esquemas de injusticia que vive el trabajo femenino con jornadas más extenuantes y más bajos salarios. El incremento al salario de las ecónomas y la búsqueda de apoyos sobre todo en la elaboración de tortillas es una medida fundamental para dignificar la importante labor de las mujeres y la transformación de la imagen social de la mujer indígena en beneficio tanto de las ecónomas como de las beneficiarias. 8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias El análisis de la calidad de los servicios se realiza con base en la comparación de las respuestas proporcionadas por los beneficiarios a las preguntas de la encuesta relacionadas con este tema. En relación con la pregunta de si pasan frío por las noches, las niñas reportaron una menor incidencia que los niños. El siguiente cuadro muestra que el porcentaje de niñas que no pasan frío por las noches es un poco mayor que el de niños en esta situación. 306 Cuadro 8.11. ¿Pasas frío en las noches?, según sexo ¿Pasas frío en las noches? Operación Femenino 6,616 4,705 11,321 58.4% 41.6% 100.0% % de Sexo 38.2% 32.4% 35.6% Recuento 7,518 7,032 14,550 51.7% 48.3% 100.0% % de Sexo 43.4% 48.4% 45.7% Recuento 3,174 2,800 5,974 53.1% 46.9% 100.0% % de Sexo 18.3% 19.3% 18.8% Recuento 17,308 14,537 31,845 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Pasan frío en las noches % de Pasan frío No en las noches A veces Total Total Masculino Recuento Sí Sexo % de Pasan frío en las noches % de Pasan frío en las noches % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En relación con el baño en el albergue, el porcentaje de niñas que respondió afirmativamente a la pregunta fue 94.4%, mientras que el de niños fue 97.8%. Esta diferencia no parece significativa pues la gran mayoría de niños que duermen en los albergues se bañan en él. 307 Cuadro 8.12. ¿Te bañas en el albergue?, según sexo Te bañas o no en el Sexo Operación Total Masculino albergue Recuento Femenino 16,899 13,708 30,607 55.2% 44.8% 100.0% 97.8% 94.4% 96.3% 379 808 1,187 31.9% 68.1% 100.0% 2.2% 5.6% 3.7% 17,278 14,516 31,794 54.3% 45.7% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Te Sí bañas o no en el albergue % de Sexo Recuento % de Te Nunca bañas o no en el albergue % de Sexo Recuento % de Te Total bañas o no en el albergue % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En cuanto al tipo de agua con la que se bañan, se observa una pequeña diferencia en el porcentaje de niñas que se bañan con agua de manantial (8.9% de los niños y 13.5% de las niñas) que probablemente se deba al tipo de albergue en el que se ubica la población de niñas. El porcentaje de niñas que se bañan con agua de regadera es prácticamente el mismo que los niños. 308 Cuadro 8.13. Forma como se baña, según sexo Tipo de agua con la que se Sexo Operación Femenino 7,715 6,396 14,111 54.7% 45.3% 100.0% % de Sexo 45.3% 45.4% 45.3% Recuento 6,873 4,723 11,596 59.3% 40.7% 100.0% % de Sexo 40.3% 33.5% 37.3% Recuento 1,525 1,905 3,430 44.5% 55.5% 100.0% 8.9% 13.5% 11.0% 929 1,063 1,992 46.6% 53.4% 100.0% 5.5% 7.5% 6.4% 17,042 14,087 31,129 54.7% 45.3% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% baña Recuento Agua de la regadera Total Masculino % de Tipo de agua con la que se baña % de Tipo de Agua acarreada agua con la que se baña En río o manantial % de Tipo de agua con la que se baña % de Sexo Recuento % de Tipo de Otro agua con la que se baña % de Sexo Recuento % de Tipo de Total agua con la que se baña % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A continuación analizaremos la cobertura en la dotación de productos tres tipos de producto con el fin de identificar la existencia de diferencias de acuerdo con el sexo de los beneficiarios. El primer tipo de producto son los de aseo personal, el segundo los útiles escolares y el tercero ropa. 309 8.4.1 Artículos de aseo personal Dentro de los artículos de aseo personal se consideraron cinco productos: jabón, cepillo de dientes, pasta dental, toalla de baño y papel sanitario. El siguiente cuadro muestra diferencias importantes en la dotación de jabón a favor de las beneficiarias de más de diez puntos porcentuales. Sólo 7.5% de las niñas declararon no haber recibido jabón, en contraste con 13.2% de los niños en esta situación. Cuadro 8.14. Dotación de jabón, según sexo Dotación de jabón Operación Femenino 2,287 1,090 3,377 67.7% 32.3% 100.0% % de Sexo 13.2% 7.5% 10.6% Recuento 15,042 13,447 28,489 52.8% 47.2% 100.0% % de Sexo 86.8% 92.5% 89.4% Recuento 17,329 14,537 31,866 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de dotación de jabón % de dotación Sí de jabón Total Total Masculino Recuento No o No sabe Sexo % de dotación de jabón % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. La dotación de cepillo de dientes reporta una situación similar pues el porcentaje de niñas que reportaron no haberlo recibido es 47.7%, mientras que el porcentaje de niños se eleva a 52.9%. En consecuencia, cuatro de cada cinco niñas manifestaron haber recibido cepillo de dientes mientras que solo dos de cada tres niños lo reportaron. 310 Cuadro 8.15. Dotación de cepillo de dientes, según sexo Dotación de Sexo Operación Cepillo de Total Masculino Femenino 4,250 3,778 8,028 52.9% 47.1% 100.0% % de Sexo 24.5% 26.0% 25.2% Recuento 13,079 10,760 23,839 54.9% 45.1% 100.0% % de Sexo 75.5% 74.0% 74.8% Recuento 17,329 14,538 31,867 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% dientes Recuento % de Dotación No o No sabe de Cepillo de dientes % de Cepillo de Sí dientes) % de Cepillo de Total dientes % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. El porcentaje de niñas que reportaron haber recibido pasta dental (80.9%) es también superior al de niños (76.7%). Cuadro 8.16. Dotación de pasta dental, según sexo Dotación de pasta dental Sí Total Total Masculino Femenino 4,032 2,782 6,814 % de Pasta dental 59.2% 40.8% 100.0% % de Sexo 23.3% 19.1% 21.4% Recuento 13,297 11,756 25,053 % de Pasta dental 53.1% 46.9% 100.0% % de Sexo 76.7% 80.9% 78.6% Recuento 17,329 14,538 31,867 % de Pasta dental 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Recuento No o No sabe Sexo Operación % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 311 La dotación de toallas de baño muestra una diferencia de más de diez puntos porcentuales de las niñas por encima de los niños. Cuadro 8.17. Dotación de toalla de baño, según sexo Dotación de toalla de baño No o No sabe Sí Total Sexo Operación Total Masculino Femenino Recuento 10,260 8,104 18,364 % de Toalla de baño 55.9% 44.1% 100.0% % de Sexo 59.2% 55.7% 57.6% Recuento 7,069 6,434 13,503 % de Toalla de baño 52.4% 47.6% 100.0% % de Sexo 40.8% 44.3% 42.4% Recuento 17,329 14,538 31,867 % de Toalla de baño 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A diferencia de los productos anteriores, la dotación de papel sanitario en las niñas es menor que en los niños con una diferencia de siete puntos porcentuales. Llama la atención que en un artículo tan necesario se invierta la relación a favor de los niños. Cuadro 8.18. Dotación de papel sanitario, según sexo Dotación de papel sanitario Sí Total Total Masculino Femenino 4,877 5,301 10,178 % de Papel sanitario 47.9% 52.1% 100.0% % de Sexo 28.1% 36.5% 31.9% Recuento 12,452 9,237 21,689 % de Papel sanitario 57.4% 42.6% 100.0% % de Sexo 71.9% 63.5% 68.1% Recuento 17,329 14,538 31,867 % de Papel sanitario 54.4% 45.6% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Recuento No o No sabe Sexo Operación % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 312 A continuación se presenta un índice de dotación de productos de higiene personal, construido a partir del número de productos entregados de acuerdo con la lista de productos considerados. Dado que los productos de higiene personal considerados son cinco, el valor del índice puede variar de ningún producto a cinco productos. Como se podrá observar, a pesar de que los porcentajes de mujeres que no recibieron productos de aseo y limpieza resultaron menores que los de los hombres, en particular en lo relativo a la dotación de jabón, el porcentaje de niñas que no recibieron ninguno de los productos de higiene personal es mayor que el de los niños. Cuadro 8.19. Índice de dotación de material de higiene y limpieza personal, según sexo Índice de dotación de material de Sexo Operación Total Masculino Femenino 501 675 1,176 % de Índice 42.6% 57.4% 100.0% % de Sexo 2.9% 4.6% 3.7% Recuento 2,365 1,303 3,668 % de Índice 64.5% 35.5% 100.0% % de Sexo 13.6% 9.0% 11.5% Recuento 1,171 1,249 2,420 % de Índice 48.4% 51.6% 100.0% % de Sexo 6.8% 8.6% 7.6% Recuento 2,201 1,781 3,982 % de Índice 55.3% 44.7% 100.0% % de Sexo 12.7% 12.3% 12.5% Recuento 5,824 5,248 11,072 % de Índice 52.6% 47.4% 100.0% % de Sexo 33.6% 36.1% 34.7% Recuento 5,267 4,282 9,549 % de Índice 55.2% 44.8% 100.0% % de Sexo 30.4% 29.5% 30.0% Recuento 17,329 14,538 31,867 % de Índice 54.4% 45.6% 100.0% % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% higiene y limpieza Recuento Ninguno o cero 1 2 3 4 5 Total Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 313 8.4.2 Útiles escolares La encuesta recuperó información relativa a la dotación de siete artículos escolares: cuaderno, libros, lápiz, pluma, lápices de colores, goma de borrar y juego geométrico. A diferencia de lo que se hizo en el análisis de la dotación de artículos de aseo personal en donde se consideraron únicamente los niños que duermen en el albergue, para la dotación de útiles escolares se considerará a la población en su conjunto. A continuación se presenta un cuadro que muestra que las niñas reportaron en un mayor porcentaje que los niños haber recibido cuadernos en el albergue. Cuadro 8.20. Dotación de cuaderno, según sexo Dotación de cuaderno Operación Femenino 1,679 991 2,670 62.9% 37.1% 100.0% 8.8% 6.1% 7.5% Recuento 17,492 15,317 32,809 % de Cuaderno 53.3% 46.7% 100.0% % de Sexo 91.2% 93.9% 92.5% Recuento 19,171 16,308 35,479 % de Cuaderno 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Cuaderno % de Sexo Sí Total Total Masculino Recuento No o No sabe Sexo % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. La dotación de lápices presenta resultados similares, pues a pesar de que más del 90% de los beneficiarios recibieron lápices, dos de cada tres beneficiarios que no los recibieron fueron niños. 314 Cuadro 8.21. Dotación de lápiz, según sexo Dotación de lápiz Operación Sí Total Total Masculino Femenino 2,079 932 3,011 % de Lápiz 69.0% 31.0% 100.0% % de Sexo 10.8% 5.7% 8.5% Recuento 17,092 15,376 32,468 % de Lápiz 52.6% 47.4% 100.0% % de Sexo 89.2% 94.3% 91.5% Recuento 19,171 16,308 35,479 % de Lápiz 54.0% 46.0% 100.0% % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% Recuento No o No sabe Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. En relación con la dotación de plumas la situación sigue favoreciendo a las niñas con una diferencia cinco puntos porcentuales. Cuadro 8.22. Dotación de bolígrafo, según sexo Dotación de bolígrafo Operación Sí Total Total Masculino Femenino 3,870 2,517 6,387 % de bolígrafo 60.6% 39.4% 100.0% % de Sexo 20.2% 15.4% 18.0% Recuento 15,301 13,792 29,093 % de bolígrafo 52.6% 47.4% 100.0% % de Sexo 79.8% 84.6% 82.0% Recuento 19,171 16,309 35,480 % de bolígrafo 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Recuento No o No sabe Sexo % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. La goma de borrar y el juego geométrico mantienen una proporcionalidad muy similar en la que se muestra una ventaja de aproximadamente dos puntos en el porcentaje de niñas que recibieron estos artículos. 315 Cuadro 8.23. Dotación de goma para borrar, según sexo Dotación de goma para borrar Operación Masculino Recuento No o No sabe 1,793 4,442 59.6% 40.4% 100.0% % de Sexo 13.8% 11.0% 12.5% Recuento 16,522 14,515 31,037 53.2% 46.8% 100.0% % de Sexo 86.2% 89.0% 87.5% Recuento 19,171 16,308 35,479 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Goma para borrar para borrar Total Total Femenino 2,649 % de Goma Sí Sexo % de Goma para borrar % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Cuadro 8.24. Dotación de juego geométrico, según sexo Dotación de juego Sexo Operación geométrico Recuento No o No sabe 2,154 5,171 58.3% 41.7% 100.0% % de Sexo 15.7% 13.2% 14.6% Recuento 16,154 14,154 30,308 53.3% 46.7% 100.0% % de Sexo 84.3% 86.8% 85.4% Recuento 19,171 16,308 35,479 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Juego geométrico geométrico Total Femenino 3,017 % de Juego Sí Total Masculino % de Juego geométrico % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. A diferencia de lo que se observa con los demás útiles escolares, la proporción de niños y niñas es menor a un punto porcentual. 316 Cuadro 8.25. Dotación de libro(s), según sexo Dotación de libro(s) No o No sabe Sí Total Operación Sexo Total Masculino Femenino Recuento 11,192 9,427 20,619 % de Libro(s) 54.3% 45.7% 100.0% % de Sexo 58.4% 57.8% 58.1% Recuento 7,978 6,881 14,859 % de Libro(s) 53.7% 46.3% 100.0% % de Sexo 41.6% 42.2% 41.9% Recuento 19,170 16,308 35,478 % de Libro(s) 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Al igual que se hizo con la dotación de artículos de higiene, se construyó un índice de dotación de útiles escolares que varía de acuerdo con el número de artículos proporcionados por beneficiario, que en este caso puede adquirir un valor máximo de 7. Como se podrá analizar, existe una asociación positiva de género con los mayores valores del índice que pone de manifiesto que las mujeres reportaron tener mayor nivel de acceso a la dotación de útiles escolares que los hombres. Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo Índice de dotación de útiles escolares Operación Femenino 1,022 532 1,554 % de Índice 65.8% 34.2% 100.0% % de Sexo 5.3% 3.3% 4.4% 557 319 876 % de Índice 63.6% 36.4% 100.0% % de Sexo 2.9% 2.0% 2.5% 129 54 183 % de Índice 70.5% 29.5% 100.0% % de Sexo 0.7% 0.3% 0.5% 243 222 465 % de Índice 52.3% 47.7% 100.0% % de Sexo 1.3% 1.4% 1.3% Recuento 1 Recuento 2 Recuento 3 Total Masculino Recuento Ninguno o cero Sexo 317 Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo Índice de dotación de útiles escolares Sexo Operación Femenino 717 304 1,021 % de Índice 70.2% 29.8% 100.0% % de Sexo 3.7% 1.9% 2.9% Recuento 1,732 1,770 3,502 % de Índice 49.5% 50.5% 100.0% % de Sexo 9.0% 10.9% 9.9% Recuento 8,841 7,936 16,777 % de Índice 52.7% 47.3% 100.0% % de Sexo 46.1% 48.7% 47.3% Recuento 5,931 5,171 11,102 % de Índice 53.4% 46.6% 100.0% % de Sexo 30.9% 31.7% 31.3% Recuento 19,172 16,308 35,480 % de Índice 54.0% 46.0% 100.0% % de Sexo 100.0% 100.0% 100.0% Recuento 4 5 6 7 Total Total Masculino Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. 8.5 Análisis de los indicadores de maltrato La encuesta a beneficiarios consideró algunas preguntas relacionadas con agresiones y violencia en los albergues. El siguiente cuadro presenta el reporte de agresiones por parte de los beneficiarios clasificado por sexo. 318 Cuadro 8.27. ¿Desde tu ingreso algún adulto te ha agredido?, según sexo ¿Desde tu ingreso algún adulto te ha agredido? Operación Masculino Recuento 2,580 6,365 59.5% 40.5% 100.0% % de Sexo 20.0% 16.0% 18.2% Recuento 15,103 13,528 28,631 52.8% 47.2% 100.0% % de Sexo 80.0% 84.0% 81.8% Recuento 18,888 16,108 34,996 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% algún adulto te ha agredido? % de ¿Desde tu ingreso No algún adulto te ha agredido? Total Total Femenino 3,785 % de ¿Desde tu ingreso Sí Sexo % de ¿Desde tu ingreso algún adulto te ha agredido? % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. De acuerdo con la información del cuadro el porcentaje de mujeres que reportaron agresiones durante los primeros meses del ciclo escolar 2006-2007 fue 16% y el de hombres de 20%. A pesar de que el cuadro muestra una menor incidencia de agresiones en mujeres, un análisis de la frecuencia de las mismas arroja datos interesantes para cualificar el tipo de situaciones de violencia que viven las niñas en los albergues. Aunque la mayor parte de los casos se concentra en un rango que va de 1 a 5 agresiones en ambos sexos, existen casos identificados de agresiones que por su frecuencia dan cuenta de un patrón de violencia en contra de niñas y de niños en los albergues. 319 Cuadro 8.28. Agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según sexo Agresiones recibidas durante este ciclo escolar De 1 a 5 agresiones De 6 a 10 agresiones Operación Masculino 14,540 12,246 26,786 % de agresiones recibidas 54.3% 45.7% 100.0% % de Sexo 75.8% 75.1% 75.5% Recuento 4,060 3,323 7,383 % de agresiones recibidas 55.0% 45.0% 100.0% % de Sexo 21.2% 20.4% 20.8% 303 509 812 37.3% 62.7% 100.0% 1.6% 3.1% 2.3% 191 107 298 64.1% 35.9% 100.0% 1.0% 0.7% 0.8% 52 92 144 36.1% 63.9% 100.0% 0.3% 0.6% 0.4% 25 0 25 100.0% 0.0% 100.0% 0.1% 0.0% 0.1% 0 30 30 % de agresiones recibidas 0.0% 100.0% 100.0% % de Sexo 0.0% 0.2% 0.1% 19,171 16.307 35,478 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% % de agresiones recibidas % de Sexo Recuento De 16 a 20 agresiones % de agresiones recibidas % de Sexo Recuento De 16 a 20 agresiones % de agresiones recibidas % de Sexo Recuento De 21 a 25 agresiones % de agresiones recibidas % de Sexo Recuento Más de 26 a 30 agresiones Recuento Total Total Femenino Recuento Recuento De 11 a 15 agresiones Sexo % de agresiones recibidas % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Un indicador indirecto de situaciones desagradables que viven las niñas en los albergues es su respuesta a la pregunta sobre el gusto de vivir en el albergue. El siguiente cuadro muestra datos elocuentes al respecto. Los datos muestran que tres de cada cuatro beneficiarios que declararon que no les gusta nada vivir en el albergue son mujeres. 320 Cuadro 8.29. Gusto por vivir en el albergue, según sexo Gusto por vivir en el albergue Sexo Operación Femenino 0 23 23 0.0% 100.0% 100.0% 0.0% 0.1% 0.1% 13,147 10,076 23,223 56.6% 43.4% 100.0% % de Sexo 69.6% 62.7% 66.5% Recuento 2,727 2,111 4,838 56.4% 43.6% 100.0% % de Sexo 14.4% 13.1% 13.8% Recuento 2,675 2,990 5,665 47.2% 52.8% 100.0% 14.2% 18.6% 16.2% 336 861 1,197 28.1% 71.9% 100.0% 1.8% 5.4% 3.4% 18,885 16,061 34,946 54.0% 46.0% 100.0% 100.0% 100.0% 100.0% Recuento No sabe % de Gusto por vivir en el albergue % de Sexo Recuento Mucho Regular % de Gusto por vivir en el albergue % de Gusto por vivir en el albergue % de Gusto por Poco vivir en el albergue % de Sexo Recuento % de Gusto por Nada vivir en el albergue % de Sexo Recuento Total Total Masculino % de Gusto por vivir en el albergue % de Sexo Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006. Aunque el gusto por vivir en el albergue obedezca a un conjunto mucho más complejo de factores, las diferencias en las respuestas a esta pregunta en las niñas merecen una reflexión más profunda respecto a las dificultades que enfrentan las niñas indígenas en virtud de su doble vulnerabilidad como mujeres y como integrantes de alguna etnia. 321 322 9 ESCENARIO PROSPECTIVO FACTORES A CONSIDERAR PARA LA PERMANENCIA O READECUACIÓN DEL PROGRAMA La prospectiva es un ejercicio que permite la construcción de escenarios que parten del principio de que el futuro no es una derivación mecánica del pasado sino el resultado de determinados procesos en los que intervienen factores no predeterminados. La acción humana imprime una dimensión particularmente compleja a la indeterminación de los procesos sociales. Por ello, la realización de ejercicios de prospectiva tiene el propósito de influir en los cursos de acción. Los escenarios se conforman de un conjunto de características que describen un a situación futura y de la progresión de acontecimientos que posibilitan el tránsito de la situación de origen a la situación de futuro. La prospectiva propone la construcción de un número limitado de escenarios entendido como visiones coherentes y factibles de futuro. El presente ejercicio de prospectiva tiene como propósito fundamental influir en los tomadores de decisiones a favor de un incremento significativo en el presupuesto del Programa de Albergues Escolares Indígenas como condición para el despliegue sus potencialidades y la consolidación de los avances alcanzados por éste que es el programa más antiguo de la institución. En la construcción de este apartado se tomaron como referencias los señalamientos realizados en este apartado en la Evaluación Externa al Programa de Albergues Escolares Indígenas 2005, por considerar que la situación general del programa no ha variado en términos sustanciales en el periodo considerado. 323 En la Evaluación Externa del PAEI 2005, la presentación del escenario prospectivo se basó en una herramienta de la planeación estratégica conocida como análisis FODA. Dicha herramienta consiste en identificar los factores positivos y negativos internos del programa denominados fortalezas y debilidades respectivamente, así como los factores positivos y negativos del entorno del programa denominados oportunidades y amenazas. Posteriormente, y con base en el diagnóstico proporcionado por ese análisis, se conformaron escenarios prospectivos con base en las siguientes etapas. 1. Imagen actual de los albergues 2. Actores involucrados 3. Variables clave para transformar la imagen actual 4. Imagen futura 5. Propuesta estratégica Una revisión de las fortalezas identificadas en el análisis FODA de la evaluación 2005 permite ubicar la necesidad del programa para proporcionar condiciones para estudiar a niñas y niños que habitan en comunidades alejadas. A pesar de las limitaciones de la vida en los albergues las condiciones de hospedaje y alimentación son mejores a las que tendrían la mayoría de los niños en sus hogares. Las debilidades del programa se centran en la precariedad de su operación y en los efectos que eso genera en la profesionalización del personal y las deficiencias en los servicios que se prestan. Tomando como punto de referencia que es la escasez de recursos una variable fundamental para explicar las fallas en la operación del Programa de Albergues Escolares Indígenas, en esta ocasión proponemos la construcción de dos escenarios vinculados con las diferencias en la dotación de recursos para el programa. Se trata de dos escenarios que se definen a partir de una decisión que no depende de los operadores del programa sino de una determinación de la Cámara de Diputados. 324 A continuación se presentan los dos escenarios vinculados con la asignación de recursos. El primero de ellos, denominado inercial, parte de un horizonte de mejoramiento de la operación de los albergues con los escasos recursos que se han otorgado al programa. El segundo escenario contempla una propuesta de mejoramiento de los albergues a partir de un programa de inversión en la transformación de su infraestructura a diez años. En ambos caso se trata de visiones de futuro deseables en las que se proponen mejoras a la operación del programa. 9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa Bajo las condiciones de escasez presupuestal que ha enfrentado el Programa de Albergues Escolares Indígenas, es posible pensar en el mejoramiento de la oportunidad y adecuación de los apoyos a las necesidades de los albergues. Dado que se trata de un programa donde los recursos definen condiciones precarias de operación, la oportunidad en la entrega de los recursos resulta vital. El retraso en el envío de salarios, compensaciones y recursos para la operación del albergue genera graves trastornos a las condiciones de vida de los operadores del programa y de los beneficiarios. A partir de lo anterior y pensando en un escenario de mejora en la eficiencia administrativa, la entrega oportuna de los recursos es una variable fundamental para la racionalización del gasto de operación de los albergues y para la estabilidad personal y familiar de los operadores del programa. Si los recursos se reciben con regularidad se ahorrarán actividades adicionales y el pago de precios más elevados por productos que se consiguen a crédito con proveedores locales. La recepción oportuna de los salarios y compensaciones a las ecónomas y los jefes de albergue permite la organización del gasto y la estabilidad personal y familiar de los operadores del programa. 325 Otro aspecto que resulta de gran importancia para la mejora de la dieta alimenticia de los beneficiarios es la atención a los requerimientos específicos para cada albergue. Esto supone la atención a las dotaciones de productos que se requieren para que las dietas elaboradas por las ecónomas y los jefes de albergue se respeten. Sin la implementación de medidas para garantizar la dotación de productos alimenticios planteados en las dietas, los conocimientos adquiridos por los operadores del programa en los cursos de nutrición resultan poco útiles. Es necesario también que se prevea la organización de cursos de formación pedagógica para los instructores del Conafe que dan apoyo a los beneficiarios en la realización de tareas. La formación pedagógica de los instructores les permitirá desarrollar su labor de apoyo con mayor calidad. Es necesario considerar estos cursos de formación dado que los instructores cuentan con estudios de bachillerato. Cuentan con los conocimientos e información que les soliciten los beneficiarios, pero carecen de formación en cuestiones pedagógicas. Otra cuestión necesaria para el mejoramiento del Programa es profesionalización del personal operativo de los albergues, es decir, de las ecónomas y los jefes de albergue. Para que ello sea posible es necesario homologar los salarios y adecuarlos en función de las responsabilidades y las cargas de trabajo. En este sentido es indispensable homologar los salarios de las ecónomas comunitarias e integrarlas al sistema de prestaciones que tienen el resto de las ecónomas. Para redistribuir las cargas de trabajo de los operadores del programa se requiere que los jefes de albergue se centren en las tareas administrativas y organizativas del albergue y que cuenten con el apoyo de personal especializado en las labores de apoyo a tareas. En el caso de las ecónomas es necesario liberarlas de las cargas extenuantes de trabajo en la cocina involucrando a madres de familia o a grupos organizados de mujeres para que les den apoyo en la elaboración de tortillas que es la actividad que consume la mayor cantidad de tiempo. 326 El apoyo y asesoría en proyectos productivos en los que participen los beneficiarios puede proporcionar recursos adicionales para la operación de los albergues además de la experiencia técnica y organizativa que adquieren los beneficiarios en la realización de este tipo de actividades. Para ello, es necesario concertar apoyos con organizaciones e instituciones educativas que les permitan a los albergues mejorar sus condiciones de operación. Finalmente, en el terreno del control y el apoyo que las oficinas centrales ejercen sobre el programa, resulta muy necesaria la construcción de una base de beneficiarios completa y actualizada que permita conformar un registro administrativo de los beneficiarios que permita conformar un archivo histórico de calidad. Existen programas especializados en este fin, como los que emplea el Registro Federal de Electores, que pueden permitir contar con un padrón histórico y actual de beneficiarios que permita hacer estudios sobre tiempos de permanencia y rotación de la población en los albergues. La administración oportuna de recursos, la atención a las necesidades específicas de alimentación de los albergues, la profesionalización de los apoyos pedagógicos y del personal que opera el albergue, el apoyo de organizaciones e instituciones para la creación de proyectos productivos y la construcción de un registro administrativo del padrón de beneficiarios que permita dar seguimiento a los beneficiarios y contar con información actualizada, son aspectos del funcionamiento del programa que pueden mejorar de manera significativa la calidad de los servicios que prestan y que no suponen un incremento significativo en los magros recursos para su operación. Se trata de mejoras que tienden a hacer un aprovechamiento más racional y eficiente de los recursos y a la búsqueda de apoyos sociales que permitan mejorar las condiciones de vida en los albergues. 327 9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años El escenario de fortalecimiento en la infraestructura consiste en un plan de inversión a diez años que permita renovar las instalaciones y el equipamiento de los albergues para hacer frente al desgaste progresivo que han tenido las instalaciones actuales por falta de mantenimiento. También supone la construcción de instalaciones que contemplen espacios de trabajo acordes con las necesidades de los beneficiarios y no únicamente cocina y dormitorios como sucede con el diseño actual de los albergues. El escenario de fortalecimiento no invalida los elementos considerados en el escenario anterior, por el contrario, supone la incorporación de su contenido por estar asociado con la racionalización y eficiencia en el aprovechamiento de los recursos. El escenario de fortalecimiento constituye una respuesta al problema estructural de falta de mantenimiento de lo albergues que se deriva de la precariedad de los recursos para su operación. Los recursos previstos para el Programa se han destinado en su mayoría a las necesidades de hospedaje y alimentación de los beneficiarios y al salario de los trabajadores. Los efectos que ha tenido la falta de mantenimiento sobre los albergues son desastrosos. La mayoría de ellos necesita una remodelación profunda o una reconstrucción total. También es necesario considerar en la propuesta de reconstrucción de la infraestructura las nuevas necesidades que se derivan del cambio de perfil de los beneficiarios que resulta previsible dado el nivel de cobertura de la educación primaria. Cada vez más, los objetivos del albergue de proporcionar hospedaje y alimentación a niños de comunidades que no cuentan con servicios educativos estarán orientados a un segmento de población que requiere continuar sus estudios de secundaria y de bachillerato. Es muy importante considerar diversas modalidades en la operación de los albergues, de acuerdo con la especificidad de las necesidades de la población objetivo. Flexibilizar la operación de los albergues para que den servicio de comedor a niños de 328 las comunidades sede y de acuerdo con las necesidades educativas en los distintos niveles. En los cuadros 9.1 y 9.2 se presentan los cálculo aproximados de los costos de la reconstrucción de los albergues, su equipamiento, el mantenimiento preventivo y el correctivo (cuadro 9.1), así como los costos de operación actual, con pequeños incrementos en este último concepto para alcanzar el mínimo adecuado (cuadro 9.2), del período 2008-2017, considerando exclusivamente la capacidad instalada actualmente, esto es 1,080 albergues escolares indígenas. Además hemos destacado el subtotal requerido para el quinquenio 2008-2012, esto es, para lo que resta del período sexenal de gobierno en curso. Por otra parte, hay que considerar que el Programa enfrenta una inercia de no pocos años, cuando solo se le autorizan los recursos mínimos para operar su capacidad instalada, los cuales se orientan fundamentalmente al servicio de alimentación y a una renovación muy lenta de los albergues y su equipamiento. En este marco también ha tenido lugar la rehabilitación de albergues con nuevos modelos constructivos a partir de la mezcla de recursos con fundaciones privadas. Esta estrategia está caracterizada por dos factores: uno referido a su escasa cobertura y cuya dinámica de avance llevaría varias décadas en renovar la infraestructura existente. De otra parte los nuevos edificios no están siendo acompañados del subsidio necesario para su conservación y mantenimiento adecuados cada año, lo cual estaría implicando que en el mediano plazo los nuevos albergues caerían en un deterioro serio, con lo cual los recursos ahí invertidos perdería su impacto en un breve tiempo. Esta es la inercia que arrastra el programa y al mismo tiempo su reto actual y que entraña una toma de decisiones trascendente para el PAEI. Es así que las evaluaciones externas al Programa reportan siempre los mismos problemas, derivados de la inoperante y vieja infraestructura que impacta en bajos niveles de vida de los becarios. 329 Entre las decisiones que se requiere tomar, sin duda está presente la eventualidad de un cambio en el diseño del Programa, por ejemplo, su transformación en comedores comunitarios. Porque también sin duda en el contexto indígena se están dando cambios que ineluctablemente modificarán el programa, sea por la cada vez mayor presencia de escuelas de educación básica en el medio rural, por la migración y por la pérdida paulatina de la identidad indígena entre el grupo poblacional indígena que atiende el Programa. Sin embargo, al margen del derrotero que pudieran tomar los AEI, el tipo de instalaciones y las características de las localidades donde se ubican, siempre serán útiles y con un gran impacto social en las comunidades indígenas que se benefician. Por ello se propone un programa de inversiones a diez años, cuyos recursos se destinarán a la renovación total de la infraestructura de los albergues, previendo a su vez los recursos necesarios para su mantenimiento. La proyección también incluye los componentes básicos del Programa como son la alimentación, gastos de operación, apoyos escolares y compensaciones al personal. De esta manera, a valor presente, se tiene que en el periodo proyectado a 10 años el programa requiere invertir la cantidad de 2,754.8 millones de pesos, pero que sin embargo en el mediano plazo (tomando como referencia lo que resta del presente sexenio (2008-2012), se tendrían que invertir 729.6 millones de pesos, distribuyéndose anualmente de acuerdo con lo que se describe en el cuadro 9.1. Una decisión de esta magnitud permitirá abatir el rezago histórico de los albergues por ya más de 30 años y arribar a condiciones que dignifiquen los servicios del PAEI. De otra suerte y sólo al amparo de los exiguos aumentos de que ha sido objeto el PAEI, implicaría seguir arrastrando los mismos problemas de manera indefinida y a riesgo de que se multipliquen. 330 Cuadro 9.1. Propuesta para renovación completa de mil albergues a diez años (en miles de pesos) Año subtotal 2008 2009 2010 2011 2012 Concepto Infraestructura (renovación) Equipamiento quinquenal 2014 2015 2016 2017 55,000 55,000 55,000 55,000 55,000 550,000 90,000 (2008-2012) 55,000 55,000 55,000 55,000 55,000 9,000 9,000 9,000 9,000 9,000 45,000 9,000 9,000 9,000 9,000 9,000 8,000 18,800 40,400 72,800 116,000 256,000 170,000 234,800 310,400 396,800 494,000 275,000 Total 2013 (2008-2017) Mantenimiento preventivo (a infraestructura 1,862,000 y equipo) Mantenimiento correctivo Total 4,800 11,280 24,240 43,680 69,600 153,600 102,000 140,880 186,240 238,080 296,400 1,117,200 76,800 94,080 128,640 180,480 249,600 729,600 336,000 439,680 560,640 698,880 854,400 3,619,200 Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007). Nota: Estima la inversión requerida para renovar 1,000 albergues en infraestructura y equipamiento, en un plazo de 10 años, incluyendo el mantenimiento requerido (preventivo y correctivo). 331 Cuadro 9.2. Operación de 1,080 albergues a diez años (en miles de pesos) Año subtotal 2008 2009 2010 2011 2012 Concepto Alimentación Gas Apoyos Escolares Compensaciones Operación Total quinquenal Total 2013 2014 2015 2016 2017 (2008- (2008-2012) 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 405,057.8 405,058 405,057.8 405,057.8 405,057.8 2017) 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 281,732.1 2,817,321 81,000 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 16,200.0 162,000 100,724.5 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 20,144.9 201,449 339,116.5 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 67,823.3 678,233 95,787.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 19,157.5 191,575 1,408,660.5 2,025,289 405,057.8 405,057.8 405,057.8 405,057.8 405,057.8 4,050,578 Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007). Nota: Estima la inversión requerida para operar los 1,080 albergues existentes, en un plazo de 10 años, considerando un incremento en los por concepto de “Apoyos Escolares” al doble de lo proporcionado actualmente, así como un incremento del 25% al rubro de “Compensaciones”. 332 CONCLUSIONES 1. Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de los niños ya que incide directamente en su desarrollo físico por vía de la alimentación, contribuye a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un hospedaje seguro y apoyo en la realización de sus tareas. 2. Los componentes del Programa de apoyo directo al becario se mantienen en niveles mínimos (alimentación, higiene y limpieza y material escolar), sin embargo el impacto que tienen al propiciar que los niños ingresen y permanezcan en la escuela es muy importante, al registrarse una escasa reprobación y deserción, con lo cual el Programa cumple de manera general sus objetivos. 3. Para el año 2006 se ejercen recursos totales por la cantidad de 544.5 millones de pesos, representando un incremento de casi el 18% en pesos constantes con relación al año 2005, para la atención de albergues escolares y comunitarios para apoyar a 67,107 becarios, en 1,216 albergues, distribuidos en 21 entidades federativas, pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo cual quiere decir que en términos globales se invirtieron ocho mil pesos (en números redondos) anuales en promedio por becario. 4. A nivel nacional en el segmento de población de 5 a 14 años hablantes de lengua indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la escuela, en cambio entre los no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario que no van a la escuela alcanza el 9.2%, es decir, proporcionalmente no asiste a la escuela el doble de los niños y jóvenes indígenas (hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto a lo que hacen los no hablantes de alguna lengua indígena de la misma edad, con 333 el agravante de que los primeros son aquellos que viven en las localidades más dispersas y recónditas del país. 5. Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años, considerada por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios del PAEI representan menos del 3%. El mayor porcentaje estatal de atención a niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo lugar se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%). 6. Los 59, 943 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en 2006 se encuentran distribuidos en 21 entidades. Prácticamente la mitad (48.6%) de los beneficiarios se concentra en los estados de Oaxaca, Chiapas y Chihuahua, que cuentan con 22.6, 13.9 y 12.0 por ciento del total, respectivamente. 7. La proporción de niños y niñas a nivel nacional que asisten a los albergues es de 54.5% y 45.5%, respectivamente. Es decir, para 2006 existe 9% más de hombres dentro de la población beneficiaria. 8. En ninguno de los criterios de elegibilidad se propone la equidad de género y la no discriminación por sexo. 9. En la explicación de la desproporción en la composición de los beneficiarios por sexo, deben ponderarse los factores asociados al sesgo en la aplicación de los criterios de elegibilidad de los beneficiarios en los albergues, respecto a la demanda real de la población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de mujeres indígenas en edad escolar. 10. La mayor parte de los beneficiarios se concentra en el nivel escolar de primaria que alcanza el 77% del total. Le siguen los niños y niñas de secundaria con 20%. 334 11. Seis de cada diez niños que se hospedan en los albergues asisten a escuelas bilingües. 12. La mayor parte de quienes estudian bachillerato lo hacen en la modalidad de telebachillerato. 13. El 83.2% de la población de los albergues habla alguna lengua indígena. 14. Las variaciones en las calificaciones de los beneficiarios por sexo son muy poco significativas. 15. Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la lengua indígena (21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%); aunque también se muestra una mayor proporción de niños no hablantes de lengua indígena que obtuvieron 10 como calificación inicial. 16. Respecto al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se advierten condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que a nivel nacional existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas multigrado en modalidad indígena (63.8%), que es el nivel escolar al que acuden e manera mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también llamadas de organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas, Durango, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y más deficientes recursos humanos y materiales e imparten una educación ostensiblemente de calidad inferior y proclive permanentemente a la deserción. 17. De acuerdo con las cifras del cierre del ejercicio, el PAEI presenta un adecuado cumplimiento de sus metas físicas y financieras de acuerdo con la dinámica del ciclo escolar en que se basa su operación. 335 18. En la estructura presupuestal para 2006, se incrementan algunos conceptos que en ejercicios anteriores no se les había dado importancia, como son los recursos para rehabilitación de albergues, el equipamiento y los gastos de operación, con lo cual ahora se avanzará parcialmente en la solución de viejos problemas en las condiciones físicas de los albergues; de otra parte también se acrecentó la cobertura de albergues comunitarios en casi dos veces más respecto del 2005 y consecuentemente su presupuesto autorizado. 19. Se advierte un progreso así sea en forma modesta en el mejoramiento de las condiciones laborales de las ecónomas de la comunidad, con el incremento a su compensación para este año, con lo cual se atiende una de las recomendaciones de la evaluación del año pasado, aunque también incluía la mejora del entorno físico en que cotidianamente desempeñan sus labores, con el objeto de detener el deterioro de su salud. Este último problema hoy sigue pendiente. 20. Si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente al alumno de albergues escolares, su costo anual es del orden de $6,229.28, equivalentes a dos tercios de un salario mínimo o a 1.4 veces si lo relacionamos con el parámetro de dos dólares diarios. 21. Por lo que respecta a los Albergues comunitarios, en este mismo año se apoyaron a 135 con una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones de pesos, arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68 22. En el presente ejercicio la cuota de alimentación no se incrementa, permaneciendo en el mismo nivel que en el año 2005, aún más, en pesos constantes el gasto en alimentación sufre un deterioro de 4.91%, lo cual obligará a los responsables de la adquisición de materias primas y “frescos”, a que asuman una mayor racionalidad y restricción en el ejercicio de estos recursos. Debe considerarse que no sólo los becarios consumen alimentos en los albergues sino también el personal que ahí labora y en algunos albergues los niños permanecen 336 los fines de semana, aumentando con ello el número de raciones que se toman como base del cálculo para las cuotas de alimentación. 337 338 RECOMENDACIONES 1. Ante las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, del número de niños indígenas que no asisten a la escuela y de la deficiente educación que reciben los que están inscritos, se justifica plenamente la continuidad y ampliación del PAEI, no obstante su insular presencia. 2. Es importante establecer un sistema de monitoreo en los albergues para verificar la cantidad y calidad de la alimentación, a efecto de prevenir un desmedro en la nutrición de los becarios. Esto cobra mayor relevancia en virtud de que los recursos destinados para este concepto tienen una caída real para este año (en pesos constantes). 3. La presencia del PAEI puede y debe jugar un papel muy importante que permita crecientemente el acceso de las mujeres a todos los niveles educativos. 4. Se recomienda el establecimiento como prioridad en la aceptación de más mujeres en los albergues, y la meta de la igualdad de género en el número de lugares nacional y por estado. 5. El hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar, representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al grupo de edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación, por lo que sería importante ofrecer una cuota mayor de lugares para niños que asisten a este grado, aunque considerando principalmente la opción de alimentación y no tanto la de hospedaje. 339 6. El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de bachillerato que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino también está adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es relevante para no interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios. Por lo que es necesario destinar mayores recursos para los muchachos que cursan la educación media superior, tanto en cantidad global como per cápita, pues requieren mayor cantidad de alimento, pero al mismo tiempo es necesario no mezclarlos en el mismo albergue que a los niños de primaria y preescolar, por lo que hay que considerar en los proyectos de remodelación de los albergues, los espacios específicos para alumnos que cursan la educación media superior. 7. En la formulación de los criterios de selección contenidos en las Reglas de Operación debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que cursan el nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel medio superior. Sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad podría seguir como lo indican las Reglas de Operación vigentes, es decir “estar en un rango de 4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica”, pero para los segundos: “un rango de edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación media superior”. 8. En cuanto a otro de los criterios que definen prioridades para aceptar a los nuevos beneficiarios, el que se refiere a la ausencia de uno o ambos progenitores debiera ser reformulado introduciendo la situación de ausencia prolongada de uno o de ambos progenitores. En otras palabras, se propone incorporar en la normatividad el fenómeno de la migración, como una condición estructural en la dinámica de las familias indígenas. 9. Igualmente, el criterio sobre los albergues comunitarios que atiendan a un 80% de estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor puntualización. El fraseo consistente en “recibirán apoyo” debiera ser objeto de un desglose en 340 donde se clarifique en qué áreas y en qué montos se pudieran cristalizar los recursos que aporte el gobierno federal. 10. Debiera hacerse explícito -en algún criterio de elegibilidad- la no discriminación por etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición multiétnica, incluida la población mestiza en localidades indígenas. 11. Es de la más alta prioridad la creación de un sistema de información fidedigno y actualizado de beneficiarios. 12. Es importante que el programa considere la posibilidad de entregar el paquete escolar dos veces al año, ya que es común que transcurridos apenas tres o cuatro meses del ciclo escolar, se haya agotado dicha dotación. En una primera etapa de acuerdo a la disponibilidad de recursos, tener en cuenta por lo menos la distribución de cuadernos y lápices. 13. Con base en el Objetivo general del programa que plantea que “los niños y niñas indígenas (…) ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios”. Para medir y constatar el cumplimiento de dicho objetivo, será necesario que el PAEI establezca un sistema de seguimiento de los becarios por grado y nivel, generando una base de datos que permita evaluar anualmente los resultados. Hasta hoy se tiene la percepción de que los impactos son positivos en este sentido, sin embargo no hay posibilidades de medir sus dimensiones. El seguimiento de alumnos permitirá al PAEI, plantearse metas de más largo alcance, al mismo tiempo que contará con mayores elementos para justificar incrementos presupuestales. Así mismo se contará con bases más sólidas para determinar la cuota anual de alimentación, cuyo criterio de incremento vigente es por lo menos inocuo. 341 14. Siendo la alimentación el principal servicio que se ofrece en los albergues y siendo la desnutrición un problema que en mayor medida padece la población indígena infantil, se requiere que el PAEI cuente con suficiente información respecto al estado nutricional en que ingresan los becarios, por ello se propone al grado de norma, que todo alumno que ingrese a los albergues sea diagnosticado su estado nutricional. Ello permitirá identificar los diferentes indicadores de riesgo desde el punto de vista nutricional, con lo cual se podrán definir políticas nutricionales, que atiendan sobre todo los casos de más alto riesgo en colaboración con los padres de familia respectivos. Hasta ahora el PAEI no tiene un servicio diferenciado de alimentación de acuerdo a la edad, nivel escolar y el estado nutricional de los niños, que en el corto y mediano plazo se debe considerar en las propuestas de mejora del programa. 15. El programa asignó un importante incremento de recursos destinados a obras de rehabilitación, que este año benefició a 205 albergues, por lo que se recomienda que la proporción del presupuesto total que alcanzó en este año (16.6%), se mantenga como mínima inversión durante los próximos cinco años, de tal manera de que al término de esta nueva gestión se rehabiliten todos los albergues actualmente en operación. Esta recomendación se justifica no sólo por el deterioro físico que presentan los albergues sino por el cambio climático que implica vivir condiciones más hostiles para los becarios. 16. En virtud de que las ecónomas continúan desarrollando su trabajo en condiciones adversas para su salud y carentes de toda protección social, se recomienda que PAEI, organice y promueva acciones periódicas de salud entre las ecónomas para la detección de enfermedades más comunes y de alto riesgo para las mujeres, como son: cáncer cervicouterino, cáncer de mama y osteoporosis, así mismo que la CDI realice toda la gestión necesaria para canalizar a las mujeres a centros de atención hospitalaria cuando sea necesario. Igual procedimiento se deberá seguir en el caso de enfermedades de los ojos, en buena medida 342 causadas por el humo del Tlecuil, además de proveer un fondo de apoyo para la adquisición de lentes. 17. Considerando que una buena parte de los albergues se ubican en localidades apartadas y dispersas, se recomienda que en el pago de compensaciones al personal de los albergues se adopte una política general, consistente en el pago en efectivo y en el lugar de trabajo, ya que el hecho de trasladarse al Centro Coordinador y en los casos que se paga con cheque genera altos costos de transacción a cargo del personal, lo cual disminuye su ingreso. 18. Se recomienda que se diseñe un sistema de costos que considere la totalidad de los gastos centralizados y locales, incluyendo los salarios del personal de base y de confianza que intervienen en el programa. Este sistema deberá diferenciar claramente los subsidios que representan las transferencias directas a los becarios, operación y conservación de los albergues de aquellos gastos indirectos que se efectúan para hacer posible la permanencia y funcionamiento del programa, todo lo cual permitirá determinar con más precisión el rubro de gasto de operación, por tanto contar con mejores elementos para evaluar la eficiencia y eficacia del programa. 343 344 ANEXO METODOLÓGICO A. Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento El diseño muestral del Estudio para la evaluación del Programa Albergues Escolares Indígenas 2006 se planteó consistente con la evaluación realizada en 2005. En tal sentido, comprendió dos estudios paralelos y simultáneos. El primero de ellos consiste en una Encuesta en Albergues que se aplicó a un informante adecuado (autoridad del albergue), quien informó sobre aspectos generales de operación del albergue (asistencia/ausentismo de los niños beneficiarios, oportunidad de abasto de insumos, instalaciones, relaciones institucionales y apoyos brindados por diversas autoridades, demanda potencial, problemática en la operación del albergue, etc.). El segundo estudio, denominado Encuesta a Beneficiarios, se aplicó a los beneficiarios presentes en los albergues escolares indígenas el día en que se visiten los mismos, con el fin de indagar sobre el grado de satisfacción de los mismos respecto al servicio que se les brinda, concretamente en cuanto a calidad y oportunidad de los alimentos, higiene, colaboración en las tareas del albergue, atención recibida por parte del personal, etc. A partir de información del registro de inscripción de alumnos en albergues 2005-2006, al 27 de junio de 2006 se tenían 1,080 albergues distribuidos en 21 entidades de la República, mismos que atendían a 59 mil 842 escolares indígenas. Los datos obtenidos tras la exploración a las bases de datos 2006 mostraron la estabilidad del Programa en cuanto a número de albergues y beneficiarios respecto a los años previos, lo cual permitió plantear un diseño análogo al de 2005, no obstante 345 con un ajuste a la tasa de no respuesta prevista en gabinete, en atención a la experiencia adquirida y en anticipación a eventualidades climáticas y de otra naturaleza que afectasen a las zonas por visitar43. Cuadro A.1. Albergues y beneficiarios, 2006 Distribución del universo de albergues escolares indígenas por entidad, 2006 Clave Entidad Albergues Total 02 Baja California 04 Campeche 07 Beneficiarios Part. % Total Part. % 5 0.5% 285 0.5% 12 1.1% 592 1.0% Chiapas 147 13.6% 8,342 13.9% 08 Chihuahua 105 9.7% 7,194 12.0% 10 Durango 15 1.4% 1,155 1.9% 12 Guerrero 100 9.3% 5,433 9.1% 13 Hidalgo 69 6.4% 3,745 6.3% 14 Jalisco 14 1.3% 1,697 2.8% 15 México 8 0.7% 435 0.7% 16 Michoacán 15 1.4% 810 1.4% 18 Nayarit 38 3.5% 2,574 4.3% 20 Oaxaca 266 24.6% 13,546 22.6% 21 Puebla 83 7.7% 4,300 7.2% 22 Querétaro 5 0.5% 247 0.4% 23 Quintana Roo 8 0.7% 395 0.7% 24 San Luis Potosí 34 3.1% 1,692 2.8% 25 Sinaloa 8 0.7% 374 0.6% 26 Sonora 15 1.4% 828 1.4% 27 Tabasco 11 1.0% 524 0.9% 30 Veracruz 84 7.8% 3,891 6.5% 31 Yucatán 38 3.5% 1,783 3.0% 1,080 100.0% 59,842 100.0% Total Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico “RIAA_20052006_SEMESTRAL.xls”, proporcionado por la CDI. 43 Fue el caso de la situación política en Oaxaca que afectó la operación de sus albergues escolares indígenas, y que obligó a que dentro del conjunto de entidades de mayor aporte al Programa, se reemplazara dicha entidad por la que representaba el octavo mayor aporte, tanto en albergues como en beneficiarios, esto es, Nayarit. 346 Los albergues escolares indígenas se distribuyen en 21 estados de la República: Baja California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán. Las consideraciones para el diseño de las encuestas fueron: 1. Optimizar los gastos para el operativo de campo mediante un ajuste preliminar al marco muestral de localidades de manera que, bajo un esquema de Pareto, el objeto de estudio de la encuesta se restringiera a los siete estados que concentran un valor cercano a 80% niños atendidos en los albergues escolares indígenas. La situación política de Oaxaca obligó a reemplazar a dicha entidad por el estado de Nayarit, de manera que el conjunto de siete estados que conformaron el marco muestral ajustado fue: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Nayarit, Puebla y Veracruz, los cuales reúnen aproximadamente 57.7% de los albergues y 59.3% de los niños beneficiados en junio del 200644. 2. La unidad de observación fue el albergue escolar indígena. Para la Encuesta en Albergues se aplicó un esquema de muestreo aleatorio simple, con probabilidad de selección proporcional al número de beneficiarios del albergue, sustentado en un nivel de confianza de 90%, con un error de no más de 9.85% y una tasa de no respuesta de 3%. 3. A partir de una estimación de tasa de no respuesta de 3%, este año el número de albergues por encuestar se incrementó a 65, lo cual se juzgó acorde al presupuesto para el operativo de levantamiento de la encuesta. 44 El monto del presupuesto disponible para el operativo de campo obligó a reducir la pretensión de cubrir el 80% de beneficiarios y albergues, y aceptar estos porcentajes, en el entendido de que se cubrirían no menos de siete estados del los 21 que cuentan con albergues escolares indígenas. 347 4. La Encuesta a Beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas se diseñó bietápica con unidad primaria de selección basada en la encuesta de albergues, y un muestreo sistemático de 33.3% de los niños beneficiarios de cada albergue que se encontraran en el mismo el día de aplicación del cuestionario. Se estimó a priori levantar aproximadamente 1,187 cuestionarios a beneficiarios (en condiciones óptimas de asistencia a los albergues esta cantidad hubiera llegado a 1,344). En virtud de que no todos los niños registrados en cada albergue asistieron al mismo el día de aplicación de la encuesta, el número de cuestionarios levantado se redujo a 1,142. 5. Los parámetros de la encuesta, dado el número de 1,142 cuestionarios aplicados sobre una población finita de 35,479 niños, si éstos se hubieran seleccionado mediante un diseño de muestreo aleatorio simple (mas) serían: Nivel de confianza de 95% y un error máximo de 2.86% En tanto un diseño de conglomerados en general es menos eficiente que uno por muestreo aleatorio simple45, los 1,142 cuestionarios de la encuesta a beneficiarios realizada mediante conglomerados, brindan un nivel de confianza semejante al de la encuesta en albergues (Nivel de confianza de 90% y error máximo no mayor a 10%) siempre que, para una variable dada, el efecto de diseño no sea mayor a 16.1. 45 Para una variable cualquiera la relación entre la varianza que se obtiene mediante un diseño complejo respecto a la que se obtiene a través de un diseño aleatorio simple (para el mismo tamaño de muestra), arroja un efecto de diseño (Deff) superior a 1. Un Deff mayor a 1 implica menores niveles de confianza y mayores errores aceptables que los que se obtendrían mediante muestreo aleatorio simple, para el mismo tamaño de muestra. 348 B. Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de diseño El diseño técnico de la encuesta a los albergues escolares indígenas para el año 2006 se ajustó a las características que se enuncian en este apartado, y en el siguiente respecto a los resultados obtenidos. a) Diseño muestral Muestreo aleatorio simple de albergues con probabilidad de selección proporcional al número proyectado de beneficiarios de los mismos. b) Marco muestral Listado de 1, 080 Albergues Escolares Indígenas localizados en 21 estados de la República: Cuadro A.2. Marco muestral Clave Estado Albergues 02 Baja California 5 04 Campeche 07 Chiapas 147 08 Chihuahua 105 10 Durango 15 12 Guerrero 100 13 Hidalgo 69 14 Jalisco 14 15 México 8 16 Michoacán 15 18 Nayarit 38 20 Oaxaca 266 21 Puebla 83 22 Querétaro 5 23 Quintana Roo 8 24 San Luis Potosí 25 Sinaloa 12 34 8 349 Cuadro A.2 Marco muestral Clave Estado Albergues 26 Sonora 15 27 Tabasco 11 30 Veracruz 84 31 Yucatán 38 Total 1,080 Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico “RIAA_2005-2006_SEMESTRAL.xls”, proporcionado por la CDI. c) Marco muestral ajustado Debido a restricciones económicas el estudio concentró su atención en los estados donde el programa tiene mayor presencia. La previsión de cubrir las entidades que representaran aproximadamente 80% de los albergues y beneficiarios del programa se reconsideró en virtud de que, al momento del levantamiento de la encuesta, los albergues escolares indígenas del estado de Oaxaca aún estaban afectados por el paro del magisterio en dicha entidad. Por esta razón, de los 21 estados en que operan Albergues Escolares Indígenas en 2006, el marco muestral se ajustó exclusivamente a las entidades que —con excepción de Oaxaca—, simultáneamente contribuyeron con el mayor número de albergues y beneficiarios y que, en conjunto, acumulaban casi 60% de ambas variables en el marco muestral. De tal manera los 1,080 albergues del marco muestral se redujeron a 626, distribuidos en siete estados de la República. Los estados que se incluyeron después del ajuste se listan en la siguiente tabla: 350 Cuadro A.3. Número real de albergues y beneficiarios objeto de la encuesta, 2006 clave Entidad Albergues abs Beneficiarios % abs % 07 Chiapas 147 13.6% 8,342 13.9% 08 Chihuahua 105 9.7% 7,194 12.0% 12 Guerrero 100 9.3% 5,433 9.1% 30 Veracruz 84 7.8% 3,891 6.5% 21 Puebla 83 7.7% 4,300 7.2% 13 Hidalgo 69 6.4% 3,745 6.3% 18 Nayarit 38 3.5% 2,574 4.3% 626 58.0% 35,479 59.3% Subtotal (7 estados) Resto (14 estados) Total 454 42.0% 24,365 40.7% 1,080 100.0% 59,844 100.0% Fuente: Elaboración propia con base en listado de albergues y beneficiarios de la CDI. d) Tamaño de muestra calculado Considerados los parámetros, 90% de confianza y error máximo de 9.85%, tasa de no respuesta = TNR = 3% (r = 0.1 z0 ≈ 1.64 p = q = 0.5 TNR= 0.03) y dadas las expresiones zo2 p q n0 = r2 Misma que por tratarse de una población finita (N =623), se corrige con la expresión: n= n0 1 *( ) n0 1 − TNR 1+ N Se determina un tamaño de muestra de n = 65 albergues 351 e) Estimación de parámetros a partir del tamaño de muestra levantado En tanto se levantaron los 65 albergues seleccionados los parámetros de la encuesta son: 90% de confianza y error máximo de 9.665%. f) Selección muestral Selección con probabilidad proporcional al número de beneficiarios (Hansen y Hurwitz). g) Bitácora de selección muestral (registros) Véase: Anexo en archivo electrónico: Muestra seleccionada PAEI.xls 2006 [Hoja: Bitácora selección]. C. Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas: levantamiento a) Diseño muestral Muestreo bietápico de conglomerados de beneficiarios del Programa de Albergues Escolares Indígenas (conglomerados de diferente tamaño). En la primera etapa se eligieron los mismos albergues seleccionados con probabilidad proporcional al número de beneficiarios en la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas. En la segunda etapa se tomó una muestra sistemática de un tercio de los niños beneficiarios que se encontraron en el albergue el día en que éste se visitó. b) Tamaño de muestra n1 = 65 conglomerados con un número indeterminado a priori de niños beneficiarios del PAEI. n2 = 1,142 niños beneficiarios del Programa que se encontraron presentes en los albergues el día en que estos se visitaron. 352 c) Ponderación de casos Se realizó mediante el empleo de pesos. El factor de ponderación empleado para cada uno de las i conglomeradas levantadas se obtiene mediante la expresión: ∑ y * ∑(N / n ) (N i / n i ) i factori = i i ni d) Fórmula para el cálculo del Efecto de Diseño (Deff) Deff ≈ 1 + ( M − 1)ρ donde: M es el tamaño promedio de los conglomerados, y ρ es el coeficiente de correlación entre conglomerados e) Fórmulas para el cálculo de la varianza Para obtener estimaciones insesgadas de la varianza empléese: 2⎛ 2 n ⎞s N V̂( t̂ ins ) = N ⎜1 − ⎟ t + n ⎝ N⎠ n ∑ i∈S 2 ⎛ m ⎞ s ⎜1 − i ⎟Mi 2 i ⎜ M ⎟ mi i⎠ ⎝ f) Parámetros de la encuesta Los 1,142 cuestionarios levantados, brindan parámetros semejantes a los de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas (nivel de confianza de 90% y error máximo no mayor a 10%) siempre que, para una variable dada, el efecto de diseño no sea mayor a 16.1. 353 354 ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS Acompañando al documento impreso se entregan en forma magnética (en DVD) los siguientes documentos: Anexo Estadístico (con los resultados del trabajo de gabinete y de campo) - Base de datos de la captura de los cuestionarios (beneficiarios, jefes de albergue e informe de infraestructura) - Catálogo de codificación de las variables y etiquetas de las mismas. - Tabulados de frecuencias simples de la encuesta. Archivos de audio de todas las entrevistas realizadas. Además se entregan todos los cuestionarios aplicados, debidamente foliados. 355 356 CRÉDITOS Investigadores Noemí Luján Ponce (coordinadora del proyecto) José Gilberto Segura Gámez Graco Rojo Curiel Ayudantes de Investigador Pascual Ogarrio Rojas Daniel Castillo Durán Análisis de actores Daniel Castillo Durán Daniel Serrano Contreras Judith López Ayala Pascual Ogarrio Rojas Walter Esteban Guijarro Vázquez Edición Isaura Beryin Ramos Oyanguren Graco Rojo Curiel 357 Encuestadores Aldo Cruz Alatriste Jorge Alberto Cuéllar Pérez Alejandro Anaya Bello Landy Cortés Gil Ariadne Ángeles Hernández Leticia Pichardo Valdés Atalya Montoya Rodríguez Lorena Arzate Castañeda Daniel Castillo Durán Pascual Ogarrio Rojas Daniel Serrano Contreras Rocío Solís Fajardo Guadalupe García Marín Walter Esteban Guijarro Vázquez Hugo Espinal Cruz Zita Mayda Callejas García Isaura Beryin Ramos Oyanguren Talleristas Irma Virginia Velásquez Ojeda (coordinadora) Aldo Cruz Alatriste Belem Velásquez Ojeda Daniel Castillo Durán Landy Cortés Gil Leticia Pichardo Valdez Patricia Hernández Hernández Rocío Solís Fajardo 358 PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS PAEI