Programa Albergues Escolares Indígenas PAEI

Anuncio
PROGRAMA
ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS
PAEI
EVALUACIÓN DE RESULTADOS
2006
INFORME FINAL
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
1
1
5
2
EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI)
1.1 Presentación del Programa
5
1.2 Pertinencia del Programa
9
CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS
13
2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general
13
2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad
14
2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo
19
2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo
23
2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo
24
2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela
26
2.1.6 Composición de la población por etnia
27
2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas
33
2.1.8 Aprovechamiento
39
2.2 Cumplimiento de objetivos específicos
47
2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro
48
2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales
86
2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares
102
2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios
109
I
3
CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD
COMPLEMENTARIA
3.1 Beneficiarios
137
3.1.1 Criterios de elegibilidad
138
3.1.2 Transparencia
147
3.2 Derechos y obligaciones
149
3.3 Lineamientos específicos
153
3.3.1 Coordinación institucional
153
3.3.2 Instancias ejecutoras
159
3.3.3 Instancias Normativas
159
3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia
160
3.4 Mecánica de operación
4
137
160
ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS
BENEFICIARIOS
171
4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006
171
4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006
176
4.3 Montos de los apoyos del programa
178
4.4 Costo anual por alumno
181
4.4.1 Costo directo
181
4.4.2 Costo directo integrado
182
4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006
4.5.1 Desarrollo del programa
184
184
II
5
6
CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS
5.1 Metas financieras
187
5.2 Metas físicas
191
5.2.1 Número de albergues y becarios
191
5.2.2 Rehabilitación de albergues
192
5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares
195
5.2.4 Equipamiento de albergues
196
ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS
6.1 Costos unitarios
6.1.1 Costo de la ración alimenticia
6.2 Costo beneficio
7
187
ANÁLISIS DE ACTORES
7.1 Los Jefes de Albergue
7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue?
199
199
202
203
205
205
209
7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana
del albergue?
7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue?
213
217
7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue?
221
7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI?
223
7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue?
226
7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy?
229
7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del albergue?
231
III
7.2 Las Ecónomas
234
7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma
235
7.2.2 Situación laboral y económica
241
7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario
246
7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del
albergue: una mirada desde la cocina
248
7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones
252
7.3 El Comité de Padres de Familia
255
7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia
256
7.3.2 Controles sociales
259
7.3.3 Información proporcionada
259
7.3.4 Características del mantenimiento
260
7.3.5 Participación Comunitaria
261
7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos
264
7.3.7 Algunas consideraciones al tema
268
7.3.8 Propuesta
269
7.4 Los Maestros o autoridades escolares
270
7.4.1 Conocimiento del albergue
270
7.4.2 Calidad de vida en el albergue
271
7.4.3 Aprovechamiento escolar
274
7.4.4 Relación albergue – comunidad
277
7.4.5 Relación albergue – escuela
278
7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa
279
7.5 Las Autoridades Comunitarias
280
7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue
281
7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa
282
7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue
283
7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del
Programa
285
7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad
286
7.5.6 El futuro del albergue
287
7.5.7 Recomendaciones específicas
290
IV
8
ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD,
LA IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES 293
8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios
294
8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de
actividades de los beneficiarios
301
8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que
colaboran con el albergue
8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias
306
8.4.1 Artículos de aseo personal
310
8.4.2 Útiles escolares
314
8.5 Análisis de los indicadores de maltrato
9
305
ESCENARIO PROSPECTIVO
318
323
9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa
325
9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años
328
CONCLUSIONES
333
RECOMENDACIONES
339
V
ANEXO METODOLÓGICO
345
A.
Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento
B.
Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de
diseño
C.
345
349
Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares
Indígenas: levantamiento
352
ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS
355
CRÉDITOS
357
VI
INTRODUCCIÓN
En este Informe Final se presentan los resultados de la evaluación practicada al
Programa Albergues Escolares Indígenas (PAEI) para el ejercicio fiscal 2006 y es fruto
del análisis de la información documental proporcionada por la Comisión Nacional para
el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), la información de contexto proveniente de
diversas fuentes documentales (censos, conteos, etc.) y la que procede de la que se
generó a través de encuestas, entrevistas a profundidad y talleres con los beneficiarios
y con otros actores involucrados directa o indirectamente en la operación de los
albergues escolares indígenas (tales como los jefes de albergue, las ecónomas, los
comités de padres de familia, los maestros de las escuelas a donde acuden los niños
albergados y las autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los
albergues) durante el proceso mismo de la investigación.
En el primer capítulo hacemos una breve presentación del Programa, señalando sus
principales características y el recorrido histórico que han tenido desde su creación
entre las instituciones emanadas de la Revolución Mexicana durante el siglo XX hasta
llegar a su adscripción actual en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas y en el contexto de las políticas públicas asistenciales que aún sobreviven.
Mencionamos los vínculos y coordinación institucional que se teje a su alrededor en el
Gobierno Federal y describimos el quehacer básico que desempeña el personal
adscrito al mismo, así como otros actores importantes.
En el mismo capítulo desarrollamos una justificación que pareciera innecesaria dada la
realidad de sobra conocida en que viven y sobreviven los pueblos originarios en el
México del siglo XXI, particularmente en lo que se refiere a los infantes y adolescentes
respecto a su derecho a recibir una educación pública gratuita y de calidad. De
1
cualquier forma aportamos algunos datos y elementos que hacen más que evidente la
pertinencia e importancia de este programa de gobierno.
Por tratarse de un programa que acompaña la actividad escolar de los niños y
adolescentes que resultan beneficiados, el registro de sus actividades y de la operación
administrativa involucra dos ciclos anuales claramente diferenciados. Por un lado,
buena parte de la información se ajusta al ciclo escolar anual que va de agosto de un
año a junio-julio del siguiente, con información que debe considerarse en su conjunto
para este período (beneficiarios, albergues, e incluso presupuestos), pero por el otro
lado, se registra la información en función del ejercicio fiscal (enero-diciembre),
destacando la información presupuestal, pero también en los otros conceptos ya
mencionados. De esta forma se han utilizado ambos subconjuntos de información, la
que se ajusta al ciclo escolar y la que se presenta para el ejercicio del año fiscal, de
acuerdo a la posibilidad de explotar y analizar cada fuente de información disponible.
Cabe hacer notar, sin embargo, que las diferencias intrínsecas a esta diferenciada
operación implican su consolidación durante el tercer trimestre del año, generando a
partir de entonces los informes parciales de gasto del ejercicio anual. Es por ello que la
información proporcionada al equipo evaluador no siempre es consistente en los datos
consignados entre los diversos documentos y archivos magnéticos, incluso cuando se
trata de información que no debiera presentar diferencias.
Lo anterior ha obligado ha realizar un análisis por tipo de fuente de información y, por el
momento, no tomar en consideración lo que se consigna en otras fuentes de
información para su contraste, de modo tal que en el capítulo 2 hemos privilegiado el
padrón de beneficiarios para el análisis de las principales características de los
niños(as) y jóvenes becarios de los albergues (edad, sexo, nivel escolar, aprobación y
calificaciones obtenidas), así como para la ubicación y distribución de los albergues
mismos, en tanto que para el análisis de los recursos financieros hemos preferido otros
archivos que no necesariamente coinciden con las contenidas en los documentos
utilizados para el análisis de albergues y beneficiarios ya mencionados.
2
Por lo demás, en el apartado dedicado a la focalización, del capítulo segundo, y en el
capítulo tercero revisamos los objetivos y los criterios de elegibilidad vigentes en las
Reglas de Operación del Programa y observamos las consecuencias que ellos tienen
en la operación del Programa en el contexto actual, valorando además el cumplimiento
de los objetivos vigentes.
El cuarto capítulo lo destinamos al análisis de los recursos entregados a los
beneficiarios y desarrollamos también el análisis de la inversión pública del 2006 y su
comparación con el ejercicio fiscal 2005, estimando además los costos unitarios y el
análisis de costo-beneficio en el capítulo sexto. En tanto que una valoración del
comportamiento de las metas físicas y financieras del Programa, así como de su
cumplimiento, es lo que se aborda en el quinto capítulo.
Para el desarrollo de la investigación nos pareció muy importante incorporar las
distintas visiones que se tienen respecto a los Albergues Escolares Indígenas por
actores involucrados directamente en su operación, como es el caso de los jefes de
albergue, las ecónomas y los comités de padres de familia de los niños albergados.
Pero también nos pareció relevante la visión de aquellos otros que estando un tanto
distantes del día a día, sin embargo se mantienen en la órbita del mismo, nos referimos
a los maestros de las escuelas a donde acuden los niños albergados y a las
autoridades comunitarias de las localidades donde se ubican los albergues. Por esta
razón se hicieron entrevistas a profundidad con estos cinco actores en cada uno de los
65 albergues visitados que sirvieron de muestra estadística. El resultado del análisis de
actores realizado lo presentamos como capítulo séptimo.
El abordaje sobre el impacto que tiene el PAEI en la población femenina a partir de
criterios de bienestar, equidad, igualdad y no discriminación hacia este sector de los
beneficiarios se desarrolla en el capítulo octavo.
3
En tanto que en el noveno capítulo presentamos algunas posibilidades futuras de
desenvolvimiento del PAEI a partir de dos escenarios, por una parte qué sucedería si el
Programa se mantiene en la misma inercia que la observada hasta el día de hoy y en el
pasado reciente, mientras que por la otra se presenta las posibilidades de mejora
sustancial de la operación y cobertura de los albergues a partir de ciertas
modificaciones en el corto y mediano plazo.
Al final del documento presentamos, como es obligado para toda evaluación, las
conclusiones y las correspondientes recomendaciones que se derivan y sustentan en
los capítulos precedentes.
Coyoacán, Distrito Federal.
4
1 EL PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS (PAEI)
1.1 Presentación del Programa
En el ámbito educativo, es posible decir que los albergues escolares indígenas (AEI) se
han constituido en un factor emblemático en la vida cotidiana de niños y niñas a lo largo
de muchas generaciones en las zonas indígenas del país, en virtud de su existencia y
permanencia por más de sesenta años. Aunque existen antecedentes más antiguos, se
puede tomar como referencia del inicio de este modelo asistencial de apoyo educativo,
el iniciado en 1932 por el entonces Secretario de Educación Pública, Narciso Bassols,
quien transformó la Casa del Estudiante Indígena – la única escuela internado para
indígenas que existía en el país, ubicada en el Distrito Federal- en internados
indígenas, instalándose los primeros en la Sierra Tarahumara1. Fueron instalados
entonces 11 centros de educación indígena, siguiendo el modelo de internado, estos
nuevos centros tenían por finalidad instruir a los indígenas en su medio de origen para
que los alumnos mantuviesen siempre el vínculo con sus comunidades. Los primeros
internados indígenas que funcionaron fueron San Gabrielito en Guerrero y Yoquivo en
Chihuahua2.
Dicho proyecto más tarde se intensificó durante el periodo de gestión del Presidente
Lázaro Cárdenas del Río, quien estableció el Departamento de Asuntos Indígenas en
1
“Resulta natural que hayamos confirmado por nuestro viaje, tanto el Jefe del Departamento de Escuelas
Rurales como yo, la conveniencia de transformar la Casa del Estudiante Indígena –que ha cumplido ya
su misión demostrando indiscutiblemente la capacidad del indio para educarse -, en varios internados
plenamente indígenas que estableceremos en medio de las tribus y que por funcionar en ambientes
rurales, habrán de cumplir dos requisitos de la mayor trascendencia: no desvincular a los educandos de
su ambiente propio y extender a un número de diez veces más amplio los beneficios de la escuela y la
obra de culturización por resultar mucho más barata la educación en esas condiciones” (comentarios de
Narciso Bassols en su viaje a la Sierra Tarahumara en 1932), en Bassols, Narciso. Obras. México, FCE,
1964; pág. 182.
2
Aguirre Beltrán, Gonzalo. Teoría y Práctica de la Educación Indígena. México, FCE, 1992; pág. 102.
5
1936, entidad que a su vez promovió los AEI, en su momento, denominados internados
indígenas y que para aquel año operaban ya 28 en distintas entidades del país3.
El objetivo de los AEI en aquellas fechas era proporcionar apoyo y atención a niños
indígenas para que terminaran su educación primaria, tesis que de alguna manera
sigue prevaleciendo hasta hoy, y donde además se capacitaban en distintos oficios y en
nuevas prácticas agrícolas y forestales. Sin embargo, es hasta 1972, cuando el
programa arranca con el nombre que se le conoce hasta hoy: Programa Albergues
Escolares Indígenas4. Los AEI, precisamente, cobraron mayor relevancia en los años
setenta, lapso en que se construyeron la mayoría de los albergues que existen en el
país así como los Centros Coordinadores Indigenistas que operaron bajo la tutela del
otrora Instituto Nacional Indigenista (INI) hasta el año 20035 .
En su ya larga trayectoria los AEI se han transformado paulatinamente, tratando de
ajustarse a los cambiantes contextos sociales y distintos modelos educativos indígenas
que se experimentaron en función también de las variadas visiones y posiciones
ideológicas hacia la población indígena de las autoridades en turno. Actualmente
operan en un nuevo marco institucional dentro del Programa Albergues Escolares
Indígenas (PAEI) a cargo de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos
Indígenas (CDI), entidad de nueva creación y heredera de los programas del viejo INI.
“En 2003, con la publicación del decreto de la Ley de la CDI, el 21 de mayo, y el inicio
de sus funciones, el 5 de julio, terminó la etapa de reforma jurídica que se requería para
la reforma institucional y se inició la fase de consolidación de un nuevo modelo de
atención transversal que busca el desarrollo integral y sustentable de los pueblos y
comunidades indígenas”6.
3
Informe del General de División Lázaro Cárdenas, Presidente de la República Mexicana, ante el H.
Congreso de la Unión, correspondiente al ejercicio comprendido entre el 1 de septiembre de 1935 y el
31 de agosto de 1936. México, D. F., 1 de septiembre de 1936.
4
Información en página electrónica: http://www.cdi.gob.mx/ini/documentos/alberguesini/.
5
México: setenta y cinco años de la Revolución. Coord. Fernando Pérez Correa. México, FCE-IEHRM,
1988; vol. dedicado al Desarrollo Social I.
6
MEXICO. CDI. Acciones de Gobierno para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas 2001-2003.
México, CDI, 2004.
6
El PAEI es un programa social aprobado por la Junta de Gobierno de la Comisión y
está sujeto a Reglas de Operación (R_Op) aprobadas por la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público, “con el objeto de asegurar la aplicación eficiente, eficaz, oportuna,
equitativa y transparente de los recursos públicos” (art. 54 del PEF 2006).
El PAEI tiene como objetivo central “contribuir a que niñas y niños indígenas que
habiten en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y
concluyan su educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se
otorgan en los albergues escolares y comunitarios” (R_Op 3.1). Es decir, que el
Programa atiende a infantes y adolescentes en un rango de edad de 4 a 18 años en los
niveles de preescolar, primaria, secundaria y bachillerato.
Los albergues escolares propiamente dichos son los que opera directamente la CDI y
que atienden indistintamente a alumnos de cualquier nivel escolar de los mencionados.
En cambio los denominados albergues comunitarios de acuerdo con las R_Op tienen la
restricción de sólo atender alumnos del nivel de bachillerato y están apoyados
económicamente por la CDI en la medida de sus posibilidades presupuestarias.
De acuerdo con el diseño vigente del programa, sus componentes básicos son los
siguientes:
ƒ Proporcionar alimentación y hospedaje seguro a niñas y niños indígenas que
estén inscritos en alguna escuela de educación básica incorporada a la Secretaría
de Educación Pública (SEP), durante la totalidad de días hábiles que comprende
el ciclo escolar de acuerdo con el calendario de la propia SEP.
ƒ Otorgar otros apoyos directos a los beneficiarios, consistentes en materiales de
higiene, de limpieza y paquetes escolares, así como absorber los gastos de
operación de los propios albergues.
7
ƒ Aportar recursos para la reparación, equipamiento y mantenimiento de los
albergues.
ƒ Atención a los albergues comunitarios en función de la disponibilidad
presupuestaria del Programa.
Para el cumplimiento de sus objetivos, el PAEI, mantiene de manera permanente una
coordinación institucional con las instituciones federales siguientes: con la Secretaría de
Educación Pública, la cual comisiona al personal que labora en los albergues: Jefes de
albergues y Ecónomas; con el Consejo Nacional de Fomento Educativo, que apoya con
instructores para apoyar la realización de tareas y actividades culturales de los
becarios; con Diconsa y Liconsa, que abastecen los productos de la canasta básica
para la alimentación de los alumnos. La Secretaría de Salud y el Programa IMSSOportunidades proporcionan –en principio- atención a la salud de 1º y 2º niveles a los
beneficiarios. Y con la CFE se firmó un acuerdo de servicio por el cual se les exenta de
pago por el consumo de energía eléctrica. Esta coordinación interinstitucional sin duda
contribuye de manera importante al logro de los objetivos del Programa por las
acciones y monto de recursos en juego.
De otro lado, los actores principales que hacen posible la actividad cotidiana en los
albergues escolares son: en primer lugar, las ecónomas, quienes se encargan de
preparar los alimentos tres veces al día y que suelen fungir como madres sustitutas,
particularmente de las niñas, quienes reciben de ellas las primeras orientaciones en los
cambios que viven de la infancia a la adolescencia, entre otros valiosos consejos; los
Jefes
de
albergue,
responsables
de
variadas
tareas
(fundamentalmente
administrativas); el Comité de Apoyo de Padres de Familia, que además de realizar
funciones de contraloría social, asume diversos trabajos en beneficio del albergue; y
finalmente, aunque desempeñando el papel central, los alumnos que, bajo un esquema
de autoorganización, se responsabilizan de los quehaceres de limpieza cotidiana de
todas las instalaciones.
8
Para tener una idea más concreta de las dimensiones del PAEI, es necesario decir que
para el año 2006 se ejercen recursos por la cantidad de 544.5 millones de pesos para
atender a 59,943 becarios en 1,081 albergues, distribuidos en 21 entidades federativas,
pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como Oaxaca, Chiapas,
Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo cual quiere decir que en
términos globales se invirtieron poco más de ocho mil pesos7 anuales por becario. En
cambio, si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente
al alumno, su costo anual es del orden de $6,229.28, equivalentes a un poco más de un
tercio de un salario mínimo o a 1.3 veces si lo relacionamos con el parámetro de
pobreza de dos dólares diarios por persona.
Por lo que hace a los albergues comunitarios, en este mismo año se apoyan a 135 con
una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones de pesos,
arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68
Más allá del juego de números, el impacto y beneficio social del PAEI es de la más alta
relevancia, muy a pesar de su escasa cobertura.
1.2 Pertinencia del Programa
La permanencia de los Albergues Escolares Indígenas por ya más de setenta años,
constituye un hecho histórico que revela la importancia de la función social que ejerce
en las comunidades indígenas y en particular porque se dirige y atiende al sector de la
población más desprotegido que son las niñas y niños indígenas, azotados de manera
perenne por el hambre, la desnutrición y el analfabetismo. Tales condiciones de vida
acentúan las desventajas y la iniquidad social, lo que hace imprescindible no sólo la
continuación del PAEI sino aún su crecimiento y la expansión real de su cobertura.
7
Monto redondeado que considera los 59,943 becarios del programa normal, más 7,430 alumnos que se
benefician a través de los albergues comunitarios.
9
Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de los
niños ya que inciden directamente en su desarrollo físico por vía de la alimentación,
contribuyen a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un hospedaje seguro y
apoyo en la realización de sus tareas. Aunque estos componentes del Programa
requieren mejorarse sustancialmente, el impacto que tienen al propiciar que los niños
ingresen y permanezcan en la escuela es muy relevante, al registrarse una escasa
reprobación y deserción, con lo cual el Programa cumple de manera general sus
objetivos. Fuera del albergue los niños enfrentan condiciones adversas: trabajo infantil,
migración, violencia intrafamiliar, hambre y abandono, con todo el conflicto emocional
que ello acarrea.
De otra parte el universo potencial de atención, refleja características que también
justifican la existencia del Programa: a nivel nacional en el segmento de población de 5
a 14 años hablantes de lengua indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la
escuela, en cambio entre los no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario
que no acudían a la escuela el indicador alcanzaba el 9.2%, es decir,
proporcionalmente no asistía a la escuela el doble de los niños y jóvenes indígenas
(hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto a los no hablantes de alguna
lengua indígena de la misma edad, con el agravante de que los primeros son aquellos
que viven en las localidades más dispersas y recónditas del país8.
Para el año 2005, de acuerdo con los resultados del Conteo de Población y Vivienda
efectuado en noviembre de ese año, se advierte que la situación ha mejorado en cuanto
a la asistencia escolar en general, sin embargo todavía para el mismo grupo
poblacional el 11.87% (población de 5 a 14 años hablante de alguna lengua indígena)
no asistía a la escuela, es decir, más de 158 mil niños indígenas del país en edad
escolar no se encontraban matriculados en ningún centro educativo, mientras que para
el caso de los no hablantes de lengua indígena era el 5.24% de los niños en dicho
rango de edad que no acudían a la escuela. Observemos entonces que si bien la
8
MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE, 2006.
10
asistencia general a la escuela se ha incrementado en el lapso de los cinco años
considerados (entre HLI y los que no lo son), la proporción entre niños hablantes de
lengua indígena y los que no lo son se ha incrementado ligeramente, ya que en el 2000
la proporción era de 2.02, en tanto que para el año 2005 esta aumentó a 2.269.
Asimismo el Programa postula que el servicio de albergues es para niñas y niños que
no cuentan con servicios de educación en la localidad donde viven. A la luz del
crecimiento de la infraestructura escolar aun en localidades remotas, lleva a pensar que
el universo de atención del PAEI disminuye y que por lo tanto su presencia en las
comunidades indígenas tendría que ir declinando paulatinamente, sin embargo, al
asomarse al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se advierten
condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que a nivel nacional
existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas multigrado en
modalidad indígena (63.8%)10, que es el nivel escolar al que acuden de manera
mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también llamadas de
organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas, Durango, San Luis
Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y más deficientes recursos
humanos y materiales e imparten una educación ostensiblemente de calidad inferior y
proclividad permanente a la deserción.
Este escenario obliga al PAEI a sostener no sólo cuantitativamente sus servicios, sino
también a reforzar la calidad de sus componentes de apoyo educativos que se refieren
a las tareas escolares y a las actividades interculturales, que atemperarían la deficiente
educación que reciben los niños y niñas indígenas.
Por otra parte, el hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar,
representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al grupo de
9
INEGI, Conteo de Población y Vivienda 2005. México, INEGI, 2006; (v. resultados definitivos y consulta
en línea en la página web del INEGI).
10
MÉXICO. INEE. La calidad de la educación básica en México; Informe anual 2005. México, INEE,
2006.
11
edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación. Según los expertos, en la
primera infancia que va de los 0 a 5 años, es el periodo en que una nutrición adecuada
es definitoria en el futuro desarrollo del niño y consecuentemente –entre otros aspectosen su desempeño escolar.
El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de bachillerato
que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino también está
adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es relevante para no
interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios.
No obstante que todos los programas sociales están obligados a impulsar y a guardar
una equidad de género entre los beneficiarios, el Programa aún no cumple cabalmente
con esta disposición, sin embargo, sí se advierte una tendencia hacia la consecución de
este equilibrio, que es meritorio por los obstáculos que hay que salvar en un medio
social adverso y discriminatorio hacia la mujer. La presencia del PAEI puede y debe
jugar un papel muy importante que permita crecientemente el acceso de las mujeres a
todos los niveles educativos.
Todo lo anterior da cuenta de algunas bondades y beneficios del Programa y de cómo
ha ido realizando ajustes paulatinos en congruencia con las necesidades de su
población beneficiaria, aún sin una planeación rigurosa, pero no por ello menos
importantes.
En suma, las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, el número
de niños indígenas que no asisten a la escuela y la deficiente educación que reciben los
que están inscritos, justifican plenamente la continuidad del PAEI no obstante su insular
presencia.
En el apartado de recomendaciones de este informe se detallan un conjunto de
sugerencias elaboradas con el afán de fortalecer su funcionamiento e incrementar el
impacto entre los beneficiarios.
12
2 CUMPLIMIENTO DE OBJETIVOS
2.1 Grado de cumplimiento del objetivo general
Las reglas de operación del PAEI establecen como objetivo general del programa
“contribuir a que las niñas y los niños indígenas que habitan en localidades que no
cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su educación básica y media
superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y
comunitarios”11.
Como objetivos específicos a nivel de educación básica, las mencionadas reglas
definen:
1) Apoyar con una alimentación adecuada y hospedaje seguro a los beneficiarios de
los albergues para que inicien y concluyan el ciclo escolar;
2) Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y
autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue,
para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos
autorizados por la CDI;
3) Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y
organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de
atención a los beneficiarios, y
11
Reglas de Operación 2004 Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Programa
Albergues Escolares Indígenas.
13
4) Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que
permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.
Con relación al nivel de Educación Media-Superior los albergues comunitarios debieran
brindar hospedaje y alimentación a jóvenes que cursen este nivel, con la finalidad de
mejorar la calidad del servicio otorgado.
A continuación se analiza el nivel de cumplimiento del objetivo general del Programa
tomando como base la información estadística contenida en el padrón de beneficiarios
para el ciclo 2005-2006, comparándola con el padrón de beneficiarios del ciclo anterior
2004-200512.
2.1.1 Distribución de los beneficiarios por entidad
En el cuadro 2.1 comparamos los datos sobre el número de beneficiarios de los dos
últimos ciclos escolares (sin contar el corriente 2007-2008).
Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA
Ciclo escolar 2004-2005
Entidad
12
Becarios
%
Ciclo escolar 2005-2006
%
acumulado
Becarios
%
Comparación
%
Diferencia
acumulado
(1)
Diferencia
porcentual
(2)
Oaxaca
13,910
23.1
23.1
13,546
22.6
22.6
-364
-0.50
Chiapas
8,671
14.4
37.6
8,342
13.9
36.5
-329
-0.50
Chihuahua
7,200
12.0
49.6
7,194
12.0
48.5
-6
0.00
Guerrero
5,671
9.4
59.0
5,433
9.1
57.6
-238
-0.30
Puebla
4,189
7.0
66.0
4,300
7.2
64.8
111
0.20
Hidalgo
3,781
6.3
72.3
3,891
6.5
71.3
110
0.20
Veracruz
3,694
6.1
78.4
3,745
6.3
77.6
51
0.20
Nayarit
1,822
3.0
81.4
2,574
4.3
81.9
752
1.30
Yucatán
1,779
3.0
1,783
3.0
84.9
4
0.00
84.4
Para el Padrón de Beneficiarios 2005-2006 se utilizó el archivo electrónico denominado: “RIAA 2005-2006.xls” y
para el Padrón de Beneficiarios 2004-2005 el archivo electrónico denominado “beneficiarios albegues.xls”, de
agosto de 2005.
14
Cuadro 2.1. BENEFICIARIOS POR ENTIDAD FEDERATIVA (cont.)
Ciclo escolar 2004-2005
Entidad
Becarios
%
Ciclo escolar 2005-2006
%
acumulado
Becarios
%
Comparación
%
Diferencia
acumulado
(1)
Diferencia
porcentual
(2)
S. L. P.
1,760
2.9
87.3
1,697
2.8
87.7
-63
-0.10
Jalisco
1,750
2.9
90.2
1,692
2.8
90.5
-58
-0.10
Durango
1,160
1.9
92.2
1,155
1.9
92.4
-5
0.00
Michoacán
830
1.4
93.5
828
1.4
93.8
-2
0.00
Campeche
757
1.3
94.8
810
1.4
95.2
53
0.10
Sonora
698
1.2
96.0
594
1.0
96.2
-104
-0.20
Tabasco
555
0.9
96.9
524
0.9
97.1
-31
0.00
Q. Roo
501
0.8
97.7
435
0.7
97.8
-66
-0.10
México
436
0.7
98.5
395
0.7
98.5
-41
0.00
Sinaloa
398
0.7
99.1
374
0.6
99.1
-24
-0.10
B. C.
290
0.5
99.6
285
0.5
99.6
-5
0.00
Querétaro
242
0.4
100.0
247
0.4
100.0
5
0.00
60,094
100.0
59,844
100.0
-250
0.00
Total
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrones de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2005-2006.
Para ambos ciclos escolares se prácticamente mantiene la misma distribución de
beneficiarios por entidad federativa, las diferencias entre ambos periodos son no
significativas a nivel estadístico. Para el caso del ciclo que estamos evaluando, los 59,
84413 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en 2006 se
encuentran distribuidos en 21 entidades. Como se podrá observar, el cuadro muestra
que la mayor concentración de beneficiarios, al igual que en el ciclo 2004 – 2005, se da
en los estados de Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Guerrero, que cuentan con 22.6,
13.9, 12.0 y 9.1 por ciento del total, respectivamente. En estas cuatro entidades se
hospedan y alimentan prácticamente seis de cada diez niños atendidos (57.6%) en el
Programa.
13
En el desarrollo de este reporte se mencionan tres cifras diferentes del número total de beneficiarios: la que
corresponde al Padrón 2005-2006 (agosto-2006: 59,844), la del inicio del ejercicio fiscal (enero-2006: 59,943) con
la que se realizaron la mayoría de los cálculos financieros y la cifra que reporta el último informe del Programa
(octubre-2006: 59,707), lo cual es atribuible a la dinámica de altas y bajas de alumnos durante el ciclo escolar.
15
Gráfica 2.1. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLO
2005-2006
14,000
12,000
Frequency
10,000
8,000
6,000
4,000
2,000
0
I
AR RN
ET IFO
ER L
U A
Q AC
O
J A O
B A LO A R
A
N AN
SI NT
I
U O
Q IC
O
ÉX C
M S E
BA CH N
TA PE Á
C
AM A
C HO
Í
IC A
M OR O OS
N G T
O
SO AN P
R S
U I
D LU
N O
SA SC
LI ÁN
JA AT
C IT
YU AR
AY O
N ALG UZ
ID R
H AC
R A
VE BL RO
E E
PU RR UA
E H
U A
G HU
I
H AS
C AP
I
H A
C AC
AX
O
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2006.
Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años, considerada
por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios del PAEI
representan menos del 3%. Para el ciclo 2005 – 2006, el mayor porcentaje estatal de
atención a niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo
lugar se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%).
No obstante, de las entidades que concentran el mayor número de beneficiarios, sólo
Chihuahua coincide con un porcentaje relativamente elevado de cobertura, mientras
que Chiapas, Oaxaca y Guerrero, con el mayor número de beneficiarios en términos
absolutos por estado, tienen 2.19%, 3.23% y 3.30% de cobertura de la población
indígena entre 5 y 19 años (v. cuadro 2.2).
16
Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)
Beneficiarios 2004-2005
Entidad
Rango de
edades
Población
Población
HLI
Albergues
Baja
California
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Durango
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
5-9
260,331
3,352
10 - 14
226,758
3,479
15 - 19
220,707
4,358
Total
707,796
11,189
5-9
83,090
6,789
10 - 14
80,246
8,172
15 - 19
73,769
8,627
Total
237,105
23,588
5-9
518,550
142,763
10 - 14
488,791
129,177
15 - 19
433,517
109,712
Total
1,440,858
381,652
5-9
341,921
12,829
10 - 14
306,679
10,020
15 - 19
290,939
9,600
Total
939,539
32,449
5-9
177,062
4,329
10 - 14
172,365
3,778
15 - 19
150,569
3,237
Total
499,996
11,344
5-9
411,408
64,199
10 - 14
394,613
56,481
15 - 19
333,331
43,734
Total
1,139,352
164,414
5-9
277,830
40,912
10 - 14
271,378
43,255
15 - 19
235,368
35,025
Total
784,576
119,192
5-9
720,270
4,858
10 - 14
708,813
4,407
15 - 19
673,570
5,518
Total
2,102,653
14,783
%
respecto a
la
población
HLI
Beneficiarios 20052006
Albergues
Variación
Porcentual
%
respecto
de
a la
beneficiarios
población
HLI
290
2.59%
285
2.55%
-0.04%
757
3.21%
594
2.52%
-0.69%
8,671
2.27%
8,342
2.19%
-0.09%
7,200
22.19%
7,149
22.03%
-0.16%
1,160
10.23%
1,155
10.18%
-0.04%
5,671
3.45%
5,433
3.30%
-0.14%
3,781
3.17%
3,745
3.14%
-0.03%
1,750
11.84%
1,697
11.48%
-0.36%
17
Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)
Beneficiarios 2004-2005
Entidad
México
Michoacán
Nayarit
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana
Roo
San Luis
Potosí
Sinaloa
Rango de
edades
Población
Población
HLI
5-9
1,447,047
13,834
10 - 14
1,363,554
18,290
15 - 19
1,307,977
26,797
Total
4,118,578
58,921
5-9
492,453
15,352
10 - 14
498,316
15,987
15 - 19
436,043
14,395
Total
1,426,812
45,734
5-9
107,577
6,701
10 - 14
107,654
5,484
15 - 19
97,866
4,709
Total
313,097
16,894
5-9
458,507
149,727
10 - 14
443,874
149,215
15 - 19
364,876
120,692
Total
1,267,257
419,634
5-9
623,917
65,593
10 - 14
600,452
69,296
15 - 19
532,196
59,767
Total
1,756,565
194,656
5-9
174,551
3,323
10 - 14
164,074
3,224
15 - 19
152,906
2,971
Total
491,531
9,518
5-9
105,081
11,845
10 - 14
90,648
13,599
15 - 19
88,870
16,743
Total
284,599
42,187
5-9
290,504
34,173
10 - 14
277,667
34,072
15 - 19
241,303
26,305
Total
809,474
94,550
5-9
293,365
5,844
10 - 14
282,780
6,864
15 - 19
267,418
7,167
Total
843,563
19,875
Beneficiarios 20052006
Variación
Porcentual
%
respecto
de
a la
beneficiarios
población
HLI
Albergues
% respecto
a la
población
HLI
Albergues
436
0.74%
435
0.74%
0.00%
830
1.81%
810
1.77%
-0.04%
2,300*
13.61%
2,574
15.24%
1.63%
13,910
3.31%
13,546
3.23%
-0.09%
4,189
2.15%
4,300
2.21%
0.06%
242
2.54%
247
2.60%
0.05%
501
1.19%
395
0.94%
-0.25%
1,760
1.86%
1,692
1.79%
-0.07%
398
2.00%
375
1.89%
-0.12%
18
Cuadro 2.2. POBLACIÓN POR ENTIDAD DE 5 A 19 AÑOS HABLANTE DE LENGUA INDÍGENA (HLI)
Beneficiarios 2004-2005
Entidad
Sonora
Tabasco
Veracruz
Yucatán
Nacional
Rango de
edades
Población
Población
HLI
5-9
246,494
3,226
10 - 14
228,055
3,377
15 - 19
218,530
3,941
Total
693,079
10,544
5-9
228,831
4,731
10 - 14
228,638
6,184
15 - 19
212,731
6,623
Total
670,200
17,538
5-9
812,674
75,205
10 - 14
797,328
79,325
15 - 19
709,056
66,341
Total
2,319,058
220,871
5-9
185,605
38,699
10 - 14
183,581
47,806
15 - 19
175,320
51,023
Total
544,506
137,528
5-9
8,257,068
708,284
10 - 14
7,916,264
711,492
15 - 19
7,216,862
627,285
Gran
Total
23,390,194
2,047,061
Beneficiarios 20052006
Variación
Porcentual
%
respecto
de
a la
beneficiarios
población
HLI
Albergues
% respecto
a la
población
HLI
Albergues
698
6.62%
828
7.85%
1.23%
555
3.16%
524
2.99%
-0.18%
3,694
1.67%
3,891
1.76%
0.09%
1,779
1.29%
1,783
1.30%
0.00%
60,094
2.94%
59,844
2.92%
-0.01%
Fuente: Elaboración propia con datos del XII Censo General de Población y Vivienda 2000 y Padrones de
beneficiarios Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005 y 2006.
2.1.2 Distribución de beneficiarios por sexo
Para el ciclo escolar 2005 – 2006 la proporción de niños y niñas que asisten a los
albergues es de 54.5% y 45.5% a nivel nacional, composición similar a la del ciclo
escolar 2004 – 2005 que era de 54.6% hombres y 45.4% mujeres (v. cuadro 2.3). En
2005 – 2006, el único estado que invierte la participación de su población por sexo es
Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%, mientras que el ciclo
anterior esta característica de inversión la presentaban dos entidades: Campeche
(49.8% contra 50.2) y Querétaro (49.6 contra 50.4).
19
En cuanto a distribuciones paritarias (prácticamente 50% para cada uno de los sexos)
encontramos diferencias importantes. Para el ciclo 2005 – 2006 dejaron de ser
paritarios respecto del ciclo anterior los estados de Campeche, Durango y Querétaro.
Los dos primeros a favor de los niños y el último de las niñas.
Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006
Ciclo 2004-2005 (a)
Entidad
Operación
Sexo
Ciclo 2005-2006 (b)
Total
Masculino Femenino
Baja
California
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Durango
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
México
Michoacán
Nayarit
Oaxaca
Puebla
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
170
58.62%
377
49.80%
5170
59.62%
3747
52.04%
586
50.52%
3087
54.44%
1978
52.31%
924
52.80%
219
50.23%
450
54.22%
972
53.35%
7568
54.41%
2312
55.21%
120
Sexo
162
41.38% 100.00%
56.80%
757
320
50.20% 100.00%
53.90%
3501
8671
4,919
40.38% 100.00%
59.00%
3453
7200
3,727
47.96% 100.00%
51.80%
574
1160
623
49.48% 100.00%
53.90%
2583
5670
2,933
45.56% 100.00%
54.00%
1803
3781
1,950
47.69% 100.00%
52.10%
826
1750
903
47.20% 100.00%
53.20%
217
436
213
49.77% 100.00%
49.00%
380
830
415
45.78% 100.00%
51.20%
850
1822
1,399
46.65% 100.00%
54.40%
6342
13910
7,401
45.59% 100.00%
54.60%
1876
Total
Masculino Femenino
290
380
Diferencia
4188
2,393
44.79% 100.00%
55.70%
123
entre ciclos (b)-(a)
Masculino Femenino
285
-8
3
43.20% 100.00%
-1.82%
1.82%
594
-57
-106
46.10% 100.00%
4.10%
-4.10%
8,342
-251
-78
41.00% 100.00%
-0.62%
0.62%
7,194
-20
14
48.20% 100.00%
-0.24%
0.24%
1,155
37
-42
46.10% 100.00%
3.38%
-3.38%
5,433
-154
-83
46.00% 100.00%
-0.44%
0.44%
3,745
-28
-8
47.90% 100.00%
-0.21%
0.21%
1,697
-21
-32
46.80% 100.00%
0.40%
-0.40%
435
-6
5
51.00% 100.00%
-1.23%
1.23%
810
-35
15
48.80% 100.00%
-3.02%
3.02%
2,574
427
325
45.60% 100.00%
1.05%
-1.05%
13,546
-167
-197
45.40% 100.00%
0.19%
-0.19%
4,300
81
31
44.30% 100.00%
0.49%
-0.49%
274
3,423
3,467
532
2,500
1,795
794
222
395
1,175
6,145
1,907
20
Cuadro 2.3. SEXO DE BENEFICIARIOS POR ENTIDAD CICLOS ESCOLARES 2004-2005 Y 2005-2006
Ciclo 2004-2005 (a)
Entidad
Operación
Sexo
Ciclo 2005-2006 (b)
Total
Masculino Femenino
Querétaro
Quintana
Roo
Potosí
SUMA
SUMA
%
SUMA
Sinaloa
%
SUMA
Sonora
%
Tabasco
Veracruz
TOTAL
%
%
San Luis
Yucatán
SUMA
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
120
49.59%
269
53.69%
901
51.19%
215
54.02%
373
53.44%
322
58.02%
2044
55.33%
983
55.26%
32787
54.56%
122
Sexo
116
50.41% 100.00%
47.00%
501
223
46.31% 100.00%
56.50%
859
1760
856
48.81% 100.00%
50.60%
183
398
204
45.98% 100.00%
54.50%
325
698
423
46.56% 100.00%
51.10%
233
555
317
41.98% 100.00%
60.50%
1650
3694
2,125
44.67% 100.00%
54.60%
796
1779
1,011
44.74% 100.00%
56.70%
27305
Total
Masculino Femenino
242
232
Diferencia
60092
32,633
45.44% 100.00%
54.50%
131
entre ciclos (b)-(a)
Masculino Femenino
247
-4
9
53.00% 100.00%
-2.59%
2.59%
395
-46
-60
43.50% 100.00%
2.81%
-2.81%
1,692
-45
-23
49.40% 100.00%
-0.59%
0.59%
374
-11
-13
45.50% 100.00%
0.48%
-0.48%
828
50
80
48.90% 100.00%
-2.34%
2.34%
524
-5
-26
39.50% 100.00%
2.48%
-2.48%
3,891
81
116
45.40% 100.00%
-0.73%
0.73%
1,783
28
-24
43.30% 100.00%
1.44%
-1.44%
59,844
-154
-94
45.50% 100.00%
-0.06%
0.06%
172
836
170
405
207
1,766
772
27,211
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues
Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.
Comparando ambos ciclos escolares en cuanto al acceso entre niños y niñas a los
albergues, se encontraron diferencias que conviene apuntar. En 11 entidades se
encontraron incrementos a favor del número de mujeres respecto del de hombres,
destacan los casos de Michoacán (+6.03%), Querétaro (+5.17%), Sonora (+4.68%) y
Baja California (+3.64%). Sin embargo, en el resto de entidades los incrementos a favor
de los hombres persisten. En Campeche (+7.4%) y Durango (6.77%) se presentan los
mayores aumentos en este sentido, seguidos de Tabasco (+4.96%) y Yucatán
(+2.89%), (v. cuadro 2.4).
21
Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES
CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006
Entidad
Operación
Diferencia hombres vs. mujeres
2004-2005 (a) 2005-2006 (b)
Baja California
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Durango
Guerrero
Hidalgo
Jalisco
México
Michoacán
Nayarit
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana Roo
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
%
(b)-(a)
50
39
-11
17.24%
13.60%
-3.64%
-3
46
49
-0.40%
7.80%
7.40%
1669
1496
-173
19.25%
18.00%
-1.25%
294
260
-34
4.08%
3.60%
-0.48%
12
91
79
1.03%
7.80%
6.77%
504
433
-71
8.89%
8.00%
-0.89%
175
155
-20
4.63%
4.20%
-0.43%
98
109
11
5.60%
6.40%
0.80%
2
-9
-11
0.46%
-2.00%
-1.54%
70
20
-50
8.43%
2.40%
-6.03%
122
224
102
6.70%
8.80%
2.10%
1226
1256
30
8.81%
9.20%
0.39%
436
486
50
10.41%
11.40%
0.99%
-2
-15
-13
-0.83%
-6.00%
-5.17%
37
51
14
7.39%
13.00%
5.61%
22
Cuadro 2.4. DIFERENCIAS EN EL ACCESO DE HOMBRES Y MUJERES
CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006
Entidad
Operación
Diferencia hombres vs. mujeres
2004-2005 (a) 2005-2006 (b)
San Luis Potosí
SUMA
%
SUMA
Sinaloa
%
SUMA
Sonora
%
Tabasco
Veracruz
SUMA
%
SUMA
%
SUMA
Yucatán
%
TOTAL
SUMA
%
(b)-(a)
42
20
-22
2.39%
1.20%
-1.19%
32
34
2
8.04%
9.00%
0.96%
48
18
-30
6.88%
2.20%
-4.68%
89
110
21
16.04%
21.00%
4.96%
394
359
-35
10.67%
9.20%
-1.47%
187
239
52
10.51%
13.40%
2.89%
5482
5422
-60
9.12%
9.00%
-0.12%
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del
Programa de Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.
En esta desproporción en la composición de los beneficiarios por sexo, deben ser
ponderados los factores asociados al sesgo en la aplicación de los criterios de
elegibilidad de los beneficiarios en los albergues respecto a la demanda real de la
población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de mujeres indígenas en
edad escolar.
2.1.3 Distribución de beneficiarios por nivel educativo
De acuerdo con el nivel de estudios que cursan los niños y niñas que asisten a los
albergues, se puede constatar que entre los ciclos escolares analizados se presentan
diferencias destacables. De 2004–2005 a 2005–2006 el nivel preescolar sufre un
incremento importante pasando de un 0.87% de la matricula de becarios a 1.5%, lo
mismo sucede con el bachillerato, que aumenta de 0.4% a 1.3%; mientras que a nivel
23
primaria desciende en 14.55%, porcentaje que en su mayoría es captado por la
secundaria, ya que este nivel sufre un incremento de casi 13% (v. cuadro 2.5).
Cuadro 2.5. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS
CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006
Nivel
Ciclo 2004-2005
Académico
Frecuencia
%
Preescolar
Primaria
Secundaria
Bachillerato
521
55,016
4,529
25
0.87
91.55
7.54
0.04
Total de niveles
60,091
No especificado
Total
Ciclo 2005-2006
%
Frecuencia
Acumulado
0.87
92.42
99.96
100.00
%
873
46,081
12,017
763
1.5
77.0
20.1
1.3
100.00
59,734
99.8
3
0.00
60,094
100.00
110
59,844
0.2
100.0
%
Acumulado
1.5
78.6
98.7
100.0
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de
Albergues Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.
2.1.4 Distribución de beneficiarios por nivel educativo y sexo
La composición de la población por sexo y nivel educativo en el año 2005 – 2006
contrasta con los resultados del análisis de la información estadística procesada de
acuerdo con el padrón de beneficiarios 2004 – 2005.
En el ciclo 2004–2005 se observa una desproporción creciente en la composición de los
beneficiarios por sexo conforme se eleva el nivel educativo, para el ciclo 2005–2006
parece haberse revertido dicha tendencia pues a nivel secundaria la diferencia entre
sexos pasó de 22% a favor de los hombres a 13.6% y a nivel bachillerato de 36% a 7%
para el mismo sexo (v. cuadro 2.6). Una posible explicación de esta variación
significativa pudiera radicar en el crecimiento en el número de beneficiarios que
accedieron a secundaria y a bachillerato, que como vimos anteriormente crecieron
significativamente de un ciclo a otro y por lo visto en su mayoría fueron mujeres.
24
Cuadro 2.6. NIVEL ACADÉMICO DE LOS BENEFICIARIOS POR SEXO
CICLOS 2004-2005 Y 2005-2006
Nivel
Académico
Operación
Ciclo 2004-2005
Ciclo 2005-2006
Sexo
Sexo
Masculino Femenino
Suma
Preescolar
472
401
52.21%
47.79%
4.41%
100.00%
54.10%
45.90%
8.20%
100.00%
% Sexo
0.83%
0.91%
-0.08%
0.87%
1.40%
1.50%
-0.10%
1.50%
Suma
29,736
25,278
4458
55,014
24,878
21,203
3,675
46,081
54.05%
45.95%
8.10%
100.00%
54.00%
46.00%
8.00%
100.00%
90.69%
92.59%
-1.89%
91.55%
76.40%
78.10%
-1.70%
77.10%
2,762
1,767
995
4,529
6,820
5,197
1,623
12,017
60.98%
39.02%
21.97%
100.00%
56.80%
43.20%
13.60%
100.00%
8.42%
6.47%
1.95%
7.54%
20.90%
19.10%
1.80%
20.10%
17
8
9
25
408
355
68.00%
32.00%
36.00%
100.00%
53.50%
46.50%
7.00%
100.00%
% Sexo
0.05%
0.03%
0.02%
0.04%
1.30%
1.30%
0.00%
1.30%
Suma
32,787
27,302
5485
60,089
32,578
27,156
5,422
59,734
54.56%
45.44%
9.13%
100.00%
54.50%
45.50%
9.00%
100.00%
100.00%
100.00%
0.00%
100.00%
100.00%
100.00%
0.00%
100.00%
% Nivel
académico
% Nivel
académico
% Sexo
Suma
% Nivel
académico
% Nivel
académico
% Sexo
71
Total
521
Suma
Total
Dif M-F
23
% Sexo
Bachillerato
Masculino Femenino
249
académico
Secundaria
Total
272
% Nivel
Primaria
Dif M-F
53
873
763
Fuente: Elaboración propia con base en los datos de los Padrones de Beneficiarios del Programa de Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2004-2005 y 2006-2007.
La anterior aseveración se fortalece cuando, se constata que la distribución porcentual
por nivel educativo cambió diametralmente de un ciclo escolar a otro. Mientras que en
2004-2005 el 90.69% de los niños y el 92.59 de las niñas estaba cursando la primaria,
para el ciclo 2005.2006 tales porcentajes son de 76.4% y 78.1% respectivamente. Una
distribución en sentido opuesto, aunque no tan significativa, sucede con los otros dos
niveles. Para secundaria en el primer ciclo los porcentajes son 60.98% para los niños y
39.02% para las niñas, pasando en el siguiente ciclo a 56.8% y 43.2% respectivamente.
25
En bachillerato el cambio es de 68% de niños y 32% de niñas a 53.5% y 46.5%
respectivamente.
2.1.5 Distribución de beneficiarios por tipo de escuela
En este apartado fue imposible realizar la comparación entre ambos padrones debido a
que el padrón de beneficiarios 2004–2005 no ofrece información al respecto.
Para el ciclo escolar 2005 – 2006, seis de cada diez niños que se hospedan en los
albergues asisten a escuelas bilingües. La mayor parte de quienes estudian bachillerato
lo hacen en la modalidad de telebachillerato.
Cuadro.2.7. TIPO DE ESCUELA A LA QUE ESTÁN INSCRITOS LOS
BENEFICIARIOS. CICLO 2005-2006
Frecuencias
Bilingüe
%
% Valido
% Acumulado
37,614
62.9
62.9
62.9
No bilingüe
9,630
16.1
16.1
79.0
Federal
6,908
11.5
11.6
90.6
Estatal
2,587
4.3
4.3
94.9
Telebachillerato
1,804
3.0
3.0
98.0
Telesecundaria
688
1.1
1.2
99.1
Monolingüe
263
0.4
0.4
99.5
Indígena
118
0.2
0.2
99.7
Otro tipo
61
0.1
0.1
99.8
Secundaria técnica
41
0.1
0.1
99.9
Albergue
37
0.1
0.1
100.0
Teba
14
0.002
0.0
100.0
Preparatoria
2
0.0003
0.0
100.0
P. Com
1
0.0002
0.0
100.0
59,768
99.9
100.0
76
0.1
59,844
100.0
Total casos válidos
No especificado
Total
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa
Albergues Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
26
Es conveniente anotar que los criterios de clasificación del tipo de escuela combinan
modalidad con nivel en categorías no excluyentes, por lo que pueden presentarse
algunos problemas de contabilidad de casos (v. cuadro 2.7).
2.1.6 Composición de la población por etnia
El análisis de este apartado solamente considera el padrón de beneficiarios 2005–2006
debido a que el padrón del año anterior no contiene información por etnia indígena.
De acuerdo con la información contenida en la base de datos de beneficiarios de los
albergues 2005–2006 se identificaron niños y niñas pertenecientes a 43 pueblos
indígenas. Los niños y niñas nahuas representan 16.4% del total de beneficiarios; los
mixtecos 12% y los tarahumaras 11.4%. Uno de cada cuatro niños (39.8%) que asisten
a los albergues pertenece a alguna de estas tres etnias (v. cuadro 2.8).
Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Frecuencia
%
% Válido
% Acumulado
NÁHUATL
9,455
15.8
16.4
16.4
MIXTECO
6,930
11.6
12.0
28.5
TARAHUMARA O RARAMURI
6,533
10.9
11.4
39.8
OTOMÍ O ÑAHÑÚ
2,864
4.8
5.0
44.8
HUICHOL
2,807
4.7
4.9
49.7
TZELTAL
2,536
4.2
4.4
54.1
MAYA
2,523
4.2
4.4
58.5
TZOTZIL
1,997
3.3
3.5
61.9
ZAPOTECO O DIXAHZÁ
1,945
3.3
3.4
65.3
MAZATECO
1,640
2.7
2.8
68.2
CHOL
1,633
2.7
2.8
71.0
TLAPANECO
1,589
2.7
2.8
73.8
TEPEHÚAN U O´DAM
1,502
2.5
2.6
76.4
MIXE
1,461
2.4
2.5
78.9
TOTONACO
1,449
2.4
2.5
81.4
CHINANTECO
1,126
1.9
2.0
83.4
CORA
1,085
1.8
1.9
85.3
ZOQUE
1,005
1.7
1.7
87.0
27
Cuadro 2.8. PERTENENCIA ÉTNICA DE LOS BENEFICIARIOS CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Frecuencia
HUASTECO O TÉNEK
797
MAYO
% Válido
% Acumulado
1.3
1.4
88.4
709
1.2
1.2
89.6
MAM
639
1.1
1.1
90.7
TRIQUI O DRIKI
579
1.0
1.0
91.7
POPOLOCA
547
0.9
1.0
92.7
PAME
482
0.8
0.8
93.5
TOJOLABAL
447
0.7
0.8
94.3
AMUZGO
408
0.7
0.7
95.0
CHATINO
388
0.6
0.7
95.7
CHONTAL DE TABASCO
371
0.6
0.6
96.3
PURÉPECHA O TARASCO
292
0.5
0.5
96.8
YAQUI
290
0.5
0.5
97.3
GUARIJIO
275
0.5
0.5
97.8
MAZAHUA
237
0.4
0.4
98.2
CHOCHOLTECA O CHOCHO
228
0.4
0.4
98.6
CUICATECO
196
0.3
0.3
99.0
CHONTAL DE OAXACA
188
0.3
0.3
99.3
MEXICANERO
100
0.2
0.2
99.5
PIMA U OTAM
93
0.2
0.2
99.6
IKOOTCS O HUAVES
90
0.2
0.2
99.8
PAIPAI
41
0.1
0.1
99.9
KUMIAI O KAMIA
35
0.1
0.1
99.9
KANJOBAL
34
0.1
0.1
100.0
CHUJ
6
0.01
0.0
100.0
COCHIMÍ
4
0.007
0.0
100.0
57,556
96.2
100.0
2,288
3.8
59,844
100.0
Subtotal
No especificado
Total
%
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares
Indígenas (PAEI) 2005-2006..
La composición de la población de cada etnia por nivel educativo refleja diferencias
importantes. Sigue destacando la participación de los niños y niñas nahuas, aunque su
participación porcentual decrece conforme se incrementa el nivel educativo. La
población maya, representa el 4.3% del total de beneficiarios, pero concentra el 37.7%
de los estudiantes de bachillerato (v. cuadro 2.9).
28
Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL
ACADÉMICO. CICLO 2005-2006
Nivel Académico
Etnia
Concepto
Total
Preescolar
NÁHUATL
MAYA
ZAPOTECO O
DIXAHZÁ
MIXTECO
OTOMÍ O ÑAHÑÚ
TZELTAL
TZOTZIL
TOTONACO
MAZATECO
CHOL
Primaria
Secundaria
Bachillerato
SUMA
140
7,512
1,699
84
9,435
% Etnia Indígena
1.5%
79.6%
18.0%
0.9%
100.0%
% Nivel Académico
16.2%
16.4%
14.4%
11.1%
16.0%
SUMA
88
1,430
759
286
2,563
% Etnia Indígena
3.4%
55.8%
29.6%
11.2%
100.0%
% Nivel Académico
10.2%
3.1%
6.5%
37.7%
4.3%
SUMA
25
1,552
427
0
2,004
% Etnia Indígena
1.2%
77.4%
21.3%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
2.9%
3.4%
3.6%
0.0%
3.4%
SUMA
142
5,262
1,717
15
7,136
% Etnia Indígena
2.0%
73.7%
24.1%
0.2%
100.0%
% Nivel Académico
16.4%
11.5%
14.6%
2.0%
12.1%
SUMA
86
2,164
612
51
2,913
% Etnia Indígena
3.0%
74.3%
21.0%
1.8%
100.0%
% Nivel Académico
9.9%
4.7%
5.2%
6.7%
4.9%
SUMA
3
1,925
640
5
2,573
% Etnia Indígena
0.1%
74.8%
24.9%
0.2%
100.0%
% Nivel Académico
0.3%
4.2%
5.4%
0.7%
4.4%
SUMA
1
1,136
836
60
2,033
% Etnia Indígena
0.0%
55.9%
41.1%
3.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.1%
2.5%
7.1%
7.9%
3.4%
SUMA
38
1,205
192
39
1474
% Etnia Indígena
2.6%
81.8%
13.0%
2.6%
100.0%
% Nivel Académico
4.4%
2.6%
1.6%
5.1%
2.5%
SUMA
46
1,347
272
0
1,665
% Etnia Indígena
2.8%
80.9%
16.3%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
5.3%
2.9%
2.3%
0.0%
2.8%
SUMA
5
1,147
412
101
1,665
% Etnia Indígena
0.3%
68.9%
24.7%
6.1%
100.0%
% Nivel Académico
0.6%
2.5%
3.5%
13.3%
2.8%
29
Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL
ACADÉMICO. CICLO 2005-2006
Nivel Académico
Etnia
Concepto
Total
Preescolar
MAZAHUA
HUASTECO O
TÉNEK
CHINANTECO
PURÉPECHA O
TARASCO
MIXE
TLAPANECO
TARAHUMARA O
RARAMURI
ZOQUE
MAYO
TOJOLABAL
Primaria
Secundaria
Bachillerato
SUMA
0
100
117
24
241
% Etnia Indígena
0.0%
41.5%
48.5%
10.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.2%
1.0%
3.2%
0.4%
SUMA
3
692
116
0
811
% Etnia Indígena
0.4%
85.3%
14.3%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.3%
1.5%
1.0%
0.0%
1.4%
SUMA
1
507
639
1
1,148
% Etnia Indígena
0.1%
44.2%
55.7%
0.1%
100.0%
% Nivel Académico
0.1%
1.1%
5.4%
0.1%
1.9%
SUMA
0
296
0
0
296
% Etnia Indígena
0.0%
100.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.6%
0.0%
0.0%
0.5%
SUMA
24
1,109
373
0
1,506
% Etnia Indígena
1.6%
73.6%
24.8%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
2.8%
2.4%
3.2%
0.0%
2.5%
SUMA
9
1,109
571
0
1,689
% Etnia Indígena
0.5%
65.7%
33.8%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
1.0%
2.4%
4.9%
0.0%
2.9%
SUMA
90
6,441
63
0
6,594
% Etnia Indígena
1.4%
97.7%
1.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
10.4%
14.1%
0.5%
0.0%
11.2%
SUMA
0
687
331
8
1,026
% Etnia Indígena
0.0%
67.0%
32.3%
0.8%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
1.5%
2.8%
1.1%
1.7%
SUMA
13
593
115
0
721
% Etnia Indígena
1.8%
82.2%
16.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
1.5%
1.3%
1.0%
0.0%
1.2%
SUMA
0
352
101
0
453
% Etnia Indígena
0.0%
77.7%
22.3%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.8%
0.9%
0.0%
0.8%
30
Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL
ACADÉMICO. CICLO 2005-2006
Nivel Académico
Etnia
Preescolar
CHONTAL DE
TABASCO
CHATINO
AMUZGO
HUICHOL
TEPEHÚAN U
O´DAM
TRIQUI O DRIKI
POPOLOCA
CORA
KANJOBAL
YAQUI
Total
Concepto
Primaria
Secundaria
Bachillerato
SUMA
0
262
115
0
377
% Etnia Indígena
0.0%
69.5%
30.5%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.6%
1.0%
0.0%
0.6%
SUMA
2
323
66
5
396
% Etnia Indígena
0.5%
81.6%
16.7%
1.3%
100.0%
% Nivel Académico
0.2%
0.7%
0.6%
0.7%
0.7%
SUMA
0
348
111
0
459
% Etnia Indígena
0.0%
75.8%
24.2%
0.0%
100.0%
% Nivel
Académico
0.0%
0.8%
0.9%
0.0%
0.8%
SUMA
32
2,505
314
2
2,853
% Etnia Indígena
1.1%
87.8%
11.0%
0.1%
100.0%
% Nivel Académico
3.7%
5.5%
2.7%
0.3%
4.8%
SUMA
0
1,570
17
0
1,587
% Etnia Indígena
0.0%
98.9%
1.1%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
3.4%
0.1%
0.0%
2.7%
SUMA
9
525
67
0
601
% Etnia Indígena
1.5%
87.4%
11.1%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
1.0%
1.1%
0.6%
0.0%
1.0%
SUMA
5
310
231
36
582
% Etnia Indígena
0.9%
53.3%
39.7%
6.2%
100.0%
% Nivel Académico
0.6%
0.7%
2.0%
4.7%
1.0%
SUMA
57
809
232
5
1,103
% Etnia Indígena
5.2%
73.3%
21.0%
0.5%
100.0%
% Nivel Académico
6.6%
1.8%
2.0%
0.7%
1.9%
SUMA
0
7
18
9
34
% Etnia Indígena
0.0%
20.6%
52.9%
26.5%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.0%
0.2%
1.2%
0.1%
SUMA
0
294
1
0
295
% Etnia Indígena
0.0%
99.7%
0.3%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.6%
0.0%
0.0%
0.5%
31
Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL
ACADÉMICO. CICLO 2005-2006
Nivel Académico
Etnia
Preescolar
CUICATECO
IKOOTCS O
HUAVES
PAME
CHONTAL DE
OAXACA
CHUJ
GUARIJIO
CHOCHOLTECA O
CHOCHO
PIMA U OTAM
PAIPAI
KUMIAI O KAMIA
Total
Concepto
Primaria
Secundaria
Bachillerato
SUMA
2
115
63
20
200
% Etnia Indígena
1.0%
57.5%
31.5%
10.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.2%
0.3%
0.5%
2.6%
0.3%
SUMA
0
67
25
0
92
% Etnia Indígena
0.0%
72.8%
27.2%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.1%
0.2%
0.0%
0.2%
SUMA
19
389
76
6
490
% Etnia Indígena
3.9%
79.4%
15.5%
1.2%
100.0%
% Nivel Académico
2.2%
0.9%
0.6%
0.8%
0.8%
SUMA
0
95
98
0
193
% Etnia Indígena
0.0%
49.2%
50.8%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.2%
0.8%
0.0%
0.3%
SUMA
0
6
0
0
6
% Etnia Indígena
0.0%
100.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.0%
0.0%
0.0%
0.0%
SUMA
0
279
0
0
279
% Etnia Indígena
0.0%
100.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.6%
0.0%
0.0%
0.5%
SUMA
2
188
41
0
231
% Etnia Indígena
0.9%
81.4%
17.7%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.2%
0.4%
0.3%
0.0%
.4%
SUMA
5
90
0
0
95
% Etnia Indígena
5.3%
94.7%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.6%
0.2%
0.0%
0.0%
0.2%
SUMA
8
34
0
0
42
% Etnia Indígena
19.0%
81.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.9%
0.1%
0.0%
0.0%
0.1%
SUMA
6
29
0
0
35
% Etnia Indígena
17.1%
82.9%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.7%
0.1%
0.0%
0.0%
0.1%
32
Cuadro 2.9. COMPOSICIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR ETNIA SEGÚN NIVEL
ACADÉMICO. CICLO 2005-2006
Nivel Académico
Etnia
Preescolar
COCHIMÍ
MEXICANERO
NAHUA
MAM
Total
Total
Concepto
Primaria
Secundaria
Bachillerato
SUMA
0
4
0
0
4
% Etnia Indígena
0.0%
100.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.0%
0.0%
0.0%
0.0%
SUMA
1
101
0
0
102
% Etnia Indígena
1.0%
99.0%
0.0%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.1%
0.2%
0.0%
0.0%
0.2%
SUMA
4
364
62
0
430
% Etnia Indígena
0.9%
84.7%
14.4%
0.0%
100.0%
% Nivel Académico
0.5%
0.8%
0.5%
0.0%
0.7%
SUMA
0
411
238
2
651
% Etnia Indígena
0.0%
63.1%
36.6%
0.3%
100.0%
% Nivel Académico
0.0%
0.9%
2.0%
0.3%
1.1%
SUMA
866
4,5691
11,767
759
59,083
% Etnia Indígena
1.5%
77.3%
19.9%
1.3%
100.0%
% Nivel
Académico
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas
(PAEI) 2006.
2.1.7 Hablantes de lenguas indígenas
Al igual que el apartado anterior no fue posible realizar la comparación con la base de
beneficiarios 2004–2005 debido a que no contenía ningún dato que permitiera la
comparación.
De acuerdo con la información de la base de beneficiarios 2005-2006, 83.2% de la
población de los albergues habla alguna lengua indígena. Las diferencias porcentuales
considerando el sexo de los beneficiarios son poco mayores a uno por ciento (v. cuadro
2.10).
33
Cuadro 2.10. BENEFICIARIOS POR CONDICIÓN DE HABLA INDÍGENA,
SEGÚN SEXO. CICLO 2005-2006
HABLA LA LENGUA
SÍ
NO
TOTAL
Suma
% Habla la Lengua
% Sexo
Suma
% Habla la Lengua
% Sexo
Suma
% Habla la Lengua
% Sexo
Sexo
Masculino
Femenino
27,361
22,434
54.90%
45.10%
83.80%
82.40%
5,272
4,776
52.50%
47.50%
16.20%
17.60%
32,633
27,210
Total
49,795
100.00%
83.20%
10,048
100.00%
16.80%
59,843
54.50%
45.50%
100.00%
100.00%
100.00%
100.00%
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
La participación porcentual de los hablantes de lenguas indígenas al interior de las
diversas etnias muestra diferencias importantes. Prácticamente el total de niños y niñas
tarascos, huastecos y huicholes son hablantes de su lengua; en contraste, 72.5% de los
beneficiarios mayos, 57.5% de los cuicatecos y 52.1% de los otomíes no hablan la
lengua (v. cuadro 2.11).
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA.
CICLO 2005-2006
Habla la Lengua
Etnia Indígena
Operación
Total
SÍ
Suma
NÁHUATL
8,675
1,190
9,865
% Etnia Indígena
87.90%
12.10%
100.00%
% Habla la Lengua.
17.50%
12.50%
16.70%
2,082
481
2,563
81.20%
18.80%
100.00%
4.20%
5.10%
4.30%
1,398
606
2,004
69.80%
30.20%
100.00%
2.80%
6.40%
3.40%
Suma
MAYA
NO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua.
Suma
ZAPOTECO O DIXAHZÁ % Etnia Indígena
% Habla la Lengua
34
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR ETNIA.
CICLO 2005-2006
Habla la Lengua
Etnia Indígena
Operación
Total
SÍ
Suma
MIXTECO
5,779
1357
7,136
% Etnia Indígena
81.00%
19.00%
100.00%
% Habla la Lengua
11.60%
14.30%
12.10%
1,386
1,526
2,912
47.60%
52.40%
100.00%
2.80%
16.10%
4.90%
2,391
1,82
2,573
92.90%
7.10%
100.00%
4.80%
1.90%
4.30%
1,990
43
2,033
97.90%
2.10%
100.00%
4.00%
0.50%
3.40%
1,325
149
1,474
89.90%
10.10%
100.00%
2.70%
1.60%
2.50%
1,607
58
1,665
96.50%
3.50%
100.00%
3.20%
0.60%
2.80%
1,600
65
1,665
96.10%
3.90%
100.00%
3.20%
0.70%
2.80%
184
57
241
76.30%
23.70%
100.00%
0.40%
0.60%
0.40%
810
1
811
99.90%
0.10%
100.00%
1.60%
0.00%
1.40%
Suma
OTOMÍ O ÑAHÑÚ
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TZELTAL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TZOTZIL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TOTONACO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
MAZATECO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHOL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
MAZAHUA
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
HUASTECO O TÉNEK
NO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
35
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR
ETNIA. CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Operación
Habla la Lengua
SÍ
Suma
CHINANTECO
958
190
1,148
83.40%
16.60%
100.00%
1.90%
2.00%
1.90%
294
2
296
99.30%
0.70%
100.00%
0.60%
0.00%
0.50%
1,415
91
1,506
94.00%
6.00%
100.00%
2.80%
1.00%
2.50%
1,687
2
1,689
99.90%
0.10%
100.00%
3.40%
0.00%
2.90%
5,377
1,327
6,704
% Etnia Indígena
80.20%
19.80%
100.00%
% Habla la Lengua
10.80%
14.00%
11.30%
768
258
1,026
74.90%
25.10%
100.00%
1.50%
2.70%
1.70%
200
521
721
27.70%
72.30%
100.00%
0.40%
5.50%
1.20%
453
0
453
100.00%
0.00%
100.00%
0.90%
0.00%
0.80%
269
108
377
71.40%
28.60%
100.00%
0.50%
1.10%
0.60%
394
2
396
99.50%
0.50%
100.00%
0.80%
0.00%
0.70%
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
PURÉPECHA O
TARASCO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
MIXE
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TLAPANECO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TARAHUMARA O
RARAMURI
Suma
ZOQUE
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua.
Suma
MAYO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TOJOLABAL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHONTAL DE
TABASCO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHATINO
Total
NO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
36
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR
ETNIA. CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Operación
Habla la Lengua
SÍ
Suma
AMUZGO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
HUICHOL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TEPEHÚAN U O´DAM
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
TRIQUI O DRIKI
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
POPOLOCA
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CORA
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
KANJOBAL
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
YAQUI
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CUICATECO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
IKOOTCS O HUAVES
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Total
NO
432
27
459
94.10%
5.90%
100.00%
0.90%
0.30%
0.80%
2,839
14
2,853
99.50%
0.50%
100.00%
5.70%
0.10%
4.80%
1,425
162
1,587
89.80%
10.20%
100.00%
2.90%
1.70%
2.70%
588
13
601
97.80%
2.20%
100.00%
1.20%
0.10%
1.00%
354
228
582
60.80%
39.20%
100.00%
0.70%
2.40%
1.00%
1,056
47
1,103
95.70%
4.30%
100.00%
2.10%
0.50%
1.90%
34
0
34
100.00%
0.00%
100.00%
0.10%
0.00%
0.10%
290
5
295
98.30%
1.70%
100.00%
0.60%
0.10%
0.50%
85
115
200
42.50%
57.50%
100.00%
0.20%
1.20%
0.30%
73
19
92
79.30%
20.70%
100.00%
0.10%
0.20%
0.20%
37
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR
ETNIA. CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Operación
Habla la Lengua
SÍ
Suma
PAME
242
248
490
49.40%
50.60%
100.00%
0.50%
2.60%
0.80%
47
146
193
24.40%
75.60%
100.00%
0.10%
1.50%
0.30%
6
0
6
100.00%
0.00%
100.00%
0.00%
0.00%
0.00%
273
6
279
97.80%
2.20%
100.00%
0.50%
0.10%
0.50%
158
73
231
68.40%
31.60%
100.00%
0.30%
0.80%
0.40%
50
45
95
52.60%
47.40%
100.00%
0.10%
0.50%
0.20%
0
42
42
% Etnia Indígena
0.00%
100.00%
100.00%
% Habla la Lengua
0.00%
0.40%
0.10%
0
35
35
% Etnia Indígena
0.00%
100.00%
100.00%
% Habla la Lengua
0.00%
0.40%
0.10%
0
4
4
% Etnia Indígena
0.00%
100.00%
100.00%
% Habla la Lengua
0.00%
0.00%
0.00%
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHONTAL DE OAXACA
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHUJ
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
GUARIJIO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
CHOCHOLTECA
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
PIMA U OTAM
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
PAIPAI
Suma
KUMIAI O KAMIA
Suma
COCHIMÍ
Total
NO
38
Cuadro 2.11. BENEFICIARIOS HABLANTES DE LA LENGUA INDÍGENA POR
ETNIA. CICLO 2005-2006
Etnia Indígena
Operación
Habla la Lengua
SÍ
Suma
MEXICANERO
102
0
102
100.00%
0.00%
100.00%
0.20%
0.00%
0.20%
598
53
651
91.90%
8.10%
100.00%
% Habla la Lengua
1.20%
0.60%
1.10%
Suma
49,694
9,498
59,192
84.00%
16.00%
100.00%
100.00%
100.00%
100.00%
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Suma
MAM
% Etnia Indígena
Total
Total
NO
% Etnia Indígena
% Habla la Lengua
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares
Indígenas (PAEI) 2005-2006.
2.1.8 Aprovechamiento
Para el desarrollo de este apartado se consideró solamente la Base de beneficiarios
2005–2006 debido a que no era posible realizar una comparación con la Base de
beneficiarios 2004–2005 ya que ésta última contiene información sobre calificaciones al
final del curso, misma que ya fue analizada en el “Informe sobre la evaluación de
resultados. Periodo enero – octubre de 2005” (entregado en noviembre de 2005),
mientras que la base 2005–2006 carece de estos datos y nada más ofrece información
de una primera evaluación del ciclo escolar. Realizar una comparación de calificaciones
finales con notas parciales podría inducir conclusiones sesgadas. Además de que al
carecer la base 2004–2005 de los datos sobre etnia y grupo indígena, no era posible
realizar algún tipo de análisis del aprovechamiento obtenido y su relación con estas
variables.
Tomando en consideración los datos de la evaluación inicial del ciclo escolar contenida
en la base de datos 2005–2006 de 52,463 beneficiarios que representan 87.7% del
total, se obtuvo que el promedio de calificaciones de los niños y niñas hospedados en
los albergues fue de 6.2 y la calificación mediana fue de 7.4. Lo que indica que se trata
39
de una distribución asimétrica donde la mayor parte de la población se concentra en la
zona de menores calificaciones. Uno de cada cinco niños que se hospedan en los
albergues tuvo una calificación reprobatoria; la tercera parte de ellos obtuvo siete y
menos y uno por ciento obtuvo 10 (v. cuadros 2.12 y 2.13).
Cuadro 2.12. CALIFICACIÓN INICIAL. CICLO 2005-2006
Media
6.29
Mediana
7.4
Moda
0
Desviación estándar
3.00176
Subtotal
52,464
No especificado
7,380
59,844
Total
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
Cuadro 2.13. CALIFICACIÓN INICIAL TOTAL. CICLO 2005-2006
Calificación inicial
recodificada
Frecuencia
%
% válidos
% Acumulado
5
9,978
16.7
19
19
6
3,280
5.5
6.3
25.3
7
16,003
26.7
30.5
55.8
8
17,231
28.8
32.8
88.6
9
5,520
9.2
10.5
99.1
10
451
0.8
0.9
100
Subtotal
52,463
87.7
100
No especificado
7,381
12.3
Total
59,844
100.0
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
Los datos se agruparon con base en los siguientes rangos:
0 a 5.9 = 5
6 a 6.5 = 6
6.6 a 7.5 = 7
7.6 a 8.5 = 8
8.6 a 9.5 = 9
9.6 a 10 = 10
Como se muestra en el siguiente cuadro (2.14), las variaciones en las calificaciones de
los beneficiarios por sexo son muy poco significativas.
40
Cuadro 2.14. VARIACIÓN DE CALIFICACIONES SEGÚN SEXO.
CICLO 2005-2006
Calificación
recodificada
Operación
Suma
5
4,442
9,978
44.50%
100.00%
% Sexo
19.30%
18.70%
19.00%
1,845
1,435
3,280
56.30%
43.80%
100.00%
6.40%
6.10%
6.30%
8,920
7,083
16,003
% Calificación inicial
55.70%
44.30%
100.00%
% Sexo
31.00%
29.90%
30.50%
9,159
8,072
17,231
% Calificación inicial
53.20%
46.80%
100.00%
% Sexo
31.80%
34.10%
32.80%
3,038
2,482
5,520
% Calificación inicial
55.00%
45.00%
100.00%
% Sexo
10.60%
10.50%
10.50%
260
191
451
57.60%
42.40%
100.00%
0.90%
0.80%
0.90%
28,758
23,705
52,463
54.80%
45.20%
100.00%
100.00%
100.00%
100.00%
% Calificación inicial
Suma
Suma
9
Suma
10
% Calificación inicial
% Sexo
Suma
Total
Total
5,536
Suma
8
Femenino
55.50%
% Sexo
7
Masculino
% Calificación inicial
Suma
6
Sexo
% Calificación inicial
% Sexo
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la lengua
(21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%), aunque también se muestra una mayor
proporción de niños no hablantes de lengua indígena que obtuvieron 10 como
calificación inicial (v. cuadro 2.15).
41
Cuadro 2.15. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS POR
HABLA DE LENGUA INDÍGENA. CICLO 2005-2006
Calificación
Operación
Habla la Lengua.
SÍ
suma
5
8,096
1,882
9,978
% Calificación inicial
81.14%
18.86%
100.00%
% Habla la Lengua
18.54%
21.40%
19.02%
2,784
496
3,280
84.88%
15.12%
100.00%
% Habla la Lengua
6.38%
5.64%
6.25%
suma
13,731
2,272
16,003
% Calificación inicial
85.80%
14.20%
100.00%
% Habla la Lengua
31.45%
25.83%
30.50%
14,368
2,863
17,231
% Calificación inicial
83.38%
16.62%
100.00%
% Habla la Lengua
32.90%
32.55%
32.84%
4,361
1,158
5,519
79.02%
20.98%
100.00%
9.99%
13.17%
10.52%
326
125
451
72.28%
27.72%
100.00%
% Habla la Lengua
0.75%
1.42%
0.86%
suma
43,666
8,796
52,462
83.23%
16.77%
100.00%
100.00%
100.00%
100.00%
suma
6
7
% Calificación inicial
suma
8
suma
9
% Calificación inicial
% Habla la Lengua
suma
10
Total
Total
NO
% Calificación inicial
% Calificación inicial
% Habla la Lengua
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) 2005-2006.
El análisis de la evaluación del aprovechamiento al interior de los grupos indígenas
arroja resultados sumamente interesantes. Los mayores registros de reprobación, por
encima de la mitad de la población respectiva, como podemos observar en el cuadro
2.16, corresponden a los niños y niñas chatinos (90.50%), chontales de Oaxaca
(66.5%), cuicatecos (64.8%), ikootcs (62.2%), triquis (61.4%), mixes (60.4%), mixtecos
(57.9%), zapotecos (57.6%) y mazatecos (56.1%).
42
Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA
Etnia Indígena
Calificación inicial recodificada
Operación
5
suma
NÁHUATL
1,170
102
8,236
% Etnia Indígena
3.20%
7.20%
33.60%
40.50%
14.20%
1.20%
100.00%
% Calif. inicial
2.70%
19.00%
18.00%
20.20%
22.00%
23.40%
16.30%
79
96
719
994
359
34
2,281
% Etnia Indígena
3.50%
4.20%
31.50%
43.60%
15.70%
1.50%
100.00%
% Calif. inicial
0.80%
3.00%
4.70%
6.00%
6.80%
7.80%
4.50%
1,109
27
225
420
134
12
1,927
57.60%
1.40%
11.70%
21.80%
7.00%
0.60%
100.00%
11.50%
0.90%
1.50%
2.50%
2.50%
2.80%
3.80%
3,901
147
1,025
1,277
364
23
6,737
% Etnia Indígena
57.90%
2.20%
15.20%
19.00%
5.40%
0.30%
100.00%
% Calif. inicial
40.40%
4.70%
6.70%
7.70%
6.90%
5.30%
13.40%
68
145
721
933
509
67
2,443
% Etnia Indígena
2.80%
5.90%
29.50%
38.20%
20.80%
2.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.70%
4.60%
4.70%
5.70%
9.60%
15.40%
4.80%
58
188
949
920
218
17
2,350
% Etnia Indígena
2.50%
8.00%
40.40%
39.10%
9.30%
0.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.60%
6.00%
6.20%
5.60%
4.10%
3.90%
4.70%
33
103
711
778
218
15
1,858
% Etnia Indígena
1.80%
5.50%
38.30%
41.90%
11.70%
0.80%
100.00%
% Calif. inicial
0.30%
3.30%
4.60%
4.70%
4.10%
3.40%
3.70%
55
127
451
502
184
11
1,330
% Etnia Indígena
4.10%
9.50%
33.90%
37.70%
13.80%
0.80%
100.00%
% Calif. inicial
0.60%
4.00%
2.90%
3.00%
3.50%
2.50%
2.60%
920
47
357
265
47
3
1,639
56.10%
2.90%
21.80%
16.20%
2.90%
0.20%
100.00%
9.50%
1.50%
2.30%
1.60%
0.90%
0.70%
3.20%
37
103
579
568
177
11
1,475
% Etnia Indígena
2.50%
7.00%
39.30%
38.50%
12.00%
0.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.40%
3.30%
3.80%
3.40%
3.30%
2.50%
2.90%
2
20
79
108
27
1
237
% Etnia Indígena
0.80%
8.40%
33.30%
45.60%
11.40%
0.40%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.60%
0.50%
0.70%
0.50%
0.20%
0.50%
suma
suma
suma
suma
TZOTZIL
suma
TOTONACO
suma
MAZATECO
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
CHOL
Suma
MAZAHUA
Total
10
3,339
% Calif. inicial
TZELTAL
9
2,765
suma
OTOMÍ O
ÑHAÑHÚ
8
597
ZAPOTECO O
% Etnia Indígena
DIXAHZÁ
MIXTECO
7
263
suma
MAYA
6
43
Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA
Etnia Indígena
Calificación inicial recodificada
Operación
5
suma
99
7
747
3.50%
13.80%
32.70%
35.90%
13.30%
0.90%
100.00%
0.30%
3.30%
1.60%
1.60%
1.90%
1.60%
1.50%
508
22
218
277
80
10
1,115
45.60%
2.00%
19.60%
24.80%
7.20%
0.90%
100.00%
5.30%
0.70%
1.40%
1.70%
1.50%
2.30%
2.20%
883
25
218
264
69
2
1,461
60.40%
1.70%
14.90%
18.10%
4.70%
0.10%
100.00%
9.10%
0.80%
1.40%
1.60%
1.30%
0.50%
2.90%
1
56
671
656
89
1
1,474
% Etnia Indígena
0.10%
3.80%
45.50%
44.50%
6.00%
0.10%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
1.80%
4.40%
4.00%
1.70%
0.20%
2.90%
267
533
1,906
1,289
385
19
4,399
% Etnia Indígena
6.10%
12.10%
43.30%
29.30%
8.80%
0.40%
100.00%
% Calif. inicial
2.80%
16.90%
12.40%
7.80%
7.30%
4.40%
8.70%
40
44
326
344
113
15
882
% Etnia Indígena
4.50%
5.00%
37.00%
39.00%
12.80%
1.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.40%
1.40%
2.10%
2.10%
2.10%
3.40%
1.70%
24
50
171
229
129
23
626
% Etnia Indígena
3.80%
8.00%
27.30%
36.60%
20.60%
3.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.20%
1.60%
1.10%
1.40%
2.40%
5.30%
1.20%
6
12
168
201
57
2
446
% Etnia Indígena
1.30%
2.70%
37.70%
45.10%
12.80%
0.40%
100.00%
% Calif. inicial
0.10%
0.40%
1.10%
1.20%
1.10%
0.50%
0.90%
3
6
68
172
91
3
343
% Etnia Indígena
0.90%
1.70%
19.80%
50.10%
26.50%
0.90%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.20%
0.40%
1.00%
1.70%
0.70%
0.70%
351
0
5
15
17
0
388
90.50%
0.00%
1.30%
3.90%
4.40%
0.00%
100.00%
3.60%
0.00%
0.00%
0.10%
0.30%
0.00%
0.80%
71
17
129
121
20
1
359
19.80%
4.70%
35.90%
33.70%
5.60%
0.30%
100.00%
0.70%
0.50%
0.80%
0.70%
0.40%
0.20%
0.70%
% Calif. inicial
suma
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
suma
suma
suma
MAYO
suma
TOJOLABAL
suma
CHONTAL DE
TABASCO
suma
CHATINO
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
AMUZGO
10
268
CHINANTECO % Etnia Indígena
ZOQUE
Total
9
244
suma
TARAHUMAR
AO
RARAMURI
8
103
% Calif. inicial
TLAPANECO
7
26
HUASTECO O
% Etnia Indígena
TÉNEK
MIXE
6
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
44
Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA
Etnia Indígena
Calificación inicial recodificada
Operación
5
suma
HUICHOL
299
16
2,435
% Etnia Indígena
0.50%
6.80%
40.60%
39.20%
12.30%
0.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.10%
5.20%
6.40%
5.80%
5.60%
3.70%
4.80%
49
121
321
200
67
5
763
% Etnia Indígena
6.40%
15.90%
42.10%
26.20%
8.80%
0.70%
100.00%
% Calif. inicial
0.50%
3.80%
2.10%
1.20%
1.30%
1.10%
1.50%
349
11
98
93
17
0
568
61.40%
1.90%
17.30%
16.40%
3.00%
0.00%
100.00%
3.60%
0.30%
0.60%
0.60%
0.30%
0.00%
1.10%
6
35
198
208
75
5
527
% Etnia Indígena
1.10%
6.60%
37.60%
39.50%
14.20%
0.90%
100.00%
% Calif. inicial
0.10%
1.10%
1.30%
1.30%
1.40%
1.10%
1.00%
14
175
477
323
43
4
1,036
% Etnia Indígena
1.40%
16.90%
46.00%
31.20%
4.20%
0.40%
100.00%
% Calif. inicial
0.10%
5.60%
3.10%
2.00%
0.80%
0.90%
2.10%
0
1
12
18
1
0
32
% Etnia Indígena
0.00%
3.10%
37.50%
56.30%
3.10%
0.00%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.00%
0.10%
0.10%
0.00%
0.00%
0.10%
31
84
73
63
35
1
287
10.80%
29.30%
25.40%
22.00%
12.20%
0.30%
100.00%
0.30%
2.70%
0.50%
0.40%
0.70%
0.20%
0.60%
127
4
29
27
8
1
196
64.80%
2.00%
14.80%
13.80%
4.10%
0.50%
100.00%
1.30%
0.10%
0.20%
0.20%
0.20%
0.20%
0.40%
56
1
11
19
3
0
90
62.20%
1.10%
12.20%
21.10%
3.30%
0.00%
100.00%
0.60%
0.00%
0.10%
0.10%
0.10%
0.00%
0.20%
62
32
167
157
54
10
482
12.90%
6.60%
34.60%
32.60%
11.20%
2.10%
100.00%
0.60%
1.00%
1.10%
1.00%
1.00%
2.30%
1.00%
125
1
19
28
15
0
188
66.50%
0.50%
10.10%
14.90%
8.00%
0.00%
100.00%
1.30%
0.00%
0.10%
0.20%
0.30%
0.00%
0.40%
% Etnia Indígena
suma
suma
KANJOBAL
suma
YAQUI
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
CUICATECO
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
IKOOTCS O
HUAVES
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
PAME
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
Suma
CHONTAL DE
OAXACA
10
955
suma
CORA
Total
9
989
% Calif. inicial
POPOLOCA
8
165
suma
TRIQUI O
DRIKI
7
11
suma
TEPEHÚAN U
O´DAM
6
% Etnia Indígena
% Calificación
inicial
45
Cuadro 2.16. CALIFICACIÓN INICIAL DE LOS BENEFICIARIOS SEGÚN ETNIA
Etnia Indígena
Calificación inicial recodificada
Operación
5
suma
CHUJ
0
0
6
% Etnia Indígena
0.00%
0.00%
33.30%
66.70%
0.00%
0.00%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
4
5
67
103
18
1
198
% Etnia Indígena
2.00%
2.50%
33.80%
52.00%
9.10%
0.50%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.20%
0.40%
0.60%
0.30%
0.20%
0.40%
95
0
32
63
35
3
228
41.70%
0.00%
14.00%
27.60%
15.40%
1.30%
100.00%
1.00%
0.00%
0.20%
0.40%
0.70%
0.70%
0.50%
10
12
13
7
3
0
45
22.20%
26.70%
28.90%
15.60%
6.70%
0.00%
100.00%
0.10%
0.40%
0.10%
0.00%
0.10%
0.00%
0.10%
0
0
2
3
3
0
8
% Etnia Indígena
0.00%
0.00%
25.00%
37.50%
37.50%
0.00%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.10%
0.00%
0.00%
0
0
0
1
0
0
1
% Etnia Indígena
0.00%
0.00%
0.00%
100.00%
0.00%
0.00%
100.00%
% Calif. inicial
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0.00%
0
12
18
6
0
0
36
0.00%
33.30%
50.00%
16.70%
0.00%
0.00%
100.00%
0.00%
0.40%
0.10%
0.00%
0.00%
0.00%
0.10%
11
21
156
294
77
10
569
% Etnia Indígena
1.90%
3.70%
27.40%
51.70%
13.50%
1.80%
100.00%
% Calif. inicial
0.10%
0.70%
1.00%
1.80%
1.50%
2.30%
1.10%
9,655
3,148
15,389
16,512
5,309
435
50,448
19.10%
6.20%
30.50%
32.70%
10.50%
0.90%
100.00%
100.00% 100.00%
100.00%
100.00% 100.00% 100.00%
100.00%
suma
PIMA U OTAM % Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
suma
suma
MEXICANERO % Etnia Indígena
% Calif. inicial
suma
Suma
Total
10
4
% Calif. inicial
MAM
Total
9
2
suma
KUMIAI O
KAMIA
8
0
CHOCHOLTECA O
% Etnia Indígena
CHOCHO
PAIPAI
7
0
suma
GUARIJIO
6
% Etnia Indígena
% Calif. inicial
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios del Programa Albergues Escolares Indígenas
(PAEI) 2005-2006.
En el mismo cuadro observamos que en el extremo contrario destacan los nahuas,
donde 23.4% de los beneficiarios de los que obtuvieron 10 de calificación inicial
pertenecen a esta etnia, aunque sólo representan el 1.20% de los beneficiarios de la
46
misma, observándose un mejor desempeño relativo entre los mayos, donde el 3.70%
obtuvo 10 de calificación inicial, en tanto que entre los niños ñhañhús fue el 2.70%
quienes obtuvieron la máxima calificación, seguidos por los niños pames (2.10%), los
mam (1.80%), los zoques (1.70%), los tének (1.60%), los mayas (1.50%) y los chochos
(1.30%).
2.2 Cumplimiento de objetivos específicos
Una vez analizados los indicadores del cumplimiento del objetivo general del Programa,
abordaremos el examen del cumplimiento de los objetivos específicos. Las reglas de
operación vigentes distinguen los objetivos específicos de acuerdo al nivel escolar de
los beneficiarios.
En el nivel de educación básica:
1. De acuerdo a la capacidad instalada apoyar con una alimentación adecuada y
hospedaje seguro a los beneficiarios de los albergues para que inicien y
concluyan el ciclo escolar.
2. Propiciar la participación y corresponsabilidad de los padres de familia y
autoridades locales en la planeación y desarrollo de las actividades del albergue,
para el cuidado de los niños y en la vigilancia del uso adecuado de los recursos
autorizados por la CDI.
3. Promover la concurrencia de los tres órdenes de gobierno, entidades y
organizaciones de la sociedad civil con acciones que mejoren la calidad de
atención de los beneficiarios.
4. Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que
permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios.
47
En el nivel de educación media-superior:
5. Apoyar albergues comunitarios indígenas que brinden hospedaje y alimentación a
jóvenes que cursen el nivel medio superior, con la finalidad de mejorar la calidad
del servicio otorgado.
A continuación presentamos algunos indicadores obtenidos de los instrumentos de
trabajo de campo que permitieron evaluar el grado de cumplimiento de los objetivos
específicos, haciendo la salvedad respecto al tercer objetivo específico, ya que en la
evaluación no se abordó tal aspecto, por lo que se omite en este informe14.
2.2.1 Alimentación adecuada y hospedaje seguro
En este apartado analizaremos el cumplimento del primer objetivo específico en el que
se señala que los albergues deberán proporcionar “alimentación adecuada y hospedaje
seguro” a los beneficiarios a lo largo del ciclo escolar y de acuerdo con su capacidad
instalada.
2.2.1.1 Alimentación
2.2.1.1.1 La comida
Una de las motivaciones fundamentales por la que los beneficiarios asisten al albergue
es por la ración de comida que reciben. No obstante, la ingesta de comida no equivale a
una buena alimentación que a la vez sea nutritiva y suficiente. Ante esto, es necesario
empezar a explicar algunos puntos que competen a este asunto.
Respecto a la dieta alimenticia, se puede decir que en todos los albergues hay un
conocimiento de los grupos de alimentos que se deben combinar para lograr una buena
nutrición. Así, en las visitas a los albergues visitados en 2006, se pudo observar en el
comedor un cartel enmarcado, sin embargo no siempre se hacen las combinaciones
14
Tal tema se aborda a profundidad en el estudio de caso sobre el estado de Puebla.
48
adecuadas que ahí se recomiendan, a veces porque los alimentos disponibles no
permiten hacer las combinaciones óptimas o bien porque se siguen patrones dietéticos
tradicionales de cada región, que desde el punto de vista nutricional no resultan
equilibrados.
Al solicitar la opinión sobre la alimentación en el albergue, una de las ecónomas señaló:
“a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos nos
mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no
siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”.
Con cursos de nutrición que no se adecuan a la disponibilidad de alimentos y con
productos muy básicos, el menú se realiza -en la mayoría de los albergues- con
productos surtidos por los proveedores que no siempre respetan la lista de lo solicitado,
principalmente esto ocurre con Diconsa. Los menús son preparados entonces por las
ecónomas, el jefe de albergue y / o el comité de padres de familia, combinando lo que
les llega vía Diconsa más los alimentos frescos que ellos directamente adquieren en los
mercados locales o regionales.
El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran
que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación
con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta
alimenticia. En todo caso, es mejor, más nutritiva, que la que consumen los niños
indígenas que no asisten al albergue, como quedó demostrado en la evaluación externa
realizada al PAEI en 2005, pero no es suficiente, pues aún es alto el índice de
desnutrición detectado en aquella medición15.
Para diversos actores entrevistados, que no son parte del personal que labora de
manera directa, comités de padres de familia y autoridades comunitarias y escolares,
nos comentaron su agradecimiento para el albergue por la “buena alimentación” que se
15
Cf. UAM-X. Evaluación de resultados 2005 al PAEI. Informe Final. México, UAM-X, 2006, el cual se
encuentra disponible en la página web de la CDI.
49
les dota a las y los albergados. La mayoría de ellos considera que los alimentos
proporcionados son buenos ya que incluyen en su dieta diaria alimentos variados carne,
verduras, frutas, leche, huevo, etc. Sin embargo, podemos concluir que la alimentación
que reciben los beneficiarios es mejor en comparación con la de cualquier familia de la
zona, lo cual no necesariamente la hace equilibrada en términos nutricionales.
Por otra parte es importante mencionar que en el albergue se proporcionan productos
alimenticios que en sus hogares nunca habían consumido, o a los que difícilmente
tendrían acceso, si no fuese por su residencia en el albergue.
2.2.1.1.2 Los recursos para la adquisición y preparación de los víveres
De gran prioridad para una pronta atención por el Programa, es la oportunidad y
cantidad de recursos e insumos básicos que reciben los albergues para dotar de
alimentación a sus destinatarios.
Se detectaron carencias importantes como agua potable, problema presente en más del
80% de los albergues, y en la mayoría de los casos se manifiesta en los periodos de
estiaje, pero en estados como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el
año. En palabras de una ecónoma:
“Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y como esa es
tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya no se diga
que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el aseo de los
niños, sino para la misma preparación de los alimentos”.
Otras dos carencias importantes para la preparación de los alimentos es la falta de gas
o el “poco recurso” que se da como gasto de operación (que se destina a la compra de
combustible, básicamente). La escasez de este insumo afecta sustancialmente la
dinámica de la cocina, sobretodo en los albergues que cuentan con estufa de gas. Y no
sólo afecta la cocina sino también el baño y aseo de los niños.
50
A la problemática anterior se suma el retraso constante en el suministro de abarrotes,
además de los utensilios y los aparatos que se utilizan para guardar y prepara la
comida, generalmente viejos y en mal estado.
El caso del retraso y / o insuficiencia de los abarrotes ocasiona un serio descontrol.
Para solucionar estos problemas, el personal toma ciertas medidas que permiten la
continuidad en la alimentación de los infantes. Estas medidas van desde pedir prestado,
pedir fiado, hasta desembolsar de sus propios recursos personales.
Aunado a la insuficiencia y al retraso se presenta la llegada de consumibles por parte
de Diconsa en mal estado, a punto de caducar, o que nunca solicitan, o que no gustan
a las y los beneficiarios.
En la mayoría de los albergues visitados los utensilios para comer se encuentran en mal
estado, además de que, como muchos jefes de albergue y ecónomas entrevistadas
reconocen, el material con que están fabricados es tóxico debido a que son de aluminio
y su antigüedad obliga a su desecho. En cuanto a los aparatos para guardar o preparar
la comida, muchos de ellos están en un deplorable estado, no sólo por la antigüedad,
sino por la insuficiencia para satisfacer todas las necesidades de la cocina.
2.2.1.1.3 Suficiencia alimenticia
Para el desarrollo de un ser humano cualquiera, una necesidad básica es gozar de una
buena alimentación y un hospedaje adecuado. Esta necesidad cobra mayor importancia
cuando se trata de niños y jóvenes, y más aún de estudiantes, que requieren estar bien
comidos y descansados. Conociendo la importancia de estas dos condiciones y
derechos, el objetivo específico número 1 de las Reglas de Operación del PAEI asume
este compromiso.
51
Conocida esta prioridad, a continuación se muestran los resultados obtenidos en la
encuesta aplicada a los niños que asisten a los AEI, respecto a si al terminar de comer
aún se quedan con hambre.
Cuadro 2.17. Después de comer te has quedado con hambre
Respuestas
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
Sí, siempre
1,687
4.8
4.8
4.8
Sí, a veces
5,711
16.1
16.2
21.0
27,829
78.4
79.0
100.0
35,228
99.3
100.0
251
0.7
35,479
100.0
No
Subtotal
No especificado
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Al contrastar las respuestas de los beneficiarios con las opiniones de los actores
involucrados de manera directa con el albergue, obtuvimos que, para el caso de la
suficiencia de la comida, el 78.4% de los encuestados coinciden en que no se quedan
con hambre, mientras el 16.1% se queda algunas veces, frente a un 4.8% que afirma
quedarse siempre con hambre, este último sector de la muestra encuestada es en su
mayoría del sexo masculino.
Cuadro 2.18. Después de comer te has quedado con hambre, según sexo
Respuesta
Sí, siempre
Sí, a veces
No
Total
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Recuento
1,279
409
1,688
% de Sexo
6.7%
2.5%
4.8%
Recuento
3,195
2,516
5,711
% de Sexo
16.8%
15.5%
16.2%
Recuento
14,515
13,315
27,830
% de Sexo
76.4%
82.0%
79.0%
Recuento
18,989
16,240
35,229
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
52
Al considerar los grupos de edad de las y los beneficiarios, encontramos una relación
inversamente proporcional con la situación de hambre: a medida que aumenta la edad
de los beneficiarios, disminuye la sensación o percepción de hambre, a pesar de que
por el crecimiento natural y los mayores requerimientos alimenticios se podría suponer
lo contrario. Sin tener una hipótesis firme, quizás esto puede explicarse por la
costumbre a las raciones habituales de comida, si consideramos que muchos
beneficiarios han permanecido más de un nivel de estudios en el albergue; por otra
parte, los niños de más pequeños suelen ser de la comunidad sede y por ende reciben
mayor atención de sus padres o de los encargados del albergue.
Cuadro 2.19. Después
de comer te has quedado con hambre, según edad
recodificada de los beneficiarios
Edad recodificada de los beneficiarios
Respuesta
Sí, siempre
Sí, a veces
No
Total
Operación
Recuento
De 3 a 5
De 6 a 11
De 12 a 14
De 15 años
años
años
años
y más
Total
0
1,022
501
165
1,688
% de Edad
.0%
5.1%
4.4%
5.4%
4.8%
Recuento
270
3,538
1555
348
5,711
39.0%
17.7%
13.7%
11.4%
16.3%
423
15,453
9306
2,527
27,709
61.0%
77.2%
81.9%
83.1%
78.9%
693
20,013
11362
3,040
35,108
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006
El número de casos de los destinatarios del Programa que se quedan o se han
quedado con hambre no son significativos cuando se cruza con la condición de si
duerme o no en el albergue. Estos resultados, en primer lugar, disipan la posibilidad de
que los beneficiarios de que duermen en sus casas pudiesen experimentar hambre a
causa de la ida y vuelta al albergue, pero, en segundo lugar, obligan a indagar otros
posibles factores que puedan incidir de manera significativa.
53
Si bien no existe una correspondencia entre la situación experimentada de hambre y el
hecho de pernoctar en el albergue, si la hay, aunque mínima, con el tipo de comunidad
de origen, considerando en este caso dos categorías, los que proceden de la
comunidad sede, o bien si son de localidades aledañas. Los que pertenecen a la
comunidad sede son los que menos pasan hambre, lo que se traduce en mayores
oportunidades de comer lo suficiente mientras se está cerca de la casa, quizás porque
complementan la ingesta que obtienen en el albergue con algún otro alimento que les
proporcionan en su hogar.
Cuadro 2.20. Después de comer te has quedado con
hambre, según tipo de comunidad: sede o aledaña
Tipo de comunidad: sede o
Respuesta
aledaña
Operación
Sede
Recuento
Sí, siempre
Sí, a veces
Total
Aledaña
65
1,623
1,688
.6%
6.5%
4.8%
1,549
4,163
5,712
15.2%
16.6%
16.2%
8,583
19,246
27,829
%
84.2%
76.9%
79.0%
Recuento
10,197
25,032
35,229
100.0%
100.0%
100.0%
%
Recuento
%
Recuento
No
Total
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Esta misma relación mínima, pero significativa, se mantiene en el cruce entre la
situación de hambre y la condición de Hablante de Lengua Indígena (HLI). Lo que se
observa es una relación directamente proporcional entre HLI y quedarse con hambre:
para los casos de hablantes de lengua indígena existen mayores probabilidades de que
el niño o el joven albergado pueda no quedarse satisfecho después de comer. Como
puede observarse en el cuadro 2.21, son los niños que se localizan en un rango de
edad de 6 a 11 años y que además son HLI los que declaran mayormente su
insatisfacción después de comer. Probablemente este hecho se encuentre influido por
54
el deficiente español que están aprendiendo en esta etapa, aunado al hecho de que el
personal que labora en el albergue no entienda su lengua materna.
Cuadro 2.21. Después de comer te has quedado con
hambre, según condición de habla indígena del alumno
Respuesta
Operación
HLI alumno
HLI
Sí, siempre
Sí, a veces
No
Total
Total
No HLI
Recuento
1,227
461
1,688
%
5.1%
4.2%
4.8%
Recuento
3,907
1,804
5,711
%
16.2%
16.4%
16.2%
Recuento
19,052
8,744
27,796
%
78.8%
79.4%
79.0%
Recuento
24,186
11,009
35,195
%
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Sería falso afirmar que todas y todos los beneficiarios HLI comparten esta realidad.
También hay otros grupos, de los cuales los beneficiarios que son pertenecientes a
estos, manifestaron en un 100% no pasar por una situación de hambre, tal es el caso
de totonacos, canjobales, chinantecos, huastecos, mames y popolucas y, en menor
medida, más de 8 por cada 10 beneficiarios en los casos de HLI pertenecientes a
grupos indígenas como tzeltales (96.89%), tojolabakes (96.89%), zoques (92.44%)
tepehuanes (85.0%), huicholes (83.35%) y náhuas (83.05%). Sin embargo hay grupos
donde más de de una quinta parte se queda algunas veces o siempre con hambre,
como totonacos (57.34%), tlapanecos (45.41%), ñhañhús (31.82%), tarahumaras
(28.71%), y tzotziles (21.50%). Y aunque es único el caso, es menester hacer mención
de ello, pues entre los HLI totonaca es de cada 10 niños más de 4 se quedan siempre
con hambre. Igualmente es extraño el caso donde aquellos que declararon ser HLI
totonaca y náhuatl, pues el 100% se queda con hambre siempre (25.00%) o algunas
veces (75.00%). En la tabla 2.22 se recogen únicamente los casos de HLI que
declararon quedarse con hambre, según la etnia a la que pertenecen lo beneficiarios
encuestados.
55
Cuadro 2.22. ¿Después de comer te has quedado con hambre?, según etnia
Etnia
Operación
Después de comer te has quedado con
hambre
Sí, siempre
ÑHAÑHÚ
HUICHOL
MIXTECO
NAHUATL
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
TARAHUMARA Recuento
O RARAMURI %
TEPEHUANO
TLAPANECO
TOJOLABAL
TOTONACO
TOTONACO Y
NAHUATL
TZELTAL
ZOQUE
TZOTZIL
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
TOTAL
%
Sí, a veces
Total
No
0
436
934
1,370
0.00%
31.82%
68.18%
5.70%
109
54
816
979
11.13%
5.52%
83.35%
4.00%
0
27
405
432
0.00%
6.25%
93.75%
1.80%
206
1,089
6,344
7,639
2.70%
398
14.26%
1,494
83.05%
4,697
31.60%
6,589
6.04%
22.67%
71.29%
27.20%
61
61
748
870
7.01%
7.01%
85.98%
3.60%
0
208
250
458
0.00%
45.41%
54.59%
1.90%
27
0
453
480
5.63%
0.00%
94.38%
2.00%
373
139
381
893
41.77%
15.57%
42.67%
3.70%
39
117
0
156
25.00%
75.00%
0.00%
0.60%
0
27
841
868
0.00%
3.11%
96.89%
3.60%
0
35
428
463
0.00%
7.56%
92.44%
1.90%
14
221
858
1093
1.28%
20.22%
78.50%
4.50%
1,227
3,908
19,051
24,186
5.07%
16.16%
78.77%
100.00%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
2.2.1.2 Hospedaje seguro
La segunda característica que deben proporcionar los albergues de acuerdo al primer
objetivo específico del PAEI es un hospedaje seguro.
56
Cuando se les preguntó a las autoridades escolares y municipales su opinión respecto
al hospedaje brindado por el albergue todos coincidieron en que es un beneficio
excelente. De manera consecuente, muchos de ellos aclararon que el hospedaje es
bueno, pero no tanto la seguridad del mismo, ni las condiciones en las que dormían los
albergados.
A continuación hacemos un breve análisis de tres elementos que pueden dar un
acercamiento más cercano al hospedaje que se brinda. Los elementos son: la situación
de los dormitorios, la situación de los beneficiarios que duermen en el albergue, y la
situación de padecer frío durante las noches.
2.2.1.2.1 Dormitorios
Para los actores sociales entrevistados, el albergue sí ofrece un alojamiento seguro
durante la semana, pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las
noches, los dormitorios se cierran y son vigilados por la comunidad. Para niños que
habitan en comunidades lejanas que no pueden pagar una renta o disponer de recursos
económicos para pagar transporte diario, el hospedaje en el albergue significa una
condición indispensable para poder de estudiar.
La observación que se hizo a los albergues como parte del trabajo de campo para esta
evaluación permitió constatar que los dormitorios estaban en malas condiciones. Se
pueden hacer descripciones enteras, pero no es el caso, basta mencionar la existencia
de sábanas y cobijas de hace más de 5 años, camas que no han sido cambiadas desde
la fundación del albergue, excusados sin tazas en buen estado, para no ir más lejos.
Aún así, los adultos entrevistados manifestaron que las condiciones en las que viven
son muy buenas, desde su percepción y en relación al entorno de las condiciones de
vida en que se encuentra la localidad sede donde se ubica el albergue. Los niños
encuestados, por su parte, también manifestaron de manera general un gusto por vivir
en el albergue.
57
2.2.1.2.2 Beneficiarios que pernoctan en el albergue
Como podemos observar en le cuadro siguiente, nueve de cada diez niños hacen uso
del hospedaje que brinda el albergue. Los casos negativos no significan que no se
quieran dormir en el albergue, responde a cuestiones de tipo de comunidad de origen, o
de estar en situación de supernumerario. En general se observa que son más los
varones que duermen en el albergue que las niñas. Por otra parte, en algunos
albergues llegan a dormirse hasta 3 personas en una cama individual.
Cuadro 2.23. ¿Duermes en el albergue?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
31,867
89.8
89.8
89.8
No
3,612
10.2
10.2
100.0
35,479
100.0
100.0
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Al realizar el cruce entre la misma variable por rangos de edad, encontramos que los
niños menores pernoctan en mayor proporción que los de mayor edad.
Cuadro 2.24. Duerme en el albergue, según edad recodificada de los beneficiarios
Edad recodificada de los beneficiarios
Respuesta
Operación
Recuento
Sí
%
Recuento
No
%
Recuento
Total
%
De 3 a 5
De 6 a 11
De 12 a 14
De 15 años
años
años
años
o más
Total
675
18,040
10,462
2,569
31,746
97.5%
89.6%
91.1%
84.1%
89.8%
17
2,084
1,025
486
3,612
2.5%
10.4%
8.9%
15.9%
10.2%
692
20,124
11,487
3,055
35,358
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Es interesante observar que, al realizar el cruce con la condición HLI de los albergados,
obtenemos que los beneficiarios de las comunidades aledañas tienen porcentajes muy
58
similares de quienes duermen en el albergue según su condición de hablantes de
lengua indígena (91% para hablantes y 91.5% para no hablantes). En cambio, para los
niños que viven en la comunidad sede, existe una diferencia de cinco puntos
porcentuales a favor de los hablantes de lengua indígena, pues 88.5% de niños de
niños de la comunidad sede que duermen en el albergue son hablantes de lengua
indígena mientras que 83.5% de quienes duermen en el albergue no lo son.
Cuadro 2.25. Duerme en el albergue, según tipo de comunidad de procedencia
Tipo de comunidad
Condición
de HLI
HLI
Sede
No HLI
Total
HLI
Aledaña
No HLI
Total
Operación
Duerme en el albergue
Sí
Total
No
Recuento
5,648
733
6,381
%
88.5%
11.5%
100.0%
Recuento
3,250
640
3,890
%
83.5%
16.5%
100.0%
Recuento
8,898
1,373
10,271
%
86.6%
13.4%
100.0%
Recuento
16,380
1,627
18,007
%
91.0%
9.0%
100.0%
Recuento
6,556
612
7,168
%
91.5%
8.5%
100.0%
Recuento
22,936
2,239
25,175
%
91.1%
8.9%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En la tabla 2.26 se presentan los datos correspondientes sólo de los beneficiarios que
duermen en el albergue. De esta manera, lo primero que sobresale es que en la
mayoría de los casos los encuestados manifiestan que duermen separados de acuerdo
a su sexo, de modo tal que en cada albergue siempre hay dos dormitorios, uno para
mujeres y otro para varones; sólo hay excepciones cuando algún niño muy pequeño de
edad tiene que dormir en el dormitorio de las mujeres, al cuidado de una hermana
mayor.
59
Cuadro 2.26. ¿Quiénes duermen en su dormitorio?, según sexo
Respuesta
Sexo
Operación
Masculino
Recuento
Sólo niñas
Sólo niños
6,542
7,949
14,491
%
37.8%
54.7%
45.5%
Recuento
10,757
6,589
17,346
%
62.1%
45.3%
54.5%
14
0
14
0.1%
.0%
0.0%
17,313
14,538
31,851
100.0%
100.0%
100.0%
Niños y niñas
Recuento
indistintamente
%
Total
Total
Femenino
Recuento
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Respecto al número de beneficiarios por cama obtenemos que el 54% duerme solo en
una cama. Como todo dato, éste varía por sexo, y edad. Por ejemplo, las beneficiarias
son las que, frecuentemente, se duermen con otra compañera en la misma cama, y de
hecho son las que suelen dormirse entre tres personas. Con las visitas a los albergues,
se pudo constatar que en algunos albergues del estado de Guerrero los beneficiarios
varones están separados en dos dormitorios por edades, mientras las mujeres sólo
duermen en uno.
Cuadro 2.27. ¿Cuántos duermen en tu cama?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sólo yo
17.357
54.5
54.6
54.6
Dos
13,699
43.0
43.1
97.6
Más de dos
748
2.3
2.4
100.0
Subtotal
31,805
99.8
100.0
62
0.2
31,867
100.0
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Al hacer un análisis de acuerdo a la edad del infante, observamos que, existe una
relación inversamente proporcional entre el número de personas que duermen en la
60
misma cama con la edad: a medida que aumenta de edad un beneficiario hay más
probabilidades de dormirse solo en una cama. Esto responde más a derechos a
disfrutar de la comodidad de dormirse en una cama en los casos de beneficiarios que
ya alcanzan la adolescencia. En el 93% de los casos se obtuvo que las y los
beneficiarios que duermen entre dos o más de dos suelen hacerlo con otro compañero
o con un hermano, y de esta cantidad muchos de ellos manifestaron que la otra
persona es de su mismo sexo, y por lo regular de su mismo nivel educativo o edad.
Cuadro 2.28. ¿Quién duerme en tú misma cama?
¿Con quién duerme?
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
acumulado
válido
válido acum.
Frecuencia
Porcentaje
ella y una compañera
6;761
45.82
45.82
49.26
49.26
él y un compañero
6,057
41.04
86.86
44.13
93.40
419
2.84
89.7
3.05
96.45
96
0.65
90.35
0.70
97.15
304
2.06
92.41
2.22
99.37
él y dos compañeros
33
0.22
92.63
0.24
99.61
ella y su prima
27
0.18
92.81
0.20
99.80
ella y una ecónoma
27
0.18
92.99
0.20
100.00
1,034
7.01
100.0
14,757
100.00
ella y su hermana
ella, su hermana y otro
él y su hermano
No especificado
Total
100.00
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
2.2.1.2.3 Situación de frío por las noches
Un albergue seguro y digno no se reduce al alojamiento. Implica el derecho de dormir
sin pasar por una situación de frío, y sobretodo en un ambiente de respeto a la persona.
Cuando se realizó el trabajo de campo se pudo obtener información muy valiosa tanto
de parte de los menores encuestados como de los actores sociales involucrados con el
funcionamiento del albergue. Respecto a pasar frío por las noches, en los albergues se
observó en campo que tal situación se debe a la falta de cobijas suficientes, aunado a
la falta de algunos vidrios en las ventanas, o bien a que estuviesen incompletos o rotos.
61
Al la pregunta específica, más de la mitad de los beneficiarios afirmaron que pasan frío
por las noches, lo cual indica que uno de cada tres no duerme en las condiciones que
les permitan un descanso reparador, en tanto que uno de cada seis a veces padece tal
situación (v. cuadro 2.29).
Cuadro 2.29. ¿Pasas frío en las noches?
Respuesta
Sí
A veces
No
Subtotal
No sabe
Total
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
11,460
32.3
35.3
35.3
6,113
17.2
18.8
54.1
14,887
42.0
45.9
10.0
32,460
91.5
100.0
3,019
8.5
35,479
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Un aspecto interesante del padecimiento de frío se registra al analizar esta variable
según el sexo del albergado. Se observa una distribución similar a la que se evidenció
entre los que manifiestan quedarse con hambre. Los beneficiarios de sexo masculino
son los que manifiestan en mayor medida pasar frío por las noches, siendo entre los
más pequeños que se presenta mayormente esta situación, decreciendo con la edad.
Pero no ocurre lo mismo para el caso de las niñas, ya que los datos no se distribuyen
de una manera homogénea, lo que hace más difícil encontrar una tendencia clara.
62
Cuadro 2.30. ¿Pasas frío en las noches?, según edad codificada y sexo de los
beneficiarios
Edad
recodificada
de los
Pasan frío en las noches
Sexo
Operación
Total
Sí
No
A veces
beneficiarios
Masculino
De 3 a 5 años
Femenino
Total
Masculino
De 6 a 11 años
Femenino
Total
Masculino
De 12 a 14 años Femenino
Total
Masculino
De 15 años
o más
Femenino
Total
Recuento
210
100
38
348
60.3%
28.7%
10.9%
100.0%
56
105
166
327
17.1%
32.1%
50.8%
100.0%
266
205
204
675
% de Sexo
39.4%
30.4%
30.2%
100.0%
Recuento
3,995
4,284
1,633
9,912
% de Sexo
40.3%
43.2%
16.5%
100.0%
Recuento
2,767
4,522
1,269
8,558
% de Sexo
32.3%
52.8%
14.8%
100.0%
Recuento
6,762
8,806
2,902
18,470
% de Sexo
36.6%
47.7%
15.7%
100.0%
Recuento
2,036
2,643
1,345
6,024
% de Sexo
33.8%
43.9%
22.3%
100.0%
Recuento
1,597
1,843
1,146
4,586
% de Sexo
34.8%
40.2%
25.0%
100.0%
Recuento
3,633
4,486
2,491
10,610
% de Sexo
34.2%
42.3%
23.5%
100.0%
500
769
273
1,542
32.4%
49.9%
17.7%
100.0%
299
500
242
1,041
28.7%
48.0%
23.2%
100.0%
799
1,269
515
2,583
30.9%
49.1%
19.9%
100.0%
% de Sexo
Recuento
% de Sexo
Recuento
Recuento
% de Sexo
Recuento
% de Sexo
Recuento
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Un indicador más claro de la calidad del hospedaje para pernoctar lo podemos obtener
si comparamos lo que declaran los beneficiarios de los AEI, distinguiendo entre los que
pernoctan en el albergue y lo que no lo hacen y solamente acuden a las instalaciones
para alimentarse. Esta comparación tiene la ventaja de que los declarantes en ambos
casos son del mismo albergue y por ende de la región, con condiciones
63
medioambientales similares. El resultado es que en una proporción de tres a dos
declararon pasar frío quienes duermen en el albergue respecto a los que no, es decir, el
albergue es un lugar que presenta peores condiciones para dormir que sus casas, en
cuanto a calor ambiental se refiere.
Cuadro 2.31. ¿Pasan frío en las noches?, según lugar de pernocta
Respuesta
Operación
Duerme en el albergue
Sí
Sí
A veces
No
Total
Total
No
Recuento
11,321
139
11,460
%
35.5%
22.6%
35.3%
5,974
139
6,113
%
18.8%
22.6%
18.8%
Recuento
14,551
336
14,887
%
45.7%
54.7%
45.9%
Recuento
31,846
614
32,460
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
2.2.1.2.4 Condiciones de seguridad física en el albergue
¿Cómo es la convivencia dentro del albergue?
Para asegurar un ambiente seguro y de armonía en todo grupo social, se necesita un
clima de respeto entre los miembros, en este caso los beneficiarios del albergue. En la
encuesta realizada a nivel nacional, se pudo obtener datos en términos de presencia de
riñas y su incidencia. La existencia de esta realidad, suele ir muy acorde con el uso que
se le da al tiempo libre dentro del albergue, pero sobretodo a los conflictos mismos que
se desarrollan en todo grupo social, con beneficiarios de distinta procedencia, edad,
sexo, pertenencia étnica o intereses diversos. Pues bien, dentro del albergue, una
tercera parte de la población encuestada reconoce la existencia de riñas entre sus
compañeros, en el transcurso del año. Al ser el 34% de los casos válidos, debe llamar
la atención
de los jefes de albergue, y a la intervención de los padres de los
beneficiarios. Sin datos precisos de conocimiento de causa y de la situación en la que
se enmarcan no permite formular generalizaciones, como tampoco hacer deducciones
64
del tipo de riñas y bajo las circunstancias en que estas se presentan y atañen la vida
social del albergue.
Cuadro 2.32. ¿Ha habido riñas entre niños durante el
ciclo escolar?
Respuesta
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
Sí
11,906
33.6
34.0
34.0
No
23,086
65.1
66.0
100.0
34,992
98.6
100.0
No sabe
487
1.4
Total
35,479
100.0
Subtotal
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Como las preguntas fueron formuladas sólo en términos de la existencia de riñas y el
número que se han presentado, tampoco se puede hacer una diferenciación entre los
responsables de las riñas por sexo, edad, u otras variables. Se puede conocer los datos
de quienes aportaron la información pero, no es suficiente para conocer a fondo el
problema.
Problemas de convivencia entre los beneficiarios
Las agresiones representan otro indicador para explicar la situación de una posible
convivencia inadecuada en el albergue. Por agresión se explicó a los beneficiarios que
consistía en situaciones de maltrato físico, insultos, robo de una cosa que les
perteneciera.
Quizá los datos distribuidos no sean tan fundamentales porque varían muy poco, pero
sí son significativos, en tanto que nos arroja que las mujeres han sufrido algún tipo de
agresiones hacia su persona, lo cual puede ser un indicador de discriminación hacia
este género, que se torna en muchos casos como algo implícito a la cultura, pero que
es puesto en evidencia por las mujeres.
65
Cuadro 2.33. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande
te ha agredido?, según sexo
Respuesta
Sí
No
Total
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
Recuento
4,734
4,171
8,905
% de Sexo
25.2%
25.9%
25.5%
Recuento
14,056
11,953
26,009
% de Sexo
74.8%
74.1%
74.5%
Recuento
18,790
16,124
34,914
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Nuevamente la vulnerabilidad se presenta en el grupo de los niños más pequeños, tal
consideración se manifiesta cuando la variable “maltrato” se cruza de manera conjunta
con edad y sexo, resultando que la mayor parte de las agresiones se reciben en
menores de edad, éstos suelen ser hombres, pero que a medida que aumentan de
edad se reduce la posibilidad de ser agredidos; en cambio en el caso de las
beneficiarias esto no sucede, puesto que en todos los rangos de edad, más de la cuarta
parte de las niñas alguna vez se han visto envueltas en situaciones de agresión.
Las dimensiones que ha alcanzado este problema se presenta en el cuadro siguiente
(2.34) que muestra las agresiones que han tenido lugar en los albergues, analizando las
variables de edad y sexo.
66
Cuadro 2.34. Agresión recibida de otro compañero(a), según sexo del
agredido
Edad
recodificada
Respuesta
Masculino
Sí
De 3 a 5 años
No
Total
Sí
De 6 a 11 años
No
Total
Sí
De 12 a 14 años
No
Total
Sí
De 15 años o
más
Sexo
Operación
No
Total
Recuento
Total
Femenino
135
109
244
36.89%
33.33%
35.21%
231
218
449
63.11%
66.67%
64.79%
366
327
693
% de Edad
100%
100%
100%
Recuento
2,602
2,751
5,353
25.55%
28.95%
27.19%
7,583
6,753
14,336
74.45%
71.05%
72.81%
10,185
9,504
19,689
% de Edad
100%
100%
100%
Recuento
1,686
922
2,608
25.78%
19.02%
22.91%
4,853
3,925
8,778
74.22%
80.98%
77.09%
Recuento
6,539
4,847
11,386
% de Edad
100%
100%
100%
312
389
701
18.34%
29.34%
23.16%
1,389
937
2,326
81.66%
70.66%
76.84%
Recuento
1,701
1,326
3,027
% de Edad
100%
100%
100%
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Recuento
% de Edad
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Como se ha visto anteriormente, tanto las mujeres como los HLI, son los sectores de
beneficiarios que se enfrentan a mayores dificultades para interactuar en espacios de
amplio respeto y convivencia armónica. Como se muestra en el siguiente cuadro, el
porcentaje de hablantes de lengua indígena que reportaron agresiones de otros
compañeros es 6.1% superior al de no hablantes.
67
Cuadro 2.35. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te
ha agredido?, según condición de habla indígena
Respuesta
Operación
HLI alumno
HLI
Recuento
Sí
No
Total
Total
No HLI
6,637
2,268
8,905
%
27.4%
21.3%
25.5%
Recuento
17,581
8,395
25,976
%
72.6%
78.7%
74.5%
Recuento
24,218
10,663
34,881
100.0%
100.0%
100.0%
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
El mismo grado de vulnerabilidad en la que se encuentran las adolescentes y los HLI es
también compartida en las mismas situaciones por los beneficiarios de comunidades
aledañas o lejanas al albergue. Estos últimos en la cuestión de agresiones recibidas
rebasan en proporciones a los otros dos actores que resultaron también afectados.
Cuadro 2.36. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te
ha agredido?, según procedencia
Respuesta
Operación
Tipo de comunidad
Sede
Recuento
Sí
1,521
7,385
8,906
15.1%
29.7%
25.5%
8,558
17,451
26,009
%
84.9%
70.3%
74.5%
Recuento
10,079
24,836
34,915
100.0%
100.0%
100.0%
%
Recuento
No
Total
Total
Aledaña
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Si se recurre al dato que expresa el número de veces que un beneficiario fue agredido,
el 85% de los agredidos reconoce que han sido objeto de esta acción de 6 a 10 veces,
y un 12.5% de que de 11 a 15 veces, en lo que iba del ciclo escolar presente, y las
encuestas se realizaron en su gran mayoría en noviembre, así que durante 2 meses
aproximadamente, el 97% de los encuestados agredidos lo fueron más de 11 veces en
68
solo 2 meses, lo que equivaldría a que han sido objeto de insultos, golpes o han sido
objeto de robo por otros compañeros una vez o dos veces por semana.
Si se realiza el cruce típico por sexo, se obtiene que las mujeres no sólo son las más
agredidas, sino que también lo son más que los hombres, así encontramos que en el
rango de 11 a 15 agresiones recibidas, el porcentaje que representa a las mujeres
duplica al 6% de los hombres.
Cuadro 2.37. Número de agresiones recibidas durante el
ciclo escolar, según sexo
Respuesta
Operación
Sexo
Total
Masculino Femenino
De 1 a 5
Recuento
103
132
235
agresiones
% de Sexo
2.2%
3.2%
2.6%
De 6 a 10
Recuento
4,060
3,300
7,360
agresiones
% de Sexo
85.8%
79.1%
82.7%
De 11 a 15
Recuento
303
509
812
agresiones
% de Sexo
6.4%
12.2%
9.1%
De 16 a 20
Recuento
191
107
298
agresiones
% de Sexo
4.0%
2.6%
3.3%
De 16 a 20
Recuento
52
92
144
agresiones
% de Sexo
1.1%
2.2%
1.6%
De 21 a 25
Recuento
25
0
25
agresiones
% de Sexo
0.5%
0.0%
0.3%
De 26 a 30
Recuento
0
30
30
agresiones
% de Sexo
0.0%
0.7%
0.3%
Recuento
4,734
4,170
8,904
100.0%
100.0%
100.0%
Total
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
La misma situación ocurre entre los agredidos si se distribuyen los casos por edad: Los
beneficiarios más grandes fueron agredidos menos de 10 veces, en su mayoría, en los
dos meses que iba del ciclo escolar; mientras tanto más del 15% de los beneficiarios
que se encuentran en los dos primeros rangos de edad fueron agredidos de 11 a más
veces, llegando en un caso hasta la cantidad de 30 agresiones en 2 meses.
69
Cuadro 2.38. Número de agresiones recibidas durante el ciclo escolar,
según edad recodificada
Edad recodificada de los beneficiarios
Respuesta
Operación
De 1 a 5
Recuento
agresiones
%
De 6 a 10
Recuento
agresiones
%
De 11 a 15
Recuento
agresiones
%
De 16 a 20
Recuento
agresiones
%
De 16 a 20
Recuento
agresiones
%
De 21 a 25
Recuento
agresiones
%
De 26 a 30
Recuento
agresiones
%
Total
Recuento
%
De 3 a 5
De 6 a 11
De 12 a
De 15 años
años
años
14 años
o más
Total
0
181
54
0
235
0.0%
3.4%
2.1%
0.0%
2.6%
206
4,237
2,242
676
7,361
84.4%
79.2%
85.9%
96.4%
82.6%
0
553
260
0
813
0.0%
10.3%
10.0%
0.0%
9.1%
38
232
28
0
298
15.6%
4.3%
1.1%
0.0%
3.3%
0
95
25
25
145
0.0%
1.8%
1.0%
3.6%
1.6%
0
25
0
0
25
0.0%
0.5%
0.0%
0.0%
0.3%
0
30
0
0
30
0.0%
0.6%
0.0%
0.0%
0.3%
244
5,353
2,609
701
8,907
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Para los casos de albergados que son HLI no hay ningún patrón de distribución de los
beneficiarios que respondieron ser agredidos. Al continuar con el cruce con la condición
de tipo de comunidad, sede o aledaña, se obtiene que los que sufren mayor número de
agresiones son los de comunidades aledañas. Los puntos porcentuales suelen ser
mínimos pero muy significativos por la probable discriminación que enfrenta un sector
de los beneficiarios.
70
Cuadro 2.39. Número de agresiones recibidas durante el
ciclo escolar, según procedencia
Respuesta
Operación
Tipo de comunidad
Sede
De 1 a 5
Recuento
agresiones
Total
Aledaña
78
158
236
%
5.1%
2.1%
2.6%
De 6 a 10
Recuento
1,188
6,173
7,361
agresiones
%
78.1%
83.6%
82.6%
De 11 a 15
Recuento
110
703
813
agresiones
%
7.2%
9.5%
9.1%
De 16 a 20
Recuento
55
243
298
agresiones
%
3.6%
3.3%
3.3%
De 16 a 20
Recuento
60
84
144
agresiones
%
3.9%
1.1%
1.6%
De 21 a 25
Recuento
0
25
25
agresiones
%
0.0%
0.3%
0.3%
De 26 a 30
Recuento
30
0
30
agresiones
%
2.0%
0.0%
0.3%
Recuento
1,521
7,386
8,907
100.0%
100.0%
100.0%
Total
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Actitud de los adultos para con los beneficiarios
Es fundamental también hacer una revisión de la responsabilidad de los adultos en el
problema que se viene analizando. Entre los adultos que habitan y visitan
constantemente el albergue, se encuentran en primer lugar jefes de albergue y
ecónomas, y en segundo lugar padres de familia, las parejas de las ecónomas, entre
otros con mayor presencia.
De la población de beneficiarios encuestada, el 18% manifestó ser agredida por un
adulto, cifra menor en comparación con el 25% de agresiones con referencia a
compañeros, no obstante el resultado es de dimensiones importantes, ya que cerca de
la quinta parte de los beneficiarios han sido agredidos desde su ingreso por un adulto.
Tales actitudes deberán ser atendidas y erradicadas por las autoridades del programa,
en franca comunicación y colaboración con los Jefes de Albergue.
71
Cuadro 2.40. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande
te ha agredido?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
6,364
17.9
18.2
18.2
No
28,631
80.7
81.8
100.0
35,019
98.6
100.0
460
1.4
35,479
100.0
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Entre los afectados por agresiones de adultos esta vez no son las niñas, sino los
hombres. La diferencia entre los sectores poblaciones de beneficiarios por sexo es de 4
puntos porcentuales: 20% son casos de los niños, y 16% de las niñas. Cuando se
desagregan los casos de agresión por un adulto asociado a la edad de los beneficiarios
se encuentra que los más vulnerables son los destinatarios del PAEI más pequeños. De
hecho el porcentaje más alto se encuentra en los niños de 3 a 5 años, donde el 30%
reconoce sufrir un tipo de agresión por un adulto mayor, y así a medida que aumenta la
edad también disminuye la existencia de posibles agresiones de adultos desde su
llegada. La hipótesis que se desprende de estos datos, es que la percepción es
diferente en los más pequeños de edad, quienes otorgan mayor importancia a cualquier
viso de maltrato, mientras que los de mayor edad, no le conceden tanta importancia,
porque presumiblemente ya se han acostumbrado a tal tipo de actitudes.
72
Cuadro 2.41. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te ha agredido?,
según edad recodificada
Edad recodificada
Respuesta
Operación
De 3 a 5
De 6 a 11
De 12 a 14
De 15 años
años
años
años
o más
Recuento
Sí
211
3,954
1,869
330
6,364
30.4%
20.0%
16.4%
11.1%
18.2%
482
15,864
9,508
2,656
28,510
69.6%
80.0%
83.6%
88.9%
81.8%
693
19,818
11,377
2,986
34,874
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
%
Recuento
No
%
Recuento
Total
%
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A pesar del cambio en la distribución por sexo, el maltrato hacia beneficiarios en
condición de HLI, al igual que la situación de edad, se mantiene constante. Así, se
puede comprobar que este sector poblacional no sólo es el que sufre agresiones de sus
compañeros sino también de las personas adultas.
Cuadro 2.42. ¿Desde tu ingreso algún adulto más grande te
ha agredido?, según condición de habla indígena
Respuesta
Operación
HLI alumno
HLI
Recuento
Sí
No
Total
Total
No HLI
4,699
1,666
6,365
%
19.6%
15.2%
18.2%
Recuento
19,299
9,299
28,598
%
80.4%
84.8%
81.8%
Recuento
23,998
10,965
34,963
100.0%
100.0%
100.0%
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Compartiendo casos similares de maltrato, pero en un grado menor, se encuentran los
niños de comunidades lejanas o aledañas, donde las estadísticas entre los beneficiarios
que han sufrido algún tipo de agresión por un adulto distan mucho si se separan por
tipo de comunidad de la cual provienen.
73
Cuadro 2.43. ¿Desde tu ingreso algún adulto más
grande te ha agredido?, según procedencia
Respuesta
Operación
Tipo de comunidad
Sede
Sí
No
Total
Total
Aledaña
Recuento
1,003
5,362
6,365
%
9.8%
21.7%
18.2%
Recuento
9,230
19,401
28,631
%
90.2%
78.3%
81.8%
Recuento
10,233
24,763
34,996
100.0%
100.0%
100.0%
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Cuando se les solicitó a los encuestados que explicaran la situación de agresión, se
obtuvieron una diversidad de respuestas que incluyen a ecónomas y jefes de albergue
(sobre todo jefas), pasando por instructores de CONAFE y por último a los maridos de
las ecónomas. Basta decir que en la mayoría de los casos explicados fueron expuestas
las ecónomas y jefas de albergue. Contrastando con muchas otras que asumen el
papel de madres, para muchos beneficiarios, sobretodo cuando apenas ingresan al
albergue.
Esta actitud que se reseña, lo revela el cuadro que describe la relación entre los niños
agredidos por otro compañero con la agresión por parte de un adulto. Relación entre
agresión de otro beneficiario por la agresión realizada por un adulto. Así, se tiene que,
del 100% de los agredidos por otro beneficiario más de la mitad fueron también
agredidos por otro adulto. Aunque los datos desglosados por sexo varían muy poco, si
es notable que quienes han experimentado una doble agresión y /o maltrato por sus
compañeros y adultos son las mujeres.
74
Cuadro 2.44. ¿Desde tu ingreso algún adulto más
grande te ha agredido?, según sexo
(sólo considera a beneficiarios agredidos)
Respuesta
Sí
No
Total
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Recuento
2,542
2,275
4,817
% de Sexo
53.9%
54.5%
54.2%
Recuento
2,178
1,897
4,075
% de Sexo
46.1%
45.5%
45.8%
Recuento
4,720
4,172
8,892
100.0%
100.0%
100.0%
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En este escenario, nuevamente los niños más pequeños, en cuanto a la edad, son los
que han sufrido un doble maltrato: 2 de cada 3 de los albergados de 3 a 5 años han
sido agredidos tanto por compañeros mayores como por adultos. La misma realidad
descrita, es compartida por los beneficiarios en condición de HLI y los que provienen de
comunidades lejanas o aledañas.
2.2.1.2.5 Salud e higiene
Aproximadamente el 80% de los beneficiarios manifestó no haberse quedado con
hambre, que duerme en el albergue, y que no sufrió ningún tipo de maltrato (tanto por
compañeros como por adultos), lo cual merece un reconocimiento como logros
significativos del Programa. No obstante, estos logros en la atención de la alimentación
y el hospedaje de los beneficiarios, hay otros componentes del programa no menos
importantes. En este apartado se analiza la problemática de la atención a la salud de
los beneficiarios.
Es necesario considerar que muchas de las localidades no cuentan con clínica de salud
o unidad rural, y si las tienen, no cuentan con el equipo adecuado y dotación de
medicinas, a lo que se suma el personal médico, el cual no labora tiempo completo.
Esta situación afecta a los beneficiarios, puesto que al no recibir una atención médica
oportuna ni eficiente, no pueden tampoco lograr un mejor desarrollo físico y mental, lo
75
cual determina directamente la propensión a enfermedades y, por ende, sin lugar a
dudas el desempeño escolar.
En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran
mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la
clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en
prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín
de primeros auxilios.
Enfermedades y /o accidentes
Para la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran mayoría
de los jefes de albergue como de las ecónomas, respondieron que lo que hacen es
llevarlos directamente a la clínica o centro de salud, cuando hay en la comunidad, en
caso contrario recurren a la medicina tradicional, o simplemente trata de mitigarse la
enfermedad con té. Esta labor que desarrolla el personal del albergue, se lleva acabo
sin ninguna capacitación previa médica o de primeros auxilios, De hecho ninguna de las
ecónomas reconoció tener una preparación tanto en la prevención de enfermedades
como en el tratamiento de accidentes. La omisión a la salud no es una cuestión nueva,
pues los jefes de albergue que tienen más de 10 años, también manifestaron que la
salud nunca ha sido una prioridad desde que ellos han dirigido o trabajado en un
albergue.
Esta falta de atención se comprueba con la flexibilidad de los requisitos de ingreso al
albergue, solicitados a los beneficiarios. En la gran mayoría de ellos, el certificado
médico no es una condición de ingreso o rechazo, lo cual es justificable, por la carencia
de unidades médicas y la falta de acceso a los servicios médicos. Sin embargo, no es
una acción justificable, si lo que está de por medio es la salud de los beneficiarios,
porque hay muchas maneras de realizar un examen médico estando ya en el albergue.
Más específicamente, sólo se solicita en el 18.5% de los albergues visitados. Además
no es propiamente un certificado que informe del tipo de enfermedades que han tenido,
76
y medidas seguir hasta que sane, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de
la cartilla de vacunación.
Además de restarle importancia al certificado de salud, se extiende a la atención
médica que se pueda brindar a los beneficiarios en su calidad de albergados. Las
revisiones médicas que se deben realizar periódicamente, son muy esporádicas en
algunos casos y en otros simplemente no se llevan a cabo. En los albergues que se
reciben visitas médicas o que se llevan los beneficiarios a la unidad médica local, el
período promedio es de 2 a 3 meses.
Dada la situación de comunidades rurales, y con menos de 1,000 habitantes, lugares
sede de los albergue, los servicios médicos que llegan son de la Secretaría de Salud, y
por lo regular quienes los brindan son jóvenes universitarios que cumplen con su
servicio social. Aunado a un horario establecido de las unidades médicas, la disposición
del servicio médico, cuando se solicita no siempre es oportuna, menos aún eficiente.
El tema de la salud, en referencia con las enfermedades cobra importancia no sólo por
ser uno de los derechos de todos los niños sino, por su incidencia en el aprendizaje y
por ende en el desempeño escolar. Cabe mencionar, que la mitad de las autoridades
escolares, aproximadamente, reportó que los niños faltan por enfermedades, la mayoría
de ellas son respiratorias, como gripe, tos, o fiebre sin determinar la causa. Los mismos
docentes manifiestan una preocupación por la presencia de enfermedades de la piel
que, aunque tienen poca incidencia, van en aumento. Otro tipo de enfermedades
reportadas también fueron casos aislados de enfermedades estomacales, entre otros.
Es tan común la enfermedad, como una causa de inasistencia escolar que, los
entrevistados mencionados en este párrafo, no consideran esta situación grave ni
anormal, respecto a los parámetros locales.
77
Sin embargo, el personal del albergue reconoce que los beneficiarios están propensos
ante enfermedades epidémicas, como la varicela, el sarampión, la viruela, que son muy
comunes en los albergues.
También es menester de señalar que, los albergues escolares al estar ubicados en
diferentes entidades del país, los beneficiarios están expuestos a diversos climas y
condiciones geográficas, lo cual los hace vulnerables a enfermedades varias.
De manera resumida se puede afirmar que, ante la falta de solicitud de un certificado, la
carencia de vistas médicas, aunado a la falta de conocimiento médico de los jefes y las
ecónomas coloca a los beneficiarios en estado de vulnerabilidad frente a enfermedades
infecciosas o epidémicas.
Dotación de consumibles de higiene y limpieza
Retomando la importancia otorgada por las autoridades escolares y profesores de los
beneficiarios, sobre el papel que desempeñan las condiciones de salud e higiene en el
desarrollo humano, y en el rendimiento escolar, se podría dar a conocer las diversas
opiniones vertidas por los actores sociales entrevistados, pero; lo más importante es
también retomar las respuestas dadas por los beneficiarios al cuestionarlos sobre la
dotación de consumibles de higiene y limpieza, y la periodicidad en la que se les
entregan.
Este análisis quedaría limitado, si no se dan a conocer las condiciones determinantes
de su calidad de vida dentro de la institución. Éstas, a su vez se encuentran vinculadas
con la disponibilidad de recursos económicos; de recursos naturales como el agua
potable; de infraestructura como el drenaje, y; de servicios, como visitas y supervisiones
médicas a los niños y a las instalaciones, alimentación suficiente y balanceada, y un
aseo constante de las áreas físicas, por mencionar las más importantes.
78
Al hacer la entrevista a los docentes y autoridades escolares, coinciden que existe una
carencia extrema de falta de higiene de los niños albergados. Y ellos mismos la asocian
a la carencia principalmente de agua, y de consumibles destinados al aseo personal, y
la limpieza de las áreas del inmueble. La falta de aseo personal no es una característica
general de todos los beneficiarios. Y la gran cantidad de los que no se presentan
aseados es, como se mencionó anteriormente, por la carencia de agua, de agua
caliente, sobre todo en albergues ubicados en climas fríos.
Cuando se trata de dar seguimiento al estado nutricional de los niños, en la mayoría de
los albergues simplemente se toman las medidas de talla y peso y se archivan, por
tanto no se retoman estos datos como una referencia importante para acciones
posteriores.
Cuando se les preguntó a los jefes de albergue, sobre la existencia de recursos
destinados a la higiene y limpieza, muchos de ellos manifestaron que no son
suficientes, además del retraso en el que se suministran.
Cuadro 2.45. Índice de dotación de material de higiene y
limpieza
Núm. de
consumibles
Ninguno o
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
1,459
4.1
4.1
4.1
1
3,924
11.1
11.1
15.2
2
2,918
8.2
8.2
23.4
3
4,562
12.9
12.9
36.3
4
12,666
35.7
35.7
72.0
5
9,951
28.0
28.0
100.0
35,479
100.0
100.0
cero
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
79
Para complementar estas afirmaciones, la tabla anterior muestra el porcentaje del
número de consumibles correspondientes a higiene y limpieza que se destinan a los
beneficiarios. Estos artículos incluyen jabón de baño, pasta dental, cepillo de dientes,
papel sanitario y toalla de baño. De esta forma se pudo comprobar que a la tercera
parte de los beneficiarios se les otorga cuatro de los cinco consumibles; mientras que,
aproximadamente a la cuarta parte de la población encuestada se les da dos, uno o
ninguno.
De una manera más desglosada se muestran las tablas de la periodicidad en la que se
entregan los consumibles utilizados para la higiene y la limpieza personales.
Cuadro 2.46. ¿Te proporcionan jabón?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí, una vez al mes
7,124
20.1
20.2
20.2
Sí, una vez al año
1,233
3.5
3.5
23.7
21,872
61.6
62.1
85.8
Sí, pero no sabe cuando
1,251
3.5
3.6
89.4
No
3,751
10.6
10.6
100.0
35,231
99.3
100.0
248
0.7
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Como se puede ver que el 90% de ellos afirma que son dotados de jabón de baño,
generalmente cada que se acaba. De hecho, es el único consumible que se dota a casi
todos los albergados, en comparación con los cuatro restantes, y que también atañen a
la higiene personal. Aclarando que este artículo es de uso colectivo.
Respecto a los medios para el aseo dental, tanto para la entrega de pasta y cepillo
dental el 79% y 75% respectivamente reconoce que se les dota de éstos, igualmente, a
80
más de la mitad, que el caso del jabón: cada que se les acaba. Sin embargo el 20% del
total de los encuestados manifiesta que se les entregan estos consumibles una vez al
año, lo cual refleja las precarias condiciones de higiene en este sentido.
Cuadro 2.47. ¿Te proporcionan pasta dental?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí, una vez al mes
5,287
14.9
15.1
15.1
Sí, una vez al año
2,198
6.2
6.3
21.4
19,267
54.3
55.0
76.4
918
2.6
2.6
79.0
7,336
20.7
21.0
100.0
35,004
98.7
100.0
475
1.3
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Cuadro 2.48. ¿Te proporcionan cepillo de dientes?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí, una vez al mes
5,814
16.4
16.6
16.6
Sí, una vez al año
7,003
19.7
20.0
36.6
11,484
32.4
32.8
69.4
Sí, pero no sabe cuando
2,163
6.1
6.2
75.6
No
8,553
24.1
24.4
100.0
35,017
98.7
100.0
462
1.3
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Los dos consumibles mencionados en los cuadros 2.47 y 2.48 se entregan a la mayoría
de los beneficiarios, aunque no con regularidad. Por ejemplo, el 21% y el 24%
reconocen que nunca les han asignado pasta dental y cepillo de dientes,
respectivamente, cuando éstos son dos medios indispensables para el aseo e higiene
81
bucal diarios, en tanto que el papel del baño al 31% no se le proporciona., casi uno de
cada tres beneficairios (v. cuadro 2.49).
Cuadro 2.49. ¿Te proporcionan papel sanitario?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí, una vez al mes
5,075
14.3
14.4
14.4
Sí, una vez al año
795
2.2
2.3
16.7
17,401
49.0
49.4
66.1
878
2.5
2.5
68.5
11,083
31.2
31.5
100.0
35,232
99.3
100.0
247
0.7
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Las tablas presentadas anteriormente permiten observar que casi todos los
consumibles son entregados a más de la mitad de los beneficarios, pero no con la
regularidad que se requiere, para mantener una higiene adecuada de los becarios.
Si se cruza el índice de dotación de consumibles por sexo, se encuentra que las
beneficiarias, son las que reciben un número menor de la cantidad de consumibles de
higiene y limpieza. Este cruce permite observar que, a medida que aumenta el número
de consumibles, también disminuye la posibilidad de que las niñas puedan tener acceso
al mismo número de consumibles que fueron dados a los niños. Además si se toma en
cuenta que, las mujeres no sólo necesitan los consumibles anteriores sino también
toallas sanitarias, entre otros artículos.
82
Cuadro 2.50. Índice de dotación de material de higiene y
limpieza, según sexo
Núm. de
consumibles
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
722
714
1,436
Ninguno
Recuento
o cero
% de Sexo
3.8%
4.4%
4.0%
Recuento
2,532
1,392
3,924
% de Sexo
13.2%
8.5%
11.1%
Recuento
1,444
1,474
2,918
% de Sexo
7.5%
9.0%
8.2%
Recuento
2,459
2,103
4,562
% de Sexo
12.8%
12.9%
12.9%
Recuento
6,527
6,162
12,689
% de Sexo
34.0%
37.8%
35.8%
Recuento
5,487
4,463
9,950
% de Sexo
28.6%
27.4%
28.0%
Recuento
19,171
16,308
35,479
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
1
2
3
4
5
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Prácticas de higiene y limpieza
Desde luego que la limpieza e higiene tienen que ver directamente con las prácticas
mismas de aseo de las y los beneficiarios, por ejemplo el aseo de los excusados, el
número de veces que se bañan en el albergue, la existencia de papel sanitario, entre
otros. Por lo cual, se añaden las respectivas tablas que ilustran una cultura de higiene y
limpieza entre los albergados, teniendo en cuenta las condiciones precarias en las que
opera el Programa.
Como bien muestra la tabla siguiente (2.51), aproximadamente el 90% de las y los
beneficiarios se baña en el albergue, sobre todo los que allí duermen.
83
Cuadro 2.51. ¿Te bañas en el albergue?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Sí
válido
acumulado
88.5
91.1
91.1
3,066
8.6
8.9
100.0
34,481
97.2
100.0
998
2.8
35,479
100.0
No sabe u otro
Total
Porcentaje
31,415
Nunca
Subtotal
Porcentaje
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A continuación se presenta una tabla que contiene la información respecto a la
periodicidad y al número de veces que se bañan los beneficiarios en su estancia en el
albergue. Lo que salta a la vista son los altos porcentajes correspondientes al número
de veces que se asean, ya sea durante el día o a la semana y, que van de 1 a 3 veces,
dependiendo del clima y de la región donde se ubica el albergue.
La frecuencia con que practican el baño los beneficiarios demuestra que en la mayoría
existe una fuente de agua, que puede utilizarse para el aseo personal.
Cuadro 2.52. Frecuencia recodificada con que se bañan los
beneficiarios durante su estancia en el albergue
(sólo considera a los que se bañan en el albergue)
Frecuencia con que se baña durante su
Respuesta
Operación
estancia en el albergue (recodificada)
De 1 a 3
De 4 a 6
De 7 a 9
De 10 a
veces
veces
veces
más
Total
Sí, Veces por
Recuento
14,599
298
32
24
14,953
día
% del total
46.7%
1.0%
0.1%
0.1%
47.8%
Sí, Veces por
Recuento
14,849
1,317
86
71
16,323
semana
% del total
47.5%
4.2%
0.3%
0.2%
52.2%
Recuento
29,448
1,615
118
95
31,276
% del total
94.2%
5.2%
0.4%
0.3%
100.0%
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
84
Si bien, los resultados de la encuesta arrojan datos positivos en cuanto a esta práctica,
es menester hacer mención de la situación que impera en muchos albergues, sobre
todo en las regiones con poca disposición de agua, como el Valle del Mezquital, en
Hidalgo, donde los jefes de albergue refirieron sobre la insuficiencia de agua, lo cual
influía en todas las actividades y prácticas de higiene que se llevan acabo en el propio
albergue. Hubo un caso concreto en la comunidad de Capula, donde a falta de agua, y
a falta del recurso destinado a higiene y limpieza, se reunió a los padres de familia de
los albergados para comunicarles esta situación y para que ellos decidieran que se iba
a hacer; en la reunión se decidió que los niños tendrían que ir con sus familias hasta
que llegara el recurso, que llegó hasta la segunda quincena de noviembre.
En virtud de que, la mayoría de los beneficiarios se bañan en el albergue, es necesario
también conocer cuál es el tipo de fuente de agua que utilizan. La mitad de los
encuestados respondió que se bañan con agua de la regadera; más de la tercera parte
reconoce que se baña con agua acarreada, que puede ser de una fuente de agua
presente en el albergue; uno de cada 10 dice bañarse en un río o manantial cercano, y
sólo el 5% manifiesta llevar a cabo esta práctica de higiene personal con otro tipo de
abastecimiento de agua. Este último sector se baña en un pozo o en la pila del
albergue, según sea el caso.
Cuadro 2.53. Fuente de agua utilizada para bañarse
Fuente de agua
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Agua de la regadera
14,460
46.0
46.1
46.1
Agua acarreada
11,819
37.6
37.7
83.7
En río o manantial
3,310
10.5
10.5
94.3
Otro
1,802
5.7
5.7
100.0
31,392
99.9
100.0
23
0.1
31,415
100.0
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
85
2.2.2 Participación de padres de familia y autoridades locales
2.2.2.1 Los padres de familia
2.2.2.1.1 Inclusión de los padres de familia a las actividades
Los padres de familia de los beneficiarios son en su mayoría hablantes de lengua
indígena. De acuerdo con los resultados de las entrevistas a Comités de los albergues
seleccionados en la muestra, aproximadamente el 80% son HLI, el resto ya no hablan
la lengua, pero en su mayoría guardan la identidad indígena. Aunado a esta condición,
muchos viven en comunidades alejadas del albergue, distancias que recorren a pie o
transporte público. En algunos casos el tiempo de traslado al albergue es hasta de 3
días, aunque el 90% vive en comunidades que se localizan a dos o menos horas de
distancia.
Aparte de las dificultades de transporte, muchos de los padres también enfrentan el
problema de la disponibilidad de tiempo, ya que como parte de su supervivencia,
realizan un trabajo relacionado con las actividades primarias, sobre todo con la
agricultura. Por tanto tienen pocas posibilidades de estar en contacto con el albergue y
menos aún de participar en actividades en beneficio de sus propios hijos.
No obstante, pese a las limitaciones de tiempo, de las largas jornadas para el traslado y
de la carencia de medios económicos, en la mayoría de los albergues los padres de
familia participan de una u otra manera con su bienestar. Las actividades que realizan
para tal fin son muy variadas, y dependen de las necesidades del albergue. Así, se
puede encontrar su participación en actividades relacionadas con el mantenimiento, con
la cocina, el acarreo de leña y preparación de alimentos.
En la cuestión del mantenimiento, los padres de familia son los encargados de limpiar el
albergue segando hierba, de pintarlo, de la reparación de bancas y mesas, entre otras
labores. Su trabajo, frecuentemente es coordinado por el Comité de Apoyo. Las madres
de familia realizan actividades más ligadas a la cocina, por ejemplo, apoyan en la
86
preparación de alimentos, más aun si una ecónoma llega a faltar. Algunas veces se les
da una remuneración, ya que también pierden un día de trabajo.
La participación más importante es la referente al suministro de dos recursos
indispensables del albergue: la leña y el agua. De hecho, las ecónomas reconocen la
valía del apoyo de los padres en el suministro de estos recursos que, cuando llega a
faltar, generan problemas en el funcionamiento del albergue.
Sin embargo, no todos los padres trabajan por igual. Muchos de ellos, lo que
comúnmente hacen es dejar a sus hijos el lunes por la mañana e irlos a recoger el
viernes por la tarde, sin hacer ninguna visita durante la semana, menos preguntar si se
requiere un tipo de ayuda. Y es que en casi todos los albergues donde existe una gran
participación de los padres de familia se da gracias a la invitación e insistencia de los
jefes de albergue.
2.2.2.1.2 Formación y reuniones del Comité de Padres de Familia
Los Comités de Padres de Familia generalmente son nombrados por una asamblea de
los padres de los beneficiarios. En algunos casos, es una asamblea de la comunidad la
encargada de elegir a ciudadanos, independientemente de que tengan hijos en el
albergue. En otros casos, el que se ha asumido la tarea de formar el Comité es él o la
Jefa del albergue. En la primera modalidad, cabe mencionar que algunas veces el
Comité es nombrado en compañía de los directivos del CCDI o de la SEP. Esta
información se constató en el Taller Regional realizado en Cuetzalan del Progreso,
Puebla. En este mismo taller los participantes manifestaron que, la integración de los
comités se hace por medio de una convocatoria y en asamblea se eligen a los
representantes. En otras zonas, en la asamblea donde se nombran se les hace firmar
una carta de compromiso.
Los miembros del Comité de Apoyo de varios albergues de Puebla, manifestaron que
en esta entidad se ha desarrollado una estrategia para asegurar la participación del
87
Comité de Apoyo: El requisito indispensable para ser integrante
es que debe ser
habitante de la comunidad sede.
De acuerdo con la información obtenida, la mayoría de los integrantes de estos órganos
fueron nombrados por considerarlas personas valiosas y que se han destacado en la
participación comunitaria, son responsables y cuentan con, disponibilidad para el
trabajo.
Un reclamo constante de los miembros del comité es la falta de información y
capacitación que se les debe proporcionar a su ingreso. Durante los primeros meses
solamente se reúnen con el Jefe de albergue y empiezan a planear las primeras
acciones. Los integrantes sugieren que se elabore un plan detallado de las actividades
a realizar a largo plazo, para que cada inicio de año escolar no sea la misma situación
de falta de conocimiento.
El Comité de Padres de Familia, para el desarrollo de sus actividades se reúne en el
albergue. Las reuniones sirven para planear las actividades a realizar, distribuir las
tareas en las que participan en coordinación con el personal del albergue.
En las entrevistas aplicadas a Jefes de albergue se pudieron conocer datos respecto a
la periodicidad con la que se reúnen los Comités de Padres de familia. De un total de 65
albergues visitados, donde en 56 se pudo aplicar la entrevista con los Jefes de
albergue, se obtuvo que dos terceras partes de los Comités de Padres de Familia se
reúnen una o más veces al mes. Dentro de otras opciones, hubo uno de cada diez que
manifestó que los Comités lo hacen cada dos meses, otros que no se han reunido, y
muy pocos, que se reúnen diariamente en el albergue para lo que se necesite.
88
Cuadro 2.54. Periodicidad de las reuniones del Comité
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Cada semana
14
21.5
25.0
25.0
Cada 15 días
3
4.6
5.4
30.4
Cada mes
18
27.7
32.1
62.5
Otro
21
32.3
37.5
100.0
56
86.2
100.0
9
13.8
65
100.0
Subtotal
Sistema
Total
Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.
En estas reuniones, que se realizan en compañía del Jefe de albergue, los comités no
sólo organizan y coordinan las diferentes actividades a realizar durante la semana, el
mes o el año, sino que también, llegan a acuerdos entre ellos. Aproximadamente dos
terceras partes manifestó que, el tipo de acuerdos son verbales, una tercera parte de
los entrevistados manifestó que los acuerdos son escritos, y el restante, muy mínimo,
afirmó que ellos tanto han firmado documentos como se han comprometido con su
palabra.
Cuadro 2.55. Tipo de acuerdos en las reuniones del Comité
Tipo de acuerdo
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Verbales
33
50.8
58.9
58.9
Escritos
19
29.2
33.9
92.9
Ambos
3
4.6
5.4
98.2
Ninguno
1
1.5
1.8
100.0
56
86.2
100.0
9
13.8
65
100.0
Subtotal
Sistema
Total
Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.
El hecho de que en dos terceras partes los acuerdos sean verbales, nos remite
inmediatamente al tipo de personas que lo forman, y a veces al compromiso que tienen
89
los integrantes. El hecho de que sean verbales permite conocer que los integrantes
deciden comprometerse con la palabra, y por tanto no necesitan una firma que los
responsabilice de lo acordado.
2.2.2.1.3 Actividades en las que participan
El comité está integrado tanto por hombres y mujeres, que tienen distintas actividades y
roles que llevan acabo dentro de la lógica comunitaria, muchas veces no todos tienen la
disponibilidad para participar con el mismo nivel de compromiso.
Lo que se obtuvo en el trabajo de campo fue que, en la mayoría de los Comités de
Padres de Familia los que realizan la mayor parte de las actividades son los hombres,
en comparación con el tipo de actividades que realizan las mujeres. Y es que dentro de
la lógica comunitaria es el hombre quien realiza las actividades correspondientes al
ámbito público, y las mujeres, en su gran mayoría, están dedicadas al hogar. Por tanto,
cuando éstas participan es, generalmente, por la ausencia de un jefe masculino en el
hogar.
Las actividades que realiza el Comité tienen que ver con el mantenimiento y limpieza
del albergue, vigilancia y cuidado de los niños, compra y transporte de víveres,
preparación de alimentos, promoción de la oferta albergue, entre otras, y en algunos
casos el manejo de los recursos financieros.
La participación del Comité en actividades que conciernen al albergue, y dispuestas por
las Reglas de Operación es una forma de asegurar el buen funcionamiento del
albergue. Sin embargo, en algunos albergues, sobre todo los de la región sur del país,
no consideran que su participación influya de manera importante para el bienestar del
albergue. En los albergues donde se carece del apoyo del Comité, las tareas que estos
podrían desarrollar son asumidas por el personal de base, y muy raras veces por los
padres de familia.
90
Mantenimiento
En cuanto al mantenimiento, los miembros del comité son los encargados de organizar
el trabajo de reparación, compra o cuidado de las áreas físicas y de infraestructura del
albergue. Dichas actividades contemplan poda de jardines, limpieza de vidrios,
reparación de baños y regaderas. Actividades como estas, que no requieren mucho
conocimiento como tampoco mucha mano de obra son realizadas completamente por
ellas. En otros casos, de manera conjunta con el jefe de albergue solicitan a la
autoridad, el trabajo comunitario, por ejemplo para el techado de un dormitorio, cocina o
comedor, de la barda perimetral, entre otros.
Por lo regular para los trabajos de construcción se consigue el recurso ya sea con el
municipio o por la CDI, pero la mano de obra es puesta por los padres de los
beneficiarios. Las madres de familia también cooperan, concretamente, en la
preparación de alimentos y, en las actividades relacionadas con la limpieza del
albergue, como barrer, lavar cobijas, lavar los pisos, entre otros.
Para el desarrollo de las tareas de mantenimiento, la mayoría de los miembros
reconoce que éstas se ejecutan sin seguir un programa definido, donde se contemplen
la disponibilidad de recursos, el tiempo de los padres de familia. De esta manera, las
acciones realizadas responden a las necesidades diarias o que requieren una solución
rápida, por tanto, no contemplan la prevención contra el deterioro de las instalaciones.,
Si acaso existe un programa de mantenimiento, éste fue diseñado por ellos, pero tiene
una vigencia semanal o mensual, o en el mejor de los casos anual.
Promoción
La promoción para el nuevo ingreso, que se realiza conjuntamente con el Jefe de
albergue y las Ecónomas, es una actividad donde sin el Comité sería más difícil
realizarlo, ellos tienen un papel fundamental para el funcionamiento del Programa,
porque asegura su permanencia en la oferta ante las necesidades de educación de las
91
comunidades. Si bien, en la mayoría de las comunidades aledañas se conoce la
existencia del albergue es necesario que personas adultas y de las comunidades sean
las encargadas de promoverlo. De esta manera la sociedad de la región asume al
albergue como una institución perteneciente a las comunidades.
En la promoción, es el Comité de Padres, o de apoyo como es comúnmente conocido,
quien se encarga de pegar carteles, de realizar reuniones en comunidades, enviar
mensajes por la radio comunitaria (donde hay, que son muy pocos casos), de visitar las
casas de los niños, próximos a ingresar a los niveles académicos que ofrece el
albergue, para invitar a los padres a que inscriban a sus hijos al albergue. Dentro de la
información que proporcionan, se encuentran los apoyos que brindan el Programa y los
requisitos de ingreso.
Como esta actividad se realiza al finalizar el año escolar, y la selección de los
beneficiarios se lleva a cabo al inicio, ellos no pueden participar en esta otra actividad,
muy ligada a la promoción. Por tanto, el nuevo comité que es el encargado,
conjuntamente con los jefes de albergue, de hacer la selección, participa con la
desventaja relativa de desconocer la situación de los beneficiarios de nuevo ingreso.
Estos eventos provocan un desfase entre el Comité saliente y el entrante, lo cual resta
eficacia a su acción en cuanto a la selección de los beneficiarios, para dar cumplimiento
a lo establecido en las Reglas de Operación, que proponen que el Comité de Padres de
familia sea partícipe de la selección de los albergados.
Adquisición de víveres y preparación de comida
En el caso del suministro de víveres, sobre todo de la compra de complementarios y,
más concretamente, de carnes y frescos la participación del Comité de Padres es vital,
puesto que son sus integrantes, en muchos casos, quienes los van a comprar y son
ellos mismos quienes los transportan al albergue.
92
En algunos casos, donde el monto suele retrasarse los miembros del Comité son los
encargados de pedir fiado los productos, o de solicitar prestado dinero en la comunidad
para su adquisición, comprometiéndose ellos, como ciudadanos, a pagar y no el
albergue.
Pero no sólo participan en la compra y transporte de víveres, sino también en la
preparación de alimentos, y algunas veces en el diseño del menú y en la vigilancia de
las comidas que se les proporcionan a los beneficiarios.
Otras
Existen otras actividades fundamentales que realiza el Comité de Padres, entre ellas se
encuentra la vigilancia del albergue, cuidado de los albergados y la supervisión de
llegada y salida de los beneficiarios a sus casas.
En el taller de Tehuacán los participantes también expresaron que una de las funciones
importantes que realiza el Comité de Apoyo es la supervisión de la entrega y salida de
los beneficiarios, acompañados por sus padres. Esta actividad muy poco expresada, es
fundamental para la seguridad de los albergados, pues asegura que los padres estén
conscientes de que la responsabilidad de sus hijos es compartida y cedida, en muchos
casos, tanto al personal como al Comité de Padres.
En algunos albergues también se ha instaurado la práctica de las guardias nocturnas,
especie de rondines por los dormitorios y alrededor del área del albergue.
Resumiendo la importancia de las actividades ya mencionadas, se comprueba que el
trabajo que llevan acabo los integrantes de los Comités de Apoyo es indispensable para
el funcionamiento del albergue. No obstante, hace falta promover la participación activa
de este órgano en todos los albergues; capacitar a sus integrantes para que se pueda
aprovechar el potencial que pueden ofrecer para el albergue y motiva la participación de
las madres de familia.
93
2.2.2.1.4 Papel en el control y transparencia de la información
Considerando que la transparencia de la información y formas de control social se han
constituido en ejes de la política pública como medidas de prevención de la corrupción,
y que es una solicitud expresa de los Términos de Referencia para la presente
evaluación, se presentan a continuación los resultados de la información obtenida en el
trabajo de campo
En relación con las visitas a los albergues por parte de instituciones e instancias de la
CDI, en el Taller regional realizado en Huauchinango, Puebla, los participantes,
ecónomas y jefes de albergue mencionaron que han recibido visitas de supervisión por
parte de la CDI, y esporádicamente de DICONSA y de la SEP, lo cual les ha permitido
observar sus problemas y avances.
El objetivo de este apartado es presentar el papel que juega y puede cumplir el Comité
de Padres de Familia en su calidad de contraloría social del Programa.
La función de contraloría social que deben desempeñar los comités de padres implica la
participación de los integrantes, representantes de los padres de familia y de la
comunidad, en las actividades y propósitos del albergue, en general. En particular, la
verificación de las actividades del personal que labora de manera directa en el
albergue, la supervisión del ejercicio de los recursos, de la calidad de los alimentos, el
mantenimiento y vigilancia.
En los albergues donde existe el Comité de Apoyo, generalmente reciben información
por parte del jefe de albergue, quien es el encargado de administrar y coordinar las
actividades y de representar los intereses del albergue ante la CDI, la SEP, la
Comunidad y las Autoridades Civiles y Escolares. La información que proporciona los
jefes se refiere a la cuestión laboral, al manejo presupuestario, a la relación de
consumibles y, las actividades de mantenimiento, limpieza y vigilancia que se llevan a
cabo. Respecto al manejo presupuestario se debe mencionar que en la mayoría de los
albergues, los Jefes de albergue poco a poco van cediendo esta responsabilidad a los
94
Comités de Apoyo, por ejemplo estos últimos, en algunos casos son los encargados de
administrar los recursos entrantes, de destinar el monto de recursos a la compra de
frescos, a la reparación del albergue, compra de gas, entre otros. El involucramiento en
esta actividad depende en diferente medida de la experiencia de cada albergue, de la
disposición de los integrantes, y de la voluntad de los Jefes de albergue. En la
disposición de los padres de familia intervienen factores que van más allá de la
voluntad. Las condiciones de pobreza, la distancia del albergue y la falta de tiempo son
factores que han limitado de manera importante la participación de una parte importante
de los integrantes de los comités.
A pesar de sus limitaciones, el Comité de Padres de Familia o de Apoyo es un
excelente mecanismo de participación que permite la integración de los padres de
familia en el quehacer diario del albergue, con el fin de promover un mejor manejo y
control de los recursos, y que es un medio de interrelación entre el albergue y la
comunidad. Por tanto esta figura debe extenderse y además fortalecerse.
2.2.2.2 Las autoridades comunitarias
Las autoridades comunitarias que fueron encuestadas tienen cargo en la comunidad
sede del albergue. Por ello conocen de su existencia y la realidad de los beneficiarios.
Algunos fueron, en su momento, niños albergue, y tuvieron o tienen un hijo en él.
Aproximadamente dos terceras partes de las autoridades comunitarias conocen
aspectos esenciales del albergue, de su fundación, conocen a su personal y los
beneficios de los albergues.
Al vivir en la misma comunidad, gran parte combina este cargo con sus labores de
trabajo diarias, como labores del campo. Otros aprovechan el tiempo para estar con su
familia, pues estaban en el extranjero trabajando de manera ilegal.
Dos terceras partes de los presidentes, delegados o agentes municipales entrevistados,
cuentan con información de los egresados, con los que ellos han tenido contacto,
95
generalmente llegaron a estudiar el nivel superior, y otros viven como ciudadanos de la
comunidad y que han decidido enviar sus hijos al albergue.
2.2.2.2.1 Conocimiento y visitas realizadas
Como se ha mencionado, las autoridades comunitarias conocen la existencia del
albergue. No obstante, esto no significa que conozcan cómo funciona. Un conocimiento
más profundo del albergue depende, entre otros factores, del tiempo que llevan las
autoridades ocupando el cargo que poseen. De acuerdo con las entrevistas realizadas,
más de la mitad habían sido nombrados en enero de 2006, lo que significa que tienen
menos de un año de haber sido nombrados.
A pesar de que las autoridades comunitarias, sobre todo las civiles, tienen que firmar
documentos del albergue, específicamente los relativos al reporte mensual de gastos,
no todos conocen el albergue de manera adecuada o profunda. La mayoría no lo han
visitado, y conocen del albergue por la información expuesta por el personal que lo
opera y los vecinos de la comunidad. Parte importante de las visitas se han realizado
porque fueron citados para reuniones o para la firma de un documento. También hay
visitas que son realizadas con una periodicidad promedio de una semana, pero porque
ya se ha forjado una amistad con el jefe de albergue, o porque consideran que como
autoridad, el albergue es parte de su incumbencia.
Sólo algunos conocen los requisitos de ingreso. Al preguntarles al respecto,
respondieron que eran los requisitos básicos de identificación personal, acta de
nacimiento, CURP, o boleta d e calificaciones. Así mismo carecen de información
respectiva a los medios que se utilizan para la promoción de la oferta del albergue.
2.2.2.2.2 Relación de trabajo entre el albergue y la autoridad comunitaria
La relación de las autoridades comunitarias con el albergue se presenta de dos
maneras. La primera corresponde una participación directa de trabajo a favor del
albergue, es decir, de una intervención en las actividades que se desarrollan dentro del
96
albergue. La segunda, corresponde a una relación administrativa, las respectivas
autoridades del municipio y del albergue se frecuentan para la firma de documentos.
Aunque la primera modalidad es la más frecuente, también existe una gran proporción
de autoridades que no participa en ninguna de las dos modalidades, a menos de que se
lo solicite el Jefe del albergue.
Respecto a la primera forma de participación, cabe mencionarse que la autoridad
realiza diversas acciones como el abasto de leña para la preparación de los alimentos,
la vigilancia o rondines de las instalaciones, pintar el albergue, podar los jardines, entre
otros. Es también la autoridad la que frecuentemente dota de transporte para poder
realizar las compras de los frescos y, de manera menos frecuente, apoya la salida de
las y los beneficiarios para realizar viajes de excursión o de encuentros con otros
albergues.
En caso, de que hubiese algún tipo de anomalía, maltrato o corrupción en el albergue,
se han registrado quejas de la comunidad ante las autoridades. Estas denuncias se
consideran relevantes, pues a pesar de su escaso número, demuestran que la sociedad
está interesada e le bienestar del albergue. La solución ante la presencia de quejas, a
veces consiste en hablar con el jefe de albergue, y en otras ocasiones han preferido
quedarse callados, según ellos, “por respeto a la institución”. Es importante mencionar
que las quejas tienen que ver con los abusos cometidos por el personal, el manejo de
los recursos, y los riesgos que corren algunos albergues por estar expuestos a
deslaves.
En la segunda modalidad, es necesario decir que el informe mensual de gastos del
albergue requiere la firma de la autoridad comunitaria para poder presentarse ante la
CDI. La ministración de los recursos del mes siguiente depende del informe. En los
casos donde la relación entre albergue y autoridad se reduce a esta acción, las
autoridades se quejaron de falta de invitaciones para participar, y los jefes de albergue
de la ausencia de los primeros. Pese a las quejas, ninguno de ellos hace el intento de
acercarse y tratar de involucrar al otro en actividades de convivencia o trabajo. A
97
propósito de esta falta de integración las autoridades recomiendan que se les invite a
participar en las reuniones y que también a ellos se les informe de la situación del
albergue, porque ellos firman los papeles, y no saben, siquiera, lo que firman.
Respecto a las ventajas e inconvenientes de la presencia del albergue en la comunidad,
existe una multitud de situaciones por analizar, de acuerdo con el contexto del albergue
y de las funciones que desempeña.
Prácticamente todas las autoridades civiles y tradicionales reconocen la vital
importancia del albergue para la comunidad sede, y para las comunidades aledañas.
Ellos atribuyen a la alimentación y al hospedaje como los mejores beneficios, pues no
sólo se les dota de una ración suficiente de alimentos diariamente, sino que es mejor a
la que consume la gran mayoría de la población de la zona, y los niños que nos son
beneficiarios del Programa. Aún así, de los 65 albergues visitados, algunos
manifestaron que no aporta ningún beneficio para la comunidad sede, sino a los niños y
a sus padres de las comunidades lejanas. Este tipo de comentarios expresan molestia
por aceptar tantos niños de comunidades aledañas.
En el apartado de las entrevistas cualitativas aplicadas a las autoridades comunitarias,
se desarrollan ampliamente los inconvenientes identificados por ellas. En el estado de
Hidalgo, particularmente los albergues situados en la zona regional de Ixmiquilpan, se
reportó que las beneficiarias viven solas sin el cuidado de una persona adulta en su
dormitorio; que los niños y niñas son ajenos a las costumbres de la comunidad, y
riesgos por algunos casos de vandalismo. El caso de los albergues de Ixmiquilpan
merece un trato especial, porque es un centro de comunidades muy ligadas y cercanas
a un centro urbano regional, Ixmiquilpan, y donde existe presencia de múltiples
escuelas primarias, por lo que, algunas autoridades comunitarias y la comunidad
subestiman la importancia del albergue.
98
2.2.2.2.3 Relación de trabajo con la comunidad
La participación de la comunidad en un Programa es, sin lugar a dudas, un indicador de
su aceptación. En el caso de un programa como AEI, la participación de la comunidad
debe ser un aspecto incluido en las Reglas de Operación, para que pueda promoverse,
y así lograr una buena aceptación, y por consiguiente una participación.
Si bien, las autoridades comunitarias generalmente mantienen algún tipo de vínculo con
el albergue, esto no sucede con los habitantes de la comunidad. Para muchos de ellos,
la existencia del albergue pasa desapercibida, y en casos extremos rechaza su
instalación, como sucede en Chihuahua, donde es tal el rechazo que el año pasado se
incendió un dormitorio provocado por jóvenes de la comunidad.
En la mayoría de los albergues que tienen un buen funcionamiento también existe una
estrecha relación con la comunidad. El hecho de que el albergue sea exitoso se debe
en gran parte a la participación comunitaria e indica que el albergue ha sido asimilado
por la comunidad, y que poco a poco se ha convertido en un elemento referente de la
identidad colectiva de los habitantes. Más aun, el hecho mismo de la instalación del
albergue en esa comunidad y no en otras, el mobiliario con el que cuenta y el personal
que labora, hacen posible que el albergue se convierta en un referente de desarrollo.
Es importante mencionar que, aunque el albergue esté instalado en una comunidad
sede, más de 70% de los beneficiarios no provienen de ella. En uno de los albergues
visitados se identificó una regla que establecía sólo 20% de los beneficiarios de la
comunidad; en otros caso se ha instaurado un porcentaje del 10%, y en casos
especiales, como en dos albergues de Guerrero, se ha exigido no aceptar a
beneficiarios de la comunidad sede, lo cual complica las relaciones de cooperación
entre el albergue y la comunidad, pues al no ser beneficiada ésta última, los habitantes
manifiestan poco interés en el bienestar de los beneficiarios y en la permanencia del
albergue.
El siguiente cuadro muestra la proporción de beneficiarios por tipo de comunidad.
99
Cuadro 2.56. Beneficiarios según procedencia
Tipo de
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
Sede
10,248
28.9
28.9
28.9
Aledaña
25,208
71.1
71.1
100.0
35,456
100.0
100.0
comunidad
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Ante la presencia constante de escuelas primarias en una parte de las comunidades
aledañas al albergue, resulta conveniente la ampliación de la matrícula a otros niveles
como secundaria y bachillerato. Esta transformación requiere una planeación eficaz que
no permita tener beneficiarios de todos los niveles en un mismo albergue.
Esta
necesidad de abrir el albergue para otros niveles se complementa con la falta de
oportunidades que existen para que un egresado de la primaria siga estudiando en la
mayoría de las regiones rurales, por tanto la existencia de otros niveles no sólo cubriría
la demanda existente sino que fomentaría la continuación del proceso educativo más
allá de la enseñanza primaria.
Las comunidades no sólo solicitan que se amplíen los niveles de escolaridad, sino que
también exista la oportunidad de que el albergue brinde comida y hospedaje a todos los
niños en edad escolar. Las razones de esta solicitud se fundan en que familias de las
comunidades no tienen nada que comer durante días; los niños viven con familiares
porque son hijos de personas exiliadas por el hambre, o simplemente sus padres sufren
del vicio del alcoholismo. Otro beneficio, muy presente para la comunidad y sus
autoridades en la presencia del apoyo escolar proporcionado por los instructores de
CONAFE. Esta ayuda les permite acoplarse con mayor facilidad a la dinámica del
aprendizaje en la nueva escuela. Un aspecto fundamental es la conciencia que se tiene
en la comunidad de que, si no existiera el albergue muchas niñas y niños no tendrán la
oportunidad de estudiar, habría más analfabetismo y no habría esperanza en el papel
de la educación para lograr un desarrollo para las comunidades indígenas.
100
En muchos albergues existe una sensibilización muy marcada hacia la cultura y los
procesos de identidad étnica de los albergados, pues se les permite ausentarse varios
días para que trabajen con sus padres, se les concede permiso para faltar a causa de
los días de fiesta en el pueblo, o para participar en los juegos tradicionales indígenas,
entre ello los muy conocidos y famosos del grupo indígena raramuri. En ocasiones,
cuando sus padres van al albergue por sus hijos, con el pleno consentimiento del
personal y del Comité de Padres, los albergados se resisten a ir porque para ellos es
preferible vivir en el albergue que trabajar al ritmo y en las actividades productivas que
desarrollan los padres. Y es que si bien después de la escuela los albergados no tienen
un plan de uso del tiempo, aprehenden diferentes conocimientos, por ejemplo a trabajar
en equipo, a respetar las opiniones y gustos de sus compañeros, a ser más
independientes y responsables en pequeñas tareas, como aseo, suministro de agua y /
o leña, o el cuidado de los más pequeños.
Al contar con espacios físicos y sociales más amplios de los que tienen en sus
comunidades, los albergues proporcionan un enorme potencial para el desarrollo
educativo de los albergados que podría ser aprovechado para bien de la comunidad, y
viceversa. Este involucramiento mutuo podría lograr que se valorara de manera positiva
la existencia del albergue y de la cultura de la comunidad. Por ejemplo, las autoridades
comunitarias proponen que el albergue cultive hortalizas, críe animales de granja,
realice artesanías y las venda en la comunidad, con el fin de recabar fondos. Además
esto permitiría a los beneficiarios comprender el valor del trabajo y del conocimiento no
académico. Igualmente podría ser un espacio para las reuniones de la comunidad, un
lugar para la práctica de deportes, el desarrollo de actividades culturales, entre otros.
Por su parte, la comunidad, podría surtir de carnes y frescos, que permitiría conseguir
un ingreso a los habitantes de la comunidad y ayudaría a valorar al albergue como un
agente de desarrollo comunitario.
Algunas autoridades comunitarias comentaron que la comunidad no aceptaría la
conversión de un albergue a un comedor comunitario, pues esto equivaldría a
101
desmantelar el programa, sin tomar en cuenta las necesidades y el objetivo del
Programa, que va más allá de dotar alimentación a las y los niños indígenas. Hubo otro
tipo de respuestas, pero con menor fuerza, por ejemplo hay quienes aceptan el
funcionamiento mixto pero siempre y cuando sea producto de un consenso colectivo, lo
que equivale a poner a discusión su transformación bajo los parámetros de beneficios
percibidos por la comunidad.
En lo que respecta a la falta de interés de la comunidad por inmiscuirse en las
actividades en pro del albergue, se pudo identificar que gran parte se debe a que no se
extienden invitaciones ninguna de las dos partes, se trata de la falta de expectativas
que los ciudadanos de la comunidad tienen respecto a la educación, pues hasta ahora
lo que han visto, es que la mayoría de los egresados continúan trabajando en
actividades agrícolas, como albañiles o se fueron a E. U. A., acciones emprendidas
también por todos los habitantes de las comunidades incluyendo a los que no
estudiaron.
En contraparte, el interés más marcado que puede existir de la comunidad para con el
albergue, es observado cuando se realizan gestiones en pro del albergue. En este caso
no sólo la comunidad busca los medios para participar en estas acciones, sino que
además el albergue se integra a la dinámica comunitaria.
2.2.3 Relación y trabajo con las autoridades escolares
Para comprender el tipo de relación que se da entre las escuelas donde asisten los
becados y el albergue, es menester conocer cuál es la relación que se da entre las
autoridades escolares y los jefes de albergue, responsables directos del funcionamiento
de estas dos instituciones.
Para empezar, en la mayoría de los albergues visitados, dentro del marco de ésta y la
anterior evaluación externa, se pudo percibir la existencia de un conocimiento mutuo
entre el personal que labora en la escuela y en el albergue, aunque no siempre exista
102
una relación personal, como tampoco implica que se hagan visitas de trabajo, o que
exista una participación de una u otra institución.
Por lo regular los jefes de albergue, al ser empleados de la SEP o de la CDI, mantienen
relaciones sociales con los docentes o autoridades escolares, que pueden ser de
amistad o de trabajo. Dichas relaciones sociales, como todas las relaciones humanas
están cargadas de poder, de solidaridad y de intereses personales.
Es distintivo de las actuales autoridades escolares o docentes, la relación tan cercana a
los albergues. Algunos fueron durante su carrera magisterial, jefes de albergue; otros,
incluso fueron beneficiarios de uno de ellos en su edad escolar. Por tanto, ya sea por su
experiencia personal, por plática con el personal o por información proporcionada por
sus compañeros docentes, conocen de manera general el funcionamiento de un
albergue y los beneficios que se proporcionan.
2.2.3.1 Relación de trabajo entre la escuela y el albergue
Un primer indicador, utilizado comúnmente, es la cantidad de alumnos de la escuela
provenientes del albergue. Así, se puede encontrar que en la mayoría de las escuelas,
sobre todo las de nivel primario, el porcentaje se encuentra por debajo del10%. Sin
embargo, las autoridades escolares reconocen que simplemente no lograrían cubrir la
matrícula mínima que se requiere para hacer viable una escuela. En el caso de la
secundaria las cifras cambian, pues existe un incremento muy notorio que puede oscilar
en promedio 50%, y en le caso de la educación medio superior llega, en la mayoría de
los casos al 100%. Este último porcentaje se explica porque no se habría instalado la
escuela de este nivel si no fuera por gestión del personal del albergue.
Cabe mencionar que, aunque el albergue brinde beneficios a estudiantes de diferentes
niveles, no todas las escuelas que las imparten están en la comunidad sede, excepto
103
en el caso de primaria donde sí hay una paridad. Para el caso de algunas escuelas
secundarias o preparatorias, los beneficiarios tienen que caminar o tomar un camión
para transportarse del albergue a la escuela.
En algunos casos, particularmente en la sierra de Chihuahua y Nayarit, la escuela
primaria y el albergue comparten el mismo espacio. Esto no significa que todos sean
beneficiarios, ni tampoco todos los becarios duermen en el albergue. No obstante, se
presentan mayores niveles de participación e involucramiento entre escuela y albergue.
Se puede encontrar, por ejemplo, a docentes de la escuela cubriendo guardias en los
dormitorios por las noches.
Los padres y madres son los que de manera directa se responsabilizan de la inscripción
de sus hijos en el centro educativo, de asistir a las asambleas de la escuela o reuniones
del grupo al que acuden sus hijos, son ellos mismos los que reciben la boleta de
calificaciones y a los que se les informa sobre el comportamiento de sus menores. El
hecho de que no sean los jefes de albergue los responsables, no ha limitado a muchos
de éstos a que acudan a la escuela a preguntar por la situación de los beneficiarios y a
notificar que algún niño faltará a clases debido a una enfermedad u otra causa.
Otro aspecto relevante es la participación conjunta de la escuela y el albergue en la
organización de eventos culturales, cívicos y demás festividades. Existe también, en los
casos donde la relación entre ambas instituciones es de trabajo, un colaboración de los
docentes con la promoción de la oferta del albergue.
2.2.3.2 Percepción docente de los beneficios del albergue
Al estar en contacto con los beneficiarios del Programa, los docentes y autoridades
escolares emiten una serie de puntos de vista y opiniones respecto a las condiciones de
vida en el albergue. Pese a esta diversidad de percepciones que se pueden encontrar,
104
es conveniente señalar que las opiniones emitidas por estos actores sociales ayudan a
mejorar las condiciones de los beneficiarios, pues son los que contribuyen de manera
directa a lograr que los niños indígenas tengan una educación de calidad.
Para el estudio de la calidad de vida de los niños, los indicadores comúnmente
utilizados hacen referencia a la alimentación, el hospedaje, la salud y el ambiente en el
que se desenvuelven.
Los docentes y autoridades escolares identifican como beneficios prioritarios el
hospedaje y la alimentación, al igual que las autoridades comunitarias. Sin embargo
ellos consideran que en el albergue no se desarrollan medidas adecuadas para lograr
una cultura de higiene y limpieza, que permita vivir en un ambiente armónico. Esta falta
de cultura de higiene y limpieza afecta de manera determinante en el aseo personal,
contrariamente a lo que el discurso de la escuela demanda. Un beneficio muy marcado
es la gran ayuda que proporciona el hospedaje, pues éste disminuye las posibilidades
de riesgo, al que se pueden enfrentar si viajan diariamente distancias que van de 15
minutos a 2 horas de sus comunidades de origen a la escuela, además de que por falta
de tiempo asistirían mal comidos y cansados. Se tiene que aclarar que las condiciones
de limpieza de los albergados dependen de la existencia de recursos como agua, gas y
consumibles de limpieza, que como ya ha sido analizado, no son ni oportunos ni
adecuados para las necesidades del albergue.
En el aspecto del aprovechamiento escolar, es sorprendente encontrar que los
beneficios
proporcionados
por
la
alimentación,
hospedaje
y
condiciones
de
compañerismos, no siempre garantizan un buen aprovechamiento escolar. Lo que se
encontró fue una múltiple diversidad de niveles de aprovechamiento escolar. No
obstante, lo que prevalece es una falta de cumplimiento con las tareas, bajas
calificaciones de los niños albergados. Lo mismo sucede con la asistencia escolar.
105
Un de los factores que influyen en el aprovechamiento escolar es la posible existencia
de enfermedades que afecten a los albergados. El trabajo de campo permitió darse
cuenta que aquellas son la principal causa de ausentismo escolar, que muchas veces
es provocada por epidemias originadas en el albergue, a falta de una cultura de
prevención de las enfermedades y de medidas de salud más exigentes.
Un factor muy trascendente y que compete al ámbito del alojamiento seguro que se
tendría que ofrecer, según los términos del PAEI es, en muchos casos la ubicación del
albergue, independientemente que sea céntrico o no, que hace referencia a la ubicación
en terrenos baldíos, cerca del río, entre otros. Un aspecto relacionado con la seguridad,
y no con la ubicación física, es el constante peligro en el que se desarrollan las
condiciones del albergue.
Con base a los beneficios mencionados líneas arriba, los docentes y las autoridades
escolares reconocen que las condiciones de vida que proporciona el albergue son por
mucho superiores a las que tienen en sus hogares.
2.2.3.3 Relación entre autoridades escolares-instructores de CONAFE y albergue
Ante la nula relación existente en torno a la situación escolar del beneficiario, los
apoyos extraescolares que pueden recibir los albergados son mínimos, y se limitan a
los apoyos que los instructores de CONAFE brindan en los albergues. Sin embargo, la
ayuda proporcionada no es suficiente, porque muchas veces el instructor habla una
lengua indígena diferente a la que hablan los niños de primaria, o en el caso de los
estudiantes de secundaria o nivel medio superior no es eficiente, pues algunas veces,
saben más de las temáticas que los instructores que asesoran y, es que con la nueva
apertura de mentalidad que se está viviendo en casi todo el orbe, los niños ya no se
quedan callados. Es necesario que continúe este apoyo, pero también con orientación
hacia el nivel medio superior, con mejor preparación y con cierto conocimiento de la
cultura de los albergados. La insuficiencia del apoyo de los instructores se manifiesta en
106
la encuesta aplicada a los beneficiarios, contrastada con los datos obtenidos de las
entrevistas a jefes de albergue sobre la existencia del apoyo recibido del CONAFE. Así
tenemos que el porcentaje de existencia de instructores no corresponde con la ayuda
proporcionada por éstos a los albergados.
Cuadro 2.57. Apoyo proporcionado por instructores de CONAFE
Respuesta
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
Sí
40
61.5
71.4
71.4
No
16
24.6
28.6
100.0
56
86.2
100.0
9
13.8
65
100.0
Subtotal
Sistema
Total
Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.
Cuadro 2.58. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas
Respuesta
Sí, el Jefe de albergue
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje Porcentaje
válido
acumulado
4,676
13.2
13.3
13.3
18,729
52.8
53.1
66.4
Sí, otro adulto
1,243
3.5
3.5
69.9
Sí, otro niño del albergue
2,233
6.3
6.3
76.2
87
0.2
.2
76.5
8,305
23.4
23.5
100.0
35,274
99.5
100.0
182
0.5
35,456
100.0
Sí, el instructor de CONAFE
Sí, no especifica
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A primera vista, tal parece que no existe una correspondencia entre la existencia de los
instructores de Conafe y la ayuda que proporcionan a los albergados. Sin embargo
cuando hacemos una selección de los casos que reciben el apoyo del instructor de
Conafe encontramos que en el 94% de los casos esta ayuda es sumamente valiosa.
Esta información permite hacer una valoración especial a lo que llaman los encuestados
107
“ayuda”, pues esta ayuda consiste en el apoyo en la realización de tareas, y no en la
explicación de los temas vistos en clase, la resolución de dudas, como tampoco en
otras acciones que son parte del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Cuadro 2.59. ¿Sirve la ayuda escolar recibida?
(sólo considera a los que han recibido apoyo de un
instructor de Conafe)
Respuesta
Sí
Sí, a veces o poco
Subtotal
No sabe
Total
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
17,723
94.6
95.4
95.4
845
4.5
4.6
100.0
18,567
99.1
100.0
162
0.9
18,729
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
El instructor de Conafe y los docentes participan en el proceso de enseñanza
aprendizaje de los beneficiarios. A pesar de que ambas figuras comparten el mismo fin,
y concurren con los mismos niños y niñas, la relación entre ellos es inexistente, de tal
manera que ni uno conoce lo que el otro le imparte a los beneficiarios. De esta manera
se pueden encontrar casos donde el contenido temático que proporcionan los
instructores de Conafe ya fue visto en la escuela, o viceversa. Incluso, los docentes de
las escuelas donde asisten los albergados, en algunos casos, desconocen la existencia
de instructores del Conafe dentro del albergue.
Para lograr un trabajo que busque el buen aprovechamiento escolar se necesita que,
tanto los docentes y los instructores integren sus esfuerzos, y empiecen a trabajar de
manera conjunta compartiendo sus propuestas de trabajo y temáticas a trabajar, para
que ambos esfuerzos sean complementarios y se retroalimenten.
108
2.2.4 Condiciones de operación de los albergues comunitarios
Para vivir en condiciones dignas, como se ha reiterado en diferentes apartados de este
documento, no basta el hospedaje y la alimentación. Una adecuada calidad de vida
incluye condiciones materiales seguras, adecuadas y sanas. La calidad de vida, no sólo
es una idea, es un derecho social al cual todos tienen acceso, independientemente de
que la mayor parte de la población no la posea. Previendo la existencia de diversas
realidades el PAEI se plantea un objetivo específico, que busca asegurar que los
albergues no sean estancias para pernoctar, sino espacios dignos de ser vividos. Las
Reglas de Operación definen este objetivo en los siguientes términos:
Foto 2.1
“Mantener en condiciones de operación los bienes muebles e inmuebles que permitan
brindar hospedaje digno a los beneficiarios.” (Objetivo del PAEI).
El trabajo de campo realizado a partir de diferentes técnicas de investigación permitió
observar que respecto al objetivo cuatro, resta mucho camino por recorrer tanto en los
albergues patrocinados por el convenio entre la CDI y la Fundación Coca-Cola, como el
resto. Por medio de la observación minuciosa reportada por los trabajadores de campo
se pudo consolidar una base de datos que permite sustentar las características de
equipamiento de los albergues que se presentan más adelante.
109
Las entrevistas realizadas a los jefes de albergue y a las ecónomas aportan, desde su
experiencia, información respecto a las condiciones que continuamente se enfrentan
para dotar de mejores condiciones de vida, de estudio, de salud y de entretenimiento a
los beneficiarios. La información correspondiente a la llegada de los recursos
financieros tiene un trato especial en el análisis de las entrevistas aplicadas a los jefes
de albergue que se encuentra en los anexos de este documento.
Otra de las técnicas para conocer la situación de las condiciones en las que opera el
Programa fueron los talleres regionales, ya que el mismo personal involucrado
manifestó la situación y su preocupación ante la infraestructura, la dotación y
oportunidad de los recursos con los que se cuenta. Dichos talleres fueron realizados en
Cuetzalan, Huauchinango y Tehuacán (Puebla), en la que asistieron aproximadamente
entre 50 y 60 participantes en cada unos de ellos, entre jefes, ecónomas y directores de
los CCDI.
En los tres talleres realizados en Puebla, los participantes detectaron los factores que
influyen en el funcionamiento del albergue. Los jefes de albergue y las ecónomas
identificaron que los factores negativos se centran principalmente en la insuficiencia y el
retraso de los recursos financieros, dos condiciones mencionadas a lo largo de este
texto; en la inexistencia de áreas de estudio y recreativas, las pésimas condiciones de
la infraestructura, el retraso e insuficiencia de los recursos destinados a víveres, la
intensa carga de trabajo que llevan los jefes de albergue y especialmente las
ecónomas, la falta de una participación más activa por parte de los comités de apoyo.
A continuación se presenta un cuadro que brinda una visión sistematizada de las
condiciones en las que opera el Programa en algunos albergues del Estado de Puebla,
donde se realizaron talleres de evaluación participativa.
110
Factores
Situación
Infraestructura El mobiliario se encuentra en
mal estado.
No se ejecutan acciones
para la rehabilitación.
Falta de equipamiento en los
dormitorios, cocina y baños.
Persisten malas condiciones
en la instalación eléctrica
Áreas
complementarias
A quién afecta
A los
beneficiarios y
el
funcionamiento
de todo el
albergue.
A los
Inexistencia de áreas de
beneficiarios.
estudio: bibliotecas, centros
de cómputo y de áreas
recreativas: juegos, canchas,
balones, etc.
Cómo afecta
La existencia de colchones viejos, desde la fundación
del albergue, provoca que los albergados se lastimen,
pues los resortes se les encajan en el cuerpo, por lo
tanto no descansan bien, además de que han
provocado accidentes.
La falta de mantenimiento en techos de lámina con
perforaciones, provoca que, en tiempo de frío o lluvia,
los albergados pasen frío por las noches y de que se
mojen.
Algunas cocinas no tienen barda completa lo cual
dificulta cocinar los alimentos por el aire que corre.
La falta de utensilios adecuados de cocina dificulta la
elaboración de los alimentos. Asimismo, algunos
alimentos empaquetados o enlatados llegan con
fechas de caducidad próximas a su vencimiento. Ante
la carencia de algunas materias primas, se consiguen
a crédito en tiendas cercanas.
La falta de espacios también va acompañada de
carencia de materiales escolares, como libros que
dificultan la realización de las tareas y trabajos de
investigación.
No se cuentan con los aditamentos necesarios para
fomentar el deporte y las actividades recreativas.
Al no disponer de material didáctico y equipo
necesario el reforzamiento educativo en el albergue
es limitado.
111
Factores
A quién afecta
Cómo afecta
Insuficiencia y el retraso de
los recursos financieros.
Los artículos destinados a
útiles escolares, higiene y
limpieza no llegan
oportunamente.
Todo el
funcionamiento
del albergue, a
las y los
beneficiarios, al
personal y a los
padres de
familia.
Este factor es el más importante de todos.
Ante este problema, no se realizan de forma
adecuada las compras que se tienen que hacer cada
mes. Esto repercute en un insuficiente abasto de gas
y leña, de materiales de aseo e higiene personal y la
falta de realización de actividades de mantenimiento.
Los niños no cuentan con todos los medios para
retroalimentar el proceso de enseñanza aprendizaje.
La falta de aseo y limpieza general del albergue
provoca problemas en la salud e inasistencias.
Los jefes de albergue se ven obligados a pedir fiado a
los proveedores, pero estos no siempre están
dispuestos a ayudar.
Disponibilidad No se cuenta con agua, se
dispone de ella sólo en
de recursos
temporada de lluvia. No se
básicos
cuenta con gas o su
suministro es discontinuo.
A los
beneficiarios y a
las ecónomas.
Obstaculiza la realización de las actividades, esto
influye en que disminuyan las prácticas de higiene
personal y la limpieza del albergue, deficiente
preparación de los alimentos, entre otros.
Para el caso, del agua, son los albergados quienes
acarrean el agua, lo que les distrae de sus
actividades escolares y de sus juegos.
La utilización de leña ha afectado la salud de las
ecónomas.
A los
beneficiarios.
El menú tiene que ajustarse a la disposición de
materias primas y no a lo sugerido por los nutriólogos.
Los platillos necesariamente son monótonos.
Recursos
financieros
Víveres
Situación
Insuficiencia de recursos;
pedidos incompletos y
suministro de productos no
solicitados.
Fuente: Talleres Regionales de Evaluación Participativa realizados en Puebla. Evaluación Externa PAEI 2006.
112
2.2.4.1 Infraestructura
2.2.4.1.1 Áreas con las que cuenta el albergue
Por medio de las visitas y de la descripción de los albergues se pudo constatar que gran
parte de ellos están conformados por áreas básicas, áreas que todos comparten, como
dormitorios, comedor y cocina, y áreas complementarias, en muchos casos, como
granjas de animales domésticos, jardines y espacios dedicados al cultivo de hortalizas o
plantas medicinales. Muy pocos cuentan con áreas de estudio, biblioteca y salón de
usos múltiples, ni de áreas recreativas, una explanada o juegos mecánicos, estas áreas
prevalecen especialmente en los albergues patrocinados por la Fundación Coca-Cola.
Ante la ausencia de espacios destinados al desarrollo de actividades de estudio,
culturales, de entretenimiento y diversión, los existentes se adecuan a las múltiples
necesidades que persisten. Así por ejemplo, tenemos albergues donde los dormitorios
sirven para estudiar, jugar y estudiar.
2.2.4.1.2 Situación general de la infraestructura
Si bien el albergue sólo cuenta con las condiciones indispensables para vivir, como son
una alimentación y hospedaje diario, es evidente el déficit de los espacios existentes
para un número de 55 beneficiarios en promedio.
Autoridades municipales comentaron al equipo de investigación que para el año escolar
próximo, en algunos albergues se aumentará la matrícula, sobre todo para cubrir la
demanda de jóvenes de educación media superior. Aunque esta situación da cuenta de
la reorientación del perfil de los albergues para dar cabida a nuevas necesidades, el
problema que se presentará es la insuficiencia de las instalaciones para atender a un
mayor número de beneficiarios, tal es el caso de los dormitorios, las camas, sábanas,
toallas y cobijas que son insuficientes; los baños no cuentan con suficientes regaderas
ni excusados.
113
Comedor
Los comedores que, generalmente miden de 3 por 4 metros, no tienen la capacidad
para ofrecer el servicio al total de beneficiarios. Este espacio multiusos no cuenta con
mobiliario adecuado para desarrollar las actividades, como la ingesta de alimentos, el
estudio y realización de tareas escolares, reuniones, entre otras. El número de bancas y
mesas es reducido. De hecho, durante la comida, en los albergues mayores al número
promedio de beneficiarios el personal organiza tandas para tomar los alimentos.
Cuadro 2.60. Número de mesas en el comedor (recodificado)
Número de
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
De 3 a 5
13
20.0
20.0
20.0
De 6 a 8
28
43.1
43.1
63.1
De 9 a 12
15
23.1
23.1
86.2
De 12 a 14
9
13.8
13.8
100.0
65
100.0
100.0
mesas
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Foto 2.2
Comedor del albergue de Río Venado, Oaxaca
114
Los problemas con el comedor no se reducen a la insuficiencia de sillas y bancos, sino
también al mal estado en el que se encuentra este mobiliario, y que se extiende a todo
el inmueble: paredes sin mantenimiento, vidrios rotos, entre otras deficiencias.
Dormitorios
Los dormitorios, condición indispensable para cumplir el objetivo de dotar de hospedaje
seguro a los beneficiarios, presentan también deficiencias que es necesario remontar.
Partiendo de que, el número de beneficiarios de sexo masculino es superior al de sexo
femenino en el padrón nacional de beneficiarios, existen diferencias entre las matrículas
por albergue. De modo que, en algunos, existe una distribución muy diferenciada, por
ejemplo puede haber dos terceras partes de niñas o a la inversa. En estos casos, la
situación de albergados por sexo no se corresponde con el número de camas y
dormitorios.
Cuadro 2.61. Camas para varones (recodificado), según
número de dormitorios
Número de camas
Número de dormitorios para
Total
hombres
(recodificado)
1
2
3
De 8 a 10 camas
4
0
0
4
De 11 a 20 camas
19
1
0
20
De 21 a 30 camas
30
3
0
33
De 31 a 40 camas
0
3
0
3
De 41 a 50 camas
1
1
1
3
54
8
1
63
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
115
Cuadro 2.62. Camas para mujeres (recodificado),
según número de dormitorios
Número de dormitorios
Número de camas
para mujeres
(recodificado)
1
Total
2
De 8 A 10 camas
5
1
6
De 11 A 20 camas
19
2
21
De 21 A 30 camas
25
4
29
De 31 A 40 camas
2
2
4
De 41 A 50 camas
1
1
2
52
10
62
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Los dormitorios existentes en los albergues, están conformados por una serie de literas
acomodadas una tras otra, Cuando es aconsejable que las camas deben estar
separadas una de otra por cierta distancia, lo cual no se cumple ante las limitadas
dimensiones de los dormitorios.
Cuadro 2.63. Situación de los colchones
Situación
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
En buen estado
34
52.3
52.3
52.3
En mal estado
31
47.7
47.7
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Los medios que complementan las condiciones de hospedaje adecuadas implican la
existencia de colchones en buen estado, de cobijas, sábanas y almohadas suficientes y
limpias. De los 65 albergues visitados, se presentan a continuación los datos obtenidos
respecto a estos elementos. Es necesario tomar en consideración que en algunos
casos las literas son del año de la fundación de los albergues y requieren de su
sustitución inmediata.
116
Cuadro 2.64. Antigüedad de los colchones ( recodificada)
Antigüedad
(recodificada)
Menos de 1 año
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
8
12.3
14.8
14.8
De 1 a 5 años
29
44.6
53.7
68.5
De 6 a 10 años
13
20.0
24.1
92.6
De 11 a 15 años
1
1.5
1.9
94.4
De 16 a 20 años
2
3.1
3.7
98.1
Más de 25 años
1
1.5
1.9
100.0
54
83.1
100.0
11
16.9
65
100.0
Subtotal
No especificado
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Para la situación de las antiguas e insuficientes camas, la encuesta permitió conocer
casos donde duermen más de tres por cada una de ellas. Ejemplo de lo anterior es lo
señalado en la entrevista hecha a los integrantes del Comité de Apoyo del albergue “16
de Septiembre” en el municipio de Guachochi, donde llegan a dormir hasta 6 niños por
cama individual. El dato sorprendente fue constatado por los encuestadores y
sustentado por los actores sociales entrevistados.
Respecto a la existencia de cobijas, sábanas y almohadas, medios necesarios para
poder dormir, sin pasar frío y de manera cómoda, el inventario recopilado arroja los
siguientes datos.
117
Cuadro 2.65. Existencia de cobijas para las camas
Hay cobijas
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
No
7
10.8
10.8
10.8
Sí
58
89.2
89.2
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
Cuadro 2.66. Existencia de sábanas para las camas
Hay sábanas
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Frecuencia
Porcentaje
No
12
18.5
18.5
18.5
Sí
53
81.5
81.5
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
Cuadro 2.67. Existencia de almohadas para las camas
Hay
almohadas
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
No
33
50.8
50.8
50.8
Sí
32
49.2
49.2
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
118
Foto 2.3
Camas, colchones, sábanas, cobijas y almohadas
Otros materiales necesarios para poder vivir de una manera adecuada, y de los que
carece el albergue, son chapas de las puertas y los closet. La existencia de los primeros
garantiza que los beneficiarios puedan dormir tranquilamente y sin pasar frío. Los
segundos permiten guardan las pertenencias personales y evitar que se pierdan o que
alguien más las utilice.
Cuadro 2.68. Existencia de chapas en las puertas de los
dormitorios
Hay chapas
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
51
78.5
78.5
78.5
No
14
21.5
21.5
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
119
Cuadro 2.69. Existencia de clóset
Hay clóset
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
22
33.8
33.8
33.8
No
43
66.2
66.2
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Cocina
Partiendo de la situación geográfica y social del espacio donde operan los albergues es
imposible que no puedan existir muchas deficiencias y carencias en el albergue.
Foto 2.4
La vida de las ecónomas es la cocina
Es el caso de la cocina que viene a jugar un papel de primer orden por ser la
alimentación el producto principal del programa al que se alude en las Reglas de
Operación, la cocina del albergue debería contar la infraestructura y recursos
financieros adecuados para funcionar.
120
Las cocinas que operan actualmente, pueden utilizar gas o leña. En 55% de los
albergues de la muestra reportaron la utilización de gas y 46% de leña. En los
albergues que emplean leña, el dinero destinado a operación puede tener otro uso,
situación que no se puede sostener ante la falta creciente de este combustible en las
comunidades. El hecho de que la utilización de leña permita ahorrar y por tanto invertir
en otras necesidades, no significa que tal medida continúe practicándose, pues
ocasiona enfermedades respiratorias y de la vista a las ecónomas. El tipo de
combustible también determina la posible utilización de estufas y sus características.
Cuadro 2.70. Tipo de combustible para cocinar
Combustible
para cocinar
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Gas
36
55.4
55.4
55.4
Leña
29
44.6
44.6
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Acorde al tipo de consumible del que puede disponer la cocina depende la existencia de
aparatos electrodomésticos de mayor importancia, es decir estufas y refrigeradores.
Todos los albergues cuentan con estufa, ya sea Lorena o de gas o bien ambas.
Cuadro 2.71. Disponibilidad de refrigerador
Hay
refrigerador
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
56
86.2
86.2
86.2
No
9
13.8
13.8
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
El refrigerador es un aparato imprescindible para conservación de los alimentos y evitar
su pronta descomposición. Por ello se convierte en un elemento fundamental para la
121
conservación y disponibilidad de los víveres. Prácticamente uno de cada siete
albergues visitados no cuenta con refrigerador.
Las condiciones del área donde laboran las ecónomas son precarias, faltan recursos y
servicios elementales. Algunos albergues carecen de utensilios de cocina como ollas,
baterías de cocina, entre otros.
Cuadro 2.72. Disponibilidad de batería de cocina
Hay batería
de cocina
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
54
83.1
83.1
83.1
No
11
16.9
16.9
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Cuadro 2.73. Disponibilidad de licuadora
Hay
licuadora
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
47
72.3
72.3
72.3
No
18
27.7
27.7
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Baños
En el caso del uso de las regaderas de baño, el personal ha establecido un rol para que
los beneficiarios se bañen, pues hay generalmente muy pocas regaderas. El gasto de
agua para el baño de todos lo beneficiarios reduce las cantidades de este recurso para
ser utilizada en la elaboración de alimentos, limpieza y en la cocina.
122
Cuadro 2.74. Regaderas para varones que funcionan
Núm. de regaderas
funcionando
0 (ninguna)
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
18
27.7
30.0
30.0
1
3
4.6
5.0
35.0
2
20
30.8
33.3
68.3
3
3
4.6
5.0
73.3
4
14
21.5
23.3
96.7
5
1
1.5
1.7
98.3
6
1
1.5
1.7
100.0
60
92.3
100.0
5
7.7
65
100.0
Subtotal
No especificado
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la
instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes.
Cuadro 2.75. Regaderas para mujeres que funcionan
Núm. de regaderas
funcionando
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
0
19
29.2
31.1
31.1
1
6
9.2
9.8
41.0
2
16
24.6
26.2
67.2
3
3
4.6
4.9
72.1
4
15
23.1
24.6
96.7
5
1
1.5
1.6
98.4
6
1
1.5
1.6
100.0
61
93.8
100.0
4
6.2
65
100.0
Subtotal
No especificado
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
123
Cuadro 2.76. Disponibilidad de calentador de agua (boiler)
Hay boiler
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
28
43.1
43.1
43.1
No
37
56.9
56.9
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
El número de excusados por albergue, es en promedio de 4, dos para hombres y dos
para mujeres. En los albergues donde existen letrinas, se distribuyen por sexo. Aunque
en algunos albergues se dispone de excusados en forma, no todos disponen de agua
corriente y otros no pueden utilizarse porque no funcionan.
Cuadro 2.77. Disponibilidad de agua corriente para los
excusados
Hay agua corriente
para excusados
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
40
61.5
61.5
61.5
No
25
38.5
38.5
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
No todos los niños y niñas lavan su ropa en el albergue. Hay ocasiones en las que por
edad o sexo, los beneficiarios llevan su ropa sucia el fin de semana a su casa, o si son
de la comunidad la madre va por ellas, sobretodo si son hombres. Independientemente
de que puedan lavar o no en el albergue, éste debería contar con instalaciones
adecuadas que pudieran ser utilizadas por los albergados. Esto no siempre es una
realidad, por ejemplo 23% de los albergues de la muestra de infraestructura carecen de
lavaderos y 68% de tendederos.
124
Salas de estudio, de diversión, de usos múltiples
Como repetidas veces se ha mencionado, la mayor parte de los albergues, no cuentan
con áreas complementarias. Se carece de salas de estudio, bibliotecas, salas de
desarrollo de actividades culturales, áreas de juegos infantiles, salas para mapoteca y
videoteca, entre otros. Estas carencias confirman que no existen condiciones
adecuadas para el desarrollo escolar, físico y cultural de los becarios.
Foto 2.5
Haciendo la tarea
De manera general se presenta la siguiente tabla, que tomando en consideración la
existencia de áreas destinadas al estudio y las tareas escolares, y al mobiliario
necesario con el que se puede contar como libros, material didáctico, útiles escolares,
contiene información que permite distinguir los albergues que presentan condiciones
óptimas de estudio.
125
Cuadro 2.78. Disponibilidad de espacio y mobiliario para tareas escolares
Hay espacio y mobiliario para
hacer tareas escolares
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
21
32.3
32.3
32.3
No
44
67.7
67.7
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación Externa
PAEI 2006.
Las bibliotecas existen sólo en la cuarta parte de los albergues. Esta cantidad no
significa necesariamente que exista una sala dedicada a ella, sino que casi todas las
veces se toma un rincón del comedor para adecuar un librero con material didáctico y
libros donados por el CONAFE.
Otro de los medios para proporcionar una educación de calidad, son las computadoras,
que sólo existen en contados albergues. Los que cuentan con esta herramienta
tecnológica, que puede ser usada para lograr un mejor aprendizaje, hasta ahora no ha
sido una preocupación central de la institución. Así, de los pocos albergues que cuentan
con computadoras se encuentra que uno de ellos tiene 10 computadoras, una cifra
inferior al promedio de beneficiarios por albergue, ya que equivale a 6 albergados por
máquina. Los albergues que tienen de 8 a 10 máquinas, éstas fueron, frecuentemente,
donadas por la Fundación Coca-Cola y, las que tienen 3 fueron conseguidas por medios
diversos.
Cuadro 2.79. Disponibilidad de computadoras
Número de computadoras existentes
Hay
computadoras
0
1
4
8
Total
10
Sí
0
3
1
1
5
10
No
54
0
0
0
0
54
54
3
1
1
5
64
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
126
La existencia de computadoras, impresoras y la conexión a Internet no asegura el uso
por parte de las y los beneficiarios, sobre todo cuando hay una máquina, se destina al
uso exclusivo del jefe de albergue.
No todos los albergues que cuentan con computadoras gozan de una conexión a
Internet. La conexión a la red sólo está presente en menos del diez por ciento de los
albergues de la muestra.
Cuadro 2.80. Disponibilidad de computadoras,
según conexión a Internet
Hay
Tienen conexión a
Total
Internet
computadoras
Sí
No
Sí
6
5
11
No
0
54
54
6
59
65
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado
en campo. Evaluación Externa PAEI 2006.
Condiciones para la práctica de deportes, recreación y entretenimiento
Pese a las grandes dimensiones de los albergues, no está prevista la existencia de
espacios para la práctica de un deporte y para fomentar actividades recreativas. Lo que
es más común, son las canchas de básquetbol en un poco más de la mitad de los
albergues, mientras canchas de fútbol existen en una proporción en menos del veinte
por ciento de ellos, lo cual da cuenta del déficit en este sentido, muy a pesar de que en
la mayoría de los albergues existe terreno disponible.
Enseguida se presentan los resultados de la encuesta sobre la disposición de este tipo
de espacios. Respecto a las áreas que existen para la práctica de un deporte se tienen
los siguientes datos:
127
Cuadro 2.81. Existencia de cancha de fútbol
Hay cancha de
fútbol
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
9
13.8
13.8
13.8
No
56
86.2
86.2
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Cuadro 2.82. Existencia de cancha de básquetbol
Hay cancha de
básquetbol
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
34
52.3
52.3
52.3
No
31
47.7
47.7
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Respecto a las condiciones de recreación que pudiesen existir, basta mencionar que no
existen áreas de esparcimiento, salas de usos múltiples, entre otros.
Cuadro 2.83. Disponibilidad de salón de usos múltiples
Hay salón de
usos múltiples
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
11
16.9
16.9
16.9
No
54
83.1
83.1
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
No obstante, las y los niños albergados se las ingenian para encontrar actividades
recreativas, de acuerdo con la lógica comunitaria y la identidad colectiva. Este disfrute
es independiente a las condiciones materiales con las que se cuenta.
128
Cuadro 2.84. Existencia de proyectos productivos
Hay proyectos
productivos
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
24
36.9
36.9
36.9
No
41
63.1
63.1
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
La posesión de radio, televisión, y reproductor de DVD sólo existen aproximadamente
en la tercera parte de los albergues. La realización de proyectos productivos se realiza
en poco más de un tercio de los albergues de la muestra.
Condiciones de riesgo
Después de presentarse una breve descripción de las condiciones materiales que
presentan los albergues, es conveniente también dar a conocer las condiciones de
riesgo existentes y que requieren atenderse.
De los albergues visitados se encontró que más de 25% de los albergues presenta
condiciones de riesgo para la seguridad de las personas que viven allí. Las condiciones
de riesgo aunadas a la nula cultura de prevención, sin extintores para contrarrestar el
fuego y la falta de capacitación de primeros auxilios, enfrentan a los albergados a
contingencias que pueden ser riesgosas para su integridad física.
La base de datos correspondiente al rubro de mantenimiento permitió detectar
condiciones físicas, que representan una situación de riesgo.
Las situaciones de riesgo varían. Frecuentemente se reportó el peligro por el tipo de
asentamiento del terreno: La cercanía a las faldas de un cerro, colina, o barranca lo que
puede provocar que el albergue pueda sufrir un derrumbe. El segundo factor es la
cercanía a una fuente de agua, ya sea pozos de agua profundos descubiertos, la
129
presencia de un río profundo, y también el uso de agua sucia proveniente del río
cercano.
Cuadro 2.85. Existencia de condiciones de riesgo
Hay riesgos
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
17
26.2
26.2
26.2
No
48
73.8
73.8
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
El tercer factor se presenta por las malas condiciones de la infraestructura, deteriorada,
que pone en riesgo la seguridad de toda persona que frecuenta o vive en el albergue. El
último punto tiene que ver con cuestiones de intoxicación y envenenamiento, como
fugas de gas y cercanía a basureros.
Cuadro 2.86. Existencia de botiquín de primeros auxilios
Hay botiquín de
primeros auxilios
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
21
32.3
32.3
32.3
No
44
67.7
67.7
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
Cuadro 2.87. Existencia de extintores
Hay extintores
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
13
20.0
20.0
20.0
No
52
80.0
80.0
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo.
Evaluación Externa PAEI 2006.
130
La limpieza presenta generalmente condiciones seguras. La presencia de iluminación
durante la noche puede ser un factor decisivo también en la sensación de seguridad
que se vive, sin embargo esta situación no se presenta en todos los albergues que
cuentan con energía eléctrica pues en ocasiones las políticas de ahorro de energía
implican que los dormitorios no cuenten con este servicio por las noches.
2.2.4.2 Suficiencia de recursos básicos (físicos y humanos) para la operación
2.2.4.2.1 Suficiencia de los recursos humanos
En los albergues persiste una situación peculiar con el tipo de personal que labora, por
las condiciones en las que lo hace y las múltiples obligaciones que tienen que realizar.
El personal que recibe más atención son los jefes de albergue que desarrollan múltiples
actividades y tienen la responsabilidad de desempeñar diferentes papeles para el
funcionamiento del albergue y mantener las relaciones públicas del mismo. Llevan
además a cabo actividades de pedagogo, de profesor, de papá, de médico, entre otros.
Las ecónomas, cuya situación laboral se aborda en otros apartados, son el puesto más
sobrecargado de trabajo y con menores percepciones. En este inciso se aborda la
relación entre el número de ecónomas y matrícula de beneficiarios. Cabe mencionar
que en el trabajo de campo se identificaron diferencias importantes entre los datos del
padrón de beneficiarios y el número de niñas y niños hospedados en el albergue. Desde
nuestro punto de vista, esta situación no es provocada por los informantes con
finalidades ajenas al beneficio de los albergues, sino que responde a las necesidades
del albergue, pues aunque se reporten 130 por ejemplo, se atiende a 170 ya que,
frecuentemente, por las condiciones de vida de los niños de la comunidad comparten el
mismo nivel de pobreza, ellos deciden que también los niños en tal situación, a pesar de
no estar inscritos, tienen derecho a gozar de los beneficios.
131
Pese a esta intención del personal y de la comunidad de ignorar los límites de matrícula
establecidos por el Programa, es una decisión que cuenta con un sustento de justicia y
ética. La regla señala que debe haber una ecónoma por cada veinticinco niños.
A continuación se presenta un cuadro que contiene el cruce entre el número real de
ecónomas existentes por el número oficial de los beneficiarios con los que cuenta el
albergue que, como ya se mencionó líneas arriba, tiene diferencias importantes con el
número real de los beneficiarios.
Cuadro 2.88. Beneficiarios inscritos (recodificado), según el
número de ecónomas por albergue
Número de ecónomas por albergue
Beneficiarios inscritos
(recodificado)
1
2
3
4
Total
6
De 1 a 25 inscritos
0
1
0
0
0
1
De 26 a 50 inscritos
0
27
1
0
0
28
De 51 a 75 inscritos
1
10
3
0
0
14
De 76 a 100 inscritos
0
0
4
5
0
9
De 101 a 125 inscritos
0
0
0
1
1
2
De 125 a más inscritos
0
0
0
0
1
1
Total
1
38
8
6
2
55
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
Si se toman en cuenta las deficiencias de los recursos, y la multitud de actividades que
desarrollan las ecónomas, se tiene una distribución de las actividades muy desigual con
consecuencias en la salud de este personal, quien resulta con severos daños físicos y
emocionales.
2.2.4.2.2 Presencia de agua, energía eléctrica, gas, entre otros
Uno de los factores determinantes en el funcionamiento del albergue, aunado a la
entrega oportuna y suficiente de los recursos financieros, y de las condiciones
adecuadas, seguras y sanas de la infraestructura y utensilios con los que se cuenta, es
132
sin duda la presencia o ausencia de los recursos naturales básicos. Estos recursos a
los que se hace referencia, son abasto de agua, de gas y de energía eléctrica.
El hecho de que un albergue cuente con energía eléctrica determina gran parte de la
organización de la vida de sus beneficiarios y del personal. En ausencia de energía
eléctrica, los frescos deben comprarse con más frecuencia para evitar su
descomposición, lo que se traduce en un mal aprovechamiento del tiempo. Algunas de
las repercusiones inmediatas, a causa de esta carencia, han sido contrarrestadas por
medios alternos, como fotoceldas que desgraciadamente no tienen la misma calidad
que proporciona la red de energía eléctrica vía el cableado metálico.
Cuadro 2.89. Disponibilidad de energía eléctrica
Fuente de energía
eléctrica
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Red de energía eléctrica
48
73.8
73.8
73.8
Planta de energía
16
24.6
24.6
98.5
1
1.5
1.5
100.0
65
100.0
100.0
Ninguna
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
Uno de los factores que no permiten que los albergues cuenten con energía eléctrica es
la lejanía en la que se encuentran respecto a los núcleos urbanos. En algunos
albergues se presentan situaciones paradójicas como la existencia calentadores de
agua, pero no hay gas o la existencia de refrigerador pero no de luz eléctrica.
El agua, el elemento más indispensable, tanto para la preparación de alimentos como
para el aseo personal y limpieza del albergue, sólo está disponible en tres cuartas
partes de los albergues existentes, aproximadamente.
En algunos de ellos la disponibilidad de agua depende de la temporada de lluvias, por lo
que en el período que va desde la cuaresma hasta junio no se dispone de este vital
recurso.
133
Cuadro 2.90. Conexión a red de agua entubada
Disponibilidad de agua
Frecuencia Porcentaje
entubada
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
49
75.4
75.4
75.4
No
6
9.2
9.2
84.6
La acarrean de un pozo o río
8
12.3
12.3
96.9
Otro
2
3.1
3.1
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
Por ende, se buscan estrategias para comprar o se acarrea sólo la necesaria para la
preparación de alimentos. Además, no todos los albergues que disponen de agua en
algún período o en todo el año poseen tinacos o cisternas.
Cuadro 2.91. Disponibilidad de agua corriente en la cocina
Disponen de agua
corriente en la cocina
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
42
64.6
64.6
64.6
No
23
35.4
35.4
100.0
65
100.0
100.0
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
La presencia de una toma de agua o un medio de almacenamiento también determina
la disponibilidad de agua para las actividades de la cocina. El suministro de agua para
la cocina es el que recibe más atención, puesto que aquí se preparan los alimentos que
diariamente hacen posible el cumplimiento de tal objetivo básico del Programa, que es
la alimentación de los beneficiarios.
134
Cuadro 2.92. Disponibilidad de drenaje
Tipo de drenaje
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Red pública de drenaje
23
35.4
35.4
35.4
Fosa séptica
40
61.5
61.5
96.9
2
3.1
3.1
100.0
65
100.0
100.0
Ninguno
Total
Fuente: Informe de Infraestructura por albergue, levantado en campo. Evaluación
Externa PAEI 2006.
2.2.4.2.3 Ingreso de los recursos del Programa
La situación de la infraestructura y, por consiguiente, de las condiciones materiales,
naturales y laborales va estrechamente ligadas al monto y la oportunidad de los
recursos financieros para la operación del Programa.
Uno de los problemas que enfrentan los albergues son la escasez y el retraso en la
entrega de los recursos. Sin embargo, los problemas relativos a los recursos son muy
variados.
Con base en el contenido de las entrevistas aplicadas a los jefes de albergue se puede
resumir que todos los recursos destinados a los rubros que marca el PAEI no llegan con
oportunidad, tomando en cuenta el período establecido. Es tan frecuente que suceda
este desfase que el personal que labora, Jefes de albergue y ecónomas, consideran
que el período en el que llega, es ya la fecha normal.
Los rubros de los recursos recibidos por los albergues son:
-
Víveres, sólo lo que corresponde a compra de carnes y frescos;
-
Gastos de Operación;
-
Material de higiene y limpieza;
-
Material escolar;
-
Material didáctico;
135
-
Material de oficina y
-
Compensación de jefes y ecónomas.
Cuadro 2.93. Oportunidad en la recepción de recursos
Recursos
oportunos
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
40
61.5
71.4
71.4
No
16
24.6
28.6
100.0
Subtotal
56
86.2
100.0
No especificado
9
13.8
Total
65
100.0
Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.
Aún con retraso, todos estos rubros, a excepción del monto destinado a gastos de
oficina, llegan al albergue. Los recursos que se dirigen de manera directa a los
beneficiarios son los que presentan más retraso, y los que se dirigen a las
compensaciones del personal no presentan un desfase importante.
Cuadro 2.94. Suficiencia en el monto de recursos
Monto
suficiente
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
Porcentaje
válido
acumulado
Sí
25
38.5
44.6
44.6
No
31
47.7
55.4
100.0
Subtotal
56
86.2
100.0
No especificado
9
13.8
Total
65
100.0
Fuente: Entrevistas aplicadas a los jefes de albergue, nov/dic-2006.
La información de campo obtenida de los distintos actores coincide en señalamientos y
críticas relacionadas con la escasez de recursos. Se multiplican los planteamientos
sobre sus bajos montos, y de la necesidad de un cambio en este sentido.
136
3 CUMPLIMIENTO DE REGLAS DE OPERACIÓN Y NORMATIVIDAD
COMPLEMENTARIA
En este capítulo se analiza el cumplimiento de los aspectos de las Reglas de Operación
vinculados con los puntos 4, 5 y 6 de las Reglas de Operación 2004, vigentes en 2006,
relativos a los beneficiarios, lineamientos específicos y mecánica de operación
respectivamente. En el análisis se toma en cuenta el cumplimiento de los objetivos
general y específico y la información obtenida tanto del análisis de la información
proporcionada por la CDI como la construida a partir de las herramientas aplicadas
durante el trabajo de campo (encuesta a beneficiarios, entrevistas, talleres).
3.1 Beneficiarios
El cuarto apartado de las Reglas de Operación, relativo a los beneficiarios, considera
los criterios de selección, sus derechos y obligaciones y las condiciones bajo las cuales
se puede suspender el apoyo.16 Para fines de este Informe, en este apartado hemos
16
El texto de las Reglas de Operación señala textualmente lo siguiente:
4.1. Beneficiarios
4.4.1. Criterios de Selección
4.4.1.1. Elegibilidad
• Estar en un rango de edad de 4 a 18 años.
• Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de Educación Pública.
Se dará prioridad a niños y niñas que:
• Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación.
• Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o autoridad).
• Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que hayan egresado del albergue.
• En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes
indígenas que cursen el nivel medio superior.
4.4.1.2. Transparencia
Se elaborará un padrón, en el cual se recomienda se incluya la Clave Única de Registro de Población (CURP), éste se dará a conocer a las comunidades
e instancias que lo soliciten.
El responsable del albergue deberá disponer de medios de información (impresos, carteles, rotafolios, boletines u otros), para mantener informados al
Comité de Apoyo de Padres de Familia, a los beneficiarios y a la comunidad acerca de:
• Los montos de los conceptos que integran el presupuesto.
• La administración y aplicación de los recursos.
• Los derechos y obligaciones de los beneficiarios.
• Las acciones que se realicen en beneficio del albergue.
• Los importes de los conceptos que integran el presupuesto estarán en función al techo financiero que se asigne en el ejercicio fiscal vigente.
• Los recursos autorizados al Programa deberán ser utilizados para mejorar la calidad de los servicios que se otorgan a los beneficiarios.
137
considerado el análisis de los criterios de elegibilidad, además de aquellas cuestiones
relacionadas con transparencia y derechos y obligaciones de los beneficiarios que no
hayan sido abordadas en apartados anteriores.
3.1.1 Criterios de elegibilidad
Un aspecto central de las reglas de operación del programa que garantiza que se
cumpla con los objetivos del programa son los criterios para seleccionar a los
beneficiarios dentro de los solicitantes para su ingreso en el albergue.
En este apartado se analizarán los criterios de elegibilidad de los beneficiarios y su
congruencia con los objetivos del PAEI, con el fin de identificar posibles
contradicciones. Se incorporan además propuestas de modificación que permitan
resolver el problema.
Los criterios generales de elegibilidad de los beneficiarios señalados en las reglas de
operación del PAEI son:
• Estar en un rango de edad de 4 a 18 años.
4.4.2. Derechos y Obligaciones
Derechos de los beneficiarios
• Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue.
• Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud.
• Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura.
• Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas escolares.
• Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más agradable su estancia en el albergue.
• Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo.
• Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos.
Obligaciones de los beneficiarios
• Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue.
• Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros le confieran.
• Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue.
• Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las autoridades y habitantes de la comunidad.
4.4.3. Causas de Incumplimiento, Retención, Suspensión de Recursos y, en su caso, Reducción en la Ministración de Recursos
La suspensión de apoyos a los beneficiarios se hará con base a la dictaminación del Comité de Apoyo de Padres de Familia y podrá ser temporal o
definitiva.
El Comité de Apoyo de Padres de Familia, es una instancia comunitaria conformada por padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen
en asamblea al inicio de cada ciclo escolar.
Causas de baja:
• Inasistencia no justificada por un periodo mayor a un mes.
• Incumplimiento de las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue.
• Cuando por motivos de índole político, social o natural se ponga en riesgo la integridad física o moral de los beneficiarios.
(Reglas de Operación 2004. Programa de Albergues Escolares Indígenas, p. 2-3).
138
• Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría
de Educación Pública.
Criterios de elegibilidad más específicos señalan que “se dará prioridad a niños y niñas
que:
• Provengan de comunidades que no cuenten con servicios de educación.
• Carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con tutor (familiar o
autoridad).
• Para el nivel de secundaria a los que provengan de localidades aledañas y que
hayan egresado del albergue.
• En el caso de los albergues comunitarios recibirán apoyo aquellos que atiendan
como mínimo en un 80% de su capacidad instalada a estudiantes Indígenas
que cursen el nivel medio superior.”17
A continuación analizaremos la congruencia de cada uno de los criterios con los
objetivos del Programa.
3.1.1.1 Estar en un rango de edad de 4 a 18 años
La definición del rango de edad que se establece en el primer criterio de elegibilidad
entre 4 y 18 años de edad resulta restrictiva para el caso de los albergues comunitarios
que hospedan a estudiantes de bachillerato. Para que un estudiante concluya estudios
de bachillerato a los 18 años, es necesario que haya cursado sin reprobar todos grados
de educación básica y media superior, sin ausentarse ni darse de baja. En otras
palabras, estarían obligados a concluir la primaria a los 12 años y la secundaria a los 15
años. Estos parámetros resultan poco realistas para la población objetivo del programa.
Tomando en consideración los datos contenidos en el padrón de beneficiarios para el
ciclo 2006-2007 proporcionado por la CDI construimos la información que se presenta
en el siguiente cuadro. De acuerdo con la información obtenida, los promedios de edad
17
Reglas de Operación 2004 (vigentes). Programa de Albergues Escolares Indígenas. Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, p. 2
139
de los beneficiarios por grado escolar son siempre mayores a los que se requerirían
para que terminasen su formación de bachillerato antes de cumplir 19 años. Dado que
no se tiene precisión respecto a la fecha en la que se obtuvo la información, y a que
ésta carece de un formato homogéneo, se estimaron las poblaciones fuera de rango
con base en dos criterios, el primero de ellos respecto a la edad al inicio del ciclo y el
segundo respecto a la edad al final de ciclo. En el primer caso, es decir, tomando en
consideración la edad requerida al inicio del ciclo escolar, 94% de la población queda
fuera de rango por lo que no podría culminar sus estudios antes de cumplir 19 años. En
el segundo caso, que incorpora aquellos casos en los que la edad de los beneficiarios
rebasa el límite de edad al final del ciclo, dos tercios de la población quedan fuera de
rango (63%).
Cuadro 3.1. Rango de edad
Fuera de
rango al
inicio
7
1
8.41
2,962
2,938
8
2
9.25
4,174
4,104
9
3
10.23
5,094
4,924
Primaria
10
4
11.18
5,507
5,278
11
5
12.05
5,908
5,540
12
6
12.84
5,380
4,889
13
1
13.85
3,788
3,519
Secundaria
14
2
14.66
2,572
2,341
15
3
15.63
1,784
1,587
16
1
16.27
369
323
Bachillerato
17
2
18.00
104
98
18
3
17.72
149
100
37,791
35,641
Total
Porcentaje
94.31
Fuente: Elaboración propia con base en el Padrón de Beneficiarios 2006-2007.
Nivel
Grado
Edad
al
inicio
6
7
8
9
10
11
12
13
14
15
16
17
Edad al Promedio
Frecuencia
final
de edad
Fuera de
rango al
final
1,702
2,469
3,205
3,573
3,728
3,164
2,263
1,467
1,010
182
62
49
22,874
60.53
La población beneficiaria responde a pautas culturales y sociales propias de las familias
indígenas. Sus necesidades económicas, los frecuentes desplazamientos y las
condiciones de pobreza y extrema pobreza son factores que explican por qué los
jóvenes que logran concluir la educación media superior suelen ser mayores de 18
años. Las reglas de operación de un programa dirigido a la población indígena de
140
comunidades alejadas debe considerar este tipo de situaciones con el fin ampliar el
rango de edad para los estudiantes de secundaria y de bachillerato.
En la formulación del criterio debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que
cursan el nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel
medio superior. Tal y como se formuló en la evaluación externa al Programa
correspondiente al 2005, sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad
podría seguir como lo indican las reglas de operación 2004, es decir “estar en un rango
de 4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica” y “un rango de
edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación media superior”.
3.1.1.2 Estar inscrito en una escuela de educación básica incorporada a la Secretaría de
Educación Pública
Los mecanismos que les permiten a los niños ingresar y permanecer en el albergue
están vinculados con su asistencia a la escuela. La selección y permanencia en el
albergue consideran la presentación de documentos que acrediten la inscripción y la
permanencia de los niños en la escuela de la comunidad sede.
Las características de las comunidades sede de los albergues hacen prácticamente
imposible la existencia de alternativas privadas de educación: Por ende, este criterio de
elegibilidad se encuentra directamente vinculado tanto con los objetivos del Programa
como los procedimientos para la selección y permanencia de los niños en los albergues.
3.1.1.3 Prioridad a los niños y niñas que provengan de comunidades que no cuenten con
servicios de educación
Esta prioridad en la selección de los beneficiarios se enfrenta en la actualidad con el
hecho de que los servicios educativos se han extendido de manera muy importante a
muchas de las comunidades de donde provienen los beneficiarios. Esta expansión de
los servicios educativos tiene muy diversas modalidades y, sobre todo, calidades. Por
ello, para muchas familias que habitan en comunidades donde existen alternativas
141
educativas en el nivel básico, la posibilidad de ingreso en el albergue representa una
alternativa de mejora en la calidad de la educación. La posibilidad de asistir a escuelas
con maestros para cada grado y con mejores instalaciones es un incentivo para muchas
familias que solicitan su ingreso en el albergue. A continuación presentamos algunas
cifras que ilustran la composición actual de los beneficiarios.
Para analizar esta cuestión, es necesario descomponer el universo de beneficiarios
entre quienes habitan en la comunidad sede del albergue y quienes provienen de
comunidades distintas. El grupo de niños que habitan en las comunidades sede no se
inscribe dentro de la prioridad marcada por este criterio de elegibilidad. Se trata además
de un grupo que, por habitar en la comunidad sede del albergue, utiliza los servicios
únicamente de día.
En el segundo grupo está integrado por los niños que provienen de comunidades
distintas a la sede en las que existen servicios educativos. Se compone de niños que
habitan en el albergue por razones distintas a la ausencia de servicios educativos.
Dentro de estas razones pueden estar las condiciones de precariedad en la familia, la
ausencia de uno o los dos padres, la carga de labores familiares que les impiden asistir
a la escuela de la localidad, la mala calidad de las alternativas educativas de la
localidad como generalmente sucede con las escuelas multigrado, entre otras. A pesar
de que no constituyen un grupo prioritario de acuerdo con este criterio de elegibilidad,
se trata de un grupo con un nivel de prioridad mayor que el anterior, aunque menor que
el de los niños que provienen de localidades que carecen de servicios educativos. A
continuación se presenta el peso que tiene cada uno de estos grupos dentro de la
población beneficiaria con base en los resultados de la encuesta aplicada por el equipo
de evaluación en diciembre de 2006.
El siguiente cuadro muestra que 29% de los beneficiarios habita en las comunidades
sede, es decir, forma parte del primer grupo.
142
Cuadro 3.2. Beneficiarios según localidad de procedencia
Comunidad
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sede
10,271
29.0
29.0
29.0
Aledaña
25,208
71.0
71.0
100.0
Total
35,479
100.0
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de
2006.
Dentro del 71% de la población que habita en comunidades aledañas, 53% son niños
que reportaron la existencia de escuela en su localidad y 46% reportaron que no, es
decir prácticamente en la mitad de las localidades de procedencia se cuenta con alguna
oferta educativa del mismo nivel al que asiste estando en el albergue. Estas cifras
corresponden al segundo y al tercer grupos tipificados en el cuadro 3.4, infra.
Cuadro 3.3. Existencia de oferta educativa en localidad de
procedencia a
Respuesta
Sí
No
Subtotal
No sabe
Porcentaje
válido
53.5
Porcentaje
acumulado
53.5
46.5
46.5
100.0
99.9
100.0
Frecuencia
13,471
Porcentaje
53.4
11,710
25,181
27
0.1
Total
25,208
100.0
Tipo de comunidad: sede o aledaña
Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.
a
Con respecto al total de la población beneficiada, la composición de grupos es la
siguiente:
143
Cuadro 3.4. Composición de la población por grupos de beneficiarios
según la prioridad de carencia de servicios educativos en las
comunidades de origen
Frecuencia
Grupo 1
Grupo 2
(aledaña con escuela)
Grupo 3
(aledaña sin escuela)
Subtotal
No especificado
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
10,289
29.00
29.02
29.02
13,452
37.91
37.94
66.96
11,713
33.02
33.04
100.00
35,454
99.93
100.00
25
0.07
Total
35,479
100.00
Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.
Con base en esta composición de la población beneficiada por el PAEI podemos
observar que el segundo grupo, que corresponde a niños de comunidades aledañas
que cuentan con servicios de educación, es el más numeroso con casi 38%. En
segundo lugar, con 33%, está el tercer grupo de niños que provienen de localidades
aledañas que carecen de servicios educativos y que forman parte del grupo de
población prioritario para el Programa. En último término se encuentran el primer grupo,
con 29%, que corresponde a lo niños que habitan en la comunidad sede.
A partir de este análisis y de la identificación de tres grupos que permiten reordenar
este criterio de prioridad, proponemos modificar este criterio de elegibilidad en los
siguientes términos.
1. Tendrán primera prioridad los niños y niñas que provengan de comunidades
aledañas que carecen de servicios educativos
2. Tendrán segunda prioridad los niños que provengan de comunidades aledañas
que cuentan con servicios educativos
3. La admisión de niños de comunidades aledañas tendrá en consideración la
capacidad de hospedaje del albergue
144
4. La admisión de niños de la comunidad sede deberá considerar la capacidad del
albergue para proporcionar alimentación y apoyo para tareas.
La determinación de la capacidad de atención de beneficiarios de la comunidad sede
deberá considerar la realización de labores de concertación con el comité de padres de
familia y las autoridades de la comunidad con el fin de buscar apoyos adicionales. De
esta forma, los albergues podrán mantener como prioridad a niñas y niños de
comunidades aledañas, abriendo espacio para resolver necesidades propias de las
familias de las comunidades sede.
3.1.1.4 Prioridad a niñas y niños que carezcan de padre, madre o ambos y que cuenten con
tutor (familiar o autoridad)
Con relación al criterio de elegibilidad en que una prioridad es la atención a aquellos
niñas o niños que “carezcan de padre, madre o de ambos”, resulta necesario apuntar
que el fraseo resulta muy impreciso. El texto debiera ser reformulado introduciendo la
situación de ausencia prolongada de uno o de ambos progenitores. Es necesario que el
Programa contemple la migración como una condición estructural en la dinámica de las
familias indígenas. En efecto, debido al aumento de la dispersión familiar, en gran parte
causada por la migración nacional o internacional, temporal o definitiva, niños y jóvenes
indígenas se ven cada vez más afectados por la ausencia prolongada de uno o ambos
padres. Proponemos que el criterio “carezca de madre o padre” se reformule para
ofrecer un apoyo prioritario a aquellas familias en las que la madre o algún familiar se
han hecho cargo los hijos cuando el o los progenitores salen a buscar trabajo en las
ciudades, las empresas agrícolas o al extranjero. Para los niños que se encuentran en
esta situación, el albergue puede resultar una condición de posibilidad esencial para
que concluyan sus estudios.
Por su parte, el criterio que señala que se apoyará a los albergues comunitarios que
atiendan a un 80% de estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor
puntualización. La frase “recibirán apoyo” debiera precisar en qué tipos de apoyos y en
145
qué montos se pudieran canalizar los recursos que aporte el gobierno federal. Es muy
importante considerar que las comunidades donde se ubican los albergues de este tipo
tienen dificultades económicas y presupuestales pues se trata de zonas con elevados
niveles de marginalidad. El Programa de Albergues Escolares Indígenas debería en
consecuencia apoyar integralmente las necesidades de operación de estos albergues
que se encuentran frecuentemente en condiciones más precarias que el resto.
Ninguno de los criterios de elegibilidad incorpora la equidad de género y la no
discriminación por sexo. Este hecho resulta contradictorio con los términos de
referencia propuestos para la realización de la evaluación del Programa, en donde
claramente se propone identificar la equidad, la igualdad y la no discriminación de las
mujeres. El análisis de la calidad y la equidad en el acceso de las niñas a los beneficios
del Programa será analizado con detalle en el Capítulo 8.
En términos del análisis de la congruencia entre los criterios de elegibilidad y los
objetivos del Programa, se propone la inclusión en las reglas de operación del siguiente
criterio de elegibilidad
9 “Promover la inscripción de mujeres, para alcanzar el menos el 50% del padrón
de cada albergue, como medida para contrarrestar la discriminación de que son
objeto las niñas indígenas por esta doble condición y como una acción afirmativa
por la equidad de género”.
Como complemento de la búsqueda de criterios que combatan la discriminación, las
reglas de operación podrían incluir también algún criterio de elegibilidad que garantizara
la no discriminación por etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición
multiétnica, incluida la población mestiza.
146
3.1.2 Transparencia
Las cuestiones relativas a las características del padrón de beneficiarios del Programa
fueron abordadas en el análisis del cumplimiento del objetivo general del capítulo
anterior. Los problemas que se identificaron en relación con el padrón de beneficiarios
dificultan de manera importante la comparabilidad de las bases de datos para cada ciclo
escolar. La existencia de diversas estructuras en la información obtenida para cada
ciclo dificulta la creación de una base de datos nacional que pueda ser actualizada con
los cambios que se generan por el ingreso y la salida de beneficiarios, así como de las
causas de dichos movimientos.
Las medidas que se señalan en las Reglas de Operación para garantizar el acceso de
información del Comité de Apoyo de padres de familia respecto al destino de los
recursos del albergue incorporan una serie de actividades que debe llevar a cabo el jefe
del albergue con el fin de hacer pública esta información.
La función de contraloría social que desempeña el Comité de Apoyo de padres de
familia juega un importante papel para garantizar el uso adecuado de los magros
recursos del programa. De acuerdo con la información obtenida de los instrumentos
cualitativos18 se expresó disposición de los jefes de albergue para involucrar al Comité
en labores de apoyo y, en algunos casos, en la selección de los beneficiarios y en el
manejo de los recursos. En contraparte, no se identificaron quejas de integrantes de los
comités respecto al uso de los recursos. Sin embargo, esta ausencia de quejas no debe
confundirse con una ausencia de problemas; en todo caso, puede deberse a ausencia
de participación e información.
La precariedad de las condiciones en las que se desenvuelve la vida de los albergues
es una condición estructural que dificulta que los Comités de Apoyo de padres de
18
Entrevistas realizadas a: operadores del programa (jefes de albergue y ecónomas), Comité de Apoyo
de padres de familia y autoridades escolares y comunitarias, así como en los talleres regionales de
evaluación participativa con operadores del Programa (jefes de albergue y ecónomas).
147
familia puedan convertirse en una instancia de contraloría social del PAEI. Diversos
factores inciden en estas limitaciones que enfrentan los comités de padres: la distancia
de la comunidad a la sede del albergue, la ausencia de uno o ambos padres, la
pobreza, el alcoholismo, la violencia y la falta de interés generan un entorno poco
propicio para la participación activa de los comités en la vida del albergue. Cuando se
da, su participación se limita al apoyo en labores de apoyo a la operación del albergue
como reparaciones, acarreo de leña o víveres.
La situación que enfrentan los albergues en donde predominan niños de comunidades
muy alejadas que carecen de servicios educativos, que de acuerdo con los objetivos del
Programa resultan un grupo prioritario, pone de manifiesto un problema estructural de la
función que debe desempeñar el comité de padres. La distancia geográfica es una clara
expresión de la imposibilidad de que los padres de los beneficiarios participen en el
apoyo al albergue. En algunos albergues la participación de niños de la comunidad es
sumamente restringida, lo que limita las posibilidades de integrar el comité de padres.
Padres de familia de niños de comunidades sede han propuesto, desde la óptica de sus
legítimos intereses, que se amplíe la participación de niños de estas comunidades,
argumentando que la situación de pobreza es similar a la de niños de comunidades
aledañas. Es muy importante tener en consideración que este tipo de disputas entre
intereses legítimos se dan en el marco de una oferta institucional con recursos
sumamente restringidos que enfrenta dificultades cotidianas para mantenerse en
operación.
Las limitaciones que enfrenta la figura del Comité de Apoyo de padres de familia para
funcionar como una instancia de contraloría social dan cuenta de serias dificultades en
el cumplimiento de esta función de vigilancia social sobre el destino de los recursos
públicos. Que su participación se concentre en la realización de labores de apoyo es de
suyo un objetivo difícil de cumplir en la mayoría de los albergues. Solicitarle una
intervención en la supervisión del manejo de los recursos rebasa sus posibilidades en la
gran mayoría de los casos. Valdría la pena pensar en las ventajas que representaría
para el buen funcionamiento del Programa que las funciones de contraloría social
148
podrían ser desarrolladas por otro tipo de instancias comunitarias con mayores
posibilidades de intervención en este tipo de cuestiones como el director de la escuela o
la autoridad comunitaria.
3.2 Derechos y obligaciones
Las Reglas de Operación contemplan los siguientes derechos de los beneficiarios:
• Recibir un trato respetuoso por parte del personal que labora en el albergue.
• Recibir una alimentación adecuada, hospedaje seguro y atención a la salud.
• Ser hospedado en un ambiente sano acorde a su cultura.
• Tener acceso a recursos que faciliten su estudio y la realización de sus tareas
escolares.
• Opinar sobre las actividades y acciones tendientes a mejorar y a hacer más
agradable su estancia en el albergue.
• Recibir orientación del jefe del albergue para reforzar su proceso educativo.
• Recibir capacitación no formal para el trabajo que le permita realizar las
actividades diarias del albergue y participar en proyectos productivos.
La información respecto al trato respetuoso del personal del programa hacia los
beneficiarios se incorporó en el apartado relativo al análisis del cumplimiento de los
objetivos específicos, en particular en el relacionado con el primer objetivo específico
para el nivel de educación básica en donde se señala que los albergues deberán
proporcionar hospedaje seguro a los beneficiarios (v. apartado 2.2, supra) Lo mismo
sucede con la información relacionada con la calidad de los servicios del albergue en
cuanto a hospedaje, alimentación y atención a la salud.
El acceso a los recursos que faciliten el estudio y la realización de tareas escolares se
analizó a partir de la revisión de la dotación de útiles escolares y del apoyo a tareas
revisado en el análisis del cumplimiento de objetivos específicos (v., apartado 2.2,
supra).
149
De acuerdo con la información obtenida de la investigación de campo, la participación
de los beneficiarios del Programa se reduce a su incorporación a las labores de
limpieza y mantenimiento del albergue a través de comisiones. No se registraron
referencias a experiencias de participación de los beneficiarios en la discusión de
medidas para mejorar las condiciones de su estancia en el albergue.
El papel del jefe del albergue en la orientación y apoyo pedagógico de los beneficiarios
varía de acuerdo con su preparación y disposición. A partir de la sistematización de las
entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes de albergue se identificaron diferencias
importantes en el perfil de los jefes de albergue. En cuanto a su perfil profesional, se
identificaron dos grupos. El primero de ellos compuesto por personal que proviene de la
Secretaría de Educación Pública y que generalmente se ubica en los albergues del
centro y el sur del país. Este grupo tiene generalmente una edad que supera los treinta
años, y cuenta con mayores condiciones profesionales para dar apoyo a los
beneficiarios en su proceso educativo. No obstante, las cargas de trabajo administrativo
y los bajos salarios configuran un marco que dificulta su profesionalización y entrega a
las labores de apoyo. El segundo grupo de integra por personal más joven que tiene
una experiencia laboral diversa (ex-militares, fotógrafos, obreros, campesinos, etc.). A
pesar de que se trata de personal sin capacitación en cuestiones pedagógicas, se
encuentran casos donde la disposición para apoyar a los albergados compensa la falta
de preparación profesional. Para este grupo resulta muy necesaria la capacitación en
cuestiones educativas.
El desarrollo de proyectos productivos no es una característica generalizada de los
albergues. A partir de las entrevistas realizadas se pudieron identificar algunos casos de
proyectos productivos agrícolas orientados a compensar los magros recursos
presupuestales con que cuentan los albergues a partir de la venta de la cosecha de los
productos cultivados en las instalaciones del albergue. En diversas ocasiones, la
realización de estos proyectos fue señalada como una alternativa que es necesario
promover para complementar el presupuesto de los albergues y para apoyar la
150
formación de los beneficiarios. No obstante, el impulso de este tipo de iniciativas
requiere de apoyos financieros y técnicos de los que carecen los albergues. La
ampliación y mejoramiento de las instalaciones, en particular la construcción de salones
de trabajo y talleres puede brindar mejores condiciones para el despliegue de este tipo
de iniciativas.
Las obligaciones que señalan las Reglas son:
• Acatar las normas y reglamentos que rigen la vida interna del albergue.
• Desempeñar con responsabilidad las comisiones que el personal y sus compañeros
le confieran.
• Cuidar las instalaciones y demás mobiliario del albergue.
• Respetar al personal del albergue, maestros, compañeros y en general, a todas las
autoridades y habitantes de la comunidad.
El mantenimiento de reglas básicas de convivencia en los albergues no fue identificado
como un problema general ni por los operadores del Programa, ni por las autoridades
comunitarias o escolares. Las diferencias en las valoraciones del orden y la disciplina al
interior de los albergues permiten vislumbrar una amplia gama de expresiones en este
sentido. Algunas ecónomas y jefes de albergue valoraron dentro de las ventajas del
albergue la formación y disciplina que reciben los beneficiarios. En cambio, en otros
casos, las autoridades escolares y comunitarias señalaron problemas disciplinarios de
los albergues que afectan la vida de la comunidad como el caso de los beneficiarios que
se escapan de las instalaciones y generan algún tipo de disturbio.
Uno de los equipos de trabajo de jefes y jefas de albergue que se integraron en el
marco del Taller Regional de Evaluación Participativa del PAEI que se realizó como
parte de las herramientas cualitativas de la investigación de campo, plantea una
reflexión que resulta pertinente para pensar en el origen de problemas de violencia en la
vida interna de los albergues. La reflexión es la siguiente:
151
“… existe la idea equivocada de que el albergue es un reformatorio, y muchos
padres nos mandan a sus niños para corregirlos, lo cual a nosotros nos causa
muchos problemas pues nos hemos encontrado casos serios de niños que
realmente necesitan atención psicológica urgente.”
Este señalamiento, que proviene de la experiencia de los jefes de albergue, plantea la
necesidad de ponderar los criterios de elegibilidad de los beneficiarios. El acceso a
información como la que se plantea en la reflexión, que es sin duda casuística, resulta
de gran importancia para determinar la conveniencia de admitir a niños y niñas que
presentan actitudes violentas o agresivas hacia sus compañeros. Sin duda este tipo de
situaciones ubican la decisión de la admisión en una tensión entre los principios de no
discriminación y la necesidad de velar por el bienestar general de los beneficiarios. Una
decisión acertada frente a este tipo de situaciones exige preparación y experiencia de
los jefes de albergue.
Con base en los resultados de la encuesta a beneficiarios del Programa se clasificaron
las situaciones según la frecuencia de agresiones. Los datos muestran que si bien no
se trata de una situación generalizada en los albergues, existen casos graves en cuanto
a la frecuencia de las agresiones (v. cuadros 3.5 y 3.6, infra; así como el capítulo
anterior, apartado 2.2.1.2.4, pp. 64-75, supra).
Cuadro 3.5. ¿Desde tu ingreso algún niño más grande te
ha agredido?, según sexo
Respuesta
Sí
No
Total
Operación
Recuento
Sexo
Total
Masculino
Femenino
4,734
4,171
8,905
%
25.2%
25.9%
25.5%
Recuento
14,056
11,953
26,009
%
74.8%
74.1%
74.5%
Recuento
18,790
16,124
34,914
100.0%
100.0%
100.0%
%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre
de 2006.
152
Ahora bien, del universo de niños que han recibido alguna agresión (25.5% del total),
existe un 15% de niños que han recibido más de diez agresiones en lo que va del año
escolar (3 meses al momento del levantamiento de la encuesta). Esto configura ya un
patrón de agresiones sistemático que merece atención especial.
Cuadro 3.6. Agresiones recibidas en el ciclo escolar
Número de
agresiones
Frecuencia
De 1 a 5
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
236
2.6
2.6
2.6
7,360
82.7
82.7
85.3
De 11 a 15
812
9.1
9.1
94.4
De 16 a 20
298
3.3
3.3
97.8
De 16 a 20
144
1.6
1.6
99.4
De 21 a 25
25
.3
.3
99.7
Más de 26
30
.3
.3
100.0
Total
8905
100.0
100.0
De 6 a 10
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de
2006.
3.3 Lineamientos específicos
El apartado dedicado a lineamientos específicos dentro de las Reglas de Operación
contempla aspectos relacionados con la coordinación institucional y con las instancias
ejecutoras, normativas y de control y vigilancia del Programa.
3.3.1 Coordinación institucional
El PAEI contempla la necesidad de la coordinación de acciones en los tres niveles de
gobierno a través de la coordinación de la CDI. Las instancias federales que colaboran
con el Programa son: la Secretaría de Educación Pública (SEP), que comisiona al
personal que labora en los albergues; el Consejo Nacional de Fomento Educativo
(Conafe), que proporciona personal de apoyo en la realización de tareas escolares y de
fortalecimiento cultural de los beneficiarios; Diconsa y Liconsa, como proveedores de
153
alimentos y la Secretaría de Salud y el Programa IMSS-Oportunidades, que
proporcionan la atención a la salud.
Como se podrá observar, el PAEI supone un esquema de coordinación interinstitucional
complejo, sobre todo en lo que respecta a la relación con la Secretaría de Educación
Pública en su calidad de empleadora del personal que opera los albergues. Que la CDI,
como instancia coordinadora, no defina los criterios para contratar jefes de albergue y
ecónomas es un elemento asociado con muchos de los problemas en el perfil de los
operadores del Programa. Este esquema se ha traducido en prácticas que afectan el
funcionamiento de los albergues como el hecho de que algunos nombramientos se
hagan como castigo para profesores que tienen problemas de carácter laboral o
sindical.
Los bajos salarios, la falta de capacitación y la alta rotación de los jefes de albergue no
contribuyen a la profesionalización de esta función tan importante para el buen
funcionamiento del PAEI. El hecho de que el nombramiento como jefe de albergue en
comunidades muy apartadas sea visto como castigo por el personal que proviene de la
Secretaría de Educación Pública tampoco contribuye a la profesionalización del puesto
de jefe de albergue.
A pesar del entorno poco propicio, existen jefes de albergue que han desarrollado un
profundo compromiso con los beneficiarios, pero se trata de casos excepcionales que
logran sobreponerse a las adversidades que plantean las condiciones salariales y los
recursos tan precarios para la operación de los albergues.
Las ecónomas, el otro pilar en el funcionamiento de los albergues, enfrentan una
situación aún más desventajosa que la de los jefes de albergue pues frecuentemente
perciben menos ingreso y tienen jornadas de trabajo más extenuantes y largas que los
primeros. Sus jornadas de trabajo son de dieciséis horas aproximadamente y de ellas
más de la mitad se dedica a la preparación de alimentos. Cuando las labores de la
154
cocina se los permiten, la ecónoma apoya al jefe del albergue en la supervisión de
tareas, actividades y en el aseo de los niños.
La retribución a su arduo trabajo es muy poca, pues los salarios son muy bajos. Las
ecónomas enfrentan además una situación laboral doble, pues algunas de ellas son
contratadas por la SEP y otras directamente por las comunidades con apoyo de la CDI.
Estas últimas perciben salarios aún más bajos que las contratadas por la SEP. Con
base en la información de las entrevistas, se encontró que mientras una ecónoma
contratada por la SEP percibe entre 4 y 5 mil pesos, una ecónoma comunitaria percibe
entre 1800 y 2800 pesos. Esta disparidad en la remuneración del empleo se agudiza
pues mientras las ecónomas contratadas por la SEP tienen base y prestaciones, las
comunitarias carecen de estabilidad en el empleo y no tiene ningún tipo de prestación.
De las 158 ecónomas entrevistadas en la muestra de albergues poco más de la mitad
(81) reportaron estar contratadas por la SEP y el resto por parte de la comunidad. Esta
situación resulta preocupante pues la figura de ecónoma comunitaria surgió para suplir
temporalmente la ausencia de personal contratado por la SEP. Sin embargo, como
sucede con muchas situaciones temporarias, este tipo de contrataciones se ha
convertido en un patrón que tienen a incrementar la precariedad en el empleo de esta
figura central en la operación de los albergues.
De esta forma, la estructura salarial de los operadores directos del Programa en la que
intervienen diversas instituciones y operan lógicas y niveles salariales tan distintos y
contradictorios es caldo de cultivo para tensiones y conflictos laborales y es un
obstáculo estructural para la profesionalización de la función de jefe de albergue y
ecónoma.
En relación con la participación de Conafe en el envío de personal para el apoyo en la
realización de tareas a los beneficiarios del albergue, cabe señalar que más de la mitad
de los beneficiarios a los que se aplicó la encuesta (52.8%) reportaron recibir apoyo de
instructores enviados por dicha institución (cf. apartado 2.2.3.3, pp. 106-108, supra).
155
Considerando
que
los
albergues
se
encuentran
ubicados
en
comunidades
frecuentemente muy alejadas de los centros urbanos, el nivel de cobertura de los
instructores Conafe resulta muy importante (v. cuadro 3.7).
Cuadro 3.7. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas
Respuesta
Sí, el Jefe de albergue
Sí, el instructor de CONAFE
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
4,699
13.2
13.3
13.3
18,729
52.8
53.1
66.4
Sí, otro adulto
1,243
3.5
3.5
69.9
Sí, otro niño del albergue
2,233
6.3
6.3
76.2
87
0.2
0.2
76.5
8,305
23.4
23.5
100.0
35,297
99.5
100.0
182
0.5
Sí, no sabe
No
Subtotal
No sabe
Total
35,479
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del Programa aplicada en noviembre de 2006.
Como se muestra en el siguiente cuadro (3.8), la valoración que hacen los beneficiarios
del apoyo recibido por el jefe del albergue y los instructores del Conafe es muy alta, ya
que el 95.4% de los niños encuestados respondieron afirmativamente a la pregunta de
si les sirve la ayuda del instructor de Conafe y únicamente 4.6 respondieron que poco o
a veces. Ninguno de los beneficiarios encuestados respondió que no servía la ayuda.
Esta valoración de la utilidad desciende cuando se considera el apoyo de otro adulto y
baja aún más cuando se trata de otro niño del albergue.
156
Cuadro 3.8. Persona que te ayuda a estudiar o hacer las tareas y su utilidad
Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
Sirve esta ayuda
Operación
Recuento
Sí, el Jefe de
albergue
Sí, el instructor de
CONAFE
Sí, otro adulto
Sí, otro niño del
albergue
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
4,699
4.4%
0.0%
100.0%
11.1%
0.0%
15.6%
14.9%
0.7%
0.0%
15.6%
Recuento
17,723
845
0
18568
95.4%
4.6%
0.0%
100.0%
69.1%
45.8%
0.0%
61.5%
% del total
58.7%
2.8%
0.0%
61.5%
Recuento
1,080
163
0
1,243
86.9%
13.1%
0.0%
100.0%
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
4.2%
8.8%
0.0%
4.1%
% del total
3.6%
0.5%
0.0%
4.1%
Recuento
1,609
601
0
2,210
72.8%
27.2%
0.0%
100.0%
6.3%
32.6%
0.0%
7.3%
5.3%
2.0%
0.0%
7.3%
0
32
55
87
0.0%
36.8%
63.2%
100.0%
0.0%
1.7%
2.0%
0.3%
0.0%
0.1%
0.2%
0.3%
756
0
2,646
3,402
22.2%
0.0%
77.8%
100.0%
2.9%
0.0%
98.0%
11.3%
2.5%
0.0%
8.8%
11.3%
25,662
1,846
2,701
30,209
84.9%
6.1%
8.9%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
% del total
Recuento
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
% del total
Recuento
Total
0
17.5%
Recuento
No
95.6%
Total
No
% del total
% del total
Sí, no sabe
4,494
Sí,
A veces
o poco
205
Sí
% de Persona que te
ayuda a estudiar o
hacer las tareas
% de Sirve esta ayuda
% del total
84.9%
6.1%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
8.9%
100.0%
157
Los resultados de los Talleres de Evaluación Participativa llevado a cabo en el marco de
la evaluación recuperaron que tanto jefes de albergue como ecónomas han registrado
la participación de los becarios del Conafe. Uno de los equipos señaló que además del
apoyo a tareas, los becarios Conafe estaban dando asesoría para la realización de
proyectos productivos.
Otro equipo de jefes de albergue señaló la importancia de brindar capacitación a los
becarios de Conafe en cuestiones pedagógica pues se trata de alumnos de bachillerato
que pueden tener los conocimientos necesarios para brindar asesoría, pero carecen de
estrategias pedagógicas que les permitan apoyar a los beneficiarios.
La intervención de Diconsa y Liconsa fue recuperada tanto en las entrevistas a
operadores del Programa cono en el trabajo de los equipos llevados a cabo en los
Talleres.
Diconsa aparece registrado en las herramientas de carácter cualitativo como el
proveedor más importante de alimentos a los albergues. Los proveedores locales de los
albergues se circunscriben a algunos productos frescos como frutas y verduras y
algunos faltantes de otro tipo. Algunos jefes de albergue reportaron retrasos en la
entrega de productos así como entrega de productos en mal estado. Respecto a este
último problema también señalaron que existía disposición para el reemplazo de las
entrega de productos caducos.
Uno de los problemas que existe en la distribución de productos alimenticios de parte
de Diconsa es la capacidad de respuesta frente a necesidades específicas. La entrega
incompleta de los productos solicitados no permite que se cumpla con las dietas
diseñadas por las ecónomas. De hecho, en algunos casos se han dejado de elaborar
las solicitudes de productos alimenticios basados en el diseño de dietas más
balanceadas por la falta de respuesta por parte de Diconsa que “siempre surte lo
mismo”.
158
Finalmente, la participación de instituciones en la atención a la salud de los
beneficiarios reporta problemas importantes de cobertura pero no se pudo recabar
mayor información al respecto que fuese significativa a escala nacional.
3.3.2 Instancias ejecutoras
Como señalan las Reglas de Operación, la ejecución del programa supone una
estructura a nivel central responsable de la operación y seguimiento. También
contempla delegaciones estatales y unidades operativas que son los responsables
directos de la operación del Programa.
A través de las herramientas cualitativas de trabajo de campo se identificaron una serie
de demandas de los operadores del programa hacia las instancias centrales. Los jefes
de albergue y las ecónomas aprovecharon el espacio de las entrevistas y del taller para
solicitar lo siguiente a los responsables del programa a nivel central:
•
Incremento en los salarios y compensaciones del personal
•
Aumento de los recursos para el mantenimiento de la infraestructura
•
Eliminación del retraso en el envío de recursos (salarios y compensaciones,
alimentos, recursos para la operación, etc.)
Los señalamientos de los operadores del Programa ponen de manifiesto las dificultades
y tensiones a las que se enfrenta la operación cotidiana del PAEI en razón de la
insuficiencia de recursos y de los efectos que tiene el retraso en su entrega. La
precariedad con la que se opera genera un marco donde cualquier falla en el envío de
recursos repercute de manera inmediata en el empeoramiento de las condiciones de
hospedaje y alimentación de los beneficiarios.
3.3.3 Instancias Normativas
La supervisión del cumplimiento de la normatividad se realiza desde oficinas centrales.
159
Uno de los aspectos básicos para garantizar el cumplimiento de los objetivos del
programa es la existencia de una base de datos con la información completa y
actualizada de los beneficiarios. Como se analizó en el capítulo anterior en el apartado
relativo al cumplimiento del objetivo general, existen serios problemas en la calidad de
la base de datos de beneficiarios. Sin una base confiable y actualizada de beneficiarios
resulta muy difícil evaluar la aplicación de los criterios de elegibilidad de los
beneficiarios.
3.3.4 Instancias de Control y Vigilancia
El análisis de las limitaciones estructurales que enfrentan los Comités de Apoyo de
padres de familia en su función de contraloría social fue abordado en el apartado 3.1.2.,
relativo a la transparencia del Programa.
3.4 Mecánica de operación
En el apartado relativo a la mecánica de operación se contemplan cuestiones de
difusión, promoción y ejecución relacionadas tanto con el uso de los recursos como con
la función de contraloría social que deben desempeñar los comités de apoyo de padres
de familia. También se señala la periodicidad con la que deberán proporcionarse los
recursos y servicios los albergues.
De acuerdo con la información proporcionada por los operadores del Programa en las
entrevistas a profundidad y en los equipos de trabajo de los talleres, las actividades de
difusión se realizan cada año con anterioridad al inicio del ciclo escolar. Los medios de
difusión más frecuentes son los carteles, volantes y la realización de reuniones con
padres de familia de las comunidades aledañas. Los Comités de Apoyo de padres de
familia colaboran en la labor de difusión de los requisitos y plazos para ingresar en el
albergue. En algunos casos se mencionaron otros medios de información con radios
locales o la realización de reuniones en la escuela o los centros de reunión de la
comunidad. No se identificaron quejas ni de los comités de apoyo ni de autoridades
160
escolares o comunitarias en relación con la falta de información o el uso faccioso de la
misma. En ningún caso se señalaron criterios políticos ni relaciones clientelares que
condicionaran el ingreso de niñas o niños al albergue.
Los aspectos relacionados con la ejecución de los recursos financieros se analizan más
adelante, en el capítulo cuarto relativo al análisis de los recursos entregados a los
beneficiarios y en el quinto que aborda el cumplimiento de las metas físicas y
financieras.
Finalmente, se plantea la función de contraloría social que deben desempeñar los
Comités de Apoyo de padres de familia. Las Reglas señalan las siguientes obligaciones
de los Comités:
9 Ejecutar acuerdos emanados de las asambleas comunitarias y del propio Comité.
9 Supervisar la aplicación de recursos financieros destinados a la operación del
albergue y los apoyos a los beneficiarios.
9 Rendir informes de su trabajo ante la asamblea comunitaria.
9 Participar diariamente en la vigilancia de la disciplina y orden en los albergues
que apoyan a jóvenes de secundaria.
Como se podrá observar, las obligaciones de los Comités de Apoyo suponen un nivel
de organización que dista mucho de las condiciones concretas de operación de tales
organizaciones. Como se analizó más arriba, en el mejor de los casos, los Comités
apoyan en labores de organización y difusión del albergue. La participación diaria en la
vigilancia del albergue resulta una exigencia utópica en el contexto de las condiciones
reales de participación que tienen los Comités de Apoyo.
Respecto a los servicios y recursos necesarios para la operación de los albergues las
Reglas de Operación señalan lo siguiente:
9 La alimentación; se proporcionará diariamente.
161
9 Los artículos de aseo personal se otorgarán mensualmente.
9 El material escolar se entrega anualmente al inicio del ciclo escolar.
9 Los movimientos en el padrón de beneficiarios sólo podrán darse en
sustituciones de aquellos que hayan causado baja.
9 Los recursos para la operación del Programa se ministrarán mensualmente a las
Unidades Operativas.
Las indagaciones respecto a la alimentación en los albergues reflejaron que, en la gran
mayoría de los casos, es suficiente. Los jefes de albergue y las ecónomas coinciden en
que, a pesar de las deficiencias en la calidad de la alimentación, esta es suficiente y de
mejor calidad que la que tendrían con sus familias, aunque habría que considerar lo
manifestado por los albergados (cf. apartado 2.2, supra) en el sentido de que después
de comer se quedan con hambre siempre uno de cada veinte niños (4.8%) y a veces
unote cada seis (16.2%). En cambio no se quedan con hambre cuatro de cada cinco
(79.0%).
En relación con los artículos de aseo personal, la encuesta a beneficiarios contempla
información respecto a cinco productos: papel sanitario, jabón de baño, pasta dental,
toalla de baño y cepillo dental. El análisis descriptivo de aspecto ya fue abordado en el
capítulo anterior (cf. apartado 2.2.1.2.5, particularmente las pp. 78-83,supra).
Sin embargo, cabe aquí recordar que en relación con la dotación de papel sanitario se
plantearon dos preguntas en la encuesta la primera de ella referida a la posesión de
papel cuando los beneficiarios van al baño y la segunda que forma parte de una batería
de preguntas respecto a la dotación de artículos y la frecuencia con la que se proveen.
Los resultados de ambas preguntas son consistentes y nos revelan que alrededor del
30% (28.2% para la primera pregunta y 31.5% para la segunda) de los beneficiarios no
reciben este producto.
162
Cuadro 3.9. Posesión de papel sanitario para limpiarse
después de ir al excusado
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Sí
No
Subtotal
No sabe
Total
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
24,628
69.4
71.8
71.8
9,687
27.3
28.2
100.0
34,316
96.7
100.0
1,163
3.3
35,479
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre
de 2006.
Cuadro 3.10. ¿Te proporcionan papel sanitario para ir al baño?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
5,075
14.3
14.4
14.4
Sí, una vez al año
795
2.2
2.3
16.7
17,401
49.0
49.4
66.1
878
2.5
2.5
68.5
11,083
31.2
31.5
100.0
35,232
99.3
100.0
247
0.7
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
La información proporcionada por los beneficiarios respecto a la dotación de jabón de
baño revela que 10.6% no reciben este producto; 20.2% lo reciben mensualmente y la
mayor parte (62.1%) cada que se acaba.
163
Cuadro 3.11. ¿Te proporcionan jabón?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
7,124
20.1
20.2
20.2
Sí, una vez al año
1,233
3.5
3.5
23.7
Sí, cada que se acaba
21,872
61.6
62.1
85.8
Sí, pero no sabe cuando
1,251
3.5
3.6
89.4
No
3,751
10.6
10.6
100.0
35,231
99.3
100.0
248
.7
35,479
100.0
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
La pasta dental y el cepillo de dientes tienen menor cobertura que el jabón, pues 20.7%
de los niños no reciben el primer producto y 24.1% no reciben el segundo.
Cuadro 3.12. ¿Te proporcionan pasta dental?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
5,287
14.9
15.1
15.1
Sí, una vez al año
2,198
6.2
6.3
21.4
19,267
54.3
55.0
76.4
918
2.6
2.6
79.0
7,336
20.7
21.0
100.0
35,004
98.7
100.0
475
1.3
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
164
Cuadro 3.13. ¿Te proporcionan cepillo de dientes?
Respuestas
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
5,814
16.4
16.6
16.6
Sí, una vez al año
7,003
19.7
20.0
36.6
11,484
32.4
32.8
69.4
2,163
6.1
6.2
75.6
8,553
24.1
24.4
100.0
35,017
98.7
100.0
462
1.3
35,479
100.0
Sí, cada que se
acaba
Sí, pero no sabe
cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de
2006.
De los productos incluidos en la batería relacionada con aseo personal, la toalla de
baño es la que tiene menos cobertura pues únicamente 40.3% de la población la recibe.
Esta situación se deba probablemente a que soliciten que sean las familias de los
beneficiarios las que provean este producto.
Cuadro 3.14. ¿Te proporcionan toalla de baño?
Respuestas
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
128
0.4
0.4
0.4
Sí, una vez al año
7,434
21.0
21.1
21.4
Sí, cada que se acaba
4,784
13.5
13.6
35.0
Sí, pero no sabe cuando
1,847
5.2
5.2
40.3
21,063
59.4
59.7
100.0
35,255
99.4
100.0
224
0.6
35,479
100.0
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
A partir de un recuento de la cantidad de artículos de aseo personal de la lista
seleccionada en la encuesta, se construyó un índice en el que se refleja el número de
artículos reportados como entregados por cada beneficiario. El siguiente cuadro
165
muestra el porcentaje de beneficiarios que agrupa cada valor del índice de acuerdo con
el número de artículos entregados.
De acuerdo con la información del cuadro, 4.1% de la población reportó no haber
recibido ninguno de los artículos de limpieza considerados. El porcentaje mayor se
ubica en los beneficiarios que recibieron cuatro productos de limpieza en alguna
ocasión.
Cuadro 3.15. Índice de dotación de material de higiene
y limpieza
Núm. de
artículos
Ninguno
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
1,459
4.1
4.1
4.1
1
3,924
11.1
11.1
15.2
2
2,918
8.2
8.2
23.4
3
4,562
12.9
12.9
36.3
4
12,666
35.7
35.7
72.0
5
9,951
28.0
28.0
100.0
Total
35,479
100.0
100.0
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre
de 2006.
Finalmente, se analizan los aspectos relacionados con la dotación de útiles escolares
que, de acuerdo con las Reglas debe hacerse anualmente. La encuesta consideró la
dotación de siete útiles escolares. A continuación se presenta un cuadro con los
porcentajes de dotación de cada producto que, como puede apreciarse es sumamente
variable, ya que mientras el caso de los libros (que en rigor no forman parte del paquete
de útiles escolares) no lo reciben el 57.6%, en el otro extremo no reciben cuaderno el
5.7%, lápiz el 6.6% y lápices de colores el 8.1%. En un segundo grupo observamos que
no les dan goma para borrar al 11.0%, ni juego de geometría al 13.1%, ni tampoco
bolígrafo a uno de cada seis niños (16.6%).
166
Cuadro 3.16. ¿Te proporcionan cuaderno?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
452
1.3
1.3
1.3
Sí, una vez al año
26,586
74.9
76.3
77.6
4,953
14.0
14.2
91.8
817
2.3
2.3
94.2
2,028
5.7
5.8
100.0
34,836
98.2
100.0
643
1.8
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
Cuadro 3.17. ¿Te proporcionan libro?
Respuesta
Sí, una vez al año
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
13,476
38.0
38.2
38.2
Sí, cada que se acaba
394
1.1
1.1
39.3
Sí, pero no sabe cuando
966
2.7
2.7
42.0
20,450
57.6
58.0
100.0
35,286
99.5
100.0
193
.5
35,479
100.0
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
167
Cuadro 3.18. ¿Te proporcionan lápiz?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
925
2.6
2.7
2.7
Sí, una vez al año
22,147
62.4
63.6
66.2
8,583
24.2
24.6
90.9
836
2.4
2.4
93.3
2,345
6.6
6.7
100.0
34,836
98.2
100.0
643
1.8
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
Cuadro 3.19. ¿Te proporcionan pluma?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
225
0.6
0.6
0.6
Sí, una vez al año
23,285
65.6
66.5
67.1
4,743
13.4
13.5
80.7
862
2.4
2.5
83.2
5,899
16.6
16.8
100.0
35,014
98.7
100.0
465
1.3
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
168
Cuadro 3.20. ¿Te proporcionan goma borrador?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
311
0.9
0.9
0.9
Sí, una vez al año
23,983
67.6
68.7
69.6
5,854
16.5
16.8
86.3
888
2.5
2.5
88.9
3,889
11.0
11.1
100.0
34,925
98.4
100.0
554
1.6
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
Cuadro 3.21. ¿Te proporcionan lápices de colores?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
297
0.8
0.9
0.9
Sí, una vez al año
26,685
75.2
76.4
77.3
4,349
12.3
12.5
89.7
725
2.0
2.1
91.8
2,869
8.1
8.2
100.0
34,925
98.4
100.0
554
1.6
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
169
Cuadro 3.22. ¿Te proporcionan juego geométrico?
Respuesta
Frecuencia Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje
acumulado
Sí, una vez al mes
149
0.4
0.4
0.4
Sí, una vez al año
26,372
74.3
75.5
75.9
3,141
8.9
9.0
84.9
646
1.8
1.8
86.7
4,635
13.1
13.3
100.0
34,942
98.5
100.0
537
1.5
35,479
100.0
Sí, cada que se acaba
Sí, pero no sabe cuando
No
Subtotal
No sabe
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del programa aplicada en noviembre de 2006.
170
4 ANÁLISIS DE LOS RECURSOS ENTREGADOS A LOS
BENEFICIARIOS
A continuación se hace un análisis de los recursos programados y ejercidos para el año
2006, con cifras del cierre del ejercicio. Para los diferentes temas en que se dividió este
trabajo, se decidió comparar los resultados de los ejercicios anteriores (en los casos
donde existen datos consistentes) a fin de conseguir una apreciación más clara del
desarrollo del programa y de las dimensiones de los recursos autorizados para este
año19.
4.1 Variaciones en la inversión total 2005-2006
El presupuesto del PAEI es relativamente estable, ya que se maneja sobre la base de
cuotas establecidas para cada uno de sus componentes sobre la base de un número
fijo de albergues y una matrícula de beneficiarios determinada por la capacidad de
estos mismos establecimientos y que sólo varían en función de que algunos dejen de
operar por su construcción o remodelación total. Como se ha ya confirmado en
evaluaciones anteriores, existe una demanda de inscripción suficiente para que los
albergues funcionen –la mayoría de ellos- con su capacidad al cien por ciento, con un
promedio de 55 alumnos por albergue.
De esta manera, el presupuesto evoluciona fundamentalmente por el incremento anual
que experimentan las cuotas, en especial la de alimentación y cuyo gasto total es el que
absorbe la mayor parte del presupuesto del programa.
19
Es importante aclarar que para el análisis se realizaron cálculos propios con base a las cuotas
establecidas y a las unidades de medida del Programa, por lo que algunos cuadros reflejarán algunas
diferencias respecto al presupuesto total.
171
Para un primer momento de análisis de los recursos del programa, se dividió el
presupuesto en cuatro grupos de conceptos que se describen en el cuadro 4.1 y que
son los siguientes:
a. Inversión directa en los albergues. Se refiere a aquellos recursos que convertidos
en bienes y servicios se consumen en la operación cotidiana de cada uno de los
albergues; incluye los apoyos directos a los becarios, tales como la alimentación,
útiles escolares y materiales de higiene. Otros rubros que contiene este concepto
son los gastos directos de operación de los albergues que se utilizan
principalmente para el pago de consumo de combustible (gas o leña) y finalmente
los servicios personales que a título de compensaciones el PAEI paga a
ecónomas y maestros que fungen como jefes de albergues.
b. Gastos de operación. Se ejercen tanto a nivel central como en las delegaciones en
apoyo a la operación de todo el programa: capacitación, supervisión, honorarios y
otros gastos corrientes.
c. Conservación de la infraestructura de los albergues. Integra acciones y recursos
para mantener en condiciones físicas y de funcionamiento adecuados al conjunto
de los albergues del PAEI, los montos más importantes se destinan a la
rehabilitación de edificios que comprenden la remodelación o nueva construcción
parcial o total de los albergues existentes y el concepto de equipamiento, que son
recursos destinados a la adquisición de bienes y artículos para la cocina,
dormitorios y otros de apoyo escolar.
d. Apoyos a los albergues comunitarios20. Recursos que se entregan a miembros de
la comunidad que voluntariamente organizan y operan albergues. El PAEI, de
20
Hay que recordar que dentro del Programa existen dos tipos de albergues: aquellos que son
propiamente de la esfera institucional porque son operados y subsidiados totalmente por la CDI, y los
comunitarios que son operados por miembros de la comunidad y que sólo reciben apoyos
institucionales en función de las posibilidades financieras del Programa.
172
acuerdo a sus normas les proporciona apoyos en la medida de la disponibilidad de
recursos, que hasta ahora se limitan a la alimentación y a materiales de aseo.
En el cuadro 4.2 se describen los conceptos enunciados en cifras constantes y en el
cuadro 4.3, las variaciones en porcentaje que tuvieron los recursos ejercidos en el año
2005 respecto al 2006, del cual se considera las cifras resultantes del cierre del
ejercicio. De estos datos se desprende que la inversión directa en albergues para el
2006 sufre un decremento en pesos constantes del 4.31%, (ver gráfica 4.1) es decir,
15.2 millones de pesos menos. Este capítulo del gasto es el más importante por cuanto
implica los gastos directos que repercuten en los becarios y la operación cotidiana de
los albergues, incluyendo a su personal, por tanto, estos conceptos son los que debe
monitorear el programa para garantizar incrementos anuales que satisfagan
adecuadamente las necesidades básicas de los becarios.
De otra parte, La Ley General de Desarrollo Social y las Reglas de Operación del
Programa, obligan a un incremento presupuestal anual de al menos en la misma
proporción que alcance el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), que para el
año 2005 fue de 3.3% y que en este capítulo en particular no se cumple dicha
condición, si bien a nivel global del presupuesto del Programa sí se observa de forma
clara esta disposición.
Por su parte, los gastos de operación del programa evolucionan más que
favorablemente en el 2006, duplicándose la cantidad ejercida en 2005, ya que en los
años precedentes se mostraron muy castigados respecto de las necesidades del
Programa. En el presente ejercicio este concepto rebasa lo establecido en las Reglas
de Operación, como proporción del presupuesto total del programa, sin embargo, la
diferencia es muy relativa (apenas medio punto porcentual), además de que en la
evaluación del año anterior, la institución evaluadora recomendó muy especialmente un
incremento sustantivo a los gastos de operación y cambiar la norma establecida para
adecuarla a las necesidades del programa y con ello resarcir una de sus múltiples
precariedades.
173
Con respecto a la conservación de la infraestructura de los albergues, fue uno de los
conceptos que también se privilegiaron en el presente ejercicio, ya que recibió un
incremento sustantivo de más del 100% respecto a lo ejercido en 2005, este evento es
de gran repercusión por cuanto que una parte importante de los albergues presenta
franco deterioro en virtud de su añosa existencia21. Por otro lado, es relevante porque
impulsa también la transversalidad de los recursos con Fundaciones privadas que están
dispuestas a invertir en infraestructura en comunidades indígenas.
Los apoyos a los albergues comunitarios, al igual que la partida anterior, también fueron
objeto de preferencia con un incremento sustancial de más del 120%. Estos recursos
hacen posible ayudar a 7,430 alumnos indígenas en 135 albergues22, que son asistidos
mediante este mecanismo comunitario, principalmente en su alimentación, lo cual
también permite la continuidad del proceso educativo en el nivel medio superior, como
lo señalan las Reglas de Operación, no obstante, estas instancias comunitarias suelen
atender también a alumnos del nivel básico. Los becarios de este tipo de albergues,
generalmente se desenvuelven en condiciones adversas y en desventaja con respecto
a los becarios de los albergues tradicionales, por lo que estos apoyos son de gran valor
para ellos. Realidad que el programa ahora reconoce con creces en virtud de la
dimensión del apoyo que ahora les proporciona. En general, es de la mayor
trascendencia que al PAEI se le haya reconocido su importancia como programa de
apoyo a la educación indígena, con el incremento de casi 18% a los recursos totales
que le fueron aprobados en el ejercicio 2006 (ver cuadro 4.3).
21
“…la mayoría de los albergues fueron construidos en las décadas de los sesenta y setenta, incluso
algunos todavía tienen construcciones de madera, de tal suerte, que es urgente el establecimiento de
una estrategia de financiamiento para renovar la construcción de la mayor parte de los albergues”, en
UAM-X, Evaluación de resultados 2005 del PAEI, México, UAM-X, 2006; pág. 95.
22
Las cifras de Albergues Comunitarios están tomadas del Cierre del Ejercicio 2006, sin embargo, el
cálculo por cuotas establecidas, arroja un total de 5,591 alumnos aproximadamente
174
Cuadro 4.1. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006 (Pesos corrientes)
Concepto
Presupuesto ejercido 2005
Inversión directa en los albergues
Presupuesto ejercido 2006
353,980,400
356,218,759
Conservación infraestructura de los
albergues
65,196,947
139,030,246
Apoyo a albergues comunitarios
12,958,682
30,193,167
9,097,981
19,157,530
441,234,010
544,599,702
Gastos de operación del programa *
Total
Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de Albergues
Escolares Indígenas. Cierre del Ejercicio 2006,PAEI
Notas:* Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.
Cuadro 4.2. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA 2005-2006
(Pesos constantes 2005=100)
Concepto
Presupuesto ejercido 2005
Presupuesto asignado 2006
353,980,400
338,718,735
Conservación infraestructura de los
albergues
65,196,947
132,200,081
Apoyo a albergues comunitarios
12,958,682
28,709,861
Gastos de operación del programa *
9,097,981
18,216,374
Total
441,234,010
517,845,051
Inversión directa en los albergues
Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues
escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI
Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.
Cuadro 4.3. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA.
INCREMENTOS PORCENTUALES 2005-2006. Variación anual
Concepto
Presupuesto 2005-2006 %
Inversión directa en los albergues
(-)4.31
Conservación infraestructura de los albergues
102.77
Apoyo a albergues comunitarios
121.55
Gastos de operación del programa *
100.22
Total
17.37
Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues
escolares indígenas. Cierre del Ejercicio 2006 - PAEI
Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.
175
Gráfica 4.1. INVERSIÓN DIRECTA EN LOS ALBERGUES. PRESUPUESTO EJERCIDO
2004, 2005 Y 2006
319,150
200,000
336,556
300,000
441,234
400,000
441,234
544,600
500,000
517,845
600,000
100,000
Presupuesto Ejercido 2004 Presupuesto Ejercido 2005 Presupuesto Ejercido 2006
Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre. Programa de Albergues
Escolares Indígenas. Cierre del ejercicio 2006-PAEI.
4.2 Estructura presupuestaria del programa 2005-2006
Con el fin de observar un perfil del programa a través de sus principales cifras
presupuestarias, se calcularon las proporciones que corresponden a los dos últimos
años para ubicar algunas tendencias que ayuden a explicar las dimensiones del PAEI
(v. cuadro 4.4). De esta forma, se puede advertir que el principal componente del PAEI
que es la inversión directa en los albergues, ha menguado consecutivamente en este
periodo, de representar en 2005 el 80.23%, llega en el 2006 al 65.41%. Tal
comportamiento es relevante por cuanto que en este concepto está implicada la
alimentación de los becarios, y es consecuencia de la redistribución presupuestal que
realizó el PAEI para 2006, además de no considerar en esa estrategia el incremento
suficiente al gasto directo en los becarios, que como ya se señaló en el cuadro 4.3.
176
El resto de los componentes del Programa ocupan un sitio importante en 2006 y en
buena medida han desplazado al presupuesto de inversión directa en los albergues. Sin
embargo el fondo del problema, al igual que en años precedentes, no es que se
privilegie algún renglón del presupuesto en desmedro de otros, sino que en general el
presupuesto del PAEI es insuficiente para las dimensiones de sus necesidades, por lo
que la estructura del presupuesto actual, si bien favorece a los albergues comunitarios y
se da un impulso importante a los gastos de operación, la inversión directa en los
albergues queda en desventaja y constituye un evento que debe preocupar al PAEI.
Cuadro 4.4. EVOLUCIÓN PRESUPUESTARIA (Estructura porcentual)
Concepto
Presupuesto ejercido 2005 %
Presupuesto asignado 2006 %
Inversión directa en los albergues
80.23%
65.41%
Conservación infraestructura de los
albergues
14.78%
25.53%
Apoyo a albergues comunitarios
2.94%
5.54%
Gastos de operación del programa *
2.06%
3.52%
100.00%
100.00%
Total
Fuentes: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de
albergues escolares indígenas. Cierre del ejercicio 2006- PAEI.
Notas: * Para 2006 incluye costos directos de operación, honorarios y evaluación externa.
177
Gráfica 4.2. ESTRUCTURA DE LA INVERSIÓN 2006
65.41%
70.00%
60.00%
50.00%
40.00%
25.53%
30.00%
20.00%
5.54%
10.00%
0.00%
INVERSIÓN DIRECTA EN
LOS ALBERGUES
CONSERVACIÓN
INFRAESTRUCTURA DE
LOS ALBERGUES
APOYO A ALBERGUES
COMUNITARIOS
3.52%
GASTOS DE OPERACIÓN
DEL PROGRAMA
Fuente: Cuadro 4.4.
4.3 Montos de los apoyos del programa
Como ya se señaló, la determinación del presupuesto directo a los albergues se realiza
sobre la base de cuotas, por lo que también es pertinente analizar cuál ha sido su
evolución en los últimos tres años (v. cuadro 4.5). Para tal efecto, las cifras se han
convertido a precios constantes y es interesante observar que para el año 2005, tanto
los gastos de operación directos en los albergues –que ahora se llaman gastos localescomo las compensaciones a todo el personal experimentan una merma del 5.17%. En
este mismo año el resto de los componentes tienen un incremento importante, excepto
la alimentación que recibe el incremento más bajo, 8.97%.
Para el ejercicio 2006 se incluye un nuevo componente al programa, denominado
material didáctico, con una cuota única de mil pesos por albergue al año. Enseguida se
puede reconocer que tres conceptos sufren una disminución: la compensación mensual
de los Jefes de Albergue SEP, el material de oficina para los albergues y la
178
alimentación. Este último rubro, el más importante de todos, sin embargo, para el
ejercicio 2006, conservó la misma cuota por alumno del año 2005. En el mismo tenor se
encuentra la situación de los Jefes de Albergue SEP que en los tres años consecutivos
no han recibido incremento alguno a su compensación. Por su parte, las ecónomas de
la comunidad reciben un reconocimiento parcial del 18.86%, considerando la
trascendencia de su tarea y de sus extenuantes jornadas de trabajo (v. cuadro 4.5).
Cuadro 4.5. PROGRAMA DE ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS MONTOS DE LOS
APOYOS DEL PROGRAMA 2004-2006
Pesos corrientes.
Pesos constantes 2005=100.
Variaciones
Año
Año
Año
Concepto
2004
2005
2006
2004
2005
2006
2005 (%) 2006 (%)
ALIMENTACIÓN día / alumno
20.45
23.50
23.50
21.57
23.50
22.35
8.97
-4.91
HIGIENE Y LIMPIEZA mes /
alumno
10.00
15.00
20.00
10.55
15.00
19.02
42.24
26.78
MATERIAL ESCOLAR año /
alumno
60.00
120.00
150.00
63.27
120.00
142.63
89.66
18.86
120.00
200.00
200.00
126.54
200.00
190.17
58.05
-4.91
950.87
n. d.
100.00
MATERIAL DE OFICINA
ño / albergue
MATERIAL DIDÁCTICO año /
albergue a/
1,000.00
SERVICIOS LOCALES mes /
albergue b/
600.00
600.00 1,000.00
632.72
600.00
950.87
-5.17
58.48
MATERIAL DE LIMPIEZA
mes / albergue
210.00
300.00
400.00
221.45
300.00
380.35
35.47
26.78
COMPENSACIÓN MENSUAL
JEFES SEP
850.00
850.00
850.00
896.36
850.00
808.24
-5.17
-4.91
COMPENSACIÓN MENSUAL
ECONOMAS SEP
550.00
550.00
600.00
580.00
550.00
570.52
-5.17
3.73
COMPENSACIÓN MENSUAL
JEFE COMUNIDAD
2,350.00 2,350.00 3,000.00 2,478.17 2,350.00 2,852.62
-5.17
21.39
COMPENSACIÓN MENSUAL
ECONOMA COMUNIDAD
1,800.00 1,800.00 2,250.00 1,898.17 1,800.00 2,139.46
-5.17
18.86
Nota: a/ En 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO; b/ A partir del presente ejercicio fiscal el
concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues cambia de nombre por el de SERVICIOS
LOCALES.
Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados periodo enero-diciembre de 2005. Programa de albergues
escolares indígenas. BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS. Cierre del Ejercicio 2006. PAEI
179
Gráfica 4.3. PAEI. VARIACIONES EN MONTOS DE LOS APOYOS DEL PROGRAMA
-5.17
COMPENSACIÓN MENSUAL
ECONOMA COMUNIDAD
18.86
-5.17
3.73
COMPENSACIÓN MENSUAL
JEFE COMUNIDAD
-5.17
-5.17
-4.91
21.39
26.78
-5.17
0.00
-4.91
8.97
20.00
-4.91
40.00
18.86
26.78
60.00
35.47
42.24
80.00
58.48
58.05
100.00
100.00
89.66
2004-2006
0.00
COMPENSACIÓN MENSUAL
ECONOMAS SEP
COMPENSACIÓN MENSUAL
JEFES SEP
MATERIAL DE LIMPIEZA
Mes / albergue
SERVICIOS LOCALES Mes /
albergue b/
MATERIAL DIDÁCTICO Año /
albergue a/
MATERIAL DE OFICINA Año
/ albergue
MATERIAL ESCOLAR año /
alumno
HIGIENE Y LIMPIEZA mes /
alumno
ALIMENTACIÓN día / alumno
-20.00
CONCEPTO
Variaciones 2005
Variaciones 2006
Fuente: Informe sobre la evaluación de resultados período enero-diciembre de 2005. BASE DE CALCULO 2006
ESTADOS.XLS.
Nota: a/ en 2006 se incorpora el concepto de MATERIAL DIDACTICO.
b/ A partir del presente ejercicio fiscal el concepto de GASTOS DE OPERACIÓN destinado a los albergues
cambia de nombre por el de SERVICIOS LOCALES.
180
4.4 Costo anual por alumno
4.4.1 Costo directo
Para este tema es necesario explicitar que los beneficios directos que recibe un becario
en el albergue y que son objeto de una asignación presupuestal son tres: en primer
lugar la alimentación, que es un servicio que se otorga durante todos los días hábiles
del ciclo escolar (200 en total), tres veces el día, más una dotación en especie de
material de higiene y limpieza y escolar por una sola vez al año. Para dichas
prestaciones el PAEI erogó la cantidad de 302.7 millones de pesos en el ejercicio 2006
para 59,943 alumnos y que representan el 55.6% del presupuesto total del programa,
es decir, de cada peso de inversión total en el programa 55 centavos son de beneficio
directo al becario (v. cuadro 4.6 y gráfica 4.4).
De tal manera que por este concepto, el costo anual por alumno es de un poco más de
cinco mil pesos anuales, de los cuales el 93% corresponden al gasto en alimentación.
En otro tenor, el costo por alimentación representa un poco más de la mitad del
presupuesto total del programa (544.5 millones de pesos).
Cuadro 4.6. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006
Concepto
Alimentación
Total alumnos
Costo anual
por alumno
59,943 $281,732,100
$4,700
$11,988,600
$200
$8,991,450
$150
59,943 $302,712,150
$5,050
Higiene y limpieza
Material escolar
Total
Costo anual
Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.
181
Gráfica 4.4. PAEI. APOYOS DIRECTOS A LOS ALUMNOS 2006
Costo anual por alumno
$4,700
$5,000
$4,500
$4,000
Pesos
$3,500
$3,000
$2,500
$2,000
$1,500
$1,000
$200
$500
$150
$0
Alimentación
Higiene y limpieza
Material escolar
CONCEPTO
Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.
4.4.2 Costo directo integrado
En un siguiente nivel de análisis, se considera el resto de los gastos que se efectúan
directamente en los albergues, es decir, todos aquellos que son indispensables para la
operación cotidiana de los albergues que incluyen los gastos de operación (gasto en
combustible), el material de limpieza, de oficina y didáctico, más las compensaciones al
personal, tanto a los jefes de albergue como a las ecónomas. Estos gastos que se
suman a los efectuados en beneficio directo de los becarios, arrojan una inversión de
373.4 millones de pesos, con lo cual el costo total integrado por alumno resulta de
$6,229.28 anuales, de lo que se desprende también un costo diario de $31.15 por
alumno, que en relación con el año anterior aumentó un peso con sesenta y dos
centavos en pesos corrientes.
182
En este esquema cabe aclarar que no se consideran los salarios y prestaciones que
recibe el personal de la SEP que labora en los albergues23, que en caso de incluirse se
estima que el costo por alumno se elevaría tres veces más.
Cuadro 4.7. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO
Concepto
Apoyo directo a los alumnos
302,712,150
Gastos directos en la
operación de los albergues
Servicios personales (sólo
personal que labora en los
albergues)
Total
Número de
alumnos ($)
Inversión anual ($)
59,943
Costo anual por
alumno ($)
%
5,050
81.07%
16,431,200
274
4.40%
54,258,600
905
14.53%
$6,229
100.00%
$373,401,950
59,943
Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS
Gráfica 4.5. COSTO DIRECTO TOTAL POR BECARIO (Inversión anual 2006)
$54,258,600
9.96%
Servicios
personales(compensaciones a
Jefes de albergues y
ecónomas)
$16,431,200
3.02%
Gastos directos en la
operación de los albergues
$302,712,150
55.59%
Apoyos directos a los becarios
Fuente: BASE DE CALCULO 2006 ESTADOS.XLS.
23
Según registros del PAEI, un 65% del personal pertenece a la SEP y está comisionado a los albergues.
183
4.5 Indicadores nominales del programa 2005-2006
4.5.1 Desarrollo del programa
De los cambios en los indicadores que dan cuenta de un avance del Programa, destaca
la mayor cobertura en albergues comunitarios, ya que para este ejercicio se incrementa
a 135 albergues, 86 más de los atendidos en el ejercicio 2005, elevándose por tanto el
número de alumnos atendidos por este mecanismo. Con ello el Programa, además de
continuar estrechando sus lazos con la comunidad, apoya a un sector de alumnos
indígenas desprotegidos y contribuye a elevar el nivel escolar de los estudiantes ya que
este tipo de albergues atiende preferentemente a los alumnos del nivel medio superior.
Otro avance importante del PAEI se ubica en que para este ejercicio programó un
número importante de albergues para su rehabilitación, pasando de 61 en 2005 a 205
en 2006, incrementando el presupuesto para este rubro en un 129.7%, con lo cual se
atiende de forma más acelerada el añejo problema de los albergues que se encuentran
en condiciones físicas inadecuadas para el alojamiento de los becarios. Con dichas
acciones se beneficiarán 11,275 alumnos (18.8% del total).
Para este ejercicio el PAEI también atiende parcialmente un problema señalado muy
especialmente en la evaluación anterior, referido a las condiciones laborales de las
ecónomas provenientes de la comunidad, al incrementar su compensación en un 25%,
siendo todavía insuficiente por las jornadas de trabajo de más de doce horas a que se
someten, sin embargo, si representa un reconocimiento a su labor.
El resto de los indicadores, como se puede apreciar en el cuadro 4.8, permanecen sin
cambio o bien con variaciones poco significativas, entre lo que resalta el gasto en
alimentación, que en términos reales ha disminuido. El PAEI tendrá que monitorear esta
situación y vigilar que los niveles nutricionales de los becarios no se pongan en riesgo.
184
Cuadro 4.8. INDICADORES NOMINALES DEL PROGRAMA 2005-2006
Denominación
Total de alumnos atendidos
2005
2006
59,940
59,943
Total albergues escolares en operación
1,084
1,081
Total de personal que labora en los albergues
3,506
3,506
Total de jefes de albergue
1,082
1,082
Jefes de albergue adscritos a la SEP
790
790
Jefes de albergue de la comunidad
292
292
Total ecónomas
2,424
2,424
Ecónomas SEP
1,503
1,503
921
921
49
135
3,341
7,430
Costo total promedio anual por albergue comunitario
$264,463
$223,653
Costo total promedio anual por albergue operado por CDI
$395,087
$477,685
1,084
1,081
Número de albergues programados para rehabilitación
61
205
Número de albergues programados para equipamento
151
1053
Costo directo anual por alumno
$5,905.57
6,229.28
Costo directo diario por alumno
$29.53
31.15
Promedio de alumnos atendidos por cada ecónoma
25
25
Percepción diaria de una ecónoma de la comunidad
$60.00
$75.00
$7.83
$7.83
Ecónomas comunidad
Total de albergues comunitarios
Total de alumnos en albergues comunitarios
Número de albergues programados para mantenimiento menor
Costo de la ración alimenticia
Fuente: Evaluación de resultados 2005, CDI-UAM-X y Cierre del ejercicio 2006. PAEI.
185
186
5 CUMPLIMIENTO DE METAS FÍSICAS Y FINANCIERAS
5.1 Metas financieras
En virtud de la naturaleza del programa, cuya operación está íntimamente asociada a
un servicio asistencial de hospedaje y alimentación diariamente y a las actividades del
ciclo escolar, su gasto corriente debe ejercerse de manera puntual conforme avance el
proceso escolar. De esta manera, con los recursos del ejercicio 2006, el PAEI debe
concluir el 2º semestre del ciclo escolar 2005-2006; con cifras al cierre del ejercicio y a
nivel agregado del presupuesto, se ejercieron prácticamente la totalidad de los
recursos. Con estos resultados se puede afirmar que el PAEI presenta un adecuado
cumplimiento de sus metas financieras (v. cuadro 5.1).
Lo anterior quiere decir que con respecto a los gastos directos que tienen que
efectuarse para la operación cotidiana en los denominados albergues escolares
indígenas como en los comunitarios, se han realizado con la debida oportunidad. Igual
suerte tienen los recursos que fueron destinados a la conservación de los albergues,
que de acuerdo al cierre de ejercicio, se encuentran ejercidos en su totalidad (v. cuadro
5.1).
Por lo que hace al ejercicio de los recursos en las veintidós entidades federativas donde
tiene cobertura el PAEI, también prácticamente han ejercido la totalidad de los recursos
que les fueron autorizados (v. cuadro 5.2).
187
Cuadro 5.1. PAEI. PRESUPUESTO TOTAL
RESULTADOS DEL EJERCICIO 2006 (Pesos)
Autorizado
($)
Autorizado
(%)
Ejercido
($)
Ejercido
(%)
356,218,759
65.41
356,218,759
100.00
Mantenimiento
15,996,974
2.94
15,996,974
100.00
Rehabilitación
90,686,962
16.65
90,686,962
100.00
Equipamiento
32,346,308
5.94
32,346,308
100.00
4,655,044
0.85
4,655,044
100.00
13,402,486
2.46
13,402,485
100.00
1,100,000
0.20
1,100,000
100.00
Subtotal albergues
escolares
514,406,533
94.45
514,406,532
100.00
Albergues Comunitarios
Indígenas
30,193,167
5.55
30,193,167
100.00
Subtotal Albergues
Comunitarios
30,193,167
5.55
30,193,167
100.00
Total Albergues Escolares
544,599,700
100.00
544,599,699
100.00
Nombre del proyecto
Albergues Escolares
Costos de Operación
Honorarios
Evaluación Externa
Fuente: Cierre del ejercicio 2006. PAEI.
188
Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD FEDERATIVA 2006
B. C.
Ejercido
Albergues
Metas
Albergues
Estado
6
346
1,699,154
12
587
4,160,219
Chiapas
147
8,331
46,108,663
Chihuahua
105
7,194
43,592,094
5
Campeche
6
Mantenimiento
Rehabilitación
Equipamiento
Ejercido
Ejercido
Ejercido
Costos de
Honorarios
Operación
Total
Metas
Albergues
comunitarios
Albergues Escolares
Ejercido
73,733
2,217,870
53,104
18,334
4,062,194
0.75%
289
1,369,486
176,958
2,290,845
489,713
226,656
251,174
8,965,346
1.65%
5,253,048
2,167,735
4,701,065
5,259,997
120,000
1,272,166
64,883,840
11.94%
1,269,000
1,548,383
1,090,000
2,052,508
310,000
723,285
50,585,510
9.31%
20 1,146
235
Ejercido
Ejercido
pesos
%
Durango
19
1,155
6,800,484
1
47
253,792
280,183
7,666,290
164,783
242,975
244,044
15,652,598
2.88%
Guerrero
100
5,341
34,139,058
4
396
1,843,025
1,474,610
3,119,849
124,528
220,209
439,400
41,361,078
7.61%
1,017,509
1,925,003
2,297,965
425,996
28,682,518
5.28%
6
527
2,845,800
206,451
5,281,356
3,049,366
168,719
23,295,753
4.29%
Hidalgo
69
3,768
23,016,046
Jalisco
14
1,756
11,318,528
8
432
2,556,909
117,972
719,171
592,104
45,000
95,075
4,126,231
0.76%
15
810
4,581,669
220,800
5,252,994
2,805,217
54,672
111,127
13,026,479
2.40%
262,757
31,137,943
5.73%
1,797,970 102,213,189
18.81%
México
Michoacán
Nayarit
38
2,472
16,400,116
Oaxaca
266
13,528
59,989,457
Puebla
83
4,217
23,906,843
5
245
1,143,500
Querétaro
Q. R.
1
51,975
560,024 11,625,141
1,714,832
523,070
75 3,799 13,462,175
3,920,348 18,674,336
4,270,769
94,261
1,223,959 10,999,938
4,741,331
99,933
6
27
431
1,487,827
132,751
355,577
8
393
2,779,818
3
126
350,350
117,972
1,000,000
34
1,704
9,373,098
6
282
1,522,800
501,381
3,241,879
Sinaloa
8
374
2,035,778
117,972
458,041
Sonora
14
828
4,994,191
21,198
1,153,275
S. L. P.
Tabasco
11
530
3,050,664
Veracruz
81
3,891
24,000,673
Yucatán
38
1,775
11,545,624
D. F.
Total
19,026,172
1,081
425,000
2
125
482,625
42,832,388
7.88%
1,813,364
0.33%
132,423
4,380,693
0.81%
548,335
60,000
443,429
15,691,211
2.89%
99,575
2,711,366
0.50%
340,295
91,722
119,682
6,920,362
1.27%
78,940
3,701,115
0.68%
57,389
316,196
28,845,701
5.31%
327,089
254,530
22,058,342
4.06%
1,738,735
5,793,876
26,560,048
4.89%
162,212
10,191
399,108
1,194,460
1,394,230
1,400,000
560,367
7,509,913
1,860,818
1,265
59,677 356,218,760 135 7,430 30,193,168 15,996,975 90,686,963
372,120
181,535
32,346,309
4,655,045
13,402,486 543,507,270 100.00%
Fuente: Cierre de ejercicio 2006. PAEI.
189
Por lo que hace al monto de los recursos, se observa que cuatro entidades ejercieron
casi el 48% del total de los recursos: Oaxaca, Chiapas, Chihuahua y Puebla, quienes a
su vez concentran el 55% de los alberges escolares (v. cuadro 5.2 y gráfica 5.1).
Gráfica 5.1. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR
ENTIDAD FEDERATIVA. ALBERGUES ESCOLARES 2006
RESTO DE LAS
ENTIDADES,
52.07%
OAXACA,
18.81%
CHIAPAS,
11.94%
PUEBLA, 7.88%
CHIHUAHUA,
9.31%
Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.
Por lo que respecta a los albergues comunitarios, sólo Chiapas y Oaxaca atraen el 62%
del total de los recursos ejercidos y quienes a su vez detentan el 70% del número total
de albergues comunitarios que apoya el PAEI para el ejercicio 2006 (v. cuadro 5.2 y
gráfica 5.1). De esta manera, considerando ambas modalidades de apoyo, las
entidades de Oaxaca y Chiapas ejercieron 167 millones de de pesos, representando el
30.75% del total de recursos destinados a estos dos proyectos, es decir, de cada tres
pesos invertidos tanto en albergues escolares como comunitarios, un peso es ejercido
por las entidades de Oaxaca y Chiapas.
190
Gráfica 5.2. DISTRIBUCIÓN DEL PRESUPUESTO EJERCIDO POR ENTIDAD
FEDERATIVA. ALBERGUES COMUNITARIOS 2006
OAXACA,
44.59%
RESTO DE LAS
ENTIDADES,
38.02%
CHIAPAS,
17.40%
Fuente: Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.
5.2 Metas físicas
5.2.1 Número de albergues y becarios
Las metas físicas del programa en lo que son sus objetivos esenciales están
determinadas por la capacidad instalada en los albergues para proporcionar una
alimentación adecuada y hospedaje seguro y que año tras año opera a su máxima
capacidad, incluso dejando una demanda insatisfecha.
De esta forma, para el ejercicio fiscal 2006, se programaron 1,081 albergues para
operar en 21 estados del país para atender a 59 943 becarios, para lo cual se asignaron
los recursos necesarios a partir de las cuotas autorizadas por alumno y por albergue.
Por lo que respecta a los apoyos a los albergues comunitarios, se programó atender a
191
135 y a un total de 7 430 alumnos, en este caso sólo con alimentación y material de
aseo. El número de estudiantes permanece durante todo el ciclo escolar, que en caso
de deserción, se tiene prevista la sustitución inmediata para conservar constante la
matrícula, en tal sentido, el PAEI cumplió adecuadamente con sus metas en lo que
hace al número de albergues programados para su operación y la cantidad de becarios
correspondiente.
5.2.2 Rehabilitación de albergues
En este proyecto, para el presente año el PAEI programó obras de Rehabilitación en
205 albergues escolares (19%) del total), consistentes en la construcción, remodelación
de los viejas construcciones que caracterizan a los albergues, con una inversión
ejercida de 90.6millones de pesos en las 21 entidades federativas participantes, en 138
municipios y 205 localidades (ver cuadro 5.3). En este proyecto la mayor parte de la
inversión la concentraron las entidades de Nayarit, Oaxaca y Puebla, con el 45.6% de la
inversión total, beneficiándose 205 albergues, con un promedio de inversión de un poco
más de 442 mil pesos por albergue (ver gráfica 5.3). No obstante, la entidad donde se
programó el mayor número de albergues para obras de rehabilitación fue Chiapas, con
53 unidades, pero con un promedio de inversión muy bajo y distante de las anteriores
entidades: de casi $88,700 pesos por albergue, mientras que el promedio total de
inversión por albergue fue de 442 mil pesos. Sin considerar por ahora las características
que guardan estas obras y de su alcance en el bienestar de los becarios, el PAEI
cumplió adecuadamente con sus metas en este proyecto y es de gran relevancia la
magnitud de los recursos autorizados a este proyecto, que han alcanzado su mayor
monto autorizado en los últimos cuatro años. Así mismo, por primera vez se cumple el
compromiso que hizo ( mayo/2001) la entonces Coordinadora de la Oficina para la
Atención de los Pueblos Indígenas, Xóchitl Gálvez, de rehabilitar 200 albergues cada
año, de tal suerte que al finalizar el sexenio del Presidente Fox, se habrían rehabilitado
la totalidad de los albergues.
192
Cuadro 5.2. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA REHABILITACIÓN POR ENTIDAD
FEDERATIVA. 2006 (pesos)
Entidad
Municipios
Localidades
Albergues
%
Inversión
%
B. C.
1
5
5
2.44
2,217,870
2.45
Campeche
2
2
2
0.98
2,290,844
2.53
32
53
53
25.85
4,701,065
5.18
Chihuahua
5
8
8
3.90
1,090,000
1.20
Durango
2
7
7
3.41
7,666,290
8.46
Guerrero
9
10
10
4.88
3,119,849
3.44
Hidalgo
10
11
11
5.37
1,925,002
2.12
Jalisco
2
5
5
2.44
5,281,356
5.82
México
1
3
3
1.46
719,171
0.79
Michoacán
2
6
6
2.93
5,252,993
5.79
Nayarit
3
11
11
5.37
11,625,140
12.83
Oaxaca
15
17
17
8.29
18,674,336
20.59
Puebla
12
13
13
6.34
10,999,,937
12.14
Querétaro
2
6
6
2.93
355,576
0.39
Quintana roo
1
1
1
0.49
1,000,000
1.10
San Luis Potosí
6
8
8
3.90
3,241,879
3.57
Sinaloa
1
2
2
0.98
458,040
0.50
Sonora
3
6
6
2.93
1,153,275
1.27
Tabasco
1
1
1
0.49
10,191
0.01
Veracruz
7
8
8
3.90
1,394,230
1.54
Yucatán
21
22
22
10.73
7,509,912
8.28
138
205
205
100.00
90,686,956
100.00
Chiapas
Total
Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.
193
IT
A
.
HI
DA
LG
VE
O
R
AC
RU
Z
SO
NO
R
CH
A
IH
U
Q
A
U
HU
IN
A
TA
N
A
RO
O
M
EX
IC
O
SI
N
AL
O
Q
A
U
ER
ET
AR
O
TA
BA
SC
O
5.00%
3.90%
0.39%
2.93%
0.98%
0.51%
1.46%
0.79%
0.49%
1.10%
3.90%
2.93%
1.27%
1.54%
2.12%
2.44%
2.45%
5.37%
4.88%
3.44%
0.98%
2.53%
0.49%
0.01%
0.00%
1.20%
5.18%
5.79%
5.82%
3.90%
3.57%
2.93%
2.44%
3.41%
8.45%
8.28%
6.34%
5.37%
8.29%
10.73%
12.13%
12.82%
15.00%
B.
C
PU
EB
LA
DU
RA
NG
O
YU
CA
TA
N
JA
LI
SC
M
O
IC
HO
AC
AN
CH
SA
IA
N
PA
LU
S
IS
PO
TO
SI
G
U
ER
RE
RO
CA
M
PE
C
HE
AR
AC
10.00%
NA
Y
O
AX
20.59%
25.85%
Gráfica 5.3. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA REHABILITACIÓN, POR ENTIDAD FEDERATIVA. 2006
30.00%
25.00%
20.00%
Fuente: Cierre de Ejercicio 2006. PAEI.
194
5.2.3 Mantenimiento de albergues escolares
El siguiente proyecto permanente del PAEI es el referido a mantenimiento, actividad en
la que se programan el total de albergues escolares en operación (1081), asignando
una cantidad igual para cada uno de los albergues de las 21 entidades federativas, 626
municipios y 1081 localidades donde se encuentran ubicados dichos albergues. Para
este proyecto se autorizó la cantidad de casi 16 Millones de pesos que fueron ejercidos
en su totalidad, cumpliéndose así las metas programadas (v. cuadro 5.4).
Cuadro 5.3. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA MANTENIMIENTO POR ENTIDAD
FEDERATIVA. 2006 (pesos)
Entidad
Municipios Localidades
Albergues
%
Inversión
%
B. C.
1
5
5
0.46
73,732
0.46
Campeche
5
12
12
1.11
176,957
1.11
119
147
147
13.60
2,167,735
13.55
33
105
105
9.71
1,548,382
9.68
Durango
2
19
19
1.76
280,182
1.75
Guerrero
71
100
100
9.25
1,474,610
9.22
Hidalgo
49
69
69
6.38
1,017,508
6.36
Jalisco
2
14
14
1.30
206,451
1.29
México
3
8
8
0.74
117,972
0.74
Michoacán
6
15
15
1.39
220,800
1.38
Nayarit
5
38
38
3.52
560,024
3.50
Oaxaca
171
266
266
24.61
3,920,348
24.51
Puebla
54
83
83
7.68
1,223,959
7.65
Querétaro
3
5
5
0.46
132,751
0.83
Quintana Roo
3
8
8
0.74
117,972
0.74
16
34
34
3.15
501,381
3.13
Sinaloa
4
8
8
0.74
117,972
0.74
Sonora
8
15
15
1.39
221,197
1.38
Tabasco
7
11
11
1.02
162,212
1.01
Veracruz
38
81
81
7.49
1,194,460
7.47
Yucatán
26
38
38
3.52
560,367
3.50
626
1,081
1,081
100.00
15,996,972
100.00
Chiapas
Chihuahua
San Luis Potosí
Total
Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.
195
5.2.4 Equipamiento de albergues
Este proyecto persigue el objetivo de reponer los distintos artículos y accesorios que se
utilizan en comedores, cocina y dormitorios, actividad que tiene que realizarse cada año
en virtud del uso intensivo de tales bienes (de un catálogo de 114 diferentes artículos).
De esta manera, para el ejercicio 2006, se programó el equipamiento de 1053
albergues (97.4% del total) con una inversión de 32.3 millones de pesos, los cuales se
ejercieron en su totalidad (v. cuadro 5.5).
Las entidades que concentran la mayor parte de la inversión y del número de albergues
en este proyecto son Chiapas, Oaxaca, Puebla y Jalisco, 48.4% del número total de
albergues programados y el 44.12% de la inversión (v. gráfica 5.4). Teniendo la
primacía el estado de Chiapas con el 13.97% de los albergues beneficiados y el 16.26%
de la inversión total. En este proyecto se cumplen adecuadamente las metas
programadas.
En suma, el programa experimentó un avance positivo en la conservación física de los
albergues al programar recursos más allá del mínimo establecido (14%) por las Reglas
de Operación y que alcanzaron una cuarta del presupuesto total del PAEI, al
incrementarse en once puntos porcentuales en el ejercicio 2006.
Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD
FEDERATIVA. 2006 (pesos)
Entidad
B. C.
No. Municipios
1
No. Localidades
5
No. Albergues
5
%
0.47
Campeche
Chiapas
Total inversión
%
53,104
0.16
489,713
1.51
52
147
147
13.97
5,259,997
16.26
Chihuahua
1
105
105
9.98
2,052,508
6.35
Durango
1
19
19
1.80
164,783
0.51
Guerrero
7
100
100
9.50
124,528
0.38
Hidalgo
20
69
69
6.55
2,297,965
7.10
Jalisco
1
14
14
1.33
3,049,366
9.43
México
1
8
8
0.76
592,104
1.83
196
Cuadro 5.4. PRESUPUESTO EJERCIDO PARA EQUIPAMIENTO POR ENTIDAD
FEDERATIVA. 2006 (pesos)
Entidad
No. Municipios
No. Localidades
No. Albergues
%
Total inversión
%
Michoacán
2
15
15
1.42
2,805,217
8.67
Nayarit
5
38
38
3.61
1,714,832
5.30
Oaxaca
24
266
266
25.27
4,270,769
13.21
Puebla
11
83
83
7.88
4,741,331
14.67
Querétaro
2
5
5
0.47
181,535
0.56
San Luis Potosí
2
34
34
3.23
548,335
1.70
Sonora
4
15
15
1.42
340,295
1.05
Tabasco
5
11
11
1.04
399,108
1.23
Veracruz
13
81
81
7.69
1,400,000
4.33
Yucatán
16
38
38
3.61
1,860,818
5.75
168
1,053
1,053
100.00
32,346,308
100.00
Total
Fuente: Cierre de ejercicio 2006 PAEI.
Gráfica 5.4. COBERTURA DE ALBERGUES E INVERSIÓN PARA EQUIPAMIENTO POR
ENTIDAD FEDERATIVA. 2006
B.C.
0.47%
0.16%
9.50%
0.38%
Guerrero
1.80%
0.51%
Durango
1.42%
1.05%
Sonora
0.47%
0.56%
1.04%
1.23%
Tabasco
Querétaro
0.00%
1.51%
San Luis Potosí
México
Veracruz
Chihuahua
Hidalgo
Michoacán
Jalisco
Oaxaca
Puebla
Chiapas
0.00%
Campeche
3.23%
1.70%
0.76%
1.83%
7.69%
3.61%
5.30%
Nayarit
4.33%
3.61%
5.75%
9.97%
6.35%
6.55%
7.10%
Yucatán
1.33%
5.00%
8.67%
10.00%
1.42%
9.43%
14.66%
15.00%
7.88%
20.00%
13.96%
16.26%
25.00%
13.20%
25.26%
30.00%
Fuente: Cierre de ejercicio 2006.PAEI.
197
198
6 ANÁLISIS DE COSTO-BENEFICIO Y COSTOS UNITARIOS
6.1 Costos unitarios
En este tema, el PAEI determina esencialmente su estructura presupuestaria a base de
cuotas por tipo de apoyo a los becarios y a otros componentes operativos, de tal
manera que de antemano quedan definidos los costos unitarios y son modificados
anualmente de acuerdo a los incrementos autorizados, de tal suerte que por el
esquema de cuotas por partida el PAEI determina el 72.2% del presupuesto destinado
al proyecto denominado Albergues Escolares. Se trata de 11 conceptos distribuidos en
apoyos directos a los becarios, a la operación de los albergues y al pago de
compensaciones al personal. Dicho monto es complementado con partidas destinadas
a la conservación de los albergues (mantenimiento, equipamiento y rehabilitación) y por
último, el monto referido propiamente a los gastos de operación del conjunto del
programa.
El comportamiento de dichos conceptos ya se analizó en otro capítulo, por lo que ahora
conviene un análisis desde otro ángulo, que es el de los productos del programa. A
partir de las Reglas de Operación, básicamente de sus objetivos específicos, se
señalan tres productos que contribuyen al cumplimiento del Objetivo General del PAEI.
En cada uno de estos conceptos se han integrado las diferentes partidas a que están
asociadas por su naturaleza de gasto, o bien son un insumo necesario para generar el
producto, de esta manera los grupos quedan integrados como sigue:
ƒ Grupo 1, Alimentación: Gasto en alimentación y compensaciones a las ecónomas,
por considerar que este personal está directamente vinculado a la preparación de
los alimentos.
199
ƒ Grupo 2, Hospedaje: Higiene y limpieza, Material de limpieza, Material de oficina,
gastos de operación (combustible), compensación a jefes de albergue y el
presupuesto destinado a la conservación de los albergues.
ƒ Grupo 3, Apoyos escolares: Material escolar y Material didáctico.
La proporción del presupuesto que absorben cada uno de los productos se describe a
continuación:
Gráfica 6.1. PRODUCTOS DEL PROGRAMA
ALBERGUES ESCOLARES
100%
ALIMENTACIÓN
61.88%
61.94%
HOSPEDAJE
36.16%
36.09%
APOYOS ESCOLARES
1.96%
1.97%
Fuente: Elaboración propia.
Se puede observar que el producto principal del PAEI es la Alimentación, de cada cinco
pesos invertidos, tres de ellos se destinan a la alimentación. En este rubro la mayor
parte, el 88.8% se invierte en la adquisición de los productos que conforman la canasta
básica de alimentos para los becarios y el resto corresponde a las compensaciones de
las ecónomas.
El Hospedaje ocupa el segundo sitio en importancia por el monto invertido, cuyo gasto
mayor es el de conservación de los albergues, el cual absorbe el 75% del gasto en este
200
producto. En este último rubro, es muy importante mencionar que contiene tres
conceptos que deben considerarse como costos de capital y que como tales no son
bienes que se consumen en el ejercicio anual, se trata de la inversión realizada en
mantenimiento, rehabilitación y equipamiento de los albergues que implica una
revalorización de la infraestructura que tiene el efecto de utilizar las instalaciones por un
tiempo indefinido en mejores condiciones de uso. Ello supone que en los próximos años
el programa continuará realizando fuertes inversiones en este concepto, hasta cubrir la
totalidad de albergues que requieren renovarse tanto en sus instalaciones físicas como
en su equipamiento, por tanto, necesariamente seguirá siendo una proporción
significativa del costo del hospedaje a los becarios.
Por lo que respecto a los apoyos escolares, la mayor proporción del gasto se refiere al
denominado Material escolar, se trata de un paquete de útiles escolares (cuadernos,
lápices, bolígrafos, etc.) que reciben los becarios por una sola vez en cada ciclo escolar
y representa el 89.3% del gasto en este producto. Es necesario enfatizar que la
inversión que se le asigna al material escolar es a todas luces insuficiente, ya que los
artículos proporcionados al becario - siendo optimistas – sólo le alcanzan para cubrir un
semestre del año escolar, por lo que sería deseable entregar este paquete escolar dos
veces al año, según se desprende del trabajo de campo realizado en esta evaluación.
Cuadro 6.1. COSTO ANUAL POR BECARIO SEGÚN PRODUCTO, 2006 (pesos)
Producto
Monto invertido
Número de becarios
Costo anual por becario
%
Alimentación
317,420,700
59, 943
5,295.37
61.94
Hospedaje
184,939,046
59,943
3,085.25
36.09
Apoyos escolares
10,072,450
59,943
168.03
1.97
Total
512,432,196
59,943
8,548.65
100.00
Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006 PAEI.
Nota: las cifras anteriores representan las transferencias directas de recursos que son necesarios
para ofertar estos productos del programa y no incluyen otros gastos indirectos.
Por lo que respecta a los costos unitarios, en el cuadro anterior (6.1) se establece la
relación de estos montos con el número de becarios que determinan por producto y
globalmente el costo anual por alumno en el ejercicio 2006 (cuadro 6.1).
201
De esta forma, en términos absolutos, el costo anual por alumno para el ejercicio 2006,
bajo este perfil del análisis, asciende a un poco más de ocho mil quinientos pesos,
representando la alimentación la mayor transferencia en beneficio de los becarios.
6.1.1 Costo de la ración alimenticia
En congruencia con su importancia dentro del presupuesto del programa, conviene
determinar el costo real de la ración alimenticia considerando las compensaciones a las
ecónomas, cuya intervención es vital en la preparación diaria de la alimentación para
los becarios.
Cuadro 6.2. COSTO POR RACIÓN ALIMENTICIA. 2006
Monto autorizado
Número de raciones
anuales (200x3x59,943)
Presupuesto alimentación
$281,732,100
35,965,800
Compensación ecónomas
SEP
10,821,600
Compensación ecónomas
comunidad
Total
Concepto
Costo unitario
%
7.83
88.78
35,965,800
0.30
3.40
24,867,000
35,965,800
0.69
7.82
317,420,700
35,965,800
8.82
100.00
$
$
Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.
En el conjunto de albergues escolares del país, en el 2006 se consumieron
aproximadamente casi 36 millones de raciones alimenticias, en cuyo costo la proporción
mayor se refiere al costo de adquisición de las materias primas alimenticias,
absorbiendo casi el 89% del costo total, de otra parte el valor agregado que aportan las
ecónomas a la preparación de los alimentos representa el 11% del costo total, en
términos monetarios, que no de trabajo, las ecónomas de la comunidad representan la
mayor parte con el 7.82%, determinándose así el costo total por ración que es de $8.82.
Con dichas proporciones resultantes, es sorprendente el bajo costo de mano de obra
por ración, es decir, a cada ración alimenticia se agrega un peso por concepto de mano
de obra de las ecónomas. Dicho costo está reflejando por un lado, las muy raquíticas
202
percepciones de este personal, considerando el alto valor que ellas agregan en la
preparación de los alimentos, además de que no exclusivamente se dedican a esta
actividad. Tal circunstancia, inevitable e indubitablemente implica una explotación
intensiva de la mano de obra de las mujeres, y, por otro, el alto significado económico y
social que las ecónomas representan para el Programa.
Aparte de la mano de obra, influyen en el bajo costo de la ración, los convenios que se
tienen con Diconsa y Liconsa, quienes proveen de materias primas a los albergues a
costos competitivos. Intervienen además otras externalidades que no se cuantifican,
como es el hecho de la colaboración de la comunidad en distintas tareas de limpieza,
apoyos en la cocina y recolección de leña (en muchos casos sí se paga), que se utiliza
en la mayoría de los albergues en la preparación de las tortillas “a mano”. Otro caso, es
la participación del Jefe de Albergue en la adquisición de los “frescos” y otras tareas
relacionadas con la gestión de los productos alimenticios.
El indicador económico de la alimentación, sin embargo, por ahora no aporta elementos
contundentes para juzgar su impacto entre los beneficiarios, que habría que indagar en
el estado nutricional de los niños y su salud, además de su influencia en el rendimiento
escolar y eficiencia terminal. En la evaluación 2005, se llevó a cabo un estudio de talla y
peso entre los beneficiarios, cuyos resultados indican que sí hay visos de una influencia
positiva entre los beneficiarios por el tipo de alimentación que reciben, sin embargo, los
resultados definitorios se verán cuando a partir de esta línea de base que se construyó,
se realice nuevamente este análisis.
6.2 Costo beneficio
En esta sección, el costo beneficio se define por la cuantificación del costo en que
incurre el programa para hacer llegar un peso en beneficio directo a los becarios. De
esta forma, intervienen tres componentes del gasto del programa, a saber:
203
1. Gasto de Operación: que representan el costo de los procesos técnicos, de
supervisión, capacitación, evaluación y otros de carácter administrativo.
2. Servicios personales: se refiere al gasto que representa exclusivamente el pago
de compensaciones al personal que opera los albergues, es decir, Ecónomas y
Jefes de Albergue.
3. Apoyos directos a los becarios: son todos los gastos que se realizan en beneficio
directo de los becarios, como son: alimentación, higiene y limpieza y material
escolar.
Cuadro 6.3. ÍNDICE DE COSTO-BENEFICIO 2006
Concepto
Monto ejercido ($)
Apoyo directo a
los becarios ($)
Índice de costobeneficio ($)
Gasto de operación
19,157,530
302,712,150
0.0632
Servicios personales
54,258,600
302,712,150
0.1792
74,972,687
302,712,150
0.2424
Total
Fuente: “Base de cálculo 2006 estados.xls” y Cierre del Ejercicio 2006. PAEI.
Como se puede apreciar en el cuadro 6.3, el índice de costo beneficio para el ejercicio
2006 es de 24.24 centavos, es decir, por cada peso que el becario recibe en su
beneficio, el programa gasta casi 24 centavos para que ello sea posible. El índice si
bien es alto, encuentra explicación en el bajo monto que reciben los beneficiarios,
porque como ya se analizó, las circunstancias en que opera el programa en cuanto a
personal se refiere, son precarias y por la parte de los becarios, el costo más alto dentro
del presupuesto lo representa la alimentación, que sin embargo, el costo por ración es
apenas suficiente para una dieta de subsistencia de los niños.
Esta conclusión es relevante por cuanto que independientemente del resultado del
índice costo-beneficio, el programa justifica su pertinencia dadas las circunstancias en
que opera y por el objetivo que persigue, que es del más alto interés público.
204
7 ANÁLISIS DE ACTORES
7.1 Los Jefes de Albergue
Todos los niños y niñas tienen derecho a asistir
a la escuela y recibir educación de alta calidad.
Para aprender deben estar sanos y bien nutridos,
tener amor en su familia, sentirse seguros de si
24
mismos y jugar mucho .
El presente análisis forma parte de la evaluación externa al Programa de Albergues
Escolares Indígenas (PAEI) correspondiente al año 2006, y es producto de una
investigación de campo a uno de los principales actores involucrados con los
beneficiarios directos del Programa: los Jefes de Albergue.
Cuadro 7.1. Aplicación de entrevistas a jefes de albergue
Entidad
Chiapas
Aplicado
%
No
aplicado
%
Albergues
%
8
12.31
2
3.08
10
15.38
12
18.46
6
9.23
18
27.69
Guerrero
6
9.23
1
1.54
7
10.77
Hidalgo
9
13.85
0
0.00
9
13.85
Nayarit
3
4.62
0
0.00
3
4.62
Puebla
6
9.23
0
0.00
6
9.23
12
18.46
0
0.00
12
18.46
56
86.15
9
13.85
65
100.00
Chihuahua
Veracruz
Total
Fuente: Elaboración propia con base en las entrevistas realizadas en trabajo de
campo. Evaluación Externa PAEI 2006.
24
UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2
• AÑO 1 • DICIEMBRE DE 2005.
205
Las interpretaciones que se presentan están hechas con base a los datos obtenidos de
una muestra nacional representativa estadísticamente que abarcó 65 albergues, a lo
largo y ancho de la República.
No obstante que la muestra es representativa en términos nacionales, y no regionales,
para efectos prácticos, la información se agrupa, para algunos casos, por regiones:
Norte (Chihuahua y Nayarit), Centro (Hidalgo y Puebla) y Sur (Veracruz, Guerrero y
Chiapas).
Para una mejor comprensión, los datos se presentan agrupados acorde a las temáticas
tratadas en el instrumento aplicado y el orden de presentación no responde a una
jerarquía de importancia.
Temáticas a tratar:
1. ¿Quiénes son los jefes de albergue?
2. ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana del
albergue?
3. ¿Existe una importancia de la educación en el Albergue?
4. ¿Cómo se incluye la cuestión indígena dentro de los albergues?
5. ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI?
6. ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue?
7. ¿Los albergues siguen siendo necesarios hoy?
8. ¿Pueden existir recomendaciones?
206
En el apartado dedicado a los jefes de albergue, se tratan puntos como la formación
académica, el tipo de contratación laboral, y la capacitación recibida, la relación con el
albergue antes de ocupar el puesto, el salario y/o compensación. Además se hace
hincapié en el papel fundamental que representa un jefe de albergue para su
funcionamiento.
En el segundo apartado se da cuenta de la importancia que representa la periodicidad
establecida de recepción de los recursos autorizados a los albergues. Se trata pues, de
una revisión detallada y cuidadosa de la llegada oportuna y suficiente de los recursos
considerados en las Reglas de Operación. Aunado a lo anterior, se da cuenta, a rasgos
generales, de la infraestructura y suministros con los que cuenta el albergue.
En la tercero se mencionan ciertos criterios que permiten dar cuenta si el albergue
cumple con el objetivo principal: “contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan
en localidades que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan su
educación básica y media superior, con apoyo de los servicios que se otorgan en los
albergues escolares y comunitarios”. De esta manera los criterios a revisar son la
presencia
de
ayudantías
para
tareas
y para lectura, ausentismo y bajas,
supernumerarios, y la relación oferta-demanda del albergue.
El Programa fue diseñado para beneficio de los estudiantes indígenas, realidad que se
ha mantenido, sin embargo falta cuestionar si los albergues incluyen elementos de la
cultura indígena en su funcionamiento. De ahí que, el capítulo cuarto permite reflexionar
sobre la inclusión de la pertenencia indígena en los requisitos de ingreso, así como
sobre la enseñanza de la escritura y del habla de la lengua materna. Además permite
ver el involucramiento que tiene la comunidad y las autoridades tradicionales para con
el albergue, porque una cosa es su presencia física, y otra su inclusión en la dinámica
comunitaria.
207
Todo ciudadano tiene derecho a la salud, ante la ley. No obstante, en los albergues la
realidad es diferente. Si bien, la nutrición no tiene categoría de ley, sin embargo, sí
existen compromisos internacionales relacionados con la alimentación para que la
población consuma niveles energéticos mínimos en alimentos25 . Es también un asunto
de suma importancia cuando se trata de estudiantes, beneficiados por medio de un
programa gubernamental que se ha planteado entre sus objetivos, dotar de una
alimentación nutritiva a sus destinatarios. De esta realidad da cuenta el capítulo cinco.
En el apartado ¿Qué tanto importa la salud y la nutrición en los AEI? es menester
considerar si se solicitan certificados de salud, si existe un servicio médico que pueda
atender a los niños que lo solicitan, si se realizan supervisiones y visitas médicas al
albergue, si hay registros nutricionales, y si la alimentación es suficiente.
Un albergue no es sinónimo del binomio dormitorio-comedor, donde se guardan y
alimentan niños. Antes bien, es un espacio social, de convivencia, y una escuela para la
vida. En concordancia con esta realidad, el antepenúltimo apartado nos permite darnos
cuenta del aprovechamiento y uso del tiempo en el albergue, de la organización de los
beneficiarios, de las actividades extraescolares, y cuestiones que atañen la convivencia
diaria en cualquier comunidad.
La penúltima parte, es la más importante del análisis por sus repercusiones en cuanto a
las decisiones de política pública se refiere, permite indagar sobre la necesidad y la
pertinencia del PAEI, de acuerdo con los datos obtenidos en las entrevistas y del
trabajo de campo que se realizó. Como todo programa tiene ventajas y vicisitudes, pero
de lo que se trata es de analizar es su pertinencia para las comunidades indígenas.
Ante la presencia de problemas y carencias reinantes en los albergues y unas reglas de
operación generales, el último apartado puntualiza, las posibles medidas a tomar, si se
desea la continuación del Programa y, si además se busca una mejor calidad de esta
política pública.
25
Actualmente está en discusión en las Cámaras si los compromisos internacionales suscritos por México
tienen carácter de Ley o no.
208
En cada uno de estos puntos se incluye la participación de otros actores, las diferencias
regionales, la perspectiva del entrevistado y los efectos para las y los beneficiarios.
7.1.1 ¿Quiénes son los jefes de albergue?
Al hablar de los jefes de albergue se enfatizan dos aspectos fundamentales, para
comprender, tanto su papel en el funcionamiento del albergue, como para evaluar el
bienestar de los beneficiarios durante su estancia en él. El primer aspecto nos remite a
conocer la preparación académica, la formación laboral, y la capacitación que han
recibido exante y expost de ocupar el cargo que tienen asignado. El segundo, lo
comprenden los elementos que permiten vincular el papel estratégico de los jefes de
albergue para su funcionamiento, a través de determinadas aptitudes, tales como:
responsabilidad, iniciativa y compromiso con su trabajo; asimismo el trato y la relación
establecida con los niños y niñas del albergue.
Cabe mencionar en este sentido que al revisar la información de los datos de
identificación de los jefes de albergue resalta la diferenciación por regiones. Mientras en
el norte suelen ser más jóvenes, en el sur tienen edades que superan los 30 años.
Además de que los jefes de albergue del norte tienen una experiencia laboral diversa,
se pueden encontrar ex-militares, fotógrafas, obreros, campesinos, entre otros. Esta
situación representa, una falta de experiencia laboral del trato con niños, lo que limita el
buen funcionamiento de la institución. Lo positivo de los Jefes del norte es su
conocimiento de las necesidades de las familias de los beneficiarios, pues son de las
mismas comunidades y se encuentran prácticamente en los mismos niveles de pobreza
y marginación. Además, resalta el que los del norte que fueron invitados por la CDI
(jefes de albergue comunitarios).
Por otra parte, en el centro-sur la mayor parte tiene una experiencia laboral ligada a la
SEP. De esta manera se encuentran Jefes que realizaron trabajo administrativo, pero
en su mayoría fueron docentes del nivel primaria o secundaria. Al formar parte del
personal de la institución antes mencionada, fueron designados por gestión sindical o
209
por concursos de dicha institución. Este tipo de contratación, además de permitirles
prestaciones laborales, les asegura mejores ingresos y por lo tanto posibilidades de un
mejor nivel de vida.
Por medio de la entrevista, se da a conocer que la CDI publica una convocatoria,
solicitando un encargado, esto se publica sin hacer mención de las capacidades,
habilidades o aptitudes del aspirante. De esta manera, las personas que no están
familiarizadas con estas actividades, lo creen un trabajo de aula u otro espacio laboral.
La mayoría de los jefes de albergue no ha recibido capacitación previa a su ingreso. En
los casos donde la reciben es por iniciativa del CCDI. Así, un jefe de nuevo ingreso se
presenta directamente al albergue con una serie de dudas y sin tener la menor idea de
lo que su trabajo representa para los niños y niñas que estarán a su cargo, como
tampoco tiene idea de las implicaciones de su desempeño para la mejora del albergue.
En la región norte del país se proporciona capacitación antes de ocupar el cargo de jefe
de albergue, mientras que en el resto del país es aleatorio. Esta práctica diferenciada
entre el norte y resto del país no es justificable, pero tampoco es indispensable para
casos específicos, puesto que la mayor parte de los directores de la región del centro y
del sur han sido personal de la SEP, desempeñándose en alguna parte de su vida
como docentes de primaria o secundaria y presentan, además, estudios en pedagogía,
se formaron en escuelas normales o tienen experiencia como docentes de CONAFE.
La región del norte sí es motivo de preocupación pues los directores tienen un nivel de
escolaridad básico o medio superior, sin experiencia en el ámbito de la docencia o del
trato con menores. Además su experiencia laboral es muy diversa, como ya se
mencionó. El hecho de que su formación sea diferente a lo que se espera para un
personal encargado del albergue es preocupante no sólo en cuanto a su
desconocimiento de un trato adecuado, sino sobre todo a la autoridad que representan
frente al papel de las ecónomas, personal con edad adulta y con vasta experiencia en el
albergue.
210
Sin requisitos de una formación pedagógica, sin conocimiento de sus tareas y sin
capacitación previa no les ha quedado más que “aprender, ejerciendo el oficio. En
algunos casos se han dado capacitaciones posteriores, pero se limitan al campo
administrativo, tales como, llenar formatos de solicitud de recursos,
formatos
presentados con la autoridad municipal y la distribución y monto para cada necesidad.
En cuanto a los salarios de los jefes de la albergue son raquíticos, si se toma en cuenta
que no sólo de él depende su familia, sino que hacen uso de sus salarios y
compensaciones para beneficio del albergue y de los albergados cuando se requiere:
por ejemplo los gastos en viáticos utilizados tan comúnmente para asistir a reuniones al
CCDI, para surtirse de víveres o cuando se lleva a un niño al médico no se incluye el
monto dentro de algún rubro de gastos.
En cuanto al papel que juegan los jefes del albergue en el funcionamiento del mismo,
de manera directa se pueden catalogar a éstos como “los padres funcionales”, pero
también como maestros, misioneros y padrinos. La importancia del papel que
desempeñan está determinada por la iniciativa para emprender proyectos, su habilidad
para establecer relaciones con otras instituciones que puedan ayudar de alguna u otra
manera al funcionamiento del albergue, su capacidad para exigir mejoras y recursos y
su personalidad para obtener el reconocimiento y cariño de los albergados.
En este último sentido, los jefes fungen el papel de padre, sobre todo porque los
beneficiarios están durante toda la semana en las instalaciones. Pero no solo es por su
presencia sino porque en la mayoría de los casos motivan a los niños a seguir
estudiando, están pendientes de su alimentación y hacen todo lo posible para que se
conviva en un ambiente de armonía.
En la región del centro, los jefes de albergue que eran docentes de la SEP,
voluntariamente pidieron ser jefes de albergue y no fue producto de una imposición de
sus superiores. Cabe mencionar que la alta rotación de los jefes dificulta el que se
211
presenten casos de abusos de manejo de recursos, o el de abusos a los beneficiarios.
A pesar de los beneficios que aporta la rotación en sí, ésta no puede ser una medida
eficaz que asegure el buen funcionamiento del albergue, sobre todo porque hay
muchas experiencias en las regiones centro y sur del país, donde los jefes de albergue,
que tienen más de 5 años en el puesto, han logrado desarrollar iniciativas, como el
rescate de elementos de su identidad étnica o la implementación de proyectos
productivos; mecanismos para la obtención de recursos financieros o muebles;
prestación de servicios, como médicos; entre otros.
Debido a que los precarios recursos son destinados para cada necesidad prevista y;
conociendo las necesidades de las familias en el centro del país, los jefes de albergue
han buscado relaciones con la SEP para que les subsidie servicios como la energía
eléctrica, o para que proporcione autobuses para salir a viajes de entretenimiento o
escolares; en algunos casos se ha buscado la relación con instituciones universitarias
que puedan dar servicio de revisiones médicas o bucales; o bien con personas de la
región que cuentan con suficientes recursos para ser padrinos, que puedan donar ropa,
útiles escolares o víveres. Cabe hacer mención de que en ningún albergue se han
establecido relaciones de ayuda con instituciones religiosas.
En el caso del suministro de víveres, que en la mayor parte de los albergues presenta
más de una semana al mes de retraso, los Jefes tienen que pedir los productos fiados
con proveedores conocidos pero que se los venden a un precio muy elevado, o tienden
a endeudarse con las personas de la comunidad. Esto es uno de los factores que
provoca que, los Jefes nombrados por la comunidad o contratados por la CDI, cuando
encuentran la oportunidad de encontrar un trabajo mejor remunerado y sin tantas
obligaciones abandonen su cargo.
Otro punto a considerar es la multitud de obligaciones que presentan en su trabajo.
Aunque reconocen que esta situación está disminuyendo debido a que muchas de sus
responsabilidades se están transfiriendo al Comité de Padres de familia, lo que significa
212
mejoras para algunos de ellos; sin embargo siguen cubriendo funciones extras a las de
su cargo.
Por lo general el Comité de Padres realiza actividades que tienen que ver directamente
con la planeación del mantenimiento del albergue, la compra de carnes y frescos, la
organización del trabajo diario, la promoción del albergue, y en algunos casos el manejo
de los recursos financieros. Pero esta situación no se da de igual manera en todos los
albergues, pues en la región sur del país los comités de padres de familia no
consideran que su participación influya en el buen funcionamiento del albergue. En
estos casos los jefes tienen que hacerse cargo de estas tareas y otras actividades
relacionadas con el mejoramiento del albergue.
A pesar de que la rotación en este puesto es muy alta, a diferencia de lo que ocurre con
las ecónomas y, a veces, con salarios iguales o inferiores a éstas, son los que asumen
una extensa carga de tareas que realizar y una responsabilidad fundamental en el
manejo financiero y en la representación del albergue ante las instituciones, la
comunidad y los padres de familia.
En cuanto al aspecto de desarrollo personal, los jefes que llegaron por parte de la CDI
reconocen que su autoestima creció mucho, por la capacidad que tienen que desarrollar
para enfrentar el reto de trabajar con niños. Lo anterior no es fortuito sino relevante para
comprender que el puesto ha fomentado la continuación de estudios y sus deseos para
tomar cursos diversos en pro de un bienestar para el albergue.
7.1.2 ¿Cómo influye la cantidad de recursos y la infraestructura en la vida cotidiana
del albergue?
La entrada de los recursos tienen una periodicidad establecida, sin embargo en la
realidad difiere mucho; a excepción del apoyo para material de oficina, todos los
recursos llegan con un retraso variable. En este apartado, los elementos a valorar son:
la oportunidad y la suficiencia de los apoyos.
213
El material de higiene y limpieza sólo le llega a la mitad de los albergues cada mes
dentro del periodo establecido, mientras que a la otra mitad llega con un retraso de
hasta dos meses. El hecho de que este recurso llegue o no a tiempo determinará la
asistencia de niños, pues por un lado en el albergue no pueden asearse y tampoco hay
recursos que permitan comprar material y suministros como: detergentes para trastes y
ropa, jabones para bañarse, etc.
En algunos casos, las autoridades escolares se quejaron de la suciedad de los niños;
por lo cual se retomó la información y se consultó la versión de las y los Jefes; en uno
de los casos una jefa comenta que apenas tenían una semana de recibir el recurso
asignado al comienzo del ciclo escolar (la segunda quincena de agosto, en tanto que la
entrevista se aplicó la segunda quincena de noviembre).
La situación de lo que pasa con el material de higiene y limpieza se asemeja con el
resto de los apoyos: En la mitad de los albergues llegan durante el período establecido
pero con retraso y en otros albergues simplemente no llega, como el material didáctico
o el de oficina.
La falta del material de oficina no afecta directamente a los niños, pero sí la economía
de sus padres y de los jefes de albergue, pues tienen que hacer cooperaciones para
realizar estas compras.
El
recurso
para
víveres,
fundamental
para
asegurar
la
alimentación
y
consecuentemente la educación, depende principalmente del CCDI; en el 80% de los
albergues llega cada mes, específicamente la dotación correspondiente a frescos; pero
en el 20% llega cada dos meses. Esta tardanza ha ocasionado, como se menciona en
el apartado anterior que, los jefes del albergue o el comité tengan que poner parte de
sus recursos o pedir “fiado” a los proveedores.
214
En lo que se refiere a la compensación de jefes de albergue y ecónomas, así como a la
dotación de gastos de operación existe una correspondencia entre el periodo
establecido y el período real en que se suministran.
Dentro del recurso de víveres, existe una dinámica diferente para frescos, abarrotes y
complementarios. En cuanto a los abarrotes, no existe una relación directa entre las
necesidades del albergue y los productos que llevan los proveedores, que
generalmente es Diconsa. En la mayoría de los albergues los productos que se surten
no son los solicitados, están caducados o con una vigencia breve de semanas o incluso
días. Normalmente los CCDI les exigen a los jefes de albergue que hagan una lista de
productos a solicitar, pero como no se cumplen, ellos simplemente ya no la hacen, y
dicen “que siempre es lo mismo”. Ante esto, muchos Jefes han hablado con sus CCDI,
pero éstos no toman acción alguna al respecto. Lo que recomiendan es que se les dé la
oportunidad de seleccionar a los proveedores acorde a sus necesidades y a las
ventajas que estos ofrecen.
Lo prioritario no es la llegada, ni el retraso de los recursos, sino la insuficiencia, pues
tanto los jefes, ecónomas y comités de padres de familia reconocen que no logran
cubrir todas las necesidades que se presentan. En general, las condiciones de vida son
precarias, instalaciones descuidadas, dormitorios con camas de hace 30 años, cobijas y
sábanas de hace 5 años, carencia de agua potable, falta de gas. La insuficiencia de
estos recursos provoca, en algunas regiones y en algunos albergues que, las y los
niños se bañen con agua fría, una o dos veces por semana o simplemente que no se
bañen durante su estancia en el albergue.
Uno de los factores que influyen en la oportuna llegada de la dotación es la relación
entre la CCDI y los Jefes. Afortunadamente, esta falta de relación no es una constante
en todos los albergues. En los casos donde está presente esta situación, los Jefes
recomiendan que personal de la CDI haga visitas más frecuentes, para conocer las
necesidades y platiquen con los niños, pues “parece como si tomaran decisiones sin
saber la forma de vida de los beneficiarios”.
215
A pesar del reducido número de albergues visitados, se encuentra que, existe una
correspondencia entre las visitas hechas por parte de la CDI y la periodicidad y el apoyo
constante a los albergues. Así, donde los encargados del Programa de la CCDI hacen
visitas continuas o se hacen reuniones periódicas, los recursos llegan de manera
puntual, y en los que la relación entre el coordinador y el jefe es meramente burocrática,
no existe la mínima preocupación de la llegada de los recursos o son insuficientes.
Puede apreciarse, de manera general, que todos los apoyos presentan un retraso de al
menos una semana y concretamente los recursos que tienen que ver con los
beneficiarios de manera directa son los que presentan aun mayor retraso, en
comparación a otros, como las compensaciones.
Ante la insuficiencia de los apoyos recibidos, en algunos albergues se les ha solicitado
a los padres como condición de ingreso de sus hijos, cuotas para complementar los
gastos de operación, o se le solicitan cierta cantidad de leña periódicamente. Las
cuotas van desde $40.00 a $100.00 anuales, que se destinan especialmente al
suministro de gas y/o agua, dependiendo de las necesidades de cada región. Lo
imprescindible de la entrada de estos recursos es tan importante que, al preguntar a los
Jefes de albergue sobre los requisitos de ingreso, afirmaron la exigencia de cuotas a los
padres. Sin embargo esta realidad no está contemplada en las Reglas de Operación,
además de alejarse de la idea de no otorgar un ingreso condicionado y de la
oportunidad de acceso de todos los infantes indígenas de la comunidad.
Las instalaciones es un asunto que va de la mano con los recursos, porque sin estos
últimos no se puede lograr ni el mejoramiento ni la optimización de los primeros. Es
necesario mencionar que para la realización de cualquier obra se cuenta con el apoyo
de la comunidad o de los padres de familia, siempre y cuando se solicite, y este apoyo
se limita a la mano de obra.
216
Todos concuerdan sobre la necesidad de espacios de entretenimiento y deporte; sin
embargo estos no existen; aun así los niños adecuan el espacio físico a sus
necesidades de juego o de descanso. Por ejemplo, en los albergues donde se atiende a
jóvenes de educación media superior no basta el espacio del comedor adecuado por
las tardes como biblioteca y lugar de estudio, sino una sala de computadoras y de
estudio. Pues, el comedor también es el lugar de socialización de todos los
beneficiarios, donde se atiende a los padres de familia, donde se hacen las reuniones y
donde transitan todo el tiempo las ecónomas.
Esta carencia de infraestructura básica para asegurar un nivel de vida digno para
cualquier niño, desdice la cuarta Regla de Operación, que sostiene que una de las
finalidades del Programa consiste en: “Mantener en condiciones de operación los
bienes muebles e inmuebles que permitan brindar hospedaje digno a los beneficiarios”.
7.1.3 ¿Existe una importancia de la educación en el albergue?
“Contribuir a que niñas y niños indígenas que habitan en localidades
que no cuentan con servicios de educación, ingresen y concluyan
su educación básica y media superior,
con apoyo de los servicios que se otorgan en
los albergues escolares y comunitarios.”
(Objetivo General de las Reglas de Operación de PAEI.)
La relación institucional de los albergues, en su mayoría, con las autoridades escolares
y municipales es mínima, limitándose con la escuela en el envío de niños, y con el
municipio, en el mejor de los casos, al ámbito administrativo, es decir a la firma de
documentos.
La relación entre escuela y jefe de albergue no existe en la buena parte de los
albergues, aunque, paradójicamente, los directores de ambas instituciones sean
colegas o incluso amigos. Esta ausencia de relación institucional se debe, por un lado,
a que los asuntos de la escuela se tratan directamente con los padres de familia, y por
el otro porque tanto los albergues como las escuelas se han mostrado indiferentes ante
217
procesos educativos que pueden compartir o complementar. Esto no obsta para que, al
finalizar el curso los niños y las niñas deben mostrar la boleta de calificaciones para
permitir su reingreso al albergue, ya que en caso contrario pierden su oportunidad de
continuar como beneficiarios.
Dentro de este contexto de ausencia o baja vinculación y de relaciones institucionales
entre Escuela y Albergue, trataremos de profundizar en la relación oferta-demanda
educativa a partir de la información recabada en campo y; por el otro, las prácticas
educativas observadas en el albergue.
Los requisitos de ingreso son variados acorde a la región y estado, ya que la selección
de los beneficiarios depende de los criterios del jefe del albergue, las ecónomas, el
comité de padres de familia e incluso en algunas ocasiones de las asambleas
comunitarias.
El Programa sólo hace mención que los beneficiarios deben ser indígenas (bajo el
criterio de autoadscripción), y omite la presencia de la demanda creciente de niños
mestizos con los mismos niveles de pobreza y marginalidad que los indígenas, también
los casos de niños huérfanos, hijos de padres migrantes, y de hijos de padres solteros.
Tal omisión, sin embargo, sólo se observa al revisar la normatividad del Programa,
porque en la práctica no son pocos los albergues donde toda su población son niños
mestizos pobres, particularmente aquellos más cercanos al centro del país: estado de
México, algunos de Puebla, de Veracruz, incluso Chiapas, aunque también
encontramos albergues donde acuden niños de comunidades netamente indígenas que
sin embargo no hablan lengua indígena ni se reconocen como tales, donde lo más
manifiesto es un fenómeno de pérdida de la identidad indígena en general y de la
lengua en particular.
Lo anterior nos muestra una falta de correspondencia entre las Reglas de Operación y
la realidad operante en los albergues, que es más evidente durante el proceso de
ingreso de las y los beneficiarios. En realidad lo que tiene más relevancia para el
218
ingreso es la entrega de documentos personales ofíciales como acta de nacimiento,
CURP y/o boleta de calificaciones, y la pertenencia a un hogar de bajos recursos. Se
solicita la boleta de calificaciones, como requisito para ingresar y tener conocimiento del
grado académico al que el beneficiario solicite ingresar.
Cabe mencionar que la lengua o pertenencia a un grupo indígena tampoco es una
condición para determinar el ingreso de ningún niño. De tal manera que, la Encuesta
nacional realizada a los beneficiarios en el curso de nuestra investigación, en
noviembre del 2006, proyecta los siguientes datos, respecto a los hablantes de lengua
indígena.
Cuadro 7.2. BENEFICIARIOS HABLANTES DE UNA LENGUA
INDÍGENA (HLI)
Concepto
Hablantes de
lengua de
Indígena
Frecuencia
% Casos válidos
% Totales
Sí
680
66.02
63.26
No
350
33.98
32.56
1,030
100.0
95.81
Subtotal
No especificado
Total
45
4.19
1,075
100
Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el
marco de la Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006.
En la mayoría de los albergues no se realiza evaluación alguna al ingreso de los
beneficiarios, independientemente de que la oferta de lugares supere o no el número de
demandantes. El grado de conocimientos de cada beneficiario no es relevante en el sur
del país mientras que en el norte, sobre todo en Chihuahua, existe la práctica de
evaluaciones académicas, aunque la oferta supera a la demanda, y no es porque el
albergue ya no se necesite, sino porque los grupos culturales que se atienden tienen
patrones de asentamiento humano muy dispersos, además de que los niños tienen que
recorrer distancias muy largas. En este sentido, se puede concluir que las evaluaciones
no son un medio idóneo para determinar el ingreso de los solicitantes.
219
Existe una mayor demanda en la región centro-sur del país, especialmente en Veracruz
y Guerrero. En esta región el número de rechazados va de 10 a 20 niños. El hecho de
que en la región norte no exista una demanda muy marcada, no es sinónimo de la falta
de importancia de los albergues, y obedece a pautas culturales propias de los grupos
indígenas que habitan esa zona (como es el caso de los raramuris o tarahumaras), a
una falta de escuelas de nivel medio superior o superior para seguir estudiando, o aun,
la falta de interés de las familias y de los beneficiarios.
Independientemente de que no existen las condiciones oportunas para asegurar un
número de beneficiarios determinado en los albergues, existe una situación legal en
nuestra República. Todos tienen derecho a la educación, siendo la educación básica
obligatoria. Además, la educación es uno de los principales medios, asegurados teórica
y analíticamente, que interviene en el desarrollo de cualquier nación.
Ante los rumores de un posible cierre del Programa, los entrevistados en común
acuerdo con la comunidad han solicitado que también se abran las puertas a los
jóvenes de secundaria y / o bachillerato. Porque como todos los actores entrevistados
reconocen que “escuelas primarias ya hay en todos lados”, y especialmente en las
comunidades a pie de carretera o de un centro regional. Esta solicitud es mucho más
marcada en los albergues con menor demanda o con lugares disponibles, donde nos
dicen: “Lo que se necesita ahora es apoyar la permanencia en secundaria y en
bachillerato”.
El problema que esto ocasiona es que hay albergues donde encontramos beneficiarios
de tres niveles escolares, lo que ha despertado inquietudes en los profesores de
preescolar, porque conviven personas de muy distinta edad, con deseos y
comportamientos distintos, poniendo en riesgo a las niñas y niños más pequeños.
Reconocen que es necesario la presencia de maestros de CONAFE, ya que en la
mayor parte de los albergues lo que se atiende es a niños de primaria. Pero para los
niveles de secundaria o bachillerato los instructores de CONAFE ya no cumplen su
220
función adecuadamente, pues los jóvenes beneficiarios en la mayor parte de las
ocasiones tienen el mismo o mayor grado de conocimiento que un instructor.
7.1.4 ¿Cómo se incluye la cuestión indígena y / o comunitaria dentro del albergue?
El PAEI es uno de los pocos programas de apoyo a la educación que han sido
destinados a la población indígena y/o rural. Pues bien, los albergues no sólo atienden
a parte de esta población, sino también están situados en comunidades, en su mayoría,
indígenas.
El cuadro siguiente expresa la pertenencia indígena de los beneficiarios considerando
para ello tanto si son HLI como si al menos sus padres lo son. De cada 10 niños se
encuentran 8 que cumplen alguna de las dos condiciones al menos. Pero si se toma en
cuenta que la pertenencia indígena no sólo se limita al habla de la lengua, sino que
comprende otros aspectos, se puede afirmar verazmente que la gran mayoría son
indígenas.
Cuadro 7.3. DISTRIBUCIÓN DE LOS BENEFICIARIOS POR CALIDAD DE HLI, ACORDE
A LA CONDICIÓN DE HLI DE SUS PADRES
Concepto
Lengua
indígena
del
beneficiario
HLI
No HLI
Total casos
válidos
% Respecto
al total de
casos
válidos
No especificado
Total
%
Respecto
al total de
casos
válidos
Casos
Perdidos
No. HLI
No Sabe
Total
casos
válidos
552
146
0
171
0
1
552
318
63.45
36.55
128
32
680
350
698
171
1
870
100
160
1,030
80.23
19.66
0.11
100
0
698
0
171
0
1
0
870
45
205
45
1,075
HLI
Total
Fuente: Cuadro hecho a partir de la encuesta nacional, aplicada a los beneficiarios, en el marco de la
Evaluación Externa al PAEI, correspondiente al año 2006.
Tomando como referencia el dato real, todos las y los beneficiarios son indígenas,
cualquiera que desconociera la operación del Programa, lo primero que hace es dar por
221
sentado que también es un albergue indígena, no sólo por los que viven en él, sino
porque están inmersos en comunidades o regiones indígenas.
No obstante, lo que se refleja en los AEI son dos lógicas: la lógica comunitaria y la
lógica institucional. Entender esta situación de dualidad puede ser un medio para una
mejor comprensión de la realidad de los mismos. Por un lado, la presencia de un
albergue supone reglas de operación, relaciones institucionales, dietas alimenticias
recomendadas, reglas de convivencia, entre otros aspectos que responden al
funcionamiento del Programa. Y, por otro lado, se atienden a niñas y niños indígenas
con una forma de vida diferente a la mestiza, con pautas culturales, alimenticias y de
valores muy arraigadas, insertos en comunidades con costumbres y tradiciones
ancestrales.
No se trata de que los AEI readecuen sus Reglas de Operación internas y del Programa
acorde a la lógica comunitaria, pero sí que se respete, la cultura de los beneficiarios,
como la lengua, las fiestas o los juegos a los que están acostumbrados. Pero más que
un respeto lo que falta es que se fomente el habla de la lengua indígena, los juegos
tradicionales, la literatura y las festividades comunitarias, esto es que el funcionamiento
de los albergues refuerce la cultura comunitaria y regional.
El albergue a pesar de no pedir como requisito de aceptación la lengua indígena,
mantiene la lógica de cooperación de trabajo con los padres para que esta persista y en
algunos casos el albergue llega a ser de suma importancia para las comunidades sede,
porque les da un estatus de prestigio frente a otras comunidades.
Por otra parte, y en la mayoría de los casos, el albergue está desconectado de la lógica
comunitaria, y la relación se establece principalmente con las autoridades civiles para
cuestiones administrativas o de permiso, pero no para la planeación de las actividades
o los puntos de encuentro. En otros, el albergue es una institución más de la comunidad
y por tanto participa de manera directa con la población.
222
No son nada cuestionables los cambios de patrones alimenticios, pues lo que está de
por medio es la buena nutrición de los beneficiarios, pero existen diversas maneras de
lograr una participación recíproca tanto de las personas de la comunidad hacia el
albergue, como de los niños y el personal del albergue hacia la comunidad; por
ejemplo, personas de la comunidad que enseñen la lengua en el albergue, la
producción de técnicas artesanales indígenas, etc.; por el otro lado, los niños del
albergue pueden colaborar en las actividades del pueblo, la infraestructura del albergue
se puede prestar para reuniones comunitarias, o para tomar cursos de capacitación
laboral o de otro tipo.
Como consecuencia, de la falta de involucramiento del albergue en la lógica
comunitaria, en algunos casos, el albergue es violentado por la población de la
comunidad. Esto no nada más es un índice de rechazo, sino que es una señal de alerta
en pro de la seguridad de los beneficiarios que en él habitan, que en el mayor de la
casos son de comunidades sedes o aledañas.
7.1.5 ¿Cuál es la importancia de la salud y la nutrición en los AEI?
La solicitud del certificado médico no es requisito de ingreso, sólo se toma en cuenta en
el 18.5% de los casos válidos. Además no es propiamente un certificado que informe
del tipo de enfermedades que han tenido, y medidas que hay que adoptar para
prevenirlas, sino que en ocasiones se reduce a la presentación de la cartilla de
vacunación.
Esta falta de control de la información médica de los beneficiarios da una impresión de
la falta de atención que se le tiene a la salud de los niños y de las niñas. Si continuamos
indagando en las revisiones médicas que se realizan periódicamente nos damos cuenta
que son muy esporádicas,
y; suelen pasar hasta dos meses sin recibir visitas de
médicos, enfermeras o en su defecto pasantes.
La falta de solicitud de un certificado, la carencia de vistas médicas, aunado a la falta de
conocimiento médico de los jefes y las ecónomas coloca a los beneficiarios en estado
223
de vulnerabilidad frente a enfermedades infecciosas o epidémicas, como la varicela, el
sarampión, la viruela, que son muy comunes en los albergues, acorde a los testimonios
de los jefes.
Los albergues que se encuentran situados en comunidades mas grandes tienen una
clínica de salud comunitaria, la cual presta sus servicios durante la semana a los niños
que lo requieren, pero para esto se tienen que ajustar a los horarios del médico.
Además los servicios prestados no son los adecuados.
Por otra parte, la nutrición tampoco es condición real existente, puesto que no hay una
dieta alimenticia que se implemente al pie de la letra, y la revisión nutricional se reduce
–en el mejor de los casos- a la toma de talla y peso sin hacer los cálculos requeridos
para determinar el estado del menor.
En cuanto a la dieta alimenticia, podemos encontrar en el comedor un cartel enmarcado
donde se indican los grupos de alimentos que debe tener una comida, sin embargo la
realidad dista mucho de lo que informa dicho cartel.
Otro problema, aunado a lo anterior es el siguiente: Los cursos de nutrición que brinda
la CDI están muy alejados de las posibilidades con las que cuentan los albergues, por
ejemplo, piden que los menores consuman licuado de fresas y el presupuesto que se
otorga es tan limitado que alcanza para comprar mandarinas o plátanos. De hecho en
algunos CCDI se elaboran folletos del buen comer que son entregados a los albergues.
Nuestros entrevistados piden que los cursos tomen en cuenta los productos alimenticios
con los que cuenta el albergue. De esta manera el menú se hace entre las ecónomas,
el o la directora del albergue y el comité de padres de familia. Y se hace partiendo de
los productos con los que se cuenta o con los productos que se van a comprar de
acuerdo al presupuesto.
224
El personal del albergue así como el comité de padres de familia y los niños consideran
que la comida es nutritiva y suficiente, pero esta respuesta depende de la comparación
con la comida que ingieren en sus hogares, a falta de conocimiento de una buena dieta
alimenticia.
En cuanto a la toma de talla y peso, esta tarea la lleva a cabo el mismo personal del
albergue. Son pocos los jefes de albergue que pueden hacer los cálculos, y otros toman
las medidas porque son solicitados por la CCDI quienes nunca regresan los resultados
y por tanto no se enteran del estado nutricional de los niños.
En la mayoría de los albergues simplemente se toman las medidas y se guardan, es
decir bajo ninguna modalidad se da seguimiento de los resultados obtenidos de la
revisión nutricional, si es que se calcula el estado nutricional.
Por otra parte, los productos de higiene y limpieza, pese a su calidad de indispensables
que tienen, no han sido suficientes. Hace falta pasta y cepillos dentales, toallas para
baño, papel sanitario, toallas sanitarias femeninas, etc. En la encuesta aplicada a los
beneficiarios dos terceras partes manifestaron que el jabón de baño se entrega cada
vez que se acaba, la mitad de ellos reconoció que son dotados de pasta de dientes, y
de papel sanitario también cada que se acaba; sin embargo no todos los consumibles
llegan a todos los albergues, o no son entregados a las y los niños, por ejemplo, el 31%
y el 23% reconocen que nunca les han asignado papel sanitario y cepillo de dientes,
respectivamente, el 46% manifestó no haber recibido toalla de baño.
Para finalizar este apartado, se reconoce, por medio de la entrevista que
lamentablemente, las relaciones interinstitucionales para atender la salud de los niños
requieren replantearse y buscar acuerdos más puntuales de atención para que la hagan
efectiva.
225
7.1.6 ¿Y después de la escuela, qué se hace en el albergue?
Entre los 6 y los 11 años, jugar es tan importante como estudiar.
Dado que los juegos tienen reglas, estimulan que los niños y niñas aprendan a organizarse y
autocontrolarse,
y a que descubran la importancia de las normas sociales y la justicia.
Los juegos exigen movimiento y rapidez de reacción,
de modo que desarrollan la motricidad, los reflejos y la inteligencia.
Muchos juegos implican interactuar, de modo que ejercitan la amistad y
26
forman capacidades de liderazgo, creatividad y cooperación .
El albergue es un espacio social, y como tal en él se llevan a cabo un sinnúmero de
actividades, algunas poseen un carácter necesario y vital para la vida, como el comer y
el dormir pero; también hay actividades que no pueden caracterizarse del mismo modo.
Hay unas que llevan en sí una calidad de formación humana, otras de aprendizaje
académico, y también las hay aquellas que sólo se realizan para hacer que el tiempo
transcurra.
Con el trabajo de campo y gracias a las entrevistas a profundidad aplicadas a los jefes
de albergue se observa que los albergues escolares indígenas cumplen la función para
lo cual fueron creados. Sin embargo existen pormenores, que al ser analizados se
vuelven asuntos esenciales de discusión. En primer lugar se debe dejar en claro que no
se trata de dotarlos únicamente de comida y hospedaje, sino de un espacio
complementario de una educación para la vida. Por lo tanto no se concibe como un
espacio de desarrollo de actividades, a nivel general.
Al hablar del albergue como un espacio y un medio de la educación para la vida no se
parte de colocar el albergue como sinónimo de educación escolarizada, sino de un
espacio formativo donde se fomenten y se practiquen valores positivos de los grupos
culturales e indígenas a los cuales pertenecen, que se fomente la lógica de derechos y
26
UNICEF. La edad escolar. IDN (6 a 11 años). Vigía de los derechos de la niñez mexicana. NÚMERO 2,
año 1, diciembre de 2005.
226
responsabilidades,
de
participación
democrática,
de
espíritu
creativo
y
de
aprovechamiento del tiempo libre.
En los albergues faltan actividades extraescolares que acompañen el proceso de
aprendizaje de los niños y las niñas. En la mayoría de los albergues visitados estas
actividades se reducen al ámbito escolar: realización y revisión de tareas; pero no
existen talleres de lectura, talleres artísticos, talleres productivos, deportes, etc.
La misma situación se presenta con las actividades culturales, donde el personal
considera que existen, pero estas no son más que los ensayos de los bailables para las
fechas conmemorativas nacionales. En algunos albergues del centro del país, donde la
lengua materna se ha ido perdiendo paulatinamente, los encargados han asumido
como tarea el reforzamiento de la identidad indígena y han encaminado sus acciones, a
rescatar la lengua, escritura, danza, poesía y música de la cultura indígena. Estás
acciones sumamente valiosas han sido por iniciativa de ellos mismos. No reciben pago
extra como tampoco les pagan los cursos que toman.
En la mayoría de los albergues se cuenta con instructores de CONAFE, pero el papel
de estos se limita a la explicación de temas escolares, y no reparan en otro tipo de
actividades ligadas a la educación, aunque depende propiamente del albergue, y la
relación que tiene con el mismo. En algunos casos, en Veracruz sobre todo, sustituye al
jefe de albergue en funciones, cuando se ausenta, o son los encargados de organizar
las actividades productivas.
Si bien, estas actividades no son indispensables para un niño que vive en familia, si lo
es para alguien que convive con un grupo y tiempo suficiente que puede ser
aprovechado. Esta situación es reconocida tanto por los
beneficiarios como por el
personal que trabaja en los AEI. En algunos el ocio se sustituye con la presencia de la
televisión o películas comerciales. El problema de este hecho no es dañino en sí
mismo, siempre y cuando se contara con personal capacitado que cuidase el tipo de
programas que los niños suelen ver.
227
En otros, existe presencia de una organización vandálica por parte de los niños que,
aunque sea de bajo nivel, no deja de inquietar a las autoridades municipales. En otros,
los menos, los niños prefieren escaparse del albergue, los que viajan diario a sus
casas ubicadas en otras localidades.
Es ostensible la falta de opciones extraescolares organizadas, a lo que se suma que no
llega recurso de ningún tipo para desarrollar estas actividades.
En lo que respecta a la organización interna baste decir que en el 83% de los albergues
existe un reglamento, la mayoría de las veces recomendado por el CCDI, y en el mejor
de los casos elaborado por los padres de familia, o aún mejor, por los niños y el
personal que labora.
Los niños de los albergues están organizados por comisiones, principalmente para
aseo, aunque depende de la historia de cada albergue, porque en algunos hay
comisiones para servir la comida, suministro de agua o de leña. Hay casos también
donde las comisiones responden únicamente a la función de organizar el orden y la
disciplina, en algunos se da la libertad de elegir en que comisiones participar, lo cual es
positivo para el desarrollo de los menores.
Sin embargo las actividades que se llevan a cabo en el albergue son desconocidas por
la población de la comunidad, excepto si hay familias que han tenido o tienen niños ahí.
En resumen, el hecho de que las actividades se realicen en los albergues, no sólo es
cuestión de aprovechamiento o valoración del tiempo; responde también, en gran
medida, a la carencia de espacios físicos y a la falta de apoyo del personal a cargo para
innovar estrategias o actividades.
228
7.1.7 ¿Los albergues escolares, siguen siendo necesarios hoy?
Esta pregunta es la más compleja de responder, pues es sinónimo de una extensa
recapitulación de los factores y actores involucrados en el Programa: directivos del
CCDI, personal del albergue, autoridades comunitarias y escolares, beneficiarios. Ante
la incapacidad de poder dar respuesta de manera puntual, este apartado pone ciertos
puntos a discusión.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos reconoce de manera puntual,
en el 3er artículo constitucional que, “Todo individuo tiene derecho a recibir educación”,
y si además se reconoce que las tasas de analfabetismo se concentran, principalmente
en la población indígena en edad escolar, aunado a los niveles de pobreza y
marginación social donde se ubican, el albergue, hasta ahora es uno de los pocos
medios que asegura que no nada más se cumpla con este artículo, sino que asegura un
desarrollo equitativo para nuestro país.
Fuera de la retórica, en muchos albergues, sobretodo en las regiones centro-sur del
país, no sólo está vigente la proporción de 10% de beneficiarios por comunidad sede,
sino que ahora se limitan a estos niños, aún considerando que, en la mayoría de los
casos son población indígena y /o de bajos recursos.
Uno de estos casos, se presenta en Amatlicha, Guerrero, donde no sólo se exige la
reducción de la matrícula de 10%, a pesar de que los niños de la comunidad comparten
los mismos niveles de pobreza y marginación. Para mejor testimonio de esta situación,
se muestra un fragmento de la entrevista realizada a su jefa de albergue.
“(…) Dice el doctor que…más becas no nos van a dar. Al contrario le quitaron
becas a este albergue. Antes eran 50, antes de que yo llegara eran 50, y le
quitaron 5 becas. Ellos decían que no se justifica que son de la comunidad
todos los niños. Bueno, le decía al doctor:
229
“- Sí es cierto, son de la comunidad, pero dése cuenta, doctor, los niños, los
señores pues, no son gente rica, son gente muy pobre, humilde, que necesita
del albergue.
“- Sí es cierto -dijo el doctor-, pero sí me recortaron el presupuesto ¿cómo
justifico?, yo no puedo. Además la gente no quiere, porque ellos han hecho este
albergue. Y los niños de otras comunidades no quieren venir a la primaria,
porque tienen su escuelita de Conafe.
“Dicen los papás: -qué van a hacer mis hijos allá, tener que caminar y la gente del
pueblo firmó un acta para aceptar a los del pueblo. No es justo, pues.”27
En Guerrero la pobreza es extrema, y por los supernumerarios empieza a aumentar la
desnutrición. Ahora la harina de maíz Maseca llega restringida, lo cual disminuye las
posibilidades de dotar de alimento a los niños de la comunidad sede o de los que se
encuentran en estado de supernumerarios.
Quizás los albergues ya no tengan tanta utilidad para niños y niñas de primaria, pero
pueden ser reorganizados y readecuados para jóvenes de secundaria y bachillerato, ya
que los estudiantes indígenas necesitan un espacio para dormir, comer y reproducirse
socialmente.
También existen elementos positivos del Programa, por ejemplo casi todos tienden a un
ambiente democrático: con espacios de toma de decisiones a los niños; se incluye a los
padres de familia en la organización y en el trabajo por medio del Comité de Padres.
Esta evolución se da gracias a los requerimientos de la CDI, la iniciativa de los jefes de
albergue y a solicitud de los beneficiarios.
27
De la Entrevista aplicada a la Jefa del albergue de Amatlicha,Gro., Luisa Aguilar Zacarías, el 20 de
noviembre de 2006. Entrevista realizada por Aldo Cruz Alatriste.
230
No hay duda que, las y los beneficiarios de los albergues comparten espacios en
condiciones precarias, pero se pueden hacer diferentes acciones en convenio con
instituciones públicas y privadas para superar estas carencias.
Además podría otorgársele más autonomía a los albergues, por ejemplo en la selección
de sus proveedores, así el personal buscaría la forma de comprar sólo productos
necesarios.
7.1.8 ¿Pueden existir recomendaciones para mejorar el funcionamiento del
albergue?
Lo prioritario es revisar y replantear las Reglas de Operación del Programa, para no
solo priorizar el albergue como el binomio Dormitorio –comedor.
En primer lugar, explorar otras posibilidades de uso de los albergues, tales como:
ƒ Un centro educativo, lo cual implica un uso y disfrute del tiempo libre, enseñanza
de valores, y acceso a la tecnología, concretamente a la televisión educativa y a
las computadoras.
ƒ En un centro de reforzamiento, y rescate de la identidad étnica, lo cual implica
organizar talleres de habla y escritura de la lengua indígena de los beneficiarios,
talleres de artesanías indígenas o locales.
ƒ Como un espacio adecuado para la generación de proyectos productivos,
actividades culturales y recreativas, para que cada menor sea quien se autoorganice o se divierta.
En segundo lugar urge llevar a cabo una revisión detallada de cada albergue en cuanto
al número de beneficiarios, asimismo a los requerimientos del ingreso, con la finalidad
de:
231
ƒ Aumentar el número de becas, en los albergues que presenten un supernumerario
o donde la demanda supere a la oferta, de tal manera que el niño que coma en el
albergue goce de los mismos derechos y obligaciones que todos los y las
beneficiarias.
ƒ Aceptar a un 20% de los beneficiarios que provienen de la comunidad sede, pues
generalmente están en los mismos niveles de pobreza, contribuyendo, en parte, a
asegurar una buena aceptación de la comunidad al albergue. Que puede ser bajo
la modalidad de comedor comunitario, excluyendo el hospedaje, lo cual también
se debe discutir y consensuar al seno de las comunidades.
ƒ Incluir a los beneficiarios de nivel medio superior, con el fin de lograr una
continuación de estudios de los jóvenes de la región, y cubrir esta nueva
demanda, tan presente en muchos albergues.
ƒ Ser flexibles en cuanto a las necesidades de los padres de los beneficiarios, para
poder otorgar permiso cuando estos lo requieran, siempre y cuando lo soliciten
con razones justificadas. Esta flexibilidad volverá atractivo el albergue, además de
contribuir a la reproducción social, cultural o económica de las comunidades.
ƒ Controlar las entradas y salidas del albergue, en horarios ajenos a las clases
escolares. Esto también implica que se revise detenidamente que existan casos
de niños que llegan desde la mañana, realizan todas las actividades iguales a
alguien que se hospeda, pero que de noche tiene que viajar a su casa, y en la
madrugada emprender el camino de regreso.
En tercer lugar, el albergue debe convertirse en un espacio seguro y agradable para las
y los beneficiarios sin implicar necesariamente un aumento en el subsidio, sino
gestionarlos con otras instituciones mediante convenios, como:
ƒ Comprar nuevas vajillas de loza del comedor.
232
ƒ Cambiar, de manera urgente, camas, cobijas, sábanas y toallas.
ƒ
Construir áreas educativas, recreativas o deportivas, aprovechando la mano de
obra de los padres.
ƒ Exigir que los proveedores de abarrotes, se sujeten a un sistema de control de
calidad propuesto por el albergue, con el fin de que los productos no presenten
caducidad o sean distintos a los solicitados.
En cuarto lugar, se necesita dar un mejor trato laboral al personal que trabaja en los
albergues, y a la vez exigir mayores requisitos de ingreso al futuro personal.
ƒ Incrementar los ingresos a los Jefes de albergue y a las ecónomas.
ƒ Dotarlos de un seguro médico y demás prestaciones laborales.
ƒ Dotarlos de una partida extra, que incluya viáticos.
ƒ Exigir el habla indígena o el conocimiento de la región, porque estas dos
características son vitales para comunicarse tanto con los niños como con la
comunidad.
ƒ Definir un perfil adecuado del personal, elevado al rango de norma para las futuras
contrataciones.
En quinto lugar, se requiere reforzar los convenios de colaboración con diferentes
instituciones y dependencias públicas para asegurar un nivel de vida óptimo en cada
aspecto que comprenda el Programa.
233
ƒ Con la Secretaría de Salud, para llevar a cabo revisiones médicas, supervisiones
de las instalaciones de los albergues, cursos de higiene, nutricionales, entre otros.
ƒ Con la Red EDUSAT para contar con la señal de diferentes canales educativos, ya
que no sólo refuerzan los conocimientos aprendidos en el aula, sino que
desarrollan un espíritu de inquietud y de ansias de saber.
7.2 Las Ecónomas
La evaluación externa al Programa Albergues Escolares Indígenas del año pasado
(2005) permitió encontrar en la figura de la ecónoma, uno de los principales ejes en el
funcionamiento de los albergues. Dedicando extensas jornadas a las labores de la
cocina, estas mujeres no sólo cumplen un rol formal dentro de la dinámica interna del
albergue, sino que fungen a su vez como madres, enfermeras, maestras y hasta
confidentes, convirtiéndose en actores imprescindibles para el buen funcionamiento del
albergue y, en esa medida, del Programa en su conjunto.
Si bien la trayectoria y reglas operativas del PAEI determinan una cierta generalidad en
las características de la vida diaria de un albergue, las especificidades contextuales de
los diferentes estados, regiones, municipios y comunidades, brindan rasgos particulares
tanto a las relaciones que se llevan al interior de los albergues como a las condiciones
económicas, laborales, sociales, familiares, emocionales y de salud del personal que
trabaja en ellos.
Por tales motivos y porque la ecónoma es uno de los miembros del personal del
albergue que más interactúa e influye en el desarrollo de los niños beneficiarios directos
del Programa, porque también la alimentación en el albergue es uno de los mayores
beneficios reconocidos por todos los que intervienen directa o indirectamente en el
PAEI, se considera importante el realizar un análisis más detallado de las condiciones
que viven estas mujeres durante su estancia en los albergues, partiendo de las
impresiones, anécdotas, opiniones y sugerencias que ellas mismas dieron a conocer
234
durante el trabajo de campo llevado a cabo en noviembre de 2006 y que fueron
rescatadas por medio de entrevistas a profundidad28, como parte de las herramientas
metodológicas cualitativas aplicadas en la visita a los albergues.
Además de las entrevistas, como parte complementaria de la evaluación se realizaron
una serie de tres Talleres de Evaluación Participativa en el Estado de Puebla, en los
que se trabajó con jefas y jefes de albergue y ecónomas, los que permitió, en algunos
aspectos específicos, enriquecer el presente análisis.
7.2.1 El trabajo cotidiano de la Ecónoma
“Estamos a cargo de 60 niños, les damos
de comer y los cuidamos las 24 horas,
pero a los nuestros a veces no los vemos
ni los fines de semana...es difícil, ya luego
ni nos reconocen”
María del Socorro
Ecónoma de Nayarit
La vida diaria de una ecónoma gira en torno a la cocina. Desde antes que empiece a
rayar el día se levanta y hasta que anochece siempre está preparando algo de comer o
limpiando lo que la última comida dejó sobre la estufa o el fogón. Las jornadas de
trabajo que llevan a cabo son muy extensas, abarcando períodos que varían entre las
14 y las 16 horas, y las condiciones en que labora son precarias. La mayor parte de los
albergues aún tienen que utilizar leña para preparar los alimentos y padecen diversos
problemas por falta de agua y otros insumos.
Sin embargo, no todo lo que realiza una ecónoma es cocinar, ya que en los tiempos
libres que le quedan apoya al jefe de albergue en las funciones de organización,
cuidado y aseo de los niños, limpieza de espacios, asesoría para tareas o trabajos
escolares, promoción del albergue, etc. Como confirma una ecónoma de Puebla:
28
Se entrevistó a un total de 158 ecónomas en un total de 65 albergues.
235
“Nos paramos a las 4 de la mañana para hacer el desayuno, sobre todo las tortillas,
que es lo más pesado...ya que acabamos y los niños desayunan, empezamos a ver
qué vamos a hacer para la comida, y así es todo nuestro día, los ‘tiempesitos’ que
nos quedan los ocupamos en echarles un ojo a los niños, ayudarlos con sus tareas o
ver que aquél ya está llorando o éste otro no se ha bañado”.
Por otro lado, en casi todos los albergues las ecónomas apoyan a las guardias para
cuidar a los niños, bajo diferentes modalidades29, pero esencialmente consiste en
quedarse toda la noche al pendiente de los dormitorios y del albergue en general.
En lo relacionado con la cocina y dependiendo del número de ecónomas que exista en
el albergue (la regla marca que debe de haber una por cada veinticinco niños), el
trabajo se lo distribuyen de la siguiente forma: ya sea por día o por semana, unas se
encargan de preparar la comida y otra de hacer las tortillas. Esto último fue descrito
como el trabajo más pesado, ya que requiere de encontrarse mucho tiempo frente al
fogón, en la mayoría de casos de leña30. Sólo en algunos albergues, se comentó,
simplemente “no hay organización como tal, ahí todas vamos haciendo de todo y
ayudándonos”.
Cabe mencionar casos como los de los albergues visitados en el Estado de Chiapas –
salvo los pertenecientes al municipio de Las Margaritas- y uno que otro en Puebla,
Guerrero e Hidalgo, en los que las tortillas ya no se elaboran ahí, sino que se compran
en alguna de las localidades aledañas y les son entregadas en el mismo albergue. Esto
representa una considerable disminución en las cargas de trabajo de las ecónomas.
29
30
En algunos albergues las guardias diarias suelen ser entre dos o más personas y en otros le
corresponde solamente a una. Además del personal del albergue, en ciertos casos, suelen participar
para hacer guardia los maestros de la escuela y padres de familia del comité de apoyo. Sin embargo,
a pesar de que a las ecónomas no les compete esta obligación, al dormir en el albergue siguen
teniendo la responsabilidad de estar al pendiente de los niños.
Diariamente se hacen de 15 a 30 Kgs. de tortillas, según el número de personas que coman en cada
albergue (beneficiarios, jefes de albergue, ecónomas, personal de Conafe, etc).
236
Sin embargo, la modalidad con la que se compran las tortillas en los casos citados es
diversa, y en algunos de ellos es considerada como problemática debido a que no hay
un recurso destinado específicamente a este fin, y se tiene que tomar del monto
correspondiente a otros gastos, como los de operación o frescos, lo cual representa una
disminución neta de recurso para dichos rubros.
Para las labores de aseo del comedor y la cocina, las ecónomas suelen contar con el
apoyo de los niños y niñas del albergue. En todos los albergues visitados los becados
están organizados por comisiones, y una de las más comunes es la de “limpieza de
comedor”, además de que son los propios beneficiarios los encargados de repartir la
comida, lavar los trastes que utilizan y recoger la basura que se deja al final. Lo anterior
implica también lavar los trastes de otra gente que ocasionalmente llega a comer en los
albergues: jefes de albergue, personal de CONAFE, miembros del comité de apoyo o
gente tanto de la CDI como de la SEP que realizan visitas de supervisión o abasto. Las
ecónomas se encargan de lavar las ollas y trastos grandes, apoyadas en algunas
ocasiones por las niñas mayores, generalmente las que asisten a la secundaria.
La división genérica en la realización de tareas impuestas por el personal del albergue a
los beneficiarios, y que tienen que ver con la cocina y el comedor, es evidente. Por lo
general, y aunque en las entrevistas las ecónomas respondían que el trabajo es “parejo
y mixto”, las niñas son las encargadas de lavar trastes y, en muy pocos casos, de
ayudar a la preparación de la comida o las tortillas, mientras que los niños fungen como
“meseros” y limpian el comedor.
Si bien esto no nos habla de una distribución injusta del trabajo, ya que no quiere decir
que mientras las niñas hacen algo, los niños no hacen nada, o viceversa, sí evidencia
un rasgo machista que no sólo es privativo de las comunidades indígenas, y que se
reproduce al interior de los albergues, incluso por las mismas mujeres, en este caso las
ecónomas, práctica que reserva a las mujeres la actividad vinculada con la cocina.
237
Como ya se mencionó, las ecónomas también apoyan sustancialmente a la atención y
cuidado de los niños, desde el apoyo en tareas31, en asearlos y mandarlos a la cama,
hasta el llevarlos a la clínica si se llegan a enfermar o tener algún accidente.
Además es importante ubicar su función dentro de la promoción del albergue. Junto con
los padres de familia y el jefe de albergue, ellas se encargan de visitar las comunidades
aledañas para explicar –en algunos casos, casa por casa – cuáles son los apoyos que
brinda el Programa, cuáles son los requisitos para ingresar al albergue y en qué fechas
se realizan las inscripciones. Asimismo, y a través de las diferentes redes sociales
existentes al interior y al exterior del albergue, las ecónomas se encargan de socializar
la información. Incluso, hubo autoridades comunitarias que durante el trabajo de campo
comentaron que la única información que reciben respecto al Programa y a lo que pasa
al interior de los albergues es a través de las ecónomas.
En otro orden de ideas, existen algunos albergues en los que los padres de familia de
los beneficiarios, sobre todo los miembros del comité de apoyo, ayudan a las ecónomas
en la cocina. Los padres traen leña o acarrean agua –labores que suelen realizar
también los niños más grandes de los albergues- y las madres apoyan en la
preparación de alimentos. Esto se vuelve más frecuente cuando alguna de las
ecónomas llega a faltar. En casi todos los casos, las ecónomas comentaron que si
tienen que ausentarse, por la razón que sea, le piden a alguna madre de familia que las
supla y le dan una remuneración económica que va de los 50 a los 80 pesos por día.
En este punto, Chiapas vuelve a presentar una característica especial y diferente. Lo
descrito por las ecónomas de los albergues visitados en ese Estado revela que,
además de que la mayoría trata de faltar lo menos posible a sus labores, cuentan con
31
Es importante mencionar que son pocas las ecónomas que cuentan con la capacitación adecuada para
ayudar a los niños en la realización de sus tareas o para asesorarlos académicamente; las ecónomas
contratadas por SEP son las que cuentan con un mayor grado de preparación, y algunas de ellas
incluso han cursado la Normal completa. En cuanto a las ecónomas contratadas por la Comunidad /
CDI el grado máximo de estudios que alcanzan la mayoría de ellas es la secundaria, y sólo unas
cuantas han logrado ingresar a la preparatoria abierta y la siguen cursando los fines de semana.
238
permisos para faltar 9 días al año. En caso de que dichos permisos no sean ocupados
se les pagan a final de año.
Otra de las tareas que llevan a cabo las ecónomas es la de - junto con el jefe o jefa de
albergue- diseñar el menú diario de alimentos que prepararán. Para tal fin, las
entrevistadas comentaron haber recibido “aunque sea un curso básico de nutrición”.
Dichos cursos les son dados periódicamente, como en Guerrero, o sólo los han tomado
“una o dos veces en 25 años de labor”, como es el caso de un albergue de Chiapas, y
les son impartidos en sus respectivos CCDI por nutriólogos o médicos.
Sin embargo, hay albergues como en los casos de Chihuahua y Nayarit, en los que las
ecónomas fueron muy insistentes en señalar que, además de que los cursos “siempre
son los mismos y no aportan nada nuevo”, para la preparación de la comida tienen que
sujetarse a lo que les mandan los proveedores, a pesar de que ellas elaboran una lista
solicitando el tipo de alimentos y la cantidad que requieren. Comenta una de las
ecónomas: “a veces de nada sirve que nosotras diseñemos el menú, si de todos modos
nos mandan lo que ellos quieren, por eso yo pienso que lo que le damos a los niños no
siempre es lo mejor, incluso a veces ni se lo quieren comer”.
Pasando a otro tema, es importante mencionar que la gran mayoría de las ecónomas
no residen en el lugar en dónde se encuentra el albergue para el que laboran, lo cuál
además de implicar costos de transporte supone una separación con sus familias,
incluso de sus propios hijos. Aunque muchas de ellas llevan consigo al albergue a los
hijos más pequeños32, es de suponer que la distancia sumada al trabajo que una
ecónoma realiza, con las extensas jornadas de trabajo a las que se somete, suele
provocar cambios en las relaciones familiares, trastocándose el patrón tradicional del
hogar.
32
En algunos albergues está prohibido que los hijos de las ecónomas coman ahí, a menos de que tengan
beca del Programa.
239
Por último, pero no por ello menos importante, tenemos que las condiciones materiales
y de equipamiento en las que trabajan dentro de los albergues representan un riesgo
diario a la salud. Problemas de la vista, pero sobre todo de las vías respiratorias son los
más frecuentes entre las ecónomas, generados principalmente por el constante
contacto con el humo y residuos de carbón producidos por los fogones de leña o por el
frío de algunas zonas del país, para lo cual los albergues no cuentan con las
condiciones adecuadas de protección.
Existen estudios que demuestran que las mujeres en el medio rural están expuestas a
padecer patologías como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) debido
al la inhalación de humo de leña. Esta enfermedad se presenta sobre todo en los
fumadores, sin embargo, en el medio rural “el 30% de las mujeres que no fuman
presentan EPOC”33. La EPOC es a su vez una de las principales causas de la Enfisema
Pulmonar. Ahora, recordemos que las ecónomas están expuestas a este humo por lo
menos 10 horas diarias, debido a que sus jornadas de trabajo son de 16 horas
aproximadamente y la preparación de alimentos ocupa más de la mitad de este tiempo.
En estufas y fogones adecuados, y con buenas prácticas de combustión, es posible el
consumo limpio de leña, lo que da lugar principalmente a dióxido de carbono y agua
que son menos nocivos para la salud34. Una alternativa para la adecuada combustión
de leña es el empleo de las estufas tipo “Lorena”.
Siguiendo con el tema de la salud, en muchos casos se expresó que no todas las
localidades cuentan con clínica de salud o unidad rural, y si las tienen, éstas se
encuentran mal equipadas y el personal médico no labora tiempo completo. Es
importante subrayar lo anterior, pues es un problema que no solo afecta a las
33
34
Doctor Marino Ignacio Sánchez Guzmán, neumólogo del Instituto Nacional de Enfermedades
Respiratorias (INER), de la Secretaría de Salud, Comunicado de Prensa no. 049, 28 de Enero de
2006.
La leña que no arde debidamente convirtiéndose en dióxido de carbono da lugar a productos de
combustión incompleta: básicamente monóxido de carbono, pero también benceno, butadieno,
formaldehído, hidrocarburos poliaromáticos y muchos otros compuestos peligrosos para la salud.
240
ecónomas y alcanza incluso a las contratadas por la SEP que aunque cuentan con
servicio médico, no siempre se encuentran en las condiciones de tiempo y distancia
favorables para acudir a la clínica que les corresponde, sino a todos los que viven en el
albergue
A pesar de esto, las entrevistadas comentaron enfermarse poco en el transcurso de un
año, queriendo dar a entender con esto que rara vez se ausentaban de su trabajo por
cuestiones de salud. Una de ellas expresó: “No cualquier cosa nos impide el trabajar,
somos muy sanas y estamos curtidas, ya sólo que se trate de algo muy grave”.
7.2.2 Situación laboral y económica
“No, ¿quién se queja del trabajo?..
si sólo pedimos que nos paguen lo justo”
Cristina Méndez
Ecónoma de Puebla
Existen, como bien se sabe, dos formas en que se contrata o designa a una ecónoma:
por parte de la SEP o por parte de la comunidad y la CDI. Esta última forma, a su vez,
tiene tres variantes: la ecónoma es designada directamente por la CDI sin consultar a la
comunidad, es designada por la comunidad mediante una asamblea, o se hace a través
de un acuerdo mutuo entre la CDI y la comunidad. Sin embargo, cualquiera de las tres
formas que presente este tipo de relación laboral, es la CDI la responsable de pagar la
compensación de la ecónoma.
El siguiente cuadro describe la situación de contratación de las ecónomas
entrevistadas, por Estado, durante el trabajo de campo. Cabe aclarar que aunque la
muestra seleccionada de albergues visitados tiene representatividad a nivel nacional,
no la tiene así a nivel estatal, y el siguiente ejercicio sólo se realiza con el objetivo de
ilustrar algunas características del tipo de contratación que presentan las ecónomas.
241
Cuadro 7.4. ALBERGUES VISITADOS, ECÓNOMAS ENTREVISTADAS Y TIPO DE
CONTRATACIÓN
No. de albergues
visitados
No. de ecónomas
entrevistadas
Ecónomas
SEP
Ecónomas
CDI/Comunidad
Chiapas
10
23
19
4
Chihuahua
18
54
23
31
Guerrero
7
16
0
16
Hidalgo
9
20
13
7
Nayarit
3
7
2
5
Puebla
6
12
8
4
Veracruz
12
26
16
10
65
158
81
77
Estado
Total
Fuente: Elaboración propia en base a las entrevistas realizadas durante el trabajo de campo.
Del total de ecónomas que se entrevistaron (158) el 51.3% (81) son comisionadas por
la SEP y el 48.7% (77) provienen de la Comunidad / CDI. Los estados marcados con
verde presentan un número superior de personal adscrito a la SEP, mientras que los
marcados con amarillo lo presentan por parte de Comunidad / CDI.
Se puede apreciar que en estados como Guerrero, Chihuahua y Nayarit, ya es superior
el número de ecónomas de la Comunidad / CDI que las de la SEP (en Guerrero no se
entrevistó a ninguna de estas últimas), y el hecho se vuelve más relevante si
observamos que se relaciona con que son estos mismos Estados los que presentan las
contrataciones más recientes, entre 2004 y 2006, y de personal más joven, de los 18 a
los 25, es decir, desde la creación de la CDI se ha estado incrementando tal forma de
relación laboral.
A nivel nacional, para el 2006, tenemos los siguientes datos:
242
Cuadro 7.5. TOTAL DE ECÓNOMAS A NIVEL NACIONAL POR
TIPO DE RELACIÓN LABORAL
Tipo de Contratación
Frecuencia
Ecónomas SEP
Ecónomas Comunidad
Total
%
1,503
62.00%
921
38.00%
2,424
100.00%
Fuente: Elaboración propia en base a datos proporcionados por la CDI.
A diferencia de la muestra con la que se trabajó en campo, el número de ecónomas
contratadas por la SEP a nivel nacional representa más de la mitad del total. Sin
embargo, el que un poco más de la tercera parte tenga una relación laboral de origen
Comunidad / CDI, debe interesar a la institución por las consecuencias legales y
responsabilidades económicas de tal situación.
Esta proporción no sólo representa un mero dato estadístico, sino características y
relaciones económicas y laborales muy definidas y diferentes para ambos grupos de
ecónomas,
que
además
entraña
una
discriminación
a
mujeres
indígenas,
contraviniendo principios abanderados y defendidos por la propia CDI.
Ilustrando los casos, se tiene que, mientras que una ecónoma contratada por SEP
percibe en promedio de $4,000 a $5,000 pesos mensuales como sueldo, más una
compensación de $500 a $600 pesos por parte de la CDI, las ecónomas provenientes
de la Comunidad / CDI sólo reciben una compensación que va de los $2,200 a los
$2,500 pesos mensuales, por parte de la CDI. Es decir la diferencia es de entre $1,800
y hasta $2,800 pesos mensuales, sin que tal diferencia se pueda explicar por razones
de escalafón, calificación técnica, desempeño laboral, antigüedad o algún otro factor
sustantivo, básicamente todas las ecónomas realizan la misma labor, en condiciones
similares, con jornadas parecidas, pero el diferencial en sus ingresos por trabajo es muy
acentuado. En este tema es necesario revisar la variación en las compensaciones, ya
que las cuotas para este fin son fijas y de aplicación general en todos los albergues.
243
En segundo lugar, las ecónomas contratadas por parte de la SEP además de contar
con su base –con todos los derechos contractuales que eso implica-, ya sea
administrativa o docente35, cuentan con el servicio médico del ISSSTE, mientras que las
que las de Comunidad / CDI no tienen ni asistencia médica ni ninguna otra prestación.
Cabe mencionar que una consulta con médico particular, para las que no tienen una
clínica de salud cercana a la cual acudir, y según lo comentado por ellas, puede llegar a
costarles hasta $1,000 pesos, con todo y medicinas.
El sólo hecho de trabajar jornadas que van de las 13 a 16 horas diarias ya evidencia
una situación de trabajo desfavorable e injusta –sea cual fuere el tipo de relación
laboral-, pero es claro que el personal contratado por la CDI es mucho más vulnerable
laboral y económicamente hablando.
Si bien la figura del “personal de comunidad” nació con la finalidad de suplir
temporalmente la ausencia de personal contratado por SEP y con base en el albergue,
se observa que la utilización de esta figura tiende a crecer. Se habla, tan solo en el
caso de la muestra entrevistada, de prácticamente la mitad (un 48.7%) del personal de
cocina de los albergues que enfrentan condiciones laborales en desventaja.
A los bajos salarios percibidos por las ecónomas se suma el que no se les cubren
gastos tales como el transporte a sus comunidades, o para cuando tienen que ir a
cambiar su cheque36 (en los casos en los que les pagan de esta forma). Estos costos
son muy variados, dependiendo de la accesibilidad y vías de comunicación con la que
cuenten los albergues, y van de los $10 a los $50 en Chiapas, Puebla, Veracruz e
Hidalgo hasta los $150 o $200. Chihuahua es un caso muy particular, pues por su
geografía y lo alejado que se encuentran las comunidades indígenas de las principales
35
En las entrevistas realizadas en Chiapas se hace notar que las percepciones económicas de una plaza
administrativa son menores a las de una plaza docente, y la mayoría de las ecónomas comentaron
tener plaza del primer tipo.
36
Los costos de transacción incluyen gastos de transporte y la comisión que algunas tiendas o
particulares cobran por cambiar los cheques. En los casos donde estos son cobrados en bancos,
solamente se contempla el costo del transporte.
244
ciudades, además de los escasos caminos y medios de transporte que las comuniquen,
los costos se vuelven exagerados, incluso pueden llegar hasta los $1,400 pesos, viaje
redondo y comisión por cobro del cheque, por lo que lo más común es que se organicen
de forma tal que sea sólo una de ellas la que cobre los cheques de todas o que sea el
jefe de albergue el que realice dicha tarea.
Tampoco se les recupera a las ecónomas el dinero que gastan en viajar a las sedes
donde se imparte la capacitación que reciben en los CCDI o lo que pagan a las
personas que las sustituyen en la cocina cuando tienen que ausentarse del albergue.
A lo anterior hay que agregar que, existe un constante retraso en la entrega de
compensaciones por parte de CDI, que en algunos casos llegan a ser de hasta de 15
días. Un caso muy revelador de ello se registró, en el albergue Francisco I. Madero, de
la localidad de Nuevo San Juan Chamula, en Chiapas, donde a las ecónomas y jefe de
albergue no se les entregó la compensación de un mes. En su momento se les
argumentó, según lo relatado por las propias ecónomas, es que ese dinero iba a ser
destinado en su totalidad a otro albergue, que se encontraba en remodelación. Lo cierto
es que para el personal de comunidad esto representó el no percibir el total de su
salario de ese mes.
Todo lo anterior hace que el trabajo de una ecónoma además de absorber tiempo
completo, las mantenga en condiciones económicas sumamente precarias. Nos
comenta una entrevistada: “No nos alcanza esto que nos dan, ni para nosotras y menos
para nuestras familias, además por estar todo el día en el comal pues ni tiempo
tenemos para nosotras mismas, para lo personal”.
En general, y dejando lo económico a un lado, las relaciones entre ecónomas y
personal de la CDI y la SEP se presentan como buenas, en términos de relaciones
laborales. A pesar de las escasas visitas y supervisiones que las dos instituciones
hacen a los albergues, producto del poco recurso humano con el que cuentan, las
ecónomas reconocen tener una “buena comunicación” con estos representantes, salvo
245
algunos casos como el del CCDI de San Cristóbal de las Casas, en el que varias
ecónomas se quejan de que el encargado de albergues es sumamente grosero con
ellas.
7.2.3 La relación de la Ecónoma con el Beneficiario
“Se batalla mucho con ellos sobre todo
con los de nuevo ingreso y los más
grandecitos, pero siempre terminan por
entender...
de una u otra forma...”
Ya se mencionó con anterioridad que las responsabilidades de las ecónomas no se
limitan a la preparación de los alimentos. Debido a la carga de trabajo administrativo
que tienen que cubrir mensualmente los jefes de albergue37, o por la irresponsabilidad
que definitivamente presentan algunos de ellos, son las ecónomas las encargadas del
cuidado de los niños, así como de la organización para la realización de las comisiones
correspondientes a cada día.
Existe una especial relación de confianza entre las niñas del albergue y los niños más
pequeños con las ecónomas, las primeras por tratarse de una relación de identificación
genérica y los segundos por la falta de la figura materna, que sin duda se encarna en
estos miembros del personal del albergue. Los niños más grandes suelen mantenerse
más a distancia e incluso muestran, como rasgos propios de la edad, cierta indisciplina
y rebeldía. Comenta una ecónoma de Chiapas: “Las niñas siempre están con nosotras
y nos apoyan en las tareas de la cocina, pero los niños no pues se sienten muy
machos”.
Los métodos que cada ecónoma utiliza para “mantener el control y la disciplina” de los
beneficiarios son variados, y van desde el diálogo hasta los regaños, gritos y, en
algunos caso, los golpes.
37
En Chihuahua los períodos se manejan en bimestres.
246
Hay factores que determinan sustancialmente las formas de relación que se llevan al
interior de los albergues, entre ellos el uso de la lengua indígena para la comunicación
entre el personal del albergue, pero sobre todo con los beneficiarios. Si bien es cierto
que la pérdida de la lengua originaria se presenta como un problema en constante
crecimiento dentro de las comunidades indígenas, en la mayoría de los albergues que
se visitaron se describió como “importante y muy necesario” su uso para la
comunicación y entendimiento con los niños.
Casos como los de los estados de Chihuahua, Nayarit y Guerrero sobresalen, pues en
más del 60% de los albergues que se visitaron la lengua materna se ha dejado de usar
por parte de los niños, a pesar de que algunas ecónomas sí la hablen. Nos comenta
una ecónoma de Guerrero “Yo si hablo la lengua, mi compañera no mucho, pero ya no
importa tanto porque los niños sólo hablan el español, les apena hablarlo”.
Pero no es la pérdida de la lengua el único problema que afecta la comunicación entre
ecónomas y beneficiarios. Por ejemplo, como uno de varios casos, en el albergue “José
María Morelos”, de la localidad de Majeval, en Chiapas, las ecónomas hablan lengua
indígena, pero no la misma que los niños: “Nosotras hablamos el tzeltal, pero los niños
el tzotzil, por lo que tenemos que comunicarnos en español, y a veces muchos de ellos
no nos entienden...eso es un problema”.
Esta es una de las consecuencias que acarrea la colocación de personal en albergues
de regiones que, en términos culturales, no correspondan a los propios de dicho
personal, y que no considera características básicas para que el desempeño de estos
elementos operativos se lleve a cabo de manera adecuada.
En cuanto a la atención de los niños en caso de enfermedades o accidentes, la gran
mayoría de las ecónomas respondieron que lo que hacen es llevarlos directamente a la
clínica o centro de salud, pero ninguna argumentó tener la preparación adecuada en
247
prevención y primeros auxilios, además de que pocos albergues cuentan con botiquín
médico.
No obstante y sin lugar a dudas, es la ecónoma la persona que más tiempo pasa al
cuidado de los niños durante su estancia en los albergues, desde que amanece y les
dan sus primeros alimentos hasta que cae la noche y los llevan a sus dormitorios. Es
muy común que en el dormitorio de las niñas siempre se tenga una cama destinada a
una ecónoma.
7.2.4 Problemas que afectan la organización, operación y funcionamiento del
albergue: una mirada desde la cocina
“No joven, si refri si tenemos, y está
bien bonito....lo que no tenemos
es luz pa´ echarlo a andar”
Leandra Velasco
Ecónoma de Chihuahua
Entre los problemas más frecuentes que se presentan desde la cocina, y que, por
consiguiente, afectan directamente a la operación del programa y al eficiente
cumplimiento de uno los objetivos primordiales de los albergues, es decir, la
alimentación de los niños, se ubica en la falta de ciertos recursos e insumos básicos.
Sin duda, la falta de agua es el problema central, detectado en más del 80% de los
albergues. En ocasiones solamente es por temporadas (de secas), pero en estados
como Chihuahua o Puebla, suele presentarse durante todo el año. En palabras de una
ecónoma: “Batallamos mucho para conseguir agua, hay que caminar mucho tiempo y
como esa es tarea que muchas veces hacen los niños, puede ser hasta peligroso [...] ya
no se diga que esto nos da problemas para la limpieza de los espacios comunes y el
aseo de los niños, sino para la misma preparación de los alimentos”.
En segundo lugar, la falta de gas o el “poco recurso” que se da como gasto de
operación, y que por lo general está destinado a la compra, entre otros, de este insumo,
248
afecta sustancialmente la dinámica de la cocina. En los casos en los que los albergues
cuentan con estufa de gas (que cabe decir, no son la mayoría), el recurso es
insuficiente para cubrir el período mensual. Ésta es una de las causas por la que la
principal forma de preparación de tortillas, por poner un ejemplo, sigue siendo a base
de leña. Pero si la cantidad de gas apenas suele ser “suficiente” y debe ser “racionada”
dentro de la cocina, es impensable el uso del recurso para el baño y aseo de los niños.
También como fundamental se presenta la falta de energía eléctrica de calidad como
problema detectado por las ecónomas. Casi un 100% de los albergues visitados en los
estados de Chihuahua, Nayarit y Chiapas han tenido que implementar formas
alternativas para la obtención de energía eléctrica –como el uso de foto celdas- que
desafortunadamente no brindan el servicio óptimo para el buen funcionamiento de
ciertos aparatos electrodomésticos indispensables dentro de la cocina, por ejemplo, de
un refrigerador.
Por otro lado, ya no sólo se presenta el problema de insuficiencia de los de recursos
económicos para cubrir las necesidades de los albergues, en este caso de las que se
manifiestan dentro de la cocina, sino que además el retraso en la entrega de tales
recursos suele provocar más descontrol. Con períodos que llegan hasta los 15 días de
retraso, el personal del albergue se ve obligado a tomar medidas que le permitan el que
“los niños no se queden sin comer”, y éstas van desde el pedir prestado hasta el poner
“de su propia bolsa” para comprar lo necesario. Además, recordemos que como se
comentó anteriormente, este retraso se presenta no sólo en la entrega de recursos y
víveres para la operación del albergue, sino también en la entrega de compensaciones
al personal que labora en ellos.
En menor medida pero también como problema detectado por nuestras entrevistadas,
se presenta la entrega – por parte de DICONSA- de productos en mal estado o a punto
de caducar. Sin embargo, en los casos en los que se reportó dicho problema también
se dijo que es resuelto con facilidad: “Les decimos que nos cambien las cosas y lo
hacen, no batallamos mucho con eso”, comentaron.
249
Falta o mal estado de los utensilios de cocina (ollas, platos, vasos, etc.), estufas en
malas condiciones que representan un peligro latente tanto para las ecónomas como
para los niños y espacios e instalaciones destinados a la preparación de los alimentos
insuficientes o “cayéndose de viejas”, se suman a la lista de factores negativos
reportados por las ecónomas durante la evaluación de campo. En cuanto a la
problemática que se refiere a la serie de relaciones internas y externas que se
presentan en torno a los albergues, y que afectan directa o indirectamente su trabajo,
tenemos que las ecónomas reportan lo siguiente:
Por un lado, la falta de cooperación y apoyo por parte de los padres de familia en las
actividades del albergue. Siendo en muchos casos ellos los encargados de proveer al
albergue de recursos como la leña y el agua, el que dejen de participar genera
descontrol y mal funcionamiento. Esta actitud es percibida por las ecónomas en general
como una “indiferencia” por parte de los padres. Nos comenta una de ellas: “Aquí nos
los traen [a los niños] los domingos o el lunes temprano y ya, se olvidan de ellos, a
muchos no les interesa o prefieren estar tomando que hacerse cargo de ellos”.
Si bien tal “desinterés” puede ser uno de los factores que da explicación a la falta de
participación de los padres de becados en los albergues, otro que sin duda influye y de
manera importante es la distancia a la que viven con respecto a la ubicación del
albergue. Con jornadas de camino que van de la 1/2 hora a las 4, 5 o hasta 14 horas
(en el caso de Chihuahua) es impensable que los padres de familia puedan estar al
pendiente de lo que ocurre en el albergue diariamente. En Puebla se ha presentado una
alternativa a este problema, que hasta cierto punto parece viable, y es que para la
integración de comités de apoyo uno de los requisitos es ser habitante de la comunidad
sede. Pero sin duda es una medida que tendría que pensarse y adaptarse al contexto
particular de cada región del país.
En cuanto a otra interacción que se lleva a cabo en el albergue y que, en términos de
su funcionamiento operativo directo se presenta como crucial, hay aspectos que se
250
deben rescatar. Nos referimos a la interacción protagonizada por jefes de albergue y
ecónomas, Mientras que en la mayoría de los albergues visitados dicha relación se
describe como buena, cooperativa y fluida, hay casos que llaman la atención, por ser la
excepción a la regla.
Tal es el caso del albergue de la localidad de Majeval, Chiapas, en el que la mala
relación entre la jefa del albergue y las ecónomas repercute directamente en el óptimo
funcionamiento del albergue, sobre todo en una mala alimentación de los beneficiarios.
Las ecónomas argumentan que la jefa no les apoya en absoluto dentro de la cocina,
pero que además se desentiende de otras de sus funciones, como el cuidado de los
niños. Sin embargo la jefa del albergue reportó que son las ecónomas las que no
cumplen eficientemente sus tareas. Independientemente de quien tenga la razón en la
discusión, lo cierto es que se evidencian fricciones cuyo origen, entre otros factores,
pueden ser la posesión del control y autoridad dentro del albergue.
Este tipo de problemas se ven acentuados cuando alguno de los dos personajes es
nuevo en el albergue o cuando, por su antigüedad en el puesto, se han generado cotos
de poder que difícilmente están dispuestos a compartir.
Por otro lado, la falta de apoyo y “supervisión constante” por parte de las instancias
correspondientes –CDI / SEP- es detectada como fundamental para que los albergues
no presenten un buen funcionamiento. Aunque este problema tiene mucho que ver con
la falta de recurso humano dentro de los CCDI y la gran carga de trabajo que tienen que
cubrir, sin dejar a un lado los casos de explícita desatención y falta de compromiso que
presenta parte del personal que atiende a los albergues, pero el hecho es que las
ecónomas, como elemento operativo directo del PAEI, exigen una solución perentoria a
sus necesidades o –como comenta una ecónoma de Veracruz- “por lo menos” que la
gente encargada del Programa “se den más vueltas por los albergues, para que vean
cómo está la cosa realmente”.
251
Si bien la ecónoma lleva su vida laboral diaria dentro de la cocina, esto no la excluye de
estar al pendiente de lo que acontece en el resto del albergue, y por lo tanto, de las
carencias, problemas o necesidades que se presentan. Entre las observaciones más
recurrentes por el grupo de ecónomas entrevistadas, en torno a la problemática de los
albergues se encuentran las siguientes: falta de equipo en dormitorios, baños y aulas,
instalaciones en pésimas condiciones, falta de personal para la atención adecuada de
los niños, falta de material didáctico y tecnológico para mejorar la educación académica
de los becados, falta de actividades extra escolares culturales y deportivas, falta de
atención médica de calidad y constante tanto a becados como al personal del albergue,
entre otros.
Por último, es importante mencionar que las ecónomas están concientes de que deben
ser incluidas dentro de las acciones que se lleven a cabo para hacer frente a esta
problemática, como actores interesados que son en el Programa, sobre todo en lo que
respecta a la organización y elaboración de las gestiones específicas que cada asunto
requiere.
7.2.5 Percepciones generales y recomendaciones
No hay duda de que el mayor problema expresado por las ecónomas gira en torno a su
situación laboral y económica. Bajos salarios y compensaciones, así como retraso en la
entrega de los mismos, nulos derechos contractuales y extensas jornadas de trabajo
son lo más reiterado por ellas al momento de reflexionar sobre la problemática de su
vida dentro de los albergues.
Sin embargo, al preguntarles si estaban satisfechas con su trabajo la inmensa mayoría
respondió que sí, que les gusta laborar en los albergues y que lo hacen con agrado y
dedicación, tanto en lo que se refiere a las actividades propias de la cocina como a lo
que concierne al trato con los niños, pero que a pesar de ello la paga es muy poca.
Solamente uno o dos casos respondieron que definitivamente no les gustaba lo que
hacían y otros pocos que además de que les gustaba les parecía bien lo que les
pagaban.
252
En ese sentido el instrumento arroja datos claros sobre las percepciones económicas
de las ecónomas, las cuales están muy por abajo, de lo que supone el alto valor
agregado de su trabajo. Sin embargo encontramos que la ecónoma disfruta su trabajo,
el trato con los niños y la vida del albergue, que se siente identificada con su papel de
“gran madre” y lo asume con gusto.
Por otro lado, para la mayoría de ellas el Programa, a pesar de sus limitaciones, es un
gran apoyo para los niños de las comunidades indígenas y funciona bien, dentro de las
características que cada estado presenta. Sin embargo, es claro que dicho beneficio es
percibido más en el ámbito de la alimentación y la nutrición de los becados y en
segundo plano lo que se refiere a los procesos educativos y culturales.
Es necesario hacer puntual insistencia en que las condiciones laborales, contractuales,
económicas y de infraestructura en las que laboran las ecónomas deben de cambiar.
No obstante que, como atención a las recomendaciones presentadas en la evaluación
anterior, la compensación a ecónomas aumentó en un 25% para el 2006, ello no
compensa el valor real de su trabajo.
Para concluir, y a manera de “puntos”, se mencionarán las sugerencias más recurrentes
que las ecónomas expresaron durante las entrevistas cuyo objetivo es el de mejorar
tanto sus propias condiciones de trabajo como el funcionamiento del PAEI en general:
ƒ
Aumento de salarios y compensaciones.
ƒ
Otorgamiento de prestaciones laborales de ley.
ƒ
Aumento de recursos en general para la operación de los albergues.
ƒ
Pago de viáticos.
253
ƒ
Que se les permita que sus hijos, becados o no, puedan comer en el albergue.
ƒ
Mejorar la administración de los recursos ya existentes.
ƒ
Evitar los retrasos en la entrega de recursos, salarios y compensaciones.
ƒ
Introducción de servicios: agua, luz, gas, etc.
ƒ
Reparación – remodelación o, en muchos casos, reconstrucción de instalaciones.
ƒ
Creación de espacios de recreación para los niños.
ƒ
Compra de equipo nuevo para cocina, dormitorios y baños.
ƒ
“Dejar de hacer tortillas”, es decir, que se compren.
ƒ
Más y mejores capacitaciones en cuanto a nutrición se refiere.
ƒ
Asignar más personal al albergue, tanto para las cuestiones propias de la cocina
como para la atención y asesoramiento académico de los niños.
ƒ
Instalación de aulas de cómputo y capacitación para su uso.
ƒ
Desarrollo de actividades deportivas y culturales.
ƒ
Motivar la participación de los padres de familia.
ƒ
Mejorar la comunicación entre el personal del albergue (ecónomas - jefes de
albergue).
254
ƒ
Incentivar la buena conducta de los niños y la participación en las actividades de
los albergues.
ƒ
Incrementar el número de visitas de supervisión a los albergues por parte del
personal de CDI y SEP.
7.3 El Comité de Padres de Familia
En este apartado se trata de conocer cómo contribuye el Comité de Apoyo de Padres
de Familia para alcanzar la participación comunitaria y lo referente a la contraloría social
que se estipula en las reglas de operación del programa 2004.
La participación y colaboración de la comunidad son determinantes para la
gobernabilidad, es un indicador de la aceptación de los mandantes respecto del
mandatario. De ahí la importancia de generar mecanismos de participación y
colaboración de la gente en los programas de gobierno.
En términos de los comités de apoyo su participación corresponde a la voluntad de los
padres de familia, que eligen a sus representantes mediante una asamblea de padres
de familia, se vota por quienes se considera tienen mejores cualidades de
responsabilidad, compromiso, etc. Su encargo es de un ciclo escolar.
El análisis esta compuesto por cinco apartados, el primero parte de la explicación de
cómo intervienen los diferentes actores institucionales para lograr el objetivo del
programa, beneficiar a los niños y niñas indígenas. Considera la parte de los resultados
de la entrevista en que se manifiesta que los comités son un actor activo en la
realización de actividades de mantenimiento, limpieza, vigilancia y promoción del
albergue. En el segundo apartado se destaca la función de contraloría social del comité
de apoyo, y las actividades del mantenimiento que realiza el comité de apoyo. En el
tercer apartado se analiza la participación de hombres y mujeres dentro del comité de
apoyo, así como la promoción de la convocatoria del albergue y la oferta y demanda de
255
ingreso. En el cuarto apartado se hace una descripción de las consideraciones que
tiene el comité de apoyo sobre la calidad de la alimentación y la infraestructura en el
albergue y lo relacionado a los proyectos productivos que se impulsan en los albergues
escolares indígenas. En el quinto apartado se trata de elucidar propuestas y
conclusiones respecto a la participación de los padres de familia a partir de los comités
de apoyo.
7.3.1 El papel de los comités de apoyo de padres de familia
El Programa de albergues escolares indígenas como política de atención del gobierno
federal por más de 30 años implica a su vez una corresponsabilidad entre las
autoridades responsables del Programa así como de los actores sociales que se
encuentran en comunidad: autoridad comunitaria, padres de familia, ayuntamiento,
clínicas de salud, etc. Todo ello en claro beneficio de los niños que son la población
objetivo del PAEI.
Cuadro 7.6. Actores en torno a la formación del niño
Relaciones externas
Comunidad
Relaciones internas
Sede
Albergue
Ecónomas
Comunidades
aledañas
Mtro.
CONAFE
Niño
Jefe de Comité
Autoridad albergue de Padres
Comunitaria
Escuela
SEP
CDI
Fuente: Elaboración propia a partir de las Reglas de Operación.
De esta forma se puede apreciar en el cuadro 7.6, la dinámica que se genera entre los
actores involucrados en la formación de los beneficiarios. Se ubica en el centro del
esquema
al
niño
en
general
como
beneficiario
del
Programa,
relacionado
intrínsecamente por dos tipos de relaciones, una interna y otra externa.
256
La primera se refiere al contacto que tiene durante su estancia en el albergue con
diferentes instituciones, que se han coordinado para realizar actividades en su favor. Se
tiene presente al Jefe de albergue que es el responsable ante la CDI de aplicar el
programa en la comunidad. Las ecónomas que son las responsables de preparar los
alimentos durante la estancia de los niños en el albergue. El maestro asignado por el
Conafe es el apoyo que se brinda para aclarar dudas que se generan durante las clases
escolares de los niños.
Los Comités de Apoyo de los Padres de Familia es una instancia comunitaria
conformada por los padres de familia de los beneficiarios del albergue que se eligen en
asamblea al inicio de cada ciclo escolar, tienen a su cargo responsabilidades de
organización y realización de actividades que procuran el objetivo del programa38.
La relación externa se establece con instituciones de gobierno a nivel federal, estatal y
municipal. Como instituciones federales y estatales se identifica a la Comisión Nacional
para la Atención de los Pueblos Indígenas (CDI), en general, en particular las
Delegaciones estatales y los respectivos Centros Coordinadores a nivel regional, la
Secretaria de Educación Pública (SEP) encargada de reconocer los estudios que
realizan los beneficiarios del programa en sus respectivas escuelas a la que asisten los
niños; tanto de la comunidad sede como de localidades aledañas. La Autoridad
Comunitaria es la responsable de vincular a la comunidad con las autoridades del
municipio respecto a la colaboración que se requiera, la Comunidad Sede es el lugar
donde se ubica el albergue, las comunidades aledañas son los territorios de donde
provienen los beneficiarios.
De esta manera se tiene en general una amplia descripción de quienes intervienen en
el Programa. En particular interesa para este análisis conocer cuál es el papel que
desempeñan los comités de apoyo y cómo es que perciben su colaboración dentro del
albergue escolar indígena.
38
CDI (Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas) (2004), Reglas de Operación
2004, México, D. F.
257
Otra de las razones para destacar la participación de los padres de familia es la que
reconoce la Dirección General de Educación Indígena de la Subsecretaría de
Educación Básica y Normal en los Lineamientos Generales para la Educación
Intercultural Bilingüe para los niños y las niñas Indígenas en los numerales 14 y 15 que
mencionan lo siguiente: 14.- La educación intercultural bilingüe para las niñas y los
niños indígenas promoverá la participación
de la comunidad educativa y de las
autoridades, organizaciones e individuos de la comunidad indígena tanto en la
definición de los propósitos y contenidos educativos, como en el desarrollo de los
procesos que se realicen para lograrlos. Lineamiento 15.- La educación intercultural
bilingüe para las niñas y los niños indígenas promoverá la participación de la
comunidad educativa, de la comunidad indígena y de la comunidad en general como
mecanismo de control social de la oferta educativa39.
De tal forma la importancia de la participación de la comunidad en el proceso de
enseñanza es determinante, para lograr la inserción de las comunidades en la
educación sin que pierdan su identidad, sumado a la necesidad de incluir en el proceso
a los agentes que impulsen su desarrollo.
Con lo anterior, la aplicación de la entrevista a Comités de Apoyo de Padres de Familia
ha dado como resultado en la muestra a 65 albergues escolares, que ellos son un actor
activo en la cooperación para la realización de actividades de mantenimiento,
limpieza, vigilancia y la promoción de las actividades del albergue hacia las
comunidades.
Un comité de apoyo se crea como un dispositivo de participación de las comunidades
aledañas y / o de la comunidad sede. A principios de cada ciclo escolar, se elige a sus
integrantes. En general los comités de apoyo fueron electos en este ciclo escolar.
39
SEP (Secretaría de Educación Pública) (1999), Lineamientos Generales para la educación intercultural
bilingüe para las niñas y los niños indígenas, México, D. F., versión pdf.
258
Lo anterior permite establecer por el comité una responsabilidad compartida, debido a
que asume la representación como una delegación del grupo de padres de familia, por
ciertas características: vivir cerca del albergue, el grado de responsabilidad que se
conoce del padre o madre de familia, además de confiar su actuación en beneficio de
los niños en el albergue, por citar algunas, en otras se obliga a su cumplimiento como el
caso de la entrevista en el albergue Francisco I. Madero en el Municipio de las
Margaritas, Chiapas en donde la selección e integración del comité se hace en
asamblea pero de no aceptarse por el padre de familia se le obliga (moralmente), no
hay marcha atrás, debe aceptarse sin pretexto alguno.
La responsabilidad del comité de apoyo se traducirá en la rendición de cuentas a partir
de lo realizado, en una asamblea de padres de familia por lo general se expresa que es
lo que se ha hecho, en algunos casos, la información se proporciona al Jefe de
albergue, a la autoridad de los Centros Coordinadores o el municipio, indistintamente.
Las reuniones se efectúan en diferentes periodos: semanal, quincenal, mensual,
bimestral, trimestral o anual.
7.3.2 Controles sociales
Otro de los mecanismos de participación que se atribuye a los comités de apoyo es que
tienen una función de contraloría social, entendiendo por ello a la participación de las
comunidades indígenas en las actividades y propósitos del albergue en general, en lo
particular verifican
las actividades del jefe de albergue, las ecónomas. Además
supervisan el proceso de abasto y adquisición de los alimentos, el mantenimiento y
vigilancia en general del albergue.
7.3.3 Información proporcionada
Para la toma de decisiones es importante que se proporcione a los padres de familia
información respecto a la organización y funcionamiento de los albergues, garantizando
con ello tomar decisiones en colectivo y no quedar como un ente pasivo.
259
De esta manera la información permite establecer en el individuo criterios que den
pauta a tomar una decisión. El origen de está deber ser de primera fuente.
Con resultados obtenidos de los entrevistados se sugiere que siete de cada diez recibe
información de la situación del albergue a través del jefe de albergue, con ella se
conoce el funcionamiento laboral que hay en el albergue: CCDI - jefe de albergue –
ecónomas – maestro CONAFE; la relación de responsabilidades y derechos de los
niños durante su estancia en el albergue; las actividades de mantenimiento, limpieza y
vigilancia, y la relación de control del gastos mediante un acompañamiento que se da al
jefe de albergue en las compras de frescos y la revisión de notas y facturas para su
integración en un informe de gastos mensual que se envía al Centro Coordinador
Indígena respectivo.
En su mayoría los comités han recibido información sobre el uso que se le da al dinero
por el jefe de albergue.
7.3.4 Características del mantenimiento
En otra de las intervenciones del comité de apoyo es la que se refiere al mantenimiento
en el cual se promueve la participación para efectuar reparaciones menores como las
siguientes: cercado perimetral, reparación de bancas, en el caso de alguna
construcción en el albergue los papás hacen desde la mezcla hasta la pega de
tabiques, etc., y en general hacen el chapeo (poda de arbustos y limpieza de caminos
comunes, canchas, patios), en la mayoría de los casos las mujeres participan en la
preparación de alimentos y actividades relacionadas a la cocina del albergue, también
lo hacen en actividades de limpieza, barrer, lavar pisos.
Es necesario mencionar que en el mantenimiento poco más de la mitad de los
entrevistados realiza actividades sin contar con un programa definido para tal fin, su
actuación es eventual, no existe una noción sobre la prevención del deterioro de las
instalaciones para su anticipación a las reparaciones o sustituciones diversas. Es decir
al hacerse un mantenimiento correctivo no se prevé su obsolescencia en el mediano
260
plazo, ni por el Jefe de albergue ni por el Comité de apoyo, sólo hasta que nuevamente
aparece el “problema”.
Cuando existe un plan de mantenimiento los integrantes de Comité de apoyo
mencionan que sí fueron considerados para su elaboración y aplicación, pero este es
de carácter semanal o mensual nunca anual como lo establecen las Reglas de
Operación.
7.3.5
Participación Comunitaria
7.3.5.1 Participación de Hombres vs. Mujeres
La participación de los padres de familia por género en el comité de apoyo en primer
lugar, en la mayoría de los casos es realizado por los hombres y en menor medida la
participación de la mujer.
Es importante destacar que la participación como tal en alguna actividad que beneficie
a la comunidad es en su mayoría socialmente reconocida, principalmente quien va a
ocupar el espacio social es el hombre como una cuestión de socialización y
reconocimiento del otro, mientras que a la mujer, por su papel dentro del hogar, su
participación sólo le es reconocida por la comunidad cuando su pareja esta ausente o
cuando es madre soltera. Aunque también es prudente señalar que la participación de
hombres y mujeres será reconocida en mayor medida en los lugares que estén
próximos a ciudades con mayor población.
7.3.5.2 Promoción
Las actividades de promoción para ingresar al albergue la realizan en conjunto el Jefe
de albergue, las Ecónomas y el Comité de apoyo. En particular el comité de apoyo
utiliza las estrategias de pega de carteles, reuniones en comunidades, envían mensajes
desde la radio comunitaria a las comunidades, se visita las casas de los niños e invita a
los padres para que asistan al albergue. Antes de salir de clases los maestros invitan a
261
los niños y padres de familia para que al nuevo ciclo escolar lleven a sus hijos al
albergue.
7.3.5.3 Oferta y demanda de ingreso
Los comités entrevistados expresan que existen niños que podrían ingresar al albergue
pero no realizan el trámite de ingreso debido a ciertas situaciones entre las que
destacan: la lejanía del albergue respecto a la ubicación de su domicilio, por otro lado la
percepción de que se ha generado en los albergues mala fama respecto al trato que se
da a los niños durante su estancia y al tipo de alimentación que se brinda, hay
ocasiones en las que se les da carne, verduras, u otro alimento y no están
acostumbrados, no les gusta, por ello no recurren al albergue para ser becados y
continuar con sus estudios.
Otro factor son los deberes a los que están sujetos los niños durante su estancia en el
albergue y en algunos casos a la desconfianza que se genera en los padres de familia
cuando se trata de sus hijas, no creen conveniente el dejar asistir a sus hijas a los
albergues, por quedar vulnerables a la socialización con niños del sexo opuesto.
Aunado a ello existen comunidades aledañas que no envían a sus niños al albergue
debido a que en su comunidad cuentan con el nivel y grado escolar de acuerdo a la
edad del niño. Es decir cuentan con educación preescolar, primaria y en algunos casos
con secundaria y bachillerato, según sea el caso. O en definitiva los padres de familia
no consienten el estudio en sus hijos y por lejanía.
Los entrevistados en la mayoría de las veces señala que la selección de los niños se
hace a partir de los criterios de necesidad económica en la familia a beneficiar y la
lejanía de la comunidad origen del niño.
También en algunos casos se considera cubrir los requisitos de ingreso por los padres
de familia, en donde los padres tienen que hacer meritos desde un año antes,
262
obligándose a participar dentro del comité de padres y sujetos a evaluación por la
asamblea de padres de familia y llegado el momento de solicitar el ingreso de los niños,
se sujeta al resultado de los votos, lo que determina el ingreso del niño.
En el caso de albergue Sor Juana Inés de la Cruz en Ixmiquilpan, Hidalgo se les pide a
los jóvenes presenten examen de conocimientos previos y la calificación en su boleta
de grado anterior debido a que en este albergue sólo se proporciona el grado de
bachillerato.
Con lo anterior se cumplen algunos criterios de elegibilidad descritos en las reglas de
operación para el programa de albergues y se conoce de otros que las propias
comunidades consideran necesarios para el ingreso de los niños al albergue.
En general la participación de los padres de familia se limita en este aspecto, ya que el
Jefe de albergue decide sobre el total de solicitantes a ingresar al albergue. En algunos
casos sí participan los papás y el jefe de albergue en la selección de los niños.
Esto origina un problema en el diseño de la participación de los padres en las reglas de
operación, debido a que se evita que los padres participen en la selección de los niños,
cuando se dice que es una de sus atribuciones. Cuando se integra el comité de apoyo,
al inicio del ciclo escolar, no cuentan con conocimientos respecto al funcionamiento del
albergue, no pueden entonces participar en la selección de los niños debido a que ya
están en clases. Lo que se traduce en la necesidad de capacitar a los comités de
padres que están por ingresar.
La promoción se hace a fin de ciclo escolar bajo la responsabilidad del comité que esta
por terminar su gestión, de tal forma sólo se promueve el ingreso y se hace a un lado la
participación del comité en la selección de los niños. Al incorporarse el nuevo comité no
sabe que hacer, requiere de información, de capacitación y sólo se limita a conocer y
promover reuniones de organización de tareas para el beneficio del albergue (v. Cuadro
7.7)
263
Cuadro 7.7. LÍMITES DE LA PARTICIPACIÓN DEL CAPF
Ciclo escolar
0
Se elige a
comité
de padres
Se hace el
plan
de mto., anual
Se promueve
la convocatoria
del albergue
Transición
de CAPF
1
0
Ciclo escolar
1
Se hace el plan
de mto., anual y
mensual
Se elige a un
nuevo comité
de padres
Se promueve
la convocatoria
del albergue
Fuente: Elaboración propia.
La opinión que tienen los comités de apoyo respecto al sexo de los niños al momento
de ingresar al albergue en su mayoría mencionan que no les importa si son más niñas o
niños, todos tienen derecho de participar y el hecho de mencionar que la estructura de
ingreso sea equitativa, no lo ven como factible debido a que sí se presentan niños al
principio de las inscripciones no pueden cerrarle las puertas, y viceversa.
Tres de cada seis comités de apoyo consideran que tiene que darse el apoyo a la
comunidad sede con algunas becas para sus niños, ya que en algunas comunidades se
privilegia a los niños de las comunidades aledañas, solo que en estas ya hay escuelas y
no acuden los niños por esta situación. Se reconoce que todos tienen derecho de
participar en el albergue escolar indígena. Una cuarta parte rechaza este esquema,
debido a que en sus comunidades aún existe la carencia de escuelas y el albergue
escolar es un expediente para recibir educación formal.
7.3.6 Alimentación, Infraestructura y Proyectos Productivos
7.3.6.1 Alimentación
En este apartado la mayoría de los encuestados considera que los alimentos que se
proporcionan a los niños durante su estancia en los albergues son buenos ya que
incluyen en su dieta diaria alimentos variados, tales como carne, verduras, frutas, leche,
264
huevo, etc. Otra idea es que al ser una alimentación balanceada y mejor a la que
reciben en su casa, los niños al tener contacto con alimentos que no son de su
consumo diario, carne de pollo, res o pescado, llegan a tener problemas de digestión
que al consumirlos de manera regular se van adaptando y obtienen mayores beneficios.
Debe destacarse la responsabilidad que asumen los padres de familia respecto al
cuidado y vigilancia de lo que consumen los niños en el albergue, por ejemplo en el
estado de Guerrero en el municipio de Ahuacuotzingo en el albergue Vicente Guerrero
el comité supervisa los alimentos, que la carne este fresca, los alimentos no estén
crudos, las tortillas no se sirvan quemadas, la cantidad sea adecuada para los niños.
Por otro lado, debe motivarse la participación de los comités de apoyo para evitar los
abusos por autoridades del albergue y promover la colaboración entre las autoridades
del albergue y padres de familia para contrarrestar lo que sucede en el albergue
“Motolinía”, en Guadalupe y Calvo en el estado de Chihuahua en donde la Jefa de
albergue a decir de los entrevistados “Sí se les da de comer bien (a los niños), pero a
veces no mucho, porque la jefa se lleva las llaves del almacén y hay poquita comida, un
día no comieron los niños por eso. Saca la comida del almacén y se la lleva”40. Sin duda
la intención de permitir la participación y acompañamiento en la gestión de los
albergues por los padres de familia se vuelve prioritaria.
Otro ejemplo respecto a cómo ha cambiado la situación de los albergues, se tiene en el
estado de Puebla, en el albergue México en el municipio de Zautla, dice la profesora
Felicitas Huerta Vázquez que “antes sufrieron porque no se aseguraba la alimentación
para todos, no alcanzaba y tenían que salir a pedir el apoyo de los vecinos, ahora ya se
cuenta con los alimentos que ellos necesitan y se les proporcionan sus tres comidas”41.
40
(2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “Motolinía”, en el municipio de
Guadalupe y Calvo en el Estado de Chihuahua, N° de control 20. PAEI.
41
(2006) Entrevista a Comité de Padres en Albergue Escolar Indígena “México”, en el municipio de Zautla
en el Estado de Puebla, N° de control 44. PAEI.
265
De ahí que sea prudente contar con los alimentos necesarios y adecuados para la
región en donde se ubica tanto el albergue como las localidades de donde provienen
los niños, por ello es indispensable que desde la propia CDI se promueva una dieta no
genérica sino especifica a nivel regional con la que se contemple las necesidades de
las comunidades a partir de expertos en el tema nutricional. Ejemplo de ello es lo que
se menciona
por el comité de padres en el albergue José María Luis Mora en el
municipio de Hidalgotitlán en Veracruz donde hay un nutriólogo que diseña un menú
adecuado para los niños.
7.3.6.2 Condiciones de infraestructura
Sin duda el hospedaje es otro de los rubros a considerarse por el Programa. Los
entrevistados mencionan que las instalaciones de los albergues son inadecuadas, sus
respuestas en la mayoría fueron negativas, resaltando las necesidades de
mantenimiento en general del albergue, la ampliación de las actuales construcciones;
cocina, comedor y dormitorios principalmente.
Se manifestó en la mayoría de los casos la necesidad de atender los sanitarios en la
instalación para las regaderas y lavabos así como cambiar los retretes.
En dormitorios proveer de literas y colchones nuevos. Además de dotar de instalaciones
para el almacenamiento de agua. Ejemplo de lo anterior es lo señalado en la entrevista
hecha al comité de apoyo del albergue 16 de septiembre en el municipio de Guachochi,
Chihuahua en cuya respuesta se expresa lo siguiente ”Pregunta 17. ¿Consideran que
las instalaciones del albergue son adecuadas (dormitorios, cocina, comedor, baños,
sala de usos múltiples, etc.)?, ¿por qué? R= “No, porque duermen 6 niños por cama, les
hacen falta literas”. Otro caso similar es el que se presenta en el estado de Hidalgo en
el municipio de Xochiatipan en el albergue Bartolomé de las Casas en el que “(…)
duermen tres niños en una cama, las camas son individuales, se han solicitado camas y
no hay respuesta… el área de comedor es sumamente reducida para los 92 niños del
albergue, hay ‘boiler’ pero no hay gas (…)”.
266
En cuestión de recreación se solicita la realización de áreas de esparcimiento que
contengan una cancha y juegos infantiles. Y la construcción de salones de usos
múltiples para realizar sus tareas, juegos de mesa, talleres y reuniones. Ejemplo de lo
anterior es lo que se mencionan por parte del comité de apoyo del albergue escolar de
“Margarita Maza de Juárez” en Las Margaritas, Chiapas en donde se responde que las
instalaciones no son las adecuadas porque falta agua, cancha y utensilios de cocina.
7.3.6.3 Proyectos productivos
En este aspecto, los comités de apoyo señalan en una cuarta parte que si cuentan con
algún tipo de proyecto productivo. El resto menciona que no ha tenido participación
alguna en la realización de algún proyecto productivo. Esto es importante debido a que
los albergues son espacios en los que se fortalece la identidad cultural, se reproducen
las creencias, la cultura, los “saberes” que han predominado en alguna comunidad, la
lengua materna, la forma de cultivar ciertos productos, etc., y su ausencia se puede
entender por un lado a la falta de importancia que se le da a los cultivos por parte de
quienes dirigen el albergue y a la falta de apropiación por los padres de familia de estos
espacios educativos para transmitir sus conocimientos sobre prácticas agrícolas y cría
de animales de traspatio. En las actuales circunstancias de los albergues, los proyectos
productivos son inviables sin la participación de la comunidad.
De los casos en los que se destaca la importancia que tienen los proyectos productivos
señalaremos solo dos de ellos, ambos en el estado de Chiapas, el primero en el
municipio de Nicolás Ruiz en el albergue “Jaime Nunó”: “El maíz que cosechan se lo
compran a $1300 ó $1600 la tonelada y al año ellos producen entre una o una y media
tonelada.”
El segundo albergue, “Everardo Hernández Pérez”, ubicado en el municipio El Porvenir:
“El terreno donde siembran la papa es rentado y el costo es de trescientos pesos la
cuerda…, de una cuerda obtienen mil kilos y lo venden a tres pesos el kilo más o
267
menos. Se siembra en marzo para cosechar en julio. En el mes de agosto pasado hubo
cosecha de papa“.
De esto es imperativo apoyar a los albergues para que se cumpla lo dispuesto en las
reglas de operación del programa de albergues escolares en donde plantea que el
excedente en especie y/o en efectivo que generen los proyectos productivos de los
albergues se destinarán para la reinversión en las necesidades de los mismos y serán
supervisados por los Comités de apoyo de padres de familia. Ante esto se supone la
acción de realizar en cada albergue algún proyecto productivo pero en la práctica es
una actividad secundaria o sin importancia.
7.3.7 Algunas consideraciones al tema
La importancia que adquiere la participación en la aplicación de programas sociales es
por de más relevante. En el caso del Programa de Albergues Escolares Indígenas
(PAEI), se observa su valía a través del Comité de Apoyo de Padres de Familia con el
cual se garantiza de algún modo el desarrollo del Programa.
En la actualidad la operación del PAEI cobra importancia, en la medida en que satisface
las necesidades de las comunidades donde tiene presencia. A partir de este análisis se
conoce la opinión que tiene el Comité de Apoyo a partir de su contacto con la vida
cotidiana de los albergues y de las propuestas que hace para mejorar la calidad del
servicio en beneficio de los niños y niñas indígenas en 21 estados de la República
Mexicana.
Si bien con la participación de los comités de apoyo se garantiza una gobernabilidad
democrática y de mínimos satisfactores es necesario y prudente capacitar a sus
integrantes en lo que es el albergue escolar, la función en las comunidades donde hay
albergues escolares y sensibilizar sobre la participación en las diferentes tareas que la
mujer puede realizar desde la organización, dirección y ejecución de responsabilidades
comunitarias y lograr una apropiación de este espacio público por hombres y mujeres
indígenas.
268
El abuso del poder por quien lo ostenta tiene lugar cuando no se tiene la información
sobre cómo funciona la institución y el programa. Ejemplo en una comunidad el ingreso
de un niño o niña como beneficiario puede tornarse perverso si se condiciona a ciertos
favores. Carecer de información respecto de qué hacer ante cierta situación obliga a los
padres de familia a depender por conveniencia de quien ejerce el poder, pero si el
comité y los padres de familia en general reciben una capacitación sobre sus derechos
y obligaciones, el papel de los funcionarios en el albergue y su funcionamiento,
disminuye la posibilidad de que se incurra en abusos, reduciéndose las anomalías
cuando se logra obtener el apoyo de los padres de familia en general para alcanzar los
objetivos del Programa.
En circunstancias en que ha tenido lugar la participación comunitaria, se ha observado
que cuando los padres de familia se quejan de un jefe de albergue lo hablan con el
responsable del CCDI y en algunos casos se ha resuelto sustituyendo al Jefe. En otros
casos se presiona al CCDI regional para que actúe y tome una decisión respecto al tipo
de problemas que existen.
Además los albergues escolares son ser espacios adecuados para el fortalecimiento
cultural e identitario en las regiones en que tienen incidencia. Por ello es necesario
establecer mecanismos para favorecer la participación interinstitucional real de actores
sociales como el municipio, el área de salud en el municipio, las organizaciones
sociales cuando las haya, la colaboración de universidades para la práctica profesional
en sus aulas, la supervisión constante de las áreas de la CCDI y de su cooperación con
la SEP.
7.3.8 Propuesta
ƒ Suministrar una libreta a cada CAPF para el control de reuniones y levantamiento
de actas de acuerdos y se suscriban por los participantes.
269
ƒ Que el CCDI correspondiente capacite a los CAPF sobre el funcionamiento de los
albergues y el papel de los padres para lograr el objetivo del programa.
ƒ Aprovechar los espacios del albergue en los fines de semana para proporcionar
educación a los adultos, principalmente a padres y madres de familia.
ƒ Editar Cuadernillos informativos sobre el funcionamiento del albergue dirigido a los
padres de familia, autoridades comunitarias y al municipio.
7.4 Los Maestros o autoridades escolares
El análisis de las entrevistas a las autoridades escolares en torno al funcionamiento de
los albergues y del bienestar de los alumnos beneficiados, parte de la consideración
central de que el Programa tiene la finalidad de dar alimentación y hospedaje seguro a
niños indígenas de bajos recursos que no cuenten con escuela en su comunidad. Con
la intención de facilitar el análisis de este apartado dividimos el análisis en seis temas:
•
Conocimiento del albergue
•
Calidad de vida en el albergue
•
Aprovechamiento escolar
•
Relación albergue – comunidad
•
Relación albergue – escuela
•
Recomendaciones de los maestros al Programa
7.4.1 Conocimiento del albergue
Considerando que los albergues se encuentran ubicados en localidades pequeñas y
que existe una relación natural (aunque no siempre sólida) entre éstos y las escuelas es
comprensible que la gran mayoría de los maestros entrevistados los conozca y los haya
visitado alguna vez; incluso más de uno dijo haber sido jefe de albergue en algún
momento de su carrera magisterial. Asimismo saben del funcionamiento y comentan, en
270
general, que se trata de un lugar donde los niños comen, duermen y les ayudan con sus
tareas; hubo quienes abundaron en la descripción del personal y sus tareas además de
los mecanismos de abastecimiento. Sin olvidar que el albergue ha visto pasar ya
muchas generaciones dado que su antigüedad data de más de 30 años de servicio; lo
cual nos permite aseverar que éstos han asumido un papel protagónico dentro de las
comunidades donde se localizan haciendo casi imposible que los maestros no tengan
idea de cómo se realizan sus actividades.
El número de niños provenientes del albergue que atiende la escuela nos da una
referencia del vínculo existente entre ambas instituciones; dicho número oscila entre 4 ó
5 alumnos en preescolar o secundaria hasta 162 niños en primaria en los casos en que
prácticamente el 100% de la matrícula procede del albergue como es común en
Chihuahua y Nayarit, considerando que en estas entidades aún se mantiene el
esquema de albergue-escuela ya que comparten el espacio físico, generando mejores
esquemas de participación entre las dos instituciones además de compromisos y
apoyos mutuos.
Tomando en cuenta la ocupación media nacional de los albergues que es de 55 niños,
llama la atención que existan albergues con más de cien beneficiarios sobre todo
contemplando la capacidad y la antigüedad de las instalaciones, así como el mobiliario
disponible.
7.4.2 Calidad de vida en el albergue
Es importante tener una opinión con respecto a la calidad de vida que los beneficiarios
tienen dentro del albergue si reparamos en que los niños pasan allí cinco de los siete
días que tiene la semana.
Podemos utilizar como indicadores en este ámbito la
alimentación, la salud y la clase de alojamiento que se les ofrece.
271
Un elemento que se hizo presente de manera reiterada durante todo el trabajo de
campo y que por lo tanto gran parte de los entrevistados resaltó fue el de la
alimentación, éste es para muchos el principal beneficio que obtienen los becarios y al
cual se le atribuyen otros logros como el aprovechamiento escolar. Se tiene pues la
impresión generalizada de que los alumnos se encuentran bien alimentados, que
comen tres veces al día y variado; lo cual coincide con los resultados obtenidos en la
encuesta realizada a los beneficiarios donde cerca del 80% dijeron que no se quedaban
con hambre después de comer. Algunos maestros comentan que les gustaría que, por
lo menos, este beneficio se extendiera a más niños. Sólo hubo dos casos en los que se
dijo que la alimentación era deficiente, tratándose ambos de albergues ubicados en el
estado de Chiapas.
Las condiciones de salud e higiene en que se encuentran los beneficiarios son, sin
lugar a dudas, factores determinantes de su calidad de vida dentro de la institución;
éstas, a su vez se encuentran vinculadas con la disponibilidad de agua potable, de
drenaje de algún tipo, las visitas médicas preventivas y una alimentación no sólo
abundante sino balanceada, por mencionar las más importantes. En el mismo sentido
también es importante señalar que los albergues escolares se encuentran distribuidos
por todo el territorio nacional y por lo tanto los niños están expuestos a diversos climas
y condiciones geográficas, en donde las características actuales de las instalaciones en
muchos casos no ofrecen la protección adecuada.
El tema de la salud cobra importancia no sólo por ser uno de los derechos de los niños
sino, por que la enfermedad puede ser causa de ausentismo escolar en detrimento de
uno de los principales objetivos del Programa que es garantizar la asistencia a clases.
En este sentido la incidencia de ausentismo escolar por enfermedad resultó de regular
impacto ya que aproximadamente la mitad de los entrevistados reportó que los niños
faltan por este motivo; las enfermedades más frecuentes fueron las respiratorias (gripa
y tos) y casos de fiebre sin determinar la causa, una incidencia menor tuvieron las
enfermedades de la piel que además coinciden con la falta de higiene de los niños
272
asociado a la carencia de agua principalmente. Dos o tres casos aislados reportaron
enfermedades estomacales y uno en específico una epidemia de salmonelosis, lo cual
podría ser indicativo de la falta de higiene con que son preparados los alimentos así
como su calidad. Es importante mencionar que para algunos maestros los casos de
enfermedad, a pesar del ausentismo, no son considerados graves ni anormales con
referencia a los parámetros locales.
En cuanto al aseo personal, en general los beneficiarios se presentan a su escuela
limpios salvo aquellos casos en que la disponibilidad de agua no es regular y en
aquellos otros donde no existe un servicio de agua caliente y el clima frío es un
impedimento para generar el hábito del baño diario, por lo que se han organizado para
tomar uno o dos baños por semana, sesiones donde incluso los propios maestros
participan acompañando y cuidando a los niños cuando es necesario acudir al río para
tal efecto. Esta práctica es extendida en localidades ubicadas en Chihuahua y Nayarit,
mientras que en Guerrero, Chiapas e Hidalgo se manifiestan de forma aislada.
En lo que respecta a las características del alojamiento y la seguridad del mismo fueron
pocos quienes dijeron que el albergue era inseguro, unas veces por la ubicación ya que
este se encuentra cerca de un río o en las orillas del pueblo y otras, simplemente por
falta de una barda que delimite el terreno, lo mismo que por compartir espacio con la
escuela, como es el caso del albergue “Venustiano Carranza” en Santa Bárbara,
municipio de El Nayar, en Nayarit donde a decir del maestro, los niños del albergue
rompen los vidrios de la escuela cuando juegan por las tardes. En concordancia la
ubicación geográfica fue considerada, en su mayoría, adecuada toda vez que los
albergues se han localizado en comunidades céntricas con respecto a su área de
influencia; las pocas recomendaciones de reubicación hacen referencia a realizarlas
dentro de la misma comunidad por las circunstancias ya mencionadas.
273
Así, muchos de los maestros con los que platicamos reconoce que vivir en el albergue
es la mejor opción aún para niños de la comunidad sede, de igual forma consideran que
las necesidades de los beneficiarios son cubiertas y –de nueva cuenta- hacen
referencia a la alimentación pero también al hospedaje y al beneficio que obtienen de
no tener que trasladarse diariamente desde sus comunidades de origen, que como ya
sabemos, se encuentran alejadas. Adicionalmente existen otros motivos en favor de su
permanencia en el albergue como son los hábitos de disciplina y orden que se les
inculcan o alejarlos de los malos ejemplos de sus padres, que suelen emborracharse,
así como para evitar la inasistencia por motivos de trabajo ya que a decir de ciertos
maestros los niños que se van a su casa a dormir (aunque comen en el albergue) llegan
a faltar a clases porque se van a trabajar con sus padres, principalmente en el campo.
Por el lado contrario hubo quienes argumentaron que los niños debían vivir en su propia
casa apelando en favor de la convivencia familiar y los lazos afectivos que dentro de
ella se generan. El maestro entrevistado en San Agustín Oapan, Guerrero nos comenta
que los niños de la comunidad sede comen en el albergue pero duermen en sus casas
mientras que aquellos que vienen de lejos reciben el apoyo completo y que esa forma
de funcionar le parece la más adecuada.
Los factores negativos que percibimos y que no debemos pasar por alto hacen
referencia a que los niños pasan frío por las noches ya que no cuentan con cobijas
suficientes o las ventanas carecen de vidrios, la falta de servicios médicos y deportivos
de modo permanente, además de que no se habla en su lengua dentro del albergue
causándoles problemas de integración y entendimiento principalmente con las
ecónomas y los jefes de albergue.
7.4.3 Aprovechamiento escolar
En términos del aprovechamiento escolar, la percepción del beneficio que obtienen los
alumnos es muy heterogénea y llega al extremo en el que algunos maestros afirman
274
que el desempeño escolar depende más de cuestiones personales y del compromiso
propio que del entorno en el que se desenvuelva el alumno; lo cual es cuestionable (y
contradictorio con otras opiniones vertidas con anterioridad) si partimos de que un
alumno bien alimentado, que ha cumplido con las horas de sueño necesarias para
descansar y que además no debe recorrer grandes distancias para llegar a su escuela
tendrá, en definitiva mayores posibilidades de obtener un mejor desempeño académico.
Con respecto a la asistencia una tercera parte de los entrevistados comentó que sí se
nota una diferencia a favor de los niños del albergue; mientras que el resto dijo que
todos asistían a la escuela por igual. Asimismo la gran mayoría considera que el
Programa sí mejora las condiciones para que los niños asistan a la escuela
principalmente por razones de traslado; los que no estuvieron de acuerdo con esto
creen que el jefe de albergue no tiene interés en dicho aspecto y se limita a vigilar la
cuestión alimentaria, lo que es alarmante si nos preguntamos dónde están los niños si
es que no asisten a la escuela. Está claro que el albergue genera un beneficio real en
términos de asistencia al reducir sustancialmente los tiempos y recorridos de traslado
permitiendo que los niños que vienen de lejos tengan un patrón de asistencia
igualmente regular al de los niños que viven cerca de la escuela, hecho que sin lugar a
dudas redunda en que los beneficiarios tengan menor incidencia de deserción escolar
ya que sus condiciones de vida han mejorado. Por otra parte cabe mencionar tres
casos en los que la mejoría en el nivel de asistencia se atribuye al programa
Oportunidades y no al albergue; esos se encuentran, uno en Chiapas y dos en
Veracruz.
En cuanto a las calificaciones y el cumplimiento de tareas, las expresiones también
fueron diversas. Por un lado cerca de una quinta parte de los maestros con quienes
conversamos, consideran que los alumnos del albergue obtienen mejores calificaciones
y cumplen con las tareas además de presentarlas con calidad, porque los niños
cuentan, por lo menos, con el comedor como espacio de estudio y con el apoyo de los
maestros de Conafe, además de un horario específico para tal fin; mientras los otros
275
niños son, en el mejor de los casos, supervisados por sus padres quienes
desafortunadamente, con frecuencia no saben leer ni escribir. Hay que hacer mención
de un albergue en Guerreo donde, por acuerdo del comité de padres, los alumnos
deben tener promedio mínimo de 8 en sus calificaciones para poder acceder a sus
beneficios.
Paralelamente una pequeña parte comentó que los favorecidos por el Programa tienen
un menor rendimiento y cumplen menos con las tareas, a pesar de los beneficios con
los que cuentan; el resto dijo que no existía diferencia alguna entre los alumnos y que
depende también del propio maestro de grupo y su forma de motivar a los niños para
que obtengan buenas calificaciones. Otro factor que los maestros identifican en el
rendimiento escolar de los beneficiarios es, precisamente la escuela de la que proceden
ya que en muchos casos es de tipo “multigrado” o es de Conafe, siendo ambas
consideradas de menor calidad. En contraposición a la opinión de los maestros el 70%
de los niños encuestados dijo que el apoyo académico que reciben en el albergue, ya
sea por parte de los instructores de Conafe o por parte del jefe de albergue sí es de
utilidad para ellos.
A la vez que se reconoce que el albergue mejora las condiciones de estudio y
aprovechamiento escolar en los niños, se observan deficiencias al respecto; si bien es
cierto que el comedor funge como espacio para realizar las tareas, y que seguramente
no cuentan con dicho espacio en sus casas, se percibe la necesidad de crear un área
específica para tal fin (algún maestro comentó que los cuadernos llegan llenos de grasa
de comida), así como mejorar la calidad en las asesorías por parte de los auxiliares de
Conafe y del propio jefe de albergue, en este sentido se hace presente la necesidad de
contar con personal cada vez más capacitado con la finalidad de poder atender a los
niveles medios de educación que ahora comienzan a tener más afluencia hacia los
albergues. En materia de asistencia y aprovechamiento escolar es deseable que el
albergue sea una referencia positiva que marque una pauta de calidad más allá de
limitarse a adoptar los parámetros locales.
276
Existe un conjunto de variables que quedan fuera del alcance del Programa como son
el entorno familiar y el grado de importancia y aceptación que para los padres tiene la
escuela y el impacto que, en su opinión, tendrá la educación en el futuro de sus hijos;
no obstante existe un obstáculo aún mayor que se relaciona con los niveles de pobreza
en que se encuentra la población objetivo, ya que no se trata solamente de contar con
la facilidad o el beneficio de tener uno o más hijos becados en el albergue sino de la
necesidad de incorporarlos como fuerza de trabajo ya sea en la parcela propia o como
jornaleros para de esta forma garantizar un ingreso monetario ligeramente mayor y con
esto la subsistencia de la familia entera.
7.4.4 Relación albergue – comunidad
Debemos recordar que los albergues tienen ya muchos años funcionando y por lo tanto
se han convertido en un elemento importante dentro de la comunidad en la que se
localizan. En este sentido tres cuartas partes de los entrevistados dijo no tener, ni haber
escuchado quejas del funcionamiento del albergue, mientras que el resto dijo que sí las
había y éstas tienen una variedad bastante compleja que van desde los prejuicios a los
noviazgos hasta agresiones reales hacia las mujeres.
Las quejas hacen referencia principalmente a las incapacidades operativas de algunos
jefes de albergue (incluyendo desde deficiencias administrativas hasta el descuido de
los niños), a la falta de agua y a la dotación insuficiente de alimentos, todas estas
dignas de tomarse en consideración dado que afectan seriamente el desempeño del
albergue y por ende el bienestar de los niños. También se hicieron escuchar otras
como: la falta de participación de los padres en las reuniones y actividades del
albergue, impuntualidad de los alumnos para llegar a la escuela, y los noviazgos entre
los jóvenes y jovencitas del albergue.
277
En la lógica de interacción con la comunidad resulta evidente que la instalación del
albergue ha generado una serie de beneficios que van desde el aumento de la
matrícula escolar hasta el incremento en el consumo a través de la generación de
comercio y otros servicios locales. De entre los inconvenientes relatados por nuestros
interlocutores destacan la aparición de conflictos por darle, en apego a las reglas de
operación, preferencia a los niños de otras comunidades y desplazar a los de la
comunidad sede, siendo que éstos también lo necesitan; así como el haber recibido a
alumnos de secundaria y por último podemos mencionar un caso en donde el comisario
local quiere que su hijo sea el jefe de albergue, a lo que la comunidad se opone
apoyando a la jefa actual.
Una respuesta constante entre nuestros entrevistados fue que el albergue puede
aportar a la comunidad, además de sus ya mencionados y valiosos servicios,
actividades de diversos tipos como culturales, deportivas, servicios de Internet,
biblioteca, talleres de lectura, talleres diversos; algunos entrevistados fueron
conscientes de la situación económica en que se encuentran los albergues y acotaron
sus opiniones a la disponibilidad tanto de recursos monetarios como de personal. En
general todas estas muestras de creatividad por parte de los entrevistados fueron
gracias a la entrevista misma ya que muchos no lo habían considerado anteriormente y
por tanto no lo han platicado con las instancias correspondientes, los pocos que si lo
han hecho han hablado con los jefes de albergue y no con las autoridades de CDI ya
que con éstas casi no existe contacto.
7.4.5 Relación albergue – escuela
Se percibe que la relación escuela – albergue se encuentra determinada o dominada
más por las relaciones personales y el grado de empatía existente entre los maestros
de escuela y el jefe del albergue que por las relaciones institucionales que por obvias
razones debieran existir. De tal suerte que el apoyo que el albergue otorga a las
actividades escolares se reduce a la asesoría que brindan los maestros de Conafe en la
realización de tareas; en un caso aislado uno de los albergues cuenta con una pequeña
278
biblioteca que por su uso tiene un carácter prácticamente público. Este, en particular, es
un ejemplo del tipo de servicios complementarios que se pueden ofrecer y que de
ninguna manera incrementa el costo de operación del Programa si se logra dotar de
libros al albergue mediante donaciones.
La participación de los maestros en las actividades del albergue -como ya se mencionóestá en función de las propias relaciones personales. Mientras hay algunos maestros
que colaboran con el albergue llevando a los niños al río a que se bañen (una o dos
veces por semana), además de hacer guardias nocturnas y prestar sus vehículos para
trasladar leña o víveres; hay otros que se justifican diciendo que el jefe de albergue
nunca les ha pedido su colaboración. Por su parte la escuela como institución, participa
conjuntamente con el albergue en actos cívicos y festividades así como en la campaña
de difusión que se hace en las comunidades para informar sobre la existencia del
albergue y sus beneficios. Si se logra vincular de forma sólida a estas dos instituciones
en el proceso de enseñanza - aprendizaje se estará combatiendo las debilidades
mencionadas anteriormente en términos de calidad educativa siempre en beneficio de
los alumnos.
7.4.6 Recomendaciones de los maestros al Programa
Las recomendaciones recopiladas se pueden sintetizar en los siguiente: en cuanto a
recursos las observaciones fueron tanto en el sentido de incrementarlos como a una
mejor administración de los mismos; en cuanto a infraestructura los comentarios giraron
en torno al mantenimiento, la ampliación y la remodelación de los albergues,
considerando desde bardas hasta dormitorios, baños y mobiliario.
En lo que a relaciones laborales e institucionales se refiere, las respuestas fueron
menos abundantes y giraron entrono a tener mayor y mejor comunicación, cooperación
y la necesidad de más personal así como su capacitación. Es importante resaltar que el
vínculo entre los maestros de escuela y la CDI es prácticamente inexistente. También
279
se consideró mejorar las condiciones laborales y el correspondiente pago para el
personal del albergue, en especial de las ecónomas.
Es necesario que en términos institucionales se deje de considerar la plaza de jefe de
albergue como una plaza de castigo para maestros “incómodos” y más bien se le
visualice como un puesto que requiere de un perfil y capacitación adecuados, “se
necesita un líder” comentaron los maestros en los talleres y en alguna entrevista,
haciendo referencia a las características de dicho perfil además de que la capacitación
debe de ir más allá de enseñarles a llenar los formatos que deben presentar ante las
dependencias involucradas. Estos son elementos que no se deben pasar por alto ya
que a lo largo del proceso de evaluación se detectó en la figura del jefe de albergue a
una pieza fundamental para el buen funcionamiento del mismo.
Otro aspecto en el que se debe poner atención es la adecuación del Programa a la
realidad y necesidades actuales, al respecto podemos rescatar un valioso comentario
vertido en uno de los talleres:
“…en la región de Huauchinango la mayoría de las comunidades cuentan con
escuelas, pero la pobreza no se ha terminado; el programa tiene que adaptarse a las
circunstancias…”
Es a todas luces evidente que el Programa continúa siendo útil pero deben de hacerse
ajustes importantes que garanticen el buen uso de los recursos humanos y materiales a
favor de los niños que por el motivo que sea necesitan vivir en el albergue.
7.5 Las Autoridades Comunitarias
Este análisis de la Autoridad de la Comunidad, se fundamenta en el estudio de los
datos obtenidos de una muestra representativa a nivel nacional, llevada a cabo en 65
280
albergues distribuidos en siete estados: Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo,
Nayarit, Puebla y Veracruz. Sin embargo, en 15 de los albergues visitados no se
realizaron las entrevistas a la Autoridad de la Comunidad, pues en algunos casos no se
encontraban en su localidad al momento de la visita al albergue y algunos de los
presentes se hallaban en condiciones poco favorables para conceder una entrevista,
por el consumo de alcohol.
La encuesta consta de una cédula de identificación del entrevistado y lugar, más 23
preguntas ordenados en tres grandes apartados, el primero es relacionado con el
conocimiento del albergue, el segundo con la interrelación que se da entre las
autoridades comunitarias y el albergue; por último se trata el tema sobre los beneficios
del albergue hacia la comunidad.
7.5.1 La Autoridad de la Comunidad y su conocimiento acerca del albergue
El conocimiento del albergue por parte de la Autoridad de la Comunidad puede estar
relacionado con el tiempo que las personas han desempeñado tal cargo.
Más de la mitad de las autoridades, fueron elegidas en el transcurso de 2006, sólo un
caso, en Guerrero, se eligió en 2005; en el resto, las autoridades fueron elegidas antes
de 2005. De 2002 a 2004 se designaron a 16 autoridades y una cuarta parte no declaró
el año de su elección. La persona con mayor antigüedad en el cargo, se encontró en
Chihuahua, teniendo esa responsabilidad desde el año 2000.
Casi todos los entrevistados conocen de manera aceptable el albergue escolar, excepto
dos casos, en Chacoma, Chiapas y El Naranjal, Veracruz, en los que la Autoridad de la
Comunidad declaró conocer poco el albergue de su localidad.
Sin embargo, a pesar de que la mayoría dijo conocer el albergue, sólo la mitad de ellos
lo ha visitado, principalmente cuando los citan a reuniones o para firmar documentos
relacionados con la gestión de los insumos para la operación del albergue. Al momento
de la entrevista, algunas de esas visitas habían sucedido en un rango de tiempo que va
281
desde un año hasta una semana antes de la evaluación; la frecuencia usual de quienes
hacen visitas es semanal. Las situaciones extremas son cuatro casos, uno en cada
estado de Chiapas, Guerrero, Puebla y Veracruz, quienes han visitado el albergue una
sola vez. En el otro extremo, en Chiapas y Veracruz hay autoridades comunitarias que
realizan visitas diarias.
7.5.2 La relación Autoridad de la Comunidad y el Programa
La coordinación entre las autoridades y el Jefe del albergue mantiene una estrecha
relación en la gran mayoría de las localidades sede, sobre todo en las reuniones con
padres o juntas de coordinación. Los motivos de vinculación para la coordinación más
comunes son para brindar algún apoyo y lo relacionado con la supervisión
administrativa, como revisar las notas de compra y asentar los sellos correspondientes.
En tres casos de Chihuahua y uno de Chiapas, la coordinación es nula, pues
manifestaron abiertamente no tener ninguna relación. En otro albergue, de Chiapas, la
Autoridad de la Comunidad dijo que era poca la relación entre ambos.
En general, las autoridades comunitarias tienen una opinión aceptable del albergue,
excepto el caso de Balleza, en Chihuahua, que lo considera deficiente. Otros más
tienen una opinión regular, pero observan la falta de material didáctico y la necesidad
de desarrollar proyectos productivos para los beneficiarios.
Cerca de la mitad de las autoridades ha recibido información oficial del Programa a
través del jefe de albergue y conoce como funciona el mismo, conocen los requisitos de
ingreso al Programa, pero desconocen cómo funciona lo relacionado con el manejo
financiero del albergue, por lo regular su tarea se limita a la firma de notas de compra.
Existen autoridades que conocen el Programa, pero no de manera oficial, sino por tener
algún hijo beneficiario, a través de la gente de la comunidad o por el propio director de
la escuela local. Solamente en siete casos las autoridades declararon que no han
recibido información oficial ni extraoficial respecto al funcionamiento del albergue o del
Programa.
282
7.5.3 Participación de la autoridad con el albergue
La participación central de las autoridades comunitarias a favor de los beneficiarios, se
da por las actividades que se llevan a cabo en el albergue. Más de la mitad participa en
algún trabajo; el resto no se involucra a menos de que lo solicite el Jefe del albergue.
Entre las principales actividades que las autoridades realizan en beneficio de los niños,
destacan la vigilancia o rondines de las instalaciones y las faenas que consisten en el
aseo, llevar leña para la preparación de los alimentos, pintar el albergue, podar los
jardines, así como el aporte de materiales de la región para el mantenimiento en
general de las instalaciones. Sólo un caso, en Tentzoncuahuigtic, Puebla, mencionó la
aportación de dinero en efectivo por 107 mil pesos para la renovación del albergue,
aunque no especificó el origen del recurso.
Existen casos, en que los municipios pueden apoyar al albergue con un medio de
transporte sólo para realizar las compras de los frescos, en otras comunidades no,
porque los recursos son muy limitados.
En las entrevistas se destaca que son pocas las autoridades que reciben quejas
relacionadas con el funcionamiento del albergue, la mayoría no ha recibido ninguna.
Entre los estados que reportan tener quejas destacan Chihuahua e Hidalgo. En esta
última entidad los problemas se registran en la localidad de Bomanxotha, y están
relacionados con el maltrato de una de las ecónomas hacia los beneficiarios, situación
ante la cual la Autoridad de la Comunidad no sabe cómo resolver el asunto, porque es
una ecónoma de la SEP y el entrevistado expresó que “no puede hablar con los jefes
de ella”. Otro caso es el robo de despensa por parte de las cocineras en la localidad de
Capula, Hidalgo. El resto de quejas se relacionan a la conducta de los beneficiarios,
que se salen por las tardes, deterioro de las instalaciones, robo de artículos personales
y la rotación de personal.
283
Sólo la tercera parte de los entrevistados ha recibido información de las fechas de
ingreso al albergue y ellos las identifican al inicio del ciclo escolar. Sobre los requisitos
de ingreso, se dejó ver claramente su falta de conocimiento, específicamente, de los
requisitos que se establecen en las Reglas de Operación (acta de nacimiento, boleta de
calificaciones, CURP, ser de una localidad lejana, hablar una lengua indígena y estar en
una situación de bajos recursos económicos) la mayoría mencionó sólo dos, pero
algunas autoridades sólo pudieron mencionar uno.
Los principales medios para difundir la convocatoria de ingreso al albergue, son las
visitas a las comunidades y las reuniones o asambleas; otros medios son los volantes,
la radio, los maestros y la comunicación personal que se da entre la gente de la
comunidad.
Una tercera parte de los actores sociales aquí considerados desconoce la fecha en que
comenzó a operar el albergue, el resto de los entrevistados sí conoce de manera
aproximada o exacta el año de inicio del funcionamiento, porque han vivido toda su vida
en la localidad, porque fueron beneficiarios o tienen o tuvieron algún hijo en el albergue.
Entre los albergues visitados, el albergue más viejo funciona desde 1959, en Hidalgo, y
el más reciente se encuentra en Veracruz desde 1994. La mayoría de los albergues
comenzaron a funcionar desde la mitad de la década de los setentas.
Sesenta por ciento de las autoridades ha tenido contacto con los egresados del
albergue y conocen de casos en los que continuaron estudiando; en Veracruz se
identificó el mayor contacto con los egresados y Chihuahua el segundo. El grado
máximo de estudios de los egresados, mencionado por las autoridades, es el superior,
principalmente la escuela normal, después el bachillerato y la secundaria. El hecho de
que se mencionara primero el grado superior, no significa que la mayoría de
beneficiarios haya alcanzado ese grado, sino que se tiene más presente el éxito
profesional, la culminación de una carrera, respecto a aquellos que no alcanzaron tal
grado.
284
7.5.4 Percepciones de la Autoridad de la Comunidad sobre los beneficios del
Programa
Dentro de los beneficios que el Programa proporciona, a juicio de las Autoridades
Comunitarias destacan: la asistencia a la escuela, por la cercanía del albergue con la
misma, la actitud del Jefe de albergue que cumple con la responsabilidad de enviarlos,
la obtención de una mejor alimentación que la proporcionada en las casas de los
beneficiarios, además, algunas autoridades mencionan que es mejor balanceada, más
nutritiva y se consumen productos que en sus hogares, debido a su pobreza, no pueden
adquirir.
Otro punto importante es la consideración de un alojamiento seguro durante la semana,
pues no se permite la entrada a gente ajena al albergue por las noches, los dormitorios
se cierran y son vigilados por la comunidad. También observaron que esto representa
un ahorro para los padres de familia al no pagar renta; también, en opinión de la
Autoridad de la Comunidad, los dormitorios poseen mejores condiciones que las casas
de los niños, ya que tienen camas, cobijas, ventanas, no pasan frío, etc. Pero teniendo
todo este apoyo para mejorar el desempeño escolar, sólo las autoridades de cuatro
estados, Guerrero, Hidalgo, Nayarit y Veracruz, consideraron que las calificaciones en
la escuela se incrementan; en Chiapas las calificaciones son aceptables y el resto de
autoridades mencionó que se brindan las condiciones no precisamente para mejorar su
rendimiento escolar, pero sí al menos para no abandonar la escuela.
Como sugerencia de los entrevistados y para mejorar el comportamiento de los
beneficiarios, señalaron que deberían tener mayor énfasis las actividades deportivas y
de salud, algunas de las cuales son ofrecidas por el personal de CONAFE, aunque no
están presentes en todos los albergues.
285
7.5.5 La importancia del albergue en la comunidad
La amplia mayoría de autoridades percibe que el albergue tiene una ubicación
adecuada, con excepción de cuatro autoridades, dos de Chiapas, uno de Chihuahua y
otro de Puebla, donde sugieren la reubicación del albergue, los motivos de esas
sugerencias son la falta de servicios y espacios, el deslave de terreno en tiempo de
lluvia, o simplemente para reubicarlo en un lugar más céntrico. Es relevante enfatizar el
riesgo de deslave, que se presenta en la localidad de Redondeados, Chihuahua, por el
peligro potencial que corre el albergue.
Las autoridades admiten el gran beneficio que representa a la comunidad contar con la
instalación del albergue. Los principales beneficios que contribuyen a una mejor
preparación escolar son el servicio de hospedaje y alimentación, porque todos los
padres se dedican a las labores del campo y sus ingresos por esta actividad son bajos,
lo que resulta insuficiente para mantener a tres o cuatro hijos. Sin embargo, en la
localidad Batopilas, en Chihuahua, y Ahuacuotzingo, en Guerrero, manifestaron no
tener ningún beneficio, argumentando que los principales favores no son para la
comunidad sede, sino para los niños de otras aledañas, ya que sus padres y familias
logran el ahorro que implican los servicios del albergue.
Por otro lado los principales inconvenientes que se observan, sobre todo en Hidalgo,
son el hecho de que las beneficiarias vivan solas, los niños no conocen las costumbres
de la comunidad sede y la situación de vandalismo propiciada porque los muchachos se
salen del albergue. En Zongolica, Veracruz, se presenta el caso de que el terreno
donde está ubicado el albergue tiene dueño, el resto de inconvenientes se generaliza
en la falta de mayores recursos para una mejor infraestructura.
Se presentan algunos casos de albergues donde la matrícula de beneficiarios ha sido
ampliada, lo que representa un mayor beneficio a la comunidad, un mayor número de
niños tendrá la oportunidad de estudiar, pero surge la contradicción porque las
instalaciones no se amplían, las camas son insuficientes y podría surgir un problema de
hacinamiento.
286
Poco más de la mitad de los entrevistados está de acuerdo en que es importante e
indispensable que los niños de la comunidad sede se hospeden en el albergue, pues
opinan que estarían mejor cuidados ahí que en sus casas, pueden aprender más y es
un gran apoyo para los padres; hay muchos casos en que los padres son alcohólicos y
por esta razón no envían a sus muchachos a la escuela.
Únicamente dos autoridades de toda la muestra, uno en Hidalgo y otro en Veracruz,
manifestaron que estarían mejor los beneficiarios viviendo con sus padres, excluyendo
estos casos el resto opinó lo contrario, aun cuando los niños tienen mejores
condiciones en el albergue, siempre el calor de la familia es lo más deseable, el cariño
del padre y la madre, el lado contrario es tener que ingresarlos a un albergue, porque
representa la única oportunidad para estudiar.
“En el albergue, los niños sólo se dedican a realizar sus tareas, no cuidan a los
animalitos de su casa, aprenden nuevas cosas que los transforman en personitas
más independientes y responsables.”
En opinión de los entrevistados, podrían impulsarse algunas actividades que serían
complemento a la educación en la escuela y podrían desarrollarse en las instalaciones
del albergue, tales como actividades deportivas, asesoría en tareas, taller de
carpintería, manualidades, actividades culturales, pero el inconveniente es la falta de
recursos y personal calificado.
Aunque ellos consideran que la participación de la gente de Conafe es un gran estímulo
para los educandos, este es un punto que puede y debe reforzarse.
7.5.6 El futuro del albergue
Algunos de los albergues presentan un gran potencial que ha sido poco aprovechado
en proyectos productivos, otros albergues mantenían esta actividad, pero la falta de
interés del albergue o la comunidad, ha hecho que esta actividad se haya dejado de
287
lado. Este potencial de los albergues, puede ser aprovechado en proyectos de
apicultura, cría de ganado menor y cultivos de hortalizas, y estos productos pueden ser
preparados y consumidos en el comedor del albergue.
Por otro lado, las Autoridades Comunitarias observan un potencial en los apoyos y
servicios que el albergue puede brindar a la comunidad sede o aledañas, como el
hospedaje de la gente, servir de sede para la organización comunitaria (uso de
instalaciones para reuniones), la alfabetización de adultos mayores, en tanto que los
beneficiarios podrían por su parte contribuir con la limpieza de la comunidad o en algún
proyecto de reforestación, consumir los productos agropecuarios producidos por la
localidad y los albergues que cuentan con computadoras podrían brindar un servicio a
los no albergados.
El punto de vista de las autoridades, con relación a que los albergues se transformen en
comedores comunitarios o con funcionamiento mixto, encontró diversas respuestas. La
más recurrente respecto al comedor comunitario fue un no definitivo, avalada en todos
los estados aunque no en todos los albergues, en general les parece adecuado que el
albergue funcione con hospedaje y alimentación como hasta ahora. Otra opción fue un
sí al funcionamiento mixto, excepto Chiapas e Hidalgo que no aceptaron la propuesta.
Sin embargo, la tercera opción, de un sí al comedor, fue aceptada en Guerrero, Hidalgo
y Veracruz. La última respuesta, proporcionada por una minoría, fue la indefinición,
opinando que es necesario convocar primero a una asamblea comunitaria para poder
tomar una decisión.
Las diferentes propuestas mencionadas han sido planteadas por dos de cada diez
autoridades ante los responsables de la CDI, pero en la mayoría de los casos sólo
quedan en plática, pocos obtienen una respuesta satisfactoria, y otros una negativa por
la falta de recursos. En los casos que no se plantean propuestas, se debe a la nula
relación de las autoridades con el albergue.
288
El Albergue Escolar Indígena, es importante en la primera etapa de educación de los
niños beneficiarios, quienes pueden concluir su educación básica, gracias a los
servicios que se les brindan como son: la alimentación y el hospedaje principalmente;
algunos albergues cuentan con el apoyo de instructores CONAFE para la asesoría de
tareas. Los beneficios recibidos son más que los mencionados; sin embargo, en la
interacción del albergue con la comunidad, pareciera no existir un verdadero interés de
la comunidad por el mismo, el aporte que brinda la comunidad se limita al proceso de
vigilancia y asistir a las reuniones en la gran mayoría.
En muchos casos, aunque el interés de la comunidad es la educación de los niños, ésta
se ve truncada por las necesidades económicas de la familia; es decir, si el niño se
encuentra estudiando y al mismo tiempo se da el periodo de cosecha, los padres
observan como prioridad dedicarse a las labores del campo y no al estudio, para
garantizar su alimentación hasta un nuevo ciclo agrícola.
Muchos de los cultivos, dependiendo de la zona geográfica, requieren de la mano de
obra infantil para su cosecha, quizá para evitar el ausentismo en las escuelas, estos
niños debieran de ser también beneficiarios del Programa Oportunidades, el cual busca
propiciar la asistencia a clases.
La gente observa que después de concluir la educación primaria, pocos niños tienen la
oportunidad de continuar estudiando, ya que no hay condiciones suficientes para
avanzar a otro nivel escolar. Es el caso de muchos padres, que optan por no enviar a
sus hijos a la escuela, a menos de contar con la garantía de becas para el siguiente
nivel.
Otro motivo para tratar de explicar la falta de interés de la comunidad hacia el albergue,
puede deberse a la ausencia de expectativas, los niños pueden concluir la primaria y en
algunos casos la secundaria, pero la falta de condiciones económicas, limita las
aspiraciones de continuar, si posteriormente no pueden enviar a sus hijos a otra
localidad o la ciudad más cercana, por no poder pagar renta.
289
Tal vez algunas comunidades no ven un futuro muy prometedor en el albergue, si
consideran que los niños con primaria o secundaria, terminan trabajando en las labores
del campo igual que otros niños que no fueron a la escuela o como un ayudante de
albañil en la ciudad.
Por otro lado, se observó la gran importancia que el albergue tiene para otras
comunidades, cuando es la propia comunidad quien gestiona la construcción del
albergue, el presupuesto para la rehabilitación del mismo, por estos motivos hay una
verdadera preocupación en las comunidades cuando los niños se ausentan del
albergue, para apoyar a la misma comunidad en los periodos de siembra, o en el
cuidado de los animales de traspatio, y crece más la preocupación si las ausencias
coinciden con alguna supervisión. Porque se podría pensar que la comunidad no tiene
interés en que los niños asistan al albergue, y pueda surgir la intención de cerrarlo, pero
los niños son una parte importante en el modo de subsistencia de algunas
comunidades.
En este tipo de relación hay un sentimiento de apropiación por parte de la comunidad
hacia el albergue y cuando se presentan algunos inconvenientes, es la comunidad
quien toma las decisiones, porque ella es la máxima autoridad.
Tal vez la parte más importante para explicar la presencia o ausencia de una relación
entre el albergue y la comunidad, son sus referentes culturales, y lo que para ellos
como comunidad indígena es prioritario. Lo que les permita garantizar su reproducción
social, sin considerar su inserción a un mundo globalizado.
7.5.7 Recomendaciones específicas
Considerando los hallazgos en la investigación de campo, mediante la aplicación de las
entrevistas, y el análisis expuesto, se pueden exponer las recomendaciones siguientes.
290
Fomentar por parte del Jefe de albergue una mayor participación de las Autoridades
Comunitarias en las tareas de planeación de las actividades desarrolladas al interior del
albergue.
Es preciso que la autoridad asuma su responsabilidad para mantener el orden y la
seguridad de los beneficiarios al exterior del albergue.
En el desarrollo del Programa, es necesario buscar mecanismos que propicien una
estrecha relación entre los responsables del propio Programa por parte de los CCDI y
las autoridades comunitarias, con el fin de involucrar a estos últimos y comprometerlos
con las responsabilidades del albergue.
Gestionar fuentes de recursos que permitan desarrollar actividades complementarias en
el albergue, como deportivas, artesanales, culturales, de salud, y aun proyectos
productivos acordes a la región y cultura de la gente.
291
292
8 ANÁLISIS DEL IMPACTO SOBRE EL BIENESTAR, LA EQUIDAD, LA
IGUALDAD Y LA NO DISCRIMINACIÓN DE LAS MUJERES
Los términos de referencia para la evaluación externa al Programa de Albergues
Escolares Indígenas incluyen el análisis de los resultados del programa en términos del
bienestar, la equidad, la igualdad y la no discriminación de las mujeres.
El enfoque de género resulta de particular relevancia en la evaluación de políticas que
tienen un carácter social y compensatorio hacia sectores desprotegidos como la
población indígena.
De acuerdo con información oficial, las mujeres indígenas presentan tasas de
analfabetismo y de monolingüismo42 mayores que los varones. La inequidad de género
en las áreas rurales, y en particular en las regiones indígenas, se expresa en las tasas
de asistencia a la escuela. De acuerdo con datos del XII Censo General de Población y
Vivienda, 2000, la tasa de asistencia escolar de las niñas indígenas en el país era
81.7% y la de los niños 85.2%%.
Para las niñas indígenas entre 4 y 18 años de edad, la asistencia a los albergues
representa no sólo la posibilidad de concluir los estudios, sino de hacerlo en
condiciones de respeto e igualdad que difícilmente tienen en sus familias. De aquí la
importancia que tiene la participación de las niñas indígenas en el PAEI.
El análisis de las condiciones de operación del Programa desde la perspectiva de
género se realiza en cuatro rubros: en primer lugar, aquellos relacionados con la
42
El 30.1% de las mujeres indígenas en las áreas rurales son monolingües, contra el 17.1% de los
varones. Por otro lado, el 40% de las mujeres indígenas mayores de quince años son analfabetas.
(Paloma Bonfil Sánchez, “¿Obedecer callando o mandar obedeciendo?; La conquista de la palabra
entre lideresas indígenas”, en la Revista México Indígena Nº 5).
293
inclusión, en donde se revisa la composición por género del padrón de beneficiarios; en
segundo lugar, en relación con la distribución de actividades; en tercer término, en
relación con la calidad de los servicios prestados y en cuarto y último lugar en los
indicadores de maltrato que se captaron a través de la entrevista a beneficiarios.
8.1 Inclusión de niñas en el padrón de beneficiarios
A pesar del rezago de las niñas indígenas en educación básica, la tendencia histórica
ha sido un crecimiento de la matrícula femenina en las escuelas. Como señalaron
algunos operadores del programa con mayor antigüedad, cuando los albergues
comenzaron a funcionar en la década de los sesenta, muchos albergues recibían sólo a
varones, y poco a poco, fueron incorporando las niñas.
De acuerdo con la información del padrón de beneficiarios del Programa proporcionada
por la CDI, la distribución de la población beneficiada al final del ciclo escolar 20052006 presenta la siguiente distribución por entidad según sexo.
Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa,
según sexo
Sexo
Entidad
Baja California
Campeche
Chiapas
Chihuahua
Durango
Guerrero
Operación
Total
Masculino
Femenino
162
123
285
56.8%
43.2%
100.0%
320
274
594
%
53.9%
46.1%
100.0%
Recuento
4,919
3,423
8,342
%
59.0%
41.0%
100.0%
Recuento
3,727
3,467
7,194
%
51.8%
48.2%
100.0%
623
532
1,155
%
53.9%
46.1%
100.0%
Recuento
2,933
2,500
5,433
%
54.0%
46.0%
100.0%
Recuento
%
Recuento
Recuento
294
Cuadro 8.1. Distribución de beneficiarios por entidad federativa,
según sexo
Entidad
Hidalgo
Operación
1,950
1,795
3,745
%
52.1%
47.9%
100.0%
903
794
1,697
53.2%
46.8%
100.0%
213
222
435
49.0%
51.0%
100.0%
415
395
810
%
51.2%
48.8%
100.0%
Recuento
1,399
1,175
2,574
%
54.4%
45.6%
100.0%
Recuento
7,401
6,145
13,546
%
54.6%
45.4%
100.0%
Recuento
2,393
1,907
4,300
%
55.7%
44.3%
100.0%
116
131
247
47.0%
53.0%
100.0%
223
172
395
56.5%
43.5%
100.0%
856
836
1,692
50.6%
49.4%
100.0%
204
170
374
54.5%
45.5%
100.0%
423
405
828
51.1%
48.9%
100.0%
317
207
524
%
60.5%
39.5%
100.0%
Recuento
2,125
1,766
3,891
%
54.6%
45.4%
100.0%
Recuento
1,011
772
1,783
%
56.7%
43.3%
100.0%
Recuento
32,633
27,211
59,844
%
54.5%
%
México
Michoacán
Nayarit
Oaxaca
Puebla
Querétaro
Quintana Roo
San Luis Potosí
Sinaloa
Sonora
Tabasco
Veracruz
Yucatán
Total
Total
Recuento
Recuento
Jalisco
Sexo
Recuento
%
Recuento
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
%
Recuento
45.5%
100.0%
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
295
Como se podrá observar, la proporción de niñas que asisten a los albergues 45.5% a
nivel nacional, resulta nueve puntos porcentuales por debajo de la participación de
niños. El único estado que invierte la participación de su población por sexo es
Querétaro donde los niños representan el 47% y las niñas el 53%. Le siguen los
estados de San Luís Potosí y Michoacán con una participación prácticamente paritaria.
Las entidades que tienen una menor participación femenina son Tabasco con 39.5% y
Chiapas con 40%.
En el análisis de la desproporción en la participación de la población por sexo en las
diversas entidades es necesario considerar diversos factores, entre los que se
encuentran la demanda de ingreso, las costumbres de las familias indígenas y las
alternativas educativas.
El análisis de la composición de la población de acuerdo con el nivel educativo revela
datos muy distintos de un año a otro. Si tomamos como base el padrón de beneficiarios
del ciclo escolar 2004-2005 que se empleó en la evaluación del año anterior, se
observa una tendencia clara en el decrecimiento de la participación de mujeres en la
población beneficiaria conforme avanza en nivel educativo (v. cuadro 8.2). Así, la mayor
participación de niñas se registra en el nivel preescolar con 47.8% del total, que baja en
primaria a 45.9, en secundaria a 39% y en bachillerato a 32%. Con esta información se
puede sostener la hipótesis de una discriminación en el acceso de las mujeres a niveles
educativos superiores. Ello no significa necesariamente que se apliquen criterios
selectivos de admisión, sino que puede obedecer a dinámicas familiares que les
impiden a las niñas continuar con sus estudios, así como a la alta incidencia de
matrimonios y embarazos de las adolescentes indígenas.
296
Cuadro 8.2. Distribución de beneficiarios por nivel
educativo, según sexo (ciclo 2004-2005)
Nivel codificado
Operación
Sexo codificado
Femenino
Preescolar
Primaria
Secundaria
Medio superior
Total
Recuento
Total
Masculino
249
272
521
%
47.8%
52.2%
100.0%
Recuento
25,278
29,736
55,014
%
45.9%
54.1%
100.0%
Recuento
1,767
2,762
4,529
%
39.0%
61.0%
100.0%
8
17
25
%
32.0%
68.0%
100.0%
Recuento
27,302
32,787
60,089
%
45.4%
54.6%
100.0%
Recuento
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
Sin embargo, el padrón de beneficiarios 2005-2006 refleja una dinámica muy distinta en
la que no se presenta una tendencia consistente en la participación de la población
femenina en los diferentes niveles educativos (v. cuadro 8.3). Mientras en el nivel
preescolar se hallan registradas 45.9% de niñas, lo son 46% de las inscritas en
primaria; 43.2% de la matrícula de secundaria, y 46.5% de la de bachillerato. En
consecuencia, no se puede hablar de un patrón decreciente de la población conforme
avanza el nivel de estudios. No obstante se mantiene una presencia minoritaria de
mujeres en todos los niveles educativos por al menos diez puntos porcentuales, que en
secundaria llegan a diecisiete.
297
Cuadro 8.3. Distribución de beneficiarios por nivel
educativo, según sexo (ciclo 2005-2006)
Nivel
Académico
Preescolar
Primaria
Secundaria
Bachillerato
Total
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
472
401
873
%
54.1%
45.9%
100.0%
Recuento
24,878
21,203
46,081
%
54.0%
46.0%
100.0%
Recuento
6,820
5,197
12,017
%
56.8%
43.2%
100.0%
408
355
763
%
53.5%
46.5%
100.0%
Recuento
32,578
27,156
59,734
%
54.5%
45.5%
100.0%
Recuento
Recuento
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
La distribución de la población por grupos de edad muestra que la menor participación
de mujeres se da entre la población de 11 a 15 años (44.6%) y de 16 a 20 años
(38.4%). La población mayor a 20 años resulta minoritaria y en ella la desproporción de
mujeres resulta poco significativa. En consecuencia, se puede afirmar que la
participación de mujeres en la población beneficiaria se reduce en la adolescencia.
298
Cuadro 8.4. Beneficiarios por grupos quinquenales de
edad, según sexo
Edad estimada
recodificada
0 a 5 años
6 a 10 años
11 a 15 años
16 a 20 años
21 a 25 años
26 o más años
Total
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
103
105
208
%
49.5%
50.5%
100.0%
Recuento
8,606
8,180
16,786
%
51.3%
48.7%
100.0%
Recuento
16,897
13,616
30,513
%
55.4%
44.6%
100.0%
Recuento
2,704
1,688
4,392
%
61.6%
38.4%
100.0%
25
20
45
55.6%
44.4%
100.0%
4
2
6
%
66.7%
33.3%
100.0%
Recuento
28,339
23,611
51,950
%
54.6%
45.4%
100.0%
Recuento
Recuento
%
Recuento
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
La información del padrón de beneficiarios muestra que no existen diferencias
significativas en la composición de la población por sexo en función de la condición de
habla de lengua indígena ni de la ubicación de la localidad de origen de los
beneficiarios como sede o aledaña. A continuación se muestran los cuadros con la
información de estas dos variables por sexo.
Cuadro 8.5. Beneficiarios por HLI, según sexo
HLI
Sí
No
Total
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Recuento
27,361
22,434
49,795
%
54.9%
45.1%
100.0%
Recuento
5,272
4,776
10,048
%
52.5%
47.5%
100.0%
Recuento
32,633
27,210
59,843
%
54.5%
45.5%
100.0%
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
299
Cuadro 8.6. Procedencia de los beneficiarios por tipo de
localidad, según sexo
Localidad
Sexo
Operación
Masculino
Sede
Aledaña
Total
Total
Femenino
Recuento
8,860
7,525
16,385
%
54.1%
45.9%
100.0%
Recuento
23,701
19,608
43,309
%
54.7%
45.3%
100.0%
Recuento
32,561
27,133
59,694
%
54.5%
45.5%
100.0%
Fuente: Padrón de beneficiarios 2005-2006.
Con base en la información de la encuesta aplicada en 2006 a los beneficiarios de una
muestra representativa de albergues a nivel nacional se obtuvo información respecto a
otro tipo de características de la población.
Frente a la pregunta respecto a la existencia de escuela en la comunidad de origen, la
encuesta reveló que mientras 49% de las niñas respondieron afirmativamente, 41%
dijeron que no existía escuela en su comunidad de origen. Esto significa que las niñas
que habitan en comunidades que carecen de escuela tienen una menor probabilidad de
estar inscritas.
Cuadro 8.7. Distribución de beneficiarios por existencia de escuela en
comunidad de origen, según sexo
Escuela en
comunidad de origen
Sí
No
Total
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Recuento
10,147
9,988
20,135
%
50.4%
49.6%
100.0%
Recuento
8,996
6,320
15,316
%
58.7%
41.3%
100.0%
Recuento
19,143
16,308
35,451
%
54.0%
46.0%
100.0%
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
300
De los niños que provienen de una comunidad aledaña, la mayor parte se traslada a pie
al albergue. La proporción de niñas que se trasladan a pie (45.5%) es similar a la
proporción de niñas que habitan en comunidades aledañas (44.9). Sin embargo, de la
población que se traslada al albergue en vehículo, la diferencia porcentual entre
hombres y mujeres es de caso 17% a favor de los primeros. Esto se traduce en que el 2
de cada diez niños y solo una de cada diez niñas utilicen este medio de transporte.
Cuadro 8.8. Medio de traslado del beneficiario, según sexo
Medio de traslado
Sexo
Operación
Masculino
A pie
Recuento
9,210
7,691
16,901
%
54.5%
45.5%
100.0%
151
172
323
%
46.7%
53.3%
100.0%
Recuento
4,139
2,906
7,045
%
58.8%
41.2%
100.0%
355
528
883
%
40.2%
59.8%
100.0%
Recuento
13,855
11,297
25,152
%
55.1%
44.9%
100.0%
Recuento
En bestia
En vehículo automotor
Recuento
Otro
Total
Total
Femenino
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
8.2 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres en la distribución de
actividades de los beneficiarios
Otro criterio para evaluar la existencia de elementos discriminatorios hacia las mujeres
dentro del programa es el de la distribución de actividades de los beneficiarios. Dentro
de la revisión de actividades se tomaron en cuenta el aseo de los dormitorios, de los
baños y de los utensilios de cocina.
Respecto al aseo de los dormitorios, los datos de la encuesta muestran que la mayor
parte de los encuestados (83.7% de los niños y 81.6% de las niñas) señalaron que el
aseo de los dormitorios lo realizan ambos sexos. Si embargo, la información respecto a
que sólo las niñas realizan el aseo de los dormitorios presenta diferencias importantes,
301
pues las niñas que reportaron este dato fueron más del doble que los niños. Esta
diferencia en el registro de la información probablemente se deba a que varios niños
encuestados reconocen la injusticia de esta situación y no la reportaron.
Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo
Responsables del aseo
de los dormitorios
Sexo
Operación
Femenino
15,505
12,759
28,264
54.9%
45.1%
100.0%
83.7%
81.6%
82.8%
760
1,628
2,388
31.8%
68.2%
100.0%
% de Sexo
4.1%
10.4%
7.0%
Recuento
1,484
728
2,212
67.1%
32.9%
100.0%
8.0%
4.7%
6.5%
87
80
167
52.1%
47.9%
100.0%
0.5%
0.5%
0.5%
55
65
120
45.8%
54.2%
100.0%
0.3%
0.4%
0.4%
623
370
993
62.7%
37.3%
100.0%
3.4%
2.4%
2.9%
Recuento
Los niños albergados
(ambos)
Total
Masculino
% de Responsables
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
Recuento
% de Responsables
Sólo las niñas
del aseo de los
dormitorios
% de Responsables
Sólo los niños
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
Recuento
% de Responsables
Las ecónomas
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
Recuento
% de Responsables
Las mamás de los niños
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
Recuento
% de Responsables
Otro
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
302
Cuadro 8.9. Responsables del aseo de los dormitorios, según sexo
Responsables del aseo
de los dormitorios
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
18,514
15,630
34,144
54.2%
45.8%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
% de Responsables
Total
del aseo de los
dormitorios
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En relación con el aseo de los excusados se repite el patrón de la situación del aseo en
los dormitorios. La mayor parte de la población reporta que el aseo de los excusados se
realiza entre hombres y mujeres. Nuevamente, las niñas reportan que son las mujeres
las responsables de esta actividad en un porcentaje mucho mayor que los niños.
Los datos relativos al lavado de trastes y utensilios de cocina reportan cuando menos
participación del conjunto de los beneficiarios, pues la intervención de las ecónomas es
mucho mayor que en las otras dos actividades. Llama la atención que el porcentaje de
niños reporta una mayor participación de las niñas en esta actividad que lo que reportan
las
propias
niñas.
Probablemente,
en
estas
diferencias
estén
nuevamente
consideraciones de tipo cultural que hagan que los niños rechacen la realización de
este tipo de actividades domésticas en mayor medida que otro tipo de actividades por
considerar que la cocina “es cosa de mujeres”.
303
Cuadro 8.10. Responsables de lavar los traste y utensilios de cocina,
según sexo
Responsable de lavar los
traste y utensilios de
Sexo
Operación
Femenino
11,432
11,202
22,634
50.5%
49.5%
100.0%
% de Sexo
59.7%
68.8%
63.9%
Recuento
1,762
1,025
2,787
63.2%
36.8%
100.0%
9.2%
6.3%
7.9%
81
0
81
100.0%
0.0%
100.0%
% de Sexo
0.4%
0.0%
0.2%
Recuento
3,111
2,346
5,457
57.0%
43.0%
100.0%
% de Sexo
16.2%
14.4%
15.4%
Recuento
2,763
1,699
4,462
61.9%
38.1%
100.0%
% de Sexo
14.4%
10.4%
12.6%
Recuento
19,149
16,272
35,421
54.1%
45.9%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
cocina
Recuento
Los niños albergados
(ambos)
Total
Masculino
% de Responsable de
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Responsable de
Sólo las niñas
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Sexo
Recuento
% de Responsable de
Sólo los niños
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Responsable de
Las ecónomas
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Responsable de
Otro
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Responsable de
Total
lavar los traste y
utensilios de cocina
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
De acuerdo con la información obtenida, y a pesar de las diferencias en el registro de
las responsabilidades por sexo, es importante recuperar la participación importante
304
aunque no totalmente igualitaria de los niños en las labores de limpieza del albergue.
Esta situación es muy distinta a la que se vive en la mayoría de los hogares indígenas
donde las mujeres son las responsables, dentro de muchas otras actividades, de la
limpieza del hogar.
8.3 Equidad, igualdad y no discriminación de las mujeres entre los adultos que
colaboran con el albergue
La influencia de los jefes de albergue y de las ecónomas en la educación de las niñas y
niños hospedados en los albergues es muy importante. El ejemplo que reciben
cotidianamente de parte de los adultos, respecto a las cuestiones relativas a la equidad
de género repercuten de manera muy importante para modificar las pautas tradicionales
de asignación de roles.
La distribución de actividades y beneficios al interior de los albergues reproduce
esquemas discriminatorios para las mujeres. Esto se expresa en la asignación de
puestos dentro de los albergues donde la gran mayoría de las jefaturas de albergues
son ocupadas por hombres mientras que la totalidad de puestos de ecónomas son
ocupados por mujeres. Esta división sexual del trabajo de los operadores del programa
reproduce, como ellos mismos lo señalan, las figuras paterna y materna.
La división de funciones dentro del albergue entre el jefe como figura paterna y la
ecónoma como figura materna reproduce una distribución injusta del trabajo de acuerdo
con el sexo en lo que se refiere a la duración de las jornadas de trabajo y a la
percepción salarial. A pesar de la precariedad general del programa y de los bajos
salarios que perciben sus operadores, la situación de las ecónomas y en particular de
las ecónomas comunitarias, es de salarios mucho más bajos que los jefes de albergue y
de jornadas de trabajo mayores a las catorce horas. Las ecónomas además, llevan a
cabo las actividades que tradicionalmente corresponde a las mujeres con la terrible
desventaja para ellas de que no pueden ofrecer a sus propios hijos los beneficios de la
comida que les consume la mayor parte de su jornada.
305
La división sexual del trabajo dentro de los operadores del PAEI reproduce los
esquemas de injusticia que vive el trabajo femenino con jornadas más extenuantes y
más bajos salarios. El incremento al salario de las ecónomas y la búsqueda de apoyos
sobre todo en la elaboración de tortillas es una medida fundamental para dignificar la
importante labor de las mujeres y la transformación de la imagen social de la mujer
indígena en beneficio tanto de las ecónomas como de las beneficiarias.
8.4 Análisis de la calidad de los servicios prestados a las beneficiarias
El análisis de la calidad de los servicios se realiza con base en la comparación de las
respuestas proporcionadas por los beneficiarios a las preguntas de la encuesta
relacionadas con este tema.
En relación con la pregunta de si pasan frío por las noches, las niñas reportaron una
menor incidencia que los niños. El siguiente cuadro muestra que el porcentaje de niñas
que no pasan frío por las noches es un poco mayor que el de niños en esta situación.
306
Cuadro 8.11. ¿Pasas frío en las noches?, según sexo
¿Pasas frío en
las noches?
Operación
Femenino
6,616
4,705
11,321
58.4%
41.6%
100.0%
% de Sexo
38.2%
32.4%
35.6%
Recuento
7,518
7,032
14,550
51.7%
48.3%
100.0%
% de Sexo
43.4%
48.4%
45.7%
Recuento
3,174
2,800
5,974
53.1%
46.9%
100.0%
% de Sexo
18.3%
19.3%
18.8%
Recuento
17,308
14,537
31,845
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Pasan frío
en las noches
% de Pasan frío
No
en las noches
A veces
Total
Total
Masculino
Recuento
Sí
Sexo
% de Pasan frío
en las noches
% de Pasan frío
en las noches
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En relación con el baño en el albergue, el porcentaje de niñas que respondió
afirmativamente a la pregunta fue 94.4%, mientras que el de niños fue 97.8%. Esta
diferencia no parece significativa pues la gran mayoría de niños que duermen en los
albergues se bañan en él.
307
Cuadro 8.12. ¿Te bañas en el albergue?, según sexo
Te bañas o
no en el
Sexo
Operación
Total
Masculino
albergue
Recuento
Femenino
16,899
13,708
30,607
55.2%
44.8%
100.0%
97.8%
94.4%
96.3%
379
808
1,187
31.9%
68.1%
100.0%
2.2%
5.6%
3.7%
17,278
14,516
31,794
54.3%
45.7%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Te
Sí
bañas o no
en el
albergue
% de Sexo
Recuento
% de Te
Nunca
bañas o no
en el
albergue
% de Sexo
Recuento
% de Te
Total
bañas o no
en el
albergue
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En cuanto al tipo de agua con la que se bañan, se observa una pequeña diferencia en
el porcentaje de niñas que se bañan con agua de manantial (8.9% de los niños y 13.5%
de las niñas) que probablemente se deba al tipo de albergue en el que se ubica la
población de niñas. El porcentaje de niñas que se bañan con agua de regadera es
prácticamente el mismo que los niños.
308
Cuadro 8.13. Forma como se baña, según sexo
Tipo de agua
con la que se
Sexo
Operación
Femenino
7,715
6,396
14,111
54.7%
45.3%
100.0%
% de Sexo
45.3%
45.4%
45.3%
Recuento
6,873
4,723
11,596
59.3%
40.7%
100.0%
% de Sexo
40.3%
33.5%
37.3%
Recuento
1,525
1,905
3,430
44.5%
55.5%
100.0%
8.9%
13.5%
11.0%
929
1,063
1,992
46.6%
53.4%
100.0%
5.5%
7.5%
6.4%
17,042
14,087
31,129
54.7%
45.3%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
baña
Recuento
Agua de la
regadera
Total
Masculino
% de Tipo de
agua con la que
se baña
% de Tipo de
Agua acarreada
agua con la que
se baña
En río o
manantial
% de Tipo de
agua con la que
se baña
% de Sexo
Recuento
% de Tipo de
Otro
agua con la que
se baña
% de Sexo
Recuento
% de Tipo de
Total
agua con la que
se baña
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A continuación analizaremos la cobertura en la dotación de productos tres tipos de
producto con el fin de identificar la existencia de diferencias de acuerdo con el sexo de
los beneficiarios. El primer tipo de producto son los de aseo personal, el segundo los
útiles escolares y el tercero ropa.
309
8.4.1 Artículos de aseo personal
Dentro de los artículos de aseo personal se consideraron cinco productos: jabón, cepillo
de dientes, pasta dental, toalla de baño y papel sanitario.
El siguiente cuadro muestra diferencias importantes en la dotación de jabón a favor de
las beneficiarias de más de diez puntos porcentuales. Sólo 7.5% de las niñas
declararon no haber recibido jabón, en contraste con 13.2% de los niños en esta
situación.
Cuadro 8.14. Dotación de jabón, según sexo
Dotación de
jabón
Operación
Femenino
2,287
1,090
3,377
67.7%
32.3%
100.0%
% de Sexo
13.2%
7.5%
10.6%
Recuento
15,042
13,447
28,489
52.8%
47.2%
100.0%
% de Sexo
86.8%
92.5%
89.4%
Recuento
17,329
14,537
31,866
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de dotación
de jabón
% de dotación
Sí
de jabón
Total
Total
Masculino
Recuento
No o No sabe
Sexo
% de dotación
de jabón
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
La dotación de cepillo de dientes reporta una situación similar pues el porcentaje de
niñas que reportaron no haberlo recibido es 47.7%, mientras que el porcentaje de niños
se eleva a 52.9%. En consecuencia, cuatro de cada cinco niñas manifestaron haber
recibido cepillo de dientes mientras que solo dos de cada tres niños lo reportaron.
310
Cuadro 8.15. Dotación de cepillo de dientes, según sexo
Dotación de
Sexo
Operación
Cepillo de
Total
Masculino
Femenino
4,250
3,778
8,028
52.9%
47.1%
100.0%
% de Sexo
24.5%
26.0%
25.2%
Recuento
13,079
10,760
23,839
54.9%
45.1%
100.0%
% de Sexo
75.5%
74.0%
74.8%
Recuento
17,329
14,538
31,867
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
dientes
Recuento
% de Dotación
No o No sabe
de Cepillo de
dientes
% de Cepillo de
Sí
dientes)
% de Cepillo de
Total
dientes
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
El porcentaje de niñas que reportaron haber recibido pasta dental (80.9%) es también
superior al de niños (76.7%).
Cuadro 8.16. Dotación de pasta dental, según sexo
Dotación de
pasta dental
Sí
Total
Total
Masculino
Femenino
4,032
2,782
6,814
% de Pasta dental
59.2%
40.8%
100.0%
% de Sexo
23.3%
19.1%
21.4%
Recuento
13,297
11,756
25,053
% de Pasta dental
53.1%
46.9%
100.0%
% de Sexo
76.7%
80.9%
78.6%
Recuento
17,329
14,538
31,867
% de Pasta dental
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
No o No sabe
Sexo
Operación
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
311
La dotación de toallas de baño muestra una diferencia de más de diez puntos
porcentuales de las niñas por encima de los niños.
Cuadro 8.17. Dotación de toalla de baño, según sexo
Dotación de
toalla de baño
No o No sabe
Sí
Total
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
Recuento
10,260
8,104
18,364
% de Toalla de baño
55.9%
44.1%
100.0%
% de Sexo
59.2%
55.7%
57.6%
Recuento
7,069
6,434
13,503
% de Toalla de baño
52.4%
47.6%
100.0%
% de Sexo
40.8%
44.3%
42.4%
Recuento
17,329
14,538
31,867
% de Toalla de baño
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A diferencia de los productos anteriores, la dotación de papel sanitario en las niñas es
menor que en los niños con una diferencia de siete puntos porcentuales. Llama la
atención que en un artículo tan necesario se invierta la relación a favor de los niños.
Cuadro 8.18. Dotación de papel sanitario, según sexo
Dotación de
papel sanitario
Sí
Total
Total
Masculino
Femenino
4,877
5,301
10,178
% de Papel sanitario
47.9%
52.1%
100.0%
% de Sexo
28.1%
36.5%
31.9%
Recuento
12,452
9,237
21,689
% de Papel sanitario
57.4%
42.6%
100.0%
% de Sexo
71.9%
63.5%
68.1%
Recuento
17,329
14,538
31,867
% de Papel sanitario
54.4%
45.6%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
No o No sabe
Sexo
Operación
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
312
A continuación se presenta un índice de dotación de productos de higiene personal,
construido a partir del número de productos entregados de acuerdo con la lista de
productos considerados. Dado que los productos de higiene personal considerados son
cinco, el valor del índice puede variar de ningún producto a cinco productos. Como se
podrá observar, a pesar de que los porcentajes de mujeres que no recibieron productos
de aseo y limpieza resultaron menores que los de los hombres, en particular en lo
relativo a la dotación de jabón, el porcentaje de niñas que no recibieron ninguno de los
productos de higiene personal es mayor que el de los niños.
Cuadro 8.19. Índice de dotación de material de higiene y limpieza
personal, según sexo
Índice de dotación
de material de
Sexo
Operación
Total
Masculino
Femenino
501
675
1,176
% de Índice
42.6%
57.4%
100.0%
% de Sexo
2.9%
4.6%
3.7%
Recuento
2,365
1,303
3,668
% de Índice
64.5%
35.5%
100.0%
% de Sexo
13.6%
9.0%
11.5%
Recuento
1,171
1,249
2,420
% de Índice
48.4%
51.6%
100.0%
% de Sexo
6.8%
8.6%
7.6%
Recuento
2,201
1,781
3,982
% de Índice
55.3%
44.7%
100.0%
% de Sexo
12.7%
12.3%
12.5%
Recuento
5,824
5,248
11,072
% de Índice
52.6%
47.4%
100.0%
% de Sexo
33.6%
36.1%
34.7%
Recuento
5,267
4,282
9,549
% de Índice
55.2%
44.8%
100.0%
% de Sexo
30.4%
29.5%
30.0%
Recuento
17,329
14,538
31,867
% de Índice
54.4%
45.6%
100.0%
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
higiene y limpieza
Recuento
Ninguno o cero
1
2
3
4
5
Total
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
313
8.4.2 Útiles escolares
La encuesta recuperó información relativa a la dotación de siete artículos escolares:
cuaderno, libros, lápiz, pluma, lápices de colores, goma de borrar y juego geométrico. A
diferencia de lo que se hizo en el análisis de la dotación de artículos de aseo personal
en donde se consideraron únicamente los niños que duermen en el albergue, para la
dotación de útiles escolares se considerará a la población en su conjunto.
A continuación se presenta un cuadro que muestra que las niñas reportaron en un
mayor porcentaje que los niños haber recibido cuadernos en el albergue.
Cuadro 8.20. Dotación de cuaderno, según sexo
Dotación de
cuaderno
Operación
Femenino
1,679
991
2,670
62.9%
37.1%
100.0%
8.8%
6.1%
7.5%
Recuento
17,492
15,317
32,809
% de Cuaderno
53.3%
46.7%
100.0%
% de Sexo
91.2%
93.9%
92.5%
Recuento
19,171
16,308
35,479
% de Cuaderno
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Cuaderno
% de Sexo
Sí
Total
Total
Masculino
Recuento
No o No sabe
Sexo
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
La dotación de lápices presenta resultados similares, pues a pesar de que más del 90%
de los beneficiarios recibieron lápices, dos de cada tres beneficiarios que no los
recibieron fueron niños.
314
Cuadro 8.21. Dotación de lápiz, según sexo
Dotación de
lápiz
Operación
Sí
Total
Total
Masculino
Femenino
2,079
932
3,011
% de Lápiz
69.0%
31.0%
100.0%
% de Sexo
10.8%
5.7%
8.5%
Recuento
17,092
15,376
32,468
% de Lápiz
52.6%
47.4%
100.0%
% de Sexo
89.2%
94.3%
91.5%
Recuento
19,171
16,308
35,479
% de Lápiz
54.0%
46.0%
100.0%
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
No o No sabe
Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
En relación con la dotación de plumas la situación sigue favoreciendo a las niñas con
una diferencia cinco puntos porcentuales.
Cuadro 8.22. Dotación de bolígrafo, según sexo
Dotación de
bolígrafo
Operación
Sí
Total
Total
Masculino
Femenino
3,870
2,517
6,387
% de bolígrafo
60.6%
39.4%
100.0%
% de Sexo
20.2%
15.4%
18.0%
Recuento
15,301
13,792
29,093
% de bolígrafo
52.6%
47.4%
100.0%
% de Sexo
79.8%
84.6%
82.0%
Recuento
19,171
16,309
35,480
% de bolígrafo
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
No o No sabe
Sexo
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
La goma de borrar y el juego geométrico mantienen una proporcionalidad muy similar
en la que se muestra una ventaja de aproximadamente dos puntos en el porcentaje de
niñas que recibieron estos artículos.
315
Cuadro 8.23. Dotación de goma para borrar, según sexo
Dotación de
goma para borrar
Operación
Masculino
Recuento
No o No sabe
1,793
4,442
59.6%
40.4%
100.0%
% de Sexo
13.8%
11.0%
12.5%
Recuento
16,522
14,515
31,037
53.2%
46.8%
100.0%
% de Sexo
86.2%
89.0%
87.5%
Recuento
19,171
16,308
35,479
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Goma
para borrar
para borrar
Total
Total
Femenino
2,649
% de Goma
Sí
Sexo
% de Goma
para borrar
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Cuadro 8.24. Dotación de juego geométrico, según sexo
Dotación de
juego
Sexo
Operación
geométrico
Recuento
No o No sabe
2,154
5,171
58.3%
41.7%
100.0%
% de Sexo
15.7%
13.2%
14.6%
Recuento
16,154
14,154
30,308
53.3%
46.7%
100.0%
% de Sexo
84.3%
86.8%
85.4%
Recuento
19,171
16,308
35,479
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Juego
geométrico
geométrico
Total
Femenino
3,017
% de Juego
Sí
Total
Masculino
% de Juego
geométrico
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
A diferencia de lo que se observa con los demás útiles escolares, la proporción de niños
y niñas es menor a un punto porcentual.
316
Cuadro 8.25. Dotación de libro(s), según sexo
Dotación de
libro(s)
No o No sabe
Sí
Total
Operación
Sexo
Total
Masculino
Femenino
Recuento
11,192
9,427
20,619
% de Libro(s)
54.3%
45.7%
100.0%
% de Sexo
58.4%
57.8%
58.1%
Recuento
7,978
6,881
14,859
% de Libro(s)
53.7%
46.3%
100.0%
% de Sexo
41.6%
42.2%
41.9%
Recuento
19,170
16,308
35,478
% de Libro(s)
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Al igual que se hizo con la dotación de artículos de higiene, se construyó un índice de
dotación de útiles escolares que varía de acuerdo con el número de artículos
proporcionados por beneficiario, que en este caso puede adquirir un valor máximo de 7.
Como se podrá analizar, existe una asociación positiva de género con los mayores
valores del índice que pone de manifiesto que las mujeres reportaron tener mayor nivel
de acceso a la dotación de útiles escolares que los hombres.
Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo
Índice de dotación
de útiles escolares
Operación
Femenino
1,022
532
1,554
% de Índice
65.8%
34.2%
100.0%
% de Sexo
5.3%
3.3%
4.4%
557
319
876
% de Índice
63.6%
36.4%
100.0%
% de Sexo
2.9%
2.0%
2.5%
129
54
183
% de Índice
70.5%
29.5%
100.0%
% de Sexo
0.7%
0.3%
0.5%
243
222
465
% de Índice
52.3%
47.7%
100.0%
% de Sexo
1.3%
1.4%
1.3%
Recuento
1
Recuento
2
Recuento
3
Total
Masculino
Recuento
Ninguno o cero
Sexo
317
Cuadro 8.26. Índice de dotación de útiles escolares, según sexo
Índice de dotación
de útiles escolares
Sexo
Operación
Femenino
717
304
1,021
% de Índice
70.2%
29.8%
100.0%
% de Sexo
3.7%
1.9%
2.9%
Recuento
1,732
1,770
3,502
% de Índice
49.5%
50.5%
100.0%
% de Sexo
9.0%
10.9%
9.9%
Recuento
8,841
7,936
16,777
% de Índice
52.7%
47.3%
100.0%
% de Sexo
46.1%
48.7%
47.3%
Recuento
5,931
5,171
11,102
% de Índice
53.4%
46.6%
100.0%
% de Sexo
30.9%
31.7%
31.3%
Recuento
19,172
16,308
35,480
% de Índice
54.0%
46.0%
100.0%
% de Sexo
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
4
5
6
7
Total
Total
Masculino
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
8.5 Análisis de los indicadores de maltrato
La encuesta a beneficiarios consideró algunas preguntas relacionadas con agresiones y
violencia en los albergues. El siguiente cuadro presenta el reporte de agresiones por
parte de los beneficiarios clasificado por sexo.
318
Cuadro 8.27. ¿Desde tu ingreso algún adulto te ha agredido?, según sexo
¿Desde tu ingreso algún
adulto te ha agredido?
Operación
Masculino
Recuento
2,580
6,365
59.5%
40.5%
100.0%
% de Sexo
20.0%
16.0%
18.2%
Recuento
15,103
13,528
28,631
52.8%
47.2%
100.0%
% de Sexo
80.0%
84.0%
81.8%
Recuento
18,888
16,108
34,996
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
algún adulto te ha agredido?
% de ¿Desde tu ingreso
No
algún adulto te ha agredido?
Total
Total
Femenino
3,785
% de ¿Desde tu ingreso
Sí
Sexo
% de ¿Desde tu ingreso
algún adulto te ha agredido?
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
De acuerdo con la información del cuadro el porcentaje de mujeres que reportaron
agresiones durante los primeros meses del ciclo escolar 2006-2007 fue 16% y el de
hombres de 20%. A pesar de que el cuadro muestra una menor incidencia de
agresiones en mujeres, un análisis de la frecuencia de las mismas arroja datos
interesantes para cualificar el tipo de situaciones de violencia que viven las niñas en los
albergues. Aunque la mayor parte de los casos se concentra en un rango que va de 1 a
5 agresiones en ambos sexos, existen casos identificados de agresiones que por su
frecuencia dan cuenta de un patrón de violencia en contra de niñas y de niños en los
albergues.
319
Cuadro 8.28. Agresiones recibidas durante el ciclo escolar, según sexo
Agresiones recibidas
durante este ciclo escolar
De 1 a 5 agresiones
De 6 a 10 agresiones
Operación
Masculino
14,540
12,246
26,786
% de agresiones recibidas
54.3%
45.7%
100.0%
% de Sexo
75.8%
75.1%
75.5%
Recuento
4,060
3,323
7,383
% de agresiones recibidas
55.0%
45.0%
100.0%
% de Sexo
21.2%
20.4%
20.8%
303
509
812
37.3%
62.7%
100.0%
1.6%
3.1%
2.3%
191
107
298
64.1%
35.9%
100.0%
1.0%
0.7%
0.8%
52
92
144
36.1%
63.9%
100.0%
0.3%
0.6%
0.4%
25
0
25
100.0%
0.0%
100.0%
0.1%
0.0%
0.1%
0
30
30
% de agresiones recibidas
0.0%
100.0%
100.0%
% de Sexo
0.0%
0.2%
0.1%
19,171
16.307
35,478
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
% de agresiones recibidas
% de Sexo
Recuento
De 16 a 20 agresiones
% de agresiones recibidas
% de Sexo
Recuento
De 16 a 20 agresiones
% de agresiones recibidas
% de Sexo
Recuento
De 21 a 25 agresiones
% de agresiones recibidas
% de Sexo
Recuento
Más de 26 a 30 agresiones
Recuento
Total
Total
Femenino
Recuento
Recuento
De 11 a 15 agresiones
Sexo
% de agresiones recibidas
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Un indicador indirecto de situaciones desagradables que viven las niñas en los
albergues es su respuesta a la pregunta sobre el gusto de vivir en el albergue. El
siguiente cuadro muestra datos elocuentes al respecto. Los datos muestran que tres de
cada cuatro beneficiarios que declararon que no les gusta nada vivir en el albergue son
mujeres.
320
Cuadro 8.29. Gusto por vivir en el albergue, según sexo
Gusto por vivir
en el albergue
Sexo
Operación
Femenino
0
23
23
0.0%
100.0%
100.0%
0.0%
0.1%
0.1%
13,147
10,076
23,223
56.6%
43.4%
100.0%
% de Sexo
69.6%
62.7%
66.5%
Recuento
2,727
2,111
4,838
56.4%
43.6%
100.0%
% de Sexo
14.4%
13.1%
13.8%
Recuento
2,675
2,990
5,665
47.2%
52.8%
100.0%
14.2%
18.6%
16.2%
336
861
1,197
28.1%
71.9%
100.0%
1.8%
5.4%
3.4%
18,885
16,061
34,946
54.0%
46.0%
100.0%
100.0%
100.0%
100.0%
Recuento
No sabe
% de Gusto por
vivir en el albergue
% de Sexo
Recuento
Mucho
Regular
% de Gusto por
vivir en el albergue
% de Gusto por
vivir en el albergue
% de Gusto por
Poco
vivir en el albergue
% de Sexo
Recuento
% de Gusto por
Nada
vivir en el albergue
% de Sexo
Recuento
Total
Total
Masculino
% de Gusto por
vivir en el albergue
% de Sexo
Fuente: Encuesta a beneficiarios del PAEI 2006.
Aunque el gusto por vivir en el albergue obedezca a un conjunto mucho más complejo
de factores, las diferencias en las respuestas a esta pregunta en las niñas merecen una
reflexión más profunda respecto a las dificultades que enfrentan las niñas indígenas en
virtud de su doble vulnerabilidad como mujeres y como integrantes de alguna etnia.
321
322
9 ESCENARIO PROSPECTIVO
FACTORES A CONSIDERAR PARA LA PERMANENCIA
O READECUACIÓN DEL PROGRAMA
La prospectiva es un ejercicio que permite la construcción de escenarios que parten del
principio de que el futuro no es una derivación mecánica del pasado sino el resultado de
determinados procesos en los que intervienen factores no predeterminados. La acción
humana imprime una dimensión particularmente compleja a la indeterminación de los
procesos sociales. Por ello, la realización de ejercicios de prospectiva tiene el propósito
de influir en los cursos de acción.
Los escenarios se conforman de un conjunto de características que describen un a
situación futura y de la progresión de acontecimientos que posibilitan el tránsito de la
situación de origen a la situación de futuro. La prospectiva propone la construcción de
un número limitado de escenarios entendido como visiones coherentes y factibles de
futuro.
El presente ejercicio de prospectiva tiene como propósito fundamental influir en los
tomadores de decisiones a favor de un incremento significativo en el presupuesto del
Programa de Albergues Escolares Indígenas como condición para el despliegue sus
potencialidades y la consolidación de los avances alcanzados por éste que es el
programa más antiguo de la institución.
En la construcción de este apartado se tomaron como referencias los señalamientos
realizados en este apartado en la Evaluación Externa al Programa de Albergues
Escolares Indígenas 2005, por considerar que la situación general del programa no ha
variado en términos sustanciales en el periodo considerado.
323
En la Evaluación Externa del PAEI 2005, la presentación del escenario prospectivo se
basó en una herramienta de la planeación estratégica conocida como análisis FODA.
Dicha herramienta consiste en identificar los factores positivos y negativos internos del
programa denominados fortalezas y debilidades respectivamente, así como los factores
positivos y negativos del entorno del programa denominados oportunidades y
amenazas. Posteriormente, y con base en el diagnóstico proporcionado por ese
análisis, se conformaron escenarios prospectivos con base en las siguientes etapas.
1. Imagen actual de los albergues
2. Actores involucrados
3. Variables clave para transformar la imagen actual
4. Imagen futura
5. Propuesta estratégica
Una revisión de las fortalezas identificadas en el análisis FODA de la evaluación 2005
permite ubicar la necesidad del programa para proporcionar condiciones para estudiar a
niñas y niños que habitan en comunidades alejadas. A pesar de las limitaciones de la
vida en los albergues las condiciones de hospedaje y alimentación son mejores a las
que tendrían la mayoría de los niños en sus hogares.
Las debilidades del programa se centran en la precariedad de su operación y en los
efectos que eso genera en la profesionalización del personal y las deficiencias en los
servicios que se prestan.
Tomando como punto de referencia que es la escasez de recursos una variable
fundamental para explicar las fallas en la operación del Programa de Albergues
Escolares Indígenas, en esta ocasión proponemos la construcción de dos escenarios
vinculados con las diferencias en la dotación de recursos para el programa. Se trata de
dos escenarios que se definen a partir de una decisión que no depende de los
operadores del programa sino de una determinación de la Cámara de Diputados.
324
A continuación se presentan los dos escenarios vinculados con la asignación de
recursos. El primero de ellos, denominado inercial, parte de un horizonte de
mejoramiento de la operación de los albergues con los escasos recursos que se han
otorgado al programa. El segundo escenario contempla una propuesta de mejoramiento
de los albergues a partir de un programa de inversión en la transformación de su
infraestructura a diez años. En ambos caso se trata de visiones de futuro deseables en
las que se proponen mejoras a la operación del programa.
9.1 Escenario de mejora en la eficiencia administrativa
Bajo las condiciones de escasez presupuestal que ha enfrentado el Programa de
Albergues Escolares Indígenas, es posible pensar en el mejoramiento de la oportunidad
y adecuación de los apoyos a las necesidades de los albergues.
Dado que se trata de un programa donde los recursos definen condiciones precarias de
operación, la oportunidad en la entrega de los recursos resulta vital. El retraso en el
envío de salarios, compensaciones y recursos para la operación del albergue genera
graves trastornos a las condiciones de vida de los operadores del programa y de los
beneficiarios.
A partir de lo anterior y pensando en un escenario de mejora en la eficiencia
administrativa, la entrega oportuna de los recursos es una variable fundamental para la
racionalización del gasto de operación de los albergues y para la estabilidad personal y
familiar de los operadores del programa. Si los recursos se reciben con regularidad se
ahorrarán actividades adicionales y el pago de precios más elevados por productos que
se consiguen a crédito con proveedores locales. La recepción oportuna de los salarios y
compensaciones a las ecónomas y los jefes de albergue permite la organización del
gasto y la estabilidad personal y familiar de los operadores del programa.
325
Otro aspecto que resulta de gran importancia para la mejora de la dieta alimenticia de
los beneficiarios es la atención a los requerimientos específicos para cada albergue.
Esto supone la atención a las dotaciones de productos que se requieren para que las
dietas elaboradas por las ecónomas y los jefes de albergue se respeten. Sin la
implementación de medidas para garantizar la dotación de productos alimenticios
planteados en las dietas, los conocimientos adquiridos por los operadores del programa
en los cursos de nutrición resultan poco útiles.
Es necesario también que se prevea la organización de cursos de formación
pedagógica para los instructores del Conafe que dan apoyo a los beneficiarios en la
realización de tareas. La formación pedagógica de los instructores les permitirá
desarrollar su labor de apoyo con mayor calidad. Es necesario considerar estos cursos
de formación dado que los instructores cuentan con estudios de bachillerato. Cuentan
con los conocimientos e información que les soliciten los beneficiarios, pero carecen de
formación en cuestiones pedagógicas.
Otra cuestión necesaria para el mejoramiento del Programa es profesionalización del
personal operativo de los albergues, es decir, de las ecónomas y los jefes de albergue.
Para que ello sea posible es necesario homologar los salarios y adecuarlos en función
de las responsabilidades y las cargas de trabajo. En este sentido es indispensable
homologar los salarios de las ecónomas comunitarias e integrarlas al sistema de
prestaciones que tienen el resto de las ecónomas. Para redistribuir las cargas de
trabajo de los operadores del programa se requiere que los jefes de albergue se
centren en las tareas administrativas y organizativas del albergue y que cuenten con el
apoyo de personal especializado en las labores de apoyo a tareas. En el caso de las
ecónomas es necesario liberarlas de las cargas extenuantes de trabajo en la cocina
involucrando a madres de familia o a grupos organizados de mujeres para que les den
apoyo en la elaboración de tortillas que es la actividad que consume la mayor cantidad
de tiempo.
326
El apoyo y asesoría en proyectos productivos en los que participen los beneficiarios
puede proporcionar recursos adicionales para la operación de los albergues además de
la experiencia técnica y organizativa que adquieren los beneficiarios en la realización de
este tipo de actividades. Para ello, es necesario concertar apoyos con organizaciones e
instituciones educativas que les permitan a los albergues mejorar sus condiciones de
operación.
Finalmente, en el terreno del control y el apoyo que las oficinas centrales ejercen sobre
el programa, resulta muy necesaria la construcción de una base de beneficiarios
completa y actualizada que permita conformar un registro administrativo de los
beneficiarios que permita conformar un archivo histórico de calidad. Existen programas
especializados en este fin, como los que emplea el Registro Federal de Electores, que
pueden permitir contar con un padrón histórico y actual de beneficiarios que permita
hacer estudios sobre tiempos de permanencia y rotación de la población en los
albergues.
La administración oportuna de recursos, la atención a las necesidades específicas de
alimentación de los albergues, la profesionalización de los apoyos pedagógicos y del
personal que opera el albergue, el apoyo de organizaciones e instituciones para la
creación de proyectos productivos y la construcción de un registro administrativo del
padrón de beneficiarios que permita dar seguimiento a los beneficiarios y contar con
información actualizada, son aspectos del funcionamiento del programa que pueden
mejorar de manera significativa la calidad de los servicios que prestan y que no
suponen un incremento significativo en los magros recursos para su operación. Se trata
de mejoras que tienden a hacer un aprovechamiento más racional y eficiente de los
recursos y a la búsqueda de apoyos sociales que permitan mejorar las condiciones de
vida en los albergues.
327
9.2 Escenario de fortalecimiento de la infraestructura a diez años
El escenario de fortalecimiento en la infraestructura consiste en un plan de inversión a
diez años que permita renovar las instalaciones y el equipamiento de los albergues para
hacer frente al desgaste progresivo que han tenido las instalaciones actuales por falta
de mantenimiento. También supone la construcción de instalaciones que contemplen
espacios de trabajo acordes con las necesidades de los beneficiarios y no únicamente
cocina y dormitorios como sucede con el diseño actual de los albergues.
El escenario de fortalecimiento no invalida los elementos considerados en el escenario
anterior, por el contrario, supone la incorporación de su contenido por estar asociado
con la racionalización y eficiencia en el aprovechamiento de los recursos.
El escenario de fortalecimiento constituye una respuesta al problema estructural de falta
de mantenimiento de lo albergues que se deriva de la precariedad de los recursos para
su operación. Los recursos previstos para el Programa se han destinado en su mayoría
a las necesidades de hospedaje y alimentación de los beneficiarios y al salario de los
trabajadores.
Los efectos que ha tenido la falta de mantenimiento sobre los albergues son
desastrosos. La mayoría de ellos necesita una remodelación profunda o una
reconstrucción total.
También es necesario considerar en la propuesta de reconstrucción de la
infraestructura las nuevas necesidades que se derivan del cambio de perfil de los
beneficiarios que resulta previsible dado el nivel de cobertura de la educación primaria.
Cada vez más, los objetivos del albergue de proporcionar hospedaje y alimentación a
niños de comunidades que no cuentan con servicios educativos estarán orientados a un
segmento de población que requiere continuar sus estudios de secundaria y de
bachillerato. Es muy importante considerar diversas modalidades en la operación de los
albergues, de acuerdo con la especificidad de las necesidades de la población objetivo.
Flexibilizar la operación de los albergues para que den servicio de comedor a niños de
328
las comunidades sede y de acuerdo con las necesidades educativas en los distintos
niveles.
En los cuadros 9.1 y 9.2 se presentan los cálculo aproximados de los costos de la
reconstrucción de los albergues, su equipamiento, el mantenimiento preventivo y el
correctivo (cuadro 9.1), así como los costos de operación actual, con pequeños
incrementos en este último concepto para alcanzar el mínimo adecuado (cuadro 9.2),
del
período
2008-2017,
considerando
exclusivamente
la
capacidad
instalada
actualmente, esto es 1,080 albergues escolares indígenas. Además hemos destacado
el subtotal requerido para el quinquenio 2008-2012, esto es, para lo que resta del
período sexenal de gobierno en curso.
Por otra parte, hay que considerar que el Programa enfrenta una inercia de no pocos
años, cuando solo se le autorizan los recursos mínimos para operar su capacidad
instalada, los cuales se orientan fundamentalmente al servicio de alimentación y a una
renovación muy lenta de los albergues y su equipamiento. En este marco también ha
tenido lugar la rehabilitación de albergues con nuevos modelos constructivos a partir de
la mezcla de recursos con fundaciones privadas. Esta estrategia está caracterizada por
dos factores: uno referido a su escasa cobertura y cuya dinámica de avance llevaría
varias décadas en renovar la infraestructura existente. De otra parte los nuevos edificios
no están siendo acompañados del subsidio necesario para su conservación y
mantenimiento adecuados cada año, lo cual estaría implicando que en el mediano plazo
los nuevos albergues caerían en un deterioro serio, con lo cual los recursos ahí
invertidos perdería su impacto en un breve tiempo. Esta es la inercia que arrastra el
programa y al mismo tiempo su reto actual y que entraña una toma de decisiones
trascendente para el PAEI.
Es así que las evaluaciones externas al Programa reportan siempre los mismos
problemas, derivados de la inoperante y vieja infraestructura que impacta en bajos
niveles de vida de los becarios.
329
Entre las decisiones que se requiere tomar, sin duda está presente la eventualidad de
un cambio en el diseño del Programa, por ejemplo, su transformación en comedores
comunitarios. Porque también sin duda en el contexto indígena se están dando cambios
que ineluctablemente modificarán el programa, sea por la cada vez mayor presencia de
escuelas de educación básica en el medio rural, por la migración y por la pérdida
paulatina de la identidad indígena entre el grupo poblacional indígena que atiende el
Programa. Sin embargo, al margen del derrotero que pudieran tomar los AEI, el tipo de
instalaciones y las características de las localidades donde se ubican, siempre serán
útiles y con un gran impacto social en las comunidades indígenas que se benefician.
Por ello se propone un programa de inversiones a diez años, cuyos recursos se
destinarán a la renovación total de la infraestructura de los albergues, previendo a su
vez los recursos necesarios para su mantenimiento. La proyección también incluye los
componentes básicos del Programa como son la alimentación, gastos de operación,
apoyos escolares y compensaciones al personal. De esta manera, a valor presente, se
tiene que en el periodo proyectado a 10 años el programa requiere invertir la cantidad
de 2,754.8 millones de pesos, pero que sin embargo en el mediano plazo (tomando
como referencia lo que resta del presente sexenio (2008-2012), se tendrían que invertir
729.6 millones de pesos, distribuyéndose anualmente de acuerdo con lo que se
describe en el cuadro 9.1.
Una decisión de esta magnitud permitirá abatir el rezago histórico de los albergues por
ya más de 30 años y arribar a condiciones que dignifiquen los servicios del PAEI. De
otra suerte y sólo al amparo de los exiguos aumentos de que ha sido objeto el PAEI,
implicaría seguir arrastrando los mismos problemas de manera indefinida y a riesgo de
que se multipliquen.
330
Cuadro 9.1. Propuesta para renovación completa de mil albergues a diez años (en miles de pesos)
Año
subtotal
2008
2009
2010
2011
2012
Concepto
Infraestructura
(renovación)
Equipamiento
quinquenal
2014
2015
2016
2017
55,000
55,000
55,000
55,000
55,000
550,000
90,000
(2008-2012)
55,000
55,000
55,000
55,000
55,000
9,000
9,000
9,000
9,000
9,000
45,000
9,000
9,000
9,000
9,000
9,000
8,000
18,800
40,400
72,800
116,000
256,000
170,000
234,800
310,400
396,800
494,000
275,000
Total
2013
(2008-2017)
Mantenimiento
preventivo
(a infraestructura
1,862,000
y equipo)
Mantenimiento
correctivo
Total
4,800
11,280
24,240
43,680
69,600
153,600
102,000
140,880
186,240
238,080
296,400
1,117,200
76,800
94,080
128,640
180,480
249,600
729,600
336,000
439,680
560,640
698,880
854,400
3,619,200
Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007).
Nota: Estima la inversión requerida para renovar 1,000 albergues en infraestructura y equipamiento, en un plazo de 10 años, incluyendo el mantenimiento requerido
(preventivo y correctivo).
331
Cuadro 9.2. Operación de 1,080 albergues a diez años (en miles de pesos)
Año
subtotal
2008
2009
2010
2011
2012
Concepto
Alimentación
Gas
Apoyos
Escolares
Compensaciones
Operación
Total
quinquenal
Total
2013
2014
2015
2016
2017
(2008-
(2008-2012)
281,732.1
281,732.1
281,732.1
281,732.1
281,732.1
16,200.0
16,200.0
16,200.0
16,200.0
16,200.0
20,144.9
20,144.9
20,144.9
20,144.9
20,144.9
67,823.3
67,823.3
67,823.3
67,823.3
67,823.3
19,157.5
19,157.5
19,157.5
19,157.5
19,157.5
405,057.8
405,058
405,057.8
405,057.8
405,057.8
2017)
281,732.1
281,732.1
281,732.1
281,732.1
281,732.1
2,817,321
81,000
16,200.0
16,200.0
16,200.0
16,200.0
16,200.0
162,000
100,724.5
20,144.9
20,144.9
20,144.9
20,144.9
20,144.9
201,449
339,116.5
67,823.3
67,823.3
67,823.3
67,823.3
67,823.3
678,233
95,787.5
19,157.5
19,157.5
19,157.5
19,157.5
19,157.5
191,575
1,408,660.5
2,025,289
405,057.8
405,057.8
405,057.8
405,057.8
405,057.8
4,050,578
Fuente: Cálculos propios realizados a valor presente (pesos corrientes del 2007).
Nota: Estima la inversión requerida para operar los 1,080 albergues existentes, en un plazo de 10 años, considerando un incremento en los por concepto de “Apoyos
Escolares” al doble de lo proporcionado actualmente, así como un incremento del 25% al rubro de “Compensaciones”.
332
CONCLUSIONES
1.
Los albergues escolares son un componente importante del proceso educativo de
los niños ya que incide directamente en su desarrollo físico por vía de la
alimentación, contribuye a mejorar sus condiciones de estudio al contar con un
hospedaje seguro y apoyo en la realización de sus tareas.
2.
Los componentes del Programa de apoyo directo al becario se mantienen en
niveles mínimos (alimentación, higiene y limpieza y material escolar), sin embargo
el impacto que tienen al propiciar que los niños ingresen y permanezcan en la
escuela es muy importante, al registrarse una escasa reprobación y deserción, con
lo cual el Programa cumple de manera general sus objetivos.
3.
Para el año 2006 se ejercen recursos totales por la cantidad de 544.5 millones de
pesos, representando un incremento de casi el 18% en pesos constantes con
relación al año 2005, para la atención de albergues escolares y comunitarios para
apoyar a 67,107 becarios, en 1,216 albergues, distribuidos en 21 entidades
federativas, pero principalmente concentrados en el sureste, en estados como
Oaxaca, Chiapas, Guerrero y otra parte importante en el estado de Chihuahua, lo
cual quiere decir que en términos globales se invirtieron ocho mil pesos (en
números redondos) anuales en promedio por becario.
4.
A nivel nacional en el segmento de población de 5 a 14 años hablantes de lengua
indígena, para el año 2000, el 18.6% no asistía a la escuela, en cambio entre los
no hablantes de lengua indígena del mismo grupo etario que no van a la escuela
alcanza el 9.2%, es decir, proporcionalmente no asiste a la escuela el doble de los
niños y jóvenes indígenas (hablantes de alguna lengua) en edad escolar, respecto
a lo que hacen los no hablantes de alguna lengua indígena de la misma edad, con
333
el agravante de que los primeros son aquellos que viven en las localidades más
dispersas y recónditas del país.
5.
Respecto al conjunto de la población indígena nacional entre 5 y 19 años,
considerada por la condición de habla de lengua indígena (HLI), los beneficiarios
del PAEI representan menos del 3%. El mayor porcentaje estatal de atención a
niños indígenas en los albergues se da en Chihuahua (22.3%); en segundo lugar
se encuentra Nayarit (15.24%), seguido de Jalisco (11.48%) y Durango (10.18%).
6.
Los 59, 943 niños y niñas que conforman el padrón de beneficiarios del PAEI en
2006 se encuentran distribuidos en 21 entidades. Prácticamente la mitad (48.6%)
de los beneficiarios se concentra en los estados de Oaxaca, Chiapas y Chihuahua,
que cuentan con 22.6, 13.9 y 12.0 por ciento del total, respectivamente.
7.
La proporción de niños y niñas a nivel nacional que asisten a los albergues es de
54.5% y 45.5%, respectivamente. Es decir, para 2006 existe 9% más de hombres
dentro de la población beneficiaria.
8.
En ninguno de los criterios de elegibilidad se propone la equidad de género y la no
discriminación por sexo.
9.
En la explicación de la desproporción en la composición de los beneficiarios por
sexo, deben ponderarse los factores asociados al sesgo en la aplicación de los
criterios de elegibilidad de los beneficiarios en los albergues, respecto a la
demanda real de la población y a las prácticas culturales que impiden el acceso de
mujeres indígenas en edad escolar.
10. La mayor parte de los beneficiarios se concentra en el nivel escolar de primaria
que alcanza el 77% del total. Le siguen los niños y niñas de secundaria con 20%.
334
11. Seis de cada diez niños que se hospedan en los albergues asisten a escuelas
bilingües.
12. La mayor parte de quienes estudian bachillerato lo hacen en la modalidad de
telebachillerato.
13. El 83.2% de la población de los albergues habla alguna lengua indígena.
14. Las variaciones en las calificaciones de los beneficiarios por sexo son muy poco
significativas.
15. Se registran mayores índices de reprobación en niños y niñas que no hablan la
lengua indígena (21.4%) que en aquellos que la hablan (18.5%); aunque también
se muestra una mayor proporción de niños no hablantes de lengua indígena que
obtuvieron 10 como calificación inicial.
16. Respecto al tipo de escuelas que existen en las regiones indígenas, no se
advierten condiciones favorables para el desarrollo educativo de los niños, ya que
a nivel nacional existen 9,691 primarias indígenas y de ellas 6,185 son escuelas
multigrado en modalidad indígena (63.8%), que es el nivel escolar al que acuden e
manera mayoritaria los beneficiarios del PAEI. Este tipo de escuelas también
llamadas de organización incompleta se localizan principalmente en Chiapas,
Durango, San Luis Potosí, Tabasco, Veracruz y Oaxaca; suelen tener menos y
más deficientes recursos humanos y materiales e imparten una educación
ostensiblemente de calidad inferior y proclive permanentemente a la deserción.
17. De acuerdo con las cifras del cierre del ejercicio, el PAEI presenta un adecuado
cumplimiento de sus metas físicas y financieras de acuerdo con la dinámica del
ciclo escolar en que se basa su operación.
335
18. En la estructura presupuestal para 2006, se incrementan algunos conceptos que
en ejercicios anteriores no se les había dado importancia, como son los recursos
para rehabilitación de albergues, el equipamiento y los gastos de operación, con lo
cual ahora se avanzará parcialmente en la solución de viejos problemas en las
condiciones físicas de los albergues; de otra parte también se acrecentó la
cobertura de albergues comunitarios en casi dos veces más respecto del 2005 y
consecuentemente su presupuesto autorizado.
19. Se advierte un progreso así sea en forma modesta en el mejoramiento de las
condiciones laborales de las ecónomas de la comunidad, con el incremento a su
compensación para este año, con lo cual se atiende una de las recomendaciones
de la evaluación del año pasado, aunque también incluía la mejora del entorno
físico en que cotidianamente desempeñan sus labores, con el objeto de detener el
deterioro de su salud. Este último problema hoy sigue pendiente.
20. Si consideramos únicamente aquellos conceptos que benefician directamente al
alumno de albergues escolares, su costo anual es del orden de $6,229.28,
equivalentes a dos tercios de un salario mínimo o a 1.4 veces si lo relacionamos
con el parámetro de dos dólares diarios.
21. Por lo que respecta a los Albergues comunitarios, en este mismo año se apoyaron
a 135 con una matrícula de 7,430 alumnos, con un presupuesto de 30.2 millones
de pesos, arrojando un costo total anual por becario de $4,063.68
22. En el presente ejercicio la cuota de alimentación no se incrementa,
permaneciendo en el mismo nivel que en el año 2005, aún más, en pesos
constantes el gasto en alimentación sufre un deterioro de 4.91%, lo cual obligará a
los responsables de la adquisición de materias primas y “frescos”, a que asuman
una mayor racionalidad y restricción en el ejercicio de estos recursos. Debe
considerarse que no sólo los becarios consumen alimentos en los albergues sino
también el personal que ahí labora y en algunos albergues los niños permanecen
336
los fines de semana, aumentando con ello el número de raciones que se toman
como base del cálculo para las cuotas de alimentación.
337
338
RECOMENDACIONES
1.
Ante las precarias condiciones de vida de la población indígena infantil, del
número de niños indígenas que no asisten a la escuela y de la deficiente
educación que reciben los que están inscritos, se justifica plenamente la
continuidad y ampliación del PAEI, no obstante su insular presencia.
2.
Es importante establecer un sistema de monitoreo en los albergues para verificar
la cantidad y calidad de la alimentación, a efecto de prevenir un desmedro en la
nutrición de los becarios. Esto cobra mayor relevancia en virtud de que los
recursos destinados para este concepto tienen una caída real para este año (en
pesos constantes).
3.
La presencia del PAEI puede y debe jugar un papel muy importante que permita
crecientemente el acceso de las mujeres a todos los niveles educativos.
4.
Se recomienda el establecimiento como prioridad en la aceptación de más
mujeres en los albergues, y la meta de la igualdad de género en el número de
lugares nacional y por estado.
5.
El hecho de que el Programa haya incorporado a alumnos de preescolar,
representa un avance significativo y representa una oportunidad de apoyar al
grupo de edad que requiere más apoyo en cuanto a alimentación, por lo que sería
importante ofrecer una cuota mayor de lugares para niños que asisten a este
grado, aunque considerando principalmente la opción de alimentación y no tanto la
de hospedaje.
339
6.
El Programa también está teniendo una mayor apertura hacia el nivel de
bachillerato que no se constriñe únicamente a los albergues comunitarios sino
también está adquiriendo presencia en los albergues tradicionales, lo cual es
relevante para no interrumpir la continuidad de los estudios de los beneficiarios.
Por lo que es necesario destinar mayores recursos para los muchachos que
cursan la educación media superior, tanto en cantidad global como per cápita,
pues requieren mayor cantidad de alimento, pero al mismo tiempo es necesario no
mezclarlos en el mismo albergue que a los niños de primaria y preescolar, por lo
que hay que considerar en los proyectos de remodelación de los albergues, los
espacios específicos para alumnos que cursan la educación media superior.
7.
En la formulación de los criterios de selección contenidos en las Reglas de
Operación debiera diferenciarse a los albergues para los alumnos que cursan el
nivel básico de aquéllos que ofrecen sus apoyos a los estudiantes de nivel medio
superior. Sugerimos que para los primeros, el criterio de elegibilidad podría seguir
como lo indican las Reglas de Operación vigentes, es decir “estar en un rango de
4 a 18 años de edad para los niños y niñas de educación básica”, pero para los
segundos: “un rango de edad de 15 a 20 años para los jóvenes de educación
media superior”.
8.
En cuanto a otro de los criterios que definen prioridades para aceptar a los nuevos
beneficiarios, el que se refiere a la ausencia de uno o ambos progenitores debiera
ser reformulado introduciendo la situación de ausencia prolongada de uno o de
ambos progenitores. En otras palabras, se propone incorporar en la normatividad
el fenómeno de la migración, como una condición estructural en la dinámica de las
familias indígenas.
9.
Igualmente, el criterio sobre los albergues comunitarios que atiendan a un 80% de
estudiantes de nivel medio superior requiere de una mejor puntualización. El
fraseo consistente en “recibirán apoyo” debiera ser objeto de un desglose en
340
donde se clarifique en qué áreas y en qué montos se pudieran cristalizar los
recursos que aporte el gobierno federal.
10. Debiera hacerse explícito -en algún criterio de elegibilidad- la no discriminación por
etnia, sobre todo para aquellas regiones de composición multiétnica, incluida la
población mestiza en localidades indígenas.
11. Es de la más alta prioridad la creación de un sistema de información fidedigno y
actualizado de beneficiarios.
12. Es importante que el programa considere la posibilidad de entregar el paquete
escolar dos veces al año, ya que es común que transcurridos apenas tres o cuatro
meses del ciclo escolar, se haya agotado dicha dotación. En una primera etapa de
acuerdo a la disponibilidad de recursos, tener en cuenta por lo menos la
distribución de cuadernos y lápices.
13. Con base en el Objetivo general del programa que plantea que “los niños y niñas
indígenas (…) ingresen y concluyan su educación básica y media superior, con
apoyo de los servicios que se otorgan en los albergues escolares y comunitarios”.
Para medir y constatar el cumplimiento de dicho objetivo, será necesario que el
PAEI establezca un sistema de seguimiento de los becarios por grado y nivel,
generando una base de datos que permita evaluar anualmente los resultados.
Hasta hoy se tiene la percepción de que los impactos son positivos en este
sentido, sin embargo no hay posibilidades de medir sus dimensiones. El
seguimiento de alumnos permitirá al PAEI, plantearse metas de más largo
alcance, al mismo tiempo que contará con mayores elementos para justificar
incrementos presupuestales. Así mismo se contará con bases más sólidas para
determinar la cuota anual de alimentación, cuyo criterio de incremento vigente es
por lo menos inocuo.
341
14. Siendo la alimentación el principal servicio que se ofrece en los albergues y siendo
la desnutrición un problema que en mayor medida padece la población indígena
infantil, se requiere que el PAEI cuente con suficiente información respecto al
estado nutricional en que ingresan los becarios, por ello se propone al grado de
norma, que todo alumno que ingrese a los albergues sea diagnosticado su estado
nutricional. Ello permitirá identificar los diferentes indicadores de riesgo desde el
punto de vista nutricional, con lo cual se podrán definir políticas nutricionales, que
atiendan sobre todo los casos de más alto riesgo en colaboración con los padres
de familia respectivos. Hasta ahora el PAEI no tiene un servicio diferenciado de
alimentación de acuerdo a la edad, nivel escolar y el estado nutricional de los
niños, que en el corto y mediano plazo se debe considerar en las propuestas de
mejora del programa.
15. El programa asignó un importante incremento de recursos destinados a obras de
rehabilitación, que este año benefició a 205 albergues, por lo que se recomienda
que la proporción del presupuesto total que alcanzó en este año (16.6%), se
mantenga como mínima inversión durante los próximos cinco años, de tal manera
de que al término de esta nueva gestión se rehabiliten todos los albergues
actualmente en operación. Esta recomendación se justifica no sólo por el deterioro
físico que presentan los albergues sino por el cambio climático que implica vivir
condiciones más hostiles para los becarios.
16. En virtud de que las ecónomas continúan desarrollando su trabajo en condiciones
adversas para su salud y carentes de toda protección social, se recomienda que
PAEI, organice y promueva acciones periódicas de salud entre las ecónomas
para la detección de enfermedades más comunes y de alto riesgo para las
mujeres, como son: cáncer cervicouterino, cáncer de mama y osteoporosis, así
mismo que la CDI realice toda la gestión necesaria para canalizar a las mujeres a
centros de atención hospitalaria cuando sea necesario. Igual procedimiento se
deberá seguir en el caso de enfermedades de los ojos, en buena medida
342
causadas por el humo del Tlecuil, además de proveer un fondo de apoyo para la
adquisición de lentes.
17. Considerando que una buena parte de los albergues se ubican en localidades
apartadas y dispersas, se recomienda que en el pago de compensaciones al
personal de los albergues se adopte una política general, consistente en el pago
en efectivo y en el lugar de trabajo, ya que el hecho de trasladarse al Centro
Coordinador y en los casos que se paga con cheque genera altos costos de
transacción a cargo del personal, lo cual disminuye su ingreso.
18. Se recomienda que se diseñe un sistema de costos que considere la totalidad de
los gastos centralizados y locales, incluyendo los salarios del personal de base y
de confianza que intervienen en el programa. Este sistema deberá diferenciar
claramente los subsidios que representan las transferencias directas a los
becarios, operación y conservación de los albergues de aquellos gastos indirectos
que se efectúan para hacer posible la permanencia y funcionamiento del
programa, todo lo cual permitirá determinar con más precisión el rubro de gasto de
operación, por tanto contar con mejores elementos para evaluar la eficiencia y
eficacia del programa.
343
344
ANEXO METODOLÓGICO
A. Sobre el diseño de la encuesta y su levantamiento
El diseño muestral del Estudio para la evaluación del Programa Albergues
Escolares Indígenas 2006 se planteó consistente con la evaluación realizada en 2005.
En tal sentido, comprendió dos estudios paralelos y simultáneos.
El primero de ellos consiste en una Encuesta en Albergues que se aplicó a un
informante adecuado (autoridad del albergue), quien informó sobre aspectos generales
de operación del albergue (asistencia/ausentismo de los niños beneficiarios,
oportunidad de abasto de insumos, instalaciones, relaciones institucionales y apoyos
brindados por diversas autoridades, demanda potencial, problemática en la operación
del albergue, etc.).
El segundo estudio, denominado Encuesta a Beneficiarios, se aplicó a los
beneficiarios presentes en los albergues escolares indígenas el día en que se visiten los
mismos, con el fin de indagar sobre el grado de satisfacción de los mismos respecto al
servicio que se les brinda, concretamente en cuanto a calidad y oportunidad de los
alimentos, higiene, colaboración en las tareas del albergue, atención recibida por parte
del personal, etc.
A partir de información del registro de inscripción de alumnos en albergues 2005-2006,
al 27 de junio de 2006 se tenían 1,080 albergues distribuidos en 21 entidades de la
República, mismos que atendían a 59 mil 842 escolares indígenas.
Los datos obtenidos tras la exploración a las bases de datos 2006 mostraron la
estabilidad del Programa en cuanto a número de albergues y beneficiarios respecto a
los años previos, lo cual permitió plantear un diseño análogo al de 2005, no obstante
345
con un ajuste a la tasa de no respuesta prevista en gabinete, en atención a la
experiencia adquirida y en anticipación a eventualidades climáticas y de otra naturaleza
que afectasen a las zonas por visitar43.
Cuadro A.1. Albergues y beneficiarios, 2006
Distribución del universo de albergues escolares indígenas por entidad, 2006
Clave
Entidad
Albergues
Total
02
Baja California
04
Campeche
07
Beneficiarios
Part. %
Total
Part. %
5
0.5%
285
0.5%
12
1.1%
592
1.0%
Chiapas
147
13.6%
8,342
13.9%
08
Chihuahua
105
9.7%
7,194
12.0%
10
Durango
15
1.4%
1,155
1.9%
12
Guerrero
100
9.3%
5,433
9.1%
13
Hidalgo
69
6.4%
3,745
6.3%
14
Jalisco
14
1.3%
1,697
2.8%
15
México
8
0.7%
435
0.7%
16
Michoacán
15
1.4%
810
1.4%
18
Nayarit
38
3.5%
2,574
4.3%
20
Oaxaca
266
24.6%
13,546
22.6%
21
Puebla
83
7.7%
4,300
7.2%
22
Querétaro
5
0.5%
247
0.4%
23
Quintana Roo
8
0.7%
395
0.7%
24
San Luis Potosí
34
3.1%
1,692
2.8%
25
Sinaloa
8
0.7%
374
0.6%
26
Sonora
15
1.4%
828
1.4%
27
Tabasco
11
1.0%
524
0.9%
30
Veracruz
84
7.8%
3,891
6.5%
31
Yucatán
38
3.5%
1,783
3.0%
1,080
100.0%
59,842
100.0%
Total
Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico “RIAA_20052006_SEMESTRAL.xls”, proporcionado por la CDI.
43
Fue el caso de la situación política en Oaxaca que afectó la operación de sus albergues escolares
indígenas, y que obligó a que dentro del conjunto de entidades de mayor aporte al Programa, se
reemplazara dicha entidad por la que representaba el octavo mayor aporte, tanto en albergues como
en beneficiarios, esto es, Nayarit.
346
Los albergues escolares indígenas se distribuyen en 21 estados de la República: Baja
California, Campeche, Chiapas, Chihuahua, Durango, Guerrero, Hidalgo, Jalisco,
México, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Querétaro, Quintana Roo, San Luis
Potosí, Sinaloa, Sonora, Tabasco, Veracruz y Yucatán.
Las consideraciones para el diseño de las encuestas fueron:
1. Optimizar los gastos para el operativo de campo mediante un ajuste preliminar al
marco muestral de localidades de manera que, bajo un esquema de Pareto, el
objeto de estudio de la encuesta se restringiera a los siete estados que
concentran un valor cercano a 80% niños atendidos en los albergues escolares
indígenas. La situación política de Oaxaca obligó a reemplazar a dicha entidad
por el estado de Nayarit, de manera que el conjunto de siete estados que
conformaron el marco muestral ajustado fue: Chiapas, Chihuahua, Guerrero,
Hidalgo, Nayarit, Puebla y Veracruz, los cuales reúnen aproximadamente
57.7% de los albergues y 59.3% de los niños beneficiados en junio del 200644.
2. La unidad de observación fue el albergue escolar indígena. Para la Encuesta en
Albergues se aplicó un esquema de muestreo aleatorio simple, con probabilidad
de selección proporcional al número de beneficiarios del albergue, sustentado en
un nivel de confianza de 90%, con un error de no más de 9.85% y una tasa de no
respuesta de 3%.
3. A partir de una estimación de tasa de no respuesta de 3%, este año el número
de albergues por encuestar se incrementó a 65, lo cual se juzgó acorde al
presupuesto para el operativo de levantamiento de la encuesta.
44
El monto del presupuesto disponible para el operativo de campo obligó a reducir la pretensión de cubrir
el 80% de beneficiarios y albergues, y aceptar estos porcentajes, en el entendido de que se cubrirían
no menos de siete estados del los 21 que cuentan con albergues escolares indígenas.
347
4. La Encuesta a Beneficiarios de Albergues Escolares Indígenas se diseñó
bietápica con unidad primaria de selección basada en la encuesta de albergues,
y un muestreo sistemático de 33.3% de los niños beneficiarios de cada albergue
que se encontraran en el mismo el día de aplicación del cuestionario. Se estimó
a priori levantar aproximadamente 1,187 cuestionarios a beneficiarios (en
condiciones óptimas de asistencia a los albergues esta cantidad hubiera llegado
a 1,344). En virtud de que no todos los niños registrados en cada albergue
asistieron al mismo el día de aplicación de la encuesta, el número de
cuestionarios levantado se redujo a 1,142.
5. Los parámetros de la encuesta, dado el número de 1,142 cuestionarios aplicados
sobre una población finita de 35,479 niños, si éstos se hubieran seleccionado
mediante un diseño de muestreo aleatorio simple (mas) serían:
Nivel de confianza de 95% y un error máximo de 2.86%
En tanto un diseño de conglomerados en general es menos eficiente que uno por
muestreo aleatorio simple45, los 1,142 cuestionarios de la encuesta a
beneficiarios realizada mediante conglomerados, brindan un nivel de confianza
semejante al de la encuesta en albergues (Nivel de confianza de 90% y error
máximo no mayor a 10%) siempre que, para una variable dada, el efecto de
diseño no sea mayor a 16.1.
45
Para una variable cualquiera la relación entre la varianza que se obtiene mediante un diseño complejo
respecto a la que se obtiene a través de un diseño aleatorio simple (para el mismo tamaño de
muestra), arroja un efecto de diseño (Deff) superior a 1. Un Deff mayor a 1 implica menores niveles de
confianza y mayores errores aceptables que los que se obtendrían mediante muestreo aleatorio
simple, para el mismo tamaño de muestra.
348
B. Nota técnica de la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas: propuesta de
diseño
El diseño técnico de la encuesta a los albergues escolares indígenas para el año 2006
se ajustó a las características que se enuncian en este apartado, y en el siguiente
respecto a los resultados obtenidos.
a) Diseño muestral
Muestreo aleatorio simple de albergues con probabilidad de selección proporcional al
número proyectado de beneficiarios de los mismos.
b) Marco muestral
Listado de 1, 080 Albergues Escolares Indígenas localizados en 21 estados de la
República:
Cuadro A.2. Marco muestral
Clave
Estado
Albergues
02
Baja California
5
04
Campeche
07
Chiapas
147
08
Chihuahua
105
10
Durango
15
12
Guerrero
100
13
Hidalgo
69
14
Jalisco
14
15
México
8
16
Michoacán
15
18
Nayarit
38
20
Oaxaca
266
21
Puebla
83
22
Querétaro
5
23
Quintana Roo
8
24
San Luis Potosí
25
Sinaloa
12
34
8
349
Cuadro A.2 Marco muestral
Clave
Estado
Albergues
26
Sonora
15
27
Tabasco
11
30
Veracruz
84
31
Yucatán
38
Total
1,080
Fuente: Elaboración propia con base en archivo electrónico
“RIAA_2005-2006_SEMESTRAL.xls”,
proporcionado por la CDI.
c) Marco muestral ajustado
Debido a restricciones económicas el estudio concentró su atención en los estados
donde el programa tiene mayor presencia. La previsión de cubrir las entidades que
representaran aproximadamente 80% de los albergues y beneficiarios del programa se
reconsideró en virtud de que, al momento del levantamiento de la encuesta, los
albergues escolares indígenas del estado de Oaxaca aún estaban afectados por el paro
del magisterio en dicha entidad.
Por esta razón, de los 21 estados en que operan Albergues Escolares Indígenas en
2006, el marco muestral se ajustó exclusivamente a las entidades que —con excepción
de Oaxaca—, simultáneamente contribuyeron con el mayor número de albergues y
beneficiarios y que, en conjunto, acumulaban casi 60% de ambas variables en el marco
muestral.
De tal manera los 1,080 albergues del marco muestral se redujeron a 626, distribuidos
en siete estados de la República.
Los estados que se incluyeron después del ajuste se listan en la siguiente tabla:
350
Cuadro A.3. Número real de albergues y beneficiarios
objeto de la encuesta, 2006
clave
Entidad
Albergues
abs
Beneficiarios
%
abs
%
07
Chiapas
147
13.6%
8,342
13.9%
08
Chihuahua
105
9.7%
7,194
12.0%
12
Guerrero
100
9.3%
5,433
9.1%
30
Veracruz
84
7.8%
3,891
6.5%
21
Puebla
83
7.7%
4,300
7.2%
13
Hidalgo
69
6.4%
3,745
6.3%
18
Nayarit
38
3.5%
2,574
4.3%
626
58.0%
35,479
59.3%
Subtotal (7 estados)
Resto (14 estados)
Total
454
42.0%
24,365
40.7%
1,080
100.0%
59,844
100.0%
Fuente: Elaboración propia con base en listado de albergues y beneficiarios de la CDI.
d) Tamaño de muestra calculado
Considerados los parámetros, 90% de confianza y error máximo de 9.85%, tasa de no
respuesta = TNR = 3% (r = 0.1
z0 ≈ 1.64
p = q = 0.5 TNR= 0.03)
y dadas las expresiones
zo2 p q
n0 =
r2
Misma que por tratarse de una población finita (N =623), se corrige con la expresión:
n=
n0
1
*(
)
n0 1 − TNR
1+
N
Se determina un tamaño de muestra de n = 65 albergues
351
e) Estimación de parámetros a partir del tamaño de muestra levantado
En tanto se levantaron los 65 albergues seleccionados los parámetros de la encuesta
son: 90% de confianza y error máximo de 9.665%.
f) Selección muestral
Selección con probabilidad proporcional al número de beneficiarios (Hansen y Hurwitz).
g) Bitácora de selección muestral (registros)
Véase: Anexo en archivo electrónico: Muestra seleccionada PAEI.xls 2006 [Hoja:
Bitácora selección].
C. Nota técnica de la Encuesta a beneficiarios de Albergues Escolares
Indígenas: levantamiento
a) Diseño muestral
Muestreo bietápico de conglomerados de beneficiarios del Programa de Albergues
Escolares Indígenas (conglomerados de diferente tamaño). En la primera etapa se
eligieron los mismos albergues seleccionados con probabilidad proporcional al número
de beneficiarios en la Encuesta a Albergues Escolares Indígenas. En la segunda etapa
se tomó una muestra sistemática de un tercio de los niños beneficiarios que se
encontraron en el albergue el día en que éste se visitó.
b) Tamaño de muestra
n1 = 65 conglomerados con un número indeterminado a priori de niños beneficiarios del
PAEI.
n2 = 1,142 niños beneficiarios del Programa que se encontraron presentes en los
albergues el día en que estos se visitaron.
352
c) Ponderación de casos
Se realizó mediante el empleo de pesos. El factor de ponderación empleado para cada
uno de las i conglomeradas levantadas se obtiene mediante la expresión:
∑ y * ∑(N / n )
(N i / n i )
i
factori =
i
i
ni
d) Fórmula para el cálculo del Efecto de Diseño (Deff)
Deff ≈ 1 + ( M − 1)ρ
donde:
M es el tamaño promedio de los conglomerados, y
ρ es el coeficiente de correlación entre conglomerados
e) Fórmulas para el cálculo de la varianza
Para obtener estimaciones insesgadas de la varianza empléese:
2⎛
2
n ⎞s
N
V̂( t̂ ins ) = N ⎜1 − ⎟ t +
n
⎝ N⎠ n
∑
i∈S
2
⎛
m ⎞
s
⎜1 − i ⎟Mi 2 i
⎜ M ⎟
mi
i⎠
⎝
f) Parámetros de la encuesta
Los 1,142 cuestionarios levantados, brindan parámetros semejantes a los de la Encuesta a
Albergues Escolares Indígenas (nivel de confianza de 90% y error máximo no mayor a 10%)
siempre que, para una variable dada, el efecto de diseño no sea mayor a 16.1.
353
354
ANEXO ESTADÍSTICO Y OTROS
Acompañando al documento impreso se entregan en forma magnética (en DVD) los
siguientes documentos:
Anexo Estadístico (con los resultados del trabajo de gabinete y de campo)
-
Base de datos de la captura de los cuestionarios (beneficiarios, jefes de albergue
e informe de infraestructura)
-
Catálogo de codificación de las variables y etiquetas de las mismas.
-
Tabulados de frecuencias simples de la encuesta.
Archivos de audio de todas las entrevistas realizadas.
Además se entregan todos los cuestionarios aplicados, debidamente foliados.
355
356
CRÉDITOS
Investigadores
ƒ
Noemí Luján Ponce (coordinadora del proyecto)
ƒ
José Gilberto Segura Gámez
ƒ
Graco Rojo Curiel
Ayudantes de Investigador
ƒ
Pascual Ogarrio Rojas
ƒ
Daniel Castillo Durán
Análisis de actores
ƒ
Daniel Castillo Durán
ƒ
Daniel Serrano Contreras
ƒ
Judith López Ayala
ƒ
Pascual Ogarrio Rojas
ƒ
Walter Esteban Guijarro Vázquez
Edición
ƒ
Isaura Beryin Ramos Oyanguren
ƒ
Graco Rojo Curiel
357
Encuestadores
ƒ
Aldo Cruz Alatriste
ƒ Jorge Alberto Cuéllar Pérez
ƒ
Alejandro Anaya Bello
ƒ Landy Cortés Gil
ƒ
Ariadne Ángeles Hernández
ƒ Leticia Pichardo Valdés
ƒ
Atalya Montoya Rodríguez
ƒ Lorena Arzate Castañeda
ƒ
Daniel Castillo Durán
ƒ Pascual Ogarrio Rojas
ƒ
Daniel Serrano Contreras
ƒ Rocío Solís Fajardo
ƒ
Guadalupe García Marín
ƒ Walter Esteban Guijarro Vázquez
ƒ
Hugo Espinal Cruz
ƒ Zita Mayda Callejas García
ƒ
Isaura Beryin Ramos Oyanguren
Talleristas
ƒ
Irma Virginia Velásquez Ojeda (coordinadora)
ƒ
Aldo Cruz Alatriste
ƒ
Belem Velásquez Ojeda
ƒ
Daniel Castillo Durán
ƒ
Landy Cortés Gil
ƒ
Leticia Pichardo Valdez
ƒ
Patricia Hernández Hernández
ƒ
Rocío Solís Fajardo
358
PROGRAMA ALBERGUES ESCOLARES INDÍGENAS
PAEI
Descargar