La esclerosis múltiple es la enfermedad neurológica crónica más

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NOTA DE PRENSA
La esclerosis múltiple es la enfermedad
neurológica crónica más frecuente entre los
adultos jóvenes en los países occidentales
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La esclerosis múltiple es una enfermedad desmielinizante crónica adquirida
que supone la causa más importante de invalidez en el adulto joven
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Esta dolencia neurológica se manifiesta entre los 20 y los 40 años de edad
Aunque la causa de la enfermedad continúa siendo una incógnita, existen dos
perspectivas para abordarla: la teoría ambiental y la teoría genética
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Se calcula que en España la padecen 60 pacientes por cada 100.000
habitantes
Madrid, 17 de diciembre de 2007.- Mañana se celebra el Día Nacional de la esclerosis
múltiple (EM), enfermedad que afecta a la mielina del sistema nervioso central1 y que además
produce la discapacidad de los pacientes que la sufren. Esta enfermedad afecta en España a
aproximadamente a 70 pacientes por cada 100.000 habitantes y, cada año, la incidencia se
sitúa en 4 nuevos casos por 100.000 habitantes.
Desde la Sociedad Española de Neurología y su Grupo de Estudio de enfermedades
desmielinizantes se hace especial hincapié en difundir los síntomas de esta enfermedad y en
informar que se trata de una enfermedad neurológica, ya que existe un gran desconocimiento
por parte de la sociedad de quién debe ser el especialista que debe tratar esta dolencia. Según
un estudio realizado por la SEN un alto porcentaje de la población piensa que es el
traumatólogo el que debe tratar la esclerosis múltiple.
La enfermedad: sus síntomas y su diagnóstico
La EM es la enfermedad neurológica crónica más frecuente y la causa más importante de
invalidez no traumática en el adulto joven. Según apunta la Dra. Blasco, coordinadora del Grupo
de Estudio de enfermedades desmielinizantes, “en esta patología las manifestaciones clínicas
suelen aparecer entre los 20 y 40 años de edad, con signos y síntomas generales, focales y
multifocales”. “Sus principales características son el perfil temporal de los síntomas y la
diseminación de las lesiones anatómicas por todo el sistema nervioso central”.
Esta dolencia puede manifestarse en forma de brotes o en forma de déficit neurológico
progresivo. En el primer caso, los brotes pueden presentarse con recuperación completa con o
sin secuelas o con formas remitentes-recidivantes. A partir de estos síntomas puede realizarse
el diagnóstico, apoyado con diversas pruebas como la resonancia magnética compatible y el
examen de líquido cefalorraquídeo.
A la hora de realizar el diagnóstico, existen diferencias notables en el conocimiento que cada
paciente posee de la enfermedad. “Si hablamos de áreas urbanas y pacientes de un nivel
socioeconómico medio-alto, en general el paciente cuando viene ya ha leído en Internet acerca
de la enfermedad o ha hablado con algún otro médico. En áreas o poblaciones con menor nivel
cultural o inferior acceso a los medios de comunicación, los pacientes llegan a la consulta con
escasa o nula información. También probablemente, y seguro que por menor utilización de
1
La mielina permite la transmisión de los impulsos nerviosos a través de los nervios.
Internet, las personas de mayor edad suelen tener menos información cuando llegan al
neurólogo”, explica la Dra Blasco.
El diagnóstico puede producir un fuerte impacto en el paciente y su entorno, siendo la
depresión un síntoma frecuente que aparece a lo largo de la enfermedad, bien sea por la
incertidumbre que crea esta patología o por los problemas derivados de la misma.
En general se les facilita toda la información sobre la enfermedad y la evolución de la misma a
medida que la van solicitando. Habitualmente se ofrece una información básica al principio y se
espera a que el paciente la asimile y plantee sus dudas. “Un exceso de datos el primer día
habitualmente sólo consigue que salgan hechos un lío”, explican desde la SEN.
Las causas de la esclerosis múltiple
Aunque sigue siendo una incógnita, distintas observaciones permiten abordar la esclerosis
múltiple desde dos perspectivas distintas aunque no excluyentes. “En la actualidad, la hipótesis
más aceptada es que existe una predisposición genética a la que se sumaría un factor
ambiental, posiblemente infeccioso, que en este momento es desconocido y que sería el
desencadenante de la enfermedad”, afirma la Dra. Blasco.
Por un lado la teoría ambiental, sustentada por la relación entre la prevalencia y el área
geográfica, los estudios sobre poblaciones emigrantes y las epidemias. La incidencia,
prevalencia e incluso la tasa de mortalidad de la EM varían con la latitud, de forma que esta
enfermedad es poco frecuente en las zonas tropicales y subtropicales y se va haciendo más
frecuente a medida que ésta aumenta.
Sin embargo, la distancia al Ecuador no es el único factor que afecta a la presencia de la
enfermedad ya que, a igual latitud, la EM es más frecuente en el hemisferio Norte y se da el
caso de que regiones tan próximas como Sicilia y el sur de Italia tienen tasas de incidencia y
prevalencia muy distintas. Tras estas revisiones se ha dado mayor peso al factor genético que
el ambiental.
Así, por otro lado, se encuentra la teoría genética, basada en la mayor incidencia de la
enfermedad en determinados grupos étnicos y entre los familiares de los afectos. La
enfermedad es mucho más frecuente entre la raza caucásica que entre la raza negra o la
asiática y es desconocida entre esquimales, indios americanos o aborígenes australianos.
Asimismo, el riesgo de tener EM en un familiar de primer grado de un afecto, es 50 veces
superior al de la población general. “Estas observaciones sugieren la presencia de un factor
genético en la aparición de esta patología, que por otra parte no sería único, ya que la
mayoría de los estudios en gemelos homocigotos muestran una concordancia de un 26% y si
así fuese
esta concordancia sería del 100%”, explica el Grupo de enfermedades
desmielinizantes de la SEN.
Para más información:
Nuria Salas/Sara Sánchez/Alejandra Cortés
91.702.10.10
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