Dirijamos estudios bíblicos progresivos

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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (1. parte)
¿Qué es un estudio bíblico?
1
Los siervos de Dios dirigen mensualmente cerca de seis millones de estudios de la Biblia por todo el mundo. Si
empleamos buenos métodos de enseñanza, podremos ayudar a los estudiantes a progresar hasta el punto de dedicarse
y bautizarse, así como a llegar a estar “adecuadamente capacitados para enseñar a otros” (2 Tim. 2:2). ¿Le gustaría
contribuir a dicho progreso? A partir de este número, Nuestro Ministerio del Reino presentará una serie de artículos que
explicarán aspectos básicos para dirigir estudios bíblicos progresivos.
2
Cuándo informar un estudio bíblico. Si mantiene conversaciones bíblicas de forma regular y sistemática, aunque
sean breves, usando la Biblia y alguna de las publicaciones recomendadas, usted está dirigiendo un estudio bíblico. Esto
se cumple incluso si las conversaciones se llevan a cabo en la puerta o por teléfono. El estudio puede informarse cuando
se haya dirigido dos veces después de haberle mostrado a la persona cómo se realiza y haya motivos para creer que
continuará.
3
En muchos estudios de la Biblia se emplean el folleto Exige y el libro Conocimiento. Al terminar estas publicaciones,
podemos continuar con el libro Adoremos a Dios si resulta obvio que la persona está progresando, aunque sea
lentamente, y que valora lo que aprende. El folleto Podemos ser amigos de Dios puede utilizarse con quienes tienen
poca educación escolar o no saben leer bien.
4
La obra de dirigir estudios bíblicos ha producido buenos frutos, pues ha ayudado a millones de personas a convertirse
en discípulos verdaderos de Jesucristo (Mat. 28:19, 20). Si ponemos en práctica las sugerencias de los futuros artículos
de esta serie, podremos dirigir estudios de la Biblia progresivos.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (2. parte)
Preparación para el estudio
1
Enseñar eficazmente durante un estudio de la Biblia conlleva más que analizar la información y buscar los textos
bíblicos que no están copiados. Debemos presentar los datos de modo que toquen el corazón del estudiante. Para ello,
hay que prepararse muy bien de acuerdo con las necesidades de este (Pro. 15:28).
2
Cómo prepararse. Comience orando a Jehová por la persona y sus necesidades. Pídale ayuda para llegar al
corazón del estudiante (Col. 1:9, 10). A fin de captar el tema con claridad, dedique unos minutos a examinar el título del
capítulo o lección, los subtítulos y las ilustraciones. Pregúntese: “¿Cuál es la idea central de la información?”. Si así lo
hace, cuando dirija el estudio, se centrará en los puntos principales.
3
Repase detenidamente el contenido de cada párrafo. Localice las respuestas a las preguntas impresas y subraye
solo las palabras y frases clave. Busque la relación entre los textos bíblicos citados y la idea principal del párrafo, y
escoja los que va a leer en el estudio. Tal vez le resulte útil hacer breves anotaciones en el margen de la página.
El estudiante debe ver claro que lo que aprende procede de la Palabra de Dios (1 Tes. 2:13).
4
Particularice la lección. A continuación, prepárese la lección pensando en el estudiante en particular. Intente
prever sus preguntas y las ideas que le costará entender o aceptar. Pregúntese: “¿Qué debe comprender o en qué debe
mejorar para progresar en sentido espiritual? ¿Cómo puedo llegarle al corazón?”. Adapte la lección en función de las
respuestas a estas cuestiones. Habrá ocasiones en las que tenga que preparar un ejemplo, una explicación o una serie
de preguntas que ayuden al estudiante a captar el significado de algún punto o texto bíblico (Neh. 8:8). Sin embargo,
evite añadir datos adicionales que no aporten mucho al tema central. Un breve repaso final permitirá al estudiante
recordar las ideas principales.
5
¡Cuánto nos alegra que los nuevos produzcan fruto justo para la alabanza de Jehová! (Fili. 1:11.) Si queremos
ayudarlos a lograr esa meta, preparémonos bien cada vez que vayamos a dirigir un estudio de la Biblia.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (3. parte)
Uso eficaz de las Escrituras
1
El propósito de dirigir estudios bíblicos es “ha[cer] discípulos”, algo que logramos cuando ayudamos a la gente a
entender y aceptar las enseñanzas de la Palabra de Dios y a ponerlas en práctica (Mat. 28:19, 20; 1 Tes. 2:13). Por eso,
el estudio debe enfocarse en las Escrituras. Al principio pudiera ser útil enseñar a los estudiantes a buscar ciertos textos
en su propio ejemplar de la Biblia. Ahora bien, ¿cómo podemos utilizar las Escrituras para ayudarlos a progresar
espiritualmente?
2
Seleccione textos para leer. Al prepararse para el estudio, determine cómo se relaciona cada texto bíblico al que
se hace referencia con la idea que se está examinando, y decida cuáles buscará y analizará durante el estudio. Por lo
general es aconsejable leer los que muestran la base bíblica de nuestras creencias. Quizás no tenga que leer los textos
que suministran información general. Tome en cuenta las necesidades y circunstancias de cada estudiante.
3
Haga preguntas. En lugar de explicar los textos a su estudiante, pídale que él se los explique a usted. Puede
animarlo a hacer esto mediante el buen uso de preguntas. Si la aplicación de un texto es obvia, sencillamente pregunte
cómo apoya el pasaje lo que dice el párrafo. En otros casos tal vez sea necesario plantear preguntas más específicas o
una serie de preguntas para ayudar al estudiante a llegar a la conclusión correcta. Si fuera necesaria una explicación
adicional, ofrézcala después que el estudiante haya respondido.
4
Manténgalo sencillo. Un arquero diestro a menudo necesita solo una flecha para dar en el blanco. De igual
manera, el maestro hábil no tiene que usar muchas palabras para recalcar un punto. Puede transmitir información de
manera sencilla, clara y exacta. A veces usted tendrá que investigar lo que dicen las publicaciones cristianas para
entender un texto bíblico y explicarlo correctamente (2 Tim. 2:15). Pero no trate de explicar todos los aspectos de cada
texto en el estudio. Mencione solo lo que sea necesario a fin de aclarar la idea en cuestión.
5
Cómo poner en práctica la información. Cuando sea apropiado, ayude al estudiante a ver la relación de los textos
bíblicos con su vida. Por ejemplo, al analizar Hebreos 10:24, 25 con un estudiante que aún no asiste a las reuniones
cristianas, usted pudiera hablarle sobre una de las reuniones e invitarlo a ir. Pero no lo presione, permita que la Palabra
de Dios lo impulse a dar los pasos necesarios para agradar a Jehová (Heb. 4:12).
6
Al cumplir con la comisión de hacer discípulos, “promov[amos] obediencia por fe” mediante el uso eficaz de las
Escrituras (Rom. 16:26).
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (4. parte)
¿Cómo enseñar al estudiante a prepararse?
1
El estudiante que lee la lección de antemano, subraya las respuestas y piensa en cómo expresarlas en sus propias
palabras progresará rápido en sentido espiritual. Por eso, una vez establecido el estudio regular, prepare una lección con
él para enseñarle cómo hacerlo. En la mayoría de los casos, será útil estudiar un capítulo o una lección en su totalidad.
2
Subrayar y tomar notas. Explique al estudiante cómo localizar las respuestas específicas a las preguntas impresas.
Muéstrele su ejemplar de la publicación que estén analizando para que vea cómo usted tiene marcadas solo las palabras
u oraciones clave. Mientras estudian la información, el estudiante tal vez quiera imitarlo y subrayar en su ejemplar
únicamente aquello que le permitirá recordar la respuesta (Luc. 6:40). A continuación pídale que le responda con sus
propias palabras. De este modo, usted podrá comprobar hasta qué punto ha entendido la información.
3
Una parte importante de la preparación consiste en examinar con cuidado los textos bíblicos que no se citan palabra
por palabra (Hech. 17:11). El estudiante debe comprender que cada texto apoya una idea del párrafo. Hay que enseñarle
a tomar notas breves en los márgenes de la publicación. Tras dejarle bien claro que la Biblia es la base de lo que está
aprendiendo, anímelo a usar dichas referencias bíblicas en sus comentarios durante el estudio.
4
Idea general previa y repaso final. Antes de comenzar su minuciosa preparación, al estudiante le convendría tener
una idea general de la información que va a estudiar. Con este fin, puede sugerirle que eche un vistazo al título del
capítulo, los subtítulos y las ilustraciones. Explíquele que cuando termine de estudiar la lección, debería dedicar unos
minutos a repasar los puntos principales, valiéndose quizás del recuadro de repaso, si lo tiene. La repetición contribuirá a
que se le grabe la información.
5
Si enseñamos al estudiante a prepararse bien para su estudio, podrá dar comentarios significativos en las reuniones de
congregación, así como desarrollar hábitos de estudio que le beneficiarán mucho aun después de completar su curso de
la Biblia.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (5. parte)
Cuánta información estudiar
1
Al enseñar a sus discípulos, Jesús tomó en consideración sus limitaciones, hablándoles “hasta el grado que podían
escuchar” (Mar. 4:33; Juan 16:12). De manera similar, los maestros de la Palabra de Dios tienen que determinar a qué
ritmo dirigirán el estudio bíblico. La cantidad de información que se analice dependerá de la capacidad y las
circunstancias, tanto del maestro como del estudiante.
2
Pongamos un fundamento sólido a su fe. Algunos estudiantes necesitan dos o tres sesiones de estudio para
captar lo que otros asimilan en solo una. No queremos que, por ir muy rápido, se dificulte la comprensión del estudiante,
quien precisa un fundamento sólido para su recién adquirida fe en la Palabra de Dios (Pro. 4:7; Rom. 12:2).
3
Dediquemos el tiempo que haga falta cada semana para ayudar al estudiante a entender y hacer suyo lo que
aprende de la Palabra de Dios. Evitemos ir a un ritmo tan acelerado que le impida aprovecharse al máximo de las
valiosas verdades que le estamos enseñando. Permitámonos el tiempo suficiente para destacar las ideas principales y
analizar los textos clave en los que se basan dichas enseñanzas (2 Tim. 3:16, 17).
4
Ciñámonos al tema. Además de evitar ir demasiado deprisa al enseñar, también es conveniente no desviarse del
tema. Si el estudiante tiende a explayarse contándonos asuntos personales, tal vez podamos indicarle que hablaremos
de ello al concluir el estudio (Ecl. 3:1).
5
Por otro lado, el entusiasmo por la verdad pudiera llevarnos a nosotros a hablar demasiado (Sal. 145:6, 7). Es cierto
que el estudio puede enriquecerse con algunas experiencias o ideas adicionales, pero no conviene que sean tantas, o
tan largas, que le impidan a la persona obtener conocimiento exacto de las enseñanzas bíblicas elementales.
6
Analizar una cantidad razonable de información en cada sesión de estudio contribuirá a que los estudiantes de la Biblia
„anden a la luz de Jehová‟ (Isa. 2:5).
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (6. parte)
Cuando el estudiante plantea una pregunta
1
Una vez establecido el estudio, por lo general conviene analizar las enseñanzas bíblicas de forma sistemática, en
vez de saltar de un tema a otro. De este modo se coloca un fundamento basado en conocimiento exacto, y el estudiante
puede progresar espiritualmente (Col. 1:9, 10). Ahora bien, habrá ocasiones en las que el estudiante plantee preguntas
durante el estudio. ¿Cómo debemos contestarlas?
2
Sea discernidor. Las preguntas relacionadas con la información que se esté analizando pueden aclararse en ese
mismo momento, a no ser que la propia publicación de estudio lo haga más adelante, en cuyo caso bastará con indicarlo.
Sin embargo, si la cuestión no tuviera que ver con lo que se está estudiando o exigiera más investigación para
contestarla adecuadamente, convendría aplazar la respuesta hasta después del estudio u otro momento. A algunos
publicadores les gusta escribir la pregunta porque así demuestran al estudiante que no se pasa por alto su duda y, al
mismo tiempo, evitan desviarse del tema del estudio.
3
En nuestras publicaciones de estudio básicas se analizan gran número de enseñanzas bíblicas de forma concisa.
¿Qué hay si a un estudiante le cuesta aceptar cierta enseñanza o se aferra a una creencia falsa? En ese caso sería
conveniente examinar información adicional que analice más a fondo el punto de vista bíblico al respecto. Si aun así el
estudiante no queda convencido, deje la explicación del tema para más adelante y prosiga con el estudio regular (Juan
16:12). A medida que el estudiante adquiera conocimiento de la Biblia y progrese espiritualmente, es posible que
comprenda dicha enseñanza.
4
Sea modesto. Si no está seguro de la respuesta, no caiga en el error de aventurar una opinión (2 Tim. 2:15; 1 Ped.
4:11). Prométale investigar el tema y volver con una explicación. Incluso podría aprovechar tales ocasiones para
enseñarle a buscar información por su cuenta y a utilizar gradualmente las diversas herramientas que provee la
organización de Jehová con ese propósito. Con el tiempo será capaz él mismo de responder sus propias preguntas
(Hech. 17:11).
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (7. parte)
La oración en el estudio
1
Para que los estudiantes de la Biblia progresen espiritualmente se requiere la bendición de Jehová (1 Cor. 3:6).
De ahí que sea conveniente iniciar y concluir con oración un estudio ya formalizado. Con las personas de inclinación
religiosa, a menudo puede hacerse desde la primera sesión de estudio. Con otras tal vez haya que encontrar el momento
oportuno para incorporar la oración. Podrían usarse Salmo 25:4, 5 y 1 Juan 5:14 para que el estudiante entienda por qué
se debería orar, así como Juan 15:16 a fin de explicarle la importancia de orar a Jehová mediante Jesucristo.
2
¿Quién debe hacer la oración? Si un hermano bautizado acompaña a una hermana, le corresponde a él, aunque ella
puede dirigir el estudio con la cabeza cubierta (1 Cor. 11:5, 10). Ahora bien, si es un publicador del Reino que no está
bautizado quien la acompaña, la hermana hará la oración. En este caso, ella deberá cubrirse la cabeza tanto al orar
como cuando dirija el estudio.
3
Qué pedir en la oración. Las oraciones de un estudio de la Biblia no deben ser necesariamente largas, pero sí
específicas. Además de pedir la bendición divina para el estudio y dar gracias por las verdades aprendidas, conviene
elogiar a Jehová como Fuente de instrucción (Isa. 54:13). También podemos incluir comentarios que manifiesten interés
sincero por el estudiante y agradecimiento por la organización de la que se vale Jehová (1 Tes. 1:2, 3; 2:7, 8). De igual
modo, sería beneficioso solicitar que Jehová bendiga los esfuerzos del estudiante por poner en práctica lo que está
aprendiendo. Así, este verá la importancia de ser un „hacedor de la palabra‟ (Sant. 1:22).
4
La oración produce muchos beneficios. Nos concede la bendición divina (Luc. 11:13). Subraya la seriedad de estudiar
la Palabra de Dios. El estudiante aprende a orar escuchando nuestras oraciones (Luc. 6:40). Es más, las oraciones
procedentes de un corazón lleno de amor por Dios y de gratitud por sus inigualables cualidades ayudan al estudiante a
cultivar una relación personal con Él.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (8. parte)
Dirijamos los estudiantes a la organización
1
Nuestro objetivo al dar clases de la Biblia no es solo impartir doctrinas, sino también ayudar a los estudiantes para
que lleguen a formar parte de la congregación cristiana (Zac. 8:23). El folleto Los testigos de Jehová: ¿quiénes son y qué
creen? puede sernos útil a este respecto. Entregue un ejemplar a los nuevos estudiantes y anímelos a leerlo. Aparte
también unos minutos todas las semanas para enseñarles algún aspecto de la organización de Jehová.
2
Reuniones de congregación: La principal manera como los estudiantes de la Biblia pueden llegar a apreciar la
organización de Dios es asistiendo con nosotros a las reuniones de congregación (1 Cor. 14:24, 25). Por lo tanto,
podríamos comenzar a familiarizarlos con ellas describiendo una por una las cinco reuniones semanales. Mencione el
tema del próximo discurso público. Muéstreles la información que se analizará en el Estudio de La Atalaya y en el Estudio
de Libro de Congregación. Explique en qué consisten la Escuela del Ministerio Teocrático y la Reunión de Servicio. Tal
vez pudiera practicar con ellos la próxima intervención que usted tenga en la escuela. Hábleles de puntos importantes
que se hayan mencionado en las reuniones. Válgase de las fotografías de nuestras publicaciones para ayudarles a
visualizar cómo se llevan a cabo. Invítelos a asistir desde el mismo primer estudio.
3
Cuando se aproximen las fechas de la Conmemoración, las asambleas y la visita del superintendente de circuito,
dedique unos minutos a explicar a los estudiantes en qué consisten tales ocasiones y despiérteles el entusiasmo. Trate
paulatinamente cuestiones como las siguientes: ¿por qué nos llamamos testigos de Jehová?; ¿por qué denominamos a
nuestros lugares de reunión Salones del Reino?; ¿cuáles son los deberes de los ancianos y los siervos ministeriales?;
¿de qué forma se organizan la predicación y el territorio?; ¿cómo se producen nuestras publicaciones?; ¿cómo se
financia la organización?; ¿qué papel desempeñan la sucursal y el Cuerpo Gobernante en la supervisión de la obra?
4
Videos instructivos: Otra manera como los estudiantes pueden conocer la maravillosa organización de Jehová es
mediante nuestras videocintas. Estas pueden llevarlos Hasta los cabos de la Tierra, familiarizarlos con Toda nuestra
asociación de hermanos, y mostrarles cómo estamos Unidos gracias a la enseñanza divina. Cierta mujer que llevaba
cinco años recibiendo nuestras revistas y otras publicaciones lloró de emoción al ver la videocinta Los testigos de
Jehová... la organización tras el nombre. Había llegado a confiar en los testigos que la visitaban, pero después de ver el
video, sintió que podía confiar también en la organización. Se comenzó un estudio con ella, y a la siguiente semana
asistió a las reuniones en el Salón del Reino.
5
Si todas las semanas dedicamos unos minutos para hablar de este asunto con nuestros estudiantes de la Biblia y si
utilizamos las herramientas de que disponemos, podremos dirigirlos progresivamente hacia la única organización que
Jehová está utilizando en la actualidad.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (9. parte)
Cómo preparar al estudiante para la predicación informal
1
Cuando Andrés y Felipe se dieron cuenta de que Jesús era el Mesías prometido, no pudieron quedarse callados;
enseguida dieron a conocer estas emocionantes noticias (Juan 1:40-45). Hoy día sucede lo mismo: cuando los
estudiantes de la Biblia comienzan a tener fe en lo que aprenden, se sienten impulsados a hablar de ello (2 Cor. 4:13).
¿Cómo podemos animarlos a predicar de manera informal y prepararlos para que lo hagan eficazmente?
2
Pregúntele al estudiante si ha hablado con alguien de lo que ha aprendido en la Biblia. Quizás haya amigos o
familiares a quienes pudiera invitar a asistir a la sesión de estudio. Pregúntele si alguno de sus compañeros de trabajo o
de estudios u otros conocidos se han interesado en las buenas nuevas. Muéstrele que estas pueden ser oportunidades
para empezar a dar testimonio. Ayúdele a comprender que debe ser discernidor, respetuoso y amable al hablar acerca
de Jehová Dios y sus propósitos (Col. 4:6; 2 Tim. 2:24, 25).
3
Dar a conocer sus creencias. Es muy importante enseñar a los estudiantes a emplear la Palabra de Dios cuando
den a conocer sus creencias. En puntos clave del estudio, pregúntele: “¿Cómo explicaría con la Biblia esta verdad a su
familia?” o “¿Con qué texto bíblico probaría esto a un amigo?”. Fíjese en cómo responde y enséñele a basar sus
explicaciones en las Escrituras (2 Tim. 2:15). Así lo preparará para que dé testimonio de manera informal y para que,
cuando llene los requisitos, participe en la predicación organizada con la congregación.
4
Es conveniente preparar a los estudiantes de la Biblia para afrontar oposición (Mat. 10:36; Luc. 8:13; 2 Tim. 3:12). Ellos
pueden aprovechar para dar testimonio cuando otros les planteen preguntas o hagan comentarios sobre los testigos de
Jehová. El folleto Los testigos de Jehová: ¿quiénes son y qué creen? los ayudará a estar “listos para presentar una
defensa” (1 Ped. 3:15). Dicha publicación suministra información exacta para que los nuevos puedan explicar nuestras
actividades y creencias basadas en la Biblia a sus amigos y familiares bienintencionados.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (10. parte)
Cómo preparar al estudiante para la predicación de casa en casa
1
Cuando los ancianos determinan que un estudiante de la Biblia reúne los requisitos para ser publicador
no bautizado, este puede participar con la congregación en la predicación pública (véase Organizados para hacer la
voluntad de Jehová, págs. 79-81). ¿Cómo podemos ayudarlo a afrontar el reto de predicar de casa en casa?
2
Prepárense juntos. No hay nada que sustituya la buena preparación. Muestre al estudiante dónde puede hallar
presentaciones en Nuestro Ministerio del Reino y en el libro Razonamiento, y ayúdelo a seleccionar una que sea sencilla
y práctica para el territorio. Anímelo desde el principio a emplear la Biblia en el ministerio (2 Tim. 4:2).
3
Las sesiones de práctica son muy provechosas para el nuevo publicador. A medida que el estudiante ensaye la
presentación, enséñele cómo responder con tacto a las objeciones que sean frecuentes en el territorio (Col. 4:6).
Tranquilícelo diciéndole que los ministros cristianos no tienen por qué saber la respuesta a todas las preguntas que
alguien pueda plantear. A menudo, lo más conveniente es ofrecerse a investigar el tema y a regresar para seguir
hablando de él (Pro. 15:28).
4
Prediquen juntos. La primera vez que el estudiante participe en el ministerio de casa en casa, comience predicando
usted para que él observe cómo utilizar la presentación que han preparado juntos, y luego deje que lo haga él.
En algunos casos pudiera ser mejor que el estudiante empezara interviniendo brevemente en la presentación, tal vez
leyendo y comentando un texto bíblico. Tome en consideración su personalidad y aptitudes (Fili. 4:5). Encómielo con
frecuencia mientras lo prepara en las distintas facetas de la predicación.
5
Es importante ayudar al nuevo publicador a fijarse un horario regular de predicación, a fin de que participe en el
ministerio todas las semanas si es posible (Fili. 3:16). Haga planes concretos para salir con él al servicio del campo, y
anímelo a predicar también con otros publicadores celosos. El ejemplo y la compañía de estos hermanos contribuirán a
que adquiera más destreza y a que disfrute de la predicación de casa en casa.
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (11. parte)
Cómo enseñar al estudiante a hacer revisitas
1
Cuando el estudiante de la Biblia empiece a predicar, sin duda encontrará personas interesadas en las buenas
nuevas. ¿Cómo podemos ayudar al nuevo publicador a hacer revisitas eficaces y a cultivar el interés demostrado?
2
La preparación para la revisita comienza en la visita inicial. Anime al estudiante a mostrar interés sincero por
aquellos con quienes hable (Fili. 2:4). Enséñele poco a poco a dejar que las personas se expresen, a escuchar lo que
dicen y a percibir lo que les preocupa. Cuando alguien parezca interesado, haga que el nuevo publicador tome nota de
los datos pertinentes y empléelos luego para ayudarle a preparar conversaciones futuras.
3
Preparación de la revisita. Tras repasar las notas sobre la primera visita, enseñe al estudiante a escoger un
aspecto del mensaje del Reino que pueda atraer a la persona (1 Cor. 9:19-23). Preparen juntos una breve presentación
que incluya la lectura de un texto bíblico y de un párrafo de la publicación con la que quieran empezar el estudio.
Busquen también una pregunta que se pueda plantear al final de la conversación y que siente las bases para la siguiente
visita. Muestre al nuevo publicador cómo aportar en cada visita algo que aumente el conocimiento que la persona ya
tiene de la Palabra de Dios.
4
Asimismo conviene enseñar al estudiante una introducción sencilla. Por ejemplo, después de saludar a la persona,
podría decirle: “Disfruté mucho de nuestra conversación anterior y he vuelto para mostrarle más información bíblica
acerca de [mencione el tema escogido]”. Explíquele también qué hacer si sale alguien diferente a la puerta.
5
Enséñele a ser diligente. Anime al estudiante a ser ejemplar volviendo a visitar cuanto antes a todos los que se hayan
mostrado interesados. Tal vez tenga que ser muy persistente para encontrarlos de nuevo en sus hogares. Enséñele
cómo acordar con la persona interesada un día y una hora para volver, y ayúdele a comprender la importancia de cumplir
con la cita (Mat. 5:37). Prepare al nuevo publicador para que sea amable, considerado y respetuoso mientras busca a los
de condición de oveja y cultiva su interés (Tito 3:2).
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Dirijamos estudios bíblicos progresivos (12. parte)
Cómo ayudar al estudiante a comenzar y dirigir estudios de la Biblia
1
Es posible que cuando nuestros estudiantes empiecen a predicar les asuste la idea de comenzar y dirigir sus propios
estudios de la Biblia. ¿Cómo podemos ayudarlos a ganar confianza en este aspecto fundamental de nuestro ministerio?
(Mat. 24:14; 28:19, 20.)
2
El estudiante que cumple los requisitos para ser publicador no bautizado probablemente ya lleva algún tiempo
matriculado en la Escuela del Ministerio Teocrático. La instrucción que en ella recibe para preparar y presentar
asignaciones estudiantiles le permitirá desarrollar las habilidades docentes necesarias para ser un “trabajador que
no tiene de qué avergonzarse, que maneja la palabra de la verdad correctamente” (2 Tim. 2:15).
3
Enséñele con el ejemplo. Jesús preparó a sus discípulos dándoles instrucciones claras y poniéndoles un buen
ejemplo. “Todo el que esté perfectamente instruido será como su maestro”, dijo (Luc. 6:40). En nuestro caso también es
vital que imitemos a Jesús y seamos ejemplares en la predicación. El estudiante deberá comprender, al observarnos en
el ministerio, que el objetivo de hacer revisitas es comenzar estudios de la Biblia.
4
Explíquele que, al ofrecer un estudio, por lo general no es necesario entrar en muchos detalles sobre las clases
bíblicas. Con frecuencia basta con demostrar cómo se realizan utilizando uno o dos párrafos de la publicación con la que
se quiere estudiar. Encontrará buenas sugerencias al respecto en la página 8 de este número y en la página 6 de
Nuestro Ministerio del Reino de enero de 2002.
5
Cuando sea apropiado, anime al estudiante a que lo acompañe a usted o a otro publicador experimentado a un
estudio bíblico y a que participe comentando un párrafo o un texto clave. Observándonos, el estudiante aprenderá mucho
sobre cómo dirigir estudios progresivos (Pro. 27:17; 2 Tim. 2:2). Encómielo y dígale cómo puede mejorar.
6
Enseñar a los publicadores nuevos a ser maestros de la Palabra de Dios los preparará para la “buena obra” de iniciar y
dirigir sus propios estudios (2 Tim. 3:17). En verdad produce mucha satisfacción proclamar junto a ellos la siguiente
invitación amorosa: “Cualquiera que desee, tome gratis el agua de la vida” (Rev. 22:17).
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