Mayo 2013 BOLETIN 2 Las mujeres: entre la trata y los malos tratos H an pasado muchos años de luchas y conquistas para el conjunto de las mujeres. Sin embargo, las mujeres, y en especial, las trabajadoras nos vemos obligadas a seguir peleando por nuestros derechos en todo el mundo. Por ejemplo, en nuestro país, a diez años del gobierno K, siguen sin concretarse nuestras reivindicaciones más urgentes: el derecho al aborto legal, el fin de la violencia patriarcal, el desbaratamiento de las redes de trata de personas y la culminación de la discriminación a las mujeres en el trabajo. Porque creemos que para transformar la sociedad capitalista y patriarcal en que vivimos es necesario un cambio radical, las mujeres tenemos que pelear ahora por conquistar nuestros más sentidos derechos, luchando contra la opresión de género y la explotación de clase. En la actualidad, la presidenta, quien a pesar de llenarse la boca hablando de lo que le cuesta gobernar por ser mujer, no titubea en darle garantías y subsidios a sus amigos empresarios y patronales; sostiene la trama de funcionarios, jueces y proxenetas que comercian con la vida de las mujeres y que le dan impunidad a lo más brutal de la violencia patriarcal. Con la designación del Papa argentino Bergoglio, la presidenta y todo su gabinete se mostraron entusiasmados, porque van a seguir gobernando para la Iglesia, a la que sigue subsidiando. Mientras tanto las mujeres no tenemos presupuesto para refugios o atención frente a la violencia. Con el gobierno de Cristina queda claro que no basta con que la presidente sea mujer para lograr nuestra liberación. Pues ella no gobierna para su género, sino para su clase social patronal. Por eso las mujeres día a día sufrimos la violencia cotidiana, en los lugares de trabajo, con las peores condiciones de trabajo, de precariedad y en negro, con la ilegalidad del aborto que no nos permite la decisión acerca de nuestros propios cuerpos y por la que muere más de una mujer por día por abortos clandestinos. Es también bajo este gobierno que se acrecentó aún más el flagelo de la violencia, donde cada 30 horas muere una mujer por el solo de hecho de ser mujer, en manos de sus parejas o ex parejas, resulta alarmante el aumento de femicidios en los últimos años en nuestro país. También se incrementaron de manera alarmante las wiskerias, prostíbulos, y lugares destinados a la explotación sexual con el saldo de más de 600 mujeres y niñas que son secuestradas por estas redes de trata que cuentan con la impunidad del poder político, policial y judicial y del Estado proxeneta que avala este millonario “negocio”, Argentina se convirtió en un país de origen, tránsito y destino de la trata. Es por esto que las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda te invitamos a debatir con nosotras tus experiencias y a organizarte para pelear por nuestro derechos. Porque la liberación de las mujeres no vendrá desde el cielo, sino que la tenemos que conquistar en la tierra. 28 Encuentro Nacional de Mujeres Este año, se realizará nuevamente el ENM en la Provincia de San Juan, tierra de mujeres luchadoras contra la megaminería que ampara el gobernador kirchnerista Gioja. Una vez más, nos reuniremos desde todos los puntos del país para debatir sobre nuestras problemáticas. Desde Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda, te invitamos a que participes de nuestra delegación en el ENM para que impulsemos una gran campaña para que el encuentro resuelva un plan de lucha nacional para todas las mujeres. Contactate con nosotras y viajá a precios accesibles! en el FRENTE de IZQUIERDA ¿Qué es la violencia de género? La violencia hacia las mujeres (física, psicológica, simbólica, sexual y/o económica y patrimonial) es la que se ejerce sobre una mujer (y en las personas autopercibidas de género femenino) por el sólo hecho de serlo. Esta violencia se establece sobre el supuesto de incapacidad e inferioridad de las mujeres, ideología que sostiene a las sociedades machistas y patriarcales. Y, en el capitalismo, sirve para legalizar la superexplotación de las mujeres. La consecuencia más extrema es el femicidio (Ver nota). En el 2009 se promulgó la Ley de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres. Aunque no prevé penas para los maltratadores individuales o hacia las instituciones de salud, trabajo o, incluso, los medios de comunicación que violentan a las mujeres, sí considera la necesidad de crear dispositivos de atención integral a la mujeres en situación de violencia como lo son los refugios, la asistencia jurídica y psicológica gratuita y el acceso al trabajo para generar autonomía económica. Sin embargo, aunque está reglamentada desde 2010, no tiene presupuesto real. Por lo tanto, no se implementa. Al Consejo Nacional de Mujeres que es el órgano de ejecución de la Ley 26.485, se le asignó por ejemplo en 2012,13 millones de pesos para ejecutar todas las medidas necesarias, en todo el territorio nacional. Tarea titánica, utópica y deliberadamente consecuente la falta de prioridad para el Gobierno Nacional. ¿Cómo poner en práctica con ese dinero el conjunto de medidas asignadas? Imposible. Y más grave es que el presupuesto asignado, no se ejecuta en forma completa. Sin duda, es una muestra de cómo la violencia patrialcal se ejerce también desde el Estado. Que es quien la garantiza y reproduce. Pero más allá de los femicidios, hay una multiplicidad de situaciones que tienen que sufrir las mujeres, tanto en su ámbito laboral, como en su hogar, en la calle, en los centros de salud, en las instituciones, en los medios. Pueden ser tanto acciones como omisiones y afectan su libertad, la integridad física, psicológica, sexual, su dignidad y su seguridad personal. No prestarle patrocinio letrado gratuito a una mujer en situación de violencia, es violencia. No atender a una mujer en Capital porque vive en Provincia, es violencia. No tener los recursos necesarios para los refugios en la totalidad de las provincias, es dejar a la deriva a las mujeres. No asistirlas, no garantizarles un trabajo digno y una vivienda segura, es volver a someterlas. No publicitar los números de emergencia y por ejemplo, la obligación de la policía o de la fiscalía de tomar la denuncia inmediatamente después de la desaparición de una mujer o niña, es violencia que ejerce el Estado y que revictimiza a la mujer. No capacitar y dar perspectiva de género a toda la policía, a toda la Justicia, a todas las entidades y organismos que conforman el Estado Nacional en su conjunto, también. Negar los abortos no punibles, es violencia y es un delito. Basarlo en cuestiones religiosas, es violentar el derecho a decidir sobre el propio cuerpo de las mujeres. Así como dilatar el tratamiento del Proyecto de Ley de Despenalización y Legalización del Aborto. No tomar medidas necesarias para la equidad salarial, es perpetuar el sometimiento económico de la mujer. No asegurar la Ley de Cupos en plazos urgentes ante las elecciones de sindicatos y partidos políticos, es ser partícipe de la generación de violencia. La precarización de las mujeres y niñas con respecto a los hombres, es una vez más la manera en que una sociedad estructurada históricamente para que las mujeres estén a disposición del hogar, de las instituciones, y del Estado, las relegue a un segundo lugar. La cosificación mediática de la mujer incita y asegura la violencia, porque las impone como un objeto que sirve para brindar placer. Femicidio: con las leyes no alcanza El término femicidio no es un término más. Designa al asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres. Pues no se trata de un homicidio como muchos otros. Sino de aquellos en donde la condición de mujer es utilizada por el victimario como argumento para cometer su crimen. Y ese no es otro que un resultado de la cultura patriarcal donde las mujeres son percibidas como objetos que son propiedad del género masculino. Por lo tanto, si ellas no actúan según lo esperado, son pasibles de ser maltratadas, golpeadas y hasta asesinadas. El pasado 14 de noviembre, el Congreso Nacional aprobó una ley que agrava las penas en los casos en que una pareja o ex pareja (conviviente, eventual o novio) matase a una mujer o a una persona que se considere con identidad de género femenino (personas trans), mediando violencia de género. Se incluyó además como “femicidio vinculado” al homicidio con el propósito de causar un daño a una persona con la que el asesino mantiene o hubiera mantenido una relación, como por ejemplo, el asesinato de hijos. Y finalmente se plantea la imposibilidad de fijar atenuantes a las penas, como lo que sí sucedió en el caso de Wanda Taddei. Sin dudas, esto es un triunfo de la denuncia y la movilización de miles de mujeres que no están dispuestas a mirar para el costado frente a los casos que van en aumento. Sin embargo, sabemos que esto no es suficiente para terminar con la violencia patriarcal. Por ejemplo, el Congreso aún no se ha pronunciado a favor de quitarles la patria potestad a los asesinos. Y, fundamentalmente, las mujeres denunciamos que, aun cuando se aumenten las penas y se visibilicen estos asesinatos, si no se hace nada para erradicar la violencia, los crímenes cotidianos seguirán existiendo por la complicidad del poder político. Desde 2008 existe una ley para erradicar todas las formas de violencia hacia la mujer que no se implementa (Ver nota). En conclusión, las mujeres seguimos sin refugios, sin centros de atención adecuados para las víctimas, Las hermanas Jara: un paradigma de la violencia E ra 19 de febrero del año 2011 cuando las hermanas Ailén y Marina, quienes hoy tienen respectivamente 21 y 19 años, fueron a bailar al boliche Monumental de la localidad bonaerense de Moreno. Decidieron volver caminando las 15 cuadras que las separaban de su casa, en el Barrio Sanguinetti. En el trayecto, Juan Antonio Leguizamón, de 35 años, conocido dealer y amigo de la policía del barrio, las atacó para abusar sexualmente de ellas. Sin embargo, luego de que las hermanas se defendieran con un cuchillo de Leguizamón -quien además tenía un arma de fuego-, la denuncia en la comisaría 5º de Paso del Rey por parte de ellas, fue desestimada. A partir de allí, las jóvenes víctimas aparecieron como victimarias para la justicia corrupta, clasista y patriarcal. Por más de dos años, Ailén y Marina quedaron detenidas con prisión preventiva, acusadas de intento de homicidio y sufriendo terribles vejámenes en la cárcel. Sin los recursos para costear una defensa, Helena Salinas, madre de las jóvenes, comenzó a buscar ayuda en organizaciones sociales, de mujeres y políticas. Hasta que el caso logró trascender públicamente, visibilizando a las claras la injusticia sufrida por las jóvenes. sin espacios para realizar las denuncias, sin prevención. Por eso seguimos movilizándonos por: • Basta de complicidad política, policial y judicial con los maltratadores y femicidas. • Inmediata declaración de la emergencia nacional de violencia contra las mujeres • Inmediato presupuesto a la Ley 26.485 para refugios, centros de atención psicológica y legal y espacios de recepción de las denuncias que no re victimicen a las mujeres Después de mucha espera, este martes 9 de abril llegó la sentencia del Tribunal en lo Criminal Número 2 de Mercedes, integrado por Marco Barski, Graciela Larroque y José Ibrahim, que finalmente decidió condenar a las hermanas Jara por “lesiones graves”, con dos años y un mes de prisión. En tanto, el fiscal Guillermo Altube pedía una condena por homicidio simple en grado de tentativa, lesiones graves y uso de arma, lo que implicaba 25 años de prisión. Alegría por la libertad, pero la lucha continúa En la actualidad, una brisa de alivio llegó a las vidas de Ailén, Marina y sus familiares. Pues, al haber estado en prisión preventiva un mes más que la sentencia del tribunal, la libertad fue inmediata. Sin embargo, esto no es suficiente. Helena Salinas, madre de las hermanas, señaló: “vamos a pelear hasta que las absuelvan y vamos a seguir luchando por las mujeres que están en la misma situación que Ailén y Marina. Mujeres a las que no las visita nadie en la cárcel”. Porque aun cuando estén libres, es necesario terminar con la impunidad: las jóvenes son víctimas del abusador Juan Leguizamón. Él es el que debe ir preso. Con el caso de las hermanas Jara volvemos a vivir un caso de violencia machista que se refleja en la injusticia y la crueldad del mismo sistema judicial que condenó a Romina Tejerina con 14 años de prisión, mientras su violador seguía libre. O el reciente fallo en el caso de Marita Verón, donde ningún responsable de su secuestro fue condenado. Pero fundamentalmente, se vuelve urgente terminar con la situación de cientos de mujeres, jóvenes, pobres y anónimas que están condenadas o son acusadas, cuando en realidad son las víctimas. Por eso, como se demostró una vez más, debemos seguir en las calles. Para decirles a los abusadores, a las mafias de punteros y policías, a los poderes locales y nacionales y a la “in” justicia, basta de impunidad. Santiago del Estero, un punto crítico en la geografía de los femicidios La cantidad de femicidios en Santiago del Estero aumenta cada vez más. En esta provincia, el número de víctimas la define como a una de las zonas más críticas en la lista nacional. Entre 2002-2013, se registran 109 casos. En el 2012 se han registrado 9 víctimas, a lo que se suman centenares de casos de riesgo que se reflejan en las denuncias diarias que existen en las dependencias policiales de Capital, Banda y localidades del interior. En los primeros 4 meses del 2013 ya se han sucedido 4 femicidios, apareciendo como lugar con mayor número de muertes el Dpto. Quebracho, donde perdiera la vida Edith Medina, asesinada por su pareja con la cual tenía cuatro hijos. Esta provincia tristemente célebre por los femicidios de Leyla Bshier Azar y Patricia Villalba, conocidos como Crímenes de la Dársena en 2003, reflejan el desprecio y la violencia patriarcal ejercida por los sectores más ricos de la sociedad que gobiernan también creyéndose “dueños” de las mujeres con total impunidad. Lamentablemente, también nos recuerda el femicidio de María Soledad Morales en Catamarca. Qué es la Trata? La Trata de Personas es la compra-venta, el comercio o transporte de personas. El objetivo de este aberrante negocio que mueve inmensos capitales en el mundo, es la utilización de hombres, mujeres, niñas y niños para realizar trabajo esclavo o para su explotación sexual. Tan grande es el negocio que se encuentra en el segundo lugar de los negocios ilegales más importantes del mundo. En Argentina, el tema comenzó a salir a la luz a partir del caso de Marita Verón. Ella, como miles de otras jóvenes, fue secuestrada por una red de trata para la esclavitud sexual, en lo que se denomina Trata Dura. Pero también existe la Trata Blanda. En general, las mujeres que son víctimas en estos ca- sos, no suelen ser secuestradas sino que van cayendo poco a poco en estas redes que las atan amenzando a sus familias, quitándoles el DNI y hasta quebrándolas como seres humanos. En las últimas décadas, Argentina pasó de ser un país de tránsito de las redes a constituirse en un país proveedor y consumidor de trabajo y sexualidad esclava. La nueva ley de trata Frente al vergonzoso fallo, del juicio por el secuestro de Marita Verón, el gobierno kirchnerista intentó lavarse la cara y mandó a sus diputados a realizar una sesión especial para levantar los proyectos que ellos mismos habían dejado caer. Entre las modificaciones más importantes que se realizaron se puede contar con el cambio en la definición de trata de personas, incluyendo a “el ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o acogida de personas con fines de explotación, en el territorio nacional o desde o hacia otros países”. Y la ampliación de la definición de explotación al incorporar la esclavitud, el trabajo forzado y el matrimonio servil. Otra de las modificaciones es el aumento de las penas para todos los miembros de la cadena de comercialización de personas; así como el expreso derecho de las víctimas a recibir alojamiento, atención en salud psico-física, capacitación laboral y acompañamiento por parte de instituciones públicas. Sin duda, se trata de un importante avance producto de la movilización. Sin embargo, los hechos demuestran que lejos se está de la decisión política -tanto del gobierno nacional como de los gobernadores- de avanzar en el necesario desmantelamiento de las redes de trata. Es tarea de la movilización social terminar con la impunidad en el caso Marita Verón y de todas las mujeres víctima de semejante mafia delictiva. ¡Desmantelamiento ya de las redes de trata! En los últimos días de 2012 se aprobó la modificación a la ley de trata de personas en una sesión especial de la Cámara de Diputados. Las grandes movilizaciones en todo el país que rechazaron el fallo por el caso del secuestro de Marita Verón obligaron a los legisladores a rediscutir el tema. Solo la movilización podrá terminar con semejante flagelo que involucra a políticos patronales, jueces y comisarios cómplices. La lucha de Susana Trimarco por recuperar a su hija de una red de trata de mujeres, de las tantas que operan en el país, fue el puntapié inicial para que la compra-venta y tráfico de personas para la esclavitud sexual se hiciera visible en Argentina. Junto con la esclavitud laboral, conforma uno de los negocios ilegales más importantes del mundo que, luego de la venta de armas y de drogas, mueve inmensas masas de capitales en todos los continentes. Y desde ya, cuentan con la impunidad y participación de los poderes políticos, judiciales, legislativos y represivos en todos los territorios. En 2008, la presión social llevó a la sanción de la ley nacional 26.364. Sin embargo, entre algunas de sus tantas fallas, el lobby de diputados y senadores permitió que se aprobara con uno de los mayores déficits: solo las personas menores de 18 años serían rescatadas en todos los casos. Aquellas mayores de edad debían demostrar por sí mismas que se encontraban siendo explotadas en contra de su propia voluntad, cuestión que se revela obviamente imposible para las mujeres secuestradas, encerradas, violadas y denostadas durante largos períodos de tiempo en prostíbulos. Indignación por el fallo en el caso de Marita Verón Desde su sanción, la ley ya había sido denunciada por las organizaciones de mujeres, demostrándose impotente frente a los distintos allanamientos de prostíbulos. Las mujeres temían denunciar a sus captores porque ellos casi no recibirían penas. Además, ellas no tenían defensores, ni modo de resolver su problemática social de extrema vulnerabilidad, e incluso, los propios participantes en los allanamientos muchas veces se encontraban comprometidos con las redes. Pero recién fue con la indignación popular por el fallo en el caso Marita Verón, que la presidenta Cristina Fernández y los diputados K se acordaron de estos problemas. Puesto que en noviembre de 2012, los proyectos de modificación de la ley habían perdido estado parlamentario porque la mayoría oficialista no los quería tratar. La misma noche del 11 de diciembre, miles de personas se movilizaron en diversos puntos del país para repudiar que ninguno de los 13 imputados por el secuestro de Marita tuviera condena. Pero también, para apoyar a todas las chicas que se habían jugado la vida declarando contra ellos y que con el fallo quedaron más desprotegidas. El 12 de diciembre, la respuesta de centenares de miles de personas de todo el país fue más fuerte: todas las plazas de las ciudades se poblaron de manifestantes indignados. Pero la respuesta de los jueces, diputados, el propio gobernador de Tucumán (el corrupto kirchnerista Alperovich) y la Policía Federal dependiente del gobierno nacional, fue aún más indignante. No solo volvieron a apoyar el fallo sino que hasta llegaron a reprimir con palos y gases lacrimógenos a la gran movilización que se realizó en Capital Federal. El aborto clandestino también es una forma de violencia contra las mujeres Solo basta con ver las cifras: 500 muertes de mujeres al año por decidir sobre su propio cuerpo. Son 500 muertes evitables si en Argentina se aplicara de una vez por todas la educación sexual integral en las escuelas; si se entregaran anticonceptivos gratuitos en todo el país; y, fundamentalmente, si se legalizara el aborto. Sin embargo, el gobierno de Cristina ha decidido nuevamente decir que no a este derecho de las mujeres. Aliada con la Iglesia de Francisco I, no solo no legaliza el aborto, sino que mira para el costado cuando no se cumple ni siquiera el derecho a los abortos no punibles en caso de mujer violada, con problemas mentales o con peligro de su vida. Nuevamente, el gobierno nacional está contra las mujeres. Con un Papa argentino , no hay derechos para las mujeres Jorge Bergoglio representa a la actual y retrógrada Iglesia Argentina que estuvo con todos los golpes militares. Además, el nuevo Papa, peleó abiertamente contra el matrimonio igualitario. También se sabe que tanto Bergoglio como Cristina están contra el legítimo derecho al aborto legal, seguro y gratuito…miles de mujeres mueren por someterse a abortos clandestinos mal practicados, pero ¡para ellos el aborto no es una solución! Así, aunque se hable de ‘roces’ entre el gobierno de Cristina y el Papa, ella gobierna para la Iglesia: en Argentina la Iglesia recibe subsidios mientras las mujeres no tienen presupuesto para refugios o atención frente a la violencia. Para colmo Bergoglio reconoce que a las mujeres se las ‘arrastra’ y se las ‘somete’ al ‘uso y abuso de su cuerpo’, pero ¡no dice quiénes abusan de ellas!... Según el Papa “Dios siempre perdona, Dios comprende”, pero ¿qué perdón le cabe a un abusador o a un golpeador? Porque cada vez hay más mujeres asesinadas por la violencia machista, muertas en abortos clandestinos, secuestradas por la trata, presas por luchar; porque la Iglesia seguirá siendo uno de los grandes enemigos de las mujeres en su lucha contra el patriarcado y la violencia machista, las Mujeres de Izquierda Socialista en el Frente de Izquierda bregamos por la separación de la Iglesia del Estado. ¡Sólo así y con lucha y movilización conseguiremos nuestros derechos! Mujeres en lucha en las revoluciones árabes Por Mariana Morena Los procesos revolucionarios iniciados hace más de dos años en el norte de África y Medio Oriente pusieron de manifiesto que millones de trabajadores estaban dispuestos a luchar para derribar dictaduras que durante décadas habían enriquecido a las burguesía locales y a sus aliados imperialistas a costa de someter a sus pueblos a una insostenible situación de represión, corrupción, desigualdad, pobreza, falta de derechos humanos y cualquier perspectiva de futuro. Dichos procesos no concluyeron con la caída de los dictadores, sino que continúan con una tenaz exigencia de las masas árabes para que la consigna revolucionaria agitada en calles y plazas, “Pan, trabajo y libertad” sea efectivamente alcanzada. Será un largo y arduo camino hacia la libertad y la dignidad de estos pueblos, y de sus mujeres en primera instancia, puesto que la estructura patriarcal en las sociedades árabes no solo ha sido históricamente sostenida desde el estado sino que es reforzada y financiada por el patriarcado occidental. Es por esta razón que en todas partes han sido las mujeres protagonistas decisivas de impulsar la movilización y sostener las luchas en curso para exigir el fin del desempleo y los bajos salarios, la falta de viviendas y alimentos, la inflación y la corrupción, la ausencia de libertades democráticas y una arraigada violencia de género. Con o sin ‘hiyab’, de todas las ideologías, confesiones, clases sociales y edades, las mujeres inundaron las redes sociales y los medios de comunicación, los colectivos feministas, las agrupaciones políticas, los sindicatos y las calles, agitando y hablando en las plazas y enfrentándose a las fuerzas de seguridad. En Túnez, por ejemplo, donde la Primavera Árabe encendió la ola revolucionaria, las mujeres conquistaron una democracia “paritaria” y hoy integran el 50% de las listas electorales y del parlamento. En la Libia del dictador Muamar el Gadafi, las mujeres alzaron la voz y los puños en las manifestaciones de la ciudad de Bengasi, pero separadas de los hombres; muchas murieron en Trípoli por ofrecer agua a los manifestantes, y la abogada Iman al Obeidi fue violada por quince soldados y acusada de difamar al régimen mientras Gadafi seguía manteniendo una guardia personal de 200 vírgenes. Las mujeres egipcias, a la vanguardia del movimiento feminista mundial a principios del siglo pasado, se lanzaron a la Plaza Tahrir con muchísima fuerza manifestando una clara voluntad de participación a pesar de las torturas y violaciones masivas, y de verse obligadas a una infame prueba de virginidad bajo la amenaza de ser acusadas de prostitución; situación que ha proseguido durante el gobierno de la Hermandad Musulmana, junto con una elevada tasa de mutilación genital en las zonas rurales egipcias. Incluso en sociedades enormemente conservadoras, como la de Yemen, surgieron líderes femeninas que dirigieron las primeras manifestaciones en los campus universitarios y las protestas en las calles, pese a las amenazas de grupos islamistas radicales. En Siria, donde el pueblo sigue resistiendo y luchando por el derrocamiento del tirano Bashar Al-Assad, muchísimas mujeres se han atrevido a denunciar y enfrentar la represión en sus blogs y públicamente en las manifestaciones, tanto que el viernes 13 de mayo ha sido nombrado “Viernes de las Mujeres Libres de Siria” en homenaje al gran número de activistas secuestradas y torturadas por las fuerzas del régimen. Desafiando su maquinaria sanguinaria, las mujeres sirias se han ofrecido generosamente como enfermeras, organizadoras de la vida de las poblaciones liberadas y en muchas ocasiones como combatientes en la primera línea del frente rebelde. Otro tanto ocurre con las mujeres palestinas frente a la ocupación de su tierra por el sionismo, donde reclaman por sus familiares y compañeros encarcelados y articulan distintas formas de resistencia. Las revoluciones contra los viejos regímenes dictatoriales ligados a la dominación imperialista en el mundo árabe han abierto el camino hacia un cambio radical por la libertad y la dignidad de sus trabajadores y pueblos, en el que las mujeres siguen jugando un rol protagónico insustituible para conquistar verdaderas democracias para las y los trabajadores. Sumate al taller del Teatro de la Oprimida!! Comenzamos el jueves 6 de junio de 19 a 21 hs. *** En Juan D. Perón 3870, Almagro. Para anotarte escribinos a: [email protected] o nuestro facebook: Mujeres de Izquierda Socialista en el FRENTE de IZQUIERDA Contactate con nosotras a través de facebook: Mujeres de Izquierda Socialista y por email: [email protected]