EL RELIEVE ESPAÑOL. 1.- EVOLUCIÓN GEOLÓGICA. Para una mejor comprensión del proceso se puede asemejar la aparición del relieve español a la construcción de un gigantesco edificio geológico. Como todo edificio necesitamos la existencia de unos materiales (sílice, caliza y arcilla) que están relacionados con unos periodos históricos (las eras geológicas; primario, secundario, terciario y cuaternario) y que la relación de ambos dan lugar a unos estilos distintos (estilo tectónico germánico, sajónico y alpino). En la construcción de ese edificio hay épocas de gran empuje constructivo (primario y terciario) y épocas donde no se construye sino que se desgasta o erosiona lo construido (secundario y cuaternario), apareciendo una repetición de los ciclos en una sucesión periódica y reiterada en la historia geológica de la Tierra. El movimiento de las placas tectónicas provoca levantamientos y hundimientos. La erosión actúa sobre las partes levantadas arrastrando los materiales arrancados hasta las partes más bajas de la tierra (cuencas sedimentarias) o del mar (geosinclinares). Los materiales se sedimentan o posan en capas o estratos. Un nuevo movimiento de las placas tectónicos produce nuevos levantamientos o hundimientos por horst o graven (sin son materiales antiguos o duros) o por plegamientos (si son materiales nuevos), continuando luego el proceso destructivo. Para terminar con este símil del relieve español como un edificio nos falta constatar la presencia de distintas habitaciones o unidades estructurales separadas entre sí y con características distintas dadas por los materiales utilizados, el momento en que se construyeron y el estilo tectónico utilizado, tres elementos que están interrelacionados entre sí. El relieve actual de la Península es el resultado de una historia geológica de millones de años en la que han alternado fases orogénicas con otras de calma, en las que ha predominado la erosión y la sedimentación. Primario o Paleozoico: Tuvo lugar la orogenia herciana. . De los mares que cubrían la mayor parte de la Península surgieron las cordilleras hercinianas, formadas por materiales como granito, pizarra, gneis y cuarcita. Al oeste se elevó el Macizo Hespérico. Al noreste aparecieron los macizos de Aquitania, Catalano-Balear y del Ebro, este último separado del Macizo Hespérico por un surco marino. Por último, al sureste, surgió el Macizo Bético-Rifeño. Posteriormente, tendría lugar otro movimiento más intenso durante el carbonífero, lo que explica la existencia de carbón en el subsuelo de algunos territorios paleozoicos. Secundario o Mezosoico: Fue un período de calma en el que predominaron la erosión y la sedimentación. Continuó el arrasamiento de las cordilleras hercinianas, y la inclinación de la Meseta hacia el Mediterráneo permitió, en los períodos de trasgresión marina, una profunda penetración del mar, que depositó en su borde Este y Norte una cobertera potente de materiales sedimentarios plásticos (caliza, arenisca, marga). Las regresiones y transgresiones marinas estaban relacionadas con periodos de glaciarismo y postglaciarismo. Terciario: Se produjo la orogénesis alpina. Como resultado de ella, se formaron las cordilleras alpinas y las depresiones paralelas a las mismas, y la Meseta experimentó profundas alteraciones. La orogénesis hizo surgir los Pirineos y las Cordilleras Béticas. Por otra parte, la orogénesis alpina también repercutió en la Meseta. En primer lugar, debido a la isostasia y el basculamiento pasó a inclinarse hacia el Atlántico, determinando la orientación hacia este océano de buena parte de los ríos peninsulares. En segundo lugar, se formaron los rebordes montañosos de la Meseta. En su borde oriental y septentrional se plegaron los materiales plásticos depositados por el mar en la era secundaria, originando la parte oriental de la Cordillera Cantábrica y el Sistema Ibérico. En el borde sur de la Meseta, el empuje de las cordilleras Béticas levantó Sierra Morena. Por último, el zócalo de la Meseta, también debido a los movimientos isostáticos, formado por materiales paleozoicos rígidos, experimentó fracturas y fallas. Los bloques levantados formaron el Macizo Galaico y las sierras interiores de la Meseta (Sistema Central y Montes de Toledo), y los hundidos crearon las depresiones interiores o cuencas sedimentarias de la Meseta. Cuaternario: Estamos ante otro periodo erosivo, por lo que domina el modelado sobre la orogenia. Los fenómenos más destacados fueron el glaciarismo y la formación de terrazas fluviales. El glaciarismo afectó a las cordilleras más altas dando lugar a glaciares de circo y de valle. En la Península, por su latitud, la mayor parte de los glaciares de circo , y cuando se fundieron los hielos dieron lugar a pequeños lagos. Los glaciares de valle sólo se localizan en los Pirineos. La época postglaciar se caracterizó por la formación de terrazas fluviales. Las terrazas son fruto de las alternancias climáticas durante el Cuaternario. 2.- LITOLOGÍA Y RELIEVE RESULTANTES La litología peninsular o materiales rocosos peninsulares se dividen en tres grupos que además se agrupan en diversas zonas de la geografía peninsular: silíceos, calizos o calcáreos y arcillosos. Estas tres grandes familias tienen rasgos comunes que se pueden sintetizar así: cada una ocupa un área claramente delimitada del territorio peninsular, perteneciendo a una edad geológica distinta y creando paisajes diferentes entre sí. Característic as generales Modelado Relación eras geológicas Aprovechami entos humanos y ubicación Sílice Caliza Arcilla Se trata de una composición litológica dominada por el sílice, encontrándonos dos tipos de rocas; las igneas o magmáticas (el granito) y las metamórficas (pizarra, cuarcita, gneis o mármoles) Es la zona donde el material predominante es el carbonato cálcico, que constituye rocas sedimentarias, predominantemente de origen marino, abundando las calizas, pero no faltan otras formaciones sedimentarias (conglomerados, areniscas, margas...) La Iberia arcillosa es aquella porción peninsular donde domina la arcilla, siendo esta el final de un proceso de erosión mecánica (granito-cantosgrava-arenas-arcilla) cuyo punto de partida es el granito. Predominan las arcillas, las margas, los yesos... Esta litología da lugar a formas plegadas y falladas, pero siempre muy erosionadas. Así nos encontramos o penillanuras o arribes o berrocales o domos graníticos siempre dentro de relieves con formas muy moderadas, no abruptas. Los estilos tectónicos predominantes son el germánico y el jurásico. Se trata de terrenos plegados, jóvenes, abruptos, con poca cubierta vegetal... Produce formas muy abruptas cuando la erosión es mecánica o formaciones cársticas (dolinas, poljes, grutas, sifones, estalactitas, lapiaces, formas caprichosas, etc) cuando la erosión es química. Debido a su juventud y formación nos encontramos ante un modelado tabular, no plegado ni fallado, donde el elemento más importante es la erosión diferencial, apareciendo páramos, cerros testigos, mesas, muelas, glacis, bad land... Debemos diferenciar si el material es de origen marino (más blando y fino) o continental (más tosco y grueso, como en la depresión del Ebro) Se trata de materiales muy antiguos del primario o periodos anteriores. El principal periodo de orogenia fue el herciniano, al que le siguió el carbonífero. Se trata de materiales depositados en el secundario en cuencas sedimentarias terrestres (provenientes de la erosión de terrenos hercinianos) o marinas (en geosinclinales) que se plegaron en el terciario en la orogenia alpina. La España arcillosa es la más moderna, la de los sedimentos terciarios (posteriores a la orogenia alpina) y cuaternarios, ya que es producto de la erosión sobre terrenos hercianos y alpinos. En la península ibérica nos lo podemos encontrar en tres alturas distintas; hipsometría baja en la penillanura occidental, media en los rebordes montañosos y las dovelas central y alta en las zonas axiales de las cordilleras alpinas. Los suelos son ácidos y pobres, La Iberia calcárea se localiza formando una especie de zeta invertida que empezando por el Cabo de Creus llega a la "rodilla asturiana" continuando en dirección SO por el Sistema Ibérico y se une al Sistema Bético . Se localiza en las cuencas sedimentarias de las dos submesetas, en las depresiones del Ebro y del Guadalquivir, así como en las llanuras litorales. . En su conjunto, la España arcillosa constituye la España sobre estos paisajes los grupos humanos han desarrollado un En cuanto a los uso preferente de pastizales aprovechamientos humanos son naturales y masas arbóreas los propios de zonas (dehesas). montañosos (el forestal, la tradicional ganadería y la actual actividad turística), si bien en la subbética andaluza los terrenos calizos han sido dominados por el olivar. de las llanuras, de uso fundamentalmente agrícola, siendo las tierras más productivas. Sus suelos suelen ser ácidos, reteniendo bien el agua y son, por lo general, los mejores suelos para la agricultura, sobre todo, si se combina con el regadío. 3.- RASGOS GENERALES DEL RELIEVE PENINSULAR Y BALEAR. I. Forma Maciza: Ya Estrabón comparó la forma de la península con una piel de toro extendida, teniendo una altura y anchura considerable. Además, su forma es escasamente recortada, dominando los grandes óvalos, separados por pequeños cabos, lo que ha contribuido a su tradicional vocación marinera. II. Elevada altitud media: España posee una elevada altitud media, 660 metros, la segunda de Europa, después de Suiza, más del doble de la europea. Esta elevada altitud media no es debido a la existencia de altas cumbres, sino a la importancia que tiene la meseta en el relieve español, ya que no es sólo el eje que vertebra todo el relieve, sino que la elevada altitud que presenta la meseta condiciona la elevada altitud media de España. III. Disposición periférica del relieve: La disposición interna del relieve español hace que su territorio tienda a la compartimentación y aislamiento. El eje del relieve lo representa la meseta que esta rodeada por una serie de montañas; los rebordes montañosos, después por dos depresiones exteriores (Guadalquivir y Ebro) y, posteriormente, por otra serie de montañas exteriores a la meseta (Pirineos, Béticas y costero catalanas. Teherán comparaba la península con una fortaleza inexpugnable. El núcleo de la fortaleza lo constituiría la meseta, que estaría flanqueada por una primer tramo de murallas (los rebordes), unos fosos (las dos depresiones) y un segundo tramo de murallas (las cordilleras exteriores a la meseta). IV. La mediterraneidad: Tanto desde el punto de vista climático como geológico la península ibérica se debate entre la influencia atlántica y mediterránea (otro factor de su diversidad). Geológicamente también predomina el carácter mediterráneo ya que la orogenia alpina fue la más importante de cuantas afectaron a la península. Orogenia alpina que también es la responsable del relieve del arco mediterráneo. V. CONCLUSIÓN.- España país de contrastes: También desde el punto de vista del relieve España tiene tan alta diversidad que estamos ante un país donde los contrastes están muy marcados. Así conviven montañas de bloques, intermedias o alpinas con depresiones, cuencas sedimentas o penillanuras. Por otra parte, mientras que su posición y su configuración en grandes óvalos le confiere un carácter de puente, de atracción, donde se facilitan las advecciones, su configuración interna tiende a la compartimentación y el aislamiento, a su carácter de bastión o de fortaleza que hablaba Teherán. 4.- LAS UNIDADES DEL RELIEVES ESPAÑOL. Existen cuatro grandes unidades morfoestructurales en el relieve de España. La Meseta es la unidad más importante y el eje en torno al cual se estructuran las otras tres. Los rebordes montañosos son los límites de la Meseta que resultaron elevados durante la orogenia alpina. En tercer lugar tenemos las dos grandes depresiones exteriores y las cordilleras exteriores a la Meseta. 4.1.-La meseta y los relieves interiores. Características generales: La Meseta es el elemento central y más importante del relieve español, dado que es el eje de toda su estructura y que le dota de esa elevada altitud media que nos convierte en el segundo país de Europa en altitud media, después de Suiza. Se trata de altas llanuras rodeadas o interrumpidas por montañas. Para su estudio podemos dividirla geográficamente (Septentrional 700-800m y Meridional 600-700 m o oriental 800 y occidental 200 m) o geológicamente, que es la opción que vamos a seguir. Evolución Geológica: La meseta es el resto del antiguo Macizo Hespérico, surgido en la orogénesis herciniana de la era primaria, arrasado por la erosión y convertido en zócalo o meseta durante el secundario o mesozoico. En la era terciaria, la Meseta fue deformada y destruida en gran parte durante la orogénesis alpina, de modo que dentro de ella pueden diferenciarse el antiguo zócalo paleozoico, las sierras interiores y las cuencas sedimentarias interiores. Además, por basculamiento cambio la inclinación de la meseta del Este al Oeste y surgieron los rebordes montañosos. Durante el cuaternario los dos procesos más importantes fueron el glaciarismo, sobre todo en el sistema central, y la erosión fluvial. Las unidades interiores.Las cuatro grandes unidades de la Meseta, desde el punto de vista geológico, serían las dos sierras interiores (Sistema Cental y Montes de Toledo) y los tipos de llanuras; la penillanura y tres cuencas sedimentarias. El sistema Central y los Montes de Toledo: Son dos dovelas elevadas durante la orogenia alpina. Los materiales duros y antiguos del primario reaccionaron elevándose y hundiéndose (horst y graven) ante los movimientos orogénicos alpinos. Se trata, por tanto de una sucesión de horst (montañas) y graven (valles) en donde predominan los materiales silíceos (granito, pizarra, gneis y cuarcita), a semejanza de las teclas de un piano. El Sistema Central divide a meseta en dos mitades simétricas. Esta integrada por la Sierra de Gredos, la de Guadarrama, Somosierra, Ayllón, Gata y Peña de Francia. En cuanto al modelado hay que destacar las formas moderadas, los domos y berrocales graníticos, las penillanuras y el modelado glaciar de circo. Los Montes de Toledo dividen la submeseta sur en dos cuencas; las del Tajo y Guadiana. Destacan las Sierras de Castañar-Yébenes, la Sierra de San Pablo, la Sierra de Guadalupe, la Sierra de Jara... En cuanto al modelado nos remitimos a lo reseñado para el sistema central, con la diferencia de que tiene menos altura y además debido también a la latitud no hay modelado glaciar en los Montes de Toledo. Cuencas sedimentarias: Se formaron en la era terciaria, cuando la orogénesis alpina provocó fallas y el hundimiento de algunos bloques de la Meseta, que primero constituyeron lagos interiores y después se colmataron con sedimentos terciarios y cuaternarios. Estos son blandos en la parte inferior (arenas, arcillas, yesos y margas) y duros en la parte superior (calizas). Domina, por tanto, el relieve tabular, apareciendo grandes llanuras onduladas, donde predomina la arcilla, siendo unos suelos muy buenos para los aprovechamientos agrícolas. Los páramos son superficies estructurales planas y elevadas, coronadas por un estrato calizo más resistente a la erosión. En ellos, la erosión fluvial ha labrado valles en "U" que los cortan y separan mesas más pequeñas. Las campiñas son llanuras suavemente onduladas y recorridas por ríos, que se forman donde los páramos han sido erosionados y afloran las margas y arcillas de los niveles inferiores. En ellas son frecuentes los cerros testigo u oteros, glacis, bad land, las mesas o las muelas, relieves residuales coronados por las calizas de los páramos. Las cuestas son zonas inclinadas entre los páramos y las campiñas. La cuenca de la submeseta norte es más alta (800-850 metros de altitud media) y uniforme, donde destaca el cerro testigo de Mompichel y las campiñas de Tierra de Campos y Tierras de Pinares. La cuenca de la submeseta sur es más baja (500-700 metros), y está divida por los Montes de Toledo, en dos las del Tajo y la del Guadiana, destacando los páramos alcarreños en la del Tajo y la Mancha, con sus cuencas endorroicas (Tablas de Daimiel o Lagunas de Ruidera) y fenómenos de vulcanismo en la cuenca del Guadiana. La Penillanura Occidental: El antiguo zócalo paleozoico sólo aflora hoy al oeste peninsular (penillanuras zamorano-salmantina y extremeña), donde la erosión ha barrido la cobertera de materiales terciarios depositada sobre el zócalo y ha dejado al descubierto los materiales primarios: granito, pizarra y cuarcita. El relieve está constituido por penillanuras, que son superficies de erosión muy suavemente onduladas. De vez en cuando aparecen en ellas relieves residuales o montes isla, constituidos por rocas más resistentes. En estas penillanuras, los ríos que atraviesan la Meseta han creado profundas gargantas, arribes o tajos al encajarse sobre materiales duros. 4.2.- Los rebordes de la meseta. Cuatro cadenas montañosas rodean a la meseta, de tal modo que ésta sólo se ve libre de montañas por el oeste. Estos cuatros sistemas montañosos forman parte de la meseta y tomaron su forma actual con la orogenia alpina, que al ser los límites del macizo ibérico reaccionaron de distinta forma según sus características. Al NW y al Sur nos encontramos dos montañas de bloques, de parecida morfoestructura al sistema central y a los montes de Toledo, se trata del macizo galaico-leones y de Sierra Morena. Al Este y al Sur, nos encontramos dos cordilleras intermedias, de estilo sajónico, ya que alternaron los materiales duros procedentes del macizo ibérico, con los blandos procedentes de las transgresiones marinas y la cobertera sedimentaria del secundario. I. El macizo galaico-leones: Era el ángulo nordeste del macizo ibérico, que durante la orogénesis alpina se fracturó, rejuveneció y abombó. Está formado, por tanto, por materiales paleozoicos (cuarcita, pizarra, gneis y granito), y presenta montañas redondeadas de poca altura, cortadas por multitud de fallas. Pese a la poca altura de sus montañas y a que pertenezca al mismo zócalo que la Meseta, el macizo se individualiza por su relieve intenso, por el predominio del granito y por la influencia del medio bioclimático que hace que abunden los bosques. Además, se dan penillanuras y erosión glaciar de circo (lago glaciar de Sanabria). Sus sierras más destacadas Son Segundera, Cabeza de Manzaneda, Cabrera y Los Ancares. Un elemento característico de este relieve son las rías, que recortan toda la costa atlántica y cantábrica gallega. Se formaron por la invasión marina de antiguos valles fluviales. II. Sierra Morena: No es propiamente una cordillera, sino un brusco escalón que separa la Meseta del Valle del Guadalquivir. Se ha interpretado como una gigantesca falla, pero parece que se trata de una gran flexión fracturada en muchos puntos, producida por el empuje desde el sur al levantarse las Cordilleras Béticas. Así, la percepción cambia radicalmente desde la Meseta o la Depresión del Guadalquivir, desde Andalucía se percibe como una cordillera, sin embargo desde la Mancha, parece una sucesión de cerros de escasa altura. El roquedo es paleozoico (Sílice), de color oscuro, al igual que su vegetación (jara). Ambas características le dan su nombre. Sus sierras más destacadas son Madrona, Pedroches, Almaden y Aracena. III. Sistema Ibérico: Estamos ante un sistema montañoso no compacto, muy heterogéneo, diverso y de gran extensión, estamos ante un complejo de Sierras y depresiones. Aunque cuenta con una pequeña parte de roquedo paleozoico al noroeste con alturas superiores a los 2000 metros, está formado predominantemente por materiales secundarios depositados por el mar en el borde este de la Meseta, que se plegaron en la orogénesis al pina, estamos, por tanto, ante una cordillera intermedia de estilo sajónico, cuyo zócalo está formado por pizarras y cuarcitas y su cobertera por calizas, durante el cuaternario ha actuado la disolución cárstica, generando paisajes espectaculares como en Cuenca o el Albarracín. En él se distinguen dos sectores: la mitad norte, de dirección NO- SE (Sierras del Moncayo, Picos de Urbión, Demanda y Cebollera), y la mitad sur, desde Teruel, que se bifurca en dos ramas: la rama interior o castellana (Sierra de Albarracín) y la exterior o aragonesa (Maestrazgo, Javalambre, Gúdar). Ambas están separadas por una depresión longitudinal o fosa tectónica, que se rellenó con materiales terciarios. IV. La Cordillera Cantábrica: Al igual que el Sistema Ibérico, la cordillera cantábrica es intermedia con dominio del estilo sajónico, presentado tres sectores claramente diferenciados. Tiene un sector al oeste de materiales paleozoicos, que formaba parte del zócalo de la Meseta y rejuveneció en la orogénesis alpina, se trata de la cuenca carbonífera asturiana.. El sector central es de materiales secundarios calizos, que fueron depositados por el mar en el borde de la Meseta durante la era secundaria y se plegaron en la orogénesis alpina. Las mayores alturas de la cordillera se encuentran en este sector, en los Picos de Europa, de roquedo calizo (Torre de Cerredo y Naranjo de Bulnes), son de destacar los modelados cársticos y el glaciarismo. El sector oriental corresponde a los montes vascos, montes de escasa altura, pero de relieve intenso e influencia del modelo bioclimática. Hay autores que consideran estos bosques de estilo alpino y material calizo como las primeras estribaciones de los Pirineos. Sus mayores cimas son Aralar y Peña Gorbea. 4.3.- Unidades exteriores a la meseta 4.3.1.- Las depresiones exteriores. Son la del Ebro y la del Guadalquivir. Ambas eran cuencas que, tras la orogénesis terciaria, quedaron entre las cordilleras alpinas y los macizos antiguos. Tienen forma triangular, fueron colmatadass por potentes espesores de sedimentos terciarios y cuaternarios y hoy son relieves prácticamente horizontales, donde domina el relieve tabular. Pero además de estas semejanzas, las dos depresiones presentan también una gran diferencia. La depresión del Ebro estaba cerrada al mar por las cordilleras costero-catalanas, por lo que dominan los sedimnetos continentales, más duros y gruesos (sobre todo, lejos del centro de la depresión y cerca de las sierras exteriores), mientras que la del Guadalquivir ha estado siempre abierta al mar, dominando los sedimentos marinos, mas finos y blandos. La Depresión del Ebro: Es paralela a los Pirineos y se encuentra limitada por estos, por el Sistema Ibérico y por la Cordillera Costero-Catalana. La depresión estuvo primero ocupada por el mar, pero luego se cerró, transformándose en un gran lago hasta finales de la era terciaria, cuando el Ebro se abrió paso a través de la Cordillera Costero- Catalana hasta el mar. Por ello tiene depósitos marinos (margas, calizas, yesos y sales) y continentales, gruesos en los rebordes montañosos (conglomerados) y finos en el centro de la depresión (arcillas y arenas). La diferente dureza de los materiales y el clima árido han dado lugar a diversas formas de relieve. Los somontanos o piedemontes pirenaico e ibérico son tierras llanas, aunque levemente inclinadas, entre las sierras exteriores y el centro de la depresión. Están constituidos por materiales gruesos y duros de los relieves montañosos (conglomerados), transportados por los ríos. En ellos, sobre todo en el somontano pirenaico, se forman mallos o torreones rocosos individualizados por la erosión, como el mallo de Riglos y también hoyas o depresiones erosivas en los materiales más blandos. En el centro de la depresión, los estratos son horizontales y alternativamente de calizas duras y arcillas, margas y yesos blandos. El resultado es un relieve de muelas o planas donde se conservan las calizas y bad-lands sobre los materiales blandos, dada la aridez de la zona. La Depresión del Guadalquivir: La depresión del Guadalquivir, paralela a las Cordilleras Béticas, es una fosa triangular, cuya anchura máxima se encuentra en la bahía de Cádiz y la mínima en la Sierra de Cazorla. Hasta Sevilla el río transcurre muy próximo a Sierra Morena, para a partir de Sevilla, distanciarse de ella. La gran característica es que estuvo primero abierta al mar. Luego se convirtió en un lago litoral o albufera y más tarde, por colmatación en marismas pantanosas, estas marismas son una prueba de que el proceso de colmatación marina aun no ha terminado. La apertura señalada va a tener grandes influencias climáticas, humanas y para el relieve. Se rellenó con arcillas, calizas y margas marinas. El modelado del valle presenta una sucesión de llanuras en las partes más próximas al golfo de Cádiz, y de un paisaje de campiñas en el interior, de colinas redondeadas y pendientes suaves. Cuando surgen los mantos de caliza se forman mesas y cerros testigo (alcores). 4.3.2.- Las cordilleras exteriores a la meseta Geográficamente son tres cordilleras, las costero catalanas, los pirineos y las béticas. Geomorfológicamente, sólo dos, ya que las cordilleras costero-catalanas son cordilleras intermedias. Las cordilleras costero-catalanas: Estamos ante unas cordilleras complejas, como todas las cordilleras intermedias, de estilo sajónico. La mitad norte de la cordillera está formada por materiales paleozoicos, restos del viejo macizo herciniano Catalano-Balear levantados en la orogénesis alpina. La mitad sur está constituida por terrenos calizos secundarios, formados por las transgresiones marinas del mesozoico, plegados en la orogénesis alpina. La Cordillera está dividida en dos alineaciones: una paralela a la costa, de escasa altura (Altos del Garraf o el Tibidabo), denominada cordillera litoral, y otra interior más alta (Montseny, Montserrat..), llamada cordillera prelitoral; ambas están separadas por una depresión longitudinal o fosa tectónica que se rellenó con materiales terciarios y cuaternarios, dando lugar a un relieve de colinas suaves y valles. En el norte dominan las formas suaves, en el sur el relieve cársticos y en la depresión prelitoral las formas tabulares. Los Pirineos: Los Pirineos y las Cordilleras Béticas se formaron en la orogénesis alpina de la Era Terciaria, al plegarse los materiales depositados en las fosas oceánicas bética y pirenaica entre antiguos macizos que actúan como topes. Además, se trata de cordilleras jóvenes, con dominio de la estructura, que consiguen las cotas más altas de la península. Como diferencias hay que destacar que las Béticas son más jóvenes, complejas y dispersas, mientras que los Pirineos tienen un trazado lineal, compacto y glaciarismo de valle. Los pirineos constituyen la barrera natural entre España y Francia, transcurriendo desde el Golfo de Vizcaya hasta el Cabo de Creus. Debido a su juventud, se impone el relieve estructural, aunque tienen mucha importancia el modelado cárstico (en los prepirineos) y el modelado glaciar (aquí nos encontramos los únicos glaciares de valle existente en España, además de los circos, las morrenas, lenguas, rocas aborregadas...) Existe una clara división entre el Pirineo axial y los prepirineos. El Pirineo axial constituye el eje de los pirineos y transcurre por las cumbres pirenáicas. Sus materiales son del paleozoico (granito, pizarra, cuarcita y gneis). Para explicar su existencia se utilizan dos teorías; o bien que se trate de un antiguo macizo paleozoico rejuvenecido en el alpino o bien que se trate de un geosinclinal invertido. Aquí nos encontramos las máximas alturas como en el Macizo de la Madaleta, el Puigmal o el Canigó. En cuanto al modelado destacan las bóvedas, las cresterías, los batolitos y el glaciarismo. Es de destacar que la mayoría de las depresiones existentes son longitudinales, por donde transcurren los afluentes del Ebro, sólo existe una depresión transversal, que es la depresión de la Cerdaña. Los prepirineos son cordilleras de material calizo, formado en el mesozoico y plegado en el alpino, dominando por tanto las agujas, los pliegues, los desfiladeros y el modelado cárstico y glaciar. Los prepirineos se dividen a su vez en tres unidades; las sierras interiores como en Monte Perdido o la Sierra del Cadí, próximas al pirineo axial, las sierras exteriores, próximas estas a la depresión del Ebro, y con alturas más modestas y en medio de ambas, la depresión media intrapirenaica, que va desde el Canal de Verdum en Navarra, hasta la cuenca de Tremp y que separa la sierras exteriores e interiores de los Pirineos. En esta zona domina el relieve tabular. Las béticas: Las Cordilleras Béticas presentan una gran complejidad geológica y las mayores alturas de la Península, se extienden desde Gibraltar hasta Alicante, se sumergen en el mediterráneo y emergen en las Islas Baleares. Se formaron en el paroxismo alpino, cuando el geosinclinal se plegó formando las subbéticas y el viejo macizo bético rifeño emergió creando la penibética. Aunque hay otra teoría que sostiene que la penibética puede ser un geosinclinal invertido. Estos plegamientos originaron, pues, dos grandes conjuntos: las cordilleras Penibética y Subbética. La Cordillera Penibética bordea la costa. Está formada por materiales paleozoicos pertenecientes al antiguo macizo herciniano Bético-Rifeño levantados en la orogénesis alpina como en Sierra Nevada, (con los picos Mulhacén y Veleta), en la Serranía de Ronda o la Sierra de Filabres en Almería. En esta zona dominan las fallas, las fracturas, formas aplanadas, grandes bóvedas y glaciarismo de circo. La Cordillera Subbética, en el interior, es de materiales secundarios (calizas y margas), correspondientes al geosinclinal plegado. La Subbética se divide a su vez en dos tramos; la subbética externa (Sierras de Grazalema, Ubrique, Mágina, Segura, Sagra y Cazorla), donde dominan los materiales autóctonos y la subbética interna, paralela a la penibética, con el parque de los Alcornocales (un Flisch), Antequera, Sierra de Loja, Parapanda.... En la subbética interna dominan los materiales alógenos, con una fuerte presencia de mantos de corrimiento. Aunque domina el modelado estructural con pliegues alpinos, crestas, agujas, desfiladeros, mantos de corrimiento... el modelado cárstico es muy importante. Entre ambas cordilleras se encuentra la depresión intrabética, o surco intrabético, fragmentado en varias depresiones pequeñas (hoyas de Ronda, Antequera, Guadix, Baza y Almanzora), que se rellenaron con materiales terciarios, predomina el modelado tabular, que dan lugar hacia oriente, a un paisaje de badlands. 5.- LAS COSTAS O LITORAL PENINSULAR Y BALEAR Las costas peninsulares son predominantemente rectilíneas, salvo las de la comunidad gallega. La morfología de las costas está condicionada por el relieve del interior. Las costas atlánticas. I. La costa cantábrica: Es rectilínea y se caracteriza por sus acantilados, rasas y pequeñas rías, así como por la escasez de playas. Los acantilados son costas que penetran con una fuerte pendiente en el mar. En relación con los acantilados están las cuevas marinas. Las rasas son sierras escalonadas paralelas a la costa. . Por último, las pequeñas rías cantábricas son generalmente de boca estrecha. II. La costa gallega: Las rías gallegas dan lugar a la costa más articulada de España. Galicia tiene un relieve montañoso poco vigoroso, con gran cantidad de fallas que fueron ocupadas por la red fluvial. Cuando los valles de los ríos son invadidos por el mar se forman las rías, por las que el mar penetra hasta 25 y 35 kilómetros en el interior. III. La costa atlántica andaluza: Tiene como relieves costeros característicos las marismas, las flechas litorales y los campos de dunas; Las marismas son llanuras de fango típicas de las bahías bajas, como las de la depresión del Guadalquivir. Se forman con los sedimentos aportados por los ríos que las atraviesan y por el mar, que las cubre en pleamar y las deja al descubierto en bajamar. Las flechas litorales son líneas de arena que prolongan las costas rectilíneas y arenosas hacia el interior de una bahía. Son características de la costa entre la desembocadura del Guadiana y del Guadalquivir. Las dunas son montículos de arena característicos de las costas arenosas. Se forman por el transporte y acumulación de arena por el viento, que queda fijada por la vegetación. Las costas mediterráneas. I. La costa bética: El sector bético se extiende desde el Peñón de Gibraltar, en Cádiz, al Cabo de La Nao, en la costa levantina. Es una costa acantilada determinada por los relieves de las Cordilleras Béticas, que discurren paralelas a ella. Los acantilados alternan con largas secciones de costa baja. También son frecuentes los campos de dunas y las albuferas, como la del Mar Menor. Una albufera es un lago salado separado del mar por un cordón litoral, que puede tener contacto temporal o permanente con el mar; al final acaba convirtiéndose en marisma y colmatándose por los aportes terrestres. II. La costa levantina: El Golfo de Valencia va desde el cabo de La Nao al delta del Ebro. Se caracteriza por sus playas, albuferas, pequeños deltas y tómbolos. Los sectores de playa, bastante amplios, están formados por depósitos marinos y sedimentos del Sistema Ibérico. La albufera más destacada es la de Valencia. Los deltas son salientes costeros que se forman cuando el río aporta más sedimentos de los que puede redistribuir el mar, por tratarse de una masa tranquila de agua, sin fuertes corrientes ni excesivo oleaje. Los tómbolos son barras de arena que unen islotes rocosos a la costa (peñón de Ifac, en Calpe, Alicante). III. La costa catalana: El litoral catalán se extiende desde el delta del Ebro a la Costa Brava. Es muy variado, ya que presenta algunos deltas, como los del Ebro y el Llobregat; costas acantiladas donde el extremo de la Cordillera o Costero-Catalana llega hasta el mar (Costa Brava), y playas y pequeñas llanuras litorales entre los promontorios rocosos. IV. En cuanto a la costa de las Islas Baleares, la costa mallorquina presenta playas largas y arenosas, intercaladas con numerosas calas arenosas abiertas por las aguas de los torrentes. Menorca está ligada a la Cordillera Costero-Catalana. La mitad norte tiene una alineación montañosa paleozoica, de baja altura y formas suaves, la Tramuntana, que enlaza con la parte norte de la cordillera Costero-Catalana y hace a la costa septentrional de la isla prácticamente inaccesible. La mitad sur formada por materiales calizos mesozoicos, es llana, y se separa de la anterior mediante una falla, abundando en su costa las pequeñas calas abiertas por las aguas de los torrentes. 6.- LAS ISLAS CANARIAS. El archipiélago canario está formado por un grupo de islas situadas al noroeste del continente africano, del que se separan por unos cien kilómetros de distancia. Comprende siete islas principales, organizadas en dos provincias: Las Palmas (Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura) y Santa Cruz de Tenerife (Tenerife, La Palma, La Gomera y El Hierro). El conjunto de las Canarias es de naturaleza volcánica. Se originó en la era terciaria, cuando la orogénesis alpina rompió el fondo del Atlántico y, a través de sus fracturas, ascendieron grandes masas de rocas volcánicas que dieron lugar a las islas. Los tipos de relieve más característicos de las islas Canarias son los siguientes: Los conos volcánicos: Son relieves individualizados, con fuerte contenido de cenizas y lapillis (piedras pequeñas). Hay algunos activos en Tenerife, La Palma y Lanzarote. Las calderas: Son grandes cráteres circulares originados por la explosión o subsidencia (hundimiento) de volcanes. Son famosas la caldera de explosión de Bandama (Gran Canaria) y la de subsidencia de las Cañadas (Tenerife). Los malpaíses: Son terrenos abruptos formados al solidificarse rápidamente las coladas de lava en forma de ondas o de bloques. Los diques y los roques o pitones: Son el resultado de la erosión diferencial que deja al descubierto los antiguos conductos de emisión de lava, formando diques (si se trata de conductos fisurales) o roques (si son las chimeneas de los conos volcánicos). En otros casos, los roques son agujas de lava que la erosión ha respetado (Roque Nublo en Gran Canaria). Los barrancos: Son valles estrechos y escarpados, de corto recorrido, creados por el encajamiento de los torrentes en el terreno volcánico. Se formaron en una época con un paleoclima caracterizado por precipitaciones abundantes y regulares que permitían la existencia de corrientes de agua capaces de provocar esta fuerte erosión. Los glacis: Son rampas de pendiente moderada al pie de los viejos relieves, formadas por los depósitos de los torrentes. Son típicos de Lanzarote y Fuerteventura. Las costas canarias se han reformado repetidas veces como consecuencia de las erupciones volcánicas. En ellas predominan los acantilados sobre las playas. 7.-LA SINGULARIDAD GEOGRÁFICA DE ESPAÑA. Gran parte del territorio español está asentado en la Península Ibérica. Puede decirse que España es un estado fundamentalmente peninsular, que ocupa casi el 85 % de la superficie total de la Península. El resto del territorio de soberanía de España está formado por dos archipiélagos, Baleares y Canarias, y unos enclaves africanos con las ciudades de Ceuta y Melilla. Las principales características que definen a la península ibérica son los siguientes: 1º.- La latitud: la mediterraneidad.-La Península Ibérica aparece a una latitud relativamente baja, del orden de los 36º, abarcando unos ocho grados hacia el Norte, sin llegar a alcanzar los 44º. Concretamente, su latitud oscila entre los 36º 0´, en la pequeña isla que está frente al núcleo de Tarifa, y los 43º 47´ del cabo Estaca de Bares, en un rocoso saliente de las tierras gallegas septentrionales. De esta manera llega a alcanzar, entre la costa malagueña y la santanderina, la distancia de unos 750 km, casi exactamente la misma que la amplitud del Mediterráneo occidental, esto es, unos 700 km, desde Argelia oriental al sur de Francia. De todo ello deducimos que la Península Ibérica cae plenamente dentro de la misma latitud que presenta el Mediterráneo. De este hecho arrancan importantes consecuencias geográficas. Singularmente conviene subrayar, desde el primer momento, el carácter mediterráneo que el clima presenta. En las llanuras litorales y prelitorales, sobre todo, se darán plenamente las condiciones climáticas típicas: temperaturas medias altas, inexistencia de un verdadero invierno, tendencia a una escasa pluviosidad, marcada sequía veraniega. En particular el cálido y seco verano, largo y estable, será un rasgo climático netamente diferenciador; entonces, buena parte de la Península se convierte en un apéndice septentrional de las tierras intertropicales. El carácter mediterráneo del clima se refleja inmediatamente en todos los aspectos geográficos que con aquél están relacionados: la abundancia de cursos espasmódicos, que sólo discurren a continuación de un precipitación lluviosa; la existencia de suelos escasamente lixiviados y poco potentes; el predominio de especies termófilas y xerófilas, capaces de resistir la acusada sequía estival. Por todo lo dicho deducimos que, si bien la Península constituye un apéndice del continente europeo, no es fácil encuadrarla, desde un punto de vista físico, dentro de Europa, en particular si con ello queremos reducir a ésta a los caracteres atlánticos o centroeuropeos. Por otro lado, resulta también artificioso querer involucrar a la Península dentro del marco africano, si con ello queremos referirnos a las tierras intertropicales de tendencia árida. La Península entre Europa y África, no es lo uno ni lo otro, ni tan sólo una pura mezcla de ambos. Se trata, en suma, de un territorio que presenta una neta personalidad dentro del mundo mediterráneo. Estos hechos diferenciales de los otros países de parecida latitud se conjugan alrededor de la posición y la configuración que la Península presenta. 2º.- La longitud: la occidentalidad: Aludimos ahora al sector concreto en el que, dentro del conjunto de la superficie terrestre, está localizado el país que estudiamos. Pronto nos damos cuenta que la Península Ibérica ocupa, en la faja latitudinal que corresponde al Mediterráneo, una singular posición. No está dentro del Mediterráneo, como Italia, ni profundamente adentrada en aquél como en el caso de Grecia. España surge en un confín del Mediterráneo, exactamente en la misma puerta, allí donde sus aguas enlazan con las del océano Atlántico. La Península aparece así como algo periférico y marginal al alargado mar, lejos de su centro, en un apartado límite. De esta manera, queda España flanqueada por dos mares: el Mediterráneo, al Este y al Sur, y el Atlántico, al Sur, Oeste y Norte. La Península, en el límite suroccidental de Europa, aunque profundamente mediterránea en sus características, queda como una avanzada hacia el ancho Atlántico, casi en una longitud tan occidental como las costas occidentales de Irlanda. En suma, la Península ibérica constituye la más meridional de las tierras atlántica europeas y la más occidental de las penínsulas mediterráneas, como una neta avanzada, al mismo tiempo, hacia las tierras africanas y americanas. Localizada, por tanto, entre el Mediterráneo y el Atlántico, nos preguntamos si las tierras ibéricas son más atlánticas o más mediterráneas. 3º.- La posición: Con el término “posición” aludimos a la concreta localización de la Península Ibérica teniendo en cuenta las tierras o mares que lo circundan. En este sentido la P.I. presenta unas características muy originales: las tierras peninsulares quedan entre dos continentes, el europeo y el africano y, como hemos visto, entre dos mares, el Atlántico y el Mediterráneo. En efecto, la P.I. es una de las tres avanzadas que penetran profundamente, hacia el sur, en las aguas mediterráneas. Con distinta forma y superficie, las penínsulas Ibérica, Itálica y Balcánica desempeñan este mismo papel de avanzadas meridionales de Europa. De ahí lo que podemos llamar la meridionalidad de las tierras hispánicas. De las tres penínsulas citadas, la Ibérica es la que más se acerca al continente africano. En el estrecho de Gibraltar, sólo 14 km separan la península ibérica de las tierras africanas septentrionales. De esta manera, España queda realmente entre dos continentes, entre Europa y África. 4º.- el cuadrilátero peninsular: La configuración de la península ibérica, por otra parte, le presta una singular personalidad dentro de las tres penínsulas (ibérica, itálica y balcánica). La península ibérica tiene un gran desarrollo en longitud (cerca de 800 Km. a lo largo del paralelo 40º), interpuesta entre las aguas del Atlántico y del Mediterráneo. De esta 2 forma, se presenta como un inmenso cuadrilátero que sobrepasa los 581.000 Km. , es decir, con una extensión ligeramente superior a la superficie de Francia y que rebasa en un tercio a la de Italia. La gran extensión y anchura de la Península se debe a la existencia de una gran altiplanicie interior, la Meseta central castellana. No ocurre como en Italia en la que es completamente inexistente una unidad de relieve parecida. Por otra parte, no es sólo la más extensa y ancha de las tres penínsulas, sino, sin duda, la más peninsular, queremos decir aquella que menos anchamente se une al tronco continental. En efecto, sólo un istmo de 435 km de longitud en línea recta une España con Europa, mientras Italia queda unida sólidamente al continente por las amplias llanuras del Piamonte y la Lombardía y el robusto arco alpino y, por su parte, la Península balcánica se abre ampliamente a la Europa central. El desarrollo de los frentes costeros es, además, muy acusado. La Península presenta una longitud de costas que rebasa los cuatro millares de kilómetros. Se trata, en general, de unas costas de configuración horizontal poco articulada. Este carácter macizo de la periferia costera ibérica constituye evidentemente uno de los rasgos fundamentales del cuadrilátero peninsular. 5º.- La meseta central. La gran altiplanicie interior forma el núcleo primordial de la Península Ibérica. A lo largo del siglo XIX se fue poniendo en evidencia el singular papel que la meseta central desempeña en el modelado peninsular, tanto por su posición central como por su extensión y su altitud media. Es la responsable de su forma de cuadrilátero y del carácter macizo de sus costas. 6º.- La disposición del relieve: Las unidades se disponen alrededor de la Meseta, prestando también con ello una gran originalidad a la Península ibérica. Por ello conviene no sólo destacar el papel primordial de la meseta, sino también estudiar los restantes elementos del relieve peninsular en función de la Meseta. Existen unas unidades de relieve interiores que se concreta en dos alineaciones orográficas, la Cordillera central y los Montes de Toledo. La primera da lugar a la aparición de una meseta septentrional y otra meridional. Por otra parte, la meseta está circundada en casi toda su periferia por un cíngulo montañoso: los montes de León, la Cordillera cantábrica, la Cordillera ibérica, la parte septentrional de la Cordillera subbética y sierra Morena. Completamente ajenas a la meseta aparecen las unidades que podemos llamar exteriores. Completan el borde nororiental, el meridional y gran parte del occidental, para dar lugar a la definitiva configuración de la Península. Tres llanuras flanquean la meseta: la depresión del Ebro, en el Nordeste; la del Guadalquivir, al Sur; y la del Tajo-Sado, al Oeste. Dos robustas cordilleras enmarcan a la meseta: los Pirineos y las Cordilleras béticas. 8.-ESPAÑA, ENCRUCIJADA GEOPOLÍTICA. La situación y la posición de la península se conjugan para convertir a España en un lugar de encuentro de las más variadas influencias, en una verdadera encrucijada de hechos geográficos. En el clima y en la vegetación espontánea aparecen con claridad estas características, dentro del grupo de aspectos puramente naturales. Pero también, para lo humano las tierras ibéricas son lugar de encuentro, como plataforma de paso y, con frecuencia, de asentamiento de pueblos y culturas del más diverso origen. Hechos todos, que la concreta configuración del territorio ayudará a materializar en cada caso, prestándole sus definitivas características. 1º.- Una encrucijada de hechos físicos: El clima de la Península se puede concebir como una lucha casi continua entre las influencias atlánticas y mediterráneas; expresado de otro modo, entre el influjo de las depresiones y vientos húmedos que proceden del Atlántico y de la tendencia a la estabilidad característica del Mediterráneo, en particular durante determinados períodos del año. La influencia atlántica significa una mayor pluviosidad y una más acusada inestabilidad atmosférica. La influencia mediterránea, la más difundida en toda la península, trae consigo una tendencia a la sequía con un tiempo seco, estable y cálido. Estos hechos climáticos tendrán, como siempre ocurre, una clara plasmación en la vegetación natural. Una especie que podrá simbolizar con bastante precisión el influjo mediterráneo es la encina, que puede adaptarse a un verano relativamente cálido y seco; su área de expansión cubre buena parte de la Península ibérica. Por el contrario, las especies que podemos llamar atlánticas son claramente higrófilas, exigiendo una pluviosidad relativamente elevada a lo largo del año, en ocasiones una humedad mantenida también permanentemente y, por ello, una gran reducción o inexistencia del característico verano mediterráneo. Podrían simbolizar estas tendencias el roble común y el haya localizados en las llanuras de clima más favorable y acantonados a veces en las vertientes montañosas. La cruz climáticobotánica vendría completada por las especies que pudieran simbolizar la influencia de las tierras nórdicas y meridionales, o sea, en el caso de la Península, de los continentes europeo y africano. Europa representaría, en este sentido, para la península la tendencia a las bajas temperaturas. África, en cambio, representaría la tendencia a las altas temperaturas. Dos plantas que representan estas influencias serían, por un lado, una conífera: el abeto blanco, simbolizaría la vegetación que requiere un largo invierno; por otro lado, el palmito, constituiría un buen ejemplo de las plantas que requieren un clima cálido. 2º.- Una encrucijada de hechos humanos: Por todos lados y por todos los caminos, las más diversas influencias y los más variados pueblos han irrumpido en la Península. Por los Pirineos cruzan desde los oscuros movimientos del Paleolíticos a las variadas relaciones de la Reconquista o de los siglos modernos, pasando por las oleadas de pueblos indoeuropeos (ss. XII-VI a.C.) o por las grandes invasiones bárbaras (s. V). Se trata, en un palabra, de la influencia de Europa. Por otra parte, África se encuentra muy cerca. Por el estrecho penetran las influencias que proceden de las tierras africanas, desde muy antiguas relaciones, quizás establecidas en pleno paleolítico, a un hecho tan decisivo para la evolución histórica peninsular como las varias invasiones musulmanas a partir del s. VIII. Por los anchos frentes costeros las influencias ajenas se multiplican también. Son fundamentales, a este respecto, los movimientos que proceden del Este, a partir de otras tierras mediterráneas. Acusadamente sensibles a estas relaciones con la costa levantina y meridional, donde se concreta la acción de los fenicios, griegos, cartagineses; pero no deja de aparecer, incluso su influencia más allá del estrecho de Gibraltar, en las costas meridionales y occidentales atlánticas. Y no falta la contrapartida de tendencias que, por el mar, proceden de otros puntos: del Norte, por ejemplo, como las relaciones económicas que en la baja Edad Media se mantienen con puertos del mar del Norte y del Báltico o las violentas y fugaces irrupciones de los normandos en la alta Edad Media. Surge así la Península como un área de atracción de las más diversas influencias, nacidas en los más variados puntos. La posición juega, por otra parte, en favor de una expansión hacia las más diversas rutas: desde la costa oriental hacia el Mediterráneo (Barcelona y Valencia); desde el litoral septentrional hace el Norte del Atlántico (Bilbao). Pero visto desde Europa, la península constituye singularmente una avanzada hacia el Atlántico y hacia las tierras africanas y americanas. Esta posibilidad se concreta en la fase histórica de los grandes descubrimientos. Sin embargo, la península ibérica ha jugado a veces papeles paradójicos: la situación y la posición entre dos mares y dos continentes, favorecen las más variadas relaciones. La existencia de un complejo haz de influencias que de la península parten o confluyen en ella, la convierte en una verdadera encrucijada. Pero, otras veces, en cambio, parece como si las dificultades de penetración se acrecentasen. Unida a su posición marginal, la configuración del relieve ibérico, tan singular, aparece entonces en primer plano. La meseta, sobre todo, surge como un mundo en sí mismo, un robusto y elevado castillo central, una mole inexpugnable. Esta paradoja será una constante en el desarrollo histórico, humano, económico de la Península ibérica. 9.-FACTORES DE LA UNIDAD Y LA DIVERSIDAD. Si un atributo común puede engarzar la variada gama del paisaje peninsular es el de sus vivos contrastes, creadores de una diversidad como quizá no ofrece otro país de Europa; esta diversidad que no deja de tener sus consecuencias sobre tantos aspectos geográficos y que incluso tan honda y a veces tan convulsivamente repercute en el espíritu nacional. Son los contrastes propios de los países mediterráneos (Italia, Grecia sobre todo), en los que alternan elevadas cordilleras de formas bravías con macizos y montañas de altitud media y formas suaves; y entre ambas formas montañosas se intercalan depresiones llanas transformadas en feraces campiñas. Pero en España, a causa de la disposición de sus relieves y de la latitud de la Península situada entre dos dominios climáticos tan diferentes como el Atlántico y el Mediterráneo, estos contrastes alcanzan mayor intensidad quizá que en ningún otro país mediterráneo. La diversidad geográfica española constituye un verdadero mosaico natural que le confiere una riqueza y una originalidad poco comunes. La práctica insularidad, el aislamiento respecto de Europa y también entre las diversas regiones españolas, le da un cierto carácter de compartimiento estanco que es perceptible en muchos casos. La geografía peninsular presenta numerosos contrastes en todos sus aspectos físicos. La variedad es la característica más destacada, pero también su mayor riqueza. Lejos de la monotonía que representa el paisaje en la mayor parte de los países europeos, en España es posible pasar en pocos kilómetros del vergel al desierto, de las nieves perpetuas al clima subtropical; de la lluvia obsesiva a la sequedad, del hayedo al erial. La diversidad natural española es un factor determinante de su variedad espacial y humana. La España actual es el resultado de la actuación de los diferentes pueblos que realizaron su proyecto histórico en un territorio plural y diverso. Ha influido en ello su situación respecto de Europa y del conjunto de la Tierra, aspecto que constituye la base fundamental de la geopolítica que ha determinado la formación de este país, tal como lo conocemos. España como entidad histórica, es el resultado de la actuación de dos fuerzas opuestas, de naturaleza geográfica más que histórica: la fuerza centrífuga, que impulsa a las regiones geográficas de la periferia peninsular hacia fuera, hacia la disgregación; y la fuerza centrípeta, que empuja a estas mismas regiones, hacia dentro, hacia la cohesión territorial y hacia la formación de un Estado común. El carácter de "compartimento estanco" con el que se ha venido a calificar a muchas de las regiones españolas, especialmente las periféricas, representa un grave obstáculo para la comunicación de estos territorios entre sí, para lo cual es inevitable el tránsito a través de la Meseta. Añádase a esto la complementariedad natural que caracteriza a las regiones ibéricas y se tendrán algunas de las claves de cómo se resuelven las tensiones centrífugas y centrípetas en la configuración del Estado español y en la fijación de sus intereses geopolíticos. El que las tierras altas ocupen el interior de la Península ha tenido importancia decisiva en la formación de España y en la fijación de sus líneas de actuación geoestratégicas. Castilla ha sido históricamente el núcleo de cohesión y el fundamento mismo de la vertebración del territorio español. La unidad peninsular, después de la dislocación que produjo la invasión musulmana del año 711, pudo haberse realizado de manera distinta. Sin embargo, el hecho de que se realizara alrededor de Castilla tampoco fue casual: la geografía peninsular no dejaba demasiadas alternativas para la articulación coherente de un territorio, tan fragmentado y diverso, desde las regiones geográficas periféricas. Después de analizar todo lo que hasta aquí llevamos dicho, estamos en situación de llegar a unas condiciones de validez general, dentro del plano físico y biogeográfico, para el conjunto peninsular. Dichas condiciones insisten, por una parte, en la unidad peninsular y, por otra, en la variedad de los contrastes. 1º.- La península como unidad: No cabe duda de la clara unidad física de la Península Ibérica, tomada en su conjunto. Ésta, queda limpiamente destacada, recortada casi como una isla, en el extremo sudoccidental del continente europeo. Como una unidad singular, además, dentro del mundo mediterráneo. Teniendo en cuenta sólo su posición, aparecen ya unos caracteres propios que le dotan de una personalidad propia dentro del mundo mediterráneo. Ahora bien, un estudio más detallado del relieve, el clima y la vegetación nos revelan una profunda variedad interna. No obstante, aparece un área central, que abarca más del tercio de la Península, en que los rasgos físicos se repiten con bastante uniformidad. Por otro lado, la evolución histórica ha conformado un proceso de unidad política si bien es cierto que en muchos momentos esa unidad no fue un proceso natural y pacífico sino un imposición militar. 2º.- Los contrastes peninsulares: Los contrastes peninsulares proceden, en gran medida, del carácter contradictorio que presentan muchos de sus rasgos. Estas contradicciones son las siguientes: 2.1.- Interior y periferia: Un primer grupo de características de conjunto que aparece claramente es la distinción entre una franja circundante periférica y todo el vasto núcleo central. Podemos hablar, por ello, perfectamente, de una España interior y una España periférica. La España periférica, dada la disposición del relieve, pertenece a la España litoral y prelitoral. Por ello estará constituida por unas franjas costeras o relativamente cercanas a la costa, abiertas al océano Atlántico o al mar Mediterráneo. Desde un punto de vista humano estas zonas se caracterizan por su dinamismo, su riqueza, su aperturismo a influencias externas. Desde un punto de vista climático todas estas franjas están sometidas a la influencia del mar, sobre todo la influencia térmica, con sus consecuencias agrícolas. La España interior queda en el corazón del país constituyendo un núcleo central. La penetración y la apertura desde y hacia el exterior presentará siempre mayores dificultades y menores posibilidades que en las franjas costeras. De la centralidad arrancan ciertas posibilidades administrativas e incluso políticas. Es evidente que, siempre que exista una unidad política, el centro intentará desempeñar el papel de relacionar zonas costeras opuestas y alejadas (Galicia con Andalucía oriental, por ejemplo). Desde un punto de vista climático la continentalidad será el rasgo que defina a esta zona. Este contraste interior-periferia surge como resultado de la disposición del relieve que conduce a una difícil accesibilidad interna. El resultado de esta dificultad en la penetración es una tendencia al aislamiento, de ahí la importancia tradicional y el valor estratégico de los puertos que circundan la altiplanicie central, tales como el de Pajares, Pancorbo, Contreras, Almansa y Despeñaperros. 2º Contraste Norte-Sur: La costa septentrional es una faja que cae de lleno dentro de la Iberia lluviosa, con temperaturas suaves, con suelos bien desarrollados, con una cobertura vegetal boscosa. La meridional por el contrario, constituye una banda de tierras en conjunto secas, muy cálida, con un verano largo y acusados rasgos de aridez, con suelos poco desarrollados, con una vegetación de plantas xerófilas. 3º Contraste Este-Oeste: Una oposición bien clara aparece también entre las fachadas occidental y oriental, esto es, entre el frente atlántico y frente mediterráneo. Este hecho nos permite hablar de una gran disimetría peninsular. Esta disimetría se manifiesta en tres ámbitos: disimetría lítica, climática e hídrica. La primera se manifiesta con la predominancia de material silíceo en la costa atlántica y el calizo en la mediterránea. La segunda se manifiesta por la presencia de los vientos húmedos del atlántico en la costa occidental, si bien presenta cierta gradación a medida que descendemos hacia el sur, y manteniendo esa misma gradación la costa oriental, en ella el clima es más cálido y más seco. En cuanto a la tercera disimetría observamos como la costa oriental unirá a su reducida pluviosidad la escasez e irregularidad de los cursos de agua, por el contrario la costa occidental presenta unos cursos de agua más largos (debido a la inclinación de la Meseta hacia el Atlántico) y más regulares, si bien ésta disminuye de norte a sur. 10.-VOCABULARIO Acantilado: Aspecto del relieve costero característico de la costa cantábrica. Son costas que penetran con una fuerte pendiente en el mar. Tienen diferentes formas: cuevas marinas, arcos marinos y farallones. Albufera: Aspecto del relieve costero característico de las costas mediterráneas. Son extensiones de agua salada o semisalada aislada del mar por un cordón arenoso o flecha. Por ello, existe comunicación con el mar a través de un paso estrecho. Altiplanicie: meseta de gran extensión y elevada altitud. Anticlinal: Ondulación de una capa de tierra con una amplitud y forma variable, en la que los estratos más antiguos se encuentran el núcleo del pliegue. BAD LANDS / CÁRCAVA: Son formas de erosión sobre materiales sedimentarios margosoarcillosos en un medio semiárido; éstos han sido fuertemente diseccionados por la acción intensa del agua, dando lugar a una densa red de barrancos fuertemente encajados y separados por crestas agudas. CALDERAS.- Son grandes cráteres circulares originados por la explosión o subsidencia (hundimiento) de volcanes. Son famosas la caldera de explosión de Bandama (Gran Canaria) y la de subsidencia de las Cañadas (Tenerife). CAMPIÑA: Son llanuras bajas donde se alternan capas de arcilla, areniscas y otras rocas sedimentarias, y que se caracterizan por su suave modelado, con alternancia de lomas y vaguadas y por estar formada por varios niveles de terrazas fluviales escalonadas que soportan un intensivo aprovechamiento agrícola. Cartografía: Es el conjunto de operaciones y estudios que tiene por objeto la concepción, preparación, redacción y realización de mapas, así como su uso. CERRO TESTIGO: Es una elevación estratificada que representa el residuo de una plataforma horizontal desmantelada por la erosión y que se encuentra aislada frente a un relieve tabular o en cuesta, del que formaba parte y del que ha sido separada por la erosión. CIRCO GLACIAR: Depresión o cubeta de erosión glaciar de forma semicircular, limitada por escarpes rocosos de acusada pendiente y localizada por debajo de l nivel de cumbres. CONOS VOLCÁNICOS.- Son relieves individualizados, con fuerte contenido de cenizas y lapillis (piedras pequeñas). Hay algunos activos en Tenerife, La Palma y Lanzarote. Coordenadas geográficas: se llama así al conjunto de longitud y latitud. Cuenca sedimentaria: son zonas hundidas formadas en la Era Terciaria y rellenadas con sedimentos marinos (caliza, arcilla, margas). Son de dos tipos: las formadas por el hundimiento de un zócalo por presiones orogénicas (depresiones del Duero, Tajo y Guadiana) y las depresiones existentes antes de dicha orogénesis (depresiones del Ebro y Guadalquivir). CURVA DE NIVEL o ISOHIPSA: Las curvas de nivel son las líneas que unen en los mapas topográficos los puntos que tienen igual altura, por encima o por debajo del nivel de referencia suele ser el nivel del mar-. Las curvas de mayor grosor se denominan curvas maestras, éstas suelen llevar el valor en cifras DELTA: Deposito de acumulación aluvial con forma de abanico, localizado en la desembocadura de un río. Se origina porque la carga de material en suspensión que lleva el río es superior a la capacidad de erosión del mar. DUNA: Montículo o elevación constituida por un montón de arena acumulada por el viento en medios costeros o áridos. Equinoccio: Dos momentos al año en que se da la perpendicularidad absoluta a mediodía de los rayos solares en el Ecuador con igual duración entre día y noche. El de primavera se produce en torno al 21 de marzo y el de otoño el 23 de septiembre. EROSIÓN: Proceso de modelado de la superficie terrestre provocado por agentes climáticos, químicos, mecánicos y antrópicos: glaciares, viento, temperatura y agua en sus distintos estados, etc. Incluye el transporte de material. Escala: es la proporción existente entre la longitud en el mapa y la correspondiente en la realidad. Varían de pequeña escala, se aprecian muchos detalles, a gran escala, mucho territorio pero sin apenas detalles. Pueden ser numéricas o gráficas. ESTILO JURÁSICO, GERMÁNICO Y SAJÓNICO: El ESTILO JURÁSICO se caracteriza por una alternancia de pliegues convexos o anticlinales, y cóncavos o sinclinales, regulares y suaves formados por materiales plásticos de la era secundaria y terciaria, como los Montes Vascos. El ESTILO GERMÁNICO está formado por un sistema de bloques levantados (horst) y hundidos (graben) producto de la fractura de los viejos materiales rígidos del Paleozoico durante la orogénesis terciaria, como el Sistema Central. (Ver los términos horst y falla). Por último el ESTILO SAJÓNICO combina ambos procesos, fracturas y pliegues, como consecuencia de la alternancia en la deposición de materiales sedimentarios sobre los macizos paleozoicos; de tal manera que el zócalo paleozóico se fractura y la cobertera sedimentaria se pliega, adaptándose a la estructura subyacente. Es característico del Sistema Ibérico. FALLA: Rotura o fractura de un estrato rocoso debido a fuerzas orogénicas de comprensión. Se puede observar en ella el plano de la falla, el salto de falla y los labios hundidos y elevado. FOSA TECTÓNICA: Se denomina también graben. Es una depresión formada por el hundimiento de los estratos rocosos comprendidos entre dos o más fallas paralelas. GELIFRACCIÓN/ GELIVACIÓN: Término geomorfológico que describe la meteorización mecánica de las rocas por congelación del agua. Se produce la expansión, fracturación y desintegración de las mismas. Su efectividad depende del tamaño de los poros y de los cambios bruscos de temperatura. Da lugar a la formación de los “canchales”. Se da en climas fríos y húmedos. GEOSINCLINAL: Surco o depresión de la corteza terrestre donde se van acumulando gran cantidad de sedimentos, que posteriormente son levantados y plegados. Los geosinclinales suelen formar parte de grandes cubetas sedimentarias marinas que, conforme van acumulando sedimentos, tienen procesos de hundimiento. GLACIARISMO.- Conjunto de procesos necesarios para formar un tipo de modelado que se caracteriza por la erosión producido por el hielo. Dentro del modelado glaciar tenemos los circos, las lenguas, las morrenas, las rocas aborregadas... GLACIS: Rampa con suave pendiente. Forma típica de piedemonte que se enraíza en una vertiente montañosa y enlaza con el fondo de un valle o depresión. Es el resultado de un proceso de erosión y/o acumulación de materiales, en general, escasamente redondeados. GRAVEN.- Fosa tectónica entre dos horst. HORST: Pilar tectónico. Bloque limitado por fallas que ha quedado elevado por el hundimiento del terreno circundante por un sistema de fallas o por su propio levantamiento. HOZ/ FOZ/ CAÑÓN / GARGANTA: Corte profundo o valle transversal y estrecho hecho por un río, predominante en zonas de roca caliza. IBONES: Lagos de origen glaciar. En la época de los glaciares, estos excavaron pequeñas cubetas que al fundirse posteriormente el hielo, se convirtieron en pequeños y profundos lagos. Hay más de un millar en los Pirineos centrales. ISOSTASIA.- Movimientos de reajustes después de grandes movimientos orogénicos. Latitud: es la distancia angular que hay entre un lugar de la superficie terrestre y el Ecuador o paralelo 0. Se expresa en grados, minutos y segundos, de 0 a 90º, pudiendo ser Norte o Sur. Longitud: es la distancia angular existente desde cualquier punto del globo al meridiano 0 o de Greenwich. Se mide en grados, minutos y segundos, hasta los 180º, pudiendo ser Este u Oeste. MALPAIS.- Son terrenos abruptos formados al solidificarse rápidamente las coladas de lava en forma de ondas o de bloques. MANTOS DE CORRIMIENTO.- son pliegues-falla (pliegues tumbados), en los cuales se producen cabalgamientos cuyo desplazamiento alcanza varios kilómetros de longitud. En este tipo de pliegues, los materiales que se desplazan (los superiores) se alejan de su origen, por eso se le llaman alóctonos; los que permanecen en su posición original (los inferiores) se denominan autóctonos. Mapas: es la representación grafica, a escala y sobre un plano de la superficie terrestre o una zona de ella. Hay varios tipos: Generales o básicos: representan los elementos físicos y humanos más significativos de la zona. Mapa Topográfico Nacional: mapa base de España, escala de 1:50000, consta de 1114 hojas tituladas con el nombre de la mayor población existente y en su confección se utilizan 5 colores: azul hidrografía, verde vegetación y cultivos, rojo edificaciones y carreteras, siena curvas de nivel, negro caminos, límites y fronteras. Temáticos: representan cualquier fenómeno ideológico, demográfico... Isopléticos: representan fenómenos mediante líneas que unen puntos de igual valor Coropléticos: representan fenómenos mediante colores o tramas con distinta intensidad para representar el área que ocupa un hecho. MARISMA: Zona baja y pantanosa inundada por las aguas del mar o por la desembocadura de un río. Son espacios morfológicamente inestables, con hábitat peculiar y en proceso de colmatación. Ej. Las marismas del Guadalquivir. MEANDRO: Nombre derivado de un río de Asia Menor. Curva que describe el cauce de un río al apartarse de su trazado ordinario para luego retornar a él. La orilla que erosiona la corriente es abrupta y la otra suave. Meridiano: Círculos máximos que pasan por los polos. Dividen la Tierra en dos hemisferios: Oriental y Occidental. El meridiano 0 º es el d Greenwich. Meseta: es una forma de relieve extendida, siendo su parte superior llana u ondulada, rodeada normalmente por rebordes montañosos y su altura puede oscilar desde unos cientos a varios miles de metros. En la península se encuentran en la mitad occidental, y esta rodeada por Sist. Ibérico, Sierra Morena, Macizo Galaico y Cordillera Cantábrica. Sus materiales son de origen paleozoico, como rocas graníticas o silíceas. MODELADO KÁRSTICO: Formas que se derivan de la acción del agua sobre las rocas solubles como la caliza. Algunas formas aparecen en superficie: Lapiáz, dolina y poljes. Otras son subterránes: Galerías, simas, estalactitas, estalagmitas MORRENA: Acumulación de materiales procedentes de desprendimiento, meteorización o de la propia erosión glaciar, que son transportados y depositados a los lados, en el centro y al fondo de una lengua glaciar. MOVIMIENTO OROGÉNICO: Proceso que transforma la corteza terrestre, con fuerzas y presiones, provocando la aparición de las montañas. A su vez, va acompañado de movimiento y alteración del magma así como vulcanismo. Orogenia: Parte de la geología que estudia la formación de las montañas, debido a las fuerzas tectónicas de las Eras Primaria y Terciaria. Paralelos: Sistema de líneas imaginarias perpendiculares al eje de la tierra que va disminuyendo a medida que se acerca a los polos. El paralelo 0 o Ecuador, divide la Tierra en dos hemisferios Norte y Sur, delimitando de alguna forma las zonas climáticas. Otro paralelos importantes: Trópicos 23º 27’: Cáncer al Norte y Capricornio al Sur. Círculos polares 66º: Ártico al Norte y Antártico al Sur. PÁRAMO: Denominación principalmente castellana, de la plataforma tabular, mesa o muela, formada por una superficies horizontal limitada por escarpes. PENILLANURA: Llanura casi uniforme en la que ocasionalmente se encuentran algunos relieves residuales; y este término está reservado a las superficies de aplanamiento generadas por un ciclo erosivo. Pliegue: Accidente tectónico que implica un cambio en la dirección de los estratos terrestres superiores. Pueden ser anticlinales o sinclinales. Proyecciones cartográficas: Son sistemas mas o menos complejos que tratan de reproducir la superficie terrestre proyectando todos los puntos del globo sobre una superficie plana o que se pueda desarrollar sobre un plano mediante una red de meridianos y paralelos. La proyección puede ser de varios tipos: cónicas, cilíndricas y polares. RAMBLA: Cauce natural de las aguas de lluvia cuando caen con extraordinaria abundancia, o cauce muy ancho por el que la mayor parte del año, o a veces durante años, no discurre el agua y que tras una lluvia intensa conduce un torrente de corta duración. Relieve: conjunto de accidentes que modelan la superficie terrestre. Así, las causas de formación de este relieve pueden ser tectónicas, erosivas, orogénicas o volcánicas. Se clasifican en estructurados, residuales o de erosión. Relieve glaciar: un glaciar es una masa de hielo en estado de fluidez que desciende por gravedad. Se presentan varios tipos de glaciares: de valle y continentales. Además presentan partes diferenciadas como son: la cuenca de alimentación, valle por donde se desliza la lengua del glaciar, la zona d ablación y las morrenas. Este tipo de relieve se modeló en el Cuaternario, originando valles con un perfil en U. RELIEVE EN CUESTA: Relieve disimétrico formado por un frente o escarpe y un reverso o dorso de pendiente más suave, se localiza en los bordes de las cuencas fluviales y es el resultante de la erosión diferencial de una estructura sedimentaria monoclinal con superposición de capas resistentes y capas blandas débilmente inclinadas. ROQUES O PITONES.- Son el resultado de la erosión diferencial que deja al descubierto los antiguos conductos de emisión de lava, formando diques (si se trata de conductos fisurales) o roques (si son las chimeneas de los conos volcánicos). En otros casos, los roques son agujas de lava que la erosión ha respetado RELIEVE TABULAR: Es el relieve horizontal exhumado por la red fluvial, que se encuentra en el centro de una cuenca sedimentaria posterior a la orogenia alpina, por lo que no ha sufrido ninguna deformación orogénica formado por la alternancia de estratos que ofrecen distinta resistencia a la erosión, y que están coronados por una capa más dura. Cuando los procesos de erosión fluvial diseccionan estas plataformas estructurales, se originan formas residuales alejadas del resto de materiales semejantes: son los cerros testigos. Una vez desaparecido el coronamiento de las rocas más resistentes, el relieve resultante recibe el nombre de antecerro. Las depresiones castellanas ofrecen buenos ejemplos de este tipo de relieves (páramos de La Alcarria, Valladolid, mesa de Ocaña, cerros testigos u oteros de Palencia...), lo mismo que la depresión del Ebro (Muela de Zaragoza, Sierra de Alcubierre,...). RIA: Valle fluvial sumergido, resultante de la elevación del nivel del mar (eustasia) o del hundimiento de la masa continental. Solsticio: Dos momentos del año en que se produce la mayor diferencia de duración entre el día y la noche, dependiendo de la época del año que sea. Así, más duración del día en el solsticio de verano (22 de junio) y viceversa en el de invierno (22 de diciembre). TRANSGRESIONES MARINAS.- Proceso de invasión del mar. Las transgresiones marinas más importantes se produjeron en el secundario en el este de la península, que luego se van a plegar en el terciario dando lugar a la parte jovén de la cordillera intermedia que es el Sistema Ibérico. VALLE GLACIAR: Valles en forma de U o artesa. Han sido labrados sobre las vertientes rocosas por las lenguas glaciares en su descenso. VOLCÁN / CHIMENEA / CRÁTER / CONO: Relieve formado por acumulación de lavas alrededor de un conducto de emisión o chimenea, a través del cual conecta el magma con la superficie terrestre. El aparato volcánico externo esta constituido por un cono, montaña originada al acumularse lava alrededor de la boca del volcán o cráter. ZÓCALO: Conjunto de materiales metamórficos e ígneos que forman el basamento de la cobertera. Se trata de materiales antiguos, que sometidos a empujes tectónicos, se comportan de manera rígida fracturándose.