suplicio - La Mordida

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SUPLICIO
EL SUPLEMENTO VERANIEGO DE LA
REVISTA PLACER
Nº EXTRA, AGOSTO 2016
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
PRÓ
LOGO
SUPLICIO ES
El suplemento veraniego de la revista PLACER. Suplicio es un extra, un plus, un
meta, un sobretodo. Suplicio se ha diseñado para impactar en tus horas de ocio
estival. Suplicio es verano, mosquitos que se alimentan en tus tobillos. Suplicio
querría ser descarga tropical pero es sólo una pequeña tormenta de verano. Es
fetichista y esquizofrénica, por lo que abusa de los paréntesis. Es pirómana, autocombustible y arde a temperatura ambiente. Suplicio es fuego sobre los ídolos, mariposa que vuela en paralelo mientras vas en bicicleta a por un helado. Suplicio es
el marqués de Sade comprándose un bañador de flores hawaianas en el Carrefour.
Por lo que es inclusiva, es decir, ni hay exclusivas ni se relega a nadie. Suplicio es
para el hombre, pero también lo leeremos las mujeres. Suplicio es la única revista
que leerá la tripulación del Bribón XV. Suplicio tiene número atómico 14. Suplicio
viajará al espacio para disuadir la invasión extraterrestre. Suplicio no da ni recibe consejos, sólo tiene Consejo. Suplicio sueña con ser una máquina de tortura de
última generación. Y sin embargo, hubiera sido perseguida –paradójicamente– por
la Santa Inquisición. Suplicio se auto-flagela con Placer. Suplicio es cigarra, pino,
masificación. Amor de casi infancia, resaca terrible sin sombra a la vista. Suplicio
son los niños de los otros, su alegría, arena en el fondo de la piscina. Suplicio es el
regalo que traemos para justificar nuestra presencia en esta fiesta a la que no fuimos invitados. SUPLICIO es masonquista, el conocimiento nos causa dolor, y éste,
PLACER.
Las revistas más vanguardistas, y también las más rancias, suelen publicar en
verano un suplemento para su público
más fiel. El motivo que suele argüirse
radica en el compromiso más sacrificado
de acompañar al lector en sus vacaciones. Se elabora entonces un sofisticado
documento, de estilo innovador, “una
revista de actualidad” que sorprenderá
a propios y extraños. Así, cabe imaginar
que el lector más cosmopolita podrá disfrutar de dicha oferta, rica en los más
diversos contenidos, por ejemplo abandonado en una tumbona tomando el sol,
o bajo una sombrilla y con una cerveza
helada en sus manos. El equipo de marketing se rebaña los sesos durante unos
cuantos meses para lanzar los mensajes
más sugerentes. Por ejemplo, algunos
tan atractivos cómo “Sólo la puesta en
escena ya es rompedora, la revista prescinde de la habitual división por secciones”. O aún más elaborados, cómo “Será
una publicación para la mujer, pero
que también leeremos los hombres”.
En fin, que PLACER también tiene su
suplemento: SUPLICIO. Aunque su objetivo no es tan altruista como el de las
publicaciones clásicas. Es más, apenas
está diseñada para un público en general e intentaremos que su difusión así lo
refleje (cosa que no será complicada).
SUPLICIO es un regalo del Consejo a
los autores que han participado y par-
ticiparán en los siguientes números, y
actúa como recordatorio: la primera semana de septiembre deben entregar sus
artículos para el número 3 a Dios bien.
Para ayudarlos, porque en algún caso
se han detectado algunas deficiencias
estilísticas así como graves taras de fondo, se incluye un buen listado de consejos de algunos de los escritores que nos
gustan, y que a pesar de sus evidentes
deficiencias estilísticas y graves taras de
fondo, no sólo se ganaron la vida con su
actividad sino que también tuvieron la
delatadora inociencia para escribir listados de consejos para desconocidos.
En definitiva, nada de moda, ni mobiliario de jardín, ni comida vegetariana (con Tolstoi ya hubo suficiente), a
pesar de que son temas que nos apasionan. Únicamente un poquito de meta-literatura para acompañarles y distraerles (también al lector general (sea
quien sea)) durante este mes de riguroso calor. Si tienen hijos no los pierdan
en la playa, será una experiencia ingrata tanto para ellos como para ustedes; si no tienen, disfruten del verano.
Por cierto, no descarten ni pacer ni
pensar.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Roberto Bolaño
Edgar Allan Poe
Mark Twain
Billy Wilder
Jack Kerouac
Francis Scott Fitzgerald
Augusto Monterroso
Gabriel García Márquez
Jorge Luis Borges
Friedrich Nietzsche
Julio Cortázar
Antón Chejóv
Ernest Hemingway
Ray Bradbury
William Faulkner
Umberto Eco
George Orwell
Charles Bukowski
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Roberto Bolaño
1. Nunca abordes los cuentos de uno en uno, honestamente, uno puede estar­escribiendo el
mismo cuento hasta el día de su muerte.
2. Lo mejor es escribir los cuentos de tres en tres, o de cinco en cinco. Si te ves con energía
suficiente, escríbelos de nueve en nueve o de quince en quince.
Edgar Allan Poe
1. Conoce de antemano el final. Debes saber cómo avanzará la historia para así poder ir
preparando su final. El escritor tiene que dar a su argumento ese indispensable aire de
consecuencia. El final tiene que parecer inevitable.
3. Cuidado: la tentación de escribirlos de dos en dos es tan peligrosa como dedicarse a
escribirlos de uno en uno, pero lleva en su interior el mismo juego sucio y pegajoso de los
espejos amantes.
2. Sé breve. O lo que es lo mismo: deja que tu lector pueda leer tu texto de un sólo golpe.
Y si el libro no se puede leer de una sentada, hay que tener en cuenta que se perderá
el efecto conseguido al presentar una unidad cerrada. Existen excepciones que son muy
buenas a pesar de que no se puedan leer de un solo golpe, es mejor apostar por dejar a los
lectores la noche en vela leyendo.
4. Hay que leer a Quiroga, hay que leer a Felisberto Hernández y hay que leer a Borges.
Hay que leer a Rulfo, a Monterroso, a García Márquez. Un cuentista que tenga un poco
de aprecio por su obra no leerá jamás a Cela ni a Umbral. Sí que leerá a Cortázar y a Bioy
Casares, pero en modo alguno a Cela y a Umbral.
3. Tienes que saber de antemano el efecto que quieres conseguir. ¿Quieres que tus lectores lloren mientras leen? Pués tienes que saberlo antes de ponerte a escribir la primera
línea, para poder apuntalar el texto, para que sean capaces de sentir lo que tú quieres que
sientan.
5. Lo repito una vez más por si no ha quedado claro: a Cela y a Umbral, ni en pintura.
4. Establece un tono para tu trabajo. Y una vez establecido hay que mantenerlo y cumplir
con ello.
6. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
7. Los cuentistas suelen jactarse de haber leído a Petrus Borel. De hecho, es notorio que
muchos cuentistas intentan imitar a Petrus Borel. Gran error: ¡Deberían imitar a Petrus Borel en el vestir! ¡Pero la verdad es que de Petrus Borel apenas saben nada! ¡Ni de Gautier,
ni de Nerval!
8. Bueno: lleguemos a un acuerdo. Lean a Petrus Borel, vístanse como Petrus Borel, pero
lean también a Jules Renard y a Marcel Schwob, sobre todo lean a Marcel Schwob y de éste
pasen a Alfonso Reyes y de ahí a Borges.
9. La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra.
10. Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible: de
rodillas.
11. Libros y autores altamente recomendables: De lo sublime, de Pseudo-Longino; los sonetos del desdichado y valiente Philip Sidney, cuya biografía escribió Lord Brooke; La antología de Spoon River, de Edgar Lee Masters; Suicidios ejemplares, de Enrique Vila-Matas.
12. Lean estos libros y lean también a Chéjov y a Raymond Carver, uno de los dos es el
mejor cuentista que ha dado este siglo.
5. Escoge un tema y las características que marcarán tu trabajo. Y todo lo que hagas estará
marcado por ese tema que has escogido.
6. Establece el punto que funcionará como clímax.
7. Determina el contexto. Y como ya sabes cómo va a acabar la historia, bien puedes ir
posicionando cosas y personas para empujar la resolución de la historia. Los detalles del
contexto, el escenario en el que se desarrollará la historia, tiene que estar pensado para
apuntalar lo que vamos a descubrir cuando lleguemos al momento determinante.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Mark Twain
Billy Wilder
1. Empieza por los acontecimientos. Primero dale forma a los hechos, luego podrás distorsionarlos tanto como quieras.
1. El público es voluble. Sé fiel a ti mismo cuando escribas. No trates de imitar a los autores en la lista de los más vendidos del momento.
2. Escribe correctamente. Emplea una gramática correcta. Usa la palabra adecuada, no su
prima segunda. En cuanto a los adjetivos, si tienes alguna duda, cárgatelo. Dios solamente
exhibe sus truenos y rayos a intervalos, por eso nos llaman la atención. Esos son los adjetivos de Dios. Si tú muestras demasiados rayos y truenos, el lector se cansa poco a poco.
3. Sé paciente y perseverante. No esperes tener el libro a la primera. Trabaja, edita, reescribe.
4. Olvídate de los adverbios. Escribe la palabra “jodidamente” cada vez que vayas a escribir la palabra “muy”. Tu editor lo borrará y el texto será como debería ser.
2. Agárralos por el cuello… y no los sueltes nunca. Comienza tu historia con una escena
que atrape, que cautive al lector y le haga desear saber qué será lo próximo o por qué ha
ocurrido algo, o quién es el personaje. Introduce a tus interesantes y provocativos personajes y pon en marcha el conflicto cuanto antes.
3. Crea una línea de acción clara. Desarrolla una línea de acción clara para tu protagonista. El protagonista de la historia debe ser creíble y dirigirse hacia una meta. Haz que sea
alguien a quien el lector quiera seguir hasta el final.
4. Ten claro hacia dónde vas. No hace falta que sepas todos los detalles de tu historia,
antes de empezar a escribirla, pero tener una buena idea de lo que quieres hacer, para que
el lector piense, sienta o haga cuando cierre el libro, te dará una dirección y te ayudará a
mantenerte enfocado a medida que escribes.
5. Pon distancia de por medio. Levántate de vez en cuando para dar una vuelta a la manzana y dejar que los sentimientos se diluyan. Hay una única cosa que no soporto y no soportaré: el falso sentimentalismo.
5. Sé sutil y elegante. Cuanto más sutil y elegante seas al ocultar los giros de la trama, mejor serás como escritor. Escribe de tal forma que tus escenas no parezcan una sucesión de
eventos. Esconde los giros del diálogo en la ambientación. Mezcla las cosas y sorprende
al lector.
6. Sé conciso y directo. Usa un lenguaje simple y sencillo; palabras cortas y frases breves.
Ésa es la forma de escribir en la época moderna y resulta la mejor manera. Recuerda: no
dejes que fluyan la pelusa, las flores y la verborrea.
6. Escribe el primer acto mejor. Si tienes un problema con el tercer acto, el problema real
está en el primer acto. Revisa el punto dos de la lista.
7. Tendrás lectores inteligentes.
7. Empieza cuando crees que has terminado. El tiempo para empezar a escribir un artículo
es cuando crees haberlo terminado y estás satisfecho. En ese momento empiezas a percibir
con claridad y lógica lo que realmente quieres decir.
8. Dale al lector información fresca. No describas lo que el público ya ve por sí mismo.
Añade lo que van a ver, usa cada oportunidad para avanzar y mejorar tu historia.
9. Anticipa el final. El evento que ocurre al cerrarse la cortina del segundo acto, es el disparador del final de la película. Este consejo nos recuerda que la escritura es artesanía.
Se necesita planificación, creatividad y trabajo duro para ofrecer al lector un viaje hacia
un final satisfactorio.
10. Aprende a terminar tu historia. El tercer acto debe construirse, construirse y construirse con ritmo y acción hasta la última escena. No te andes con rodeos. Escríbelo de
tal manera que el lector no desee que se acabe el libro y quiera compartirlo con todo el
mundo. Los buenos escritores asumen que tienen lectores inteligentes. No se lo des todo
mascado. Haz que se involucren en tu historia.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Augusto Monterroso
Gabriel García Márquez
“Decálogo del escritor”
1. Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.
1. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.
2. No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen tantos, para
tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien
sabido que la posteridad siempre hace justicia.
2. Un escritor puede escribir lo que le dé la gana siempre que sea capaz de hacerlo creer.
3. En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: “En literatura no hay nada escrito”.
3. No creo en el mito romántico de que el escritor debe pasar hambre, debe estar jodido,
4. Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una.
No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.
para producir.
5. Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista
del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta
lucha ejercítate de día y de noche.
4. Es más fácil atrapar un conejo que un lector.
6. Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero
hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita
pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.
5. El final de un reportaje hay que escribirlo cuando vas por la mitad.
7. No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote.
Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para
que tus amigos se entristezcan.
se ha escrito nunca, porque luego siempre queda algo de esa voluntad.
8. Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De
esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas
fuentes.
9. Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando
creas, duda. En esto estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.
6. Hay que empezar con la voluntad de que aquello que escribimos va a ser lo mejor que
7. Cuando uno se aburre escribiendo, el lector se aburre leyendo.
8. No debemos obligar al lector a leer una frase de nuevo.
9. El autor recuerda más cómo termina un artículo que cómo empieza.
10. Trata de decir las cosas de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto
o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para
lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.
10. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.
11. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no
como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.
11. El deber revolucionario de un escritor es escribir bien.
12. Otra vez el lector. Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras
cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones; si escribes
cosas para el montón nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni
te señalará con el dedo en el supermercado.
El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados, y quedarse con los
restantes diez.
12. Durante mucho tiempo me aterró la página en blanco. La veía y vomitaba. Pero un día
leí lo mejor que se escribió sobre ese síndrome. Su autor fue Hemingway. Dice que hay que
empezar, y escribir, y escribir, hasta que de pronto uno siente que las cosas salen solas,
como si alguien te las dictara al oído, o como si el que las escribe fuera otro. Tiene razón:
es un momento sublime.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Jack Kerouac
Francis Scott Fitzgerald
“30 Consejos para escribir prosa espontánea”
“7 Consejos para escribir ficción”
1. Llénate de cuadernos secretos garabateados y salvajes páginas escritas a máquina para
tu propia dicha.
2. Tienes que estar obediente a todo, abierto, escuchando.
3. Trata de nunca emborracharte fuera de tu casa.
4. Enamórate de tu propia vida.
5. Lo que sientes, encontrará su propia forma.
6. Sé un demente, estúpido y santo de mente.
7. Sopla tan profundo como quieras soplar.
8. Escribe lo que quieras, desde el fondo de la mente.
9. Nunca dejes escapar las visiones inefables del individuo.
10. No des más importancia a la poesía que la que tiene.
11. Sigue el rumbo de esos Tics visionarios estremeciéndose en el pecho.
12. Aprende a interpretar esa fijación del trance soñando sobre un objeto ante ti.
13. Desaloja inhibiciones literarias, gramaticales y sintácticas.
14. Como Proust, sé un viejo, adicto al té del tiempo.
15. Cuenta la verdadera historia del mundo en un monólogo interno.
16. El centro de la joya del interés, es el ojo dentro del ojo.
17. Escribe en reminiscencia y asombro de ti mismo.
18. Trabaja desde el néctar del ojo medio fuera, nadando en el mar del lenguaje.
19. Acepta las pérdidas, para siempre.
20. Cree en el sagrado contorno de la vida.
21. Lucha por trazar el flujo existente en tu mente.
22. No pienses en palabras, detente para ver mejor el cuadro.
23. Registra todos los días, las cosas que te quedaron claras de la mañana.
24. No tengas miedo, ni pena, tus experiencias son dignas.
25. Escribe para que el mundo lea, lo que piensas de él.
26. El libro-película es la película en palabras, la forma visual americana.
27. En homenaje al personaje, navega en la nube de la penumbra inhumana solitaria.
28. No te contengas si estás componiendo salvaje, indisciplinado, puro, desde abajo, cuanto más loco mejor.
29. Eres un genio.(no hay más remedio) .
30. Eres el guionista-director, de películas terrestres, auspiciadas por el cielo.
1. Tienes que empezar por tomar notas. Quizá tengas que tomar notas durante años… Cada
vez que se te ocurra algo, cada vez que recuerdes algo, anótalo y ponlo donde corresponda.
Anótalo mientras lo estás pensando. Es posible que no puedas recuperarlo con igual viveza
una segunda vez.
2. Prepara un esquema detallado de la historia. En la primera página escribe un bosquejo de tu novela a gran escala (no te preocupes, se irá reduciendo por sí mismo) y trabaja
detallando el plan durante dos meses. Hacia la mitad, describe el gran clímax, y trabaja
hacia delante y hacia atrás desde él, completando los detalles durante otros tres meses. A
continuación, crea algo tan complicado como una continuidad entre todo lo que ya tienes
y fíjate un horario.
3. Una buena norma es no decir nada sobre lo que estás escribiendo hasta que esté terminado. Si lo haces, siempre sentirás que se ha perdido algo y nunca volverá a pertenecerte
como antes.
4. Crea personas, no personajes. Comienza con un individuo, y antes de que te des cuenta
habrás creado un personaje; comienza con un personaje, y te encontrarás con que no has
creado nada.
5. Usa palabras comunes. A menos que se haya buscado para expresar un delicado matiz
que, en efecto, se ha logrado. Creo que ésta es una muy buena regla para la prosa. Excepciones: a) la palabra es necesaria para evitar repeticiones, b) la palabra es necesaria para
el ritmo, c) etc.
6. Usa verbos, no adjetivos, para mantener tus frases en movimiento. Sobre los adjetivos:
toda buena prosa se basa en los verbos que llevan las frases. Ellos hacen que las oraciones
se muevan. Probablemente el mejor poema en inglés es La víspera de Santa Inés, de Keats.
Una línea como “La liebre cojeó temblando a través de la hierba helada,” está tan viva que
pasas por él sin prestarle atención. Sin embargo, ha coloreado la totalidad del poema con
su movimiento logrando que la cojera, el temblor y el frío pasen delante de tus ojos.
7. Sé implacable. ¿Debo continuar? ¿O debo volver atrás? Debo decir: “Sé que tengo algo
que demostrar, y que se puede desarrollar más a lo largo de la historia”. O bien: “Esto es
sólo terquedad. Mejor tirarlo a la basura y empezar de nuevo”.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Jorge Luis Borges
Friedrich Nietzsche
“En literatura es preciso evitar:”
“Diez mandamientos para escribir con estilo”
1. Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por
ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etc.
2. Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo
Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.
1. Lo que importa más es la vida: el estilo debe vivir.
2. El estilo debe ser apropiado a tu persona, en función de una persona determinada a la
que quieres comunicar tu pensamiento.
3. La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo,
Dickens.
3. Antes de tomar la pluma, hay que saber exactamente cómo se expresaría de viva voz lo
que se tiene que decir. Escribir debe ser sólo una imitación.
4. En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el
espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.
4. El escritor está lejos de poseer todos los medios del orador. Debe, pués, inspirarse en
una forma de discurso muy expresiva. Su reflejo escrito parecerá de todos modos mucho
más apagado que su modelo.
5. En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.
6. Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.
7. Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada
época; o sea, el ambiente local.
5. La riqueza de la vida se traduce por la riqueza de los gestos. Hay que aprender a considerar todo como un gesto: la longitud y la cesura de las frases, la puntuación, las respiraciones; También la elección de las palabras, y la sucesión de los argumentos.
8. La enumeración caótica.
6. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración muy
larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.
9. Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente
aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable:
Proust.
7. El estilo debe mostrar que uno cree en sus pensamientos, no sólo que los piensa, sino
que los siente.
10. El antropomorfismo.
11. La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo,
el Ulysses de Joyce y La Odisea de Homero.
12. Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.
13. Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.
14. En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el
psicoanálisis.
15. Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:
16. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
8. Cuanto más abstracta es la verdad que se quiere enseñar, más importante es hacer converger hacia ella todos los sentidos del lector.
9. El tacto del buen prosista en la elección de sus medios consiste en aproximarse a la
poesía hasta rozarla, pero sin franquear jamás el límite que la separa.
10. No es sensato ni hábil privar al lector de sus refutaciones más fáciles; es muy sensato
y muy hábil, por el contrario, dejarle el cuidado de formular él mismo la última palabra de
nuestra sabiduría.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
“10 Consejos para escribir un cuento”
estalla en ellos mientras los leemos y nos proponen una especie de ruptura de lo cotidiano que va mucho
más allá de la anécdota reseñada”… “La idea de significación no puede tener sentido si no la relacionamos
con las de intensidad y de tensión, que ya no se refieren solamente al tema sino al tratamiento literario
de ese tema, a la técnica empleada para desarrollar el tema. Y es aquí donde, bruscamente, se produce el
deslinde entre el buen y el mal cuentista”.
1. No hay leyes para escribir un cuento, solo puntos de vista. “Nadie puede pretender que los cuentos sólo
deban escribirse luego de conocer sus leyes… no hay tales leyes; a lo sumo cabe hablar de puntos de vista,
de ciertas constantes que dan una estructura a ese género tan poco encasillable”.
6. El cuento es un mundo propio. Señala Horacio Quiroga en su decálogo: “Cuenta como si el relato no
tuviera interés más que para el pequeño ambiente de tus personajes, de los que pudiste haber sido uno. No
de otro modo se obtiene la vida en el cuento”.
2. El cuento siempre tiene una unidad de impresión de una historia. El cuento es “…una síntesis viviente
a la vez que una vida sintetizada, algo así como un temblor de agua dentro de un cristal, una fugacidad
en una permanencia”… “Mientras en el cine, como en la novela, la captación de esa realidad más amplia
y multiforme se logra mediante el desarrollo de elementos parciales, acumulativos, que no excluyen, por
supuesto, una síntesis que dé el “clímax” de la obra, en una fotografía o en un cuento de gran calidad se
procede inversamente, es decir que el fotógrafo o el cuentista se ven precisados a escoger y limitar una
imagen o un acaecimiento que sean significativos”.
7. El cuento debe tener vida. “…Cuando escribo un cuento busco instintivamente que sea de alguna manera ajeno a mí en tanto demiurgo, que eche a vivir con una vida independiente, y que el lector tenga o pueda
tener la sensación de que en cierto modo está leyendo algo que ha nacido por sí mismo, en sí mismo y hasta
de sí mismo, en todo caso con la mediación pero jamás la presencia manifiesta del demiurgo”.
Julio Cortázar
3. A diferencia de las novelas, el cuento debe ser contundente. “Es cierto, en la medida en que la novela
acumula progresivamente sus efectos en el lector, mientras que un buen cuento es incisivo, mordiente,
sin cuartel desde las primeras frases. No se entienda esto demasiado literalmente, porque el buen cuentista es un boxeador muy astuto, y muchos de sus golpes iniciales pueden parecer poco eficaces cuando,
en realidad, están minando ya las resistencias más sólidas del adversario. Tomen ustedes cualquier gran
cuento que prefieran, y analicen su primera página. Me sorprendería que encontraran elementos gratuitos,
meramente decorativos”.
4. En un cuento sólo existen los buenos y malos tratamientos. “…En literatura no hay temas buenos ni
temas malos, solamente hay un buen o un mal tratamiento del tema”. “Tampoco es malo porque los personajes carecen de interés, ya que hasta una piedra es interesante cuando de ella se ocupan un Henry James o
un Franz Kafka”… “Un mismo tema puede ser profundamente significativo para un escritor, y anodino para
otro; un mismo tema despertará enormes resonancias en un lector, y dejará indiferente a otro. En suma,
puede decirse que no hay temas absolutamente significativos o absolutamente insignificantes. Lo que hay
es una alianza misteriosa y compleja entre cierto escritor y cierto tema en un momento dado, así como la
misma alianza podrá darse luego entre ciertos cuentos y ciertos lectores”.
5. En un buen cuento se deben de saber manejar tres aspectos: significación, intensidad y tensión. “…El
cuentista trabaja con un material que calificamos de significativo… El elemento significativo del cuento
parecería residir principalmente en su tema, en el hecho de escoger un acaecimiento real o fingido que
posea esa misteriosa propiedad de irradiar algo más allá de sí mismo… al punto que un vulgar episodio doméstico… se convierta en el resumen implacable de una cierta condición humana, o en el símbolo quemante de un orden social o histórico… los cuentos de Katherine Mansfield, de Chéjov, son significativos, algo
8. El narrador no debe dejar a los personajes al margen de la narración. “Siempre me han irritado los relatos donde los personajes tienen que quedarse como al margen mientras el narrador explica por su cuenta
(aunque esa cuenta sea la mera explicación y no suponga interferencia demiúrgica) detalles o pasos de
una situación a otra”. “La narración en primera persona constituye la más fácil y quizá mejor solución del
problema, porque narración y acción son ahí una y la misma cosa… en mis relatos en tercera persona, he
procurado casi siempre no salirme de una narración strictu senso, sin esas tomas de distancia que equivalen a un juicio sobre lo que está pasando. Me parece una vanidad querer intervenir en un cuento con algo
más que con el cuento en sí”.
9. Lo fantástico de un cuento solo se logra con la alteración de lo normal. “El génesis del cuento y del poema es sin embargo el mismo, nace de un repentino extrañamiento, de un desplazarse que altera el régimen
‘normal’ de la conciencia”… “Sólo la alteración momentánea dentro de la regularidad delata lo fantástico,
pero es necesario que lo excepcional pase a ser también la regla sin desplazar las estructuras ordinarias
entre las cuales se ha insertado… la peor literatura de este género es sin embargo la que opta por el procedimiento inverso, es decir el desplazamiento de lo temporal ordinario por una especie de ‘full-time’ de lo
fantástico, invadiendo la casi totalidad del escenario con gran despliegue de cotillón sobrenatural”.
10. El oficio del escritor es imprescindible para escribir buenos cuentos. “…Para volver a crear en el lector
esa conmoción que lo llevó a él a escribir el cuento, es necesario un oficio de escritor, y que ese oficio consiste, entre muchas otras cosas, en lograr ese clima propio de todo gran cuento, que obliga a seguir leyendo,
que atrapa la atención, que aísla al lector de todo lo que lo rodea para después, terminado el cuento, volver
a conectarlo con sus circunstancias de una manera nueva, enriquecida, más honda o más hermosa. Y la
única forma en que puede conseguirse este secuestro momentáneo del lector es mediante un estilo basado
en la intensidad y en la tensión, un estilo en el que los elementos formales y expresivos se ajusten, sin la
menor concesión… tanto la intensidad de la acción como la tensión interna del relato son el producto de lo
que antes llamé el oficio de escritor”.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Antón Chejóv
1. Uno no termina con la nariz rota por escribir mal; al contrario, escribimos porque nos hemos roto la nariz
y no tenemos ningún lugar al que ir.
2. Cuando escribo no tengo la impresión de que mis historias sean tristes. En cualquier caso, cuando trabajo estoy siempre de buen humor. Cuanto más alegre es mi vida, más sombríos son los relatos que escribo.
3. Dios mío, no permitas que juzgue o hable de lo que no conozco y no comprendo.
4. No pulir, no limar demasiado. Hay que ser desmañado y audaz. La brevedad es hermana del talento.
5. Lo he visto todo. No obstante, ahora no se trata de lo que he visto sino de cómo lo he visto.
6. Es extraño: ahora tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante
breve.
7. Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá por su cuenta los elementos subjetivos que
faltan al cuento.
8. Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.
9. Guarde el relato en un baúl un año entero y, después de ese tiempo, vuelva a leerlo. Entonces lo verá todo
más claro. Escriba una novela. Escríbala durante un año entero. Después acórtela medio año y después publíquela. Un escritor, más que escribir, debe bordar sobre el papel; que el trabajo sea minucioso, elaborado.
10. Te aconsejo: 1) ninguna monserga de carácter político, social, económico; 2) objetividad absoluta; 3)
veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas; 4) máxima concisión; 5) audacia y originalidad:
rechaza todo lo convencional; 6) espontaneidad.
11. Es difícil unir las ganas de vivir con las de escribir. No dejes correr tu pluma cuando tu cabeza está
cansada.
12. Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira. Se puede mentir en
el amor, en la política, en la medicina, se puede engañar a la gente e incluso a Dios, pero en el arte no se
puede mentir.
13. Nada es más fácil que describir autoridades antipáticas. Al lector le gusta, pero sólo al más insoportable, al más mediocre de los lectores. Dios te guarde de los lugares comunes. Lo mejor de todo es no describir el estado de ánimo de los personajes. Hay que tratar de que se desprenda de sus propias acciones. No
publiques hasta estar seguro de que tus personajes están vivos y de que no pecas contra la realidad.
14. Escribir para los críticos tiene tanto sentido como darle a oler flores a una persona resfriada.
15. No seamos charlatanes y digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada. Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.
16. No es la escritura en sí misma lo que me da náusea, sino el entorno literario, del que no es posible escapar y que te acompaña a todas partes, como a la tierra su atmósfera. No creo en nuestra intelligentsia, que
es hipócrita, falsa, histérica, maleducada, ociosa; no le creo ni siquiera cuando sufre y se lamenta, ya que
sus perseguidores proceden de sus propias entrañas. Creo en los individuos, en unas pocas personas esparcidas por todos los rincones -sean intelectuales o campesinos-; en ellos está la fuerza, aunque sean pocos.
Ernest Hemingway
1. Cuando un escritor escribe una novela, debería crear a gente viva; personas, no personajes.
2. Escribe frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un inglés vigoroso. Sé
positivo, no negativo.
3. A veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis propios libros para levantarme el ánimo, y
después recuerdo que siempre me resultó difícil y a veces casi imposible escribirlos.
4. Las personas de una novela, no los personajes construidos con habilidad, deben ser proyectadas desde la experiencia asimilada del escritor, desde su conocimiento, desde su cabeza, desde
su corazón y desde todo lo suyo.
5. Quería escribir como Cezanne pintaba. Cezanne empezaba con todos los trucos. Después destruía todo y empezaba de verdad.
6. Evita el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como “espléndido, grande, magnífico, suntuoso”.
7. Por el amor de cristo, escribe y no te preocupes por lo que los muchachos dirán, ni de si será
una pieza magistral o qué.
8. Seriedad absoluta en lo que se escribe, es una de las dos necesidades categóricas. La otra, por
desgracia, es el talento.
9. Mi tentación siempre es escribir demasiado. Lo mantengo bajo control para no tener que cortar
paja y reescribir. Los individuos que piensan que son genios porque nunca han aprendido a decir
no a una máquina de escribir, son un fenómeno común.
10. Un escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del conocimiento
personal o impersonal.
11. El don más esencial para un buen escritor es un detector de mierda interno, a prueba de
choques. Es el radar del escritor y todos los grandes lo han tenido.
12. Un escritor de nuestro tiempo tiene que escribir lo que no ha sido escrito antes o superar
a los escritores muertos en lo que hicieron. La única manera en que puede decir cómo va, es
compitiendo con los hombres muertos… Pero la lectura de todos los buenos escritores podría
desanimarlo. Entonces debe ser desanimado.
13. Para escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de hotel en el que empecé a
escribir. Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en otro. Cuando te localicen,
múdate al campo. Cuando te localicen en el campo, múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta
que estés tan agotado que todo el ejercicio que puedas enfrentar sea leer los diarios. Entonces
come, juega tenis, nada, o realiza alguna labor que te atonte sólo para mantener tu intestino en
movimiento, y al día siguiente vuelve a escribir.
14. Evita lo monumental. Rehúye lo épico. El individuo que puede pintar cuadros enormes muy
buenos, puede pintar cuadros pequeños muy buenos.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Charles Bukowski
“¿Así que quieres ser escritor?”
Si no te sale ardiendo de dentro,
a pesar de todo,
no lo hagas.
A no ser que salga espontáneamente de tu corazón
y de tu mente y de tu boca
y de tus tripas,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte durante horas
con la mirada fija en la pantalla del ordenador
o clavado en tu máquina de escribir
buscando las palabras,
no lo hagas.
Si lo haces por dinero o fama,
no lo hagas.
Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama,
no lo hagas.
Si tienes que sentarte
y reescribirlo una y otra vez,
no lo hagas.
Si te cansa sólo pensar en hacerlo,
no lo hagas.
Si estás intentando escribir
como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti,
espera pacientemente.
Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa
o a tu novia o a tu novio
o a tus padres o a cualquiera,
no estás preparado.
No seas como tantos escritores,
no seas como tantos miles de
personas que se llaman a sí mismos escritores,
no seas soso y aburrido y pretencioso,
no te consumas en tu amor propio.
Las bibliotecas del mundo
bostezan hasta dormirse
con esa gente.
No seas uno de ellos.
No lo hagas.
A no ser que salga de tu alma
como un cohete,
a no ser que quedarte quieto
pudiera llevarte a la locura,
al suicidio o al asesinato,
no lo hagas.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
Ray Bradbury
Umberto Eco
1. Ponte a trabajar.
1. No te creas un artista.
2. Vuelve a las bibliotecas.
2. No te tomes demasiado en serio.
3. Interésate por el cine.
3. No te creas inspirado (la genialidad es 10% inspiración y 90% transpiración).
4. Define tus gustos.
4. No pierdas el placer de tardarte varios años en completar un libro.
5. Nútrete con textos de calidad.
5. No publiques inmediatamente en tu juventud.
6. Escribe lo que piensas.
6. No puedes ser un general sin antes pasar por ser un soldado raso, un teniente, etc.: ve
paso a paso.
7. Aléjate de malas influencias.
7. No busques ganar premios, puesto que esto mata toda carrera literaria.
8. No pienses en el dinero.
9. ¿Qué pretendes de tu escritura?
George Orwell
William Faulkner
“6 Reglas para una prosa clara,
precisa y, sobre todo, inteligente”
1. Encuentre el tiempo para escribir.
1. Nunca uses una metáfora, un símil u otra figura retórica que acostumbres o sólo porque
acostumbres a verla impresa.
2. Frente al trabajo, permanezca estoico.
2. Nunca uses una palabra larga si puedes usar una corta.
3. Impregne vuestro mundo imaginario de su mundo real.
3. Si te es posible eliminar una palabra, elimínala siempre.
4. ¡Lea, lea y lea!
4. Nunca uses la voz pasiva si puedes usar la voz activa.
5. Suprima lo que más ama.
5. Nunca uses una frase extranjera, un término científico o una palabra de jerga si puedes
pensar en un equivalente sencillo en tu idioma.
6. Acepte límites en belleza.
6. Rompe cualquiera de estas reglas antes de escribir algo que sea francamente bárbaro.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
EL DESTILADO
DEL CONSEJO
El Suplemento SUPLICIO ha llegado a su fin. Si las han imprimido, esperamos que estas
páginas hayan servido para algo más que para espantar moscas mientras hacían la siesta
en una tumbona. Si no lo han hecho (imprimir), esperamos también que no sólo la hayan
utilizado como ventana de emergencia para minimizar lo que en realidad miran en sus
pantallas (esto es, como nuestras celebridades toman el sol bien ligeritas de ropa en sus
yates). En fin, un montón de reglas y consejos acerca de cómo ser un buen escritor de
cuentos. Puede no utilizarlas nunca. O bien jugar a intuir cuál de ellas usan los escritores
que usted lee. Incluso puede escribir usted e intentar seguir alguna. Normas que usted
puede autoimponerse como el bueno de Tolstoi y luego incumplir y sentir remordimientos
y entonces ser aún más estricto y después sufrir algún que otro ataque de locura transitorio
en el supermercado porque no encuentra las aceitunas, ¡siempre cambian todo de sitio! El
Consejo Editorial, por si acaso, se ha esmerado en realizar una selección para facilitar su
descanso y su salud mental. Un decálogo final con el que emprender sus más temerarias
empresas, desde aprender a jugar al ajedrez aleatorio hasta publicar una revista literaria.
1. Nunca es fácil.
2. Escribe lo que piensas.
3. Acepte límites en belleza.
4. Por el amor de cristo, escribe y no te preocupes por lo que los muchachos dirán, ni de
si será una pieza magistral o qué.
5. Olvídate de los adverbios. Escribe la palabra “jodidamente” cada vez que vayas a
escribir la palabra “muy”. Tu editor lo borrará y el texto será como debería ser.
6. Nunca uses una metáfora, un símil u otra figura retórica que acostumbres o sólo porque acostumbres a verla impresa.
7. Es más fácil escribir de Sócrates que de una señorita o de una cocinera.
8. Una cosa es una historia larga, y otra, una historia alargada.
9. Se escribe mejor habiendo comido bien y con una máquina eléctrica.
10. No te tomes demasiado en serio.
11. No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no
como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.
12. Agárralos por el cuello.
13. Un cuentista debe ser valiente. Es triste reconocerlo, pero es así.
14. Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.
15. Cuidado con el período. Sólo tienen derecho a él aquellos que tienen la respiración
muy larga hablando. Para la mayor parte, el período es tan sólo una afectación.
16. Trata de nunca emborracharte fuera de tu casa.
17. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas.
PLACER
SUPLEMENTO SUPLICIO
CRETIDOS
El Consejo Editorial quiere dedicar, y sólo por
esta vez, el número extra verano 2016 a la historia de la literatura y, en concreto, a los autores
que nunca fueron ni nunca serán publicados.
SUPLICIO
bastardece de
Consejo Editorial:
PLACER
Víctor Fernández-Dueñas
que emana de la asociación
Marcos Pérez
La Mordida Literaria
[email protected]
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