Martinic_Anales_1 - Aike Biblioteca Digital de la Patagonia

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ANS. INS. PAT. Ser. Cs.
Ss.,
Punta Arenas
(Chile),
vol. 20, 1991
"COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO"
LA
EN MAGALLANES
THE PACIFIC SCIENTIFIC COMMISSION IN MAGALLANES
(1863)
(1863)
MATEO MARTINIC B.«
RESUMEN
y despachó hacia América del Sur una expedición científica cuyo
el conocimiento de las ciencias naturales y, al propio tiempo, permitir
el mejoramiento de las relaciones con las antiguas colonias devenidas en estados independientes. EÍ artículo da
a conocer las circunstancias e incidencias del hasta ahora
poco conocido paso de las naves que integraban la
comisión por el estrecho de Magallanes, como asimismo los resultados científicos obtenidos, que fueron
especialmente interesantes en el aspecto etnográfico.
En 1862 el Reino de
propósito
era
España organizó
el de contribuir al adelanto
en
SUMMARY
The Kingdom of Spain organized and dispatched to South America in 1862 a scientific expedition whose
aims were to contribute to the advancement in the knowledge of natural sciencies and, at the same time, to permit
the improvcmeiit of ihe relations with the oíd colonies transformad into independent States. The article reports
on ihe circumstances and incidents ofthe, up to ihe present, scarcely known passage of the vessels integraiing the
commission through the Straits of Magellan, and also on the scientific results obtained, which were especially
inieresiing in their ethnographic aspect.
ANTECEDENTES DE LA EXPEDICIÓN
Hacia 1860 el gobierno de España tenía
bajo consideración la conveniencia de enviar algunas
armada de guerra hacia puertos america
nos, en particular a las costas del Pacífico, en plan
de presencia amistosa. Diversas razones de Estado
hacían aconsejable tal posibilidad; entre ellas la más
importante era la de reanudar o mejorar las relacio
nes con las antiguas colonias desde que en la mayo
ría de las mismas se había superado el resentimiento
que había generado el proceso de la independencia.
naves
*
de
su
Historia, Instituto de la Patagonia, Universidad
de Magallanes. Casilla 113-D, Punta Arenas, Magallanes,
Chile.
Arca de
De algún modo, además, una misión de buena
voluntad semejante podía contribuir a fortalecer,
para beneficio común, el comercio que se había
establecido
de las
entre
nuevas
la
metrópoli
repúblicas
de otrora y algunas
y estados americanos.
A estas razones se unía el interés que
coetáneamente se constataba en el ambiente científi
co
hispano por incrementar las colecciones de los
museos y universidades, así como por realizar estu
dios con miras a mejorar el conocimiento naturalis
ta del Nuevo Mundo.
Se ofrecía de tal manera la
posibilidad de organizar una expedición de impor
tancia que fuera condigna de los emprendimientos
científicos realizados durante la segunda mitad del
siglo XVIII, que permitiera a España integrarse con
honor al fructífero esfuerzo científico desarrollado
8
MATEO MARTINIC
por varias naciones europeas y los Estados Unidos
tierras americanas durante las décadas preceden
en
tes.
Fue así como, sobre la base de
deraciones, el gobierno real determinó
consi
1862 la
estas
en
organización de una expedición hacia América,
cuyos objetivos comprendían aspectos políticos y
científicos, disponiéndose para el efecto el apresto
las
de
fragatas
Resolución y Nuestra Señora del
Triunfo, a las que se habría de sumar la goleta
Virgen de Covadonga, a la sazón en aguas del río de
la Plata. Esta división naval fue puesta bajo el
comando del general (almirante) Luis Hernández
Pinzón. Por cierto, este nombramiento resultó ser
escasamente feliz, pues las
intemperancias de que
haría gala este jefe deslucirían la misión y serían
fuente de situaciones ingratas a lo largo del extenso
recorrido de las naves.'
En lo tocante al segundo aspecto, esto es,
la organización de la Comisión Científica del
Pacífico -su denominación oficial-, la responsabilidad
correspondiente fue asumida por un comité ad hoc
con
participación del Director General de Instruc
ción Pública y representantes de la Universidad de
Madrid (Facultad de Ciencias),*Real Jardín Botánico,
Observatorio Astronómico y Museo de Ciencias
Naturales. Al cabo de un proceso nada fácil, fueron
seleccionados para integrar la Comisión, Patricio
María Paz y Membiela, designado jefe de la misma,
Fernando Amor y Mayor, y Francisco de Paula
Martínez y Sáez, todos naturalistas; Marcos Jiménez
de la Espada, zoólogo, aunque en verdad era un
sabio polifacético, sin duda el que más fama daría a
la expedición; Manuel Almagro y Vega, antropólo
go, Juan Isern y Batlló, botánico, Bartolomé Puig
de Galup, taxidermista y Rafael Castro y Ordóñez,
fotógrafo
y dibujante.
A éstos tocaría
desarrollar un trabajo
científico y profesional admirable que prestigiaría a
la misión española y daría gloria a su patria, y, en
cierta medida, rescataría para la
posteridad el
aconte
En lo que nos interesa, las instrucciones
que oportunamente recibió Pinzón de parte del mi
nisterio de Marina le prescribían realizar la navega
ción austral rodeando el cabo de Hornos con las
fragatas, teniendo como prohibición expresa la de
penetrar con ellas en el estrecho de Magallanes,
canal que sí debía navegar la Covadonga, para
desarrollar algunas observaciones hidrográficas.
Entendemos tal restricción como una medida
preventiva motivada tal vez en el desconocimiento
del alto mando naval sobre antecedentes respecto de
las condiciones de navegabilidad del Estrecho.
La expedición, que zarpó de Cádiz el 10 de
agosto de 1862, arribó al río de la Plata a comienzos
de diciembre tras sucesivas detenciones en distintos
puertos del Brasil, que resultaron muy provechosas
para la tarea científica. Allí, como estaba previsto
su incorporó la goleta Virgen de Covadonga.
Para entonces, sin embargo de la satisfacto
ria faena realizada, hizo crisis la situación de tensión
que se había generado entre algunos de sus miem
bros y jefes y oficiales de la armada, circunstancia
que puso a la Comisión Científica en la disyuntiva
de la suspensión de su cometido y el retorno a
España, o bien la prosecusión del viaje, pero por
tierra, hacia Chile y Perú. Paz Membiela optó por
esta última alternativa y,
de modo arbitrario,
dispuso la división en dos grupos, uno, encabezado
por él mismo, que habría de marchar al Pacífico
cruzando las pampas argentinas y remontando los
Andes,
proseguiría el viaje por mar.
integrado por Jiménez de la
Espada, Martínez Sáez, Puig y Castro.
Es precisamente de esta fase de la expedi
y otro que
Este grupo estaba
ción de la que pasamos a ocuparnos, cuyo acontecer
ha permanecido virtualmente desconocido hasta el
Parece de interés, entonces, dar
presente.
cuenta
pormenorizada del mismo sobre la base de los
antecedentes hace poco
permanecían inéditos.
publicados
y de
otros
que
de una expedición que bajo otros aspectos fue
infortunada y cuestionada, tanto que los infaustos
sucesos de que fue protagonista la escuadra restaron
EL ESTABLECIMIENTO DE PUNTA ARENAS
rado por largo tiempo el notable quehacer de
aquellos hombres de ciencias.
A éstos se debe no sólo la importante
información científica reunida y procesada, sino
también los principales antecedentes documentales
que han permitido hacer la historia del célebre viaje.
existencia
cer
importancia y contribuyeron
a mantener semi
igno
basta recordar los incidentes que culminaron
la ocupación de las islas Chinchas, peruanasv
que dieron origen al absurdo y lamentable conflicto cono
cido como la Guerra con España, en el que participaron
Perú y Chile.
Para el
en
caso
1864
con
española,
Al tiempo del arribo de la escuadrilla
el establecimiento chileno del estrecho de
Magallanes
Sandy
aproximaba
a los tres lustros de
ubicación de la punta Arenosa (la
Point de las cartas marítimas
Fundado
se
en
su
inglesas).
1848 por el gobernador
José de los
Santos Mardones para sustituir a la decaída
pobla
en
ción original del fuerte Bulnes, situada medio
centenar de kilómetros hacia el sur sobre la
costa
oriental de h península de Brunswick
(Patagonia),
en la sección central del
Estrecho, su breve vida
había resultado ser igualmente azarosa,
pues en
noviembre de 1851 un motín había
significado su
virtual destrucción y su abandono
temporal, siendo
restaurado y repoblado a contar de
agosto de 1852.
9
LA COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO
Para entonces, 1863, se hallaba regido
desde hacía una década por la firme mano de Jorge
Cristian Schythe, un profesor de ciencias naturales
originario de Dinamarca, y en la realidad no pasaba
de ser un establecimiento algo más que precario
cuyo objetivo ostensible era el de expresar la sobera
nía de la República de Chile sobre la región merinal del continente.
Poblada a la sazón por dos centenares de
almas, Punta Arenas estaba lejos de ser la base para
la penetración colonizadora en el extenso territorio
había previsto originalmente
chileno al disponerse la ocupación
Muy por el contrario, en el hecho no
circundante,
por el
en
como se
gobierno
1843.
pasaba de
ser un establecimiento penal-militar, pues
buena parte de su escasa población estaba constitui
da por gente relegada a tan remoto paraje para
purgar sus cuentas con la justicia, amén de sus
familiares, y el resto estaba formado por la guardia
militar destinada a su custodia y por los contados
empleados y funcionarios que integraban la exigua
administración colonial, también con sus familiares.
Se explican de este modo las características peculia
res de organización y del régimen de vida casi
disciplinario del establecimiento chileno, que con
razón llamaron la atención de los científicos y
marinos españoles.
Queda en claro así que no había entonces
empeñados en distintas tareas según
su voluntad y aptitudes.
Tal posibilidad era toda
vía una utopía, o casi, y su concreción era la causa
de mayor preocupación del gobernador Schythe,
quien no obstante la limitación de los recursos de
que podía disponer se encontraba sinceramente
empeñado en consolidar el pequeño poblado,
colonos libres
mediante el inicio de actividades económicas básicas
que pudieran más tarde servir para su sustentación
(crianza, agricultura, explotación forestal, tráfico de
pieles silvestres) y para su eventual desarrollo una
vez que el gobierno de Santiago decidiera acometer
de una vez por todas y en debida forma la fase de la
colonización efectiva, disponiendo entre otras
indispensables medidas las facilidades concretas para
estimular la radicación de colonos libres, principal
mente
inmigrantes
europeos.
En su todavía breve transcurso el estableci
miento de Punta Arenas había merecido las ocasio
nales recaladas de algunas naves extranjeras, pero no
se sabe hasta ahora del paso de alguna misión
propiamente científica, con
naturalistas españoles sería
lo que la visita de los
alguna medida un
acontecimiento novedoso para la crónica local.
en
EL RECORRIDO DE LA EXPEDICIÓN POR
EL ESTRECHO
La escuadrilla
española zarpó de
Montevi
deo el 16 de enero de 1863 con destino a la boca
oriental del estrecho de Magallanes. La subcomi
sión científica viajó separada, pues mientras Jiménez
de la Espada aceptó el ofrecimiento que le hizo el
comandante de la Covadonga para embarcarse con
él y, por consecuencia, pudo realizar un viaje en
forma cómoda y placentera, sus compañeros debie
ron hacerlo en la Nuestra Señora del Triunfo, buque
en el que fueron mal recibidos y segregados por la
oficialidad, actitud que preanunciaba la falta de
consideración y colaboración para con la labor
científica que habría de ser la característica del viaje,
según
PuiS-
lo
consignaron
sus
diarios Martínez y
Covadonga la dejo a
por lo que Pinzón convino
comandante, Luis Fery, en aguardarla en la
El
menor
la zaga de las
con su
en
andar de la
fragatas
bahía Posesión. Allí en efecto fondearon aquéllas el
6 de febrero, en tanto que la goleta lo hizo seis días
demorada especialmente por los vientos
que incluso la forzaron a salir del Estre
cho para ponerse a reparo del cabo Vírgenes. Ello
permitió a Jiménez bajar a tierra para colectar
diversos especímenes animales y vegetales. El 12,
con
tiempo más propicio, la goleta consiguió
ingresar, yendo a fondear al punto convenido, en
donde únicamente se encontraba la Triunfo, pues
Pinzón había decidido zarpar anticipadamente a
Punta Arenas, contraviniendo las órdenes que había
después,
contrarios,
recibido, actitud cuya interpretación
a encontrar.
no acertamos
en la
resultó ser
habiéndose
Para los naturalistas embarcados
Triunfo la espera en aguas de Posesión
un tiempo inútilmente perdido, pues
solicitado una embarcación para ir a tierra, la
autorización se demoró innecesariamente y cuando
finalmente a punto, el estado del mar
cancelar la excursión planeada.
Ambas naves zarparon el día 13 de febrero
con rumbo al establecimiento chileno en un trayec
to sin importancia que sólo sirvió al observador
Jiménez de la Espada para apreciar la progresiva
mutación del paisaje en la medida que se internaban
en el Estrecho.
Arribaron a la rada de la colonia el
14, lugar donde sólo permanecieron un día, regis
trándose diversas incidencias y actividades que se
pormenorizan más adelante.
El establecimiento chileno produjo una
impresión desfavorable tanto a los marinos como a
los científicos, por su pobreza y por la falta de
de toda especie que les pareció manifiesta. Inclusi
ve, en cuanto a sus perspectivas de desarrollo, la
el bote
estuvo
obligó
a
opinión pareció ser francamente pesimista, ya que
al decir de Joaquín Navarro y Morgado,
Mayor
General de la Escuadra del Pacífico, era difícil "que
personas de trabajo libre se sometieran a las condi
ciones de vida que podía ofrecer esta ingrata región,
donde está reunido todo lo malo que
en
la naturale-
10
MATEO MARTINIC
za se
pueda concebir"2.
negativas
Schythe, quien
favorable
De
únicamente
a
en
entre tantas
se
salvó
el
percepciones
general impresionó
gobernador
de
manera
los visitantes.
madrugada
adelantaron y fueron a fondear en bahía Borja, en
la costa del paso Tortuoso, en el antiguo teatro de
operaciones hidrográficas de la expedición de
Antonio de Córdoba, la precedente y postrera de la
España imperial en esta parte del mundo (1788-89).
La Covadonga, a su tiempo, fondeó prime
ro en la bahía de San Juan de la Posesión, tenida
entonces por el puerto del Hambre histórico,
arribada que se prestó para diversos menesteres de
utilidad y placer de la tripulación, tiempo muy bien
aprovechado
permanencia
por Jiménez para su tarea científica,
que además le permitió disfrutar a
regalado gusto del lugar, tanto por sus características
paisajísticas, cuanto por abundancia y variedad de la
vida silvestre de la
comarca.
la goleta debió
vientos de gran violen
cia, chubascos de lluvia y cerrazones, lo que la
obligó a buscar refugio hasta que pasara el mal
tiempo. Por fin, todas las naves se encontraron en
Playa Parda, paraje al que la goleta arribó el 18. La
Resolución y la Triunfo habían debido sufrir idénti
cas
contingencias climáticas, cuyas ocasionales
treguas fueron aprovechadas por los naturalistas
para hacer observaciones y colectas tanto allí como
en bahía Borja, en la medida que lo permitieron
"los oficialitos", según los calificaría entre molesto
Reanudada la
enfrentar
navegación,
una tormenta con
y quejoso Martínez Sáez en su diario, agregando que
disponían de los botes a su antojo, perjudicando el
desarrollo del trabajo científico. En uno y otro
puntos
se
encontraron
precedentes
de
testimonios de recaladas
norteamericanas e
del tiempo inclemente y la
percances menores a la
inglesas,
naves
italianas. La persistencia
ocurrencia de algunos
Resolución, obligaron al general Pinzón a convocar
a una junta de oficiales el 20 de febrero, con el fin
de examinar la situación y proceder en consecuen
cia.
Así se estimó conveniente que las fragatas
retornaran al oriente para dirigirse a las islas Malvi
nas
y
posteriormente
cabo de Hornos,
Al
según
las instrucciones
originales.
decisión ya se habían recorrido tres
del total de la extensión del gran canal de
adoptarse
cuartos
pasar al Pacífico por la vía del
esa
Magallanes, proceder
severamente
que los naturalistas juzgarían
impropio de un marino
entendiéndolo
profesional.
Memorándum de la navegación verificada con la hragata de
S.M. C. "Resolución por el Mayor General de la Escuadra del
Pacifico (...), cn el mes de Febrero de 1863. Ms. 808, Mu
seo Naval, Madrid.
"
cuanto
a
Covadonga,
la
Esta debía
aguardar que mejoraran las condiciones climáticas,
luego proseguir avante para salir al océano Pacifico.
Las
del 14 la escuadrilla levó
anclas y partió hacia el sur, rumbo al Pacífico,
navegándose otra vez por separado, pues las fragatas
En la
En
quedaron de reunirse en Valparaíso.
fragatas, tras recaladas en bahía Borja,
naves
Las
puerto del Hambre y bahía San
navegación intrascendente,
25 de febrero.
La
goleta,
Gregorio,
en
una
salieron del Estrecho el
a su
turno, tras
capear la
alcanzó sin novedades la boca occidental
por la misma fecha y pasó a navegar sin zozobras
por el ancho Pacífico.
Excusado es consignar que la oficialidad de
la nave capitana no realizó ninguna de las observa
ciones oportunamente encomendadas por el ministe
rio de Marina. Más tarde, la mayoría general de la
escuadra española del Pacífico justificaría tal omi
sión basándose en la rapidez de la navegación,
tormenta
carencia de instrumental adecuado para las observa
ciones y mediciones, y, por fin, -algo increíbleporque ya se había desarrollado operaciones seme
jantes durante las expediciones de Córdoba, y de
Parker King y Fitz Roy. Era una fútil excusa que
por cierto nada justificaba y sí afirmaba la diferencia
abismante que en lo tocante a competencia, había
entre los hombres de mar españoles de entonces y
de antaño, que parecían no pertenecer a la misma
marina que había conseguido llenarse de gloria y
ganarse
un
prestigio
universal.
Va de suyo que con los antecedentes
conocidos la navegación de las fragatas por la
periferia fueguina careció de toda relevancia.
SUCESOS ACAECIDOS DURANTE LA ARRI
BADA DE LAS NAVES A PUNTA ARENAS
Una
vez
que la Resolución fondeó
en
rada de la colonia, el día 7 de febrero, el
Schythe, como era su costumbre, se
la
gobernador
dirigió al buque
para saludar a su comandante, en el caso al general
Luis Hernández Pinzón dada su condición de oficial
superior,
y para ofrecerle
en
-como
la que
a este
jefe
sus
servicios, oportunidad
también era habitual- le hizo saber
que estaba prohibido el comercio de licor
establecimiento, pidiéndole
en
el
tal
prevención
Cabe
a sus
aquí
subordinados.
que transmitiera
abundar sobre la preocupación
consumo de alcohol entre la
población, conocidas como eran sus consecuencias
perniciosas para la vida y actividad, y aún para la
seguridad del establecimiento. Aunque el comercio
estaba prohibido y la transgresión a esta norma se
castigaba con severidad, en la práctica desde hacía
años cundía el tráfico
clandestino, en parte debido
a la tolerancia de la autoridad
para con
del mandatario por el
algunos
funcionarios que negociaban el licor
que podían
adquirir
por
Inclusive, lo
razón de
era todo
que
su
un
posición jerárquica.
contrasentido, hasta
ei
f-
11
LA COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO
1¿
J
Fig.
2.
Gobernador Jorge Schythe. Fotografía de Rafael
del Museo Nacional de Ciencias Naturales,
Castro y Ordóñez
Madrid).
en
Punta Arenas, 1863
(Reproducción
por
cortesía
12
MATEO MARTINIC
propio Schythe
se vio involucrado en el
negocio en
refería al comercio del artículo con los
indígenas (comúnmente se trocaba aguardiente o
ron por
capas de piel), tanto que dicha actividad
había devenido un monopolio virtual para aquél,
circunstancia que acrecentaba la crítica soterrada y
a veces abierta de sus
gobernados. Pero, vale
cuanto se
reiterarlo, formalmente
la
ley
Schythe
en
Punta Arenas
imperaba
mantenía vigilante para
precaver las consecuencias dañinas del hábito al
cohólico.
Es posible que, de partida, Pinzón concor
dara
seca
con
el
razones o
y
se
gobernador,
por
no
bien porque
contrariarlo,
compartía
sus
la realidad
pero
demostrar lo contrario.
en
los hechos no tardaron en
Como la arribada resultaba útil bajo
distintos respectos para la tripulación de la fragata,
las bajadas a tierra fueron harto frecuentes, ocasio
nes aprovechadas por la
gente para llevar consigo
alguna provisión de licor, lo que sin duda debió ser
la mejor moneda para el intercambio con la pobla
ción, con las consecuencias que es de imaginar.
En efecto, prácticamente desde el día
siguiente al del arribo de la Resolución, se advirtie
ron casos de
embriaguez entre los soldados de la
guarnición y los artesanos, circunstancia que obligó
a la autoridad a
disponer la presencia de un sargento
en la playa para impedir el desembarco de vino o
bebidas fuertes. No obstante tal precaución, el día
12 la situación superó el límite de lo tolerable pues
para entonces "hombres y mujeres se hallaban
ebrios en su mayor parte [...] y no se encontraban
militares en estado sobrio para relevar la guardia y
varias pendencias sangrientas habían tenido lugar
[...] todo esto provenía de que por la mañana había
venido a tierra un bote con algunos marineros y
dos individuos que
se
titulaban
jeneral Pinzón, trayendo
otro
de vino, lo que
desembarcar,
mayordomos
del
barril de aguardiente y
se les había
permitido
un
no
pero que habiendo
conseguido
llevar
para arriba una damajuana y muchas botellas y
vidriados con licor, el que iban de casa en casa
vendiendo, al precio de dos pesos la botella o
cambiándolo por pieles". Así informaría posterior
mente Schythe al ministro del Interior al dar cuenta
del
desagradable
acontecimiento.
El asunto, con todo, no
paró allí, pues a la
gobernador impartió
vista de lo que ocurría, el
instrucciones para actuar con severidad frente a los
infractores, lo que significó la detención de uno de
los mayordomos y el secuestro de parte del licor.
Como la información del suceso no demo
ró en llegar a conocimiento del jefe español, este
dispuso que su ayudante fuera hasta el despacho del
gobernador para informarse de lo ocurrido. Fue
que, en un ambiente cortés, Schythe contó
al oficial lo que había acontecido, hecho lo cual
entonces
puso
a su
al detenido y
disposición
su mercancía.
Allí debía haber concluido satisfactoriamente el
no
suceso, pero no fue así pues Pinzón pareció
tierra
a
satisfecho
decidió
poner
para
bajar
quedar
y
en su lugar al funcionario chileno. Conocido como
era su talante irascible, su orgullo de alto oficial
debió sentirse lastimado por un hecho como el
relatado y sin parar mientes en su nimiedad, creyó
de su deber dar una lección a ese oscuro administra
dor colonial que se había atrevido a detener a uno
de
sirvientes.
sus
Para el
por el comandante de la
del mismo.
caso se
fragata
hizo
acompañar
ayudante
y por el
Conozcamos en palabras el propio gober
nador lo que fue la escena protagonizada por el
general
Pinzón:
"Pero
qué
maneras
adoptó
el
jeneral
al
que por añadidura era la de
la autoridad local! Se abalanzó para adentro sin
saludarme, sin decir "como le va" ni "buenos días"
ni nada por el estilo; dejóse caer en un sillón aun
entrar en una casa
ajena
antes de haberme dado
lugar
para decirles "siéntese
señores", y apenas sentado prorrumpió
arenga de que
correcta,
me
será
imposible
tanto eran sus
sus maneras
dar
a
V.S.
en
una
una
idea
conceptos confusos,
tanto
groseras.
"Vociferando y
gritando con un tono de
el cuartel al otro lado de la
calle apesar de estar cerradas las puertas y ventanas
de la casa, golpeando con el puño en la mesa y
ajitando los brazos en el aire, parecía quejarse de
que el capitán de esta guarnición se habia atrevido
a llamar al mayordomo "el mayordomo del jeneral"
nomas y a decirle que "en otra
parte (o en Valparaí
so) le cortarían la cabeza por su conducta. Habló
ademas de la compra de pieles, que la jente de aquí
los vendía mui caro; que él había reunido una
voz
que retumbaba
en
porción
de ropa y calzado viejos con los que habia
mandado a tierra a sus criados para cambiar pieles
que eran mui apreciadas en España etc. etc.
"Durante todo este discurso, si así se puede
llamar, guardaba yo un silencio absoluto; sentado en
frente del jeneral, lo miraba con un asombro nada
finjido y a veces con una sonrisa irónica en los
labios, pero sin interrumpirle sino con la sola
palabra "modérese, Señor"'.
Schythe aguantó ese chaparrón
verbal y
demostrando la temperancia de que carecía su
interlocutor, le respondió con moderación conside
rando que ante sí tenía a un hombre de armas
que
podía desmandarse fácilmente y, dueño de la fuerza
como
era,
ocasionar
alguna
situación que
después
hubiera que lamentar. Por otra parte, consciente de
su posición administrativa
inferior, no deseaba dar
Oficio de
18
de febrero de 1863 al ministro del Interior
(Archivo del autor).
1
LA COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO
lugar
hecho que
a un
Chile y España. Así,
significara
un
incidente
entre
urbanidad y calma, pero
razones
que le
habían llevado a obrar como lo había hecho pues
"no podía tolerar que se introdujese licor en la
Colonia, porque su réjimen era estrictamente militar
y todos los habitantes de ella estaban en el pago del
Estado y por tanto obligados a prestar sus servicios
bajo las órdenes de la autoridad y no podían exce
derse en la bebida sin faltar a sus obligaciones y
amenudo cometer desórdenes y aun crímenes; ",
abundando en lo tocante a su obligación de velar
por la tranquilidad de sus gobernados, afirmando de
con
dignidad,
expuso
con
a
Pinzón las
otro punto de la República
de la misma manera con los perturba
dores del orden publico sin que les valiera nada que
fuesen extranjeros". Por fin y en lo que se refería
al comercio de pieles, Schythe le respondió que
negocio era cosa propia de cada uno y que a él no
le incumbía intervención alguna, salvo para impedir
que las capas se trocaran por licor.
Mientras hablaba el gobernador, Pinzón se
fue calmando y una vez que aquél concluyó sus
palabras, el general convino en que su mayordomo
había sido desordenado y no disputó el derecho del
mandatario a imponer su detención. Así, el am
biente se distendió paulatinamente y al fin la con
versación se prolongó por una hora, tratándose
"políticamente" sobre "cosas indeferentes", ponién
dose término a la entrevista en un ambiente de
afabilidad y buena disposición, como que Pinzón le
adelantó a Schythe su intención de zarpar en cuanto
arribaran las otras dos naves de la escuadrilla y se
ofreció para transportar la correspondencia que éste
deseara enviar al gobierno de Santiago.
Tal fue el cuasi incidente protagonizado
por el intemperante jefe naval, que trascendería a
los testigos partícipes, pues su eco llegó hasta el
diario El Comercio de Lima que informó sobre la
conducta incorrecta y abusiva de Pinzón, aseveran
do que éste "llegó a amenazar al gobernador con sus
cañoneras por la negativa de éste a que intercambia
se pieles por aguardiente con patagones, lo que
paso
se
"que
en
procedería
cualquier
consiguió"4. Está visto que esta relación
no se
compadece con la realidad de lo ocurrido, a
juzgar por el informe de Schythe que hemos tenido
finalmente
a
la vista.
la relación entre una y otra autoridad
términos de caballerosidad se prueba,
también, por el hecho de haber concurrido Pinzón
continuó
Que
en
gobernación
la tarde del 13 de febrero,
por el comandante de la
Resolución, con el objeto de despedirse de Schythe,
entrevista que transcurrió afablemente sin que uno
a
la
acompañado
'
Citado por
expedición
180.
en
nuevamente
Miguel Ángel Puig-Samper
romántica al Nuevo
en
Crónica de
hicieran alusión al suceso de marras. La
superación de todo sentimiento de resquemor por
manifestó claramente por el
parte del gobernador se
de la
trato cordial que dio a los oficiales españoles
la
como
así
la
semejante
Resolución,
dotación de
acogida brindada a los oficiales y civiles embarcados
en las otras dos naves arribadas el 14, trato caballe
roso y amable que le fue correspondido por éstos,
al
lo
expresamente en su informe
ni
otro
según consignaría
gobierno.
en
los
buques
y
llegó
a
conocimiento de Paz y
Membiela, el presidente de la Comisión Científica
del Pacífico, quien muy contrariado por ello y otros
parecidos, dio cuenta al director general de
Instrucción Pública: "Excusado me parece decir a V.
los continuados escándalos que el tal General
Pinzón va dando por doquier que pasa, de unos se
apoderaron ya los diarios y de otros a nuestra
llegada se publicarán. Es horrorosa la fama que
dejan y se avergüenza uno de ser Español y venir en
sucesos
la tal Escuadra;..."5.
Está visto que la presencia hispana en
Punta Arenas no resultó tan feliz ni grata como
podía esperarse. Al suceso relatado, incluidos sus
se agregaron otros hechos. Así, por
dos veces personal de la Resolución hizo fuegos en
el bosque contiguo al lugar donde lavaban su ropa,
sin tomar las debidas precauciones a pesar de habér
seles prevenido en dicho sentido, originándose un
incendio que dio harto trabajo a la gente del estable
cimiento para su control y extinción, pues en aque
llos días se registró viento fuerte y constante.
prolegómenos,
Todavía más, arribados los otros buques, el
tráfico de licor se generalizó para contento de los
tehuelches que para entonces habían llegado a Punta
Arenas
cargados
de
pieles.
Incluso
algunos caciques
fueron llevados a bordo de la Triunfo, donde el
comandante los emborrachó, según lo consignarían
en sus diarios Navarro
y Martínez Sáez, aspecto
sobre el que también abundaría Jiménez de la
Espada.
visita fue el abuso
del establecimiento,
como se confirma al fin por el hecho de
que habién
dose manifestado interés por el general Pinzón en
cuanto a disponer de una cantidad de madera
labrada para uso de la Resolución, el gobernador
puso a su disposición una partida de soldados
competentes, para dicho efecto, los que en tres días
tuvieron listo el material encargado, por el que, una
vez
entregado, no se dio recibo alguno, ni menos las
gracias, como también lo consignaría molesto
y el
Schythe
'
Así la tónica de
afán de medrar
una
Mundo, Madrid 1990, pág.
Pero, así y todo, lo ocurrido fue comidillo
Id, pág.
en su
aquella
a costa
precitada comunicación.
Por fortuna, la permanencia aunque breve
182
14
MATEO MARTINIC
y el don de gentes de los miembros de la comisión
científica contribuyó de momento a balancear un
tanto la perturbadora presencia naval, dejando de
ella un resultado que rescataría para la posteridad el
paso de los
en
1863.
españoles
por el estrecho de
Magallanes
objeto principal
de la
Comisión Científica del Pacífico era el naturalista,
a través de la colecta de
especímenes y el desarrollo
de observaciones. Este aspecto, al parecer, quedó
satisfactoriamente cubierto a pesar de la insuficiente
colaboración, o de la falta total de ella en algunos
casos, por parte de los marinos de la escuadrilla.
Durante el paso por el estrecho hubo estaciones de
colecta en cabo Vírgenes, Punta Arenas y alrededo
res, bahía San Juan de la Posesión (puerto del
obtuvo
bahía
una
Borja
cantidad
y Playa Parda, en las que se
regular de pieles de aves y
mamíferos, insectos, conchas de moluscos, especíme
de plantas y otros elementos naturales. Este
material incrementó el número de artículos hasta
entonces recogido en parte de la costa oriental
sudamericana y que al final de la expedición remon
taría a la importante cifra de 82.465 piezas.
Es del caso puntualizar que en lo tocante
a Punta Arenas esta tarea se vio facilitada por la
nes
cooperación dispensada por Jorge Schythe, quien no
sólo acogió con gran amabilidad a los integrantes de
la comisión, sino que los recibió en su casa, les
obsequió especímenes naturales que había colectado
dada su formación en ciencias y les proporcionó
cabalgaduras y guía para excursionar por la comarca
aledaña.
Sin
importancia
embargo,
valorizamos
los testimonios que
como
de mayor
dejaron los
miem
bros de la comisión, en particular Jiménez de la
Espada, respecto de los patagones, propiamente los
aónikenk (tehuelches meridionales australes), a los
que pudieron conocer, observar a gusto y tratar
durante su fugaz permanencia en el establecimiento
de Punta Arenas. No obstante la obligada breve
dad, sus apreciaciones que resultaron novedosas en
materia de detalles significantes, han servido para
corroborar, complementar
enriquecer otras
contemporáneos
(principalmente de Bourne, Schmid y Musters), con
lo que al fin pudieron contribuir al mejor conoci
miento etnográfico sobre un importante grupo
indígena meridional, especialmente ligado a la
historia de la colonia magallánica.
observaciones
y
y
otros
sujeto
como
aun
testimonios
De los testimonios que conocemos, sin
duda el más interesante es el de Marcos Jiménez de
la Espada, cuya transcripción viene al caso:
correas, con cintas o con
con
nuestros
aragoneses;
ojos
negros,
de mirada dulce, pero con el
decaimiento propio de quienes acostumbran a
embriagarse con frecuencia. La boca grande, los
labios bien formados, dientes regulares y blanquísi
mos, barba desarrollada, mejillas ahondadas, frente
pequeños, oblicuos,
DE LA EXPEDICIÓN
Hambre),
sueltos,
pañuelo,
RESULTADOS CIENTÍFICOS
Es sabido que el
"He visto a los patagones: grandes general
tórax muy desarrollado más que el resto del
cuerpo, cabeza proporcionada á éste, pómulos muy
salientes, nariz achatada, frente pequeña y recogida
hacia atrás, pelo negro, duro y largo; lo llevan unos
mente;
deprimida en la parte superior, lampiño el cuerpo,
manos y pies proporcionados, éstos en algunos muy
bien. Su carácter
solo
los
que frecuentaban
¿Serían
el establecimiento?
Los que vi parecían muy
pequeños, á
mi parecer,
montan
dulce y confiado.
acostumbrados á
tratar
con
chilenos y europeos.
mujeres son más pequeñas y tan dadas á la
embriaguez como ellos; una joven, no fea, estaba
Las
tendida en la playa, borracha y entonando una
canción monótona. Son todas muy sucias y desadeadas; tienen en la mano un dedo de costra y
cuando están fumando y bebiendo se limpian el
vino y se suenan las narices de un modo grosero.
Su vestido consiste en un manto de piel de guanaco
ó de lana basta, cosido el primero con tendones
finos del mismo animal y teñido por el cuero con
caprichosos dibujos de paño amarillo y
pardo, pintado generalmente á listas. Una tela les
cubre la parte superior de las piernas y muslos,
como un
chiripá ó manta cuadrilonga, sujeta con
correas. Algunas llevan poncho. Calzan los
pies y
pantorrillas con una especie de borceguíes hechos de
piel de pata de potro, estirada y acomodada á la
pierna, cosida por delante ó dejando el agujero que
queda naturalmente. Algunos la sujetan con liga de
variados y
hebillas. Unos pendientes de varias
formas y algunos collares de abalorios, más otros
anillos de madera y hierro que ellos elaboran, he ahí
cuero con sus
adornos. Son modestos de condición y trata
bles.
Algunos hablan bien el español y saben
sus
palabras inglesas.
aguijones
es una
Usan
espuelas de madera
con
de hierro y sujetas con correas. El freno
lámina de hierro con bordes en los extremos
y correas para sujetarla por la barbada. El aparejo
consiste en una pieza hecha con pajas aforradas en
cuero de esta forma
(dibujo), sobre la cual colocan
las enjalmas y gualdrapas. Sus armas
y trajes son
semejantes á los que usan los gauchos. Son codicio
sos de aguardiente
y tabaco, y mientras lo tienen
continuamente están bebiendo.
Piden galletas,
harina, azúcar y siempre están dispuestos para
trabajar. Su lenguaje es dulce y sonoro. Cantan
cuando se embriagan y parecen francos
y afables.
Por la noche, al ir á comprar los
objetos que llevo,
vi dentro de una barraca una tribu con su
cacique,
7\
15
LA COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO
la cual había venido á comerciar con los del estable
cimiento. Allí estaban mujeres y hombres juntos
bebiendo y embriagándose con toda solemnidad, y
entre ellos la joven que yo había visto tendida en la
playa,
tan
borracha
como antes.
Pasaban de
unos
jarra
abollada de hoja de lata.
"Había dos á la puerta que no dejaban
entrar; pero yo asomé, á pesar de todo, la cabeza.
A poco rato de estar allí se disolvió la reunión y se
retiraban tambaleándose, pero andando con mucha
á
otros una
gravedad.
costó mucho comprar los pocos
he
que
adquirido, primero porque ya la
Resolución lo había explotado casi todo, y segundo
"Me
objetos
porque, aunque patagones, conocen muy bien el
negocio. A uno le cambié la corbata azul que yo
llevaba puesta por una espuela. Al concluir nuestro
cambalache uno me cogió la mano sobre el corazón
diciendo: "ser bueno", "ser bueno"6.
Es ésta una síntesis descriptiva etno-antro
pológica magistral, que destaca la capacidad
observación del distinguido naturalista.
Martínez Sáez
diario
una
aunque
a
su
turno,
descripción semejante
menos extensa
y
completa,
en
ofrece
en
de
su
lo sustancial,
pero
con
algunos
detalles adicionales. Así, informa sobre el color
cobrizo de la tez de los patagones, proporciona el
dato de la estatura, que en algunos estima era
considerable, midiendo algo más de 1,80 m, agregan
do que sus juanetes eran salientes, carácter curioso
que debería atribuirse a la manera en que se servían
de los pequeños estribos que usaban, en los que
introducían sólo el dedo gordo de cada pie forzando
así al ortejo (primer hueso metatarsiano).
Hace
rojos, azules
o
notar
de
el
uso
de calzones
(calzoncillos)
colores fuertes. La descrip
de la del primero en cuanto a la
otros
ción es discrepante
barba de los hombres, que Jiménez de la Espada
notó abundante, mientras que Martínez la aprecia
rala, carácter que se ajusta a la realidad advertida
por Joaquín Navarro y otros informantes contem
poráneos y posteriores. También lo es en cuanto
Martínez Sáez está en lo cierto al afirmar que las
capas o mantos que vestían los patagones estaban
confeccionadas "de varios pedazos de cuero, teñidas
por el revés de amarillo, rojo, etc., tintes que hacen
con materias vegetales y que son indelebres aún en
el agua de jabón"7, suma de datos fidedignos (excep
to la atribución de origen vegetal para el color rojo,
que en verdad se preparaba con ocre de ese tono) de
especial valor, que permite comprender el diseño y
'
'
Diario de la Expedición al Pacífico llevada a cabo por una
comisión de naturalistas españoles durante los años 1862-I86S,
Madrid, 1928,
págs.
8.3-85.
Diario de don Francisco de Paula Martínez y Sáez, miembro
de la Comisión Científica del Pacífico 1862-186Í.
colorido, que
por
Goupil
1837,y que
parecía atípico,
y Le Bretón
tanto
por
de los
dibujos
hechos
Puerto Peckett,
en
en
escapan del diseño caracterís
policolor con motivos lineales, cruciformes,
como se ha visto
grecas, etc. Jiménez de la Espada,
a paños amarillos y rojos. Por
los
dibujos
atribuyó
tico
fin, Martínez Sáez
agrega
dato novedoso la
como
costumbre de algunos patagones de llevar
de
carne
cruda
colgando
Uno y otro,
de
como
su
un trozo
cintura.
Puig y Castro Ordóñez,
corroboran la afición de los indígenas por las
bebidas alcohólicas, cuyo consumo estragaba a la
etnia aónikenk, con consecuencias irremediablemen
te fatales para su pervivencia cultural y física.
Cabe también agregar que a Marcos Jimé
nez de la Espada se debe otro antecedente etnográfi
co de particular interés, como fuera su extenso
comentario descriptivo sobre los naipes patagones
que había conocido durante su visita al Museo
Nacional de Historia Natural de Santiago de Chile,
aspecto al que anteriormente hemos hecho referen
cia (Martinic, 1987).
Viene al caso comparar las descripciones
precedentes que evidencian el sentido de observa
ción propio de los científicos, con aquella que
consignaría en el diario de la Resolución Navarro y
Morgado,
contiene
y que sin
embargo de
algunos detalles
ser
muy
general
que resultan de interés.
descripción es el fruto de observaciones perso
nales realizadas furante la visita de los patagones a
la fragata y de las informaciones recogidas sobre los
mismos entre la gente de la colonia.
"[...] Todos los habitantes de este vasto
país al Sur de las Pampas, regidos por sus heredita
rios Ulmén o Caciques viven en aduares ó campa
mentos, y andan errantes, á manera de tribus árabes.
Esta
En ciertas ocasiones
Gefe,
eligen
un
Apoo
General
en
hacen más formidables. Sus
vestidos se adaptan especialmente al clima en que
viven. Poseen gran cantidad de pieles de guanaco,
zorrillo y avestruz que cambian por tabaco, espíri
tus y baratijas, cuando tienen ocasión. Al levantarse
un campamento para buscar mejores pastos ó por
cualquiera otra razón, monta á caballo toda la tribu:
estos trabajos y los del menaje de casa, quedan a
cargo de las mugeres á las cuales tratan con cruel
dad. Las tribus se hostilizan con mucha frecuencia:
sus luchas son sensibles: la sed de
venganza se
transmite de generación á generación. Las victorias
se
en
ese caso
celebran
con
se
danzas, cánticos,
y
los victoriosos caudillos, se adornan
otros adminículos de salvages.
"La
ral, elevada:
ó
mas
caza
estatura
son
de los
en
el
uso
con
Patagones,
bien formados:
bien bronceado, y
y
borracheras, y
son
del lazo.
su
color
plumas,
es en
es
se
gene
cobrizo,
muy expertos
Según
y
en
dice,
la
son
16
Fig.
MATEO MARTINIC
1.
Enni, mocetón aónikenk. Fotografía
de Rafael Castro y Ordóñez
del Museo Nacional de Ciencias Naturales,
Madrid).
en
Punta Arenas, 1863
(Reproducción
por cortesía
17
LA COMISIÓN CIENTÍFICA DEL PACIFICO
desconocidos
entre
piedad religiosa.
de
los Patagones los sentimientos
"Es inexacta la aserción vulgar asentada por
muchos escritores, de que los Patagones sean raza de
gigantes: los navegantes que últimamente han
visitado la Patagonia y han comunicado con ellos en
el Estrecho de Magallanes, entre los que se cuenta el
distinguido Capitán Firzroy dicen es exageración.
El citado Capitán Fitzroy en su descripción de la
costa, dice que los aborígenes son muy altos y
robustos;
y
sus
que
sus
facciones
miembros tienen gran desarrollo,
son
"Su color
muy
es
que el cobre pero
prominentes.
rojizo
no
oscuro,
tanto
vivo,
como
mas
la caoba
aún
mas
oscura.
á
"Llevan su cabeza descubierta, porque basta
de la intemperie su lacio y suave pelo
resguardarla
negro, que sujetan, alrededor de sus sienes con una
cinta de lana, ó de tejidos de filamentos vegetales.
Llevan una gran capa hecha de pieles de guanaco
cosidas, que les llega de los hombros á los tobillos,
y que contribuye no poco á su gigantesco aspecto.
Entre doscientos ó trescientos Patagones cuya
ha medido escrupulosamente el actual
Gobernador del establecimiento Chileno de Punta
Sandy, ha resultado la estatura media, de seis pies y
tres con tres octavos de pulgada, medida Española,
y la máxima de seis pies y seis pulgadas con tres
estatura
Las mugeres
octavos.
te
altas.
"Los
son
Patagones
también proporcionalmenson en
general barbilampi
cuidadosamente las barbas con dos
conchillas, ó cierta especie de pinza, aunque no se
ños. Se
arrancan
perforan
sus
narices y labios
Sudamericanos. Se
desfiguran
como
con
otros
grotescos
Indios
dibujos
que hacen con pinturas de diferentes colores.
"Llevan pies y piernas abrigados con una
especie de botas, hechas con el cuero de las patas
traseras de los caballos: Espuelas de madera, si no
pueden procurarse de hierro: El juego de bolas
como los de los gauchos de las pampas de Buenos
cuchillo cuando pueden obtenerlo,
de un Patagón.
"El vestido de las mugeres en poco ó en
nada se diferencia del de los hombres; solamente
que llevan debajo del manto una especie de enagua
corta. Se aderezan el pelo, y suelen formar con él
dos o tres trenzas. Los adornos que mas estiman
son collares de cuentas, pedacitos de vidrios de
colores, ú otras bagatelas semejantes.
"Los Patagones no corren mucho á caballo,
sin embargo de que galopan cuando van á caza de
avestruces ó guanacos, cuando cazan o hacen largas
travesías, varían con frecuencia de caballos.
Aires,
y
un
completan
el
aparejo
"Las cabanas que forman estos nómades,
las de los Egipcios y Gitanos. Clavan
postos en la tierra, á los cuales amarran otros
una especie de techumbre
animales".
de
pieles
Complemento preciso de las descripciones
precedentes es la fotografía tomada por Castro
Ordóñez a un indio que nombra Enni. Nos mues
tra a un hombre joven, de facciones agradables,
robusto y lampiño, todo un tipo clásico de la etnia
aónikenk; ataviado con su quillango, que lleva atado
a la cintura, con calzoncillos o chiripá, usando
también una vincha para sujetar el cabello, descalzo,
Detalle
en los tobillos.
pero con ajorcas metálicas
interesante es el gran facón o cuchillo gaucho que
muestra atravesado en la cintura, sujeto con la mano
izquierda, pues no abundan las noticias sobre el uso
de esta clase de instrumentos, lo que hace verosími
les las afirmaciones pertinentes de Jiménez de la
horizontales, formando
que cubren
Espada
y Navarro
Este
en sus
descripciones (Fig. 1).
seguridad, el primero
retrato es, con
meridional mediante la que
El
novedosa técnica fotográfica.
mismo se corresponde enteramente, salvo detalles de
postura, con el dibujo, debido al mismo Castro, que
fuera publicado en la revista madrileña El Museo
Universal, en su edición del 20 de setiembre de 1863
hecho
a
entonces
un
obra '.
indígena
era
(página 300)
y que
Puig-Samper reproduce
Castro también
fotografió
a
en
su
Jorge Cristian
al controverti
la
flor
de
su existencia,
gobernador
y que junto al antes descrito son las primeras
fotografías hechas en esta parte del mundo, sobre las
que hay constancia (Fig. 2)10. Es de presumir, en
atención a lo excepcional de la visita a tan remoto
paraje, que se brindó a Castro Ordóñez más de
algún cuadro o escena dignos de ser retenidos con
su técnica, entre otros, el aspecto del establecimien
to chileno, la toldería patagona, etc. No acertamos
así a explicar la inexistencia de las correspondientes
fotografías, a menos que las tomas resultaran veladas
o que las placas se dañaran posteriormente en el
curso del viaje, o durante el prolongado estaciona
miento en los depósitos del Real Jardín Botánico o
del Museo Nacional de Ciencias Naturales de
Madrid, luego de la trágica muerte del artista en
1865.
Respecto de la primera posibilidad debe
mencionarse que las fragatas colisionaron entre sí a
Schythe, documento que
do
colonial
nos muestra
en
'
8
9
con como
unos
con
10
Memorándum citado.
Pág. 181. Al pie de la ilustración se le menciona como
"patagón al servicio del gobernador", lo que constituye un
error, por cuanto los aónikenk, libérrimos e independientes
como eran,
jamás fueron sirvientes de autoridad o persona
alguna. Es posible que la mención anotada derivara de su
presencia en la casa del Schythe, circunstancia que podía
atribuirse a cualquier razón, menos a la del servicio.
La medida de las
placas
es
17 por 23
centímetros.
18
MATEO MARTINIC
la salida de las Malvinas, circunstancia que produjo
diversos daños en la Triunfo, donde aquél iba
embarcado, entre otros en el cuarto oscuro del
fotógrafo, que quedó inutilizado.
A la vista de estos antecedentes, podemos
concluir que el paso de parte de la Comisión Cientí
fica del Pacífico por Magallanes en febrero de 1863
fue doblemento fructífero, en lo naturalista, pero
más en lo etnográfico, con lo que reiteramos hace
rescatable para la historia -desde nuestra perspectivala que bajo otro aspecto fuera una irrelevante y
poco grata visita de la escuadrilla naval española al
mando del general Luis Hernández Pinzón.
^ffj*
el
Oficio N° 9 del 18 de febrero de 1863 dirigido por
del
Gobernador de Magallanes Jorge C. Schythe al Ministro
Interior. Archivo del autor.
Impresos
JIMÉNEZ
DE LA ESPADA, MARCOS 1928 Diario de la
Expedición
al
Pacífico
sión de naturalistas
a cabo por una comi
durante los años 1862-
llevada
españoles
186S. Editado por Agustín Jesús Barreiro, Madrid
MATEO, 1987. El juego de naipes entre los
MARTINIC B.
Aónikenk. Ans. InsL PaL 17: 23-30. Punu Arenas.
AGRADECIMIENTOS
MARTINIC B.
Dejamos constancia de nuestro especial
reconocimiento hacia doña María Angeles Calatayud, Jefa del Archivo, Museo Nacional de Ciencias
Naturales, Madrid, por su amable cooperación en el
suministro de antecedentes así como por las facilida
des brindadas para la consulta
la Fragata de
Memorándum de la navegación verificada con
U
de
S.M.C -Resolución- por el Mayor General
en d mes de febrero
Pacífico Don Joaquín Navarro y Morgado,
Madrid.
de 1863. Extracto del Diario. MS 808, Museo Naval,
personal
en
la
depen
dencia a su cargo. Asimismo a la historiadora doña
Sábela Pérez-Quintela por su colaboración en la
consulta del archivo del Museo Naval de Madrid.
medio
MATEO,
siglo
Edición del
Arenas.
PUIG
SAMPER,
MIGUEL
ÁNGEL,
en su
primer
autor, Punu
1990. Crónica de
una
romántica al Nuevo Mundo. Consejo
Superior de Investigaciones Científicas. Centro de
Estudios Históricos, Madrid.
RYAL MILLER, ROBERT, 1983. Por la ciencia y la gloria
nacional Expedición científica española a America
(18621866). Ediciones del Serbal, Barcelona.
expedición
Fotografías
fotografías
FUENTES DE CONSULTA
Colección de
Manuscritos
Naturales, Madrid.
Diario de don Francisco de Paula Martínez y Sáez miembro
de la Comisión Científica del Pacífico 1862-1865. Archivo del
Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid.
1988. Punta Arenas
1848-1898.
Castro y Ordóñez.
en
América por Rafael
Museo Nacional de Ciencias
tomadas
Archivo,
Descargar