esa íntima resistencia del corazón

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PRÓLOGO
ESA ÍNTIMA RESISTENCIA DEL CORAZÓN
Fermina Ponce es un nombre de otra época.
Un nombre que suena a siglos pasados, donde sentarse frente
a una chimenea a leer poesía era considerado un acto de amor.
En cambio, hoy día, leer poesía sentado y apretujado en el
transporte público, de pie esperando el turno para cualquier
cosa, o simplemente leer poesía por placer, podemos considerarlo un gran acto de resistencia frente a todo y frente a nadie.
Del amor y otros demonios, como escribió García Márquez1,
trata Al Desnudo. Un tema constante e infinito en la creación
literaria universal, esa sensación que nos mueve y paraliza en
décimas de segundo, y que siempre deja cicatrices perpetuas
en el alma. De algo tan íntimo y personal como el acto de
amar y del desamor en sus diferentes sendas y veredas gira el
motor de este poemario tan lúcido, despojado de prejuicios y
a ratos directo.
Debe ser que he creído ciegamente
en todas y en cada una de tus palabras2 (...)
Estos dos versos definen parte del contenido metafórico que
asoma a lo largo de este poemario. Al Desnudo está planteado
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Gabriel García Márquez, “Del amor y otros demonios”, 1994.
Fermina Ponce, versos del poema Mentiras de “Al Desnudo”, 2015.
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Al Desnudo
como una odisea de sinsabores que suben, bajan, giran, aparecen y desaparecen de forma inesperada en una montaña rusa
de situaciones que se plantean de forma a veces sutil, y otras
directamente descaradas.
No quiere regalarte un lirio cada mañana,
ni prepararte el café con una cucharadita de azúcar
y media tapita de ron3 (...)
Otro personaje de la baraja sentimental que Fermina Ponce
coloca en el centro de las cuestiones del corazón. En este caso,
una mujer despechada que desgrana su dolor frente al que
suponemos su pareja, echándole en cara su angustia y descubriendo eso que a veces es insultantemente obvio a la cara del
traidor. Demostrando que sabe más de lo que dice, y que sabe
desde hace tiempo.
Te amaría sin excusas,
desde la cordura hasta el sin sentido4 (...)
Definición breve de una filosofía del amar en una frase a dos
golpes de voz. Y esto es lo que proclama el poemario: quiéreme
aunque te duela5, que decía aquella canción de los ochenta. Una
condición fundamental para poder entrar en ese mundo que se
dibuja entre las líneas de Al Desnudo, una frontera que debe
cruzar aquel que desea bucear entre las sombras que Fermina
Ponce construye alrededor de cada poema.
Bastan estos tres ejemplos literales para vislumbrar lo que
se encontrarán unas páginas más adelante. Podríamos definir
Al Desnudo como una suerte de puñado de situaciones y personajes salidos de la vida de alguien que desde un rincón ha
Fermina Ponce, versos del poema La otra y no yo de “Al Desnudo”, 2015.
Fermina Ponce, versos del poema El espejo de “Al Desnudo”, 2015.
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Luz Casal, “Quiéreme aunque te duela”, LP, Serdisco, 1987.
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Fermina Ponce
observado sin opinar, aguantando un chaparrón de momentos
desiguales, tomando nota sin molestar, esperando. Al Desnudo
es la explosión creativa que nace de todo un tiempo de falsa
serenidad, la consecuencia de una cadena de vivencias que
entran por los ojos del alma para hacerse carne sobre un papel.
Acompañan el libro varias fotos de Pablo Salgado6 ejecutadas sobre la actriz y modelo Laura Galvis. Son imágenes a
priori poco convencionales que crean atmósferas ambiguas y
poco realistas alrededor de la modelo. Quizá una especie de
reproducción de las situaciones que la propia Fermina Ponce
vivió en su interior a lo largo de ese periodo de observación que
antes comenté. No obstante son fotos precisas. Caen desgranadas entre los poemas para quedar encalladas en la memoria
de una forma tan enigmática que obligan a volver sobre ellas
más de una vez.
Les invito a disfrutar cada poema lentamente, volviendo
sobre ellos, pasando páginas hacia atrás y hacia delante ruidosamente, escuchando las palabras como sinfonías inconclusas7,
rompiendo la quietud que acompaña aquel momento de lectura
ideal frente a la chimenea. Conviertan ese acto de amor, esa
lectura serena, en un acto de resistencia íntimo para el corazón.
Carlos García Ruiz
Escritor y dramaturgo
www.carlosgr.net/
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Sitio web de Pablo Salgado: www.pablosalgado.com
Fermina Ponce, verso del poema Imágenes de “Al Desnudo”, 2015.
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Al Desnudo
DE LA AUTORA
Una mañana me levanté algo inquieta; todas las imágenes
de mi vida se reunieron para un aquelarre en la memoria. Cada
risa, sonrisa y carcajada; cada experiencia de amor y desamor,
cada pérdida y ganancia llegaron a tomar café conmigo, sin
que yo las hubiera invitado.
Confieso que fue uno de los mejores cafés otoñales que me he
tomado: dulce, denso, intenso y con un toque amargo también.
En ese instante, entendí que su visita tenía como propósito,
no sólo acompañarme con el café, sino invitarme a abrir y
cerrar puertas, ventanas, ciclos y círculos, entes y pendientes.
También honrar a quienes amé, a quienes me amaron y a
quienes me aman y son amados; a los que conozco y desconozco,
a quienes imagino, defino e intuyo.
Así fue como Al Desnudo salió de su ropa, como una
recopilación de memorias, como un “collage” perfecto
de imágenes, como si por un instante hubiera tenido la
oportunidad de leer a otras mujeres y haber sacado las letras
de sus recuerdos, cuerpos y secretos.
Entendí que las cosas llegan justo cuando deben llegar,
“porque el tiempo de Dios es perfecto”, porque se necesita
valentía y estupidez a la vez para salir sin nada: sin miedo,
sin temores, sin vergüenza, con dignidad y confianza, con
respeto por las palabras que a veces se quedan extraviadas
entre el pensamiento, los dedos y el teclado del computador.
No importa la forma, el resultado es el mismo aunque sea
momentáneo, una hoja en blanco.
Fermina Ponce
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Entonces pensé en quienes escribieron antes que yo y
fueron capaces de salir con el alma desnuda e influenciarme
de una manera inconmensurable: García Márquez cuando, por
ejemplo, estableció el amor eterno en términos de años, meses,
días y minutos, así fuera prohibido, incluso por sí mismo. O
cuando Benedetti aclamó a gritos atreverse y no quedarse
inmóvil. O Cortázar al escribir instrucciones perfectas para
vivir en la simplicidad de lo complejo. O cuando Sábato plasmó
en su Túnel la obsesión de Castel, la que nos persigue en lo más
oculto de los rincones de la inconciencia.
Ellos y otros antes que yo, lograron lo que yo persigo:
el ajuste perfecto entre la realidad y lo que se queda en el
color callado y profundo de las personas. Mientras escribía y
veía cómo las palabras encontraban su acople, volví a sentir
intensamente el encanto en otros nombres que desfilaban entre
las líneas; los que fueron amantes imposibles por aquello del
destiempo, los confidentes nocturnos, la infinita capacidad de
ser y existir de la mujer y la vida.
Al Desnudo es tan suyo como mío. Tan personal como
ajeno. Está lleno de dualidades porque los sentimientos y las
experiencias son así. Están llenan de matices, con altos, bajos
y altibajos, pero perfectas a la vez.
Fermina Ponce
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Al Desnudo
Carlos García Ruiz • Ponferrada, España (1971).
Autor, actor y director de teatro.
Profesionalmente ha estrenado más
de veinte montajes sobre textos propios
o de otros autores a nivel nacional e internacional. Ganador de varios premios
literarios y becas a la creación.
Actualmente es Director del Programa
de Arte Dramático en la Facultad de Artes de la Universidad El Bosque, Bogotá,
Colombia.
Es Magister en Gestión Cultural por
el Instituto de Ciencias Musicales de la
Universidad Complutense de Madrid; Licenciado en Ciencias de la Información en
la Universidad Complutense de Madrid;
y candidato a doctor en Teoría, Historia
y Práctica del Teatro por la Universidad
Alcalá de Henares.
Más información en www.carlosgr.net.
Fermina Ponce
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Pablo Salgado Barrientos • Londres,
Reino Unido (1973).
Fotógrafo y autor.
Comunicador Social y Periodista de
la Universidad de la Sabana, Bogotá,
Colombia. Master en Mass Media Communications de la Florida International
University. Fotógrafo del Photography
Institute de Londres.
Autor del libro La gloria y la cruz de
Ulises. Editorial Atenea, Ecuador, 2007.
Fundador y director de la revista cultural
Perfiles Londres. Colaborador en varios
medios latinoamericanos.
Por su lente han pasado el maestro
Fernando Botero, la maestra Beatriz González, el Presidente Juan Manuel Santos;
músicos como Shakira; deportistas como
Juan Pablo Montoya, Radamel Falcao
García y Caterine Inargüen, por nombrar
algunos.
Más información www.pablosalgado.com
Fermina Ponce
EQUINOCCIO
Un instante,
un breve momento,
catártico,
escrito en el tiempo y en el calendario.
Un rayo de luz que iluminó mi cara,
un calor suave que estremeció mi alma.
Una voz en la memoria,
una respiración atragantada por una carcajada,
una caricia que llegó con el sol de madrugada.
Hoy mi sol y yo,
a través de la ventana,
en el primer día de primavera,
aunque afuera
no caliente
nada.
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ESPACIO
Esta noche más que nunca
necesito un espacio
tuyo y mío,
donde las letras entre líneas
sean escritas en secreto,
donde las pasiones más intensas
caminen sutilmente,
donde los pensamientos
imprudentes
seduzcan al sinsentido.
Esta noche más que nunca
necesitas un espacio
tuyo y mío,
donde conocernos
poco a poco
sea un juego de estrategias,
donde descubrir el día a día
sea el rompecabezas más sensato,
y la música se constituya en la cadencia perfecta
entre tu piel y la mía.
Esta noche más que nunca
necesitamos un espacio
tuyo y mío,
donde amarnos sea más simple
que extrañarnos de esta manera.
Al Desnudo
Fermina Ponce
MENTIRAS
Me estoy preguntado...
¿Por qué esta necesidad a veces absurda,
de decirte que me haces falta?
Debe ser que he creído ciegamente
en todas y en cada una de tus palabras,
en las salidas prometidas,
los besos que no llegaron,
las manos agarradas
separadas por el vino,
y en el baile apretado que ahuyentó la madrugada.
Debe ser que a pesar de tus no puedo,
de la excusa reinventada,
esos turnos tan urgentes,
del fuego en la chimenea que se quemó por la espera;
mis miedos se escondieron en tus ojos
negros árabes.
Creí en todas tus promesas,
incluso en que un día nos encontraríamos en Lhasa,
nos robaríamos los afectos y nos amaríamos en silencio.
¡Ah, qué vaina... aún te sigo creyendo!
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